Perfil Del Delincuente

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EL COMPORTAMIENTO DEL

DELINCUENTE
PRESENTADO POR:
ABDIEL ARCIA 8-1011-72
POLÍTICA CRIMINAL
CLARA ESTRADA 8-1013-1134
ANTONIO Pérez 8-913-1792 TEMA #1
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN................................................................................................ 3

1. BASE BIOLÓGICA DEL COMPORTAMIENTO DEL DELINCUENTE..........4

1.1. ESTRUCTURA BIOLÓGICA DEL COMPORTAMIENTO HUMANO.....5

A. LA GENÉTICA....................................................................................... 5

B. SISTEMA NERVIOSO............................................................................7

C. SISTEMA ENDOCRINO.......................................................................10

OTROS ESTUDIOS SOBRE EL MODELO BIOLÓGICO..................................14

2. BASE PSICOLÓGICA DEL COMPORTAMIENTO DEL DELINCUENTE...17

2.1. PERSONALIDAD Y CRIMINALIDAD...................................................18

TEORÍAS CRIMINOLÓGICAS DE EYSENCK...........................................19

TEORÍAS PSICOANALÍTICAS Y CRIMINALIDAD (complejo de Edipo)....20

TEORÍAS DE SKINNER SOBRE EL COMPORTAMIENTO.......................21

APRENDIZAJE SOCIAL Y MODELOS DE IMITACIÓN.............................22

CRIMINALIDAD INDUCIDA POR LA FRUSTRACIÓN...............................24

2.2. DELINCUENTES SOCIALIZADOS Y DELINCUENTES


INDIVIDUALES..............................................................................................24

3. TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD Y CRIMINALIDAD....................26

3.1. TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD ANTISOCIAL, conocido como


la sociopatía...................................................................................................27

3.2. TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD LÍMITE..................................28

3.3. TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD NARCISISTA........................28

3.4. TRÍADA OSCURA DE LA PERSONALIDAD.......................................29

3- BASE SOCIOLÓGICA DEL COMPORTAMIENTO DEL DELINCUENTE. .29

3.1. TEORÍAS SOCIOLÓGICAS....................................................................30

TEORÍA DEL CONFLICTO SOCIAL...........................................................30

TEORÍA DE LA ANOMIA............................................................................31
TEORÍA DEL ETIQUETAMIENTO..............................................................32

TEORÍA DE LA SUBCULTURA..................................................................34

4. BASE JURÍDICA DEL COMPORTAMIENTO DEL DELINCUENTE...........35

TEORÍA CAUSALISTA..................................................................................35

TEORÍA FINALISTA.......................................................................................37

TEORÍA SOCIAL............................................................................................38

TEORÍA NEGATIVA DE LA ACCIÓN............................................................39

5. PERFILES CRIMINOLÓGICOS..................................................................40

PERFIL CRIMINOLÓGICO DE LOS LIDERES DE LAS SECTAS O CULTOS


....................................................................................................................... 40

PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL ABUSADOR O ABUSADORA DOMÉSTICO


(VIOLENCIA DOMÉSTICA)...........................................................................40

PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE DE CUELLO BLANCO.....41

PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE SEXUAL...........................41

PERFIL CRIMINOLÓGICO DE LA MUJER DELINCUENTE.........................42

CONCLUSIÓN.................................................................................................. 43

RECOMENDACIONES.....................................................................................44
INTRODUCCIÓN

El comportamiento criminal es un tema de gran relevancia en el ámbito de la


criminología. Comprender la Criminogenésis de la conducta criminal y como a
lo largo de la vida del delincuente adquiere una personalidad y es interesante
abordar este gran tema para buscar soluciones y estrategias para poder
prevenir la criminalidad. En este sentido, la introducción al comportamiento del
delincuente busca proporcionar una visión general de las causas y factores que
influyen en la conducta criminal.

El comportamiento del delincuente es el resultado de una combinación de


factores, por lo cual el objetivo es generar un análisis científico sobre el origen
de estas conductas a través de, la base biológica, base psicológica, base
sociológica y jurídica. Entender las bases del comportamiento del delincuente
nos proporciona los conocimientos para la realización de los perfiles
criminológicos, esta se refiere a las características y rasgos comunes que
pueden encontrarse en las personas que cometen actos delictivos. Estos
rasgos pueden incluir factores como la edad, el género, el nivel
socioeconómico, el historial delictivo y los trastornos mentales. El análisis del
perfil del delincuente puede ayudar a los investigadores a identificar patrones y
desarrollar estrategias de prevención y rehabilitación.

Por último, entender este campo de la criminología nos proporcionara


conocimientos amplios biopsicosociales y de las jurídicas comprender, seguir
con una de las preguntas que muchas personas dicen si el delincuente nace o
se hace, siempre se debe tomar en cuenta estas dos preguntas, porque
cualquiera de las dos pudo a ver sucedido en estas mentes criminales, en
síntesis, se explicara la conjugación de todas estas bases y cómo influye cada
una en la formación del comportamiento del delincuente.
1. BASE BIOLÓGICA DEL COMPORTAMIENTO DEL
DELINCUENTE
Desde sus inicios en el siglo XIX, la explicación científica de la criminalidad ha
elaborado sus planteamientos a partir del presupuesto básico del carácter
singular y distinto del comportamiento del delincuente con relación al
comportamiento adaptado a las normas sociales y jurídicas. Y, lo que, es más,
en este origen singular del comportamiento delincuente está implícita una base
patológica del individuo que lo lleva a cabo. Y a partir del momento en que se
convalida científicamente esta afirmación, el científico se permite encauzar el
estudio de la delincuencia a través de formulaciones que evidencien el «por
qué» y las causas de tal singularidad.

Dentro de la corriente biológica deben considerarse todos aquellos autores que


han buscado en factores somáticos la causa principal de la criminalidad.
Muchos son los autores que han buscado la relación existente entre
anormalidades antropométricas, biológicas o médicas y la criminalidad. En
ocasiones los descubrimientos de la biología y de la medicina han llegado a
crear entre los criminólogos un optimismo en cuanto a haber encontrado la
causa suprema del crimen, optimismo que, sin embargo, se ha demostrado en
mucho injustificado. Es absurdo tratar de encontrar una sola razón para la
criminalidad; el hombre, ser necesariamente complejo, no podría ser motivado
tan sólo por una causa.

Para explicar la base biológica del comportamiento criminal, primero debemos


entender la estructura biológica del comportamiento humano y posteriormente
analizar cada estructura y su relación con la conducta criminal, además de
muchos aportes citados por autores que brindan su inferencia sobre las bases
biológicas del delincuente.

1.1. ESTRUCTURA BIOLÓGICA DEL COMPORTAMIENTO


HUMANO.
Las bases biológicas de la conducta y comportamiento humano juegan un rol
importante para entender quienes somos. Lo cierto es que los condicionantes
biológicos son varios y, dependiendo de la persona, uno u otro tendrá más
peso. Aunque el organismo humano es una máquina casi perfecta, lo cierto es
que no siempre funciona igual y, por ello, hay variaciones en función de cada
individuo. Es ahí donde gana importancia la generalización como pauta.

Hay que señalar, además, que suele existir una interrelación entre las
diferentes vertientes. Los tres principales ejes biológicos que condicionan
nuestras actitudes y comportamiento son:

GENÉTICA

A. LA GENÉTICA
La genética ya se ha sugerido, históricamente, como factor que determinaba
conductas de padres e hijos. Sin embargo, es importante señalar que la
socialización y la cultura tienen un peso decisivo.

Dicho esto, hay que señalar que el descubrimiento del genoma humano en
2000 ha permitido afinar los estudios. Hoy sí, se puede determinar que, al igual
que en determinadas enfermedades, la herencia genética puede influir en los
comportamientos.

Ahora bien, los estudios actuales van mucho más allá de la herencia genética,
también denominada epigenética. Hoy se trata de comprobar también, sin más,
qué genes pueden influir más o menos en determinadas actitudes o
predisposiciones. Si las alteraciones genéticas influyen en las enfermedades,
también lo hacen en nuestros comportamientos.
Los estudios sobre genética parece que son en muchos aspectos muy
prometedores; los descubrimientos realizados en los últimos veinte años en
cuestión de genética y sus aplicaciones al mundo de lo criminal, nos permiten
hacer ya una interesante y amplia comparación. No debemos perder de vista al
hombre como unidad biopsicosocial, ni podemos olvidar que el cuerpo es un
instrumento, es la base para la expresión del alma. Es de aclarar que en la
generalidad de los criminales el gravamen hereditario morboso, degenerativo o
empeorante, se encuentra con frecuencia muy superior a lo que se observa en
el término medio de los individuos "normales", (Al respecto confrontar:
Lombroso, Virgilio, Angiolella, Saporito, Vervaeck, Apert, Enríquez, De
Sanctis, Exner, Tansi, Lugaro, Di Tullio, etc.)

Se han hecho estudios a familias en las que hay varios miembros que
delinquen. Estos estudios se hacen de familiares en línea recta (hijos, padres,
abuelos,) comprobándose que influyen otros factores en el delito, sobre todo el
aprendizaje. Hay algún estudio que dice que estadísticamente se ha
comprobado que hay más condenados por delitos graves en aquellos casos en
los que hay parientes por línea recta que también han sido condenados. Se
han hecho estudios con gemelos, si delinquen los dos, si uno delinque y el otro
no, se diferencia entre los unicigóticos (los dos nacen del mismo ovulo) y
bicigóticos (dos óvulos distintos fecundados al mismo tiempo).

Hay casos en los que coinciden más a la hora de cometer el delito, que es el de
los unicigóticos, dando la impresión de que la genética es importante, sobre
todo en el caso de los delitos sexuales. Esa coincidencia, por otra parte, es
lógica, ya que viven juntos, estudian juntos. Otro caso es el de los adoptados,
los hijos biológicos de delincuentes delinquen más que los hijos adoptados de
delincuentes. Los hijos biológicos de delincuentes, en general, delinquen más.

B. SISTEMA NERVIOSO
La configuración cerebral y el funcionamiento del sistema nervioso son
elementos fundamentales para entender nuestras acciones. No en vano, los
miles de millones de neuronas de nuestro cerebro accionan nuestros
comportamientos, aunque luego puedan estar influidos por otros factores.
Dentro del ámbito de la Criminología se ha puesto el interés al estudio de este
sistema, se han tomado estudios sobre la neuropsicología o las neurociencias,
es decir en buscar una correlación en los estudios de la conducta criminal y
una de las partes de este sistema el cerebro y cerebelo.

ESTUDIOS DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL Y ESTUDIOS CON LA


CONDUCTA CRIMINAL
Los lóbulos frontales al ser deteriorados por una enfermedad y/o un daño
provocado por golpes, pueden provocar un deterioro en la intuición y del
impulso. Se cree que el desarrollo ontogenético del comportamiento antisocial
está relacionado con la corteza prefrontal ventromedial, la corteza cingulada, la
amígdala o la corteza prefrontal dorsal lateral.

Algunos de los neurotransmisores también pueden afectar al comportamiento y


así generar una conducta antisocial, por ejemplo, la serotonina, la histamina,
adenosina, los esteroides, etc. La serotonina, por ejemplo, cuando tienen
niveles bajos de 5-HT se puede tener comportamientos.

Las zonas afectadas y agrega la corteza frontopolar, que es la encargada de la


autoevaluación y funciones metacognitivas, la corteza orbitofrontal y la corteza
prefrontal ventromedial que son las que se encarga de la toma de decisiones y
el proceso de la culpa, la corteza prefrontal media dorsal y el sistema neural
especular son los encargados de la empatía.

El sistema límbico desempeña un papel importante en las conductas


autorreguladoras en las que se incluirían las memorias personales, las
emociones, y las conductas espaciales y sociales.

CEREBRO DE UN NIÑO MALTRATADO


Síndrome de estrés postraumático.

El abandono y el maltrato infantil genera en los niños lo que se conoce como


síndrome de estrés postraumático que conlleva una alteración neuroendocrina
de forma crónica. El estrés agudo o traumático genera unos niveles muy
elevados de cortisol, que dañan el sistema neuroendocrino encargado de
adaptarnos al estrés. Aunque posteriormente bajen los niveles de cortisol, el
daño provocado se traduce en un exceso de susceptibilidad frente a
situaciones de estrés. La persona no tolera y, por tanto, gestiona mal, el estrés,
no siendo capaz de enfrentar correctamente estas situaciones. Es lo que ocurre
a algunos niños que, ante el estrés que les suponen los exámenes o las tareas
escolares, tienen dificultades para concentrarse o incluso se quedan “en
blanco”, suspendiendo a pesar de que conocen los contenidos. Si el examen se
realizara en un ambiente menos estresante las notas serían mejores.

En la imagen vemos las diferencias entre los niveles de dopamina en un niño


con y sin historial de abusos.

La dopamina es una sustancia química (neurotransmisor) que utilizan los


nervios para enviar «mensajes». Cuando un nervio libera dopamina, atraviesa
un espacio muy pequeño llamado sinapsis y luego se une a un receptor de
dopamina en el nervio siguiente. Por lo tanto, cuando los niveles de dopamina
se agotan en el cerebro, los impulsos nerviosos, o «mensajes», no se pueden
transmitir correctamente lo cual puede afectar las funciones del cerebro: el
comportamiento, el estado de ánimo, la cognición, la atención, el aprendizaje,
el movimiento y el sueño.

EJEMPLO EN LOS PSICÓPATAS

El SNC produce cosas que escapan a nuestro control (miedo, dolor, ansiedad,)
se ha comprobado que en los psicópatas el SNC funciona diferente al de los
demás, tienen menor sensación al dolor y al ruido que los no psicópatas. Se
piensa también que la ansiedad que sufrimos si pensamos que nos van a
condenar los psicópatas no la sienten o la sienten menos, motivo por el que
delinquen. En el juicio penal se condena a los psicópatas con condena
rebajada, ya que, pese a saber perfectamente lo que hacen y se pueden
controlar, se han apreciado diferencias respecto a los demás en el SNC, en los
electroencefalogramas. También se ha observado que la reacción de los
introvertidos es mayor que la de los extrovertidos.

C. SISTEMA ENDOCRINO
Cuando hablamos de sistema endocrino, nos referimos al conjunto de
glándulas que segregan hormonas, imprescindibles para la homeostasis.

El sistema endocrino funciona liberando hormonas, estimulando o inhibiendo


procesos químicos, según las necesidades que tenga el organismo. Por esa
razón, es tan importante que funcione correctamente.

La segregación de hormonas, de la que es responsable el sistema endocrino,


también genera o predispone a determinadas actitudes. Es importante señalar
que, en función de las hormonas que se segreguen, estos cambios serán más
o menos permanentes.

Un ejemplo paradigmático es el de la libido. Otras conductas puntuales,


generadas también por la secreción de hormonas, son la mayor o menor
pasividad, generadas a su vez por las neuronas del cerebro. Las depresiones,
o la predisposición a las mismas, tienen mucho que ver con estos mecanismos.
Las glándulas pueden dividirse en dos: glándulas endocrinas o de secreción
interna) y glándulas exócrinas (o de secreción externa). Las segundas secretan
su contenido por medio de un canal secretor (salivales, gástricas, sudoríparas,
lagrimales), las primeras secretan hormonas directamente al torrente
sanguíneo. Los diferentes rasgos de la personalidad dependen directamente
del funcionamiento glandular, y la personalidad cambia si las glándulas
endocrinas son hiper (mas) o hipo (menos) estimuladas, o si su función es
inconstante (dis).

Las glándulas endocrinas o de secreción interna y que tienen influencia en la


conducta criminal son:

1) La Hipófisis. Glándula pituitaria, situada en la base del cerebro, es el centro


de control glandular; a pesar de su pequeño tamaño (pesa medio gramo)
secreta unas 40 hormonas con las que dirige a las demás glándulas
endocrinas.

2) Suprarrenales. Dos glándulas situadas cada una sobre un riñón. Su médula


secreta adrenalina y noradrenalina, dos hormonas que actúan sobre el sistema
nervioso vegetativo; sobre todo cuando el organismo debe actuar con rapidez
en situaciones de emergencia.

Son de gran importancia pues intervienen en todos los casos de crimen


emocional, al presentarse miedo, ira, odio, etc.

3) Tiroides. Situada en el cuello, delante de la tráquea, secreta tiroxina. Es un


acelerador biológico.

4) Paratiroides. En la parte posterior de la tiroides, son 4 glándulas con


funciones opuestas a la tiroides. Secretan paratiroxina.

5) Testículos. Glándulas sexuales masculinas, llamadas gónadas masculinas,


tienen una doble función: producen espermatozoides y secretan la
testosterona, que da los caracteres sexuales secundarios.

6) Ovarios. Gónadas femeninas, producen los óvulos. Secretan foliculina y


progesterona. Regulan el cicló menstrual y producen los caracteres sexuales
secundarios.
ENDOCRINOLOGÍA Y CRIMINALIDAD
Pinatel divide la historia de los estudios endocrinológicos en Criminología, en
tres períodos:

a) Período de los precursores (Lombroso).

b) Período de sistematización (Pende, Brandino, Di Tulio, Vi- •doni, Ruiz


Funes); en esta etapa se consideró que las anomalías de la secreción de las
glándulas endocrinas era el factor fundamental en la criminalidad.

c) Período de reacción (De Greeff, Sheldon, Glueck, Taft, Hurwitz); en que se


consideran las endocrinopatías como insuficientes para producir un crimen. Es
indudable, como ya hemos afirmado, que no puede explicarse el crimen o la
criminalidad por medio de un solo factor o causa. La Endocrinología ha
aportado múltiples datos para la mejor comprensión del comportamiento
humano, ya Pende afirmaba que el estudio de las glándulas de secreción
interna puede explicar en parte el cómo y no el porqué del crimen.

DI TULLIO afirma que: "Es necesario tener presente, a este respecto, la


importancia de las glándulas de secreción extema, y especialmente de las de
secreción interna, en el desarrollo del temperamento y del mismo carácter
individual, y por eso hace tiempo que se trata de conocer cada vez mejor la
influencia que las disfunciones hormónicas y neurovegetativas pueden tener en
la génesis y dinámica de los delitos contra las personas, contra las buenas
costumbres y hasta contra la propiedad. Es necesario, sin embargo, indagar
también en este campo, cada vez con mayor rigor científico, para evitar
conclusiones precipitadas y dañosas generalizaciones.

Se cree que entre las funciones hormónicas y la actividad criminal se pueden


establecer las siguientes relaciones;

a) Relación de subordinación genética de las anomalías éticas y de las


tendencias criminales a las funciones hormonales.

b) Relación de simple coordinación y reciprocidad de las unas a las otras,


como manifestaciones de una especial disposición degenerativa del individuo.
c) Relación en que las anomalías hormonales y éticas permanecen
independientes y autónomas.

Y en otra parte, el maestro de Roma nos dice que "De particular interés para el
conocimiento de las causas de la criminalidad son los procesos endocrinos,
fisiológicos o patológicos que pueden alterar las distintas funciones nerviosas y
los distintos procesos psíquicos individuales. Sentado esto, se comprende
cómo, entre los factores causales de la criminalidad, se debe, necesariamente,
recordar también las alteraciones funcionales de las glándulas de secreción
interna. Malformaciones cromosomáticas Nos preguntamos si ¿pueden influir
en el delito? Si un exceso o defecto de los cromosomas pueden influir en el
delito y en concreto, si los gonosomas (responsables de nuestra conducta
sexual) pueden influir en los delitos sexuales.

Es bien sabido que son no pocos los autores que han afrontado el problema de
la relación entre Endocrinología y Criminalidad, partiendo de la premisa de que,
pudiendo las funciones de las glándulas de secreción interna, y especialmente
sus disfunciones, influir en el temperamento y en el carácter individual, en
algunos casos, tales funciones y disfunciones hormónicas pueden influir
también sobre el desarrollo de la criminalidad. Esto, también, por el hecho de
que las glándulas de secreción interna tienen estrechos vínculos con el sistema
nervioso vegetativo, que, a su vez, tiene estrechas relaciones con la vida
instintivo-afectiva, influyen fuertemente sobre el desarrollo del temperamento y
del carácter individual. De ahí las distintas relaciones que pueden establecerse
entre funciones endocrinas y actividad psíquica, entre temperamentos
endocrinos y caracteres individuales, entre constelación hormónica individual y
criminalidad.

Otros estudios realizados son sobre el exceso de espermatozoides y Se ha


comprobado que niveles altos de testosterona hacen al hombre más agresivo,
lo que influye en la comisión de delitos. Hay tratamientos hormonales que se
aplican a delincuentes sexuales que tienen influencia en el delito, como la
castración química (la cual se aplica en diferentes países), esto anula la lívido,
la erección, temporalmente.
Desde la explicación biológica cabe reseñar entre sus autores más
representativos a Cesar Lombroso, a quien se le considera como el padre de la
criminología moderna al incorporar la ciencia al estudio de los delincuentes. La
explicación biológica postula que el delincuente cometía el delito por
condiciones adquiridas desde su nacimiento que le obligaba a cometer el delito.

De ahí su estudio de los cuerpos de los delincuentes fallecidos, buscaban esas


características. Lombroso no se ocupa del delito, sino más bien del delincuente
respecto del cual cree que no es una persona normal, sino patológica, y que
esas patologías deben ser abordadas desde un plano médico-científico.
Sintetiza García Pablos de Molina al analizar el delincuente nato, que éste es
“una subespecie o subtipo humano (entre los seres vivos superiores, pero sin
alcanzar el nivel superior del ‘homo sapiens’), degenerado, atávico (producto
de la regresión y no de la evolución de las especies), marcado por una serie de
‘estigmas’ que le delatan e identifican y se transmiten por vía hereditaria" Y es
así que sostiene que el delincuente cuenta con rasgos distintivos tanto en lo
físico (frente huidiza, mirada fija y penetrante, orejas en forma de asas, granos,
gran pilosidad, gran desarrollo de los pómulos, nariz aguileña, mandíbulas
grandes y colmillos desarrollados, pelo oscuro y ensortijado, barbilla
sobresaliente, tubérculo de Darwin, fusión del hueso del atlas y el occipital,
insensibilidad al dolor , agudeza visual, gran agilidad, zurdera, mayor robustez
en los miembros izquierdos, etc.) como en lo social (crueldad, vengatividad,
obscenidad, tendencia a las orgías y uso frecuente del argot y los tatuajes, etc.

OTROS ESTUDIOS SOBRE EL MODELO BIOLÓGICO


Las teorías biológicas sostienen que los factores están siempre en el individuo,
terreno sobre el cual obra el ambiente; de tal modo que lo social sólo incidirá
sobre la forma y frecuencia del delito. Según Fishbein, para explicar el
comportamiento delictivo se debe atender a tres elementos comunes entre la
biología y la delincuencia:

 Los sistemas neurológicos, que son los responsables de la inhibición de


conductas y emociones extremas.
 Los mecanismos necesarios para aprender, ya sea a partir de la imitación de
otros seres humanos, o bien mediante la propia experiencia.

 Los factores sociales, a través de la familia, recursos, ayuda social, etc. El


modelo biologicista se caracteriza por:

 Considerar que el delincuente es un ser diferente (movimiento


neolombrosiano).

 Su búsqueda del trastorno o la disfunción.

 Poseer una incuestionable vocación clínica y terapéutica.

 Método empírico (éste ya no se discute. El centro de la discusión es el


enfoque que debe ser prioritario en el estudio de la criminalidad).

Antropometría: (Medidas corporales). Estudia las medidas del delincuente


para ver si tiene unas medidas características que lo diferencie de los demás
ciudadanos. Destaca un autor, Bertillón, que ideó un sistema de medidas
corporales que servían para identificar a un delincuente. Proponía para poder
identificar a los delincuentes un sistema a través de medidas como altura de la
persona, perímetro craneal, longitud del dedo medio, una vez detenido se
almacenaban estas medidas facilitando su posterior identificación.

Antropología: Estudio del hombre como ser biológico y sus aspectos


evolutivos, raciales, culturales, relación con el medio ambiente… Estos
criminólogos entendían que el delincuente era un ser humano inferior
orgánicamente a los ciudadanos que no son delincuentes porque no han
evolucionado. Goring decía que el método usado por Lombroso (basado en la
observación), no era válido, que había que recurrir a un método estadístico. A
partir de este modelo se obtenía que el delincuente no era físicamente inferior
(o menos evolucionados), pero si psicológicamente (eran mentalmente
inferiores).

Sociobiología: (Proceso de aprendizaje: factores biológicos + entorno)


Mantiene que en el delito influyen tres factores: la genética del sujeto, el
aprendizaje y el entorno social. La diferencia de estos criminólogos es que el
aprendizaje no depende solo del entorno (de si vivimos en zona marginal,
donde estudiamos, familia,) sino que depende también de la genética. Dentro
de esta sociobiología, respecto a los factores químicos dicen influyen en el
delito, por ejemplo, un déficit de vitamina B puede producir agresividad
provocando peleas y actos delictivos.

Un exceso de minerales que no se metabolicen bien, también puede producir


reacciones violentas. Pauling destacaba la importancia de la dieta en nuestro
comportamiento, decía que las vitaminas y minerales que consumimos pueden
afectar a nuestro comportamiento. Un defecto de azúcar en sangre
(hipoglucemia) también provoca agresividad y puede llevar al delito o influir en
el mismo. También se han estudiado factores ambientales como el ruido.
Jeffery decía que en el delito influye por una parte la genética y por la otra el
entorno (el ambiente), según él la única forma de prevenir el delito sería en
cuanto al ambiente mediante medidas sociales, mejoras económicas, laborales,
cambios en la arquitectura de la ciudad para prevenir del delito, y en cuanto al
factor genético hay que intervenir en el delincuente mediante una dieta
adecuada y mediante fármacos.

a. LA EDAD COMO FACTOR BIOLÓGICO


La edad es un factor biológico determinante para ser influido por factores
exógenos y modificar o alterar su conducta, por otra parte, las
características propias de cada etapa de la vida de un niño y adolescente,
marcan un camino a seguir en cuanto a ciertas afectaciones; ya sea, que se
abuse de la fantasía, rebeldía, promiscuidad, resistencia física entre otros
que se mostraron posteriormente. Barraza Pérez señala:

Además de la criminalidad juvenil y el pandillerismo es un fenómeno


criminológico social, ha rebasado los limites de control de todas las
instituciones sociales. Afectando seriamente a la célula de toda sociedad
que es la familia, esta ganando los valores mas elementales del ser
humano, como es la vida, la familia, la religión, la libertad, la honestidad y
más. El niño aprende en su infancia en primer plano, del ejemplo y
conducta de los padres que son su primer contacto con el medio ambiente,
entonces si desde esa primera influencia tenemos falta de unidad en la
familia, están de por medio los gritos, golpes físicos, y morales al tratar de
corregirles.

2. BASE PSICOLÓGICA DEL COMPORTAMIENTO DEL


DELINCUENTE
Esta base se enfoca en el comportamiento criminal y antisocial desde una
perspectiva psicológica; cabe aclarar que el comportamiento antisocial no
siempre es criminal. Más específicamente, los adultos y los jóvenes que
quebrantan la ley o que manifiestan comportamiento antisocial se encuentran
inmersos en múltiples sistemas dentro del entorno social, los cuales influyen
sobre ellos de manera continua. Las teorías significativas, las investigaciones
bien ejecutadas y la hábil aplicación del conocimiento al “problema de la
criminalidad” requieren comprender los diversos niveles de sucesos que
influyen en el curso de la vida de una persona: desde el nivel individual hasta el
familiar, considerando además los compañeros, la escuela, el vecindario, la
comunidad, la cultura y la sociedad como un todo donde se desenvuelve ese
individuo.

El estudio psicológico de la criminalidad, sin duda, ha tomado un enfoque de


desarrollo, mientras conserva su interés en las explicaciones del
comportamiento antisocial basadas en cogniciones. Por ejemplo, los
especialistas de diversas disciplinas académicas han tomado rutas para
investigar el crimen. Una conclusión muy común es que existen múltiples rutas
de desarrollo de la conducta criminal: algunas personas comienzan a delinquir
a muy temprana edad, mientras que otras inician su carrera delictiva en la
adultez. Además, existe una variedad de factores de riesgo que posibilitan el
comportamiento antisocial, en tanto que los factores de protección alejan al
individuo de tal comportamiento. El enfoque de rutas no siempre se centra en
factores psicológicos, pero coexiste muy bien con teorías psicológicas del
desarrollo del niño y del adolescente. Además de las investigaciones de
desarrollo y cognitivas, gran parte del trabajo contemporáneo se enfoca en la
biopsicología y la criminalidad, o en la forma en que una gama de factores
genéticos y biológicos afecta el comportamiento de una persona, en particular
el comportamiento agresivo.

No consideramos que todos los delincuentes tengan defectos psicológicos, y


sólo a algunos de ellos podrían diagnosticárseles enfermedades o trastornos
mentales. Personas con graves trastornos mentales en ocasiones cometen
crímenes, pero no la gran mayoría de ellas; y los delitos que cometen por lo
regular son menores. Los casos excepcionales, como algunos asesinatos en
masa u otros crímenes particularmente impresionantes, atraen la atención de
los medios de comunicación y podrían inducir a muchas personas a sacar
conclusiones no justificadas acerca de la peligrosidad de las personas
mentalmente enfermas. Muchos delincuentes tienen problemas con el abuso
de sustancias tóxicas, el cual, en algunos casos, se presenta junto con
trastornos mentales. Por otro lado, hay personas sanas emocionalmente que
quebrantan la ley, y en ocasiones terminan en libertad condicional o en prisión.

2.1. PERSONALIDAD Y CRIMINALIDAD


La criminología comienza a tomar en cuenta la personalidad del individuo como
factor determinante de delincuencia y desviación cuando en el ámbito de la
psicología se entiende que en todo individuo su comportamiento y actitudes
dependen del funcionamiento de su personalidad individual. La personalidad es
entendida como algo complejo formado por distintos componentes en
interrelación y, a su vez, en relación con el medio ambiente exterior, social,
cultural y normativo.

La psicología de la normalidad nos dice que los distintos componentes de la


personalidad se desarrollan y estructuran a través del proceso de aprendizaje,
que tiene lugar durante la niñez y la adolescencia de tal modo que, llegando el
individuo a la edad adulta, tiene su personalidad formada de acuerdo con las
reglas y normas de conducta aprendidas. Cuando el individuo presenta unas
pautas de conducta que se consideran normales, es decir, adaptadas al
conjunto de normas de la sociedad, se dice que este individuo tiene una
personalidad equilibrada.

No obstante, en psicología se estudia cómo, desde un inicio, la personalidad de


un individuo puede presentar defectos y disfunciones que dificulten o hagan
imposible un proceso de aprendizaje; de este modo, el individuo puede ser
reacio a sujetarse al conjunto de reglas y normas que se le quieren inculcar;
esta rebeldía o individualidad aguda es vista como un factor negativo y poco
armonioso en lo que se refiere a la propia personalidad y a sus relaciones con
el exterior. Cuando estas relaciones con el exterior no son acordes con lo que
se considera positivo y aceptable, se entiende que las relaciones entre los
distintos componentes de la personalidad, es decir, ésta en su interior, no
actúan equilibradamente. Estos factores de distorsión en el proceso de
adaptación pueden también surgir durante cualquier fase del proceso de
aprendizaje y se entiende, repetimos, que ello es muestra de una distorsión en
el desarrollo armonioso de los componentes internos.

De este modo, los defectos de la personalidad se juzgan por una disfunción o


desadaptación del individuo a unas normas culturales sociales e institucionales.
Y por ser la familia y la escuela las primeras instituciones sociales de sujeción
del individuo, la adaptación de la personalidad de éste comienza a estudiarse
en psicología desde los inicios del individuo dentro de la familia.

Y cuando la psicología patológica estudia los defectos de la personalidad,


también comienza por situarlos desde un inicio de la vida del individuo en el
seno de la familia como institución que impone las normas y refleja lo cierto y lo
errado en el devenir social del individuo. Todo lo prohibido, lo permitido y lo
obligado en la sociedad ya existe desde un inicio en su primera institución: la
familia. La falta de adaptación a estas normas o la desviación de ellas han sido
vistas como conducta distinta, peligrosa, agresiva y delincuente; de tal modo la
criminología en su enfoque patológico ha fundamentado la etiología de la
criminalidad y la desviación en los defectos de la personalidad. Veamos las
teorías desplegadas a este efecto explicativo.

TEORÍAS CRIMINOLÓGICAS DE EYSENCK


Dentro de las teorías criminológicas de corte biologista, una de las más
conocidas es la de Eysenck (1964), quien considera que los problemas de la
personalidad tienen su causa en factores hereditarios que producen en la
personalidad una serie de atributos característicamente asociados a la
criminalidad." Este mismo autor estudia otro trazo de la personalidad, de
naturaleza psico-fisiológica, que él denomina ((la condicionalidad)), trazo que
encuentra principalmente en los individuos psicópatas que son muy lentos en lo
que concierne al condicionamiento, al igual que los niños sufren lesiones
cerebrales, quienes presentan problemas del comportamiento y resistencia a la
socialización.

La introversión y la extroversión son cualidades personales ligadas a la


condicionalidad y a la delincuencia potencial, que según Eysenck suponen dos
tipos opuestos de temperamento: la introversión consiste en la introspección, la
reflexión; mientras que la extroversión supone la sociabilidad, el interés por
acciones prácticas, etc. Hay un continuun caracterológico entre estos dos polos
caracteriales. Para Eysenck se encuentra en los criminales con mucha más
frecuencia el carácter extrovertido, hipótesis teórica que su experiencia clínica
le confirma; es decir, experiencia adquirida por la acumulación de casos. Es en
los jóvenes delincuentes donde este autor encuentra preferentemente estas
características. Dentro de una opción teórica psicológica, Healy y Bronner
(1929-1933) efectuaron un estudio sobre 105 parejas de jóvenes utilizando el
método del grupo de control.

Un miembro de la pareja era delincuente, caso clínico objeto de orientación


pedagógica en Boston, New Haven y Detroit, presentando un tipo de
delincuencia grave. Este individuo era comparado a su hermano no
delincuente, de modo que los factores referentes a la herencia y al medio
socio-económico estaban adecuadamente controlados. El estudio descubrió
que el 91 % de los delincuentes presentaban problemas emocionales graves,
tales como sentimiento de inseguridad afectiva, sentimiento profundo de haber
sido burlado, problemas afectivos por causa de traumas familiares, sentimiento
de inferioridad marcada, o de envidia o rivalidad fraterna, conflictos afectivos
internos profundamente arraigados, sentimiento de culpabilidad inconsciente
con el deseo de ser castigado. Estas mismas características se encontraban
únicamente en el 13% de los casos del grupo de control (hermano no
delincuente).
TEORÍAS PSICOANALÍTICAS Y CRIMINALIDAD (complejo de Edipo)
Ya dentro de las teorías psicoanalíticas surge en primer lugar la explicación del
delito como causa del sentimiento de culpabilidad producido por el complejo de
Edipo. Según esta teoría, el delito es cometido justamente porque conlleva un
castigo y es este castigo lo que el individuo busca al cometer el delito, castigo
que tendrá la propiedad de aliviarle su sentimiento de culpabilidad. Ya Freud en
su explicación del complejo de Edipo expone cómo el individuo que lo sufre no
necesita en absoluto matar a su padre para deshacerse de él, sino que hay
otras múltiples situaciones delictivas a las que puede llegar porque le
representan simbólicamente su ataque al padre. Así, para Freud (1940),
falsificar la firma del padre en un cheque simboliza matarlo; y cometer un robo
en casa habitada simboliza el acto sexual con la madre.

Involucrarse en comportamiento criminal, ya sea violento o no violento, podría


ser la forma en que una persona se adapta o sobrevive en condiciones terribles
desde el punto de vista físico, social, financiero o psicológico. Para esa
persona, su comportamiento refleja la creencia de que lo que hace está
justificado. Aunque de inmediato nos vienen a la mente las actividades
terroristas, eso no debería limitarse al contexto terrorista. Los abusadores de
niños quizá digan que estaban enseñando una lección a sus víctimas. Por su
parte, los delincuentes de cuello blanco podrían argumentar que las acciones
ilícitas como las que realizaron son comunes y que en realidad no son
incorrectas.

Los políticos podrían justificar la tortura en nombre de la seguridad nacional.


Incluso un comportamiento atribuible a un trastorno mental grave podría
considerarse adaptativo, aunque la persona no sea culpable legalmente. En
todos estos casos, la persona elige lo que cree que es la mejor alternativa en
esa situación particular (aunque una elección real más bien es ilusoria en el
caso de una persona con un trastorno mental severo). Desde luego, no es la
alternativa que otros elegirían, ni la que la sociedad aprueba.

TEORÍAS DE SKINNER SOBRE EL COMPORTAMIENTO


La premisa de que el condicionamiento operante es la base para el origen del
comportamiento criminal es engañosamente sencilla: el comportamiento
criminal se aprende y se fortalece por los reforzamientos que trae consigo. De
acuerdo con Skinner, los seres humanos nacen en estado neutro; es decir, al
nacer no son buenos ni malos. La cultura, la sociedad y el entorno moldean el
comportamiento. Luego, el comportamiento se calificará como bueno, malo o
indiferente, de acuerdo con las elecciones de la sociedad. Así, lo que se juzga
como “buen” comportamiento en una sociedad o cultura tal vez se considere
“malo” en otra. Quizá los miembros de algún grupo en una sociedad crean que
es “malo” que un niño se masturbe o que juegue con un bloque de madera
simulando que éste es un camioncito, y piensen que es “bueno” golpear al niño
para que deje de comportarse así. Para otros, el comportamiento de los adultos
que golpean al niño es “malo”. Dependiendo de la severidad del castigo,
también podría considerarse como maltrato, un delito definido legalmente. De
hecho, incluso un castigo corporal que no sea severo como una bofetada, por
ejemplo, podría calificarse como actividad delictiva de acuerdo con la definición
legal de maltrato. Para muchos, el hecho de castigar a un niño es “malo”, no
sólo porque puede tratarse de un delito, sino por sus efectos sobre el desarrollo
del pequeño.

Skinner estaba convencido de que los esfuerzos por buscar las disposiciones
individuales o las personalidades que conducen a la conducta criminal son
infructuosos, porque la gente, en última instancia, está determinada por el
entorno en el que vive. No descartaba por completo el papel de la genética en
la formación del comportamiento, pero lo consideraba como menor; el papel
dominante lo representaba el condicionamiento operante. De acuerdo con
Skinner y sus seguidores, si deseamos eliminar la criminalidad, debemos
cambiar a la sociedad por medio de la ingeniería conductual basada en una
concepción científica de los humanos. Una vez que nos pongamos de acuerdo
sobre las reglas (es decir, luego de definir qué comportamientos constituyen
conductas antisociales o criminales), debemos diseñar una sociedad cuyos
miembros aprendan desde temprana edad que el reforzamiento positivo no
ocurrirá si transgreden esas reglas, pero que ocurrirá si las obedecen.

APRENDIZAJE SOCIAL Y MODELOS DE IMITACIÓN


Quizás una persona aprenda formas de hacer algo con tan sólo observar a
otros; el reforzamiento directo no es necesario. Bandura (1973b) incorporó esta
idea al proceso de aprendizaje social y la llamó aprendizaje por observación o
modelamiento. Bandura sostiene que buena parte de nuestro comportamiento
se adquiere inicialmente viendo a otros, a quienes denomina modelos. Los
modelos son aquellas personas significativas que brindan claves sobre cómo
realizar algo. Por ejemplo, un niño puede aprender cómo disparar un arma
imitando a los personajes de la televisión o del cine. El niño ensayará y afinará
su patrón de comportamiento practicando con armas de juguete.

Es probable que el comportamiento se mantenga si sus compañeros también


juegan con armas y se dan reforzamiento unos a otros al jugar juntos. Incluso si
los niños jamás han tirado del gatillo de armas verdaderas, han adquirido una
cercana aproximación de cómo se dispara contra alguien observando a otros
hacerlo. Es probable que todos los adultos y niños mayores en Estados Unidos
sepan cómo disparar un arma, aun cuando en realidad no hayan disparado
una: “Hay que apuntar y tirar del gatillo”. Desde luego, disparar de manera
segura y con precisión es algo mucho más complicado, pero el conocimiento
técnico rudimentario se adquirió a través del aprendizaje por imitación (también
llamado modelamiento o aprendizaje por observación). El patrón de
comportamiento existe en nuestro repertorio, aunque nunca hayamos recibido
reforzamiento directo por adquirir ese conocimiento.

De acuerdo con Bandura, cuanto más significativos y respetados sean los


modelos, mayor impacto tendrán en nuestro comportamiento. Los modelos
relevantes incluyen a los padres, profesores, hermanos, amigos y compañeros,
pero también los modelos simbólicos como los personajes literarios o de
televisión y de cine. Las estrellas de rock y los atletas son imitados por muchos
jóvenes; por eso, estamos expuestos a tantas figuras públicas que anuncian
cosméticos, planes hipotecarios, teléfonos inteligentes, programas de pérdida
de peso y marcas de yogur. Personas famosas también aparecen en mensajes
de marketing social promoviendo una vida libre de drogas o diciendo a los
televidentes que la violencia doméstica “no está bien”. Es interesante hacer
notar que esos mensajes de marketing social a menudo tienen una falla: en el
aprendizaje por observación, no se trata de lo que el modelo diga, sino de lo
que haga de manera efectiva.
Los relatos de figuras públicas populares que presuntamente se involucran en
violencia doméstica, abuso contra los animales, consumo de drogas, violación,
asalto, evasión de impuestos y apuestas ilegales sugieren a algunos
observadores que esos comportamientos son la norma, de manera que esa
información contrarresta el efecto de los mensajes positivos con propósitos de
mejorar el bienestar social.

CRIMINALIDAD INDUCIDA POR LA FRUSTRACIÓN


Varios investigadores del aprendizaje (por ejemplo, Amsel, 1958; Brown y
Farber, 1951) destacan el hecho de que cuando se impide que los organismos
—incluyendo a los humanos— respondan de una forma que anteriormente
produjo recompensas, su comportamiento a menudo se vuelve más enérgico y
vigoroso. Los gatos muerden, arañan, gruñen y se vuelven irritables; los
humanos gruñen y se muestran irritables y revoltosos (incluso también son
capaces de morder y arañar). Los investigadores suponen que estas
respuestas son el resultado de un estado interno adverso de excitación al que
llaman frustración. Por consiguiente, cuando un comportamiento dirigido a una
meta específica se bloquea, la excitación aumenta y el individuo siente el
impulso de reducir esta última. El comportamiento se energiza y en particular
las respuestas que conducen a una reducción en la excitación se fortalecen o
refuerzan. Esto sugiere que la gente que emplea la violencia para reducir la
frustración —en especial la frustración extrema— se vuelve más vigorosa de lo
habitual, incluso hasta el grado de recurrir al asesinato y a otras acciones
violentas. También sugiere que se reforzará el comportamiento violento dirigido
a reducir la frustración, puesto que reduce la excitación desagradable al alterar
la precipitación de eventos o estímulos.

2.2. DELINCUENTES SOCIALIZADOS Y DELINCUENTES INDIVIDUALES.


Leonard Berkowitz (1962) realizó numerosos estudios que relacionaron la
frustración con la criminalidad. Clasificó las personalidades criminales en dos
grandes categorías: los delincuentes socializados y los delincuentes
individuales. Ya hemos hablado en este capítulo de los delincuentes
socializados, considerándolos como productos del aprendizaje, el
condicionamiento y el modelamiento. Delinquen porque han aprendido a
hacerlo —o porque esperan recompensas a partir de ello—, como resultado
de sus interacciones con el entorno social.

En cambio, los delincuentes individuales son producto de una larga serie de


frustraciones (posiblemente intensas) generadas por necesidades no
satisfechas. De acuerdo con Berkowitz, tanto el modelamiento como la
frustración están implicados en el desarrollo del comportamiento criminal,
pero un conjunto de experiencias de vida favorece un estilo particular de
criminal. “Es probable que la mayoría de quienes infringen la ley hayan estado
expuestos a alguna combinación de frustraciones y modelos antisociales
agresivos; las frustraciones son particularmente importantes en el desarrollo
de delincuentes ‘individuales’, mientras que los modelos antisociales tienen
mayor influencia en la formación de criminales ‘socializados’” (Berkowitz,
1962, p. 303).

Las investigaciones en años recientes se han enfocado sobre todo en los


modelos disponibles en los medios de comunicación, los videojuegos
violentos y los sitios de internet. Hay evidencia creciente de que algunas
personas que recurrentemente observan actos agresivos se vuelven más
violentas y agresivas. Además de los modelos, existen factores situaciones
que contribuyen de manera importante al comportamiento criminal. Para
algunos teóricos, la frustración desempeña un papel relevante en la
criminalidad violenta. Por ejemplo, cuando los niños se sienten frustrados por
no tener sus necesidades satisfechas por parte de sus padres o cuidadores,
esto promueve en ellos la desconfianza hacia otros adultos e impide la
formación de apegos emocionales. De acuerdo con este enfoque, los
individuos que atacan a la sociedad se han encontrado con severas
frustraciones.

También analizamos la influencia de las figuras de autoridad y los factores


ambientales implicados en el proceso de desindividualización. Las personas
en ocasiones se involucran en conductas ilegales o violentas porque así se
les ordena, como demostró el experimento clásico de Milgram. Es interesante
el hecho de que Burger (2009) haya encontrado resultados muy similares a
los de Milgram. Hay muchas anécdotas al respecto en el ejército, las fuerzas
policiales y los centros de negocios. Algunos psicólogos han tratado de
identificar las diferencias individuales que podrían predecir el grado en que
una persona obedecerá o desobedecerá una orden que se percibe como
inmoral o ilegal, como las diferencias en la personalidad o en el desarrollo
moral.

En años recientes, los investigadores se han enfocado en la desvinculación


moral, un proceso por el que las personas son capaces de apartarse de sus
propios códigos normales de conducta para involucrarse en comportamientos
ilegales o moralmente ambivalentes. Por otro lado, algunos investigadores
señalan la poderosa influencia de los roles, como se demostró en el
experimento de Zimbardo en Stanford. Resulta interesante destacar que el
estudio menos conocido de la prisión de la BBC sugiere que los atributos
individuales pueden desafiar intensamente las demandas situacionales.

El fenómeno de la apatía del espectador —o la no intervención del espectador


— sigue siendo un tema de estudio fascinante para los investigadores
contemporáneos. Más de 30 años de investigaciones han documentado que
las suposiciones originales y ampliamente difundidas referentes a la no
intervención en situaciones de crisis estaban injustificadas. La gente acude en
auxilio de otros, pero esto tiene mayores probabilidades de ocurrir en
situaciones graves. Además, el aumento en el tamaño de una multitud de
testigos parece disminuir la probabilidad de que un espectador determinado
intervenga. En años recientes, algunas investigaciones han sugerido que una
persona tiene mayor probabilidad de acudir en rescate de alguien si esto
mejora o mantiene su posición en la comunidad. Sin embargo, la respuesta
del espectador es un asunto complejo y merece estudios adicionales.

3. TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD Y CRIMINALIDAD


La Criminología de la Personalidad estudia los cambios en el comportamiento
de una persona, sus características individuales y la manera de interactuar de
esta con su medio, así como la influencia que ejerce el ambiente sobre los
individuos para la formación de una conducta, comportamiento o personalidad
antisocial, criminal o delincuencial. DiCaprio apunta: “Hemos visto que nuestra
conducta está influida por nuestra herencia, por la constitución de nuestro
cuerpo y por estímulos y situaciones”.
Un acontecimiento dado puede provocar que una persona se perturbe y que
tenga como consecuencia un trastorno o un desorden de la personalidad. Por
lo anterior es de suma importancia atender a la interacción de los factores
endógenos y exógenos. En esta ocasión abordaremos solo algunos trastornos
de la personalidad relacionado con el comportamiento del delincuente, siendo
el más destacable el:

3.1. TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD ANTISOCIAL, conocido como


la sociopatía.
La característica esencial del trastorno de la personalidad antisocial es un
patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás, que
comienza en la infancia o el principio de la adolescencia y continúa en la edad
adulta.

al menos 18 años y tener historia de algunos síntomas de un trastorno disocial


antes de los 15 años (…). Los sujetos con un trastorno antisocial de la
personalidad no logran adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al
comportamiento legal. Pueden perpetrar repetidamente actos que son motivo
de detención (que puede o no producirse) como la destrucción de una
propiedad, hostigar o robar a otros, o dedicarse a actividades ilegales.

Las personas con este trastorno desprecian los deseos, derechos o


sentimientos de los demás. Frecuentemente, engañan y manipulan con tal de
conseguir provecho o placer personales (p. ej., para obtener dinero, sexo o
poder). Pueden mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros o simular
una enfermedad. Se puede poner de manifiesto un patrón de impulsividad
mediante la incapacidad para planificar el futuro. Las decisiones se toman sin
pensar, sin prevenir nada y sin tener en cuenta las consecuencias para uno
mismo o para los demás, lo que puede ocasionar cambios repentinos de
trabajo, de lugar de residencia o de amistades.

Los sujetos con un trastorno antisocial de la personalidad tienden a ser


irritables y agresivos y pueden tener peleas físicas repetidas o cometer actos
de agresión (incluidos los malos tratos al cónyuge o a los niños) (…). Estos
individuos también muestran una despreocupación imprudente por su
seguridad o la de los demás. Esto puede demostrarse en su forma de conducir
(repetidos excesos de velocidad, conducir estando intoxicado, accidentes
múltiples). Pueden involucrarse en comportamientos sexuales o consumo de
sustancias que tengan un alto riesgo de producir consecuencias perjudiciales.
Pueden descuidar o abandonar el cuidado de un niño de forma que puede
poner a ese niño en peligro.

Respecto al comportamiento antisocial en los menores, se agrupa también


dentro de los trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la
conducta en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales,
donde se consideran aquí, tres como los más relacionados al tema: Trastorno
explosivo intermitente; Trastorno negativista desafiante, y Trastorno de la
conducta.

3.2. TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD LÍMITE


Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo; por
ejemplo: Episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad. Ira inapropiada e
intensa o dificultades para controlarla; por ejemplo: Muestras frecuentes de mal
genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes. Sentimientos crónicos de
vacío o inutilidad.

comportamiento de automutilación. Un patrón de relaciones interpersonales


inestables e intensas caracterizado por extremos de idealización y devaluación.
Impulsividad en al menos dos áreas que es potencialmente dañina para sí
mismo; por ejemplo: Gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria,
atracones de comida. Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o
imaginado. Alteración de la identidad: Autoimagen o sentido de sí mismo
acusada y persistentemente inestable. Ideación paranoide transitoria
relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.

3.3. TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD NARCISISTA


Tiene un grandioso sentido de autoimportancia; por ejemplo: Exagera los
logros y capacidades, espera ser reconocido como superior, sin unos logros
proporcionados. Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder,
brillantez, belleza o amor imaginarios. Cree que es especial y único y que sólo
puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse con otras personas (o
instituciones) que son especiales o de alto estatus. Exige una admiración
excesiva. Es muy pretencioso, por ejemplo, expectativas irrazonables de recibir
un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus
expectativas. Es interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de
los demás para alcanzar sus propias metas. Carece de empatía: Es reacio a
reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
Frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.
Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbios.

3.4. TRÍADA OSCURA DE LA PERSONALIDAD


La tríada oscura de la personalidad es un término que se utiliza para describir
tres características negativas que pueden estar presentes en ciertas personas
sin que ello suponga una patología. Estas características son el
maquiavelismo, el narcisismo y la psicopatía.

¿Qué perfil tienen las personas con tríada oscura de la personalidad?


Generalmente, son personas que no dudan en manipular, mentir y saltarse
cualquier principio ético o moral para conseguir cualquier objetivo. Muestran
comportamientos desajustados en el ámbito social, o extremadamente egoístas
que implican sufrimiento de los otros y saltarse las normas sociales, pensando
solo en los propios beneficios por encima de cualquier cosa o persona.

Además, los sujetos psicopáticos tienden con más frecuencia a la infidelidad. Y


no solo eso, en el ámbito laboral, la tríada oscura de personalidad favorece un
comportamiento poco productivo en el trabajo: suelen llegar tarde, practicar el
acoso contra sus compañeros y cometer hurtos.

3- BASE SOCIOLÓGICA DEL COMPORTAMIENTO DEL


DELINCUENTE
El estudio del comportamiento del delincuente desde una perspectiva
sociológica es fundamental para comprender las complejas interacciones entre
individuos, grupos y estructuras sociales que influyen en la aparición y
persistencia de la conducta delictiva. La sociología proporciona un marco
teórico sólido para examinar cómo factores sociales, económicos, culturales e
institucionales contribuyen a la delincuencia, y cómo las respuestas de la
sociedad a la delincuencia pueden moldear aún más el comportamiento de los
individuos.

A través de diferentes teorías sociológicas, como la teoría del conflicto social, la


teoría de la anomia, la teoría del etiquetamiento y la teoría de la subcultura
delictiva, los sociólogos han explorado diversas dimensiones de la conducta
delictiva y han proporcionado perspectivas únicas sobre sus causas y
consecuencias. Estas teorías ofrecen un enfoque integral que va más allá de
las explicaciones puramente individuales o psicológicas, al considerar el papel
crucial que desempeñan las estructuras sociales y las relaciones de poder en la
configuración de la delincuencia.

En esta exploración sociológica del comportamiento del delincuente, es crucial


examinar cómo las desigualdades sociales, la falta de oportunidades, la
estigmatización y la conformidad a normas y valores subculturales pueden
influir en la participación en actividades delictivas. Además, es importante
analizar cómo las respuestas de la sociedad, incluidas las políticas de justicia
penal y las intervenciones comunitarias, pueden afectar la reincidencia y la
rehabilitación de los delincuentes.

3.1. TEORÍAS SOCIOLÓGICAS

TEORÍA DEL CONFLICTO SOCIAL


Una de las teorías más influyentes, sería La teoría del conflicto social, el cual
es una perspectiva sociológica que se centra en el análisis de las
desigualdades de poder, recursos y oportunidades en la sociedad. Esta teoría
sostiene que las tensiones y los conflictos entre grupos sociales son una
característica central de la vida social y que estas desigualdades subyacentes
son la causa fundamental de la mayoría de los problemas sociales, incluida la
delincuencia.

En el corazón de la teoría del conflicto social está la idea de que la sociedad


está compuesta por diferentes grupos con intereses y recursos divergentes.
Estos grupos compiten por el acceso y el control de recursos escasos, como el
dinero, el poder, la educación y el empleo. Como resultado de estas
desigualdades estructurales, se generan conflictos entre los grupos dominantes
y los grupos subordinados.

En el contexto de la delincuencia, la teoría del conflicto social sugiere que el


comportamiento delictivo puede ser una forma de respuesta a estas
desigualdades. Los individuos y grupos que se encuentran en posiciones
desfavorecidas dentro de la estructura social pueden recurrir al delito como un
medio para resistir la opresión percibida, para lograr ciertos objetivos que de
otro modo serían inaccesibles o para simplemente sobrevivir en condiciones
difíciles.

Por ejemplo, en muchas sociedades, las oportunidades económicas y


educativas no están distribuidas de manera equitativa. Las personas que
pertenecen a grupos marginados o desfavorecidos, como los pobres, los
racialmente o étnicamente discriminados, o los que provienen de entornos
urbanos empobrecidos, pueden enfrentar barreras significativas para el éxito
económico y social. Esto puede llevar a sentimientos de alienación y
frustración, que a su vez pueden manifestarse en comportamientos delictivos
como una forma de protesta o búsqueda de recursos.

Destaca la importancia de las instituciones sociales en la perpetuación de las


desigualdades y los conflictos. Las instituciones como el sistema legal, el
sistema educativo y el sistema económico pueden reflejar y reforzar las
relaciones de poder existentes en la sociedad, lo que a su vez puede influir en
quiénes son etiquetados como delincuentes y cómo son tratados por el sistema
de justicia penal.

Esta también proporciona una lente a través de la cual podemos entender


cómo las desigualdades estructurales y los conflictos entre grupos sociales
contribuyen a la delincuencia. Al centrarse en las tensiones subyacentes en la
sociedad y en las formas en que se manifiestan en el comportamiento humano,
esta perspectiva sociológica nos ayuda a comprender mejor los factores
sociales y sistémicos que influyen en la conducta delictiva.
TEORÍA DE LA ANOMIA
Desarrollada por Émile Durkheim y posteriormente ampliada por Robert
Merton, ofrece una perspectiva sociológica para comprender la conducta
delictiva. La idea central de esta teoría es que el delito surge cuando hay una
desconexión entre los objetivos culturalmente aceptados de éxito y los medios
legítimos disponibles para alcanzar esos objetivos.

Para entender mejor esta teoría, podemos imaginar una sociedad donde el
éxito está fuertemente asociado con la riqueza material y el estatus económico.
En este contexto, los individuos tienen como objetivo alcanzar altos niveles de
riqueza y estatus como medida de éxito y respeto social. Sin embargo, no
todos tienen acceso a los medios legítimos para lograr estos objetivos, como
una educación de calidad, oportunidades de empleo bien remuneradas, redes
sociales influyentes, etc.

Entonces, aquí es donde surge la anomía. La anomía se refiere a un estado de


desorientación y falta de normas claras que guíen el comportamiento de las
personas en la sociedad. Cuando las personas se enfrentan a la imposibilidad
de alcanzar los objetivos culturalmente valorados utilizando los medios
legítimos, pueden experimentar un sentido de alienación y desesperanza. Esta
desconexión entre los objetivos y los medios puede generar un sentimiento de
frustración y confusión en los individuos.

Como resultado, algunas personas pueden recurrir al delito como un medio


alternativo para alcanzar esos objetivos culturalmente valorados. Por ejemplo,
un joven de un barrio empobrecido puede ver a personas en su comunidad que
han obtenido riqueza y estatus a través de actividades ilegales, como el tráfico
de drogas. Al no tener acceso a oportunidades legítimas para alcanzar el éxito
económico, este joven puede verse tentado a involucrarse en actividades
delictivas como una forma de lograr esos mismos objetivos.

La teoría de la anomía nos ayuda a entender cómo la falta de alineación entre


los objetivos culturales y los medios legítimos disponibles puede conducir al
comportamiento delictivo. Cuando las normas y las oportunidades sociales
están desequilibradas, se crea un estado de anomia que puede empujar a
algunos individuos hacia la delincuencia como una forma de adaptación a su
entorno social.

TEORÍA DEL ETIQUETAMIENTO


También conocida como teoría de la reacción social, se centra en el papel de
las etiquetas sociales en la formación de la identidad y el comportamiento de
los individuos. Esta teoría sostiene que el comportamiento delictivo no es
simplemente el resultado de características individuales o de circunstancias
externas, sino que también está influenciado por la manera en que la sociedad
etiqueta a ciertos individuos como "delincuentes" o "desviados".

En lugar de ver el comportamiento delictivo como una característica intrínseca


de ciertos individuos, la teoría del etiquetamiento sugiere que el acto de
etiquetar a alguien como delincuente puede influir en su percepción de sí
mismo y en su comportamiento futuro. Esta etiqueta puede llevar a la
internalización de una identidad delictiva y al aumento de la participación en
comportamientos delictivos.

Un ejemplo claro de la teoría del etiquetamiento se puede observar en el


sistema de justicia penal. Cuando un individuo es arrestado y etiquetado como
delincuente, este estigma puede tener consecuencias significativas en su vida.
Por ejemplo, puede experimentar dificultades para encontrar empleo, vivienda
o ser estigmatizado por su comunidad. Esta etiqueta social puede llevar al
individuo a identificarse cada vez más con el papel de delincuente y a
comportarse de acuerdo con las expectativas asociadas a esta etiqueta.

Un estudio clásico que ilustra la teoría del etiquetamiento es el experimento de


la escuela de Hirschi sobre el control social. En este estudio, se encontró que
los adolescentes que habían sido etiquetados como delincuentes por las
autoridades escolares eran más propensos a involucrarse en actividades
delictivas en comparación con sus compañeros que no habían sido
etiquetados. Esta investigación sugiere que la aplicación de etiquetas sociales
puede tener un impacto significativo en el comportamiento de los individuos y
puede contribuir a la persistencia de la delincuencia.
Otro ejemplo se puede observar en el contexto de las pandillas juveniles.
Cuando los jóvenes son etiquetados como miembros de pandillas, pueden
internalizar esta identidad y adoptar comportamientos cada vez más delictivos
para cumplir con las expectativas de sus compañeros y líderes de pandillas.
Esta identidad delictiva puede ser difícil de superar, incluso cuando los
individuos desean alejarse de la vida de la pandilla.

La teoría del etiquetamiento destaca la importancia de las etiquetas sociales en


la formación de la identidad y el comportamiento de los individuos. Al etiquetar
a alguien como delincuente, la sociedad puede influir en su percepción de sí
mismo y en su comportamiento futuro, lo que puede contribuir a la persistencia
de la delincuencia.

TEORÍA DE LA SUBCULTURA
La teoría de la subcultura delictiva sugiere que, en ciertos grupos sociales,
especialmente aquellos que enfrentan desventajas económicas y sociales, se
desarrollan normas y valores distintivos que justifican o incluso celebran la
actividad delictiva. Esta perspectiva sociológica sostiene que la delincuencia
puede ser vista como una respuesta racional a las condiciones sociales y
económicas en las que viven estos grupos.

Para entender mejor esta teoría, podemos considerar un ejemplo de un barrio


urbano empobrecido. En este contexto, los jóvenes pueden enfrentarse a la
falta de oportunidades económicas y educativas, así como a la presencia de
violencia y drogas en su entorno. En respuesta a estas condiciones, algunos
jóvenes pueden formar subculturas que valoran la resistencia contra la
autoridad, el poder basado en la fuerza física y la obtención de riqueza y
estatus a través de medios ilegales.

Un ejemplo clásico de una subcultura delictiva es el caso de las pandillas


callejeras. En muchos barrios urbanos desfavorecidos, las pandillas ofrecen un
sentido de pertenencia y protección a los jóvenes que de otro modo podrían
sentirse excluidos o desatendidos por la sociedad. Dentro de estas pandillas,
se pueden desarrollar normas y valores que justifican el uso de la violencia
como una forma de proteger el territorio de la pandilla, obtener respeto de los
pares y defenderse de amenazas percibidas.

Otro ejemplo se puede observar en ciertas comunidades rurales donde el robo


de ganado o la caza furtiva son prácticas comunes. En estos contextos, los
individuos pueden ver la actividad delictiva como una forma de sobrevivir
económicamente en un entorno donde las oportunidades legítimas son
limitadas. Las normas y valores dentro de estas comunidades pueden justificar
tales actividades como una forma de resistencia contra las autoridades que
controlan los recursos naturales.

Esta nos ayuda a comprender cómo ciertos grupos sociales pueden desarrollar
normas y valores que fomentan la actividad delictiva como una forma de
adaptación a su entorno social y económico. Al examinar las subculturas dentro
de estas comunidades, podemos entender mejor por qué algunas personas
pueden participar en actividades delictivas y cómo estas prácticas son vistas y
justificadas dentro de su grupo social.

Habiendo leído lo anterior, podemos saber que el comportamiento del


delincuente es el resultado de una interacción compleja entre factores sociales,
económicos, culturales y psicológicos. Las teorías sociológicas ofrecen una
variedad de lentes a través de las cuales podemos entender este fenómeno,
destacando la importancia de considerar el contexto social y las estructuras de
poder en la comprensión de por qué algunas personas recurren al delito. Sin
embargo, es importante tener en cuenta que cada individuo es único y que
múltiples factores pueden influir en su comportamiento, lo que subraya la
necesidad de un enfoque multidisciplinario y holístico para abordar el problema
de la delincuencia en la sociedad.

4. BASE JURÍDICA DEL COMPORTAMIENTO DEL


DELINCUENTE
Para tener un panorama más claro sobre Perspectivas jurídicas del
comportamiento delincuencial, pasaremos a desarrollar un conjunto de teorías
jurídicas penales de la acción, que en algunos casos conllevan a errores
jurídicos. Entre algunas de las teorías jurídicas penales de la acción se
encuentran las siguientes: la teoría causalista, la teoría finalista, las teorías
sociales.

TEORÍA CAUSALISTA
Esta teoría surge a partir de finales del siglo XIX teniendo como representantes
a Von Liszt, Beling y Radbruch. Para Franz Von Liszt la acción es una pieza
fundamental para la configuración del delito que a su vez tendrá como
características la antijuridicidad y la culpabilidad.

En la teoría causalista se pretende determinar que la acción es la conducta o


comportamiento que puede realizar el ser humano como respuesta a estímulos
que existen en el mundo exterior, lo que por ende trae como resultado algún
cambio o transformación en él, que puede o no tener consecuencia jurídica.
Esta conducta puede conllevar a la realización tanto de acciones de comisión
(hacer) o de omisión (no hacer) todo dependerá ante qué situaciones se esté
respondiendo. Entendemos entonces que esta teoría contempla los siguientes
elementos: la conducta, el aspecto psicológico, inexistencia del nexo de
causalidad y el resultado.

a. La conducta: compuesta por un conjunto de acciones cuya forma estará


determinada por los estímulos que esa conducta reciba del mundo circundante.

b. El psicológico: este aspecto subjetivo implica que el individuo tiene la


voluntad de llevar a cabo la acción. Es decir, su cuerpo está reaccionando al
mensaje que le está enviando el cerebro. Sin embargo, este no es el momento
para calificar la intención de la voluntad con que se realizó la acción, ya que
esto corresponde exclusivamente a la culpabilidad.

c. La inexistencia del nexo causal: es decir, no existe la causalidad. La


acción que conlleva a un resultado ha sido motivada por la voluntad o por algún
fenómeno de la naturaleza solamente.

d. El resultado: es la modificación del mundo exterior que siempre se


obtendrá, independientemente que estemos ante una acción de comisión o de
omisión. El ejemplo expuesto frecuentemente por Von Liszt es que si un
individuo quiere injuriar a otro las acciones que realizaría serían los
movimientos de la garganta en conjunto con las cuerdas vocales que a su vez
emitirían un sonido que luego se convertirían en palabras.

Consideramos que la falla de la teoría causalista es principalmente conceptual,


ya que han limitado el concepto causa, que comprende todo aquello que puede
originar algo, a simplemente la voluntad humana lo que trae como
consecuencia que el nexo causal sea endeble e incompleto o inexistente.
Además, el término acción equivale a la conducta o al comportamiento del ser
humano que va a consistir en acciones que los demás esperan de ese sujeto
ante diferentes situaciones, por lo que esas acciones pueden consistir en hacer
cosas o no hacer cosas. Pero lo más delicado aún, es señalar que solamente
se debe tomar en cuenta el aspecto externo o mecánico de la voluntad (el de
simplemente efectuar una acción) y dejar el aspecto interno de la voluntad, es
decir, la intención exclusivamente para la culpabilidad, puesto que es la forma
en que se llevan a cabo los actos que conforman esa acción o conducta lo que
determina en un inicio la intencionalidad de los mismos que luego determinaran
el grado de culpabilidad del sujeto.

TEORÍA FINALISTA
Considerada por algunos como el antecedente de la imputación objetiva, su
principal proponente es Hans Welzel, para quien igual que el filósofo griego
Aristóteles, el ser humano actúa bajo un fin determinado. Es decir, cuando un
individuo lleva a cabo una acción lo hace con intención de perseguir un
propósito, lograr un objetivo. Por lo tanto, el hombre y la mujer en su carácter
de entes que piensan, analizan y manejan algún tipo de conocimiento, llámese
empírico o académico, pueden imaginar todo lo que sucedería a través de sus
acciones. Es decir, toda acción del ser humano ha sido planificada para
alcanzar una finalidad.

La teoría finalista de Welzel es una especie de modificación de la teoría del


delito tradicional, ya que se pretende desarticular a la culpabilidad en la medida
en que se indica que el dolo debe formar parte del injusto típico (tipicidad, tipo),
dándole con todo esto más importancia a la relación jurídica que a la relación
de causalidad. En otras palabras, el enfoque Welzelniano nos indica que en
tipo se debe albergar todo lo referente a la acción y, por consiguiente, si el tipo
penal no indica que la conducta se puede realizar con culpa, entonces la figura
delictiva solamente se podrá realizar con intención y de la misma manera
ocurrirá con la figura del dolo. Por ejemplo, el art. 280 del código penal
panameño establece lo siguiente: “Quien cause dolosa o fraudulentamente la
quiebra, según el código de comercio, será sancionado…”. Entiendo según el
tipo penal de este delito, que siempre será en modalidad dolos. En el mismo
orden de idea, el art. 285 de la misma ley plantea que “Quien culposamente
gire un cheque sin tener en poder del girado fondos suficientes para cubrirlo
será sancionado…”. Aquí nos damos cuenta una vez, que el tipo penal en
marca la figura delictiva exclusivamente en la culpa.

TEORÍA SOCIAL
Han existido varios seguidores de esta teoría entre los cuales se encuentran
Eberhard Schmidt, Engisch, Maihofer y Hans Jescheck, entre otros, todos
simpatizantes de la Escuela Suroccidental Alemana o mejor conocida como la
Escuela de Baden, que en términos generales consideran a la acción como un
comportamiento que hace ver al sujeto como una persona social y, además esa
conducta que realiza es voluntaria y es la respuesta del ser humano a
situaciones específicas del mundo que lo rodea y, por consiguiente ocasionan
perjuicios a los bienes sociales.

Siguiendo con el desarrollo de la acción, debemos mencionar que esta plantea


la presencia de los siguientes elementos: nexo causal, resultado, acto de
voluntad corporal o abstención (no realización de un acto).

Empezaremos comentando que el nexo causal equivale a determinar cuál fue


la causa que originó el resultado antijurídico de la conducta o acción. Para tales
efectos, la doctrina ha determinado que una acción puede ser ocasionada por
causas naturales, no naturales, voluntarias o no voluntarias. De tal forma, que
para dar una mejor explicación al respecto se han diseñado innumerable
cantidad de teorías que buscan explicar la relación de causalidad entre la
acción y el resultado. Estas teorías se han dividido en dos grandes grupos: las
generalizadoras y las individualizadora.

Las causas generalizadoras son aquellas que consideran que hay que tomar
en cuenta todas las condiciones que en un momento dado pudieron originar
que se produjera un resultado; sin embargo, las individualizadoras indican que
de todas las posibles causas que hayan podido traer como consecuencia un
resultado, sólo se debe tomar en cuenta la más acertada en cuanto a tiempo,
calidad o cantidad. Esta última corriente, se encuentra consagrada en el
artículo 79 del código penal panameño, al señalar lo siguiente: “El juez
dosificará la pena tomando como fundamento los siguientes aspectos objetivos
y subjetivos: …… 2. Las circunstancias de modo, tiempo y lugar. 3. La calidad
de los motivos determinantes. …”.

TEORÍA NEGATIVA DE LA ACCIÓN


Esta teoría, propuesta por los juristas Günther Jakobs y Kahrs, considera que
el aspecto más importante para conceptualizar el término acción es identificar
en qué medida el o los autores pudieron evitar un resultado y no lo hicieron,
aun teniendo la obligación de hacerlo, puesto que así se lo demandaba el
ordenamiento jurídico. Esto se le conoce como el principio de evitabilidad.

Teorías Personales:

teoría propuesta por Claus Roxin, que se aboca a entender la acción como una
determinación del sujeto en decidir realizar un comportamiento que tendrá
connotaciones jurídicas y, que, a su vez, refleja su personalidad.

Base jurídica - Artículos del Código Penal Panameño relacionado con la


Conducta

Artículo 2. En este Código solo se tipifican aquellas conductas y


comportamientos cuya incriminación resulten indispensables para la protección
de los bienes jurídicos tutelados y los valores significativos de la sociedad, y de
acuerdo con la política criminal del Estado.

Artículo 4. Solo se puede castigar a la persona por la comisión del hecho ilícito,
siempre que la conducta esté previamente descrita por la ley penal.

Artículo 13. Para que una conducta sea considerada delito debe ser típica,
antijurídica y culpable.

Artículo 24 Son delitos las conductas tipificadas como tales en este Código o
en otras leyes que establecen tipos penales.
Artículo 25. Los delitos pueden cometerse por comisión u omisión. Hay delito
por comisión cuando el agente, personalmente o usando otra persona, realiza
la conducta descrita en la norma penal, y hay delito por omisión cuando el
sujeto incumple el mandato previsto en la norma. Cuando este Código
incrimine un hecho debido a un resultado prohibido, también lo realiza quien
tiene el deber jurídico de evitarlo y no lo evitó pudiendo hacerlo. Artículo 26.
Para que una conducta sea considerada delito debe ser realizada con dolo,
salvo los casos de culpa previstos por este Código.

5. PERFILES CRIMINOLÓGICOS
Con los conocimientos que proporciona las bases del comportamiento criminal,
le permitirá al criminólogo(a), en trazar perfiles criminológicos, ya sea, para el
ámbito de la investigación criminal, en los centros penitenciarios para conocer a
profundidad y establecer nuevos programas de rehabilitación, en conocer a los
infractores a través de las estadísticas y proporcionar estos datos a la política
criminológica, considerando al ser humano como un ser biopsicosocial,
construyen una personalidad y que se vera reflejado en la comisión de los
delitos, a continuación presentaremos algunos perfiles criminológicos como un
producto de todos aquellos factores y causas que dieron como resultado a una
conducta criminal:

PERFIL CRIMINOLÓGICO DE LOS LIDERES DE LAS SECTAS O CULTOS


Se trata de personas con grandes capacidades para seducir y enredar a los
participantes del grupo, por lo que entre sus características personales se
encuentra la locuacidad, la labia y un alto grado de habilidades sociales. Los
líderes de secta son caprichosos, tiránicos e incluso despóticos, y acaban
abusando verbal, física o sexualmente de sus miembros.

No soportan que se cuestione su autoridad y buscan parasitar a sus miembros


para extraerles todos sus recursos. Se mueven por el narcisismo y la
necesidad de controlar a los demás para conseguir sus propios fines.

Están alimentados por egos excesivos y moldean el mundo según su propia


visión, manipulando a los individuos. Son especialistas en captar las
debilidades de la gente para proporcionarles lo que necesitan y así atraerlos
aún más hacia ellos.

PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL ABUSADOR O ABUSADORA DOMÉSTICO


(VIOLENCIA DOMÉSTICA).
Son personas que en la mayoría de casos proceden de familias donde ha
habido maltratos, habiendo sido víctimas o testigos de esa violencia. Suelen
tener una conducta violenta, impulsiva, inmadura y con tendencias depresivas.
Presenta altos niveles de estrés cotidiano.

Interactúa con la víctima humillándola, coaccionándola, denigrándola con


intimidaciones constantes. Es alguien con baja autoestima y suele manifestarla
con actitudes amenazantes y omnipotentes. Es manipulador y nunca reconoce
sus errores. Utiliza la agresividad para conseguir sus objetivos.

Una persona agresiva es alguien que aprendió en su familia a ser violento,


adoptando la violencia como una forma típica de relacionarse y de conseguir
aquello que desea. Es celoso hasta extremos patológicos, la mayoría de sus
actos violentos se inician ante el miedo de que su víctima lo abandone. Genera
en su víctima miedo (con amenazas) y dependencia económica, creyendo que
así no lo abandonará. Además, considera a su víctima como alguien de su
propiedad y no como una persona con vida propia. Aspira por medio de la
violencia a ejercer poder y control absoluto sobre ella. Se considera con
derecho a saber todo sobre lo que le acontece y por eso la vigila
obsesivamente, la acosa telefónicamente, la espía constantemente.

PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE DE CUELLO BLANCO


El delincuente de cuello blanco usualmente es alguien que tiene una formación,
o al menos conocimientos. Goza de buena reputación, éxito, refinamiento e
incluso una personalidad carismática y encantadora. Sin embargo, todo es una
fachada que sigue un plan premeditado y calculado para alcanzar sus
propósitos.

Se trata de psicópatas que ven a las personas como piezas de ajedrez, simples
objetos que movilizan a su antojo para conseguir sus objetivos. Los psicópatas
no responden ante las situaciones de la forma en que lo harían la mayor parte
de las personas. Tienen imposibilidad para diferenciar lo que está bien de lo
que está mal, es decir, no entienden por qué engañar o mentir es algo
reprochable. Igualmente, simulan vidas normales y son muy cuidadosos y
estratégicos al momento de evaluar los riesgos en sus actividades criminales.
Por eso, resulta bastante difícil desenmascararlos, excepto cuando cometen un
error notable o un crimen violento.

PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE SEXUAL


Los hombres que agreden sexualmente no son diferentes en la mayoría de sus
características y rasgos al resto de los hombres. Pueden provenir de todas las
esferas profesionales y estratos sociales, y sus características demográficas
son reflejo de la población general. De hecho, ningún grupo de hombres parece
estar exento del riesgo de cometer agresiones sexuales (sordos,
discapacitados físicos, minorías). Los agresores sexuales adoptan muchas
tácticas para ocultar sus tendencias delictivas, incluyendo el presentarse ante
los demás como personas socialmente adaptadas.

Quizás lo más complicado a la hora de intentar comprender a estos


delincuentes, sea saber qué dificultades funcionales llevan a un hombre a
convertirse en un agresor sexual. Algunas de las experiencias de los agresores
sexuales que contribuyen al desarrollo de su comportamiento desviado son las
mismas que están presentes en la etiología de otros trastornos como las
conductas antisociales o la depresión. Un posicionamiento teórico sobre la
etiología de la delincuencia sexual refiere como fundamento básico el
desarrollo de una vulnerabilidad por la ruptura de los lazos entre padres e hijos.
Dicha vulnerabilidad determinará la respuesta de la persona a sus posteriores
experiencias y se expresará en patrones concretos de comportamiento.

PERFIL CRIMINOLÓGICO DE LA MUJER DELINCUENTE


Son diversos los factores que pueden hacer que incremente la criminalidad en
un territorio; de igual manera, la criminalidad como objeto de estudio, entendida
como fenómeno que sacude nuestra sociedad contemporánea e incide directa
y negativamente sobre la seguridad ciudadana. Vista con enfoque de género,
nos lleva a reflexionar sobre el papel que juegan las mujeres en las actuales
organizaciones delictivas y sus implicaciones, las que conllevan un alto costo
social.

En Panamá, con respecto al tema de la seguridad y criminalidad, se observa


con marcada incidencia, la participación de las mujeres en actividades
delictivas, en los últimos dos años. Según la directora del Sistema Integrado de
Estadísticas Criminales (SIEC), no existe un perfil de la mujer que está
cometiendo delitos, son utilizadas para diversas actividades como homicidios,
trasiego, custodia y venta de drogas.

CONCLUSIÓN

El comportamiento del delincuente busca proporcionar una visión general de


los factores que influyen en la conducta delictiva. El comportamiento del
delincuente es el resultado de una combinación de factores individuales,
sociales y ambientales. En primer lugar, los factores individuales se refieren a
las características personales del delincuente, como su personalidad,
habilidades sociales y nivel de autocontrol. Estos factores pueden influir en la
predisposición de una persona a cometer delitos y en la forma en que elige sus
objetivos y elabora sus estrategias delictivas. Por otro lado, los factores
sociales tienen que ver con el entorno en el que se desenvuelve el delincuente.
El contexto familiar, las amistades y la influencia de los grupos sociales son
factores determinantes en la adopción de comportamientos delictivos.
Asimismo, las condiciones socioeconómicas, la falta de oportunidades y la
exposición a la violencia también pueden contribuir al comportamiento delictivo.
En cuanto a los factores ambientales, se refieren al entorno físico en el que se
lleva a cabo la actividad delictiva. Las características del vecindario, la
disponibilidad de armas y la falta de vigilancia pueden facilitar o dificultar la
comisión de delitos. Además, las políticas y leyes penales existentes también
pueden influir en el comportamiento del delincuente, ya sea como un factor
disuasorio o como un incentivo para cometer delitos. En resumen, la
introducción al comportamiento del delincuente nos proporciona una visión
general de los factores que influyen en la conducta delictiva. Comprender estos
factores es fundamental para poder prevenir y abordar eficazmente la
criminalidad. Los factores individuales, sociales y ambientales juegan un papel
importante en la predisposición de una persona a cometer delitos y en la forma
en que elige sus objetivos y elabora sus estrategias delictivas. Además, el
entorno familiar, las amistades, las condiciones socioeconómicas y las políticas
penales también desempeñan un papel significativo en el comportamiento del
delincuente.

RECOMENDACIONES

Incluir en las investigaciones judiciales el rol del Criminólogo(a) para el análisis


de la conducta criminal, de los presuntos autores de la comisión de delitos.
Pues se ha demostrado que los perfiles criminológicos no solamente se utilizan
en crímenes seriales, pues en nuestro país se ha evidenciado la evolución y
profesionalismo de los delincuentes, incrementando mucho más su violencia y
confianza.

Establecer unidades de investigación criminológica en cada distrito del país,


para recopilar datos del comportamiento delictivo de cada provincia, su umbral,
dinámica y modalidades. Permitiendo expandir los conocimientos en el análisis
general de la criminalidad, y proporcionarlos en la política criminológica.
Considerando que en cada provincia se manifieste una criminalidad distinta o
con patrones en comunes.

Los conocimientos de las bases de la conducta criminal le proporcionarán al


profesional de criminología a actualizar y renovar los programas de
rehabilitación. Para mejorar los programas de rehabilitación en los
delincuentes, es fundamental considerar la individualidad de cada individuo y
adaptar los tratamientos a sus necesidades específicas. Esto implica realizar
evaluaciones exhaustivas para identificar las causas subyacentes de su
comportamiento delictivo y diseñar intervenciones personalizadas que aborden
esos factores. Asimismo, es crucial garantizar la continuidad de la atención
después de que los delincuentes sean liberados, brindándoles apoyo continuo
y acceso a recursos que les ayuden a mantener un estilo de vida libre de
delitos.

BIBLIOGRAFÍA

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