La Teoria de Piaget
La Teoria de Piaget
La Teoria de Piaget
Jean Piaget sigue siendo la figura más relevante que existe en el panorama del desarrollo
cognitivo. A pesar de las numerosas críticas que ha recibido su teoría y de los cambios que se
han producido en las ultimas décadas, su explicación acerca del desarrollo del pensamiento
sigue siendo la más completa y estructurada que nunca se haya formulado en esta disciplina.
Jean Piaget nación en 1896 un la ciudad suiza de Neuchâtel, hijo de un respetado historiador y
de una mujer excéntrica que dificultaba la normalidad de la vida familiar. Fue el mayor de tres
hermanos y el único varón. A los diez años trabajaba como ayudante del director del Museo de
Historia Natural de su ciudad, donde se especializó en los moluscos. A los quince años entró a
formar parte de la Sociedad de Ciencias Naturales y empezó a establecer contacto con algunos
de los científicos más relevantes de la época en Suiza. Realizó numerosas publicaciones sobre
los moluscos y a partir de conocer al filósofo Henry Bergson derivo parte de su actividad hacia
la filosofía.
Terminados sus estudios universitarios de Ciencias Naturales se trasladó a París donde trabajo
dos años en el laboratorio de Binet, al tiempo que siguió estudiando en la Soborna lógica y
filosofía de la ciencia. Binet tenía como misión estandarizar los tests de razonamiento de Burt
en una muestra de niños franceses. Al pasar estas pruebas, Piaget se interesó sobre todo por
los errores que cometían los niños, es decir, le llamaron la atención los impedimentos
cognitivos que tenían los niños para resolver determinadas tareas aparentemente simples para
los adultos. A partir de entonces, Piaget se dedicó a estudiar el desarrollo del pensamiento
desde el nacimiento hasta la edad adulta.
El organismo interacciona con el medio y gracias a las acciones que realiza sobre él puede
conocerlo. A través de la acción se conectan las formas biológicas (los organismos) y las
epistemológicas (el conocimiento). Para que un organismo se desarrolle intelectualmente
necesita construir y reelaborar la información que capta del medio, de forma que el
conocimiento nunca estaría compuesto por asociaciones simples de entre elementos, ni por
repeticiones y copias idénticas de lo que se percibe a través de los sentidos. Esta postura
epistemológica, en la que el conocimiento del mundo depende de cómo el sujeto interiorice y
elabore la información que recibe, ha dado lugar a un enfoque ya clásico dentro de las
explicaciones sobre el desarrollo humano denominado constructivismo.
2.1.1 LOS FACTORES DEL DESARROLLO
Maduración, que se refiere a la herencia genética, a los aspectos biológicos que condicionan
nuestro conocimiento y desarrollo.
A pesar del énfasis que la teoría piagetiana otorga a la construcción activa del conocimiento,
Piaget no negó el papel que desempeña la herencia considerando la «maduración» uno de los
factores fundamentales de su modelo teórico. Así definió dos tipos de condicionantes
heredados:
Los invariantes estructurales, que se refieren a las características que tiene nuestro
organismo, principalmente nuestros sentidos, y que nos imponen una serie de restricciones al
conocimiento
Los invariantes funcionales son los mecanismos de funcionamiento que posee el organismo
para llevar a cabo esa construcción del conocimiento. Los más importantes son la asimilación y
la acomodación, que son mecanismos que se emplean a lo largo de toda la vida para construir
el conocimiento. Igual que los bebés, los niños y los adultos continúan asimilando y
acomodando esquemas. Cuando algo no funciona como se espera, según el esquema actual,
nos encontramos ante un desequilibrio y para resolverlo tendremos que asimilar primero la
nueva información y acomodar nuestros viejos esquemas. Existe diferencia entre el
pensamiento infantil y el pensamiento adulto, pero según ésta no se encuentra en el propio
mecanismo de construcción del conocimiento, sino en el tipo de operaciones que los sujetos
son capaces de realizar y la organización que imponen al propio conocimiento.
La acción sobre los objetos (succión, prensión, ...) es la única fuente de conocimiento posible
para los bebés y, de acuerdo con esto, los esquemas les permiten organizar el conocimiento
que van adquiriendo a partir de las acciones que realizan sobre los objetos. Estos primeros
esquemas se denominan esquemas de acción. Más tarde, hacia el año y medio
aproximadamente, los sujetos pueden construir otro tipo de esquemas que se denominan
esquemas representacionales, es decir que son capaces de formar representaciones mentales.
A lo largo del desarrollo, vamos creando esquemas cada vez más complejos y abstractos de
forma que el pensamiento también se va haciendo cada vez más complejo y abstracto. El nivel
intelectual de una persona dependerá del número de esquemas que haya construido, de su
naturaleza y de como los organice y combine.
La genialidad de la teoría piagetiana radica en relacionar los reflejos del recién nacido con la
inteligencia lógica. Es decir, en la teoría de Piaget existe una verdadera inteligencia previa a la
aparición del lenguaje y del pensamiento lógico. El desarrollo se concibe, según Piaget, como
una sucesión de diferentes estadios o períodos evolutivos caracterizados por el empleo y la
organización de unos esquemas determinados. Piaget describió tres períodos: período
sensoriomotor, período de operaciones concretas, dividido en los subperíodos preoperatorio y
operatorio concreto, y por último el período formal. Estos períodos responden a diferentes
formas de organización mental, utilizan unas estructuras generales de pensamiento y son
momentos de equilibrio en los que el sujeto utiliza esas estructuras cognitivas. El tipo de
estructuras que se emplean en unos períodos y otros son cualitativamente diferentes. Así, las
estructuras que se utilizan en cada uno imponen una determinada visión sobre el mundo, una
forma particular de relacionarse con él y una comprensión sobre las cosas cualitativamente
diferente.
Cada período posee un conjunto de rasgos y una estructura que lo define. Además, los logros
propios de un período se integran en el siguiente, a la vez que se superan; es decir los períodos
del desarrollo de la inteligencia tienen un carácter integrador.
El principal rasgo de la teoría de Piaget es la continuidad entre los distinto períodos, más allá
de las edades en que se sitúe cada uno. Sin embargo, lo interesante es poder explicar qué
cambia de período a período. Es decir, la transición de un período al siguiente supone la
aparición de características cualitativamente diferentes, y por tanto, de discontinuidades en el
desarrollo. La teoría piagetiana pretende explicar estas dos dimensiones o aspectos
intrínsecamente unidos al desarrollo, las dimensiones de continuidad y discontinuidad entre
los períodos diferenciados por este autor en su teoría del desarrollo del conocimiento.
El período sensoriomotor constituye un «viaje» evolutivo que conduce al bebé humano desde
la actividad refleja, con la que viene equipado tras su nacimiento, hasta la conducta
intencional más temprana y la capacidad simbólica.
Dentro del período sensoriomotor, Piaget diferencia seis estadios a través de los cuales el
bebé humano realiza el viaje desde el ejercicio de los reflejos hasta el inicio de la conducta
primero intencional, y luego simbólica:
Aunque pueda parecer extraño en principio, la idea de que los objetos existen más allá de la
mirada o de las acciones del que los contempla o utiliza no es inmediata. Piaget señaló que
para los bebés del período sensoriomotor los objetos «dejan de existir» cuando ya no están a
su vista o alcance, y que la adquisición de tal idea se extiende a través de los seis estadios del
período sensoriomotor. La adquisición de la noción de objeto como entidad permanente más
allá de la percepción directa necesita de la capacidad representacional, que se conquista,
como ya vimos, en el sexto estadio del período sensoriomotor.
Piaget definió una operación mental como una acción interna que permite al sujeto realizar
transformaciones mentales con los objetos, sean estos del tipo que sean, como por ejemplo
reordenarlos, combinarlos, invertirlos, etc. Es evidente que la capacidad simbólica o
representacional es un requisito necesario para poder llevar a cabo operaciones mentales,
dado el carácter interno de estas. Por otra parte, para Piaget el concepto de operación mental
está ligado a la noción de reversibilidad.
Una acción es reversible cuando puede volver a su estado o condición inicial. Por ejemplo, si
tomamos una bola de plastilina y cambiamos su forma redondeada por otra alargada,
tendremos la misma cantidad de esa sustancia en los dos estados y podremos volver a
transformar cuantas veces queramos esta cantidad de materia. Para Piaget una operación
mental es una acción que combina las dos propiedades que acabamos de mencionar, es, por
tanto, acción interiorizada y reversible.
Sin embargo el niño de 2 a 6/7 años no es capaz de manejar aún operaciones mentales
basadas en relaciones lógicas. Si utilizamos nociones propias de la Psicología del Pensamiento
(y de la Lógica en general), podemos decir que el niño preoperatorio no puede utilizar aún
plenamente un razonamiento de tipo inductivo (que va de lo particular a lo general, y permite
generalizar a partir de una serie de hechos que comparten un conjunto de características o
propiedades), ni un razonamiento de tipo deductivo (va de lo general a lo particular, y permite
atribuir a hechos particulares características de la generalidad a la que pertenecen), sino que
utiliza un razonamiento de tipo transductivo, que establece relaciones entre lo particular y lo
particular.
La típica respuesta no conservadora, propia del niño preoperatorio, consiste en responder que
tras la transformación realizada no hay la misma cantidad de materia, o el mismo volumen,
etc. Estas respuestas ponen de manifiesto dos rasgos típicos del período preoperatorio: la
centración en un solo rasgo y la preponderancia hacia lo perceptivo.
A partir de los 6/7 años se observa como cambian las respuestas de los niños ante las tareas de
conservación. La típica respuesta conservadora, propia ya del niño operatorio, consiste en
responder afirmativamente a las preguntas sobre si tras la transformación hay la misma
cantidad de materia, o volumen de líquido, etc. Este mismo niño operatorio ya resuelve
además otro tipo de tareas tales como seriación, inclusión de clases, clasificación, transitividad.
El pensamiento propio del niño de 6/7 a 11/12 años aún esta demasiado ligado a los aspectos
concretos de la realidad, y necesita «liberarse» de esa ligazón, hacerse más abstracto o formal.
El niño del período de operaciones concretas sólo es capaz de pensar sobre los aspectos de un
problema tal y como se le presentan; se plantea sólo cuestiones relativas a los datos concretos,
presentes o reales, sin ser capaz aún de concebir lo posible.
Este período supone la culminación del desarrollo intelectual dentro de la teoría piagetiana.
Piaget e Inhelder conectaron el pensamiento formal, propio de este período, con las
características del pensamiento científico. Es decir, el pensamiento formal para estos autores
es el pensamiento de tipo hipotético-deductivo y proposicional.
El carácter hipotético-deductivo del pensamiento formal. Al igual que las teorías científicas se
formulan en términos de hipótesis o suposiciones sobre la realidad que pretenden explicar, del
mismo modo las operaciones propias del pensamiento formal adquieren para Piaget e Inhelder
esta forma. Así los sujetos de sus investigaciones afrontaban las tareas que les planteaban
estos investigadores considerando qué variables o factore s estaban implicados en ellas, cómo
podrían relacionarse, y deduciendo a partir de las condiciones que se daban en estas tareas las
soluciones a las mismas.
Los niños que se encontraban aún en el período del pensamiento concreto no eran capaces de
razonar correctamente ante las mencionadas tareas. Les costaba mucho disociar
correctamente los factores implicados en las mismas cuando se encontraban en la situación en
la que uno de los factores variaba mientras los demás permanecían constantes.
2.3 ALGUNAS CRITICAS A LA TEORIA DE PIAGET Hay que señalar que aunque ciertos aspectos
fundamentales de la teoría piagetiana no se consideran hoy válidos para explicar el desarrollo,
sigue siendo la formulación teórica más mencionada y, sobre todo, aquella a partir de la cual
se han construido el resto de las explicaciones.
El concepto de período del desarrollo. Según Piaget, alcanzar un período de determinado del
pensamiento significa interpretar, analizar y conocer la realidad de una manera particular que
tiene que ver con las operaciones propias de dicho período. Esta concepción supone que un
sujeto que haya alcanzado un nivel determinado aplicará las mismas estructuras de
pensamiento para resolver cualquier tipo de problema.
A pesar de la sensatez de esta idea, poco a poco, diferentes estudios han ido encontrando
datos que no encajaban bien con este principio. Así, se halló que un mismo sujeto no resolvía
diferentes tareas con una estructura similar y que requerían una misma operación. Este
problema se ha denominado desfase horizontal y ha supuesto un grave inconveniente para el
concepto de período del desarrollo y la idea subyacente de estructura de conjunto.
La mayor dificultad que la universalidad de los períodos ha encontrado tiene que ver con el
período de las operaciones formales. Según la formulación tradicional, a partir de once o doce
años los sujetos empiezan a mostrar un pensamiento abstracto que les permite resolver
problemas complejos, formular hipótesis y verificarlas, etc. Pero los estudios posteriores
concluyen que, al contrario de lo que en un principio defendió Piaget, el pensamiento formal
no es un pensamiento universal, es decir, que no todos los sujetos van a poder alcanzar este
tipo de pensamiento. Así, se necesita que el medio social y la experiencia proporcionen tanto
las herramientas cognitivas como la incitación intelectual necesarias para poder pensar de
manera formal.