Libro-5 Shirley ES

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los hechiceros
días
De SHIRLEY
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Ilustraciones de personajes de Alessia Martusciello y Roberta Tedeschi
Coloración de Barbara Bargiggia
Las acuarelas son de Corinne Giampaglia
Optimización de logotipo de Francesco Gemelli
Proyecto artístico y compaginación de Elisabetta Gnone

Gracias al escritor Tim Bruno por su asesoramiento editorial


y a Laura Crippa por la lectura final.

© 2008 I Libri della Quercia Elisabetta Gnone


Visita el pueblo del Roble Encantado en:
www.fairyoak.com

Titulo original: Gli Incantevoli Giorni di Shirley


© del texto e ilustraciones: Elisabetta Gnone, 2009
Traducción del italiano de Miguel García

Destino Infantil & Juvenil


destinojoven@edestino.es
www.destinojoven.com
Editado por Editorial Planeta S. A.
© Editorial Planeta S. A., 2009
Avda. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona
Fotocomposición: Zero preimpresión, S. L.
Primera edición: noviembre de 2009
ISBN: 978-84-08-08760-1
Depósito legal: B. 39.597-2009
Impreso por CAYFOSA (Impresia Ibérica)
Impreso en España - Printed in Spain

No se permite la reproducción total o parcial de este libro ni su incorporación a un


sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio,
sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el
permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de los derechos
mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Arts. 270
y siguientes del Código Penal).

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A los árboles que cantan...

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Querida hadita de nombre
impronunciable,

pero que con un poco de práctica aprenderé


a decir, mi nombre es Lala Tomelilla y soy
una Bruja de la Luz.
Tu nombre me lo ha dado el Gran Consejo,
al que envío esta carta para que te la haga
llegar cuanto antes (como sabrás, a ningún
ser humano le está permitido escribir
directamente a una Criatura Mágica).
He leído en tu magnífico expediente que,
además de ser muy aplicada, pese a tu
juventud estás dispuesta a trasladarte a
reinos lejanos del tuyo. Quizá hayas oído
hablar del valle de Verdellano y del pueblo
del Roble Encantado ; yo vivo allí. Así pues,
muy lejos del Reino del Rocío de Plata.
De todas formas, puedo asegurarte que el
lugar es bonito y agradable para las hadas.
Muchas de ellas, de hecho, viven aquí con
nosotros y cuidan serenamente de nuestros
niños.
Dentro de algunos meses, mi hermana
Dalia dará a luz a dos gemelos que, en vista
de tus facultades, quisiera confiarte para

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que seas su tata. Naturalmente, vivirás con
nosotros y recibirás una remuneración
apropiada a tu labor, que, te lo digo desde
ya, será a tiempo completo siete días de cada
siete.
Te adjunto algunas fotos de nuestra
familia y de la casa para que el encuentro te
resulte de alguna manera familiar y puedas
empezar a acostumbrarte a tu nueva vida.
Confío, a decir verdad, en que aceptes el
encargo.
A propósito de esto, te ruego que me
contestes en seguida. El tiempo apremia y
para mí es muy importante que mis sobrinos
tengan una hada niñera que los haya visto
nacer.
Si aceptas, tu trabajo con nuestra familia
durará quince años, pasados los cuales serás
libre de nuevo para ocuparte de otros niños.
Felicitándote por tus excelentes notas y con
la esperanza de tener pronto noticias tuyas,
te saludo cordialmente

Bruja Lala Tomelilla

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Elisabetta Gnone

los hechiceros
días
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Frentebosque

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LA SEGUNDA NOCHE...
La Noche de los Recuerdos
EL MISTERIO DE SHIRLEY

V olaba por un cielo color cobalto.


Con la punta de una aguja habría podido contornear el perfil
de los árboles y las colinas, negro y perfecto contra aquel azul
encantado.
Lejos, un resplandor dorado indicaba que las hadas estaban
reunidas.
Me esperaban a mí.
Yo estaba distraída con el anochecer: oía el vuelo de los mur-
ciélagos, el paso blando de un conejo, el murmullo de las plumas
del búho a la caza, el agua de las cascadas... Si mi íntima incli-
nación hubiese prevalecido, no habría llegado nunca al claro.
Me habría detenido antes, sobre la copa del pino más alto, para
asistir al vuelo nocturno de los depredadores y admirar el valle
azul y encantado. Habría descendido hasta la espesura del bos-
que para espiar el descanso de los corzos, habría sorprendido a
los topos en la tibieza de sus madrigueras, con una mano habría
jugado con el agua gélida del torrente y me habría maravillado
con la reverberación de sus encrespaduras, habría seguido el vue-
lo acrobático de los murciélagos y le habría hablado a la luna...
Nunca había deseado tanto como aquella noche mezclarme,
fundirme con la naturaleza de mi reino.
Alguien me había enseñado a hacerlo, tiempo atrás.

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LOS HECHICEROS DÍAS DE SHIRLEY

Sin embargo, tenía un compromiso.


Y una hada jamás se sustrae a su deber. Y mucho menos in-
cumple una promesa.
Cuando llegué al claro, allí estaban, sentadas una junto a otra
alrededor de la laguna; cuchicheaban quedamente, pero se calla-
ron al verme llegar.
Les había prometido cuatro historias, una cada noche durante
cuatro veladas. Les revelaría cuatro misterios de Fairy Oak que
mis compañeras no conocían; ése era el acuerdo.
La noche anterior les había descubierto un secreto amoroso,
ahora le tocaba a la magia. Era difícil.
No se trataba de una magia cualquiera, me disponía a decir-
les, sino del poder más antiguo y misterioso, el Infinito Poder.
Me estremecí al pensarlo.
Estaba temblando, y dudaba de que tuviera suficientes fuerzas
para llegar hasta el final. Oh, no es que tuviese miedo, no. Pero
el Infinito Poder..., sólo con susurrarlo, la voz titubea. Se acele-
ran los latidos de tu corazón, te sientes arder y sabes que será
como acercarse al sol. Maravilloso, sí, pero también peligroso.
Hay que ser cautos, respetuosos, sabios y prudentes con cuanto
atañe a la primera y suprema magia, y nunca, nunca, pecar de
vanidosos o superficiales. De hecho, su aspecto puede engañar:
puede ser un hombre, una mujer, un niño. En este caso era una
chiquilla.
Shirley Poppy, he aquí de quién iba a hablar.
¿Comprenderían las hadas mi emoción, mi respiración agita-
da? ¿La conmoción que por momentos, de eso estaba segura, me
asaltaría al hablar de ella? ¿Mi profunda, incurable melancolía?
¿Comprenderían quién era Shirley Poppy?

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La Noche de los Recuerdos

—¡AQUÍ ESTÁ! —exclamó una voz en el prado.


—¡Ha llegado Sifelizellaserádecírnosloquerrá!
—¡Pronto conoceremos el segundo misterio!
—¡Tiene que ver con la magia!
—Sí, eso es lo que dijo ayer. El amor, la magia, la amistad y,
por último, un adiós, ¡sí, cuatro misterios!
—Ven aquí, Felí, a mi lado —le pidió Plateadagotadegentil-
sabiduría. Estaba sentada en un cosmos rosa y, mientras me
llamaba, palmeaba sobre el blando cojín de polen amarillo del
centro de la gran flor.
Volé para sentarme junto a ella, contenta de tener cerca al
hada más anciana y sabia del reino del Rocío de Plata. Pero,
cuando llegué hasta allí, ella levantó el vuelo, me sonrió y fue a
sentarse con las demás, dejándome sola en medio del gran círcu-
lo de ojos que me rodeaba.
Tragué saliva y sonreí a mi vez.
—Buenas noches a todas —saludé—. Veo que no falta ni una
sola. ¿Os acordáis todas de la historia de ayer? ¿Qué sucedió en
el pueblo encantado cuando Vainilla, Pervinca, Grisam y Flox
volvieron después de estar en la gruta que hay detrás de la cas-
cada?
Se alzó una manita.
—Los chicos se encontraron con Jim Burium, que se marcha-
ba en ese momento —respondió una hada de ojos trigueños.
—¡Muy bien! —dije—. Jim, el inventor guapo y valiente que
había conquistado el corazón de Vainilla, partía para volver a
su casa...
—¡Pero luego regresó! —me interrumpió una hada con la
cara ceñuda y el tono de quien no aceptaría jamás un final dis-
tinto.

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LOS HECHICEROS DÍAS DE SHIRLEY

—Oh, sí, Jim regresó —la tranquilicé—, pero cinco años des-
pués. No son demasiados, pero tampoco pocos. «Cuatro estacio-
nes han de pasar antes de que el corazón esperanza vuelva
a abrigar», ¿no se dice eso? Significa que el primer año se su-
fre mucho y, a partir del segundo, se empieza a olvidar. Babú
sufrió muchísimo con la marcha de Jim.
Su hermana Pervinca siempre estuvo a su lado y a menudo la
animó a no desesperar. Pero, por sinceros que fueran su afecto y
su deseo de consolar a su querida gemela, Pervinca era en todo
y para todo una Bruja de la Oscuridad.
Audaces, rebeldes, irónicas y prácticas, las Brujas de la Oscu-
ridad pueden resultar extremadamente hurañas, a veces cínicas,
incluso crueles. Así, podía darse que las palabras de consuelo de
Pervinca hundieran a Vainilla en una desesperación aún más
negra.
«Ánimo —le decía—, Jim no tiene poderes mágicos y, como él
mismo reconoció, no se acuerda del camino para volver a su
casa. Pero, si acaso llega, si no se pierde en el largo y temible
viaje, entonces puedes estar segura de que sabrá también cómo
regresar hasta ti.»
Vainilla, en ese punto, se sentía agonizar.
No volvería a verlo, ésa era la única verdad que su hermana
trataba de meterle en la cabeza. Probablemente, Jim se había per-
dido, los lobos lo habían atacado, los hielos invernales le habían
impedido caminar y puede que hasta respirar... Babú no sabía ya
qué pensar. ¿Su gran amor estaba muriéndose de frío y de hambre
sepultado por la nieve, solo y desesperado? Era terrible...
«¡Vaya, cuánta confianza tienes en él! —le recriminaba en-
tonces Pervinca—. ¡Un torpón despistado, eso piensas que es tu
Jim!»

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La Noche de los Recuerdos

«Pero si tú has dicho...»


«¿Qué importa lo que yo diga? ¡Debes hacer caso a tu cabeza,
no a la de los demás!»
Aquél era el método de Pervinca. No es que fuera equivocado,
sólo... difícil de aplicar. Era más fácil tirarse sobre la cama, en-
terrar la cara en la almohada y desesperarse.
Sólo una persona lograba hacer sonreír a Babú en aquellos tris-
tes momentos. O al menos conseguía infundirle pensamientos un
poco más halagüeños. Aquella persona era Shirley Poppy.
Así, un bonito día de primavera, de acuerdo con su amiga
Flox, Pervinca decidió acompañar a Vainilla a casa de Shirley,
en Frentebosque.
Bordearían la playa y luego el acantilado, donde los albatros
jugaban con las corrientes de aire, y desde allí acortarían por el
matorral hacia la granja de los Poppy. Era el paseo preferido de
Vainilla.
¡No sabían que una asombrosa aventura las aguardaba preci-
samente en Frentebosque! ¡Una aventura que cambiaría sus vi-
das para siempre!

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