Sistemas Económicos
Sistemas Económicos
Sistemas Económicos
orden social particular. La mayoría de ellos han tenido en común que estaban organizados en
clases, habiendo unos que poseían los medios de producción mientras que otros eran
explotados por los primeros.
Son varios los tipos de modos de producción vigentes a lo largo de la historia, desde los
primeros grupos de seres humanos hasta la actualidad. A continuación hablaremos sobre
cuáles son los tipos de modos de producción que hay y detallaremos en profundidad esta idea
propia del pensamiento de Karl Marx.
Antes de hablar sobre cuáles son los tipos de modos de producción, primero debemos
entender qué son. Los modos de producción se refieren a la manera en que se organizan las
actividades económicas en un determinado territorio, civilización, cultura o período de la
historia. Es decir, son las formas en las que una economía produce bienes y servicios, además
de para establecer la distribución de los mismos.
El concepto de modos de producción tiene sus orígenes en Karl Marx y Friedrich Engels,
aunque Adam Smith ya lo había sugerido tiempo atrás. Marx usó este concepto para referirse
a la organización específica de la producción económica de una sociedad, misma definición
que tiene hoy en día. Gracias a este concepto, el marxismo fue desarrollando una clasificación
de las formas y tipos de economías que han existido a lo largo de la historia en base tanto al
propio modo de producción como a la relación entre los distintos niveles jerárquicos de la
sociedad: las clases.
El tipo de modo de producción de una sociedad determina las condiciones de vida de la misma,
influyendo tanto en su vida social como política e, incluso, en su bienestar. En función del
modo de producción vigente el estado puede habilitar diferentes instituciones que perpetúen
y se beneficien del tipo de estructura económica que rige a la sociedad, razón por la que han
sido de tanto interés para los marxistas estructuralistas.
De acuerdo con los escritos de Karl Marx en los que explica su teoría del materialismo
histórico, un modo de producción resulta de la combinación de dos factores principales: las
fuerzas productivas y las relaciones de producción.
Relaciones de producción
Las relaciones de producción son la relación entre quienes poseen los medios de producción y
los que no. Por ejemplo, en el marco de una sociedad capitalista, quienes tienen los medios de
producción son los capitalistas, como grandes presidentes de compañías o los dueños de las
fábricas, mientras que quienes no los poseen son el proletariado.
Fuerzas productivas
Las fuerzas productivas definen el proceso laboral en el que las materias primas son
convertidas en productos manufacturados. Estas fuerzas se ven afectadas por la disponibilidad
de las materias primas y qué medios de producción se dispongan. Si hay escasez de materias o
los medios son poco eficientes, es esperable que los servicios y productos que se producen con
ellos sean poco comunes y muy caros.
Marx usó la idea de los modos de producción como una herramienta de clasificación para
describir y distinguir, basándose en criterios históricos, los diferentes sistemas económicos que
han existido desde los primeros seres humanos cazadores-recolectores hasta su época, el siglo
XIX. Diferentes dinámicas a lo largo de la historia han hecho que quienes poseen los medios y
quienes producen sean personas diferentes.
Una vez asentado un nuevo modo de producción, este no se salva del destino del anterior. Este
va desarrollándose sin parar, buscando alcanzar su máxima capacidad productiva. Sin
embargo, a medida que se va desarrollando, van apareciendo discrepancias entre las clases
sociales determinadas por las relaciones de producción. Esto hace que vuelva a haber tensión
y, de no llegar a un acuerdo entre propietarios y trabajadores, el sistema vuelve a temblar y se
vuelve a producir un cambio.
En base al tipo de relación existente entre propietarios y trabajadores y cómo está organizada
la sociedad, podemos decir que han sido seis los tipos de modo de producción principales a lo
largo de la historia.
1. Comunismo primitivo
Si bien las personas de la tribu podían tener alguna que otra posesión personal, como por
ejemplo rudimentarias prendas de vestir o ajuar, todas las propiedades de la tribu eran
defendidas por la comunidad entera y la idea de propiedad privada no existía tal y como la
conocemos. Podía haber un poco de agricultura, pero en un principio los cultivos eran trabajo
de todos.
Sin embargo, esto cambió con la aparición y mejora de la agricultura y la ganadería. Quienes
tenían mejor suerte y obtenían cosechas mejores o animales que daban más carne, leche y
pieles tenían una posición ventajosa con respecto al resto de la tribu, teniendo más
propiedades. Estos no iban a permitir que los demás se beneficiaran de lo que habían ganado
con su esfuerzo, así que solo se lo compartían con los demás por medio de intercambios o
haciendo que trabajaran para ellos.
Así pues, si bien al principio el ser humano vivía en una especie de utopía comunista en el que
todo era de todos, con la aparición de la propiedad privada y la mejora de la producción, poco
a poco se fue cambiando a un sistema de subsistencia que, aunque de forma muy primitiva,
tenía clases sociales y jerarquías de base socioeconómica. Es lo que se puede ver en culturas
tribales actuales que practican la agricultura y la ramaderia.
El modo de producción asiático se puede considerar como la primera forma de una sociedad
con clases claramente delimitadas. Se caracterizaba por la total ausencia de propiedad privada
de la tierra, no permitiendo a los ganaderos ni ganaderos explotarla libremente, y por un
estado despótico centralizado que se encargaba de las obras públicas. La mayoría de la
población era obligada a hacer trabajos forzados en beneficio de un pequeño grupo de
propietarios.
La división del trabajo se logró mediante el uso de las monedas, la creación de mejores
herramientas de hierro y la perfección del alfabeto. Los propietarios, que eran la clase
aristocrática, tenían esclavos para administrar sus negocios mientras que disfrutaban de una
vida llena de lujos. Los esclavos no recibían un salario por su trabajo, simplemente se les daba
lo justo para poder vivir y, si se quejaban, eran castigados o ejecutados.
Las ciudades crecieron y desempeñaron actividades que no se podían hacer en el campo. Así
pues, fue un momento histórico para el mundo occidental, puesto que por primera vez las
relaciones de producción en las ciudades diferían de las que se hacían en el mundo rural. Los
pueblos y las ciudades medievales se especializaron en actividades distintas, unos produciendo
alimentos y las otras manufacturas.
Si bien las clases sociales principales en la Edad Media eran tres (plebe, clero y nobleza) se
podría decir que se desarrolló una cuarta, la clase mercantil, personas que se beneficiaban de
las interacciones comerciales. También habían siervos que, aunque no eran esclavos
propiamente dichos, pertenecían a las tierras de su señor, no eran libres y debían pagar por
explotar los recursos del lugar en el que vivían, sin posibilidad de abandonar el lugar en el que
habían nacido.
En el mundo capitalista los trabajadores exigen y reciben un salario por sus servicios, algo que
en períodos anteriores de la historia no era así. Tanto en el sistema esclavista como en el
feudal se trabajaba porque el propietario de los medios de producción daba la orden,
obteniendo a cambio lo justo para poder seguir viviendo, no teniendo la posibilidad de
ascender en la jerarquía social ni tampoco ahorrar.
No obstante, que en la sociedad capitalista se tenga un salario tampoco quiere decir que se
vaya a prosperar. Marx advirtió que, para los ojos del capitalista, las cosas y las personas
existen solo porque son rentables y pagar un salario a los trabajadores es una forma de
conseguir que sigan trabajando para él sin que se rebelen, asegurándose de que reciben el
dinero justo como para que no se quejen pero tampoco demasiado como para que ahorren y
puedan vivir sin trabajar.
Sin embargo, con el paso del tiempo y en base a las tesis marxistas, los trabajadores se fueron
dando cuenta de que su verdadero beneficio económico radica en evitar que el capitalista los
explote, pidiendo mejores salarios y condiciones de trabajo. En caso de que sus demandas no
sean resueltas, lo mejor es ir a la huelga, puesto que si la mano de obra deja de trabajar, da
igual cuantos medios posea el capitalista puesto que no tiene a nadie que mantenga activa la
producción.
Las relaciones entre proletariado y capitalistas eran hostiles, siendo plasmadas en la idea de la
lucha de clases de Marx, lo cual debía conducir al derrocamiento del capitalismo por parte de
los trabajadores. La idea no era cambiar quienes debían ser los propietarios y los no-
propietarios, sino crear una sociedad en la que la propiedad de los medios de producción fuera
de todos, una propiedad colectiva que daría lugar a una sociedad comunista.