Pensamiento Social

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EL TRABAJO

HUMANO
INTRODUCCIÓN

Para los seres humanos el trabajo es una parte fundamental de sus vidas. Si no trabajamos,
nos sentimos frustrados. Y ello, especialmente en esta época dado que el trabajo es, cada vez
más, el principal recurso que tiene el hombre. El trabajo es un deber, además un derecho que
asiste a todas las personas humanas, debe ser valorado o tratado como una expresión
humanista, no como una mercancía de querer ganar dinero ya sea para satisfacer vanidades o
creerse más que otros, el trabajo es esencial, pero como sabemos es Dios, no el trabajo, la
fuente de la vida y el fin del hombre. El trabajo es una actividad que realiza toda la persona y
que por lo tanto implica a toda la persona, el hombre desarrolla una de sus principales
habilidades intelectuales, corporales y morales y da productividad en su campo laboral. La
forma de relacionarse con los demás tanto en la comunidad como la naturaleza son fuentes de
vida para el hombre, el trabajo debe ser valorado por lo que es, en solo por lo que se produce,
en esta actualidad el trabajo no se valora como persona sino como la capacidad de producir
bienes y servicios. Al hombre no se le puede tratar como un instrumento de producción. El
hombre, es creador del trabajo y su artífice. Es preciso hacer todo lo posible para que el
trabajo no pierda su dignidad propia. Si bien nos damos cuenta los conflictos sociales en
nuestro país están asociados al descontento en torno al trabajo, es por ello que la Doctrina
Social de la Iglesia nos dice que el trabajo es un elemento clave en la resolución de los
grandes problemas que aquejan al mundo de hoy.

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DESARROLLO:

El trabajo para doctrina social de la iglesia es todo tipo de acción realizada por el
hombre muy aparte de sus características o circunstancias, es toda actividad humana que se
puede o se debe reconocer como trabajo entre las múltiples actividades de las que
el hombre es capaz y a las que está dispuesto por la naturaleza y la comunidad, hecho
a imagen y semejanza de Dios.

El trabajo creado y creador:

En otras palabras el trabajo a mano del hombre se hace creador para así tratar de dominar el
universo es decir completarlo con su arduo esfuerzo laboral.

El trabajo describe tres esferas de valores principales:

• La primera esfera nos habla que cada ser humano realiza su propia fuerza laboral, es
decir que se ayuda a encontrar su propia identidad, mediante esta fuerza laboral el
hombre no solo satisface sus necesidades en el ámbito laboral sino que también se
realiza así mismo como hombre, es decir se hace mas hombre, cual tipo de trabajo así
sea el mas corriente hay que valorarlo, incluso el que mas margina, tiene como
finalidad siempre al mismo hombre.
• La segunda esfera el trabajo viene y va es decir de un lado a otro, la persona y la
comunidad son bases fundamentales, aquí interviene mucho la familia ya que es parte
de la comunidad hecha posible en el trabajo.
• La tercera esfera, aquí parte la familia ya que es ser principal y motivo en el hombre
para incluirse en la sociedad, nos motiva a esto dos alicientes, la que ayuda al hombre
a encontrar su grandeza de dignidad en el trabajo y la otra es la solidaridad para
superar así las injusticias y tener una buena degradación de persona.
• En la realización de este mandato el hombre, todo ser humano varón y hembra, refleja
la acción misma del Creador del Universo” (LE 4). En otras palabras desconcertantes
el trabajo en manos del hombre, se hace creador, no ciertamente para crear el
universo, pero sí para dominarlo, es decir, para completarlo, para concluirlo, para

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adornarlo. Son las palabras de la Biblia, que el 126 Concilio Vaticano nos ha
propuesto recientemente en toda su plena fecundidad (pero ya San Ambrosio la había
entendido así) y que la Laborem Exercens las presenta de nuevo: en la palabra de la
divina Revelación está inscrita muy profundamente esta verdad fundamental, que el
hombre, creado a imagen de Dios, mediante su trabajo participa en la obra del
Creador, y según las medidas de sus propias posibilidades en cierto sentido, continúa
desarrollándola y la completa, avanzando cada vez más en el descubrimiento de los
recursos y de los valores encerrados en todo lo creado”

El trabajo alienado:

En la vida diaria el trabajo se nos presenta alienado de sus principales objetivos a lo largo de
la historia, aquí se nos presenta conflictos, como el capital-trabajo y el propiedad-trabajo, hay
que superar las perspectivas de nuestro enfoques ideológicos, proporcionando así una serie de
conflictos en lo personal y social, dentro de los límites de la contribución esta
específicamente el estudio y el buen tratamiento del tema.

• Trabajo-Capital

Se presenta aquí el trabajo como un instrumento forjado en la humanidad, se basa en dos


fases principales en relación entre el hombre y los recursos, en este caso la primera fase el
hombre recibe los recursos y esa riqueza de la naturaleza, en la segunda fase el hombre
transforma las cosas, también la adapta a su necesidad, hace que se convierta en su capital
pero ese capital lo mira desde un punto de vista diferente es decir su medio de producción.
Mientras se maneje bien las cosas habrá armonía en el trabajo y capital ya que ambos tienen
una vinculación que se mantiene en lazos fuertes de superioridad con la persona. También
encontramos errores entre trabajo-capital como si fueran dos fuerzas anónimas es decir
desconocidas, el primer erros es lo económico es decir que el hombre se convierte en

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instrumento en cuanto al trabajo, este error incluye el error teórico que se refiere al
materialismo, es decir que lo principal aquí es lo material, mientras que lo espiritual y lo
personal se ponen en una situación muy mala a la realidad material. El doble error teórico
pertenece al doble error de la practica aquí en este error se da menos importancia al hombre
es decir que le importa más el medio de producción.

• Perversidad del capitalismo

Adelantando la contraposición registrada especialmente al comienzo de la época moderna


entre la verdad cristiana sobre el trabajo y las diversas corrientes del pensamiento materialista
y economicista, el Papa denuncia la inversión del orden inicialmente establecido por Dios: la
idea que el trabajo es una especie de mercancía que el trabajador vende al empresario ha
llegado a hacer que el hombre mismo sea tratado como un instrumento de producción.

• Trabajo-Propiedad

Aquí el derecho del ser humano lo tiene desde su nacimiento usando la abundancia de sus
bienes económicos que así le permita llegar a las demás personas, aquí lo respalda cualquier
derecho e incluso el derecho de propiedad privada. Desde otro punto de vista tampoco
conviene excluir la socialización, se puede hablar esto cuando quede asegurada la
subjetividad de la sociedad, es decir cuando toda persona en su trabajo tenga todo el pleno
título a considerarse al mismo tiempo ayudar a los demás.

Lo que quieres decir estas relaciones entre trabajo-capital y trabajo-propiedad se siga el libre
mercado o la economía de manera colectiva, lo que verdaderamente importa es que estos dos
sistemas se pongan en un trabajo efectivo y que se concluya con esas metas y objetivos
llegando así a esa cima que nos interesa.

El trabajo siempre tiene que estar en primer puesto es decir sobre el capital y propiedad ya
que es secundario, ya que el trabajo nos define como personas y la persona es número uno
sobe el capital y la propiedad.

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• Hacia la propiedad socializada

Estas páginas de la Laborem Exercens son quizás, en la modesta opinión, una de las más
innovadoras. En su fondo, como todos lo ven por intuición, está la realidad histórica de una
gran parte del mundo actual regida por ordenamientos socio-jurídicos ajustados sobre la base
de la propiedad colectiva, o común, de los medios de producción. Teniendo en cuenta la
afirmación del hombre persona, La encíclica no puede sugerir un retorno a la propiedad
privada: acepta la vía de la socialización socializada, a condición de que, efectivamente, cada
trabajador experimente y sienta, en concreto, que es protagonista y por consiguiente que no
solo influye en las decisiones, sino que también es partícipe de la propiedad.

El Trabajo Recuperado:

El trabajo está por fortuna en un camino de recuperación, dado que la sociedad va


descubriendo que él es la fuente de derechos que no pueden ser desatendidos: los derechos de
la persona humana, en efecto, constituyen el elemento clave de todo el orden moral social, y
el respeto de estos derechos pone la condición fundamental para la paz en el mundo
contemporáneo.

• El deber de Trabajar

Primeramente hay que recordar que el trabajo es una obligación, es decir, un deber del
hombre y esto en el múltiple sentido de esta palabra. El hombre debe trabajar bien sea por
derecho de que el Creador lo ha ordenado, bien sea por el derecho de su propia humanidad,
cuyo mantenimiento y desarrollo exigen el trabajo.

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• Fecundidad de una distinción

Hablar de derechos y deberes es lo mismo que hablar de competencias y responsabilidades,


por lo que hay que hacer una clara e iluminadora distinción entre empleador directo y
empleador indirecto

• Entretejido de condicionamientos

Una comparación de este tipo no tiene como finalidad el eximir al empresario directo de la
responsabilidad que le es propia, sino solamente llamar la atención sobre el entretejido de los
condicionamientos que influyen en su comportamiento.

• Reconocimiento efectivo de cinco derechos básicos

El primer derecho que se debe defenderse y promoverse es el derecho al trabajo o derecho a


tener un empleo adecuado para todos los sujetos capaces de él. (LE 18). El primer
responsable de este sector es el “empresario indirecto”, en este caso el Estado, al que
corresponde la función de actuar contra esa “verdadera calamidad social” que es el
desempleo, especialmente de los jóvenes. Es un deber que nace del destino universal de los
bienes o mejor del derecho a la vida y a la subsistencia.

El Segundo derecho el derecho a la justa remuneración por el trabajo, trae a la mente al


empresario directo. Es el problema clave de la ética social, añadiendo que la injusticia social
de un sistema socioeconómico y su justo funcionamiento merecen ser valorados según el
modo como se remunera justamente el trabajo humano y que el justo salario se convierte en
la verificación clave de todo el sistema socio-económico. Y la razón doctrinal está
nuevamente en el primer principio de todo el ordenamiento ético- social, a saber el uso
común de los bienes económicos. Tanto en el sistema de libre mercado, como en una
economía colectivista, el salario sigue siendo la vía concreta a través de la cual la gran

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mayoría de los hombres pueden tener acceso a los bienes que están destinados al bien común:
estos bienes se hacen accesibles al hombre del trabajo gracias al salario que reciben como
remuneración por su trabajo

El tercer derecho a la salud, que debe ser garantizado mediante un sistema de prestaciones
sociales generalizadas, a bajo costo, sino incluso gratuitas, eficaces y controladas (para evitar
los fáciles abusos).

El cuarto derecho al descanso, se considera bajo un triple aspecto: ante todo el regular
descanso semanal “que comprenda al menos el domingo”; luego las vacaciones una o más
veces al año; finalmente la pensión por seguro de vejez (o por invalidez, que obliga a un
reposo forzado).

El quinto derecho el derecho a condiciones dignas de trabajo con respecto a la persona, se


entiende aquí los ambientes de trabajo, los procesos productivos, las garantías de seguridad,
la higiene del trabajo, así como las aspiraciones a la participación en más modernas y
anheladas dimensiones.

• Revalorización del papel de la madre

La revaloración social de la función materna de la mujer y la fatiga unida a ella, ha


desencadenado polémicas incluso violentas en la mentalidad occidental y también en no
pocos cristianos, acostumbrados a los innovadores discursos de los anteriores papas, Karol
Wojtyla pone su criterio 135 en el contexto del salario: y aprovecha de él para lamentar una
deplorable práctica casi universal que consiste en no remunerar el trabajo hecho en casa (los
cometidos maternos de la mujer) no solo en los de cocer los alimentos y arreglar la vajilla: la
madre es también maestra, enfermera, psicóloga..... . Pero la reflexión sobre la revaloración
del trabajo de la esposa y madre de familia cede el paso en seguida a una breve pero clara y
no ciertamente reaccionaria, reflexión sobre el trabajo de la mujer en general. Vale la pena
releer exactamente las afirmaciones pertinentes.

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El Trabajo Redimido y Redentor:

Juan Pablo II crea una verdadera y propia espiritualidad del trabajo para difuminarla en el
mundo como un verdadero Evangelio, es difusión particular de la Iglesia: de toda la Iglesia,
no solo de la jerarquía. Es una función apenas esbozada, por la cual también de nuevo
debemos sentirnos como quien está en vigilia.

Por consiguiente la organización del mundo del trabajo debe permitirle a la persona humana
la expansión de su dimensión vertical: todo lo que ella cumple durante la semana se expande.
Por decirlo así en círculos concéntricos alrededor de ella en el plano horizontal; pero se
requiere un día en que la dimensión vertical el espíritu, pueda impulsarse como un resorte y
elevar al hombre por encima de sus obras, elevándolo a su verdadera grandeza que es la
apertura del alma a los grandes valores humanos y espirituales.

• Cristo es el Evangelio del trabajo

A la verdad, según la cual el hombre, mediante su trabajo, participa de modo singular en la


obra de la creación, Jesucristo le ha dado un especial relieve: “Él es el Evangelio del trabajo”,
porque pertenece al mundo del trabajo; tiene reconocimiento y respeto por el trabajo humano,
transfiere su enseñanza, especialmente en las parábolas, la verdad global sobre el deber y la
dignidad del trabajo.

• No hay redención sin efusión de sangre

Pero hay todavía un aspecto del trabajo en el cual debe penetrar profundamente la
espiritualidad. Todo trabajo, en efecto, está unido inevitablemente a la fatiga y al dolor: y la
Biblia, contraponiendo aquella originaria bendición del trabajo a la fatiga ya
inseparablemente unida a él, quiere enseñarnos que ella es fruto de la condición misma del
hombre.

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El Evangelio pronuncia su última palabra también al respecto, en el misterio de la muerte y
resurrección de Cristo: El misterio pascual en efecto, contiene la cruz de Cristo, es decir su
obediencia hasta muerte para redimir al hombre y todo lo que constituye el tejido vital del
hombre. 137 Sobre la cruz, Cristo redime la fatiga y el trabajo: y hace que se convierta en
instrumento de redención.

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CONCLUSIÓN

Desde la perspectiva que hemos alcanzado al principio, el hombre es un ser trabajador que se
hace en todo lo que hace. El giro cultural que exige la nueva situación no es trabajar menos,
sino estar menos tiempo empleados a sueldo. Se trata de hacer pasar al primer plano las
dimensiones gratuitas del hombre, sin olvidar la dimensión ética: el servicio o projimidad; el
amor o fraternidad; el arte, la fiesta. Recuperar un mundo en el que el hombre vuelva a ser
valor en sí mismo, y deje de estar puesto a precio. Es menester recuperar la grandeza única
del ser hombre. Poner todas las capacidades creadas históricamente, a su servicio.
Desenmascarar a los asesinos. Impedir que sigan matando. La defensa de la dignidad humana
no admite descanso. El hombre es un ser trabajador, pero, sobre todo, es una persona y esta
sólo es posible en comunidad. El trabajo humano encuentra su sentido y su fin cuando,
fecundado por la fraternidad, se convierte en una vida entregada al servicio de las personas,
con una opción preferente hacia los más pobres. Así lo ha percibido la tradición
judeocristiana, cuando afirma que el sábado es para el hombre; no hay ley que pueda limitar
el trabajo en favor del hombre. Hoy, la separación entre la vida y el trabajo permite
situaciones en las que el interés intrínseco de un trabajo no garantiza su sentido, y su
humanización no garantiza la de las finalidades a las que dicho trabajo sirve. La técnica nos
permite producir sin tocar el objeto y matar apretando botones sin tener que mirar a un
muerto a la cara. No necesitamos ver el rostro del pobre y la barbarie es indolora y mucho
más fácil. La herramienta que sirvió para transformar la naturaleza y preservarla, se convierte
hoy en lejanía de la naturaleza y ocultamiento del dolor del hombre. No es necesario
renunciar a los avances de la técnica, pero es imprescindible orientarlos con urgencia al
servicio de todos los hombres.

Bibliografía

http://virtual.ups.edu.ec/presencial46/pluginfile.php/134179/mod_resource/content/1/CAP%C3%8DT
ULO%20IV.pdf

CALVEZ, Jean-Yves La enseñanza social de la Iglesia. “La economía. El hombre. La Sociedad”. Col.
“Biblioteca Herder. Sec. de Ciencias Sociales”, 194. Ed. Herder. Barcelona, 1991. 352 pp.

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