El Árbol de La Ciencia

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EL ÁRBOL DE LA
CIENCIA

Introducción

El árbol de la ciencia (1911) es una novela en parte autobiográfica de Pío Baroja. Obra emblemática de la
generación del 98, refleja muchas de las inquietudes sociales, científicas y filosóficas de la época. Se escribió
poco después de que España perdiera sus últimas colonias y durante un periodo de grandes avances
científicos.

Entre las características noventayochistas caben destacar el pesimismo, la desilusión con España y la
sociedad, dudas sobre la ciencia, atracción por los filósofos alemanes (Kant y Schopenhauer), así como
digresiones que interrumpen la línea narrativa (en este caso la larga conversación filosófica de la cuarta
parte) y la incertidumbre ante el futuro.

Argumento
La novela se desarrolla durante los últimos años del siglo XIX y narra la vida de Andrés Hurtado, estudiante
de medicina. Pese a que el joven entró a la escuela de medicina con muchas ganas de aprender, la
educación que recibe lo deja desilusionado y pronto adopta una mentalidad negativa. Se hace amigo de
Julio, Montaner y Lulú, una chica no muy guapa, de familia modesta y muy satírica. Comienza a visitar a su
tío Iturrioz, quien también es médico y entablan conversaciones filosóficas en las que hablan sobre la
sociedad, la ciencia y las ideas de Kant y Schopenhauer.

Tras terminar sus estudios médicos, Andrés va a Alcolea del Campo, un pequeño pueblo manchego, a
ejercer su profesión, pero aquí también se desilusiona. Tiene conflictos con el otro médico del pueblo y los
habitantes del mismo. Es testigo del caciquismo, ignorancia y egoísmo que reinan en este pueblo remoto.
Durante su estancia en Alcolea, su hermano menor se enferma y se muere.

Andrés regresa a Madrid, pero le cuesta conseguir trabajo.

Eventualmente encuentra empleo como médico de higiene, tratando a prostitutas y gente pobre. Este cargo
contribuye a su pesimismo y postura crítica de la sociedad. Andrés se da cuenta de que sólo se siente feliz
en compañía de su amiga Lulú, por lo que decide casarse con ella. También encuentra mejor trabajo como
traductor e investigador de estudios médicos.

Después de un año de felicidad y paz, Lulú se queda embarazada, pero Andrés no quería hijos y comienza
otra vez la ansiedad. El bebé nace muerto y Lulú fallece poco después. El día de su entierro, Andrés se quita
la vida con una sobredosis de pastillas.

El tema de la obra sería, por tanto, la desorientación y la crisis existencial del hombre que no se adapta a la
sociedad y que le acabará conduciendo a la destrucción.

Ante esta inadaptación, solo caben dos posturas: el estoicismo de Iturriuoz o el racionalismo de Andrés.
Iturrioz sobrevive (aunque con pesimismo) mientras que Andrés sucumbirá a ese vacío existencial.

¿Novela autobiográfica?

El árbol de la ciencia es de todas las novelas barojianas la más autobiográfica. El autobiografismo aparece
por todas partes: la vida del estudiante de Medicina, la muerte del hermano pequeño (muerte del hermano
mayor, Darío Baroja), periodo de médico en Alcolea (Baroja fue médico en Cestona).

Además, la novela es aún más autobiográfica en las ideas que contiene. Baroja estudió la filosofía alemana
desde Kant a Schopenhauer, decantándose finalmente por el pesimismo de este último. Posteriormente se
apasionará, también, por la filosofía de Nietzsche.

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Los problemas filosóficos que preocupaban a Baroja están proyectados:

a) en el protagonista Andrés → Baroja joven


b) en Iturrioz → Baroja maduro

Estilo y estructura

La novela se divide en siete partes y cada parte contiene varios capítulos generalmente breves, en total son
53 capítulos. La cuarta parte sobresale de las demás, dado que es una larga conversación filosófica entre el
protagonista y su tío. A diferencia de esta cuarta parte en la que predomina el diálogo, en las demás partes
abunda la narración lineal en tercera persona. Es un narrador parcial que sólo conoce los sentimientos de
Andrés y sigue exclusivamente al protagonista. La figura de Andrés Hurtado da unidad al relato. Esta obra
es, ante todo, una novela de personaje, porque la vida de Andrés se narra de forma lineal.

Podemos dividir la obra en “dos etapas” de la vida del protagonista, separadas por un intermedio reflexivo
(la parte IV). En torno a este intermedio, aquellas etapas (integradas cada una por tres partes) presentan
entre sí una clara simetría como se ve en el siguiente esquema:

I Familia y estudios PRIMERAS NUEVAS EXPERIENCIAS En el campo V


EXPERIENCIAS (Búsqueda de
(“Formación”) una solución vital)
El mundo, entorno En la ciudad
VI
II (Aparece Lulú) (Reaparece Lulú)

EXPERIENCIA DECISIVA NUEVA EXPERIENCIA DECISIVA

Enfermedad y muerte del hermano Matrimonio: muerte de su hijo y de su mujer


III VII
→ →
Profunda desorientación de Andrés Suicidio de Andrés

IV
Intermedio reflexivo
(Conversación con Iturrioz)

La 1ª parte muestra la experiencia universitaria y se corresponde con la 5ª, cuyo contenido es la experiencia
profesional y social en Alcolea.

La 2ª parte muestra la experiencia social en relación con la pobreza de las casas de vecindad y con ello se
relaciona la experiencia social y profesional de Andrés como médico de prostitutas y de pobres en la 6ª
parte.

El contenido de la 3ª parte –tranquilidad en contacto con la naturaleza de la aldea burgalesa- se repite


también en la 7ª.

La parte 4ª es un intermedio reflexivo, que no separa, sino que une aún más las dos mitades de la novela:
Baroja la divide en cinco capítulos que transmiten una conversación entre Hurtado e Iturrioz sin
interrupción alguna.

Estructuralmente, El árbol de la ciencia es una novela cerrada no sólo por la muerte de sus protagonistas,

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sino también por la disposición narrativa de sus elementos.

Destaca la intertextualidad, ya que se mencionan, además de ideas filosóficas de Kant, Schopenhauer y


Nietzsche, obras españolas clásicas como Don Juan Tenorio, El Quijote o autores como Calderón de la Barca.

La narrativa es antirretórica, directa y de una economía expresiva. El diálogo es una representación fiel de
los personajes y sus clases sociales.

Personajes
Dos son los personajes principales de la novela: Andrés y Lulú. En torno a ellos aparecen numerosísimos
personajes secundarios. Baroja se detiene en algunos: el padre de Andrés, Aracil, Luisito, Iturrioz...

Para los personajes principales, Baroja usa una técnica de caracterización paulatina; se van definiendo poco
a poco, por su comportamiento, por sus reflexiones, por contraste con otros personajes, por sus diálogos...
Además son tipos que evolucionan.

Para los personajes secundarios, la figura se nos da hecha de una vez. Estos no evolucionan.

Reflejo de la realidad española


Los personajes y ambientes constituyen un mosaico de la vida española de la época. Son los años en torno
al 98 (se habla del “Desastre” en los capítulos I y VI)

- A propósito de los estudios de Andrés, se traza un cuadro sombrío de la pobreza cultural del país
(ineptitud de los profesores); y varias veces se insistirá en el desprecio por la ciencia y la investigación.

- Aspectos sociales, pronto aparecen (parte I y II) las más diversas miserias y lacras, producto de una
sociedad que Andrés quisiera ver destruida.

- Oposición campo/ciudad. Por un lado, el mundo rural (Alcolea del Campo) es inmóvil como “un
cementerio bien cuidado”. Todos sus habitantes se caracterizan por la insolidaridad y la pasividad ante las
injusticias. También hay una denuncia férrea del caciquismo en este lugar. Sus gentes viven sitiadas por la
moral católica y por el caciquismo de liberales y conservadores designados con los grotescos nombres de
“Ratones” y “Mochuelos” que se turnan en el poder político y en la explotación del pueblo ignorante y
resignado. Por otro lado, está la ciudad, Madrid, que es “un campo de ceniza” donde discurre una “vida sin
vida”. En esta ciudad se nos presentan muestras de la más absoluta miseria y en contraste con ella la
despreocupación de los ricos, de los “señores juerguistas”

- Iniquidad social. El protagonista siente una cólera impotente: “La verdad es que, si el pueblo lo
comprendiese –pensaba Hurtado- se mataría por intentar una revolución social, aunque ésta no sea más
que una utopía […] pero el pueblo está cada vez más “degenerado” y no lleva camino de cortarlos jarretes
de la burguesía…” También su tío Iturrioz pronunciará una frase muy relevante: “la justicia es una ilusión
humana”.

El título
Podemos explicar el título de la novela de la siguiente manera:

a) Por una parte, se trata de una metáfora del panorama español de 1898. Al tomar el fruto prohibido del
árbol de la ciencia, Adán y Eva fueron expulsados del Edén. Sucede lo mismo con la España del 98; así con la
pérdida de las últimas colonias americanas (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), España pierde también el
“paraíso” al igual que Adán y Eva. España pasa de ser un imperio glorioso a un país común que nada tiene

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que ver con su brillante pasado, ni siquiera es una lejana sombra de lo que fue, incapaz de conservar lo
poco que aún le quedaba.

b)Por otra, Andrés Hurtado no encuentra en la ciencia las respuestas que busca a sus grandes interrogantes
sobre el sentido de la vida y del mundo; al contrario, la inteligencia y la ciencia no hacen sino agudizar el
dolor de vivir. Así surge la idea que da título a la novela.

“…en el centro del Paraíso había dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mar. El
árbol de la vida era inmenso, frondoso y, según algunos santos padres, daba inmortalidad. El árbol de la
ciencia no se dice cómo era: probablemente mezquino sería mezquino y triste” (parte IV, 2)

Temas
Crítica social. La representación del pueblo no le favorece en absoluto y pone de relieve el lado triste e
ignorante de la gente del campo. Pero la novela también critica la sociedad burguesa de Madrid y España en
general. En una conversación con un amigo hablan de cómo no se puede hacer investigaciones médicas
serias en España. Andrés también muestra su disgusto por las corridas de toros y dice que es una fiesta
sangrienta. Otro ejemplo es cuando Andrés viaja en tren y un extranjero dice que España es miserable y
atrasado.

Clases sociales. Baroja hace hincapié en la creciente laguna entre los ricos y los pobres. Andrés llega a odiar
a los ricos y sentir indiferencia por los pobres.

Ciencia. Andrés quiere llegar a la verdad científica. Según la Biblia, el árbol de la ciencia es uno de dos
árboles que estaban en el jardín de Edén. En una de las conversaciones con su tío, hablan de esta historia
bíblica en la que Dios dice que el fruto agrio del árbol de la ciencia terminará por destruir la humanidad.
Andrés dice que Kant ha sido "el gran destructor de la mentira greco-semítica" y que tras Kant no queda
más que "un camino estrecho y penoso: la Ciencia".

Maltrato a las mujeres. Hay muchos ejemplos del maltrato de las mujeres. En su puesto de médico de
higiene, Andrés descubre como las celestinas maltratan a las prostitutas de sus burdeles y las tratan como
esclavas. Otro ejemplo de la misoginia es su amigo Julio que quiere que su mujer luzca coqueta y dicen que
la prostituye. Este mismo amigo se acuesta con la hermana de Lulú y luego se niega a casarse con ella.
Maniqueísmo. En varias partes del libro, los personajes dividen a la humanidad en dos clases. El doctor
Iturrioz divide a la gente en tipos ibéricos y tipos semitas. Otro personaje, Antoñito, clasifica a las mujeres
en dos categorías: las pobres para divertirse y las ricas para casarse por su dinero. Esta simplificación (los
ricos y los pobres/ lo bueno o lo malo) ha sido una de los “defectos” que la crítica ha achacado siempre a
Baroja.

Desilusión. Es un tema principal de la novela. Comienza con la educación, cuando Andrés se desilusiona con
los profesores, los médicos que maltratan a las enfermeras y la falta de sensibilidad. En una conversación de
la cuarta parte, Andrés dice: "Los profesores no sirven más que para el embrutecimiento metódico de la
juventud estudiosa". Más adelante se desilusiona con el pueblo y sus habitantes. También le provocan
desilusión el egoísmo, el maltrato de las mujeres y la división entre clases sociales.

Egoísmo y falta de compasión. En el pueblo, Andrés atiende a uno de los pacientes del doctor Sánchez,
quien ha ido a ver los toros, y le recomienda a la paciente a que consulte con un especialista en Madrid por
su grave estado de salud. Cuando el doctor Sánchez se entera, se enfada con Andrés porque si la mujer va a
un especialista, perderá ese "negocio".

Filosofía. En las conversaciones filosóficas, su tío defiende el pragmatismo anglosajón y Andrés aboga por
el idealismo alemán de Kant y Schopenhauer. A Andrés le preocupan más las ideas y los sentimientos de los
enfermos que los síntomas de las enfermedades.

Antisemitismo. En varias discusiones Andrés culpa a los judíos y hasta parece adelantar de manera

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inquietante los acontecimientos del nazismo y la II Guerra Mundial. En una conversación con su tío en la
cuarta parte dice: "Hoy, después de siglos de dominación semítica, el mundo vuelve a la cordura, y la verdad
aparece como una aurora pálida tras de los terrores de la noche. [...] Sí, eso define el carácter semítico, la
confianza, el optimismo, el oportunismo ... Todo eso tiene que desaparecer. La mentalidad científica de los
hombres del norte de Europa lo barrerá".

Consideraciones filosóficas
Las discusiones del protagonista de El árbol de la ciencia (1911), Andrés Hurtado, y su tío Iturrioz,
constituyen la parte central de la novela. A través de ambos personajes, Pío Baroja enfrenta las dos
corrientes filosóficas más pujantes a finales del s. XIX: el positivismo y el vitalismo. Ambas son respuestas al
pesimismo intelectual que se había extendido por Europa tras las críticas de Kant y Schopenhauer a las dos
principales Ideas de la Razón: Dios y la libertad.

Ante este panorama se abren dos posibilidades a finales del s. XIX:

• Andrés representa el positivismo, la confianza en que el progreso de la ciencia terminará resolviendo


también los problemas más profundos de la vida humana. La unión de razón y experiencia son armas
suficientes para resolver el problema del mundo externo y alcanzar la verdad. Con el tiempo, la ciencia no
sólo nos revelará las leyes matemáticas de la naturaleza sino también cuál puede ser el mejor orden social
posible. Sin embargo, el problema insoluble del positivismo, presente en toda la obra de Pío Baroja y
heredado directamente de Schopenhauer, es la contradicción entre ciencia y vida. El conocimiento y las
ideas son puro reflejo del mundo y antítesis de la vida y, por tanto, de la acción. La ciencia no servirá
nunca para dar sentido a la vida del hombre u organizar un sistema político perfecto. La ciencia mata la
vida. El raciovitalismo de Ortega y Gasset sería también una respuesta a esta dicotomía.

• Iturrioz, su tío, opta por el vitalismo en su vertiente nietzscheana: la abolición de los valores
judeocristianos traerá consigo un nuevo tipo de hombre que frente al sinsentido de la vida no caiga en la
desesperación sino, al contrario, se arme de valor, serenidad, y reposo, que arranque de sí “toda tendencia
a la humildad, a la renunciación, a la tristeza, al engaño, a la rapacidad, al sentimentalismo…” Este nuevo
hombre guarda cierto parecido con el superhombre de Nietzsche, especialmente en su crítica al nihilismo
cristiano. Los cambios en España pasaban, según Baroja, por dejar atrás el cristianismo, la mediocridad y el
caciquismo. En este sentido, las críticas de Nietzsche a la religión cristiana y sus teorías del superhombre le
servirán a Baroja de inspiración en la tarea regeneracionista del 98.

El final trágico de la novela representa, evidentemente, el triunfo de Schopenhauer, del veneno nihilista que
marca la personalidad de Andrés Hurtado y también de España, el tema de fondo en los autores de la
generación del 98. Desde un punto de vista individual, Andrés Hurtado, idealista hasta la médula, ve en la
muerte algo de consuelo: espacio y tiempo no están afuera, por tanto, el mundo no continuará tras su
muerte. La muerte del individuo es también la muerte del Universo.

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