Tomo 8 Vida en Familia Capitulo 4 1
Tomo 8 Vida en Familia Capitulo 4 1
Tomo 8 Vida en Familia Capitulo 4 1
Vida en
familia
IV
Simbología
Categoría
Región
ISBN: 978-9942-22-372-2
Presentación
VIDA EN FAMILIA 3
Prólogo
VIDA EN FAMILIA 5
cuentos, las novelas, las tradiciones y leyendas escritas) no solo
está para ejercitar el razonamiento y comprender el contenido de
las narraciones, sino también para sentir con nuestro corazón lo
que otros nos cuentan; por ello a veces nos hacen reír, nos ponen
contentos, hacen que se nos escapen unas lágrimas (o al menos se
nos hace un nudo en la garganta), o nos dejan pensando un rato.
Siempre creí en las capacidades y las ganas de escribir que
tienen las personas que forman parte de la comunidad educativa:
estudiantes, docentes, y también madres y padres de familia. Solo
necesitaban una oportunidad, un empujoncito.
Al inicio, cuando en el Ministerio de Educación se planteó esta
propuesta, muchos dudaron que el programa “Nuestras propias
historias” pudiera dar resultados cuantitativos altos. En un
principio tal vez se lo veía como un proyecto un poco soñador, que
pretendía convocar a un gran desafío a la comunidad educativa
del país. Por ahí incluso escuché decir: “pero si la gente ni siquiera
lee, va a ser muy difícil que se ponga a escribir”.
Sin embargo, no ocurrió así. Esta propuesta ha revelado algo
que va más allá de la estadística o del cuadro de alcance de
metas cuantitativas. Esto es un resultado concreto en términos
educativos y culturales. Al interior de la comunidad educativa,
la cifra final de 3 729 participantes —entre estudiantes, docentes,
personal administrativo, madres, padres, abuelas y abuelos de
todo el Ecuador, en unas provincias más que en otras— nos
reveló que las personas tienen interés por narrar lo que les ha
sucedido, lo que han escuchado o lo que han inventado también.
De este gran total, para la publicación se seleccionaron más de
ochocientas narraciones que tratan una gran variedad de temas:
artes, oficios, profesiones y pasatiempos; leyendas y tradiciones;
realismo social; relatos de amor, de terror o fantásticos; o historias
de la comunidad, la familia o la escuela.
VIDA EN FAMILIA 7
Índice
Una experiencia de vida 11
MARTINA PASTORA ORTEGA
Recuerdos de mi niñez 15
MARÍA CARMEN LEMA
Vida libre 21
NIEVES ALEXANDRA CANDELEJO
Mi historia familiar 24
MAGALY MARIBEL SÁNCHEZ
Un milagro 32
ZULLY MELANNIE PASTUÑA
La vida de Israel 35
JAVIER ALEXANDER APONTE
Sin mi padre 38
RICHAR VINICIO VEGA
Historia de mi bisabuela 41
PABLO DANIEL ENRÍQUEZ
La familia de Flor 45
SONIA CRISTINA TIGSE
Desesperación 50
JORGE RAMIRO CRUZ
Historia de mi infancia 53
SONIA MARISOL MANZANO
Nuevas vidas 56
ELENA MARITZA ACERO
Futuro encuentro 60
CRISTINA ALEXANDRA SARCHI
El perdón de un niño 63
KARLA LISETT DOMÍNGUEZ
¡La desobediencia! 68
ÁNGELO MAURICIO BAQUE
La foto en la sala 71
CLARA DEL ROCÍO VINUEZA
La historia de RG 77
ROSARIO GUEVARA
Niña mamá 95
MARTHA SUSANA GUERRA
Mi abuela y yo 120
NATALY SILVANA CACHIMUEL
Mi abuelito 127
VERÓNICA ELIZABETH IMBAQUINGO
Una experiencia
de vida
VIDA EN FAMILIA 11
Por todos los malestares que tenía en este embarazo y que no
había tenido en los otros dos, estaba segura de que sería niño. Sin
embargo, cuando me hacía las ecografías, el bebé nunca se dejaba
ver el sexo. Mi esposo insistió en que me hiciera una en 3D, pero
nunca accedí; me sentía cansada, con sueño, y me daba pereza
salir.
Cuando se acercaba la fecha del parto, y de manera que
estuviera lista para la cesárea, me mandaron a hacer los típicos
exámenes de rutina, entre ellos otra ecografía. Recién ahí el doctor
notó que algo pasaba, pero no lo entendía. En esas estuvo casi una
hora, “navegando” en mi barriga.
De repente, un día me comenzó a quemar el estómago;
tanto, que me la pasaba tomando agua helada y poniéndome
compresas frías. Como era el último mes pensé que era normal, y
no se lo comenté a la doctora. Sin embargo, un sábado a la noche,
VIDA EN FAMILIA 13
Muy pronto se regó la noticia: vinieron mis padres, mis
hermanas y mis hermanastras. Nunca pensaron que saldría con
vida, pues mi situación era muy delicada. Es más: los doctores
me habían desahuciado, ya que de mi caso solo se presenta uno
en un millón de pacientes, y normalmente no sobreviven. Pero,
finalmente, mi tipo de sangre comenzó a llegar. Un helicóptero lo
llevaba de urgencia a Ambato, y desde ahí mi esposo tenía que
pagar un taxi para llevarla a Riobamba.
Estuve ocho días en coma, de los que solo recuerdo a mis
hermanas, que me hablaban. Las veía borrosas, como en un sueño,
y sus voces se escuchaban muy lejanas. Luego pasé veintitrés días en
recuperación, pero no veía el momento de salir y conocer a mi hija.
Salí finalmente, pero mi herida no cerraba, así que tuve que ir
un mes más a que me la curaran. Además, me mandaron tres años
de reposo y de por vida no puedo hacer fuerza por lo complejo de
mi situación.
Mi esposo, mis hijas, mis hermanas y mis padres me
consintieron mucho para que mi recuperación no me afectara
tanto, ya que lo que pasé fue terrible. Fue una situación que marcó
a mi familia y que a la vez nos unió más que nunca.
Recuerdos
de mi niñez
VIDA EN FAMILIA 15
Matías y yo nos quedamos en el campo con una tía que no era
buena, pero necesitábamos terminar nuestros estudios. Fueron
aproximadamente dos años los que pasamos alejados de nuestros
padres. No los podíamos abrazar ni pedir la bendición antes de
salir de la casa.
Cuando terminamos la escuela, fuimos a Santo Domingo.
¡Sentimos tanta felicidad! ¡Por fin estábamos junto a nuestros
padres! Sin embargo, pasaron algunos meses y migraron
nuevamente. Ahí nos quedamos por segunda vez solos, en un
departamento arrendado, al cuidado de una señora mezquina
llamada Beatriz, que nos daba sopa de fideo sin sal mientras su
familia comía arroz con carne frita.
Mi hermano y yo solíamos encerrarnos a llorar en nuestro
cuarto, y nos preguntábamos por qué nuestros padres no nos
habían llevado con ellos y con mis otros dos hermanos.
VIDA EN FAMILIA 17
GRACIELA OSORIO
trabaja en la Unidad
Educativa Sagrado
Corazón de Jesús
Bethlemitas.
Cristo es camino
y verdad
VIDA EN FAMILIA 19
Mi agradecimiento a Dios es y será infinito por mostrarme el
camino correcto a seguir. Él me obsequió una gran enseñanza de
amor porque fue Su voluntad que mi padre y yo pasáramos juntos
sus últimos días de vida; por lo tanto, tenemos que obedecer
siempre sus mandatos: nuestras vidas están escritas por Su
sagrada mano y Él es el maestro de ellas.
Vida libre
VIDA EN FAMILIA 21
Mi papá siempre trabajó en Quito; mis hermanas y yo vivíamos
con mi madre y mi tía, que nos acompañaba cuando podía. Sin
embargo, a veces, cuando mi padre venía, nos maltrataba.
Un viernes por la tarde, mi mamá viajó a Zumbahua con
mis hermanas, pues mi padre le había pedido que hiciera unas
compras. Como tenía mucho miedo de que me robaran, llevó los
animales más grandes a casa de mi abuela, y le pidió a una vecina
que me acompañara. A pesar de que dijo que regresaría pronto,
lloré de la tristeza.
Mi mamá se fue en un camión con la gente de la comunidad y
mi abuela; viajaban así porque no les gustaba ir en bus. Yo me fui
a pastorear las ovejas con mi prima, cuando de repente llegó mi
tía llorando:
—Vamos —nos dijo.
VIDA EN FAMILIA 23
MAGALY MARIBEL
SÁNCHEZ
nació en Naranjito,
Guayas, en 1993.
Actualmente es ama
de casa. Su hija Ketsya
Cadena estudia en
la Unidad Educativa
Monseñor Juan
Wiesneth.
Mi historia familiar
VIDA EN FAMILIA 25
—Mami, papi, ¿por qué la doctora me hizo esto? Ya no puedo
hablar ni comer.
No es lo mismo escribirlo que sentirlo. Para un padre es una
experiencia muy dura, pero el amor de la familia nos ayudó a
superarla y a confiar en un futuro mejor.
Cuando Ketsya cumplió cuatro años, entró a la escuela. Hoy va
muy bien con sus estudios; ya tiene seis años y Mateo, tres.
Mi esposo y yo trabajamos mucho para darles lo mejor. Siempre
estamos pendientes de ellos, queremos demostrarles y que sepan
que estaremos a su lado a cada momento.
Doy gracias a Papito Dios porque, a pesar de lo malo siempre
seguimos adelante, juntos en el hogar, llenos de amor, de paz, de
sinceridad y, ante todo, con respeto.
N
cuatro hermanas.
ací el 29 de marzo de 1999 en un ambiente
lleno de amor y felicidad. Decidieron
llamarme María José, y soy la segunda de
VIDA EN FAMILIA 27
Luego estudié siete años en la escuela Jacinto Collaguazo. Al
terminar, decidí irme a otro colegio para seguir mi sueño y ser
maestra en corte y confección.
El primero de marzo de 2014 —lo recuerdo tan bien porque fue
el día que cambió mi vida— me sentía muy mal y tuve que pedir
permiso en el colegio. Apenas llegué a casa, mi madre, asustada,
me llevó de emergencia a la casa de salud de Imbaya, donde me
dijeron que mis síntomas no eran normales. En ese instante me
dieron el pase al hospital de Atuntaqui, donde me realizaron un
examen de sangre para saber lo que tenía. Al ver el resultado, los
doctores hablaron con mi madre y me trasladaron al Hospital Baca
Ortiz, ubicado en la ciudad de Quito, donde me realizaron el mismo
examen y confirmaron que tenía leucemia linfoblástica aguda.
Mi madre fue la primera persona en enterarse, y en ese mismo
momento le hicieron firmar un permiso para que me realizaran
VIDA EN FAMILIA 29
desperté llena de sueros y con oxígeno. Desde ese momento ya no
importaba si era de día o de noche, solo lloraba.
El 17 de marzo del mismo año me realizaron mi primera
quimioterapia, algo que realmente no le desearía a nadie. Al
terminar sentía que mi estómago se revolvía. Tenía un olfato tan
sensible que percibía la comida del hospital desde que estaba en
el ascensor, y rápidamente me ponía sobre la nariz una toalla con
alcohol, porque el olor era insoportable. Odiaba esa comida, y la
sigo odiando.
Pese a mi malestar, agradezco a los familiares que estuvieron
conmigo en esos momentos de amargura, en especial a mis
hermanas y a mi padre. Ese día recibí una llamada de mi mejor
amiga que me dio ganas para no rendirme. Estuve un mes
internada. Extrañaba mucho mi casa y mi familia. Sin embargo,
todos los días recibía una visita especial, y eso me daba fuerzas
para continuar.
El 29 de marzo sería mi cumpleaños y me sentía fatal. ¿Cómo
era posible que en vez de estar feliz, festejando y divirtiéndome
como una adolescente, estuviera tirada en una cama de hospital?
De repente entró una doctora para comunicarme que podía ir a
mi casa; ese momento sentí una felicidad que nunca antes había
tenido. Al salir, lo primero que vi fue a toda mi familia. Mi cuerpo
comenzó a temblar, pues valoré su compañía y me di cuenta de lo
mucho que los extrañaba y de la falta que me hacían. Fueron tres
horas de camino a casa, y cuando llegué me esperaban amigos,
vecinos y familiares; lloraban de la alegría al verme.
Pasada una semana, regresé nuevamente al hospital. No fue
una decisión fácil, pero lo hice. Durante el tiempo que estuve allí
nos informaron sobre una fundación llamada Asonic que ayuda
con alimentación y hospedaje. Incluso me realizaron la fiesta de
quince, ya que mis padres no contaban con el dinero suficiente. A
VIDA EN FAMILIA 31
ZULLY MELANNIE
PASTUÑA
estudia en tercer año
de Bachillerato de
la Unidad Educativa
del Milenio Cacique
Tumbala.
Un milagro
VIDA EN FAMILIA 33
Cuando regresé al cuarto lo volví a abrazar, y entonces mi
abuelo me agarró la mano:
—No estés así, hija —dijo juntando fuerzas—, porque yo estoy bien.
Inmediatamente llamé a mi papá y le conté lo que había
sucedido. A las ocho y media de la mañana llegó toda la familia
para corroborar lo que yo había dicho. Cuando fuimos a ver a mi
abuelo, en verdad estaba bien: fue un milagro de Dios que hubiera
resistido la operación, pues era muy complicada.
—Que yo esté vivo todavía —dijo mi abuelo— es porque mi Dios
me ayudó y no me dejó solo nunca. —Y me miró—: Te agradezco
mucho, mija, que te hayas quedado aquí conmigo.
La vida de Israel
J
llamaría Israel.
enny Meza y Javier Aponte esperaban con
ansias el nacimiento de su hijo. Oraban a Dios
que todo saliera bien, y decidieron que se
VIDA EN FAMILIA 35
El bebé, como era de esperarse, con el pasar del tiempo
comenzó a gatear. Sus dos hermanas, Érika y Katherin, jugaban
con él. Su papá esperaba con ansias a que terminara la jornada de
trabajo para ver a su hijo y tomarlo en sus brazos.
Un día, el pequeño cayó enfermo con una fiebre leve que luego
aumentó. Sus padres, preocupados, lo llevaron a un doctor que les
habían recomendado. Él lo revisó y les mandó a hacerle exámenes
de paludismo; el resultado salió positivo. Con la medicina que les
mandó, los padres regresaron a la casa contentos, pensando que
allí había terminado todo. Sin embargo, los calmantes le bajaron
la fiebre por un tiempo, pero luego dejaron de dar resultado y el
caso empeoró.
El bebé, que antes era robusto, ahora estaba delgado. Sus
padres estaban angustiados, la preocupación los agobiaba. Lo
volvieron a llevar al doctor, pero esta vez los resultados daban
VIDA EN FAMILIA 37
RICHAR VINICIO VEGA
estudia en tercer año
de Bachillerato de la
Unidad Educativa Padre
Antonio Bresciani.
Sin mi padre
VIDA EN FAMILIA 39
Si mi madre leyera esto, tan solo quisiera decirle lo mucho que
la amo y lo importante que es en mi vida. Quisiera darle las gracias
porque ella es la que lucha por mí, es mi fortaleza en los momentos
de llanto y tristeza, y la única persona que me demuestra un amor
verdadero.
Historia de mi
bisabuela
VIDA EN FAMILIA 41
y la vistió, pero en su familia eran muy malos: la hacían trabajar
para darle de comer.
Cuando cumplió diez años, se cansó de ser maltratada y huyó
para encontrarse nuevamente con su madre. A pesar de que
trabajaban muy duro, apenas sobrevivían.
Con el tiempo, la madre enfermó. Pensando en que su hija, ya
quinceañera, se iba a quedar nuevamente sola, tomó la decisión de
casarla a la fuerza con un desconocido, quien la trataba muy mal.
Al poco tiempo, María Emilia quedó embarazada. Cuando
recibió a la niña en sus brazos, se la mostró a su esposo y él la
rechazó. La joven lloraba pidiendo a Dios que su historia no
se repitiera, pero a su esposo no le agradó lo que escuchó, y
terminó matando a golpes a la beba. María Emilia, llorando
desconsoladamente, se la llevó al cementerio para sepultarla.
VIDA EN FAMILIA 43
Unos años más tarde, la casa de mi bisabuela se quemó y ella
se enfermó del corazón por la tristeza de haber perdido todo lo
que con esfuerzo había construido. Después de algunos meses,
tristemente falleció, pero nos dejó muchas enseñanzas, sobre
todo a luchar para conseguir lo que más se anhela.
La familia de Flor
VIDA EN FAMILIA 45
Pedro, que aun traicionado por la mujer la seguía amando
profundamente, decidió que iba a luchar y salir adelante por su
hija, para que no le faltara nada. Flor tenía apenas un año y medio.
Un tiempo después, Pedro conoció a una mujer muy linda
llamada Rosa. Le contó que tenía una hija, y aun así Rosa lo
aceptó, porque se había enamorado de él. Luego de dos años de
enamorados, se casaron.
Flor estaba muy feliz, porque veía que su padre tenía una
gran sonrisa en su rostro. Además, Rosa la quería como si fuera
su propia hija. Pero a pesar de que habían formado un hermoso
hogar entre los tres, cuando Flor entró a la escuela, Pedro y su
esposa tuvieron que ir a vivir a Quito por trabajo. La niña quedó a
cargo de sus abuelitos.
Flor terminó la escuela con excelentes notas: fue escolta de
la bandera del pabellón nacional. Contenta, había cumplido su
VIDA EN FAMILIA 47
—¿Y mi madre verdadera? ¿Qué pasó que no está conmigo?
Su padre, muy triste, le dijo:
—Muy pronto lo sabrás, pero no te apresures, Flor. Tú eres mi
hija preferida, por ti salí adelante. —Al escuchar aquellas palabras,
la joven se conmovió mucho.
Pedro le hizo una fiesta para celebrar sus quince años, y a ella
llegó una señora que no estaba invitada. Pedro se sorprendió,
tomó a su hija y le dijo:
—Ella es tu madre verdadera. Te abandonó cuando tenías un
año y medio.
La madre de Flor le pidió perdón, pero la joven no la quería ver,
le parecía muy triste conocerla recién a esa edad.
A la mañana siguiente, Flor salió a misa con su padre, y de
pronto María volvió a aparecer y la tomó de la mano.
—Hija mía, quiero hablar contigo, por favor.
Flor se lo permitió, y su madre empezó a contarle muchas
mentiras de su padre. Sin embargo, la joven lo conocía muy bien
y no le creyó nada.
—Te perdono —dijo Flor muy decepcionada—, pero no quiero
nada de ti, porque tengo a mi padre, que me ha cuidado y me ha
apoyado para así salir adelante. ¿Por qué no me buscaste cuando
te necesitaba? Se ve que nunca te he importado.
Al escuchar aquellas palabras de su hija, Pedro lloró junto a
ella.
—No te preocupes —dijo Pedro—, vas a salir adelante con mi
apoyo.
María, llorando, dijo:
—Yo también quiero apoyarte en todo lo que pueda.
VIDA EN FAMILIA 49
JORGE RAMIRO CRUZ
vive en Riera,
Sucumbíos. Está
vinculado con la
Unidad Educativa del
Milenio San Miguel de
Putumayo.
Desesperación
VIDA EN FAMILIA 51
hablé de mi caso. Ella después me contó que había sido secretaria
del expresidente Abdalá Bucaram y que su hijo se había fracturado
la pierna. Hablamos por varias horas y, al irse, me regaló cincuenta
mil sucres. Después de algunos días, el doctor observó que mi hijo
estaba mejor y le dieron el alta.
Después de mucho tiempo retornamos a nuestro hogar. En
el camino me quedé en Lago Agrio para cobrar un dinero a un
arquitecto, y luego seguimos nuestro camino a casa. Al llegar, mi
hijo se bajó feliz del bus y gritó alegremente:
—¡Mami, ya llegué!
Mi esposa, al verlo, corrió hacia él con lágrimas en los ojos
y lo abrazó por su regreso. Actualmente, mi hijo se encuentra
prestando servicio militar en la brigada del Coca.
Historia
de mi infancia
VIDA EN FAMILIA 53
Por la tarde, mi mamá me pidió que los trajera de nuevo,
porque se empezó a nublar todo. Fui contenta, pero cuando volvía
me cogió la lluvia en medio camino. Cerca de mi casa empezó a
llover más fuerte, y se soltó la tormenta.
De repente, cayó un rayo que mató a mis dos chanchitos. Yo
me quedé asustada, paralizada y llorando. Mi mamá corrió a
verme, me llevó rápidamente a la casa y me hizo tomar agua para
calmarme.
Con esa experiencia de mi niñez, ya no me gusta ir a ninguna
parte cuando está lloviendo. Salvé mi vida por muy poco; mis
familiares se quedaron admirados preguntándome cómo no me
había pasado nada a mí, pero yo no supe cómo responder. Fue
gracias a Diosito, estoy segura.
VIDA EN FAMILIA 55
ELENA MARITZA
ACERO
nació en El Chical,
Carchi, en 2002.
Estudia en primer año
de Bachillerato de
la Unidad Educativa
Ecuador. Su actividad
favorita es jugar
ecuavóley.
Nuevas vidas
VIDA EN FAMILIA 57
Entonces gritó y todos salieron corriendo. Cuando llegaban a la
casa de mi abuelita, que vivía al lado, la tierra pasó por nuestra
casa y se llevó todo.
Para nosotros fue muy duro quedarnos sin hogar después de
vivir tantos años allí. Tocó acomodarnos donde mis abuelitos. Mi
mami vendió los chanchos y los patos porque dijo que ya no iba a
volver nunca más.
Después de un tiempo nos fuimos acostumbrando a nuestra
nueva vida. En las vacaciones llegaba nuevamente la familia y la
pasábamos bien mirando películas con mis sobrinos y comiendo
entre todos. Sin embargo, la felicidad no era completa…
Mi familia a la larga se fue destruyendo por peleas entre
hermanos y por deudas que no se pueden pagar. Además, mis
padres están enfermos y perdiendo la vida por ello.
VIDA EN FAMILIA 59
CRISTINA
ALEXANDRA SARCHI
nació en Ibarra,
Imbabura, en 2000.
Estudia en tercer año
de Bachillerato de la
Unidad Educativa El
Ángel. Su actividad
favorita es la lectura.
Futuro encuentro
VIDA EN FAMILIA 61
Pero el tiempo de espera cada vez se hacía más largo. Día tras
día, semana tras semana, y no había señales de mi padre. Poco a
poco esa esperanza se iba debilitando.
Finalmente, al cabo de tres largos meses de espera tuvimos
noticias nada agradables: mi madre había planteado un documento
de divorcio, debido a que, mientras mi padre se encontraba lejos,
había formado otra familia. Ese momento marcó mi vida, y desde
aquella temprana edad mi padre careció de tiempo para mí.
Ahora que en mi vida existe un poco más de madurez y tengo
metas, soy yo quien carezco de tiempo para ese padre que me
abandonó. Ahora, al sentirse solo y desprotegido, intenta recurrir
a mí, a aquella hija que vivió toda su vida sin un padre. Ahora,
pues, seré yo quien siga adelante, dejando a un lado lo que me
hace daño y teniendo muy claro que el tiempo nos regresa todo.
El perdón
de un niño
VIDA EN FAMILIA 63
Un día por la mañana, como de costumbre, Tom quiso ir a
divertirse con sus amigos, pero sus padres se lo impidieron:
—Tom, no vayas, son malas amistades.
—Mamá, papá, por favor no me hagan esto —contestó al borde
del llanto—. Déjenme ir a divertirme, son mis mejores amigos.
Sus padres, muy enojados, lo llevaron a su habitación y lo
encerraron. Siempre habían deseado que Tom tuviera amistades
de la clase alta.
En la noche, los padres se dirigieron a Tom para contarle algo
que habían planeado. Su madre, muy tierna, le dijo:
—Cariño mío, ya no estés triste. Te vamos a contar algo que te
va a alegrar.
—¡Díganme! ¡Me muero por saberlo! —dijo con alegría en su
rostro.
VIDA EN FAMILIA 65
Tom, muy enojado, contestó:
—No pienso hacer eso. En mí siempre vivirá el pasado y no voy
a perdonar, no sé qué es eso.
—Claro, ahí está todo, Tom: tu corazón es cruel. En tu vida no
has perdonando porque nadie te ha hecho algo malo, a excepción
de tus padres.
—No quiero hablar del tema. Necesito dar un paseo.
La anciana le dijo:
—Está bien. Anda, recréate, busca amigos y olvídate de todo.
Tom iba pensativo por la calle pensando en lo que le había
dicho la anciana, pero no se convencía. Hasta que llegó a un
parque y se encontró con otro niño.
—¿Tú eres quien vive con mi abuela? —le preguntó.
Tom, muy sorprendido, le dijo:
—Sí, pero no sabía que tenía un nieto.
—Claro que no lo sabes, porque no le tienes confianza.
—Bueno, no hablemos del tema —resolvió Tom, y preguntó—:
¿Cómo te llamas?
—Andrés. ¿T tú?
—Yo me llamo Tom.
Andrés sabía que no era un buen niño, por eso nunca le preguntó
acerca de su vida, pero sí lo orientaba con buenos consejos. Por
ejemplo, un día, mientras estaban en el parque, Andrés le dijo:
—Tom, escribe tu pasado sobre la arena de la playa, para que el
viento se encargue de dispersarlo. Luego escribe sobre la roca más
dura el perdón hacia tus padres, para que así nada pueda borrarlo.
El corazón de Tom sintió una compasión tan grande que
empezó a llorar. Ese mismo instante decidió que volvería donde
VIDA EN FAMILIA 67
ÁNGELO
MAURICIO BAQUE
nació en Madrid,
España, en 1999.
Estudia en segundo
año de Bachillerato de
la Unidad Educativa
Ibarra. Su actividad
favorita es grabar
videos.
¡La desobediencia!
VIDA EN FAMILIA 69
—Ángelo, ¿y la plata del curso?
Saqué del bolsillo la entrada del parque de atracciones y
se la mostré. De inmediato observé cómo su rostro cambiaba
lentamente de la sonrisa a un enfado nivel peligro mortal. Luego
ya no recuerdo qué pasó, solo tengo en mi mente la imagen del
cinturón viniendo hacia mí.
La foto en la sala
VIDA EN FAMILIA 71
puso el nombre de su esposo: Alcides. Sintiéndose sola, tomó la
decisión de ampliar una imagen con su rostro, ese retrato que nos
acompañaría en toda nuestra existencia.
Pero ¿qué pasó con los cuatro niños durante tantos años?
Mi madre día a día buscó el bienestar de todos. Considero que
nuestra historia de vida comenzó desde el mismo momento en
que se extinguió la de nuestro padre: cada una de mis hermanas,
a su manera, intentó contar episodios de su existencia a los más
pequeños.
Miriam, la mayor, con nostalgia y alegría al mismo tiempo,
recordaba que tras sus viajes como comerciante mi papá solía llegar
con maletas llenas de regalos. Me traía vestidos que combinaban
con los zapatos, y pequeñas carteras. Yo me levantaba tempranito
y los que ya tenía los dejaba en la puerta para que los niños pobres
se los llevaran. Jamás me imaginé que después de la muerte de
VIDA EN FAMILIA 73
—Dios me cuida, no se preocupen.
Jamás nos hablaba de la falta de dinero. ¿Cómo hacerlo, si
luego de sus labores como maestra de escuela, había conseguido
que un familiar cercano le diera trabajo extra planchando
medias? Con eso completaba su sueldo, decía; además,
mis abuelos le habían heredado propiedades en las cuales
sembrábamos y cosechábamos productos que luego vendíamos,
aunque conforme las necesidades fueron creciendo fuimos
vendiendo esas tierras. Era hermoso cuando se disponía de esos
recursos. Ella invertía con mucho cuidado: mejoró y amplió la
casa para que pudiéramos tener al fin un espacio cómodo, ya
que con la muerte de papá no se concluyó su proyecto de darnos
dormitorios individuales.
Mi madre suplía cada necesidad con la frase: “Dios no
desampara a los huérfanos ni a las viudas”. En esa etapa que se
llama adolescencia, yo sabía que cuando le contara cualquier
problema ella iba a pronunciarla.
A veces se quedaba planchando medias hasta las dos de la
mañana; cuando podía, una de mis tías la ayudaba a enfundar
para acabar más temprano. En la tarde íbamos con mi hermano
pequeño a jugar con mis primos y yo veía que tenía una gran
montaña de medias, así que la ayudábamos a virarlas con la
esperanza de que terminara pronto. Luego volvíamos a casa a
realizar los deberes que en medio de su trabajo nos había explicado
cómo hacer.
—Al llegar espero que estén listos. Los voy a revisar y firmar —
nos decía.
Al despertar, mi madre ya estaba con un juguito de tomate
caliente en sus manos, con los uniformes listos, los deberes
firmados y la casa con un aroma delicioso a comida recién
VIDA EN FAMILIA 75
—Eso no es suerte, es fe en el Señor.
Desde ese momento aprendí que las pruebas se presentan muy
duras a veces, pero Dios tiene un propósito y la muerte de mi padre
fue el principio para formar a cuatro personas que aprendieron
que el amor no exige una presencia material, sino que es algo sin
tiempo limitado, que vive de recuerdos y construye sobre ellos un
sentimiento hermoso que se hereda de generación en generación.
¿Qué pasó con esta mujer? Pues bien, se jubiló como maestra,
fundó una institución educativa que ya tiene más de quince años y
en ella volcó todo ese amor que todavía tiene y es el reflejo de aquel
que siente por su esposo y sus hijos. Hoy son “sus niños”, los hijos
de otros, quienes disfrutan de sus enseñanzas. Salta y juega, dirige
a sus maestras y las forma conscientes de que hay que sembrar
valores en el corazón de los estudiantes para mejorar el mundo.
Los cuatro niños, que ya somos grandes, estamos unidos a mi
madre como los dedos a la palma de la mano, orgullosos no solo
porque recibió una condecoración por su trayectoria profesional
en la ciudad en la que vivimos, sino porque todavía es ese símbolo
de fe que nos inyecta la esperanza de que Dios nos cuida. Ahora
que tengo un esposo y dos hijos, puedo decir que aquella foto sirvió
para mantener un hogar completo. Mi padre siempre estuvo ahí
junto a mi madre: nos enseñó que el amor, cuando es verdadero,
es para siempre.
La historia de RG
VIDA EN FAMILIA 77
Un día que RG estaba distraída y un poco triste, su profesora le
preguntó:
—¿Qué te pasa? ¿Por qué estas así?
—Mis padres volvieron a discutir —contestó—, y esta vez
hablaron de divorcio.
Al escuchar esto, la profesora decidió hablar con los padres
de RG y obtuvo buenos resultados. Con el paso del tiempo, todo
fue mejorando y los problemas desaparecieron. Cuando tenía
once años, sus padres decidieron casarse por la Iglesia para
comprenderse mejor.
Una mañana, RG estaba muy contenta en la escuela; no pensaba
que en un abrir y cerrar de ojos podría ocurrir algo horroroso, pero
así ocurrió: un momento de silencio escalofriante parecido al de una
película de terror y, de repente, unos gritos fuertes que pedían auxilio.
VIDA EN FAMILIA 79
Después de un tiempo, a su padre lo despidieron de la empresa
y tuvo que trabajar como albañil con un amigo. Las deudas se
tornaron casi imposibles de pagar, pero él tenía contactos dentro
de las empresas y uno de ellos, una noche inesperada, lo llamó a
decirle que presentara su carpeta para un trabajo de capataz que
le pagaría un buen sueldo. Esa misma noche alistó todo y salió
hacia la ciudad del Coca. Esto los libró de las deudas que tenían.
Cuando empezó décimo año, RG escogió como carrera el
Bachillerato Internacional. Aunque sabía que para ingresar
debería poner mucho empeño, sus familiares la apoyaron en todo.
Le ha traído muchas oportunidades, no solo de aprender nuevas
cosas, sino también de compartir momentos con su familia,
especialmente con sus padres, que con el pasar del tiempo
lograron entenderse y nunca volvieron a discutir.
Testimonio de mi
vida cristiana
VIDA EN FAMILIA 81
Decidimos asistir, ya que no conocíamos a Dios, y ese día terminó
siendo lo más maravilloso que había vivido en mi corta edad. Sentí
el amor de Dios, que no solo es religión, sino que es amor. Decidí
entregarme completamente a Él y servirle como se lo merece. Así,
pude sentirme en paz y llenar esos vacíos de mi vida.
Pero los primeros tres años después de eso fueron también
malos en cierto modo. El motivo es que, cuando Dios tiene un
propósito en cada quien, el Diablo, el enemigo, quiere destruirlos,
y lo logró. Mi papá nunca estuvo de acuerdo con que yo fuera
cristiano y me impedía que fuera a la iglesia. En algunas ocasiones
nos encerró a mi mamá y a mí.
—Si ustedes son cristianos, ¿yo qué soy, un animal? —
decía, y yo no tenía el conocimiento para explicarle cómo
eran las cosas.
VIDA EN FAMILIA 83
hermoso que desde aquel día voy sin falta. El Señor hizo su obra
en mí y en mi familia, ya que ahora mi padre es un amor conmigo
y tenemos un hogar lleno de felicidad.
Dios se ha manifestado en mi vida de una manera
impresionante: di un cambio tan grande que mis antiguos amigos
no me reconocen. Pero no me da vergüenza hablar de Él. No me
importa que me digan que estoy loco, porque amo a mi Dios.
En estos momentos, soy parte del grupo de alabanza, soy líder
de jóvenes, y voy camino a ser un gran pastor. Cada vez me aferro
más a Sus promesas y a Su palabra. Como dice en Juan 15:7: “Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queréis, y os será hecho”.
Hace unos dos meses, en un concierto con el evangelista Juan
Carlos Alvarado, que vino desde la ciudad de Guatemala, Dios me
hizo una promesa: yo lo iba a servir en el ministerio de alabanza.
Hoy me aferro a esa promesa y a un versículo de la Biblia que dice:
“¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?” (Juan 11:40).
Una aventura en
el mundo de los
monos: Misahuallí
VIDA EN FAMILIA 85
Era de madrugada y ya estábamos llegando cuando, de repente,
el camión paró porque se había pinchado una llanta. Estábamos
en un lugar muy oscuro, nos rodeaban muchos árboles y solo
escuchábamos el sonido de los animales que habitaban allí. En
poco tiempo empezó a amanecer, el sol nos alumbraba con sus
rayos y entonces mi tío y el chofer lograron arreglar la llanta. Así,
seguimos con nuestro viaje. Ya estábamos a una media hora de
llegar y todos nos sentíamos muy contentos porque mi tío nos
había comentado que en el parque había muchos monos, a los
cuales se podía tocar. Llenos de emoción, por fin llegamos.
Desayunamos y nos dirigimos al parque de los monos, donde
viví la mejor experiencia de mi vida, ya que los conocí por primera
vez. Eran muy traviesos y a la vez muy graciosos, se acercaban a
mí y a toda mi familia. Luego de pasar mucho tiempo con estos
animales nos fuimos a conocer el río Napo y el Coca. Mientras
VIDA EN FAMILIA 87
FÁTIMA
ASUNCIÓN JURADO
vive en Atacames,
Esmeraldas. Está
vinculada con la
Unidad Educativa de
Bachillerato Fiscal
Atacames.
Un burro, un susto
y una carrera
VIDA EN FAMILIA 89
Preocupada por esta situación, salí corriendo en todas las
direcciones posibles. Después de mucho correr, logré divisar al
burro corriendo a todo galope por los sembríos, desesperado,
como buscando algo. Siendo un animal tan dócil, al ver que
rebuznaba, corcoveaba y corría a una gran velocidad, mi corazón
se quería salir de mi pecho. Sin pensarlo dos veces, salí corriendo
para poder atraparlo y poner a salvo a mi hija. No fue nada fácil,
ya que me tocó perseguir al burro alrededor de unos doscientos
metros, hasta que él mismo llegó a un terreno baldío, justo
enfrente de la casa de mi comadre. Ella también se dio cuenta de
lo que estaba pasando y me gritó desde su casa:
—¡Comadre, ese burro va a matar a la niña!
Y yo le respondí:
—¡Ayúdeme, comadre, atrápeme a ese burro travieso!
Después de ese pequeño diálogo, el animal dio varias vueltas en
círculos, se tiró varias flatulencias y se echó en la hierba, momento
que aproveché para rescatar a mi hija. Pensé que estaría llorando,
asustada; pero muy por el contrario, estaba feliz y sonriendo por
su alocada travesía. Me sorprendieron su reacción tan positiva y el
fuerte agarre que mantuvo durante el tiempo que estuvo andando.
Es por eso que cada vez que recordamos esta historia le decimos
“Alexandra la Burrerita”.
De cuando decidí
ver el mundo en
blanco y negro
VIDA EN FAMILIA 91
Una noche de aquellas en que el llanto venía a mí, llegaron
ciertos recuerdos a mi mente. Uno de ellos era una llamada en la
que mi madre prometía que muy pronto estaría a mi lado. Pero la
razón me despertó de mi gran ilusión: la muy cruel me decía que mi
madre no vendría, porque yo había sido la peor de las niñas.
Después recordé una dolorosa caída. Mi madre me había
advertido que tuviera cuidado, pero, como siempre, la desobedecí.
—No te vayas a subir a esa casa que construiste —me había
dicho.
Yo asentí con la cabeza, me despedí de ella y, apenas salió, con
una sonrisa pícara y traviesa me subí a la casita. En menos de cinco
segundos, mi construcción se vino al suelo. Mi cara fue a parar a la
tierra, pero allí no terminó todo: además del fuerte golpe, me hice
un corte en la espalda.
VIDA EN FAMILIA 93
Aquel recuerdo trajo más lágrimas, y esa noche decidí hacer un
cambio radical: al regresar a mi pueblo obedecería a mi madre.
El tiempo transcurrió y hoy me doy cuenta de que dejé de ser
divertida.
—¿Qué pasó contigo? —dicen mis amigos—. Pareces una
abuelita.
No sé si es ironía, pero ahora mi madre me dice:
—Salga a pasear, mijita, vaya con sus amigas a bailar. —Pero yo
me niego, pues ahora me da miedo, no me siento cómoda entre la
multitud.
La soledad es ahora mi compañera, mi mejor amiga y mi única
consejera; en las noches abrumadoras me recuerda mis miedos.
Al cambiar mi mundo de hermosos colores al blanco y negro creé
también muchos temores que apresan mis sentimientos.
Niña mamá
VIDA EN FAMILIA 95
ángel más a su cielo: a mi abuelita Aurora; esta fue la primera
tristeza en mi vida.
Luego de aquella pérdida, me cambiaron de escuela y fui a
vivir con mi mamá en otro barrio, llamado Punyaro. En ese tiempo
yo ya no estaba sola: tenía tres hermanos, Jorge, Gustavo y Luisa,
y uno más en camino, que se llamaría Fredy. Por ellos tuve que
madurar tempranamente y asumir el rol de madre, ya que la mía
pasaba trabajando gran parte del día en el mercado 24 de Mayo.
Debido a que a mi madre no le alcanzaba el dinero para mis
estudios, tuve que dejar la escuela en sexto grado, y a mis doce
años llegó un nuevo integrante a la familia: Eduardo. Yo era la que
cocinaba, los cuidaba y los llevaba a la escuela. A mi madre, además,
le tenía preparada la merienda para cuando llegaba cansada del
trabajo. Allí me di cuenta de que yo era una niña mamá, no de las
que juegan con bebés de plástico, sino de las que crían a personas.
VIDA EN FAMILIA 97
Con el sacrificio de mi trabajo y mis ahorros pude finalmente
lograr ese objetivo. Sentí que había hecho posible algo imposible:
de no tener nada para comer y deber meses de arriendo, a tener
mi propia casita y que a mis hijos ya no les falte el alimento.
Así pasaron muchos años, con altos y bajos. Cuando pensaba
que Dios tenía destinados solo dos hijos para mí, llegó Manuela,
otra princesa. En aquella época nuestra situación económica se
encontraba equilibrada, producto del esfuerzo, el sacrificio y
mucha responsabilidad.
Mi madre se encontraba orgullosa de mí, al ver lo que había
conseguido. Diosito, al igual que a mi abuelita, decidió llevársela
para que me cuide desde el cielo, pero me dejó vacía de ese amor
incondicional de madre que nada ni nadie podrá reemplazar.
Doy gracias a Dios de que mis hijos hayan heredado mi ejemplo
de trabajo. Ahora, con 66 años, sigo trabajando en el mercado 24 de
Mayo. Ya llevo 48 años con mi esposo Alfonso, mi fiel compañero
de vida. Al principio fui una niña mamá con mis hermanos, pero
con mis hijos ya soy una verdadera mujer mamá.
Una vida
en el campo
VIDA EN FAMILIA 99
Mata Redonda; ya en la hacienda Cuatis subimos por un camino
lleno de lodo y llegamos al corral, en la casa que hoy es de don
Carlos Arcos.
La choza donde vivíamos estaba donde hoy es el cementerio
y el terreno de don Milton Querembás. Mi papi decía que allí yo
me volví negro, porque habían puesto encima del fogón la hamaca
donde dormía; además, el humo que se hacía al cocinar con palos
de chilca verde había hecho efecto en mí.
Sabíamos ir al otro lado, cruzando por el terreno de don Elíseo
Ger, para llegar al camino que va a Pioter. Allá realizábamos el
desmonte del terreno que mi papi le había cambiado a don Campo
Bastidas. Mi mami cocinaba calabazo sin azúcar ni dulce y en pura
leche. ¡Ah, qué rico comer así, bajo el cielo azul, con el trinar de los
pájaros y el rumor del agua que corre entre los carrizales! Además,
comíamos carne de roncadores que mi papi cazaba con la flecha,
Entre la vida
y la muerte
Pedazo de vida,
vuelve
Ruleta de
emociones
Es extraño cómo a veces necesitamos del dolor para abrir
nuestras puertas cerradas y para mostrar nuestro cariño a
aquellas personas que amamos. El dolor nos abre mutuamente,
la muerte nos une de una forma nueva…
A. Grum
Mi abuela y yo
Mi abuelito
Un recuerdo que no
puedo olvidar
Historia
de mi madre
Camila y Chipi:
un amor entre
comidas
Hermanos
hasta el fin
Aída y sus
monstruos
silenciosos