Apuntes Esquemas Penal

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Apuntes Derecho Penal I

FÁTIMA ROMERAL PÉREZ

2º Curso – 2021/2022
Profesor: Félix María Pedreira González
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

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ÍNDICE
LECCIÓN 1
1. Concepto de Derecho penal.
2. Las normas penales como objeto del Derecho penal.
3. Función del Derecho penal: función de la pena (teorías absolutas, relativas y mixtas) y de la medida de
seguridad.

LECCIÓN 2
1. Fundamento y alcance del poder punitivo.
2. Límites en el Estado social y democrático de Derecho.
3. El principio de legalidad penal: garantías y consecuencias que implica.
4. El principio de legalidad en el Derecho español.

LECCIÓN 3
1. El Código Penal español y la legislación penal especial y complementaria.
2. La interpretación en el Derecho penal: relación con la teoría general del Derecho, clases, métodos
hermenéuticos, interpretación y analogía.

LECCIÓN 4
1. Formulación general de la teoría jurídica del delito. Concepción legal del delito.
2. Las teorías sobre la “acción” y sus consecuencias.
3. Causas de ausencia de “acción” o comportamiento.
4. Las llamadas “acciones libres en la causa”.
5. Consideraciones generales en torno la responsabilidad penal de las personas jurídicas. Actuaciones en
nombre de otro.

LECCIÓN 5
1. El tipo: concepto, evolución y funciones.
2. La estructura del tipo penal: la conducta típica, sujetos y objetos.
3. Clases de tipos.
4. Relación de causalidad e imputación objetiva: teorías, distinción y criterios para determinarlas.

LECCIÓN 6
1. El dolo: concepto, composición y clases; estudio particularizado del dolo eventual. Otros elementos
típicos subjetivos.
2. El “error de tipo”: consideraciones generales, clases de error y suposición errónea.
3. La imprudencia: concepto, características y clases.
4. El tipo de lo injusto en los delitos imprudentes.

LECCIÓN 7
1. Concepto y clases de omisión.
2. El tipo de los delitos de omisión propia (o pura).
3. El tipo de los delitos de omisión impropia (o comisión por omisión).
4. Los tipos de la conspiración, la proposición y la provocación para delinquir; la apología del delito.
5. Los tipos de lo injusto del delito intentado. La evitación voluntaria de la consumación. Tentativa
inidónea, tentativa irreal y delito putativo

LECCIÓN 8
1. Consideraciones generales. Distinción entre autoría y participación: criterios.

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2. Clases de autoría: directa y única, mediata, coautoría. La autoría en los delitos cometidos con 4 medios
o soportes de difusión mecánicos.
3. La participación: principios de accesoriedad y de unidad del título de imputación; participación en
delitos especiales; dolo del partícipe y problemas conexos.
4. Los tipos de participación: inducción, cooperación necesaria y complicidad.
5. La figura del llamado “agente provocador”.

LECCIÓN 9
1. La antijuridicidad penal y su composición.
2. Las causas de justificación: naturaleza, sistemática, fuentes, fundamento, efectos y límites.
3. Desconocimiento y suposición errónea de las de justificación.
4. Causas de justificación incompletas.
5. La legítima defensa: concepto, naturaleza, fundamento y requisitos legales. La legítima defensa
putativa.

LECCIÓN 10
1. El estado de necesidad: concepto, naturaleza, fundamento y requisitos legales.
2. Cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo: concepto, naturaleza,
fundamento y contenido.
3. El consentimiento: ¿Atipicidad o justificación?

LECCIÓN 11
1. La culpabilidad: concepto y evolución.
2. El conocimiento del carácter antijurídico de la conducta y su ausencia: el “error de prohibición”.
3. La imputabilidad. De nuevo, “acciones libres en la causa”. Causas de inimputabilidad.
4. Imputabilidad y responsabilidad penal de menores y jóvenes.
5. El principio de no exigibilidad de conducta adecuada a la norma y sus manifestaciones legales: el miedo
insuperable y las demás causas de irresponsabilidad penal a las que sirve de fundamento.

LECCIÓN 12
1. Concepto, regulación, clases, efectos, comunicabilidad, inherencia y compatibilidad. La circunstancia
mixta de parentesco.
2. Atenuantes.
3. Agravantes.
4. La punibilidad: concepto, naturaleza, fundamento y clases (condiciones objetivas de punibilidad y
excusas absolutorias). Las causas de extinción de la responsabilidad criminal.

LECCIÓN 13
1. Unidad y pluralidad de hechos. Los concursos de delitos.
2. Concurso real de delitos.
3. Delito continuado y delito masa.
4. Concurso ideal y concurso medial de delitos.
5. Concursos de normas y criterios para resolverlos.

LECCIÓN 14
1. Clases de penas.
2. Determinación de la pena; determinación legal de los marcos penales genérico y específico;
determinación judicial de la pena.
3. Ejecución de las penas (especial consideración de la pena de prisión).
4. Alternativas a la privación de libertad.

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LECCIÓN 15
1. Las medidas de seguridad en el Derecho Penal español.
2. Las consecuencias accesorias a la pena.
3. La cancelación de antecedentes delictivos.
4. La responsabilidad civil derivada del delito.

LECCIÓN 16
1. Sujetos (entidades dotadas de personalidad jurídica).
2. El sistema de responsabilidad penal de las personas jurídicas (numerus clausus) y sus requisitos.
3. El debido control y los modelos de organización y gestión.
4. Eximentes y atenuantes.
5. Las penas, su determinación y la responsabilidad civil.
6. Las consecuencias accesorias aplicables a colectivos sin personalidad jurídica.

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TEMA 1
CONCEPTO Y FUNCIONES DEL DERECHO PENAL.
1. Concepto de Derecho Penal.
Derecho Penal → Es un medio de control social, que tiende a evitar determinados comportamientos
nocivos, acudiendo para ello a la amenaza de imposición de sanciones.
Hay otras ramas del Derecho que desempeñan una función de control social.

Características del Derecho Penal:


− Su carácter especialmente intenso y contundente: contempla las consecuencias jurídicas más
graves frente a los comportamientos más graves.
− Su carácter muy formalizado: debe venir establecido previamente por determinadas normas legales
(principio de legalidad).

Aspectos del Derecho Penal:


• Aspecto objetivo (o formal): el Derecho, conjunto de normas.
Destaca la definición clásica de VON LISZT: “Conjunto de normas jurídicas establecidas por
el Estado que asocian al delito como supuesto de hecho, la pena como legítima consecuencia”.
o Delito: infracción culpable o responsable de las normas jurídicas.
o Pena: consecuencia jurídica frente a dicha infracción.
Hoy en día hay que completar dicha definición aludiendo también:
o Al estado peligroso: situación de la que cabe deducir una probabilidad de delincuencia
futura.
o La medida de seguridad: la reacción del Estado frente a ese peligro (ej., internamiento en
un centro psiquiátrico).

• Aspecto subjetivo (o material): derecho la facultad o poder derivado de dichas normas.


En sentido subjetivo, el derecho penal es el poder o potestad que corresponde al Estado de crear
y aplicar las normas penales (se habla también de derecho de castigar, “ius puniendi”…)
El hecho de afirmar que es un poder o potestad no implica que sea ilimitado, sino que se
encuentra sujeto a estrictos límites (legalidad, proporcionalidad, culpabilidad…).

Conclusión → El Derecho penal es un medio de control social integrado por el conjunto de normas
jurídicas, reguladoras del poder punitivo del Estado, que asocian a los delitos las penas y a los estados peligrosos
las medidas de seguridad.

2. Las normas penales como objeto del Derecho penal.


La norma penal, como norma jurídica, consta de:
− Supuesto de hecho, que contempla el comportamiento prohibido (ej., matar a otro).

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− Consecuencia jurídica, que fija la pena o medida de seguridad que debe aplicarse si se realiza dicho
comportamiento (ej., prisión de 10 a 15 años).

Se discute si las normas penales son normas de valoración (juicios de valor) o normas de determinación
(imperativos).
a) Normas de valoración: cuando la norma se limita a expresar un juicio de valor, positivo o negativo,
sobre una conducta (ej., matar es negativo, perjudicial, nocivo…)
b) Normas de determinación: cuando la norma es un imperativo, es decir, un mandato o prohibición que
pretende influir en la conducta del destinatario (ej., prohibido matar, si matas te castigo…).

Las normas penales como imperativos: La concepción de la norma penal como juicio de valor es
muy discutible, pues valorar no es todavía normar.
Para la existencia de la norma penal lo decisivo es que se le asigne carácter imperativo, de mandato o
prohibición. Esto es lo que permite distinguir una norma vigente de una mera valoración (ej., declaración de
condena en el Parlamento contra el hambre en el mundo).
Sin embargo, no hay que confundir los enunciados legales, los preceptos penales o artículos del Código
penal con las normas jurídicas, ya que:
− Los enunciados legales son solo el vehículo de expresión o comunicación de las normas. Dos tipos
de normas:
o Normas primarias: norma dirigida al ciudadano. (ej. Prohibido matar)
o Normas secundarias: norma dirigida al juez. (ej. Al que mate le debe imponer tal pena)
− Frecuentemente, la norma jurídica hay que obtenerla de una combinación de artículos del Código
penal e, incluso, de una combinación con otras leyes (ej. las llamadas “leyes penales en blanco”,
como el art. 325 o 360 del CP).

3. Función del Derecho penal.


Función De la Pena :

• Teorías absolutas (o retributivas):


− Suelen citarse como máximos exponentes teóricos a KANT y a HEGEL.
− Según estas teorías, a través de la pena se hace justicia, se compensa el mal que ha hecho el
delincuente.
− Se considera como una exigencia absoluta, que jamás puede faltar, y por eso se llaman teorías
absolutas.

Ventajas de las teorías absolutas:


o La garantía de proporcionalidad entre la gravedad del delito y la gravedad de la pena.

Inconvenientes de las teorías absolutas:


o No se comprende la posibilidad de borrar un mal añadiéndole un segundo mal.
o Estas teorías no atienden a la protección de la sociedad. Mantienen que se imponga
la pena proporcionada incluso donde no es necesaria o puede ser contraproducente.

• Teorías relativas:

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− Según estas teorías, a través de la pena se pueden prevenir delitos, es decir, de evitar la
comisión de delitos.
− No es un exigencia relativa, que puede darse o no darse, y por eso se denominan teorías
relativas.
− Las penas desempeñan una función utilitaria (de utilidad): se evita la comisión de futuros
delitos.
− Dentro de las teorías relativas pueden distinguirse dos grandes grupos:
▪ Teorías de la prevención general:
̴ La pena es un instrumento que opera sobre la colectividad, sobre la
generalidad, evitando que los ciudadanos cometan delitos. Por eso se denomina
prevención general.
̴ Se distingue entre una prevención general negativa y positiva:
o Prevención general positiva:
➢ La pena produce efectos positivos de prevención en la
sociedad, pues sirve para reforzar la conciencia jurídica
general.
o Prevención general negativa:
➢ Máximo exponente FEUERBACH, con su teoría de la
“coacción psicológica”.
➢ Hace referencia a la intimidación a través de las normas.
➢ La pena sirve como amenaza dirigida desde la ley a los
ciudadanos, para evitar que delincan.

▪ Teorías de la prevención especial:


̴ La pena es un instrumento que sirve para evitar la comisión de delitos por el
delincuente en particular, en especial. Por eso se denominan teorías de la
prevención especial.
̴ Máximo exponente VON LISZT (la misión de la pena es la actuación sobre el
delincuente adecuada a las peculiaridades del mismo: intimidando al ocasional,
corrigiendo al habitual y anulando al incorregible).
Ventajas:
▪ Esta teoría atiende a la protección de la sociedad.

Inconvenientes:
▪ No conlleva la garantía de proporcionalidad entre la gravedad del delito y
de la pena.
▪ Frecuente fracaso de los programas de reinserción y resocialización de
delincuentes.

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• Teorías mixtas o de la unión:
− Tienen en común reconocer que las anteriores teorías tienen aspectos positivos y negativos, y
que lo mejor es combinarlas de un modo razonable.
− Puede destacarse a ROXIN, que distingue 3 fases en la pena:
o El momento legal o de la “conminación penal”: prevención general.
o El momento de la aplicación judicial: prevención general.
o El momento de la ejecución (ej., en prisión): prevención especial (reinserción social).

Función de las medidas de seguridad:


Las medidas de seguridad son un instrumento dirigido a evitar que el sujeto peligroso cometa un delito
(ej., internamiento en un hospital psiquiátrico). Por lo tanto, su función prioritaria es la prevención especial,
dirigida al sujeto en particular.
Se encuentran previstas en los arts. 95 y ss del CP.

TEMA 2
EL PODER PUNITIVO DEL ESTADO, LÍMITES Y FUENTES.
1. Fundamento y alcance del poder punitivo.
Art. 1 de la CE: “Estado social y democrático de Derecho”.
El Derecho penal de un Estado social y democrático de Derecho debe asumir varias funciones, correspondientes
a los distintos aspectos del modelo de Estado:
− Como Derecho penal de un Estado Social, debe proteger a la sociedad, debe evitar la comisión de
delitos, lo que le atribuye una misión de prevención.
− Pero como Derecho de un Estado democrático de Derecho, debe someter la prevención a una serie
de límites (por ejemplo, el principio de legalidad, proporcionalidad, etc.)

2. Límites del Estado social y democrático de Derecho.


Estos límites o principios son reconocidos por la doctrina, el TC y por los restantes tribunales.
1. Principio de ofensividad (lesividad o exclusiva protección de bienes jurídicos):
− El delito debe consistir en un hecho que lesione o ponga en peligro un bien jurídico (ej., vida,
salud, libertad, patrimonio…).
− Ello excluye:
o Las actitudes meramente internas (el pensamiento no delinque).
o Los hechos externos que no lesionen o pongan en peligro bienes jurídicos (ej., la
homosexualidad entre adultos).
− ¿Qué es un bien jurídico? → Es un valor constitucionalmente relevante. No obstante, no
implica la obligación de imponer sanciones penales frente a cualquier ataque a uno de esos
valores constitucionales.

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Clases de bienes jurídicos:
o Individuales: pertenecen al individuo (ej., vida, libertad, propiedad…).
o Colectivos: pertenecen a la colectividad (ej., medio ambiente).

2. Principio de prohibición de exceso:


− El Derecho penal, como medida por parte de los poderes públicos que limita los derechos y
libertades de los ciudadanos, debe ajustarse a los siguientes requisitos: adecuación, necesidad
y proporcionalidad.
o Adecuación a fin (también llamado principio de eficacia, utilidad)
• Supone que el Derecho penal solo puede intervenir cuando sea apto, idóneo,
útil para desempeñar su función: la protección de bienes jurídicos.
• De este modo, cuando de una sanción no pueda esperarse ningún beneficio
en relación con la protección del bien jurídico protegido, dicha sanción
carece de utilidad y es constitucionalmente ilegítima (ej., hay estudios que
han demostrado que la pena de muerte no determina una disminución de los
delitos asociados a la misma).

o Necesidad:
• Se concreta en el llamado “Principio de intervención mínima”, que supone
que el Derecho penal debe operar con la menor incidencia posible en los
derechos y libertades de los ciudadanos.
• Ello comporta consecuencias importantes:
a. Carácter fragmentario del Derecho penal: solo debe intervenir
para proteger los bienes jurídicos más importantes (ej., la libertad)
frente a los ataques más graves (ej., un secuestro).
b. Carácter subsidiario del Derecho penal: el Derecho penal es el
último recurso del Ordenamiento jurídico. Allí donde resulten
suficientes otros medios menos lesivos (ej., Derecho administrativo,
Derecho civil…) no debe intervenir el Derecho penal.
o Proporcionalidad:
• Supone que la gravedad de la pena no puede superar la gravedad del delito.
• De este modo, si la pena es excesiva, será constitucionalmente ilegítima (ej.,
de 15 a 20 años de prisión por una simple injuria). El TC, aunque considera
que el juicio de proporcionalidad corresponde a los legisladores penales, no
excluye la inconstitucionalidad cuando exista un desequilibrio patente,
excesivo e irrazonable.

3. Principio de culpabilidad: Este principio, entendido como límite al poder punitivo del Estado,
comporta una serie de exigencias:
− La responsabilidad penal es estrictamente personal: ello impide responsabilizar a un
sujeto por comportamientos delictivos ajenos.
− Principio de responsabilidad por el hecho: se tiene en cuenta el hecho realizado y no el
carácter o forma de ser del autor (“Derecho penal de autor”).

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− Principio de responsabilidad subjetiva (exige dolo o imprudencia): excluye la
responsabilidad objetiva, que considera suficiente la producción del daño, aunque el sujeto
no haya actuado con dolo o imprudencia.
− Principio de culpabilidad en sentido estricto: exige, para poder responsabilizar penalmente
a un sujeto de sus actos, que tenga una “motivabilidad normal”, es decir, que tenga la
capacidad de motivarse normalmente en contra de la realización del delito. Si un sujeto,
debido por ejemplo a una enfermedad mental grave, carece de esta capacidad, no podremos
responsabilizarlo penalmente.

4. Principio “non bis in idem” (no dos veces sobre lo mismo). Tiene un doble significado:
1.º Como principio penal o material supone que nadie puede ser castigado dos o más veces
por la misma infracción. Según el TC, no puede recaer duplicidad de sanciones (penales y/o
administrativas) cuando exista identidad de sujeto, hecho y fundamento de Derecho.
2.º Como principio procesal implica que nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo
hecho. Según el TC, se prohíbe la duplicidad de procedimientos sancionadores cuando exista
la triple identidad de sujeto, hecho y fundamento. Este principio encuentra concreción en
mecanismos como la “cosa juzgada”.

5. Principio de humanidad de las penas:


− Exige el respeto a la dignidad individual y la prohibición de torturas y penas o tratos inhumanos
o degradantes. Además, queda abolida la pena de muerte (art. 15 CE).
− De acuerdo con el TC, las penas no deben acarrear un sufrimiento, humillación o sensación de
envilecimiento superior al que debe llevar aparejada la imposición de la condena.
− En los últimos años se está experimentando un retroceso en esta materia (ej., cadena perpetua
introducida en 2015).

3. El principio de legalidad penal. Garantías y consecuencias.


Concepto:
‘’Nullum crimen, nulla poena sine lege” (no hay delito ni pena sin ley previa). Representa el límite
fundamental que deriva de la consideración de un Estado como Estado de Derecho.

Fundamento:
Se fundamenta en:
• La seguridad jurídica, al otorgarse la posibilidad de conocimiento previo de los delitos y
penas.
• La garantía política (división de poderes), pues los ciudadanos solo pueden verse sometidos
al Derecho penal que emane de sus representantes en las Cortes Generales. Solo la ley,
emanada del Parlamento, es fuente del Derecho penal (reserva de Ley Orgánica).

Garantías del Principio de legalidad:


− Garantía criminal: no hay delito sin ley previa que lo establezca.
− Garantía penal: no hay pena sin ley previa que lo establezca.

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− Garantía jurisdiccional (o procesal): la aplicación de la sanción penal debe seguir el proceso
legalmente establecido.
− Garantía de ejecución: el cumplimiento de la pena (por ejemplo, en el centro penitenciario)
debe realizarse con arreglo a la ley.

Consecuencias del principio de legalidad penal:


Siguiendo el esquema de BELING, pueden distinguirse dos aspectos:
− El tenor literal (aspecto formal): se identifica con la existencia de una reserva de ley que
abarca toda la materia relativa a la definición de los delitos y el establecimiento de las penas
(en España, Ley Orgánica).
− Significado esencial: se concreta en una serie de prohibiciones, que veremos a continuación.

Prohibiciones:
• Prohibición de indeterminación de la ley penal, o mandato de taxatividad:
o La ley penal debe ser clara, precisa, concreta.
o Parte de la constatación, evidente, de que el límite que supone el principio de legalidad
sería ficticio si la ley pudiera emplear fórmulas vagas o imprecisas (ej., el que cometa
un hecho socialmente nocivo será castigado con la pena que decida el juez). Por ello,
el principio de legalidad requiere que la ley penal sea precisa en cuanto a la definición
de los delitos y el establecimiento de las penas.
• Prohibición de retroactividad de leyes penales (o principio de irretroactividad):
o Como regla general, las leyes penales no pueden aplicarse a hechos anteriores a su
entrada en vigor.
o Es una exigencia mínima de seguridad jurídica, al otorgarse a los ciudadanos la
posibilidad de conocimiento previo de los delitos y las penas.
o Sin embargo, este principio tiene una excepción: se admite la retroactividad cuando la
ley nueva sea más favorable al reo (pues se estima que sería inadmisible seguir
aplicando una ley más gravosa cuando, ya derogada, ha dejado de ser necesaria para la
protección de los bienes jurídicos).
• Prohibición de regulación de la materia penal por normas del Poder Ejecutivo:
o Sólo la ley, emanada de nuestros representantes en las Cortes Generales, puede definir
los delitos y establecer las penas correspondientes (no un Real Decreto del Gobierno,
ni una Ordenanza Municipal, por ejemplo).
o Ello es consecuencia de la garantía política del principio de legalidad (división de
poderes), que impide al Poder Ejecutivo regular la materia penal.
• Prohibición de analogía y, en general, de creación judicial del Derecho penal:
o La analogía consiste en la aplicación de la ley a un supuesto no comprendido en ella,
pero similar (ej., si el art. 446 del CP se refiere al “Juez o Magistrado” no podremos
aplicárselo a un Fiscal, por más que nos parezca un supuesto similar o semejante).
o Ello es consecuencia de la garantía política del principio de legalidad (división de
poderes), que impide al Poder Judicial crear el Derecho penal.
o No obstante, se discute si se prohíbe solo la analogía en perjuicio del reo (analogía “in
malam partem”) o también la analogía que beneficia al reo (analogía “in bonam
partem”).

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• Prohibición de regulación de la materia penal por normas consuetudinarias (es
decir, por la costumbre):
o Insistimos: sólo la ley, emanada de nuestros representantes en las Cortes Generales,
puede definir los delitos y establecer las penas correspondientes.
o Ello excluye la posibilidad de alegar la costumbre en ausencia de ley (ej., aunque no se
castigue en la ley, en nuestro pueblo esto lo resolvemos así).

4. El principio de legalidad en el derecho español.


El principio de legalidad en la Constitución española:
La CE no contempla de manera concreta las diferentes exigencias del principio de legalidad en materia
penal, pero sus requisitos se deducen de forma más o menos directa de diversos preceptos constitucionales:
➢ Art. 9, 3 CE.

➢ Art. 25, 1 CE (derecho fundamental susceptible de recurso de amparo).

Derecho penal y Ley Orgánica


¿Tiene el Derecho penal que regularse por Ley Orgánica? (mayoría absoluta)
Art. 81 de la CE.

La mayoría de la doctrina entiende que todas las normas penales, en tanto que implican la
privación o restricción de algún derecho fundamental, están sujetas a reserva de Ley Orgánica. De este
modo, queda prohibida la regulación de la materia penal por cualquier otra clase de norma estatal o no
estatal (leyes ordinarias, reglamentos…).

Menos clara es la jurisprudencia del TC, pues mientras unas Sentencias parecen requerirla (STC
140/1986 y 160/1986) otras parecen limitarla a las normas que establezcan penas privativas de libertad,
como la prisión (STC 127/1990).

Las llamadas “leyes penales en blanco”.


La leyes penales en blanco son normas de remisión, es decir, que se remiten a otras
leyes o disposiciones de rango inferior a la ley. Ej., art. 360 CP, art. 325 CP.

¿Es lo anterior acorde con el principio de legalidad en materia penal?

Hoy en día, generalmente, se reconoce la necesidad de tales remisiones, sobre todo por el
carácter complejo y cambiante de algunas materias (ej., medioambiental, sanitaria, laboral,
urbanística…). Así, se admite su constitucionalidad siempre que se mantengan dentro de unos
límites (según el TC: remisión expresa, justificada por razón del bien jurídico protegido, que no
afecte a la pena y que se contenga el núcleo esencial de la prohibición).

El principio de legalidad en la legislación ordinaria:


Se encuentra reconocido, esencialmente, en los arts. 1, 2, 3 CP.
− Garantía criminal (“nullum crimen sine lege”): art. 1 CP.
− Garantía penal (“nulla poena sine lege”): art. 2 CP.
− Garantía jurisdiccional (proceso legalmente establecido): art. 3, 1 CP.
− Garantía de ejecución (cumplimiento con arreglo a la ley): art. 3, 2 CP.

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También pueden encontrarse, dentro y fuera del CP, otras disposiciones que, de forma más o menos
directa, se refieren al principio de legalidad penal: art. 4 CP (prohibición de analogía), art. 1 de Ley de
Enjuiciamiento Criminal.

TEMA 3
EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PENAL ESPAÑOL.
INTERPRETACIÓN.
1. El Código Penal español y la Legislación especial y complementaria.
El Derecho penal vigente en España se contiene fundamentalmente en el Código Penal de 1995 (Ley
Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre), que ha sido objeto de numerosas modificaciones.
Sin embargo, existen algunas leyes especiales y complementarias que están al margen del CP y que hay
que tener en cuenta.
A) Legislación penal especial: Se comprende el conjunto de leyes penales (que se refieren a
delitos o estados peligrosos y penas o medidas de seguridad) que quedan fuera del CP.
Pueden destacarse:
• LO 5/2000, reguladora de la responsabilidad penal de los menores (de 14 a
18 años).
• LO 12/1995, de 12 de diciembre, de represión del contrabando → Tutela
los intereses económicos de los Estados frente al comercio ilegal de mercancías.
• LO 5/1985, de 19 de junio, del Régimen electoral general → Contempla
delitos electorales.
• LO 5/1995, de 22 de mayo, del Tribunal del Jurado → Contempla delitos
que pueden cometer los miembros del Jurado popular).
• LO 14/2015, de 14 de octubre, del Código Penal militar → Contempla
delitos que pueden cometer los militares en el ejercicio de sus funciones).
• Ley de indulto de 18 de junio de 1870 → Contempla esta polémica causa de
extinción de la responsabilidad penal.

B) Legislación complementaria: es aquella que, no siendo penal propiamente dicha, supone un


complemento indispensable.
Pueden destacarse:
• Ley de Enjuiciamiento Criminal de 14 septiembre de 1882 → Regula el
proceso penal, que es la vía o instrumento necesario para la aplicación del
Derecho penal).
• Ley 4/1985, de 21 de marzo, de Extradición Pasiva → Regula la entrega de
un delincuente a otro país. Entre países de la Unión Europea rige la Ley
23/2014, de 20 de noviembre, de reconocimiento mutuo de resoluciones
penales en la UE.

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• LO 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, cuyo art. 23 establece la
extensión y límites de la jurisdicción española.

2. La interpretación en el Derecho penal.


Concepto: interpretar las normas es fijar el sentido de los textos en que se encuentran formuladas. Esta
operación es necesaria siempre.
Dos criterios esenciales:
1. Teoría subjetiva de la interpretación: atiende a la intención del legislador o legisladores.
2. Teoría objetiva de la interpretación: atiende a la voluntad objetiva del texto de la ley.
Actualmente es mayoritaria la teoría objetiva, en el sentido de que debe darse preferencia al sentido
objetivo del texto de la ley. La intención del legislador no puede tener preminencia frente al significado
objetivo del texto.
¿Cuál es el criterio que adopta nuestro Derecho?


Art. 3, 1 del Código Civil (teoría objetiva: “atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad” de
las normas).

Clases de interpretación: se pueden ordenar atendiendo al origen, medios empleados y resultados:


A) Atendiendo al origen:
1. Interpretación auténtica: es la realizada por el propio legislador (preámbulos, exposiciones
de motivos, etc.). Sólo es vinculante si se contiene en la parte normativa (ej., concepto de llaves
falsas del art. 239 CP).
2. Interpretación judicial: es la realizada por los Jueces y Magistrados. No es fuente de
Derecho y no vincula a los demás jueces.
3. Interpretación doctrinal: es la realizada por los juristas en las obras científicas. No es
vinculante.

B) Atendiendo a los medios utilizados (métodos interpretativos o hermenéuticos, art. 3, 1 del Código
Civil):
1. Gramatical: atiende al sentido propio de las palabras.
2. Sistemático: atiende al contexto normativo.
3. Histórico: atiende a los antecedentes históricos y legislativos.
4. Sociológico: atiende a la realidad social del momento en que se aplican las normas.
5. Teleológico: atiende al espíritu y finalidad de las normas.
En el ámbito del Derecho penal, el método teleológico (que atiende a la finalidad de la norma)
se considera el criterio rector decisivo en la interpretación. A tales efectos, la determinación del bien
jurídico protegido tiene una gran importancia y sirve de guía en la interpretación (ej., no es lo mismo
afirmar que en los delitos sexuales se protege la honestidad o la libertad sexual -caso de las
prostitutas…-).
Sin embargo, hay un límite: por exigencias del principio de legalidad penal, el método
gramatical opera como un límite infranqueable. La interpretación no podrá superar o desbordar el tenor

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literal de los términos legales (ej., no podremos incluir a un Fiscal en el art. 446 CP, referido al “Juez o
Magistrado”).
C) Atendiendo a los resultados:
A) Interpretación declarativa: cuando otorga al precepto un ámbito de aplicación que coincide
con el uso común del lenguaje (ej., la expresión Juez o Magistrado del art. 446 CP comprende
a los de carrera y a los sustitutos).
B) Interpretación restrictiva: cuando otorga al precepto un ámbito de aplicación más estrecho
(ej., incluir solo a los Jueces o Magistrados de carrera).
C) Interpretación extensiva: cuando otorga al precepto un ámbito de aplicación más amplio
(ej., incluir a Jueces y Magistrados de carrera, sustitutos, vocales de los Tribunales militares,
Consejeros del Tribunal de Cuentas, miembros del Jurado popular…).
D) Interpretación y analogía:
No debemos confundir la interpretación extensiva con la analogía.
i. La interpretación extensiva todavía se mantiene dentro del tenor literal posible y, por
ello, es admisible en Derecho penal.
ii. La analogía supone salirse del tenor literal posible de la ley y, por ello, está prohibida
(principio de legalidad).

Concepto de analogía: consiste en aplicar la ley a supuestos no contenidos en ella, a través del
argumento de la similitud (ej., condenar a un Fiscal por el art. 446 CP, que se refiere al “Juez o
Magistrado”).

Naturaleza: La analogía no es propiamente una forma de interpretación, sino una forma de aplicación
de la ley a supuestos no contemplados en ella.

Clases de analogía:
− “In malam partem” (en perjuicio del reo): está claramente prohibida (ej., condenar a un Fiscal
por el art. 446 CP).
− “In bonam partem” (en beneficio del reo): se discute, si bien el art. 4 CP parece oponerse a
ello.

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TEMA 4
TEORÍA GENERAL DEL DELITO: FORMULACIÓN. EL
COMPORTAMIENTO HUMANO Y SU AUSENCIA
1. Formulación general de la teoría jurídica del delito. Concepto legal del delito.
Dentro de la parte general del Derecho Penal destaca la Teoría jurídica del delito, que, sobre la base del
Derecho positivo, pretende reunir en un sistema unitario y coherente los elementos comunes a todo delito.
A los efectos de dar un concepto legal de delito, debe partirse del art. 10 del CP, que señala: “Son delitos
las acciones y omisiones dolosas o imprudentes penadas por la ley”.
− “Acciones”: se refiere a los delitos activos, que consisten en un hacer (ej., matar a otro disparando una
pistola).
− “Omisiones”: se refiere a los delitos omisivos, que consisten en un no hacer (ej., la madre que deja
morir de hambre a su bebé).
− “Dolosas”: se refiere al dolo, esto es, la conciencia y voluntad del sujeto que comete el delito (ej.,
atropellar y matar a propósito a un peatón).
− “Imprudentes”: se refiere a la imprudencia, es decir, el sujeto realiza el delito, no con conciencia y
voluntad, pero sí por haber sido descuidado, negligente (ej., atropellar y matar a un peatón sin querer,
por ir conduciendo a demasiada velocidad).

Sin embargo, para afirmar la existencia de un delito no basta con el art. 10 CP. Para elaborar un concepto
completo de delito no sólo hay que tener en cuenta la definición del art. 10 CP, sino todos los preceptos legales
(y constitucionales) que se refieren al delito, deduciendo sus características.

Sobre la base del Derecho Penal positivo puede definirse el delito como: comportamiento típico,
antijurídico y culpable. Un sector de la doctrina añade un último elemento: la punibilidad.
• Comportamiento: lo primero que debe existir es una conducta humana impulsada por la voluntad, lo
que excluye los actos involuntarios (ej., fuerza irresistible).
• Tipicidad: ese comportamiento debe ser típico, es decir, ajustarse a la descripción legal (ej., art. 138
CP “matar a otro”).
• Antijuridicidad: también debe ser definitivamente contrario a Derecho, es decir, que no haya causas
de justificación (ej., que no se haya matado en legítima defensa).
• Culpable: el sujeto debe ser culpable, es decir, que podamos hacerle responsable de sus actos, que tenga
una “motivabilidad normal” (ej., que no tenga una grave enfermedad mental).
• Punible: que exista la posibilidad de pena (ej., que no sea uno de los parientes previstos en el art. 268
del CP).

2. Las teorías sobre la “acción” y sus consecuencias.


Para poder hablar de un delito, lo primero que tiene que existir es una “acción” o comportamiento
humano.
Concepto acción: la acción o comportamiento es una conducta humana manifestada externamente y
controlada o controlable por la voluntad. Ello excluye: los meros pensamientos, los hechos producidos por
animales (ej., vas por el campo y te ataca un lobo), los fenómenos de la naturaleza (ej., inundación) y los actos
involuntarios (ej., estados de inconsciencia).

Sobre la “acción” o comportamiento se han formulado diversas teorías:

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• Teoría causal: para VON LISZT quien la acción era un movimiento corporal, causado por un
impulso de la voluntad, que causaba a su vez una modificación en el mundo exterior.
Entre las objeciones a esta teoría destaca que es incapaz de abarcar los delitos de
omisión
• Teoría finalista: WELZEL afirmaba que lo característico de la acción era la finalidad, es
decir, el dirigirse intencionalmente a un objetivo.
Entre las objeciones destaca que es incapaz de abarcar los delitos imprudentes.
• Teoría social de la acción: JESCHECK considera que es acción la conducta socialmente
relevante.
Entre las objeciones destaca que se trata de un concepto demasiado genérico e
inespecífico, carente de concreción, lo que lo convierte en inoperativo e inútil.
• Otras teorías de la acción:
o Concepto personal de acción: ej., ROXIN, que caracteriza la acción como una
manifestación de la personalidad del sujeto.
o Concepto negativo de acción: ej., JAKOBS. Se concibe la acción como una “no
evitación evitable en posición de garante”, es decir, no evitar lo que podía y debía
evitarse.
o Concepto significativo de acción: ej., Vives Antón, para quien la acción no es el
comportamiento con significado, sino el propio significado que se atribuye a un
determinado comportamiento.

En conclusión, los diferentes intentos de ofrecer un concepto de acción han visto, en mayor o menor medida,
frustrado su objetivo: o son incapaces de abarcar las diferentes formas de aparición del hecho delictivo (acción,
omisión, dolo, imprudencia…) o son demasiado genéricos para ofrecer utilidad.
No obstante, en lo que sí existe un amplio consenso es en que deben quedar excluidos los
comportamientos plenamente involuntarios, que veremos a continuación.

3. Causas de ausencia de “acción” o comportamiento.


Aquí se estudian los supuestos en que no hay delito por tratarse de actos involuntarios.
Se vinculan con el art. 10 CP, en tanto que exige “acciones” u “omisiones”.
De acuerdo con la mayoría, la ausencia de acción o comportamiento se produce en tres grupos de casos:
fuerza irresistible, movimientos reflejos y estados de inconsciencia.
• Fuerza irresistible: El que obra violentado por una fuerza irresistible no actúa
voluntariamente, sino que se convierte en un mero instrumento. Ej., nos dan un fuerte empujón
y caemos sobre otra persona que, debido a ello, resulta lesionada.
Se ha exigido, sobre todo en la jurisprudencia, que se trate de violencia física, que
suprima por completo la voluntad y que proceda de una tercera persona.
Consecuencia principal: el que ha sufrido la fuerza irresistible no comete delito, pues
no ha realizado un comportamiento voluntario.
• Movimientos reflejos: Se trata de procesos que tienen lugar sin intervención de la voluntad
del sujeto (ej., apartar la mano rápidamente de un objeto muy caliente, o que produce una
descarga eléctrica, o un dolor insoportable…).

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Consecuencia principal: el que actúa bajo un movimiento reflejo, no comete delito, por
faltar el comportamiento voluntario.
− Distintos de los movimientos reflejos son los denominados “actos en cortocircuito”,
que son reacciones impulsivas o explosivas en las que la voluntad participa, aunque sea
levemente, y por ello no excluyen el comportamiento voluntario (ej., ataque de ira o
explosión de cólera). En tales casos, no se excluye la acción o comportamiento.
− También distintos de los movimientos reflejos son los llamados “actos
automatizados” (ej., en el ámbito de la conducción de vehículos a motor pisar el
acelerador o el freno muchas veces se hace de forma prácticamente automática, sin
reflexión consciente). En tales casos, no se excluye la acción o comportamiento.
• Estados de inconsciencia: También falta el comportamiento voluntario en los estados de
inconsciencia, tales como el sueño, embriaguez extrema…
o Sueño: es común aludir al sonambulismo. Mayor importancia práctica tienen los casos
de sueño durante la conducción de vehículos a motor.
o Embriaguez “letárgica”: se trata de casos de embriaguez tan extrema que llegan a
excluir el comportamiento voluntario.
o También suele aludirse a la hipnosis.
Consecuencia principal: el que está inconsciente no comete delito, pues no ha realizado
un comportamiento voluntario.

4. Las acciones libres en la causa.


Como regla general, si está ausente el comportamiento voluntario en el momento en el que se produce
el resultado no hay delito. Sin embargo, tradicionalmente se ha considerado que hay una excepción: “las
acciones libres en las causa”, en las que dicho resultado puede imputarse o atribuirse a un comportamiento
doloso o imprudente anterior. Ejemplos:
− Dolo: El controlador aéreo que se emborracha hasta quedarse dormido para provocar
intencionadamente la caída de un avión y la muerte de sus ocupantes.
− Imprudencia: El controlador aéreo que, por haber salido la noche anterior y no haber dormido nada,
se queda dormido, provocando sin intención la caída de un avión y la muerte de sus ocupantes.
Mayor importancia práctica tienen los casos de sueño sobrevenido durante la conducción de vehículos,
que causa graves siniestros de tráfico.
Normalmente, los daños causados por haberse quedado dormido el conductor se imputan a imprudencia,
ya que el sueño avisa y el conductor tiene la obligación de pararse a descansar. De no hacerlo, según la
jurisprudencia, comete una imprudencia grave.

TEMA 5
CONCEPTO DE TIPO. LA PARTE OBJETIVA DE LOS TIPOS.
1. El tipo.
Concepto tipo: el tipo o “tipo de injusto” es la descripción de la conducta prohibida que se lleva a
cabo en la ley penal.

Evolución: podemos distinguir tres etapas:


1.º) El tipo como descripción objetiva.
2.º) Etapa intermedia (algunos elementos subjetivos).

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3.º) El tipo formado por dos partes: una objetiva y otra subjetiva.

El tipo como descripción objetiva:


Cuando BELING emplea por primera vez el término (1906) lo hace corresponder con una
descripción objetiva o externa (ej., los actos externos necesarios para matar, lesionar, robar…).
Excluye, por lo tanto, el aspecto subjetivo o interno de la conducta (ej., intención de matar, de
lesionar).

Etapa intermedia:
Pronto se advirtió que algunas normas penales no ofrecían meras descripciones objetivas o
externas. Se afirmaba, así, que había algunos tipos que contenían elementos subjetivos o internos (ej.,
MEZGER).
Ej., art. 234 CP: “ánimo de lucro”. Esto no es un elemento externo (objetivo) sino interno
(subjetivo).
Se afirmaba que estos elementos eran excepcionales, por lo que el tipo seguía considerándose
como algo prioritariamente objetivo.

El tipo formado por dos partes, una objetiva y otra subjetiva:


WELZEL ya entendió que el tipo de injusto está formado por dos partes: tipo objetivo y tipo
subjetivo.
Esta es la concepción predominante en la actualidad: el tipo de injusto no sólo está formado
por elementos objetivos (externos) sino también por elementos subjetivos (dolo, imprudencia, ánimo
de lucro…).

Funciones: el tipo penal cumple una serie de funciones esenciales:


• Selección de los comportamientos penalmente relevantes.
• Garantía, pues solo los comportamientos descritos en el mismo pueden ser sancionados.
• Motivación general, ya que disuade a los ciudadanos de cometer estas conductas.
• Función indiciaria de la antijuridicidad: la realización del tipo (ej., art. 138 CP: “matar a
otro”) es un serio indicio de que la conducta es contraria a Derecho. Sin embargo, este indicio
puede confirmarse o no confirmarse (ej., si he matado en legítima defensa, he actuado conforme a
Derecho).
2. La estructura del tipo penal.
Los elementos estructurales del tipo son: la conducta típica, sujetos y objetos.

• Conducta típica: se integra tanto por la parte objetiva como por la parte subjetiva:
o Parte objetiva: aspecto externo de la conducta (los actos externos necesarios para matar,
robar…). En algunos tipos se contempla, además, un resultado derivado de la conducta (ej., la
muerte en el homicidio).
o Parte subjetiva: aspecto interno de la conducta:
▪ Dolo (ej., art. 138 CP).
▪ Imprudencia (ej., art. 142 CP).
▪ Otros elementos subjetivos (ej., “ánimo de lucro” del art. 234 CP).

• Sujetos:
o Sujeto activo: se refiere al que puede realizar el tipo. Normalmente, los tipos delictivos pueden
ser realizados por cualquiera (ej., art. 138 CP “El que matare…”).

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o Sujeto pasivo: se refiere al titular del bien jurídico. Puede ser individual (ej., vida) o colectivo
(ej., medio ambiente).

• Objetos:
o Objeto material: se refiere a la persona o cosa sobre la que debe recaer la conducta típica (ej.,
“la cosa mueble ajena” en el hurto del art. 234 CP).
o Objeto jurídico: se refiere al bien jurídico protegido (ej., la vida, la libertad, la propiedad…).

3. Clases de tipos.
Pueden destacarse:
• Tipos de mera actividad (ej., injuria del art. 208 CP) y tipos de resultado (ej., homicidio del art.
138, que requiere la muerte de otro).
• Tipos de acción (ej., hurto del art. 234 CP, que exige “tomar”) y tipos de omisión (ej., omisión del
deber de socorro del art. 195 CP, que exige “no socorrer).
• Tipos comunes (ej., el homicidio del art. 138 CP, que puede realizarlo cualquiera) y tipos especiales
(ej., la prevaricación judicial del art. 446 CP, en la que solo puede ser autor el “Juez o Magistrado”).
• Tipos de lesión (ej., el homicidio del art. 138 CP, que exige la lesión del bien jurídico vida) y tipos
de peligro (ej., conducción temeraria del art. 380 CP, en el que basta con poner en peligro la vida o la
integridad de las personas).

4. Relación de causalidad e imputación objetiva.


En general, para entender realizada la parte objetiva de un tipo penal se requiere un hecho que encaje
en la descripción legal imputable o atribuible a una conducta peligrosa.
En los tipos de resultado se exige, además, que exista una determinada relación o conexión entre la
conducta peligrosa y el resultado producido. Aquí es donde se plantea el mayor problema: ¿Cómo sabemos si
ese resultado puede atribuirse al comportamiento del sujeto?

Relación de causalidad: nos preguntamos: ¿Cuándo una conducta es causa del resultado?
Las principales respuestas que se han ofrecido a esta pregunta las podemos agrupar en las siguientes
teorías:
• Teoría de la equivalencia de las condiciones: sostiene que, desde el punto de vista de la
causalidad, todas las condiciones del resultado son equivalentes. A tal efecto, suele proponerse
la siguiente formula: es causa toda condición que, si la suprimimos mentalmente, haría
desaparecer el resultado en su forma concreta (en su modo, tiempo y lugar concretos). Ej.,
disparo a un compañero en la cabeza y muere instantáneamente. Pregunta: ¿Si yo no hubiera
disparado al compañero, desaparecería el resultado en su forma concreta?; ¿si suprimimos
mentalmente el disparo, desparecería la muerte en su forma concreta? Respuesta: sí, entonces
mi conducta es causa del resultado.
Inconveniente: esta teoría nos lleva “al infinito” (mi comportamiento de disparar es
causa del resultado; pero lo mismo puede decirse con respecto a mi madre, por haberme
concebido; y lo mismo con respecto a mi abuela…).
• Teorías limitadoras de la causalidad: puede destacarse la teoría de la causa eficiente, que
sostiene que hay que atender a las condiciones que tengan una mayor eficacia causal (condición
más eficaz, condición decisiva…).

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• La teoría de la adecuación: afirma que causa es, exclusivamente, la condición generalmente
adecuada -conforme a la experiencia- para producir el resultado.
• La teoría de la relevancia: afirma que hay que buscar la causa que sea relevante desde un
punto de vista jurídico-penal, lo que exige atender al tipo penal correspondiente.

La imputación objetiva: actualmente, la mayoría considera que hay que distinguir dos planos:
1. El plano de la causalidad, a resolver por la teoría de la equivalencia de las condiciones.
2. El plano de la imputación objetiva, a resolver mediante la aplicación de una serie de criterios:
a. Creación o incremento de un riesgo jurídicamente relevante: para que pueda
considerarse que una conducta realiza la parte objetiva del tipo es necesario que haya creado
o incrementado un riesgo jurídicamente relevante. Ello no sucede en los casos de:
i. Disminución del riesgo (ej., quien con su comportamiento logra que un
incendio, en vez de matar a cientos de personas, lesione a sólo a tres).
ii. Riesgo insignificante (ej., quien regala a su tío rico un viaje en avión para ver si
se estrella y puede heredar ya, lo que efectivamente sucede).
iii. Riesgo permitido (ej., si conduces a 100 Km/h por autopista vas creando un
riesgo, pero está permitido ir hasta 120 Km/h).
b. Materialización del riesgo en el resultado: En los tipos de resultado (ej., homicidio)
es necesario, además, que sea ese riesgo previo (ej., la puñalada) el que se haya
materializado en el resultado y no otro riesgo distinto.
Ello excluye la imputación objetiva cuando el riesgo que se plasma en el resultado sea
un riesgo diferente (ej., la ambulancia que lleva a la víctima se estrella de camino al hospital,
la víctima se muere de una infección hospitalaria, o de un exceso de anestesia…).
c. Fin de protección de la norma: El resultado producido debe entrar dentro del ámbito
de protección de la norma: (ej., si atropellas a un alumno por ir conduciendo de un modo
gravemente imprudente, su muerte entra dentro del ámbito de protección de la norma, pues
es un resultado que el precepto infringido pretendía evitar. Pero si la madre del alumno
sufre un infarto mortal al conocer que su hijo ha muerto atropellado, ese resultado ya cae
fuera del ámbito de protección de la norma.)

Ejemplo práctico de aplicación: vas en tu coche a 100 Km/h por la calle Juan del Rosal
(detrás de la Facultad), cuya velocidad permitida es de 40 Km/h, y como no te da tiempo a frenar antes del paso
de cebra, atropellas a un alumno, que muere al golpearse la cabeza contra tu coche.
1. Relación de causalidad: ¿Si suprimimos mentalmente tu comportamiento al volante desaparecería la
muerte del alumno en su forma concreta? Respuesta: sí.
2. Imputación objetiva:
¿Has creado o incrementado un riesgo jurídicamente relevante? Respuesta: sí, por ir a 100 en zona de 40.
¿Es ese riesgo el que se ha materializado en el resultado? Respuesta: sí, porque ha muerto del golpe que le has
dado.
¿Entra en el fin de protección de la norma? Respuesta: sí, porque es un resultado que la norma pretende evitar.

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TEMA 6
EL TIPO DOLOSO ACTIVO Y EL TIPO IMPRUDENTE ACTIVO.
1. El dolo.
Concepto dolo: el dolo es la conciencia y voluntad en la realización de los elementos objetivos del
tipo (ej., en el art. 138 CP la conciencia y voluntad de matar).
Para algunos autores, sin embargo, basta con la conciencia, con el conocimiento (ej., JAKOBS define
el dolo como “el conocimiento de la acción junto con sus consecuencias”).

Regulación: El dolo es la regla general en los tipos penales, de manera que cualquier tipo debe
considerarse doloso, salvo que se establezca expresamente que se trata de un tipo imprudente. De este modo, si
la descripción legal no contempla expresamente la imprudencia, se entiende que el tipo exige dolo. Ello se
deduce de los arts. 10 y 12 del CP.

Composición: está compuesto por dos elementos necesarios:


1. Elemento intelectual: la conciencia, es decir, el sujeto tiene que conocer, que saber (ej., saber
que está matando a otra persona).
2. Elemento volitivo: la voluntad, es decir, el sujeto también tiene que querer (ej., querer matar
a esa persona).

El elemento intelectual (el saber): Para actuar dolosamente el sujeto tiene que saber
que está realizando los elementos objetivos del tipo: ej., en el homicidio del art. 138 CP
tiene que saber que está matando a otra persona; en el hurto del art. 234 CP que la cosa
que sustrae es ajena…).
Requiere un conocimiento actual, no meramente potencial (es decir, no basta con que el
sujeto hubiera podido o debido saberlo).
No requiere, sin embargo, un conocimiento exacto o especializado (basta con la
“valoración paralela en la esfera del profano”).

El elemento volitivo (el querer): Para actuar dolosamente el sujeto también tiene que
querer realizar los elementos objetivos del tipo (ej., en el homicidio del art. 138 CP tiene
que querer matar).
Este querer no hay que confundirlo con los deseos o móviles últimos del sujeto. Ej., si yo
enveneno intencionadamente a mi tío rico para heredar, mis deseos o móviles últimos no
son matar a mi tío, con el que incluso me llevo muy bien, sino heredar para comprarme
un coche, viajar, etc. Sin embargo, es indudable que he tenido la voluntad de matar, que
le he querido matar y con eso basta.

Clases de dolo: en atención a la mayor o menor intensidad con la que concurren los elementos del dolo, se
distinguen:
• Dolo directo en primer grado: la intención del sujeto se dirige a la realización del tipo objetivo
como un fin. Es decir, el propósito inmediato del sujeto es realizar el hecho típico (ej., el asesino a
sueldo que mata con una bomba al político que le han encargado matar).

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• Dolo directo en segundo grado: el sujeto advierte como necesaria o segura la realización del tipo
objetivo y, aunque no la persigue directamente, la acepta (ej., el asesino a sueldo con respecto al
guardaespaldas del político).
• Dolo eventual: el sujeto advierte como probable la realización del tipo objetivo y, aunque no la
persigue directamente, la asume (ej., el asesino a sueldo con respecto a unos niños que jugaban en un
colegio cercano a la explosión).

Estudio particularizado del dolo eventual: se plantean particulares en la frontera entre el dolo y
la imprudencia, es decir, dónde termina el “dolo eventual” y dónde empieza la llamada “imprudencia
consciente”.
Principales teorías:
− La teoría de la probabilidad (o representación): para que haya dolo eventual basta con que
el sujeto se represente el resultado como altamente probable.
− La teoría del consentimiento (o aprobación): para que haya dolo eventual no basta con que
el sujeto se represente el resultado como probable, sino que es necesario, además, que lo asuma,
que lo acepte, que se conforme con ello.

2. El error de tipo.
Concepto error de tipo: el sujeto desconoce que concurren los elementos objetivos del tipo cuando
en realidad sí concurren (
ej., si en una jornada de caza pensamos que estamos matando a un animal y luego resulta que era otro
cazador escondido; si no sabemos que llevamos droga en la maleta y en realidad sí la llevamos…).
La consecuencia de ello es que queda excluido el dolo, es decir, no nos podrán castigar por delito doloso.
A lo sumo, el sujeto podrá ser castigado por imprudencia, en los casos en que la ley prevea expresamente la
posibilidad de cometer ese delito imprudentemente.

Regulación: art. 14, 1 y 2 del CP.

Clases:
o Error sobre elementos esenciales (art. 14, 1 CP):
▪ Invencible: si se trata de un error insuperable, es decir, que no habríamos podido
superar ni aplicando la diligencia exigible, se excluye por completo la responsabilidad
penal.
▪ Vencible: si se trata de un error superable, es decir, que habríamos podido superar
aplicando la diligencia exigible, el delito se castigará, en su caso, como imprudente. El
castigo por imprudencia solo será posible cuando la ley prevea expresamente la
posibilidad de cometer ese delito imprudentemente.
o Error sobre elementos accidentales (art. 14, 2 CP). ). Ej., agravante del hurto del art. 235,
1 CP, por sustraer cosas de “valor artístico, histórico…” Si piensas que lo que sustraes es un
simple libro viejo y de escaso valor, y luego resulta ser una obra de gran valor histórico no te
pueden apreciar la agravante.
3. La imprudencia.
Concepto imprudencia: el sujeto realiza el hecho típico, no con conciencia y voluntad (pues entonces
habría dolo), pero sí por haber infringido el cuidado debido, la diligencia exigible. Es decir, por haber sido
descuidado, negligente (ej., no querías matar a nadie, pero por ir a demasiada velocidad en el coche, has matado).

Regulación: art. 12 CP.


Se trata de un sistema de “numerus clausus”, es decir, los hechos imprudentes solo se castigarán cuando
vengan expresamente establecidos en la ley (ej., en el homicidio del art. 142 del CP).

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Clases:
• Imprudencia grave y menos grave: Nuestro Código Penal vigente solo contempla la
imprudencia grave y la imprudencia menos grave. A los efectos de distinguir una y otra, deben
tenerse en cuenta -de acuerdo con los art. 142 bis y 152 bis- “la entidad y relevancia del riesgo
creado y del deber normativo de cuidado infringido”.
La imprudencia leve ha sido despenalizada en la reforma penal de 2015, por lo que los
hechos realizados por imprudencia leve ya no generan responsabilidad penal, sin perjuicio de
que puedan dar lugar a responsabilidad civil o a otros tipos de responsabilidades (ej.,
disciplinaria).
• Imprudencia profesional: aparece como una agravación específica de la imprudencia grave
en determinados delitos (ej., homicidio, lesiones…). Ej., al ginecólogo que maneja los fórceps
sin poner el cuidado más elemental según la lex artis y lesiona gravemente al bebé, se le
impondrá, además, la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión durante
un periodo de tiempo.
• Imprudencia consciente e inconsciente: ambas clases pueden dar lugar a responsabilidad
penal.
o Consciente: el sujeto advierte el peligro, pero confía en que el resultado no se
producirá.
o Inconsciente: el sujeto ni siquiera llega a advertir el peligro.

4. El tipo de injusto en los delitos imprudentes.


• La parte objetiva del tipo se compone de:
o Infracción del deber de cuidado.
o Lesión o puesta en peligro de un bien jurídico protegido (ej., acabar con la vida de otra
persona en el tipo de homicidio imprudente del art. 142 del CP).
• La parte subjetiva se caracteriza por no haber querido realizar ese hecho típico (pues de lo contrario,
estaríamos ante un delito doloso, no imprudente).
Ej., el conductor que va a mucha velocidad, por encima de lo permitido, no le da tiempo a frenar
y, sin querer, atropella y mata a un peatón que cruzaba por el paso de cebra.

La infracción del deber de cuidado:


− Fuentes del deber de cuidado: en ocasiones se recoge en normas jurídicas extrapenales (ej.,
Código de circulación). Pero muchas actividades de la vida cotidiana no están reguladas (ej.,
cocinar, planchar…). En estos casos se habla de un deber genérico de cuidado, y para decidir si
se ha infringido o no se atiende a la experiencia general (ej., no debo irme de casa dejando una
sartén con aceite en el fuego).
− Deber de cuidado objetivo o subjetivo: se discute si el deber de cuidado es un deber
objetivo, con independencia de las cualidades personales del sujeto, o un deber subjetivo, que
atiende a esas cualidades especiales del sujeto (ej. ¿Se le debe exigir más a Fernando Alonso al
volante o lo mismo que a los demás?). Normalmente se llega a soluciones intermedias, como la
del baremo del “hombre diligente en la misma posición del autor”, teniendo en cuenta sus
conocimientos especiales, su cualificación profesional (si es médico, arquitecto…), etc.

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La lesión o puesta en peligro del bien jurídico: La mayoría de los delitos imprudentes son tipos
de resultado, es decir, exigen un resultado derivado de la conducta imprudente (ej., la muerte en el homicidio
del art. 142 del CP).
Dicho resultado debe estar en conexión con el comportamiento imprudente, lo que supone verificar la
relación de causalidad y la imputación objetiva (que ya hemos estudiado). En el fin de protección de la norma,
como criterio de imputación objetiva, se suele aludir a aspectos como la previsibilidad o la evitabilidad del
resultado. De este modo, si el resultado no era previsible o evitable, se excluye la imputación objetiva del
resultado y, por lo tanto, se excluye el delito.

TEMA 7
LOS TIPOS OMISIVOS DOLOSOS E IMPRUDENTES. LOS TIPOS
DE ALGUNOS ACTOS PREPARATORIOS Y DE LAS TENTATIVAS.
1. La omisión.
Concepto omisión: la omisión penal es la no ejecución de un obrar esperado por el Derecho penal.
Por lo tanto, hay tipos de acción, cuya realización consiste en un hacer (ej., el hurto del art. 234 CP) y
tipos de omisión, cuya realización consiste en un no hacer (ej., omisión del deber de socorro del art. 195. 1 CP).

Regulación: Artículo 10 CP.

Clases:
− Tipos de omisión propia (o pura): consisten en una conducta omisiva, sin que se contemple
la producción de un resultado (ej., art. 195. 1 CP). Estos tipos están específicamente previstos
en la ley penal.
− Tipos de omisión impropia (o comisión por omisión): además de una conducta omisiva,
contemplan la producción de un resultado separable de esa conducta (ej., homicidio en comisión
por omisión del art. 138 en combinación con el art. 11 del CP).
Normalmente se obtienen a través del art. 11 del CP, como veremos.

2. El tipo de los delitos de omisión propia.


Como todo tipo, el tipo de omisión pura cuenta con una parte objetiva y otra subjetiva:
• Tipo objetivo: consta de tres elementos:
o Situación típica.
o Ausencia de una acción debida o esperada.
o La capacidad de realizar esa acción.
• Tipo subjetivo: puede venir constituido por dolo o imprudencia, dependiendo de lo que
establezca el tipo delictivo.

(Estudiarlo con el ejemplo del art. 195. 1 CP.)

3. El tipo de los delitos de omisión impropia.


Se añaden una serie de elementos a la estructura anterior que determinan una mayor gravedad:

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• Tipo objetivo:
o Situación típica + Posición de garante (deber especial, ej., el médico hacia su paciente,
los padres hacia sus hijos…).
o Ausencia de una acción debida + resultado (ej., la muerte, lesiones…).
o Capacidad de realizar la acción + capacidad de evitar el resultado.
• Tipo subjetivo: dolo o imprudencia, dependiendo de lo que establezca el tipo delictivo.
Art. 11 del CP: Los delitos que consistan en la producción de un resultado sólo se entenderán
cometidos por omisión cuando la no evitación del mismo, al infringir un especial deber jurídico del autor,
equivalga, según el sentido del texto de la ley, a su causación. A tal efecto se equiparará la omisión a la acción:
a) Cuando exista una específica obligación legal o contractual de actuar.
b) Cuando el omitente haya creado una ocasión de riesgo para el bien jurídicamente protegido
mediante una acción u omisión precedente.

Ámbito de aplicación: “delitos que consistan en la producción de un resultado” (ej., homicidio,


lesiones…).
La omisión ha de ser equivalente, según el texto de la ley, a la acción (ej., madre que deja morir a su
bebé sin alimento).
Especial deber jurídico (o posición de garante). Fuentes:
➢ Ley (ej., padres con respecto a hijos menores, médico con respecto a su paciente…).
➢ Contrato (ej., socorrista contratado en una piscina, la cuidadora contratada para cuidar de la
anciana…).
➢ Actuar precedente o injerencia: quien mediante un actuar precedente crea un peligro para el
bien jurídico, responde de la lesión del mismo si posteriormente no evita el resultado (ej., cavar
una zanja y no señalizarla correctamente).

Ejemplos de omisión impropia:


− Dolosa: el médico que, intencionadamente, deja morir a su paciente (art. 138 + art. 11 CP).
− Imprudente: socorrista al que, por no estar atento, se le ahoga uno de los bañistas (art. 142 + art.
11 CP).

4. Los tipos de conspiración, proposición y provocación para delinquir; la apología del


delito.
Como regla general, los actos preparatorios del delito no se castigan (ej., actos de planificación,
vigilancia, seguimientos…).
La excepción son los llamados “actos preparatorios punibles”: la conspiración, la proposición y la
provocación.
Estos actos preparatorios no se castigan con carácter general en todos los delitos, sino solo en aquellos
delitos en los que aparezca expresamente previsto (ej., homicidio -art. 141 CP-; lesiones -art. 151 CP-;
terrorismo -art. 579 CP-, …).
Regulación: arts. 17 y 18 CP.
La conspiración: art. 17, 1 CP: “la conspiración existe cuando dos o más personas se conciertan
para la ejecución de un delito y resuelven ejecutarlo” (ej., varias personas se reúnen y deciden matar a otro).

La proposición: art. 17, 2 CP: “La proposición existe cuando el que ha resuelto cometer un delito
invita a otra u otras personas a participar en él” (ej., una mujer ha decidido matar a su marido y le pide a su
amante que le consiga un potente veneno).

26
La provocación: art. 18, 1 CP: “La provocación existe cuando directamente se incita por medio de la
imprenta, radiodifusión u otro medio de eficacia semejante, que facilite la publicidad (ej., internet), o ante una
concurrencia de personas, a la perpetración de un delito” (ej., decir en un mitin político que hay que eliminar
a los jueces porque representan al Estado opresor).
La apología: el art. 18, 1, párrafo segundo, incluye la apología dentro de la provocación: “Es
apología… la exposición ante una concurrencia de personas o por cualquier medio de difusión, de ideas o
doctrinas que ensalcen el crimen o enaltezcan al autor. La apología sólo será delictiva como forma de
provocación y si por su naturaleza y circunstancias constituye una incitación directa a cometer un delito” (ej.,
en un homenaje a un terrorista ensalzar sus crímenes e incitar a los asistentes a que sigan su ejemplo).
Recordatorio: como regla general, los actos preparatorios del delito no se castigan. Únicamente se
castigan la conspiración, proposición y provocación, y no en todos los casos, sino solo en los delitos
especialmente previstos (art. 17, 3 y 18, 2 CP).

5. Los tipos de injusto del delito intentado (tentativa). La evitación voluntaria de la


consumación. Tentativa idónea, irreal y delito putativo.
Concepto de tentativa: : El Derecho penal no solo castiga los delitos consumados (ej., matar a otra
persona) sino también las tentativas o intentos (ej., intentar matar a otro y no conseguirlo; intentar robar y no
lograrlo, etc…).

Regulación: art. 16 CP.

El tipo de delito intentado o tentativa: como todo tipo, consta de una parte objetiva y una parte
subjetiva:
• Parte objetiva: como hemos visto, implica una ejecución de todos o parte de los actos que
objetivamente deberían producir la consumación y, sin embargo, ésta no se produce (ej.,
disparar a otro y no alcanzarle).
• Parte subjetiva: solo dolo (ej., conciencia y voluntad de matar). La tentativa exige la voluntad
de consumación por parte del sujeto. De ahí se desprende la imposibilidad de una tentativa
imprudente, es decir, la tentativa no es compatible con la imprudencia.

El comienzo de la ejecución del delito: distintas teorías:


− Teoría puramente subjetiva: atiende al plan del autor.
− Teoría objetivo-formal: atiende al inicio de la acción descrita en el tipo.
− Teorías objetivo-materiales: puesta en peligro inmediata del bien jurídico, la proximidad
espacio-temporal del acto, la inmediatez temporal del acto…
Lo más respetuoso con el principio de legalidad es partir de la acción descrita en el tipo (teoría objetivo-
formal), aunque en los casos dudosos complementemos con otros criterios (ej., si alguien nos dice
“dame el dinero o te rajo” y no se lo das, ya está realizando la “intimidación” prevista en delito de robo,
por lo que comete una tentativa de robo.

Ejecución total o parcial:


− Tentativa acabada: cuando se realizan todos los actos que objetivamente deberían producir el
resultado y, sin embargo, no se produce (ej., disparas para matar a otro y no le das, o le alcanzas
en un hombro y no muere…).
− Tentativa inacabada: cuando se realizan solo parte de los actos que objetivamente deberían
producir el resultado (ej., estás forzando la cerradura para entrar en una casa a robar, pero no
logras abrir la puerta).

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La pena de la tentativa: art. 62 CP: pena inferior en uno o dos grados, atendiendo al peligro inherente
al intento y al grado de ejecución alcanzado.
Ej., art. 138 CP: prisión de 10 a 15 años:
- Inferior en un grado: de 5 a 10 años (-1 día).
- Inferior en dos grados: de 2,5 a 5 años (-1 día).

La evitación voluntaria de la consumación: es lo que se conoce como desistimiento voluntario,


es decir, si voluntariamente no consumas el delito quedas exento de la pena por ese delito . Ej., intentas hurtar
un teléfono móvil en unos grandes almacenes, pero lo piensas mejor y lo devuelves voluntariamente antes de
salir por la puerta. El Derecho prefiere no castigarte a que te lleves el móvil.
Regulación: art. 16, 2 y 3 CP.

Tentativa inidónea, irreal y delito putativo:


− Se habla de tentativa absolutamente inidónea o irreal cuando la acción aparece como incapaz desde
un principio y “ex ante” para poner en peligro el bien jurídico (ej., intentar envenenar a otro con azúcar
creyendo que es un potente veneno). En estos casos, normalmente se rechaza la punición, el castigo.
− El delito putativo consiste en la realización de un hecho no prohibido creyendo su autor que sí está
prohibido (ej., el marido que piensa erróneamente que con su adulterio comete un delito). Se rechaza la
punición, pues es la ley la que decide lo que es delito y no la opinión del sujeto.

TEMA 8
LOS TIPOS DE AUTORÍA Y DE PARTICIPACIÓN.
1. Consideraciones generales. Distinción entre autoría y participación: criterios.
Consideraciones previas y concepto general: Cuando el delito es producto de la actuación
concurrente de varias personas se plantea el problema de la naturaleza de la aportación al delito de cada una
de esas personas y de la responsabilidad penal de cada uno de ellos (ej., uno proporciona la pistola, otro
amenaza con el arma al cajero del banco, otro sustrae el dinero de la caja).
Suele distinguirse, así, entre:
− Autores, que realizan el hecho típico como propio (ej., el que mata a otro).
− Partícipes, que contribuyen o ayudan en el hecho ajeno (ej., el que proporciona la pistola).

Regulación: arts. 28 y 29 CP. Esta regulación puede dar lugar a diversas interpretaciones.
Normalmente se distinguen:
− Autores: los que realizan el hecho:
o Por sí solos (autoría única y directa).
o Conjuntamente (coautoría).
o Por medio de otro del que se sirven como instrumento (autoría mediata).
− Partícipes:
o Los que inducen directamente a otro u otros a ejecutarlo (inductores).

28
o Los que cooperan a la ejecución con un acto sin el cual no se habría efectuado
(cooperadores necesarios).
o Los que cooperan con actos no necesarios (cómplices o cooperadores no necesarios).
Responsabilidad: : a todos se les aplica la misma pena, excepto a los cómplices o cooperadores no
necesarios, cuya pena es inferior (ver art. 63 CP -pena inferior en grado-).

Distinción entre autoría y participación, criterios:


− Concepción autoría: Parte de la causalidad y de la teoría de la equivalencia de las
condiciones. Dado que para esta teoría todas las causas del resultado son equivalentes, no hay
motivo para distinguir entre autores y partícipes. Todo el que pone una causa para el resultado
es autor.
Objeciones: ya vimos que esta teoría tendía “al infinito” (ej., la madre del delincuente,
la abuela…). Además, no encaja en nuestro Derecho penal, que establece distintas formas de
participación y diferentes grados de responsabilidad.
− Concepciones de la participación:
o Teoría subjetiva de la participación: según esta teoría, será autor quien obre con
ánimo de autor y será partícipe quien obre con ánimo de partícipe.
Objeciones: la cualidad de autor o de partícipe, así como su responsabilidad
penal, no es algo que deba depender del ánimo del sujeto, sino de la ley.

o Teoría objetivo-formal: es la más respetuosa con el principio de legalidad, dado que


atiende a la realización de los actos descritos en la ley.
Autor o autores son los que realizan los actos descritos en el tipo de la parte
especial. En nuestro CP, autor es quien realiza un tipo previsto en el Libro II del CP
(ej., art. 138 del CP: “el que matare a otro”). Los partícipes no realizan el hecho
delictivo previsto en el Libro II del CP (homicidio, lesiones, robo…) pero contribuyen
en el hecho ajeno, ayudan al autor o autores (ej., proporcionando el arma al autor).
o Teorías objetivo-materiales:
▪ Las tradicionales teorías objetivo-materiales se basan en las tradicionales
teorías individualizadoras de la causalidad y plantean los mismos defectos de
falta de concreción (ej., “causa eficiente”, mayor importancia objetiva de la
contribución, mayor peligrosidad objetiva para el bien jurídico…).
▪ La teoría del “dominio sobre el hecho”: cada vez cuenta con más defensores
en España, incluido el Tribunal Supremo. Según este criterio, es autor el que
tiene el control sobre el acontecimiento típico, se encuentra en posición de dejar
correr, detener o interrumpir por su comportamiento la realización del tipo
(máximo exponente ROXIN). Suele considerar autor del delito activo doloso
al que ejecuta directamente los elementos del tipo (dominio de la acción), al
autor mediato (dominio de la voluntad) y al que realiza una parte necesaria del
plan global, aunque no sea un acto típico en sentido estricto (dominio funcional
del hecho).
En conclusión, , la teoría objetivo-formal es la más respetuosa con el principio de legalidad. Autor o autores son
los que realizan los actos descritos en el tipo de la parte especial (ej., art. 237 CP, “apoderaren”, “violencia o
intimidación”…). Los partícipes no realizan el hecho típico de la parte especial, pero ayudan (ej., proporcionan
las armas para el robo, conducen el vehículo…).

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2. Clases de autoría.
• Autoría directa y única: a ella se refiere el art. 28 CP cuando señala: “son autores quienes realizan
el hecho por sí solos”. Por lo tanto, autor directo y único es el que realiza el hecho típico por sí mismo
(ej., Pepe dispara sobre Ana y la mata).
• Autoría mediata: a ella se refiere el art. 28 CP cuando señala: “son autores quienes realizan el
hecho… por medio de otro del que se sirven como instrumento”. Autor mediato es que realiza el hecho
típico a través de otra persona, a la que utiliza como un mero instrumento (Ej., servirse de personas
incapaces de comprender el sentido de su acción, o que actúan bajo engaño o sin conocimiento, o
sometidos a una gran violencia o intimidación…).
• Coautoría: a ella se refiere el art. 28 CP cuando señala: “son autores quienes realizan el hecho…
conjuntamente”. Es decir, los coautores realizan el hecho típico entre todos (ej., si dos sujetos se ponen
de acuerdo para robar en una gasolinera, de manera que uno intimida con una escopeta y el otro se
apodera del dinero, son coautores de un delito de robo).
• La autoría en los delitos cometidos con medios o soportes de difusión mecánicos : (Art. 30
CP.) Se trata de un régimen especial para delitos cometidos con medios o soportes de difusión (ej.,
injuriar o calumniar al alguien en un periódico).
Se configura una responsabilidad escalonada, excluyente y subsidiaria.

3. La participación: principios de accesoriedad y de unidad del titulo de imputación;


delitos especiales; dolo del partícipe.
Principios de accesoriedad y de unidad del título de imputación:
1. Principio de accesoriedad de la participación: la participación es accesoria, es decir,
depende del hecho principal del autor (ej., Juan es partícipe en el robo de Luis). Dado que el
partícipe únicamente contribuye en el hecho principal del autor, no hay partícipe sin autor.
Requisitos que debe reunir el hecho del autor:
a. Accesoriedad mínima: basta con que el hecho del autor sea típico.
b. Accesoriedad limitada: exige que el hecho del autor sea típico y antijurídico (criterio
mayoritario).
c. Accesoriedad máxima: requiere que el hecho del autor sea típico, antijurídico y
culpable.
2. Principio de unidad del título de imputación: Cuando concurren varias personas en un
delito, todas responden por el mismo título de imputación (por el mismo tipo delictivo), que es
el realizado por el autor en sentido estricto (ej., solo el Juez o Magistrado puede ser autor de un
delito de prevaricación judicial, pero si le ayudas te conviertes en partícipe de una prevaricación
judicial).

La participación en los delitos especiales: en los delitos especiales solo pueden ser autores quienes
reúnan determinadas cualidades (ej., art. 446 CP: “Juez o Magistrado”). Pero, aunque solo puedan ser autores
los que reúnan esas cualidades, cualquiera puede ser partícipe (ej., aunque no seas Juez, si induces a un Juez a
prevaricar, respondes como inductor de un delito de prevaricación judicial).

Dolo del partícipe y problemas conexos: mayoritariamente se estima que, aunque el autor puede
actuar con dolo o imprudencia, el partícipe debe actuar con dolo, con conciencia y voluntad. No se admite, por
lo tanto, la participación imprudente (ej., abrir imprudentemente la puerta de tu edificio a unos sujetos que luego
asesinan a tu vecino).
El partícipe solo es responsable hasta donde abarque su dolo (ej., le pido a un amigo que vaya a cobrar una
deuda, amenazando si es necesario al deudor, y a mi amigo “se le va la mano” y mata a golpes al deudor).

4. Los tipos de participación.


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• La inducción: El art. 28 a) CP se refiere a “los que inducen directamente a otro u otros a ejecutarlo”.
El inductor es el que despierta en otro la decisión de cometer un delito. Puede llevarse a cabo por
cualquier medio eficaz y directo (ej., ordenar, aconsejar, solicitar... a otro que cometa un delito).
Están equiparados, a efectos de responsabilidad penal, con el autor del delito.

• Cooperación necesaria: el art. 28 b) CP se refiere a “los que cooperan a la ejecución del hecho con
un acto sin el cual no se habría efectuado”. Para determinar si una cooperación es necesaria se manejan
diversos puntos del vista: condición “sine qua non”, teoría de los bienes escasos, dominio sobre el
hecho... El TS suele combinar estos puntos de vista.
• Complicidad o cooperación no necesaria: e ¡l art. 29 CP señala que “son cómplices los que, no
hallándose comprendidos en el artículo anterior, cooperan a la ejecución del hecho con actos anteriores
o simultáneos” (ej., llevar a un traficante en tu coche a hacer negocios de drogas).
Responsabilidad: no están equiparados al autor a efectos de pena, sino que se les castiga con la pena
inferior en grado (art. 63 CP).

5. La figura del agente provocador.


Concepto: la conducta del agente provocador se caracteriza por estar dirigida a que otro cometa un
hecho delictivo, pero no con la intención de afectar al bien jurídico, sino para que el otro sea declarado
criminalmente responsable de ello. Normalmente se trata de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad,
y es frecuente en el ámbito del tráfico de drogas.

Responsabilidad:
− Agente provocador: normalmente se considera impune, porque no tiene dolo de consumar el delito.
− Sujeto provocado: hay que distinguir:
o Se induce a quien no estaba predispuesto a cometer el delito (“delito provocado”). Impune.
o Se trata de conseguir una prueba de una actividad delictiva precedente, sobre la que existen
indicios. Puede servir para condenar al sujeto provocado.

TEMA 9
LA ANTIJURIDICIDAD PENAL Y LA TEORÍA GENERAL DE LAS
CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN. LA LEGÍTIMA DEFENSA.
1. La antijuricidad penal y su composición.
Concepto antijuricidad: la antijuridicidad es la conducta que es contraria al Ordenamiento jurídico
y atenta contra el bien jurídico protegido (ej., vida, salud, libertad…).
Composición: la antijuridicidad se compone de dos aspectos:
– Aspecto formal: contradicción de un hecho con el Ordenamiento jurídico.
– Aspecto material: lesión o puesta en peligro del bien jurídico protegido.

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2. Las causas de justificación.
Naturaleza: las causas de justificación son normas permisivas, es decir, que posibilitan
excepcionalmente realizar la conducta típica.
La tipicidad de un comportamiento (ej., matar a otro) es un serio indicio de que la conducta puede ser
antijurídica y así lo será normalmente. Sin embargo, excepcionalmente, puede no ser antijurídica, si concurre
una causa de justificación (ej., si obramos en legítima defensa).
Sistemática: Se parte, de acuerdo con la mayoría, de la diferencia entre tipicidad y antijuridicidad,
como dos categorías, dos “escalones distintos” en la estructura del delito.
Esta diferencia se niega desde la llamada “teoría de los elementos negativos del tipo”, que, como su
propio nombre indica, ubica las causas de justificación en la tipicidad, como elementos negativos, es decir,
como circunstancias que eliminan la propia tipicidad. Así, por ej., de acuerdo con esta teoría, el tipo del art.
138 CP nos vendría a decir: el que matare a otro será castigado con pena… salvo que concurra legítima
defensa, estado de necesidad, cumplimiento de un deber…
Fuentes: Las causas de justificación no solo pueden proceder del Derecho penal, sino también de
otro tipo de normas jurídicas, ya sean del Derecho público o del Derecho privado.

Ello es consecuencia del principio de unidad y coherencia del Ordenamiento jurídico: ej., si una
norma de Derecho civil nos autoriza a apoderarnos de un bien mueble, no tendría sentido que el Derecho
penal afirme que actuamos antijurídicamente.

En este sentido, art. 20. 7 CP está exento de responsabilidad penal el que obre en cumplimiento de un
deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo.

Fundamento: ¿Cuál es la razón o razones que explican la existencia de las causas de justificación?
Suele estimarse que hay dos principios muy importantes:
− Principio de ausencia de interés: el hecho queda justificado porque el titular del bien jurídico
renuncia a su protección en el caso concreto (ej., consentimiento justificante: permites que
destruyan una cosa tuya).
− Principio del interés preponderante: el hecho queda justificado porque la lesión del interés
ajeno se produce para salvar otro de mayor valor (ej., estado de necesidad)

Efectos de las causas de justificación: Cuando concurre una causa de justificación, la conducta
típica (ej., matar a otro) resulta autorizada o permitida por el Derecho, es decir, es conforme a Derecho, con
todas las consecuencias que ello comporta:
− Frente a una conducta justificada no cabe legítima defensa (ej., frente a un policía que actúa
correctamente).
− La participación en un acto justificado del autor está también justificada (ej., ayudar a un amigo que
actúa en legítima defensa).
− Las causas de justificación impiden que al sujeto se le puedan imponer consecuencias jurídico-
penales (ej., si te intentan matar y te defiendes, no puedes ser condenado).
Límites de las causas de justificación:
− Las causas de justificación están sujetas a restricciones (ej., “la necesidad racional del medio
empleado” en la legítima defensa). La extralimitación o exceso convierte a la conducta en
antijurídica (ej., si frente a una simple injuria le damos una paliza de muerte a quien nos ha
insultado).

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− La provocación intencionada de la situación por parte del sujeto excluye la justificación -fraude de
ley- (ej., no puedes provocar intencionadamente el ataque de otra persona y luego pretender
ampararte en la legítima defensa).

3. Desconocimiento y suposición errónea de la causas de justificación.


Cuando no concurran todos los requisitos necesarios para justificar el hecho, y solo concurran
parcialmente, cabe aplicar una pena atenuada (ej., si te excedes en la intensidad de la defensa).
Art. 21, 1 CP (eximente incompleta).
Responsabilidad penal: art. 68 CP (pena inferior en uno o dos grados).
No obstante, según la jurisprudencia y la doctrina, hay requisitos que son tan esenciales que su ausencia
impide aplicar la causa de justificación, tanto de manera completa como de manera incompleta (ej., si no hay
agresión ilegítima no cabe aplicar la legítima defensa, ni para eximir completamente, ni para atenuar la
responsabilidad penal).

La legítima defensa.
Concepto: la legítima defensa hace referencia al amparo o protección frente a un ataque previo. Se
configura, así, como un acto reactivo frente a una agresión ilegítima previa (ej., nos vienen a atacar con un
cuchillo y nos defendemos).
Naturaleza: es una causa de justificación, que permite realizar el hecho típico (ej., matar a otro, art.
138 CP). El hecho será típico, pero no antijurídico, por lo que no habrá delito.
Fundamento: existen disparidad de opiniones:
– Principio de protección individual, es decir, la necesidad de tutelar los bienes jurídicos
individuales (ej., vida, integridad física, libertad sexual, propiedad…).
– Principio de prevalencia del Derecho, es decir, la necesidad de que prevalezca el Derecho frente
al injusto.
Normalmente se estima que tiene un fundamento múltiple, combinando las anteriores razones.

Requisitos legales: (art. 20. 4 CP.)


• Obrar “en defensa”.
Lo que comporta dos exigencias:
o Objetiva: la defensa debe tener un carácter reactivo frente a una agresión previa. De
este modo, no cabe:
➢ Si la agresión no ha empezado: no se admiten las actuaciones preventivas,
es decir, antes de que se produzca la agresión.
➢ Si la agresión ya ha cesado: no se amparan las venganzas.
o Subjetiva: la voluntad o intención de actuar en defensa del bien jurídico atacado. Si
se actúa para agredir y no para defender, no hay legítima defensa (ej., riña mutuamente
aceptada).
• Agresión ilegítima.
Significa agresión antijurídica, es decir, contraria a Derecho. Ello supone:
➢ Frente al que actúa conforme a Derecho no cabe legítima defensa (ej., frente a un
policía que, correctamente, procede a nuestra detención no cabe legítima defensa).
➢ Pero no es necesario que el agresor sea culpable (ej., frente a la agresión de un
esquizofrénico sí cabe legítima defensa).

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Es un requisito esencial: si no concurre, no cabe apreciar legítima
defensa, ni siquiera de manera incompleta (art. 21, 1 CP).
• Necesidad racional del medio empleado.
Normalmente se interpreta en el sentido de que debe utilizarse el medio menos lesivo
de los disponibles que sea eficaz y seguro para la defensa.
Sin embargo, no se exige una proporcionalidad o equivalencia entre el medio utilizado
por el agresor y el medio utilizado por el defensor (ej., cuchillo frente a cuchillo, pistola frente
a pistola). El CP no exige equivalencia de medios, sino necesidad racional del medio empleado
(ej., si un asesino a sueldo entra en nuestra casa para matarnos con un cuchillo, por supuesto
que podremos defendernos con una escopeta de caza, aunque dispongamos de cuchillos más o
menos equivalentes en la cocina).
El exceso en la legítima defensa: hace que el hecho deje de estar justificado. Se
distingue entre:
− Exceso extensivo (en la duración de la defensa): se da cuando la defensa se prolonga
una vez que ya ha cesado la agresión. Aquí suele excluirse la legítima defensa, tanto
completa como incompleta.
− Exceso intensivo (en la intensidad de la defensa): se da cuando la defensa ha tenido
una intensidad excesiva, desproporcionada. Aquí suele entenderse que no cabe la
legítima defensa completa, pero sí la incompleta (art. 21, 1 CP).
• Falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.
Como hemos visto, la provocación intencionada de la situación por parte del sujeto
excluye la justificación.
Hay provocación suficiente cuando la respuesta del sujeto provocado puede
considerarse una reacción normal a la provocación (ej., el compañero de clase que se dedica a
burlarse de los demás o a hacer bromas pesadas no puede pretender, si alguien reacciona
dándole un empujón, ampararse en la legítima defensa para pegarle).
Legítima defensa putativa: el sujeto cree erróneamente que concurren los presupuestos objetivos de
la legítima defensa cuando en realidad no es así (ej., el sujeto disparó porque creía erróneamente que le iban a
disparar).
Tratamiento: para unos se trata de un error de prohibición (art. 14. 3 CP), mientras que para otros es un
error de tipo (art. 14. 1 CP).

TEMA 10
EL ESTADO DE NECESIDAD. EL CUMPLIMIENTO DE UN DEBER
O EJERCICIO LEGÍTIMO DE UN DERECHO, OFICIO O CARGO.
EL CONSENTIMIENTO.
1. El estado de necesidad.

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Concepto: se define como una situación en la que existe el peligro actual para un interés que sólo
puede ser evitado mediante el sacrificio de intereses ajenos.

Se trata de una circunstancia genérica o residual, a la que se llevan situaciones que no encajan en una
causa de justificación más específica (ej., legítima defensa, cumplimiento de un deber…).

Naturaleza y fundamento: Normalmente se distinguen dos supuestos de estado de necesidad:


− Estado de necesidad justificante (como causa de justificación): surge de la colisión de dos intereses de
distinto valor, cuando se sacrifica el de menor valor para salvar el de mayor valor (ej., entrar en la
propiedad ajena para salvar la vida). Ello se fundamenta en la prevalencia del interés preponderante.
− Estado de necesidad exculpante o disculpante (como causa de inculpabilidad): surge del conflicto de
dos intereses del mismo valor, cuando se sacrifica uno de ellos (ej., matar a otro para salvar la propia
vida). Ello se fundamenta en el principio de no exigibilidad.
Sin embargo, algunos consideran que el estado de necesidad es siempre causa de justificación (ej.,
GIMBERNAT, MUÑOZ CONDE…).

Requisitos: (art. 20, 5 CP.)


1.º La situación de necesidad.
Se trata de una situación de conflicto entre dos bienes jurídicos o intereses, en el que la
salvación de uno exige el sacrificio del otro.
Es un requisito esencial, pues si no concurre, no puede aplicarse esta circunstancia, ni
de manera completa (eximente) ni incompleta (atenuante).
La situación de necesidad requiere:
− Que el bien jurídico o interés que se quiere salvar esté en peligro actual.
− Este peligro debe ser real y objetivo, no imaginado por el sujeto. De ser imaginado,
estaríamos ante un error o “estado de necesidad putativo” (art. 14 CP).
− Que el sacrificio del bien jurídico o interés sea necesario, por no existir alternativas
menos lesivas.
2.º El elemento subjetivo.
Se requiere que el sujeto conozca la situación de necesidad y que actúe “para evitar un
mal propio o ajeno” (art. 20, 5 CP). Es decir, con la intención de evitar un mal propio o de un
tercero (ej., de un hijo).

3.º Que el mal causado no sea mayor que el que se pretende evitar.
La ley permite dos casos:
− Que el mal causado sea menor (ej., lesionar una propiedad para salvar una vida).
− Que el mal causado sea igual (ej., matar para salvar la propia vida).
Lo que no se permite es que el mal causado sea mayor (ej., matar para salvar tu propiedad).
4.º Que la situación de necesidad no haya sido provocada intencionadamente por el
sujeto.
No puedes provocar deliberadamente la situación de necesidad y luego pretender
ampararte en un estado de necesidad (ej., provocar intencionadamente una incendio para poder
acceder a la finca de tu vecino).
5.º Que el necesitado no tenga, por su oficio o cargo, la obligación de sacrificarse.

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Determinadas profesiones, oficios o cargos, conllevan un deber especial de asumir
ciertos riesgos, por lo que el sujeto no puede dejar de afrontarlos amparándose en un estado de
necesidad (ej., un bombero, dentro de los límites normales de su profesión, no puede ampararse
en un estado de necesidad para dejar de salvar a las personas en un incendio).

2. Cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo.


Concepto: se trata de algo evidente: quien obra conforme a Derecho no puede comportarse
antijurídicamente.
Regulación: Art. 20, 7 CP.
Naturaleza: es una causa de justificación, es decir, que excluye la antijuridicidad.
Fundamento: Conecta con el principio de unidad y coherencia del Ordenamiento jurídico, y con la
función del Derecho penal como “ultima ratio” (es el último recurso al que acudir del Ordenamiento jurídico).
No tendría sentido que el Derecho penal castigara hechos a los que te obliga o te faculta otro sector del
Ordenamiento jurídico (ej., Derecho administrativo, Derecho civil...).
Contenido del art. 20, 7 CP:
• Cumplimiento de un deber:
o Derivado de un oficio o cargo: la ley en ocasiones establece deberes específicos de
lesionar bienes jurídicos para quienes ejercen determinados oficios o cargos (ej.,
policías, jueces…). Estos cargos contienen deberes específicos de lesionar bienes
jurídicos ajenos (ej., la privación de libertad).
o No derivado de un oficio o cargo: puede plantearse algún supuesto, como el deber
de impedir determinados delitos (art. 450 CP), cuando la conducta impeditiva realice
lo previsto en un tipo penal.
• El problema de los “mandatos antijurídicos obligatorios”:
En principio, no existe obligación de cumplir una orden contraria a Derecho.
Sin embargo, suele considerarse que hay excepciones, motivadas esencialmente por el
hecho de que la orden tenga apariencia de legalidad. Delito de desobediencia del art. 410 CP
(exige relación jerárquica, competencia, formalidades legales, y no infracción manifiesta, clara
y terminante de la ley)
• Ejercicio de un derecho:
o Derivado de un oficio o cargo: el ejercicio de determinadas profesiones permite la
realización de hechos típicos, pero que en ese ámbito están justificados (ej., el boxeador
profesional, el abogado que acusa de un delito al querellado…).
o No derivados de un oficio o cargo: ej., derecho de retención de la cosa hasta que pague
el deudor, conforme a lo previsto en el Código civil.
No hay que confundir lo anterior con la realización del propio derecho fuera de los
cauces legales (vías de hecho), que es antijurídica y, por lo tanto, no está justificada. El propio
CP castiga en el art. 455 la realización arbitraria del propio derecho.

3. El consentimiento: ¿Atipicidad o justificación?


Concepto: existe consentimiento cuando el sujeto pasivo (es decir, el titular del bien jurídico) acepta
que el autor realice la conducta típica.
Regulación: no existe una regulación general en nuestro CP. Sin embargo, generalmente se admite el
consentimiento, bien vinculándolo al ejercicio legítimo de un derecho (art. 20, 7 CP) o directamente a la propia
Constitución española (libertad, libre desarrollo de la personalidad…).
Naturaleza:
Normalmente se considera que puede jugar un doble papel:

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• Como causa de atipicidad, allí donde excluye el propio tipo delictivo (ej., hurto allanamiento
de morada).
• Como causa de justificación, allí donde subsiste la afectación al bien jurídico, pero es un bien
jurídico sobre el que el titular puede disponer y dispone (ej., cirugía transexual).
Sin embargo, algunos consideran que el consentimiento siempre excluye la tipicidad.

Ámbito de aplicación: el consentimiento, que en Derecho privado es la regla general, en el Derecho


público es la excepción.

No cabe en los delitos contra la colectividad o comunidad (ej., delito contra el medio ambiente).

Solo cabe en delitos contra los particulares y siempre que el bien jurídico sea disponible, es decir,
renunciable por su titular. En nuestro sistema, la vida no es renunciable frente a terceros (eutanasia). Los
restantes bienes individuales (la integridad física, libertad, honor, intimidad, patrimonio…) son renunciables
dentro de ciertos límites. Ej., art. 156 CP con respecto a la integridad física.

Requisitos del consentimiento: como regla general, en Derecho penal basta con la capacidad natural
del sujeto para entender el significado y alcance de lo que hace, salvo que el delito establezca un límite de edad
determinado (ej., 16 años para el consentimiento sexual).
Debe otorgarse libremente. La presencia de un vicio de la voluntad, con suficiente relevancia, invalida
el consentimiento (ej., coacción, engaño…).

En principio, basta con que la voluntad sea reconocible externamente, ya se haya exteriorizado
verbalmente, por escrito o por actos inequívocos o concluyentes. Sin embargo, cabe el consentimiento presunto
cuando el titular no puede manifestar su consentimiento, pero se deduce que si pudiera lo prestaría (ej., vemos
un escape de agua en la casa de nuestro vecino, que está de vacaciones, y entramos para cerrar la llave del agua
y que no se le inunde todo).

El consentimiento debe ser dado antes de la comisión del hecho y ser conocido por el autor (elemento subjetivo).

TEMA 11
LA CULPABILIDAD Y SUS COMPONENTES.
1. La culpabilidad.
Concepto: la culpabilidad hace referencia a la atribución del hecho típico y antijurídico al sujeto, para
hacerle responsable del mismo.
Evolución:
− La culpabilidad como relación psicológica entre el sujeto y su hecho (finales del s. XIX).
− La culpabilidad como juicio de reproche que se hace al sujeto por haberse comportado de forma
contraria a Derecho cuando podía (libremente) haber obrado conforme a Derecho.
− Otros conceptos: la culpabilidad como actitud interna jurídicamente desaprobada, como deber de
responder por el carácter propio, como atribución según las necesidades preventivo-generales…

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− En España, frecuentemente, se ha identificado la culpabilidad con la motivabilidad normal, es decir,
con la capacidad normal del sujeto de motivarse en contra de la realización del delito.
Componentes o elementos: conforme a esta última concepción, a la culpabilidad pertenecen los
siguientes elementos:
• El conocimiento de la antijuridicidad del hecho.
• La imputabilidad.
• La exigibilidad.

2. El conocimiento del carácter antijurídico de la conducta y su ausencia: el error de


prohibición.
La conciencia de antijuridicidad: para poder considerar culpable a un sujeto tiene que saber que
actúa de forma contraria a Derecho.
No es preciso, sin embargo, un conocimiento exacto o especializado, sino que nuevamente basta con lo
que se denomina “una valoración paralela en la esfera del profano” (es decir, hasta los más ignorantes saben
que está prohibido matar a otra persona).
El error de prohibición: es la cara opuesta de la conciencia de antijuridicidad. Se produce cuando el
sujeto no sabe que actúa de forma contraria a Derecho (ej., no sabe que mantener relaciones sexuales con
menores de 16 años está prohibido).
Hay que distinguir el error del tipo del error del prohibición:
• Error de tipo: ej., no sabes que estas con una menor de 16 años.
• Error de prohibición: ej., sabes que estas con una menor de 16 años, pero piensas que no está
prohibido.
Regulación: art. 14, 3 CP. Nuevamente puede ser vencible o invencible.

3. La imputabilidad. “Acciones libres en la causa”. Causas de inimputabilidad.


Concepto de imputabilidad: se refiere a que el sujeto tenga las facultades psíquicas suficientes para
hacerle responsable de sus actos (para ser motivado por la norma).
Quien carece de esas facultades mínimas, bien por insuficiente madurez (ej., un niño pequeño), por
tener una grave enfermedad mental (ej., esquizofrenia paranoide), etc., no puede ser considerado culpable.

“Acciones libres en la causa”: esta situación se podía dar en el ámbito del comportamiento o
“acción” (ej., el que se quedaba dormido al volante y mataba a otro).
También se puede dar en el ámbito de la imputabilidad (ej., el que sale la noche anterior y llega muy
borracho o muy drogado al trabajo, por lo que tiene un grave descuido en la maquina cortadora que determina
la muerte de un compañero). En estos casos, aunque en el momento del hecho el sujeto no fuera imputable,
podemos retroceder a un momento doloso o imprudente anterior.
El CP se refiere expresamente en el art. 20, 1 y 2.
Las causas de inimputabilidad (de no imputabilidad): En nuestro Derecho penal pueden
reconducirse fundamentalmente a tres:
• Anomalías o alteraciones psíquicas.
− No transitorias: Art. 20, 1, párrafo 1.

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o Ej., psicosis (ej., la esquizofrenia, depresión bipolar…), deficiencia intelectual
u oligofrenia (ej., un retraso mental severo), trastornos de ansiedad o neurosis
(ej., neurosis obsesivo-compulsiva, neurosis fóbica).
o Ej., Psicopatías (ej., los psicópatas que carecen de sentimientos, de afectividad,
de empatía). La jurisprudencia normalmente niega la relevancia de esta
circunstancia para disminuir o excluir la culpabilidad.
− Transitorias: Art. 20, 1, párrafo 2.
o El art. 20, 2 contempla dos modalidades específicas (intoxicación plena por
alcohol o drogas y síndrome de abstinencia).
• Alteraciones en la percepción: Art. 20. 3 CP.
Ej., autismo, sordomudez, etc., en la medida en que supongan una incomunicación con
el entorno que incapacite al sujeto para recibir normalmente el mensaje normativo.
Efectos y consecuencias jurídicas:
▪ Cuando se trata de casos graves, pueden dar lugar a la exención completa de
responsabilidad penal (art. 20 CP).
▪ De no ser así, pueden dar lugar a una atenuación de la responsabilidad penal
(art. 21 CP).
▪ La exención de pena para estos sujetos no excluye la posibilidad de imponer
una medida de seguridad (ej., internamiento en un centro psiquiátrico, centro
de educación especial, centro de deshabituación…) -arts. 95 y ss CP-.

• Minoría de edad. Art. 19 CP.


− LO 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores.
− Ámbito de aplicación: mayores de 14 y menores de 18 años.
− Medidas aplicables: se contemplan numerosas medidas, desde el internamiento en régimen
cerrado de hasta 10 años hasta la simple amonestación.

4. La exigibilidad y la inexigibilidad.
Concepto inexigibilidad: el Derecho no puede pedirnos comportamientos heroicos, de manera que lo
que no es exigible, no es culpable (ej., amenazan con matar a tu familia si no introduces droga en España).
Supuestos de inexigibilidad: podemos destacar:
• El miedo insuperable. (Art. 20, 6 CP)
Suele estimarse que para que concurra miedo insuperable no es necesaria una situación
extrema de terror o pánico. La jurisprudencia considera que basta con que concurra un temor
de tal entidad que el “hombre medio”, el común de los sujetos, no lo hubiera resistido, no lo
hubiera vencido.
• El estado de necesidad disculpante.
Suele considerase que en estos casos no se te justifica, pero sí se te disculpa; es decir,
se excluye tu culpabilidad con base en el principio de inexigibilidad (ej., no te era exigible
perder tu vida para salvar la de otro).
• El encubrimiento entre parientes:
Concepto de encubrimiento: son encubridores los que ayudan al que ya ha cometido un
delito (ej., ayudar a un homicida a eludir la acción de la justicia ocultándolo en tu casa) -art.
451 CP-

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Sin embargo, y esto es lo importante, cuando se trata de parientes próximos (ej.,
cónyuge, ascendientes, descendientes, hermanos…) se excluye la responsabilidad penal -art.
454 CP-
Suele considerarse que ello se basa en la idea de la inexigibilidad, que excluye la
culpabilidad (ej., la madre que ayuda a su hijo, aunque ese hijo haya matado a otra persona).

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