El Día Más Raro Del Año

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t HORTENSIA MORENO

llustraciones de Carlos Vélez

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T
1

CAPULETOS Y MONTESCOS

tr
il*t ¿i, más raro del año fue el primero de enero.
Llegamos un poco tarde a recoger a mi abue-
la [,{ontesco, que es la mamá de mi papá.En reali-
dad no se llama así, sino que así le puso la mamá de
mi mamá, mi abuela Capuleto. Y luego hizo todo lo
posible para que la abuela l4ontesco se enterara de
que le había puesto ese apodo. Xdi abuela Capuleto
tampoco se llama así, pero le encanta que yo le di-
ga de ese modo. Al cabo, toda mi familia terminó
por adoptar los apellidos de Romeo y Julieta, que
son los personajes de un libro muy famoso. Yo
aún no [o he leído, pero me lo han contado mis
dos abuelas, mi mamá y mi papá. Se trata de dos fa-
)

rtl milias que se odian a muerte. En realidad, mis dos


\ '.ii1
tl'ri
familias (los Capuleto y los tr4ontesco) no se odian
\ rl .,rl
tanto, pero mis abuelas sí. Un poco.

ffiffi
El día más raro del año, mi papá fue el primero en N{ontesco. Son épocas en que se juntan las familias
Ievantarse (como siempre), a pesar de la desvelada. enteras para celebrar, y ambas hacen tremendas co-
Yo oí movimiento y me levanté también, porque no milonas. Tanto a los [4ontesco como a los Capuleto
quería ir a la comida de Ia familia Capuleto y pensé les encanta comer, hacer de comer, hablar de co-
que quizá podría negociarlo con é1. Además, en lo de mida y planear reuniones donde todo mundo come
levantarnos temprano heredé a mi papá. En cambio, mucho.
mi mamá preflere dormir hasta tarde. Cuentan que Si fuera por mi papá, él no iría a ninguna cele-
al principio, cuando empezaron a vivir juntos, am- bración de fln de año, y mi mamá opina parecido' La
bos hubieran querido levantarse a la misma hora, forma en que habían resuelto el asunto antes de mi
pero luego de discutirlo bastante, llegaron al acuer- nacimiento era que cada quien la pasara con su res-
do de que cada quien se podía levantar a la hora que
pectiva familia, EI problema es que yo soy Ia única
quisiera, a condición de no hacer ruido ni molestar persona del mundo que pertenece a las dos familias:
a nadie. l\4i mamá siempre se queda en la cama otro soy al mismo tiempo Capuleto y [ilontesco. Entonces,
rato. para conciliar, a mí me reparten cada fln de año.
La noche anterior, mi mamá había ido con los Esta vez me tocó la Nochevieja en casa de los
Capuleto, mientras que mi papá y yo fuimos a ca- lVlontesco y el recalentado con los Capuleto.
sa de la familia A¡Iontesco a celebrar Ia llegada del La fiesta de los X4ontesco en verdad se vol-
Año Nuevo. Desde que yo me acuerdo es necesario vió una ocasión importante para mí, porque fue
efectuar muy diversas componendas para lograr ya Ia primera vez en mi vida que me dejaron que-
no que las dos abuelas estén contentas, sino siquie- darme despierta con los grandes hasta el final.
ra para evitar que estén furiosas. Las peores dispu- Todas las veces anteriores me habían mandado a la
tas ocurrían al flnal de cada año. Según lzr opinión cama, junto con los chiquitos, entre las nueve y las
de mi abuela Capuleto, yo debía p¿rs¿lr tocl¿rs las fies- diez de la noche: en cambio, ahora me tocó estar en
tas en casa de los Capuleto, pero mi ¿rbucl¿r l\4ontesco las campanadas y las uvas y el brindis y Ios abrazos
opinaba exactamentc lo contr¿rrio, cs rltrt:ir, kr rnismo y me pareció muy divertido. Aunque a Ia mañana
pero en casa clc kls lVl«rnl.csco. siguiente estaba cansada, pero me levanté un po-
Las liestas clc f in clc itiro son t:olt:lrrirt:ir¡n()s rnuy quito después que mi papá y Io ayudé a preparar el
importantes t¿tnto ¡lirr:r los (lirprrlt'lo t'r)nro l)irr¿r los desayuno.

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8
Estábamos en eso cuando sonó el teléfono. Yo serio, pertenecer a dos familias en las que las abuelas
contesté. Era mi abuela Capuleto. A ninguna de mis no se llevan bien. Como dice mi papá, es un equili-
dos abuelas Ie gusta que le digan "abuela". A la ma- brio muy delicado entre lo que se puede decir y lo que
má de mi mamá le digo Ava y a Ia mamá de mi papá se debe callar. Pero como todo mundo trata de edu-
le digo Sami. Ava quería hablar con mi mamá, pe- carme adecuadamente e inculcarme Ia conveniencia
ro mi mamá no se había levantado aún y odia que de decir siempre la verdad, tampoco pueden enojarse
la despierten, sobre todo si es para hablar por teléfo- conmigo cuando hablo demasiado. "No mientas",
no con Ava. dice mi mamá, "es muy feo que digas mentiras".
dormida dije. Aunque toclos sabemos que, en ocasiones, cuando
-Está -le Quedamos en desa- se trata de conciliar Capuletos y Vlontescos, hay que
yunar juntas esta-contestó-.
-¿Todavía?
mañana. soltar una que otra mentirilla.
lo mejor se le olvidó. EI mal estaba hecho. Ava se quedó como atragan-
-A importa En cuanto despierte le di- tada durante unos segundos y luego estalló:
-No -dijo-.
ces que nos vemos a eso de las doce del día. En lugar compras con tu otra abuela?
de desayuno, haremos almuerzo, ¿de acuerdo? -¿De
Aunque le cuesta trabajo reconocerlo, no pue-
creo, Ava expliqué- porque vamos a de soportar que mi mamá se lleve bien con Sami.
-No
ir de compras.
-le Durante muchos años, antes de que yo naciera, mi
de compras? mamá no se llevaba en absoluto con su suegra. Pero
-¿Cómomamá necesita un vestido y una bolsa y el día en que llegué al mundo, las cosas cambiaron,
-NIi
unos zapatos y dice que yo tampoco tengo nada qué porque soy Ia primera nieta tanto de una como de la
ponerme. otra abuela. Es muy complicado ser la primera nieta.
pues Ias acompañaré a las Y para acabarla de amolar, seguramente estoy con-
-Bueno -suspiró-,
famosas compras. denada a ser Ia única nieta, porque tanto mi mamá
creo que sea muy buena idea por- como mipapá son hijos únicos y sospecho que no tie-
-No
que vamos a ir con Sami.
-dije- nen planeado tener más descendencia.
En cuanto acabé de pronunciar cs¿r frasc me di Dice mi mamá que, cuando yo nací, las dos abue-
cuenta de que habÍa cometido un crror grave. las enloquecieron. De Ia noche a la mañana se voi-
Siempre me pasa lo mismo. Es muy c:ornpliczrdo, en vieron unas dementes desquiciadas.

l0 1l
De pronto, todo giraba alrededor de Ia nieta re- tengo terminantemente prohibido por mi mamá ha-
cién nacida. Era lo único que les importaba. Todas blar con Ava de Sami, y viceversa. Pero ambas abue-
sus energías estaban concentradas en mí, como si las siempre están dispuestas a emitir su opinión con
no hubiera otra cosa en el mundo que siquiera les lla- quien quiera que pregunte. Las dos saben que no de-
mara la atención. [,{is dos familias han tratado de ex- ben hablar mal la una de la otra y entonces tratan
plicarse esta reacción tan extraña. de disfrazar la maledicencia con toda clase de trucos.
Dice mi papáque mi nacimiento solamente desa- Sobre todo, procuran que no las oiga ni mi mamá ni
tó unas locuras que ya estaban ahí, en alguna par- mi papá, y luego se las arreglan para que todo lo que
te, en los rincones más profundos de las psiques de han dicho Ia una de la otra termine por saberlo todo
mis dos abuelas. En todo caso, ellas apenas se ha- mundo, en especial Ia abuela contraria.
bían tratado la una a la otra. Fue en el hospital en Es muy complicado vivir en medio de esta batalla
que yo nací donde empezaron a conocerse más pro- campal, pero también es muy divertido, porque mis
fundamente y floreció una tremenda y mutua anti- dos abuelas son listas e ingeniosas. Y tienen mucho
patíaentre las dos. sentido del humor. Con ambas me río mucho de todo
Yo le he pedido a cada una en varias ocasio- aquello que supuestamente no debería reírme y pue-
nes que me explique por qué se odian. Desde luego, do hablar con las dos del tema que yo quiera.
El día más raro del año, traté de convencer a mi Entonces Sami dijo:
abuela Capuleto de que no se enojara. Abren a las once. De once a dos te
-¡Perfecto!
irs;cguro que podemos comprar todo Io que necesita-
que a ti no te gusta ir de compras, Ava.
-Es furiosa-, y a la Ulontesco Ie nros. Es que además te tengo que enseñar una tienda
-Claro -contestó
encanta, ¿no es cierto? nr¿rravillosa donde vas a encontrar unas cosas divi-
Por supuesto. A Sami Ie fascina ir a las tiendas. n¿rs para Juanita.

HabÍa planeado llevarnos desde semanas atrás. Le Odio que me digan "Juanita", y Sami lo sabe.
había dicho a mi mamá: creo... aún de defenderse mi mamá.
-No tú necesitas
-tratóurgentemente zapatos, criatu-
de los mejores días para ir de compras es
-Uno
el primero de enero, porque a nadie se le ocurre ir lir! -¡Y
'l'e apuesto que encontramos ofertas hasta de a
entonces. Y toda la mercancía de fln de año está en lr-os por uno Sami.
-dijo mi mamá ya no pudo resistir y
Ahí fue donde
rebaja. Te aseguro que vamos a encontrar todo a mi-
tad de precio. rlijo que sí. Porque, en efecto, a Ava Ie choca ir de
[¡Ii mamá se resistió valientemente, porque cono- ( onrpras. Es que mi abuela Capuleto es jipi. Odia

ce las complicaciones implicadas en sus tratos con su los c:cntros comerciales. No le gusta ni siquiera ir al
madre y con su suegra. IJn delicadísimo equilibrio, sul)or. N{i mamá es un poco más normal, aunque
diría mi papá.Para él todo es mucho más fácil, por- r rt:r'iri con una mamá que hablaba pestes del con-
que es un consentido, además de que nunca pelea. Le r;r¡nrismo y del capitalismo y del dinero y de esas
da a todo mundo por su lado y todo mundo lo acep- ( ()sirs y se siente culpable porque a ella sí Ie gus-

ta. En cambio, mi mamá se las ve negras tratando l:¡ ir de compras. Le encantan las cosas nuevas.
de quedar bien al mismo tiempo con las dos abuelas. I c gusta estrenar zapatos. Y le encantaría ser
Dice que soy la manzana de Ia discordia. t'ltgirnte como Sami. Pero la vida con Ava la obligó
que ese día tenemos la comida de Año Nuevo ;r tlt's¿rrrollar un estilo rarísimo, como dice mi papá:
-Es dicho mi mamá para quitarse el problema ,lt' lir rnás extremada extravagancia a la más absolu-
-había
de encima-, ¿ya sabes?, el famoso recalentado, con t;r :;t'rrr:illez, sin términos medios.
mi familia. 'l-ú no sabes lo difícil que es crecer con una ma-
qué hora? Sami. ,lrt' ii¡ri ha tratado de explicar en diferentes
-¿A -insistió
a las tres de la tarde. rrlolllt:t)1os.
-Como
l4 15
Para mi mamá son muy valiosos los consejos de si anoche cenaron y hoy van a comer
su suegra, porque Sami siempre está a Ia moda y al
-¡Pero
iuntas!-dijo mi papá furioso.
pendiente de la moda, sabe cuáles son las tendencias, pero... de enderezar eI asunto-,
los colores, los géneros de moda, y sobre todo sabe -Sí, -traté
l)cro...
dónde se puede comprar todo a los precios más bara- mamá se acababa de levantar y entró a Ia es-
1\{i
tos, 1o cual, desde luego, pone celosísima a mi abue- lancia en bata y pantuflas.
la Capuleto. qué?
Ava, ya lo sabes diie yo al teléfono el día
-¿Pero -preguntó.
VIi papá y yo nos quedamos congelados durante
-Sí, -le
más raro del año-, a mi abuela N{ontesco le encan- unos segundos.
ta ir de tiendas. días!-dijo mi papá corrvozfestiva-.
Ava-, pero entonces, por -¡Buenos
Año
¡lrcliz Nuevo!
-Bueno -respondió
lo menos, podríamos ir a desayunar, como habíamos mi mamá un po-
está pasando?
quedado, y ya luego ustedes se van a hacer sus estú- -¿8ué
t'«r impaciente.
-insistió
pidas compras... sabes Io que acaba de hacer tu hijita
tratando de aliviar Ia pesadumbre -No
Icst.ó mi papá.
-Ava -dije
que oí en su voz-, mi papá y yo estamos preparan-
do el desayuno, ¿por que no vienes?
-iQué? a desayunar a la abuela.
bien Ava-, ahora mismo voy -Invitó o ldontesco?
-Está
para allá. -replicó -¿Capuleto
Iin cuanto vi la cara de mi mamá supe que esta-
A,{i papá se había acercado a oÍr lo que yo decía Irir rnetida en un problema.
por el teléfono y trató con gestos desaforados de evitar
-Capuleto-dije quedito, casi como para que no
que invitara a mi abuela. Pero era demasiado tarde. nr('()yera.
l¡Iientras yo colgaba el teléfono, él agitaba los brazos -¡Pero vamos a ir de compras con tu otra abuela!
en actitud inquisitiva y hablaba envozmuy baja pa- -Eso también se lo dijo mi papá.
-intervino
ra no perturbar el sueño de mi mamá: -¡Ay, Juana, no se suponía que tu abuela se en-
se te ocurre invitarla sin preguntar? Icu r r¿l ! mi mamá.
-¿Cómo
mamá le prometió que íbamos a desayu- -gimió
lis que... es que... de disculparme-, es
nar
-¡UIi
juntas! -traté
t¡rrt' lri lc habías dicho que íbamos a ir a desayunar.

\6 l7
Precisamente en ese instante sonó el timbre de la
i
entrada. Corrí a abrir. Era Ava. Siempre me da mu- CARA DE RANA
cho gusto verla, pero esta vez me dio más.
$ ocurre? Ava en cuanto entró.
-¿Qué no -preguntó
t ocurre nada mi madre-. Voy
ii
-Nada,
a darme un duchazo mientras -dijoustedes acaban de
preparar el desayuno.

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i

dillll,
MilO
I MfrtNlll{ü\
,ffi'{ffih
WüürliliÍ,rnffi"
I .#**'W*uva vive muy cerca de nosotros; para llegar a
rrut:stra casa sólo tiene que caminar un par de ca-
I
llt's -y atravesar otra. En cambio, Sami vive hasta la
I ('okrnia del Valle. UIi mamá me ha contado que esta
¡
l',
:rilrrirción resultó sumamente conflictiva durante Ios
,i
n rt'rjcs que siguieron a mi nacimiento, porque Ava te-

nrir csa ventaja sobre Sami y llegaba a verme todos


il los tlí¿rs. Entonces Sami protestó y exigió que hubiera
I rlirrrrlclad de derechos entre las dos abuelas.
l,rrcgo de algunos disgustos, mi mamá terminó
¡rol r"cperrtirme entre ellas. Desde entonces, paso mu-
¡
rl , lro licmpo con una o con la otra. A veces va Sami
f ¡,,r'r)rí a Ia escuela y a veces va Ava. Algunas noches
rrrc t¡rrcdo a dormir en casa de Sami y otras en casa
,1,' r\v¿r; tanto en una como en la otra, tengo cama,
r { )l);r .y luguetes. Como si fuera mi propia casa.

19
Según mi mamá, mis dos abuelas son tan diferen- Cuando Sami se reflere a mi abuela Capuleto co-
tes una de la otra que hasta se parecen. rno "tu abuelita" es para que suene como si fuera
Sami es un poco más joven que Ava. No le gus- rnucho más vieja de Io que en realidad es.
ta que le digan "abuela" porque, según ella, todavía dije-, nada más compra libros.
no está en edad. Dice que mi papá nació cuando era
-Libros -le
cuántos libros tiene?
apenas una niña. Ya sé que es una exageración, pe-
-¿Y Tiene miles. Paredes completas de libreros.
ro así habla Sami.
-¡Uh! Sami-, ella también acumula. Es
Ava critica mucho a Sami porque se pinta el pelo
-Claro -dijo
l«r mismo, pero ella cree que Ios libros son mejores
y se viste a Ia moda. Y porque tiene muchos zapatos. r¡uc los zapatos.
Dice que es frívola y vanidosa. Que no sabe envejecer. Ninguna de mis dos abuelas se parece a las de los
Desde luego, Sami también critica a Ava porque t'ucntos. N¡Ii mamá dice que si cualquiera de ellas se
anda en pants por la calle y usa tenis; le parece una t'ncontrara con el lobo feroz, el pobre animal, aterra-
verdadera facha. Ava dice que Sami es una consu- rkr, se echaría a correr a toda velocidad.
mista superflcial; Sami dice que Ava es una gorda hi- Ava y mi papá se llevan cordialmente. N4e parece
pócrita y fodonga. (luo nunca se han peleado y no sé a ciencia cierta qué
No creo que mi abuela Capuleto sea gorda, pero ¡rit:nsa él de ella, porque mi papá y mi mamá tienen
mi abuela [4ontesco es tan delgada que cualquiera rur ¿rcuerdo muy sensato: sólo si eres Capuleto pue-
se ve gorda junto a ella. Ava dice que no tiene nin- tlt's criticar a otro Capuleto y sólo si eres lVlontesco
guna intención de sacrificar el placer de Ia comida. ¡lrr:clcs criticar a otro Nlontesco.
En cambio, según Sami, hay que hacer todo lo nece- lil día más raro del año, mientras mi mamá se ba-
sario para estar en forma. En fln, no hay manera de rurlra, Ava, mi papáy yo preparamos uno de sus pla-
conciliarlas. A veces creo que cada una opina Io con- lillos preferidos: pan tostado francés.
trario de la otra solamente para ver si la otra se eno- lin el desayuno, mi mamátrató de hacer el plan
ja. Un día Ie platiqué a Ava cómo es el clóset de Sami. ,h'l tlí¿t:
Entonces, Ava me dijo que era malsano e insensato -Son las nueve y media. Entre diezy media y on-
acumular tal cantidad de cosas. Cuando le conté a , r', ircmos por Sami y trataremos de hacer las com-
Sami lo que decía Ava, me preguntó: ¡,r ;rs l«r más rápido posible, para estar en casa del tío
tu abuelita no compra nada? lrr¡urtrisco a más tardar a las tres de la tarde.
-¿Y
2o 2l
En ese momento me acordé de que yo no quería ir -¡N,{amá! -gemí de todas formas-. ¿Debemos
a casa de los Capuleto. ir ir cs¿r comida a la fuerza? ¿No hay más remedio?
qué tenemos que ir al recalentado? Ava me Lanzó una mirada acongojada.
-¿Por
je lastimeramente. -di- -¿De verdad no quieres ir al recalentado?
una tradición que se reúnan las familias a -¡]uana!-rugió mi mamá-, Yá habíamos ha-
-Es
convivir Ava. lrlirrlo de esto.
-dijo
ustedes no se juntan a convivir! -¿Por qué no quieres? Ava muy, pero
-¡Pero -dije -insistió
indignada-. ¡Ustedes nada más se juntan a comer rrrrry afligida.
y a hablar de comida! (luc yo no quisiera ir a la fiesta de la familia
Es verdad: la ocupación más importante de mis (';rl)uleto significaba para ella una especie de alta
dos familias es la comida, lo cual siempre me ha re- lr;rir:ion, porque Ia noche anterior había estado más
, ¡r rt' tlispuesta a convivir con los l¡Iontesco. Pero mi
i
sultado un poco irritante. Como las dos familias son
enormes, siempre hay muchos acontecimientos qué r r r rrrrír y yo habíamos discutido el punto y no me de-
I
lt
celebrar, desde reuniones quincenales hasta flestas t( ) (luL: contestara. De hecho, para mi mamá esto
ya
I
de fln de año y festejos de Independencia, pasando r'r ir r r n¿t franca insubordinación.
I
por cumpleaños, bodas, bautizos, graduaciones, ani- l)esde luego que quiere contestó mi ma-
,lr t' . Y, por supuesto, va a ir.
-le
versarios, despedidas y bienvenidas de todo tipo de
viajes, ascensos y retiros, compras, ventas, inaugu- I\'lotivo por el cual no pude contarle en ese mo-
raciones y todo aquello que sirva de pretexto para nrcrrto ¿r Ava lo que ya le había contado a mi mamá:
hacerle una flesta a alguno de los muchos integran- ,¡rrt' l'irco, el hijo de mi tío Francisco, el dueño de la
tes de mis dos numerosas parentelas. En todas las , , r:;;r tkrnde iba a ser el recaientado, se burlaba de mí

festividades hay comida, mucha comida. Y a mí se r nrt'lrrnía harta.


me figura que las flestas son sólo un pretexto para l'otkr había empezado meses atrás, cuando el tío
comer, planear menús y hablar de comida. I r,rnt:isco y su familia se mudaron de casa y mi pri-
te pasa, |uana? mi mamá-con Ia rrr,r l'irt:o tuvo que cambiarse de escuela. No sé en
-¿Qué
ceja levantada.
-dijo (
tr r(' r r( )nrento se les ocurrió ia genial idea de inscri-
r

Cuando mi mamá levanta la ceja es hora de que l,n lr r t'n l¿r mÍa. Yo había sido plenamente feliz ahí,
yo cierre la boca. I r, r:; I ; r r ¡r rc: llegó Paco.

l)
L'
22
Este primo se cree muy chistoso, pero todos sus
listo ocurrió exactamente una semana antes de
chistes los hace a costillas de alguien. Es bastante (lu(r cmpezaran las vacaciones. Azul, Abril y yo sa-
desagradable. En la escuela no es que Io estimen, linros de clase y nos echamos a correr al patio de en
más bien le tienen precaución. Nadie se mete con él
nrt'rlio. Allí estaban cascareando Paco y dos de sus
y sólo le piden prestada la pelota, porque en su casa
;rrrrigos. En cuanto nos vieron, uno gritó:
le compran todo lo que pide y lo dejan llevar sus ju-
-¡Ahí vienen las ]uanas!
guetes a Ia escuela.
I\4is amigas y yo, como siempre, nos metimos al
Esta vez me agarró a mÍ de su puerquito.
r ;rr)po de juego y de inmediato Ies quitamos Ia pelo-
Ei problema es que no quiere que las niñas jugue-
t;r. linl,onces Paco protestó:
mos futbol con toda la palomilla. N{is amigas y yo
¡Yo no juego con viejas!
siempre jugamos con los niños en el recreo y a la ho-
\' 1r¿rtó de recoger su balón. Pero nosotras somos
ra de la salida.
buenas. Nos pasábamos la pelota una a Ia otra
Antes, ni siquiera se notaba la diferencia, porque 'rrrry
',ru rlirrle oportunidad de atraparla. Paco se iba eno-
en mi escuela todo mundo juega futbol, niños y ni-
¡, rr rtkr cada vez más mientras nosotras nos divertía-
ñas por igual. Pero el día que llegó Paco, empezó con
nr()s (:omo enanas. Y entonces ocurrió lo inevitable:
aquello de que el futbol es "el juego del hombre" y tra-
irrr ¡rrirno se me acercó amenazadoramente y yo no
tó de expulsarnos. ,r rt lt' sirlo patear la pelota con todas mis fuerzas por
¡
Yo me enojé mucho. Algunas de mis compañeras ( n('inl¿r de su cabeza.
lc hicieron caso, pero mis amigas y yo hicimos un l,o rn¿rlo fue que el balón salió volando hasta el fl-
pacto: seguiríamos jugando siempre. Eso no lo pu- ,r,rl rlr'l patio y cayó fuera de la escuela, del otro iado
do soportar mi primo, porque Abrii, Azrily yo somos ,1,' l;r b¿rrda, en un terreno al que le decimos "el in-
invencibles. Cuando se forman equipos, los niños I ir 'r r r( )" porque nadie se atreve a meterse ahí, a pesar

siempre procuran disolver el trío para que no les ga- r lc t


lrrc sc nos han perdido miles de pelotas en ese bal-
nemos; entonces alguien escoge a Azul y el del equi- ,lr, ,. l'or cso está prohibido llevar balones a la escue-
po contrario escoge a Abril o me escoge a mí para
l, r. :;t' supone que sólo podemos jugar con las pelotas
balancear el equilibrio de fuerzas. Pero cuando va- r l. rlt'¡rortcs. De modo que Paco ni siquiera se podía
mos llegando al patio a jugar con quien esté, ya sa- r
lu('¡;u ('or1 las maestras; no podía acusarme porque
ben que somos un solo equipo. 1,, lrr¡lricrirn regañado a é1.

24
I
El día más raro del año, yo sabía que en el recalenta- rr r i mi mamá, pero era
r'¿rrárcter. O no sé qué pensaba
I
do de los Capuleto me iba a encontrar con Paco y con r l;u-ísimo que yo tenía que ir al recalentado y sopor-
I
su hermano Azlanuel, que es un poco más chico, pero l ;rr v¿rlcrosamente lo que Paco hiciera.
I

{ igual de horrible porque siempre le sigue la corrien- Yo estaba exasperada. Necesitaba que alguien me
i
te. Y sabÍa que los dos iban a aprovechar Ia oportuni- ;rl)o-v¿rra. Sin embargo, mi mamá rne habÍa explica-
i dad para cantar a coro la estúpida canción, de modo rlo r¡ue no debía por ningún motivo contarle nada a
I
que todos los otros primos Ia oyeran, lo cual signifi- ,\vrr, porque de otra manera corrÍamos el riesgo de
caba que yo iba a convertirme en el hazmerreír de la , ¡r rc clla pretendiera defenderme y se peleara con mi

fiesta. ¡rlinlo, con mi tío Francisco y con el papá de mi tÍo


No había manera de evitarlo porque íbamos pre- lrlirncisco, mi tío Pancho, que es su hermano y es un
cisamente a su casa, que se había convertido en l¿r :r('nor realmente viejo. Y eso podía convertir el reca-
sede de las comilonas Capuieto gracias a que tenía k'rr I ¿rdo en un verdadero pandemónium. [4i mamá lo
jardín. AIIí ponían mesas con sus sombrillas, y en ,;i hía por experiencia.
r

una nos sentaban a todos los niños. Estaría por com- qué no quieres ir al recalentado?
-¿Por -insis-
pleto a su merced. lio rka.
Yo Ie había contado esto a mi mamá con Ia espe- -Porque es muy aburrido -improvisé-, y por-
raÍtza de que me dejara quedarme con mi papá. É1 ,¡trc: hay demasiada comida.
estaba feliz porque no tenía que ir a ningún recalen- iNo es cierto!-dijo mi mamá.
tado. Se iba a dedicar durante todo el día a ver telc- -¡SÍ es cierto! -grité-. Lo único que hacen es
visión tirado en el sofá. En el fondo, yo sabía que era lr;rbl¿rr de comida, cuando no están comiendo. E in-
imposible: mi mamá no me iba a defender de mis pri- ,'luso cuando están comiendo.
mos. EIIa no veía la gravedad del caso; no Ie inquie- Juana! Ava divertida-, no me
taba ni la canción ni las burlas ni mi rivalidad con
-¡Ay -exclamó
tligas que te estás volviendo anoréxica como tu abue-
Paco. Según ella, una tonta cancioncita no Ie hace l;r N4ontesco.
daño a nadie. Además, yo tenÍa que encontrar Ia ma- crees, Ava? A{i abuela N,{ontesco no es
-¿Cómo
;rnoréxica y yo menos, Pero
nera de encarar mis problemas por mí misma. TenÍa ¡de veras!
que reconciliarme con mi primo. Talvezincluso pen- rnc acuerdo de las úitimas vacaciones en la playa:
-insistí-,
saba que Paco y el futbol eran maneras de fortalecer t'n cl desayuno, nada más se hablaba de la comida;

28 29
en Ia comida siempre aiguien decÍa: "¿Y qué vamos cn t:l consumo de proteínas, sin que falten nunca los
a cenar?". Y en la cena planeaban Io que iban a de- rrriigicos componentes vitamínicos que me permiten
sayunar al día siguiente, ¿no les parece el colmo de ('r'cccr sana y frondosa.
los colmos? Yo preferiría comer algo sencillo, de sabor neu-
mi mamá sonriente-, de al- lr;rl y rápido de preparar. En alguna parte oí alguna
-¡Exageras!-dijo
go más se habla. \,cz que ios astronautas en las naves espaciales se ali-
a veces recuerdan una comida que hi- rrrcntaban sólo con píldoras que tragaban una o dos
-Claro,
cieron hace años o se imaginan un banquete que 1,1l1:eS al dÍa y eso me pareció un avance fantástico de

van a organizar dentro de poco en ocasión de al- lrr r:ivilización.


gún gran acontecimiento, y habian con todo detalle creo que también tenemos el hambre atra-
de lo que se van a comer y también dónde lo van a :;irda
-Yo Ava divertida-, un hambre ancestral,
conseguir y cómo Io van a preparar, ¡y discuten por -dijo O por lo menos, la traemos arrastrando
¡rrchistórica.
eso, a gritos!-dije. tlt:sde la guerra. Como que la traemos en la sangre.
A los tres adultos alrededor de la mesa les empe- lis nuestra herencia.
zó adar risa lo que yo estaba diciendo. No se querían loca, madre!-dijo mi mamá.
ver retratados en ese lienzo de gente comelona y rui- -¡Estás claro Ava-, no todas las
-Aunque -agregó
dosa, pero a los tres les encanta comer y hablar de l)crsonas tienen Ia misma relación con la comida.
comida. En cambio, a mÍ la comida me tiene un poco t'uando yo tenía Ia edad de Juana, también era bas-
sin cuidado, cuando no es una verdadera monserga. li¡nte remilgosa.
La verdad es que a mí no me encanta comer. Lo mi mamá?
hago por obligación. Y escucho con paciencia las re- -¿Y -pregunté.
Ava-, tu mamá está clasiflcada en
flexiones siempre detalladas y ansiosas de mi madre -iNo!-dijo
cl grupo "voraz".
acerca de la importancia de una comida balanceada, es cierto! mi mamá.
nutritiva y sabrosa. -¡No que es -protestó
cierto! Ava-. Eso me
Cada vez que nos sentamos a la mesa (desayuno,
-¡Claro -insistió
kr dijo el pediatra desde la primera consulta. Por eso
comida o cena), me recita las normas de Ia buena nLrnca tuve ningún problema contigo para comer:
alimentación, que incluye bocados de los diferentes Iodo te gustaba, comías todo, te lo acababas todo. Te
grupos de nutrientes, con un énfasis muy marcado rl i go : hambre atrasada.

30 31
cambio con Juana es un batallar mi creo que haya peor cosa que tener hambre
-En
mama. -dijo -Nomi madre con gravedad.
-dijo
era yo de chica Ava-, me parecía has pasado hambre en alguna ocasión?
-Así -dijo
un tormento la hora de la comida porque tenía que -¿Tú
-pregunté.
acabarme todo lo que me ponían en el plato. afortunadamente pero sé de al-
si no te lo comías?
-No,
guien que sí Ia tuvo.
-dijo-,
-¿Y había esa opción, querida.
-pregunté.
Te lo acababas o mirando a Ava-, ¿tú?
-No
te lo acababas.
-¿Quién? -dije Ava-, pero tu bisabuela Ia pa-
mi papá-. Y tú te quejas de que -No -contestó
sri mal durante Ia guerra.
-¿Ves7 -dijo
somos muy estrictos. Deberías preguntarle a tus ya sé, ¡en la guerra de España!
dos abuelas cómo educaban a los niños en el siglo
-Ah -dije-,
Me acordé entonces de que eso ya me 1o habían
pasado. t:«lntado: la bisabuela Juana era española; había
Ilcgado a \4éxico en el vapor Nyassa, que zarpó de
-¿Cómo? -pregunté. (l¿rsablanca y llegó a Veracruzhace mucho tiempo,
mi abuela-, eran otros tiempos.
-Bueno -dijo
Si no te comías todo lo que te ponÍan en el plato, no todavía en el siglo pasado. En el departamento de la
te dejaban levantar de la mesa. bisabuela, el tío Bernardo a veces sacaba un álbum
veras, Ava? mi papá-. ¿A ti rlc fotos viejísimas donde aparecía una joven de lar-
-¿De
te hicieron eso?
-preguntó grr melena rizada, siempre sonriente.
sí. Varias veces. O te aplicaban Ia otra re- [4e costaba trabajo asociar la sonrisa encantado-
gla-Pues
que era que, si no te comías algo a la hora de la r¿r de aquella joven de tobilleras blancas con Ia ex-
comida, te lo volvían a servir a Ia hora de Ia cena. Y ¡rrcsión que ahora tenían los ojos de mi bisabuela
si no te lo comías a Ia cena, te Io volvían a servir en Iuana. La verdad es que no me gustaba mucho la bi-
el desayuno. s¿rbuela. lVIe contrariaba Ia obligación de visitarla ca-
mismo? tl¿r dos domingos, junto con toda la tribu Capuleto.
-¿LotenÍan la teoría de que te vencería el hambre. La bisabuela era muy vieja. Tenía cerca de noven-
-Sí, mi papá con entusiasmo-. A lir años. Y yo estaba particularmente enojada con
-¡Cierto! -dijo
mí me decían que me comiera todo y que pensara en t:lla porque llevaba por su culpa un nombre que no
Ios niños de África. rrr«: gustaba. Cuando yo era más chica, hacía unos

)a
32 .).)
berrinches terribles para reprochárselo a mi mamá. te preocupes decía Ava por su par-
Lo habíamos discutido innumerables veces y ella lc-;-No -me
no te tienes que llamar |uana.
trataba de convencerme de que no era tan malo lla- veras?
marme Juana, sobre todo en comparación con otros
-¿De veras! Cuando seas grande, te puedes cam-
nombres, porque al final todos los nombres eran
-¡De
biar el nombre.
iguales. yo no me quiero llamar así ahorita!
realidad decía mi mamá-, no hay -¡Perobien, puedes llamarte como te plazca aho-
-En
nombres feos o bonitos.
-Está
ra mismo.
es cierto! interrumpía yo-, ¡claro tú me vas a decir como yo quiera?
-¡No -la
que hay nombres bonitos! ¡Hay nombres geniales!
-¿Y claro.
cuál?
-Sí, toda la gente?
-¿ComoAbril.
[4e hubiera encantado llamarme
-¿Y que nos cueste un poco acostumbrar-
-Como
Abril, por ejemplo, o Azul. ¡Mis mejores amigas tie- -Puede
nos, pero a la larga todos te llamaremos por tu nue-
nen nombres geniales! Y yo, en cambio, me llamo vo nombre.
Juana. si un día ese nuevo nombre ya no me gusta?
burlaba entonces mi madre-, ¿y -¿Y Ava durante unos mo-
-¡Azul! -se
no hay nadie que se llame Amarillo o Verde o Rojo?
-iVlira -reflexionaba
rnentos-, te puedes llamar como tú quieras y te
Odio que mi madre se burle de mí. Pero es peor ¡luedes cambiar el nombre las veces que se te anto-
cuando se burla mi papá: ic, pero en casa de la familia Capuleto te vas a seguir
no tienes una amiga llamada Febrero, ll¿rmando Juana, ¿de acuerdo?
-¿Y
Octubre o Diciembre? Aprovechando esta licencia, algunas veces me
supuesto que no! ¡Ésos no son nombres de llamaba Abigail. Los sábados y los domingos me da-
-¡Por
persona! ba el lujo de llamarme Abril o Azul, porque esos días
que sí! Son tan nombres como Azul o no iba a Ia escuela, donde mis dos mejores amigas ya
-¡Claro
Abril. rnc habían ganado esos nombres. Desde luego, no to-
A esas horas ya estaban los dos atacados de la tkr e[ mundo estaba de acuerdo con este arreglo.
risa. parece un despropósito mi ma-
a mí no me gusta llamarme fuana!
-NIe
nrír-; -decía
no te puedes llamar un día de una manera
-¡Pues

34 35
y otro de otra. La gente tiene un nombre y así es co-
-¡Te prometo que no voy a estorbar! Además,
mo se llama. nt:t:csitas que alguien cuide a fuana Ava.
que se llame como ella quiera de- bien
-dijo
mi mamá-, pero júrame
-Déjala -me -Está -aceptó
(luo r1o te vas a pelear
fendía Ava. con la abuela N{ontesco.
ridÍculo y absurdo mi madre. para nada! Ava sacudiendo la
-Es -insistía
En el fondo, yo sabía que el nombre de una perso-
-¡No, -contestó
t'irbeza, como si mi mamá estuviera diciendo la cosa
na se registra en el acta de nacimiento, en las boletas rrrtis improbable del mundo.
de calificaciones, en las credenciaies y en todos los no vas a hacer ningún comentario acerca del
documentos necesarios para existir de manera ofl- -Y
r'irmbio climático.
cial. Y en esos papeles, mi nombre es]uana. De nada acuerdo Ava.
valía amanecer una mañana con el antojo de IIa- -De sobre los -dijo
derechos de los animales.
marme Ariel. Era sólo un juego que se cancelaba al -Ni luego que no Ava y se pasó los de-
llegar Ia noche. Y precisamente el día más raro del -Desde -dijo
tlos sobre los labios como con un cierre.
año iba a tener que llamarme sólo Juana. X,{i primo a propósito de Ia crisis alimentaria.
Paco se burlaría de mí sin piedad. -Ni me veo más bonita Ava.
Se hacía tarde y aún teníamos muchas cosas que
-Calladita -dijo
h4i mamá iba resoplando y mascullando algo en
hacer. Así que mi mamá se levantó de Ia mesa in- r,,oz baja porque no Ie creyó ni media palabra.
tempestivamente, se puso el abrigo y tomó su bolsa.
vámonos
-Bueno, -dijo.también y caminamos
Ava y yo nos levantamos
detrás de ella hacia el garaje. Cuando menos lo espe-
rábamos, Ava se había subido al coche junto a mí. [4i
mamá Ia miró por el espejo retrovisor.
-{e voy a dar un aventón a tu casa dijo.
-le
Ava-, voy con ustedes. Las
-l\o
acompaño.
-contestó
mamá! mi madre-. Vamos de
-¡No,
compras.
-gimió

36 )-
)/
tú volteando la cabeza hacia el
DE COMPRAS -[,{ira -dijo,
;rsicnto de atrás-, siempre me Io he preguntado,
1¡xlr qué fue que le pusieron ]uana?
A Sami tampoco le encanta mi nombre.
no tengo nada que ver con eso-dijo Ava-,
I -Yo
soy inocente. De hecho, yo Ie hubiera puesto otro
I
nombre a fuana.
nombre me hubieras puesto, Ava?
-¿Qué
-{e hubiera puesto Virginia, por Virginia Woolf;
o Emma, por Emma Goldman; o Elizabeth, por
u Iilizabeth Cady Stanton.
Sami y mi mamá se rieron discretamente al oír
lou*o, un poco tarde a recoger a Sami. Cuando lle- csta respuesta. Yo al principio no entendí muy bien
gamos a su casa, estaba lista e impaciente. Se subió por qué, pero también me reÍ. Luego pensé que les da-
al coche al lado de mi mamá y observó a Ava con cu* ber risa esta manía de Ava de ponerle a las personas
riosidad, pero no comentó nada al respecto. Saludó nombres de gente famosa,la cual heredó de su propio
con su habitual cortesía.
¡radre, que le puso a ella Ava por Ava Gardner, una
días ¡Feliz Año Nuevo! actrizi y Bernardo al hermano menor de Ava, por un
-Buenos -dijo-.
Año Nuevo, Sami!
-¡Feliz días -grité. director de cine. Entonces Ava le puso Alejandra a
al mismo tiempo rni mamá en honor de Aleksandra I(olontái, una ru-
-Buenos
Ava y mi mamá.
-contestaron
sa que nació en el siglo antepasado; a mi mamá to-
estás, Abigail? Sami-, ¿o cómo dos le dicen Shura, porque así le decían de cariño a la
-¿Cómo
es que te llamas hoy?
-dijo
rusa. Nunca le he preguntado si le gusta su nombre.
convoz mustia-, hoy me llamo A mí me gusta mucho, sobre todo Shura.
-Juana -dije
fuana. mi madre-, creo que lo he con-
Sami se acomodó en el asiento y se puso el cintu- -Ay -suspiró
tado varias veces. Yo soy la que le puseluana, en ho-
rón de seguridad. Cuando el coche arrancó, mi abue- nor de mi abuela. Porque mi abuela es la persona a
Ia [¡Iontesco no pudo contenerse: quien más he querido en la vida. Cuando nació mi

38
39
hija pensé que tenía que hacerle ese homenaje, por- amor! rio Sami-, ¿verdad que a veces
-¡X4i -se
no se le entiende nada a tu abuelita?
que de otra manera el nombre se iba a perder.
bien Sami. N{i mamá nos miró a Ava y a mí por el retrovisor
-Está además, -dijonadie se opuso mi r:on la ceia levantada. Eso significaba que Ava no po-
-PeroEl papá deJuana incluso piensa
mamá-. -prosiguió
que se vol- tlía responder a ninguna provocación.
vió un nombre muy original, distinto, ahora que to- es alguien que odia a los extranjeros
-Xenófobo
dijo Ava con toda la calma del mundo-. Creo que
das las niiras se llaman lacqueline o Stephanie.
mí nadie me preguntó Ava. rln esa época era más correcto decirles exiliados. Así
-A -dijo mi sc le decía a la gente que llegó de España a refugiarse
Juana es un nombre célebre
-Además,
mamá. -dijo ¿r [4éxico, que fue uno de los poquísimos países que

por supuesto Ava-, ahí está Juana It:s dio asilo.


-Sí,
de Arco.
-dijo no éramos tan xenófbbos
-Entonces -contes-
de Asbaje mi mamá. Iti Sami.
-YJuana la Loca! -agregó claro Ava-, N,{éxico siempre es ge-
Sami. -dijo
-¡Y Juanaera -explicó -No,
ncroso con los perseguidos políticos, pero eso no sig-
luana la Loca?
-¿Quiénla Loca era hija de -pregunté.
Isabel la Católica y nifica que no haya gente xenólbba. No toda Ia gente
-Juana
madre de Carlos V Sami. lc dio Ia bienvenida a los refugiados.
sea que
-explicó
tu nombre es muy famoso mi tu abuela era muy joven cuando llegó a
-O -dijo -Pero
I\4éxico Sami dirigiéndose a mi mamá-, ¿no
mamá.
-dijo
cs ciertoT
muy español Ava.
-Y claro -añadió
Sami dirigiéndose a mi ma- Ia Shura-; mi abuela debe de h¿r-
-Ah, -Sí -asintió
má-, tu abuela-dijo
es la refugiada. bor tenido doce o trece años, ¿verdad mamá?, cuan-
tú Ava-, hacía tiempo que no oía tkr tuvieron que salir huyendo porque el abuelo era
-X,{ira
yo esa palabra.-dijo lcpublicano.
padre de la bisabuela era rojo?
-¿Refugiada? -pregunté. -¿El -pregun-
Ava-; como que es una pala- lo Sami.
-Sí -respondió
bra medio xenófoba, ¿no crees2 Ava-, el tatarabuelo de Juitnir
-Sí
t'r'a rojo.
-respondió
quiere decir xenófoba?
-¿Qué -pregunté.
40
4l
conociste a mi tatarabuelo? trstacionamiento-. Como acababa de quedarse viu-
-¿Tú mi amor -pregunté.
mi mamá-. Ét ya había tl¿r, no tenía mejor ocuPación.
-No, -dijo
muerto cuando yo nací. sea que la nieta era como terapia ocupacional
que lo conocí! Ava al mismo tiem- -O
dijo mi mamá-, como ustedes comprenderán.
-¡Claro
po-. -dijo
Y creo que es la persona a quien
Era mi abuelo. Ninguna de las dos se dio por aludida.
más he querido en Ia vida. edad tenía Ia bisabuela cuando llegaron
sea que en esta familia Sami- como -¿Qué
;r l\{éxico? Sami.
-O -dijo
que el amor siempre se salta una generación. -preguntó
años Ava-, después de tres en
En ese momento estábamos llegando al centro co-
-Quince -dijo
Irrancia, durante la guerra; ésa fue la época más di-
mercial y ya eran casi las once de la mañana. Había l'ícil. Aunque claro, Ilegar a N4éxico con una mano
una cola enorme de coches para entrar al estaciona- rrdelante y otra atrás no fue nada fácil.
miento. Yo creo que Sami estaba exagerando cuan- una mano adelante?
do dijo que ese día no iba a ir nadie de compras. La -¿Con decir que llegaron-pregunté.
prácticamente sin
verdad es que habÍa una multitud de gente en todas n¿rda
-Quiere mi mamá.
Ias tiendas.
-respondió todo cuando cayó Ia República
-Perdieron -diio
lili mamá formó el coche en Ia fila y fuimos avan- Ava-. Imagina, Juana, lo que significa salir un dÍa
zando a vuelta de rueda. Estaba repleto. tlc tu casa y nunca volver; imagina que te vas de tu
I y
yo no sé si en esta familia nos saltamos ¡xrÍs y dejas allí a tus parientes y a tus amigas tus
algo
-Pues mi mamá-; Io que sí sé es que mi abue- ('osas y todo lo que te es familiar. Y nunca más regre-
-dijo
la fue quien me crio, porque mi mamá era una mu- s¿rs. Ahora imagínate llegar a un sitio donde no co-
jer muy ocupada y me tenía que dejar encargada con noces casi a nadie, donde no te sabes la geografía ni
alguien. Entonces Ia abuela iba por mí a la guarde- cl clima. LIn lugar completamente nuevo, donde las
ría, desde que estaba yo muy chiquita, ¿verdad?, y trostumbres y Ia comida son diferentes' y Ia gente ha-
me cuidaba todas las tardes. bla distinto aunque sea el mismo idioma'
feliz! Ava con cierta brusque- a mi abuela no se le nota el acento espa-
-¡Estaba -dijo
dad, tal vez porque empezaba a sentirse atrapada -Pues
rrol; no cecea en absoluto mi mamá.
dentro del coche que circuiaba con desesperante -dijo
Ava-, porque llegó muy io-
lentitud sin que lográramos encontrar un lugar de -No -respondió
von y tenía una inmensa capacidad de adaptación;

42 43
en cambio, mi abuelo, que llegó de cuarenta y ocho Aunque lo malo no fue que hubiera tanta gente,
años, conservó el acento madrileño toda la vida. sino que mi mamá es muy especial. A mí me com-
abuela, o sea, tu bisabuela Juana praron un vestido en la primera tienda a la que nos
-[4i
mi mamá-, €s indistinguible de cualquier-insistió
mexica- rnetimos y las tres adultas estuvieron de acuerdo en
na. Aunque, claro, a la hora que le entra la nostalgia, que me quedaba muy bien y muy bonito. En cambio,
se acuerda de que es española, refugiada, exiliada. rni mamá vagó entre los corredores de varias tiendas
abuelo también se ponía nostálgico a veces sin encontrar lo que estaba buscando.
-MiAva-, aunque él decía que era más mexica- Lo peor fue cuando trató de comprarse un par de
-dijo
no que los mexicanos; que lo era por partida doble, zapatos. La zapatería estaba a reventar; las depen-
porque Io había elegido. Y, sin embargo, nunca dejó clientes apenas se daban abasto. I\4i mamá miraba
de ser español y nunca logró reconciliarse por com- un modelo en la vitrina y esperaba hasta que alguien
pleto con la idea de que había perdido el mundo, su viniera a atenderla, le señalaba el par y esperaba a
lugar, Io que había construido con su trabajo duran- que le trajera un zapato de su talla; se lo medía, lo
te toda una vida. Había dejado atrás su tierra, su fa- rniraba melancólicamente y pedía el otro; se Ios pro-
milia, su fortuna. Llegar acá implicó un despojo y el baba y caminaba, viéndose en el espejo. Entonces de-
dolor de nunca volver. r:idía que le apretaban, que no eran del color que ella
cambio, para mi abuela, llegar a México fue quería, que estaban muy caros, que el tacón era de-
-En
una aventura extraordinaria y acá se reencontró rnasiado alto o no tenía nada con qué combinarlos.
consigo misma. Aunque nunca dejará de acordarse Salía de nuevo a la vitrina y empezaba todo otravez.
de Barcelona... iY se puso tan contenta cuando le dije Después de un rato largo, salía de la zapatería sin
que te ibas a llamar Juana! Porque yo siempre he si- (romprar nada y se metía a otra tienda. Miraba y re-
do la preferida de todos sus nietos. Y de todos los bis- rniraba Ia ropa. Cada cosa Ia descolgaba, se Ia ponía
nietos, ¿quién es Ia consentida? tlelante, se asomaba al espejo y le daba vueltas. Y
En ese momento mi mamá se interrumpió porque r)o se acababa de decidir por nada. Lo mismo hacía
encontró un lugar y logramos por fln estacionar el crcln las bolsas: tomaba una, [a abría, la cerraba, se la
coche, sólo para meternos en la mayor muchedum- ¡rrobaba, contaba los cierres y los compartimientos,
bre que se hubiera podido congregar en algún punto buscaba si había una de otro color y Ia dejaba por
de la Ciudad de X4éxico un primero de enero. irhí para ver otra. Luego, después de examinar diez

46 47
bolsas, decidÍa que quería volver a ver la primera, pe- que además dirigiéndome a Ava-,
ro ya no se acordaba en dónde Ia había encontrado. -Es
rni mamá
-dije,
no quiere que te vayas a pelear con el tío
Para cuando escogió como veinte prendas entre l'ancho.
blusas, suéteres, faldas y pantalones, y dijo que iba a por qué me habría de pelear con Pancho?
probárselos, yo estaba aburridísima. Entonces Ava -¿Y culpa de Paco.
le dijo a mi mamá que me iba a comprar un helado.
-Por es PacoT ¿Quién es Pancho? pregun-
Nos fuimos a un café y esperamos un ratito a que se
-¿Quién
tti Sami.
desocupara una mesa. Todavía no acabábamos de mi primo
pedir cuando llegó Sami y se sentó con nosotras. -Es mi hermano -respondí.Ava al mismo tiempo.
va para largo.
-Es tres se llaman -dijo
igual!
-¡Uf!-dijo-,
Durante un ratito, mis dos abuelas se miraron -¡Losrealidad, ha habido cinco -exclamé.
Franciscos
con cierta hostilidad, midiéndose como gatas en un
-En
,,\va-, es toda una dinastía: mi abuelo paterno, -dijo
mi
silencio incomodÍsimo, hasta que Sami pidió un café ¡radre, mi hermano, mi sobrino y mi sobrino nieto.
y a Ava se le ocurrió preguntarme: Irrancisco primero, segundo, tercero, cuarto y quin-
ver, explícame,luana, ¿por qué no quieres ir lo, A partir del segundo, todos son primogénitos y,
-A
al recalentadoT ¡ror lo tanto, se sienten de Ia realeza. Además, como
Creo que eso era precisamente lo que yo estaba son buenos para los negocios, han construido un pe-
esperando. c¡ueño imperio que se van heredando de Francisco
te puedo decir, Ava, porque mi mamá no cn llrancisco.
-lr{o
quiere que te diga. quiere decir primogénito?
te preocupes, no se tiene que enterar
-¿Qué primero que nace Sami.
-pregunté.
-No
jo Sami. -di- -Ei -dijo
yo soy primogénita! con
veras? con cautela.
-iEntonces
irlegría.
-declaré
-¿De veras! -pregunté a coro. realidad no se aplica a las mujeres
-iDe -respondieron
N{is abuelas son las dos personas a las que más
-En
Ava-. Es una tradición patriarcal y, en mi-aclarófamilia,
conflanza les tengo en el mundo. h,{iré sus caras an- krs Franciscos son la gente más tradicionalista y pa-
siosas por enterarse y sentí Ia seguridad de que nin- triarcal del mundo. iTe imaginas? ¡Cinco Panchos,
guna de las dos le iba a ir con el chisme a mi mamá. r¡l hilo, uno tras otro!

,18 49
Sami-,¡mira cómo se las entien- bien
-iPuf!-dijo
de con los nombres la famosa familia Capuleto!
-Está -dije.
el tercer verso Sami- puede de-
En vez de enojarse, Ava se rio de 1o que Sami dijo. -Y -continuó
cir lo que sea. Por ejemplo, cerebro de mosca.
Ava-, ¿qué te hizo Paco2 síl Paco Paco, pequeño macaco, cerebro de
-Entonces -dijo
Primero les conté que le había volado su pelota fa- -¡Sí,
mosca... ¿Y luego?
vorita, Ia de las Águilas. Y Sami dilo: de taco Ava.
no me digas que tu primo le va al América! -Narices -dijo ¿Ya te la aprendiste? El
Sami-.
-¡Ay, Ava-, mi padre le iba al -Perfecto -dijo
chiste es que se Ia cantes lentamente, con una melo-
-¡Típico! -exclamó
América, a los Dallas Cowboys y a los Yankees de día pegajosa. ¿A ver?
Nueva York, porque decía que no le gustaba perder. Paco, pequeño macaco las tres
[4i hermano y mi sobrino, lo mismo. -Paco -cantamos
a coro-, cerebro de mosca, narices de taco.
Entonces les conté Io de la canción. bien! Ava.
lleva toda ia ventaja. Ni siquiera se tiene -¡NIuy -exclamó
si se enoja y me pega?
-Claro,
que esforzar demasiado, porque casi cualquier cosa -¿Y que si te pega? Sami un po-
rima con Juana Sami. -¿Cómo -contestó
co alarmada-. ¿Ese engendro además pega?
-dijo
pequeño monstruo Ava- es igual un poco malcriado Ava.
-EI
que su abuelo.
-agregó -Es -dijo
hay que ponerlo en su lugar!-exclamó
que contraatacar Sami,
-¡Pues
Sami.
-Hayefecto -dijo
Ava-. iNo te quedes con de acuerdo Ava.
-En -aflrmó
los brazos cruzados! -Estoy -dijo
peor que puedes hacer es mostrar que te -¿Cómo? -pregunté
te pega, entonces tú Ie pegas todavía más
-Lo
molesta Sami. -Si
luerte Sami.
-dijo
que inventar una canción para que tú se -dijo yo-, mi mamá me prohíbe pegar.
-Hay
la cantes Ava y se quedó pensativa un rato-. -No... -dije Sami con fastidio y le lanzó una
-dijo
Todo es cosa de encontrar las rimas. -¡Claro! -dijo
rnirada de reclamo a Ava.
Paco, pequeño macaco Sami. no tengo la culpa Ava-; ésta es una
-Paco macaco! -dijo Ava-. Suena -Yo
idea exclusiva
-dijo
de la Shura; ella es la que no quiere
-¡Pequeño
fantástico. -celebró (lue su hija sea agresiva.

50 51
no estamos hablando aquí de agresión haces,
]uana? Sami.
-Perdón,
Sami-, sino de legítima defensa, ¿estás de
-preguntó
-¿Qué viendo una playera...
-aclaró - -Estaba -dije.
acuerdo? unaZ Ava-. Yo te Ia
Ava.
-iQuieres
regalo.
-preguntó
-Completamente -contestó
todas formas, vamos a arreglar esto sin que
-De
tu madre seentere.
-¡Sí!-contesté.
Entonces a Sami no le quedó otro remedio sino
parece perfecto!-dijo Ava. preguntarme qué otra cosa quería. Yo Ie dije que
-¡UIe bien Sami-, si el tonto ese, el pri- quería un balón de los Pumas y unos tacos. Los ta-
-Fíjate -dijo
mo, se atreve a pegarte, tú te concentras y le pegas cos hubieran sido demasiado, pero el balón estaba de
una buena patada en la espinilla. Es rápido y eficaz. oferta. Nos metimos a la tienda y compramos la ca-
Duele hasta el último rincón del alma, pero no lla- miseta y el balón. Luego buscamos a mi mamá.
mas la atención. Y verás que, a partir de entonces, lo
piensa dos veces antes de meterse contigo.
van a regañar preocupada-,
-lVIe
mi mamá se va a enojar.
-respondí
te aguantas Ia regañada! Sami
-¡Pues
enérgica.
-dijo
En aquel momento, Ava vio el reloj y comenzó a
preocuparse.
casi las dos de la tarde ¿Se habrá
-Son
decidido por algo?
-dijo-.
Ava pagó la cuenta y nos fuimos las tres a buscar
a mi mamá.
En el camino, me detuve a ver el aparador de
Ia tienda de deportes. Había una camiseta de los
Pumas. Pensé que me encantaría tener una con mi
nombre y el número B; claro que mi nombre en esa
camiseta no sería ]uana, sino Abigail, Azul o Abril.

52
---'--

La encontramos en el mismo lugar donde Ia ha- Et día más raro del año, mi tío Bernardo iba a ha-
bíamos dejado, más abrumada y confundida que cer retratos de toda la familia Capuleto. X¡Ii mamá
I
nunca. Nos dijo que se había probado todo y que to- cstaba bastante preocupada porque para ella una fo-
i
do le quedaba horrible, que todo estaba carísimo, l,ografía es algo muy importante. Además, está segu-
I
que no había nada en los colores que le iban bien y que ra de que las fotos de mi tío son obras de arte. Y el arte
I mejor ya nos fuéramos de ahí. Entonces mis dos crs algo que dura mucho tiempo, algo que va a ver
I abuelas agarraron el revoltijo de ropa que mi mamá una cantidad impresionante de personas. N{i mamá
traía cargando y se pusieron a examinarlo con ojo no se puede dar el lujo de salir mal en una fotogra-
I
crítico. [ía tomada por un artista. Y nos exigía a Ava y a mÍ
está muy bien! Sami de un vesti- clue estuviéramos a Ia altura de las circunstancias.
-iEsto
do-, ¿es de tu talla? -dijo Por eso era tan importante ir a comprar ropa ese
que sí, pero... día, y por eso mi mamá necesitaba dedicar varios
-Creo qué tal esto2 minutos a arreglarse.
Ava que sc había encon-
trado una blusa en un-dijo
I
-¿Y Cuando llegamos a casa, mi papá nos recibió en
botadero en mcdio clel pasillo.
sus bermudas, una camiseta vieja y descalzo. En
I

I Así, entre las dos le armaron un crlnjunto que se


i
le veía realmente bien. lVIi mamá tr¿rtó clc resistirse, cuanto nos vio, puso una cara muy extraña.
I
porque no le iba a alcanzar el dinero, pcro cntonces -{'ienes visita dirigiéndose a mi mamá,
mis dos abuelas sacaron sus tarjetas dc crédito y se
-dijo ella.
Quién?
I
formaron en la caja. -¿ -preguntó
es tu padre é1.
I pago esto y esto!-dijo Sami. -supuestamente, -contestó
-¡Yo pago esto y esto y
I esto Ava.
-Yo
En menos de quince minutos, -dijo
! íbamos de regre-
I
so al coche.
Primero dejamos a Sami en su casa y lucgo deja-
I

mos a Ava en la suya. Quedó de arreglzlrso un poco.


I

i [4i mamá le había insistido mucho en que ese día mi


u

tíri Bernardo iba a tomar las fotos. Él es hcrmano de


Ava y es fotógrafo.
I

54 55
I
deencima de una repisa y en un movimiento intem-
EL OTRO ABUETO
pestivo apagó Ia televisión.
I
[¡Ii mamá no dijo nada, pero las bolsas que traía
{ con las compras de pronto se Ie cayeron de las ma-
I

nos. Luego, reaccionó de manera brusca.


I
que ahorita no puedo... y corrió a su
-Es
cuarto.
-dijo
X{i papá recogió las bolsas y siguió a mi mamá.
Yo Ios seguí y entré a Ia recámara antes de que mi
papá cerrara la puerta. Me acomodé en un rincón
ffi con la esperanza de que no se notara mi presencia.
pasa? mi papá con cierta
I ? mi m¿rmá al entrar, -¿Qué -preguntó
alarma-, ¿es o no es?
quitaba el-exclamó
I

mientras se abrigo. mi mamá-, €s mi padre.


i

verdad, no sé mi papá-. ¿Por qué no -Sí-respondió


qué hacemos? ¿Quieres que Ie diga que se
-La -dijo
l

lo averiguas tú misma?
vaya?
-¿Y
i Iba muy nerviosa, porque ya era tarde y se quería
mi mamá en un profundo suspi-
arreglar. De modo que cuando entramos a la sala, la
ro-.-¡No! -dijo
Fui yo quien lo busqué y Io encontré e hice con-
I
Shura ya iba de mal humor.
I tacto con é1.
I Sentado en el sillón estaba un señor de pelo ca- qué?
¿cómo?
¿Por
I noso que miraba con atención un partido de futbol -Pero por internet, por redes sociales. Ya sabes.
arnericano en la tele. -Pues
Lo encontré hace unos meses y empezamos a inter-
En cuanto nos vio, se puso de pie.
carnbiar mensajes y fotos... No sé por qué. Porque
con voz entrecortada mi-
I

-¡Alejandra! -dijo quería conocerlo. Tenía curiosidad. ¡No sé! TaLvez


rando a mi mamá-. Perdón por venir sin avisar. Es
i
no haya sido tan buena idea.
i que necesito unos papeles... de manera urgente.
no entiendo nada
tu padre? mi papá al oído de mi ma- -Yo -dije.
En ese momento se dieron cuenta de que yo esta-
I
-¿Es -dijo
dre. Luego dio tres pasos, alcanzó el control remoto
ba ahí, oyendo todo.

56 <a
mi mamá-, ¿qué haces aquí? prefiero ir con esta camiseta y también es
-¡Juana! -gritó -No,
¡Te vas a tu cuarto y te arreglas porque nos tenemos nueva.
que ir! ¡Pero ya! Shura está de acuerdo?
mamá y salí de inmediato.
-Perome¿laha dicho nada
I
-Sí, -No
En la sala, el -contesté manteníamos-dije.
I

hombre miraba por la ventana. pasé N¡Iientras esta conversación, mi


I rapidísimo y me metí a mi cuarto. n4ientras me po_ abuela iba entrando a la casa y de pronto se encon-
nía mi camiseta de los pumas, dejé la puerta entrea_ tró cara a cara frente al extraño, que se había vuelto
bierta para oír lo que ocurría afuera. Unos instantes a levantar del sillón. Ava se quedó muda.Inclusive le
después salió mi mamá de su recámara y encaró al cambió el color. En unos instantes, su rostro pasó de
visitante. un rojo encendido a una palidez de muerte. Sin em-
podríamos hacerlo en otra ocasión? Hoy no bargo, no dijo nada. Levantó lacabezaen un gesto de
-iNo
es un buen día en tono alterado-. Además, inmensa dignidad y caminó hacia el otro lado de la
Ava va a llegar en -dijo
cualquier momento. estancia. De pronto, volteó hacia mÍ y me preguntó:
Al fondo se oía la voz del extraño en un susurro está tu madre?
que no logré descifrar. -¿Dónde
su cuarto
voy a buscar esos papeles, no sé ni dónde -En -contesté.
Ava caminó con paso flrme hacia esa habitación
-Pues
al cabo mi mamá convozimpaciente y se diri_ y entró sin llamar. Quise seguirla, pero antes de lle-
-dijo
gió de nuevo a su cuarto hablando sola-. Dudo mu_ gar, había cerrado Ia puerta. NIe quedé ahí, tratando
cho de que los encuentre ahora mismo. de entender lo que ocurría adentro; sólo se oían mur-
Esperé hasta oír que mi mamá se metía a la recá_ mullos; tanto Ava como mi mamá estaban hablando
mara. Esta vez, cerró de un portazo. l\4c asomé con envozmuy queda.
mucha cautela. El hoinbre estaba parado en medio N,{e di cuenta de que el hombre me estaba miran-
de la estancia. De pronto, sonó el timbrc de la entra_ do con curiosidad.
da. Corrí a abrir. Era Ava. ---rTú debes ser... después de un rato.
te vas a arreglar? preguntó. Abigail
-dijo tú?
-iNo estoy lista! -me -Soy tu abuelo. -dije-, ¿y
-¡Ya lo creo!-dijo -respondí. -Soy es cierto
-iNo Ava-, ¿no te vas a poner el yo-. N{i abuelo murió hace
vestido nuevo? -No
como cuatro años.
-dije

58 59
queno es cierto es que tú te llames Abigail. el hombre-, ltambién te gus-
-Lo
¡Te llamasJuana! y el que -¡Guau! -dijo
i se murió era tu otro abue_ ta este juego?
lo, el papá de tu papá. yo soy el papá de tu mamá. poco yo-; lo veo con mi papá. A él
mamá no tiene papá en un tono -Un -dije
le encanta. ¿A usted no?
-A{i
que mi mamá hubiera califlcado -repliqué
de muy insolente. que tengo una relación ambivalente
i
temo, querida, que lo que dices es imposi_ -Digamos
con el futbol americano Pero te aseguro
ble
-n¡Ie -dijo-.
-sonrió. que tu afición deportiva te viene más bien del lado
Había algo familiar, no sé si en su voz o en su mi_ de tu madre que del lado de tu padre.
rada. Algo que me irritaba profundamente. es cierto yo, ahora en deliberada in-
? pero no sabía qué pre_ -No -dije
solencia-, a mi mamá no Ie gustan los deportes en
-¿Entonces... -empecé,
guntar. UIe quedé callada observando al personaje. absoluto.
camiseta está genial é1. pensativo-, pero a tu bisabuelo le
-Esa la compró
mi abuela -dijo -No -dijo
encantaban. Al bisabuelo del lado del padre de tu
-X{e poco
ahora gusta -contesté.
-¿A yo creo quele peroel futbol? madre.
no. a mí sí me gusta. quién?
-No,
Nos quedamos en silencio. A,rle acerqué a la puer_ -¿Ami padre... Seguramente nadie te Io ha con-
ta de la recámara de mi mamá. Se oía movimiento, -A
tado, pero tu bisabuelo fue el primer entrenador de
abrir y cerrar de cajones. y la voz de Ava mezclada futbol americano en N{éxico.
con la voz de mi mamá en una discusión de la que es cierto!-dije maravillada.
yo no lograba entender más que palabras sueltas.
El
-¡No veras! Entrenó durante décadas equipos
hombre también trataba de escuchar; inclinaba la -¡De
estudiantiles en e[ Politécnico. De hecho, él fue quien
cabezay levantaba las cejas, pero tampoco entendía inventó la mascota del Poli y todo.
nada. Volvió a sentarse en el sillón. burro?
Regresé a la sala, agarré el control remoto de la -¿EI burra blanca!-dijo él-. Ese señor era mi
televisión y la encendí. A,{e senté en el sillón y me -ila
padre. Abuelo de tu madre. Tu bisabuelo.
quedé viendo una jugada. Como el juego estaba
muy Por alguna extrañísimarazón, en ese momento
emocionante, exclamé: empecé a sentir un profundo orgullo. Y al mismo
y diez! tiempo, una intensa desconfranza.
-iPrimero
60
6l
¿Cómo saber si lo que me estaba diciendo ese se-
I
ñor era verdad o mentiraT Y peor aún, ¿por qué na-
die me habÍa contado nada de eso antes? ¿Por qué yo
{ no conocía a la familia delpapá de mi mamá?
Nos quedamos en silencio durante un rato. En la
I
recámara de mi mamá seguía el alboroto, pero no-
sotros ya no le estábamos poniendo atención. Nos
I
quedamos mirando el juego durante unos minutos,
hasta que comenzó el medio tiempo. Entonces dije:
quiere tomar nada2
-¿No vaso de agua él-, y quizá podrías
-Un
hablarme de tú.
-dijo
Fui a la cocina por el agua y cuando regresé, el
hombre había apagado la tele. Le di el vaso y él tomó
un sorbo largo. Yo lo veía con mucha curiosidad y él
soportaba mi mirada sin inmutarse. Puso el vaso so-
bre la mesa de centro.
que tu mamá tiene prisa, ¿verdad?
jo-.-Parece
¿A dónde van a ir?
-di-
recalentado en casa de mi tío Francisco.
-Al
N{e acomodé en el sillón y miré de frente al extra-
ño; nos quedamos en silencio durante un rato, has-
ta que él preguntó:
muchacho de las bermudas es tu padre, ¿no?
-El en seguida, aunque me sorprendió
que-Sí -dije
le dijera "muchacho" a mi papá-.En esta sala
siempre hace mucho calor, porque por esa ventana
pega el sol toda la mañana.

63
l

-dijo hombre-, hace calor en es_


verdad el [zle choca cuando alguien piensa que soy incapaz
-Es
ta sala.
I
de entender algo.
No sé por qué se me ocurrió decirle eso. Tal vez cuando seas mayor é1.
para justiflcar que mi papá anduviera en bermudas. -Quizá
me importa
-dijo
haga mucho
frío afuera_agregué to_
-No todo caso, la-respondÍ.
que tendría que explicártelo
-Aunque
davía-, -En
I aquí estamos como en un invernadero. todo es tu abuela.
Él asintió y luego nos volvimos a queclar calaclos
otro rato mientras mi mamá, mi papá y Ava seguían -¿Ava?Tu abuela Ava es la mujer más testaruda
en el cuarto abriendo y cerrando cajones. -Ava.
que he conocido.
es lo que te preocupa? cle pronto el Ncls quedamos otro rato callados, hasta que a mí
-iQué
extraño. -dijo se me ocurrió preguntar:
mí? ¡Nada! también eres jipi?
-¿A -contesté.
si algo te preocupara... -¿Tú sabes tú de los jipis?
-Bueno, preocupa el hom-
me nada!-insistÍ_. No me im_ -¿Qué
bre después de una carcajada.
-preguntó
-iNo
porta nada. abuela es jipi Por eso pensé que tal
verdad él-. No tiene que importarte -X4i
vezttt también. -dije-.
-Es
quién soy ni a qué-dijo
vine. es jipi? Nunca me 1o hubiera imaginado.
sé a qué viniste a recoger unos pa_
-¿Ava
Yo más bien pensarÍa que es una niña bastante fresa.
-Ya
peles que necesitas para -dije-,
hacer un trármitc, ¿verdad? Me quedé con Ia boca abierta y puse una cara de
efecto é1. interrogación.
-En -dijocallados otro
Volvimos a estar rato, hasta que me
decidí a preguntar: -dije.
-¿Qué?sabes lo qué significa "niña fresa"?
vives2 -¿No
rió-. Quiere decir exactamente lo contrario de jipi.
-¿Dónde
San Pedro de los pinos. tú? de nuevo, un poco indigna-
-En -¿Y -pregunté
¿por qué nunca habías venido? da por ese comentario.
-Entonces
Pensó durante unos segundos antes de contestar: quedó pensativo un instante-. No,
algo que no entenderías. -¿Yo? -se
para nada. Aunque, en todo caso, yo soy mucho más
-Es sabía que me ibas a decir eso! jipi que tu abuela.
-iYa
64
65
armé de valor_. ieué pasó con
-Pero... -me
ustedes?
qué año van?
-¿En pensar... Sofía está ahora entrando a la
un desastre de manera un -Déjame
-Pues
poco brusca-; tu abuela -respondió primaria. Después sigue Alfonso, que apenas va en
se me desapareció un día
y ni siquiera me informó de cosas decisivas... kínder. Luego hay otra nena, Ana, como de tres años,
y al flnal un bebé, Lorenzo, que casi acaba de nacer,
que se te desapareció?
-¿Cómo fotos?
de atender mis llamadas, se fue de viaje, -¿Tienes
-Dejó le mira, sí, aquí en el celular.
perdí la pista, no me escribió ni una postal. yo le es- -Pues
N{e acerqué para ver las fotografías. No traÍa mu-
cribía cartas y ella no contestaba. Nunca supe
cuán_ chas, pero asÍ pude conocer a mis primos aunque
do regresó.
fuera nada más en foto.
luego?
-¿Y -dije. soy la mayor, ¿verdad?
-Luego
pasó el tiempo. Mucho tiempo. -Yo es.
De nuevo nos cubrió un pesado silencio. -Así les has hablado de mí?
-¿Tienes
más hijos? después de un rato. -¿Y todavía... Pero te puedo tomar una foto pa-
-dije -No
-sí. otra señora.
ra mostrársela.
-Conhecho, Le devolví entonces el teléfono para que me retra-
con otras dos señoras.
-De tara. Me puse de pie muy derecha ante Ia ventana
dos señoras
al mismo tiempo?
-¿Tienes
primero una y luego la otra.
para que me diera la luz de frente. Luego nos queda-
-No, te divorciaste.
mos callados.
-Ah, Él se guardó el teléfono en el bolsillo. Después de
-Exacto. un rato, que me pareció eterno, al fin me atreví a
hijos tienes?
-¿Cuántos preguntarle:
total, contando a Alejandra, tres.
-En tienes otros
-¿Y Tengo nietos además de mÍ. -¿Vasavolveravenir?
si tu madre me lo permite.
-Sí. cinco nietos, contándote a ti. -Sóloun día me vas a llevar a conocer a mis
AtIe quedé pensando un rato. -¿Y
primos?
ellos, ¿qué son míos?
-Y que son tus primos.
encantaría.
-Supongo -N4e qué pasa si Ava no quiere...?
i
-Pero
66
67
Antes de que pudiera responder, mi papá salió
de ganchos y cosas que se caían al suelo, finalmente sa-
la recámara agitando un sobre de papel
manila con Iió triunfal.
un brazo arriba.
guapa!-dijo mi papá.
están! triunfalmente y le entregó -¡lVluy
-iAquí -dijo
los papeles al extraño. -ElegantÍsima -agregó
Ava.
se burlen! mi mamá con
-¡Gracias! -dijo él al levantarse_. Entonces
-iNo
aflicción. -respondió
me voy.
se burla Ava-. De verdad te ves
-Adiós. ¡Feliz Año Nuevo!
_exclamé. -Nadie
muy bien.
-dijo
Año!
-¡Feliz -respondió. vámonos! No quiero llegar tarde.
Agarró su abrigo y su sombrero que estaban so_ -¡Entonces pues mi abuela.
bre el respaldo del sofá y se encaminó hacia
la puerta -Vamos -dijo
Nos despedimos de mi papá, que sonrió aliviado
del departamento; abrió y se volvió hacia
nosotros. cuando vio que por fln nos íbamos, y salimos las tres
En el umbral, levantó una mano, inclinó
levemente al garaje. Ava se iba a sentar en el lugar del copilo-
la cabeza, me hizo un guiño, se despiclió con
la mi_ to, pero mi madre la detuvo y le indicó que se subie-
rada y se fue.
ra conmigo en el asiento de atrás.
arli madre y Ava sarieron entonces de
ra recáma- favor, ¡péinala! mi mamá con
ra. La más agitada era mi madre. Estaba
terminan- -Por
flrmeza. -indicó
do de peinarse. se había puesto casi toclas
las cosas Nos acomodamos en el asiento trasero y Ava me
que se había comprado en la mañana.
Se veÍa boni_ arregló el cabello hacia atrás de una manera muy
ta, pero estaba muy tensa.
bonita que sólo ella sabe hacer, mientras Shura ma-
tardísimo!-dijo a gritos.
-iEs
Yo corrí a mi cuarto y me puse mi chamarra
nejaba y resoplaba y rechinaba los dientes. Al cabo,
azul. se fue relajando poco a poco.
Shura mi abuela_, nosotras ya esta_
-Sí,
mos listas. Nada -dijo Íbamos las tres muy calladas, 1o cual es extrema-
más falta que tú termines de arre_
damente raro. Cuando Ava terminó de peinarme, se
glarte y en ese momento nos vamos.
me ocurrió decir:
me tardo!
-iNo -replicó.
Regresó a su cuarto. -Y
a mí ¿nadie me va a contar nada?
Después de unos minutos [¡Ii abuela suspiró ruidosamente.
en que oímos un abrir y cerrar de puertas
y cajones, no tengo nada que ver con este Iío
-Yo -dijo.
68
69
tienes todo que ver con este Iío ¿por qué...? a decir' pero
-Tú -contestó -Entonces, -empecé
mi mamá en el tono más recriminatorio que yo le hu- no se me ocurrió cómo completar la pregunta'
biera oÍdo utilizar jamás-; tú eres la que lo empezó. te lo va a tener que explicar tu abuela!
Para mi gran sorpresa, Ava se quedó callada.
-¡Eso
Porque, casualmente, a mí tampoco nadie nunca
me
en medio de la pausa más incó- explicó nada.
-Pero... -dije
moda de mi vida-, pero al menos explíquenme algo. fue un error Ava disgustada'
-Perdón, -diio
te lo voy a explicar todo mi mamá-, mamá, no fue un error' Fue unabarbaridad'
-Yo
y espero que Ava no tenga ningún -dijo
inconveniente.
-No,
Mi abuela se mordió los labios para no contestar'
Ava después de otro suspiro. decirle "abuelo" ?
-Ninguno bien
-dijo para empezar, ¿qué quiere -¿Puedo
quieres mi mamá'
-Está
decir jipi?
-dije-, -Si ¿va a-dijo
volver a visitarnos? ¿Vamos a vol-
Ava sorprendida-. ¿Te re-
-Pero
ver a verlo?
-¿Jipi? -preguntó
fleres a los jipis, de los que te he platicado muchas estoy segura mi mamá-; corlo es
-No -dijo conocer
veces? Una tribu urbana de los años sesenta. ¡En el Iógico, resulta de lo más complicado esto de
siglo pasado! a tu padre a los treinta y cinco años'
es que ese señor que vino hoy me Ava volvió a morderse los labios'
-Sí -dije-,
dijo que tú no eres jipi. ¿y me pueden decir
qué que-
Ia Shura , cofreüe no eres jipi.
-Bueno -dije-,
ría? ¿Aqué vinoT
-¡Ja! -exclamó
que eres una niña fresa. Ava-, nada más vino a arrui-
-Dice mi madre en una carcajada
-Puf -masculló
narme Ia existencia.
-¡Jajajaja!-estalló
bastante ruidosa. a pedirme varios papeles Ia Shura
-Vino -dijo porque va
Ava-, que cada quien opi- con toda Ia autoridad de que es capaz-'
-Bueno -contestó haciendo
ne lo que quiera. a poner en orden sus asuntos y, como está
que su hija y su
Ahora: ¿es verdad que ese señor su testamento, quiere asegurarse de
-Okey
es mi abuelo?
-dije-. nieta quedemos registradas entre sus herederos'
la Shura con flrmeza. bien Ava de muy mala gana'
-Sí sea
-dijo que es tu papá.
-opinó
-Está última pregunta! porque había-
-O -¡Una -dije' y mamá
es. mos llegado a Ia casa del tío Francisco mi
-Así
71
70
ya estaba estacionando el coche-, ¿es cierto que mi
bisabuelo era entrenador?
sé! la Shura-, ¡no sé nada de mi
-¡No
padre! -dijo
jlodo es cierto Ava-; que tu madre no
-dijo
sabe casi nada, pero ahora lo va a averiguar, y tam-
bién es cierto que tu bisabuelo era entrenador.

-¡Perfecto! -exclamé.
Cuando nos bajamos del coche, Ava le dijo a mi
mamá envozmuy baja, como para que yo no oyera:
día comprenderás que fue lo mejor que
-AIgún
pudo haber pasado.
mi mamá y volteó a revisar
-Ajá
mi peinado.-respondió
Sólo que al mirarme con detenimiento se dio
cuenta de que por debajo de mi chamarra azul se
asomaban unos vaqueros, y se quedó congelada.
Luego examinó con ojo crítico la indumentaria de
Ava y arrugó la nariz. Con todo el alboroto, no ha-
bía tenido tiempo para indicarnos nada, ni siquiera
para supervisar que hiciéramos las cosas como ella
quería. Desde luego, ninguna de las dos llenaba sus
expectativas, pero con su madre no tenÍa alternati-
va: debía aceptarla tal como es. En cambio, conmigo
tenía muchos requisitos y planes. Así que en cuan-
to se dio cuenta de que traía puesta una camiseta de
futbolista en lugar del vestido tan bonito que me ha-
bían escogido entre las tres, se puso furiosa.

72
a gritar, lo cual, para los es- es una facha, al igual que su abuela'
tándares de mi-volvió
-¡Juana! -Porque
mamá, era un exceso-, ¡te dije que Las dos son una facha. ¿No pensaron que hoy nos
te arreglaras! van a tomar fotos? ¿No pensaron en lo importantes
mamá con toda la dulzura de que son esas fotos Para mí?
-Sí,
que soy capaz-,-respondí
estoy arreglada. que lo he pensado! Ava-' esas
-¡Claro -dijo
dónde sacaste esa playera? fotos son tan importantes para mí como para ti' Y
-iDe la regaló Ava. también para Juana. Por eso nos pusimos esta ropa'
-[¡Ie habíamos dicho que ibas a estrenar el porque es la ropa en que nos sentimos mejor y la que
-¡Pero
vestido! mejor nos acomoda. ¿No prefleres que nos exprese-
Yo pensé que con estrenar era suflciente. mos en forma sincera? ¿Y que estemos cómodas?
-¿Sí?
así no puede ser. Tienes que ves- verdad, no me importa en 1o más mínimo
tirte-No -dijo-,
correctamente. -¡La
si tú estás cómoda o incómoda! Yo quería
que Juana
tiene de incorrecto que use la playera? se pusiera ese vestido.
-¿Qué mi pero desde que yo me acuerdo, en esta fami-
abuela.
-preguntó -Sí,
no te metas! dijo mi madre con el ín- lia se ha respetado el sagrado derecho que tiene ca-
dice muy levantado-, -le
-¡Tú da quien de vestirse exactamente como le dé Ia
gana'
¡me habías prometido que te
ibas a arreglar! fú siempre te has puesto Io que has querido' desde
qué? Ava-, ¿no te parezco que pudiste elegirlo. Nunca ha habido ninguna res-
-¿Pero -contestó
suflcientemente arreglada? tricción. No creo que ahora mismo debamos empe-
supuesto que no! Te pusiste exactamente zaÍ aimponerlas Ava'
-¡Por
lo mismo que si fueras a correr a los Viveros.
-respondió
es el problema! mi mamá al bor-
-¡Ése -diio
exageres. |amás me pondría esto para ir a de del llanto-. ¡Por eso yo no sé cómo vestirme!
-No
los Viveros. Porque nunca me diste ninguna indicación' ningu-
no es el problema! El problema es que es- na orientación.
-¡Ése
ta niña no puede ir al recalentado y a la foto vestida Pensé que las necesitaras'
de esta manera.
-Nuncafíiate que sí las he necesitado' Toda mi vi-
qué no? Ava y yo al mis-
-Pues
da. Hubiera sido mucho más fácil si me hubieras di-
-¿Por
mo tiempo. -preguntamos
cho qué me Pusiera,

74 75
luego Ava en un tono muy gra_
-Desde
ve-, -dijo obligado
tendría que haberte a algo puru q.r" EL CENSO FAMILIAR
entendieras el valor de la libertad.
X4i mamá se quedó como trabada durante
unos
segundos. Entonces yo me puse en medio de
las dos.
No creo recordar ninguna otra ocasión en que las
haya visto tan alteradas y como al borde de un
ata_
que de nervios.
¿ya viste la hora?
n{i mamá -dije-,
-l\,{amá
miró su reloj de pulsera con desagrado.
me están quitando todas las ganas que tenía
-Se
de ir al recalentado.
no vayamos Ava_. Súbanse al co_ A" dice que cuatro de mis primos capuleto son
-Pues
che y vamos de regreso -dijo
a casa. Los Jinetes del Apocalipsis. Paco es el mayor y el más
veras? con alivio.
-iDe odioso de todos. Le siguen N¡Ianuel y Jerónimo, un
l\,{i mamá nos-pregunté
volteó a mirar a las dos echando poco menores que yo, y al flnal Tony, que apenas
chispas por los ojos.
cumplió seis años, pero se les arrima a los grandes
-¡Ah, claro! Lo que pasa es que ustedes están
dispuestas a boicotear todo con talde zafarse.
para saborear el poder de la pandilla. En las reunio-
¿pues nes familiares, los cuatro tienen que estar juntos, ha-
saben qué? Olvídenlo. ¡Vamos para adentro!
cer ruido, sacar muchos juguetes, correr de un lado
Cerró el coche y caminó con la cabezamuy
-da hacia ergui*
la entrada. Ava y yo la seguimos sin chistar.
a otro sin ton ni son y, sobre todo, molestar a sus tres
primas con bromas estúpidas, como acercarnos ali-
mañas a la cara o decir asquerosidades. Eso es lo que
estaban haciendo el día más raro del año.
Cuando tocamos el timbre de la casa de mi tío
Francisco, después de la discusión con mi mamá, sa-
lió a abrirnos Priscila, la hija de mi tío Jerónimo, por-
que era la que estaba más cerca de la puerta. ]unto

76
77
a ella se asomó Soldier, un bóxer muy
bonito. AzIi tío grito de guerra, con una bazuca que lanzaba pro-
Francisco les regaló ese perro a sus hijos
cuando se yectiles de plástico. Soldier corrió ladrando detrás de
cambiaron a la nueva casa. Ninguno de los
otros ellos. Los vimos pasar como una tormenta y deci-
primos tiene perro, porque todos vivimos
en depar_ dimos resguardarnos detrás de un seto para evitar
tamentos. Cuando Soldier llegó, tenía dos
o tres me_ que nos atacaran.
ses de edad y era un cachorro encantador;
ahora ya Entonces vino a recibirnos mi tía Gabriela, esposa
tiene el tamaño de un perro adulto. En cuanto
nos de mi tío Francisco y, por lo tanto, dueña de la casa.
vio, empezó a ladrar con enorme alegría y
se paró en l4i tía Gabriela es un poco estirada. Siempre que la
dos patas para lamerme la cara, lo cual
no IL gustó vemos va muy bien vestida, con medias y tacones y
nada a mi mamá, porque estaba lleno de
lodo. peinado de salón. Ava dice que Gabriela compite por
mi tÍa Lilia, que siempre está un
poco-¡Vaya!-dijo
exasperada y había salido detrás de priscila
el premio a La \,{ejor Anfitriona, La [,{ejor Ama de
a Casa, La [4ejor Esposa y La Mejor [,{adre del Mundo.
ver quién tocaba la puerta_, por fln, ahora
sí ya lle_
gó todo mundo. Quizá por eso a mi abuela no le acaba de caer bien.
En cambio, mi mamá trata todo el tiempo de con-
nos hizo un poco tarde... _se disculpó
-Se mi graciarse con ella, porque en efecto su casa es muy
mamá.
Pero mi tía ya no le estaba haciendo
bonita y está muy bien puesta; a la Shura le encan-
caso porque tarÍa conocer los secretos gracias a los cuales eso se
mis primos Arlanuel y Tony estaban trepándose
al co_ consigue.
lorín de la entrada, en busca de orugas, y eso
a ella le mi tía Gabriela en tono melo-
parece sumamente riesgoso, de modo que -¡Queridas! -dijo
el ascen_ so-. ¡Alejandra, bellísima! ¡Ava, Juanita, bienveni-
so se suspendió por un rato, aunque
sólo mientras das ! ¡Adelante, adelante!
ella estuviera por ahÍ; en cuanto ,L fr" de
regreso a La seguimos por en medio del jardín. HabÍa dos
la cocina, mis primos vorvieron a las andadas.
Entre enormes mesas redondas, cada una con su som-
tanto, Paco corría como loco por el jardín,
armado brilla y los manteles puestos, pero todavía nadie
hasta los dientes. Traía, entre otros de los
muchos habÍa repartido platos, cubiertos, vasos o serville-
juguetes que le habían regalado
en Navidad, un ri_ tas. Alrededor de una de ellas estaban mi bisabuela
fle de agua y lo apuntaba contra todo aquello
que
se moviera. Jerónimo lo seguía, Juana y mi tío ]ero conversando con mi tío Pancho y
emitiendo o, ug.rdo su esposa [4ariel. En la otra mesa, a mi tío Antonio le

78
79
había tocado vigilar a pepe y a Charito, sus dos hijos oscuro. En realidad, según me ha explicado, era sólo
menores, que todavía son muy pequeños. Nos acer_ un medio baño, pero con eso le basta porque lo úni-
camos a saludar y Ava se sentó con la bisabuela. l\4i co que se necesita es agua corriente y un buen desa-
mamá acompañó a mi tía Gabriela a la cocina, don_ güe. En ese cuarto instaló muchas repisas, en las que
de seguramente mis otras tías estaban calentando tiene charolas y químicos, galones de sus mezclas,
la comida. paquetes de papel fotográflco, una mesa de luz y una
Yo, por mi parte, me dirigí a la entrada princi_ ampliadora.
pal de la casa en busca de mi tío Bernardo. De todos, Dice mi mamá que todo eso ya no se usa, por-
él es mi tío preferido. y yo también soy su preferida, que la fotografía digital no necesita el proceso de an-
lo cual es genial porque, a diferencia de mi mamá y tes, pero mi tío no ha querido desmantelar su cuarto
mi papá y mis dos abuelas, a quienes no les queda de oscuro. A veces toma fotos en blanco y negro con
otra, mi tío Bernardo tiene un montón de opciones una cámara antigua y se mete allí a revelarlas e
en todos sus otros sobrinos nietos, pero me escogió imprimirlas y las cuelga con pinzas de ropa a que
a mí. Quízáme había elegido desde antos, porque su
se sequen en un tendedero. A mí me encanta cómo
sobrina preferida es mi mamá. huele el cuarto oscuro y tengo prometido que un día
A4i tío Bernardo no tiene hijos. De hccho, no está
me va a enseñar todos los secretos de Ia fotografía, de
casado y yo creo que ya no se va a c¿ls¿rr, porque es la antigua y de la nueva. Ava dice que es un román-
sólo un poco menor que Ava y la gentc clc esa edad tico perdido. Mi tÍo Pancho y toda su familia opinan
ya no se anda casando. Al menos, eso es lo que yo que está loco. A mi papá le cae muy bien. Para mí, es
me imagino, porque nunca hablamcls clc ese tema el mejor tío del mundo.
en casa. Es como si hubiera algo extraño con mi tío Dice mi papá que, aunque sea un romántico sin
Bernardo: en lugar de casarse y tener una familia, remedio, se ha tenido que modernizar. Además del
como todo el mundo, él preflere vivir con la bisabue_ cuarto oscuro, tiene un equipo fotográflco de Io más
la. Supongo que eso está bien y es muy conveniente, profesional, una computadora con una pantalla
porque así la bisabuela no está sola.
enorme y varias impresoras. Según dice mi mamá,
Uno de los principales motivos por los cuales se sus fotografías son muy apreciadas, de modo que ga-
volvió mi tío preferido es porque es fotógrafo. En su na sufi.ciente dinero como para comprarse todos los
departamento, acondicionó un baño como cuarto aparatos que necesita.

u0
81
Desde varios meses atrás, mi tío Bernardo nos doce sillas hacia las paredes, de modo que en el cen-
había pedido a toda la familia que nos preparáse- tro de Ia habitación quedaba un espacio muy amplio,
mos muy bien porque el primero de enero iba a ha- suflciente para improvisar un estudio de fotografía;
cer una serie completa donde retrataría a todos los y eso era lo que mi tío estaba haciendo. N4e acerqué a
Capuletos. Por eso mi mamá estaba tan nerviosa con donde él estaba, sacando de sus bolsas y sus estuches
el asunto del vestuario. Era el nuevo proyecto de mi las cámaras, las lentes, los trípodes y el equipo de ilu-
tío. Además de los trabajos que hace para revistas minación. Llegué corriendo a saludarlo.
y empresas, siempre hace fotografías por su cuenta; ya llegamos!
como dice Ava, es un artista.
-¡Tío, princesa! -grité. sin prestarme de-
Lo encontré en el comedor, preparando su equipo
-¡Hola, -contestó
masiada atención, porque estaba ajustando algo en
para la ocasión. Habían movido la enorme mesa y las una de sus cámaras.

I
tío Bernardo me dice princesa. A mi abuela
X,{i unos meses y habíamos ido en varias ocasiones, pe-
las princesas Ie caen gordas. A mÍ no me caen tan ro siempre nos quedábamos en el comedor o en la
mal. Ava dice que ella es republicana, o sea, no Ie sala. Algunavez mi primo Paco me dejó entrar a su
gustan las monarquías. Cuando le pregunté a mi pa- cuarto, obligado por su madre, aunque no me dejó
pá, me explicó que en las monarquías rigen los reyes, tocar nada. De modo que estaba en un lío, porque si
mientras que en las repúblicas gobiernan presiden- me asomaba a la cocina a preguntar, de seguro mi
tes elegidos por el pueblo y nadie puede ostentar tí- tía Clabriela me correría enseguida al grito de: "¡No
tulos de nobleza. O sea que en las repúblicas no hay quiero niños aquí!". Pero aoababa de ser nombrada
princesas. A veces, como a escondidas, también mi Ia asistente del fotógrafo y no le podÍa quedar mal.
papá me dice princesa, pero yo sé que es nada más Entonces Priscila, que había escapado de la vigi-
de cariño. lancia de su madre y me había seguido hasta el co-
ayudo? medor, dijo:
-¿Te -pregunté.
mi tío Bernardo muy distraído-, sé donde hay un cuaderno para el tenso!
-Sí... -dijo
yo creo que te voy a nombrar mi asistente, ¿te pare- -¡Yo yo.
el qué?
ce bien? -¿Par;r el censo!-pregunté mi tío.
parece perfecto ¿quéhago? -¡Para -corrigió
Priscila ticne seis años y es mi prima prel'erida,
-N{e a organizar a -contesté-,
la gente. l,{ecesito que haya aunque a su mamá no le gusta nada que nos junte-
-Vas
varios grupos: por familia, por generación, por sexo, mos a causa de algo que ocurrió hace mucho tiempo,
por flliación, cn fln, diferentes arreglos. cuando todavía éramos muy pequeñas: ycl tenía dos
grupo para cada fotografía? años y ella era apenas una bebita de meses. En aque-
-¿Iln o menos. Primero,
¿podrÍas hacer un cen- lla ocasión, nos deiaron a las dos sobre una cobija
-[,{ás
so general? durante un día de campo y yo le mordí un pie. Ilesde
sé qué es eso entonces, mi tía Lilia me tiene cierta desconfianza, a
-No -dije.
una libreta o un cuaderno y un pesar de que ni Priscila ni yo nos acordamos del inci-
-Necesitamos
lápí2, ¿de acuerdo? clente y no he vuelto a morder a nadie. Quizási aque-
¿De dónde iba yo a sacar un cuaderno y un lápiz? llo no hubiera ocurrido, nos dejarían quedarnos de
La casa de mi tío Francisco es enorme y yo no Ia co- vez en cuando a dormir a una en casa de Ia otra, lo
nocía muy bien. Se acababan de cambiar hacía sólo cual sería genial.

84 85
Aunque también es cierto que mi tía Lilia tiene sabes algo acerca de mi abuelo?
una idea muy negativa de mí. Dice que soy muy tra- -¿Tú abuelo? sin ponerme mucha
viesa y que a su hija le lleno la cabeza de maldades. -¿Cuál
atención.
-contestó
En realidad, Priscila es inquieta e inteligente; no ne- papá de mi mamá!
cesita que nadie le dé ideas. Pero mi tía quiere que
-¡EI ese abuelo!
parezca una muñequita y se comporte como tal; no -¡Ah,ese.
¿Lo conoces?
le gusta que juegue futbol, no la deja correr ni arras-
-Sí,
UIi tío Bernardo se quedó callado manipulan-
trarse por el suelo; no permite ni siquiera que se des- do sus herramientas durante un buen rato antes de
peine. El día más raro del año, mi prima traía puesto responder:
un vestido amplio con muchos volantes y colores y qué me preguntas eso ahora?
brillos, además de que estaba peinada de moños que -¿Por lo acabo de conocer!
hacían juego con el vestido. -¡Porque
¿de veras?
La verdad es que no me hacÍa mucha gracia que -¡No!,
Priscila estuviera allí, porque yo necesitaba hablar -¡si! ¿cómo?
con mi tío Bernardo. Pero tampoco podía evitarlo. -Pero hoy fue a mi casa!
Entonces pregunté: -¡Porque
NzIe choca que me interroguen en lugar de contes-
bien si nos ayuda Priscila? tar mis preguntas.
a
-¿Está
Él estaba realmente concentrado con el equipo barbaridad! ¿Y qué dijo tu abuelaZ
y no sé si entendió la pregunta, porque sólo asintió -¡Qué
guntó mi tío Bernardo.
-pre-
con la cabeza y dijo algo así como "a)á". Pensé que nadie me quiere decir nada!
era una buena oportunidad para deshacerme de mi -¡Nada,
qué dice tu mamá?
prima, porque yo tenía un asunto muy urgente y -¿Y mamá fue Ia que lo contactó, yo creo que
debía ventilarlo antes de que nadie más llegara a in- -N{i
por Facebooh.
terrumpir, así que dije: ¿de veras?
-¡Nooooo!,
¡consigue un cuaderno! sí, te estoy diciendo!
-Priscila,
En cuanto me aseguré
-¡Que su actividad y dijo
de que no
hubiera en el co- N4i tío dejó por unos instantes
medor nadie más que él y yo, le pregunté a mi tío en en un susurro:
voz muy baja: ¿cuándo dices que ocurrió eso?
-Pero
ti6 87
mismo, antes de venir. Por eso te pregun- cuéntame...
to:
-Hoy
conoces2 -Pero
¿lo te voy a contar? de nuevo-. Que
verdad es que yo preferiría tener presente a -¿Qué -dudó
te lo cuente tu abuela... Que te lo cuente tu madre.
mi -La
abogado. me cuenta nada!
seas payaso, tío! Nada más quiero que al- -¡Nadie
Entonces llegó Priscila de nuevo a interrumpirnos.
-¡No
guien me explique algo. está el cuaderno!
al tiempo que reanudaba -¡AquÍdónde lo sacaste? -gritó.
-Bueno -suspiró
la labor-, me imagino que no va a haber manera -¿Deuno de los cuartos -pregunté.
de allá arriba.
de evitar que te enteres de todo. Eres igual que tu -De
Tomé el cuaderno y lo revisé. Estaba nuevecito.
madre. ellápiz?
qué soy igual que -¿Y lápiz?-dije. Priscila.
-iEn que las dos hacen mi madre?
demasiadas preguntas. -¿Cuál qué vamos -diioa escribir?
-En
Te advierto que seguramente tu abuela se va a eno- -iCon -grité.
Priscila puso su mejor cara de "¡ah, de veras!" y
jar conmigo. echó a correr de nuevo escaleras arriba. N{ientras
qué?
-Perosé¿por sospecho que preferiría
tanto, mi tío Bernardo estaba forcejeando con un lío
clla de tubos que no lograba armar ni desarmar.
-No -suspiró-;
seguir manteniendo este asunto en secreto. Quizá más vale que empieces.
para protegerte. Aunque, la mera verdad, me parece -Buenoqué? -insistí-, en un gemido.
que no hay nada de qué protegerte. -iPor I'riscila
-protestó
no tarda en regresar!
-¡Porque -señalé.
--Entonces, ¿me vas a contar? bien después de que logró aflojar un
{e advierto que tu abuela va a querer matar- -Está ese -dijo
tornillo-; señor, Jorge, fue uno de los amores de
me. En fln. ¿De quién estamos hablando, entonces? tu abuela.
Del padre de la Shura, ¿no? Te refieres obviamente a
lorge. -¿Cómo2
así. Cuando eran muy jóvenes, Ava andu-
siquiera sé cómo se llama! Pero me dijo que -Pues
vo bastante tiempo con ]orge. Y un día se fue a vivir
-¡Ni
es mi abuelo y también dijo que es papá de mi mamá. con é1, Io cual enfureció a mi padre, como es lógico.
Ah, y me dijo que su padre había sido entrenador. Pero Ava siempre ha hecho lo que Ie da la gana, así
Deflnitivamente es Jorge. es que vivieron juntos un tiempo, hasta que una
-Claro.
88 Bg
noche ella llegó de pronto a mi casa y me dijo que por los mayores, tío?
ya no quería vivir más con é1.
-¿Empezando
Priscila.
-preguntó
qué?
-¿Porlo sé. Alguna cosa muy complicada. -Exacto.
Empuñé ellápiz y empecé a escribir nombres se-
En fln,
-No
da Io mismo, no entraré en detalles, ¿de acuerdo? gún me acordaba. Priscila me iba ayudando para
bien iy qué pasó después? no cometer repeticiones. Un rato después, habíamos
-dije-,
-Está nada, Ava se quedó en mi casa. Yo por completado una lista un poco desordenada. Se la
-Pues
aquellas fechas vivía en un departamentito de la mostramos a mi tío, que la miró rápidamente.
Colonia Roma. Ella dormía en el sofá y yo esperaba bien Bernardo-, creo que estamos
que se reconciliara con Jorge y se fuera a su casa.
-NIuy -dijo
todos. Aunque me temo que voy a tener que borrar
al perro.
-¿Y Jorge?había reaccionado lentamente. En lugar qué? Pris.
-Jorge
de ir por ella la misma noche que Ava se fue de su ca-
-¿Por dijimos -dijoque sólo personas, ¿no es cierto?
sa, esperó como un fln de semana.
-Porque también a los perros se les puede tomar fo-
luego?
-Pero
tos, ¿verdad? yo un poco descorazonada.
-¿Y estaba tan enojada con él que juró nunca
-dije
bien Bernardo-; le haremos
-Ella
volver a verlo.
-Está -suspiró
un espacio al perro. Ahora hay que identiflcar a ca-
Entonces regresó Priscila triunfal con un lápiz da generación y establecer las relaciones.
bien afllado en Ia mano. Cuáles revelaciones? Pris.
está! mi prima.
-¿ -dijo
Bernardo-. Hay que in-
-¡Aquí -gritó
Mi tío Bernardo sonrió ante la oportuna inte- -Relaciones -repitió
dicar quiénes son hermanos, quiénes son primos,
rrupción y me guiñó un ojo. quién es padre o madre de quién, quiénes son tíos.
bien, princesas mi tío Bernardo-, Ni Priscila ni yo teníamos muy claro cómo estaba
-Ivluy -dijo
¡manos a la obra!.Necesito que escriban los nombres aquello de las generaciones, de modo que mi tío tu-
de todas las personas a las que vamos a fotograflar. vo que arrancar esa primera hoja y ordenar en otra,
Deben estar ordenados por familia y por generación. primero, el nombre de mi bisabuela y, a continua-
Deben ser nada más los nombres de las personas que ción, los nombres de mis dos tíos abuelos y el de mi
están aquí hoy, ¿entendido? abuela. Luego puso los nombres de sus hijos y los de

gf) g.l
las personas con quienes estaban casados; al finai,
puso los nombres de todos los primos.
son hermanos Bernards-; estos -Ár,úso ( cawh, rn ftbr,,{o)
-Estos
son padres e hijos.
-dijo
Priscila miró la lista con mucha atención.
eres hermano de mi abuelo? Js¿ui*o (casuio (ü(lilñ)
-¿Tú él-; Pancho, Ava-preguntó.
y yo somos
-Exacto -dijo
hermanos. Y somos hijos de tu bisabuela fuana.
Pancho está casado con N4ariel y entre los dos tic- fl**r {r*oá*,u, flni,,',,,)

nen a su vez tres hijos, uno de los cuales, Jerónimo,


es tu padre.

-¿Y Juana2 -preguntó.


es hija de Shura, que a su vez es hija de
-Juana
Ava, que a su vez es hija de tu bisabuelaJuana.
rú2
-¿Y soy hijo de la bisabuela, pero no tengo hijos.
-Yo mi mamá? Pris.
-¿Y -dijo
-rTu mamá está casada conJerónimo, tu papá. 0
sea que ella no es Capuleto. Soldier?
veras? miramos a mi tío con cier-
-¿Y
Un poco
-pregunté.
a regañadientes, mi tío escribió el nom-
-¿De -ambas
ta incredulidad. bre del perro junto a los nombres de Paco y X,{anuel.
que me entiendan, voy a poner todos es- Pris y yo examinamos el esquema.
-Para
tos nombres en un esquema. tu papá, ¿por qué no vino? pregun-
'Irazó un cuadro sinóptico y escribió ahí los nom- -Falta
tó Priscila en voz baja.
-me
bres de los integrantes de nuestra familia. Quedó así: no le gustan estas cosas
entendieron? En total, tenemos a veinte -Porque
mi mamá tampoco -contesté.
Pris todavía más
-¿Ya
personas: una de la primera generación, cuatro de -A
quedo.
-diio
la segunda, siete de Ia tercera y ocho de la cuarta. completo?
-¿Está -pregunté.
92 93
casi seguro Bernardo-, pero no Aunque no tenía mucho dinero, tenía
-Estoy -dijo -Exacto.
contacto con algunos de los parientes de mi mamá
estaría de más una revisada.
Priscila yo-, tienes que ir al que podían recibirla en España. Así que hizo su ma-
-Entonces,
jardín y a la -dije
cocina para asegurarte de que los nom- leta y se fue.
bres de todas las personas estén en el cuadro. decirle a |orge?
-¿Sin Entonces, después de que Ava se
UIi prima Priscila obedeció sin chistar y así tuve
-Obviamente.
fue, como yo ya estaba un poco harto de é1, Ie dije Ia
oportunidad de continuar con el interrogatorio a mi
tÍo Bernardo: realidad.
entonces qué pasó? dijiste a donde se había ido?
-¿Y dónde nos habíamos -pregunté. -¿Le por supuesto que no. Pero sí le dije que es-
quedado?
-¿Enque -No,
taba de viaje y que no regresaría en mucho tiempo.
Jorge reaccionó muy lentamente.
-En mi tío Bernardo-. Pero, una vez él qué hizo?
-Ah -dijo
que reaccionó, estuvo insistiendo bastante tiempo.
-¿Y nada. Siguió mandando cartas por correo
-Pues
a mi casa, con la súplica de que yo se las mandara
Obviamente, mi casa fue el primer lugar a donde fue
a buscar a tu abuela, pero yo tenía prohibidísimo de- a Ava, pero yo las guardé en un cajón y nunca se
cirle nada. Y cumplí al pie de la letra las indicaciones las di. Devezen cuando, Jorge llamaba por teléfono,
de mi hermana. El pobre hombre iba a la oflcina de aunque cadavezdejaba pasar más tiempo, hasta que
Ava y no la encontraba, luego llamaba por teléfono un día dejó de llamar por completo y ya no supimos
y escribía cartas, iba a mi casa y volvía a ir y me pre- nada de é1.
guntaba... y yo, inflexible. tiempo estuvo de viaje Ava?
-¿Cuánto
seis meses.
ella?
-¿Y resulta que tu abuela estaba trabajando -Como
qué ocurrió a su regreso?
-Pues -¿Y muchas cosas. Una muy importante
entonces en una editorial y llevaba meses ahorran-
-Ocurrieron
es queella misma no sabía que estaba embarazada
do para hacer un viaje a Europa. Había planeado ha-
cer ese viaje con Jorge, pero ahora decidió irse sola. cuando compró su pasaje de avión para España. Se dio
Un día me dijo que ya tenía el pasaje y que se iba Ia cuenta allá. Y, sin embargo, esa particular circuns-
siguiente semana o algo así. tancia no la hizo interrumpir su viaje. Quería co-
solaT nocer la ciudad donde nació nuestra madre, ver los
-¿Ella
94 95
!
L
ll

lugares de los que nos había contado nuestro abuelo, Aunque, claro, en realidad nunca estuvo sola' por-
quería estar en las plazas donde ocurrió la guerra. Y que Ie ayudamos toda su familia, sobre todo tu bis-
a eso se dedicó, hasta que se le acabó el último cen- abuela y yo mismo.
tavo y ya nada más le quedaba su boleto de avión de En ese momento entró Priscila al comedor como
vuelta a N{éxico, así que regresó. un ciclón y detrás de ella Paco, Jerónimo y el Soldier
dónde? en un ruidoso griterío mezclado de ladridos.
-¿A a mi casa. Pero sólo estuvo conmigo N{i prima Priscila corrió a refugiarse detrás de mi
-Primero,
un tiempo, porque a las pocas semanas de su regre- tío Bernardo. \tIis dos primos se detuvieron en seco
so, a mi padre le dio un infarto y se murió. ante mi tío.
de que naciera mi mamá? pasa? Bernardo.
-¿Antes
poco antes. Cuando él murió, todo fue muy
-¿Qué -dijo
me robó mi cuaderno, tÍo! acu-
-Un -¡Priscila -la
triste y mi madre, tu bisabuela, de pronto se encon- só Paco.
tró completamente sola en la casota donde habíamos Priscila asomó lacabezacon cautela,le entregó el
crecido Pancho, Ava y yo. Entonces Ava se fue a vivir cuaderno a mi tío Bernardo Y dijo:
con mi mamá y ahí fue donde nació Ia Shura. no sabía que era tuYo.
yo-, con razón quiere tanto a -Yo dónde lo agarraste? ]erónimo.
-Ah -respondÍ
Ia bisabuela.
-¿Deun cuarto allá arriba.-preguntó
es; mi mamá la vio nacer y luego Ia vio
-De te dio permiso de meterte a mi cuarto?
-Así
crecer en su casa durante cuatro o cinco años, y se
-¿Quién
Paco.
puede decir que prácticamente la crio, porque tu
-rugió
Soldier ladraba elocuentemente, lo cual llamó Ia
abuela estaba muy ocupada. En fin, vivieron con atención de mi tía Gabriela que en ese momento en-
tu bisabuela hasta que Ava por fln pudo conseguirse tró al comedor a investigar.
un departamento y llevar una vida independiente, hace este perro aquí?
-¿Qué -inquirió.
Paco-, ¡fuera de aquí!
que era lo que siempre había deseado.
-¡Soldier!-gritó
Por supuesto, el perro no Ie hizo ningún caso.
Jorge no se enteró de que mi mamá había
-¿Y
nacido? alguien explicarme qué ocurre?
-¿Puede -dijo
1o sé a ciencia cierta, pero supongo que no. mi tía Gabriela.
-No
El plan de tu abuela era criar ella sola a tu mamá. se robó un cuaderno!-exclamó Paco.
-¡Priscila

98 99
lo tomamos prestado mi tío
-Solamente bisabuela en medio yo.
Bernardo-. -aclaró
De hecho, yo le pedí que me lo consi_ -La -dije
la gran matriarca. Y luego una foto de
guiera. Pero aquí está. Sólo necesitamos un par de -Exacto,
la bisabuela, ella sola mi tÍo.
hojas. -dijo
Priscila dibujó un croquis y yo puse los nombres
A4i tío arrancó la hoja donde había trazado el es_
de cada quien en el espacio que le correspondía.
quema y unas pocas más. Cerró el cuaderno y se lo
foto se va a llamar Los Capuletos mi
extendió a Paco. -Esa
tío Bernardo.
-dijo
mi tía Gabriela chasqueando
los
-Perfecto -dijo
dedos-. Ahora, por favor, todos los niños y to_
ya, nada más?
-¿Y apenas vamos-pregunté.
empezando.
dos los perros se me salen de aquí. -No;
De modo que nos pusimos a dibujar croquis con
]uana y priscila porque me están ayu_ los diferentes grupos y a cada uno Ie pusimos un tí-
-l\zlenos
dando mi tío.
-dijo
Aunque repelaron un poco, paco y lerónimo re_
tulo. Estábamos dándole los últimos toques a nuestra
obra cuando mi tía Gabriela anunció que la comida
gresaron al jardín, seguidos de Soldier. Desde luego,
estaba lista. Era hora de pasar a la mesa.
el cuaderno quedó por ahí tirado y nadie le hizo ca_
las fotografÍas?
so. X{ientras tanto, mi tío examinó el esquema, don_ -¿Y -pregunté.
de comer-dijo mi tío Bernardo-, ya
de Pris había palomeado los nombres. -Después
que haya oscurecido. Vamos a trabajar con pura ilu-
todos?
-iEstán -pregunté. minación artiflcial.
pris.
-¡Todos! -respondió N4e acomodé en la mesa de los niños y Priscila se
mi tío Bernardo-; la primera sentó junto a mí. IVIiré a mi alrededor y pensé que
foto-Perfecto
será la
-dijo pris,
del colectivo completo. ¿puedes ha_ todas las personas presentes eran parte de mi fami-
cer un croquis donde acomodemos a la gente con al_
Iia, pero ahí no estaba mi familia completa. Y pensé
gún orden?
también que le pediría a mi tío Bernardo que me ayu-
Priscila y se puso a dibujar_;
-Sí -contestó
podemos poner una flla con los primos sentados en
dara a hacer una serie de los lVIontescos. Además, iba
a necesitar fotos de esa otra parte de mi familia que,
el suelo, y el Soldier hasta adelante; luego, en una fl_
precisamente este día, se me había aparecido con un
la de sillas, los tíos. Después, los abuelos atrás. Nada
abuelo, unos tíos y unos primos de los que yo no te-
más me falta la bisabuela Juana.
nía noticia.

100
101
ET RECATENTADO comería todo lo que nos iban sirviendo. EI que se dio
un atracón fue el Soldier. Según nos contaron, al
día siguiente vomitó y tuvo diarrea. Pero sobrevivió.
Desde Ia mesa de los adultos, mi mamá me lan-
zaba miradas más o menos ansiosas. Yo la saluda-
ba con una sonrisa, tratando de tranquilizarla con
mensajes telepáticos que decían: "Xde estoy portando
muy bien" o "Todo en orden acá, no te preocupes".
No me costaba ningún trabajo portarme bien, por-
que losJinetes se encargaban de hacer todo el alboro-
P
&nrarao
to. Cada vez que se acercaba alguno de los grandes,
alguien se quejaba de que Paco, N{anuel, Jerónimo o
salimos al jardín, las mesas ya estaban
puestas con un montón de adornos y Tony estaban cometiendo alguna tropelÍa. En lugar
todo. Los niños de obedecer a la primera, como se les había indicado
nos acomodamos en una y los grandes
en la otra, con toda claridad, habían traído muchos juguetes y
aunque mi tía Rosario venía constantemente
a su_ los escondían debajo de la mesa. Cuando se cansa-
pervisar a los más chiquitos y trataba
de evitar que ban de los juguetes, nos hostigaban a las niñas y a
losJinetes se comportaran como cavernícolas.
Desde Pepe, el más chico de los primos, que todavía no se
su mesa, mi tÍa Gabriela nos dirigía
a todos como si integra a la pandilla y es presa tácil.
fuéramos una orquesta.
Como siempre, había demasiada comida. y
Priscila y yo nos sentamos juntas y tratamos
-
da nos fueron sirviendo con mucha ceremonia.
de to_ de ignorar a los patanes, lo cual es muy aburrido.
En Entonces mi prima sacó no sé de dónde una tableta
la mesa de los grandes sóro se oían
exclamaciones y nos pusimos a jugar las dos por debajo del mantel.
de alborozo y felicitaciones a las cocineras,
que ha_ Esta distracción sirvió para que alguno de los Jinetes
bían sido mi mamá y mis tías. En nuestra
mesa no pusiera sobre mi plato una oruga peluda de muchos
había el mismo entusiasmo; a ninguno
de nosotros colores.
nos tentaba en realidad la enorme cantidad
de co_ Priscila la miró con un poco de angustia, pero yo
sas que debíamos engullir. Era obvio que
nadie se hice como que no la veía, la retiré con una cuchara

lo2
\
IO3
y la devolví al tronco del colorín. De vuelta a la mesa que hizo Ia pequeña fue meterse debaio de la me-
me dio calor y me quité Ia chamarra. sa. Pris y yo fuimos detrás de ella' EI pasto estaba
¡laj aj aj aj aj aj a ! una carcaj ada-, los mojado.
-
Pumas perdieron!
-escuché
¡

Ante la presencia de adultos, Ios ]inetes habían


Era Paco, por supuesto, que reaccionó de una ma- tratado de guardar Ia compostura' Sin embargo' a
nera un poco histérica a mi camiseta. ]erónimo se paco Ie molestaba mi camiseta. Era una especie de
sumó a Ia burla en cuanto se dio cuenta de que Ia afrenta que se tomaba de manera muy personal' Yo
Io sabía y lo estaba disfrutando' Priscila y
yo ignorá-
oruga no nos había afectado:
no se
perdieron ! bamos a los Jinetes con desprecio olímpico' Eso
- ¡Perdieron, -cantó.
antes, descalificamos a las Águilas podía quedar así. En un momento dado' Paco se le-
-Pero
testé orgullosa.
-con- vantó de Ia mesa y trató de meterse a Ia casa' pero Io
\¡Ii tía Rosario se acercó precisamente en ese mo- detuvo lavozde su madre.
mento, atraída por el griterío, y se sentó junto a su ¿A dónde vas, Francisco?
mi tía
- -inquirió
hija Charito, que es la más chica de toda la familia. Gabriela.
bien por aquí? mi cuarto
-¿Todo -preguntó.
Priscila y yo a coro.
-A qué?
-contestó'
ella'
-¡SÍ! -contestamos -insistió
-¿A ponerme una camiseta de futbol!
Adi tía se puso a darle de comer en la boca a la pe-
queña. Los demás hacíamos como que estábamos co-
-¡A
Sostuvieron esta conversación a gritos' porque
miendo, con los juguetes debajo de la mesa. Charito mi tía no se movió de su lugar'
se cansó pronto de tanta comida y empezó a berrear camiseta? ella en una actitud
-¿Cuál -inquirió
sin razón aparente. entre alarmada e indignada.
camiseta del América!-exclamó Paco'
es tu turno! mi tía Rosario
-iAntonio, -llamó -¡N{i
Desde luego, todos mis primos estaban vestidos
a su esposo y le entregó a su hija para un cambio de
pañal. para la ocasión. Les habían puesto ropa de Io más
Cuando regresaron, Charito ya no se dejó ama- elegante y fina. Paco y l\ttanuel Ilevaban unos tra-
con todo y corbata'
rrar a su silla de seguridad. A4i tío nos preguntó a ¡es como de señor en miniatura,
Pris y a mí si podía encargárnosla. Ambas respondi- aunque para esas horas de la tarde todo su atuendo
dejado
mos que sí sólo para darnos cuenta de que lo primero estaba bastante desaliñado porque no habían

1 )
to4
de correr, brincar, luchar, desplazarse pecho tierra y atención, Paco regresó a nuestra mesa en actitud
qui-
disparar toda clase de armas. hostil. Lo primero que se Ie ocurrió entonces fue
supuesto que no! mi tÍa Gabriela-. tarle a leiónimo la bazuca' Como el otro protestó'
-¡Por
Primero nos tienen que
-dijo
tomar las fotos. No pensarás Paco Ie dio un sopapo. Priscila, de Io más
indigna-
aparecer en camiseta, ¿verdad2 da, susurró:
por qué a luana sí la dejan? Paco. le Pegues a mi hermano!
-¿Y -chilló -¡Noti qué te importa!-respondió Paco' I

En ese momento me alcanzó la mirada de mi tía


Gabriela como un balde de agua fría. Antes de ese
-¡A me imPorta!-lo retó Pris'
incidente, nadie me había puesto ninguna atención,
-¡Sí y
A cada segundo, Paco se iba enojando más más'
Su hermano Nlanuel se Ie acetcÓ un
poco confundi-
seguramente porque Ia mayor parte del día más raro
pero
del año me había dejado puesta Ia chamarra porque do. EI traje de Nlanuel era igualito al de Paco'
tenía frío, sobre todo en el comedor mientras ayudaba se había quitado la corbata y Ia había dejado colga-
a mi tío Bernardo. Ahora que me Ia había quitado, da de una silla.
estaba a punto de ocurrir lo que mi madre más te- la corbata! diio Paco amenazan-
-le
mía: toda la familia Capuleto se iba a dar cuenta de te-,-¡Ponte
o te acusO con mi mamá.
que yo no venía vestida de manera adecuada. No obs- Pris y yo los observamos en silencio' En ese mo-
tante, mi tía Gabriela reaccionó automáticamente mento, ninguno de los grandes nos estaba haciendo
a or-
en la defensa de su autoridad. caso, porque mi tÍo Bernardo había empezado
es asunto de Juana Tú te que- ganizar el gran ac onte cimiento foto gráfl co' Nlanuel
-Eso
das con el traje puesto.
-repuso-. buscó su corbata y trató de hacerse el nudo
sin mu-
no es justo! Paco. cho éxito.
-¡Pero -gimió
mi tía-, ven acá en este acuso con mi mamá, te acuso con mi ma-
-¡Francisco!
momento.
-grito má!
-iTe jerónimo, que estaba resintiendo el
-remedó
Él caminó con lentitud hasta donde estaba su ma- sopapo.
dre. Todos vimos, la fiesta entera, cómo ella le arre- acuso, te acuso! también Priscila
-¡Te -cantó
glaba Ia chaqueta y le atusaba el copete mientras le en solidaridad con su hermano'
a reírse'
decía algo al oído que nadie pudo oír, más que mi ]osé Y Charito empezaron
primo. Después de escucharla con inconfundible todos! Paco'
-¡Cátlense -gritó
ro7
106
pasa? Ia voz de mi tía Lilia de- te pasó? preguntó Iabisabuela alar-
-¿Qué -oímos -¿Qué caíste?-me
trás de nosotros. mada-, ¿te
Y por una extrañísima razón que nunca lograré y ya no pude contener más las
explicarme, ninguno dijo nada. Nadie se quejó de Ia
-Sí -respondí
lágrimas.
actitud de Paco ni opinó que era francamente atra- barbaridad!-dijo mi mamá y se levantó
-¡Qué
a toda prisa-, ¿te lastimaste?
biliaria, como dice Ava. X¡Ianuel no acusó a su her-
mano, Pris mostró su mejor sonrisa chimuela y yo pero se ensució mi camiseta.
misma puse cara de inocencia y serenidad. Incluso
-dije-,
-No voy a preguntar a Gabriela si nos puede
los chiquitos guardaron total discreción. Como si no
-Le
prestar algo para que te cambies.
estuviera pasando nada. por favor!-gemí.
A partir de ese momento, la mesa de los chicos
-¡No, por Io menos, vamos a lavar la man-
-Entonces,
mi mamá.
acabó de dispersarse. Los |inetes corretearon por el cha
jardín. Ahora traían espadas luminosas y se batían -dijo pasa? mi tío Bernardo, que
a duelo entre ellos. Mientras tanto, Pris y yo íbamos
-iQué -preguntó
ya tenía a punto el estudio.
cuidando a Ia nena, que estaba aprendiendo a cami- nada más! mi mamá seña-
nar. De pronto, pasó l\4anuel a toda velocidad y me
-iNlira -contestó
lando mi camiseta-. Vamos al baño a ver si con un
empujó. No pude guardar el equilibrio. UIe caí al pas- poco de agua y jabón sale esa horrible mancha.
to cuan larga soy. En realidad, la caída no me dolió NIi tío me examinó y se encogió de hombros.
ni nada, pero cuando me levanté, había una enorme déiala así!
mancha de lodo en el frente de mi camiseta.
-¡No, está hecha-dijo. un desastre!
-¡Pero contrario él-, Ia ropa deportiva
Busqué con la mirada a mi madre, pero ya no es-
taba en la mesa de los adultos. Ya nadie estaba allí.
-Al -replicó
no tiene por qué estar limpia. De esa manera, con-
Ninguno de los grandes se había dado cuenta. Sentí serva la marca de Ia hazaña atlética.
ganas de llorar. X4e dirigí hacia la entrada de la casa. no fue ninguna hazaia atlética
-Pero -dije-,
Priscila corrió detrás de mí con Charito de la mano. sino que alguien me emPujó.
N{i mamá estaba en el comedor, conversando con la no Io va a saber nadie cuando vea la foto.
-Eso
Como por arte de magia, dejé de llorar. Quizá lo
bisabuela.lVle acerqué muy afligida, aunque también
temerosa de que me fueran a regañar. que mi tío Bernardo quería en ese momento era que

108 109
ya nadie abandonara el comedor, pero de todas for- fallidos en que grandes y chicos se movían de un la-
mas, me encantó lo de Ia hazaña atlética. do a otro y nadie se estaba quieto' X'{i tío Bernardo
A,{i tío llevaba mucho rato tratando de reunir a to- indicó su lugar a cada quién.
do el mundo. Todos entraban y salían sin parar. Ntli Como es lógico, no fue fácil tomar la primera foto'
tía Gabriela daba instrucciones a diestra y siniestra. Primero, hubo que acomodar a veinte personas'
Detrás de ella, mi tía Rosario peinaba y acicalaba a ocho de las cuales somos bastante inquietas' Sin
sus tres retoños. embargo, cada familia se hizo cargo de convencer
Mi tía Lilia examinó a Priscila y a Jerónimo con a cada niño y cada niña de se acomodaran en la
mirada severa. primera lila, mientras los grandes hacían lo propio
Por fin, todos los Capuleto nos habíamos congre- utrar. Yo obedecí en el momento en que me lo pidie-
gado allí, después de varios intentos más o menos ron y, cuando lograron que los Jinetes se estuvieran
,J
pa-
quietos durante más de quince segundos, mi tío Los niños no diieron nada; siguieron Ianzándose
ses sin hacerme mucho caso. Pris nos miraba
desde
Bernardo corrió a su lugar junto a mi abuela y ac-
cionó el obturador a control remoto . El flash se en- una orilla, con Charito tomada de una mano y José
y' cuan-
cendió varias veces. Fue muy emocionante. de Ia otra. Yo corrí hacia el centro del iardín
A continuación, mi tío propuso tomar todas las do menos se Io esperaban, tomé el control del balón'
no juegas! Paco'
fotos donde saliera gente menuda. Eran fotos de fa- -ordenó
-¡Tú viejas no iuegan Nlanuel'
milia o tomas donde sólo salíamos los chicos, otras -opinó
-Las
Sus palabras nose perdieron en el vacÍo sino que
donde nos separaban a las niñas de los niños. Nos
tardamos bastante tiempo pero, bajo el mando in- motivaron a Pris, que en realidad no es muy aficio-
discutible de mi tía Gabriela, poco a poco logramos nada a los deportes, para correr también ella detrás
pron-
hacer las tomas y entonces, como hacíamos dema- delbalón. Como suele ocurrir tan a menudo' de
cla-
siado ruido, mi tía N4ariel nos dijo que nos saliéra- to nos habíamos organizado en dos equipos muy
mos mientras los adultos se distribuían en las fotos ros: por un lado, Jerónimo, Priscila y yo; por el otro'
que había planeado el tío Bernardo. paco y Nlanuel, con Tony metiéndose por donde Ie
Como ya estaba oscuro, encendieron las luces resultaba posible. Cada vez que Tony se Ie atravesa-
del jardín. No había un solo adulto con nosotros. ba, Paco se Ponía furioso.
Priscila y yo seguíamos cuidando a Charito y aho- estorbo! gritaba-' ¡Hazte para
-¡Quítate, -le
ra también a losé; ambos se estaban portando muy allá, bulto! ¡Cabeza hueca!
y buena punte-
bien. De repente, apareció Paco no sólo con su cami- |erónimo es bastante rápido tiene
que los
seta del América, sino con short, rodilleras, guantes ría. Era muy divertido pasarnos Ia pelota sin
otros pudieran quitárnosla. Como estábamos tan
di-
y un balón, todo nuevecito, como recién desempaca-
do de sus regalos de Navidad. vertidos, Charito y José se metieron a la mitad de la
a jugar! cancha a ver si también podían iugar' En un rato'
-¡Vamos -gritó.
Para poder jugar a gusto, Paco amarró al Soldier aquello se había vuelto un desbarajuste total'
Todos

de su cadena. Los tres ]inetes restantes ocuparon sus corríamos para un lado y para el otro sin ton ni son'
que queríaiu-
puestos. Desde luego, Paco quería ser el portero, pero atacados de la risa. Excepto Paco, claro,
también quería meter todos los goles. En un momen- gar un partido de futbol en toda regla, así que terminó
to dado, no pude resistir más y me acerqué al juego. por hartarse y recogió su balón a Ia mitad del iuego'

113
712
se vale!-dijo
Tony. Paco Paco,
-¡No seas payaso, préstanos la pelota! pequeño macaco,
-¡No
Manuel. -pidió cerebro de mosca,
les presto nada Paco sin atender narices de taco.
-No
nuestras protestas.
-contestó
no importa-dijo Pris-, no necesita- Ninguno de los dos hermanos se esperaba esto. A
-Déjenlo,
mos su tonta pelota. Paco no le gustó nada.
cierto yo-, podemos jugar cualquier gritó.
-Es
otro juego.
-dije -¡Cállate!-me
Pero yo canté otravez.
-{e crees muy lista retó. De manera casi automática, se me unió mi pri-
-me
le hagan caso no necesitamos ma Priscila sin hacer caso a los gritos. Jerónimo
-No
sus juguetes.
-insistí-, aprovechó la ocasión y se vengó del sopapo que le
Era demasiado. Paco se había dado cuenta de que habÍa dado Paco repitiendo con nosotras Ia tonada'
no tenía ningún poder sobre nosotros y su furia iba De pronto, se nos unió |osé sin que se Io hubiéramos
en aumento. pedido. Fue una especie de revancha, porque Paco
lVlientras nos agrupábamos para decidir qué íba- Ies había hecho trastadas a todos y cada uno de sus
mos a jugar, oí su voz cantando: cómplices. En cuanto vio el equilibrio de las fuerzas
tan desbalanceado, Tony se agregó al coro. Al finaI,
Juanaluana, sólo Nlanuel y Charito se quedaron callados miran-
cara de rana, do el espectáculo, aunque Ia pequeña aplaudía con
ojos de sapo, enorme entusiasmo.
cara de iguana te calles, te digo! Paco desafora-
-¡Que -gritó
do-. ¡Cállense todos!
N,{anuel le hizo coro. Los |inetes dudaron, pero Priscila y yo seguimos
Pero esta vez, en lugar de llorar, esperé a que ter- cantando.
minaran de cantar, me planté frente a ellos con los Paco, Pequeño macaco!
brazos cruzados y canté la canción que había inven- -¡Paco, rio N4anuel, que es de reacción
tado con mis dos abuelas: -¡Jajajaiaja!-se
lenta-, ¡pequeño macaco!

tl4 r 15
gritó Paco. emPezí
no te rías, idiota!
-¡Tú le digas así!-dije-le -Paco qué?
-dijo Jerónimo'
mi tía lVlariel'
yo.
-iNo -insistió
-¿EmpezóIa canción
Y a continuación, cantamos todos de nuevo. Pero de Juana!-dijo Pris'
-¡Cantócanción de Juana? oyó entonces Ia
esta vez se nos unió l\,{anuel y eso sí ya no lo pudo so-
-¿Cuál -se
portar Paco. Se me fue encima con todo su peso, me voz de la bisabuela.
empujó contra Ia pared y me dio un puñetazo tan Todos nos quedamos como congelados'
fuerte en el estómago que me dejó sin aire durante niños, ¿cuál es esa canción? mi
-Vamos, -dijo
unos instantes. tía Gabriela.
En cualquier otra ocasión, yo hubiera salido llo- Ia cante Paco! Él la inventó Tony'
-¡Que Francisco -dijo
el papá de Paco-'
rando a acusarlo con mi mamá. No ahora. Ahora Io
-Anda, -intervino
una vezlamentada cancioncita'
que hice fue aguantar el golpe y contraatacar. Desde a ver si cantas de
luego, mi primo no se lo esperaba. En cuanto me re- Paco estaba en el centro del comedor, debaio de
puse, me Ie enfrenté y le di una patada en Ia espini- Ios reflectores, y no le quedó más remedio que repe-
lla con todas mis fuerzas. tir en voz bastante bajita:
luana, cara de rana, oios de sapo, cola
de
EI comedor estaba lleno de adultos, todos ellos en
el asunto de las fotografías, y cuando entró mi pri
-luana
iguana.
mo llorando varios se alarmaron. Detrás de é1, por qué? Ia bisabuela, que oye mal'
-¿El -preguntó
cara de rana-diio el tío Pancho'
supuesto, veníamos corriendo todos los demás pri-
mos. Su mamá corrió a abrazar a Paco con enorme
-luana, la bisabuela-, ¿pero te parece
-¿Cómo? -dijo
preocupación. a ti que yo tengo cara de rana?
te pasa, mi amor? no, mamá! el tío Pancho-, es para
-¿Qué me dio una patada!-gimoteó -¡No, -dijo
sorbién- la otra ]uana, Ia nena.
-¡Iuana
dose los mocos. Ia otraluana tampoco tiene cara de rana!
-¡Pero abuela, sólo es un chiste! mi tío
AzIi mamá corrió a encontrarme. -gimió
es posible, Juana? en el tono más
-¡No,
Francisco.
-¿Cómo
severo que le haya yo escuchado
-dijo
jamás. mira, que si a mí me dicen rana, capaz
-Pues
que yo también Ie doy una patada Ia bisabue-
empezó con toda tranquilidad. -dijo
-Él pasa?-dije mi tía X,{ariel. la muy divertida.
-¿Qué -preguntó

716
1\7
canción? mi tía Lilia'
sólo una broma! No es como para dar pata- -¿Cuál Paco -preguntó
das
-¡Es mi tía Gabriela.
Priscila-' pequeño macqco'
-protestó -Paco -cantó
Entonces todas las miradas se dirigieron a mí. cerebrode mosca...
yo creo que
la patada no fue por eso defendí. Pero como todos la estaban mirando'
-Peroentonces? se puso muy nerviosa y se Ie olvidó como
acababa Ia
-¿Y Ie pegó primero! Pris detrás de canción. Entonces dijo lo primero que se Ie ocurrió'
mí.
-¡Paco -gritó que fue:
el papá de Paco-, ¿cómo de brócoli!
-¡Francisco!-rugió -¡Orejas
En cuanto terminó de pronunciar "brócoli" esta-
es posible?
I1ó la carcajada más fuerte y larga
que yo hubiera es-
Y se acercó también. A esas horas, toda Ia gente
estaba mirándonos, aunque nadie dejaba de hablar cuchado iamás. La que más se reía era Ia bisabuela'
eso no rima! mi tío Bernardo
y de opinar. -iPero -protestó
dio un gancho al hígado yo buscan- divertido.
-Me
do la mirada de los demás.
-dije no es!-corrigió TonY'
-iAsí cómo?
Y N4anuel, que estaba en el quicio de la puerta, un -¿Entonces pequeño macaco, cerebro demosca' na-
poco aterrado, asintió con timidez.Lo mismo hicie- -PacoPaco,
rices de taco TonY.
ron Tony, Priscila y ]osé. -diio Los
Francisco el abuelo de Paco-, si te La carcajada de mi bisabuela fue maravillosa'
-Pero -dijo
hemos dicho mil veces que a una mujer no se le toca tíos Pancho y Francisco se miraron entre sí
menean-
con
ni con el pétalo de una rosa. do la cabezay luego voltearon a mirar a Paco
que se estáburlando de mí!-protestó Paco profunda desaprobación. IVIi tía Gabriela' que toda-
-iEs
aún gimoteando. vía abrazaba a su retoño, trató de argumentar:
es un poco ofensivo 1o del macaco'
Io de
es burla yo.
-No -dije -Bueno,
que se está burlando? mi la mosca.
-¿Cómo -preguntó la bisabuela-, ¡pero si es una
tía Gabriela. -iVenga! -dijo
broma!
nos burlamos Priscila, que estaba en
-No -dijo
el centro de Ia habitación-; nada más Ie cantamos AI fondo del comedor, me encontré con los oios
una canción. de Ava.

119
i18
segura?
JUANA, ME LTAMO JUANA -¿Estássí...
-Puestú, Cuéntame' ¿tuvo algo que ver
Juana?
-¿Y
Ava en ese asunto?
me arrastró Ia palabra en los
-Nnnnnno -se
labios.
nada?
-iPara
fln Ava-, quizá yo en alguna oca-
-En -dijo
sión le habré dicho a Ia niña que Paco es un poco
malcriado...
alguna ocasión?
-¿En si no me crees... ¿qué es lo que tú te
-Bueno,
C amino de vuelta a casa, mi mamá y Ava iban imaginas?
calladas en los asientos delanteros del coche y yo iba sé Ia Shura-, pero me parece muy
atrás, agotada de tantas emociones. Había como una
-No
sospechoso.
-dijo
tensión entre ellas. Yo también guardaba silencio, En ese momento llegábamos a Ia puerta del edifl-
porque todavía no estaba muy claro cómo se había cio donde vive Ava y ella se apresuró a salir del coche
tomado la Shura el episodio de la pelea con Paco. despidiéndose con cierta incomodidad'
Cuando ya estábamos muy cerca de la casa de Ava, nada, nos veremos luego' Buenas noches
mi mamá por fin preguntó:
-Pues
ver, ¿me podrían resolver una duda?
-dijo. noches mi mamá y yo a coro'
-A supuesto Ava con cautela.
-Buenas -dijimos
Ava me mandó un beso e hizo un guiño casi
-Por no me van -contestó
a contar mentiras, ¿verdad? imperceptible.
-Pero Ava-, procuraremos no mentir. Afortunadamente, mi mamá ya no siguió inte-
-Uh-suspiró rrogándome. Entonces yo aproveché para soltarle
dime, ¿tuviste algo que ver con la pa-
-Entonces
tada en la espinilla? una cuestión que hacía rato me estaba preocupando'
Ava se quedó callada durante unos instantes. puedes decir una cosa?
-¿UIe -pregunté'
Io creo al cabo. cosa?
-No -dijo -iQué
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qué el señor...? EI abuelo, mi abuelo... ¿A
indicó la Shura a mi papá mientras
qué-¿Por
vino? -Alá -le
ella iba camino a su cuarto-, y yo estoy rendida,
unos papeles la Shura.
-Necesitaba -respondió así que te toca acostar a Ia niña.
pero ¿por qué?
-Sí,
l\{i mamáguardó silencio y sólo después de pen_
Desde que yo me acuerdo, todas las noches me
acompañan a la cama, él o ella, y están conmigo un
sarlo muy bien dijo:
rato antes de dormirme. A veces me leen un libro, a
entiendo, é1, tu abuelo, mi padre, está
-Según veces cantamos una canción, a veces les cuento Io
enfermo.
que hice en Ia escuela.
qué?
-¿De La noche del día más raro del año, después de la-
--No lo sé muy bien, pero está preocupado. varme los dientes, me fui a mi recámara, me puse mi
va a morir?
-iSe -pregunté.
sabe!En todo caso, lo importante es que
piyama y le grité a mi papá:
-iQuién
quiere poner sus cosas en orden. y creo que también
estoy lista!
-¡Ya
Él vino y me arropó.
tenía ganas de conocernos.
noches, Abigail, Ariel, Aztl, Alcaucil
El resto del camino, permanecimos en silencio. -Buenas
burló de mí-, o ¿cómo dices que te llamas?
Cuando llegamos a casa, mi papá seguía en ber_ -se me llamo Juana.
mudas viendo la televisión. -Juana -contesté-,
Y por primera vezenmi vida, me sentímuy orgu-
tal estuvo? ¿Tomaron las fotografías?
-¿Qué llosa de llevar ese nombre.
-preguntó.
Y fui la asistente
-¡Sí! bien!-exclamódel fotógrafo.
mi papá.
-¡UIuy cuéntale
todo lo que hicistel mi
-¡Anda,
mamá. -dijo
es que Paco
y yo tuvimos un altercado.
-Ah, el balón que volaste en la escuelal
-¿Por
ya ni se acuerda de ese balón. ya
-No --dije-,
le compraron uno nuevo. El altercado acabó en que
tuve que darle una patada en Ia espinilla.

724
125
LAS FOTOGRAFíAS
#l #*

ffiil#rur cuantas semanas después, mi tÍo


Bernardo nos mandó por correo electróni-
co una carpeta con las fotografías que to-
mó el día más raro del año. VIi mamá las
mandó imprimir en tamaño carta y entre lr
Ias dos las acomodamos en un áibum. Éstas
son mis favoritas.
- -"añri.rc;d&

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