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Barnices en El Sector Alimentario

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Barnices en el sector del Envase Metálico

Nos centramos en este artículo en algunos de los aspectos que llevan implícitos la utilización de barnices como

protección interior de los envases metálicos como el tipo básico de barniz a utilizar en función de las características

del producto a envasar. Así, el contenido de los envases metálicos puede tener distintas características y en función de

las mismas se debe seleccionar el barniz de protección interior adecuado para evitar cualquier problema de

contaminación del contenido y sus posibles consecuencias en el usuario final:

A. Productos agresivos (ácidos y semiácidos, no sulfurantes)

Algunas veces es deseable para estos productos la presencia de estaño porque elimina rápidamente el oxígeno, cuya

existencia prolongada es probable que oxide al producto. Por tanto no tienen que ser enlatado necesariamente en

envases barnizados. El estaño tiene un papel reductor y clarificador con las frutas y los jugos blancos o claros

(cítricos, peras, me1ocotones, piña) y ayuda a mejorar su aspecto.

No obstante, la tendencia clara del mercado es utilizar barnices de protección interior y dentro de ellos los de color
blanco – pigmentado con óxido de titanio – que dan una sensación de mayor nivel sanitario al eliminar la apariencia

“marmórea” o veteada que se forma en la superficie de la hojalata por desprendimiento del estaño. No obstante

también se utilizan los dorados en sus distintas versiones.

A veces se pueden dar casos graves de corrosión en productos vegetales ricos en nitrógeno (alubias, zanahorias,

melón, tomate) cuando el envase no va protegido. Teniendo en cuenta que algunas veces se da un desestañado

completo después de unos pocos meses, el barnizado interno proporciona la única respuesta segura. Esta solución se

utiliza ahora de forma casi generalizada.

Para envases dos piezas se aplican diferentes sistemas según el grado de corrosividad del producto. A titulo de

ejemplo se puede optar entre otras soluciones:

– epoxi-fenolico, en ciertos casos pigmentado con aluminio (para agresividad moderada)

– poliéster modificado con óxido de titanio (para agresividad moderada)

– organosol, pigmentado con óxido de titanio (o aluminio)

– epoxi-fenolico como barniz base con una capa superior de organosol no pigmentado.

Para envases tres piezas, los anteriores sistemas son validos, aunque se puede recurrir a otros más económicos, como

pueden ser:

– epoxi-fenolico (para agresividad moderada)

– epoxi modificado pigmentado (con aluminio u oxido de titanio)

– epoxi-fenolico en doble capa, pudiendo ir la segunda capa pigmentada

Cuando se trata de conservas de jugos con pigmentos antociánicos – azules, violetas y rojos – (cerezas, fresas,

frambuesas) a menudo es necesario recurrir a doble capa de barniz para corregir las imperfecciones de la capa de

base. Los barnices utilizados son del tipo epoxi-fenólicos o bien óleo-resinosos, estos últimos en mucha menor

proporción. En general se emplea la doble capa cuando hay riesgo evidente de perforaciones por corrosión.

B. Productos sulfurantes

Durante el proceso de esterilización, los alimentos pueden liberar compuestos sulfurosos, con el riesgo consecuente

de manchas de sulfuro ferroso o de estaño. Este riesgo aumenta con la temperatura del proceso y el tiempo durante el
que se mantiene esa temperatura. Para reducir este fenómeno y sobre todo la degradación de las proteínas del

producto por la acción del calor se recurre a técnicas de calentamiento y enfriamiento rápido.

La hojalata puede tener tratamientos superficiales – pasivación – distintos. La más usual, denominada pasivación 311

debido a su composición (presencia de cromo metálico), evita las manchas de sulfuro de estaño. Sin embargo, el

papel más importante para proteger la base metálica contra el riesgo de la manchas de sulfuro lo desempeña el barniz.

Se trata de crear una barrera física y química que proteja al producto.

La barrera física la proporcionan los barnices densamente reticulados. Para ello en productos poco o nada agresivos

se suele usar barnices tipo epoxi-fenólicos. Cuando se trata de productos agresivos se puede resolver partiendo de un

barniz del tipo anterior pero una capa más gruesa de película o recurriendo a una doble capa de barniz.

Frecuentemente la barrera física está reforzada por un efecto enmascarador, conseguido por la incorporación al barniz

de pigmentos (oxido de aluminio o de titanio que le da color blanco), así si aparecen manchas de sulfuro, no son

visibles. Lo anteriormente dicho es valido para cuerpos y tapas de envases tipo tres piezas. En el caso de envases

embutidos, para conseguir una protección adecuada es conveniente recurrir a barnices tipo poliéster – que son más

flexibles – para producto poco agresivos y a una doble capa (epoxi-fenolico + organosol) para agresivos.

La barrera química se consigue por medio de un pigmento que tienda a atrapar los iones de azufre. Para este propósito

se emplea el óxido de zinc añadido a los barnices basados en resinas epoxi-fenólicas.

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