Novedades Rae
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El español se asimila con ello al resto de las lenguas de escritura alfabética, en las
que solo se consideran letras del abecedario los signos simples, aunque en todas
ellas existen combinaciones de grafemas para representar algunos de sus fonemas.
Al tratarse de combinaciones de dos letras, las palabras que comienzan por estos
dígrafos o que los contienen no se alfabetizan aparte, sino en los lugares que les
corresponden dentro de la c y de la l, respectivamente. La decisión de adoptar el
orden alfabético latino universal se tomó en el X Congreso de la Asociación de
Academias de la Lengua Española, celebrado en 1994, y viene aplicándose desde
entonces en todas las obras académicas.
2. Propuesta de un solo nombre para cada una de las letras del abecedario Algunas
de las letras tienen varios nombres con tradición y vigencia en diferentes zonas del
ámbito hispánico. La nueva edición de la ortografía, sin ánimo de interferir en la
libertad de cada hablante o país de seguir utilizando el nombre al que esté
habituado, pretende promover hacia el futuro un proceso de convergencia en la
manera de referirse a las letras del abecedario, razón por la que recomienda, para
cada una de ellas, una denominación única común. El nombre común recomendado
es el que aparece en la relación siguiente debajo de cada letra.
a, A b, B c, C d, D e, E f, F g, G h, H i, I
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a be ce de e efe ge hache i
j, J k, K l, L m, M n, N ñ, Ñ o, O p, P q, Q
jota ka ele eme ene eñe o pe cu
r, R s, S t, T u, U v, V w, W x, X y, Y z, Z
erre ese te u uve uve doble equis ye zeta
o La letra v tiene dos nombres: uve y ve. El nombre uve es el único empleado en
España, pero también es conocido y usado en buena parte de América, donde,
no obstante, está más extendido el nombre ve. Los hispanohablantes que
utilizan el nombre ve suelen acompañarlo de los adjetivos corta, chica,
chiquita, pequeña o baja, para poder distinguir en la lengua oral el nombre de
esta letra del de la letra b (be), que se pronuncia exactamente igual. El hecho
de que el nombre uve se distinga sin necesidad de añadidos del nombre de la
letra b justifica su elección como la denominación recomendada para la v en
todo el ámbito hispánico. o La letra b se denomina simplemente be entre
aquellos hispanohablantes que utilizan el nombre uve para la letra v. En
cambio, quienes llaman ve (corta, chica, chiquita, pequeña o baja) a la v
utilizan habitualmente para la b las denominaciones complejas be larga, be
grande o be alta, añadiendo en cada caso el adjetivo opuesto al que emplean
para referirse a la v. o La letra w presenta también varios nombres: uve doble,
ve doble, doble uve, doble ve y doble u (este último, calco del inglés double u).
Se da preferencia a la denominación uve doble por ser uve el nombre común
recomendado para la letra v y ser más natural en español la colocación
pospuesta de los adjetivos.
o La letra y se denomina i griega o ye. El nombre i griega, heredado del latino,
es la denominación tradicional y más extendida de esta letra, y refleja su
origen y su empleo inicial en préstamos del griego. El nombre ye se creó en la
segunda mitad del siglo XIX por aplicación del patrón denominativo que siguen
la mayoría de las consonantes, que consiste en añadir la vocal e a la letra
correspondiente (be, ce, de, etc.). La elección de ye como nombre
recomendado para esta letra se justifica por su simplicidad, ya que se
diferencia, sin necesidad de especificadores, del nombre de la letra i.
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3. Sustitución, por grafías propias del español, de la q etimológica con valor fónico
independiente en aquellos extranjerismos y latinismos plenamente adaptados al
español (quorum > cuórum)
En el sistema ortográfico del español, la letra q solo tiene uso como elemento
integrante del dígrafo qu para representar el fonema /k/ ante las vocales e, i (queso
[késo], quién [kién]). Este mismo fonema se representa, en el resto de las
posiciones, con la letra c (canguro [kangúro], corto [kórto], cuenta [kuénta], acné
[akné], tictac [tikták]), aunque en préstamos de otras lenguas también puede
aparecer representado por la letra k en cualquier posición (karaoke [karaóke], kilo
[kílo], koala [koála], kurdo [kúrdo], búnker [búnker], anorak [anorák]).
Es, por lo tanto, ajeno a la ortografía del español el empleo de la letra q como
grafema independiente, con valor fónico autónomo. Por ello, los préstamos de otras
lenguas, sean latinismos o extranjerismos, cuya grafía etimológica incluya una q que
por sí sola represente el fonema /k/, si se adaptan al español, deben sustituir esa q
por las grafías propias de la ortografía española para representar dicho fonema. En
aplicación de esta norma, voces inglesas como quark o quasar, o latinas como
quorum o exequatur, deben escribirse en español cuark, cuásar, cuórum y
execuátur. En caso de mantener las grafías etimológicas con q, estas voces han de
considerarse extranjerismos o latinismos crudos (no adaptados) y escribirse, por
ello, en cursiva y sin tilde.
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Para poder aplicar con propiedad las reglas de acentuación gráfica del español es
necesario determinar previamente la división de las palabras en sílabas. Y para
dividir silábicamente las palabras que contienen secuencias de vocales es preciso
saber si dichas vocales se articulan dentro de la misma sílaba, como diptongos o
triptongos (vais, o.pioi.de), o en sílabas distintas, como hiatos (lí.ne.a, ta.o.ís.ta).
a) Vocal abierta (/a/, /e/, /o/) seguida o precedida de vocal cerrada átona (/i/,
/u/): estabais, confiar, diario, afeitar, viento, pie, doy, guion, aunar, acuario,
actuado, reunir, sueño, estadounidense, antiguo.
b) Dos vocales cerradas distintas (/i/, /u/): triunfo, incluido, diurno, huir, viuda,
ruido.
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Las palabras afectadas por este cambio son formas verbales como crie, crio (pron.
[krié], [krió]), criais, crieis y las de voseo crias, cria (pron. [kriás], [kriá]), de criar; fie,
fio (pron. [fié], [fió]), fiais, fieis y las de voseo fias, fia (pron. [fiás], [fiá]), de fiar; flui,
fluis (de fluir); frio (pron. [frió]), friais, de freír; frui, fruis (de fruir); guie, guio (pron.
[gié], [gió]), guiais, guieis y las de voseo guias, guia (pron. [giás], [giá]), de guiar; hui,
huis (de huir); lie, lio (pron. [lié], [lió]), liais, lieis y las de voseo lias, lia (pron. [liás],
[liá]), de liar; pie, pio (pron. [pié], [pió]), piais, pieis y las de voseo pias, pia (pron.
[piás], [piá]), de piar; rio (pron. [rió]), riais, de reír; sustantivos como guion, ion,
muon, pion, prion, ruan y truhan; y ciertos nombres propios, como Ruan y Sion.
Esta convención es solo ortográfica, por lo que no implica, en modo alguno, que
los hablantes deban cambiar la manera en que pronuncian naturalmente estas
voces, sea con hiato o con diptongo.
Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en el
adverbio solo y los pronombres demostrativos para distinguirlos, respectivamente,
del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos, cuando en un mismo
enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de
ambigüedad, como en los ejemplos siguientes: Trabaja sólo los domingos [= ‘trabaja
solamente los domingos’], para evitar su confusión con Trabaja solo los domingos
[= ‘trabaja sin compañía los domingos’]; o ¿Por qué compraron aquéllos libros
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Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto
comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser
admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se
produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son
raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo
de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo), una
puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o
un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.
7. Normas sobre la escritura de los prefijos (incluido ex-, que ahora recibe el mismo
tratamiento ortográfico que los demás prefijos: exmarido, ex primer ministro)
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Los prefijos son elementos afijos, carentes de autonomía, que se anteponen a una
base léxica (una palabra o, a veces, una expresión pluriverbal) a la que aportan
diversos valores semánticos. Se resumen a continuación las normas que deben
seguirse para la correcta escritura de los prefijos en español:
Así pues, un mismo prefijo se escribirá soldado a la base, unido a ella con guion o
completamente separado en función de los factores arriba indicados: antimafia,
anti-OTAN, anti ácido láctico; provida, pro-OLP, pro derechos humanos;
supercansado, super-8, super en forma, etc.
Las normas aquí expuestas rigen para todos los prefijos, incluido ex-. Para este
prefijo se venía prescribiendo hasta ahora la escritura separada —con
independencia de la naturaleza simple o compleja de su base— cuando, con el
sentido de ‘que fue y ya no es’, se antepone a sustantivos que denotan ocupaciones,
Material elaborado por: Mg. Lesley Regalado Díaz
Fuente: Real Academia Española (2010). Ortografía de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe.
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Así pues, según la nueva ortografía, y tal como ilustra el último ejemplo, los
préstamos del latín solo se escribirán en letra redonda y con sometimiento a las
reglas de acentuación gráfica del español cuando estén completamente adaptados
a nuestro sistema ortográfico, al igual que se hace con los préstamos de otros
idiomas.
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Por su parte, las locuciones o dichos en otras lenguas que se utilicen en textos
españoles deben escribirse igualmente en cursiva —o, en su defecto, entre
comillas— para señalar su carácter foráneo, su consideración de incrustaciones de
otros idiomas en nuestra lengua: