Unidad 10: Las Declaraciones, Derechos y Garantías 10.1 Declaraciones, Derechos y Garantías

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Unidad 10: Las Declaraciones, Derechos y Garantías

10.1 Declaraciones, derechos y garantías

Las declaraciones son afirmaciones solemnes del constituyente acerca de la


caracterización del Estado, la forma de gobierno, las relaciones con la iglesia, los principios
fundamentales, la protección del orden constitucional, etc.

Los derechos son prerrogativas o facultades reconocidas a la persona. Un aporte del


constitucionalismo es no concebir los derechos fundamentales como una concesión del
poder público, sino limitarse a reconocerlos como existentes en todo hombre por su sola
condición de tal.

Las garantías son instrumentos y procedimientos que aseguran los medios para hacer
efectivo el goce de los derechos. El habeas Corpus, el habeas Data y el amparo
representan garantías constitucionales básicas.

Antecedentes

La Constitución Nacional, las constituciones argentinas anteriores a 1853, los estatutos y los
reglamentos, así como la doctrina de los publicistas, representan antecedentes valiosos en
favor de las declaraciones, derechos y garantías constitucionales.

Caracterización general

La parte dogmática de la constitución, es la que exhibe con mayor transparencia la


ideología que la inspira. Allí aparecen reflejados los principios que dan vida a toda la
organización política de la sociedad. “Derecho constitucional de la Libertad”.

Según Campos, el constitucionalismo liberal dio la característica fundamental a esta parte


de la Constitución al proponer perseguir como fin del estado y de su organización
constitucional, la defensa de los derechos y las libertades del hombre.

Limitar al Estado y dar seguridad al individuo frente a él, fueron las dos características de
esa organización. De esta forma, se resuelve el estatus de los hombres mediante el
reconocimiento de sus derechos, el cual da contenido a la parte dogmática con la
declaración, bill o catálogo de los derechos individuales.

Diferencias

No siempre es fácil diferenciar concretamente un derecho de una garantía. Por ej, el


derecho es el que tiene todo hombre de defenderse y de no ser obligado a declarar contra
sí mismo, y la garantía es el procedimiento mediante el cual el sujeto puede impedir que el
estado le obstruya su derecho de defensa o que le exija compulsivamente una confesión.
Las declaraciones, derechos y garantías, junto con los nuevos derechos y garantías (arts. 1
al 43) se encuentran en la parte dogmática de nuestra constitución nacional, la cual es la
filosofía en la cual el país va a desarrollarse. El hombre aparece como titular de derechos
que la constitución reconoce implícita (art. 33) y explícitamente (art. 1 al 43).

● El derecho natural son las leyes causales formuladas por las ciencias de la
naturaleza. Su punto de partida es la idea de una naturaleza legisladora que sería
una creación de dios, una manifestación de su voluntad. La relación entre la causa y
el efecto sería establecida por la voluntad de dios.
● El derecho positivo es el derecho que constituye el objeto de la ciencia jurídica, ya
se trate de el derecho de un estado particular o del derecho internacional. Este
derecho positivo es el creado y aplicado por los hombres.

La operatividad de los derechos

En la constitución existen muchos derechos que su sola inclusión en la constitución tiene


plena eficacia. Aunque pueden ser reglamentados, no se impide su cumplimiento. Se
denominan autosuficientes o autoaplicativos. Un ejemplo de ello es el derecho a la
estabilidad del empleado público.

La relatividad de los derechos

En nuestro régimen constitucional no hay derechos absolutos, todos pueden ser objeto de
reglamentación razonable. Es el principio que emana del art. 14 de la Constitución, que al
reconocer los derechos allí enumerados aclara que éstos pertenecen a todos los habitantes,
conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio.

Hay ciertos derechos que no pueden en sí mismos ser objeto de reglamentación, no porque
la Constitución Nacional lo prohíba, sino porque deben ser considerados por su propia
naturaleza, de manera absoluta, como en el caso de la libertad de pensamiento y de
conciencia. Por lo tanto, los derechos son relativos incluso así lo interpretó la Corte
Suprema de Justicia de la Nación.

● El principio de legalidad es uno de los postulados básicos del constitucionalismo


liberal. Está detallado en la segunda parte del art. 19 de la Constitución Nacional:
“Ningún habitante de la nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni
privado de lo que ella no prohíbe”.
● El principio de razonabilidad tiene su primera manifestación en el preámbulo de la
constitución, en cuanto establece entre los fines del estado el de afianzar la justicia.
En materia tributaria, el art 4 exige que las contribuciones que imponga el Congreso
de la Nación sean equitativas
10.2 La Igualdad Constitucional

La igualdad es un principio que emana de la naturaleza misma del hombre. Se presenta


como una relación en virtud del cual cabe reconocer a todos los hombres sus derechos
fundamentales y su plena dignidad evitando discriminaciones arbitrarias. La igualdad
elemental consiste en asegurar a todos los hombres los mismos derechos civiles.

La igualdad es un concepto emotivamente positivo, porque es algo que se desea y está


íntimamente vinculada con la justicia. La igualdad no es un derecho sino una condición
necesaria que permite la armonización y el equilibrio en el goce de todos los derechos. En
todo caso, podríamos referirnos al derecho que tiene el hombre a no ser arbitrariamente
discriminado.

Antecedentes Constitucionales

En el derecho patrio, uno de los primeros antecedentes del principio de igualdad lo hallamos
en el decreto de supresión de honores, dictado por la Primera Junta de Gobierno el 6 de
diciembre de 1810. Sus disposiciones, empero, tenían limitado a las funciones de gobierno.

Otro antecedente relevante y de alcance más amplio lo configura el Proyecto de


Constitución de la Sociedad Patriótica, presentado a la Asamblea de 1813.

Alberdi, en su proyecto de constitución, propiciaba esta cláusula: “la ley no reconoce


diferencia de clase ni persona: no hay prerrogativas de sangre, ni de nacimiento, no hay
fueros personales, no hay privilegios, ni títulos de nobleza. Todos son admisibles en los
empleos. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas. La ley civil no
reconoce diferencia de extranjeros y nacionales” art 17.

La Constitución de los Estados Unidos incorporó recién en 1868 una referencia explícita al
principio de igualdad.

El derecho judicial, desde la jurisprudencia de la Corte, ha establecido los alcances de la


igualdad. Exige que se trate del mismo modo a quienes se encuentran en igualdad de
condiciones. Que no se establezcan excepciones reglamentarias que excluyan a algunos y
perjudiquen a otros. La regla de igualdad no es absoluta, y establece la obligación de
igualar a todas las personas afectadas por una medida, dentro de la categoría o grupo que
corresponda. La razonabilidad es la pauta para ponderar la medida de la igualdad.

La igualdad ante la ley

La igualdad ante la ley es la prohibición de tratar a los hombres de modo desigual, no se


puede violar la igualdad civil de los habitantes. Todos los hombres son iguales ante la ley no
existen distinciones, si existen grados de responsabilidad ante la ley. La Corte aclara que la
igualdad ante la ley, solo existe frente a quienes son iguales y en circunstancias también
iguales.
El art 16 representa la cláusula básica del principio de igualdad en nuestro sistema
constitucional y expresa que “La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de
nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son
iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La
igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas”.

Esta norma está inspirada en el proyecto de constitución de Alberdi, consagra, en uno de


sus contenidos más sustanciales que “todos sus habitantes son iguales ante la ley”.

Una primera aproximación conceptual permitirá pensar que la cláusula constitucional


establece la necesidad de que todos los habitantes estén sujetos a las mismas leyes. Este
razonamiento, empero, contrasta con una simple observación de la realidad: los argentinos
no están sujetos a las mismas leyes que los extranjeros; los mayores tampoco respecto de
los menores; ni los trabajadores con referencia a los estudiantes; ni quienes tienen más
riqueza respecto de quienes no la tienen, etc. No hallamos, en consecuencia, frente a un
principio indeterminado y ambiguo, ante el cual prevalece la relatividad. La igualdad no es
un concepto absoluto y habrá de interpretarla según las diferentes circunstancias.

La igualdad impositiva

El art 16 de la Constitución Nacional consagra la igualdad como base del impuesto y de las
cargas públicas. La igualdad impositiva establece que:

1. Todos los contribuyentes comprendidos en una misma categoría deben recibir igual
trato.
2. La clasificación en distintas categorías debe responder a distinciones reales y
razonables.
3. El monto debe ser proporcional a la capacidad contributiva de quien lo paga.
4. Debe respetar la uniformidad y generalidad tributaria.

Los fueros

Son los privilegios que ostentan determinadas personas para ser juzgadas por delitos que
cometieron, por una jurisdicción especial integrada por sus pares o iguales.

Pueden ser:

● Personales: si el privilegio es concedido en toda circunstancia por el mero estado o


situación individual (por ejemplo un militar siempre será juzgado por militares)
● Funcional o de causa: si la prerrogativa sólo es aplicable con respecto al
juzgamiento de los actos propios de una función (por ejemplo un militar si se juzga
un hecho relativo al cumplimiento de su función).
El art 16 declara que “no hay fueros personales”. Tanto la doctrina y la jurisprudencia han
entendido que el constituyente sólo pretendió abolir los fueros personales, dejando
subsistentes los fueros funcionales o de causa.

La idoneidad en los empleos

La idoneidad es la aptitud, capacidad o suficiencia para realizar determinada tarea. El art 16


de la Constitución establece que todos los habitantes de la república “son admisibles en los
empleos sin otra condición que la idoneidad”.

Esta idoneidad, en algunos casos, aparece determinada por la propia Constitución, por
ejemplo para ocupar un cargo electivo, se requieren ciertas condiciones. En este caso,
cuando las condiciones de idoneidad están determinadas en la constitución no pueden ser
modificadas por el legislador.

En otros casos, las condiciones de idoneidad son reglamentadas por leyes o decretos.

La disposición constitucional está dirigida a privilegiar el acceso a las funciones y los


empleos públicos de las personas mas capaces. Sin embargo, actualmente la regla
constitucional es insuficiente y no se la cumple.

La abolición de la esclavitud

La constitución de 1853 con propósito de terminar definitivamente con esta afrenta a la


dignidad humana que es la esclavitud dispuso:

“En la Nación Argentina no hay esclavos: los pocos que hoy existen quedan libres desde la
jura de esta Constitución; y una ley especial reglará las indemnizaciones a que dé lugar esta
declaración. Todo contrato de compra y venta personas es un crimen de que serán
responsables los que lo celebrasen, y el escribano o funcionario que lo autorice”.

La reforma constitucional de 1860 agregó la parte final del art 15, que mantiene su vigencia,
estableciendo: “Y los esclavos que de cualquier modo se introduzcan quedan libres por el
solo hecho de pisar el territorio de la República”.

10.3 La Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación


racial y la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer

Principales disposiciones

10.4 La propiedad

El derecho de propiedad es aquel que ampara el uso y la disposición de todos los bienes
materiales e inmateriales, que puedan integrar el patrimonio de una persona.
● Usar es lo que se puede hacer con una propiedad sin que esta desaparezca del
patrimonio.
● Disponer es el poder para hacer desaparecer la propiedad del patrimonio.

La Constitución Nacional se refiere expresamente a este derecho en los arts 4 que asegura
a todos los habitantes el derecho de usar y disponer de su propiedad, y art 17 que dispone
“La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino
en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por causa de utilidad pública, debe
ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone las
contribuciones que se expresan en el Artículo 4º. Ningún servicio personal es exigible, sino
en virtud de ley o de sentencia fundada en ley. Todo autor o inventor es propietario exclusivo
de su obra, invento o descubrimiento, por el término que le acuerde la ley. La confiscación
de bienes queda borrada para siempre del Código Penal argentino. Ningún cuerpo armado
puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie”.

Alcance

La propiedad constitucional, conforme lo ha expresado la Corte Suprema de Justicia, debe


ser interpretada con alcance amplio y comprende todos los intereses apreciables que un
hombre puede poseer fuera de sí mismo, fuera de su vida y de su libertad.

El concepto constitucional de propiedad resulta mucho más amplio que el proveniente del
derecho privado.

Para el Código Civil el concepto es limitado y para este el dominio o propiedad es el


“derecho real en virtud del cual una cosa (material susceptible de valor económico) se
encuentra sometida a la acción y voluntad de una persona” art 2506.

La propiedad constitucional, en cambio, no solo comprende las cosas, sino también los
bienes.

Tanto la doctrina como la jurisprudencia le fueron reconociendo nuevos alcances al derecho


de propiedad. Así cabe incluir en él, además de los ya citados: la tutela de los derechos
adquiridos e ingresados en el patrimonio; la propiedad intelectual, industrial y comercial; las
etapas ya cumplidas del proceso judicial; el derecho a obtener el beneficio previsional
conforme a la legislación vigente al cese del servicio, etc.

Limitaciones

Pese a su carácter de inviolable, la propiedad no implica un derecho absoluto, está sujeto a


las leyes que reglamenten su ejercicio. El propio art. 17 menciona las cosas de privación de
la propiedad por sentencia judicial y por expropiación.
● La propiedad intelectual es aquella que recae sobre obras, inventos o
descubrimientos, ya sea que provengan del ámbito intelectual, artístico, comercial o
industrial.

El art 17 de la constitución prevé: “todo autor o inventor es propietario exclusivo de


su obra, invento o descubrimiento, por el término que le acuerde la ley”. Esta
disposición constitucional evidencia una clara distinción entre el derecho de
propiedad en general, que es perpetuo, y la propiedad intelectual, que es temporaria.

En nuestro país, la propiedad científica, literaria y artística se halla legislada por las
leyes 11723 y 22195, que determinan la titularidad de ella para su autor durante
toda su vida, y para sus herederos, por cincuenta años más, a partir de la muerte de
aquel.

● La propiedad industrial y comercial se halla regulada por las leyes 11 y 22362


que establecen el plazo de diez años para la vigencia de las marcas registradas,
aunque admite su renovación indefinida con ciertas condiciones.

10.5 La expropiación

La expropiación es la facultad que tiene el Estado de apoderarse de bienes determinados


de una persona física o jurídica, previa declaración de utilidad pública y el pago de una
indemnización, con los fundamentos de beneficiar al bien común, a la realización de alguna
obra con función social, etc.

Es una de las más antiguas limitaciones reconocidas al ejercicio del derecho de propiedad
frente a los intereses de la comunidad.

Los requisitos constitucionales

La Constitución Nacional, en el art 17 prevé la expropiación como una de las formas


coactivas de privación de la propiedad (la otra es mediante “sentencia fundada en ley”).

La norma constitucional expresa: “la expropiación por causa de utilidad pública, debe ser
calificada por ley y previamente indemnizada”.

Por lo tanto, son 2 los requisitos constitucionales requeridos para que proceda la
expropiación:

1. Causa de utilidad pública calificada por ley


2. Indemnización previa.
● La utilidad pública es un concepto amplio, que se aplica a aquello que produce
provecho o puede servir para la realización del bien común. La constitución requiere
que la declaración de utilidad pública sea efectuada por ley. Entendemos que este
último término hace clara referencia a la necesidad de una ley en sentido formal y
material. Es ella, además, una cuestión privativa de los poderes políticos, que en
principio no puede ser objeto de revisión judicial.
● La indemnización es la prestación económica que el Estado debe satisfacerle al
expropiado como compensación por la pérdida del bien objeto de la expropiación. La
constitución exige que esta indemnización debe ser previa. Entendemos que tal
previsión constitucional significa que el pago efectivo de la reparación económica
deberá ser efectuado antes de la desposesión del bien expropiado. Sin embargo la
Corte ha considerado que se satisface el carácter previo de la indemnización con el
pago de ella antes de la transferencia de la propiedad.

La doctrina constitucional y la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la


Nación estiman que además de ser previa la indemnización tiene que ser justa. Ello
es una exigencia de los principios fundamentales sobre los cuales se asienta nuestro
ordenamiento constitucional.

En la relación expropiatoria cabe distinguir dos sujetos:

1. El expropiante: es siempre el estado, que promueve la declaración de utilidad


pública y procura la propiedad del bien para satisfacerla.
2. El expropiado: puede ser una persona física o jurídica (pública o privada).

Si bien en la generalidad, de los casos son expropiados bienes pertenecientes a


particulares la ley 21499 prevé la expropiación de bienes del dominio público.

El art 4 de la ley 21499 dispone: “pueden ser objeto de expropiación todos los bienes
convenientes o necesarios para la satisfacción de la utilidad pública, cualquiera sea su
naturaleza jurídica, pertenezcan al dominio público o al dominio privado”.

No obstante la autorización amplia conferida por el art 4 de la ley 21499 consideramos que
no todos los bienes son expropiables. En principio, cabe excluir de esta posibilidad a
aquellos vinculados con derechos personalísimos y, en general, los derechos adquiridos, los
diversos contenidos del proceso judicial, las jubilaciones y pensiones, el salario mínimo vital
y móvil, etc.

La legislación vigente

La ley 21499 prevé para la expropiación un procedimiento en el cual cabe diferenciar tres
etapas:

1. Etapa 1°: tiene lugar en el Congreso de la Nación, cuando este declara la utilidad
pública en cumplimiento del requisito previsto en el art 17 de la Constitución. Al
hacerlo, deberá especificar los bienes determinados que serán objeto de la
expropiación o también podrá hacer una referencia genérica a los bienes que sean
necesarios para la construcción de una obra o la ejecución de un plan o proyecto.
2. Etapa 2°: es la de advenimiento, en la cual el expropiante puede adquirirle al
expropiado el bien dentro de los valores máximos que determine el tribunal de
tasaciones. La misma norma especifica que “tratándose de inmuebles, el valor
máximo estimado será incrementado automáticamente, y por todo concepto, en un
diez por ciento”.
3. Etapa 3°: la constituye el proceso judicial, por medio del juicio de expropiación. Si no
hay acuerdo entre las partes acerca del precio del bien, le incumbe al expropiante
iniciar la acción judicial de expropiación, cuyo objetivo será determinar el valor del
bien. Iniciado el proceso judicial, el expropiante podrá depositar el importe fijado por
el Tribunal de Tasaciones en cuyo caso el juez deberá otorgarle la posesión del bien.

El juez, previo dictamen de peritos, determinará en la sentencia el monto de la


indemnización “teniendo en cuenta el valor del bien al tiempo de la desposesión”. Producido

el pago de ella se transferirá la propiedad al expropiante.

Existen 2 tipos de expropiación:

1. La expropiación directa en la cual existen dos partes:


a. Un sujeto activo directo y originario (el expropiante) que es el Estado y
cada una de las provincias en su respectiva jurisdicción, que promueven la
declaración de utilidad pública y procura la propiedad del bien para
satisfacerlo.
b. Un sujeto pasivo (el expropiado) que puede ser una persona física o
jurídica, pública o privada.
2. La expropiación inversa o irregular que es el proceso judicial, promovido por el
expropiado, que tiene por finalidad obligar al expropiante a consumar la
expropiación, cuya declaración de utilidad pública se ha dispuesto. Los requisitos
para que proceda son:
a. Que haya mediado declaración de utilidad pública.
b. Que el expropiante no pague la indemnización, ni promueva la expropiación.
c. Que se den los supuestos previstos en la ley, que enuncian, una actitud
activa por parte del expropiante, que restringe o dificulta la explotación del
bien declarado de utilidad pública.

El expropiado en caso de que se le expropie una parte del bien, puede requerir que se le
expropie la otra parte, por considerarla improductiva.

La retrocesión es un proceso judicial que tiende a revertir una expropiación consumada,


trata de obtener la devolución del bien expropiado.

La ley 21.499 la regula para el caso de 2 supuestos específicos:


1. Cuando al bien expropiado se le de un destino distinto del previsto por la ley que
declaró la utilidad pública.
2. Cuando no se otorgue destino alguno al bien expropiado en un lapso de dos años, a
partir del momento en que la expropiación queda perfeccionada.

La acción de retrocesión debe radicarse ante el mismo juez que entendió en el juicio de
expropiación. Esta acción prescribe a los tres años de perfeccionada la expropiación.

La confiscación

Implica el apoderamiento, por parte del Estado, de todos los bienes de una persona, sin
mediar declaración de utilidad pública ni indemnización de ninguna especie.

Antiguamente la confiscación constituía una pena accesoria para los delitos más graves. Es
por ello que el constituyente de 1853 declaró en el art. 17: “la confiscación de bienes queda
borrada para siempre del Código Penal argentino”.

La expresión para siempre parece implicar un mandato de intangibilidad que obligaría,


incluso, a constituyentes futuros.

La confiscación debe también ser diferenciada de otras instituciones jurídicas con las cuales
guarda alguna analogía. Tal es el caso del decomiso y la requisición.

● El decomiso importa la pérdida de bienes determinados en carácter de pena, por


haber infringido la ley. Así, por ejemplo, las normas procesales prevén el decomiso
de los instrumentos utilizados para delinquir. Las normas de policía sanitaria
autorizan el decomiso de la mercadería en mal estado para el consumo.
● Con respecto a la requisición el art 17 en su última parte dispone: “ningún cuerpo
armado puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie”. La
requisición se refiere a la apropiación compulsiva de bienes o servicios. El auxilio
implica la exigencia de cooperación con la autoridad.

Unidad 11: Los Derechos Humanos

11.1 El derecho a la vida

Es aquel que protege todo el ciclo vital del hombre sobre la Tierra, el cual se inicia con la
concepción y termina con la muerte.

La Constitución Nacional no hace referencia expresa al derecho a la vida. Pero aparece


como derecho implícito, en el art 33 de nuestra ley fundamental. Al no mencionar
explícitamente la constitución el derecho a la vida, tampoco resuelve en forma expresa la
cuestión relativa al momento en que comienza a ser protegido, lo cual genera una grave
laguna.
La reforma constitucional de 1994 agregó al texto de nuestra ley fundamental el nuevo inc.
23 del art. 75, en cuyo párrafo final se dispone que es atribución del congreso “dictar un
régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de
desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental, y
de la madre durante el embarazo y el tiempo de lactancia”.

El Pacto de San José de Costa Rica, en su art. 4.1, proporciona en cambio, mayor
precisión, al afirmar que “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este
derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción.
Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.

La Corte Suprema ha establecido que el derecho a la vida es el “primer derecho natural de


la persona humana, preexistente a toda legislación positiva, que obviamente resulta
reconocido y garantizado por la Constitución Nacional y las leyes”.

El aborto y la eutanasia

El aborto “nacido antes de tiempo” y puede ser:

● Espontáneo: se produce a pesar de que no media la voluntad de hacerlo (caídas,


golpes, intoxicaciones, enfermedades, etc.).
● Provocado: alguien toma con plena conciencia la decisión de interrumpir la vida
intrauterina y procede a matar al feto en desarrollo.

la legislación considera punible el aborto no espontaneo, se tiende a justificarlo legalmente


si responde a determinadas indicaciones (terapéutica, eugenésica, etc.).

El Código Penal coherente con la definición de “persona” del Código Civil considera al
aborto un delito contra la vida (arts 85 a 88), y que determina que se es persona desde la
concepción.

Las penas para abortistas y cómplices es, la privación de la libertad, y la inhabilitación si son
profesionales. Hay ciertos atenuantes: “terapéutico” que se provocan para salvar la vida de
la madre, “eugenésico” cuando hay un embarazo sin voluntad (violación) o la embarazada
es demente.

Hay ciertos agravantes: cuando el aborto se realiza sin el consentimiento de la mujer y


cuando por consecuencia del aborto, muere la embarazada.

La eutanasia es la muerte sin sufrimiento físico y es provocada voluntariamente para


acortar la vida de quien, sufriendo una enfermedad mortal, la solicita para poner fin a sus
sufrimientos físicos.
En el año 2012, se sancionó la ley 26.742 que fue difundida con el equívoco epígrafe de
“ley de muerte digna”. La norma establece un conjunto de derechos en su relación con los
profesionales e instituciones de salud.

La libertad de la integridad física y psíquica

El derecho a la integridad física constituye una virtual prolongación del derecho a la vida.

Desde una perspectiva amplia es el derecho que tiene toda persona a no ser sometida
contra su deseo a tratamientos que puedan anular, modificar o herir su voluntad, ideas,
pensamientos o sentimientos.

Desde una perspectiva más estrecha, el derecho a la integridad personal es aquel que
tutela la protección del cuerpo en todas sus partes, poniéndolo al amparo de mutilaciones
de todo orden (torturas, vejaciones, amputaciones quirúrgicas, etc.)

La Constitución Nacional no hace referencia directa al derecho a la integridad personal, se


lo considera un derecho implícito, en virtud del art 33. Sin embargo, hay alusiones expresas
a algunos de sus contenidos particulares, como en el caso de la abolición perpetua de toda
especie de tormento y de los azotes y la exigencia de que las cárceles sean sanas y
limpias, “para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas” art 18.

El Pacto de San José de Costa Rica titula “derecho a la integridad personal” su art. 5. Los
supuestos allí contemplados permiten deducir que la integridad está referida a sus aspectos
físico, psíquico y moral.

El derecho a la salud

Constituye una derivación del derecho a la vida y del derecho a la integridad personal, todos
ellos están íntimamente imbricados.

Su génesis, en el ámbito del derecho público, está vinculada al constitucionalismo social y,


por ende, a la obligación del Estado de contribuir activamente al resguardo de la salud
pública.

El derecho a la salud, tiene relevante protección en los tratados internacionales:

● Declaración Universal de Derechos Humanos: art 25 “toda persona tiene derecho a


un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y bienestar
y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los
servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de
desempleo, enfermedad, invalidez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de
subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”.
● Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: se refiere explícitamente a la
protección de la salud en los art 12.3, 18.3, 19.3.b, 21 y 22.2.
● Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa
Rica): Establece que “toda persona tiene derecho a que se respete su vida” y refiere
específicamente a la protección de la salud en los art 12.3, 13.3, 15, 16.2 y 22.2.

Esta importancia de los tratados internacionales sobre Derechos Humanos, jerarquizados


por el constituyente reformador en 1994 en relación al derecho a la salud, ha sido
reconocida expresamente en diversos fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Las constituciones provinciales reformadas a partir de 1986 contienen referencias explícitas


a este derecho.

11.2 El derecho a la intimidad

La intimidad constituye uno de los atributos de la personalidad de más alto rango, es


esencial para la persona e inseparable de su condición humana. Su desconocimiento
implica aniquilar la existencia física y moral de aquélla como individuo y ser social.

El derecho a la intimidad no se haya incluido entre los derechos enumerados en la


Constitución Nacional. Sin embargo, su existencia implícita se encuentra en lo estatuido en
los arts 19 y 33 de la Ley Fundamental.

Este derecho recibe explícito amparo en virtud de las disposiciones del Pacto de San José
de Costa Rica, cuyo art 11.2 dispone que “ Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias
o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o su correspondencia, ni
de ataques ilegales a su honra o reputación”. Además” toda persona tiene derecho a la
protección de la ley contra esas injerencias o ataques” art 11.3.

Con respecto a los estupefacientes, la ley 20771 establece en su art 6 que la tenencia
aunque esté destinada a consumo personal, será reprimida con pena de prisión y multa.

El derecho a la identidad

Es comprensivo de la facultad que le asiste a toda persona de conocer su propia historia.


Encontrarse con su propia génesis, con sus raíces, es un derecho natural e inherente a la
propia dignidad del hombre.

Si bien el derecho no aparece expresamente en la Constitución Nacional, entendemos que


se encuentra en lo dispuesto en el art. 33 de ella.

El art 7.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificado por la ley 23849
establece que “el niño será inscripto inmediatamente después de su nacimiento y tendrá
derecho desde que nace a un nombre, adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo
posible, a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos”. El art 8 obliga a los Estados a
“respetar el derecho del niño a preservar su identidad”.
11.3 El derecho al honor

El honor está relacionado con la estima, el aprecio y la reputación de que cada persona
goza en la comunidad donde vive y desarrolla sus actividades. Se vincula con la protección
de la imagen que el individuo tiene en la sociedad.

El derecho al honor es un derecho personalísimo y referible a las personas


individualmente consideradas; por lo cual, no es atribuible a las personas jurídicas

La Constitución Nacional no menciona expresamente el derecho al honor como tal, aunque


sí se refiere al honor en el art. 29, ubicándolo junto a la vida y la fortuna, entre los bienes
que no pueden quedar a merced del gobierno o persona alguna.

Se trata, en consecuencia, de un derecho implícito, que haya pleno fundamento en el


artículo 33 de la Constitución nacional.

Derecho al Nombre

Supone, desde un enfoque meramente formal, la prerrogativa que tiene cada persona de
ser reconocida ante los demás mediante la utilización de un nombre y apellido.

Implica el reconocimiento de un atributo natural inherente a la personalidad. Cada persona


es un ser único e irrepetible, y como tal debe ser tratado y considerado.

La Constitución Nacional no lo menciona en forma explícita, pero su reconocimiento


implícito es una consecuencia insoslayable del art. 33 de ella.

El Pacto de San José de Costa Rica establece que “toda persona tiene derecho a un
nombre propio y a los apellidos de sus padres o al de uno de ellos. La ley reglamentará la
forma de asegurar este derecho para todos, mediante nombres supuestos, si fuere
necesario” art 18.

El Derecho a la Nacionalidad

Ampara la necesidad de que toda persona tenga una nacionalidad y le sea reconocida
como atributo inherente a su condición de tal. En virtud de él, no pueden existir personas
apátridas, es decir, privadas de su nacionalidad.

La nacionalidad es un rasgo indeleble de la personalidad humana que no puede ser borrado


por causa alguna. Solo se admite que se pueda perder la nacionalidad como consecuencia
del simultáneo reconocimiento de otra.

Si bien nuestra Constitución hace referencia a la nacionalidad, no reconoce explícitamente


un derecho a la nacionalidad.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica)
establece en el art 20.1 que “toda persona tiene derecho a una nacionalidad” y en el art
20.3 “a nadie se le privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiarla”.

El derecho de casarse y formar una familia

Tiene al igual que el anterior un reconocimiento implícito en el art. 33.

El reconocimiento del derecho al matrimonio implica tanto la libertad de casarse como la


de formar una familia y recibir la protección del Estado.

En cuanto al orden del derecho positivo, se traduce en el reconocimiento de la igualdad


jurídica de los cónyuges, la protección prioritaria frente a las uniones de hecho, al régimen
jurídico del matrimonio y la protección de los derechos de los hijos.

El Pacto de San José de Costa Rica expresa en su art 17 la “protección de la familia” a la


cual considera como “elemento natural y fundamental de la sociedad” que debe ser
“protegida por la sociedad y el Estado”.

Tradicionalmente, el matrimonio fue definido como una institución natural que une al hombre
y a la mujer en un proyecto común de vida, que procura el bien de los cónyuges y la
generación y educación de los hijos.

El Congreso de la Nación sancionó el 14/6/2010 la ley 26618 que establece un nuevo


régimen de matrimonio civil, extendiéndolo al formado por dos personas del mismo sexo
que pasa a ser un matrimonio legalmente constituido y equiparado jurídicamente a los
matrimonios tradicionales.

11.4 El derecho a entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino

Estos derechos integran la libertad de locomoción y domicilio. Por medio de ellos se tutela la
facultad de cada persona de vivir en el lugar que prefiera y de trasladarse de un sitio a otro.

Estos derechos se hallan expresamente mencionados entre los derechos de todos los
habitantes art 14 y en el ámbito internacional están garantizados por la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre en su art 13 y el Pacto de San José de Costa Rica
en su art 22 lo denomina “derecho de circulación y de residencia”.

El derecho a entrar al país presenta un problema de interpretación en cuanto a su relación


con el art 14 que afirma que lo pueden ejercer “todos lo habitantes de la Nación”. El
problema está en que quien nunca entró al país, no tiene calidad de habitante.

Por lo cual, haciendo una interpretación más dinámica del texto, la Constitución Nacional
distingue entre los argentinos (con potestad regulatoria mínima) y los extranjeros (con
potestad más amplia y rigurosa) que pretenden entrar al país.
Nuestra legislación federal (ley 22439) diferencia distintas categorías de extranjeros:
residentes permanentes, temporarios y transitorios art 12, recientes precarios art 22,
aislados políticos art 25 e ilegales art 30 y 34.

La Dirección Nacional de Migraciones es el organismo encargado de la aplicación de dicho


régimen legal.

El derecho a permanecer en el país tutela la facultad de mantenerse dentro del país y le


corresponde a todo habitante según el texto del art 14 de la Constitución Nacional.

El Pacto de San José de Costa Rica dispone que “nadie puede ser expulsado del territorio
del Estado del cual es nacional, ni ser privado del derecho a ingresar en el mismo” art 22.5.

El derecho de transitar protege la prerrogativa de trasladarse de un lugar a otro dentro del


territorio del país. También se le denomina derecho a la libre circulación o desplazamiento.

Se trata de un derecho personal pero también tiene una relevancia económica en cuanto
atañe a la circulación de bienes y mercaderías. En este aspecto, nuestra Constitución
legisla sobre el particular en los artículos 10, 11 y 12.

El derecho de salir del país es el derecho de emigrar transitoria o definitivamente del país
que el art 14 de la Constitución reconoce a todos los habitantes. Este derecho incluye el
“derecho a pasaporte”, como lo denomina Sagués.

El Pacto de San José de Costa Rica reconoce que “toda persona tiene derecho a salir
libremente de cualquier país incluso del propio” art 22.2.

11.5 El derecho de petición

Es la facultad que tiene toda persona de dirigirse a los poderes públicos para reclamar su
intervención o hacerle conocer un hecho u opinión en la materia de su competencia.

En la actualidad ha decrecido la importancia del derecho de petición, la cual no reside en el


ejercicio de la petición, sino en la necesidad de una respuesta. Sin embargo, esta no es
exigida en muchos casos. Por esta razón, se cataloga a este derecho como un derecho
inocuo o inofensivo.

La Constitución Nacional lo ha previsto expresamente en el art 14 al asegurar a todos los


habitantes el derecho de “peticionar a las autoridades”. El ejercicio de este derecho no
implica la correlativa obligación de respuesta por parte del Estado, salvo que la necesidad
de ella esté prevista en la reglamentación respectiva.

El derecho de reunión
Tutela la posibilidad de que las personas se agrupen temporariamente en un lugar
determinado, previa convocatoria, con el propósito de intercambiar ideas y opiniones, o de
ejercer la defensa de sus intereses.

El requisito de la temporalidad distingue a la reunión de la asociación, pues esta última


tiende a ser más permanente. Otra característica de las reuniones está dada por la
existencia de objetivos y finalidades específicas.

El derecho de reunión junto con el derecho de asociación, constituyen procesos primarios


básicos de la participación política. Su restricción y hasta su abolición son siempre
pretendidas por los regímenes totalitarios.

Las reuniones pueden ser públicas o privadas, se diferencian en que haya o no una
invitación personal de por medio.

Este derecho no se encuentra contemplado expresamente por esta Constitución, pero si lo


preveía el proyecto de Constitución de Alberdi que en su art 16 reconocía el derecho de
reunirse con fines lícitos .

El derecho de asociación

Ampara la posibilidad de que las personas constituyan y participen en agrupaciones


permanentes, organizadas con la finalidad de alcanzar los fines específicos que
habitualmente no pueden lograr por sí solas.

Está especialmente relacionado con la participación política. Esto se debe a que en nuestro
sistema institucional los partidos políticos han fundado su acogida constitucional, antes de la
reforma de 1994, en el derecho de asociación.

La Constitución Nacional lo contempla expresamente al establecer en el art 14 que todos


los habitantes de la Nación gozan del derecho de “asociarse con fines útiles”.

Casos de asociación compulsiva

Este derecho se destaca por tener una faz positiva (el derecho a asociarse) y una faz
negativa (el derecho a no asociarse).

Sin embargo, es frecuente la exigencia a ciertos tipos de asociación obligatoria, en que la


autonomía de la voluntad es casi irrelevante, por ej la afiliación a obligatoria a regímenes
previsionales, a organizaciones sindicales, a colegios profesionales, etc.

El Pacto de San José de Costa Rica establece que “todas las personas tienen derecho a
asociarse libremente con fines ideológicos, religiosos, políticos, económicos o de cualquier
otra índole” art 16.1. Agrega que “el ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeta a las
restricciones previstas por la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en
interés de la seguridad Nacional, del orden público , para proteger la salud o la moral
pública o los derechos y libertades de los demás” art 16.2.

11.6 La libertad de pensamiento

Ampara la posibilidad de que cada persona, en su interioridad, elabore sus ideas conforme
a sus propias e íntimas convicciones. Parecería hallarse en principio, fuera del alcance del
legislador, por estar referido a un hecho que ocurre en la interioridad del hombre.

La libertad de pensamiento no constituye un derecho explícito en la Constitución Nacional.


Su reconocimiento deriva tanto de los fines y principios de esta como de su art. 33.

El Pacto de San José de Costa Rica dispone que “toda persona tiene derecho a la libertad
de pensamiento” art 13.1.

La libertad de expresión

Ampara la manifestación del pensamiento, cualquiera que sea el medio empleado. Tanto la
palabra oral como la escrita, la imagen, el gesto y la actitud están protegidos por esta
libertad.

Constituyó uno de los primeros y más relevantes logros del constitucionalismo clásico, cuyo
contenido más sustancial fue la prohibición de la censura previa.

Se trata de una libertad preferente o fundante, porque su ausencia genera el derrumbe de


otros derechos (el derecho de prensa, de imprenta, etc.).

Su reconocimiento constitucional es implícito, pero deriva de los fines y principios de esta y


del art 33 de nuestra constitución.

La libertad de prensa

Tutela la expresión del pensamiento por los medios gráficos, periódicos. Constituye uno de
los aspectos específicos de la libertad de imprenta.

La Constitución Nacional le otorgó una protección especialísima: el art. 83 menciona


expresamente a “la prensa” en su función de dar a publicidad actos de gobierno.

El art. 14 consagra, entre los derechos de todos los habitantes, el de “publicar sus ideas por
la prensa sin censura previa”.

Sin embargo la expresión libertad de prensa fue adquiriendo un alcance sumamente amplio,
que comprende no solo a cualquier medio gráfico, sino también a todos los medios de
comunicación social
La censura previa

Se debe entender por censura todo medio o procedimiento destinado a obstaculizar la libre
expresión de ideas.

Al prohibir la censura “previa” el constituyente pretendió eliminar el procedimiento de


revisión anterior de las publicaciones por parte del gobierno. Este sistema fue reemplazado
por instrumentos de censura mas sofisticados y efectivos, como por ej la desigual
distribución de la propaganda oficial, la manipulación en la distribución del papel, la
violación del secreto periodístico, las amenazas y los actos intimidatorios, las interferencias
en medios orales, etc.

Por ello se debe entender que la censura que veda el art 14 es aquella que se ejerce antes,
durante o después de la difusión.

La Convención Americana sobre los derechos humanos (Pacto de San José de Costa Rica)
ha establecido en el art 13.2 que el ejercicio del derecho a la libertad de expresión “no
puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar
expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:

a. el respeto a los derechos o a la reputación de los demás.


b. la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral
públicas”.

Con respecto a la censura, el Pacto especifica que “no se puede restringir el derecho de
expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o
particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de aparatos usados
en la difusión de información o por cualquier otro medio encaminado a impedir la
comunicación y la circulación de ideas y opiniones”. También se aclara que “los
espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo
objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia”.

La libertad de imprenta

Ampara la expresión del pensamiento por vía de medios gráficos. Están comprendidas en
su ámbito las manifestaciones formuladas en libros, periódicos, folletos, afiches, volantes,
gráficos o cualquier otro tipo de impresión.

Esta libertad ha sido expresamente acogida por la constitución en el art. 32 que establece
que “el Congreso Federal no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta o
establezcan sobre ella la jurisdicción federal”.

este artículo distingue dos aspectos:


1. El primero dirigido al Congreso de la Nación para que no restrinja la libertad de
imprenta. Esta afirmación genera diversos debates. Finalmente la Corte Suprema
estableció que “los delitos cometidos por medio de la prensa y tipificados en el
Código Penal tienen preeminencia con relación a la disposición cometida en la
primera parte del art 32 de la Constitución Nacional”. Por lo cual se le reconoció al
Congreso la facultad dictar leyes que, sin restringir la libertad de imprenta, castiguen
los abusos cometidos en el ejercicio de ella.
2. El segundo plantea problemas de interpretación en cuanto al artículo que dice que el
Congreso Federal no dictará leyes que establezcan sobre ella la jurisdicción federal.
Es decir, se intenta evitar la intervención de la justicia Federal en lo que respecta a la
libertad de imprenta. Finalmente la Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia,
luego de 3 etapas, aceptó la aplicación de la jurisdicción federal para entender en los
delitos cometidos por medio de la imprenta y se admitió el criterio conforme al cual
en esos casos intervendrá la justicia local o federal, según que las personas o las
cosas estén en una jurisdicción u otra.

Los delitos cometidos por la prensa

Existen ciertos delitos cometidos por la prensa. Uno de los límites que tiene la libertad de
prensa es la potestad reglamentaria del estado, que en este caso debe ser además de
razonable, mínima. Otro límite lo constituyen los legítimos derechos de los demás, no se
puede utilizar la libertad de prensa para ofender el honor o invadir impunemente la intimidad
de las personas. Hay quienes hablan de delitos comunes, cuyo medio o instrumento de
comisión es la prensa: desacato, injurias, calumnias, apología del delito. También es delito
publicar algo sin autorización del autor.

El derecho de réplica

También denominado de rectificación o respuesta, es la facultad que tiene toda persona


mencionada en un medio de difusión, en forma errónea o agraviante, para utilizar el mismo
medio a fin de hacer la aclaración o reparar el agravio.Se trata de mostrar la verdad ante el
error, o defender el honor si ha sido injustamente ofendido.

La Corte con distintos fallos se adhirió al criterio que dice que este derecho no tiene acogida
constitucional. Cabe acotar que los fallos de la Corte fueron posteriores a la sanción de la
ley que dispuso la ratificación del pacto de San José de Costa Rica, donde se consagra este
derecho en el art.14.

11.7 La libertad religiosa

Es el derecho natural fundamental, por medio del cual el hombre alcanza el lugar de
realización del más íntimo vínculo con Dios, que es también el lugar de su más auténtica
libertad.
En la libertad religiosa cabe distinguir tres aspectos esenciales:

a) La libertad de conciencia o creencias: se vincula a la libertad de pensamientos.


Ampara la libertad de creer o no creer y es el verdadero núcleo de la libertad.
b) La libertad de expresión religiosa: constituye un aspecto específico de la libertad
de expresión en general. Tutela la posibilidad de manifestar lo que cada uno piensa
en materia religiosa.
c) La libertad de cultos: se vincula con el derecho que tiene cada uno de practicar su
religión y de no ser obligado a practicar una que uno no desea. Se vincula a los
derechos de reunión y asociación.

Contenidos constitucionales

La Constitución nacional sólo hace mención expresa de la libertad de cultos pero no hace
referencia a la libertad de conciencia ni a la libertad de expresión religiosa. Esto no implica
que estas últimas queden desamparadas, ya que la libertad de cultos presupone la
existencia de libertad de conciencia y de la libertad de expresión religiosa.

Por otro lado, el art 33 de la nuestra Ley Fundamental (agregado por la Convención de
1860) expresa que “las declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución,
no serán entendidos como negación de otros derechos y garantías no enumerados; pero
que nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno”.

Posteriormente, la ley 23592 conocida como “ley antidiscriminatoria”, contempla como


actos u omisiones discriminatorios, entre otros, aquellos realizados por motivos religiosos
art 1.

Jurisprudencia

La libertad religiosa ha motivado una profusa jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia


de la Nación. (Varios casos analizados en la Unidad VII del libro).

Su protección internacional

● La Convención Americana sobre Derechos Humanos

Esta convención, ratificada por nuestro país en 1984 por ley 23054, dedica el art 12 a la
libertad de conciencia y religión. Por medio de cuatro incisos especifica los alcances de este
derecho:

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y de religión, esto implica la


libertad de conservar su religión o sus creencias, de profesarla y divulgarla tanto en
público como en privado.
2. Nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que puedan menoscabar esta
libertad.
3. La libertad de manifestar la propia religión y creencias está sujeta únicamente a las
limitaciones prescritas por la ley y que sean necesarias para proteger la seguridad,
el orden, la salud o la moral públicas o los derechos y libertades de los demás.
4. Los padres tienen derecho a que sus hijos reciban la educación religiosa y moral que
está de acuerdo con sus propias convicciones.
● Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos

11.8 Las bases constitucionales de estas libertades. Jurisprudencia de la Corte Suprema


de Justicia. Su reconocimiento internacional. Normas de la Convención sobre Derechos
Humanos de San José de Costa Rica y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y su Protocolo Facultativo.

Unidad 12 - Los Derechos Sociales y los Derechos Colectivos

12.1 Los derechos sociales

Significado

Los derechos sociales son aquellos que se tratan de enfocar a las personas no tanto como
miembros de la sociedad general o global sino más bien como sujetos situados en núcleos
societarios más pequeños e inmediatos.

Lo que se quiere definir es la adjudicación de derechos de solidaridad a los hombres


considerados como miembros o partes de grupos sociales (familia, sindicato, empresa).

Antecedentes

Se remontan al constitucionalismo social, el cual comenzó a difundirse después de la


Primera Guerra Mundial (1914 - 1918).

Sus primeras manifestaciones estrictamente normativas fueron la Constitución de México de


1917 y la Constitución de Weimar de 1919: ambas estuvieron influidas por sus principios, e
incluyeron cláusulas económico sociales.

En nuestro país al igual que en otros estados, los derechos sociales empezaron a difundirse
en los primeros años del siglo pasado y muy particularmente después de la primera
posguerra. Algunos ejemplos de legislación inspirada en sus principios son: ley 4661 (1905)
que dispuso el descanso dominical, ley 9105 (1913) que declaró obligatorio y con salarios
pagos el descanso en los días que establecía, la ley 9511 (1914) que declaró
inembargables los salarios de obreros y empleados y las jubilaciones y pensiones inferiores
a 100 pesos, entre otras (más ejemplos de leyes en la pag. 385).
El Constitucionalismo Social

En la primera posguerra del siglo XX adquiere auge una forma de constitucionalismo a la


que se ha calificado como social.

El constitucionalismo social se maneja con una pluralidad de lineamientos que, sin


pretender agotar taxativamente, podemos clasificar así:

1) inclusión en las constituciones formales de una declaración de derechos sociales y


económicos que abarcan el ámbito de la educación, la cultura, la familia, el trabajo,
la asociación profesional o sindical, la propiedad, la economía, la minoridad, la
ancianidad, la seguridad social, etc.
2) regulaciones en torno de la llamada cuestión social, que se refiere a la situación del
hombre en función del trabajo y a las relaciones entre capital y trabajo, clases
sociales y factores de producción, empleadores y trabajadores, sindicatos y estado.

Por un lado el constitucionalismo acusa una tendencia a marcar la función social de los
derechos, por el otro se preocupa por estructurar un orden social y económico a efectos de
que la remoción de obstáculos permita a todos los hombres una igualdad de oportunidades
y un ejercicio real y efectivo de las libertades y los derechos subjetivos.

La reforma constitucional de 1949

Se suele vincular la génesis del constitucionalismo social, en nuestro país, con la reforma
constitucional de 1949. Sin embargo, esta aseveración carece de precisión histórica, ya que
sus primeras manifestaciones son de más larga data.

Aún así, esto no implica dejar de reconocer los notables avances logrados durante la
primera presidencia de Juan Domingo Perón y que culminaron con la sanción de la
discutida reforma constitucional de 1949.

En principio, hay que reconocer que la Constitución de 1949 estuvo influida por las ideas del
constitucionalismo social, ya que esta se hallaba en su período de esplendor. Esta reforma
es muy importante ya que cambió la ideología predominante de nuestra Ley Suprema:
fueron abandonados los viejos moldes del liberalismo, que inspiró a nuestra constitución
originaria, y se pasó a una inspiración social.

Con respecto al contenido de sus cláusulas son numerosas las referencias de la


Constitución de 1949 a la cuestión social:

● En su parte dogmática, el capítulo 3 estaba dedicado a los derechos del trabajador,


de la familia, de la ancianidad y de la educación y cultura (art. 37),
● y el capítulo 4, a la función social de la propiedad, el capital y la actividad
económica (art. 38).
● También le otorgó atribuciones al Congreso de la Nación para dictar el Código de
Derecho Social (art 67 inc 11).

Fue criticada la omisión deliberada de los constituyentes de 1949 en cuanto a la admisión


del derecho de huelga, que fue desechado por la reforma.

La reforma constitucional de 1957

Esta revisión constitucional efectuada durante el gobierno de facto de la Revolución


Libertadora también despertó justificadas críticas dirigidas, en su mayoría, a cuestionar el
proceso de su generación más que sus contenidos.

Sin embargo, en 1994, por obra de la Convención Constituyente de ese año, adquirieron
una legitimidad incuestionable, que ya venían exhibiendo con anterioridad.

La Convención Constituyente de 1957, desoyó las intenciones de aquel gobierno de facto


en cuanto a realizar una enmienda más amplia, y se limitó a sancionar dos modificaciones
con respecto al texto de la Constitución de 1853 y sus reformas posteriores. Ambas
modificaciones estuvieron referidas a los derechos sociales e inspiradas en claros principios
del constitucionalismo social. Se las concretó mediante el agregado de una nueva cláusula
(art. 14 bis) y la inclusión, dentro de otra ya existente (art 67 inc 11 ; hoy art 75 inc 12), de
la atribución del Congreso de la Nación para sancionar el Código de Trabajo y Seguridad
Social.

El art. 14 bis se refiere a 3 aspectos sociales relevantes: los derechos de los trabajadores,
los derechos gremiales y la seguridad social.

En general estas modificaciones recogían en forma abreviada contenidos que ya habían


sido contemplados por la reforma de 1949. Sin embargo algunos de ellos fueron originales,
como la inclusión del derecho a huelga, injustamente desestimado por los constituyentes de
aquel año.

La operatividad relativa de sus disposiciones

12.2 El derecho de trabajar

El derecho de trabajar implica, primariamente, la disposición individual de elegir libremente


una actividad. Una vez elegida dicha actividad y según sea su naturaleza debemos
secundariamente distinguir:

1) si es una actividad que el individuo desarrolla por cuenta propia y en forma


independiente aparece el derecho de cumplirla y de disfrutar de su rendimiento
económico.
2) si es una actividad que el individuo desarrolla en relación de dependencia con
respecto a un empleador aparece el vínculo, la relación o el contrato de empleo o de
trabajo. Con toda la serie de derechos emergentes del empleo.

Es importante aclarar que la Constitución tutela el derecho de trabajo y no al trabajo. El


derecho al trabajo consistiría en el derecho a conseguir ocupación, con la consiguiente
obligación del sujeto pasivo de proveer de empleo al sujeto activo.

En el régimen de los trabajadores extranjeros, en igualdad con los nacionales, cuenta con
algunas modalidades razonables. Esta equiparación requiere que el extranjero se encuentre
radicado legalmente, o si sólo se halla temporalmente admitido, cabe limitar su actividad
laboral al tiempo autorizado.

El primer párrafo del art 14 bis está dedicado a regular lo que la doctrina denomina como
“derechos individuales del trabajador”. Por lo cual, tutela a toda persona que participe de
una relación o contrato laboral .

Las condiciones de trabajo

El primer derecho asegurado al trabajador, está referido a las “condiciones dignas y


equitativas de labor” esto abarca todas las condiciones que se vinculan a la prestación
efectiva de la relación laboral, comprendiendo las condiciones de salubridad e higiene
adecuadas, el trato respetuoso y digno, la prestación y el mantenimiento de los
instrumentos y herramientas de trabajo, etc.

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales también se refiere al


“derecho de toda persona al goce de condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias” art
7.

En el primer párrafo del art. 14 bis se mencionan:

● Jornada limitada: La determinación esta constituyó un freno a los graves abusos


que se verifican en la relación laboral. Sin esta pauta mínima, el trabajo corre cierto
riesgo de convertirse en esclavitud y el trabajador puede ver seriamente lesionada
su dignidad. En nuestro país desde 1929, se estableció la duración de la jornada de
trabajo en 8 horas diarias o 48 semanales. Esta disposición reconoce numerosas
excepciones ligadas a la condición del trabajador (menores, embarazadas, períodos
de lactancia) o a la naturaleza de la actividad (tareas insalubres, trabajo nocturno).
● Descanso y vacaciones pagados: Las leyes se han encargado de otorgarles
operatividad a estas disposiciones, reconociendo los días de descanso obligatorio y
estableciendo un período anual de vacaciones, que en la mayoría de los casos
guarda relación con el período de antigüedad del trabajador.
● Retribución justa: Es aquella que tiene en consideración tanto la calidad y cantidad
de trabajo prestado como las necesidades que el trabajador debe satisfacer para
llevar una vida digna, además de las condiciones imperantes de la realidad. Por lo
cual se trata de una aplicación del principio de razonabilidad previsto por el art 28 de
la Constitución. La reforma de 1949, estableció el derecho del trabajador a percibir
“una retribución moral y material que satisfaga sus necesidades vitales y sea
compensatoria del rendimiento obtenido y del esfuerzo realizado”.
● Salario mínimo, vital y móvil: Su monto es establecido por la ley, según las
diversas condiciones y modalidades en que se preste la relación laboral. Es “vital”
porque tiene que cumplir la suficiencia para subsistir y “móvil” porque debe
reajustarse a medida que aumenta el costo de la vida o el proceso de inflación.
● Igual remuneración por igual tarea: Este derecho tiende a impedir las
discriminaciones arbitrarias, o sea, aplicando al problema de la retribución laboral la
regla constitucional de la igualdad jurídica. La equiparación tendió a eliminar los
salarios inferiores por razón de sexo o sea, a obtener la misma paga para el hombre
y la mujer cuando realizaban el mismo trabajo.
● Participación en las ganancias de las empresas: La participación en los
beneficios se encamina a repartir de un modo más justo la utilidad originada por el
aporte que capital y trabajo hacen de la producción, a la economía y a la empresa.
La consideramos como un método remuneratorio que supera al estricto del
salariado, pudiendo llegar hasta formas de sociedad entre patronos y trabajadores
de una empresa, con transformación profunda del contrato de trabajo. No hay ley
hasta el momento que la haya reglamentado. También se refiere a la protección
contra el despido arbitrario, la estabilidad del empleado público y a la organización
sindical libre y democrática.

La estabilidad y la protección contra el despido arbitrario.

La estabilidad o el derecho de permanencia laboral es una garantía mínima, necesaria


para afianzar la relación de trabajo y respetar la dignidad del trabajador. Su resultado será el
fortalecimiento de la seguridad, tanto para el empleador como para el trabajador; la falta de
ella, en cambio, perjudica mucho más al trabajador.

La doctrina reconoce dos tipos diferentes de estabilidad:

1. Propia o absoluta: se caracteriza por el hecho de que veda la posibilidad del


despido arbitrario, por lo que el empleador únicamente podrá despedir a su
empleado si éste ha incurrido en la comisión de hechos graves, previamente
caracterizados por la ley y que según ésta puedan ser invocados para interrumpir
definitivamente la relación laboral, fuera de tal circunstancia extrema, el despido no
será posible.
2. Impropia o relativa: permite el despido, ya sea por justa causa o inmotivado, es
decir, no imputable al trabajador. En este último caso, el empleador debe indemnizar
convenientemente al trabajador.
El art 14 bis formula una distinción:

● Para el empleo público, garantiza la "estabilidad"


● Para el empleo privado, sólo protege "contra el despido arbitrario".

Por lo cual, la doctrina y la jurisprudencia afirman que la intención del constituyente fue la de
consagrar la estabilidad propia para las relaciones de empleo público y la estabilidad
impropia o relativa para las relaciones privadas.

Sin embargo, al no ser absolutos estos principios, pueden ser objeto de razonable
reglamentación. De esta forma, se ha dispuesto que la estabilidad propia o absoluta de los
empleados públicos no comprende a los agentes temporarios, ni los supuestos de supresión
del cargo, ni los empleos políticos.

Por otro lado, la jurisprudencia de la Corte Suprema ha atenuado el alcance del derecho a
la estabilidad del empleado público, aceptando que el Estado que despide
injustificadamente a su empleado lo indemnice y no lo reincorpore. De igual manera, han
sido consideradas constitucionales leyes de prescindibilidad basadas en la necesidad de
racionalizar la Administración Pública, sobre todo cuando son invocadas razones de
emergencia y se las aplica por tiempo limitado.

Existen tres clases de despido:

1. el despido con causa justificada, que no es indemnizable


2. el despido arbitrario que sí lo es,
3. el despido que carece de causa, y que también merece indemnización.

Competencia federal y local en materia laboral

Desde 1853 a 1949, la constitución no contempló ninguna disposición expresa acerca del
reparto de competencias en materia laboral. No se le reconocía al derecho laboral
autonomía propia. Al Congreso le correspondía dictar el Código Civil, con carácter de
legislación común y su aplicación quedaba reservada a las provincias art 67 inc 11 (actual
art 75 inc 12).

Desde 1949 a 1956, la reforma de 1949 introdujo como atribución del Congreso Nacional la
de dictar el Código de Derecho Social, reservando su aplicación a los tribunales federales o
provinciales, según que las cosas o las personas cayeran bajo sus respectivas
jurisdicciones art 68 inc 11.

Esta modificación rigió hasta la derogación de la citada reforma constitucional en 1956.


Hasta ese momento el Congreso no había dictado el Código de Derecho Social.

A partir de 1957, producida la reforma de 1957, fue modificado el art 67 inc 11 (actual art
75 inc 12), ampliando las atribuciones del Congreso de la Nación, incluyendo entre ellas la
de dictar el Código del Trabajo y Seguridad Social, si bien se reservó para las provincias su
aplicación.

12.3 Los derechos gremiales

El segundo párrafo del art 14 bis está destinado a regular constitucionalmente los derechos
gremiales, los cuales no pertenecen específicamente al trabajador sino los gremios.

Se entiende por derechos gremiales a todos aquellos reconocidos a los gremios o


sindicatos.

● Gremio: agrupamiento social que reúne a las personas que realizan la misma
actividad
● Sindicato: asociación formada para la defensa de los intereses de una actividad

La doctrina constitucional sostiene que el art 14 bis utiliza estos términos con el mismo
significado.

Los derechos gremiales que la Constitución garantiza a los sindicatos en forma expresa
son:

● Concertar convenios colectivos de trabajo


● Recurrir a la conciliación y el arbitraje
● La huelga

Este artículo además establece respecto a los representantes gremiales, que estos
“gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las
relacionadas con la estabilidad de su empleo”.

El derecho de asociación gremial

El art 14 bis también le asegura al trabajador la “organización sindical libre y democrática,


reconocida por la simple inscripción en un registro especial”.

De esta forma nuestra Constitución Nacional acoge la pluralidad sindical y convierte en


inconstitucional el sistema que no permite reconocer más de un sindicato por actividad o
gremio.

La ley 23551 ha reglamentado este derecho, estableciendo la prevalencia de la entidad


gremial más representativa, que es aquella que cuenta con el mayor número promedio de
afiliados aportantes. A dicho sindicato se le conferirá la personalidad gremial.

Los convenios colectivos de trabajo

Son los contratos celebrados entre los sindicatos y las entidades representativas de los
empleadores que pertenecen a la misma actividad, y tienen por objeto reglar los derechos y
las obligaciones de unos y otros. Son una consecuencia necesaria del reconocimiento del
derecho a la negociación colectiva en materia laboral.

En nuestro país, para adquirir fuerza obligatoria los convenios colectivos de trabajo deben
ser homologados por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Esta ratificación significa
un control de legalidad y conveniencia por parte de la autoridad administrativa.

Sin embargo, una cuestión que plantea complicaciones es la vinculada con la relación entre
los convenios colectivos de trabajo y las leyes; en particular si por medio de estas pueden
ser modificadas las estipulaciones colectivas.

Se sostiene que el carácter más general que tiene la ley, así como la jerarquía de los
órganos de la cual emana, hacen necesario reconocerle una posición de supremacía con
respecto a las convenciones colectivas de trabajo, que debe ser ejercida orientada al bien
común. Lo contrario implicaría alterar el orden de prelación establecido por el art. 31 de la
Constitución

La conciliación y el arbitraje

Son instrumentos administrativos empleados para dirimir conflictos laborales, e impedir que
estos generen consecuencias más graves.

Por medio de la conciliación, el Estado convoca a las partes en conflicto con el propósito
de que ajusten sus diferencias, procurando un avenimiento que ponga fin a la situación.

El arbitraje es un procedimiento para resolver pacíficamente los conflictos sometiéndolos a


la consideración de un tercero neutral aceptado por las partes, las cuales se comprometen a
respetar y cumplir la decisión del árbitro.

La conciliación se halla reglamentada por la ley 14786 y ha sido frecuentemente utilizada.


La misma puede ser declarada optativa u obligatoria.

El arbitraje tiene menor aceptación como forma de dirimir los conflictos colectivos de
trabajo, ya que se plantea el problema de la suficiente neutralidad del árbitro. Se halla
reglamentado por la ley 16936, modificada por la ley 20638.

La huelga

Implica la paralización total de la actividad laboral con el propósito de protestar o de imponer


determinadas condiciones. El art. 14 bis lo contempla como un derecho de los gremios y no
de los trabajadores.

La Convención Constituyente de 1949, pese a estar inspirada en el constitucionalismo


social, había rechazado la inclusión de este derecho.
En 1957 fue incorporado por la Convención Constituyente en nuestra Ley Fundamental, en
virtud del art. 14 bis. La disposición constitucional tiene carácter eminentemente operativo,
así lo ha reconocido la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Se ha pretendido ver en la huelga, un derecho absoluto, que obstaría a cualquier


reglamentación. Sin embargo, nuestra Constitución no prevé la existencia de derechos
absolutos; por lo que todos pueden ser objeto de reglamentación razonable. La Corte
Suprema de Justicia de la Nación ha admitido el carácter relativo del derecho de huelga.

En la actualidad, este derecho se halla reglado por las leyes 14786 y 23551 y por el
decreto 2184/1990. Le incumbe a la autoridad administrativa calificar la licitud o no de la
huelga. Esta calificación es revisable judicialmente según el criterio de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación.

Si pese a la declaración de ilegalidad de la huelga se la lleva igualmente a cabo, se


entiende que el empleador puede adoptar contra sus empleados todas las medidas que la
ley autoriza en caso de inasistencia injustificada al trabajo.

Para que la huelga sea legal debe cumplir con ciertos requisitos:

1. Debe ser declarada por la entidad gremial.


2. No antes de la etapa conciliatoria.
3. Es una medida de acción extrema.
4. Llevada a cabo por más del 51% del personal.

12.4 La seguridad social

Se refleja en un sistema que cubre los riesgos comunes a todos los hombres, como
enfermedades, vejez, desempleo, accidentes de trabajo. Se financia con aportes de los
trabajadores destinados al pago de prestaciones respectivas.

La Convención Constituyente de 1957, al incorporar el art. 14 bis, dedicó el último párrafo


de esta norma a la seguridad social, expresando:

“El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e
irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a
cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica,
administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir
superposición de aportes: jubilaciones y pensiones móviles, la protección integral de la
familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a
una vivienda digna”.

La cláusula constitucional le asigna al Estado la responsabilidad de "otorgar los beneficios


de la seguridad social" que serán integral e irrenunciables.
El carácter integral significa que deberá cubrir la totalidad de los eventos generales que
puedan producir insuficiencias o faltas de aptitudes temporarias o definitivas.

La condición de irrenunciable es una consecuencia necesaria del principio de solidaridad.


Nadie tiene derecho a retacear su aporte para servir a los demás en cuestiones que atañen
a la comunidad en su conjunto.

En especial, la ley establecerá:

● el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o


provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los
interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposiciones de
aportes;
● jubilaciones y pensiones móviles;
● la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación
económica familiar y el acceso a una vivienda digna.

La previsión social

Está integrada por jubilaciones y pensiones móviles y es uno de los más importantes
instrumentos de la seguridad social, al cual la reforma de 1957 le otorgó jerarquía
constitucional.

● Jubilaciones: son prestaciones económicas, pagadas generalmente en dinero,


consistentes en un haber pasivo que le corresponde a los trabajadores que tienen
determinada edad, han prestado servicios, y efectuados aportes durante x cantidad
de tiempo que es fijado por ley.
● Pensiones: constituyen auxilios pecuniarios que se les concede a determinadas
personas jubiladas o así como a personas en estado de necesidad o incapacidad.

En el art 14 bis, la Constitución perpetúa que la ley dispondrá “jubilaciones y pensiones


móviles”, esto implica que estas previsiones deberán adaptarse a los cambios de las
necesidades reales.

En 1993, el Congreso sancionó la ley 24241 que introdujo cambios estructurales en el


régimen previsional argentino.

El nuevo régimen previsional argentino establece que el trabajador en su período laboral


activo, podrá optar por capitalizar su aporte personal o seguir contribuyendo al Estado en un
nuevo sistema llamado “de reparto”. Para capitalizar los aportes personales, fueron creadas
nuevas entidades llamadas “administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones” (AFJP).

El Estado se hizo cargo solamente del pago de una prestación mínima, designada por ley
como “prestación básica universal” y de reconocimiento de aportes, al anterior sistema
previsional, denominado, “prestación compensatoria”.
Además, esta ley estableció elevar los límites de las edades progresivamente.

El seguro social

Es una de las especies que integra el género más amplio de la seguridad social. Esta
expresión del art. 14 bis no ha tenido aplicación práctica, su contenido estaría vinculado con
la asistencia de la salud, el seguro de vida, la protección frente a enfermedades y
accidentes de trabajo, etc. Algunos de ellos se hallan establecidos por ley y otros derivan su
vigencia de convenios colectivos de trabajo.

La protección de la familia

La familia es una comunidad natural, que constituye el elemento fundamental de la


sociedad. Es el ámbito donde la persona nace, se desarrolla y muere.

El Estado tiene que dejarle a la familia la responsabilidad de su porvenir y a su vez debe


garantizar el libre ejercicio de su misión, el desarrollo de sus integrantes.

El art. 14 bis establece en su último párrafo “la protección integral de la familia; la defensa
del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna”.

● El bien de familia implica la existencia de un inmueble familiar, asiento del hogar,


que está protegido, por esa razón, de las vicisitudes económicas de su titular. Un
bien se puede inscribir en el registro del bien de familia; y así queda exento de las
contingencias económicas. Algunas de sus características son: protege a la familia
trabajadora, no se puede dar como garantía, es una sola por familia, se puede
afectar o desafectar, hay montos límites.
● La compensación económica familiar se concreta mediante el pago de
asignaciones familiares a los trabajadores. Constituyen prestaciones económicas
adicionales cuyo pago está en relación con los integrantes de la familia del
trabajador.
● El acceso a una vivienda digna es uno de los típicos enunciados programáticos de
la constitución. Por que no se puede solucionar el problema de vivienda de todos los
habitantes.

12.5 La intervención del Estado en lo económico y social

El estado no ha sido constituido para suplantar a la persona, ni a la familia, ni a las


entidades intermedias, sino procurarles aquellas condiciones y medios necesarios para el
desarrollo integral de su propia vida, y que por sí mismas no pueden alcanzar. Tanto la
iniciativa privada como la actividad estatal deben estar al servicio del hombre.
El principio de subsidiariedad

Este principio pretende dar respuesta a los problemas que presenta la coexistencia de la
actividad privada con las facultades reguladoras del Estado.

● Subsidiar quiere decir apoyar, ayudar, auxiliar, socorrer.

Este principio, ha sido desarrollado por diversos documentos de la doctrina social de la


Iglesia, sostiene la necesidad de que el Estado no realice aquello que los particulares están
en condiciones de hacer para el logro del bien común.

De acuerdo a este principio, el Estado debe desprenderse de funciones que los particulares
pueden realizar con beneficio para el bien común. Por lo cual el estado debe delegar en los
particulares funciones como la prestación de servicios públicos y otras semejantes

Este principio puede ser resumido así: “tanta libertad cuanta sea posible, tanta intervención
cuanta sea necesaria”.

12.6 La protección de los derechos colectivos

El término interés alude a la relación entre las necesidades de una persona y la actitud de
ciertos bienes para satisfacerlas.

El adjetivo difuso denota aquello que tiene límites poco precisos o es excesivamente
dilatado.

Son intereses difusos los que no pertenecen en exclusividad a una o varias personas, sino
a “todos los que conviven en un medio determinado y cuya suerte, en lo que concierne al
enrarecimiento, destrucción, degradación, vaciamiento y consumo sin reposición, angustia
al conjunto en lo inmediato y en el porvenir vital de cada uno, sobremanera el de las
próximas generaciones”.

Con esta expresión se hace referencia a aquellos intereses que pertenecen a grupos
indeterminados. La falta de límites precisos convierte estos intereses en difusos.

Los intereses difusos se refieren básicamente a los derechos ecológicos o ambientales, de


los usuarios y de los consumidores. Se reconocen tres categorías especialmente
protegidas:

a) Intereses vinculados con la defensa del medio ambiente o la ecología:


pretendiendo preservar el equilibrio de la naturaleza mediante sus diversas
expresiones, resguardar el paisaje, proteger la flora y la fauna, evitar el desarrollo
urbano desmedido o sin planificación, procurar la utilización racional de las riquezas,
etc.
b) Intereses ligados a la protección del consumidor: como la propaganda
comercial, la lealtad en el mantenimiento de la oferta; el resguardo y la seguridad en
los alimentos y medicamentos, etc.
c) Intereses relacionados con valores culturales y espirituales: como la seguridad
en el acceso a las fuentes de información, la difusión sin censura de los
conocimientos técnicos o científicos, la protección de los monumentos históricos y
artísticos, etc.

Normas constitucionales

Nuestra Constitución originaria no hacía mención expresa de estos derechos que


aparecieron a consideración de la ciencia jurídica muchos años después de su sanción.

Sin embargo los intereses difusos son compatibles con los principios que inspiraron a
nuestro orden constitucional, debido a que la filosofía que sustenta a nuestra Constitución
es jusnaturalista y se cuida de no otorgar derechos, solo se limita a mencionarlos.

Uno de los problemas más difíciles de resolver en lo que respecta a los intereses difusos es
el vinculado con su tutela judicial.

● Hay opiniones que se inclinan por postular que cualquier persona está habilitada
para abrir la instancia judicial en protección de estos intereses.
● Otras opiniones prefieren reservar la tutela judicial solamente a la persona que
coparticipa del interés difuso y ha sufrido agravio.
● También ha tenido difusión el criterio de atribuir a entidades intermedias la
representación de estos intereses y su legitimación para plantear el reclamo judicial,
en algunos casos en forma concurrente con el ministerio público.
● Otra alternativa es la de asignar legitimación al defensor del pueblo.

A partir de la reforma de 1994, tienen acogida expresa en nuestra Constitución la tutela del
medio ambiente, la preservación del patrimonio cultural y la defensa de consumidores y
usuarios en los arts 41 y 42. Esos derechos vienen acompañados de garantías específicas
art 43.

La protección del ambiente

El ambiente es el espacio natural que rodea la vida del hombre y que favorece su
existencia y desarrollo en las mejores condiciones. Comprende, la protección de la biosfera,
que es la capa de la tierra compuesta de aire, agua, suelo y vida en donde transcurre la
historia del hombre. Se relaciona con lo que en la actualidad se denomina “ecología”.

El art. 41 en su primera parte dispone que “todos los habitantes gozan del derecho a un
ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades
productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones
futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la
obligación de recomponer, según lo establezca la ley”.

● “derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano” tiene un


sentido programático que lo torna dependiente de la ley, pero que no inutiliza el fin
de la cláusula constitucional.
● “actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las
de las generaciones futuras” nos muestra un relevante acercamiento al
constitucionalismo más actual, preocupando no solo por el presente, sino por el
porvenir.
● “recomponer el daño” debe ser entendida con respecto a la afectación del ambiente.

El art. 41 en su segunda parte dispone que “las autoridades proveerán a la protección de


este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del
patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación
ambientales”.

De esta forma, el Estado asume el deber de instrumentar garantías para la protección del
derecho ambiental.

El art. 41 en su tercera parte dispone que “corresponde a la Nación dictar las normas que
contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las necesarias para
complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales”.

El art. 41 en su cuarta parte dispone que “se prohíbe el ingreso al territorio nacional de
residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los radiactivos”.

Los derechos del consumidor y del usuario

El nuevo art. 42 consagra el derecho de los consumidores y usuarios, a quienes resguarda


mediante un sistema de protección especial.

En su primera parte el art. establece que “los consumidores y usuarios de bienes y servicios
tienen derecho, en la relación de consumo, a la protección de su salud, seguridad e
intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de elección y a
condiciones de trato equitativo y digno”.

En su segunda parte dispone que “las autoridades proveerán a la protección de esos


derechos, a la educación para el consumo, a la defensa de la competencia contra toda
forma de distorsión de los mercados, al control de los monopolios naturales y legales, al de
la calidad y eficiencia de los servicios públicos, y a la constitución de asociaciones de
consumidores y de usuarios”.

En su última parte establece que “la legislación establecerá procedimientos eficaces para la
prevención y solución de conflictos, y los marcos regulatorios de los servicios públicos de
competencia nacional, previendo la necesaria participación de las asociaciones de
consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en los organismos de control”.

En este enunciado constitucional se consagra la necesidad de crear, por medio de la


legislación, garantías específicas en resguardo de consumidores y usuarios. Además, el
estado debe asegurar sistemas de control de los servicios públicos de competencia nacional
con el mismo propósito.

En la elaboración de esta política legislativa, la norma constitucional requiere la


participación de las asociaciones de consumidores y usuarios y de las provincias
interesadas, de la cual no se puede prescindir, por cuanto se la exige con carácter de
necesaria. También será indispensable, una política de concertación en que coincidan
armónicamente las normas federales con las provinciales.

Por otro lado, la ley 24240 denominada Ley de defensa del consumidor luego modificada
por la Ley 26361 (la cual le otorgó mayor amplitud conceptual) definió conjuntamente a
unos y otros derechos en su art 1°.

Unidad 13: Las restricciones a los Derechos Constitucionales

13.1 Las limitaciones a los derechos constitucionales

En nuestro régimen constitucional no hay derechos absolutos, todos pueden ser objeto de
reglamentación razonable.

Es el principio que emana del art. 14 de la Constitución, que al reconocer los derechos allí
enumerados aclara que éstos pertenecen a todos los habitantes, “conforme a las leyes que
reglamenten su ejercicio”.

Sin embargo, hay ciertos derechos que no pueden ser objeto de reglamentación, no porque
la Constitución Nacional lo prohíba, sino porque deben ser considerados por su propia
naturaleza, de manera absoluta, como en el caso de la libertad de pensamiento y de
conciencia.

El principio de razonabilidad

El art. 28 marca el límite inexorable en cuanto a la posibilidad de limitación de los derechos


y las garantías constitucionales, al establecer que “los principios, garantías y derechos
reconocidos en los anteriores artículos, no podrán ser alterados por las leyes que
reglamenten su ejercicio”.

En la doctrina constitucional, a este postulado básico se lo conoce con el nombre de


principio de inalterabilidad o de razonabilidad.
La razonabilidad implica un vínculo estrecho con la realización de la justicia, además de
una relación adecuada entre la finalidad perseguida por el legislador y los medios
empleados para alcanzarla.

Su límite infranqueable es la alteración o desnaturalización del principio, derecho o garantía,


éstos pueden ser reglamentados pero no alterados. Esto significa que no pueden ser
desnaturalizados por la reglamentación, porque en tal caso quedarían reducido a su mínima
expresión, desvirtuando el sentido de su reconocimiento constitucional. Esta es la franja de
legitimidad de que dispone el legislador para reglamentar.

La reforma de 1994 dejó planteada una incoherencia constitucional ante la incorporación de


nuevos derechos y garantías (art. 36 al 43). Por lo cual, estos quedaron fuera del principio
de razonabilidad.

13.2 El poder de policía

El poder de policía es la facultad que tiene el Estado, por medio de la ley, para limitar el
ejercicio de los derechos constitucionales, dentro de ciertos límites razonables, con la
finalidad de alcanzar una adecuada convivencia social y en procura del bien común.

Este poder adquiere una amplitud diferente conforme a la ideología constitucional que se
haya adoptado. Cuanto más participación del estado se acepte, mayor amplitud tendrá el
ejercicio de la atribución reglamentaria de aquel.

Antecedentes

Con el advenimiento del constitucionalismo liberal, a fines del siglo XVIII, aparece el Estado
Gendarme que reduce totalmente la actividad policial, porque el individuo es el máximo
poder. El único bien común que debe ser custodiado es la seguridad en los derechos
adquiridos.

Con la difusión del constitucionalismo social, el concepto de poder de policía sirvió


principalmente a aquellos Estados que mantuvieron constituciones liberales, para flexibilizar
sus principios e ir aceptando una intervención cada vez mayor del poder público en las
cuestiones de índole económica y social.

Concepto amplio y concepto restringido

El poder de policía es ejercido por el Poder Ejecutivo y se puede manifestar de dos formas
distintas:

a) preventiva, reglamentando el ejercicio de los derechos


b) represiva, se les concede facultades sancionatorias al Ejecutivo.
Teniendo en cuenta el alcance del poder de policía, la doctrina suele distinguir dos
variantes:

a) el poder de policía restringido que está vinculado principalmente con la protección


del orden público, y en especial con el cuidado de la salubridad, la moralidad y la
seguridad pública. Es estrecho en el sentido que se aplica en aquellas actividades
que son fundamentales.
b) el poder de policía amplio que comprende todas las limitaciones o reglamentos
razonables establecidas con el propósito de lograr el bienestar general. Abarca el
ejercicio de la totalidad de los derechos.

En nuestro país, en una primera época, la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de


la Nación pareció inclinarse por el concepto restringido. Pero a partir de 1934 se instaló el
concepto amplio de poder de policía, que no ha sido abandonado hasta ahora.

Su fundamento constitucional

El poder de policía no fue contemplado por los constituyentes de 1853. Sin embargo se
puede hallar algunas referencias implícitas:

● El art. 14 ha sido considerado uno de los soportes más relevantes del poder de
policía.
● El art. 28
● A partir de la reforma de 1994, este poder tiene una mención expresa en el art 75
inc 30, con respecto a los establecimientos de utilidad pública en zonas de
jurisdicción federal, “las autoridades provinciales y municipales conservarán los
poderes de policía e imposición sobre estos establecimientos en tanto no interfieran
en el cumplimiento de aquellos fines”.

La competencia para su ejercicio

La estructura federal de nuestro Estado nos lleva a delimitar el reparto de competencias


entre el estado federal y las provincias. Como criterio general se puede afirmar que:

● Si la materia regulada está delegada por las provincias al Estado federal, la


regulación le corresponde en principio al poder central, y después a las provincias.
● En cambio, si la delegación no aparece en la Constitución, la potestad reguladora es
atribución provincial.

La mención que se hace ahora en la Constitución con respecto al poder de policía parece
inspirada en la doctrina norteamericana, en cuanto reconoce que les corresponde a los
estados miembros y no al poder central.
La referencia de la Constitución reformada de 1994, no nos dice que el estado federal no
tenga el ejercicio del poder de policía, pero sí nos asegura que las provincias y las
municipalidades lo ejercen.

13.3 El estado de sitio

Es un instituto de emergencia que forma parte del derecho constitucional extraordinario o de


excepción, e importa la limitación del ejercicio de las garantías constitucionales y el
acrecentamiento de las facultades del Poder Ejecutivo.

Entre los antecedentes más importantes pueden mencionarse:

● Inglaterra: el Parlamento sancionó varias leyes que en situaciones de crisis


suspendieron la garantía del hábeas corpus
● La Constitución de los Estados Unidos: que prevé la posibilidad de que el Congreso
suspenda el privilegio del auto de hábeas corpus en los casos de rebelión o invasión
en que la seguridad pública lo requiera
● La Constitución de España de 1978 contempla el estado de excepción o de sitio en
su art. 55 enumerando los distintos supuestos en que proceden las limitaciones de
los derechos individuales.

En nuestro país, Alberdi en su proyecto de constitución había previsto el estado de sitio


pero con efectos más amplios. No solo se suspendían las garantías constitucionales sino
también la vigencia de la Constitución.

La finalidad perseguida por el estado de sitio es el restablecimiento o la protección del


orden constitucional alterado art 23.

La Corte Suprema de Justicia ha dicho que “el objeto primordial del estado de sitio es la
defensa de la constitución y de las autoridades federales que ella crea”.

El estado de sitio se declara para defenderla, y lejos de suprimir las funciones de los
poderes públicos por ella instituidos, les sirve de escudo contra los peligros de las
conmociones interiores o ataques exteriores.

Las causas del Estado de sitio son:

a) Conmoción interior: hace referencia al desorden interno grave, la rebelión interna.


b) Ataque exterior: debe estar configurado por una invasión o amenaza cierta de
ataque por parte de una fuerza extranjera.

Con respecto a la extensión territorial y temporal el estado de sitio es una medida


extraordinaria, que tiene que ser limitado al ámbito geográfico donde se produzca la
perturbación del orden constitucional, durante el tiempo necesario para que se solucionen
esos problemas.
El art. 23 autoriza a declararlo, en caso de conmoción interior o de ataque exterior que
alteren el orden público, en "la provincia o territorio en donde exista la perturbación del
orden".

El Poder Ejecutivo podrá arrestar a cualquier persona o trasladarla de un sitio a otro de la


Nación. La facultad le es otorgada al presidente de la República y es indelegable, así lo ha
entendido la jurisprudencia de la Corte, tanto la orden de arresto como la de traslado deben
ser otorgadas por escrito.

El poder que lo declara

Si en la declaración del estado de sitio se alega la causal de conmoción interior, debe


provenir del Congreso de la Nación, según lo dispone el inc 29 del art 75 que establece
que es competencia del órgano Legislativo.

En caso de receso del Congreso lo puede declarar el presidente, así lo autoriza el inc 29
del art 75 y el inc 16 del art 99. En tal caso se deberá convocar inmediatamente al
Congreso, a los efectos de que se pronuncie en cuanto a su aprobación o suspensión.

En caso de ataque exterior, la declaración del estado de sitio corresponde que sea
realizada por el Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado de la Nación.

A partir de la reforma constitucional de 1994 se ha habilitado la competencia del Poder


Ejecutivo para declarar el estado de sitio, cualquiera que sea la causa invocada, mediante el
dictado de decretos de necesidad y urgencia.

La revisión judicial de la declaración del estado de sitio

La declaración del estado de sitio ha sido considerada por la jurisprudencia de la Corte


Suprema de Justicia de la Nación como un acto privativo de los poderes políticos y que no
puede ser objeto de revisión judicial.

La ley 23098 admite que mediante el procedimiento del hábeas corpus se pueda ejercer el
control de legitimidad de la declaración del estado de sitio, limitando a verificar que hayan
sido invocadas las causales previstas en la Constitución y que la autoridad que lo declaró
sea la competente.

Los efectos del estado de sitio

Tiene 2 consecuencias básicas:

1. la suspensión de las garantías constitucionales


2. el acrecentamiento de las atribuciones del presidente de la república.
La suspensión de las garantías constitucionales

El alcance de la suspensión de las garantías constitucionales derivará del concepto que


tengamos de ellas.

Las garantías son medios instrumentales que protegen el ejercicio de los derechos
constitucionales. Se pueden distinguir dos tipos:

● Las restringidas, que comprenden el hábeas corpus, el amparo, el hábeas data y


todos los demás procedimientos o garantías judiciales o no, protectores de la
libertad (debido proceso, inviolabilidad de la defensa en juicio, del domicilio, etc.).
● Las amplias que incluyen las garantías públicas (la forma republicana y
representativa de gobierno, el federalismo, la constitución).

Las garantías fundan su existencia en los derechos que están destinadas a proteger; si no
hay derechos no hay garantías.

Por otro lado, al quitar la protección a los derechos, éstos quedan relegados a su simple
declaración. Por eso en la práctica, la suspensión de las garantías importa la suspensión de
los derechos.

Tampoco cabe sostener que la declaración del estado de sitio suspender cualquiera de los
derechos constitucionales. A más de las restricciones que hemos indicado, se deberá
agregar que únicamente podrán ser limitados aquellos que resulten necesarios para
restablecer el orden público alterado.

El arresto y traslado de personas

La facultad le es otorgada al presidente de la república y es indelegable. La autorización de


arresto o traslado conferida al presidente convierte a este funcionario en autoridad

Tanto la orden de arresto como la de traslado deben ser otorgadas por escrito.

La revisión judicial de los actos realizados en cumplimiento del estado de sitio

Recordar la revisión judicial sobre el habeas corpus en el estado de sitio.

El control de razonabilidad

El control de razonabilidad puede ser practicado desde dos perspectivas diferentes:

1. La declaración del estado de sitio (por ejemplo: ley o decreto que lo declara)
2. Las medidas concretas que adopte la autoridad como consecuencia de esa
declaración.
La preferencia para salir del país

Está reconocida en la última parte del art. 23 de la Constitución Nacional y sostiene que
toda persona arrestada o trasladada, por disposición del presidente, en virtud de sitio,
cuenta con la posibilidad de anteponer a esa facultad el resguardo de su libertad física,
ejerciendo el derecho de salir del país.

Esto se relaciona con el art. 23 que determina que durante la vigencia del estado de sitio no
podrá el presidente de la República condenar ni aplicar penas.

13.4 La ley marcial

El adjetivo marcial hace referencia a aquello que está relacionado con la guerra.

La expresión ley marcial es aplicada en el derecho constitucional para designar a la


situación de emergencia que se caracteriza por el sometimiento de los civiles a la ley militar.

Esta ley fue impuesta por Uriburu luego del golpe de estado de 1930, en la cual se
autorizaba a los comandos militares a detener y ejecutar sin proceso alguno a toda persona
que fuera sorprendida in fraganti en la comisión de un delito contra la seguridad o los bienes
de los habitantes o que atentara contra la seguridad pública.

En la doctrina constitucional, algunos autores se pronuncian en contra de la


constitucionalidad de la ley. marcial en nuestro sistema. La jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación la ha admitido con carácter excepcional

Unidad 14 - La Seguridad Jurídica

14.1 La seguridad jurídica

Son las garantías que otorga el orden jurídico a las personas para el normal y pleno
desarrollo de sus libertades, derechos y personalidad. Implica una libertad sin riesgo de
modo tal que el hombre pueda organizar su vida sobre la fe en el orden jurídico existente
con 2 elementos:

1. Previsibilidad de las conductas propias y ajenas y de sus efectos


2. Protección frente a la arbitrariedad y a las violaciones del orden jurídico

Por lo cual cada hombre dispondrá de la potencia para desarrollar su personalidad, disponer
de su libertad de sus bienes, ejercer sus derechos y separar las lesiones que padezca
injustamente.

Las garantías constitucionales

Son el conjunto de seguridad de jurídicos titucionales de paradas al hombre que constituyen


el soporte de la seguridad jurídica.
En sentido amplio, se dice que el ordenamiento jurídico garantiza las libertades y los
derechos. En sentido preciso, hay garantía cuando un individuo tiene a su disposición la
posibilidad de movilizar al Estado para que lo proteja.

El derecho a la jurisdicción

Es un derecho que ha sido reconocido por la doctrina y por el derecho judicial según la
jurisprudencia de la Corte Suprema es el derecho de ocurrir ante un órgano judicial en
procura de justicia.

El titular de derecho (denominado justiciable) puede ser una persona física o jurídica. El
sujeto pasivo es el Estado a través del órgano judicial encargado de administrar justicia.

El demandado, que es llevado al proceso por el actor, también titulariza el derecho a la


jurisdicción ya que él lleva al juez y al proceso su pretensión jurídica para que la resuelva.

Para el desarrollo del derecho a la jurisdicción se requiere:

a) que se cumpla la garantía del debido proceso, cuyo base radica en el derechoa la
defensa
b) que la pretensión se resuelva mediante la sentencia que debe ser oportuna en el
tiempo, debidamente fundada y justa.

Hay violación del derecho a la jurisdicción cuando un justiciable no puede demandar a una
entidad extranjera o internacional porque esta tiene inmunidad absoluta y total de
jurndicción fuera de nuestroestado y dentro de el.

La garantía de los jueces naturales

Se denomina juez natural al tribunal creado y dotado de jurisdicción y competencia por una
ley dictada antes del hecho que es origen del proceso en el que ese tribunal va a conocer y
decidir.

El derecho a la jurisdicción (que significa posibilidad de acceder a un órgano judicial)


sostiene que dicho órgano debe ser el juez natural para la causa, es decir el tribunal judicial
cuya creación, jurisdicción y competencia provienen de una ley anterior al hecho.

La garantía de los jueces naturales toma en consideración:

1) la prohibición del art. 109 según el cual en ningún caso el presidente de nación
puede ejercer funciones judiciales aun durante el estado de sitio.
2) la prohibición del art. 29 que al proscribir la concesión al poder ejecutivo de
facultades extraordinarias y de la suma del poder público, impide al congreso
investirlo de función judicial.
3) el principio de división de poderes
Los jueces naturales no son únicamente los del poder judicial federal, también hay
provinciales.

Las comisiones especiales

Son tribunales creados con posterioridad al hecho de la causa. Según el art. 18 la


prohibición de someter al juzgamiento de comisiones especiales significa, crear organismos
ex post facto (después del hecho) para juzgar determinados hechos o a determinadas
personas, sin la generalidad y permanencia propias de los tribunales judiciales.

El debido proceso o defensa en juicio

Significa que ningún justiciable puede ser privado de un derecho sin que se cumpla un
procedimiento regular fijado por la ley. De no haber ley razonable que establezca el
procedimiento, ha de arbitrarlo el juez de la causa.

Para que sea debido tiene que dar suficiente oportunidad al justiciable de participar con
utilidad en el proceso, esto requiere tener noticia fehaciente del proceso y de cada uno de
sus actos y etapas, poder ofrecer y producir prueba, gozar de audiencia. Es decir que esto
se relaciona con el derecho de defensa.

La garantía del debido proceso incluye el recaudo de la duración razonable del proceso:
todo proceso ha de tener una duración que sea razonable para la tutela judicial eficaz, de
acuerdo con la naturaleza de la pretensión jurídica que se ventila en el proceso.

La garantía del debido proceso incluye la defensa en juicio y no puede privarse a nadie de
ella. Sin embargo, existen ciertas limitaciones que no dañan la defensa ni son
inconstitucionales como:

a) los términos breves o exiguos


b) la obligación de que intervenga un letrado
c) el rechazo de pruebas ineficaces
d) la imposición de sanciones disciplinarias por parte de los jueces a quienes obstruyen
el proceso, ofenden a los magistrados, o incurren en malicia procesal, etc..

La ley y el juicio previo en materia penal

Ningún habitante de la nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al
hecho del proceso. Esta es una garantía reservada al proceso penal exclusivamente.
Configura una prohibición acerca de la retroactividad de la ley penal a tono con el adagio
liberal de que no hay delito ni pena sin ley penal.

Nadie puede ser penado sin la tramitación de un juicio durante el cual se cumplan las
etapas fundamentales requeridas por el debido proceso legal,las cuales son: acusación,
defensa, prueba y sentencia.
La sentencia en el juicio penal debe estar fundada en ley. Hasta que recae la sentencia
firme de condena, toda persona tiene derecho a la presunción de inocencia.

La irretroactividad constitucional

Es un principio jurídico que rechaza el efecto retroactivo de las leyes, salvo declaración
expresa de estas o en lo penal.

El derecho judicial se encarga de forjar un principio que rige en el derecho constitucional


material por creación por jurisprudencia de la Corte.

Cuando la aplicación retrospectiva de una ley nueva priva a alguien de algún derecho, el
principio de irretroactividad asciende a nivel constitucional para confundirse con la garantía
de inviolabilidad de la propiedad consagrada en el art. 17.

Es decir que la ley puede ser retroactiva, pero no puede serlo cuando con su retroactividad
viene a privar de un derecho incorporado al patrimonio y resguardado como propiedad en
sentido constitucional.

14.2 El régimen carcelario

Su finalidad no es la mortificación de los afectados, sino su reeducación.

El Pacto de San José de Costa Rica dispone en su art. 5 que las penas de la libertad
tendrán como finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los condenados.

La pena de muerte por causas políticas

Consiste en privar de la vida a un ser humano en cumplimiento de una sentencia judicial


fundada en ley, por cualquiera de los medios establecidos.

Según el art. 18 de nuestra Constitución Nacional queda abolida para siempre por causas
políticas, por lo tanto queda abierta la posibilidad para que se instaure por otros motivos que
no sean políticos.

Por otro lado, el Pacto de San José de Costa Rica impide el restablecimiento de la pena de
muerte en nuestro país por la adhesión al mismo.

14.3 El hábeas corpus

Es la garantía tradicional que tutela la libertad física o corporal o de locomoción, a través de


un procedimiento judicial sumario, que se tramita en forma de juicio.

Decir que protege la libertad física significa que es la garantía deparada contra actos que
restringen la libertad sin causa o con arbitrariedad. Detenciones, arrestos, traslados,
prohibiciones de deambular, son los actos que pueden lesionar la libertad física cuando
carecen de fundamento y de forma.

Existen distintas categorías del habeas corpus:

a) clásico o reparación: tiende a rehabilitar la libertad física contra actos u omisiones


que la restringen o impiden sin orden legal de autoridad competente
b) preventivo: se dirige a frenar las amenazas ciertas e inminentes para la libertad
física
c) correctivo: contra toda forma ilegítima que agrava la condición de una persona
legalmente privada de su libertad
d) restringido: contra molestias que perturban la libertad de locomoción, sin llegar a la
privación de libertad.

La cláusula constitucional lo define como un recurso y no tutelaba solamente la libertad


física o corporal, sino la libertad en general.

Legislación vigente

Hasta 1984 el habeas corpus sólo estuvo legislado en el art. 20 de la ley 48 y en el código
procesal penal de la nación. La ley 23098 de 1984, derogó aquellas disposiciones y las
reemplazó íntegramente con un sistema independiente.

El procedimiento de habeas corpus procede cuando se denuncia un acto o una omisión de


autoridad pública que implica:

a) limitación o amenaza actual de la libertad ambulatoria sin orden escrita de autoridad


competente.
b) agravación ilegítima de la forma y condiciones en que se cumple la privación de la
libertad.

La ley de habeas corpus introdujo 2 innovaciones:

1. Si la restricción a la libertad se produce durante el estado de sitio, el juez del hábeas


corpus podrá controlar en el caso concreto sometido a su decisión la legitimidad de
la declaración del estado de sitio.
2. Si la limitación a la libertad se lleva a cabo por orden escrita de una autoridad que
actúa en virtud de un precepto legal contrario a la constitución, el juez del hábeas
corpus podrá declarar de oficio la inconstitucionalidad en el caso concreto sometido
a su decisión.

14.4 El amparo
Es la acción destinada a tutelar los derechos y libertades que escapan a la protección
judicial por vía del habeas corpus. El amparo reviste la naturaleza de una acción de
inconstitucionalidad y de un proceso constitucional.

La Corte incluye a la acción de amparo entre las acciones de inconstitucionalidad que da


por existentes y viables.

Hasta la reforma constitucional de 1994, la constitución formal careció de normas previsoras


del amparo.

La legislación vigente

En octubre de 1966, se dictó la ley 16986 sobre amparo contra actos estatales. En 1968, el
código procesal civil y comercial de la Nación incorporó el amparo contra actos de
particulares, regulándolo como proceso sumarísimo. El curso del amparo tal como quedó
trazado originalmente estaba destinado a actos lesivos graves de carácter individual que
violaban la constitución o la ley.

El juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión


lesiva. Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo
relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al
consumidor.

La diferencia entre inconstitucionalidad y amparo

Si bien tanto el amparo como el control de constitucionalidad son medios que tienen por
finalidad el mantenimiento de la supremacía constitucional, no debe confundirlos.

El amparo procede frente a un acto material que afecta derechos constitucionales


diferentes de la libertad física. La inconstitucionalidad procede frente a una ley o un acto.

El amparo es una acción, a diferencia de la inconstitucionalidad, que puede ser planteada


según los casos por acción o por excepción.

Al amparo siempre se lo resuelve mediante un procedimiento específico y extraordinario. La


inconstitucionalidad puede ser resuelta tanto en las instancias ordinarias como en las
extraordinarias.

14.5 El hábeas data

Es la garantía constitucional que interpone toda persona con el objeto de conocer los datos
a ella referidos y la finalidad de su almacenamiento y exigir la suspensión, rectificación,
confidencialidad o actualización de esos datos.

Los datos susceptibles de dar lugar a la acción de habeas data han de ser los que constan
en registros o bancos públicos, y también privados. La norma habilita la acción solamente
cuando ellos están destinados a proveer informes. Quedan fuera, entonces, los archivos
históricos o periodísticos.

El habeas data presenta distintos tipos:

a) el habeas data informativo: para recabar qué datos personales se encuentran


registrados, con qué finalidad se han obtenido y se hallan registrados, de qué fuente
se han obtenido los datos (salvo si se trata de fuentes periodísticas).
b) el hábeas data rectificador: para corregir datos archivados que son falsos o
inexactos, para actualizar o adicionar datos atrasados o incompletos.
c) el habeas data de preservación: para excluir datos archivados que integran la
información personal denominada información sensible (por ejemplo referidos a la
orientación sexual), para reservar en la confidencialidad ciertos datos archivados
que hacen a informaciones legalmente acumuladas, pero innecesarias y sustraídas
al acceso de terceros, o susceptibles de originar daño a la personas si son
conocidas por terceros.
d) el habeas data mixto: que tiende a más de una finalidad entre las antes expuestas.

Legislación aplicable

La promoción del habeas data queda reservada, en forma estrictamente personal, al sujeto
a quien se refieren los datos archivados en el banco de que se trate, siendo el único
investido de legitimación procesal activa.

La legitimación pertenece no solo a las personas físicas, sino también a las entidades
colectivas, asociaciones, organizaciones, etc, en la medida en que, por igualdad con
aquellas, tengan datos registrados en los bancos públicos o privados.

La norma constitucional del art. 43 es operativa, lo que significa que en ausencia de ley
reglamentaria surte su efecto tutelar y debe ser aplicada por los jueces. Está legislado en el
tercer párrafo de este artículo, en el cual toda persona podrá interponer esta acción para
tomar conocimiento de los datos a ella referidos y de su finalidad, y en caso de falsedad o
discriminación, para exigir la supresión, rectificación, confidencialidad o actualización de
aquéllos.

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