Ascenso Del Poder Alejandro Magno

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Ascenso al poder[editar]

Filipo muere asesinado en el año 336 a. C. a manos de Pausanias, un capitán de su


guardia. Algunos atribuyen el asesinato a una conspiración tramada por Olimpia.8 Después
de este hecho, Alejandro hizo matar a parte de la familia de su madrastra Cleopatra.16 Así,
se aseguró que no quedara vivo ningún heredero que pudiese reclamar el trono y tomó las
riendas de Macedonia a la edad de veinte años.1718

Busto de Alejandro.
Tras suceder a su padre, Alejandro debía gobernar un país radicalmente distinto de aquel
que heredó Filipo II veintitrés años antes, ya que Macedonia había pasado de ser un reino
pobre y desdeñado por los griegos, a un poderoso Estado militar de fronteras consolidadas
con un ejército experimentado que dominaba indirectamente a Grecia a través de la Liga
de Corinto. En un discurso, puesto en boca de Alejandro por el filósofo e historiador
griego Flavio Arriano, se describía la transformación del pueblo macedonio en los
siguientes términos:
Filipo os encontró como vagabundos y pobres, la mayoría de vosotros llevaba por vestidos pieles de
ovejas, erais pastores de parvos ganados en las montañas y solo podíais oponer escasas fuerzas
para defenderos de los ilirios, los tribalios y los tracios en vuestras fronteras. Él os dio capas en
lugar de pieles de oveja y os trajo desde las cimas de las montañas a las llanuras, él hizo que
presentarais batalla a los bárbaros que eran vecinos vuestros, de tal modo que ahora confiáis en
vuestro propio coraje y no en las fortificaciones. Él os convirtió en moradores de ciudades y os
civilizó merced al don de leyes excelentes y buenas costumbres. (Alejandro Magno)
Arriano, siglo II (1982b, p. VII.9.2)

La muerte de Filipo supuso que algunas polis griegas sometidas por él se alzasen en
armas contra Alejandro ante la aparente debilidad de la monarquía macedonia. Dado que
la monarquía macedonia no era automáticamente hereditaria, Alejandro mostró un máximo
interés en ser reconocido como heredero de todos los derechos que había ostentado su
padre en el ámbito de las ciudades griegas. Los griegos debían votar en asamblea si se
confirmaba o no a Alejandro en el cargo de comandante en jefe del ejército. Alejandro
debía resolver dos puntos importantes: mantener el control de las ciudades y reclutar
mercenarios de las polis para su campaña contra Persia.
En la primavera del 335 a. C. lanza una exitosa campaña al
norte, Iliria (hoy Albania y Macedonia del Norte) y Tracia (hasta las inmediaciones del
río Danubio), donde es avisado de que Tebas se había sublevado, tomando una
guarnición macedonia.8Alejandro, con una reacción relámpago, viajó casi seiscientos
kilómetros hasta Tesalia para reafirmar el dominio en la región15 (ya había sido
conquistada por Filipo), y emprendió el camino hacia el Ática, reprimiendo la sublevación
de Tebas,19 que opuso una feroz resistencia, reduciendo la ciudad a escombros, a
excepción de la casa que había pertenecido al poeta Píndaro. Después de ajusticiar a los
sublevados, entrevistó a una parte de la población, ordenando más tarde la reconstrucción
de la ciudad. Uno de los perjudicados era un deportista tebano de los Juegos Olímpicos, a
quien Alejandro felicitó durante el desarrollo de estos,9 y otro relato cuenta que, Timoclea,
hermana del general tebano Teágenes, quien mató a un general tracio durante la
contienda, fue liberada después de haber hecho una «defensa sincera».9
Camino al sur del Ática, visitó el oráculo de Delfos, donde un general ateniense había
depuesto a la pitonisa del templo, y que luego Alejandro restableció a la misma en su
puesto.9 Allí tuvo en dos ocasiones sus oráculos. La primera visita fue bastante errática,
teniendo los sacerdotes que irrumpir en varias ocasiones. «Alejandro, no puedes entrar
con espadas aquí. Y tampoco puedes llevarte las cosas».9 En la segunda, fue a pedir el
oráculo, pero en la residencia la pitia (sacerdotisa), que forcejeando le dijo «hijo mío, eres
invencible».9

Diógenes a Alejandro: «Quítate de ahí, me tapas el


sol».
Su paso por Atenas fue por demás totalmente atípico. Los atenienses cerraron sus
puertas, no por sublevación, sino por temor por lo ocurrido en Tebas. Alejandro, que sentía
un gran respeto por los filósofos, el arte y la cultura de la ciudad, envió entonces una
primera carta (era su estilo), a lo que respondieron: «estamos debatiendo si presentarte
batalla o dejarte entrar».9 Por lo que, Alejandro, a través de otra carta propuso dejar a su
ejército fuera y entrar solo. Dejó que solamente lo acompañaran algunos de sus amigos,
los hetaroi. Una vez allí, Atenas reconoció su supremacía2021 por el gesto, nombrándolo de
esta manera hegemón, título que ya había ostentado su padre y que lo situaba como
gobernante de toda Grecia,22 consolidando así la hegemonía macedónica, tras lo cual
Alejandro se dispuso a cumplir su siguiente proyecto: conquistar el Imperio persa.
Una conocida anécdota, embellecida por la leyenda, es la del encuentr

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