Jorge Francisco Liernur

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Revista de cultura de
la arquitectura, la ciudad
y el territorio

Centro de Estudios
de Arquitectura Contemporánea

Universidad Torcuato Di Tella

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Universidad Torcuato Di Tella
Rector: Dr. Gerardo della Paolera

Centro de Estudios de Arquitectura Contemporánea


Director: Arq. Jorge F. Liernur
Vicedirector: Arq. Mario Goldman

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Director Alejandro Crispiani Editores del número 1


Jorge F. Liernur Universidad de Buenos Aires Graciela Silvestri
Universidad Torcuato Di Tella Universidad Nacional de La Plata Jorge F. Liernur
Universidad de Buenos Aires
Consejo Nacional de Investigaciones Silvia Dócola Secretario de redacción
Científicas y Técnicas Universidad Nacional de Rosario Alejandro Crispiani

Comité de redacción Eduardo Gentile Diseño


Noemí Adaggio Universidad Nacional de La Plata Gustavo Pedroza
Universidad Nacional de Rosario
Adrián Gorelik
Fernando Aliata Universidad Nacional de Quilmes
Universidad Nacional de La Plata
Consejo Nacional de Investigaciones Luis Müller
Científicas y Técnicas Universidad Nacional del Litoral

Luis Arroyo Silvia Pampinella


Universidad Nacional del Litoral Universidad Nacional de Rosario

Anahi Ballent Ana María Rigotti


Universidad de Buenos Aires Universidad Nacional de Rosario
Consejo Nacional de Investigaciones Permitida la reproducción parcial
Científicas y Técnicas Javier Saez o total del material que aquí se
Universidad Nacional de Mar del Plata publica, previa autorización expresa
Fernando Caccopardo de la Dirección.
Universidad Nacional de Mar del Plata Graciela Silvestri
Consejo Nacional de Investigaciones Universidad de Buenos Aires Universidad Torcuato Di Tella
Científicas y Técnicas Universidad de Palermo Miñones 2159/77, (1428) Buenos Aires
Argentina
Adriana Collado Graciela Zuppa Tel. 784 0080, 783 8654 (CEAC)
Universidad Nacional del Litoral Universidad Nacional de Mar del Plata Fax 784 0087

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Indice

BLOCK, número 1, agosto de 1997

Introducción 7

Belleza 9

Jorge Francisco Liernur Arquitectura y ciudad: ¿para qué la belleza? 11

Graciela Silvestri Velos. Belleza natural, forma moderna y paisaje 18

Franco Rella El enigma de la belleza: una mirada ulterior 30

Noemí Adagio «¡Hay que salvar a la arquitectura que se hizo atea!» 34

Gustavo Vallejo La belleza en la universidad 43

Anahi Ballent El kitsch inolvidable: imágenes en torno a Eva Perón 54

Alejandro Crispiani Belleza e invención 61

Ana María Rigotti «La eterna lucha entre lo bello y lo útil» 71

Adrián Gorelik La belleza de la patria 83

Nelson Brissac Peixoto Intervenciones a gran escala 101

Carlos Rabinovich Una arquitectura silenciosa. Diener & Diener Architekten, Basilea 106

Michael Hays Odiseo y los remeros, o nuevamente la abstracción de Mies 115

Actividades 1997 del 124


Centro de Estudios de Arquitectura Contemporánea

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Arquitectura y ciudad: Jorge Francisco Liernur

¿para qué la belleza?

1. La belleza del broker Se necesitó de un largo proceso de construcción de una nueva


mirada sobre las arquitecturas industriales y, más en general, del
To make us love our country, desarrollo de la idea de «patrimonio» para que las construcciones
our country ought to be lovely.
Edmund Burke, Reflections on the French existentes fueran consideradas como un Valor. Hasta no hace
Revolution mucho, los edificios y ambientes cuya conservación y uso ahora
nos desvelan, no eran considerados antiguos sino viejos; y las
La sección económica del diario La Nación de Buenos Aires fábricas y barrios obreros se percibían como huellas de tiempos
publicó el 13 de agosto de 1996 un recuadro firmado por Jorge utilitarios y feroces más que como escenarios acogedores e inspi-
Forteza, socio responsable por el Cono Sur de la compañía Booz, radores de nostalgias.
Allen & Hamilton Inc., titulado «Buenos Aires tendrá que com- Este cambio cultural se completa con la nueva actitud hacia los
petir». El trabajo reflexionaba sobre el rol de la ciudad en el espa- cuerpos que caracteriza a nuestro tiempo. El espectacular desa-
cio económico del Mercosur. «Los países emergentes y desarro- rrollo de las industrias de indumentarias y accesorios ligados
llados –decía– han tomado conciencia de que el disponer de una al deporte ha provocado una expansión de esas actividades y esti-
ciudad atractiva y eficaz es un elemento clave para mejorar la mulado nuevas formas de aproximación al aire libre y al río. Las
posición competitiva del país en el mercado mundial de ideas e actividades físicas se han incorporado a la agenda cotidiana y ya
inversiones». no se limitan al weekend. Para los miles de cuadros medios
Según Forteza en el futuro los empresarios calificarán a y dirigentes contemporáneos el paisaje ha dejado de ser un objeto
la ciudad según nueve dimensiones, una de las cuales, la sexta, de contemplación para convertirse en ámbito de modelado,
consistirá en su «belleza arquitectónica y su calidad urbanística». exhibición y disfrute de la condición corporal.
La importancia otorgada a la belleza de la ciudad a la hora de Esos factores sumados han introducido en la apreciación de
decidir inversiones es sorprendente, pero forma parte de una ten- Puerto Madero una dimensión estética cuyos significados no
dencia que se observa en los hechos. En los últimos años se ha deben ser menospreciados.
producido una notable transformación en las premisas de quienes La recuperación de esa dimensión en emprendimientos que en
deciden acerca de los negocios urbanos. En los 60, un gran la primera parte del siglo habían estado gobernados por deter-
emprendimiento como el de Catalinas Norte no suscitaba una minaciones funcionales –técnicas, sociales o políticas– coincide
especial preocupación por la forma que debían tener los contene- con una tendencia generalizada en todas partes. El valor de anti-
dores de oficinas que allí iban a construirse; ni mucho menos por güedad 1 se ha ido extendiendo a un creciente número de objetos
el carácter del conjunto. Conjunto y contenedores se concebían industriales, ex-mercancías de tiempos cada vez más cercanos que,
según parámetros de eficacia en relación con los fines a los que perdido el valor de uso y desaparecidas la mayoría de sus iguales,
estaban destinados. Muy pocos hubieran pedido que además de nos llegan como formas vestidas con el velo todavía misterioso
eficientes, las torres de Catalinas Norte fueran bellas, o al menos de la unicidad. En este contexto, la Arquitectura, y específica-
que poseyeran alguna especial cualidad formal más allá de los mente sus valores estéticos han estado ocupando un lugar cultural/
atributos del Progreso y del Poder: cristal, acero, ascensores velo- político preeminente en ámbitos tan diferentes como el París de
ces, materiales de calidad. François Mitterand, la Barcelona olímpica, el Londres del
Por el contrario, toda la operación de Puerto Madero descansa Príncipe Carlos, o el Berlín de la reunificación.
sobre una revaloración de la sensibilidad: aunque los altos valores Debe sin embargo advertirse que la cualidad estética de
de la tierra en ese sector de la ciudad dependen de su proximidad las nuevas piezas urbanas no siempre estimula la nostalgia, com-
con la City, es evidente que la cualidad ambiental del viejo puerto probándose por el contrario una oscilación entre pasado
los potencia. y futuro, entre tradición e innovación, desde los proyectos de

11
Sector Catalinas Norte, Buenos Aires.

Area Puerto Madero, Buenos Aires.

Krier en Londres hasta las soluciones de Daniel Libeskind


para Berlín.
En el caso de nuestro país, en cambio, ha primado una vocación
conservadora. La estética de las principales acciones urbanas o
al menos de las arquitecturas de gran escala que han trascendido
el reducido círculo de los arquitectos, carece de todo interés por la
innovación, o por la celebración modernista. La intervención de
Puerto Madero es sólo la más estridente de una larga lista que
comienza en el reciclaje de viejas estructuras como el Patio Bull-
rich o las Galerías Pacífico como centros de compras, sigue con la
construcción de barrios enteros simulando lo que se tiene por
arquitectura doméstica anglosajona del siglo XIX, o con la serie de
eventos en antiguos edificios promovidos por Casa FOA, y cul-
mina en la comercial y urbanamente ambiciosa pero estéticamente
pasatista operación del Tren de la Costa.
Cuando afirmo que el fenómeno no es de menospreciar no
sugiero legitimar formas con demasiada frecuencia mediocres o de
ningún valor. Creo en cambio que debemos interrogarnos acerca
de las carencias que determinan la búsqueda de esas soluciones
o de las preguntas que las desencadenan.
El reciclaje de los viejos depósitos de Puerto Madero consti-
tuye, como los restantes ejemplos que mencionamos, un perfecto
producto kitsch. Sus formas agradan: nos resultan «bonitas» por-
que las hemos visto infinidad de veces previamente, construidas
por los medios de comunicación de masas. Vaciados de sus usos
originarios, despojados de todo tipo de alusión dramática o desa-
gradable, aderezados con elementos de confort moderno o con
una cosmética que acentúa su presunta antigüedad, traen del
pasado sólo la tranquilidad que da el creer que se poseen raíces
o valores, aunque se ignore cuáles son.
El pasado real o escenificado de los docks, de los shoppings
o de los diminutos dúplex presuntamente ingleses de La Horqueta
nos permiten imaginar que no estamos solos y totalmente desnu- A diferencia de Catalinas, en Puerto Madero la estética en su
dos en un universo homogéneo y sin centro alguno. Como todo variante kitsch ha podido independizarse, en buena medida
producto kitsch, estas arquitecturas nos hacen pensar que cono- porque ya nadie se anima a combinar verdad y futuro. Y no está
cemos sus límites, que hay seguridades naturales sobre lo bello y mal que así sea; pero no porque el kitsch sea preferible, sino por-
sobre lo bueno. que esa combinación se demostró catastrófica, y porque aunque
Cuando se pensaba y se construía Catalinas Norte eso no nos parezca más angustiante, aceptar la incertidumbre resulta más
era necesario, porque su proyecto estaba basado en la certidum- realista y, cuanto menos, más inofensivo.
bre acerca de sus contenidos de necesidad y de su colocación Además de la autonomía de la esfera estética en relación con
en el escalón de una sucesión temporal que era concebida otras esferas de la producción de Valor, otra de las demandas que
como infinitamente ascendente. Catalinas Norte carecía de postu- se expresan en Puerto Madero es la de unidad y orden. Si la
lados estéticos autónomos no porque la estética le fuera ajena primera es una reacción frente a la homogeneización y la ausencia
sino porque la suya era una estética de la ética y la lógica. de diferencia generadas por un sistema orientado exclusivamente
Estábamos convencidos, en otras palabras, de que en Catalinas a la maximización de los beneficios económicos a través de la
podía y debía resplandecer, por mérito de método, la bella luz de producción de mercancías, la segunda responde al crecimiento de
la verdad. la entropía y el caos metropolitano. Puerto Madero, la Avenida de

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Mayo, el Tren de la Costa, los shoppings, son pequeñas islas formas de comprensión y organización de esas emociones ligadas
de coherencia, de relaciones explícitas entre las partes, de espíritu a variables estrategias de concepción y ordenamiento general de
confluyente. la sociedad.
¿En qué sentido estas pequeñas islas son solamente simula- Reconociendo esta función de las estéticas podemos avanzar
cros?, ¿cuáles son sus inconsistencias?, ¿cuáles sus advertencias?, unos pasos en la comprensión del debate contemporáneo. En
¿cuál su programa? primer lugar al advertir que el plural remite a una multiplicidad
de estrategias analíticas y propositivas concernientes a la actual
sensibilidad metropolitana. En estos términos será posible distin-
2. Categorías guir unas estéticas en las que prevalezca la nostalgia, de aquellas
que celebren la subjetividad, o de las que sostengan la necesidad
Warum sind unsere Maschinen schön?
Weil sie arbeiten, sich bewegen, funktionieren.
de una multiplicación sin límites de las posibilidades perceptivas o
ABC comunicativas; pero reconoceremos también estéticas personales,
industriales, mediáticas, mágicas, religiosas o políticas; o primiti-
Para responder a estas preguntas y para extraer el máximo de sen- vas, localistas, universalistas, modernas y antiguas; o, en otros
tido a las experiencias que hemos estado nombrando será conve- registros bien distinos, estéticas de la seducción amorosa, estéticas
niente hacer un rodeo y ponernos de acuerdo en el significado del dominio médico, estéticas de la puntualidad.
de algunos términos: nos hemos deslizado hasta aquí demasiado A la luz de este concepto queda claro que no toda experiencia
rápidamente de la demanda de belleza a la de construcción de una estética constituye una experiencia artística. Gozar el aroma de la
estética, y de ésta a la de un orden; pero aunque entrelazados, los rosa, acariciar un cuerpo amado, cantar un himno patriótico, en-
tres conceptos tienen entre sí claras diferencias; estética, arte y cender la llama azul de un flambé, o afeitarse, son acciones estéticas
belleza dan cuenta de fenómenos adyacentes que sólo en ciertas sin por eso constituir productos artísticos.
circunstancias coinciden. Puede haber experiencia estética sin arte, En el mismo sentido, los docks de Puerto Madero o el interior
y arte sin belleza; y esta progresión es irreversible. de cualquiera de los centros de compras son elementos de cons-
Debe recordarse que la estética es una creación del siglo XVII. trucciones estéticas deliberadas, como lo son, aunque difieran
Fue el filósofo Alexander Baumgarten quien en 1750 se ocupó totalmente en su concepción y su estrategia, los bares sobre la
por primera vez de ella como «ciencia de lo bello». costanera de Punta Lara, los escenarios de las fiestas escolares, las
Terry Eagelton ha demostrado 2 que comenzó a organizarse de nuevas torres de viviendas en el barrio de Belgrano, el arreglo
este modo y en ese momento como una suerte de colonización del jardín de María, o el museo Xul Solar. Todos ellos suponen en
por parte de la Razón a la «aisthesis [vale decir] a la región de la sus autores una determinada idea acerca de lo agresivo y lo seduc-
percepción y las sensaciones humanas, en contraste con el más tor, lo popular y lo culto, el pasado y el futuro, lo personal y
rarificado dominio del pensamiento conceptual». Para Eagelton, la lo colectivo. Todos esos elementos son parte de concepciones más
preocupación por la estética coincide con la necesidad de conocer o menos difusas o explícitas de la organización de la sociedad.
el mundo de la praxis humana, ese ámbito de los deseos, de la Dijimos que conviene distinguir entre estética y arte. Y si
sensibilidad, de los impulsos, de las demandas de goce o los lími- Eagelton nos ayuda a entender la primera como el ámbito inte-
tes del dolor encerrados en el cuerpo. Una Razón triunfante, resado por las condiciones y las posibilidades comunicativas de la
explica el estudioso británico, no podía soportar que su reinado sensibilidad humana, para definir el arte no podemos prescindir
se ejerciera exclusivamente en el mundo inmaterial de las ideas; de la forma en que Kant lo ha presentado.
ningún dominio sobre la realidad podía ser instalado de este Porque desde el siglo XVIII no usamos la palabra con su signi-
modo. La ley moderna no se sostiene como mandato externo, ficado primitivo –el ars o la capacidad de definir, disponer y orga-
proveniente del monarca o la divinidad, sino como expresión de nizar los medios necesarios para operar una transformación de la
una convicción profunda que tiene su núcleo en el alma del pro- realidad– sino que la entendemos como el concepto que fue sis-
pio sujeto de esa ley. Como bien lo expresará Rousseau en su tematizado en la Crítica del Juicio 4 como arte bello.
Emilio: «El corazón sólo recibe leyes de sí mismo; queriendo enca- Kant hace allí una distinción entre arte, ciencia, y arte de oficio,
denarlo uno lo libera; o lo que es lo mismo, uno lo encadena sólo y dentro del primero entre arte mecánico y arte estético, dividien-
dejándolo libre»3. do a su vez este último entre arte bello y arte agradable. En la
Si la estética en general es el ámbito del conocimiento de las ciencia debe poder predeterminarse el efecto deseado, lo que no
emociones humanas, las estéticas determinadas o particulares son ocurre en el arte; éste es libre y con espíritu de juego mientras que

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el arte de oficio es mercenario. El arte mecánico tiene por propó- siones de comprensión de la existencia. Para decirlo con Jan
sito realizar los actos perfectamente necesarios para producir Patotchka: «el arte nos coloca en una esfera creadora donde la
un objeto, a diferencia del arte estético cuyo propósito es el placer. verdad no se recibe del exterior, donde ella no es la simple confor-
Por último mientras que en el arte agradable «el placer acompaña midad empírica, función de cosas exteriores. Es una esfera en
las representaciones como meras sensaciones», en el arte bello la que el hombre es capaz de penetrar el misterio de la naturaleza
«el fin es que el placer acompañe las representaciones como modo creadora, natura naturans» 6.
de conocimiento».
En otras palabras: no hay arte en sentido moderno si no hay
producción premeditada y libre de un saber que excede a la mera 3. ¿Hablamos del aura?
representación.
…Aschenbach sintió, apesadumbrado, que la
Como es sabido, además del arte agradable que nosotros po- palabra sólo puede celebrar la belleza, no reproducirla.
demos asociar a las prácticas estéticas en general, y del arte bello, Thomas Mann, Muerte en Venecia
al que volveremos enseguida, se reconocen a partir del sistema
kantiano otras dos formas de satisfacción artística: las de lo subli- Si después de este repaso rudimentario regresamos a nuestras
me y lo pintoresco. observaciones iniciales podemos volver a preguntarnos: ¿qué ne-
De todos modos, en la concepción de Kant, estética y arte cesidades encierra la búsqueda de belleza para Buenos Aires?
siguen en cierto modo unidos, puesto que tienen en común la sen- Dejemos de lado una respuesta obviamente mercantil: la
sación. La imposibilidad de una separación clara entre los dos demanda de una suerte de imagen de producto con el objeto de
ámbitos induce, o al menos permite, el intento de colonización del mejorar su condición de venta. Lo que queda: ¿es sólo una suerte
arte por parte del tipo de razonamiento sistemático al que tiende, de impulso kitsch, una ingenua búsqueda de sensaciones agrada-
por propia definición, la estética. bles, de decorativismo superficial, de una estética intrascendente?
Fue Konrad Fiedler quien introdujo una importante distinción Creo que no, y creo además que más allá de la conciencia de sus
que nos ayuda a separar estos ámbitos. Fiedler 5 admite que la protagonistas acerca de la densidad del problema, la búsqueda de
estética se interese por el gusto y reconoce que lo bello constituye belleza intenta dar respuesta a unas crisis mucho más profundas.
una particular categoría del juicio estético, pero rechaza categóri- La primera de ellas se desencadena frente al caos de la actual
camente su homologación con el juicio artístico. Según Fiedler el condición metropolitana.
mérito de la obra de arte no radica en la producción de sensa- El caos es percibido como la absoluta ausencia de forma, o al
ciones subjetivas que pertenece al ámbito de la estética, sino en la menos como la tendencia a la disolución de los límites y la estruc-
producción de conocimiento, de verdad. Por ese motivo Fiedler tura comprensible del aglomerado urbano en relación con la for-
puede separar del arte el sentimiento de lo bello, y llega a admitir mación tradicional de la ciudad. Si la razón de ser de ésta consiste
incluso la posible fealdad de la obra de arte en tanto ésta sea en su capacidad de re-unión en un proyecto común, la hiperme-
capaz de transformar el saber. Precisamente por constituir una trópolis contemporánea es, en su opuesto, el no lugar, la quebra-
vía de conocimiento, el arte debe ser juzgado desde la esfera dura de todo lazo. Y si para esa re-unión el Proyecto supone la
del conocimiento y no exclusivamente desde las sensaciones: constitución de una unidad re-conocible, su ausencia en la condi-
«la belleza no se deja deducir de conceptos, pero el valor de una ción hipermetropolitana genera en sus habitantes simultánea-
obra de arte sí. Una obra de arte puede desagradar y ser igual- mente una absoluta libertad y una total y angustiosa soledad.
mente meritoria. El juicio estético no exige ningún conocimiento En el origen mismo de la concepción occidental de lo bello,
preliminar de la cosa; el juicio artístico se forma sólo a través Aristóteles lo concibe precisamente en este registro frente al abis-
del conocimiento». mo de un universo informe e incomprensible: «sea en un organis-
No es ésta la sede, ni quien firma se considera autorizado como mo viviente o en cualquier otro objeto formado por partes –dice
para profundizar en las diferentes concepciones del arte, inclu- en el séptimo capítulo de su Poética– lo bello requiere en esas
yendo las de quienes, como Heidegger, lo niegan para afirmar la partes no sólo que exista un determinado orden, sino también un
sola existencia de obras y artistas. Pero podemos convenir que tal límite definido y un tamaño apropiado, porque lo bello reside
como el concepto circula en nuestro tiempo, resulta claro que en el tamaño y en el orden» 7. Es más, en lo que se refiere a nues-
cuando nos referimos a él aludimos a una producción humana, tro tema, Aristóteles postula que la belleza social depende de
kantianamente sin fin y sin concepto, que es capaz de brindarnos una correcta relación entre el número de los habitantes y la di-
misteriosamente un conocimiento, de abrirnos nuevas dimen- mensión de la ciudad 8.

14
Rem Koolhas, una de las más lúcidas personalidades de la cul- para la existencia de la belleza es, en otras palabras, la de su arti-
tura arquitectónica de nuestro tiempo, apunta en una dirección culación, como categoría, dentro de una construcción cultural
similar. Por un lado identificando a la belleza con «un retorno a la global.
forma» 9, y por otro, en relación con el caos urbano, formulando Es cierto que, como recordamos más arriba, la obra de arte no
una lúcida crítica a quienes aplicando una vez más el antiguo se sujeta o restringe a la idea de lo bello; y no puede ser ignorada
concepto de mímesis de una manera superficial proponen la ana- asimismo la tentación autoritaria que subyace en el concepto
logía: «si lo que hay es confusión, nosotros creamos confusión; si mismo de la belleza. Pero precisamente por eso, para hacerlo pro-
hay falta de estructura nosotros ignoramos la estructura; si impera ductivo debemos entenderlo como una paradoja, como un pro-
la vulgaridad nosotros creamos vulgaridad, si hay caos reflejamos blema abierto.
este caos…». «La única relación que los arquitectos podemos man- Y esta condición de apertura nos lleva a una tercera lectura, en
tener con el caos –concluye– es ocupar nuestro legítimo puesto la clave de la incertidumbre.
entre las filas de aquellos destinados a prevenirlo, y fallar» 10. Franco Rella advirtió recientemente la importancia del texto de
La demanda de belleza, entonces, debe ser leída en este primer Baudelaire sobre El elogio del maquillaje para una comprensión
sentido como una crítica a la rizomática expansión de fragmentos de la hondura de la cuestión de la belleza 13. Rella nos ayuda a leer
de urbanidad sin medida, sin límite y sin articulación, y como un en ese texto para mostrarnos lo que él llama el enigma de la
reclamo orientado a oponer a esa expansión no un gesto totali- belleza, o la búsqueda de la belleza como insatisfacción. «También
tario que pretenda retrotraer la situación al Uno originario, sino lo bello es sobrenatural –escribe–, y el ornamento, la parure, el
una acción no menos fragmentaria que, conciente de su propia maquillaje, demuestran “un disgusto” por aquello que simple-
impotencia, proponga esas cristalizaciones que, como toda forma mente es, y expresan así un ansia metafísica». Y parafraseando a
de vida, son impulsos en sentido contrario a la entropía. Baudelaire continúa describiendo esos aderezos efímeros como
Pero la demanda de belleza puede tener otra lectura en clave «un esfuerzo nuevo, más o menos feliz hacia lo bello, una aproxi-
social. mación cualquiera hacia un ideal, cuyo deseo solicita sin descanso
La cohesión, el límite y el orden requeridos por Aristóteles el espíritu humano insatisfecho».
habían sido reclamados anteriormente por filósofos presocráticos Pero la insatisfacción de la belleza no se produce por sus caren-
como Heráclito y Pitágoras en la forma de la armonía 11. La armo- cias, es decir por lo que el objeto bello no contiene, sino por
nía es ante todo ensamblaje, la condición de la re-unión de las aquello que contiene y nos es inaccesible, por su sobredetermi-
partes. Y por debajo de la apariencia, lo que determina ese ensam- nación. Tan inaprehensible es lo bello que a pesar de ser aparente-
blaje de las cosas, de la totalidad de las cosas, es una red de rela- mente codificable por no reducirse a impresión subjetiva, todos
ciones que se establecen entre todas ellas en el universo. La base los intentos de su mera reproducción a través de códigos fracasan,
de esas relaciones está dada por el número, y por este motivo la y las obras así producidas nacen casi siempre con la apariencia de
relación entre el objeto y el mundo es un elemento inescindible la muerte. Como si la tarea más difícil de todas fuera la de obte-
de la condición de lo bello tal como fue construida históricamente. ner una obra de arte bella, vale decir una obra que ilumine
A diferencia de la percepción de lo agradable a los sentidos bellamente una verdad.
que pertenece a la esfera subjetiva de lo estético, la belleza sólo Como traté de expresarlo en otra sede 14, en su completitud la
existe en la dimensión social de lo humano. Hans-Georg Gadamer belleza se constituye en este sentido como denuncia. Porque por
lo expresa de este modo: «Y sin embargo, la clase de verdad que el hecho mismo de estar singularmente localizada e identificada ilu-
nos sale al encuentro en la experiencia de lo bello reivindica de mina su ausencia más allá de sus bordes. En el contexto de la hi-
modo inequívoco que su validez no es meramente subjetiva. Esto permetrópolis contemporánea, y muy especialmente en el caso de
significaría que carece de carácter de rectitud. El que cree que algo sus expresiones más subdesarrolladas, como ocurre en el nuestro
es bello no dice sólo que le gusta, como podría gustarle una co- y en otros países latinoamericanos, la belleza hace más estridente e
mida, por ejemplo. Si yo encuentro bello algo, entonces quiero inadmisible la fealdad, en el sentido de Marc Cousin 15, que es ex-
decir que es bello. O para decirlo con Kant: “Exijo la aprobación crecencia, basura, materia despojada de todo su significado, o lo
universal”» 12. que es lo mismo de todo su contenido humano. Es la posibilidad
El reclamo por la belleza es por este motivo un intento de de lo bello, la esperanza de la belleza, lo que nos empuja con ma-
superación de la regresión individualista y subjetivista, tanto al yor fuerza a la necesidad de evitar la inhumanidad de la fealdad.
plano de lo meramente estético como incluso al de la iluminación Cuando Hannah Arendt 16 nos muestra la diferencia entre la
no necesariamente compartida de lo artístico. Una condición producción de cosas mediante la labor destinadas a permanecer,

15
en relación con aquellas generadas por el trabajo y destinadas por la reproductibilidad, por la ley del máximo beneficio eco-
al consumo, nos ofrece la cuarta clave para una lectura del sentido nómico, y por la tendencia a la liquidación de los valores, la Arqui-
contemporáneo de lo bello: su capacidad de resistencia. tectura tendía a su final.
Refiriéndose a las características ontológicas de la mercancía, Buena parte de las investigaciones y reflexiones realizadas
Gadamer ha escrito: «Lo cierto es que (las) “cosas” ya sólo se desde entonces han contribuido a dar encarnadura a la mayoría de
fabrican en serie, que sólo se las vende por medio de anuncios lan- las intuiciones y observaciones del genial teórico italiano. Algunas
zados a lo grande y que, cuando se rompen, se las tira. Pero en críticas inteligentes y la actividad de los arquitectos, sumadas a la
ellas no hacemos la experiencia de lo que es una cosa. No hay ya expansión de la industria editorial y al redescubrimiento de las
nada en ellas que se haya convertido en presencia, que se sustraiga cualidades propagandísticas de las obras por parte de líderes
a la sustituibilidad, ningún fragmento de vida, ninguna parte políticos y empresariales han permitido, sin embargo, que no sea
histórica» 17. posible extender aún definitivamente el certificado de defunción.
Por este motivo, en la actual condición de homogeneización Y hasta es probable que esto nunca ocurra tal como nosotros
unidimensional y de reproductibilidad la belleza se consituye lo imaginamos.
como un núcleo inexpugnable. Todo puede ser consumido, y Fritz Neumayer 18 demostró que, mediado por la lectura de Guar-
especialmente corren ese riesgo las experiencias artísticas que se dini y Landsberg, el interés de Mies por San Agustín radicaba en
presentan como negación virulenta y contingente de lo existente, el rol jugado por el filósofo en la construcción de una nueva forma
porque en tanto tales alimentan la serie de reemplazos infinitos de entender el final del mundo antiguo y el comienzo de una nue-
exigida por la maquinaria de la producción capitalista. En esa va era. Pensar qué hacer en medio de un proceso de cambio con-
maquinaria el destino abominado pero inevitable de la vanguardia tinuo, que por ignorarse sus bordes se percibe como caótico, fijar
es la publicidad. unas pocas certidumbres desde las que intentar comprender ese
La belleza se opone a esa consumibilidad porque el acuerdo, la proceso, fue la tarea de toda la vida del gran maestro alemán.
re-unión humana en la que se basa, más allá de las sensaciones sub- En ese mundo temporalmente fronterizo de San Agustín, los
jetivas, no tiene los límites del momento, y ni siquiera los de pocos soldados romanos que aún quedaban en las murallas
la época. No nos preguntaríamos por la belleza si no recibiéramos, observando la cada vez más cercana masa de los ejércitos bárbaros
perplejos, su experiencia en otras generaciones, e incluso en otras –la metáfora es de Spengler– tenían sólo dos posibilidades: pasar-
geografías. se de bando abandonando las armas y los uniformes que los iden-
Ese es el sentido de la paradoja de la arquitectura de Mies van tificaban, o aceptar seguir siendo romanos a pesar de todo.
der Rohe. El Seagram Building es la más perfecta respuesta a Es posible que las actividades de la construcción experimenten
las condiciones de producción contemporáneas, y por ese motivo en el futuro transformaciones difíciles de concebir ahora. De hecho
se constituyó en un tipo que fue reproducido hasta la náusea esto está ocurriendo en las técnicas, en los criterios de organiza-
sobre toda la superficie del planeta. Pero esas reproducciones re- ción, en los actores, en los medios y modos de concebir. En este
velan justamente la pobreza inevitable de una operación en la que sentido, la permanencia de las viejas formas de la profesión se hace
sólo pueden existir como diferencia porque la repetición es tan cada vez más dudosa. De las formulaciones vitruviana y albertiana
imposible como el Quijote de Pierre Menard. Las reproducciones acerca de sus fines, la mayoría se han perdido: pese a la vocación
han perdido la condición de «cosa» a que se refiere Gadamer. totalizante de Morris, a los arquitectos ya no se les piden proyec-
El Seagram Building brilla por su apertura de conocimiento y por tos de relojes, ni de naves, ni de cañones, ni de cloacas, ni de
su completitud; en cambio, dado que «no hay nada en ellas que puertos, ni de diques, ni de camiones, ni de tortugas para cegar
se haya convertido en presencia…», las reproducciones son fosos. En las condiciones de mercado más exigentes y codiciadas
opacas, arbitrarias, reemplazables. los developers determinan las características precisas que habrán
de tener las plantas de los rascacielos, y en los más diminutos em-
prendimientos de los miles de graduados de todas las escuelas del
4. Ultimos romanos mundo, los clientes que aún aceptan pagar sus servicios les impo-
nen precisas indicaciones organizativas, técnicas y estéticas.
A partir de la fenomenal transformación de los modos de com- Cuando se trata de gestar marcas políticas, comerciales o perso-
prensión de la arquitectura moderna provocada por Manfredo nales definidas, la firma prestigiosa funciona, como en otros
Tafuri en la década del 70, quedó claro como nunca antes que productos, a la manera de una garantía contra fracasos o inefica-
la profesión tenía en nuestro tiempo un destino trágico. Acosada cias comunicativas.

16
Louis Kahn: Instituto de estudios biológicos Jonas
Salk, San Diego, California, 1959. Planta.

Daniel Libeskind: proyecto para la Posdamer Platz,


Berlín, 1991. Planta parcial superior y franja
planta bajo rasante.

Ante estos cambios es posible elegir por la solución menos


melodramática de la opción de Spengler. Paradójicamente,
en este caso se sobrevive a costa de la desaparición de la propia
identidad.
Además de las otras consecuencias a que hemos aludido, la
reivindicación de una suerte de «utopía de la belleza», quizás cons-
tituya también una alternativa de supervivencia. «Un programa
de reconstrucción de la mitología del arquitecto», lo ha llamado
Koolhas. Si como bien lo observa Carlos Rabinovich en otro de
los trabajos de este número, utilitas y firmitas son prendas de
negociaciones imposibles de evitar y receptoras de las exigencias
del presente y de las tensiones hacia el futuro, el resguardo de
la sabiduría acerca de venustas acumulada por siglos de experien-
cia humana pareciera ser el único sentido posible de esta disciplina
inactual; al menos para quien se obstine en preservarla a pesar
de saberse condenado a fallar.

Notas

1. Cfr. Alois Riegl, El culto moderno de los monumentos (Viena/Leipzig, 1903),


Madrid, 1987.
2. Terry Eagelton, The ideology of the Aesthetic, Cambridge, Mass., 1990.
3. Cit. en Eagelton, ibídem.
4. Immanuel Kant, Crítica del Juicio; Madrid, ed. 1984.
5. Konrad Fiedler, Aforismi sull’arte; ed. Milano, 1945.
6. Jan Patothcka, L’Art et le temps; Viena, 1992.
7. Aristóteles: Poética; cit. en Ernesto Grassi, Die Theorie des Schönen in der Antike;
Köln, 1980.
8. Aristóteles: Política; cit. en Grassi, op. cit.
9. Rem Koolhas, S.M.L.XL, New York, 1995.
10. Rem Koolhas, en Alejandro Zaera Polo, Encontrando libertades; conversaciones
con Rem Koolhas; en El Croquis, 53, 1992.
11. Cfr. Patothcka, op. cit.
12. Hans Georg Gadamer, La actualidad de lo bello; Barcelona, Buenos Aires,
México, 1992.
13. Franco Rella, Elogio della belleza, en Rella, Franco, comp.: Forme e Pensiero del
Moderno, Milano, 1989. Cfr. también del mismo autor Belleza e Verità y L’Enigma
della Belleza.
14. Jorge Liernur, Hacia una cultura ex-corporada, en VV.AA., Anybody, New
York, 1997.
15. Marc Cousins, The Ugly, en AA, 1995.
16. Cfr. Hannah Arendt, La condición humana (Chicago, 1958), Barcelona, 1993.
17. Hans-Georg Gadamer, Estética y hermenéutica; Madrid, 1996.
18. Fritz Neumayer, Mies van der Rohe. Das kunstlose Wort; Berlín, 1986.

17
Universidad Torcuato Di Tella
Centro de Estudios
de Arquitectura Contemporánea

Actividades 1997

Muestras Ciclos Evento 3: Seminario de debate de las dis-


tintas propuestas.
La obra del estudio Richter et Ciclo 1: Repensar la casa Setiembre de 1997.
Dahl Rocha (Suiza)
Fundación PROA. Seminarios Evento 4: Muestra de los trabajos.
Realizada del 15 de marzo al 30 de abril A realizarse en la casa Curuchet de
de 1997. El diseño y la provisión de alojamiento La Plata.
en los Estados Unidos desde 1870 hasta Setiembre de 1997.
La obra de Sesostres Vitullo en la nuestros días
Universidad Torcuato Di Tella Prof. Peter Rowe (USA).
Fundación PROA. UTDT. Del 4 al 8 de agosto de 1997. Ciclo 2: La ciudad contemporánea:
Realizada del 15 de marzo al 30 de abril Berlín
de 1997. La habitación en Francia: distribución, En colaboración con el Instituto Goethe
dispositivos y modos de vida de Argentina.
La obra de Lebbeus Wood (USA) Prof. Monique Eleb (Francia).
Fundación PROA. UTDT. Del 11 al 15 de agosto de 1997. Seminario prof. Kohlbrenner
Noviembre de 1997. (Alemania)
La casa moderna en la Argentina UTDT. Octubre de 1997.
El espacio invisible Profs. Anahi Ballent (Argentina), Jorge
Exposición de los trabajos premiados en Liernur (Argentina) y Ana María Rigotti Talller de intervención urbana
el concurso «El espacio invisible» y de los (Argentina). arq. Matthias Sauerbruch (Alemania)
proyectos producidos en el marco del UTDT. Del 28 de agosto al 2 de setiembre UTDT. Octubre de 1997.
ciclo «Repensar la Casa». de 1997.
Casa Curuchet, La Plata. Setiembre
de 1997. Seminarios y Conferencias
Subciclo: El espacio invisible,
La obra de John Hejduk (USA) representaciones de la intimidad Ciclo de conferencias: Arte y
Exposición de la pieza realizada en el doméstica contemporánea Arquitectura
marco del «Proyecto Hejduk». Fundación PROA.
Fundación PROA. Diciembre de 1997. Evento 1: Convocatoria a cuatro jóvenes Realizado en marzo y abril de 1997.
arquitectos, para producir propuestas
La obra reciente de Rafael Viñoly innovadoras de vivienda individual en dis- Conferencia: La obra del estudio Richter
(USA/Argentina) tintos contextos urbanos. et Dahl Rocha.
Fundación PROA. Agosto de 1997. Arq. Ignacio Dahl Rocha (Suiza).
Marzo de 1998.
Evento 2: Concurso para estudiantes Conferencia: La arquitectura contem-
El espacio invisible, sobre los mismos pa- poránea en Suiza.
rámetros que el evento anterior. Prof. Jacques Gubler (Suiza).
Agosto de 1997.

124
Conferencia: Monumentos y espacio Seminario: La ciudad desde el cine Taller de experimentación proyectual
público en Buenos Aires. Prof. Rafael Filippelli (Argentina). Pablo Beitía
Prof. Adrián Gorelik (Argentina). UTDT. Noviembre de 1997. UTDT. Octubre de 1997.

Conferencia: Arquitectura y representa- Seminario de economía urbana Taller de crítica de proyectos Justo
ción en el primer gobierno peronista. Con profesores invitados de Estados Solsona (Argentina)
Prof. Anahi Ballent. Unidos e Italia. UTDT. Noviembre de 1997.

Seminario Partido vs. Configuración


Prof. Jacques Gubler. Talleres Publicaciones
UTDT. Marzo de 1997.
Taller de arquitectura Ignacio Dahl Catálogo exposición estudio Richter et
Seminario: Belleza y Arquitectura Rocha Dahl Rocha
Profs. (Argentina): Noemí Adaggio, UTDT. Marzo y abril de 1997. UTDT/Fundación PROA.
Fernando Aliata, Anahi Ballent, Fernando Marzo de 1997.
Caccopardo, Alejandro Crispiani, Silvia Taller de crítica de proyectos Clorindo
Dócola, Eduardo Gentile, Adrián Testa (Argentina) y Jorge F. Liernur Publicación del proyecto Hejduk
Gorelik, Jorge Liernur, Silvia Pampinella, UTDT. Mayo de 1997. En colaboración con la Cooper Union
Ana María Rigotti, Javier Saez, Claudia School of Arts of New York.
Shmidt, Graciela Silvestri, Gustavo Proyecto John Hejduk
Vallejo, Graciela Zuppa. Desarrollo del proyecto y construcción de
UTDT. Abril de 1997. una de las arquitecturas experimentales
de John Hejduk.
Simposio Nuevos Museos UTDT. De junio a diciembre de 1997.
Ponentes invitados: arq. Giuseppe Caruso
(Italia), arq. Pablo Beitía (Argentina), Taller de experimentación proyectual
arq. Claudio Vekstein (Argentina), arq. Claudio Vekstein
Paulo Mendes da Rocha (Brasil). UTDT. Junio y julio de 1997.
4, 5 y 11 de julio de 1997.
Taller de arquitectura Giuseppe Caruso
Conferencia: La tadición Beaux-Arts en UTDT. Julio y setiembre de 1997.
la arquitectura francesa contemporánea
Prof. Jean Louis Cohen (Francia). Taller de experimentación proyectual
UTDT. 14 de agosto de 1997. Gerardo Caballero (Argentina)
UTDT. Setiembre de 1997.
Seminario: Para una historia del espacio Próximo número: Naturaleza.
público en Buenos Aires Taller de arquitectura Rafael Viñoly
Prof. Adrián Gorelik. UTDT. Octubre de 1997. Block recibe colaboraciones que serán
UTDT. Octubre de 1997. evaluadas por lectores externos.

125
126
El Centro de Estudios de Arquitectura Contemporánea
es patrocinado por las siguientes empresas:

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127
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Tapas: cartulina ecológica de 250 g

Composición y películas: NF Producciones gráficas


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128

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