Dialnet SierraSur 709324
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''Sierra Sur''
ACTAS
111 JORNADAS DE HISTORIA
SOBRE LA PROVINCIA DE SEVILLA
"Sierra Sur"
CILENA YELRUBIO
19 y 20 de mayo de 2006
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro pueden
reproduc irse o transmit irse por ningún procedimiento electrón ico o mecánico.
incluyendo fotocopia, g rabac ión magnética o cualquer al macenamie11to de
informac ió n y sistema ele recuperac ión, sin permiso escrito de la Asociación
Provincial Sevillana de Cronistas e Investigaciones Locales.
© De los autores
© De cMa edición:
Asociación Provincial Sevillana de C ronistas e Investigadores Locales.
PONENCIAS
COMUNICAC IONES
Gilena a mediados del siglo XVI II dentro del Marc1uesado ...................... 179
Amonio :'Y!. Rodríguez Rodríguez
Un patrimonio artístico ol\'idado. Las iglesias de la Sierra ele Osuna ...... 265
Magdalena lllán!Lina Malo!Anlonio J. Sa11.ws
Su inmemorial historia adormecida en los vestigios de nuestra memoria recobra una inusitada
vitalidad con la publicación de esta obra. Las diferentes civilizaciones que han habitado este enclave
serrano han modelado tras el correr del tiempo un patrimonio cultural de incalculable valor, y un patrimonio
humano donde aún perviven las señas de identidad de unas gentes que dejaron entre la sierra y la campiña
el recuerdo indeleble de su milenaria historia.
Con la publicación de estas Actas culmina un hermoso proyecto auspiciado por la ASCIL
empeñada en recuperar y sentir la necesidad de conocer y reconocer nuestro pasado desde el derecho
que asiste a todo pueblo a recordar y honrar su memoria colectiva, de saludar y entender a los que
nos precedieron, de dialogar con ellos, recuperando y poniendo en valor nuestro patrimonio cultural más
cercano, rescatando del olvido el papel imprescindible que los hombres y mujeres de nuestros pueblos y
ciudades han protagonizado a lo largo de los siglos y que hacen posible acometer el presente y encarar el
futuro con ilusión y esperanza.
Nuestro sincero agradecimiento a todos los que han hecho realidad este hermoso sueño,
especialmente a nuestro compañero en las tareas investigadoras y de organización, Ezequiel Díaz
Fernández. a los Ayuntamientos de El Rubio y Gitena que apostaron fuertemente por este proyecto con
personal y recursos, ofreciendo una extraordinaria hospitalidad, a la Universidad de Sevilla avalando
científicamente las Jornadas, a la Fundación Contsa por su apoyo a través del convenio de colaboración
suscrito entre ambas instituciones y por supuesto a la Diputación Provincial de Sevilla, la cual, gracias
al empeño y pasión de su presidente, don Fernando Rodríguez Villalobos, por todos y cada uno de los
pueblos de la provincia, así como por todo lo que se hace por ella, patrocinando con su edición estas Actas
y ofreciendo recursos para futuras jornadas.
Unas cifras que vienen incrementándose cada año y que ponen de manifiesto la atracción que
nuestros municipios ejercen sobre los turistas nacionales y extranjeros, que incluyen a la provincia como
parte de sus viajes de disfrute.
Y en ese éxito, sin lugar a dudas, resulta de primer orden el hecho de que, en la mayoría de los
casos, el visitante de la provincia de Sevilla llega hasta aquí atraído por el rico acervo cultural y patrimonial
del que gozan muchas de nuestras localidades. Un asiento monumental de siglos que ha ido fijándose a
través del paso y la impronta de distintas civilizaciones que dejaron su particular huella en el terreno.
Sevilla es romana, árabe, renacentista o barroca, todo ello siempre marcado con la singularidad
que las cosas del Sur añaden a esas manifestaciones arquitectónicas, escultóricas o de cualquier otro tipo.
Esa riqueza cultural es, como digo, el principal recurso que poseemos para dinamizar
turísticamente nuestros pueblos y, además, esos son los testimonios vivos y presentes de cómo hemos
llegado hasta aquí.
Por eso, el estudio y la revisión de la historia de los municipios sevillanos es una tarea que nos
ayuda a comprender mejor nuestras potencialidades en el turismo y a profundizar en aquello que nos hace
diferentes y atractivos para los visitantes.
Y esa tarea es, precisamente, la que viene llevando a cabo ese colectivo al que le gusta que
tengamos memoria como pueblos y como provincia: la Asociación Provincial Sevillana de Cronistas e
Investigadores Locales.
Un colectivo con casi cuatro años de historia que viene abundando en el noble ejercicio de
adentrarse en la historia y los archivos de las localidades sevillanas y que, tras celebrar sus terceras
jornadas, edita ahora este libro que recoge el trabajo de aquellas sesiones.
Estamos, por lo tanto, ante una ocasión inmejorable para asomarnos al pasado de la Sierra Sur
gracias a esa entrega abnegada y silenciosa que representa la labor de los cronistas e investigadores de
la provincia de Sevilla.
Por ello, nos congratulamos en que un conjunto de ponencias y comunicaciones sobre la Sierra
Sur de nuestra provincia puedan ser analizadas con atención, a través de la edición de estas Actas. No nos
cabe la menor duda del acierto de los organizadores de las Jornadas. ya que se han ocupado de una zona
poco conocida para el público en general e incluso para una gran mayoría de los propios sevillanos. Estas
Actas serán un nuevo incentivo para conocer y apreciar las riquezas que se encierran en ese preciado
cofre de estos pueblos de nuestra provincia: su patrimonio histórico, cultural y social será el acicate para
visitarlos y apreciarlos en su justo valor.
Desde aquí animamos a cuantos forman parte de ASCIL para que no cejen en su loable empeño
de dar a conocer la extensa y compleja riqueza que encierra este territorio. que en su día conformara el
antiguo Reino de Sevilla. Desde nuestra Fundación contarán siempre con nuestro aliento, nuestro apoyo
y nuestro ánimo.
La elección de esta vasta comarca sevillana, como marco preferente de análisis territorial en
el presente volumen misceláneo, se justifica en gran parte por la urgente necesidad de abundar en el
conocimiento positivo de unas tierras singulares, que infundadamente han sido muchas veces marginadas
por la historiografía sevillana, sin duda por su intrincada condición de "frontera" entre culturas y
civilizaciones antagónicas (siglos XIII- XVI}.
La Sierra Sur sevillana ha sido también durante gran parte del Antiguo Régimen (siglos XVI-XIX}
una región de paso, preterida por intelectuales ilustrados y denostada por viajeros románticos que sólo
vieron en ella el más negro "estereotipo de campo andaluz"; grandes latifundios en manos de propietarios
- "señoritos"- que residían en las ciudades próximas ( Estepa y Osuna) y una masa jornalera, -"braceros''-,
dependiente de un trabajo temporal en las tierras próximas de los alcores y la campiñas meridionales.
Pero la Sierra Sur fue y es mucho más que todo eso. Y hoy sus hombres y mujeres reclaman
una revisión de su Historia más evenemencial para afrontar con mayor éxito el futuro. Un futuro que tiene
mucho que ver con la consolidación de su nueva circunstancia de ser el "gran corredor de comunicaciones"
en la A-92.
Muy poco se consigue, sino polarizar la comarca y sus poblaciones en tres sectores serranos
no siempre bien avenidos: el estepeño, el ursaonense y el moronense. Por lo que el problema de la
tierra se acrecienta durante el Antiguo Régimen por la baja productividad de los suelos para los cultivos
de secanos, para el cereal. Sólo el aprovechamiento de los recursos naturales y el cultivo social de olivar
distribuye la riqueza.
En consecuencia, frente al poder central de los viejos señoresfeudales máso menos hacendados,
y la prepotencia gubernativa local de las oligarquías más o menos "burguesas", el caciquismo, el desarraigo
de la población, el jomalerismo y en última instancia el bandolerismo como fenómeno social y marginal
polivalente han caracterizado la organización del espacio rural serrano y sus poblaciones desde el siglo
XVIII hasta comienzos del siglo XX. A ello contribuye también la orografía y las bajas "rentas per capitas"
de esta "banda" meridional sevillana de la Subbética andaluza.
Estos pueblos, en algunos casos milenarios, se enfrentaron durante gran parte de los siglos XIX
y XX a un determinismo económico muy rígido. Las más de las veces sólo prospera el que trasforma las
materias primas que produce, y a su vez las sabe comercializar con buenos servicios hacia las capitales
andaluzas, Sevilla, Córdoba y en menor medida Málaga.
Pero si hay algo por lo que me siento - nos sentimos todos los componentes de la ASCIL - muy
satisfecho es porque las Jornadas de Historia cuentan cada vez con más instituciones públicas y privadas
(Universidad de Sevilla, Fundación Contsa, Diputación de Sevilla) que apuestan decididamente por la
Historia Local como fuente indispensable del saber. Este es el camino y debemos seguir trabajando en
el mismo. Mi reconocimiento a todas ellas por su confianza; y a nuestro presidente José Antonio Filler,
promotor incansable en la búsqueda de colaboradores.
Y sobre todo, y ya para terminar, quiero felicitar a los municipios de Gilena y El Rubio, por la
apuesta tan decidida y seria que hicieron en su día por la Historia y la Cultura local. Hoy que tanto se
desdeña los estudios locales en un mundo global, mirar hacia dentro, bucear en lo orlgenes particulares
de cada localidad, no sólo es un sano ejercicio mental para comprender el presente e intuir sin error el
futuro, sino sobre todo en una apuesta por un noble concepto cultural no siempre muy bien entendido
por los poderes centrales, el municipalismo Todos los investigadores que nos sentimos y sabemos
miembros de comunidades locales, más o menos modestas, reconocemos con honestidad y valentía, que
todos, absolutamente todos. somos en gran parte lo que fuimos; y lo que fuimos está indisolublemente
encadenado a la historia pequeña e intima, casi cotidiana, pero al mismo tiempo ilustre y respetable, de
nuestros pueblos.
1. INTRODUCCIÓN.
lbn)arrñf señaló la fuerte relación existente entre el territorio ele l:i Campiña con el
de la Sierra Sur e incluso la Sierra de Rond:i. Así, llega a afirmar la pertenencia ele Takurunna
(nombre que recibía el territorio de la actual Ronda); Écija, circunstancia que desde un punto
de vista adm inistrativo no se mantuvo por mucho tiempo, pero que viene a incidir en l:i unión
de este territorio. Este autor designa la región cercana a Éeija corno iqlim al-Sahl [la planicie].
mientras la zona que rodeaba Takurunna ern denominada iqllm al-yabal lla montaña]2. Aunque
lo~ estudios de Y. Martínez han mostrado s()braclamente la integración de Takurunna en tilla
dinámica histórica cliferente·1, la inclusión de las sierras cercanas a la Ca mpiiia, que conforman
la Sierra Sur de Sevilla y la Sierra de Estepa, en la I3adi)'al lstiya. parece evidente. Distintas
alquerías dependían de Estepa. cabecera del territorio durante el em irato omeya; entre ellas
podemos destacar a Ya/yana [Gilcna] y el territorio cercano de al-Junns4 (Alonoz?).
1
Cfr. Abellán. J.,'-" cora de Sido11in. Málaga. 2003: Rokláu Ca,tro. F.. Nfr,1,/a islámica, Huelva, Diputación, 1997
(2• ed); Valencia, R . Sevilla musul111(111a hasta la caída del colija10. M,1drid. U. complutcn,c. 1988.
: lbn al-Jam'tt al- l~bil ,, /jti~ii:r iqtibii111l-anm1r. cd. J. Bosch y E. Molina. Madrid. CSJC. 1990. 128.
1
• Mnrtíncz Enanwrndo. V., AI-And11!11I desde la periferia. La fon11oció11 de una sociedad """"l111m10 "" lierra.,
23
JOSÉ RAMÍREZ DEL RÍO
La conquista del territorio por los musulmanes iras el año 71 l, que condujo a la
creación de Badiyat lstiya, fue llevada a cabo en la mayor parte de los casos mediante pacto,
y en gran medida real izada por las tro¡nis bcréberes bajo el mando ele T{iriq b. Ziyiid; estas
dos razones se unieron para dar lugar al nacimiento de una región conílictiva para el poder
polílico andalusí. El mantenimiento ele la propiedad ele la tiena e n las comarcas de la Campiña
y la Sierra Sur y en sus alrededores por parte ele los hispanos. excluidos en buena medida del
disfrute ele lo cargos polílicos en el estado omeya. unido a la población árabe instalada en la
zona de Morón. y a la beréber que convive con los dos grupos anteriormente mencionados y
que, en algunos casos, transmite incluso el descontento por su preterició n socia l e n form a de
adopción ele formas religiosas heterodoxas, como el jariyismo. configurnn un territorio muy
conílictivo parn el poder omeya desde cornienLos del cmiralo.
Las zonas rurales de Badiyat lsciya estaban habila<las de forma mayoritaria por
lribus bcréberes, corno apunta lbn al-Farndi al aborda r la biografía de 'Avsnn h. lsb~1q 5•
aunque desde el principio hubo ta mbién elementos destacados de este origen en los núcleos
urbanos de la región, como podemos comprobar en la biografía de Abo I-Q,h1m Jala( b.
Sulr1yman6
La posición política de los habitantes de cada zona de esta región se vio determinada
por la estructura de la propiedad característica. M ientras en el AUarafc7 sevillano la propiedad
estaba en manos de los á rabes, que la consiguieron en parte gracias a los bienes tomados a
los habitantes ele Sevilla tras el asalto a la c iudad, y en gran parte gracias a la a lianza con
antiguas fam ilias terratenientes visigodas, el tipo de poblamienlo en esta región e ra distinto.
pues mientras en Bildiyac lsciya encontramos grandes núcleos urbanos que organ izaban a
los pobladores, en el Aljara fe enco ntrarnos núcleos dispersos, las alquerías, y no veremos la
aparición de núcle(lS más grandes hasta bien entrado el s. X IJ. D ebido a l tipo de p ropiedad
que encontramo~ en el A ljarafe, de graneles latifundios. la población rural no podía decidir los
cultivos más adecuados para asegurar su subsistencia, sino que debía enfoca r la producción
según los dictados de los propietarios. que bu!>caban una mayor rentabilidad a la tierra a
través del monocultivo del ace ite. muy adecuado para su comerc ializació n, y para conseguir
convertirlo e n capilal. En Badiyat Istiya la siluación fue muy d istinta, pues las tribus beréberes
e indígenas pudieron dedicarse a c ultivos de subsistencia y alternar distintas actividades,
desde la ganadería hasta la caza o la silvocultura. El terreno quebrado y elevado ciaba opción
al encastillamiento, con que la población eludía a los recaudadores ele impuestos omeya~.
Las mayores concentrac iones de tierras cultivadas se daban alrededor de las medinas, pero
muchas tierras aptas para el cultivo fue ron dedicadas a la ganadería, como confirman las
notic ias de las incursiones castellanas e n época tardía (s. XU). Los muladíes y los beréberes,
excluidos de los privilegios que el estado cordobés concedía :i ~us servidores más cercanos y
' lbn nl,füra<Ji, Ta',11 'uiama' a/..Andali.c,, BAH. Madrid, 1888, nº 995: De Felipe, 11 .. ldemi<lad y rmo1111í.1·1it·a de /oJ
beré/;('res de al-Andalus, Madrid, CSIC, 1997. 77 y 101. Este l1ccho trajo COlll() consccuen~ia la progre~iva llegada de
berébcrcs ah~ núcleos urbanos de l'kidiyat l,ri 9(1; et hijo de 'A,sün dirigió la ornción en la mezquita aljama 1k FA:ija.
'' Ilm 13askuwal, Al-~ila. cd. J. al-A),y:'.lñ. El Cuim, s.cl .. 4 14; Ávila, M. L., /.o sociedad l11spa11011111s11/mana ol./i,,al
dtd co/ijaw. :>,1adrid, CSIC, 1985, nº 577.
' Ramírcz del Río. J . y Valor Piacho1w, M .... AI-Sharar·. E.L ,.v. (en prcn~a).
24
LA S IERRA SUR Y LA CAMPIÑA: AÁDIYATISTI?A EN LA ÉPOCA ISLÁMICA.
a los árabes de más ilustre linaje, aprovecharon los momentos de clebil iclad de éste para dejar
de pagar tributos. En este sentido las poblaciones más proclives a la rebelión del occidente de
al-Andalus fueron precisamente Écija, Morón y Osuna. Al-1:limyari nos rcíicre un dicho que
circulaba por Córdoba. y que rcíleja con claridad el enfrentamiento entre Écija y In capitaJH:
"Écija, la inicua. mencionada siempre con maldiciones y bochorno. Lo nu-jor, de ella se va.
f.o peor, allí queda''.
La Sierra Sur. aun perteneciendo a esta unidad geog ráfica, mantuvo una dinámica un
tanto distinta y carncterit:ada por la presenc ia desde sus comienzos de una pobla<.:ión todavía más
refractaria a aceptar la autoridad lílnto poi ítica como religiosa representada por el estado omeya y
los t1lemas malikíes en un primer momento, y por los beréberes almohades posteriormente. fatas
personas encontraban en la orografía ele la región la mejor baza pnra escapar a las imposiciones;
por ello desde muy pronto el territorio se pobló de huidos y de marginale .
Las crónicas historiográficas no nos han ofre<.:ido en la mayor parte de los caso!>
información suficiente para que podamo!- hacernos una idea cabal de la existencia y la forma
de vida de estas personas. lncluso la moderna historiografía apenas le había dedicado atención
aunque en los últimos años este vacío esta comenwndo a ser colmado y en el campo de los
estudio¡; andalusíes podemos destacar la monografía coordinada por C. de la Puente~
El caíd fue contra el jari}'Í y cuando se aproximó, preguntó por él. Le contaron
que estabn en guardia y en una posición muy fuerte. Entonce~ el caíd recordó las palabras
de al-1::Iakam: "Mátalo. si no. tendré Lu cabeza a cambio". Se lanzó al maque corriendo grn11
peligro, preparó una trampa con la que llegó hasta él. y lo mntó, fue a presentar su cabeza a
' Al-l;limyari. Killib Rau:,.J ,tl-Mi'¡iir. en út Pé11i11sule /bériq111• au Moy,•11 Age. ccl. y lrad. Lévi-Provcnc;al, E .. Leiden.
Brill. 1938.
• EOHA XIII. lde111idades 111argi11ales. edición C ristina de la Pucn1c. M,idrid, CSIC. 2003.
'" lbn al-A¡ir. Al-Kiimilfi-l-1a'nj, VI . 8eiru1. D,ir .$/ider. 1965, pp. 3 18-9.
25
JOSÉ AAMÍAEZ DEL RÍO
al- f-:lakam. Lo encontró en el mismo sitio en que lo había dejado, y había durado su ausencia
cuatro días. Cuando (al-Halwm) vio esto, felicitó al caíd. le tomó en consideración y aumentó
su rango.
No fue en modo a lguno la primera rebcl ión que incendió Bcidi)'at lsciya, ya en el año
760 d.C se había producido la rev uelta de 1.Iaywa al-Mu/amis al-Ha4ramT contra el em ir ·Abd
al-Ra~mfü1 / 11 ni desde luego fue la última: poco después de la destrucción de los jariyfes se
levantó Qa'nab contra el emir. En puridad parece evidente que la princ ipal preocupación del
emir en relación a estos rebeldes y salteadores se encontraba más e n que pudieran afectar
a las principales poblaciones del país que a su rebeldía en las zonas rurales, pues varias de
las poblaciones de 13acliyai lstiya estaban situadas sobre la vía Augusta, la arteria del sur de
al-Andalus:
Hubo controversias entre los árabes y los mu/adíes en Éc(ia por i,wigación d e
Qa'nab, que provocó fa negativa de los mu/adíes a rezar tras 1111 ima:111 ó rabe; por entonces
los califas no nombraban m6s que a árabes para dirigir la oración. Los mu/adíes se negaron
a seguir las instruc('io11es de la ou10ridad, y les dijeron los visires: "¿Os sari~faría Abü.
,\fu.sa al-Hawivilrl?". Los dos bandos acordaron aceptarlo; se !o enviaron y le animaron
a que resolviera e.Has diferencias. Accedi6 a dirigir fa oración sin recibir salario alguno;
llegaba desde S/1 aldea mda 1·icrnes para dirigir la oración de fa geme de Écija, hasra que
al.final ele su vida se le hizo p esado (el constante viajar) y tuvo que comprar u11a casa en las
cercanías d e la mezquita, casa en la que residió has1a su muerte11•
El emir omeya hubo de negociar con las partes e n conflicto para evitar que los
muladíes apoyaran la rebeldía de Qa'11ab, lo cual habría sido mucho más g rave que la
persecución de este ind ividuo por las serranías de la zona. Sin embargo la mayor parte de
los marginales que vivieron en Bcü.li·yat lstiya durante la época islámica no se opusieron con
la!> armas en la mano a la autoridad política. Generalmente buscaban el alejamiento de los
núcleos de población principales de la región y se refugiaban en las alturas y en riscos en los
que resultaba muy difícil localizarlos y reducirlos. Las razones para este alejamiento eran por lo
general de dos tipo~: ocultarse del ejército y de las milicias que ejercían la función de mantener
en orden, en el caso ele los bandidos y monfícs, o alejarse del control que los ulemas malikíes
tenían sobre los centros urbanos anclalusíes, pudiendo practicar unas form as de espiritualidad
heterodoxas, en la búsqueda de la comunicación última con Dios a través de prácticas sufíes.
A continuación expondremos ele forma breve algunos apuntes para reconstruir las vidas de esta
población serrnna de época andalusf.
11
lbn '/0/,írí. A!-Hayün al,,\fugrib.11, 51.
" 1\l-ZubayJi, Kua!, ¡aba.¡ai al-nru,1wi~y1n. l}ar al-Mu'círif, ~.d .. 124.
26
LA SIERRA SUR Y LA CAMPIÑA: BADIYA T 1STIYA EN LA ÉPOCA ISLÁMICA.
Resulta sorprendente la forma en que los propios estudiosos de al-A ndalus han
alcanzado la convicción - no declarada en muchas ocasiones- de ese cnrácter estructural ele la
violencia de los bundidos en la sociedad andalusí, que no conlleva la marg inación del autor
de estas acciones. E n el reciente volumen del C SIC mencionado no hay mcnción alg una a h)s
bandidos. asumidos como parte de esa identidad tribal andal usí.
27
JOSÉ RAMIREZ DEL RIO
Apareció en el camino enire Córdoba y Sevilla un hombre de los heréberes del rnritorio
de Carmona llamado TamiEika que se adueñó del ,w11i110 y cometió delitos, agravando la
si111aci6n has/a que llegó 1111 hombre de Écija lfa111ado Mu~1ammacl b. Galib al emir 'AbJ Al/ah
para solicitarle permiso para co11struir wzaforraleza en la aldea de Sam Turris, en el límite
emre Écija y Sevilla. en lo que se asentaría con sus compaíieros y aseguraría la mta e impediría
a Tamlisika y a los ladro11es que iban co11 él los a1aq11es. El emir f<, respo11dió.favorahfeme11le
y Mu~ammad b. Galib in cons1ruyá y se fue a ella con sus compaíieros. Era enétgico y sarwz, y
se le unieron en esta fortaleza beréberes de los Bucr. mawalr v mu/adíes de !odas tus coras y en
gran mímero, de los que se sirvió y con los que protegió aqud/a zona. Adquirió en/re las !(entes
1111 renombre que fe envidiaron los árahes de los f3anü)alcln.n )' los &mu l-I)ayyay'6 •
Las maquinacionc~ ele los Banfi.}ald11n y los Ba11a L+Iajyay condujeron poco tiempo
después a la ejecución de Mu~ammad b. Galiba manos de los omeyas de Córdoba. intenran<lo
aplacar a los árabes de Sevi lla, aunque en tí llima instancia esta ejecución fue lo que les dejó
expedito el camino a la rebclión 17•
28
LA SIERRA SUR Y LA CAMPIÑA: BÁDIYAT ISTI"\½ EN LA ÉPOCA ISLÁMICA.
Tamiisika mantuvo una influencia en la región durante más tiempo, e lbn l,Iayyan
e lhn '/g.cir! mencionan las relaciones entre ésLc y los compañeros de Mul.iammad b. Galib,
que asesinaron con 8 LI ayuda a Ya'd, el hermano del gobernador de Sevilla, corno venganza'".
Parece clara la relación entre ambo~ grupos de rebeldes tras la muerte del anterior caudillo
de los monfies de la Campiña de Écija, e incluso tenemos noticias de que un hijo de Tamfilika
lomó partido por lbn l-:fahr1n durante lafitna 19•
18 ldem. 84. llm 'kt1ri, Al-JJayiin 111-,VIH~ríb. París. 1930. 11, 122. En eslá úllim,1 obra llama e l eroni,t:1 al cabec illa
primero crucificado}' h1ego rematado en la crnz. Cfr. Pc1crs. R., Crime a11d P1111ishme11t in lsla111ic Law. 37-38;
Para los Ii'íes un buntlitlo que sobrevi vie ra tres d[as a In cn1c ili,xión debfa ~cr perdonado y como vere mos al-B:12i,
tras salir vivo de la c ruz. recibió tamb ién e l perdón. Sin embargo en c; te ca~(> al-Mu'camid no ª " uó <le arncrdo a
la !arl'a sino a la ,iylil,i, la d iscrecio1mlitl,1tl concedida -y aceptada incluso por los juristas como ~11.:edc en d ca,o
de lbn Taymiyya- pnrn trntar con el bandidaje y erradicarlo. Al-Mu'ramid va :1 proceder de íonna ~imilnr al ,naj'len
m:igrcbí,que aceptab.1 d poder akan,:ado por esros medio~ por parte de algunos notable, reg,onulc~. encargándole,
¡¡;,f iambién la repres ión del c rim,,11. Cfr. l larl. D.\1.. Rr,11didism11 m el l.rla111, csluclio introductorio de J.A. Alcantud,
Grnnacla, ;\nthropo~. 2006. especialmente pp. 15-42.
29
JOSÉ RAMÍREZ DEL RiO
dejas para que nos socorra, cuando faltes?". E111011res apareció 11n beduino sobre un burro
en el que llevaba ropas y víveres. (Al-Ba,1) le grifó y le dijo: "¡Seíior! ¡Mirá en qué estado me
encuemro.' ¡Necesito que hagas algo en fo que hay provecho pa ra ti y pam mí". Él respondió:
"¿Y qué es?". "Mira en ese pow, cuando me cercó la policía eché en él cie11 dinares, tal vez
consigas sacarlos. Esta es mi mujer y esas mis hijas. que se ocuparán de tu burro mientras lo
sacas. Se apoyó el beduino e11 el brocal del pozo y se introdujo en él después de acordar que
tomaría para si fa mitad. Cuando llegó a la parte de abajo del pow la mujer cortó la cuerda,
y él quedó gritando e inerme. (La 1mijer) tomó lo que ha/Jía en el burro con sus hijas y lwy6.
Esto fue en una época l'II que hacía mucho calor, y Dios no hizo pasar por a ffí a nadie hasta
que ya se habían apartado y se habían puesto a salvo. Esta persona que llegó, con 01ros, se
fJ/./Sieron a sacarlo de allí, y le preg11ntaron por las causas de su situación. Él respondió:
·'Éste ladrón y bandido me trabó hasta que su mujer y sus hijas se hubieron lleva.do mis
víveres y mis ropas. Esta historia fue contada a Ibn 'Abbad.. q11e se admiró de ella e hizo que
le llevaran a al-f3azí al-A.{hab. ''¿Cómo hiciste e.wo, c11ando estabas a punto de morir?". Él le
respondió: "Mi seí'íor, si conocieras el alcance de mi placer cuando robo, dejarías el reino
y te dedicaría:; a ello'·. (lbn 'Abbaci) solió una maldición y se rió. Lueio le dijo: ''Si te suelw.
mejoro tu estado y 1e proporciono s11.1tento, ¿te arr<'pemirías de estas acciones malditas?". El
respondió: "Seiior mío. ¿cómo voy a rechazar el arrepentimienfO cuando es lo que me salva
de que me maten'.'". Se lo prom.etió e (lbn 'Abhlid) lo puso alfrenre de hombres valerosos, y
se convirtió en guardián de los alfoces de la ciudad22.
A I parecer la descripción de la Campiña en época taifa que presentamos ante riorme nte
se corresponde bas tante bien con e l territorio proclive a este tipo de le vantamientos, con una
autoridad estatal pre!>ente gracias a la red de fortalezas que aparece en el texto de lbn Hayyan
transmitido por Ibn Bassam.
El hecho de que los antig uos ba ndidos ele una región sean empleados como
guardia nes del orden de la mis ma no debe lla marnos la a tención excesivamente, ciada la
ausencia de reproche que las acciones ele los bandidos sociales suscitan. Su habilidad para
llevar a cabo sus robos indica n s u iniciativa y su capac idad de combate, por lo que una vez se
encamina n por la senda marcada por el poder político pueden serle de gran utilidad.
"Al-Mtiqqorl, Na/)¡ al-(Ú>, ed. l. 'Ahhas. Beirul, 1967. 1V, 128-1 29. Trud. J. Rarnírcz del Río.
º' Petcr.;, R.. Crime mu/ P1mishme111 i11 t:.lamic Law. Cambridge. Universidad . 2005. 27-28.
30
LA SIERRA SUR Y LA CAMPIÑA: BADIYAT JSTIYA EN LA ÉPOCA ISLÁMICA.
Las fuentes árabes no son muy prolijas en la descripción de la vicia cultural de Bádiyar
lsti5-a pero nos ofrecen alguna información acerca de la actividad de los mfsticos musulmanes
de la región. principalmente durante el período de aprendi1iúe de /lm '.Arabl en Sevilla, descrito
en la Risalac al,q11ds, Epístola de la Santidad en la trnclucci6n de Asín Palacios2~.
Este Mum Asyün, era una cima que veremos utilizar a otros místicos de época
almohade y por tanto podemos documentar su uso para la meditución piadosa durante cerca
de tres siglos. En el Islam <le los primeros siglos las actividades místicas se encontraban
Hipcrión. 198 l.
"5 lbn ,11-Fanu,li. Kir,ib 1<1'r!i 'ulamii' 11/-1\ruialu.1·, Cll. l. al-Abv~ri. El C.1iru, :;.d .. 836. biogml'ía n'' 1438.
31
JOSÉ RAMÍREZ DEL RÍO
en muchos casos con la hostilidad de los ulemas, que consideraban que se trataba de una
tendencia herética dentro del Islam. El propio profeta Mul.wmmad había seiíalado según un
conocido /1adrr: "no hay monacato en el Islam", y las actividades de estos místicos parecían
apartarse de este mandato.
Estas redes de sabios se vefon expuestas también a los vaivenes de la política omeya,
y durante la rebelión de lbn 1./ahun sufrieron persecuciones de muy distinto tipo. Lo que
diferenciaba a estos pcr~onajes de los marginales es que podían refugiarse en Córdoba, la
capital omeya, o en alguna población que se mantuviera fiel a l em i rato:
Algunas personas de mi familia 111enciona11 que Na.1r fue muerto en los confiictos
e ntre los muladíe.1· y los árabes-7, y q11e Yu.,uf vino de allí de pequelio.
Era 1111 hombre virtuoso, que 11.0 se preocupaba pur las cosas de es/e 11u111do y
quizá asistió a algunas reuniones de los sabios, pues la ciencia era lo que más fe
intere.\aba. lira de silencios prolongados.
Nos confaron que cuando receba la oración del m11l111ecer lo hablaba hasta que
había reci1ado mil veces "Díno hay más dios que Dios"18. de 101110 como le gustaba
decirlo, y no se movía de la mezqui1a.
"' Por 4arab (sic) del 1cx10. con-egimos 11d sen"'m en 'arnh.
" Versículo coránico y lema de la dinastía om..:ya. que ya en Orieme lo puso en lü acu11ación de sus monedas.
' '' lbn ;1I-Far.1\!1, Kiriib w'rrj 'ulmnii' al-Andalus, 939. biogrMía n" 1626.
32
LA SIERRA SU R Y LA CAMPIÑA: BAD!YAT ISTIYA EN LA ÉPOCA ISLÁMICA.
Estudió con Mu/_iammad b. Al.miad al-'U1bi, Aban b. 'lsh, Ya/.i)'lÍ b. Ibrahrm b. Mu zayn ,
Mul,iammad b. Yüsuf b. M a¡ru/_i, Ibro.hlrn b. Mul)ammad I?. Baz, Baqr b. Majlad )'
Mu/.wmmad b. Yi.mnacla al-l.1hrl1.
La lista de los místicos que vivían y llevaban a cabo sus prácticas piadosas en la
región según este precioso texto, e ran los ~iguientes: 'Abcl Alléih b. al-Usicid al-Mawrfirr.
cuyas a nécdotas y biografía completa puedt: e ncontrar e l lector e n la preciosa obra de :vt .
Asín Palacios. Era discípukl del gran místico Ahii i'viadylin. llevó a cabo la peregrinación a
La Meca. y su maestro tenía e n tanto a 'Abd Allah que le propuso que lo acompañara durante
sus últimos días en una cueva dedicado a la oración. y dura nte su estancia contempló
grandes mara vil las32.
A modo de ejemplo cita ré uno de los prodig ios que dieron fama a este nsccta
musulmán:
Uegado pues 'Ahd Allah a/,,\fou-T11rl a esta ciudad [Gra11adaf y hosped(ldo por
Abü ,\,larwiin. juntáronse muchas personas e11 la casa para recibirle. Había/es pues/o el
33
JOSÉ RAMÍR EZ DEL RÍO
a,,fitri.ón una mesa con almojábana.1· rellenas de miel; mas como el hijo del dueño d,, la
casa se había marchado aquella madrugana a 1111 corrijo que tenía en las cercanías de la
ciudad, los teriulianos estaban pesarosos de que el h~¡o del anfitrión no asistiera con ellos al
agasajo. Entonces Ah¡;¡ Mui_wmmacl al-MawrürI, que ya había comido hasta saciarse. dijo a los
presentes: ''Si queréis, yo comeré aquí en vez de él. y él se hanará de este mismísimo ma,!iar.
es/ando en si cortijo". Quedáronse todo.\ llenos de incer1id11mbre, sin atreverse a decidir en
su interior ni a ma11/les1ar si aquello era o no imposible. Enionces fe dijo Aln1 Marwan: "¡ Por
Dios te pido. Abii Mul)ammad. haz eso que dices!". Y A1-Mcmm'.irI, como si no hubiera comido
atín, come11z6 a comer de nuevo, diciendo: "¡En el nombre de Dios!''. De pronto, dejó de
comer, diciendo: "Ya está harto. ¡Si ahora siguiese com.iendo más de este manjar, de seguro
que él moriría". Pasmados de admiración todos tos de la ter1ulia, decidieron que ni uno solo
de ellos se había de mover de allí, hasta que llegase de regreso el hombre aquel. en susti111ción
del cual había comido al-Mawrürr. Cuan.do llegó, pues, la noche de aquel mismo día, penetró
en la casa, de regreso del corr(io. el h~¡o de Abü Marwan. Levantáronse todos para salir a
recibirle y haciéndole sentar, le dijeron: "Vemos que te traes las provisiones que le f!evas1e,
sill haber con1.ido de ellas nada". Él replicó: "¡lifectivamente amigos míos.'. Es que hoy me
ha ocurrido 11,ui cosa maravillosa: tan pronto como llegué al corrUo y me senté. he aquí que
sentí en mi boca el sabor de las a/mojábanas, reflenas de miel, que iban descendiendo por
mi tragadero lws1a lle1;ar al est6mago, donde se iban de1e11i.endo, hasta que me sellfí harto;
tanto, que si hubieran elltrado 1nás a/nu~¡ábanas en él, de seguro que me mman. De modo que,
desde entonces hnsw este momento he seguido col! fa misma sensación de hartura 33 .
Estas narraciones hadan que los ulemas a ndalusícs concedieran poco crédito a los
sufíes y los tacharan de embaucadores.
Los montes del actual territorio de la Sierra Sur, eran un lugar propicio para la
vida retirada, pero encontramos también menciones a la actividad ele estos místicos en las
ciudades de la regió n. Sol [Sams]. mujer asceta que mereció grandes elogios por parte de
1/m 'Arabr, vivió en "Marchcna de los ol ivos'·14 - menci6n utilísima dado que e n Almería
había también un activo grupo de ascetas y en esta región se encontraba otra localidad con
el mismo topónimo. Como forma de diferenciarlas contamos. para los siglos JX y X, con la
referencia de Marchcna de Sicionia.
La desarticulación del tenitorio de Brecliyat lsti"a que dura nte varios s ig los garantizó
su condición de lugar de refugio terminó suponiendo una losn para el poblamiento de esta región
a finales del XII y en e l siglo XJII, en un momento en que el retroceso territorial de al-Andalus
34
LA SIERRA SUR Y LA CAMPIÑA: BÁDIYAT ISTlYA EN LA ÉPOCA ISLÁMICA.
había conducido a grnncles conti ngcntcs de poblaci<ín a pasar al norte de África. dejando desiertas
regiones enteras. Incluso aquellos que no emigraron de al-Andalus terminaron buscando
unas comarcas más seguras pues como nos muestra la epístola del funcionario almohade Jlm
Mugatt•ir35, que en su narración del viaje de Sevilla a Játiva describe el recorrido desde la capital
almohade hasta Puerto Serrano, el territorio había quedado en manos ele bandas ele salteadores:
Nos llegó la paz del saludo en este camino y llenamos la copa ele lágrimas con
pétalos y con las galas del camino. Recorrimos el tapiz de aq uella campiña (fo/!$) extensa y
su campo hasta que nos detuvimos al anochecer ele aquel día en MayranaJ<>_
Jornada (11): Pasamos la noche en las ruinas (~lal) despobladas, en los palios, y
no nos recostamos sino a la sombra de sus moros inclinados. E l vigía acechaba el destino
desde las esquinas, y avisaba de que se venía abfijO por la destrucción de su estructura (bi-
whaddam hunyani-him), como si dijera al que pasaba junto a é l el abandono <le los pobladores.
(Estuvimos allí) hasta que la claridad de la serena mañana hizo desaparecer la oscuridad, el
céfiro del alba apareció e1m e la tiniebla y la noche se dobló entre los v ientos. Cabalgamos
los corcele~ con brío al amanecer. mirando los desfi laderos y los co.llados, mientras pendía
sobre nosotros el ataque de los ladrones y de las fieras salvajes en estas comarcas (al-c1.5q?i')
y en estos abismos en los que vagab.i 'Adr b. al-Rit.1a'. hasta que llegamos a Osuna (Ufüna) la
noche del miércoles, deseando dar grac ias a Dio~.
Las curtas de clrnncillería almohade son una de las fuentes de información más
valiosa que ha llegado hasta nosotros40 y e n este caso nos ofrecen información valiosísima
'-' lbn ~a,¡fa, M.: lbn ((l-Mugiiwir ((/,.Sll¡ibr. Rabal. 1994, [67-169.
11' Este topónimo ha sido ide111ifica<lo como Mairena del Alcor por el propio Benchcrifo, editor del texto en ámbc.
11 Cfr. Terés. E.. M(llerial~s 1}(/ra el estudio de la 1opo11im ia hispano-árabe. Ndmina fluvial. Madrid. CSIC. 1986,
226-227.
"Dicho popular que servía parn ~eñalar el riesgo que acechaba en un lugar.
1
'' Seguramente .se trnta ele Pnenu Serrano, cerca de Coripe.
'º Molina, L. , " ln~li ltlciones administrativas: visires y secretario~··. en El retr(J(·eso 1erriwrial ,Je al-Andalus. AI-
A11da/1,s en el siglo XIII, en Hi~loria de España de Mcnéndez Pidal. Madrid. Espa~a-Calpc, 1997. 149-170: Viguern
Molins. M'.J., '"Cronistas de al-Andalus" en E.~pañ,1. Al•All(/alus. Sefnrad. Símesis y 11111! ••as perspectiL'OS. S.ilamancn.
1988, 85-98 y de\;, misma autora: '· J listoriografía'·. e n El retroceso rcrriroria/ de al-Amlalu.v, 20-28: 13cnaboud. M. ,
Mablil,1i¡fi-!-1ii"ríj al-andt1l><.1l, Rabar. 1989.
35
JOSÉ RAMÍREZ DEL RIO
para conocer el estado ele la región a finales del s. X I 1. Como se puede comprobar el paisaje
descrito por este autor valenciano ele muy florida prosa es desolador: for talezas arruinadas a
cuyos restos resguardarse. caminos intransitables en los que los animales son heridos por la
vegetación. debido a la falta de manteni miento de estas rutas, grupos de hombres armados
que se permiten seguir incluso a grupos con la escoltn militar propia de un alto funcionari o
almohade... Badiy(ll lstiya hacia 1175 ern una región completamente arruinada. como r esu lta
evidente por la descripción del texto.
Las escuetas noticias de los diccionarios bio-bibl iográlicos nos muestran el éxodo
de los sabios de la región por lo que consideramos que permiten ohservar el proceso de
deserti zación sufrido.
Mul_wmmad h YaJyya.
Tenía por apelativo Abü 'Ahd A lliih y era un almorrí exceleme, .¡üfí /asceta] y que
hacía fo.~ rcz.os nocturnos de ramal_liin en la 111ez.q11ita aljanw: 1enía un círculo c¡uc
se dedicaba a las· prácticas piadosas y al gib·. Murió a finales del ramal_liin del año
seiscientos [h/mayo de 1204 cl.Cl y.fue enterrado en el cementerio de al-$ula~a•. S11
fu11eraff11efa111oso, según narra /br, Ta)foslin 41 •
Era conocido como al-ZCIU,"1.t'lilr y tenía (1ambién) co11w apela1il·o Abü Jsl.1ii1¡.
Estudió en Osuna, con Ab,1 Marwlin b. Q nzmlin. al que frecuentó mucho. E n Sevilla
(estudió) con Aln1 'Abü ls/_1iiq b. Farc¡iid, Abü 'Abd Al/ali b. ~A.bd al-Rau.liq al-Kalbr.
Estudió con Abü L--Hascm b. Hii da)·l, lbn al,Na'ima, llm Sa'iicla, Ahi'i l-Hasan a/,Z11hr1,
Ab1~ Da/J.mlin, Abü Mul.wmmad b. Fci'iz , A bu Sulaymlin al-Sa'clr e /bn Jayr.
En sus recitaciones de Corán estudió con Jbn 'Abd al-Raz:::.iiq. y con él también
estudió el Kámil de Aba Ahmacl b. 'AclI y otras (obras).
Se intere.rnba por la literatura, y se !,izo conocido por ello. Recorrió muchos luw .res
y desempeíi6 el cadia;.go de Ele/u' (/ls), en las co111arcas de Murcia. Trataron d e él
y estudiaron (;011 él.
D(io al-MC1llali1: "Hice la recensión de /mena ¡icm e de su poesía , y 110 ce,¡é, la
resumí'".
"' l bn al- A bhrcr, 1\ l-wlmlila, ed. Coclcrn y apé ndic,, ck M . Alarcón, M a<lriu. 1t-186, 11" !IR0.
36
LA SIERRA SU R Y LA CAMP IÑA: RliDIYAT JSTIY.t\ EN LA ÉPOCA ISLÁMICA.
Muri6 en M arrakech afina les del w1o 616 [h/ 1219-1220 <1.C]. Su nacimien10 había
sido en mmaqiin del año 540 lh/ febrero-marzo ele 1146] ·•11•
/Tenía por apela tivo Abu 1-1--)asanj. Apre1uli6 a recitar el Corán con Abü Baryrcil-Kaf1f,
con el que sefor1116 también en lengua árabe. Es111dió con Abü.1-Qasim b. al-Taylasan
y era un jurista expato en la escuela m.alikí y co11ocido p or su entendimiento y
prov<'cho en los nawazil. Estaba vivo hacia el año 6 /3 [h/ 12 16-1217 d.Cj4-'.
5. A MODO DE CONCLUSIÓN.
Las biografías de los personajes que habitaron T3acliyat b tiya nos muestran
que la población se rcfugiab::1 por el istintas razones en las zonas de serranía de la región,
principalmente en las de la Sierra Sur. Por es1a razón en los períodos nHís convulsos de la
historia ele al-Anclalus el grado de desarticulación de esta comarca respecto a los núcleos
urbanos cercanos contribuyó a su deserti zación, n convertirlo en un refugio de bandidos. Sin
embargo las ricas personalidades a las que dio lugar durante las épocas más tlorecientes son.
posiblemente, la mejor herencia ele la comarca en época medieval.
Las narraciones de las vidas de lo!> sufíes y de los jariyíes que v1v1eron en este
territorio. si bien no son todo lo comp.letas que desearíamos para poder reconstrnir
adecuadamente In historia de este región, nos permiten observar estrategias adoptadas para
sobrevivir sin tener que plegarse ni al poder polílico ni al religim,o imperante. Sin embargo
hubo también multitud de personajes que encomraron su acomodo en las estructuras del
emirato omeya y cuyas obras, que en algún caso han llegado hasta nosotros, son también un
patrimonio inestimable.
"Ibn al-/\bbcer, Al-1al, 111iú1 li-kitiib al-Siia, 11' ' 4.15, pp. 215-216: Ai-;-\afmJa:. Al-W!iifi l,i.l,w¡lf,yiic, Vi~badan, 1962.
VI, 2499; Pene li,s, M. y Zw1611. M.. "Nómi,ia de ulemas anclnl11,íc~ de époc:t almohade", F.OBA IX, Madrid. CS IC.
1999, 11"39, p. 18.
'' Al-Marrakusa;:, /)ayi 11l-cakm1I.~. Beirut. 1%4. V. l. nº 52S, p. 269: lbn al-Abbu:r. AI-Talonilo. ed. Codl'ra y Alan.:ón.
2359: lbn al-7ubayr. Si/111 al-,ila, Rabat. 1993. 2.'i6: Penelas. :",1. y Zanón. /IL " N6mina de nlcnws a11clalusíes tic
época almohade", 1267.
37
LAS FORTIFICACIONES MEDIEVALES DE LA SIERRA
SUR Y LA SIERRA DE ESTEPA
En los últimos años se han producido diversas publicaciones' sobre las forti ficaciones
medievales de la provincia de Sevilla que contribuyen a ciar una visión general sobre nuestra
realidad provincial y de otro lado, renovar estos estudios en aspectos como la cronología,
tipología, etc.
La Sierra Sur y la Sierra de Estepa son dos comarcas distintas2 , las fortificaciones
medievales inventariadas en esta zona son cinco, cuatro en la Sierra Sur (Cazalla, Cote,
Morón de la Frontera y Prnna) y una en la Sierra de Estepa (la propia Estepa).
39
MAGDALENA VALOR PI ECHOTTA
ESTEPA
El estudio ele esta fortificación es una tarea complicada, los factores que dan lugar
a esta situación son dos: La carencia de dataciones en las evidencias materiales medievales
aparecidas en el subsuelo y las drásticas refacciones bajomedievalcs. Lo que nosotros vemos
hoy, lo emergente es bajomedieva l cristiano, centrándose el ámbito cronológico entre los
siglos XIV y XVI. Por lo tanto. las fases ocupacionales anteriores sólo se pued.:n registrar en
el subsuclo,a travé.<; de excavaciones arqueológicas.
Emplazado en una eminencia en torno a los 580 m ele altura, sus murallas protegen
la cima. La fortificación de Estepa se compone de dos estructuras distintas, que son la muralla
de la villa y el castil lo. Su estado de conservación es variable:
La cerca de la villa, mucho menos reparada durante los sig los XlV y XV. podemos
definir su estado como RI , e~ decir, ruinas consolidadas.
El castillo
El aparejo de lo~ lienzos de muralla que con formaban el castillo era originalmente
de tapial [Fig. 1). Este aparejo sólo se conservaba en el lienzo meridional, que precisamente
se hundió el año 1997. como consecuencia de las fuertes lluvias. Se trata de un tapial muy
fino. de piedra calil.,a machacada y con un material antrópieo muy escaso. aunque sí se ha
encontrado una moneda con la cruz. de Santiago, bajomedieval por tanto.
40
LAS FORTIFICACIONES MEDIEVALES DE LA SIERRA SUR Y LA SIERRA DE ESTEPA
Fig. 1: Foto antigua del caslillo de Estepa. l'or1/oliofo1ográjico de !Jspaiia. Provincia de Se villa. sir.
Fig. 2: Torre del homenaje y recinto del alc.ízar. foto M. Valor. 1998
41
MAGDALENA VALOR PIECHOTTA
Una de las ménsulas de la c,ímara tiene representado el escudo del maestre Lorenzo
Suárez de Figueroa (alcalde de la fortaleza entre 1387 y 1409). Fecha en la que se data la
construcción de la torre.
La villa
Las defensas de la villa, tienen una planta ovalada que se adapta a la topografía del
monte. Se conservan doce torres y muy parcialmente a lgunos lienzos. aunque algunos de
ellos han sido reconstruidos en estos últimos años.
42
LAS FORTIFICACIONES MEDIEVALES DE LA SIERRA SUR Y LA SIERRA DE ESTEPA
Las Actas de Visitadores a las que hemos hecho referencia, reflejan el estado de ruina
en el que se hallaban las murallas de la villa. Esto es así en 1470 y en 1498. fechas e n las que
la población ya había abandonado la villa para asentarse en el arrabal, por tanto extramuros
del recinto. Es significativo q ue las actas poste riores a estos años ni siquiera menc ionen las
murallas de la villa. Por tanto. en lo que se refiere a la cerca de mampostería que hoy vemos,
a falta de investigaciones de can\cter arqueológico, proponemos una cronología avanzada,
incluso posterior a la etapa santiaguista.
El castillo ele Cazalla está a unos 6,5 km a l sudeste del pueblo actual, llamado
Puebla de Cazalla. Se encue ntra sobre una em inencia de unos 300 m de altitud, dominando
un amplio territorio a su a lrededor. F lanqueado por el río Carbones y el arroyo del Infierno
conserva un perfil característico, en el que la parte rm\s a lta es ocupada por el castillo y la
ladera por la villa.
43
MAGDALENA VALOR PIECHOTTA
El estado de conservación es R3, sólo subsisten restos del edificio aunq ue lo suficiente
para conocer su disposición. No ocurre así e n el caso de la villa, donde es el microrrelieve
y los maieriales arqueológicos de superficie los que nos delatan su existenc ia. La acción del
tiempo y la depredación de los materiales constructivos deben ser la razón de esta situación
de ruin:i ta n la mentable.
El castillo
L:i torre [Fig. 5]. orientada a l este, está labrada sobre una plata forma escalonada
que sobresale ta mbién hacia el este. E" un cubo macizo hasta la a ltura del adarve y después
debió tener una cámara, cuya cubierta parece que era de bóveda de cañón. hecha de ladrillo.
E l material constructivo es el sillarejo perfectamente organizado e n hiladas y con si llares e n
las esquinas. A la altura ele la cámara hay un cambio en el material construclivo, las esquinas
son ele sillares, pero los lienzos son de tapial.
Fig. 5: Torre del homenaje del castillo de Cualla. Foto :vt. Valor. 1998
E l rc~to del recinto del castillo está completamente soterrado. aunque se puede
reconocer su fig ura.
44
LAS FORTI FICACIONES MEDIEVALES DE LA SIERRA SUR Y LA S IERRA DE ESTEPA
La villa
La fa lta ele investigación arqueológica en el caso del castillo de Cazalla hace que
única adscripción cronológica que por el momento podemo~ hacer es la torre de homenaje,
cuya cronología debe corresponder al 5iglo Xl V. El resto de las estructurns tendrán que ser
objeto de unn investigación arqueológico.
A pe.sur de tratarse apn rcntemcnte de una fortificación modesta cue nta con una cierra
bibliografía que se refiere tanto a cuestiones histórica5, fi lológicas como castellológ.icas: que
muy brevemente pasamos a comentar:
Fig. 6: Vista general del casi i llo de Cote desde el oc~lc. Poto M. Valor. 1996
45
MAGDALENA VALOR PIECHOTTA
1) Hay una primera fase. que apenas se detecta en e l fl anco sur del castillo, el
aspeclo de esta fortale7.a era muy elemental. Se trata de un muro de 0,66 111 de
anchura que se adapta estrictamente a la topografía del terreno. cerra ndo la
parte más alta del mo nlc.
2) La segunda fase [Fig. 71. corresponde a l recinto que hoy vemos, sus paramentos
son de mamposte ría mediana ele roca caliza y de esquisto. L a datació n de esta
segunda fase teniendo en cuenta los materialci; arqueológicos apa recidoi; en
la excavación habría que datarla en el siglo X l.
En el interior de este recinto hay un aljibe parc ia lmente excavado en 1998. Es
de forma rectangular y está dividido e n dos naves consecutivas. El mate rial
constrnctivo es un mortero de cal revestido con cal hidráulica y con pintura de
ni magra (roja). la cubierta era abovedada y de ladrillo. Teniendo en c uenta los
materiales de la 7.Hnja de c imentación, hay que datarlo en e l siglo X I también
3) La tercera fase [Fig. 8J, cslá muy localizada y corresponde a la torre tetrabsidal,
a la puerta del recinto y al muro de contención del flanco norte. En todos los
casos la edilic ia es similar a la de la torre retrnbsidal, por ramo se trata de
p aramento de sillería y de sillarejo.
46
LAS FORTIFICACIONES MEDIEVALES DE LA SIERRA SUR Y LA S IERRA DE ESTEPA
Fig. 7: i\xonomctría tlc la seg unda fa~c del castillo de Cote. M. Valor 2001
;
1
47
MAGDALENA VALOR PIECHOTTA
Fig:. 9: Torre ele homenaje del castillo de Cote. Foto M. Valor. 2001
48
LAS FORTIFICACIONES MEDIEVALES DE LA S IERRA SUR Y LA S IERRA DE ESTEPA
habría que datar la muralla de la vil la como taifa, aunque también hay algunas evidencias de
un aparejo similar a l más antig uo del castillo.
Las estructu ras arqu itectónicas se desarro llan en el sentido de las curvas de nivel,
son ele mampostería y st: t:ncucntran en un ni vel de ru ina absoluto. no conservándose má~ que
las primeras hiladas de piedra.
Los materialc~ arq ueológicos del arrabal son islámicos, predo mina con mucho
el siglo X II I. aunque ta mbi6n hay materiales de l XI. e incluso a lg unos ladrillos roma nos
(bipeclalcs).
49
MAGDALENA VALOR PIECHOTTA
Fig. 11 : Vista ge neral del castillo del Hierro (Pruna) desde el norte. foto Aylo.de Pruna. 2001
L ugar edificado en un punto ele muy difícil acceso y con una carencia de agua
evidente, su ex istencia tiene sentido en un periodo de inseguridad grave. En el análisi s de
las estructuras arquitectónicas detectamos diversas fases constructiva~ tanto nazaríes como
cr istiana:-..
L a torre ocupa el punto m,1s elevado del extremo suroeste del monte. Sus
dimensiones son 11 ,60 x 9,40 m. El aparejo consiste en una mampostería de roca caJi;,.a ele
tamaño variable ( pequeño. mediano y grande) sin disposición predetermin ada, y con algunas
rnfas de ladrillo rojo. El acceso de esta torre se encontraba a la altura del suelo, en el flanco
50
LAS FORTIFICACIONES MEDIEVALES DE LA SIERRA SUR Y LA SIERRA DE ESTEPA
sudeste; la puerta - hoy muy rota- conserva un sill:tr de la jamba sur y una dovela del arco.
Los muros de la torre conservan este aparejo mixto de mamposter ía irregular y l adrillo hasta
una altura variable en torno a los 5 m; no obstante, algunos de los flancos se conservan restos
de enfoscado apreciándose su edilicia con d ificultad. La anchura de los muros es de 1,18 m.
Esta fase fundacional ele la torre es nazarí y que puede ser datada en el siglo X[V -reinado
de Muhammacl V-.
Fig. 12: Torre del homenaje del <;astillo del Hierro. Foto M . Valor. 2001
51
MAGDALENA VALOR PIECHOTTA
llaneo suroeste). Tampoco este vano conserva SL1 forma original, lo único que prevalece es
In clave en forma de trapecio muy estrecho y parte del dovelaje muy deteriorado. que parece
ser de ladrillo. Es import ante destacar que la entrada a la torre se encontraba a partir de esta
reforma en la segunda planta. Los muros de esta cámara son visiblemente más estrechos que
los de la inferior: ésta está cubierta por una bóveda de cañón. apoyada sobre un arco fatjón en
el centro. En la esqu ina sur de la torre se observa uno~ atanores de cením ica. que conducían
el agua desde d terrado hasta la cisterna.
L a camisa se adosa a la torre en la~ esquinas oeste y sur, tiene forma rectangular, con
las esquinas de cuarto de círculo al exterior y achaflanadas al interior, micntrns que el flanco
que gira hacia la esquina sur de la torre cuenta con una torrecilla de planta semicircular. N o
se conservad vano de l a puerta, tan s61o en el muro sur el hueco del alamucl. La mampostería
es diferente a la~ que hemos descrito en la torre. Es de tamaño muy irregular, dispuesta
en forma desordenada, con abundantes piedras pequeñas en las llagas y con restos de una
argamasa rica en cal.
Fig. 13: Can1i~n del castillo del Hierro. Foto M . Valor. 2001
52
LAS FORTIFICACIONES MEDIEVALES DE LA S IERRA SUR Y LA SIERRA DE ESTEPA
paralelos de esquinas en cuarto de círculo en la zona son las torres ele homenaje de Olvern y
de Zahara de la Sierra.
Fig. 14: Detalle del amurallamiento de la villa del castillo del Hierro. foto M. Valor. 2001
53
MAGDALENA VALOR PIECHOTTA
MORÓN DE LA FRONTERA
Desde el a ño 1987 hasta el afio 1991 se llevó a cabo una restau ració n arquitectónica
que de forma sistemática estuvo acompañada de una intervenc ión arqueológica. Gracias a
la intervención arqueológica conocemos la evolución del edificio desde su fundac ió n hasta
su abandono9• Por tanto, la excavación arqueológica ha permitido datar las estructuras
arquitectónicas y confi rma r la drástica reforma del edilicio durante el período bajomedieval.
El castillo que nosotros vemos hoy es cristiano. Sin embargo en este cerro hubo
una fort ificación andalusí, de la que se han detectado en e l subsuelo dos amurallam ientos
distintos; uno, emiral (siglos VIH-IX) y otro taifa (siglo X I).
La cerca ele Morón se adapta a la topografía del terreno, tiene una planta ovalada
que se desarrolla en la cota de los 285 m de altitud. De ella se conservan parcial mente doce
torres de la cerca más la torre de homenaje en el ccnlro. y doce cortinas.
La rase 1 corresponde con una torre de 13,5 x 12,6 m. con unos muros de 2.4 m de
grosor. Se conserva una sola cámara a la allura del pavimento, está cubierta con
54
LAS FORTIFICACIONES MEDIEVALES DE LA S IERRA SUR Y LA SIERRA DE ESTEPA
una bóveda ochavada apoyada sobre trompas aristadas y con hueco circular en la
clave. El lado oriental tenía una saetera, muy alargnda y alta, cuya función era la
de iluminar. El material constructivo es también la mampostería, organizada en
hiladas. Tocia la estructura está enfoscada en el interior con cemento después de la
restauración a la que hemos hecho referencia.
- La fase 11. erigida por el tercer conde ele Urucña entre 1528 y 1531. corresponde
a un forro perimetral de 4,4 111 de espesor, lo que transforma definitivamente las
dimensiones de la torre en 22,3 x 21 111. Los muros se prolongan hacia arriba.
creando una cámara más que hoy está muy desmo<.:hada y que como única
evidencia de su uso residencial <.:onser va la hud la de grandes vanos -hoy rotos-.
orientados hacia el oeste y hacia el norte y sur. También del siglo XVI es el foso
que une l a torre con el flnnco septentrional de la cerca.
CONCLUSIÓN GENERAL
Las fases ele ocupación cristiana tienen una gran importancia para entender estos
edificios, no conservándose en muchos de ellos las evidencias de las estructuras andalusíes.
Es urgente investigar y poner en valor estos edificios que son un referente indiscutible
en el paisaje de la Sierra Sur y que esconden entre sus paredes muchos capítulo.', de la historia
de la comarca que hoy permanecen inéditos.
55
MAGDALENA VALOR PIECHOTTA
NOTAS
1
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(Sevilla).!". Estudios de Hisloria y Arqueología Mcclicv,,les. 1994, X. pp.325.
57
LA SIERRA SUR DE SEVILLA
EN EL ANTIGUO RÉGIMEN
INTRODUCCIÓN.
Forma una comunidad con una serie de característica~ distintivas propias (6tnicas,
históricas, culturales, etcétera).
Sus habita ntes suele n uti lizar los mismos canales para el flujo de cosas y
personas'.
Con estos requisitos. no cabe duda de que la Siem1 Sur constituye una comarca bien
definida. Denominamos así, ele manera convencional, a la comarca natural que comprende a la
serranía sub-bética de la provincia sevillana, .integrada por los siguie ntes municipios: Aguadulce,
Algámitas, Baclolatosa, Casariche, Coripe. El Coronil, Los Corrales. Estepa. Gilena, Herrera,
Lora de Estepa, Marinaleda, Martín de la Jara. Montellano, Morón de la Frontera. Pedrera,
Pruna. la Roda de Andalucía, El Saucejo. El Rubio y Villanueva de San Juan1 .
1
VÁZQUE7, BERMÚDEZ. Isabel: ··1.a conrn rc.i liznción municipal: un c ns<1yo en la provincia de Sev ill:i". /
Co11fireso de Ciencia Ref;ional de A11dalucío: A11dal1tcü1 eu el umbral del siglo XXI . Cádiz, 1998. pág. 526.
'Ibídem, pág. 528. Para Isabel V ázqucz resulra dudosa la inclusión ele pueblos como El Coronil o Hen-ern_P<'l'O lo,
considera integrados en la comarca por las espec iales v inculaciones económicas que 1m111ricnc con la zona.
59
JUAN JOSÉ IGLESIAS RODR ÍGUEZ
Desde el punto de vista físico-geográfico. In Sierra Sur presenta una extensa llanurn.
de perfil ~uavemente a lomado. asociada a la depresión del Guadalquivir, que se rompe en
la línea Moró n de la F rontera-Estepa, ofreciendo al sur de ella una zona de Sierras. con
pendientes a veces muy fuertes, que se caracteri,an por presentar un relieve diferente al
resto ele la provincia. Entre las poblaciones de Pruna y Algámitas se encuentra la Sierra del
Tablón. que engloba los siguientes altos: el Terril ( 1129 m), techo de la provincia, y el Peñón
de Algá111i1as (l .100 m), separados por el Puerto del lamora110. y, adyacente a ambos, Las
Lehrona.1· (833 m).
En l::i Sierra Sur existen vestigios muy antiguos de asentamientos humanos. Los
restos más a ntiguos de la comarca se encuentran en Algámitas, donde hay gran cantidad
de asentamientos prehistóricos y numerosos restos arqueológicos de In eras paleolítica.
neolítica. calcolítica . fenicia, cella, romana, árabe, etcétera. De é poca ibérica y romana
datan la:, poblaciones más antiguas, como Gilena. Herrera, Morón o Pruna. La COlllarca tuvo
carácter fronterizo en la Edad Media. de lo que ha resultado su arquitectura militar, visible en
ca:-.tillos como los de Morón (antigua capital de un reino de taifa en el s ig lo X l ), E l Coronil,
Montellano. Pruna... Con la posterior conqui~ta cristiana, desde mediados del X III , y hasta
fines del X Y, se fijó la frontera entre lo~ castellanos y el re ino nazarí de Granada a lo lnrgo de
la Sicrrn Sur. motivo por el que la comarca estuvo escasamente poblada.
Este trabajo, por sus características, no pn.:tende. ni mucho menos, abarcar la totalidad
de los aspectos históricos co11ccrn ícntcs a la Sierra Sur durante el Antiguo Régimen. sino
que se limitará tan sólo a a lgunos de los más relevantes. En todo c,iso, por las limitaciones
de tiempo, me ceííiré a una expo~iei6n de tipo genernl, sin entrar a fondo ni con excesivo
detalle en la problemática planteada. Ésta se centrará de preferencia en aspectos relativos a
la ocupación histórica del territorio. al impacto del régimen seiiorial y a cuestiones de tipo
poblacional. económico y social.
Las bases para la conformación de la realidad histórica ele la Sierra Sur durante el
Antiguo Régimen se pusieron durante el proceso de conquista cristiana y repoblación en la
Raja Edad Media. El proceso de ocupación del territorio. al 1m:nos por lo que respecta al
antiguo término de o~una. es bien conocido gracias, entre otros. a los estudios de Francisco
Le<lesma.1_ Así, sabemos que a la etapa de nacimiento de los gra neles municipios andaluces.
en tiempos de Fernando 111 el Santo y Alfonso X el Sabio, correspond ió la fijación de los
territorios ele influencia de Osuna y Estepa. que abarcaban una extensa área tanto en la zona
de la sierra como en la campiña. La condición fronteriza de estos territorios determinó que
permanecieran en una ~illlación de subpoblación, espccialmenw agudizada tras la sublevación
1
LEDESIVlA. Francí,co: "O,unu cmrc lo medieval y lo moderno: la ocup~ción del 1crri1orio" (en pren~a).
60
LA SIERRA SUR A FINALES DEL ANTIGUO REGIMEN
En la primera mitad del sig lo XVI, lo~ impulsos repobl adores cobraron mayor
fuerza. A los intereses de los señore~ j urisdiccionales por repoblar el territorio se unieron
también los efectos de la repoblac ión espontánea. Sin embargo. estas tendencias se vieron
frenadas por el choque de intereses entre ag ricullorcs y ganadero5. así como por los intentos
del cabildo u1~aoncnsc de controlar férreamentc el proceso. No hay que olvidm que la
Sierra era. ante todo, una zona ele desarrollo ganadero y que las roturaciones de terreno
para el plantío atent<1ban contra los inlcrc~es de lo~ propi etarios de ganado, acostumbrado~ a
disponer de amplias extensiones de pastos de !ns que se beneficiaban sin apenas restricciones.
A pesar ele estas tensiones contrapue~tas. el proceso de humanizació n de la Sierra continuó.
y en él hay que rastrear los orígenes de muchos de los actuales núcleos de población ele
la comarca. Así. por t:jcmplo, un documento de 1524. transcrito y estudiado por Francisco
Lcdesma, pone de manifiesto la existcnci,1 de rozas en la Lantejuela y en el Cortijo Rubio.
origen ele la actual población de El Rubio. donde por entonces se cortaban los chaparros del
monte para construir casas y J:ahúrclas. En 1531 y 1539. el ayuntamiento de Osuna repartía
tierras para rozar. favoreciendo que una parte ele los vecino5 de esta ciudad se asentaran en la
Sierra. Hacia 1543 se tienen incl icios de una colonización espontánea, así como de desmontes
ilegales. Este proceso espontáneo. no dirig ido. se prolongó a lo largo ele la segunda mitad del
siglo XVI, provocando li.1 aparición de un hábitat diseminado, con nrncho~ pequeiios núcleo~.
Según Franc isco LlX!esma, en el último cuarto del siglo la~ evidenc ias de qm; las nueva!s
pueblas se; estaban consolidando se multiplican. Ya a comienzos del XV II se promovió por
parte de las autoridades la concentr.-ición de aquellas pequeñas un idades de población en
núcleos más compactos, q ue poco a poco se van organiwn<lo y consolidando. A mediados
61
JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ
del siglo XVTI, una evaluación de la población de los lugares ele la Sierra pone de manifiesto
cómo a lgunos de aquello~ lugares alcanzaban ya un nivel de población aceptable. Así, por
ejemplo, Martín de la Jara, con 70 veci nos: Los Corrales, con 80; El Saucejo, con 60; o
Villanueva ele San Juan, también con 80 vecinos, es decir, una población total entre 250 y 350
habitante~, aproximadamente, en cada uno de ellos.
Desde muy pronto, la Sierra Sur quedó sometida, junto a los munic1p1os que
actuaban como cabeceras de comarca, al régimen señorial. La revuelta mudéjar ele 1264-
1266 determinó a la monarquía castellana a refor.::ar la militari.tación de la fronLera con e l
reino ele Granada. De esta forma , las Órdenes M ilitares recibieron importantes señoríos en la
zona: Osuna fue entregada a la Orden de Calatrava en 1264, Estepa a la de Santiago e n 1267
y Morón y Cote a la de Aldniara en J 277, año en que la Orden ele Calatrava recibió también
la Puebla de Cazalla 4 •
El paso de Osuna y su territorio a señorío laico se produjo e.n 1464. Dicho año, el
maestre de Calatrava, Pedro Girón, logró la jurisdicción ele Osu na y Puebla de Cazalla por
donación real, prevaliéndose de la ascendencia de su hermano, el marqués tic Vi llena, sobre
el rey Enrique IV. Éste constituyó un hito esencial en el proceso de formación del estado
de Osuna, que quedó desde entonces vinculado al linaje de los Téllez Girón. Por su parte.
también Estepa y tocios los lugures de su término pasaron a señorío jur isdiccional laico, pero
en un momento posterior y en otro contexto hislórico diferente. Me refiero a l proceso ele
venia de señorío~ de las Órdenes Militares inic iado por Carlos V y proseguido por Felipe
11, dentro del cual Adán Centurión. poderoso banquero de o rigen genovés que ejercía como
asentista de aquel monarca, adquirió en 1559 el señorío de Estepa y de las villas y lugares
que habían ido surgiendo en su término. En tola 1, más de 600 kmi ele territorio, por los que
' GONZ/\LEZ .IIMÉNEZ, ManL1cl: F:11 wmo a los oríg,·11,·s de A11da/11cfll· lu r,•poblaciñ11 dl'I ., iglo X/11. Sevilla.
1980, pág. 1'.l5.
62
LA SIERRA SUR A FINALES DEL ANTIGUO REGIMEN
Centurión pagó a la hacienda real una cantidad superior a los 200 millones de maravedís. El
nuevo señor jurisd iccional obtuvo ta mbién el título de marqués de Estepa.
Como han puesto de manifiesto diversos autores, el poder señorial, en este sentido,
fue uu poder delegado y no un poder desgajado, por lo que su ex iscencia no contradice ni
condiciona gravemente la exil>tencia del Estado moderno. O tra cosa bien distinta es que el
alcance y la puj anza del poder señorial aco nsejara que la monarquía buscara canales de
entendimiento con la aristocracia, que no sólo no disputó seriamente a la Corona el poder
durante en la Edad Moderna. sino que estaba plenamente integrada en un bloque de intereses
monárquico-señoriales que constituye el elemento clave de la realidad del poder du rante el
Antiguo Régimen.
Dicho esto, en las bases efectivas del poder señorial andaluz a comienzos de la
Edad Moderna podemos reconocer varios elcmcncos y mecanismos de func ionamiento
fundamentales. La potestad jurisdiccional, en primer lugur, otorgaba a los señores la capacidad
de proveer los cargos del gobierno local. o de influ ir decisivamente en su desig nación. lo que
les permicía un control más o menos directo del poder en sus señoríos a través de eficaces
redes clientelares. Esta cuestión, aún no esllldiada a fondo, resulta esencial para entender
las claves del poder señorial e n una esfera de actuación política ele pri mer orden durante el
Antiguo Régimen, como es el ümbito municipal. Como consecuencia del patronazgo señorial
se desarrollaron oligarquías locales de poder cuyos trampolines de promoción pol ítica y
social derivaron de su colaboració n con los señores. los cuales, a su vez. se sirvieron de estos
grupos de presión y control para garantizarse la efectividad de su domi nio. Un buen ejemplo
de ello lo constituyen las grandes fam ilias que a través de los mecanismos de colaboración
y recompensa dominaro n el poder local en Osuna en In Edad Moderna. como los Cepeda.
Cueto, Ovicdo, Tamayo, Yaldcrrama y Osorio.
63
JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ
Las que derivaban de la propiedad de la tierra . sin ser despreciables, no ernn necesariamente
ni las únicas ni las más importantes. A los arrendamientos de las tierras tenidas en propiedad.
los señores ai'íadían los de otros inmuebles. tales como casas, mol inos. hornos o mesones,
integrados también e n el patrimonio de sus estados.
Además del producto del arrendamie ntos de bienes rafees y monopolios. las
haciendas señoriales se beneficiaban de la percepción de un conjunto amplio de rentas
jurisdiccionales. E s de notar el hecho de que. en su mayor parte y cuantía, éstas procedían
no tanto de derechos señoriales propiamente dichos. como de la privatización de derechos
reales cedidos o usurpados por los nobles. principulmente alcabnlas. almojarifazgos y, en
ocasiones. tam bién tercias reales, o. incluso, de la apropiación de rentas eclesiásticas como el
diezmo. Todo ello configuraba un amplio abanico de rentas administradas por las hac iendas
señoriales y que deparaban a éstas cuantioso~ ingresos5 .
La j urisdicción real ordinaria . con todos los empleos de gobernación y j ustic ia,
aderm'is de lns escribanías de cabildo. rentas y numerarias y el derecho de penas
de cámara. Las escribanías públicas eran arrendadas por el marqués. Las siete ele
Estepa le rentaban más del 3.000 reales al año en el sig lo XV IIr, a los que hay que
añadir más ele 400 por el arrenda miento ele la escribanía de alcabalas, 550 por la
de millones y rentas provinciales y cerca de 800 por la escribanía de cabi ldo.
El dicLm0. Constituía una de las principales fuentes ele ingreso de las arcas
señoriales, alcanzando s u recaudación un valor anual s uperior a los 400.000 n.:nlcs
anuales a mediados del siglo X\l llJ. El derecho a percibir los diezmos de Estepa
y lugares de su término lo adquirió Adán Centurión a l comprar la j urisdicción de
esta villa en 1559.
' IGLESIAS RODRÍGUEZ. Juan José: Mo11arq111't1 y 11obll'U1 sdiorial en A11dal11du. E1111diu; sobre el seiiorío de El
l ' 1,er10 (siglos XIII-XVIII J. Se, illa. 2003. págs. 24-27.
64
LA SIERRA SUR A FINALES DEL ANTIGUO REGIMEN
Las alcabalas, tanto de la villa de Estepa como las de Pedrera y las aldeas de
la jurisdicción. Este derecho fue adquirido por el marqués de Estepa en 1561 a
Felipe 11, por una cantidad ele más de 57 millones de maravedís. A mediados del
siglo XVIIJ, el valor a11ual de las alcabalas en el marquesado de Estepa supernba
los 83.000 reales, de los cuales más del cincuenta por ciento correspondían a la
propia villa y el resto a los demás pueblos de la jurisdicción.
Fi nalmente hay que indicar que el marqués disponía del privilegio de cerramiento
de las dehesas de Gilena y el cortijo del Rincón, a lo que agregó, al parecer por la
vía de los hechos y sin justo título para ello, otras porciones de tie1Ta tanto en Estepa
como en los pueblos de su jurisdicción que también acotó en beneficio ele su Casa.
El valoreconómico del conjunto de rentas y derechos (sin contar las rentas procedentes
de la tierra) era muy elevado: más de medio millón de reales anuales por lo que respecta al
diezmo, la alcabala, la correduría y el almotacenazgo, ele los cuales aproximadamente una
tercera parte se recaudaba en Estepa y las dos terceras partes restantes en el resto de lo~
pueblos del marquesado\
Por su parte, el señorío de los Téllez Girón sobre Osuna y los lugares de su térm ino
conllevaba para los señores los siguientes derechos:
Las dos terceras parles del diezmo. Los productos sobre los que se cobraba esta
participación en la renta decimal y su monto en dinero. según la estimación hecha
a mediados del siglo XVI 11 para el Catastro de Ensenada, se contienen en el
siguiente cuadro:
' El 11wrque,\11tlo de Es1e¡,a, 1751. SeglÍ11 lm Res1mesws Generales ti<·/ Ca/a.11ro de F11.,fl1ada. lntroducdón ck
Joaquín Oe1mio Prieto Márqucz. Madrill. 19%.
65
JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ
La veintena. Consistía en tres cuartos ele real impuestos sobre cada arroba de
aceite vendido a forasteros, más medio real en cada arroba de lana y un maravedí
en la de esparto. alcaparra o a lcaparrón. Producía 6.628 reales anuales.
Tocios los derechos citados derivaban de la concesión del señorío hecha por e l rey
en el siglo XV, excepto la media y correduría. que procedían de la adquisición realizada por
los duqm:s a la Corona ya en el siglo XVlTI, por monto ele 352.000 reales. El conjunto de lns
66
LA SIERRA SUR A FINA LES DEL ANTIGUO REG IMEN
rentas citadas, con ex.clusión de las derivadas de las propiedades agrarias del duque, que eran
muy numerosas. ascendía a más de 336.000 reales en 175 17.
Por otra parte, los duques de Osuna percibían la tercera parte de los diezmos. la
renta mayor de la veintena y el portazgo y las penas de cámara de Morón, vi lla en la que
los duques ejercían la jurisdicción señorial por medio de un corregidor, que nombraba y
confirmaba a a lcaldes y regidores. Lo~ derechos señoriales ele Morón repo rtaba n a la Casa de
Osuna a mediados del siglo XVIII más de 116.000 reales anuales.
Corno queda dicho, la mayor parte de la Sierra Sur estaba bajo el señorío de los
duques de Osuna y los marqueses de Estepa. Como únicas excepciones aparecen E l Coronil
(ducado de Medinacel i) y Pruna (ducado de Arcos).
Los duques ele Medinaceli y Alcalá disponían ele los siguientes derechos en el
primero de estos lugares:
El permiso y fábrica ele j abón. Este derecho pertenecía a la Ca~n de Alcalá por
real donación en todo el Re ino de Sevilla y rentaba en El Coron il 450 reales de
vellón.
Los empleos de alcalde mayo r, alcaldes ord innrios, regidores, alguacil mayor.
alcalde de la Hermandad y demás oficios de gobierno y justicia, así como la
escribanía pública y cid cabildo. Estos nombramientos no producían utilidad
económica alguna.
El derecho de penas ele cámara. que rendía 5 15 reales y 6 mrs. de vellón al año.
'Arch ivo Genernl de Sim,mcns. Direcció11 General de Renlas. Rc,pue~las Generales ele Osuna. fols. 8J6v-838,
67
JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ
En esta villa, el duque de Mcdínaccli cobraba las tercias rcnles. También le pertenecía
e l permiso y estanco de la fábrica de jabón.
La más antig un descripción del territorio de la Sierra Sur realizada durante la Edad
Moderna es la contenida en el Itinerario de l lcrnnndo Colón' . E n términos a decir verdad algo
imprecisos, así describía la zona hacia 15 17 e l hijo del descubridor de A mérica en diversos
pasajes de su obra:
"... vna le¡:110 y media pasada pasa11 v11 rio dicho guadal horra por vado que corre
a la mano derecha y/asta osuna ay once leguas de Tierra doblado y de campiiia y
algunos 1110111es baxos cerros grandes y a cinco leguas pasadas pasan vn rio dicho
el río de las yeguas por vado que corre a la mano derecha y a la mano e/izquierda
queda antequera a media legua del c11111i110 y estepa a la mano derecha a legua y
inedia del camino y jásta almoxia ay nw1ro leguas de syerms y valles y montes de
encinares lierras d e labranra ... ''.
" ... (desde A111eq11era)fasta estepa ay sict<' leguas de tierra llana y por entre syerras
y a media legua primera pasan a w,
rio dicho guadalho1re por vado de que corre a
la mano dizquierda y a las cinco leguas se pasa otro rio dicho el rio de las ye¡:uas
por vado que corre u la mano deredw ... ".
"Partí de wrtequera para osuna que ay once let;11as de tierras lla nas las ci11co
leguas primeras y syerras redondas por algunas p artes y 111or11es de lanti,1·ct1re.1· y
las otras cuatro d<' cerros syerras haxas y montes de la11ti.1·cares y coxco.rares y por
la mano derecha queda siempre vna s ierra a media legua y vn quarto y a las cinco
leguas primeras S<' pasa un riatuelo dicho el rio de las yeguas y todo este camino
,1s por a/gwws panes tierras de labraru;as v caseríos de cortijos... ".
"Osuna y júslo estepa ay tres leguas de tierra d e cerros y doblada y montes baxo.~
ele lanriscares y chaparrale.1· y la postrl!ra lC'gua es de v1w !adera de rna syerra que
queda por la mano derecha y a 111edio camino pasan v11 riat11elo dicho guadaduce
(Aguadulce) pur vado y rorre a la 11w110 de izquierda fasta Archic/01111 ay once
leguas de cerro:, y algunas syerras y montes baxos de lallfiscares y coxcaxares y
(.. .) atochar<'.\ y tierras de /abrw1ra y por todas parres ay caseríos de con(ios y a
cinco !eiuas se pasa vn rio dic/zo de /a:, yeguas... ''.
• COI .ÓN. Hernando: Ot•~cnpció11 J ,·osmografía dt• /:,'.,¡1t111fl. Sevilla, 1988 (cd. facsímil), lomo 111. p,íg,. 48-51.
68
LA SIERRA SUR A FINALES DEL ANTIGUO REGIMEN
Las Relaciones geográficas de Tomás L6pez, que datan de la segunda mitad del siglo
XVJll y fueron redactadas por los p:írrocos, incluyen sólo a lgunos pueblos de la comarca,
sobre los que aportan descripciones de interés:
El Coronil.- El térm ino es descrito como llano, sin sierra alg una. a excepción de un
solo monte. llamado el Palancar, bien poblndo de lentiscos, acebuches y algunos chaparros
y coscqjas. Este monte, utilizado como dehesa de yeguas. presentaba abundancia de caza
menor, pero también de wrros y lobos. La población no estaba situada junto a ningún río,
arroyo o laguna, pero por el término atravesaba el arroyo Salado, que nacía en tierras de
Morón para morir en la marisma del Guadalquivir, en términos de Lebrija. También tocaba
el término de E l Coronil e l río Guadalete9 •
Manín. de la Jara .- Las Relaciones de Tomás López la describen corno una puebla a
orillas de un arroyo, llamado Aguadulce (hoy Río Blanco) y junto a una laguna. Dicho arroyo
pasaba también por el lugar de Aguadulce, donde existía un puente de piedra calificado como
"magnífico". La laguna producía sal en abundancia. hasta 500.000 fanegas anuales. En el
término existían varias sierras contiguas a la sierra de Yeguas. Había asimismo una dehesa,
llamada de Almarguilla. poblada ele rorneros y jaras10 •
• LÓPEZ. Tomás: Diccionario geográfico de l\11d11/11cía. Sevilla. Ecl . .: i111ro<I . de Cristina s~_~uni Graíño. Grnm1cl;i,
1989, p(t~s. 59•62.
'" lbide111, págs. 115- 11h.
11 /bidem, p(igs. 121- 124.
69
JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRIGUEZ
formaban también densos bosques parcialmente destruidos por las rot uracio nes, pero todavía
abundantes de caza menor y algunos lobos y zorros. El término contaba con canteras de yeso,
mármol y alabastro' 2•
70
LA SIERRA SUR A FINALES DEL ANTIGUO REGIMEN
LA EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN.
Vecinos
P runa, Algámitas y Xaral 120
Coronil 266
Morón 2.086
Osuna 2.460
Estepa, La Roela, Sierra de las Yeguas y sus cortijos 2.420
Pedre ra 495
Se trata, en todo caso, de datos parciales que, de un lado, no nos permiten distinguir
la población de la mayoría ele los pueblos respecto a la de los g randes municipios en los
que estaban englobados y, de otra, tampoco nos fac ilitan una visió n general de la población
de la comarca. Los mismos o parecidos problemas vamos a encontrar a fi nes del Antiguo
Régimen. aunque en este caso el Catastro ele E nsenada, las re lacio nes geográficas de
Tomás López y e l Diccionario geográ fico de Madoz nos van a aportar una mayor cantidad
y caliclacl de datos.
1
• Censo de población de las provi11c'Í(1s y parlidos de la Corona de Castilla en el siglo XVI. Por Tomá, López.
Madrid, Imprenta Real. 1829. págs. 134-3'..18.
" fbille111. p,íg. 84.
71
JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ
H) Comienzos del XVI/fines del XVI-comienzos del XVII. Lll intensidacl ele
las roturaciones que se producen en los términos de los grandes municipios y
72
LA SIERRA SUR A FINALES DEL ANTIGUO REGIMEN
b) Comienzos del siglo X VII/mediados del siglo XVIII. L 'l valoración de esta etapa
reviste d ificultades, porque los datos disponibles para fines del siglo XVI , como
se ha visto, son escasos y fragmentarios. No obstante, predomina una sensación
de estancamiento: igualando el dato ele 1588-1591 a 100, hacia 1750 El Coronil
ofrecería un índ ice 112; Osuna, 101: y Morón, 128. El crecim iento registrado
resulta insignificante para un período de tiempo tan dilatado, de más de siglo
y medio. Fuera de esta pnuta se situa ría Pruna, que multiplicó su población casi
cuatro veces en el mismo período (índice 396) y, en sentido contrario, Pedrera,
que experimentaría un serio retroceso al perder más de la m itad de la población
(índice 42). En general, habría que aducir como causas para este estancamiento
la crisis demográfica del siglo XVII y las d ificultades registrad as a principios del
XVITI con la G uerra de Sucesión y la c risis de 1708-9.
c) 1751-1845. La etapa ti na! del A ntig uo Régimen, sin e mbargo, se caracteriLó por
un acelerado crecim iento de la población de los núcleos menores, mientras que
en los gra ndes municipios la tendenc ia fue al estancamiento poblaciona l. Así,
Badolatosa, Casariche, E l CoroniL Lora de E stepa, Marínaleda, P runa yel conjunto
de las pueblas de Osuna (Los Corrnles, Martín de la Jara, El Rubio, El Saucejo
y Víllanueva de San Juan) mu ltiplicaron por más de dos su población, incluso a
veces por cerca de tres. En a lg unos casos el crec imiento fue aún más espectacular
en términos relativos: Ag uadulce multiplicó su población por más de cinco en
menos de cien años, Montc llano la multiplicó por cuatro. En el resto de los núcleos
que hemos denominado " me nores" el crecimiento fue menos intenso, pero en todo
caso significativo. Así sucede en A lgám itas, Gilena, Herrera o Pedrera. El caso
ele La Roda es atípico respecto a este p roceso general, pues su población no sólo
se estancó en este período, sino que incluso d ism inuyó ligeramente. Este último
comportamiento, es decir, la tendencia al estancamiento, es el que registraron los
grandes municipios de la comarca, como queda apuntado. A sí, la población de
Estepa era virtualmente idéntica en 1845 a la de 1751. Morón incluso vio descende r
algo su población , en casi un 10 %. O suna la incrementó, pero en unos lím ites muy
inferiores al de los núcleos menores, tan sólo un 18 %.
Para evaluar en términos globales la evoluc ión de la población a fines del Antiguo
Régimen, es necesario primero conocer el índ ice de reconversión vecinos/habitantes
aplicable, ya que los elatos de mediados del siglo XVlll vienen expresados en número <le
vecinos-cabezas de fa milia. Como quiera que el D iccio nario de Madoz ofrece ambas c ifras
(número de vecinos y número de habita ntes), resulta extremadamente senc illo calcular e l
índice para cada pueblo y para el conjunto de la comarca. El resultado de esta operació n
es el siguiemc:
73
JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ
El valor más repetido es 4.2. Por encima sólo se sitúan Marinaleda (4.3) y El Rubio
(4,5). Claramente por deb<tjo están Osuna (3.3) y Montellano (3.5), que hacen pensar en
anomalías en e l cómputo. Si aceptamos el valor modal (4,2) y lo aplicamos al vecindario de
1751, que registra 11.890 vecinos, la población <le la comarca sería en aquel momento de unos
49.938 habitantes. algo más en realidad, s i tem:mos en cuenta que no disponemos de datos
sobre Coripe. El crecimiento en el período intcrccnsal 1750-1850 sería entonces de un 33 %,
moderado pero significativo. No obstante, el crecimiento es mucho mayor si lo referimos sólo
a los pequeños núcleos, con exclusión de los graneles munic ipios. En efecto, si d~jamos fuera
del cómputo a Estepa, Morón y Osuna, la población de la Sierra Sur pasó <le unos 15.000
habitantes a mediados del s ig lo XVIII a más de 33.000 hacia 1850, es decir, un crecimiento
próximo al 130 %. Ello da idea de la vitalidad demográfica de los pueblos de la comarca en
el tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen.
74
LA SIERRA SUR A FINALES DEL ANTIGUO REGIMEN
DENSIDAD DE POBLACIÓN
Población 1750 Densidad 1850 Densidad
Aguadulce 176 13 888 65,7
Algámitas 420 20,l 500 23,9
Badolatosa 1.039 21,4 2.107 43,3
Casariche 840 15,8 2.125 39,9
Coripc 760 14,9
El Coronil 1718 l8,8 3.778 41,4
Los Corrales 167 1 25,4
Estepa 7.363 39,3 7.339 39,2
Gilena 1.187 23,4 1688 33,2
Herrera 1.1 13 20,8 1.965 36,8
Lora de Estepa 290 15.4 582 31
Mari nalcda 336 13,4 1.025 41
Martín de la Jara 1.030 21
Momellano 1.260 10,8 4.237 36,4
Morón 11 .256 26,1 10.192 23,7
Osuna 13.860 23,5 15.755 26,6
Pedrera 869 14,4 1.247 20,7
Pruna J.365 13.6 3.276 32,6
La Roda 1.033 14,6 934 13,1
El Rubio 1500 72,5
El Saucejo 2.526 27,5
Yillanucva S. .luan 1.320 38,3
Elaboración propia.
LA ECONOMÍA.
A fines de la Edad Mecl ia, la econom fa de la Sierra Sur tenía una orientación
preferentemente ganadera. Sin embargo, desde fines del siglo XV se puso de manifiesto una
decidida tendencia a las roturaciones de tierras, que tuvo como efecto una extensión considerable
de los cultivos. Este proceso de humanización del paisaje rural de la comarca guarda estrecha
75
JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ
relación con las nuevas condiciones de seguridad ele la antig ua frontera y con la intensa
repoblación de esta vieja área fronteriza. La ocupación y explotación del territorio resultaron,
así, intensas, aunque condic ionadas por el prevalecimiento de un tipo de agricultura tradicional
de bajos rendimientos. A lo largo de dicho proceso se pusieron las bases de la economía
agrnria comarcal moderna. Se trata de una economía que se fundamentó principalmente en la
producción de cereales de secano (trigo y cebada sobre tocio, escaña. a lcacer) y en el cultivo del
olivar. pero que incluía también algún viñedo, legumbres, hortalizas y frutales.
Las tierras más productivas eran las de huerta, únicas que eran de regadío. Se situaban
en las márgenes de los ríos y arroyos que recorrían la comarcfl. Así, por ejemplo, C¡¡sariche
contaba con 100 fanegas de huerta en las márgenes del río ele las Yeg uas. Aguadulce, por
su parte, disponía de 70 fanegas de huerta y Pedrera de 60 fa negas. que aprovechaban un
nacimiento de agua próximo a la población. En las huertas de regadío se sembraba cereal y
horta lizas, así como fruta les.
Por lo que respecta a la ganadería, a pesar del auge de la agricultura la actividad ganadera
conservó nna gran importanc ia. aprovechando la abundanc ia de pastos que proporc ionaban
los montes de la comarca. Los municipios ganaderos más importantes, tanto por el número
de cabezas como por el volumen de esquilmos eran. por este orden, Osuna. Morón y Estepa,
seguidos de Gilena. Pruna y El Coronil. Por cspecies,el ganado más abundnnte hacia mediados
del siglo XVTI I e ra con diferencia el ovino, con un 60,8 % de las cabezas, seguido ele] cabrío
76
LA SIERRA SUR A FINALES DEL ANTIGUO REGIMEN
(17.8 %) y el vacuno (8 %). A pesar del predominio indiscutible ele los graneles términos en
cuamo a producción ganadera se refiere, hay que destacar el papel ele El Coronil por lo que se
refiere al ganado vacuno, ovino, cabal lar y asnal; de Pruna. en lo relativo al ganado vacuno,
cabrío y de cerda, así como en la apicultura; de Casariche. en lo referido al ganado ovino; y de
Montcl lano. en lo concerniente a la cría caba llar. Los caballos de este tíltimo pueblo. cal ifieados
como "excelentes" por Macloz, tenían ya fama a finales del Antiguo Régimen.
77
JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ
78
LA SIERRA SUR A FINALES DEL ANTIGUO REG IMEN
Por lo que respecta al comercio. la coma rca era cxcedemaria e n trigo y, sobre todo,
en aceite. pero defic itaria en prácticamente todo lo demás. Esl'a realidad iba a determinar
la dinámica de los intercambios, que se lim itaban a un comercio de ca rácter local o, a lo
sumo. regiona l. L as exportac iones de g ranos y aceite eran correspondidas con importaciones
de vino cordobés, aguard iente de la serranía de Ronda y ropa de Sevilla y Éci_ja. Así, por
ejemplo, Herrera exportaba el sobrante de grano y ace ite de su producc ión e im portaba todos
los artículos de vestir que se cons umían e n el pueblo. La Roda exportaba aceite a Málaga
y hortalizas a Sierra ele Yeguas, A lameda y Estepa. mientras que importaba aguarclieme
de la serranía de Ronda, vino y vinagre de la provincia de Córdoba y géneros y vestidos
de Antequera y M á laga. A Mo rón se traía ropa y a lg unos comestibles (arroz, habichuelas,
lentejas, etc.) <le Málaga, Sevilla y Cádiz. mientras que a estas dos últimas c iudades se
exportaba el excedente de aceite y la na. Como últ.imo ej emplo, c itare mos el ele F.stepa,
desde donde se exportaba granos y ace ite a Málaga , m ient ras que se traía carne de los
pueblos vecinos y de Extremadura; v inos ele Ag uilar y Lucena: aguardiente de Rute y ele
los pueblos e.le la serranía de Rond a; legumbres, hortalizas y frutas <le Puente Genil, Lora,
Gilena y Aguadulce y a rtículos de vestir y ul tramarinos de Má laga y Sevilla . Al lacio ele
estas modalidades prcclom ina ntcs de comercio existían otros tráticos menores. Martín ele la
Jara tenía algunos arrieros que traficaba n con pieles. Los vecinos de Aguadu lce verdeaban
habas que eran muy estimadas en O s una y Estepa. Los ca rbone ros ele Ca~arichc ve ndían su
producto en las localidades vecinas.
Los agentes del comerc io interlocal o regional eran arrieros, a menudo forasteros.
Los intercambios se veían obstaculizados por la existenc ia de una red ele caminos muy
deficiente. L a comarca se hallaba en el cruce de dos cami nos princ ipa les: el que iba de
Sevilla a G ranada y el que comunicaba Córdoba con Málaga. También se ha llaba conectada
al camino que iba de Ronda a G ibralta r. Los caminos principales, como e l de Sevilla a
Granada a través de Estepa y A la meda, era n carreteros, pero la red secundar ia consistía en
pésimos caminos loca les de herradura. D e esta clase eran los únicos caminos que llevaban
a Cori pe. En Los Corrales los cam inos eran malos y la cuesta del Carriwso. e n la vereda de
Osuna. se hacía intransitable. También los cam inos de E l Rubio era n locales y de herradura.
Asimismo de herradura y malos eran los caminos de El Saucejo: los más transitados era n el
que llevaba a O suna y el que iba por Ro nda a Gibraltar. En algunos puntos de la comarca. la
presencia de ríos o arroyos constituía también un obstácu lo para e l tránsito ele mercancías.
Esta dificultad estaba salvad a e n Ag uadulce por un puente de piedra de c inco oj os y e ntre
cuarenta y cincuenta pies de a ltura. Sin embargo, en Baclo latosa era preciso cruzar el Genil
hacia la provinc ia ele Córdoba a través de una barca que explotaba el duque ele Med inaceli,
cobrando un barcaje de cuatro ma ravedís a los vecinos y ocho a los forasteros, e idéntica
cantidad por cada caba llería.
No existían g randes fe rias. Las instit uidas en El Coron il en 1425 por Real Cédula de
Juan 11 (dos ferias anuales de treinta días de duración) se extinguieron cuando se estableció
la feria de V illama nín. Así pues, en el mejor <le los casos lo que ex istía era mercados locales.
El de Estepa, por ejemplo, se ubicaba en la Plaza clel Carmen, frente a las casas capitulares.
79
JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ
Dada la naturaleza del comercio practicado en la comarca, los 1ratos solían hacerse en dinero
efectivo, sin intervenc ió n de ningún 01ro med io <le pago.
La sociedad de los pueblos de la Sierra Sur estu vo pres id ida en el Antiguo Régimen
por enormes desigualdades, derivadas de la profu ndii señorialización que caracterizó el
devenir de la comarca desde la Baja Edad Media. El impac10 del régime n de propiediid
latifu nd ista, ligado ta mbién a l fenómeno seño rial, cont r ibuyó a profundizar aún más en las
distancias entre propietarios y campesino:;. Una de las consecuenc ias más visibles de esta
real idac.l fue la pro letarización de la mano de obra agrícoln y la abLmc.lancia <le jornaleros, que
trabajaban en los numerosos conijos e.le la coma rca.
A mediados de l sig lo XVIII pueden contabili zarse cerca de ocho mil jornaleros
en la comarca. que rcpresc nrnba n un porcentaje mu y importa nte de la po blación activa.
80
LA SIERRA SUR A FINALES DEL ANTIGUO REGIMEN
Excepción hecha <le los grandes núcleos de población (Osuna, Morón, Estepa) donde
existía un mayor grado de dive rsificación social, los j ornaleros constituían la casi
totalidad de la población laboral. Tome mos como ejemplo nuevamente Marinaleda: de
nn total de 116 ocupados en la misma época, 104 eran j o rnaleros, el 90 %. El resto de los
activos, apenas una docena, e ran un estanquero, un ventero, un abastecedor de tabernas,
un sangrador, <los arre ndadores <le rentas, un cortador de carne, un barbero, tres clérigos
y un sacrist,ín. En M arinaleda el número de jornaleros representaba el 130 % del número
de vecinos cabezas de familia, es decir, que, en promedio, m ás de un mie mbro de cada
familia trabajaba como jornale ro. Para comparar la situación de la comarca con un m arco
más general, sirva e l dato proporcionado por un informe que un gobernador ilustrado
elevó al Consejo de Castilla a fines del siglo XVTil. Dicho informe señalaba que el
número de jornaleros e ra, e n todo e l Rei no de Sevi lla, de aprox imadamente 120.000,
sobre un total de población de e n torno a 750.000 habitantes, es decir, un 16 %. Si
tenemos en cue nta las familias dependientes de los jornaleros, la proporción sobre el
total de población se elevaría hasta las dos terceras partes. En e l conjunto de nuestra
comarca, los jornaleros representaban e l 18 % de la población total a mediados del siglo
XVTII y, teniendo e n cuenta sus farnil.ias , viviría de los jornales del campo más del 70 %
de la población. Pero, si prescindimos de los grandes núcleos cabecera de comarca y nos
ceñimos sólo a los pueb.los, este porce ntaje era indudable mente mayor. Los jornaleros y
sus familias estaban sometidos a una forma de vida muy dura. Los jornales. a me<lia<los
del siglo XVIII, eran de dos reales diarios o, a lo sumo, tres. La estacionalidad del
empleo consti_tuía un elemento que los condenaba a unas condiciones de existencia muy
precarias. El Catastro de Ensenada contempló, como regla general, 120 días trabajados
al año para los jornaleros Sobre la forma de vida y la dieta de los jornaleros, el informe
citado apuntaba de manera expresiva:
"Éstos (los j ornaleros) casi todo el ario comen sólo pan, aceite, vinagre, ajos,
pimientos y sal, cuyo nzar1;jar, si es }do, llaman gazpacho. y, si (es) caliente, ajo,
que son las únicas diferencias de su mísero atirnento. Tal vez en algunas faenas de
poca duración comen oveja, y muy pocos tocino, y los días f estivos 1111 potaje de
judías de Holanda que es la señal de estar en casa la cabeza de ella. m bacalao es
ya un regalo para ellos cuando le prueban".
Este testimonio, con el que ciamos por concl.uido el presente trab,úo, es expresivo en
alto grado de una realidad social, fruto de las condiciones históricas, que marcó profundamente
el ser y el devenir de los pueblos de la Sierra Sur.
81
JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ
82
LOS "BRIGANTES" DE LA SIERRA SUR Y EL
BANDOLERISMO ROMANTICO
83
MANUEL MORENO ALONSO
Las actuaciones llevadas a cabo por gentes de aquella calaña no ~e hizo esperar.
Pues. al fin al, el propio ayuntam iento de Morón se vio obligado a levantar unidades de
Milicias H onradas para "reprimir a los facinerosos, bandidos, desertores y díscolos que,
perturbando la pública tranqui Iidad, i ntenten saciar su ambición o su codicia". No hacía tanto
tiempo - un 25 de octubre de 1809- que aquellos malhechores atacaron nada menos que el
vehículo donde viajaba el obispo de Sevilla don Manuel Cayetano Muños y Benavente. que
no fue respetado a pesar de su rango y edad. Razón por la cual las autoridades de Morón
dispusieron la persecución de tales bandidos. que no fueron capturados (F. Díaz Torrejón,
Guerrilla, contraguerrilla y delincuencia en la Andalucía 11apo/eónica, / 810-18/2. Lucena.
2004-2005).
84
LOS "BRIGANTES" DE LA SIERRA SUR Y EL BANDOLERISMO ROMANTICO
determinados temas. al igual que determinadas regiones -especialmente ··romá nticas" por
naturaleza. como es el caso ele Andalucía- para convertirse en objeto preferencial de v iajeros
curiosos, que, en un momento dete rminado serán los más conspicuos divulgadores de utrn
realidad que tendrá mucho de invención. Y que con el tiempo. fuera de nuestras fronteras, se
ha convertido en un tópico imborrable de nuestra h istoria.
Pero la invención del bandolerismo -un lema rnn apropiado corno pocos para atraer
la curiosidad de los románticos en toda Europa- no fue. contra lo que puede creerse, cosa ele
los extranjeros únicamente. Su invención correspondió a los propios naturales que, por vías
ele la "invención" y de la imaginación. la crearon y la mantuvieron viva casi hasta nuestros
días3. De tal manera que los extranjeros no fueron sino sus d ivulgadores fuera de nuestras
fronteras. Lo mismo que la literatura española culta de la época. que, al fin y al cabo, no
hizo otra cosa que dar forma literaria a los temas más po¡iulares". Aunque habrá escritores
españoles que buscarán en los •'inventores'· extranjeros los moldes histórico-literarios para.
conforme a ellos, exponer ~us narraciones. Pues, corno por entonces sei'íalará alg unos ele
ellos, aun no se había fijado "en nuestro idioma e l modo de expresar ciertas ideas que gozan
en el día ele singular aplauso"-'.
Desde luego quien, en realidad, no había "fijado" en nuestro idioma el modo ele
explicar tales ideas era la literatura culta porque la popular, normalmente despreciada por
aquélla. la tenía más que asumida. De donde el interés de autores románticos corno Blanco
White o su amigo José Joaquín de Mora -autor de la primera versión española ele las novelas
de Scoll en la temprana lecha de 1825- por impulsar este tipo de obras que, "además de
deleitar la imaginación, como hacen todas las ficciones literarias, produce una utilidad
real, cual es la ele facilitar la inteligencia ele la historia, familiarizándonos con las ideas
dominantes·'. Para la mentalidad de aq ue llos hombres. que por entonces despiertan al nuevo
sentimiento romántico era perfectamente legítimo descubrir la historia a partir incluso de
la ficción. Lo dirá por aquellos años ( 1829) un joven como D onoso Cortés, quien, a l hacer
referencia al nuevo espíritu que cundía por Europa, y del que era una prueba el nuevo tipo
de narrar noveladarnente la h istoria propio de Walter Scott, di rá que éste es ·'el que mejor ha
probado que la aridez de los hechos debe revestirse con e l encanto de las invenciones, y que
la amable sonrisa de la fábul a puede hacer interesante la verdad•·<,_
Con el tema del bandolerismo. la nueva época descubre que la fábu la, en efecto, --puede
hacer interesante" la verdad. Y tanto la historia como la realidad de la romántica España -y
particularmente de la regi6n Hndaluza- se convcrtir:ín en una cantera inagotable ele argumento!:>
de todo tipo para la ·'amable sonrisa de la fábula". En las cró nicas, en los romances, en l:i
memoria flaca pero lujuriante de los hombres de la calle, se movían héroes y santos de una
manera tan viva y natural que sólo hacfo falla revestir la aridez de los hechos con el "encanto
de las invenciones" para hacer más inleresame la verdad. En ello consiste la nueva moda de
los escritores ele historias, que se acepta como una conquista libre de los nuevos tiempos. Pues
85
MANUEL MORENO ALONSO
hasta el mismo Quintana siente cómo hasta entonces la tradición literaria había sacrificado
usualmente "las galas de la ficción a la calidad de los vcrídicos"7•
Pero no habrá ele transcurrir mucho tiempo cuando, precisamente, la "nueva forma"
se adapte al gusto y afición del siglo. Y la novela se apodere. por ejemplo. del tema del
bandolerismo. Tal es el caso por ejemplo de don Manuel feruández y González (Sevilla 1821-
Madricl 1888), que convirtió la novela de bandoleros en un género propio de extraordinario
éxito. Con la particularidad de que gracias a su prodigiosa fabulación dio a conocer aspectos
de la realidad que no se habrían conservados.in sus novelas. Y, en el fondo, a su "novelizac.ión",
que tanto seguía teniendo de romántica después de haber pasado ya la hora del romanticismo
propiamente, se debió que perviviera en la memoria ele sus lectores, que han llegado hasta
nosotros, nombres y episodios ele aquellos héroes del pueblo~.
86
LOS •BRIGANTES'" DE LA SIERRA SUR Y EL BANDOLERISMO ROMANTICO
En este sentido. la familia de Alvareda es. por ejemplo, una novela de la Fernán
Caballero "de:,tínada exclusivamente a pintar al pueblo", según confesión de la propia autora
en el prólogo. Su aspiración no ern otra, según escribió, que ·'pintar las cosas del pueblo
tales cuales son", sin separarse de la verdad. Pues hasta el lenguaje -salvo lo de aspirar las
h, y suprimir las d- es el de ''las gentes de campo anda luzas. así como lo son sus ideas,
sentimie ntos y costumbres" 'º. Y como no podía menos que ocurrir. allí estaba Diep,o y sil
partida; "[...]y ya sabréis, como tocia España, quién e~ Oiego; donde pone el oj o pone la bala;
a su vista tiemblan hasta las hojas sobre los árboles, y al oír su nom bre, hasta los muertos en
sus boyos"11 •
A decir verdad poco es lo que doña Cecilia dirá e n la novela de Diego y su partida,
lo mismo que ocurre con la mayor parte de la novelística sobre bandoleros. En el la no hay m,1s
que lo obvio, que es justo lo que quiere el público kctor: el ser revisitado por los generosos
87
MANUEL MORENO ALONSO
héroes populares. Con la part icularidad de que a lo dicho añadía, refiriéndose al bandido
generoso: 'l ..l Tocio esto lo dijo sin la jactancia andaluza, tan grotcscarnente exagerada hoy
día, sino con la naturalidad de la convicción, con la serenidad de la verdad"12 • Y. sin ahondar
en la historia, con la nar ració n de sucesos reales, señala, sin embargo. que "sin llegar a
la exageración novelesca que hace de un bandido o un pirata un héroe, estamos más lejos
aún del clásico puritanismo que hace ele un ladró n un monstruo tal, que no cabe en él un
sólo átomo ele humano. desmintiendo así, en honor de la moral sistemática y de la policía
intransigente, los conocidos hechos de valor, generosidad y nobleza que se han visto en jefes
de tales bandas''13 •
88
LOS ªBRIGANTES" DE LA SIERRA SUR Y EL BANDOLERISMO ROMANTICO
Los historiadores del mundo antiguo, incluso, reconocen no pocas coincidencias del
bandolerismo de este último tie111po y el de la época romana. Así. por ejemplo, García Bellido.
comentando un conocido pasaje ele Tito Livio rcl'crcnte a la c iudad romana de Astapa -la actual
Estepa- no dudó en señalar que "el episodio tiene todo el aspecto de las fechorías que hace
un siglo solían cometer por estas 111ismas tierras los bandidos románticos. de!>ccndíentes de
estos astapenses. La identidad del paisaje, la continuidad racial de sus autore!i y la semejanza
en los procedimientos -viandante:;. comerciantes y diligencias asaltadas- invita a llnmarlos
también bandidos..." 1s.
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MANUEL MORENO ALONSO
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LOS "BRIGANTES" DE LA SIERRA SUR Y EL BANDOLERISMO ROMANTICO
Con la par ticularidad de que "El catalán Serrallonga" en la época romántica siguió siendo un
personaje popular en toda España.
Esto es lo que ocurrió. por ejemplo, con el bandolerismo gaJlego. que ·'no
tenía gancho". Y. por consiguiente, los viajeros que pasaron por aquella región. y que
indiscutiblemente fueron perfectamente conseicntes de su existencia, no se molestaron
en i ndicarlo sin duda alguna por no resultar "interesante" para sus lectores. Y cuando,
efectivamente, hubo al gún i n1cn10 posterior ele icbtlizarlo23. era muy difícil igualar las cotas
de publicidad y eco adquiridas por Richard Forcl en Inglaterra . o por Mer i mée en Francia.
De aquí que sea perfectamente comprensible In pregunta de algunos historiadores de otras
regiones de ")qué sucedió para que nuestros bandoleros no hayan merecido la atención de los
buscadores de lo insólito'!'"1º.
DE LA INVENCIÓN AL MITO
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MANUEL MORENO ALONSO
El bandolerismo andaluz, mitificado por los románticos, nada tiene que ver. por
consiguiente, con la reacción posterior de las masas obreras andaluzas contra la situación que
las oprime secularmente. Y de lo que se ocupó el mismo Constancio Bernaldo de Quirós -el
autor ele E/ Bandolerismo Andaluz- en !.U estudio sobre El e:,partaq11is1110 agrario andaluz,
publicado a raí7 de las huclgal> del campo de Córdoba del otoi'ío de 1918 y la primavera de
1919. Así como el del notario de Bujalance don Juan Díaz del Moral en su celebrada Historia
de las agitaciones campesi11as de Córdoba, impresa en 1929. El bandoleri~mo e!. "otra
reacción", de carácter individual y "en otrn distinta direccicín" en la que. por supuesto, "no
faltan manifestaciones ele justicia y venganza en favor ele lo~ humildes y de los pobres" 27.
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LOS ·BRIGANTES· DE LA SIERRA SUR Y EL BANDOLERIS MO ROMANTICO
trata de una miti ficación ronuíntica del pueblo en la línea dieciochesca y rousseauniana de
idealización del ''buen salv,üe". Pues, en este sentido, no se discute que la imagen dada del
pueblo por los viajeros no es real sino que en mucha mayor medida es fruto de un estereotipo
que responde a modas intelectuales de la época >.0.
Desde luego es evidente que. en su invención, si por una parte los rom:í.nt ícos elogiaron
hasta la saciedad las cual idades del pueblo llano (su sobriedad, su resistencia física, su honradez).
fuera de este contexto lo 7,ahirieron sin piedad. Es el caso del desprecio del español como
soldado que se advierte en lo'> escritos de los inglcsc.,; durante la Guerra ele la I ndepcndencia:12 ,
o en el de los francesc:;31. Pues. en todos estos casos, se aprecia un desprecio sin paliativos y
sincero. que no era sino e.l re~ultado ele una experiencia. en este caso probablemente auténtica,
en contacto con soldados y guerrilleros -que poco después ~erán quienes nutrn11 las filas del
bandolerismo heroico- 4ue ellos detestaron sin embargo por ser un tipo de guerra " ind ignn" ele
caballeros. Porque. en realidad. como señalaba el teniente A lphonse Grasset, aquellos "trouvent
dans la lcgimité de cettc guerre une splcnclide occasion de pillage"".
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MANUEL MORENO ALONSO
absoluto ... Y de esta forma se construye una realidad que no reside en sí misma, sino que
constantemente remite a algo distinto, que más tiene que ver con la nada que con la realidad.
De donde la importancia de la nostalg ia, en tanto que deseo sin objeto. que es pasión de la
ausencia, necesidad que no se deja satisfacer. Y de aqu í la importancia de la fábula . Porque
los románticos son pcrfoctamente conscientes de que el mundo debe convertirse en fabula. Y
fábula - Fabef- significa mito. leyenda, saga (ele sa&en, decir). E n el fondo toda la invención
está explicada previamente en Herder. para quien "nuestra razón se forma sólo mediante
ficciones''; que así es como, según él. se c rean los conceptos, las ideas o los ideales. Porque
a l final. "si los utiliwmos mal, o si nos habituamos a configurarlos equivocadamente f...l la
culpa es nuestra y no de la cosa en sí". Tal era el iclenl de aquellos hombres románticos que
también creían que tampoco se podía existir sin poesía, pues en ella residía la felicidad de
nuestra existencia 1\
El hombre romántico creó además toda unn mitología que dio sentido a la vicia
cotidiana y conformó los valores más profundos en la lucha por la libertad, individual o
colectivamente. En España, en particular, la guerra heroica de 1808 que realizó el pueblo
sirvió de modelo constante para que las siguientes generaciones la recordaran. transmitiendo
sus valores mora les o simbólicos. De tal forma que ele tocio e~te proceso surge una conciencia
mítica que. corno cualquier sistema fi losófico, presenta una teoría ele la realidad, por más que
sea una teoría 1·i1•ida y vital. Cierto que los nuevos mitos estarán a veces en oposición con
la historia, con la razón. con el progreso y hasta con la verdad . pero esto en el contexto ele
aquel la generación es quizás lo que menos importa"'·
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LOS "BRIGANTES" DE LA SIERRA SUR Y EL BANDOLERISMO ROMANTICO
países med iterráneos -en donde, paradójicame nte. la luz, con un sol ardiente, es esplendorosa-
la ceguera, por otra pa rte, como es bien sabido, está asociada probablemente desde Homero
con las actividades poéticas y musicales.
Don Julio C aro Baroj a -que ha recordado el episodio de cómo el gran arabista
sevillano don Pascual Gayangos comparaba a los ciegos que cantuban romances por las calles
espaiíolas con las personas que en El Cairo, Alejandría, Damasco y otrns ciudades populosas
iban también por las calles plazas y meso nes recitando cuentos a cambio de un me tódico
estipendio- es un testigo excepciona l de estas prácticas hasta año~ después de la guerra c ivil.
Pues aún entonces era posible ver en las plazas de España a ciegos voceando lo mismo que
en los tiempos del L azarillo. De tal manera que a su alrededor de congregaban, ·'formando
grupo compacto, viejas, soldados, hombres de aire puebleri no y chicos, que escuchaban con
atención". Y algunos compraban por die:!. céntimos -como fue su caso, que no hacía sino
seguir la costumbre de su tío don Pío- pi iegos "con la narración espantosa, puesta en coplas
espantosas también, q ue el ciego salmodiaba••_;¡¡.
El ciego, c ie rtamente, lo mismo podía ser inve ntor de la historia que su transmisor.
Y en cuanto a su verosimilitud esto poco importaba. Pues, según el decir que recoge don
Julio Caro, "en ciertos sectores popula res, como el cam pesino. se da cierta forma de vid a
en que el factor histórico tie ne m uy poca influencia... Una opi nión de la que part icipaba ya
en su tiempo el m ismo Lope de Vega, para quien a l escribir para el vulgo había que hacerlo
neciamente: y otros ingenios que escri bieron duras críticas contra los ''poetas para ciegos".
Pero, como q uiera que sea, esta " literatura"' en boca de c iegos -la fitermura de cordel de los
siglos XVJ, XVI] , XVlll y XJX- ejerc ió una inllue nc ia fundamenta l en la conformació n
popular del bandolc rismo40 . De la misma mane ra que la voz de los ciegos, en la trasmisión de
las noticias q ue voceaban, hacían palidecer en no poca:; ocasiones a los lúcidos y sabidos...
que la:; escuchaban entre indignados y tcmerosos41 •
En su Ensayo sobre esta literatura popular, de la que tanto gustaro n los españoles,
don Jul io C aro ha hablado de la impro nta ele A nd alucía en todo el resto del país. De tal
manera que lo castellano, por ejemplo, vi~jo o nuevo, "queda desplazado para muchos por lo
específicamente andalu¿, por el prestigio y seducción que ejercen las costumbres populares
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MANUEL MORENO ALONSO
de Andalucía desde el siglo XVIII. Pues mientras lo va co, por ejemplo, es hermético para
el que no es vasco, al igual que lo catalfüi o lo gallego. lo andalu7, ejerce una influencia -que
él llama absorción m1daluza- en el imaginario colectivo de lo español. Un fenómeno 6te,
por otra parte, que define perfectamente la proyección del "espectáculo'' andaluz inventado
en el romanticismo, que hace que para muchos, dentro y fuera de España, lo español es
precisamente to andaluz 42 .
Debemos a don Julio Caro Baroja (43) el mayor esfuerzo sistemático por rastrear en
la literatura de cordel voceada por los ciego~ los textos literarios más dramáticos de temática
bandolera. Y, según él. puestos a contar '•historias romántica~ y violentas'' ya los mismo5
ingenios del Siglo de Oro dieron la pauta a los ciegos y copleros de después. De tal manera
que con posterioridad a entonces la historia más o menos real de famosos bandidos de aquí o
allí, y con poca frecuencia napolitanos, quedará perfectamente dramatizada. Hasta tal punto
que en pleno siglo X [X todavía seguían ~iendo populares los bandidos napolitanos4 ~. El
análisis de la literatura de cordel desde el siglo XVII al XI X demuestra que no hay solución
de continuidad. Y, por consiguiente. existe una latente tradición de acciones de bandoleros
que sigue interesando vivamente al pueblo.
Mucho antes de la puhlicación de este libro. que coincide con el auge de la leyenda
romántica de los bandoleros andaluces. el 111 ito estaba inventado. Y las legendarias acciones
de sus héroes se prodigaban de boca en boca. Sin duda alguna razón fundamental de la
polari,wción ele ta les acciones, fundidas entre la realidad y la ficción, en Andalucía se debió
a In ubicación en ésta de Gibraltar que. desde comienzos del siglo XVIII. va a concentrar el
principal foco de contrabando existente no solo en toda Andalucía sino en toda la Península.
Y por consigu iente va a convertir el hinterland andaluz. lugar de tránsito obligado de
contrabandistas y arrieros. en escenario de tales hazañas•·'.
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LOS "BRIGANTES' DE LA SIERRA SUR Y EL BANDOLERISMO ROMANTICO
Así no tiene nada de particular que un personaje del siglo XVIll como fue Diego
Corrientes se convierta en el estereotipo preterido de la invención romántica. Y como ocurrirá
después. y había venido ocurriendo antes, el resultado será una mezcla, difícil ele determinar
exactamente, de realidad y de ficción. Porque no cabe duda que las coplas de ciego que
corrían en él en vida. y. sobre todo despué~ de su ajusticiamiento en 1781, siguen alimentando
la historia posterior del célebre personaje. Y conformará, finalmente, todavía de forma viva el
tardío relato ele don Manuel Fernánclez y Gonzálcz, Diego Corrientes (historia de un bandido
célebre) (1866). Con la par ticularidad. típica de la invención romántica. que lns fronteras del
tiempo se dc1>vanecen ante la recreación de una historia, que lo mismo resulta que se aplique
a un tiempo h istórico como a otro. Es más, desde l a época del bandolero twsta la de su
máx ima exaltación, transcurren casi cien años de popularidad y ele invención constante. Y el
motor de ello, como ocurrirá con los bandoleros románticos propi amente dichos. estará en
et pueblo y en su invención literaria, transmitida antes que nadie, y mejor que nadie. por los
ciegos. De csta forma los viajeros extranjeros no tendrán más que "divulgar" la invención:
que, tocio lo miís, aderezarán con su peculiar estilo. contribuyendo a la plasmación univers.tl
del mito fuera de nuestras fronteras.
*
Antcrior a la fabu lación romántica de los extranjeros, y probablemente fundamental
en la constitución de ésta, es la imagen viva que de la realidad del bandolerismo andaluz, dio
ya con colorido romántico, José María Blanco White 46 . Dado el éxito alcanzado tanto dentro
y fuera de Inglaterra de sus Letters Ji·om Spai11. aparecidas en su primera versión en 1822,
justo cuando wdas las miradas de Europa se volvían a España, sus pinceladas sobre la ficci6n
y realidad del bandoleri smo andaluz ejercerán una infhiencia indiscutible en l a literatura de
viaje posterior. Porque, evidentemente, el primer I ibro que cu,tlquier inglés encontraba a mano
parn preparar su 1our por España eran las Le11ers de Blanco. publicadas con el seudónimo de
Leucadio Doblado. Y de esta forma, si Blanco es sin eluda alguna uno ele los más importantes
iniciadores del romanticismo español, es también un punto de referencia fundamental en la
visión posterior del bandoleri smo rom ántico.
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MANUEL MORENO A LONSO
aquellos años antes de que Richard Ford , Washingto n .l rving. George Borrow o Próspero
Merimée publicaran sus narraciones47 .
Ahora bien Blanco, que es perfectamente consc iente de las limitac iones de los
autores de viaje que escriben sin conocimiento de causa o buscando un efectismo evidente
en los temas 4 \ no podía olvidar la realidad indiscutible de un asunto como aquél entre la~
narraciones de un pueblo cuando, por ejemplo, " la gente pobre pasa la mayor parte de la
noche cha rlando en la puerta de sus casas huyendo del intolerable calor del interior'"9•
E l tema, por otra parte, era obligado en u na sociedad en donde ··[...]merodean los
ladrones y son muy pocas las personas
Teniendo en cuenta, por otra parte, que. según Blanco. ·'Ja división más a mplia
del pueblo español es la de nobles y plebeyos•·. es evidente que la visión del bandolerismo,
en su realidad. podía ser muy d iferente desde un punto de vista u otro. Máxime cuando
los p rimeros, por ~jemplo. se habían "degradado por su servil conducta en la Corte y se
han hecho od iosos a nte el pueblo por su insoportable a ltanería fuera ele ella"~2 • De donde la
heroificació n de los segu ndos en e l caso de los bandidos. Una vi~ión, por cierto, que puede
ayudarnos a entender la "i nvención romántica·• del bandolerismo por e l pueblo: y que los
viajeros extranjeros no supieron explicar con la misma claridad.
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LOS "BRIGANTES" DE LA SIERRA SUR Y EL BANDOLERISMO ROMANTICO
mitad del clinero que se habían gastado en tan absurdo y desagradable espectáculo, tal vez lo
hubieran salvado de su tri ste dcsti no"51.
El testimonio aportado por Blanco es revelador de hasta qué punto '·el derroche
de valor y destreza" de los 1orerns suscitaba concretamente hasta en quienes no podían ver
el espectáculo por haber perdido la vista. He aquí su historia, que, al mismo tiempo, puede
servirnos para entender hasta qué punto lo~ mismos ciegos podían vivir también el mundo
del bandolerismo antes de la invención romántica: "[. .. /La siguie11.1e anécdota. con que voy
a terminar esta cana, le nwstrará hasta qué punto puede llegar la pasión por las corridas
de rcHns. Un caballero conocido 111.ío 1uvo hace unos años fa des¡!,racia de perder la vi.Sla.
Parece lógico que quien se ha quedado ciego 1ratará de evi/(/r los lugares d<' sus antiguas
diversiones. cspeciaf111ente aquellas en que iodo va dirigido a la vista. Sin embargo, este
señor sigue asistiendo a la plaza con toda asiduidad. Ma,iana y rarde se xienra en el palco
de la Real Maestrarr¿a, de la que es miembro. con un guía a su lado. J\ la salida de cada
toro escucha ávidamente la descripción que le hacen del animal y de todos las peripecias
de la lidia. La idea que se hace del espectáculo, ayudado por los expresivos griro.1· de la
multitud, es tw, viva que alln en los momentos en que los aplausos no le permiten al criado
más que una breve alusión a la faena que los motiv6, la cara del pobre se,ior se transforma
y él mismo une sus aplausos hasta el último de los que resuenan en /,a plaza"56 •
99
MANUEL MORENO ALONSO
con la visión extranjera de lo andaluz. Y en este sentido, por tanto, eJ relieve de su aportación,
aunque hasta ahora no se le haya reconocido, es verdaderamente extraordinario.
Consciente perfectamente de que el tema era muy sugerente para los ingleses58, el
propio Blanco reconocía que al viajar imaginativamente por España en sus Letters se ·'había
traído algo de la inquietud inglesa'' 59. Y así no tiene nada de extraño que comience una de sus
Cartas haciendo un viaje a la inglesa y, por consiguiente, hablando de estos asuntos porque "la
mayoría de los españoles..." eran bastante remisos a viajar al modo de los extranjeros porque
"los gastos, los peligros y las mil molestias que Ilevan consigo los viajes nos impiden hacerlos
por placer o por curiosidad"6º. !\tientras que los ingleses, pL"irnero, y los franceses , después,
empezarán hacerlo precisamente "por placer o curiosidad". O, simplemente, para tener
ocasión, sin en verdad exponerse demasiado, a divulgar sus aventuras ante sus lectores.
El rel.ato que con todo detalle y "color local" Blanco describe en sus Cartas es el
que hizo precisamente a la Serranía de Ronda, santuario precisamente con posterioridad del
bandolerismo romántico. Hizo el viaje a caballo, y "con las bastas ropas que los hidalgos
campesinos llevan en semejantes ocasiones: chaqueta corta y ropa interior de sarga marrón,
gruesas polainas ele cuero, capa debidamente enrollada y atada a la perilla de la montura y
un fuerte chaquetón de lana, adornado con una especie de encaje hecho de trozos ele tela de
varios colores, que es el traje de montar favorito ele los andaluces elegantes"~ Y en el que
1
•
Según el relato de Blanco, cada uno de los viajeros y el criado, que llevaba en su
caballo el equipaje ligero, iba provisto de una escopeta colgada por el gancho a una anilla
de la montura. Ahora bien. desde el primer momento, el viajero deja bien claro que "los
bandoleros raras veces atacan a la gente que va a caballo con tal de que tengan la precaución,
corno la tuvimos nosotros. ele no pasar por ninguna arboleda sin ser separados unos ele otros
a la distancia de un tiro de escopeta''. En el relato, como después ocurrirá en la infinidad de
los que hagan los futuros viajeros extranjeros, se habla también de la incomodidad de las
posadas en que se alojaron. y particularmente ele la de El Arahal. en la que "ya habíamos
empezado a sentir el peculiar aburrimiento que se oculta en todos los rincones de las posadas,
cuando el sonido ele un pífano y un tambor, con ai re alegre más que marcial, despertó nuestra
curiosidad ..." Con la particularidad de que pocas descripciones ele posadas podrán rivalizar
con la realizada ac¡u('2 •
100
LOS 'BRIGANTES'" DE LA SIERRA SUR Y EL BANDOLERISMO ROMANTICO
miserable era la posada que no disponía ni siquiera de un cuarto donde pudiéramo~ retirarnos
a quitarnos la ropa". Así que en su caso se acogieron a la hospitalidad del párroco, que "tenía
algo de las fanfarronas maneras de Andalucía. pero suavizadas por una franqueza y un aire
ele caballero que resultaban sorprendentes en un aislado p:frroco español"63.
Por si fuera poco, en su narración. el viajero no olvidará seña lar tampoco que
" los habitantes de la Sierra de Ronda son muy aficionados a las bebidas espirituosas.."". De
la misma manera que a l atravesar los bosques del entorno tampoco silencia la existencia
de "las cruces monumentales que se alzan en lo~ paraje~ en qm: un viajero ha caído a
manos ele los bandoleros", que les obligaban "a permanecer vigilantes a cada vuelta del
camino y examinar cuidadosamente todas las espesuras, sin ciamos ocasión de gozar
tranquilamente de las bellews que se encuentran por todos lados''. A lo que agrega con
toda natu ralidad que España. con tocias estas condiciones, ofrecía ..recorridos bellos y
romá nticos para los luristas"6·'.
Una vc7 llegado a l destino finalmente, el viajero señalará sin paliativos de ninguna
clase que ·'fas rústicas y casi salvajes maneras de los hidalgos de Olvera no tienen paralelo
en Andalucía. Lo mismo caballe ros que campesinos reclaman para su villa una agreste
independencia y una libertad de desgobierno que muestran la debilidad que acompaña
siempre al despotismo". Y recuerda cómo "un refrán andaluz te aconseja: Maw al hombre
y vete a O/vera". A lo que añade un "notable ejemplo de impunidad'' con que allí se había
cometido un homic idio en el pueblo dos años antes. Cuando un hombre o fendió "al jefe del
bando contrario ... del que se sabía que había despachado anees a otro hombre de manera
semejante". Por lo que nadie dudaba en el pueblo que si Lobillo no había matado al alguacil,
al menos había pagado a su asesino. No obstante lo cual, '·fa seguridad de su absolución era
tan general como la creencia en su culpabilidad''66 .
Fuern del conte.xto de este viaje a la serranía de Ro nda, en el relato de las cosas de
Andalucía que hncc Blanco en sus Cartas de Espafía encontramos otros ingredientes de la
posterior invenc ión romántica del bandolero. Y muy en particular la imagen característica
del majo andaluz. con "ojos apasionados de color negro azabache, brillante barba azulada
que oscurecía sus mejillas desde una pulgada más abajo de sus largas pestañas. un afán
101
MANUEL MORENO ALONSO
fanfarrón que el expresivo idioma de l país da a los que así se mueven el sobrenombre de
perdonavidas, como si los demás debieran la vida a su compasión o a su desprccio''68_ Y,
por supuesto, las ''diversiones del populacho", en los que todavía se podían observar " los
antiguos celos españoles en las clases bajas. y cua ndo ya en fapaña no se desnud a la espada
para destruir una quere lla amorosa, la navaja decide con frecue ncia las querellas de amor
de los plebeyos·>69_
Aun cuando, según el testimo nio ele Blanco. e l amor -que tan unido v:i siempre
con las pendencias en la vida de los bando leros- no era ..de ninguna manera" el principal
instigador de muertes violentas "entre nosotros". Pues según aquél. ' ·una cierta irritabilidad
natural especialmente en las regiones del Sur lleva al frecuente derramamiento de sangre,
unos litros de vino de más o ni aun eso. e l simple hecho de que sople el Ü'vante o viento
solano, es festejado infaliblemente en Andalucía con peleas mo rtales". Pues, de acuerdo con
su testimonio, el promedio de muertos o heridos graves que había sólo en Sevilla en cua lquier
fiesta era de dos o tres. Hasta el punto de que en el hospita l de la ciudad se llamaba de
tos heridos, principalmente por esta razón. Y el gran silló n do nde el cirujano de guardia
examinaba al paciente se conocía en toda la ciudad con el nombre de ''silla de guapos'', que
atestiguaba " lo general e inveterado de esta horrible inclinación de los españolcs" 7º.
Otro elemento, que formará parte inseparable del relato de los viajeros posteriores.
es la descripción misma del viaje, que Blanco desmenuza pormenorizada mente cuando relata
el suyo de 260 millas inglesas de Sevilla a Madrid: los pesados carruajes tirados por seis
mulas, y la actuación fundamental del mayoral. ni frente de "una partida'' de cuatro personas.
Pues a d iscreción de éste. en el caso de España, quedaba la longitud de las etapas y la hora de
levantarse; e incluso el cuidado de que los viajeros oyeran misa y fie~ta de guardar dura nte la
jornada7 1• De esta forma, y sin q uererlo -porque el propio autor d irá que a él no le gustaban
las descripciones. "probable mente porque creo que no sirvo para hacerlas'"- Blanco abre el
camino de la posterior invención, pues a diferencia de los viajeros anteriores o posteriores a
él su narración "se limitará, como he venido haciendo hasta ahora. a lo q ue estos caba lle ros
no pudieron ver o comprender con la exactitud y claridad de un nativo" 72 .
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LOS "BRIGANTES" DE LA SIERRA SUR Y EL BANDOLERISMO ROMANTICO
Los viajeros quieren huir del medio "desarro llado" y ·•civilizado" del que proceden.
Y en su evasión de ese espac io geográfico nuevo, caracterizado por los progresos de la
revolución industrial, exaltarán por medio de la subjetividad un mundo pintoresco que parecía
perdido y que todavía ex istía natural en Andalucía. De aquí que, hasta c ierto punto, resulte
fácilmente explicable, e incluso se hiciera ..necesaria la invención de una serie de paraísos
perdidos tras los cuales encamina r la imaginación, la líbido y los pasos". Es decir que la
aventura romántica requerirá una pecnliar invenció1?1•
Y lo importante del caso realmente es que la " invención" ele un tema tan pa rticular
como el del bandolerismo, existente en otras regiones ele Espaíia desde la antigüedad, se
circunscribe exclusivamente a Andalucía. Algo, por consig uiente, que más que a la realidad
se debe a la ficción de unas imágenes que se adaptan mucho mejor a una región "diferente"
y por esencia romántica. Y el resultado ha sido contundente: desde entonces Andalucía ha
quedado marcada por una "image n" literaria que ha marcado la identidad posterior de la
región y de los habitantes. Y, por supuesto, del bandolerismo, probablemente el tema estrella
de la fabu lación romántica de aquella España. Aun cuando Tcófilo Gautier termine por
reconocer en su Voyage en Espagnc que "L...]no he visto ni un bandido, ni un trabuco, ni un
ladrón en nuestra larga peregrinación a través de las regiones conside radas más peligrosas de
España, en una época favorable a esta clase de encuentros" 75.
Pero aunque Gautier y prácticamente todos los viajeros extranjeros que escribieron
sobre bandoleros no se hubieran encontrado con ninguno en realidad, salvo la excepción
del norteamericano MacKenzie76, todos sin embargo .se vieron o bligados a hablar de los
bandoleros de Andalucía. Y el tema se convirtió en un lugar común. De donde la exactitud
de lo dicho por Richard Ford, que .. una olla sin tocino sería tan sosa como un volumen
sobre España sin bandidos: el estimulante es tan necesario para el gusto extendido en nuestro
mercado como el aguardiente para el jerez de importació n". La cosa, aseguraba el ing lés, se
había convertido en un tópico "de los críticos de café y de los escritores exquisitos para albums
de señoritas". Aunque, en su opinión, "en España, el p aís de lo imprevisto, la inesperada
ausencia de estos persomúes, que hacen intransitables los caminos. es una ele las muchas
sorpresas, y no cicnamentc la más clesagradahle, que esperan al que quiere juzgar un país
por experiencia propia y no se contenta con creer de buena fe las deducciones preconcebidas
y los prejuicios estereotipados de los que no la tie nen"77 •
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MANUEL MORENO ALONSO
artista alemfo y un amigo ing lés- que habría que aplicarle al propio Ford que la cuenta lo que
él dice de las viejas historias: "que mucho se tardará, sin embargo, en conocer esta verdad,
pues para ello tendrían que contradecirse muchos de los que escriben y contribuyen a hacer
el g usto del público, los cuales tendrían que comerse sus propias palabras y ver sus opiniones
dcbilitndas y combatidas, y esto es tan poco agradable como tener que volver a la escuela
cuando ya uno está crecido, como ocurre cuando se estudia la Hi.woria Romana, <le Niebuhr,
y encontrarse con que hay que empezar de nuevo a estudiar el alfabeto, porque todo lo que
nos enseñaron como cierto está equivocado"79•
Perfectamente consciente de todo esto. y ele que a los españoles el asunto de las
cruces, por ejemplo. les impresionaba bastante menos que a los extranjeros ( porque "est án
habituados a ver cruces y sang rientos crucifij os en las iglesias y fuera de ellos; [y] además
saben de sobra que la mayorfa de estos pequeños monumentos <;e han erigido para recordar
asesinatos que no han sido perpetrados por mal hechores. sino que son resu ltas de una pelea
o de alguna venganza, y de diez veces, nueve tienen por causa el vino o una mujer"), Ford.
el mejor conocedor de las rutas ele España de cuantos viajero~ extranj eros v inieron por aquí,
vuelve a tomar el tópico en objeto de su narración. Y si por una parte aconsej a al lector
que cierre el oído "a casi tocias las historias espeluznantes que te comarán por esos pueblos
apartados los crédulos y tímidos habitantes'', escribe lo que aquel los gustan oír. Senci llamentc
porque "esta clase de sitios y ele sucesos permiten que se luzca mucho la imaginación de los
que han vuelto sanos y salvos de ellos, para no decir nada de la dignidad y heroicidad que
supo ne el dar tales pruebas ele valor durante un viaje ele vacaciones...
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LOS '·BRIGANTES" DE LA SIERRA S UR Y EL BANDOLERISMO ROMANTICO
de "una verdadera bandidojobia". Pues "según lo que se les dice -señala- en letras de molde
a los papanatas de París, todo el temerario que pie nse tomar asiento en la diligencia española
debería antes, a tocia costa, hacer su testamento, como cuatro siglos atrás se hacía a l salir en
peregrinación para Jerusalén"81 •
Plenamente consciente por consigu iente de la ficc ión -pues " las historias de ladrones
llegan a las ciudades y a oídos de gentes respetables que nunca se movieron una legua más allá
de una legua"- el poco crédulo viajero no desaprovecha, sin embargo, su narración para hacerse
grato a sus lectores, que evidentemente le tomaron en serio. Al igual que lee siguen tomando
no pocos lectores actuales cuando utilizan sus observaciones como una fuente histórica de la
época. Algo que ya ocurría en sus días a propósito de las "jugarretas hechas al pobre míster
Tnglis y su libro de nolas..."82• porque. sencillamente, según Ford. "alguna gente seria se dejó
influir por el contagio, y los chistes de bandidos de míster Mark se imprimieron y se les dio
tanto crédito como si el autor fuese un apóstol en vez de un cónsul"83.
Pero con todo, a pesar de saber perfecta mente la verdad del asunto, Ford dio pábulo
igualmente a la ficción. Y cuando hace su viaje por la Península en tiempos de Fernando
VTI, el rey de las Españas, compara con éste nada menos que a José María. "el amo de
Andalucía". Con el resultado evidente, ante sus timoratos y acríticos lectores, de aumentar su
interés al descender por vez primera a "estudiar la filosofía de los bandidos españoles" con
sus ·'especulaciones", que se basaban en "haber tenido la fortuna de conocer al mismo jefo,
del cual. como en muchos de sus inteligentes compañeros, sólo podemos contar amabi Iidades
y valiosas informaciones".
*
En la invenció n de la realidad ocupa un lugar primordial la geografía que hace
de Andalucía la tierra de los bandoleros en la ficció n romántica. En su A Handbook for
travellers in Spain e l propio Ford reconoce su primacía respecto a otros reinos o provincias
de España, pues "por su posición local, su clima, sus lugares de interés y su accesibi lidad,
debe anteponerse a todos los demás reinos de España"M_ Y por esta misma razón, y muy
especialmente por su pintoresquismo, éste será el reino del bundolerismo para los extranjeros.
Aun cuando los irlandeses, por ejemplo, según el decir de Ford, ganaran a los andaluces por
lo que se refiere al gusto por las peleasR1. De aquí la invención extranjera de un reino que poco
tenía que ver con la opinión que de él y de sus habitantes tenían los otros españoles en aquel
tiempo. Pues según el testimonio del propio Ford, los castellanos, por ejemplo , "desprecian
a los andaluces como medio moros, o bien se ríen de ellos como meros payasos y bufones, y
cierto que son algo holgazanes, insinceros, veleidosos y poco clignos"lló.
Pero esta opinión negativa que el viajero atribufo a Andalucía y a los andaluces era
la que mejor definía, por otra parte, la personalidad del reino para situar en él la geografía
del bandolerismo con todos sus ingred ientes pintorescos: el pueblo que no tiene confianza
en las instituc iones, la "sal anda luza, [quel es proverbial'', la tierra del contrabandista, el
bandido, el torero, el ba ilarín o el majo. Esta es la geografía, en definitiva, del "majo de clase
105
MANUEL MORENO ALONSO
baja [que] con frecuencia degenera en Bravo, matón, perdonavidas y chulapo, muy guapo y
valiente". Que, en definitiva, "así son los indígenas de Anda lucía"; una tierra c uyo sucio "es
sumamente fértil , y el cli ma delicioso; la tierra nbunda en vino y aceite..: · Y en donde 1••.]"las
llanuras amarillas, rodeadas por el mar verde. se doran al ,ol como un topacio engarzado
entre esmeraldas"~7•
Ana lizar las descripcio nes geográficas de Anda lucía o de sus paisajes trn.ad as por
los viajeros románticos es encontrarse con la invenc ión de una geografía que nada tiene
que ver con la realidad. Por ello nada mejor para caracterizar la famosa Sierra Morena -la
tierra de los bandolero, en la ficción ante rior a la llegada en tour de los viajeros extranjeros-
que lo que dice lisa y llanamente el propio Ford: que "allí e l paisaje se vuelve s umamente
romántico"88• Por ello los viajeros situanín allí con dudoso se ntido de la veracidad histórica el
centro neurá lgico del bandolerismo cuando esto, obviamente, no era así. "Todo eso -escribirá
un viajero más entre tantos otros- es la Sierra Morena... esa barrera que separa España ele
Andalucía o, como lo d iría un andaluz. la tierra de los hombres de la tierra de Dios... Y los
anda luces tienen razón, porque, debemos reconocerlo cueste lo que c ueste a nuestro orgullo
castellano )qué son, comparadas a Andalucía, las dos Castillas, la Mancha, la Alcarria y
las provincias septentrionales ele España? Lo que la prosa de un folletín parisién es a la
potente poesía de Dante, a las graciosas y mágicas baladas del Oriente...(Andalucía! (Jaén!
(Sevilla! (Málaga! (Granada! (Córdoba! (Cádiz! (Gibraltar! (Cuántos recuerdos de glorial
(Qué perfume d e poesía e n estos nombres!"89.
En puridad habría que decir que la invención de Sierra Mo rena como el centro
neurá lg ico del bandolerismo no era cosa de los románticos. Todo lo más, ellos fueron sus
d ivulgadores. Porque la invención estab<1 asentada en la tradición popular desde siglos. Pues
ya en tiempo de Cervantes y de Lope de Vega -y particularmente en las obras populares
de Castillo So lórzano (1584-1648), El socorro en el peligro. l a niña de tos embustes, La
garduña de Sevilla y anzuelo de bolsas- se situaba en aquella geografía las g uaridas ele
los salteadores. Y con frecuenc ia en la literatura de la época -repetida por los c iegos- se
describían ya entonces "salteadores de los que continuamente suelen cruzar aquella sierra,
despojando a los cam ína ntcs ele lo que trnen, y tal vez ele las vidas como aquí decfon''00 • Es
decir que en realidad , ve rdaderamente, los ro mánticos no hicieron otra cosa que d ivulgar la
ficción que a lg unos de e llos continuaron oyendo ele boca del. pueblo.
Porque es evidente que lo de la fama de Sierra Morena como reino ele José María
el Tempranillo, por ejemplo, no fue sino ficció n ("Po r la Sierra Morena/ va una partfo/ y el
capitán se llama/ José María"). Entre otras razones porque no fue aquella geografía de entre
las de Andalucía donde nacieron sus bandoleros más destacados desde Diego Corrientes
a José María pasando por los Niños de Ecija o Juan Caballero. Muy por el contrario. sus
enclaves se encontra ban e n la Serranía ele Ronda, el desierto de la Monclova, o los Santos
Lugares e n to rno a Estepa. Y en cualquier caso a llí estaba aquel territorio célebre en el pueblo
de Puente Genil a Lucena, de Loja a Be11a111ejí.... que no figura por cierto en el itinerario de
los vütjeros románticos.
106
LOS 'BRIGANTES" DE LA SIERRA SUR Y EL BANDOLERISMO ROMANTICO
Con esta afirmac ión puede decirse que la invención del bandolerismo romántico
ha llegado a su fin. Y tan sólo quedaba el romanticismo implícito del paisaje: "las rocas
verticales y astil ladas se yerguen como fragmentos de un abandonado castillo de g igantes...",
en palabras del propio Clark. Pero, si n embargo, para muchos otros viajeros y grabadistas,
soñadores más ta rdíos en su imaginació n, aquel "castillo de g igantes" seguía siendo y así
seguirá hasta nuestros días como la fortaleza inexpug nable de l bandolerismo andaluz. Pero.
en el fondo, todo se debía a la falta de respeto por la realidad que tanto exasperaba a Blanco
White lo mismo en los escritores que en los dibuja ntes extranjeros, cuyas " figures are like
broke11 Spanish to me: false, incongrous. exaggeratecl". Porque, en definitiva, con unas cuantas
excepciones, todo se reducía a una especie ele "español chapurreado" que confundía la ficción
con la realidad, y destacaba los aspectos pintorescos... "according To his fancy, and, for ihe
sake of effecr, gropped them wi1hout any rew1rd 10 trwh" 93 •
Finalizada la liebre romántica que en unos viajeros tardíos se prolongó más tiempo
que en otros, corresponderá a los historiadores la aceptación de la ficción. Desde luego el que
un historiaclorde tanto pred icamento como Dozy, en su f-lis1oria de los musulmanes españoles,
introdujera entre sus páginas referidas a tiempos tan remotos la figura contemporánea del
Tcmprani llo, "cuyo nombre vivirá la rgo tiempo en las memorias de los andaluces como el
de un band ido modelo", es ya de por sí un índice más que revelador. Y lo mismo aye r que
hoy, no deja de ser un hecho que sigue siendo precisamente en los historiadores extranjeros
donde se sigue encontrando, en la misma línea romántica, la misma visión idealizada. que ha
llegado a nuestros d ías94 •
107
MANUEL MORENO ALONSO
NOTAS
( 1) Cfr. :vtan lll: I Moreno Alonso, Historiografía Ro111611tica Espaíiola, Sevilla. PL1hlkacionc, de In Universidad,
1979, c~pecial111e111e cap. O sobre "Hi,toriografía rnmáruica de carácter ficticio e imagina1i vo". pp. 67- 107.
(2) G .M. Trcvelyan, f/is1oria Socio/ ,it,
lnglalerra. México, cd. 1946. lntrouucció11. p. 14.
(3) Romero Sánchcz. f/isroria de la R111a del Tem11ranillo. edición del autor, s.l., 1999. Su 1e,1i111011io perscmal e~
sign ifica11vo. entre otros muchos, del arraigo del mito a l rc,ponder a su pregunia inic ial de ")qué rawnes tenemo~
paro escribir y opinar sobre l,l vida de José María e l TcmpraniUo. aquel personaje andaluz, valiente. generoso.
enamumdi1.o y liberal. que siendo el rey de la sierra. el jefe de los bandoleros. robaba a los ricos y ayudaba a la gente
más pobre?" (p.7).
(4) F,n ~u, Romances históricos y Leyendas. el Duque de Rivas. uno de los exponentes má~ im¡x,rta111cs de la literatura
culta ro1mln1ica, se inlcresm·á por escenas olvidadas de la historia de España 1an10 para recordarlas literariamente
como pnra subrayar en otros caso, su valor pa1ri61ico.
(5) Es el caso, por ejemplo, de López Soler, q ue publica su novela Los bandos de Cl/.\till<i a imitación de Walter
ScoLt, con el fin de ajustar su inspirnción al modelo novelesco europeo. Y así lo señala en el mismo prefacio a la
obra: •·La novcln Los Bandos de Castilla tiene dos objetivos: ciar a rnnucer e l estilo de W. Scon y nu111ife~wr que la
hi storia de Espaiia ofrece pasajes tan bel los y propios para despertar la atención de los lectores como los ele Escocia
y los de 111glatcrra".
(6) Cfr. M Moreno Alonso. His!Oriografia Ro11uín1íca, cit.,¡>. 75.
(7) :\-1.J Quintana, Obras. 13AE, vol. XIX. p. 159.
t8) D.:nlm ele la amplísima noveüstica de Femándel y Gon;,;álcz. destacan entr.: sus novdas sobre bandoleros: Diego
Corríeme. l,um Palomo. Los Siere Ni1in.r ,le Rf'ija, El Rey de Sierra Morena, José Maria('/ Te111prwlillo, Historia
de 1111 b11e11 mozo. El Chato de /Je11nmejí. La Rf'i1u1 gita11a o El setior J11a11 Caballero.
(9) Cf'r. Briginc M:ignien (Ed.). Haría 1111a lium1111ra del pueblo: delfolletí11 a la 11m·ela. Barcelona. A nlhropos,
1995, p. 53.
( 10) Fcrnán Caballero, Obras, ed. BAE. ed. 1961. l. 143.
( 11 ) Obra.,, 1.1 85.
( 12) 0 /m H, ), 186.
(13) Obra.i, 1, 191.
(14) 0/ira.1', 1, 192,
(15) Obm.,. 1,197.
(16) Don Juan Valcra. al hablar en la Rea l Academia ele la Lengua de la novela en Espalia c11 1900, ,eiialaba cómo
era "evide111c que hasta en la nuís castiza de las 11ovclns españolas del día ~e ve, y no p11eclc me.no~ de verse. el
precedenlt: extranjero" (Obras Complews. Madrid, Aguil ar, 1958 111, 1204).
(17) Cír. M. Moreno Alonso, '"José María el Temprnni llo. e l Rey ele Sierra Morcn:i", Aw,1111m, de lo 1-li.,toria,
Número '.B. S.:¡niembre 2000, pp-38-45.
(18) A. García Bellido. B,mdas y g11errilla., e11 /o1 luclwsron
Rom(I. Discur,o leído ante la Real Academia de la Hi,toria el 14 de diciembre de 1945. Con posi~rioridad, e l c itado
hi swri.idm se ha ocupado del tema en otni; publicacione,.
108
LOS "BRIGANTES" DE LA S IERRA SUR Y EL BANDOLERIS MO ROMANTICO
(J9) francisco .hwicr Slmon<'t. 1-fowria de los mazárabPs de t:s¡miia. :Vhulrid. cd. de T urner, 1983, 111. 519-529.
El retrato que Simonct h<1cc ( 1867) del pcr.,onaje es el siguiente: "[ ...JEra muy amante de sus com¡wiícros, llano y
modesto con sus mnigos: y a pesar de su~ maldades e impiedad. era muy celoso en mnparar a los ~uyos y evitar que
hiciesen o recih1e>-en ofensas. con lo cu:tl ganaba los cora1.t>ncs. Acomtecía en su tiempo y bajo su señorío q ue una
mujer podía caminar sola de una a olni comarca con sm, alhajas y bienes, sin que nadie le saliese al cncL1cntro para
despojarla y ofenderla [... ]. Era hu111a 110 y benéfico con 1nclos los hombres, y ho nraba a los valeroso,. y Cllando podía
más qL1e e llos y lns vendil, los trataba ~on magnanimidad'".
(20) Reinhart P. Doq. H istoria de lo, 11ms11/manes de F.1pr111a. Madrid. ed. de Tumcr. 1982. 11. 1..i5 y ss.
(21) El retrato de l Tempranillo por Oot.y fue divulgado por vez primera en 1931 por C.Bernaldo de Quirós. y Luí,
Ardila. El Bandolerismo A,ulu/11.,., Madrid. cd. Turner, 1978. pp. 108-109.
(22) En El Ba11rlo /Nismo A11d,il11z de Bernaldo de Quir6s y Luis Ardila ~e traln en los primero~ cnpítulos del
bandolerismo ·'al come nzar la era cri, tiHna·· ( 11- 14). en I¡¡ Eclad Media ( 15-23), al final de la Reconquista (24-27).
en el siglo XV I (28-36): o en el XV!l l.
(23) Escritmes gallegos irnportanLes como Valle lnclí1n (Aguila de Blas611, Comedia Bárlmrn, Jar,lí11 Umbrío) o
E milia Pardn Ra1.á11 idealizaron también los bandidos. pero. ~videntcmente, lo hicieron en otra hom menos favorable
para la leyenda.
(24) Bemri:1 López Mor:í11. El Ra11do/erisma Ga/1,,go, Vigo, Edicións Xerais de Galicia, 1984, p. 172. '"Galicia tuvo,
como todo~ lo, paí,;c,. golfines y pícaro.1, píraws y l,1clrones -escribe e~ta mitora-, pero no tuvo T cmpraníllos, ni
Niños de Ecija, ni hcnnauos tvlarina, ni Corbacho,. ni Sac11mantecas, ni Soniche, o Vizcaya~. ni un Juan Caballero
que redactara en mala prnsa sus andanzas. El ba11do lero g¡¡Jlcgo no tenía gancho. de ahí q ue ni a los 1301rnw. ni Ford
(viajero., in f'Htignblcs y conocedores, tnmbién, de Galicin) se les haya ocurrido pedir audiencia para entrevistar a
nuestros bando lero,. Galicia 4uedó siempre fuera de lo~ proyectos de Pr65pero Mcrimée. Y ~in embargo aquí habfo
bandolerismo•·.
(25) Cfr. Rafael .\'lcrinero Rodríguez, ··una aproximación sociológica ,11 bandnlerismo: elc mcnros para u1rn
interpretación'", en A,·,,,s de las Segu¡¡das lomadas .,·obre l'i Bandolerismo e11 Andalucía, L uccna. 1999, '.l9-·65.
(26J Cfr. F.llernáncle,. Girbal , Una vida pimoresca. 1\llw11wl Ferriández y (Jo¡¡zá/ez, M adrid, 193 1. Del prodigioso
novelista escribió con rn:1,611 C. 13cnwldn de Quir6s que "según propia jactanciosa confesión, perdonable. más q ue
a su talento. n , u genio de nii\o com,cn1idn, " presentfo'" la Historia por una intuición maravillo~,. de 4ue dejó
demostracio nes sorprendentes ...·• (El Bandolerismo a1ula/11z. cit.. 25).
(27) C. Renmldo de Quirós, el /Ja11do/Ni.,1110 m,dn/11: . p. 87.
(28) A. DomínguC"L Ortiz, "Oon Lem1dro Fcmández. de M onnín y la ~ocieclad española de ,u tiempú'', e11 Hecho., y
figura.t del siglo X\/111 ~spañol, Madrid, Si gin XXI, L97 3. p.204.
(29) José Alberieh Sntc1mayor. "Ecos ele Fernr.11 Cab.illcro e n un escritor ing lés... en Boletín de la R,,a/ Academia
Sel'illana de 1Ju~11a.1· Le tras, Sevilla, 1991, t. XXV. p. 149. Según la conclusión de este aulor. tan buen conocedor de
los víajerns romá11 1i,,os ingleses. los testimonios de estos ,on mucho más literatura q ue realidad: '"Sí son literatura.
Los viajeros se co¡>ian unos a otro,. han leído cada uno ,us libros favoritos sobre el país. vien,-n con sus prejuicios.
determinados por ,u nacionalidad y su religión. Ademá, \ufren en mayor o mennr grado e l sínclro111e que Arthm
Koestler llama ·wnrship of 1he prolctarian ·. y 411e no e~ ,ólo un fenómeno marxista. sino un,1 constnr11e. cu ltura l que
se manifie,ta en la 1deali1,ación pastoril. en el mito del buci n ~alvaje etc."'
(30) .losé .Alberich ~ugiere ,1ue la imagc11 ele bondad del pueblo dnda de fonm1 iclcali1.ada por los viajcrns románticos
y, pm consiguicmc, inventada por el los. l1ay que contrnsral'la por ejemplo con In~ e.~taclísticas que da M adoz en su
Din:io11aria G<'o¡;r(,jico ·'parn ver los c,calofrianres daw~ de mortalidad por orma bh1nca correspondiente a Se,·illa
o a Madrid'". El mi,mo autor ha seiialado iambién que en la ideal ización de lo.~ viajeros pesaba el hecho cierto de
que en las cla!>C~ JX>pulare,, observaron '"una vivacidad. un ingenio y un grace1n que falwn casi pnr completo en las
cla= trabaj.idoms de gran Bretaña··.
(3 1) Cfr. M . .\'lorcno Alonso, ··Lafa/1rirarió11 de Femando VII", en R. Sáncl1c1. Mantero (cd.). Ptm11111do VII. Su
reinado y s 11 i11111¡ie11, Madrid. Marcinl Pn11s. 2001. pp. 17-4 1.
(32) Cfr. M. Múrc no Alonso, La F()J:fa i/1·/ Liberalismo e11 F:spw1a. Lo, amigos <'lJlflñnles de Lortl Hollcmd, 1793-
/840. :Vladrid, Cong n.:S<> e. los Diputado~. 1997, 485 pág,
(33) Cfr. M. Moreno Alo nso. Los espmioles dumr11,, la orn¡111ció11 napoleánica lo 1·ida co1i,liw1a ,,,, la vorágine.
Málaga. Ed. Alga1.u·a. 1998, 250 p,íg~.
(34) AlphonM: G111s-.et, Málaga, PrlJl'i11c,• 1-·ra11rai.re (1811 - 1812), París .. 19 1O, p. 24.
(35) Cfr. Frll(;oi, Furcl y otros. El 1-lomhre J<nmá111ico, Madrid, Alianza. 19')7, 242 y s;.
(36¡ Cfr. M. l\.for~nü A lunso, La G11n1,ració11 eipaiiula de /808. Madrid. Alia1w1. 1989. p. 234.
109
MANUEL MORENO ALONSO
(37) SaluMiano de Olózaga, J::studios sobre ,•h>c11e11cia, ¡,olítim, j11risprud,•11cia, historio y moral. 1vlaclrid, 1984,
pp, 115 y,;,
(38) Julio Caro IJart~ja, c11myo sobr(' la litera111m de• cordel, Madrid, Ediciones Istmo. 1990. p. 49.
(39) lndcp('ndientcmente del valor como fttcnre histórica excepcional para el conocimiento de determinados temas,
los viejo, erud itos y académicos no fueron conscientes del interés intrín,cco de este género del gusro popular. Y
.:on frecuenci.i lo condenaron c~grimiendo razones mor.iles o estéticas. Tal fue el caso. quizás el más destacado.
de don Agusl ín Durán ( 1793- 1862) en su l<omancera general o coleccione., ele romanc,·s cas1ella11m anteriores al
.1iglo XIX. en donde habló de "c,rc cenega! de corrupción. de falsa ciencia y de fo extraviada. [qucj sirv ió ele materia
a los romances que los ciegos cmpcz:,mn a propagar desde mediados del siglo XVII. y que simpatizan tanto con el
vu lgo aluci nado. que co11,tilllycn su cmcci,mo. ~u encanto. sus delicias, y puede decirse que ha,ta su único modelo
idea l y su verdadero rc1rato". Porq\1C -af\adc- "gratos le eran esos romances porque personilicaban el denuedo en un
contrabandi,ta vencedor ele un rcgi111ic1110, y que se burlaba ele las autoridades que pers iguiendo el crimen lo hacían
bajo las formas ociosas del dc,potismo ..."
(4()) Jtilio Coro Uaroja. E11.l'(Jyo sobre la li1er{//11ra de i:ordel. p. 63.
(4 1) Cfr. M,Morcno Alonso. ::;nillu na¡!Oh'c,nicu. Sevilla, ,\ lfor. 1995, en el que se hace reforcncia a cómo la
pcr,ecución de lo, afrnnct'Sados era voceado por IM dcgos en las ca lles ele la ci ,,dad.
(42) Cfr. M. Moreno Alonso, lli.11ori// G1'J1ff(I/ de Anda/11da, Sevi lla. Ed. Argnn1onio, ect. 198 1, p.460.
(43) Quie11 e,to c~cribc ha tenido e l privilegio de conocer personalmente a don Ju lio Caro, y t.rabajar en su ca,a e.le
Vera sobre los papeles recogidos por su tío don Pío sobre la ép,ica de la Guerra de la Independencia. A una estancia
c11 e lla. en 1988, debí la rcclucci6n de mi libro -a él cled icac.lo con pasión barojiana no disimulada- !.a Literatura del
Dews/re, U1111 crftirn histórim desde /11 otra 1·arn df'I e.,ptjo (Epílogo de Juan Maridial), Sevil la. A lfar, 2000, 260
pág,.
(44) f.11.,t1yo .,ohr(' 1<1 lifer(ll11m de Cord('/, p.42 1.
(45) Cfr. Rafnel Sánl'11ez Mantero, l:s/11(/ios sobre Gihmllar, C,1di1,, Diputación. 1989, pp. 57 y ss.
(46) Cfr. M.Múl'CllO /\IOllS0, ./0,1·11 1\lfltrfa 8/an('(/ W/1it1'. V1 ol;sesiri11 de /:spoiín. Sev illa. A lfar, 1998, 680 págs.
(47) Jo,é Mnrín Blnnco Wliitc. Cana.,· IÍ<' F;.1p111fo, Madrid . cd. de ,\liilnz;o, 1983, p. 40. El viajero de cuantos trntaron
" la riquísi inn colccci611 ele. rasgM clesniplivos del carácter nilc io1rnl'' ,rnís valorndo por Blanco fue Townscnd. a pesar
de que " 110 ha dejado de, caer en Cl'l'Orcs e inexiu::titudcs".
(48) José MarÍll 131anco Whi te, Cartas de l11J¡la1erm. Madrid, Alianza. Ed ic ión de M. Moreno Alonso, 1989, en
donde, d,~ nuevo, el autor urrcmetc co111r,1 los profesionales de la lile rnlura ele viaje.
(49) Cw1as de Espmi(I, c i1 .. p.5 1.
(50) Cartas de> /ispmia, c it.. p.5 1.
(5 1) Curras de Espmi(I, c it .. p.55.
(52) Cilrtus de Espmi", c it .. p.59.
(53) C(lr///s de F:s/Jlltia. á .. p.65.
(54) Cilrtas de Espmi", c it .. p.122.
(55) Car/CtS de Espmi(I, c it .. p. 137.
(56) Corlas de Es¡mria, c it .. p.138.
(57) Cfr. José f\ lbcri~h. DC'I Td111e.1·i., 11/ Gamlalquivir. /\11tolog(a ele viajeros ingleses e11 la Sevilla del siglo XIX.
Sevil la, Univ,~rsidHd, 1976. Scgt1n este autor. dé' la, Car111.1· se Blanco '·se e11cLLe111ra11 eco en casi lodo, los ingleses
que escriben ele l:.spaila en e~a década y la siguiente'' (p.2 1).
(58) Lorcl Hollancl. prowctor de Blailc~, en l .ondre, y amigo de éste c.lesde que le conoció en 1809 en plena guerra
ele la lndcpend,~ncia, ruc a~alwdo c411ivocadamcn1e por unos bandoleros en t.:trern, camino de Cácliz. Y no tiene
nada de particu lnr que el prn¡1io Lord y, particLLlarmente Sll esposa. la famosa Lady Holland, le animaran a ello.
Cfr. tvl.Morcno Alon,o. u, Forj" del Li/}(•rali,rnw en F.r¡,wio. /.os amigos espaiíoles de wrd Hol/m,d, 1793-/840.
M.tdricl. Congr.:-so de lo, Diputados. 1997. Y del mismo. "La fapañH de Lady lloll.tnd". en Actas del V Congreso
/111er11a<:io11a/ de llispa11i.1u", Málaga-Granada, DipLLtación de: Grnnada. 1999. pp.117-130.
(59) Cartas di• Espmiil, p.138.
(60) Cttrtc,s de füp(lli<1, p.139.
(61) C11r/(I.> de Espwit1, p.140.
(62) C<11'/C1., de f;sp(llia, p.141.
(63) Carlas t/1, f;spaña, p. 151.
(64) C<1rlil.> de fapwia, p.152
(65) cartas di! Espwia. p.153.
110
LOS "BRIGANTES" DE LA SIERRA SUR Y EL BANDOLERISMO ROMANTICO
(66) Carias ,1,, Espar,a, p. 154. La impunidad la explica Blanco en los siguien1cs términos: "[... ]A la normal dilación
de los procesos judiciales en el país y a la corrupción de los escribanos. que al tomar sus notas aheran de la manera
más sagaz lo, testimonios escritos en que los jueces fundamenta11 su sentencia, hahfo que aiíadir e l terror que
inspiraban Lnbillo y su bando. c uya vcnganYa temían los rcstigos ...
(67) Canas de t;spww. pp. 155-158.
(68) Cari as de cspwia. p.169,
(69) carlas de i::sparla. p.208.
(70) Canas de t:spafia, p.208.
(71) Canas de t:;.,p(1/ia. p.247.
(72) Carias de Espa,ia. p.248.
(73) Cfr.Alhcrto Gonzálet.. Troyano. " Los viajero, romántico~ y la seducción 'polimórfica' de Andalucía". e n
VV./\A, La imagen de Andalucfa e11 los 1·iajero.1· ronul 111icos, y hom<'naje a Gemid Rrerum, Málaga, Diputación.
1987, p. IS.
(74) Según A.Gonzálc7. Troyano, los nuevos viajeros, con su, carencias. ~u necesidad de evasión y su nostalgia.
··sentían la neces idad de rellenar con imágenes, conceptos tale~ como sen~ibilidad. crueldad, honor. tradicionalismo.
y recurrieron a considerar cicrlas actituclc\ andaluz.as como ilustraciones vivas de aquellos concep1t1s" (lb1dem. 18).
Cfr. también c,1 este misrno libro colectivo. llse Hcmpel- Lipsclrntz. --Andaluda. ele lo vivido a lo escrito. por tres
románticos franceses: Fn1n9oi,-René de Chntcaubrr and, Prospcr Mcrimée y Théophilc Gm,tier", en VV.AA. ú1
image11 de A11dalucía e11 los via)<!ro.,· rc,m6111ict1.<, pp.67-100.
(75) Théophilc Gautier, Voyaxe en F.spagne. Paris, cd. Flamnrnrion. 1981. 227. y 328 y s,.
(i6¡ José 1\lhcrich. VelTli11wsis al G11adalq11frir.cit.. 20. Según este autor. el joven marino norteamericano Alxandcr
Sliclcll. llamado Mackenzie. fue e n realidad el único ··a 4uc ak,mzaría la rara distinción ele ser c:I único autor ele libros
de viaje realmente testigo de 1111 atraco por los fomosM bandidos".
(77) Richard Ford. La.,· c0sa1 de E.11,afia. Madrid, Ed,cioncs Turn.ir, 1974, p. 202.
(78) Fundamentales siguen siendo los repertorios de Raymond Foulché-De lbosc. /Jibliogra¡;hie de.,· voyagl'J e11
E.1¡,agm• e1 en Por/uiial, P11ris. We lter. 1896; y Arturo Farinclli. Viciies por España v Por111gal desde la tlad Media
hasta el.1-iglo XX. Roma, Reale Academia d'Jrnlia, 1942-1944. Y a ellos debe unirse los non,bres de Man;cl 13awillon,
Eme,t Martincnchc y Alfrcd Morel-f'ntio.
(79) Richanl Ford, ú,.,. rusus de Espa,ia, cit.. 204.
(80) Richard Ford. La.,· rosas de E.,pafia. cit., 205.
(81) Richard ford. La., ,·osn.¡ de E.,pmia. dt.. 207,
(82) Cfr. JMé Alberich, '"Un hispanista ing lés en la rula de don Quijote: 11.D.lnglis y sus Rambles ;,, the /oowep.,·
o/D011 Quij(}f<'". en Arhor ( 1969), míms. 283-284. pp.304-'.H 2. En palahras de este autor.11.D.lnglis ( 1795-1835).
hijo de un distinguido abogado de F.dirnburgo, --ucvó una vida a,,acancada de cscrit,1r prolífico y mal remunerado,
dirigiendo pcriodiquitos provinciano~ en Cheslerliél y Jersey. recorriendo wdo el continente e uropeo -de Oslo a
Tarifa y de los Cárpatos o Irlanda- parn satisfacerla nod insaciable de lihros de vjaje que a4uejaha a lo, lcctnres ele
su época".
(83) Richard Ford, u,s <Osas de Es¡,mia, cit .. 210.
(84) Richard Foro, Manual ¡,ara ,·ittjeroi- por A11doluda y leC"IOre.1· e11 caw. Madrid. ed. ele Turner, 1Q8(), p.9.
(85) Richard Ford. M c11111al ¡;ora viajeros por 1\11dol11cfo , 1 1.
(86) Richard Ford. Manual para ,·iltjero., por Anda/11/'Ía. 14.
(87) Riclrnrd l'or<l, Manu11/ para ,,ir1jero.1· por /\11dal11cía, l 5.
(88) Richard l 'ord, Man11al parn l"irtjem.r por Andalucía. 299.
(89) M.G. ele Cuendias. L'Es¡J1,1g11e pi1101·e.w111e. ar1is1iq11" el 111ot111111f'ntale. Meur,. 11sages N co.,111111e.,, Pari~.
Librairic Ethnographique, 1848, J 16.
(90) Cfr. J. Caro Barojn. E11.\'{/yo sohre la li1nam1·a de cord<'I. p. 425.
(91) \V illirnn Georgc Clark, Ga~pacho o mese., rle Verc11w en l;'s¡w,ia, Granada, Comarcs-Aljarife. 1996. 15
(92) W.G. Clark, Oa,pacho. cit., 98.
(9'.l)José :Vlaría Blanco White, 7'l-ie Uj,, o/1he Rt•1•. Blanco Wl,ite, wriuen by himsclf. 11, 3 14. (Cana a Mr~.Lawrenec,
29 mayo 1837).
(94) Prcci~11mcnte, por poco rom,forjcn. apena~ si se ha te nido en cuenta la tesis de .lulián de Zugasti. scgtín In cual
,,., d bandokri,mo andalu1. había que tener en cu('nta --1a complicación en ellos de personas ricas. influyentes, y que
pasabm1 por honrada.~ e i111achables a los ojo~ de todo e l mundo ..:· (E/ B1111doleri,1·1110. Em,dio social _v Mt•moria.r
hi.1"16rica.<. l:id. de Córdoba <le Virgilio '.vhírquez Editor. 1983. 3 vols.).
111
MANUEL MORENO ALONSO
(95) C fr.Anronio Nada[ Sánchez. "El Banclolcrismo en Espaiia y en Andal ucía'", en Ac1as de /11s fil l omadas de
Dandoll'rismo. Jauja, 23 y 24 0<·t11bre de !999. El /Jcmtfolerismo e11 A11d11/11da. Luccna. 2000. 55-70. Según este
auror, esle tema con~lituye ''el peor inve ~tigado. ca, i abandonado. a l menos por el mundo académico".
(96) E..J. Hobsbawm, Rebeldes p rimitivos. 13arcelona, Arie l, 1974; Randidos. Ariel, 1976; l?eb~lión campe.rina y
rnmbio .,·ocia/, Barcelona , C rílica, 1978.
(97) P.O'M.illcy, "Social Band i1s . Modem Capitalismo and 1he Trad itional l'cnsanll)'. A Critique of Hosbawm", The
Jounw l o/ l'easant S11,dies, vol. VI, núm .4. Londre8, 1979.
112
COMUNICACIONES
SIERRA SUR: PRIMERA FRONTERA.
LAS ESTRIBACIONES DE LA SIERRA SUR SEVILLANA
COMO FRONTERA ENTRE VISIGODOS
Y BIZANTINOS EN LA ANTIGÜEDAD TARDÍA.
l. INTRODUCCIÓN.
La in formación que aquí se presenta es una combi m1c ión de algunos de los res u Ilados
obtenidos en dos campañas de actividad<..:s a rqueológicas llevadas a cabo e n la " Sierra de San
Pablo" (Mnntc llano. Sevilla) y ele la revisión y reinterprctac ión de parte de la información
contenida en la C arta A rqueológica' de la zona . con la nueva pcrspc<..:tiva histórica que
aportan los m ismos. L1 pri mera campaña tuvo lugar en 1998, inserta en el proyecto "Entorno
del Castillo de Cote" 2 • dirig ido por la Dra. Magdalena Valor Piecholla, profesora titula r de
Historia Medieva l en la Facultad de Gcog rnfía e Historia de la Universidad de Sevilla, y de
cuyo equipo forma mos parte. La segunda campa ña la llevamos a cabo en 2001 y con!-.istió en
una prospección sistemática de la "Sierra de San Pablo.. y en un levantamiento planimétrico
- a través de fotogrametría aérea- de toda la superfic ie de la misma. La información obtenida
en esca última campa11a nos pe rmitió confirmar la hipótesis de partida: las cimas del norte de
la '•Sierra de Sa n Pablo"' albe rgan los restos de un siste ma de fortifi cació n romano de origen
estrictamente castrense.
115
MARIA TERESA HENARES GUERRA
2. DESCRIPCIÓN DE LA ZONA.
La "Sierra de San Pablo", también conocida como Sierra de Montcl lano por la
población que se asienta en su piedemonte occidental y de cuyo término munic ipal forma
parte, es la última extremidad occidental de la Cord illera Sub-Bética. que al noroeste
y al oeste de sus alturas se diluye en el pais,uc alomado de la Campiña y terminn en los
llanos de la Vega del Guadalquivir y sus marismas. Es el último exponente montañoso <.le
cotas superiores a los 300 metros de la Serranía Sur sevillana, o el pri mero, si se viaja en
dirección a l Sur y al Este. Sus cima!> sobre los 500 metros de altitud permite n un control
visual combinado del territorio en todas las direcciones ("La Breña de San Pablo". al Norte,
el Este y el Oeste; y '·Cote", al Norte, al Este y al Sur) y, a la par. son un referente visual
ineludible en el pais,üc muchos kilómetros a la redonda. Sobre el llano q ue se extiende al
pie de sus faldas occidentales. a apenas unos cuatro kilómetros en línea recta, con di rección
sureste-nornoroeste, d iscu rre la antigua vía romana conocida como ·'Vía del Estrecho" o "Vía
Cordu.ba-Carteia .. por unir la entonces capital de la provinc ia Baetica con la c iudad-puerto
princ ipal del Estrecho de Gibraltar e n la Antigüedad. A similar distancia de la calzada de la
vía romana, al oeste de la misma y prácticamente frente a las a lturas del norte de la '•Sierra
de San Pablo", se sitúan las elevaciones de " Lopera", un conjunto montuo;,o con cotas sobre
los 200 metros (y dos máximos sobre los 250 m).
3. LAS FORTIFICACIONES.
1
García Moreno, 1989: Vallejo, 1993
' 1-lcnare, G uerra, 2001, 2002 y 2()()3 .
116
SIERRA SUR: PRIMERA FRONTERA LAS ESTRIBACIONES DE LA SIERRA SUR SEVILLANA COMO FRONTERA ...
3.2. "Lopera".
' Henare~. "La fortaleza ele la <Brcíla de San l'ablo> (Montcllano. Se, illa): un c.:a~o de rnili'l<1Ción continuada de una
fortificación durante ht Antigiiednd y la Alw üla<l Media", i\11aq11e/ dt' F:studios l,,Mmicos (~n prensa).
• Básicamente. 1eg11/ae. imbrices y ladrillos romanos tic módulo gra nck. así como tejas planas y curvas de módulo
islámico.
'Oria Segura et a/ii, 1990: 73-83 y fig. 18-27
117
MARiA TERESA HENARES GUERRA
118
SIERRA SUR : PRIMERA FRONTERA. LAS ESTRIBACIONES DE LA SIERRA SUR SEVILLANA COMO FRONTERA...
Los autores recogían como paralelos para esta necrópolis. tanto por ti po logía de
las tumbas como por los ajuares y la datación entre los siglos VI y VII d.C .. las de ··vega
del Mar" (S. Pedro de Alcá ntara. Miílaga), "Sanlucarejo" (Arcos de la Fronte ra, Cádiz)
y' ·'Mesas de /\lgar" (Medina Sidonia, Cádiz.). A estas hay que aiiadir las de Can eia y
"Cortijo del Rocadi llo" (San Roque, Cácliz). Su c ronología y ubicación geográfica cuadran
"Título de una obra 11111,i<.:al de Maten Flecha. el Viejo. de med iado~ del sig lo XV I.
? Oria Segura et alii. 1990: 79-81.
'º No obstmllc, dada la entidad ele la necrópolis de Lopcrn y , u tot.11 expolio. tampoco descartamM l,1 posibilid<1d
de que los clcmc11tos metálicos. específicamente fas placas uc hebillas de cinturón. puedan proceder de la misma.
reparliéndosc luego por las coleccione, lc,cales con atribuciones de origen diveNts.
119
MARÍA TERESA HENARES GUERRA
cou la zona fronteriza entre territorios bajo control visigodo y territorios adscritos a la
provincia bizantina ele Spania, y pueden est.ar en relación con el avance de las ofensivas de
los ejércitos visigodos contra los imperiales que, e n el suroeste, se producen partiendo de
las bases establecidas e n Emerita (Mérida) e Hispa/is (Sevilla) y presionando hacia el sur y
el sureste en dirección a la costa y, sobre todo, al Estrecho", donde el control de la armada
bizantina respaldaba y avituallaba a los defensores de su provincia. En este sentido, la
revisión de los enterramientos de Carteia ha permitido llegar a una interesante conclusión
sobre los m ismos12 : los e lementos metálicos del ajuar - las placas de hebillas de cinturón
- y el hecho de que la gran mayoría de los esqueletos recuperados penenezcan a individuos
adultos del sexo masculi no apunta a que se trata de " un cementerio de una población de
tipo militar"'.
Por otra parte, la necrópolis de " Lopera'' ocupa una posición singular en la comarca.
refrendada por la estadística. Anal izados los datos contenidos e n las dos cartas arqueológicas
que abarcan el sureste de la Campiña" (Utrera, El Coronil, El Arahal, Los Mo lares y parte
del término ele Moró n de la Frontern) y el inicio ele la Sierra Sur14 (Montellano), resu lta que.
de 267 ide ntilicaciones positivas como yacimientos arqueológicos, sólo 15 pueden datarse
entre los sig los V y V 11 d.C. De éstas, 8 son consideradas como " hallazgos sueltos" e n
yac imie ntos y 6 como "necrópolis". Todas las localizaciones coinc iden con yacimientos ele
época romana imperial y los materiales incontestablcmente tardíos proceden sin excepción
de colecciones particulares, a las que llegaron tras el expolio de sus lugares ele o rigen, lo que
hace que fa ubicación geográfica de los mismos haya que considerarla con suma cautela, tal
como los redactores de las cartas arqueológicas hic ieron en su momento, dudando incluso
de la catalogació n y datación propuesta para los yacimientos después de reconocerlos,
como, por ~jemplo, es e l caso de una de las necrópolis. De las otras cinco, cuatro están
situadas en e l ámbito ele villas rústicas de época imperial, cuyos materiales cerám icos en
superficie se datan dentro de amplias cronologías que se prolo ngan hasta época tardía, por
lo que las tumbas de inhumación pueden corresponderse con los cementerios propios de
estas grandes explotaciones agrarias.
La única, pues, datable por tipología y cronología comparadas en lo~ siglos VI-VII
d.C, es la de " Lopera". Y ésta, dadas sus características, podría ser un cementerio militar
relacionado con las fuerzas de servicio en las fortificaciones vecinas, en el contexto histórico
del enfrentamiento entre visigodos y bi.i:antinos.
11
García Moreno. 1989.
12
Rernal Casasola. D .. ~car1eia en la Antigiiedad T;,rdía: dcwe el siglo 111d .C. ha,ta la conquista musulmana". eu
Roldán el alii. 1998.
"Ruiz Delgado, 1985
•• Oria Segura er olii, 1990
120
SIERRA SUR: PRIMERA FRONTERA. LAS ESTRIBACIONES DE LA SIERRA SUR SEVILLANA COMO FRONTERA...
CONCLUSIONES
Las fortificaciones e.le "La Breña de San Pablo - Cote" y ''Lopera·· y s u uso e n la
Antigüedad Tardía. atestiguado por los materiales a rqueológicos - tanto los rec uperados in
situ durante las actividades ,1rqueológicas, como los procedentes de colecciones particulares.
con la debida reserva - y por la necrópolis de "Lopera". así como la nula existencia de
yacimientos arqueológicos que atestigüen el hábitat civil en la época en esta .i:ona, tienen
correlato con los acontecim ie ntos bélicos relatados por Jns fuentes histó ricas.
BIBLIOGRAFÍA
- GARCÍA MOR ENO, Luis A. Historia ele Españn visigoda. Madrid, 1989.
121
MARÍA TERESA HENARES GUERRA
- VALOR P IECI IOTTA. Magd alena y HENARES GUERRA, M. Teresa. "El proyecto <le
investigación 'Castillo de Cote· (Montellano, Sevilla". Un enclave en la Ba nda Mo ri-;ca:
Cote (Montcllano. Sev illa) y su entorno. Sevilla. Diputación ele Sevilla. 2003: 6 1-81.
122
LA COMARCA DE OSUNA-ESTEPA EN LOS ALBORES
DE LA EDAD MEDIA: UNA APROXIMACIÓN.
INTRODUCCIÓN
' Aunque no cxi5ta ninguna obm de sínle,is sobre esrns elapas. se han publicado numerosos artículos ,obre la época
prerromana y rtmmna en CORZO SANCHE7,, R., Osuna di' l'o111peyo o C(l~•or . Excavaciones e,, /11 mural/o rep11hlicmm.
Sevilla. J977; GONZ.<\LE7,. J. (cd.). faludios sol>re Urso. Colonia lulia Ge11e1fra. Sevilla. 1989 y en CHAVES T RISTÁN.
F. (ed.), Urso. A /11 búsq11Nln d,• s" pasudo. Osuna, 2002. a,í como los e~tudio,, prcliminare-- de PACHÓN R0~1ERO,
J.A ..y PASTOR MU'.'ÍOZ M .. a la rcedición de Rodrigue~ dr 13crlanga, M .. Los Bmwes y lo.,· Nue l'OS /Jronces de
Os111u1, Granada. 1995, y junto <.'<.'n ROUíl..LARD. P. a la ree.:lici6n y traducción ele Engel. A . y París, P.. U1111forw/eza
ibénú, en Os1111a (excaval'ion<'S de /<J03j. Granada. 1999. Sobre la Osuna medieval crisri,11m y la Osum1 moderna.
rc,ultan fundamentales IGI .F.SIAS RODRfGUCZ. J.J. y GARCÍA FERKÁNDClZ. M. (eds.). Osmm e111re los 1ic111pos
medievales y mndcmo.1· (siglo:, XIII-X\!lllj. Sevilla. 1995. y LEDESMA GJ'\MEZ. F.. IAs 11111ralla.1· de Osuno, O.,una.
2003. Lo., tmbajos enmarcado, en la época andalu,í son los de VALENCI A. R.. "La Osuna /irnoo··. en lglcsios Rguez.,
JJ. y C,an:ía Fdcz.• M. (edq. op. cil .. pp. 1J-26. y DO'vlíNGUEZ BERENJENO. E.L. y ROM.Á.N VÁZQUl::Z. L., "Una
npn)ximación a la ccr:ímii.:a isrnmica de Osuna", A¡,11111cs 2. 3 (2000), pp. 143- 16 1. así como rcferen<.:i.is importantes
en LEDESMA O/\)vlEZ. f.. o¡>.dt .. /)(ISSl/'11 . Las aportacion~s sobre la é¡xx;,1 b:tjoimperial y \lligoda se limitan a dmos
:irqucokígico, inconexo,, que pueden e11con1r;irse en el trabajo de RECIO VEGANZOJ\"F,S, A .. "0,1ippo tardo,rnmana:
un nuevo capítulo de ,u hi,1oria a rmvés <le sus monumemos cris1ianos (siglos IV al VII)". en Ac1as de las I Jomadm· de
/li.1/oriu de Eswpa (10, 11 y 12 di· 111(117.o de /994). Estepa, 1995. pp. 47-82. Mucho ,rnís escuetos. nu114ue valimos. son
los dato,; ~po11ados por SÁNCI-IEZ GIL DE MONTES, J. y SALAS ALVAREZ..I.A .. ht/U/'1111! prelilllÍll(tr. füC(IWICÍÓII
an¡ueulógica de 11rg c11cia e11 d 1\sis1e111e A1jo11a 6-S, Osuna (Se,·i/111). lnfonne An.¡ueológico ele la Delegación Provincial
de Culturn, Sevilla. 1997. p. 7. y por RLHZ CECII J A, J.I. y PERNI-\J\'DEZ FLORES. A.... Rc,ul1ados de la 111tervc11ción
arqueológica de urgencia en c.~llc La l lucna n" :1 y 5 de Osuna... en Ap,1111,·s 2. 3 (2000>. pp.181- 192.
123
JAVIER PLUMA RODRÍGUEZ DE ALMANSA
cualquier historiador que pretenda sacar algo en cl aro de unas fuentes tan parcas y ambiguas,
con frecuencia hacen que el trabajo acabe por parecer estéril. No obstante, es posible conectar
una serie de datos para obtener algo de información, y ese es, ni más ni menos, el prop6sito
de este trabajo, de ahí lo de '·aproximación": no se pretende más que arrojar algo de luz sobre
la vida de los habitantes de la comarca de Osuna-Estepa durante el lapso de tiempo que va
dc!>dc la irrupción de suevos, vándalos y alanos en la Península Ibérica (409) hasta la derrota
del rey visigodo Rodrigo a ori llas del río Guaclalete (711).
Refiriéndonos a las grandes poblé.lciones ele la zona. los elatos de que disponernos
son extremadamente escasos y casi exclusivamente ele índole arqueológica, en su m ayor
parte fruto de hallazgos fortuitos, miís que de excavaciones sistemáticas. de ahí que su
descontextuali zación no nos permita ahondar más allá de los dalos proporcionados por los
estudios morfológico~ y estilísticos l .
!lrt. dt.. pll\'si111.. cabe miaoir las que aparecen en los apéndices
' /1. las recogida, por Recio Vcg a11zo11~:,. A ..
gcogn\lico ypro,opognllico <le SALVADOR VF.NTURA. r.. lfisprmia 111eridio11a/ <'11/re Roma y el Islam. Eco11omía
y sociedfld, Grnmtda. 1990. ¡)p. 296-297. 3 16 )· 3-13. Por úhimo. o partir del invcnrnrio del lus1i1uo Andaluz ele
Patrimonio Histúrirn (IAPH), se contabiliwn uno:, 40 yacimiento, oc época bajoimpcrial en Osuna. de los que
sólo 10 l·ontinuarían en etapas posteriorc:,. .ipurccicuclo 8 (]e nueva ocupaci6n. En Es1cpa. de to, 15 yacimiento,
tardorrornanos, sólo 3 1iencn conriiwidad )· aparecen 8 llUC\O~.
124
LA COMARCA DE OSUNA-ESTEPA EN LOS ALBORES DE LA EDAD MEDIA: UNA APROXIMACIÓN
Pero si escasas son las fuentes con respecto a Osuna y Estepa. aún más lo son
en cuanto al resto de poblaciones de la comarca: ninguna otra de l as poblncioncs de cierta
entidad ele la zona (Ventippo, Carlmla o Cantla, llipula Minar. Jrni) es mencionada en las
fuemes escritas; los yaci miento~ con mater iales de los l>iglol, V al V II son muchos menos. y
los halla1.gos de restos son mucho más escasos y esponídicos1.
Todo lo dicho hasta ahorn no hace sino poner ele manifiesto lo que veníamos diciendo:
la tarea ele obtener información de las fuentes directas es harto ardua, si no infructuosa,
por lo que la mayor parte ele nuestro trabajo se debe basar en informaciones indirectas y
extrapolaciones. En estas ci n.:unstancias, las conclusiones no pueden dejar de ser simples
especulaciones con más o menos visos de realidad. pero que, en cualquier ea~o. constituyen
una aproximación al problema. esto es. un punto de partida para futuras i nvestigaciones.
Por tamo. resulta necesario, como pu nto de partida. hacer un repaso de los acontecimientos
conocidos que tuvieron por escenario la Bética.
-' De época baJoimperial conccmos: un yacimic1110 en C':isarichc ( la a111igua \/e111i¡,¡,o); 1 en G ilcna. abm1clo1rndo en
época visigoda: 1 en La Roda <.le Andalucía. sin conti nuidad. y 4 en El Ruhio. 1a111bién sin co111inuidacl. De é poca
visigoda ap,1rccc 11110 111:h en G ilcna. y uno en Ped rera,,\ esta li sta. ele acuerdo con 111~ nolicias más reciente.<. hubrí:i
que ali¡¡dir el y;,cimic·11[(1 gi lcnen sc de [pora, donde han ap,ircc ido m ater iales que va11 desde época i mperia l ha,ta. al
menos. los inicios de la épocn andalusí.
' Sobre lo, pormenores de estos acontccimienl(b y los sig11icn1cs. así como sus inlerprctacioncs. véan.see,pecialmeme
T I [O,v lPSON. E.A .. ..Thc cnd of Roman Spain... No11i11g/111111 Medieml S111die,. 20. 1976. pp. 3-28: 21. 1977. pp. , _
3 1: 22. 1978. pp. 3-22: 23. 1979. pp. 1-21; OR LAKOIS. J.. La fa¡Jl1ii<1 VisíM11rn. 1977. pp. 17 y ss.. y GARCÍA
:vtORJ,,NO. L.A .. Histori(I ,h• 6¡m1ia Visí_g{}l/t1. Madrid. 1989. pp. 40 y"
125
JAVIER PLUMA RODRÍGUEZ DE ALMANSA
Con respecto a las tierras del sur peninsular conocemos una serie de hechos que
tendrían po r escenario princ ipal la Bética , donde se van a e nfrentar una serie de fuerzas
hasta la total integ ración de l territor io en e l Estado vis igodo: en prime r lugar. el gobierno
romano occidental (luego el bizantino), que intentará recuperar su autoridad sobre las
tie rras saquead as por lo~ diferentes pueblos germán icos; en segundo lugar. estos mismos
pueblos (vándalos. suevos y visigodos po r este o rden), que. como saqueadores, c.:omo
f oederaFi, o con la pre te nsión ele creur un estnclo propio. intentanín obtener provecho
de las riquezas que a pa recen ante sus ojos: por último, los propios hispanorromanos,
quienes, lejos de tener un papel pasivo de meras víctima~. inte ntará n saca r ventaja de una
situación tan turbule.nta y mante ner du ra nte un t iempo un poder autó no mo, e nfrentá ndose
indistintame nte a guerre ros bárbaros y u oficiales imperiales, seg ún soplen los vientos
de la poi ítica .
Dura nte la primera mitad del siglo V, toda la Pen ínsula es objeto de depredaciones
por parte ele bárbaros, tropas imperia les e incluso campesinos rebeldes (rns1ici rebella111es o
/Jaca11dae seg ún las fuentes). El rcsnltado ti nal será el desmoronamiento del poder efectivo
de los emperadores sobre las provinc ias hispanas'.
Una nueva oleada de noticias sobre el sur de llbpania nos llega a partir del año 533.
en conexió n con el programa de '"reconqu istas" iniciado en África e Italia por los generales
' l.a principal fucnle para los suce:,o, (jUe siguen (h,tsla 459) e.~ Hidacio (seguimos la o.:dic1ón y traducci6n de A.
Tranoy e n So11rce~ C/1Jhh·111u·.1·. 2 18-219. Parí,, 1979). En re,llmen sabemos que en 411 . 1 ~ndalos. suevo, y alanos
parecen llcgnr a un acuerdo r nra re partirse las áreas d,- in fü1enc i,1 en la Pcnínsulu. aprovechando el vacío ele poder
fn.Jt.ocle la guc.rr.1 c ivil entre romanos: el sur correspo ndería a los v{tnclalo~ sili ngos t¡uienc,. h,1sta 428. reali,.ar{tn sus
acc ione, <le , aqueo llegamJo a lo mar la ciudmJ de flio¡)(//is. Entre 438 y 458 son los suevos de l rey Requila quienes
alcanzan el valle clel Guadalquivi r y según Hidacio. /3ae1im m e1 Carllwgi11ensem ¡,r<J1•i11ci<J~ i11 ,·ua ¡u>l<·swlem
redigit. En 458 y 459. dos expcdicione, visigoda, con,iguen íinalmen1c hacer~ con el control de.: Sevilla.
• ~ o se 1mm ele ninguna excepción. sino muy al comrario. una norma que los provincialc~ siguieron en \'arias
regiones del Imperio corno consecuencia del sen1i rnie11to de ab,111clo110 experimentado anl~ lo, invasores bárharo~ y
la insu fkiencio de las medidas lr)mnclas por el gobierno ctntral. A 1ítulo de ejemplo poclemo, r~ccmlm· las ¡ic1uac ionc~
de Egidio y S i:,grio en las Galias: las de Gildón y Bonii'acio en ticrnis af'ricnnas. o las de A111brosio Aurcliano o el
obispo Germán de ,\ux.::rrc en Rritania.
126
LA COMARCA DE OSUNA-ESTEPA EN LOS ALBORES DE LA EDAD MEDIA UNA APROXIMACIÓN
del emperador bizantino Justiniano. A partir de este momento las informaciones se suceden
a un ritmo vertig inoso'.
A partir de Recaredo (586-601), las referencias a la Bética dejan ele hablar ele
conílictos, para tratar, bien de las nuevas buenas relaciones con el gobierno de Toledo, bien
de algún éxito frente a los bizantinos que aún dominaba n zo nas de la costa.
La historia política del sur peninsular en esta época se c ierra con un hecho de la
mayor trascendencia para el conjunto de la Pen ínsula Ibérica: en 7 11. un ejército enviado por
el wali de Jfriqiya, Musa ibn Nusayr, bajo el mando de Tariq, desembarcó en Algcciras y se
enfrentó a orillas del río Guadalete al ejército del rey visigodo Rodrigo, anteriormente dux de
la Bética. El encuentro significará el final del Re ino Visigodo y el inicio de una nueva etapa.
Como punto de partida, debemos indicar que a principios del siglo IV. como
sabemos por el Concilio de Elvira. la ciudad ele Osuna debía conta r con una comunidad
cristiana lo bastante importa nte como para que su presbítero. Natal, conjuntame nte con el
de Écija, representasen al obispo de esta última e n é l, lo cual nos habla claramenre de un
a~pecto adm iniscrativo-eclesiástico: la ciudad de Ursona pertenecía al obispado de Astigi,
ci rcunscripción eclesiástica que vendría a sustituir a l conventus asrigitanus de la etapa
altoimpcrial. En este sentido, merece la pena destacar el hecho de que las é lites c uriales.
en muchas ciudades del Imperio, fueron siendo paulatinamente sustituidas por eclesiásticos
en sus funciones admi nistrativasg_ Los hallazgos de lucernas, ladrillos o fragmentos de
sarcófagos paleocristianos no hacen sino abundar en la misma idea.
Algo parecido podríamos decir de Oslip¡,o, aunque no se baga mención expresa ele
ella en las fuentes. y, presumiblcmeme. de otros núcleos menores de la comarca. No obstante,
no tenemos testimonios que nos indiquen el probable emplazamiento de una basílica, un
' l\ues1ros principales informadorc, a partir de e.lle rnomen10 ~crán Juan ele Biclaro (~cguirnos la eclici,~n de
CAMPOS. J.. Jua11 dl' /lif'laro. obi.1·¡11; de Ger01w. S11 ••fria y s11 obra, Madrid. 1960) e Isidoro de Sevilla en su
Hiswria Gothornm (~cgu imos la ccliciún de RODRIGUEZ ALONSO. C.. u,.,. hismrias tf(' los godo,. Híndalns
y s11<'•'V> dt• l:iilloro de s,,,,iflo. León, 1975). La secuencia de acomecimicntos es la que sIgu~: desde el inicio ele
su reinado, Akhila (549-555) ~ ve envuelto en un contlicto con la ciudad de ("orduba. lo CJllC apruvcchn el noble
A1anagildo parn sublevarse e11 la ciudad de Sevilla. Trns los dcscinbn rcos de 552 en Málaga y 555 en Cartngcna. los
bizantino~ nprovedrnn la., disensiones i111e;,rn;1~ ele los visigodo, p.ira esiablcccr su dominio en una franj.i de 1ierra
entre la co,ia andaluza y la Pe11i bé1ic,1. Enlre 572 y 573. el rey Lcovigildo !>Omete Corduba 111ult<t<q11e 11rbes PI
ctwe/la i11terfecla ms1icor11111 m11/ti111di11e i11 Gotlwrum dn111í1111111 re11oco1. Por último, en 579, Hennenegildo. hijo
mayor de Lcovigildo y gohernador de la Rética, se proclama rey c1I Sevilla y se mnntienc en r~bcldía hasrn que una
campaña 111ili1ar entre 582 y 584 acaba con la rcvuelia. Cf.. Salvador Vcnturn. F. op. cit .. pp. 30 y ss.
'Cfr. ESCRIBANO P/\ÑO. 1\1 .V.. "'A,·ción polí1ica. económica y social de la lglesi:1hispana uurnntc el siglo V", en
/-lis¡xmia Allliqua. Vil ( 1977). pp. 63-78: UAJO. F .. '" El patronato de los obispo.~ '>Obrcciudaue.s durante lo~ ,iglo IV
y V en Hi,pani.1··,cn Memorias de Historia A111ígua. V ( 1981). pp. 203-21 2.
127
JAVIER PLUMA RODRÍGUEZ DE ALMANSA
Dejando a un lado el proceso de cristiani n ,ción, poco más podemos decir ele la
real idad socio-económica del siglo IV en nuestrn comarca. salvo que ésta debió ex peri mentar
las mismas transformaciones que otras tierras vecinas, grosso modo: crisis del comercio
oleario y de esclavos. del sistema monetario y de la aristocracia urbana por consiguiente, con
lo que se fue produciendo una ruralización de las actividm.les cconómicas 10 • Este proceso
se agudizaría merced a las destrucciones, saqueos y pillajes a que las bandas de germanos
sometieron a la Bética, especial mente a las ricas campiña~ agrícolas, durante la prinwra
mitad del siglo V. Todo ello determi nó un trasvase de población hacia las ciudades m,1s
importantes y hacia las grandes ,·illae, esto es, un reagrupam iento en aquellos lugares con
mejores condiciones socioeconómicns o con mejores defensas, lo que supondría la pérdida
de importancia de determinadas vías y de núcleos rurales y urbanos menores. hasta el punto
de caer en desuso y despoblarse.
Si hacemos un pequeño ejercicio de estadística sobre los datos que nos proporciona
el lAPH, podríamos dar algunas indicnciones del alcance de este proceso en la comarca en
comparación con otras zonas. Hemos contabilizado el número de yacimiento:; conocidos
para épocn bnjoirnperial (siglos IV y V principal mente) y los hemos comparado con los
actuales podría deri var de l Je nlg una 1•i//a. En nuestra co111nrc.i c,c podría ~cr el ca,o. :1u11c111c sin confirmar por
ninguna prueha material. ele Gi le11a ( < *1,il/a Adlimw//\gili111111). en rclaci6n ,-011 lo, rc,to, hallados en yaci1111cnto
del Cortijo ele Aparicio Gnrnde.
128
LA COMARCA DE OSUNA-ESTEPA EN LOS ALBORES DE LA EDA D MEDIA: UNA APROXIMACIÓN
registrados en épocas posteriores (visigoda . e miral y califa l), obteniendo lo que podemos
llamar gros.1·0 modo un " índ ice de continu idad" de los núcleos habitado~' 2:
Con las prevencio nes que ya he mos apuntado, a partir de los porcentnjes
podríamos aventurar la hipótesis de que el proceso de reag rupamiento de la poblac ió n fue
algo m6s intenso e n las comarcas del Aljarafe. la Vega y las Marismas que e n la Campiña
de la provincia de Sevilla, y esto podría obedecer en principio a que la capital h ispalense,
centro neurálg ico de la Bé tica j unto co n Có rdoba, y con poderosas murallas, ejerce ría una
enorme atracción sobre las poblac iones del va lle, mientras que la lejan ía ele las tierras clcl
sur permitiría la existencia de núcleos de me nor tamaño jerarq uizad os según su función.
La leja nía. así como una la rga tradició n ad ministrativo-eclesiástica y la existencia de
mercaderes orientales. auténticos motores de la act i viciad comerc ial de la época, ex pi icn rían
el alto índ ice de Astigi.
Precisamente en la é poca de luchas entre visigodos y biw ntinos sabemos que lleg6
a establcccn,e un "doble limes", una frontera fort ificada a ambos lados de una línea que
discurría de:-.de la costa gaditana hasta la nlicanlina a lo largo ele las serranías béticas hasta
,: Los cálculm e,1.ín hechos ~ohre los yaci mienios registrados en los ré rminos 111u11id pak s actuales, en SLI mayoría
prospectados en ~upcrficic, ele ahí las ¡l1-cvencio11es que deben tenerse. amé.n de que 1m sean concluyentes. aunq ue
pu celen indicar el inicio de una 1(nea de investigación interesanre. Pma las carnpiirn, y la Sierra Sur, lo, elatos sou:
U1rcra: 22.2 %: Arnhal : 25 %: Rdj.i: 30.2 %: Osuna: 25 %: E.~tepa: 21.4 % (111e<li.1: 24.76 %). Par:i la vega dd
GuadalquYir. el Aljarefc y las Mari,mas. la meclia -.e sitúa en 14.!I %.
1
' Recordcmo, en primer lugar el 11inerario que lo, vándalos siguieron en 423 clc·sdc O utagcna. prnhableme mc
por Cas111fo-Cord11ba-A.11igi- Ur,ro lia,ta alcanlar l,1 ciudad de His¡,alis en 428. Por su parte, la primcrn (;¡1111µaíla
bizrn11ina. que ~e inic ió con un dc,cmbarco e n Mfl lag,1. se d irigió a marchas f'o r1adas a Sevilla pum apoyar la
insurrección co111andncla por Atmrng iltlo, siguiendo muy prohablemc,uc el itim:rario Malaca-T eha-Uno-llispalis:
la scgu11cla, de,dc Omagena. debió seguir por /Jasti-Acci-lliherril- /Jarbi-0..ii¡,po•Urso para encaminar.e. bien a
llis¡mli.<. bien a Corduba. Por último. la primern e~pcdición de conc¡m<ta musulmana. la comanclad;i porTariq. pudo
alcaruar Córdoba siguiendo quiz;í, el camino Carteia-Anmd1.1- Urso· A.1·ti¡;i.
129
JAVIER PLUMA RODRÍGUEZ DE ALMANSA
enlazar con el vaJle del Segura y el cabo de La Nao14 • Este sistema. de tradición bajoimperial,
se desarrollaría mediante dos tipos de establecimientos: por un lado c iudades amuralladas
con una guarnición permanente (civirares); por otro, puestos avanzados de vigilancia e
intervención rápida en las zonas rurales, pre ferentemente lugares elevados donde fueron
asentados destacamentos de guerreros-campesinos (castel/a).
Analizando los datos conocidos hasta la fecha, algo llama la atenc ió n: la defensa
de las ricas campiñas de Córdoba y Jaén contaba, del lado visigodo, con cuatro civifares
(Epagrum, Egabmm, lliberris y Acci) que, además de centros militares, eran importantes
mere.idos y sedes episcopales, es deci r, se trata de grandes ciudades amuralladas con
recursos para enfrentarse a poderosos ejércitos. cosa que no ocurre con respecto a la campiña
sevillana, donde solamente aparece el cas1rum de Vi llamartfn, sin que se conozca ningún otro
asentamiento que permita una defensa en profund idad de la ciudad más importante del sur
para los visigodos, sobre tocio después ele haber visto cómo en 552 un pequeño destacamento
de imperiales se plantaba ante las puertas de Sevilla sin apenas resistencia. A este respecto
debernos decir que la arq ueologfo tiene que darnos muchas más respuestas. ya que apenas se
ha empezado a investigar en este sentido. No obstante. parece lógico aventurar el hecho de
que a fi nales del siglo VI y principios del VU las tierras y los habitantes de Osuna y Estepa,
aunque no aparezcan mencionadas expresamente en las fuentes, debieron constituir parte
l'undamcntal del d ispositivo defensivo visigodo frente a los bizantinos. conformando, j unto
con Antequcra (Bar/Ji) un cerrojo militar ante las incursiones que pudieran venir a través del
valle del G uada lhorcc desde Má laga.
4. CONCLUSIONES
Rccopi lados todos los datos analizados hasta el momento, estamos en disposición
de establecer una serie de ideas que, como dijimos a l principio, deberán ser con fi rmadas o
refutadas por posteriores i nvestigacioncs, en especial por excavaciones arqueológicas. Lo que
exponemos a continuació n no debe, por tanto, considerarse como afirmaciones categóricas,
sino como una aproximación a una cuestión que hasta ahora apenas había tenido eco e n las
publicaciones sobre la comarca de la Sierra Sur.
l. A fi nales del Imperio Romano, el área surorienta l sevilla na parece seguir la tónica
general de otras regiones de la Bética: c ristianización, crisis económica, polarización de
la estructura social, etc. En este contexto, las c iudades y los pequeños mícleos de la zona
(pagi, vici) irían expe rimentando un despoblamiento en favor de las grandes propiedades
14Hasta la fecha el trabajo más exhaustivo sobre la cuestión de los bizantinos en España es e l de VALLE JO GIRVÉS,
M .. Biwncio y la fü¡H111fl tardoan.tigun (ss. \/-\/11/): un. ct1pí1u/o de hiswria medi1erránea. Aleal:í del lcnarcs, 1993.
Sobre la organización mil itar de la pnwincia biwntina de Sp1111ia. véase cspccílieamcntc pp. 373-390. También son
d~ interés las página., dedicadas a este asunto por Salvador Ventura. F .. op. cit., pp.38-46 )' 169- 185. que iricluyc
un mapa, así como GARCÍA MORENO. L A .• "Organizaci6n mili1ar de Bizancio en la Península Ibérica (siglos
VJ-Vllf,en Hi.,pa11ia. 33 ( 1973). pp. 5-22.
130
LA COMARCA DE OSUNA-ESTEPA EN LOS ALBORES DE LA EDAD MEDIA: UNA APROXIMACIÓN
rurales (vil/ae): las ciudades peque ñas acabarían por desaparecer sin apenas dejar rastro
en In toponimia actual; en cambio, los grandes núcleos (OsL1na y Estepa) permanecerían
como centros administrativos, religiosos y comerciales relativamente prósperos. habida
cuenta de su situación estratégica en las vfas de comunicación entre capitales provinciales
y conventuales como Écija, de la que dependerían d irectamente. Ambas c iudades, junto
con las grandes villae. serían las bene ficiarias del despoblamiento de los demás núcleos: a
pesar de las destrucciones y saqueos de los bárbaros en la primera mitad del siglo Y una
y otra sobreviven, así como un aho porcentaje (casi un 25 %) de las villae. La pervivencia
de los asentamientos debe ponerse en relación con las vías de comunicación más activas y
con las necesidades de defonsa, de ahí que se despoblasen las llanuras más cercanas a las
ciudades amuralladas y aquellas áreas alejadas de las vías principales, permaneciendo las
que se encontrasen en puntos elevados y de fácil comunicación.
2. Este fenómeno no haría sino desarrollarse en época posterior, grneias, en primer lugar.
a la ampliación de los poderes ele la aristocracia fundiaria, tanto laica como eclesiástica.
durante !ns décadas en que la Bética permaneció independiente de hecho con respecto a los
reyes visigodos. En este período de relativa paz política se vuelve a una cierta prosperidad
económica que p ermitiría en a lgunos casos la repoblación <le núcleos aba ndonados y la
a¡xirición de nuevos asentamientos. L a pervivencia de actividades a rtesanales, así como
el contacto comercial con otras regiones del Mediterní neo a través de .las colonias de
mercaderes orientales (como la de la cercana Éc ija) explicarían la apa rición en d iversos
lugares -tanto urbanos como rurales- de cerámicas africanas o de fragmentos de relieves
de estilo ravenatensc.
3. La a ntigua pujann económica ele las ciudades lrnbría disminuido pero no desaparecido,
prevaleciendo su función administrativa, aunque sufrieran una fuerte competencia por
parte de los centros rurales organizados en torno a las villae. Éstas, a partir de un alto
g rado de autosuficienc ia económica y administrativa, llegarían a ser capaces de encuadrar
a una numerosa tropa de rustici como mano de obra, pero ta mbién para formar auténticos
ejércitos privndos, capaces de enfrentarse tanto a bárbaros, tropas imperiales o milicias
urbanas, como a otros grandes señores, prefigurando uno de los comportamientos propios
del mundo feudal de sig los posteriores. Mientras tanto, la sociedad se había ido polarizando
a medida que los g rupos intermedios iban desapareciendo, bien al entrar aJ servicio de los
honestiores, bien al asimilnrse de hecho a los lwmi/iores.
131
BREVE ESTUDIO GENEALÓGICO DEL
APELLIDO LASARTE EN ESTEPA DURANTE
LOS SIGLOS XVI - xvn.
Esta comunicación tiene como objetivo dar a conocer los primeros pasos en nuestra
ciudad. de un apellido perteneciente a uno de los linajes más antiguos del Pafs Vasco, y que
hoy afortunadamente, a diferencia ele otros muchos que desaparecieron, aún se conserva.
Etimológ icamente Lasarte, en Euskera, quiere decir lugar entre arroyos, de lats: arroyo y
arte:entrc, espacio intermedio.
Este apellido estaba muy extendido en esa Comunidad, ya que tenía varias ramas.
como la de Zuya y Salinillas ele l3uraclón, en Álava. la de la Merindad ele Markina. en Vizcaya
y las de Vcrgara, (1lam:ida Lasarte Urritia), Azkoitia, Hernani, (llamada Lasarte Bengoa),
Usurbil. Urnieta, (esta rama tuvo e n realidad dos casas: Lasarte Gara ikoa. o de Suso, y Lasarte
Azpikoa, o de Yuso, la cual era Casa Solar, Torre, Herrería y Molino, era conocida como
Jauregia, e l Palacio. y consideradu como cabo de Lin,ue), y Lasarte en Guipú1,coa, entre otras.
Precisamente esta última dio nombre al actual municipio que lleva su nombre. Sin embargo, el
origen del apellido Lasarte, objeto de nuestro estudio, podemos ubicarlo según la Ejecutoria de
Hidalguía. ganada en el año de 1569, en la Real C hancillería de Granada por Don Juan Martfnez
de Lasartc y sus herederos. en la Casa y Solar de Lasa rte. que estaba situada entre Usúrbi I y San
Sebastián. aunque más tarde se establecieron en Vitoria. cuna de nuestros antepasados.
133
JOSÉ MARÍA MARTIN LASARTE
Capítulo General celebrado en Bolonia (Italia) ,en 1538. En 1559 ya había fallecido, siendo
enterrado en la Iglesia de María Santísima ele la Victoria de Valladolid.
JI. JUAN MARTINEZ DE LASARTE. hermano, entre otros, del anterior, pudo nacer en
la última década del 1.400. Debió llegar a Estepa sobre el año J515, seguramente gracias a su
hermano Francisco, como Receptor' de la Real Chancillería de Vallado] id, según unas fuentcs2
o de la de Granada, según otras3 • Ya avecindado aquí, ejerció ele Notario y Escribano P{1blico.
contrayendo matrimonio, con Doña Elvira de Navarrete Torres y Guzmán, perteneciente a
uno de los linajes más antiguos y nobles ele la Villa, hija de Francisco de Navarrete y de
Francisca de Torres. de los que recibió en dote, entre otros bienes, un Oficio de Escribanía.
En 1538 presentó petición al Cabildo. para que le reconociesen su hidalguía, por lo que
entabló pleito con la Real Chancillería de Granada. cuya sentencia definitiva, no pudo ver.
Su testamento está fechado en Estepa el 12 de Julio de 1558, otorgado ante Antón Ruiz de
Atjona4, falleciendo en 1560. Fueron sus hijos:
'Este cargo era la persona en virtud de facu ltad o comisión que ibo a res idencias y otras diligencias judiciales como
E.<;cribano del Juez delegado o el Escribano comisio1rndo por un Tribunal, para cobranzas. re~iclencias u otros actos
judiciales, como recibir pruebas etc.
1 Véa.o;e E. SORIA MESA: "La formación de un gran estado seílorinl Mclaluz: El Marquesado ele Estepa. Contlictos
y lucha antiseñorial", Arta~ de las!/ .lomadas .<Obre Nis1oria dt• r!.s1c¡1a. Estepa, 1.996, pp.59,
3
Archivo Histórico Nacional (AHN), Inquisición, lcg 5226, 11º 2.
0
Archivo Fami liar Loring La~arte (AFLL). Caja 3. lcg 11.
134
BREVE ESTUDIO GENEALÓGICO DEL APELLIDO LASARTE EN ESTEPA DURANTE LOS SIGLOS XVI· XVII
111. JUAN DE LASARTE NAVARRETE, hermano ele los anteriores, debió nacer entre los
aI'íos 1539 y 1543. Casó con Doña Juana de Hinojos Muñoz, hija de Lope Martín de Hinojos
y de María Gómez. Durante muchos años, en los cuales tuvieron a su hijo Francisco, vivieron
juntos, en la calle Capil la del Herrero, (hoy Horn i!los), sin casarse, con lo que podemos imaginar
el escándalo que supondría en una Villa habitada por aproximadamente 2.000 habitantes7 •
Al comen1arle sus vecinos y familiares, su situación por este amancebamienlo, Doña Juana
contestaba que era un demonio y un malhombre qut• no se querfa casar con ella. A causa de
este estado de opinión Doña Juana estuvo presa en la cárcel pública ele Estepa y hasta tal punto
llegaron las cosas, que él fue llamado ante el Corregidor. allí acusó al Licenciado Domínguez,
medico de la Villa, de ser el padre de su hijo, y con el que anduvo a cuchilladas, por lo que es
fácil de adivinar como terminó el interrogatorio. Obligado por Don M iguel de Saldaña, a la
sazón Vicario de la Vere Nullius, que los hizo casar sobre el año 1582, haciendo hincapié en
que no se velaron y en que no recibieron las bendiciones de la Santa Madre Iglesia, terminó por
reconocer n su hijo Francisco. En 1581 era Alguacil Mayor durante la detención de Don Carlos
Centurión. hermano del Marqués de Eslcpa, por la muerte de Don Diego Velasco, otro hecho
que sacudió la sociedad eslcpcña de entonces. Murió acelerada y desgraciadame,ue, en 1589,
por lo que no hizo testamento. Lo cierto es que, al parecer, murió asesinado por su hermano
Fnmcisco8 , ¿,quizás por su complicado carácter?. Tuvieron a:
135
JOSÉ MARÍA MARTÍN LASARTE
Juana ele So_jo, sobre los aiios 1587-1588. En Agosto de 1593, solicita la farniliamra
del Santo Oticio9vacante por muerte de Gonzalo de Torres. El expediente queda
paralizado durante más ele dos décadas por las testificaciones de enemigos míos y
de linaje. en el que le acusan de ser biznieto de María Sáinz de Bilbao, que según
estos, era nieta de judíos conversos'º. Al tina], eJ 20 de Diciembre ele 1625. se da luz
verde al nombramiento. y el 22 de Junio de 1626, recibió el nombramiento como
Familiar de número de la Villa de Estepa. Desernpeiió diversos cargos concejiles,
como Alcalde Ordinario por el Estado ele los Hijosdalgo, Regidor, Alcalde de
la Hermandad y Alguacil Mayor en diversos años. En Septiembre de 1624 se
encontraba encarcelado en la Cárcel de la Real Audiencia de Granada, por ciertas
fiarn;:as y otras cosas, donde estuvo varios años' Otorgó testamento en Estepa, ante
1
•
'' Los titulares de la., fomiliaturas del Sa1110 O ficio. se reclutan en las capas medias y aha~ ele la sociedad, la mayoría
labradores, que ejercen olrcio.1 concej iles como Regidor. Alcalde Ordinario. etc. Tarnhién ejercfon profesiones
liberale.1, corno Escribanos Púhlicos. Ahogados y Médico,. Los ,;spirantes debían es1ar casados y ser mayores de
25 aúos, aunque con bastante frecue1,cia se ororgaban e xe11cio11ef.i a petición de lo."i Interesados. El nombramiento
llevaba consigo un incluclable prestigio social. ahí radicaba el interés por lograr una plaza. Genera lmente, este Oficio
Inquisitorial se heredaba de una generación a otra en el seno de una m isma familia.
'" En 1697, en la probanza del hábito de Santiago ele Don Rodrigo Francisco ele Lasarte. ya no se alude para nada a
tal ··mancha··.
11 El 23 de Junio ele 1626 10davía segu ía en la c iiada Cárcel. ya que fue allí donde se le 10mó juramento como
136
BREVE ESTUDIO G ENEALÓGICO DEL APELLIDO LASARTE EN ESTEPA DURANTE LOS SIGLOS XVI · XVI I
IV.J UAN DE LASARTE HINOJOS, nacido sobre el año 1568. Casó de primer matrimonio
con Doña Juana de Carvajal, natural de Pedrera, donde se bautizó el 23 de Agosto de 158215,
hija de Ro<lr.igo ele Carvajal y ele María Esteban Rengcl. Su Escritura <le Dote fue otorgada en
Pedrera el 28 <le Mayo de l601, ante Marcos Muñoz. Se casaron y velaron en la Parroquia de
esta Villa, el 30 de Abril del mismo año1<'. Al año siguiente, concretamente el 28 de Enero,
presentó ante el Concejo, Justicia y Regimiento de Pedrera su J;jccutoria ele Hidalguía, para
que se le reconociese tal condición. Su matrimonio fue breve, pues ella falleció días después
de dar a luz, probablemente por complicaciones tras el parto. Otorgó testamento, estando ya
enferma. el 14 de Abri l de 1602, ante Marcos Muñoz, tenía tan sólo 20 años. C uando enviudó,
Don Juan de Lasarte se trasladó a Estepa. donde tenía sus casas y hacienda, junto a su hijo
pequeño. Contrajo un segundo matrimonio en Palma del Río, (Córdoba), con su deuda Doña
Elvira ele Navmrete y Rueda, hija <le Don Juan Mallén de Rueda y de Doña Juana <le Navarrete
y Guzmán, en el año 1606. Fundó un Vínculo, así como la Capilla, llamada de San Bartolomé,
que estaba situada en la Iglesia y Convento de Nuestra Señora de la Victoria de Estepa, cuyas
Escriturns de fundación están fechadas el Jueves 18 de Julio de 1613. Era la primera de la nave
de la Epístola, a partir del crucero. Aquí tuvo su enterramiento la familia Lasarte durante siglos,
donde poseían un altar y retablo dorado, con su ara, dos candeleros y una cruz de madera. E n
él podían distinguirse sus armas, que hemos expuesto anteriormente, y en su nicho. du rante
muchísimos años, se veneró una imagen de la Piedad, Nuestra Señora ele las Angustias, hoy
titular de la Cofradía del mismo nombre establecida canónicamente en el Ermita de Santa A na.
Fue Familiar del Santo Oficio y Don Juan Bautista Centurión, Marqués de Estepa. lo nombró
el 7 de Sepüembre de 1624, Juez de Residencia y Corregidor de la Villa de Estepa, teniendo
sati.1fan:i611 de vos ... y que os tengan por tal y os obedezcan y abiendo recibido de vos el
juramento y dado lafianfa 17 , por lo que se puede entender como la famil ia Lasarte, se al ineó
desde un principio con el nuevo poder representado por los Centurión. Marqueses ele Estepa.
Fundó el Mayorazgo de la familia en 1625, que después heredó su hijo Juan de Lasarte Carvajal
y Francisco ele Lasarte. su nieto mayor, como tronco de la línea primogénita. En 1630 fue
Alcalde por el Estado Noble. Perteneció a la Cofradía de Nuestra Señora de la Asunción, de
la que es presentado como testigo en el litigio que esta Cofradía rmmtuvo contra la de la Vera
Cruz, en 1639, por el puesto que habían de ocupar sus estandartes e insignias en las procesiones
generales, y en especial en la procesión de la recepción de la Bula <le la Santa Cruzada18• El
18 de Abrí I de 1649, otorgó testamento ante Juan López de Castilla, donde expuso sus últimas
voluntades. así como la relación <le sus propiedades. Fueron sus hijos:
137
JOSÉ MARÍA MARTÍN LASARTE
1
• Archivo Parroquial de San Sebas1ián (APSS), L913. f 192.
'"APSM. L2 y 3M, f 188.
2' APSS, L5M,f99.
"APSM, L1 D, f 202.
" APS:\1, L3B, f 105.
"' APSM, L4M. 1'45.
'-' APSM. L2D, f' 200.
'• APSS, L7M, f 68.
" APSM , L3D. 1· 15.
138
BREVE ESTUDIO GENEALÓGICO DEL APELLI DO LASARTE EN ESTEPA DURANTE LOS SIGLOS XVI · XVII
linaje de los Ayala y Cepeda, deudos de Santa Teresa de Jesús, hasta que Don
José de Lasarte y Ayala volvió de nuevo a Estepa, ya e n e l siglo XIX.
139
JOSÉ MARfA MARTIN LASARTE
1696 fue Regidor por el estado de los Hijosúalgo, ohcio que seguía ejerciend<i en
1697. En 1724 ya había fal1ecido. Tuvieron siete hijos:
140
BREVE ESTUDIO GENEALÓGICO DEL APELLIDO LASARTE EN ESTEPA DURANTE LOS SIGLOS XVI· XVII
II, la Bengala"' en 1693. Asimismo fue del hábito de Santiago, orde n de la que
fue no mbrado Caballero en 1697. Al parecer dejó tres hijos naturales: Francisco.
Carlos y Juana.
141
JOSÉ MARÍA MARTÍN LASARTE
sirvió en la Armada del Océano, diez meses y veintiún días, con plaza de soldado,
desde el 2 de Julio de 1683, hasta el 22 de Mayo de 1684, en que murió al servicio
ele Su Majestad Carlos II, con tan sólo 21 años. Sin descendientes.
Estos son. muy resumidos. los dos primeros siglos de avatares de este apellido en
nuestra comarca, fundamentalmente en Estepa, y para finalizar, quisiera que sirvieran estas
modestas líneas, como reconocimiento para alguien que un buen día, se aventuró a establecerse
en otra tierra tan diferente, con otra cultura y otras costumbres tan distintas a las suyas, para
echar raíces y hacer que muchas generaciones después, podamos seguir llevando con orgullo
un apellido de siglos, que esperemos que siga vigente en las generaciones venideras.
142
LAS PUEBLAS DE OSUNA A TRAVÉS DEL PADRÓN DE
VECINOS DE 1640.
ALGUNAS NOTAS PARA SU HISTORIA.
l. INTRODUCCIÓN.
La H istoria tiene una finalidad evidente, nos permite conocer los orígenes de
nuestro presente y exponer las cm1sas ele su funcionamiento y transformación. D. Antonio
Domínguez Or1i,, lo explica así con su habitua l magisterio: "el presente es hijo del pasado, y
el futuro del presente. Ninguna colectividad humana puede mantener s u propia identidad si
desprecia s us raíces. si olvida s us tradiciones•·1•
Con el presente texto queremos dar a conocer un documento que pueda servir para
el conocimiento de la historia de las denominadas "Pueblas de Osuna", y sobre todo de El
Saucejo, que es e n la que nos centraremos más. Se trata de un padrón de vecinos realizado en
el año 1640. que se conserva en el Archivo General de Lnclias (Sevilla), Sección Contratación,
Legajo 10 1 A. Hace ya bastantes años. Juana G il- Bermejo García abordó el estudio de los
padrones de Éc ija y Osuna, y recie ntemente se ha realizado el de Lora del R ío 2•
' PINTO TORO. Virginia María: ·'¿Qué e, la l lis1oria'/ ¿Qué somos los his1ori.idoresT', en El Boktín, (Escuela
Lihrc de ll istoriadore,. Sevi lla). 3' época, nº 1-2 (Otoño 1998), p<1g. 4. DOMÍNGUP.Z ORTÍZ. Antonio; "La Sevilla
del siglo xvir·. C.B. nº93. Universidad de Sevi lla. 3'' Eclici6n, 1.986, png. 9.
' G IL-BF.RMWO GARC ÍA, Juana: "Écijn en el s ig lo XVII: aspectos sociodcmográJicos y crnn1S111icos", en Archivo
1-li~palcnse n'' 183 ( 1977), ídem, ''Éc ija en la primera mil ad del ~iglo XVII: Now, demográfico-económicas'·. en
Acw~ del I Congrt:so de llistoria de And<1luc ía. Córdoba 1978. ldcm. ~o suna en 1640 (Datos para su his1oria)"',
en Ard1i\o 1-lispalem,e. n" 190 ( 1979). GUTIÉRREZ NÚÑEZ. F. J.: HERNÁJ\"DEZ GONZÁLEZ, S.: '·Apun1es
sociocconómicos sobre Lora del Río a mediados del siglo XV I1: e l censo de pobl11ción ele 1.640'', e n Revista de
fatudios Locales de wra del Río (Ac1as 1TI Jornadas ele H" l ,o<:al). 11'' 1 1 (2000/200 1). pp. 86-89. En ese m ismo legajo
ele Contrmación 101-A s.: encuentran rnmbién los padro11e, d~ otras poblac iones Écija. 1vlo ndova. La Campana.
Tocina. Sun Nicolás t.le l Pucl'!o, C añe1e la Rea l, Osuna, Fuentes. Ortcgícar. Olvera, cic.
143
FRANCISCO JAVIER GUTIÉRREZ NÚÑEZ
Sería entonces cuando se relanzarían las políticas repobladoras y de reparto ele rozas.
fundamentalmente en base a la expansión de nuevas roturaciones, sobre todo de la agricultura
cerealista predominante en la época4. Una cuestión que también se repitió en Osuna, Morón y
Cazalla, a la cual el 11 conde de Ureña le concedió cana Puebla, conformándose así la nueva
Puebla de Caza)la.
' Ver al respecto GARCÍA FERNÁNDEZ. Manuel: Población y poblamiento en la Banda Morisca (siglos XTIT-XV),
en GARCÍA FERNÁNDl.:Z. M . (direc tor): La l3anda :\1orisca durame los s ig los XIII. XlV y XV, Actas de las 11
Jorna<las <le Tent.is Moronenscs (Octubre 1.994). rundación Municipal Fe mando Villalón. Universidad de Sevilla,
Aso~iación cultural Amigos de Morón. Junta de Andalucfo. 1.996, pp. 73-92.
1
· BORRERO FERN ..\NDEZ. Ylerccdcs: "Las ' rozas· en Morón y Osuna. Un ejemplo de la problemática en torno
a la propit:<la<l <le la tierra en zonas señoriales". en GARCÍA FER'IANDEZ, \fanuel (dir.): La Banda Morisca
durante los siglos XIII. XIV y XV. ,\etas de la~ 11 Jornadas de Temas Morone nses (Octubre 1.994), Fundación
Municipal foernando Villalón & Univ.dc Sevolla & A~ociación cultural Amigos de Morón & Junta de Andalticía.
J.996, pp. 175-201.
' ROMÁN TIRADO. Juan: Mc..:quctilla. Pa,ado y prc,cn1c, Ayu11tam ienlo de F.I S,iucejo. Diputación de Sevilla
1998. p,íg. 23.
144
LAS PUEBLAS DE OSUNA A TRAVÉS DEL PADRÓN DE VECINOS DE 1640. ALGUNAS NOTAS PARA SU HISTORIA
Estos pobladores primitivos, por derecho propio de ben de ser conocidos y quedar
inscrito en la historia de estos lugares, como pioneros que contribuyeron con su esfuerzo
y trabajo, tanto a configurar. como a hacer pervivir estas ··pueblas", hoy convertidas en
localidades y otras en pedanías, a pesar de los avatares y contratiempos de los siglos.
En estos momentos a l frente del Ducado, se hallaba D. Juan Téllez Girón Enríquez de
Ribera (1597-1656). IV Duque y VIII Conde de Ureña (1624- 1656), siendo el Gobernador ele!
Esiado de O suna, D. Pedro de Herclara, caballero de la Orden de Santiago. Los Herdara eran
señores de Eulsa, en el Reino de Navarra. Este linaje terminó por afincarse en La Puebla de
Cazal la y Os una . integrándose en s us oligarquías locales a lo largo del siglo XVJ I y XVI [1 7•
• Juris<liccionalmentc dependieron del ducado de Osuna, hasta q11c se produjo la abolición delinitiva de los señoríos
en e l siglo X IX, crr.ánclose en la década de los años 30, los primero~ ayuniamicnto;; segreg.idos: El Sm1ccjo. !\fortín
de l,1 J.-rn , Los Corr:1lcs.
' Dos obra, que pcrmilan acercarse al conocimiento cid E~tado de (huna a mi1ad del siglo XVII son la, s ignient,'s.
ATIENZA HERNi\l\DEZ. l g1rncio: "Ari.1·1orracia, pod1•r y riq11<'W en la fü¡111iia Moderna: Ut Casa de Os11,w .
siglos XV-XIX". Ed. Siglo XXI. Madrid 1987. IG LESJ,\S RODRÍG UEZ, J. J.: GARCÍA Ft:.lRN.'\NDEZ. :VI. (ed~.):
·'Osuna e11/rc los tiempos medfr,•tdes y mot/1-nws. (Si¡:/11., X//1-X\II/I¡'', Ayto. de Osuna. Umversidad de Sevilla.
Sevilla 1995.
145
FRANCISCO JAVIER GUTIÉRREZ NÚÑEZ
La información fiscal que nos ofrece el padrón de 1640, nos arroja la cifra de 375
vecinos para los 14 núcleos de población de las Pueblas, repartidos de esta forma e la~ 6
calegorías fi sca les:
½ r. 1 r. 2 r. 4 r. 6 r. 8 r. Nº vecinos
33 264 58 9 O 1 375
Los núcleos más poblados eran Vil lanueva de San Juan y El Saucejo con 66 y 64
vecinos respeuivame nte. Los datos de vecinos parn el padrón de 1640 son los siguientes:
Localidad
Nº Nº Nº
Localidad Localidad
vecinos vecinos vecinos
01 Villanueva S. Juan 66 06 Mezquetillas 33 11 El Alameda 6
02 El Sauccjo 64 07 Majad ahonda 23 12 El Rincón 4
03 M. de la Jara 47 08 Navarredonda 13 13 La~ Cabreras 2
04 Los Corrales 47 09 E l Rubio IO 14 El Ingenio
05 Lantejuela. La 41 10 El Campillo 8
'ARCHIVO GUNERAL DU l)Jl)IAS (/\, G. f.). Contratación 102 b. Padr611 de Carmona de 1640.
146
LAS PUEBLAS DE OSUNAA TRAVÉS DEL PADRÓN DE VECINOS DE 1640. ALGUNAS NOTAS PARA SU HISTORIA
Al ser la medida ele este padró n de 1640. el vecino o cabeza de una casa o fam ilia. es
necesario tener en c uenta para hacerse una idea más real del número verdadero de habitantes, que
cada unidad familiar tenía un número distinto ele mie mbros, es por ello que se suele multiplicar
el número de vecinos por un coeficiente, que suele estar compre ndido entre 4 y 5. Así e n 1640 la
cifra de habitantes de Villanue va de San Juan y E l Saucejo. oscilaría e n torno a los 300.
Las Pueblas de Osuna. y en especia] Villa nueva de San Juan. así como El Saucejo
experimentaron un aumento de mográfico ge neralizado durante el crítico siglo XVlf!. c uestión
que no concuerda con el discurrir de otros núcleos de población mayor (Écija y Osuna) que
parece que se estancaron e incluso e ntra ron e n retroceso. Por ~je mplo Ln Puebla ele Cazalla
a raíl de la epide mia de 1680 sufrió una despoblaei6n gene ralizada. que casi provoca eJ
abandono y pérdida de la villa corno entidad poblacional. A inicios del siglo XVITT se recupe ró
lentamente el vecinda rio. nombrando por patrón de la villa al patriarca San José'º ·
Esta tende ncia de crecimiento ele "Las Pue blas", la podemos comprobar a pesar
de la escasez de elatos, comparando los censos de población de 1640 y 1750, junto con otras
noticias ele los años 1695 (vis ita eclesiástica), 1788 (respuestas a l interrogatorio del geógrafo
real Tomás López) y 179 1 (plan de curatos)' 1•
Año 1640 Año 1695 Año 1750 Año 1788 Año 1791
El Sauc~jo 64 70 193 600 414
Mezquitillas 33 24 42 22
Majadahonda 24 40 15 11
avarredonda 13 30 40 60
Los Corrales 47 50 159
Villanueva de S. Juan 66 50 217
Martín de la Jara 47 80 134
.El Rubio JO 87
Lantejuela 41 130
◊ ROM.Á.N TIRAIJO. Jnan: Mczquctilla ..... op. cit. 1998. pag. 29.
1~ Sobre el l"m" puede eon~uharsc; GUTIÉRREZ :-JÚÑF:7.. F. J.: .. Evo lución de un ~eliorío del E~wdo de Osuna: La
Puebla de Ca/,;1lla tss. XVI-X\111 1)"'. en Ac1,is de las 1 .lomadas de Es1udios Loca le~ d1, La Pueb la de Cazalla. Una
villa Centc11ari>1. una villa con I Jis1oria. V Centenario de la Carra-Puebla ( 1502-2002). 6-9 de noviembre de :2(l02.
i\y10. ele la P,1ebla de Cazalla. (Rn prensa). CABELLO NÚfilZ. Jo,é: El Glorioso Pa1darca San Jo,,é Patrón de L:i
Puebla ele Cazalla. (Autos para su elección y nombrnmienlo), Editor Hem,andad de la Triunfal Entrada ele Je,ú, en
Jeru-,.1lén y María Santísima de la Paz de La Puebla de Oll,alla. 1.993.
11 Cen,o de 1640: A. G. l. Co11lratación 101 A. Para e l aiio 1750: Archivo Munic i¡nd de Sevilla. Papeles del Conde
del Águila. Tomo 6 1. Para 1788: Si\NCH EZ HERRERO. José: "Osun,1: La vi lla y ~u gobierno ducal. La Iglesia y
la re ligiosidad ( 1.695-1.739)"', en IGLESIAS RODRfGUc.l. J. J.: GARCÍA FERNÁNDEZ. :vi. (editores): Osuna
entre. ... op. cit.. Sevilla. 1995. pp..185-388. Para el a ím 1788: LÓPEZ. Tomás: Diccionario geográfico de And,1lucía:
Sevilla (edició n e inlmducción a cargu de Cri~1ina Segura Grnffio). Sevilla 1.990. pp. 146- 147. Par:i el aíío 179 1:
ROS. Ca rlos (dir. ): l lisroria de l;i lgles i" de Sevilla. Fd. Casti llejo. Sevilla 1992. pá¡!. 622.
147
FRANCISCO JAVIER GUT IÉRREZ NÚÑEZ
En el caso del Saucejo, e n 1640 c.:ontaba con 64 vecinos, siendo la 2" "Puebla"
con más veci nos detnh de Vi llanueva. Su aumento demográfico fue impo nante. así en un
siglo, en 1750 había casi triplicado su número ele vecinos, dupl icándolo Navarredonda. Lo
que sí resulta desconcertante es el aumento entre 1750 y 1788. donde de nuevo triplica su
población, de forma explosiva. Sería necesario contrastar eslos datos a través de un estudio
pormenorizado en el archivo parroquial ele El Saucejo.
A lo largo del siglo XV Ill, sólo perder ía población Majadahonda. peclanía que
ha quedado reducida a una cortijada cercana a E l Saucejo, y el caserío de El Ingenio. que
terminará por despoblarse.
Esta intuic ión de la tendencia del c recimiento de " las Pueblas", se ve confirmada
por el espléndido trabajo. aú n inédito, realizado por D. Fernando H idalgo Lerdo de Tejada.
A quién agradezco contar con su amistad, y haberme brindado gentilmente los datos de
bautismos, matr imonios y defunciones de la Vicaría ele O suna para el periodo de años 1778-
1787. Datos obtenidos tras largas mañanas en el A rchivo General del A rzobispado de Sevilla,
consultando las estadísLicas que enviaban los curas cada año, correspondiente a su parroquia
y feligresía. Así podemos establecer unos datos generales donde se puede aprecia r que los
bautismos duplican a las defunciones:
A través de la Tabla nº 4 se puede hacer un análisis de los datos. Los años l784 y
1786 fueron durísimos para Osuna, cuyo crecimiento natural fue negativo, fal leciendo más
personas que las bautizadas. Lo mismo sucede en el año 1786 e n El Saucejo, se bautizan 52 y
fallecen 133. mientras que en el resto de poblaciones, el crecimiento se reduce al m ínimo. La
Lanlejuela en el periodo 1784- 1787, sufre un crecimiento natu ral negativo constante.
148
LAS PUEBLAS DE OSUNA A TRAV ÉS DEL PADRÓN DE VECINOS DE 1640. ALGUNAS NOTAS PARA SU HISTORIA
bautismos. EJ!o puede comprobarse vie ndo los años ele in icio de los libros sacramentales de
las dístjntas parroquias12:
Este i ne re mento demográfico es lo que explica que estas poblac iones fue ran logrando
cierta autonomía en lo eclesiástico con respecto a Osuna, has ta lograr la erección de ayudas
de parroquia de la Ig lesia Colegial de Osuna. Esto explicaría que e l VlII y fX Duque de
Osuna fomentaran y patrocinaran la creación de nuevas pa rroquias. como las ele El Rubio (N.
S. del Rosario, 1750), La Lantejuela (Conce pción, 1760), y Los Corrales (Santiago, ¡,1756?), y
Martín de la Jara ( N. S. del Rosario, ¿179 I?):
El Saucejo parece que ya contaba con una capilla desde inicios de l sig lo XVIT, la
cual estaría dedicada a San Marcos. Hasta el afio 1661 no pasó a ser ayuda de la parroquial
de Osuna. Ramón Velasco lo confirma en 1788: '·Jos primeros fundadores de este pueblo
fueron alguna~ casas de campo o cortijos, hasta q ue fueron poblando, y se erig ió esta iglesia
parroquial por el Excelentísimo Señor Don Fray Pedro de Urbina, arzobispo que f'uc de la
ciudad de Sevilla, y puso la pila bautisma l el día cinco de septiembre de mil seiscientos y
sesenta y un años(.. .)"1\ Urbina sería Arzobispo de Sevilla e ntre 1568 y 1663. En el templo
desde inicios del sig lo XVIII, e ncontrare mos una cofradía, la del Santísimo C risto de la
Sangre.
·' MORAi.ES PA DRÓN. Francisco (coorcl.): Cmálo¡:t> de los Archivos Pormquiales de l a Pr01•incia de Sevilla,
Banco füpañol de Crédi10, Sevilla 1992. Torno l. Los Co1T.il<!l-, pp. 397-398. Tomo 11. La Lantejuela, pp. 23-26. El
Rubio, pp. 385-390. El Sauccjo, pp. 443-452, Marlfn ele la Jara, pp. 123-124, Villanueva de San Ju1111, pp . .'i63-599.
" LÓPEZ. Tomás: Dicóo11ario.... op. cir .. 1.990, pp. 146- 147.
149
FRANCISCO JAVIER GUTIÉRREZ NÚÑEZ
Martín de la Jara contaba con iglesia desde el segundo cuarto del sig lo XVII. Su
título de Ntra. Sra. Rosario, sin duda está Iigado a la devoción del VIII y IX Duque de Osuna.
Hacia e l año 1791 aparece como parroquia independiente de Osuna. y de ese año datan los
primeros documentos su a rchivo, quemado en 1936.
Los Corrales contaría bien avanzada el siglo XYlll con la iglesia de Santiago.
En 1756 consta su independencia como parroquia ele In de Osuna, al concederle el duque
de Osuna una capilla bautismal. En 1767 mantenía un pósito fund ado por los vecinos del
mismo nombre que el santo titular del templo. Su archivo fue destruido en 1936, los libros de
bautismos comienzan en 1925, los de matrimonio en 1900 y los de defunciones en 1891.
El Rubio y La Lantejuela erigen nuevos te mplos a mediados del siglo XVIII bajo
el patronato ducal de D. Pedro Zoilo Téllez Girón (VIII duque de Osuna), cledieados a Ntra.
Sra. del Rosario (1750) y la Purísima Coneepci<>n (1760), dos devociom:s muy presentes en la
familia Téllez Girón1•. F ueron totalmente reconstruidos en el siglo XX.
" Al respecto puede con,uliarsc los interesantes estudio, ele ,\ntonio J. SANTOS Mt\RQUEZ, "La, cl)l"radia, y
hen11andades de El S;,ucejo. Hisloría y patrimo11 io'·.en RODÁ PEÑA. José (clir.): /// Simposio sobre fiermtmdatf,,.,
,!(, Se,·illa y su Provincia. Fundación Cruzcampo. Sevilla 2002. pp. 95-120. ldem. ·'Nolicías documemales ~obre
la, 1glcs1as. capillas y oraron o.~ de las Puehlas de la vi lla de Osuna ( 1650-1 750)", en l\p11111es 2 oº 4 (O~una, 2004),
pp. 171 -187. GUTJÉRREZ NÚKEZ. F. J.: "Culto y devo<:i6n a Nuestra Scíiorn del Rosario en la Campiña ,evillana
(siglos XVI-XlX)"", en RU17. FERNi\N DEZ. J.: VÁ7.QUEZ. J. P. (coords. l: f.o re/igio-<i<lod popular> Almería.
Actos de !lis IV .lomadas. (A lmerfa, 29 ele octubre - 1 de noviembre 2004), í11,1i1mo de Estudios Al111crie111e,,
Almcrfa 2006, Tomo 2, pp. 74 1-769.
' 1 CALDERÓN ;\LO>i'SO, Calderón: "Un documento sobre cofrad ías de la villa de Oslllrn'". en Apuntes 2 (Osuna .
2004), pp. 217-225, cit. p,íg. 223. SANTOS MÁRQUR7.• A. .l.: "Noticias ....·•. art. c it., pág. 173.
150
LAS PUEBLAS DE OSUNA A TRAVÉS DEL PAD RÓN DE VEC INOS DE 1640. ALGUNAS NOTAS PARA SU HISTORIA
La información que nos ofrece el padró n de 1640. sólo nos sirve a para tener una
primera orientac ión y conocer las personas algo más pudientes de estos lugares; porque los
mayores propietarios de las tierras de estos núcleos eran foráneos, y tenían residencia en
Osuna y en Morón 16•
Por ejemplo D. Juan Antonio Gutiérrez de Hernñn Pérez y Armijo. tras la compra
realizada el 5 ele mayo de 1698 a la Compañía de Jesús, logró título real para acotar y
cerrar una roza de 140 fanegas de monte. de su propiedad, compradas en el término de
Navarredonda, lindando con la dehesa del Saucejo, que pertenecía a su madre. Doña Leonor
María ele Armijo. Los Gutiérrez de Armijo fue ron vecinos de Morón, e integrantes de su
oligMquía municipal, D. Juan Amonio incluso llegó a ser Gobernador del Estado de Osuna al
menos entre los años 1709 y 1713 17 •
De tas personas "algo" acomodadas, y s í residentes, conta mos con sus nombres. Son
personas de las cuales no se hace referencia a su ofic io o profesión en el padrón, porque tendrían
que ser pequeños-med ianos propietarios. A tan solo 2 se le nomina como labradores:
El principal contribuyente ele Martín ele la Jara, era Juan BeníLez Palasín, que
declaraba ser labrador y era gravado con 8 reales. García, 13artolomé. Le seguían Bartolomé
García, Francisco Lebrón (Labrador), y Antón Zamora. e n la categoría ele 4 reales.
En cambio tanto en el resto ele núcleos, no existían personas que tuvieran que pagar
más de 2 reales, lo que nos sirve de referencia. para hacerno~ una idea de l bajo nivel económico
y la escasa cualificación profesio nal ele la población; la mayoría eran viudas (hecho habitual
en la época), y trabajadores del campo, ya fueran pequeños propietarios y jornaleros.
•• F.n el caso de La Lantcjuelu y El Rubio. no se reAcjó 1~ asignación de l a cmegoría del gravamc 11 del inipue~ro. sólo
~p,,re-crn los nombres y oficios tle lu~ vecinos.
" GUTI ÉRREZ NÚJ\'EZ. J'. J.: ''El Cabildo de M orón de la Frontera a inicios tlel sig lo XVlll: Pod"r y gobierno
municipal durante la Guerra de Suce~ión ( 1700- 171 ;\}". en Act<1.1 de la~ \/ Jornadas de Temas Mom11e11ses (26 al 30
de sep1i,•111bre de 2001 ). Fundaci ón Fernando ViU:ilón (Patronato M unicipal de Cultura) - F.xmo. ;\ yto. de M orón
de la J•ront" ra, M orón de la J'ronten, (Sev illa). 2003. pp. 111- 143.
151
FRANCISCO JAVIER GUTIÉRREZ NÚÑEZ
Como se puede apreciar hay una ausencia total de personas dl:dicadas a la actividad
comercial y artesanal. pues aún se dependería en este aspecto de Osuna. El Sauccjo sólo
contaba en estos momentos con. un ca rpintero (Domingo Santamaría). un barbero (Francisco
Jiménez) y un sastre que a la ve,.; era trabajador del campo (Juan Pardo).
'" UUTIÉRREZ 'lÚÑEZ, F. J.: '"Unn • visicí11 c11/1ura/ . de los 1es1omen1os ,.,r.w,011rnIPI de fi11ales del .1igln XVIII"'.
en Apun1e.1· 2. Ap11111es y doc11111e111os ¡mm u11a lús1oria d1• Osuna nº 4 (Osuna. 2004), pp. 65- 1O1.
''1 RüM1\N TIRADO. Juan: '·Mezquelillo .... ", op. c il. I 998, pag. 29.
152
LAS PUEBLAS DE OSUNA A TRAVÉS DEL PADRÓN DE VECINOS DE 1640. ALGUNAS NOTAS PARA S U HISTORIA
crisis agrarias tipo "A ntiguo Régimen" (adversidades climáticas, malas cosechas. hambre,
epidemias, etc).
Estos núcleos que de pendían directame nte del Cabildo de Osuna. tenían nombrados
un Alcalde pedáneo o Diputado que servía de enlace con las autoridades municipales. Por
ejemplo en 175 1 lo eran:
Po r ejemplo en 1795 Francisco Mancera y otras veintic inco personas más, moradores
del Sauccjo. otorgaban poder a una serie ele letrados para que consiguieran que les re pa rtieran
"como travajadores pobres brazcros, las tierras que de los Propios y Arvitrios, tiene dicha
Villa de Osu na. se hallan en el ruedo de esta P ue bla, con arreglo a las piadosas Reales
intensiones de nues tt ro catolico M onarca el Rey nuestro seíior, que Dios g uarde ..." 21•
20
ÁLVARFZ S ANTALÓ. Lctln C arlos (i11trod.): Ornna 1.752. St'.~tín la., Re,1me.,1as generales del Ca/(lstro d,•
R11se11ada. Centro de Gestión Catastral y Cooperac ión Triburnria; T;ibaprcss. Alcabala del Viento. :'vtadrid 1992.
pp. 4 1-42.
" Ar, hivo de Protocolo~ Notariales de Osuna. (A. P. K. 0.). Legajo 8-10. Aiío 1795. Fol. '.\87. - Otro caso ,imil/11'
ele p,::tidón de reparto ele tierra~ también ;,e produjo en O,una en el ailo 179'!- por partt: de una veintena ele yuntero,
y rná, de 500 jornalero~. (A. P. N.O. Legajo 834. Aiío 179'.l. lol. 127). Juduso se llegaron a realizar rcp,1nos de
fierra por el Concejo de La Puchl:l ele Ow1lla entre los ve.:ino, de dicha villa en la uécada de los 1780 o J790. (/\.
P. N.O. Legajo 844. A1io 1799. Fol. ~15).
n A. P. 1\. O. Lcg:tjo 840. Aiio 1796.
153
FRANCISCO JAVIER GUTIÉRREZ NÚÑEZ
Tablanº l.
Estadística sobre el número de vecinos de Osuna y sus "Pueblas", clasificados en
función de las clases o categorías establecidas para la recaudación del donativo de
1640 (en reales).
154
LAS PUEBLAS DE OSUNA A TRAVÉS DEL PADRÓN DE VECINOS DE 1640. ALGUNAS N OTAS PARA SU HISTORIA
Tablanº 2.
Aproximación a la ocupación laboral de la población de las "Pueblas de Osuna",
en 1.640.
Nº LB TR VD PB SE BB CB CP es ES PQ
01 Villanueva S. Juan 66 o 50 7 o 8 o o 1 o o o
02 El Sauc~jo 64 o 42 9 2 6 1 o o o o o
03 M. de la Jara 47 2 30 4 o 10 o 1 o o o o
04 Los Corrales 47 o 30 4 o 12 o o o o 1 o
05 Lantejuela, La 41 o 34 6 o o o o o o o
06 Mezquetillas 33 o 24 4 o 5 o o o o o o
07 Majada honda 23 o 17 1 o 5 o o o o o o
08 Navarredonda 13 o 11 o 1 1 o o o o o o
09 El Rubio 10 o 6 2 o o o o o o o
10 El Campillo 8 o 3 o o 5 o o o o o o
11 El Alameda 6 o o 1 o 5 o o o o o o
12 El Rincón 4 o o o o 4 o o o o o o
13 Las Cabreras 2 o l () o o o o o o o
14 El Ingenio o o o o o o o o o o
365 2 249 39 3 61 2 o
Nº= Número de vecinos. - LB = Labrndor. - TR= Trabajador. - VD= Viuda. - Píl= Pobre.
- SE= Sin especificar su oficio. - C B= Cahrero. - CS= Casero. -
CP= Carpinte ro. - BB= Oarbero. - ES= Especiero. - PQ = Porquero.
155
FRANCISCO JAVIER GUTIÉRREZ NÚÑEZ
Tablanº 3.
Bautismos, matrimonios y defunciones de parte de la Vicaría de Osuna,
del período 1778-1787.
OSUNA
A1VO Mat. Natos Natas Baut. Mtos Mtas Dif.
1778 136 336 285 631 124 110 234
1779 107 324 308 632 87 140 227
1780 90 259 277 536 114 150 264
1781 99 267 219 486 102 170 272
1782 179 246 230 476 116 167 283
1783 140 3l8 289 607 89 100 189
1784 163 270 280 550 92 113 205
1785 95 288 258 546 200 203 403
1786 127 206 215 421 218 200 418
1787 169 300 243 543 124 107 231
1785 14 36 33 69 23 20 43 1785 8 18 32 50 9 10 19
1786 8 29 23 52 70 63 133 1786 12 28 28 56 23 17 40
1787 19 :u 28 61 32 25 57 1787 8 29 26 56 9 7 16
156
LAS PUEBLAS DE OSUNA A TRAVÉS DEL PADRÓN DE VECINOS DE 1640. ALGUNAS NOTAS PARA S U HISTORIA
1785 13 21 19 40 18 6 24 1785 9 14 19 33 7 8 15
1786 12 23 22 43 22 12 34 1786 7 17 12 29 15 C) 24
1787 13 20 20 40 13 12 25 1787 3 24 13 37 9 6 15
LA LANTEJUELA EL RUBIO
A,VO Mat. Natos Natas Baut. Mtos Mtas Dif. AÑO Mat. Natos Natas Baut. Mtos Mtas Dif.
1778 3 16 21 37 8 o 8 1778 5 11 7 18 5 3 8
1779 10 JI 21 5 4 9 1779 o 9 17 26 1 3 4
1780 16 17 33 2 5 7 1780 6 7 9 16 12 8 20
1781 10 13 23 5 3 8 1781 2 6 8 14 6 _, 9
1782 13 9 12 21 2 4 6 1782 8 13 11 24 8 5 13
1783 4 21 14 37 4 2 6 1783 4 9 10 19 11 3 14
1784 2 11 10 2] 24 16 38 1784 10 10 6 16 6 11 17
1785 4 11 13 24 22 23 45 1785 1 13 16 29 12 10 22
1786 3 6 11 17 23 26 49 1786 5 6 11 5 3 8
1787 11 6 9 15 16 17 33 1787 4 8 13 21 6 6 12
157
FRANCISCO JAVIER GUTIÉRREZ NÚÑEZ
Tablanº 4.
Balance d el periodo 1778-1787.
158
LAS PUEBLAS DE OSUNA A TRAVÉS DEL PADRÓN DE VECINOS DE 1640. ALGUNAS NOTAS PARA SU HISTORIA
5.-NÓMINA.
159
FRANCISCO JAVIER GUTIÉRREZ NÚÑEZ
160
LAS PUEBLAS DE OSUNA A TRAVÉS DEL PADRÓN DE VEC INOS DE 1640. ALGUNAS NOTAS PARA SU HISTORIA
161
FRANCISCO JAVIER GUTIÉRREZ NÚÑEZ
162
LAS PUEBLAS DE OSUNA A TRAVÉS DEL PADRÓN DE VECINOS DE 1640. ALGUNAS NOTAS PARA SU HISTORIA
163
FRANCISCO JAVIER GUTIÉRREZ NÚÑEZ
Contribuyentes de I real.
- Reina, Fernando de.
164
LOS MOLINOS HARINEROS DE GILENA Y OTROS
LUGARES DEL MARQUESADO DE ESTEPA EN EL
SIGLO XVIII
Lo~ actuales 13 términos municipales que componían ese territorio, a<lermís del de
Gilcrrn, lo constituían los actuales términos de: Aguadulce. Badolatosa, Casariche, Estepa,
Herrera. La Alameda, La Roda de Andalucía. Lora de Estepa. Marina leda, Miragcnil (barrio
ele Puente Genil en la margen izquierda del río), Pedrera, Sierra de Yeguas: lo que sumaban
un total ele 13 municipios (<le los cuales 11 eran lugares, salvo Estepa y Pedrera que eran
villas). Actualmente la mayorí:i pertenecen a la provincia de Sevilla en su límite oriental
( 10 municipios); dos pasaron a formar parte de la act ual provincia de Málaga, nos referimos
a La A lameda y Sierra de Yeguas (dependiendo ele esta provincia con la reorganización
administrnliva de 1834); por último. Miragenil, que se unió a l pueblo veci no de la Puente de
Don Gonzalo, del que sólo le separaba el río. el 17/12/1834 se creó Puente Genil, forma ndo
parte de la provincia de Córdoba 1•
' REINA REINA, José y Jc~ús M:irfn, 1\proximarión a la llistoria de liilcna (~iglos XVIII. XIX y XX).Pág. 2:1.
Gi lc na, 2001.
165
JOSÉ REINA RE INA
' La población tol al del MarquesadcJ de Estepa a mediados del siglo XVIII. predominantemente agrícola y vinc ulada
al sector primario, era de 17.632 hahirnntes. Para más información ver REINA REJNA, José y Jesús María. Op Ci1.
Pág. 65.
' Informe que Alonso Or1i1. Carabeo y Francisco de Santiago dirigieron al Rey sobre los derechos y preemine ndH~
del comendador de la villa de Estepa ( 13-IV- 1555). Archivo General de Si mancas (AGS), Expedienles de Hacienda
(EH), legajo 273.
' Tambié n e xistían 01ros movido, por a11imales (molinos de sangre) que solucionaban los problemas locales de
aqueUos munic ipio:, donde no era fácil hacer captaciones de agua de forma adecuada. Los molinos hiclráulic(>S se
caracte rizaban por 111iliwr un caudal de agua limiiado. Conllevaba 1111 bajo cos10 de instalac ión y mantenimicn10,
adaptándose perfectame me a la, pequeñas con-iemes de agua. Los molinos hidráulicos "de rodezno", fueron los mris
habituales. Para más infom1ación ,-obre la 1em1inología de los mo linos de harina recomendamos el tomo l del ALE A
(Atlas Lingiiístico y Etnográfico de A ndalucía). Umina 242.
' Rosario G ARZA CORTÉS en su lihro La villa de E.~tcpa a l final del Dominio Santiaguista. Estep;i, 1996. Pág. 44 .
Recoge el número de mol inos ba,ánclose en una serie de docume1110s del s ig lo XVI, pero no recoge, por ejemplo ,
los molinos de Cas;,riche. que e mendemo~ existían ya para e.~a fecha. En 1555, y según e l informe de los juccc,,
el número de molinos ascendía en la villa de Estepa a má, de 19: cuatro e n la Fueme de Santiago y 15 en Gilc na,
además se cons tataba su presencia en el río de la Yegun~ y. de111ro de la S ierra de la~ Yeguas. en el llamado ..ojo del
Toro" . Asimismo, entcndemo~ que es un error pensar qne Gilena 1uviera 15 molinos y Aguadulce ninguno . sería más
lógico pensar que aunque con un predominio gilenense, Aguadulce tuv iese también los suyos.
166
LOS MOLINOS HARINEROS DE GILENA Y OTROS LUGARES DEL MARQUESADO DE ESTEPA EN EL SIGLO XVIII
Las d isposiciones establecidas iban encaminadas a evitar los fraudes por parte de los
molineros y conseguir tener abastecidos a todos consumidores de nuestra comarca. Existía una
estricta regulación. exigiéndose el buen estado de las distintos artilugios de los molinos, que las
espuertas con que se ct:haba el trigo en la tolva no estuviesen rotas, prohibiéndose los cerdos en
el molino y en las proximidades de los arroyos, que además debían estar lo más limpios posibles;
incluso se exigía un candil encend ido, dende la oración fasta que amanezca. También estaba
reglamentado que en casos de insuficiente molienda, bien por falta de agua o por crecidas de
los arroyos, los vecinos del Ma rquesado debían tener preferencia sobre los forasteros, salvo que
quisieran la harina para comerciar, en cuyo caso sólo tendrían preferencia para moler lo necesario
parn sus casas. A los que incumplían estas normas se les imponían importantes sanciones6 •
• üi~posicioncs 40 , 44. SO y 51 del Libro dt: O rdenan¡¡is Municipales de l Estepa que el concejo de la villa corrigió y
e~tatuyóen su reunión ci1pit11lar de ese día para dar cumplimiento a la prnvi,ión real que en mi sentido le fue remitida
por e l Rey y el Co115ejo de las O rde nes Militares (5- VlU- 1534). Archivo Gencrn l de Simancas (AGS), Expedientes
de Hacie nda (EH).
' ENSENADA CaUislro de, Véanse la, Respuesw, Generales. Arc hivo G eneral de Simancas. Dirección General
de Rentas Libro 562, fo lios 818 a 855v o en i\LVARJ3Z SANTALÓ. León Cario, ( 1992). Osu11a 1751 , Según la~
Re;;puc~tas Ge nerales del Caiastro ele En,enada. col. ";ilcabala del viento" n" 43.
' In forme de Alonso Ortiz Carabeo ( 13-IV- I 555). Archivo G~neral de Si1n;111ca., (AGS).
167
JOSÉ REINA REINA
Muchos ele los propietarios de los molinos pertenecían a familias acomodadas, que
en la mayoría de los casos no vivían en estos lugares y eran absentistas (esto explica que
fueran muy frecuentes los contratos de arrendamiento, y. a vece~. los subarrendamientos). A
mediados del siglo X VIII había en Gi lena siete arrendadores de molinos. que uliliz.an al año
irece mil oclwcien/os reales: en muy pocos casos los molinos eran explotados directamente
por sus propietarios. Si bien en Aguadulce no había ningún maestro molinero. en Gilena
hubo tres para esns fechas, con el ú1il diario cada uno de fres reales. La Iglesia además de
tener la propiedad ele algunos molinos (ejemplo claro lo veremos e n Casariche) o de parte
de ellos. obtenía también muchos be neficios a través del diez mo, en la llmmida décima de
molinos, que en el caso de este lugar ascendía a nueveciemos sesenta y seis reales y 1reinta
y un maral'edfes11 • Iremos analizando los 9 molinos del término de Gilena (ribera alta)
siguiendo un orden espacial y, posteriormente, veremos los del término Aguadulce (ribera
baja) atendiendo a la antigüedad de los documentos investigado~.
' L;i pregunla II Límcro 17. que Sl' repite en todos los cne;;tionario.~. hasta un 101al de 40. h<1cc referencia a los
es1ableci1nicnL1>s in<lu~lrialc~ cxistc111cs en el término.
'º ENSENADA Cma~tro de', Véa nse las Re,puesra, Generale~. Archivo General de Sini;inc,1s. Dirección General Je
Rentas Libro 561 o en PRll.ffO PÉREZ. J. (l<,·.tnvio ( 1996). El \1arqucsado de fürcpa 1751. Según la, Respuestas
Generales del CuLas1ro ele Ensenada. col. " alcab;i la del viento.. nº 7 1
11 Marqués d~ la ENSENAD;\ . üp. eil. i\GS. Respuesta a I;, preg:11nrn n LÍmCrC'l 17 referida n Aguadulce. Dirección
General de Renla~ l.ibro 56 1.
"Marqués de la RNSENADA. Op. c it. AGS. Respuestas a la preg11nrns 11". .12. '.l3 y 16 rdcridns a Gilcna.
" Archivo de Pro1ocolos. Mancomunidad de Municipio~ ck- J;L Comnrca de F.slCJ1'l, proyecto de catalogación
mecaninda de lo, fondo, 1101nrialc, de E,1cpa y su comarca pan, el s. XVII 1. l.ihrn 30 1. folio 58. 22i2i 1774.
168
LOS MOLINOS HARINEROS DE GILENA Y OTROS LUGARES DEL MARQUESADO DE ESTEPA EN EL SIGLO XVIII
pertenecía al patronato de Mariana Zamudio y ele Carlos <le Negrón. E n 1704, en un contrato
ele arrendamiento, se nos describe como un molino de dos paradas14 • E n 1742 era p ropiedad
ele Francisco Lomelino (Su fa milia era oriunda de Genova, donde poseía bienes, y tenía
domicilio en Estepa y Antequcra), marido de Victoria de Negrón. Este era. descartando al
Marqués de Estepa. el mayor propietario de Gilenn en estas fechas; no sólo poseía numerosas
huertas y tres molinos, también poseía algunas casas. Molía cinco días a la semana y su
producción era de 1.800 reales de vellón anuales'~.
El Molino de las Torreci llas. A mediados del siglo XVIII los propietarios eran
Francisco Félix Fidalgo y Colomo (a éste le correspondía la mitad); la otra mitad. le
correspondía al Marqués. a Migue l Ortiz y Francisco García'6; recibía ag ua cuatro días a la
semana y su producción anual era <le l.170 reales de velló n 17. Era de una parada y se situaba
a SO varas <le Gilena.
" Ibídem. Libro 2 14. folio 234. 2 1/1 lil 704. Puc arrendado a un precio de 135 fanegas de 1rigo al año.
" Ibídem. Libro 263. folio 181 , recha 217/1754. D urante lo., años cincuenta, Francisco Gfüve,. medianero con su
hermano Lucas de Gálvez son lo~ arrendatarios ele este molino.
16
Ibídem. Libro 261, fol io 370. fecha 30/7/ J752. Hasta 1749 fue ,u ,11rencl.1tario Francisco Díaz S,ínchcz. hasta 1752
Cristóbal Suárcz y desde entonces José Á lvarez.
" lhídem. Libro 328. folio 11 , fecha 30/1/1784. En 1784 Fernando G;ircía (presbítero ,le Gilena) y Frnncisco Juárez
Negrón (como aclministraclor <le la Hacienda y rentas del \1arqué~ de El;tep;1). arrendaron a Juan Martín Orillana el
molino.
'"Ibídem. Libro 279, folio 589, fecha 31/12/1763. Inventario de pertrecho~} apnrcjos en 3.203 reales.
•• Ibídem.Libro 247. folio 463, fecha 9/8/1746. En 1746 estahn c,01110 nrre.nclatario José Gon;,;ále;,;. Ibídem. Libro
301. folio 94, fcclrn 9/31 1774. Y en 1774 el arrendntario fue Juan Maotín Polinario. por un tiempo de 4 añú,. y a un
precio amia! ele 76 fa negas de trigo
'" Ibídem. Libro 247, ftil io 44 1. feclu1 418/1746. En 1746 se lo arrendcí a Luca~ de (r(t lvez durante clos afio~ y ni ¡11·eci(.1
de 100 fanegas de trigo, y en razcín de 8 gal linas anuales. Ibídem. Libro 268. folio 3 19, fecha 1/7/1759. En 1754 fue
arrenclaclo por Jm\11 Marlín de Orcllana y en 1759 Diego Ma l¡¡ver de Osuna.
:o lbídem. Librú 291, folio 17. fecha 3/211770.
169
JOSÉ REINA REINA
El Molino del Cerrillo. Desde com ienzos del siglo XVlll era su propietario Pedro
Justo de Cepeda, vecino de Osuna. era de dos paradas y su producción anual era de 1.825
reales de vellón. Era uno de los pocos casos que era explotado directamente por su dueño,
no existiendo contratos ele arrendamiento. Contamos como anécdota que en 1705 Clemente
Rodríguez, natural de Portugal y morador en la P11ebla de Gilena, fue encarce.lado por
haberle salido mal una obra que hizo en el molino22 • Estaba situado a unas 1600 varas.
El Molino de la Fuente del Rey. Su propietario, a mediados del siglo XVIII. era
Ignacio Fernando ele Santiestcban de Antcquera, tenía una parada, molía cinco días en semana
y su producción anual de 800 reales de vellón. En 1746 Tomás Ruiz lo tenía arrendaclo2:'. Se
encontraba a un cuarto de legua de Gilena.
El Molino de Carlos de Vera. Tío del Adelantado Juan Torres de Vera y Aragón,
fundador de la ciudad argentina ele Corrientes. Ya existía a principios del siglo XVIII.
Para 1742 sus propietarios eran los hermanos Juan y Luis Juárez ele Negrón, presbíteros de
Estepa2•. Tenía una parada y su producción anual era de 800 reales de vellón. Estaba situado
a unas 2.400 varas del núcleo urbano principal.
El noveno, y último, era e l mo lino de la Venta. A mediados del siglo XVIII era
propiedad por herencia de la esposa de Francisco Javier Lomelino, Victoria de Negrón, hija
de Gabriel de Negrón y vecina de Estepa. Por la muerte de su esposo e hijo. su heredero,
como inmediato sucesor, pasó a ser su nieto Francisco María Lomelino (hijo primogénito
de Ambrosio María Lomelino y de Clemencia Creyuvincel). Aparece en los conlratos de
arrendamiento en numerosas ocasione:/'. Era de una parada y estaba situado a media legua.
Por lo que se refiere a los molinos del término de Aguadulce y siguiendo un orden
cronológico, según la antigüedad de los documentos consultados, empezaremos haciendo
mención de los más antiguos del Archivo de Protocolos, y referidos al siglo XVIIL dos
contratos de arrendamiento (uno de 1703 y otro de 1705) en los que se hace refe rencia al
" Ibídem. Libro 247, folio 561, fecha 611 0i 1746. lrwcnturio para lrncl~l'llprccio, del molino.
'' lbírlem. Libro 246, folfo 25 1, fcchn 4/9/1742. Se lo ílf'l'Cnclaron a Juan Ruiz. Otros arrendatario~ en los año,
siguienres fueron: Manuel Pérez y Juan Álvarcz (el 111<1yor y el menor), Vicente Álvarez y l\faría Palme.ro.
" Ibídem. Libro 256. folio 259. fecha 26/611753. Arrendatarios por eumro aílO$ aparecen Juan Martín Orillana y ~u
e., posa Juana Ruii.. a rnzón de 1500 re;iles de vellón anuoles. Lll arrcndarario saliente era Francisco Ruii.
170
LOS MOLINOS HARINEROS DE G ILENA Y OTROS LUGARES DEL MARQUESADO DE ESTEPA EN EL SIGLO XVIII
De los años setenta podemos mencionar: el mol ino de María Marmole_ja, vecina
de Cádiz3l; y, e l de la Atajea, cuyo dueña era a comienzos de los 70 Teresa Juárez Osorio,
viuda de Jua n Bautista Guerrero, vecina de A ntequera, y a fin ales de la década era de José
Aceijas, vecino de Pedre ra-'\ El molino de l Álamo y Corona aparece e n varios documentos
consultados de fines del siglo XVIII, la dueña era Juana del Valle 34 • En el Catastro de
,. Ibídem. Libro 214, íolio 37. fecha 19/0lil 703: y folio 222. fecha 18/10/1705.
1' Ibídcm. Libro 250. folio 223, fecha 1/8/1746. lbídt!m. Libro 261 . folio 570. fecha 27/ 12/1752. hacia com ienz.us dt!
los años 40 fue su arrendmario Pedro :\1uñoz; a partir de 1746 1rabaja en este molino Frnncisco Monlicl; Juan Ruiz
hacia 1752 y desde entonces Manuel Bello.
" Ibídem. Libro 253. folio :19. fecha 8/6/1753 y folio 7, fecha 11/4/1755. En 1753 se lo arrendó a Juan Mar1fn
Orí llana a 400 reales ele vel lón anuales y, en 1755, ,1 Manue l Díaz al precio de 450 rea les Hnnales.
'" Jbídcm. L ibro 307, fo lio 1 16. fecha 9/4/1 775. El molino era proindiviso con 01ra mirnd del convenio de la
Concepción de Osuna.
'' Ibídem. Li bro 263. folio 312. fecha 1/10/1754 . La relación de pertrechos y biene~ evahmdos en 2.358,S reales <le
vellón. Ibídem. Libro 268. folio 357. techa 7/8/1759. Andrés Simón lo arrendó 1758 con renta de 800 reales. Biene~
apreciados en 2.421 reales. lbfclem. Libro 301. folio 142, fecha 2/10/1772. En 1772 ~ale como arrenda1ario Esteban
Femándcz que fue sustituido por Amonio Carrasco.
1
J tbídem. Libro 263. folio 116, fecha 25/3/1755. En 1755 Fnmcisco Díaz lo arrendó en s11,1i1uci6n de Juan Álvarcz.
Rdación de pertrechrn, del molino evaluados en 1998 reHlcs de vellón. Libro 274, folio 408. fecha 09/08/1760 y
Libro 308. fol io 427. fecha 2/ 10/1775 E n el aiio l 760 lo arrendó C:ulgencio Álvarer. de Osuna hasta 1775. en que le
suslituyó Francisi;o ele Paula A lcázar de G ikna. Penrechos evaluados e n 1.838 rea les.
'' [bíclem. L ibro 291, folio 209, fecha 17/12/1770. De 1770 es una obligación de falebnn Fcrnñndcz. como arrendador
del molino de la ri beno de Aguadulce de tvlaría Mannolcja.
" Las alajeas. ladrone~ o ,iliviaderos servían parn modil1cm el caudal del agua cuan(I() convenía. Ibídem. Libro
294, folio 45, fecha 9/ 11/ 1772. En 1772 el arrendatario e rn Diego Malavcr de Aguadulce. Libro 316. folio 1. fecha
3/ 1il 778. En 1771\ su dueño cm José Accijas de Pedrera y el ,1rrenda1ario C ristóbal Sánche7 de Aguadulce al precio
de 2.200 reales anual~ . l.ibro .\04. folio 62. lecha 3/5/1785. En 1785 lo arrendó Miguel Fermfodez de Gilcna. LibrO
325. folio 17, r..,,hn 24/2/1782. En 1782 José Franc·isco Suero. visilador general, y .lo8é Aceij11s Velasco. lo midieron
y deslindaron.
"Ibídem. Libro .\28. folio 160, fecha 16/10/1784. En 1784 José Alcázar como arre nd11dor salicnle y A11Lonio Carrasco
como arrendador e111ra111c inventariaron los bienes del mismo (evaluados en 5.874 rea le~ de vellón). Nombraron por
aprcciadoreRa Frnncisco Guerra de Aguadulc~. a Estebm1 Fcrnánclcz ele G ilena. y en lo correspondiente a albmiilerfa
a Antonio Rodríguez Sánchcz de G ilcna. maesi ro a larife.
171
JOSÉ REINA REINA
Ensenach1 se señalan siete arrendadores ele molinos de pan, que ulilizcm, después de
pagados los arrendamientos y n.•ales contribuciones doce mil ochocientos y cinqul'nll1
reales. El valor del dic1.,mo de los molinos de pan de Aguadulce era de se1ecien10.1· y dos
reales y diez y nueve maravedíes de vetlón-15•
Molinos harineros en la ribera del río Yeguas. El río Yeguas bordea a la actual
comarca de Estepa en todo su límite oriental. Según el informe <le Martín Carabeo de 1555 ay
01ro ojo de agua, a do dicen Sierra las Yeguas, que llaman el Ojo del Toro, y ansí mismo e¡¡ la
dicha agua ay moli11os y va esta agua a dar en el río Genil, y de la unajúente y agua a la o/ra
ay dos leiuaJ9• Con trece molino~ harineros en total en el siglo XVII] se situaba en segundo
lugar Iras la zona anterior. Con una población total de l.829 habitantes ( 1.009 La Roda y 820
Casariche), el J0.37% del Marquesado de Estepa, y con unn producción de 16.1.'iS reales ele
vellón anuales, el 45,92% del total. Los molinos del término ele La Roda con los del de Casariche
formaban una prolongación a lo largo ele la ribera del río Yeguns, de manera sim ilar a los del
término de Gilena con los molinos de Aguadulce. En el término <le La Roda a mediados del
XVJII ay cinco molinos harineros perlenecientes los dos y 1111 tercio de ellos a se,;lures y
éstos producen anualmente por sus arrendamien/os /res mil qua1rozie111os 11ove111a y cinco
reales. y los dos y dos tercios restantes pertenecen a eclesiás1icos por bienes patrimoniales,
y producen por s11s arrendamientos dos mil quatrozientos setenla y cinco reales de vellón al
año, con más qua1ro..ie11tos y cinquenta reales tocantes a lo beneficia!:'". En el término de
Casariche aunque no se citan expresamente el número de molinos en los documentos del siglo
XVI~'. en el siglo X V fl I hay ocho. los quatro y quarto per1e11!'cie11tes n S<'glares y los tres y
/res quartos a eclesiásticos, que co11stan por menor de lisia que prese111a11, y las piedras de
" MarqlléS el<' la IJ:-JSENADA. Op. cit. AGS. Respuestas a la preguntas n''. 32 y 16 r<Jfcri<la~ a Agua<lulce.
;, MADOZ. Pascual, Diccionario Geógraf\co-Estaclfstico•Histórico de Espai1a y Slls p\lsesiones de Ultramar.
Madrid, 1845- 1850. Citamos por l:1 edición facsímil de /\rnbito S.A., Valladolid, 1986, T»1110 corre~pondicntc a
Sevilla, pflg. 88.
" REINA Rl:IN1\, José y JestÍs Marí,1. Op Ci1. Ver pág. 2 14.
" MADOZ, PaSCllOI. Op. Cit. Tomo correspondien te a Sevilla. Pág. 2~.
3" lnl'ornic de Alonso Ortiz Carabeo (l 3-IV-1555). Archivo General de Si mancas (i\OS).
"' \.farqués de la ENSIJNAIJA. Op. cit. AGS. Respuesta a la pregunta número 17 rcfcricl.i ¡¡ La Roda.
"Para GÓMEZ C.STEPA. José, Cas,1ri<.:he y ~u entorno, dato, l,ásicns para u11 esbozo de 811 historia. Dip111aci611 de
Sevilla. 1999. pág. 27. A1111que no ~e indiquen no debieron ser mns de cinco o seis molino~.
172
LOS MOLINOS HARINEROS DE GILENAY OTROS LUGARES DEL MARQUESADO DE ESTEPA EN EL S IGLO XVIII
cada u110. con su anual utilidad regulada e11 consideración al tiempo que muelen. Y la de
todos asciende a diez mil ciento y nol'enta y cinco reales, los quatro mil no vecientos .\'esenia
y siete reollis y ocho ma rm•edíes de ellos corresponden a los eclesiá.1·ticos·'·1.
He mos encontrado algunos casos en que los moline ros de Casariche se unían
a los de La Roda para reivindicar sus derechos para uti lizar el agua del río Yeguas. Así
por ejemplo, en 1775 once dueños y arre ndatarios de molinos harineros acuden a cuatro
procuradores para que les defiendan. De ellos 6 son de la Ribera del Rigüelo de Casmtche
(Sebastián de Torres, Marías Muñoz, Juan Corrales, Juan de l Pozo, Felipe López y Francisco
de Mesa) y 5 de La Roela (Vicente Corra les , José de Torres. Juan Anton io Borrego. Pedro
del Pozo Ambrosio de l Pozo)~1. En otra ocasión, 1780, 15 dueños de huertas y molinos de
las riberas de La Roda y Casariche (entre los que se inc luyen algunos de los anteriormente
citados), los defiendan e n las denuncias que les tiene puestas Pedro de C ué llar, celador dd
agua del río ele las Yeguas44 .
Los c inco molinos harineros de La Roda se situaban en primer lugar seguidos con
posterioridad de los del término de Casarichc. A mediados de l siglo XVIJI había en La
Roda cinco arrendadores de molinos de pan, que wilizan t11111almenre do<-e mil setecielllos
y cinqueuw reales de vellón. También se señalaban cinco maestros de molinos harineros.
que se re1¡ularon a 1res reales de jornal dia rio cada uno. La décima ele mo linos de pan
era de seiscientos y ochenta reales de vellón al año45 . De los c inco molinos señalamos el
del Batán. que e n 1756 Juan de los Rcyc!. Q uesada de La Roda le vende su parte de este
molino de dos paradas. a José de Lara ele Badofebrero46 • Muy próximo se situaba el molino
de Los Alamos. El del Pm:blo, de dos paradas, cuya propietaria era Ana María de Godoy,
de Andujar, viuda de José Simcón Tavira y Zcrón, Marqués del Cerro ele la Cabeza, madre
de Félix Tavira. hijo primogénito y marqués de ese título (que como vimos también tenía un
molino en Casariche)4 ' . El molino Alto, estaba situado extramuros ele la Roda. lindando con
el olivar del convento de la Victoria de Estepa y el camino de Sevilla.
Ca~ariche situada en el margen del río de las Yeguas, como prolongación, y contiguo
a él. se sitúan el Rigüelo y Badofebrero4 \ entidades poblac ionales meno res dependientes de
' 2l\.-1arqués de la ENSENADA. Op. cit. AGS. Rcspues1a a la pregunta número 17 referida a Casarid,e.
'' Archivo de Proloco los. Libro 307. folio 123, fecha 24i4/ 1775,
' ' Archivo de Pro1ocolos. Libro 3 17. !'olio 77. fecha l 7i7/ 1780. Los 15 dut:ños son: Juan de la Cru1. Marín. Juan
í:.s1cban RO<lrígue,.. Antonio Escalern. Mmías M uiio1,. Juan M.inud del Pow. Juan del Pozo. Juan Cha¡>arro. Juan
Antonio Borrego. F'r nm;isco '.\·1csa. Santiago Marín. Diego G:thín. Juan Cañete. Juan Corralc,. Ju.111 del Pozo. e l
maror, y Cario, Rodríguez.
•! Marqués de la F.NSENADi\. Op. ci l. AGS. Respuestas a la pregunta, 11". 32. :n y 16 referidas a l .a Roda.
11
' Archivo de J>ro1ocolos. Libro 266, folio 304. fcchn 18/IOil 756. Cnmprn la panc del mol ino, ndem,ís ele algunas
173
JOSÉ REINA REINA
Casariche. El padre Alejandro del Barco hacía en 1788 la siguiente indicación Rigúe/o, que
se forma de la~'fuentes que nacell en el Puntal de la Nava, 1ér111ino del lugar de la Roda, y
corre por dicho pueblo a la rivera de los molinos que flama11 Vado Febrero, dl'Sde donde
haja n Cnsariclw, y. a menos de media leg ua de éste tiene el vado llamado García'9 • El río
sigue unu dirección de sur a noroeste, que era ele curso perenne aunque ele escaso caudal.
Una parte importante ele las tierras de cultivo. huertas y molinos, pertenecían a la iglesia
(el 28,3% de las tierras cultivadas en Casariche, lo que suponía un total de 973,8 hectáreas):
destacando el patrimonio del convento de religiosas de Santa Clara de Jesús de la villa de
Estepa (962.3 has) y a lgunas pequeñas propiedades de los Mínimos (IJ,5 has)so. A mediados
del siglo XVIII había siete arrendadores de molinos harineros que les regulaban de utilidad
anual doze mil y cinquenta reales y tres maestros molineros que reg1rla11 a cada u110 de útil
diario a 1res reales. El diezmo por las décimas de molinos de pan era de setecie111os treinta
y ocho reales y dos maraFedíes de vellón 51 •
0
• DCL U/\RCO. Padre Aleja11dm, La antigua Ostippo y actual Estepa. Estepa. 1786. pág. I05.
"1 LAZO DÍ/\Z, Alfonso. La Desam(irti,.aeión de la$ tierras de la [gle~ia en l.1 provincia de Sevilla ( 1835-1845).
Pub licndoncs de la Diputación de Se,·illa. Sevilla, 1970. Este p;,trimonio sería expropiado mayoritariamente co11 las
desa,nor1ia1eio11e, en d siglo siguiente.
11
i\farl¡ués de la ENSEl\"ADA. Op. cit. AGS. Respuescas a la preguntas número 32. 33 y 16 de Casariche.
11 Archivo de Pr0l<>colos. Libro 300, folio 647. fecha 20/12/1772. El arrcndm:irio ese a1io era Francisco de MesH por
174
LOS MOLINOS HARINEROS DE GILENA Y OTROS LUGARES DEL MARQUESADO DE ESTEPA EN EL SIGLO XVIII
Hubo muc hos con Aic tos que tuvieron como fondo el reparto del agua del río Yeguas.
De 1703 es un poder notarial a favor de Francisco de la Rioja (mayordomo de la hacienda y
rentas del convento ele santa Clara de Jesús de E stepa) para defender a los hermanos Antonio
y Lucía Fernánde7. en un pleito q ue como dueños de uno de los molinos del Rig üelo les
enfrentaba por el reparto del agua con Ped ro ele Valde rrama como poseedor de unas hucrtas~8•
Con el propósito de defender sus derechos en 1779 se unieron 5 dueños y arrendadores de los
molinos (Miguel de Santcrbáez Gue rrero, Ma rías Muñoz, .Juan del Pozo Rscalera, Joaquín
Merino y Juan del Pozo)59•
Igual que en los demás lugares del Marquesado ele Estepa dom inaban los contratos
de arrendamiento, generalmente por varios años, y del que más documentación existe es del
llamado del Pueblo (o de las Mo njas). po ne mos como ejemplo un contrato de 1768 e n el q ue
las re lig iosas del convento de Santa Clara ele Jesús de Estepa arrendaron por 5 años a Juan
Ma nue l del Pozo de Casariche, al precio de 60 fane¡:as de trigo limpio de huena calidad
anuales. Representaban a dicho convento: sor Juana María de los Remedios, abadesa; sor
Francisca María de tocios los Santos, sor Jua na María ele! Carmen, madres del convento: y,
sor Josefa María de la Soledad, vicaria60 .
A mediados del siglo X IX, según nos dice Madoz. e n el caso de Casariche se
mantuvo la cifra ele molinos del siglo a nterior: en cambio, se incrementó su número en el
térmi no de La Roela a seis: a media legua había una casa y 111oli110 harinero llamado de
Plei1es ...a orillas del río de las Yeguas 3 molinos hari11eros...EI río de las Yeguas que 11ace
en la siara de su nomhre, ll<'Va un curso de S . aN., yfonna en esta jurisdicción. los juncares
de la Nava ... ; sus aguas son conducidas por un cauce artificial al O. de la pohl., con el cual
se riegan las huertas y se da impulso a dos moli,ws harineros. En el término ele Casariehc e l
río de la Yeguas daba impulso por medio de acequias a 8 ,nolinos harineros cada uno de dos
paradas. y riego a 1·arios terriTorios y tiene un puente de un arco de 18 a 20 pies de alwra
a fa entrada de ta pobfación 61 •
175
JOSÉ REINA REINA
La població n a mediados del siglo XVIII ele los lugares de Lora de Estepa y
13adolatosa se cifraba en 1.1 85 habitantes (238 el primero y 947 el segundo), e l 6,72% del
Marquesado de Estepa. La producción era muy limitad a ya que contaban sólo con tres molinos
harineros. Lora con una producción de 260 reales de vellón anuales, e l 0,74%. Para esos años
hay dos molinos harineros corrientes en este 1erritorio, perlenecientes a .1·egfares y co11stan
por menor en lista que presenwn y las piedras de cada 11110 de anual utilidad, regulada
en co11sidaac:iún al 1iempo que muelen, y la de ambos as-;.iende en sus arre11damielllos a
doscie111os y sese111a reales. Badolato::,a con una producción de 720 reales de vellón anuales,
el 2,05 %; a rm:diados del dieciocho ay en el territotio de es1e Lugar una ar:eiia, o ,no/in.o
de pan, que ffam an del Portalejo, perteneciente a seglares, que su rendimie1110 anual es de
.1etecien1os y veinte reales!''.
En el lugar de Lora, e l arroyo que movía los molinos se alimentaba de las aguas
de la Fuente de Santiago, que brotaba esporádicamente durante algunos meses al pie ele las
sierras ele Estepa. Esto explicaría la escasa productividad de s us molinos, comparada con la de
otros lugares. A mediados del siglo XVlll había dos arrendadores de molinos harineros, que
urifü.cm al año un mil rrescientos reales, y ning ún maestro molinero64 . Uno de los molinos
era el de Pleités, que molía con el agua del arroyo de la Fuente de Santiago. la Fuentezuela
de Villalobos y sobrante de la de Lora. Era de dos paradas. Pertenecía al clérigo capellán
Juan Pedro Pleités. En 1765 con el consentimiento del Vicario es vendido al precio de 6 .000
reales <le vellón al también pre:;bítero Juan Jerónimo MuñoL Cívico65 . El usufructuario de
este molino y otras propiedades fue M anuel Bejarano y Fonseca, como Vicario General de
Estepa; por ello, en muchos documentos, apnrcce como el molino del Vicario. Recordamos
que éste tenía en propiedacl medio molino en Aguadulce.
''' Marqués de la F.NSENADA. Op. cit. AGS. Respuesta a la prcg11nta número l 7 referida a Lora de E,tepa y
Ba<lolatosa. Dir~cc ión Gencml ele R.:11ta, Libro 56 l.
•
1
Marqués de la F.:'>ISENADA. Op. c,1. AGS. Respuesta a la pregunta número 32 ele Lora <le Estepa.
"" Archivo ele Protocolos. Libro 285. folio 313, fecha 24/511765.
.. Ibídem. Lihro 253, folio 45. fecha 13/'.\II 752. AJTcndaiano en 1750 ern José de Castro <le la puebla de Lora .
., Ibídem. Libro 279, fol io 587. fcch:, 29/ l 2/1763. En este aiio ,e lo arrendaron a A11t,.mio Cordón ele Lora por cuatm
aiios y con la c1Jndición scííalada.
"' Ibídem. L ibro 299, folios 251 .252, 253 y 254, fecha 29/4/177 1. Para e llo Juan Ro<lrfpac)I Dehesa e Isabel Ferniintlel
de Estepa. y de oiro lado Joaqurn Go11dlcz. Antonio Serrano. lndakcio Horreg\l y Marg.irita del Pozo de la puebla
de Lora co11Lrn1Uron a ocho abo¡;ado,.
176
LOS MOLINOS HARINEROS DE GILENA Y OTROS LUGARES DEL MARQUESADO DE ESTEPA EN EL SIGLO XVIII
En el lugar e.le Badolatosa, e l río Gcnil, se dirige de este a oeste, de curso perenne: de
regular caudal, cauce bastante profundo y en el que no eran frecuentes los desbordamientos.
Esto permitía la construcción de una aceña. molino hari nero que tenía la peculiaridad de
estar construido dentro del cauce de un río. A pesar de que en el Catastro de Ensenada sólo
se cuenta una sola aceña, sabemos que posteriormente se c ita una nueva, y así lo podemos
constatar por los documentos investigados. En el mismo Catastro se recogen a varios
arrendadores del molino harinero que rei11la11 de útil anual dos mil doscientos y ochenta
reales. En este lugar no había ningún maestro molinero a mediados del dieciocho. E l diezmo,
en este caso la décima de la aceña. era de quare,ua reales~9•
Juan Caña Téllez de La Alameda vende en 1770 a José Martín de Bndolatosa la mitad
de una aceña para pan moler, de dos paradas, en la orilla del Geni l además de los materiale~
que tiene. Al precio ele 9.000 reales ele ve llón además del censo a favor del mayorazgo de
Francisco de Álvnrez Aceijas. Dicha aceña se situaba en el Vado de los Bueyes, en el rio
Genil y sitio que llamaban el Cortijo del Rio11J. En otro documento del Archivo de Protocolos
sobre la venta en 1779 de la parte de una aceña, llamada del Chorrerón, en el río Geni I y Junto
a Baclolatosa. Los hermanos Francisco y Sebastián López de Badola10sa se la vendieron a
Si111611 Pi no, que era propietario de otra parte de la aceiia71•
'"' Marqués de la ENSENADA. O¡i. <.: it. AOS. Rc1pL1c~1Hs a la preguntas número 32 y 16 de Badolmo~;i.
'" Arch ivo de Protocolos. Libro 298. l'o lio 35 1. fecha 2/Si 1770.
1' lbídem. Libro 31 7. folio 123. reclou 27109i1779.
177
GILENA A MEDIADOS DEL S. XVIII
DENTRO DEL MARQUESADO
Como es sabido el Ma rquesado de Estepa fue creado a mediado~ del siglo XVI, con
la venta de la antigua Encomienda Santiaguista al prestam ista genovés Adán Centurión, por
pnrte de la Corona. El Marquesado comprendía un amplio territorio que abarcaba las villas
de Estepa y Pedrera y los lugares o aldeas de Aguadulce, Alameda, Badol:itosa, Casariche.
Gilena, Herrera, La Roda, Lora, Marinaleda. Miragcnil y Sierrn de Yeguas.
El Marqués poseía un inmenso poder que abarcaba a todos los sectores. El núcleo
de este término estaba integrado en el Reino de Sevilla, uno de los cuatro que formaban )¡¡
Andalucía de entonces.
Para estos años ele mediados de siglo la lasa de natalidad er;.1 ele un 41,5 "loo, cifra
normal para aquella época y la ele mortalidad llegaba tan s6lo al 18,8 º/oo, muy baja para
esos años. De todas formas estas cantidades son aproximadas y muy lejos de la realidad,
puc/ito que todavía el recuento tanto de bautismos como de defunciones no era riguroso ni
fiable. Las causas más importantes de mortalidad catastrófica la~ tenemos en las e pidemias
ele fiebres terciarias o palúdicas, las disenterías estivales y en menos ocasiones e n las crisis
de subsistencias (sequías y carestías).
179
ANTONIO M. RODRÍGUEZ RODRIGUEZ
Los moradores del lugar de Gilena. nuestros lejanos tatarabuelos, recibían unos
curiosos nombres simples y compuestos a la hora del bautismo; si nadan niños ¡)odfan
llamarse: Manuel Ramón Bernabé. Ciriaco Anton io de la Concepción, Amadeo María de
Jesús. Acisclos o Zoilo y s i eran niñas: Francisca Josefa Práxedes de los Dolores, Gertruclis
Josefa o Bernarda Ramona de los Dolores. En cuanto a los apellidos de estos nombres
ya ex istían algunos de los que ha n llegado hasta ahora, corno Amador, Á lvarez. Carv,ual,
Del Castillo, Chía, Díaz, García. Gutiérrez. Gómez. Gordillo, Gálvcz, Guerrero. Guerra,
Gonzálcz. Jaro (Haro), Joyn, Jurado, Luna, Molina, Muñoz, Montaño. Morales, Moreno,
Morillas, Martín. Ponce, Páez. Del Pozo, Romero, Ruiz, Rodríguc1.. Ramírcz, Reina . Rivera
o Segura. Otros tantos no han continuado entre nosotros.
En estas calles había edificadas. según del citado Catastro un total de 240 casas,
de las cua les 231 eran habitables y 9 arruinadas. Sobre alg unas de estas recaía el tributo de
la gallina o el pago de cinco reales y medio al Marqués. por el establecimiento del suelo. No
obsrante y según In Comprobación de las Respuestas Uenera les he llegado a contabilizar 271
en el casco urbano y 26 casas de campo diseminadas por su término y que correspondían con
huertas. molinos, graneros o por4uerizas. Las cifras no coinciden y se puede deber a los d iez
años transcurridos entre un recuento y otro, lo que confirmn nuevamente lo anteriormente
expuesto. el crecimiento gradua l de la población.
La rclacicín entre las calles y las casas que contenía cada una de ellas era como
sigue: las calles más pobladas eran la calle Nueva con 50 casas, la calle ele la Cruz con 44 y ln
calle Toledo con :w. Le seguían las calle Jardín con 22. Osuna con 17. Iglesia con 16, Mol inos
y Écija con 15 cada una, la Plaza con J4. del Agua con 11. el callejón del R isqui llo con 7, las
180
GILENAA MEDIADOS DEL S XVIII DENTRO DEL MARQUESADO
calles del Ojo y Tria na con 6, la ele la Sier ra con 4, en las calles de la Cubertilla, del Caño y
de Pedrera I y por último 2 casas en dos callejuelas sin nombre.
Todas las calles estaban ocupadas por casas con más o menos dependencias según
el estatus socioeconómico de las fam ilias, aunque se d.ifercn<.:iaban poco. lle tomado como
ejemplo una casa de un vecino con unas características parecidas a la media de todas. Se la
describe así: el vecino tal "1iene por sus bienes t11ws casas de fábrica humildes, compuestas
de un cuerpo, cocina, cuarto. cámara y corral. Consiste .rn.freri/e en trece varas y media
(unos JI metros) y el.fondo de dieciocho (unos 15 metros) y se regul6 su arrendamiento en
cincuellta y cinco reales. "
Con todos estos datos. he calculado la longitud aprox imada ele las calles de
entonces elaborando un plano comparativo de Gi le na. donde podemos observar e l desarrollo
urbanístico del siglo XV III en relac ió n al actual.
El resto del término estaba repartido en a l menos 62 partidos o pagos en los que
se ubicaban las tierras de labor, las huertas, las ala meda~, las viñas, lo~ molinos y demás
explotaciones agropecuarias.Algunos ele ~us nombres ha n mantenido su nombre como los de
Iporn, Cerón. Juncal, Yesares, Cerro ele la Plata, . ..
181
ANTONIO M. RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ
Los cultivos ele secano más importantes cran el cereal y el olivar, mientras el
chaparral, el 1mtjuelo ele viñas, los pastos. los matorrales y el monte bajo completan e l resto.
El cereal ocupaba 3.602 fanegas de las cua les 1.800 (el 50%) eran de primera calidad, 900
(el 25%) de segunda y otras 900 fanegas <le tercera calidad. El olivar suponía 1.248 fanegas
<le las que 624 (el 50%) eran de primera calidad, 300 (el 24%) de scgund:i y 324 (el 26%) de
tercera calidad. A estas se le ag rega 60 fanegas de viñedos con 20 para las tres calidades. Y
las dedicadas a chaparrales, que eran 90. también estaban repartidas en igual ntímcro a las
tres calidades. Las cifras igualmente son las más altas de tocios los <latos que nos ofrece el
Catastro de 1751.
En un documento ele 1769 aparece un censo con el nombre de los agric ultores de
los lugares d e Gi le na y Aguadulce. En él se comabil izan hasta 264, de los cuales la gran
mayoría serían de Gilena por la diferencia de población que había entonces.
Las huertas, que eran regadas por el A rroyo <le la Ribera nacido en el manantial de
El Ojo, estaban repartidas a lo largo de las ori llas del arroyo y se cultivaban árboles frutales
(morera, higuera. mam:ana, membrillo, ...) y hortalizas varias.
Tanto los productos de secano como los de regadío tenían un valor establecido,
por poner algunos ej emplos, la fanega de trigo valía l."i r':'.ales, la arrobn de cebada 7'5, la de
aceite valía 13 reales, las de uva, manzanas y rncmbrillos a 2 reales.
Las especies ele ganado que abu ndaban en el término de Gilena eran la~ de vacuno,
cabal lar, asnal. mular, cabrío. lanar y de cerda. Además se practicaba la apicultura con un
total de 139 colmenas, el 6.7%, del toral - 2.059 - con un beneficio más bien bajo de 4 reales
182
GILENAA MEDIADOS DEL S. XVIII DENTRO DEL MARQUESADO
por colmena que generaban 556 reales, de los 10.772 de tocia~ las poblaciones juntas. Dentro
del Marq uesado sólo los lugares con sierras tenían colmenas, como Estepa con 91 1 o Pedrera
con 173. Por último se cultivaba Ja seda que en esta localidad llegaba a tener un valor de 396
reales, lo que suponía el 11% del total de la comarca, que generaba 3.520 reales.
El registro es de lo más curioso y minucioso a la vez, puesto que nos aporta además
del nombre de la persona a la que pertenece, la marca o el sello del hierro que lleva e l animal
y que viene d ibujado en el margen izquierdo del folio, el tipo de animal, si está herrado, la
edad, el nombre, el color del pelo y otros detalles físicos. In altura dacia en cuartas y en el caso
de las yeguas si tenían algún mamón o mamona (una cría).
Lo que cobraba un jornalero por día trabajado cm dos reales, de todas formas en
algunos lugares a parte del sueldo recibían a l día tres libras ele piin, la cuarta parte de una
libra de aceite de baja calidad y algo de vinagre, de excelente calidad. porque .,ienclo fuerte
se consumía menos. Cuando recibían estos dones preparaban el guzpacho que era el alimento
básico y perfecto para desa rrollar su trabajo en las jornadas estivales de la siega.
183
ANTONIO M. RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ
un calero y un yesero. Sus ingresos osc ilaban entre los tres y cinco reales d iarios y hace
pensar que disfrutaban de unas condic iones mejores suponiendo que el trabajo fuera diario.
También aparecen otros prolcsiona les esta vez con los ingreso:. a nuales que
recib ían, desde tenderos, abastecedor de tabernas, estanquero de tabacos. panaderos, arrieros,
carreteros. mesoneros, hasta sangradores. criadores de seda y cortadores de carne. Sus
ganancias oscilaban desde los dosc ientos reales de los sangradores hasta los mil seiscientos
cincuenta del estanque ro.
Uno de los canteros más afamados en Estepa es Juan Antonio Blanco que tra baja
con piedra de alg una ·'sus canteras del Moralc:ia o Gi!ena". Pudiera ser que este cantero
fue ra el maestro picapedrero que anees he menc ionado. En su largn carrera realizó tra bajos
con piedra ele las cantenis de Gilena en una obra para reformar el puente sobre el río
l31anco en Aguadu lce y otras en Sevil la, Écija. Marchena, Osuna y la más sorprendente es
la contratación de llevar toda la piedra para la obra de la nueva catedral de Cfü.li.z. a llá por el
año 1785. Así lo de muestra unn de las claúsulas del testame nto que realizó en 1790, en donde
aparece que "se halla a nuestro cargo el abasro de piedras para la nueva catedra! de la
ciudad de Cádiz". Con este cantero comienza una famosa saga, la ele la fam il ia Blanco que
continúa su h ijo Pablo. cura de Aguadulce.
No era sólo esta fami lia sino que llegó a existir un verdadero gremio ele canteros
que curiosamente todos ellos vivían en la calle Roya . Así aparecen José Bla nco, José Pércz,
Francisco Prieto, Juan Prieto, Juan de Fuentes, etc.
En la relación ele los partidos o pagos del término de G ile na anterio rmente c itados,
sí aparece uno de ellos con el nombre de la Cantera, y que por la proximidad al cam ino de
Estepa se trate de la actual cante ra, todavía en explotación, situada en el margen izquierdo de
la actual carretera en di rección a Estepa. Esta j unto a la del Moraleja, antes citada. confirma
la ex istencia de al menos dos canteras en el término de nuestro pueblo. Y por lo expuesto
anteriormente se puede desprender que pied ra de Gi lena llegara a alguna de las obras
anteriormente nombradas.
De este sig lo únicame nte he encontrado una cruz de piedra, como recuerdo de
a lgún fallecido de forma viole nta, con fecha ele 1789 que pudiera haber sido labrada por
alguno de los ca nteros r~eñaclos.
184
GILENA A MEDIADOS DEL S. XVIII DENTRO DEL MARQUESADO
Por su gran importancia dentro <le nuestro pueblo y como consecuencia lógica de
una economía mayormente agraria, voy a tratar ele los distintos molinos que había en él y en
todo el Marquesado. Molinos harineros hubo hasta 32 de los cuales 9 estaban ubicados a lo
largo de la Ribera de Gilcna. con una producción de 10.639 reales, !>uponiendo un 30% del
total. Casarichc. con 8 molinos. Aguadulce con 7, La Roda con 5, Lora con 2 y Badolatosa
con l completan la lista. Aparecen con estos nombres: Molino el Allo. molino de don Carlos
Velase.o, molino de las Torrecillas, molino de la Casería, molino del Cerrillo. molino de la
Fuente del Rey, molino ele la Pasada. molino de Carlos de Vera y molino ele la Venta.
En cuanto a los molinos de aceite, en 175 1 aparece sólo uno de dos vigas, pero diez
años más tarde se comprueba que hay tres con un total de siete vigas de un total ele 111 vigas
para todo el territorio. Dos de estos molino~ pertenecían al Marqués. uno estaba situado en el
Ejido y otro en el término de Ipora. el producto anual de ambos era de 3.900 reales cada uno;
el tercero era propiedad de Manuel del Castillo. de rccicnle construcción y situado en la calle
Triana, cuya producción ascendía a 1.950 reales.
Al último sector ck la economía, los servicios. se encontraban lo~ que tenían unos
mayores ingresos, el boticario recibía 1650 reales anuales, el notario 440, el maestro 600,
por citar algunos. Todos estos ingresos provenían el Común o Ayuntamiento pedáneo en
nuestro caso y debía pagar a estos funcionarios. Este se quejaba en 1751 de que no tenía
bienes propios para atender "el salario del médico, cirujano, maes1ro de primeras letras
11i con qué hacer casas capiflllares, ni demás obras ptí&ficas". Además debía mantener a
catorce milicianos que a veces eran repartidos en casa~ particulares al no po~cer los bienes
necesarios el Común.
Si el Común se quejaba ele que no te nía caudales para edificar Casas Capitulares
en 1751. n lo mejor esta queja no caylS en saco roto puesto que d icz años más tarde aparecen
"unas Casas Capitulares nuevas en la calle Nueva. consi:;te su frente en diez varas y el
185
ANTON IO M. RODRÍGUEZ RODRIGUEZ
l)e las Hermandades existentes a mediados de siglo, dcdu7co con los documentos
consultados que al menos había tres en esta localidad. En 1703 aparece la ·'Cofradía del
Santísimo. la imagen del Santísimo y unas andas'". lo que hace suponer que dicha hennandad
sacaba en procesión a Jesús en la Semana Santa. aiios más tarde en 1756 aparece e l dibujo
de una cruz griega igual que e l de hoy día. que es el emblema de nuestra Herrnflnclad. en
186
GILENA A MEDIADOS DEL S. XVIII DENTRO DEL MARQUESADO
1760 está organizada la Hermandad del Santo Entierro y en donde figuran varios de sus
cofrades y por último a partir ele 1798 -ya con las tres imágenes ele ahora - se funda la actual
de Jesús Nazareno y la Virgen ele los Dolores.
Otra hermandad que debería funciona r es la ele la Virgen del Rosario, que desde 1703
aparece en la parroquia una imagen de la misma, que unido a la antigua tradición y arraigo
de esta fiesta en nuestro pueblo a~í se puede considerar. Y por último, esta sí confirmada
documentalmente, está la Hermandad de la~ Benditas Ánimas del Purgatorio, como en otros
lugares del Marquesado.
Estas fiestas alegrarían en p.irte el ánimo ele nuestros antepasados, que si no tenían
bastante con las epidemias, las enfermedades. tantos impuestos y en general las malas
condiciones de vida, en 1755 sufrieron el gran susto del siglo con el famoso terremoto de
Lisboa y el ..tsunami" que asoló la costa atl,íntica andaluza. El seísmo no produjo víctimas
mortales, pero sí daños materiales e n nuestro Marquesado.
BIBILIOGRAFÍA
"Actas de las I Jornadas sobre Historia <le Estepa": El puente del arroyo de Gilena: un
ejemplo del desarrollo ele las infraestructuras en la expansión del siglo XVI, ele Juan
Ro1mfo Tirado y Francisco Ledesma G.ítnez.
"Actas <le las llI Jornadas sobre Historia de Estepa": El Patrimonio Artístico-Religioso ele!
Marquesado de Estepa en los primeros años del siglo XVIIL de M" Encarnación Escalera
Pérez y Joaquín Octavio Prieto.
'Actas de las l V Jornadas sobre Historia ele Estepa": Panorámica de de los procesos
histórico-demográficos ele Gi lena desde el siglo XVUI al XX, de Margarita Rei na Roca
y Marcial ele Castro Sánchez: La Inquisición y la Vicaría de Estepa, de Juan Aranda
Doncel.
187
ANTONIO M. RODRÍGUEZ RODRiGUEZ
- ''Archivo Municipal del Ayuntamiento ele Gilena". Legajos nº 144 y libro nº 86.
- " El Marquesado de Estepa. 1751. Según las Respuestas Generales del Catastro de
Ensenada''. lntroducción Joaquín O. Prieto Pérez. Colección Alcabala del Viento. Madrid.
1.996.
- ..Gilena hace doscientos cincuenta años'·, Antonio M. Rodríguc1. Rodríguez.. Revista ele
Fe ria de G i lena. 1.997.
188
LA CANTERÍA EN LA SIERRA SUR
A LO LARGO DEL SIGLO XVIII
l. INTRODUCCIÓN
La util ización fund amentalmente del lad rillo como materia l <.le construcción e n
el siglo XVIH, en la Andalucía occi<.lental'. ha eclipsado 1.os trabajos rcalirndos con otros
materiales como la pieclra 2 • No obstante, son muchas las referencias, casi siempre de forma
indirecta. las que se han hecho sobre el trabajo ele la cantería·'. L a intcnei6n en par le de
este trabajo es la de recordar muchas de las obras que se real izaron en la Sierra Sur, las
trnsccndentes y las no tanto. y sus autores, parn comprender la dimensión que tu vo esta
actividad económica e n el siglo XVIII~. El total de las obras y la~ numerosas piezas que
se exportan a otros Jugare~ nos hacen ver que la cante ría alcanzó, ~i exclui mos la actividad
industria l de hoy en día. su máx imo apogeo ta nto en la calidad como en la cantidad de
trabajos artísticos.
No cabe la menor duda de que en gran medida el auge ele estas obras a rtísticas está
directamente relacionado con e l esplendor de l estilo Barroco. Este estilo alcanzó su máximo
desarro llo en el interior de A nda lucía a lo largo del siglo XVIII. sobre todo en los grandes
1 Trnd ici1>n11lm;;,nte en
Andalucín se han distingu ido do, área, ,011 estilos <1rquitcctónico, diferentes: la occidrntal v
UaJa ,\ndalucía. e n la que prcclominn el uso del ladrillo. y 1:, orien1al o Alta Andalucía. donde predomina el uso ele
la piedra. En ,uaiito a la occide ntal. coincidente con el Reino de Sevilla. abarcaría las rmvincias de Sevi lla. C,ídiz,
Huelva y el noroeste de Málaga. lo qu~ j11n10 a Córdoba. nos lrnrá entender bien el ,\rea de influencia de la eanlerfa
de la S ierra Sur.
' Como recoge FALCÓJ\ MÁRQ UEZ. Tcodoro c11 Lt, arq11i1ec111rn {'n la Baja A11dc,/11cí(1, l listoria del Arte d~
Am.laluda. lomo VL pág. 28 1. lo m~s frecuente es que se utili,a,cn e l empico de una técnica mixta. ladrillo y piedrn.
c~m última para elementos e~tn1c1urale~: marcos de puerta,. ,·cntanas. pilastras, etc. Por rnnto. pan.-ce exagernda
la con,idcrnción de que sólo íuc im¡,011:uue el uso del ladrillv en limpio o virolado . .,egún comemaba el prüpio A.
S:mcho Corhacho.
1
· Ha,w el momento las aportaciones, cíccl uadas sobre todo por investigadores de la c,p,,cialiclacl de l-li., toria de l
,\ne. ,e h1111 centrado en la descripc ión pormenorizada de al¡;111111s obras artística, y en la ~0111¡n1rac ión ele estas según
los d noncs establecidos. En el mejor de lo, casos. no, pode rnos cncomrar eon breve, rcfcrcn('ias de los trabajos tic
algún cantero más destacado.
0
En una época clonclc preclo111ina uc forma imperante e l wctor agrícola-g:uindero, aun ,rnh en el mundo rurnl. se
desarrolla un.i actividad artesanal con una grnn importancia pma la zona por ,u, reperc11~1onc, ,ociocconómicas. Y
e, que ,on muchos los artista, que vienen o ,e forman en la ;,ona y nos dejan la, improntas de sus trabajos aquí y
fucrn: :,on muchos los que directamente, los cantero,. e indircctamcmc se vinculan C(>n el sccmr.
189
JESÚS M' REINA REINA
núcleos <le población agrícolas, todo ello en consonancia con un período de relativa calma
política. En realidad será n el clero y la nobleza los grnndes beneficiados <le esta pujanza
económica con la subida de sus rentas, lo que provoca un aume nto de las construcciones y
mejoras en los edificios relig iosos o palacios a través de las cuales manifiestan su poder no
sólo económico sino también social.
Esta rivalidad entre unos y otros, generará una pugna por mostrar la mejor iglesia o
el mejor palacio. Una prueba de ello es que se crean una serie de ejes de la pres1111ci611. que
coinciden con determinadas calles, en los que se comprueba esta competencia, en algunos
casos desmesurada. En la Sierra Sur, mientras la mayoría de las localidades de la comarca,
ante la ausencia de clases nobiliarias y anle iglesias pobres y únicas, permanecen casi ajenas
a la intensa actividad artística\ se distinguen algunos focos, como Osuna6 y Estepa', en los
que se pueden contemplar estas luchas ostentosas.
' El dc~arrollo artístico en los lugare., y p111'11/as dependiente~ de (),¡una y Estepa no alcanzaron nunca mismo nivel.
,ólo algunas localidades como Casaricl1e ultiman la cons1rucció11 de su iglesia, en este caso :1 cargo del alarife
de Estepa, Nicolás Baulista Morales, por u11H cantidad csli111a<la de 15.UUO reales de vellón, según Archivo de
Protocolo, Notnriales de Estepa. Libro 247. folio 168. fecha 17/03/1946.
6
En el caso de Osuna se pueden observar ha~ta dos ejes, calles San Pedro y calle Sevilla. en la que las clases m{i,
poderosa,. casi siempre los nobles. mue,;rran ,u supremacía a m1vés <le sus ca-.,~ se1'ioriales.
'En el caso de Estepa está motivado por la pugnil de las diferente, iglesias (lo, Remedios. la Asunción y el Carmen),
, e clistingue un posible eje que rewrrcrín la c¡iLJe f\,1esones. Lln Estepa nlllcha, de es1as con,trucciones son casi del
mismo período de forma que "Las pm-ro1¡11ias. q11e 111111,.,. ,,.,wban sobrad11111,,111e indecenll's, .,e pu;ieron ig,wlme111,•
co11 /11 ma_,•or dec1·1wia i'II 1ie111pos de dicho; i:;,,cm11. Setiores .. ."DEL BARCO GARCÍA, Alejandro. ú1 11nti¡¡11<1
O>1ippo y la acwal E.,1<'/XI. pág. 275. Estepa 1994_ En esto misma obra ,e reconoce c.lÍmo 111 intensidad de csws
con~truc,iones de dehe a la lleg;,da cid :-<'pllmo marqués de C!srepa y su ,:spo,;;1 en oclul>re de 1736 ·'110 se desd,,1i11ro11
de salir ¡,erso,wlmc1111' por las calles a pedir y recoger !ti\ muclias li1110511as qu<' ofr,•cía11 IIJ.\ fieles .. : · No ob~tantc,
lodll r arccc indicar que son principalmente· las hermandades, no tanto el marqués de Estepa. las que sufragan lo,
ga~1os de estas cons1ruccioncs, comv la hermandad de l Rosario de Nue,tni~ Scñorn del Carmen que pagó 22.000
reales de vellón por la portada de piedra de dicha crmirn, Archivo de Prolocolos No1ru·ialcs de Estepa, Libro 28 1,
folio 550, fecha 2211 lil 763.
190
LA CANTERiA EN LA SIERRA SUR A LO LARGO DEL SIGLO XVIII
puntales nos ofrecen trabajos de cantería. Parte de esta confusión se debe a que todas son
actividades gremiales relacionadas con la construcción y, por tanto, algunos arquitectos
pueden ejecutar proyectos asociildos a la cantería, o bien algunos canteros pueden realizar en
ocasiones algunos trabajos más acordes a los de un a lari fe.
Pa ra pode rnos centrar sobre el número aproximado de personas que se dedica ron a
dicha actividad, nos limitaremos en principio a los datos que nos ofrece el Catastro de Ensenada
en las respuestas 33"R. Según éste, en la Sierrn Sur sólo se d istinguen tres localidades con
maestros canteros o maestros pedreros: Morón ele la Frontera -"Dos canteros con el j ornal
de seis reales CÜ' vellón diarios"-, Osuna -"Tn's canteros, con el jornal de dm· y m artillo
rndes cada uno''- y Estepa - "dvze maestros de pedrero, a seis rea les, y dos oji'i:.ia!es, con
quatro". E n pri nc ip io se p uede apreciar una clara localizac ión de la actividad además ele una
importante desproporc ión en cua nto al número ele personas que se dedica n a dicha actividad.
También, según este mismo Catastro, nos resulta muy curioso que se distinga en Estepa,
conforme a la 34ª'1 respuesta. "a un maesi ro picapedrero, tres mil setecientos veinte y quatro
reales de vellón al aiio", aspecto que analizaremos posteriormcnte1º.
1
C"a1astro de E:--ISENADA. Rcspu~rn Generales, Archivo G.:neral de Si mancas. Dirección General de Rentas. Libro
56 1 o en ALVAREZ SAl\l TALÓ. L. C. Os1111a 1751. Se111í11 las Respuestas Gen<'rales del Ca1a.1·1ro de Ensenada. y
en PRIETO PÉREZ, J. O. C/ Marc¡11e.rndo d<' /;sl(pa 1751. S1,g1í11 las Resp11es/a.1· del Cata.\lro d,• Ensenada. mubos
de In colección " Alcabala del vicn10", n"43 y 7 l respccti va111,:11t~. L<1 pregun rn 33" dice: " Qué ocu¡,m ·imws de Arles
11w1·á11icos /,ay .-11 I!! Pueblo. con dis1i1l{'i611, como AI/Jaíii/es, Cal/teros. Albéiwr1•1·, Herl'e/'os. Sox11ems. Zapaie/'os.
Sa<ires. Pera_vr.-.,. T1')edores, Sombrerero.<, Ma11gui1.-rm .1 Guanlel'os. ,·1c., ,•.1¡,lkm11la e11 cada Oficio de los que
hul'iere el 111ímero que haya de Mae.,11·os. Oficia/e.,. y Aprendices; y qué 11/ilidad le pue,le re.\11//0r 1rabaja11do
111rm11iet11e de .,·11 ,,ficio, al día a cada ruw··.
' F.sw preguma dice: "Si hay en/re los Arrisl//.í' al¡.!uno que. ienie,ulo caudal, haga prevención de Materiales
,·orrespo11dit•111e.1· 11 su propio O(,cio, o" 111,·os. pam velllli'I' 11 los demás. o l,h·i(,1·e 11/gli11 o/ro Co111erl'Ío. o e111m.1·e
t'J/ A1·rendamie1110.,; ex ficar quiénes, y lo uri/idad c¡1w rnm idere11 le puede q111'do1· al año a rnda uno de los que
/wvirse".
'" Estepa al finaii,nr el siglo XVIII cucnw con diecisiete cuntero,. según AGU ILAR Y CANO, A11101110. tvle11wríal
O.rii¡,e,1s,·. pág. 263. Granada 1975.
' En /\LVAREZ SANTALÓ, L. C , op. cit., pp. 3 1-33 no, encontramos con lo , ig11ientes e,ealal'onc~: renta cero:
lo, mend igo, . 100 en Morón. 500 e n O,una y 243 en Estepa; renta de 270 rc.ilcs: lo, jomaleros, 2080 en :\1or6 n.
a 3 rea les: 2.500 en Osuna, a 2 realc~ y ¼ por día; y 1.075 e n E stepa, a 2 rc;i lcs por día aprvxiina<lamenrc (se
comptHfül los 120 días que aconsejahan las instrucciones del Ca1as1ro): rentas de 400 a 560 re:iles, los cochero,
u 2,25 reales. con uno, 250 días de trabajo: los criados de con\'Clllo, carteros, apc,1dores agrícolns, etc.: rentas de
700 a 800 reate,. con ingresos de 4 a 4 ,5 reales diarios y 180 días de rrnbajo. t¡ue era lo con,iderndo como normal.
lo.~ aguadores. barbero~. caleros. zapatero, remcndone.\. maestros artesanos: hem1dores, calderero,. plareros. cte.:
n111estros de escuela. abogados .sec11 fnms y procuradores; r~ntas de 900 a 1. 100 reales. con ingreso~ de 5 a 6 rcalc~
dim'ios y 180 ci fas <le trabajo , los rnac,tros: zapateros de obra prima, alfareros. albañiles, abog.,do8 eclesiásticos.
cirujanos. e tc.; 1~11tas ele 1. 100 a 1.800 reales. co11 ingreso de 6,25 a 10 re;i lcs d iarios y 18() día de trabajo a l
.iño, los pequeños negocios. y altos cargos burocrát icos, cuiticlorcs. sastre,, carpinteros ele co11strucción. herreros:
bodegueros. carniceros, arrieros. carreteros, etc.: alto~ cargo~ de la cárcel. elóeribanos, médicos: rentas de 2.000 a
5.000 reale,; al ai10: Vicario y No1ario cck<iá.,tico. boticmio. tracantes de frurn, y comestible,. rabcrneros. horneros.
carreteros. etc.; ~upcrior a 5.()()0, 1rntantc~ de grano y aceite. negocio de calderería. mereadere~ de lencería.
191
JESÚS M' REINA REINA
estepeña. teniendo en cuenta que las profesiones y salarios son muy parecidos. descubrimos
una situación muy desigual entre los maestros canteros de Morón, Osuna y Estepa. En el
caso de Osuna a estos maestros se les podía considerar. dentro ele los que tienen trabajo,
con sus 2 reales y 1/4 al día. pertenecientes al nivel social más bajo, muy parecido al de los
jornaleros. con la diforencia de que éstos sólo trabajan 120 días y los canteros 180. según las
e~timaciones que se daban en el catas/ro. En cambio, en Morón y en Estepa. los oficiales y
los maestros estarían considerados como grupos sociales intermedios. Esta desproporción
del número de trabajadores y de los salarios se debe a que en Osuna, básicamente, lo que
hacen es extraer de las canteras una piedra arenisca, blanda, de mala calidad, y por tanto poca
valoradn para la construcción tanto dentro como fuera de la villa; mientras tanto, en Morón
y en Estepa, se va a explotar la piedra cal iza, un recurso natural ele la sierra muy apreciado
por su caliclad, sobre todo por su dureza; en especial destacó la piedra sepia ele las t:anteras
ele Estepa y Gilena. Además .se labrar.'in otras piedras de gran calidad. que requerían un alto
nivel ele maestría, todo en medio de un contexto geognífico. junto a algunas localidades de la
campiña en plena eforvescencia económica, con nulos recur os ele piedra buena.
Pero, ¿de dónde proceden esto canteros? Se sabe que la mayoría de ellos o de sus
ascendientes proceden del norte. ya que aquí, en Andalucía. no era normal hacer uso de
la piedra en la construcción y. por tanto, tampoco había trnclición en la formación de esta
actividad. Sobre todo la construcción de algunos edificios en Sevilla. como el palacio San
Tel1110. palacio Arzobispal y Real Efürica de Tabaco. atrajo a muchos canteros; a partir de
este momento. muchos se formaran en estas obras.
Este es el caso del vizcaíno Andrés Zabala, natural ele Bolivar, del cual se tienen
noticias en 1733 sobre su participación en los trabajos ele San Tclmo12. Tras una imensa
actividad a lado de artistas de prima fila. sabemos que en 175 1 estaba ubicado en Morón.
siendo él uno de los dos canteros que se mencionan en el Ca1a.1·tnP; es el momento en el que
se construye la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla con la piedra moronense. Desde inicios
del aílo 1759'ª hasta finales de 1768 se establece en Estepa con su esposa, Catalin::i ele Escobar
y Carrasco. Su elevado nivel artístico marcará sus obras y las obras de otros canteros ele
la :wna. ele forma que se le puede considerar como una figura clave en todo el entramado
artístico ele la Sierra Sur. rinalmcntc se traslada a Jaén. donde desarrolla las últimas obras
de su vida.
" Rl\l AS C AR MONA. JESÚS: t:I /)(ll"rO/'O e11 F.str¡," y ti eme de lo rn1111•d": la 1wrrada del Carmen y s11 a11l1H,
Actas ti<., la 11 l Jumadas de I li storia de fütcpa. 1998. png 4?7 ,
11
ANTONIO-MIGUEL BER::--IAL: i\llrm!11 175 1. SeglÍ11 los N.esp,,e.,ta., G1'11er11!t·s del Cmas11·0 de l.i11se1wd11 de la
,olc..-ci(1n '"Akabala ucl viento'". n" 9. ccl. Tabapres,. )Vl¡¡drid l 9lJ0. ¡_n\g. 7 1.
14 Al([llila Lrnas casas para cinco aiio, por 1111 valor de 2.200 rcalc., . lo que i11dica que ,u permanencia en Es1cpa no
pre te ndía ser de larga duración: Archivo de protocolos Notariak, de F.,tcpa. Libro 268. folio 144. 91'.'1/159. Aiio,
111,\,- tmde decide vender l,l~ casas de su propiedad d,· Morón. lo t¡ue apunw a t¡ue -,e encuentra muy a gu,10 y. decide.
defini1i,·amcnte. romper con el pasado del;" c.an1eras de Morón: ihíde111. Libro 274. folio 13. 29,111/ 1761 .
192
LA CANTERÍA EN LA S IERRA SUR A LO LARGO DEL SIGLO XVIII
Lo má<; 1lamativo es que e ta situación la vive ya en 1751, cuando sólo lleva algunos
años instalado en Estepa, lo que indica que su status económico nú solo es fruto de su trabajo.
En una <.le sus primeras obras, dentro de las que tenemos clocu memos que lo atestiguan,
en concreto relacionado con trabajos para el convento de la Merced Calzada de Córdoba
e n 17501\ llega a recibir hasta 8.000 reales de vellón a cuenta de un trabajo; según este
docu mento apreciamos que su nivel es incluso más alto ele lo que en pri ncipio habíamos
<;upuesto por el Caiastro de Ensenada y, además, nos encontrarnos con una pieza clave, la
de su suegro Nicolás Bautista de Morales. Éste último aparece como fiador que garantiza la
entrega de parte de la obra que resta por concluir.
Todo parece indicar que la situación profesional tan ventajúsa de la que disfruta
Juan Antonio Blanco es en parte fruto de su matrimonio. o mejor dicho, de su vinculación
familiar con Nicolá:, Bautista, su suegro. uno de los alarifes más destacados de Estepa.
Además comará con el apoyo de éste, como ya se ha d icho antes garantizando la entrega de
SU) trabaj os. incluso con pequeñas donaciones de tierras "porque 110 tiene más hijas que Dº
Catalina y no necesifa las tierras para s11 mamaenci<ín" 11.
Alcanzado un aceptable nivel económico, Juan Antonio Blanco muy pronto centra
parte de su cmpefio personal en conseguir también el reconocimiento social que le distinga
de ser un simple artesano. En base a un real privilegio que eximía ele la comribución de las
alcabalas1H, solicita primero éJI'\ posteriormente j unto a Andrés Zabala y Francisco Bonilla, el
que se le reconozca el mismo ''pril'ilexio, franque-:.a s y exenciones que S.M. les h.o conferido
a los demás profesores de dicho arte de la arq//itecrura''20• Este interesante documento nos
demuestra que su propia consideración no es la de simple picap<.:<lrero sino la ele alguien que se
,i P:1ra saber más consultar DÍA7, FERNÁNDEZ. E. A., Nmas de camerí11 o.,·1ipe11se: 111(111 A111011io Blonco, ca1111,ro y
arquirecto, l ,11 bom1orio de Arte. Deparlmnento de Hi~1oria del Arle, Cni,·ersidad de Sevilla. nº 16. 2003. pp. 507-52.\.
11
' Archivo ele Protm:olos J\'otarialesck Es1epa, L,hro 256. folio 296. 1H/I O1750
17 lbídcm. Libro 264. folio 321. 1/1111755. Po~1eriormc111e. el pmpio Juan Antonio Blanco acabará devolviendo
dicho o livar a su suegro por ''el f)<)<"II co1wci111i1'11to que lie11e e11 d 111m1ejo del campo··. en el mismo arch ivo, libro
264. lolio 369. 30/12/1755.
"Se 1rn1a de un ¡;ravamc 11 sobre la~ comprnvc111as que rnnsistía en el pago tlel 10% clcl precio de las venia~.
;; Arch ivo de Prntocolo, Nornrinlc.s tle Estepa. 1.ibro 275. folio K9. 8/ 3/ 176 1.
~• Ibídem. Libro 275, folio 247. 4/8/1 761.
193
JESÚS M9 REINA REINA
encuentra en un nivel superior, en este caso maestro del arte de la arquitectura 21 • Es la primera
vez que nos encontramos con un documento donde usa el ..don·· como seña de distinción.
Pero su obstinación por conseguir esa distinción social22 Je lleva incluso a reclamar
legalmente, desde noviembre de 176323 , su condición de hidalguía. que se supone le
corresponde por familia paterna, solicilando parn ello, en varias ocasiones, las partidas de
bautismo y casamiento de su padre, Juan Blanco, y la de sus abuelos a la parroquia de San
Salvador de Moro en Soto, además de otros datos, como el oficio que desempeñaron. Todo
parece indicar que finalmente su solicitud es admitida por la Sala ele los Hijohidalgos de la
Cand llería de Uranada 24.
En cuanto a las canteras que se explotan durante este período, en el caso de Osuna
parece evidente la continu idad con la actividad de los yacimientos de siempre; su localización,
al menos ventajosa para el transporte, permite que. con facilidad, se obtuviesen los sillares. En
realidad se trata de continuar con una tradición artesana l, no valorada, que se ya había tenido su
momento culminante en el siglo XVI con la construcción ele la Colegiata y ele la Universidad.
La construcción de la Real Fábrica de Tabacos ele Scvi lla motivó el que se activase con
cierta intensidad la extracción de piedra ele lns canteras de Morón, una caliza distinguida por su
color nlbcro. Sus cualidades y la cercanía con respecto a la capital provincial, convenían a estas
canteras en un lugar atractivo. También se extrajo picdrn caliza y mármol de la sierra de San
Pablo ele Montellano para la construcción. por ejemplo. de la ig lesia de dicha localidad en 1730.
11
Este liccho ex plica, como ya 8e dijo ,111teriorme111c. l¡ue utilin,c diferentes tlenomin.icionc~ profosion~les.
de,raca11clo como m:h ex traña este J e 111aes1ro <le l .irt~ ele la nrqui1c·1;turn.
"Su holgur:i CCO!llfolica le perm ite dom,r s11 1rab.ijo. de 451 dfas y medio. para la solería y enchap.tdurn del camarín de
la ig le;i.t ele los Remedios en 1781 -81. según HERl\°ÁJ'\Ot::Z DÍAZ. J. SANCHO CORBACI IO. A. Y COLLANTES
Dh TERf\N. P.: Cwálago Au¡ueológico y /\l"IÍ51ÍC/J d,., la Pro,-incia de Se,·illa. T. IV, Se,·illa. 1955. pág. I05.
11 Archivos de Protocolos l\otariale, <le fatep;i, Ubro 278. folio. 245. 27il l/ 1783.
1·1 Ibídem. Libro 306. folio 4&4. 5/6/1775. Otro hecho significauvo. c,1 medio de todo este proceso por dcmo,trar su
nobleza. e, el ingre,o de su hijo. Antonio Manuel Ul:inco Morales Pére, y Román en la orden cleric;1l. Sus padre,
y abuelo, matemo., contribuyen con 20.500 rcalc, tic vdl\\n e11 11,ufruclo: es cu rioso que Antonio Manuel Blanco
utilice el apellido de su abuela paterna. Ibídem. Libro 289. !olio. 378. 17/1 J/1 767.
'' El maestro canlero Migt•d Blanco. en torno a 1675. ,-: c11carga decondudr panidas ele pieclra para sci, pi lare., pnra
la igk,ia del SaJv,,dor ~egún SANCHO CORBACHO. ANTON IO; Al'qui1ern1ra barroco snillww di•/ si¡.;lo XVIII.
ccl. Co11,CJ\l Superior de Investigaciones Científicas. rci111pre,o Madrid 1984, p,íg 64.
194
LA CANTERIA EN LA SIERRA SUR A LO LARGO DEL SIGLO XVIII
Majuelo de Luque, la del Moralejo -en algunos documentos. curiosamente, llamado ~ armolcjo-
y algunas, sin especificar cuáles. en Gilena. El hecho de que se reconozcan la explotación de
canteras en Gilena corrobora el hecho de que numerosos documentos localizados en Écija se
haga alusión a la piedra de buena calidad de Estepa o Gilena, dependiendo del lugar de donde
se extrajera ésrn 2(J. Por otro lado. es también curioso que muchas de estas canteras se reconozcan
como propiedad de Juan Antonio 131anco. ha~ta el punto de que todo apunta hacia un i mperantc
monopolio en el sector de la cantería de este artesano, artista o/y empresario.
Todo indica que. como es lógico por otra parte. lo~ trabajos de la piedra se hic ieran in
situ, en la misma cantera de la que se había extraído; ello supone un ahorro en el transporte. La
mayoría ele los trnbitjos eran los propios de una actividad artesana l. consistente~ en el labrado
de sillares -las medidas más usuales eran los sillares de 20 y 22 pie cúbico- y, en ocasiones,
de columnas - con mediclns. normalmente, de 3,5 varas de altura y 22 dedos de planta 27- con
sus basas y capiteles. Pero también hay que reconocer que en algunas ocasiones estos cantero~,
cuando los encargos así lo especificaban. trabajaban con piedras de otros lugares, sobre
todo aquellas de diferentes colores: jaspe encarnada, de Cabra; negras, que podían proceder
de Benamejí, Luccna, Campillos y Badolatosa; de aguas. de Antequera y Lucena: y otros
mármoles de El Rubio, .iunque en este caso. al igual que Badolatosa. estas canteras no debie ron
ser grandes explotaciones. Todas estas piedras eran utili,rndas sobre todo para pavimentar o
"' REINA REINA. JOSÉ Y J ESÚS M": A¡,mxi11wciú11 a /11 1/istoriu ch, CJilena, ,i¡¿los XVIII, XIX y XX. Gilcna 21lOJ.
pág. 102.
'' Purejemplo. Archivos de Protocolos '-lowrialcs de P.,1epa. Libro 923. folio 57. l 9!02,..17f>8.
195
JESÚS M' REINA REINA
cómo zócalo en las iglesias o conventos, siendo más complejo su tratamiento ya que requería
pulimentado y abrillantado, para lo cual se utilizaba los asperonesny mucha mono de obra.
Uno de los trabajos artesanales que se hacían con cierta frecuencia era el de fabricar
piedras aceiteras o de molino. Para las primeras, con formas cónicas. se contrataba ciando las
medidas del diámetro y de la batalla o generatriz29. Para los molinos de harina se utilizaba,
principalmente, la piedra blanca y bravía de la cantera el Hacho 10•
Teniendo en cuenta los recursos tan óptimos de la zona, no res u Ita extraño comprender
que el número ele artesanos en Estepa, oficio que se transmitía de generación en generación.
fuese muy cuantioso. Para hacernos una simple idea podemos citar a algunos de ellos para
comprender la dimensión que adquirió este trabajo, como: Sebastián Rodríguez3 1, Francisco
Illanco12, Francisco Blázquei':S, A ndrés Zabala"4, Francisco I3onilla, Julián del Villar15, José
del Vi llar'6, Nicohís y Ceferino B lanco37 y, sobre todo. Juan Antonio Blanco (columnas
" E11 AGUILAR Y CANO. A. op. cit. pag. 37:l. cuando .,e comenta ,ollre e l ¡,avimenLo y zócalo del camarín de la
iglesia de los Remedios. se dice que: "/»s osperones que .,.,, 11.1·oron ¡wm el hrwiido .,.,, traía11 o f"arrctada.1". Pa,cual
Mi,dol e11 el Oin:ionario geogrdjico-estarlístico-hisrórico de Andalucía: Sevi lla, Editori.i les Andaluza Unidas, D.J _.,
1986, pág. 84. c irn la cantera de aspe rones de la Senda.
"Tene mos con,tancia de ,ilgllnos c,mteros qlle rea liz.i bnn este tipo de 1n1bajo. como los 1rn1estros Francisco Nieto el
mayor y el menor que preparan Iras piedras de molino por enc,irgo con "o/1um de 10 c1.1ar1m; co11 lo /,(llalla de media
hara y do.,· d1,dos" con destino Morón. To ídem . Libro. 260. fol io 288. 2 li 12/ 1753.
·' ' MADOZ. PASCUAL. op. cit.. 1>{tg. H4.
" E, nno de los primero, maestros " pedreros", vecino de Estepa. <le los 4ue te ne mos constancia. En 169., se le
abona 100 ducados de vellón por una pila y pileta de piedra blancr1 para la capil la haLJtismal para la iglesia ele Sllnta
María de É.cija en HERNANDEZ DÍAZ. J. SANCHO CORBACHO. A. Y COLl.ANTES DE TER ..Í.N, P.: Cardlago
Arqueológico y Artísticu de la J'rovi11cia de SePilla. T. JIJ. Sevi)fa, 1955. ¡xíg_ 286.
:i.'.! Del hermano de JlHlll Antonio Blanco tenemos co11st<tt1ei<1 de rilgunos rn1ln1jos en O.sunc1: una colt111111nta y algunos
pedestales parn el Coleg io de la U nivers idad en Arch ivo de Protocolos Notill"Íil les de Estepa, Libro 260. folio 60.
18103/1752; y una cruz de piedra para la plaza Sal itre en il,ídem. Libro 264, folio 659. 22/1 1/ 1756.
.'.\ 1.os pies de los dos pulpiLos y las esca leras de mflnnol encarnado de la iglesia de San Gil en Écíja: adem{is
dos pila.1 de agua bendita. Recibió por Lodo. el 17 de mao.o 1774. 6_000 reales. en HERN ..Í.NDEZ DÍAZ, J ..
SANCHO COR RAC HO, A. Y COLLANTES DE TER ..Í.N. P., o p. ci1.. Tomo 111. pr.g. 143. También realiza obras
de cantería p¡ira la iglesia de Sta. l\ hiría de Écija e n Archivo de Pro1ocolos Not<1riales de faLe¡>a. Libro 322, folio
311, I0i07iJ7SI .
.,., Por 1764 clos portadas. rodapié exterior y gracias del pre bisterio de SHn Juan en Écija. rec ibe 12.000 reales
J-IERNÁNDEZ DÍAZ. L SANCBO CORl3ACIIO. A . Y COLLANTES DE TER.ÁN, P.. op. cit. Tomo lll. ¡xíg.
305.
·" Este granadino hace I¡, enchapadura de la iglesi;, y la sacristía de la iglesia de los Remedios ( 1768-1769).
HF.RNÁNDF.Z DÍAZ. J. SANCHO CORBACHO, A. Y C:O1.1.A]'.;TF.S DF. TF.RÁK F., o p. cit. T. IV, Sevi lla,
1955, pÍlg 60.
' '' El 20 de j1dio de 1792 se concede 512 reales por las gracias de l allilr de Santa .A.na 1728 real.:s por el enlosado
de Ja iglesia en HER>IÁNDEZ DÍAZ, J. SANC HO CORBACHO. A. Y COLLANTES DE TERÁN. P.: Cmú/ago
Arq11n1/ógico y Arlístico de la Pro,·incia de s,,.,i/lu, T. IV . Sevil la, 1955, pág. 111.
:,, Hijos de Juan Antonio 131anco que realizan trabajos para Sevi lla y Cádiz. en DÍAZ FERN.ÁNDEZ. E. A.: Obras
de cw11ería ostipense e11 lo Ca/edro/ de Sevilla. lsidorianum, Centro de Estud ios Teológicos de Sevilla (CETS}, Aíio
XII. n" 24c. 2003. pp.491 a 503
196
LA CANTERÍA EN LA SIERRA SUR A LO LARGO DEL SIGLO XVIII
del convento de la Me rced Dcscalza 38• el c rucero de Sta. María de Écija">, el enlozado y
enchapadura del convento de San r-ranc isco de Estepa40 , otros trabajos pa ra la iglesia de Sa nta
Cruz de Écija41 , pavimento y zócalo del camarín de la iglesia de los Rcmedios42) .
Por último, recordar que de la cantería se beneficiaron otros sectores como los
carreteros, imprescindibles para e l traslado del material hacia otos puntos, ya que gran parte
de los trabajos que se realizaban en Estepa y Morón eran exportados a otros lugares. En
Estepa. en las ocasiones en que se hacían contratos con puntos lejanos, como Sevi lla, con un
considerable volumen de piezas , los contratos con los carreteros eran muy nume rosos4.\.
Como sería muy dif ícil recordar con detalle todos los artistas de este periodo y
sus obras de arte, ente ndiendo como tales las verdaderamente creativas, para fina lizar
nos centraremos en cuatro obras que suponen una clara referencia - no es difícil encontra r
paralelismo entre las obras de arte de la zona, por eje mplo Sancho Corbacho e mparentó con
gran acierto las torres de los conventos de la Victoria de Éc ija y & tepa•·1 y de la Merced de
"Es el primer trabajo de l 4L1e tenemos referencia. Se 1ra1a ele una serie tle columnas 4ue utilirnní el arquitecto
Alonso G1ímez de Sandoval, e n 1952, parii l.i conslrucció11 del principal patio de dicho edificio. El contrato de
Juan Anlonio Blanco le cn111prometfn a e11rreg,1r 50 columnas: Archivos de Protocolos Notarialt:S de Estepa, Libro
258,folio 296, 18/1 O/ 1750.
1' Pa1ticipa directamente en la~ obras de e~rc crucero en 1758, recibiendo 48 reales por la primera piedra que
se coloca; en esa misma piedra se le hac,~ ttna inscri¡xión '"pom perpeiua memoria"' HERNÁNDEZ DÍA:Z, J.,
SANCHO CORBACHO, A. Y C:OLL ANTbS DE TERÁN, F.. üp. cil., pág. 288
~' La primera por un valor de 1 1.213 rea les y 23 maravedíes, con la condición de 4ue debíu h;ice rse en un ailo, desde
febrero de 1759 a fehrero de 1760 .Archivo de Protocolos ele Estepa. Libro 271 , rolio 42, 4i2/l 759; la segunda por
11520 reales. lbítlem, Libro 272, folio 11)4, 24ill.li1760
" En 1764, aunqlle se mencionH a Ju,111 Selws1ifin Blanco. se supone que es un error y . en v,mfatl. ~e lrnta de Juan
Antonio Blanco. HERNÁNOEZ OÍA7., J., SANCI 10 CORBACHO, A. Y COLLANT ES DE TERÁN. F., Op. cit..
pág. 277.
" Enlre 179(! a 1779 dirige los trabajos de la colocación del pavimento y tld LÓCHlu dd c;im<1rín de los Remedios.
"con gasws de alrecledor de los dm mil q11i11ie111n., durns. El mármol negro que se usó procede de 8a11a111ejí, <•!jaspe
e11c,1mado de Cabra, la piec/r(I tle <1¡¡1111.r d<' la C(lmorra de A11teq11era y la sierra de Araceli. y otro) mármol<'., de El
Rubio" en AGl/11.AR Y CANO , A. op. ci t pag. 373.
'' Así nos encontramos 4ue en 1767. por ejemplo. se hacen 15 contratos con carreteros de: Este¡:,;1 (9). La Roda
de Andalucía (5) y Gi lena ( 1); a lguno< apo11an varias can-etas lo que suponían un lolal de 20 c,irrela~ que desde
principio de aiío. entre el 11 de febre ro y el() de 111ar1.0, 1rnsladaban las mercancías hasrn linali w r el vernno, casi
siempre se hacía referencia al dfa de Si111 Miguel: o bic, n en 1768. en el que aume11La la cantidad de contratos: Estepa
(26. más 2 de Éója que 1t!~iden en fatepa), Oilcna (9), La Roda de Andalucía (5). Peclreni (4), Paradas ( 1). Los
contratos esrnblecidos eran de 5 re:1les y 3 1/4 por cada pie c úbico tle ,sillar 4ue se transportase, y 75 reales por cada
columna.
44 El cnntero And1·és Zab11ln dcbfó ¡,articipnr 1.·11 la ,cg1111da i'a,e de consirucción. según RI VAS CARMONA. J ESÚS,
La torre de la ViCIOl'ia de Evi~¡,a y s11s 111.1WI'~.,, c:n la IV Jornadas de Histori a de Estepa, Estepa 2000, pp. 283 a 298,
el cantero A11drés Zaba1.1 debíó p:1nicip:1r en la scgu11da fase de co11strucci611.
197
JESÚS M' REINA REINA
Osuna4~-, cuatro obras en la que podemos encontrar una evidente eonexión4 '' que nos apunta
a una estrecha relación entre estos arti stas: la casa del marqués de la Gomera de Osuna, la
fachada de la iglesia del Carmen de Estepa, la fachada de la Cilla del Cabildo de Osuna
y el Pósito Municipal de Osuna. En principio cuatro obras de cuatro maestros con rantal>
similitudes entre sí que ha supuesto y sig ue suponiendo un verdadero problema reconocer la
autoría ele cada una ele el las.
...,
-~~~
1 ~~ t
. .
- -
.-·~·i•~m'·· ·.---v-~~r.~
~
'5 Parece ser 4ue en 1775 Antonio Ruiz de Florindo se incorpora a la const.n11xió11 de las partes más re presentativas.
la fachad11 y la torre. en 1775. Este arquitecto . nacido en Fuentes de Andalucía, akmwa su nivel de maestría e n 177 1,
desarrollando ,u tnrea eonstruetiva entre los a11os 1773 a 1778 en Osuna según OLLERO LOBATO. f'Ri\NCISCO
y QUl l.ES GARCÍA. FERNANDO. F11e111es de Andalucía y la arquitec11.1m barroco de lo., Rui~ Florill(/o, Sevi lla
1997. pp. 126 y 127.
"' Entre 1758 a 176() lo, mae~tros Juan Antonio Blanco y Andrés Z,,ba la trabajan juntos cu el camarín de la iglc:sia
de lo, Remedios de Estepa en HERNÁNDEZ DÍAZ. J. SAJ\CHO CORBACHO. A. Y COLLA:-.ITES DE TERÁN.
F.. o¡,. cit .. T . IV. Sevilla, 195:'i. p:lg. 103. A finales del siglo XVJII. Juan Antonio Bbrnco y Pedro Manuel de Godoy
trabajan jumo, en el la reconMrucción del puente de Aguadulce. en Archivo de Protocolo, de E.stt:pa, Libro 3 14.
folio 10. 30/01/1779.
" También podír1111(1s con,iderarotra, como la portada lateral de la iglesia de San Juan de Marchena. <.:t>mpu<:,la por
dos grnndes columna~ que st>portan un entablamento curvo en SANCHO CORBACIIO, A., op. cit.. pág. 246.
198
LA CANTERÍA EN LA S IERRA SUR A LO LARGO DEL SIGLO XVIII
su vez enmarcadas por un bocelón ondulante; la tercera un frontón curvo partido que enmarca
el escudo de la fami lia. Todo este conjunto resalta aún más con el blanco de la fachada y la
cornisa mixtilínea, que le da sensación de movimiento. Para hacer esta obra, Juan Antonio
Blanco tuvo que contar, nuevamente, con el apoyo de su suegro, quien le fía 8.000 reales como
exigía el propio Andrés Tamayo. El contrato establecía el pago de 33.000 reales al final izar obra
y obligaba que el trabajo se terminase en un año, iniciándose su tarea en agosto de 1764. El
acordar que "ta piedra se ha de sacar y labrar donde convenga a Juan Antonio Blanco". nos
hace suponer que dicha piedras fue extraída de una de sus canteras48 •
. '~
1 •
\ - tJ 1 :
j ,U l
i
..;;
i
.
•~ Archi vo de Prmo,olos Notariales de Estepa. Libro 283. folio 186. 25/9/1 764,
••También había realizado en t764 obras comv las dos portadas. rodapié c,-1erior y grndas del prebistcrio de San Juan
en Écij¡i, por lo cual rc,ibe 12.000 n:alcs HBRJ\ÁNOEZ OÍA7.. J., SANCHO CORllACHO. A . Y COLL1\NTES
DE TF-RAN. F.. Op. cit.. Tomo 111. pág. 305 .
.., lbfdem, Libro 281. folio 550. :!2/l l.'176}.
" P.ora saber m{is consultar RIVF.RO CA RMOKA. JESUS e11 El lwrrnco ,,11 fa1ep<1 y el ane de In rn111ería: la
pr11wda del Cmw,,11 y su awor, Actas de la~ 111 Jonrnda, ,obre Hi, torin <le Estepa. fatcpa 1998. p¡, . 407 447.
199
JESÚS M' REINA REINA
Por último, de la fachada del Pósito Municipal de Osuna, una obra de carácter civil,
podernos decir que su proyecto inicial se atribuye a l maestro alarife Pedro Manuel de Godoy,
fechado en 1772. Hasta hace poco dicha fachada ha sido de dudosa autoría, identificándose
con el autor de la Cilla del Cabildo - aJgunos investigadores la asociaron con los Ruiz Florindo
ya que se trata de un ed ilicio en el que, al ig ual q ue en la Cilla del Cabildo, el basamento y
la portada está hecho con piedra caliza y e l resto con sillar de arenisca, también se hace uso
del bocelón como e lemento decorativo. Lo más llamativo de su puerta es el frontón donde se
puede contemplar el escudo de Osuna - dos osos encadenados a una torre- y sobre éste una
especie de caballo o esfi nge a lado.
5. CONCLUSIONES
Por otro lado queda claro que la cantería fue la actividad artesanal más importante
del siglo XVIII en la Sierra Sur, sobre todo por el volumen de obras que se hicieron. muchas
de ellas exportadas a vecinas localidades de la campiña que demandaban la piedra y el trabajo
·'2 fate aprende de su padre y hcrina11os. Alonso y Cristólwl. el manejo del ladrillo en limpio. hecho <¡uc le marca
ha~ta tal punto que, cuando utilii.a la piedra. los elemento~ como e,típitcs. pilastras y demás, parect>n de ladrillos.
51 CANÓ:-.1 AZNAR. JOSÉ y O tros. Arte Es¡,11110/ del siglo XVIII, Historia General del Arte. SUMA ARTIS, ed.
200
LA CANTERÍA EN LA SIERRA SUR A LO LARGO DEL S IGLO XVIII
de estos artistas. Además, sus repercusiones económicas fueron ampl ias. incluso para otras
localiclaclc~ de la comarca.
Queda manifiestamente clara la conexión entre muchos ele estos artistas y la transmisión
de su maestría de generación en generación. No obstante, toda la intensidad artesanal y, en
especial, artística de la cantería fue decayendo a tinalcs del siglo XVHI. con la desaparición
del Barroco. Podemos ver cómo las últimas obras importantes son de carácter civil: el Pósito
Municipal de Osuna y el puente de Aguadulce -este último surge ante la necesidad de reformar el
puenre que había desde el tercer tercio del siglo XVI''1, perm íte la intervención de Juan Antonio
Blanco, junto a los alarifes Nicolás Bautista de Morales y Pedro Manuel de Godoy; se trata de
una de las obras civiles más importantes del siglo XVIII en la Sierra Sur, justo en el momento
en que se produce esa decadencia de las construcciones ba rrocas de carácter religioso5·1_
' ' El primer puente fue construido por e l cabildo de Osuna por un , alor de 1.400 ducados, en la última década del
siglo XVI. Ver a ROMÁ:-1 TIRADO. JUAN Y LEDESMA G;\MEi'., FRANCISCO, RI p11e111e de urroyode Gi!ena :
1111 ejemplo de de.\(/rrollo de lm i1ifrae., 1nw1uras ('11 la expm1sió11 del si¡::lo XVI, 1 Jornadas de Histori A de Estepa.
c.~tepa 1994, pp. 298-303.
'' La obra se valorará en más de 300.000 reales y su bucM calidad hn hecho que perdure hasta hoy en día. Archivo
de Protocolos ele Estepa. Libro 3 14. folio 10, 30/01/1779.
'"AGUILAR Y CANO, A. op. cit. pag. 300.
201
GILENA: UN MODELO ESPECIFICO DE GANADERIA
EN EL MARQUESADO DE ESTEPA.
Desde la compra de la encomienda estepeña por parte de los banqueros comerc iantes
genoveses de los Centuriones, la evolución de la economía de todo el territorio tiene una
línea fija: el desmantelamiento de las tierras de dehesas y baldíos imprescindibles para una
economía ganadera, y su sustitución por una economía agraria: varias son las razones de
este cambio económico, entre las que podemos señalar el impacto económico que supuso
la colonización de la Indias y el atractivo y lucrativo comercio que se iniciaba en Sevilla
para abastecer al rico mercado indiano de productos indispensables, sobre todo granos, vino
y aceite; tampoco se puede olvidar que la encomienda comprada por los Centuriones se
había desmembrado de una Orden Militar. en concreto a la Orden de Samiago, y tenía en
el dicLmo uno de los principales tributos a cobrar, queriendo los centuriones rentabilizar en
poco tiempo la fuerte inversión realizada en la compra del territorio.
No es extraño por tanto, que desde fina les del siglo XVI fuesen aumentando las
roturaciones de dehesas tan abundantes en el territorio adquirido recientemente por los
Centuriones, y su sustitución por tierras roturadas, que incrementó e n pocos años la poblac ión
de tocia la comarca
1
Sobre la situación en que se enconlrnba la encomienda cslcpe,1:t antes de la venia hay ,111 mugnífico trabajo de
GARZA CORTÉS, Rosario ( 1996): La Vi lla de Estepa al final dd dominio Santiaguista. ll ustrísimo Ayuntamie1110
de Estcp<1.
203
JOAQUiN OCTAVIO PRIETO PÉREZ
Según Agui lar y Cano 2 las primeras roturaciones de tierras fueron permitidas
por cédulu dada e n Lisboa el 25 ele Octubre de 1582, donde se nombraba juez a Jusepe
Lasso para:
".. .la venta y perpe1uación de las tierras va/días públicas, realengas y concejiles
de Telx1, Estepa, Marchen.a y sus comarcas ... "
Pa rece que esta medida se dio para terminar con las roturac iones ilegales que se
estaban produc iendo en los términos municipales citados, porque e n la cédula anterior se
nombra otra, por la que el rey es consciente que:
".. .entre los señores cuyas diz que son las villas de Morón de la Frontera, O/vera,
La Puebla de Cazalla, Osuna, Marchena, Estepa , Teba e su tierra y los vecinos
de las dichas villas sacando muchos pleitos y diferencia sobre la propiedad de los
términos de las dichas villas. en los qua/es por sentencia dada por el Presiden.te
y oidores de la nuestra audiencia y chancillería que reside en la ciudad de
Granada ... se han rompido y labrado mucha cantidad de tierras en los dichos
términos, e las van rompiendo e labrando e haciendo rows en el/0.1·, tomándolas
e ocupándolas unos co11 títulos de los señores d.e las dichas l'i/las y otros con
licencia de los cabildos u concejos dellas. y 01ros que las han ocupado por su
propia aw oridad... »J
"... El aumento de la presión fiscal sobre el medio rural en el Siglo XVII, que
pesaba sobre una población cada vez más reducida, obligó a los pueblos a solicitar
licencia para rowrar tierras con e/fin de pagar los impuestos... al utilizarle usar
los arbitrios que quisieren para pagar, entre ellos et rompirniento de dehesas ... " ,1
' AGU ILAR Y C.ANO. Antonio {I $91): Apunte, históricos de la Villa de Campillos. lmprcma y l.1breria fatrada
Reina. Puente Gcnil, páginas 28 y29
' Iblclcm.
'SÁNCI IEZ SALAZAR, F. op. citada página 93.
204
G ILENA: UN MODELO ESPECÍFICO DE GANADERÍA EN EL MARQUESADO DE ESTEPA
".,, (que) se entreguen a la parte de su Magestad.,, todos lo.~ diezmos j i'utos que se
aian cogido y cogieren en este presente año y los sucesihos en la fierra reducida a
cultura despues del día 1rein1a de julio de mil se11ecie111os quarenta y nuebe,., '' '•
Quizás por esta circunstancia, son unas rot.uraciones inducidas por el mismo
Estado, de ahí que se justifique l as roturaciones tanto por L1na necesidad productiva, como
para impedir que sirvan de gllar ida pnra maleantes; de todas for mas, las tier ras roturadas en
el pueblo de Gilena fueron insignificantes, curiosamente una extensión también muy pequeña
se roturó en Sierra de Yeguas, el otro pueblo de una fuer te importancia ganadera,
5 Archivo Histórico Nac ionnl, en ¡¡debn tcA. H. N,) Legajo 51. 153.
ú lbidc111, La nota corrcsponclen a h,s Ordcnan.1:as que le dieron a los hnhitan1e~ de Casarichc, p.:ro cm similares en
todos lo~ pueblos del marquesado.
205
JOAQUÍN OCTAVIO PRIETO PÉREZ
Pneblo Fanegas
Alameda 316 ½ fanegas
Badolatosa 342 !/2
Casarichc 407
Estepa 672 ½
Gilcna 15 ½
La Roela 430 1/i
Marina leda 25
Pedrera 92
Sierra de Yeguas 38
Total* 2.339 ~1
* El resto de los pueblos no aparecen.
El modelo ganadero de Gilena tiene ciertas características propias, que lo hace propio
y diferente: en primer lugar, en su término municipal se asentaban las grandes propiedades
del Marques de Estepa", en segundo Jugar, había una importante extensión de su término que
seguía siendo dehesas y por tanto una zona de pastos y por último, durante la segunda mitad
del siglo XVIII hubo una ganadería especializada: la caballería.
'Ver PR IFTO PÉREZ. Joaquín Octavio. "Un modelo agrícola en el siglo XV!ll: el marquesado de Estepa. Enc11en1r,,
entre historiadores locales. Excelentísima D iputación de Sevilla. En prensa
'PRIETO PEREZ. Joaquín Octavio ( 1996): E l Marquesado de Estepa en 1751 según las Respuestas Generales del
Catáistro de Ensenada. Colección alcabala del viento número 71 . Ayun1amientos del marquesado, Centro de Gestión
Catastral y Cooperación Tributaria y Tabaprcss. ~vladrid.
• i\. G. S. Dirección General (le Rentas. Primera Remesa. Catastro del Marqu~s de la Ensenada. libro 562, o en
PRIETO PÉREZ, J. Octavio, el /vlarqucsado de Es1epa ... op. cit.
206
GILENA: UN MODELO ESPECÍFICO DE GANADERÍA EN EL MARQUESADO DE ESTEPA
" ... cadajanega de tierra de lavor y pasto que tambien ay en es/e territorio regulan
de utilidad anual por razon del acowmiento, dos reales y tres quartil!o.v de vellon;
asimismo, regulan a cada fanega de tierra de solo pas10, que igualmente ai en es1e
terrilorio, cinco reales y medio de ve/Ion al aífo por valor de citado pa.Ho."
La Respuesta que diero n los peritos a la pregunta número 28 del Catastro de Ensenada,
ponen <le ma nifiesto que no eran las únicas tierras dedicadas a labor y pasto en el término
agrícola de Gilena, pues como había sido normal en la época, había tierras que se habfan
enajenado al Estado, y con ca~i total seguridad desde el mismo momento de la adquisición
de la encomienda por parte de los Centuriones; de ahí que Jos vecinos respondieran que con
bastantes posibilidades se estaba usurpando a lgunos derechos de los vecinos:
No sólo e ran los Centurio nes los ún icos que mantenían estos derechos, pues e ntre
ellos habían dos fami lias muy poderosas en Estepa: Don Lorcnw de Córdoba Centurión,
familiar del marqués. y Don Manuel Bejarano el vicario: es decir un familiar del Marqués, y
los futuros marqueses de Cerverales, poseían sus tierras en el término de la Villa ele Estepa.
y los dos tenían privilegio para el cercamiento de sus fincas, no así e l propio marqués de
Estepa, aunque mantenía cercadas las dehesas de Gilena, y el Cortijo del Rincón:
"que las dichas tierras de pasto acotadas consisten en 11110 dehesa que Llaman el
Zorial, perteneúente a D 011 Lorenzo de Córdoba Centurión, vezino de esta Villa;
otra que llaman de los Serverales, de los herederos de D011 Pedro Bejarano: otra
que llaman del Gallo, propia de de Don Joseph Cepeda vezino de Osuna. de los
qu(J/es se presentaron sus correspo11dientes privilegios de cercamiento.
Aunque el Marques de este Estado tiene a mas de las dehesas de Jifena y el Corr~jo
del Rincon... no tiene ni ha presentado para ello privilegio alguno". 11
"' Ibídem.
" A. G. S. Direcci611 General de Remas. Primera Rem~sa. Catastro del Marqué~ de In Ensenada. Libro 561
207
JOAQUÍN OCTAVIO PRIETO PÉREZ
disponer de ganadería mayor para labrar sus tierras. y ganadería menor para aprovechar los
manchones y barbechos típicos de una agricultura de monocultivos, extensiva y de secano.
No se puede olvidar que el Catastro de Ensenada tenía una finalidad fiscal, y que por tanto
los grandes hacendados intentaran ocultar sus pertenencias era bastante previsible, porque
resultan bastante extraños los datos que proporciona el registro de ganado que tenían los
Centuriones en Gi lc na en 1761 fuese cierto, pues sólo contaba con:
Parece poco rig uroso este recuento, pues es poco probable que tuviesen únicamente
animales de una cabaña, dedicados a la cría. y que en el caso de los cerdos, cabras...
hubiesen formado una piara, o que el marqués no dispusiese de ningún caballo teniendo
más de 20 yeguas de cría. Además. si se anali,:an algunas de las cláusulas de los contratos
de arrendamiento que firmaron los Centuriones. hacen suponer que la cabaña ganadera que
disponía el Marqués era mucho más numerosa. cuando aparece con freeuem:ia que:
Pero además, hay que tener en cuenta las propiedades rusticas que lenían los
Centuriones en el pueblo ele Gi lena 12, y al describir lm, fincas rústicas. es fáci l comprobar
que deberían tener más ganado, de otra forma es inconcebible que tuviesen tanto establos y
cuadras:
·· ... casa que llaman Cor1ijo con un patio grande que sirve de descanso al ganudu
bacunu, una caballeriza ... otro patio f.;rande y en el una cuadra y su pajar.. .''
"... dos casas demro de una cerca con sus dos cuerpos y cosina con tres partios, y
,.ahúrdas que sirFe para los porqueros y -;:,erdo.1· que tiene esta hacienda ... ''
::,11,\
" ... 01ras casa.1· granero (que tiene) una cahallN·iza y un pa¡ar.. . "
' 2 Ver las propiccladcs de los Centuriones en "las Comprohacíones ele 1761'" en Gilcna A. G. S. Din:cción Gcncrnl
de Renla~ I" Rcmcsn libro 1626.
13 ESCA LERA PÉR~Z. :vr Encamación. "El libro del mayor hacendado en el Cm astro de Ens~nacla". En ll .lo1mdns
208
GILENA: UN MODELO ESPECÍFICO OE GANADERÍA EN EL MARQUESADO DE ESTEPA
A pesar tic los registros realizados, no nos permiten ver la evolución que tuvo
la ganadería durante el siglo XYfJL aunque todo parece que no debió tle mantener un
comportamie nto distinto al esbozado con anterioridad.
l.- "... precio y rentn de 3 reales por cabeza y año ... 900 reales de vellón
y por razón de adeala un borrego temprano por cada 100 cave;:,as... sino las
enrregare tendría que dar por cada dns que faltaren ...
2.- ".. . la rema se ha de saJ.isfarer en el día de San Juan de cada ar1o ... "'
3.- En mayo tiene que avisar al propietario para ''... herrar el ganado como se
acos1umbm ... " y no puede pedir rebaja por cualquier enfermedad que contrajera
el ganado o por la posible escasez de los pastos.
De todas formas. lo normal era que el gran propietario al arrendar sus tierras
incluyera alguna cláusula referente al arrendamiento de a lg una parte ele su ganado; poniendo
como ejemplo el contrato realizado el 17 de agosto de 17861\ pode mos obtener a lg unas
conclusio nes de importancia.
El contrato consta de dos propiedades de tierra calma y que son parcelas contiguas.
una de 24 fanegas y la segunda de 9. aunque esta última e~ un subarriendo. Las dos parcelas
eran por un periodo de seis años y con las siguientes condiciones:
1.- La primera parcela se arrienda con un canon ele pago por especie y con unas
proporciones normales para la época: 1/5, es decir, una da cada cinco fanegas ele trigo
o cebada que se recojan: en la segunda parcela el pago es en metálico: 226 reales.
2.- Las <los parcelas se tienen que cultivar del mismo modo: sembnindose un año
si y otro no.
3.- C uando las 24 fanegas de tierra estén en barbecho, tiene que pastar el ganado
lanar del propietario.
209
JOAQUÍN OCTAVIO PRIETO PÉREZ
4.- La cosecha de las 24 fanegas de tierra -las que se pagan en especie-, "... han de
ser p11es1as en casa del propietario por cuenta y riesgo del arrendador...".
De este afán roturador no se vieron Iibrcs los propios Centuriones, aunque en esta
ocasión fueron d istinta!> las causas que provocaron estos desmontes de dehesas; que sólo
tenían como objetivo aumentar la producción de sus explotaciones agrícolas; un ejemplo que
nos puede aclarar este fenómeno y que afectaba sobre todo al término municipal de Gilena.
que como hemos visto era el pueblo donde concentraba sus propiedades.
" ... se obliga o dar desmontada de matas y palmas fa estacada que llaman del
quartillo propia de die-ha hazienda ... en el tiempo de seis años ... tres años de los
seis a de sembrar dicha eswcada de trigo o sevada o semillas, según tenga por
collveniente, y si se acomodare a sembrarla todos los años, la mitad lo podía
hazer sin q11e por ello pague rellla alguna ... a de arar de dos rexas en cada un
año de dichos seis el garrota! ... propio de su Excelencia quedando a beneficio del
morgame, los pastos y ram.onera de este y de dicha estacada, y si en alguno de los
seis años la parre cié• dicha lwzienda detcnninare la siembra de dicho garrota/, lo
ha de semhrar el otorgar1te pagando una.fanega de cada cinco ... " 16
··... para apase111ar su f!,ánado lanar y de zerda ... los que ha de introducir en ellas
desde oi -2/ de diciembre- hasta el dia di' San Miguel -29 de septiembre- del año
que 1·íene... "17
210
GILENA: UN MODELO ESPECIFICO DE GANADERÍA EN EL MARQUESADO DE ESTEPA
" ... solo el ganado de 1rilla de los 01orga11tes en el tiempo que esl<~n trillando
las mieses que prod1(jere dichas tierras y no en otro... '' 18
" .. . que para aprovechar el pasto de los olivares han de ser de esta forma, que
alzado que sea elfrulO de ellos por 1ranses. el primero, el segundo, y a principiar
el tercero, ha de estar el ganado e11 dicho primero para aprovechar sus pastos, y
remafa¡¡do el tercero para comenzar el cuarto, ha de entrar d dicho ganado en el
seRurulo. .. •·
·'... que en las tierras de dichas dehesas ni olivares. en ningun riempo del aíio ha
de e!ltrar a pastar ganado cabrio ni bacttno. pena de ser responsable a los daiios
y pe1j11icios ... "
Que la cabaña ganadera pudiera e ntrar solamente en una época del año, no era
exclusivo de las tierras de olivares. pues en las de cereales"... tierras de pan llevar...", tambi6n
en los contratos de arrenda miento suscritos se ponían límites temporales a su entrada:
Este modelo ele contrato de arre ndamie nto no era una novedad, pues se venía
realizando con relativa frecuencia, pues en las tierras de olivares durante cieno tiempo podían
entrar la ganadería - salvo la cabaña cabría-, de ahí que se arrendaran sola mente sus pastos:
21
" . .. los pastos y rwnoneras del Garrota{ de Ypora y aceb11chi11a... " •
1
• A. P. ~ - E. Rcntns del Marqués. Legajo (i75, nrrcndamicnto del .. lnlllce del bujedo". Afio 1775
19 A, I'. N. E. Rentas del Marqués, Legajo 677. Arrendamiento de k, dehes;, de Pedernales y el olivar del accbucl,c.
"'A. P. N. E. Remas del Marqués. Lcgajn 672. Arrendamientn dd Cortijo del Cerno. A1io 1747,
11 A. P. N. E. Renta, del Marqué:;. Legajo 672. Arrendamiento ele los pastos de garrota) de Yporn. Año 1749.
211
JOAQUÍN OCTAVIO PRIETO PÉREZ
pudieron ir sustituyendo las antiguas tierras de dehesas, ahora roturadas; y al ser el olivar un
cultivo en expansi6n y que todos los años hay que quitarles ''fas baretas". se convertirían en
unas tierras propicias para que pudieran alternarse la agricultura y la ganadería.
El mismo contrato anterior. también vale <le modelo para a nalizar los contratos de
arrendamiento donde la ganadería era una acti vidad tan importante como la agricultura, pues
el usufructuario del contrato anterior que tenía rmís o menos 800 cabezas de ganado ovino:
•'... est(ls las a de tener en las tierras de dicho cort(io para su beneficio y
Jenilidad... '' 24
No siempre el pastoreo del ganado estuvo regulado por contratos, pues fue
relativamente frecuente que pastase de forma ilegal en tierras que no estaba permitida su
pastoreo, de ahí que los pleitos y las posteriores denunc ias a los ganaderos fueran abundantes.
En algunas ocasiones. como sucedió en el término de Gilena , se llevaba a pastar incluso
el ganado cabrío, la cabaña ganadera más temida por los agricultores, a tierras que eran
propiedad de los Centuriones, de ahí que la justicia interviniese ele inmediato y en algunas
ocasiones fueran concluciclos presos a la cárcel de Estepa:
"... por ha ver introducido en el Chaparral del Marqué.\ de Estepa situado e11 el
partido del Cerón , cahras propias de Manuel Muñoz..." Ji_
De todas formas las relativame nte import antes roturacio nes sufridas en el término
municipal de Gilena. y sobre todo el continuo incremento del cultivo del ol ivar. hizo que
disminuyeran las posibilidades ele creci miento de esta cabaiin y aumentando progresivamente
los pleitos entre los ngricultorcs y los ganaderos. No es extraño por tanto que con relativa
:, A. P. N. E. Rentas del Marqués L.::gajo 676. Arrend,1111 ienlo de l Cortijo del Ccron. i\ño de 1782
'' A. P. N. E. Rentas del Marqués. Legajo 671 . Arremlam ienlo del Cortijo del Cerón. i\ílo de 1723.
10 Ibídem.
212
GILENA: UN MODELO ESPECÍFICO DE GANADERÍA EN EL MARQUESADO DE ESTEPA
frecuencia los olivareros pidieran a la real Cha ncillería de Granada que durante el tiempo del
crecimiento de la aceituna. estuviera prohibida la entrada de las ovejas en los o livares, pues
si entraban se podía dar la cosecha por perdida.
Posiblemente una de las canas de queja que de forma más explícita expone las
quejas de los vecinos de Gilcna, estaba dirigida a Don Manuel de la Puerta y Puente, abogado
<le la Real Chanci llería, donde los vecinos exponen con toda crudeza el peligro que corren el
fruto de sus o livares, desde el mes de mayo hasta la recogida de las aceitunas 26
··... Dmz Miguel de Ales de e.wa vecindad por si y a 11umbre de los demás ... due1ios
de olivares presento pedimento... que por ella se mandaba no entrasen los ganados
lanares en dichos olivares desde mediado de mayo hasta que se al::.ase el/ruto, cas-
tigando a los co11tmbentores con el mayor rigor imponiendo las penas prebenidas en
las orde!lnnws de esta villa aprobada por el Supremo Concejo de Castilla que con-
sistía en que a mas de resarcir el da,1o incurran en la pena de veinte y cinco ducados
por la primera bes, el doble por la segunda y por fa tercera al arbitrio del juez..."
Aunque es ev idente que los Centuriones eran grandes propietarios de ganado, no eran
los únicos. y aunque el Catastro de Ensenada no permite un análisis exhaustivo y riguroso de
la ganadería al considerarla un complemento importante de la agricultura, -la ganadería mayor
era imprescindible para el laboreo y el transporte de granos y la ganadería menor para utilizar
los barbechos y manchones fertilizando las tierras con su pastoreo-, no dedicó ninguna de las
preguntas de su Catastro a contabilizar los animales existentes en cada cabaña ganadera.
De tocias formas, se puede conocer los animales de cada cabaña ganadera por
un recuento también mandado a realizar por e l propio Marqués de la Ensenncla: el censo
ganadero; donde se cuantifica los animales que existían en cada término munic ipal, además
de clasificarlos entre las diferentes cabañas ganaderas, y especi ficar si sus propietarios eran
seglares o eclesiásticos; además de contabilizar el d inero obtenido por los esquilmos27 •
Ganadería de eclesiásticos
Ganadería mayor
Bovino caballar mular asnal total
10 6 5 21
Ganadería menor
Ovino c.:aprino porc.:ino total colmenas
26 16 42 6
esqu ilmos 701 en reales de vellón.
213
JOAQUÍN OCTAVIO PRIETO PÉREZ
Ganadería de seglares
Ganadería mayor
Bovino caballar mular asnal total
240 139 27 140 546
Ganadería menor
O vino caprino porcino total colmenas
5.437 34 521 5.992 85
esquilmos 50.160 en reales de vellón.
"'PRIETO PÉREZ, Joaquín Octavio. "El patrimonio de los conventos cstcpc1)os, Propiedades y rentas " . En Acw, de
las IV Jornadas de Hi,1oria de fatepa. Edita IIL1stri~imo Ayuntamiento de Estepa 2000.
"'Ver Archivo Municipal de Gilena (A. M. G.) legajo 144.
214
GILENA: UN MODELO ESPECIFICO DE GANADERÍA EN EL MARQUESADO DE ESTEPA
la~ Ordenanzas se especifica que esta actividad ganadera solo se puede llevar a cabo e n
algunas zonas concretas el país:
" ... la cría de caballos de raza (se continuará) sólo el! los Rey¡¡os de Córdoba,
Jaén, Sevilla, Granada y Murcia y en la provincia de Extrema dura ... ".
Y como era una actividad protegida por el Estado. era evidente que los ganaderos
recibieron unos privilegios:
".. .los guardas, mozos, y sirvientes empleados para /,a cu!.lodia de las Yeguas,
Ca.val/os Padres, Potros ..." .11,
Debería estar considerada muy importante esta acti vidad, por eso en los artículos
13 y 14 se obligaba a "la., jusiicias de cada pueblo" a mantener un "Libro Maestro"
donde se tenía que registrar de año como había ido evolucionando esta actividad; lo que
nos permite conocer quienes eran los propietarios de la cabaña. el número de ganado que
había en e l pueblo, la variedad ... posiblemente para evitar que hubiese culaquier tipo de
fraude al Estado.
30 Ibídem.
215
JOAQUÍN OCTAVIO PRIETO PÉREZ
Cuadro nº 3
Yeguas Potrancas Potros Caballos Domados Total
J756 55 24 6 3 2 90
1763 101 30 25 .,.... 13 172
1764 101 34 25 4 13 177
1770 109 45 26 4 8 192
1771 111 43 29 4 4 191
1772 114 41 23 4 2 184
1775 106 28 51 4 190
1776 70 35 45 4 10 164
1782 110 29 26 3 9 177
1783 127 32 40 4 4 207
1784 127 50 48 9 2 236
1785 125 55 52 5 5 242
Cuadro n°4
Caballos Total
Yeguas Tusones Tusonas Potros Potrancas Caballos
Padres Domados
1789 125 40 47 3 12 227
1790 77 2 6 3 14 3 105
1792 59 4 4 4 16 3 90
1793 55 3 8 4 12 1 83
1795 59 3 8 l1 2 85
1796 57 7 6 6 12 2 91
Parece que en esta evolución influyó notablemente " los privilegios económicos" que
dio el gobierno a lo~ que se dedicaran a la cría de caballos de ra7,a, au nque fue un atractivo
momentáneo, pues desde un principio había muy pocos cabal los seme nta les que fomentara
esta ganadería: de ahí, que al poco tiempo empezara a reducirse drásticamente su número.
Así lo recogían en el "l ibro maestro'' las justicias del pueblo:
216
GILENA: UN MODELO ESPEC IFICO DE GANADERiA EN EL MARQUESADO DE ESTEPA
" ... la falta que se experimentaba de cahaltos padre:; para ('l cubrimiento del
ganado yeguar de esre expresado pueblo, pues/O que en otros ameriores años, 110
habiendo común y de.fondos de propios lwvia sido necesario recurrir a l arhirrio
de alquilarlos a pnr1ic11lares... "31
Además, fue la propia Corona la que pott:nció esta act ividad, de ahí que los vecinos
que se dedicaran a la cría de caballos, tendrían una serie de privi lcgios, que dependerían
directamente de las cabezas ele ganado que dispusiesen: así, se verían libres de una serie
de impuestos, como el de "h uéspedes y alojamientos", del ·'reparti111ie1110 de rrigo, pc~ia
y cebada ...", o de la ''robranza de Bufas, Levas. Quintas y sorteos para el Servicio y
Reemplaza de mi ejercito ... ".
31 lhíclcm.
217
APORTACIONES A LA HISTORIA DEL ANTIGUO
CONVENTO DEL CORPUS CHRISTI
DE MORÓN DE LA FRONTERA
La fundación del convento franciscano denominado del CorpL1s Christi datn ele
1541. El promotor fue el conde de Ureiia don Juan Téllez G irón. Se ubicaba al sur de la
ciudad. sobre una colina 1• Este convento. el de mayor antigüedad de Morón, nunca fue casa
de estudios. dedicándose sus miembros a la vida religiosa y ministerios sagrados\ pero aún
así llegó a ser el mayor que hubo en la provincia, pues las reformas sostenidas por la devoción
de las gentes del lugar. le otorgaron grandiosidad)_
1
BOHÓRQ UEZ VI LLALÓ:-1. 1\n1onio: .. i\11ales de Mor6n.. en Re1•i,11a de 1\1,mí11. junio de 1915. n'' X\illl. p. 258.
ORTEGA. Ángel. O. F. I\L " Fundaciones franciscnnm, en \'1or6n, El rnnvcnto de S,111 fn111dsco'" en Revisra de
Moró11. T. l. agosto de 1914. p. JO. GARCÍA LÓPEZ. .luan José: Cnínicas para 1111a Hisroria de Morón. Morón de
la Fromcra , 1982. pp. 123 y 122.
2
ORTEGA. A., O. F. M.: ..fundaciones franci scanas en Moró11..:· 1:n Op. cit., p. 11.
·' BOHÓRQLIEZ VILLALÓN, A.: " Anales de Moró11" en Op. cit.. p. 258.
,, ORTEGA. Á .. O . F. M.: "Funtl11ciones frandscanas en Morón ...'" e n Op. cit .. p. 11 .
' GARCÍA LÓPEZ, J. J.: Op. ,·ir.. p. 189.
• ORTEGA. Á.. O. F. M .: ..Fundac iones rrnnciscanas en Morón.. :· en Op. cit., p. 12.
219
MARÍA TERESA RUIZ BARRERA
En el caso conc reto del convento que nos ocupa, éste se fracc ionó y vendió en el
mismo año de 1835 a diversos particulares. Entre los usos que se le confirió estuvieron los
de casa de vecinos -extensivo a otros conventos- y cuartel durante un tie mpo~. A estos usos
podemos añadir que, hacia 1883 según testimonio del cura de la población, en las habitaciones
bajas se ubicó una bodega. En aquella fecha todavía se conservaba el claustro contig uo a la
iglesia. el templo y las celdas destinadas a los seglares. '·111ns con las ruinns de los resran1es
perecieron obras preciosisimas del arre'"!_
Llegado a este punto las noticias conocidas por la bibliografía estudiada aportan
dos datos: uno. que a 28 de abril de 1885 doña Mercedes lo cede a la O rden Franciscana'º·
Y el otro, que la dueña cedió al ayunta miento el convento y la huerta para hospitnl de las
Hermanas de.la Caridad de Sa n Vicente de Paúl. Tenía agregado el convento un departamento
·'para hospedería de San Pablo; enfermería, oratorio, cocina y aposentos" 11•
A principios del año 1884, un hecho providencial hnrá retornar el antiguo edificio a
manos f'ranciscam1s: la visita a tierras españolas del P. Ignacio M" Sanz, que desde Perú vino a
buscar j6vencs deseosos de cursar est.udios para misioneros en los colegios de Ocapa y Yea.
220
APORTACIONES A LA HISTORIA DEL ANTIGUO CONVENTO DEL CORPUS CHRISTI DE MORÓN DE LA FRA.
Una vez efectuada la compra en diciembre de 1884. por parle de la referida seiiora
Auñón, el P. Sanz comisionó a l P. Jaime Corretger. ex-guard ián del colegio del Cuzco. para
tomar posesión del edificio el 23 de febrero de 1885. Al día siguiente se le nombró encargado
de establecer la nueva comunidad, y a principios de abril se le unió e l P. Pedro Mas. ex-
guardián del colegio de Cajarnarca' 2•
El siguiente paso fue lograr la ejecución de la erección del citado colegio. efectuada
el 14 de junio de 1886. Y a continuación los preparativos se encaminan a la rcim,talación de
la primera comunidad, integrada por diecisiete personas -seis sacerdotes, cuatro legos, c uatro
221
MARÍA TERESA RUIZ BARRERA
coristas y tres clonados-, efectuada el 4 ele octubre ele 1886. Se eligió como P. Guarditín al ya
citado P. fray Jaime Corretgen14•
Asimismo conocemos que en enero ele 1887 era deseo del Padre Guardián, reparar
pronto la capilla del Santo C risto. restitui r a enfermería la sala que usaban de refectorio o
comedor, reponer la cocina y d icho comedor a sus antiguas estancias. acabar de construir
las celdas altas y luego hacer las bajas''· El dato ~obre la restauración de la capilla del
Santo Cristo, evidencia que los fra nc iscanos se hicieron cargo ele su antiguo templo. del que
expondremos sus características más destacables.
La c~paciosa ig lesia -a la que se accede por una portada fechable hacia 1550- tiene
distintas capillas, sobresaliendo la Sacramental. Es ele planta rectangular y ele una sola nave
-de siete tramos- cubierta por bóveda de ca,ión con arcos fajones y falsos lunetos. El coro
ocupa los dos primeros tramos de la nave y se eleva sobre una doble arcada de tres vanos
soportada por columnas de mármol. A princ ipios del siglo XVII se decoró la iglesia con
yeserías y a l mismo tiempo se acometiero n las obras del claustro del convento -cuadrangular.
espacioso y de proporciones elegantes-, transformado con posterioridad. El retablo mayor se
realizó entre 1776 y 1779.
•• A. P. 8 .. O F. M. Legajo n" 53. Ve111a del Co11ve11/o y h111·1w de Scm Francisco. Esta escritura es copia del original.
firmada a 14 de Julio de 1885. por \fanuel González. En 7 de agosto del mismo aíío, los nuevos propietarios Jaime
C'orretger y Pedm Mas te,tan a favor de otro rel igioso franciscano, el P. fray Buenaventura lturriaga y Murntegui ,
segíon un l,wenlllrw de los doc,1111e11ws que se hal/a11 e11 el archivo del com •ell/O del Corpu.r Cl,ris1i de 1'vloró11.
Copia~ de lo~ 1c~Iamentos de los PP. Jaime Corrctger y Pedro }\fas y de las escrituras de la casa. convento y huerta.
El P. Guardián es elegido en votación efectuada el 4 de septiembre ele 1886.
'' lbidcrn. Legajo 11'· 53. Ímlice d,- todos los libros de esto Biblioteca del co11 ve1110 del Corpus Chrisli de ,'lllorá11.
E'-~ papel y lelra del s,gto XIX. Constaba de. a l menos. 1.943 libros, distribuidos en la siguiente temátic.i: Escritura
Sa¡,trada ( l 15J. Biblia sacra (.51 ). Concilios y Derecho l 149). Patrología t.44), Teología Dogmática y Moral (327),
Sermones 1582). A~celismo (230). Historia ( 137). Controver.,ia í 132) y C ie ncias y t\ncs ( 167).
'' Ibídem, l.eg. 53. Fu111ladá11 Je este Co111'e/ll11 ... M.,. cil .. p. 6.
' lbid .. Leg. n" 53. l11ve111ario de los docu111e111-os ... Ms. cil ..
" Ibídem, Carta lirmada el 4 ele enero de 1887.
• GARCÍA l ,ÓPE7_ J. J.: Op. cit .. p. 204.
222
APORTACIONES A LA HISTORIA DEL ANTIGUO CONVENTO DEL CORPUS CHRISTI DE MORÓN DE LA FRA.
frai les franc iscanos del convento de San Pablo de la Breña ; y la Virgen de las Aguas, imagen
de talla del sig lo XVI y de escue la g ranadina 2 º
A partir de la fecha de 1886. desconocemos qué ocurrió , salvo lo obvio y ya
conocido, es decir, que en 1893 la orden franciscana lo abandona por voluntad propia y, esta
vez, definitivamente2 '. acaso debido a las enormes dificultades con que se encontraron.
Las últimas noticias que podemos detallar sobre este edilicio, es que inmediatamente
después de la marcha de los frail es franciscanos, el ayuntamiento de la vi lla de Morón de
la Prontera aprobó la propuesta presentada por el contador municipa l. don José J imeno
Carrasco, de instalar all í un hospital. dato que concuerd a con el ya citado al inicio de esta
investigación. Para erig ir esta institución se unieron las tres existentes en la vilh1, es decir, los
antiguos hospitales de San Juan de Dios, del I ispíritu Santo y la Casa-Cuna.
En 1894 se fundó el Hospital del Santísimo Corpus C hristin . función que aún
desempeña. Primeramente estuvo regido por Iris Hermanas de la Caridad de San Vicente de
Paúl, de ahí el dato ofrecido con anterioridad, pero hoy en d ía perte nece conjuntamente a la
Junta de And alucía y al Ayuntamiento de Mo ró n de la í-'rontera.
'°ORTEGA.A.. O. F. :VI.: ''Funclarnmes franc1..cnnns en Morcín ..... en 0¡1. d1 .. pp. I0-11 GARCÍA LóPEZ. Juan
José: Cn,11irns parn 1111" Hisruri11 de Moró11. Mor<ln de la l'ro11ten1. J 982. pp. 122- 12:\. i\.10 RALES. Al fredo J.• M·'
Jesús SANZ, Juan Migud SERRLlRA y Enrique VALDlVI ESO: Guía ar1í.,·1im de St!1•il/a y ou ¡11·m·i11cia. T. 11.
Sevill;i. 2004. pp. 426-428. Para m(I, inlorniaci,~n ,ohre el ronvento de San Pahlo el<' la Breíia puede consuhar~
RUIZ BARRERA. M·' Teresa: "Una página de la his1ori.i: Lo:. Ermilaiío~ de San Pablo"'-'" VII Jornadas de Temas
Moronen..c,. Morón ele la Fromera. 2005 \en prcn,a) .Y sobre la imagen cristffera. LÓPEZ G AIL/\ RDO. Rafael
Jesús y Sil via M' PÉRE7. GONZ;\LE7.: .. llennm1dnd Sacranie111>1I y Cofrndín de Nazarc 11os del Sttntísiino Cristo ,k
la Ago11ía e n e l Huerto y María Sant ísima de Lore to'" en M i.,1erios de Sel'illo. T. V. Sevi lla. 2003. pp. 130-134.
i, ORTEGA. Á .. O. F. M.· .. rundadones francisc,mas en Mor(m ..:· en o,,. dr.. p. 12.
:iCASTELLAKO DE TORR ES. R. '"Es1udio de la iglesia de San Fmncis<-~> <le Asís.. en Oesde la.fro111era. Red.1/(I
de ,,.,·wd;,,_, M N011e11.1·,•s . Morón de In Fromcra, 1992, IV 59-79. LÓPE7. G ALLARDO. R. J. y S. M·' PÉREZ
0 0 Nb\LE7.: '·¡ lcrma11dad Sacrn111<·111al •.. ·· en O¡i. di .. T. V. Sevilla. 2003. p. 133.
223
RELIGIOSIDAD POPULAR EN
LA VICARÍA DE ESTEPA.
EL FENÓMENO ROSARIANO DE PEDRERA
DURANTE EL SIGLO XVIII
Conocemos la práctica pública rosariana por parte de los vecinos todos los días
a prima noche, que comenzada por el influjo de la urbe, se mantenía con altibajos cuando
comienza esta segunda mitad de siglo. A partir de entonces hay una efervescencia de amplio
calado con dos focos importantes: l a parroquia con su Cofradía del Rosario erigida con
anterioridad y ahora fonnalmente renovada y la iglesia del Cristo de la Caridad y Nuestra
Señora del Carmen. sede pionera en la renovación rosnriana, varios años anterior a la
parroquia, con una congregación espontánea de hombres dedicada a la salida del Rosario
público y, sobre todo, una H ermandad del Rosario de Mujeres. interesante corporación que
otorga un contrapunto femenino al fenómeno rosariano.
' Ulloa no configurn e'1e u,o. que por lo demás ya exisl1a sin formali,ar en la, Misione~. pero se com,tilllyc e n su
inspirador como ref"erenci¡¡ rosariaiia ¡Jor :1nronoma~ia. En Sevilla comicnznn a salir en 1640. Cfr. Sobre este tema
Jel Rosario ptíblicoy~,,, lwrmandades. ROMERO MENSAQUE. Carlos./;'/ /?o.mrio eil :ievi//11: dew,cióil. rosarios
µúblirns y hemwndadc.r /sixlos X!\1-XXI). Sevilla. Fiesta, Maymcs. 2004.
225
CARLOS JOSÉ ROMERO MENSAQUE
En este artículo damos a conocer datos inéditos sobre estas corporaciones. fruto de
la consulta de sendos libro~ de cabildos y cuentas de ambas en el archivo parroqu ial, gracias
a la colaboración del señor cura párroco D. Enrique Priego Ruiz.
Todo indica que ex istía una Cofradía del Santo Rosario en la iglesia parroquial de
San Scbastián, pero que en esta segunda mitad del siglo XVIIT había cxperiment,1do grave
postración y se encontraba prácticamente extinguida. Ya se conoce que estas corporaciones
eran fundadas por misioneros de la Orden de Predicadores a petición del clero y los fieles
ele una localidad y gozaba de determinadas gracias y privilegios espirituales. Su instituto
primordial consistía en e l rezo semanal del Rosario para los cofrades y el culto a la Virgen
mediante las denominadas funciones o fiestas mensales cada primer domingo de mes con
procesión en andas ele la imagen. celebrándose de manera extraordinaria la festividad del
primer domingo de octubre o de la '•Fiesta Naval'' en que se conmemoraba la victoria de
Lepanto con una solemne Función y salida procesional de la Virgen por las calles.
2
En 24 de marzo de 1747 el padre promotor dominico fray Joscph Díaz instituye la Cofradía clcl Rosario, confirm:in<lu
como tal una hermandad ya preexistente desde 1732. Entre los cargos que nombra figuran ~ictc hcnrn111u, rnllñidures
para llamar al Rosario de maclr1.1g:1da. C: f'r. L ibro ele Reglas de la Cofradía. acmalrncnte en domic ilio particular.
226
RELIGIOSIDAD POPULAR EN LA VICARÍA DE ESTEPA. EL FENÓMENO ROSAAIANO DE PEOR ERA...
Todos los días del año. por la tarde. saldrá el Rosario público cantado por las
calles. que deberá organizar y presidir el Hermano Mayor.
·' Libro de cabildos, hermanos y cucntu,. 1761. ,\~ta capitulnr de 14- 10-1764.
227
CARLOS JOSÉ ROMERO MENSAQUE
Se conserva sólo un inventario ele la Cofradía del año 1772, tras un pleito con un
anterior Hermano M ayor, en el que caben señalar los siguientes objetos:
" I nventario del caudal y alajas que se hizo en el día 8 de marzo ele este afio de
1772, en cuyo día por muerte de D n foseph Navarro, fue entregado por sus herederos a la
Cofradía de el Rosario dho caudal y alajas, finalizándose por dha muerte un l itigio que sobre
la adm in istración de dho caudal havía dicha Cofradía mantenido por tiempo de cinco a1ios
contra el dho Dn Joscph . aviendo ganado la Cofradía hasta tres sentencias dadas en Estepa,
en Córdova y en Toledo...
n os '·matas·• de olivar...
Más dos gar¡:amilfas ...• una para In Se11ora y 01ra para('{ Nilio
(. .. / Más do.1· campanilfas de metal, una para el altar y otra pora las limosnas
para 1odas las noches
Mcís unas andas l'ie.xas con l'(,ra/es doradosf. ..f1111as caídas y mangas de sus
piernas de las andas ...
(. ../Más dos cetros, uno para el día de la Fiesw y otm para ordinario
228
RELIGIOSIDAD POPULAR EN LA VICARIA DE ESTEPA. EL FENÓMENO ROSARIANO DE PEDRERA...
Salvo en tres ocasiones. normalme nte el Hermano Mayor, tal y como explicitan
los estatutos. no renovaba su mandato anual.4 Tampoco se registra especiales d iscrepancias
gubernamentales y sí una clara estabilidad, pues era práctica habitual que el Hermano
Mayor sal ientc propusiese al entrante , que era aceptado en el cabildo de elecciones, que era
restring ido a los oficiales, es decir. Hermano Mayor, teniente y los 12 conciliarios.
Como queda dicho, el instituto primordial ele la Cofradía era el Rosario público
diario. No aparecen en 1"s cuentas gastos de algún Simpccado de Ga la, aunque sí de dos
sencillos de distintos tonos, que podría indicar alguna variedad. Sólo a finales de sig lo se
refiere a una procesión del Rosario "grande·· que puede indicar al de Gala . Tampoco se
detecta me nción alguna a procesión de madrugada, debiendo celebrarse exclusivamente a
prima noche.
' Fueron los l'.bos de Pedro Ribero ( 1784- 1786). A ntonio C ureía ( 1792- 1795) y M unucl de L una ( 1825- 1835)
229
CARLOS JOSÉ ROMERO MENSAOUE
Aflixidos en la cárcel
de la Di,·ina C/e111e11cia
se hallan todos aquel/0.1·
que esperan las irululxencias.
230
RELIGIOSIDAD POPULAR EN LA VICARÍA DE ESTEPA. EL FENÓMENO ROSAAIANO DE PEDRERA..
Las saetas eran composiciones breves muy propias de las Mi siones, en que se
buscaba un efectismo calculado para mover a conversión a los fieles y, en el caso que nos
ocupa, crear una atmósfera de temor y piedad hacia los difuntos. todo el lo enmarcado en la
religiosidad barroca ele la época. No hay ninguna referencia a coplas propiamente dichas con
la clásica estrofa de siete versos.
Así pues. el Rosario se convertía en nexo de unión del instituto devocional y el del
sufragio por los cofrades.
El otro instituto ele la corporación era el culto a la Vi rgen del Rosario. Tocio parece
ind icar que la devoción a la Virgen se incrementa casi al m ismo nivel que el Rosario con
el transcurrir de los años. En los comien1.0s se registr a poco movimiento económico y un
discreto ejercicio institucional, pues salvo el Rosario apenas se menciona la Función de
Regla. No obstante. ya en la década de los 70 aparecen gastos de las procesiones mcnsales
De hecho, hay un interés por la estética devocional de la i magen y su al tar y ~e comienza con
la construcción ele un magnífico retablo.
Este retablo. en madera sin dorar. se realiza en distintas fases, comenzando en 1772
y cul mi nando con los ángeles en 178 1. Está documentado como obra del tallista antequerano
Antonio Palomino.;
• F.n la, cuenlas de 1779 se indica " l1e111 cntreg6 al maestro Anto nio Palomi no. ve<.:ino de Amequcra en cuenta clcl
retablo de la Señora que esrnba aclualmcnte hac iendo...". La primera re rcrcncia al rernblo aparece en la~ de 1772
con t1n gasto 1600 reales.
231
CARLOS JOSÉ ROM ERO MENSAQUE
" Haviéndose erar.ido sobre la construcción de una nucba imagen de madera gloriosa
por ser mui antigua la que existe y su fábrica de yeso, deseando esta H er mandad el mayor
fervor y reberencia. unánimemente acuerda se haga dha imagen a costa de la Her mandad
encargándose en su solicitud el Her mano Mayor actual que dará cuenta de su costo para su
aprobación.....
D esconocemos el nombre del artífice, aunque las cuentas recogen que se cul mina
en 1795 y costó 1800 reales, adqu iriéndose asimismo un juego de coronas para la Virgen y el
Niño y el cetro, todo de plata. Con todo ello se completa la nueva iconografía devocio,1111 y
estética del culto a la imagen ele la Virgen.
Son estos años ti nales del siglo X V 111 y comienzos del XIX de especial efervescencia
cultual, constatándose la celebración ele una Novena en octubre y, aunque las cuentas no lo
especifica con detalle. se puecle asegurar, como ya apunté, que el culto a la Virgen en este
mes iba uniJo a una procesión o Rosario de Gala durante estos días. es decir una "Novena
de calle".
Unos años antes de que se rcfundara la Cofradía del Rosario. un grupo de 23 mujcre~
deciden erigir una congregación o hermandad del Rosario cantado de la Virgen del Carmen,
con sede en la iglesia del Santo Cri sto de la Caridad y Nuestra Señora del Carmen. en donde
ya existía una congregación del Rosario p(1blico ele hombres. aunque no consta tuviese una
constitución formal como herm andad. Existía, por tanto, un núcleo rosariano alternati vo de
la parroquia. Presentada la oportuna solicitud ante el Vicario de Estepa, doctor l3cjarano
Fonseca, éste aprueba sus estatutos en 16 de julio ele 1751.6
'' Ubro de los esrm1110, yfor11111ci611 de la I-IN111a11dad dd Rosario Canlado de 111u.w r<'s sita m la if!,lesia del Sm110 Crisro
de lo Clwridod y N11e,rro Sriiora 1/el C'ar111e11 de esw ,,fl/o de Pedrera. aprobados por su se,10/'Ía el sr. docror dn. Manuel
Bejarano y Fm,.<e,.,,. 1•i1·m·io f!,Plll'rlll, j,w, ec/csilÍ.1·1ico or<li11ario de la villa de Estepa ... er, / 6 de julio de I 75 I.
232
RELIGIOSIDAD POPULAR EN LA VICARÍA DE ESTEPA. EL FENÓMENO ROSARIANO DE PEDRERA...
''{ ..}por nosotras y en nombre de las demás que congregadas se ha/lan[. ..jdecimos
que en fuerza de la devoción que siempre hemos tenido a Marfa Satilísima del
Carmen. cuia soverana imagen se venera e11 su iglesia propia y del Santo Christo
de la Charidad de esta villa de Pedrera: deseando más y más imprimir en nuestros
corazones nuestro filiar afecto a la Soi•erana Reyna, teniendo pre.~ente quan de
su agrado es la devoción del Santísimo Rosario, pues por él se dan repetidas
alabo11ws, ya por la plenüud de gracias con la que fue colmada por la Beatísima
Trinidad como a Madre Dilige11tísima de Jesucristo ...por tanto de Ull acuerdo y
conformidad y ell obsequio ... ernos determinado instituir y formar una hem1a11dad
del Santísimo !?osario compuesta de personas de... sexso sin que concurran otro
algún barón que el señor capellán D. Diego Becerro Galán de Luna, para que t•f
susodicho asista como capellán para el ofrecimiento y asistencia por la calle de
dho Santísimo Rosario y por su ausenciaf... }Dn Joseph Cano asimismo presbítero
secrewrio para scmar las hermanas y c.1·cribir c'abildos que se ofreciesen
nombramos a D11 Pedro/.../ cuio Rosario e111os de sacar de la dha iglesia todos los
do111Íl1¡?os del aiio y días dejlC'sta de Nuesrra Seiiora por la tarde y a ora competente,
ianto de invierno como de verano, de suerre que dho Rosario a de estar finalizado
antes de las Ave• Marías... tomando por estación aquella o aquellas que nombran
los hermanos que de noche y de la misma sacan el Samísimo Rosario y siempre
que salRamos a de tener la Hermana Mayor o en su lugar su tenic•nte y consultoras
facultad de nombrar dos hermanos que durante se canta y por lci misma es1aci6n
se llevare pidan limosna para la sern ... "
Resu lta muy sintomático que fueran las mujeres quienes comenzaran el renacimiento
del movimiento rosari ano de Pedrera en esta segunda mitad del XV III y además no se
con formaran con organizar una congregación esponlánea como la de los hombres para la
7
Se han <locumcnrndo ya Rosarios de mujeres cu Tarifo tCádil) en 1omo a 1718. crr PATRÓN SANOOV AL, Juan
Amonio, "Los Ro,ario~ público~ en Tarifa (2)". en /\ljuranda. R(•1•i,1a de t:rn,dio., Tarife110s. n" 59. diciembre 2005,
p:lgs 20- 30.
233
CARLOS JOSÉ ROMERO MENSAQUE
salida del Rosario- como era lo usual-. sino que plantearan directamente la fundación formal
ele una Hermanclacl.
La erección ele una hermandad rosariana ele mujeres por parte de la Autoridad
Eclesiástica constituye un singular acomecimiento y resulta una prueba inequívoca de
la importancia del elemento femenino en Pedrera en torno a la devoción a la Virgen del
Carmen y al uso rosariano. Dentro de la tipología de hermandades del Rosario, habría
que incluirla entre las diocesanas con otra advocación y dedicada primordialmente a la
salida del Rosario público. que era el elemento que dinamizaba la devoción carmelitana
junto a la imagen.
En los breves estatutos que redactan se establece que la Hermana Mayor se elegirá
por un año. salvo reelección. Habrá votaciones el último día del año. tras el Rosario. con
asistencia del capellán y secretario. La sal icnte propondrá tres hermanas, para que sobre ellas
se vote. La nueva Hermana Mayor puede nombrar una teniente y dos consultoras.
La primera Hermana May()r de este año de 1751 se elige por sorteo, saliendo Juana
Morsi llo Rangcl, que escogió por teniente a Marccla Barranco y por consultoras a ]sabe! Páez
Hidalgo e Isabel Corona Carrasco. Contaban con un secretario permanente para la redacción
y formalización de actas, para lo que ninguna cofrada estaba instruida. Sólo él y el capel l,ín
eran los únicos varones admitidos.
234
RELIGIOSIDAD POPULAR EN LA VICARÍA DE ESTEPA. EL FENÓMENO ROSARIANO DE PEDRERA..
235
LA PARTIDA DE LOS GUERRAS
La Junlll Suprema Central, también promulga reglas que deben observarse para la
defensa de los pueblos y ciudades. Toda ella es un llamamiento general a la lucha contra el
invasor. Se aconseja al paisanaje a abrir zanjas y cortes e n los caminos, a poner estacadas
en los pasos y a empuñar todo tipo de armas, así como valerse de pied ras, ladrillo~, agua
hirviendo, cal viva y todo tipo de materias para incomodar al enemigo. Estos mecanismos
bélicos son bastante similares a los que define la guerra de guerrilla.
237
VICENTE DURÁN RECIO
Otra particula ridad de las Partidas es la concurrencia de todo 1ipo de hombres: ricos
patriotas, frailes, desertores del ejército. contrabandislas y bandoleros. Hombres duros que
su l'rcn muchas fatiga~ y dispuestos a darlo todo por la Pa1ria.
Los grupos guerrilleros en los sectores de Ecija y o~una son muchos según las
i nformacioncs vertidas en documento'> oficiales. Por esto!'. documentos conocemos la
existencia de las -;iguientes: Panida de A ntonio Mellado, opernnte en las riberas del Gcnil :
la Partida de Bartolo q ue operaba en 10<.la la extensión ele los distritos de Osuna y Ecija: La
partida de Juan Pérez. alias " Siguindón'', que operaba por tierras de Estepa. Osuna y Ecija:
la Partida de Osuna que actuaba en coluboración con la Partida de Bartolo; la Pmtida de
238
LA PARTIDA DE LOS GUERRAS
Torralvo, que según el c~critor Alvare1/. C hoc:ino, actuaba en la Comarca de Estepa; y la más
significativa de todas. la Partida de los Guerras, a la que vamos a dedicar el mayor espncio de
nuestra Comunicación por varias razones: 1°, por ser el título de nuestra Comunicación y 2º y
principal. por haberse creado en El Rubio y ser la mayoría de sus componentes rubeños.
"Los que han escrito la historia de l g lorioso alzmniemo español de 1808, hablaron de
nuestras campañas y de la multitud de gucrri l leros que brotó este suelo clásico de patriotismo.
del valor y de la cons1ancia; pero ninguno ha hecho mención de la Partida de los G uerrns,
con la que tal vez ninguna otra guerril la puede compa ra rse en su ag ilidad, en su dcstre;,.a
personal. en su osadía, en su sabia táctica.
Los tres componenlcs que faltan en l:1 lista ele Alv<1rez Chocano fuero n: Bernabé
de Osuna . Antonio Quiroz (el C urita ele Estepa) y un tal Lara, posiblemente también de
Osuna. Seg ún declaración hccha e n l814 por D iego Hiclalg:o, ante e l escribano Antonio José
Rod ríguez, quc dice que los sujetos incorporado\ en los últimos meses de la estancia francesa
en la zona de (Osuna. Ecija y fatcpa ). fueron estos tres, A.P.N.O. Año 1814. Lihro N" 890
(Erróneamente enlegajado en el cuaderno correspondiente a l año 18 l l ).
'· Vestían al uso del país: colz.ó11 corto, faja encamada, hot(11 y ::.apa10 de becerro,
-:.amarra de lana larga. sombrero cafaíiés. lvfunwba n ligerísi1110.1· y arrogantes
caballos, en que llevaban dos escopetas, sable. c11yo nwnejo aprendieron.
cuchillo. pistolas y co11a11a corrida. Todos mu}' buenos jinetes, wdus excelentes
tiradores, conociendu los campos. veredas, lindes y padrones del país, y re11iendo
los calwllo.\ acosrw11brculos a saltar arroyones, barrancos y vallados. Siempre se
resen'aron de la ínfamería, para eviwr s11.~descargas: ¡1ero en viendo caballería.
no co11.~1draban el número de enemigos. Unas veces sal(an 11110 o dos de fo partida
239
VICENTE DURÁN RECIO
a dar la cara y atraer a los fi·anceses a donde esperaban los demás; oiras veces
salían desde luego todos. Jamás comenzaban acome!Íendo; se presentaban para
ser acometidos. Esperaban, cada cual con una escopeta en la mano, y la 01ra
colgada. Todos enajenados dejaban a /os franceses acercarse hasta una dis1ancia
conveniente; y e111011ces disparaban; revolviendo enseguida tus cahallos y huyendo
sin desordenarse. A la carrera cargaban las escopetas, que habían vaciado.
Co111enían. a los caballos, para ir dando lugar a que lo.vfranceses ganaran terreno,
y se aproximaran a la dislancia que antes, y a una voz del co111m1da111e, volvían
caras, y hacían otro disparo; continucmdo de esta manera, 111ata11do franceses,
hasta que esws, convencidos de que era imposible a/cam:.arlos, hacían alto, y los
Guerras paraban también.
Daba que pensar a los fra nceses aquel conflicto. Si ava nzaban. mor ían. sin conseguir
llegar a ellos; si paraban, morían. porque tiraban los Guerras a la masa, sin errar un tiro. Por
último se retiraban los franceses: y los G uerras iban cargándolos, a la distancia conveniente.
Acobardados aquellos, huían a la desbandada; y los Guerras comenzaban a cortar a los que
iban quecl:ínclose atrás, hacie ndo una matanza horrible. No había recurso alguno para librarse
de esta sabia táctica. Lo único que pudieran haber adoptado los franceses era el fuego a
caballo: pero los Guerras tomarían entonces miís distancia. para librarse de las carabi nas, con
las cuales el 50ldado de caballería no acierta un tiro, y con las escopetas lo habrían apuntado
muy bien. Cuando a Coronilla le recibieron confesión en la cárcel. de Sevilla. a consecuencia
de una intriga. que é l puso en juego después de la g uerra para proteger a los Niños de Ecija,
cuya persecución se había encargado a los Guerras, que volvieron a formar partida: al hacerle
cargo de haberse ha! lado en la muerte de un español. no se defendió desmintiénuolo, sino
alegando un servicio; y afirmó que podía justificar. haber matado por su mano ochenta y
cinco francesc!'.. Si así fue, no tenía Francia caballería para cien partidas como la de los
Guerras. Si estos hubieran sido franceses ¡ cómo había resonado. no el clarín de la fama,
sino toda una trompetería¡. Pero tenían la gloria y la desgracia de ser españoles, de ser de la
patria de los héroes pobres y perseguidos; y Coronilla murió en presidio, y los otros fueron
muriendo acomodados de guardas en los cortijos y caseríos. cuando cada uno merecía una
faja de general. o si esto no por falta de conocimientos. otro puesto, con el que se premiase
su mérito; que el hombre que tales prodigios hace, sin estar en carrera; sin esperar grados y
sueldos; sin lk:var otro objeto que matar enemigos de su patria, merece mucho para el que
sabe apreciarlo".
Ahora vamos .i extractar algunos hechos curiosos realizados por la Partida de los
Guerras:
En el camino que ele Estepa conduce a Ecija, tropezaron una vez con una sección de
lanceros q ue liaban escolta a la señora de un coronel francés. Tral>ose una lucha encarnizada:
los lanceros se batieron como bravos. pero el resultado fue morir algunos de ellos y quedar
la coronela en poder de los Guerras. Tres días la tuvieron en su poder, cuidándola como a
una gran señora y a l cabo de ellos, como los franceses hicieran g randes ofertas de que nada
ocurrir ía al que la devolviera a s u marido, fue acompañada por Diego Hidalgo hasta Santaella
240
LA PARTIDA DE LOS GUERRAS
donde se encontraha el coronel francés. Este agradeció el noble componamiento tenido con
su esposa. obsequió a H idalgo y le dio una escolta de franceses que le acompafiaron hasta el
lugar que el quiso.
Otra vez estaban los Guerras en un cortijo cerca de Osuna. cuamlo vieron venir por
el camino una partida ele unos cuarenta franceses. El comandante de los G uerras, Mig uel
Hidalgo, s upuso que si los franceses los divisaban en vez de querer combatir se ampa rarían
de Osunu. Para evitarlo era menester atraerlos con uslucia al cortijo. Encargó la misión a
And rés Luque (a) el Cordobés, natural o vecino ele Puente Genil. Montó e n su yegua y salió
hacia el camino, fingiéndose dormido, y cuando ya estaba cerca de los franceses, hizo como
que se asustaba, revolvie ndo la yegua hacia el cortijo. Los franceses le siguieron y para
animarlos en su empeño. hizo como que se caía ele la yegua: volvió a montar y los franceses
lo siguieron hasta las puerta:-. del cortijo. Salieron entonces los G uerras, mataron unos cuantos
de enemigos, y quedaron prisioneros todos los demás, que más tarde fuero n enviados por
Miguel Hidalgo al general Ballesteros.
Por noticias particulares adqu iridas por el Memorial Ostipen~e. podemos añadir
a las hazañas anteriores, dos hechos del Cordobés: Perseguido una vez. cerca de Ecija por
241
VICENTE DURÁN REC IO
una partida de dragones. les hizo frente él solo, confiado de la velo;, carrera de su yegua. Les
causo ocho baja~ entre muertos y heridos y escapó de su~ per-,cguidores.
A lo~ pocos días fue hecho prisionero en el cortijo de l~la Redonda. y se evadió
tiníndosc a l río. montado en su yegua, desde los tajos que hay en el camino de Ecija, en el
sitio de la Cru;: del Esparraguero o tajos del río Blanco.
Nos consla por documentos existentes en el Arch ivo Municipal de Osuna. que
una vez que los franceses abandonan Andalucía, muchos de los guerrilleros y otros que
no lo ernn, se echan al campo y comienza un.i nueva etapa de bandolerismo que asola con
sus robos, crímenes e incendios de cosechas las comarcas de [cija, Osuna y Estepa. Estos
malhechor0s forman bandas y entre esrns. la más cruel y aterradora. la llamada "Los Siete
Niños de Rcija''.
Entre otras cosas d ice que. reunidos en la Sala Capitular del Ayuntamiento de Osuna
los Capitulares y la mayor parte de los propietarios y hacendados de la Villa, e l Señor Alcalde
propone que urgentemente se dehc crear una Ronda Armada con el objeto de perseguir los
muchos ladrones y malhechores l[LK' infestan el término. con el correspondiente permiso y
autorización del Gobierno.
Acordaron que se compusiese d icha Ronda ele doce hombres y cuyo jefe fuese Juan
Guerra atendiendo las circunstancia que en é l y sus compañeros residen. Para que esto se l levc
a cabo lo mns rapido posible, se nombra una Com isión formada por los Sres: don Cristóbal
Govantes, don José Limeño y don José Jurado qm:, una vez term inado el Cabildo, se ponen
en contacto con los Guerras.
Al día siguiente, 7 ele septiembre. se reune de nuevo el Cabildo para tratar de los
contactos llevados a cabo por la Comi~ión con los Guerras. y se acuerda lo siguiente: Que la
Ronda Armada estará compuesta por los siguientes hombres: M iguel Hidalgo como primer
comandante. Juan Guerra como segundo comandante, Diego Hidalgo. Miguel Guerra, Manuel
QuirOL, José Copete (Coronilla), José Guerra, Juan l3ermudo. Antonio Quiroz . Ma nuel Marín,
Franc isco Quiroz y Tomás Olmedo. Que ~e les abonar.í las respectivas racio nes ele paja y
cebada y doce reales de vellón d iario~ a cada uno, que le serán pagados por la Tesorería. Que
se les dará un pasaporte vi~ado y el c:orrespondicnle permiso de arma~. Una vez extendidos
estos documentos por el Ayuntam iento, se acordó que desde el día sigu iente comenzaran a
ejercer sus func iones.
242
LA PARTIDA DE LOS GUERRAS
Los Guerras comienzan a ejercer sus func iones y en poco tiempo limpian de
bandidos y malhechorc:-. todo el término de Osuna y parte de los de Eci,ia y Estepa.
Por lodo esto y muchos hechos más, llevados a cabo por la Partida de los Guerras,
El Ayuntamiento de El Rubio les levantó un monolito, tal día como hoy del año 2000, que
recuerda las hazañas de estos valientes rubcños.
BIBLIOGRAFÍA
- Vicente Ourán Recio. La verdadera historia de los Siete Niños de Ecija.(Ecija). 1994.
- Mcrnoril Ostipense.
243
LA ÉPOCA DE LOS SECUESTROS
EN LA PROVINCIA DE SEVILLA
A mediados del siglo XJX una serie <le circunstancias provocan un substancial
cambio en las pautas de comportamiento y de patrón del bandolero andaluz que se conocía
hasta entonces. Por un lado, se dan situaciones específicas o concretas que afectan bastante al
anterior modelo de salteador y ladrón <le caminos. Así, a juicio de investigadores y estudiosos
los pormenores que se dieron en la muerte de José María el Tempranillo y l a rcti rada de Juan
Caballero a su Estepa natal cierran toda una época.
Por otro lado. también. se dieron, que duda cabe, otros acontecim ientos que habían
de influir definitivamente en el cambio de modelo del bandolero. El primero fue la creación
de un cuerpo ele seguridad fuerte y un.i ficado bajo un solo mando en el 1844. era la Guardia
Civil, que a partir de ahora se hizo presente en todos los lugares donde se alterase la normal
convivencia con una efectividad desconocida hasta entonces en la persecución y lucha contra
el bnndoleri smo. Además, este nuevo factor vino acompañado por otros hechos provocados
por el avance tecnológico que se vivió en esta época. Así el ferrocarriP estimuló u11
' Roúrígucz Martín, Jo~é A. "Jo~é María e l Tcm¡)ranillo". h:licione, C:nstillo Anwr. 2002. Pág. 289.
' Hemeroteca Munic ipal de Sevilla. La Andalucía del 14 de abril de l885.
' En el 1859 se puso en funcionamiento la línea Sevilla-Lora. y de la Córúuba-Scvilla. Siendo cu la dé~ada de los
sesenl:1cuando ,e dcsa1rnlla las víns férre.i~ 111:\s importantes para Andalucía: Madrid- Sevilla. Córdoba-Málaga, e1c.
245
MANUEL GAVIRA MATEOS
desplazamiento de pas.~jcro~ y mercancías más rápido y seguro, que hizo que islo:-. huyeran
ele los vulnerables caminos y veredas de antaño y, por !>upuesto, el uso del telégrafo. que
indudablemente con~iguió aunar enérgicamente los e~fuerzos de las autoridades competentes
y prestar una rapidez. inédita hasta entonces, en la lucha t:ontra la delincuencia.
Si bien, casi al mismo tiempo que desaparece el salteador ele cam inos y el ladrón
de caseríos nace otra forma de delinquir. que, aunque, como debemos reconocer no es nueva
en la historia, si toma ahora nrntices muy definidos para marcar toda una etapa dentro del
bandolerismo: el secuestro.
También, la prensa de la época llegó a aportar su punto de vi~la sobre este delito:
'"fü el secuestro un crimen de fo:, más dffíciles. Neresita para llevarse a cabo, además de los
medios de 1111 robo con violencia, hombres audaces y de cond iciones no comunes entre los
de su ralea; ocasión propicia. muy diffcil de encorurar; ca/mi/os veloces y rcsisf.el!les para
poder atravesar en pocas hora.~ /arJ.:aS dista ncias; conocimiento del 1erre11n palmo a palmo.
para poder atravesar a escape y en las sombras de la noche lugares ásperos y ji"agoso;
sitio oculto y seguro donde ence/'/"ar a la v(ctima: de una legión de auxiliares. de espías_,.
de cómplices, .fieles y na da torpe.\', y sobre todo es10, el tiempo largo, fas co1111111icacio11es
dffíci/es y peli¡.;rosas con lajúmifiu; y las transacciones y co111pro111e1idos arreglos con los
puril'l71l'.\' del secues1rado" 5.
A lo largo de las últimas décadas del siglo XIX se hicieron famosos por su actividad
en nue~tra provincia, entre otros, dentro de esta modal idad el Maruzo y los Malenos, de El
Arahal; r:rnncisco Lechuga, de Estepa; el Tío Martín. de La Alameda; Melgares y el Bizco
de Borgc con acciones en varias provincias, entre ellas la sevillana ... Y no faltó en cualquier
pueblo, por pequeño que fuese, el secuestrador esporád ico que intentaba, sin duda, dar una
vuelta a su sucr1c con un golpe audaz. La nrnyorfa pag.nban con su vida el intento. así le ocurrió
'Bernaldo tle Qu,rós )' L11is Ardila. "El Bandolerí,mo ,md¡ih17··. Ediciones Tumer S. A.- l')l<~. p. 1-'7.
'H. M.S. La Andalucíll. 27 de ~bril de 1887.
246
LA EPOCA DE LOS SECUESTROS EN LA PROVINCIA DE SEVILLA
a un tal Francisco Marcos (a) Pigino. que complicado en una cau sa de secuestro hnbía sido
prendido por las autoridades y preso en la c,frcel de Gi lena. Murió cuando al ser interrogado
acometió al guurdia que le preguntaba con un cuchillo, pues éste rechazando la agresión
sufrida. y sin resultar herido, le disparó con su carabina reglamentaria dejándolo muerto~.
Pero hemos de convenir que la mayoría ele las veces el se<.:uestro no era obra de un
audaz o solitario bandolero. si node toda una organi,rnción crimi na! que contaban para sus fines
con una eficaz infracstructurn social y cconóm ica. En la que no faltaba el personaje influyente.
o padrino, que diseñaba el secuestro; una extensa red de encubridores o informadores. que
lo hacían posible; y el bandido o bandido, que lo ejecutaban. A veces, se necesitaba una
cantidad importante de pcrsonas, así cuando en agosto del 1870 se detiene, después de una
activa persecución de la G uardia Civil. al :viaruzo y a sus colaborildores por los secuestros
de don Enrique Rubio y don José Reina, hijos de ricos huccndado~. se procesa a treinta y
siete personas, es decir "wda una sociedad seu1es1radora, organizada en es/a provincia.
se¡¡ún tod(IS las pre.rnnciones, y que riene su ce111ro de acción en El Aralia! y ram!ficacio11es
en fas provi11cias de Cddiz, Córdoba y Má/aga·· 7 _ La mayoría de los implicado~ eran de
El Arahal, pero también los había naturales de Sevilla, Utrera, Casariche. Pamelas... No
faltando, incluso, la participaci6 n activa de una mujer: María Torres. ele Casariche. que según
se recogía en la noticia de prensa se hallaba "co1ll'ic1<1 y confesa de haber lrnidn en s11 casa
secuesrrado.1· a c/011 José Reina y a don Agapilo Del¿;ado, al cual asesinaron su esposo y .1·u
hijo, así como al bandido Antonio Poz.o, que i111e111ó d4e11derto •·~
Referencias y elatos que nos dan ide.i de lo cruel y extendido que lleg6 a estar el uso
del secuestro en nucstros pueblos, pese a la dura represión ele la que eran objeto secuestradores
y cómplices. Esta severidad en la represión mostró su cara más implacable y tajante en la
aplicación. bastante generali zad¡¡_ de la llanrnda "'Ley de F11gas'"1• El esquema era siempre.
más o menos, éste: los implicados en causas de secuestro~ eran sacados de la Cé'írcel para
su traslado a un penal más seguro o al lugar del juic io. Por el camino, con el pretexto de
un intento de una hipotética hu ida o ante la presunl'a ayuda ele algunos compañeros para
liberarlos, los trasladados encontraban la muerte u manos de los guardias encargados de su
custodia"'. Así ocurrió con una de las partidas ya citada anwriormcnte, decía la noticia en la
'!dem.
• Recur,o oprcsór llcv;id;i a su más alla ,umbr.: en la elapa de don Juli:ín de Zuga~ti como g(ibcrnador de Córdoba.
pero con ~mplias a1ribu~ioncs 11demás ~n his prov inc-i." de Sc,,1lla y Mí1laga. Ca,;i aniquiló el bandoleris mo en el afio
que e~1t1vo de gobernador. e~ decir e n el 1870. con l:1 aplicac i<ln de é'slc mémdo tan cxpcd i1ivo.
"' A modo de cjemplo1 lambitn recogemos el fi 11 ele otros ;ccue,crndores. l .a A11cl:1lucía. én su ,,tfü:ión del día 7 de
ago~lo de 1870, publicaba: "/\/ ser co11d11c1do de f:.sll!fJO ¡,am i\me,111era w11'Ti111irwl ,·011ocido por d 1ío Mortí11, i11te111rí
0¡1to1·t·dmr,·<, ,le u11 de.rcuÍ<lo de la ;:11ardio <'ÍFi/, y <•chmulo a correr qued1! 1111u•rto tfe 11110s rirus que le <1.W'Sloro11. co11
lo fjfl <! xe no que lo t¡ue es e11tonce~ 1w se de.w·uitlurou por ,·it>l"fO su-; co11c/11r·t(Wl.1,\' " .
En ténnint> parecidos otro periüdic:o sevillano, lil Porvenir del día 17. informaba que "'En las i1111wtliaci1111es de
Pale11ci,ma. provit,ci11 ,le Córdoba. a¡K1reciá mll<•a1·er 11/l{l c11111lrilla de bmulido., co11 <•I jiu de ,w,ll'OI' a c11r11ro ¡,resos
de los ,¡ue se diifro-::.amn de g1111rdia., ,·i,·i/es /Hll'fl .ffc1,es1rar a Josi Orella11ll. /Je /11 r c'./i'i<•ga q11e {lq11ellos .1·0,rfl11•iero11
247
MANUEL GAVIRA MATEOS
prensa de entonces: "A las trt•s y media de la madrug(lda del lunes último fueron sacados
C'inco de los complicados en el sernes1ro del serior Rei11a, de la cárcel del Arahal, por do.1
parejas de la benemérita Guordio civil.
También.fueron 11111erto.~ los rna1ro presos restantes y tres de los once bandidos
que atacaron a los guardias. Los otros ocho huyeron sin que sepamos ha_van sido /1abidos
pues montaban buenos cab(l[los.
Tal vez, uno de los secuestros más emblemático y representativo de esta etapa del
bandolerismo andaluz en nuestra provincia tuvo lugar en Lora del Río.
Por h1 noche, el criado llega al pueblo con una carta reclamando doce mil duros a
la fami lia ele su amo, si querían volver a verlo con vida. Aquella misma noche, la señora del
sccucstraclo y la familia consiguen reunir once mil duros, que el criado llevó rápidamente al
lugar convenido, "dada la prcnwra del plazo concedido por los secues/radores"11 •
,·011 la ¡;uardia civil que ,·,mducfa a los presas, rf'.\'11/wron 11ute1ws Josl Palma Arias, J<>sé Bona/, .luan !'alma y Miguel
l .l'iw. a111ores de mrios se,·111:.\/ms ocurridos en didw 1>m1·i11cia".
Como último botón de muc~trn. la noticia de L;i A11dalucía del 25 de mayo de 1876 que decfa: "F.11 la pro1·i11cia de
N1wl,,a ha .fido 1nuen o por la guardia civil rres crimitwl<·.,· q1u? int,•ntaro11/11xorse al 1er co11d11cido, ¡>orla me11cio11ada
f,1/'rza ".
11
H. M, S. La Andalucía. 4 de agosto de 1870.
' 1 H M.S. La Andalucía, 13 de agosto de 1870.
248
LA EPOCA DE LOS SECUESTROS EN LA PROVINCIA DE SEVILLA
A la maiiana sigu iente . do n A ntonio regresó en su casa sobre una mala estera y casi
desfallecido. Este mismo día marchó. apresuradamente. para Lora un fiscal militar, al objeto
de encargarse de instruir el sumario pcrtinente 1. 1
•
Hasta aquí los hechos escuetos y fríos de este secuestro. E n los d ías posteriores la
prensa informó del mismo con todo lujo de detalle, quizás la nHís completa fue la crónica
aportada por La Andalucía y que transcribimos lite ralmente: "En el día 11 del corriellle,
salieron para apreciar la hacienda de olirns llamada Gabriel /.,oren::.o. sita en este 1érmi110,
a distancia de más de uno legua, don Antonio Ca/ludo Coronel, ocompaíiado de un criado
a caballo, sin armas de defensa, y otro f{11a rda a pie, COI! solo una azada prepa rada para la
diligencia , y el 01ro aprer iador Diego Ledro, acompañado de su amo, et joven Romualdo
Flores Cepeda.
Concluida la operación. regresaron todos los nombrados co11 dirección a es/O Filia:
pero siendo como las tres de la tarde, et Dieµo Ledro quiso pasar anles p or el cortijo de los
Majadales con su amo. efec1uándolo y tonumdo w1 camino que atraviesa la /iaf'ieruia q11c•
posee en esle lugar. fa 1estamentaría del seíior m,irq11és de Casa U/loa, y separánd.ose del
señor Galludo, porq11e éste y .rns dos criados conlimwro11. su marcha por el chaparral que
él mismo posee, cerca de la hacienda de GahricL Lorenzo, al sitio del Manzww. Al llegar
al límile del cha1)(1rral y linde del olivar que en dicho sitio tiene el repetido selior Gal/mio,
próximo al regaj o que baja a la viiia allí inmediata, apareció 1111 hombre que parecía como
trabajador, el cual se unió a otro que inmedialamente, con un retaco. in limó a los caminantes
hicieran alfo. Quiso defenderse el seiior Ca/ludo echándole et caballo encima. pero como el
bruto se asombró, arrojó al suelo el jinete. .fi·acll-trándose és1e una pierna.
"A ni ve l rolf1ico es i111por1anle hacer eon,1:ir que el parlamcnco español arrobó. a principios de 1877. una nueva
ley para per,cguir a los sccuc.stradores. en ella a 1ravé\ <11: ,cvcras y pu11111ales medidas se inlenraba acabar co11 esta
manera coharcle del bandolerismo. En la conocida como '"ley de los .,ec11es11·os"' se establcda que se aplic,1ría no sólo
en la provinc ia que padeciera e l secuestro s ino ramhié n en la, limítrofes; que el castigo para los ~ecue,tradorcs sería
desde cade 11¡i perpetua a muerte: qu.-, se constituiría un Con>ejo de Guerra permanente en cada provin..:ia afectada;
que toda persona ;,e considcrnra inve,tida <k autoridad publica para prender a lo~ sospechosos: c.¡ue e l Consejo de
Guerra autoriLaría recompensas en metálico para la~ ¡x:rsona, o corporaciones que ayudaran a la capltlrn ele lox
reos: que la, mnoridade, civi les o mil itare, podrían proponer la exención dc\ l servicio ele las armas a l.i pc'rsona c1ue
denunciara a cualquier proccs,1clo por e,1os delito, . etc .
249
MANUEL GAVI RA MATEO$
Este atentado se re faciolla, según muchos, con la barbarie del pueblo bajo de esta
villa, aumentada con predicaciones políticas de aliw ws de11WROROS de mala índole: Pues
no se debe olvidar, que el Chaparral, donde se verificó el secuestro, es incendiado todos
los a,ios, desde que el don Antonio Gal/11do terminó con su~ co111¡,aíieros. la operación de
repartir el caudal del inolvidable don .luan Qui11tc111itla J\1011/oya, entre los pobres herederos
del mismo. Es de notar, que es/os incendios, se repite// clurwtte varios días y en distintos
[ufiares, y horas, hasta concluir el incendio de todo lo que puede arder.
l:,'I seiior don /\1anucl Bravo \laldés, dignísimu j uez insm1ctor de este partido, con
w1 celo di,?no de todo elogio, se halla e11 audie11cia desde la siete de la ma,1ana a las siete de
la tarde, aunque si ha tenido tiempo para comer, consiguiendo tener en la cárcel más de diez,
detenidos: y sigue sin levantar 111a110 ayudado por el 110 menos digno y aclivo capitán de la
Guardia civil señor Pulión 'Luleta. habiendo llexado en el expre.w de esta larde, el roronel
}<fe de la provincia, con dos oficiales y fuerz,a, sin que haya aparecido el magistrado de la
Audiencia, que se anunció vendría para cooperar e11 la im·estigación del deliw, el pueblo
sigue consternado".
En los días posteriores la prensa y la cla~e pol ítica no parar án de reflexionar sobre
el terna, concluyendo con severas alirmacioncs que intentaban poner el dedo en la llaga de la
herida. Se culpaba a la clase política gobernante del momento que no sólo no sabía ext irpar
este mal sino que contri bufo ul mismo con su actitud negativa y relajada, y poco o nada hacían
para amparar al ciudadano honrado y a sus intereses. Llegando, incluso. a concreti zar uno de
los cronistas que el germen de todo el atraso endémico en que vivía nuestra región se debín
250
LA EPOCA DE LOS SECUESTROS EN LA PROVINCIA DE SEVILLA
a "los numerosos robo~ y atentados de que es teatm Andalucía, (que) constituyen, O/ras
tantas rhnoras de 1111es1ros progre.1·0.1·, industriales y agrícolas. El /obrador huye de los
campos, el indusrrial rehúsa exponer sus capitales. l\t¡ttf la admini.1·1ración está al servicio
de la polftii:a, es su est!ava, su víctima, y la política 110 se hace para <'I país. sino para los
polí1icos, de las diferentes.fracciones en que para su juego. se hallan dil·ididos"i4 •
Tal fue la excitación y la curiosidad popular levantada que el tema del secuestro del
Sr. Gal ludo se llevó nípidamentc al Congreso, donde se debati<5. una ve7 1rnís, por los grupos
políticos del momento sobre el espinoso tema del bandolerismo andaluz. Avanzando el seiior
Sagasta. rresidente del gobierno liberal de entonces, que ya había habido algunas detenciones.
y que estos cri minales habían sido entregados a los tribunales militares en cumplimiento de
la ley vigente.
Que duda cabe que tanta expectación fue aprovechada tanto por los conservadores,
entonces en la oposición, corno por los liberales para debatir sobre otros temas, en este caso
concreto sobre la idoneidad o no del establecimiento del jurado para estos y otros casos
problemáticos. así como el eterno tema de la seguridad ciudadana en A ncla lucía, que tanto se
había agraviado de nuevo con este atropello.
En segundo lugar. se precisó que el seii or Galludo era una persona querida y
apreciada por sus convecinos, pue~ "Jie111pre /,a salido al campo solo. o c011 11n criado, sin
género de prt'cauciones"1"
Por último. se concluyó el sumario prendiendo a seis personas. que fueron llevadas
a Sevilla. Tres eran los autores matcri,tles del secuestro, dos de ello:-. vecinos de Lora y
tenidos, hasta entonces. por hombres decentes. El primero de ellos era el mismo criado que
acompañaba a don Antonio el día del <,ccuestro, y que volvió para llevar el dinero n los
secuestrnclores. Fue denunciado, en su día. por un zagal de quince años que vio como el
criado repartía el dinero cid secuestro con los otros dos. El segundo autor del atropello llegó
1
'H. M.S. La Andalucía, 16 de abri l de 18117.
'H. M.S. La Andalucía. 5 de mayo de 18117.
" ldem.
251
MANUEL GAVIRA MATEOS
a desempeñar cargos populares en la misma villa y gozaba de muy buena fama. El tercero se
había visto favorecido en su día por el legado testamentario que el señor Gal ludo administró.
L os tres restantes se comprometieron corno cómplices en menor grado.
Meses después, a finales de marzo de 1888, tuvo lugar, en el Cuartel del Carmen de
Sevilla, el sumarísimo consejo de guerra contra los presunt.os reos del delito de secuestro de
don Antonio Galludo. El fiscal pidió la pena de muerte para tres de los procesados y cuatro
años de prisión para el cuarto, otros dos implicados fueron liberados con anterioridad.
El juicio, que fue público según la prensa de la época. duró poco. pues al segundo
día se falló la causa contra los autores del secuest ro. La sentencia fue de dos condenados a
cadena perpetúa. un tercero a veinte años de presidio y el cuarto fue absuelto. por no resultar
cargos contra él'7 .
Pero, ironía de la vida o casualidad del dc!>tino. un año después al juicio, de nuevo
nuestro rico y honrado labrador de Lora del Río recibió un anónimo amenazante, en él se le
pedía la suma de dos mil reales: además se le indicaba la hora y el sitio en donde había de
depositarlos, con sus correspondientes amenazas, por supuesto.
La Guardia Civil, al tener conocimiento del hecho. tomó las medidas oportunas
consiguiendo rápidamente la captura ele dos vecinos de aquella localidad, ambos con malos
antecedentes y fama. Uno de el los, que era el terror de los vecinos pacíficos de Lora, se creyó
que era el autor del anónimo, supuesto que la carta que se le hizo escribir resultó igual a la
letra del escrito anterior" .
A partir de ahora, y ya en la última década del siglo XIX, las noticias que aparecen
de don Antonio Galludo, se refieren a sus llegadas y salidas de Sevilla, principalmente
por motivos de las fiestas primaverales de la capital andaluza. Y que duela cabe de que el
bandolerismo andaluz, como tenómeno social y político rico en matices, iba llegando a su
ocaso ante el progreso de los tiempos.
252
CACIQUISMO Y MANIPULACIÓN ELECTORAL
EN LA SIERRA SUR. LAS ELECCIONES DE 1863
EN EL DISTRITO DE OSUNA
La Sierra Sur de Sevi 1111 no sería una excepción. En ella tenemos un perfecto ejemplo
de la mnnipulación electoral marcada por las especiales condiciones de la comarca. Se trata
de una zona rural, con una tierra muy desigualmente repartida y poderosos propietarios
que usanín su influencia para manipular el voto de la reducida elite local a la que el sistema
censitario permitía el derecho de votar.
Aunque generalmente triun faba en las elecciones el candidato del gobierno o de los
graneles propietarios latifun distas. en ocasiones la elite local lograba imponer sus intereses
y promocionar a sus candiclmos. En esto radica preci samente el interés de estudiar las
elecciones de 1863 en el distrito de Osuna. A pesar de la intensa presión ej ercida por el
mayor propietario ele la comarca, el duque <le Osuna, para promocionar a su administrador
y el apoyo decidido del gobernador civi l, la el ite de labradores locales consigue ganar las
elecciones con un candidato opuesto.
253
JOSÉ MANUEL NAVARRO 0OMINGUEZ
LA SITUACIÓN POLÍTICA
En 1863 se agotaba el mandato legislati vo ele c inco años del Congreso elegido en
1858. por lo que debía convocarse elecciones generales a Cortes. A esas altura~ el gobierno
de la Unión Liberal, que había mantenido el poder largo tiempo. se encontraba francamente
en crisis. H abía i ntentado mcclianlc una amalgama de hombres ele d iferentes tendencia~, bajo
el ecléct ico nombre de "Conservador liberal", conseguir una c ierta amplitud ele maniobra
política dentro del campo moderado, manteniendo a los progresi stas al m argen del poder. Pero
esta misma ambigüedad había perm itido a los líderes buscar las más variopintas al ianzas.
E l Gobierno. por su parte. dirige instrucciones a los gobernadores civi les para que
apoyen las cand idaturas ele los hombres que presenta en los diferentes dist ritos, nunque sin
que se no te clemasiado. guard;indo las formas. Si por un lado se indicaba a los gobernadores
que " ... 11.0 con/imdir6 V.S. ni por un i11s1a11te el patrió1ico deseo de 1·a 1ri11q(a,ues
cien os principios, con la cooperación activa del poder plÍblico en apoyo de candidatos
determinados", el Gobierno señala cl aramente que •·.. . no puede ser i11difere111e espectador
de una contienda en que Pan u ser empeñados intereses inro11111e11.rnrables··. En consecuencia
ordena a los gobernadores que apoyen a los cand idatos que compartan las ideas del Gobierno.
mientras que deben ''... procHrar de1ener en su carrera de in1riia.1·" a los adversar ios.2
' GUEROLJ\ Y PEYROLÓN. ,\ntonio: ,'v/e11wria de mi admi11istn1ci6n c11 la pro11i11da de S1•1·il/a ,·"1110 gobc•nl(ldor
de ella desde l./ )1111io lrCl.\la 24 octubre 1863. Sevilla. 1878. (reed.) Sevilla, 199J, v. l.
1
GUEROLA Y PEYROLÓN. Antonio: Memoria de mi adminis1r:1ci611 en la provincia de Sevilla como gobernador
de ell<> lbde 14 j unio hHsl.l 24 octubre l!163. Sevilla. t878, (reed.) Sevilla, 199:\, "· l.
254
CACIQUISMO Y MANIPULACIÓN ELECTORAL EN LA SIERRA SUR. LAS ELECCIONES DE 1863 EN EL DISTRITO...
nombramiento. Pero, como reconoce en sus memorias, cmecía <le experiencia en la provincia
y Sevi lla ". . .110 era pro vincia f ácil de manejar en ma1eri(I de eleccio11.es". 1
EL DISTRITO DE OSUNA
l ,as e lecciones eran muy restringidas, por el carácter censitario del su frag io. La
ley electoral de 1846 establecía una renta mínima para poder votar por lo q ue de los quince
' GlJcROLA Y l'EYROLÓK, An1011io: Memoria de mi admini,1raci6n en la provincia de Sevilla como gobernador
de ella desde 14 junio hasta 24 ocrubre 1863. Sevilla. 1878. (reed.) Sevilla. 1993. v. l.
'GUEROLA Y PEYROLÓN. Anton io: Memoria de mi admi11istrnció11 n, la provincia de Se,·illa como gobern.ndor
de l'lla deldc• l4j1111io haslll U octubre 1863. Sevilla. 1878, (ree<l.) Sevilla. 1993. v . l.
255
JOSÉ MANUEL NAVARRO DOMÍNGUEZ
millones de habitantes de España sólo tenían derecho al voto los mayores contribuyentes,
157.000, poco más del l % de la población y el 3'6 % de los vecinos. El d istrito de Osuna
podía considerarse afortunado. pues reunían la renta suficiente para poder ejercer el derecho
al voto el 5'2 % de sus vecinos. Destacan en el conjunto poblaciones como Casariche, Lora
de Estepa. La Roda y Estepa que superan ampliamente la media de la comarca.
De todas formas el distrito de Osuna era una zona sometida al control del a lcalde
de Osuna. Francisco Fernández, rico propietario local calificado por el propio gobernador
civi l como·'... verdadero cacique del puehlo".<> Ocupaba la alcaldía de la localidad desde
hacía diez aiíos y anteriormente había ejercido como diputado provi nc ial. Hombre adicto
a l duque no dejó ele expresar en sus cartas y artículos de prensa los beneficios que la casa
seiiorial habín proporcionado a la ciudad, como el apoyo prestado al proyecto ele construcción
ele una vía lcrrea que, pasando por Marchena, Paradas y Arahal. fuese a empalmnr en In de
Morón a Utrera,7 el reparto de limosna a los pobres o el sostenimiento de establecimientos de
benelicencía, parroquias, institutos y conventos de mo njas.~
Realmente su poder provenía del apoyo del duque de Osuna, Mariano Téllez Girón,
dueño de la mayor parte de las tierras del término municipal de la c iudad y de importantes
fincas situadas en los pueblos cercanos. Estas tierras eran explotadas por graneles labradores
y colonos que dependían del duque para la renovación de los contratos ele arriendo. Y
precisamente en estas fechas el duque estaba introduciendo importantes novedades en la
gestión ele su~ tierras.
En 1860 la ca~a ducal pasó una circula r al apoderado general de la casa. Juan Bravo
Murillo. para suspender las garantías e n el traspaso ele las tierras de padres a hijos y los
arriendos a lnrgo plazo, y eslableeer nuevos arriendos a corto plazo, con rentas más elevadas.
Por otra parte a fines de 1962, durante su visita a Osuna, el duque se comprornetió a repartir
' UUEROLA Y PEYROLÓ~. A111onio: Me111orio de 111i ad111i11is1roci611 en la ¡1ro1,incia de Sevilla como gob"rn"dor
,le ella desde /4 j1111io ha1w 24 r1<·111bre 1863, Sev illa, 1878. {rccd.) Sev illa. 1993, v. l.
6 GUEROLA Y PEYROLÓ:--l, A111onio: M e111oria de 11,i ad111i11i.r1raci611 en la prol'incia de Sevilla como gobern"tlor
de ella clesrle 14 j1111io lwsia 24 ocwbre IS63, Sev il la. 1878. {rccd.) Sevi lla. 1993, v. l. p. 56.
' Carta de Franci~co Fermímle~. del 21 de octllbre ele 1863. p11bl icadn en Ln 1\11da/11da.
'Ca11a de Franci,<.:u Fcrnánde~. del 21 ele octubre de 1863, publicacln en L" 1\11d"tuda.
256
CACIQUISMO Y MANIPULACIÓN ELECTORAL EN LA SIERRA SUR. LAS ELECCIONES DE 1863 EN EL DISTRITO...
tierras en pequeñas suertes a unos 4.000 braceros, artesanos y yunteros que se le acercaro n
pidiendo tierras para da r pan a sus h ijos.''
Esta reforma de los contratos y el reparto de las suertes pe1j uclicó seriamente la
posición ele la veinte na de graneles labradores arrendatarios del duque. que hasta el momento
habían disfrulaclo de las tierras y cfecwado mejoras, haciéndolas cada VCL más pro ductivas,
con la garantía de continuar a rrendiíndolas y de poder traspasar los contralos a sus hijos.
Además para atender e l reparto prometido se necesitaban nueve o diez mil fanegas de tierra,
que dejarían de arrendar.'º
Esto les llevó a negociar la continuidad de los arrie ndos con el apoderado general
de l duque .Juan 13ravo Murillo. 1' La oposición planteada por los labraclorcs d io su fruto y tras
du ras negociaciones con el duque una comisión logró evitar q ue se alterasen muchos de los
traspasos y se modificasen la mayor parte de los contratos. Pero no consiguieron satisfacer
plenamente sus aspiraciones.
Con forme los co ntratos fueron venciendo el administrador del duque y el alcalde
de Osuna se encargaron de negocia r las nuevas condiciones de arriendo o de expulsar a
los colonos reacios. Algunos cortijos fueron divididos en pequeñas suertes y arrendados a
yunteros. Lo que no satisfizo ni a los labradores, que perdieron su arricndo,' 1 ni a la mayor
parte ele los modestos campesinos, que no alcanzaron tierras en el reparto. El beneficio para
los propios y unteros agraciados no está ta n cla ro pues les fue impuesta una elevada renta. 13
Estas actuacio nes enrarecieron el ambie nte político en Osuna, hasta ese momento muy
tranquilo, aunque no parecía alterar la clave de las relaciones políticas en el distrito, es decir,
la dependencia de los electores de su vinculación al duque.
El control del distrito de Estepa era algo más d ifícil. La población sólo contaba con
el 48% de los electores, presentando algunas poblaciones de la sección un importante número
ele los mismos, por lo que había de contarse con los alcaldes y notables de estas localidades
para asegurar la victoria. Adem¡is la e lite local estepeña estaba dividida e ntre progresistas
257
JOSÉ MANUEL NAVARRO DOMINGUEZ
Pero el duque de Osuna tiene otros planes. Considerando que sus intereses podían
estar mejor representados en el Congreso con la persona que administraba sus rentas propuso
para su partido a su administrador general Joaquín de Robledo. Contaba para conseguir su
objetivo con Francisco Fernández y su habilidad para manipular las e lecciones, 16 con los
regidores de los cabildos en los que tenía grandes propiedades y con e l voto de aquellos de
sus arrendatarios que fuesen electores. A tocios ellos les remite una c ircular en la que le:s
instaba a votar a Robledo. 17
" (;UEROLA Y PEYROLÓN. A,uonio: .•Wemorio de mi ad111inis1mdó11 en lo provincia de Sevilla 1·011w gobernador
,1,, ella desde 14 junio has/a 24 oc11,bre /863, Sevilla, 1878. (recó.) Sevilla. 199'.'. v. l.
"GUEROLA Y PEYROLÓN, A111onio: Memoria de mi admi11is1r<1< ió11 en la provincia de Sevilla como gobernador
,1,, ella de.wle 14 junio has/o 24 oc111bre 1863. Sevi lla. 1878, (rccd.) Sevilla. 1993. ~- l.
1• Carta de Francisco Carvallo. del 14 de oc1ubre de 1863. publicad.i en el número 1.802 de u, Andalucía_
" Caria de Francisco Carvallo, del 14 de oc1ubre de 1863, publtc.1da en el número 1.802 de L,1 Andaft1cía_
" Carta de Manuel Moreno Lópcz a An1onio Gucrola. sep1icmbrc 1863.
258
CACIQUISMO Y MANIPULACIÓN ELECTORAL EN LA SIERRA SUR. LAS ELECCIONES DE 1863 EN EL DISTRITO...
Con esta confianza Gue rola se limitó a remitir una circular a los alcaldes
recordándoles que Robledo era e l candidato gubernamental e invitándoles a promover su
candidatura. Redactó la misiva e n términos mesurados para que no pudiese " .. .tomarse por
coacción, y al mismo !iempo demostraba bien quién era el candidato ministerial".
Pero el rumbo de la nave ele Robledo, que parecía claro contando con tan favora bles
vientos, comenzó a verse amenazado por la aparición ele nubes tormentosas en el horizonte.
A primeros de octubre, una semana antes de la elección. Fcrná ndez avisó a Guerola de la
presentación de otra candidatura. Al parecer Fcrnández, habiendo advertido cierta oposición
en el distrito por pa rte de los miembros del partido progresista, acudió a una junta del partido
259
JOSÉ MANUEL NAVARRO DOMINGUEZ
para informarle~ del apoyo del duque y del G obierno n Robledo, descubriendo la candidatura
del brigndier José Saavedra y Valle . Saaved ra había sido diputado por Écija por el partido
progresista en la anterior lcgislalllra y era cuñado del general A rmero, c uyos numerosos
parientes le apoyaban en la comarca haciendo campaña por él.V
LA ELECCIÓN
' -' C¡irta ele Francisco Fcrnándcz :1 i\ntonio Guerola. 5 de ocl.llbrc de 1863.
"Carta de Jo,é Saavcdra a Antonio GueroJa. 15 de septiembre uc 1863.
"' C'.1m1 de Fr:111c"co Femández a Antonio Gucrola. 5 de octubre de 1863.
"'GUEROI .A Y PF.YROLÓN. Amo1110: Memoria de mi ad111111is1raciá11 t'll la ¡m11·i11cia de Sevilla como gobernwlor
de dla dl'sth· l./ Jimio luwa 24 oc/ubre 1863. Sevilla, J87R, (ree<l.) Sevilla. 1993. v. l. p. 270.
260
CACIQUISMO Y MANIPULACIÓN ELECTORAL EN LA SIERRA SUR LAS ELECCIONES DE 1863 EN EL DISTRITO ...
José Breciano y Cristó bal Vilchcs. junto a otros grandes labradores, compraron votos y
coaccionaron a otros electores que les debfon cantidades, por arrendamientos de fincas o
préstamos, para conseguir la elección de Saavedra.27
·° Carla de Francisco Carva llo. del 14 de oclllbrc de 1863. put>licada en el n11mcro 1.802 de La Andaltu:ía.
-'' GUEROLA Y PEYROi.,ÓN. Amonio: Memoria de mi ,ul111i11iHmci6n e11 la pm1·111C'ia de Se,·illa ,·n1110 gobernador
de <'lla desde 14 junio liosw 24 oc/ubre 1863. Sevilla, 1878, (rccd.) Sevi lla, 199\ v. l.
261
JOSÉ MANUEL NAVARRO DOMÍNGUEZ
A juicio del gobernador civil la victoria se debió u que los partidarios ele Saavedra
supieron mantener la candidatura en secreto hust<1 el último momento para sorprender a las
autoridades, confiadas en el triunfo de Robledo, y evitar que hiciesen una campaña activ,1.
Además una facción de Osuna enemistada con el duque y Robledo se unió a los amigos de
Saavedra en Estepa para conseguir la mayoría de los votos.
No faltó quien consideró que Fernández había traicionado sus promesas de apoyar
a Robledo, considerando que un hombre de su influencia no puede perder la elección en su
distrito. Su do minio del pueblo durante diez años y el hecho de que fuese la primera derrota
e n su vida permitían sospechar que había obtenido promesas del vencedor para traicionar a
Robledo y al duque.
De todas formas ninguno de los dos candidatos arrastró de forma c lara el voto del
electorado. Saavedra se a lzó con el triunfo con el apoyo de tan sólo el 40,7 % de los electores.
Pero su riva l sólo consig uió e l voto del 35 %. La abstención, del 34 ''fo en Estepa y del 24 %
en Osuna, e n principio debía perjudicar a Saavedra pues eran los prog resistas quienes hncían
campaña por la abstención.
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CACIQUISMO Y MANIPULACIÓN ELECTORAL EN LA SIERRA SUR. LAS ELECCIONES 0E 1863 EN EL DISTRITO...
El propio Carvallo, que achacaba la oposic ión a los valores cívicos liberales de sus
conc iudadanos. reconoce en su carta que la alteració n de los arrendamientos había afectado
a los labradores predisponiéndoles a la oposición.:16 De hecho Antonio Mendoza, alcalde
en 1860. se negó a encabezar una comisión municipal para recibir a l duque cuando efectuó
su visita a la localidad.37 Y en 1863, siendo teniente de alcalde, encabezaba la oposic ión al
candidato ele la casa ducal j unto a otros regidores y grandes labradores perjudicados por la
disposic ión del duque.311
32
Carta de rrancisco Carvallo . del 14 de octubre de 1863. publicada en el nú111ero 1.802 de La /\mfalucín.
,; Carla~ de Francisco Fernández a Anton io G uerola del 19 de ~eptiembre y del 13 de octubre de 1863.
·" Carta de Prancisco Ferm\ndez, del 2 1 ele ocwbre de 1863. publicada en La A11da/11cíu.
'' Carta de Francisco Fernánclcz.. del 2 1 de octubre d(> 1863. publi<;.ida en La A11dalttcía.
~. Carta de Francisco Carvallo. del 14 de octubre de 1863. puhlicada en el n6111ero 1.802 de la Andalucía.
"Carta de Francisco Fernández. del 2 1 de oc1ubre de 1863, publicada en L.a Amlaluda.
"Carta de Nicolás María Lucena, Anlonio Mendoza, José María Vcmn, An iccto ,le la Puerta y :'\11 anuel Luque, de
octubre de 1863, publicudn en El Porvt'nir.
''' Carl;i de Nicolás María Lucena. Antonio Mendoz.a. José María Vento. Aniccto de la Puerta y Manuel Luque, de
octubre de 11163. publicada en El Po1Tl't1ir.
"' Carta de Francisco Fcrnilnde,:, del 2 1 de octubre de 1863. publicada en La A11dal11cía.
263
JOSÉ MANUEL NAVARRO DOMÍNGUEZ
labradores pc1juclicaclos rechazaran ciar s u apoyo a Robledo. candidato del duque. y optasen
por dar su voto al candidato progresista. Probablemente f'ue ron estos los ".. .respetables y
legítimos derechos'' a que se refieren los regidores de Osuna para justi fü.:ar su actuación,
según declaran ·'... sacrificando en aras del bien del pueblo su 1ran.quilidad y reposo":'
Guerola sólo puede consolarse con la carta recibida del ministro Moreno López, en
la que explicaba que ni Candau ni Saavcdra suponían un inconveniente para e l Gobierno, que
había logrado colocar a sus candidatos en la mayor parte de los d istritos.
"Carta de Nicolás María LuC'cna. i\nronio i\.'lendo,.n. Jo~é María Vento, A11icc10 ele la Puerta y Manue l Luquc. de
octubre de 1863, publicada eu El Pun1enir.
264
UN PATRIMONIO ARTÍSTICO OLVIDADO. LAS
IGLESIAS DE LA SIERRA DE OSUNA.
1
Tan sólo bay que echar una ojeada a las guías artí~ticas e in ventario\ n:alizados en la provincia de, Sevilla parn poder
comprobar como prácticamente se reduce a una~ pocas líne;,~ el patrimonio de estas iglesia~. HER:-IANOEZ DÍAZ,
J .. SANCHO CORl3AC HO, A.: F.dificio., religioso.~ y objl'los de culw saqu<'ados y d es/m ido~ por los 111arxis1as
e11 los p u,,bltis de la provincia d<' Sei.:illa. Sevilla. 1937. HERNANOEZ D IAZ. J.: SANCHO CORl3ACHO, A.
COLLA.:-ITES DE T ERÁN, r.: Cmiítoio arq11eol6gico y ar1ís1irn de In provincia de Sevilla. Sevilla, 1943, l. 111. p.
A.A.V.V.: /11ve111a rio artístico de la prol'i,w ia de Se••illa. Sevi lla. 1982, l. l. pp. 489-502; MORALES, A., SANZ,
tvl.J .. ScRRERA, J. M. , VALl)IVfESO. E.: G11ía w·1f1·tir·o d<• Sevilla.\" su prtn•inci(I. Sevilla. 2004.
265
MAGDALENA ILLÁN MARTÍN, LINA MALO LARA, ANTONIO JOAQUIN SANTOS MÁROUEZ
sevillano y andaluz. Además tocios estos edificios desde el punto ele vista a rquitectónico
mantienen rasgos similares que permiten establecer un claro parentesco que habla de una
arquitectura local con rasgos propios. Así todos ellos muestran muros lisos de mampostería,
articulados en el exterior por contrafuertes y revestidos por cal, añadiendo en el astial de
los pies una espadaña o torre de ladrillo. En su interior, las más pequeñas eran de una sola
nave con cabece ra cuadrada y separada por un arco toral, mientras que las más espaciosas
mostraban tres naves separadas po r columnas o pilares y cabecera abovedada siguiendo los
cánones de la arquitectura sevillana de la segunda mitad del siglo XV II I.
Así pues, iniciando nuestro recorrido por este patrimonio histórico y artístico de
las a ntig uas pueblas de la sierra de Osuna, comenzare mos por aquellos bienes inmuebles
que consideramos de mayo r antigüedad, siendo, sin duda, la que estructuralmente responde
a las construccio nes locales del siglo XVll, la actua l y remodelada parroquia de Nuestra
Señora del Rosario de Martín de la Jara. Esta iglesia. que fue totalmente remozada
con un revestimiento moderno allá por la década de 1970, aún conserva el sabor de los
edificios religiosos que originariamente se convirtieron durante el Seiscientos en ayudas de
parroquia de la Colegiata de Osuna. Si ana lizamos su planta y tomamos como referencia las
descripciones que recogen los visitadores del ¡.¡rzobispado hispalense, la iglesia mantiene la
única nave cubierta con un armazón a dos aguas de madera, un gran arco toral y cabecera o
presbiterio de trazado cuadrado y con una techumbre de madera a cuatro aguas, las cuales
266
UN PATRIMONIO ARTISTICO OLVIDADO. LAS IGLESIAS DE LA SIERRA DE OSUNA
actualmente han sido suplantadas por similares de yeso manteniendo aún las vigas tal y
como estaría en origen. Además, en el lateral de la epístola, aparece la capilla bautismal,
aquella que el 16 de julio de 1690 recibió por primera vez la pila bautismal cuando se erigió
este templo en ayuda de parroquia 2 . Su exterior es quiz,1s Jo que ha sufrido mayor perjuicio
a l.o largo ele estos años. siendo sobre todo su torre la que desgraciadamente nada tiene que
ver con aquella historicista construcción de finales del siglo XIX levantada para sustituir a
la airosa espadaña de ladrillo, la cual. junto con la cal de los muros del templo. mantenía
la misma fisonomía exterior que aún pervive en las iglesias de El Saucejo, Navarredonda y
Villanueva de San Juan. Sin duda, si su arquitectura está dentro de lo que vendríamos a llamar
barroco temprano ursaonense, sus bienes muebles igualmente son muy interesantes. A pesar
de que hasta e l día de hoy nada se ha el icho de su imagen titular. lo cieno es que la patrona
de Martín de la Jara es una obra que se puede fechar en años centrales del sig lo XVIII, sobre
todo por presentarnos un icono muy representativo de lo que será el modelo desarrollado
bajo las directrices de Duque Cornejo y su escuela. conservando además una rica policromía
a base de delicados estofados. Esta imagen se encuentra en el nicho Gentral de un retablo
neoclásico muy rcmodelado y de pequefias proporciones que se puede fechar en los años
centrales del sig lo XIX. Pero además sorprende la riqueza e cultórica del templo. que si ya
lo hemos alertado en su patrona. está encabezada por la portentosa figura de su crucificado,
el Cristo de la Sangre, obra de la segunda mitad del siglo XVI que sigue los cánones clásicos
del renacimiento hispalense. Igualmente interesante es la fi gura dieciochesca de San José.
el crucificado articulado también de ese mismo siglo, que sirvió en años pretéritos como
yacente, o In fig ura de la Virgen ele los Dolores, imagen de candelero del siglo XIX. Más
reducida es la muestra pictórica del templo. en el que destaca un pequeño cuadro del Niño
Jesús cargando con la cruz. obra del círculo del granadino Ridrucjo y fechable a mediados
del s iglo XVIIP.
',\RCHIVO HIS l'ÓR!CO f\'ACIONAL (¡1 partir de e,te momcmo AHN.}: Sección Nohlc/a, OSUN,\. C.17, D. 11.
' HERNANDEZ NÚNE7_ J.C.: ··Alguna, rcílc,iones sobre la, ermitas de la provincia de Sevilla y , u, bienes
muebles". Ho/Nb, PI/. 3:l. ('.!000¡. pp. 11 - 14.
'/\RC'HIVO PARROQUIAL DE EL SAUCE.10 (a panir de c,tc 111omcnto A. P. Sa.), Libro de F:íbrica de la Iglesia
ele San .losé de la Puebla u~ Navarrecloncla. Vi,irn dé 1729. si11 folh,r.
• i\. P. Sa. Libro ele Fábri-:a de la fglcsia de Sa,i .losé de la Pt1cbla ,k Navarredoncla. Visirn de 1782. ,in foli,1r.
267
MAGDALENA ILLÁN MARTÍN, U NA MALO LARA, ANTONIO JOAQUÍN SANTOS MÁRQUEZ
un tabernáculo para l as imágenes de Ntra. Sra. ele la Encarnación y San José, que ya en estos
momentos aparecían como patrones ele la dicha puebla. Reveladora es la declaración que
real iza el mayordomo ele la capilla en 18026 • afirmando que estas imngenes fueron donadas
por su fundador. teniéndose representaciones gráticas de la ami gua V irgen de la Encarnación
desaparecida junto al retablo mayor durante el mencionado saqueo, ambos escaso interés. No
obstante, y gracias a l a util ización del yeso como material para labrar retablos, se conservaron
varios ele los laterales, destacando el de San José, si tuado en el lado del Evangelio y de traza
neoclásica, el cual seguía el mismo diseño que el que actualmente se encuentra en la capilla
bautismal de la parroqu ia ele Villanueva. Desgraciadamente remoclelacioncs recientes del
templo y tras una profunda y agresiva restauración realizada en 1998, ha desaparecido este
último además de restos ele otros retablos, los cuales han sido sustituidos por moclerrrns e
historicistas construcciones. Entre las obras repuestas a partir ele 1936 destaca la patrona de la
aldea, Nuestra Señora de la Encarnación. una escultura de candelero del imaginero sevillano
Antonio lllanes y techada en 1940, un icono mariano que sigue el modelo de otras vírgenes
de e1;te autor, como por ejemplo la Virgen ele la Paz y la Virgen de las Lngrimas. toclns ellns
ele si ngular belleza y delicada factura. rgualmente llamativa es la escultu ra del crucificado
procedente del asilo ele Osuna, cedido en la década de 1980 a esta ermita y que se puede
fechar en el siglo XIX. Dentro del campo de la or febrería también debemos de mencionar
una corona sevillana ele finales de la centuria decimonónica y que pertenecfo a la antigua
titular desaparecida. F inalmente habría que destacar el conjunto escultórico real izado por el
artista local Antonio Gracia en la década de 1990, y que han ciado un aspecto novedoso a la
capilla. Entre estas imágenes sobresale el grupo de la dolorosa titulada del Valle y San Juan.
de fuerte expresividad y patetismo, alejándose de los anqui losados esquemas de la imaginer ía
neobarroca hispalense.
• A. P. Sa. 1.ibro de Fáhrica de la l g le~ia de San .losé de la Puehln de Navarn.:.donda. Vi siw ele 1802, si n foliar.
7 Sobre esta población ex iste u11 e~tudio realizado por RO:l-1AN TI RADO. J.: :'v//Jzq11i1il/a, pa.m do y JH('.leilf('.
Sevilla. 1998.
268
UN PATRIMONIO ARTÍSTICO OLVIDADO LAS IGLESIAS DE LA SIERRA DE OSUNA
269
MAGDALENA ILLÁN MARTÍN, LINA MALO LARA, ANTONIO JOAQUÍN SANTOS MÁROUEZ
La actual capilla del Sagrario, con su g raciosa cupulilla, era el antiguo camarín
de la patrona de la localidad, el cual posiblemente fue levantado hacia 1770 y cuyo retablo
desaparecido era ele traza neoclásica12 • Actualmente, en un retablo moderno de poca calidad,
aún se venera Nuestra Señora del Ro:-;ario, obra ele la segunda mitad del siglo XVIII restaurada
en 1938 por Antonio Illancs. Entre los restantes bienes muebles del templo, sobresale el
retablo mayor, en un alarmante estado de conservación y que procede del antiguo cenobio
jesuita ele Osuna. Entre los investigadores que lo han estudiado, siempre 8e ha atribuido al
círculo de Cristóbal de Guadix y se ha vinculado a obras suyas como el retablo mayor de la
parroquia sevillana de San Vicente, y a otras más cercanas corno el también anónimo del
convento de la Merced de Osuna'º. Posiblemente de esta misma procedencia sea el retablo
rococó donde se da culto a la imagen moderna del Corazón de Jesús, y de esta misma fecha
también es el del Cristo de la Sangre y el de la Virgen de los Dolores, capilla y altar fundados
por doña Josefa de Almagro en 1764. Entre la imaginería más destacada mencionaremos las
de San Ignacio de Loyola y San Marcos Evangelistas, ambas situadas en el retablo mayor, y,
sobre todo, el grupo escultórico más importante de toda la zona, San Cayetano y la Virgen
de los Desamparados, una obra atribuida a Cristóbal Ramos y feclrnble hacia 1760. Dentro de
las irrnígenes contemporáneas repuestas tras el saqueo, señalaremos las del Santísimo Cristo
de la Sangre y Nuestro Padre Jesús Nazareno, tallas del referido Antonio lllanes y de los años
1937 y 1938 respectivamente, además de Nuestra Señora de los Oolores de Antonio Castillo
Lastrucci ele J95014 •
270
UN PATRIMONIO ARTiSTICO OLVIDADO. LAS IGLESIAS DE LA SIERRA DE OSUNA
de la Frontcra 16 • Es probable que por las escasas dimensiones del templo, a med iados del
dicho siglo, se decidiera la erección del te mplo actual, de tres naves separadas por pilares
y cabecera tripartita, asimismo cercana a los presupuestos arquitectó nicos de El Saucejo
y Los Corrales. De ntro de los retablos, deberíamos destncar dos piezas. En primer lugar
sobresale el remate o ático de un retablo jesuítico proveniente. a l igual que los de El Saucejo,
de la antig ua iglesia de San Carlos de Osuna, en el que se representa a San Pablo Miki
crucificndo 17; y en segundo lugar, en la capilla bautismal y cobijando al titular del templo,
un retablo de yeso que ya hemos mencionado. Se trata de un tabernáculo compuesto por
cuatro columnas toscanas que soportan un entablamento partido y a su vez un füico en forma
de penacho con tondo centra l en el que aparece una representación pictórica de una escena
relacionada con la vida del Bautista. Esta interesante pieza se puede encuadrar dentro de los
retablos neoclásicos de yeso que se levantaron en esta zona a lo largo de las úllimas décadas
del siglo XVIIT y primeras del XIX. Desaparecieron en las reformas posteriores al saqueo
otros retablos similares que se localizaban en las naves de la ig lesia , respetándose sólo uno de
estilo neogótico fechado en 1877 donde se ubica la Virgen de los Dolores1~ . fata obra junto a
la patrona de la localidad, Nuestra Señora del Rosario, son las más destacadas del inmueble,
siendo ambas de Pineda Calderón y realizadas en la década de 1940. Más interesante es el
conjunto de orfehrería en el que descubrimos un portapaz de metal dorado, fcchable hacia
1700 y con la representación de la Sagrada Fam ilia y San Juanito, además de un meda llón de
plata en su color de hacia 1800 con la representación de la Virgen del Rosario, posible mente
de taller urnaoncnse y que pudo pertenecer a un posible e~ta ndarte de la cofradía q ue en su
día existió.
1
• / \. A. S. Sección IV. Serie invenlario. Lcg 1390. Sin foliar.
'" C!, ia pieza ha sido casi la única que ~icmprc fue reseñada en los di l'crenles estudios que han ahnrdaclo esta parroquia.
A./,.V.\/. Guía <11·1ís1ica de Se,·ifla ..., ob.cit., p.
" 13~to ~e deduce de Jo clc~cri10 en HERN1\ J\'OEZ l)]AZ, J.; Si\NC HO CORl3ACI-IO. 1\ . Fdificios religiowc ..
ob.cit., pp. 21 0-2 11 .
271
MAGDALENA ILLÁN MARTÍN, LINA MALO LARA. ANTONIO JOAOUIN SANTOS MÁROUEZ
Finalmente, y para concluir este recorrido por los edilicios religiosos de la Sierra
de Osuna, no podemos olvidar quizás el más monumenta l de tocios ellos, la parroquia
de Santiago de Los Corralcs19. Los orígenes de este templo se remontan también a una
pequeña capilla que dependía de la ayuda de parroquia ele Martín ele la Jnra y cuyos elatos
más antiguos los tenemos recogidos en las visitas pastorales de la primera mitad del siglo
XVTlT, en las que siempre se alude a la pobreza del te mplo y a la carenc ia de ornamcntos2 º.
No obstante, la llegada ele su nuevo estatus no se haría esperar. y ya el 6 ele febrero de 1756
los moradores de esta puebla concertaban con el curato de Murtín de la farn para que este
dispensara en su templo todos los sacramentos, incluido el ele! bautismo2 1• Esto suponía la
concesión por parte del Duque ele Osuna de la ayudantía de parroquia para este templo, y por
lo tanto de pila bautismal. la cual, tal y como reza su inscripción. fue costeada por la casa
ducal en dicho año22 . Creemos que como resultado de tocio ello se levantó el nuevo templo,
el mejm exponente de templo columnario que tenemos en la Lona. De hecho, sobresale
este edificio por la coherencia constructiva, la eleganc ia e n sus proporciones y su estilo
perfectamente idenfüicado con aquellos prototipos que se están llevando a cabo e n la capital
hispalense, acercándose a otras construcciones como por ejemplo los te mplos de San Roque
y San Bernardo, es decir, en la transición entre lo tardobarroco y los primeros presupuestos
neoclasicistas. Así presenta tres naves separadas por columnas toscanas, las cuales ~e cubrí.in
originariamente con techumbres de m adera. aunque en la actualidad presentan bóvedas de
cañón rebajada en la central y vaídas en las lateral~. Su cabecera es muy monumental. con
transepto de elevada cúpula y tres capi llas en el testero. Creernos, que a l igual que en El
Saucejo. las obras fueron dirigidas por el arqu itecto ducal Francisco de Acosta. que siguió los
esquemas exteriores tradicionales, con espadaña lateral de ladrillo y muro:, de mampostería
encalados, y. al igunl que en el referido templo saucejeño, su fachada de los pie!> fue adornada
con una bella portada de líneas muy clásicas. A pesar de e llo. la reforma de 1964 hizo cambiar
la cspnclnña de lugar y reformó también las partes a ltas del templo2 '.
,. lista iglesia ha s idoc,rudiada por HERNANDEZ DIAZ,J.: SANCHO CORBACHO, A. COLLANTES DF. TERÁ N.
F.: Cauf/01:0 t1rq1woliígico yar1í.,1iwde la prori1u:it1 de Sevilft1. Sevilla, 1943. L rn. p. SANCHO CORBACHO. A .:
Arq11i11•<t1trn barroca .,·e,•illt111a del ,i;::lo XVIII. Madrid. 1951; VELASCO HARO, M.: Los Cormles. Referencias
históricas d1• 1111 pueblo t111dal11z. Sevi lla. 2000. do, l0lll0~.
~• La má, dclallada es la de 1750, mencionando e l estado de delcriorn J e la cabecera. A. A. S. Sect·ión 111, serie
v1~it.1~. Le¡::. 1390. Sin foliar.
" 1\ . H. N . Sección Noblcn. Osuna, C. 35, D. 53.
'' La 111,cripc1611 rc,~1 a,í: "Doc.·clc onmes gcnle,. Baplizale eos in nomine Patris et Filius et Spiritu Sandi. Concedió
la licencia de esta pila c-1 Excmo. Sr Duq ue de Osuna y la confirmó d Excmo. Sr. Arzobbpo de Sevilla .... el a,1 0
1756".
•, \11.iLASCO HARO. M.: Los Corrnle., . Reji·re11cio., hist1írirns .... ob. cit.. p. 967.
272
UN PATRIMONIO ARTÍSTICO OLVIDADO. LAS IGLESIAS DE LA SIERRA DE OSUNA
mitad del siglo XVII( y que pertenecía al antiguo de la Virgen del Rosario24 . Únicamente
podemos mencionar, que tengan interés ,místico, varias piezas pictóricas, <l~tacando la que
representa a San Antonio de Padua, atribuida a Juan del Castillo de hacia t<í30 y que se
conserva en la actual capilla sacramental 25. Igualmente reseñuble es el lienzo de la patrona,
Nuestra Señora del Buen Suceso, cuya irnnografía responde a los modelos marianos de hacia
1700 y que desgraciadamente sufrió también grave!> daño~ en la Guerra C ivil. Dentro dd
campo escultórico también es reseñable una imagen de la Virgen del Rosario. aclllalmentc
bajo la advocación de la patrona. que responde a los cánones del siglo XVII 1, y las imágenes
pnsionistas de Nuestro Pndre Jesús Nazareno y Nuestra Señora ele los Dolores. ambas de
Lafarque de la década ele 1940.
Por lo tanto, con esta comunicación queremos hacer patente nuestra preocupación
por un patri rnonio ex istentc que lamentablemente no es lo suficientemente va !orado y por ende
no rc:;petado. En consecuencia. se está perdiendo una importante íuente de riqueza cultural y
económica para unas poblaciones deprimidas que pueden cncontrnr en el uso inteligente de la
gestión de su patrimonio artístico un recurso potcnciador <le la economía de la zona.
"Tras la 1-c,1auració11 del 1cmplo, fue rccon,truído y coloc:1cto en l.i capilla del Buen Suct:,o, e~umdo en cslc lug¡¡r
hnsta la í,hima resmur:ici6n del lemplo.
''' VALL)IVIF.SO. E.. SERRERA J. M.: Pi11111ra .,evil/a11a del ¡1ri11wr tercio tic/ siglo X\/11. Madrid. 1985. p. J52.
lámina 253.
273
LA CAPILLA DE SAN PEDRO APÓSTOL
DE LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA
DE LA ASUNCIÓN DE ESTEPA:
APROXIMACIÓN A SU ESTUDIO
IIlSTÓRICO - ARTÍSTICO
Ezequiel A. Díaz Fernández
1. INTRODUCCIÓN.
' DÍA/. H:Rl\,\N DcZ. E. A. La Iglesia de .N11ew·r, Seiiora de lo A.rnwión. Estepa. 2006. p¡>. 1-31 (inéclito).Li
port.Jd,1 de cante ría, senc illa y ,imétrica, integrada en e l plano de l,1 calle y con1puest:1 por do, CllCrpos que tienen un
nrnrcado cadcter ascensional. lh';ailta orig inal el arco pnmbólil·o del balcón. que para alguno, au1ores se ,onsidern
indic io ,ulieienle para pensar en la mano del cantero Anclré, de :Zabala que poi aquellas fecha, se encontr:,ba en
la localidad reali1;111clo la magnífica portada de la ,gl~ta del Cannen. El templo ,e compone ele una sola nave con
dos capillas colaterales en el muro del evangeli o y ca marín. Se rnbrc con b6veda tic c aii(m con luneto., , diviJicla en
ctialro tnuno, por arcos fajones q ue se pr·olongan e n lo, muro, laterales. El espacio ,lcl presbilcrio se cubre con una
bóveda ,cmicsférica sobre pt,ch ina,. Una pie ta importante e< el zócalo. realizado Ctlll mármole, íOJOS y negro\ <]Ue
ofrecen ttn fuc11e contraste crnm{i1ico. 01rn importame pie/a de cantería e, el púlpito. de líne<1s sencillas, en el q ue
también -.e juega con el crom,ubmo ele las piedras: jas¡w rojo. m{irmol negro y alabastro. Dentro de la clasi licac i6 n
que hubitualrnentc se hace de lo~ cmm,rincs, pnderno, iclc111ificar el ele la Asun,·i<S11 como c,imarín-torrc. modelo
que alcm1za su lotal dcsenvo lvir11 knto en Andalucí,i en c~tos momentos. Especial rdación guarda este ca111arín
cstepeño con el de la Virgen de l.i Victoria de M,ílaga, realin1clo entre lo, año, 1693) 1700, reproduciendo lo, tres
nivele, visible, en el mi,mo. el ni,cl de sub,udo o crip1¡1, el correspond1c111e a l p)a1H) de !;1 iglc,iu. cloncJe ;,e, aloju la
,acn,11:,. y el camarín propia111en1c dicho, tlondc ,e vener.1 I¡¡ i111agen ti lll lnr y se concc,Hrun los cfcc1os or11a111cn1nle,.
Su estrncttrra cst.1 conligurad,i por tlll hexágono. donde la, pun:des se subrnyan por medio tle leves pilastras .ido,ucfos
a los ángtilo,. Por encima de l:i cornisa ,¡ue l;i;, n:corre, cinco vcntan;1s ele tipo 1em1al 1lumim111 el n:cin10, coronado
por una .:lipula de media naranja. La exubcra111c decornnóu pictórica, combin.id.i con verdadero " honor v¡¡cu i",
presenta lr,11~1dos , imétricns con eje, de lazos. g uirnaldas y hoj:1 rasc,1 ri1.11d¡1. Todo, los contenidos iconográfico, son
de 1emfüic11 c l:iramcntc 1nari,u1a y pretende ser un podcm,o medio de coinunic11ción 411c conmueva l;i sc-n,ibilid.id
de los ltclc,. El camarín de la Asu11d611 contiene n1ro ingrediente car:iclcrístico ele! 1'1:pcnorio ornamental cstcpcóo,
tratado en este caso con la elegancia que impregna el con1unto. No, referimos al b,";oncnto mann6reo que rcv i,tc
la pane b,lJ" de las p,1rcdes. rcali1.ado en m,ínnol r(>jo. Su di., c,1 0 se resuelve a base de drculos y óva los t.ollados.
ademá, ele plac·ados cnlgnntes.
275
EZEQUIEL A. OÍAZ FERNÁNOEZ
camarín erigida hacia 1716, la cual se compone arquitectónica mente de cripta, sacristía y
camarín describiendo un espacio unitario e independiente respecto del resto de la iglesiaz.
Este o ratorio marinno esta presidido por la patrona la Virgen de la Asunción;1 obra l'cchable
en el siglo XVII. El retablo mayor de 1749 se relaciona con el taller ele los hermanos González
Cañero vinculándose a la escuela ecijana. El retablo de la Inmaculada Concepc ión, ubicado
en la capilla lateral clel presbiterio, de mediados del siglo XVIII posee obras del a lmeriense
Andrés de Carvajal, donde destacan la titular, un San José y otro santo. En la escalera del
camarín encontramos un interesante C ruc ificado de finale~ del sig lo XVI próximo al taller
ele Andrés <le Ocampo. El conjunto pictórico de la nave consta documentalmente4 que fue
realizado por Manuel de Jedar y Romero en 1754, mientras que las pinturas del presbiterio se
fechan en la primera mitad del siglo XVIU vinculándose a la escuela sevillana5 .
' La ig lesia estepeña de Nuestra Scñorn del Cam,en repite con exaclitud en la cabcccrn esta misma estrnclltra
arquil<'Ctónica. diferenciándose solamente en la de.,cripción de la planta.
' El c.i,tillo de Estepa era conocido en el periodo islámico como Hisn fatnbba, fue tomado por las hucsrcs de
Fernando 111 el San10. según la tradición. el 15 de agosto de 124 l día de la Asunción de la Virgen motivo por el que
fue clcgkl,1 como patrona de la ciudad.
' AR,\NDA BERNA L., A . M-'. ''El conjunlo pictórico de In A,undón de Estepa", t\ct:1s de las 111 Jornadas sobre
Historia de fatepa, 1998, Estepa, pp. 505-5 15. 1,(), comitente, focron Dña. Mariana Suárcl de Figueroa y D. Lorenzo
Je Córdoba Ce111urión, su hijo.
' DÍAZ FERNÁNDE7. E. A. /.,t¡ /~/esia de Nuesim S<'1iorn de la Arnnció11. Eslc pa. 2006, pp. 1-3 1 (inédito).
JlM ÉNEZ PEÑA. C. y Cr\RALLERO PÁEZ, M. C11ademos de la fütep(l ,\1o n111111,111a /: u:1 Iglesia de Nuestra
Sc1iora,1t, la Asunción, limo. J\)ulllamicnto de falepa. 20()(), pp. 1-35 (inédito). HERNi\:'>JDEZ D ÍAZ.J., SANCHO
CORBACHO. A. y COI.I .ANTC:S DE TERÁN, F. Catálogo arqueológico y anístico de la provincia <le Scvill n.
Toruú IV. Sevilla. l939 - 1955, pp. 70-75. MORALES. A.. SA:-,z. M'. J., SERRER1\. J_ M. y VALDIVIESO. E.
G11ta ar1f.,·1icu de Sevilla y .w ¡mn·i11,·ia. Sevilla, 198 1. pp. 648.
276
LA CAPILLA DE SAN PEDRO APÓSTOL DE LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN DE ESTEPA
1790 a prohibir quince he rmandades en Estepa. librando de dicha supresión a las cofradías
de la Asunc ión. Animas y la Sacramental. Es en esta época cuando entrn a formar parte ele
la historia de la Hermandad San Pedro una institución religiosa dedicada a pedir limosna~
para fines caritativos y de culto. Es la llamada "Obra Pí11 clel Pecado Mo rtal". También sufrirá
un duro pleito con una nueva hernrnnclacl, la ele la Orden Tercera de Nuestra Señora de los
Dolores (Servitas) q ue se había fundado en la misma capi lla donde tenía su sede la de San
Pedro y que desea controlar la citada "Obra Pía'' e incluso absorber a la hermandad de San
Pedro. Esto produjo un pleito que comien.a1 en 1765 pero que no se resolverá hasta principios
del XIX. Es esta época cuando el vicario Manuel Bejarano y Fonseca fomentará el culto a la
Santísima Virgen en su advocación de Dolores. En 1800 la audiencia de Sevilla dictamina
que las dos hermandades se fusionen en una sola a la cual podría unirse la Sacramental ele
la parroquia6.
La primera capilla que se abre en el lado del Evangelio, ele este templo ostipense. es
la de la Virgen de los Dolores', se cierra con una hermosa reja de hierro forjado compuesta por
dos fijos y dos batientes. la sección intermedia de la cornisa se decora con roleos rematándose
el Íltico con una filigrana ele cruces cóncavo - convexas Aoreadas en cuyo centro destaca un
cornzón traspasado por siete puñales emblema de la titular, Nuestra Señora ele los Dolores
Servitas8• Dicha capilla se fundó en 1674, estableciendo en ella su sede canónica la Pontificia
y Real Hermandad de San Pedro Apóstol, Santo Cristo de las Penas y María Santísima ele los
Dolores. Una sing ularidad ele esta capilla es el patronazgo que sobre ella tienen los marqueses
de Cervcralcs. descendientes del vicario D. Manuel Bejarano y Fonscca. Evidencia de este
patronazgo es la ventana que se encuentra en esta capilla y que la comunica con la Casa-
'' VV. AA./,'' Aniversariu ( 1951-2003) Ponrif,cia y Real H/'1'111m1dad de San Pedro Apóstol, Sa1110 Cri.w, tf¡, la, J>e11as
y Maria Samísima de los Dolores (Es1epa), 50 A11iw·r.wrio de la Reorga11i~aci611 de la /-lerman,lad ti<' Sm1 /'edro.
Estepa. 2003. pp. 29-189. NAVARRO DOMÍl\GUF.7.. J. M. "La confraternidad del Orden Tercero de Nuestra
Seño111 de los Dolores (1768-1830)", Acta~ de la~ 1 Jornada, sobre Historia de E,1cpa, 1994. E~tepa. pp. 159-377.
MARTÍ:--l EZ AMORES. J. C. "Origen y vici,itude~ de unn corporación o,1ipense: el Venerable Orden Tercero de
Serviia, t:on la agregación de la Obra Pía del Pecado Mo11al", Ac1as de las l .lornadas ~obre Historia de E~1cpa, 1994.
Es1ep11, pp. .'77-387. Si\NCHF.7. 1IERRCRO, J. ·' Las col'radías en Estepa a parli r del sig lo XV I. La Cofrndía ele la
Vern Cr111,", Actas ele las 11 .lomadas sobre Historia de F;s1epa, 1996. Eslepa. pp. 3 19-343. DÍ1\ Z FF.RNÁNDEZ.
E. A. y MATEOS LLAMAS, J. J . "La beneficencia en la, hcnnandade., y t:ofradías cstcpeñas", Acm, ele J¡i, IV
Jornadas wbrc Historia de falepa, 2000. Es1cpa. pp. 201-239. CABALLERO PÁEZ. M. "Un conílic10 entre la
Hennandad ele San Pedro y la Vi;nerable Orden TerL-ern de Scr\'ilas por la a~regación de la Ohra Pía del Pecado
\1onal". Acias de las IV Jornadas sobre Historia de F,~1epa. 2000. E.~tepa, pp. 445-~59.
'Conocida hoy como capilla de Sm1 Pedro Após10I.
'Según 1,1 1radición hubo siete hombres. muy re,pelables y honorables. a los que nuc, 1ra Sciiora unió. a manera de
siete es1mllas. pura iniciar la Orde n , llya y de sus siervo~. Lo, , ic1c nacieron en Florenc ia: primero llevaron una vida
ere111í1lca en el monte Senario. dedicados en especial" la wncración de la Virgen M:1ríH. Después predicmon por rodr.
la región 1o~c,111a y fundaron la Orden de los Siervos de S¡u1w MMía Virgen, aprob,1cla por la Santa Sede en 1.104.
277
EZEOUIELA. DÍAZ FERNÁNDEZ
Palacio'>. Al ig ual q ue ocurre en e l cuerpo de la ig lesia se decoran los muros con un zócalo que
juega con el cromatismo rojo y negro de las piedras. Muy interesante resultan los moldurajes
de mármo l negros con cuadros ce ntrales ele jaspe y decorados con rocalla.
La capilla tiene planta rectang ular centralizada describie ndo una cruz griega
ochavada en las esquinas. se cubre con bóveda de crucería rematada por un florón de rocallas
y en cada paramento se abre un a rco trilobu lado aboci nado, correspondiéndole a la sección
central del lóbulo una abertura mayor que a las dos laterales. los a rcos se pcríi la n por una
sumaria y escueta decoración de rocallas, flo res, conchas y rnmilletes. En el muro frontero
a la reja se abre una ventana abocinada y sobre la misma un óculo, entre ambas la cornisa se
desarrol la en altura con formas mixtilíneas abriendo un espacio presid ido por una c ruz, esta
mismn cornisa en el paramento interior de la reja describe un arco carpanel y cnda uno de
sus laterales se ochava a modo de exccdra. La so lería es la original combinando las baldosas
de mármol blanco, rojo y negro, a los pies del altar de la Virgen de los Dolores Servitas
encontramos la sepult ura del patrocinador de la capilla según la inscripción D.O. M. Aquí
yace el Dr. D. Manuel /3ejera110 y Fonseca, Vicario General y Juez Eclesiástico Ordinario
de esta Vicaría de Estepa. muri6 et día 19 de obril de 1777 U. Y.P., centra la capilla la l.'ípida
mortuoria del Sr. D. Mc11111el M". De Reina y Andrés de la Cámara, Marqués de Cen-erales
que 11111ri6 el JO de )11/io de /888 y su esposa la Sra. Díía. Filomt•na Na1aliu Jutírez, de
Negró11 y Fernández de Córdoba que falleció el 12 de febrero (/(! /906, así como los de su
hijo el Sr. D. Manuel Eugenio Je Reina y ) ll(Írez de Ne~rón marqués del mismo tffl.ilo que
murió el 25 de enero de 1907. Próximo al altar de San Antonio ~e guardan los re~tos de Dfia.
Natalia de Reina y Juárez ele Negrón Andrés de la Cámara y Fernándcz de Córdoba cuyo
óbito acaeció el 22 de ju Iio de 1955 .
., ;\rd 1ivo Genera l del i\r,ohispado ele Sevi lla (1\GAS ). Sección V. Vicari a de Es1epa. L:n invc111~rio de la lglc,ia de
Nu~stra Seííora de la A,uncic\n de 1904 nu, d11:c 4uc: la capi lla de la Virgen de: lc>s Dolores e, pmpicdad del Marque:,
de C~rvernle~.
278
LA CAPILLA DE SAN PEORO APÓSTOL DE LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN DE ESTEPA
La capilla esta recorrida por un zócalo de jaspe rojizo con rodapié y remate de mármol
negro, flanqueando los altares presenta dicho zócalo cuatro cnmarcamicntos rectangulares
con mármol de agua rematándose los mismos sobre el pasamanos con cuatro cartelas de
jaspe negro que insertan magníficas placas de mármol de cuarzo cuyos remates alternan en
yeso el anagrama de María y el corazón con los siete puñales de la Virgen de los Dolores
Scrvitas. En el costado derecho se levanta el retablo presid ido por la Dolorosa compuesto
por sotobanco, banco un cuerpo con tres hornacinas y ático, esta arquitectura lignaria se
adapta perfectamente al espacio abierto en el muro y a I arco que lo cobija describiendo así un
dinámico aJzaclo en forma de excedra trilobulada. El sotobanco se divide en tres secciones,
la central más desarrollada se decora con rocallas sustentando una moldura mixti línea con
volutas y roleos, la mesa de altar se decora con un pequeño medallón en el que se inserta
el corazón con los siete puñales. en los laterales una dieciochesca ornamentación oriental
representan paisajes chinescos. El banco se reviste en su totalidad con rocallas. hojas de
cardo y flores a los pies de las hornacinas y separando los tramos clcl banco encontramos
molduras mixtilíneas y ménsulas. El cuerpo del retablo, propiamente dicho. se compone
ele una hornacina central más grande y dos laterales de menor tamaño, flanquean la central
sendos estípites a los que se anteponen dos arcángeles. las hornacinas poseen el cuarto de
esfera gallonado y decorado con rocallas mostrando gu irnaldas vegetales sin continuación
por el medio punto interior, apareciendo dichas molduras esculpidas en la central y pintadas
en las laterales. Sobre los nichos adyacentes se desarrollan molduras mixtilíneas con roleos
y rocallas que parlen desde las pilastras floreadas. La dinámica cornisa, que da paso al
ático, muestra cuatro ángeles sobre los estípites y pilastras exteriores desnrrollándose en
el remate por medio de formas mixtilíneas, roleos y volutas enmarcando una talla de San
Juan Ncpomuceno. El ático de estu forma se entrelaza con el cuerpo inferior describiendo
una exccdra trilobulada cuya sección central más amplia presenta medallones con los
instrumentos de la pasión, de nuevo la profusión decorativa vegetal y de rocalla8 inunda el
conjunto del retablo.
279
EZEQUIEL A. DÍAZ FERNÁNDEZ
'" Entre Lúdos lc,s ~pi,otlio, c 11 los t¡l1c Sn11 Pcdrt> ap11rc~·c representado. induditblementc ha prevalecido aquel en d
que Jcst1s le 1>rn111clc lm //i1ve.v del Reino de los cielos. T;1n to es así. t1ue a San Pedro se lo identifica. populanncmc.
por llll par de ll¡J\'l"S. l{U~ S\lll Sll HLrilllllO CilnlClcrísLko e inconfundi ble.
280
LA CAPILLA DE SAN PEDRO APÓSTOL DE LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN DE ESTEPA
En el nicho opuesto se conserva una antig ua talla del Santísimo Cristo de las Penas,
obra fcchable a finales del siglo XVI cuya interesante expresividad e iconografía sobrepasa
la factura técnica carente en cierta medida de proporcionalidad, adoleciendo de un acertado
estudio anatómico. Aparece sedente sobre un escabel apoyando su brazo derecho sobre la
piernu de este flanco a l tiempo que su mano diestra sostiene el cansino rostro, esta coronado
de espinas y de su cuello pende una soga que se anuda en el pecho. Desde el punto de vista
11
:--luc,1ro agradccimicnlo al Dr. Jesús Urrca Fernnndcz (Musco N,1cional de Escullllra). Dr. Juan Antonio S,inchez
Lópe,. (Universidad de Mülaga). Dr. José Mi~ucl Sánchez Pdw (Museo ele C,ídiL). Dr:i. Yayoi Kaw:imura
(Univen,idad de Ovicdo). Dr. Jo-.é Roda Peña (Universidad de Sevilla). D. Jmé Luis Romero Torres fl)in.-cción
General de 13icncs C:uhuralcs, Ju111a de Andalucía) y D1. Francisco Javier Hen·eni García (Universidad de Sev1 IIJ).
por sus rc8pcctivas va lorac ione, ar1 ís1ic;1s sobre e,ta pieza.
" Agradecemos a D. Nicola Spinl>Sa, Director de l ~fosco Duca di Manina de N:ípoles. especialista en c~cu l wra
italiana su ascsoramien10 y valoración a l rcspecm.
281
EZEOUIELA. DiAZ FERNÁNDEZ
282
LA CAPILLA DE SAN PEDRO APÓSTOL DE LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN DE ESTEPA
perteneció el santo lusitano. El tabernáculo se estructu ra por medio de dos estípites e ntre
los que se abre un a rco trilobulado, similar a los descritos con anterioridad en el alzado
de la capil la, sostenido por pilastras decoradas con guirnaldas vegetales, el interior de In
horn::icina posee cúpula de cuarto de esfera gallonada decorada con rocallas y guirnaldas
vegetales, la pla nta del tabernáculo es trapezoidal y en su conjunto se decora con rocallas
y motivos vegetales, sobre su d irnimica cornisa advertimos un medallón con un pasaje de
la vicia del santo lisboeta. Encontramos c ierta concomitancia con el retablo frontero, tanto
en los estípites corno en la decoración y el remate o cornisamiento por lo que la podríamos
considerar obra de ensambladores antequera nos de la segunda mitad del siglo XVIII. En
cua nto al titular podemos decirqne es una valiosa pieza vinculada para a lgunos autores1.1 a la
escuela granadina fechándola hacia fina les del sig lo XV 11, mientras que otros apreciamos en
ella la posible intervención del taller de Luis Salvador Carmona 14 clatándo la hacia mediados
del siglo XVIII. E l religioso franc iscano sostiene e n su diestra una vara plateada de azucenas
y en la opuesta al Niño Jesús obra actual, adelanta la pierna izquierda retrasando la contraria
sobre la que se apoya. El elegante rostro juvenil del santo presenta la cabellera tonsurada
y una delicada expresión de ternura y entrega definida por unos ojos generosos y una boca
me nuda, el cordón que anuda la c intura delimita en la parte superior unos pliegues paralelos,
verticales y ele una tenue incisión mientras que los del cuerpo inferior presentan mayor
recorrido, siendo más profundos y distantes.
Próximo al tabernáculo se abre en el paramento una ventana con reja y celosía que
comunica la capilla con el Palacio de los Marqueses de Ccrverales, patronos y benefactores
de la misma. En el flanco contrario se conserva dentro de un rel icario dieciochesco una
replica exacta de la lanza que traspaso el costado de Cristo junto a un clavo, en su interior una
inscripción dice: lan za media y tocada a la /cm.za de Cristo. En el muro frontero se custodia
la imagen de San .Jerónimo, patrón de la ciudad ostipense, representado como ermitaño
aparece portando en su diestra una piedra con la que se golpea el pecho mientras la contraria
sostiene una cruz, g ira la testa hacía la misma concentrando su extasiada mirada en el sacro
leño. Su cabeza se enmarca por una poblada barbt1 bífida enrol lacia y por una despejada frente
solo surcada por un mechón central, estos elementos junto a la pequeña boca y las marcadas
órbitas oculares aproximan la pieza a la estética escultórica sevillana de finales del siglo XVI,
en torno a esta fecha Andrés de O campo y sus colaboradores estaban trabajando en el retablo
mayor de la iglesia parroquial de Santa María. templo éste al que originalme11tc pertenecía
d icha talla. La contorsión y dinámica expresividad aluden al característico contraposto y
alargamiento figurativo de la imaginería manierista sevillana. E l cuerpo superior describe
anatómicamente las clavículas, esternón, costillas, trapecios, deltoides. dorsales, pectorales,
región abdominal, bíceps, supinadores y exte nsores. El sudario estofado da paso a las
extremidades inferiores compuestas por los rectos anteriores, sartorios. vastos externos o
cuadriceps. gemelo~, extensores. metatarsos y dedos. El aceptable estudio anatómico adolece
"HERNÁNDEZ OÍAZ. J. : S ANCHO CORBACHO. A.; y COLLANT ES DE TER ÁN. F. Ca1álogo Arq11eol6f?ico
y Arlíslico de la Provincia de Sevilla, T. JV , 1939-55. Sevil l¡¡, pág. 2 1.
" MARTÍN GONZÁLEZ. J . J. L111s Sa/i,atlor Car111011u, Esc11llor y Académico. 1990. Madrid. pág. 126.
283
EZEQUIEL A. DÍAZ FERNÁNDEZ
" Nuestra gratitud a Dila. Ana L\clén Robles Castro por su constante finimn y apoyo.
284
UNA APORTACIÓN DOCUMENTAL A LA HISTORIA
DE LA HERMANDAD DE JESUS CAIDO DE OSUNA: EN
TORNO A LA CRONOLOGÍA Y POSIBLE AUTORÍA DE
LA VIRGEN DE LOS DOLORES.
'Para la hisloria de esta hermandad vé~sc el trabajo ele PASTOR TOl<l<F.S. t\ lvaro: .. Real Henrn11,dad de Penitencia
y Humilde F.sclav itud i\lcrccdaria úe Nuestro Padre Jesús Caído, Ánima, Benditas del Purfalorio y Cofradía de
:--la1.arenos ele la, Negaciones y Lligrim:is del Sciíor San Pedro y Nue,m, Scííora y Madre de lo, Dolorc~. Iglesia de
Santo Dorningu. O,una ·•. en :--la/.art:nos de S.:vill.i. Ediciones Tarlc.s~,. $.:villa. 1997. Vol. 111. p:íg,. 148 - 155.
285
SALVADOR HERNÁNDEZ / FCO. JAVIER GUTIÉRREZ
capilla de Nuestro Padre Jesús Caído, de la que la nominada mi madre es patrona, sita en la
iglesia del convento y rel igiosos de Nuestra Señora de la Merced de esta vi lla'' 1 •
' ARCHLVO DE PROTOCOLOS NOTAR I/\LES DE OSV;'IA (en adelanle A.P.N.0.). legajo !134. Juan Bautista
Pardillo. J 793. Folio 28 1 (lestamentode .Juan :-01ejías): legajo 89 J. Juan Bautista Pardillo. 181 1. Folio467 (testamento
de üon Francbco del Águi lll García).
' A.P.N.O., legajo 831. Mig11el ele A listroíe. 1792. Folios 104 - !09.
286
UNA APORTACIÓN DOCUMENTAL A LA HISTORIA DE LA HERMANDAD DE JESUS CAIDO DE OSUNA...
Virgen de los Dolores que sustiluyó a la a nterior imagen mariana de la Soledad. El coste de su
hechura y traslado alcanzó la cifra total de 992 reales, que fue la que pagó el Comendador que
había encargado la imagen, cobrándole a la Hermandad la mitad de dicha cuantía, es decir,
496 reales. lo cual le daba a los cofrades los derechos que hemos visto sobre su utilización a l
ser copropietarios de la imagen. La colocación de la Virgen de los Dolores fue festejada con
tres fiestas solemnes, una de las cuales corrió por cuenta ele la cofradía.
' Sobre c~IC artista puede verse una ,íntesis en RO.lvfERO TORRES. Jw,é Luís: " Femando Or1i1,: aproximación a su
problc111á1ica estilí~tica ", en Bofrtín del :W11.1·eo Diocesww d,· Arfe S{l{-ro 11 º 1 - 2 (Málaga. 1981 ), págs. 147 - 161 .
5 RODRIGUEZ - BUZON Ci\LI .F,, Manuel: Guía ar1foira de Osuna. Osuna. 1997. Pág. 55.
287
SALVADOR HERNÁNDEZ I FCO. JAVIER GUTIÉRREZ
A la espera como decimos de nuevos elementos ele juicio. quede apuntada la relación
de la Virgen de los Dolores ele Osuna con esta galería mariana pasionista ma lag ueña, hecho
que no hace sino confirmar las relaciones artísticas de la comarca dt~ la Sierra Sur sevillana
con el foco artístico rnalagueiio, favorecidas obvia mente por la vecindad geogrMica, el
florecimiento de los talleres ele la ciudad de la Costa del Sol y la d isponibilidad económica
del poderoso clero ursaonés, deseoso ele enriquecer el patrimonio a rtístico de la población, a
cuyo mejor conocimiento hemos querido contribuir con esta aportación documental.
'C:LAVIJO GARCIA. i\gustín: La Se,n(l1t(1Sa11w //J(l///g 11dl<1 <'11 .1'11 ico110//.1·(!fi'a dr:wporr:cida. 500 11110.1· de ¡,lií.wim
('(/Jrodicra. Editorial 1\rguval, l'vlfüaga, 19tl7. Vol. 1, pág~. 72 - 73.
' IIJíde111. p,\g. 107.
" Ibídem. pág. 178.
'º Jbídem. págs. 244-246.
"Ibídem, vol. JI, págs. 15- 16.
" lbídem,págs. 117- 121.
' Ibídem, pág,. 220 - 223.
1
288
UNA APORTACIÓN DOCUMENTAL A LA HISTORIA DE LA HERMANDAD DE JESUS CAIDO DE OSUNA...
APÉNDICE GRÁFICO
FIGURA J. Vú-¡;e11 de los Dolores. de la Hermandad de Jesús Caído (Osuna). Tomado de PASTOR TORRES. Álmro: ''
Real flem1011dad de Penitencia y Humilde EsclaviiudMercedaria de Nuesrro Padre Jesús Caído, Ánimas Benrliurs del
Pwgororio y Cofradía de Nazarenos de /a.r Negaciones y Lágrimas del Setior San. Pedro y Nuestra Sefíora y Madre de los
Dolores. Iglesia de Samo Domingo. Osui,a ", en Na:¡prenos de Se,·illa. &liciones Tartessos, Sevilla. 1997. Vol, lff, pág. 148.
289
SALVADOR HERNÁNDEZ / FCO. JAVIER GUTIÉRREZ
290
UNA APORTACIÓN DOCUMENTAL A LA HISTORIA DE LA HERMANDAD DE JESUS CAIDO DE OSUNA...
FIGURA 5. Virgen ele los Dolores, de la Orden Tercera ServiJa. Tomado de CLAVIJO GARCIA,
Agustín: Op. cit., vol. ll, pág. 222.
291
SALVADOR HERNÁNDEZ / FCO. JAVIER GUTIÉRREZ
APÉNDICE DOCUMENTAL
En la villa de Osuna el día veinte y cinco del mes de marzo del año de mil setecientos
noventa y dos, ante mí íell infraescrito escribano público y testigos que se expresarán, estando
en el convento de Nuestra Señora de la Merced, Descalzos, de esta dicha villa, parecieron de
la una parte los Reverendos Padres Comendador y Re ligiosos de él, a saber: Fray José de la
Santísima Trinidad comendador, Fray Narciso de la Merced vicario, Fray Fernando de San
Ramón, Fray Pedro de San Nicolás, Fray Andrés de San Antonio lector, Fray Antonio de
Señora Santa Ana y Fray Rafael de San José, todos religiosos profesos moradores en dicho
convento, juntos como lo acostumbran para semejantes actos. Y de la otra parle Francisco
Sánchez Urbano, Manuel Díaz, Francisco Aguilar y yo el dicho escribano, Hermano Mayor.
Diputados y cofrades de la Cofradía y Hermandad de Nuestro Padre Jesús Caído, sita en
el expresado convento. Y unos y otros por sí y en no mbre respectivamente de los demás
religiosos y herma nos que a el presente son y en adelante fueren del mismo convento y citada
cofradía, por los cuales prestaron voz y causa en forma bastante de derecho, que estarán y
pasarán por lo que aquí se contendrá, y no lo revocarán ni sus sucesores por ninguna causa o
razón que sea. so expresa obligación que para ello hacían de los respectivos bienes y rentas
de los mencionados convento y cofradía.
292
UNA APORTACIÓN DOCUM ENTAL A LA HISTORIA DE LA HERMANDAD DE JESUS CAIDO DE OSUNA...
Y poniéndolo en efecto del mejor modo que pueden, más firme sea y por rehecho
lugar haya. estando cada cual de dichos cuerpos bien instruidos de cuanto en el presente caso
les compete, y con fesando como lo hacían por verídico y constante cuanto va relacionado,
otorgaban y otorgaron que estaban convenidos y conformes con lo propuesto, pactado y
asentado entre dicho Reverendo Padre Comendador del referido convento y la expresada
cofradía de Nuestro Padre Jesús C aído, según cómo y en los términos que va explicado y
aquí dan por repetido como si de verbo ad verbum lo profiriesen. Y en su verdad la referida
cofradía ha de te ner derecho para sacar la mencionada nueva imagen de Nuestra Señora de
los Dolores en sus procesiones que acostumbra sacar y saque en los domingos de Ramos de
cada año u otro día en que por alguna causa no salga en ellos, corno uno de los pasos de d icha
procesión. llevándola en su debido y acostumbrado lugar. Y tener así mismo uso de la misma
imagen en todas y cualesquiera funciones de novenas y demás que Je ocurra y determine
hacer con la concurrencia de Nuestro Padre Jesús. Siendo de su obligaci6n y de su cuenta
poner a la Señora el manteo que entonces ha de tener y de llevar. sin que en ello ni e n parte
se le pueda poner impedimento en tiempo alguno con ningún pretexto para la Reverenda
Comunidad de dicho convento ni promover dispuestas sobre el derecho que adquiere. Y ha de
tener a dicha imagen para las cosas y casos que va hecha menc ió n, mediante el desembolso
que ha experi mentado de los cuatroc ie ntos reales, mitad de sus costos, excepto de vestidos y
<lcmás insignias de su adorno, que éstos son propios de la referida comunidad. Y del mismo
modo la cofradía no ha de tener acción para otra cosa más que para lo que va expresado.
Y en estos términos se obligaron unos a otros a hacer por firme este instrumento y
convenio que comprende y a no oponerse en ningún tiempo, jurídica ni extrajudic ialmente.
porque si lo hic ieren o inten!llren quieren no ser sobre ello o ídos ni admitidos, antes sí expelidos
y condenados en costas como partes insuficientes que intentan acción y derecho que no les
compete. Y a cuanto queda deducido consienten se les pueda apremiar con sólo esta escritu ra
y el j uramento ele la parte que lo sea legítima, en que lo dejaban d iferido decisorio como si
lo fuera en juicio contradictorio, sin necesidad de otro auto, prueba, c itación ni liquidación
alguna aunque ele d icho se req uiera. que expresamente renunciaron y de que le relevaron. A
cuyo cumplimiento y firmeza obligaron la referida comunidad los bienes propios y rentas
de dicho convento, y el Hermano Mayor y Diputados de dicha cofradía los de ésta, unos y
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SALVADOR HERNÁNOEZ / FCO. JAVIER GUTIÉRREZ
otros habidos y por haber. Dieron poder cumplido a las justicias y jueces que de sus pleitos y
causas de cada parle con derecho puedan y deban conocer para que les compelan y apremien
como por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada. Y renunciaron las leyes, fueros y
derechos de la defensa y favor de cada cual de dichas partes y la prohibitiva de esta general
renunciación. Y así lo otorgaron y firmaron en este registro los otorgantes, a los cuales doy
fe que conozco, siendo testigos Antonio Díaz, Miguel Navarro y Antonio Muñoz, vecinos
todos de dicha villa.
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ID JORNADAS
DE HISTORIA
SOBRE
LA PROVINCIA
DE SEVILLA
SIERRA SUR
Gilena-El Rubio
19 y 20 de ma)o de 2006