Libro de Alemanes Del Volga
Libro de Alemanes Del Volga
Libro de Alemanes Del Volga
Capítulo I
· Manifiesto Colonizador de Catalina de Rusia. Emigración. Escenario geográfico.
· Danzas alemanas
· Viviendas.
· Emblemática torta alemana o rusa “Riwel Kuchen”.
· Festividades: Noche Buena, Año Nuevo, Noche de Reyes.
Capítulo II
· Alemanes del Volga en Argentina.
· Contratos de arrendamientos en la provincia de Buenos Aires. El caballo y la revolución
productiva.
· El arado.
· Carros y carritos.
· Escudo de Coronel Suárez.
· Alemanes del Volga en otros países de América: Estados Unidos de América, Canadá,
Brasil, Uruguay.
· Distintas colonias en las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos.
· Colonias alemanas del distrito de Coronel Suárez.
Capítulo III
· Materialismo Dialéctico–Marxismo–Leninismo
· Situación de los alemanes del Volga en Rusia durante el siglo XX.
· República autónoma de los alemanes del Volga.
Capítulo IV
· Testimonio de vida de Emma Dening de Malsam en “Mein hartes Leben”.
Capítulo V
· Conservación del Patrimonio Cultural. Evolución.
· Vida y obra de un precursor: Alejandro Streitemberger Maier
Capítulo 1
En una Europa en llamas por la guerra de los siete años, la Zarina Catalina de Rusia envió agentes que
portaban un manifiesto colonizador. Millares de personas se aprestaron a salir de sus países de origen, mas
les fueron cerradas las fronteras. Algunos pudieron hacerlo, entre ellos, los Alemanes del Volga.
Rusia tenía un territorio muy extenso y ocupaba, en ese momento, las regiones próximas a Alaska, que
posteriormente se vendieron a los Estados Unidos.
La Emperatriz reinó desde 1762 hasta su muerte, acaecida en 1796. Fue sucedida por su hijo Pablo,
que fue Zar de todas las Rusias desde 1796 hasta 1801.
Alejandro I, nieto de Catalina, fue su sucesor entre 1801 y 1825.
Alejandro I
Nicolás I
Alejandro II
Los alemanes comenzaron a emigrar desde 1763, especialmente de Hesse, Baviera y el Palatinado.
Sus profesiones eran dispares. Había farmacéuticos, médicos, abogados, profesores, herreros,
panaderos, artesanos y agricultores. Pero en el Volga debieron dedicarse a las tareas agrícolas, pudiendo
sólo algunos ejercer su profesión.
No les estaba permitido abandonar el territorio y debieron jurar fidelidad a SU MAJESTAD IMPERIAL.
Luego de un siglo de trabajo las espigas de trigo cubrían una superficie mayor a la de la Suiza actual y
llegaron a contar con el dinero necesario para enviar a sus hijos a estudiar en el extranjero. Pero al graduarse
se les impidió el ingreso a Rusia, desmembrando de esta manera familias enteras.
En primer lugar la Zarina llamó a los alemanes radicados en Danzig y Siebenbiergen. A partir de 1764,
comenzaron a nacer colonias católicas, como Hildmann, Kamenka, Pfeiffer. En la llanura a 6 u 8 km. del
Volga se fundaron Brabander, Dehler, Seelmann, Hölzel, etc.
Al acceder al trono el zar Alejandro II impuso el servicio militar a los descendientes de alemanes del
Volga. Ésta fue, sin duda, una de las causas de la emigración a América.
Escenario Geográfico
Bergseite y Wiesenseite
El río Volga nace al norte de Moscú y se dirige hacia Kasán. Posteriormente tuerce su rumbo al S para
desembocar en el mar Caspio. Cariñosamente los rusos lo llaman Matuska, que significa abuelita. Sus
riberas son muy disímiles: al O la zona montañosa, con alturas de hasta 1000 metros, surcada por múltiples
arroyos. Por ello es llamada Bergseite, de Berg (montaña). Al E la llanura, llamada Wiesenseite, de Wiese
(llanura). La ausencia de arroyos fue suplida por los canales para el riego.
En 1943, el Heimatbuch certificaba en 1768 la existencia de 103 colonias en el Volga: 44 en el Bergseite
y 59 en la Wiesenseite. Las mismas estaban conformadas por 30 familias. Recibían un terreno en el ejido y
algunas hectáreas en las inmediaciones, conocidas como Tusch. Cuando nacía un hijo varón la cantidad se
incrementaba en 3 hectáreas, no así cuando se trataba de una niña, porque entendían que la misma formaría
parte de la familia de su marido.
Los inmigrantes no sólo fueron alemanes. Los hubo también franceses, suizos, holandeses, quienes
dejaban sus países de origen por problemas religiosos.
Para evitar conflictos, Catalina ubicó a los alemanes de distinto credo en regiones diferentes. Así los
protestantes, luteranos, evangélicos y bautistas se radicaron en la zona medio N, en tanto que los católicos
en el medio S. La Emperatriz atendió las necesidades de los fieles católicos con miembros de la controvertida
Compañía de Jesús. Nacida durante la Contrarreforma, fue fundada por San Ignacio de Loyola, un ex militar
que pertenecía a una familia de la nobleza vasca.
La orden tenía connotaciones políticas. Uno de sus miembros más conspicuos, Francisco Suárez, había
elaborado una doctrina que no se adecuaba al Despotismo Ilustrado. Esto determinó que el Sumo Pontífice
los expulsara en 1773. Los jesuitas trabajaron en Rusia hasta 1813, fecha en que les fue levantada la
proscripción y volvieron a Europa Central: Alemania, Francia, Italia, Austria, Polonia, Portugal y América
Latina.
La organización central creó dos gobernaciones: Samara al E y Saratov al O. Con el tiempo Samara fue
rebautizada Katherinenstadt. Hoy es Kuibichev. Dentro de ellas hubo comarcas llamadas Kantón.
Posteriormente, cuando tuvo lugar la gran inmigración de alemanes y polacos a Ucrania, Cáucaso,
Besarabia, Crimea, Georgia, Tiflis y al fundarse en la Wiesenseite nuevas colonias, el Gobierno Central
estableció otras gobernaciones llamadas Gebiet. Asimismo, se organizaron diócesis católicas, luteranas y
consistorios de evangélicos y menonitas.
Al carecer el gobierno ruso de registros, las inscripciones debían hacerse en los libros parroquiales.
Los franceses pronto decidieron retornar a su país. No obstante algunas familias quedaron en el Volga,
viviendo en colonias alemanas, lo cual quedó reflejado en algunos apellidos como Martel, Dupuy, Baron,
Martin, Chevalier, Bascal, Rundau, Bikard, Belendier, Dulzan. También algunas colonias permanecieron
como Louis, Franzosen y suizas como Ober Monjou.
La imposición del servicio militar unida a la prohibición de practicar su credo y vivir su propia cultura
fueron las causas determinantes de la emigración. Además, la Zarina había entregado las tierras a
perpetuidad. Mas esa cláusula fue entendida a 100 años. Es así que la idea de la emigración fue cobrando
cuerpo. Los primeros grupos se dirigieron a Estados Unidos y Canadá. Algunos retornaron y fueron
entusiasmando a sus nacionales a emprender la travesía.
Llamados por el Emperador Pedro de Brasil, perteneciente a la Casa de Braganza, un grupo partió del
Volga rumbo a Río de Janeiro, San Pablo y Porto Alegre. Otros contingentes, sin saberlo sus miembros,
fueron llevados a Montevideo y Argentina. Se radicaron, aisladamente, en el Gran Buenos Aires hasta recibir
del presidente Avellaneda 10.000 hectáreas en la zona de Azul. Allí nació la primera colonia de alemanes del
Volga en Argentina: Hinojo.
Ellos deseaban continuar viviendo en colonias cerradas como lo habían hecho en Rusia.
Gassman, un inmigrante de Marienthal, fue muy gráfico cuando le manifestó al gobernador de Entre
Ríos: “Wir uns nicht suzamen setzen dierfen, dannbleit kein Russier Deustch in Land” (sino estamos juntos,
no habrá ningún ruso alemán en el país). Muy similar fue la respuesta que recibió Eduardo Casey cuando les
ofreció tierras dentro del ejido de la naciente Sauce Corto.
En el siglo XX un viaje a lo largo del Volga podía durar desde 10 días a dos semanas. En los barcos se
transportaban granos, aceite de pescado seco, maderas, lozas para cocina y algunos artículos para el hogar.
Eran iluminados con lámparas a kerosene.
El pescado seco se obtenía del río. Lo mismo sucedía con el hielo, que era recubierto de paja y se
guardaba en bodegas profundas, generalmente edificadas detrás de las casas. Todo lo sembrado y
cosechado se conservaba. De esta manera se aseguraba la alimentación durante el invierno.
Varias familias solían unirse para criar cerdos. Luego hacían la factura y la tradicional salchicha.
Los hornos que se utilizaban eran grandes. En ellos se cocinaba pan, pan dulce, riwel kuche, kraut,
pirot, etc.
En las ciudades importantes se realizaban ferias. En ellas, generalmente, había circos, donde se
presentaban payasos y se practicaba la lucha libre.
Río Volga
Emigración de Alemanes del Volga a América
Danzas Alemanas
Los alemanes continuaron bailando danzas típicas de Baviera y del Tirol como la “Marcha de los
leñadores”, donde se recrea la dura vida de los mismos. Asimismo, interpretaban el “baile de las cachetadas”
y el “del mono”. En el primero un grupo de señores se disputaba a las señoritas para bailar y el segundo se
refería a la cosecha del trigo y posterior elaboración de la harina. También se bailaban polcas y valses.
Jakob Fischer
y Eduard Frickel
con el bandoneón
Viviendas
En Rusia vivían en casas situadas en comunidades cerradas. Ellas daban a calles que tenían una sola
salida. Este trazado fue ideado por la Zarina por razones de seguridad. El mismo fue reproducido en
Argentina
La familia era de carácter patriarcal. Los hijos no dejaban la casa paterna al contraer matrimonio.
La Emblemática Torta Rusa
o Torta Alemana
Ingredientes:
· 300 g. de harina.
· 200 g. de azúcar.
· 200 g. de grasa de cerdo, manteca, margarina o vegetalina.
Mezclar la harina con el azúcar y la grasa de cerdo, manteca, margarina o vegetalina hasta la formación
de los grumos. Luego se distribuye regularmente sobre la mesa.
Preparación de la Levadura:
Colocar en un bols chico media taza de leche tibia y disolver la levadura. Incorporar una cucharada de
harina y otra de azúcar. Batir con un tenedor hasta que forme espuma. Dejar reposar en un lugar tibio,
tratando de evitar las corrientes de aire frío. Es aconsejable tapar con un repasador.
Para los habitantes del N DE Europa el primer día del año era el 6º de enero. Lo llamaban Gross Noi
Jahr.
La festividad de los Reyes se celebraba en todas las comarcas donde San Bonifacio había predicado.
Era el día en que se recordaba la igualdad de todo hombre delante de Dios.
En la Nochebuena, una bella hada, Krist Kindlan, repartía regalos. Cuando un niño había sido travieso
durante el año comparecía el “Pelz Nickel”, vestido con un grueso sobretodo y una cadena que hacía mucho
ruido. Así el niño en vez de recibir golosinas y regalos sólo recibía reprimendas. Para Año Nuevo existía la
costumbre de visitar los padrinos y abuelos, para desearles “Feliz Año Nuevo”.
La tradición asegura que las cenizas de los Reyes Magos descansan en la catedral de Colonia.
San Bonifacio
En Estados Unidos
Desde 1874 a 1949 llegaron contingentes de alemanes del Volga, radicándose en los estados de
Dakota del N, Dakota del S, Nebraska, Iowa, Kansas y Arkansas.
En Brasil
En 1876 Brasil era una monarquía. El emperador Pedro l los invitó a establecerse en su territorio. Así
sucesivas corrientes fueron llegando con el propósito de afincarse en su suelo.
En Uruguay
Muchos de los que habían desembarcado en Porto Alegre se dirigieron por tierra a Montevideo.
Algunos habían desembarcado en el puerto y otros llegaron desde la provincia de Entre Ríos, que linda con el
territorio uruguayo.
En Argentina
El primer pueblo fundado fue la colonia Hinojo, el 5 de enero de 1878. El 24 de enero del mismo año se
fundó General Alvear. Posteriormente, fueron poblando otras provincias. En la actualidad, se estima que hay
en nuestro país alrededor de 1.200.000 alemanes del Volga.
Provincia de Buenos Aires
· Colonia Hinojo (1878) Originariamente se la llamó Santa María. Para sus habitantes era Kamenka.
· Santa Trinidad o Colonia 1, en el partido de Coronel Suárez. Era llamada por sus habitantes Hildmann.
· Colonia Santa María o Colonia 3, en el partido de Coronel Suárez. Los colonos la llamaban Kamenka.
· Tornquist
· Villalonga
· Stroeder
Provincia de Entre Ríos
· General Alvear, fundándose simultáneamente cinco colonias: aldea Santa María, llamada Marienthal,
aldea Spanzenkutter, aldea Salto (Kehler), aldea San Francisco (Pfeiffer) y aldea Protestante
Aldea
Salto
Cartel de Bienvenida.
Entrada a
Pueblo Santa Trinidad.
Calle principal
de San José. 1914.
Construcción de la Iglesia.
En Pueblo San José los primeros colonos fueron:
Los colonos reclamaron un solar para la construcción de un templo y la sociedad Cura-Malal lo donó. En
1888 se levantó la primera iglesia de madera.
Sus dimensiones eran: 15 metros de largo por 16 metros de ancho. El primer sacerdote de la naciente
colonia fue el padre Luis Servet. Luego trabajaron en ella los sacerdotes del Verbo Divino.
En 1924 se hizo cargo de la comunidad el padre Juan Scharle.
EL 16 de mayo de 1927, se anunció desde el púlpito que al día siguiente comenzaría la construcción del
nuevo templo. Tras bendecir el terreno, el sacerdote dio la primera palada e inmediatamente los obreros
comenzaron la construcción. El 18 de septiembre de ese mismo año se colocó la piedra fundamental, que fue
adquirida en Hinojo. EI párroco, sacerdotes, sacristanes, personalidades y bienhechores la golpearon
diciendo: “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y San José Patrono”, dejando su contribución.
El sábado santo de 1930, dos cruces doradas se levantaban desde las torres. El lunes de Pascua se
derrumbó la iglesia antigua. El 8 de mayo de 1930, Monseñor Chimento consagró el nuevo templo.
Vistas de los exteriores
de la Iglesia de Pueblo San José
Retablo de Bagué.
Interior de la casa de Dios
Pueblo Santa María
En Pueblo Santa María los primeros colonos fueron:
En el solar destinado para la iglesia se colocó una cruz de madera, donde los colonos rezaban. En 1888
se levantó una capilla del mismo material.
El 1º de agosto de 1897 tomaron posesión de la Iglesia los sacerdotes del Verbo Divino.
Mientras se encontraban en el lugar los padres Enrique Eichleitner, Aster y Ernst se inició la
construcción de la nueva iglesia. La piedra fundamental fue colocada en 1987 y el 8 de septiembre de 1898,
el obispo de la ciudad de La Plata, Monseñor Terrero Escalada la bendijo, siendo sus padrinos Antonio y
Juan Schwindt.
El Padre Peter, que fuera párroco durante diez años, realizó importantes obras como la Gruta de
Fátima, el Salón Parroquial y el Internado Parroquial.
Cartel de bienvenida
Camino de ingreso
al pueblo
Gruta de Fátima
Escuela Parroquial
Imágenes externas de la Iglesia de Pueblo Santa María
Haydée Klein. Siguió fielmente el diseño de Salvador Schneider porque entendió que era una manera
de respetar la idiosincrasia de los pueblos alemanes.
Se trata de un trabajo enteramente artesanal. En primer lugar trabajó en las baldosas, que tenían las
siguientes dimensiones: 30 x 35 centímetros. Luego realizó el dibujo para posteriormente esmaltarlo.
Las diversas partes fueron numeradas y armadas por albañiles. La obra demandó un año de trabajo y
fue abonada por la comunidad, que entregaba mensualmente un peso.
Interior del templo
Capítulo 3
Materialismo Dialéctico
La convicción de los bolcheviques de que actuaban conforme a una teoría científica y, por lo tanto,
infalible los condujo a cometer horribles crímenes. Mientras el descontento cundía en el país, Dzerzhinsky
fundó la policía secreta, conocida primero como la Checa y posteriormente como NKVD, generando el Terror
Rojo.
En virtud de estas ideas, ya no se tendría en cuenta para condenar la culpa o
el dolo en la comisión de un delito sino la extracción social del supuesto
delincuente. Latsys escribió en el periódico de la Checa, “El terror de Krasny”, que
la primera pregunta en las investigaciones debía ser: “¿A qué clase social
pertenece?”.
Dzerzhinsky
Luego de eliminar el Terror blanco, se instituyó el comunismo de guerra y las
reglas del mercado no fueron observadas, lo que determinó la paralización del
mismo. El descontento comenzó a cundir y con el mismo las sublevaciones, entre
ellas, la de los campesinos en Tombov, ya que a partir de 1921 las raciones de
alimentos de las grandes ciudades habían disminuido en un 30%. La reacción de
Stalin fue sangrienta. Ordenó la muerte del hijo mayor de todos aquéllos que
hubieran tenido contacto con los insurgentes y empleó gas venenoso en sus
reductos. Nunca antes se lo había empleado contra la población civil. La revolución
de los paisanos fue controlada, pero la actividad agrícola colapsó masivamente.
Yosef Stalin
Fue entonces, que los líderes entendieron que si continuaban con estas políticas
el país sería incapaz de producir cosa alguna. Por ello, durante unos años el campesinado vivió años de
economía de mercado, si bien sufrieron algunas requisiciones. Pero en los últimos años del la década del ‘20,
la conducción stalinista entendió que era esencial la colectivización de la economía, ya que Stalin
consideraba que la guerra se avecinaba y que era la única manera de industrializar el país, ya que con los
granos podría obtenerse el dinero para comprar las maquinarias.
Así, el primer paso para someter al campesinado, fue la deskulakización. A esta altura de la exposición,
debemos preguntarnos que es un kulak, ya que los funcionarios comunistas invadieron con cartas la NKVS,
porque deseaban conocer el perfil del mismo. En realidad el kulak era el campesino próspero
El gobierno continuó con sus demandas, llegando en 1932 a exigir un 40% de la producción. Por ello,
los campesinos comenzaron a robar y sabotear. Entonces, el Poliburot planeó reducirlos, generando una
gran hambruna. El campo se convirtió en una gran zona de exterminio. El valle del Volga, Kazajstán y
Ucrania fueron los escenarios de la misma, ya que habían sido las regiones que con mayor resistencia se
habían opuesto a las requisiciones de grano en los años ‘20.
El hambre provocó cierta resistencia contra Stalin dentro del partido, lo que unido a la creciente
popularidad del líder de Petrogrado, lo convencieron de la necesidad de terminar con toda oposición dentro
del partido. Quería exterminar a los líderes que, habían hecho la revolución pero que se habían tomado la
libertad de pensar por sí mismos.
Comenzó así el Gran Terror y la población de las ciudades vivieron lo que antes habían experimentado
los paisanos. Camionetas negras las recorrían de noche, llevando miembros de la policía secreta, calzados
con botas con clavos. La gente ya no dormía, sabiendo que cuando los clavos se oían alguien sería
arrestado.
El medio empleado fue la denuncia. Tan grande era este temor, que cuando alguien era acusado su
entorno solicitaba su ejecución, ya que temían convertirse en la próxima víctima.
Las personas desaparecían y nadie osaba preguntar. Durante este período, 800.000 personas fueron
detenidas y otras 800.000 fueron internadas en campos de concentración, siendo muy pocas las que
sobrevivieron. Durante la Segunda Guerra Mundial, varias nacionalidades fueron culpadas de deslealtad y
deportadas a campos de concentración, entre ellos los alemanes del Volga, los chechenios, calmucos, los
inghusty.
Si bien Khruschev había participado en las purgas, luego de la destrucción de los archivos, denunció los
crímenes de Stalin. La situación, entonces, mejoró. Al respecto, es interesante tener en cuenta lo que Slatter
consignó en su obra, diciendo que cuando se matan 10 animales de la manada ya no es necesario continuar
la matanza para que los restantes continúen en el camino trazado.
Nikita Khruschev
Primera Guerra Mundial
A pesar de que más de 300.000 alemanes lucharon en el ejército del Zar, el odio a lo alemán había
alcanzado el clímax. Los alemanes ya no podían hablar su lengua y se adoptaron medidas vejatorias, por
ejemplo no podían reunirse más de tres personas.
Si bien, no es posible olvidar el pogrom del 27 de mayo de 1915, lo más terrible todavía no se había
desencadenado. Esto ocurrió con la llamada liquidación de leyes. Con ella, se decidió la expropiación de los
inmuebles situados en una extensa franja de terreno. Desde ese momento, 200.000 alemanes de Ucrania
iniciaron el doloroso camino del exilio.
El destino era Siberia. Muchos no alcanzaron la meta, muriendo en el trayecto. Si bien las disposiciones
debían cumplirse en toda Rusia, sólo se efectivizaron en Ucrania, en la comunidad de Wolhynien, debido al
estallido de la revolución bolchevique.
Entre los años 1921–1924 y 1933–1934 el hambre arreció, afectando fundamentalmente a hombres y
niños. La población disminuyó de 1.621.000 a 1.238.500.
No podían recibir cartas de sus familiares radicados en el
extranjero, porque corrían el riesgo de ser acusados de espías.
La ayuda prestada por Alemania a Franco complicó aun más su
situación, haciendo crecer el resentimiento anti-alemán.
Entre los años 1937–1938 se deportó hasta el 48 % de los
hombres mayores de 20 años, quedando muchos niños sin padre. La
última ola de deportaciones y asesinatos tuvo lugar en los primeros
meses del ataque alemán a Rusia en junio de 1941.
Con el surgimiento de las granjas colectivas pudo observarse otro
Francisco
fenómeno: la unión con personas de otras nacionalidades. El aspecto
exterior de las aldeas fue cambiando, desapareciendo corrales y surgiendo
grandes corralones. En general, puede decirse que lo colectivo reemplazó a lo individual, quedando muy
poco de aquéllo que había caracterizado a las bellas aldeas alemanas
Luego de la hambruna de 1921–1924, la comunidad alemana tuvo una etapa floreciente. En 1918 nació
la “Comuna de Trabajo de la zona del Volga”. En 1924, surgió la República Autónoma de los Alemanes del
Volga. En 1926 se le reconoció la constitución. La incorporación de maquinaria agrícola generó la
prosperidad de la misma, conocida como “El jardín florido de Stalin.” El crecimiento económico permitió,
asimismo, un notable desarrollo en el campo cultural, siendo una de las primeras repúblicas en erradicar el
analfabetismo.
En ella hubo autonomía cultural y administrativa. Pero la situación cambió al poco tiempo. Ya en
1938–39 la mayoría de las iglesias habían sido cerradas y el proceso de rusificación era un hecho.
Segunda Guerra Mundial y la Trudarmija
Adolf Hitler
La segunda guerra mundial fue particularmente terrible para los alemanes del Volga.
En 1941, 45.OOO alemanes de Crimea fueron trasladados a Rusia Central. El 28 de agosto del mismo
año, el Soviet Supremo dictó un Ukas sobre la deportación de los alemanes del Volga, inculpándolos de
apoyar activamente a las tropas alemanas. 350.000 miembros de esta comunidad fueron conducidos en
vagones a Siberia. Los hombres fueron separados de sus familias. Igual suerte padecieron los alemanes del
Cáucaso y de Leningrado. 800.000 miembros de esta comunidad fueron deportados y aquéllos que vivían en
Rusia Central fueron estrictamente controlados por organismos estatales.
Los hombres, cuyas edades oscilaban entre los 15 y 60 años, y las mujeres sin hijos menores de tres
años, fueron conducidos a la Trudarmija o Armada de Trabajo, que era un verdadero campo de trabajos
forzados. Eran escoltados a su trabajo por soldados armados que tenían orden de disparar en caso de
sospecha. Muchos de ellos fallecieron de hambre, frío y desesperación. Estos campos desaparecieron mucho
después de finalizada la guerra. Sólo a un grupo les fue ahorrada esta triste suerte, debido al rápido avance
de las tropas alemanas. Así, 350.0000 fueron evacuados de la zona del Mar Negro y muchos llegaron a
Alemania. Cuando el ejército rojo la invadió, llevó consigo 250.000 de los evacuados y los condenó a trabajos
forzados por traición a la patria socialista. En resumen, la segunda guerra mundial significó para los
alemanes: mujeres leñadoras en las selvas del norte de Siberia, obreras en las minas del los Urales y en las
de carbón en el Círculo Polar Ártico. En estas condiciones, gran parte de la generación pereció.
En 1955, luego de la visita del Canciller alemán, doctor Adenauer, el Soviet emitió un decreto, en virtud
del cual, se suprimieron las restricciones jurídicas a los alemanes. Pero, a pesar de ello, no podían retornar a
sus casas. Debieron firmar una declaración, en virtud de la cual, no podrían retornar a las zonas de donde
provenían ni reclamar derechos por los bienes confiscados. La amnistía mejoró la situación. Pero muchos
prefirieron vivir en zonas más templadas y por medio de la Cruz Roja, comenzaron a buscar a familiares y
amigos de quienes habían sido separados. Nuevamente se editaron diarios en alemán y hubo programas
radiales. 1957 fue un año clave, ya que se permitió la enseñanza de alemán en Kazajstán y el pastor
Bachmann registró una congregación luterana en Zelinograd. También los católicos y menonitas tomaron
contacto con fieles de su credo, que vivían fuera de Rusia.
El 29 de agosto de 1959, el Soviet decidió revocar el edicto del 28 de Conrad
agosto de 1941, en virtud de que las sospechas de traición habían resultado Adenauer,
infundadas. Pero esta resolución sólo se cumplió parcialmente y no fue
inmediata.
Comenzó, de esta manera, una intensa lucha por la autonomía. Pero el
gobierno entendía que no se podría restituir la república porque ello implicaría
desembolsos económicos.
En lo que concierne al idioma no había material didáctico escrito en
alemán y muchos maestros fueron destinados a colegios en Rusia o Kazajstán
para dictar cursos de lengua extranjera. A partir de 1965 aparecieron algunos
libros, editados por Progress y Alma Ata pero, en general, eran poco
estimados. Tampoco podía importarse material de la República Federal de
Alemania.
Además, la mentada igualdad de oportunidades no existía para ellos, ya que sólo un 3% tenía acceso a
estudios universitarios. En muchos casos, se recurría a pretextos caprichosos para evitar la matriculación.
No obstante la rehabilitación, los alemanes continuaban en los lugares donde habían sido deportados y
sostenían la pesada herencia de la guerra entre Alemania y Rusia. Las publicaciones y programas radiales y
televisivos en lengua alemana no podían criticar el gobierno o el partido. El teatro dramático alemán, fundado
en 1981, siempre tenía dificultades financieras.
El gobierno de la República Federal no podía brindar ayuda, pues la administración soviética lo entendía
como un intento de inmiscuirse en sus asuntos internos. La situación sólo cambió en 1990, cuando un tratado
de vecindad y colaboración se firmó entre la Unión Soviética y la República Federal. Mas, siendo considerada
esta comunidad como un grupo marginal, solamente podían pensar en retornar al país de sus ancestros.
Las solicitudes de emigración se apilaban en la sede de la Cruz Roja en Alemania. Pero esto no era
simple. Aquéllos que lo hacían se exponían a perder la escasa libertad que puede existir en un país totalitario.
Comenzaba para ellos una larga pesadilla: despidos, molestias causadas intencionalmente en el trabajo y la
escuela, arrestos y hasta la confiscación de bienes. El argumento empleado con mayor frecuencia, era que
los vínculos de familia no eran cercanos. La reunificación de las familias era otra utopía, ya que el carácter de
los lazos lo determinaban las autoridades oficiales. Por ejemplo, el señor Steiert fue separado de su familia
en 1944 y sólo pudo reunirse con su esposa en 1976, pero no con sus cuatro hijos. La burocracia creaba
obstáculos para denegar o bien aplazar los plazos. De esta manera, los trámites devenían interminables.
El 31 de marzo de 1980 se manifestaron públicamente en la Plaza Roja de Moscú. Fueron dispersados
por la policía y si bien medios de prensa extranjeros registraron la escena, nada cambió. Pero todo mejoró a
partir del 1 de enero de 1987. Si bien, al comienzo, sólo se hizo lugar a las peticiones de parientes más
directos en el ámbito de la reunificación de las familias, poco a poco, las solicitudes fueron tratadas de una
manera más liberal y generosa.
Situación de las Colonias
Ya no existen colonias como las de antaño en la zona europea de la ex Unión Soviética. La mayoría de
los habitantes fueron trasladados a regiones situadas al E de los Urales, viviendo en Siberia, Kazajstán y Asia
Central. Aquéllos que no desean volver a Alemania, se dirigen a Altai y Asowo.
Luego de haber fracasado todo intento de autonomía en 1964, los alemanes sólo pensaron en la
emigración. Pero frente a las restricciones en la concesión de permisos se fortalecieron las reivindicaciones
de autonomía. Así surgieron tres asociaciones:
En febrero de 1993, se resolvió recurrir al voto general para lograr una sede parlamentaria. El gobierno
federal alemán apoyó la recuperación de la autonomía. Al efecto, las tres asociaciones contribuyeron con una
comisión gubernamental alemano–rusa y otra alemano–ucraniana. Uno de los resultados de estas gestiones
fue la planificación de tres regiones:
Situación Actual
Hoy, los alemanes ya no son oficialmente discriminados y se los induce a vivir en otras regiones o
repúblicas. En general, se espera apoyo económico alemán para financiar los traslados.
Las vivencias del pasado los han tornado especialmente cautos. Además, la situación actual ha
contribuido a alimentar serios temores. Así, el fundamentalismo islámico, la inestabilidad política y el
endurecimiento de egoísmos nacionales.
La introducción de la enseñanza del idioma estatal en las repúblicas de Asia Central, ha relegado la
lengua alemana. El gobierno nacional de Alemania y el regional de Baden-Würtemberg han implementado
políticas de protección y ayuda a los alemanes que han decidido permanecer en Rusia. Así, se destinan
ingentes cantidades de dinero para la enseñanza de la lengua alemana en jardines de infantes y colegios,
enviando tanto material especializado como profesores y asesores del idioma.
De la Emigración a la Integración
A partir del 1º de enero de 1993, fecha de la promulgación de la ley de secuelas de la guerra, se limitó
el cupo de inmigrantes tardíos.
Pero, debido a la presión mundial, el gobierno de la ex Unión soviética no pudo dejar de cumplir
compromisos asumidos en la que respecta al respeto de los derechos humanos.
Esto benefició especialmente a los alemanes del Volga, ya que se incrementó notablemente el número
de emigrantes. Debido a ello, el gobierno alemán introdujo algunas restricciones.
Los alemanes que emigran llegan a Alemania con grandes expectativas, pero el proceso de integración
requiere su tiempo. Sólo pretenden el reconocimiento de su cultura y particularidades. La generación que
sufrió los excesos de la dictadura bolchevique pudo mantenerse en virtud de su profunda fe. Su sentido de
familia, sobriedad, disposición de ayuda y capacidad de trabajo son sus rasgos esenciales. Pero, además,
sus necesidades de consumo han dado gran impulso a la economía.
Se conforman con viviendas pequeñas y trabajos que no están de acuerdo con su cualificación
profesional, porque lo primordial para ellos es vivir en Alemania.
Uno de los mayores dolores estriba en que no se les considere alemanes o que se diga que no conocen
el idioma, ya que ello se debe a la ausencia de material didáctico y profesores que enseñaran la lengua.
Entre 1945 y 1950, más de 30.000 alemanes emigraron de Alemania a los Estados Unidos, Canadá,
América del Sur y Australia.
Hoy se han conformado varios grupos. Uno de ellos es la “Comunidad de Trabajo de los emigrados del
Este”. Se constituyó con el amparo de las iglesias. Entre sus fundadores se encuentran Johannes
Schleuning, el pastor Heinrich Rommich, el doctor Kart Stump, el doctor Gottlieb Leibrandt y el profesor
Benjamín Unruh. Actualmente, su nombre ha cambiado por el de “Asociación de compatriotas de los
alemanes de Rusia”. Tiene personería jurídica y su sede se encuentra en Stuttgart.
Se dedica a la investigación de la historia, cultura y de la situación actual de los alemanes de Rusia, que
se divulga por medio de la revista mensual “Pueblo en camino” y otras publicaciones.
En 1981 nació el “Centro Cultural de los Alemanes de Rusia”. La misma persigue ayudar a que los
alemanes puedan obtener la tan ansiada autonomía. Ambas instituciones están contestes en un punto
esencial: a quien no quiere emigrar se lo debe apoyar en sus aspiraciones pero, asimismo, la puerta debe
estar ampliamente abierta para los que quieran hacerlo.
República Autónoma de
Alemanes del Volga
La República Autónoma de Alemanes del Volga, en alemán: Autonome Sozialistische Sowjetrepublik
der Wolgadeutschen y en ruso: Автономная Советская Социалистическая Республика немцев Поволжья.
Escudo de los
alemanes del
Volga de la ASSR
Ubicación de la ASSR
de los alemanes del Volga
La República Autónoma
de los alemanes del Volga en 1940
Fue fundada el 6 de enero de 1924 y tuvo como capital el puerto fluvial de Engels (hasta 1931
Pokrovsk).
Estaba dividida en catorce cantones: Fjodorowka, Krasny–Kut, Tonkoschurowka Krasnojar, Pokrowsk,
Kukkus, Staraja Poltawka, Pallasowka, Kamenka, Solotoje, Marxstadt, Frank, Seelmann y Balzer.
Desde antes de la revolución fueron perseguidos y sus propiedades saqueadas. La invasión alemana
marcó el fin de la república. Stalin ordenó la deportación de los alemanes del Volga, quienes fueron
trasladados a gulags y campos de concentración ubicados en Siberia, Kazajstán. Tras su muerte, dos meses
antes de la caída de Nikita Kruschev, el decreto fue anulado, mas la república no fue restablecida y gran
parte de la población se trasladó a Alemania.
A diferencia de otros pueblos que sufrieron políticas genocidas, los alemanes del Volga no recibieron
compensación alguna.
Capítulo 4
Mein hartes Leben
En “Mein hartes Leben”, Emma Dening de Malsam cuenta las peripecias vividas por los alemanes del
Volga durante el régimen comunista. Sus antepasados habían llegado a Rusia en virtud de los privilegios
colonizadores concedidos por la Zarina. El primer año vivieron en cuevas que podían inundarse, muriendo
muchos de ellos ahogados. Si bien, con el tiempo su suerte cambió, siempre sufrieron el ataque de los
calmucos y los kirkises. Así familias enteras fueron esclavizadas.
Cuando los bolcheviques llegaron al poder, corrieron el riesgo de morir fusilados si se les encontrara
alguna carta de sus familiares que vivían en América. Fue así que desaparecieron los libros de familia.
En 1921, los comunistas comenzaron a quitar todo a cada familia. Así se generó una gran insurrección,
que afectó a varios pueblos del Volga. Marienthal, aldea donde había nacido y vivido Emma, no quedó al
margen. Dos comunistas fueron ahogados en el Karaman. Hubo una terrible matanza. Fue entonces que
vinieron miembros del partido, preguntando por los autores de dichas muertes. Ante la imposibilidad de
contestar, asesinaron a los hombres de la aldea. Muchos corrieron a campo traviesa, otros se arrojaron al
arroyo. Los cadáveres, tiñeron de colorado las aguas del mismo. Todos los colonos que no comulgaban con
las ideas comunistas fueron fusilados. Previamente, fueron obligados a cavar una fosa común. Sus familiares
lloraban desconsoladamente, mientras el padre Graf rezaba en alta voz.
Su familia decidió emigrar. Luego de una ardua lucha, su padre encontró trabajo en Nikopol. Sin
embargo, deseaba ardientemente volver a su Heimatland y ser enterrado bajo la misma tierra en que lo
fueron sus mayores. Así, lo hicieron aunque no pudieron ocupar su antigua casa. Su padre desistió de los
reclamos por temor y ambos cónyuges trabajaron duramente en el koljos. Mas pudieron ampliar la casa,
colocarle un buen techo de madera y por último pintarla. Su padre les dijo que en el otoño seguramente irían
a vivir a la Brigada. Allí tenían una pequeña casita de verano. Era común que las familias las tuvieran.
Un día, un vecino llegó a casa de Emma sumamente amedrentado, comunicándoles que estaban en
guerra, ya que Alemania la noche anterior había invadido Rusia. Era el 22 de junio de 1941. Los colonos
entendieron sin vacilar lo que esto significaba: todo debería enviarse a la frontera, hacer lo imposible por la
victoria. Los mejores caballos del koljos fueron allí destinados. Muchos jóvenes fueron enviados al frente,
pero la situación era especialmente angustiante para los alemanes del Volga, siendo Alemania el país que
había invadido Rusia. Su padre decía: “La guerra no durará mucho”. No pudo verlo, ya que falleció al poco
tiempo, debido a un golpe sufrido con un caballo. Su deseo se había cumplido. Había fallecido en el
Heimatland y descansaría junto con sus padres y mayores.
Mientras, Emma continuaba trabajando en el koljos arduamente. Un domingo a la noche, cuando iba
con una amiga al koljos, al pasar por la escuela vieron un fuego grande. Un soldado los increpó en ruso. A
pesar de no entender, no las detuvo. Al llegar a destino, un compañero les dijo que la escuela estaba llena de
soldados y que los alemanes deberían abandonar Rusia.
Cada uno de los miembros de los koljos fueron transportados conjuntamente. De esta manera, familias
enteras fueron separadas. El 12 de septiembre de 1941, escoltados por dos soldados fueron conducidos en
vagones de hacinda a la estación Nachoi, que distaba 20 km. de Marienthal. El 2 de octubre llegaron a la
Kulunda, ubicada en las estepas de la Siberia Occidental. Allí los esperaban varios carros para conducirlos a
la aldea rusa de Jukowska. A la mañana siguiente varios rusos fueron a observarlos. Con cierta extrañeza
decían: “estas personas en nada difieren de nosotros”.
Los inviernos en Siberia son sumamente crudos. Los alemanes debieron soportar temperaturas de
hasta 40º bajo cero y semanas enteras de tormentas de nieve. Casi de inmediato, las mujeres y los hombres
comenzaron a trabajar en el campo. Mientras tanto, las muchachas lo hacían en el tambo y en las granjas.
Sólo se les daba de comer al mediodía y por ello granjearon su ropa por alimentos. Esa Navidad recibieron
una terrible noticia, ya que los hombres entre 15 y 60 años, deberían dirigirse al Ejército de Trabajo. Los tres
hermanos de Emma estaban incluidos: Simón dejaba a su esposa y tres niños; Alexander a su esposa y dos
criaturas y Pedro a su mujer y un bebé. Eran ellas las que debían ahora procurar el alimento a sus niños.
Pero ¿con quién dejarlos? Con el tiempo se les habilitó una suerte de Kindergarten. Allí se les daba algunos
comestibles, pero el hambre arreciaba. Su madre le contaba que cuando un caballo moría se repartían su
carne.
Cuando los hombres escribían en 1942, contaban que eran sometidos a trabajos forzados y muchos de
ellos morían de hambre. Ese año, Emma y una prima debieron ausentarse de Kulunda, ya que se
necesitaban dos obreras para la fábrica de soda, situada en Michailowka, a 250 km.
La soda se obtenía del lago congelado, se formaba bajo el hielo y carcomía la ropa y los guantes.
Además, la comida no era buena. Pero nada podía hacerse, ya que eran alemanas y por ello, no tenían
derecho alguno. Un día, desesperadas, se dirigieron al señor ruso que las había traído a la fábrica. Éste les
aconsejó volver a sus casas, pero debían evitar un encuentro con la Policía del Ejército, llamada por ellos
Miliz. Sufrieron en el camino una terrible tormenta de nieve, pero a pesar de todo, pudieron volver. Su madre
no cabía en sí de gozo. Junto con ella estaban Frida y Adolf, sus hermanos menores.
Su situación no dejaba de ser embarazosa. Luego de mucho pensarlo, decidieron presentarse al
Representante del koljos, argumentando que no tenían papeles porque los mismos les habían sido quitados
cuando se ausentaron del Volga. Éste se limitó a responderles que comenzaran a trabajar al día siguiente.
Entre las muchas tareas que se les asignaron, debieron limpiar semillas para la siembra en primavera. Esto
las llenó de alegría, ya que les permitió guardar trigo en sus bolsillos y hasta en sus botas. Cada familia rusa
tenía una vaca y se podía obtener algo de leche. Así se cumplió el antiguo dicho alemán: “Die kuh deckt alle
armut zu” (Una vaca cubre mucha pobreza). Pero el hambre continuaba siendo angustiante.
Así, llegó el otoño de 1942, cuando debieron presentarse en la Municipalidad, que distaba 4 km. de
Juskowka. Allí había un médico y un Kriegkommisar. Se les interrogó si sus piernas y manos estaban bien.
Todo ello para saber si sería necesario mandar más efectivos a la Arbeitsarmée (Policía de trabajo).
Entonces, se les informó que en tres días debían estar preparadas para partir, porque habían sido
incorporadas a la misma. En caso de no hacerlo, comparecerían ante la Justicia. Serían sentenciadas y
fusiladas. Ese 2 de noviembre se les comunicó que debían estar prontas para la partida, entre ellas Emma y
Frida. Su madre siguió llorando desconsoladamente, viendo el carro que las alejaba de su lado. Muchos años
después, Emma se ha preguntado cómo pudo soportar tanto.
Los sufrimientos que padecieron en estos años resultan inenarrables. No sólo conocieron el hambre y el
frío, sino que los trabajos eran durísimos, especialmente teniendo en cuenta las condiciones en que se
hallaban. Muchas murieron. Frida se desmayó dos veces y fue conducida al hospital. Por su estado se le
asignaron tareas más livianas. Ellas consistían en arrastrar una carretilla. Se desmayó nuevamente. Como no
sabían qué hacer con ella, avisaron al jefe. La cargaron y la llevaron sin saber dónde, sin que se le permitiera
acompañarla. Luego de que pasaran meses sin saber nada, pensó que había fallecido, ya que esto no
resultaba extraño. Pero una noche en que dormía, alguien la despertó. Inmensa fue su alegría al reconocer a
Frida. Entonces, le contó qué había sido de su vida al abandonar el hospital. La habían llevado a una granja
de verduras, donde trabajaba un alemán. Como no estaba curada, ya que sus piernas estaban sumamente
edematizadas, fue destinada a vigilancia. Sus compañeras le llevaban la comida mientras no pudo caminar.
Cuando fue capaz de hacerlo y supo que un auto pasaría por el pueblito de carpas, donde trabajaba Emma,
pidió que la llevasen. El reencuentro fue realmente muy emotivo. Ya era otoño y continuaban viviendo en
carpas. Luego, se las trasladó a otra barraca pero Frida tenía otra vivienda. Si bien no se les permitía
comunicarse a quienes vivían en lugares distintos podían verse, afortunadamente, a la hora del almuerzo en
el amplio comedor.
Ya había llegado 1945, pero la guerra no había concluido. Finalmente, un día Dios les regaló la noticia
que tanto habían aguardado, ya que el 9 de marzo el comandante se presentó en la barraca y en alta voz dijo
que la guerra había concluido y que Rusia había ganado. Todos pensaron que el ansiado momento de
retornar había llegado. Mas, no fue así, ya que debían continuar prestando servicios. El desaliento no los
embargó, intuyendo que pronto podrían retornar a sus hogares. Poco después, un nuevo trabajo les fue
asignado en un aserradero, donde descargaban leña de los vagones.
La situación mejoró a comienzos de 1946. Ya no debían ir en fila a sus trabajos y podían higienizarse
más frecuentemente. Si bien las hermanas estaban separadas, se les permitió dormir juntas hasta que Frida
fue nuevamente destinada a un nuevo lugar. Sin saber qué hacer, se dirigieron a su jefe y luego de mucho
insistir éste les prometió ayudarlas. Así, Emma fue incorporada a la brigada de Frida.
Durante 1947 todo fue para mejor, aunque el problema del pan no se había solucionado. Ya no recibían
la cartilla y debían hacer largas colas para obtenerlo. Cuando este sistema fue levantado, gente de las
distintas aldeas llegaba porque también padecían hambre. Así vivieron largos años supeditados a la
Comandancia.
Cuando las hermanas Dening llegaron a Bawly, Johannes Malsam, quien con el tiempo sería su esposo,
ya se encontraba allí. Estaba trabajando en una obra en construcción. Se casaron el 29 de abril de 1950.
Fueron a la Municipalidad y allí los inscribieron como matrimonio, si bien no se les permitía la convivencia, ya
que cada uno debía vivir en su propia barraca.
Un día Frida llegó corriendo y diciendo: “Ven pronto que se han llevado a Johannes”. Si bien se le dijo a
Emma que la detención no se debía a una causa importante, lo cierto es que fue trasladado a Kazán, ciudad
capital de los tártaros, y no pudieron verse durante un año. Estaba en Iwdel, cerca de Swerdlowsk. La justicia
lo había condenado a diez años de prisión por ser enemigo del pueblo. Algo similar había sucedido en 1950.
Recondenaba a los alemanes por ser espías o haber colaborado con el régimen nazi. Todo ello carecía de
fundamento, pero era imposible quejarse ni había autoridades ante quien hacerlo.
En el año 1953 sucedió algo decisivo para la historia rusa: el fallecimiento de Josef Stalin. Todos
debieron asistir a una reunión de duelo y obviamente no trabajaron. A partir de este momento, la situación
mejoró notablemente para los alemanes. Continuaban bajo la Komendatur y todos los meses se reportaban y
firmaban una planilla, pero podían solicitar permiso a Moscú para visitar a sus familias. En la mayoría de los
casos las licencias eran concedidas. Frida pudo viajar a Altai, para saber si su madre continuaba con vida.
En 1955 Johannes fue liberado. A pesar de su estado, trabajó nuevamente en su antiguo trabajo. En
1956 llegó al fin la ansiada liberación y al año siguiente se trasladaron, junto con su primer hijo, a casa de su
madre en Serebropol.
Emma Dening de Malsan, en la actualidad
Capítulo 5
Conservación del Patrimonio Cultural
Don Alejandro Streitemberger ocupa un lugar primordial en la vida de las colonias alemanas del distrito
de Coronel Suárez, ya que fue quien luchó por la preservación de su cultura.
Para comenzar esta exposición debemos, en principio, preguntarnos cuándo un objeto deviene cultural.
Ello sucede cuando resulta insustituible o único y por ello nace la responsabilidad colectiva de protegerlo.
El reconocimiento de la categoría de “bien cultural” ha sido objeto de una lenta y larga evolución, si bien
es cierto que desde la antigüedad romana se tomaron medidas tendientes a evitar el expolio y la destrucción.
Su valoración y cuidado ha continuado a lo largo de las distintas etapas, desde la Edad Media hasta la
creación de los modernos museos.
El primer paso a dar en este campo consiste en el reconocimiento de dicho valor.
El Renacimiento
En esta etapa nace una concepción diferente ya que, a diferencia de lo que sucedía en la Edad Media,
existe reconocimiento de la distancia histórica que separaba el mundo moderno de la Antigüedad. Su factor
desencadenante fue el contacto filológico y lingüístico con ella.
Revolución Francesa:
Vandalismo y Conservación
Marca el inicio del primer aparato administrativo, jurídico y técnico, tendiente a la conservación del
monumento histórico. En los procesos revolucionarios, es frecuente la intención de señalar la ruptura con la
continuidad histórica anterior, para afirmar la nueva situación. Por ejemplo, en el siglo pasado, podemos
observar la furia destructiva de la Rusia Zarista, desencadenada como consecuencia del golpe bolchevique.
Pero lo novedoso de la revolución francesa consistió en el nacimiento de herramientas técnico-jurídicas que
favorecieran la conservación del patrimonio cultural; proceso acompañado de “destrucciones ideológicas”.
Todo ello mediante la promulgación de decretos e instrucciones emitidos entre 1790-95, que configuran
el sistema que Francia implementó a partir de 1830.
Romanticismo
En este período la atención se centró en el monumento medieval, trazando tres cauces de recuperación
del patrimonio artístico cultural, a saber:
· Monumento histórico e interpretación ideológica: es frecuente en esta etapa la exhortación
literaria y espiritualista volcada en monumentos medievales, en algunos casos con un hondo
contenido semántico con el presente.
Es el caso de Alfred de Vigny y, sobre todo, de François Auguste
Chateaubriand, que publicó un texto considerado como el manifiesto
del primer medievalismo en Francia, “Le gênie du Christianisme ou
beauté de la religión crétienne” (1802), o Víctor Hugo, que convierte
la catedral de Notre Dame en el teatro de una de sus más
espléndidas novelas.
Alfred de Vigny
Víctor Hugo
François
Charles Nodier
En el siglo anterior, la Sociedad de las Naciones, contaba con una Oficina Internacional de Museos y un
Instituto de Cooperación Internacional. Uno de sus más importantes logros fue la Carta de Atenas, destinada
a la conservación del patrimonio arquitectónico.
Un grupo de expertos elaboraría un proyecto tendiente a la preparación de un texto de un tratado
internacional, para proteger obras de carácter histórico y científico, lo que no fue posible como consecuencia
del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Éste se fundaba en el “Pacto Roerich”, tratado multilateral,
firmado en Washington en 1935.
Un nuevo avance lo representa la creación de la ONU, ya que luego de cinco meses organizó la
UNESCO, siglas de: “United Nations Educational Scientific and Cultural Organization”, organización cultural
de este organismo.
Cuenta con la colaboración de diversos organismos internacionales. Ellos son:
Como el diario Le Matin, acertadamente expresara en su edición del 21-3-2008, el objetivo principal de
esta manifestación lo constituye la importancia de sensibilizar sobre la necesidad de salvaguardar la riqueza
inestimable de esta comunidad.
Algo semejante podría decirse de nuestras colonias, que mantienen todavía, en algunos casos, su
estructura originaria, su idioma, que tiene la peculiaridad de ser una lengua arcaica, que ha determinado que
lingüistas alemanes se acercaran a nuestro medio, con la finalidad de preparar su tesis doctoral. Además, no
es sólo un conjunto de piedras lo que se discute en estos casos, sino un largo recorrido de la historia de la
humanidad que se inscribe en esos muros y que nos enseña sobre nuestro pasado y nuestro porvenir.
Así, en el caso específico de El Jadida, se ha afirmado que ella debe versar en impedir toda
restauración o transformación que no se adecue a ese patrimonio, ya que estas tareas deben realizarse en el
marco integrativo de una estrategia durable.
Alejandro Streitemberger Maier
Nació el 18 de agosto de 1911 en casa de su abuelo paterno, situada en Pueblo Santa María. Sus
padres fueron José Streitemberger Kisler y Catalina Maier Reppin. En 1918 inició sus estudios primarios en el
colegio de las Hermanas. Posteriormente estudió en el Colegio Don Bosco de Bahía Blanca y finalmente en
el Sagrado Corazón de La Plata.
El 15 de noviembre de 1932 contrajo enlace con Catalina
Schroh Lambrecht, hija de Juan Schroh Sauer y de Bárbara
Lambrecht Keberlain.
En 1919, su familia se había trasladado a la casa que
había pertenecido a uno de los fundadores de la colonia, señor
Dailof.
En 1934 se independizó económicamente, trabajando un
campo de 200 has. en la estación Raulet. Allí permaneció hasta
el fallecimiento de la propietaria en 1937, año en que los campos
fueron rematados.
Posteriormente se instaló en Stremel, donde permaneció hasta 1960, en que se trasladó a Pueblo
Santa María para luego radicarse en Coronel Suárez en 1964, en la misma casa que ocupó hasta su muerte.
La primera vivienda que construyó tenía tres habitaciones: cocina, dormitorio y despensa. Era de adobe
con un cerco. En ella nacieron tres de sus hijos: Catalina, Alejandro y Jorge, pues los tres restantes lo
hicieron cuando ocuparon el campo de Stremel.
La segunda se levantó en 1937. Tenía techos y pisos de madera machimbrada, puertas y ventanas
grandes. El campo era de 200 has.
Tras trabajar toda su vida logró reunir 293 has. y en 1959 compró la casa de su bisabuelo, en pueblo
Santa María.
En el centenario del nacimiento de la colonia donde naciera, escribió un opúsculo en homenaje a
aquellos pioneros que abandonaron su Rusia natal y que, cargados de esperanzas, llegaron a nuestro país.
En su obra, Streitemberger nos recuerda una Europa desangrada
por la guerra de los 7 años. Mientras tanto la Zarina de todas las Rusias,
nacida princesa Sofía Federica Augusta de Anhalt, envió agentes a
diversos países de Europa con manifiestos en que prometía grandes
beneficios. Ellos eran: la exención del servicio militar, enseñanza, registro
civil y libertad de cultos.
Millares de familias se prepararon para abandonar sus países y
dirigirse al Volga. Mas, esto provocó la reacción de los gobiernos, que
negaron el pasaporte y cerraron sus puertas. A pesar de ello, 4.000
familias alemanas iniciaron su éxodo hacia San Petersburgo, saludada
como la ventana de Europa por los enciclopedistas, y de allí a Saratov. El
primer contingente, compuesto por 300 familias tardó más de un año en
llegar a destino. El primer invierno lo pasaron en Novgorod y luego de una
marcha de ocho meses arribaron a Saratov. Durante el trayecto fueron
custodiados por guías armados.
Fue una ímproba tarea colonizadora, en que durante los diez primeros años, Catalina invirtió la suma de
5.199.813 rublos oro. Recién en 1845 los colonos pudieron pagar dicha deuda.
La Zarina dictó la “Ley de Tolerancia”, que consistió en la separación de los colonos que profesaban
distintos credos, con la finalidad de evitar conflictos religiosos. Los protestantes y luteranos ocuparon la zona
Norte. Los católicos fueron ubicados en la zona Sur, cuyas tierras eran de inferior calidad. En la franja Oeste,
llamada Bergseite, por la presencia de cordones montañosos, hubo sesenta aldeas, en tanto que en la franja
oriental, que comprendía tierras bajas, llamada Wiesenseite, de la palabra alemana Wiese, que significa
llanura, se erigieron ciento cuarenta y nueve.
Los diez primeros años fueron sumamente difíciles. Debieron construir sus casas, que eran totalmente
de madera con dobles puertas y ventanas. En el centro había un horno calefactor. También el establo tenía
calefacción.
Fue durante esta etapa que los colonos comprendieron el significado de su autonomía. Eran autónomos
en lo social, político y religioso pero no económicamente, ya que en esta plano todo estaba rígidamente
pautado. Nadie era propietario de sus tierras ni podían arrendarlas ni subarrendarlas.
Cuando el Zar Alejandro II abolió los privilegios, comenzó una larga pesadilla para ellos, que decidieron
enviar tres personas a América. Ellos eran Carlos Hartman, Jacobo Miller y José Meier de la aldea Stahl,
quienes se dirigieron a Brasil para inspeccionar el suelo, clima y actividades.
Ya 300 personas de la aldea Herzog habían emigrado a Canadá.
Plano de Kaminka. Aldea del Volga
En 1876, un grupo de la aldea Kaminka llegó a Porto Alegre. Luego de una estadía de un mes y medio,
disgustados por problemas revolucionarios, decidieron formar una comisión que se dirigiera a Argentina. La
misma estaba compuesta por Adán Waiman, Jacobo Legman, Juan Berger y Andrés Bascal. Así, realizaron
gestiones ante el gobierno argentino. Siendo éstas ampliamente satisfactorias arribaron al puerto de Buenos
Aires las primeras familias volguenses.
La aldea de la cual provenían era Kaminka. Veamos, entonces, algunos datos sobre la misma:
Fue fundada el 6 de julio de 1760 por 42 familias, compuestas por 73 hombres y 76 mujeres. En
1886–1887 se desempeñó como Delegado el señor José Schneider, quien sería posteriormente uno de los
fundadores de la colonia Santa María en Coronel Suárez.
En 1912, dos años antes del inicio de la primera guerra mundial, la población de la aldea ascendía a
3.342 habitantes.
Nueve familias procedentes de esta aldea fundaron Santa María de Hinojo. Entre ellos se encontraban
José, Miguel y Andrés Kisler, Leonardo Schwindt, Jorge Fisher, Jacobo Schwindt, Pedro Pollak, José Simon,
Juan Schamberger.
En el mismo año llegó otro grupo de familias de la aldea Dehler, situada en la zona Sur del Volga.
El 10 de enero de 1878 arribaron doscientas familias de las aldeas Marienthal, Graft, Schefer y Roheler
situadas en la zona baja del río. Ellas se dirigieron a General Alvear, provincia de Diamante, donde fundaron
diez colonias.
Mapa de la Concesión
Plaza Montero.
Adquirida por Eduardo Casey
Las primeras casas fueron muy precarias. Sólo a partir de 1889 se edificaron las primeras de material.
Fundación de la Colonia Nº 3
Pueblo Santa María
Luego de una espera de 45 días, el 11 de mayo, los colonos en sus vehículos tradicionales se dirigieron
a la chacra que se les había asignado. La misma se encontraba a una distancia de 15 km. de la estación del
ferrocarril.
Su objetivo era fundar una colonia granjera, mas se les negó
expresamente el derecho de fundar un pueblo.
Don Juan Dailof Roth se encargó de otorgar los respectivos títulos
Al llegar, los colonos desataban su carro, ya que los solares habían sido
asignados anteriormente.
En su obra “Historia, genealogía y potencial económico”, que viera la luz
en 1992, Don Alejandro retoma el tema del Manifiesto Colonizador de la
princesa Sofía Federica Augusta von Anhalt, luego Zarina de todas las
Rusias, en virtud de su matrimonio con el heredero del trono.
Familia Sieben
Antepasados de Agustín pueblos alemanes
Schneider
Éste era accionado por un motor Ruston a vapor, que constaba de dos piedras gigantes de dos metros
y medio de diámetro. Sólo la piedra superior era giratoria. Durante la primera guerra mundial trabajó durante
todo el día, contando con dos turnos. Luego de su muerte el mismo quedó paralizado hasta su venta en
1931.
Su pasión por la conservación de todo aquello que hiciera a la vida comunitaria de las comunidades
alemanas, lo llevó a dibujar la casa de la familia Sieben y los planos que mostraban sus propiedades.
En esta materia, no sólo escribió sobre las colonias sino sobre la historia de Coronel Suárez, del distrito
y de Eduardo Casey
Dibujo de Don Alejandro de la casa y planos de las propiedades de Don Martín Sieben,
consignados en la obra “Historia, genealogía y potencial económico”. (1992).
También se refirió al viejo molino harinero de Sauce Corto, diciendo a que había sido levantado entre
los años 1883-1884 por la compañía de Eduardo Casey. Nunca llegó a contar con sus maquinarias, ya que la
firma Bunge & Born posteriormente, había contratado con el gobierno la molienda del trigo.
El edificio fue usado como depósito hasta el 15 de febrero de 1928, en que se quemó totalmente. Un
rayo cayó sobre la chimenea, que tenía una altura de 40 metros y la partió en dos.
Agregaba, que la llegada del ferrocarril había sido providencial para la naciente comunidad. La
compañía era inglesa, siendo sus siglas, F.C.S. (Ferrocarril Sur). El primer tren arribó en 1883.
Acotaba, que las relaciones entre los colonos y las antiguos habitantes, habían sido, en principio
distantes. Ello se debió al idioma y las costumbres. Paulatinamente se fueron integrando, lo que redundó en
el beneficio no sólo individual sino también social.
En su museo particular conservaba objetos de sus antepasados y sus inventos. Entre ellos podemos
designar los siguientes: la máquina australiana de 1912, que había revolucionado el sistema de trillia en todo
el mundo, aquélla de marca Cormick de 1924 y otra propia, hecha en casa: “Made in house”, como dijo una
vez a un cronista del diario “La Nueva Provincia”, el 24 de julio de 1997. Era una automotriz de 1950, donde
empleó un motor IKA de 6 cilindros, un par de ruedas duales y una diferencial de camión. Además, utilizó la
caja de cambios de un Dodge, el diferencial de un camión V8 y el eje delantero de un Buick. El cilindro era
inglés y lo había comprado en una chacarita. En él trabajó ocho meses y funcionó, a pesar de emplear al
comienzo un motor Continental de cuatro cilindros, perteneciente a una cosechadora vieja. Cuando fue
imprescindible cambiar el impulsor, decidió incorporar el motor IKA. Tuvo marca registrada: las iniciales de su
inventor. Don Alejandro la usó entre los años 1950-1972, es decir, durante 22 años. Luego de trillar sus 300
hectáreas, lo hacía en el campo de sus vecinos.
Máquina “Australiana” reconstruida y reformada
Máquina Trilladora
Su museo, que estaba en su casa de la calle Las
Heras, contaba con innumerables maravillas, entre ellas,
la carabela Santa María con todos sus detalles interiores,
una máquina gavilladora de 1870 y una trilladora
Mustang, similar a la fabricada en Lincoln, Inglaterra.
Máquina Automotriz
Fue su hija quien entendió la necesidad de conservar su obra a través de un museo, ubicado dentro de
un predio concebido como parque turístico. Se pensó que llevara el nombre de Alejandro Streitemberger,
mas posteriormente fue cambiado por el de “Las Palmeras”.
Como reza en la fundamentación: “la aspiración era crearlo con la convicción de que era una institución
indispensable para la conservación de la memoria”. El museo sería el ámbito apropiado para mostrar la
historia de los inmigrantes alemanes, a través de los objetos que materializan y simbolizan la capacidad de
superar etapas difíciles y a la vez enriquecedoras”.
Entre sus objetivos se mencionaban:
Claudia Dornes
Alberto Beber
Ángel Krieger
Laura Streitemberger
Julieta Colonella
Ovaldo Carmona
Jorge Streitemberger
Héctor Maier
Art. 1º: Reconocer a la Asociación Civil Museo de la evolución de los alemanes del volga
“Unser Leut”, de Pueblo Santa María, como entidad de bien público.
Art. 2º: Esta entidad quedará inscripta en el Registro Municipal de Entidades de Bien Público
bajo el Nº 110.
Art.3º: Por la oficina de Despacho se tomará nota en el respectivo Registro del reconocimiento
dispuesto por el presente decreto.
Art. 4º: Comuníquese, cúmplase y regístrese.
Don Alejandro frente a una de sus maquetas,
que hoy se encuentra en el museo “La Palmera”
Don Alejandro, además de historiador, inventor y técnico fue músico. Tenía un excelente oído musical.
Tocaba varios instrumentos: piano, armonio, acordeón y hackbret. Su repertorio abarcaba diversos géneros,
como tango folklore, música religiosa y melodías tradicionales de la comunidad a la que pertenecía.
Construyó un Hackbreit, mejorándolo, ya que el tradicional no contaba con todos los tonos.
¿Qué es un Hackbreit?
Etimológicamente significa tabla para picar. El instrumento
es considerado como una cítara vinculada al santur persa, con
cuerdas percutidas. Es, pues, un instrumento de origen persa
arraigado en la tradición caldea, donde fue llamado psantrín.
Se refieren al mismo el Libro de Daniel (siglo VIII), donde
se menciona su existencia en la corte de Nabucodonosor.
También aparece en la tapa grabada en marfil de un libro del
siglo XII, hecho en Bizancio para Melissa de Jerusalén. En
Europa aparece, por primera vez, en el Pórtico de la Gloria de la
catedral de Santiago de Compostela. Asimismo, en el “Libro del
Buen Amor” del Arcipreste de Hita.
Su cuerpo es una caja chata, aunque hay algunos ligeramente curvos o convexos. Pero la forma que
generalmente adoptó fue la trapezoidal. Otros tuvieron caja estrecha y rectangular, como aparece en un libro
de Giovanni Baccati.
El de tamaño más común oscila entre los 15 y 30 cm.
Los alemanes que poblaron el Volga los construían en sus casas. Si bien eran portátiles, preferían
ejecutarlos sobre una mesita.
· Diario “El Nuevo Imparcial”, páginas 5,6 y 7, Coronel Suárez, agosto de 1997.
· Guinder, Alejandro, “Del Volga a La Pampa: Historia de los orígenes de nuestra gente”,
Chivilcoy Continuos, 1999.
· Landsmannschaft der Deutschen aus Russland e. V. und Kulturrat der Deutschen aus
Russland e. V., “Volk auf dem Weg”, Stuttgart, 1993.
· Maier Schwerdt, Héctor y Melchior, Julio César, Fascículo 14, Revista “Unsere Kolonien”.
· Malsam, Emma Dening de, “Mein hartes Leben”, Centro Argentino Cultural Wolgaduetsche,
Buenos Aires, 2004.
· Entrevistas con:
· Haydeé Klein.
· Pedro Schwerdt.
· Liliana Streitemberger.
· Natalia Castro.