Cultura y Artes Populares de Zapotlán, Jalisco.
Cultura y Artes Populares de Zapotlán, Jalisco.
Cultura y Artes Populares de Zapotlán, Jalisco.
JALISCO
UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
JALISCO
Arellano Montoya, Rosa Elena (Coord.) 2014. Cultura y artes populares de Zapotlán el Gran-
de, Jalisco. Primera edición. CUSur–Universidad de Guadalajara – Orgánica Editores. Gua-
dalajara, México. 132 pp. [ISBN: 978-607-8113-21-7].
Diseño y edición
Orgánica Editores
Enrique Díaz de León 514-2B,
Col. Moderna, Guadalajara, Jalisco.
www.organicaeditores.mx
ISBN: 978-607-8113-21-7
A la memoria de don Juan S. Vizcaíno
«[…] que nació en Tapalpa y vino a dar vida al archivo histórico de Zapotlán…»
1 Socia correspondiente al Capítulo Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Es-
tado de Jalisco. Profesora de Asignatura del Departamento de Sociedad y Economía del Centro Uni-
versitario del Sur.
Quienes lo conocieron en esa época, comentan que la asignación que le dio
la maestra María Elena Larios2 fue asumida con total entrega, su esposa Lupita
comparte que hasta llegó a enfermarse por las condiciones de «los cerros de pape-
les, llenos de hongos y en malísimas condiciones por la humedad y el descuido»,
sin embargo, eso no menguó el esfuerzo por la tarea. «Muy tempranito se iba,
de madrugada, porque decía que así se podía concentrar, nadie le interrumpía y
avanzaba». El maestro Ramón Villalobos Castillo “Tijelino” precisa: «imagínense
lo que eran cerros y cerros de papeles sin orden, sucios, descuidados, mal olientes.
A nadie le había importado antes, no había ni espacio ni presupuesto para el archi-
vo, fue Juan quien lo logró, sin él nada existiría».
Gracias a su acopio de información se nutrieron las investigaciones de
don Gabriel Agraz García de Alba, Jaime Olveda, Otto Schöndubbe, –entre mu-
chos otros–, sus textos llegaron a otras partes del mundo logrando reconocimiento
para él y para el municipio –como el que le otorgó Canadá-. Por supuesto la cultu-
ra tuvo en él soporte, fue premio Jalisco, recibió reconocimiento del INAH por la
calidad del Archivo y en 96 años de existencia dio vida al saber regional y lo segui-
rá haciendo, a través de su familia, su obra, sus rústicas publicaciones patrocinadas
por él mismo, las ediciones hechas por el Archivo y otras que dejó sembradas en su
trayectoria.
Hoy rendimos un humilde homenaje reconociéndole como presencia,
que se queda en el busto de la Casa de la Cultura y en cada documento y acción
que realizó con su particular estilo, pues fue un hombre que hizo lo que dijo que
haría.
Bajó de la montaña,
sembró el valle la luz de su palabra…
Y regresó a la gloria…
Ramón Villalobos «Tijelino» (2014)
Prólogo
Ricardo Xicoténcatl García Cauzor. 9
Eduardo Etchart1
1 Licenciado y Maestro en Historia por la Universidad Nacional de México. Profesor de asignatura del
Departamento de Cultura, Arte y Desarrollo Humano del Centro Universitario del Sur.
2 E. Alee Tweedie (Harley) en José María Muriá y Angélica Peregrina, Viajeros anglosajones por Jalisco,
Siglo XIX, p.287. El pensamiento es grato; la palabra Guadalajara no es nativa de aquí, su origen es
árabe y remembranza de una ciudad española, relativamente cercana a Madrid.
16 15 de agosto, cerca de los asentamientos indígenas que en el momento existían;
mismos que disfrutaban del clima, la fauna y la flora de la región. Padilla con su
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fervor evangelista, se entusiasmó por cimentar bien el pueblo, pidió ayuda a las
autoridades españolas y regresó acompañado de albañiles y músicos, entre otros
individuos, que se animaron a colonizar esta tierra.
El fraile nunca se imaginó que al autorizarle traer esos tres músicos, que
animarían las funciones religiosas y las pastorelas, que tenían como fin que los
habitantes del lugar aprendieran el idioma español y la doctrina religiosa; se inicia-
ba el mundo cultural musical con un interesante, peculiar e irrepetible mestizaje
volcado en la manera de pensar, crear y ejecutar3.
Esa pieza sacro musical y otras, durante muchos años se utilizaron como
complemento de la función religiosa. Seguramente que, a mediados del siglo XVII,
llegó a esta población la música (chanzonetas y villancicos) que compuso en Pue-
bla José Gutiérrez de Padilla, como los Tres cuadernos de Navidad4.
Las danzas y los cantos prehispánicos que se realizaban para rendir culto a
los dioses en los que ellos creían, se suprimieron –temporalmente– en la recién
fundada población, para permitir el ingreso y desarrollo de la religión que estos
predicadores de la fe cristiana sembraban en las mentes de los autóctonos habitan-
tes. En ese primer tercio del siglo XVI, dos fueron las manifestaciones artísticas
que se desarrollaron y se manifestaron: la música y el teatro.
La música sacra recién adoptada y la que se irá conformando a juicio de
religiosos –y de aceptación por la feligresía– se acompañó de instrumentos como
la chirimía, tambor, laúd, rabel, guitarra, flauta y quizá violín, representante muy
digno y apreciado de los cordófonos. Por lo tanto, esos instrumentos de percusión,
de cuerda y de aire, se mezclaron para ejecutar la música.
El oído indígena disfrutó instrumentos diferentes, nuevos tonos, nueva ar-
monía y una letra que no se había escuchado, que a nadie dañaba y que definitiva-
mente resultó grata para los presentes5.
Lo más probable es que se interpretaran motetes6 y por qué no pensar en un
magníficat7, que honraba en la ceremonia a la virgen de la Asunción. Esas compo-
siciones vocales iniciaron –repetimos– el gusto por esa nueva música.
3 Música compuesta por Juan Navarro Gaditanus (1550–1610), fraile franciscano establecido en Mi-
choacán. Las Cuatro Pasiones de Nuestro Señor.
4 El español Gutiérrez de Padilla también compuso misas y motetes. Tenía además una fábrica de ins-
trumentos, que probablemente también llegaron aquí entre las manos franciscanas. Se ha conservado
xácara, xacarilla considerada ya música barroca.
5 El idioma empleado en los cantos era latín vulgar. El idioma español solo en algunos cantos para acos-
tumbrarlos al idioma que sería el cotidiano y oficial. Conscientes estaban los religiosos que era difícil
desprenderlos de idiomas o dialectos aborígenes.
6 Motete: composición vocal polifónica de carácter religioso.
7 Magníficat es la composición vocal dedicada a la virgen María, la cual se interpretaba en Europa
desde fines del siglo XV.
Las danzas prehispánicas también quedaron por el momento suprimidas en 17
el ya delineado y marcado atrio de la nueva iglesia principal, que apenas se edifi-
8 Juan S. Vizcaíno, Capillas y fiestas del pueblo indígena, p. 11. Se habla de figuras elaboradas con caña
y otros vegetales para que no fueran tan pesadas. Se dice que las de tamaño de un humano adulto
pesaban tan solo 7 kilogramos.
18 No hay que olvidar que las pastorelas fueron las primeras representaciones
teatrales haciendo uso del idioma más diseminado en Mesoamérica, el náhuatl;
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9 Se ha escrito en libros sobre el mariachi tradicional que aquí en Zapotlán se elaboraban violines con
la madera de oyamel, el cual abundaba en la sierra al oriente de la población.
Ello fue el inicio de los sones. Dependiendo el lugar del sur de Jalisco y de las 19
regiones vecinas, los han clasificado como sones abajeños, calentanos y fandango.
10 Este filón artístico es tan valioso que se puede llegar a la investigación hasta los mariachis actuales
como el de los hermanos Vargas y Huízar de Tecalitlán o la familia de Rubén Fuentes, quien ya es la
tercera generación de músicos de Zapotlán.
11 Recordemos que José Nazarre dejaba listo el órgano monumental en la Catedral de México en 1732.
12 No está todavía definido el término. Puede ser de origen coca, un dialecto casi extinguido o como se
dijo mucho tiempo que proviene del vocablo francés “marriage” que significa boda. Los estudiosos de
la música folklórica distinguen el mariachi como tradicional y moderno. El primero desde 1750 a 1950
y el segundo desde esa fecha hasta la actual.
13 Muriá y Peregrina, op. cit. p. 77.
14 Ibíd., p. 225.
15 F. Chamorro, Mariachi Tradicional, p. 115.
16 Famoso fue a partir de 1713 Antonious Stradivarius de Cremona por la fabricación de violines.
20 mente como la gaita asturiana, el tamboril, el tambor de costado, las violottas (tres
cuerdas) y el salterio17.
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El Alabado
Gracias te doy gran Señor y alabo tu gran poder. Que con el alma en el
cuerpo nos dejaste anochecer. Así te pido Dios mío nos dejes amanecer. En
gracia y servicio tuyo y sin llegarte a ofender. En el hombre sea de Dios se
va a cantar este alabado, Todos juntos como estamos a Jesús Sacramentado.
Jesucristo se ha perdido, la Virgen lo anda buscando…No dejemos de rezar
el rosario a María. Es el primer escalón que en el cielo hemos de hallar. Tres
veces tiemble el infierno al decir Ave María Ave María preferida, sin pecado
concebida. Ave María singular, sin pecado original, Ave María de la Luz, sin
pecado de Jesús.
de principios del siglo XX, en 1905 dirigía una de las dos orquestas. Junto con
Agustín Fuentes interpretaban violines; Raymundo López, violonchelo; Rafael
López, contrabajo; Guadalupe Flores (clarinete), quien era primo de Petronilo.
La pintura ejecutada por particulares se ha perdido y se ha guardado en el anoni-
mato, pero se rumora mucho que existía en abundancia y en calidad. Así también
pasó con la pintura religiosa de la que se asegura que está resguardada bien entre
los franciscanos que habitan en la iglesia de La Merced, con la promesa de dar a
conocer esa pinacoteca.
Un poeta poco conocido pero de obra en verso abundante y de buena cali-
dad, fue el sacerdote Alberto Contreras García. Entre sus obras citamos: Magdale-
na (1979) y Cantares junto al río (1981). Estas obras por razones más que sobradas
no tienen difusión comercial, así que se pierden en las manos de la gente cercana
al clero que las produce20.
Referencias
20 Libros mostrados por Juan S. Vizcaíno en el “Restaurante Juanitos” a un costado de la entrada prin-
cipal del hotel Zapotlán en Ciudad Guzmán municipio de Zapotlán el Grande, Jalisco.
CAPÍTULO 2
Reflexiones en torno al son del sur de Jalisco
E stas reflexiones en torno al son del sur de Jalisco se ubican dentro del marco
de intereses temáticos de la etnomusicología contemporánea que comprende
una variedad de posibilidades de estudio en torno al hombre y la música, desde el
estudio de las estructuras cognitivas compartidas en la creación y percepción de la
música de una cultura a otra, la expresión de emociones, sentimientos y formas de
pensamientos, relación de la música con las identidades, su interacción con otras
formas de expresión, función social hasta la búsqueda de las tramas significativas
que subyacen a ella son temas de interés etnomusicológico.
La relación hombre-música es estudiada por la etnomusicología en sus
distintos aspectos, desde los instrumentos y las estructuras musicales hasta su
percepción e interpretación cerrando de esta manera el circuito de un proceso
cultural, es decir, la etnomusicología estudia un fenómeno humano y por ende
antropológico y cultural . Es por eso que algunos antropólogos como Thomas Bar-
field2 consideran a la etnomusicología una rama especializada de la antropología
cultural y nos ofrece una definición lo bastante amplia como para transitar por sus
múltiples posibilidades temáticas «Es el estudio antropológico de la música como
fenómeno específico de una cultura y como aspecto universal del comportamiento
social humano».
Más allá de las divisiones geopolíticas de un territorio, las culturas regionales re-
basan estas divisiones para conformar espacios donde históricamente, generación
tras generación, se comparten y se transmiten valores culturales en un proceso en
el que se crean y recrean constantemente formas y expresiones sonoras .
En la región cultural suroccidental, que comprende zonas de los estados de
Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco y Nayarit, se han desarrollado diversos tipos
de son; el son tixtleco de la costa chica, el son calentano o de tierra caliente, el son
planeco o de arpa grande y el son de mariachi.
Específicamente en la parte sur de Jalisco a partir de la colonia convivieron
e intercambiaron sus prácticas sonoras las culturas autóctonas con la europea y la
africana. Las primeras rutas comerciales originadas por los desembarcos en los
puertos de Guerrero, Guatulco y Acapulco, propiciaron de manera paulatina los
asentamientos de población híbrida, europeos, mulatos, mestizos, criollos, negros
3 Stanford, Thomas. 1984. El Son Mexicano, México SEP/ FCE Cap. I pág. 7.
26 e indígenas y con ello los contactos interculturales e intercambios sonoros. Desde
el siglo XVI cuando este territorio dejo de ser parte de la Nueva España para pasar
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Sin embargo cuando se habla del ritmo o los ritmos del son, una de las teorías
más aceptadas, enunciada por Thomas Stanford (Ibíd.) es la que afirma que en las
estructuras rítmicas del son interviene también una estructura de la música me-
dieval: la sesquiáltera. Aunque la sesquiáltera es un recurso musical complejo de
definir, con múltiples y diversas aplicaciones, para fines de esta reflexión podemos
entenderla como la combinación de compases binarios y ternarios en una frase 27
rítmica.
sonido del mariachi es la difundida por los medios masivos de comunicación, que
consiste en una pequeña orquesta con una dotación mixta de instrumentos tra-
dicionales e instrumentos «modernos», entre comillas porque irónicamente son
estos instrumentos los más antiguos y no los instrumentos tradicionales como se
podría pensar.
Los dos instrumentos musicales con antecedentes de mayor antigüedad que
tienen relación sonora con el mariachi son el arpa y la trompa, como se le llamó a
la trompeta hasta el siglo XVII, así lo atestigua el primer método para este instru-
mento del autor Fantino editado en 1638 con el nombre de MODO PER IMPALAR
A SONARE DI TROMPA. El origen de estos primeros aerófonos y cordófonos se
remonta a una de las actividades más antiguas de nuestra civilización: la caza, ac-
tividad en la que los humanos aún hoy utilizamos la trompeta para emitir señales
logísticas, como también ha sucedido en los campos de batalla durante toda la
historia.
Fuente: wordpress.com.
Hago una aclaración: nuestra ciudad de México está con más de la mitad
de su población con gente de la provincia, de todos lados de la república.
Unos porque quieren cambiar de vida, mejorar, trabajar y estudiar. En fin,
aquí hay gente de toda la república. Pero sabía la gente de Jalisco, Michoa-
cán, Colima, Nayarit, Guanajuato, Zacatecas y esos estados cómo era el
mariachi: pura cuerda, dos violines, vihuela o la guitarra quinta de golpe
(malamente llamada “la escoba”), guitarra sexta y guitarrón o arpa. Don
Gaspar Vargas, fundador y elemento del Mariachi Vargas de Tecalitlán, me
4 Martínez, Miguel. (2011) Mi vida, mis viajes, mis vivencias. CONACULTA, México. Pág.
29.
32 comunicó lo siguiente: que por el lado de Cocula y Ameca, el mariachi tenía
vihuela y guitarrón como armonía y bajo; y por el lado de Tacalitlá, hasta
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tierra caliente, se husaba [sic] el arpa como bajo y la guitarra de golpe como
armonía.
Entonces, toda la gente de provincia conocía y sabía cómo era el au-
téntico mariachi. Cuando lo escuchaban aquí en México, ya con trompeta o
pistón por la XE, pusieron el grito en el cielo, que eso no era mariachi. Casi
lo consideraron un sacrilegio haberle metido ese instrumento, escuchándose
exclamaciones como: “¡¿pero a quién se le ocurrió…!?” “ ¡Quiten eso!” “Eso
será para banda u orquesta, ¿pero pa´ mariachi? ¡No, por favor!”
Conclusiones
No obstante el enorme mérito que tienen los estudios realizados por diversos his-
toriadores y etnomusicólogos, aún queda mucho por investigar al respecto del
origen y evolución del son, pero para finalizar estas reflexiones podemos concluir
que tanto el son como su vehículo sonoro, el mariachi, son hibridaciones cultura-
les procesadas a través de una historia de contactos, intercambios y adaptaciones
culturales en las que se pueden advertir pérdidas y ganancias, por un lado es inne-
gable el enriquecimiento creativo y expresivo pero también el riesgo del olvido de
las tradiciones originarias del son. Es por eso que es necesario promover directa-
mente la transmisión del uso de las estructuras musicales originales del son, como
los ritmos sesquiálteros, la ejecución de la vihuela y el guitarrón y los repertorios
tradicionales, con el objeto de conservar los elementos que musicalmente dan sus-
tento rítmico, musical y lírico a este género que se pueden percibir en sus letras y
en el juego sonoro entre la alegre y vivaracha vihuela y el señorial guitarrón. Dudo
mucho que un conjunto de violines, guitarras y trompetas, suenen a mariachi sin 33
una vihuela y un guitarrón.
Referencias
Lizeth Sevilla1
Alejandro Macías Macías2
Y fueron a poblar allí sus antepasados, porque su señor que era escogió aquella tierra
por muy buena y rica. Estos mesmos inventaron el modo de hazer el vino de la tierra.
Era mujer la que comenzó y supo primero agujerar los magueyes para sacar la miel de
que se haze vino; y llamávase Mayáoel. Y el que halló primero las raízes que echan en
la miel llamávase Pantécatl. Y los autores del arte de saber hazer el pulque, ansí como
se haze ahora, se dezían Tepuztécatl, Cuatlapanqui, Tliloa, Papaíztac, Tzocaca, todos
los cuales inventaron la manera de hazer el pulque en el monte llamado Chichinauhya
Historia general de las cosas de la Nueva España. Libro X.
Fray Bernardino de Sahagún
Es un árbol o cardo que en lengua de las Islas se llama maguey, del cual hacen y salen
tantas cosas, que es como lo que dicen hacen del hierro; es verdad que la primera vez
que le vi sin saber ninguna de sus propiedades, dije: ‘gran virtud sale de este cardo’...
Fray Toribio de Benavente «Motolinía»
1 Profesora de Asignatura del Departamento de Cultura, Arte y Desarrollo Humano del Centro Uni-
versitario del Sur.
2 Profesor Investigador y Nivel I del Sistema Nacional de Investigadores del Departamento de Sociedad
y Economía. Director de la División de Ciencias, Artes y Humanidades del Centro Universitario del Sur.
Contacto: alejandrom@cusur.udg.mx
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La importancia del maguey en la dieta de los antiguos mexicanos explica por qué
se han creado diversos mitos alrededor de ésta planta y sus productos. En el mito
nahua cuentan que Mayahuel era una diosa virgen que vivía en el cielo y deseaba
poder conocer la tierra. Ehécatl-Quetzalcóatl, valiéndose de la necesidad que los
dioses tenían de dar al género humano un gusto por vivir y obtener alegría para
que fueran recordados, fue a verla para convencerla de viajar a este mundo. Apro- 37
vechando que su abuela y hermanas estaban dormidas, pudieron viajar a la tierra
para la reunión de personas, desde kioscos, fuentes, cafés y se dio durante esta
época el giro de pulquería, generando una división de clases sociales para que no
todos pudieran beber pulque en el mismo lugar, de este modo había pulquerías
para la aristocracia y pulquerías para campesinos (Ramírez, 2004; Sevilla, 2012).
Uno de los personajes más importantes de la aristocracia pulquera en el siglo
XIX fue Ignacio Torres Adalid, que al ser un amigo cercano de Porfirio Díaz y
poseer varios terrenos y haciendas en Hidalgo y Puebla, en los que cultivó gran-
des cantidades de maguey, logró ser el hombre más rico de esa época gracias a la
comercialización del pulque en ferrocarril, logrando tener más de cien pulquerías
en todo el país. Por otro lado, los problemas políticos, la persecución ideológica, la
llegada de los grupos de oposición al gobierno porfirista generó un ataque decidi-
do a sus privilegios y poco a poco fue decayendo la familia Torres Adalid, así como
la distribución de pulque (Montiel, et al. 2011; Ramírez, 2012).
Adjetivos como el embrutecimiento, degeneración de la población, la bebi-
da sucia, fueron los que paulatinamente iniciaron con la desmitificación de esta
bebida. Se decía que había más pulquerías que panaderías o carnicerías, que la
bebida era adulterada irregularmente y que para fermentarla, se le depositaban
heces fecales envueltas en una muñeca (un trapo). Adicionalmente se decía que los
que bebían pulque eran propensos a enfermedades infecciosas (Montiel et al.2011;
Ramírez, 2004).
La prensa también fomentó la mala fama de la bebida: El Imparcial lanzó
una feroz campaña en su contra propiciando que consumir pulque fuera causa de
contrabando y persecución. Aunado a esto, se abrió el panorama para la industria
cervecera, que en sus campañas para desplazar al pulque, comenzaron a realizarse
publicaciones en las que se decía que la cerveza era un fermento limpio, cuidado y
que beberlo resultaba seguro para la salud de las personas, comparado con el pul-
que que además ocasionaba miseria en quienes lo consumían. El discurso del esta-
do nacional ahora resguardaba el fundamento de que una bebida como el pulque
significaba el retraso económico y la cerveza y otras bebidas anexas, implicaban
una oportunidad para el crecimiento (Rodríguez, 2010).
Las pulquerías fueron disminuyendo, lo cual afectó significativamente en el
cultivo del maguey y en la producción del pulque en las zonas que por antonoma-
sia habían sido designadas como pulqueras. Hidalgo, Tlaxcala, Puebla y el Estado
de México disminuyeron su producción, retornando a las condiciones en las que
solamente se producía pulque para el consumo familiar y la comercialización lo-
cal. Algunas pulquerías se resistieron a los cambios y a los discursos del Estado en
pro de la modernidad, otras prefirieron continuar en la periferia de las ciudades,
donde no les alcanzaba el discurso modernista, de manera que podían seguir tra-
bajando.
El siglo XX no estuvo exento de las prohibiciones hacia la venta y consumo 41
de pulque. El consumo de alcohol y bebidas fermentadas como el pulque fue per-
chando así otras propiedades del maguey (Montiel et al., 2010). En este recorrido
histórico, llegamos por fin al sur de Jalisco, desde donde haremos una reseña de los
procesos sociales y culturales que se han dado alrededor del maguey y el pulque.
El viaje inició con la idea primogénita de recorrer todo el sur de Jalisco en busca
de productores de maguey y pulque; planeamos comenzar por la Sierra del Tigre,
en donde amigos cercanos habían puesto sus ojos y sus pasos, coincidiendo con
muchas familias pulqueras con las que después tendríamos el gusto de compartir
un jarro de esta singular bebida. Sin embargo, por alguna razón el viaje inició
en la Sierra de Tapalpa, donde visitamos el municipio del mismo nombre, para
después continuar por Amacueca, Techaluta, Sayula y San Gabriel. A partir de ese
momento, nuestro recorrido fue intermitente, dejándonos llevar por los relatos de
las personas.
Durante poco más de un año visitamos veintiún municipios sureños, en los
cuales se tenía noción de la producción de maguey y pulque. No obstante, por ra-
zones de espacio, en esta crónica sólo hablaremos de Zapotlán el Grande, además
de un apartado al que denominaremos «Un viaje rápido por la Sierra del Tigre.
Del Durazno a La Manzanilla de la Paz».
Antes de reseñar nuestro recorrido, vale la pena un poco de historia. Fue apro-
ximadamente en 1949 cuando se hizo el primer censo comercial en Zapotlán el
Grande, registrándose más de diez pulquerías distribuidas tanto en el centro como
en las periferias; nombres como Marcelina Aguayo, Rosario Barragán, Antonio
Bracamontes, Manuel Chávez, María de Jesús Chacón, José García Lozano, Tomás
Victoriano Jiménez, Timoteo Magaña, Jesús Meza y Apolonio Quiroz aparecían
como dueños de dichos establecimientos que se extendían por las calles Darío
Vargas, Degollado, Morelos, 1 de Mayo, Cristóbal Colón, Francisco Javier Mina,
Ramón Corona y Miguel Hidalgo.
En ese mismo año llegaría a Zapotlán doña Nicasia Carrasco y su marido,
provenientes de la Unión de Guadalupe, en la Sierra del Tigre, como todos los que
migraron al pueblo para buscar otro tipo de oportunidades económicas. Por aza-
res del destino, doña Nicasia enviudó y recurriendo a su conocimiento local sacó
adelante a sus cuatro hijos. Ella vendía su pulque afuera de su casa, por la colonia
Cristo Rey, ubicada en las faldas del cerro de la Cruz Blanca. Ahí se reunían los
vecinos o las personas que, saliendo de las labores del campo, llegaban a refres-
carse con su litro de pulque blanco. Cuando doña Nicasia tenía contingencias con 43
alguno de las personas que acudían a beber, pronto controlaba la situación con
Era la primera vez que recorríamos la Sierra del Tigre, por libros y pláticas ha-
bíamos escuchado algunos relatos sobre los pulqueros de este territorio: Que el
pulque se consumía como la leche; que el maguey sí proliferaba tanto en campo
libre como en terrenos ejidales a modo de cerco vivo; que también los niños con-
sumían pulque y que las mujeres sabían un sinfín de recetas preparadas con esta
bebida milenaria.
Evidentemente por haber crecido en la zona en la que haríamos trabajo de
campo, podría parecer sencillo aventurarse en el recorrido de una sierra confor-
mada por pueblos que además vienen explícitos en un mapa; sin embargo, el asun-
to resultó más complicado, nunca hay que subestimar los secretos de una sierra,
sus caminos, sus veredas, el misterio del bosque. Ayudados por un GPS nos avo-
camos por los caminos menos transitados con la finalidad de encontrarnos en el
trayecto con la transformación paulatina del paisaje que pasa de un contexto de
agroindustrias a la libertad de la sierra y sus árboles (muchos talados); evidente-
mente, con ello también esperábamos la esporádica aparición del maguey. Confor-
me nos fuimos adentrando en la sierra, esta imagen se volvió rutinaria.
Al llegar al pueblo llamado El Corralito, la mayoría de las casas tenían ma-
guey sembrado en sus corrales, siempre da gusto advertir cuando alguna familia
tiene respeto por una planta con tantas bondades alimenticias, de casa y alimento
como el maguey. Después de dos horas viajando, divertidos con la idea de que en
más de una ocasión habíamos tomado caminos erróneos, por fin llegamos a Con-
cepción de Buenos Aires. En éste pueblo supuestamente nos encontraríamos con
don Chuy, un pulquero con el que ya habíamos coincidido en una pulcata de Gua-
dalajara; sin embargo, los tiempos del campo no son los tiempos de las agendas,
por lo que no coincidimos con don Chuy ya que él estaba en algún pueblo cercano
vendiendo su pulque.
En el jardín del pueblo, dos amables hombres nos dieron referencia de más
pulqueros; era emocionante advertir que había más de cinco pulqueros activos en
una zona en la que no se creía la producción del neutle. Sin embargo, por el tem-
poral de lluvias solamente fue posible coincidir con un pulquero, don José, que nos
recibió en su casa, donde tenía ya su pequeño tinacal listo con el pulque para be-
berse. Hablamos de todo: del temporal de lluvias, de las vicisitudes de un pulquero
frente al desinterés de éste contexto que paulatinamente se deja mercantilizar y
finalmente bebimos, bebimos su pulque con sabor a sierra húmeda de julio.
Don José nos dio referencias de otros pulqueros en la Manzanilla de la Paz,
así que nos dirigimos hacia ese lugar. Al entrar al pueblo nos encontramos con un
pequeño puesto en la calle adornado con algunos quiotes secos que decía en letras
rojas «Se vende pulque y aguamiel», era una señal; buscamos más de una hora a
los pulqueros y parecía que el mezontle del maguey se los había succionado, casi 45
rendidos por el cansancio hicimos un último intento y la hija de uno de ellos nos
Conclusión
Aun con la cantidad de información que prolifera con respecto a la cultura del ma-
guey y el pulque en el país, no ha sido suficiente la difusión y por lo tanto los pro-
yectos para la resignificación. La realidad actual sobre el maguey y el pulque nos
46 obliga a pensar en la posibilidad de proponer no solamente espacios dedicados
a la reactivación del cultivo y el aprovechamiento de esta planta milenaria, sino
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
Referencias
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lisco. Tesis de maestría inédita. Centro Universitario del Sur. Universidad de Guadalajara.
CAPÍTULO 4
Zapotlán «cuna y fábrica de grandes artistas»
La entrevista
Desde la perspectiva del doctor Héctor Olivares «existen tres Zapotlanes, uno de
los artistas, otro de la población y el mítico. El tercero es ese Zapotlán creado
por los literatos y artistas, que ha superado las etapas históricas, y es en ese lugar
donde podemos encajarnos todos y sentarnos a dialogar». Con esta idea es como
1 Docente de asignatura del Departamento de Cultura, Arte y Desarrollo Humano del Centro Uni-
versitario del Sur de la Universidad de Guadalajara. Maestra en Gestión y Políticas de la Educación
Superior, por el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas de la misma Universidad.
Investigadora Asociada del Centro de Investigación Dialógica y Transdisciplinaria (CIDYT) del Centro
de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-Occidente).
Contacto: claudia.ramos@cusur.udg.mx
48 iniciamos nuestro diálogo, eran alrededor de las diez de la mañana cuando llegué
a la casa de don Juan quien ya charlaba con el maestro Eduardo Etchart, minu-
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
haikú2, que da toda la idea. Empecé a hacerlos sobre lo que estaba expresando en
la pieza. Y con eso decían «¡Ah! de veras es una familia». «Con eso me quité el
problema de ofender a la gente, porque eso que le diga la gente a uno “tonto” (e hi-
cimos una pausa para respetar sus sollozos), duras uno o dos meses para hacerlo,
porque hay cosas que no son muy explicativas». «Orozco mismo no pudo entrar
a trabajar en Zapotlán, no lo dejaban», dijo en tono de reclamo. Y prosigue «en
algún momento que sentí como que me dijo el Señor (con referencia a Orozco): ‘A
mí no me dejaron pintar y tú estás haciendo ese mono cabezón’ (El hombre trifási-
co en el Ayuntamiento Municipal de Zapotlán), me regañé solo. Pero la presidenta
(Mtra. María Elena Larios, en cuyo periodo se inició la obra), me dijo ‘maestro
me quedan dos semanas, cómo vamos a terminar’, entonces hice el proyecto en la
noche, no dormí y se lo llevé a la maestra».
Y continúa: «Fue en el periodo de Páez Stille y tuve que defenderlo. Un día
estaba trabajando, y el señor este me dice, ‘¿usted nunca ha tenido ganas de matar
a alguien?’, y yo le dije bueno, ‘es que me andaban atropellando a mi hijo’, y ya me
di cuenta que el muchacho había entrado en sentido contrario y chocó con una
pobre mujer en un bocho y pensaba que había sido el esposo y a ese era el que
quería matar. Y un día el secretario llega y me dice ‘Páez ordenó que te quitemos
de aquí’ y ya tenía ocho meses trabajando. Y lo vi entrar y me fui detrás de él y le
dije ‘licenciado usted me contó que tenía un problema con un fulano por su hijo.
Y le voy a decir, ese mural que está ahí es mi hijo y si usted me lo toca, yo lo mato’
y le golpee la mesa, me di la vuelta y pensé a ver qué pasa».
Donde traigo a colación una frase que señala «Los conocimientos que con-
ducen al bienestar personal, se han pospuesto a los que proporcionan alabanza»
Spencer.
«El artista sufre mucho, si pinta porque pinta, si hace escultura, por eso, si
escribe tampoco queda bien» manifiesta don Juan. «Pero quedas bien contigo, si
quedas satisfecho», cierra con orgullo.
Por su parte el Mtro. Eduardo aporta «le voy a hablar del Hidalgo que está en
la plaza, en ella, el maestro Tijelino logra ver la personalidad del protagonista his-
tórico. He leído muchas obras sobre Hidalgo y esa virilidad, fuerza, personalidad
y don de mando, la plasma el Mtro. Tijelino con una rapidez increíble. ¿Cuánto
tarda usted en leer sobre él? Ese personaje. Váyase a sentar un día y vea, pasan cien
2 Haiku: Es un poema brevísimo de la tradición japonesa. Se compone de tres versos de cinco, siete y
cinco sílabas cada uno. Su tema es la naturaleza, e incluso en su brevedad debe tener una lógica discur-
siva. Los dos primeros versos plantean un tema o problema y en el tercero se resuelve. Es un género
excesivamente abstracto y difícil. En lengua española pueden referirse tres poetas que intentaron con
buen resultado su práctica: Octavio Paz, Jorge Luis Borges y José Juan Tablada. Información proporcio-
nada por el Mtro. Ricardo Sigala Gómez.
personas y ni siquiera voltean a ver a Hidalgo. Hidalgo, el hombre que se adelantó 51
50 años a Lincoln por la esclavitud. Y la gente no siente nada. En las ceremonias,
que es de ociosos. Por eso los ves matándose días previos al examen porque no
tienen la capacidad de organizar esas categorías. Porque ese ¿dónde lo aplico? se
puede traducir en una propuesta utilitaria», abona el doctor Héctor. Y prosigue:
«Un niño pequeñito le dice al papá ‘me compras un libro’, y le dice ‘pero no sabes
leer’, se reduce a semántica. Va coartando».
A través de las culturas, las artes pueden utilizarse para expresar y reflejar
aspectos religiosos, políticos, económicos y de otro tipo Chalmers (2003). Desde
la apreciación del doctor Héctor, «si el arte es una construcción colectiva, la polí-
tica pública cultural tiene que ser en ese mismo sentido: una voz colectiva, no la
voz de las escuelas, empresarios o los gobiernos, sino la de todos los que vivimos
en Zapotlán. La oportunidad para la gente que no habitualmente asiste, que no
es convocada o sí». Y continúa «creo que la Universidad está haciendo algo in-
teresante con los conversatorios, con las exposiciones en la casa del arte, donde
podemos ver a artistas que de otra forma no tendrías acceso a ellos. Pero si falta
una política seria para poder darle cause, dónde está el semillero para darle cause.
Si no este pueblo se va a quedar sin memoria histórica. Es un renglón pendiente
de la Universidad, porque por ejemplo lanzamos la convocatoria del concurso de
cuento Juan José Arreola, se hace la promoción, pero si buscas los libros no los
encuentras en los municipios, incluso entre los docentes ¿quiénes hemos leído al
menos uno de los ganadores?»
Retomo una sugerencia para los maestros que «tenemos verdadero interés
por la educación y la comprensión multiculturales, debemos estudiar las artes
como instituciones sociales que influyen en y son influidas por las culturas y sub-
culturas de las que ellas mismas son una parte» Chalmers (2003).
«Entre las opciones que tenemos en Zapotlán, Casas de arte como la del
maestro Ramón, y la apertura por parte de la Universidad de carreras de artes
plásticas o escultura y pintura son abonos significativos. El trabajo que realizan
ustedes como equipo en el mismo Departamento de Cultura».
«Las redes sociales son sistemas abiertos que a través de un intercambio di-
námico entre sus integrantes y los de otros grupos sociales posibilitan la poten-
ciación de los recursos que poseen. El efecto de red es la creación permanente de
respuestas novedosas y creativas para satisfacer las necesidades e intereses de los
miembros de una comunidad, de forma solidaria y autogestora» (Dabas).
Y finalmente ¿cómo pueden los artistas abonar al desarrollo de la comunidad
de Zapotlán? les pregunté. «En que no cejan. Pero necesitan hacer un equipo»
recalca el maestro Eduardo.
«Comenzar a pensar en términos de red nos ayudaba a reconstruir nues-
tra propia trama social dañada, a crear dispositivos que nos permitiera elaborar
nuestros miedos y ayudar a los demás a hacerlo. A desalojar de nuestro equipo a
ese extraño instalado que nos tornaba rígidos en nuestro accionar, instaurando la 53
desconfianza como modo básico de relacionarnos» (Dabas).
Referencias
UNESCO. 1999. Declaración de Santo Domingo. La ciencia para el siglo XXI: una nueva vi-
sión y un marco de acción. Santo Domingo, República Dominicana. En: Compendio de
Problemas Sociales de la Ciencia y la Tecnología. Cátedra de Ciencias Sociales. Instituto
Superior Pedagógico José Martí.2004. En CD Room.
CAPÍTULO 5
Guillermo Jiménez y la polémica nacionalista
de 1932
Ricardo Sigala1
1 Profesor Titular del Departamento de Cultura, Arte y Desarrollo Humano del Centro Universitario
del Sur.
56 Gran Cruz de Austria (1959), la medalla José María Vigil del Gobierno del Estado
de Jalisco (1954) y el Diploma de Gratitud del Ayuntamiento de Ciudad Guzmán
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
(1956). Es una figura que recientemente ha sido valorada en su natal Ciudad Guz-
mán, a finales de 2012 el Centro Universitario del Sur en coedición con la Editorial
Universitaria publicó el volumen Obras escogidas. Narrativa y teatro que contiene
casi la totalidad de su obra narrativa y de su teatro, por su parte el ayuntamiento de
Zapotlán el Grande ha dado su nombre a una biblioteca pública además de haber
puesto su nombre en letras en oro en la Sala de Regidores al lado de otros hijos
ilustres de Zapotlán como Juan José Arreola, Consuelito Velázquez, José Clemente
Orozco y José Rolón, entre otros.
Es muy común entre colegas hacerse la pregunta que nos ocupa, por qué si
en un principio la obra de Jiménez tuvo buena recepción no sucedió lo mismo con
sus obras de madurez, que por cierto suelen tener mayor calidad. ¿Por qué si su
obra inicial fue abordada por escritores de reconocido prestigio y fue tan influyen-
te?, en su momento se habla que su libro Constanza dio lugar a la celebración del
día de las madres en México.
Si se trata de indagar sobre el porqué de la ausencia de la obra de Jiménez en
el canon de la literatura mexicana, la crítica literaria nos ofrece muy pocas opcio-
nes, por lo que recurriremos a la historia de la literatura. La hipótesis que voy a
plantear es que la falta de reconocimiento de Guillermo Jiménez y su obra tiene su
origen en la «Polémica nacionalista» de 1932, que coincide justo con la plenitud de
la carrera del escritor zapotlense, sobre todo si juzgamos que sus primeras publica-
ciones se remontan a la segunda década del siglo XX y sus últimos libros aparecen
en la década de los cuarenta.
El nacionalismo mexicano
1. «El escritor está obligado a ‘escribir para los muchos con el propósito
constante de elevarlos’».
58 2. «La literatura tiene la ‘obligación’ de coadyuvar a la ‘resurgencia nacional’
y a la ‘unión espiritual’ del pueblo mexicano».
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
3.- «Los mexicanos no debemos ‘preguntarnos qué es lo que quieren las mul-
titudes, sino qué es lo que más les conviene’».
(México en 1932: La Polémica Nacionalista; Guillermo Sheridan. Pp. 33–34).
El cuento modernista
En El cuento mexicano. Homenaje a Luis Leal de Sara Poot Herrera (UNAM, 1996)
aparece un ensayo de Mario Martín titulado «El cuento mexicano modernista:
fundación epistemológica y anticipación narratológica de la vanguardia» en el que
se evidencia cuatro décadas antes de la polémica nacionalista cómo se marginó el
cuento modernista, debido al prejuicio que supone que los autores modernistas
eran asociados con la poesía y los realistas con la novela, como si se «apegaran a
una rígida división del trabajo». El cuento modernista estaba desafiando las con-
venciones del canon realista y de la Academia Mexicana de las Letras, por lo que
fue descalificado tachándolo de «decadente». El cuento modernista era visto como
una aberración y quedó en un limbo de indefinición.
¿Es posible que Guillermo Jiménez por ser un escritor de cuentos modernis-
tas, fuera víctima de ese prejuicio de finales del siglo XIX? quizás sí. Si echamos
un vistazo general a los grupos en pugna, nos encontramos que los nacionalistas
son asociados a la prosa y los contemporáneos a la poesía. No hubo una poesía
de la revolución, ni grandes narradores entre los contemporáneos. Así que pode-
mos decir que Jiménez por haber optado por un género que desde sus orígenes se
planteó como una figura transgresora, por haber abrazado una tendencia a la que
se le había negado pertenecer a una tradición, se estaba quedando al margen de la
«historia de la literatura».
En el recientemente publicado Perversos y pesimistas. Los escritores decaden-
tes mexicanos en el nacimiento de la modernidad, José Mariano Leyva (Tusquets,
2013) nos da una explicación del porqué el cuento modernista fue defenestrado.
En Francia el romanticismo había derivado en simbolismo y posteriormente en
decadentismo, esta expresión dio lugar a estéticas como las de los poetas malditos
(Lautréamont, Rimbaud, Baudelaire) que evidencian la falta de humanismo del
60 mundo moderno y sus vacíos morales. Los escritores decadentes fueron objeto
de desprecio por ser vistos como una moda tomada de Francia no digna de ser
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
La conciliación
Referencias
Jiménez, Guillermo. 2012. Obras escogidas, Narrativa y teatro. México, Editorial Universitaria,
Centro Universitario del Sur.
Leyva, José Mariano. 2013. Perversos y pesimistas. Los escritores decadentes mexicanos en el
nacimiento de la modernidad. México, Tusquets.
Poot, Sara. 1996. El cuento mexicano. Homenaje a Luis Leal. México, UNAM.
Puccini, Darío y Saúl Yurkievich. 2010. Historia de la cultura literaria de Hispanoamérica II.
México. Fondo de Cultura Económica.
Rodríguez, Héctor. 2010. Guillermo Jiménez. Ensayo biográfico. México, Archivo Histórico de
Zapotlán el Grande.
Sheridan, Guillermo. 1999. México en 1932: La Polémica Nacionalista. México, Fondo de Cul-
tura Económica.
CAPÍTULO 6
Literaturas extranjeras en la obra de Vicente
Preciado Zacarías
Alfredo Hermosillo
1 Entiendo por literaturas extranjeras las que han sido escritas, originalmente, en una lengua distinta
a la española.
primeros intentos de lectura: «Naufragé en el primer capítulo y me quedé horro- 65
rizado al ver de reojo el último, exento de signos de puntuación…» (Preciado,
Hoy después de treinta años de aquel desastre como lector, vuelvo a inten-
tar la aventura de adentrarme en este mar sin fondo del Ulises de Joyce.
Creo tener los instrumentos apropiados para la dura travesía: una magnifica
traducción y prólogo de Valverde (son como cartas de marear o tablas de
concordancias entre los textos de Homero y de Joyce) y como brújula, algo
que no tenía hace treinta años: un corazón maduro de ausencias y soledades
(Preciado, 2001:21).
En otras páginas aborda la obra de Marcel Proust, autor de En busca del tiem-
po perdido, un inmenso texto que puede considerarse, a decir del escritor zapot-
lense, como un inventario total de la humanidad. Explica a sus lectores que su
escritura se gestó:
Vicente Preciado destaca la musicalidad del estilo proustiano; para ello, toma
en préstamo las palabras de Arreola, quien aseguró: «El día en que Proust dijo
‘hace largo tiempo que estoy acostándome temprano’, el ritmo de esta frase lo llevó
a seguir y soltarse como Pau Casals en una de las suites para violonchelo solo de
Juan Sebastián Bach» (Preciado, 2001:28). Subraya, pues, que Proust hace música
con las palabras y que, así como cada nota de Bach o Mozart ocupa su lugar dentro
de un todo armónico, cada palabra de Proust es «inevitable», pues las frases se
suceden unas a otras de manera perfecta. Explica, por mencionar un ejemplo, que
el oído musical de Proust le llevó a escribir el título más hermoso que jamás ha
tenido un libro: A la sombra de las muchachas en flor.
Más allá de la difusión de una obra extranjera fundamental, y de lo acertado
de sus comentarios al respecto, la verdadera enseñanza de Vicente Preciado radica
en su profundo respeto por los libros, en su pasión y avidez literaria. Lector voraz
como pocos, entiende, no obstante, que debemos ser selectivos para no perder el
rumbo (el rumbo propio, el que traza nuestro sino), para no ahogarnos en el ma-
rasmo de la letra impresa. Los textos dedicados a Joyce y Proust inician con una
anécdota personal donde expone su reticencia a ser un lector obligado, pues algu-
nos de sus amigos le urgen para que lea libros que no le interesan y se disgustan
66 porque no lo hace; otros amigos, los escritores, lo amenazan con enviarle sus más
recientes obras en cuanto salgan de la imprenta. Lo cual aflige a Preciado, quien
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
He taponado mis oídos con cera y me han atado al mástil de la nave, para
no escuchar el canto melifluo y engañoso de Los renglones torcidos de Dios,
Crónica de una muerte anunciada y demás bajos del lenguaje. Porque allá,
en la otra orilla del monumental libro, me espera un Sí. El sí de Molly Bloom
(la novela termina con la palabra Sí en labios de Penélope–Molly), que pa-
rece afirmar, entre el oscuro oleaje que nos golpea en medio de este mar de
miserias y vulgaridades, la contraseña final que nos guiará al puerto de una
nueva epifanía (Preciado, 2001:22).
El lascivo barón Charlus. Swann, un obseso enloquecido por los celos. Odette
de Crecy, una insulsa cocotte elevada a gran dama por obra y gracia de la
señora Verdurin. Los duques de Guermantes, encarnación despiadada de
la elegancia y la etiqueta social. Saint–Loup, último vástago de una espe-
cie a punto de extinguirse. Los Verdurin, ridículos y ostentosos… (Precia-
do;2001:29).
Con esta misma vena moral, aborda dos clásicos de la literatura rusa del siglo
XIX: Tolstói y Gógol, autores que son tratados en artículos publicados en prensa,
aún no recogidos en forma de libro. En estos escritos quedaron registradas, se-
mana tras semana, su curiosidad, sus preferencias y las formas de su sensibilidad.
Por lo que constituyen un material importante para el conocimiento de la historia
literaria y cultural de nuestra región. Son, pues, una fuente obligada para los his-
toriadores de la literatura, a la que habrá que prestar la debida atención. Veamos lo
que dice respecto a Tolstói.
De entre la abundante literatura sobre la enfermedad y el cuida- 67
do de un moribundo (Mientras agonizo de W. Faulkner, La edad de Hierro de J.M.
como un puñado de agua. Como una racha de viento en un pinar una tarde
de verano (Preciado, 2010, Mayo:6).
Otro autor ruso que trató, si bien de modo muy distinto, el tema de la en-
fermedad, fue Nikolái Gógol, quien en Diario de un loco describió los diferentes
estados progresivos de un esquizofrénico. Lo hizo de forma tan detallada –a decir
de Preciado– que solo en nuestro tiempo, a la luz de la medicina moderna, se
pueden valorar y clasificar como verdaderas historias clínicas. Está compuesto por
veinte entradas de un diario (cada una de ellas representa una etapa del proceso de
demencia de Poprischin, su protagonista).
El argumento surgió a partir del esbozo Diario de un músico loco, que Gó-
gol escribió inspirado en las variantes rusas de las Kunstlernovellen de Hoffmann
que circulaban en San Petersburgo. Entre estas, la más admirada por Gógol era El
manicomio, de V. Odoyevski, dedicado a desarrollar el tema de la locura en genios
solitarios e incomprendidos. De haber elegido como protagonista a un genio no
reconocido, Gógol habría caído en el lugar común, pero su originalidad radicó
en haberse finalmente decidido a presentar a un insignificante funcionario como
protagonista. Cabe destacar que el tema de la locura en un personaje ordinario ya
había sido explorado por Gógol en su comedia inconclusa Vladimiro de tercera
categoría, donde al final de la obra el protagonista imagina que él mismo es este
premio. Preciado resume la historia, explicando que, como su nombre lo indica:
En otro artículo examina El capote, uno de los cuentos preferidos por Juan
José Arreola. Es un relato sobre las privaciones del copista Akaki Akákevich, un
modesto y apocado empleadillo obligado a gastar todos sus ahorros en la compra
de un nuevo capote para enfrentar el crudo invierno. La adquisición del abrigo le
cambia la vida, pero el mismo día de su estreno le es arrebatado por unos ladrones.
A decir de Annénkov2, el argumento, escrito bajo la peculiar lógica gogoliana del
absurdo, surgió de una noticia que Gógol leyó en la prensa acerca de un hombre
que compró un reluciente rifle de caza solo para ir a perderlo tras unos juncos sin
apenas haberlo usado. Preciado destaca que, con un estilo risueño, el autor ruso
embiste contra la clase social dominante en su país: «Militares, ministros, buró-
cratas, déspotas que humillan y desfiguran al ser humano». A su entender, la obra
gogoliana:
2 Pável Annénkov, autor ruso contemporáneo de Nikolái Gógol. Escribió un libro de memorias sobre
este escritor: Gógol en Roma.
70 por unos cuantos Kopeks (pesos) que apenas le proporcionan pan y un poco
de leña mientras el clima terrible lo obliga a vestir ropa remendada y vuelta
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
3 Presentadas en La revolución y la novela en Rusia, una serie de conferencias que Pardo Bazán dictó
en el Ateneo de Madrid; posteriormente (ese mismo año) fueron recogidas en formato de libro, con
idéntico título.
4 Fuentes escribió un extenso prólogo a La creación de Nikolái Gógol (1985), de Donald Fanger. Pitol
ha escrito varios textos sobre la obra gogoliana, entre los que destacan los ensayos dedicados a Gógol
en Pasión por la trama (1999) y De la realidad a la literatura (2003).
así a nuestra cultura. Una labor importantísima, ya que, como es sabido, todo sis- 71
tema literario necesita alimentarse de obras escritas más allá de sus fronteras lin-
Referencias
Belinski, V. 1842. La obra de Nikolái Gógol, vol. 1 (en ruso –la traducción es mía–). San Peter-
sburgo: BK.
Preciado, V. 2001. Brevensayos. Colotlán: Centro Universitario del Norte.
_________. 2004. Apuntes de Arreola en Zapotlán. Guadalajara: Universidad de Guadalajara.
_________. 2007. Junio, 30. “Participasiones”, La voz del Sur, p. 6.
_________. 2007. Julio, 7. “Participasiones”, La voz del sur, p.6.
_________. 2010. Mayo, 15. “Participasiones”, La Voz del Sur, p.6
Preciado, V. y Constanzo, J. 2010. Los trabajos y los días de un librero. Guadalajara: Editorial
Universitaria.
CAPÍTULO 7
Origen de la danza en Zapotlán el Grande
O riginalmente las cuencas y valles del sur de Jalisco3 estuvieron habitados por
población nativa de filiación náhuatl, que llegó hasta estos rumbos a través de
diversas migraciones (una de éstas integrada por gentes con cultura conformada
con elementos del altiplano central del México antiguo). Tal población, integrada
en comunidades aldeanas, conformaban pequeños señoríos independientes, que a
mediados del siglo XV, antes de la llegada de los europeos, habían sido dominados
por las huestes del Irecha, cuya sede era Tzintzuntzan (Michoacán). En el trans-
curso del siglo XVI, con la colonización española, empezaron a avecindarse en los
pueblos algunas familias de españoles, debido a que las autoridades coloniales les
otorgaron mercedes de tierras consistentes en estancias de ganado y caballerías4.
Al aumentar el número de los avecindados españoles en Zapotlán5, la cabe-
cera de la Alcaldía Mayor que tenía por sede al pueblo de Tuxpan –de mayor nú-
6 Anterior a la devoción al Señor San José, las personas avecindadas en Zapotlán honraban a la imagen
de la Virgen de la Asunción.
7 Durante el siglo XVIII se conformaron dos cuadrillas de sonajeros, la primera ya mencionada Arribe-
ños de San José y segunda Los Josefinos, ambas consagradas el clero secular de Zapotlán.
En la actualidad, en Zapotlán existen más de dos decenas de cuadrillas de sonaje- 75
ros. La preparación de algunos grupos, sobre todo los de organización más recien-
La danza y su vestuario
La danza es realizada por una cuadrilla de danzantes –que puede estar integrada
por una veintena de estos, hasta más de un centenar–, formados en dos filas de
dos, tres o cuatro integrantes, quienes siguen, en la ejecución de cada son, los
8 Tomadas como las fiestas mayores de la Diócesis de Zapotlán, adscripción que identifica una seg-
mentación territorial de la estructura católica, presidida por un Obispo.
9 Los piteros o músicos son los que coordinan la danza mediante los sonidos que ejecutan con la chi-
rimía –conjugación de la flauta de carrizo y el tambor–, los cuales son interpretados por los sonajeros
en una serie de pasos al unísono.
10 Los sonajeros representan ese poder de la naturaleza, encarnado en el Tloque Nahuaque Ipalnemo-
huani (Quien siempre está cerca y por quien tenemos vida), que tenía que ser merecido, obtenido (po-
dría decirse “conquistado”), por medio del baile ritual, para el beneficio humano. Por eso esta danza
rememora, en su ejecución e indumentaria, la belicosidad de los antiguos guerreros mesoamericanos.
Un estribillo característico, al momento de iniciar la ejecución de un nuevo son, sirve de fondo al fuerte
grito acorde de toda la cuadrilla de danzantes; es como aquel impresionante vocerío que preludiaba
las batallas en el México antiguo. Este epíteto que suponía una oprobiosa desigualdad entre los crio-
llos, europeos y nuestros naturales, está felizmente casi en desuso. En algunas regiones suelen usarlo
aún, cosa curiosa, los propios naturales. Como esta danza ritual estaba ligada a la fertilidad, en ella se
utilizaba el color rojo asociado al amarillo. Éstos eran los colores dominantes en la vestimenta: el rojo,
que simbolizaba la salida del sol, el renacimiento, la vegetación tierna; el amarillo, el color del sol, del
fuego, elemento importante para el desarrollo de las plantas tiernas y para que maduraran los frutos.
pasos y evoluciones de la pareja delantera de capitanes o punteros (generalmente 77
los más habilidosos).
11 En el México antiguo esta sonaja era llamada chicahuaztli, siendo uno de los elementos que dis-
tinguían a las deidades de la fertilidad: Tozi, Xippe Totec, los tlaloques, Chalchiuhtlicue, Xillonen, etc.,
a quienes se les representaba con este bastón-sonaja en las manos, por su relación con la fertilidad.
78 informarán al representante general de la cuadrilla o a los capitanes punteros para
responder al solicitante; si no hay inconvenientes (por lo general para cumplir una
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
El futuro de la danza
Los sonajeros han sido utilizados con fines políticos, en el sexenio de 1970-1976 13,
cuando desde diferentes niveles de gobierno se les promocionó a nivel nacional e
internacional, haciéndoseles aparecer como originarios de Tuxpan (donde tenía
otra parte el aumento del número de integrantes de las cuadrillas ha llevado a que
se agrupen en tres o cuatro filas, trayendo consigo cambios en la forma de desa-
rrollar la ejecución de la danza, al dificultarse el desarrollo de evoluciones como
los engarces y cruzamientos; llevando también, poco a poco, a que se vayan dejado
de hacer las tradicionales evoluciones de adentro hacia fuera y de afuera hacia
adentro, para pasar a realizar las evoluciones de manera unificada hacia delante o
atrás, hacia la izquierda o hacia la derecha, dándole homogeneidad a la ejecución
de la danza.
Desde fuera, el crecimiento urbano ha afectado el mantenimiento y desarro-
llo de esta tradición en dos sentidos. Por una parte, ante la ausencia de una pla-
neación urbana en las ciudades de la región, la circulación vehicular se ha tornado
crítica en las calles de las mismas, lo que entra en conflicto con la realización de
algunos eventos de antigua tradición que todavía perviven, entre ellos la ejecución
de la danza, la culminación de los encendios y la elaboración de los enrosos, dado
que, para su realización, requieren del cierre temporal de algún tramo de calle;
por otra parte, el avecindamiento de personas en las localidades de la región, pro-
venientes de otras del estado y del país, con otra cultura –mucha de ella urbana–,
les lleva a despreciar, por desconocimiento, tales expresiones de la cultura local,
pues su cultura urbana entra en choque con las expresiones culturales de tradición
local, por la alteración del flujo vehicular en algunas calles, llevándoles a una parte
de ellos a expresarse de manera despectiva o descalificatoria de tales manifestacio-
nes culturales; tal hecho converge con el soterrado racismo que históricamente se
conformó en el país, a partir de la colonización en el siglo XVI y que forma parte
de la cultura nacional, el cual es compartido por cierto sector de la población en
nuestra región.
Punto álgido sobre este asunto se han vuelto las políticas que, desde el ejerci-
cio del gobierno local, se han implementado respecto de la problemática asociada
a la práctica de la danza y otras manifestaciones de la cultura tradicional, dado que
algunas de tales disposiciones (como el negar el permiso para que los ensayes se
realicen fuera del domicilio de algunos participantes) afectan a quienes, citando
a Carlos Fuentes «mantienen el milagro de sostener estas tradiciones culturales»,
después de quinientos años de resistencia. Y así, los herederos de aquella ancestral
cultura, entre quienes se cuentan los integrantes de las cuadrillas de sonajeros, han
continuado su tradición entre dos dinámicas: atacados en sus manifestaciones, in-
comprendidos y no tolerados, o comprendidos y tolerados, respetando su cultura.
Sin embargo, a pesar de las situaciones, quienes sostienen esta expresión cultural
están dispuestos a continuar con ella. Los vecinos, al paso de las cuadrillas por la
calle danzando los días de la fiesta, no ocultan su gozo, y ante la belleza y energía
conjugadas en la ejecución de algún son, aplauden y exclaman: «¡Que vivan los 81
sonajeros!» y «¡Que no muera nuestra tradición!»
Garibay, A. 1958. Veinte himnos sacros de los nahuas. Fuentes Indígenas de la Cultura Náhuatl.
Informantes de Sahagún 2. Introducción, Paleografía, Versión y Notas de... Instituto de
Investigaciones Históricas de la U.N.A.M. México.
Jiménez, Guillermo. 1953. Zapotlán. Porrúa y Obregón S. A. México.
León-Portilla, Miguel. 1981. Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares. Fondo
de Cultura Económica. México.
CAPÍTULO 8
El trabajo periodístico, muestra de cultura y arte
en Zapotlán. Un caso: El Juglar
Nélida Villafuerte1
1 Socia correspondiente al Capítulo Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Es-
tado de Jalisco. Profesora de Asignatura del Departamento de Sociedad y Economía del Centro Uni-
versitario del Sur.
2 De hecho es desde el siglo XIX con la noticia de las vías férreas que llegarían a esta ciudad, donde el
periódico «El Faro» queda registrado como informante, 1896 (INAFED, 2012).
84 y la telesecundaria llevan su nombre, e incluso su hijo fomenta la presencia del
literato con la dirección de la Casa Taller, sede anual del coloquio arreolino.
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
Por ello, este trabajo presenta el caso de un semanario que adopta el mote de
Arreola “el último juglar” y toma de él su nombre y la estructura de su inicio, esta
es una muestra de comunicación, arte y cultura en este municipio cuna de grandes
artistas.
El Juglar, es el nombre del semanario más novel de Ciudad Guzmán; febrero del
2008 fue la fecha en que se publicó el primer número de una propuesta noticiosa y
cultural, de cobertura local, generadora de contenidos originales, con la ambición
de brindar una opción diferente a las ya existentes, pues en este municipio hay un
diario, un periódico bisemanal y otros tres de circulación semanal; uno de ellos
por más de 40 años.
Al entrevistar a Higinio del Toro Pérez (Del Toro Pérez, 2010), fundador y
primer director del semanario, comentó que la idea aparece en su mente a princi-
pios del año 2007. Como lector consuetudinario de periódicos, identificó el vacío
que existe en la localidad para obtener información veraz y oportuna de impacto
municipal o de la zona regional que rodea a Ciudad Guzmán. «Los (periódicos)
que vienen de Guadalajara no cubren la parte regional y se vuelven distantes, aun-
que estén mejor hechos que los locales. Cuando leo éstos, siento desesperación por
lo que dicen y cómo se ven”.
Con estas ideas, percibió que siendo Zapotlán «cuna de grandes artistas» era
poco creíble que la cultura no se difundiera a través de la prensa. Durante ocho
meses –aproximadamente– caviló con la idea de iniciar un periódico de tendencia
cultural y cuyo segmento noticioso fuera producido en la misma localidad. En
pláticas con sus amigos y clientes –pues tiene un negocio de cómputo e impre-
sión3– comenzó a darle forma, e inició bosquejos de un producto diferente para
la prensa local.
El contacto con las personas a partir de la impresión de publicidad y poste-
riormente de libros, algunas revistas y otros materiales de difusión social y cultu-
ral, acrecentó su deseo de fundar su propio periódico; escritores locales como José
Luis Vivar, Pedro Mariscal y el mismo Orso Arreola, fueron sus compañeros de
3 El negocio del maestro Higinio del Toro se ubica en Refugio Barragán de Toscano # 16-A y se llama
Buró Gráfico. Ofrece soluciones globales en computación, imprenta, artículos publicitarios y servicios in-
formáticos, incluyendo venta de equipo de cómputo. Con este giro tiene más de 10 años, fue el primer
espacio con servicio de internet en esta ciudad y ha sido su actividad productiva de tiempo completo;
en ella participa un técnico, un impresor, un diseñador y su esposa en las actividades informáticas, algu-
nas actividades de administración y suplente cuando el director de esta microempresa tiene que estar
fuera de su local. Con este perfil de empresa El Juglar se volvió una actividad para este personal, pero a
partir de 2011 se hizo un cambio de administración en el periódico, del que posteriormente se hablará.
idea y por supuesto sus primeros colaboradores. Además, poseedor de ese interés 85
por escribir, él mismo fue participando de actividades que le permitieron atreverse
5 El señor Higinio siempre identificó que se necesitaba llegar al punto de equilibrio, sin embargo no
hubo estrategias exitosas para vender el periódico y hacerlo costeable, en ese momento.
6 Es importante señalar que como estrategia de penetración, este semanario tiene ubicados más de
20 puntos de venta en tiendas de abarrotes, carnicerías y otros comercios de las colonias de Zapotlán
y otras localidades. Una actividad que no se había realizado antes.
venta, el recorrido de las calles y clientes muy definidos en la zona del tianguis y 87
algunas colonias de Zapotlán (Villafuerte Cosme, 2011).
7 El número de ejemplares cambió con la nueva administración del Sr. Francisco Mejía, en 2012, más
adelante se comentará al respecto.
88 pero no funcionó, a dos de ellos se les trató de solventar los gastos para cubrir
eventos, pero no fue el resultado que el director esperaba.
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
En las pláticas para contar esta historia el maestro del Toro Pérez comentó su
interés por ampliar el número de páginas y hacer del semanario un producto ven-
dible, pues durante estos años fue hasta el segundo aniversario que no tuvo que in-
vertir en la impresión y no se consideran los gastos de renta, teléfono o empleados,
pues se encontraban en el mismo espacio del buró. «Se que para tener anunciantes
necesito mejorar siempre el periódico porque al cliente le interesa que llegue a más
personas y para eso se necesita incrementar la cobertura, pero para ello necesito el
dinero para tener a las personas que se encarguen de los contenidos, la publicidad
y la distribución, mis metas son posicionar el semanario de manera regional y
aumentar la circulación».
Actualmente ya se ha registrado como Editorial el Juglar, para publicar libros
locales y regionales; la idea del periodismo cultural ha incluido otros estilos pues
«la nota roja es la que vende más ejemplares en Zapotlán» comentó el señor del
Toro; ha mantenido en su publicación a los colaboradores voluntarios y siguió
siendo él quien llevó el peso de la producción total del semanario, apoyado en el
diseño por su editora de esa época, la maestra Dunia Catalina Cruz Moreno8.
Así se celebró el tercer aniversario, después de la maestra han participado
Aarón Estrada, alumno de periodismo y otros alumnos de esta carrera impartida
por la Universidad de Guadalajara en el campus Sur (CUSUR): Alonso Sánchez,
Mario Galindo; la sección de Rituales con reportajes de corte etnográfico hechos
por Lizeth Sevilla. Casi para finalizar el tercer año, el semanario vivió un receso,
parecía que no llegaría a su cuarto aniversario: diciembre, enero y febrero no tu-
vieron publicación; la decisión del fundador fue integrar su trabajo con la inver-
sión de Francisco Mejía «es un joven con visión de negocios y que tiene ideas para
el periódico».
Tras varios meses de redireccionar el semanario, se lanzó un nuevo ejemplar
y un nuevo concepto: portada y contraportada a color, una página web y un gran
equipo de reporteros (sobre todo alumnos de periodismo, con ganas de adquirir
experiencia y ver publicados sus textos). El fundador y hasta ahora único director,
cede la batuta al joven empresario. En esta etapa la visión y nueva referencia inclu-
yen como jefe de información al maestro del Cusur Adrián de la Torre, reportero
y productor de Radio Universidad, periodista de carrera formado por la Universi-
dad de Guadalajara en el campus de la Ciénega.
El cuarto año de existencia de El Juglar tuvo una presencia distinta, sus con-
tenidos más noticiosos, la atención al público consumidor de la nota roja, el apro-
vechar el momento político ante las elecciones del 2012, repetir el ejercicio del
sondeo, bajo un nuevo modelo de acción. El señor Higinio dejó la dirección y el
Referencias
Del Toro Pérez, H. (nov-dic de 2010). La historia de El Juglar. (N. Villafuerte Cosme, Entre-
vistador).
Etchart Mendoza, E. M. (2010). Basilio Badillo Ortega, ideólogo revolucionario del Sur de Ja-
lisco. En d. E. Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística, Memoria de la BSGEJ (pág.
531). Guadalajara: BSGEJ.
INAFED. (2012). e-local. Recuperado el 10 de noviembre de 2013, de Enciclopedia de los muni-
cipios y delegaciones de México: http://www.e-local.gob.mx/work/templates/enciclo/EM-
M14jalisco/municipios/14023a.html
Martín Vivaldi, G. (1998). Géneros Periodísticos. Thompson Paraninfo.
Villafuerte Cosme, N. (2011). El negocio de la prensa local. Periódico El Juglar, un estudio de
caso en Cd. Guzmán Jalisco. Cd. Guzmán, Jalisco: Tesis de maestría en Administración de
Negocios, CUSUR, UdG.
CAPÍTULO 9
Cultura radial en Zapotlán el Grande:
Crítica social y periodística
Planetafilia
Emitida el 25 de noviembre de 2010
La agenda de la naturaleza
Emitida el 31 de enero de 2013
Como espíritu libre que me jacto ser me resulta molesto todo aquello que repre-
sente una atadura, retención, límite o contención. Lo admito, no me gusta usar el
cinturón de seguridad cuando manejo o soy pasajera de un automotor. Sin em-
bargo reconozco que es una medida de bajo costo –mi incomodidad temporal,
pues después uno se acostumbra– para un gran beneficio: prevenir que en caso de
choque o alcance vehicular las lesiones sean realmente graves.
La microcomunicación acerca de que en Ciudad Guzmán ya se están impo-
niendo multas por la omisión del uso del cinturón de seguridad, y del monto de
las mismas, hasta 30 salarios mínimos, esto es mil 841 pesos, me impulsó a su uso
sistemático desde hace un par de semanas, también soy de los que a fin de cuidar el
98 bolsillo procedemos a actuar y cumplir con estos lineamientos que aparentemente
son sencillos de omitir sin que pase nada.
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
Lo grave es que esta medida, a todas luces para la seguridad de los automo-
vilistas, se convierta en un resquicio para la corrupción. La tarde de ayer a través
de las redes sociales me enteré de que el operativo estaba instalado en el centro
de Ciudad Guzmán, a un lado de la Plaza de las Fuentes sobre la calle Federico
del Toro. Lo chusco es que un par de alumnas mías, Marisol Figueroa, y Sarahí
Ignacio, junto con su amigo Gabriel Villalvazo con los ímpetus que la juventud de
universitarios revolucionarios que muchos en algún momento tuvimos, se acomi-
dieron a avisarles a los automovilistas del operativo antes de que pasaran por el lu-
gar para que se pusieran el cinturón de seguridad y evitar la multa. La reprimenda
inicial de mi parte como profesora cambió cuando ellas me dijeron contundentes
que no buscaban evitar la consabida y bien merecida multa, sino la mordida de la
que estaban siendo objeto los conductores descuidados.
Otra alumna me confirmó que en días pasados ella había pasado por una
situación similar cuando un agente de tránsito le pidió se detuviera para multarla
por la omisión del uso del cinturón de seguridad, y que ante la oportuna infor-
mación de la suma de hasta mil 800 y pico de pesos, era mejor que solventara un
apercibimiento inmediato de 200 pesos a saldarse con el propio agente cual ven-
tanilla de pago ambulante. En este juego de palabras es cuando extraño los atajos
gramaticales del lenguaje popular, la chica estaba siendo objeto de una mordida,
acción que se detuvo en seco cuando se preguntó por el recibo de tal amonestación
monetaria.
Lo cierto es que las multas por no portar el cinturón pueden ser de entre 10 y
30 días de salario mínimo que pueden quedar en sólo 5 días, o sea 303 pesos, si se
pagan en los primeros 5 días hábiles luego de la infracción, en los casos en que el
conductor demuestre ante el juez municipal que el acto no es reiterativo.
Repito, el uso del cinturón de seguridad es ampliamente recomendable pues
está demostrado que salva vidas. Si para que usted o yo incorporemos en nuestra
cotidianidad vial su utilización es necesario que nos afecten el bolsillo, bienvenido
sea, pero eso sí, la multa deberá ir a las arcas del municipio para un uso de benefi-
cio común, y no a las bolsas de la corrupción.
1 Profesora Asociada del Departamento de Salud y Bienestar del Centro Universitario del Sur.
2 Sahagún, Fray Bernardino de, Historia General de las cosas de Nueva Espana. Edición preparada por
Ángel Mária Garibay. Décima Ed. México: Editorial Porrúa, Colec. Sepan Cuántos, 1999, p. 34.
3 La palabra buba, también conocida como bubón, proviene de griego boubon que significa ingle.
La buba era considerada como una manifestación de una enfermedad bien conocida y contagiosa,
llamada también «el mal francés o gálico». Se manifestaba como granos o tumores purulentos y vo-
luminosos que salían en la cara y en las ingles, y que provocaban infarto de los ganglios inguinales.
Corresponde a manifestaciones características de la sífilis.
102 grietas de los pies y de los labios. Es también contra los empeines que nacen
en la cara, o en las manos4.
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
Por la diversidad de sus tratamientos, esta diosa puede ser considerada una
experta en un amplia gama de las áreas de la medicina, ya que el resto de las dei-
dades mencionadas por Sahagún5 tienden a atender (o causar) un espectro más
limitado de enfermedades.
Habiendo establecido a Tzapotlatena, como la madre de Zapotlán, hoy Ciu-
dad Guzmán, no sorprende que este mismo espacio siga albergando prácticas mi-
lenarias de la medicina tradicional, como lo es el curanderismo.
Doña Victoria6, quien comparte con la Tzapotlatena las páginas de este do-
cumento, es un ejemplo de la presencia y evolución de los numerosos curanderos
y curanderas que se pueden encontrar entre los municipios de Gómez Farías, Ciu-
dad Guzmán y Tuxpan, Jalisco.
Doña Victoria es una mujer en sus cincuentas, madre de ocho hijos, que no
aprendió a leer, ni a escribir. «Que la escuela era para gente huevona», refiere ella
que le decían sus padres; por esto, y por las carencias económicas de su familia, ni
ella, ni ninguno de sus hermanos recibieron instrucción educativa formal.
A pesar de las limitantes aunadas al analfabetismo, esta curandera, al igual
que Tzapotlatena, trata una amplia gama de padecimientos, pero a diferencia de
la diosa, ella ofrece, entre otros servicios, el localizar personas u objetos perdidos;
como las vacas que un señor de Tuxpan le pidió que le ayudara a encontrar, pues
se le habían perdido en el cerro. Doña Victoria asiste, también, a mujeres y hom-
bres en la recuperación de amores perdidos, limpia de envidas, retirada de la mala
suerte, y muy frecuentemente hace trabajitos, como ella los llama, que consisten en
curar enfermedades mal puestas o hechizos.
La investigación para generar este documento surgió por la necesidad de
identificar y registrar prácticas actuales de curanderismo desde una perspectiva
de género y enfocada a las mujeres, ya que históricamente la participación de ellas
en el cuidado de los enfermos ha sido importante, pero no siempre reconocida en
todas sus dimensiones.
En la historia del México pre y postcolombino, es notoria una diferenciación
en el grado, rango y apreciación de participación de la mujer en el área de la salud.
Vemos, por ejemplo, que Sahagún equipara a los médicos con los sabios7, ya que
4 Algunos de estos padecimientos podrían referirse a lo que hoy conocemos como tiñas, impétigos,
psoriasis, y a algunas manifestaciones cutáneas de avitaminosis.
5 Sahagún, op. cit., pp. 34–35.
6 Con la finalidad de no alterar el curso cotidiano de la vida y práctica curativa de doña Victoria, la
ubicación exacta de su localidad no será compartida en este documento; sin embargo, la autora cuenta
con la autorización de la curandera para compartir su dirección, con quien así lo solicite.
7 Sahagún, op. cit., p.555.
los varones que se dedicaban al ejercicio de la medicina, a diferencia de las médi- 103
cas, debían egresar del calmécac8.
8 El Calmécac era la casa-escuela para varones de la élite azteca. A los ahí ingresados, se les instruía
en el conocimiento de la milicia, la astrología, la historia, el arte, la teología y la medicina, entre otras
disciplinas.
9 Sahagún, op. cit., pp. 560–562.
10 Ibíd., p. 555.
11 Ibíd., p. 562.
104 las curanderas de esta parte del estado— y ella aceptó que conversáramos. Debo
admitir que me sorprendió la facilidad del procedimiento. Yo esperaba que doña
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
Victoria fuera inquisitiva con respecto a mi trabajo y a mi persona, pero no fue así.
En el trascurso de más de un año, me reuní frecuentemente con doña Vic-
toria, en su casa, donde conocí a su familia y observé su interacción con ellos y
con algunos de sus clientes y pacientes. Fue después de algunos meses cuando
me enteré de por qué había confiado en mí y aceptado que la entrevistará. Inició
una de nuestras conversaciones diciéndome que me gustaban los gatos; a lo cual
yo respondí que sí. Entonces me dijo que yo tenía dos gatitas y me las describió.
Habló, también, de mi casa y de algunos miembros de mi familia. La exactitud
de sus descripciones me sorprendió, especialmente porque se refería a personas,
mascotas y vivienda que se encuentran alejados de su comunidad, y de los cuales
yo no había conversado con ella. Cuando le pregunté cómo sabía tanto sobre mí,
me contestó que en una concentración había ido a visitarme. «Acaso usted cree
que yo le iba a andar contando tanto a usted de mi vida, sin saber nada de la de
usted?», me dijo doña Victoria. Sentí un poco de temor, me sonreí, me regresó la
sonrisa, y cambiamos de tema.
En nuestras primeras conversaciones, le pedí que se describiera; que me dije-
ra como prefería ser llamada, y que me hablara de su experiencia como curandera,
¿ó debía llamarla de otra forma?
A través de observación participante y entrevistas a profundidad, fui cono-
ciendo a doña Victoria y adentrándome en la creatividad de su trabajo. Acordamos
que la llamaría curandera porque así le gustaba que la reconocieran; sin embargo,
estaba consciente de que para muchos, en su comunidad, no lo era. Doña Victoria
sabía que era mejor conocida como bruja o hechicera, pero ambos adjetivos le
parecían injustos pues negaba que su trabajo implicara estas prácticas.
Iniciaré por definir lo que aquí entendemos como una curandera, y si esto co-
rresponde a las actividades realizadas por doña Victoria. La curandera, de acuerdo
con los estudios realizados por Clay y Garro12 en Pichátaro, Michoacán, son per-
sonas diestras en el uso y manejo de remedios tradicionales para el tratamiento de
enfermedades, y que proveen sus servicios a cambio de una remuneración, gene-
ralmente económica. La mayor parte de ellas tiene el antecedente familiar de que
el padre o la madre fueron curanderos.
Según estas autoras, las habilidades de muchas de las curanderas crecen o
son reconocidas por ellas a través de la necesidad de tratar las enfermedades de
los numerosos miembros de su familia. Entre sus características principales está
el que muchas de ellas argumentan que curan con la ayuda de Dios –lo cuál les
da un carácter chamánico–. Entre las técnicas de curación que más emplean, las
curanderas, se encuentran las de sobar, tronar huesos, quitar empachos, levantar
12 Clay-Young, J. y Garro L. Medical Choices in a Mexican Village. Prospect Heights, Illinois: Waveland
Press, 1981, pp. 108–109.
molleras, quitar sustos, dar tratamientos a base de hierbas, y algunas veces desem- 105
peñarse como adivinadoras y quitadoras de hechizos.
Cuando las mujeres me vienen a pedir que sus maridos no las dejen, yo me
fijo que si son casadas con ellos, los hombres sí se quedan. Pero si por ejem-
plo, si viene una mujer y me dice: “Yo le voy a dar tanto, señora, y quiero
que me regrese a mi esposo”, y yo le digo: “Déjeme ver si yo puedo, y luego
le digo”. Y yo ya veo en la noche [durante su concentración] que no es una
pareja, que él tiene su esposa y que ésta que me anda pidiendo el trabajito
es su segunda, entonces yo ya al otro día le digo: “Mire, no puedo porque
usted no es casada”. Y ya me dice: “No”. “Él tiene su señora, y yo no puedo
separarlo”, le digo.
Y sí puedo, pero es que no quiero porque eso es pecado, uno no anda
haciendo de esas cosas porque si Dios nuestro señor los unió por qué yo voy
a separarlos, si yo no soy nadie. Solamente que vivan, que estén juntos y que
Aunque doña Victoria tiene con una línea de herencia familiar del don de
curar, pues su padre fue curandero; no fue él quien le transmitió sus experiencias.
Sus conocimientos los adquirió del don con el que ella describe que nació, y de las
enseñanzas de una vieja curandera de Sayula. Antes de la muerte de su padre, doña
Victoria no sabía que poseía la cualidad de curar, pero a la muerte del mismo, las
personas la buscaban para que les hiciera limpias y su madre la animó para que las
realizara. Sin embargo, fue hasta que su esposo se enfermó, aparentemente de gra-
vedad, que ella reconoció sus habilidades para este oficio. Desde entonces y hasta
ahora, la actividad de doña Victoria, como curandera, ha sido constante.
Los tratamientos a los que recurre doña Victoria son los usualmente reporta-
dos en la literatura sobre curanderos y chamanes, tales como el uso y prescripción
de hierbas y de productos animales, limpias, fetiches, ritos de magia, y adivina-
ciones14. Nada fuera de lo usual, dentro del curanderismo15; sin embargo, su caso
cuenta con elementos que le dan peculiaridad al ejercicio de su labor como curan-
dera. Esta peculiaridad está dada por su vínculo con los norteños, como ella llama
a los emigrantes mexicanos radicados en los Estados Unidos.
Doña Victoria ha vivido en los Estados Unidos. Ella emigró sola (ya estando
casada y con hijos) a ese país para trabajar cuidando a los niños de una pareja de
su comunidad. Describe que viviendo en California, dedicaba parte de su día a
ser cuidadora de niños y la otra parte a ser curandera. Allá, comenzó por curar a
conocidos de su pueblo que radicaban en la misma ciudad donde ella estaba. Sin
embargo, su fama se fue extendiendo a paisanos que vivían en otros estados y su
número de consultas aumentó.
Por varios años viajó como indocumentada hacia California, hasta que la
enfermedad de una de sus hijas la hizo suspender sus viajes. Fue entonces que la
comunidad de mexicanos, que ya la conocían en los Estados Unidos, la empezaron
a buscar en su pueblo de residencia. Al principio la consultaban cuando venían a
México, aproximadamente una o dos veces al año, pero una o dos consultas no les
eran suficientes; por ello, comenzaron a escribirle, pero el correo no era seguro y
tardaban mucho tiempo en recibir una respuesta, recordemos que doña Victoria
no sabe leer ni escribir.
Ante esta situación, le recomendaron instalar un teléfono y así doña Victoria
estableció un sistema rápido y eficaz de comunicación entre ella y sus clientes-pa-
cientes del otro lado de la frontera norte. El pago de este servicio se acordó hacerlo
de la siguiente manera: una vez hecha la consulta, doña Victoria establece el costo
14 Eliade M. El Chamanismo y las Técnicas Arcaicas del Éxtásis. México: Fondo de Cultura Económica,
1992, pp. 260–262.
15 Kakar S. Chamanes, Místicos y Doctores. México: Fondo de Cultura Económica, 1993, pp.27–69.
de la misma, o les pide que la llamen de nuevo, pues necesita tiempo para determi- 107
nar cuánto trabajo le requerirá la curación o trabajito, y de ello dependerá el costo.
Yo encuentro que hay muchas envidias en los trabajos donde trabajan los
norteños, muchas personas que, a veces, no los pueden ver por motivo que,
a veces, agarran trabajos más bien pagados, o que no los pueden sacar tan
fácilmente porque tienen ya un trabajo; por decirlo, seguro, que no tan fácil-
mente se los quitan. Entonces, ahí hay una envidia entre las demás personas
porque unos trabajan todo el tiempo y no les brindan su trabajo seguro, y no
les tienen confianza, y allí es donde empiezan mal. Se les hace, a ellos, que
digo quién es la persona que les está haciendo el mal, cómo es, qué es lo que
les hace, y ellos creen porque ellos están viendo que sí es cierto lo que yo les
estoy diciendo, y pos mucho de esto se los digo por teléfono.
Referencias
19 Para leer mayores detalles sobre la vida de doña Victoria, el lector puede consultar el libro de Valdez
Curiel Enriqueta. Las Curanderas de Zapotlán el Grande, Jalisco. Guadalajara, Universidad de Guadala-
jara, 2001.
110 MILENIO. Guadalajara, 3 de Diciembre del 2001.
Sahagún, Fray Bernardino de, 1999. Historia General de las cosas de Nueva España. Edición
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
preparada por Ángel María Garibay. Décima Ed. México: Editorial Porrúa, Colec. Sepan
Cuántos. p. 34.
CAPÍTULO 11
El ponche de granada y la palanqueta de nuez:
Gastronomía emblemática de Zapotlán el
Grande, Jalisco
El ponche de granada
En el sur de Jalisco existe una bebida de gran tradición y muy arraigada cultural-
mente: el ponche de granada, una fusión de aguardiente, mezcal y/o raicilla con
jugo de granada y azúcar.
1 Profesor Asociado del Departamento de Desarrollo Regional del Centro Universitario del Sur. Doctor
en Recursos Bióticos por la Universidad Autónoma de Querétaro.
Contacto: jorge.martinez@cusur.udg.mx
2 Estudiantes de la Licenciatura Desarrollo Turístico Sustentable del Centro Universitario del Sur.
3 Egresado de la Licenciatura en Nutrición del Centro Universitario del Sur.
4 Egresada de la Licenciatura en Periodismo del Centro Universitario del Sur.
112
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
Este año hemos tenido toro de once, por la mañana, y de entrada gratuita,
precedida por el gran convite que le dicen “suelta de caja” porque mero ade-
lante van tocando el pito y el tambor, seguidos de mojigangas. Luego van dos
hileras de charros a caballo que resguardan los toros o vacas bravas, rodea-
dos de cabestros. Detrás va un carro de mulas adornado con ramas verdes y
banderas de papel, que conduce uno o dos barriles de ponche de granada con
pólvora y alumbre, para que haga mejores efectos. Y lo único que se necesita
es llevar un jarro y abrir la llave: tu boca es medida. (Arreola, ibíd.).
La palanqueta de nuez
Referencias
Arreola, Juan José. 1963. La Feria. Editorial Joaquín Mortiz, S.A. México, D.F.
Montanari, Massimo. 2006. La comida como cultura. Editorial TREA. España.
CAPÍTULO 12
Raíces del teatro en Zapotlán el Grande y su
aporte a la cultura local
1 Doctora en Ciencias Sociales con especialidad en Antropología Social por el Centro de Investiga-
ciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-Occidente). Profesora Titular del De-
partamento de Cultura, Arte y Desarrollo Humano; y Directora de la Compañía de Teatro del Centro
Universitario del Sur (CUSur) de la Universidad de Guadalajara.
Contacto: rosa.arellano@cusur.udg.mx y rosarellano@hotmail.com
2 Licenciado en Artes Escénicas con especialidad en Expresión Teatral por el Centro Universitario de
Arquitectura, Artes y Diseño (CUAAD). Profesor de Asignatura del Departamento de Cultura, Arte y
Desarrollo Humano; y Asistente de Dirección de la Compañía de Teatro del Centro Universitario del
Sur (CUSur) de la Universidad de Guadalajara.
Contacto: oscar.rodriguez@cusur.udg.mx y oscarodmero@hotmail.com
118 Es por ello que el teatro, puede emplearse, no sólo como canal de expresión, entre-
tenimiento y comunicación, sino también como herramienta de formación donde
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
3 La etnografía es «un método de investigación de la Antropología Social o Cultural, que facilita el es-
tudio y comprensión de un ámbito sociocultural concreto, normalmente una comunidad humana con
identidad propia. Para el sociólogo Anthony Giddens la etnografía es el estudio directo de personas o
grupos durante un cierto período, utilizando la observación participante o las entrevistas para conocer
su comportamiento social para lo que es imprescindible el trabajo de campo como herramienta básica.
La investigación etnográfica pretende revelar los significados que sustentan las acciones e interaccio-
nes que constituyen la realidad social del grupo estudiado; esto se consigue mediante la participación
directa del investigador».
En: http://mx.answers.yahoo.com/question/index?qid=20100912153534AAM3qJL
Primeras manifestaciones teatrales a través de pastorelas 119
4 En: http://www.ciudadguzman.gob.mx/Pagina.aspx?id=1afc5ab3-d93b-4ce7-a7f1-2f58b9f96fcf
5 Revista Época No. 185, 19 de diciembre de 1994: 70, en: e-local.gob.mx Enciclopedia de los Munici-
pios de México del estado de Jalisco, Zapotlán el Grande.
120 siglo XVIII fueron prohibidas. Por este motivo, en los albores de la Independen-
cia, la representación de pastorelas se convirtió en un acto político-religioso, que
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
restituía una tradición mexicana, contradecía las prohibiciones del Santo Oficio y
retomaba la picaresca popular6.
En Zapotlán, las pastorelas son representaciones que siguen llenando de or-
gullo. Hoy en día se continúa enfatizando lo que Margarita Palomar Arias (Mar-
got), ilustre hija de este terruño, ha legado; y ella misma comentó para el Periódico
el Sur, que:
6 En http://www.periodicoelsur.com/noticia.aspx?idnoticia=2562
7 Castolo Fernando, 2005 en: http://www.periodicoelsur.com/noticia.aspx?idnoticia=2562
121
Una de las etapas fructíferas del teatro en Zapotlán, fue entre 1930 y 1960 con el
trabajo impulsado por el profesor y poeta Mauro Alfredo Velasco Cisneros y el
diplomático y escritor, Guillermo Jiménez. Para algunos ciudadanos, ésta fue la
época de oro cultural de Zapotlán. «Alfredo Velasco Cisneros fue hijo de la Sra.
María Cisneros y del Lic. Mauro Velasco, quien fue propietario del Teatro Velasco.
Alfredo Velasco, nació en Zapotlán el 08 de julio de 1890 y fue amigo desde la
infancia de Guillermo Jiménez9 –lo que marca la pauta para algunas actividades
8 En http://www.ciudadguzman.gob.mx/Pagina.aspx?id=b39c23f5-ee03-4f65-9ffc-53ae8b36f84a
9 Guillermo Jiménez, nació el 9 de marzo de 1891 en Zapotlán el Grande, Jalisco. Sus primeros estudios
los realizó en el Seminario Conciliar de Zapotlán. Desde muy joven viajó a Europa, ingresó al servicio
diplomático, y su primer puesto lo desempeñó en calidad de Canciller de Madrid, España, en tiempo de
la Monarquía (1919–1924). Su labor literaria, ya iniciada en México, prosiguió y envió su colaboración
a diferentes revistas y periódicos; ofreció conferencias y colaboró en diferentes diarios europeos Tras
largas estancias en Europa, regresó a México en donde pasó la mayor parte de su vida (http://www.
ciudadguzman.gob.mx/Pagina.aspx?id=c3224e20-5a70-498a-8c5b-ca4627a9c05a).
122
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
Guillermo Jiménez
(izquierda) y Alfredo
Velasco Cisneros
(derecha).
Fuentes: http://
victormanuelpazarin.
blogspot.com
http://diariode-
zapotlan.blogspot.
mx/2013/07/cultu-
ra_6.html
culturales que pudo fomentar don Alfredo Velasco–. Mientras que fue cónsul de
México en varios países europeos, Guillermo Jiménez, comenzó a mandarle libros
al amigo de Zapotlán y, de esta manera, inició a formar una fabulosa biblioteca»10.
Don Alfredo mantuvo correspondencia con algunos de los autores de los
libros que le envío su amigo. Él, «hablaba y escribía francés, alemán, italiano e
inglés. A su biblioteca llegó un día un discípulo transeúnte. Se llamaba Juan José
Arreola, al cual mucho ayudó Don Alfredo, él vio en Juan José a un muchacho con
derrochantes cualidades literarias, que era lo que le apasionaba» (Ibíd.).
En los años 30 aproximadamente (no se pudo corroborar este dato en
algún documento oficial), el Lic. Mauro Velasco, hombre de negocios e interesado
en el desarrollo artístico de Zapotlán, construyó el Teatro Velasco, que fue uno
de los teatros más antiguos. Dicho edificio se hizo bajo un estilo francés, «tenía
área de luneta, palcos primeros, segundos y terceros, se llenaba con 300 o 400
espectadores, el techo era de tejamanil y cuando llovía en plena función, hacía un
ruido que no dejaba escuchar lo que decían los actores» (Juan S. Vizcaíno†, com.
personal). «El teatro era muy grande, había un corralón que daba de una calle a
otra» (Ramón Villalobos, com. personal). Desgraciadamente no se han encontra-
do fotografías de dicho teatro, por lo que se deja a la imaginación la construcción
del mismo a través de algunos relatos.
Las obras que se presentaban en el Teatro Velasco eran tipo espectáculo,
por ejemplo, en él se representaron montajes puestos por los padres de Plácido
Domingo, cantantes españoles de zarzuela, Plácido Francisco Domingo Ferrer y
Pepita Embil Echaníz. Los espectáculos eran conocidos como teatro de revista,
donde se cantaba, bailaba, actuaba e invertían en la producción. «En ese tiempo,
10 http://www.ciudadguzman.gob.mx/Pagina.aspx?id=7f414b9b-367c-42ff-9f38-c15c8a0d1305
se presentaban obras bastante grandes pero taquilleras» (Ramón Villalobos, com. 123
personal). Don Juan S. Vizcaíno† comentó lo siguiente:
También había otros espacios dedicados a representar obras, uno era el Tea-
tro Urquiza, que estaba ubicado en pleno centro de Ciudad Guzmán, era conocido
como el teatro popular por el tipo de montajes que en él se presentaban. Pero a
donde más se asistía en ese tiempo, era al portal del Teatro, donde ahora está el Ins-
tituto Silviano Carrillo (Ramón Olmedo, Com. Personal). En el teatro del centro,
«se llegó a representar Pedro y el Capitán –de Mario Benedetti– con Juan Manuel
Preciado y Ramón Olmedo Neaves. Siempre se llenaba el teatro en cada función.
Según recuerdo, el teatro estaba por la calle Negrete y dicen que la casa donde se
representaban las obras, estaban los pasajes que llevan al volcán… esos que se des-
criben en la novela de Refugio Barragán: La hija del bandido»12.
En 1932, don Alfredo junto con otros ciudadanos decide formar el primer
grupo cultural de la ciudad, que llevó el nombre de Cervantes Saavedra, y fue im-
pulsado por el periódico local Plus Ultra. A partir de esa fecha y con el apoyo de su
amigo diplomático, Guillermo Jiménez, don Alfredo se convierte en mecenas de
jóvenes voluntariosos y con talento, entre ellos Juan José Arreola y Vicente Precia-
do Zacarías, hoy artistas de gran reconocimiento.
Guillermo Jiménez no dejó de apoyar a su amigo en la ardua tarea de impul-
sar y contribuir al desarrollo cultural de Zapotlán. Él, «tuvo una intensa actividad
social que le permitió departir con los artistas más reconocidos de la época: Pa-
blo Picasso, Diego Rivera, María Izquierdo, Alfonso Reyes, José Gorostiza, Xavier
11 Entrevista a Don Juan S. Vizcaíno en su casa en Ciudad Guzmán municipio de Zapotlán el Grande,
Jalisco. 27 de septiembre de 2013. 11:00 horas.
12 Plática informal con Víctor Manuel Pazarín en el centro de Ciudad Guzmán municipio de Zapotlán
el Grande, Jalisco. 23 de diciembre de 2013. 15:00 horas.
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CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
Villaurrutia, Rodolfo Usigli, Ramón del Valle Inclán y Pablo Neruda; entre sus
más allegados se encuentran Andrés Henestrosa y Alejo Carpentier, y entre sus
coterráneos, José Clemente Orozco y Lupe Marín. Guillermo publicó una veintena
de títulos entre libros de cuento, ensayos, novela, memorias, teatro y prosa perio-
dística, que fueron editados principalmente en México, algunos vieron la luz en
España y Francia» (Peralta y Sigala, 2012:13).
Entre sus obras, destacan Constanza, el libro, «sale a la luz en 1921, un año
después de la lamentable muerte de la madre de Guillermo, Juana Constanza de
Jesús Jiménez Urzúa. La novela no es lineal, es un rompecabezas donde la memo-
ria va regalando a cuenta gotas recuerdos de su niñez, juventud y madurez, es así
como transcurre la historia»13. Un segundo libro relevante, es sin duda, Zapotlán
(1940), para algunos críticos, es un claro antecedente de La Feria de Juan José
Arreola. Ésta novela de Jiménez, «evoca el idílico Zapotlán de su infancia, un ver-
dadero paraíso» (Wolfang Vogt en Peralta y Sigala, 2012:13).
En palabras de Víctor Manuel Pazarín14, escritor oriundo de Ciudad Guz-
mán, Zapotlán de Guillermo Jiménez «es un ensayo de corte poético que nos in-
13 En http://lajirafazapotlan.blogspot.mx/2012/10/la-mitologica-constanza-de-guillermo.html
14 En http://www.lajornadajalisco.com.mx/2013/03/14/a-zapotlan-via-paris-un-viaje-en-andas-de-
guillermo-jimenez/
vita a darle vuelo a la imaginación, recrearnos con la lectura y vincular las bellas 125
artes: literatura, poesía y música de Zapotlán».
15 En http://lajirafazapotlan.blogspot.mx/2011/07/literato-y-maestro-don-alfredo-velasco.html
16 En http://www.tecalitlan.gob.mx/history1.php
126 Desarrollo teatral a partir del proceso educativo
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
Dos artistas que sin duda han contribuido en la formación de jóvenes y expresión
artística de Zapotlán, son los profesores del Centro Regional de Educación Nor-
mal (C.R.E.N.) de Ciudad Guzmán, Ernesto Neaves Uribe y Ramón Villalobos
Castillo «Tijelino» (Juan S. Vizcaíno†, com. Personal). Ernesto «nació en la ciudad
de Monterrey, Nuevo León, el 27 de febrero de 1924. A partir de 1930 radicó en
Guadalajara, Jalisco, donde cursó su educación primaria. La pobreza de su familia
no le permitió continuar estudiando y tuvo que realizar todo tipo de trabajos.
Desde esa fecha hacía teatro donde podía: en la parroquia, en su casa, en las ve-
cindades del barrio, etc. Viajó casi por toda la República en busca de mejores tra-
bajos, así, estuvo de actor de radio y teatro en la X.E.F.O. de la ciudad de México,
o haciendo giras artísticas con actores profesionales en la Compañía de Teatro de
José Gálvez y Sara Guasch en Nayarit, Guadalajara, Zacatecas, Querétaro, San Luis
Potosí y México, D. F.»17.
Neaves Uribe inició «su educación Normal en Guadalajara en 1953, pero al
terminar el primer grado, el Director de Educación Pública en el Estado, lo hizo
cortar la carrera para mandarlo como director de la escuela estatal de organización
completa de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco. Durante su estadía en Tlajomulco, fi-
naliza sus estudios como Profesor de Educación Primaria en el Instituto Federal de
Capacitación del Magisterio. En 1960 fue nombrado Subdirector Administrativo
al fundarse el Centro Regional de Educación Normal (C.R.E.N.) de Ciudad Guz-
mán, donde se desempeñó como catedrático de tiempo completo hasta su jubila-
ción» (Ramón Villalobos, com. Personal).
Después de un año de su llegada al C.R.E.N., Ernesto Neaves conoce a Ra-
món Villalobos «Tijelino» y de manera inmediata, se convierten en compañeros
de todo el trabajo artístico que realizan durante 30 años con los alumnos de dicho
Centro. Ramón Villalobos, narró lo siguiente:
17 En http://www.ciudadguzman.gob.mx/Pagina.aspx?id=ee85f5e6-acc7-43c9-8ebc-548176ffc1ce
la O Villalobos– y ella aceptó, así que, nos venimos a vivir a Zapotlán. Para 127
entonces, ya estaba trabajando Ernesto Neaves, aquí lo conocí. Él daba las
18 Entrevista a Ramón Villalobos Castillo «Tijelino» en su casa en Ciudad Guzmán, Jalisco. 27 de sep-
tiembre de 2013, 12:45 horas.
19 En http://www.ciudadguzman.gob.mx/Pagina.aspx?id=ee85f5e6-acc7-43c9-8ebc-548176ffc1ce
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CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
Por su gran aporte a la sociedad, ha obtenido en el área teatral, entre otras, las
siguientes distinciones: Mención honorífica como escenógrafo en la puesta de la
obra La vida del hombre, Guadalajara, Jalisco en 1966; Primer lugar en escenogra-
fía por la obra La otra cara del viento, 1966; Primer lugar, Concurso de teatro fies-
tas patrias Guadalajara, Jalisco en 1968; Primer lugar en escenografía por la obra
Los pechos privilegiados; Primer lugar en escenografía por la obra El túnel que se
come por la boca; e, Hijo Predilecto de Zapotlán el 23 de Diciembre de 1979. Des-
de Enero de 1992 goza de la jubilación por su trabajo de profesor en el C.R.E.N.
(Ramón Villalobos, com. Personal), como artista, sigue activo.
Aun cuando Ernesto Neaves y Ramón Villalobos no nacieron en Zapotlán,
la comunidad reconoce el gran trabajo que durante más de tres décadas realizaron
juntos a través del C.R.E.N. Así como también, sus aportes no solo en Ciudad
Guzmán sino además, a nivel estatal y nacional, en el caso de Ernesto; e interna-
cional hablando de Ramón, ya que sus trabajos, han sido exhibidos en Estados
Unidos y Europa como su escultura tres de los cielos que llegó hasta la ciudad de
Cerdeña en Italia. Ambos han legado a Zapotlán el espíritu y entusiasmo por el
teatro, formando a diversas generaciones de artistas locales que hoy en día han
sido reconocidos por su calidad histriónica, tal es el caso de: Guillermo Gómez
Vázquez, Guillermo Lares Lazarit, maestra Amelia Villicaña Díaz, maestra Mireya
Cabeza de vaca y Ramón Olmedo Neaves. Como parte de su trayectoria teatral,
Ernesto Neaves participó en más de 30 montajes en diversos estados, destacando
Tercera llamada, de Juan José Arreola y La otra cara del viento de Félix Torres Mi-
lanés. Este último se representó con mucho éxito en todas partes, en él trabajaron
arduamente Neaves Uribe quien fue el actor y adaptador, y Ramón Villalobos
quien elaboró el vestuario y la escenografía. En dicha obra se representa la vida de
130 Juan Corona, un personaje indigente, Juan Vites, nativo de Ciudad Guzmán que
padecía facia –enfermedad que no permite hablar muy claramente o falto de coor-
CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
Juan vites, logró trascender tanto, a diferencia de mucha gente que habla
en diversos espacios y no logra transmitir como éste señor, un hombre muy
querido por todo el pueblo, por los niños, muy pacífico y con su filosofía
muy especial, él partía de que en lo sencillo, está lo valioso. Esta obra fue
galardonada con premios a nivel nacional, compitiendo con actores de gran
trayectoria teatral como Ignacio López Tarso y María Teresa Rivas. Parti-
cipó en un concurso nacional en la ciudad de México y Zapotlán ganó el
primer lugar, se trajo casi todos los premios: mejor obra inédita, dirección de
escena, actor, escenografía, coactuación femenil y varonil; en ella, también
participaron Guillermo y Rodolfo Lares Lazarit. Con esta obra, Guillermo
Lares se ganó un premio para estudiar gratuitamente en Bellas Artes en
1964–1965 22.
Esta obra sigue vigente y la representa el Grupo Catarsis, que fue fundado
por Ernesto Neaves Uribe en 1960 como parte del Centro de Seguridad Social del
Instituto Mexicano del Seguro Social Regional de Ciudad Guzmán. En el año de
1965 se inauguraron dos teatros del IMSS, uno cerrado y otro abierto. El teatro ce-
rrado tiene una capacidad para 200 espectadores y el escenario abierto, o también
conocido como el Teatro al Aire Libre del Centro de Seguridad Social, cuenta con
una capacidad para 300 espectadores (Ramón Olmedo, Com. personal).
A partir de 1988, el Grupo Catarsis está bajo la dirección de Ramón Olme-
do Neaves (sobrino de Ernesto), al igual que del Grupo Carátula de la Casa de la
Cultura de Ciudad Guzmán, dando continuidad a trabajos iniciados por Ernesto
Neaves y Ramón Villalobos. La respuesta por parte de la población de ciudad Guz-
mán, fue muy favorable para las presentaciones teatrales en la época de los inicios
del teatro. Ramón Villalobos (Com. personal), comentó lo siguiente:
Al principio nos iba bien, la gente quería ver teatro porque no había nada,
la diversión en las calles eran las danzas y serenatas, por eso, la gente acudía
mucho al teatro; pero ahora con el cine, bajó el interés. Además, lo malo es
que no querían pagar –risas–. Hubo un tiempo que hacíamos las obras gra-
tis, pero cuando cobramos, no fue nadie –risas fuertes–.
21 En http://wwwblogsandoval.blogspot.mx/
22 Entrevista a Ramón Olmedo Neaves en el Auditorio Consuelito Velázquez de la Casa de la Cultura
de Ciudad Guzmán, Jalisco. 11 de junio de 2011. 12:15 horas.
131
Referencias
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coloquios de pastores en el occidente de México. Edición Secretaría de Cultura del Estado
de Jalisco. Guadalajara, Jalisco, México. ISBN 978-970-624-571-7.
Peralta Milton y Ricardo Sigala. 2012. Prólogo de: Obras escogidas. Narrativa y teatro de Gui-
llermo Jiménez. Editorial Universitaria. Universidad de Guadalajara. Guadalajara, Jalisco,
México. ISBN 978-607-450-620-4. Pp. 12–17.
132 Pruneda Consuelo. 2005. Apuntes de Teatro. Editorial Gráfica Nueva de Occidente. Guadala-
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CULTURA Y ARTES POPULARES DE ZAPOTLÁN EL GRANDE, JALISCO |
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lán el Grande
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http://tijelino.blogspot.mx/
http://wwwblogsandoval.blogspot.mx/