Los Artistas Del Rey Documentos Iluminados

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Reales Sitios nº 169


3 er trimestre de 2006

Libro del Caballero Cifar, Bibliothèque nationale de France, ms. Esp. 36, fol. 1r, París

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Fernando Villaseñor Sebastián / Los artistas del Rey: documentos iluminados para Enrique IV de Castilla (1454-1474)

Los artistas del Rey:


documentos
iluminados para
Enrique IV de Castilla
(1454-1474)
Por Fernando Villaseñor Sebastián
Instituto de Historia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Enrique IV de Castilla es una de las figuras más dramáti- La divergencia historiográfica de detractores y defensores
cas de la historia de España. Único hijo del matrimonio de se produjo desde los primeros estudios que siguieron a las
Juan II de Castilla y la Reina María de Aragón, nació en crónicas contemporáneas al Monarca o que se sucedieron
1425, comenzó su reinado en 1454, a los veintinueve años a su muerte, y continúa prácticamente hasta la actualidad 4.
de edad, y murió en 1474, a sus cuarenta y nueve años. Desde hace escasos años los historiadores españoles vie-
Durante cinco siglos la historia ha ido acumulando impla- nen reclamando la necesidad de revisar el papel ejercido
cablemente sobre su memoria calificativos de impotente, por el Rey en la crítica coyuntura histórica que le tocó
depravado, cobarde, homosexual, indigno, deforme, dege- vivir. En este sentido, recientes biografías del Monarca
nerado e infame 1. pretenden aportar nuevas visiones del reinado, superando
las imágenes más tradicionalistas 5 e insistiendo en que, a
Normalmente, los historiadores se dividen ante este perso- pesar de los fracasos, sus primeros años de gobierno fue-
naje, y algunos cronistas de la época 2, como Alonso de ron altamente prósperos y, con posterioridad, éste introdu-
Palencia, Diego de Valera y Hernando del Pulgar fueron jo numerosas transformaciones políticas que únicamente
los más resueltos propagadores de injuriosas palabras que serían perfeccionadas en el reinado de su sucesora. Sin
justificasen las complejas circunstancias por las que Isabel embargo, se debe reconocer que este camino ya fue anda-
accede al trono. Igualmente, los partidarios del Monarca, do por la crítica inglesa y, más tarde, por la norteamerica-
como Enríquez del Castillo, tampoco las contradicen abier- na mediante las obras de Towsend Miller 6 y, sobre todo,
tamente, pero destacan sobre todo que era William D. Jr. Phillips 7 en las tempranas fechas de 1971 y
cortés, mesurado e gracioso que a ninguno hablando 1978 respectivamente.
jamás decía de tú ni consintió que le besasen la
mano…Era lleno de mucha clemencia, de la crueldad
ajeno, piadoso, a los enfermos caritativo y limosnero No obstante, el punto en el que debe incidirse es el papel
secreto; rey sin ninguna ufana, amigo de los humildes, que jugó el Monarca en cuanto a benefactor de las artes y,
desdeñador de los altivos 3, más concretamente, amante de los bellos pergaminos ilu-
cualidades que, no exentas de virtuosismo, no respondían minados tanto con carácter documental como literario 8,
a la severidad, astucia, e incluso crueldad, que exigían ya que la escasa valoración del reinado de Enrique IV ha
para un Monarca las circunstancias históricas que le tocó alcanzado también el terreno de lo artístico 9, a pesar de
vivir. que, desde un primer momento, esto fue casi exclusiva-

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mente lo que destacaron aquellos cronistas castellanos que A fines de 1440, el Príncipe y su primera esposa Blanca de
le denostaban para justificar el complejo ascenso al trono Navarra, entran en Segovia como Señores de la ciudad, y
de su hermana Isabel. Hernando del Pulgar afirmaba: se inicia pronto la construcción de un palacio de verano
Otrosi en hacer grandes edificios en los alcaçares e casas que, tras ser cedido a los franciscanos en 1455 y transfor-
reales y en iglesias e logares sagrados. Este Rey fundó de mándolo estos, fue convertido en el singular Monasterio
principio los monasterios de la Virgen Santa Maria del
de San Antonio el Real. Las obras debieron terminar pron-
Parral de Segovia e de Sant Gerónimo del Paso de
Madrid; que son de la orden de sant Jerónimo, e dotoles to, porque en el artesonado de la llamada Sala de Reyes se
magníficamente. E otrosi el monasterio de Sant Antonio pueden apreciar los escudos de Aragón de la Reina Doña
de Segovia de la orden de sant Francisco, e fizo otros María, madre del Príncipe, fallecida en 1445.
grandes beneficios e reparos en otras muchas iglesias e Naturalmente, también están las de Don Enrique, las armas
monasterios de sus reinos, e dioles grandes limosnas e
de Castilla y León orladas por Granadas, así como las
fizoles muchas mercedes 10.
cadenas de oro sobre fondo gualda de Navarra. Aquí se
El autor de Crónica Castellana lo único que aprecia positiva-
localizan magníficos retablos importados de factura fla-
mente del reinado es la construcción de conventos, el Palacio
menca, junto a dos cantorales cuya iluminación se aseme-
de San Martín en Segovia y algunas casas de descanso en
ja a los manuscritos que se vinculan al Rey 19.
Valsaín y El Pardo, y en otros lugares que no especifica.
Asimismo, señala la reparación y ennoblecimiento del
Asimismo, en 1466, el Rey funda en Segovia un estudio de
Alcázar segoviano, a través de la Sala de los Reyes 11. El Libro
“gramática e lógica e filosofía moral e otras ciencias”,
del Parral indica las donaciones materiales de objetos de pla-
denominado Estudio General, dotándolo de cuantiosas
tería que el Rey Enrique hizo a su fundación 12.
rentas 20.
El hecho de que la actividad del Monarca como benefac-
Igualmente, trascendiendo el ámbito segoviano, sobre la
tor artístico se centralice en Segovia es lógico al ser un
Cartuja de Miraflores en Burgos siempre se ha dicho que
constante punto de referencia para la dinastía reinante. La
el reinado de Enrique IV (1454-1474) condenó las obras al
ciudad custodiaba el Tesoro de Castilla en su Alcázar, dis-
olvido y que fue necesario esperar la llegada al trono de
frutaba de una posición estratégica entre las dos mesetas
Isabel para que la construcción se retomase. Sin embargo,
y poseía unos frondosos bosques, ideales para las prácti-
de los datos recopilados por Tarín y Juaneda, y que reco-
cas cinegéticas. Estos tres factores favorecen la frecuente
ge Lampérez, no se puede concluir tal cosa, como ya seña-
presencia de los Reyes por tierras segovianas. La asidua
ló Yarza. Se sabe que desde la muerte de Juan II y hasta
estancia real, entre otras consecuencias, tiene la preocupa-
1464 se fueron concluyendo las obras comenzadas, que en
ción por mejorar las infraestructuras urbanas y el enrique-
1456 Enrique IV confirmó un privilegio de su padre por el
cimiento arquitectónico de la ciudad 13.
que permitía la extracción de la piedra de las canteras cir-
La mayor parte del presupuesto va destinado a la mejora cundantes ante la escasez de la misma, pero no de aban-
de los aposentos regios, como la que se efectúa en el dono. En 1466 se habían suspendido las asignaciones rea-
Alcázar, tanto en el aspecto exterior como en las estancias les y Francisco Tarín informa de las dificultades para
interiores 14. Siendo aún Príncipe, encarga la decoración de cobrar las rentas. Por lo tanto, según estas informaciones,
la Sala de las Piñas en 1452. La del Solio, la del Cordón y sólo se puede hablar de paralización entre los años 1474 y
la de los Reyes se decoran entre 1456 y 1458 15. 1475, período que abarca los años finales del reinado de
Enrique IV y los primeros momentos del de su hermana 21.
A pesar de la fuerte inversión de obras de acondiciona-
miento y mejora de la fortaleza 16, Enrique IV manda cons- Enrique IV mantuvo un gran afán coleccionista a lo largo
truir un palacio en el centro de la ciudad, en el populoso de su vida, reflejado en el “tesoro” elogiado por el Barón
barrio de San Martín. Éste, fragmentado poco después de de Rosmithal. El Monarca muestra atracción hacia las artes
la muerte del Monarca, se habitó poco tiempo, y en él des- textiles y la metalistería y en el Inventario de las cosas que
tacaban los pobres exteriores, aparejados con mamposte- están en el tesoro de los Alcázares de Segovia, realizado en
ría y ladrillo, con los interiores, ricamente decorados, gra- 1503, por orden expresa de la Reina Isabel, muestra gran
cias a la labor de artistas de procedencia musulmana 17. A variedad de joyas y utensilios engastados de oro, plata y
éste debe añadirse la Casa de la Moneda, la restauración piedras preciosas, armas, libros, cruces, tapices y paños de
de las murallas, el palacio venatorio de Valsaín y los pre- devoción que integran el tesoro, sin olvidar las curiosida-
parativos para la construcción de la nueva catedral en la des de la naturaleza como los “cuernos de unicornio” 22.
Plaza Mayor.
Ha de reiterarse la protección del Rey hacia los
Del mismo modo, la construcción del Monasterio de Santa Monasterios Jerónimos que debió dotar con ricos libros
María del Parral, extramuros de la ciudad, por el Rey y iluminados. La desamortización pudo haber sido causa de
Juan Pacheco, se convierte en una de las obras más inno- que muchos de los manuscritos de estos monasterios salie-
vadoras de este momento, remontándose a 1447, cuando ran de España, conservándose en bibliotecas extranjeras o
éste era Príncipe de Asturias 18. habiendo desaparecido 23.

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Escudo de Enrique IV en el Libro del Caballero Cifar, Bibliothèque nationale de France, ms. Esp. 36, fol. 1r, París

La cuenta del camarero del Rey Juan de Tordesillas 24, informen de la existencia de iluminador alguno trabajando
correspondiente a 1462, y las de Rodrigo de Tordesillas, para el Monarca. Hay que tener en cuenta que el Rey tenía
maestresala del Rey, correspondientes a 1467 25, junto a la ventaja de poseer dinero simplemente atesorado, del que
distintas órdenes, en este mismo documento, del reinado podía disponer sin que se reflejase en los registros 27.
de los Reyes Católicos, en el que se mencionan diversos
libros y otros objetos que habiendo pertenecido a Enrique No obstante, hay constancia documental, por las cuentas
pasan a la cámara de la Reina y “a otras personas para las de 1462, de que el Monarca, en agosto de ese año, “hizo
que ella hizo merced”, contienen múltiples apuntes que encuadernar con terciopelo negro y plata dorada un «libro
pueden dar una idea de cómo los libros ocuparon un lugar de oras y luminado» o «rico», que había enviado a la cáma-
destacado entre las pertenencias del Monarca, que le ser- ra real Diego Arias Dávila” 28.
vían también para obsequiar a personas del ámbito de su
Corte o a fundaciones monásticas que recibían de su per- Diego Arias Dávila fue uno de los personajes más influ-
sona distintas dotaciones. En las cuentas aparecen diver- yentes en la Corte Castellana a partir de 1457, ya que
sas referencias a libros de horas, libros de canto de órga- desde el 29 de mayo de 1457 se tuvo la sensación de que
no, breviarios, misales y otros volúmenes de distinta índo- Enrique IV había decidido encomendar la gestión de los
le, posiblemente iluminados. La dispersión de estos ejem- asuntos no a un valido sino a un grupo de personas de
plares a su muerte impide obtener un juicio global para sectores variados: Pacheco, Girón, el Conde de Alba de
poder reconstruir de modo fiel las circunstancias que rode- Tormes, el citado Arias Dávila y los Obispos de Sevilla y
aron al scriptorium de Enrique, en caso de que éste lo Cuenca, Fonseca y Barrientos respectivamente 29.
hubiera tenido, o cuál fue su actitud en la adquisición de
códices manuscritos y miniados. La figura de éste se encuadra aproximadamente entre 1405
y el 1 de enero de 1466. A pesar de circular una serie de
Existe una referencia sobre la existencia de unas “Horas leyendas en torno a este personaje, debido a su origen
Negras” en posesión de Don Enrique. Éstas están relaciona- converso 30, los documentos le sitúan iniciando su ascenso
das con María de Castilla, esposa de Alfonso el Magnánimo, social desde los años treinta del siglo XV como Regidor de
según informa una inscripción en un folio de guardas rubri- Estado de los hombres buenos pecheros en Segovia. De ahí
cando la pertenencia a dicha Reina (Hispanic Society of pasó en 1443 a ser Secretario de Juan II, Escribano de
America, Nueva York, ms. B251). Un escudo situado en el Cámara y Secretario también del Príncipe 31. No se conoce
primer folio muestra la relación con Enrique IV, ya que en qué fecha llegó al cargo de Secretario, pero el primer
aparte de los leones, se observa la presencia de unos frutos documento que refrenda es del 9 de marzo de 1446, y de
similares a la Granada. Hay, igualmente, asiento documen- 1450 es su primera mención de Contador Mayor de la Casa
tal “de un libro pequeño de Horas, Historiado de negro” que del Príncipe 32. Sin embargo, los cargos se acumularon
perteneció al dicho Rey y fue entregado por orden de Isabel cuando Don Enrique ciñó la corona en 1454: Contador
en 1475 a “fray Antonio, vicario de dicho monasterio de Mayor del Monarca, de su Principado, y del Maestrazgo de
San Antonio” (el Real de Segovia) “forrado en seda tercio- Santiago, Contador de las mercedes, del Consejo,
pelo carmesí de negro de tripán” 26, aunque por el momen- Secretario del Rey, Escribano Mayor de los privilegios y
to se desconoce si es el de Nueva York. confirmaciones, Procurador en Cortes por Segovia,
Regidor de esa ciudad, de Madrid y de Toledo. Es opinión
En estas únicas cuentas conservadas del reinado de Enrique generalmente admitida que murió en la primera quincena
IV, correspondientes a 1462 y 1467, no aparecen datos que de enero de 1466, pues el día 15 de ese mes sus hijos hicie-

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ron efectiva la partición de sus bienes entre ellos; aunque procedentes de la Catedral de Ávila, y depositados en el
algunos sostienen que su muerte habría de retrasarse un Archivo Histórico Nacional, asignaban de las nueves letras
año después, en 1467 33. de los Cantorales el pago de cinco a Juan de Carrión y dos
a su hermano Pedro, y mencionaban la iconografía de tres
Lo que interesa es el proceso inquisitorial abierto contra de las miniaturas pagadas (Pentecostés a Pedro;
éste tras su muerte, siendo su hijo, Juan Arias Dávila, Resurrección y Asunción, a Juan). En las nueve se pueden
Obispo de Segovia (1461-1497), al ser uno de los episodios apreciar varias manos. La mejor corresponde a las obras
más conocidos en la historia del comportamiento de la firmadas o documentadas por Juan: Rey David, Natividad,
Iglesia y la Corona española frente a los judeoconversos en Epifanía, Resurrección, Asunción y Martirio de San
el siglo XV 34. En los primeros meses de 1486, los inquisi- Esteban.
dores de Segovia comenzaron a tomar testimonio sobre
Diego Arias Dávila y su esposa Elvira Rodríguez, y en Estas seis miniaturas, que con toda probabilidad pueden
1488 se abrió el enunciado proceso post mortem contra asignarse a la mano de Juan de Carrión, por estar firma-
ambos 35. das o documentadas, determinan un vocabulario estilísti-
co -secundado a su vez por su hermano Pedro-, tan cohe-
Dentro de la documentación, en el folio 1663 del libro 5º, rente que se ha usado para identificar un conjunto de
aparece la declaración de un testigo en dicho proceso el 19 manuscritos que se le vinculan, al emplear las mismas fór-
de octubre de 1489, en la que se afirma que mulas compositivas y semejantes recursos de estilo.
Beatriz de Heredia, mujer de Juan de León, en casa del
Rey, testigo jurado, dixo que oyó decir a Juan de Carrión, El hecho de conocer que Juan de Carrión fue criado de
iluminador de libros, criado de Diego Arias, contador,
Diego Arias Dávila lleva a pensar que detrás de las obras
difunto, que el dicho Diego Arias le mandara hacer un
libro de oraciones, entre las quales le mandó escribir la realizadas para Enrique IV de Castilla estuviera Carrión,
oración de San Gregorio, e que él lo ficiera assí; y quan- como director de un taller de miniaturistas de gran calidad
do llegara a donde dize “Atolite portas principes vestos, y con amplia proyección en la miniatura castellana duran-
etc.” lo pusiera assí. Y como el dicho Diego Arias lo vido te estos años. Este dato documental confirma asimismo
escrito assí, riñera mucho con él, diciendo que no abía de
hipótesis mantenidas y basadas en una aproximación esti-
decir “rey de la gloria” sino “gente justa que se dé a paz
y derdad”. Ratificose este dicho día ante el señor licencia-
lística entre las obras firmadas por éste y otras que se con-
do De Cañas e fray Lope e fray Francisco de Santa Cruz, sideran realizadas por encargo del Rey o de un entorno
en XIX de octubre de LXXXIX 36. próximo a él 44.
Se consigna, por tanto, que el iluminador Juan de Carrión
fue criado de Diego Arias, al menos entre 1454 y 1467, Con estos parciales testimonios puede defenderse igual-
año de la muerte de este último. mente que el interés de Enrique por las obras de arte y por
los libros debió ser intenso, más aún cuando se han rela-
Juan de Carrión 37 ha sido documentado trabajando en la cionado con él dos de las obras más interesantes en lo que
ciudad de Ávila y Segovia, entre 1470 y 1479 38, cuando a ilustración de manuscritos se refiere, que se producen en
las Actas capitulares de la Catedral certifican que el 20 de el entorno castellano en este momento, y donde puede vis-
mayo del citado año se pagó “a juan de carrion ylumina- lumbrarse la estilística de Carrión: El Libro de la Montería
dor por los yluminar y faser las armas y claves del papa (Biblioteca del Palacio Real, Madrid, ms. II-2015) y El Libro
en quatro lugares dos reales”. del Caballero Cifar (Bibliothèque Nacionale, Paris, ms.
Espagnol 36) (fig. 1).
Gómez Moreno encontró sus firmas en seis Libros de Coro
de la Catedral de Ávila y los dató entre 1485 y 1496 39, cro- Ambas se han vinculado a Carrión, y, al no estar suficien-
nología que se mantuvo con ligeras variaciones 40, hasta temente claras sus fechas de ejecución, sus evidentes dife-
que Silva Maroto descubre en 1982 el documento de pago, rencias estilísticas con otras obras adscritas al grupo se
lo que permitió fecharlos en 1470-1472 41 y añadir al tra- han explicado por la participación de distintas manos del
bajo de Juan el de su hermano Pedro. taller. A pesar de admitir esta hipótesis, deberían conside-
rarse también los saltos cronológicos, siendo posiblemen-
La importancia de Juan de Carrión, en el contexto de la te la Montería una obra de ejecución más temprana, lo que
miniatura castellana de la segunda mitad del siglo XV, se llevó en un primer momento a M. López Serrano a consi-
desprende de que su nombre es el único que aparece fir- derarla anterior retrasando su ilustración al reinado de
mando las obras realizadas por él o por su supuesto taller Juan II (1406-1454) 45.
y por su presencia, junto a la de su hermano Pedro, en los
documentos de pago ya referidos 42. Hasta el momento son No se conoce con seguridad el primitivo origen del códice
cinco las firmas descubiertas: cuatro en los Libros de Coro del Libro de la Montería ni ningún dato relativo a los artí-
de la Catedral de Ávila y una en una hoja que lleva Ocho fices que intervinieron en su escritura e iluminación, lo
Santos -cuya procedencia se desconoce- conservada en la que impide sostener documentalmente esta hipótesis de
École des Beaux-Arts de París 43. Los fondos documentales adscripción al entorno de Carrión en la Corte del Rey

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Enrique IV. Yarza apuntaba la posibilidad de que lo hubie- Granada, que se habían iniciado en 1407 y 1429, y el
ra encargado Isabel la Católica o algún miembro de su mismo emblema heráldico aparece en el Monasterio del
familia 46, ya que un somero análisis de las miniaturas per- Parral, en Segovia, obra de su fundación. La Biblioteca
mitía llevarlo al último cuarto del siglo XV, y ponerlo en Universitaria de Salamanca conserva un códice de la pri-
contacto con el ambiente en el que se movió la Reina 47. mera parte de la Crónica castellana de Enrique IV (Ms.
Sobre los códices de la Montería que existieron en la 2573) 51. El folio 11r -donde se inicia el texto mediante la
Biblioteca de Isabel se sabe con certeza que ésta contaba rúbrica Comiença la coronica del ylustrissymo príncipe
48
con cuatro, dos en la Biblioteca de El Escorial y dos que don Enrique, quarto rrey deste nombre en Castilla y en
figuraban entre los objetos que se hallaban contenidos en León. Capítulo primero del nasçimiento e genealogía e
el tesoro real del Alcázar de Segovia, inventariados por el comienço del rreyno deste rrey don Enrique- aparece orla-
Secretario Real, Gaspar de Gricio, en noviembre de 1503 do con granadas y en el margen superior, se representa el
por orden de la Reina 49, pero sin referencia expresa al escudo de Castilla y León, al que, como sucedía en el del
códice del Palacio Real. Cifar, se le han incorporado ocho granadas similares a las
del margen iluminado (fig. 3). Igualmente, la columna sos-
En el caso del Libro del Caballero Cifar, la relación con el tenida por el putto es otro de los símbolos que se relacio-
Monarca se vislumbra de un modo más claro. También nan con el Monarca. Su cronología quedaría definida entre
este manuscrito del Cifar responde a un encargo regio, 1455 y 1474 52. Carmen Bernis, basándose en la indumen-
verificado por el escudo de armas situado en el margen taria, lo data en los años setenta del siglo XV, ya en las
superior del folio 1r: camper cuartelado 1 y 4 de Castilla; postrimerías del reinado de Enrique 53.
2 y 3 de León timbrado por corona de cinco florones. La
presencia de las armas de Castilla, los ángeles tenantes con También podría emparentarse al entorno del Rey la serie
una disposición similar a la de los privilegios rodados, las de dibujos a pluma, en tinta negra, que ilustra la
cuatro granadas en la parte baja del escudo y el putto que Genealogía de los Reyes de España de Alonso de Cartagena
sostiene la columna en el margen medial, permiten identi- (Biblioteca del Palacio Real, Madrid, ms. 2.LI.2).
ficar claramente a su primitivo poseedor, el Rey Enrique IV Domínguez Bordona en 1952 apuntaba cómo “los perso-
(fig. 2). Este Monarca incorporó este fruto a su emblema najes suelen ostentar singularidades alusivas al carácter
heráldico con anterioridad a la conquista de la capital del Monarca o a algún hecho relevante de su reinado” 54,
nazarí a la que alude 50, ya que al comienzo de su reinado especulando que fueran realizados para el mismo.
entre 1455 y 1457 se reanudan las Campañas contra Ciertamente, estas ilustraciones presentan parangón con

Escudo en la Crónica castellana de Enrique IV, Biblioteca General Histórica, Ms. 2573, fol. 11r, Universidad de Salamanca.

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Privilegio Rodado de 1454, Archivo del Excelentísimo Ayuntamiento, núm. 5, carpeta 9, folio recto, Segovia.

algunos de los tipos que aparecen en el Cifar, y quizá ori- Cancillería, algo que se había iniciado con su padre Juan
ginalmente estarían pensadas para ser miniadas; aunque II. Los estudiosos del arte de la miniatura no suelen atri-
podría tratarse de una obra de época anterior 55. Esta cone- buirles la importancia que merecen 57; ésta radica en que,
xión de la miniatura real con los dibujos de la Genealogía al estar fechados, su iluminación no debe ser muy poste-
de Alonso de Cartagena la sostiene I. Mateo Gómez, quien rior a la misma, y permite un estudio evolutivo de su esti-
supone que el autor de dichos dibujos pudo ser Jorge lística con una probabilidad de aproximación cronológica
Inglés y el Maestro de Sopetrán 56. exacta bastante fiable. Altamente representativos resultan
ciertos documentos como testimonios de una decoración
La atracción del Monarca por la ilustración ya se observa en letras iniciales y márgenes que se va enriqueciendo
en la riqueza con que se iluminan los documentos de la progresivamente, iniciando la renovación de un arte que

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durante casi dos centurias había permanecido aletargado. Destacan en el margen superior dos personajes con
Por lo general, el destinatario de la pieza costeaba los gas- amplios ropajes largos que sostienen el escudo del Rey,
tos generados por tales complementos artísticos, y este claro antecedente de los tenantes que aparecen en la
beneficiario actuaba como comitente. Los datos sobre los misma posición, pero con una factura más elaborada en la
temas tratados, las técnicas, el proceso de ejecución e primera hoja del Libro del Caballero Cifar. A lo largo del
identidad de los artesanos que trabajaban para la margen, las atormentadas caras resurgen entre las finas
Chancillería son escasos, pero la calidad de los productos hojas y cruzan sus miradas en gesto cómplice con tres
elaborados, como ya indicó E. Ruiz García, bien merecerí- niños desnudos, esbozando la tipología de unos reperto-
an una monografía 58. rios presentes y enriquecidos progresivamente en las obras
de Carrión y su taller, que reitera rostros y niños desnudos
Particularmente interesante es un Privilegio Rodado de de modo semejante a los cantorales abulenses.
Juan II, donde confirma dos cartas anteriores en las cua-
les eximía, a petición del Príncipe de Asturias, de todo Un tercer Privilegio Rodado de Enrique IV, con fecha de
pecho a los segovianos el 30 de septiembre de 1453, y 1458, se conserva en la Biblioteca de la Fundación Lázaro
hacía la exención extensible a los judíos y mudéjares de la Galdiano de Madrid; dirigido a Alvar Gómez de Ciudad
ciudad 11 días más tarde, fechado en Valladolid el 26 de Real, Secretario Real, de su Consejo y Regidor de la ciudad
marzo de 1454 59. Se trata de un cuadernillo de cinco hojas de Toledo, de los lugares de San Silvestre y Belvís de la
de fina vitela con los márgenes lujosamente miniados, con Jara 63 (fig. 9). En el recto del primer folio presenta una ini-
figuras y motivos florales, animales fantásticos y escenas cial iluminada y todo el texto dentro de orla decorada con
de montería; el sello que pendía del privilegio era de plata animales, motivos vegetales y un escudo que no se ha lle-
en vez de los corrientes de plomo 60. gado a colorear y está sostenido por figuras tenantes.

La decoración, altamente esmerada, consiste en los folios El Cuarto Privilegio Rodado fue atribuido a Carrión por L.
rectos (fig. 5), en roleos vegetales, entre los que afloran Bosch, aunque fue A. Domínguez Rodríguez quien locali-
diversos personajes como figuras grotescas o niños des- zó su ubicación 64 (fig. 10). Signado el 29 de enero de 1463
nudos, escenas de montería, pajecillos alanceando qui- en Almazán (Soria), en él Enrique IV de Castilla otorga y
meras y dragones. Los versos tienen tallos vegetales confirma al marqués de Villena, don Juan Pacheco, y a su
dibujados a pluma negra, que contrastan vivamente con mujer, doña María de Portocarrero, la fundación de un
el colorido de los rectos (fig. 6). Todos los folios están mayorazgo en el año de 1462 65. Está formado como cua-
coronados por las armas de Castilla y León sostenidas por
diversas figuras tenantes (ángeles u hombres salvajes con
clavas (fig. 7)). Merece destacarse una figura dibujada a
plumilla en el folio que hace de guarda y representa al
Príncipe: vestida a la moda flamenca de mediados del
siglo XV, sostiene en las manos un pergamino enrollado
del que penden dos sellos (fig. 4).

El segundo documento es un Privilegio Rodado donde


Enrique IV de Castilla aprueba y confirma los capítu-
los otorgados para su casamiento con la infanta doña
Juana de Portugal, y los desposorios de ésta por poder
con don Fernando López de Orden, en su nombre 61 (fig.
8). Está fechado en Segovia, en febrero de 1455, en el
que su temprana cronología indica la ingenuidad esti-
lística, no carente de exquisita riqueza en la ilustración
de la orla 62. En la esquina superior izquierda del pri-
mer folio aparece un interesante margen con una gama
cromática reducida a gris, azul, verde, rosa, ocre y
morado, formada por roleos en cuyo interior aparecen
los mencionados rostros en grisalla. La inicial primera
E[N EL NOMBRE DE DIOS PADRE E HIJO/Spto Santo
tres personas e una ...], con un fondo de oro, ofrece el
esqueleto de la letra pintado con una decoración vege-
tal estilizada y colores naranja, verde, rosa y gris,
gama cromática empleada por este grupo de ilumina-
dores. Las iniciales secundarias en oro y el contorno Privilegio Rodado de 1454, Archivo del Excelentísimo Ayuntamiento,
con filigrana en negro. núm. 5, carpeta 9, folio verso, Segovia.

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Escudo real de Castilla y León sostenido por salvajes, Archivo del Excelentísimo Ayuntamiento, núm. 6, carpeta 9, Segovia.

derno compuesto por ocho bifolios donde, para preservar reproducido de modo idéntico por uno de los apóstoles de
el contenido del texto, comienza en el 3r. El folio inicial la hoja de Pentecostés. Esta actitud se va a encontrar en
muestra una orla que rodea todo el extremo superior múltiples escenas del Cifar, normalmente cuando se mues-
izquierdo. Aparecen unos putti y gran multiplicidad de tra a un Soberano o un alto dignatario ejerciendo justicia.
formas vegetales y ornamentales que se aproximan al esti- La imagen supone un fortalecimiento de la función de
lo propio de Carrión, poblándose de palmetas, flores vio- otorgamiento y validación requerido por este tipo de
láceas y acantos que combinan el rosa y el azul, con los documento 68, y será algo empleado de modo continuo en
puntos dorados; siendo prácticamente las mismas a las estos privilegios.
empleadas en la página abulense de la Resurrección.
Además, la presencia de los tres niños desnudos de indo- La presencia de su efigie trasluce un intento de hacer
lentes posturas, sobre todo el situado en el límite de la manifestar la autoridad real debido a los complejos años
orla, manifiestan gestos y actitudes que recuerdan a los de su reinado, caracterizados por conflictos, traiciones y
dispersos por los Cantorales de Ávila, sobre todo al que luchas de poder 69. Los problemas que afectaban a la socie-
aparece a la izquierda de la letra en la hoja con la repre- dad de Enrique IV fueron muchos y esto puede explicar el
sentación de San Esteban. sentido de la representación del Monarca en un documen-
to de la Cancillería, ya que supone uno de los pocos luga-
No obstante, lo más característico del documento es la res donde el Rey podía imponer su autoridad legítima tan
representación de Enrique IV en el interior de la letra, denostada, a pesar de que algunas de las situaciones vin-
como una de las modalidades icónicas en las que suele culadas a este momento histórico habían sido heredadas
representarse al Rey en los documentos. Para E. Ruiz, esta de una época anterior. Un panorama desalentador que se
imagen supone la pretensión de ser un retrato -más o vio además aumentado por esa propaganda negativa hacia
menos idealizado del Monarca- y lo encuadra con la el Rey Enrique que la historiografía ha mantenido casi
corriente de pensamiento cuatrocentista tendente a valo- hasta nuestros días. Este intento de legitimación por parte
rar el individualismo en todos los órdenes de la existencia del Soberano, a través de la estampación de imágenes que
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. En este sentido, A. Domínguez señalaba que materializarán estos conceptos, aparece en otros momen-
durante la Edad Media, en general y salvo excepciones tos de su reinado haciéndose extensible no sólo a los pri-
muy documentadas como puedan ser los retratos de
vilegios, sino también a sellos y monedas 70. La presencia
Carlos V el Sabio de Francia, representado con una nariz
corvada, el retrato no es fisonómico sino simbólico de la de la corona, como señala Nieto Soria, constituye una
jerarquía social y el concepto de poder 67. “referencia de identificación convenida y un concepto
jurídico-político” 71.
Los atributos propios del Monarca quedan reducidos a la
corona, y presenta las manos libres; apoya la izquierda en El rostro del Monarca se complementa con las cláusulas
el marco establecido por la letra, y la derecha señala el ini- protocolarias del documento donde se exponen distintas
cio del documento en un gesto muy característico que es razones alusivas a los males que aquejaban la acción del

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Fernando Villaseñor Sebastián / Los artistas del Rey: documentos iluminados para Enrique IV de Castilla (1454-1474)

con la justicia, escribanías, alguazilazgos y otras cosas


anejas al señorío de dicha villa 73. Este parangón se obser-
va en la orla y los putti que sostienen la letra y el escudo
de Juan Pacheco en el margen inferior.

Un análisis comparativo de los márgenes miniados de


estos documentos, entre 1454 y 1470, denota un claro
avance hacia un mayor refinamiento en los motivos
ornamentales y en la vegetación, junto a la inclusión de
niños desnudos y otros personajes en aras de un mayor
enriquecimiento de la figuración marginal.

Lo expuesto deja latente que Enrique IV fue un Monarca


realmente interesado por embellecer mediante la ilumi-
nación tanto las obras literarias que le pertenecieron
como los documentos emitidos en la Chancillería regia,
pues es posible que dispusiera de personal a su servicio
para la realización de estas tareas. Esto denota una acti-
tud y predisposición hacia el arte, asimilable a la de los
Monarcas, grandes coleccionistas y mecenas europeos
contemporáneos, que debe alejarlo rotundamente de la
visión de “Rey Salvaje” que el imaginario colectivo y la
propia Historia han asumido para su persona.
Enrique IV como Príncipe, Archivo del Excelentísimo Ayuntamiento,
núm. 5, carpeta 9, Segovia.

gobierno. Se llama a la lealtad, algo que, como se ha


expuesto, no disfrutó Enrique, y se emplean metáforas
sobre su papel como cabeza y corazón del cuerpo social
integrado por los súbditos. Aunque estas imágenes lite-
rarias poseen antecedentes, cobran sentido por la crítica
situación que vivó el Monarca y por la presencia de su
elocuente efigie, ratificándolas.

Hay que traer a colación la influencia tan atroz que duran-


te su reinado ejerció Don Juan Pacheco, Marqués de
Villena, en el gobierno y la manipulación sufrida por el
Rey, en función de sus propios intereses. El Almirante
Enríquez deslizó en los oídos de sus correligionarios un
cuento que, escrito por Alonso de Palencia, le definía cru-
damente, refiriéndose al momento en el que un amplio
sector de la nobleza castellana proclama Rey al Infante
Don Alfonso:
Este buen marqués procura siempre mantener a estos dos
hermanos entre un círculo de todos los grandes del reino,
algunos de los cuales llaman Rey a Enrique, como noso-
tros a Alfonso, y él, puesta la planta de un pie sobre el
hombro de uno de los reyes y la otra sobre el de otro, nos
riega en derredor con orina a todos los secuaces de ambas
partes 72.

Ciertas relaciones estilísticas con las orlas iluminadas del


ejemplar del Libro de la Montería, conservado en el
Palacio Real, aparecen en otro Privilegio en el que Enrique
IV confirma nuevamente a Juan Pacheco, en 1470, la mer- Privilegio Rodado de 1455, Ministerio de Cultura, Archivo General
ced que le había hecho de la villa y Castillo de Escalona, de Simancas, PTR-LEG, 49, 38, Valladolid, Fotografía: Cacho.

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Privilegio Rodado de 1458, Fundación Lázaro Galdiano, M. 35-14, Madrid.

Notas Fernando del Pulgar escribe Claros Varones de Castilla, Crónica de Enrique IV
(Real Academia de la Historia, Madrid, desde ahora RAHM, Est. 26, gr. 3ª D.
Nº 71), las Glosas a las Coplas de Mingo Revulgo y, en 1482, a instancias de
los Monarcas, una Crónica de los Reyes Católicos. En ésta, los veinte prime-
ros capítulos se ocupan de Enrique IV, donde el empleo de la calumnia pudo
1 M. González Herrero, “Consideración de Don Enrique IV de Castilla”, ser un recurso para justificar la rectitud de acción de Isabel.
Estudios Segovianos, XXII, 64, 1970, pp. 235-255. Lorenzo Galíndez de Carvajal, a comienzos del siglo XVI, escribe una Crónica
de Enrique IV (se conservan dos manuscritos, BNM, Ms. 13261 (letra del XVI
2 Alonso de Palencia, autor de la Crónica castellana (ésta es una traducción o XVII) y RAHM, Ms. G-17), donde escribe un compedio y coordinación de las
imperfecta de las Décadas del mismo autor. Se conservan de la misma distin- posiciones expresadas por los cronistas contemporáneos. Aunque es favorable
tos manuscritos: Biblioteca Nacional, Madrid, desde ahora BNM, Ms. 1780 a Isabel, no adopta los extremos de Palencia y su trabajo es valorable porque
(copia fechada en Toledo el 18 de mayo de 1593) y Ms. 9879). Existe un ter- evita un apasionamiento excesivo.
cer manuscrito conservado en la Biblioteca Universitaria de Salamanca (Ms.
2573) (Mª. P. Sánchez Parra, (ed.), Crónica anónima de Enrique IV 1454-1474 3 M. González Herrero, 1970, pp. 235-255 [op. cit. n. 1].
(Crónica castellana), Madrid, 1991)) siempre en el bando contrario y rebelde a
Enrique, primero a favor de Alfonso y luego de Isabel, es el mayor denosta- 4 Entre las fuentes posteriores han de reseñarse: R. Sánchez de Arévalo,
dor del Monarca. Historia Hispánica (publicada por T. Toni, S.I., “Don Rodrigo Sánchez de
Enríquez del Castillo, en su Crónica de Enrique IV, intentó esforzarse en lim- Arévalo, 1405-1470”, Anuario Historia Derecho Español, XII, 1935); Fray J.
piar su imagen, ejerciendo de capellán, consejero y cronista; pero, a pesar de de la Cruz, Historia de Don Enrique IV de Castilla (BNM, Mss. 1350, 1776,
favorecer claramente al Rey, no fue un partidario ciego; igualmente, fue ini- 8220); J. de Zurita, Anales de la Corona de Aragón; J. de Mariana, Historia
ciada durante la vida del Rey, pero ésta se perdió cuando Enrique fue hecho General de España, Madrid, 1817-1822, libro XXII, cap. XX; E. Florez,
prisionero en Segovia por la facción rebelde. Al estar la primera parte escrita Memorias de las reinas católicas, Madrid, 1790, tomo II; y D. de Colmenares,
de memoria no puede ser tan segura como los capítulos posteriores. Historia de la Insigne ciudad de Segovia, Segovia, 1638. Los principales estu-
Rodrigo Sánchez de Arévalo (1404-1470), clérigo doctorado por Salamanca, dios sobre el Monarca son: J. B. Sitges, Enrique IV y la excelente señora lla-
escribió un antipático elogio del Rey. Únicamente puede explicarse su actitud en mada vulgarmente Doña Juana la Beltraneja, Madrid, 1912; A. Paz y Meliá, El
la Compediosa História Hispánica, mostrando a Enrique como duro Monarca, Cronista Alonso de Palencia, Madrid, 1914; J. Puyol Alonso, “Los Cronistas de
por su carácter de tradicionalista e ideologizador y partidario del Papado y la Enrique IV”, Boletín de la Real Academia de la Historia, LXXVIII y LXXIX,
Monarquía, paradigma de todas las virtudes reales. En otro escrito, El vergel de Madrid, 1921; J. de Mata Carriazo (edición y estudio), Colección de Crónicas
príncipes (1456-1457), llama a Enrique a la moderación. No obstante, debe españolas, 9 vols., Espasa Calpe (Junta para la ampliación de Estudios e inves-
tenerse en cuenta que él estuvo ausente de Castilla, sirviendo en Roma al Papa tigaciones científicas), Madrid, 1940-1946 (Vol. 3: Hechos del Condestable Don
desde finales de los cincuenta hasta su muerte. Miguel Lucas de Iranzo: crónica del Siglo XV (1940), Vol. 4: Memorial de
Mosén Diego de Valera se convierte, a pesar de basarse en Palencia, con el diversas hazañas: crónica de Enrique IV, ordenada por Mosen Diego de Valera
Memorial de diversas hazañas, en el cronista más objetivo del reinado de Enrique (1412-1488), Madrid (1941), Vols. 5 y 6: Crónica de los Reyes católicos, por su
IV, ya que no se cebó en las imperfecciones de Enrique como Palencia y sugirió Secretario Hernando del Pulgar (ca. 1430-ca.1498) (1943)); O. Ferrara, Un
que los problemas del Monarca pudieron derivarse de los nobles rebeldes. pleito sucesorio: Enrique IV, Isabel de Castilla y la Beltraneja, La Nave,

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Fernando Villaseñor Sebastián / Los artistas del Rey: documentos iluminados para Enrique IV de Castilla (1454-1474)

Privilegio Rodado de 1462, Archivo Histórico Nacional, Sección Nobleza, Frías, Carp. 34, Doc. 17, Toledo.

Madrid, 1945; G. Marañón, Ensayo Biológico sobre Enrique de Castilla y su 9 El Marqués de Lozoya, en su Historia del Arte Hispánico, afirmaba: “No ha
tiempo, Austral, Buenos Aires, 1941 (segunda y tercera edición de 1943 y pasado, ciertamente, a la posteridad como bibliófilo el “Rey Salvaje” Enrique
1946); J. Torres Fontes, Estudio sobre la “Crónica de Enrique IV” del Dr. IV, pero su hermana la gran Reina Isabel había recibido de su padre, como
Galíndez de Carvajal, CSIC, Murcia, 1946; M. González Herrero, 1970, pp. 235- única herencia espiritual, la afición a los bellos libros” (J. de Contreras y
255 [op. cit. n. 1]; T. Miller, Henry IV of Castille, Lowe & Brydome, Londres, Ayala, Historia del Arte Hispánico, Salvat, Barcelona, 1940, vol. III, p. 319).
1971; I. del Val Valdivieso, Isabel, princesa, Valladolid, 1974; W. D. Phillips,
Enrique IV and the Crisis of Fifteenth- Century Castile 1425-1480, The 10 H. del Pulgar, Claros varones de España, fecho por Hernando del Pulgar:
Mediaeval Academy of América, Nueva York, 1978; C. Olivera Serrano, Cortes dirigido a la reyna nra señora, edición facsímil del incunable editado en
de Castilla, 1415-1474, Burgos, 1986; Mª D.-C. Morales Muñiz, Alfonso de Sevilla en 1500, Salvat, Madrid, 1971, f. 4r.
Ávila, rey de Castilla, Ávila, 1988; J. J. Echagüe Burgos, La Corona y Segovia
en tiempos de Enrique IV (1440-1474), Diputación Provincial de Segovia, 11 “Tuvo el cetro real veinte años y cinco meses sin cosa ejercer al oficio real
Segovia, 1993; I. Pastor Bodmer, Grandeza y tragedia de un valido, Madrid, conveniente: fue verdaderamente pródigo, en ninguna cosa liberal, salvo en
1992; L. Suárez, Enrique IV de Castilla, La difamación como arma política, algunos notables edificios que hizo como en Segovia construyese el monaste-
Ariel, Barcelona, 2001; J. L. Martín Martín, Enrique IV, Nerea, Madrid, 2003. rio de San Antonio…y en esa misma ciudad reedificó muy suntuosamente el
Monasterio de Santa María del Parral…y fortificó el alcázar maravillosamen-
5 Cfr., en este sentido, L. Suárez, 2001 [op. cit. n. 4] y J. L. Martín Martín, te…y en el corredor que se llama en aquel alcázar de los Cordones mandó
2003 [op. cit. n. 4]. poner todos los reyes que en Castilla han sido después de la destrucción de
España comenzando de don Pelayo hasta él, y mandó poner con ellos al Cid
6 T. Miller, 1971 [op. cit. n. 4]. y al Conde Fernán González por ser caballeros tan notables que tan grandes
cosas hicieron, todos en grandes estatuas labradas muy sutilmente de made-
7 W. D. Jr. Phillips, 1978 [op. cit. n. 4]. ra, cubiertas muy costosamente de oro y plata.
Y cerca de la iglesia de San Martín hizo una casa asaz notable para su apo-
8 Se ha realizado algún breve estudio destacando el papel del Monarca como sentamiento cuando no quisiese en el alcázar posar, y en Valsaín, que es a dos
ejemplo de “mecenazgo arquitectónico y coleccionismo regio”, pero omitien- leguas de esta ciudad hizo otra casa asaz buena para su recreación con un
do cualquier referencia a la atracción del Rey hacia los bellos libros. Cfr. P. bosque muy grande cercado de cal y canto en que tenía gran muchedumbre
Martínez Burgos García, “Enrique IV, Mecenazgo y utopía en el siglo XV cas- de bestias salvajes. Y en la villa de Madrid fuera de los muros hizo un monas-
tellano”, El Arte español en épocas de Transición, IX Congreso Nacional terio…llamado Santa María del Paso…Y en el Pardo, que es a tres leguas de
CEHA, León, 29 de septiembre a 2 de octubre de 1992, Madrid, 1994, vol. I, esta villa hizo otra casa asaz noble con un bosque poco menos bueno que el
pp. 315-320. Aquí se afirma que en él se “vislumbran ya unos claros atisbos de Valsaín, y en otras partes hizo otros edificios asaz suntuosos” (Mª P.
del Renacimiento culto, refinado y humanista creando unas pautas que le ale- Sánchez Parra, 1991 [op. cit. n, 2]).
jan del mundo medieval”. A pesar de la importante intencionalidad de esta
aportación que pretende recuperar un aspecto desatendido en el conocimien- 12 “El Señor rey don Enrique cuya ánima Nuestro Señor tenga en su gloria
to del Monarca, debe precisarse que el estado actual de la investigación sobre dio una Cruz de plata de gajos sobredorada.
sus gustos artísticos y actitud de mecenas se encuentra todavía en una fase Item dio más unas ampollas de plata pequeñas doradas en los pies
muy inicial para poder efectuar afirmaciones tan categóricas. y en los cobertores.

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Dio mas una lámpara de plata sobredorada con sus cadenas y bollones de 23 Cfr. A. López Yarto Elizalde; I. Mateo Gómez, y J. M. Prados García, El arte
plata con las armas reales. de la Orden Jerónima: Historia y mecenazgo, Iberdrola, Bilbao, 1999; J. A. Ruiz
Otro si dio mas una cadena de oro para hacer una custodia para en que estu- Hernando, Los monasterios jerónimos españoles, Caja de Segovia, Segovia, 1993.
viese y se llevase la honrada reliquia de señor Santo Thomas quel dicho señor
rey dio a este monasterio la cual custodia esta en la Sacristia y sirve para lle- 24 En Archivo General de Simancas, desde ahora AGS, Casas y Sitios Reales,
var el Santo Sacramento el dia de Corpus Christi. Leg. 97, ff. 199-317, (M. A. Ladero Quesada, “1462: Un año en la vida de
Dio más un calice de plata sobredorada mediano. Enrique IV, rey de Castilla”, En la España Medieval, 14, 1991, pp. 237-274).
Item dio más una cruz pequeña de plata esmaltada.
Dio mas un encensario de plata pequeño con su naveta estas tres pieças pos- 25 AGS, Contaduría Mayor de Cuentas, desde ahora CMC, 1ª época, Leg. 84.
trimeras con mas plata se prestaron a la reina doña Isabel cuando las guerras
26 Cuentas de Rodrigo de Tordesillas, AGS, CMC, 1ª época, Leg. 84, p. 197.
de Portugal y después lo pagó y se hizo dello un encensario grande de cinco
marcos con su naveta, e de los otros cuatro marcos que quedaron, porque fue- 27 L. Suárez, 2001, p. 348 [op. cit. n. 4].
ron nueve marcos de plata los que se les prestaron se echaron y gastaron en
otros dos calices pequeños que hizo esta casa como parece adelante en este 28 Según el Profesor Ladero, hay que retener el dato, porque acaso es el
libro y en otras cosas de la sacristía” (R. Hernández Ruiz de Villa, “El Libro
mismo libro que figura años más tarde en la testamentaría de María Enríquez,
del Monasterio de Santa María del Parral de Segovia. Transcripción y notas”,
segunda mujer de Beltrán de la Cueva: «Un libro de oras, rico, guarnecido en
Estudios segovianos, XVIII, 1966, pp. 267-434. Realiza la transcripción del
terciopelo negro e raso negro, de dentro con sus manillas de plata dorada,
manuscrito de la BNM, con el número 19412).
esmaltadas» (A. Rodríguez Villa, Bosquejo biográfico de don Beltrán de la
13 P. Martínez Burgos García considera que la centralización de la vocación Cueva, Madrid, 1881, doc. 61, p. 244).
constructora de Enrique IV hacia Segovia responde a una mentalidad rena- 29 L. Suárez, 2001, p. 190 [op. cit. n. 4].
centista, próxima a la de los Príncipes y humanistas italianos, cuyo fin es
transmitir la idea de poder, concretada en esa ciudad. A esto le adjudica, 30 Mª E. Contreras Jiménez, “Diego Arias Dávila en la tradición y en la
igualmente, una concepción moderna de la Monarquía, si se tiene en cuenta Historia”, Anuario de Estudios Medievales, 15, 1985, pp. 475-491.
que las Cortes son itinerantes, al querer dotar a la ciudad de aquellos edificios
públicos y privados representativos del poder y prestigio real, convirtiendo 31 Mª E. Contreras Jiménez, “Los Arias de Ávila: consolidación de un linaje
Segovia en emblema (P. Martínez Burgos García, 1994, p. 316 [op. cit. n. 8]). en la Segovia del siglo XV”, en A. Galindo García (ed.), Segovia en el siglo XV.
Arias Dávila: Obispo y Mecenas, Publicaciones Universidad Pontificia,
14 El Barón bohemio de Rosmithal en su crónica del Viaje por España, rela-
Salamanca, 1998, pp. 99-114.
tada por Gabriel Tetzel que le acompañó, afirma: “No vi en España un alcá-
zar más hermoso que éste ni que tuviera tantas riquezas de oro, plata y alha- 32 J. J. Echagüe Burgos, 1993, pp. 62-65 [op. cit n. 4].
jas” (A. M. Favie, Viaje por España, Madrid, 1899, pp. 66-67).
33 Ibidem, p. 88.
15 En todas ellas interviene Xadel Alcalde, artífice mudéjar que, en opinión
del Marqués de Lozoya, proviene de Aragón y con su cuadrilla es el respon- 34 Sobre el mismo cfr. J. L. González Novalín, “Juan Arias Dávila, obispo de
sable de lo que el Marqués denomina como “mudéjar enriqueño” (P. Martínez Segovia, y la inquisición española”, en A. Galindo García, 1998, pp. 181-272
Burgos García, 1994, p. 317, nota 6 [op. cit. n. 8]). [op. cit. n. 31]. Este proceso constituye una unidad documental que, con el
número 7, se encuentra en el legajo 1413 del AHNM y el número lo publica
16 Sobre las Salas de los Reyes en el Alcázar de Segovia, cuyas estatuas C. Carrete Parrondo, Proceso Inquisitorial contra los Arias Dávila segovianos.
desaparecieron en el incendio de 1862 y de las que hoy se conservan unas Un enfrentamiento social entre judíos y conversos, en Fontes Iudeorum Regni
acuarelas hechas por el pintor José Avrial en 1844, cfr. E. Tormo, Las viejas Castellae, tomo III, Salamanca, 1986.
series icónicas de los reyes de España, Madrid, 1917, cap. I, pp. 17-29; F. J.
35 J. J. Echagüe Burgos, 1993, p. 119 [op. cit. n. 4].
Sánchez Cantón, “La serie de Retratos Regios del Salón del Alcázar segovia-
no”, El correo Erudito, II, 1940, pp. 309-313; y más actualmente, recogiendo 36 C. Carrete Parrondo, 1986, p. 80 [op. cit. n. 34].
testimonios y bibliografía actualizada: F. Collar de Cáceres, “En torno al Libro
de Retratos de los Reyes de Hernando de Ávila”, Boletín del Museo del Prado, 37 La aparición de este iluminador se debe a Manuel Gómez Moreno, que descu-
IV, núm. 10, 1983, pp. 7-35. Se trataba de una serie escultórica con los retra-
brió su nombre en unas inscripciones en tres de los Libros de Coro de la Catedral de
tos de los Reyes de Castilla desde Pelayo hasta Enrique. La idea se inicia con
Ávila, al analizarlos para la realización del Catálogo monumental de esta provincia
Alfonso X, pero se desconoce hasta dónde llega. No existen datos documen-
(M. Gómez Moreno, Catálogo monumental de la Provincia de Ávila, Institución Gran
tales que expliquen la ampliación o remodelación realizada por Enrique IV. E.
Duque de Alba, Dirección General de Bellas Artes y Archivos, Ávila, 1983, edición
Tormo y F. Collar consideran que la serie de Alfonso X fue retirada por com-
revisada y preparada por Á. de la Morena y T. Pérez Higuera, vol. I, pp. 119-120 y
pleto en tiempos de Enrique, rehaciéndose las tallas y completándose la gale-
vol. II, láms. 176-190). Amplia es la nómina de investigadores, tanto en el ámbito
ría hasta llegar al Monarca reinante. Las crónicas describen 34 estatuas, sen-
nacional como internacional, que se han acercado al iluminador y a su taller o han
tadas, con el cetro y globo en las manos. Ejecutadas en madera, eran doradas
realizado una revisión historiográfica de los estudios sobre su obra; los más recien-
después, lo que llevó a pensar que podía tratarse de oro macizo.
tes son los de J. Planas Bádenas, L. M. F. Bosh y A. Domínguez Rodríguez (L. M. F.
17 Cfr. Marqués de Lozoya, “El Palacio de Enrique IV de Segovia”, Academia, Bosch, “Los manuscritos abulenses de Juan de Carrión”, Archivo Español de Arte,
44, 1977, pp. 81-83. 253, 1991, pp. 55-64; ídem, “Iluminación en Ávila y Segovia durante el siglo XV:
los libros litúrgicos del grupo de Juan de Carrión”, Archivo Español de Arte, 256,
18 No obstante, la fecha real de inicio de la obra varía según los autores 1991, pp. 471-487; ídem, “El taller de Juan de Carrión: los libros seculares”, Archivo
entre 1454 y 1459, siendo esta última la que tiene base documental. Cfr. en Español de Arte, 264, 1993, pp. 353-371; ídem, Art, Liturgy, and Legend in
este sentido B. Alonso Ruiz, “Un modelo funerario del tardogótico castellano: Renaissance Toledo. The Mendoza and the Iglesia Primada, The Pennsylvania State
las capillas treboladas”, Archivo Español de Arte, LXXVIII, 311, 2005, pp. 280- University Press, 2000 (Recensión de R. Walker, en The Burlington Magazine,
282 y especialmente la nota 8, donde aporta bibliografía sobre el mismo. noviembre 2003); J. Planas Badenas, “El manuscrito de París. Las miniaturas” en F.
Rico (coord.), El Libro del Caballero Zifar. Códice de París, volumen complementa-
19 Sobre el Monasterio de San Antonio el Real cfr. J. de Contreras y Ayala rio del facsímil de M. Moleiro (ed.), Barcelona, 1996; A. Domínguez Rodríguez,
(Marqués de Lozoya), “El monasterio de San Antonio el Real, en Segovia”, “Sobre Juan de Carrión y su círculo. Un documento de pago en la Catedral de
Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, XXVI, 1918, pp. 255-264. Segovia y nuevas atribuciones”, Goya, 274, 2000, pp. 17-26.
20 M. González Herrero, Segovia, pueblo, ciudad y tierra, Segovia, 1971, cap. 38 H. Sanz y Sanz, “XXV Exposición de arte antiguo. Cantorales o Libros de
XI, p. 198 y VV. AA., Historia de Segovia, Segovia, 1984, p. 74. El favor real Coro”, Estudios Segovianos, XXIV, 71-72, 1972, pp. 209-226, y Mª P. Silva
se extiende también sobre Coca y Cuellar, villas a las que concede un privile- Maroto, “La miniatura hispanoflamenca en Ávila: nuevos datos documenta-
gio de 33.000 maravedíes anuales sobre las alcabalas para la construcción de les”, Miscelánea de Arte, Madrid, 1982, pp. 54-56.
unas cátedras con las mismas disciplinas (P. Martínez Burgos García, 1994, p.
39 M. Gómez Moreno, 1983, pp.119-120 [op. cit. n. 37].
316, nota 3 [op. cit. n. 8]).
21 C. M. Labra González, Arquitectura funeraria en Castilla durante el rei- 40 Domínguez Bordona, en 1929 (J. Domínguez Bordona, Exposición de códi-
nado de los Reyes Católicos: Estado de la Cuestión, Trabajo de Investigación ces miniados españoles, Madrid, 1929, pp. 151-153) vaciló al atribuir todas las
inédito dirigido por la Doctora Doña Pilar García Cuetos, Oviedo, junio de miniaturas de estos seis ejemplares a la única autoría de Juan de Carrión; pero
2005, pp. 92-93. resulta muy interesante la relación que establecía entre los motivos de las orlas
de los manuscritos y dos sepulcros de la Catedral de Ávila fechados en 1465 y
22 Cfr. M. Morán Turina y F. Checa Cremades, El coleccionismo en España, 1475. Finalmente, en 1930, considera todas las miniaturas de éste, fechándolas
Madrid, 1985, cap. II, p. 34; F. Checa Cremades, “Poder y piedad. Patronos y entre 1485 y 1496 y presentándolas como confluencia de estilo flamenco e ita-
mecenas en la introducción del Renacimiento en España”, en Reyes y Mecenas, liano (J. Domínguez Bordona, “Las miniaturas de Juan de Carrión”, Archivo
Cat. Expo., Madrid, 1992, p. 45. Español de Arte y Arqueología, VI, 16, 1930, pp. 17-20).

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REVISTA Nº 169 15/11/06 11:00 Página 15

Fernando Villaseñor Sebastián / Los artistas del Rey: documentos iluminados para Enrique IV de Castilla (1454-1474)

41 Mª P. Silva Maroto, 1982, pp. 55-56 [op. cit. n. 38]. Publica los documentos 59 Segovia, Archivo del Excelentísimo Ayuntamiento, núm. 5, carpeta 9.
del Archivo Histórico Nacional: Clero, códice 412, fols. 38, 45, 75 y 77 v.
60 J. J. Echagüe Burgos, 1993, p. 61, nota 42 [op. cit. n. 4].
42 Mª P. Silva Maroto, 1982 [op. cit. n. 38]; H. Sanz y Sanz, 1972 [op. cit. n. 38].
61 Valladolid, AGS, P.R. 49-38 (Cfr. A. Prieto Cantero, Archivo General de
43 En los Cantorales de Ávila, aparecen en los folios que tienen las iniciales his- Simancas Patronato Real. Catálogo (834-1851), Valladolid, 1946, nº 4078, p.
toriadas con la Natividad (CARRIÓN, escrita en el interior de un pergamino que 562; F. J. Álvarez Pinedo y J. L. Rodríguez De Diego, Los Archivos Españoles,
sostiene un putto en el tallo de la letra P) Epifanía (JOHAN DE CARRIÓN ME Simancas, Lunwerg, Barcelona, 1993, p. 13; J. Docampo, C. Espinosa y E.
FECIT), Resurrección (TODAS LAS LETRAS DESTOS LIBROS FISO IOHAN DE Ruiz, 2000, pp.126-128 [op. cit. n. 58] y E. Adrados Villar, “Ficha nº 31” de
CARION) y Pentecostés (CARRIÓN, en grande a la izquierda). La quinta firma, en Los Lenguajes del Triunfo, Cat. Expo., celebrada en Valladolid en el
la hoja de los Ocho Santos (JOHAN DE CARRIO[N]), aparece inscrita sobre una Monasterio de Nuestra Señora de Prado del 26 de febrero al 31 de mayo de
banderola portada por un putto en la parte inferior de la orla derecha. 2004, en VV. AA., Isabel La Católica, La Magnificencia de un reinado, Quinto
Centenario de Isabel La Católica 1504-2004, Sociedad Estatal de
44 A. Domínguez Rodríguez manifestaba la posibilidad de que un Libro de Conmemoraciones Culturales, Salamanca, 2004, pp. 251-252.
Horas repartido entre Berlín y Londres (Kupfertischkabinet de Berlín (ms. 78 a
62 Tras la invocación tradicional y unos comentarios sobre la conveniencia
26) y British Library de Londres (Add. Ms. 50.004)) y cuya iluminación se ha
vinculado unánimemente al entorno de Carrión, hubiera sido realizado para de las uniones matrimoniales, se insertan distintas partes en el documento:
Enrique IV (A. Domínguez Rodríguez, “Libros de Horas españoles. Hacia un contrato público y capitulaciones establecidas por el Rey de Portugal, Don
estado de la cuestión”, Anales de Historia del Arte, 10, 2000, pp. 36-37; ídem, Alfonso, y la carta de procuración a favor de Don Fernando López de la Orden,
2000, pp. 17-26 [op. cit. n. 37]). Embajador y Capellán del Rey Enrique. Firma autógrafa del Soberano y Diego
Arias Dávila, como Secretario y Contador Mayor.
45 M. López Serrano, Libro de la Montería, Patrimonio Nacional, Madrid, 1969.
63 J. A. Yebes Andrés, La estética del Libro Español. Manuscritos e impresos
46 J. Yarza Luaces, “Isabel La Católica, promotora de las artes”, Reales Sitios, españoles hasta finales del siglo XVI en la Biblioteca Lázaro Galdiano,
XXVIII, 110, Madrid, 1991, p. 62. Fundación Lázaro Galdiano, Madrid, 1997, p. 108; ídem, Manuscritos españo-
les de la Biblioteca Lázaro Galdiano, Ollero & Ramos, Fundación Lázaro
47 Ibidem. Galdiano, Madrid, 1998, núm. 509, pp. 775-776.
48 D. Clemencín, Elogio de la reina Católica, doña Isabel, Madrid, 1821, nº 64 L. M. F. Bosch, Manuscript Ilumination in Toledo (1446-1495): The Liturgical
171 y 172. Books, Princeton University Press, Ph. D. Dissertation, 1985, publicada por
University Microfilms Internacional, Ann Arbor, Michigan, 1989 (Sobre esta tesis
49 “otro libro de pergamino de marca mayor escripto de mano en Romance
doctoral cfr. A. Domínguez Rodríguez, recensión en Boletín del Seminario de
que es libro de montería con las coberturas de cuero colorado”. El documento Estudios de Arte y Arqueología de Valladolid, LVII, 1991, p. 558), pp. 139-140;
se encuentra en el AGS, Patronato Real, Leg. 30, fols. I-XLIII. También apare- A. Domínguez Rodríguez, 2000, p.19, nota 43 [op. cit. n. 37].
ce en J. Ferrandis Torres (transcripción y prólogo), Inventarios Reales (Juan II
a Juana la Loca), en Datos Documentales para la Historia del Arte Español, 65 Toledo, Archivo Histórico Nacional-Sección Nobleza, Frías, Carp. 34, doc.17.
CSIC, Madrid, 1943, vol. III, p. 154.
66 E. Ruiz García, 2000, p. 28 [op. cit. n. 55].
50 F. Menéndez Pidal, Heráldica Medieval Española, Instituto Salazar y
67 A. Domínguez Rodríguez, “El Documento pintado en la Baja Edad Media
Castro, CSIC, Madrid, 1982, pp. 195-196.
Española. Comentarios y adiciones a una exposición reciente”, Varia, Archivo
51 O. Lilao Franca y C. Castrillo González (eds.), Catálogo de Manuscritos de Español de Arte, 292, 2000, pp. 399-400.
la Biblioteca Universitaria de Salamanca, vol. II (Manuscritos 1680-2777),
68 J. Docampo, C. Espinosa y E. Ruiz, 2000 [op. cit. n. 58].
Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca, 2002, p. 921. Cfr. Mª P.
Sánchez-Parra García, 1991, vol I, pp. 42-57 [op. cit. n. 2]; J. Durán Barceló, 69 A modo de ejemplo sirvan las razones esgrimidas por el Infante Alfonso
“Bibliografía de Alfonso de Palencia”, Boletín bibliográfico de la Asociación
en su petición de apoyo enviada al Conde de Arcos, un día después de la exal-
Hispánica de Literatura Medieval, 9, 1995, p. 310, nº 70.
tación, 5 de junio de 1465 en Ávila, como claro resumen de la situación de
52 E. Ruiz García señala que la ornamentación en forma de bandas y el escu- oposición vivida por Enrique durante su reinado. Esta petición fue firmada por
do de armas que aparece en el folio inicial son posteriores a la manufactura- el Arzobispo toledano, los Condes de Plasencia y Benavente, el Maestre de
ción del códice, lo que la lleva a afirmar que esta circunstancia no ha sido Alcántara, el Marqués de Villena, el Obispo de Coria, Gonzalo de Saavedra y
tenida en cuenta por algunos especialistas a la hora de datar la pieza (E. Ruiz “el condestable”, cargo que en ese momento desempeñaba Rodrigo Manrique,
García, Los libros de Isabel La Católica, Arqueología de un patrimonio escri- Conde de Paredes. Para justificar su ascenso al trono, Alfonso repitió las acu-
to, Instituto de Historia del Libro y de la Lectura, Madrid, 2004, p. 74, nota saciones constantes: ataques a la iglesia; desconsideración hacia los caballe-
84). Sin embargo, el interés del presente estudio se centra en las miniaturas ros e hidalgos; inseguridad y robos tolerados o provocados por los oficiales de
del manuscrito y su posible encargo regio por parte de Enrique IV, corrobora- Enrique; entrega de la Reina Juana a Beltrán de la Cueva “para que usase de
do por los indicios expuestos, no si éste empleó un códice escrito previamen- ella a su voluntad” y, finalmente, nacimiento de una hija de la Reina a la que
te o la totalidad del mismo responde a una intencionalidad del Monarca. hizo jurar por heredera a pesar de la “notoria y manifiesta impotencia del
dicho Enrique por haber generación”. Para convencer al Conde se añadía, con
53 C. Bernis, “El Códice de Paris. Estudio arqueológico de las miniaturas”, en falsedad, que la Santa Sede fue consultada sobre la destitución de Enrique (J.
F. Rico, 1996, p. 196 [op. cit, n. 37]. L. Martín, 2003, pp. 86 y ss. [op. cit. n. 4]).
54 J. Domínguez Bordona, Miniatura, vol. XVIII de la colección ARS HISPA- 70 En las Cortes, que se reunieron en Segovia en 1471, los procuradores ele-
NIAE, Historia Universal del Arte Hispánico, Plus-Ultra, Madrid, 1958, p. 195. varon sus peticiones para que se acuñaran las monedas de determinado peso y
ley en las cecas de Burgos, Toledo, Sevilla, Segovia, Cuenca y La Coruña, y
55 Cfr. E. Ruiz García, “Avatares codicológicos de la Genealogía de los Reyes Enrique asumió y dio forma legal a las peticiones. Las monedas de oro, los enri-
de España”, Historia, Instituciones, Documentos, 27, 2000, pp. 295-331. ques llevarían de un lado un castillo con el nombre del Monarca reinante -
Enriqus quartus Dei gratia ex Castelle el Legionis- y bajo el castillo la inicial de
56 I. Mateo Gómez, Aproximación al autor de los dibujos de la Genealogía
la ciudad donde se acuñasen, excepto en los casos de Segovia y Coruña, que se
de los Reyes de España de don Alonso de Cartagena, Boletín de la Institución distinguirían por un puente y una venera respectivamente. Del otro lado iría un
Fernán González de Burgos, Burgos, 2005. león con las letras Christus vincit, Christus regnat, Christus imperat. Los reales
57 Pionero, en este sentido, J. J. Martín González, “La miniatura en los docu- de plata llevarían en la cara las armas reales, castillos y leones, con una cruz en
medio, y debajo el signo distintivo de la ceca; en el reverso figurarían las letras
mentos de los Archivos de Simancas y de la Chancillería de Valladolid”, EN con una corona encima y la leyenda Ihesus vincit, Ihesus regnat, Ihesus
Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, LV, 1951, p.189. Cfr. F. imperat, la misma que se incluiría en la moneda de vellón o blanca, en cuya
Villaseñor Sebastián, “El privilegio rodado bajomedieval castellano como cara figuraría un castillo cercado de olas cuadradas con el nombre del Monarca
transmisor de las nuevas tendencias en la iluminación de manuscritos”, en De y el símbolo de la ceca donde se acuñase (Ibidem, pp. 273-274).
los códices medievales a los libros de artista: códices, tratados, libros, vehícu-
los de comunicación creativa, Actas del Simposio celebrado en Trujillo, el 11 71 J. M. Nieto Soria, Ceremonias de la realeza, propaganda y legitimación en
y 12 de noviembre de 2005, organizado por el CEHA y el Departamento de la Castilla Trastámara, Nerea, Madrid, 1993, p. 185.
Historia del Arte de la Universidad de Extremadura (en prensa).
72 L. Suárez, 2001, p. 361 [op. cit. n. 4].
58 E. Ruiz García, “Claves del documento artístico bajomedieval en Castilla”
en J. Docampo Capilla, C. Espinosa y E. Ruiz, El documento pintado. Cinco 73 J. Hidalgo Ogáyar, “Influencia flamenca en la miniatura española”, V
siglos de arte en manuscritos, Ministerio de Educación y Cultura, Museo Congrés Espanyol d´Història de l´Art, Barcelona, 1986, pp. 171-176; J. A.
Nacional del Prado y Afeda, Madrid, 2000, p. 41, nota 17. Yebes Andrés, 1998, núm. 164, pp. 249-250 [op. cit. n. 63].

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