TP 1 Bleichmar
TP 1 Bleichmar
TP 1 Bleichmar
Una propuesta
respecto al futuro del Psicoanálisis”.
La subjetividad en riesgo.
Silvia Bleichmar.
La autora propone un debate acerca del futuro del psicoanálisis, donde afirma
que lo que está en juego es la racionalidad de los enunciados mismos que
sostienen la clínica, y el riesgo de que caiga, como una ideología más en la
historia del conocimiento. El psicoanálisis corre el riesgo de sucumbir
implosionando por sus propias contradicciones internas, ante la
imposibilidad de abandonar los elementos obsoletos y realizar un ejercicio
de recomposición de la dosis de verdad interna que posee.
Es importante hacer atravesar los escritos freudianos por el método analítico, sin
reemplazar lo que dicen por lo que “en realidad Freud quiso decir”, ya que lo que
en realidad quiso decir es lo que dice, entendiendo en el contexto asociativo de
pertenencia, que no es de la subjetividad del lector, sino el de las líneas de tensión
de la obra misma. El método analítico, por otra parte, implica que el contexto
discursivo defina la significación, apelando entonces a los diversos ejes
problemáticos en los cuales el concepto se articula en movimiento.
Problemática,
Histórica y
Crítica.
Es por esto, que una perspectiva crítica debe conjugar en la transmisión del
conocimiento psicoanalítico tanto aquellos que se sostienen por su coherencia
racional o por su corroboración práctica, como los callejones sin salida en los
cuales el sistema tiende a cerrarse.
Sexualidad infantil
Se ha homologado el descubrimiento de la sexualidad infantil con el complejo de
Edipo, como deseo genital del niño hacia el adulto. Ello despoja a la sexualidad
infantil de su carácter mayor:
El ingreso del estadismo con el cual desde cierto endogenismo hacen su ingreso
las fases libidinales, establece la base de un borramiento respecto a la función de
la sexualidad del adulto como motor de implantación mismo de la sexualidad
infantil, y genera las condiciones para un Edipo que surge de modo unilateral en el
niño.
Parece necesario volver a definir hoy, a casi un siglo de Tres ensayo, su aporte
fundamental: el hecho de que la sexualidad humana no sólo comienza en la
infancia, sino que se caracteriza por ser no reductible a los modos genitales,
articulados por la diferencia de los sexos, con los cuales la humanidad ha
establecido, desde lo manifiesto, su carácter.
Nos vemos obligados a establecer que los dos tiempos de la sexualidad humana
no corresponden a dos fases de una misma sexualidad, sino a dos sexualidades
diferentes:
La definición del origen de la pulsión pone en juego los orígenes mismos de las
representaciones que constituyen la materialidad de base del inconsciente. Sus
orígenes están atravesados por inscripciones provenientes de las primeras
vivencias sexuales que acompañan los cuidados con los cuales el adulto toma
a cargo a la cría. Lo que estamos habituados a conocer como contingencia del
objeto debe ser considerado como contingencia de la pulsión, carácter posible
de la inscripción de la sexualidad, a partir de un plus que se instala en el marco
de los cuidados precoces.
-Destitución definitiva del modo maniqueo (tendiente a valorar las cosas como
buenas o malas, sin término medio) con el cual se ha concebido a la defensa:
siendo inconsciente y preconsciente dos estructuras con su propia legalidad y
su propio emplazamiento en la tópica, los enunciados que el sujeto formula son
producciones psíquicas de pleno derecho que coexisten o se ensamblan, o se
ven determinadas en parte, por otras mociones que deben ser sacadas a la
luz.
Queda por definir un aspecto nuclear para nuestra práctica, que remite a la no
homogeneidad representacional, a la diversidad simbólica del psiquismo.