Re Nacimiento
Re Nacimiento
Re Nacimiento
un tema controvertido, sobre todo si consideramos que cada país barre para casa.
La mayoría de los historiadores consideran que comenzó en Italia, y que no
llegaría a España hasta pasados 50 años.
Pero todos coinciden en que fue una época de crecimiento intelectual inigualable.
Sin embargo, frente a esta triste realidad culinaria del vulgo, el renacimiento
significó la sofisticación de la cocina para las clases más altas. Fue en esta época
cuando en las cocinas aparecieron los que ahora denominaríamos chefs:
cocineros que dirigían las cocinas de los palacios y casa adineradas, que solían
necesitar personal habitualmente para celebrar sus fiestas o agasajar a sus visitas.
Para entender la cocina del Renacimiento, hay que tener en cuenta que al
comienzo del mismo todas las cocinas Europeas estaban muy influenciadas por la
cocina romana o por la árabe. Además, el progreso de las comunicaciones entre
países hizo las veces de vehículo para el intercambio en las formas de hacer. Un
buen ejemplo de ello fue Catalina de Médici, quien era conocida por su buena
boca, y cuyos cocineros se trasladaban con ella allá donde iba. Es por ello que la
cocina francesa se vio influenciada por la italiana al contraer esta matrimonio con
el rey de Francia, del mismo modo que la corte española vio cambiar sus
costumbres culinarias al llegar el estilo de comer de Borgoña con el Emperador
Carlos V.
Con todo este panorama influenciando los fogones de las cortes, y con la
dificultad que hoy día se nos presenta si imaginamos una cocina sin tomates,
pimientos o patatas, puede parecer que la cocina renacentista era algo aburrido y
monótono, pero nada más rejos de la realidad.
A pesar de todas estas barreras, la cocina de la época se elaboraba con una gran
diversidad de ingredientes. Eran los más comunes la carne de carnero, excelentes
aves, buenos pescados en las costas... Y todo ello condimentado con especias que
aún usamos a día de hoy, como la pimienta, el clavo, la canela, el jenjibre, la macia
o la nuez moscada; y otras tantas que a día de hoy no conocemos tan bien, como
los cogollos de Cassia, los granos de Guinea o la galanga. Estas especias eran
utilizadas, además de para dar sabor, para ocultar los malos sabores u olores de
los alimentos que empezaban a pudrirse.
Las características principales de esta nueva cocina no serían hoy muy de nuestro
gusto, pues eran recetas elaboradas con largos tiempos de cocción, excesivas
grasas animales, mucha cebolla, demasiadas especias y con mezclas de sabores
dulces y agrios. Era muy común el uso del carnero como ingrediente estrella,
aderezado con abundante almendra seca o con su leche y con un sinfín de
especias. Otro método común de aliño, especialmente usado en las carnes de
caza, era el uso de la canela y el azúcar como toque final.
Para hacernos a la idea de cómo era la comida renacentista, nada mejor que leer
esta fragmento, que describe la comida que ofrecieron los comerciantes
florentinos al duque de Calabria, en febrero de 1476:
Así pues, podemos comprobar que los señores de la época no se andaban con
chiquitas: mientras el pueblo malvivía a base de legumbres y verduras, ellos
llenaban sus estómagos con los mejores majares. Aunque esto ahora nos pueda
parecer algo extremadamente injusto, bueno es tener en cuenta, para que el
hecho de que nuestros antepasados lo pasaran tan mal nos duela menos, que
gracias a estos banquetes y al buen comer de los ricos, hoy en día hemos
heredado muchas recetas preparadas por aquellos cocineros, primeros artistas de
la gastronomía, como la salsa bechamel o los guisos de cordero.
Más tarde, con la llegada de nuevos alimentos desde el Nuevo Mundo, la cocina
volvería a cambiar y daría un vuelco, para acercarse cada vez más a las recetas
que hoy completan nuestros libros de cocina.
la gastronomía que vivimos en nuestros días es herencia de la que
vivieron nuestros antepasados, y si ha habido un periodo que a lo
largo de la historia ha definido la realidad actual de la cocina,
ha sido el del Renacimiento, época en la que tiene lugar la transición
acontecida especialmente en la Europa Occidental durante los siglos XV y
XVI entre el medievo y la Edad Moderna.