San Agustin
San Agustin
San Agustin
Línea temporal
Moisés ben Maimón, más conocido como Maimónides (Córdoba, al-Ándalus, Imperio
almorávide, 30 de marzo de 1138 - El Cairo, Egipto ayubí, 12 de diciembre de 1204), fue
un judío sefardí considerado uno de los mayores estudiosos de la Torá en época
medieval.
Guerra Justa:
For St. Augustine, a war needed to comply with three things in
order to be considered just: First, it had to have a just cause;
second, it had to be declared just by a recognized, official
authority; and third, it could only be waged with the rightful
intention, to ultimately preserve civil order and lasting peace.
San Agustin es el primer autor que trata de manera mas o menos
general el
tema de la sociedad civil a la luz de la nueva situacion creada por el
surgimiento
de una religion revelada y su encuentro con la filosofia en el mundo
grecorromano. Como romano, heredo y replanteo para su propia
epoca la
filosofia politica inaugurada por Platon y adaptada al mundo latino
por Ciceron,
y como cristiano modifico tal filosofia para que satisficiera las
exigencias
de la fe. De este modo aparece, si no como el originador, al menos
como el exponente mas destacado en tiempos antiguos de una
nueva tradicion
de pensamiento politico caracterizada por su intento de fundir o de
reconciliar
elementos derivados de dos fuentes originalmente independientes
y hasta entonces no relacionadas: la Biblia y la filosofia clasica. San
Agustin
escribe en primer lugar y ante todo como teologo y no como filosofo.
173
Las Sagradas Escrituras nos ensenan que esta armonia fue rota por
el pecado.
Por la lujuria del hombre y por su abrumador deseo de afirmar su
dominio
sobre sus semejantes, los hombres se han desenfrenado. La
economia
actual esta marcada por la anarquia de los apetitos mas bajos del
hombre y
por una tendencia invencible a colocar el interes egoista por encima
del bien
comun de la sociedad. Es un estado de rebelion permanente que
tiene su
fuente en la rebelion inicial del hombre contra Dios. El prototipo de
esta
rebelion es el pecado original, el pecado cometido por Adan y
transmitido
de manera misteriosa a todos sus descendientes. Como resultado,
la libertad
que el hombre disfruto una vez en busca del bien ha cedido ante la
opresion y la coaccion. La coaccion es evidente en las instituciones
mas tipicas
de la sociedad civil, como la propiedad privada, la esclavitud y el
gobierno
mismo, todo lo cual es impuesto y explicado por la actual
incapacidad
del hombre para vivir de acuerdo con los dictados de la razon.17 La
mera
existencia de estas instituciones es consecuencia y continuo
recordatorio de
la condicion caida del hombre. Nada de ello fue parte del plan
original de la
creacion y todo ello es deseable solo como medio de contener la
inclinacion
del hombre al mal. 179
Hasta la sociedad
civil como la conocemos nosotros es un castigo por el pecado. Si se
le puede
llamar natural, solo es como referencia a la naturaleza caida del
hombre.
Como la propiedad privada, tambien ha sido deseada por Dios
como nuevo
medio de contener su insaciable apetito de dominio. Toda regla es
inseparable
de la coaccion y en ese mismo grado es despotica. Toda la
sociedad politica
se vuelve por naturaleza y proposito punitiva y correctiva. Su papel
es
esencialmente negativo: el de castigar a los malhechores y de
contener el
mal entre los hombres mediante el uso de la fuerza. 180
La salvacion del hombre, incluyendo su salvacion
politica, no le llegara de la filosofia, como lo habia sugerido Platon,
sino de
Dios. La gracia divina y no la justicia humana es el nexo de la
sociedad y la
autentica fuente de la bienaventuranza.18 Pero por definicion esta
gracia se
nos da gratuitamente; puede ser recibida por el hombre pero no es
merecida
por el, pues los propios meritos del hombre son el efecto y no el
principio de
la gracia conferida. En el actual estado de la humanidad, la tarea de
conseguir
la vida buena recae de manera especifica en la Iglesia como el
instrumento
divinamente instituido y visible de la gracia de Dios. El ambito de la
sociedad civil es limitado en forma drastica en comparacion con el
que le
asignaba la filosofia clasica. Cuando mucho, la sociedad civil puede,
mediante
su accion represiva, mantener una paz relativa entre los hombres y
de este modo asegurar las condiciones minimas en que la Iglesia
puede ejercer
su ensenanza y su ministerio salvador. Por si misma, es incapaz de
conducir
a la virtud. 180
San Agustin empieza
distinguiendo claramente entre la ley eterna, que es la norma
suprema
de justicia, y la ley temporal o humana que adapta los principios
comunes
de la ley eterna a las necesidades cambiantes de sociedades
particulares.
La ley eterna es definida de manera muy general como la ley "en
virtud de
la cual es justo que todas las cosas esten perfectamente
ordenadas", y es
identificada con la voluntad o sabiduria de Dios que dirige todas las
cosas
hacia su propio fin.19 Constituye la fuente universal de justicia y
equidad, y
de ella fluye todo lo que es justo o bueno en otras leyes. Dios
mismo ha
impreso esta ley en el espiritu humano. Todos son capaces de
conocerla y le
deben obediencia en todo momento. Tambien por virtud de la ley
eterna,
los buenos son recompensados, y castigados los malos. Por ultimo,
la ley
eterna es siempre y por doquier la misma y no tolera excepciones.
180, 181
Si la ley temporal es una ley justa, tambien es en muchos aspectos
una ley
imperfecta. Existe no basicamente para los virtuosos que, por si
mismos, se
esfuerzan en buscar objetivos eternos y solo estan sometidos a la
ley eterna,
sino para los imperfectos que codician bienes temporales y solo
actuan con
justicia cuando se ven obligados a hacerlo por una ley humana.24
En la medida
en que tome en cuenta, como debe ser, las necesidades y las
reclamaciones
de hombres moralmente inferiores, representa un ajuste entre lo
que
es mas deseable en si mismo y lo que es posible en un momento
dado, permitiendo
males menores con el unico fin de evitar males mayores y mas
flagrantes.
Su eficacia se debe directamente al apego del hombre a los bienes
terrenales, y solo porque los hombres son esclavos de estos bienes
terrenales
la ley tiene algun poder sobre ellos. 181
Dios conoce todas las cosas porque conoce sus causas; y conoce
sus causas porque
su voluntad se extiende a todas ellas, confiriendo a cada una el
poder
no solo de actuar, sino de actuar de conformidad con su propio
modo. Las
causas naturales ejercen una causalidad necesaria y las causas
voluntarias
una libre. Asi como no hay en las causas naturales un poder que no
estuviese
ya contenido en Dios, autor de la naturaleza, y que no sea otorgado
por El, asi no hay nada en la voluntad del hombre que no se
encuentre ya en
Dios, creador de tal voluntad, y que no pueda ser conocido de El.
De otro
modo, tendriamos que postular la existencia en las criaturas de
ciertas perfecciones
que estuviesen ausentes en Dios, fuente universal de toda
perfeccion.
Lo que puede decirse de todas las causas naturales y voluntarias
tambien
puede decirse de las causas fortuitas o azar. El azar no solo es un
nombre para la ausencia de causa. Lo que los hombres llaman azar
es en
realidad, segun San Agustin, una causa latente atribuible a Dios o a
las sustancias
separadas. Aun podria plantearse otro problema relacionado con el
mal, que no puede remontarse a Dios como su causa. Pero el
hecho de que
Dios no cause pecado no afecta su perfeccion, ya que un acto
pecaminoso,
como pecaminoso, es una imperfeccion, solo explicable por una
causalidad
deficiente 33 Tampoco presupone que Dios debe permanecer
ignorante de
los pecados que los hombres cometen. Si Dios sabe lo que los
hombres pueden
hacer y haran, tambien sabe lo que deben hacer y no haran. Desde
luego,
es cierto que los hechos de los hombres se realizan en el tiempo y
por tanto
pertenecen al pasado, al presente o al futuro. Pero tampoco esto
impide que
Dios los conozca inmutablemente. Como esta por encima del
tiempo y fuera
de el, Dios lo sabe todo desde toda la eternidad por medio de un
conocimiento
que no se mide por las cosas sino que es, en si mismo, la medida
de
todas las cosas y de su perfeccion. 184, 185
En lugar de fundar una ciudad perfecta en el discurso, como lo
habia hecho Platon, Ciceron trato de despertar el interes en la vida
politica
volviendose al ejemplo de la antigua republica romana. De acuerdo
con este
enfoque mas tradicional y mas practico, fue obligado a cantar las
pasadas
glorias de sus conciudadanos. San Agustin, en cambio, se propone
desenmascarar
sus vicios. Y estos vicios no son mas manifiestos en ninguna parte
que en el trato dado por Roma a las otras naciones. Dado que no
hay justicia
interna en la ciudad, tampoco hay justicia externa; pues una ciudad
que no
esta en paz consigo misma no puede estar en paz con sus vecinas.
Los llamados
reinos de este mundo son poco mas que gigantescos latrocinios.
Difieren de las bandas de ladrones no porque supriman la codicia
sino por
la magnitud de sus crimenes y por la impunidad con que los
comenten.
Desde el punto esencial de la justicia, lo que Alejandro hace en
grande
escala y con una enorme flota no es mejor que lo que hace un
pirata en
mucho mas pequena escala y con un solo navio. 6 Hasta la Roma
republicana,
hacia la cual profesa San Agustin mucho mas respeto que hacia la
Roma de
las epocas imperiales, queda incluida en la comun reprobacion que
abarca a
todas las tempranas ciudades; Roma "nunca fue una republica
porque la
verdadera justicia y la ley nunca tuvieron lugar en ella".37 La
seccion correspondiente
de la Ciudad de Dios se presenta como intento de restaurar,
contra los retoques de los filosofos e historiadores romanos, lo que
San
Agustin considera como autentica y fiel pintura de la antigua Roma.
185
“Para diagnosticar el caracter de cualquier pueblo solo hemos de
ver el ob
jeto de su amor.38 Los antiguos romanos no fueron justos y su
ciudad no fue
una autentica ciudad porque el objeto de su pasion no fue la virtud.
No hay
duda de que los romanos fueron mas dignos de admiracion que
ninguna de
las naciones a las que sometieron. El objetivo hacia el que se
afanaron no fue
vil. Recompensaba el valor y ponia el autosacrificio y la devocion a
la patria
por encima de los placeres de una existencia tranquila y
confortable.39 Sin
embargo, este era un objetivo puramente terrenal. Los esfuerzos
hechos por
el tuvieron la marca de la grandeza pero no de la virtud. Roma,
senora del
mundo, estuvo dominada por el afan de conquista. Sus grandes
hombres
fueron, si acaso, notables ciudadanos de una mala ciudad. En su
mayoria ni
siquiera poseian autenticas virtudes politicas. Su decision de
sobresalir no
fue alimentada por un deseo de servir a sus conciudadanos, sino
por la sed
de gloria personal. 185, 186
“La polemica de San Agustin contra Roma resulta tanto mas notable
por
proceder de alguien que obviamente estaba impresionado por el
espectaculo
de la antigua grandeza de Roma. El relato que hace Tito Livio de las
gloriosas
hazanas de los Escevolas y de los Escipiones, de Regulo y de
Fabricio, aun
encendia su imaginacion, y se deleita particularmente relatando
esas hazanas.
43 Por muy admirables que puedan ser segun otras normas, estas
hazanas
sin embargo pertenecen a un pasado irrecuperable cuyo recuerdo
despierta
una cierta tristeza en quien las contempla pero que el cristianismo
ha
condenado de una vez por todas. Cristo, el sol de la justicia, ha
eclipsado a
los mas brillantes faros del mundo antiguo. Su advenimiento ha
destruido
para siempre el escenario en que podian moverse los heroes
paganos. El heroismo
autentico es el heroismo cristiano, pero ya no es el mismo tipo de
heroismo. Su novedad queda manifestada por el hecho de que
nuestros
"heroes" son llamados "martires" o "testigos" y ya no "heroesVt*$
adelante,
las realizaciones de los mas nobles romanos sirven solo a aste
grafi{i§$?
propositos: revelan, junto con las profundidades de la codicia
huHMifo},fflp
caracter efimero y en ultima instancia aniquilador de toda
realizacionforra—*
mente humana; y recuerdan a los cristianos que, si los romanos
estuvieron
dispuestos a soportar tantas dificultades por obtener ganancias
terrenales,
ellos deben estar preparados a hacer sacrificios aun mayores por la
recompensa
eterna. 186, 187
Hasta Maquiavelo: