Nuevos Desafíos para La Protección de Datos

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NUEVOS DESAFÍOS PARA LA PROTECCIÓN DE DATOS

PERSONALES EN MÉXICO. LA REGULACIÓN


DE LA TECNOLOGÍA BLOCKCHAIN

NEW CHALLENGES FOR THE PROTECTION


OF PERSONAL DATA IN MEXICO. THE REGULATION
OF BLOCKCHAIN TECHNOLOGY

Manuel Gustavo OCAMPO MUÑOA*

RESUMEN: En este documento se pretende verificar la importancia de contar


con un marco regulatorio adecuado para el uso de la tecnología blockchain en
México en lo relativo a la protección de los datos personales en posesión de los
particulares, para lo cual se estudian brevemente la trascendencia jurídica de la
utilización de la cadena de bloques en diferentes actividades y algunos temas
específicos que lo entrelazan con ese derecho fundamental, así como sus
beneficios y los retos de su implementación en el ámbito público.

PALABRAS CLAVE: blockchain, protección de datos personales, bitcoin.

ABSTRACT: This document aims to verify the importance of having an adequate


regulatory framework for the use of Blockchain Technology in Mexico in relation
to the protection of personal data held by individuals, for which the
transcendence of the use of the blockchain in different activities and some
specific issues that intertwine it with that fundamental right are briefly studied,
as well as its benefits and the challenges of its implementation in the public
sphere.

KEY WORDS: blockchain, protection of personal data, bitcoin.

Fecha de recepción: 18 de diciembre de 2018.


Fecha de dictamen: 25 de marzo de 2019.

I. Introducción
La utilización de las criptomonedas genera un nuevo desafío para la ciencia
jurídica en general, y en lo particular en la regulación del derecho a la protección
de datos personales. El rápido desarrollo de las unidades de moneda ha generado
otras tecnologías que la complementan, como es el caso de las denominadas
cadenas de bloques o blockchain, cuya utilidad va más allá de transferir valor a
esas monedas, sino que involucran precisamente el manejo de información
personal, lo que despierta especial interés en los sistemas jurídicos, pues afecta el
derecho humano a la protección de datos.

Es por ello que el objetivo de este trabajo es verificar la importancia de establecer


un marco regulatorio adecuado a la tecnología blockchain en México, con énfasis
en la protección de datos personales en posesión de los particulares.

El trabajo se ha dividido, para efectos didácticos, en siete apartados. El primero


corresponde a esta introducción, y los restantes, al desarrollo de diferentes temas
relacionados con la blockchain, sus aplicaciones, sus beneficios y los retos de su
implementación en el ámbito público.

En el apartado denominado “La inclusión de la blockchain en lo jurídico”, se


describe la trascendencia de la cadena de bloques en el campo del derecho, así
como algunos de los retos y la importancia del diseño de un adecuado marco
regulatorio.

En el tercer apartado se establece el marco teórico. Se definen los componentes


de la blockchain y el contenido del derecho a la protección de datos personales,
con la finalidad de entender el objetivo, el planteamiento del problema, la
propuesta de solución, la metodología y el resultado esperado en este trabajo.

En los apartados cuarto y quinto se aborda la trascendencia jurídica de


la blockchain en México; además, se pretende relacionar sus diferentes usos con
lo jurídico para justificar la necesidad de un marco regulatorio amplio; asimismo,
se señalan los temas específicos del derecho a la protección de datos personales
en posesión de los particulares que se relacionan con el uso de la blockchain. Se
busca precisar los aspectos que entrelazan ambos temas en nuestro país.

En las reflexiones finales, a manera de conclusión, se realizan algunos apuntes


respecto a la manera en como la sociedad mexicana asimila esta tecnología y los
posibles campos que deben regularse; por último, se enlistan las fuentes
utilizadas en la elaboración de este documento.

II. La inclusión de la blockchain en lo jurídico


La tecnología blockchain tiene diferentes usos y ventajas; por ejemplo, ofrece la
oportunidad a la administración pública, de ser más eficiente. Su relevancia
jurídica salta a la vista al ser parte del mundo del big data y por tener una
creciente demanda en las organizaciones.

El uso de las monedas y pagos digitales; los sistemas registrales, como el de


propiedad; los sistemas electorales, en específico en el tema del sufragio el día de
la elección; la gestión de identidad; el diseño de cadenas de suministro; el
cuidado de la salud; los registros corporativos; los sistemas de fiscalización y la
gestión de derechos, son algunos de los temas que entrelazan esta nueva
tecnología con el campo del derecho, mismos que se describirán de manera breve
para ilustrar la vinculación entre la tecnología y el derecho.

El efectuar pagos utilizando dispositivos móviles1 genera que el dinero físico


tenga menos uso, lo cual puede traer beneficios en la economía al disminuir el
dinero circulante; sin embargo, en sociedades como la mexicana existen barreras
políticas, culturales y económicas que lo impiden, por considerarlo inseguro.

En los sistemas electorales, la innovación ha impactado en su elemento


fundamental como mecanismo de expresión de la voluntad ciudadana: el voto
electrónico. Realizar elecciones en México utilizando la cadena de bloques como
herramienta por parte del Instituto Nacional Electoral quizá reduciría los costos
del proceso electoral; no obstante, no se ha logrado tener una legislación en
materia de voto electrónico por razones de presupuesto y privacidad. La principal
causa demostrada hasta ahora es la desconfianza del electorado, el temor que
provocan los medios electrónicos, y la distancia del soporte físico.

En cuanto a la gestión de identidad, ésta es una amplia área administrativa que se


ocupa de la identificación de individuos en un sistema, así como de controlar su
acceso a los recursos dentro de ese sistema mediante la asociación de derechos de
usuario y restricciones conforme a la identidad establecida. En un entorno
empresarial, la gestión de identidades se utiliza para aumentar la seguridad y la
productividad, mientras que se disminuyen costos y el esfuerzo redundante. En
tanto que se trata de un sistema de control, el desafío es establecer el tipo de
contratación que se debe implementar para el personal y el nivel de
responsabilidad que debe concederse a quienes lo manejen.

En las cadenas de suministro, la utilización de la blockchain en su diseño permite


organizar mejor el conjunto de actividades, instalaciones y medios de
distribución necesarios para llevar a cabo el proceso de venta de un producto en
su totalidad. Lo anterior es un beneficio para el consumidor, pero trae consigo la
falta de certeza en el acto jurídico que se realice; es decir, nuestro sistema
jurídico no contempla categóricamente los contratos de compraventa que se
realicen desde plataformas o sitios web.

Algo similar sucede en el área de la salud, en la que, gracias a los desarrollos


tecnológicos, es posible olvidarse de las visitas médicas de rutina al contratar los
servicios de un proveedor de cuidados de la salud. El médico o enfermera pueden
proporcionar información importante, y así ayudar a prevenir enfermedades, así
como proveer tratamientos para cualquier problema que una persona pueda
experimentar desde cualquier parte del mundo utilizando una aplicación; sin
embargo, aún no existe claridad en cuanto al acto jurídico que se celebra o la
modalidad de éste, o incluso la legislación aplicable.

En lo que respecta a los registros corporativos como medios de control de las


empresas, estos libros sociales tienen como objetivo asentar actos importantes de
la sociedad: la distribución de los socios, si aumentó su capital, si compraron
algún activo o si los accionistas tomaron cualquier acuerdo. En esos libros se
encuentran la historia y las acciones que la sociedad ha llevado a cabo durante su
vida. Hoy día es posible sustituirlos por una base de datos protegida por una
cadena de bloques. No obstante lo anterior, el principal problema jurídico resulta
ser la tradición de derecho escrito de México.

En cuanto a los sistemas de fiscalización, en nuestro país existe el Sistema


Nacional de Fiscalización (SNF), que se define como

El conjunto de mecanismos interinstitucionales de coordinación entre los órganos


responsables de las tareas de auditoría gubernamental en los distintos órdenes de
gobierno, con el objetivo de maximizar la cobertura y el impacto de la
fiscalización en todo el país, con base en una visión estratégica, la aplicación de
estándares profesionales similares, la creación de capacidades y el intercambio
efectivo de información, sin incurrir en duplicidades u omisiones (LGSNA,
artículo 3).

En México existe un amplio andamiaje de control y supervisión, tanto al interior


como al exterior de los distintos órganos que desempeñan funciones de gobierno.
La Auditoría Superior de la Federación, la Secretaría de la Función Pública, las
contralorías de las entidades federativas, las entidades de fiscalización superiores
locales, las contralorías municipales y las contralorías internas de los órganos
constitucionalmente autónomos deben tener la capacidad de mantener una
vigilancia permanente sobre el desempeño de los entes públicos.2

En ese sentido, sería pertinente la implementación de la tecnología blockchain;


sin embargo, dado el carácter confidencial de la información que se maneja, el
nivel de protección requiere de la autorización del Congreso de la Unión, y, por
ende, de la socialización de la idea con los diferentes grupos parlamentarios.

Por último, con la irrupción de los contenidos digitales y la gran facilidad para
difundirlos gracias a Internet se hizo necesaria una nueva forma de proteger los
derechos de sus autores y editores. Fue así como nació la expresión y gestión de
derechos digitales. También conocidas como “programas anticopias”, son
tecnologías de control de acceso usadas por editoriales y titulares de derechos de
autor para limitar el uso de medios o dispositivos digitales a personas o equipo no
autorizado. También se utiliza para referir a las restricciones asociadas a
instancias específicas de obras digitales o dispositivos.

Tal como se advierte de lo anterior, la blockchain cada día adquiere más


importancia; su presencia en la vida cotidiana es más usual de lo se puede pensar,
al grado que, quizá sin saberlo ni tener idea de sus alcances, ya la hemos
utilizado. La problemática central que se advierte en su utilización es el tipo de
datos que requiere aquélla para ser eficiente, los que sin duda son de carácter
personal, e inclusive algunos de ellos, de los considerados sensibles.

Lo anterior lleva a plantear algunos cuestionamientos con relación a


la blockchain y los nuevos desafíos que genera a la protección de datos
personales en México, entre otros: ¿cuál es el marco regulatorio adecuado?;
¿cómo se garantiza en ella la protección de datos personales?; ¿qué beneficios
proporciona a la sociedad su uso?, y ¿qué sectores o instituciones requieren de su
utilización?

III. Conceptos básicos

Al relacionarse el tema del presente ensayo con la tecnología blockchain y la


protección de datos personales en México, se requiere establecer algunos
conceptos que permitan entender el objetivo, el planteamiento del problema, la
propuesta de solución, la metodología y el resultado esperado en este trabajo.

La cadena de bloques es una tecnología que permite la realización confiable y


segura de cualquier tipo de transacción entre dos o más personas sin la necesidad
de intermediarios, a través de Internet (Criptonoticias, 2017: 5).

Su introducción al mundo se dio a través de la criptomoneda bitcoin, que se basó


para su implementación en un círculo de socios confiables que hacen negocios
regularmente y ya han sido aprobados en cuestiones de seguridad (Velázquez,
2018). Las conversiones de bitcoin incluso pueden hacerse en algunas tiendas de
conveniencia (Corona, 2018).
La creación de la primera plataforma de esta tecnología se adjudica al mismo
creador de la citada moneda digital, Satoshi Nakamoto, quien publicó un artículo
sobre su invención y luego desapareció (La Nación, 2017).

Hoy, su núcleo es parte del dominio público, y sólo las adiciones y variaciones
importantes se pueden patentar. Además, es el proveedor de carteras bitcoin más
usado, al contar con más de siete millones de clientes y ofrecer todo tipo de datos
y gráficos que ayudan a los usuarios y empresas a conocer mejor el mundo de las
criptomonedas (Díaz Ruiz, 2017).

Es una tecnología que en su conjunto se explica como un almacén de datos que


permite, además de guardar gran cantidad de información, organizarla en
bloques, cifrarlos y distribuirlos entre muchos usuarios. Recibe otras
denominaciones, como “tecnología blockchain”, “tecnología de contabilidad
distribuida” o “tecnología bitcoin”.

La expresión “tecnología blockchain” suele usarse en las cadenas públicas y por


todos los desarrolladores y usuarios; la denominación “tecnología de contabilidad
distribuida” o DLT (Distributed Ledger Technology, por sus siglas en inglés) se
utiliza en el ámbito del desarrollo privado, y está más bien alejada
de bitcoin como criptomoneda; mientras que “tecnología bitcoin” es el término
más ambiguo, y refiere a tres conceptos: la tecnología de contabilidad distribuida
en su conjunto, la blockchain de bitcoin en particular, e incluso los protocolos
que han permitido el desarrollo de todas las criptomonedas.

La cadena de bloques es una articulación de tecnologías estructuradas en un


sistema naturalmente encriptado, lo que proporciona a los usuarios involucrados,
protección de sus identidades y de los datos de sus transacciones. Dicho sistema
se encuentra integrado por un libro de contabilidad digital, carteras digitales,
mineros y nodos.

En consideración al acceso a los datos almacenados, la cadena de bloques puede


clasificarse en pública o privada. En la primera no hay ninguna restricción para la
lectura de datos ni para la realización de las operaciones por parte de los
usuarios; en cambio, en la segunda, tanto la lectura como las operaciones se
limitan a participantes determinados.

En cuanto a la capacidad para generar bloques, se dividen en aquellas sin


permisos y con permisos. En la primera no hay restricciones para poder realizar
transacciones y crear nuevos bloques, de modo que se ofrecen monedas o activos
digitales nativos de la red como recompensa a los usuarios que quieran mantener
la red; son descentralizadas, como bitcoin. Las segundas son desarrolladas por
entidades generalmente privadas, en muchos casos para uso interno, y los
usuarios de éstas necesitan permisos por parte de los administradores de la red
para interactuar con el protocolo; son centralizadas, es decir, controladas por la
entidad, y no por los usuarios.

Ahora bien, con relación al derecho a la protección de datos personales, el punto


de partida es el concepto de dato personal. Éste ha sido definido como cualquier
información que permita identificar o hacer identificable al individuo (AEPD,
2015: 12-16).

Desde la perspectiva de los derechos fundamentales es el reconocimiento al


ciudadano de la facultad de controlar sus datos personales y la capacidad para
disponer y decidir sobre ellos. En consecuencia, se trata de un concepto bastante
amplio, puesto que puede atribuirse la naturaleza de dato personal a una imagen,
a un sonido, a un número de teléfono o a una dirección IP o de correo electrónico
(Martínez, 2007: 47-62).

En ese sentido, el derecho a la protección de datos está en constante crecimiento,


y, jurídicamente hablando, es probable que esto genere invadir otros ámbitos,
como el del secreto de las comunicaciones, el derecho a la propia imagen y el de
la inviolabilidad del domicilio.3

En el artículo 8 del Convenio para la Protección de los Derechos y las Libertades


Fundamentales de 1950 se reconoce por primera vez el derecho de la persona al
respeto de su vida privada y familiar, su domicilio y su correspondencia; se
encuentra eco de ese derecho en el artículo 17 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos de 1966 y en el artículo 11 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos de 1969, que prohíben injerencias
arbitrarias o ilegales en la vida privada, la familia, el domicilio o la
correspondencia, así como los ataques ilegales a la honra y a la reputación. Se
considera a la Resolución 509 de la Asamblea del Consejo de Europa de 1968,
sobre los derechos humanos y nuevos logros científicos y técnicos, como la
generadora de que en diversas leyes en países europeos se abordara el tema,
siendo Suecia el primer Estado soberano en promulgar una ley de protección de
datos personales en 1973 (Millán Gómez, 2011: 19-48).

Con relación al desarrollo de este derecho fundamental en América, Stewart


señala que la Organización de Estados Americanos toma como referencia los
logros europeos en la materia, teniendo en cuenta al mismo tiempo los sucesos
del propio continente, para de esta manera redactar leyes o disposiciones en
códigos debidamente contextualizados por medio de comités, en los que
interactúen los Estados miembros (2014: 450).
Esa idea de cooperación interestatal en la protección de datos es necesaria, pues
este derecho requiere de una doble naturaleza. Una interna, que disminuya las
diferencias entre legislaciones nacionales europeas al mínimo, con el debido
respeto a las particularidades de la legislación y cultura nacionales, y asegure que
las normas se cumplen y se hagan cumplir con igual rigor en toda la Unión
Europea; y la otra externa, que busque la convergencia con otros modelos e
intente que otras regiones del planeta se unan a nuestros esfuerzos por la defensa
de un derecho fundamental del individuo (Cervera Navas, 2003: 131-143).

Con el objetivo de garantizar estándares de protección de datos elevados y


adaptados a la realidad digital del mundo actual, la Unión Europea (UE) presentó
el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). Este Reglamento, que
deroga la Directiva 95/46/CE, fue aprobado por el Parlamento Europeo en abril
de 2016, y entró en vigor veinte días después de su publicación en el Diario
Oficial de la Unión Europea el 4 de mayo de 2016. Su ámbito de aplicación se
extiende a todos los países miembros de la UE y se aplica directamente en todos
ellos a partir del 25 de mayo de 2018.

El reglamento devuelve a los ciudadanos el control de sus datos personales y


garantiza en toda la UE estándares de protección elevados y adaptados al entorno
digital. También incluye nuevas normas mínimas sobre el uso de datos para fines
judiciales y policiales. Con este reglamento de protección de datos se consigue
un nivel uniforme de protección en toda la UE. Asimismo, ofrece claridad a las
empresas con una norma única para toda la UE, que refuerza la confianza y la
seguridad jurídica e impulsa la competencia justa (PE, 2016).

Entre otras disposiciones, las nuevas reglas incluyen el derecho al olvido,


mediante la rectificación o supresión de datos personales; la necesidad de
consentimiento claro y afirmativo de la persona concernida al tratamiento de sus
datos personales; la portabilidad o el derecho a trasladar los datos a otro
proveedor de servicios; el derecho a ser informado si los datos personales han
sido pirateados; lenguaje claro y comprensible sobre las cláusulas de privacidad,
y multas de hasta el 4% de la facturación global de las empresas en caso de
infracción.

El nuevo paquete de protección de datos también incluye una directiva sobre


transmisión de datos para cuestiones judiciales y policiales. La intención es
proteger a las personas implicadas en investigaciones policiales o procesos
judiciales (sea como víctimas, acusados o testigos) mediante la clarificación de
sus derechos y el establecimiento de límites en la transmisión de datos para
prevención, investigación, detección y enjuiciamiento de delitos o la imposición
de penas. Se han incluido salvaguardas para evitar riesgos para la seguridad
pública, al tiempo que se facilita una cooperación más rápida y efectiva entre las
autoridades policiales y judiciales.

Al fijar estándares europeos para el intercambio de información, esta norma se


convertirá en una herramienta útil para ayudar a las autoridades a trasladar datos
personales de manera sencilla y efectiva, asegurando el respeto al derecho
fundamental a la privacidad (PE, 2016).

En el caso de México, si bien es cierto que el tema de los datos personales y la


protección que merecen ya estaban legalmente contemplados en el ámbito federal
desde 2002 a través de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la
Información Pública Gubernamental, éste se encontraba limitado, y no fue hasta
la reforma al artículo 6o. de la Constitución general de la República (publicada
en el Diario Oficial de la Federación del 20 de julio de 2007) cuando se incluyó
por vez primera el derecho a la privacidad y a la intimidad (Castillo y Monterrey,
2011: 179-216).

Es preciso apuntar que hasta antes de 2010 no se contaba con un instrumento


legal que exigiera a los particulares que manejaban datos personales contar
mínimamente con un aviso de privacidad ni existían reglas específicas con
relación al tiempo en que los podían guardar o qué mecanismos utilizar para
depurarlos. Es así que surge la Ley Federal de Protección de Datos Personales en
Posesión de los Particulares (LFPDPPP), publicada el 5 de julio de ese año, con
la intención de solventar esas lagunas legales, al establecer las reglas mediante
las cuales la ciudadanía podría conocer y en su caso ejercitar y exigir el derecho a
la protección de sus datos personales a los particulares, quedando éstos obligados
a contar con mecanismos para salvaguardarlos, bajo la supervisión de las
autoridades.
IV. Trascendencia jurídica
de la blockchain

Quizá el más grande desafío que enfrenta el derecho es el relacionado con las
tecnologías de la información, pues el ser humano a lo largo de su vida va
dejando un cúmulo de datos que se encuentran dispersos, pero que con los
actuales desarrollos tecnológicos resulta posible agrupar e interpretar. Esto
permite crear un perfil determinado del individuo, y por ende, aumentar
sensiblemente la posibilidad de ser objeto de manipulaciones; entonces se
presenta la necesidad de que el derecho fundamental a la protección de datos de
carácter personal contenga una doble protección: por un lado, el derecho del
ciudadano a preservar el control sobre éstos, y por otro, la aplicación de las
nuevas tecnologías de la información (García González, 2007: 743-778).

El uso y la diversificación de las tareas que se vinculan con la blockchain es cada


vez mayor. Esta situación dificulta establecer estándares para la protección de los
datos personales que se manejan en ella. Algunos ejemplos de actividades que
puede realizar son las siguientes:

En las criptomonedas, su función principal es transferir valor, evitando que una


unidad de moneda digital se pueda gastar dos veces; lo hace registrando cada
transacción una única vez y de forma inalterable. Muchas criptomonedas han
desarrollado su propia blockchain, como SolarCoin y Zcash, pero otras prefieren
confiar en la ya madura estructura de bitcoin, y se construyen con base en su
plataforma, tal como los activos digitales de Counterpart.

En el caso de las transacciones y sistemas de pago, muchas empresas (en su


mayoría bancos e instituciones financieras), dadas sus cualidades, como la
velocidad, la seguridad y la privacidad, las han adoptado para construir sus
propias plataformas que permitan reducir los costos de los pagos internacionales
e interbancarios y ser más veloces.

En el registro de documentos, la blockchain permite que muchas partes puedan


acceder desde cualquier lugar del mundo. Está siendo usada para registrar y
verificar la autenticidad de toda clase de documentos: desde títulos universitarios
y actas matrimoniales, hasta historiales médicos, área que por cierto ha tenido
mucha atención, pues permitiría unir en una sola plataforma a hospitales,
aseguradoras y prestamistas.
En la cadena de suministro resuelve la problemática de saber exactamente de
dónde provienen las cosas, dado que con esta tecnología es posible marcar casi
cualquier objeto con una huella digital única que seguirá todo su ciclo de vida
desde el principio.

En lo relativo a los contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas, es


capaz de crear la infraestructura adecuada para crear esos acuerdos digitales
automatizados en los que se elimina la necesidad de confiar en terceras partes
para su cumplimiento.

Se utiliza también en el mundo del entretenimiento, en el que varios videojuegos


y juegos de azar se han construido sobre una cadena de bloques, o bien
apoyándose en algún activo digital propio de ella.

Ahora bien, tomando en consideración las mencionadas tareas que pueden


encomendarse a la blockchain, es indudable la pertinencia de diseñar un
adecuado marco regulatorio de esta nueva tecnología en México. En ese sentido,
y para enfatizar la importancia de una regulación efectiva, se remitirá a tres
ejemplos que entrelazan figuras jurídicas del derecho civil, del derecho electoral,
de la propiedad industrial y de la protección de datos personales en Europa, Asia
y África.

El primero alude a una buena práctica de la Unión Europea, que consiste en


promover iniciativas y foros institucionales en los que se difunde de manera
constante la trascendencia social y jurídica de dicha tecnología. Lo anterior,
debido al interés que despierta la digitalización del mercado único europeo, y con
ello la posibilidad del uso de las criptomonedas y de herramientas (como el
cómputo en la nube o el Internet de las cosas) en transacciones que generarán
actos de comercio que tendrán que regularse de alguna manera.

Para el Parlamento Europeo, la cadena de bloques no es solamente una


tecnología, sino también una infraestructura adecuada para simplificar las
complejas transacciones financieras y comerciales, para el desarrollo de monedas
virtuales que permiten la transferencia de valor (Blockchain 1.0) y también el
marco ideal para el desarrollo de contratos inteligentes (Blockchain 2.0), que
abren un amplio rango de posibilidades necesarias para la expansión del sector
financiero, tanto respecto de la parte oferente como de la aceptante en las
transacciones de ese tipo.

Es una tecnología de contabilidad distribuida que supone un cambio en las


relaciones financieras, no sólo por las criptomonedas que la utilizan como base,
sino por otros sectores relacionados con las finanzas, como el de los seguros, el
legal, el de la propiedad y el de los contratos inteligentes, aunado a que todos
en blockchain pueden ver y validar transacciones creando transparencia y
confianza (Tolentino Morales, 2018).

El segundo ejemplo emerge de su creciente utilización en el área de la propiedad


intelectual. La empresa china de telecomunicaciones y fabricación de teléfonos
inteligentes Huawei pretende utilizar la tecnología blockchain para proteger esos
derechos. En octubre de 2016 se asoció al consorcio de Hyperledger. Para enero
de 2018, fue de las primeras en adoptar el software Sawtooth, que se encarga de
crear productos para el análisis conjunto tradicional, así como para el análisis de
elección discreta y otras formas de conjunto. Al implementarlo, busca que
cuando las partes inicien solicitudes de descarga a través de la red de igual a
igual, el sistema compare sus claves privadas o licencias para acceder al
contenido con la información de verificación, y una vez que se llegue a un
consenso, la cadena de bloques permitirá la descarga (Herrera, 2018).

Por último, un uso innovador es el que se le ha dado en materia electoral en


Sierra Leona, en donde el 7 de marzo de 2018 se utilizó por primera vez en el
mundo la blockchain para registrar el 70% del conteo de sus elecciones
presidenciales. La empresa que ha desarrollado la tecnología se
denomina Agora, y tiene su sede en Suiza; busca fundamentalmente reducir los
costos de una votación recortando boletas de papel, así como reducir la
corrupción en los comicios. Su sistema de votación digital usa una cadena de
bloques privada para supervisar los resultados en tiempo real. Por ello, pudo
publicar dos horas antes que la Comisión Nacional Electoral de la mencionada
nación africana un recuento del 86% del total de la votación (Beamonte, 2018).

La tecnología blockchain permitió, entre otras cosas, recortar los costos de las
boletas de papel, reducir la corrupción en el proceso de elección y obtener los
resultados en tiempo real.

V. Temas específicos del derecho a la protección de datos


personales en posesión de los particulares que se relacionan
con el uso de la blockchain

El derecho a la protección de datos personales en posesión de los particulares


incluye una temática que entrelaza lo jurídico con otras esferas del conocimiento
relacionadas con el acceso a la información y las bases de datos. A continuación,
de manera enunciativa, se describen algunos de los tópicos que la relacionan con
la blockchain.
El primero, sin duda, son los denominados derechos ARCO. Se definen como el
conjunto de acciones a través de las cuales una persona física puede ejercer el
control sobre sus datos personales: acceso, rectificación, cancelación y oposición.
Sólo pueden ser ejercidos por el titular de los datos, por su representante legal o
por un representante acreditado. Se considera que el ejercicio de estos derechos
se debe llevar a cabo mediante pasos medios sencillos y gratuitos puestos a
disposición por el responsable del fichero y que están sujetos a plazo, por lo que
resulta necesario establecer procedimientos adecuados para su satisfacción.

El derecho de acceso es el derecho del titular de los datos a obtener información


sobre si sus propios datos están siendo objeto de tratamiento, la finalidad del
tratamiento que (de ser el caso) se esté realizando, así como la información
disponible sobre el origen de dichos datos y las comunicaciones realizadas o
previstas de estos últimos.

El derecho de rectificación es el derecho del titular de los datos a que se


modifiquen aquellos que resulten ser inexactos o incompletos. El derecho de
cancelación es el derecho del titular a que se supriman esos datos que resulten ser
inadecuados o excesivos (de aquí surge el llamado “derecho al olvido”). El
derecho de oposición es el derecho del titular a que no se lleve a cabo el
tratamiento de aquellos datos de carácter personal o se cese en el mismo en los
supuestos en que no sea necesario su consentimiento para el tratamiento, que se
trate de ficheros de prospección comerciales o que tengan la finalidad de adoptar
decisiones referidas al interesado y basadas únicamente en el tratamiento
automatizado de sus datos.

El segundo tema de interés son los principios y deberes de la protección de datos


personales. Recio Gayo (2015: 5-65) considera que en materia de protección de
datos personales, éstos cumplen con la labor de legitimar el tratamiento de los
datos, y deben asegurarse a lo largo de su ciclo de vida, en todas y cada una de
las fases de su tratamiento; es decir, desde que se obtienen o recaban (ya sea del
propio interesado o no) hasta que finalmente son destruidos, eliminados o
borrados. De acuerdo con la LFPDPPP, son considerados como principios la
licitud, el consentimiento, la información, la calidad, la finalidad, la lealtad, la
proporcionalidad, y la responsabilidad; mientras que son considerados deberes la
confidencialidad y la seguridad.

Otro concepto que vincula es el denominado “aviso de privacidad”, que es un


documento generado por la persona física responsable de la recopilación y
tratamiento adecuado de datos personales, y debe ser puesto a disposición del
titular de los datos. Es el primer paso para cumplir con las obligaciones exigidas
por le ley, y puede realizarse de forma electrónica. Debe ser formulado de
manera sencilla, ser de fácil comprensión y debe incluir información clara y
específica sobre los siguientes aspectos: ¿quién recopila los datos?; ¿qué datos
recopila?; ¿con qué finalidad los recopila?; ¿cómo limitar su uso o divulgación?;
¿cómo revocar su uso?; ¿cuál es el procedimiento que tiene el titular para ejercer
sus derechos de acceso, rectificación, corrección y oposición?; ¿en qué forma se
comunican cambios al aviso de privacidad?; ¿en qué forma se comunican la
aceptación o negativa para autorizar la transferencia de datos a terceros?, entre
otros.

Las medidas compensatorias, entendidas como los mecanismos alternos para dar
a conocer el aviso de privacidad a los titulares de los datos a través de medios de
comunicación, constituyen otro elemento de estudio que une la blockchain con la
protección de datos personales.

Su implementación es de manera excepcional cuando al responsable le resulta


imposible poner a disposición de cada titular, de manera directa o personal, el
aviso de privacidad, o ello exige esfuerzos desproporcionados. El aviso de
privacidad divulgado a través de la medida compensatoria deberá contener, al
menos, la identidad y el domicilio del responsable, las finalidades del tratamiento
y los mecanismos que el responsable ofrece al titular para conocer el aviso de
privacidad completo, de conformidad con lo dispuesto por la ley y su reglamento.

El responsable podrá publicar el citado aviso a través de diarios de circulación


nacional, locales, o en revistas especializadas; página de Internet del responsable;
hiperenlaces o hipervínculos situados en una página de Internet del Instituto
Nacional de Acceso a la Información (INAI); carteles informativos; cápsulas
informativas radiofónicas y otros medios alternos de comunicación masiva.

Finalmente, el tema de la autorregulación o autorreglamentación, que se refiere a


la capacidad que tiene un sujeto, una institución, una organización o una
asociación de regularse a sí misma bajo controles voluntarios, es uno de los más
importantes para el desarrollo de la tecnología blockchain.

En los distintos ámbitos privados, la autorregulación se constituye como la


potestad de establecer reglas por parte del cada sujeto dentro de su esfera de
acción, estableciendo de manera voluntaria, normas deontológicas y códigos de
autocontrol. En el sistema jurídico mexicano es una noción muy amplia, pues
abarca, por ejemplo, ámbitos como el bursátil, el bancario, el profesional, el
publicitario, el de la radiodifusión, el político, el económico, el tecnológico, entre
otros (SE, 2015: 35-37).

VI. Reflexiones finales


El uso de las criptomonedas en México ha sido el primer contacto con
la blockchain y los datos personales; actualmente se puede comprar en algunas
tiendas con monedas virtuales; tal es el caso de locales de venta de pizzas,
consultorios dentales y tiendas de conveniencia.

El 9 de marzo de 2018 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley


para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera. Dicho ordenamiento
busca principalmente la supervisión de las criptomonedas para evitar el lavado de
dinero o los fraudes. A partir de entonces se regulan los servicios financieros que
prestan las referidas instituciones, así como su organización, operación y
funcionamiento. Además, se pone especial énfasis en verificar los servicios
financieros sujetos a alguna normatividad especial que sean ofrecidos o
realizados por medios innovadores.

Al autorizarse la utilización de tecnología financiera, la responsabilidad central


recae en el Banco de México, pues es la institución que vigila y autoriza los
activos virtuales que pueden funcionar en el país, y por su parte los usuarios
estarían obligados a comprobar que el dinero que se traslade a criptomoneda no
tenga una procedencia ilícita.

Cabe aclarar que lo anterior no interfiere con la operación de la moneda, ya que


el banco central no reconoce a los activos virtuales como monedas en curso legal,
y tampoco respalda su valor, como sí lo hace con el peso. Sin embargo, el Estado
se reserva el derecho de autorizar el uso de cualquiera de ellas y a clasificar las
operaciones que se hacen como legales o ilegales.

Los usuarios, según la legislación, deben recibir información por parte de las
empresas sobre la volatilidad de las criptomonedas, la irreversibilidad de las
operaciones, los riesgos tecnológicos y cibernéticos, así como la posibilidad de la
existencia de un fraude.

Ahora bien, dado que la tecnología de blockchain es una base de datos


descentralizada sobre la que cualquier persona puede escribir y consultar títulos,
registros, certificaciones o archivos de una forma digital, pero que no se puede
modificar ni falsificar, pretende eliminar la necesidad de instituciones y bases de
datos centralizadas. Esto último puede abonar en el caso de México al tema del
gobierno abierto.

En el caso de los contratos inteligentes, se generan nuevas formas y enfoques


legales, como el arbitraje en caso de defectos de codificación, la responsabilidad
legal de los programadores de dichos contratos o la necesidad de garantizar la
validez y ejecutividad legal dentro de los sistemas nacionales, así como el
cumplimiento de requisitos inexcusables, como los fiscales.

Se deben establecer reglas claras para los denominados “contratos inteligentes”,


pues no sólo se refieren a los típicos acuerdos comerciales entre partes y a las
clásicas figuras, como el préstamo o los seguros, sino que también menciona la
automatización de la sucesión y de la herencia, especialmente de la herencia
digital.

Crear una cadena de bloques accesible al público puede generar grandes


beneficios para la administración pública. Los usuarios de diversos servicios,
como los registros de la propiedad, licencias comerciales o certificados de
nacimiento, tendrían una menor dependencia de abogados, notarios, funcionarios
públicos o terceros.

Deben diseñarse blockchains abiertos para temas de interés público (como los
relacionados con la administración de las finanzas públicas, licitaciones o gestión
de votos y los de carácter electoral) con distintos tipos de acceso; por ejemplo:
uno para el gobierno federal, para los gobiernos estatales, locales, e incluso para
vincularlos a los tres.

VII. Fuentes

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