6 - La Virgen María

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“FORMACIÓN DE INICIACIÓN CRISTIANA PARA ADULTOS”

PARROQUIA SANTO DOMINGO SAVIO

“LA VIRGEN MARÍA”

“JESUCRISTO FUE CONCEBIDO POR OBRA Y GRACIA


DEL ESPÍRITU SANTO Y NACIÓ DE SANTA MARÍA VIRGEN"
(Catecismo de la Iglesia Católica Cap. 2- Art. 3- 484 y demás)

484 La Anunciación a María inaugura "la plenitud de los tiempos"(Ga 4, 4), es


decir, el cumplimiento de las promesas y de los preparativos. María es invitada a
concebir a aquel en quien habitará "corporalmente la plenitud de la divinidad"
(Col 2, 9). La respuesta divina a su "¿cómo será esto, puesto que no conozco
varón?" (Lc 1, 34) se dio mediante el poder del Espíritu: "El Espíritu Santo vendrá
sobre ti" (Lc 1, 35).
485 La misión del Espíritu Santo está siempre unida y ordenada a la del Hijo
(cf. Jn 16, 14-15). El Espíritu Santo fue enviado para santificar el seno de la Virgen
María y fecundarla por obra divina, él que es "el Señor que da la vida", haciendo
que ella conciba al Hijo eterno del Padre en una humanidad tomada de la suya.
486 El Hijo único del Padre, al ser concebido como hombre en el seno de la
Virgen María es "Cristo", es decir, el ungido por el Espíritu Santo (cf. Mt 1, 20; Lc 1,
35), desde el principio de su existencia humana, aunque su manifestación no
tuviera lugar sino progresivamente: a los pastores (cf. Lc 2,8-20), a los magos (cf.
Mt 2, 1-12), a Juan Bautista (cf. Jn 1, 31-34), a los discípulos (cf. Jn 2, 11). Por tanto,
toda la vida de Jesucristo manifestará "cómo Dios le ungió con el Espíritu Santo y
con poder" (Hch 10, 38).

La predestinación de María (Catecismo de la Iglesia Católica 488 y demás)

488 "Dios envió a su Hijo" (Ga 4, 4), pero para "formarle un cuerpo" (cf. Hb 10, 5)
quiso la libre cooperación de una criatura. Para eso desde toda la eternidad,
Dios escogió para ser la Madre de su Hijo a una hija de Israel, una joven judía de
Nazaret en Galilea, a "una virgen desposada con un hombre llamado José, de la
casa de David; el nombre de la virgen era María" (Lc 1, 26-27):

«El Padre de las misericordias quiso que el consentimiento de la que estaba


predestinada a ser la Madre precediera a la Encarnación para que, así como
una mujer contribuyó a la muerte, así también otra mujer contribuyera a la
vida» (LG 56; cf. 61).
489 A lo largo de toda la Antigua Alianza, la misión de María fue preparada por la
misión de algunas santas mujeres. Al principio de todo está Eva: a pesar de su
desobediencia, recibe la promesa de una descendencia que será vencedora del
Maligno (cf. Gn 3, 15) y la de ser la madre de todos los vivientes (cf. Gn 3, 20). En
virtud de esta promesa, Sara concibe un hijo a pesar de su edad avanzada (cf. Gn
18, 10-14; 21,1-2). Contra toda expectativa humana, Dios escoge lo que era
tenido por impotente y débil (cf. 1 Co 1, 27) para mostrar la fidelidad a su
promesa: Ana, la madre de Samuel (cf. 1 S 1), Débora, Rut, Judit, y Ester, y
muchas otras mujeres. María "sobresale entre los humildes y los pobres del
Señor, que esperan de él con confianza la salvación y la acogen. Finalmente, con
ella, excelsa Hija de Sión, después de la larga espera de la promesa, se cumple el
plazo y se inaugura el nuevo plan de salvación" (LG 55).

La Inmaculada Concepción (Catecismo de la Iglesia Católica 490 y demás)

490 Para ser la Madre del Salvador, María fue "dotada por Dios con dones a la
medida de una misión tan importante" (LG 56). El ángel Gabriel en el momento
de la anunciación la saluda como "llena de gracia" (Lc 1, 28). En efecto, para
poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso
que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios.
491 A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María "llena
de gracia" por Dios (Lc 1, 28) había sido redimida desde su concepción. Es lo que
confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado en 1854 por el
Papa Pío IX:

“la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la


mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por
singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos
de Jesucristo Salvador del género humano”
(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus: DS, 2803).

492 Esta "resplandeciente santidad del todo singular" de la que ella fue
"enriquecida desde el primer instante de su concepción" (LG 56), le viene toda
entera de Cristo: ella es "redimida de la manera más sublime en atención a los
méritos de su Hijo" (LG 53). El Padre la ha "bendecido [...] con toda clase de
bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo" (Ef 1, 3) más que a ninguna otra
persona creada. Él la ha "elegido en él antes de la creación del mundo para ser
santa e inmaculada en su presencia, en el amor" (cf. Ef 1, 4).
493 Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios "la Toda Santa"
(Panaghia), la celebran "como inmune de toda mancha de pecado y como
plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo" (LG 56). Por la gracia
de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda
su vida.

"El Fiat de María" (Catecismo de la Iglesia Católica 494)

494 Al anuncio de que ella dará a luz al "Hijo del Altísimo" sin conocer varón, por
la virtud del Espíritu Santo (cf. Lc 1, 28-37), María respondió por "la obediencia de
la fe" (Rm 1, 5), segura de que "nada hay imposible para Dios": "He aquí la
esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 37-38). Así, dando su
consentimiento a la palabra de Dios, María llegó a ser Madre de Jesús y,
aceptando de todo corazón la voluntad divina de salvación, sin que ningún
pecado se lo impidiera, se entregó a sí misma por entero a la persona y a la obra
de su Hijo, para servir, en su dependencia y con él, por la gracia de Dios, al
Misterio de la Redención (cf. LG 56):

LOS DOGMAS MARIANOS

1- La Inmaculada Concepción de María

El dogma declara que María "La bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de
toda mancha del pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia
y privilegio de Dios omnipotente a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano"
(Papa Pío IX).

2- La perpetua virginidad- (Catecismo de la Iglesia Católica 496, 499)

496 Desde las primeras formulaciones de la fe (cf. DS 10-64), la Iglesia ha


confesado que Jesús fue concebido en el seno de la Virgen María únicamente por
el poder del Espíritu Santo, afirmando también el aspecto corporal de este
suceso: Jesús fue concebido absque semine ex Spiritu Sancto (Concilio de Letrán,
año 649; DS, 503), esto es, sin semilla de varón, por obra del Espíritu Santo. Los
Padres ven en la concepción virginal el signo de que es verdaderamente el Hijo
de Dios el que ha venido en una humanidad como la muestra
499 La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a
confesar la virginidad real y perpetua de María (cf. Concilio de Constantinopla II:
DS, 427) incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre (cf. San León Magno,
c. Lectis dilectionis tuae: DS, 291; ibíd., 294; Pelagio I, c. Humani generis: ibíd. 442;
Concilio de Letrán, año 649: ibíd., 503; Concilio de Toledo XVI: ibíd., 571; Pío IV,
con. Cum quorumdam hominum: ibíd., 1880). En efecto, el nacimiento de Cristo
"lejos de disminuir consagró la integridad virginal" de su madre (LG 57). La
liturgia de la Iglesia celebra a María como la Aeiparthénon, la "siempre-virgen" (cf.
LG 52).
3- La Asunción de la Virgen María- (Catecismo de la Iglesia Católica 966)

"Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de


pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue asunta en cuerpo
y alma a la gloria del cielo y enaltecida por Dios como Reina del Universo, para
ser confirmada más plenamente a su Hijo"

4- La maternidad divina (Catecismo de la Iglesia Católica 495)

495 Llamada en los Evangelios "la Madre de Jesús"(Jn 2, 1; 19, 25; cf. Mt 13, 55,
etc.), María es aclamada bajo el impulso del Espíritu como "la madre de mi
Señor" desde antes del nacimiento de su hijo (cf Lc 1, 43). En efecto, aquél que
ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho
verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre,
la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es
verdaderamente Madre de Dios [Theotokos] (cf. Concilio de Éfeso, año 649: DS,
251).

"MARIA MADRE DE LA IGLESIA Y MADRE DE TODOS LOS HOMBRES"

La Virgen no puede ser objeto de culto de adoración o latría (la adoración sólo
corresponde a Dios). Pero sí se honra a la Virgen de una manera especial, a la
que la Iglesia llama "hiperdulía" que es una veneración mayor a la que se da a los
santos del cielo, ellos son objeto de culto de "dulía" o veneración.

“VIRTUDES DE LA VIRGEN MARIA QUE LA IGLESIA DEBE IMITAR”

La fe y la dócil aceptación de la Palabra de Dios


La obediencia generosa
La humildad sencilla
La caridad solicita
La sabiduría reflexiva
La piedad hacia Dios pronta al cumplimiento de los deberes religiosos.
La gratitud por los bienes recibidos; ofrece en el templo, en la comunidad
apostólica.
Fortaleza en el destierro y en el dolor.
La pobreza llevada con dignidad y confianza en el Señor
El vigilante cuidado del hijo desde la humildad de la cuna hasta la ignominia de la
cruz.
Delicadeza provisora
Pureza virginal

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