Efectos Adversos Del Tratamiento Transfusional - 3
Efectos Adversos Del Tratamiento Transfusional - 3
Efectos Adversos Del Tratamiento Transfusional - 3
La administración de una transfusión sanguínea siempre implica un riesgo para la salud del
receptor de la misma. A pesar de todas las precauciones que se toman, tanto en la selección
de los donantes como en la detección de elementos potencialmente peligrosos, existe aún la
posibilidad de aparición de efectos indeseables que, en algunos casos, pueden ser fatales.
Una vez revisadas estas medidas de seguridad, el personal de enfermería que realiza la
transfusión ha de tomar las constantes vitales del paciente. A continuación, se procede a la
infusión del hemocomponente, iniciándola lentamente y observando al paciente durante los
primeros 5-10 minutos de esta, con objeto de detectar las reacciones adversas que pudieran
aparecer durante la misma. Por último, se programa la infusión en un plazo que, como norma
general, no debe superar las 4 horas. Así pues, por ejemplo, la duración normal de una
transfusión de un concentrado de hematíes suele ser de unos 90 minutos.
Las reacciones transfusionales son aquellos efectos indeseables que pueden aparecer en el
paciente durante o después de la transfusión del algún hemocomponente.
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Si la reacción se produce durante la transfusión se ha de suspender la misma y practicar una
serie de medidas, entre las que cabe destacar las siguientes:
Mantener la vía venosa permeable, sustituyendo el que equipo de transfusión por otro
con una solución salina al 0,9%.
Comprobar que el paciente y el componente sanguíneo son los correctos.
Tomar los signos vitales del paciente y avisar al médico del mismo o, en su defecto al
de guardia.
Extraer muestras de sangre al paciente (un tubo de sangre sin anticoagulante y otro
con sangre anticoagulada con EDTA), por una vía distinta a la que se estaba utilizando
para transfusión, y enviarlas al banco de sangre junto con la unidad transfundida, para
comprobar la compatibilidad entre las sangres.
Remitir también al banco de sangre una hoja de notificación de reacción transfusional,
correctamente cumplimentada.
Recoger una muestra de la primera orina emitida por el paciente tras la reacción
transfusional y remitirla al banco de sangre, con objeto de observar su coloración y
evaluar la posibilidad de existencia de hemólisis.
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REACCIÓN HEMOLÍTICA AGUDA ERITROCITARIA
Se debe a una destrucción de los hematíes del donante ocasionada por la acción de
anticuerpos del receptor dirigidos contra ellos (incompatibilidad mayor); aunque,
excepcionalmente, también puede consistir en una destrucción de los hematíes del receptor
generada por anticuerpos del donante (incompatibilidad menor).
El caso más grave es el que cursa con hemólisis intravascular. Esta suele producirse por
anticuerpos de tipo IgM, en casos de incompatibilidad del sistema ABO. Generalmente se debe
a un error en la administración de la sangre, por identificación incorrecta.
En ella, la hemólisis intravascular puede causar una liberación de enzimas vasoactivas que da
lugar a un colapso cardiopulmonar, a una coagulación intravascular diseminada y a un fracaso
renal agudo.
Aparece de forma inmediata, ya que unos pocos mililitros de sangre bastan para que
aparezcan los síntomas. Estos consisten en sensación de quemadura en la vena de perfusión,
rubor facial, dolor retroesternal y lumbar, escalofríos, etc. En el paciente anestesiado puede
ser detectada por la aparición de hipotensión y sangrado.
Los casos menos graves se producen por una destrucción extravascular de los hematíes, por
las células del sistema mononuclear fagocítico. Los anticuerpos implicados en estas
reacciones son de tipo IgG. Generalmente, están dirigidos contra antígenos de los sistemas Rh,
Kell, Duffy y Kidd. Estas reacciones son menos agudas y solo suelen dar lugar a fiebre con
anemia y aumento de la bilirrubina. Además, en ellas es positiva la prueba de la antiglobulina
humana (test de Coombs) directa.
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En otras ocasiones se produce una trombocitopenia aloinmune pasiva. Esta se caracteriza por
una trombopenia de aparición brusca, en un paciente con un número de plaquetas
previamente normal, en las horas siguientes a la transfusión de un componente sanguíneo
(generalmente, concentrado de hematíes o plasma fresco congelado). Se debe a la presencia
en el hemocomponente transfundido de anticuerpos dirigidos contra antígenos plaquetarios
del receptor. Para la prevención futura de esta reacción transfusional es necesario localizar al
donante del componente sanguíneo y retirarlo de la donación.
REACCIONES ALÉRGICAS
Son las reacciones transfusionales más frecuentes y se deben a la presencia en la sangre del
receptor, de anticuerpos dirigidos contra las proteínas plasmáticas del donante. Aparecen de
forma inmediata durante la transfusión.
Las más graves se producen en raras ocasiones y consisten en reacciones anafilácticas. Estas
ocurren en pacientes con deficiencia congénita de IgA, que poseen anticuerpos antiIgA
dirigidos contra la IgA presente en el plasma del donante.
Las reacciones anafilácticas son cuadros clínicos muy graves, incluso mortales, que se
caracterizan por opresión torácica, edema de laringe e hipotensión. Requieren un tratamiento
inmediato con adrenalina, hidrocortisona, broncodilatodores y oxigenoterapia. A los pacientes
susceptible de padecerla se les debe transfundir concentrados de hematíe lavaos, totalmente
libre de plasma.
El edema pulmonar que caracteriza esta reacción transfusional origina un cuadro muy grave de
insuficiencia respiratoria aguda, caracterizado por disnea, cianosis, tos no productiva y, a
veces, tiritona.
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Los componentes sanguíneos implicados en casos de TRALI inmunológico suelen proceder de
mujeres multíparas, a consecuencia de la exposición de estas durante sus embarazos a
antígenos leucocitarios paternos presentes en el feto.
REACCIONES FEBRILES
Algunas reacciones transfusionales se caracterizan exclusivamente por la aparición de
hipertermia y escalofríos pero en su génesis no interviene un mecanismo inmunológico.
CONTAMINACIÓN BACTERIANA
Ocurre por contaminación del hemoderivado durante su almacenamiento. Es más frecuente
en los concentrados de plaquetas, ya que estas deben conservarse a 22±2ºC para mantener su
viabilidad. Las bacterias contaminantes suelen ser productoras de poderosas endotoxinas.
Es una complicación rara pero grave, ya que conduce a una invasión del sistema circulatorio
por bacterias (sepsis), que puede seguirse de un shock séptico con hipotensión, fracaso renal,
CID y muerte. Exige, por tanto, un tratamiento inmediato con antibióticos.
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SOBRECARGA CIRCULATORIA
Consiste en una expansión del volumen sanguíneo rápida y de larga duración. Generalmente,
aparece en ancianos con anemia crónica y con reserva cardíaca disminuida.
Se produce tras una transfusión sanguínea demasiado rápida o de demasiado volumen, que no
permite la acomodación de la función cardiorrespiratoria del paciente. Debido a ello, puede
ser causa de insuficiencia cardíaca y de edema pulmonar basal.
REACCION HIPOTENSIVA
Es un cuadro de hipotensión que acontece durante la transfusión sanguínea y que se asocia
exclusivamente a síntomas de mareo, sudoración fría y desasosiego.
En él la presión arterial del paciente, tanto la sistólica como la diastólica, desciende, al menos,
10 mm de Hg en relación a la pretransfusional.
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EMBOLIA PRODUCIDA POR BURBUJAS DE AIRE
Consiste en la entrada de aire en el interior del sistema venoso, que puede producir una
burbujeo de la sangre en el corazón y la consiguiente ineficacia de bombeo del mismo.
PÚRPURA TRANSFUSIONAL
Esta reacción consiste en la aparición de una trombopenia considerable al cabo de,
aproximadamente, una semana tras la transfusión, que se acompaña de un cuadro
hemorrágico de diversa gravedad.
Parece deberse al desarrollo de anticuerpos, generalmente del tipo IgG, que actúa contra el
antígeno HPA-1ª de las propias plaquetas del paciente. Tras ello, estas plaquetas sensibilizadas
son destruidas por el sistema mononuclear fagocítico.
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Para que esto suceda tiene que haber diferencias en los antígenos del sistema HLA del donante
y del receptor y, además, una falta de rechazo de los linfocitos transfundidos por parte del
receptor. Esto último sucede en pacientes con inmunosupresión grave o cuando el donante es
homocigótico para un determinado haplotipo HLA y el receptor es heterocigótico para ese
haplotipo.
Los órganos más afectados en esta reacción transfusional son la piel, el hígado, el intestino y
las células hematopoyéticas.
Los principales agentes infecciosos que pueden transmitirse por esta vía son los siguientes:
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Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)
En los países en los que las donaciones son no remuneradas y se realiza una buena selección
de los donantes, y con las modernas técnicas de detección de anticuerpos anti-VIH I/II, el
riesgo de transmisión de este agente infeccioso es bajo. Este es aún menor si se realizan
pruebas de detección del material genético vírico (RNA del VIH) que reducen la posibilidad de
transmisión de esta infección durante su periodo ventana.
Citomegalovirus (CMV)
La importancia clínica de la transmisión de este virus por vía transfusional se reduce a los
pacientes inmunodeprimidos o trasplantados.
La transmisión de este virus por vía transfusional no tiene demasiada importancia clínica, ya
que la infección que produce suele evolucionar espontáneamente hacia la curación.
Treponema pallidum
Las pruebas serológicas de sífilis realizadas en la sangre del donante y la conservación en frío
de los hemocomponentes, que impide la viabilidad de este agente infeccioso, hacen que el
riesgo de trasnmisión transfusional de esta enfermedad sea casi nulo.
Plasmodium
Hemosiderosis