Castoriadis
Castoriadis
Castoriadis
'-· . ..<.,¡
C. Castoriadis
~
EUDEBA
A modo de Introducción
ón, es la cre
-
,
nico de cue stio nes act ual
es, ya sea .
en el cam po histórico efe fulgurantes. Vale la pena, creo,mc1mr .
· aqm una cita --que a la
ctivo o en el pla no de la teo
ría, y .
gen era lme nte en ambos vez sirve como ilustración del sentido último de este hbr� ,
a la vez. Por otro lad o, cad
a trabaj o
nos va revela ndo los nuevos tanto COlllO de la lu'cida' creativa y perseverante trayectona de
desarrollos del pen sam ien
to
y la obr a de este pen sad or Cornelius Castoriadis. Tomo ésta que se refiere al arte, con
capital.
En cua nto al primer aspect
o, hay que dec ir que «El fiando en que el lector sabrá fácilmente extender la pe�spec
de la Insignificancia» es un Avance
�
tiva: «Lo que el arte presenta no son las Ideas e la razon
w
libro de una acÚ.talidad fer
oz. Y
esto en pla nos muy diverso (como creía Kant) sino el Caos, el abismo, el sm fondo, y es a
s, pero esenciales. Señ ale mo
. 1
El pri me ro es, sin dud a, su
ela bor ado , riguroso y sóli
s dos .
lo ue da fonna. y por esta presentación, que es una ven a�a �
análisis de la sociedad con
temporáne a - que ocu pa
do
tod a la
!
ab rta al Caos, suprime la seguridad tranquilame� t� es tupi
p rimera serie de artículos da de n uestra vida cotidiana, recordándonos que VIVImos
y atraviesa bue na par te de
la segun
da y tercera. La caracteriz siempre al borde del abismo. Éste es el principal saber de un
ación com o épo ca de con
fon nis mo
gen eralizado, definida por ser autónomo.»
la p rivatizac�ón de la vid a
soc ial, . ,
pro duc to de la crisis de las Por tíltimo, como discipu 1o y amigo de Come 1.ms Castoria-
significaciones soc iale s, cre . . .
o, es un
aporte clav e. Incluso, es una dis pero en especial como Director de esta Colección, qmsie
oportuna <<puesta en práctic
de su mo del o teórico, lo que a>>
i
ra lacer público mi agradecimiento por su �e �erosa y clara
��
pen nite verlo en acción ,
bajado
a la tierra de la historia efec voluntad de apoyarla, dándonos absoluta pnondad � a
tiva.
i'
En otro pla no -aunque clar traducir y publicar en castellano éste y sus próximos 1 ros.
amente com ple me ntario
se sitú a la vibrante reflexi ón,
filosófica y pol ítica, sobre
pro ble ma de la deniocracia el
, desde su 01igen griego Fernando Urribarri
hasta su
rela nza mie nto moderno y su Buenos Aires, febrero de 1 997
devenir actual. En ningún
otro
libro Castoriadis ha presentad
o y desplegado tan
sistemáticamente este tema.
Por otra par te, quisiera señ
alar la presencia en filigran
a,
en líneas a veces fugaces, per
o también en párrafos más
con tun den tes y abiertos, de
una ,elaboración hasta hoy
in
usual en la obra de Castoriadi
s. Se trata de una reflexión
filosófica cen trada en la finitud
. Son esbozos de una Ética,
una filo sofía de la existencia, de
en torno a la tensión vital
entre
la caducidad, la p recariedad
-en tanto con dici one s ont
ológi
cas- y la crea ción .
Es cierto que esta s idea s se arti
culan con otra s p revias
sobre las que se asientan -fu
ndamentalmente la noc ión
de
aut ono mía , su articulación prá
xis-proyecto, y la defi nici ó
n de
la relación Ética-Política. Per
o no es men os cierto que
proven ien do de un tronco com
ún, son brotes nuevos y
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.x. e He reunido en esta obra la mayoría de mis textos de los
im
, últimos años, consagrados a la situación contemporánea, a la
ad e reflexión sobre la sociedad y a la política. El quinto volumen
·súti
de las Encrucijadas del Laberinto contiene escritos que versan
ioló
. arrc sobre el psicoanálisis y la filosofía.
;olu
ara Aparecerán repeticiones entre algunos textos. Son inevita
cipl bles cuando hay que familiarizar con las posiciones del autor a
;\el públicos diferentes. Sobre todo cuando dichas posiciones no
·rcc1
son evidentes para todo el mundo. Resultaba difícil eliminar
70.
prc� las sin destruir el orden lógico de la argumentación . Espero
ude poder contar con la indulgencia del lector.
ris.
En Los textos están reproducidos sin modificaciones, excepto
•eJe por la corrección de algunos lapsus ca/ami. Las notas origina
•pe1
les están señaladas con números arábigos. Algunas notas nue
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{/'(}( vas están señaladas con letras. Agregué p ost-scrip tum a dos
lb�� textos.
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Capítulo 1
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·: 1 r!
En esta reimpresión, omití las r.res primeras páginas del texto de 1982
. ir que se relacionaban con las situaciones de Rusia y Occidente a
.td comienzos de los aftos '90. Hoy no tendrían sino un interés histórico,
aunque su contenido, a mi entender, sigue teniendo vigencia. Durante
cuarenta aftos la coalición de los países más ricos de la Tierra tembló
ante la potencia de Rusia. Un país con una población que no alcanza
a la mitad de su territorio, con recursos irrisorios en relación con los
de los países ricos y sumergido en una crisis interna continua y
profunda. Contrariamente a lo que se dice, el asunto no concluye con
la <<victoria de Occidente», sino con la implosión del régimen
burocrático que cedió en primer lugar a lo que se había llamado
«proceso de decadencia competitiva» entre Occidente y Rusia. Las
re� páginas que siguen se refieren, justamente, al aspecto occidental de
iO. esta decadencia
pn;
:tdl
Al igual que la explicación de la fuerza relativa de Rusia, la
rís
1·:¡ comprensión de la debilidad relativa de los regímenes occiden
léd tales remite a causas sociales e históricas. Detrás de los hechos
/11. descriptos, se hallan factores que todos podemos corroborar:
,,. ( '
la incoherencia, la ceguera, la incapacidad de los estratos do
fl'¡)
17
Cornelius Gastoriadis
.cic El avance de la insignificancia
·liu virtualidades mo.nstruosas .
que, eVIdentemente, conUev
19 tado de 1os 1lechos?
a este es- los trabajadores. Fue necesario el transcurso de un siglo y me
co
dio para que el régimen «comprendiera» que una de las condi
e 1 Detrás de estos fenómenos
se oculta un proceso de des
.
posició
com- ciones de su equilibrio dinámico era la igualdad aproximativa
y · n de las sociedades occide
,,.¡,
ntales' en el que se confun- de los ritmos de aumento del consumo y de la elevación de la
den todas las c1ases. A pesar
de los discursos que se sucede productividad, y para que lo incorporara a su funcionamiento.
p� d s e hace tres cuartos de n
� � sigl o -decadencia de . OCCI'dente Sin embargo; esta única condición no es suficiente, a causa de
cnsIs de CIVI.1IZac
. . '
· tón, crisis de sociedad- esta . '
:�J)'/1
ITII
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todavia
' requre
Las págm
· re ser analizada y comprendi
· as que siguen tienen com
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descompOSICI ó
18
19
,)\ Comdius C.1Storiadis El avance de /a insignificancia
- ,_. ¡
auto-mantenido; situaciones éstas que se reforzaban mutuamen Superficialidad, incoherencia, esterilidad de las ideas y ver
;_ ' te. La pauperización mental absoluta de los medios dirigentes satilidad de las actitudes son pues, evidentemente, los rasgos
se expresa por medio de proclamaciones relativas al fracaso del característicos de las direcciones políticas occidentales. Pero,
keynesianismo (en la misma medida que nuestro fracaso ante ¿cómo explicar su generalización y su persistencia?
el cáncer demuestra el fracaso de Pasteur), por medio de la Tal vez, los mecanismos de reclutamiento y selección del
moda del monetarismo (tomada de la vieja teoría cuantitativa personal político tengan mucho que ver en ello. Mucho más
.1!
de la moneda, tautología de la que, desde_hace mucho tiempo, que en los aparatos burocráticos que dominan las otras activi
.:1
se sabe que su transformación en teoría <<explicativa» es falaz) dades sociales, la disociación entre la posibilidad de promo
11
o por medio de nuevas invenciones demonológicas, como los ción y la capacidad de trabajar eficazmente alcanza un punto
!l s upply sid e economics.
'
límite en los partidos políticos. La «política», en el sentido co
·'·
¿Cuánto tiempo podrá mantenerse el sistema ante el aumen rriente del término, ha sido en todos los tiempos un oficio ex
,¡
to continuo del número de desocupados y ante el estancamien traño. Siempre exigió que se combinen las facultades y las ca
::J to del nivel de vida de los que trabajan? Los bolsones de pobre pacidades específicas requeridas, según el tipo de régimen con
za y de miseria relativa (y a veces absoluta) en los países indus siderado, para «acceder al poder», y las facultades y las capaci
triales, cuyo peso hasta aquí estaba atenuado por la expansión dades requeridas para saber usar ese poder. En sí, el arte de la
general y por las anticipaciones que la acompañaban (el «ter oratoria, la memoria de los rostros, la capacidad de hacer ami
cio sumergido» de Roosevelt había sido transformado sucesiva gos o partidarios, de dividir y debilitar a los opositores no tie
11
mente en «cuarto» y luego en «quinto»), se transforman en nen nada que ver con la capacidad legislativa, el talento admi
,,
bolsones permanentes y crecientes poblados por gente sin re nistrativo, dirigir una guerra o la política exterior; como tam
cursos y sin esperanza. Los elementos que, en la dislocación de poco tiene relación, en un régimen absolutista, el arte de com
los valores y de las motivaciones, lograban consolidar, relativa placer al monarca, con el arte de gobernar.
mente bien, la sociedad (las previsiones de alza de nivel de vida Sin embargo, resulta claro que un régimen sólo puede so
y las no pocas posibilidades de «promoción•• /ascenso en la es brevivir si, de una forma u otra, sus mecanismos y sus dispositi
cala de calificaciones y de ingresos) se hallan en vías de extin vos de selección del personal político logran combinar, más o
ción. Por último, en economías capitalistas sin crecimiento, el menos bien, estos dos requisitos. No se trata, aquí, de examinar
desempleo no puede más que seguir� año a año, aumentando cómo los regímenes parlamentarios (o «republicanos») oc
en algunos sectores de la población activa (correspondiente al cidentales resolvieron el problema en otros tiempos. El he
"
crecimiento natural de la población, aumentado por los efec cho es que si, durante cien o ciento cincuenta años, dirigentes
tos de las inversiones Jabour- saving) . «capaces» e «incapaces» alternaron en el poder, pocos son los
E l segundo ámbito -que no puedo más que mencionar casos en los que la incapacidad gubernamental constituyó un
';
es el del complejo de problemas designados con los términos factor de evolución decisivo.
«energía», «recursos no renovables•• , «medioambiente», «eco Lo contrario es cierto en el período contemporáneo. Se pue
logía>>. En parte disfrazados actualmente por el estanéami'ento den hallar causas sociológicas generales para explicar este fe
económico, se agravan con el paso del tiempo. Aquí, una vez nómeno: un vasto movimiento de despolitización y de privati
más, las políticas siguen siendo inexistentes, o sin medida. acor- zación, la desintegración de los dispositivos de control y de
de con la gravedad potencial de estas cuestiónes. cor(ección que tenían lugar en regímenes parlamentarios
20 21
Corneli�s Cascoriadis
Nacic
meliu clásicos, la división del pod El avance de la insignificancia
er entre l obbi es de todo
de 19 este tema, volveré más tipo. Sobre
adelante. Pero hay que Estos dirigentes accidentales e ineluctables se ubican a la
+9, co destacar, muy
cabeza del inmenso Aparato burocrático que es el E�tado mo-
especialmente, dos factor
mde J es específicos de la organi
lítica» moderna. zación «po .
_
derno' portador y productor orgánico de una Irracwnahdad
,poy
'
·
rbari. El primero, está ligado a proliferanté y entre los agentes del cual e1 antiguo e th os buro-
la burocratización de los
Aparatos
·
s (o blan
rís.1 dos), como lo son los par
tidos políticos occidenta
les, observa
cías (o «ideologías», etc.) y se oponían, ciertamente, a tenden
En mos el retomo de un tipo
ede
d� autoridad «carismática»: cias y a corrientes enfrentadas.
caso el carisma es, simple en fSte
pei mente, el talento particu Ahora bien, desde hace unos treinta años, observamos una
lar de una .
we1
especie de actor que tiene desapanci'ón de hecho de estos movimientos. En el plano «po-
el papel del •1efe» o del <<ho
mbre de
11"0( Estado». (Esto sucedía, evid
entemente, ml;lcho tiempo lítico>> strict o sensu, los parti'dos, completamente transforma-
.baj
Tbt
de la elección del Sr. Reagan
, quien no es, en este aspect
o,
antes
sino
�
dos e máquinas burocráticas, ya no obtienen más q�e un apo-
uramente electoral de ciudadanos a los que son mca� aces
un símbolo extremo hasta 1
o
la chatura.) Por supuesto,
ag
:nc
ción fue inducida por la fan
tástica expansión del pod
esta evolu-
er de los
��
e ovilizar, en el sentido habitual del ténnin� . Estos Imsm�s
me medios masivos de comunicac
partidos mueren de inanición ideológica, repiten las letamas
��
ión y de las servidumbres que
imponen. En cuanto a la con éstos
tinuación del proceso, Kafk en las que ya nadie cree (socialistas y comunistas en Euro
describió admirablement a ya lo
e en ]oséphi n e la CE!ntan occidental) o bien disfrazan de «nuevas teorías» y «nuevas po I
t e. A partir
del momento en que la trib ticas» las antiguas supersticiones (Thatcher, Reagan, etc.).
u admitió públicamente que
X es un «gran jefe»,
el Sr. .
ella se siente oscuramente
obligada a se Los sindicatos contemporáneos ya no son más que Jobb1es
.
destinados a defender los intereses sectoriales y corporau�os
gulr desempeñando su pap
el: aplaud�r.
; ', 2 Ante la Guerra, 1,
Parfs, Fayard,
de sus miembros. En esto hay algo más que lo que he vemdo
3 «El m ?vimiento revolucionario en198 1 , p. 234-247;-y los textos citados, /bid., p. 245.
el capitalismo moderno», op.cit.,
p. 1 30·1 40.
4 Ver los textos citados en la nota 2.
22
23
El avance de la insignificancia
Corndius C.-.scoriadis
.,,,k
analizando desde hace mucho tiempo, y que defino como la peligros biológi
Se está dispu esto a manifestar en contra de los
i : •) burocratización de los sindicatos. Por una parte, ya no se de un bosque,
cos de la guerra o en contra de la destru cción
! •;ld puede siquiera hablar realmente de una burocracia sindical me as y huma
"1•;-''' pero se pierde total interés por las cuestiones polític
dianamente «Unificada•• , que persiga objetivos propios (poco que están e n
:r('tl nas de la situac ión mundial con tempo ránea
.
24
25
Cornelius Castoriadis El avance de la insignificancia
proceso se traduce más en la eclosión de nuevos modos de vida Se dirá que, en el fondo, nunca fue de otra manera. Tal vez.
que en la desorientación y la anomia.
La cuestión no es esa. En otros tiempos -no hace mucho
Se puede concebir perfectamente un sistema social en el que, todas las áreas que cubría el sistema educativo (y los valores a
mientras disminuye el rol de la familia, aumenta el papel de los cuales éste remitía) eran incuestionables; actualmente,
otras instituciones educativas. De hecho, numerosas tribus ar no lo son.
caicas, como por ejemplo Esparta, implantaron sistemas seme Al provenir de una familia débil, habiendo frecuentado --o
jantes. En Occidente mismo, a partir de una época detennina no-- una escuela vivida como una carga, el individuo joven se
da, ese rol se cumplió en forma creciente, por una parte, por halla enfrentado a una sociedad en la que todos los «Valores» y
el sistema educativo, y por otra, por la cultura ambiente, las «nonnas», son prácticamente reemplazadas por el «nivel de
general o particular (local: pueblo; o ligada al trabajo: fábri vida», el «bienestar» el confort y el consumo. No cuentan la
ca, etc.). religión, ni las ideas «políticas>>, ni la solidaridad social con una
Ahora bien, el sistema educativo occidental entró, desde hace comunidad local o de trabajo, con «compañeros de clase». Si
6 no se convierte en un marginal (droga, delincuencia, inestabi
unos veinte años, en una fase de disgregación acelerada . Su
frió una crisis de contenidos: ¿qué se transmite?, ¿qué se d ebe lidad «caracterial»), le queda la Vía Real de la privatización,
que puede o no enriquecer con una o varias manías persona
transmitir? y ¿según qué criterios? O sea: una crisis de los «pro
les. Vivimos la sociedad de los Jobbies y de los h obbies.
gramas>> y una crisis de los objetivos en funci6n d e los cuales
El sistema educativo clásico estaba alimentado, «desde arri
estos programas están definidos. Evidencia también una crisis
ba•, por la cultura viva de su época. Es también el caso del siste
de la relación educativa: el tipo tradicional de autoridad indis
ma educativo contemporáneo, para su desgracia. La cultura con
cutida se desmoronó, y tipos nuevos -el maestro-compañero,
temporánea se transforma, cada vez más, en una mezcla de im
por ejemplo- no llegan a definirse, ni a afinnarse, ni a propa
postura «modernista>> y de museismo7• Hace muchísimo tiem
garse. Pero todas estas observaciones seguirían en lo abstracto
po que el <<modernismo>> se transfonnó en una antigüedad, cul
si no se las uniera a la manifestación más flagrante y deslum
tivada por sí misma, y que reposa, a menudo, en simples pla
brante de la crisis del sistema educativo, la que nadie se atreve
gios que no son percibidos gracias al neo-analfabetismo del pú
a mencionar. Ya ni los maestros ni los alumnos, se interesan en
blico (lo mismo sucede, particulannente, con la admiración
lo que sucede en la escuela como tal, la educación ya no está
profesada desde hace años por el público parisino <<culto>> a las
invest id a como educación por los participantes. Para los educa
puestas en escena que repiten, diluyéndolas, las invenciones de
dores se transformó en una carga pesada para ganarse el pan;
en cambio, representa una obligación molesta para los alum
1920). La cultura pasada ya no está viva en una tradición, sino
que es objeto de saber museístico o de curiosidades mundanas
nos, para los que dejó de ser la única apertura extra-familiar, y
y turísticas reguladas por las modas. En este plano, y por banal
no tienen edad (ni estructura psíquica) para ver en ella, una
que sea, la calificación de alejandrismo se impone (e incluso
inversión instrumental (cuya rentabilidad es, por otra parte,
empieza a ser insultante paraAlejandría); sobre todo porque,
cada vez más problemática). En general, se trata de obte
en el terreno de la reflexión misma, la historia, el comentario y
ne r u n «papel>> que permita ejercer una profesión (si se
encuentra trabajo). la interpretación sustituyen progresivamente al pensamiento
creador.
.
6 • La JUventud 7 «Transformación social y creación cultural», Sociología y sociedades, Montréal,
estudiante», 1 963, /bid., p. 259-286. 1 979; retomado ahora en El Contenido del socialismo, Parls, 1 0/18, 1 979.
26 27
-..,;,JI Come/ius Cascori.1dis El avance de la insignificancia
·rn�l
,,!.,: El derrumbe de la autorrepresentación de la sociedad florentino o cualquier otro-, que recubre para sí mismo el
Abismo psíquico en el que vive, no se advierte fácilmente y,
No puede haber sociedad que no sea algo para sí misma;
.t;'\)
sobre todo, no cobra sentido y contenido sino por referencia a
JJ-il(/
que no se represente como siendo algo, lo que es consecuen-· las significaciones imaginarias y a la constitución del m nd � �
!tiCl: cia, parte y dimensión del hecho de que precisa presentarse (natural y social) creados por su sociedad. El esfuerzo del mdt
1rc·� con1 o «algo>> . viduo en ser X o en mantenerse como X es, ipso [acto, esfuerzo
ll->�11
Ese «algo>> no es ni simple «atributo» ordinario, ni «asimila en hacer ser y hacer vivir la institución de su sociedad. Es por
e' 111
ción>> a un objeto cualquiera, natural o de otro orden. La socie medio de los individuos que la sociedad se realiza y se refleja en
l\'11
1(),'{,
\
dad se presenta como siendo algo, un sí mismo singular y úni partes complementarias que no pueden realizarse ni reflejarse
'¡:-; ¡, co, nombrado (referible) pero, por otra parte, «indefinible» (reflexionar) sino realizándola y reflejándola (reflexionándo
ttad
(en el sentido físico o lógico); se presenta, de hecho, como una la).Ahora bien, la crisis de las sociedades occidentales contem
oso
·�Ílli sustancia sobrenatural pero suficientemente referida, detalla poráneas puede ser captada, por excelencia, en relación con
.·sar da, re-presentada por «atributos>> que son la expresión de las esta dimensión: el dermmbe de la autorrepresentación de la
•S PI significaciones imaginarias que mantienen a la sociedad -y a sociedad, el hecho de que estas sociedades ya no pueden pre
�ap
esta sociedad- unida. «Para sí misma>> , la sociedad nunca es
S(l{
sentarse como «esto» (de un modo que no sea meramente ex
.-\·
una colección de individuos perecederos o sustituibles que vi terior y descriptivo),no sin que ese esto como lo que se presen
ere• ven en tal territorio, que hablan tal lengua, que practican <<ex ta se derrumbe, se aplaste, se vacíe, se contradiga. Ésta es una
>70 terionnente>> tal costumbre. Por el contrario, estos individuos de las maneras de decir que hay crisis de las significaciones ima
pn
«pertenecen>> a esta sociedad porque participan en las signifi ginarias sociales, y que éstas ya no proveen a los individuos las
tud•
IriS caciones imaginarias sociales, en sus «nonnas••, «Valores>> , «mi nonnas, los valores, las referencias y las motivaciones que les
E tos», «representaciones>> , «proyectos>> , «tradiciones», etcétera y �
permiten, a la vez, hacer funcionar a la sociedad � s guir s en �
1cd
: .
porque comparten (lo sepan o no) la voluntad de ser d e esta do ellos mismos, más o menos bien, en un «eqmhbno» vtvtble
rpc-.
J/Jn
sociedad y de hacerla ser continuamente. Todo esto, evidente (la «desgracia banal» que Freud oponía al «malestar ordinario»).
·u re
mente, forma parte de la institución de la sociedad en general, Para tratar de evitar cualquier malentendido o sofisma (de
ah: y de la sociedad de la cual, cada vez, se tratá. Los individuos son todas fonnas inevitable): no digo que las sociedades antiguas
u rl sus tínicos portadores «reales» o «concretos••, tal como han sido, ofrecieran a los humanos la «felicidad>> o la «ven;lad••, ni que
>I,IJ
precisamente, modelados, fabricados por las instituciones, es sus ilusiones valieran más que las ilusiones, o la ausencia de
!"lf11
dlll
decir por otros individuos, siendo estos últimos portadores de ilusiones, de la sociedad contemporánea. Me ubico en un pun
1\ l! esas instituciones y de las significaciones correlativas. to de vista ele h ech o: las condiciones de fabricación de indivi
:/S Esto implica que todo individuo debe ser portador, «sufi duos sociales pueden hacer funcionar y reproducir a la so
.: 1;
/Si,
cientemente en cuanto a su necesidad/uso» de esta represen ta �
ci dad que los hizo ser. Justamente, desde este punto de
\1;\l
ci6n d e sí de la sociedad. Hay aquí una condición vital de la vista, el valorar (Gelten) de las significaciones imaginarias
c'tl existencia psíquica del individuo singular. Pero (lo que es más es condición sine qua n on de la existencia de una sociedad.
) importante en el presente contexto), se trata también de una De la misma manera, no se puede decir de la crisis de las
! condición vital para la existencia de la sociedad misma. El «yo significaciones imaginarias sociales e n el mundo c�nte n�� o
soy estO>> del individuo -ciudadano ateniense, comerciante ráneo, que ésta implica, lisa y llanamente, una desahenacwn,
28 29
Comelius Castoriadis · El avance de la insignificancia
una separación, una <<apertura» de la sociedad a su propia pro El hombre contemporáneo típico hace como
si suf riera la so
del Estado 0 de
blemática. Para que semejante <<apertura» tenga lugar, es nece ciedad a la que, por lo demás (bajo la forma
sario además que esta sociedad sea algo más que una simple otras formas), siempre está dispuesto a imputar
todos sus males
colección de individuos uniformizados y homogeneizados ex y a presentar -al mismo tiempo- sus demandas
de asistencia
terionnente. La sociedad puede abrirse a su propia problemá o de «soluciones a sus problemas>> . Ya no aporta
un proyecto
tica sólo si, en y por esta problemática se sigue afirmando como relativo a la sociedad, ni el de su transfonnación, ni siquier
a el
sociedad; dicho en otros ténninos, sólo si la socialid ad com o t al de su conservación/reproducción. Ya no acepta las relacio
nes
(y, por otra parte, la historicidad como tal) se halla afirmada en las que se halla atrapado y que no reproduce sino en
la me
positivamente y planteada como aquello que, en su h ecilo d e dida en que no puede hacer otra cosa. Los atenienses
o los
ser (el D ass-sein) no está puesta e n cuestión,incluso si e s cues romanos pretendían ser (y muy explícitamente) atenienses
o
tionada en su ser-determinado (el Was-sein).
romanos; los proletarios, en otra época, dejaban de ser simple
Ahora bien, lo que precisamente está en crisis hoy, es la so
materia de explotación a partir del momento en que preten
cied ad como tal para el hombre contemporáneo8• Observamos,
dían ser algo distinto de lo que el régimen les imponía ser,
y
paradójicamente, al mismo tiempo que una hiper o sobre so
ese «algo distintO>> era para ellos un proyecto colectivo. ¿Quién
cialización (fáctica o externa) de la vida y de las actividades
podría afinnar, pues, aquello q ue pretende ser el hombre con
humanas, un «rechazo» de la vida social, de los otros, de la
temporáneo? Pasemos de los individuos al todo: la sociedad
necesidad de la institución, etc. El grito de guerra del liberalis
presente no se acepta como sociedad, se sufre a sí misma. Y si
mo a comienzos del siglo XIX, «el Estado es el mal», ha devenido
no se acepta, es porque no puede mantener o fmjarse una re
actualmente: «la sociedad es el mal». No hablo aquí de los con
presentación de sí misma que pueda afinnar y valorizar, ni pue
fusos pseudo-filósofos de época (que por lo demás, en cuanto a
de generar un proyecto de transformación social al que pueda
este punto, sin saberlo, expresan un movimiento histórico que
adherir y por el cual quiera luchar.
los supera ampliamente), sino, en primer lugar, de la «vivencia
Un derrumbe análogo afecta la otra dimensión de la auto
subjetiva>>, cada vez más típica del hombre contemporáneo. Es
éste el punto extremo de lo que vengo analizando, desde hace rrepresentación de la sociedad: la dimensión de la historici
veinte años, como la privatización en las sociedades modernas, dad, la definición por la sociedad, de su referencia a su propia
y de la cual algunos análisis recientes ilustraron otros aspectos temporalidad; su relación con su pasado y su futuro.
con el título de «narcisismo>> . Dejemos aquí este aspecto, que Me limitaré aquí, en cuanto al pasado, a destacar la parado
puede dar lugar a ligeras disputas, y planteemos crudamente ja en la cual la sociedad contemporánea vive su relación con
esta cuestión: ¿el hombre contemporáneo q uiere la sociedad respecto a la «tradición», y por medio de la cual, de hecho,
en la que vive? ¿ quiere otra? ¿ quiere una sociedad en general? tiende a abolirla. Se trata de la co-existencia de una hiper-infor
La respuesta se lee en los actos y en la ausencia de �ctos. El mación, y de una ignorancia e indiferencia esenciales. La co
hombre contemporáneo se comporta como si la existencia lección de las informaciones y de los objetos (hasta ahora mm
en sociedad fuera una tarea odiosa q�e sólo una desgraciada ca tan practicada) está a la par con la neutralización del pasa
fatalidad le impide evitar. (Que ésta sea la más monstruosa do: objeto de saber para algunos, de curiosidad turística o de
mente infantil de las ilusiones no cambia en nada los hechos.) ilobby para otros, el pasado no es fuente ni raíz para nadie.
Como si fuera imposible mantenerse erguido ante el pasado, como
eEn lo que concierne a la sociedad rusa, ver Ante la guerra, op.cit., cap. IV, en
especial p. 251 -264. si uno no pudiera salir del absurdo dilema: imitación servil o
30 31
� A!'!i<,(
' ("
'"'" "
ComditlS Cucoriadis
negación por la negación, más que por la indiferencia. Ni <<tra '1 El avance de la insignificancia
1
dicionalista» ni creadora y revolucionaria (a pesar de las histo
formado en Razón, Razón divina). Poco importa que este «sen
rias que a este respecto se cuentan), la época vive su relación
'"f"' tido•• haya sido creado en términos de <<progreso•• (y ya no de
(•,
. con el pasado de un modo que representa, ciertamente, como
:r ••prueba•• , por ejemplo), y finalmente acuñado en monedas
tal, una innovación histórica: el de la más perfecta exterioridad.
Durante mucho tiempo, la sociedad pudo -y fue posible ft contantes y sonantes, acumulación de fuerzas productivas y ••ele
vación del nivefde vida»10•
pensar que esta extraña abolición de la relación con el pasado
: ._· 11
1 Esta representación (criticada, como se sabe, desde el siglo
l.l\J
venía de una relación nueva e intensa instaurada con el futuro !
XIX) fue duramente sacudida por la Primera Guerra, luego
·;flX (lo que estaba por venir) de la sociedad. Marx, como poeta de
por el fascismo, el nazismo y la Segunda Guerra. La elimina
la época burguesa, por un lado, y la realidad (una cierta reali
ción del na�ismo, la fase de expansión de la economía capitalis
dad) de la sociedad americana, por el otro, se encontraban en
ta, la descolonialización le otorgaron un cuarto de siglo más de
ese punto. La intensa preocupación por el futuro, la concen
vida suplementaria. También gozaba de otro soporte: permitía
tración en los proyectos de transformación, las alteraciones que
a los occidentales permanecer ciegos ante el hecho de que la
la modernidad concebía, habrían significado (y justificado) una
<<victoria sobre el nazismo>> había sido acompañada por la con
ruptura radical con el pasado. History is bunk (la historia, son
solidación y la expansión considerable del totalitarismo comu
tonterías), decía Henry Ford; evidentemente el Modelo T no
nista. La fatalidad del progreso autorizaba a tratar al comunis
mo --o a sus rasgos más antipáticos- como un fenómeno ••tran
lo era.
Esto fue cierto durante un tiempo (y queda por investigar,
sitorio>> y a esperar la «liberalización>> ineluctable del régimen,
1 PI cosa que no es posible hacer aqul), pero ya no lo es. En cuanto
para la cual se estaba y se sigue estando dispuesto a financiar.
llH.
a lo que a la cultura sustantiva concierne, la época de gran crea El despertar definitivo se demoró, pero fue terrible. Los paí
':1rí
tividad moderna llegó a su fin alrededor de 19309. ses recientemente descolonizados no se precipitaban hacia las
Esta sociedad, entonces, ¿cómo había visto su futuro? Otras, delicias del parlamentarismo. El h orn o economicus tardaba en
antes que ella, habían visto el futuro propio como una repeti hacer su aparición en escena; y cuando aparecía, como en va
ción indefinida o como la espera de la realización de una Pro rios países deAmérica Latina, era para condenar a la gran ma
mesa mítica. La sociedad lo vivió en la ideología del «progre yoría de sus hennanos a la miseria más atroz, bajo la protección
SO», siempre gradual (liberalismo) o que conducía, bruscamen de militares y torturadores instruidos ad hoc por la <<democra
te, a una transformación cualitativa (marxismo/anarquismo). cia más grande del mundo•• . La crisis del medioambiente y la
r¡¡ De hecho, las dos variantes (progresismo banal y progresis perspectiva del ••crecimiento cero>> venían a minar desde el ex
mo «revolucionario») se inscribían en la misma interpretación terior la representación del futuro como crecimiento exponen
global de la Historia. Para esta interpretación, había una «fata cial indefinido, antes que las crisis petroleras y la inflación re
ti.'
lidad del progreso•• (también era la posición explícita de Marx belde a todos los remedios lo hicieran desde el interior. Durante
y la que, implícitamente, se requería para que tuviera un senti m�cho tiempo, el hombre occidental pudo mirar a los salvajes
do el conjunto de sus trabajos). Profundizando aún más, era como curiosidades etnográficas y a las fases precedentes de la his
necesario, también, que la historia <<tenga sentido•• (el rol de la toria como etapas de la marcha hacia la felicidad contemporánea;
herencia judeo-cristiana fue decisivo a este respecto; pero su pudo ignorar que, sin que nada los obligara a ello, seiscientos
posición es, asimismo, consubstancial con la posición filosófica
1over Reflexiones sobre el desarrollo y la racionalidad», en C. Mendes (ed.), El mito
u
9 Ver los textos citad<?s en la nota 7. del desarrollo, Parfs, Le Seuil, 1 977, p.205-240. (Ahora en Las Encrucijadas del
laberinto, 11: Dominios del hombre, Parfs,Le Seuil, 1 986, p. 1 31 -174.)
32
33
Cornelius Castoriadis
pnvtl?gtan muy �arlicularmente las tesis de G. Lipovetsky. Sin este privilegio, por lo
tiene lugar, por lo demás, en el marco de nuevas evoluciones con grandes - que tratan de establecer entre
de n:as, la relacton
consecuencias. Desde hace quince años, la profunda regresión mental de las clases el movimiento de Mayo y lo que
.
dectdteron _
llamar, cunosament e, «el Pensamiento del 68", se derrumba. Lo mismo
dirigentes y del personal político que condujo a la «liberalización " en todos los asp �ctos sucede con ?1 hecho de que la discusión de esta parte del trabajo de estos tres
de la economía (de la cual en Francia los «socialistas" fueron los protagomstas
heroicos) y la mundlalización cada vez más efectiva de la producción y _de los autores -qUienes gozan de mi estima y simpatía- no implica el rechazo por lo que
intercambios, tuvieron como resultado la pérdida del control de los Estados nactonales a_Portan, p�r otra parte, en estas obras: los minuciosos análisis de Lipovetsky o la
.
sobre sus economías. Dichas transformaciones llevaron consigo, como era de prever, VIgorosa cnttca hecha por Ferry y Renaut de las diversas imposturas que dominan,
_
una explosión de la especulación que transforma cada dla más la economía _capitalista desde hace tanto !lempo, la escena intelectual francesa. En la misma medida, es
en un casino. En estas condiciones, incluso un retorno a polfticas keynestanas, que lament�ble q �e Ferry Y Renaut hayan agregado a un análisis erróneo de Mayo del 68
presuponen el dominio del Estado sobre los intercambios exteriores y las P? líticas
monetarias y crediticias, no tendría mucho efecto. Véase también el Post-src1ptum a
�na art�culactón completamente falaz entre los acontecimientos y_ \!J)§!.C.QI}stel
tdeológtca que les es completamente ajena... . .....,.• .: · ·· ..
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.
,
«El Deterioro de Occidente ... :
... . • . . '• l..' �
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35
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34
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l\' ros, ingenieros, capataces, ejecutivos comerciales y administra acuerdos de Grenelle, selló la caída del movimiento: el
)(\� tivos se quedaron discutiendo durante días y noches acerca de reaprovisionamiento de las estaciones de servicio. El orden fue
.
i t .'h
su trabaJo, de sus relaciones, de las posibilidades de transfor restablecido definitivamente cuando el francés medio pudo di
mar la organización y las finalidades de su empresa, contenían, rigirse, nuevamente, en su automóvil y con su familia, a su casa
·l\( ! 1 en potencia, la visión del otro como un «gadget loufoque»a (ob de fin de semana o a su lugar para el pic-nic. Eso le permitió,
j¡;-.. ;¡ jeto extraño) . Cuando en el gran anfiteatro de la Sorbona, col cuatro semanas más tarde, votar en un 60% a favor del Gobierno.
h ..; c
m a d o d e gente, l o s «delegados» d e las categorías más En la misma medida, no es posible ignorar lisa y llanamente,
heteroclíticas y más improbables de la población -desde jubi como lo exige la moda actual, los «Contenidos» del movimien
¡ lados hasta discapacitados- se levantaban para pedir que fi to, es decir, la substancia de las demandas y la significación de
nalmente se los oiga y se los escuche, no sabían, probablemen las fonnas y de los modos de actividad. La atmósfera «ideológi
te, ni lo que decían ni lo que hacían. ca» de Mayo -como, en lo esencial, la de los movimientos de
En y por el movimiento de Mayo tuvo lugar una extraordi los años sesenta- consistía en una mezcla de ideas «revolucio
naria resocialización, aun cuando haya sido pasajera. Lo que la narias tradicionales» y de críticas, o de superaciones, a menudo
gente buscaba no era sentir el calor y el olor de los otros, ni muy latentes y confusas, de los contenidos tradicionales del «mo
simplemente <<estar juntos». Estaban animados por las mismas vimiento obrero» o «socialista». Esto se ve, incluso, en la confu
disposiciones: por la negativa, sentían un inmenso rechazo por sión y en las ilusiones de muchos participantes. Hasta las peo
la frivolidad vacía y por la estupidez pomposa que caracteriza res de las mistificaciones que tuvieron curso antes, durante y,
ba, en ese entonces, al régimen gaullista como actualmente sobre todo, después de Mayo, estaban apuntaladas en el deseo
de ver realizado en alguna parte un estado de actividad colecti
caracteriza al régimen mitterrano-chiraquiano; por la positiva,
va auto-organizada y espontánea. Los que eran «pro chinos»
sentían el deseo de una mayor libertad para cada uno y para
no lo eran porque suponían que China realizaría una sociedad
todos. La gente buscaba la verdad, !a justicia, la libertad, la co
:\ nazi o incluso «leninista»; lo eran porque soñaban con que se
munidad. No pudieron encontrar fom1as instituidas que en
estaba llevando a cabo una verdadera revolución, que las masas
carnaran esas aspiraciones de manera durable. Y -uno lo olvi
eliminarían a la burocracia, que los «expertos» serían puestos
! f.\' da casi siempre- eran una minoría en el país. Esta minoría
en su sitio, etc. Que ese deseo, en este caso, haya podido gene
pudo imponerse durante algunas semanas, sin terror ni violen
rar ilusiones virtualmente criminales es otra discusión. Pero la
cia: simplemente, porque la mayoría conservadora tenía
«Gran revolución cultural proletaria» se glorificaba porque ella
• Nota: Los sit-in y las teach-in son las ..sentadas» y las habría significado (supuestamente) la liberación de la activi
..clases públicas.. ' dos
formas de protesta. dad y de la creatividad del pueblo, no porque favoreciera la
• Expresión de Gilles Llpovetsky.
introducción del taylorismo o de la técnica industrial.
36
37
El avance de /a insignificancia
Come/ius Castoriadis
desaparición del sujeto, la muerte del hombre y las o tras burra estructuralismo en general y contra Althusser en particular,
das de lo que he llamado la «Ideología francesa .. 3 ya circulaban quien por otra parte, como ya se ha dicho, no esperó mucho
desde hacía años. Su corolario ineluctable, la muerte de la po tiempo para contratacar y declarar, desde 1 964, qué programas
lítica, podía ser explicitado sin dificultad (y lo fue por Foucault, y estructuras de la enseñanza estaban sustraídos por esencia de
poco tiempo después de Mayo del 68: siendo toda política una la «lucha de clases>> , es decir, de la cuestión política. Los otros
«estrategia» , no podría apuntar sino a establecer contra-pode autores de la «Ideología francesa» se situaban muy explícita
: \,.� t
res y, en consecuencia, poderes ) ; es visiblemente incompatible mente (como Foucault) o implícitamente, en la esfera de la
¡,,, con las actividades mismas a las que se libraron los participan influencia estructuralista. Todos habían dicho lo que tenían
tes de los movimientos de los años '60, incluido M ayo del 68. que decir (si es que . . . ) suficiente tiempo antes de Mayo del 68 y
D irán que de lo que se trata, en este caso, es de «contenidos con bastante «éxito>> (en los medios de la inteligentsia parisina
manifiestos>> y que nada impedía, por medio de un uso Astuto y desde el punto de vista de la edición) para que sus i deas hu
de la Razón, a los participantes de Mayo del 68 haber sido in biesen tenido tiempo de ejercer alguna «influencia>> sobre los
fluidos por ideas radicalmente opuestas a las que ellos profesa actores. Ahora bien, no encontramos ningún signo de tal in
ban y que trataban explícitamente de realizar. Sería llevar u n fluencia. Si leemos, por ejemplo, la Introducción del libro de
1
poco lejos l a paradoja, pues habría q u e admitir entonces q u e la Daniel y Gabriel Cohn-Bendit, El Izq uierd ismo (París, Le Seuil,
verdadera motivación no consciente, que conducía a la gente 1 978) , el D iario d e la Com una estudian te, de Pierre Vidal
de Mayo a actuar, era la idea de que no hay nada que hacer y Naquet y Alain Schnapp (París, Le Seuil, 1 9 69) o las diferentes
¡7 �
t p que no hay que hacer nada. Pero la verdadera cuestión radica !:, antologías de inscripciones murales ( po r ej emplo Julien
!
l.
! tlt en otra parte. Todos saben -y es sorprendente que los autores Besanc;:on, Los Muros tienen la palabra, Tchou,junio de 1968) ,
: t ri de El Pensamien to d el '68 casi no lo tengan en cuenta- que las ¡ no encontraremos la menor huella de las «ideas>> de los ideólo
1
primeras comunicaciones acerca de las dife ren tes m u ertes gos (si no es porque, algunas veces, están ridiculizadas o de
-del sujeto, del hombre, del sentido o de la significación, de nunciadas) . Lo que aparece constantemente en estos textos es
la historia, etc.- habían sido lanzadas mucho tiempo antes de la crítica al orden establecido, las célebres invocaciones a la
Mayo del '68 por los representantes de una ideología pseudo imaginación (uno se pregunta cuál podría ser la relación con
cientffica, el estructuralismo: en orden cronológico, Lévi-Strauss, Foucault, con Derrida, con Bourdieu o incluso con Lacan ! ) ,
'll Lacan, Barthes, Althusser. Y mucho tiempo antes de M ayo del ciertas apologías d e l a libertad y del <<goce>> , pero sobre �odo
l ll 68, el estructuralismo fue criticado, especialmente por el autor del socialismo y de un n uevo orden social.
'r
de estas líneas, no sólo en su contenido en cuanto tal sino tam No podía ser de otra manera. Lacan, por ejemplo, hablaba
!V
.J.
bién en sus implicaciones políticas4. Los que vivieron este pe del des-ser del sujeto antes y después del 68. Y tanto antes como
ríodo pueden dar cuenta de que, ser militar a comienzos de los después, nadie habría podido pensar (salvo tal vez algunos uni
1.\ años '60 en contacto con ciertos medios estudiantiles o u niver versitarios en el Middle West norteamericano) , que él era revo
sitarios parisinos, implicaba tomar una posición c o n tra e l lucionario, ni que era individualista. Era claramente, estricta
mente y abiertamente, lacanario y lacanista. Su tesis central siem
: Ver El Psicoanálisis, proyecto y elucidación, Editorial Nueva Visión, 1 992. pre fue que la división (el cliv�e) del sujeto equivale a una
Ver «Marxismo y teorra revolucionaria", en los ng 39 y 40 de Socialismo 0 Barbarie
(1 965), r �tomado en L a Institución imaginaria de la sociedad, Tusquets. Y, alienación estructural y por ende insuperable. La cuestión cen
retrospectivamente, mi articulo «Los divertidores", publicado primero e n Le Nouve/
Observateury retomado en La Sociedad francesa, Parrs, 1 0/18, 1 979. tral de toda actividad política, presente entonces durante Mayo
40 41
Cornelius Castoriadis
El avance de la insignificancia
cuentas: de las debilidades históricas) del movimiento de Mayo: samiento que construyó su éxito de masas so bre las ruinas del
movimiento del 68 y en función de su fracaso. Los ideólogos
usted no intentó tomar el poder, usted tuvo razón, usted no
tratados por Ferry y Renaut son ideólogos de la impotencia del
intentó siquiera constituir contra-poderes, una vez más usted
hombre ante sus propias creaciones; y son los sentimientos de
tuvo razón, pues quien dice contra-poder dice poder, etcétera;
impotencia, de desaliento, de cansancio Jos que vinieron a legi
y una legitimación de la retirada, de la renuncia, del no-<:om
timar después del 68.
promiso o del compromiso puntual y medido: de todas fonnas,
En cuanto a las filiaciones ideológicas del movimiento de
la historia, el suj eto, la autonom ía, no son más que mitos
Mayo del 68, por más que se puedan aportar sus o rígenes
42
43
Corndius Castoriadis El av:�nce de la insignificancia
,,
.. concretos», y aun cuando ello resultara interesante, han sido
caduca) . Es la Francia en retirada ante la prosecución de la
nuevamente delimitadas en detalle por P. Vidal-Naquet y A.
inmensa obra comenzada entre 1 789 y 1 792, de donde surge el
Sch napp en el Diario de la Comuna estudiante ya citado, y fue
campo libre dejado a los jacobinos; luego viene el Terror. Es la
ron resumidas adecuadamente por Daniel y Gabriel Cohn
Rusia de 1 9 1 7 en la que los bolcheviques se apoderan del po
Bendit cuando escribieron en El Izquierdismo {p. 1 8-19) que
der por medio de la rebeldía de la población e instauran el
este libro habría podido ser reemplazado «por una antología
primer poder totalitario de los tiempos modernos.
de textos publicados en Socialismo o Barbarie" , La Internacio .
Este fracaso, hay que recordarlo, sólo en muy pocas ocasiO
nal situacionista, Informaciones y Correspond encia obreras,
nes es total. La mayor parte del tiempo, estos movimientos lo
Negro y Rojo, B úsqued as libertarias y, en menor grado, en las
gran a la institución fonnal de determinados derechos, liberta
revistas trotskistas» .
des, garantías b�jo las cuales vivimos todavía. En o �ros casos,
Lo que Mayo del 68 y los o tros movimientos de los años
sin instituir nada en el sentido formal, dejan huellas profundas
GO han mostrado fue la persistencia y la potencia de la aspi
en la mentalidad y en la vida efectiva de las sociedades: sin duda,
ración de autonomía, traducido a la vez por el rechazo del
éste es el caso de la Comuna de París de 1 87 1 ; ciertamente, tal
mundo capitalista-burocrático y por las ideas nuevas y prácticas
es el caso, lo señalé más arriba, de los movimientos de los años 60.
inventadas o propagadas por estos movimientos. Pero aquello
Esta s i tuació n, evi d e n te m e n te , está l igada al c arácter
de lo cual también han dado testimonio, es de esta dimensión
antinómico del imaginario p olítico moderno. Éste, por una
de fracaso, hasta aquí aparentemente indisociable de los movi
parte, está trabajado por la aspiración a la autonomía y su ext� n
mientos políticos modernos: inmensa dificul tad en prolongar
,¡ sión sucesiva a los diferentes campos de institución de lo social;
positivamente la crítica del orden existente,. imposibilidad de
por otro lado, sólo en p ocas ocasiones y muy brevemente, llega
asumir la aspiración ele autonomía como a u t o n o m ía , a l
a separarse de la representación de la política -y de la institu
m i s m o t i e m p o , i n di v i d ual y s o cial, instaurando u n auto
'11 ción- como feudo exclusivo del Estado y de este Estado {que
gobierno colectivo. {De donde provienen, después del derrum
'��� sigue él mismo encarnando, aun en las sociedades más moder
), be del movimiento, las múltiples y tan i rrisorias derivaciones
nas, la figura de un poder de derecho divino) como no perte
ir hacia las microburocracias trotskistas y maoístas, hacia la licue
¡¡
neciendo más que a éste. Es así como, en la modernidad, la
facción mao-spontex o hacia el nihilismo ideológico pseudo
;, política como actividad colectiva {y no como profesión espécia
·,, «subversivo » . )
lizada) no pudo estar presente hasta el día de hoy sino como
'r Pero ese fracaso está allí desde e l comienzo ele los tiempos
espasmo y paroxismo, acceso de fiebre, de entusias�o de ra
( modernos. Son los oficiales quienes finalmente hacen entrar : .
lt bia reacción a los excesos de u n Poder siempre hostil e meVIta
(
en razones al ejército de los Roundh ead s y a Cromwell, que se
:
blé enemigo y fatalidad, en suma, como «Revolución».
1�
convierte en Lord Protettor. Es la Nueva Inglaterra que retro
Se puede considerar una picardía e l hecho de señalar que el
cede, en lugar de avanzar más allá de la línea jeffersoniana {la
«sentido» de Mayo del 68 fue , en definitiva, el aumento de las
América de Tocqueville es una sociedad a la vez idealizada y
ventas de videocasetes pornográficos. Puede ser menos diverti
do, pero más fecundo, ver en M ayo y en los movimientos de los
y C. Castoriadis
5 Nota: Socialismo o Barbarie: revista ce-fundada por Claude Lefort
en 1 948. Corroborando esta cita de D. y G. Cohn-Bendit, cabe indicar que años 60 las promesas enonnes que virtualmente contiene la épo
y exhaustivo libro de P. Vidal Naquet y A. Schnapp se
el voluminoso
abre con el último documento ca contemporánea y la dificultad inmensa que experimenta la
(de 1 967) de «Socialismo o Barbarie... ·
para decidir que ocuparse de los asuntos (colectivos) podría comenzado hace unos ocho siglos en las primeras comunas
ser su estado habitual y normal. burguesas de Europa occidental, el fin de un sueño de libertad
La disolución de los movimientos de los a!'ios 60 marcó el y de autogobierno, de verdad y de responsabilidad; aunque se
comienzo de la nueva fase de regresión de la vida política en las admitiera que hoy estamos en condiciones de ver, con lucidez,
sociedades occidentales que observamos desde hace unos quince la fonna de la sociedad política finalmente hallada, la verdad
años. Esta regresión está a la par con (es casi sinónimo de) un definitiva de la condición humana en fonna de Pasqua y ?e
nuevo round de burocratización/privatización/mediatización, Fabius, de Hernu y de ensaladas «post-modernas» ; aunque fue
al mismo tiempo que, en un vocabulario más tradicional, está ra ése el caso, sería incongmente ver allí el «sentido» de 1 776 y
acompañada de un recmdecimiento de las tendencias políticas
de 1 789, de 1 87 1 , de 1 9 1 7 y de Mayo del 68, pues, aun en esta
autoritarias en el régimen liberal/oligárquico actual. Tenemos
hipótesis de pesadilla, ese sentido habrá sido la tentatiYa de dar
derecho a pensar que estos fenómenos son provisorios o per
vida a otras posibilidades de la existencia humana.
manentes, que traducen un momento particular de la evolu
ción de la sociedad moderna o que son la expresión coyuntural
de rasgos insuperables de la sociedad humana. Lo que no está
permitido es olvidar que gracias a y mediante este tipo de movi
lización colectiva, representada por los movimientos de los años
60, la historia occidental es lo que es y las sociedades occidenta
les han sedimentado las instituciones y las características que
las hacen más o menos viables y, tal vez, el punto de partida y el
trampolín para otra cosa.
l.
Aquí aparece la ünica división importante. Están los que con
sideran -es mi caso- que los márgenes de libertad que com
porta el régimen contemporáneo no son más que subproductos
sedimentados, desde hace siglos, de movimientos de ese tipo;
que sin esos movimientos el régimen no sólo no habría produ
cido libertades, sino que las habría recortado cada vez más inexo
1 rablemente (como está sucediendo) : en fin, que la humanidad
1 puede ciertamente hacer algo mejor. Asimismo, se encuen tran
los que piensan -pocas veces se atreven a decirlo, salvo eviden
temente «a la derecha» , pero sus argumentos y sus razonamien
tos remiten a ello- que vivimos con la forma que la sociedad
política, libre y justa, supo finalmente descubrir (ciertamente
quedarían algunas reformas por hacer) . La discusión no puede
más que detenerse aquí, y cada uno haga sus elecciones o con
firme las que ya hizo.
Pero, de todos modos, aunque se admitiera que vivimos el
fin de u n período de ebriedad histórica, por segunda vez
46 47
Capítulo 111
•J
I,J
Marxismo-leninismo: la pulverización*
,·
11
.t.
•)
,·
aspiraciones a la hegemonía mundial, así como las relaciones
económicas, políticas y sociales que la mantenían unida. Por
más que se busque, es imposible encontrar una analogía histó
1:
rica con esta pulverización de lo que parecía, aún ayer, una
,,
fortaleza de acero. El monolito granítico apareció, de pronto,
tejido con saliva, mientras que los horrores, las monstruosida
des, las mentiras y los absurdos revelados día tras día se presen
taban aún más incre1bles de lo que los más suspicaces de noso
tros habría podido afinnar.
Al mismo tiempo que se desvanecían esos bolcheviques para
quienes <<no había una fortaleza inapropiable» (Stalin ) , se ha
cía humo la nebulosa del «marxismo-leninismo>>, que, desde
hacía más de un siglo, había desempeñado el papel de ideolo
gía dominante, fascinando a algunos y obligando a otros a defi
nirse en relación con ella. ¿Qué sucede entonces con el marxis
mo, «filosofía insuperable de nuestros tiempos» (Sartre ) ? ¿En
qué mapa, con qué lupa se descubrirá, de aquí en más, el nue
vo continente del materialismo histórico, en qué negocio se
conseguirán las tijeras del «corte epistemológico» (Althusser)
que habría relegado a las desusadas teorías metafísicas la re
flexión sobre la sociedad y sobre la historia, reemplazándolas
por la «ciencia del Capital»? Es apenas inútil mencionar que
sería vano buscar la menor relación entre todo lo que dice y Pero atín hay más, y es allí donde yace su novedad histórica.
hace hoy el Sr. Gorbatchov y no ya la «ideología» marxista-leni En 1� superficie estaría lo que se llama una ideología: una «teo
nista, sino una id ea cualquiera. na_ Clenttfica»
- laberíntica -la de Marx- suficiente para ocu
Una vez que se produjo, lo repentino del derrumbe puede par coh rtes de intelectuales hasta el fin de sus días; después,
parecer obvio. ¿Esta ideología no estaba, desde los primeros � .
una vers ón simple, vulgata de esta teoría (ya formulada por
años de la toma del poder bolchevique en Rusia, en contradic �
Marx mismo) , de fuerza explicativa suficiente para los sim
ción frontal con la realidad, a pesar de los esfuerzos conjuga
dos de los comunistas, de los compañeros de ruta e incluso de
��
ple e es; por tíltimo, una versión «Oculta» para los verdade
�
ros 111ICiados, que aparece con Len in, quien hizo del poder ab
la prensa respetable de los países occidentales ( que en su ma
soluto del Partido el objetivo supremo y el punto arquimedia
yoría, se había tragado sin chistar los procesos de Moscú) , y
no para la «transformación histórica». (No hablo de la cúpula
ésta no era visible y cognoscible para quien quisiera ver y sa
de los Apa atos, donde reinó, al menos desde Stalin, la simple y
ber? Considerada en sí misma, ¿no alcanzaba el colmo de la �
pura obsesión del poder asociada al cinismo total. )
incoherencia y de la inconsistencia?
Pero, l o que mantiene en pie al edificio, n o son las «ideas»,
Pero, el enigma no hace más que oscurecerse. ¿Cómo y por .
m los razonamientos. Es un nuevo imaginario que se desarrolla
qué este andamiaje se pudo mantener durante tanto tiempo?
Y se altera en dos etapas. En la fase propiamente «marxista», en
Una promesa de liberación radical del ser humano, de la ins
tauración de una sociedad «realmente democrática» y <<racio �ma época de disolución de la vieja fe religiosa, es, se sabe, el
llI aginario �e una salvación laica. El proyecto de emancipa
nal>> , que invoca a la «ciencia» y a la «crítica de las ideologías» .�
CIOn, de la libertad como actividad, del pueblo como autor de
-que se realiza como una figura de la esclavitud de masas, el
su historia, se convierte en imaginario mesiánico de una Tierra
terror, la miseria «planificada», el absurdo, la mentira y el oscu�
prometida al alcance de la mano y garantizada por el susti
rantismo- ¿cómo es posible que este engaño histórico sin pre
tuto de transcendencia producido por la época: la <<teoría
cedente haya podido funcionar durante tanto tiempo?
científica» 1 .
Allí donde el marxismo-leninism o se instaló en el poder, la
. En la fase siguiente, la fase leninista, este elemento, sin des
respuesta puede parecer simple: la sed de poder y el interés,
aparecer, se halla relegado cada vez más al segundo plano, po1•
para algunos, el terror, para todos. Esta respuesta no es sufi
otro elemento: más que las «leyes de la Historia», son el Parti
ciente, pues, incluso en esos casos, la toma del poder fue casi
do, Y su jefe, su poder efectivo, el poder a secas, la fuerza, la
siempre realizada mediante una movilizació n popular impor
fuerza btuta, los que se transforman no solamente en garantes,
tante. Y no dice nada en cuanto a su atracción casi universal.
sino en los puntos últimos de fascinación y de ftiación de las
Elucidar esto demandaría un análisis de la historia mundial
representaciones y de los deseos. No se trata solamente del te
desde hace un siglo y medio.
mor a la fuerza -real e inmensa cuando el comunismo está en
Nos vemos forzados aquí a limitamos a dos factores. En pri
el poder- sino de la atracción positiva que ella ejerce sobre los
mer lugar, el marxismo-leninismo se presentó como la conti
seres humanos.
nuación, llevada (al límite ) , del proyecto emancipatorio, de
Si no comprendemos esto, 1�0 comprenderemos nunca la
mocrático, revolucionario de Occidente. Presentación tanto más
cre1ble cuanto que, durante mucho tiempo, fue -algo que hoy historia del siglo XX, ni el nazismo, ni el comunismo. En el
todos olvidan alegremente- el único e n oponerse a las 1 Con respecto al mesianismo, el Padre J Y. Calvez asesta al marxismo con toda la
..
bellezas del capitalismo, tanto metropolitano como colonial. benevolencia cristiana, una magnífica broma torpe en Le Monde del 14 de abril de
1 990. [Elogiaba al marxismo como la salvaguardia de la esperanza mesiánica.]
50 51
Corndius Castoriadis
El av:�nce de la insigni/icanci.1
caso ele éste, la conjunción de lo que se quiso creer y de la A esos déficits, así como a la existencia inhumana a la que
fuerza se revelará durante mucho tiempo como irresistible. Sólo los somete el capitalismo, que se expande a una velocidad ate
a partir del momento en que esta fuerza deja de imponerse rradora, responde el movimiento naciente de los obreros, en
-Polonia, Afganistán-, se hace claro que ni los tanques blin
Inglaterra y luego en el continente.
dados ni las bombas H rusas pueden «resolver» todos los pro Los gérmenes de las ideas más importantes de Marx en lo
blemas, que la desbandada comienza verdaderamente, y que concerniente a la transfonnación de la sociedad -en especial
los diferen tes arroyos de la descomposición se unen en el Niá
la del autogobiemo de los productores- se hallan, no en los
\ gara que fluye desde el verano de 1 988 (primeras manifestacio
escritos de los socialistas utópicos, sino en los periódicos y la
!' nes en Lituania) .
11 .
auto-organización de los obreros ingleses de 1 8 1 0 a 1 840, muy
anteriores a los primeros escritos de Marx. El movimiento obre
Las reservas más fuertes, las críticas más radicales con res
: ¡ ro naciente aparece así como la continuación lógica de un
pecto a Marx no anulan su importancia de pensador ni la gran
movimiento democrático que quedó a mitad de camino.
1· deza de su esfuerzo. Reflexionaremos aún sobre Marx mientras
Pero, al mismo tiempo, otro proyecto, un proyecto históri
que buscaremos infructuosamente los nombres de los señores
co-social invade la escena: el imaginario capitalista, que trans
von Hayek y Friedman en los diccionarios. Pero no es por el
forma velozmente la realidad social y aparece evidentemente
efecto de esta obra por lo que Marx ha tenido un papel impor
tantísimo en la Historia efectiva. No habría sido más que otro 1 como llamado a dominar el mundo. Contrariamente a un pre
Hobbes, Montesquieu o Tocqueville si no se le hubiese podido 1 juicio confuso, aún dominante en la actualidad -en el funda
mando único y a una única lógica (que es lo que tratarán de demuestra que la economía funciona para la ganancia y el capi
hacer más tarde, en cierta forma, el nazismo y el comunismo) , tal ( lo que descubren, boquiabiertos, desde hace veinte años
ciertamente es por las rivalidades y las luchas entre grupos y los sociólogos norteamericanos) y predice la expansión mun
naciones capitalistas, pero, sobre todo, por la resistencia que le dial y la concentra,ción del capitalismo.
oponen, desde el principio, el movimiento democrático, a ni Las crisis económicas se suceden durante más de un siglo
vel de la sociedad, y las luchas obreras, a nivel de las empresas. con una regularidad casi natural produciendo la miseria, el des
La contaminación del proyecto emancipatorio de la auto empleo y la destrucción absurda de las riquezas. La matanza de
nomía por el imaginario capitalista de la racionalidad técnica y la Primera Guerra Mundial, la gran depresión de los años 1 929-
organizacional, que aseguran un «progreso•• automático de la 1 933 y el avance de los fascismos no pueden ser comprendidos
Historia, tendrá lugar muy rápidamente (ya en Sain t-Simon) . en esa época sino como confinnaciones impactan tes de las con
Pero Marx será el teórico y el principal artesano de la penetra clusiones marxistas, y el rigor de los razonamientos que condu
ción en el movimiento obrero y socialista de las ideas de la cen cen a ello no pesa mucho ante el conjunto de las realidades.
Pero, bajo la presión de las luchas obreras que seguían exis
tralidad de la técnica, de la producción y de la economía. Así,
tiendo, el capitalismo se había visto obligado a transformarse.
el conjunto de la historia de la humanidad, por una proyección
Desde fines del siglo XIX, la <<pauperización» (absoluta o rela
retroactiva del espíritu capitalista, será interpretado por él como
tiva) era desmentida por la elevación de los salarios reales y la
el resultado de la evolución de las fuerzas productivas, evolución
reducción de la j ornada de trabajo. La ampliación de los mer
que «garantiza•• , salvo que ocurra una catástrófe, nuestra l i
cados internos por el aumento del consumo masivo se trans
bertad futura.
forma, gradualmen te , en una estrategia consciente de las
La economía política se moviliza, después de una reelabora
capas dominantes y, después de 1945, las políticas keynesianas
ción, para demostrar la «ineluctabilidad» del pasaje al socialis
asegurarán mal que bien un pleno empleo aproximativo.
mo -así como la filosofía hegeliana, «puesta sobre sus pies», Un abismo se abre entre la teoría marxiana y la realidad de
para develar una razón secreta del trabajo en la histoda-, rea los países ricos. Pero algunas acrobacias teóricas, a las que los
lizada en la técnica y asegurando la reconciliación final de to movimientos nacionales en los países de las antiguas colonias
dos con todos y de cada uno consigo mismo. Las expectativas parecerán dar apoyo, les darán a los países del Tercer Mundo y
milenaristas y apocalípticas, de origen inmemorial, serán recu a los «condenados de la tierra» el rol de edificador del socialis
biertas en adelante con un «fundamento» científico, en plena mo, que Marx había imputado, con menor inverosimilitud, al
consonancia con el imaginario de la época. El proletariado, proletariado industrial de los países avanzados.
«líltima clase», recibirá la misión de salvar, pero sus acciones La doctrina marxista, sin duda, ayudó enonnemente a creer;
serán necesariamente dictadas por sus «condiciones reales de luego, a luchar. Pero de esas luchas que cambiaron la condi
existencia», incansablemente trabajadas por la acción de las leyes ción humana y al capitalismo mismo, el marxismo no era la
económicas para forzarlo a liberar a la humanidad liberándose condición necesaria, como lo demuestran los países (por ejem
a sí mismo. plo, anglosajones) en los que el marxismo penetró poco. Y el
En la actualidad se tiende fácilmente a olvidar el enonne precio a pagar fue muy alto.
poder explicativo que la concepción marxista, aun en sus ver Si esta extraña alquimia que combina la <<ciencia» (econó
tientes más vulgares, pareció tener durante mucho tiempo. Ésta mica) , con una metafísica racionalista de la historia y una escato
revela y denuncia las mistificaciones de la ideología liberal, logía laicizada pudo ejercer, durante tanto tiempo, un atractivo
54 55
Comclius Castoriadis El avance de la insigniflcancia
tan poderoso, es porque respondía a la sed de certidumbre y a del tiempo, romper con esta identificación si no es destruyén
la esperanza de una salvación garantizada, en última instancia, dose a sí mismo.
por algo más que las frágiles e inciertas actividades humanas: Algunos de los elementos de lo que se transformará en tota
las «leyes de la historia». De esta manera, introducía en el mo litarismo ya están presentes en el marxismo: la ilusión del do
vimiento obrero una dimensión pseudo religiosa, que oca minio total heredado del capitalismo, la ortodoxia, el fetichis
sionaría grandes catástrofes en el futuro. Al mismo tiempo, in mo de la organización, y la idea de una «necesidad histórica»
corporaba en él la noción monstruosa de ort od oxia. Aquí tam que pueda justificar todo en nombre de la salvación final. Pero,
bién, la exclamación de Marx (en privado) «yo no soy m arxis sería absurdo imputar al marxismo -y más aún al mismo
;,
ta» no pesa mucho en la realidad. Quien dice ortodoxia, dice Marx- el engendramiento del totalitarismo, como se viene ha
necesidad de guardianes dedicados a la ortodoxia, de funcio ciendo fácil y demagógicamente desde hace sesenta años. Tan
narios ideológicos y políticos, así como también de diaboliza to como en el leninismo, el marxismo se prolonga (y numérica
ción de los herejes. mente más) en la social-democracia de la cual se puede decir
Unida a la tendencia incohercible de las sociedades moder todo lo que se quiera menos que es totalitaria, y que no tuvo
nas a la burocratización, que desde fines del siglo XIX penetra dificultades en encontrar en Marx todas la citas necesarias para
y domina el movimiento obrero mismo, la ortodoxia contribu su polémica contra el bolchevismo en el poder.
ye poderosamente a la construcción de Partidos-Iglesias. Tam El verdadero creador del totalitarismo es Lenin. Las contra
bién, conduce a una esterilización más o menos completa del dicciones internas del personaje importarían poco si no ilustra
pensamiento. La «teoría revolucionaria» deviene en comenta ran, una vez más, lo absurdo de las explicaciones «racionales>>
rio talmúdico de los textos sagrados mientras que, ante los in de la historia. Aprendiz de brujo que no jura sino por la «cien
mensos cambios científicos, culturales y artísticos que se acu cia>>, inhumano y, sin ninguna duda, desinteresado y sincero,
mulan desde 1 890, el marxismo enmudece o se limita a califi extremadamente lúcido con sus adversarios y ciego consigo mis
carlos como productos de la burguesía decadente. Un texto de mo, reconstruyendo el aparato del Estado zarista, después de
Luckács y algunas frases de Trotsky y de Gramsci no alcanzan haberlo destruido y protestando contra esta reconstrucción,
para invalidar el diagnóstico. creando comisiones burocráticas para luchar contra la buro
Homóloga y paralela es la transformación que induce el mar cracia que él mismo hacía proliferar, aparece finalmente a la
xismo sobre los que participan .en el movimiento. Durante la vez como el artesano casi exclusivo de una extraordinaria
mayor parte del siglo XIX, la clase obrera de los países que se conmoción y como una gota en la tormenta de los aconteci
industrializan se autoconstituye, se alfabetiza y se forma por sí mientos.
misma, hace surgir un tipo de individuo que confía en sus fuer Pero, es él mismo quien crea la institución sin la cual el tota
zas, en su juicio, que se instruye tanto como puede, piensa por litarismo es inconcebible y que ahora cae en ruinas: el partido
totalitario, el partido leninista, a la vez Iglesia ideológica, ejér-
sí mismo y no abandona nunca la reflexión crítica. El marxis .
cito militante, aparato de Estado in n uce, fábrica en la cual cada
mo, acaparando el movimiento obrero, reemplaza a este indi
uno tiene su lugar en una estricta jerarquía y una rigurosa divi
viduo por el militante adoctrinado en un evangelio, que cree
sión del trabajo.
en la organización, en la teoría y en los jefes que la poseen y la
De estos elementos, que se encuentran allí desde hace mu
interpretan, militante que tiende a obedecerle incondicional
cho tiempo pero en forma dispersa, Lenin hará la síntesis y
mente, que se identifica con ellos y no puede, la m ayor parte
conferirá una ·nueva significación a todo lo que la componga.
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57
El a\'ilnce de /a insignificancia
Corne/ius Castoriadis
Ortodoxia y disciplina son llevadas al límite (Trotsky se enor expansión sin límites del poder del Partido, la' transfonnación
gullecerá de la comparación del partido bolchevique con la or de todas las instituciones, comenzando por el Estado, en sus
den de los jesuitas) y extendidas a escala internacional2. simples apéndices instrumentales y, fi nalmente , su preten
El principio «quien no esté con nosotros debe ser extenni sión, no simplemente de dirigir la sociedad ni aun de hablar
nado» será utilizado despiadadamente y los medios rnodernos en su nombre, sino de ser de hecho la sociedad misma.
del Terror serán inventados, organizados y aplicados en masa. Se sabe que este proyecto alcanzará su fonna extrema y de
Sobre todo, aparece y se instala, ya no como rasgo personal mencial con Stalin. Y es también a partir de la muerte de éste
sino como determinante histórico-social, la obsesión del po que su fracaso comenzará a hacerse visible. El totalitarismo no
der, el poder como fin en sí mismo, por todos los medios, e es una esencia inmutable, tiene una historia, que no se trata de
importando poco para hacer qué. Ya no se trata de apoderarse volver a trazar aquí, pero de la cual hay que señalar que es,
del poder para introducir transformaciones definidas, sino que centralmente, la de una resistencia de los hombres y de las co
se trata de introducir las transformaciones que permitirán man sas contra la ilusión de la reabsorción total de la sociedad y del
tenerse en el poder y reforzarlo sin cesar. Lenin, en 1 9 1 7, sabe modelado integral de la historia por el poder del Partido.
una cosa, y sólo una: que el momento de tomar el poder ha Aquellos que rechazaban la validez de la noción de totalita
llegado y que mañana será demasiado tarde. rismo vuelven hoy a la carga, con el argumento de que el régi
¿Para hacer qué? No lo sabe, y dirá: «Nuestros maestros no men se derrumba (si fuera por eso, ningún régimen histórico
nos han dicho lamentablemente cómo hacer para construir el habría existido jamás ) , o que había encontrado resistencias in
socialismo.» También dirá, seguidamente: <<Si se hace inevita ternas3. En forma manifiesta, las críticas compartían, ellas mis
ble un Thennidor, lo haremos nosotros mismos.>> Entendamos: mas, la ilusión totalitaria: el totalitarismo habría podido y debi
<<Si, para conser-Var el poder, tenemos que invertir nuestra orien do ser, para bien o para mal, lo que pretendía: un monolito sin
'
tación por completo, lo haremos.>> Lo hará, en efecto, en varias fallas. No era lo que decía ser; por lo tanto , simplemente ,
no era.
' ·
En la época actual de guerra civil descarnada, el Partido comunista no podrá cumplir caprichos del autócrata o de la camarilla de turno; conspira
su rol si no está organizado de la forma más centralizada, si una disciplina de hierro
de tipo militar no es admitida en él y si su organismo central no está provisto de ción universal de la mentira transformada en rasgo estniCtural
amplios poderes, ejerce una autoridad incuestionada, y goza de la confianza unánime del sistema y condición de supervivencia de los individuos,
de los militantes. 1 3. Los P.C. de los países donde los comunistas militen legalmente
deben proceder a depuraciones periódicas de sus organizaciones, a fin de separar
de ellos a los elementos interesados, pequeños burgueses ( ... ) 15. Es norma que los
3 Ver por ejemplo las comparaciones de S. lngerflohm en Liber de marzo de 1 990.
programas de los partidos afiliados a la Internacional comunista estén confirmados
4 Por mi parte, lo hice desde 1 946 y nunca dejé de hacerlo desde ese entonces. La
por el Congreso internacional o por el Comité ejecutivo (el subrayado es mío) (... ) 1 6.
Sociedad burocrática, vol. 1 y 2, París, 1 0/18, 1 973 (2n edición en Christian Bourgois,
Todas las decisiones de los Congresos de la I.C., al igual que las del Comité ejecutivo
(el subrayado es mío), son obligatorias para todos los países afiliados a la l. C... 1 990).
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58
Cor·nelius C.1Scoriadis
El avance de /a insignificancia
desde los zeks hasta los miembros del bureau político. Todo g rupo <<refonnista» lo suficientemente impo�ta� te con�o para
esto confirmado con estupor por los acontecimientos que si .
).. imponerse y para imponer una serie de cambtos tmmagmables
guieron al año 1953 y las infonnaciones que, desde ese mo poco tiempo atrás -entre los cuales se halla el acto oficial de
mento, no dejaron de aparecer: las revueltas de los zeks en los deceso del poder del partido único realizado el 1 3 de marzo de
. ¡
·¡
campos, desde la muerte de Stalin, las huelgas de Berlín Este 1990-, cuyo futuro sigue siendo totalmente oscuro, pero cu
enjunio de 1 953, el informe Krutchev, las revoluciones polaca yos efectos serán de aquí en más irreversibles.
. ·t
y húngara en 1 956, los movimientos checoslovaco, en 1 968, y Como el nazismo, el marxismo-leninismo pennite medir la
':¡
polaco en 1 970, la ola de literatura disidente, y la explosión locura y la monstruosidad de la que son capaces los humanos,
polaca de 1 980 que vuelve al país ingobernable. así como su fascinación por la fuerza bruta. Más que el nazis
Después del fracaso de las incohere n tes reformas de mo, permite medir su capacidad de equivocarse, de transfor
Krutchev, la necrosis que gangrenaba el sistema se había hecho
lt
mar en lo contrario las ideas más liberadoras, de hacer de ellas
,,
manifiesta y no le dejaba otra salida que la huida hacia adelan los instrumentos de una mistificación ilimitada.
te basada en el annamentismo excesivo y en la expansión ex Al derrumbarse, el marxismo-leninismo parece sepultar bajo
terna; y yo escribía con respecto a ello, en 1 98 1 , que ya no se las ruinas tanto el proyecto de autonomía como la política mis
.1'
podía hablar en ténninos de totalitarismo <<clásico»5. 1 ma. El odio activo de los que lo han experimentado, en el Este,
También es cierto que el régimen no habría podido sobrevi
vir durante setenta años si no hubiera sabido crearse apoyos i los condujo a rechazar cualquier proyecto distinto a la adop
ción rápida del modelo capitalista liberal. En el Oeste, la con
1
importantes en la sociedad, desde la burocracia ultra-privile vicción de los pueblos de que viven bajo el régimen menos malo
giada hasta las capas que sucesivamente se beneficiaron con posible se verá reforzada y acentuará su hundimiento en la irres
una <<promoción social»; sobre todo, un tipo de comportamiento
1
ponsabilidad, l a distracción y el retiro a la esfera <<privada>> ( evi
y un tipo antropológico de individuo, dominado por la apatía y dentemente menos <<privada» que nunca) .
'l el cinismo, únicamente preocupado por las ínfimas pero valio i No es que los pueblos se hagan muchas ilusiones. En los
sas mejoras que, a fuerza de astucia y de intrigas, podía aportar Estados Unidos, Le!=! Atwater, p residente del Partido republica
'·
a su propio terreno. no, hablando del cinismo del pueblo, dice: <<El pueblo norte
Sobre este último punto, triunfó a medias, como lo demues americano está convencido de que la política y de que los polí
tra la extrema lentitud de las reacciones populares en Rusia, ticos son pura perorata; que los medios de comunicación y los
incluso desde 1 985. Pero también fracasó a medias, y esto se ve
r,
sociales y políticas que se fueron produciendo desde hace dos que es la sustancia efectiva del «individualismo» y del «liberalis
siglos. Un capitalismo desgarrado por el conflicto y obligado a mo» de hoy.
hacer frente a una fuerte oposición interna; y un capitalismo Éstas son algunas de las conclusiones a las que debe llevar la
que no tiene más que ocuparse de los lobbies y de las corpo experiencia combinada de la pulverización del marxismo-leni
raciones, pudiendo manipular tranquilamente a la gente y nismo y de la evolución del capitalismo contemporáneo. Sin
.
comprarla mediante un nuevo objeto todos los años, son dos duda, no son las que la opinión pública deducirá en lo
animales histórico-sociales completamente diferentes. La reali inmedia to.
dad lo indica en fonna recurrente.
Pero, cuando se haya disipado el polvo, es a ellas hacia don
La historia monstruosa del marxismo-leninismo demuestra
de la humanidad tendrá que llegar, a menos que continúe su
lo que un movimiento de emancipación no puede ni debe ser.
carrera hacia un mañana ilusorio, que tarde o temprano, se
No permite en absoluto llegar a la conclusión de que el capi
estrellará contra los límites naturales del planeta si antes no se
talismo y la oligarquía liberal bajo los cuales vivimos encarnan
derrumba bajo el peso de su falta de sentido.
el secreto finalmente revelado de la historia humana. El pro
yecto de dominio total ( tomado del capitalismo por el marxis
mo-leninismo y que, en los dos casos, se invierte en su contra
rio) es un delirio. De ello no resulta que tengamos que vivir
nuestra historia como una fatalidad. La idea de hacer «tabla
rasa>> con todo lo que existe es una locura que conduce al cri
men. Esto no implica que tengamos que renunciar a aquello
que define nuestra historia desde la Grecia antigua y a lo que
Europa dio nuevas dimensiones: hacemos nuestras leyes y nues
tras instituciones, queremos nuestra autonomía individual y co
lectiva, y a esta autonomía sólo nosotros podemos y debemos
limitarla. El ténnino igualdad sirvió para encubrir un régimen
en el que las desigualdades reales eran de hecho peores que las
del capitalismo. No podemos por ello olvidar que no hay liber
tad política sin igualdad política y que ésta es imposible cuand�
existen y se acentúan desigualdades enonnes de poder econo
mico, directamente traducido en poder político. La idea de
Marx de que se podrían eliminar mercado y moneda es una
utopía incoherente. Comprenderlo no nos conduce a avalar la
omnipotencia del dinero ni a creer en la <<racionalidad•• de una
economía que nada tiene que ver con un verdadero mercado y
que se parece cada vez más a un casino planetario. Decir que
no hay sociedad sin producción y consumo no implica que éstos
deban erigirse como fines últimos de la existencia humana -lo
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63
Capítulo IV
! '!
Israel. Por el contrario, tiende a transfonnarse en el país res
ponsable de una pacificación generalizada con respecto a sus
aliados árabes, europeos en relación con la ONU. En este sen
ceses y los ingleses seguirán alineándose con los Estados Uni
dos. Pero, en última instancia, la URSS no renunció a ser una
gran potencia, no menos que China.
1¡
;i_::
/,
tido, a partir de la finalización de los combates, Bush y Baker Actualmente, la cúestión planteada es la del Medio Orieme. 1 '
establecieron, de hecho, el <<linkage» entre la cuestión de Ku ¿La unanimidad del Consejo de Seguridad se resistirá a tratar
wait y la cuestión de Medio Oriente; al que se habían negado esta cuestión? ¿Se aliarán todos con la posición de los halcones
hasta entonces. norteamericanos y de la derecha israelí, quienes verían con
Y hoy, existe una posibilidad de que haya una convergencia beneplácito a los palestinos partir haciajordania? Está jerusa
de esfuerzos para resolver el más virulento de los problemas: el lén. Está el problema kurdo. ¿Y quién querrá cuestionar a Hafez
que une la independencia de Palestina a la seguridad de Israel, El Assad? Si hay acuerdo, se corre el riesgo de enemistarse una
ya que es una idea común a los europeos, es la idea del plan vez más con los palestinos y con los kurdos.
Mitterrand del 15 de enero, es la idea de la URSS. En Israel La ONU nunca ha sido más que un órgano por el cual las
mismo, la desaparición de la amenaza iraquí y la imposibilidad grandes potencias tratan sus diferendos. Tiene el mismo valor
de realizar en la coyuntura actual el sueño del Gran Israel que que la Santa Alianza entre 1815 y 1848 o el cónclave de las po
echaría a los Palestinos de sus tierras, crean condiciones nuevas tencias después del congreso de Berlín en 1 878. Ésta puede
para aceptar la libertad de un pueblo que Tsahal transformó parecer activa tan solo durante el tiempo de validez de los acuer
en ghetto durante todo el desarrollo de esta guerra. dos coyunturales entre las potencias.
Finalmente la ONU, que no había aparecido durante el Pero, detrás de todo esto, se plantea la relación entre el
período del ataque terrestre contra Irak, vuelve a ser el em mundo islámico y Occidente. Por una parte, tenemos la extraor
brión de una instancia internacional, que después del 2 de agosto dinaria mitologización que los árabes han hecho de sí mismos,
quienes se presentan siempre como las víctimas eternas de la
66
67
El avance de l a insignificancia
Comelius Castoriadis.
Historia. Ahora bien, si hubo una nación conquistadora, desde una mayor acentuación de esta división que arroja a los musul
el siglo VII hasta el siglo XI, fueron los árabes. Los árabes no manes hacia su pasado.
aparecieron naturalmente en las pendientes del Atlas, en Ma Por otra parte, en este momento, es trágicamente divertido
rmecos, estaban en Arabia. En Egipto no había un solo árabe. ver que, si Saddam Husein cae, hay grandes posibilidades de
La situación actual es el resultado, en primer lugar, de una con que sea reemplazado por un régimen fundamentalista chiita,
quista y de la conversión más o menos forzada de los pueblos es decir, un régimen que Occidente empezó a combatir cuan
sometidos; luego de la colonización de los árabes no por Occi do se instaló en Irán.
\ dente, sino por sus correligionarios, los turcos, durante siglos;
y por último, de la semicolonización occidental durante un E.M.: Antes de la guerra, Jean Baudrillard había demostrado
:1
período comparativamente mucho más corto. lógicamente, que de todos modos, no podía haber guerra. Aho
Y, actualmente, ¿dónde se sitúan políticamente? Son países ra, tú acabas de demostrar lógicamente que no es posible pro
en los cuales las estructuras de poder son, o bien arcaicas, o
gresar, teniendo en cuenta todas las contradicciones que exis
bien una mezcla de arcaísmo y estalinismo. Tomaron lo peor de
ten, etcétera. Afortunadamente, la vida, gracias a su aspecto
Occidente y lo plasmaron en una sociedad culturalmente reli
innovador, no obedece a la lógica, y eso lo sabes muy bien. De
giosa. En estas sociedades la teocracia nunca corrió peligro: el
todos modos, hay una nueva coyuntura mundial que tal vez nos
Código Penal es el Corán; la ley no es el resultado de una vo
permita escapar del ciclo infernal.
luntad nacional sino que es sagrada. El Corán mismo no es un
,_·
democracia no pudo ser implantada en el mundo árabe-islámi-. Entonces, cuando ya no hay futuro y el presente está enfer
co, en primer lugar, porque éste no pudo llevar a cabo el esta mo, queda el pasado.
dio histórico de la laicización, que contenía sin duda en ger Es por ello que los extraordinarios avances fundamentalis
men desde el siglo VIII al siglo XII, pero que, en cambio, el tas no deben ser vividos como un retomo de los países árabes
Occidente europeo pudo emprender a partir del siglo XVI. La sobre sí mismos, ni como un aliento que se esfuma. Son el pro
laicización, que es el retroceso de la religión en relación al Es ducto de una vuelta histórica donde la crisis de la modernidad,
tado y a la vida pública, es lo único que permite la democratiza es decir del progreso, suscita este fundamentalismo.
ción. Incluso, en los países árabe-islámicos en los que hubo mo Justamente hablas del problema del sentido. Para nosotros,
la Historia ya no tiene un sentido teleguiado. Para nosotros, las
vimientos laicizadores poderosos, la democracia se presentó
viej as certidumbres están muy enfennas.
como una solución débil con respecto a la revolución, que per
Hasta ahora, siempre se creyó que el ser humano necesitaba
mitía, a la vez, la emancipación con respecto al Occidente do
certidumbres para vivir. Cuando las grandes religiones porta
minador. Ahora bien, la promesa de la revolución nacionalista
doras de certidumbres declinaron, otras certidumbres raciona
así como la de la revolución comunista eran de hecho, tanto listas-cientificistas aportaron la seguridad del progreso garanti
una como otra, promesas religiosas. Una, aportaba la religión zado. ¿Nos podemos imaginar una humanidad que acepta la
del Estado-Nación y la otra, la religión de la salvación terrenal. incertidumbre, la interrogación, con todos los riesgos de an
Finalmente, no olvidemos que el mensaje laico de Occiden gustia que ello implica? Seguramente, haría falta una gran mu
te llegaba al mismo tiempo que la dominación imperialista y la tación en nuestro modo de ser, de vivir y de pensar.
amenaza de homogeneización cultural, de pérdida de identi Sin embargo, éste es nuestro nuevo destino. Pero ello no
dad, que aportaba nuestro estallido técnico-industrial en el res significa que podamos vivir sin arraigo, sin mitos ni esperanzas,
to del mundo. con la condición de que sepamos que nuestros mitos y nuestras
Entonces, la resistencia de la identidad amenazada, obliga esperanzas están relacionados, como bien sabía Pascal, con la
da a aferrarse al pasado fundador tanto como al futuro emanci fe religiosa, con la apuesta. Debemos manejar, de una manera
pador, se vio acrecentada recientemente por un fenómeno de nueva, el arraigo en el espacio y en el tiempo. No tenemos que
suma. importancia que se agravó en los años '80: el desmorona vivir el presente al día, sino que tenemos que volver a las fuen
tes del pasado («la herencia que tienes de tus padres, dice
miento del futuro emancipador. Nosotros también hemos vivi
Goethe, tienes que reconquistarla» ) y tenemos que proyec
do esta pérdida de futuro: perdimos el futuro «progresista»,
tarnos en un futuro, ya no prometido, sino deseado. Nuestro
prometido por el desarrollo de la ciencia y de la razón, que
m i to , es e l de l a fraternidad h mnana que se arraiga en
revelaron cada vez más sus ambivalencias, y perdimos el futuro
nuestra tierra-patria.
«radiante» de la salvación terrenal, que cayó definitivamente Estamos en un nuevo comienzo, y es en este sentido que
con el niuro de Berlín. creo que es posible dar vida al embrión de la ONU, como si
Cuando el futuro se pierde, ¿qué queda? El presente, el p a intentáramos desactivar lo que sigue siendo el polvorín del mun r'
1
1
sado. Nosotros, aquí, en la medida en que consumimos vivimos do en esta zona de fractura entre Oriente y Occidente, entre las
al día en el presente. Ellos, ¿qué pueden consumir del presen tres religiones monoteístas, entre la religión y la laicidad, entre
te? ¿Qué les aportaron las maravillosas recetas de desarrollo, el modernismo y el fundamentalismo y,' finalmente, entre un
modelo occidental o modelo soviético? Les dieron sub-desarrollo. progreso de humanidad o la gran regresión.
70 71
El arnncc de la insignificancia
Comdius C1scoriadis
C. C.: Me parece claro que la situación mundial es intolerable e Europa y que se agravará todo el tiempo mientras los pueblos
insostenible, que el Occidente actual no tiene ni los medios ni permanezcan adormecidos y apáticos.
la voluntad de modificarla esencialmente y que el movimiento
emancipador en este aspecto no funciona. También me parece E.M.: Nuestra sociedad sigue tal cual. Todos los procesos nos
muy claro que, para hacer esto, hay que querer hacerlo. Una conducen a una gran crisis de civilización. ¿Retrocedemos o
vez más es necesario ver la realidad que tenemos delante de progresamos? U na vez más, esperamos lo inesperado. Al me
nosotros. Cuando Edgar Morin evoca el problema de identi nos, salvemos en nosotros el tesoro más preciado de la cultura
dad, es, de hecho, el problema del sentido, que confiere una europea: la racionalidad crítica y autocrítica.
identidad al creyente: soy un buen musulmán, un buen cristia
no o incluso un mal cristiano. Pues aun siendo un mal cristiano C.C.: Cuando los griegos, ya en su decadencia, conquistaron
soy algo definido. Oriente, éste fue helenizado en algunas décadas. Cuando Roma
Nosotros somos hijos de ... ; pero también somos los que aspi conquistó el mundo mediterráneo, lo romanizó. Cuando Eu
.
ramos a. . . Es decir que tenemos un proyecto que ya no es el ropa tuvo el mismo papel, no supo influir en profundidad en
paraíso sobre la Tierra, que ya no es ni mesiánico ni apocalípti las culturas locales. Las destruyó sin reemplazarlas.
co, pero que dice algo sobre aquello hacia donde nos dirigi Lo que queda hoy, como herencia defendible de la creación
mos. Esto es lo que le falta al Occidente de hoy. El único europea y como gennen de un futuro posible, es un proyecto
avance de estas sociedades es el avance hacia la riqueza y el de autonomía de la sociedad, que se halla en una fase crítica.
poder vacíos. Nuestra responsabilidad es hacerlo revivir, hacerlo avanzar y
Paréntesis: se sabe que los árabes fueron más civilizados que fecundar las otras tradiciones.
los occidentales durante todo un período. Luego, esto desapa
reció. Pero lo que captaron de la herencia de la Antigüedad no
fue nunca de orden político. La problemática política de los
griegos, fundamental para la democracia, no fecundó ni a los
filósofos ni a las sociedades árabes. Las comunas europeas eli
minan las libertades comunales a fines del siglo X. No se trata
de <0uzgar» a los árabes: podemos comprobar que a Occidente
le fueron necesarios diez siglos para separar, medianamente
bien, la sociedad política del dominio religioso.
Tenninaré mi exposición con una observación casi anecdó
tica. George Bush, antes de la guerra, era considerado un de
bilucho por sus conciudadanos. Ahora es un héroe. Pero Esta
dos Unidos va a encontrarse nuevamente ante verdaderos pro
blemas internos ante los cuales el Señor Bush será impotente.
La crisis de la sociedad norteamericana va a continuar, con la
decrepitud de las ciudades, los desgarros sociales y todo lo de
más que conocemos. Y es también lo que comienza a sucedet en
72 73
Capítulo V
El deterioro de Occidente *
Francia no hay registro -desacertadamente-, ya que son el Oriente (y de África del norte) no fueron los europeos, sino
espejo en el que los otros países ricos pueden mirar su porve otros musulmanes: primero los turcos seldjukas, luego los tur
nir. La erosión del tejido social, los ghettos, l a apatía y el cinis cos otomanos. Irak pennaneció bajo la dominación turca du
mo sin precedente de la población, la corrupción en todos los rante cinco siglos, y bajo el protectorado británico durante cua
niveles, la fantástica crisis de la educación (la mayoría de los renta años. No se trata de minimizar los crímenes del imperia
estudiantes «graduados» son ahora de origen extranjero) , el lismo occidental, sino de denunciar esa mistificación que pre
cuestionamiento del inglés como lengua nacional, la degrada senta a los pueblos musulmanes sin la menor responsabilidad
\ ción continua del aparato productivo y económico; todo esto en su propia historia, sin haber hecho nunca otra cosa que
desgasta, a la larga, las posibilidades de hegemonía mundial de sufrir pasivamente lo que otros, es decir los occidentales, les
los Estados Unidos. impusieron.
EsPRIT: ¿La crisis del Golfo no representa el fracaso del supues EsPRIT:¿No encontramos aquí los límites de ese universalismo
to alcance universal de los valores occidentales? representado por Occidente frente a un culturalismo antide
mocrático?
C.C.: La crisis del Golfo actuó como un extraordinario revela
dor de factores que se conocían, o que ya debían conocerse. Se C. C . : Hay varios niveles en esta pregunta, que hoy alcanza una
pudo ver a los árabes, y a los musulmanes en general, iden tifi intensidad trágica. En un sentido, el «tmiversalismo» no es una
carse masivamente con ese gángster y verdugo de su propio creación específica de Occidente. El budismo, el cristianismo,
pueblo que es Saddam Hussein. Mientras Saddam se opusiera a el Islam, son <<tmiversalistas» puesto que su llamado se dirige,
«Occidente», estaban dispuestos a borrar la naturaleza de su en principio, a todos los humanos, quienes tienen todos el mis
régimen y la tragedia de su pueblo. Las manifestaciones se re mo derecho (y el mismo deber) de convertirse. Esta conver
dujeron tras la derrota de Saddam, pero la corriente de fondo sión presupone un acto de fe y conlleva la adhesión a un mun
sigue ahí: el integrismo o «fundamentalismo>> islámico es más do de significaciones (y de normas, de valores, etc.) específico
fuerte que nunca, y se extiende sobre regiones que parecían ir y cerrado. Esta clausura es el rasgo característico de las socieda
en otra dirección (África del norte, Pakistán, los países al sur des con una heteronomía fuerte. Lo propio de la historia greco
del Sabara) . Lo acompaña un odio visceral hacia Occidente, y occidental es la ruptura de esta clausura, el cuestionamiento de
esto se entiende: un ingrediente esencial de Occidente es la las significaciones, de las instituciones, de las representaciones
separación entre la religión y la sociedad política. Ahora bien, establecidas por la tribu, que le da otro contenido al universa
el Islam, como por cierto casi todas las religiones, se pretende lismo; esta ruptura va a la par con el proyecto de autonomía
una institución total y rechaza la distinción entre lo religioso y social e individual, y por lo tanto, de las ideas de libertad y de
lo político. Esta corriente se completa y se autoexcita con una igualdad, del autogobierno de las colectividades y los derechos
retórica «anticolonialista••, y lo menos que se puede decir, en el del individuo, de la democracia y la filosofía.
caso de los países árabes, es que está hueca. Si hoy existen ára Ahora bien, aquí nos encontramos con una paradoja mayús
bes en África del norte es porque ésta fue colonizada por los cula, alegremente escamoteada por los charlatanes que hablan
árabes a partir del siglo VII; lo mismo en los países del Medio de los derechos humanos, de la indetenninación de la demo
Oriente. Y los primeros «colonizadores» no árabes del Medio cracia, de la acción de los medios de qmmnicación, de la
76 "
77
Comelius Castoriadis
El avance de la insignificancia
autofundación de la razón, etcétera, - por los «Pangloss» que
Aristóteles han escrito interminablemente sobre su metafísica
prosiguen con su retórica autocomplaciente sin dejarse pertur
bar por el furor y el ruido de la historia efectiva. Los «Valores•• y su lógica, pero han ignorado radicalmente toda la problemática
política griega: del mismo modo que hay que esperar a Spinoza,
de Occidente se pretenden universales y, sin duda, lo son en el
el excomulgado, para encontrar una reflexión política en la
grado más alto, puesto que presuponen y conllevan el aparta
miento de toda clausura histórico-social particular en la cual, tradición judía. Pero podemos detenernos sobre los factores
que hacen que, hoy, las sociedades occidentales ricas sean inca
en principio, los humanos siempre se hallan necesariamente
paces de ejercer una influencia emancipadora sobre el resto
atrapados. Pero es imposible no reconocer que tienen un enra
del mundo, preguntarnos por qué no sólo no contribuyen a la
izamiento histórico-social particular, que sería absurdo preten
der que fueron contingentes. Para ir rápido, y tomar el asunto erosión de las significaciones religiosas en tanto éstas bloquean
la constitución de un espacio político, sino que finalmente tien
in m ed ia res: esa ruptura de la clausura, la tenemos d etrás de
nosotros, veinticinco siglos o cinco siglos detrás de nosotros. dan tal vez a reforzar su dominio.
¿Cuál es el «ejemplo» que esas sociedades de capitalismo
Pero los demás no la tienen. Para nosotros, es posible defender
razonablemente «nuestros valores», pero es porque, precisa liberal dan al resto del mundo? Primero, el de la riqueza y el
poder tecnológico y militar. Esto, les gustaría adoptarlo a los
mente, hemos ·erigido la discusión razonable como piedra de
demás, y a veces lo logran Uapón, los «cuatro dragones», pron
toque de lo aceptable y lo inaceptable. Si el otro entra en esa
to, sin duda algunos otros) . Pero, como lo muestran estos ejem
discusión, se ha inclinado, pues, del lado de nuestra tradición,
plos y contrariamente a los dogmas marxistas e incluso «libera
donde todo puede ser examinado y discutido. Pero, si se atrin
les», esto como tal no implica nada y no supone nada en cuan
chera tras una revelación divina, o incluso simplemente en una
to a la emergencia de un proceso emancipatorio.
tradición que él sacraliza (es, de ?tlguna manera, el caso de los
Pero al mismo tiempo, esas sociedades presentan al resto
japoneses actuales ) , ¿qué quiere decir imponerle una discusión
del mundo una imagen que causa rechazo, la de sociedades en
razonable? Y tendemos a olvidar, con demasiada facilidad, lo
las cuales reina un vacío total de significaciones. El tínico valor
que ocurría -no hace mucho- en tierra cristiana, con aque
es el dinero, la notoriedad en los medios masivos de comunica
llos libros, que proponían una discusión basándose en la razón
ción o el poder, en el sentido más vulgar e irrisorio del térmi
e ignorando la fe, y con sus autores.
no. En ellas, las comunidades son destruidas, la solidaridad se
Para que los demás -islamistas, hinduístas, qué sé yo- acep
reduce a disposiciones administrativas. Frente a semejante va
ten el universalismo con el contenido que Occidente intentó
cío, las significaciones religiosas se mantienen, o incluso ga
darle a esta idea, tendrán que salir de su encierro religioso, de
nan poder.
su magma de significaciones imaginarias. Hasta ahora, lo
Ciertamente, también existe lo que periodistas y políticos
hacen muy poco -y es entre ellos, por excelencia, que el
llaman la «democracia», y que es en realidad una oligarquía
pseudo-marxismo o el tercermundismo fue un sustituto de la
liberal.En vano se buscaría aquí el ejemplo de lo que es un
religión, e incluso, por razones sobre las cuales volveremos,
ciudadano responsable, «capaz de gobernar y de ser goberna
se aferran a ella.
do», como decía Aristóteles, de lo que es una colectividad polí
No podemos discutir, aquí y ahora, por qué fue así, y lo es
tica reflexiva y deliberativa. Sin duda subsisten en ella, como re
todavía. ¿Por qué, por ejemplo, la filosofía hindú nunca cues
sultado de largas luchas anteriores, libertades, importantes y valiosas,
tionó el mundo social, o por qué los comentadores árabes de
aunque parciales; son esencialmente defensivas y negativas. En la
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79
iruí_,;rutir �1un.t
Cornclius Cascoriadis
El .1 \";lnt�e- de /.1
realidad histótico-social efectiva del capitalismo contemporáneo, influencia sobre el mundo no occiden tal , de conii·ib ui r e n
esas libertades funcionan cada vez más como simple comple éste a l a erosión del dominio d e las significacio nes religiosas 0
mento instrumental del dispositivo maximizador de los «disfru similares.
tes» individuales. Y esos «disfrutes» son el único contenido sus
tantivo del individualismo con el que nos están aturdiendo. EsPRIT: Entonces ya no habría sentido global; pero ¿acaso eso
Porque no puede haber individualismo puro, es decir vacío. quiere decir, forzosamente, que no hay sentidos p'eriféricos, en
Los individuos supuestamente <<libres de hacer lo que quieran» tal o cual sector social, en la libertad de los individuos y en la
no están sin hacer nada, ni hacen cualquier cosa. Hacen cosas medida en que cada quien podría, si se puede decir, construir
precisas, definidas, particulares, desean y emplean ciertos obje un sentido para sí mismo?
tos y rechazan otros, valoran tales actividades, etc. Ahora bien, Por otra parte, en nuestra discusión se ha producido apa
esos objetos y esas actividades no son ni pueden ser determina rentemente una especie ele deslizamiento de lenguaje. Cuando
dos exclusivamente, ni siquiera esencialmente, por los «indivi se dice que ya no hay sentido, la gente entiende que ya no hay
duos» solos, están determinados por el campo histórico-social, sentido d ad o d e an temano. Ahora bien, el problema no está
por la institución específica de la sociedad en la que viven y sus ahí, en la medida en que la ausencia de u n sentido dado de
significaciones imaginarias. Sin duda, se puede hablar de un antemano no crea necesariamente un vacío. Puede tratarse, por
«individualismo» de los verdaderos budistas, incluso si esos pre el contrario, de una oportunidad, de una posibilidad de liber
supuestos metafísicos se oponen diametralmente a los del «in tad, que permitiría salir del «desencantamiento».
dividualismo» occidental (nulidad del individuo allá, realidad En cambio, ¿La gran cuestión no será la de saber si esta ex
sustancial autárquica del individuo aquf) ; pero ¿cuál es el con periencia de la libertad, en sí misma, no es insostenible?
tenido sustantivo del primero? En p rincipio, la renuncia al
mundo y a sus «disfrutes>>. Del mismo modo, en el Occidente C.C.: Está claro que no estoy hablando de la desaparición de
contemporáneo, el «individuo» libre, soberano, autárquico, un sentido dado de antemano y que no lo lamento. El sentido
sustancial, en la gran mayoría de los casos ya no es sino una dado ele antemano es la heteronomía. U na sociedad autóno
marioneta que realiza espasmódicamente los gestos que le im ma, una sociedad verdaderamente democrática, es una so
pone el campo histórico-social: hacer dinero, consumir y «go ciedad que cuestiona todo sen tido dado de antemano, y don
zar» (si lo logra. . . ) . Supuestamente «libre» de darle a su vida el ele, por ese mismo hecho, se libera la creaci6n d e significacio
sentido que quiera, en la aplastante mayoría de los casos no le
nes n uevas. Y en una sociedad semejante, cada individuo es li
da sino el «sentido•• que impera, es decir el sinsentido del au
bre de crear para su vida el sentido que quiera (o que pueda ) .
mento indefinido del consumo. Su «autonomía" vuelve a ser
, Pero e s absurdo pensar que pueda hacer eso fuera d e todo con
«heteronomía», su «autenticidad» es el confonnismo generali
texto y de todo condicionamiento histórico-social. Dado lo que
zado que reina a nuestro alrededor.
es ontológicamente el individuo, esta propuesta es de hecho
Esto equivale a decir que no puede haber «autonomía» indi
una tautología. El individuo ind ivid uad o crea un sentido para
vidual si no hay autonomía colectiva, ni «Creación de sentido»
su vida al participar en las significaciones que crea su sociedad,
para su vida por parte de cada individuo, que no se inscriba en
al participar en su creaci6n, sea co1no «autor», sea como «re
el marco de una creación colectiva de significados. Y es la
ceptor>> (ptíblico) de esas significaciones. Y siempre he insisti
infinita banalidad de esas significaciones en el Occidente
·1 do en el hecho ele que la verdadera « recepción» ele una obra
1
contemporáneo la que condiciona su capacidad de ejercer una
nueva es tan creadora como su creación.
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81
Comelh1s Castoriadis El avance de la insignificancia
Esto se ve claramente en los dos grandes períodos de nues y, ciertamente, no es accidental que la signÜi cación más densa
tra historia, en los que emerge el proyecto de autonomía y de sus Óbras sea una permanente inte rrogación sobre la
aparecen, por vez primera, individuos realmente individ uad os. significación misma, por la cual Proust, Kafka, Joyce y tantos
El surgimiento de creadores realmente individuales y de un otros se emparentan con la tragedia ateniense.
ptíblico capaz de aceptar sus invocaciones va a la par, e n la Gre Si ese período concluye alrededor de 1 950 (fecha evidente
cia antigua, del surgimiento de la polis y de las significaciones mente <<arbitraria», para füar las ideas) , no es porque estemos
nuevas que ésta encarna: democracia, isonomía, libertad, lo entrando en una fase más «democrática» que antes -se podría
gos, reflexividad. Por ser mucho más compleja, la situación es sostener lo contrario sin caer en una paradoja-, sino porque
análoga en la Europa occidental moderna. Ciertamente , aquí, el mundo occidental está entrando en crisis, y esa crisis consiste
durante un largo período, el gran arte y la filosofía, y hasta la precisamente en eso, en que d eja d e cuestionarse verd ad e
investigación científica, permanecen íntimamente ligados a las ramen te.
significaciones religiosas. Pero, ya la manera en que se sittían
en relación con ellas cambia. Y relativamente pronto, se crean EsPRIT:¿No habría una relación entre la falta de sentido y la pér
grandes fonnas y obras «profanas» que la sociedad suscita y se dida de ese gran arte del que usted habla?
muestra capaz de recibir. Kundera lo demostró a propósito de
C.C.: Está claro que las dos cosas van juntas. El gran arte es a la
la novela, subrayando su «función» de cuestionamiento al or
vez la ventana de la sociedad sobre el caos y la fonna dada a
den establecido, y de la cotidianeidad. ¿Y cómo olvidar al escri
este caos ( mientras que la religión es la ventana hacia el caos y
tor más grande de la Europa moderna, Shakespeare, e n quien
la máscara que oculta ese caos) . El arte es una fonna que no
no se encontrará ni una pizca de religiosidad? Pero, a finales
enmascara nada. A través de esa forma, el arte muestra, indefi
del siglo XVIII, la creación europea se libera de todo sentido
nidamente, el caos; y por esa vía cuestiona las significaciones
«dado de antemano». Una de esas maravillosas «coincidencias>>
establecidas, hasta la significación de la vida humana y de sus
de la historia, es que la tíltima gran obra de arte religioso, el
contenidos más indiscutibles. El amor está en el centro de la
Réquiem de Mozart, se haya escrito en 1 79 1 , e n el momento en
vida personal en el siglo XIX; y Trislán no sólo es la encarna
que la Revolución francesa se disponía a atacar a la Iglesia y al
ción más intensa de ese amor, sino también la demostración de
cristianismo, algunos años después que Lessing hubiera defini lo que sólo puede realizarse en la separación y la muerte.
do el espíritu de las Luces como el triple rechazo de la Revela Por eso, lejos de ser incompatible con una sociedad autóno
ción, de la Providencia y de la Condenación eterna, algunos ma, democrática, el gran arte le es inseparable. Pues una socie
años antes de que Laplace respondiera, acerca de la ausencia dad democrática sabe, debe saber, que no hay significación ase
de Dios en el Sistema d el m und o, que no necesitaba esa hipóte gurada, que vive sobre el caos, que ella misma es un caos que
sis. Esta eliminación del sentido <<dado de antemano>> no le debe darse su forma, jamás ftiada de una vez para siempre. Es a
impidió a Europa entrar, por ciento cincuen ta años, de 1 800 a partir de ese saber que crea sentido y significación. Ahora bien,
1 950, en un período de creación extraordinaria en todos los ese saber -vale decir, el saber de la mortalidad, volveremos a
ámbitos. Para los grandes novelistas, los grandes m tísicos, los gran él- es el que la sociedad y el hombre contemporáneos recu
des pintores de ese período, no hay sentido dado de antemano san y rechazan. Y por ese mismo camino, el gran arte se vuelve
(no más que para los grandes matemáticos y científicos) . Existe la imposible, en el mejor de los casos marginal, sin participación
hícida ebriedad de la investigación y de la creación de sen tido recreadora del ptíblico.
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Comclius Cascoriadis El avance de la insignificancia
en torno al trabajo que en el pasado, como las luchas de antaño liberal (en el sentido capitalista del término) , representada ini
ligadas a los conflictos sociales. No es seguro, sin embargo, que cialmente por la pareja Thatcher-Reagan, pero que finalmente
se pueda afirmar tan categóricamente que hay un repliegue ganó en todas partes, se compmeba un nuevo dispositivo de
hacia la esfera privada. «estrategia social». Se mantiene una situación holgada o tolera
Tomemos un ejemplo extremo: los motines como el de ble para el 80 u 85% de la población (inhibida, además, por el
Vaulx-en-Velin también son el testimonio de una voluntad que, temor al desempleo) , y se traslada toda la mierda del sistema
tanto como la del movimiento obrero del siglo XIX, es la de sobre el 1 5 o 20% «inferiores» de la sociedad, que no pueden
una participación activa. Al contrario, la sociedad francesa de reaccionar sino rompiendo cosas, con la marginación y la cri
hace cincuenta años era mucho menos participativa y mucho minalidad; desempleados e inmigrantes en Francia y en Ingla
más exclusiva que ahora. Ha habido de todos modos, si se pue terra, negros e hispanos en los Estados Unidos, etc.
de decir, «progreso» en la democracia, aun si es a través de la
Claro, subsisten y resurgen aquí y allá conflictos y luchas. No
cultura triunfante de los medios masivos. Por lo tanto, no se
estamos en una sociedad muerta. En Francia, en estos ültimos
puede decir que todo eso sea, simplemente, una demanda de
aii.os, hubo conflictos con los estudiantes universitarios, los es
mayor poder adquisitivo y de entrada al capitalismo.
tudiantes secundarios, los empleados ferroviarios, las enfenne
ras. Hubo un fenómeno importante: la creación de las coordi
C.C.: De lo que se trata es de saber qué es lo que se considera
naciones, nueva fonna de autoorganización democrática de los
como esencial o central en el sistema, y qué es lo que se considera
movimientos, que traducen la experiencia con la burocracia y
como secundario, periférico, como <<mido••. La oligarquía liberal,
la desconfianza hacia ella -aun si partidos y sindicatos inten
ciertamente, no funciona a puerta cerrada; pero hay que enten
tan siempre fagocitar esos movimientos.
der que mientras menos funcione a puerta cerrada, más fuerte es,
precisamente, en cuanto oligarquía. De hecho, está bastante «ce Pero también hay que comprobar que esos movimientos
ITada» sociológicamente (c.f. los orígenes del reclutamiento en contra el orden existente son corporativistas la mayor parte del
las grandes escuelas, etc.) . Desde su propio punto de vista, tendría tiempo y, en todo caso, muy parciales y muy limitados en cuan
un gran interés en ampliar las bases de su reclutamiento, en trans to a sus objetivos. Todo ocurre como si la enorme desilusión
fonnarse en la cuna de la autocooptación. No por ello se volvería provocada a la vez por el derrumbe de la mistificación comu
más «democrática», no más de lo que se volvió democrática la nista y por el irrisorio espectáculo del funcionamiento efectivo
oligarquía romana cuando al fin aceptó en su seno a los Jwmines ele la «deinocracia», concll�era a que ya nadie quiera meterse
n ovi. Por otra parte, el régimen liberal (en oposición al régimen en política, en el sentido verdadero del ténnino, pues la pala
totalitario) le penuite percibir «seii.ales» que vienen de la socie bra misma se volvió sinónimo de componenda, de chanchullo,
dad, incluso fuera de los canales oficiales o legales, y en principio, de manejo sospechoso. En todos esos movimientos, toda idea
reaccionar, reacomodar. En realidad, lo hace cada vez menos. ¿En de ampliar la discusión, o de tomar en cuenta problemas polí
qué acabó Vaulx-en-Velin (fuera de la creación de algunos comi ticos más vastos, se manda al diablo. (Y n i siquiera se lo podría
tés y puestos burocráticos «para tratar el problema») ? ¿Qué suce mos reprochar, ya que los que intentan introducir la «política»
de en los Estados Unidos con los ghettos, la droga, el demnnbe en ellos son generalmente dinosaurios residuales, trotskistas u
de la educación y todo lo demás? otros. ) El caso más contundente es el de los ecologistas, que
En realidad, después de la derrota de los movimientos de los fueron arrastrados a su pesar hacia debates de política general
aii.os sesenta, las dos «crisis del petróleo», y la contraofensiva -mientras que la cuestión ecológica implica, es evidente, la
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Comclius Castoriadis
El avance de la insignificancia
totalidad de la vida social. Decir que hay que salvar al medio
ambiente es decir que hay que cambiar radicalmente el modo Esta situación encarna y expresa todos los rasgos de la situa
de vida de la sociedad, renunciar a la carrera desenfrenada por ción contemporánea. Ahí, la expansión ilimitada de un pseudo
el consumo. No es nada menos que eso la cuestión política, dominio es perseguida en sí misma, desprendida de todo fin
psíquica, antropológica, filosófica que se plantea, en toda su racional o razonablemente discutible. Se inventa todo lo que
profundidad, a la humanidad contemporánea. s e pueda inven tar, se produce todo l o que pueda ser
Con esto no quiero decir que la alternativa de la acción sea (rentablemente) producido; las «necesidades» correspondien
tes serán suscitadas luego. Al mismo tiempo, el vacío de sentido
r
1'
todo o nada, sino que una acción hícida siempre debe tener en
vista el ho1izonte de la globalidad, debe inscribirse en la gene esta enmascarado por la mistificación cientificista, más podero
ralidad del problema social y político, incluso si debe saber que sa que nunca, y esto, paradójicamente, en un momento en que
por el momento sólo puede obtener un resultado parcial y li la verdadera ciencia, más que nunca, es aporética en cuanto a
mitado. Esta exigencia debe ser asumida por los participantes. sus fundamentos y a las implicaciones de sus resultados. En fin,
Por otra parte, no se puede decir, como ustedes hacen, que encontramos ante esa iltisión de poder absoluto, la huida ante
·¡¡ ,
1 hoy la sociedad es mucho más inclusiva, sin p reguntarse: la muerte y su negación: tal vez sea yo débil y mortal, pero el
¿inclusiva en que? Es inclusiva en lo que ella misma es, en ese poder existe en alguna parte, en el hospital, en el acelerador
magma de significaciones imaginarias dominantes que traté de de partículas, en los laboratorios de biotecnología, etc.
describir. Que esta evolución destructiva de la tecnociencia también
sea, a la larga, autodestructiva para la propia tecnociencia me
EsPRIT: Hay un punto que todavía no hemos abordado, pero parece algo seguro, pero sería largo de discutir. Lo que debe
que usted acaba de nombrar a propósito de las incoherencias subrayarse desde ahora es que primero hay que disipar esa ilu
de la ecología: es el problema de la evolución de la técnica. Es sión de poder absoluto. Luego que, por primera vez en la histo
!
' 1
un placer poder hacerle esta pregunta, ya que usted es uno de ria de la humanidad, la cuestión, extremadamente difícil, de
1 los escasos filósofos contemporáneos que han frecuentado el un control (distinto al eclesiástico) sobre la evolución de la cien
terreno de las ciencias exactas. Vivimos en una época en la que cia y de la técnica, se plantea con radicalidad y urgencia. Esto
l¡ ¡
algunos tienden a ver la fuente de todos los males de nuestra exige una reconsideración de todos los valores y costumbres
, ¡
sociedad en la tecnología. ¿Piensa usted que, en efecto, la téc que nos dominan. Por un lado, somos los habitantes privilegia
1 1
nica es un sistema que se ha vuelto complétamente autónomo, dos de un planeta tal vez tínico en el universo --en todo caso, si se
sobre el cual el ciudadano ya no tiene medios para actuar? me pennite el autocentrismo: único para nosotros-, de una ma
ravilla que no creamos y que estamos destruyendo alegremente.
: 1 C.C.: Dos hechos me parecen indudables. Primero, que la
Por otro lado, es evidente que no podemos renunciar al saber sin
tecnociencia se ha vuelto autónoma: nadie controla su evolu
renunciar a lo que hace de nosotros seres libres. Pero, como el
ción y su mientación, y a pesar de los diferentes «comités de
poder, el saber no es inocente. Entonces, por lo menos hay que
ética» (lo irrisorio del título no merece comentarios, y delata la
tratar de entender lo que estamos queriendo saber, y estar atentos
vacuidad de la cosa) , no se toman en consideración en absolu
a las posibles recaídas de ese saber. Otra vez aparece aquí la cues
to los efectos directos y laterales de esa evolución. E n segundo
tión de la democracia, bajo mtíltiples fonnas. En las condiciones y
lugar, se trata de una trayectoria inercial, en el sentido de la
las estructuras presentes, es fatal que las decisiones sobre todo
física; abandonado a sí mismo, el movimiento continúa.
esto pertenezcan a políticos y burócratas ignorantes, y a
90
91
Comdius Castoriadis El avance de /,1 insignificancia
la autolimitación.
C.C: Primero se trata de salir de la ilusión moderna de la linea
lidad, del <<progreso», de la historia como acumulación de las
EsPRIT: Entonces, lo que usted llama el «proyecto de autono
adquisiciones o procesos de <<racionalización». El tiempo hu
m ía" pasa, finalmente, por la educación.
mano, como el tiempo del ser, es tiempo de creación-destruc
ción. La tínica <<acumulación>> que hay en la historia humana, a
C.C.: La importancia de la educación en una sociedad demo
largo plazo, es la de lo instrumental, lo técnico, lo co�untista
rr�itica es indiscutible. En un sentido, se puede decir que una
identitario. Incluso, ésta no es forzosamente irreversible. Una
. )l·iedad democrática es una inmensa institución de educación
Sl
acumulación de las significaciones es un sinsentido. Sólo pue
v de autoeducación permanente de sus ciudadanos, y que no
de haber, sobre segmentos históricos dados, una relación pro
podría vivir sin eso. Porque una sociedad democrática, en tan
fundamen te h is tórica (es decir todo , menos l i neal y
to sociedad reflexiva, debe apelar constantemente a la activi
<<acumulativa») entre las significaciones creadas por el presen
lbd hícida y a la opinión ilustrada de todos los ciudadanos. O
te y las del pasado. Y sólo al salir del fantasma de la inmortali
sea. exactamente lo contrario de lo que sucede hoy, con el rei
dad (cuyo objetivo es precisamente abolir el tiempo) se puede
nado de los políticos profesionales, de los «expertos» de los
recobrar una verdadera relación con el tiempo. Más exactamen
stmdcos televisivos. Y no se trata, no esencialmente en todo caso,
te -porque la expresión <<relación con el tiempo>> es bizarra
de la educación que da el <<Ministerio de Educación». Ni tam
, el tiempo no es una cosa exterior a nosotros, con la que po
' ·' poco de la idea de que con una enésima <<refonna de la educa
dríamos tener una relación; estamos en el tiempo y el tiempo
ción" nos acercaríamos a la democracia. La educación comien nos hace, sólo entonces podemos estar verdaderamente pre
za con el nacimiento del individuo y acaba con su muerte. Tiene
sentes en el presente, al estar abiertos al porvenir y al mantener
lugar en todas partes y siempre. Los muros de las ciudades, los
con el pasado una relación que no sea ni de repetición, ni de
lil�ros, los espectáculos, los acontecimientos, educan -y hoy, rechazo. Liberarse del fantasma de la inmortalidad -o en su
e n lo esencial, <<deseducan»- a los ciudadanos. Comparen la
forma vulgar, de un <<progreso histórico» garantizado- es libe
educación que recibían los ciudadanos atenienses (y las mttie
rar nuestra imaginación creadora y nuestro imaginario social
rcs. v los esclavos) cuando asistían a las representaciones de la
creador.
u-.1g�dia, y la que recibe un telespectador de hoy cuando mira
Dmasry y Perdu de vue.
,¡ EsPRIT: Aquí se puede recordar uno de sus textos de El Mundo
fragmentado, <<El estado del sttieto hoy»", en donde se ve que la
E:-:PRrr: La autolimitación nos lleva de nuevo al debate sobre la
cuestión de la imaginación es central. Se trata, en efecto, de
murtalidad y la inmortalidad, que parece central: lo que sor
prende al leerlo a usted, es que uno tiene la impresión de que, a Nota: La versión en castellano de este textoha sido publicada en Psicoanálisis,
por una parte, están los escritos políticos y, por otra parte, la proyecto y elucidación, Nueva �isión, 1 992.
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Cornelius Castoriadis
El avance de la insignificanci
a
liberar a un sujeto capaz de imaginar, es decir --en fondo
el pública y púb lica-ptíblica. Esas
de imaginar otra cosa y por lo tanto, de no estar aliena creaciones necesariamente tie
do por el nen una dim ens ión colectiva (sea
¡ tiemp o pasado-presente . Lo interesante es que la obra en su realizació n, sea en su
es en el recepción ) , pero también son el
1
fondo esa capacidad del st�eto de volverse st�eto imagi sedimento de la ide ntidad co
nante. lectiva. Es lo que olvidan, dicho ent
¿Debe esperarse en una sociedad democrática que ese re paréntesis, el liberalismo
st�eto y el «individualismo ». Y es cierto
imaginante haga una obra, en el sentido de un produ que en teo ría, y hablando ri
cto, o gurosame nte , en el liberalismo y
bien ese sujeto imaginante es ya, en el fondo , una obra? el «individualismo », la cues
tión de una ide ntidad colectiva -d
e un conjun to con el que
uno pueda, en aspectos esenciales,
C.C.: Hay varios niveles en la pregunta. Primero, el st�eto es iden tificarse, en el que uno
participe y del que uno se preocupe,
siempre imagi nante, haga lo que haga. La psique
del destino del cual uno se
es imagina sien ta responsable-, no puede y no
debe plan tearse, no tiene
ción radical. La hetero nomía también puede ser vista como ningtín sen tido . Pero como es una
el cuestión inevitable, en los
bloqueo de esa imaginación en la repetición. La obra del hec hos , el libe ralismo y el «individ
psi uali smo » se refugian vergon
coanálisis es el deven ir autón omo del suj e to en el doble sen zosamente y a escondidas en iden
tificacio nes dadas em pírica
tido de la libera ción de su imagi nació n y de la instauración men te, y en realidad sobre la <<nación
;,!
1· ''
••. Esta nación surge, com o
de una instan cia reflexiva y deliberante que dialogue con un con ejo de la galera, de todas las
:. ¡' esa teorías y <<filo sofías pol íti
'1 imaginación y juzgue sus productos. cas» con tem poráneas. (jSe habla
1 '
;, t
a la vez de los «de rech os 1m
. Ese mismo deven ir autónomo del st�eto, esa creación de un man os» y de <<soberanía de la
naci6n» ! ) . Aho ra bien , si la na
individuo imaginante y reflexivo, será también la obra de una ci6n no deb e defi nirs e por el
<<derecho de la sangre» (lo que
socied ad autón oma. Evidentemente, no pienso en una socie nos lleva dire ctam ente al racismo) ,
sólo hay una bas e sob re la
dad en que todo el mundo fuera Miguel Ángel o Beetho ven, ni cual pue de ser defe ndid a razonablem
ente : com o cole ctividad
siquiera un artesano fuera de serie. Pero pienso en una socie que ha creado obras que puedan pret
ender una validez univer
dad en la que todos los individuos estén abiertos a la creación, sal. Más allá de las anécdotas folklóric
as y de las refe rencias a
puedan recibirla creativamente, librados a hacer de ella lo que una <<historia» amp liam ente mítica y
unilateral, ser francés sig
quiera n. nifica per tene cer a una cultura que va
de las catedrales góticas
a la Declaración de los Derechos Hum
anos y de Mo ntaigne a
EsPRrr: El proble ma de <<hace r obra» , en el sentido de obra de los impresionistas. Y, com o ninguna
cultura pue de reivindi car
arte, es enton ces secundario. para sus obras el mon opo lio de la pret
ensión a la validez uni
versal, la sign ifica ción imaginaria <<nac
ión» no pue de sino per
l.i
C.C.: Es secundario en el sentido de que no todo el mund o der su imp ortancia cardinal.
puede , ni debe, ser creado r de obras de arte en el sentid o Si sus instituciones constituyen una cole
ctividad, sus obras
son el espejo en el que puede mirarse, reco
propio del términ o. No es secundario en el sentido de la crea nocerse, inten-ogarse.
/1 ción de obras, en el sentido más genérico del términ o, por la
Son el vínc ulo entre su pasado y su porv
de mem oria inagotable al mismo tiempo
enir, son un dep ósito
:1
socied ad: obras de arte, obras de pensamiento, obras institu que el apoyo para su
creación venidera. Por eso, los que afin
1 cional es, obras de «cultura de la naturaleza», si se me penni te nan que en la sociedad
con tem porá nea , en el marco del <<ind
i la expresión. Son las creaciones que van más allá de la esfera ividualismo dem ocráti
pi;
1 1 � vada, que se relacionan con lo que llamo las esferas privad
a-
CO» , ya no hay lugar para las grandes
quererlo, está n con den ando a muerte
obras, sin saberlo y sin
a esta sociedad.
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Com �Jius Castol"i:u/is El avance de la insignificancia
¿Cuál será la identidad colectiva, el «nosotros», de una so En cuanto a la cuestión de la tradición, una sociedad no está
ciedad autónoma? Somos los que hacemos nuestras propias le obligada a repetirla para tener una relación con ella, incluso
yes, somos una colectividad autónoma fonnada por individuos todo lo contrario. Una sociedad puede tener con su pasado
autónomos. Y podemos mirarnos, reconocernos, interrogarnos una relación de repetición rígida -es el caso de las sociedades
en y por nuestras obras. llamadas precisamente tradicionales- o simplemente erudita,
museística y turística, que es cada vez más el caso de la nuestra.
EsPRIT: -¿Pero no tiene uno la sensación de que ese «mirarse
En ambos casos, se trata de un pasado muerto. Un pasado vivo
en una obra•• nunca funcionó en la contemporaneidad? Los
no puede existir más que para un presente creador y abierto al
grandes períodos de creación artística no coinciden con los mo
porvenir. Piense e n la tragedia ateniense. Entre la cuarentena
mentos en que la sociedad se contempla en sus obras. La socie
de obras que nos han llegado, sólo una, Los persas de Esquilo,
dad de la época no se miraba en Rimbaud, ni en Cézanne: lo
se inspira en un acontecimiento de actualidad. Todas las de
hizo después. Por otra parte, ¿no se debe considerar hoy que
más toman su tema de la tradición mitológica; pero cada trage
somos tributarios de todas las tradiciones que han hecho a nues
dia remodela esa tradición, renueva su significación. Entre la
tra sociedad, aun si no son compatibles unas con otras?
Electra de Sófocles y la de Eurípides no hay, por así decirlo,
C.C. :¿Usted está tomando un caso, casi ünico, ciertamente lle nada en comtín, salvo el bosquejo de la acción. Hay ahí una
no de significación, pero no de la que usted le atribuye. Para fantástica libertad nutrida de un trabajo sobre la tradición y
decirlo en pocas palabras, el <<genio desconocido» a esa escala que crea obras que los rapsodas que recitaban los mitos, o in
es una producción de fines del siglo XIX. Ahí se produce, con cluso Homero, no hubieran podido ni soñar. Más cerca de no
el auge de la burguesía, una profunda escisión entre cultura sotros, podemos ver cómo Proust transubstancia, en una obra
popular (rápidamente destruida, por lo demás) y cultura do profundamente innovadora, toda la tradición literaria france
minante, que es la cultura burguesa del arte vulgar. El resulta sa. Y los grandes surrealistas estaban infinitamente más nutri
do es la aparición, por primera vez en la historia, del fenómeno dos de esa tradición que los académicos de su época.
de la vanguardia y del artista «incomprendido» , no �<por acci
dente», sino necesariamente. Porque el artista se ve reducido al EsPRrr: No vamos a lanzar de nuevo el debate sobre la vida inte
dilema siguiente: ser comprado por los burgueses y la Tercera lectual francesa. Pero es sorprendente observar, en relación con
Reptíblica, volverse un artista oficial y vulgar -o dejarse llevar el p roblema de la m o rtalidad, la corriente ac tual de la
por su genio y vender, si lo logra, algunos cuadros por cinco o deconstrucción, en torno a un fondo heideggeriano o judío.
diez francos. Luego, está la conocida degeneración de la Algunos nos hablan indefinidamente de la mortalidad o de la
<<vanguardia», cuando lo ünico que cuenta es «escandalizar al finitud, pero de una finitud de la que no se podría decir otra
burgués» ( épater le bourgeois) . Este fenómeno está ligado a la cosa sino comprobar que es finitud. ¿No es éste el síntoma de
sociedad capitalista, no a la democracia. Traduce, precisamen una especie de bloqueo? Si se sigue esa corriente, sobre todo se
te, la escisión no democrática entre la cultura y la sociedad e n debería no actuar, llegando finalmente a una especie de elogio
s u conjunto. de la pasividad. Si admitimos que no son todos farsantes se ve
Por el contrario, la tragedia isabelina o las corales de Bach que hay un pensamiento de la finitud que, por decirlo de algu
son obras que el pueblo de la época iba a ver al Theatre du na manera, se muerde la cola. ¿Por qué entonces ese pensa
¡! .
:; ! Globe o cantaba en las iglesias. miento tiene tanto éxito?
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Comelius Castoriadis
El avance de la insignificancia
C. C.: Yo, por mi parte, veo ahí otra manifestación -una más
momento traté de aclarar, en la medida de lo posible, esta si
de la esterilidad de la época. Y no es una casualidad que corra a
tuación. Pero no hay que olvidar que cuando todo se ha dicho,
la par de las proclamaciones ridículas del «fin de la filosofía»,
no tenemos, y no podemos tener, una «explicación» de ello.
las aproximaciones confusas sobre el «fin de los grandes rela
De la misma manera que la creación no es «explicable», la de
tos», etc. Tampoco lo es que los representantes de esas tenden
cadencia o la destmcción tampoco lo son. Los ejemplos históri
cias no sean capaces de producir otra cosa que comentarios
cos son legión, sólo citaré uno. En el siglo V están en Atenas,
sobre los escritos del pasado y eviten cuidadosamente referirse
para no hablar del resto, los tres grandes trágicos, y Aristófa
a las cuestiones que suscitan la ciencia, la sociedad, la historia,
nes, y Tucídides. En el siglo IV, no hay úada comparable. ¿Por
la política actuales.
qué? Siempre se podrá decir que los atenienses fueron derrota
Esa esterilidad no es un fenómeno individual, sino que tra
dos en la guerra del Peloponeso. ¿Y entonces? ¿Por eso se trans
duce precisamente la situación histórico-social. También hay,
fonnaron sus genes? Atenas en el siglo IV ya no es Atenas. Es
ciertamente, un factor filosófico «intrínseco», por decirlo de
tán evidentemente los dos grandes filósofos que levantan vuelo
alguna manera: es evidente que la crítica interna del p ensa
cuando cae la noche, pero que son esencialmente los extraños
miento heredado, sobre todo de su racionalismo, debe hacer
productos del siglo precedente. Y sobre todo están los retóricos,
se. Pero, a pesar de la pomposidad de la «deconstnicción», esa
de los que precisamente hoy estamos provistos en abundancia.
crítica se hace de una manera reduccionista. Reducir toda la
Todo esto se combina hoy con una irresponsabilidad políti
historia del pensamiento greco occidental a la «clausura de la
ca total. Ciertamente, la mayoría de esos filósofos gritaría a quien
·
• Entrevista con Olivier Morel, el 1 8 de junio de 1 993, emitida por Radio Plurielle Y
publicada en La République internationale des lettres, en junio de 1 994.
1 En la « Introducción general» de la Sociedad burocrática, vol. l, París, 1 0/18, 1 973,
1 02 103
Comelius Cascodadis
El amnce de la insignificancia
racional de la libertad. En los dos casos, hay ciertamente una regímenes occidentales considerándolos como regímenes «de
justificación razonable -pero viene después-, se apoya en lo mocráticos», tal vez no ideales (no sé qué quiere decir esta
que sólo la autonomía hace posible para los humanos. La perti expresión) , pero como los mejores regímenes humanamente
nencia política de la filosofía es que la crítica y la elucidación realizables, y afirmando que toda crítica de esta pseudo-demo
filosóficas permiten destruir precisamente los falsos supuestos cracia conduce derecho al Gulag. Tenemos así una repetición
filosóficos (o teológicos) que a menudo sirvieron pani justifi interminable de la crítica al totalitarismo, que llega setenta,
car los regímenes heterónomos. sesenta, cincuenta, cuarenta, treinta, veinte años tarde (varios
«antitotalitarios» de hoy seguían apoyan do al maoísmo a co
O.M.: Entonces el trabajo del intelectual es un trabajo crítico mienzos de los años '70) , y que permite pasar por alto los pro
en la medida en que destmye las evidencias, en que está allí blemas candentes del presente: la descomposición de las socie
para denunciar lo que parece ser evidente. Es, tal vez, lo que dades occidentales, la apatía, el cinismo y la cormpción políti
usted pensaba cuando escribía: «Bastaba con leer seis líneas de cas, la destrucción del medioambiente, la situación de los paí
Stalin para comprender que la revolución no podía ser eso.» ses pobres, etc. O bien, otro caso de la misma figura, uno se
retira en su torre de marfil para cuidar allí sus preciosas pro
C.C.: Sí, pero aquí es necesaria otra aclaración: el trabajo del ducciones personales.
intelectual debería ser un trabajo crítico, y lo fue muchas veces
en la historia. Por ejemplo, cuando nació la filosofía en la Gre O.M.: En suma, habría dos figuras simétricas: el i ntelectual res
cia, los filósofos ponían en cuestión las representaciones colec ponsable, que asume responsabilidades que culminan en la in-es
tivas establecidas, las ideas acerca del mundo, los dioses, el or ponsabilidad asesina, como es el caso de Heidegger y el de Sar
den correcto de la ciudaq. Pero muy rápidamente se produce tre, que usted denuncia, y el intelectual que se sitúa fuera del
una degeneración: los intelectuales abandonan, traicionan su poder, que culmina en la desresponsabilización ante los críme
papel crítico y se transfonnan en racionalizadores de lo que es, nes. ¿Se pueden formular las cosas en estos ténninos, y dónde
justificadores del orden establecido. El ejemplo más extremo, sitúa entonces el papel correcto del intelectual y el de la críti
pero tal vez el más elocuente, al menos porque encarna un ca?
destino y un resultado casi necesario de la filosofía heredada,
es Hegel, al proclamar al final: «Todo lo racional es real, y todo C.C.: Es necesario deshacerse, al mismo tiempo, de la sobre
lo real es racional» . En el período reciente, tenemos dos ejem estimación y de la sub-estimación del papel del intelectual. Hubo
plos flagrantes de ello, en Alemania Heidegger y su profunda pensadores y escritores que ejercieron una influencia inmensa
adhesión, más allá de las peripecias y de las anécdotas, al «espí en la historia -no siempre para mejor, por otra parte-. Pla
ritu•• del nazismo, y en Francia, Sartre, que por lo menos desde tón es tal vez el ejemplo más sorprendente ya que, aún hoy,
1 952 justificó los regímenes estalinistas y, cuando rompió con todo el mundo, aunque no lo sepa, reflexiona en términos pla
el comunismo ordinario, pasó a apoyar a Castro, a Mao, etc. tónicos. Pero en todos los casos, a partir del momento en que
Esta situación n.o ha cambiado tanto, excepto en su expre alguien comienza a expresarse acerca de la sociedad, de la his
sión. Después del dermmbe de los regímenes totalitarios y de toria, del mundo, del ser, entra en el campo de las fuerzas his
la pulverización del marxismo-leninismo, los intelectuales tórico-sociales y tiene un papel allí que puede ir de lo ínfimo a
occidentales, en su mayoría, se la pasan glorificando a los lo considerable. Decir que ese rol es un rol de «poder» sería, a
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Cornclius Cascoriadis El av:mce d e /a insignificancia
mi entender, un abuso de lenguaje. El escritor, el pensador Podemos seguir detallando atín más. Tenemos la traición
con los �nedios p �rticular:s que le dan su cultura y sus capaci
hecha por los críticos mismos de su rol ele críticos; tenemos la
dades, eJerce u�a mfluenc1a en la sociedad, pero eso fonna parte
traición ele parte ele los autores ele su responsabilidad, ele su
de su rol de cmdaclano: dice lo que piensa y toma la palabra
rigor; tenemos la vasta complicidad del ptíblico, que está lejos
bajo su responsabilidad. De esta responsabilidad nadie se pue
�
c e des �ntencler, ni siquiera el que no habla y que por este mo
ele ser inocente en este asunto, ya que acepta el juego y se adap
ta a lo que se le da. El conjunto se instrumentaliza, se utiliza
tivo dep hablar a los otros y deja el espacio histórico-social ocu
por un sistema que en sí mismo es anónimo. Todo esto no sur
pado por ideas monstruosas. No se puede acusar simultánea
ge ele un dictador, o ele un pmiaclo ele capitalistas, o ele un gru
mente el «poder ele los intelectuales» y denunciar el silencio ele
po de fonnadores ele opinión: es una inmensa corriente histó
los intelectuales alemanes después ele 1 933 como una complici
rico-social que va en esta dirección y que hace que todo se trans
dad con el nazismo.
fonne en insignificante. La televisión ofrece, evidentemente, el
O.M.: Uno tiene la impresión ele que cada vez es más difícil
mejor ejemplo ele ello: el hecho ele que algo se sittía en el cen
enco ntrar puntos ele apoyo para criticar y para expresar lo que tro ele la actualidad durante veinticuatro horas, se transforma
. en insignificante y deja de existir veinticuatro horas después
funciOna mal. ¿Por qué ya no funciona la crítica hoy?
. porque ya se encontró o habrá que encontrar otra cosa que
C. C.: La crisis ele la crítica no es más que una ele las manifesta ocupe su lugar. Culto ele lo efímero que exige al mismo tiempo
ciones ele la crisis general y profunda de la sociedad. Existe este una contracción extrema: lo que en la televisión norteamerica
pseudo-consenso generalizado; la crítica y el oficio ele intelec na se llama atten tion span, es decir la duración títil de la aten
tual están atrapados en el sistema mucho más que en otros tiem ción ele un espectador, era ele diez minutos hace algunos años,
pos Y ele una manera más intensa; todo está mediatizado, las reduciéndose gradualmente a cinco minutos, luego a un minu
redes de complicidad son casi omnipotentes. Las voces discor to y, ahora, a diez segundos. El spot televisivo de diez segundos
da �ltes o disidentes no son sofocadas por la censura 0 por los es considerado como el medio de comunicación más eficaz, es
editores que ya no se atreven a publicarlas, sino que están sofo el que se utiliza durante las campaüas presidenciales, y es total
cadas por la comercialización general. La subversión queda mente comprensible que estos spots no contengan nada sus
apresada en el t�rrente de lo que se hace, ele lo que se pro�a. tancial, sino que estén dedicados a insinuaciones difamato
.
Al h acer la pubhCid �d ele un libro, se dice en seguida: «he aquí rias. Aparentemente, es lo tínico que el espectador es capaz ele
.
un hbro que revoluciOna su área» , pero también se dice que las asimilar. Esto es verdadero y falso a la vez. La humanidad
pas �s Panzani revolucionaron la cocina. La palabra «revolucio no se ha degenerado biológicamen te, la gente sigue siendo
·
nano» --c �mo las palabras «creación» o «imaginación••-, se capaz de prestar atención a un discurso argumentado y rela
transfonno en un eslógan publicitario, es lo que se llamaba hace tivamente largo; pero también es cierto que el sistema y los
algunos años, la recuperación. La marginalidad se convierte en medios «educan» -a saber, deforman sistemáticamente- a
�lgo reivindicado y central, y la subversión es una curiosidad la gente de manera tal que no puedan interesarse finahnen
mteresante que completa la annonía del sistema. La sociedad te por algo que supere algunos segundos o, en rigor, algu
posee una capacidad terrible de sofocar cualquier divergen nos minutos.
.
Cia verdadera, ya sea callándola o bien haciendo ele ella un Allí hay una conspiración, no en el sentido policial, sino en
:1 fenómeno entre otros, comercializado como los otros. el �entido etimológico: todo eso «respira junto», sopla en la
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109
Cornelius Castoriadis
El avance de la insignificancia
escribí hace casi quince años sobre esto: hoy, la única barrera que acarrea necesariamente la «expansión•• capitalista (condi
para la gente es el temor a la sanción penal. ¿Pero por qué ción misma necesaria de la <<paz social•• ) , podemos y debemos
pensar que los que administran esta sanción serían incorrupti preguntarnos cuánto tiempo más podrá funcionar el sistema.
bles? ¿Quién vigilará a los que vigilan? La corrupción generali
zada que se observa en el sistema político-económico contem O.M.: Este <<deterioro•• de Occidente, esta <<descomposición••
poráneo no es periférica o anecdótica, se transformó en un de la sociedad, de los valores, esta privatización y esta apatía
rasgo estructural, sistémico de la sociedad en la que vivimos. de los ciudadanos no se deben también al hecho de que los
En realidad, aquí tocamos un factor fundamental, que los gran desafíos, ante la complejidad del mundo, se hicieron desmesu
des pensadores políticos del pasado conocían y que los supues rados? Somos, tal vez, ciudadanos sin bnijula...
tos «filósofos políticos» de hoy, malos sociólogos y pobres teóri
cos, ignoran espléndidamente: la íntima solidaridad entre un C . C.: Que los ciudadanos están sin brújula, es cierto, pero se
1 régimen social y un tipo antropológico (o el abanico de tipos debe justamente a este deterioro, a esta descomposición, a esta
. ,
de estas características) necesario para hacerlo funcionar. El usura sin precedentes de las significaciones imaginarias socia
capitalismo heredó, en su mayoría, estos tipos antropológicos: les. Se lo puede comprobar también en otros ejemplos. Ya na
el juez incorruptible, el funcionario weberiano, el docente con die sabe hoy en día lo que es ser ciudadano; pero nadie sabe
sagrado a su tarea como el obrero para quien su trabajo, a pe siquiera lo que es ser un hombre o una mujer. Los roles sexua
sar de todo, era una fuente de orgullo. Semejantes personajes les se disolvieron, ya no se sabe en qué consiste eso. En otros
se vuelven inconcebibles en el período contemporáneo: no se tiempos, uno los diferenciaba en los distintos niveles de la so
entiende por qué se reproducirían, quién los reproduciría, en ciedad, de categoría, de grupo. No digo que eso estaba bien,
nombre de qué funcionarían. Incluso, el tipo antropológico, me sinío en un punto de vista descriptivo y analítico. Por ejem
que es una creación p ropia del capitalismo, el empresario plo, el famoso principio: <<el lugar de la mttier es el hagan• (que
schumpeteriano, que combina la inventiva técnica, la capaci precede al nazismo en muchos milenios) definía un rol para la
dad de reunir capitales, de organizar una empresa, de explo mujer: criticable, alienante, inhumano, y todo lo que se quiera
'
r: rar, de penetrar, de crear mercados- está en vías de extinción. decir, pero en todo caso, una mujer sabía lo que tenía que ha
ll, �l.¡.
;
1
Se lo reemplazó por burocracias de managers y por especula cer: estar en el hogar y ocuparse de la casa. Asimismo, el hom
lj l dores. Aquí, una vez más, todos los factores conspiran. ¿Por bre sabía que tenía que alimentar a la familia, ejercer la autori
. ,
qué empeñarse en producir y vender, si una buena jugada en dad, etc. En el juego sexual sucedía lo mismo: en Francia se
las tasas de cambio en la Bolsa de New York o en otra transac burlan (y pienso que con toda la razón ) deljuridicismo ridícu
ción, pueden significar en algunos minutos 500 millones de lo de los norteamericanos con las historias de acoso sexual (que
dólares? Las sumas en j uego en la especulación de cada semana nada tienen que ver con los abusos de autoridad, de posi
son del orden del producto bruto interno de los Estados Uni ción patronal, etc. ) , las reglamentaciones detalladas, publi
dos en un año. De esto resulta un drenaje de los elementos <<em cadas por universidades sobre el consen timiento explícito
prendedores•• hacia ese tipo de actividades que son totalmente exigido por la mttier en cada etapa del proceso, etc.; pero ¿quién
parasitarias desde el punto de vista mismo del sistema capitalista. no ve la inseguridad psíquica profunda, la pérdida de referen
l. ;
Si reunimos todos estos factores, teniendo en cuenta ade tes identificatorios sexuales que ese afán j u ridicista trata pa
más, la destrucción i rreversible del medioambiente terrestre téticamente de paliar? Lo mismo sucede con las relaciones
1
1 14 1 15
Comcfius Castoriadis El avance de la insignificancia
en tre padres e hijos: hoy en día nadie sabe qué es ser una ma colectiva, de crítica y de autocrítica: el discurso de la denuncia
dre o un padre. de Occidente es la más impactante confirmación de la misma.
Pues somos capaces en Occidente, al menos algunos de noso
O . l\L Este deterioro del que hablamos no ocurre, ciertamente, tros, de denunciar el totalitarismo y el colonialismo, la trata de
sólo en las sociedades occidentales. ¿Qué hay que decir de las negros o la ext,e rminación de los indios en América. Pero no
otras? Y, por otra parte, se puede decir que atai'le también a los
he visto a los descendientes aztecas, a los hinchíes o a los chinos
valores revolucionarios occidentales? ¿Y cuál es el rol, en esta hacer una autocrítica análoga, y sigo viendo hoy a losjaponeses
¡· evolución, de la famosa <<culpabilidad» de Occidente?
negar las atrocidades que cometieron durante la Segunda Gue
!
evidentemente eso no sirve para nada si la gran mayoría de la totalitarismo en el Este funciona como una validación del mo
gente no lo acepta y no hace lo necesario para que se lleve a delo democrático occidental, los intelectuales retoman la pala
cabo. Esa otra cosa es el desarrollo de los seres humanos, en bra para defender este modelo invocando unos a Fukuyama,
lugar del desarrollo de los objetos de consumo. Esto exigiría otros a Tocqueville o al «Consenso ambiente» sobre el «pensa
otra organización del trabajo, que debería dejar de ser una car miento débil» . No es probablemente por este camino por don
ga para transformarse en un campo de despliegue de las capa de se producirá el «cambio» que usted desea. . .
cidades humanas; otros sistemas políticos, una verdadera de
mocracia que contemple la participación de todos en la toma C .C . : Digamos, e n primer lugar, que las vociferaciones d e 1 982-
de las decisiones; otra organización de la paideia para formar 1 983 sobre el «silencio ele los intelectuales» no eran más que
ciudadanos capaces ele gobernar y ele ser gobernados, como una operación micro-politiquera. Los que vociferaban querían
decía admirablemente Aristóteles; y así sucesivamente. Eviden que los intelectuales corriesen a socorrer al Partido socialista,
temente, todo esto plantea problemas inmensos: por ejemplo, cosa que poca gente estaba dispuesta a hacer (aun cuando
cómo podría funcionar una democracia verdadera, una demo muchos de ellos aprovecharan para ocupar lugares, etc. ) . Como
cracia directa, no ya a la escala de 30.000 ciudadanos, como en al mismo tiempo -por esta última razón o por otras- nadie
la Atenas clásica, sino a una escala de 40 millones de ciudada quería criticarlo, la niii.a pennanecía muela. Pero todo esto tie
nos como en Francia, o incluso a una escala de varios millones ne que ver con el microcosmos parisino, no tiene ningtín inte
de individuos en el planeta. Problemas inmensamente difíci rés y está muy lejos ele lo que estamos hablando. Y tampoco
les, pero que a mi entender pueden ser resueltos -con la con existe el «despertar•• ele los intelectuales en este sentido.
dición precisamente de que la mayoría de los seres humanos y Pienso también que lo que usted llama el «tocquevillismo
ele sus capacidades se movilicen para crear las soluciones-, en ambiente•• . tendrá corta \Ícla. Tocqueville, nadie lo discute, es
lugar de preocuparse en saber cuándo podrán tener una televi un pensador muy importante. En Estados Unidos, siendo muy
sión en 3-D. joven, en 1 830, no vio cosas muy importantes, pero tampoco
Éstas son las tareas que tenemos por delante; y la tragedia de vio otras cosas de igual importancia. Por ejemplo, no le dio la
nuestra época es que la humanidad occidental está lejos de pre importancia necesaria a la diferenciación política y social que
.1 ocuparse por ellas. ¿Durante cuánto tiempo esta humanidad ya se había instalado plenamente en su época, ni al hecho de
seguirá obsesionada por esas inaniclades a las que se llama mer que el imaginario de la igualdad quedaba confinado a ciertos
caderías? ¿ Una catástrofe cualquiera -ecológica, por ejemplo aspectos ele la vida social y no se acercaba mucho a las relacio
produciría un despertar brutal, o más bien regímenes autorita nes efectivas de poder. Ciertamente, sería de mal gusto pre
rios o totalitarios? Nadie puede responder a este tipo de pre guntarle a los tocquevillanos de hoy, o a los que pretenden ser
guntas. Lo que podemos decir es que todos los que tienen cons lo,: . ¿qué tienen que decir, como tocquevillanos, acerca ele las
ciencia del carácter terriblemente denso de lo que está en jue grandes diferencias políticas y sociales que no se atenúan en ·
go, deben tratar de hablar, de criticar esta carrera hacia el abis absoluto, acerca ele las nuevas que se crean, acerca del carácter
mo, de despertar la conciencia de sus conciudadanos. fuertemente oligárquico de las supuestas «democracias» , acer
O.M.: Un artículo de F. Gaussen en el diario Le Monde ca de los presupuestos tanto económicos como antropológicos
evocaba recientemente un cambio cualitativo: unos diez años de la «marcha hacia la igualación ele condiciones» y acerca de
1
' ·
después del «silencio de los intelectuales» , el derrumbe del la visible incapacidad del imaginario político occidental para
120 12 1
Cornclius Casroriadis
El av:�ncc de la insignificancia
de narcisismo, e tc . , como si ellos mismos se hubieran tragado La historia es creación, y cada fonna ele sociedad es una crea
estos fraudes publicitarios. El capitalismo, como lo demuestra ción particular. Hablo ele institución imaginaria de la sociedad,
este ej emplo, no necesita autonomía sino conformismo. Su porque esta creación es la obra del imaginario colectivo anóni
triunfo actual, se debe a que vivimos una época de confonnis mo. Los hebreos imaginaron, crearon a su Dios como un poeta
mo generalizado, no sólo en lo que se refiere al consumo, sino crea un poema, como un mtísico una mtísica. La creación so
en la política, en las ideas, en la cultura, e tc. cial, evidentemente, es mucho más amplia, ya que cada vez es
Su primera pregunta es más compleja. Pero primero quiero creación de un mundo, el mundo propio de esta sociedad: en
r
1 hacer una aclaración «psicológica». Por cierto, fui marxista, pero el mundo ele los hebreos, hay un Dios con características muy
ni la crítica al régimen capitalista ni el proyecto de emancipa particulares, quien creó este mundo y a estos hombres, les dio
ción son invenciones de Marx. Y creo que mi trayectoria ele leyes, etc. Lo mismo es válido para todas las sociedades. La
muestra que mi preocupación primera nunca fue la ele <<salvar» idea ele creación no es en absoluto idéntica a la idea ele valor: el
a Marx. Critiqué a Marx muy tempranamente porque descubrí hecho ele que algo, social o individual, sea una creación no
que no se había mantenido fiel a ese proyecto de autono implica que haya que valorarlo. Auschwi tz y el Goulag son crea
m ía. ciones tanto como lo son el Partenón o Notre Dame ele París.
En cuanto al fondo de la cuestión, hay que retomar las cosas Creaciones monstruosas, pero creaciones absolutamente fan
desde << río arriba». La historia humana es creación: lo que quiere tásticas. El sistema concentracionista es una creación fantásti
decir que la institución ele la sociedad siempre es auto-institu ca; lo que no quiere decir que uno tenga q ue avalarlo. Son los
ción, pero auto-institución que no se considera como tal y no publicistas los que dicen: <<Nuestra finna es más creativa que las
quiere considerarse como tal. Decir que la historia es creación
! significa que uno no puede explicar ni deducir cletenninacla
otras» . Puede serlo para crear idioteces o monstruosidades.
Entre las creaciones ele la historia humana, una es singular
1
1 ; fonna de sociedad a partir ele factores reales o ele consideracio mente singular: aquella que permite a la sociedad cuestionarse
¡ l 'i
,!1
• 1 nes lógicas. No es la naturaleza del desierto o el paisaje del a sí misma. Creación ele la idea de autonomía, de retorno re
Medio Oriente lo que explica el nacimiento del judaísmo, ni flexivo sobre sí, de crítica y ele autocrítica, de in terrogación
por otra parte, como nuevamente está de moda decirlo, la· su que no conoce ni acepta ningtín límite. Creación, pues, al
perioridad ,,filosófica» del monoteísmo. El monoteísmo hebreo mismo tiempo de la democracia y de la filosofía. Porque, así
es una creación del pueblo hebreo. Y no es ni la geografía grie como un filósofo no acepta ningtín límite exterior a su pensa
ga ni el estado ele las fuerzas productivas ele la época los que miento, ele la misma manera la democracia no reconoce lími
explican el nacimiento de la polis griega democrática porque tes externos a su poder instituyente, ya que sus tínicos límites
el mundo mediterráneo ele la época estaba lleno de ciudades, y resultan de su autolimitación. Sabemos que la primer forma de
porque la esclaviclud estaba en todas partes: en Fenicia, en
esta creación es la que surge en la Grecia antigua, sabemos o
Roma, en Cartago. La democracia fue una creación griega; crea deberíamos saber que fue retomada, con otros aspectos, en
ción ciertamente limitada, ya que existía la esclavitud, el estatu Europa occidental ya desde el siglo _XI con la creación ele las
to de la mt�er, etc. Pero la importancia ele esta creación reside primeras comunas burguesas que reivindican su autogobier
en la idea, inimaginable en la época para el resto del mundo,
ne, luego vienen el Renacimiento, la Refonna, las Luces, las
de que una colectividad puede auto-instituirse explícitamente
Revoluciones ele los siglos XVIII y XIX, el movimiento o}?rero,
y autogobernarse. y r�1ás recientemente otros movimientos de emancipación. En
124
125
Comelius Castoriadis El avance de la·insignificancia
todo esto Marx y el marxismo no representan más que un mo apatía y de la privatización en las sociedades contemporáneas,
mento, importante en ciertos aspectos, pero catastrófico en la complejidad horrorosa de los problemas que se presentan a
otros. Y, justamente, gracias a esta serie de movimientos subsis los países ricos y los que se plantean a los países pobres, y así
te en la sociedad contemporánea un detenninado número de sucesivamente. Pero también, por otro lado, no podemos decir
libertades parciales, esencialmente parciales y defensivas, cris que las sociedades occidentales han muerto, situándolas del lado
talizadas en algunas instituciones: derechos humanos, no re de las pérdidas y ganancias de la historia. Todavía no vivimos
troactividad de las leyes, cierta separación de los poderes, etc. en la Roma o en la Constantinopla del siglo IV donde la reli
Estas libertades no fueron otorgadas por el capitalismo, sino gión nueva había congelado cualquier movimiento, y donde
que fueron arrancadas e impuestas por las luchas seculares. Son todo estaba en manos del emperador, del papa o del patriarca.
ellas también las que hacen del régimen político actual, ya no Hay signos de resistencia, gente que lucha aquí o allá; en Fran
una democracia ( no es el pueblo el que detenta y ejerce el po cia, desde hace diez años, tuvimos las coordinadoras y se siguen
der) , sino una oligarquía liberal. Régimen bastardo, basado en publicando libros importantes. En el correo dirigido a Le Mon
la coexistencia entre el poder de los estratos dominantes y un de, por ejemplo, a menudo se publican cartas que expresan
cuestionamiento social y político casi ininternunpido. Pero, puntos de vista muy sanos y críticos.
1 por más paradójico que esto pueda parecer, es la desaparición Evidentemente, no puedo saber si todo eso es suficiente para
de este cuestionamiento lo que pone en peligro la estabilidad invertir la situación. Lo que es seguro, es que los que tienen
del régimen. Gracias a que los obreros no se dejaron manejar, consciencia de la gravedad de la situación deben hacer todo lo
el capitalismo pudo desarrollarse como lo hizo. Está lejos de que esté al alcance de su mano -ya sea con la palabra, con lo
ser cierto que el régimen pueda seguir funcionando con una escrito o simplemente con la actitud en el lugar que ocupan
población de ciudadanos pasivos, de asalariados resignados. etc. para que la gente despierte de su letargo contemporáneo y em
piece a actuar en el sentido de la libertad.
O.M.: ¿Pero cómo podría funcionar hoy una democracia parti
cipativa? ¿Cuáles serían los relevos sociales de un cuestionamien
to y de una crítica eficaces? A veces usted evoca una estrategia
de esperanza o de paciencia, que esperaría un deterioro acele
rado de los partidos políticos. Habría también una estrategia
de lo peor, que buscaría el empeoramiento de la situación para
salir de la apatía generalizada. Pero también está la estrategia de
la urgencia, que iría por delante de lo imprevisible. !$,Cómo y
quién instrumentará lo que usted llama «concebir otra cosa,
crear otra cosa»?
126 127
l'
'
KOINÓNIA
Capítulo VII
1
Esta serie de conferencias lleva por título: «Para una ciencia
general del hombre». Creo que este título no aspira a una cien
cia en el sentido contemporáneo y un poco degradado de este
término -cómputo algorítmico y manipulación experimen
tal- o de ciencia «positiva» en donde todo rasgo de reflexión
habría sido absorbido, sino en su sentido antiguo, el que se
refiere a un saber que concierne al hombre y que incluye todos
los enigmas que esa simple palabra: saber, hace aparecer desde
el momento en que se la interroga. Enigmas que se multiplican
cuando uno recuerda que ese saber del hombre (genitivo obje
tivo, saber sobre el hombre) es también un saber del hombre
11 " (genitivo subjetivo y posesivo) , entonces, el hombre es a la vez
1': objeto y sttieto de ese saber.
Esto nos lleva rápidamente a una primera detenninación
del hombre, conocida y clásica, ya que éste es, de todos los se
¡i
res que se conocen, el único que aspira a un saber en general y
a un saber de sí mismo en particular. Se puede incluso llegar a
decir que aquí el particular precede al general. Pues la pregun
ta: ¿qué hay del saber en general?, no puede ser pensada sin
este supuesto previo: ¿qué hay del saber del hombre? (genitivo
que aquí se presenta como objetivo y subjetivo a la vez) , ya que
es el hombre el que sabe o no sabe, y esta pregunta previa, a su
vez, no es más que una parte de la pregunta: ¿qué sabemos del
131
/
El avance de la insignificancia
Corne/ius Castoriadis
hombre?; y lo que sabemos, ¿nos pennite afinnar que el hom 0 sociedad-? La solución de esta aparente antinomia será ex
bre puede saber algo en general, y algo de sí mismo en particu puesta, eso espero, en las páginas que siguen. Antes, es necesa
lar? Se advertirá el redoblamiento de la pregunta sobre sí mis rio descartar una respuesta que se presenta rápidamente, par
ma y lo que podría parecer para algunos un círculo vicioso, o cialmente satisfactoria y que carece de lo más importante.
una situación sin salida. De hecho, el círculo no es vicioso, es el Podríam os decir, en efecto , que tal hombre, tal sociedad, en
círculo de la reflexión que se duplica sobre sí mismo, que se su singulari dad ( no hubo más que u n pueblo hebreo, o una
apoya sobre sí mismo para cuestionarse a sí mismo; es decir la sociedad romana , no dos, y no habrá o tras nunca más en nin
¡' ·
verdadera reflexión filosófica. gún lugar; lo que son o lo que fueron, no podría ser fabricado
Otro breve comentario sobre el término: ciencia general del con elementos tomados aquí o allá, en los nambikwara, en los
hombre. Los fundadores de esta serie de conferencias, estoy neoyorquinos o en los amerind ios precolo mbinos) , nos ense
seguro, no buscaban un simple acercamiento de todas las disci ñan simplem ente posibilid ades del ser hombre, que sin ellos,
plinas dispersas que involucran al hombre -de la antropolo perman ecerían descono cidas o no h abrían sido realizadas. Y,
gía física a la sociología, pasando por la psicología, la lingüísti en algún sentido, es así. Si Sócrates existió, eso demuestra que
ca y la historia-; ellos no aspiraron a una enciclopedia de las la posibilid ad de <<ser Sócrates >> pertenec e al ser humano . Y si
ciencias humanas, sino a un saber que apuntara a la generici Heydri ch existió, sucede lo mismo. Heydri ch es un posible
dad de lo humano -evito intencionalmente el ténnino de uni humano . Si los aztecas practica ban regalarmente sacrificios
versalidad-, a lo propio del gen us homo en cuanto tal. Ahora humanos, ello nos dice algo sobre el ser de las sociedades hu
bien, aquí encontramos otra particularidad decisiva, conocida manas; y si, por otra parte, algunas sociedades proclaman la
pero no suficientemente explorada: en el ámbito humano no igualda d y la libertad como derecho s humanos existentes, su
encontramos la misma estntctura de relación que encontramos cede lo mismo. Esta idea es importa nte, no hay que descartarla
o constituimos en otros ámbitos, entre lo singular, el ejemplar sin más ya que, por una parte, socava nuestra tendencia a con
concretamente dado, y lo universal o abstracto. Tal objeto físi finarnos con lo que nos fue dado como tipo medio y habitual
co, o incluso biológico, no es más que un ejemplo, una instan del hombre y de la socieda d, y muy especia lmente: a nuestra
cia particular de las determinaciones universales de la clase a la socieda d y a los individ uos que encontramos en ella. Una de las
cual pertenece; sus singularidades son, a la vez, accidentales y paradojas de la época contem poráne a, época de la televisión y
estadísticas. En el ámbito humano, por el contrario, lo acciden del turismo mundia l, es que e n esta época la gente puede sor
tal y lo estadístico existen infinitamente, pero la singularidad prenderse más de « ¿cómo se puede ser persa?» , es decir iraní,
aquí no es ajena a la esencia, ni sobreagregada a ésta. Aquí, la creyend o que se trata de formas de actuar y de ser totalme nte
singularidad es esencial; es cada vez una otra la cara del hom aberrantes, mientras que por más crim inales que pudieran ser
bre que emerge, se crea, a través de tal individuo particular o en algunas de sus manife stacion es, es sobre esas formas de ser y
de tal sociedad particular. de actuar sobre las que se hizo la historia human a: socieda des
¿Cómo pensar esta relación original, única del ámbito hu dominadas por la religión y por el fanatism o religios o. Dicho
mano, que hace que tal hombre, tal sociedad, por su singulari en otros término s, se conside ra que es obvio vivir en una socie
dad misma y no a pesar de ésta, modifiquen la esencia del hom dad en la que se puede cuestio nar todo, mientras que es lo menos
s
bre o de la socieda?; sir. dejar, sin embargo, de pertenecerle obvio del mundo . Entonc es, esta p osibilid ad sacude nuestra
� idea es import ante
-de otra fonna, no podríamos siquiera nombrarlos, hombre evidencias banale s y falsas. Por o tra parte, l
132 133
Cornelius Castoriadis
El avance de la insignificancia
es imposible. La posíbílídad de la Quinta Sinfonía se establece un conj unto de cletennínaciones, un conjunto ele posibles y de
a partir del momento en que los hombres crean la música. imposibles definidos a partir del momento en que la forma es
Se ha repetido en muchas oportunidades, desde hace cua planteada. Posición de nuevas detenninaciones y de determi
renta años, que no hay naturaleza humana o esencia del hom naciones otras, no reductibles a lo que ya estaba allí, no deduci
bre. Esta comprobación negativa es totalmente insuficiente. La bles y no producibles a partir de lo que ya estaba allí. Sócrates
naturaleza, o la esencia del hombre, es precisamente esta «ca no es Sócrates porque está incletenninaclo, sino porque él de
pacidad», esta «posibilidad» en el sentido activo, positivo, no tennina por aquello que dice, por lo que hace, por lo que es,
,.
1 predeterminado, de hacer ser formas diferentes de existencia por lo que se hace ser y por la manera en que se hace morir, un
social e individual, como lo vemos sobradamente al considerar tipo ele individuo que él encarna y que no existía antes. El al
la alteridad ele las instituciones de la sociedad, de las lenguas o cance ontológico d..: esta comprobación es inmenso: existe, al
de las obras. Esto quiere decir que hay, aunque parezca imposi menos, un tipo de ser que crea lo o tro, que es fuente de alteri
ble, una naturaleza del hombre o una esencia del hombre, de .dacl, y que por ese camino se altera a sí mismo.
finida por esta especificidad central -la creación-, a la mane Una ciencia general del hombre, una investigación que gire
ra y al modo según los cuales el hombre crea y se autocrea. Y en torno al gen us llamo es entonces precisamente eso: una in
esta creación -comprobación aparentemente banal, pero de vestigación sobre las condiciones y las formas ele la creación
cisiva, de la que no se tenninan de sacar las consecuencias-, lwmana. Btísqueda que, por las razones ya mencionadas, no
no está tenninacla, en ningún sentido de la palabra. puede ser más que un ir y venir entre las creaciones singulares
y lo que podemos pensar del h�1mano como tal. Sin estas crea
II ciones singulares, sin su comprensión, no sabemos pada del
De ello ya se desprenden consecuencias filosóficas, y más hombre; penetrar otra creación singular, no es agregar u n mi
especialmente ontológicas, capitales. Explicitaré brevemente dos lésimo caballo a los 999 ya estudiados por los zoólogos, sino
,'. ,:1 de ellas. Creación no significa indeterminación. La creación que es develar otra forma creada por el ser humano. ¿Qué
presupone, indudablemente, una cierta incletenninación en el etnólogo extraterrestre, que visitara la Tierra en el año 5000
ser, en el sentido de que lo-que es, no es nunca de manera tal antes de nuestra era, habría podido predecir, o suponer, que
que excluye el surgimiento ele nuevas formas, de nuevas deter esos seres hirsutos un día podrían crear la democracia o la filo
minaciones. Dicho en otros términos, lo que es no está cerrado sofía? Y si lo hubiera pensado, supuesto, sí simplemente se hu
desde el punto de vista más esencial: lo que es está abierto, lo biera hecho la pregunta, 'no habría podido ser posible sino por
que es, es siempre por-ser. que esas fonnas, o formas muy análogas, ya habían sido creadas
Pero creación tampoco significa indeterminación en otro en su misterioso planeta de origen.
sentido: la creación es precisamente la posición de nuevas de Creación: capacidad de hacer surgir lo que no está dado, ni
tennínacíones. ¿Que habríamos comprendido de la música, o es derivable, combinatoriamente o ele otra forma, a partir de lo ·
de la Revolución Francesa, sí nos limitáramos a decir: la histo dado. En seguida, pensamos que esta capacidad corresponde
' 1 ria es el ámbito ele lo indeterminado? La creación de la música al sentido profundo de los términos imaginación e imaginario
como tal, o de tal obra en particular, o la Revolución Francesa cuando abandonamos sus usos superficiales. La imaginación
son posiciones de nuevas determinaciones; son creaciones de
i¡
no es simplemente la capacidad de combinar elementos ya da
11 . formas. Una fonna, un eidos como hubiera dicho Platón, es decir dos para producir o tra variante de una forma ya dada; l a
136 137
Come/ius Cascoriadis El avance de la insignificancia
imaginación es la capacidad de presentar nuevas formas. Cier Los hombres tienen que aprender lo que es alimento y lo que
tamente, esta nueva fonna utiliza elementos que ya están allí; no l o es. Entonces, no es a partir de la «racionalidad•• , de la
pero la forma como tal es nueva. Más radicalmente atín, como «lógica» -las que caracterizan en general a todo Jo viviente, en
ya fue vislumbrado por algunos filósofos (Aristóteles, Kant, tanto lógica operante- como podemos caracterizar al hom
Fichte ) , aunque siempre se volvió a ocultar, la imaginación es bre. La capacidad de creación nos hace ver precisamente por
aquello que nos pennite crearnos un m undo, o sea qtie nos qué la esencia del hombre no podría ser la lógica ni la raciona
permite presentarnos algo de lo cual, sin la imaginación, no lidad. Con la lógica y la racionalidad se puede ir hasta el infini
sabríamos nada ni podríamos decir nada. La imaginación co to virtual (después de dos mil millones, todavía hay dos mil
mienza con la sensibilidad; se halla en forma manifiesta en las millones elevados a la potencia dos mil millones) , se pueden
percepciones más elementales de la sensibilidad. Podemos de sacar hasta el infinito las consecuencias de los axiomas ya plan
terminar una correspondencia psico-fisiológica entre algunas teados; pero ni la lógica ni la racionalidad nos pennitirán mm
longitudes de onda y el color rojo o azul; no podemos en abso ca imaginar un nuevo axioma. La matemática, la forma más
luto «explicar» ni físicamente, ni fisiológicamente, la sensación elevada de nuestra lógica, no puede ser continuamente refor
rojo o azul en su cualidad. Habríamos podido ver rojo el azul, o mulada si no se imagina, si no se inventa, y esto los matemáti
azul el rojo u otros colores inauditos; para el qua/e y el tale del cos lo saben muy bien, aun cuando no siempre sean capaces de
color, no hay ninguna «explicación». La imaginación incorpo elucidarlo. Conocen el papel central que tiene la imaginación,
rada a nuestra sensibilidad hizo ser a esta fonna de ser que no no sólo en la solución de problemas que ya han sido plantea
existe en la naturaleza (en la naturaleza no hay colores, hay dos, sino también en la posición ele nuevos mundos matemáti
radiaciones) , el rojo, el azul, el color en general, que «percibi cos, posición que no es reductible a simples operaciones lógi
mos» -ténnino abusivo, ciertamente- y que otros animales, cas, ya que si así fuera, ésta sería algoritmizable y se la podría
porque poseen una imaginación sensorial diferente, «perciben» introducir en una máquina.
de manera distinta. Imaginación, Einbildung en alemán, signi A partir de estas comprobaciones, podemos presentar a la
fica la puesta en imágenes, que por supuesto, en ciertos aspec imaginación y al imaginario social como carácter esencial del
tos, nos es connín a todos en la medida en que pertenecemos al hombre. El hombre es psyclle, alma, psique profunda, incons
genus homo y que también es cada vez absolutamente particu ciente; y el hombre es sociedad, es en y por la sociedad, su ins
lar. Lo mismo es válido para lo que yo llamo el i m aginario titución y las significaciones imaginarias sociales que hacen apta
social, imaginario instituyente, sobre el que más adelante a la psique para la vida. También, la sociedad siempre es histo
volveré. ria: nunca hay, ni siquiera en una sociedad primitiva, repetiti
Pero si esto es cierto, entonces, contrariamente al viejo lu va, un presente estereotipado; más exactame n te, aun en la so
gar comtín, lo que hace del hombre un !10mbre no es que sea ciedad más arcaica, el presen te está siempre consti tuido por
razonable o racional -cosa que, evidentemente, es una abe un pasado que lo habita y por un futuro que lo anticipa. Enton
rración-. No hay ser más loco que el hombre, ya sea que se lo ces siempre es un presente histórico. Más allá ele la biología,
considere en los lugares más recónditos de su psiquismo, o en que en el hombre persiste y, al mismo tiempo, se halla irreme
sus actividades diurnas. Las hormigas o los animales salvajes diablemente desajustada, el hombre es un ser psíquico y un ser
tienen una «racionalidad» funcional considerablemente superior histórico-social. Y es en esos dos niveles donde encontramos la
a la del hombre: no tropiezan, ni comen hongos envenenados. capacidad de creación, que denominé imaginación e imaginario.
138 1 39
/
Cornelius Castoriadis El avance de /a insignificancia
Hay imaginación radical de la psique, es decir un surgimiento El conocer y el actuar del hombre, entonces, son indisocia
perpetuo de un flujo de representaciones, de afectos y de de blemente psíquicos e histórico-sociales, dos polos que no pue
seos indisociables, y si no comprendemos esto no comprende den existir uno sin el otro, y que son irreductibles uno al otro .
mos nada del hombre. Pero no es la psique, en el sentido que Todo lo que encontramos de social en un individuo, y la idea
aquí le doy a este término, la que puede crear instituciones; no misma de un individuo, se crea o se fabrica socialmente, en
es el inconscien te el que crea la ley o incluso la idea de la ley, correspondencia con las instituciones de la sociedad. Para ha
sino que la recibe, y la recibe como ajena, hostil, opresiva. No llar en el individuo algo que no es verdaderamente social, si
¡· es la psique la que puede crear el lenguaje, al contrario debe
1 esto es posible -y no lo es, ya que de todos modos, ello deberá
recibirlo, y con el lengu<9e recibe la totalidad de significacio realizarse por medio del lenguaje-, habría que llegar al nú
nes imaginarias sociales que el lenguaje contiene y que hace cleo último de la psique, donde los deseos más primarios, los
posibles. El lenguaje, las leyes: ¿qué decir de éstos? ¿Podríamos niodos de representar más caóticos, los afectos más bmtos y
imaginar a un legislador primitivo, que no posea aún el len más salvajes están trabajando. Y a este núcleo, no podemos más
guaje, pero que sea lo suficientemente «inteligente>> como para que reconstruirlo. Ya sea que se trate de nosotros, lo� «nonna
inventarlo, y para persuadir a los otros seres humanos, quienes les» , o del sueño que relata un paciente en análisis, o del deli
todavía no lo tienen, de la utilidad del hablar? Es una idea ridí rio que despliega un psicótico, seguimos estando, también, ante
cula. El lenguaje nos muestra el imaginario social en marcha, lo social: no hay sueño como objeto analizable si no es relatado
como imaginario instituyente, planteando a la vez una dimen (ya sea por mí mismo o a mí mismo) : todo sueño está poblado
sión propiamen te imaginaria, a la que llamo conjuntista de objetos sociales . El sueño pone en escena algo del deseo
identitaria ( todo lenguaje debe poder expresar uno más uno primario de la psique, que debe ser puesto en escena, y puesto
igual a dos) , y una dimensión propiamente imaginaria, ya que
¡ en escena de esta fonna, solamente porque encuentra la oposi
,. en y por el lenguaje están dadas las significaciones imaginarias ción de la institución social representada, en el caso de todo
:¡l 'jJ sociales que mantienen a una sociedad unida: tabú, tótem, Dios, individuo, por lo que Freud llamaba el superyó y la censura.
1 la polis, la nación, la riqueza, el partido, la ciudadanía, la vir No es solamente: <<no harás esto••; «nO te acostarás con tu ma
tud, o la vida eterna. La vida eterna es, sin duda alguna, aun si dre••, sino que es mucho más. La instancia de censura y de re
«existe>> , una significación imaginaria social, ya que nunca na presión es tan aberrante, y tan lógica, como las grandes religio
die ha exhibido o demostrado matemáticamente la existencia nes mo�oteístas: no es «no te acostarás con tu madre » , sino
de una vida eterna. He aquí una significación imaginaria social «nO desearás acostarte con tu madre » . El inconsciente, en cuanto
que ha regulado, durante diecisiete siglos, la vida de las socie supera su primera fase monádica, dirige su deseo hacia alguien
dades que se consideraban las más civilizadas de Europa y del que se encuentra allí, que en general es la madre y que está
mundo. prohibido, y este conflicto, interiorizado por el individuo, cons
No podemos pensar este imaginario social que crea el len tituye a la vez- la razón de ser del sueño como tal, y la razón de
guaje, que crea las instituciones, que crea la forma misma de la su contenido y de su tipo de elaboración . Ello no impide que a
institución -la cual no liene sentido en la perspectiva de la
través de los estratos sucesivos de la socialización que sufre la
psique singular-, sino como la capacidad creadora del colectivo
psique del ser en cuestión, algo de ella siempre se llega a filtrar
anónimo que se realiza cada vez que sejuntan los humanos, y que
más o menos bien hasta la superficie. Lo psíquico propiamente
cada vez se da en una figura singular, instituida, para existir.
.
. dicho no es redt;tc tible a lo histórico social, y lo histórico-social,
140
14 1
Comclius Cascoriadis El�wance de /a insignificancia
Cuestionar, entonces, estas representaciones, estas significa éstas son idealidades. No son fetiches. Una buena definición
ciones y estas instituciones equivale a cuestionar las leyes mis de un fetichismo originario podría partir de esta considera
mas de su propio ser y hacerlo en forma reflexiva y deliberada. ción: un fetiche es un objeto que tiene necesariamente una
Es lo que sucede con la filosofía y con la política. Y tenemos significación, y del cual esta significación no puede ser sepa
.
una segunda gran conclusión ontológica que viene de la antro rada. Esto es válido tanto para ciertas creencias primitivas
pología filosófica: el ser, el ser en general, es tal que hay seres como, en determinados aspectos, para nosotros mismos (dejo
que se alteran a sí mismos y crean, sin saberlo, las determina de lado el fetichismo como perversión sexual , que por lo
¡' ciones de su ser particular. Esto es válido para todas las socieda demás corresponde perfectamente a esta definición: la sig
des. Pero también: el ser es tal que hay seres que pueden crear nificación erótica está rígidamente unida a tal objeto, a un
la reflexión y la deliberación por medio de las cuales alteran en tipo tal de objeto, al objeto-fe tiche) .
fonna reflexiva y deliberada las leyes y las determinaciones de Estas significaciones poseen cada vez más en la sociedad
su ser. Es�o no existe, en ninguna o tra región del ser. Pero po una validez de h echo, positiva. Son legítimas e incuestiona
demos especificar aún más. bles en toda sociedad de la que se trate . La cuestión de su
Toda sociedad existe creando significaciones imaginarias legitimidad no se plantea, y el término mismo de legitimi
sociales -o sea, lo imperceptible inmanen te-, tales como el dad es anacrónico aplicado a la m ayoría de las sociedades
Dios hebraico, cristiano o islámico, o la mercancía. No vemos tradicionales.
nunca una mercancía: vemos un automóvil, un kilo de bana Pero, a partir del momento en que surgen la i nterroga
,
nas, un metro de tela. Es la significación imaginaria social' mer ción y la actividad filosófica y política, se crea otra dimen
cancía la que hace funcionar a estos objetos como funcionan sión: la que se define por la idea, la e.:¿dgencia e incluso la
en una sociedad mercantil. Imperceptible inmanente, ya que efec tividad de una validez que ya no sea sólo una validez de
evidentemente para un filósofo dios es inmanente a la socie hecho, positiva, sino una validez de derech o: derecho no en
dad que cre e en dios, aunque ésta no lo conciba como el sentido jurídico, sino en el senti d o filosófico. Validez de
transcendente; está presente más que ninguna entidad mate iure, y no simple1nente de [acto. No aceptamos una repre
rial, al mismo tiempo que es imperceptible, al menos en tiem sentación, o una idea, simplemente porque la recibimos, y
pos corrientes. Lo que de él es «perceptible» son consecuen no tenemos que aceptarla. Exigimos que se pueda dar cuenta y
cias muy lejanas: Ún Templo en Jerusalén o en otro lugar, sa razón de ella, logon didonai (el nacimiento conjunto de esta idea
cerdotes, candelabros, etc. con el control político público en el agora y el ecclesia es paten
Este imperceptible inmanente, c reado por la sociedad, no te) . Y lo mismo es válido para nuestras instituciones.
existe en otras regiones del ser; y con este imperceptible inma Entonces, en y por lo histórico-social es en y por donde emer
nente aparece la idealidad. Idealidad significa que la significa ge y se crea esta exigencia de la validez de derecho. Una vez más
ción no está unida rígidamente a un soporte, y que supera to tenemos creación ontológica, creación de una fonna inaudita:
dos sus soportes particulares -sin poder prescindir nunca, cier así, tenemos la demostración matemática, la cuasi-demostración
t.amente, de contar con algún soporte en p articular. Todos po física, el razonamiento filosófico, o la institución política misma a
demos hablar utilizando diferentes medios o expresiones, que partir del momento en que ésta se plantea como debiendo ser
' '1 remiten a signos o a símbolos, de Dios, de la vida eterna, de la validada siempre de manera reflexiva y deliberada pqr la colec
¡· ¡,,¡ polis, del partido, de la mercancía, del capital y del interés: tividad que ella instituye.
144 1 45
Comelius Castoriadis El avance de la insignificancia
Pero, a partir de ese momento, surge también una cuestión Entonces, ¿se trata de <<nuestro espíritu» o del "espíritu» en la
que sostiene toda la historia de la filosofía, y que también ha perspectiva transcendental? Esta oscilación ha sido resuelta, pero
sido tratada mal y maltratada por la filosofía misma. Si la vali en forma trágica, en la filosofía práctica de Kant, para la cual,
dez de derecho, si la afirmación de que una idea es verdadera, finalmente, nunca puedo ser verdaderamente moral, ya que
y si ésta es verdadera tanto hoy como ayer, hace dos millones necesariamente siempre me mueven detenninaciones "empí
de años o dentro de cuatro millones de ai'ios, si esÚt validez ricas» , es decir, efectivas. En este punto la filosofía quedó estan
surge en y por lo histórico-social y con la sinergia, la colabora cada desde Platón, precisamente porque no llega a afrontar
ción de lo psíquico, ¿cómo es que, aquello que se presenta con esta cuestión, la tínica verdadera a este respecto: ¿cómo puede
esta pretensión de la validez de derecho, puede escapar al con devenir la validez en efectividad y la efectividad en validez? No
dicionamiento psíquico e histórico-social por medio del cual es posible responder a ello aquí; sólo indico algunas observa
aparece cada vez, en la clausura del mundo en el que fue crea ciones que permitan elucidar la cuestión.
do? Dicho de otro modo, y ésta es la cuestión que nos importa Si queremos hablar de la verdad, distinguiéndola de la sim
en primer lugar (es por ello por lo que la filosofía también ple corrección (aletheia opuesta a ortlwtes, Wahrl1eit opuesta
siempre debe ser an tropológica) , ¿cómo puede ser efectivo lo a Rich tigkeit) , decimos: 2+2 = 4 es correcto; pero, si decimos
válido, y lo efectivo ser válido? que la filosofía de Aristóteles o de Kant es verdadera o tiene
Para destacar la importancia de esta manera de plantear la que ver con la verdad, entonces tenemos que retomar y modifi
cuestión, recordemos por ejemplo que, en una filosofía tan gran car la significación de este término. Tenemos que llamar ver
de, tan importante, y que ha marcado tanto el desarrollo de la dad no a una propiedad de los enunciados, o a un resultado
historia de la filosofía, como la filosofía kantiana, la efectividad cualquiera, sino al movimiento mismo que rompe la clausura
y la validez, separadas por un abismo, no son pensablesjuntas. establecida cada vez y que busca, en el esfuerzo de coherencia y
;, 1 .
Kant se pregunta: ¿cómo podemos tener, de iure, conocimien de! Jogon didonai, encontrarse con lo que es. Si damos este senti
tos necesarios y verdaderos, y llegar a la construcción o suposi do a la verdad, tenemos que decir que es lo histórico-social, la
ción de un sujeto transcendental (también se lo podría llamar anu·opología en su verdadero sentido, el verdadero lugar de la
sttieto ideal) , que posee, en efecto, por construcción, ciertos verdad. Pues no sólo es en y por lo histórico-social en y donde se
conocimientos a priori verdaderos, no triviales y necesarios? crean el lenguaje, la significación, la idealidad, la exigencia de la
¿Pero qué nos aporta a nosotros el hecho de que un st-úeto o validez de derecho, sino que también t1nicamente en y por lo his
una consciencia trascendentales pudieran tener ese saber ase tóiico-social podemos responder a esta exigencia en la medida de
gurado del que habla Kant? No soy un sujeto transcendental, lo posible, y sobre todo: sólo en y por lo histórico-social esta mptu
soy un s e r h u m a n o e fe c tivo . D e c i rm e q u e e l s uj e to ra de la clausura y el movimiento que la manifiesta pueden ser.
transcendental se construye así, y por ello puede llegar ajuicios Sin esta idea de la verdad, estaríamos simplemente desarticulados
sintéticos a priori, no me interesa. Me interesaría sólo en la enu·e los <<puntos de vista», que son <<Verdaderos» en el interior de
medida ep que yo también soy un st-úeto transcendental. Y aquí y para cada <<sttieto» de clausura, o sea entre un relativismo abso
l'
tenemos la oscilación perpetua de Kant: por un lado, habla de luto, y la idea de un sistema definitivo acabado, que sería la clausu
lo que el s uj e to es en la ó p ti c a tran s c e n de n tal ra de todas las clausuras.
y, por otro lado, se refiere a <<nuestra experiencia» , "nuestro También en y por lo histórico-social, en función de la segun
espíri tu » ( Gem ü t) , " nosotros hom bres>> ( wir Mensch en ) . da creación de la que hablaba antes, aparecen la subjetividad
· '
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Cornelius Castoriadis El avance de la insignificancia
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Corne/ius Castoriadis El avance de /a insignificancia
revela al mismo tiempo una enom1e contradicción. Si conside Pero se habla de igualdad y se habla también de <<derechos
ramos las significaciones de la libertad y de la igualdad en su humanos•• . ¿Los derechos de qué humanos? Hay alrededor de
rigor y profundidad, vemos, primero, que ellas se implican una cinco mil millones y medio de seres humanos en la Tierra. Esta
a la otra, lejos de excluirse como lo repite el discurso mistifica oligarquía liberal, más una cierta comodidad material, existe
dar que circula desde hace más de un siglo. Pero también, que sólo en los países de la OCDE, más uno o dos países -o sea
están lejos de ser realizadas, incluso en las sociedades llamadas alrededor de setecientos millones de personas-. Un octavo de
<<democráticas» . De hecho, estas sociedades tienen regímenes la población humana se beneficia con estos derechos humanos
de oligarquía liberal. La <<filosofía política» respetable de hoy y con una cierta comodidad material. La gran astucia del
se tapa los ojos ante la realidad, al mismo tiempo que, además, reaganismo y del tatcherismo fue comprimir la miseria al 15 o
es incapaz de producir una verdadera di�cusión filosófica de 20% de la población, sub-privilegiados que ya no pueden decir
los fundamentos de ese sistema oligárquico; no he visto, en nin nada o podrían, a lo sumo, rebelarse de manera ineficaz; los
guna parte, una discusión digna de ese nombre, <<la metafísica otros, they never had it so good, como se dice en inglés, y en
de la representación•• , por ejemplo, o de la de los partidos que este momento tal vez estén comprando su segundo televisor de
son el verdadero lugar del poder en las sociedades modernas. color. En cuanto a los siete octavos restantes de la población
Atrevámonos a hablar de la realidad y comprobemos que ha mundial, son víc timas de la miseria ( no evidente para todo el
blar de igualdad política entre un barrendero de las calles de mundo, aquí también hay ricos y privilegiados) , y viven, gene
Francia y el Sr. Francis Bouygues es simplemente una broma. ralmente, bajo la tiranía. ¿Entonces, qué sucediÓ con los dere
En Francia -y la situación es la misma en todos los países de chos humanos, los derechos de igualdad y los derechos de fra
oligarquía liberal-, el <<pueblo soberano•• está form:ado por ternidad? ¿Tendríamos que decir, como Burke decía a los revo
alrededor de 37 millones de electores. ¿Cómo ejerce su sobera lucionarios franceses, que no hay derechos humanos, sino de
nía? Se lo llama cada cinco o siete años, a designar entre 3. 700 rechos de los ingleses, de los franceses, de los norteamerica
personas como máximo, a los que los <<representarán» durante nos, de los suizos, etc.?
los cinco años siguientes; o al presidente que los gobernará. La ¿Es posible salir de esta situación? Un cambio es posible si, y
proporción es de 1 sobre 1 0.000. Multipliquemos esa cifra por sólo si, se produce un nuevo despertar, si una nueva fase de
1 0, para tener en cuenta a todos los capitalistas, managers y creatividad política densa de la humanidad comienza, lo que
tecnócratas del Estado, miembros de los aparatos de los parti implica, a su vez, la salida de la apatía y de la privatización que
dos, directivos de los medios masivos de comunicación, etc.; caracterizan a las sociedades industrializadas contemporáneas.
llegamos, siendo generosos, a 37.000 personas sobre 37 millo De otro modo, el cambio histórico ciertamente no cesará, cual
nes. La oligarquía dominante está formada por un milésimo de quier idea de <<fin de la historia» es ampliamente absurda, pero
la población, porcentaje que haría palidecer de celos a la oli el riesgo es que este cambio, en lugar de producir individuos
garquía romana. más libres en sociedades más libres, haga aparecer un n uevo
Estos regímenes de oligarquía liberal representan el com tipo de humano, al que podemos llamar provisoriamente el
promiso alcanzado por nuestras sociedades entre el capitalis zappingán tropo o el refltján tropo, tipo de ser enlazado, y suje
mo propiamente dicho y las luchas emancipadoras que intenta tado a la ilusión de su individualidad y de su libertad mediante
ron transformarlo o liberalizado; compromiso que garantiza, mecanismos que se hicieron independientes de todo control
o no niega, no sólo libertades, sino determinadas posibilidades social, administrados por aparatos anónimos cuya dominación,
para ciertos miembros de las categorías dominadas.
de aquí en más, está en marcha.
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Comelius Castoriadis
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l '< ¡
Cornelius Castori.�dis El avance de la insignificancia
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calidad ya no tiene la misma significación que podía tener en
totalmente diferente, y la posibilidad de darle sentido al lugar
otros tiempos, etc. Y sin embargo, allí observamos individuos visi
en el que uno se halla depende de otros factores que no son su
blemente desorientados durante la edad adulta, lo que remite se
«estabilidad». Lo mismo es válido para los gitanos, o para per
guramente a problemas mucho más profundos durante el esta
sonas que, en las sociedades que hemos conocido, son por ejem
blecimiento de su identificación e incluso de su identidad; sin
plo vendedores ambulantes, desde hace al menos tres mil años,
que podamos recurrir a una problemática relativa a estos apun
los marinos, etc .
talamientos.
Lo mismo vale para el apuntalamiento familiar. Ciertamen
En suma, hablamos como lo hacemos porque, en nuestra
te no soy yo, freudiando ferviente y psicoanalista, quien subes
cultura, el proceso identificatorio, la creación de un <<SÍ mis
timaría la importancia del medio y del lazo familiar, su papel
mo>> individual-social pasaba por lugares que ya no existen, o
capital, decisivo para la hominización del monstruito recién na
que están en crisis; peto también porque, contrariamente a lo
cido. U na vez más, no hay que olvidar que no tenemos que
que sucedía en el caso de los mongoles, de los espartanos, de
ftiarnos en un tipo de familia semi-real, semi-idealizada, que
los mercaderes fenicios, de los gitanos, de los viajantes, e tc., no
pudiera haber existido en determinados estratos de la sociedad
existe ninguna totalidad de significaciones imaginarias sociales
occidental durante, digamos, estos últimos siglos, y concluir de
o no emerge ninguna que pueda hacerse cargo de esta crisis de
ello en la necesidad de una crisis de identificación por el hecho
los apuntalamientos particulares.
de que este tipo, hoy, está incuestionablemente en crisis. Sin
Así, nos vemos conducidos, de otra manera, a la idea que ya
hacer un excursus histórico, podemos recordar que los espar
,,
1 tenemos; en todo caso, que yo tengo. Si la crisis alcanza un
1 tanos, que no eran muy simpáticos, eran individuos totalmente
elemento tan central de la hominización social como lo es el
«nonnales», funcionaban p erfectamente, obtuvieron victorias
proceso identificatorio, esto quiere decir a las claras, que dicha
durante siglos, etc. Pero el <<entorno familiar» en Esparta es
crisis es global. Desde hace mucho tiempo se habla de <<Crisis
algo totalmente diferente de lo que nosotros consideramos
de valores» , esto debe ser así desde hace al menos cincuenta
como «normal» . La educación de los hijos, aparte del período
años, a tal punto que se corre el riesgo de recordar la historia
de amamantamiento, se lleva a cabo en forma directamente
de Pedro y el lobo . Se ha hablado tanto de ello, durante tanto
social y, como dirían los intelectuales semi-analfabetos moder
tiempo, que cuando esta crisis finalmente está aquí, reacciona
nos, « totalitaria>> . En todo caso, es una educación directa
mos como si estuviéramos ante una simple broma. Pero pienso
mente social.
finnemente que"el lobo realmente está ahí; coincido con jean
En tercer lugar, todos estos fenómenos, por ejemplo la fra
Maisonneuve cuando dice que el término «valor>> es un térmi
gilización de la familia, la fragilización del hábitat como apun
no vago, es lo menos que podemos decir. Es por ello que hablo
talami_ento, etc., no aparecen como condiciones suficientes ni
de crisis de las significaciones imaginarias sociales (de aquí en
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Comelius Castoriadis E l avance d e la insignificancia
más: las significaciones a secas ) , es decir de la crisis de las signi puede verse en el rostro de los verdaderos fieles en Belén una
ficaciones que mantienen a esta sociedad, como a toda socie noche del 24 de diciembre? Ese afecto está instituido histórico
dad, unida, dejando a la vista cómo esta crisis se traduce en el socialmente, y podemos señalar con el dedo a su creador: Pa
nivel del proceso identificatorio. blo. Ya no está tan presente con la descristianización de las
Toda sociedad crea su propio mundo, creando precisamen sociedades modernas, pero, aunque parezca imposible, hay afec
te las significaciones que le son específicas, ese magma de signi tos característicos de la sociedad capitalista. Sin entrar en una
ficaciones como por ejemplo, el Dios hebraico y todo lo que descripción que correría el riesgo de ser literaria, señalo que
implica y trae aparejado, todas las significaciones que se pue Marx los describió muy bien, cuando hablaba ele esta inquie
den agrupar bajo el ténnino de polis griega, o las significacio tud perpetua, este cambio constante, esta sed de lo nuevo por
nes que implican el surgimiento de la sociedad capi talista o, lo nuevo y de lo más por lo más; es decir, un conjunto de afec
más exactamente, del componente capitalista de la sociedad tos instituidos socialmente.
moderna. El papel de estas significaciones imaginarias sociales, La instauración de estas tres dimensiones -representacio
su «función» -usando este término sin ninguna connotación nes, finalidades, afectos- se da, cada vez, conjuntamente con
funcionalista- es triple. Son ellas las que estructuran las repre su concretización llevada a cabo por todo tipo ele instituciones
sentaciones del mundo en general, sin las cuales no puede ha particulares, mediadoras -y por supuesto, por el primer gru
ber ser humano. Estas estructuras son específicas cada vez: nues po que rodea al individuo, la familia-; luego por toda una
tro mundo no es el mundo griego antiguo, y los árboles que ve serie de vecindarios topológicamente incluidos unos en los otros
mos más allá de esas ventanas no protegen, cada uno, a una ninfa; o intersectados, como las o tras familias, el clan o la tribu, la
simplemente es madera, ésa es la construcción del mundo moder colectividad local, la colectividad de trabajo, la nación, etc. Me
no. En segundo lugar, las significaciones imaginarias sociales de diante todas estas fonnas, se instituye cada vez un tipo de indi
signan las finalidades de la acción, imponen lo que hay que hacer viduo particular, es decir un tipo antropológico específico: el
y lo que no hay que hacer, lo que es bueno hacer y lo que no lo es: florentino del siglo XV no es el parisino del siglo XX, no en
hay que adorar a Dios, o bien hay que acumular las fuerzas pro función de diferencias triviales, sino en función de todo lo que
ductivas, en tanto que ninguna ley natural o biológica, ni siquiera es, piensa, quiere, ama o detesta. Y al mismo tiempo, se estable
física, dice que hay que adorar a Dios o acumular las fuerzas pro ce un enjambre de roles sociales de los que cada tino es a la vez,
ductivas. Y en tercer ténnino, aspecto sin duela más difícil de deli paradójicamente, autosuficiente y complementario de los otros:
mitar, establecen los tipos de afectos característicos de una socie esclavo/libre, hombre/mujer, etc.
dad. En este sentido, podemos ver claramente que hay un afecto Pero entre las significaciones instituidas por cada sociedad,
creado por el cristianismo, que es la fe. Sabemos o creemos saber la más importante es, sin duda, la que concierne a ella misma.
qué es la fe, ese sentimiento más o menos indesctiptible, relación Todas las sociedades que hemos conocido tuvieron una repre
con un ser infinitamente superior al que se ama, que los ama, que sentación de sí como algo (lo que, entre paréntesis, demuestra
puede castigarlos, todo esto sumergido en una humedad psíquica claramente que se trata de significaciones imaginarias) : somos
dJ extraña, etc. Esta fe sería absolutamente incomprensible para A el pueblo elegido; somos los griegos en oposición a los bárba
ristóteles, por ejemplo: ¿qué puede querer decir la idea de que ros; somos los hijos de los Padres fundadores; o los stíbditos del
uno pueda amar o ser amado por los dioses de esa manera, estar rey de Inglaterra. Indisociablemente ligado a esta representa
p o s e ído por esos afe c tos cuya expresión irre c u sable ción existe un preten derse como sociedad y como esta
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Cornelius Cascoriadis El avance de /a insignificancia
sociedad y un amarse como sociedad y como esta sociedad; es que también, en principio, son antinómicas entre sí. Se trata,
decir, una investidura tanto ele la colectividad concreta como por una parte, ele la significación de la expansión ilimitada de
de las leyes por medio de las cuales esta colectividad es lo que un supuesto dominio pretendidamente <<racional>• sobre todo,
es. Aquí hay, a nivel social, en la represen tación (o en el discur naturaleza tanto como seres humanos, que corresponde a la
so que la sociedad sostiene ele sí misma) un correspondiente dimensión capitalista de las sociedades modernas. Por otra
externo, social, ele una identificación final ele cada individuo parte, se trata de la significación de autonomía individual y so
que también siempre es una identificación a un «nosotros» , cial, de la libertad, de la btísqueda de fonnas ele libertad colec
«nosotros, los otros» , a una colectividad en derecho imperece tiva, que corresponden al proyecto democrático, emancipador,
dero; lo que, religión o no religión, sigue teniendo una fun revolucionario. ¿Por qué llamarlas antinómicas? Porque la pri
ción fundamental, ya que es una defensa, y tal vez la principal mera conduce a las fábricas Ford en Detroit alrededor ele 1920,
defensa del individuo social, contra la Muerte, lo inaceptable es decir a las microsociedades cerradamente micrototalitarias,
de su mortalidad. Pero la colectividad no es, idealmente, eter reguladas en todo -incluida la vida p rivada fuera de la fábri
na sino en la medida en que el sentido, las significaciones que ca- por la dirección, y ésta es una de las tendencias inmanen
ella instituye, son investidos como eternos por los miembros de tes a la sociedad capitalista; y porque la segunda, la significa
la sociedad. Y creo que nuestro problema de la crisis de los ción de la autonomía, conduce a la idea de una democracia
procesos identificatorios hoy puede y debe ser abordado tam participativa, la que, por lo demás, no podría encerrarse en la
bién desde esta perspectiva: ¿Dónde es el sentido vivido como esfera estrechamente <<política» y detenerse ante las puertas de
e terno por los hombres y por las mujeres contemporáneos? las empresas. Esta antinomia entre las dos significaciones no
Mi respuesta, ya la habrán adivinado, es que ese sentido, so impidió su contaminación recíproca y mtíltiple. Pero pienso
cialmente, no está en ninguna parte. Sentido que concierne a y creo haberlo demostrado en otras oportunidades, en el plano
la autorepresentación de la sociedad; sentido participable por los económico- que si el capitalismo pudo funcionar y desarro
individuos; sentido que les permite acuñar por su propia cuen llarse, no es a pesar, sino gracias al conflicto que existía en la
ta un sentido del mundo, un sentido ele la vida y, finalmente, sociedad, y conc"retamente gracias al hecho ele que los obreros
un sentido ele su muerte. Es inútil recordar el papel más que no se dejaban manejar; y, en general, al hecho de que como
central que la religión, en la acepción más amplia del término, resultado ele la evolución histórica, ele las revoluciones, etc., la
tuvo a este respecto en todas las sociedades occidentales mo sociedad debía instituirse también como una sociedad que re
dernas. Las oligarquías liberales ricas, satisfechas o insatisfechas conociera un mínimo de libertades, ele derechos humanos, de
-volveremos sobre este punto- se insti tuyeron precisamente legalidad, etc . Hablé de contaminación recíproca, pero tam
rompiendo con el universo religioso, aunque a veces hayan con bién hay que destacar las funcionalidades recíprocas: recorde
servado (Inglaterra) una religión «oficial » . Alejaron a las reli mos a Max Weber en cuanto a la importancia de un Estado
giones. Esto no fue realizado como un fin en sí, sino porque las legalista para el funcionamiento del capitalismo (previsibilidad
sociedades modernas se formaron tal como son y se instituye de lo que puede suceder jurídicamente, luego posibilidad de
ron por medio del surgimiento y, hasta un cierto punto, la ins un cálculo racional, etc . ) .
titución efectiva en la sociedad, de dos significaciones centra A cada una d e estas dos significaciones, podemos decir es
les, ambas heterogéneas, por no decir radicalmente opuestas a quematizando muy a grosso modo, corresponde un tipo antro
la religión cristiana que dominaba esta área histórico-social, y
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pológico ele i ndividuo difere n te . A l a signif�cación de la
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Cornelius Castoriadis
El avance de la insignificancia
empresario, para que esta significación pueda funcionar, y en que es la «expansión» aparentemente «ilimitada>> del «dominio»?
este caso, en la lógica abstracta de la cosa, es el obrero discipli Para unos pocos, es por supuesto una cierta «potencia» , real
nado y, en última instancia, totalmente cosificado. o ilusoria, y su crecimiento . Pero para la aplastante mayoría de
A la otra significación, la autonomía, le corresponde el indi la gente, no es ni puede ser más que el crecimiento continuo
viduo crítico, reflexivo, democrático. Ahora bien, e l legado que del consumo, i ncluido las supuestas distracciones, que se
nos dej a el siglo XX después de las terribles aventuras que he transformaron en un fin en sí mismo. ¿En qué deviene enton
mos vivido los que aquí somos mayores -aventuras que, por lo ces el modelo identificatorio general, que la institución pre
demás, no pareciera que se vayan a tenninar- es que la signi senta a la sociedad, propone e impone a los individuos como
ficación de la autonomía (que no debemos confundir con el individuos sociales? Es el del individuo que gana lo más posi
pseudo-individualismo) aparece como si atravesara una fase de ble y disfruta lo más posible; es tan simple y banal como eso.
eclipse o de ocultamiento prolongado, al mismo tiempo que el Esto se dice cada vez más abiertamente, lo que no impide que
conflicto social y político prácticamente se desvanece . Siempre sea cierto. «Ganar» , entonces; pero ganar, a pesar de la retóri
hablo de las sociedades occidentales ricas, en las que hay que ca neo-liberal, se halla casi totalmente separado de toda fun
buscar con lupa un verdadero conflicto político, ya sea en Fran ción social e incluso de toda legitimación interna al sistema.
cia o en Estados Unidos; también hay que buscar con lupa un Uno no gana por lo que vale, uno vale por lo· que gana. (Ver
verdadero conflicto social, ya que todos los conflictos que ob Tapie, Trump , Prince , Madonna, etc . ) Nadie puede cuestio
servamos son esencialmente conflictos corporativistas, sectoria nar el talento de Madonna; es enorme, puesto que gana tan
les. Como ya lo he escrito, vivimos la sociedad de los lobbies y tos miles de dólares por aparecer dos horas . A esto corres
de los hobbies. ponde -queda por hacer el análisis- la transformación ,
Esta evolución, en curso desde hace mucho tiempo, se hizo cada vez más avanzada del sistema -en s u dimensión eco
manifiesta a partir del período que comienza alrededor de 1 980, nómica-, en casino financiero. Las sumas que se especulan
es decir el período «Tatcher-Reagan>> y el descubrimiento de diariamente, sólo en el mercado de cambio, ni siquiera en
las virtudes del «mercado» , de la empresa y de la ganancia por la bolsa de «valores» , corresponden al producto interno bru
el Partido socialista francés. La única significación realmente to de Francia, y las que se especulan, semanalmente, al pro
presente y dominante es la significación capitalista, la expan ducto interno bruto de los Estados Unidos. El éxito en este
sión indefinida del «dominio», la que al mismo tiempo se halla
j uego, incluso desde el punto de vista estrictamente capita
-y ahí está el punto clave- vaciada de todo el contenido que
lista, no tiene ninguna función o legitimidad, las empresas
podría otorgarle su vitalidad en el pasado y que permitía a los
mismas entran en el j uego por medio de las combinaciones
procesos de ide n tificación realizarse medianamente bien.
que ya conocemos ( OPA, LBO, etc. ) . La conexión más débil
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C'<lnH:Iíus C;viloriadis
que podía existir o parecía existir entre el trabaj o o la actividad del casino, de l a aparie ncia, e tc . , se fil tra e n las familias y
d(·ct u a d a y el ingreso o la r< ' l l l l i i HTación , cst:í rota. { ln tnat<' alcanza al individuo ya en las p rimeras et apas de su socializa
m:ítico genial, p roli.:sor e11 la Ütc ultad gana d e ntre 1 5.000 y ciótl. La madre y el padre no son solamente el <<p rimer grupo>> ;
20.000 fi·ancos por mes, e n el m<:jor de los casos; pero sus cstu l a m ad re y e l padre son claramen te l a sociedad en persona y la
d i a l l l < ' s , ya a l f i 1 1 a l d d 1 t t : t r l < l : 1 1 1 < 1 , s i l k l ' i d l ' l l a h: u t d < � l l : t r l : t s h i s t o ria c 1 1 pct soua in d i n ad o s c l l la cuna del n:ci<:u nacido;
matctn:ít icas y dedicarse a la i n l'o nn:ít ica para una gra 1 1 empn: siquiera porque !Jah/an, y eso no es «grupal>> , es socia/. La k n
sa, comc11zar;ín su carrera a los 21 aflos ganando '10.000 <Í 50.000 gua no es -como se afirma estlÍpidamen te- un instrumento
francos. En este eje mplo vemos la ruina ele la lógica interna del de comunicación, ante todo es un instrumento ele socialización.
sistema: necesitajóvcnes que comiencen con estos índices; pero En y por medio de la lengua se expresan, se dicen , se realizan,
c 1 1 la misma m edida IH:cesita de aquellos que los f'o rmell, a se transfieren las significaciones de la sociedad. Padre y madre
quienes no paga; el sistema necesita, para vivir, de esa locura transmiten lo que viven, transmiten lo que son, proveen al niüo
li11da del que quiere ser mat em:it ico, o ser el Sabio Cosinus. ( El de polos identificatorios simplemente siendo lo que son. Pode
tatcherismo, que ac tualmente est:í dest ruyendo la invest igación mos dejar de lado a los « marginales>> y tomar, como se dice, a
t: l l las universidades brit:ínicas, no es m:ís que la consecuencia los buen os pad res y madres de las «clases medias>> . ¿Qué les
lógica extrema de esta ruina de la lógica del sistema. ) transmiten a sus hijos? Les transmi ten: tengan lo m<ís que pue
¿Cómo puede cont inuar el sistema en estas condiciones? Con dan, disfru ten lo más posible, el resto es secundario o inexis
ti mía porque sigue gozando de modelos ele identi ficación pm ten te . He aquí una observación empírica a este respecto. Cuan
ducidos en o t ros tiempos: el matem:ítico que acabo de m encio do yo e ra chico, y también cuando educaba a mi p rimer hijo, se
nar, el juez «Ín tegro>> , el burócrata legalista, el obrero concien festej aban los cumplear1os dando regalos, y los amiguitos ve
zudo, el padre responsable de sus h �jos, el maes t ro que, sin nin nían cada uno trayendo un regalo para e l niüo de la fiesta. Hoy
guna razón, sigue interes;ít.ldose e 1 1 su p rofesión. Pero no hay en día esto es inconcebible. El niüo que festeja su cumpleaüos
nada en el sistem.a que justifique los <<valo res>> que estos perso -es decir sus padres- repart ini regalos, menores sin duda,
n�es encarnan, q ue invisten y que se supone que persiguen en pero regalos al fin, a los otros niüos, porque es intolerable que
su act ividad. ¿Por qué el juez debería ser íntegro? ¿ Po r qw: el esos seres acepten esta incret1)le fmstración que consiste en no
maest ro debería sudar la got a gorda con los niüos, en lugar de tener regalos sino en el mome n to ele su cump leaüos; cada vez
dejar pasar el tiempo de su clase, salvo el d ía que t iene que que se reparte u n regalo en alguna parte, ellos también tienen
venir el inspector? ¿Por qw' el obrero tiene que agot arse aj us que tener uno, aunque se � menor. Esto implica, en cuan t o a la
tando la cent<'si ma qui ncuag6;i tna t uerca, si p t tt:de hacer t ram relación del niüo con la frustración, con la posibilidad de pos
pas con el cont rol de calillad? No hay nada, e n las signi licacio tergación del placer, y su consecuencia: la a n l l/ación misn1a, el
ncs capi talistas, desde el comii� nzo, y sobre t odo tal como est;ín dcvcnir-insignilica nte del regalo y del placer, no necesita ser
e n la act ualidad, que pu eda dar una respuesta a esta p regun t a. destacado.
.
Lo que plantea, una vei.'m;ís, finalmente, la cuestión de la posi El niiio e n t ra en un m undo· fiít.il, en seguida es sumergido
bilidad de autoreproducción de un sistema sem(;j a n te; pero ése en una cant idad i n c rc!1)1e de j uguetes y de objetos (no hablo ni
no es nuestro tema. de las <ireas m :ngin:tles, ni de los hijos de los millonarios, hablo
¿Cu;íl es el lazo que esta evolución mantiene con los procesos del 70% de la población) , y ahí aden tro se aburre como u n
m;ís sul�jet ivos? Es que todo ese mu ndo del consun1o cont inuo, hongo, a m c J J o s q u e l o s abandone iodo el tiempo para i r a
1 64 1 65
Cornclius Castoriadis E l avance d e la insignificancia
mirar televisión, cambiando una trivialidad por otra. El mundo futura, dotada ella misma de sentido, no «por ella misma» sino
contemporáneo todo, ya está, in n uce, en esta situación. ¿Qué por la sociedad que constantemente la re-vive y la re-crea de
es todo eso si abandonamos la simple descripción? Es una vez esta manera. Éstos son Jos pilares de una identificación última,
más, por supuesto, una fuga desesperada ante la muerte y la de un « Nosotros» fuertemente investido, y este «Nosotros» es
mortalidad, de la que sabemos por otra parte que están exiladas el que se disloca hoy, con la posición, por cada individuo, de la
de la vida contemporánea. Se ignora la muerte, no hay duelo, sociedad como simple «apremio» que le es impuesto -ilusión
ni público ni ritual. Esto también es lo que pretende disfrazar monstruosa pero tan vivida que se transfonna en un hecho ma
esa acumulación de objetos, esa distracción universal, las que terial, tangible, en el índice de un proceso de des-socialización-, y a
por lo demás, como sabemos en el caso de la neurosis, y aquí la cual dirige, simultánea y contradictoriamente, demandas inin
también, no hacen más que representar a la muerte misma, ternunpidas de asistencia; también la ilusión de la historia como,
destilada en gotas, transformada en simple moneda de la vida en el mejor de los casos, pais,Ye turístico que se puede visitar
corriente. Muerte de la distracción, muerte para mirar una pan durante las vacaciones.
talla en la que suceden cosas que uno no vive y que nunca po
dría vivir. Debate, preguntas, respuestas
El carácter de la época, tanto del nivel de vida cotidiano
como el de la cultura, no es el «individualismo» sino su opues
-Acerca de la <<renovación» actual de la religión, el integrismo
to, el conformismo generalizado y el collage. Confonnismo que religioso con temporáneo, etc.
es posible sólo con la condición de que no haya mícleo de iden
tidad importante y sólido. A su vez, este confonnismo, como -Hay que ir más allá de la idea de Durkheim sobre la religión
proceso social bien anclado, opera de manera tal que un mí como único polo posible de una identificación colectiva. Por
deo de identificación semejante ya no pueda constituirse. Como eso es que hablo de imaginario social y de significaciones ima
decía uno de los arquitectos más destacados de la arquitectura ginarias, lo que abarca tanto las sociedades estrictamente reli
contemporánea en New York, en ocasión de un coloquio en giosas como los casos límites. Así, por ejemplo, tenemos el rol
1 986: «Gracias al postmodernismo, nosotros, Jos arquitectos fi de la religión en la ciudad democrática griega, que no es cierta
nalmente nos deshicimos de la tiranía del estilo•• . En otras pala mente el de la religión en los regímenes de despotismo orien
bras, se deshicieron de la tiranía de tener que ser ellos mismos. tal; la religión, en la ciudad, al estar en todas partes se mantie
Ahora pueden hacer cualquier cosa, poner una torre gótica al ne a distancia de la política. A uno nunca se le hubiera ocurri
lado de una columna jónica, todo en una pagoda tailandesa; ya do preguntarle a un sacerdote qué ley habría que adoptar. Lo
no están tiranizados por el estilo, son verdaderas individualida mismo es válido p ara la sociedad moderna, que pone distancia
des individualistas: la individualidad consiste, de aquí en más, a la religión, y no por ello se hunde; y está en crisis pero no
en robar a diestra y siniestra diversos elementos para ••produ porque alejó a la religión sino porque no es capaz de generar
cir» algo. Lo mismo es válido, más concretamente, para el indi otra forma de mantenerse unida. En cuanto al «retorno de lo
viduo de todos los días: vive haciendo collages, su individuali religioso», no creo en eso, al menos en nuestras sociedades. La
dad es un patchwork de collages. reacción integrista del Islam, la persistencia de lo religioso en
No puede no haber crisis del proceso identificatorio, ya que India, etc. son fenómenos de otro orden: se trata de sociedades
no hay una auto-representación de la sociedad como morada que nunca salieron de la heteronomía religiosa . Pienso que, en
de sentido y de valor, y como inserta en una historia pasada y nuestras sociedades, el retorno de la religión no puede tener
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( .'o nwlil l.'i ( .'astorh�elis El ;n•;uJcc de la insi;.:n i/ic;IJJCiiJ
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l l l éÍS
que t l l l caréicte r marginal, y que estéí artificialmente inila -Los que han l levado nds lejos e l p royecto de una expansión
do por los intelectuales, por los periodistas y por los políticos ilimit ada de un pseudo-dominio pseudo-racional, son los co
que t ienen muy pocas ideas, pocos temas a tratar, y que recu munistas y e l totalitarismo en general . No se puede entender
rren a vi<:jos [mtasmas para poder decir algo. nada del totalitarismo si no se ve en él la forma delirante, ext re
ma, de ese p royecto de dominio total que cie rtamente fracasó
-Acerca ele la posibilidad del surgimien to de rwcvas formas
en los hechos, pero del cual nada garantizaba que tenía que
de instilllciones.
fracasar. Es tal vez lo que también pensaba Onvell, ya que al
-Los movimien t os de los a flos '()0, t anto en E l t l u p a c o m o c u f i n a l de 1 DH'I o bse rv a m o s el mayor triunfo posible del sistema
los Estados U n i d o s , fu e ro n , e n e l p l a n o d e l a r e a l i d a d , l a totalit ario, no por la violencia, sino por el hecho ele que Wins
tí l t i m a m a n i fe s tación colectiva importante de la tentativa de ton Smith llora porque ama al Gran Hermano; lo ha inte riori
instaurar algo nuevo . Estos movimientos fracasaron en c uanto zado totalmente. Resulta que Ilitler fue vencido , resulta que el
a su aspiración central ; pero al mismo tiempo clc:jaron resulta comunismo se hunde solo, pero ¿quién dir<í que era fatal? Es
dos impo rt antes, t an to sobre la situación de los jóve nes como incuestionable, como he dicho, que hubo m tílt iples con tami
de los negros y d e las nnúeres, resu l tados que no podemos naciones, y es cierto que el movimiento obrero en general, y
menospreciar, ni subestimar, ni rechazar. Desde ese e n tonces, m uy part icularmente el marxismo, y Marx mismo, desde el co
observamos una evolución cuya cual traducción perfecta en mienzo, respiraron esta at móskra: el aumento de las lilet·zas
con tramos en la si tuación ideológica espan tosa de hoy. Se paga productivas como criterio universal, la producción como el lu
a «profesores ele economía» en todas las u niversidades para que gar central de toda la vida social , la idea de u n p rogreso inddi
cuenten b urradas que fue ron refu tadas mil y una veces; no por nido, e tc. todo eso constituye la contaminación del proyecto de
M a n:: y pm· los matxistas, sino por los m ismos economistas n eo autonomía realizada poi· el p royecto capi talista. El proyecto de
chísicos durante Jos aüos 30, por SraHa, por Keynes, por Joan autonomía, en su esencia, es tot al mente i ncompatible con la
Robinson, por Chamberlin, por Schakle, e tc. Y hay periodistas idea de dominio; el p royecto de autonomía es literalmente tam
que esuiben bcst-sdlen; acumulando las chatas ütlsedadcs en biól un p royecto de autolimitación y lo vemos actualmente de
dd(:nsa de un « l l le J T ad o » , q u e e n re a l i d a d n o < · x i s t c . El « l l H ' I' Lt t u a n e ra n l <Ís conc:rc t a : s i n o det enemos la carrera por el «do
c a d o >> q u e exis t e no t i ene nada en c o n u í n c o 1 1 el q u e se d e s c ri m i n i o » , p ro n t o ya n o existiremos. En cuanto a la empresa, que
be en los manuales; es esencialmente oligopólico y est;i l"u c rle debería ser ol�jeto de cliscusi(Jll específica, imposible ele llevar a
mente regulado por el Estado, incluso en Inglaterra y en los cabo ahora, no vemos cómo pod ría haber, en la empresa, un
Es t ad o s U n i dos. No s e p u ed e t e n e r l l l l p res u p uest o por d o n d e t i po de poder, de estrunura, de je rarquía y de organización
transita el 50% del p roduc to bruto inte rno sin que ese p resu cuya validez rcchazéiramos para el cot�j tmto de la sociedad.
puesto tenga una in Íluencia i mportante en el mercado. Esta
aberración ideológica es en sí ínisma un signo import an t e de la -!\cerca de ];¡ Ill l lcrtc, y Sil relación co11 la C l l cstión (:/ica.
crisis. No ha y d i s c u rso subversivo o revolucionario n uevo , pero
tampoco hay 1111 disc urso conservador. El discurso conservador, -Para !oda sociedad , este abismo infranqueable que cons t i t u
es la sonrisa de Ronald Reagan y sus torpezas. ye la cmlsc i c n c i ; t de n uestra mortalidad siempre ha sido m<ís o
m enos cu b i e r t a , de una forma 11 oira, sin haberlo sido nunca
del t odo. Est o e s l o p rop i o de larcligión: es una fo rmación de
-Acerca de la relación en tre el proyecto capitalista, el proyec
< ' 1 1 , . ¡ se n
to de ;1 1 1/0IJOIIJ{a y la idea de <.'Ill]JH.'Sa.
c o n t p ro t n iso, tid o �u n p l i o d c l tt:n n i no , de la que d c ri-
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Cornclius Castoriadis El avance de la insignificancia
van todas las otras formaciones de compromiso. La religión tenemos pendiente de nuestras deudas con respecto a las gene
siempre dijo: ustedes van a morir, pero esta muerte no es una raciones pasadas, ya que ninguno de nosotros es lo que es sino
verdadera muerte. Esto puede adoptar multitud de fonnas: el en función de esos cientos de miles de años de trabajo y ele
retorno del ancestro en el niño, el culto de los ancestros, la esfuerzo humano. Tal surgimiento es posible, pero exige que
inmortalidad del alma, etc. Así, y el ejemplo más impactante de la evolución histórica tome otro giro y que la sociedad deje de
ello es el monoteísmo, en especial el cristianismo y el Islam, la donnirse sobre un inmenso amontonamiento de objetos de con
muerte llega a tomar un valor positivo. La Misa cristiana de los sumo de todo tipo.
muertos es fantásticamente sorprendente a este respecto: a la
vez lamento y glorificación. Lamentablemente, somos morta -Acerca del proceso de iden tificación desde el punto de vista
les, no somos más que polvo; pero, gracias a Dios, somos in psicoanalítico.
mortales y vamos a entrar en su seno. En otros casos, el encu
brimiento tiene otro carácter; el budismo por ejemplo. No -No quise tratar la vertiente psicoanalítica, como dije al co
hablemos ele los griegos, para quienes, los tínicos que yo sepa, mienzo, pensando que ya había sido suficientemen te aborda
la vida después de la muerte era peor que la vida en la tierra, do, y tampoco quise tocar más de cerca la correlación exacta
entre el punto de vista psicoanalítico y el punto de vista históri
como queda claro en La Odisea: las connotaciones eventual
co-social. Pero aquello de lo que he hablado no involucra sola
mente positivas ele la inmortalidad del alma no aparecen sino
mente <<identificaciones tardías••. Algo de la forma de ser ele los
con la decadencia, el siglo IV y Platón. Las sociedades moder
primeros adultos que el niilo conoce, que además no son cual
nas, que destruyen el edificio de las significaciones religiosas,
quiera, se filtra en la estructuración psíquica e incluso psico
se presentan, en su período más reciente, como incapaces de
corporal del niño. Sin ninguna duda, tendríamos que retomar
reemplazarlas.
la cuestión del proceso de las identificaciones, a las que se lla
Hablo ele una ética que tenga una efectividad social, no ele
ma primarias en psicoanálisis, no hablando simplemente de una
filósofos que pueden construir una ética por su cuenta. Y cuan
«madre en general» tal como era y tal como será en Polinesia,
do volvemos, observando en ese aspecto a la cuestión de la
en Francia o en Florencia. Siempre es «la madre » , tiene senos,
muerte en una sociedad dada, nos damos cuenta ele que son las
produce leche y cuidados, es a la vez un objeto bueno, y un
descripciones ele los teólogos las que realmente se aplican, es
objeto malo, etc. Pero, desde el comienzo, la madre no es y no
Pascal al que hay que convocar: el individuo moderno vive en puede ser simplemente esta madre genérica, es también la
una carrera perdida por olvidar al mismo tiempo que va a mo madre ele esta sociedad, lo que trae aparejado una infinidad de
rir y que todo lo que hace no tiene, estrictamente hablando, el cosas. Ciertamente, esto merecería una inmensa discusión: ele
menor sentido. Así, corre, hace jogging, compra en los super hecho , es la famosa discusión sobre la «atemporalidad » , o la
mercados, hace zapping, etc., se distrae. No hablamos, una vez trans-historiciclad del inconsciente, y sobre su significación
más, ele los marginales, sino del individuo medio típico. ¿Es precisa.
ésta la tínica solución posible después ele la disolución de la
-Acerca de los valores «tradicionales» y el surgimiento posible
religión? No lo creo, creo que hay otros fines que la sociedad
ele «n uevos valores».
puede hacer surgir reconociendo nuestra propia mortalidad,
otra forma ele ver el mundo y la mortalidad humana, la obliga -No concibo una nueva creación histórica que pueda oponer
ción con respecto a las generaciones futuras que es lo que se ele manera eficaz y ltícida a este bazar deforme en el que
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Comelius Cascoriadis
erigieron en su lugar a un animal (o menos frec u e n t em e n te u n prohibición y del horror al incesto. La afirmación de que, sin
objeto) c o m o tótem de su c l a n , cuyo asesinato y consumo esta semej a n te prohibición, no habría habido sociedad h umana, es
ban prohibidos, salvo en las fiestas periódicas e n las c u ales el correcta pero tautológica e implíc i tamente teleológica.
animal era matado y ritualmente consumido, e n conmemora Las principales objec iones al << m i to científico» de Tótem y
ción del asesinato fundador. Éste sería el origen ele la prohibi Ta biÍ -al que Freud es fiel hasta el final- vienen del hecho
ción del incesto y del asesinato i n tra-cl<ínico o i n tra-tribal, y de que, como todos los m i tos acerca del origen, presupone i m p l í
las primeras i nstituciones «religiosas» ( to temismo, tabtí ) , ga c i tamente aquello de lo cual quiere explicar el nacimiento: aquí
rantes de allí en más de un orden social ya humano. Las huellas los hechos ele la alteridad imborrable e n tre el psiquismo h uma
mnémicas t a n to de la si tuación originaria como del asesinato no y el psiqu ismo animal y de la institución. La coalición de los
del padre , t ra nsm i t idas a lo largo d e las generaciones ( Fre u d h c r11 1 a n os con fines no biológicos ya es una suene ele institu
i ns i s t < " e n d cadl'ter lilogc J H: t il'o, es d e c i r s i m p lc 1 n c n t c gc: J H' t i ci<Íl l y, c 1 1 t od o caso, pn:supone esta o t ra insti tu c ión que es el
co, de esta transmisi ó n , pero esta hipótesis es imí til ) , const i t.ui Jen gm�je ( aunque se dej e de lado l a <<llUeva invención técni
ría n e l fu ndamento t a n to d el h o rror al incesto como de la am ca, ) . La ambivalencia de los hermanos con respecto al padre
bivalencia con respe c t o a la figura paterna. asesinado es u n rasgo psíquico esencialme nte humano; l a ho
No es tan títil discu tir o refutar este « m i to cien tífico» e n el minización se presupone e n tonces e n l o que debe «explicar>>
terre no de los saberes posi tivos. La h i p ó tesis de un totemismo su advenimiento . Adem<ís y sobre todo, la p reocupación, cier
primit ivo tm ivcrsal h a sido abandonad a o , e n todo caso , fue rte t am e n t e j us t i ficada, de dar c u e n ta de las p ro h ibiciones que p re
m e n t e c u e s t ionada por l a e t n o lo g ía c o n t em p o ní n e a ( L(�Vi supone c u alquier sociedad, de;ja to t almente en la pen umbra al
Strauss, 1 �)62 ) . La e t o logía de los primates halla u n a « horda inmenso componente «positivo, de todo conj u n to de insti tu
primi tiva» ( adulto dominante polígamo con expulsión de los ciones y de las significaciones que estas ve hicu lizan . Esto se ve
machüs j óve nes) e n los gori las, pero no e n los c h i m pancés q u e cuando Freucl se ve ohligaclo a considerar implíc i tame n te al
est<ín filogenéticamene m á s cerca de l o s hom ínidos y que viven len gmye o a la téc nica (el trab�j o ) como datos o evidencias,
en la panmixia. Por e l c o n trario , es importa n t e destacar que como si estuviera en la imposibilidad de reducir la inmensa
estos saberes no ofrecen n i nguna respuesta a la p re g u n ta que variedad y complejidad de edificios sociales al j uego repetitivo
se plan teaba con toda razón : el origen de las dos prohibiciones de pulsio nes siempre idénticas por definición y a los ava t ares
mayores. En rigor, se pod ría dar una respuest a «neo-danviniana» de un complc:jo de Eclipo que debe ría dar c u e n ta a la vez de las
a la pregu n t a acerca del . origen de la prohibición del asesinato c reencias p ri m i t ivas , del p o l i te ís m o , del m o n o te ís m o o del
i n t ra-tribal: e n t re los grupos de p ro to- h o m ínidos sólo habrían b u dismo.
sobrevivido aquellos qua, de uúa fo rma u o tra, habrúm llegado Esto no i m pide a las ideas de Freud aportar u n a gran clari
a la invención de l a p ro h ib�ción del asesinato, los o tros al cabo dad en cuanto a las tendenc ias de la psique que constituyen el
de u n tiempo se h abrían eliminado e n tre sí. U n a vez más esta apuntalami e n t o de la socialización. Lo principal a este respec
respuesta deja sin resolvei' la cw<stión de l a agresividad i n tra to perteúccc sin d u el a a la i n t.royección de las imagos paren ta
específica no i n hibida, ausé n te eli. las especies animales y c antc les ( aunque l.'rc u d no i nsiste m<ís .quc en el papel de la imago
terística de los humanos, cuya discusión no puede s i l ! ( ) re mitir patern a ) , la i1 ic l 1 l i { i cac ión ( lograda· o fallida, poco import a) a
a fac t o res propiame n t e psíq u i cos. Pero no es pos i b le i n vocar t's t a y la COJ I S ! Í i u c i u n en el inco nscie n t e del ser hum ano sin gu
lar de una i i i S I :Il! c i a , Supe1yó e / o Ideal del yo, que prolu1)e y
n i u g u u a respuesta « n e o-darw i u i a u a , q u e d(( c u e n t a de l a
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Cornelius Cascoriadis El avance de la insignificancia
exhorta. En este sentido, el <<mito científico>> de T6tem y Tabú como del propio sujeto. Hallamos allí, evidentemente, el eco
adquiere la significación que habría podido (y debido) ser la de la gran revisión que Freud hace sufrir a su teoría de las pul
propia desde el comienzo: no el de una <<explicación» de la siones, y del aparato psíquico, desde Más allá del principio de
génesis de la sociedad a partir de un <<acontecimiento » , sino el placer ( 1 920) , al reemplazar las oposiciones placer/realidad o
sentido de una elucidación de los procesos psíquicos que con pulsiones libidinales/pulsiones de autoconservación por la dua
dicionan la interiorización que hace el ser humano singular, lidad Eros/Thanatos, los <<adversarios inmortales», erigidos en
en su situación infantil, de las instituciones y de las significacio fuerzas cósmicas cuya lucha domina y forma la hist01ia de la
nes sociales. Fundamental en este aspecto, si es generalizado y civilización y de la humanidad.
re-elaborado, es el análisis de la identificación a los líderes ex
puesto en Psicología de las masas y análisis del Yo ( 1 92 1 ) . 3. Queda claro que la distinción entre la cuestión del <<01i
También hay que destacar que, a otro nivel, Freud aporta gen» de la sociedad como tal y la del <<origen» de las grandes
implícitamen te uno de los elementos que permiten describir la instituciones particulares más o menos transhistóricas no co
alteridad radical entre humanidad y animalidad a nivel del psi rresponde a nada real. También está claro que sería exorbitan
quismo. El texto sobre <<Pulsiones y destinos de pulsió n » te pedir al psicoanálisis una <<explicación» de la estructura y del
( l 9 1 5a) , aunque no fue trabajado p o r Freud e n esta dirección, contenido de estas instituciones. Si bien Freud pensó en un
permite, en efecto, plantear esta alteridad como determinada momento, al comienzo de su carrera, que su método permi ti
por la labilidad de los representantes psíquicos de las pulsiones ría elucidar el nacimiento del lenguaje, rápidamente tuvo que
en los humanos, en oposición a la rigidez de esta ligazón en el abandonar esta ilusión, limitándose a sostener hasta el final la
psiquismo animal para el que cada pulsión (instinct) posee su teoría inverosímil de K. Abe! sobre la universalidad de las signi
o sus representantes canónicos y biológicamente funcionales. ficaciones con tradic torias de las <<palabras primi tivas» (la
Este rápido recorrido estaría incompleto si no se indicara cual, es cierto, encuentra un eco en los rasgos del funciona
que, en los textos de finales de los años veinte (El Porvenir. . . , El miento inconscien te, pero no podría ser aplicada al lenguaje
Malestar . ) , Freud da respuestas diferentes a las de T6tem y
.. social diurno) . No más que las otras instituciones, el psicoanáli
Tabú (aunque compatibles con éstas) a la cuestión de la homi sis no podría producir el lengu�e, al que debe presuponer.
nización (o de la génesis de la sociedad ) . En El Porvenir. . . el Tampoco es posible remitir el trabajo al principio de realidad y
principal factor es la acción civilizadora de las <<minorías» que al reconocimiento de la necesidad de diferir la satisfacción de
imponen las prohibiciones y las instituciones a masas humanas las pulsiones (o de las necesidades) ; en cuanto a su historia (y a
que siempre están dominadas por sus pulsiones y siempre es la hist01ia de la técnica) , varias fonnulaciones de Freud demues
tán en guerra larvada con tra la civilización. Guerrajustificada a tran que comparte, con todo el Occidente de su época, el pos
los ojos de Freud (cuyas puntuaciones en este texto, a veces, tulado implícito e ilusorio de una <<progresividad» inmanente a
son francamente anarquistas) por el precio excesivo que las las actividades humanas. Lo mismo es válido en lo concernien
masas pagan por pertenecer a la sociedad civilizada en ténni te al saber. Freud invoca una pulsión de saber ( Wisstrieb) , arrai
nos de privaciones reales y de frustraciones pulsionales. Al mis gada en la curiosidad sexual infantil (trabajada por las pregun
mo tiempo, especialme n te en El Malestar , estas pulsiones ya
...
tas: ¿de dónde vienen los niños? ¿de dónde viene la diferencia
no son solamente sexuales (o libidinales) sino también, y so de los sexos? ) ligada a una pulsión de dominio. Pero, si bien
bretodo, agresivas, dirigidas hacia la destrucción del otro tanto el descubrimiento y la elucidación de las teórías sexuales
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Ct H'lJclius L'astori;ulis E l a vaucc de };¡ iusiguificruci;1
i n (;m t iles es l l llO de los grandes aportes del psicoan;ílisis, no : l lg·t í n d í: 1 pod r:i, : 1 s 1 1 vez, t J·a n s f'o n n a rsc < ' 1 1 p: t d n : . N a d a n ¡ ;is
h ay nada que p c n u i t a �tc b ra r el o rig e n y l a cspcc i l ic idad de c s pcül ico se dice acerca de la niüa. Est;l claro que desde esta
estas extrañas « p ulsimles » , visible mente sin sopo rte n i función ó p tica la si tuación p a t riarcal debe ser postulada como ya c xis
hiol<ígicas o som;í t i cas, y menos ;uín su hist oria. Por 1í l t iliJO, el t < · n t < · (s<· p t u : d l ' ve r a q 1 1 í la reso n a n c i a d l ' l es t ad o de la « h orda
pas;�je de la «democracia p ri m i t iva» de los h e rmanos ( Tótem )' primit iva>> ) y sitnplc m c n l c conde nada a reproducirse const an
TaviÍ) a sociedades divididas de manera asimétrica y a n tagóni t e m e n te. Pero, luego de numerosas alusiones preparatorias que
ca, e n o tros términos el n ac i m i e n to y l a persistencia de la domi
comie nzan en 1 9 1 5, Freucl se ve llevado a reformular comple
nación, permanecen en Fre ud tan enigm;íticos como en los cle t am e n t e su concepción e n <<Algunas co nsecuencias psicológi
m;ís autores que han tratado la cuestión . GIS ele l a d i fe rencia anatómica ele los sexos» ( 1 925) . Las innova
M u c h o m;ís ricos, pero t a m bió1 discu tibles, s o n los aportes cio nes de este tex t o son, en p rimer lugar, el reco nocimiento
de l a concepción freudiana a la cuestión de la d i ferencia y de la del papel de la madre como primer ol�jeto de amor libidinal
desigualdad iusti tuida de los g((neros (sexos ) , o sea de l a o rga para los niflos de los dos sexos y, en segundo lugar, la posición
nización p a triarcal comprobada p r;íc ticame u te en todas las so
cen tral ciada por ambos al descubrimien t o de que la niflita está
ciedades c onocidas. El sexo anatómico p uede dar cuenta de l a
<<castrada» ( sic) y en consecuencia el desprecio que sufre de
dife rencia iustituida de l o s géneros, p e r o n o de la domiuación
parte del muchac h i t o como de s í misma y la imborrable envi
de u n o sobre el otro ( aun cuando ésta a veces sea, c 11 ciertos
dia del pene que la domin ani de ahí e n tmis. Pero tratar ele
aspectos y e n parte, sólo apare n te ) . La insti tución de l a socie
hacer de estos hechos psicológicos el fundamento de la insti tu
dad debe asegurar relaciones reguladas ( hasta qué p u n to es
ción patriarcal es, una vez tm\s, una pe tición de principio. Que
otra c uesti ó n ) de rep roducción sexuada, e instaurar h o mbre y el pene o ütlo est(� investido a los oj os ele los niiios de este valor
mujer como polaridades i ndivisibles y fuertem e n te asimétricas. cen t ral (y no, por ejemplo, el vien tre lleno de una nnuer e mba
Pero pasar ele la necesidad de esta asime tría a una necesidad ele
razada) presupone ya la valoración ambiente (social) de la mas
dominación de un gét; e ;·o p o r el o tro es un sofisma análogo al
cul in idad. Tampoco puede dar cuenta del patriarcado el papel
q ue p re tende pasar de la necesidad ele una diferenciación y
i ncw;s tiomtblemente c.<;encial del padre en la maduración psi
articulación i n ternas de la sociedad a la supuesta necesidad de
cosocial del nifl o . La caracte rística decisiva del patriarcado es
una división antagónica y asimétrica. Freud insiste, con toda la con tracción en una sola persona de cuatro roles: genitor bio
razón , e n l a bisexualidad ps Íquica de los h umanos y admite,
lógico, obj e to del deseo de la madre que rompe el estado fusio
tardíame n te , la relatividad de las nociones de <<actividad>> y de na! que tiende a inst<Íurarse e n tre ésta y el niüo ( cualquiera
<<¡)asividad>> e n el ;.\ mbi to psíquico. Estas
.
ideas hacen <.Hí n más e¡ u e sea el sexo ) , modelo ident ificatorio para los varones y del
..
ardua la t area de <<exl)licacion» del ¡)atriarcado. Postula, en una
o bj e to s e x u al valorizado para las n i ii.as, p o r tíl ti m o y sobre
primera fase de su obra (q � 1e va hasta 1 9 25 ) , una situación <<exac
to d o , i n s t a n c i a de poder y re p rese n ta n te de la ley. Se p u ede
t a m e n t e an;\loga» c n t n� d n i fH) y la n i iia (Frcud 1 �)00; l �l l G-
. a 1 · gi'l i r q u e c s l < t c o n t ra c c Í <Í i l es c c o J HÍ i l l Í c a ( a u n q u t : no h a
1 9 1 7; 1 92 1 ; 1 923; e[ la Editor 's Note en Freud, 1 9 25 ) , ambos bría <¡tic olvidar los c o s to s q u e e l l a i m p l i c a ) , p e ro no se p o
comprendidos e n e l complej o d e Edipo. E l nifio debe abando
d r ía sosteuer q u e es i n e l u c table. En todo caso , no p u ede
nar a l a m adre como obj e to de :imor y e l deseo correspondien h a b e r n i n g u n a d u ela e n c u a n to al sesgo p a triarcal de Freud
te de eliminar al padre, a n t e lo que vive como una amenaza de l l l i S l l i O , CX J l l'(' S :t d o C ll su j u icio de q u e Jas l l i i U C res serÍan ll1 U
castración iniligida por éste, y se refugia en la esperanza de que c h o menos cap:,n·s de sublimar que los hombres, en el m i to de
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181
Come/ius Castoriadis
El amnce de la insignificancia
historicidad.
cursiones en estos ámbitos (que podrían ser consideradas como
Este libro (punzante tanto por su contenido como por las
primerás tentativas, que vienen de <<yapa» de alguien que reco
circunstancias históricas de su composición entre 1 934 y 1938)
noce y repite que sus preocupaciones y su saber se sitúan en
aspira a explicar el nacimiento del monoteísmo así como las
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1 83
1�1 a vaucc ck /a insignJ!ic:uJcia
circu11st:mcias de su adopció11 por el p ueblo j ud ío, las razones 5. La cuestión de saber si el psicoanálisis puede contribuir
del apego extraordinario ele este a su religió11 y su psicología al pensamiento político propiamente dicho puede ser rcfonnula
colec tiva hecha a la vez de o rgullo y de la perpetuacióu de una da en muchas o tras , estrechamen te l igadas o más bien como
culpa inconscicut e . Rico, como todos los escri tos de Fre ud, en simples aspe c tos yuxtapuestos de la misma interrogación: ¿el
ideas fltscinantes, fracasa en su p ropósito central. l�stc es la elu psicoamilisis tiene algo que decir sobre las instituciones desea
cidación de los o rígenes del monoteísmo. Ahora bien , parado bles (o condenables; pero esto vuelve a lo mismo, ya que en los
ja generalmente no seflalada, Freud postula explícit amente que dos casos p resupone la afirmación de una norma) ? ¿Tiene algo
c u a n d o su historia com i e n za e l monot<:ísmo ya cst;\ inventado que decir sobre una normalidad diferente a la <<positiva» (defi
(culto del «Sol» tínico i ntroducido por Akhnaton; hecho histó nida con respecto al marco de una sociedad dada) del ser h u
ricamente comprobado) y que <<Moisés•• , p ríncipe egipcio del mano? ¿Sabe algo sobre sus p ropios fines, más allá del alivio del
entorno de Akhnaton, lo transmite a los hebreos después de la sufrimiento psíquico o ele una adaptación de los st�etos al or
derrota de la nueva religión en Egipto . ¿Por qué Aklmaton ha den social instituido? ¿Hace aparecer límites a los eventuales
bía inventado el mono teísmo? Segtín Freud, porque Egipto se esfuerzos para una transformación que m ej ore a la sociedad?
había transformado en un «gran imperio» que alcanzaba las Al no poder tratar aqu í sistemáticamente estos diferentes mo
.
fron teras del mundo conoc; ido en ese entonces, con un poder mentos, nos limitaremos a seúalar algunos puntos que creemos
absoluto concentrado e n la persona del Faraón. Explicación a esenciales.
la vez banal, lógicamente i nsostenible ( los chinos, los romanos Freud n unca disimuló su actitud fue rtemente crítica con
y tan tos o tros tendrían que haber sido monoteístas) y sin rela respecto a instituciones sociales ele su época ( idénticas en su
ción con la idea tant as veces repe t ida de que el Dios tínico sería esencia a las de la nuestra) . Condenó repetidas veces la hipócii
u n a p royección de l a i n tago i n fa n t i l d e l p a d re . ! ' e ro los he breos t a m o r: d sexual oficial, el « e xc e so de represión p 1 1 l s i o n a l » , la
(en la vena de la « hostilidad de las masas a la civilización» ya obligación impuesta por la civilización al individuo de «vivir
plan teada: en El Porvenir. . . "y en El !vlalcswr. . . ) encuentran into por encima de sus medios psíquicos», y, sin ambigüedad, las
lerable la represión ¡misional exigida por la nueva religión y su grandes desigualdades económicas. Esta actitud est;i p resente
liberador, y matan a éste. El «retonw» de este asesinato repri hasta el final. En El Porvenir. . . y én El Malestar. . . , evoca la posi
m i d o ( siglos después de haberse cometido) y la c u l p a que lo bilidad de un examen psicoanalftico de la «patología de las for
acompaúa explicarían la ii nneza o rigidez del apego tk los he maciones colectivas» , tiene la esperanza de la «superación del
breos a su religión y varios o t ros ,,j·asgos" de este p ueblo, en inümti lismo» (con respecto a la ilusión religiosa) , recurre a
part icular su <<espiritualidatl» . Pero es difícil de admi ti r que, si nuestro «dios Logos» y espera un nuevo sobresalto ele Eros con
bien los egipcios había.n matado a Akhnaton (en lugar de po tra Thanatos, con tra la agresividad y la destructividad que ca
ner a su hijo b<� o tutela ctespués de su muerte ) , se habrían trans racterizan las relaciones intra e ínter-sociales. El mito totémico
formado en casi-hebreos. N ada liace inteligible t ampoco la con mismo se resuelve por medio de la instauración de una institu
tinhación/alteración del monoteísmo en los cristianos y e n los ción igualitaria, la <<democracia pl'iwitiva de los hermanos» ( las
musulmanes. Como en el «mito cien tífico» de Tdtcm y Tab r í, hermanas, cvicie ntcmente, quedan apartadas) . Pero esta demo
el hecho masivo de la creación histórico-social es at¡uí obj e t o cracia est<í sos t c u ida por la totemización del padre asesinado;
de u n a ten tativa de ocultación por medio de «recollst.ruccio lo que se puede gc 1 t cralizar cómo la totemización de cualquier
nes>• supuestamente intdigihks y de hecho m;.ís t¡ l l c fdgiles. artefacto imag i! ¡ ; ¡ rio i nstituido, instancia imaginaria garante de 1
1
184 1 85
Comc/ius Casrol"iadis El a'Vl!nce de la insignificancia
Por cierto, la anti nomia 11 0 es absoluta, e incluso se podría lle La biografía chisica de Freud es: Erncst Jones, Sigm u n d
gar a decir que es especulat iva; pero el eclecticismo c hato y Frcud, Liü: and Work, 3 vol . , 1 955-1 957; trad. fr. PUF. Ed. Cast:
vacío de la cultura <<un iversal>> del Occiden t e co!l te mpodneo Paidós, Buenos Aires, s/f. M<is recientemen te: Peter Gay, Frc ud ,
Otras obras:
Bastidc, R. ( 1 950 ) , Sociología y Psicoamílisis, PUF.
¡,
Cápítulo X
este aspecto, denominaremos poder instituyente. Poder que d e l �lerrumbe de regímenes d e l Este. S i n un mínimo d e adhe
nunca es plenamente explicitable; este se ejerce, por ejemplo, sión, aunque sea de una parte del pueblo, a las instituciones, la
de modo que todo n�cit(n nacido e n la sociedad sufre mediante coerción es inoperante. A partir del momento en que, en el
su socialización la imposición de un lenguaje; pero un lengm�e ejemplo de los regímenes del Este, la ideología que se queda
n o es solo un lengu;�je , es 1111 lll l i J Hio. Asimis mo sufre la i m po imponer a la población se desgastó, luego se derrumbó e hizo
sición de conductas y comportamientos, de atracciones y de surgir su infinita chatura, a partir de ese momento, la coerción,
repulsiones, etc. Este poder instituyente nunca puede ser expli está condenada a corto plazo, al igual que los regúnenes que la
citado completamente, e n gran parte queda oculto e n los tras ejercían, al menos e n un mundo como el mundo modemo.
fondos de la sociedad. Pero al mismo tiempo toda sociedad E ntre las significacione s que animan las instituciones de una
instituye, y no puede vivir sin ins t i tuir, un poder explícito, a lo sociedad, hay una particulannen te importante: la que concier
que yo ligo la noción de lo político; en otros términos, constitu Be al origen y al fundamento de la institución, o sea a la natu
ye instancias que pueden emiti r exhortaciones sancionables raleza del poder instituyente, y a lo que llamaríamos en u n
lenguaje moderno anacrónic o , europeocéntric o o, en rigor,
explíc i ta y efectivamente. ¿Por qué un poder semejante es ne
sinoc<�ntrico, su legitimación o legitimidad. En este sentido,
cesario, por qué pcrlcm:cc a los pocos casos universales de lo 1
tenemos que hacer una distinción esencial, cuando inspeccio
histórico-social? Lo podemos entender en primer lugar com
namos la historia, e ntre sociedades heterónomas y sociedades
probando que toda sociedad debe conservarse, preservarse ,
en las que el p royecto de autonomía comienza a surgir. Llamo
defenderse. Ella es puesta en cuestión constantemente, prime
sociedad heterónoma a una sociedad en la que el nomos, la ley,
ro por la evolución del mundo, el inframundo tal cual es antes
la institución, está dada por otro, lwteros. De hecho, lo sabe
de su construcción socüil. Está amenazada por ella misma, por
mos, la ley nunca está dada por otro, siempre es la creación de
su p ropio imaginario que puede resurgir y cuestionar la institu
la sociedad. Pero, e n la abrumadora mayoría de los casos, la
ción existente. Jambién está amenazada por las transgresiones
creación de esta instituciÓn es imputada a una instancia extra
individuales, resultado del hecho ele que e l mícleo de cada ser
' social, o , en todo caso, que escapa al poder y al actuar de los
humano posee una psique singular, irreductible e i ndomable.
humanos vivientes. Inmediatamen te se hace evidente que, du
Por tí! timo, está amenazada, e n principio, por las o tras socieda
rante tanto tiempo como ello se sostenga, esta creencia cons
des. También y sobre todo, cada sociedad est<i sumergida e n
tituye el mejor medio de asegurar la perennidad, la intangibili
u n a dimensión temporal indominable, un futuro que está por
dad de la ins t i tución. ¿Cómo puede usted cuestionar la ley, cuan
hacerse, relativo al cual no solo hay enormes incertidumbres,
do la ley fue dada por Dios, como puede decir que la ley dada
sino decisiones que deben ser tomadas. por Dios es i r� usta, cuando justicia no es otra cosa que un nom
Este poder explícito, del cual hablamos en general cuando bre de Dios, como verdad no es o tra cosa que un nombre de
hablamos de poder, que concierne a lo político, reposa esen Dios, <<pues ttí eres la Verdad, la Justicia y la Luz»? Pero esta
cialmente no en la coe¡-ción -'-evidentemen te siempre hay en fue n te evidentemente puede ser otra que Dios: los dioses, los
mayor o en menor medida co«Tción, la cual , sabemos, puede héroes fundadores, los ancestros, o de instancias impersonales ,
alcanzar formas monstn tosas--, sino sobre la i n t e riorizac i ó n , pero tamhió 1 ext ra-sociales en la misma medida, como la Na
p o r l o s i ndividuos sociahpenw fabricados, de las significacio turaleza, la Razón o la Historia.
nes instituidas por la sociedad considerada. No puede reposar Ahora bien, en esta inmensa masa histórica de sociedades
en la simple coerción como lo demuestra el ejemplo reciente h e te ró n o m as, so brevi e n e umi. ruptura en dos ocasiones, y
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Comclius Castoriadis
El avance de la insignificancia
abordamos así nuestro tema. Estos dos casos están representa
dos por la Grecia antigua de un lado, y por la Europa occiden no se detiene en una concepción de lo que es lo justo, lo igual
tal a partir del primer Renacimiento (siglos XI y XII) que los o lo libre, dada de una vez por todas, sino que se instituye de tal
historiadores aún incluyen erróneamente en la Edad Media, manera que las cuestiones de la libertad, de la justicia, de la
del otro. En los dos casos, encontramos el comienzo del reco equidad y de la igualdad siempre puedan ser re-planteadas en
nocimiento de hecho de que la fuente de la ley es la sociedad el marco del funcionamiento «nonnah> de la sociedad. Y, por
misma, que hacemos nuestras propias leyes, de donde resulta distinción con lo que llamé unas l íneas más arriba lo político,
la apertura de la posibilidad de interrogar y cuestionar a la ins es decir lo que se refiere al poder explícito en toda sociedad,
titución existente de la sociedad, que ya no es sagrada, o en hay que decir que la política -no confundir con las intrigas de
todo caso no es sagrada de la misma manera que antes. Esta palacio o con la buena gestión del poder instituido, que exis
ruptura, que es al mismo tiempo una creación histórica, implica ten en todas partes- concierne a la institución explícita global
una ruptura de la clausura de la significación tal como fue instau de la sociedad, y las decisiones concernientes a su futuro. Tam
rada en las sociedades heterónomas. Ella instaura de una sola bién es creada por primera vez en estos dos dominios históri
vez la democracia y la filosofía. cos, como la actividad lúcida, o que se pretende lúcida, o que
¿Por qué hablar de la clausura de la significación? El térmi se pretende tan hícida como sea posible, que aspira a la institu
no de clausura tiene aquí el sentido muy preciso que tiene en ción explícita global de la sociedad.
matemáticas, en álgebra. Se dice que un cuerpo algebraico está Diré que una sociedad es autónoma no solo si sabe que ella
cerrado cuanto toda ecuación algebraica que puede ser escrita hace sus leyes, sino si está en condiciones de volver a ponerlas
en este cuerpo, con los elementos del cuerpo posee soluciones explícitamente en cuestión. Asimismo, diré que un individuo
que también son elementos del mismo cuerpo. En una socie- es autónomo si pudo instaurar otra relación entre su incons
_
dad en la que hay clausura de las significaciones ninguna cues ciente, su pasado, las condiciones en las que vive -y el mismo
tión que pudiese plantearse en ese sistema, en ese magma de en tanto iristancia reflexiva y deliberante.
significaciones, carece de respuesta en ese mismo magma. La No podemos hablar hasta hoy de una sociedad que haya sido
ley de los Ancestros tiene respuesta a todo, la Torah tiene res autónomo en el sentido pleno del ténnino. Pero podemos de
puesta a todo, lo mismo sucede con el Corán. Y si quisiéramos cir que el proyecto de autonomía social e individual surge en
ir más allá, la cuestión ya no tendría sentido en el lenguaje de Grecia antigua y en Europa occidental. Desde este punto de
la sociedad en cuestión. Ahora bien, la ruptura de esta clausura vista, hay un privilegio político de este estudio, de la investiga
es la apertura de la interrogación ilimitada, otro nombre para ción que versa sobre estas dos sociedades porque su dilucida
la creación de una verdadera filosofía; esta difiere totalmente ción, independientemente de sus o tros intereses -histórico o
de una interpretación infinita de los textos sagrados, por ejem
filosófico en sentido estrecho-. nos hace reflexionar política
plo, que puede ser extremadamente inteligente y sutil, pero
mente. La reflexión sobre la sociedad bizantina, o la sociedad
que se detiene ante un último dato indiscutible: el Texto debe
rusa hasta 1 830 o 1 860, o sobre la sociedad azteca, puede ser
ser verdadero ya que es de origen divino. Pero la interrogación
fascinante, pero desde el punto de vista político (en el sentido
filosófica no se detiene ante un tíltimo postulado que no po
de la política) , no nos enseña nada, ni nos incita a pensar hacia
dría ser nunca cuestionado.
adelante.
Lo mismo es válido para la democracia. En su verdadera signi
Entonces, Grecia. ¿Qué Grecia? Aquí, es necesario ser rigu
ficación, la democracia consiste en el hecho de que la sociedad
roso, incluso severo. En mi perspectiva, la Grecia que importa
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199
El avaucc ele la in.,iguilicaud;¡
es la Grecia que va del siglo VII al siglo V. Es la fase durante la cuestiones de interpretación. Esta realidad nos llega a veces con
cual la polis se crea, se instituye y, en alrededor de la mitad de un mínimo de difracción, como cuando se trata de las leyes
los casos, se transforma más o menos en polis democnttica. Esta mismas; a veces con una difracción que queda por definir, como
fase termina con el fin del siglo V; hay más cosas importantes con los historiadores, Heródoto y sobre todo Tucídides, quie
que suceden en el siglo IV e incluso después, especialmente nes en este sentido son infinitamente más importantes que Pla
tenemos la enorme paradoja de que dos de los tmís grandes tón, u otros, como los tnígicos y los poetas en general. En cuan
filósofos que hayan existido, Platón y Aristóteles, son filósofos to a las filen tes relativas al mundo occidental, su extraordinaria
del siglo IV, pero no son filósofos de la creación democrática abundancia excluye una descripción, siquiera somera.
griega. Diré algunas palabras sobre Platón más adelante. Aris Voy a a proceder de manera algo esquemática y aparente
tóteles es doblemente paradójico, pprque es, en algtín sen !ido, mente arbitraria, yuxtaponiendo, lo más brevemente posible,
«anterior» a Platón, y para mí, es demócrata; pero incluso Aris lo que considero como rasgos fundamentales instituidos del
tóteles reflexiona sobre la democracia, y hay ya creaciones de la imaginario político g1iego, es decir del imaginario en tanto se
democracia que él no comprende verdaderamente, siendo el ejem encarna en las instituciones políticas, y del imaginario político
plo más contundente la tragedia. Escribe ese texto genial que moderno.
es La Poética, pero no capta lo esencial de la tragedia. l. Relación de la colectividad con el poder. Vemos inmedia
Inmediatamente resulta que nuestras fuentes, cuando re tamente la oposición entre la democracia directa ele los Anti
flexionamos acerca de la política griega, no pueden ser los filó guos, y la democracia represen tativa de los Modernos. Se
sofos del siglo IV y, en todo caso, ciertamente no Platón, imbui puede medir la distancia entre estas dos concepciones al sefia
do de un odio inerradicable hacia la democracia o hacia el lar que en Grecia ant.igua, en derecho público en todo caso, la
Demos. A menudo estamos muy consternados al ver sabios idea ele representación es desconocida, en tanto que en los
modernos, que por otra parte han aportado mucho a nuestro Modernos está en la base de los sistemas políticos, o excepto en
conocimiento de Grecia, buscar el pensamiento político en Pla los momentos ele ruptura (por ejemplo, Consejos obreros, o
.
tón. Es como si uno buscara el pensamiento político de la Re Soviet� en su forma inicial) cuando se rechaza una alienación
volución francesa el) Charles MamTas, manteniendo las pro del poder de los representados por los representantes, y cuan
porciones en cuanto a b. dimensión espiritual de los dos auto do los dekgados. indispensables de la colectividad no solo son
res. Por supuesto, Platón deja aparecer por momentos lo que elegidos sino que permanentemente son revocables. Ciertamen
era la realidad de la democracia, p<>r ejemplo en el discurso de te los griegos, " me limitaré al caso de los atenienses ya que es el
Protágoras en el dhilogo del mismo nombre, discurso que ex que conocen � >S mejor, tienen magistrados. Pero estos magis
presa admirablemente los topoi, los lugares comunes ele las trados se diviuen en dos categorías: los magistrados cuyas fun
creencias y del pensamiento dhnocráticos del siglo V. Se sabe ciones implicau una especialidad, que son elegidos; y, como el
que los dejó aparecer para refutarlos después, pero eso poco quehacer, quiz<i no exclusivo pero cen tral, de las ciudades grie
importa. Nuestras fuentes no j)ueden ser m<ís que la realidad gas es la guerra, la especialidad más importante es la que con
,,
,r
de la polis, realidad ,que es expresada por s u s leyes. Allí, cierne a b gue rra, entonces se eligen a los estrategas. Toda una
' 1
también y sobre todo, l� ay un pensamiento polít ico instituido, serie de o t ros 1 n :q.;ist rados, de los cuales varios son importan
materializado, encarnado. Tarhbién deben ser buscadas en la tes, no son ckg ídos, llegan a magist rados por sorteo, o por ro ta
sistema
práctica de la polis, en su espíritu. Ciertamente, siempre hay ción, o pm· 1111 que combina ambas cosas, como cuando
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Cornelíus Castoriadis El avance de la insignificancia
el cual los gobiernos so n casi o m n i p o te n tes, comprobamos u n a momento dado; bastaría e n tonces con un sorteo ) . En el i magi
ocul lación d e l gobierno e u e l imaginario y c u la teo ría p o lít ica nario moderno, los expertos est<ín prese n tes en todos los ámbi
y constitucional detr�ís de l o que llamamos e l poder ••ejecu ti tos, la p o lítica est<í p ro fe s i o n a lizada, la p re tensión de u n a
vo••, lo que const i wye una mistificación y un abuso de Iengu<�jc cpiswmé política, de un saber político aparece awlque e l l o en
fan tástico. Pues e l poder ej ecutivo no ••ejecuta » nada. Los esca general n o sea proclamado en l a plaza ptíblica ( o tro caso de
lones inferiores d e la a d m inistraci ó n , e n cambio, ejecutau en duplicidad ) . Es necesario destacar que e l primero, al menos
el sentido de que aplican, o se supone que aplican, reglas p ree que yo conozca, que se atreve a presen tarse con todas las pre
xistentes ordenando el cumplimiento de tal acto específico a tensiones a n te u n cpistcmé político evidentemente es Platón.
parti r del m o m e n to en que las condicio nes definidas p o r la Es Platón q uien proclama que hay que tenni nar con esa abe
regla est<ín dadas. Pero cuando el gobierno declara l a guerra, rración que consti tuye el gobierno por hombres que no están
no ej ecuta n i nguna ley; ac tt1a en un c o n texto muy amplio, el sino en la doxa, y confiar la politcia y la conducción de sus
con texto de u n a ley que le reconoce ese «derecho » . Y lo hemos asu n tos a poseedores del verdadero saber, los lilósofos.
vis to en la realidad, en los Estados U n idos con la gue rra de
Viet uam, Pauani<Í, G ra n ad a , y p robablem e n te lo vamos a vol 4. En el mundo antiguo, se reconoce que es la colectividad
ver a ver con e l caso del golfo Pérsicoa , el gobierno puede ha misma l a que es l a fue n te de la institución , al menos de l a insti
cer la guerra sin declararla después de l o cual el Co ngreso no tuci ó n política propiamente dicha. Las leyes de los atenienses
puede sino aprobarla. Esta ocultación del poder gube rnamen c o m ienzan siempre con la famosa chíusula: ccloxc le boulc kai
tal, la pretensión de que el gobierno no hace s i n o <<ejecuta r .. ró dcmó, le pareció bien al Consejo y al pueblo . . . La fuente
las leyes (¿qué ley ••t:j ecuta» el gobierno cuando p repara, p ro colectiva de la ley cs t<í explici tada. Al mismo tiempo , compro
pone o impone un p resupues t o ? ) no es m<ís que una parte de bamos esta situación extraila de la religión en el mundo griego
(y n o sólo en las ciudades democníticas) : la religión tiene una
l o que se puede llamar duplic idad instituida en e l m u n d o nlo
fiterte prese ncia, pero es una religión de l a c iudad, y se la man
derno, de la cual m:cís adelante veremos otros eje m plos.
tiene a distancia de los asuntos comunes. N o creo que se en
E n el mundo a n tiguo, los expe rtos existen, pero s u d o m i n i o
cuen tre una sola instancia en la cual una c i udad habría envia
es la tcclmé, dominio en el que se p u e d e utiliza r u n saber espe
do clclegaclos a Dclfos p reguntando al odculo: ¿qué ley debe
c i alizado y en el que se p uede distinguir los m<:jores y los no tan
mos votar? Se pudo preguntar: ¿habd que l ibrar una batalla
buenos: a rq u i tectos, construc tores navales, c te . Pero no hay
aquí o allá? o e n tíltima instancia: ¿tal persona sería un buen
expertos en el ámbito político. La p o l ítica es el d o m i n i o de la
legislador? -pero nunca algo que verse sobre e l c o n t e n id o
doxa, de l a opinión, no hay e¡)islcmc p o l ítico n i tcclmé p o l íti
d e u n a l e y . E n e l m u n d o m o d e r n o , c i e r tamente tenemos e l
co. Es por ello que las dm:ai, las o p i n iones ele todos, en u n a
avance bastan t e di(icultoso, pero q u e irrumpe en 1 776 y en 1 789,
primera aproximación s o n equivalen tes: luego de la discusión,
de la idea de soberanía del pueblo, y coexiste con residuos reli
hay que votar. Notemos al ¡'lasar este p u n to absolutamente fu n
giosos; al mismo tiempo la t e n tativa de fundar esta soberanía
damental: e l postulado de l'a equivalencia, prima Jiu:ic, de todas
del Jlllcblu en () t ra cosa que ella misma, que atín subsis t e : .,e)
las doxai es la línicajust ific;oición del principio mayoritario (ade
derecho 11at urah , la Razón y la legitimación racional, las leyes
m <ís ele procesal : hay que term i n a r con la discusión en un
h istóric:.!s, e t c.
5 . Fu el l
l l ll llc l o antiguo no hay «constitución» propiamente
dicha. E n t o ! l( <·s sttrge el problema crucial, a partir del momento
• Conferencia pronunciada el 29 de octubre de 1 990.
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Comelius Castoriadis E l avance d e la insignificancia
en que se sale del mundo sagrado, de la significación imagina unas veinte enmiendas y una guerra civil, pero en la mayoría de
ria de un fundamento transcendente de la ley y de una norma los otros casos estas constituciones (actualmente hay alrededor
extra-social de las nonnas sociales, de la autolimitación. La de de ciento sesenta «Estados soberanos>> , miembros de las Nacio
mocracia es sin duda alguna un régimen que no reconoce nor nes Unidas, dotados casi todos de «Constituciones» ; resulta du
mas provenientes del exterior, y ella debe plantearlas sin poder doso que unos veinte de ellos pudieran ser calificados de «de
apoyarse en otra nonna. En ese sentido, la democracia es cier mocráticOS>>, cualquiera que sea la extensión que se le dé a este
tamente un régimen trágico, sujeto al lwbris, lo sabemos y lo término) no son más que borradores de papel.
vemos en la última parte del siglo V en Atenas, la democracia Por supuesto, se supone que estas constituciones responden
debe hacer frente a la cuestión de su autolimitación. Pero la al problema de la autolimitación; en este sentido, no se puede
necesidad de esta autolimitación es reconocida claramente por por cierto rechazar la idea de constitución, o de un Bi/l ofrights.
las leyes atenienses. Existen procedimientos claramente políti Pero también es muy fuerte la ilusión constitucional, la idea de
cos, como esa institución extraña y fascinante que es la graphe que basta con tener una constitución para que las cuestiones
paranomón, es decir la acusación de un ciudadano por otro estén arregladas. Nada lo demuestra mejor que la famosa «Se
ciudadano porque aquel habría hecho adoptar por medio de paración de los poderes>>, proclamada prácticamente en todas
la Asamblea una ley ilegítima (pensemos en los abismos que las constituciones modernas, pero que es más que problemáti
abre esta cláusula) . Existe la separación estricta de lo judicial y ca. En primer lugar, detrás del poder legislativo y del poder
su poder que se fue desarrollando, y que hace que en el siglo IV «ejecutivo>> , está el verdadero poder político, al que general
Aristóteles diga de Atenas casi lo que uno diría de los Estados mente no se menciona (como en la actual Constitución france
Unidos contemporáneos, a saber: que el poder judicial tiende sa) más que nominalmente: el poder de los partidos. Cuando
a devenir superior a los o tros. Por tíltimo existe, y lamentable Margaret Thatcher propone una ley al Parlamento británico,
mente no puedo extenderme sobre este vasto tema, la tragedia. este Parlamento va a ejercer su función de «poder legislativo>>;
Sus significaciones múltiples están lejos de reducirse a esta, pero pero es el partido de Margaret Thatcher el que va a votar esta
la tragedia posee también una significación política muy clara: ley. Luego Margaret Thatcher vuelve al 1 O Downing Street,
el llamado constante a la autolimitación. Pues la tragedia es cambia de vestido, se transfonna en jefe del «ejecutivo>> y envía
también y sobre todo la exhibición de los efectos de la hybris, y una flota a las Malvinas. He aquí la «separación de los pode
más que eso, la demostración de que pueden coexistir razones res>> . No hay separación de poderes, es el partido mayoritario el
con trarias (es una de las «lecciones» de Antígona) y que no es que concentra el poder legislativo y el poder gubernamental
obstinándose en la razón (mon os phronein) como se hace po (mentirosamente llamado «ejecutivo>> ) , y en ciertos casos, la
sible la solución de graves problemas que pueden aparecer en mentablemente como Francia e incluso Inglaterra, el gobierno
la vida colectiva (lo que no tiene nada que ver con el consenso maneja al poderjudicial: la dependencia del poder judicial con
blando de la época contemporánea) . Pero por encima de todo, respecto al gobierno en Francia es escandalosa, no solo en los
la tragedia es democrática en el hecho de que conlleva el re hechos, sino también en los textos. En cuanto a los partidos
cuerdo constante de la mortalidad, a saber, de la limitación mismos, estructuras burocráticojerárquicas, estos no tienen
radical del ser humano. En los Tiempos modernos, existen nada de democrático.
<<constituciones fonnales>>; en algunos casos excepcionales, estas 6. Detrás de estas instituciones políticas, están las significa
constituciones pennanentes, como en los Estados Unidos co � ciones imaginarias políticas subyacentes. Lo que domina todo
206 207
Con1diz1s Castodac/i... 1�1 a vauce ele la insiguilicanci;t
lo dem;ís, en la Antigüedad, es la idea: la ley somos nosotros, la importantes a las condiciones de esta participación. La comu
polis somos nosotros. Dominando todo lo dem;ís e n los Tiempos n idad política est.<i limitada a los adultos libres machos; exclu
modernos, es t á la idea: el Estado son ellos. Us-tlJem, se dice e n sión total d e las nnüeres, exclusión, ciertamente, de los escla
Inglaterra. U n índicador caracte rístico es la idea d e la delación: vos y de los extrar�jeros. E n los Tiempos modernos, la sitÍmción
110 se supone que uno va a denunciar a alguien que cometió un
es totalmente d i ferente. E n t eo ría, los miembros de la colectivi
delito, o incluso u n crimen. ¿Por qué? ¿No es vuestra ley, la que
dad política que viven en un territorio dado poseen todos los
ha sido violada? E n Atenas, se sabe, cualquier c i udadano puede
derechos políticos, con reserva con respecto a su edad y a su
llevar a n te los tribunales a otro, no porque este lo h ab ría lesio
nacionalidad; hay una vocac ión de un iversalidad -derechos
nado personalmente, sino porque viola la ley ( a dikci) .
humanos, e t c .-, aunque en la practica existen grandes limi ta
7.
ciones a la participación política (sin mencionar la larga lucha
En los Antiguos, se comprende clarame l l t e , y se repite
por los derechos políticos d e las nnü e res que, históricame n te ,
constantemente, que la sociedad forma al i ndividuo. F;ícilmen
acaha apenas d e co!lcl uir, pero con resul t ados muy limitados
tc se mult iplicar;ín las c i t as: Sim<Ínides, Tucíd ides, Aristó teles.
De allí el peso enorme que recae sobre la paiadcia, la educa
<:11 la n:alid ad ) .
una sociedad o un Estado ( ¿pod ría n o haberlo hecho, i ncluso para reducirlas al absurd o ) . E n los Tiempos modernos, y a m i
nocio na lmen te o l ranscewlc n t a h n e n t e?) . De allí las ideas dd e n t e n d e r e s d i n m enso a p orte d e Euro p a , hay u n a extra o n l i
individuo contra el l�stado o la sociedad, y d e la sociedad civil naria apertura, y de d e recho ilimitada, de la actividad institu
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Cornelius Cascoriadis
El avance de la insignificancia
mento en que u n o est<í e n hyhris, y e n tonces los dioses o las es para decir que hay que volver a los griegos, n i siquiera que l a
cosas i n t ervie nen para aplastarlo. E11 los Modernos, el fa n t as creación griega e n este aspecto importe más q u e l a moderna.
ma de la i n m o rtalidad p e rsiste, incluso después del descHcan Destaqué cie rtos aspectos, podría hacerlos con muchos otros,
tamiento del mundo. Fan tasma transferido al progreso i ndefi en relación a los cuales hay, no una superación -el término
Hido, a la expansión del supuesto dominio racional, y sobre n o tiene sentido- sino l a aparición con la modernidad de algo
todo manifiesto e11 la ocul tación ele la muerte que es cada vez fu ndame n t al para nosotros: un cuestionamiento mucho 1mís
radical, una u n iversalización cf(xtiva hasta u n cierto punto, no
m<ís característica de la t{poca c o ntempor<ínea.
porque es llevad� a cabo, sino porque está plan teada exp l íci ta
1 5. En los Antiguos hay una o n tología implícita, e n las opo mente como una exigencia. M i conclusión es que tenemos que
siciones ele chaos y cosmos, de ph usis y nomos; el ser es tanto ir m<ís lejos que los griegos y que los modernos. Nuestro p ro
caos, a la vez en el sent ido de vacío ( chaino) y e n el sen tido de blema es el de i nstaurar u n a verdadera democracia en las con
mezcla indefi n ible, como cosmos, a saber: o rdenam i e n to visi diciones contemponíneas, hacer ele esta univesalización que per
manece fo rmal, o, mej o r d i c h o , i n c o m p le ta, e n el m u n d o
ble y bello. Pero ej ser no es e n absoluto <<racional» de un extre
m o d e r n o u n a u n iversalidad sustancial y sustan tiva. Esto sólo
mo al o t ro , u n a. idea semej a n te se excluye e n la c o ncepción
es posible reubicando e n su lugar los <<disfrut es » , des truyendo
griega, ( incluso en Plató n ) . Los dioses y el ser n o se preocupan
la importancia desmesurada que cobró l a economía e n la so
por los humanos, i n cluso se puede llegar a decir, en algtín sen
ciedad moderna y tratando de crear un nuevo ethos, un ethos
tido, lo con trario: tlw thcion ph tlwneron, lo divi n o es e nvidio
centralmente ligado a la mortalidad esencial del hombre.
so, dice Herodoto. Los d ioses n o son n i omi nisc i e n tes n i o m n i
pote n tes. Tampoco son j ustos. Basta con leer la Iliada para ver
Debate �
los c rímenes cometidos por los dioses: Héctor es asesinado e n
función de u n a t riple t1:aicíón d e Ate nea. Ellos mismos, son RotiER-Pot. l)Rorr: Leye ndo el bosquc:jo detallado de su exposi
sometidos a una ley impersimal suprema, la Ananke, que pre ción. t.al como usted me lo envió 1 , tuve la sensación de chocar
para tal vez su destittición, como lo proclama Prom e t e o , y q u e con tres ohst�ku los. Se transformaron en tres interrogac iones,
e s la ley de creación/ dcs t n Ícció n , que Anaximandro expresa que n o ago ta n , en absoluto, la serie de pregun tas que surgen
muy claramente. El mundo lnoderno, no llega a desprenderse e n sus an<H is i s .
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Cornelius Casroriadis E l avance de la insignificancia
Primera dificultad: ¿Cómo articula usted por una parte la universalidad y la ausencia de toda fonna de despliegue racio
singularidad y la contingencia del nacimiento en Atenas de la nal en su concepción de conjunto de la historia humana.
democracia y de la filosofía y por otra parte, la universalidad La segunda dificultad que encontré está ligada a la cuestión
potencial de ese «gennen» griego y su evacuación de una «filo de la eventualidad de una democracia planetaria. Tal como yo
sofía de la historia•• , en el sentido clásico del ténnino? Aclaro lo entendí, su análisis de los diferentes puntos de contraste en
rápidamente los elementos de esta primera pregunta, a firi de tre democracia griega antigua y democracia europea moderna
que el problel'na sea claro para todos. puede desembocar, a grandes rasgos, en la idea de que la pri
Los griegos, y más específicamente los atenienses, son los mera posee una suerte de universalidad limitada pero «plena••
tínicos que constituyeron una sociedad que delibera explícita
mientras que la segunda, que proclama una universalidad ili
mente acerca de leyes que ella misma crea, que emprende su
mitada, está atravesada por conflictos que se sitúan particular
cambio, que prevé la posibilidad de su reformulaicón, que se
mente en las relaciones de los individuos con el Estado, y con la
esfuerza en que sus propias reglas sean visibles, susceptibles de
tecnocracia.
enmiendas y de rectificaciones. Es en Atenas, y en ninguna
Mi pregunta será: ¿En qué tiene que transformarse la de
otra parte, donde se constituyó, en un mismo movimiento, la
mocracia para que devenga efectivame n te u niversal y n o
reflexión acerca de los principios de las leyes -lo justo y lo injus
excluya a nadie , sin distinción d e sexo, d e cultura o de m un
to, el bien y el mal- y acerca de los elementos de esta reflexión
do imaginario?
misma: la razón, lo verdadero y lo falso, lo pensable y lo
El tercer y tíltimo obstáculo que encontré, es lo que llamo la
impensable.
tentación pesimista. No tiene nada que ver con la tentación
Singular y contingente, el nacimiento griego de la práctica
escéptica, a la cual usted muy a menudo trata con una alegre
democrática y de la relexión filosófica, sin embargo, tiene voca
malicia. Lo que yo llamo de esta manera, a mi entender, nace
ción universal. La mptura se produjo en un tiempo y en un
de la convergencia de algunos de sus señalamientos más insis
lugar dados, pero no se halla encerrada en un período delimi
tado ni restringido a un espacio cultural estrechamente circuns tentes. En primer lugar, sus señalamientos sobre esta última
cripto. Por el contrario, se dirige virtualmente a todo hombre mitad de siglo, que tienden a concluir que la época no es nihi
de toda cultura, concierne al devenir histórico de la humani lista, sino simplemente nula, y que ni siquiera es una época.
dad en su conjunto. Todo esto fue dicho miles de veces. Luego, la ausencia de motor oculto de la historia que le penni
¿Dónde está la dificultad? No la hay, o no hay dificultad in tiría recuperar o reciclar todo lo que este siglo tiene de horri
franqueable, a partir del momento en que se postula, como lo ble y de estéril a la vez. «Nadie puede proteger a la humanidad
hace Hegel o como lo hace Marx, la existencia de un sent.ido contra la locura y el suicidio» , escribe usted en algún texto.
de la historia, de una racionalidad dialéctica que explica la Entonces, le pregunto qué hace que usted tenga esperanzas
marcha necesaria de ella. Pero lo menos que se puede decir es y que luche a pesar de todo, no por su inclinación personal a
que no es su caso: la historia no es «Un despliegue racional>•, reír en lugar de lamentarse, porque también se puede ser feliz
según lo que usted dice, y la evacuación de estas visiones de la en la desesperanza, pero entonces en nombre de qué, si se
historia se da ligada a su tesis de la auto-institución radical de puede fonnular, usted resiste y apuesta a que esto no es en vano.
las significaciones imaginarias. No ignoro la desmesura de semejantes preguntas, pero le
Entonces, le pregunto cómo articula el hecho griego, en agradezco que trate de aportar algunos elementos o al menos
su forma última de contingencia absoluta, su potencial de algunas respuestas posibles.
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Comdius Castori�dis El avance dt· la insigniiicauci;J
CoRNEI.IUS CASTORJAilJs: Disculpe mis respuestas iusalisütctorias instituciones, en el sentido verdadero del término, son algo· del
o demasiado b reves. Lo serán ciertamente para m í, pues las orden de lo imperceptible inmanente , al igual que el lenguaje.
pregu n t as f ( ¡n nu la d as son ahsoh l l a mcnt<: h mdamcnt alcs. Abor Sucede q u e algunas de estas idealidades superan su lugar de
daré cOI�j u n tamente la p rimera y la tercera pregunta, que están origen, ya sea e n su ámbito lógico-matemático o en cÍ ámbito
relacionadas, ambas, cou nuestra visión general de la historia, estético. Pero no discutimos aqu í acerca de l a creación de re
no d i ría del ser, sino de l a historia. Del mismo modo que n o glas aritméticas o geométricas, n i de la creación de obras artís
podemos vivir sino a partir d e u n a ética d e l a mortalidad, nues ticas. Nos preocupa otra cosa. Se tra t a de la puesta en cuestión
tra reilexión filosófica misma debe estar profundamen te im de si mism o , individual o colectiva. Ponerse a distancia de sí,
pregnada de esta idea de mortalidad y 110 solo de muerte indi producir esta extralia dehiscencia en el ser de la colectividad
vidual. Si me permite esta expresión gran d ilocu e n te , el ser es así como en e l de l a subjetividad, decirse: «Yo soy yo, pero lo
creación y destrucción: am bas van un idas. Anaximandro lo sa que pienso tal vez es falso » , son creaciones de Grecia y de Euro
bía, pero esto se tuvo muy poco en c ue n ta . Sin embargo esto pa. Es un accidente local. No p uedo ni quiero insertarlo en
est<í en el cen t ro de u n a reilexión acerca de la historia que tra cualquier teología o teleología de la historia humana. Hubiera
taría de salir de esos m i tos escatológicos que consti tuyen los sido pe rfectamente posible que Grecia no h ubiese existido. En
esquemas « progresistas» de la historia, ya sea que se trate de cuyo caso no estaríamos aqu í esta noche, porque la idea de u n
Kant, de Hegel o de Marx. Creo que hay que sali r de eso. debate ptíblico libre, en el q u e cualquiera p uede cuestionar l a
La h u.manidad misma es un accidente local. Las formas que autoridad de cualquier otro, n o habría surgido. N o h a y nada
la humanidad ha dado a su creación son igualmente c o n tin de necesario en esto, hay que admitirlo.
gentes. En estas · creaciones, hay elementos, que dado el con Pero también hay que admitir que e l privilegio de estas dos
j u n t o de las condiciones físicas, por ejemplo, n o son contin creaciones (la griega y la europea) reside en la constitución de
gentes. Somos animales: tenemos que comer y nos tenemos que u n u niversal que ya no es el u niversal lógico o i ncluso técnico.
reproducir, y necesitamos que exista una regulación social de Una hacha sirve en cualquier cultura: si l a gente n o sabe usarla,
estas necesidades. Pero ello no explica la variedad i n fi n i t a de aprende en seguida. Lo mismo sucede con un jeep o con una
las formas en la historia. Siempre estamos condicionados por ame tralladora. La u n iversalidad de la autorreHexividad, en el
el pasado, pero nadie dijo que ese pasado era necesario. Esta plano individual o colectivo, es de otro t ipo. Esta autorreHexivi
creación, por (:j cmplo l a de la democracia ateniense, es con t i n dad, que cst;i en el fundamento de la democracia, es como u n
ge n t e . Pero I Í< " I H" , al n w nos para n oso t ros, c:-w car;íl ' l c r a l >sol t i v i rus o u n ve ne no. Existe u n a susce p t i bilidad de los seres hu
J am e n t e ext raordinario que es el hecho de que esta conti ngen manos a ser «e nvenenados>> por la reflexión, en ser tomados en
cia no impide una suerte de peí·e ¡ midad virtual de ciertos lo este quehacer de la reHexividad, en la reivindicación de la li
gros. ¿Cómo y por qu('? Es la pregu n t a d e Roger Poi Droit.. Es bertad de pensar, y de la libertad de acc ión. Pero esto no perte
�
difícil de detallar, p e 1 0 lo c>� p l icaré e n pocas palabras. nece a u n a naturaleza humana.
1
La sociedad no p'uede v\vir sino creando la significación. Por o tra parte, la institución social puede crear un obstáculo
Signiiicac i ..S n qu•iere decir Idealidad, p e ro n o e n e l sen tido i n franqueable a esta contaminación liberadora. Por ej emplo,
trad i c ional de lá filosofía. La i dealidad aquí sign i fi c a algo para un verdadero musulmán , con toda e l respeto debido a
m uy importan t e , más i m p l)rta n te que las cosas m a teriales, todas las creencias, es evidente que la filosofía no puede e n
u n elemento i m pe rceptible i n m a ne n te de la sociedad. Las absoluto cuestionar e l hecho d e que el Corán e s divino como ¡:
1
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El avance de la insignificancia
Corne/ius C7storiadis
texto. Sobre este punto no hay discusión razonable posible. una tentación pesimista a la cual yo resisto. Por mi parte, no
Cuando uno pregunta, como lo hace Roger-Pol Droit, como vivo en absoluto las cosas así. En la medida en que siga habien
me lo estoy preguntando yo mismo, cuáles son los logros me do gente que reflexione, que cuestione el sistema social o su
diante los cuales las sociedades occidentales pueden iniciar es propio sistema de pensamiento, habrá creatividad de la histo
tos u niversos de creencias, no es posible hallar una respuesta ria sobre la cual nadie puede poner una lápida. El lazo que
general. Tenemos que tener la esperanza de que el ejemplo tenemos con esta creatividad pasa por individuos vivientes. Es
occidental, por más rengo que se haya vuelto, corroa poco a tos individuos existen, aun cuando sean muy pocos actualmen
poco este conj unto de significaciones esencialmente religiosas, te y aun cuando, efectivamente, el tono dominante de la época
que abra las brechas a partir de las cuales pueda comenzar un no es agradable en absoluto.
movimiento de autorreflexión, a la vez político e intelectual.
Dije «Occidente rengo». Me pennito retomar un ejemplo Ptíblico: Si se universalizara la democracia en el planeta en
de mi último libro, porque me viene en seguida a la memoria. tero, ¿no existiría el riesgo de ver desaparecer toda forma de
No se puede corroer las culturas islámicas persuadiéndolas de alteridad, de ver constituirse un mundo sin otro, y, en conse
que Madonna es superior al Corán. Pero lo que se le dice ac cuencia, sin representación de su propia muerte potencial?
tualmente es casi lo mismo. D ichas cul turas no están corroí
das p o r la Declaración de los derechos humanos, sino por GC.: A menudo se piensa que no es posible definirse sino
Madonna o por sus equivalentes. Ese es el drama de Occidente con tra un otro. ¿En qué medida esto es cierto? Este postulado
y de la situación actual. es absolutamente arbitrario. Pero este ténnino, inocente, en
La segunda pregunta presenta un problema inmenso, que
apariencia, se presta a la confusión. En fonología, que yo sepa,
realmente no es posible discutir aquí. ¿Qué querría decir, si se
las labiales no están en guerra con las dentales. Las labiales no
hiciera, la universalización efectiva de las instituciones demo
exigen la muerte de las dentales para existir como labiales. El
cráticas, una democracia planetaria, etc.? ¿Qué presupone? Es
término «oposición>> aquí es un fantástico abuso de lenguaje.
absolutamente evidente que una democracia semejante, presu
Se trata de distinción, de diferenciación.
pone, antes que nada, la aceptación por todos, cualquiera que
Su argumento se sostendría si alguien dijera: «Pido y pro
fueran sus creencias privadas, que una sociedad humana no
pongo una sociedad en la cual no haya ninguna diferenciación,
puede existir sino sobre bases que no están ftiadas por un dog
en la cual todos seamos parecidos. » Allí, usted podría decir, no
ma revelado, cualquiera que fuese. Pero debemos suponer to
que es una utopía ni siquiera una contrac�icción, sino que es
davía mucho más que eso. Y, sobre todo, existen fonnas con
algo del orden de la infradebilidad mental. Una sociedad se
cretas que hay que crear. Pues sería tan desatinado pensar que
mejante no puede existir y no es en absoluto deseable. Es la
se puede aplicar la democracia ateniense a las dimensiones de
muerte... Tal vez Ceaucescu pensaba en eso: donarse para te
la nación francesa como pensar que se podría aplicar, digamos
-aunque no es un modelo- la Constitución de la V' República ner una Rumania con 24 millones de Ceaucescu. Es posible,
al planeta entero. La �istancia en ambos ejemplos es la misma. pero estaba loco. En otras palabras, cada uno de nosotros vive
Es éste, entonces, un campo de creación que el futuro debe por diferencia con respecto a los otros, pero no en oposición a
constituir. los otros. Eso es lo que hay que entender.
Por último, en relación con todo esto, ¿se puede ser pesimis UN AUDITOR: Usted habló del nacimiento de la democracia ate
ta u optimista? Roger-Pol Droit cree ver, en su última pregunta, niense como una mptura en esta clausura de las significaciones
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Comclius Castoriadis El av;¡ucc de la insignificancia
constituida por el universo religioso. ¿Pero esta ruptura puede impactantes-a medida que la democracia se desvanece, devie
ser t o tal alguna vez? ne en o tra cosa. Es Alcibíades. Para Alacibíades, todos los me
dios son buenos para conquistar el poder: votar l a absurda ex
C.C.: Nunca puede haber ruptura total de la clausura, eso es
pedición de Sicilia, traicionar a su patria, pasarse a los Lacede
seguro. Pero existe u n a d i ferencia cuali tativa enorme e n tre u n
monios, darles la estrategia del triunfo para la guerra del Pelo
mundo en e l que hay u n a clausura, tal vez c o n fisuras porque
nunca nada se sostiene absolutamente, y un mundo que abre poneso, pasarse una vez más a los Atenienses, etc. Allí, tiene el
ra total de l a clausura. Incluso e n l a filosofía más radical, siem por e l combate, por la competencia, el agón, e n el cual solo el
pre hay muchísimas cosas que n o pueden ser cuestionadas, y mej o r gana? ¿Y qué hacer con este mismo problema hoy?
Por más que repita «no quiero cerrar » , c ierra al menos en su los atenienses tiene de la democracia es totalme n te relativa a la
fonna de no cerrar, e tc . , es decir que detenn i n a algo. Y la ver idea de que no h ay derecho s i no e n tre iguales. Ahora bien,
dad, es este movim i e n to de ruptura de una clausura tras otra. ¿quiénes son los iguales? Son los machos libres. Eso es bien
No es la correspondencia con algo. claro, en todos lados, tanto e n Tucídides como en todo el mun
do. Y es muy sorprendente ver que Aristóteles, en el libro V de
P.: ¿No es posible pensar que los griegos detestaban el poder y La l�tica para Nic6maco, que está consagrado a !ajusticia, cuan
no veían en t�l m�ís que un mal necesario, como lo demuestra, do llega a la cuestión de la justicia ptíblica, dice precisamcn te
por ejemplo, el sorteo en lugar de u n a elección? que n o hay j usticia o i nj usticia e n la política. La política aquí n o
es l a gestión de l o s asuntos corrientes, en l o s q u e eviden temen
C. C. : Seré un poco más sutil que usted e n cuanto que los grie te existe lo justo y lo it�usto, sino que es l a institución. Para
gos detestaban e l poder, l a idea de que era un mal necesario, Aristóteles, que en este punto es muy profundamente griego, y
cte. Pericles, por ej emplo, n o ejerce e l poder e n Atenas por con el cual estaríamos en desacuerdo, uno no puede j uzgar el
haber sido elegido esu:atega, sino e n función de l a i nfluencia núcleo fundamental de la institución política de la Ciudad. É sta
que tiene sobre e l pueblo. ¿Pero tomo logró esa i n fl u e ncia? da el poder a los oligor, a los pocos, o a los demos o a quien sea.
Visiblem e n t e porque busc6 tenerla. N o se puede decir que All í u o hay j usticia o i t�usticia. Las consideraciones de Aristóte
detestaba e l poder, ni que lo habían obligado. Creo que lo que les en La Política misma no son consideraciones de justicia o de
.
hay que ver e n e l régiii H:n ateniense, s i usted lo toma en el i r�justicia para los regímenes políticos, sino conside raciones de
momento de su gran esplendor, digamos lo que se llama e l conveniencia, de apropiación o de adecuación a la naturaleza
siglo de o r o de Pericles, e s ese' frágil equilibrio e ntre e l deseo humana. Eso es lo que hace que algunos regímenes sean mejo
del poder de unos, e l conirol ejerci do por e l pueblo, y l a no res y otros no t an buenos, y no el' hecho de c1ue sean j ustos o
supresión de l a indiviclmilidad, ir�justos.
Despm�s. efectivamente, el deseo de poder -es verdade ra No se t rata de conciliar la concepción agonística absol u t a
mente una tierreno clásico, para encontrar demostraciones tan con l a democracia. No decimos q u e queremos i nstaurar l a
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Corne/ius Casto.riadis
democracia para los más fuertes ni para los más débiles. Preci Capítulo XI
samente ésa es una de las grandes experiencias de los Tiempos
modernos, que está germinalmente, efectivamente, en la in
vención que los griegos hicieron de un Jogos que se pretende
universal, pero cuya universalidad pennaneció en ellos sin una
La democracia ateniense:
verdadera puesta en marcha política. El gran aporte de los Tiem falsas y verdaderas cuestiones*
pos modernos, es que queremos la democracia para todos.
Ahora, en el interior de la democracia, ciertamente hay que
dejar lugar para el elemento agonístico que está e n todo ser Leyendo el texto de Pierre Vidal-Naquet releía esta novena
humano y actúa, de manera tal que este elemento no se traduz Carta de la mon tañaa por enésima vez y lamentaba que Pierre
ca ni en matanzas ni en el tipo de escenas que siguen a cada no haya tenido tiempo de escribir la historia, que sin duda ocu
partido de fútbol en el que los simpatizantes de Liverpool aplas paría varios volúmenes, del espejismo g1iego y del espejismo
romano, de sus interpretaciones sucesivas, y de los numerosos
tan a los de Milán, etc.
giros de 1 80° que aparecen en estas interpretaciones a través
El ejemplo de los griegos en este punto puede sernos títil.
de los siglos.
Jakob Burckhardt lo vio primero: Grecia es una cultura en la
que existe, en el lugar central, el elemento agonístico. Está pre Esto comienza ya en Atenas, y no mucho después del siglo
sente en la Atenas democrática, no solamente contra las otras IV, con Platón, con la visión de la democracia como el poder
ciudades, sino en el interior de la Ciudad. ¿Pero qué forma del vulgum pecus, de los iletrados que creen saber más que la
gente que realmente sabe, que asesinan a los generales, que
cobra? Es, por ejemplo -tomo el ejemplo más títil para mi
asesinan a Sócrates, etc. Paso por encima los veintidós siglos
argumentación, pero importa poco cuál es- los concursos de
que siguen, noto simplemente la cuasi-inversión que tiene lu
tragedias, agon tragikos, la lucha trágica, es decir la competen
gar durante la Revolución francesa y el hennoso texto de Vidal
cia entre tres, cuatro o cinco poetas, de los cuales el mejor será
Naquet, «Atenas burguesa» 1, recuerdo sobre todo la gran in
coronado. Los juegos Olímpicos no son <�uegos» : son ag6nes.
versión que tuvo lugar en Inglaterra hacia 1 860 con el trabajo
Hay concursos poéticos y también, ante el demos, la competen
cia de los que piensan serjefes políticos o líderes políticos, que
* Exposición realizada en un coloquio que tuvo lugar en Beaubourg, el 27 de marzo
quieren ser los mejores por los argumentos, etc. Esto quiere de 1 992, en el cual también participaron Pierre Vidai-Naquet y Pierre Leveque. El
decir que incluso el elemento agonístico es canalizado en el conjunto de las exposiciones fueron publicadas en Esprit, en diciembre de 1 993.
En su exposición, Pierre Vidai-Naquet había recordado el conocido texto de la novena
interior de la Ciudad hacia fonnas que ya no son destructoras
•
(�c.
de !as Cartas escritas de la montaña, de Rousseau, que cito in extenso, pues se
la colec tividad, sino por el contrario creadoras de obras po aplica en todos los paises democráticos modernos: «Ustedes sobre todo, ginebrinos,
Sl llvas par a esta cole ctiv
conserven su lugar, y no vayan nunca a los objetos elevados que les presentan para
idad. ocultar el abismo que se abre ante ustedes. Ustedes no son ni romanos ni espartanos;
n! tampoco son atenienses... Ustedes son comerciantes, artesanos, burgueses,
stempre ocupados en sus intereses privados, en su trabajo, en su tráfico, en ganancia;
gente para quienes la libertad misma no es más que un medio para adquirir sin
obstáculos y poseer con seguridad" (La Plelade, vol.3 p. 881). De Rousseau y
Ferguson hasta Benjamín Constan!, esta simple idea antropo- lógica de la
udemocracia.. moderna era evidente. Se transformó en invisible para los «filósofos
políticos" contemporáneos.
1 u la formación de la Atenas burguesa" (en colaboración con Nicole Loaraux), en La
Democracia griega vista desde otro lugar, París, Flammarion, 1 990. Todos los textos
de este libro deben ser consultados sobre este tema.
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Comdius Cascol'iadis El ;¡v;wn� de la iusiguific;tucia
prefacio, y seseu ta aiios después, sigue e11 m i memoria- << l ll<ís sobre este tema un libro maravilloso'!, y Pierre Vídai-Naque t ,
atín que de Atenas, son_1os herederos de Roma>> . Pero recíeH te en u n prefacio a La //iada4 recuerda que Homero era an t e todo
mente, Claude Nicolet retomó de hecho esta idea. ¿Queda algo poe t a y no corresponsal de guerra o reportero cubriendo las
de verdad en eso? Comel)zaré lo poco que tengo que decir con exploraciones de Ulises . Pero yo atribuyo gran importancia a
u n a broma, que nos l l.eva a las Cartas de la mon taña. Si yo estas frases de Homero: con los f(:chados actuales no se puede
fuera Rousseau, y s í ustedes fueran ginebrinos, esta noche les remontar a Homero nds alhi del afio 750. Pero sabemos positi
diría -como a todos los pueblos occidentales: Ustedes n o son vamente que la colonización, l a gran colonización, no la de las
atenienses, ni siquiera son romanos. Ciertamente, Roma mm costas de Asia Menor ( m ucho más antigua) , ya comienza hacía
ca fue u n a demoq-ácia, siempre fue una oligarquía. Pero al esa fCcha: Pithecusae ( Ischia) y Cumae, en Italia lo prueban.
menos hasta alrededor de 1 50 a.C. subsistía u n a especie de de 1 Iay que comprender e¡ m: es. es ta colonización y qm( presupo
voción hacia la res publica, que hoy desaparece totalmente b�jo ne. E n primer lugar, p resu pone una c ierta historia anterior de
los golpes del <<liberalismo » . l a po/is: se ría absurdo suponer que una polis fundada en el aüo
M í i n te rvención versará, e n p rimer l ugar, sobre u n cierto 752 envíe una colo J.lia en el afio 750, ¿y de Eubco en Italia cen
mímero de p u n tos, que n o i n te n t aré sistemat izar p e ro cuya re t ral?! E n sí t l l i s m a, luego, es muy diferente de las o tras colon iza
lación ín tima será fácil de COIÍlprender. cio nes ele la /\ n t igücdatl o incluso de los Tiempos modernos.
Primero, al comienzo de lá creación de l a polis existe u n a
La colonia n o es n na posesión o un puesto avanzado de la me
enorme herencia 1�1hológica, q u e ciertam e n t e sed re-elabora
trópolis: d e h e c ho ella se a uto-instiwyc. Ciertamente, queda
,
leyes de la colonia son nuevas, diferentes. Pienso que es en las historia creadora. No es simplemente el hecho de que «las co
colonias tanto o más que en Grecia propiamente dicha donde sas cambien»; son instituciones que son creadas y renovadas
hay que buscar los génnenes político-históricos de aquello que casi constantemente, a través de lo que Aristóteles llama las once
devendrá luego la democracia. En la colonia existe por cierto metabolai o cambios de régimen. Algunos de estos cambios de
el oikisU:s, el «fundador», jefe de la expedición, pero es carac régimen son de mayor importancia, otros son menores. Por lo
terístico que no se encuentre ningtín rey o autócrata entre los demás, no sólo están los cambios de régimen (basta con pensar
oikistai. en la historia de las «artes» o de la tragedia) ; pero también hay
Hace unos momentos, Pierre Vidal-Naquet decía con toda que insistir en estos, y hay que invertir por completo las cosas y
razón que en la historia de la Grecia antigua hay dos momen llamar blanco lo que hasta hoy la tradición llamaba negro. Se
tos de ruptura, lo que yo llamaría dos creaciones. Está la crea ha acusado constantemente a los atenienses y a su régimen de
ción de la polis como polis, que podrá ser oligárquica o tiráni «inestabilidad» , y aun en Hannah Arendt y en sus elogios a la
ca; y está la creación democrática propiamente dicha, más tar a uctoritas y a la traditio romanas, opuestas a la versatilidad de
de, sobre todo en Atenas (para no entrar en una discusión so los atenienses, se encuentran ecos de esta mentalidad conser
bre Quíos) . Pero también hay que destacar un aspecto de la vadora. Pero lo que precisamente es a la vez característico de
historia de Esparta, que se ha olvidado en estas discusiones. Por Atenas y valioso en cuanto a lo que nos presenta, es la auto
poco que se pueda decir, y dejando de lado el caso de los ilotas institución explícita continua, a saber: la creación, por primera
y del «ilotaje>> si se me pennite decir, Esparta comienza como vez en la historia escrita, de una historicidad fuerte. La historia
una ciudad en la cual el poder pertenece al demos (pueblo) y a secas existe en todas partes por cierto, y nunca un Tupí Guaraní
los ciudadanos son Iwmoioi. Pierre Vidal-Naquet traduce este será idéntico a como era hace unos segundos. Pero en el nivel
tíltimo término por «pares», también se podría proponer «se de las instituciones este cambio permanece imperceptible, y en
mejantes» o «Verdaderos semejantes», traducción que refleja las sociedades salvajes o tradicionales, los «segundos» son mile
ría el sentido literal. Esto sucede entre el año 650 y el año 600, nios o siglos. Alwra bien, en Atenas, podemos verlo en el siglo
o sea un siglo antes de Clístenes. Pero también hay una historia VI, en el siglo V e incluso en el siglo IV, el cambio tiene lugar
de la dinámica de la sociedad espartana, que por razones que entre generaciones e incluso dentro de una misma generación.
permanecen muy oscuras, es una dinámica oligárquica, que No sólo Sófocles es distinto a Esquilo, sino que el Sófocles viejo
culmina en el siglo IV. Dinámica totalmente opuesta a la que se no escribe como el Sófocles joven. No es un fenómeno «indivi
despliega en Atenas, y probablemente también muchas más ciu dual»: la fonna de la tragedia cambia, el estilo arquitectónico
dades, sobre las que, lamentablemente, no tenemos material. cambia, los hombres cambian, las instituciones cambian. Si va
De las más de ciento cincuenta politeiai de Aristóteles y de sus lora la traditio y la a uctoritas, también se tiene que valorar a
alumnos, no nos queda más que una; de las otras no quedan Ennius para siempre y no la historia de la tragedia. Y además, a
más que frases fragmentarias de las que no se puede sacar gran partir de un detenninado momento, los hombres empiezan a
cosa. Tal vez nuestra imagen del mundo griego sería bastante cambiar para peor, es la guerra del Peloponeso, las terribles
diferente si tuviéramos todos estos tratados sobre las constitu descripciones de Tucídides que se refieren a la corrupción de
ciones-instituciones de las diferentes ciudades. todo inducida por la guerra; Tucídides habla casi de un lengua
Entonces, tenemos que limitarnos a Atenas, y es aquí donde je falso, dice que la guerra hizo que las palabras significaran lo
los testimonios nos muestran una verdadera historia y una o puesto de lo que significaban . Ya no se trata del mismo
226 227
El amncc de /a insi¡¡ui/ic;wcia
Corndius Castodadi.'
demos, y es este demos el que condenar;\ a los gen e rales d e dd(:nde rse unos y otros. La blange es un resul t ado, no
una
en
Arginusas, y a Sócrates. <<causa» del imagina rio de la igualdad . Y, segundo aspecto,
Esto nos I lc va _ a oo·a condusi<ín i m p ort a n t e : la democracia sí m is m a 1 10 es e11 absoluto suficient e para conducir a un estado
cara� te
no es un modelo insti tucional, ni siquiera un <<régi men » en el democrático de la comuni dad. Existe con las mismas
pare
sentido t radicional del tt�rmino. La democracia es la auto-insti ríst icas en Esparta. Y, con otra fonna, la legión romana es
las dife rencias de su organiz ación depend en
tución de la colectividad por l a colectividad, y esta auw-institu cida a la i�tlange:
ción como movimiento. Es verdad que este movimiento se apoya de otras conside raciones . Pero Roma n unca fue una democra
en determinadas instituciones y cada vez est;i facilitado por ellas, cia en el sentido en que Atenas lo fue .
pero tambi(�n se ve facilitado por el saber, d i fundido e n u n a Llego a la cuestión de l a esclavi tud, y a la famosa frase de
colectividad, de que n ues t ras leyes h a n s i d o hechas por noso Finley, que Pie n·e Vidal-Naquct retoma para sí: <<en el mundo
tros y de que nosotros podemos cambiarlas. Por ültimo, diré antiguo , la libertad avanza al mismo ritmo que l a esclavitu d » .
algunas palabras sohrc los límites de esta auto-i nst i t ución. No discu t i rc� l a cuestión e n el plano t eórico, abstracto. Simple
Se p uede aclarar 1 1 1 1 aspe c t o i l l iJlorta n t c de l a es p e c i fici d ad t l l e l l l e p la 1 1 t ean: alg�t l laS cuestiones en el p la no de los hechos.
de la historia de Atenas como historia democrática, volviendo E n primer lugar, ¿cu<í ntos esclavos hay e n Atenas hacia el
sobre una concepción (que implicaría un <<materialismo m ili afio 5 1 0 a.C.? E l mímero de esclavos que conocemos, o m<ís
tar» ) que hace de la invención de la falange una condición de b i e n que suponemos, que i n tentamos calcular, en Atenas, no
la democracia. Est a concepción sostewl ría que la inve nción de se rdiere a la (:poca de la instauración de la democracia, a las
la f�tlangc como oq�anización guerrera de los miem bros de una condiciones i n iciales de ésta, si se puede decir, y menos atin a
ciudad coudttio, por una <<extensión» de la condición de igual la historia a111crior de Atenas, e n la que se ven mul tiplicarse los
dad de los soldados en la o rganización de la blange, a l a demo gérmenes ele l a creación democrática. Este mímero tal vez está
'
cracia. La concepción peca por ambos extremos. E n primer aumentado también por los esclavos p tíblicos que trabajaban
lugar, la Ütlange misma n o puede ser << inve n tada» si el imagi na en las m inas de Laurium; y se sabe que éstas fueron descubier
rio de la igualdad de los c i udadanos no tiene atin u n a fuerte tas, o al menos explotadas, poco antes de la segunda gue rra
presencia. Al leer La Iliada, a veces tmo se pregun ta qué hacen médica, que Tcmístocles convenció al demos para que usara el
o para qué sirven e n el campo de batalla esos « e njambres» y producto de dichas minas e n la construcción de la nota, cte.
esos <<rebaños>> de guerreros anónimos, aqueos o troyanos, si E n cuanto a este punto , estoy de acuerdo con dos personas
acaso n o es m<ís que para dar ctienta del valor, del Ideos y del muy d i fe re n t es: .JdTerson y Marx. Marx decía que la verdadera
k11dos, de los héroes cuyos duelos son los tí nicos cantados. Ho condición socio-econ ómica de la democrac ia an tigua e ra la
mero describe aqu í, sin n ingumi. duela, la encarnación en el existencia de una infinidad de pequeilos p roductores indepen
plano militar del imaginario aristocrático ( y e n este sentido al dientes. Y cuando vemos l a actitud d e jeiTerson de oponerse al
menos, se refiere � i n duela a u n mundo pasado e n relación a su desarrollo de u n a industria importante (en consecuen cia, de
época) . Pero e n la htlangc sé realizan la igualdad y l a solidari u n pro ietariado) e n los Estados U nidos de su época, podemos
dad de los combatientes. Aqililes nunca habría podido pensar comprende r qut d e t rás de dicha actitud existe l a idea de fu n
·
en ponerse codo a codo con Tersi tes, y cubrirlo , 011 Sil escudo. dar la demot 1 ; t , i : t sohre la pequeila propiedad agraria, cuya
Para <J i l <: l a fal an g-e sea c o n c c h i hl e , e s n c n · s a r i o q � t e l os exte nsión fue posible efectivament e en los Estados U n idos has
combatientes piense Í 1 como iguales, sem<:j a n t es , li s t os p a ra t a el <<cie rre de l:t f"n � ntera» del Oeste a comie nzos del siglo XX .
.
228 229
Cornelius Castoriadis
El avance de la insignificancia
La esclavitud está en todas partes en el mundo antiguo,
pero la democracia n o está más que en algunas ciudades. mismo tiempo que la emancipación y la asimilación de los es
Está en Esparta -es cierto que de otra fonna, pero no vemos clavos se practicaba a una escala cada vez más amplia.
en qué afectaría la relación postulada el hecho de que se trate Ahora bien, los atenienses nunca emprendían una exten
de ilotes y no de esclavo-mercaderías. En las ciudades aristocrá sión de la ciudadanía ateniense en tiempo nonnal (las que tu
ticas griegas, también se trata de esclavo-mercaderías, al igual vieron lugar a favor de los plateanos y de los samianos vendrán
que en Roma evidentemente, en donde, en cambio, se ve que tarde, en el momento de la catástrofe ) . Se sabe muy poco de las
los progresos de la esclavitud avanzan al mismo paso que el naturalizaciones, y muy poco de emancipaciones de esclavos.
poder de la oligarquía. El imperio sigue siendo todo el tiempo el conjunto de ciudades
Segtín mi entender hay dos puntos de hecho decisivos: la sometidas a la polis por excelencia, Atenas. El emprendimien
esclavitud presente en el momento de la creación de la demo to de la extensión, e incluso del mantenimiento del Imperio
cracia es sin ninguna duda muy limitada, y en casi todas las deviene entonces rápidamente absurda, como devino absurdo
ciudades antiguas se encuentra esclavitud pero no se ve en ab el emprendimiento de las naciones europeas modernas que
soluto la democracia. quisieron dominar las colonias sin tratar siquiera de asimi
El desarrollo de la esclavitud en Atenas, para mí, va a la par larlas, lo que, de todos modos, no habrían podido realizar efecti
de otro rasgo sumamente importante, el desarrollo del «Ílnpe vamente.
rialismo». No quiero detenerme en este punto, pero a mi en Llego ahora a una gran paradoja aparente: el gran filósofo
tender, queda claro que el fracaso de Atenas se debe desde todo ateniense es Platón, y Platón es un enemigo acérrimo de la
punto de vista a la combinación de este «imperialismo» con el democracia. Incluso en general, no se encuentra en los filóso
sostenimiento de la concepción de que sólo los ciudadanos ate fos griegos, aparte de Aristóteles de quien no hablaré, un
nienses pueden ser sujetos políticos. Si Roma conquistó el mun pensamiento de la democracia. La tínica excepción notable es
do antiguo, si hablamos hoy una lengua que, como decía Proust, Protágoras, a quien ya volveré. Pero también se sabe que De
es una forma errónea de pronunciar el latín, eso no se debe a mócrito, más joven que él, era demócrata (cf. Diels B 25 1 y
las virtudes guerreras de los romanos, ni a su fmgalidad, sino a 255). Pero Demócrito es objeto, por parte de Platón, de una
la fantástica política de asimilación gradual que Roma inventó damnatio memoria::, contrariamente a Protágoras, y no está pro
o que se vio obligada a inventar, comenzando sin duda con la hibido pensar que eso corresponde a una intención de dar la
plebe. La plebe, al comienzo, son los extranjeros, los inmigran menor repercusión posible a sus opiniones en general, a sus
tes, los metecos. Ella lucha, se retira al Aven tino, etc., y después opiniones políticas en particular. Que Platón conocía la obra
de un siglo, dos siglos, Roma se ve obligada a digerirla -y esta de Demócrito se ve en la lectura del Timeo, y Aristóteles, que
digestión de las poblaciones conquistadas se produce gradual habla todo el tiempo de ella, debió conocerla durante sus aüos
mente, mediante una inmensidad de instituciones: las colo en la Academia.
nias romanas, las colonias latinas, la cívicas romana (ciudada Permanentemente caemos en autores que hablan del «pen
nía) concedida a fracciones de los pueblos vencidos, lo les que samiento político griego>> refiriéndose a Platón. Es tan 1idículo
permite dividir, a los pueblos de Italia después de la Guerra como querer encontrar el pensamiento político de la Revolu
social (aüo 90 a.C. ) , y finalmente a todos los habitantes libres ción francesa en Joseph de Maistre o en Bonald. La creación
del Imperio con el edicto de Caracalla (aüos 2 1 2 d.C. ) - al política griega es esencialmente la democracia, la cual es obje
to del odio inextinguible de Platón. Acumula contra ella las
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231
Comclius C:wol'iadis
caht m t l ias, que logró imponer, por lo detmís, a gm11 parte de la escribí que cont iene sin n inguna duda los to¡wi, los lugares
opinióu sabia y p ro fana, desde hacía más de dos mil aiíos. Los comunes de la reHexión democr<ítica de la época en Atenas,
g ra t H ics p o l t'l icos tk ;\ t e n as, Tt · n t t�-; l odcs, l ' c r i d t ·s , son p rcst · n con1o t'l d isc u rso de Stíe'ra l cs (la u p roso J H l p<:ya .. <k las 1<-y<"s) 1:11
tados como demagogos q u e licitaro n las ciudades de cosas iH el Critón. Pero Protágoras dice exac tame n te lo con trario de
tí t i les, como murallas, astil leros navales, e t c . Los peusadores crí aquello que Platón se pasar�í la vida trata11do de demost rar: qt w
t i cos, Prot ;ígoras, Corgias, so11 solistas < ' 1 1 < ' 1 se n t id o q u e Pla t <í n n o h a y c:pistc:nu�, saber c i < : r t o y asegurado, en política, ni tcclw<'
logró d a r a e s t a palabra. Los poetas son corrupt ores y p rese n t a políti ca que perte nezca a especialistas. No hay, e n polít ica, m�ís
dores ele falsas im;ígencs ( ido/a ) . Esquilo y Sófocles como pre que la doxa, opinión, y esta doxa es, dig<imoslo al pasar, la tíni
se n t adores de falsas im<ígencs y corruptores: Platón es j uzgado cajusti{icación posible, más alhi de lo meramente procedimen
por sus j u icios. t al*, de la regla mayoritaria.
El espíri t u d e la democracia, debe ser buscado, y se lo en P e ro también hay que volverse hacia las instituciones e fecti
cuentra, en los poetas tnígicos, e n los historiadores, e n H e ro vas para comprender el espíritu de l a democracia. En primer
doto en la discusión e n t re los tres sátrapas p e rsas acerca ele los l ugar existe la democracia d i recta, es decir l a idea de la partici
tres regímenes, en Tuc ídides (y no solo en el Epitafio ele Pe ri pación política de todos en las decisiones que conciernen a los
cles) y evidentemente, sobre todo y por encima de todo, en las asun tos comunes. Se inve n t a el principio elec tivo para los car
insti lllciones y en la pníctica de la democracia. gos ptíblicos que exigían un quehacer específico, pero también
En la tragedia, tomaré, brevemente , el e:j emplo d e Antígona'1• se invent a l a votac ión y el sorteo para los dem�ís. Por pri mna
Ant(gona es para mí, m;is que todas las otras, /a tragedia de l a vez en la historia, aparece la idea de la responsabilidad de los
democracia. Se sabe de l a importancia q u e tiene para e l p e nsa magis trados ante el pueblo, enllHnH!. Existe la revocabilidad
miento griego, claramente en el siglo V y probablemente ya de hecho de todos los magistrados, y esta institución extraordi
an tes, la idea del nomos no simpleme n te como ley, sino como naria que se llama graplu..< paranomom, mediante la cual se
ley h u mana, hecha p o r los h umanos, algo así como lo que yo p uede llevar ante .un tribunal a alguien que hizo votar en la
llamo la au to-institución de la sociedad. Ahora bien, e n el {�t Asamblea del pueblo una ley «ilegítima>> llamado del pueblo
moso s tasimon ele An ugona (ver 332-375) « n umerosos son los con tra s í mismo ante sí mismo, que abre un abismo a la re-
t e rribles y nada nds t errible que el hombre>> , Sórocles habla 11exión. Hay separación de lo j u rídico ele lo legislativo y de lo
del hecho de que el hombre se ensefw a sí m ismo ( cdidaxa to) gubernamental. l lay comprensión de la importancia de las con
la lengua, el p e 11sam iento y las as11 momm1s m:r�·as, las pasiones diciones econótl licas para la democracia, para la participación
que dan leyes a las ciudades (que las inst i t uye n ) . Org<� es la ira, (salario ecksi<ís jco, e t c . ) . Por tíltimo, existe la fan t<ís tica chíu
el akcto, la pasi.t:í i I ; d e a h í vi e t i c orgasmo. Los huma nos est<ín sula, de la cual Aris tót eles da fe en la Política, que p rohibía a
,
determinados como los q w: se han cnscJiado a s{ mismos cómo l os habitan tes de una región fro n t eriza la participaci6u en la
insti t uir las c i udades. , ApaJ·ece aquí la idea de la democracia votación cuando se trataba de votar a favor o e n con tra de la
'
como régimen �¡u e se insti tuye con conocimie n t o de causa. guerra co11 una ciudad vecina. Pues hacerlos votar, e n ese caso,
E n cuan t o a Prot<ígoras, basta con remi t i rse , � 'll célebre dis
curso que se halla e n el di;ílogo d e Platón que l leva e l m ismo
• N . del T, l_¡¡ palabt<t francesa uprocedurat .. se traduce al español por u procesal .. ,
nombre, Sobre el sentido de este discurso estoy to t almente de pero en este ca�;o Castoriadis no se refiere al aspecto legal sino al que atañe al
procedimiento. ht ello se eligió el neologismo, de uso frecuente en la actualidad,
acuenlo con lo que Piern: Vidai-Naquet h a dicho, y yo mismo u procedirnonlnl " .
•
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Cornelius Castoriadis El av.mce de la insignificancia
sería ponerlos en un dou ble bind interhumano, o bien votan política. Hay cosas que no se tocan. Lo importante de la esclavi
en calidad de ciudadanos atenienses, eventualmente a favor de tud no es que hay esclavos, es que la cuestión no es y no puede
la guerra, sin tener en cuenta que sus casas corren el riesgo de ser planteada. Como dice Pierre Vidal-Naquet, se puede en una
ser destruidas, sus campos devastados, etc.; o bien votan como comedia de Aristófanes abordar una ginecocracia para reírse
seres humanos particulares que quieren salvar su pellejo, su de ella, pero no es posible abordar una dolocracia, ni siquiera
familia, sus olivares, y votarán contra la guerra, no porque ése para reír. Hay allí un límite impasable del campo óptico (y su
sea el interés de la polis sino porque ése es su interés particular. traspaso post-clásico por los cínicos o los estoicos se quedará en
Para ver el abismo que separa el imaginario político griego y el lo puramente teórico) . Y también existe, a pesar de las deman
imaginario político moderno, tratemos de imaginar por un das de repartición de las tieiTas y la famosa experiencia comu
instante lo que sucedería hoy si alguien tuviese la idea descabe nista de las islas Lipari sobre la cual no se sabe nada salvo que
llada (y sin ninguna duela políticamentejusta) ele proponer que fracasó, este otro límite: la propiedad privada no se vuelve a
en los votaciones de la Cámara de Diputados que estén rela cuestionar (excepto para reír, en la Asamblea de m ujeres) .
cionadas con la vitivinicultura, los diputados ele las regiones En la Europa moderna, tenemos precisamente la puesta en
vitivinícolas no puedan votar. cuestión tanto de la desigualdad política como de la desigual
Como lo he dicho mil veces, no se trata de hacer ele todo dad económica. Cuál será la respuesta final, es otra historia: la
esto un modelo, un paradigma, e tc . Pero hay que compren historia. Pero ya nadie se atreverá a decir que la propiedad
der que hallamos aquí gérmenes fecundos para pensar cual privada, por ejemplo, resulta de un decreto divino " Sus defen
quier proyecto ele autonomía, c ualquier proyecto ele socie .
sores movilizarán argumentos, invocarán a autondades, o al
dad autónoma. fracaso del «comunismo» en Rusia, pero estarán obligados a
Y también hay que, obviamente , comprender sus límites. discutir.
Estos límites evidentemente son la esclavitud, el estatuto ele las Ésa es la gran novedad de la creación moderna, su alteridad
mujeres, todo esto fue dicho y repetido, pero más que eso, se relativa a la creación griega. Pero ello no debe impedimos, sino
trata de los límites de esta autoinstitución; y éstos son, ante todo, al contrario, reflexionar sobre los p1;meros gérmenes de esta
los límites de la polis, en otras palabras la imposibilidad ele ha autonomía que queremos.
cer pasar al plano político la significación de la universalidad,
que en la filosofía griega, e n cambio, aparece desde el comien
zo, desde los primeros escritos presocráticos. La filosofía nace
consubstancialmente con la idea ele un logon didonai univer
sal, de una btísquecla de la verdad y de una puesta en cuestión
ele lo que está allí como representación, y que no conoce lími
tes geográficos, ele raza, ele lengua, ele comunidad política, etc.
Pero esta idea no llega a penetrar el campo de la política. La
universalidad política, aunque se quede en una simple idea, es
una creación de la Europa moderna, no de Grecia. La univer
salidad del pensamiento es una creación griega, las fonnas de
la democracia son una creación griega, pero no la universalidad
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235
Capítulo XII
La cultura en una
sociedad democrática*
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Cornelius Castoriadis El avance de /a insignificancia
la educación universal, gratuita y obligatoria, así como los mu i nsondable confusión , éstas <<olvidan>> pura y simplemente
seos, los conciertos públicos, etc. la p regunta abisal: ¿cómo es posible que frases y obras de
Pero también se puede tomar este «para todos>> sociológico o tros tiempos y lugares puedan h ablarnos y, a veces, hacer
en otro sentido, más fuerte: considerar que la cultura existente nos temblar?
es un producto de clase, hecho por y/o para las capas domi
nantes de la sociedad y exigir una «cultura de masas» . Esto fue, 11
lo sabemos, la teoría y la práctica del proletkult en Rusia duran Tanto el ténnino cultura como el ténnino de democracia
te los primeros años después de la revolución de 1 9 1 7 y, en la abren inmediatamente cuestiones intenninables. Aquí nos con
mistificación y el horror, la teoría y la práctica estaliniana y fonnaremos con una puntualización provisoria. Llamamos cul
jdanoviana del <<realismo socialista», algunas décadas más tarde. tura a todo aquello que, en el dominio público de una socie
No hablaré aquí de esta última concepción, resucitada hoy dad, va más allá de lo simplemente funcional o instrumental y
por distintos movimientos (feminista, negro, etc.) que conde que presenta una dimensión invisible, o mejor dicho imper
nan la totalidad de la herencia greco-europea como el produc ceptible, investida positivamente por los individuos de esta
to de «machos blancos muertos». Me pregunto por qué no se sociedad. En otras palabras, aquello que, en una sociedad, tie
condena, sobre la base del mismo principio, la herencia china, ne que ver con lo imaginario stricto sensu, con el imaginario
islámica o azteca, producidas por machos muertos, respectiva poiético, tal como éste se encarna en obras y en conductas que
mente amarillos, blancos o «rojos». El fondo de la cuestión se superan lo funcional. No hace falta decir que la distinción en
reduce a una vieja interrogación filosófica: ¿son las condicio tre lo funcional y lo poiético no es material [no está en las
nes efectivas de la génesis de una obra (de una idea, de un << C OSaS» ) .
razonamiento, etc. ) las que detenninan, sin más, su validez? El término democracia evidentemente se presta a una discu
Resp o n d e r que s í, es c a e r e n la viej a c o n trad i c c i ó n sión infinita, por su naturaleza misma y porque durante mucho
autorreferencial, puesto que dicha respuesta lleva implícito un tiempo estuvo en el centro de los debates y las luchas políticas.
juicio de validez sobre ese mismo enunciado, juicio que pre En nuestro siglo, todo el mundo, incluidos los tiranos más san
tende ser independiente de las condiciones efectivas de su gé grientos, excepto los nazis y los fascistas, la reivindican. Pode
nesis, a menos que uno se ubique arbitrariamente en posición mos intentar salir de esta cacofonía volviendo a la etimología:
profética o mesiánica, lo que efectivamente hacían, en benefi democracia, el kratos del demos, el poder del pueblo. Cierta
cio del «proletariado» y ubicándose en su lugar con una hones mente la filología no puede zanjar conflictos políticos. Que nos
ta ingenuidad, los partidarios del proletkult, y con un descaro incite al menos a preguntarnos: ¿dónde, en qué país, se ve hoy
infame los estalinistas. realizado el poder del pueblo?
Es obvio que la «clasificación por el origen» no es simple Sin embargo, vemos este poder afinnado, con el título de
mente un absurdo. Pero las actitudes del proletkult, de las fe soberanía del pueblo, en las constituciones contemporáneas
ministas fanáticas, etc. o simplemente la «genealogía» a la de todos los países llamados <<democráticos>> . Dejando de lado
Nietzsche, reciclada con salsa parisina como «arqueología>> un por unos instantes la eventual duplicidad de esta afirmación,
siglo después, quieren eliminar la cuestión ineliminable de la apoyémonos en su literalidad para despejar su significación que
validez de derecho. (Que Jefferson haya poseído esclavos no pocos se atreverían a cuestionar: en una democracia, el pueblo
invalida ipso [acto la Declaración de la independencia.) Y en su es soberano, es decir, hace las leyes y la ley; es decir que, la
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Corndi11S Castol'iadis El ;�vanee ele..- la ÍIJ.'iiguilicwcia
sociedad hace sus inst i lllcioncs y su inst.illlción, es autónoma ' Esto es v<ílido t ambién para los i ndividuo s: el sentido de su
se a u to-instituye. Pero, como de hecho toda sociedad se au to- l i
vida est<i dado, ordeuacl o con anteriori dad, y por ende gara n
i n s t i tuye, debemos agregar: se a u to-instituye, al menos en par
zado. No existe discusión posible sobre las iüstitucio nes; luego,
te, explícita y reHexivameute . Volveré sobre este úl timo ténui
tampoco existe discusión posible sobre las creencia s sociales,
no m �ís adelante. En todo caso, la sociedad reconoce sus pro una
sobre lo que vale o lo que n o vale, sobre el bien y el mal . En
pias creaciones, deliberadas o no, en sus reglas, n o rmas, valo clau
sociedad heterón oma -o simplem en t e tradicion al- la
res, significaciones.
sura de la significa ción hace que no sólo la cuestión política
Esta a u tonomía , esta libertad, a su vez i mplica y presupone o,
t a n t o como la cues t i ón filosófic a estén cerradas de anteman
l a autonomía, la libertad de los individuos, es imposible sin ésta cual
sino tamhit'tt lo est<in las cuestion es éticas o estéticas . E n
tíltima. Pero óta, afirmada y garant izada por la ley, la Coustitu hacer est<Í dictado sin ape
quier circunst ancia lo que mto debe
ci<S u , las declaraciones de los derechos h umanos y del ciudada nada
lacióu posible por la ley y por las costllmh res colec tivas;
no, reposa en ú l t i ma instancia, de iurc y de fiu:to, e u la ley co bles o una
cambia c uando aparece n coment arios i n termina
lect iva, fónnal t a n t o como i;1formal. La libertad iudividual efec o
casuístic a suti l , c o m o l a d e l Talmud, los doctores cristiano s
tiva -no hablo de la lilwrtad filosófica o psíqu ica- debe ser
los t eólogos islámicos . Lo mismo sucede con la cultura. No cabe
d e termi nada por una ley -aun cuando ésta se llame <<Declara
ninguna duda de que las sociedad es h e terónom as crearon obras
ción de los derechos»- que n iugtín i n dividuo podría plantear
inmortal es o simplem en te una multi tu d innumerable de ol�je
o sancionar. Y e n el marco de esta ley, el individuo puede a su
tos bellos. Y ya esta comprob ación muestra el caníc t e r insoste
vez defi n i r por sí mismo las normas, los valores, las significacio
las
nible, desde una perspec tiva democnítica precisam ente, de
tws mediante las cuales t rataní de onlenar su p ropia vida y dar
p roscripci ones histórica s a las cuales se quiere n librar los nue
le un sent ido.
vos fan<í t icos de hoy. (Siguien do l a lógica de alguuas fe minis
Esta au tonomía, o auto-institución explíc i t a , que emerge p o r
tas, por c;j emplo, yo debería t i rar a los pe rros /a Pasión seglÍn
p rimera v e z e n las ci udades democníticas griegas y vuelve a
Sanjwm no sólo como p roduc to de un macho blanco y muer
emerger, mucho m�is ampliamente, en el m undo occide n tal
to, sino como expresió n de una fe religiosa , a mi e n tender,
moderno, marca 1¡¡. ruptm:a que implica la creación de la de
aliena n t e . ) Pero <'Stas obras in mortales siguen inscri p t as en
un
mocracia rcspec iO a t odos los regímenes hist<)rico-sociales an
teriores 1 • En t'stos, regímenes de h<'teronomía instit uida, la liten contexto y un lt orizoute histórico-sociales dados. Encarna u siem
le y el fu ndam e n t o de la ley, como t oda norma, valor y signifi pre las significac iones imaginarias cada vez instituida s. Es por
c a c i ó n , s e p re s e n t a11 c o m o t ra n sc e n d i c u d o l a s o c i e d a d ; ello que las obras est;ín, e n su inmensa m ayoría, orien t adas di
t ranscendiendo en lo absol u t o como en las sociedades ! nono rec tame n t e a lo sagrado , a lo sagrado político, y alien t an las
t e ístas; trausce ndient! o e n todo lo relativo a la actualidad efec significaci ones instituidas : adoracióu de lo divino, culto a los
tiva de la sociedad viva, como e n las sociedades arcaicas. La héroes, elogio de los grandes reyes, exal tac ión ele la gallardía
.
asignación de esta lüe n t e y de .este fundame u t o van a la par de guerrera, de la piedad, de las o tras virtudes consagrad as por l a
u n a clausura d e la significaciói1; la palabra de D i os , las disposi tradición. Evidentem ente, hablo a grandes rasgos. Pero L'sa es
ciones establecidas por los auli.�pasados son indiscutibles y esta la fue n te en donde se n u t re n las grandes obras que nos legaron
blecidas de una vez para siempre. las sociedades a rcaicas, las gran. des monarq u ías tra d i c i o n a
les, la verdade ra F d a d M e d i a e u ropea d e l siglo V al s iglo X I ,
'Véase por ejemplo mi texto « Poder, política, aulonomía " , Altamira, 1 993.
o e l Islam .
240 24 1
'.:.
Cornelius Castoriadis
El avance de /a insignificancia
transcendente -garau tía que los h u mauos, sin lugar a dudas, lo que no se presta a ello sino parcial y fugi tivamente -ya sea el
uccesitan imperiosamente- y con una clausura, que parece, lll i i iHlo visual o audible, nuestro estar en com1ín o nuestra vida
pero � o la n w n t t · p a r< " < " C , c o n � u i >� l a n c i a l con la idea n t i: H u a dt· m;ís ín t i t na-, y siendo esta c re ació n ge � �t: rah m:H t e efímera, a
s e n t i d o , p e ro q u e e n v e r d a d re s u l t a de e s ta g a r a n t ía veces durable, siempre arriesgada y, en tíltima instancia, toma
transcende n t e en sí misma. Garantía y clausura que la religión da en el horizo n t e de la destrucción que es la otra cara de la
establece uegando a la humauidad viviente la posibilidad de creación del ser.
creación de sentido: todo sentido, y todo no-sen tido, fue c rea Pero las condiciones de la creación cultural aparecen en
do de una vez para siempre. La vis [onnandi es así reducida y ton ces cambiadas de arriba ah<�jo, y llegamos al fondo de la
estrictamente canalizada, y la libido [onmuuli es llevada a dis cuestión. Brevemente hablando, e n una sociedad democ níti
fru tar de sus p roduc tos pasados sin saber que son los suyos. ca, la obra de cultura no se i nscribe necesariamente en un cam
Ahora bie n , la creación democnítica suprime toda fue n t e po de significaciones instituidas y colectivamente acep tadas. No
ptíblico, pero de hecho también, si es llevada a sus tí! timas con poco el autor no puede tomar de dicho campo la materia ni los
secuencias, en el i ndividuo «p rivad o » . Pues la c reación demo procedimientos para su trab�o, o el ptíblico el apuntalamiento
de su adhesión. La colectividad misma crea, abiertame n te , sus
crática es l a creación de una i n terrogación ilimitada en todos
normas y sus significaciones, y el individuo est<í llamado a, o al
los dominios: ¿qué es lo verdadero y lo falso, lo j usto y lo i J �j us
menos tiene el derecho de, crear en marcos formalmente am
to, el bien y el mal, lo bello y lo feo ? Allí es donde reside su
plios el sentido de su vida y, por ejemplo, j uzgar realmente por
reflexividad. Ella rompe la clausura de la significación y restau
sí mismo obras de la cultura que si le prese n ta n .
ra así a la sociedad viviente su vis forman di y su libido [ormandi.
P o r cierto, h ay que cuidarse de p resentar este p as<�e en for
En realidad, hace lo mismo e n la vida privada, ya que p re tende
ma absoluta. Siempre hay u n campo social de la significación,
dar a cada u no h{ posibilidad de crear el sent ido de su vida. Esto
que est<í lt;jos ele ser simplemente formal, y del que nadie, por
presupone la aceptación del hecho de que 110 hay, como u11
más que sea e l artista más original, puede escapar: simplemen
tesoro oculto a descubrir, <<significac i ó n » en el ser, en el m u n
te puede contribuir a su alteración. Somos seres esenciahnen
do, en la historia, en nuestra vida: que creamos la significación
te sociales e históricos; l a tradición siempre está presente, aun
sobre un fo ndo de sin fo ndo, el sentido sobre u n fo ndo de a
cuando no es explícitamente apremiante, y la creación y la san
sentidu, tambic'n que clamo� forma al Caos por medio ele n ues
ción ele las significaciones son siempre sociales, incl uso cuanto
t.ro pensamiento, nuestra acción, nuestro trabajo, nuestras obras,
éstas, como en el caso ele la cul tura p ropiamente dicha, no es
y que, entonces, esta significación no tiene n i nguna <<garan tía»
t <ín formalmente instituidas.
exterior a ella.
Esto significa que est amos solos e n e l ser, solos, pero no IV
solipsistas. Solos, por el hecho ele que hablamós y nos habla
Son los caracteres esenciales de este campo los que se alte
mos, mien tras que el ser no habla, ni siquiera para enu nciar el
ran en el mome n to de la instauraéión ele la sociedad clemocd
e n igma de la Esfinge. Pero no solipsistas, p ues nuestra creación
tica. Se lo puede comprobar en el caso de la Grecia antigua, del
y ya nuestras palabras se a p u n ta l a n en el ser, s i e n d o ésta que no hahl:tn'. así como e n el de la Europa moderna.
re lanzada constanteme h te p o r n u estra c o n frontación con e'! ,
Consiclcrc ll l os la fase propiame n te modern a del m undo
¡ u n i r de las grnncles revoluciones de fin del siglo
y mantenida e n su movimiento por e l esfuerzo e l e dar fo rma a
occidental, ��
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245
Cornelius Castoriadis El avance de /a insignificancia
XVIII, democráticas y de hecho descristianizadoras, hasta alre Pero, sobre todo, queda ligado a un objeto. Si bien dejó de
dedor de 1 950, fecha aproximada a partir de la cual creo com ser religioso, el arte moderno es «filosófico••, es exploración de
probar la existencia de una situación nueva. ¿Cuál es el campo capas siempre nuevas de lo físico y de lo social, de lo visible y de
de significaciones que sustenta la creación cultural sorprendente lo audible, para, en y por esta exploración, y a su modo único,
que tiene lugar durante ese siglo y medio? Responder a esta dar forma al Caos. Esto no quiere decir que es filosofía; sino
pregunta exigiría, por cierto, una inmensa investigación histó que no puede ser más que cuestionando el sentido cada vez
rico-social, la cual no es pertinente realizar aquí. Me limitaré a establecido y creando otras fonnas a partir de él. Podemos re
hacer algunos seüalamientos, que se refieren esencialmente al cordar aquí que éste es el tema de la larga meditación que cons
aspecto subjetivo, la traducción personal de estas significacio tituye El tiempo reencon trado, donde finalmente Proust se pro
nes nuevas. pone como objeto «encontrar la esencia de las cosas».
Del lado del creador, sin duda, se puede hablar de una sen Aquí, una vez más, Kant había visto la cuestión, aunque la
sación intensa de libertad y de una ebriedad lúcida que la acom disfrazó, cuando decía que la obra de arte es una «presenta
paüa. Ebriedad de la exploración de nuevas formas, de la liber ción en la intuición de las Ideas de la Razón» . Pues, lo que el
tad de crearlas. Estas formas n uevas, de aquí en más, son busca arte presenta, no son las Ideas de la Razón, sino el Caos, el
das explícitamente en sí mismas; no surgen por exceso como Abismo, el Sin Fondo, y es a lo que da fonna. Y por esta pre
en todos los períodos anteriores. Pero esta libertad queda liga sentación, es una ventana abierta al Caos, suprime la seguri
da a un objeto ; es búsqueda e instauración de un sentido en la dad, tranquilamente estúpida, de nuestra vida cotidiana, nos
fonna, o mejor dicho, btísqueda explícita de una forma que recuerda que vivimos siempre al borde del Abismo, lo cual es el
pueda traer consigo un sentido nuevo. Ciertamente, hay un principal saber de un ser autónomo, que no le impide vivir,
retorno del kleos y del k udos antiguos, de la gloria y el renom como, citando una vez más a Proust, «el artista ateo . . . [quien]
bre. Pero Proust ya ha dicho qué es: el acto mismo nos modifi se cree obligado a reanudar cien veces una obra por la que susci
ca bastante profundamente como para que ya no le demos im tará una admiración que le importará poco a su cuerpo carcomi
portancia a sus móviles, como el artista «que se puso a trabajar do por los gusanos, como el lienzo de pared amarillo que pintara
para la gloria y en el momento mismo se desprendió del deseo con tanta maestría y refinamiento un artista por siempre des
de gloria4». La actualización de la libertad es aquf la libertad de conocido, apenas identificado por el nombre de Ver Mcer'».
la creación de normas, creación ejemplar (como dice Kant en El público por su lado participa «por delegación», en forma
la Crítica de/juicio) , y, por ello, está destinada a durar. Es, por vicariada, por intennedio del artista, de esta libertad. Sobre todo,
es tomado por el sentido nuevo de la obra, y no puede estarlo
excelencia, el caso del arte moderno (en el sentido del período
sino porque, a pesar de las inercias, retrasos, resistencias y re
designado más arriba) , que explora y crea fonnas en el sentido
acciones, es un público, en sí mismo, creador. La recepción de
fuerte. Por esta vía, aun cuando haya sido aceptado con dificul
una nueva gran obra nunca es ni puede ser una simple acepta
tad por sus destinatmios, y aun cuando no corresponda al <<gus
ción pasiva, siempre es una recreación. Y los públicos occiden
to popular», es democrático, es decir liberador. Y es democráti
tales, desde fines del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX,
co en tanto y en cuanto que sus representantes pueden ser
fueron pueblos auténticamente creadores. En otras palabras,
políticamente reaccionarios, como lo fueron Chateaubriand,
la libertad del creador y sus productos están, en sí mismos, so
Balzac, Dostolevski, Degas y tantos otros.
ciahnente investidos.
4 La Pleiade, 111. 575-576. 5 Ídem, 1 88.
246 247
Corneli11S Castodadis El awwcc de: la insigllificanci;¡
V
Se ha proclamado e l t riunfo de la democracia como el tri t u t
¿Seguimos vivi endo esta situació u ? Es u u a pregu n t a arries fo del «individualismo » . Pero este «individualismo>> no es y no
�: u l : t , p . . ! i g rosa . a Lt cu;tl no t ra t : t r<'' s i n c n t h a t ·go dc s u s t ¡ ·; w rn w . p t wd c ser l ú n n a vada < : 1 1 la c u a l los i nd ividuos « hacen lo q u e
Pienso q u e , a pesar ele las apariencias, la ruptura d e la clau quiere n •• , c o m o tampoco l a «democracia•• puede s e r simple
sura del sentido instau rada por los grandes movimientos dc mente procedimental. Los « p rocedimientos democniticos•• es
H l o c d t i cos cst;í en peli gro de n:cuhrimicnto1i. En el p l a n o del t<Í I I cada vez colmados por el carácter olig<írquico de la estruc
fu ncionam i e n to social real, el <<poder del p u e blo•• sirve de pan t u ra social contcmpodnca, como la forma << individualista•• es
talla al poder del d i ne ro , de la tecnociencia, de la burocracia c o l m ad a p o r el i m aginario social d o m i n a n t e , i m agin ario ca
ele los partidos y del Estado, de los medios masivos de connmi p i talista de la expansión i l i m i tada de la p roducción y d e l
cación. En el plano de los individuos, una nueva clausura se consumo.
está estableciendo, tomando la fonna de un conformismo ge E n el p l a n o e l e l a creación cultural, en el c u a l ciertam e n te
n e ralizado7. Creo que vivimos la fase m<ís confo rmista de la his los juic ios so n los t mís inciertos y los nds incuestionables, es
toria moderna. S e afirma: cada individuo es <<libre •• , pero, de im posible subestimar el avance del eclec tisismo, del collage ,
hecho, todos reciben pasivamente el r ínico sentido que la insti del sincre t ismo i nvertebrado, y, sobre todo, la p{�rd ida del olúc
tuc i ó n y el campo sociales les proponen y les imponen: el teJe lO y la p{�rdida del sentido, yendo a la par del abandono de la
consumo, hecho ele consumo, de televisión, de consumo simu lnísqueda de la fo rma, la forma que siempre es infinitame n te
lado v1:1 televisión. m �ís que forma ya que, como decía 1-I ugo, es el fondo que as
M e detendré b revemen te e n el tema del <<place r>> del tele ciende a la superficie.
consu miclor contemponíneo. En oposición al del espectador, Se est;ín realizando las p rofecías m<ís pesimistas: desde Toc
auditor o lecto r de una o �?ra de arte, este p lacer no comport a queville y la <<mecliocridacl» del individuo <<democr;ítico•• , pa
n d s q u e t m m ínimo de sublimación: es satisfacción vicariante samlo por Nietzsche y el nih ilismo ( <<¿Qué significa el nihilis
ele las ¡misiones p o r. un .avatar del voyeurismo, <<placer de ó rga mo? Que los valores superiores se desvalorizan. Falta una meta;
no» bidimensional, acoinpaflado de un m ;íximo el<� pasividad. bita la respuesta a la preguuta '¿para qué?' H,, ) hasta Spcngler y
Que lo que p resenta la. televisión sea e n sí mismo <<bello» o Hei degger y los que viniero ;1 después. Están siendo teorizadas
«feo>> , es recibido en la pasividad, la i n e rcia y el confonnismo. en un conformismo autocomplaciente tan arrogante como es
Si leo uua gran uovela como si fuera una novela policial de t típido por el <<post-m odernismo•• .
calidad mediocre, reco rri endo las p<íginas e n diagonal para ver Si estas c01 n p rohaciones son, auuque 1 11<ÍS no fue ra parcial
<<C<Ímo va a t<:rn¡ inar>• , al finalizar la noche t c J H i n{ dolor d e l l l c n tc exac t as, l a c u l t ura e n una sociedad dcmocr;ítica de estas
cabeza. S i la l e o cnuto u n a g d n novela, a t e n t o a l t ie m p o p ro c<ll�!clcrí.�t.icas se expone a los lll<Ís graneles peligros, ciertamente
pio de las frases y de la narfaci6n, es tan{ en u n a ext raf1 a y nuíl no e n stl fo rma e rud i t a , Inuseú;t.ica o t u rís tica, sino e u su esen
t iple act ividad psíquica y I I H�n tül que me estimula sin cansarme. cia creadora. Y, l(mnanclo la sociedad u n todo, ciertamente frag
men tado, ciertamen te hipercomplcjo, ciertamente euigm<itico,
al igual que la l:vu l t H:iün actual de la cult ura no est<í sin relación
6He escrito mucho sobre este torr1a desde 1 959. Por ejemplo, «El movimiento
ideolog(;r n t a r·xist a-lcn i n ista y el d<'tTI I I l l hc de los n·g·ín H · n < ·s to hor1 1has de l l i n , s l l i m a y Nagasaki y la con t d ci 6 n de Oppcn
tali tarios que a ella invocaban- es la era que, más que cual heimer, pasando por la p rogresiva destrucción del medio am
quier otro período de la historia humana, parece haber confia biente hasta alcanzar la procreación asistida y las manipulacio
do a la política un papel cen tral en la solución de los p roble nes gen é ticas, crece constantemente el mímero de aquellos que
mas h unuu1os y causando a l a vez, para bien y a veces para mal, dudan de l a i nnata benevolencia ele los descubrimientos cien tí
una participación masiva de los p u e b los en las act.ividades p o ficos y de sus aplicaciones. De ahí esa aparente respuesta a los
l íticas. Con trago l p e : la ban carrota fraudulenta del comunis interrogantes su rgidos, mediante la creación ele <<Comi tés de
mo, sí� pero también la crec i e n te decepción de la población ética>> y de ccítedras de bioética e n las universidades.
._
ante la manifiesta impo tencia del liberalismo conservador, la Por tíl t imo, imítil es insistir e n ello, la crisis general de las
privatización de los individuos e n u n a sociedad cada vez rmís sociedades occide n tales, uua crisis de <<valores» y rmís p rofun
lmrocratizada, librada a los supermercados y a los medios masi dam e n te , una crisis de lo que yo denomino significaciones ima
vos de comunicación, l a corrupción y/o la nulidad de los polí ginarias sociales, esas significaciones que son el factor de cohe
ticos p rofesionales y por tíltimo la desaparici ó n de un horizon sión de la sociedad y e n cuya crisis h ay que incluir la bien llama
�
te histórico, social, colectivo, político, hace tiempo que ya han da <<crisis de la iilosofía, ( l a <<clausura de la me tafísica greco
desprestigiado el nombre mismo de l a política, convertido e n occiden t al » , o n to-teo-logo-falo-cén t rica, p roclamada por Hei
sinónimo d e demagogia, trenza, maniobra, cínico afan de po degger y o tros) conduce a reacciones te ndientes a revivir o a
der por todos los medios. E n tanto que para Marx, por tjem rep la n tear é t icas tradicionales, \ como por ej emplo M d n tyre
plo, el combate colectivo de transformación de l a sociedad pa (Allcr Virtllc, una ética << neo-aristoteliana» ) , Habermas y su <<éti
recía e nglobarlo todo ( u n a posición claramente expresada y ca de la comunicación» o Rawls con su teoría cuasi-kantiana de
rac ionalizada por Trotsky en Su m ora/ y la n u estra) , la mons !aj usticia. E n todos estos casos se manifiesta un rechazo, si no a
truosidad de los regín\e nes comunistas empttió a mucha gen te , todo lo político, sí a la gran política y al intento de de rivar de
y e n tre ellos alguno de los mejores, a rechazar toda visión y u n a ética, definida de u n a u o tra manera, los crite rios capaces
,
J H' rsp<·ct iva glohaks de la sociedad ( posici<Í I I , en tíll imo a n :íli d e orien t a r, si n o l a ac:cicín en general, al menos los actos y
sis, simplemente i ncohere n te ) y a buscar e n las respec tivas con comportamientos singulares. Es imposible uo ver el parentesco
ciencias individuales (o e n p rincipios trascendentales) las n o r de ese giro con el repliegue a l a esfera de lo <<privado» que
carac t e riza l a época y la ideología << individualista». 1�ampoco es
mas q u e puedan a n i mar y o r i e n ta r la resistencia a d i c hos
posible , si nos queda alguna memoria histórica, evitar el p ara
re¡�íme nes.
E n segu ndo lu gar, h ay o t ra gran act ividad masiva, t a m bit: 1 1 lelo con el giro hacia el h ombre p rivado y el florecimie nto de
filosofías cen tradas e n su conduct.·l de hace 23 siglos, desput:s
producto original d e esta f<ise de la h istoria de la h umanidad
de la decadencia de la polis democnítica griega, j ustamen t e
que ha evidenciado 1.m desaiTollo sin precedentes y que h a p re
comprobado p o r Hegel ( Lecciones sobre / a lilosofía ele l a lJís
tendido rivalizar con la polít ica como depositaria de soluciones
toria) . Volveré sobre este tema rmís adelante.
u niversales para lo� problerhas de l a h u manidad: la cie ncia o,
rmís exactamente, la tecn<yciencia, tambi61 d<j a de parecer
Incoherencias y desconocimientos
incuestionable a partir de lm cierto mome n to . N o es que el
hombre moderno se haya desembarazado completamente de
Destaquemos en seguida lo que me parece elementalmente
incohere n te e n e s t a s a c t i tudes, al menos cuando pretenden ser
su creencia m<ígico-rel i giosa e n << l a ciencia» , p e ro desde las
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253
Corne/ius Castoriadis
El avance de la insignificancia
puede realmente alquilar su tí tero, e tc . Se discute también so muchos o tros, con toda la razón i nsistieron en el papel funda
bre la eutanasia, sobre si mantener o no con vida a personas mental de la mentira como instrume nto de gobierno de los
que se hallan en estado irreversible de coma o simplemente en regímene s totalitario s, pero también con la complicid ad tácita
fase t e rminal d e una enfermedad dolorosa. Todo eso est;í muy y general d e la població n , elemento indispens able para que l a
hien. En cambio, nadie formula la pregunta de si es <�t ico, o m e n tira pueda cumplir c o n su papel . Pero quienes quieran
simpleme n te decente, que en Francia se gasten fondos p tíhli que l a denuncia de l a mentira derive de principios purament e
cos (si fueran privados, se ría lo mismo ) -decenas de miles de éticos deben atribuirle un carácter absoltito a l a nonna << no
francos en una sola procreación asistida, conociendo el estado men tiras jamás» . Sin embargo , est<i claro que considera r que
lame n t able de los servicios san it arios y m61icos elemen tales o esa norma n o es política sino ética conduce a extremos absur
incluso la s i tuación alimen taria de los p a íses donde viven cinco dos. Si la KGB me interroga sobre la identidad de o tros disiden
sextos ele toda la población m u ndial. El deseo del Sr. y la Sra. tes o sobre el escondite del manuscri to de El arcllipiélago Gu
D u p o n t de l <' t lt'l' «Si l » p ropio hi jo ( a l l t H J I I e no sea «suyo» t n;ís /ag me ve1·ía f<>rzado a decir la verdad. Lo trivial del ejemplo no
tE
que en un cincue n t a por •j c n to ) , ¿tiene mayor peso é t icame n te impide sacar u n a conclusió n importan te. l dilema de cuándo
que la supervivencia de decenas de nifws de los países pobres debo decir l a verdad y cuándo debo ocul tarla n o deriva sola
que estaría asegurada con esas sumas? La un iversalidad de los m e n te de un j uicio ético, sino también político, dado que los
p rincip ios ét icos, ¿es sólo u niversal por encima de un nivel ck efectos de mi respuesta no sólo concierne n a mi persona, a mi
lerminado de p roducto bru t o i n terno per capi t a? ¿No sed que concienci a, a mi moralidad o incluso a la vida de o tras personas
e n vez de b i o <: t i c a l o que e n re alidad n e c e s i t a m o s es u n a con nombre y apellido, sino que afectan directamen te a la esfe
hiopo/(tica? Algu nos re! rocededn c o n espanto a n t e l a idea o el ra ptíhlica e n sí misma y al destino de u n a colectivida d anóni
térm ino. Inconsciencia o hipocresía. Porque actualme n t e te ma, lo que es l a definición misma de la política.)
cuestiones políticas por excele ncia. No hablo ni siquiera de la de estos ej e m plos. N ingun a n o rma abstracta, n i ngtín m a n
disparidad d e calidad de tratamiento que reciben ricos y po d a m ie n to u n iversal de c o n te n i d o c o ncreto p u e d e l i b rarnos
bres, sino del h'echo cqnocido y comp robado de que, por ejem de la c a rga ni d e la responsabil idad de nuestros actos. Volvien
plo, debido a .Ja escasez de apai'él!os de di<ílisis renal, los múli do a c i tar a Aristóteles, el acto está siempre necesariame n te
cos deben elegir qu� enícrinos ser<ín sus beneficiarios y cuáles ubicado en lo particular y no en lo u niversal y, por lo tanto, nos
no. Los crit erios ¿� mpleados son sin d uda humanos y razona exige el <j<"rcicio de la li"c5ncsis, u n tt�rmino mal traducido por
bles pero todas las ((t i cas dicen: << ¡ No matanís ! » , ¿ n o es cierto? los latinos como pmden ria, prudencia. La li·ónesis consiste en
También, de manera táci t�i. condenamos a n H JC rt c todos los l a capacidad de j uzgar e n los casos en que n o hay reglas mecá
meses, simplemente por vivir como vivimos, a dece nas de m i les n i cas u obj e t ivables que secunden al j uicio. Ahora bien, todas
de personas en lós países pclhres. Otro ejemplo es el de la men las morales rel i giosas que conozco y casi todas la morales filosó
tira. Solzhenitsin, en el Archipiélago y dem<ís obras, Havel y ficas violan es t a exigencia, ignorando el hecho de que ninguna
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256
Cornelius Castoriadis
El avance de la insignificancia
regla ética, puede aplicarse fuera de circunstancias particula
res. Luego, la misma regla deriva de una fr6nesis que posibilita agregada esta precisión, el enunciado carece de interés para
los asuntos triviales (los únicos en que la expresión «bajo las
su transgresión. Las morales tradicionales, filosóficas o religio
mismas circunstancias» conserva algún sentido) y queda vacío
sas, son morales felices. Pretenden saber dónde está el bien y el
en las grandes cuestiones, precisamente aquellas que están mar
mal y su único problema es el del hombre interior: conocemos
cadas por la singularidad de las circunstancias. En este último
o debemos conocer el bien y el mal pero no siempre «pode
caso el principio simplemente significa: en mi lugar, harías lo
mos» desear el bien o lo deseamos por «razones equivocadas»
1�1Ísmo. Pero en ese lugar no estarás jamás. (Kant intentó de
(Kant) . Pero, por cierto, el hecho abnnnador de la vida hmna
mostrar que la violación de su principio llevaría a contradiccio
na es que ante circunstancias dadas la distinción entre el bien y
nes, pero en esa ocasión su razonamiento es falaz. )
mal parece ensombrecida, o el bien es imposible de alcanzar
Esto nos conduce a la segunda debilidad fatal de las éticas
sin sacrificar otros bienes. Escojamos otro ejemplo trivial: hay
tradicionales, que suele expresarse en la afinnación de que sólo
casos en que es preciso matar a alguien para salvar a varias per
se trata, al fin y al cabo, de éticas, una afinnación obviamente
sonas. El mandamiento ético reza: «No matarás». No dice: no
paradójica. Filósofos y teólogos discuten a lo largo de decenas
matarás a menos que ... Dice: no matarás y punto. Es, por su
de páginas, annados de una sutileza exquisita, y callan cuidado
propia naturaleza, absoluto. Puede alegarse asimismo -cosa
samente (o remiten a o tros volúmenes) cuando se trata de los
que yo también haría en principio- que no debe hacerse una
asuntos realmente importantes. Evidentemente, resulta que
contabilidad de vidas humanas. ¿Cómo es posible afim1ar que
estos asuntos tienen siempre una dimensión política a la que
quien salva cincuenta personas sacrificando cuarenta y nueve
tácitamente se le reconoce la primacía sobre la dimensión éti
está del lado del bien? No obstante, existen situaciones que fuer
ca. Retomemos el caso más simple y más flagrante: el homici
zan a tomar decisiones de este tipo. .
dio. Ninguna prescripción ética parece más evidente que el
Esta debilidad fatal vuelve a manifestarse en una de las filo
••no matarás». A la vez, ninguna ha sido y sigue siendo tan cons
sofías más elevadas y rigurosas que existen, la filosofía práctica
tante, cínica y oficialmente transgredida. El mismo Kant discu
de Kant (Funtamentos de la Metafísica de la Ética, Crítica de la
te en detalle una cuestión tan dramática como la restitución o
Raz6n Práctica). Bien conocido es el principio central de la
no de un depósito de dinero realizado secreta y confidencial
ética kantiana: actúa de tal manera que la máxima de tu acción
mente, pero no dedica ni una palabra en la Crítica de la Raz6n
pueda convertirse en ley universal. Conocidas también son las
Práctica al homicidio oficializado. Es criminal matar a una per
críticas que ya Hegel fonnuló a su fonnalismo. Pero lo más
sona, pero la ética de la Crítica ignora el asesinato ( decenas y
...
decisivo a favor lo trivial, la suspensión de la discusión razona relacio nes están d o m i n adas p o r u n a fra nqueza brutal . Con
ble y la dimisión del espíritu crítico ante .las puertas del poder, trariamente a las estupideces e n boga por lo menos desde Fus
eso que bien debe llamarse la duplicidad institucionalizada de t c l de Cou la 1 1 ges, el individuo 110 es «resorbido» por la colecti
nuestras sociedades? vidad de la ciudad griega chisica y democrática, sino que la je
Para comenzar a elucidar esta cuestión habría que hacer un rarquía de valores es clara y u n ívoca . Las virtudes supremas del
repaso de toda la historia de la humanidad, la persistencia del hombre son las c ívicas o políticas . Incluso las virtudes religio
<<estado de naturaleza», es decir, la guerra de todos contra to sas o de piedad est<ín subordinadas a eilas . La historia de 1 !ero
dos y el reino de la fuerza bruta entre colectividades o , por lo doto acerca de los hombres m;ís fe lices evocados por Solón ante
menos, la historia de nuestra civilización greco-occidental y Creso, sittía en primer lugar a TeJos el ateniense, caído en de
hebraico-cristiana. Una empresa imposible incluso si la redujé fensa de su ciudad y en segundo lugar a Cleobis y B i tón, los
ramos a la historia de las ideas, mutilándola así hasta lo i rriso h Uos de la sacerdotisa de Argos, mue rtos por los dioses durante
rio. Habría que componer una historia del i m ag inari o social, el s u e r-ro a con t i n uaci<ill de 1111 acto de gran piedad religiosa (y
quiz<ís en el plano m<ís enigmático de todos: la instauración fi lial) . Es cierto que la An ugona de Sófocles escen ifica una opo
por parte de cada colectividad en su oposición, hasta ahora apa sición ext rema e n tre A n t ígona y Creo n t c pero , con t rariamente
rentemente casi insuperable, al «nosotros» de los otros, la dife a l as i n t e rpretaciones populares, no se trata de una oposición
rencia e ntre la ley (por más criticable que sea) que regula nues e n t re lo <<privado» o la piedad y lo <<ptíblico•• o político . Obe
tras relaciones y la no-ley que prácticamente impera en nues decer las leyes d ivinas tam!JiC:n es una ley de la ci udad, obede
tras relacion�s con el «exterior••. El cristianismo o el Islam no cer las leyes de la ciudad tam1Jib1 es una prescri pción divina .
hicieron variar nada, ya que sus historias est<ín plagadas de gue Ambos persom�es erran porque cada uno de ellos se encierra
rras, incluida esa nueva categoría de guerras que ellos mismos cu sus razones ignorando las que asist e n al o tro; ambos mere
inventaron, aún más crueles que las otras, las guerras de reli cen lo que el hijo de Crconte dice a su padre: tu error es aspirar
gión. Recordemos solamen te , para rem<.mtarnos un poco en el al monos Ironcin, detentar el monopolio de la verdad (v6tse
tiempo, que Jehová e ntrega los Diez Mandamientos (incluyen mi texto <<I .a polis griega y la creación d(� la democracia » , en
do el <<no matarás•• ) a Moisés en el desierto, pero cuando los Dominios del Hombre, op. cit. ) . Eso es p recisam e n t e lo que en
hebreos entran en Palestina -tierra que les había prometido ge n e ral t odavía escapa a la comprensión de los modernos para
extenninan con su consentimiento a todos los pueblos no j u quie n es, digan lo que digan, l a comu nidad política conserva
díos que habitaban el país. Pero los hebreos tienen al menos el t l l l car<íc t e r de elernc n t o <<exterior» a la huma nidad d e l hom
mérito de que una vez completada la conquista se establecen bre . La oposición no comienza a manifestarse hasta la de rrota
.
allí y dejan a los dem<ís en paz. No así los cristianos y musuhna de Atenas en la guerra de ! Peloponeso y la decadencia ele la
nes. Para éstos es iiÍlperativo convertir a los infieles a hierro, ci udad griega . Pero incluso Sófocles c o n t i mí a reconociendo la
sangre y fuego. No es posible ofrecer aquí más que algunos primacía del principio político como lo muestra la Prosopope
puntos, rapsódicos y sueltos, de referencia. ya de. las Leyes e n Gritón.
En el «Verdadero» mundo griego, es decir, hasta el fin del E l cliv;�jc comienza cou Platón e u los hechos, pero n o e n l a
siglo V , no hay una oposición de principio e ntre lo «privado» y teoría . E n los ! t echos, e n la me(Iida en que Platón n o dej a de
lo <<público» , aunque estén bien diferenciados, ni entre ética condenar la ciudad efect iva . No as í e n la teo ría ( La Rcptíblica)
y política. Hegel ya lo había percibido. En ese mundo no en la cual i n t l' !l t a reco nciliar el principio p o lítico con el ét ico;
se puede hablar de duplicidad, i ns ti tucionalizada o no: las lo que no l l � t < e , on j e rarquizaciones de un tipo u otro, sino
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Cornelius Castoriadis El avance de la insignificancia
confundiendo ontológicamente ambas dimensiones. Postula yn ta eph 'hemin, una expresión tomada de Aristóteles (que evi
«alma substancial>• pero sus virtudes son las mismas que las vir dentemente le atribuye un sentido completamente diferente,
tudes de un buen régimen de la ciudad. Tanto en un caso como ya que Aristóteles admite una libertad humana que nos con
en el otro, la virtud y el buen orden establecen la relación co vierte en «el principio de lo que acontecerá» ) . Dado que la
rrecta entre las partes del alma o las de la ciudad -es la defini evolución de los acontecimientos «reales» es detenninada y fa
ción misma que da de la justicia-, una relación situada siem tal, no nos queda otra alternativa que adherirnos o no a lo que,
pre bajo la hegemonía de la parte más digna y superior, la par de todas fonnas, tendrá que suceder. Bastará que cumplamos
te pensante del alma y la de los filósofos de la ciudad. correctamente el papel que el orden cósmico, también llama
Aristóteles se aparta, con toda razón, de esa asimilación del do providencia, nos asigna en el teatro del mundo, sea el del
alma y la ciudad. A pesar de que también para él la virtud cardi esclavo (Epícteto) o el del emperador (Marco Aurelio) .
nal es esencialmente política, a saber, la j usticia ( É tica para Y así llegamos al cristianismo, un tema inmenso que sólo
Nicómano, libro V) , y que la mayoría de las virtudes que exami podremos rozar. Antes que nada, es imprescindible distinguir,
na tienen que ver con las relaciones del individuo con los otros, e incluso oponer, el primer cristianismo del instituido a partir
no establece identidad o analogía entre lo individual y lo �olec del siglo IV.
tivo. Pero es característico de la época en que reflexiona y escri Desde la perspectiva que nos interesa, el primer cristianis
be Aristóteles, -una época de crisis y de inminente disoh1ción mo (el de los Evangelios y de las Epístolas de Pablo) está direc
del mundo de la polis--, que a la pregunta, que es el primero tamente afiliado al estoicismo. Para ese cristianismo no se trata
en fonnular, de si es lo mismo ser un hombre bueno que un en absoluto de mezclarse en el orden de este mundo. «Dad al
buen ciudadano no encuentre una respuesta categórica. Aris César lo que es del César» dice Cristo; «Todo poder proviene
tóteles vacila entre la idea clásica de que la política es la ocupa de Dios» dice Pablo (Epístola a los Romanos) . Éstas son frases
ción más elevada y la más digna, la más arquitectónica, y la que firmaría cualquier estoico. Pero hay más que esa afiliación:
idea, que anuncia los tiempos futuros, de que el bien soberano la acosmicidad cristiana es absoluta. Si uno realmente quiere
para los humanos es la contemplación, el bios teorétikos, único ser cristiano está meridianamente claro lo que debe hacer: ven
recurso para alcanzar nuestra finalidad natural, nuestro teJos: der las posesiones, distribuirlo todo en tre los pobres, abando
<<comportarse en lo posible como inmortales» . Comportarse, nar a padre y madre y seguir a Cristo. No hay lugar para otra
entonces, como un dios de Aristóteles es pensamiento puro que interpretación, está escrito sobre blanco: «que vuestra palabra
se piensa a sí mismo, incapaz de ocuparse del mundo -objeto sea sí sí o no no, lo agregado (la interpretación) viene del Ma
indigno para él- sin rebajarse . .La actividad contemplativa es ligno». En este sentido casi no se conocen cristianos -salvo los
la única que se acerca al ideal de la autarquía. Ciertamente, la que se han entregado a la vida de ennitai'ios, es decir, acósmica
vida contemplativa, en tanto humana, presupone la ciudad. . Pero incluso para ellos conviene hacer un apartado. ¿Cuántos
Pero, en ese encadenamiento, la ciudad surge como instrumento monjes (y órdenes monásticas) ha habido que no se preocu
de realización de la vida contemplativa. pan por el futuro? No obstante está escrito: «Observad a los
Con la aparición de los cínicos, los epicúreos y los estoicos, la pájaros del cielo que no siembran ni cosechan, sino que son
retirada hacia la esfera de lo privado es estrepitosa. Especialmente alimentados por nuestro Padre celestial» . (Lo mismo en el Pa ter
en tre los estoicos y su fatalismo determinista, no puede hablar Noster, las palabras de Cristo no son «danos nuestro pan c o ti
se de política, y la ética se reduce a una actitud interior que diano», sino «danos nuestro pan hoy» ) . Está claro que sobre
es lo único que «depende de nosotros». Se trata del famoso estas bases no existe ni puede existir sociedad. A la vez, todo
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Comc/ius G:1storiadis El ¡¡v;u1ce de /;¡ insiguilic:lllci:l
t'S t o <'S t �í d i rigido a l h o u 1brc i n t c rio 1·, sólo q u e , con t raria u u : n l t · Po r t íl t il l l o, 1 1 1 1 0 puede pregu n tarse si u n a é t ica que plantea
a l es t oic ismo, el mandam iento fue rlc y a no se refiere a la a ta a los seres humanos prescripciones i rrealizables -en una pala
¡·;�:�:ia, b i l l l J la s i h i l i d a d y <'1 r<'cha:t.o a ad l w ri i'S<' a t od o : u p w ll o bra , no ('1 ( 'O i l l rol d(' s 1 1 s ;wtos s i n o <k l w c ho , la d i l l l i n a C Í < Í I I ckl
que cu 1 1osot ros 1 1 1 isu1os p u eda signilicar 1 1 1 1a 1 1 1 ala iucl inaciün deseo, es decir la supresión d e l inconscie n te- y q u e , por eso
1
(siendo ese rechazo o esa adhesión, u n a vez m�ís, lo tí n ic o que m i s 1 1 1 0 t iene necesariamente como e fec t o su culpabilización
<'st:í en I I I H' st ro p od e r) . T .a d oble p n ·sc r i pc i < )n a q u í <'S rad ical
¡ w r 1 w 1 1 1a <' i nsalvahl<:, es acaso an�p tal >l(· y 110 d i re c t a y pos i t iva
l l l c n t e dil(:re n t c . Por una parte, la i n t e nci<)u m isma, la incl i na mente inmoral (v;ílido igual mente para la <' t i ra kantia na ) . I n
ción, debe ser p u ra ( t l l l t e m a que perdura has t a Kan t) . Cris t o ducir a los hombres a la conciencia de estar siempre condena
sobre el a d t d t t ' r i o ( 1\·la tC'o, V , �7-� H ) : «Voso t ros h a i H : is o ído d e
1
dos salvo gracia divina ( l a posición de Agustíu, Lutero, Calvino,
vuestros mayores q u e n o cometenís adul t e rio. Pero y o digo, .Jansenio) hu biera debido , lógicame n t e , sumergirlos e n el sim
quien mire a la mt!jer del pn�jimo con deseo ya ha comelido adul ple embotam iento.
terio en s 1 1 roraZ< Í I I » . No hasta 1 10 rmuct<:r adullcrio, no hay que Eu ciert o se n t ido, todo esto importa poco porque el crist i a
desearlo siquiera ( para los estoicos, el deseo, indudablemente no nismo no tuvo larga vida, como era i n evitable. Desde el comien
depende de nosotros, de noso tros depe nde la adhesión a ese zo del siglo IV, el cris t ianismo se i ns t i t uc ionaliza, se convierte
deseo) por o t ra parte, e l tema del amor: hay que amar al p rój i en religión ele Estado y, con Teodosio, n o sólo e n religión o!i
mo como así mismo y, sobre todo, hay que amar a Cristo. c i al sino en religión obligatoria para los habit an tes del Impe
Algunas observaciones c ríticas respe c t o a esta primera (:t ica rio. Dicha ins t i t ucionalización no podía hacerse sin mediar un
cristiana son i nevitables. La p u reza de la i n t e nc i ó n p resupone e x t raordinario compromiso. La acosmicidad i n icial es comple
por lo menos que los «Ol�jetos» permitidos o p ro h ibidos sean t a m e n t e abandonada ( con l a excepción parcial de los anacore
lij os, d e t e rmi nados. ¿Por acción de quió1 y cómo son efec t iva t as y algunas raras órdenes momís t icas ) , la Iglesia se convierte
m e n te as!? e n una i ns t i t ución con u n a p resencia de gran peso en ese siglo
Por D ios, mediante la revelación ele Su vol u n t ad ( e l Decílo y, d u ra n te mucho tie mpo, abriga grandes pretensiones respec
go, p o r c.:jemp l o ) . No se debe cometer n i desear el adulterio to al poder temporal ( p o r lo menos hast a descubrirse que la
porque Dios lo ha prohibido. ¿Por qu<� ha p roh ibido Dios el famosa Donación de Constan tino es una falsificación ) . En todo
adu l t e rio? Ésa es u n a pregunta p rohibida. Por lo tanto l a ley caso se consti tuye en engran�e esencial de los sucesivos órde
moral m e ha sido e n t regada por o t ro sin que yo pueda plantear nes sociales y políticos establecidos. Al p restarse a ello, agrega
i n terrogante alguno. Esto es lo que h a de denominarse una mucha agua al vino de la ética de los Evangelios. U na vez tmís
recordemos el <<no matarás » .
ética heterónoma.
Luego la presc ripción de amar al pn�jimo como a sí mismo
_ Esta hcrcucia, que' c o nt imía siendo el fundamento de la civili
es doblemente parad�jica. La idea misma de amar a alguien
zación occidental a pesar de la secularización, es la separación
p o r o b l i ga c i ó n c.o n trad i c e l o que e n t e n d e m os por a m o r,
e n tre ética y política, e n tre hombre i n te rior y hombre p tíblico.
cualqu i e ra que sea la i n te qn-etación que queramos darle al Es verdad, existen bibli o t e cas e n teras ele los Padres griegos, la
término. Y el
hecho de e rigir el amor a uno mismo en patró n y tinos y protestantes para explicar cómo y en qué condiciones
.
regla del amor al prójimo p a rece una curiosa concesión al egoí� u n rey puede hacer la guerra sin dejar ele ser cristiano, e tc . No
mo y a la vez u n a proposición de u n a lógica poco s a t isl.ltc toria hay razón para embroll arse e n esa casuística. Pero l a mencio
( ¿cómo analizar uua s i t uación e n que defc udemos a alguien a nada separa c i 1 ) 1 1 a t raviesa toda la historia de la filosofía occi
costa de la propia vida ? ) . dental con 1 a r: t s excepciones (Spinoza, p o 1· <jemplo o Hegel,
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Cornelíus Castoríadís
d i H H" nsi<íu -ex p l ic i t a , i m p l l c i l a y a V<'C<'S casi i nase q u ible-, « p roced i m i e n t o » t a n t o co n1 o el ps<:udo-« i nd ividualisll lO » con
que t iene q ue ver con d poder, a saber: la instancia (o las i ns temponineo. Pero, fuera d e la sociedad, e l ser h u mano no es ni
tancias) inst i tuida que puede e m i t i r exhortaciones sancio na bruto n i Dios (Aristóteles ) , simpleme n te n o es, no puede exis
bles y que siempre debe com pn:nd cr, cxp l íc i tamc r l le, a l me l i r ni físi camelllc ni sobre todo psíq u i cam e n l e . El hopcfiil and
nos lo que l lamamos poder j u di c ial y poder guhernamental 1 • dreadfiii monstcr que es el reci({n nacido h u m a n o , rad icalmen
Puede hahcr, h uho, y csperanws que h a ya n t teV<l l l H ' I l t e , socie te i ne p t o para la vida, debe ser humanizado, y esta humaniza
dades s i n Es tado , es decir sin aparato b u rocrático j e rárquica
m e n te organizado, separado d e l a sociedad y domimíndola. El
c i ó l l es s u socializació n , l a rca de la sociedad mediat izado e
instrumen tado por el e n torno inmediato del infims. El ser-so
!
�
Estado es u na crcac i ó 1 1 histórica que podemos fechar y locali
zar: Mesopotamia, Este y Sudeste asüiticos, Meso-América p re
ciedad de la sociedad son las instituciones y las significaciones 1
imaginarias sociales que esas i nstill!ciones e ncarnan y hacen
colombina. U na sociedad s i n un Estado de t ales caracterís t icas exist i r e n la efectividad social. Son esas significaciones las que
es posible, concebible , deseable. Pero una sociedad sin i ns ti t u clan u n sentido -se n tido imagi11ario, en la acepción profunda
ciones explíc i t as de poder es un absurdo, e n el cual han caído del t6·mino, a saber: creación esp o n t <ínea e inmo tivada d e l a
t a n t o Marx como el anarqu ismo. humanidad- a l a vida, a l a actividad, a las elecciones, a la muerte
N o existe ser humano ex tra-social; no existe ni como reali d e los humanos así como a l m undo que ellas crean y e n e l cual
dad, n i como ficción coherente de e l «individuo>> humano como los h umanos deben vivir y mori r. La polaridad no es e n t re el
«substancia>> a-, extra- o p re-social. N o podemos concebir u n in dividuo y la sociedad -pues e l ind ividuo, es de la sociedad,
individuo sin lengm�e, por c:jemplo, y no hay lengm�e s i n o como u n fragmento al mismo t iempo que una mini atura, o nds atín,
creación e i nstitución social. Es t a creación y esta i n s t i tución no u n a sue rte d e holograma del mundo social-, sino e n t re psi
pueden ser vistas, sin caer e n ridíc u l o , como e l resultado de que y sociedad. La psyc he debe ser, mal o b i e n , domada, debe
u n a cooperación d e l i berada d e los « i ndividuos>> , -ni como el ace p t a r una ••realidad>> que para comenzar, y e n cierto sen t ido
resu l t ad o d e una suma d e redes << inters u bj e tivas>> : para que haya hasta e l final, le resulta radicalmente hcte rogc:nea y ;�ena. Esta
i n te r-su4je tividad, es necesario que h aya st�jctos h u manos y la « realidacl» y st t aceptación son l a obra d e la insti tuc ión. Esto los
posibilid a d de q u e se com u n i q uen- d icho e n o tros t t' n n i n os , griegos lo s a i l la n ; los modernos, en fu nción e n gran parte del
seres h u m a nos y a socializados y u n le ngu<�jc que 1 10 p o d r ía n crist i a n i s n 10 , l o l t <lll ocul t ado.
prod u c ir e l l os misll iOS cou w i n d ividuos ( u 1 1 a o varias: « redes
·
1 .a i n s t i t u c icí n -y las significaciones imaginarias que ella en
i l l tcrsul�j c t ivas>> ) , sino que d e he u n�cibi1· de su soci a l i zacicí u . La c ar n a- s¡ílo p u e d < : existi r s i se conserva, si es apta para sobrevi
misma considerac ión es v<íl ida ¡nira o tras mil face tas d e l o que vir: l a t a u t ología clanvi n i an a <;ncuentra aqu í tambic�n u n t e rre
l l amamos i ndividuo. La « fi l osofía p o l ítica>> c o n te m p o d n e a no fecundo de aplicación. Se conse 1va t ambic{n mediante e l
-como lo esencial de lo que es c o 11siderado c iencia eco nómi poder, y e s e poder exist � e n p r i m e r lugar como infra-podcr
ca- se fu nda en e s t a ficción i ncohere n te de un i n d ividuo-sus radical, siempre implíc i to . u's t ed nació e n I talia e n 1 95 4 , e n
tancia, b i e n defi n ido en sus d e te rm i naciones esenci ales fuera Francia e n J 9j0, en l o s Estados Un idos e n 1 94 5 , en Grecia e n
o a n tes de l a existencia d e cualquier sociedad: e n este absurdo 1 922: usted no lo d e c i d i ó , pero e s e s i m p l e h e c h o detenn inani
es d o n d e se basan l a i d e a d e l a d e m o c rac i a c o m o s i m p l e la parte C'S(' t t c i ;d de su existencia: .de su lengua, de su re ligión,
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Comc/ius Castoriadis El avance de la insignificancia
Esto es mucho más, e incluso algo muy distinto, que el simple futuro excluye una codificación (o una mecanización) previa y
«estar allí en un mundo» que uno no eligió (la Geworfenheit exhaustiva de las decisiones a tomar.
de Heidegger) . Ese mundo no es uno o el mundo a secas, es un De ello resulta la necesidad de instancias explícitamente ins
mundo histórico-social, fonnado por su institución y contiene, tituidas que puedan tomar decisiones sancionables en cuanto a
de modo indescriptible, innumerables transformaciones de la lo que hay que hacer y a lo que no hay que hacer, es decir que
historia precedente. puedan legislar, «ejecutar••, dirimir los litigios y gobernar. Las
Desde su nacimiento el sujeto humano está captado en un dos primeras funciones pueden estar (y han estado, en la mayo
campo histórico-social, está ubicado bajo el dominio del imagi ría de las sociedades arcaicas) ocultas en la regulación de las
nario colectivo instituyente, de la sociedad instituida y de la costumbres, en cambio las dos últimas no. Por último, y por
historia de la cual esta institución es la culminación provisoria. encima de todo, este poder explícito es el garante instituido
La sociedad no puede hacer otra cosa, en primer lugar, que del monopolio de las significaciones legítimas en la sociedad
producir individuos sociales que sean conformes con ella y que en cuestión.
la produzcan a su vez. Incluso, si uno nace en una sociedad Lo político es todo aquello que concierne a ese poder explí
conflictiva, el terreno del conflicto, lo que allí está en juego, las cito (los modos de acceso a éste, la fonna apropiada de admi
opciones están dadas de antemano; si uno debiera llegar a ser nistrarlo, etc. ) . Este tipo de institución de la sociedad abarca la
filósofo, es esta historia de esta filosofía la que se1ia el punto de casi totalidad de la historia humana. Son las sociedades heteró
partida de la reflexión, y no otra. Aquí estamos mucho más nomas: ellas crean ciertamente sus propias instituciones y signi
allá, o mucho antes de cualquier intención, voluntad, manio ficaciones, pero ocultan esta autocreación, imputándola a una
bra, conspiración, disposición de cualquier institución, ley, gru fuente extra-social, en todo caso exterior a la actividad efectiYa
po o clase asignables. de la colectividad efectivamente existente: los antepasados, los
Al lado, o <<por encima>> de este infra-poder implícito, siem héroes, los dioses, Dios, las leyes de la historia o las del merca
pre hubo y siempre habrá un poder explícito, instituido como do. En las sociedades heterónomas, la institución de la socie
tal, con sus dispositivos particulares, su funcionamiento defini dad tiene lugar en la clausura del sentido. Todas las preguntas
do y las sanciones legítimas que puede poner en marcha2. La fonnulables por la sociedad en cuestión pueden hallar su res
existencia necesaria de este poder resulta al menos de cuatro puesta en sus significaciones imaginarias y las que no pueden
elementos: hallarlas son no tanto prohibidas como mental y psíquicamen
-el mundo «pre-social>> como tal amenaza siempre el sen ti-· te imposibles para los miembros de la sociedad.
do instaurado por la sociedad; Esta situación sólo fue rota, que se sepa, dos veces en la his
-la psique de los humanos singulares no es ni puede ser toria: en la Grecia antigua y en Europa occidental, y de esta
nunca completamente socializada ni puede estar exhaustiva ruptura somos herederos, es lo que nos pennite hablar como
mente confonne con lo que las ins �tuciones le demandan; hablamos. La ruptura se expresa por la creación de la política y
-existen otras sociedades, que ponen en peligro el sentido de la filosofía (de la reflexión) . Política: cuestionamiento de
instaurado por la sociedad en cuestión; las instituciones establecidas. Filosofía: cuestionamiento de las
-la sociedad siempre contiene, en su institución y en sus idola tribus, de las representaciones colectivamente admitidas.
significaciones imaginarias, un impulso hacia el futuro, y el En estas sociedades, la clausura de sentido es rota, o al menos
2 Sanciones legftimas relativas al derecho positivo y no en lo absoluto. tiende a serlo. Esta ruptura -y la actividad de interrogación
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C :t,nJclitl.'l c:a.'l l(>riaclis El ;n';wcc: de la iusiguilicauci:J
incesante que va con ella- implica el rechazo ele u n a fue n t e ele preguntas pueden ser abordadas - y es eso mismo, el n:gimen
sentido dis t i n t a a la actividad vivi e n t e de los humanos. Ella im cleJIIocnítico.
plica, e n tonces, el rechazo de toda <<autoridad» que n o rinda Pero es evidente que una inst i t ución semc:j a u t e , en la que
e u e n tas y dé razones, que no j ust ific¡ue la validez ele d e recho de cualquier p regun t a puede ser abordada, en la q u e ninguna
sus enunciaciones. De ello se despre nde, casi inmed i atam e n te : posición, n ingtín estatuto, estáu dados o garant izados ele ante
- l a obligación para todos de rendir cuen tas y d a r razones mano, define a la democracia como un régimen. Sobre este
( logon didonai) de sus actos y de sus elecires; p u n to volveré más adela n t e .
-el rechazo de las «dife rencias» o <<alteridades» (jerarquías)
previas e n las posiciones respectivas de los individuos, l uego el II
cuestionam i e n to de todo poder que de ello se desprende;
Se h a o�jetado q u e esta visión acarrea una concepción subs
-la apertura de la cuestión ele las buenas ( o me::j ores )
tan tiva de la felicidad de los ciudadanos, y q ue, p o r esa vía,
inst ituciones, en la meclicla en que dependen de la actividad
termina fa t almente en el totalitarismo ( posición explícitamen
consciente y explíc i ta de la colectividad - luego, también, de
te afirmada por Isaiah Berlín e implíc i t a e n las argumen tacio
la j usticia.
nes de Rawls o de I-Iabermas) 3.
Es f<ícil ver que estas consccueucias conducen a considerar a
Pero nada de lo que acabamos de decir alude a la <<klici
la política como un trab�j o que i mplica a todos los m i embros
dacl» ele los ci udadanos. Se pueden comprender las motivacio
de la colec tividad concernida, presuponiendo la igualdad de
nes histó ricas ele estas o�jeciones, desde el famoso «la felicidad
todos y t e n di e ndo a hacq·Ia efec t iva - l uego también un traba
es una idea n ueva en Europa" de Sai n t:Just, hasta la monstruo
jo de t ransfo rmación de las i nstituciones en el sen tido de la
sa h1rsa de los regímenes stalinianos, que pretendían que obra
democracia. Podemos e n tonces definir a la política como la
ban para, y realizaban, la felicidad del pueblo ( « La vida a hora
act ividad explíc i t a y l tí,c ida que i m plica la instauración de i nsti
es mejor, camaradas. La vida es m<ís alegre" declaraba Stalin e n
tuciones deseables, y a la democracia como el régimen de au to
el apogeo de la m iseria y del terror e n Rusia ) . Pero estas m o ti
i ns t i t ución explíc i to y hícido, t a n t o como se pueda, ele las insti
vaciones no has tan para j ustificar la posición teórica; ésta apa
tuciones sociales q tJ e d e ¡ k n d e n de u n a a c tividad colec t iva
rece como una reacción casi e pidérmica a una situación histó
explíc i ta.
rica ele dimensiones colosales -el surgimiento del totali taris
Apenas es necesario agregar que esta au to-i nstitución es u n
mo- que exigía un an<ílisis mucho 1mis profundo de la cues
movimiento q u e no s e d e t i e n e , qtíe n o asp i ra a u u a «sociedad
t i ó n política. El obje tivo de la política no es la felicidad, es la
perfecta» (expresión vacía de ¡:e n tid o ) , sino a una sociedad tan
libertad. I ,a libertad e fect iva (no hablo aq u í de la libertad <<lilo
libre y tan j usta como sea posilile. Es este movimiento al que yo
sófica•• ) es lo que yo llamo autonomía. La autonomía de la co
llamo el p royecto de un;,t s0ciedad autónoma y que, si lo logra,
l c: c t ividad, que no puede realizarse sino por la auto-insti tución
debe establecer u n a sociedad democr<ltica.
y el autogohicrno explíc i t os, es i nconcebible sin la autonomía
Surge una pregu n t a previa, y efec tivamente fu e planteada
e fect iva de los i n d ividuos que la componen. La sociedad con
e n la historia: ¿por qué queremos, por que� debe ría n t os querer
c re t a , la que viv( · y fu nciona, n o es o t ra cosa que los individuos
un régim e n democrático? No voy a discutirla, sino que m e limi
concre tos, c f"cC: i \'os, <<reaJ"es,·.
tan' a seiialar que ahonlat· es l a cuestión impl ica ya que deba
3 Para Habemt<b. :>i ¡;nal «Tilree Models of Democracy.. , en Consta/aciones, vol.
1, nº 1 , abri l de ¡ ; ;<1,: , p. 1 - 'I O .
mos ( o que debiéramos) vivir eH u n régim e n en el que todas las
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273
Comc/ius Castoriadis El avance de /.1 insignificancia
Pero lo inverso es igualmente cierto: !a autonomía de los colectividad, inamovible, inatacable, por esencia hostil y peli
individuos es inconcebible e imposible sin la autonomía de la groso, cuya potencia se trata de limitar, en la medida de lo po
colectividad. Pues, ¿qué significa, cómo es posible, qué presu sible. Esto no es más que la filosofía tácita de las Comunas in
pone la autonomía de los individuos? ¿Cómo se puede ser libre glesas frente al monarca, y la posición explícita de los textos
si forzosamente se está ubicado baj o la ley social? Hay una pri fundadores de la Constitución norteamericana. Que algunos
mera condición: uno tiene que tener la posibilidad efectiva de siglos más tarde, los <<pensadores políticos» de la modernidad
participar en la formación de la ley (de la institució n ) . Sólo se sigan comportando psíquica e intelectualmente como <<de
puedo ser libre bajo una ley si puedo decir que esa ley es la mía,
vuestra Excelencia, el m uy sumiso y m uy obedieme servidor->
si tuve la posibilidad efectiva de participar en su formación y en ( Eu. Excellenz umertanig gelwrsamster Dienetl ) no sorpren
su posición (aun cuando mis preferencias no hayan p revaleci
derá sino a aquellos que nunca reflexionaron acerca de la ex
do) . Por el hecho de que la ley es necesariamen te universal e n
traña relación de la mayoría de los intelectuales con los pode
s u contenido y , en una democracia, colectiva en s u fuente (esto
res establecidos5.
no es, en teoría, cuestionado por los p rocedimentalistas) , re
Libertad baj o la ley -autonomía- significa participación
sulta que la autonomía (la libertad efectiva) de todos, en una
en la posición de la ley. Es una tautología decir que esta partici
democracia, es y debe ser una preocupación fundamental de
pación sólo realiza la libertad si es igualmente posible para to
cada uno. ( El <<olvido» de esta evidencia es una de las innume
dos, no en el texto de la ley, sino en la efectividad social. De ello
rables trampas del pseudo-<<individualismo>> contemporáneo ) .
se desprende inmediatamente lo absurdo de la oposición en tre
Pues l a calidad de l a colectividad que decide sobre nosotros
igualdad y libertad, con la cual nos aturden desde hace déca
nos importa vitalmente; de o tro modo, nuestra propia libertad
das. A menos que se las tome como acepciones totalmente fal
deviene políticamente irrelevante, estoica o ascética. Tengo un
sas, las dos nociones se implican recíprocamenté. La igual po
interés positivo fundamental (e incluso egoísta) en vivir en una
sibilidad efectiva de participación exige otorgamiento efectivo
sociedad que se acerque más a la sociedad del Banq uete que a
a todos de las condiciones de todo orden de esta participación.
la del Padrino o a la de Dallas. Mi propia libertad, en su realiza
Las implicaciones de esto son evidentemente inmensas; abar
ción efectiva, es función de la libertad efectiva de los otros. Esta
can una parte considerable de la institución global de la socie
idea, por cierto, es incomprensible para un cartesiano o para
dad; pero el punto arquimediano evidentemente es la paideia,
un kantiano.
en el sentido más profundo y más pennanente, sobre la que
No cabe ninguna duda de que el despÍiegue y la realización
volveré más adelante.
de esta libertad presuponen disposiciones institucionales pre
Entonces, no es posible realizar una <<democracia procedi
cisas, en las que se incluyen, ciertamente, disposiciones <<for
mental» que no sea un fraude, al menos de intervenir profun
males» y <<procesales>>: los derechos individuales (un Bill of
damente en la organización sustantiva de la vida social.
righ ts) , las garantías judiciales ( due process oflaw, n ullum cri
men n ulla poena sine lege) , la separación de los poderes, etc.
Pero las libertades que de allí resultan son estrictamente defen 4 Fin de la dedicatoria de la Crítica de la Razón Pura, fechada en Konlsberg, �1 29
de marzo de 1 78 1 , al Freiherr von Zedlitz, ministro de Estado del rey de Prusia.
sivas. Todas estas disposiciones presuponen -y es el postulado 5 Ver mi texto los intelectuales y la historia" (1 987), retomado en El Mundo frag·
u
Gedisa.
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275
Conw/ius Castoriadis E l ;¡vaucc ele la iusiguificancia
esta l im i tación del poder 110 debe ser tomada en fu rn t a absolu ateniense no qjercín el poder judicial y n6 hacía más que supervisar el .. ejecutivo"
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Cornelius Cascoriadis El avance de /a insignificancia
El juez no puede (y en todo caso, no debe) nunca ser un Ellas tienden a orientar la evolución de la sociedad, en la medi
Paragraphenautomat, porque siempre hay «Vacíos de derecho»
da en que ésta depende de ellas, hacia una dirección que se
(Rech tslücken) , y sobre todo porque siempre hay una cuestión
prefiere en lugar de otra. ¿Cómo se podrían tomar dichas deci
de interpretación de la ley y, más profundamente, una cuestión siones sin recurrir, aunque fuese táci tamente , a opciones
de equidad 10. Tanto interpretación como equidad son incon sus tan tivas?
cebibles sin el recurso a y la invocación de «el espíritu del legis Se podría decir: pero todas estas decisiones explícitas (y es
lador» , o sea sus <<intenciones» 11 y los valores sustantivos a los pecialmente legislativas y gubernamentales) podrían muy bien
que se supone que éstas apuntan. Lo mismo sucede con lo con no apuntar más que a conservar el estado de cosas existente, o
cerniente a la administración en la medida en que ésta no po a p¡;eservar la libertad de la sociedad ( no «política» ) de hacer
dría «aplicar» leyes y decretos sin interpretarlos. Sucede, por surgir de sí misma y de desplegar las «formas de vida sustancia
excelencia, lo mismo en lo que respecta al Gobierno. La fun les» que ella quiera. Pero este argumento contiene, siquiera
ción gubernamental es <<arbitraria» . Se desarrolla en el marco implícitamente, una aserción de valuación positiva de las for
de la ley, está unida por la ley (evidentemente hablo de lo que mas y de los contenidos ya existentes de la vida social - ya sea
se supone que sucede en el caso de los regímenes «democráti que fuesen la herencia de tiempos inmemoriales o el producto
cos» occidentales) , pero en general no aplica ni ejecuta leyes. de la actividad contemporánea de la sociedad. Para tomar el
La ley (en general, la Constitución) dice que el Gobierno debe ejemplo más familiar para el lector de nuestros días, el «libera
depositar cada año un proyecto de presupuesto ante el Parla lismo» extremo viene a ser una afirmación sustancial: lo que
mento y que éste (que, en este caso, comparte una función gu los «mecanismos de mercado>> o la «libre iniciativa indhidual»
bernamental y no <<legislativa») debe votarlo, tal cual o enmen e tc. producen es <<bueno» o «lo menos malo posible» , o bien:
dado; no dice, y no podría decir nunca lo que debe haber en no se puede emitir ningún juicio de valor sobre ese punto. (Las
ese presupuesto. Sin lugar a dudas, es imposible imaginar un dos afinnaciones, contradictorias evidentemente, son sosteni
presupuesto que no esté embebido de un extremo al otro, tan das simultáneamente por F. von Hayek, por ejemplo. ) Decir
to del lado de los ingresos como de los gastos, de decisiones que no se puede emitir ningún juicio de valor sobre lo que la
sustantivas, que no esté inspirado por objetivos y <<valores» sociedad produce «espontáneamente>> conduce al nihilismo his
que tiende a realizar. Más generalmente, todas las decisiones tórico total y lleva a afinnar, por ejemplo, que cualquier régi
gubernamentales no triviales que conciernen y comprometen, men ( estalinaiano, nazi u otro) vale como cualquier otro. Como
en una oscuridad radical y radicalmente inevitable, al futuro. cualquier otro decir que lo que la tradición o (lo que finalmen
te es lo mismo) la sociedad produce «espontáneamente» es bue
a Lo que se llama en el lenguaje filosófico y constitucionalista moderno, «ejecutivo»
se divide en verdad en dos: poder (o función) gubernamental, y poder (o función) no o lo menos malo posible evidentemente comprometer a de
administrativo. El «Gobierno» , en tanto gobierno, no «ejecuta» leyes, esencialmente mostrar, cada vez y en cada ejemplo preciso, en qué y por qué
actúa (gobierna) dentro del marco de las leyes. La administración, en la medida en
que no puede se integralmente «mecanizada», tampoco puede escapar a cuestiones ello es así, y en consecuencia, a entrar en la discusión sustantiva.
de interpretación, como las que se evocan más adelante en el texto. Como nadie que esté en sus cabales cuestionaría estas com
1 o Ver mi análisis de las concepciones de Aristóteles sobre este tema en «Valor,
igualdad, justicia, política: de Marx a Aristóteles y de Aristóteles a nosotros» (1975), probaciones, la duplicidad de la posición procedimental de
retomado en Les Carrefours du /abyrinthe. viene clara: no se trata de negar qué decisiones que afectan
11
Evidentemente no se trata de intenciones «históricamente comprobables», sino
de la inserción necesaria -y problemática- de toda cláusula particular en el sistema cuestiones sustanciales de todos modos deben ser tomadas, cual
jurídico de conjunto, el que en principio evoluciona constantemente. quiera que sea el tipo de régimen en cuestión, sino de afirmar
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2 79
Comclius Casroriadis El avance de la insignificancia
que, en un régimen «democnític o » , sólo i m porlan la <<Í'ónna» lugar y ante todo, capaces de hacerla fu ncionar y de reprodu
o el «procedimiento» segtín los ctmles estas decisiones s o n lO c i rl a . N o p u e d e h aber sociedad democdti c a sin paidcia de
madas - o bien que esta ,,f'ónna•• o este « p rocedimien to» p o r m o c rática.
sí solos caracterizan u n régimen c o m o democnílico. La concepción procedimen t al está, con meuos incoheren
Convengamos que sea así. Pero todo « proce d i m i e n to » debe cia, obligada a i n troducir subrepticiamente -o a tender a- al
ser apl icado, por seres h umanos. Y estos humanos tienen que m enos dos j uicios de sustancia a la vez y de hecho:
poder, deber y obligarse a aplicar este p rocedim i e n to segtín su -las instituciones efec tivas, dadas, de la sociedad son, tal
«espíri t u » . ¿Cu<íles son esos sen:s y de d ónde vienen? Sólo la como son, compatibles con el funcionamie n to de procedimien
ilusión metafísica -la de u n individuo-sustancia, p re formado lOs «verdaderamen t e •• democráticos;
en sus d e t e rminaciones esenciales, para quien su p e rtenencia a -los individuos tal como son fabricados por esta sociedad
un e n t o rn o h i s t ó rico-so c i a l d e fi n ido se ría t a n accid e n t a l c o n 1 o p 1 1cdcn hacer fu n c i o n a r estos p rocedimientos establecidos se
e l color d e sus ojos- p e rm i tía eludir esta cuesti ó n . A�í se pos gtín su «espíri tu » y defenderlos.
t u la la existencia e fec tiva ( estamos en la política efectiva, no e n Estos j u icios tienen nní l tiples presupuestos e implican mu
las licciones co n t ra-l�íc t icas ) , la existencia de <ilomos humanos, chas consecuencias. No mencio naré m<is que dos.
ya dotados no sólo de «derechos » e tc . , sino de un conocimien El primero es que se encuentra nuevamente aquí la cues
to perfecto de las disposiciones del derecho (siu lo cual hab ría t ió n fu ndamen t al de la equidad, no e n el sentido sustantivo,
que legi t i mar una división del t rab;�jo establecida d e una vez sino en primer lugar e n su se n t ido estrictam e n te lógico, esta
para siempre en tre «simples c iudadanos» y j ueces, administra blecido ya por Platón y Aristóteles 1 2 . Siempre hay una i n ade
dores, legisladores, e tc . ) , los que tende rían ellos mismos, i n cuación e ntre la materia a j uzgar y la forma misma de la ley,
eluc table e i ndependiente m e n te de toda form ación, historia pues la p rimera es necesariamente concreta y singular, mien
singular, e tc . , a compo rtarse como <itomos j u rídico-políticos. tras que la segunda es abstracta y universal. Esta i nadecuación
Esta ficcióu del /wmo jllrídiclls es tan irrisoria e i nconsistente no puede ser colmada sino por c l t rab:�jo creador del juez «po
como la del /Jomo occonomicus, y la metafísica a n tropológica niól dose en el lugar del legislador» , lo que implica que recu rra
que ambas presuponen es la misma. a conside raciones sustan tivas. Esto necesariamente va m<is alhí
Para la visión « p rocedim e n t al » , los humanos ( o una parte de cualquier p rocedimentalismo.
sulicientc de e llos) debe rían ser p u ro e n t e n d i m i e n t o j u rídico. El segu ndo es que, para que los i ndividuos sean capaces de
Pero los individuos efec tivos son otra cosa �nuy dis t i nta. Y tmo hacer funcionar los procedimientos democdticos de acuerdo
esl<i obligado a tomarlos tal como viene n , ya moldeados por la a su «espíri t u » , es necesario que una pane importante del tra
sociedad, con sus historias, sus pasiones, sus pertenencias parti h<üo de la sociedad y ele sus instituciones esté dirigida hacia la
culares de todo tipo; tal c·omo ya los fabricó el proceso h istóri reproducción ele individuos que correspondan a esta cldinición,
co-social y la institHción dada de la sociedad. Para que sean o tros, es decir de nuueres y de hombres democráticos incluso e n el
esta institución, en aspectos sustanciales y sustan tivos, tendría sentido estri c tamente protedimental del término. Pero en ton
que ser otra. Supongamos i nc l uso que u n a democracia, tan ces, uno t k l w e n fren tarse con el dilema: o bien esta educación
completa, p e rfecta, e tc . , como se quiera, nos cae de l cic lo: esta
de los i n d ivid uos es dognuítica aut oritaria, heterónoma, y la
•.
2[]0
28 1
Cornelius Castoriadis El al'ilnce de la insignificancia
supuesta democracia se transfonna en el equivalente político como un «principio contra-fáctico», algo pseudo-transcendental,
de un ritual religioso. O bien los individuos que deben «aplicar entonces es el trabajo pennanente de la institución de la socie
los procedimientos» -votar, legislar, ejecutar las leyes, gober dad hacer a los individuos de tal manera que se pueda postular
nar- fueron educados de manera crítica. En este caso, el espí razonablemente que sus opiniones tienen el mismo peso en el
ritu crítico tiene que ser valorizado, como tal, por la institución terreno político. Una vez más, la cuestión de la paideia aparece
de la sociedad -y la caja de Pandora del cuestionamiento de como esencial.
las instituciones existentes se abre, la democracia vuelve a ser La idea de que se pueda separar el «derecho positivo» y sus
movimiento de auto-institución de la sociedad- es decir un procedimientos de los valores sustantivos es un espejismo. La
nuevo tipo de régimen en el sentido pleno del ténnino. idea de que un régimen democrático pudiera recibir de la his
Tanto los periodistas como los filósofos políticos que pare toria, ready made, individuos democráticos que lo hicieran fun
cen ignorar por completo las largas disputas de la «filosofía del cionar también es un espejismo en la misma medida. Indivi
derecho•• desde hace dos siglos nos hablan constantemente del duos semejantes no pueden ser fonnados sino en y por la paideia
«Estado de derecho» . Pero, si bien el «Estado de derecho» democrática, la cual no crece como una planta, sino que debe
(Rechtsslaal) es otra cosa que el «Estado de ley» (Gesetzstaat) 13,
ser un objeto central de las preocupaciones políticas.
Los procedimientos democráticos forman una parte, impor
lo es sólo en la medida en que va más allá de la simple confor
tante por cierto, pero sólo una parte, de un régimen democrá
midad con los «procedimientos» : por más que la cuestión de la
tico. Y deben ser realmente d�mocráticos, en su espíritu. En el
justicia se presente y afecte incluso a las reglas jurídicas ya esta
primer régimen que se pueda llamar, a pesar de todo, demo
blecidas. Pero la cuestión de la justicia es la cuestión de la polí
crático, el régimen ateniense, fueron instituidos no como sim
tica, a partir del momento en que la institución de la sociedad
ple «medio » , sino como momento de e n c arnación y de
dejó de ser sagrada o tradicional. El «reino de la ley» , desde ese
facilitación de los procesos que lo realizan. La rotación, el sor
momento, no puede esquivar la pregunta: ¿qué ley, por qué
teo, la decisión luego de la deliberación de todo el cuerpo po
esta ley y no otra? Incluso la respuesta ,,formalmente democrá
lítico, las elecciones, los tribunales populares no se apoyaban
tica»: la ley es ley porque es la decisión de la gran mayoría (ob solamente en el postulado de la capacidad igual de todos para
viamente dejo de lado aquí la cuestión de saber si realmente lo asumir los cargos públicos: eran las piezas de un proceso políti
es) no puede cerrar la pregunta: ¿y por qué entonces debe ser co educativo, de una paideia activa, tendiente a ejercer, luego a
as!? Si la justificación de la regla de la mayoría es estrictamente desarrollar en todos las capacidades correspondientes y por esa
••procedimental» -por ejemplo, que toda discusión finalmen vía, a acercar tanto como sea posible la realidad efectiva al pos
te debe tenninar-, entonces cualquier regla tendría una justi tulado de la igualdad política.
ficación: tomar la decisión por sorteo, por ejemplo. La regla
mayoritaria sólo puede serjustificada si se admite el igual valor, IV
en el terreno de lo contingente y de lo probable, de las doxae
Las raíces de estas confusiones no son solamente «ideales»,
de individuos libres 14• Pero si este igual valor no debe quedar
en el sentido que deberían ser buscadas esencialmente o exclusi
vamente en las ,,falsas ideas», como tampoco son «inateriales» ,
13 Desde muchos siglos antes de la Revolución francesa, la monarquía, absoluta o
.. iluminada .. , realizaba en la mayoría de los países de Europa occidental un « Estado
de ley ... uHay jueces en Postdam", replicaba el molinero prusiano a Federico el 14 Es más o menos así como lo justificaba Aristóteles en la Constitución de los
Grande. atenienses, XLI.
282
283
Cunu:Jius Caston';u/is El a\';HJn' de /:1 in.,iglliliranci;l
en el se nti do de b cx p rc s i < í n , conscic n l <' o no, d e i n i < Tcscs, escnciahnen t c: defensivas. Incluso la cuan tificación de « negati
pulsiones, posiciones sociales, el e. Dichas con lúsioncs se S l l l l H T vas» ( 1. B c rl i n ) es i n adecuada. 1 ':1 dcn:c l l o de reunirse , de l n a
gen en el imaginario histórico-social del pe río d o << p o l ít i c o » n i fest ar, de publicar un diario o un libro no es <<negativo » : su
modcr1 1o, y a e n sn p re h is t oria p c n > sohrc t o d o e n su car;ícter ejercicio fo rma 1 1 1 1 compone n t e de la vida social y política y
ant inómico. No es posible e m p render la elucidación de ello puede tener, inc luso tiene necesariam e n t e , e fe c t os importan
aqul. M t · li n l i t ;m: a 1 1 1 1 intento dt· < kspc j a r alg1 1 1 los p u n tos sa tes sobre esta. O t ra cosa es si pu<'den ser obstacu lizadas por las
lien tes de la constelación de ideas e n y por las cuales este imagi co ndicio nes e fec tivas o, como actual m e n te en los países ricos,
nario se expresó en la esfera política. vueltas tm[s o menos l'tí tilcs por la desertificación p olítica gene
Comenza n' i1 1 m celias res. Conocemos la cl'lt ica es! ;índar q 1 w ral. Precisamente, una parte mayor de la lucha por la democra
e l marxismo dirigía a los derechos y a las libertades <<burgue cia a p u n ta a instaurar condicioucs reales que permi tan a todos
ses» ( la cual re monta, a pesar de lo que se haya d i c h o al respec el ej e rcicio electivo de estos derechos. Recíprocamen te, esta
t o , a M a rx 11 1 isn10 ) : se t ra t a ría d e libert ades y d e derechos sim falaz denuncia del caníc ter <<formal» ele los derechos y ele las
pleme n te <<fo rmales » , establecidos lll<�s o menos en i n t e n�s del libertades << burgueses» tuvo resultados catastróficos, sirviendo
capitalismo. Crítica nuí l t iplemente C1lsa. Esos d e rechos y esas d e t rampolín para la i nstauración del t o talitarismo leninista y
libertades no surgieron con el cap i t alismo , n i fue ro n o to rga de p a n talla para su continu ación por el estalinismo.
dos p o r éste . Reivi ndicados al c o m ienzo p o r la ¡>roto-burguesía Estas libertades y estos derechos n o son entonces <<fo rma
de las c o m u nas ya en el siglo X, fueron arrancados, conquista les»: son parciales y, en la real iclacl social electiva, esencialmen
dos, impuestos p o r luchas seculares del p ueblo ( e n las que n o te deli:� nsivos. Por la misma razón no son <<negativos» . L a ex
s ó l o las clases desfavorecidas, sino muy a menudo tambi<:n l a presión de l . Berl í n pertenece al c o n texto y al legado h i s t órico
pcqucfla bu rguesía , t uvo un papel importan t e ) . Al l í d o n d e so social al q ue al udí al comie nzo. Corresponde a la actitu d subya
c e n te , cuasi-permane n t e , de las sociedades y de los p ueblos
lame n t e fu eron i m portados, por c:jemplo, casi siempre lileron
<il o n os y fr<ígiles (ver los p aíses de América l a t i n a y el Japón ) .
europeos (y por cierto n o solamente ellos, pero aquí estamos
j us t amen t e hablando de ellos) con respecto al poder. Cuando
Luego, n o son e s t os derechos y estas libert ades los que· co tTcs
p o r fin. es q u e b rado, al menos e n parte, el imaginario milena
pondcn al <<espíri tu» del capi talismo: éste exige, m;ís bien, l a
rio de la realeza de derecho divino ( ratilicaclo y rdorzaclo aun
< H l c hes/ way de Taylor o l a <�jaula de hierro >> ele M a x vVcbcr. L a
por el cristianismo, <<todo poder viene de Dios» ) , sigue subsis
idea ele que ó tos se rían la cmnrapartida y la presuposición p o
t iendo de todos modos la represe n t aci6n del poder como o t ro
líticas de la competencia. en el mercado económico t ambién es
dikrente de la sociedad, fre n te a ella, oponiéndose a ella. El
falsa; éste n o es tmis que un m o m e n t o , ni espo n t :ínco (ver
poder son << ellos» ( us and 1!Jcm, se sigue diciendo e n i nglés ) ,
Polanyi) ni perma n e n t e, del cap i t alismo. Si se co nsidera la ten
e n p rincipio es hostil, se trata de conten erlo en límites y de
d e n c i a i n te r n a d e és t e , c; u l m i n a e n e l m o n o p o l i o , en el
dcl'cndcrsc contra él. N o es sino duran t e las épocas revolucio
oligopolio o en las co<� lic io úes e n t re cap i t alistas. Tampoco son
narias, e n N ueva Inglaterra o en Francia, doll(\e la fi·ase wc che
el t<'nnino: la Nación, adquiere u n sentido político,
éstas un p resupuesto dd desarrollo del capi talismo ( ve r t am
pcoplc, o
bi<<n el Japón o los <<dragones» asi<i t ic os ) . P o r tíltitno y sobre
donde se: lic c l ara que la soberanía p e rt e n e c e a la n a c i ó n
- frase q u e p o r l o d e m ás s e d vac i a d a de s u c o n te n i d o
t odo, ellas no son en absoluto « formales» : CO lTcsp o t H k n a ras
gos vi talme nte necesarios ele todo n'gimen democ:dtico . Pero
son parciales y , como se i n d i c a al c o m i e nzo d e ('S t c t e x t o ,
rápidalll c n t c median t e la . << represen tació n » . E n este c o n texto,
s e e n t í (· J : d c ' l ' ' e los d e re c h os y l i b e r t a d e s v i e n e n a s e r
284
285
Comelius CaslOriadis E l avance d e l a insignificancia
considerados como medios para defenderse contra un Estado caeríamos en el fonnalismo kantiano y en todas las críticas jus
omnipotente y esencialmente ajeno. tificadas de las cuales Kant fue objeto desde el comienzo. Como
l. Berlín opone a estas libertades «negativas» , las únicas se ya lo he escrito en otra publicación Hi, queremos la libertad a la
gún él aceptables, una idea de la libertad «positiva•• emparenta vez por ella misma y para hacer algo de ella, para poder hacer
da con la concepción democrática antigua (griega) , según la cosas. Sin embargo, una inmensa parte de esas cosas, o bien no
cual todos los ciudadanos deben participar en el poder. Ésta, podemos hacerlas solos, o bien dependen en gran medida de
según él , sería potencialmente totalitaria pues presupondría la la institución global de la sociedad y, generalmente, ocurren
imposición de una concepción positiva, y colectivamente (polí ambas posibilidades a la vez. Esto implica necesariamente una
ticamente) determinada, del bien común o del vivir bien. Las concepción, aunque fuera mínima, del bien común.
fallas del razonamiento son múltiples. La libertad efectiva {más Es cierto -lo recordé al comienzo del texto- que Berlin
que «positiva» ) de todos mediante su participación en el poder
no creó esta confusión, simplemente la compartió. Ella viene
no implica una mayor concepción del bien común que cual
de lejos, y por ello es tan necesario disiparla. La distinción que
quier decisión legislativa, gubernamental o inclus� judicial, to
hay que restablecer es antigua (y por ello los teóricos moder
mada por los «representantes» , ministros o jueces profesiona
nos no tienen excusas para olvidarla) . Es la que existe entre la
les. Como dije más arriba, no puede haber nunca un sistema de
felicidad, asunto estrictamente privado, y el bien común ( o el
derecho, por ejemplo, que sea completamente (o incluso esen
vivir bien) impensable sin recurrir al dominio público e inclu
cialmente) Wertfrei, neutro en cuanto a los valores. El recono
so al público/ptíblico (el poder) . Es, en términos diferentes
cimiento de una esfera libre de «actividad privada» -cuales
pero que enriquecerán la discusión, la que existe entre la
quiera que sean las fro nteras- proviene ella misma de la afir
euclaimonia, la felicidad, que no es eph 'hemin, no depende de
mación de un valor sustantivo y que pretende valer universal
nosotros, y el eu zein, el vivir-bien, que, en gran parte, depende
mente: es bueno para todos Jos individuos que se muevan libre
de nosotros, individual y colectivamente (pues depende tanto
mente en el interior de esfe ras de actividad privada reconoci
de nuestros actos como de aquello que y aquellos que nos ro
das y garantizadas por la ley. La delimitación de estas esferas, el
contenido de las sanciones eventuales de su transgresión por dean, y, a un cierto nivel a la vez más abstracto y más profundo,
otros deben recurrir necesariamente a o tra cosa que una con de las instituciones de la sociedad) . Se pueden contraer las dos
cepción formal de la ley, tal como sería fácil de demostrar en distinciones diciendo que la realización del bien connín es la
cualquier sistema de derecho positivo. (Por no tomar más que condición del vivir-bien.
un ejemplo, es imposible definir una escala de gravedad de los ¿Pero quién detennina o define el vivir-bien? Tal vez una de
delitos y de las penas sin <<comparar» entre ellas el valor de la las principales razones de la confusión que rodea la pregunta
vida, de la libertad -prisión-, del dinero, e tc.) es que la filosofía pretendió poder dar esta determinación o
En la argumentación de Berlín hallamos implícita otra con esta definición. Fue así, porque el rol de pensadores de la polí
fusión: la que existe entre el bien comtín y la felicidad. El fin de tica siempre fue ejercido por filósofos y éstos, por profesión,
la política no es la felicidad, que no puede ser sino un asunto querrían detenninar de una vez por todas una «felicidad» y un
privado 1 \ es la libertad o la autonomía individual y colectiva. <<bien conuín» y, si es posible, hacerlos coincidir. En el marco
Pero no puede ser so/amente la autonomía, pues entonces del pensamiento heredado, esta detenninación en efecto no
15 Ver el párrafo " ��ices su?jet!va� del proyecto revolucionario" en la primera parte 16
Ver mi texto u la polis griega y la creación de la democracia" (1 982), retomado en
_ imaginaria de fa Sociedad, Tusquets.
(1 964-1 965) de m1 1ibro La mstttuc10n Dominios del hombre, Gedisa.
286 28 7
Gorudius C;tstoriaclis
p o d ía ser sino un iversa l , v;í l i d a para t odos en cualquier <:poca y vez i nst it uidas. Ellos <klinen la m·i,� n t ac i < í n de cada una de ellas;
en cualquier lugar y, al mismo t iempo, est ablecida e n u n a suer prove e n n o n nas y cri t e r i os no l ú n n altnc n t c i ns t i t t t i dos ( p o r
te de a priori. Es la raíz del <<error>> de la m ayoría de los filóso <:j c m p l o , l o s griegos distin guían a s í el dik:tiou del kaJou ) ; por
((¡s que han escri t o sobre la polít ica, y el error simétrico de los t í l t imo, ellos sos t ie n e n e l t rah;�jo i n s t i t ucional c x p l íc i t u . Un n:
l.
o tros que , para evitar d absurdo de las co nsecue nc ias de esta gimen polít ico no puede ser t o t a l m e n t e agn<ístico en tt'rm i n o s
solución -Plató n , por ej emplo, al legislar acerca de los modos d e valores (morales o <: t iros) . Por <:jemplo, el tlcrerho n o ¡me
musicales p e rm i t idos y p ro h ibidos para toda << buena>> socie de s i n o expresar una concepción conHÍ l l ( o tlominantc y mal
dad-, llegaron a rechazar la cuestión misma, ahandon;índola que bien acep tada) sobre el « m ín i mo moral>> implicado por la
al libre arb i t rio de cada tmo . vida en sociedad.
No puede haber liloso fía que ddina pam t odos qut: es la Pero estos valores, y esta ! l l o ralidad, son creación colect iva
felicidad, y sobre todo q u e quiera imponerla mediante decisio a n ó n i m a y «espontánea>> . Pueden ser modificados b<üo la i n
nes p o l ít icas. La felicidad perte nece a Aa esfe ra p rivada y a la ll uencia de una acción rd1exiva y deliberada, pero ésta tiene
esfera p rivada / ptíblica. No pertenece a l a esfera ptíblica / p tí que acceder a o tras capas ele! ser histórico social dist i n tas a las
,.
blica como tal. La dem ocracia, como n:gi m e n de l a libertad, c o ncernidas por l a acción política explícita. De todas formas, la
1,
excluye ciertamen te una « felic idad>> que se podría volver pol íti cuestión del bien connín pertenece al dominio del hacer h istó
cam e n te obligatoria, en sí misma, o en sus << medios » . Pero, m ;ís rico-social, no al de la teoría. La concepción sust ancial del bien
atí n , ninguna lilosofía puede delini1· e n n i ngtín m o m e n to un conHín es cada vez histó rica-social mente creada, y es ella la que
<<bien connín >> sustan tivo, y n i nguna política puede esperar c¡uc se mau t iene de tr;ís de t.odo derecho y ele todo p rocedimiento .
la filosofía haya clefiniclo semej an te bien para actua r 1 7• Esto n o n o s conduce al mero « relativismo>> si vivimos e n un
Pero las cuestiones que se plantean en la es[cra p1Íblica/ n:gimcn clemocr;ítico, e n el que l a i n terrogación est�í penna
ptíblica (en la legislac i ó n , e n el gobierno) no pueden ser si n e n te m e n t e abierta e fectivame n te , lo q ue p resupone la crea
q u iera discu tidas sin una visión sobre e l bien conHí n . El bien ción social ele i ndividuos cap::�ces de i n t errogarse efe c t ivamen
connín es a la vez una condición de la felicidad i nd ividual y, te. Encon t ramos aquí al menos un componente del bien co
nds a ll;í, concierne a las obras y a las e m p resas que la so c i e d a d , n Hí n d cn H > < T: í ti c o , sus t a n t ivo e irrclat ivo: la ci udad debe hacer
con o sin l d i c i d a d , qu i e re ve r realizadas. todo l o que es posible para ayudar a los ciudadanos a deve nir
Esto no con,: i c n'w stí lo a l ¡ ·t: gi m c n d c m o<-r; í t ico. El an:ílisis c fc c t i vat ! l c t t t e au t <Ínomos. Esto es, e n primer lugar, una co wli
on t olüg i c o dt • J l l l t c s t,ra que 11 i ngu l l a so c i vd a d p u v d c v x ist i ¡· s i 1 1 c i <)n de s 1 1 e x i s t e n c i a como ciudad dcmocr;i t ica: u n a ciudad
u n a ddinición, nds o t n e nos c i ert a , d e valo n�s sustant ivos cont cst;í h e c h a d e c i ud a d a no s , y 1 1 1 1 c i udadano es aquel q ue es «c a
partidos, de bienes sociales comu nes ( l os p uhlic goods de los paz de gobernar y de ser gobernado» (Aris t <í t c l es ) . Pero eso
economistas no son m<ís que u mi parte de ellos) . Estos valores también es, como ya dije, una condición positiva del bie n-vivir
son una parte esencial de las significaciones imagi narias cada de cada tillO, que clcpe i Íde de la <<Calidad» de los o t ros. Y la
1 7 Ciertamente. seria dificil para un filósofo sostener que una sociedad en la cual la
r(: alización de este obje tivo: ayutlar a los i ndividuos a deve n i r
filosofía es imposible vate, para él, tanto como otra en la cual se la practica. Pero, a aut<ín omos, la paidcia en la aceptación m;ís fuerte y n d s pro
menos de que haya una elucidación suplementaría (y larga) del contenido del término
filosofía, ello no define potlticamente a una clase de sociedades. Hubo una (al menos fu n d a d el tc: r m i n 0 , es i m p o s i b l e s i n d e c i s i o n e s p o l ít i cas
una ciorta) filosofía en India y en China (para no hablar del Islam y de la Europa
sust a n t i vas, q u e , por o t ra part e , no pueden sino ser tomadas e n
todo t i p o d e n:gimen y de todas maneras.
medieval). De ello no surge que una sociedad de castas o con mandarinato equivalga
políticamente a una sociedad democrálica.
288 289
Comelius Cascoriadis
El av;mce de la insignificancia
La Sociedad IJumcnftica
Tomo l. Las relaciones de Producción en Rusia.
Tomo 11. La revolución con tra la Burocracia.
Editions 1 0/ 1 8, París, 1 973.
Ed . castellana: Tusquets Editores, Barcelona, 1 9 76.
L e Cm1 1 c n u d u Socia/isme
Edi tiolls 1 0/ 1 H, París, 1 979.
293
Cornelius Castoriadis
De la Ecología a la Autonomía
En colaboración con D. Cohn-Bendit Kairos
Le Seuil, París, 1 98 1 .
Capítulo I: La crisis de las sociedades occidentaks . . . . . . 17
Ante la Guerra*
Tomo 1: Las realidades. Capítulo II: Los movimientos de los años sesenta...... . . . . . . . . . :�5
Fayard, París, 1 98 1 .
Ed. Castellana: Tusquets Editores, Barcelona, 1 986.
Capítulo III: Marxismo-leninismo: la pulverización. . . . . . . . . . . -!9
Dominios del Hombre. Encrucijadas del Laberin to
Capítulo IV: Entre el vacío occidental y el mito árabe . . . . . . . 65
Le Senil, París, 1 986.
Ed. Castellana: Gedisa, Barcelona, 1 988.
Capítulo V: El deterioro de Occidente.. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
El Mundo Fragmentado. Encrucijadas del Laberin to III
Capítulo VI: El avance la insignificancia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 03
Le Seuil, París, 1 990. ·
cia e Inconsciente » .
Dunod, París, 1 99 1 . Capítulo IX: Freud, la sociedad, la historia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 73
Ed. Castellana: A.lnorrortu Editores, Buenos Aires, 1 993.
Polis
El Avance de la Insignificancia. Encrucijadas del Laberinto W.
Le Seuil, París, 1 996. Capítulo X: Imaginario político griego y moderno...... . . . . . . 1 95
Faire et a Faire. Carrefour du Labyrin tlle V. Capítulo XI: La democracia ateniense: falsas
Volumen en preparación, con fecha de aparición estimada y verdaderas cuestiones. . . . . . . . . . . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . ... 223
para la primera mitad de 1 997, Le Seuil.
Ed. Castellana: Eudeba (En preparación. ) Capítulo XII: La cultura en una sociedad democrática. . ... . 2:�7
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