La Inmortalidad Del Alma

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La inmortalidad del alma

“El alma que pecare, esa morirá.” (Ezequiel 18:4, Reina-Valera, 1960.)

Las Escrituras describen así la creación de la primera alma humana: “Jehová Dios
procedió a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento
de vida, y el hombre vino a ser alma [en hebreo, néfesch] viviente” (Génesis 2:7).

La palabra hebrea néfesch, que se traduce por “alma”, significa literalmente


“criatura que respira”. Cuando Dios creó a Adán, lo que infundió en su cuerpo
no fue un alma inmortal, sino la fuerza de vida, que se conserva por medio de la
respiración. Por lo tanto, cuando la Biblia habla del alma, se refiere al entero ser
vivo. Y ¿qué ocurre si el alma pierde la fuerza de vida? Dicho sencillamente,
muere (Génesis 3:19).

Si nuestra alma pereciera, seria porque en ella existe una finitud, un inicio y fin, o
segundo, debido a que la razón de la existencia del alma seria solo para prestar
vida a nuestra corporalidad, o por último porque el creador decidiera quitar esa
vitalidad y se destruyera lo creado.

Y en contraparte si el alma es inmortal, también es infinita, e incorruptible no existe


el deseo de finitud, no existe principio de un inicio y fin o destrucción material.
Segundo, la vida de nuestra alma no esta unida a nuestro cuerpo, de lo cual se
deduce no es la misma naturaleza, por lo tanto el alma sobrevive al cuerpo
humano. Tercero, los atributos de Dios, exigen que no destruya lo creado.

La inmortalidad es “el nombre que los masones damos a la capacidad, espiritual


inmanente, sujeta al desarrollo y perfección por medio del raciocinio y la experiencia
espiritual, de conocer el bien que debemos hacer, y el mal que debemos evitar”.
La inmortalidad del alma se consigue con el Ser consiente, que es responsable con
congruencia, no hablar por decir algo, consiste en el análisis trascendental de lo que se
piensa, se siente y en manera tangible se actúa, en otras palabras, una vida donde la
existencia, es consecuencia de la fe, la esperanza y el amor.
El hombre es energía vital, el cual es la representación de nuestra manera de hacer y vivir
en común unión con el absoluto, con el creador. Únicamente como la consecución de la
integridad de los 3 atributos del hombre, cuerpo, alma y espíritu, y aún más, únicamente
cuando estos se encuentran en homeostasis, en armonía, es pues cuando se da la
respuesta a la verdad y a la vida. Una vida sin conciencia no es vida, es un derroche de
energía vital, estéril, infructuosa, que busca callar el entendimiento prostituyendo la razón,
con la voluntad y el libre albedrio.
Además, se debe recordar que no siempre es posible ni deseable para los seres humanos
expresar una perfecta adecuación entre lo que el hombre dice que es verdad, lo que cree
que es verdad y lo que la realidad es en sí. Por ello, además de la dimensión personal, es
preciso incorporar en el análisis del acto de conciencia critica, con las dimensiones de la
coherencia, de la autenticidad, de la fidelidad, de la honestidad y trasparencia, asumiendo
al mismo tiempo la opacidad, las paradojas de la vida y la ironía de la existencia humana.
Resulta pues, que el verdadero conocimiento y la inmortalidad, son fruto de la sabiduría
organismica, el aprendizaje de esté conocimiento primitivo surge y se motiva por la
experiencia racional, sin embargo se requiere el complemento del carácter, la
espiritualidad y el desarrollo de una conciencia crítica, que se actualice, una vida
congruente en común unión con: lo material, el cuerpo físico; lo psíquico, la mente; y lo
espiritual, la chispa divina, que nos convierte a imagen y semejanza, del creador.
Vivir en el presente, vivir en plenitud, con la conciencia del yo mismo, es la inmortalidad.
El maestro secreto que desarrolla la congruencia, y la inmortalidad del alma, entiende que
somos el templo de Dios en la tierra, si suelto las cargas de mi vida, existe una vida más
grande a la que estamos acostumbrados, un alma inmortal, donde el tiempo y las
palabras no son esenciales, para conectar con el absoluto, vivir en armonía, con el
absoluto es experimentar angustia, miedo, tristeza, la alegría, el dolor humano, vivir con
mis semejantes, como si fuera ellos; porque pensar que vivir por el bien y por el mal, en el
infierno o en cielo, es vivir en la ilusión, vivir un sueño, el alma y la vida, son verdad y la
verdad es libertad , la libertad es paz. La ilusión genera conflicto, la verdad genera
abundancia, plenitud y armonía, parece que todo va y regresa, en realidad todo es parte
de lo mismo, ese uno en totalidad, pensamos que damos algo y se nos regresa a
nosotros, no existe ese tiempo psicológico, todo está pasando en el mismo instante, aquí
y ahora, la creación de la vida, es en este momento.

Nuestro cuerpo muere, pero muestra alma le sobrevive y sobrevivirá para


demostrar la inmanencia de la verdad, y la inmortalidad de la existencia.

M:S: Sergio Ivan Valdivia Martínez


Veracruz, Ver a 02 de Febrero de 2024

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