Paradoja 2
Paradoja 2
Paradoja 2
PARTE I
El dilema dietético
CAPÍTULO 1: La guerra entre plantas y animales
CAPÍTULO 2: Lectínas sueltas
CAPÍTULO 3: Tu instinto bajo ataque
CAPÍTULO 4: Conoce a tu enemigo: siete agentes
perturbadores mortales
CAPÍTULO 5: Cómo la dieta moderna engorda (y enferma)
PARTE II
Presentamos el programa de La Paradoja Vegetal
CAPÍTULO 6: Renueva tus hábitos
CAPÍTULO 7: Fase 1: Comienza con una limpieza de tres días
CAPÍTULO 8: Fase 2: Reparación y Restauración
CAPÍTULO 9: Fase 3: Cosecha las recompensas
CAPÍTULO 10: El programa de cuidados intensivos de La
Paradoja Vegetal Keto
CAPÍTULO 11: Recomendaciones sobre suplementos de La
Paradoja Vegetal
PARTE III
Planes de comidas y recetas
Ejemplos de planes de alimentación
Las recetas del programa de La Paradoja Vegetal
Expresiones de gratitud
Notas
Índice
Sobre el Autor
También por el Dr. Steven R. Gundry
Créditos
Derechos de autor
Acerca del editor
Introducción
No es tu culpa
Supongamos que en las páginas siguientes te dijera que, todo lo
que pensabas saber sobre tu dieta, tu salud y tu peso está
equivocado. Por décadas, yo también creí esas mentiras. Estaba
comiendo una dieta “saludable” (después de todo, soy cirujano
cardíaco). Rara vez comía comida rápida; consumí lácteos bajos en
grasa y cereales integrales. (Está bien, admito que tengo
predilección por la Coca-Cola Light, pero eso era mejor que beber la
bebida original llena de azúcar, ¿verdad?). Tampoco me quedo
atrás en el departamento de fitness. Corría cuarenta kilómetros por
semana y trabajaba en el gimnasio todos los días. A pesar de que
estaba arrastrando excesos de peso, tenía presión arterial alta,
migrañas, artritis, hipertensión, colesterol y resistencia a la insulina,
seguí creyendo que estaba haciendo todo bien, (a riesgo de revelar
el final de la historia, les digo, ahora peso treinta kilos menos y ya
no tengo esos problemas de salud.) Pero una voz molesta dentro de
mi cabeza me mantuvo haciendo la misma pregunta: "Si estoy
haciendo todo bien, ¿por qué me sucede esto?
¿Te suena inquietantemente familiar?
Si estás leyendo este libro, probablemente también sepas que algo
no está bien, pero no sabes qué. tal vez simplemente no puedas
tomar el control de tu apetito furioso o tus antojos de ciertos
alimentos. Otra posibilidad es que la dieta baja en carbohidratos, la
baja en grasas, la paleolítica, las dietas de bajo índice glucémico y
otras dietas no han ayudado y eran insostenibles, o después del
éxito inicial, el peso perdido volvió rápidamente.
En ocasiones es probable que, corriendo, haciendo caminata
rápida, entrenamiento con pesas, aeróbic, yoga, entrenamiento
central, spinning, entrenamiento en intervalos de alta intensidad o
cualquier programa de ejercicio que hayas probado, no te haya sido
posible desterrar esos rebeldes kilos de más.
El exceso de peso (o tener un peso significativamente bajo) es un
problema grave, pero quizás tu principal preocupación sean las
intolerancias alimentarias y los antojos, problemas digestivos,
dolores de cabeza, confusión mental, falta de energía, dolor en las
articulaciones, rigidez matutina, acné adulto o una serie de otras
afecciones que simplemente no puedes erradicar. Posiblemente
padezca una o más enfermedades autoinmunes o un trastorno
como diabetes tipo 1 o tipo 2, síndrome metabólico o tiroides u
otra condición hormonal. Quizás tengas asma o alergias. Tú puedes
sentir que de alguna manera tienes la culpa de tu mala salud o de
tu exceso de kilos, agregando así culpa a tu pesada carga. Si te sirve
de consuelo, no estás solo en situaciones como esta.
Es fundamental conocer aquello que debemos cambiar. Para ello
he de darte la bienvenida a La paradoja vegetal. Primero, repite
conmigo: “Yo no tengo la culpa”. Así es: tus problemas de salud no
tienen por qué ser tu culpa.
En el libro presento posibles soluciones a tus problemas de salud,
pero prepárate para desafiar todas tus suposiciones sobre lo que
creías saber acerca de vivir una vida saludable. Esta información
disipará los mitos que están arraigados en nuestra cultura e
introduce conceptos que al principio te dejarán boquiabierto. Pero
aquí están las realmente buenas noticias. Los secretos que
compartiré contigo revelarán lo que te mantiene enfermo, cansado,
sin energía, con sobrepeso (o bajo peso), cabeza confusa o con
dolor. Y una vez que descubras y elimines los obstáculos que se
interponen en el camino de una salud vibrante y un cuerpo esbelto,
tu vida cambiará.
Veras, con toda modestia, que he descubierto que hay una causa
común para la mayoría de los problemas de salud. Se basa en una
amplia investigación, incluidos mis propios artículos, publicado en
revistas médicas revisadas por pares, pero nadie lo ha puesto todo
juntos antes. Si bien los “expertos” en salud han señalado nuestra
pereza, nuestra adicción a la comida rápida, nuestro consumo de
bebidas ricas en jarabe de maíz de alta fructosa y la gran cantidad
de toxinas en el medio ambiente como causas de nuestras
dolencias actuales (entre muchas otras), lamentablemente, están
equivocados. (¡No es que estas cosas no contribuyen a la mala
salud!) La verdadera causa está muy oculta que nunca lo habrías
notado. Pero me estoy adelantando un poco.
Desde mediados de la década de 1960, hemos visto un aumento
desenfrenado en obesidad, diabetes tipo 1 y 2, enfermedades
autoinmunes, asma, alergias y sinusitis, afecciones de artritis,
cáncer, cardíacas, osteoporosis, enfermedad de Parkinson y
demencia. No es casualidad que en el mismo período se hayan
producido muchos cambios aparentemente imperceptibles en
nuestra dieta y productos de cuidado personal que utilizamos. He
descubierto una parte importante de la respuesta al misterio de por
qué nuestra salud colectiva ha disminuido y nuestro peso colectivo
ha aumentado tan drásticamente en tan solo unas pocas décadas, y
se centra en un grupo de proteínas de origen vegetal llamadas
lectinas.
Probablemente nunca hayas oído hablar de las lectinas, pero
definitivamente estás familiarizado con gluten, que es sólo una
lectina entre miles. Las lectinas se encuentran en casi todas las
plantas, así como algunos otros alimentos. De hecho, las lectinas
están presentes en la gran mayoría de los alimentos de la dieta
estadounidense actual, incluida la carne, aves y pescado. Entre sus
otras funciones, las lectinas equilibran las fuerzas en el campo de
juego en la guerra entre plantas y animales. ¿Cómo es ese
equilibrio? Mucho antes que los humanos caminaron sobre la
tierra, las plantas se protegieron a sí mismas y a su descendencia de
insectos hambrientos al producir toxinas, incluidas lectinas, en las
semillas y otras partes de las plantas.
Resulta que las mismas toxinas vegetales que pueden matar o
inmovilizar a un insecto pueden también destruir silenciosamente
tu salud y afectan insidiosamente tu peso. Titulé este libro La
paradoja vegetal porque, si bien muchos alimentos vegetales son
buenos para ti, y forma la base de mi plan de alimentación, otros
que han sido considerados “alimentos saludables” son en realidad
los culpables de enfermarte y del exceso de peso. Así es, la mayoría
de las plantas realmente quieren enfermarte. Otra Paradoja:
pequeñas porciones de algunas plantas son buenas para la salud,
pero grandes cantidades son malas para ti. Profundizaremos en
más detalles sobre todo esto en breve.
¿Alguna vez te han dicho: “Hoy no soy yo mismo”? Pues bien, como
lo vas a aprender, a medida que avances en la lectura, gracias a
cambios sutiles en los alimentos que comemos con más frecuencia,
la forma en que los alimentos se prepara, el uso de ciertos
productos de cuidado personal y los medicamentos que tú asumes
que mejorarán tu salud, realmente sentirás que ya no eres "tú
mismo". Tomando prestado un término del mundo de la
informática: podría decirse que has sido “hackeado”, el conjunto de
células de tu organismo, las entradas y salidas de sustancias dentro
de ti, y la forma en que tus células se comunican entre sí se han
alterado radicalmente.
No es para preocuparse, estas alteraciones se pueden revertir,
permitiendo que su cuerpo sane y alcance un peso saludable. Para
comenzar la restauración de nuestra salud colectiva, debemos dar
un paso atrás -en realidad, varios pasos- para poder avanzar.
Elegimos la primera bifurcación equivocada en el camino hace miles
de años y hemos seguido tomando caminos equivocados
adicionales en casi todas las oportunidades. (Para que quede claro,
por ejemplo, la llamada dieta Paleo es lo más alejado de lo que
considero como base de una alimentación sana.) Este libro
proporcionará la hoja de ruta para conseguir retomar el rumbo,
comenzando por eliminar nuestra dependencia excesiva de ciertos
alimentos como nuestra principal forma de sustento.
Lo que acabas de leer puede parecer tan increíble que tal vez te
sientas preguntándome sobre la experiencia que he tenido que
podría haberme llevado a tales afirmaciones, o si realmente soy
médico. Te aseguro que lo soy. Como un poco de contexto, después
de graduarme con honores de la Universidad de Yale, obtuve mi
doctorado en medicina en la Medical College of Georgia y luego
ingresé al programa d cirugía cardiotorácica en la Universidad de
Michigan. Más tarde gané una prestigiosa beca en investigación en
los Institutos Nacionales de Salud. Pasé dieciséis años como
profesor de cirugía y pediatría en cirugía cardiotorácica y jefe de
cirugía cardiotorácica en la Facultad de Medicina de la Universidad
de Loma Linda, donde vi a decenas de miles de pacientes con una
variedad de problemas de salud, incluyendo enfermedades
cardiovasculares, cáncer, enfermedades autoinmunes, diabetes,
y obesidad. Luego, en un movimiento que sorprendió a mis colegas,
dejé Loma Linda.
¿Por qué un practicante exitoso de la medicina convencional
dejaría tan importante puesto en un prestigioso centro médico?
Cuando di un giro radical a mi propia salud y pasé de obeso a
delgado, algo en mí había cambiado: me di cuenta de que podía
revertir la enfermedad cardíaca con dieta en lugar de cirugía. Con
este fin, creé el Instituto Internacional del Corazón y los
Pulmones—y dentro de él el Centro de Medicina Restaurativa—en
Palm Springs y Santa Bárbara, California. Publiqué mi primer libro,
Dr. La dieta de Gundry Evolución: Apague los genes que lo están
matando a usted y a su cintura, que describía los cambios que mi
corazón, diabéticos, obesos y otros pacientes que experimenté en
mi plan de dieta y que revolucionó mi experiencia médica práctica y
cambió la vida de cientos de miles de lectores. También me ayudó a
impulsarme en el camino que finalmente me llevó a este libro.
Además de médico, soy investigador médico e inventor de muchos
de los dispositivos utilizados para proteger el corazón durante una
cirugía cardíaca. Con mi ex socio, Leonard Bailey, realicé más
trasplantes cardiopatías infantiles y pediátricas que nadie en el
mundo. Tengo varias patentes sobre medicina. dispositivos y han
escrito extensamente sobre inmunología de trasplantes y
xenotrasplante. Ese bocado de palabra se refiere a engañar al
sistema inmunológico sistema de una especie para aceptar el
órgano de otra especie. gracias a mi trabajo con xenotrasplantes,
tengo el récord de ser el que más tiempo en sobrevivir al trasplante
de corazón de cerdo a babuino. Entonces sí, sé cómo engañar al
sistema inmunológico, y sé cuándo se está engañando al sistema
inmunológico. También se cómo solucionarlo.
A diferencia de tantos autores y supuestos expertos en salud, este
no es mi primer rodeo. Escribí mi tesis de último año en la
Universidad de Yale sobre cómo la disponibilidad los alimentos en
diferentes épocas del año impulsó la evolución desde en los
grandes simios hasta en los humanos modernos. Como cirujano
cardíaco, cardiólogo e inmunólogo, toda mi carrera ha girado en
torno a cómo el sistema inmunológico toma decisiones sobre quién
es su amigo y quién es su enemigo. La riqueza de estas
experiencias, me hizo especialmente calificado para descubrir la
solución a problemas de salud y de peso presentados en este libro.
En mi papel cambiante como “detective” de la salud, descubrí que
muchos pacientes que había usado mi dieta para revertir la
enfermedad de las arterias coronarias, la hipertensión o la diabetes
(o una combinación de dos o tres de ellas) así como que se
remitiera con rapidez la artritis que afectaba a alguno de ellos,
también su acidez de estómago desapareció. Asimismo, mis
pacientes también notaron una mejora de su estado de ánimo y la
resolución de problemas intestinales bastante crónicos. El exceso
de peso iba desvaneciéndose sin esfuerzo, junto con los antojos de
comida. Mientras estudiaba los resultados de las elaboradas
pruebas de laboratorio que ideé para cada paciente y experimenté
con los alimentos permitidos, surgieron ciertos patrones llamativos,
que me hicieron empezar a modificar el programa dietético
original. Por muy gratificantes que fueran estos resultados, no fue
suficiente para mí simplemente ver estas mejoras dramáticas en
mis pacientes. Necesitaba saber el qué y porques. (Recuerda que
soy investigador además de médico). ¿Qué cambió? ¿Qué les había
hecho enfermar y tener sobrepeso? ¿Qué elementos de las listas de
los alimentos “buenos” y “malos” que les di a todos mis pacientes
les devolvieron la salud? O más más importante, ¿qué alimentos
eliminados habían sido parte del problema? Y ¿también influyeron
otros factores además de los cambios en la dieta?
Una revisión meticulosa de las historias de mis pacientes,
condiciones físicas, pruebas de laboratorio especializadas y pruebas
sobre la flexibilidad de los vasos sanguíneos me convencieron que
la mayoría de ellos (y muy probablemente a ti también) están
literalmente en guerra con ellos mismos, gracias a los "disruptores"
comunes que interfieren con el funcionamiento de sanación del
cuerpo. capacidad natural para curarse a sí mismo. Estos
disruptores abarcan cambios en cómo alimento con el que se
alimentan los propios animales, así como en algunos alimentos que
se consideran tan saludables (cereales integrales, lentejas y otras
semillas, por ejemplo) además de una gran cantidad de productos
químicos, incluidos herbicidas como Roundup,* y el uso de
antibióticos de espectro amplio. Además de eso, descubrí que los
antiácidos, la aspirina y otros medicamentos antiinflamatorios no
esteroideos (AINE) han cambiado drásticamente el ambiente en tu
intestino.
Durante los últimos quince años, he presentado mis hallazgos en
prestigiosas conferencias médicas académicas como la American
Heart Association y las publiqué en revistas médicas revisadas por
pares, mientras refinaba mi programa.1 Como resultado de este
trabajo, me he convertido en un reconocido experto sobre el
microbioma humano, las bacterias y otros organismos que viven en
ti y sobre ti.
El equilibrio de poder
Entonces, ¿dónde se encuentran los humanos en la guerra entre las
plantas y los animales? ¿Somos simplemente presa fácil del daño
que causan las lectinas vegetales y otros? ¿Qué pueden causar los
productos químicos a nuestros pobres cuerpos? Es importante
entender que, aunque las lectinas pueden ser tóxicas o
inflamatorias y tener la capacidad de alterar el sistema de
mensajería interna de tu cuerpo, todos los animales, incluidos los
humanos, han desarrollado sus propios sistemas defensivos para
hacerle frente, así las lectinas son inofensivas o al menos mitigan
sus efectos. Un mecanismo de defensa en cuatro frentes nos
protege de los efectos tóxicos de las plantas, y específicamente de
las lectinas.
1. LA PRIMERA LÍNEA DE DEFENSA es la mucosidad en la nariz y la
saliva en la boca, llamados colectivamente mucopolisacáridos (es
decir, muchos azúcares). ¿Adivina para qué sirven esos azúcares?
Pues para atrapar lectinas. Recuerda, a las lectinas les gusta unirse
a los azúcares. La próxima vez que te moquee la nariz después de
comer alimentos picantes, sabrás que acabas de comer algunas
lectinas. Esa dosis extra de moco no sólo atrapa las lectinas que
acabas de ingerir, sino también agrega una capa adicional hacia tu
esófago como facilitador del tránsito de la comida.
2. LA SEGUNDA LÍNEA DE DEFENSA es el ácido del estómago, que
en muchos casos hace el trabajo de digerir ciertas proteínas
lectinas, aunque no de todas ellas.
3. LA TERCERA LÍNEA DE DEFENSA son las bacterias en la boca y el
intestino (parte de tu microbioma), que han evolucionado para
consumir eficientemente lectinas antes de que tengan la
oportunidad de interactuar con la pared de tu intestino. Cuanto
más tiempo hayas estado comiendo determinadas lectinas
vegetales, mayor será el tiempo que llevas produciendo bacterias
intestinales diseñadas específicamente para desactivarlas.15 Por
eso, si eliminas todo el gluten de tu dieta, los microorganismos que
comen gluten mueren; luego, cuando vuelvas a comer gluten o
comes algo que no sabes que contiene gluten y que no puedes
digerir, te causa malestar.
4. LA CUARTA Y ÚLTIMA LÍNEA DE DEFENSA es una capa de moco
producida por ciertas células a lo largo de tus intestinos. Como la
mucosidad en tu nariz, boca, garganta y extendiéndose hasta el
ano, esta capa del moco intestinal actúa como una barrera.
Mantiene a los compuestos vegetales que tienes a raya en el
intestino donde permanecen, usando los azúcares en el moco para
atrapar y absorber lectinas. Si eres fanático de Star Wars o Star
Trek, piensa en ¡Esta capa mucosa como un escudo de fuerza
activado!
En conjunto, es un sistema de defensa eficaz. Sin embargo, cuantas
más tropas en forma de lectinas lanzadas a estas defensas, más
moléculas de azúcar en la capa mucosa se agotan y es más
probable que las lectinas lleguen a donde realmente quieren ir: las
células vivas que recubren el intestino. Aquí es cuando realmente
se nos pone a prueba. O como diría el filósofo de Güémez: así pasa
cuando sucede. Entonces debemos tener azúcar suficiente para
combatir a las lectinas, pero cuidado azúcar en exceso puede
hacerte engordar. Recuerda como decía Aristóteles todo en
equilibrio, sin faltantes y sin excesos.
Por supuesto, tienes otra arma poderosa para emplear en tu batalla
con las lectinas: tu cerebro. Una vez que sepas que ciertos
alimentos son problemáticos, debes evitarlos, comerlos raramente
o mitigar sus efectos con los tipos de métodos de preparación que
nuestros antepasados conocían desde hace mucho tiempo, que
discutiremos a su debido tiempo. Pronto también aprenderás por
qué el uso de medicamentos que eliminan el ácido del estómago y
la adopción de una dieta completamente libre de gluten, la dieta
gratuita no es aconsejable excepto en esa pequeña porción de la
población diagnosticada con enfermedad celíaca. Una vez que
comprendas más sobre tu instinto y los microbios que lo llaman
hogar, puedes usar tu cerebro para corregir mejor estos errores.
Ahí tienes la estrategia de defensa humana, y la compartiré
contigo, los detalles de cómo fortalecer tus defensas en la Parte II,
pero al igual que la configuración para un partido de fútbol
americano de la NFL, veamos ahora la alineación ofensiva de
lectinas. Las plantas atacan tu formidable sistema de defensa con
su propio triple enfoque, haciéndote sentir mal en varios frentes.
ESTRATEGIA DE ATAQUE DE LECTINA #1:
Atraviesa la pared intestinal
La primera misión de las lectinas es separar las llamadas uniones
estrechas entre las células de la pared mucosa que recubre el
intestino. Por extraño que parezca, el revestimiento del intestino
tiene solo una célula de espesor, mientras que su superficie es
equivalente al tamaño de una cancha de tenis.16 Imagínate que una
pared de solo un grueso de la célula es el responsable de controlar
esta enorme frontera. Tus células intestinales absorben vitaminas,
minerales, grasas, azúcares y proteínas simples, pero no en grandes
cantidades, las proteínas, y las lectinas son proteínas relativamente
grandes. Si todo va bien con tu salud intestinal y sus capas
mucosas, las lectinas no deberían poder pasar las células de la
mucosa. Pero si alguna vez te involucraste en el viejo juego de
recreo de Red Rover, piensa en cómo los niños grandes intentaron
separarte los brazos para romperlos a través de la línea. Eso es
exactamente lo que sucede cuando las lectinas atacan tu pared
mucosa.17
Si se incumple una o más de las cuatro líneas de defensa detalladas
anteriormente, las lectinas pueden separar las uniones estrechas de
la pared intestinal al unirse con receptores en ciertas células para
producir un compuesto químico llamado zonulina. La zonulina abre
los espacios entre las células del revestimiento intestinal, lo que
permite que las lectinas accedan a los tejidos, ganglios linfáticos y
glándulas circundantes, o el torrente sanguíneo, donde no tienen
nada que hacer. Una vez allí, actúan como cualquier proteína
extraña, lo que hace que el sistema inmunológico de tu cuerpo las
ataque. Piensa en cuando se te mete una astilla debajo de la piel y
la respuesta del cuerpo es atacar la astilla con glóbulos blancos,
creando hinchazón y enrojecimiento. Si bien no se puede ver esa
respuesta a las lectinas, ya han ganando acceso a territorio
prohibido en tu cuerpo, te aseguro que las lectinas invasoras van a
hacer que tu sistema inmunológico responda de manera similar.
Veo habitualmente esto cuando mido las citoquinas inflamatorias,
que actúan como sirenas de ataque aéreo para alertar al sistema
inmunológico sobre una amenaza entrante.
ESTRATEGIA DE ATAQUE DE LECTINA #2:
Confundir al sistema inmunológico con mimetismo molecular
Hay muchos ejemplos en el reino animal de criaturas que imitan
otras especies en beneficio propio. Algunas polillas adoptan
posturas que simulan a la de sus depredadoras, las arañas, para
mantenerse a salvo de ellas. La inofensiva serpiente rey escarlata
presenta una coloración notablemente parecida a la mortal
serpiente coralillo, creando un poderoso elemento disuasorio para
depredadores. Asimismo, las plantas pueden imitar pájaros o
insectos para evitar ser comidas por ellos. Un insecto, llamado
bastón, se parece a una ramita seca, que ayuda a protegerlo de los
depredadores. Por lo tanto, no deberíamos sorprendernos
descubrir que las plantas producen a propósito lectinas que son
prácticamente indistinguible de otras proteínas en tu cuerpo, una
táctica llamada mimetismo molecular.
Las lectinas son casi indistinguibles de ciertas otras proteínas en tu
cuerpo. Al imitar dichas proteínas, las lectinas engañan al sistema
inmunológico del huésped, provocando que ataque las proteínas de
tu propio cuerpo. O las lectinas se unen a célula receptoras,
actuando como una hormona o bloqueando una hormona,
alterando así comunicaciones dentro del cuerpo y causando
estragos (ver más abajo). Estoy seguro de que en más de una
ocasión te ha llamado algún transeúnte, usar el nombre de otra
persona, sólo para disculparse cuando él o ella se da cuenta de que
es un caso de error de identidad. El mimetismo molecular es
igualmente un caso de coincidencia de patrones inapropiada.
Las células de nuestro sistema inmunológico y otras células utilizan
escáneres de “códigos de barras” llamados TLR (receptores tipo
peaje) para identificar proteínas como amigas o enemigas. Estos
receptores de patrones, construidos durante cientos de millones de
años, han sido sometidos a nuevos patrones en ciertos alimentos
que desafortunadamente imitan un conjunto completamente
diferente de compuestos que instruyen a las células, en particular a
las células inmunes y a las grasas, sobre qué hacer. Por ejemplo,
estos compuestos instruyen a las células grasas a almacenar grasa
cuando no deberíamos estar almacenando grasa, o les dicen a
nuestros glóbulos blancos que ataquen a los nuestros, en un claro
caso de error de identidad. Algunos de estos compuestos son tan
nuevos que la mayoría de nuestros antepasados nunca los
encontraron hasta 500 años atrás. Y algunos, los realmente malos,
los hemos encontrado sólo durante los últimos 50 años.
Entraremos en mayor detalle sobre los efectos insidiosos del
mimetismo molecular en el capítulo 2.
ESTRATEGIA DE ATAQUE DE LECTINA #3:
Interrumpir la comunicación celular
Algunas lectinas también interrumpen las transmisiones entre las
células imitando o bloqueando las señales hormonales.18 Las
hormonas son proteínas que encajan auténticos puertos de
acoplamiento en las paredes de todas las celdas y liberan
información sobre lo que la hormona quiere que haga una célula.
Por ejemplo, la hormona insulina permite que la glucosa entre en la
célula y le proporcione combustible. Si hay exceso de glucosa, la
insulina se adhiere a las células grasas y les indica que almacenen la
glucosa en forma de grasa para ser usada cuando haya menos
comida. Una vez que la hormona libera información, la célula
informa a la hormona que el mensaje ha sido recibido y la hormona
sale del muelle, por lo que el muelle está listo para la siguiente
hormona. Con el fin de hacer cualquiera de estas cosas, el puerto
de acoplamiento para insulina debe estar abierto y disponible. Sin
embargo, las lectinas pueden unirse a importantes puertos de
acoplamiento en la pared de la célula, ya sea dando información
incorrecta o bloqueando la liberación de la información correcta.
Por ejemplo, la lectina WGA tiene un parecido sorprendente con la
insulina.19 Puede unirse al puerto de acoplamiento de la insulina
como si fuera una molécula de insulina real, pero a diferencia de la
hormona real, nunca la suelta, con resultados devastadores,
incluyendo masa muscular reducida, agotamiento cerebral y de las
células nerviosas y sobreacumulación de grasa. ¡Ay!
Una dieta basada en plantas
SOLO PARA REITERAR, no soy antivegetal. ¡Lejos de ahi! Y ahí está
la paradoja. Puede que estemos en guerra con las plantas, pero
ellas (o al menos la mayoría de ellas) contienen vitaminas, mine-
rales y una larga lista de flavonoides, antioxidantes, polifenoles y
otros micronutrientes esenciales para nuestra salud del micro-
bioma y, en consecuencia, nuestra salud.
El Programa Paradoja Vegetal es en realidad un método centrado
en el microbioma y mitocondrias, programa centrado que reco-
mienda una amplia gama de alimentos vegetales adecuados en el
momento adecuado, preparado de la forma adecuada y en las can-
tidades adecuadas. Para que cuando tú, una vez que hayas termi-
nado de leer este libro, sabrás exactamente qué alimentos vege-
tales usar, comer, cuáles evitar y cómo preparar ciertos alimentos
para mitigar el impacto de lectinas. Pero no subsistirás sólo de plan-
tas. La fuente de la mayoría de la proteína animal que comerás es
marisco salvaje, por eso llamo a este programa una dieta “vegacua-
riana” o “piscvegetariana”. Naturalmente, como profesor tiempo
en Loma Linda Facultad de Medicina de la Universidad, institución
promovida por adventistas del séptimo día, también ofrezco un
enfoque para vegetarianos y veganos para lograr una salud óptima.
La mitad de mis pacientes me buscan porque han fallado en
mejorar su salud, siguiendo otros regímenes famosos de curación
intestinal, como la dieta GAPS, la SCD y la dieta baja en FODMAP.
Lo que mis colegas en salud intestinal no reconocemos es que, si
bien numerosos factores son importantes en la curación intestino
permeable, debes eliminar las proteínas dañinas que están
forzando la pared del intestino abierto en primer lugar. Hasta que
no hagas esto, simplemente estás haciendo lo equivalente a sacar
agua de un barco con fugas. A menos que llenes los agujeros y deja
de hacer otros nuevos, el barco (y tú) seguirán hundiéndose.
Afortunadamente, existen formas de burlar los efectos dañinos de
las lectinas, que revelaré en los siguientes capítulos. Siguiendo las
tres fases de con el Programa Paradoja Vegetal, inicialmente
eliminarás las plantas más problemáticas lectinas para que puedas
sanar tu intestino. La mayoría de las personas pueden reintroducir
más tarde algunas lectinas, debidamente pretratadas, con
moderación. Tampoco todos son igual de sensibles a lectinas
individuales. Cuanto más tiempo llevaban tus antepasados
comiendo cierta hoja u otra parte de la planta que contiene una
lectina, más oportunidades su sistema inmunológico y su
microbioma tuvieron que evolucionar para tolerar esa lectina. En
algún momento, se habrá producido una evolución que haga el
hecho de hacer frente a esa proteína en particular, no tenga
repercusiones de alcance.
En el próximo capítulo, profundizaremos en el mundo de las
lectinas para comprender cómo están liderando la carga en la
guerra dentro de tu cuerpo. También destruiremos el mito de
muchos de los llamados alimentos saludables que, como
aprenderá, son en realidad la causa oculta de enfermedades
cardíacas, diabetes, artritis, obesidad y todas las enfermedades
autoinmunes.
2
Lectinas sueltas
Ahora que te he presentado a las traviesas proteínas conocidas
como lectinas, abordemos las preguntas obvias: si nuestros
antepasados han estado comiendo la mayoría de estos alimentos
que contienen lectinas durante miles de años, ¿por qué sólo ahora
socavan nuestra salud? ¿Y qué ha cambiado, si es que ha cambiado
algo en los últimos años para que ese sea el caso? Aquí es donde se
pone realmente interesante. Las lectinas realmente han estado
produciendo problemas para los humanos durante miles de años.
Mediante prueba y error, los animales, incluida nuestra propia
especie, aprendieron qué plantas evitar. Pero sobre hace 100 mil
años, los humanos hicieron un descubrimiento que nos catapultó a
superemos a todas las demás criaturas en nuestra guerra con las
plantas: ¡fuego! Cocinar descompone parcialmente muchas
lectinas. Además, es una manera fácil de romper la pared de la
celda de una planta. Hasta ahora, sólo las bacterias intestinales
eran capaces de realizar ambas hazañas. Esto permitió a nuestros
primeros ancestros evolucionar de una manera que
dramáticamente disminuyó la cantidad de energía (y el área de
superficie de los intestinos) requerida para la digestión, un cambio
que hizo que las calorías fueran más accesibles a nuestra energía
exigida por el cerebro. Si bien no fue una solución perfecta, cocinar
también nos permitió utilizar el sistema subterráneo de
almacenamiento de almidón de plantas llamadas tubérculos; piensa
en las papas, al descomponer estas plantas que antes no eran
compuestos digeribles.
Después de que surgió la cocina, las cosas iban bastante bien para
el Homo Sapiens, durante unos 90 mil años. Abundantes animales y
tubérculos produjeron seres humanos altos y robustos, de hecho,
hasta hace 10 mil años, el ser humano promedio medía alrededor
de 1.80 metros de altura. Pero cuando terminó la última Edad del
Hielo, comenzaron los problemas. Las enormes bestias que
prosperaban murieron rápidamente en el frío, requiriendo un
nuevo recurso de calorías para la humanidad. Se introdujo la
agricultura y la domesticación de granos y frijoles (legumbres) en el
triángulo fértil del Oriente Medio, ambos podrían almacenarse y
usarse más tarde, a diferencia de la fruta, que necesita consumirse
cuando esté madura. El cultivo de cereales y legumbres fue la
última espada de doble filo de la paradoja de las plantas. Lectinas
completamente nuevas entraron en nuestras entrañas por primera
vez en millones de años, perdón por la expresión, nos pillaron
desprevenidos, y aún lo estamos. Pero como pronto comprenderás,
los cereales y los frijoles fueron lo mejor y lo peor que le pudo
haber pasado a nuestra especie.
Dos tipos de lectinas
EN EL ÚLTIMO capítulo aprendiste sobre dos tipos de semillas, las
que tienen carcasas duras y sin carcasas duras. También aprendiste
sobre las dos estrategias defensivas divergentes, estrategias que
utilizan las plantas, ya sea para disuadir a los depredadores de
comer sus semillas o, por el contrario, para alentar a los
depredadores a comerlas y transportarlas. No sorprendentemente,
los depredadores de vegetales también se dividen en dos
categorías. Los animales herbívoros que pastaban, evolucionaron
tendiendo a consumir principalmente plantas de una sola hoja
embrionaria en su semilla (monocotiledóneas), que engloban
mayoritariamente a las herbáceas y los cereales, mientras que los
animales arborícolas experimentaron a lo largo de su evolución
para consumir hojas de árboles y sus frutos, integrados en el grupo
de plantas de dos hojas embrionarias en su semilla
(dicotiledóneas). Las lectinas en las plantas de una hoja son
totalmente diferentes de las lectinas en las plantas de dos hojas,
por lo que los conjuntos de microbios intestinales en los herbívoros
y en los arborícolas también evolucionaron siguiendo dos caminos
distintos. Los microbios intestinales en los herbívoros digieren las
lectinas en las plantas de una sola hoja, mientras que los
arborícolas tienen un conjunto diferente de microbios capaces de
procesar las lectinas en plantas de dos hojas. Sabemos que cuanto
más tiempo se esté expuesto a un compuesto, más se es tolerante
con ello y no se reaccione vigorosamente. Piensa en cómo la alergia
se produce a partir del contacto con una pequeña dosis de un
alérgeno hasta que finalmente, con el tiempo es posible manejar
ese alimento u otra sustancia de cualquier otra naturaleza. Pero en
este caso, el plazo necesario para llegar a tolerar ciertas lectinas no
son semanas ni meses; más bien, son milenios.
Los predecesores de las vacas, las ovejas, los antílopes y otros
herbívoros han tenido millones y millones de años para desarrollar
y transmitir microbios capaces de manejar las lectinas en plantas de
una sola hoja. Por manejo, por supuesto, me refiero a digerir y
eliminar esas lectinas; en el caso de no eliminar estas lectinas,
entonces como alternativa “educar” al sistema inmunológico, para
que no se manifieste mucha molestia, ya que las hemos estado
encontrando durante millones de años. Los ratones y las ratas
evolucionaron como consumidores de cereales hace al menos 40
millones de años y han tenido mucho más tiempo para convertirse
en tolerantes a estas lectinas: del orden de 4 mil veces más de lo
que los humanos. Los roedores también tienen cientos de veces
más enzimas llamadas proteasas en su intestino para descomponer
las lectinas en las semillas, lo que significa que una pared intestinal
de los roedores no está bajo la amenaza constante que representan
las lectinas, pero sí es amenaza para los humanos.
Los humanos ciertamente no somos herbívoros, al menos en el uso
original del término (¡nos encanta comer bocadillos todo el día!
pero puedo asegurarles que el Programa Paradoja Vegetal logrará
que abandones esa tendencia.) Puede afirmarse que estamos
categorizados como habitantes arborícolas, o al menos
descendientes de una larga línea de arborílas que inicialmente eran
musarañas. Lo sé, eso puede parecer difícil de creer, pero fue hace
al menos 40 millones de años. Y durante ese tiempo, los microbios
que ahora llaman hogar a tu cuerpo y pueden manejar las lectinas
de las plantas de dos hojas, se han transmitido de generación en
generación.1
Cuatro cambios catastróficos en la dieta humana
NUESTRAS BACTERIAS INTESTINALES desempeñan un papel
importante en la “educación” de nuestro sistema inmunológico
para que sepa diferenciar qué compuestos deben aceptarse como
relativamente inofensivos y permitidos, y cuáles son motivo de
preocupación y deberían prohibirse su entrada.2 Esta “patrulla
fronteriza” conocida como nuestro sistema inmunológico se ha
construido desde hace más de 80 millones de años, mucho antes de
que surgiera el Homo Sapiens. Pero sólo hace relativamente poco
tiempo que nosotros (y nuestros microbios) hemos sido sometidos
a nuevos patrones en ciertos alimentos. Desafortunadamente, los
compuestos de estos alimentos imitan el comportamiento de un
conjunto completamente diferente de compuestos, que le dicen a
nuestras células qué hacer, particularmente a las células inmunes y
a las células grasas.
Las cuatro alteraciones principales en los patrones de alimentación
humana que se describen a continuación han alterado el sofisticado
equilibrio de poder entre plantas y humanos, lo que nos permitió a
ambos coexistir y prosperar durante milenios. Cada una de estas
alteraciones nos han obligado a adaptarnos (o no) a una dieta
cambiante. Y es sólo recientemente que hemos descubierto el
papel que desempeñan las lectinas en esta ruptura del equilibrio.
Las epidemias de obesidad, diabetes tipo 2 y otros problemas de
salud, son una prueba positiva de que ahora estamos perdiendo
esta guerra. Para explicar por qué esto está sucediendo ahora, y
qué podemos hacer al respecto, hagamos un breve viaje a los
antiguos orígenes de la humanidad.
CAMBIO #1: La Revolución Agrícola
El advenimiento de la revolución agrícola hace unos 10 mil años,
significó que una fuente totalmente nueva de alimentos (cereales y
frijoles) se convirtiera rápidamente en el alimento básico de la
mayoría de las culturas. En aquel momento, la dieta el ser humano
cambió de hojas, tubérculos, algo de grasa y proteína animal a
principalmente cereales y frijoles. Hasta entonces, el microbioma
del humano nunca había encontrado lectinas en pastos (granos) o
leguminosas y, por lo tanto, las bacterias intestinales del ser
humano, sus microbios y su sistema inmunológico no tenían
experiencia en el manejo de ellas.
Avancemos unos 5,000 años aproximadamente. Gracias a sus
hórreos llenos de trigo, el antiguo Egipto pudo alimentar a su
gente, incluidos los esclavos que construyeron sus pirámides, lo que
permitió su ascenso a un gran reino. Sin embargo, el análisis de
miles de restos momificados egipcios ha revelado el estado de
salud de esos comedores de trigo, y no era bueno. Murieron con
sobrepeso, con arterias obstruidas. Sus dientes también sufrieron
caries debido a una dieta rica en cereales, que están llenos de
azúcares simples y desgastados hasta las encías por la molienda de
los granos.3 Los restos momificados de la reina Nefertiti sugieren
que ella lo más probable es que tuviera diabetes. La legendaria
reina no fue la única con problemas relacionados con su dieta rica
en cereales. De hecho, la avena ha sido asociada con problemas
dentales incluso en los tiempos modernos. En 1932, los
investigadores descubrieron que, dar a niños pequeños con caries y
dientes malformados, una dieta libre de avena pero fortificada con
vitamina D y aceite de hígado de bacalao por un período de seis
meses, resultó en la eliminación casi completa de nuevas caries y la
regresión en el crecimiento de las ya existentes.4 Estos resultados
fueron dramáticamente mejor que esfuerzos anteriores usando
solo suplementos de vitamina D, pero que permitió a los niños
seguir consumiendo avena.
En diversos grados, podemos ver que las lectinas de la avena y
otros cereales, legumbres y algunas otras plantas siempre han sido
tóxicas, pero dada la elección entre el hambre y algunas
compensaciones graves en materia de salud, los seres humanos
optamos siempre por la supervivencia. Nuestros antepasados
idearon formas de minimizar los efectos de las lectinas una vez que
la revolución agrícola las trajo a nuestros platos, utilizando
fermentación y otras ingeniosas técnicas de preparación. Y
claramente, sin granos ni frijoles, la civilización tal como la
conocemos no hubiera ocurrido.
CAMBIO #2: Una mutación en las vacas
Hace unos 2,000 años, una mutación espontánea en las vacas del
norte de Europa les hizo producir la proteína caseína A-1 en su
leche en lugar de la caseína A-2 normal. Durante la digestión, la
caseína A-1 se convierte en una proteína similar a la lectina llamada
beta-casomorfina. Esta proteína se une a las células productoras de
insulina del páncreas, conocidas como células beta, lo que provoca
un ataque inmunológico al páncreas de las personas que consumen
leche de estas vacas o quesos elaborados con caseína A-1.5 Esta es
probablemente la causa principal de diabetes del tipo 1.6 Las vacas,
cabras y ovejas del sur de Europa siguen produciendo leche con
caseína A-2, pero debido a que las vacas con caseína A-1 son más
resistentes y producen más leche, los agricultores la prefieren. La
raza de vacas más común en todo el mundo es la Holstein, cuya
leche contiene esta problemática proteína parecida a la lectina. Si
tú crees que beber leche te da problema, es casi seguro que sea por
la vaca. La raza que tiene la culpa, no la leche en sí. La Holstein
blanca y negra es el ejemplo clásico de la vaca A-1, mientras que
Guernsey, Brown Swiss y las azules belgas son todas caseína A-2.
Por eso te recomiendo que, si consumes lácteos, opta por
productos lácteos únicamente con caseína A-2, que se encuentran
en los supermercados estadounidenses. Las tiendas han
comenzado a venderlo recientemente, particularmente en la costa
oeste. Alternativamente, usa productos lácteos de cabra u oveja
para estar más seguro.
HISTORIA EXITOSA
¡Es la raza de vaca!
Allison M., que padece artritis reumatoide desde hace mucho
tiempo, vino a verme para pedir ayuda. Cuando tenía cincuenta
años, había decidido que pasar el resto de su vida con
medicamentos inmunosupresores, que podrían promover el cáncer,
era demasiado con lo que lidiar. En cambio, dejó las drogas y
comenzó el Programa Paradoja Vegetal. Comenzó a prosperar y su
dolor desapareció... y con ello los marcadores inflamatorios. Pero
fue la llamada que recibí del Napa Valley lo que hace que esta
historia de éxito sea tan conmovedora. Parece que Allison estaba
visitando a una amiga que le ofreció un yogur, de las vacas
alimentadas con pasto en una granja cercana, sabiendo que ella
estaba en esta "loca” dieta Gundry. Mi paciente se negó, diciendo
que no era la raza de vaca adecuada, lo que hizo que su amiga
menospreciara la dieta, diciendo que era ridículo. ¡Como si la raza
de vaca marcara la diferencia! Allison se rio y estuvo de acuerdo en
que era una tontería y que seguramente un poquito no haría daño.
Entonces para ser educada, se comió un par de cucharadas de
yogur, esa noche ella se despertó con tres articulaciones de los
dedos de la mano izquierda hinchadas y de color rojo brillante. ¡Me
llamó, no presa del pánico, sino encantada! Era la raza de vaca,
después de todo. Ella me dijo que nunca había sentido algo que le
doliera tanto y le hubiera hecho tanto bien, porque ahora sabía que
tenía la fórmula secreta para tener buena salud durante toda su
vida.
CAMBIO #3: Plantas del Nuevo Mundo
Parecería que deberíamos habernos vuelto bastante tolerantes con
estas nuevas lectinas en los últimos 10,000 años, pero hagamos un
viaje más atrás en el tiempo. Hace 5 siglos, el último de los cambios
importantes en la exposición a las lectinas... y quizás la mayor
perturbación de todas, ocurrió cuando los europeos llegaron a
América. Los exploradores llevaron alimentos del Nuevo Mundo a
sus países de origen y, el intercambio colombiano llamado así en
honor a Cristóbal Colón, expuso al resto del mundo a toda una serie
de nuevas lectinas. Incluyen la familia de las solanáceas, la mayor
parte de la familia de las judías (legumbres, incluidos maní y
anacardos), cereales, pseudocereales como amaranto y quinoa, la
familia de las calabazas (calabazas, calabazas bellotas, calabacín),
chía y algunas otras semillas. Todos son alimentos que hasta
entonces ningún europeo, asiático o africano jamás habían visto, y
mucho menos comido. La mitad de los alimentos que le han dicho
que coma para tener una buena salud son en realidad del Nuevo
Mundo, plantas a las que la mayoría de la humanidad no tuvo
exposición previa, es decir que, su cuerpo, sus bacterias intestinales
y su sistema inmunológico no están preparados para tolerarlas.
Conocer una nueva lectina en quinientos años, equivale a
adaptarse a una nueva pareja en una cita rápida, si se considera el
tiempo en términos de evolutivos.
CAMBIO #4: Innovaciones contemporáneas
En las últimas 5 décadas nos hemos enfrentado a otro
desencadenamiento de lectinas en alimentos procesados y más
recientemente en organismos genéticamente modificados (OGM),
incluyendo la soja, el maíz, los tomates y la colza (canola).
Nuestros cuerpos nunca antes habían encontrado ninguna de estas
lectinas. Además, con la introducción de antibióticos de amplio
espectro, otros fármacos y una amplia gama de productos
químicos, hemos destruido totalmente las bacterias intestinales
que normalmente nos habrían dado la oportunidad de procesar
estas lectinas y educar a nuestro sistema inmunológico para
combatir sus efectos. Discutiremos estos agentes generadores
interferencias más adelante en el capítulo 4.
Estos cuatro factores(cambios) han alterado profundamente la
mensajería normal dentro de nuestros cuerpos. No hay manera de
que nosotros (y nuestro microbioma) podamos adaptarnos a hacer
frente a estos ataques de lectinas en tan poco tiempo solo piensa
sobre esas pobres vacas que nunca habían encontrado lectinas de
maíz y soja hasta hace unos sesenta años y son tratados con Tums
(antiácido) para que coman su nuevo alimento para promover el
peso. Esto es particularmente cierto si hacemos una práctica de
matar la mayor parte de nuestro microbioma diariamente al ingerir
ciertos medicamentos, incluidos antibióticos y otras sustancias
como los edulcorantes artificiales. Es como pretender que, con uno
de los primeros ordenadores personales desarrollado en la década
de 1970, con quizás 250 bytes de memoria, fuera posible transmitir
vídeos, consultar tu página de Facebook, pagar facturas, reservar
billetes de avión, ordenar alimentos y realizar muchas otras
funciones que ahora son posibles en incluso las computadoras más
básicas de hoy en día.
¿Por qué ahora?
SI SÓLO UNO de estos cuatro factores se basa en los cambios de
hoy en día, ¿por qué de repente somos mucho más sensibles a las
lectinas hoy? La respuesta a esa pregunta tiene varios matices.
Como comentamos en las innovaciones contemporáneas, sección
anterior, varios cambios recientes han impactado la forma en que
respondemos a las lectinas. El ritmo de estos cambios se está
acercando a una velocidad vertiginosa, superando nuestro ritmo,
capacidad, y la de nuestro microbioma, para adaptarse en un
período de tiempo razonable. Durante el último medio siglo, hemos
abandonado muchos de los métodos probados y verdaderos,
formas de comer y preparar los alimentos, optando en cambio por
la comida rápida, procesada de alimentos, alimentos
ultraprocesados, comidas para microondas, etc. el maquillaje de
nuestra dieta también ha cambiado significativamente. Maíz, soja y
trigo, todos envasados con lectinas, se encuentran en la mayoría de
los alimentos procesados. La carga de lectinas en humanos es más
alta que nunca, pero hay mucho más en la historia, en este mismo
lapso de 5 décadas, una avalancha de herbicidas, biocidas, drogas,
fertilizantes, aditivos alimentarios, productos para el cuidado de la
piel y muchos otros productos químicos, también ha alterado su
sistema de mensajería interna, su instinto y los microbios en su
intestino. Esa sobrecarga química ha comprometido tu capacidad,
para tratar cereales, legumbres y otras plantas que contienen
lectinas.
Como les advertí en la Introducción, mucho de lo que les contaré
inicialmente puede ser difícil de aceptar. Puede hacerte cuestionar
el mismo concepto de quién eres. Desafiará tus nociones sobre las
causas de la salud y enfermedad. Cambiará radicalmente tus
conceptos sobre lo que constituyen alimentos saludables, buenos
alimentos, malos alimentos e incluso alimentos orgánicos, y sin
duda hará que te cuestiones las pautas dietéticas de EE. UU. En el
nivel más básico, quiero que entiendas por qué no puedes ignorar
el pasado para disfrutar de un largo y futuro saludable.
Nuestro suministro de alimentos actual es muy diferente del que ha
mantenido a las personas durante generaciones.
Consideremos lo siguiente: tan sólo en los últimos cincuenta años,
se han producido los siguientes cambios:
• Ahora comemos mucho más trigo, maíz y otros cereales, además
de soja, en forma de alimentos procesados, que han desplazado a
los no procesados, carbohidratos, incluidas las verduras de hojas
verdes y otras verduras.7
• Se gasta más del 43 por ciento del presupuesto familiar promedio
para alimentos fuera del hogar, frente a poco menos del 26 por
ciento en 1970.8
• En lugar de comidas caseras, dependemos cada vez más de
alimentos preparados para pop en el microondas, alimentos
ultraprocesados llenos de cuestionables ingredientes y comidas
para llevar.
• Hemos olvidado (o ignorado) formas probadas y verdaderas de
neutralizar efectos negativos del consumo de ciertos alimentos que
contienen lectinas.
• Muchas plantas que alguna vez fueron familiares ahora se
cultivan utilizando fertilizantes petroquímicos y modificadas para
ser más resistentes a las plagas, madurar antes, minimizar o
eliminar hematomas o abolladuras y realizar otros cambios que
aumenten producción y faciliten el traslado de productos a largas
distancias.
• Ni siquiera nuestras verduras saludables se cultivan con la ayuda
de las ancestrales bacterias del suelo, que han sido erradicadas por
la agricultura moderna con técnicas y los biocidas. En el suelo
también se disminuyó significativamente los niveles de zinc y
magnesio, elementos clave que previenen la diabetes y el síndrome
metabólico.9
• Aunque no necesariamente los asociamos con la obesidad y otros
problemas de salud, productos no alimentarios como los de venta
libre y medicamentos sin receta, ambientadores, desinfectantes
para manos y muchos otros alteradores que tal vez no son sólo un
problema en sí mismos, sino que también agravan los efectos
negativos de la ingesta de lectinas.
¿Qué es la comida saludable?
COMO TU SALUD depende tanto de tu dieta, todo depende de tu
elección de los alimentos y sus cantidades relativas, así como la
preparación y técnicas que utilices. Pero, irónicamente, la mayoría
de mis pacientes con enfermedades ¡ya comían “saludable”! O al
menos eso pensaban.
En mi plan de dieta original para mis pacientes, desterré los
alimentos blancos como harina, azúcar, patatas y leche, y una
cantidad limitada de alimentos marrones, como ciertos cereales
integrales y legumbres. Pero cuando posteriormente eliminé todos
los granos y todos los pseudocereales (quinoa, trigo sarraceno y
similares) junto con todas las legumbres, incluyendo tofu,
edamame y otros productos de soya, mis pacientes experimentaron
mejoras aún mayores. Parecía que cuanto más alimento
supuestamente saludable eliminé, más mejoró su salud, sus
canceres retrocedieron o desaparecieron (sí, leíste bien), al igual
que su diabetes tipo 2, enfermedad de las arterias coronarias,
fibromialgia y enfermedades autoinmunes. ¿Cómo es posible?
Después de todo, hemos estado comiendo estos alimentos
saludables durante miles de años. ¿O tal vez no?
Muchos alimentos, incluidos los que contienen lectinas, tienen
propiedades positivas y negativas. Además, los individuos tienen
diferentes tolerancias a las lectinas, dependiendo del estado de su
salud. Pero en gran medida, su salud individual depende de la salud
del revestimiento intestinal, de su microbioma y sus instrucciones
para su sistema inmunológico. Para mí está claro que las lectinas
están liderando la guerra dentro de tu cuerpo.
Incluso cuando se cultivan orgánicamente, ciertos alimentos ricos
en lectinas son la causa de las llamadas enfermedades
autoinmunes, mientras que la ausencia de lectinas en mis pacientes
y como se informa en la literatura científica, se ha descubierto que
dicha ausencia cura la enfermedad autoinmune.10 Estas
afirmaciones pueden parecer escandalosas, pero las evidencias
entran y salen de mi sala de espera todos los días. En un estudio, 20
mujeres con artritis reumatoide (AR) fueron sometidas a un ayuno
de agua, durante el cual la AR desapareció en todas ellas, y cuando
los pusieron a una dieta vegana después de eso, la mitad
permaneció en estado de remisión, lo que significa que su intestino
se había curado. Pero la AR recurrió en el otro 50 por ciento de los
pacientes del grupo con dieta vegetariana.11 De hecho, mis estudios
han demostrado que comer alimentos “saludables” ricos en lectinas
causan AR. Necesitamos replantear nuestra definición de lo que
define saludable, que debería incluir el limitar la ingesta de
alimentos ricos en lectinas.
HISTORIA EXITOSA
Esperando un segundo hijo
Hermosa y llena de vida, Suzanna K., de veintisiete años, y su
marido buscaban mi ayuda. Poco después de dar a luz a su primer
hijo, Suzanna había desarrollado una artritis reumatoide
devastadora. Se le prescribió un medicamento con esteroides y un
inmunosupresor, pero todavía tenía, seguía sufriendo de
articulaciones extremadamente hinchadas. Cualquier movimiento
era doloroso, haciéndole imposible sostener a su hijo. Además, ella
y su marido, querían desesperadamente otro bebé, pero sabían que
estar en estos tratamientos le resultara demasiado peligroso
contemplar otro embarazo.
Suzanna estaba dispuesta a intentar cualquier cosa. Su análisis de
sangre mostró que incluso con estos poderosos medicamentos, su
sistema inmunológico no estaba, en modo de ataque completo. Sus
pruebas también mostraron el marcador de sensibilidad ante las
lectinas. Entonces decidimos en conjunto suspender el tratamiento
e instituimos el Programa Paradoja Vegetal. Al principio fue difícil.
usamos compuestos antiinflamatorios naturales como extracto de
boswellia, y dosis altas de aceite de pescado y vitamina D, cada
semana que pasaba, su dolor iba disminuyendo y sus marcadores
de inflamación descendieron lentamente, acercándose a la
normalidad. Ahora podía jugar con su hijo sin dolor y levantarlo o
sostenerlo sin hacer una mueca. Aproximadamente un año después
de comenzar su programa, me reuní con ella nuevamente, junto
con su esposo y su madre, quienes se habían unido al programa
para ayudarla a seguir adelante. Le dije que sus marcadores habían
mejorado al punto en el que pensé que podría intentar quedar
embarazada. Su rostro se iluminó con picardía. "Sabía que dirías
eso", declaró, ¡acabo de recibir la prueba y tengo cuatro semanas
de embarazo! Suzanna recientemente dio a luz a una niña normal y,
a diferencia de su primera ronda, esta vez no va a sufrir su artritis
reumatoide de 7 meses de posparto.
¿Y qué hay de su marido y su madre? A pesar de ser un fitness, su
marido había estado plagado de problemas crónicos nasales, que
han desaparecido desde que empezó el programa. ¿Por qué podría
ser eso? Las lectinas son la causa de los problemas de los senos
nasales, porque la producción excesiva de mucosa es la primera
línea de defensa para atrapar las lectinas que consumimos. La
próxima vez si te moquea la nariz después de comer salsa picante,
recuerda esto. ¿Y mamá? su diabetes, colesterol alto y artritis han
desaparecido, ya no tiene ningún tratamiento, sus medicamentos y
pesa 12 kilos menos, solo por ayudar a su hija a cambia su dieta.
Los problemas que enfrentan estas tres personas podrían parecen
dispares, pero todos estaban unidos por la sensibilidad a las
lectinas, y todos tuvieron éxito al eliminar las lectinas de su dieta.
Los secretos de la sensibilidad al gluten
COMO USTED AHORA sabe, el gluten, la proteína que se encuentra
en el trigo, la cebada, el centeno y, a menudo, en la avena, es sólo
una forma de lectina, y la que ha recibido la mayor atención en los
últimos años. El consumo de cualquiera o los cuatro de estos
“alimentos saludables” pueden desencadenar la enfermedad
celíaca, una afección intestinal potencialmente mortal. En otras
personas muestran sensibilidad al gluten en una variedad de
síntomas, incluyendo confusión mental, dolor en las articulaciones
e inflamación.
Todos los alimentos con gluten contienen lectinas, aunque no todos
los alimentos con lectinas contienen las proteínas vegetales
particulares conocidas como gluten. Lo que quizás sea peor es que
casi todos los cereales y pseudocereales contienen lectinas
similares al gluten. Y aquí están miles de otras lectinas;
desafortunadamente, la dieta estadounidense estándar,
acertadamente abreviado como SAD, está repleto de ellos. Además,
muchas otras lectinas son más perjudiciales que el gluten. Los
llamados productos sin gluten están en realidad lleno de lectinas en
forma de harinas hechas de maíz, avena, trigo sarraceno, quinoa y
otros cereales y pseudocereales, así como la soja y otras legumbres.
Ello explica por qué tanta gente que veo en mi práctica que han
eliminado la cebada, el centeno, la avena y el trigo (BROW)
continúan teniendo problemas digestivos y otros problemas de
salud, incluido el sobrepeso o bajo peso, especialmente si comen
productos "sin gluten" (pero no sin lectinas).12 De hecho, el
aumento de peso es un resultado frecuente de consumir productos
(supuestamente) sin gluten. También puede surgir otro problema al
dejar de consumir gluten: todos normalmente tienen bacterias que
comen gluten, pero si omites todo el gluten de tu dieta, el
suministro de alimentos desaparece y las bacterias que digieren el
gluten se van del organismo. Entonces si estás expuesto al gluten
en una fecha posterior, como es casi seguro que lo estarás, el
gluten te creará problemas.13
HISTORIA EXITOSA
El mito sin gluten
Clarence V. se curó de la diabetes tipo 2 con mis cambios en la
dieta. Sin embargo, cuando más tarde le diagnostiqué enfermedad
celíaca, empezó a comer panes y galletas sin gluten, que son
bombas de azúcar. Sin sorpresa, una vez más se convirtió en un
diabético desgarrador. Una vez que él entendió lo que había
pasado, dejó de comer esos productos y pudo mantener ambas
enfermedades a raya. Pero su historia no termina ahí. La diabetes
de Clarence había provocado un nivel muy bajo de testosterona. Él
le había asegurado a su esposa, que tenía 42 años, que era infértil,
por lo que ya no se preocupaba del control de la natalidad. Pero
cuando se curó a sí mismo de diabetes al reducir el azúcar y las
proteínas animales, su nivel de testosterona subió, y he aquí, su
esposa quedó embarazada. Esto no fue una sorpresa agradable
para una pareja cuyos otros hijos se marchaban a la Universidad.
Afortunadamente, para la familia y con la mejora de la salud de
Clarence, ahora están contentos con su incorporación sorpresa.
Los cereales y el aumento de peso
PIENSE EN GLUTEN Y su primera asociación probablemente será el
trigo a pesar de que la cebada, el centeno y, a veces, las avenas
también contienen gluten, ningún grano es tan omnipresente en la
dieta americana como el trigo. Como mencioné anteriormente, las
propiedades del trigo para mejorar el peso nos llevaron a elegir el
trigo en lugar de otros granos menos “pesados” hace diez mil años.
Aunque el trigo puede ser nuestro grano favorito, no es tu amigo,
independientemente de si lo que han sido diagnosticados con
enfermedad celíaca o sensibilidad no celíaca al trigo. El trigo es
adictivo y actúa como un opio en el cerebro. Como la mayoría de la
gente, toleras sus efectos nocivos porque eres adicto a él. Además
de sus propiedades adictivas, el trigo presenta otro gran problema
para nosotros: promueve activamente el aumento de peso.
Aprenderás cómo sucede esto en el capítulo 5, pero mientras tanto
considera esto: para engordar un novillo u otro animal para
sacrificio, el agricultor lo alimenta con cereales (y soja y otras
legumbres), junto con antibióticos en dosis bajas. Los cereales con
una guarnición de antibióticos tienen el mismo efecto en los
humanos, engordándonos y desempeñando un papel importante,
esto lo explican nuestras horribles estadísticas de salud. Según los
Centros de Control de Enfermedades, el 70.7 por ciento de los
adultos estadounidenses tienen sobrepeso, y de esos casi el 38 por
ciento son obesos.14 Hace veinte años, menos del 20 por ciento
eran obesos. Lamentablemente, el sobrepeso es la nueva
normalidad y las lectinas desempeñan un papel importante en esta
crisis de obesidad.
Y recuerda, nuestra ingesta de trigo no proviene sólo de los granos
que comes directamente. Dado que alimentamos a los animales
que terminan en nuestra mesa tanto grano, legumbres (frijoles) y
antibióticos, ese guiso tóxico también termina en nosotros, creando
la tormenta perfecta. Y la tormenta se vuelve aún más peligrosa
cuando nosotros mismos abusamos de los antibióticos de amplio
espectro.
La lectina evitable más peligrosa no es gluten
EL GLUTEN HA SIDO el chico malo en el mundo de la nutrición
durante los últimos años, aumentando el interés en las dietas bajas
en carbohidratos defendidas por el Dr. Robert Atkins y Dr. Arthur
Agatston (creador de la Dieta South Beach). Dr. William Davis, autor
de Wheat Belly y el Dr. David Perlmutter, autor de Grain Brain,
continúan evitando los cereales y han puesto de relieve la adicción
al trigo en sus libros, pero ambos se centraron en el gluten del
trigo. En realidad, el gluten es sólo una pequeña pieza del
rompecabezas.
Ya conociste a un villano sigiloso que acecha entre el trigo:
aglutinina de germen de trigo (WGA). Para que quede claro, el
WGA no está asociado con el gluten; más bien, se encuentra en el
salvado. Esto significa que el pan blanco contiene gluten, pero no
WGA, mientras que el pan integral contiene el doble golpe. La
aglutinina de germen de trigo es una proteína especialmente
pequeña en comparación con la mayoría de otras lectinas, que son
relativamente grandes. Incluso si la barrera mucosa intestinal no ha
sido comprometida, WGA puede atravesar las paredes del intestino
más fácilmente que otras lectinas. Pero este es sólo uno de muchos
malos efectos causados por el consumo de WGA. También:
1. Se comporta como la insulina, alterando la función endocrina
normal al bombear azúcar a las células grasas, donde el azúcar
pronto se convierte en grasa, resultando en aumento de peso y el
desarrollo de resistencia a la insulina.
2. Impide que el azúcar llegue a las células musculares, creando aún
más grasa en el cuerpo y músculos hambrientos de alimento.
3. Interfiere con la digestión de proteínas.
4. Promueve la inflamación al liberar radicales libres, que pueden
adelgazar el revestimiento mucoso del intestino.
5. Reacciona de forma cruzada con otras proteínas, creando
anticuerpos que pueden inducir respuestas autoinmunes. Estos
anticuerpos son distintos de los formado por una reacción al gluten.
6. Atraviesa la barrera hematoencefálica, llevando consigo otras
sustancias que se han adherido, provocando problemas
neurológicos.
7. Mata las células, sin distinguir entre células normales y
cancerosas.
8. Interfiere con la replicación del ADN.
9. Provoca aterosclerosis, el endurecimiento de las arterias debido
a la acumulación de placa (que nunca se menciona en la medicina
convencional).
10. Permite la entrada de influenza y otros virus que causan
enfermedades al cuerpo desde el intestino uniéndose al ácido
siálico en el revestimiento mucoso.
11. Contribuye al desarrollo de nefritis o inflamación de los
riñones.15
Entonces, ¿cómo se evita la WGA? Simplemente manténgase
alejado del pan integral y otros productos integrales.
La verdadera historia de las cereales integrales
AUNQUE LOS CEREALES INTEGADOS han sido considerados
alimentos saludables sólo en las últimas décadas, vale la pena
recordar que hace unos miles de años, una vez que la tecnología de
molienda permitió eliminar las partes fibrosas del trigo (el salvado o
cascarilla) y otros cereales, las clases privilegiadas optaron por
comer pan “blanco”. Los cereales integrales relegados, como el
arroz integral y el pan integral elaborado con cereales integrales se
los dejaron a los campesinos. El objetivo era refinar los granos para
que fueran más fáciles de digerir en “la tripa”, además de hacer el
pan más blanco. Por supuesto, los ricos no lo sabían en ese
momento, pero los cereales integrales tienen un contenido de
lectinas considerablemente mayor que los cereales a los que se les
ha despojado de su cubierta fibrosa (con la aglutinina), lo que
explica por qué fueron más fácil para su digestión. Griegos y
romanos incluso debatieron sobre cuál el país tenía el trigo con el
que se obtuviera un pan más blanco. Para su información, Egipto
ganó ese concurso.
Hoy en día todo el mundo “sabe” (o más bien creen saber) que el
arroz integral es más saludable que el arroz blanco, a pesar de lo
cual, los 4,000 millones de personas que utilizan el arroz como
grano básico en Asia siempre le han quitado la cáscara fibrosa al
arroz pardo para hacerlo blanco antes de comerlo. ¿cómo 4,000
millones de ignorantes? No, muy inteligentes; ya que esa cubierta,
salvado o cascarilla tiene las lectinas del cereal y estas culturas las
han estado eliminando durante miles de años. Aunque alguna vez
creí que cualquier grano blanco era inferior a cualquier grano
marrón (integral), desde entonces he cambiado mi postura.
Tradicionalmente, los chinos, japoneses y otros pueblos asiáticos
no han estado plagados de obesidad, enfermedades cardíacas,
diabetes y otras condiciones que son tan comunes en los Estados
Unidos.16 Me atrevería a decir que, si tienes sobrepeso, es muy
probable que sea porque eres un creyente en el mito de la "bondad
de los cereales integrales". De manera preocupante, el
renacimiento de los productos integrales ha reintroducido la WGA y
una serie de otras lectinas de nuevo en nuestra dieta.
Esta obsesión actual por las “bondades de los cereales integrales”
es totalmente contraria a lo que nuestros antepasados habían
intentado hacer con los cereales, pero no es la primera vez que esta
moda ha surgido. En 1894, el Dr. John Kellogg, médico y
superintendente de un sanatorio, no tuvo éxito en sus esfuerzos
por conseguir que sus pacientes comieran cereales integrales
(estaba obsesionado con la “regularidad”, que veía como la clave
para una buena salud). Cuando sus pacientes se negaron a
comerlos, él y su hermano, Will Keith Kellogg, idearon una manera
de disfrazar todo cereales, en este caso maíz, en lo que se
convirtieron en los copos de maíz de Kellogg. Y entonces
inició un cambio en lo que constituía un desayuno "saludable", es
decir, cereal frío y, la génesis de una industria de miles de millones
de dólares. Esa industria (del maíz) pronto sacó al trigo como el
cereal del desayuno “perfecto”, reintroduciendo la WGA y una serie
de otras lectinas en nuestra dieta. Para que te des cuenta de lo
reciente que es el fenómeno del cereal frío en la dieta humana,
ningún europeo o asiático lo había comido hasta 1945, cuando las
tropas estadounidenses estacionadas en el extranjero lo
introdujeron después de la Segunda Guerra Mundial. Tengo
muchos pacientes que emigraron del este de Europa o el Medio
Oriente y nunca había comido cereales hasta los años 1960 o los
años 70s.
Pero el interés más amplio por los cereales integrales no se arraigó
hasta los últimos 50 años entre hippies, fanáticos de esa comida y
algunos nutricionistas. Ahora el movimiento del grano integral se
ha generalizado, con cereales para el desayuno, pan y otros
productos horneados promocionados como alimentos saludables y
a menudo comercializados con seductores palabras como
“bondades integrales”. Sin embargo, esta tendencia en realidad
causó daño en nuestro intestino colectivo y abrió la puerta a otros
problemas de salud. El mayor consumo de alimentos integrales y
los alimentos procesados se traducen en un doble golpe de
exposición a las lectinas.
Quizás hayas oído hablar de la paradoja francesa, que se refiere al
hecho de que los franceses pueden comer baguettes (hechas con
harina blanca), beber vino tinto, y disfrutar de la mantequilla sin
engordar ni sufrir efectos nocivos para la salud, específicamente
enfermedades cardíacas, que afectan a los estadounidenses. En su
libro francés Las mujeres no engordan, publicado hace una década,
de la autora Mireille Guiliano, quien nació y creció en Francia y
ahora vive en los Estados Unidos, trajo la paradoja francesa a
nuestras costas, revelando cómo disfrutaba de todos estos
alimentos supuestamente poco saludables mientras mantiene su
figura esbelta y buena salud durante décadas. Y la paradoja
francesa no se aplica sólo a la del sexo más justo. Los hombres
franceses de mediana edad experimentan aproximadamente la
mitad de la tasa de enfermedades cardíacas que los hombres
estadounidenses padecen y, viven un promedio de dos y medio
años más.17 Pero la verdadera razón por la que tanto los hombres
como las mujeres francesas tienen más probabilidades de
mantener su forma y tener menos problemas cardíacos que los
estadounidenses es, que no consumen WGA. Por eso también los
italianos comen su propia versión de pan blanco y solo pequeñas
porciones de pasta hecha con harina blanca: en Italia, la pasta es el
primer plato, no el plato principal como en EEUU. He viajado
mucho por Italia, estudiando su comida y cultura, y las tristes
noticias es que ellos también han sido influenciados por la
tendencia americana: la pasta de trigo integral, empieza a aparecer
en los menús de las ciudades frecuentadas por turistas.
Evita el trigo y la glucosamina
La lectina WGA tiene una afinidad particular por unirse al cartílago de las
articulaciones y estimular nuestro sistema inmunológico para atacar nuestras
articulaciones. Ambos la inflamación y el dolor resultante se pueden aliviar
temporalmente con medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) de venta
libre, como aspirina (Bufferin, Anacin o Ecotrin), ibuprofeno (Motrin o Advil), naproxeno
(Aleve, Anaprox, Naprelan y Naprosyn) o ketoprofeno (Orudis KT). O un médico puede
recetarle un AINE como Celebrex, Zorvolex, Indocin o Feldene, entre otros.
Todos estos medicamentos pueden proporcionar alivio a corto plazo, pero tienen
efectos secundarios nocivos en el intestino (consulte “Romper la pared intestinal”,
“Surge una pista” y “¿Quién dejó salir a los perros?” para una discusión detallada). La
glucosamina se produce naturalmente en tu cuerpo y se encuentra en el líquido que
rodea y amortigua las articulaciones, donde cumple su función de uno de los
componentes básicos del cartílago. La glucosamina se une a la WGA, aliviando o
eliminando la inflamación y por tanto el dolor. Tomar sulfato de glucosamina en forma
de suplemento tiene un efecto saludable para muchas personas, pero no para todas. La
razón por la que es eficaz no es porque alivia mágicamente el dolor en las
articulaciones, pero debido a que se une a la WGA y otras lectinas en el intestino, que
luego se eliminan antes de que puedan ingresar a tu cuerpo. Para romper el círculo
vicioso de tomar AINE para reducir los efectos infligidos por la WGA, simplemente
omita el trigo y otras lectinas que contengan los alimentos de su dieta. Los resultados
son sorprendentes.