Uno, Dos, Tres Por El Maíz PROCESO 2021

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Uno, dos, tres por el maíz

Por Diego Montero y Marcos Elú

Personajes:
Se- HORMIGA
Ome- HORMIGA
Eyi- HORMIGA
Takuatzin- TLACUACHE
Colibrí- ESPÍRITU
Cochita- PÁJARO CARPINTERO
Juglar 1
Juglar 2

INTRODUCCIÓN

Entran dos juglares a escena haciendo un llamado a su público y cantando una


canción. Una vez que el público se ha reunido, hacen una presentación en décima
espinela.

Venimos para contar, Cuentan que, en el pasado,


pues a eso nos dedicamos, una historia aconteció:
entre veredas andamos El maíz apareció,
en un largo trajinar, brotó de un cerro rajado.
si usted nos quiere escuchar, Desgranado y colorado
su paso detenga un rato, las arrieras lo acarreaban,
la prisa no vale tanto una misión completaban,
¡ya deje de caminar! el colibrí se los dijo:
Que hoy los vamos a animar Esta semilla es el hijo
con una historia de encanto. de la profecía anunciada.
Del cerro el maíz nacía El niño mazorca vino
y rojos fueron sus granos, enseñando a cultivar,
no había que temer engaños a entre los surcos sembrar
si el rojo palidecía, un alimento divino,
su magia lo protegía pa convidar al vecino
de alguna extraña mirada, dejando viejas costumbres,
para que nadie intentara y encontrar la certidumbre
hacerle daño ninguno de no comerse entre hermanos
y llegar con bien oportuno y así los seres humanos
a la montaña sagrada. evitarán su derrumbe.

¿ROJA?

(Música de jaranas).
Unas valientes Hormigas
cargan un rojo maíz,
que ha sido fuerte raíz
de una raza milenaria
que ha olvidado construir
un camino diferente,
que no conduzca a la gente
a terrenos moribundos,
se puede hacer otro mundo
con corazón y la mente.

Entran tres hormigas cargando una enorme mazorca sobre sus cabezas,
cantando una peculiar estrofa en náhuatl,
que entonarán siempre que estén en marcha.

Eyi askatsitsin yauij mauiltiti


uan teyin mas tsikitsin
peua kiiluiya,
xiuiki xuiki chauitimailtiti,
amoj amoj amoj nechajuasnomaj.

Se: Izquierda
Ome: Derecha
Se: Izquierda, menos, menos izquierda, no, no, otro poquito, no.
Ome: Sí, si, si, si….
Se: Izquierda, abajo… espera abajo, no no no…
Eyi: ¡Amigos, amigos, oigan, amigooooooos!

Juglar 1: Las tres hormigas caen por un costado de la vereda.


Juglar 2: Se levantan un poco apaleadas sobándose los golpes, la enorme
mazorca que traían ha caído al suelo.
Juglar 1: La observan con detenimiento.

Eyi: ¿Roja? Yo no la veo…


Se: Claro que es roja… bueno un poco, digamos… digamos, colorada.
Ome: Nooooo. Nos equivocamos, no es roja, no puede ser, no puede ser,
estamos perdidos.
Se: Xi mo tamatilika. Tranquilos compañeros, a ver observemos bien (Las
hormigas se detienen a observar detenidamente la mazorca, cada uno la toma, la
ve de una manera peculiar en un juego coreográfico).
Eyi: (Que es el último en revisarla) No, en definitiva. No parece la mazorca
sagrada; el colibrí lo dijo muy claro.

Juglar 1: Un tiempo atrás.

Visión flash back. El colibrí dice algo en el lenguaje secreto de los pájaros
Se: Ahí está; Él lo dijo claramente: “Para salvar a los hombres, deben llevar
el corazón de Sentiopil. Y este…
Ome: No es el corazón de Sentiopil, el corazón de Sentiopil es rojo; y está
bien, lo acepto, a veces la vista me falla, pero definitivamente…
Se: Está bien, está bien. Pero se parece un poco.

Juglar 2: ¿Verdad que se parece?

Eyi: Parecido no es igual, lo cual quiere decir que nos equivocamos. Y si


nos equivocamos debemos regresar y si debemos regresar, es porque nos
equivocamos y si…

El colibrí realiza unos pases mágicos a la mazorca que de pronto cobra algunos
matices en rojo.

Ome: Miren… Se puso…


Las tres: Roja.
Se: Lo ven, se los dije.
Ome: Esto es muy extraño. A veces se ve roja y a veces no, ¿no será que
de tanto caminar se nos descompuso una antena?
Eyi: Mi abuelo decía que los colores verdaderos no son los que vemos con
los ojos, sino con los sueños.
Se: Despierta, niño. Despierta. Tu abuelo era ciego.
Eyi: Pero de niño veía.
Ome: (Preocupado) ¿Y qué le pasó?
Eyi: (Molesto) Se murió por preguntón.
Ome: (Se cubre la boca con ambas manos).
Eyi: En los sueños las cosas cambian de color y las profecías son muy
parecidas a los sueños.
Se: No sé ustedes, pero yo no estoy soñando esta mazorca o ¿qué? ¿Estoy
soñando? ¿Acaso estoy soñando?
Ome: (Lo pellizca).

Los juglares se pellizcan.

Se: (Da un alarido de dolor).


Ome: No, no estás soñando.
Se y Ome pelean.

Eyi: ¡Askame, basta! De todos modos, si nos equivocamos, a mí ni me


gusta el maíz.
Se: No se trata de nosotros.
Ome: Entonces ¿de quién?
Se: De la humanidad, qué digo la humanidad, de la animalidad entera.
Eyi: Bueno, bueno, tenemos de dos hojas, seguimos o nos regresamos.
Ome: ¿Y volver al bosque de los tzitzimimej? ¡Jamás!
Se: Te hubiéramos dejado ahí para que te comieran.
Eyi: Mi abuelo decía que el niño maíz acabó con todos.
Ome: Pero tu abuelo era ciego.
Se: ¡Askame! Mazorca en dirección al norte.

Juglar 1: Por fin cargan la mazorca, excepto Ome que, no está del todo
convencido de que realmente vayan al norte, revisa un mapa.
Juglar 2: Se y Eyi tiemblan por la pesada carga.

Se: Se.
Ome: (Sin cargar) Ome.
Eyi: Eyi.
Ome: Amigos, creo que el norte es hacia allá.
Se: Por las antenas de mi abuela, no abandones tu posición.
Juglar 1: Ome intenta guardar el mapa en su bolso, pero sin darse cuenta
se cae al suelo.
Juglar 2: Entra Takuatzin y toma el mapa.

Transición musical. Los juglares pregonan una décima.

Y así agarraron camino


las tres valientes hormigas,
seguras y decididas
de llegar a su destino,
pero fue poco su tino
pues extraviaron el mapa,
y a ponerles una trampa
Takuatzin se encaminó,
es villano, cómo no,
y al que se deja lo atrapa.

TIERRA DE TLACUACHES

(Música de jaranas).
Los caminos de la sierra
se han vuelto muy inseguros,
tan peligrosos y oscuros
que hacen temblar a la tierra.

Allí se esconde Takuatzin,


un tlacuache muy temido
que anda en el monte escondido
y si te encuentra te engaña.
Juglar 1: Las hormigas se percatan que van por el camino equivocado y
reviran.
Juglar 2: Llegan hasta una encrucijada donde ya las espera el temido
Tlacuache.

Se: Nunca me hacen caso, nunca. Les dije que hacia el norte.
Ome: Yo les dije que…
Se: Nada, nada. Si no hubieras perdido el mapa.
Ome: Perdón…
Eyi: Mi abuelo decía…
Se: Tu abuelo era ciego.
Eyi: Ciego, pero no mudo.
Se: Askame: Se
Ome: Ome.
Eyi: Eyi.

Juglar 2: Las hormigas fatigadas, bajan la enorme mazorca.

Ome: ¿Y ahora? ¿Por donde?


Eyi: Creo que estamos perdidos.
Se: Nada de eso, lo que necesitamos es…
Takuatzin: Un guía de turistas, viajeros y caminantes perdidos.

Juglar 1: Las hormigas ven con sorpresa y horror a Takuatzin

Takuatzin: Parecen un poco extraviados amigos.


Se: No señor…
Takuatzin: Takuatzin para servirles.

Juglar 2: Takuatzin es muy escurridizo, los rodea como una serpiente al


acecho.
Takuatzin: Guía de turistas, viajeros y caminantes perdidos. Miren nada
más pero qué bonita mazorca...
Se: Roja, señor guía de turistas, viajeros y caminantes perdidos. Roja.
Takuatzin: ¿Roja?
Eyi: Él tampoco la ve Roja. Nos equivocamos.
Ome: Mmm… Está un poco descolorida, nada más.
Takuatzin: Disculpen mi grosería, no quise ofenderlos… ¿Roja? No me
digan que es… No. No puedo creerlo, es… es… la.. la…(Ríe descontroladamente)

Juglar 2: Takuatzin tiene el corazón tan duro que no logra ver el verdadero
color del corazón de Sentiopil.

Se: (Molesto) ¿Se encuentra usted bien señor guía de turistas, viajeros y
caminantes perdidos?
Takuatzin: Perdón, perdón, de pronto recordé algo gracioso, nada
importante. Llámenme Takuatzin por favor. Entonces esta mazorca es…
Se: Nada. Un maíz más que necesitamos para los tiempos de lluvia, ya
sabe, provisiones.
Eyi y Ome: (Al unísono): “Es el maíz sagrado, el corazón de Sentiopil y lo
llevamos al cerro de la abundancia”. Estamos perdidos ¿usted puede ayudarnos?
Se: Shhhhh….
Takuatzin: Ah. Ahora que lo dicen, sí tiene unos tonos de rojo muy bellos
(Con tono profético). Dicen que el corazón de Sentiopil estaba hecho de carne y
sangre, sangre y carne.
Ome: Eso, y que si lo llevamos a…
Takuatzin: No, no, no… (Ríe) No, crean rumores, seguro alguien los quiso
engañar con el cuento de que un colibrí anda por ahí pidiendo a “todo mundo” que
haga no sé qué para no sé cuánto y entonces así… nananananan… (Aparece el
Colibrí que molesta al Tlacuache)
Juglar 1: Es el colibrí y no se ve muy contento con el tramposo tlacuache.

Eyi: Nada de cuentos señor Takuatzin, nosotros lo vimos.


Takuatzin: Ay… Eso es como creer que: “Los hombres antiguos, los
tzitzimimej, comían carne de su carne”. Por favor, no sean ilusos.
Ome: No, los tizimimej no.
Se: Señor Takuatzin, no quiero ser yo el grosero ahora, pero tenemos un
poco de prisa. Ha sido un gusto.
Takuatzin: “De él nació todo y todo nació de él…” (Ríe) Pero bueno, esos
son viejos cuentos, rimas sin cesar de puras mentiras. No les quito más su tiempo.
Y ya saben, si necesitan un guía, aquí estoy (Ríe)

Juglar 2: Las hormigas se preparan para irse, pero sin el mapa, no tienen
idea qué dirección tomar.

Se: ¡Askame! Se.


Ome: Ome.
Eyi: Eyi.
Takuatzin: Buen camino. Y tengan cuidado con los “tzizimimej”.
Se: Se.
Ome: Ome.
Eyi: Eyi.
Se: Señor Takuatzin, sabrá usted de casualidad cuál de los dos caminos
conduce a…
Takuatzin: ¿Al monte sagrado? Claro.
Ome y Eyi: ¿Cuál?
Takuatzin: No quiero parecer un oportunista, ustedes saben, pero me gano
la vida humildemente y esa información tiene un kanachi valerowa.
Se: (Molesto) ¿Cuánto?
Takuatzin: En realidad quiero proponerles un tapatalis. Pero antes de
decirles lo que quiero a cambio, primero deben aceptar el trato.
Juglar 1: El tlacuache les ha propuesto tapatalis, un trueque.
Juglar 2: No, no acepten. Es un engaño, ese Tlacuache es un tramposo. (El
otro juglar lo calla).

Las tres: Aceptamos.


Takuatzin: Muy bien (Saca el mapa) Es por allá.
Ome: Ese Mapa se parece mucho al que…
Takuatzin: ¡Venga! El tiempo es valioso y ya comienza a darme un poco de
hambre.
Las hormigas y el tlacuache andan por el camino, él las dirige mientras
entonan su cancioncita. Transición musical

El marsupial engañoso,
a las hormigas condujo
como si fuera un embrujo
a un encargo peligroso.
Trepar a un árbol frondoso
Para unos huevos robar
y así su hambre saciar,
pero no se imaginaba
que la pájara, muy brava,
estaba a punto de llegar.

DE PICOTAZOS Y PLUMAS

(Música de jaranas).
Los abuelitos dijeron
que carpinteros famosos,
Valientes y habilidosos
A picotazos rompieron
La piedra del noble cerro
Donde el maíz se escondía
Para volver algún día
Cantándole fuerte al viento
Defendiendo el alimento
Con alegre rebeldía.

Juglar 1: Después de mucho caminar, llegaron al pie de un árbol que el


tlacuache sacudió con fuerza, para asegurarse de que no había nadie en el nido.

Takuatzin: Perfecto, no está. Hemos llegado.


Se: ¿A dónde?
Takuatzin: Dentro de ese pequeño agujero allá arriba, vive un delicioso…
(Recompone) Un gran y viejo amigo carpintero que está muy, muy enfermo y
quiero ayudarlo.
Se: Y, ¿eso qué tiene que ver con nosotros?
Takuatzin: Tapatalis ¿Ya tan rápido lo olvidaron? Quiero que ayuden a mi
amigo a bajar, yo soy muy grande y no quepo por ese agujero.
Ome: Pero…
Takuatzin: Tapatalis.
Eyi: Yo pienso que primero…
Takuatzin: Estamos perdiendo el tiempo, “ayúdenme que yo los ayudaré”.
Sacamos a mi amigo y yo les doy “mí mapa” para que puedan llegar con bien a su
destino ése.
Ome: Ese mapa…
Se: Está bien, está bien…
Takuatzin: Yo mientras aquí les guardo bien su… su mazorca sagrada,
como mi vida, lo juro.
Se: Askame: listas. Se.
Ome: Ome.
Eyi: Eyi.
Juglar 2: Las Hormigas comienzan a subir en espirales alrededor del gran
árbol.

Takuatzin: Ya me estoy saboreando esos ricos huevos de carpintero.


Eyi: ¿No les parece algo extraño que el Tlacuache tenga un amigo en un
lugar tan alto?
Ome: Todo se ve muy chiquito desde aquí.
Se: No te detengas, los tlacuaches son grandes “trepadores”.
Takuatzin: (Gritando) No se detengan ¿qué están haciendo? (Aparte) Si
estas tontas hormigas no se apuran va a llegar Cochita y nos va descubrir. (Su
hambre lo hace imaginar platillos) Después de tener esos huevos, también me voy
a llevar esta mazorca para hacerme unas ricas tortillas y acompañar mi cena.

Juglar 2: Las hormigas por fin llegan a la entrada de un profundo nido de


carpintero.

Se: Aquí no hay nadie.


Eyi: No hay nadie.
Ome: Nadie.
Takuatzin: Cómo que no.
Se: Está muy oscuro.
Eyi: Muy oscuro.
Ome: Oscuro.
Takuatzin: Hormigas tontas. Busquen bien.

Juglar 1: En el fondo del nido, sobre un montón de hojas, encuentran un par


de huevos diminutos.

Se: Creo que encontré algo.


Eyi: Encontré algo.
Ome: Algo.
Takuatzin: ¿Qué es?
Se: ¡Son unos huevos!
Eyi: Unos Huevos.
Ome: Huevos.
Takuatzin: (Aparte. Muy impaciente y ansioso) Esos son. Bájenlos, ahora.
Seguramente mi amigo se puso muy enfermo y tuvo que ir de… de prisa al
hospital, no sabía que tenía familia. Tenemos que proteger a esos bebés
cascarudos.

Juglar 2: Como una raya en el viento el colibrí aparece alrededor de las


hormigas.

Juglar 1: Intenta decirles la trampa que Takuatzin ha puesto para ellos.

Se: ¿Una trampa? ¿De qué hablas?


Eyi: ¿De qué hablas?
Ome: ¿Hablas?
Se: Por las antenas de mi abuela.

Juglar 2: Detrás del colibrí volando furiosa viene una pájara carpintera.
Juglar 1: Es la madre de los indefensos huevos. Esto no acabará bien.

Cochita que propina tremenda golpiza a Ome por hurgar en su nido. Takuatzin
huye. El colibrí intercede por las hormigas y ahora Cochita aterriza y recupera el
aliento.

Cochita: ¡Oh ya entiendo! Maldito Tlacuache. Deben tener cuidado mis


pequeños amigos. Los caminos de la montaña guardan muchos peligros.
Eyi: No se preocupe señora…
Cochita: Cochita.
Eyi: Ese tlacuache no nos volverá a sorprender.
Se: Si vuelve a cruzarse en nuestro camino, juro que voy a arrancarle esa
peluda cola.
Cochita: El malvado Takuatzin es la más insignificante de las amenazas
con que tendrán que enfrentarse.
Ome: No me diga… los tzitzimi…
Se: Grandísimo cobarde ¿Qué tengo que hacer para convencerte de que
los tzitzimimej ya no existen?
Eyi: Mi abue…
Se: Y no me importa lo que decía tu abuelo.
Cochita: Eso es verdad, el niño maíz acabó con todos los que se comían
entre hermanos en el tiempo de nuestros huekaukayomej.
Eyi: Eso es lo que mi abuelo decía.
Cochita: Sin embargo, muchos riesgos se esconden entre la hierba. El agua
del manantial se ha vuelto negra y refleja malos augurios. Si en verdad llevan esa
mazorca al monte, deberán pasar por ahí.
Ome: ¿Y qué es lo que pasa ahí?
Cochita: Hace mucho que nadie va para allá, sólo quiero que recuerden
algo, vean lo que vean, escuchen lo que escuchen, no se detengan. Los secretos
que ahí se guardan pueden hacernos mal…
Eyi: O bien. Mi abuelo decía que Sentiopil nació ahí, no puede ser un lugar
malo.
Cochita: Hemos deshonrado nuestro pasado. Hemos descuidado la
herencia que nos dejó Sentiopil. La cuna del niño maíz ya no es lo que fue.

Cochita eleva el vuelo; revisa el terreno y dice desde el aire.

Cochita: Sigan en esa dirección hasta que puedan ver una cima que escupe
humo, vayan hacia allá, a un lado duerme la mujer blanca, en su vientre está la
montaña sagrada, cuando puedan verla ya nunca se perderán. Kualtsixiakaj.
Las tres: Tlazoj´kamatik.
Se: ¡Askame! Se.
Ome: Ome.
Eyi: Eyi.
Cochita: ¡Tengan mucho cuidado con la niebla!

Los juglares pregonan.

Cuando al manantial llegaron,


la niebla lo cubría todo,
de seguir no había otro modo
con la mazorca avanzaron,
pero en el fondo encontraron
visiones que les advierten
que es retar a la suerte
seguir por ese camino,
con el tlacuache ladino
arreándolos a la muerte.

El manantial es la cuna
donde Sentiopil nació,
en la tierra se escondió
bajo la luz de la luna
y fue semilla, fortuna,
milagro, de veras, profundo
que en su camino fecundo
las hormigas lo encontraran
y a los hombres entregarán
el alimento del mundo.
EL MANANTIAL

En el manantial se guardan
las historias verdaderas,
de cómo surge en la tierra
el que nos trajo verbena.

Es la cuna ya muy negra,


olvidada y destruida,
que el tiempo ha dejado en ruina
sigue aguantando la espera.

Juglar 1: Las hormigas cruzan el manantial por un puente de piedra cubierto


de musgo y bañado por una densa niebla que cubre el camino.

Ome: No mires para abajo, no mires para abajo, no mires par…


Se: Cállate cobarde, me tienes harto. Eyi haz que se calle.

Juglar 2: Eyi se ha detenido un momento, manotea entre la niebla


descubriendo la superficie del agua.
Juglar 1: Agazapado bajo el puente, Takuatzin los acecha en espera del
momento oportuno de atacar.

Se: Eyi. ¡Eyi! Lo que me faltaba: una hormiga cobarde y otra curiosa.
Eyi: (Tiene una visión en el agua) Somos nosotros… La montaña sagrada;
el agua dice que la encontraremos.
Se: Mikilis, Ome.

Juglar 2: ¿Mikilis?
Juglar 1: Muerte.
Ome carga la mazorca sin ayuda. Se, ha visto en el agua la muerte de Ome, que
continuaba repitiendo sin parar.

Ome: ¿Qué ven?


Se: Nada. Tienes razón, debemos seguir y no mirar para abajo.
Ome: No quiero decir “se los dije” pero, “se los dije”.
Se: Vámonos. ¡Askame! Se.
Ome: Ome.
Eyi: …
Se: Se.
Ome: Ome.

Juglar 2: Takuatzin toma por sorpresa a Eyi y lo estrangula.


Juglar 1: Lo está ahogando.
Juglar 2: Se, le quita la mazorca a Ome.
Juglar 1: Y con una fuerza extraordinaria golpea a Takuatzin en la cabeza.
Juglar 2: Ome, se lanza sobre una de sus patas.
Juglar 1: Le propina una fuerte mordida inyectando todo su veneno.
Juglar 2: Takuatzin aúlla de dolor brincando sobre la única pata que le
queda.
Juglar 1: Cae del puente.
Juglar 2: Las tres hormigas toman la mazorca.
Juglar 1: En un solo movimiento la levantan.
Juglar 2: Dejándola caer sobre el tlacuache que se hunde en el agua.

Las tres: (Golpeando a Takuatzin) ¡No mires para abajo, no mires para
abajo, no mires para abajo!

Juglar 1: Las hormigas vencen y huyen sin mirar atrás.


Juglar 2: Cómo todo un tlacuache, Takuatzin no ha muerto y emerge del
agua escurriendo y tiritando de frío.
Takuatzin: Amokuali ¡Malditas hormigas! No conocen la furia de Takuatzin.
El poder del monte me pertenece, de pantanos más profundos ha emergido el
heredero de las mil vidas. Arrancaré sus cabezas con esta esponjada cola y las
veré rodar sobre la tierra. (Se va riendo)

Tropezando entre los cerros,


escurriendo por laderas,
la tormenta traicionera
se aproxima con sus truenos,
con sus rayos, como sueños,
una luz resplandeciente,
viene a cumplir la suerte
que el manantial anunció,
cuando en el agua apareció
un presagio de la muerte.

LA MONTAÑA SAGRADA

(Música de jaranas).
Decían los antepasados
que los volcanes enormes,
rápidos como coyotes,
con las nubes se movían.

Y un horizonte vacío
a sus ojos engañaba,
pues debajo se encontraba
el monte verde dormido.

Las hormigas corren agitadas.


Se: Corran, corran, corran...
Eyi: Corran como si nos siguieran los tzizimimej.
Ome: ¡Nooooo… los tizimimej no!

Juglar 1: Las hormigas chocan contra una enorme pared de piedra.


Juglar 2: No pueden ver nada, la niebla lo cubre todo.

Se: Creo que ya no podrá alcanzarnos.


Ome: No puedo ver nada.
Eyi: Mejor así, ése takuatpizoyot no podrá vernos.
Ome: ¿En dónde estamos? Si tan solo tuviéramos el mapa.
Se: ¡Axkanquema! (Triunfante, les muestra el mapa que logró arrancarle en
el último momento a Takuatzin. Celebran) Aquí dice que deberíamos estar cerca
del pie de la montaña.

Juglar 1: El colibrí hace su magia.

Ome: ¿Escuchan eso?


Eyi: Yo ya no quiero escuchar nada (Se tapa los oídos).
Se: Eyi… Eyi te estoy hablando.
Eyi: ¿Qué?
Se: A ver… ¿Qué decía tu abuelo para estos casos?
Eyi: No sé, ahora no puedo recordar nada.
Ome: Vamos Eyi recuerda, recuerda… Mi abuela decía que recordar es
vivir. Hey, mi abuela también dice cosas.
Se: ¿Y no decía qué se debe hacer cuando pierdes una montaña?
Ome: Mmmm…. No, pero cuando mi abuelo se perdía por días, mi abuela
volteaba al cielo, cerraba los ojos y decía… decía… (Susurrando para sí).
“kuakualtzin huitziki maj kisan tonal” (El colibrí con un gesto comienza a disipar la
neblina. Ome repite la frase que escuchó de su abuela gritando al cielo). Eso:
“kuakualtzin huitziki maj kisan tonal” y de pronto…
Juglar 1: Kuajualtzin ¿qué?
Juglar 2: Hermoso colibrí, haz que salga el sol.
Los juglares: (Con redoble de jaranas) ¡La montaña sagrada!

Se: (Que ha reconocido el lugar donde según la visión del manantial Ome
pierde la vida). Mikilis, Ome. Esa tormenta eléctrica está muy cerca, debemos
refugiarnos y subir por el poniente en cuanto los rayos paren.
Ome: Pero el mapa dice que es por aquí, además ya se está haciendo de
noche.
Eyi: Estoy de acuerdo con Se. Mi abuelo decía que a veces el camino más
largo resulta ser el más corto si lo medimos con un reloj y no con nuestros pasos.
Ome: Eyi, hasta yo sé que no habrá otro camino más corto. Ya hemos
estado antes bajo una tormenta, pensé que yo era el cobarde.
Se: Rodearemos y subiremos por el poniente. Punto. Se acabó.
Eyi: Vamos. (Eyi y Se ocupan sus posiciones para levantar la mazorca.
Ome permanece en el mismo lugar).

Juglar 1: Ome ha decidido irse sin sus compañeras.

Se: ¡Askame! Se…


Ome: …
Eyi: Eyi.

Se y Eyi miran a Ome.

Se: Se…
Ome: …
Eyi: Eyi.
Ome: Se. Eyi. Sé que nunca he sido una arriera brillante, pero ¿qué me
dicen de aquella vez en que descubrí que la tortilla estaba envenenada.
Eyi: Una hora después de que habías dicho que estaba limpia.
Ome: Y ¿qué tal cuando inventé aquellas alas que nos permitieron hacer un
camino de dos días en unos cuantos minutos?
Se: Invento por el que me rompí una pata y que nos retrasó una semana
completa.
Eyi: Es inútil Ome. Vámonos.
Ome: (Después de pensarlo y resistirse un poco) En otras circunstancias no
dudaría ni segundo que debo seguirlos, pero algo muy fuerte me dice que al
menos yo, debo seguir por aquí, aunque me aseguraran que este camino está
repleto de tzitzimimej, estoy seguro que prefiero subir por aquí (Ome se aleja
corriendo y gritando por el camino que el mapa marcaba como correcto). Na mej
tlasoj tla.

Juglar 2: Eyi y Se no podrán solas con el peso de la mazorca.


Juglar 1: Mira, van a lograrlo.

Se: ¡Omeeee!
Eyi: ¡Omeeee!
Ome: Ya estoy cansado de tener miedo.
Se: No es miedo, Ome, es que vi algo en el manantial.

Juglar 2: Una tormenta eléctrica cubre por completo la cima de la montaña.

Los juglares hacen los efectos de la tormenta y la batalla que se avecinan.

Eyi: Ome, espera. Yo no quiero que nos parta un rayo.

Aparece el Colibrí cerca de Ome, y muy apurado intenta decirle, algo.


Ome: ¿Qué quieres? Siempre que apareces algo nos pasa.
Se: Si vamos a seguir este camino, por lo menos deberías ayudarnos.
Eyi: Lo cortés no quita lo valiente y el corazón es muy pesado.
Ome: Pero mi corazón ya se cansó, subiré a explorar el terreno. Ustedes
esperen (El colibrí no deja de insistir a Ome, comienzan a sonar truenos).
Se: Lo vi, lo vi claro. Un rayo, una caída.

El colibrí se acerca a Ome y le advierte de la visión.

Ome: ¿Qué…? ¿Yo? ¿Por qué yo? Todo a mí. Amigos el Colibrí dice que
un rayo me va a…

Un rayo fulminante cae cerca de Ome, él resbala y cae por la ladera cerca
de sus amigos que intentan rescatarlo sin tener éxito.

Eyi y Se: ¡Noooooo! ¡Ome!


Ome: ¡Niou!

Eyi y Se han soltado la mazorca que rueda hasta detenerse en una terraza.
Chocan contra ella, ambos se quedan en silencio, el colibrí los acompaña,
pero ahora no dice nada, sólo da pequeños lamentos. Se y Eyi hacen un
pequeño funeral.

Los juglares acompañan el duelo con su música y su gesto.

Se: Ya es de noche, descansemos.


Eyi: Mi abuelo decía…
Se: No Eyi, ahora no. Descansa.
Eyi: Descansemos.
El colibrí asiente. Y desaparece.
Pregón de los juglares.

Sorteando la tempestad,
dos hormigas en camino
a cumplir van el destino,
heridas de realidad,
y encontrarán voluntad
al ver a Ome en el cielo,
acompañando en el vuelo
al colibrí salvador,
desafiando sin temor
al tlacuache traicionero.

Incansable bandolero
es el Tlacuache montuno,
que, al ver momento oportuno,
lanzó un ataque muy fiero,
pero con rayo certero
las nubes lo castigaron,
su suave cola incendiaron,
creando un inmenso fuego,
que todos los hombres, luego
por el mundo se llevaron.

EL VUELO DE LAS HORMIGAS

(Música de jaranas).
El rayo partió la piedra
para mostrar el camino,
y su fulgor asesino
pudo abrir la antigua grieta,
que llevaría hacia un destino,
un destino venturoso,
de paisajes majestuosos
que acaricien la mirada,
diferente llamarada
entre montes peligrosos.

Juglar 1: Se y Eyi despiertan confundidas.


Juglar 2: En la oscuridad brillan los ojos de Tacuatzin que los ha seguido
hasta ahí para vengarse.

Eyi: Tuve un sueño color negro.


Se: No fue un sueño.
Eyi: Tenía la esperanza de que al abrir los ojos Ome estaría con nosotros.
Se: Debemos seguir. Este sitio no es seguro, los rayos pararán.
Eyi: ¿Hacia dónde? Ni siquiera sabemos dónde estamos.
Se: Debemos reencontrar el camino. Tenemos una misión.
Eyi: ¿Por qué nosotros? ¿Por qué? Somos tan pequeñas e insignificantes.
Se: “La vida sólo te pone pruebas que eres capaz de afrontar”, como decía
tu abuelo.
Eyi: Sólo son palabras y nada más, palabras vacías para darle ánimos a los
tristes y a los desesperados.

Juglar 1: El cielo cruje causando terror.


Juglar 2: La montaña se ilumina intermitentemente. por los relámpagos
Se: (Señala hacia el cielo) Mira “cuando la noche es más oscura es porque
el amanecer ser acerca”.
Eyi: Tonterías: “El que por su gusto muere… hasta la muerte se sabe”. Me
voy.
Juglar 1: El malvado tlacuache disfruta agazapado detrás de las rocas.

Takuatzin: (Aparte) Axkankema. Primero me comeré a Uno y luego a


Dos…, noooo… a Tres (Ríe). Pobres, se quedaron sin su dos. jajajaja…

Juglar 2: Se acerca cada vez más.


Juglar 1: Takuatzin ataca a Se, que difícilmente puede avanzar por el peso
de la mazorca.

Los juglares encarnan la lucha entre Se y el tlacuache.

Takuatzin: Creyeron que sería fácil, pero matar a un tlacuache es más difícil
que escalar la más alta de las montañas, insectos ingenuos.

Juglar 2: Miren, es el colibrí.


Juglar 1: Y es es… es…
Los juglares: Ome.

El colibrí lleva a Ome volando junto a sus compañeras hormigas.

Ome: No te tenemos miedo, asqueroso.


Takuatzin: Sean testigos de mi venganza hormigas malditas. Ni en sus
peores pesadillas soñaron terminar así

Juglar 2: Un gran rayo a dejado a todos deslumbrados.


Juglar 1: Mira, se le quemó la cola.
Juglar 2: Shhhhh.
Tacuatzin: Los rayos son testigos de su fin.
Ome y Eyi: Fuego, fuego, fuego… (Señalando a las espaldas de Takuatzin).
Takuatzin: Ustedes creen que soy idiota, qué truco tan barato. El fuego ha
desaparecido desde hace siglos. (Olisquea).
Ome: Pues ahora está aquí.
Los juglares: Y tu cola lo sabe.

Y así el tlacuache malvado


se convirtió en Prometeo,
repartiendo a todos fuego,
aunque con el rabo asado
y el lomo todo pelado.
Lo bueno es que las hormigas,
a pesar de la fatiga,
la gran montaña encontraron
y muy a tiempo llegaron
a su destino: la cima.

LA CUNA DEL NIÑO MAÍZ

Eyi: “Pequeña centella, gran fuego engendra”, cuanta sabiduría nos dejaron
los abuelos (Las tres hormigas observan con detenimiento el rastro que ha dejado
Takuatzin).
Se: Uff. Estuvo cerca
Ome: Y ahora lejos, miren nomás. Por lo menos ha iluminado los caminos y
todos podrán tomar el fuego para dar calor a sus hogares.

Las tres hormigas celebran su encuentro.


El colibrí les comunica algo a las hormigas.
Se: ¿Es en serio?
Eyi: ¿Cargarnos hasta la cima?
Ome: Este pequeño es más fuerte de lo que se ve a simple vista.
Se: Además no estamos tan pesados (Eyi y Ome observan a Se dudando
lo que ha dicho) Bueno, tal vez un poquito.
Eyi: Pues entonces vamos, estamos más cerca que nunca.
Se: ¡Askame! Se.
Ome: Ome.
Eyi: Eyi.

Juglar 1: Se, Ome y Eyi toman su mazorca y trepan al lomo del Colibrí, que
volando los lleva hasta la cima.

(Música de jaranas).
El vuelo del colibrí,
esperanza de las flores,
esperanza de las flores,
de las flores del maíz.

Cuando llegaron allí,


esas valientes hormigas,
cargadas con sus semillas,
sus semillas de maíz.

Juglar 1: El colibrí, convertido en u rayo de luz, ha entrado a la montaña


mostrando la grieta por donde han de pasar.

Se: Miren esa luz, creo que nos está pidiendo que entremos.
Ome: Ahora entiendo.
Eyi: Sólo las arrieras pueden pasar por ahí.
Juglar 2: Ahora todo a quedado claro para las hormigas aventureras.

Se: Askat Se.


Ome: Askat Ome.
Eyi: Askat Eyi.

Juglar 1: Al atravesar el umbral de la grieta pudieron ver que el colibrí se


había posado sobre una piedra de donde emerge una pequeña fuente de sangre.
Juglar 2: En donde suavemente han colocado el corazón de Sentiopil.

Eyi: Él vino de un pajarito, vino del colibrí.


Ome: Él terminó con los anteriores. Los tzitzimimej.
Se: Del manantial brotó una mata, una mata de maíz rojo. Sentiopil trajo la
semilla pá sembrarla y regalarla.
Eyi: Sembró siete valles. Siete laderas. Siete cañadas.
Ome: De Mano en mano trajo maicito pá todos.

A orillas del manantial


nació el niño maíz,
sobre hojas de toronjil,
a orillas del manantial.

Vino para terminar


con los coyotes humanos,
que se comen entre hermanos
y así la historia cambiar.

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