Desarrolo Territorial y Humano

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UNIVERSIDAD TÉCNICA ESTATAL DE


QUEVEDO
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES,
ECONÓMICAS YFINANCIERAS
CARRERA DE ECONOMÍA

Tema de
Investigación:
TERRITORIOS
SUSTENTABLES Y
DESARROLLO HUMANO
SUSTENTABLES

NOMBRE:
ENDERICA SAMANIEGO TATIANA
MERCEDES

CURSO:
SEPTIMO SEMESTRE “B”

DOCENTE:
ECON. MUÑOZ RODRIGUEZ RAFAEL JACINTO

PERIODO LECTIVO
2023 -2024
Introducción

Los conceptos de "territorios sustentables" y "desarrollo humano sustentable" están


relacionados con la idea de equilibrar el desarrollo económico, social y ambiental para
satisfacer las necesidades presentes sin comprometer las capacidades de las
generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.

La búsqueda de un equilibrio armonioso entre el desarrollo humano y la preservación


del medio ambiente se ha convertido en un imperativo imperante en la actualidad. En
este contexto, la noción de territorios sustentables y desarrollo humano sostenible
emerge como un paradigma que va más allá de la mera prosperidad económica,
abrazando la idea de un progreso integral que salvaguarde los recursos naturales y
promueva la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.

El desarrollo humano sostenible va más allá de la mera acumulación de riqueza material,


priorizando la mejora en la calidad de vida, la equidad, la educación, la salud y el
bienestar social. Este paradigma propone un cambio de perspectiva, donde el
crecimiento económico se concibe como una herramienta para lograr objetivos más
amplios, en lugar de un fin en sí mismo.

Se propone también analizar la salud como un componente fundamental dentro de la


teoría del desarrollo humano, centrándose en los entornos institucionales, políticos y
sociales que facilitan el acceso a la salud. Se destaca la importancia de la salud como
uno de los factores clave para avanzar hacia una sociedad sustentable, reconociendo
su papel integral en el bienestar humano.
La perspectiva de análisis aborda tanto aspectos conceptuales como la medición de
indicadores de salud en el contexto específico de México y el estado de Nuevo León.
Los indicadores son evaluados en consonancia con estrategias globales como el Índice
de Desarrollo Humano (IDH), la Agenda 21 y los Objetivos del Desarrollo del Milenio
(ODM). Estos enfoques proporcionan un marco de referencia amplio para evaluar el
progreso en términos de desarrollo humano y sustentabilidad.

Además, el artículo emplea el Coeficiente de Gini, tradicionalmente utilizado para medir


la desigualdad económica, aplicándolo a indicadores de salud. Este enfoque permite
analizar no solo el avance general en términos de salud, sino también la equidad en la
distribución de oportunidades de salud entre la población. La inclusión de este indicador
refleja la preocupación por abordar no solo la mejora absoluta de la salud, sino también
la equidad en su acceso y disfrute.

En este contexto, explorar los caminos hacia territorios sustentables y desarrollo


humano sostenible implica considerar la participación de la sociedad, la colaboración
entre sectores público y privado, y la adopción de tecnologías y prácticas innovadoras
que respeten los límites planetarios. Este desafío global demanda un enfoque integral y
colaborativo para abordar las complejas interconexiones entre el ser humano y su
entorno, con la visión de construir un futuro donde la prosperidad sea sinónimo de
armonía con la naturaleza y bienestar para todos.
Desarrollo

La teoría de Desarrollo Territorial Sustentable

El Desarrollo Territorial Sustentable, abordando de manera óptima los problemas


ambientales del país y ofreciendo soluciones que son ambientalmente eficientes y
ajustadas a las necesidades de os territorios.

El desarrollo territorial sostenible implica reconocer la existencia de múltiples causas en


los procesos de desarrollo, que van más allá de las interacciones entre subsistemas
funcionales como lo económico y lo social, así como sus relaciones con el medio
ambiente.

A lo largo del tiempo, se ha buscado guiar o regular el uso, la ocupación y la


transformación del territorio para lograr un orden compatible y armonioso con las
potencialidades y limitaciones naturales, así como el bienestar y la seguridad de quienes
lo habitan.

El ordenamiento territorial se considera un instrumento del desarrollo sostenible que


debe integrarse con otras estrategias principales para establecer un orden territorial que
sea sostenible desde el punto de vista ambiental y socioeconómico.

La teoría del desarrollo humano:


la propuesta de Amartya Sen

Las ideas de Amartya Sen establecieron los cimientos de la teoría del desarrollo
humano, presentando una perspectiva innovadora para medir y abordar el desarrollo.
Este enfoque trascendió la concepción económica tradicional centrada en la posesión
(dinero y bienes) para adoptar una visión integral que se enfoca en el ser y el actuar del
ser humano (bienestar y capacidades). En este marco, se destaca el papel crucial de
las instituciones en el proceso de desarrollo, según lo indicado por (Sen y Nussbaum en
1993).

Según la concepción teórica presentada por Sen (2000: 19), el desarrollo se define como
un proceso de ampliación de las libertades concretas experimentadas por los individuos.
En este contexto, la libertad real se entiende como la capacidad de la persona para
lograr diversas combinaciones alternativas de logros (Sen, 1992: 81). Esta capacidad
habilita a la persona, en los diferentes entornos sociales, económicos, culturales,
políticos y medioambientales en los que se encuentre, a llevar a cabo acciones valiosas
tanto para sí misma como para su familia (Sen, 2000).

La evaluación del desarrollo, según Sen, debe centrarse exclusivamente en el aumento


de las libertades individuales. Esto implica la creación de entornos que favorezcan la
expresión de la libertad individual para desplegar capacidades y perseguir aspiraciones
significativas. Sen sostiene que la justicia debe evaluarse según las libertades reales
que las personas disfrutan para determinar sus destinos, alineadas con sus valores
personales, y no por la acumulación de bienes materiales o recursos. La diversidad de
objetivos individuales en las sociedades modernas, cualquier teoría de la justicia que
busque la equidad debe abordar directamente las libertades reales que poseen las
personas para elegir su estilo de vida, independientemente de las diferencias de valores,
y todas estas metas deben valorarse en términos de igualdad, sin establecer jerarquías
(Sen 1997).

El objetivo del desarrollo, según Sen (2000:53), se centra en la conexión de las


libertades reales experimentadas por la población. En este contexto, las personas deben
ser consideradas como agentes activos comprometidos en la construcción de su propio
destino, no solo como receptores pasivos. La libertad, en este sentido, proporciona la
oportunidad de alcanzar objetivos y metas basados en razones valoradas (Sen 2000).

La libertad, según Sen (2000: 75), ofrece una perspectiva amplia para evaluar la ventaja
humana y el éxito social, destacando la capacidad como un tipo fundamental de libertad
que permite diferentes estilos de vida. Esta capacidad está fuertemente influenciada por
el entorno económico, político, social, cultural y ambiental. Para asegurar la expansión
de las capacidades humanas y mejorar la calidad de vida, las políticas deben abordar
tanto las necesidades individuales como las potencialidades colectivas en pro de la
libertad.

Sen clasifica las libertades en dos grupos: constitutivas e instrumentales. Las


constitutivas son las libertades básicas que conforman el fin del desarrollo humano,
centradas en las potencialidades humanas. Incluyen capacidades elementales, evitando
privaciones básicas y adquiriendo habilidades sociales y culturales fundamentales.
Cualquier programa de desarrollo humano debe garantizar la adquisición y expansión
de estas libertades.

Por otro lado, las libertades instrumentales son oportunidades y derechos que
contribuyen directa o indirectamente a la libertad general de las personas, ofrecidas a
través de sistemas económicos, sociales y políticos. Esto abarca servicios económicos,
instituciones, oportunidades sociales como la atención médica, libertades políticas,
transparencia y protección social y legal, es decir, el entorno construido por la sociedad
en un territorio específico.

La salud en el contexto de la teoría de desarrollo humano

En el ámbito de la teoría del desarrollo humano, la salud se posiciona como una libertad
esencial, tanto constitutiva como instrumental, estrechamente ligada a los derechos y la
justicia social, con el concepto de equidad en el centro (Sen 1999; 2000; 2002). La salud
debe ser comprendida integralmente, considerando tanto los problemas como las
soluciones, y reconociendo la conexión entre las libertades, las instituciones sociales y
económicas, así como los derechos políticos y humanos.

Las limitaciones en el acceso a los servicios de salud, derivadas de la falta de cobertura,


deficiencias en la infraestructura y la calidad del servicio, constituyen privaciones
significativas en las libertades instrumentales del individuo. Como señala Sen (1999: 8),
la salud es una parte integral de un buen desarrollo y una de las libertades más
importantes para evitar enfermedades y muertes prevenibles, contribuyendo así a
mejorar el nivel y la calidad de vida y prevenir la pobreza.
Índice de Desarrollo Humano: la dimensión en salud

Como mencionamos previamente, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) fue concebido


con la intención de ofrecer una nueva medida a nivel internacional, destacando
indicadores sociales que reflejen la calidad de vida promedio en diversas naciones. Este
enfoque se centró en los destinatarios del desarrollo, buscando fomentar a nivel global
la preocupación de los países por establecer condiciones estructurales, institucionales,
sociales y culturales que permitieran a los individuos tener la libertad de perseguir sus
justas aspiraciones y avanzar hacia la equidad social.

Estas condiciones, como se describe en el informe del Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD de 1990), buscan crear un entorno propicio para que las
personas gocen de una vida prolongada, saludable y creativa, con acceso a la
educación y un nivel de vida decente. Estas condiciones están vinculadas a un conjunto
de derechos humanos, como la educación, la salud, el ingreso digno y el derecho a una
vida prolongada, y se miden mediante indicadores que componen el IDH. Este índice se
presenta como una alternativa al Producto Interno Bruto (PIB), que se limitaba a medir
el crecimiento material de los países. Este índice permite evaluar el nivel medio
alcanzado por cada país a partir de tres aspectos esenciales:

• Longevidad y salud, representadas por la esperanza de vida al nacer.


• Instrucción y acceso al saber, representados por la tasa de alfabetización de
adultos (dos tercios) y la tasa bruta de escolarización para todos los niveles (un
tercio).
• La posibilidad de disponer de un nivel de vida digno representado por el PIB por
habitante

Desarrollo humano y desarrollo sustentable: hacia la convergencia

Un elemento crucial en la transformación del paradigma del desarrollo es la creciente


atención al medio ambiente, una preocupación que se consolidó a partir de la década
de 1970. El Club de Roma, con su obra "Los límites del crecimiento" en 1972, y la
Conferencia de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano ese mismo año, marcaron
un hito global que llevó a la creación del Programa de Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (Gutiérrez y González, 2009).
En la década de 1980, el debate sobre la relación entre desarrollo y medio ambiente
continuó, culminando en el Informe Brundtland de 1987, que introdujo la definición
ampliamente conocida del desarrollo sustentable: aquel que satisface las necesidades
actuales sin comprometer las de las generaciones futuras.

La teoría del desarrollo humano, propuesta por Sen, encuentra resonancia en la idea de
desarrollo sustentable. Ambas perspectivas abogan por una base integral de recursos
económicos, sociales, institucionales, políticos y culturales que permitan el despliegue
de las libertades constitutivas e instrumentales del ser humano, fomentando un
desarrollo basado en la sustentabilidad. Sen y Anand (1994) destacan la importancia de
orientar la acción del desarrollo hacia dos direcciones: expandir los beneficios de
manera equitativa en el presente y garantizar que estos beneficios estén disponibles
para todos en el futuro. Además, J. Speth (PNUD-DP/1994/39) en el marco del PNUD
enfatiza la necesidad de políticas que fusionen las visiones de "desarrollo humano" y
"desarrollo sustentable".

El proceso de convergencia entre las perspectivas del desarrollo humano y el desarrollo


sustentable emerge como un nuevo paradigma teórico centrado en los seres humanos.
En este enfoque, el desarrollo se concibe como un escenario para potenciar las
capacidades y oportunidades de una sociedad, promoviendo un avance hacia el
desarrollo equitativo con integración social, gobernabilidad, justicia social y cuidado del
medio ambiente. Este paradigma tiene como objetivo salvaguardar las oportunidades
tanto de las generaciones presentes como de las futuras.

Tras el Informe Brundtland, la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992


llevó a la Declaración de Río, también conocida como la Agenda 21. Esta declaración
buscaba establecer alianzas globales equitativas mediante la cooperación entre
Estados y la sociedad para lograr acuerdos internacionales que protegieran el medio
ambiente y el desarrollo. Destaca la importancia de situar a los seres humanos en el
centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sustentable, reconociendo
su derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza. Además,
enfatiza la erradicación de la pobreza como requisito indispensable para lograr un
desarrollo sustentable que responda de manera equitativa a las necesidades de las
generaciones actuales y futuras.

La Agenda 21, una iniciativa internacional, se ha convertido en una plataforma para


promover un nuevo modelo de desarrollo en el mundo: el desarrollo sustentable. Este
enfoque requiere una colaboración integral entre el Estado y la sociedad para definir
objetivos estratégicos que abarquen aspectos ambientales, equidad, democracia y
desarrollo, buscando el beneficio de las generaciones presentes y futuras. El objetivo es
establecer una nueva escala de valores, actitudes y estilos de vida que favorezcan el
entorno social, potenciando las capacidades y la libertad humana.

Dada la amplitud temática de la Agenda 21 y la diversidad de políticas y acciones


implementadas por los países firmantes, las Naciones Unidas promueven una acción
más operativa. Esto se materializa mediante la Convocatoria de la Cumbre del Milenio,
llevada a cabo en Nueva York a principios del siglo XXI, con el propósito de presentar
una agenda simplificada de acciones con miras al año 2015. Se acordó impulsar ocho
estrategias conocidas como los Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM) y son los
siguientes:

1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre.


2. Lograr la enseñanza primaria universal.
3. Promover la equidad de género y la autonomía de las mujeres.
4. Reducir la mortalidad infantil.
5. Mejorar la salud materna.
6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
7. Garantizar la sustentabilidad del medio ambiente.
8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
Indicadores desde la perspectiva de la teoría del desarrollo humano y sustentable

La salud en el IDH: Sub-Índice de Salud

El PNUD introdujo el Índice de Desarrollo Humano (IDH) en 1990, y en México, este


informe se publica desde el año 2000, proporcionando datos detallados por entidades
federativas y algunos municipios. El IDH comprende tres dimensiones clave: salud,
educación e ingreso per cápita. El subíndice de salud se concibió para reflejar las
oportunidades de salud de la población, utilizando la esperanza de vida al nacer como
indicador universal. Este subíndice del IDH se basa en la metodología de máximos y
mínimos propuesta en los Informes del Desarrollo Humano desde 1990.

Fórmula que se utiliza para su cálculo:

valor efectivo del indicador – valor mínimo del indicador


Índice de Salud =
valor máximo del indicador – valor mínimo del indicado

Los valores máximos y mínimos establecidos por el PNUD-México para el indicador de


esperanza de vida al nacer que se utilizan para estimar este índice son: valor máximo
= 85 años y valor mínimo= 25 años.

Equidad y salud: la propuesta del coeficiente de Gini aplicada en la salud

El Índice de Desarrollo Humano (IDH), la Agenda 21 y los Objetivos de Desarrollo del


Milenio (ODM), mencionados previamente, carecen de sensibilidad hacia la desigualdad
existente en las localidades específicas de estados, municipios o comunidades
pequeñas, ya que se basan en promedios generales. Para abordar la magnitud de la
desigualdad, se recurre al coeficiente de Gini, propuesto por primera vez en 1912 por
Sen (2001), derivado de la curva de Lorenz. Este índice, comúnmente utilizado para
analizar las desigualdades en la distribución del ingreso, se aplica también al estudio de
desigualdades en la salud.

Con el objetivo de cuantificar la desigualdad y la inequidad en la salud, se emplea la


metodología del coeficiente de Gini en dos indicadores específicos: la tasa de mortalidad
de menores de cinco años y la tasa de mortalidad materna. Estos indicadores sirven
para calcular el nivel de equidad en salud a nivel nacional y en el estado de Nuevo León,
mediante el cálculo de las tasas de mortalidad a nivel municipal.
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Conclusión

En la búsqueda de un equilibrio entre desarrollo humano y preservación ambiental, los


conceptos de territorios sustentables y desarrollo humano sustentable se posicionan
como imperativos contemporáneos. Este paradigma va más allá de la prosperidad
económica, abogando por un progreso integral que salvaguarde recursos naturales y
promueva la calidad de vida actual y futura.

Amartya Sen, con su teoría del desarrollo humano, propone una perspectiva integral que
va más allá de la tradicional medida económica. Centrada en las libertades individuales,
esta teoría destaca la importancia de las instituciones en el desarrollo, situando a las
personas como agentes activos en la construcción de su destino. La salud emerge como
una libertad esencial, tanto constitutiva como instrumental, con la equidad en el centro
de la justicia social.

El Índice de Desarrollo Humano (IDH) refleja este enfoque, midiendo aspectos clave
como la longevidad, la educación y el nivel de vida. Sin embargo, la desigualdad en la
salud, no abordada por indicadores generales, se examina mediante el coeficiente de
Gini aplicado a tasas de mortalidad.

La convergencia entre las perspectivas del desarrollo humano y sustentable destaca la


importancia del medio ambiente. Hitos como la Cumbre de la Tierra y la Agenda 21
buscan alianzas globales para proteger tanto el desarrollo como el entorno. Este nuevo
paradigma busca potenciar capacidades y oportunidades, avanzando hacia un
desarrollo equitativo, socialmente integrado, justo y sostenible.

La acción operativa se impulsa con la Cumbre del Milenio, estableciendo Objetivos del
Desarrollo del Milenio. Este llamado a la colaboración integral entre Estado y sociedad
busca establecer valores, actitudes y estilos de vida que favorezcan el bienestar social
y ambiental.

Bibliografías
• Sen, A. y M. Nussbaum (comps.) (1993) La calidad de vida. México, Fondo de
Cultura Económica.
• 2000) Declaración del Milenio, Resolución aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas -A/RES/55/2-, 13 de septiembre de 2000. (2000) “Objetivos de la
Declaración del Milenio 2000”, ONU, (en línea).
• Sen, A. y S. Anand (1994) Desarrollo humano sostenible: conceptos y prioridades.
PNUD, inédito. (1997) Bienestar, justicia y mercado. Barcelona, Ediciones Paidós.
(1999) “La salud en el desarrollo”, Ponencia presentada en la 52Asamblea Mundial de la
Salud- Organización Mundial de la Salud, el 18de mayo de 1999 en Ginebra.
• Gutiérrez, E. y E. González (2009) De las teorías del Desarrollo al Desarrollo sustentable:
una historia multidisciplinaria. México, UANL/SIGLO XXI (empresa).
• (1994) Future of the United Nations Development Programme: Ini-tiatives for Change,
Resolución: -PNUD-DP/1994/39-, Ginebra

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