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Misión, Visión y Principios

Orientadores
Misión, Visión y Principios
Orientadores

DIRECTORIO

Ministro del Poder Popular para la Educación Superior


Luis Acuña

Viceministra de Políticas Académicas


Tibisay Hung

Directora General de Relaciones Intitucionales


Oraly López

Editor
Humberto González

2
Misión, Visión y Principios Orientadores del Ministerio
del Poder Popular para la Educación Superior.

Para la nueva denominación de Ministerio del Poder Popular expresa la clara


necesidad de transformación de este órgano del Ejecutivo Nacional y de su ámbito de
competencia, en función de la construcción y fortalecimiento del Poder Popular, como
imperativo fundamental para la superación del modelo capitalista y la creación de una
sociedad nueva, que ha de gestar su propio modelo: el Socialismo del Siglo XXI.

La reformulación de la misión y visión, así como la formulación de los principios


orientadores del Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior (MPPES), toma
como pilar fundamental esta consideración y pasa revista al marco jurídico que delimita el
papel del Ministerio como rector del Sistema Educativo Universitario venezolano.

3
Educación Superior para el Poder Popular

La misión y la visión del Ministerio expresan las perspectivas trazadas por el


Estado venezolano para la refundación de la República y la construcción de una sociedad
socialista que supere toda forma de opresión, explotación y exclusión.

Sus referentes fundamentales son las líneas estratégicas del Plan Nacional de
Desarrollo Económico y Social de la Nación: el impulso a la nueva Ética Socialista, la
búsqueda de la Suprema Felicidad Social, el fortalecimiento del Poder Popular y la
Democracia Protagónica, el Modelo de Producción Socialista, la nueva Geometría del
Poder, la afirmación de Venezuela como potencia energética mundial, la unidad
latinoamericana y caribeña, la solidaridad con los pueblos del Sur y la lucha por un orden
internacional justo y solidario. En este sentido, las tareas fundamentales de la gestión del
Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior se enmarcan en la decisión de
transformar la institucionalidad del Estado, fortalecer el poder popular y avanzar en la
construcción de una sociedad socialista.

En particular la misión y visión del MPPES están estrechamente vinculadas con el


impulso de la nueva Ética Socialista, el cual plantea una batalla contra los valores del
capitalismo, como el egoísmo, la competencia, el consumismo, la naturalización de la
desigualdad, la preeminencia de las consideraciones económicas sobre las necesidades
humanas y ambientales y, en fin, la mercantilización de la vida. Esta batalla de las ideas
asume el gran reto de sembrar los valores socialistas de la solidaridad, el amor al prójimo,
la igualdad y la cooperación a lo largo y ancho del territorio nacional, convirtiendo todo el
país en una escuela. Igualmente, la gestión del Ministerio se enmarca en el impulso a la
Geometría Nacional, reconociendo el valor estratégico de la educación superior para el
desarrollo territorial de la Nación y en la Explosión del Poder Popular, a cuya
conformación deben estar orientados los procesos de formación, investigación, innovación
y difusión de conocimientos.

Desde la educación superior toca al MPPES impulsar un cambio de visión y de


acción en las tareas de formación, creación intelectual y vinculación social de las
instituciones y programas académicos, que se integre a este proceso de cambio. Más aún
cuando los propósitos de todos los motores demandan claros esfuerzos en la generación,
circulación, apropiación y aprovechamiento creativo del conocimiento y la transformación
de la mentalidad de la dependencia, para dar lugar a la liberación de nuestros potenciales
creativos.

4
A este respecto, tanto la misión como la visión del MPPES reafirman el objetivo de
la universalización de la educación superior, así como su orientación hacia los objetivos
de soberanía, justicia, desarrollo endógeno y formación de todas y todos en nuevos
valores, como definiciones fundamentales que deben orientar la transformación
institucional del sector.

5
El Ministerio del Poder Popular para la Educación
Superior como rector del sistema de educación superior
venezolano

Conforme al artículo 156 de la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela, las políticas y los servicios nacionales de educación y salud son de la
competencia del Poder Público Nacional. Y como se recoge en el artículo 242, los
ministros o ministras son órganos directos del Presidente o Presidenta de la República, y
como tales, parte del Poder Ejecutivo Nacional.
La Ley Orgánica de Administración Pública, desarrolla este concepto, cuando
establece en su artículo 45 que:
Son órganos superiores de dirección de la
Administración Pública Central, el Presidente o
Presidenta de la República, el Vicepresidente Ejecutivo
o la Vicepresidenta Ejecutiva, el Consejo de Ministros,
los ministros o ministras y los viceministros o
viceministras.
A estos órganos superiores corresponde la dirección estratégica del Estado
(Artículo 46 de la LOAP). De acuerdo con ello, se define a los ministerios en el artículo 60
en los siguientes términos:
Los ministerios son los órganos del Ejecutivo Nacional
encargados de la formulación, adopción, seguimiento y
evaluación de las políticas, estrategias, planes
generales, programas y proyectos en las materias de su
competencia y sobre las cuales ejercen su rectoría.
El Decreto Nº 5103 del 28-12-2006 (G. O. Nº 5.836 del 08-01-2007): sobre
Organización y Funcionamiento de la Administración Pública Nacional, establece en este
marco como primera competencia del Ministerio del Poder Popular para la Educación
Superior:
La regulación, formulación y seguimiento de políticas, la
planificación y realización de las actividades del
Ejecutivo Nacional en materia de educación superior, lo
cual comprende la orientación, programación, desarrollo,
promoción, coordinación, supervisión, control y
evaluación del sistema educacional en ese nivel (Artículo
15, numeral 1, Decreto 5103)

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Misión y Visión del Ministerio del Poder Popular
para la Educación Superior

Misión del Ministerio de Educación Superior para la Educación Superior

El Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior es el órgano del


Ejecutivo Nacional encargado de la dirección estratégica de la educación
superior venezolana. Como tal, ejerce la rectoría del Sistema Nacional de
Educación Superior y le corresponde la formulación, adopción, seguimiento
y evaluación de las políticas y acciones dirigidas a garantizar una educación
superior de calidad para todas y todos, que se constituya en factor
estratégico para el fortalecimiento del poder popular y la construcción de
una sociedad socialista, democrática, participativa y protagónica.

Visón del Ministerio de Educación Superior para la Educación Superior

Ser el órgano del Estado Socialista, al servicio del Poder Popular, que
impulsa y regula, con visión estratégica, el desarrollo y transformación de la
educación superior venezolana para garantizar el derecho de todos y todas
a la participación en la generación y socialización del conocimiento, en
función del desarrollo endógeno, la soberanía nacional y la construcción de
una sociedad socialista, democrática, participativa y protagónica.

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Principios Orientadores

Como órgano de la Administración Pública, el Ministerio del Poder Popular


para la Educación Superior tiene como principal objetivo de su organización y
funcionamiento el cumplimiento de los principios, valores y normas consagrados
en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el servicio al pueblo
venezolano, bajo los principios de legalidad, servicio a los particulares, rendición
de cuentas, publicidad normativa, responsabilidad patrimonial y fiscal,
funcionamiento planificado, asignación y utilización de los recursos públicos,
suficiencia, racionalidad, adecuación, simplicidad, transparencia, cercanía
organizativa a los particulares, coordinación y cooperación entre los órganos del
Estado, jerarquía y descentralización funcional y territorial, definidos en la Ley
Orgánica de la Administración Pública (LOAP).

Ello se debe traducirse en su práctica cotidiana en criterios de economía,


celeridad, simplicidad administrativa, eficacia, objetividad, imparcialidad,
honestidad, transparencia, buena fe y confianza, dentro de parámetros de
racionalidad técnica y jurídica. Igualmente, se enfatiza la importancia de la
simplificación de los trámites administrativos y la más fluida interlocución con los
ciudadanos e instituciones con las que se relaciona el MPPES. Estas tareas
exigen una formación permanente y de alto nivel de todos sus funcionarios.

El trabajo articulado con los otros entes del Estado, así como el diálogo
permanente con las comunidades universitarias y demás actores sociales, resulta
indispensable para la concreción de la misión y la realización de los principios
orientadores que aquí se enuncian.

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1. La educación y el conocimiento como bienes públicos al servicio de
todas y todos
Las instituciones y programas de educación superior, sean de dependencia
oficial o privada, deben estar al servicio de la Nación venezolana. El conocimiento
que ellos crean, recrean, comunican y transforman, así como la formación que
ofrecen, constituyen un bien social común. Por tanto, el Estado está obligado a
velar por la efectiva prestación del servicio de las instituciones y programas de
educación superior bajo condiciones de calidad, equidad y pertinencia.

El carácter público de la educación y el conocimiento se expresa en la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela al establecer la educación
como derecho humano y deber social fundamental; la indeclinable responsabilidad
del Estado en la conducción de la educación (artículo 102); la consideración de los
valores de la cultura como un bien irrenunciable del pueblo venezolano y un
derecho fundamental (artículo 99) y el interés público de la ciencia, la tecnología,
el conocimiento, la innovación, sus aplicaciones y los servicios de información
(artículo 110).

La importancia estratégica de la defensa del carácter público, en beneficio de


todas y todos, que deben caracterizar a la educación y el conocimiento, se arraiga
en las mejores tradiciones de la humanidad a escala global y es de importancia
estratégica en tiempos en que se habla de una economía del conocimiento, debido
al creciente papel de éste en el diseño, producción y comercialización de bienes y
servicios, así como en la distribución del poder entre las naciones y al interior de
ellas, y cuando la tendencia estructural de la sociedad capitalista a la apropiación
privada del conocimiento y la mercantilización de la educación se ha agudizado.

La afirmación del carácter público de la educación superior y el conocimiento


orienta toda la acción del MPPES, lo cual implica:
1. La más alta prioridad a las políticas dirigidas a garantizar la participación de
todas y todos en la creación, recreación, divulgación y aprovechamiento del
conocimiento.
2. El fortalecimiento de la educación superior oficial y su expansión bajo principios
de calidad, pertinencia, inclusión y gratuidad.

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3. La orientación de la educación superior por valores de solidaridad,
cooperación, igualdad, justicia, sostenibilidad ambiental y soberanía nacional.
4. La evaluación continua de todos los programas e instituciones de educación
superior, como proceso indispensable para dar cuenta a la sociedad de sus
avances y limitaciones en el cumplimiento de sus misiones, de cara a las
necesidades nacionales.
5. La participación y el diálogo con todos los sectores sociales en la definición de
las políticas públicas para el sector.
6. La supervisión de la educación superior privada, en provecho de que el
derecho constitucional a fundar y mantener instituciones de gestión particular
pueda cumplirse bajo los requisitos éticos, académicos, científicos, económicos
y de infraestructura exigidos por el Estado.

2. Inclusión y Justicia Social


La gestión del MPPES parte de la definición de la educación superior como un
derecho humano fundamental de todas y todos, en beneficio de todas y todos. Las
profundas desigualdades que arrastra en su seno la sociedad venezolana
requieren un esfuerzo especial por superar tales iniquidades y, por tanto, una
acción concentrada en la garantía del ejercicio de este derecho para quienes se
han visto excluidos. El principio de inclusión y justicia social nos compromete a:
1. Una acción coordinada con los demás niveles educativos, otros órganos del
estado y la sociedad en provecho del acceso a la educación y el mejoramiento
de su calidad, para garantizar los mayores logros educativos a todas y todos.
2. La ampliación de las oportunidades de acceso a la educación superior, bajo
condiciones de calidad y pertinencia con las distintas necesidades educativas.
3. La comprensión de que la existencia de oportunidades de acceso a la
educación superior no es suficiente sino se mantiene una acción continua para
el mejoramiento del desempeño estudiantil, lo cual supone tanto la orientación,
el apoyo académico y la atención a la calidad de vida de quienes se integran a
la educación superior, como la adecuación de los métodos educativos, el
enriquecimiento de los ambientes y recursos para el aprendizaje, la adaptación
curricular y la formación permanente del profesorado.
4. Una clara orientación de los procesos educativos, de creación intelectual y
vinculación social de la educación superior hacia principios de justicia social,
solidaridad y compromiso.

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5. Un combate permanente hacia todas las formas de discriminación, sean estas
sociales, económicas, culturales, étnicas, de género, de opción sexual, por
edad o por discapacidad.

Como señalara Simón Bolívar en el Discurso de Angostura: “la base


fundamental de nuestra sociedad descansará inmediata y exclusivamente en la
igualdad establecida y practicada”.

3. Diversidad e interculturalidad
La afirmación de nuestra diversidad como sociedad es fundamental. La
educación superior ha de valorar nuestra tropicalidad, nuestros orígenes, nuestros
acervos, nuestra diversidad como pueblo, nuestra capacidad para reconocernos a
nosotros mismos y actuar con dignidad. Esta es la única base posible para
explotar nuestra creatividad, creatividad indispensable para emprender el proyecto
de una república soberana.

Simón Rodríguez lo señaló en su momento:


“Estos pueblos con historia y condiciones ambientales, económicas,
sociales, políticas y culturales específicas y diferentes de la de los pueblos
europeos y de Estados Unidos, deben tener también instituciones
específicas y diferentes. La América española es original, originales deben
ser sus instituciones y su gobierno y originales los medios de fundar uno y
otro. O inventamos o erramos.”1

Nos reconocemos como una sociedad multiétnica, pluricultural y plurilingüe. La


educación superior se basa en la aceptación, el respeto y la promoción de la
diversidad de culturas, personas, saberes y formas de expresión, como riqueza
inestimable de la humanidad. Las culturas populares constitutivas de la
venezolanidad gozan de atención especial, reconociéndose y respetándose la
interculturalidad bajo el principio de igualdad de las culturas2. En particular, este

1
Simón Rodríguez. Sociedades Americanas
2
Art. 100 de la CRBV: Las culturas populares constitutivas de la venezolanidad gozan de atención
especial, reconociéndose y respetándose la interculturalidad bajo el principio de igualdad de las
culturas…

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valor implica el compromiso de la educación superior con la valoración y
promoción de las culturas y las lenguas de los pueblos indígenas.

Otras implicaciones de este principio apuntan a:

1. El papel crítico de la educación superior para desarrollar nuestras capacidades


para pensar con “cabeza propia” y contribuir a superar la “colonialidad del
saber”, que juega un papel medular en el dominio imperial/neocolonial del
presente.”3
2. La necesidad de pertinencia cultural de las propuestas y métodos educativos
para posibilitar el diálogo de saberes.
3. La integración de diversidad de participantes en la educación superior en
cuanto a edades, intereses, ocupaciones, culturas, experiencias previas es
considerada como una riqueza.
4. La diversificación de la oferta académica para adaptarse a distintas
necesidades educativas.

4. Cooperación solidaria
El Sistema de Educación Superior ha de conformarse sobre los valores de
solidaridad y cooperación, característicos de la sociedad socialista que deseamos
construir. Esto plantea un cuestionamiento tanto a la mercantilización de la
educación y a la apropiación individual de los saberes, como al corporativismo en
el manejo de las instituciones, entendido como la prevalencia de los intereses
particulares por sobre los intereses colectivos. Lejos de plantearnos la
competencia entre instituciones, el MPPES favorece la complementariedad, el
esfuerzo conjunto y el apoyo mutuo, de manera que las fortalezas de unas
instituciones sirvan a la superación de las debilidades de otras y al desarrollo del
conjunto del sistema.

3
Edgardo Lander, ¿Conocimiento para qué? ¿Conocimiento para quién? Reflexiones sobre la
geopolítica de los saberes hegemónicos. Revista Venezolana de Ciencias Sociales. N2.Mayo-
Agosto, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales Universidad Central de Venezuela. Caracas,
2000.

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5. Democracia participativa y protagónica
La participación protagónica de todos los sectores sociales y en especial de
aquellos que fueron tradicionalmente relegados, es la columna vertebral de la
construcción del poder popular. Se trata de fortalecer las condiciones políticas,
sociales, económicas, organizativas, científicas, culturales para que la
participación se ejerza plenamente desde cada uno de los espacios sociales,
como capacidad de cuestionar las taras que como sociedad arrastramos y de
construir juntos una sociedad sin explotación, opresión ni exclusiones.

En esta tarea la educación superior debe propiciar que sus prácticas y


estructuras estén abiertas a la participación de las comunidades universitarias y
del pueblo en general, y asimismo comprender su acción académica como acción
liberadora que fomente la participación protagónica, a través de la formación, el
estudio, el diálogo de saberes, la investigación, la creación de tecnologías, la
interacción social y el desarrollo de proyectos culturales, sociales y productivos.

6. Calidad
La calidad académica es un reto permanente de las instituciones, los
programas y del sistema de educación superior y debe ser un proceso continuo e
integral, consustancial a la transformación continua de sus prácticas,
fundamentada en el estudio a profundidad de los temas y problemas que se
abordan, la generación de espacios de reflexión y autocrítica, el contraste de
puntos de vista, la diversidad de fuentes de información y la constitución de
comunidades de conocimiento.

La calidad de la educación superior es inseparable del importante papel que


debe cumplir en cuanto a:
a) El desarrollo sustentable del país;
b) La creación científica, tecnológica y humanística;
c) La formación integral de personas y profesionales capaces de pensar y
actuar críticamente, valorando social y éticamente sus propias acciones;
d) La consolidación de una cultura política democrática y el fortalecimiento
del ejercicio de la ciudadanía;

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e) El desarrollo del pensamiento crítico e innovador;
f) La recuperación crítica de nuestra memoria colectiva y el análisis y
comprensión del presente, para la construcción de un mejor futuro;
g) La valoración y enriquecimiento del patrimonio cultural en sus diversas
expresiones y en sus dimensiones tanto locales, regionales y nacionales
como universales;
h) La unidad latinoamericana y caribeña, la solidaridad con los pueblos del
Sur, el desarrollo de la multipolaridad y la comprensión de los problemas
comunes a la humanidad.

7. Pertinencia
La educación superior debe ser partícipe activo de la sociedad, en el
horizonte de la construcción del socialismo, y, por consiguiente, cultivar su
compromiso con los procesos de transformación económica, social, política,
cultural, técnica y educativa, tanto en los ámbitos locales y regionales como en el
ámbito nacional; e igualmente, su orientación hacia la afirmación del interés
público, la democracia participativa, el reconocimiento y valoración de la
diversidad cultural, el equilibrio ecológico y de valores como la libertad, la
tolerancia, la sensibilidad, la justicia, el respeto a los derechos humanos, la
solidaridad y la cultura de la paz.

La pertinencia exige la participación popular, la acción cooperativa con


actores sociales, el desarrollo de la capacidad para el diálogo, la indagación
permanente en los contextos de acción, el análisis y previsión de las necesidades
de la sociedad, el acceso más amplio posible al conocimiento disponible y la
participación en redes académicas y sociales de carácter local, regional, nacional
y mundial.
La pertinencia supone:
1. La necesidad de desarrollar estrechos vínculos con las distintas expresiones
del Poder Popular;
2. La atención a las demandas de la sociedad vinculadas con los programas de
desarrollo económico, social, cultural, conforme a las prioridades locales,
regionales o nacionales.

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3. La generación de respuestas interdependientes adecuadas a los contextos de
acción, en la comprensión de estos contextos como complejos, inciertos y
dinámicos, caracterizados por la participación de actores con intereses y
rasgos culturales diversos, lo que da lugar a demandas múltiples y a veces
contradictorias.
4. El reconocimiento y la adecuación de las prácticas de la educación superior a
la diversidad de los participantes en los procesos de formación, creación
intelectual y vinculación social, a sus necesidades y potencialidades.
5. La generación de nuevo conocimiento y el aprovechamiento creativo del
conocimiento existente para garantizar su impacto en las prácticas sociales,
económicas, culturales y técnicas.
6. La identificación continua de las acciones y planos de la realidad social en las
que la educación superior puede contribuir eficazmente, como parte del tejido
social y desde su especificidad, sin perder de vista su rol crítico y el valor del
conocimiento académico y de la creación cultural libre como partes sustantivas
del patrimonio cultural con las cuales la educación superior tiene especiales
compromisos.
7. La consideración de la dimensión planetaria que adquieren muchos de los
temas contemporáneos que requieren la integración de acciones académicas
de rango también planetario.

8. Formación Integral
La educación superior debe brindar experiencias educativas orientadas a la
formación de personas, profesionales y ciudadanos comprometidos con su
localidad, su país y la humanidad toda. Lo anterior implica, la creación de
condiciones favorables para que todas y todos los participantes puedan
expresarse como totalidades indivisibles, producto de una formación que
fortalezca su unidad interior, su voluntad espiritual y su condición creadora y
transformadora como parte de una comunidad solidaria. En tal sentido, los
procesos formativos deben promover la articulación de conocimientos científicos,
tecnológicos, sociales y humanísticos, la vinculación social, el pleno ejercicio del
derecho al deporte y la recreación, así como logros educativos en términos de:

a) Conocimientos y competencias relacionados con el ejercicio profesional;

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b) Capacidades y actitudes intelectuales que permitan a los estudiantes
abordar, analizar, relacionar, transferir y comunicar conocimientos;
identificar supuestos, plantear problemas, cuestionar y explorar
alternativas valorando la importancia del contexto; valorar críticamente
las situaciones y argumentar sus posiciones; enfrentar continuos
aprendizajes;
c) Actitudes y capacidades de valoración ética, social, intelectual, estética
y política, indispensables a su desempeño como personas,
profesionales y ciudadanos conscientes, responsables, solidarios,
críticos, participativos, capaces de reconocer la diversidad en las
maneras de pensar, decir y actuar, sensibles hacia los problemas
sociales y ambientales, así como la diversidad de valores que posibilitan
una sociedad más justa y solidaria;
d) Capacidades y actitudes para la transformación de las relaciones
sociales y, en particular, para impulsar formas de propiedad, producción,
administración y producción socialistas, fundadas en la cooperación
solidaria, la justicia social y la conservación del ambiente.

9. Ejercicio del Pensamiento Crítico y Creativo


La promoción, la formación y el ejercicio del pensamiento crítico y creativo son
consustanciales a la educación superior. Ello exige el análisis y la comprensión de
los fenómenos que emergen como producto de los cambios que caracterizan el
mundo contemporáneo en todos los órdenes de la vida social; la producción de
respuestas frente a estos cambios; la formación en y para el ejercicio del
pensamiento crítico y creativo, y el constante cuestionamiento y transformación de
las formas institucionales y las prácticas de la educación superior como espacios
intelectuales, científicos, técnicos, políticos, estéticos y éticos. Un pensamiento
crítico y creativo admite la duda, promueve el cuestionamiento y el debate abierto,
es renuente a la mentalidad reproductora y convencional, comprende la diversidad
y las limitaciones de las respuestas humanas y, por tanto, procura el respeto por
pensamientos disímiles.

10. Educación a lo largo de toda la vida


La educación a lo largo de toda la vida es un imperativo democrático que
procura el acceso múltiple a oportunidades formativas para toda la población, un
componente esencial de una formación integral entendida como proceso continuo

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de reconformación de lo humano y una necesidad insoslayable ante las rápidas
mutaciones económicas, sociales, políticas, tecnológicas y culturales.

La educación superior debe constituirse como un espacio abierto al


aprendizaje permanente, en consonancia con el Tercer Motor Constituyente: Moral
y Luces, y, por tanto propiciar oportunidades de formación múltiples y flexibles, en
cuanto a sus modalidades, contenidos, trayectorias y poblaciones a las que van
dirigidas, atendiendo a las distintas necesidades de formación; brindar
posibilidades para entrar, salir y reingresar fácilmente del sistema y estar abierta a
toda persona que haya finalizado satisfactoriamente la enseñanza secundaria o
que reúna las condiciones necesarias, sin distinción de edad. El MPPES apoyará
especialmente la acción institucional e interinstitucional de las instituciones de
educación superior y la cooperación con otras instituciones, organizaciones y
actores sociales, dirigidas a tales fines.

En particular, el MPPES impulsa que la educación superior desarrolle sus


capacidades para la generación y aplicación de tecnologías de información y
comunicación que permitan el acceso a la formación y la información, abierto a las
comunidades académicas y a toda la población, así como el desarrollo de la
educación a distancia, semipresencial o asistida, con apoyo de estas tecnologías,
en provecho de facilitar el acceso a una educación superior de calidad
especialmente para los sectores de la población que habitan en lugares alejados
de los centros urbanos y para fortalecer la relación permanente que debe existir
entre la educación y el trabajo. La educación a distancia o virtual debe comprender
formas de trabajo que permitan y propicien la interacción entre sus participantes y
la conformación y fortalecimiento de comunidades de aprendizaje permanente, y,
así mismo, las modalidades presenciales deberán comprender experiencias de
formación que propicien el uso de las tecnologías de la información y la
comunicación, el aprendizaje a distancia y el autoaprendizaje para el
enriquecimiento del proceso educativo y para el desarrollo de capacidades en
función de la educación a lo largo de toda la vida.

11. Autonomía Responsable


La autonomía universitaria es una condición para el ejercicio de la libertad
académica y el desarrollo cabal de los procesos fundamentales de las
instituciones de educación superior. La autonomía consiste en el grado de

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autogobierno, ejercido por las comunidades universitarias, necesario para que las
instituciones de educación superior adopten decisiones compartidas respecto de
sus tareas académicas, normas, actividades administrativas y afines, dentro del
marco jurídico venezolano y en armonía con sus responsabilidades públicas, el
respeto de las libertades académicas y los derechos humanos4. La autonomía se
expresa en el establecimiento de mecanismos democráticos de participación de
las comunidades universitarias y está dirigida a garantizar, en los distintos
aspectos de la actividad universitaria, el predominio de los criterios académicos y
de pertinencia social por sobre criterios de carácter personal, grupal o político.

La transformación continua de los procesos académicos y de gestión, su


revisión sistemática, la generación de innovaciones y la asunción de riesgos, el
desarrollo de perfiles institucionales diversos conforme a la vocación y al entorno
de cada institución, todas ellas características de la experimentalidad, deben ser
parte del ejercicio de todas las instituciones de educación superior.

La autonomía implica un ejercicio institucional responsable y democrático, en el


sentido que comporta el deber de responder ante el Estado y ante la sociedad por
las acciones que las instituciones realizan en el cumplimiento de su misión. Esto
supone la rendición social de cuentas o resultados de su quehacer en lo
concerniente a las actividades de formación, creación intelectual y vinculación
social, así como la administración eficiente del patrimonio de las instituciones y de
los recursos que la sociedad les otorga.

12. Equidad Territorial


El MPPES velará por la expansión de los beneficios de la educación superior a
todo el territorio nacional, sus estados, municipios y localidades, facilitando el
acceso a programas de formación, creación intelectual y vinculación social
adecuados y vinculados a las características, vocaciones, potencialidades y
necesidades culturales, económicas, sociales y ambientales de los ámbitos locales
y regionales, sin desmedro del papel que corresponde a la educación superior
como vínculo con contextos más amplios.

4
Se sigue aquí el texto del artículo 17 de la Recomendación Relativa a la Condición del Personal
Docente de la Enseñanza Superior. UNESCO (1997)

18
En cada uno de los ambientes del territorio, la educación superior debe
contribuir a la explosión del poder comunal y la constitución de una nueva
geometría del poder que impulse el desarrollo endógeno integral sustentable.

13. Cooperación Internacional.


Hoy más que nunca, los problemas, las dominaciones y las luchas de los
pueblos tienen carácter mundial, como lo tiene el también la producción y la
difusión de conocimientos. Ambas condiciones exigen que la educación superior
sea protagonista de los procesos de unidad latinoamericana y caribeña, de la
cooperación sur-sur, del intercambio con los pueblos del mundo, de la búsqueda
de soluciones a problemas que no se reducen a las fronteras nacionales, como el
calentamiento global, la guerra, la pobreza o la dominación imperialista.

En este sentido, la educación superior ha de profundizar sus vínculos


internacionales, privilegiando las relaciones con nuestros países hermanos de
América Latina y el Caribe y de otros países del Sur. Esta cooperación
internacional tiene múltiples sentidos:

a) Como creación de redes universitarias internacionales que impulsen el


intercambio de conocimientos y experiencias y proyectos conjuntos de
investigación, formación o acción social.
b) Como movilidad de estudiantes y profesores, que realicen sus estudios
y labores académicas en otros países o compartidos entre instituciones
de distintos países.
c) Como ampliación de nuestras posibilidades nacionales para recibir
estudiantes y profesores de todo el mundo.
d) Como acuerdos bilaterales o multilaterales destinados a fortalecer
nuestros postgrados, los estudios en países hermanos y realizar
programas conjuntos.
e) Como dimensión de todos los programas de formación, investigación y
vinculación social, que deben integrar la perspectiva latinoamericana y
caribeña y las implicaciones mundiales de los temas de estudio.

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En todos los casos la agenda internacional de la educación superior
venezolana está orientada a la cooperación solidaria, la integración
latinoamericana y caribeña, el fomento de la multipolaridad y la hermandad entre
los pueblos.

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