Cristo Sacerdote Misericordioso
Cristo Sacerdote Misericordioso
Cristo Sacerdote Misericordioso
La carta a los Hebreos al presentar el sacerdocio de Cristo expresa los dos atributos
principales del sacerdocio de Cristo: «digno de fe» y «misericordioso».. «Debió
hacerse semejante en todo a sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote
misericordioso y fiel en el servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo»
(2,17-18).
Texto presentado en oposición a la naturaleza angélica, distinta de la humana en
perfección.
a) Cristo sacerdote Digno de Fe
El autor de la carta a los Hebreos expresa que Cristo es "sumo sacerdote", y añade en
el v.17 dos atributos del sacerdocio de Cristo: "misericordioso y creíble sumo
sacerdote" (2, 17). Estos dos calificativos merecen retener nuestra atención, ya que el
autor los repite luego uno tras otro para explicar su sentido. El adjetivo fiel, pistós,
digno de fe, o creíble, significa el aspecto que Cristo por ser el Hijo de Dios posee una
prerrogativa única del Padre.
Por medio de este título, el autor pone más de manifiesto en el sacerdocio del Cristo
glorioso el aspecto de transmisión de la palabra de Dios y el aspecto de autoridad.
Cristo, como dirá más adelante, es el "que nos habla desde el cielo" (12,25).
Convertido por su glorificación en "portavoz y sumo sacerdote de nuestra profesión de
fe", nos revela nuestra "vocación celestial" (3,1) Y nos invita a entrar en el descanso
de Dios (Heb 3, 7-4, 11); esta invitación exige nuestra adhesión de fe y nuestra
profesión de fe. Tiene derecho a ello, ya que es "digno de fe", declarado como tal por
Dios mismo.
La orientación que trazaba la expresión inicial (3, 1) se ve luego confirmada por la
exhortación de 3,7-4, 13. El autor recoge en ella las palabras del salmo 95 y se las
dirige a la comunidad cristiana:
"Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones ... " (Heb 3,7.8.15; 4, 7 = Sal
95, 7-8). En el contexto del salmo, la voz de que se trata es la de "Yahvé", la de
"nuestro Dios" 19. Por la forma con que ha introducido su cita, el autor impone un
cambio significativo de interpretación. Hay que comprender que la voz que hay que
acoger ahora con una fe total es la de Cristo glorificado, establecido ."como hijo, al
frente de la propia casa" de Dios (3, 6) y que habla por tanto con la autoridad misma
de Dios.
Cristo Hebreos presenta este atributo en Cristo para hacernos ver la autoridad de
Cristo al enseñarnos y al acoger nuestras oraciones en su mediación sacerdotal El
texto dice: "Jesús, que es digno de fe para el que lo instituyó, como lo fue también
Moisés en toda su casa".