Masa Crítica
Masa Crítica
Masa Crítica
Una esfera (simulada) de plutonio rodeada por bloques de un reflector de neutrones carburo
de tungsteno. Una recreación de un accidente de criticidad ocurrido en 1945 para medir la
radiación producida cuando se agregaba un bloque adicional de reflector, tornando a la
masa supercrítica.
En física, la masa crítica es la cantidad mínima de material necesaria para que se mantenga
una reacción nuclear en cadena. La masa crítica de una sustancia fisible depende de sus
propiedades físicas (en particular su densidad) y nucleares (su enriquecimiento y sección
eficaz de fisión), su geometría (su forma) y su pureza, además de si está rodeada o no por
un reflector de neutrones. Al rodear a un material fisible por un reflector de neutrones la
masa crítica resulta menor. En el caso de una esfera rodeada por un reflector de neutrones,
la masa crítica es de unos cincuenta y dos kilogramos para el uranio 235 y de diez
kilogramos para el plutonio 239.
Si fuera posible hacer un experimento en el que se agregara una cantidad exacta de material
fisible a una masa levemente subcrítica, se estaría creando un conjunto con una masa
apenas supercrítica, y en ese caso la temperatura del conjunto aumentaría hasta un valor
máximo para luego de un cierto tiempo disminuir nuevamente a la temperatura del entorno
(ya que el consumo del material fisible en la reacción en cadena haría que el conjunto se
volviera subcrítico).
La esfera es la forma que posee menor masa crítica. Es posible reducir la masa crítica si se
rodea la esfera con un material reflector de neutrones, o algún otro material.
En el caso de una esfera desnuda (sin reflector de neutrones) la masa crítica es de más de 50
kg para el uranio-235 y 10 kg para el plutonio-239.
La siguiente tabla presenta la masa crítica de esferas desnudas de algunos isótopos con
vidas medias de más de 100 años.
La masa crítica del uranio depende del grado en que este presente (enriquecido) en el
isótopo uranio-235: para un enriquecimiento del 20 % de U-235 la masa crítica es de más
de 400 kg; para el 15 % de U-235, la masa crítica excede los 600 kg.
La masa crítica es inversamente proporcional al cuadrado de la densidad: si por ejemplo la
densidad se incrementa en un 1 % la masa crítica se reducirá en un 2 %, entonces el
volumen será menor en un 3 % y el diámetro se reducirá en 1 %. La probabilidad de que un
neutrón por cm recorrido colisione con un núcleo es proporcional a la densidad, o sea
aumentaría en nuestro ejemplo en un 1 %, lo cual compensa el hecho que la distancia
recorrida antes de que el neutrón salga del sistema es un 1 % menor. Esto es algo que debe
tenerse en cuenta al realizar cálculos más precisos de las masas críticas de los isótopos del
plutonio que los valores indicativos que se muestran en la tabla previa, porque el plutonio
tiene un gran número de fases cristalinas cuyas densidades son sumamente distintas entre
si.
Sea q la probabilidad que un dado neutrón origine una fisión en un núcleo. Considerando en
forma simplificada sólo a los neutrones prontos o instantáneos, y si se llama ν al número de
neutrones prontos generados en la fisión nuclear de un átomo. Por ejemplo, en el caso del
uranio-235 ν = 2.7. Por lo tanto la criticidad tendrá lugar cuando νq = 1. La dependencia
con la geometría, la masa y la densidad se manifiesta a través del factor q.
En donde queda confirmado la dependencia de la masa crítica con la inversa del cuadrado
de la densidad tal como se mencionó previamente.
Alternativamente, esto se puede expresar en forma más sucinta en función de la densidad
superficial de núcleos Σ:
Donde se reescribió el factor f como f' para tener en cuenta que los dos valores pueden
diferir dependiendo de efectos geométricos y de como se defina Σ. Por ejemplo, para una
esfera sólida desnuda de Pu-239 la criticidad se obtiene a 320 kg/m², independientemente
de la densidad, y para U-235 a 550 kg/m². O sea que la criticidad depende de que un
neutrón típico "vea" una cierta cantidad de núcleos alrededor de él de manera que la
densidad superficial de núcleos este por encima de un cierto valor umbral.
Esto se aplica en las armas nucleares del tipo de implosión, donde una masa esférica de
material físil que es significativamente menos que la masa crítica, se vuelve supercrítica
mediante un rápido aumento de (y en consecuencia también de ), ver la próxima
sección. En efecto, los programas de armas nucleares más sofisticados permiten fabricar
dispositivos funcionales con menos material que el requerido en los dispositivos más
primitivos.
Más allá de las matemáticas, este resultado puede ser explicado mediante una simple
analogía física. Si se considera el humo que expele un motor diésel por el caño de escape,
inicialmente el humo parece negro, pero luego gradualmente es posible ver a través de él
sin inconvenientes. Esto no se debe a que se haya modificado la sección eficaz de
scattering de todas las partículas de hollín, pero en cambio a que el hollín se ha dispersado
en el aire. Si se considera un cubo transparente cuyo lado es , lleno con hollín, entonces la
profundidad óptica de este medio es inversamente proporcional al cuadrado de , y por lo
tanto proporcional a la densidad superficial de las partículas de hollín: es posible ver a
través de este cubo imaginario solo con hacer mayor el cubo (sin variar la cantidad total de
hollín contenido en él).
Finalmente, debe notarse que para ciertas geometrías ideales, la masa crítica desde un punto
de vista formal podría ser infinita, y entonces se utilizan otros parámetros para describir la
criticidad. Por ejemplo, si se considera el caso de una placa infinita de material fisionable.
Para todo espesor finito, esto se corresponde con una masa infinita. Sin embargo, la
criticidad es solo alcanzable cuando el espesor de la placa excede un valor crítico.
Una bomba atómica debe almacenarse en una configuración subcrítica hasta el momento
en que se la desee detonar. En el caso de una bomba de uranio, basta con mantener el
combustible en forma de piezas separadas, la dimensión de cada una de ellas es menor que
el tamaño crítico tanto porque sean muy pequeñas o porque sus formas previenen alcanzar
la criticidad. Para producir la detonación, las partes de uranio se juntan rápidamente. En
Little Boy, esto se realizó disparando una pequeña parte de uranio desde un cañón tipo
arma de fuego hacia un agujero correspondiente ubicado en un pedazo mayor de uranio, un
diseño conocido como bomba de fisión de tipo revolver.
También sería posible construir un explosivo de Pu-239 con una pureza teórica del 100 %.
Pero en la realidad esto no es práctico porque el Pu-239 "de calidad armamento" está
contaminado con pequeñas cantidades de Pu-240, el cual posee una fuerte tendencia hacia
la fisión espontánea. Por esta razón, en un arma del tipo revolver se produciría una reacción
nuclear antes de que las masas de plutonio estuvieran en la posición adecuada para producir
una explosión de magnitud. Aún teniendo en cuenta la impureza en Pu-240, se podría en
principio construir un arma tipo revolver. Sin embargo no sería un arma demasiado
práctica, ya que debería ser muy larga para acelerar la masa de plutonio a muy altas
velocidades para compensar los efectos mencionados anteriormente.
Por ello es que se recurre a otro método. El plutonio se coloca en forma de una esfera
subcrítica (o con otra forma), la cual puede o no ser hueca. La detonación se produce
haciendo explotar una carga de un explosivo convencional que rodea la esfera, aumentando
así su densidad (y haciendo colapsar la cavidad interna si es que la hubiera) para producir
una configuración que es supercrítica. A este método se lo llama arma de implosión.
Accidente de criticidad
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Índice
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1 Causa
2 Tipos de accidentes
3 Incidentes
4 Efectos observados
o 4.1 Resplandor azul
o 4.2 Efectos del calor
5 Véase también
o 5.1 Películas y televisión
6 Referencias
7 Bibliografía
8 Enlaces externos
Los cálculos que predicen la probabilidad de que un material se vuelva crítico pueden ser
complejos, así que las instalaciones tanto civiles como militares que manejan materiales
fisibles emplean oficiales de criticidad especialmente entrenados para monitorear las
operaciones y evitar los accidentes de criticidad.
Desde 1945 han ocurrido al menos 60 accidentes de criticidad. Estos han causado al menos
21 muertes: siete en Estados Unidos, diez en la Unión Soviética, dos en Japón, uno en
Argentina, y uno en Yugoslavia. Nueve han sido debido a accidentes de proceso, y el resto
accidentes de reactor.2
Los accidentes de criticidad han ocurrido tanto en el contexto de las armas nucleares y de
los reactores nucleares.
Una recreación del incidente Slotin. Al interior del hemisferio cercano a la mano es de
berilio, con una traba externa más grande bajo él, fabricado de uranio natural. El núcleo del
diablo de plutonio de un diámetro de 3,5 pulgadas (88,9 mm) (el mismo del incidente
Daghlian) estaba al interior, y no es visible.
Imagen de un ciclotrón de 152 cm, cerca de 1939, mostrando un rayo externo de iones
acelerados (quizás protones o deuterones) ionizando el aire que los rodea y causando un
resplandor azul. Debido al mecanismo de producción muy parecido, se considera que el
resplandor azul se parece al "relámpago azul" visto por Harry Daghlian y otros testigos de
accidentes de criticidad. Aunque el efecto a menudo se confunde erróneamente con la
radiación de Cherenkov, los dos son fenómenos distintos.
Artículo principal: Resplandor del aire ionizado
Se ha observado que muchos accidentes de criticidad emiten un relámpago azul de luz y el
material se calienta substancialmente. Este relámpago azul o "resplandor azul" a menudo es
incorrectamente atribuido a la radiación de Cherenkov, lo más probable debido a que al
color de la luz emitida por ambos fenómenos son muy similares, pero sólo es coincidencia.
La radiación de Cherenkov es producida por las partículas cargadas que están viajando a
través de una substancia dieléctrica a una velocidad mayor que la de la luz en ese medio.
Los únicos tipos de radiación de partículas cargadas producidos en el proceso de las
reacciones de fisión de un accidente de criticidad son partículas alfas, partículas beta,
positrones (todos los cuales provienen de la desintegración radiactiva de los productos
inestables de la reacción de fisión) y de iones energéticos que a su vez son productos de la
reacción por sí mismos. De estos, sólo las partículas beta tienen la suficiente potencia de
penetración para viajar más de unos pocos centímetros en el aire. Dado que el aire es un
material de muy baja densidad, su índice de refracción (de alrededor de un n=1,0002926)
difiere muy poco del que tiene el vacío (n=1) y por consiguiente la velocidad de la luz en el
aire es sólo de aproximadamente un 0,03% más lenta que su velocidad en el vacío. Por lo
tanto, una partícula beta emitida por los productos de la fisión desintegrándose necesitaría
tener una velocidad mayor que el 99,97% de c para poder emitir radiación Cherenkov.
Debido a que la energía que una partícula beta produce no excede la energías de 20 MeV
(20,6 MeV para el 14B que probablemente es la con más energía27 ) y que la energía
necesaria para que una partícula beta alcance el 99,7% de c es de 20,3 MeV, la posibilidad
de que se produzca radiación de Cherenkov en el aire vía un accidente de criticidad es casi
nula.
La única situación donde la luz Cherenkov podría contribuir en forma significativa a la luz
azul del relámpago es cuando la criticidad ocurre debajo del agua o totalmente en solución
(tal como el nitrato de uranilo en una planta reprocesadora) y eso solo sí el contenedor
estuviera abierto o fuera transparente.
Algunas personas reportaron sentir una "onda de calor" durante un evento de criticidad.28 29
Sin embargo, no se sabe si esto es una reacción psicosomática al terror de darse cuenta de
lo que acaba de suceder, o si realmente es un efecto físico de calentamiento (o estimulación
no termal de los nervios sensores de calor en la piel) debido a la energía emitida por el
evento de criticidad. Por ejemplo, mientras el accidente que le ocurrió a Louis Slotin (una
excursión de una potencia de alrededor de 3×1015 fisiones) sólo habría depositado sobre la
piel la suficiente energía para elevar su temperatura en fracciones de un grado, la energía
depositada instantáneamente en la esfera de plutonio habría sido de alrededor de 80 kJ;
suficiente para elevar la temperatura de la esfera de plutonio de 6,2 kg en alrededor de
100°C (siendo el calor específico del Pu de 0.13 J•g−1•K−1). De esta forma la explicación
mencionada aparece como inadecuada como una razón para describir los efectos termales
mencionados por las víctimas de accidentes de criticidad, dado que las personas que se
encontraban a varios metros más lejos de la esfera también informaron haber sentido el
calor. También es posible que la sensación de calor simplemente haya sido causada por
daño no termal a los tejidos a nivel celular por la ionización y la producción de radicales
libres provocada por la intensa exposición a la radiación ionizante.
Una explicación alternativa de las observaciones de la onda de calor puede ser derivada de
la discusión detallada en el párrafo anterior respecto al fenómeno del resplandor azul. Una
revisión de todos los accidentes de criticidad con relatos de testigos indica que las ondas de
calor sólo fueron observadas cuando el resplandor azul fluorescente (la luz no provocada
por la radiación de Cherenkov) también fue visto. Esto sugiere una posible relación entre
las dos, y de hecho, una puede ser fácilmente identificada. Cuando todas las líneas de
emisión del nitrógeno y del oxígeno son tabuladas y corregidas por potencia relativa en el
aire denso, uno encuentra que sobre el 30% de las emisiones están en el rango ultravioleta,
y que aproximadamente el 45% están en el rango infrarrojo. Sólo aproximadamente el 25%
están en el rango visible. Dado que la piel siente la luz infrarroja directamente como calor,
y la luz ultravioleta causa quemaduras, es probable que este fenómeno pueda explicar las
observaciones de la onda de calor.30
Una reacción nuclear en cadena es una reacción nuclear que se sostiene en el tiempo al
provocar un neutrón la fisión de un átomo fisible, lo cual libera varios neutrones, que a su
vez causan otras fisiones.
Esta reacción en cadena sólo se produce si al menos uno de los neutrones emitidos en la
fisión es apto para provocar una nueva fisión.1
Índice
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1 Historia
2 Reacción en cadena (por fisión)
3 Reacción nuclear incontrolada
4 Notas
5 Véase también
En 1936, Szilárd intentó –sin éxito– crear una reacción en cadena usando berilio e indio. En
1939, Szilárd y Enrico Fermi descubrieron la multiplicidad de neutrones en el uranio,y
demostraron que una era efectivamente posible. Este descubrimiento motivó a Albert
Einstein a escribir una carta al presidente Franklin D. Roosevelt, en la cual se le advertía de
la posibilidad de que la Alemania nazi estaría intentando construir una bomba atómica.
Enrico Fermi creó el primer reactor nuclear en cadena autosostenible, denominado Chicago
Pile-1 (CP-1), en una cancha de tenis, bajo las gradas del Stagg Field, de la Universidad de
Chicago, el 2 de diciembre de 1942. El experimento de Fermi en esta universidad fue parte
de las instalaciones del laboratorio de metalurgia de Arthur H. Compton, el cual fue parte
del Proyecto Manhattan.
Cuando en un átomo ocurre la fisión nuclear, unos pocos neutrones (la cantidad exacta
depende de varios factores) son expulsados de la reacción. Estos neutrones libres
interactúan con el medio circundante. Si todavía hay combustible nuclear fisionable,
algunos pueden ser absorbidos y causar más fisiones. Así se repite el ciclo, lo cual propicia
una reacción autosostenible.
Física nuclear
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La física nuclear es una rama de la física que estudia las propiedades y el comportamiento
de los núcleos atómicos. En un contexto más amplio, se define la física nuclear y de
partículas como la rama de la física que estudia la estructura fundamental de la materia y
las interacciones entre las partículas subatómicas. Así mismo, la física nuclear es conocida
mayoritariamente por la sociedad, por el aprovechamiento de la energía nuclear en
centrales nucleares y en el desarrollo de armas nucleares, tanto de fisión como de fusión
nuclear.
Índice
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1 Primeros experimentos
2 Reacciones nucleares
o 2.1 Colisión inelástica
o 2.2 Colisión elástica
o 2.3 Desintegración nuclear
o 2.4 Fisión
o 2.5 Fusión
3 Detección
o 3.1 Análisis radioquímico como apoyo a la detección
o 3.2 Análisis mediante activación neutrónica
4 Científicos relevantes en la física nuclear
5 Véase también
6 Enlaces externos
En 1898, los científicos Marie y Pierre Curie descubrieron dos elementos radiactivos
existentes en la naturaleza, el polonio (84Po) y el radio (88Ra).
Durante la década de 1930, Irène y Jean Frédéric Joliot-Curie obtuvieron los primeros
nucleidos radiactivos artificiales bombardeando boro (5B) y aluminio (13Al) con partículas α
para formar isótopos radiactivos de nitrógeno (7N) y fósforo (15P). Algunos isótopos de
estos elementos presentes en la naturaleza son estables. Los isótopos inestables se
encuentran en proporciones muy bajas.
En 1932 James Chadwick realizó una serie de experimentos con una radiactividad especial
que definió en términos de corpúsculos, o partículas que formaban esa radiación. Esta
nueva radiación no tenía carga eléctrica y poseía una masa casi idéntica a la del protón.
Inicialmente se postuló que fuera resultado de la unión de un protón y un electrón formando
una especie de dipolo eléctrico. Posteriores experimentos descartaron esta idea llegando a
la conclusión de que era una nueva partícula procedente del núcleo a la que se llamó
neutrones.
Los científicos alemanes Otto Hahn y Fritz Strassmann descubrieron la fisión nuclear en
1938. Cuando se irradia uranio con neutrones, algunos núcleos se dividen en dos núcleos
con números atómicos. La fisión libera una cantidad enorme de energía y se utiliza en
armas y reactores de fisión nuclear.
Estas reacciones se estudian colocando muestras dentro de los reactores nucleares para
producir un flujo alto de neutrones (número elevado de neutrones por unidad de área).
Los núcleos también pueden reaccionar entre ellos pero, si están cargados positivamente, se
repelen entre sí con gran fuerza. Los núcleos proyectiles deben tener una energía lo
bastante alta como para superar la repulsión y reaccionar con los núcleos blanco. Los
núcleos de alta energía se obtienen en los ciclotrones, en los generadores de Van de Graaff
y en otros aceleradores de partículas.
Una reacción nuclear típica es la que se utilizó para producir artificialmente el elemento
siguiente al uranio (238U), que es el elemento más pesado existente en la naturaleza. El
neptunio (Np) se obtuvo bombardeando uranio con deuterones (núcleos del isótopo
hidrógeno pesado, 2H) según la reacción:
Los núcleos atómicos consisten en protones, cargados positivamente y neutrones sin carga.
El número de protones de un núcleo es su número atómico, que define al elemento químico.
Todos los núcleos con 11 protones, por ejemplo, son núcleos de átomos de sodio (Na). Un
elemento puede tener varios isótopos, cuyos núcleos tienen un número distinto de
neutrones. Por ejemplo, el núcleo de sodio estable contiene 12 neutrones, mientras que los
que contienen 13 neutrones son radiactivos. Esos isótopos se anotan como y ,
donde el subíndice indica el número atómico, y el superíndice representa el número total de
nucleones, es decir, de neutrones y protones. A cualquier especie de núcleo designada por
un cierto número atómico y de neutrones se le llama nucleido.
Los conceptos de fisión y fusión nuclear difieren en las características de formación de cada
uno. De esta forma se encuentra que la fisión (utilizada en las bombas y reactores
nucleares) consiste en el "bombardeo" de partículas subatómicas al uranio (o a cualquier
elemento transuránico, siempre y cuando sus características lo permitan), trayendo como
consecuencia la fisión (de allí su nombre) del átomo y con esto la de los demás átomos
adyacentes al bombardeado en reacción en cadena. Mientras que, la fusión es la unión bajo
ciertas condiciones (altas presiones, altas temperaturas, altas cargas, etc.) de dos o más
átomos y genera mucha más energía que la fisión.
La fusión representa diversos problemas, ya que a nivel atómico las cargas de los átomos se
repelen entre sí impidiendo la unión de estos, por esto se recurre generalmente a la
utilización de isotópos ligeros, con menor carga eléctrica (como el hidrógeno y sus isótopos
deuterio y tritio). En ciertas condiciones, definidas por los criterios de Lawson, se lograría
la fusión de dichos átomos. Para ello primero se les debe convertir al estado de plasma,
ionizándolos, favoreciendo a la unión. Esto se consigue mediante dos métodos básicos: el
confinamiento magnético y el confinamiento inercial. Existen varias posibilidades para
producir la fusión a partir de los isótopos del hidrógeno.
La energía de la fusión aún no se ha podido aprovechar con fines prácticos.
Las técnicas conocidas de alcanzar las condiciones impuestas por los criterios de Lawson
son dos:
Las partículas alfa, que son emitidas normalmente por elementos con números atómicos
superiores a 83, tienen la energía discreta característica de los nucleidos emisores. Así, los
emisores α pueden ser identificados midiendo la energía de las partículas α. Las muestras a
medir deben ser muy delgadas porque estas partículas pierden rápidamente energía al
atravesar el material. Los rayos gamma también tienen la energía discreta característica del
nucleido que se desintegra, por lo que la energía de estos rayos también puede usarse para
identificar nucleidos. Puesto que los rayos gamma pueden atravesar una cantidad
considerable de material sin perder energía, la muestra no tiene que ser delgada. Los
espectros de energía de las partículas beta (y los positrones) no son útiles para identificar
nucleidos porque se extienden sobre todas las energías hasta un máximo para cada emisor
β.
Con frecuencia, las técnicas de física nuclear se emplean para analizar materiales
rastreando elementos presentes en cantidades muy pequeñas. La técnica utilizada se llama
análisis de activación. Se irradia una muestra con proyectiles nucleares (normalmente
neutrones) para convertir nucleidos estables en nucleidos radiactivos, que luego se miden
con detectores de radiación nuclear. Por ejemplo, el sodio de una muestra puede ser
detectado irradiando la muestra con neutrones, y convirtiendo así parte de los núcleos
estables ®Na en núcleos radiactivos ²Na; a continuación se mide la cantidad de estos
últimos contando las partículas β y los rayos g emitidos.
El análisis de activación puede medir (sin separación química) cantidades tan pequeñas
como 1 nanogramo (10-9 g) de unos 35 elementos en materiales como el suelo, las rocas,
los meteoritos y las muestras lunares. También puede utilizarse para analizar muestras
biológicas, como la sangre y el tejido humano; sin embargo, en los materiales biológicos se
pueden observar pocos elementos sin separaciones químicas.