04 - Luke
04 - Luke
04 - Luke
Esta traducción está hecha sin fines de lucro, es un trabajo realizado por
lectoras a lectorxs con el fin de compartir contenido y que todos puedan
leer.
Con esto no queremos desprestigiar el arduo trabajo que todos los escritores
invierten en sus historias. Incentivamos a la compra legal del material para
apoyar a los autores en fin de retribuir de una forma monetaria como
agradecimiento por todas las historias que nos brindan.
Contenido
Sinopsis
Dedicatoria
Prefacio
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Epilogo Uno
Epilogo Dos
Epilogo Tres
Palabras de la Autora
Agradecimientos
Sobre la Autora
Sinopsis
Dicen que el amor proviene de los lugares más inesperados; yo
encontré el mío escondiéndome de la policía en mis arbustos.
Y es perfecto.
Ella llamó a este libro un Whit 2.0, y ni siquiera me siento enojada por eso.
La vida es demasiado corta para estar molesto por las cosas pequeñas.
Pongo los ojos en blanco. —¿Y qué? Todavía no puedes saltarte la fila. ¿De
dónde eres, eh? ¿Es así como lo hacen en la gran ciudad? ¿Simplemente vas
y te saltas las fila y tomas lo que quieras? De donde vengo, eso haría que te
dispararan.
Observo a este tipo y luego me inclino hacia él. —¿Me va a arreglar, doc?
¿Volverme respetable?
Mi cabeza se echa hacia atrás y mis cejas se alzan. —¿Por qué diablos
estaría en la mafia?
Suelto un bufido. —¿En deuda con criminales? ¿Pero de qué diablos estás
hablando?
El hombre me mira como si no pudiera creer que soy real y luego niega con
la cabeza.
—No tengo tiempo para esto. Vamos afuera. Ahora. Tengo vendas en
mi guantera.
Baja las cejas y comienza a golpear su pie con molestia mientras que yo
camino al frente del mostrador, agarro mi moka blanco y bebo un sorbo
largo. Joder, es buenísimo. La persona brillante a la que se le ocurrió esta
bebida debe ser multimillonaria. Son como tazas de magia dulces y
espumosas. Estoy bastante seguro de que también están mezclados con
drogas, porque soy completamente adicto.
—¿Ya te desangraste? Porque flotaste por ese suelo más lento que un
manatí —dice el hombre secamente. Bueno, que le den. No quiero
apresurarme. La vida siempre se mueve tan rápido. ¿Por qué diablos no
puedo reducir la velocidad y disfrutar de algo de vez en cuando?
—Nah, yo no floto. Doy zancadas, o tal vez paseo, pero nunca floto.
¿Qué pasa con tu actitud? Tal vez deberías tomarte un café también, gruñón.
Me mira con los ojos entrecerrados y luego sale por la puerta hacia el
estacionamiento en la parte trasera del edificio. No puedo hacer nada más
que seguirlo porque, maldita sea, estoy intrigado.
Lo miro. —Esto te excita, ¿no? Ver a alguien retorciéndose por el dolor que
has causado. ¿Te la vas a jalar más tarde pensando en esto?
—Estás asumiendo que tengo una polla que puedo jalar —Murmura,
pasando la gasa húmeda sobre mi herida nuevamente. Mis ojos se mueven
instintivamente a su entrepierna y luego a su cara, pero él no me mira. Está
trabajando en abrir un nuevo vendaje y pegarlo en mi cabeza—. De verdad
creo que deberías ir a que te pongan puntos. Te va a dejar cicatriz.
—¿Con qué?
—Ah, ¿Estás preocupado por mí, Doc? —Luego me acerco más a él,
a pesar de la amenaza de recibir otro codazo en mis abdominales. Ellos
pueden manejarlo. He pasado por cosas peores. Como aquella vez que volé
de mi vehículo todo terreno y me rompí la mayoría de mis costillas. O la
vez que mi hermano me disparó a quemarropa en el estómago con una
pistola de papas.
Suspira y cruza los brazos sobre su pecho. —Si te lo digo, ¿Me dejarás en
paz?
Saca su teléfono y finge juguetear con él, pero yo lo miro fijamente hasta
que sus ojos se encuentran con los míos. Gime en voz alta y toma su café
del mostrador.
—¿Enserio?
Froto una mano sobre mi mandíbula y muevo mis labios entre mis dientes,
tratando de imaginármelo.
Corro hacia él. —Pero espera, tengo otra pregunta. Dijiste que podía hacer
dos —Levanto un dedo y luego otro—. Uno, dos. Sé contar.
Lo encontraré eventualmente.
—Pfft, por supuesto que sí, Amanda. Hice todas las citas.
Trato de encantarla con mis ojos, pero ella solo me mira fijamente. Respiro
y luego señalo el vendaje en mi cara. —Él me hizo esto, me abrió la cabeza.
Y luego me atropelló el pie con su auto. También se sentía como una
mierda por eso. Así que me dijo que viniera para asegurarse de que me
sentía mejor. Y diablos, duele como una perra. Podría estar roto. Podría
perderlo. Está empezando a oler a queso y no del bueno. El Dr. Google me
dijo que tengo una gangrena.
Ella se ve aburrida y poco convencida mientras hace una gran burbuja con
su goma de mascar color rosado. Explota con fuerza y ella succiona los
pedazos de vuelta a su boca, asintiendo hacia el área de espera frente a ella.
—Toma asiento, loco.
Joder, podría hacer esto todo el día. Tengo todo tipo de trucos bajo la
manga.
Le sonrío a la recepcionista una vez más cuando paso por su lado, y ella me
mira entrecerrando los ojos. Parece ser algo normal en este lugar. Tal vez
está escrito en la descripción del trabajo.
—Bueno, te fuiste sin darme tu número, así que tuve que encontrarte.
También fue mucho trabajo. Deberías sentirte impresionado. Dediqué horas
tratando de averiguar dónde trabajabas. Incluso dejé plantada a mi cita para
dedicarme a investigar. Soy como Scooby-Doo.
Parpadea hacia mí por un momento y luego suspira, camina hacia un
pequeño lavabo en la habitación y se enjugaba las manos. —No puedes
simplemente aparecer en mi lugar de trabajo exigiendo verme.
—Jesús —dice Elliot en voz baja y luego se seca las manos—. Bueno,
ya que estás aquí, podría echarle un vistazo a eso.
—Aparentemente.
—¿Soy una rareza para ti? ¿Es por eso que haces esto? —Pregunta, y
ladeo la cabeza.
—No, pero me gustan las cosas inesperadas. Hace que la vida sea más
divertida e interesante. Y definitivamente parece que te vendría bien un
poco de diversión. Además, nunca puedes tener demasiados amigos,
¿verdad? Oye, ¿cuáles son tus pronombres, por cierto?
Elliot me mira con cautela otra vez y luego vuelve a lavarse las manos,
secándoselas rápidamente, como si estuviera tratando de escapar.
Menos mal que yo corro muy rápido. La policía me persiguió varias veces,
pero nunca me atraparon.
—No tan rápido, amigo. ¿Me das tu número? ¿Por favor? —
Interrumpo antes de que pueda escabullirse de la habitación—. Y ya me sé
todos los trucos. Así que necesito asegurarme de que no me darás un
número falso, ¿de acuerdo?
Elliot suspira, sus hombros se desploman aún más. —Si te lo doy, no quiero
que me envíes mensajes de texto a todas horas. Tengo mis límites.
—No.
—Vamos, Doc.
—Te guardaré como Luke. Nada más, nada menos —Murmura,
escribiendo en la pantalla. Luego me lo muestra—. ¿Estás feliz?
—Oh, doc, no tienes idea. Tú y yo... vamos a ser los mejores amigos.
Bueno, Elliot sí, tal vez. Parece la definición de autocontrol, todo abotonado
y serio. Quisiera desabrocharlo poco a poco… no en ese sentido.
Pero principalmente, solo quiero ver esa boca suya convertirse en una
sonrisa.
Resoplo al imaginarlo.
Yo: Es broma.
Veo que se mueven las cortinas de la casa y doy un saludo con la mano
hacia ellas. El idiota cree que puede esconderse de mí. Ni siquiera está
siendo sutil al respecto. No, quiere que note que está mirándome.
Doc: Llamaré a la policía ahora mismo.
Doc: Ja.
Oh mierda, ¿se acaba de reír? Tal vez lo hice reír. No creo que sea algo que
él haga muy a menudo. Muerdo mi labio inferior y miro hacia la ventana
justo encima de mí. Me muevo un poco en la tierra, tratando de ponerme
cómodo. Creo que hay una ramita en mi espalda baja que me está jodiendo
como la mierda.
—¿Quieres decir, por qué llamé a la policía? Ah, no lo sé. Tal vez
porque nunca te di mi dirección y, sin embargo, apareciste por aquí a mitad
de la noche.
—Un sábado.
Elliot los mira fijamente durante un largo minuto y luego niega con la
cabeza. —Oh, Dios mío.
Él arquea una ceja hacia mí, y no puedo evitar preguntar: —¿Eres pariente
de Whit?
Sus cejas se elevan un poco más. Joder, eso tiene que ser un don.
Soy el mejor jugando al escondite. Hice eso un par de veces con la policía.
Nunca me atraparon.
Maldita sea.
Acaricio un poco más en él, frotando mi mejilla contra su firme pecho. Este
tipo sí que hace ejercicio.
—Nah.
—No. Es algo mucho peor que eso... —su voz se apaga cuando suena
el timbre y baja la cabeza con un fuerte suspiro—- Maldita sea. ¿Hay
alguna manera de que pueda convencerte de que te escabullas por la puerta
trasera o por una ventana, tal vez? Tienes esa mentalidad criminal. Creo que
podrías manejarlo.
—No, hoy no tengo muchas ganas de ser un criminal —digo,
empujándome hacia arriba y moviéndome hacia la puerta principal—. ¿Qué
tal si abro en tu lugar? —Pregunto, pero no espero su respuesta.
Abro la puerta y veo a tres mujeres de pie allí mismo. Todas sus cabezas se
giran hacia mí, y luego sus ojos se mueven desde la parte superior de mi
cabeza hasta los dedos de mis pies, y finalmente vuelven a subir. Están
totalmente sincronizadas, y me pregunto si en sus casas practican esa
mierda.
—Oh, dios mío. Él es real —Susurra, y todos sus ojos se abren como
platos.
Ella farfulla y tose. —Jesús. Esto es vino barato. Tienes dinero, El. Al
menos compra uno que no venga en caja.
Elliot frunce el ceño, y luego todas las mujeres se giran para mirarme una
vez más.
—Luke —le digo con una sonrisa y hago una media reverencia.
Eliza chilla y Jane se atraganta con su bebida, parte de la cual gotea por su
barbilla.
Muevo las cejas hacia las hermanas de Elliot, y todas chillan al unísono
mientras lo sigo por el pasillo hacia su dormitorio.
—Por supuesto que sí. No soy un bárbaro. Y asumo, con solo mirarte,
que tú no lo haces.
—Whoa, ¿qué pasa con toda esta mierda rara de la CIA? ¿Tienes
cámaras aquí dentro? Es un poco pervertido si lo haces. ¿Te gusta ver a la
gente cagar?
—Qu… ¡Por supuesto que no tengo cámaras aquí! ¿Qué es lo que
pasa contigo? Es solo que escucha. Siempre andan escuchando y lo
escuchan todo.
—Ah, algo así como mi super oído de Superman. Tengo que admitir
que es una bendición y una maldición.
—Eso no es una cosa —dice Elliot mientras se frota la sien y sus ojos
se encuentran con los míos—. Tienes que irte. No puedo dejar que te
quedes aquí con ellas. Tú y mis hermanas no serían una buena mezcla.
—No son divertidas y solo les gustas por tus músculos. Eso es acoso
sexual.
Elliot mira mis brazos y los flexiono uno por uno para su disfrute, pero él
solo se pellizca el puente de la nariz.
—Eres un niño.
Pongo los ojos en blanco y Elliot abre la puerta del baño y sale.
—Sal fuera mientras me cambio —ordena, y su voz profunda y severa
hace que mi pene tome nota. Sigo sin saber realmente lo que está pasando,
pero creo que ya he tomado la decisión de examinarlo de cerca, muy de
cerca. Tal vez más tarde pueda masturbarme imaginándome a él
chupándomela y ver hacia dónde va eso.
—Absolutamente no.
—Nunca haríamos algo así —dice Jane, y Kate mueve un dedo hacia
Elliot mientras que desaparece en el baño.
Elliot entra y suspira. —No me digas que ya está borracho. Apenas son las
nueve y media.
Lanzo mi brazo sobre sus hombros mientras salimos. —Ah, amante mío.
Nos conoces. Tendremos el mejor de los comportamientos.
Elliot
Él no tiene el mejor de los comportamientos. Y mis hermanas tampoco.
Todo el restaurante está mirando porque son tan jodidamente desagradables.
No nos van a permitir volver la próxima semana. Incluso Bradley, nuestro
camarero habitual, nos mira con mortificación. No sé cómo es que me
convencen hacer esto todas las semanas cuando ya sé cómo será. Por lo
general, dejo propinas escandalosas para compensar el hecho de que tengo
una familia de animales salvajes.
Eliza se queja de tener que orinar constantemente, Jane bebe por debajo de
la mesa y Kate resopla como si fuera un cerdo en un corral por cada cosa
que Luke dice.
—Nah, eso fue muy divertido —Se ríe—. Me agradan tus hermanas,
me recuerdan a mis hermanos.
—Hoy no vas a pasar el rato aquí. Tienes que regresar de donde sea
que hayas venido.
Me paso una mano por el pelo y observo con asombro cómo se queda
dormido. En serio, simplemente cierra los ojos y se apaga como un
interruptor. Ha pasado menos de un minuto y de verdad está roncando.
¿Cómo me las arreglé para adquirir a este hombre gigante? ¿Alguna vez me
desharé de él?
Una hora más tarde, estoy leyendo la descripción de un seminario con las
gafas en la punta de la nariz, cuando Luke se despierta.
—¿Te he dicho que me gusta cómo se te ven esas gafas? Te ves muy
distinguido.
No lo hagas. No se lo digas…
—Joder, sí.
Luke: No.
Miro mi teléfono. Está loco. Necesito comprar cerraduras nuevas para mis
puertas, unas de mayor resistencia que puedan mantener a este tipo afuera.
Pero no puedo analizarlo demasiado porque Luke está parado justo frente a
mí con una bolsa de lona en la mano. Sus bíceps sobresalen por el peso.
Cuando me ve, sonríe, pasa junto a mí y se abre paso a través de la sala de
estar.
—Nah, conduje por ahí, compré algo de comida, tomé otra siesta en
mi camioneta —Luke se encoge de hombros y luego se dirige al dormitorio.
—No, no es verdad.
—Claro que sí. ¿Qué tengo que decir para convencerte? —Se toca la
barbilla y luego dice—. ¿Qué tal esto? Los científicos han encontrado
evidencia de que en el centro de la Vía Láctea hay un gran agujero negro o,
oh, ¡aquí hay uno genial! ¿Sabías que una estrella puede pesar tanto que
puede doblar la naturaleza del tiempo y el espacio? Eso es como una mierda
a lo Doctor Strange justo ahí…
Parpadeo hacia él, mi mente ni siquiera comprende que eso acaba de salir
de él.
—Sí, tienes razón. Soy una montaña rusa emocional —Me mira con
una sonrisa irónica.
—Yo… tu eres… —He perdido la capacidad de hablar—. El hecho es
que no permanecerás despierto durante todo el show. Estoy dispuesto a
apostar que estarás dormido en cuestión de minutos.
—Pff. Tengo una resistencia increíble. Nunca tuve una sola queja.
Luke me mira como si estuviera loco. —Nah, escuché que los masajes de
próstata son muy calientes. Mi primo lo dice.
Solo miré su rostro y acaricié con mis dedos su cabello rubio oscuro, mi
mente estaba dando vueltas en direcciones sumamente ridículas e
indecorosas. Pensé en lo suave que se sentía su cabello, en que
posiblemente era el hombre más guapo que había conocido en toda mi vida,
en lo jodidamente raro que era y, sin embargo, a pesar de todas sus
peculiaridades, en lo poco solo que me había sentido con él invadiendo mi
espacio.
Pero ¿interesado en qué? ¿En ver con que piezas cuento? ¿O simplemente
le gusto… yo?
Me siento cómodo con quien soy. Trabajé en ello durante años, pero me
pone tan nervioso que no sé exactamente a qué se refiere.
—Sí.
Ladea la cabeza y luego retira las sábanas. —Sí. No es gran cosa. Vamos,
doc. Entra.
Observo la cama como si estuviera rabiosa. —No puedo creer que esté
haciendo esto.
Luke se mueve hasta que está ridículamente cerca de mí. Es un hábito con
este hombre. Uno peligroso.
—Sí.
—Solo por esta noche, y luego tienes que volver a tu casa y quedarte
allí. No puedes simplemente mudarte conmigo.
Pero eso es una tontería, porque no hay forma de que esté interesado en este
hombre.
Me despierto con Luke casi tirado sobre mí. Otra vez. Su brazo está sobre
mi pecho, su pierna sobre mis muslos, su cara metida en mi axila y, sí, esa
es su polla, dura y presionando contra mi cadera.
¡Gah!
Me muevo hacia el baño y luego lo miro por encima del hombro. —Por
favor, vete para cuando termine. No tengo tiempo de esperar a que estés
listo.
No.
Cuando mi teléfono suena, mis ojos no pueden evitar deslizarse hasta él.
Vuelvo a fijar la vista en la carretera y doy golpecitos con los dedos sobre el
volante. Porque esa frase significa más de lo que él piensa, pero no pienso
dirigir mis pensamientos por ese camino. Ya he cometido ese error antes, y
no pienso volver a hacerlo.
Yo: Tu gusto por las películas es ridículo. Y las armas son criminales.
Yo: De acuerdo.
Luke: ¡Joder, sí! Será divertido. Confía en mí. Soy lo más divertido que
alguna vez tendrás.
El horror.
Cuando finalmente estoy en el trabajo, mi teléfono vuelve a sonar y lo
agarro rápidamente antes de obligarme a moverme con algo más de
lentitud. Ya tengo treinta y cinco años. No hay razón para que me sienta
emocionado por un hombre excesivamente apegado. No confío en él. Y lo
que es más importante, no confío en mí mismo.
Aguanto hasta el almuerzo antes de que mis manos magnéticas tiren de ese
teléfono directamente a mis dedos. Miro la pantalla y veo un mensaje de
Luke. Es una selfie de él en el astillero, tiene un casco de soldadura echado
hacia atrás sobre su cabello y una sonrisa ridículamente cursi levantando
esos labios carnosos.
Maldita sea.
Luke: Maldición.
Antes de que pueda analizarlo, mi teléfono vuelve a sonar y veo una imagen
de Luke subiéndose el dobladillo de su camisa azul oscuro, revelando un
definido six-pack. Su piel está un poco sucia, y cuando le hago zoom a la
pantalla, puedo ver el sudor brillando en sus músculos.
—Ya está hecho. Solo quería recordarte que tienes que trabajar y dejar
de andar mirando porno.
Ya es bastante malo que tenga que ver a este hombre cuando llegue a mi
casa.
No lo haré.
—Sí —me las arreglo para decir, y él se quita la camisa y la arroja por
encima de su hombro. Luego agarra su cerveza y se dirige al dormitorio.
Levantando la mano, tomo una copa, llenándola de vino hasta los bordes,
luego tomo algunos sorbos medidos. De ninguna manera puedo
emborracharme con Luke. No sé de lo que yo sería capaz; que partes
escondidas de mí y cuidadosamente guardadas, le terminaría mostrando.
Luke sale diez minutos más tarde con el pelo mojado y un par de mis
pantalones de chándal. Y santo infierno, le quedan muy apretados.
Demasiado malditamente apretados, y algunos centímetros demasiado
cortos. Muestra los tobillos y se flexionan mientras camina, y nunca pensé
que los tobillos fueran sexys, pero joder, los suyos lo son. Mis ojos viajan
hacia arriba y no está usando una camisa. Estoy un poco horrorizado
conmigo mismo mientras miro con los ojos muy abiertos las gotas de agua
que caen desde su pelo y bajan por su pecho musculoso.
—Está buena, ¿eh? Toda esa grasa. Puedes sentir cómo obstruye tus
arterias con cada bocado —dice Luke con una sonrisa, sin darse cuenta de a
qué punto se han puesto a divagar mis pensamientos—. Puedo verte
teniendo un orgasmo desde aquí.
Él se ríe de eso y luego procede a terminar todas sus papas fritas y el resto
de su segunda hamburguesa, para el momento en que yo ya estoy
terminando con la mía.
Y puede que ahora esté un poco borracho porque todo parece menos
desalentador.
No debería haber tomado esa tercera copa de vino. Tengo que mantener mis
defensas en alto.
Yo, por supuesto, sufro durante toda la película antes de cerrar los ojos.
Esas pequeñas imágenes sucias que me envía, que en realidad no son sucias
en lo absoluto porque siempre está completamente vestido, pero de alguna
forma siempre se las arregla para verse tan malditamente caliente. Soy un
poco adicto a ellas.
O esa otra que me comí con los ojos descaradamente durante demasiado
tiempo, de él con sus gafas puesta y un dedo sujeto entre sus dientes.
Pero todos los días, espero ansiosamente sus fotos. Son tan raras que las
guardo y pongo en favoritos para poder verlas más tarde.
Solo he salido con mujeres y nunca pensé que me gustaría un chico. Pero
maldita sea, si eso no me está pasando con Elliot. Pensé que podríamos
pasar el rato como amigos hasta que comprendiera lo que estaba pasando
conmigo, pero mi polla ya lo sabe.
Mi polla lo desea.
Yo quiero eso.
Lo quiero tanto.
Sin embargo, nadie parece elegirme a mí. Parece ser que soy desechable.
Whit niega con la cabeza. —No, no que yo sepa. Todos mis parientes están
en Rumania.
Estos dos se pasan con los toques; eso me pone un poco celoso.
Quiero que alguien se pase con los toques conmigo, que este tocándome
todo el tiempo.
—No mucho, amigo. Solo vine a pasar el rato.
¿Si ven? ¿Qué les dije? Se pasan con los toques. Todo el maldito tiempo.
—Me imaginé que tendrías planes. Ya sabes, yendo por ahí causando
el caos. No te esperaba aquí con nosotros.
—Bueno, mamá quería que fuera a casa y la visitara, pero tengo otros
planes este fin de semana.
—Un amigo.
Caleb ladea la cabeza y se pasa una mano por el pecho. —¿Un amigo
nuevo?
—Yup.
Estrecho mis ojos hacia él. —Nah, hombre. Me limpio muy bien. Mi trasero
está absolutamente limpio. Me estoy poniendo nervioso por la forma en que
me estás mirando y esa mierda.
Me inclino un poco hacia adelante y digo: —Bien. Lo diré, ¿por qué no?
Creo que a mi polla le gusta un tipo.
—¿Qué quieres decir con ese “ah”, Whit? ¿Te importaría iluminarme
con ese gran cerebro tuyo?
—Solo quise decir “Ah”, como, eso es muy interesante. Nada más.
Bufó. —Sí, seguro. Lo que sea. ¿Entonces qué debo hacer? Dígame que
hacer. Necesito un poco de orientación.
—Hazlo —Dice Caleb—. Solo pon las opciones sobre la mesa. Algo
cómo, “¿Te gusto? Selecciona Sí o No”,
Miro a Caleb y se pasa una mano por la boca. —Dile que estás interesado.
—No, no puedo hacer eso. Lo asustará. Ya está tratando de deshacerse
de mí, no quiero darle una razón para que me eche a patadas.
Doc: Lo tengo.
—¿Y qué? ¿Cuándo te has detenido por algo así? Solo sigue
quedándote con él, y algún día se enamorará de ti.
—¿Sí?
—Hecho —Respondo.
—No, Eli. Sí tengo una casa, es solo que hago surfing de sofás
durante mi semana laboral. Me ahorra un montón de dinero en gasolina y
no tengo que viajar durante horas.
No parece creerme, pero como sea. Tengo cosas más importantes en mente,
como nuestros planes para hoy.
Le doy un ligero codazo y él resopla. —De acuerdo. Pero solo porque estás
insistiendo demasiado, y realmente me dejas de atado de manos.
Elliot se está sirviendo una taza de café cuando vuelvo a salir. Sus ojos se
deslizan a través de mí, y yo muevo mis labios. Sí, tal vez yo no sea su tipo,
pero no puede parar de mirarme.
Aunque lo escuché tocar el piano hace dos noches. Pensó que estaba
dormido, pero pude escucharlo y eso me puso irracionalmente caliente.
Me gusta Elliot.
Sus mejillas se vuelven rosadas y tartamudea por primera vez desde que lo
conozco. —Yo no… no estaba… no quise decir…
Antes de que pueda responder, Magnus interviene. —Mira, Sem. Luke trajo
a un amigo —La forma en que dice esa palabra me hace resoplar y hace que
Elliot arquee una ceja.
Sem mira a Elliot y Elliot mira a Sem y luego mi hermano se vuelve hacia
mí y sonríe: —Hace eso mismo con las cejas, al igual que Whit.
—Joder, ya lo sé.
—¿Quién es Whit? —pregunta Elliot—. Ya lo mencionaste antes.
Y, maldita sea, si eso no me ilumina por dentro, porque Elliot no parece ser
del tipo que se rinde con facilidad. No con cualquier persona.
No, parece severo y obstinado. Dios, quiero verlo aflojarse para mí, que se
doblegue un poco.
—No tiene nada que ver con eso. Es solo que… —Resopla—. Estoy
nervioso.
—Eres médico. Estás con gente todo el día. Y todos parecen quererte.
—Eli…
—Te prometo, que todos esos tipos de ahí afuera te van a adorar.
Huh. He salido con August un par de veces antes cuando me quedé en casa
de Sem y Magnus. Pensaba que el tipo era hetero. Supongo que estaba
equivocado. Aparentemente, me he equivocado acerca de mucha gente
aparentemente heterosexual. Mi polla me está dedicando una sonrisa de
acuerdo en estos momentos.
—No estoy de acuerdo con eso —dice Magnus en voz alta—. Pienso
que yo soy muy normal.
Eso me hace reír porque conozco todas las cosas raras que él y Sem
estuvieron haciendo hace un tiempo. Sé demasiado, en realidad. La familia
van Beek es unida, un poco demasiado unida a veces. Sem parloteaba una y
otra vez sobre el sexo pervertido entre ellos, con grandes detalles
exagerados. Otra razón más por la que mi cerebro necesita un baño con
lejía.
Sonrío y Elliot se pellizca el puente de la nariz. No, finge que está molesto,
pero veo cómo sus labios tiemblan, tratando de controlar la sonrisa.
El muy idiota piensa que no me doy cuenta, pero sí que lo hago. Noto cada
cosa cuando se trata de él.
Emery enlaza su brazo con August y salta un poco en su sitio. —Pues, sí, lo
hicimos. Y también somos hermanastros. Es todo muy escandaloso. Pero sí,
él es jodidamente mío por completo. Y es fabuloso en el sexo. Es decir, tan
solo mírenlo. Mr. Rogers, ¿quién lo habría imaginado? Es alucinante.
August se sonroja cuando Emery choca el puño con Sem y luego conmigo.
Porque claro que las felicitaciones nunca estaban de más, sobre todo a la
hora de conseguir “algo”17.
Ni siquiera son explícitas, pero me imagino que lo son. En esa que está
mordiéndose un dedo, me imagino que es mi polla. Y que, en lugar de
morder duro, es solo un pequeño mordido. En realidad, cualquier lugar que
sea cercano a sus labios y lengua sería bueno. No soy exigente.
Había una foto en la que tenía la mano en el botón de sus pantalones, con
sus ojos serios y una mandíbula firme, y se veía tan malditamente
autoritario. Me lo imaginé doblándome mientras me daba un maldito
regaño.
Si alguna vez llegaba a enviarme una foto real en que estuviera desnudo,
probablemente me vendría justo en ese mismo instante, corriéndome sobre
la pantalla de mi teléfono.
Me muevo sobre mis pies y arrastro más a Elliot contra mí. No tiene idea de
lo que me hace.
Todavía.
Lo he aceptado completamente.
Me rio. —No, hombre. Soy lo mejor que te ha pasado. Me dijiste eso una
noche mientras dormías.
Elliot niega con la cabeza cuando se las ofrece, porque, por supuesto que lo
hace, así que yo agarro dos. No quiero ser grosero. Además, me encantan
los dulces. Las desenvuelvo y meto ambas paletas de forma simultánea en
mi boca; porque soy un adulto, y lo único bueno de ser adulto es poder
hacer lo que quieres, ¿verdad?
Magnus pone los ojos en blanco y toma una de las paletas. —Guardaré esto
para más tarde entonces. Aparentemente, Luke puede necesitarlo. Está
teniendo un mini orgasmo justo allí.
Sigo chupándolos y, por el rabillo del ojo, puedo ver a Elliot observándome
de… cierta forma. Solo espero que no sea repugnancia. Pero no voy a
cambiar por él. O me acepta o me deja.
Pero, aun así, no hay forma de que esos débiles idiotas nos ganen. De
ninguna manera. Tenemos solo unos minutos más antes de que se acabe
nuestro tiempo, y estamos tan adelantados que sé que saldremos
victoriosos.
Maldita sea. ¿Quién se habría imaginado que me gustaría tanto esta mierda
de la dominación?
Flexiona los dedos una vez más, y literalmente siento dolor. Mi polla está
lista para explotar. Ha pasado tanto tiempo. Demasiado. Entonces, hago lo
único sensato.
—Vamos —murmura.
Lo miro fijamente, pero aun así lo sigo desde detrás del heno como si fuera
un niño desobediente. También estoy un poco enojado. El idiota está
jugando conmigo.
—Hey, hombre, ¿estás bien? —Suelta Emery, abro la boca y luego la
cierro. Luego la abro de nuevo y hago un gesto a mi derecha, en donde
Elliot está parado pellizcándose el puente de la nariz.
—Para que lo sepas, lo disfruté tanto como recibir un enema. Así que
no, no fue a propósito. Te moviste y mi mano se resbaló.
Maldita sea, eso me duele un poco, aunque es obvio para mí que está
mintiendo. Sin embargo, no hay nada que pueda hacer al respecto. Miro
hacia abajo a mi entrepierna y suspiro. Se está mojando. Mi semen se filtra
a través de mis jeans.
Dentro del baño, hago lo mejor que puedo para limpiarme, pero termino
metiendo mis calzoncillos en el basurero. No los necesito de todos modos.
Tengo un paquete de seis completamente nuevos esperándome en mi
camioneta, porque aparentemente soy un imbécil caliente que no puede
dejar de correrse en sus pantalones.
Elliot me está esperando afuera de los baños, con las piernas cruzadas a la
altura de los tobillos mientras se apoya contra el edificio y toca casualmente
su teléfono. Lo miro fijamente, pero él no me devuelve la mirada.
Bueno, pues que se joda también. No tengo nada que decirle a este asno
engañoso. Mira que usar mi polla contra mí para ganar. Incluso yo no soy
tan tramposo.
Mierda.
—Date la vuelta.
Afloja su agarre sobre mí, y no puedo pensar en hacer nada más que lo que
dice. De acuerdo, esto aclara que existe una buena probabilidad de que yo
sea el follado en esta relación… o lo que sea.
Ahora mi pene está casi dolorosamente duro. Bajo la cabeza para ver cómo
sus manos se deslizan por mi abdomen, y una agarra mi polla mientras que
la otra sujeta mis pelotas. Un gemido gutural escapa de mi boca.
Santa mierda.
Estoy sudando. Las gotas ruedan por mis sienes y sobre mis mejillas. Elliot
está presionado contra mi espalda, su aliento me hace cosquillas en la oreja
mientras respira.
Resoplo, mis uñas se clavan en la pared mientras que hace rodar mis pelotas
en su otra mano. Estoy tan malditamente cerca.
Como si pudiera leer mis pensamientos, dice: —Oh, sí, claro que puedes.
Luego comienza a bombearme de nuevo, más rápido esta vez. Me trago mis
gemidos porque me preocupa que me castigue aún más si dejo escapar
alguno.
¿Por qué eso hace que todo esto sea aún más caliente?
Así que lo dejé acostarse un rato y ahora está dormido. Justo como sabía
que pasaría. Este hombre no puede permanecer despierto para salvar su
vida.
Resoplo de frustración.
Maldito sea por ser tan maravillosamente sumiso. Nunca adivinarías con
solo mirar a este hombre tan corpulento, que estaría dispuesto a ceder el
control y disfrutar con ello. Le había encantado que yo le dijera que hacer.
Se está demostrando.
Doy la vuelta sobre mi estómago y deslizo una almohada entre mis piernas.
Esa presión insaciable está justo entre mis muslos, y yo empujo mis caderas
hacia adelante, mordiéndome el labio para amortiguar los gruñidos que
hago. Con mi mala suerte, Luke se despertará y me escuchará. Me pongo
otra almohada en la cara y arqueo las caderas varias veces hasta que me
siento en la cima.
Con un empuje final, me dejo caer sobre el borde y luego ruedo sobre mi
espalda, jadeando. Mi pecho se agita cuando paso una mano por mi frente
húmeda.
Ignóralo.
Lo voy a ignorar.
Mierda.
No hay nada que pueda hacer al respecto. Tendré que esperar hasta esta
noche, cuando Luke esté dormido. Me colaré en la habitación de invitados
de nuevo y montaré una almohada como el ganador que soy.
—Sí, ya veremos, ¿no? —Me las arreglo para decir, pasando junto a
Luke. Pero no antes de frotarme contra él, asegurándome de que mis dedos
se deslicen por su tenso pene.
Y cuando murmura que eso es simplemente cruel, resoplo una pequeña risa.
Yo: Sí.
Lo juro por Dios, si recibo una multa por esta mierda, Luke estará muchos
jodidos problemas. Le daré tan fuerte que llorará.
Pero afortunadamente, el oficial me deja ir después de verificar mi licencia
y mi registro, y voy camino al trabajo, mi teléfono todavía encajado de
manera imposible entre los asientos.
Cuando llego a una casa vacía, estoy agitado y frustrado. Necesito correrme
otra vez.
Muchos. Planes.
Paso una hora revisando todos mis juguetes, catalogando cada uno y
dedicando demasiado tiempo en pensar las cosas que haré con ese trasero
suyo.
Debería enviarle un mensaje de texto y ver dónde está, ver si está bien. Pero
me resisto, porque esto no se trata de eso.
Me gusta demasiado.
Los trabajos de soldadura son peligrosos, ¿no? ¿Está bien? O tal vez esto no
está relacionado con el trabajo en absoluto. Tal vez se cansó de mí. No soy
la persona más fácil de tratar, así que no me sorprendería que decidiera
dejarme.
Mi teléfono suena y lo agarro con tanta fuerza que juro que lo escucho
romperse.
Luke: Hola, Doc. Siento haberme perdido lo de anoche, pero me quedé
dormido en mi camioneta y no me desperté hasta la mañana19.
Jesús.
Mis dedos se mueven por la pantalla antes de que pueda pensar demasiado
en ello.
Yo: La próxima vez, envíame un mensaje de texto diciendo que estás bien.
Pero sigo siendo humano, y las emociones vienen con el territorio. Desearía
haber nacido como un ser extraterrestre o tal vez como un tiburón.
Cualquier cosa que tenga una vida más fácil y sin emociones, eso es lo que
quiero ser.
Sin embargo, no lo soy. Solo soy yo. Y sé que solo hay una cosa que me
ayudará a sentir que tengo el control.
Una. Cosa.
Si tan solo supiera el dolor absoluto en el que he estado durante las últimas
veinticuatro horas.
Luke me mira, y yo arqueo una ceja hacia él. ¿Por qué no está corriendo a
hacer lo que le he dicho? ¿Por qué diablos tiene que llevarme la contraria
todo el tiempo?
Luke abre una cerveza y toma un largo sorbo antes de dejarla sobre la
encimera.
—No puedo hacer eso —dice, y juro que estoy escuchando cosas,
porque Luke no acaba de rechazarme—. Tus hermanas ya están de camino
acá.
Por mucho que vivan para molestarme, las amo. Me han apoyado desde el
principio, especialmente desde que les dije que era trans. Son las
protectoras más feroces que alguien pudiera pedir.
Entonces, sufriré por esto. Por ellas. A pesar de que soy un desastre, y odio
sentirme así de desastroso. Me hace sentirme a su vez tan fuera de control.
—Eso no será suficiente comida para ti. Deberían saberlo. Comes más
que cualquier ser humano que conozco. Eres como un triturador de basura.
Antes de que pueda responderle con un "diablos sí" que estaba formándose
en mis labios, escucho a mis hermanas acercándose por el camino de
entrada. Son tan ruidosas que nadie puede pasarlas por alto. Es como una
banda de música de Mardi Gras. Bienvenidos a mi vida.
—Hola —me las arreglo para decir. Es todo lo que soy capaz de
soltar: una respuesta de dos sílabas o dos letras. Hola. No. Vete.
—Por supuesto que lo son. Somos unas perras con clase —dice Eliza.
Sin embargo, Luke parece haberse olvidado por completo de mí. Se lo está
pasando en grande. Deja que mis tres hermanas lo mimen y, treinta minutos
después, se mira las uñas y las sopla.
Cuando Jane me ofrece otra copa de Prosecco, doy un sorbo y luego la miro
con furia cuando trata de aplicarme la sustancia pegajosa y verde en la cara.
Pero Luke no se ríe de mí. No, me está defendiendo, y eso hace que una
pequeña parte de mi corazón helado comience a descongelarse.
Luke me mira, pero no dice nada más, solo arranca una pequeña uva de la
mesa y se la mete en la boca.
—Se refiere a nuestro padre. Nuestros padres son unos idiotas. Los
hemos repudiado por completo —dice Jane, sus palabras un poco menos
nítidas.
—Es cierto, pero eso solo es porque eres tímido —Espeta Kate.
—No me gusta es una palabra bonita. No, los odia —dice Eliza—.
Pero tú le gustas, Luke. Una vez sonrió mientras hablaba de ti.
—No te he visto desde la última vez que estuvimos todos juntos —me
quejo, sintiéndome demasiado expuesto.
Eliza susurra en voz alta: —Luke, él los aleja a todos. Pero si te aferras con
todas tus fuerzas, quizás podrías quedarte. Me encantaría que fueras mi
cuñado. Eres mucho mejor que Andrew.
Presiono mis dedos contra las cuencas de mis ojos y luego me dirijo a la
cocina para encontrar un Advil. —Eso no fue brujería. Eso fue una estafa.
Pediste una caja en un sitio web de dudosa procedencia y encendiste
algunas hierbas —digo por encima del hombro.
—Fui a la universidad durante diez años, así que puedo decir lo que
me dé la gana.
Jane se inclina hacia Luke y agrega: —Pero él cree que somos autoritarias.
—Porque lo son.
—Ahora —gruño.
—Fuiste desobediente.
—Mantén tus manos detrás de ti. Si los mueves... hm, será mejor que
no lo hagas,
Agarro su mandíbula con firmeza y obligo a sus ojos a encontrarse con los
míos. —Obedece.
Que yo lo haga.
Presiono mi mano contra su columna y lo empujo hasta que está boca abajo
sobre la cama, con el trasero en el aire. Luego le quito los pantalones hasta
que está completamente desnudo.
—El hecho de que sea trans no significa que no pueda follarte. Luke,
voy a follarte. Te vas a correr solo porque yo te lo permito.
Luke gime en cuanto lo mira. —Jode. Me. Eres tan caliente. Incluso tienes
un kit de tortura.
Paso una mano sobre ella y digo: —Te dije que ningún sonido.
Él asiente frenéticamente.
—Ahora. Ahora, puedes hacer todos los sonidos que quieras. Quiero
oírte gemir —digo mientras goteo un poco de lubricante en el tapón de
silicona y lo presiono contra él. Está jadeando y gruñendo mientras lo
trabajo dentro de él centímetro a centímetro, y cuando está firmemente
plantado contra su próstata, alcanzo el controlador.
—La próxima vez que diga que serás castigado, piensa en esto.
—Alza la cabeza.
Hace lo que le digo y le ato la venda de los ojos con fuerza. Me empujo
hacia arriba y me quito cada pieza de ropa, dejando que mis ojos se deslicen
por su cuerpo duro y resbaladizo. Cuando finalmente estoy desnudo, bajo
mi cuerpo sobre el de él. Mi pecho está presionado contra el suyo y su polla
bajo mi ingle, pero no en mi interior.
—No —le digo y me inclino con mis manos plantadas junto a sus
hombros, antes de comenzar a balancearme sobre él.
Sus manos se agarran a la cabecera con tanta fuerza que puedo escuchar la
madera crujiendo, y al mirar su boca jadeante deseo besarla. Quiero morder
su lengua y lamer mi camino a través de su cara.
—Elliot —jadea.
Hm.
Mi polla rígida está presionada contra su muslo, y me froto contra él. Luego
dejo que mi mano se deslice hacia arriba sobre una capa de vello suave
hasta que está justo sobre su firme pectoral. Deslizo mi pulgar por su pezón.
Elliot resopla, pero no me pide que la retire, así que lo tomo como una
invitación para quedarme. Tal vez establecerme y echar raíces. Me muevo
hacia su otro pezón y juego con él un poco, mi pene pulsa contra su firme
muslo. Lo que hicimos anoche fue lo mejor que me ha pasado y necesito
más con él. Mucho más.
Elliot suspira y pasa una mano por mi cabello. —Bueno. Yo también soy
negativo.
—Sí, lo haces —dice, sus ojos se deslizan hacia mis labios, y me los
humedezco.
—¿No te gusta?
Eso creo.
Elliot mira mi boca de nuevo, luego envuelve sus piernas alrededor de las
mías y rueda hasta que está encima de mí.
Lo miro. —Oh, Eli. Hay tanto que tengo que enseñarte. Déjame ver, ¿cómo
lo pongo en términos que puedas entender?
Lanza una mirada a mi pecho mientras que yo unto mis abdominales con mi
semen.
Cuando sale veinte minutos después con una toalla envuelta alrededor de su
cintura, no puedo evitar mirarlo. Este es un avance que nunca antes me
había permitido, y ya estoy sintiendo como mi ritmo cardíaco va en
aumento.
—Bien. Si insistes.
—Jodidamente lo hago.
Maldito sea.
—Solo sé que comes con más frecuencia que un bebé recién nacido y
no quería que murieras de hambre. No sé cómo disponer de un cadáver.
Paso mis dedos por su cabello y presiono mis labios contra su sien. Se eriza,
así que lo dejo ir y ahogo mi café con la crema de moca blanca que compró
solo para mí.
—No es nada.
Sé lo que significa.
—Tengo que correr —digo mientras agarro mis sándwiches de
desayuno y mi taza para llevar y me dirijo hacia la puerta—. Te veré en el
almuerzo.
Luché contra el infierno del tráfico para llegar a su oficina, pero valió la
pena. Estábamos terminando en los muelles el día de hoy, así que me fui un
poco temprano. Pero no antes de tomarme una foto en mi camioneta, con
las piernas abiertas y la camisa levantada hasta el cuello.
Dos veces.
Elliot: Genial.
Mi gruñón.
Amanda nos mira a los dos con una sonrisa, sus cejas arqueadas
individualmente. Me recuerdan al pequeño gusano peludo de pelo azul de la
película Labyrinth. Más o menos me dan ganas de agarrar uno y llevármelo
a casa en mi bolsillo.
—Eso mismo.
—No sabía que tenías amigos —Dice Elliot a Amanda, quien solo
pone los ojos en blanco en respuesta—. ¿Siempre llamas a tus amigos por
nombres tan horribles?
Elliot nos mira a los dos, y después de que Amanda me lanza un beso y
cierra la puerta. Luego la abre de nuevo y asoma la cabeza. —Cierren con
seguro esta mierda si van a hacer algo malo.
Él asiente distraído, sus ojos están sobre mis muslos. Yo los abro un poco
más y lo veo retorcerse en su asiento.
—Sí —Abre los ojos de golpe y hace una mueca—. Oh, diablos.
¿Qué es lo que acabo de aceptar?
—No lo fue.
Deslizo mis piernas sobre las suyas y me inclino hacia atrás, termino mi
sándwich y le doy un largo sorbo a mi Coca-Cola.
Parece que no puedo exorcizarlo. Creo que debe de existir agua bendita
para este tipo de situaciones. Tal vez debería ver a un sacerdote.
Ni lo sueñes, señorita.
¿Pueden los guiños ser sensuales? Seguro que parece que pueden.
—Joder, sí.
Se recuesta y extiende los brazos sobre el respaldo de las sillas. Sus dedos
juegan con las puntas de mi cabello y definitivamente no me apoyo en él.
Absolutamente no.
Tan pronto como la puerta del hotel se cierra detrás de nosotros, estoy sobre
él. Las maletas se ven abandonadas y se alejan rodando lentamente mientras
empujo bruscamente mi cuerpo contra el suyo. Entrelazo mis dedos con los
de Luke y le presiono ambas manos contra la pared.
—No tengo tiempo para eso. Solo tengo diez minutos —Jadeo y
luego hago algo tan ridículo, que pensaré al respecto semanas después y me
preguntaré en qué diablos estaba pensando.
Pero los adolescentes no piensan bien las cosas, ¿verdad? No, simplemente
existen en el espacio y actúan según sus necesidades más básicas.
—Hazlo de esta forma —le instruyo, casi sin aliento mientras muevo
su pulgar sobre una parte de mí, y su índice y dedo medio a otra, luego
deslizo sus dedos una corta distancia hasta justo debajo de mi punta y
finalmente hacia abajo.
—Tan caliente. Eres tan sexy. Puedo sentirte, pero quiero ver —dice,
su polla imposiblemente dura contra mi trasero mientras se arquea hacia mí
—. ¿Me vas a dejar ver, Eli? ¿Me dejarías verte desnudo para mí? Apuesto
a que sabes tan bien.
Me gusta demasiado.
No debo hacerlo.
Me muerdo una sonrisa propia. Creo que estoy enfermando, porque mi cara
sigue haciendo espasmos.
Me inclino para agarrarlo, pero Andrew lo toma del suelo antes de que yo
pueda hacerlo, y siendo el imbécil invasivo que es, baja la mirada hacia la
pantalla.
Nunca más.
Tal vez nadie quiera sentarse con él porque es un imbécil con una
personalidad cuestionable. Tal vez todos sus amigos se dieron cuenta de lo
imbécil que es y lo abandonaron. De cualquier manera, eso no me importa.
Dejé de tener sentimientos por este hombre hace años.
Luego aparece otra foto de él, obviamente tomada por su nueva amiga,
mientras escala una pared rocosa empinada. No necesito mirar mucho para
saber que es él. He estudiado su cuerpo en detalle. Deslizo mis dedos por la
pantalla, ampliando la imagen.
Luke: No, doc. Bajé perfectamente, solo hay que confiar en la cuerda.
Es glorioso; las palabras no pueden hacerle justicia. El agua corre por todos
sus gruesos músculos y se pasa la mano por el pelo mojado mientras echa la
cabeza hacia atrás.
Aprieto los puños a mis costados mientras que él inclina su cabeza y sus
ojos se encuentran con los míos.
Está goteando en las baldosas del suelo, pero no busca una toalla.
Simplemente me mira y siento que no puedo respirar.
Arqueo una ceja hacia él, echa la cabeza hacia atrás y gime.
—Eso fue jodidamente bueno, Eli. Tienes tanto talento —me dice, y
finjo que eso no me hace feliz.
—De acuerdo.
Nos vemos tan calientes juntos, sin camisa y despeinados y, sin embargo,
mi ritmo cardíaco aumenta por la vulnerabilidad que le estoy mostrando.
—Mírate —dice Luke con voz ronca, sus ojos se encuentran con los
míos en el espejo y luego se deslizan por mi abdomen—. Escucha. Esos
sonidos.
—Tú igual.
Luke y yo nos sentamos uno al lado del otro en un vagón de tren mientras
subimos a Pike's Peak. Es la cumbre más alta de las Montañas Rocosas a
cuatro mil metros de altura. El sistema de trenes de cremallera en el que nos
encontramos actualmente. se creó hace años para llevar a la gente a la
montaña. Se trata de un viaje de ida y vuelta de tres horas, deteniéndose en
la cumbre para ver el Centro de los Visitantes, y finalmente volver a bajar.
Ni siquiera sabía que esto existía hasta que Luke me llevó al vagón del tren
y tomamos asiento.
Tan pronto como nos sentamos, entrelazó sus dedos con los míos y no los
ha movido. Me había quejado y murmurado, pero él simplemente me
ignoró.
Me niego a sonreír.
—Hey, sí, tengo una pregunta —Luke dice cuando el guía abre paso a
una ronda de preguntas—. ¿Por qué estos trenes no tienen baños? Parece
que eso podría ser un problema para algunos pasajeros.
—Mierda —dice Luke, mirando a una pareja mayor al otro lado del
pasillo—. Alguien se va a orinar en los pantalones. Espero que hayan traído
pañales.
Cierro los labios con fuerza para no reírme. —¿Eso es lo que está llenando
ese cerebro tuyo?
—Hm, estoy clasificado ahí dentro junto a pañales para adultos. Que
encantador.
Se mete otro trozo de pan en la boca. A este ritmo, mejor hubiésemos ido a
un buffet libre. La factura será enorme, pero Luke me dijo que él pagaría.
Se inclinó hacia mí y dijo: —Puede que no sea un trabajador de cuello
azul21, Eli, pero me va bien.
Sí, Luke gana casi tanto como yo. Joder, si eso no me impresiona.
—Sí. Voy a ser un soldador experto el próximo año. ¿Sabes por qué,
Eli?
—¿Por qué?
Arqueo una ceja hacia él, tratando de contenerme. —¿Y eso es?
Estoy desesperado.
Teniendo a Luke bajo mi control, un hombre tan fuerte, más grande que la
vida, que se somete y se doblega a mi voluntad, nunca antes me había
sentido más poderoso y masculino que este momento. Fácilmente podría
darme la vuelta, pero no lo hace. Me deja hacer lo que quiero. Y, joder, lo
quiero todo.
Levanta las caderas mientras deslizo los pantalones por sus largas piernas y
luego tiro de sus bóxers, arrojándolos al suelo.
—¿Vas a quitarte toda esa ropa elegante para mí, Eli? —Me pide.
Deslizo el botón superior de mi camisa fuera del agujero, y observo con
reverencia como el pecho de Luke sube y baja frenéticamente mientras abro
lentamente cada botón. Se está excitando con esto, mirándome desnudarme
para él. Entonces, lo hago más lento, torturándolo de la misma manera en
que él me torturó a mí.
Cuando mi camisa finalmente se abre, dejo que se deslice por mis hombros
y Luke se inclina sobre sus codos para tener una mejor vista.
—Demonios, sí. Vamos. Ya has visto todo de mí. Quiero ver todo de
ti.
Me desabrocho el cinturón y tiro lentamente a través de los aros, haciendo
que el cuero susurre a través de la tela. Y todo el tiempo, estoy en guerra
conmigo mismo. No estoy seguro de que deba desnudarme así para él. La
vulnerabilidad hace que se me encoja el estómago.
—¿Es enserio?
—Ahora, Luke.
—Me gustará todo lo que vea, Eli —dice, como si me leyera la mente.
Su cabeza está girada hacia mí, descansando sobre sus brazos cruzados.
—Buen chico.
Tiro del arnés sobre mis bóxers, deslizando el consolador por la abertura en
la parte delantera. Coloco el vibrador en forma de bala en el pequeño
bolsillo debajo de él, justo contra mi pene. Me miro a mí mismo y me
pregunto qué pensará Luke cuando vea esto.
¿Le gustará?
Me siento nervioso y emocionado a partes iguales mientras camino desde el
baño, y siento su mirada caer pesadamente sobre mí.
Luke gruñe un poco y luego gime cuando mi dedo lo atraviesa. Sus puños
se aprietan sobre las sábanas mientras trabajo mi dedo dentro de él.
Tarareo por lo bajo y luego agrego un tercer dedo, y su aliento sale como
como si fuera un silbido. —Oh, mierda.
Luke me mira por encima del hombro, y casi me corro con solo verlo: sus
labios jadean, sus mejillas están enrojecidas y su cabello despeinado. Ya se
ve tan desastroso y jodido, y ni siquiera he hecho nada aún.
—Demonios, sí.
Una sonrisa inclina mis labios hacia arriba, y aprieto mis brazos con un
poco más de fuerza alrededor de él.
Roza sus labios por mí cuello otra vez, y se ríe sombríamente cuando me
retuerzo contra él.
—Será mejor que vayamos yendo. Tengo una reserva para caminar la
pendiente en cuarenta y cinco minutos, y debemos asegurarnos de llegar a
tiempo para tu primera sesión. No quiero que vuelvas a llegar tarde.
—De acuerdo.
Resoplo una pequeña risa. —Oh Luke, aún no has visto nada —Tropieza un
poco y sonrío—. ¿Realmente tenemos que hacer esto? ¿Estás seguro de que
no preferirías pasar la mañana en la cama conmigo?
—Veo lo que estás tratando de hacer, siendo todo seductor y esa
mierda. Pero sí, Eli. Tenemos que hacer esto y vamos a pasar un buen rato.
Podemos con esto.
¿Por qué dejé que me convenciera? Oh, dios, ¿quién fue el bastardo sádico
que hizo esta maldita cosa? Lo investigué mientras Luke nos conducía a
nuestro destino, resistiéndome un poco. Cuando Luke me lo contó antes,
había estado escuchando a medias. Ahora, me arrepiento de mis elecciones
de vida. Esta pendiente tiene 2,744 escalones, ganando seiscientos metros
de elevación en menos de kilómetro y medio. Estoy bastante en forma,
corro y nado regularmente, pero esta mierda está a otro nivel.
—Ya casi llegamos, Eli —Dice con una sonrisa, sus ojos se
encuentran con los míos.
Pensé que estaba en buena forma, pero necesito mejorar porque Luke está
haciendo que todo esto parezca demasiado fácil. Podría haber terminado ya,
pero me ha estado esperando cada veinte pasos más o menos. Sin embargo,
nunca me hace sentir como una mierda por la forma tan lenta en que me
muevo. No, él solo me espera pacientemente unos pasos por delante de mí,
tomando fotos de sí mismo, de mí o de la vista.
—Sí.
Entonces nos estamos moviendo hacia arriba una vez más. El aire se siente
más delgado arriba, y parches de nieve cubren el suelo. Me estremezco un
poco, preguntándome si debería haber traído un suéter. Luke no usa uno,
solo una camisa de manga larga y pantalones cortos que envuelven su
trasero, y de vez en cuando, le echo un vistazo a su tatuaje. Casi hace que
esta agonía valga la pena.
Luke se ríe y luego dice: —Uh, bueno, tengo tres hermanos… bueno, dos
hermanos reales y un primo que básicamente es como mi hermano.
Crecimos juntos. De todos modos, Liam es el mayor y está casado con
Anne. Sem, el que conociste, es un año menor que yo y está casado con
Magnus, y Caleb, mi primo, está comprometido con Whit.
Hm, parece que hay mucha gente gay o bisexual en esa familia. Me
pregunto cómo se sentirán acerca de los hombres trans.
Me mojo la boca y luego asiento. Hago un gesto hacia las escaleras frente a
nosotros, indicándole que estoy listo para seguir adelante.
Me gusta él.
La última vez que hice algo así, mi corazón fue arrancado de mi pecho y
aplastado como un insecto.
Oh, diablos.
—Tienes esto, Doc —dice Luke en voz baja, extendiendo una mano
hacia mí.
Miro hacia arriba, haciendo una mueca, y Luke se ríe mientras llegamos a la
cima. Me bamboleo hasta un banco y me hundo con un “plop” audible.
—Bien, ¿eh?
—Está bien, Eli, tenemos una hora para llegar abajo —Dice, mirando
su teléfono y un gemido miserable se escapa de mi boca.
O eso creo.
Pero, aun así, siento que el más pequeño grano de orgullo brota dentro de
mí.
Lo hice. Lo hice.
Luke me miró con algo que no pude descifrar mientras subíamos al auto
alquilado y nos dirigíamos al hotel. Tal vez él también estaba orgulloso de
mí, y eso hacía cosas terribles a mi corazón.
Mientras conducíamos por el pequeño centro de la ciudad de regreso al
hotel, Luke detuvo el auto y lo estacionó.
La verdad es que mis dedos que han estado agarrando mi amargura se están
soltando uno por uno. Muy pronto, será una caída libre.
Mi teléfono vibra contra mi muslo mientras que las bocinas de esta sesión
suenan y suenan. Lo saco y veo una foto de Luke con la misma camisa que
compró esta mañana. Sus músculos la llenan deliciosamente, y me imagino
empujando esa tela por encima de su amplio pecho y mordiendo su
pectoral.
Mi mente esta en blanco. No puedo recordar por mi vida lo que sucede esta
noche. No hay lugar en mi cabeza para nada más que para él.
No hago turismo.
No me gusta la gente.
Y, sin embargo, aquí estoy, mis dedos escribiendo antes de que mi cerebro
pueda procesar completamente lo que estoy haciendo.
Yo: Sí.
Luke: Sé que estás súper emocionado. Puedo oírlo en esa palabra de dos
letras, ¿algo que quieras hacer antes de que salgamos? Tenemos una hora.
Imbécil.
Y caliente.
Oh, mierda, ese fue el sexo más caliente que he tenido. Cuando mi primo
me dijo que recibir anal era la mejor forma para morir, me burlé de él.
Ya no me burlo.
La puerta se cierra detrás de él, y Elliot se vuelve hacia mí. —Me retrasé
con algunos colegas.
Su voz baja le hace cosas a mi libido. Me gusta mucho como suena. Me
muevo sobre el consolador pegado al suelo y reprimo un gemido bajo.
Joder, es grande, y todavía estoy adolorido por lo de anoche.
Sin embargo, no iba a decirle que no. Estoy tan metido en esto que es una
locura.
Elliot se pasa una mano por la mandíbula ligeramente sin afeitar. —Veo que
hiciste lo que te pedí.
¿No lo sabe ya? Soy un fanático total de este tipo. Haría cualquier cosa que
él quisiera.
Reboto sobre el consolador una, dos, tres malditas veces, y Elliot se dirige
hacia mí
Se acerca y acaricia mi mejilla. —Oh, pero Luke, eres un chico tan bueno.
Te ves tan sexy así. Sé que puedes aguantar un poco más —Dice
seductoramente.
Joder, voy a correrme si sigo así. No tengo aguante tratándose de este tipo.
Solamente pienso en él y me siento casi a punto de correrme. Agarro la base
de mi polla y suspiro.
Diez minutos después, Elliot sale del baño con una toalla enrollada
alrededor de su cintura. Vapor sigue su figura esbelta y puedo olerlo.
Elliot ladea la cabeza, sus ojos se encuentran con los míos, y luego arrastra
lentamente la toalla por sus muslos. Centímetro a centímetro hasta que casi
estoy jadeando por la anticipación.
Pero ese imbécil se detiene justo antes de que pueda ver algo, y yo cierro la
boca y gimo.
Él sonríe de nuevo y luego abre esa boca suya tan irónica. —Jódete a ti
mismo —Me dice.
Está tan cerca que no puedo hacer nada más que inclinarme hacia adelante y
presionar mi cara contra su cálido estómago. Huele tan fresco, como a
jabón y a un aroma rico y embriagador que es completamente suyo. Se me
hace agua la boca.
Mis ojos se deslizan por su pecho desnudo hasta que encuentro su mirada
oscura.
Finalmente, asiente.
Mírame.
A mí.
Solo a mí.
Mi nombre en sus labios hace que mi corazón lata con más fuerza, y luego
casi pierdo la capacidad de respirar cuando se pone de rodillas y envuelve
su boca alrededor de mi polla.
—No dijiste que esto era una cueva encantada —Oigo a Elliot
quejarse y agarro su mano libre tirando de él hacia el grupo de turistas. Las
linternas son lo único que ilumina el espacio, lo que le da una sensación
espeluznante. Las sombras rebotan en las paredes y nuestras voces resuenan
en las cámaras frías y ventosas.
—¿Por qué pensaste que un recorrido de linternas era una buena idea?
—Luke, ¿te has fijado en nuestra guía? Creo que está drogada con
algo. Si nos perdemos, no sabrá cómo salir —susurra Elliot en mi oído. Está
casi encima de mí. Parece que es un poco asustadizo. No te preocupes, boo.
Te tengo. Yo protejo lo que es mío.
—Bien.
La madre rápidamente está sobre él, con sus manos sobre los hombros del
chico y sus ojos asustados, pero no necesita estarlo. Porque sin siquiera
pensarlo, Elliot me entrega su linterna y avanza con voz entrecortada y
fuerte.
—Dile a esa guía turística que deje los hongos y regrese. Necesitamos
botiquín de primeros auxilios y más luz por aquí.
Elliot mueve su mirada hacia arriba, sin tener idea de adónde se ha ido mi
mente.
—Luke, ayúdame a sentar a este chico.
—¿Cuál es tu nombre?
—David.
David asiente justo cuando la guía turística viene corriendo hacia nosotros
con un paquete entre sus manos.
Ella patina hasta detenerse en cuanto nos ve, con los ojos muy abiertos.
Mientras tanto, Elliot está vendando a David. Es tan eficiente y lúcido que
lo hace en cuestión de minutos. Luego, ayudo al chico a ponerse de pie, y él
y su madre son llevados por otro guía.
—Estuviste increíble —dice la guía, frotándose la cabeza sudorosa—.
Genial que tuviéramos a un médico con nosotros. Salvaste el día hombre.
—¿Es enserio?
—Sí, desafortunadamente.
—No era para mí. Si no te has dado cuenta, soy un caso de estrés.
Deberías haberme visto mientras trabajaba ahí. Después de dos años me di
cuenta de que necesitaba cuidar mejor de mí mismo. Es por eso que entré a
medicina general.
Tiro de él un poco más cerca. —Bien, esos hijos de puta pueden mantenerse
alejados.
—¿Por qué?
Mis ojos viajan a sus labios y casi me inclino y presiono mi boca contra la
suya, pero no lo hago porque Eli da un paso atrás y mi mano cae sobre uno
de mis costados.
Sí, está bien, Eli. Puedo leerte. Lo intentaré de nuevo más tarde. Puedo
jugar a este juego todo el jodido día.
Pero aun así le entrego mi tarjeta de crédito al chico detrás del mostrador y
luego meto la camisa en mi bolso. Cree que no puedo ver lo mucho que la
quiere. Bueno, un día pienso atraparlo con la camisa puesta. Se sonrojará y
tartamudeará, y luego me agacharé y dejaré que me folle. Porque
simplemente estoy perdido por este tipo.
Tal vez le quite esa camisa antes de que él lo haga, o tal vez la deje usarla
mientras me embiste. Podría ser de cualquier manera.
Más tarde esa noche, cuando cree que no lo estoy mirando, él mira dentro
de la bolsa, mete la mano y la saca. Observa la camiseta con sus labios
contrayéndose y siento como mi corazón tiembla dentro de mi pecho.
Me estoy volviendo loco. Sé que duerme mejor cuando estoy con él.
—Eli, tienes que levantarte —le digo en voz baja, pasando mis manos
por su cuello y su cabello. Se presiona contra mí y resopla con satisfacción.
—Llegarás tarde, doc —digo y me muevo aún más encima de él. Sus
manos se deslizan por mi espalda desnuda, y comienza a frotarse contra mí.
Y quiero intentarlo.
—Porque no —Resopla.
Está rígido debajo de mí, sin ceder, así que ruedo sobre mi espalda. La
decepción pesa dentro de mi pecho mientras miro al techo y trato de olvidar
que incluso lo intenté. Sé que odia sentirse vulnerable, pero ¿No le he
demostrado ya lo mucho que lo quiero? ¿Qué más tengo que hacer para
probarme a mí mismo?
Se mueve a mi lado y luego inhala, casi como si fuera a decir algo más,
pero luego cierra la boca. Lo vuelve a intentar, pero finalmente suspira
profundamente, se baja de la cama y camina hasta el baño.
Mis dedos abren el botón de mis jeans y los ojos de Elliot siguen el
movimiento.
La verdad es que quiero sus labios en los míos. Quiero ser la excepción a su
regla de “no besar”.
Sí, y tal vez todavía estoy un poco dolido por lo de esta mañana, aunque
estoy tratando de no estarlo. Sigo diciéndome a mí mismo que valdrá la
pena la espera, que cuando Elliot finalmente se abra conmigo será
jodidamente extraordinario.
—Nunca —sisea.
—Querías volver conmigo. Ni siquiera pudiste esperar una hora más,
así que te fuiste temprano.
Se mueve sobre sus pies y sus ojos no se encuentran con los míos.
Sus ojos saltan hacia los míos. —En la cama. Trasero arriba.
—No. Mis hermanas están cerca. Me quedaré donde sea que ellas
estén.
Por primera vez desde que comenzamos esta caminata, nuestras manos
comienzan a separarse y, por alguna razón, mis dedos simplemente se
aprietan alrededor de los de él y se aferran con más fuerza.
Luke toma la foto para el grupo, y luego mi mano, como si fuera un imán,
vuelve a encajarse en la suya. Es espantoso.
—No, ella es una buena dama a la que le gusta hacer sus propias
barritas de granola.
Luke se ríe. —¿De qué mierda estás hablando, Eli? Denise es divertida, y
déjame decirte que esas barras de granola son vida pura. La cantidad justa
de crujiente y masticable con nueces y chocolate. Le dije que debería
comercializarlas, pero ella solo me dijo: "A la mierda los hombres”. No lo
sé.
—No, sí creo que estás celoso de que salga con Denise, pero no es
necesario que lo estés. Ella es solo alguien que conocí mientras hacía
escalada, es solo una amiga. Tienes que saber que todo lo que veo eres tú.
Resoplo por la nariz y me presiono un poco más cerca de él. Bien, quizás
eso me aplaque un poco. Mientras yo sea todo lo que él vea.
—Tengo una sorpresa para ti —dice Luke mientras cojo una botella
de agua de la nevera y le quito la tapa. Estoy tratando de distraer mis manos
que parecen imanes. Necesitan hacer algo más además de tratar de apegarse
a él.
Dios mío, esto no puede ser bueno. Esto va a ser muy, muy malo. Puedo
escucharla reírse en casa ahora mismo, sabiendo exactamente de lo que se
tratará esta sorpresa.
—Me gustaría saber de qué se trata esta sorpresa —Le digo y Luke
sonríe, tirando su camisa sobre el sofá.
—Creo que esta es una muy, muy mala idea, Luke. Especialmente si
Amanda te lo sugirió.
Es mío. Yo lo vi primero.
—¿Perdón?
—Un masaje.
—No. No, dijiste algo más. ¿Qué tipo de masaje es este, Luke?
Llevo a Luke al dormitorio mientras los dos hombres colocan sus mesas y,
oh demonios, ¿son esas velas las que están encendiendo? ¿Incienso? La
gerencia nos va a regañar por el olor. Vamos a quemar este lugar, en sentido
literal.
—No voy a hacerlo —murmuro, pero Luke está usando sus dedos
para desvestirme, y yo me quedo allí parado mientras acaricio sus brazos,
cuello y pecho con mis manos. Sus ojos se encuentran con los míos cuando
llega a mis pantalones, y doy un suspiro.
Me baja los pantalones y me los quito. Su rostro está justo ahí, se inclina
hacia adelante y apoya su nariz contra mí.
Mis dedos se enroscan en su cabello y él besa mi cadera con suavidad.
Pero no, tengo que resistir. Esta es mi última reserva. Si lo hago, se acaba el
juego. Entonces terminaré dándole todo y estoy tan jodidamente asustado
de a dónde nos llevará eso.
—Deberíamos salir —digo, sin moverme ni un centímetro. De hecho,
me aferro a él como un percebe.
—Deberíamos.
—Masseurs —Murmuro.
Mío.
Nos deslizamos sobre las mesas y nos acostamos boca abajo, nuestros
hombros se tocan, nuestras caras están a solo unos centímetros de distancia.
Estamos tan cerca que puedo ver como las pupilas color avellana de Luke
están dilatadas.
Luke gime profundamente, sus ojos revolotean y los sonidos que está
haciendo son tan obscenos, que me hace sentir caliente y sonrojado. Me
recuerda a cuando estamos follando.
El masajista quita sus manos de mis nalgas y las mueve hacia la parte
posterior de mis muslos. Bien. La única persona que puede tocarme allí es
Luke. Soy muy particular en cuanto a eso.
Trabajan nuestras piernas y tengo que admitir que están haciendo un trabajo
fantástico. Pero cuando nos dicen que nos demos la vuelta, los ojos de Luke
se abren como platos.
Luke baja las cejas. —No sé si me gusta eso, Eli. No quiero que nadie toque
mi pene excepto tú.
Bueno, eso es suficiente para mí. Me apoyo en mis codos, miro detrás de mí
y digo con firmeza: —Ya hemos terminado.
—Yo estoy relajado —Digo—. Podría hacer esto por mucho, mucho
más tiempo —Eso es una mentira, sin embargo. Me estoy quemando de
adentro hacia afuera. Muy pronto, seré consumido. Quiero sentarme sobre
él y dejar que deslice esa gran polla húmeda directamente dentro de mi
agujero frontal.
Sin embargo, el por qué no debería de hacerlo se está volviendo cada vez
más y más confuso mientras que paso más tiempo con él. Dios, lo quiero
más de lo que nunca he querido a otra persona y, sin embargo, no me atrevo
a sentarme a horcajadas sobre él y tomar lo que deseo.
—Por favor —dice con una exhalación entrecortada—. Por favor, Elí.
Mojo mis labios y hago rodar sus pelotas en mi mano, mi otra palma se
desliza por su polla y ahora masajea sus muslos. Se tensan bajo mi toque.
Me encanta lo receptivo que es, cómo lo toma tan bien.
Vuelvo mis ojos a la botella casi vacía, y sus ojos siguen los míos. Cierra
sus párpados y maldice.
—Queda demasiado.
—Puedes manejarlo.
Dura como el buen chico que es, solo explota en su pecho cuando le doy
permiso, y luego me muevo encima de él y me sumerjo en un orgasmo. Sus
ojos están sobre mí todo el tiempo, nuestros cuerpos deslizándose uno
contra el otro, resbaladizos por culpa del semen y del aceite. Sus manos
amasan mis nalgas, su boca se mueve a través de mi rostro mientras me
agarro a su cabello y clavo mis dedos en su cuero cabelludo. Y luego,
cuando sus labios rozan los míos, me inclino y me corro ruidosamente.
—Joder, me has agotado —dice, con la voz ronca—. ¿Por qué eres
tan bueno en esto?
No me había sentido así en... bueno, nunca. Para mí, nunca ha sido tan
bueno con otra persona.
Simplemente respiro.
Y luego suavemente, muy suavemente, rozo mis labios contra los suyos.
Capítulo Diez
Luke
—Hola—, dice una voz grave a mi derecha. Giro la cabeza y veo a un
hombre guapo con el pelo corto y castaño y una sonrisa ligeramente torcida
que me mira de arriba abajo. Sí, este tipo se cree encantador, pero no me
interesa.
Andrew. Ese nombre hace que me suenen los oídos mientras miro a este
imbécil. Sí, mi mal humor acaba de caer en picado hasta convertirse en
homicida. Sé exactamente quién es. La pregunta es, ¿cómo me conoce?
Dice esa última palabra como si fuera algo sucio, pero a mí me encantaban
los juguetes cuando crecía. No tengo ningún problema en que me etiqueten
como tal. Lo que sí me molesta es que este imbécil hable mal de Elliot.
Mi Elliot.
Mío.
—¿Qué me molesta?
—Tú no... Oh, mierda, ¿no lo sabías?—, dice, y luego se echa hacia
atrás y se ríe un poco. —No puedo creerlo. No pensé que cayera tan bajo.
Me paso una mano por la mandíbula y lo miro. —Claro que lo sabía, carajo.
Pero eso no es asunto tuyo. Lo que sí me incumbe es que hables mal de mí
Elliot.
Está bien. He sido amable. Demasiado amable. Dejé que esto durara
demasiado tiempo.
Andrew se echa hacia atrás con un chillido, la sangre brota de sus fosas
nasales mientras la agarra. Algunas personas se giran para mirar, pero me
importa un carajo. Miren todo lo que quieran.
Sí, hijos de puta. Echen una buena y larga mirada. Este cerdito va a sangrar
todo el camino a casa.
Bien. Que vea lo que voy a hacer por él. No dejaré que nadie hable mal de
él.
—Hola, doctor.
Sus ojos pasan de mí a Andrew y luego vuelven a mí. —¿Qué fue eso?
¿Qué has hecho, Luke?
—No dejes que te hable como si fueras menos. Sabes que sólo dice
esa mierda deformada y demente para intentar hacerte daño. Estás por
encima de él. Estas arriba, Eli.
—Habitación. Ahora.
Me mira por encima del hombro, con las cejas juntas, los ojos un poco
vidriosos, y asiente. —Por favor, Luke. Vete.
Elliot
—¿En qué demonios estabas pensando, Andrew, al hablarle así?—
Pregunto mientras me encuentro con la mirada acuosa de mi ex. Se lleva
una bolsa de hielo a la nariz ensangrentada. El espacio alrededor de sus ojos
ya empieza a ponerse morado. Una parte de mí está histéricamente contento
con este nuevo acontecimiento, y la otra parte está cagada de miedo.
—Pensé que tenías mejor gusto. No sabía que tu nuevo juguete era
salvaje.
—Lo hice. Aunque eso no pareció molestarle. Parecía feliz por ello.
—Oh, lo dudo mucho. Estoy seguro de que dijiste algo que lo hizo
enojar.
Nunca he visto a Luke enfadarse o actuar con ira. Y sé, por lo poco que me
contó Luke, lo que Andrew había dicho. Era la misma mierda de siempre
que me decía cuando estábamos juntos.
Tengo unas ganas locas de aplastar mi mano contra esa bolsa de hielo, de
escuchar cómo cruje su nariz una vez más. De terminar lo que Luke
empezó.
—No me hagas llamar a mis hermanas—, digo, y Andrew palidece,
con los ojos abiertos.
—No lo harías.
—Oh. Lo haría.
Pongo los ojos en blanco, pero las siguientes palabras que salen de su boca
hacen que mis mejillas se ruboricen de ira.
Que se joda.
Bueno, hace tiempo que estoy solo y he hecho las paces con ello.
Pero ese tipo de desorden da miedo. Y tengo mucho miedo de lo que todo
esto significa.
Sacudo la cabeza, tragando. —No. No vamos a ser una cosa. Sólo porque lo
digas, no significa que se convierta en una especie de realidad. Tú y yo
estamos teniendo...— Busco frenéticamente en mi cabeza qué es esto y no
encuentro nada. Nada puede describir realmente lo que hay entre nosotros.
Así que abro la boca y suelto algo tan falso que incluso me estremece al
pronunciarlo. —...una relación recíproca. Esto es sólo sexo. Eso es todo lo
que es.
Luke se congela, se inclina hacia atrás y cruza los brazos sobre el pecho. —
¿Me estás jodiendo, Doc? ¿Esto es algún tipo de juego? Porque esto ya no
es sólo sexo. Esto es una relación.
¿Por qué demonios estoy diciendo esto? ¿Por qué no puedo callar mi boca?
Luke se pasa una mano por la mandíbula, esos ojos avellana evaluándome.
—A mí me parece bastante personal.
No digo nada. Dejo que mis palabras tácitas cuelguen entre nosotros.
Por supuesto que no quiero que te vayas. Quiero que te quedes. Sólo
necesito tiempo. ¿Puedes dármelo? Necesito pensar esto racionalmente. Tal
vez con algo de tiempo lejos de ti, puedo llegar a un acuerdo con lo que
realmente es esto.
—Pero sigues dejando que te corroa, que dicte tu vida, tus decisiones
Esas palabras hacen que mi pecho se contraiga tanto que no puedo respirar.
No puedo respirar, mierda.
—Bueno—, digo al exhalar, —no puedes tenerme. Simplemente no
puedes.
—¿Por qué?
Él me mira fijamente.
—Empacando.
—¿Por qué?
—No, Eli. Es mejor que me quede en otro lugar esta noche. Sin ti.
Maldita sea. ¿Por qué pienso una cosa, pero mi boca dice otra? No quiero
que se vaya. Quiero que se quede.
Luke se pasa una mano por el pelo y sacude la cabeza. —No, Eli. Creo que
voy a cambiar mis planes. Me voy a quedar unos días más. No empiezo con
el oleoducto hasta el miércoles.
Mi boca se abre y luego se cierra, y un terrible sentimiento surge dentro de
mí.
—Con Denise.
Quédate. Quédate.
—Adiós, Eli.
Y luego me quedo ahí de pie un poco más, y otro poco más, hasta que me
duelen las piernas y me veo obligada a bajar al suelo.
¿Se ha acabado?
¿Lo he estropeado?
Lo he estropeado.
Mi casa está vacía cuando llego, pero juro que casi puedo olerlo en el
espacio, oírlo moverse. Es deprimente. Nunca me había importado estar
solo hasta ahora. Ahora, puedo sentir el vacío de mi vida anterior.
En este momento, me doy cuenta de lo infeliz que había sido hasta que él se
abrió paso en mi espacio y se instaló, de lo mucho que necesitaba a alguien
que me sacara de mi mundana y redundante existencia.
¿Por qué soy así? ¿Por qué me cuesta tanto dejar que la gente entre, que me
quiera?
No lo hagas.
Responderá.
Pero cuando no lo hace, caigo en picado. Con dedos torpes, saco la partitura
de ‘Sad is the Night’ de Rachmaninoff y dejo que las notas sombrías floten
a mi alrededor mientras pulso las teclas. Toco la canción repetidamente,
arqueando la melodía, mis dedos se entumecen con el esfuerzo. Y sólo me
detengo cuando el timbre de la puerta me deja helado, las notas del piano
son sólo un eco en el aire.
Sí. Ahí está. Una triste caja está apoyada en el porche de mi casa. La meteré
en el armario y nunca la abriré. Ni siquiera tengo el corazón para
devolverlos. Tal vez la deje allí para que un pirata del porche la robe. Pero
entonces me imagino a algún ladrón corriendo con los pantalones de Luke y
me enfado irracionalmente. Me dirijo a la puerta principal, la abro de un
tirón y acuno la caja entre mis manos.
Una relación.
Es lo mejor.
Mentira.
Bueno, está bien, puede quedarse si quiere. De todos modos, nunca me hace
caso.
Cuando por fin llego, entro en la casa arrastrando los pies y me tumbo en el
sofá, pero eso solo me recuerda a él, así que me voy al dormitorio de
invitados para conectar el teléfono. La única habitación de la casa que no ha
tocado.
Yo también lo superaré.
Mierda.
Me ha mandado un mensaje.
Me ha contestado.
Yo: Bien.
Como mi corazón.
Mierda.
Aunque quisiera, no puedo decir que estoy enfermo. Supongo que podría
enviar un correo electrónico, pero no puedo ni siquiera concebir la idea de
quedarme solo en casa. ¿Qué haría conmigo mismo durante todo el día?
Así que me ducho y me pongo algo de ropa, sin importarme que mis
camisas no estén planchadas o que no me haya afeitado en días. Llego al
trabajo tambaleándome como si acabara de salir de una alcantarilla.
—Uy.
Suspiro con fuerza y me giro para moverme, pero el dolor vuelve a recorrer
mi columna vertebral y siseo.
Un pie delante del otro, pienso. Y tal vez, sólo tal vez, Luke reciba la foto
que Amanda envió y regrese.
Estoy consternado.
Miro el rasguño que tengo en el antebrazo y me doy cuenta de que se ha
alargado. Probablemente alguna toxina se ha introducido en mi organismo y
se dirige directamente a mi corazón.
A pesar de que estoy al borde, sigo adelante. Todos deben sentir lástima por
mí. Dos de mis pacientes ni siquiera me miran a los ojos. La Sra. Melnyk
revuelve en su bolso y me da un caramelo de aspecto antiguo que ha visto
días mejores, y nunca comparte. Siempre está robando cosas de mi oficina:
hisopos, algodones, depresores de lengua29.
Bueno, perdóname por mostrar emoción. Parece que es lo único que puedo
hacer hoy en día.
Tras una inspección más detallada, el hombre que cuelga de una escalera en
mi sala de espera parece algo sospechoso. Tiene el pelo plateado, piercings
y tatuajes en la piel.
Mis ojos se deslizan por los tatuajes que adornan su piel y los piercings de
su cara una vez más. —Parece que acabas de salir de la cárcel—, bromeo.
Mis ojos se dirigen a Lex y luego a las cámaras que está instalando.
—Me dijo que dirías eso, y me dijo que te dijera...— Levanta las
manos entre comillas. —Qué duro, jefe.
—Sí.
Bueno, ¿por qué no? Tal vez aceche fuera de mi casa y me haga compañía,
así no tendré que sentirme tan solo. —Bien.
—No.
Abro la puerta del lado del conductor y Lex se desliza en el lado del
pasajero, tocando todo.
—Lo siento, sólo estoy teniendo una experiencia táctil aquí. Nunca he
estado en uno de estos antes—. Comienza a presionar la gran pantalla táctil.
—Esto es muy wow. Muy, muy wow. Ahora enséñame cómo se conduce.
Lo miro y me estremezco.
No.
Pongo los ojos en blanco y finalmente me meto en una calle poco iluminada
y llena de gente. Resulta que hay un espacio libre entre dos coches, y por
poco me meto en él.
Lex aparta el dedo de la pantalla táctil con la que ha estado jugando los
últimos diez minutos y pone los ojos en blanco.
Lex asiente a su izquierda. —De todos modos, Diablo está ahí abajo. Sabe
que vamos a venir.
—¿Diablo?
—Sí, es un jodido friki, así que ten cuidado con lo que dices. No
querrás ofenderlo.
Bien, esto parece cada vez menos kosher32. Tal vez Diablo es una especie
de mini jefe de la mafia. ¿Estaré realizando cirugías antihigiénicas usando
utensilios de cocina en mi futuro cercano? ¿Es esta mi vida ahora?
El chico estrecha aún más los ojos y nos hace señas para que entremos. —
Bien. Pasen. Pero con las manos para ustedes mismos. Especialmente tú,
Doc. No te conozco.
Diablo me mira fijamente. —Bien. Haré una excepción esta vez. Ahora,
¿qué puedo hacer por usted, doctor? ¿Dijo que necesitaba que le arreglaran
la pantalla?
—Treinta minutos.
¿Por qué eso suena sucio? No quiero imaginarme a Lex y a Diablo haciendo
cosas sucias. Me hace doler el estómago.
Lex inclina la cabeza hacia un lado, con una paleta colgando de los labios,
las piernas apoyadas en el brazo del sofá, y mueve las cejas.
Maldita sea.
Lo aceptan. Todo él, desde su pelo plateado y su cara perforada hasta sus
vaqueros rotos y sus botas de combate negras.
Y ellas lo dejan.
—No puedo creer que hayas tenido que preguntarnos eso—, murmura
Jane y luego se encuentra con mi mirada. —Si revisaras nuestro chat de
grupo, sabrías lo que está pasando.
—No me digas lo que tengo que hacer—, sisea ella. —No soy una
inválida. Sólo soy enorme.
Me quito las gafas y me aprieto los dedos en las cuencas de los ojos. —
Bien. Si lo hacemos—, empiezo, asegurándome de hablar alto para que
todo el mundo pueda escuchar, —tenemos que ser discretos. Nada de
travesuras. Y lo digo en serio.
Lex dice: —¿Sabes qué? Si podemos distraer a ese tal Luke, puedo entrar
en su teléfono y ponerle un rastreador. O en su coche. ¿Por casualidad sabes
su contraseña?
—Bueno, dijo que estaría en...— Eliza mira su teléfono, —la casa de
su hermano.
Y antes de que pueda decirme a mí mismo que esto va a ser humillante, que
no debería comportarme así en absoluto, suelto: —Yo sí.
—No lo sé.
Pero, por supuesto, paso desapercibido. Todos hablan por encima de las
demás y Kate amenaza con algún tipo de violencia corporal. Jane la retiene
físicamente para que no salga de la furgoneta, pero no hace falta nada de
eso. Ya he visto lo que necesitaba.
—No hace falta gritar—, dice Eliza, y me vuelvo para mirar a Luke.
Nuestras miradas se cruzan en el aparcamiento y todo mi cuerpo se ilumina.
Entonces el corazón se me para en el pecho. Voy a necesitar que me
resuciten.
—Mierda, vamos. Aborten. Nos han visto—, grita Lex, y Eliza pone
la furgoneta en marcha y sale como si la persiguiera la policía. Los
neumáticos patinan y las rocas salen despedidas contra el lateral de la
furgoneta. Mientras volamos hacia la carretera principal, me aprieto los
dedos en las sienes e inhalo y exhalo profundamente.
—Está bien.
Mi teléfono suena, y por mucho que quiera ignorarlo, mis ojos se ven
atraídos por él.
Luke: Además, Jane ya me dijo que tuviera cuidado. Dijo que iba a pedir
otro kit de brujería.
Ahora estoy irracionalmente enfadado. ¿Por qué demonios iba a hacer eso
cuando él está con otra persona?
Escribo una respuesta y la borro. Escribo otra y hago lo mismo, hasta que
finalmente tomo una decisión.
Nunca lo admitiré en voz alta, pero me ayuda, solo un poco, tenerlas cerca
para mantener mi miseria a raya.
Hago lo que me dice. Ahora sé por qué me duele tanto. He aceptado que la
sensación de dolor y malestar que me corroe por dentro es porque estoy
ridículamente enamorado de un tipo que no merezco y que, al final, me ha
dejado ir.
Hoy, llamé por parte de enfermo por primera vez desde que empecé mi
práctica. Amanda se quedó en silencio al otro lado de la línea antes de
colgar.
—No.
—¿Por qué no? Sabes que esa mujer era su cuñada. No te engañaba.
Me lo dijo—, dice Eliza.
—Lo sé—, respondo, pero eso no ayuda. Nada parece ayudar ya.
—Oh Jesús, no puedo ni pensar ahora mismo. Así de mal tengo que
orinar. Este bebé me está matando—, interrumpe Eliza, impulsándose, con
la mano en el estómago.
No hay respuesta.
No hay respuesta.
—Estoy segura de que Luke está bien, El—, dice Kate en voz baja,
agachándose a mi lado. Pero no puedo evitar que los sollozos se me escapen
para responderle. El pecho se me agita con el dolor de la respiración.
A la mierda.
Aprieto la cara entre las manos y trato de mantener la compostura por ellas,
pero no puedo.
No puedo.
—Está bien. Está bien. Lo sé—, me dice, y más lágrimas recorren mis
mejillas. Tiene un dolor increíble y, sin embargo, me consuela.
—Seth es un imbécil. Dijo que su juego de Dn34D tenía que ser hoy.
Si se pierde el nacimiento de nuestro hijo, me voy a divorciar—, refunfuña.
Dos horas después, Seth llega al hospital, irrumpiendo por las puertas como
si le ardiera el culo.
—Gracias.
—¿Sí?— Digo.
Atravieso las puertas dobles y repito eso una y otra vez hasta que es lo
único que puedo oír.
Y sin embargo, sigo sin creerlo. Necesito una prueba concreta para seguir
existiendo en esta vida. Necesito saberlo aunque no vuelva conmigo.
No pueden evitarlo.
Lex se presentó en mi casa más tarde esa noche con dos maletas rígidas en
la mano. Eliza había dado a luz con éxito a su niña un par de horas después
de la llegada de Seth, y yo por fin pude irme a casa después de conocer a la
pequeña Fiona.
—No contesta.
Sí, ¿pero ocupado con qué? ¿Con quién? Dios, ¿por qué no está aquí
conmigo? Ahí es donde debería estar. No dondequiera que esté ahora.
Pienso en esto durante dos días enteros, llamándolo sin cesar y sin saber
nada de él. Me paso el tiempo entrando en pánico y cavilando.
—Bien, han pasado dos días desde que supimos que Luke está vivo
—, dice Lex, poniendo los pies en la mesa de café y recostándose. Se mete
una caja de Nerds en la boca y le crujen de forma poco atractiva entre los
dientes. —Y aún así, te lamentas.
—¿Por qué estás aquí otra vez?— Pregunto, apartando sus pies de mi
mueble.
—Oh Jesús, vas a husmear hasta que encuentres algo, ¿no? Entonces
vas a robarme.
—Oh, hola—, dice Lex. —Tú debes ser Luke. Ya veo por qué Elliot
ha sido un desastre. Eres un espécimen muy atractivo. Muy fino, de hecho.
Me levanto tan rápido que mis rodillas golpean contra el borde del piano, y
caigo de espaldas sobre el banco sobre mi trasero. Y entonces me dirijo
hacia la puerta, medio caminando, medio arrastrándome.
—Oh, sí, bueno, me ofrecí a follar con él, pero me rechazó. Dijo que
no era su tipo. Ahora sé por qué. Mis sentimientos ni siquiera están heridos
por ello.
Y ahí está, en el porche de mi casa, con sus vaqueros rotos, una camisa gris
ajustada y un gorro sobre la frente. Dios, tiene buen aspecto. Tan
jodidamente bien, y vivo.
Luke se quita el sombrero y se pasa una mano por el pelo. —Sí. Tus
hermanas me dijeron que estabas preocupado. Y ya sabes, recibí tus
mensajes—. Mira a Lex y se muerde el labio. —¿Estás ocupado ahora? ¿O
debería volver?
—No, no, Lex ya se iba.
—No sin mis Nerds, no lo haré—, dice y salta hacia la mesa de café y
los recoge. —Ahora puedo irme. Adiós, Ellie-Belly. Llámame algún día
para que podamos salir.
Me hace un gesto con los dedos y luego empuja a Luke y baja a toda prisa
los escalones de la entrada, dejándonos a Luke y a mí frente a frente en este
espacio abierto.
—Estoy aquí.
Está aquí.
No quiero hablar de Lex cuando Luke está de pie frente a mí, lamiendo sus
labios y luciendo tan jodidamente hermoso.
Dios, está tan cerca que puedo olerlo. Puedo alcanzarlo y tocarlo.
Lo deseo.
Quiero sentirlo.
Mis caderas ruedan contra su dura polla, y siento esa presión entre mis
piernas, y quiero más. Dios, he echado de menos esto, lo he echado de
menos a él.
¿En qué estaba pensando al apartarlo cuando podría haber sido así todo el
tiempo?
Nuestro.
Eso es lo que siempre ha sido. Me engañaba a mí mismo diciendo lo
contrario.
Tanteo la camisa que llevo puesta, pero tiemblo demasiado para quitármela.
¿Quién tiene tiempo para la ropa? Luke tenía razón, ahora mismo parece
una prisión. Voy a andar desnudo cuando él esté cerca para poder sentarme
sobre él cuando me apetezca, sin ningún impedimento.
Dios, se siente tan bien ser llenado así. Hacía años que no tenía una polla
dentro de mí.
Está aquí.
Nunca.
—Mierda, que bien te sientes—, gruñe, pasando sus manos por mis
hombros y por mi espalda. Se agarra a mis caderas y las yemas de sus dedos
dejan huellas en mi piel.
Esos ojos de color avellana se encuentran con los míos, y acuno suavemente
su rostro entre mis manos.
Me abraza y atrae mis labios hacia los suyos. Nos quedamos así durante
mucho tiempo, comiéndonos el uno al otro. Estamos hambrientos. De lo
que podría ser esto. De lo que es.
Cuando por fin nos separamos, tengo los labios hinchados y las mejillas
rozadas por la piel de su cara.
—¿Te quedas?— Pregunto, y Luke pasa su mano por mi espalda.
Suspiro, sintiendo que mis mejillas se enrojecen. —Sí, Amanda hizo muy
evidente que estaba molesta conmigo. Te enviaba mensajes de texto delante
de mí como una especie de técnica de tortura.
Levanto los ojos para encontrarme con los suyos. —No, me he ligado las
trompas. Pero tengo mis óvulos congelados. Algún día me gustaría tener
hijos.
No tengo suficiente.
Sus ojos color avellana se encuentran con los míos, y sus dedos se agarran a
mi culo.
Cuando por fin salimos de la ducha, Luke me limpia con la toalla, pero me
interrumpe dándole besos en la boca.
Lo miro por encima del hombro y luego vuelvo a acercarme a él, mis manos
se pegan a su pecho y suben por su cuello.
—No me hagas caso. A partir de ahora voy donde tú vas. Nunca más
te perderé de vista.
Capítulo Catorce
Luke
Elliot es insaciable. Es como si se hubiera roto una presa emocional, y
ahora no puede quitarme las manos de encima. De ahí la razón por la que se
salió de repente de la autopista. Luego golpeó con los dedos el volante, casi
como si estuviera debatiendo algo, antes de gemir y arrastrarse sobre la
consola, sentándose a horcajadas sobre mi regazo.
Sus manos están ahora en mi pelo, sus caderas rechinando contra las mías.
Las últimas dos semanas fueron una maldita miseria. Me esforcé al máximo
para alejarme de él. Mi hermano se preocupó por mí e incluso condujo
hasta el oleoducto para asegurarse de que me cuidaba, de que comía y
demás, pero sobre todo para comprobar que seguía vivo.
Por eso volví con él. No estaba preparado para dejar esta vida sin luchar por
algo que realmente quiero. Desde ese momento, siento que mi corazón se
ha restablecido por completo. Todo parece... más brillante y mejor,
especialmente ahora que tengo a Elliot.
Aunque, mierda, realmente deberíamos hablar. Tenemos que comunicarnos
mejor y llegar a un acuerdo sobre lo que es esto, pero es tan difícil pensar
cuando su boca está en la mía.
Si no aparezco, me localizarán.
Vuelvo a apretar mi boca contra la suya y arqueo las caderas hacia arriba.
—Claro que puedes, Doc. Sabes que todo lo que tienes que hacer es
usar esa voz profunda y mandona tuya y soy como masilla en tus manos.
Anoche no cambió nada para mí. Todavía me inclinaré por ti.
Él resopla. —No soy mandón, soy dominante. Hay una clara diferencia.
Le sonrío mientras sus manos se deslizan por mí, trazando cada surco y
pendiente de mi pecho y mis hombros. —Estás muy bueno. ¿Te lo he dicho
ya?
Oh, diablos. Ahora no puedo esperar. Quiero dentro estar de él otra vez. Lo
quiero dentro de mí. Realmente quiero encontrar una forma de fundirnos en
una sola persona, para que no nos separemos nunca más.
—Me gustaría que esto fuera una relación. Una seria y monógama.
—Sí.
—¿Seguro?
—Sí.
Pongo los ojos en blanco. —Me gustaría un poco más que eso, Doc. Siento
la necesidad de un romance.
Él suspira. —Bien. Creo que eres... Luke, eres todo lo que no sabía que
necesitaba. Llegaste a mi vida durante una época en la que pensaba que era
feliz estando solo, pero ahora me doy cuenta de que no tenía ni idea de lo
que era la felicidad antes de ti. Constantemente me sacas de mi zona de
confort y todavía estoy tambaleándome por todo ello, pero no quiero volver
a ser como antes. Quiero quedarme y caminar por esta vida contigo. Sólo
contigo.
—Sé que no lo eres—, dice. —Él siempre me hizo sentir menos, pero
tú... nunca me has hecho sentir así. Me gustaría quedarme contigo si me
dejas.
—Duh.
—Lo tiene.
El idiota finge que su coche necesita cargarse cuando podría llegar a casa de
mis padres sin problemas.
Este tipo quiere follar. Pero voy a hacer que lo pida. Que lo pida con todas
las de la ley.
Miro a través del parabrisas delantero y veo que la lluvia ha hecho casi
imposible que nadie pueda ver dentro. Está cayendo con fuerza, golpeando
los laterales del coche. Cuando lleguemos a casa de mis padres, habrá
mucho barro.
Mierda, sí.
Él arquea una ceja hacia mí. —Por favor, Luke. Vuelve aquí. Me gustaría
sentarme en tu enorme y gorda polla.
—Cuando lo dices así—, murmuro, mi polla salta en mis pantalones;
sabe cuando se habla de ella. Empujo la puerta para abrirla y me muevo
para entrar en la parte trasera, pero me precipito y me golpeo la frente con
la esquina de la elegante puerta de ala de halcón.
Llegamos a la casa de mis padres una hora más tarde de lo que esperaba,
sobre todo porque Elliot sigue parando en las autopistas para plantar esa
boca astuta justo en la mía.
—Sí. Es esta.
—Estás nervioso.
—Por supuesto que lo estoy. Es tu familia. ¿Y si no les gusto?
Entonces te verás obligado a romper conmigo.
Se me escapa una risita y le doy un codazo. —Vamos, Eli. Todo irá bien.
—Ya veremos—, murmura, abriendo su puerta y saliendo.
Liam mira a Elliot, con un brillo cómplice en sus ojos. —Eso parece.
Ahora, cuéntame sobre este coche de lujo, ¿eh? Era tan jodidamente
silencioso que se nos acercó sigilosamente. Escurridizo—, dice Liam,
mirando por la ventanilla y apretando las manos contra el cristal.
—Qué elegante—, dice Liam y se desliza detrás del volante. Pasa las
manos por el volante y silba. —Primero Whit y ahora este tipo. Mis
hermanos sí que saben elegirlos.
Dejamos que Liam siga jugando con el Tesla mientras Elliot y yo subimos a
zancadas por el camino de grava, con los pies crujiendo suavemente.
Observo a Elliot y me doy cuenta de que sus cejas han bajado y su mirada
se ha vuelto más seria. Su boca parece que no lo deja respirar.
—Pero tu cabeza.
Cuando Ma suelta por fin las manos de Elliot, éste se vuelve hacia Anne,
que está apoyada en un poste del porche, y un rubor rosado tiñe sus
mejillas. Probablemente está recordando cuando pensaba que salía con ella.
Como si pudiera superar a Elliot tan fácilmente.
Pfft.
Ella pone los ojos en blanco y luego suspira. —Sólo era una oferta. Si
quieres intentarlo, llámame.
Unas cuantas veces, miro a Elliot y lo veo hablando con mis padres, e
incluso con Anne, y se me llena el corazón de mierda. Encaja a la
perfección, a pesar de su aspecto severo y serio. Me doy cuenta de que
todavía está muy nervioso.
Nuestras miradas se cruzan y le hago un gesto con las cejas. Sus ojos se
estrechan hacia mí.
Liam me sonríe mientras sigo a Elliot por el corto pasillo, y cuando estamos
lo suficientemente lejos como para que nadie pueda vernos, se detiene
bruscamente y me mira.
—Sí, lo sé. Todavía puedo ver las migas en tu camisa, pero no me has
puesto las manos encima ni una vez desde que llegaste. ¿Estás... estás
avergonzado de mí?
Su voz baja. —¿Es porque soy trans? Es por eso, ¿no? Lo sabía. Sabía que
esto pasaría....
Mis ojos se abren de par en par ante las palabras que salen de su boca,
porque ¿de qué demonios está hablando este tipo? Estoy jodidamente
confundido.
Elliot se queda paralizado, con las manos colgando sin fuerza a los lados
mientras Ma lo aprieta contra ella, y luego, lentamente, tan jodidamente
lentamente, la abraza.
Parpadea hacia mí, con la sorpresa en la cara. Así es, Eli. Echa un buen
vistazo. Ahora estás atrapado con nosotros.
—Sí.
—Joel, quiere tener hijos—, dice Ma, y yo pongo los ojos en blanco.
Ella jadea y junta las manos. —No puedo esperar. Van a ser unos bebés
preciosos.
—Ella dijo que yo era perfecto—, dice, sin abrir los ojos.
Le rodeo la cintura con los brazos y meto la cabeza en su cuello. Sus ojos se
abren y nuestras miradas se encuentran en el espejo.
Demonios, todo este contoneo me hace querer joderlo aquí mismo, en este
pequeño baño, simplemente inclinarlo hacia delante y deslizarme dentro.
Pero no tenemos la oportunidad porque mi hermano golpea de repente la
puerta.
Elliot se pone rígido a mi lado y susurra: —¿Qué quiere decir con rodar
algo de mierda?
No lo estoy haciendo.
Luke se ríe y luego se detiene. —Crees que no te oigo reír, Eli, pero lo
hago. El oído de Superman, ¿recuerdas?
Miro a través del parabrisas y veo una colina empinada que parece
terriblemente peligrosa. Los vehículos no deberían intentar subirla.
—Voy a subirla y espero llegar a la cima. Nunca ha funcionado antes,
pero no soy un desertor. Así que, te pregunto ahora, Eli. ¿Quieres subir
conmigo o bajarte?
—No acabes sangrando otra vez—, le digo, apretando otro suave beso
en sus labios.
—Estará bien. Hace esta mierda todo el tiempo, y para eso están las
jaulas antivuelco—, dice Liam, como si eso fuera tranquilizador. Este
hombre no lleva el cinturón de seguridad, y he visto lo que ha hecho antes
con su camión. Este hombre tiene ganas de morir. No me fío de una palabra
que salga de su boca.
—Estoy bien.
—Sí.
Liam se mete los dedos en las orejas, murmurando en voz baja, mientras
mis mejillas se calientan hasta alcanzar proporciones épicas.
Mis dedos vuelan hasta sus ojos y los miro. Se ven bien. Dudo que tenga
una conmoción cerebral, pero Jesús, este hombre va a ser mi muerte.
Cuando por fin lo consiguen, miro el trozo de metal arrugado y arqueo una
ceja.
Pero sigo plantando mi culo sobre sus muslos durante el resto del camino a
casa, e incluso dirijo un poco el desvencijado aparato.
Cuando llegamos a la casa, Luke y Liam aparcan sus camiones fuera, con la
ropa manchada de barro y aceite, mientras se chocan los cinco y sacan un
artilugio largo y blanco.
—¿Te ha gustado?
Yo: Eliza, ahora eres madre, no puedes ir a escondidas a todas horas como
estás acostumbrada.
Eliza: Precisamente por eso tengo un marido, para que cuide al bebé y yo
pueda ir a escondidas a todas horas.
—Me pregunto qué puede ser esto—, dice, y luego quita la tapa
lentamente.
Me muevo sobre mis pies y arqueo una ceja hacia él. —Entonces...
Le paso las manos por el pelo y atraigo su cara hacia la mía. —Bien.
Sonríe y me da un beso en la boca.
Un mes después
—Por fin he sacado todas mis cosas de casa de mis padres y me he
mudado oficialmente—, dice Luke, dejándose caer en el sofá y abriendo
bien los muslos.
Los miro fijamente. Pensé que esta necesidad insaciable de estar cerca de
él, pegado a él, se desvanecería, pero cada día es más fuerte. Parece que soy
una perra necesitada. Aunque, Luke nunca se queja. Parece que le gusta
alimentar al monstruo que llevo dentro.
—¿Qué tal si vemos todas las películas de Jungla de Cristal desde que
terminamos todas las de Armas Letales?
—Bien—, respondo, inclinándome hacia él.
—Te amo—, dice Luke, como si ya lo hubiera dicho mil veces. Pero
no es así. Es la primera vez que me dice esas tres palabras.
—¿Lo haces?
—No, Eli, no me des las gracias. Pero podrías decir que me amas de
vuelta. Me amas, ¿verdad?
Se ríe y luego dice: —Sin embargo, hay algo que quiero probar. Es algo que
aún no hemos hecho, pero con lo que he fantaseado.
—Sí.
—Sí.
Pero eso no puede ser cierto, porque se me echa encima en cuanto estamos
solos. E incluso la mayor parte del tiempo cuando no lo estamos. Ese
imbécil no puede mantener sus manos fuera de mí. Así que tiene que querer
hacer esto oficial, ¿no? Porque cuando mencioné el matrimonio, no me dijo
directamente que no.
Elliot entra por la puerta con aspecto de sexo después de un largo día de
trabajo. Se desabrocha la camisa mientras entra en la cocina donde estoy
preparando la cena, y salivo un poco pensando en él desnudo.
Cuando por fin nos separamos, respiro con dificultad y el pelo de Elliot está
despeinado.
—¿Qué tal el trabajo?— Consigo preguntar porque la cena está
ardiendo y me muero de hambre. El sexo tendrá que esperar.
Elliot enarca las cejas y niega con la cabeza. —No, al final se irá. Se ha
hecho amigo de algunos de los pacientes, así que no puedo deshacerme de
él todavía. Además, hace sonreír a Amanda... a veces. No me gustaría matar
la poca alegría que pueda tener en su interior.
Apago los fogones y cruzo los brazos sobre el pecho, inclinando la cabeza
mientras asimilo lo que está tratando de decir. Elliot ha hecho bien en no
guardarse las cosas como antes. Le costó un tiempo, pero ahora es casi un
libro abierto.
—Tienes que explicarlo bien y despacio para mí, Eli. ¿Dices que
quieres hablar de tener hijos?— Pregunto, sintiendo que mi estómago se
retuerce de emoción.
—Bueno, sí.
Me paso una mano por la mandíbula y Elliot arquea una ceja.
—Sí, bueno, la cosa es así. No puedo tener hijos sin estar casado, Eli.
Necesito ser respetable. ¿Qué pensará la gente cuando no vea un anillo en
mi dedo, y tenga un bebé en mis brazos?
Refunfuña en voz baja y siento que mi ánimo empieza a decaer. ¿De verdad
este tipo no quiere casarse conmigo? Vivo con él, mierda, y estamos
hablando de bebés.
—Vamos a casarnos.
Gruño y deslizo mis manos por sus pantalones, agarrando su culo. —Me
estás poniendo cachondo con toda esta charla sobre el compromiso y la
responsabilidad, Doc.
Elliot resopla, pero arquea sus caderas hacia las mías y yo gimo.
Miro a la que pronto será mi suegra y ella se agarra a mis manos. —Estás
muy guapo. Luke va a llorar como un bebé cuando te vea esperándolo al
final del pasillo.
—Confía en mí en esto.
Una hora más tarde, estoy de pie en el altar con un esmoquin elegante, con
las manos juntas delante de mí, mientras Luke se abre paso por la esquina,
con un esmoquin igual de elegante y con un aspecto tan estupendo que he
perdido la capacidad de respirar.
Todo mío.
—Tú también.
Y cuando por fin decimos ‘sí, quiero’, estoy extasiado. Nunca he sonreído
tanto en mi vida. Me duele la cara. Mañana tendré que fruncir más el ceño
para compensarlo.
—Yo también tengo algo de eso. Una cuenta de ahorros especial para
cuando mis hermanos lo necesiten.
Luke roza sus labios sobre los míos. —¿Te arrepientes de tu decisión de
estar atado a mí para toda la eternidad?
—Yo no gruño.
—¿Quién iba a saber que sería tan bueno con los niños?— Murmuro
y agarro a Jacob del suelo, acurrucándolo contra mí. Aspiro el dulce aroma
a bebé que queda en la parte superior de su cabeza y sonrío. Alarga su
pequeña mano y se agarra a mis gafas, arrancándolas de mi cara.
—Incluso dijo que se los llevaría a dar un largo paseo si querías joder
un poco.
—Ya veremos—, digo, imaginando todas las cosas que quiero hacer
con él. No ha hecho monótono en lo más mínimo. Sólo menos frecuente.
Porque... bueno, ahora tenemos tres putos hijos.
Noah empieza a llorar en serio y Luke se acerca para agarrarlo del columpio
y acunarlo en sus brazos. Me muevo para besar su suave cabeza y le sonrío
antes de volver a mirar a Luke.
—Dios, te amo.
Luke me sonríe y luego nos sentamos todos juntos en el sofá para pasar un
rato en familia.
FIN.
Palabras de la Autora
Espero que les haya gustado esta historia tanto como a mí me ha gustado
escribirla. Whit es mi bebé, pero Luke tiene mi corazón.
A Corinne Rochelle y Michelle Kardolus por ser los lectores alfas de este
libro y orientarme en la dirección correcta. Ambos son asombrosos.
Por supuesto, a Kari Monty, quien administra todas mis cuentas de redes
sociales, boletín informativo y sitio web. Todas las bonitas páginas que ves
son por ella.
Y, por último, pero no menos importante, gracias a todos los lectores que se
acercaron a mí con palabras de aliento. Significan todo y hacen que
continúe escribiendo.
Acerca de la autora
A Cora Rose le encanta cualquier tipo de romance y consume demasiados
libros al año. Actualmente vive en Estados Unidos y se pasa el día soñando
con los personajes que tiene en su cabeza.
Notas
[←1]
Expresión: Entrar en (algún lugar, establecimiento o evento) de manera particularmente
informal y despreocupada.
[←2]
Le dijo campesino de forma ofensiva xD
[←3]
Óscar el gruñón es un personaje «muppet» en la versión estadounidense de Sesame Street, un
programa televisivo educativo para niños. Es de color verde y vive en un bote de basura :’D.
[←4]
Tesla es una empresa estadounidense con sede en Austin, Texas, y liderada por Elon Musk,
que diseña, fabrica y vende automóviles eléctricos, componentes para la propulsión de
vehículos eléctricos, techos solares, instalaciones solares fotovoltaicas y baterías domésticas.
El Modelo X es uno de estos autos.
[←5]
El término transgénero se refiere a las personas que tienen una identidad o expresión de género
que difiere del sexo que se les asignó al nacer. Algunas personas transgénero que desean
asistencia médica para la transición de un sexo a otro se identifican como transexuales.
[←6]
Wolverine, cuyo nombre de nacimiento es James Howlett es un superhéroe ficticio que
aparece en los cómics publicados por Marvel Comics, principalmente en asociación con los X-
Men.
[←7]
Una forma de acortar “Best Friend”, que es mejor amigo.
[←8]
Best Friend Forever -> Mejor amigo para siempre.
[←9]
Una HOA es una organización en una subdivisión, comunidad planificada, o edificio de
apartamentos/condominios que requiere una cuota, pero hace cumplir unas reglas establecidas
para las propiedades y sus residentes.
[←10]
Ricardo Leyva Muñoz Ramírez, más conocido como Richard Ramírez, también conocido por
el apodo de «The Night Stalker», fue un asesino en serie estadounidense que mató a 14
personas en la ciudad de Los Ángeles entre los años 1984 y 1985.
[←11]
Lethal Weapon (Arma Mortal o Arma Letal) es una película estadounidense de 1987
protagonizada por Mel Gibson y Danny Glover, encarnando a una pareja de detectives del
Departamento de Policía de Los Ángeles, y Gary Busey como su principal adversario. Es la
primera de una serie de películas, todas siguiendo a los mismos protagonistas.
[←12]
N.T: Tremendo Deja Vu acabo de tener con esto xD. Por favor, recordemos que Caleb y Luke
sí que son familia jaja.
[←13]
He-Man es un personaje de ficción dentro del universo Masters of The Universe.
[←14]
El networking es una actividad cuyo objetivo es ampliar la red de contactos profesionales. Así,
se generan oportunidades de negocio y/o empleo. En otras palabras, el networking significa
desarrollar un círculo social. Esto, con personas con las que se pueda emprender empresa o
conseguir oportunidades de trabajo.
[←15]
TMI = Too Much Information. Demasiada información.
[←16]
Laser Tag o Laser Game denominado también Laser Combat es un juego deportivo que simula
un combate entre dos equipos. Está basado en que los jugadores intenten conseguir puntos
alcanzando con sus disparadores de infrarrojos los dispositivos receptores situados en sus
rivales.
[←17]
N.T: Está hablando de sexo :’D
[←18]
Del inglés: Bolsas de dinero.
[←19]
N/T: Uno preocupado y este tipo durmiendo :D.
[←20]
Gorilla Glue es un tipo de marihuana :’))) y también es el nombre de una marca de super
pegamento. Según investigó su servidora, la especie Gorilla Glue es tan fuerte que al
consumirla te deja “pegado al sofá”.
[←21]
La expresión cuello azul o trabajador de cuello azul, es un término que se utiliza,
particularmente en países de habla inglesa, para designar a los individuos que forman la parte
más baja de la jerarquía de las empresas; en particular con frecuencia señala a ejecutantes de
tareas manuales y a obreros.
[←22]
Consolador con arnés.
[←23]
En la Odisea, se cuenta que Sísifo fue obligado por Zeus a cumplir su castigo, que consistía en
empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase
la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo
desde el principio, una y otra vez.
[←24]
Yelp Inc. es una empresa estadounidense que desarrolla el sitio web Yelp.com y la aplicación
móvil Yelp, que publican reseñas de empresas de múltiples fuentes. También opera Yelp
Reservations, un servicio de reserva de mesas.
[←25]
En el original, Luke dice “Masseuses”, que es masajista pero en femenino. En el dialogo
siguiente, Eli lo corrige.
[←26]
Los ents son una antigua raza que apareció en Arda tras elfos y enanos, justo antes que los
humanos, tal y como indica en El Señor de los Anillos el propio Bárbol al recitar las listas que
aprendió en su niñez sobre las razas que habitan el mundo. Fueron creados por la valië
Yavanna con permiso y mediación de Ilúvatar.
[←27]
Volverse confiado o valiente
[←28]
Derivado del 'ghos/ghosting': la práctica de terminar una relación personal con alguien
retirándose repentinamente y sin explicación de toda comunicación.
[←29]
El bajalenguas o depresor lingual e incluso lengüeta es un instrumento médico para deprimir la
lengua y permitir el examen de la boca y la garganta. El más usado es con forma de pequeña
espátula, generalmente es de madera siendo así desechable o de uso único, aunque los hay
también en plástico y acero inoxidable
[←30]
Sauron, también conocido como Annatar, Gorthaur, El Nigromante, El Señor Oscuro y como
El Señor de los Anillos, es un personaje ficticio que forma parte del legendarium creado por el
escritor británico J. R. R. Tolkien.
[←31]
T/N: No sé si sentir pena o reírme xDD
[←32]
La palabra hebrea Kosher significa apto, adecuado o conveniente.
[←33]
Ellie Bellie es solo un apodo que rima para alguien cuyo nombre es Ellie y generalmente se
usa cuando alguien quiere algo.
[←34]
Dungeons & Dragons (Calabozos y Dragones) comúnmente abreviado como D&D o DnD) es
un juego de rol (RPG) de mesa de fantasía.
[←35]
En general, TPK significa más comúnmente matanza total del grupo y se usa con frecuencia en
juegos de rol o juegos de rol, como Dungeons and Dragons. Este término se usa cuando un
grupo completo es destruido con poca o ninguna esperanza de volver a la vida.
[←36]
La Ley de Portabilidad y Responsabilidad de Seguros Médicos de 1996 (HIPAA) es una ley
federal que requiere la creación de estándares nacionales para proteger la información
confidencial de salud del paciente para que no se divulgue sin el consentimiento o el
conocimiento del paciente .
[←37]
Una persona excesivamente negativa o pesimista. Sí, es una referencia a Ígor a Winnie Pooh.
[←38]
N/T: ñshfa lloro. TT