Origen y Evolución Del Turismo
Origen y Evolución Del Turismo
Origen y Evolución Del Turismo
Si bien es cierto los principales viajes que se realizaron fueron con fines
comerciales, tampoco faltaron aquellos por placer. El rey de Babilonia, Hammurabi,
realizaba viajes para visitar las ciudades de su imperio, y para asistir a importantes
ceremonias religiosas y fiestas. He aquí el nacimiento del turismo religioso. En esos
tiempos la hospitalidad era una expresión de humanidad. Los usos y costumbres
protegían a los viajeros, y en ocasionan se convertían en leyes, como en el CÓDIGO
DE HAMMURABI, donde se encuentran referencias a la seguridad de los viajeros:
El primer viaje que quedó registrado en la historia fue el organizado por la reina
HATSHEPSET, la cual fue la sucesora de su esposo, el faraón Tutmosis II. Hacia el
1500 A.C. la reina realizó una magnífica construcción de un templo-sepultura en
Tebas: el Deir-al-Bahari. Es aquí donde quedaron registrados los viajes que la reina
Hatshepset realizó a la región de Punt (actual Somalia o Yemen) en búsqueda del
árbol del incienso.
A partir del siglo VII A.C. Egipto pasó a manos de los asirios, babilonios, y finalmente
griegos. Es en ésta época cuando el faraón Necao realizó una de las más grandes
proezas: circunnavegar África en tres años, demostrando así que todo el continente
estaba rodeado por agua, salvo un corto trecho.
Fueron necesarios dos milenios para que el hombre occidental repitiera tal hazaña,
cuando Juan II, rey de Portugal, permitió la salida de barcos bien armados para
dicha expedición.
Podemos decir que en la Grecia Antigua se daba mucha importancia al ocio, tanto
así que su tiempo libre lo dedicaban a la cultura, a la religión y a los deportes. Prueba
de ello era el gran desplazamiento de personas que se producía debido a la
realización de los JUEGOS OLÍMPICOS (celebrados en la ciudad de Olimpia cada
4 años) y a las peregrinaciones religiosas a los santuarios de Dódona y Delfos
(llamado Apolo Pitio). Éste último era el templo más célebre de su cultura. Los
griegos introdujeron importantes modificaciones en la vida cotidiana que
favorecieron los viajes por el respeto con que se trataba a los viajeros.
En Grecia, cuando la persona no estaba protegida por las leyes, la hospitalidad era
un deber fundamental y sagrado. Los extranjeros llegados para las fiestas religiosas
o los miembros de una colonia que mantenía lazos con la metrópoli que la habían
fundado eran albergados con una alegría espontánea. Luego, a medida que el
derecho público se perfeccionó, la hospitalidad entró en las leyes de las ciudades
griegas. Un huésped invitado tenía siempre el privilegio de extender la invitación a
otro, aunque éste no fuera más que conocido suyo.
Todas las provincias se comunicaban por una amplia red de carreteras, vías y
calzadas, que se empezaron a construir hacia 150 a. C llegando a cubrir unos
160.000 km. Iban alrededor del imperio abarcando desde Escocia y Alemania hasta
Egipto, Persia y lo que hoy se conoce como Kuwait. Estaban señalizados por
mojones que indicaban la distancia hasta la próxima ciudad, el nombre de la
calzada, su fecha de construcción y su autor. Cada 15 – 20 km. había unas postas
donde los viajeros podían cambiar sus caballos cansados, realizar algunas
preguntas y comer.
Fue muy importante para la economía romana el comercio, que era desempeñado
sobre todo por los libertos y los plebeyos, y que no hubiera podido ser posible sin
las vías que unían todo el imperio. El comercio marítimo se desarrolló a través del
Mediterráneo, del Mar Rojo y en parte del Atlántico en las llamadas “flotas
comerciales”. Los puertos más importantes eran los de Alejandría y Ostia.
El pueblo romano fue el primero en realizar lo que hoy en día entendemos por
turismo, es decir, un viaje (en la mayoría de los casos por placer) que incluye un
desplazamiento pernoctando mínimo una noche y con menos de un año de duración
a un lugar de destino, realizado, por supuesto, en tiempo libre y/o de ocio.
Disponían de muchísimo tiempo libre, llegando a tener 200 días festivos al año (en
el 345 d. C), aunque casi siempre este turismo lo practicaban los nobles., los cuales
viajaban para ver los templos del Mediterráneo, las pirámides y monumentos de
Egipto, asistir a las Olimpiadas de Grecia y los mercados de Asia Menor. En muchos
casos contrataban guías locales y solían comprar papiros que explicaban cierta área
y sus posibilidades de entrenamiento. También adquirían souvenirs y tenían
tendencia a grabar su nombre en las piedras de los monumentos que visitaban,
como una especie de grafiti “a la romana”.
Los viajes se realizaban básicamente por tres razones: por placer, por negocios o
por salud. El turismo religioso y las peregrinaciones a los templos pasaron a formar
parte de cualquier itinerario mínimamente culto, y dejaron de ser lugares de rezo
para convertirse en monumentos dignos de visitar. Durante el reinado del
emperador Caracalla se construyeron las famosas termas de Caracalla, unos baños
públicos que contaban con salas de vapor (saunas), piscinas, salas de gimnasia, de
reposo, de masaje, e incluso bibliotecas y jardines. A lo largo de todo el imperio se
fueron construyendo otros complejos termales.
A los romanos también les gustaba la idea de pasar unos días de tranquilidad
alejados de la ciudad y solían desplazarse a la costa de Campania, por la zona de
Baias. Pasaban mucho tiempo disfrutando del buen clima, del agua medicinal de la
playa y de sus aguas termales. En el golfo de Nápoles crearon residencias aptas
para pasar unas vacaciones. Se crearon otras infraestructuras necesarias para el
desarrollo del turismo, tales como posadas, restaurantes barcos de pasajeros, pues
la demanda de viajes aumentó, sobre todo durante la Paz Romana. Era común entre
los nobles la tendencia al agro-residencialismo, es decir, a adquirir casas de campo
y convertirlas en su segunda residencia. Los emperadores solían construirse villas
como Villa Tívoli.
Destacan los viajes de Alejandro Magno y Heredoto, así como las obras clásicas La
Eneida y La Odisea por sus referencias al paisaje, las culturas de la época y las
características de los viajes realizados.
La caída del imperio romano en 476 d. C supuso el fin de casi trece siglos de cultura,
unidad y turismo europeo. La decadencia en la que el imperio se había sumido en
el último siglo (s. IV d. C) terminó por dar paso a la era de los reinos Germánicos en
Europa, al Imperio Bizantino en Asia Menor y al Islamismo en Arabia, el norte de
África y la Península Ibérica.
El tránsito de la cultura antigua a la medieval, que tuvo lugar a lo largo de los cinco
siglos del período conocido como la Alta Edad Media, se realizó de forma gradual y
casi imperceptible. La economía, la organización social y el arte romanos decayeron
paulatinamente pero en forma inevitable, y una de sus consecuencias fue el traslado
de la población a zonas rurales; durante esa época la estructura económica se
caracterizó por el predominio de la agricultura y el latifundio, donde sólo la posesión
de tierra confería riqueza y poder.
La apertura hacia las culturas vecinas que se produjo posibilitó los contactos con
Oriente y particularmente con el mundo musulmán. Comenzó una nueva era de
relaciones comerciales y de incorporación de avances científicos y técnicos,
particularmente por la influencia de la cultura árabe que en esos momentos se
manifestaba en su mayor esplendor. Como consecuencia reapareció el comercio y
creció el número de artesanos y mercaderes, lo que a su vez realimentó el proceso.
El dominio del Mediterráneo permitió el acceso a las materias primas necesarias
para incrementar la producción y a su vez un mercado para los productos
occidentales. De esta manera se consolidó el poder de Venecia, Génova y Pisa,
cuyas naves extendieron su influencia desde la costa española hasta Egipto.
El nivel inferior estaba formado por la clase productora para quienes el trabajo y el
ocio estaban regidos por los ciclos de la naturaleza y la Iglesia.
El nacimiento del día indicaba el momento para iniciar las actividades diarias, que
duraban mientras durara la luz solar. El sistema productivo medieval incluía dos
actividades bien diferenciadas: las actividades agropecuarias y por otro lado una
economía municipal corporativa que regulaba gran parte de la producción de bienes
durables y era generada por los artesanos.
La propiedad rural era explotada en beneficio del dueño por los campesinos, los
cuales permanecían en calidad de siervos del señor para toda la vida. Éstos
campesinos no disponían de su tiempo ni de su misma vida, sino que el señor feudal
era dueño y amo absoluto de ellos, de sus hijos, de la tierra trabajada, del lugar
donde vivían. El siervo no podía dejar la tierra ni casarse fuera del feudo sin el
consentimiento del señor. Esta primera restricción le impedía el servicio militar.
El ocio y el trabajo estaban regulados por la duración del día y por las estaciones.
Para el campesino el tiempo ocioso no era un sinónimo de pérdida de remuneración.
Durante el trabajo se reservaban momentos para la conversación y la recreación.
Es en estos momentos donde se escuchaban narraciones de los juglares, y en
ocasiones se bailaba y se cantaba. Es con éste ocio que se empieza a tomar
conciencia de la condición de vida, así se inició el intercambio de ideas y de
conversación espontánea.
Los artesanos gozaban de una de una mejor posición. Éstos vivían en la campaña,
donde proveían a los señores todos los instrumentos que requerían para la
explotación agropecuaria y la vida cotidiana. Se dedicaban principalmente a la
orfebrería y la miniatura. El tejido de paños adquirió una gran importancia y se
convirtió en la gran industria de la Edad Media.
A finales del siglo XVI surge la costumbre de mandar a los jóvenes aristócratas
ingleses a hacer el gran-tour al finalizar sus estudios con el fin de complementar su
formación y adquirir ciertas experiencias. Era un viaje de larga duración (entre 3 y 5
años) que se hacía por distintos países europeos, y de ahí proceden las palabras:
turismo, turista, etc.
También en esta época hay un resurgir de las termas, que habían decaído durante
la Edad Media. No sólo se asiste a ellas por consejo médico, sino que también se
pone de moda la diversión y el entretenimiento en los centros termales como por
ejemplo en Bath (Inglaterra). También de esta época data el descubrimiento de los
baños de barro como remedio terapéutico, playas frías (Niza, Costa Azul) a donde
iban a tomar los baños por prescripción médica.
Henry Wells y William Fargo crearon la agencia de viajes “American Express” que
inicialmente se dedicaba al transporte de mercancías y que posteriormente se
convierte en una de las agencias más grandes del mundo. Introdujeron sistemas de
financiación y emisión de cheques de viaje, como por ejemplo el travel-check (dinero
personalizado canjeable por papel moneda de uso corriente que protege al viajero
de posibles robos o pérdidas).
Cesar Ritz es considerado padre de la hostelería moderna. Desde muy joven ocupó
todos los puestos posibles de un hotel hasta llegar a gerente de uno de los mejores
hoteles de su tiempo. Mejoró todos los servicios del hotel, creó la figura del sumiller,
introdujo el cuarto de baño en las habitaciones, revolucionó la administración.
(Convirtió los hoteles decadentes en los mejores de Europa, por lo que le llamaban
“mago”).
Al estallar la Primera Guerra Mundial en el verano de 1914 se considera que había
aproximadamente 150.000 turistas americanos en Europa.
Entre 1950 y 1973 se comienza a hablar del boom turístico. El turismo internacional
crece a un ritmo superior de lo que lo había hecho en toda la historia. Este desarrollo
es consecuencia del nuevo orden internacional, la estabilidad social y el desarrollo
de la cultura del ocio en el mundo occidental. En esta época se comienza a legislar
sobre el sector.
En estos años se desarrolla la producción de autos en cadena que los hace cada
vez más asequibles, así como la construcción de carreteras y autopistas, permite
un mayor flujo de viajeros. De hecho, la nueva carretera de los Alpes que atraviesa
Suiza de Norte a Sur supuso la pérdida de la hegemonía de este país como núcleo
receptor, ya que ahora los turistas cruzan Suiza para dirigirse a otros países con
mejor clima.
Todos estos factores nos llevan a la era de la estandarización del producto turístico.
Los grandes tour operadores lanzan al mercado millones de paquetes turísticos
idénticos. En la mayoría de los casos se utiliza el vuelo charter, que abarata el
producto y lo populariza. Al principio de este período (1950) había 25 millones de
turistas, y al finalizar (1973) había 190 millones.
Se trata de una etapa de madurez del sector que sigue creciendo aunque de una
manera más moderada y controlada. Se limita la capacidad receptiva (adecuación
de la oferta a la demanda, se empieza a controlar la capacidad de aforo de
monumentos, etc.), se diversifica la oferta (nuevos productos y destinos), se
diversifica la demanda (aparecen nuevos tipos diferentes de turistas) y se mejora
la calidad (al turista no le importa gastar más si la calidad es mejor).
Existe de nuevo un abaratamiento de los viajes por vía aérea por medio de las
compañías de bajo coste y la liberación de las compañías en muchos países y la
feroz competencia de las mismas. Esta liberalización afecta a otros aspectos de los
servicios turísticos como la gestión de aeropuertos y sin duda será profundizada
cuando entre en vigor la llamada Directiva Bolkestein (de liberalización de servicios)
en trámite en el Parlamento Europeo.