Veracruz, Una Década Ante El Cambio Climático

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VERACRUZ, UNA DÉCADA

ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO

Coordinadores
Adalberto Tejeda Martínez,
Beatriz del Valle Cárdenas,
Carlos M. Welsh Rodríguez,
Carolina A. Ochoa Martínez e
Irving R. Méndez Pérez
Veracruz, una década
ante el cambio climático

Adalberto Tejeda Martínez, Beatriz del Valle Cárdenas,


Carlos M. Welsh Rodríguez, Carolina A. Ochoa Martínez
e Irving R. Méndez Pérez
Coordinadores
GOBIERNO DEL ESTADO DE VERACRUZ DE IGNACIO DE LA LLAVE

Cuitláhuac García Jiménez


Gobernador del Estado

Eric Cisneros Burgos


Secretario de Gobierno

Israel Hernández Roldán


Director General de la Editora de Gobierno

Darwin Mayorga Cruz


Director General del Consejo Veracruzano
de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico

En caso de citar este documento se hará de la siguiente manera:


Tejeda M., A., Del Valle C., B. et al., (Coords.).
(2020). Veracruz, una década ante el cambio climático.
Recuperado de: http://editoraveracruz.gob.mx/docs/COVEICyDET_Climatico.pdf

Primera edición digital: 2020

ISBN: 978-607-8489-70-1
Derechos reservados
Editora de Gobierno del Estado de Veracruz
Km 16.5 de la carretera federal Xalapa-Veracruz
C. P. 91639, Emiliano Zapata, Veracruz, México
Agradecimientos

A Beatriz Torres Beristain, José Rivera Banuet, Mariana Rodríguez Gámez,


Omar Castro Díaz y Adrián Álvarez Pérez, por sus comentarios y correcciones.
Índice

Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Adalberto Tejeda Martínez y Beatriz del Valle Cárdenas

Resumen ejecutivo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

Emisiones de gases de efecto invernadero: Insumo básico de una política. . . . . . . . . . 30


Carlos M. Welsh Rodríguez y Carolina A. Ochoa Martínez

El cambio climático en las costas veracruzanas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41


Mark Marín Hernández y Gabriela Athié

Biodiversidad en Veracruz y cambio climático . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52


Miguel Equihua Zamora, Arturo Hernández Huerta, Octavio Pérez Maqueo
y Griselda Benítez Badillo

Agua y cambio climático . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68


Eric Houbron, Michel Canul Chan, Gloria Inés González López,
Abril Rodríguez Guzmán, Elena Rustrián Portilla y Víctor Hugo Buendía Diaz

El sector agropecuario: causante y mitigante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93


Carlos R. Cerdán Cabrera, Gustavo Ortiz Ceballos, Paulo Cesar Parada
y Mario J. Gómez Martínez

Veracruz, una década ante el cambio climático 5


Sector salud en Veracruz y cambio climático . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
Edith Rodríguez Romero, Rosa Aurora Azamar Arizmendi,
Olga Lidia Maza Benavides, Fredy Severo Mendoza Palmero
y Claudia Alejandra Cárdenas Belmonte

Ciudades y cambio climático. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120


Irving R. Méndez Pérez

Desastres, hidrometeoros extremos y cambio climático. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129


Ana Cecilia Travieso Bello y Carolina A. Ochoa Martínez

Protección civil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137


Saúl Miranda Alonso, Ramón Pérez Molina, Carolina A. Ochoa Martínez
y Carlos M. Welsh Rodríguez

Educación para el cambio climático: Consideraciones para su abordaje . . . . . . . . . . . 145


Laura O. Bello Benavides y Gloria Elena Cruz Sánchez

La economía veracruzana: Una aproximación empírica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158


Rogelio Javier Rendón Hernández

Nuevo marco jurídico sobre el cambio climático. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169


Tania García López

Ante el cambio climático, justicia climática. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183


Ana Cecilia Conde Álvarez

Reflexión final. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197


Sara Ladrón de Guevara

Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 200

6 Veracruz, una década ante el cambio climático


Prólogo
Adalberto Tejeda Martínez1 y Beatriz del Valle Cárdenas2

En 2009, tras realizarse una consulta ciudadana obligada por la normatividad, se oficializó el
Programa Veracruzano ante el Cambio Climático (PVCC) como un instrumento de política
pública estatal. Durante los tres años previos, cerca de 80 estudiosos –de la Universidad
Veracruzana (UV), el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM y el INECOL (Instituto
de Ecología), principalmente– analizaron los posibles impactos del cambio climático en el
medio natural y en los sectores social, económico, político y cultural del estado, gracias a
un financiamiento de la Embajada Británica en México y del entonces Instituto Nacional de
Ecología (hoy también de Cambio Climático, INECC) de la SEMARNAT.
El PVCC tuvo dos efectos centrales: por un lado, que en su proceso de elaboración
dentro de la UV y de otras instituciones de investigación del estado se generaron grupos de
trabajo que para estas fechas deben sumar más de una centena de investigadores que desarrollan
diversas líneas que van desde las causas físicas del fenómeno hasta sus consecuencias
ambientales, sociales y económicas. En particular, la UV fundó en 2008 su Programa de
Estudios de Cambio Climático (PECCUV), en cuyas iniciativas participan actualmente más
de 50 académicos.
El segundo efecto, que Veracruz fue el primer estado en promulgar su Ley Estatal
de Mitigación y Adaptación ante los Efectos del Cambio Climático, previa incluso de la ley
federal, por lo que desde entonces los sucesivos gobiernos estatales –con mayor o menor
éxito– han tratado de implementar acciones para enfrentar el cambio climático.
1
Investigador de la Universidad Veracruzana, entre 2006 y 2009 coordinó la elaboración del Programa
Veracruzano ante el Cambio Climático.
2
Entre 2010 y 2016, como coordinadora de la Unidad de Cambio Climático del Gobierno del Estado,
fue la responsable de operar el Programa Veracruzano ante el Cambio Climático.

Veracruz, una década ante el cambio climático 7


Entonces, al contar Veracruz con el marco normativo y la información científica y de
planeación –PVCC– para hacer frente al fenómeno, las autoridades estatales se dotaron de
herramientas sólidas para aplicar acciones tanto de mitigación como de adaptación al cambio
climático. Esta situación dio pie a que en 2012 se instalara el Consejo Veracruzano ante el
Cambio Climático, órgano de coordinación entre el gobierno estatal y los gobiernos federal
y municipal, el poder legislativo y diferentes sectores de la sociedad, teniendo resultados
de impacto, como las agendas sectoriales de cambio climático 2012-2016, en las que la
administración pública estatal y sus dependencias comprometieron acciones.
Así, se logró la conformación de Programas de Acción Climática Municipal para 15
municipios, del periodo 2011-2013: La Antigua, Poza Rica, Tecolutla, Teocelo, Tlilapan y
Xalapa; y del periodo 2014-2018: Banderilla, Camerino Z. Mendoza, Córdoba, Jilotepec,
Orizaba, Papantla, Río Blanco, Tamiahua, Tuxpan, Xalapa y Xico.
Veracruz ahora cuenta con herramientas para monitorear las acciones de mitigación
de gases de efecto invernadero a través de un Sistema de Monitoreo, Reporte y Verificación de
las Agendas Sectoriales de Cambio Climático, que se puso en marcha en 2015, y un Sistema
de Indicadores de Adaptación al Cambio Climático.
Como resultado de los avances e iniciativas en la materia, la cooperación nacional e
internacional vio a la entidad como un aliado, y ejemplo de estas acciones son los recursos
destinados por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) para
dos proyectos en donde Veracruz fue clave: (1) Adaptación de humedales costeros ante los impactos
del cambio climático (2011-2016), aplicando acciones de adaptación en el Sistema Lagunar de
Alvarado y (2) Conservación de cuencas costeras en el contexto de cambio climático (2014-2018), que
ayudó a la aplicación de acciones en Veracruz, en las cuencas del Tuxpan, de La Antigua, del
Jamapa y del Huazuntlán-Temoloapan. Asimismo, en 2018 se inició un nuevo proyecto para
la ciudad de Xalapa denominado Construcción de resiliencia climática en sistemas urbanos a través
de la adaptación basada en ecosistemas (AbE) en América Latina y el Caribe.
La inercia y buena coordinación con los diferentes sectores de la sociedad han permitido
que el estado de Veracruz sea beneficiario de cooperación con la Embajada Británica, con
la Cooperación Alemana al Desarrollo (GIZ por sus siglas en alemán), la Agencia de los
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) y ONU
Medio Ambiente, entre otras agencias.
En el año 2010 el PECCUV, junto con las instituciones académicas que apoyaron la
elaboración del PVCC, llamó la atención de la clase política al publicar el opúsculo Cambio
climático y cambio de gobierno: compromisos mínimos para el futuro de Veracruz, lo que fue un

8 Veracruz, una década ante el cambio climático


acierto, pues el documento resume el PVCC en una lista de acciones fundamentales, y de
esa manera facilitó la operación del Programa durante un lustro, al menos. Asimismo, dicho
documento se convirtió en una guía para la administración pública estatal, en cuanto a la
aplicación de acciones para enfrentar el cambio climático con un sustento científico en cada
recomendación.
Ahora, el PECCUV convocó a grupos de trabajo de la propia UV, del INECOL y del
Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM para elaborar este libro, esperando que sea
oportuno, pues el PVCC y la Ley Estatal… fueron superados por la realidad, así como por
los tratados internacionales y la norma nacional: la Ley General de Cambio Climático, que
se publicó en el Diario Oficial de la Federación en julio de 2018, ya se alinea con el Acuerdo de
París de la Convención Marco sobre Cambio Climático, aprobado en 2015. Pero además, y
máxime, porque todos deberíamos aspirar a acercar a la sociedad veracruzana a la justicia
climática, concepto que a fin de cuentas está en la esencia de este libro.
Aunque es cierto que vivimos tiempos de una violencia exacerbada en varios puntos
del territorio nacional, sin que Veracruz sea la excepción, también es verdad que esas fracturas
dolorosas en el cuerpo social deberán atenderse al tiempo que se tomen medidas contra
el deterioro que puede infligir ese padecimiento crónico y degenerativo llamado cambio
climático.
Enfrentar el cambio climático es tarea de todos y la coordinación es una aliada
fundamental para avanzar. Queda mucho por hacer, pero el compromiso de modificar nuestros
hábitos diarios hará la diferencia; debemos pasar de la conciencia a la conducta. “Nadie es
pequeño para hacer la diferencia” (Greta Thunberg).

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Resumen ejecutivo

Del contenido de este libro se desprenden 65 propuestas que, de llevarse a cabo, atienden los
asuntos más urgentes del cambio climático en el estado de Veracruz. Fueron presentadas de
manera pública el 11 de marzo de 2019, en el opúsculo titulado: Veracruz ante el cambio climático:
acciones mínimas 2019-2024.3 Las propuestas se dividen en transversales, de adaptación y de
mitigación al cambio climático y se enlistan a continuación.

Transversales
Biodiversidad

En Veracruz existe acceso escaso a información apropiada y oportuna sobre la condición


actual de los ecosistemas y los cambios ocasionados por las intervenciones humanas. Esto
limita el impacto de las acciones de conservación de la biodiversidad y de los servicios
ecosistémicos. Por tanto, una plataforma informática –como la I-Gamma desarrollada por
la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) y el
INECOL– posibilitará atender directamente o facilitar la ejecución o el seguimiento de
acciones como:
1. Establecer un sistema de seguimiento continuo e información para la toma de
decisiones sobre el cambio climático y la biodiversidad del estado.
2. Orientar políticas de restauración y reforestación, programas de monitoreo,
protección forestal y vigilancia sobre cambio de uso del suelo.
3. Fortalecer, mediante una ley o un programa de acción, la capacidad institucional
de los municipios veracruzanos para responder al CC (cambio climático), e
identificar áreas de conectividad ambiental y de rehabilitación de ecosistemas
degradados.
4. Fortalecer el manejo de las áreas naturales protegidas de carácter estatal,
promoviendo la elaboración de programas para su administración, contando
con directores o personal encargado de dichos espacios, y fomentando la

3
https://www.uv.mx/noticias/files/2019/03/VERACRUZ-ANTE-EL-CC-PROPUESTAS-
MI%CC%81NIMAS-2019-2024.pdf

10 Veracruz, una década ante el cambio climático


aplicación de recursos para su adecuada operación. Asimismo, hay que tomar en
cuenta que las áreas naturales protegidas son barreras naturales ante fenómenos
hidrometeorológicos extremos que se exacerban con el cambio climático.
5. Fortalecer y continuar con la operación del Fondo Ambiental Veracruzano para
apoyar proyectos enfocados a hacer frente al cambio climático, como podrían
ser los que se desarrollen en áreas naturales protegidas o en zonas prioritarias
para la conservación.

Educación

6. Un programa de educación para educación básica y media superior, orientado


al desarrollo de competencias que articulen el conocimiento puntual del CC y
de su impacto en el estado, con acciones tanto individuales como comunitarias
de mitigación y adaptación. Es decir, saber cómo:
I. Reducir los gases de efecto invernadero (GEI) a través de prácticas de
consumo pertinentes.
II. Actuar frente a hidrometeoros, antes, durante y después de sus impactos.
III. Desarrollar prácticas de cuidado de la salud ante enfermedades
agudizadas por el CC.
IV. Desarrollar prácticas socioambientales de adaptación al CC.
V. Lograr el cuidado y la recuperación de ecosistemas y reforestación.
7. Programa de formación docente en materia de CC.
8. Programa de estudios sobre CC en instituciones de educación superior (IES).
Es necesario que las IES –en el estado de Veracruz y en los institutos de
investigación– le otorguen un carácter central a los estudios y a la investigación
básica y aplicada sobre el CC, tanto en lo relacionado con la mitigación como
con la adaptación.
9. Educación de y comunicación con la población urbana, para lo cual es necesario
establecer vínculos entre los gobiernos municipales y las secretarías encargadas
de la gestión de estos programas: Secretaría de Protección Civil (SPC), Secretaría
de Desarrollo Social y Medio Ambiente (SEDESMA), Secretaría de Salud del
Estado de Veracruz (SESVER) y Comisión del Agua del Estado de Veracruz
(CAEV), principalmente.

Veracruz, una década ante el cambio climático 11


10. Educación de y comunicación con la población periurbana, con los apoyos de
la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesca (SEDARPA),
SPC, CAEV, SEDESMA, SESVER y el gobierno municipal, en especial, poniendo
énfasis en el desarrollo de formas de comunicación y cooperación efectivas.
11. Educación de y comunicación con la población rural.
12. Educación de y comunicación con dependencias gubernamentales.
13. Educación de y comunicación con organizaciones civiles y organizaciones no
gubernamentales (ONG).
14. Educación de y comunicación con los sectores industrial y empresarial.

Investigación

15. Se debe procurar que desde el Consejo Veracruzano de Investigación Científica


y Desarrollo Tecnológico (COVEICyDET) se fomenten la investigación y la
innovación buscando la generación de conocimiento socialmente relevante y
políticamente pertinente en materia de CC.
16. No debe olvidarse la parte correspondiente a la detección y la vigilancia. Es
necesario contar con más y mejores equipos meteorológicos, pues la observación
y la información meteorológica de calidad es la fuente principal de cualquier
estudio serio y confiable sobre el cambio climático.

Gobernanza

17. Diversos autores y organizaciones sociales impulsan el desarrollo de la teoría


y la práctica de la justicia climática, la cual plantea garantizar un trato justo y
la ausencia de cualquier tipo de discriminación contra los impactos negativos
del CC. Si bien es cierto que tanto en lo individual como en lo colectivo
estamos desarrollando nuestra capacidad para responder al CC0020 –por
medio de estrategias de adaptación y mitigación–, las dimensiones de la justicia
ambiental, la igualdad de trato en la formulación de políticas e incluso en la
misma definición de “grupos vulnerables” a menudo no son establecidas de
manera rigurosa. Se buscan, en ese sentido, nuevas formas de gobernanza que
impliquen la participación de las comunidades y de la sociedad en general en las
estructuras del estado.

12 Veracruz, una década ante el cambio climático


18. Se trata entonces de realizar acciones, estrategias y cambios estructurales
que permitan la resolución integral de los grandes problemas ambientales,
considerando a las comunidades y a la sociedad civil como los más importantes
actores transformadores. Sobre esto escribe Vitón (2017: 96), que cita a Klein
(2015):

La lucha por la justicia climática aquí, en Estados Unidos, y en todo el mundo, no


es solamente una lucha contra la [mayor] crisis ecológica de todos los tiempos, sino
que es la lucha por una nueva economía, un nuevo sistema energético, una nueva
democracia, una nueva relación con el planeta y entre nosotros, una lucha por la
tierra, el agua y la soberanía alimentaria, por los derechos indígenas, por los derechos
humanos y por la dignidad de todas las personas. […] Estamos todos unidos en esta
batalla, que no es una batalla solamente por conseguir una reducción en las partes por
millón de CO2 en la atmósfera, sino también por transformar nuestras economías y
reconstruir el mundo que queremos hoy.

19. Las decisiones del gobierno en materia de CC deberán basarse en evidencia


científica sólida, transparencia, rendición de cuentas, eficiencia presupuestal y
“transversalidad ambiental”.
20. En Veracruz es necesario adoptar una nueva ley de CC que incorpore y
desarrolle las numerosas facultades que, de acuerdo con la Ley General de
Cambio Climático (LGCC), tienen los estados y los municipios en esta materia.
Dicho instrumento debe plasmar las tendencias internacionales respecto del
principio de responsabilidad común pero diferenciada, así como incorporar las
modificaciones de la LGCC emitida en julio de 2018. También debe anexar los
esquemas de gobernanza climática que dicta la LGCC, como son la comisión
intersecretarial de CC, el consejo de CC y un programa (2019-2024) con su
respectiva estrategia.
21. Asimismo, es necesario reasignar el fondo de tal modo que el programa
y la estrategia estatales en materia de CC cuenten con fondos etiquetados y
conformar una oficina de búsqueda de recursos nacionales o internacionales.

Veracruz, una década ante el cambio climático 13


Adaptación
Salud

El PVCC (2009) ya enunciaba algunas acciones que se han iniciado pero que hay que continuar
y reforzar:
22. Programas de control de vectores transmisores de enfermedades relacionadas
con el CC.
23. Campañas de concientización de riesgos de salud por efectos del CC.
24. Inclusión en el sistema nacional de vigilancia epidemiológica de indicadores del
CC.
25. Inventarios biológicos que permitan que los vectores puedan monitorearse.
26. Más investigación sobre distribución, frecuencia y factores de riesgo de
enfermedades ante el CC.
De manera adicional se propone:
27. Generar escenarios de CC para calcular el índice de vulnerabilidad futura en el
campo de la salud.
28. Alinear los programas de salud existentes con zonas vulnerables, de acuerdo
con la exposición a riesgos presente y futura de la región.
29. Introducción del componente de salud en los Planes de Acción Climática
Municipal (adaptación).
30. Capacitación para la adaptación al CC en materia de salud a nivel municipal.
31. Fortalecer el grupo de trabajo de CC y salud con la participación de otras
instancias y dependencias.
32. Armonizar y ampliar iniciativas sobre “hospitales inteligentes” (seguros, verdes
y saludables).

Agricultura

Una de las estrategias para enfrentar el CC es el desarrollo de sistemas agrícolas que


demuestren mayor resiliencia. Para ello es necesario romper con el enfoque del monocultivo
de los sistemas agrícolas introduciendo estrategias de diversificación e implantación de
prácticas agroecológicas. Este hecho permitirá restituir procesos ecológicos naturales como el

14 Veracruz, una década ante el cambio climático


reciclaje óptimo de nutrientes y la acumulación de materia orgánica, la activación biológica
del suelo, los flujos cerrados de energía, la conservación de agua y suelo, así como el balance
de las poblaciones de plagas y enemigos naturales. Se trata de procesos clave para incrementar
la resistencia y la resiliencia de los agroecosistemas al CC para mejorar su productividad y la
capacidad de autosostenimiento.

Asimismo se recomienda:
33. Generar planes regionales de adaptación y mitigación al CC, donde las mejores
prácticas de manejo agroecológico, las estrategias de diversificación y la
producción agroforestal sean los elementos clave.
34. Propiciar en las entidades del sector acciones de capacitación en temas de
vulnerabilidad y adaptación al CC dirigidos a los productores del estado.
35. Propiciar cambios en las reglas de operación que privilegien el establecimiento
de sistemas de cultivo con técnicas agroecológicas que mejoren la resiliencia
ante los efectos del CC.
36. Mejorar la capacidad de los tomadores de decisiones en el entendimiento del
CC y de los mecanismos que permitan adaptarse a este.
37. Establecer redes de monitoreo para evaluar el impacto del CC, en la idea de
contar con los insumos locales y regionales que permitan la toma de decisiones;
es decir, se necesita un programa de prevención basado en la investigación y el
monitoreo de los efectos del CC sobre los sistemas agropecuarios y forestales.
38. Propiciar una mejor organización y capacitación de los productores agropecuarios
para que se apropien de los planes de adaptación al CC.
39. Realizar de manera progresiva diagnósticos comunitarios participativos de
vulnerabilidad y adaptación al CC.
40. Fomentar estrategias de producción agroecológica analizando casos exitosos
llevados a cabo en el país.
41. Definir políticas públicas que enfrenten la pobreza de manera eficiente y efectiva
orientadas a fortalecer la agricultura familiar de pequeña escala, que es la que
mayor potencial tiene para enfrentar el CC global, con mejoras del suelo, de las
fuentes de agua y, en general, del entorno rural.
42. Proponer programas de cambio climático por sectores, por ejemplo el “Programa
de café y cambio climático para la región centro del estado de Veracruz”.

Veracruz, una década ante el cambio climático 15


43. Retomar casos exitosos de proyectos aplicados en el estado de Veracruz y
llevados a cabo por organizaciones de la sociedad civil, con miras a integrar
prácticas agroecológicas en el sector cafetalero y en otros cultivos clave del
estado.

Hidrología

44. El reto principal consiste en incorporar los efectos del CC en la planeación y


gestión de los recursos hídricos. El sector hídrico de Veracruz deberá realizar un
enorme y costoso esfuerzo de adaptación al CC, para lo cual es necesario poner
en marcha cambios institucionales y legales profundos que impacten en una
gestión de los recursos hídricos más eficiente y sustentable.
45. Se espera que se fortifiquen los cuadros de gobernanza y protección civil, al
tiempo que se dote a los operadores de equipo vehicular, de búsqueda, rescate y
de atención médica en el sitio de la contingencia, así como de nueva tecnología,
como drones para la búsqueda, el rescate y la evaluación de una inundación o
zona de desastre.
46. Para generar información confiable que permita emitir alertas oportunas con
el objetivo de reducir el riesgo por hidrometeoros, se propone instrumentar
una zona piloto con sensores de movimiento (acelerómetros e inclinómetros) y
transmisión a tiempo actual para monitorear zonas de deslaves.
47. Habilitar un sistema de evaluación de los pronósticos meteorológicos emitidos
por la Secretaría de Protección Civil estatal, de preferencia a cargo de un
organismo externo, como un centro de investigación estatal.

Costas

Las afectaciones en la zona costera veracruzana ocasionadas por el CC ya se hacen presentes,


y una parte de lo que se espera que ocurra en los próximos años se basa en los escenarios
globales. Sin embargo, para una mejor adaptación a los próximos impactos se requieren:
48. Estudios puntuales que pueden realizar las instituciones de investigación
mediante concurso abierto o invitación del gobierno del estado.

16 Veracruz, una década ante el cambio climático


49. Acciones puntuales a partir de un manejo integrado de cuencas, en el entendido
de que las acciones que se lleven a cabo en las cuencas alta y media afectan a la
cuenca baja. Es importante tomar en cuenta este enfoque y promover este tipo
de proyectos.

Economía

50. Para el diseño y la implementación de políticas públicas y económicas eficaces


que garanticen el uso racional de los factores productivos, así como la eficiencia
económica además de evitar la degradación ambiental, es necesario medir,
calcular y estimar puntualmente el costo del CC en Veracruz por regiones y
por actividad económica específica, aplicando métodos de evaluación que
incorporen el riesgo y la incertidumbre que caracteriza a este fenómeno. De
esta manera, se identificarán los problemas generados y las alternativas de
solución a los mismos, incluyendo instrumentos económicos y financieros. Por
último, es requisito que en este proceso participen activa y coordinadamente el
gobierno, las instituciones de educación superior, los centros de investigación,
los organismos no gubernamentales y la sociedad en general, todos ellos con un
mismo objetivo: reducir los daños provocados por el CC con miras a un mayor
desarrollo y bienestar de la población actual y de las generaciones futuras.

Edificaciones y urbes

51. Impulsar la publicación de la reforma al Reglamento de la Ley de Construcciones


Públicas y Privadas del Estado de Veracruz, reforma que integra criterios de
sustentabilidad para las nuevas edificaciones y toma en cuenta la normatividad
que a continuación se menciona.
52. Fomentar el cumplimiento del Código de construcción sostenible para el sector
de vivienda (CONAVI, 2010) y de las normas oficiales mexicanas emitidas
con el propósito de reducir los consumos de energía para la climatización de
los edificios: la NOM-018-ENER-2011 (Aislantes térmicos para edificaciones.
Características y métodos de prueba), y la NOM-020-ENER-2011 (Eficiencia
energética en edificaciones), así como las normas técnicas mexicanas de carácter
voluntario (NMX-AA-164-SCF1-2013: Edificación sustentable-criterios y

Veracruz, una década ante el cambio climático 17


requerimientos ambientales mínimos; NMX-AA-171-SCFI-2014: Requisitos y
especificaciones de desempeño ambiental de establecimientos de hospedaje).
De igual forma, es necesario adecuar a Veracruz la NMX-AA-SCFI-157-2012:
Requisitos y especificaciones de sustentabilidad para la selección del sitio, diseño,
construcción, operación y abandono de sitios de desarrollos inmobiliarios
turísticos en la zona costera de la Península de Yucatán.
53. La atenuación de la isla urbana de calor requiere de una mayor densidad de
áreas verdes. La ya mencionada norma NMX-AA-164-SCF1-2013 (Edificación
Sustentable…) establece que el porcentaje de áreas libres debe ser 10 % mayor al
valor mínimo establecido por la regulación local.
54. En la norma de edificación en las líneas de costa debe propiciarse la ventilación.
Esa atenuación de la intensidad de la isla urbana de calor, sobre todo en los
entornos urbanos en los que se dificulta la ventilación, tendría un efecto no solo
sobre el ahorro energético sino también sobre la disminución de la intensidad de
las olas de calor.
55. Promover el uso de sistemas de captación de agua pluvial a nivel residencial
y de comercios y servicios, para que la población se vuelva más autónoma en
materia de gestión del recurso hídrico.

Mitigación

Atendiendo a la Ley Estatal de Mitigación y Adaptación ante los Efectos del Cambio
Climático, se presentan y discuten algunas áreas de oportunidad de mitigación de emisiones:
56. Promoción y gestión para la sustitución de luminarias antiguas por ahorradoras
de nueva generación. De esta manera, se conseguiría reducir emisiones y
aumentar la percepción de seguridad entre la población.
57. Uso de tecnologías ahorradoras de consumo de energía en edificios públicos en
los tres órdenes de gobierno.
58. Incorporación de los sistemas silvopastoriles a un mecanismo que fomente
desde cercas vivas hasta la siembra de árboles forrajeros, lo que tendría un doble
efecto: incidir en los beneficios económicos del sector por la venta de leche,
novillos y vaquillas, así como por la captura de carbono.

18 Veracruz, una década ante el cambio climático


59. En la gestión integral de los residuos sólidos urbanos (RSU) existe un área
de oportunidad en el terreno de los sistemas de recolección, transferencia y
disposición final para la mitigación del cambio climático, que tiene que ver con la
capacidad de gestión directa de los ayuntamientos. Sin embargo, sin el apoyo de
un programa estatal, los efectos están condicionados a la concesión del servicio
a empresas privadas. Se propone, entonces, crear un sistema de generación de
biocombustible que sea insumo para los transportes municipales y que guarde
un vínculo directo con el transporte público de personas concesionado.
60. Es recomendable echar a andar un programa de incentivos fiscales para el
sector industrial. Dicho programa debe consistir, en primer lugar, en el registro
formal de emisiones por actividad y giro, tal como lo señala la ley federal que
lamentablemente no tiene par en el estado. En segundo lugar, debe incluir un
sistema de gestión de incentivos fiscales que a las empresas participantes les
sea fácil de operar y les permita usar combustibles no convencionales y menos
contaminantes, así como participar de la cogeneración y la responsabilidad
ambiental. En tercer lugar, debe considerar un programa de coinversión en
materia de ciencia y tecnología para que académicos y estudiantes contribuyan
a la solución de problemas de eficiencia y reducción de emisiones. Por último,
debe instaurar un premio ambiental para aquellas empresas que, además de
reducir sus emisiones, logren satisfacer su propia demanda de energía en el
marco de una economía circular.
61. Se debe procurar que al menos 50 % de los vehículos del servicio público
de pasajeros sean modelos de baja contaminación o emisiones cero. Para
alcanzar este objetivo se propone gravar los vehículos de acuerdo con su nivel
de emisiones; así, los más contaminantes (más antiguos y de mayor cilindraje)
pagarían una mayor cantidad de dinero por concepto de tenencia. Lo anterior se
complementaría con la generación de un reordenamiento de rutas y transporte
concertado en los centros urbanos que permita hacerlo más eficiente y que
atienda a un mayor volumen poblacional.
62. Es necesario actualizar el inventario de emisiones del estado mediante el apoyo a
organismos nacionales, el financiamiento externo y el concurso de instituciones
de investigación locales.
63. Es deseable promover el uso de energías renovables, tanto de energía térmica
como de energía eléctrica, en el sector residencial y comercial.

Veracruz, una década ante el cambio climático 19


64. Es necesario incorporar sistemas de energías renovables en espacios públicos
que sirvan de ejemplo a toda la población.
65. Finalmente, se recomienda poner en marcha programas de uso eficiente de la
energía y de utilización de energías renovables en el sector educativo del estado
de Veracruz, que cumplan dos funciones: autonomía en el uso de energéticos y
educación ambiental.

20 Veracruz, una década ante el cambio climático


Introducción4

El calentamiento global es un proceso creciente. Este hecho se refleja tanto en el aumento


de las evidencias científicas como en el consenso, cada vez mayor, al que han llegado
quienes estudian dicho fenómeno. Constituye una amenaza para el planeta, aunado a otras
amenazas graves, como la pérdida de biodiversidad y de suelo fértil. Desde el Cuarto Informe
de Evaluación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en
inglés), presentado en 2007, se señaló, con un alto grado de confiabilidad, que el planeta
experimenta un calentamiento sin precedentes en la historia de cerca de una décima de grado
centígrado por década desde finales de los años cincuenta, para acumular casi un grado en la
temperatura media desde la época preindustrial hasta la fecha.
El estado de Veracruz no escapa al cambio climático (CC) que impacta sobre las
condiciones socioecológicas y económicas de la población, pues es una de las regiones del
país con mayor vulnerabilidad a dicho fenómeno.
El estrés térmico ocasionado por el calentamiento global disminuirá la productividad
de los cultivos, lo que a la vez alterará su ciclo fenológico. De igual forma, se incrementará
la tendencia a la eutrofización en lagos y embalses. En materia de salud, el calentamiento
guarda una estrecha correlación con enfermedades sensibles al clima, como la deshidratación,
la insolación, el golpe de calor, las enfermedades transmitidas por vectores, la meningitis,
las infecciones respiratorias, las alergias, las enfermedades zoonóticas transmitidas por los
alimentos, el cáncer de piel y las enfermedades crónicas, entre otras.
El Quinto Informe de Evaluación del IPCC (2013) señala que las ciudades son
especialmente vulnerables a los efectos del CC. Entre los riesgos destacan la precipitación
extrema, las inundaciones continentales y costeras, la sequía y el estrés térmico a causa del
aumento de la temperatura y la contaminación del aire, entre otros. Hacia el 2050 se espera
un aumento sustancial en la ocurrencia de olas de calor letales en combinación con la isla
urbana de calor y la alteración climática generada al interior de las ciudades.
El calentamiento global se atribuye principalmente a los gases de efecto invernadero
(GEI) (gases poliatómicos que tienen la capacidad de atrapar la energía calorífica en las capas
bajas de la atmósfera, propiciando el calentamiento del planeta) como el vapor de agua, el
bióxido de carbono, el óxido de nitrógeno y el metano. La concentración de los tres últimos

4
Esta introducción es una compilación de los conceptos y antecedentes fundamentales tomados de los
distintos capítulos de este libro, por lo que en rigor es de autoría colectiva.

Veracruz, una década ante el cambio climático 21


en la atmósfera terrestre ocurre de manera acelerada desde inicios del siglo XVIII, a raíz de
la Revolución Industrial, de tal forma que ha pasado de 280 ppm de CO2 hace 200 años a 400
ppm a mediados de esta década. Mención aparte merecen los clorofluorocarbonos, que el ser
humano empezó a producir en la segunda mitad del siglo XX.
Por otra parte, el crecimiento poblacional acelerado demanda combustibles para el
desarrollo de las actividades económicas y del bienestar humano, con la consecuente emisión
intensa de GEI.
A partir de la entrada en vigor, en 1994, de la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), las diferentes instancias que conforman el
organismo realizan conferencias anuales. Actualmente, la Convención aglutina a 174 países,
incluidos México y la Unión Europea. De las reuniones hasta ahora celebradas destaca la
número 21, cuyo Acuerdo de París –aprobado en 2015 con entrada en vigor en noviembre
de 2016– es vinculante entre las partes y pretende mantener el incremento de la temperatura
media global por debajo de los 2 oC. Este marco internacional, aunado al problema que
representan las emisiones de GEI y al impacto del CC en México, resultó en la formulación
de la Ley General de Cambio Climático (LGCC), cuya más reciente modificación, en julio de
2018, se alinea a las políticas internacionales sobre los compromisos en materia de acciones de
mitigación y adaptación al CC. El estado de Veracruz cuenta, asimismo, con una Ley Estatal de
Mitigación y Adaptación ante los Efectos del Cambio Climático, formulada en 2010.
De manera paralela a la legislación veracruzana se cuenta con el Programa Veracruzano
ante el Cambio Climático, documento que recopila estudios acuciosos acerca del impacto del
CC en el medio natural y en los sectores sociales y económicos, principalmente. Hay que
señalar, sin embargo, que este Programa data de hace 10 años.
El estado de Veracruz debe proponerse disminuir la vulnerabilidad de su territorio
ante el CC a través de políticas de mitigación y de adaptación. La mitigación es la acción
de disminuir las concentraciones de GEI, reduciendo su producción o incrementando su
captura. La adaptación consiste en medidas y acciones orientadas a reducir la vulnerabilidad
ante los efectos potenciales del CC.
Por otra parte, la relación entre el CC y el funcionamiento del sistema económico
se manifiesta a través de los costos que el primero genera, incidiendo de manera negativa
en el bienestar de la población. Por esta razón, es necesario elaborar políticas públicas y
económicas que aminoren el daño. Es ineludible intensificar y precisar dichas políticas, antes
de que los costos económicos y ambientales de la inacción lleguen a niveles irreversibles.

22 Veracruz, una década ante el cambio climático


Hay que tener en cuenta que el CC no es solo un problema técnico, sino que también
es un proceso de cambios atmosféricos y ambientales que debe verse, por sus causas y efectos,
como un asunto político y ético. En este sentido es que el Acuerdo de París ha incorporado
un concepto que debería ser referente en la acción gubernamental de la sociedad: la búsqueda
de la justicia climática. Este documento pretende ser un resumen de las acciones mínimas por
desarrollar por el gobierno del estado, pero también aspira a ser de utilidad a los otros dos
órdenes de gobierno y a la sociedad misma.

Evidencias y efectos en Veracruz

Veracruz es el tercer estado del país con mayor diversidad biológica, después de Chiapas y
Oaxaca. Hoy en día se cuenta con un entendimiento razonable de los cambios principales
que cabe esperar en cuanto al comportamiento de la biodiversidad en la entidad ante el
CC: la extinción de especies, variaciones en su abundancia y alteraciones en la estructura
de las comunidades biológicas. Este hecho inducirá la pérdida y degradación del hábitat e
irá acompañado de cambios en la distribución de las especies y los biomas. El cambio en la
distribución de algunas especies tendrá efectos indirectos, como la dispersión de enfermedades,
que de esa manera ampliarán su presencia en la entidad. Se estima que los bosques mesófilos
de montaña estarán entre los más afectados. La biodiversidad y su entramado de interacciones
en los ecosistemas son el sostén de la vida y proveen bienestar a través de la generación de los
servicios que disfruta la gente. La alteración de la biodiversidad y, por lo tanto, la afectación
de los ecosistemas modificarán la capacidad de producir estos servicios, con repercusiones
que resentirán las poblaciones locales y sus economías.
Entre la fauna silvestre, los anfibios serán los más afectados por el CC. Es de esperarse,
asimismo, que la abundancia de muchas otras especies se vea reducida debido a la degradación
que presentan los ecosistemas de Veracruz, que ofrecen pocos hábitats disponibles para ser
colonizados por especies que prefieren ambientes con alta naturalidad para vivir o dispersarse.
Lo anterior podría favorecer condiciones para el establecimiento de algunas especies en zonas
donde antes no se encontraban; desafortunadamente, esto incluye especies consideradas
nocivas para el ser humano, como algunos insectos transmisores de enfermedades.
Otros efectos del CC previstos para el estado son las alteraciones en los fenómenos
hidrometeorológicos (sequías, lluvias extremas y regímenes térmico y de la humedad del aire
y el suelo hasta ahora poco comunes), que traerán consecuencias sobre la biodiversidad, la

Veracruz, una década ante el cambio climático 23


agricultura, las pesquerías, el nivel del mar, la salud humana y otros. Hay que sumar las
condiciones de pobreza y marginación de un alto porcentaje de la población.
Actualmente, en Veracruz se tiene menos precipitación, en promedio, que hace
dos décadas. En las montañas, sin embargo, llueve más y ocurren tormentas de menor
duración, con fuertes escurrimientos que arrastran el suelo fértil produciendo ríos de lodo y
desprotegiendo el suelo en la cuenca alta, mientras que en la cuenca baja se registran sequías
más acentuadas y frecuentes. Los frentes fríos y las ondas de calor son más pronunciados y de
mayor duración. Por primera vez en la historia del estado, en 2013 el gobierno federal emitió
una declaratoria de desastre natural para 13 municipios por la ocurrencia de movimiento de
laderas, ya que los daños estatales por esta causa se incrementaron casi cinco veces respecto
del año anterior. Actualmente, se tienen cuantificadas a 1 400 familias en zonas de riesgo que
deberían ser reubicadas.
En el litoral veracruzano se ha registrado un aumento del nivel del mar de unos nueve
centímetros en 50 años. Una consecuencia directa es la pérdida de playa, que ha motivado
demandas de apoyo para vivienda y para el sector restaurantero y hotelero.
Los escenarios del CC en Veracruz estiman, para el 2050, aumentos de temperatura
media de 2 °C y disminución de la precipitación de alrededor de 5 %, pero con intensificaciones
en las épocas de lluvias, es decir, que se exacerbarán el estiaje y la intensidad de las inundaciones.
Más cercana en el tiempo, para la década del 2030 el incremento térmico esperado
es de entre 1.5 °C y 2 °C. ¿Qué pasará con la salud de la población? ¿Cómo se verá afectado
el sistema de salud, toda vez que en el presente no tiene capacidad de atención de las
principales enfermedades, además de que su presupuesto no está proyectado para atender el
exacerbamiento de las enfermedades sensibles al clima?
Hasta 2013 en el estado solo había dengue clásico y hemorrágico. En 2014 se presentaron
casos de fiebre chikungunya, y en 2016 fiebre por virus de Zika. Las enfermedades diarreicas
y las infecciones respiratorias agudas siguen siendo las principales causas de morbilidad, y
últimamente, por temperaturas extremas, se hizo presente el “golpe de calor”. Las costas del
Golfo de México, cuando menos 20 días al año están expuestas a ondas de calor que provocan
fallecimientos de ancianos o niños por padecimientos respiratorios o cardiovasculares. El
Banco Mundial estima que hacia el 2050 alrededor de 1.7 millones de mexicanos se desplazarán
de las costas del Golfo de México y del Pacífico hacia la Meseta Central.

24 Veracruz, una década ante el cambio climático


Cierto es que en Veracruz el CC y la vulnerabilidad en materia de salud ya fueron
incluidos en las políticas públicas: hay un Programa de Cambio Climático de la Dirección de
Protección contra Riesgos Sanitarios en SESVER12, una Agenda del INECOL frente a IPCC-
2013 y COP-21 201513, y las agendas sectoriales del CC 2018 de la SEDEMA (Secretaría de
Medio Ambiente), entre otros. Pero es posible hacer más.
Al calentamiento asociado al CC global hay que adicionar el incremento térmico
provocado por la isla urbana de calor (IUC). Hacia 1980, la intensidad máxima de la IUC
de la ciudad de Xalapa era de 6 °C, mientras que en el puerto de Veracruz llegaba a los 3 °C.
Ocho años después, Xalapa alcanzaba los 7 °C como intensidad máxima. Con mediciones de
2012, en Coatzacoalcos se encontró que el centro de la ciudad puede alcanzar, por las tardes,
hasta 7 °C más que la línea de costa y la orilla tierra adentro, mientras que, en la ciudad de
Veracruz, con mediciones de 2014, se detectó una intensidad máxima de 4 °C. En promedio,
se espera un incremento térmico por urbanización de 1 °C en toda la extensión de las zonas
urbanas veracruzanas de más de 200 000 habitantes, adicionales a los cerca de 2 °C promedios
globales esperados hacia el segundo cuarto de este siglo.
Ante un escenario de calentamiento global de 2 °C más IUC, las ciudades de Veracruz
y Coatzacoalcos, por ejemplo, incrementarán en más de 200 kWh su consumo eléctrico por
habitante ante la necesidad de contar con sistemas artificiales de refrigeración.
El CC puede tener una serie de efectos de índole no solo ambiental sino también
económico importante, debido a la vulnerabilidad del estado que deriva de su situación
geográfica, la extensión de su litoral, la distribución de los asentamientos humanos (tanto
urbanos como rurales) en zonas de riesgo, la superficie con posibilidad de inundaciones, la
extensión de tierras boscosas, tipo y clase de cultivos, así como la población ocupada en los
sectores de actividad económica que reciben los impactos del CC.
Los costos económicos del CC se pueden identificar por sector de actividad económica,
aunque para su estimación puntual es necesario tener presente la limitación que representa el
grado de incertidumbre existente respecto de los cambios de clima y la presencia de eventos
naturales extremos no predecibles (Tabla 1).

Veracruz, una década ante el cambio climático 25


Tabla 1. Impactos del cambio climático en sectores específicos
Sector Impacto Costos
Hidrología Disminución de recursos hidrológicos por Riesgo en agricultura, ganadería,
la reducción de escurrimientos de recarga silvicultura, inestabilidad de ecosistemas,
de fuentes de agua subterránea. daño a la vida humana (enfermedades
Disminución de agua utilizable. por falta de agua).
Sobreexplotación de acuíferos.
Agricultura Sector de mayor impacto por sequía. Desplazamiento por productos
Cambios en los ciclos de cultivos y importados.
cosechas. Desempleo.
Cambios en la producción. Mayor pobreza.
Disminución en la productividad. Insuficiencia alimentaria o crisis
Reducción en el rendimiento de las alimentaria.
cosechas. Empeoramiento de las condiciones de
Cambios en los precios. vida de la población rural o de bajos
Importación de alimentos. ingresos.
Problema de balanza de pagos.
Afectaciones a la población más pobre,
que no subsiste con la producción
generada.
Sector forestal Disminución de cobertura boscosa. Incalculable.
“Movilidad de bosques” tropicales,
húmedos y subhúmedos.
Sector industrial y Aumento en los costos de producción por Aumento de precios de bienes y servicios
energético escasez de agua. de consumo final.
Impacto heterogéneo según uso de agua, Disminución de la tasa de crecimiento.
proceso de enfriamiento y calefacción. Desempleo en el sector.
Disminución del PIB generado.
Impactos acumulativos para la
agroindustria.
Minería Aumento de la vulnerabilidad, Disminución de la producción.
acrecentando los problemas existentes.
Industria pesada Efectos heterogéneos dependiendo el uso Disminución de la producción.
de agua en el proceso de producción. Incremento en los costos de producción.
Vulnerabilidad a temperaturas altas. Aumento en los precios de venta.
Producción de Aumento de los costos de extracción. Aumento de los costos de producción de
combustibles Escasez de agua y competencia por ella las plataformas marítimas.
fósiles entre la agricultura, la población urbana y
el uso industrial.
Generación Pérdida de producción. Aumento en los costos de producción y
eléctrica precios finales.

26 Veracruz, una década ante el cambio climático


Impacto Impactos en la capacidad productiva e Aumento del nivel de pobreza.
macroeconómico infraestructura. Entorpecimiento del desarrollo
y distributivo Disminución del crecimiento económico. económico.
Desequilibrio en la balanza comercial
(déficit).
Aumento de deuda pública en los tres
niveles de gobierno.
Impacto regresivo en la distribución del
ingreso.
Los pobres pierden mayor bienestar que
los ricos.
Salud humana Aumento en la prevalencia de Epidemias causadas por falta de agua.
enfermedades como dengue y malaria, Mayor tasa de mortalidad por
entre otras. enfermedades asociadas a la sequía y/o
Aumento de la mortalidad por los desastres naturales.
desnutrición y estrés térmico. Aumento en los costos de atención
médica y hospitalaria.
Biodiversidad Pérdida física de biodiversidad esperada. Extinción de especies.
y ecosistemas Aumento en el nivel del mar. Daños ecológicos irreversibles.
montañosos, Incremento del peligro de inundaciones, Disminución de actividades relacionadas
acuáticos y huracanes... con el ecoturismo.
costeros

Fuente: Elaboración propia a partir de los textos contenidos en este libro.

El CC es un catalizador de los problemas agropecuarios del estado de Veracruz y debe


ser atendido mediante soluciones integrales. La mayoría de los sistemas de producción agrícolas
y pecuarios de la entidad presentan alta vulnerabilidad ante los impactos del CC porque
están basados en el monocultivo y la ganadería extensiva. Una de las estrategias propuestas
contempla el cambio del enfoque del monocultivo de los sistemas agrícolas y ganaderos
introduciendo estrategias de diversificación e implantación de prácticas agroecológicas para
incrementar la resistencia y la resiliencia de los sistemas agropecuarios al CC, así como para
mejorar su productividad y capacidad de autosostenimiento.
Los problemas de la producción agropecuaria trascienden los aspectos técnico-
ambientales porque –como ya se dijo– se vinculan estrechamente con factores económicos,
sociales, históricos e institucionales. Algunos de estos factores son la falta de oportunidades
para acceder al financiamiento de la producción, la descapitalización del sector productivo
agropecuario, la insuficiente asistencia técnica, el bajo nivel de adopción de tecnología, el
escaso apoyo a la investigación agropecuaria, la atomización de la tierra, la falta de canales
de comercialización, la no integración de los eslabones de la cadena productiva, el desarrollo
insuficiente de la infraestructura rural relacionada con la producción y la transformación

Veracruz, una década ante el cambio climático 27


de los productos agropecuarios, la alta emigración de la población rural, la inseguridad, el
envejecimiento y la feminización del medio rural, así como la baja rentabilidad de la actividad
agropecuaria. De conjunto, todos estos factores se traducen en baja productividad y pobreza
extrema, sobre todo entre la población asentada en las regiones montañosas del estado con
altos índices de marginación.
Se estima que existen 3 600 000 hectáreas dedicadas a la ganadería extensiva, es
decir, más de la mitad de la superficie del estado. Veracruz es el primer estado productor
de ganado vacuno: en 2017 se obtuvo un total de 252 402 toneladas de carne (12.5 % del
total nacional). Además, el estado produce 11.7 % de la carne porcina a nivel nacional. La
ganadería veracruzana es una fuente importante de GEI y a la vez es vulnerable al CC, a
través de hidrometeoros extremos como ondas de calor, sequías e inundaciones.
***
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015, o
Acuerdo de París, descansa en el principio de la responsabilidad común pero diferenciada. De
acuerdo con este principio, no todos tenemos el mismo nivel de responsabilidad en materia
ambiental, lo que se traduce en obligaciones diferenciadas. Dicho principio se ha incluido en
la Ley General de Cambio Climático –tras la reforma de 2018– como uno de los principios de
la política nacional en materia de CC.
Las reformas a la Ley General de Cambio Climático de 2018 incorporan los
compromisos adquiridos por México en virtud del Acuerdo de París, y establecen la
obligatoriedad de crear un mercado de certificados de emisión negociables, además de la
posibilidad de que estos certificados se compren y vendan en otros países.
La Ley Número 878 Estatal de Mitigación y Adaptación ante los Efectos del Cambio
Climático para el Estado de Veracruz se expidió en 2010, dos años antes de la Ley General
de Cambio Climático y cinco años antes de la firma del Acuerdo de París; razón por la cual
no se basa en dichos ordenamientos jurídicos. La distribución de competencias prevista, tanto
para el estado como para los municipios, no concuerda con la contenida en la LGCC, y
aunque hace mucho énfasis en la coordinación de acciones, en la participación pública y en la
información –cuestiones también previstas en la LGCC y en el Acuerdo de París–, se aleja de
forma considerable de estos ordenamientos y no descansa en el principio de responsabilidad
común pero diferenciada.
Por otra parte, en Veracruz se han llevado a cabo tres inventarios de los GEI. Los dos
primeros se realizaron bajo la coordinación de la Universidad Veracruzana en otros tantos
periodos (2000-2004 y 2004-2008), ambos con metodología del IPCC a partir de información

28 Veracruz, una década ante el cambio climático


pública tomada de fuentes oficiales. Existe un tercer inventario realizado por una consultora
ambiental, que no fue publicado de manera autorizada por la Secretaría de Medio Ambiente
del Gobierno del Estado.
En el primer inventario las emisiones estimadas en equivalentes de bióxido de carbono
representaron, en 2004, cerca de 3.5 % del total nacional, y provinieron de la generación de
energía, la agricultura, la ganadería y los desechos. Considerando además al sector industrial
presente en el 2000 –ya que no se cuenta con datos para todo el periodo–, se tiene que la
contribución es de 4.3 %.

Veracruz, una década ante el cambio climático 29


Emisiones de gases de efecto invernadero:
Insumo básico de una política

Carlos M. Welsh Rodríguez y Carolina A. Ochoa Martínez


Centro de Ciencias de la Tierra, Universidad Veracruzana
cwelsh@uv.mx, caochoa@uv.mx

Resumen

El calentamiento global es atribuido a los gases de efecto invernadero, debido principalmente


al crecimiento poblacional acelerado, puesto que incrementa la demanda de combustibles
para el desarrollo de las actividades del sector económico y del bienestar humano. Así, en las
últimas décadas el estado de Veracruz ha experimentado grandes transformaciones: desde
un crecimiento demográfico acelerado hasta la enorme pérdida de suelo de carácter forestal.
Todas estas tienen relación directa con las emisiones de gases de efecto invernadero, los
cuales son responsables del calentamiento climático de origen antropogénico y del cambio
climático global. Veracruz cuenta con al menos tres inventarios de emisiones (solo dos de
ellos publicados) donde se señala que las emisiones estimadas en equivalentes de bióxido de
carbono (22.8 Gg) representaron para 2004 cerca de 3.5 % del total nacional reportado en el
inventario nacional.

Antecedentes

El crecimiento poblacional acelerado demanda combustibles para el desarrollo de las


actividades del sector económico y del bienestar humano. Cosas tan comunes como el uso
de refrigeradores domésticos, aire acondicionado, transporte público y privado, transporte de

30 Veracruz, una década ante el cambio climático


mercancías, uso de computadoras, iluminación, entre muchas otras, impactan directamente
en el producto interno bruto y en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
El discurso aborda dos caminos para el estudio, la atención y gestión del cambio
climático: la adaptación y la mitigación. Esta última es la que busca establecer una
estructuración estándar, con una metodología consensuada desde el Panel Intergubernamental
de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) para contar con la posibilidad de referir
resultados comparables entre países y regiones, que además sirvan de base para establecer
metas de control de emisiones.
A continuación, se realiza un breve análisis de las emisiones de GEI para Veracruz, sin
entrar en los detalles del proceso, pero sí dejando una reflexión de las áreas de oportunidad
y de las necesidades de dar continuidad a un esfuerzo para comunicar la responsabilidad del
estado en términos de la política internacional, dada la postura de México y el Acuerdo de
París. El presente ensayo muestra de manera simple el método para estimar las emisiones
de GEI, así como los resultados del primer y segundo inventario de GEI 2004-2008, con un
análisis básico de resultados. También presenta el inventario de GEI 2010 de la Secretaría de
Medio Ambiente de Veracruz (SEDEMA). Por último, se exponen, a manera de discusión,
las áreas de oportunidad y proyectos viables en el ámbito de las emisiones de GEI.

Gases de Efecto Invernadero

El calentamiento global (CC) es atribuido a los gases de efecto invernadero, aquellos gases
poliatómicos que tienen la capacidad de atrapar la energía en las capas bajas de la atmósfera,
propiciando un incremento en la temperatura promedio del planeta y que tienen una relación
con diversos fenómenos que son descritos en otros apartados de este documento. El incremento
de las concentraciones de diversos gases en la atmósfera (como el bióxido de carbono, óxido
de nitrógeno, vapor de agua y el metano) intensifican el efecto invernadero.
El bióxido de carbono (CO2) es emitido a la atmósfera principalmente cuando se
queman combustibles fósiles en la realización de diferentes actividades humanas, tales como
la generación de electricidad, la producción de vapor para procesos industriales, la combustión
en automotores y hasta la cocción de alimentos en los hogares, entre otros. Una parte de este
CO2 es capturado de manera natural por los bosques durante el crecimiento de la biomasa y
por los océanos.

Veracruz, una década ante el cambio climático 31


Entre los factores que estimulan este proceso de emisión de gases está el rápido
crecimiento industrial, el de las zonas urbanas, así como el aumento de vehículos para
transporte de personas y mercancías. Además, si parte de los sistemas naturales de captura
de carbono ya no los hacen con la misma eficacia que en el pasado, el sistema sufre un efecto de
desbalance provocando un proceso de desequilibrio mayor. Por ejemplo: el aumento de la
deforestación y la pérdida de suelo ocasionaron que las concentraciones de CO2 en la atmósfera
se incrementaran drásticamente a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Los acuerdos globales para la reducción de emisiones surgen ante las graves
consecuencias que están asociadas al aumento global de la temperatura. Se ha manifestado
una genuina necesidad de reducir la emisión de los GEI y su impacto adverso en el clima.
Para ello, se han realizado diversas convenciones mundiales (Río de Janeiro, Kyoto, París),
donde algunos países han establecido compromisos políticos para reducir, estabilizar y, de ser
posible, frenar dichas emisiones de gases. La evaluación de esos acuerdos internacionales no
es tema discutido en el ensayo, pero merece una reflexión profunda por sus implicaciones en
el crecimiento económico, la política ambiental y, por supuesto, el bienestar de la población
junto al estado de los ecosistemas.
Así, las medidas de mitigación surgen como respuesta a los efectos que se prevé que
el cambio climático global pudiera tener, tanto sobre el ser humano y sus actividades, como
sobre el medio ambiente. Es por ello que resulta necesario un instrumento básico, comparable,
riguroso y de fácil comunicación para saber la contribución de un municipio, estado, región
o país al cambio climático global a partir de sus emisiones de GEI. Sin embargo, la misma
política y el marco legal no exigen contar con un instrumento base para estructurar una
política ambiental de largo aliento con base en los GEI.
La creación y desarrollo de un inventario de emisiones que identifique y cuantifique
las principales fuentes y sumideros de GEI de un país, e inclusive de una región, es básico
para cualquier estudio sobre cambio climático, así como para poder llevar a cabo programas
políticos específicos que permitan conservar y mejorar la calidad del medio ambiente
atmosférico y, quizás, incorporarse a mecanismos internacionales como el del mercado de
emisiones.

Inventarios de Emisiones de GEI

El IPCC cuenta con un proceso metodológico riguroso y efectivo que hace viable la
comparación entre inventarios, ya sea por categoría o por sector. Según el IPCC (1996a,

32 Veracruz, una década ante el cambio climático


1996b, 1996c) la metodología para estimar las emisiones de gases de efecto invernadero puede
dividirse en tres niveles, de acuerdo con el detalle de datos que se utilicen. El nivel 1 se define
como “la metodología de los factores de emisión medios basados en la producción”. El nivel
2 es el llamado “método de balance de masas”. La diferencia entre uno y otro es que, en el
segundo, se desarrolla con mayor detalle el inventario de emisiones para los gases distintos
del CO2, pues se cuenta con información tal como el tipo de tecnología de combustión usada,
y se conocen los factores de emisión específicos del país por analizar. El nivel 3 es “el método
de evaluaciones rigurosas de fuentes específicas”. El proceso metodológico es el siguiente:
• Selección de fuentes de información.
• Compilación de datos.
• Recolección.
• Captura.
• Registro.
• Homologación de datos a la metodología IPCC.
• Aplicación de metodología.
• Captura.
• Estimaciones.
• Presentación de resultados.
• Citas y referencias.
• Manejo de documentos maestros.

México cuenta con inventarios nacionales de emisiones de GEI constituidos bajo un


estricto control de calidad, siguiendo las premisas del IPCC. Aunque si bien es cierto hay
un ligero cambio en los factores de emisión asociados a los acuerdos internacionales para
la generación de factores de emisión, permiten contar con una serie larga para cumplir con
lo establecido en el marco institucional internacional. De esta manera, se cuenta con los
inventarios de 1990 a 2002 y de 2005 a 2015, publicados por el Instituto Nacional de Ecología
y Cambio Climático de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT),
que incluyen los GEI directos: bióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hidrofluorocarbonos,
perfluorocarbonos y hexafluoruro de azufre, además de los GEI indirectos (que contribuyen a la
formación atmosférica de ozono): monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, bióxido de azufre y
compuestos orgánicos volátiles no-metano.5

5
https://www.gob.mx/inecc/acciones-y-programas/inventario-nacional-de-emisiones-de-gases-y-
compuestos-de-efecto-invernadero

Veracruz, una década ante el cambio climático 33


Para el estado de Veracruz se han desarrollado tres inventarios de GEI. El primero y
el segundo bajo la coordinación de la Universidad Veracruzana en dos periodos (2000-2004
y 2004-2008), conforme con la metodología del IPCC, siguiendo la norma para el cálculo de
emisiones por sector y estimando la incertidumbre, usando como base la información pública
de fuentes oficiales.
Es conveniente señalar dos situaciones: (1) el primer inventario de GEI de Veracruz
formó parte de los estudios para la elaboración del Programa Veracruzano ante el Cambio
Climático (PVCC) financiado por la Embajada Británica, en el que participaron académicos
de diversas instituciones, pero fue el único estudio utilizado en el diseño y construcción del
Plan Veracruzano de Desarrollo citado expresamente en el documento. Además de ser la base
para el diseño de la política de reducción de emisiones y mitigación en la Ley de Mitigación
y Adaptación al Cambio Climático de Veracruz; (2) el segundo inventario sirvió para dar
continuidad al trabajo, ya que fue utilizado para el diseño de la estrategia de reducción de
emisiones y calidad del aire en Veracruz, y sirvió para la gestación del programa PROAIRE
en la SEDEMA. Ambos inventarios fueron validados por el Instituto Nacional de Ecología y
Cambio Climático (INECC) de la SEMARNAT.

Resultados

Del primer inventario se desprenden resultados que son reflejo de la actividad económica en
Veracruz. Las emisiones estimadas en equivalentes de CO2 representaron para 2004 cerca de
3.5 % del total nacional reportado en el inventario nacional, y provienen de la generación
de energía, la agricultura, la ganadería y desechos (otros sectores no fueron estimados por
falta de datos o de calidad de los mismos, p. e. uso de suelo). De igual forma, considerando
el sector de la industria en el año 2000 (ya que no se cuentan con datos para todo el periodo)
se tiene que la contribución fue del 4.3 %. Comparando solo los sectores analizados, estos
representan 8.9 % con los sectores correspondientes del nacional. Es importante mencionar
que no fue posible contar con información validada para el control de calidad que demanda
un inventario de acuerdo con lo que establece el IPCC, pero se debe estimar que cuanto más
se intente desagregar por sectores, más complicada es la tarea de que sea una fuente confiable
de datos.
De acuerdo con los datos disponibles, las emisiones de GEI en Veracruz, entre los
años 1990-2005 han crecido de manera exponencial. El aumento por sector ha sido entre

34 Veracruz, una década ante el cambio climático


180 % y 400 % en función de los GEI de que se trate (GEV, 2009). Las emisiones estimadas
provienen en su mayoría de la generación de energía, la agricultura, la ganadería, desechos
y parcialmente del sector industrial. Por otra parte, debe resaltarse que, dentro del balance
nacional de energía del 2005, se afirma que la región sur-sureste de México concentra la
mayor parte de la energía primaria (90.5 %), mientras que a los procesos de transformación
les corresponde 61 %. Veracruz contribuye con cerca del 20 % a la generación nacional de
energía eléctrica, principalmente a partir de combustibles fósiles, datos del balance nacional
de energía (Tabla 1).
De acuerdo con Welsh et al. (2012) en promedio durante el periodo 2000-2008 en
Veracruz, por disposición de residuos sólidos, producción agropecuaria, cambio de uso de
suelo, consumo de combustibles fósiles y producción de petróleo y gas natural, de manera
anual se generaron 44 736 Gg de CO2 equivalente. Los años 2001 y 2008 fueron en los que
se produjeron menores y mayores emisiones de CO2 equivalente, con 39 427 Gg (11.56 % del
total nacional reportado) y 5 1978 Gg (13 % del total nacional reportado) respectivamente.

Tabla 1. Emisiones de GEI totales, en equivalentes de CO2,


provenientes de los tres sectores de estudio

Emisiones de GEI totales por Año


sector (MT de CO2) 2000 2001 2002 2003 2004
Eléctrico 12.84 12.62 14.06 12.82 13.77
Petrolero 1.99 1.86 1.99 2.43 3.44
Agropecuario 4.67 4.76 4.80 4.73 4.83
Idustria 3.68 ND ND ND 3.45
Desechos 1.40 1.58 1.60 1.73 1.85
Emisiones totales 24.6 20.82 22.47 21.72 27.35
Nota: ND= No datos disponibles.
Nota: Para el sector industrial se tomaron datos de SEMARNAT.
Fuente: Elaboración propia con datos de Gobierno del Estado de Veracruz, 2009.

La información que se deriva de un inventario de GEI es parte del cumplimiento de


los objetivos establecidos en la ley, pero sobre todo en la denominada Estrategia Estatal y
en las Agendas Sectoriales de Cambio Climático, donde se deberán fijar metas y objetivos
específicos de mitigación.
Cabe señalar que se tiene conocimiento de algunos otros trabajos referentes a las
emisiones de GEI en Veracruz, tales como: Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero
2010 de la SEDEMA y el Programa de Gestión para mejorar la calidad del aire en el Estado de

Veracruz, una década ante el cambio climático 35


Veracruz de Ignacio de la Llave. Los cuales no han sido considerados como referentes puesto que
el primero no ha sido publicado y ambos trabajos no cuentan con el aval del INECC.
En el artículo 7 de la Ley Estatal de Mitigación y Adaptación ante los Efectos del
Cambio Climático (GEV, 2016) se dice que en materia de mitigación de GEI, deberán
considerarse las directrices siguientes:

I. La preservación y aumento de sumideros de carbono:


a) Alcanzar una tasa neta de deforestación cero;
b) Reconvertir las tierras agropecuarias degradadas a sistemas agroforestales
de manejo sustentable, de conservación o para la producción de
bioenergéticos;
c) Mejorar la cobertura vegetal en todos los terrenos ganaderos;
d) Incorporar los ecosistemas forestales a esquemas de pago de servicios
ambientales, áreas naturales protegidas, unidades de manejo para la
conservación de la vida silvestre o de manejo forestal;
e) Fortalecer la infraestructura para el combate de incendios forestales;
f) Impulsar la certificación de los aprovechamientos forestales;
II. En centros urbanos de más de cincuenta mil habitantes, la sistematización del
manejo de residuos sólidos a fin de que no generen emisiones de metano;
III. En todos los centros urbanos, las unidades de transporte público deberán cumplir
los estándares de emisión, sujetándose a los programas de verificación vehicular
o los concesionarios podrán optar por otros sistemas de transporte colectivo más
eficientes;
IV. El Estado, conforme a las normas federales de la materia, procurará la generación
de energía eléctrica para sus instalaciones, con la utilización de fuentes no
contaminantes, como el viento, la luz solar, la biomasa, el oleaje marino (GEV,
2016: 3)

Atendiendo la norma se presentan y discuten algunas áreas de oportunidad. Si bien es cierto


que para justificar recomendaciones existen métodos que hacen viable la toma de decisiones,
como costo-beneficio, en el presente ensayo se hace un listado basado en las experiencias de
los planes estatales de acción climática existentes en el país, articulados bajo la normativa y
las competencias en la materia que otorgan la ley:

36 Veracruz, una década ante el cambio climático


a) Promoción y gestión para sustitución de luminarias:
La tecnología en el área de iluminación ha cambiado en los últimos 10 años, cada
día existen más opciones en el mercado que generan bajo impacto ambiental y
un significativo ahorro económico, por ejemplo la tecnología led. En el mundo,
desde la escala local, ciudades como Londres y Nueva York han transitado a
esta tecnología por razones tales como el ahorro en el consumo de energía,
la reducción de emisiones de GEI así como el aumento en la percepción de
seguridad (ciudades con mayor iluminación son más seguras) y lo han realizado
mediante un acuerdo entre ayuntamiento y Estado, dadas las competencias
legales en la materia de alumbrado.
b) Uso de tecnologías ahorradoras en edificios públicos:
El sector público gubernamental, debido a sus múltiples actividades y desempeño
de funciones, utiliza y demanda una gran cantidad de energía y combustibles
fósiles, en el caso del transporte, que solo se reportan por medio de las facturas
del consumo eléctrico y de combustible, respectivamente. Por ello, es necesario
demandar que los edificios del sector público transiten a un modelo certificado.
Si bien es cierto que es un proceso que puede resultar largo y complejo, en el
marco de un programa de responsabilidad ambiental y corporativa significará
ahorros sustanciales, además de representar un modelo no explorado en el país,
puesto que permitiría a los tres niveles de gobierno tener una meta común para
incidir en la reducción de emisiones de GEI. De este modo también se transitará
a un esquema de responsabilidad ambiental del Estado a los ayuntamientos, que
tendrá beneficios en los gastos de operación de cada entidad y organismo.
c) Sistemas silvopastoriles:
La ganadería extensiva en Veracruz ha incrementado en los últimos años. La
incorporación de esta actividad a través de sistemas silvopastoriles es para
mejorar la productividad del sector y a la vez reducir las presiones sobre los
ecosistemas del estado. Los sistemas silvopastoriles tienen características muy
diversas y han sido empleados en Veracruz con otros fines. Se trata ahora de
incorporarlos a un mecanismo intersecretarial mediante el uso e implementación
que va desde cercas vivas hasta la siembra de árboles forrajeros, que permitan
incorporar especies forestales como alimento forrajero para el ganado. Esto
tendrá un doble efecto: incidir en los beneficios económicos del sector por la
venta de leche, novillos y vaquillas, así como por la captura de carbono. Es

Veracruz, una década ante el cambio climático 37


importante destacar que estos sistemas representan mayores ganancias netas
que la ganadería tradicional.
d) Gestión integral de residuos sólidos urbanos (RSU):
La gestión de RSU, recolección, transferencia y disposición final es una
competencia municipal que es vista como un tema estrictamente ambiental, sin
embargo, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2016)
los costos totales por degradación ascienden a 0.3 % del PIB (Producto Interno
Bruto). Por lo tanto, la necesidad de atender este programa entre el Estado y los
municipios es algo urgente e impostergable; los efectos sobre el medioambiente
que inciden en el deterioro de la calidad ambiental y los efectos sobre la salud
humana son graves y ambos tienen asociados costos económicos. Es verdad
que existe un área de oportunidad en sistemas de recolección, transferencia
y disposición final para la mitigación del cambio climático y que tiene que
ver con la capacidad de gestión directa de los ayuntamientos. Sin embargo,
sin el apoyo de un programa intersecretarial e interinstitucional, los efectos
están condicionados a concesionar el servicio a empresas privadas; lo que se
plantea es un sistema de generación de biocombustible que sea insumo para
los transportes municipales y un vínculo directo con el transporte público de
personas concesionado.
e) Programa de incentivos fiscales para el sector industrial:
Este programa está centrado en cuatro áreas básicas que permiten su operación
y que deben estar reflejadas en la normativa de la SEDEMA. En primer lugar,
el registro formal de emisiones por actividad y giro, tal como lo señala la ley,
pero que lamentablemente no existe en el estado. En segundo lugar, un sistema
de gestión de incentivos fiscales que sea fácil de operar para las empresas que
participen y les permita transitar a un modelo de sustitución de combustibles a
no convencionales y menos contaminantes, la cogeneración y responsabilidad
ambiental. En tercer lugar, generar un programa de coinversión en ciencia y
tecnología para que académicos y estudiantes contribuyan a resolver problemas
de eficiencia y reducción de emisiones; por último, generar un premio ambiental
para las empresas que, además de reducir sus emisiones, logren satisfacer su
propia demanda de energía en el marco de una economía circular.

38 Veracruz, una década ante el cambio climático


f) Programa de transporte público concesionado:
La calidad del aire de las ciudades está asociada al parque vehicular y sus
efectos en la salud son cada vez más adversos. En este sentido es necesario y
en extremo recomendado atender como prerrogativa del gobierno estatal que al
menos 50 % de los vehículos del servicio público de pasajeros transite modelos
de baja contaminación o emisiones cero y se implemente una tasa impositiva
en la tenencia vehicular, es decir, gravar los vehículos de acuerdo con su nivel
de emisiones. Así, los más contaminantes (más antiguos y de mayor cilindraje)
pagarían un nivel más alto de tenencia. Al vincular este impuesto con el nivel de
contaminación se generan incentivos para sustituir vehículos que tengan mayor
rendimiento de gasolina y, en consecuencia, menor contaminación, pues el costo
de tenerlos también es menor. Asimismo es necesario un reordenamiento de
rutas y transporte concertado en los centros urbanos, que lo haga más eficiente
y atienda un mayor volumen de población.

Consideraciones finales

El fenómeno del cambio climático es, sin lugar a dudas, el reto del presente siglo y puede
abordarse desde dos perspectivas: la adaptación y la mitigación. El crecimiento poblacional
acelerado demanda combustibles para el desarrollo de las actividades del sector económico
y del bienestar humano; estas acciones contribuyen al aumento en las emisiones de GEI de
cualquier región.
Si bien la elaboración de un inventario de emisiones de GEI a cualquier escala requiere
de personal capacitado para el correcto uso y manejo de fuentes de información y de los
resultados obtenidos, el documento final proporcionará información útil para el desarrollo
económico, además de permitir estudiar problemas medioambientales desde diferentes
sectores.
También es necesario tener en cuenta que en todo inventario de emisiones de
GEI, se parte de información o datos de quemas de combustibles, producción industrial o
agropecuaria, que al multiplicarse por un factor de emisión previamente establecido arroja un
valor estimado de la emisión de algún GEI, por lo que un inventario de emisiones de GEI es
una aproximación.

Veracruz, una década ante el cambio climático 39


En el contexto del cambio climático y los acuerdos internacionales, México por
primera vez presenta su contribución prevista y determinada a nivel nacional en 2015, la
cual es un compromiso internacional no condicionado para realizar acciones de mitigación.
Esto refleja el esfuerzo del gobierno mexicano para encontrar sinergias entre medidas de
mitigación y adaptación que, aparte de contribuir a frenar el calentamiento global, reduzcan
la vulnerabilidad social y ecosistémica (INDC, 2015).
Los resultados obtenidos del presente análisis muestran que en la entidad veracruzana
existen áreas de oportunidad a través de acciones como: reducir el consumo de energía
eléctrica en entidades públicas y privadas, mejorar el manejo de residuos sólidos urbanos,
disminuir las emisiones generadas por el sector transporte, entre otras. Estas medidas pueden
ser fomentadas y puestas en marcha mediante diversos instrumentos ejecutados por el
gobierno estatal y/o municipal, dentro del ámbito de su competencia.

40 Veracruz, una década ante el cambio climático


El cambio climático en las costas veracruzanas

Mark Marín Hernández y Gabriela Athié


Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías, Universidad Veracruzana
CONACYT-Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías, Universidad Veracruzana
markmarin@uv.mx, gathie@uv.mx

Resumen

En el presente escrito se hace un análisis de los posibles impactos del cambio climático sobre
las costas del estado de Veracruz, basado tanto en estudios locales previos, como en las
tendencias previstas en el Quinto Informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático.
Dentro de los impactos potenciales para las zonas arrecifales se encuentran el aumento de
la temperatura del mar y la acidificación de los océanos, esta última con un ascenso del
20 % como mínimo, en las predicciones globales. Las áreas de mayor vulnerabilidad en la
zona costera, con respecto a las tendencias del incremento del nivel de mar en el estado
(3 mm año-1) son Coatzacoalcos y Tuxpan. La predicción global es de un aumento mínimo
del nivel del mar de 30 cm para el año 2050, aproximadamente, lo que pone en riesgo las
zonas bajas del estado, como lagunas costeras, estuarios, manglares y dunas, siendo la Laguna
de Alvarado la zona de mayor riesgo de afectación. Es imperativo considerar dentro de los
planes de desarrollo municipales las modificaciones relacionadas con el cambio climático,
tales como el aumento del nivel del mar, el incremento de la temperatura y cambios en el pH
del océano; la modificación de mantos acuíferos por intrusión salina, así como el incremento
de fenómenos atmosféricos de riesgo. Para poder realizar un diagnóstico certero de todas
estas variables, todavía son necesarios estudios de largo plazo realizados de forma puntual
para zonas estratégicas dentro del estado de Veracruz.

Veracruz, una década ante el cambio climático 41


Antecedentes

La zona costera de Veracruz cuenta con 745 km de longitud, lo cual representa 29.3 % de
la costa mexicana del Golfo de México. Esta pequeña franja de tierra es muy dinámica, ya
que en ella hay interacción entre el océano, la tierra y la atmosfera; de igual forma posee una
gran cantidad de recursos y ambientes, por lo que se considera de alta importancia ecológica,
económica, turística y social.
Veracruz, un estado con un amplio litoral, tiene una gran diversidad de ambientes
costeros y marinos, así como de recursos: todos ellos se encuentran forzados por distintos
procesos tanto físicos, biológicos, químicos y antropogénicos. Debido a esto en los últimos
años ha aumentado el crecimiento demográfico, y en la actualidad hay una tendencia global
de movimiento hacia la zona costera, pues se estima que la cuarta parte mundial de la
población la habita. Como consecuencia de esta migración, la zona costera está sometida
a perturbaciones: cambio del uso del suelo, incremento de los asentamientos humanos,
desforestación, contaminación, sobrepesca y eutrofización, entre muchas otras.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, 2014) prevé para el
Golfo de México un escenario con eventos extremos del clima, sequías más severas, lluvias
torrenciales, incremento de depresiones tropicales, así como la magnitud de los huracanes.
Además, tenemos el aumento en la temperatura del océano, acidificación y el incremento del
nivel del mar.
En el informe del IPCC (2014) se determinaron cuatro nuevos escenarios de emisión
o proyecciones. Los escenarios definen las Trayectorias de Concentración Representativas
(RCP por sus siglas en inglés), que oscilan entre 2.6 Wm-2 (RCP2.6), que equivale a un
forzamiento bajo, hasta 8.5 Wm-2 (RCP8.5), que es un nivel de emisiones alto, y las trayectorias
de 4.5 Wm-2 (RCP4.5) y 6.0 Wm-2 (RCP6.0) corresponderían a un nivel de estabilización.
Estas proyecciones mencionan que los océanos del mundo seguirán calentándose, durante
el presente siglo, en las regiones tropicales y subtropicales del hemisferio norte, donde se
encuentra el litoral veracruzano. Estas zonas serán las que presenten un mayor aumento de
temperatura en las capas superficiales del océano, mientras que en el Antártico, el mayor
incremento en la temperatura se presentará en la parte profunda.
Como consecuencia de los cambios previstos por dichas proyecciones, se espera la
alteración de los patrones de evaporación superficial y de la circulación de las corrientes en
la cuenca del norte del Atlántico, lo que de forma eventual repercutirá en variaciones de las
corrientes dentro del Golfo de México. Con respecto a la circulación de gran escala, se estima

42 Veracruz, una década ante el cambio climático


una alta probabilidad de debilitación en la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico
(AMOC por sus siglas en inglés) a lo largo de este siglo (IPCC, 2014; Valle et al., 2017). En
este sentido, las estimaciones más optimistas consisten en un debilitamiento de la AMOC del
11 % y 34 % en los escenarios RCP2.6 y RCP8.5, respectivamente; no obstante, mencionan
que es poco probable que esta sufra una transición abrupta o un colapso.
A partir de observaciones históricas y modelos numéricos, se ha reportado que hasta
1990 la circulación termohalina dominaba sobre la celda de circulación horizontal en el
Atlántico Norte, mientras que en los últimos años es la circulación horizontal. En balance, se
observa una disminución neta en la circulación termohalina de más del 30 % entre 1957 y 2004
(Bryden et al., 2005). Como consecuencia de esta reducción en la circulación termohalina se
tendría un aumento en el transporte de la corriente de frontera oeste; sin embargo, Bryden et
al. (2005) observaron un incremento de solo 2 Sv a 25 °N en los últimos 50 años, el cual no es
significativo, ya que es del mismo orden de magnitud que la incertidumbre de dicho cálculo.
No obstante, estos autores sostienen que sí existe evidencia significativa de dicho cambio en la
circulación en aguas profundas, reflejándose en el transporte del agua profunda del Atlántico
Norte.
En la actualidad es incierta la afectación que generarán estos cambios de la circulación
oceánica de gran escala, sobre zonas costeras específicas, como el litoral veracruzano, debido a
la complejidad de los forzamientos que se dan a diferentes escalas para cada sitio en particular.
Empero, la circulación dentro del Golfo de México es afectada en gran medida por la dinámica
de remolinos de mesoescala, los cuales a su vez dependen de la corriente de frontera oeste
en el Atlántico Norte. De esta forma, es un hecho que las variaciones previstas alterarán los
patrones en la circulación del Golfo de México y que esto repercutirá en diferentes sentidos
nuestras costas y los sistemas ecológicos dentro de las mismas.

Aumento de la temperatura

La temperatura del océano se ha incrementado en los últimos años debido al cambio


climático y está previsto que así continúe (Figura 1). Este aumento influirá en la fisiología de
los organismos, desde los más pequeños, como el plancton, hasta los más grandes como las
ballenas, ocasionando alteraciones en las cadenas alimenticias, produciendo estrés y hasta la
muerte de muchos organismos. Un estudio realizado a partir de temperaturas superficiales del
océano muestra que la parte noreste del Golfo de México se ha enfriado, mientras que el oeste

Veracruz, una década ante el cambio climático 43


del Golfo de México, donde se encuentran las costas de Veracruz, se ha calentado por más de
tres décadas (Lluch et al., 2013).
Entre los ecosistemas vulnerables al aumento en la temperatura del mar se encuentran
los sistemas arrecifales. El estado de Veracruz posee sistemas arrecifales a lo largo de su
extensión: en el norte se encuentra el Sistema Arrecifal Lobos Tuxpan (SALT), en la parte
central el Sistema Arrecifal Veracruzano (SAV) y al sur el Sistema Arrecifal Los Tuxtlas (SAT).
Una de las principales afectaciones hacia los sistemas arrecifales es el blanqueamiento del
coral. El aumento en la temperatura del agua de mar ocasiona la expulsión de las zooxantelas
(algas que viven en simbiosis con el coral), en consecuencia los corales pierden su color y
posteriormente mueren.
Este tipo de eventos ya se han registrado en el estado de Veracruz. En los años 90,
Carricart (1993) registró un evento de blanqueamiento de coral en los arrecifes del SAV,
afectando de forma considerable la zona. De acuerdo con las proyecciones, se espera que en
los años por venir se incrementen dichos incidentes en varios de los sistemas arrecifales, lo
que produciría una mortalidad masiva de estos organismos, y pérdida de biodiversidad y de
los servicios ambientales que provén.

Figura 1. Anomalías del promedio anual y global de temperaturas en superficie, terrestres y oceánicas
(combinadas), respecto al promedio del periodo de 1986 a 2005

Fuente: Datos tomados del reporte IPCC, 2014. Los colores indican diferentes conjuntos de datos.

Acidificación

Aunado al incremento de la temperatura se da la acidificación de los océanos, como


consecuencia de la elevación de CO2 en los mismos. El IPCC (2014) prevé que la acidificación

44 Veracruz, una década ante el cambio climático


de los océanos aumente en todos sus escenarios para finales de este siglo, salvo en el RCP2.6,
para el que se tiene prevista una ligera recuperación. Este ascenso de la acidificación crea una
disminución del pH, cuyas variaciones mínimas pronosticadas por el IPCC van desde 0.06 a
0.07 de reducción del pH, que corresponden a aumentos de acidez de 15 a 17 %. Los rangos
máximos prevén una baja de pH de 0.30 a 0.32, correspondientes a un acrecentamiento de
acidez del 100 % al 109 %, para el escenario RCP8.5. Estos cambios no solo afectarán a los
sistemas arrecifales de nuestro estado, sino a la mayoría de los organismos que habitan en
nuestras costas; tanto especies de microalgas, las cuales son la base de la cadena alimenticia,
como varias especies de moluscos, crustáceos y corales, los cuales utilizan el carbonato de
calcio que se encuentra en el agua de mar para formar parte de sus conchas y esqueletos.
Además, el descenso del pH puede afectar los diferentes procesos metabólicos que se dan en
los organismos, los cuales van desde la alimentación hasta la reproducción. De esta forma se
verían afectados todos los ecosistemas de nuestra costa haciéndolos menos productivos, con
una baja diversidad y resiliencia.

Aumento del nivel del mar

Otro impacto del cambio climático sobre la zona costera es el aumento del nivel del mar, el
cual se debe a la expansión térmica y al derretimiento de los hielos. Los escenarios del IPCC
(2014) muestran una probabilidad alta de que se eleve la tasa reportada con anterioridad,
que era de 2 mm año-1 en el periodo 1971-2010. En la Tabla 1 se pueden observar los rangos
probables para los diferentes escenarios previstos para mediados y finales del presente siglo,
donde se tiene un alza del nivel del mar de hasta 8-16 mm año-1, para finales de este siglo
(escenario RCP8.5). Es importante aclarar que estos incrementos previstos por los diferentes
escenarios no serán uniformes en todas las regiones del planeta.

Veracruz, una década ante el cambio climático 45


Tabla
Tabla 1. Proyección
1. Proyección de ladeelevación
la elevación
del del nivel
nivel mediomedio
deldel
marmar para
para mediados
mediados y finales
y finales deldel siglo
siglo XXI
XXI dede
forma
forma global,
global, concon respecto
respecto al periodo
al periodo 1986-2005
1986-2005

Fuente: Datos tomados del reporte IPCC, 2014.


Fuente: Datos tomados del reporte IPCC, 2014.

Para la parte sureste de Norteamérica existen estudios puntuales que reportan una
Para la parte sureste de Norteamérica existen estudios puntuales que reportan una
aceleración de los cambios en el nivel del mar entre 2011 y 2015, la cual es tres veces mayor
aceleración
a los de los cambios
valores promedio en elLas
globales. nivel del mar entre
oscilaciones 2011 y 2015,
interdecadales en lael cual
nivelesdel
tresmar
vecesestán
mayor a87
asociadas los%valores promedio
con cambios globales. Las
atmosféricos oscilaciones
y oceánicos interdecadales
regidos en el acumulativos
por los efectos nivel del mar de
la están asociadas
Oscilación 87 % con
del Atlántico cambios
Norte atmosféricos
y el índice de El Niño y oceánicos
oscilaciónregidos por loset al.,
del sur (Valle efectos
2017).
Para este últimodesela ha
acumulativos reportado
Oscilación delun incremento
Atlántico Norteen y elsuíndice
intensidad tantooscilación
de El Niño de su fasedel positiva
sur
como negativa (La Niña) en los últimos años (Cai et al., 2014).
(Valle et al., 2017). Para este último se ha reportado un incremento en su intensidad tanto
El IPCC señala que alrededor del 70 % de las costas de todo el mundo experimentarán
de su fase positiva como negativa (La Niña) en los últimos años (Cai et al., 2014).
un cambio en el nivel del mar de hasta un ±20 % del valor medio mundial (Figura 2). Tanto
el aumento El enIPCC señala
el nivel que que
del mar alrededor
ya se hadel 70 % decomo
presentado, las costas de todo
el previsto el siguientes
para los mundo
experimentarán
años, un cambio
generarán cambios enlínea
en la el nivel del mar
de costa deldelitoral
hastaveracruzano.
un ±20 % delSivalora losmedio
efectosmundial
del nivel
del(Figura 2). Tanto los
mar sumamos el aumento en el ynivel
de la marea del mar
el oleaje, que ya se hauna
obtendremos presentado, como elde
mayor erosión previsto
playas y
dunas, aumento
para los de zonas
siguientes de inundación,
años, generarán cambios cambios permanentes
en la línea de costa delenlitoral
los ecosistemas
veracruzano. costeros,
Si a
afectaciones
los efectos en
dellos asentamientos
nivel humanos,
del mar sumamos en las
los de actividades
la marea económicas,
y el oleaje, como la
obtendremos unaagricultura
mayor
y el turismo, y en la calidad de agua dulce.
erosión de playas y dunas, aumento de zonas de inundación, cambios permanentes en los
ecosistemas costeros, afectaciones en los asentamientos humanos, en las actividades
económicas, como la agricultura y el turismo, y en la calidad de agua dulce.

46 Veracruz, una década ante el cambio climático


Figura 2. Cambio en el nivel medio del mar (1986-2005 a 2081-2100)

Figura 2. Cambio en el nivel medio del mar (1986-2005 a 2081-2100)

Proyecciones
Proyecciones medias
mediasmultimodelos
multimodelosde la
dequinta fase fase
la quinta del Proyecto de comparación
del Proyecto de modelos
de comparación acoplados
de modelos (CMIP5)
acoplados
para el periodo 2081-2100, según los escenarios RCP2,6 (izquierda) y RCP8,5 (derecha) para
(CMIP5) para el periodo 2081-2100, según los escenarios RCP2,6 (izquierda) y RCP8,5 (derecha) para cambio en el nivel
medio
cambiodel en
mar.
el Los
nivelcambios se muestran
medio del mar. Los en relación
cambios se con el periodo
muestran 1986-2005.
en relación Enperiodo
con el la esquina superiorEn
1986-2005. derecha
la
de esquina
cada mapa se indica
superior el número
derecha de cada de
mapamodelos de la
se indica el CMIP5
número utilizados
de modelospara calcular
de la CMIP5lautilizados
media multimodelos.
para calcular
la media multimodelos.
Fuente: Tomado del reporte de IPCC, 2014.
Fuente: Tomado del reporte de IPCC, 2014.

Las tendencias de aumento del nivel del mar para México son similares a las globales
Las tendencias de aumento del nivel del mar para México son similares a las
(Zavala et al., 2011). Con respecto a las costas veracruzanas, las cifras más altas de aumento
delglobales
nivel del(Zavala et al., 2011).
mar pertenecen Con
a los respecto
puertos a las costas veracruzanas,
de Coatzacoalcos y Tuxpan, las concifras
2.9 ±más
1.5 altas
y 2.8 ±
2.3demmaumento
año-1,del nivel del mar pertenecen
respectivamente; a loslas
mientras que puertos de Coatzacoalcos
menores son de los puertosy Tuxpan, con 2.9 y
de Veracruz
± 1.5 y con
Alvarado 2.8 ±1.92.3
± mm 1.9-1±
0.6 yaño , respectivamente; mientras que lasEnmenores
2.3 mm año-1, respectivamente. son deincluido
otro estudio los puertos
dentro
deldePVCC (2009) se identificaron -1 zonas con establecimientos
Veracruz y Alvarado con 1.9con modelos
± 0.6 y 1.9 de elevación,
± 2.3 mm añolas , respectivamente. En otro
humanos vulnerables
estudio incluido a impactos
dentro del PVCC asociados
(2009) secon el aumento
identificaron condelmodelos
nivel del de mar. La Tabla
elevación, las 2
resume los datos de los asentamientos cuyas coordenadas caen dentro de las áreas expuestas
zonas con establecimientos humanos vulnerables a impactos asociados con el aumento del
a impactos marinos.
nivel del mar. La Tabla 2 resume los datos de los asentamientos cuyas coordenadas caen
En este mismo estudio se reporta que 883 comunidades con alrededor de 158 566
dentro
habitantes depodrían
las áreasestar
expuestas a impactos marinos.
en vulnerabilidad en los próximos años debido al aumento del nivel
delEn esteestas
mar; mismo estudio
cifras se reporta
de 2005 que 883 comunidades
con seguridad se elevaron,conporalrededor
lo que ende la 158 566
actualidad se espera
habitantes podrían estar en vulnerabilidad en los próximos años debido al
que el impacto sea para un mayor número de personas. Sin embargo, a pesar de que el Servicio aumento del nivel
del mar; estas cifras de 2005 con seguridad se elevaron, por lo que en la actualidad se
Mareográfico Nacional cuenta con 50 años de observaciones del nivel del mar en las costas
espera que el impacto sea para un mayor número de personas. Sin embargo, a pesar de que
del Golfo de México, para el caso de México no se han realizado estudios específicos acerca
el Servicio Mareográfico Nacional cuenta con 50 años de observaciones del nivel del mar
deenloslas
escenarios
costas delpara
Golfofinales de estepara
de México, siglo,
el aun
casocuando se ha
de México noobservado que lasestudios
se han realizado tendencias del
siglo pasado son
específicos mayores
acerca de los al promedio
escenarios global
para registrado
finales (Zavala
de este siglo, al., 2015).
aunetcuando se ha observado
Además de las afectaciones a las comunidades y sus habitantes, también tenemos a los
ecosistemas que se encuentran en sitios bajos, como lagunas costeras, estuarios, manglares,
dunas, etcétera. En la Figura 3 se puede observar que a lo largo de la costa veracruzana hay un

Veracruz, una década ante el cambio climático 47


Además de las afectaciones a las comunidades y sus habitantes, también tenemos a
los ecosistemas que se encuentran en sitios bajos, como lagunas costeras, estuarios,
manglares, dunas, etcétera. En la Figura 3 se puede observar que a lo largo de la costa
veracruzana hay un gran número de zonas con menos de 6 msnm, siendo la laguna de
gran número
Alvarado la de
de zonas
mayor con menos de 6 m s. n. m., siendo la laguna de Alvarado la de mayor
afectación.
afectación.

Tabla 2. Localidades según altura calculada sobre el nivel del mar


Tabla 2. Localidades según
y población altura
censal calculada
en los sobre
años 2000 el nivel del mar
y 2005
y población censal en los años 2000 y 2005

Fuente:
Fuente: PVCC,
PVCC, 2009.
2009.

48 Veracruz, una década ante el cambio climático


Figura 3. Veracruz y la elevación extrema del mar asociada a meteoros tropicales

Fuente: PVCC, 2009.

Discusión

A partir de este análisis, queda claro que las costas del estado de Veracruz son altamente
vulnerables al cambio climático. Los impactos ocasionados por este fenómeno ya están
ocurriendo dentro de nuestras costas y los pronósticos para el futuro inmediato no son
alentadores. En todos los escenarios del IPCC (2014), aun en el nivel más bajo (RCP2.4), se
tienen previstos incrementos que repercutirán de forma significativa sobre las costas. Estos
impactos se sumarán a los antrópicos que se han realizado a lo largo de las costas del estado,
como la infraestructura mal planeada, la cual acrecienta los problemas de erosión de playas y
dunas costeras, tala de manglares y relleno de áreas de inundación, entre otros.
Sin embargo, para poder llevar a cabo estrategias para disminuir la vulnerabilidad de
las costas en conjunto con el cumplimiento de las necesidades antrópicas y los requerimientos
de la mancha urbana, son necesarios estudios detallados y monitoreos a largo plazo, con el
respectivo informe de los resultados ante quienes toman las decisiones o bien a nivel académico,

Veracruz, una década ante el cambio climático 49


proporcionando el acceso al público en general. Esto permitirá una planificación ambiental
estratégica a largo plazo, en la que se considere una alta protección al medio ambiente y se
promueva el desarrollo sostenible.
Con respecto a las áreas naturales protegidas que continúan siendo afectadas de
manera indirecta, como las zonas arrecifales a causa del incremento de la temperatura y
la acidificación de los océanos, se requieren medidas de mitigación y de adaptación. La
mitigación está directamente relacionada con la acción de disminuir las concentraciones
de gases de efecto invernadero, bajando su producción o incrementando su captura. Y la
adaptación está definida como: “[…] las iniciativas y medidas encaminadas a reducir la
vulnerabilidad de los sistemas ante los efectos esperados de un cambio climático” (IPCC,
2007). Es ineludible que comencemos con los procesos de mitigación y adaptación, antes de
que los costos económicos y ambientales de la inacción alcancen niveles irreversibles.
Dentro de las recomendaciones para afrontar la mitigación y adaptación al cambio
climático en los 29 municipios con litoral del estado, es necesario revisar y actualizar cada
uno de los atlas de riesgos municipales, y a partir de esto reconocer los tipos y niveles de riesgo
y vulnerabilidad de cada municipio, con el fin de poder hacer recomendaciones específicas en
aquellos que tiendan a resultar más afectados. Los municipios costeros también tendrán que
adecuar sus programas de desarrollo urbano de forma individual, para evitar asentamientos
(o reubicarlos, si es que ya existen) en zonas de riesgo debido al incremento del nivel del mar,
impacto por tormentas tropicales, huracanes, inundaciones o alto nivel de erosión de la playa.
Veracruz tiene en proceso un programa de ordenamiento ecológico del territorio
estatal dentro de su plan de desarrollo, en el cual se tienen plasmadas las regiones marinas
e hidrológicas prioritarias y las áreas naturales protegidas, gran parte de ellas en la zona
costera. Dentro de este plan ya se considera la protección de las zonas vulnerables como los
manglares, dunas, estuarios, arrecifes de coral, etcétera; sin embargo, también es necesario
que se consideren los efectos del cambio climático sobre estas regiones prioritarias y áreas
protegidas dentro de los planes de desarrollo. En particular las debidas al incremento del nivel
del mar, los mantos acuíferos perjudicados por intrusión salina, así como el incremento de
fenómenos atmosféricos extremos como frentes fríos, tormentas tropicales y huracanes.
Las afectaciones en la zona costera veracruzana debidas al cambio climático ya están
ocurriendo, y parte de las predicciones a nivel estatal y nacional se basan en los escenarios
establecidos por el IPCC. No obstante, estos son a nivel global, por lo que, para poder llevar
a cabo una mejor adaptación a los impactos por venir, se requieren estudios puntuales para
conocer las posibles repercusiones locales que pueden ocurrir en nuestro estado. Actualmente

50 Veracruz, una década ante el cambio climático


no se cuentan con suficientes estudios para alimentar modelos de predicción que tomen en
cuenta la problemática particular de nuestro estado, además de la dinámica regional tanto
oceánica como atmosférica. Este tipo de modelos permitirían establecer escenarios regionales
y locales confiables, adaptados a las necesidades particulares de la entidad, lo que ayudaría a
una mejor planeación en el aspecto no solo ambiental, sino también social y económico.

Veracruz, una década ante el cambio climático 51


Biodiversidad en Veracruz y cambio climático

Miguel Equihua Zamora, Arturo Hernández Huerta,


Octavio Pérez Maqueo y Griselda Benítez Badillo
Instituto de Ecología, A. C. Red Ambiente y Sustentabilidad
equihuam@gmail.com, arturo.hernandez@inecol.mx
octavio.maqueo@inecol.mx, griselda.benitez@inecol.mx

Resumen

Veracruz es el tercer estado con mayor diversidad biológica, después de Chiapas y Oaxaca.
Existen estudios sobre los efectos previstos del cambio climático global en el territorio. Se
disponen de planes de acción ante el fenómeno y una ley para impulsar las acciones de mitigación
y adaptación. El cambio climático provocará variaciones en la abundancia y distribución de
especies, que inducirán la ampliación de la presencia en la entidad de enfermedades, así como
alteraciones a la estructura de las comunidades biológicas. La biodiversidad y el entramado
de interacciones en los ecosistemas son el sostén de la vida y proveen bienestar a través de la
producción de beneficios que disfruta la gente. La modificación de la biodiversidad afectará
la capacidad de producir estos beneficios, con repercusiones que resentirán las poblaciones
locales y sus economías. El desarrollo respetuoso de la naturaleza requiere evaluar el estado
en que se encuentran los ecosistemas. Resultados preliminares obtenidos por CONABIO en
colaboración con el INECOL (con el apoyo de la Unión Europea) condujeron al planteamiento
del índice de integridad ecosistémica, mismo que se ilustra en este trabajo y que permite
valorar el uso del capital natural en el territorio. Esta información es importante para orientar
las políticas públicas hacia un progreso congruente con el mantenimiento de los ecosistemas
del estado y para valorar mejor los costos ecológicos de las acciones de desarrollo. Así surge

52 Veracruz, una década ante el cambio climático


el programa Integralidad Gamma (i-Gamma) que contribuirá a llevar a acabo capacidades de
manejo de los datos masivos que ya están configurando un big data ambiental.

Preliminares

En la actualidad se dispone de un gran acervo de información sobre la biodiversidad del


estado, incluido el análisis de su exposición y vulnerabilidad ante el cambio climático
(Tejeda et al., 2008 y varios trabajos posteriores). La importancia de la extraordinaria riqueza
biológica de Veracruz se menciona en estudios relativamente recientes (Benítez et al., 2008,
2010; Pineda et al., 2008), y en el amplio Estudio de Estado que reúne la mayor parte del
conocimiento disponible sobre la biodiversidad de la entidad (CONABIO, 2011). En 2010 se
publicó la propuesta del Programa Veracruzano ante el Cambio Climático (PVCC), que en su
momento, y aun hoy, fue piedra angular para la construcción de una política sensible y flexible
para afrontar los desafíos que supone el cambio climático. Sin embargo, su implementación
necesita del impulso de la sociedad, el sector privado y el gobierno para que de los impactos
del cambio climático surjan nuevas oportunidades de desarrollo para la entidad.
Veracruz cuenta con una Ley Estatal de Mitigación y Adaptación ante los Efectos
del Cambio Climático (2010), Agendas Sectoriales y Programas de Acción Climática
Municipales, pero todavía carece de instrumentos eficientes para hacer operativas las políticas
públicas de atención al cambio ambiental desde una perspectiva transversal, sin descuidar el
desarrollo social y económico de los veracruzanos. Por ello, es esencial desarrollar capacidades
para contar con información confiable y oportuna sobre el cambio ambiental que ocurre
en la entidad. Estas son indispensables para evaluar y en su caso reorientar las actividades
productivas, de tal forma que mantengan la viabilidad de los procesos económicos, al mismo
tiempo que se preserva el funcionamiento adecuado de los ecosistemas. Estimamos que la
incorporación de la biodiversidad en la concepción misma del desarrollo es la única manera
de ser congruentes con las aspiraciones de hacerlo en forma sustentable.
Para enfrentar el cambio climático se han concebido dos grandes vías de acción:
mitigación y adaptación. La primera hace énfasis en la reducción de la concentración de gases
de efecto invernadero en la atmósfera, mientras la segunda se refiere a las acciones de cambio
social y ambiental que contribuyen a reducir los efectos adversos previsibles. La biodiversidad
puede actuar de forma positiva tanto en acciones diseñadas para la mitigación como para la
adaptación. Es de notar que, por su naturaleza, la instrumentación de las acciones de mitigación

Veracruz, una década ante el cambio climático 53


tiene efectos globales, en cambio las de adaptación los tienen locales. Esto hace que el diseño
y puesta en práctica de documentos políticos dirigidos a la adaptación sean usualmente más
complejos. Hay que considerar también que los expertos en cambio climático estiman que
los países con economías emergentes presentan una capacidad adaptativa reducida contra los
efectos del aumento en la temperatura, ascenso del nivel medio del mar, mayor frecuencia e
intensidad de huracanes, inundaciones o sequías.
La necesidad de tomar medidas ante el cambio climático en algunos sectores de la
vida económica de Veracruz es inminente. Por ejemplo, los efectos de eventos extremos
(tempestades intensas que alternan con sequías prolongadas) desafían al sector agropecuario
lo mismo que al sector salud, en muchos casos por afectaciones mediadas por variaciones
relacionadas con la biodiversidad, que incluyen la alteración al funcionamiento de los
ecosistemas. En estos sectores, el cambio climático puede inducir efectos tan contundentes
que el gasto público actual y el del futuro inmediato superen los presupuestos asignados para
atender las emergencias. Una política de planificación estratégica previsora basada en la
comprensión científica del fenómeno y el aprovechamiento de experiencias contenidas en
la sabiduría de los pueblos, son elementos fundamentales para enfrentar la incertidumbre
ecológica, social y económica que conlleva los efectos del cambio climático global.
Cabe destacar que el cambio climático no es sino una de las varias formas como se
manifiesta en la actualidad el cambio ambiental, de escala global, inducido por el ser humano
en la biosfera. Otras dimensiones son la acidificación de los mares, la pérdida de biodiversidad
y el incremento de nitrógeno asimilable en el suelo y el agua, entre otras.

Cambio ambiental e integridad ecosistémica

Veracruz es considerado el tercer estado con mayor diversidad biológica del país, solo
superado por Oaxaca y Chiapas. En su territorio están presentes 19 tipos de vegetación, con
una riqueza florística compuesta por entre 7 855 y 8 400 especies de plantas (Castillo et al.,
2011; Gómez et al., 2010). De ese total, 99 especies de plantas tienen distribución restringida al
territorio veracruzano (Gómez op. cit.). Con respecto a la fauna, en Veracruz se ha registrado
la presencia de 192 especies de mamíferos terrestres (González, 2011), 717 especies de aves
(Gallardo y Aguilar, 2011), 103 especies de anfibios (Guzmán et al., 2011) y 220 de reptiles
(Morales et al., 2011). Hasta los primeros años del siglo XX, Veracruz conservaba gran parte
de su biodiversidad y prácticamente estaba cubierto por bosques tropicales y templados, en

54 Veracruz, una década ante el cambio climático


su mayoría. Sin embargo, en la actualidad se calcula que existe una cobertura no mayor a
15 % de bosques conservados, los cuales se encuentran en áreas de difícil acceso y de fuertes
pendientes como cañadas, barrancas y laderas.
Estos remanentes son hoy en día muy importantes porque resguardan, en lo que cabe,
la riqueza florística del estado. La Tabla 1 muestra la superficie de los tipos de vegetación
reportados para Veracruz (Castillo et al., 2011) y el número de especies bajo protección de
acuerdo con la NOM-059SEMARNAT-2010 (SEMARNAT, 2010). En las partes altas de
las montañosas del centro y noroeste del estado predominan los bosques de coníferas y el
mesófilo o de niebla, que contienen muchas especies maderables y, por tanto, son considerable
fuente de ingresos.

Tabla 1. Especies por tipo de vegetación y estado de conservación reconocido


Superficie Número de Especies
Tipo de vegetación* %
(km2) especies sensibles
Bosque tropical perennifolio 2515.05 3.47 2 230 160
Bosque mesófilo de montaña 1352.71 1,87 2 028 137
Bosque de encino 201.00 0.27 1 727 88
Bosque tropical caducifolio 228.42 0.31 1 754 65
Bosque tropical subcaducifolio 14.32 0.01 1 221 65
Bosque de pino 52.86 0.07 1 015 35
Matorral xerófilo 93.91 0.13 994 10
Bosque de pino-encino 262.53 0.36 883 39
Pastizal cultivado 32549.99 45.0 474 4
Bosque de galería o vegetación riparia 12.85 0.02 469 67
Vegetación de dunas costeras 181.67 0.25 462 15
Sabana 259 5
Popal-tular 1262.99 1.74 455 9
Manglar 430.21 0.59 191 4
Bosque de abeto (Abies) 151 5
Palmar 29.75 0.04 102 3
Vegetación de páramos de altura 41
Bosque de táscate (Juniperus) 10
Vegetación secundaria 7985.19 11.0 621 91
Vegetación rupícola 11
Bosque espinoso 6

*Miranda y Hernández X., 2016; Rzedowski, 1978.


Fuente: Elaboración propia con base en Castillo et al., 2011.

El impacto del cambio climático global sobre la biodiversidad está induciendo la


extinción de especies, alteraciones en su abundancia y en la estructura de las comunidades

Veracruz, una década ante el cambio climático 55


biológicas, lo que redunda en pérdida y degradación del hábitat. También están ocurriendo
modificaciones en la distribución de las especies y los biomas (Pereira et al., 2010). El cambio
climático provoca efectos indirectos como propiciar la dispersión de enfermedades o alterar la
disponibilidad de alimentos o sitios de reproducción. Los resultados de los estudios realizados
sobre cambio climático en Veracruz muestran que la prevalencia de condiciones propicias
para los bosques tropicales perennifolios y caducifolios podrían tener una ampliación en la
década de 2020, para dar lugar en el horizonte de 50 años a contextos que con seguridad
resultarán en reacomodos, sobre todo del bosque tropical caducifolio (Benítez et al., 2008).
De forma particular se ha reconocido que los bosques mesófilos de montaña (BMM)
de México serán más afectados por el aumento en la temperatura, pues estarán expuestos
a condiciones más secas y cálidas, provocando cambios en su estructura, composición y
distribución (Alba et al., 2008; Pineda et al., 2008). Los bosques mesófilos podrían avanzar sobre
los de coníferas y de encino, y es probable que zonas con climas propicios para la existencia
del bosque espinoso se amplíen, sobre todo en el norte de la entidad; sin embargo, este casi ha
desaparecido bajo la presión del uso agropecuario. Por su parte, hoy día la vegetación xerófila
en Veracruz tiene un mínimo de representación en la entidad, lo cual implica que existe el
riesgo de extirpación de los contingentes de especies más sensibles de este tipo. En esta área
también se localizan algunas reliquias de Pinus cembroides (pino piñonero), que tienen valor
económico por su semilla más que por su madera.
Entre la fauna silvestre, los anfibios serán los más afectados por el calentamiento global,
en especial, un contingente de 34 especies que habitan en bosques húmedos de montaña, los
cuales se volverán más secos y cálidos. Indicios recientes señalan que los reptiles, a pesar de
estar adaptados para vivir en ambientes secos, son perjudicados por el calentamiento global
(Whitfield et al., 2007; Sinervo et al., 2010), en particular los lacertilios o lagartos (lagartijas,
camaleones, iguanas). Este grupo de vertebrados puede ser el segundo más afectado por el
calentamiento global en la entidad.
Los mamíferos con certeza se desplazarán hacia las partes altas del estado, pero
18 especies podrían tener comprometida su existencia, en particular seis con distribución
geográfica altamente restringida: la musaraña de Los Tuxtlas (Cryptotis nelsoni), la tuza de
Xuchil (Orthogeomys lanius), el ratón gigante xalapeño (Megadontomys nelsoni) y tres especies
de roedores del área de Perote (Megadontomys nelsoni, Neotoma nelsoni y Xerospermophilus
perotensis). Las aves podrán colonizar otras áreas si disponen de hábitat adecuado en las zonas
receptoras. No se esperan extinciones locales de este grupo, salvo alguna de las 21 especies
endémicas de México que tienen distribución muy restringida en Veracruz. Es de esperar que

56 Veracruz, una década ante el cambio climático


la abundancia de muchas especies de fauna silvestre se vea reducida, debido a la degradación
que presentan los ecosistemas de Veracruz, que ofrecen pocos hábitats disponibles para ser
colonizados por especies que prefieren ambientes con alta naturalidad para vivir o dispersarse.
El calentamiento global ejercerá mayor presión sobre las poblaciones silvestres que
de por sí ya están muy enrarecidas en la entidad. La extinción de especies y la reducción
drástica de las áreas de distribución podrían favorecer condiciones para el establecimiento
en zonas donde antes no se encontraban ciertas especies, ampliando las áreas de distribución
y creando condiciones adecuadas para que aumente su número. No obstante, esto incluye
especies consideradas como nocivas para el ser humano, como el caso de algunos insectos
transmisores de organismos patógenos causantes de enfermedades (Benítez et al., 2008; Pineda
et al., 2008). De las conclusiones de los estudios que anteceden a este trabajo, la destrucción
del hábitat es el factor más importante de la pérdida de biodiversidad en Veracruz. A estas
causas de la extinción de los animales en el medio silvestre, se suman la cacería no controlada
y la contaminación provocada por las actividades agropecuarias.

Biodiversidad y servicios ambientales

La biodiversidad y su entramado de interacciones en los ecosistemas son el sostén de la


vida porque han proporcionado bienestar a través de suministrar los servicios ambientales,
que se describen como de provisión (madera, fibra, agua, herbolaría), regulación (como la
purificación del aire), soporte (de los ecosistemas mismos y de la producción agropecuaria,
en especial) y culturales (paisaje, referentes identitarios). Por ejemplo, la vegetación natural
asegura mantener los servicios de regulación que influyen en la calidad del aire, del clima, la
calidad del agua, aminorar la erosión, las enfermedades y los desastres naturales. Los árboles
absorben el dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2),
dióxido de nitrógeno (NO2) y retienen en el follaje partículas menores de 10 micras (PM10). Las
masas forestales limpian el aire y reducen así la concentración de gases de efecto invernadero.
La vegetación también mitiga los cambios de temperatura en sus inmediaciones; la sombra en
los parajes tropicales y áridos puede hacer que la temperatura del aire bajo la cubierta arbórea
sea hasta 5 °C más fresca. Incluso, a nivel de circulación atmosférica local, los cambios en la
cobertura terrestre pueden influir en cierto grado sobre la temperatura ambiente, la humedad
y la precipitación.
Los ecosistemas terrestres y, en algunos casos, el suelo que los soporta, son depósitos
de carbono. En particular los bosques acumulan grandes volúmenes del carbono atmosférico y

Veracruz, una década ante el cambio climático 57


lo almacenan en sus tejidos. La caída de follaje y ramas, sobre todo en los bosques templados,
aporta restos orgánicos al suelo en donde una parte se descompone y la otra se incorpora al
suelo. Conviene señalar que, dependiendo del tipo de ecosistema, también puede acumularse
suficiente material en la superficie como para generar riesgo de incendio. No obstante, en
general, los bosques junto con los humedales son “resumideros” que constituyen verdaderos
almacenes donde se “secuestra carbono”, evitando su reingreso a la atmósfera. El manejo
para mantener y recuperar la vegetación constituye un mecanismo de mitigación por esta
capacidad de capturar CO2 y almacenarlo como biomasa.
La reducción de biodiversidad y, por lo tanto, el rendimiento de los ecosistemas
conllevan a la merma en la capacidad de producir estos y otros servicios ambientales,
con repercusiones que recienten sobre todo las poblaciones locales y sus economías. Las
poblaciones más vulnerables son aquellas cuya existencia depende directamente de recursos
naturales degradados. Es conveniente resaltar que el beneficio obtenido a costa de la
explotación del capital natural no se ha traducido en una reducción de la pobreza ni en una
repartición equitativa de la riqueza. Los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la
Política de Desarrollo Social (CONEVAL) para 2014 indican que casi 60 % de Veracruz
(cerca de 4.6 millones de personas) se encuentra en condiciones de pobreza. Si consideramos
tanto el porcentaje como el número de personas, la tendencia de esta condición es creciente.6
Asimismo, el índice Gini para 2012 sitúa a Veracruz en el décimo primer lugar entre las
entidades con mayor desigualdad.7
Las propuestas de valoración de servicios ecosistémicos que en origen fueron concebidas
para resaltar que la importancia que tiene naturaleza para el bienestar humano es mayor que
la que el pensamiento económico convencional le había dado, pueden ser interpretadas de
forma errónea (Costanza et al., 2017). En este sentido, la asignación de precios a los servicios
ecológicos de la naturaleza, hasta ahora “gratuitos”, hace que se abra un campo enorme de
potencial de comercialización. La escasez de condiciones naturales propicias puede resultar
en la diferenciación de acceso a su disfrute para privilegiar solo a aquellos segmentos de
la población o sectores industriales y de servicios decididos y con la capacidad para pagar
por ellos, como es el caso de la oferta de agua, especies de valor comercial o paisajes de
excepcional belleza.

6
https://www.coneval.org.mx/coordinacion/entidades/Veracruz/PublishingImages/Veracruz_
cuadro1.JPG
7
https://datos.gob.mx/busca/dataset/valor-del-coeficiente-de-desigualdad-gini-nacional-y-por-
entidad-federativa-2010-2012

58 Veracruz, una década ante el cambio climático


La variación en la conformación geográfica de los territorios que induce la economía
globalizada, además del cambio climático, ha generado una enorme presión sobre la
riqueza biológica planetaria, que ha resultado en una acelerada pérdida de biodiversidad sin
precedente, uno de los signos distintivos del Antropoceno. Sin embargo, habría que valorar
que al preservar la biodiversidad se inducen, directa o indirectamente, oportunidades para
una calidad de vida más satisfactoria, lo que sugiere la relevancia de privilegiar criterios de
equidad en las políticas públicas implicadas en su uso y conservación. Estas deben tener
presente que la valoración monetaria no implica que los incentivos económicos son la única
herramienta para internalizar los costos ambientales. En muchos casos deben considerarse
otros instrumentos como la planificación y la regulación efectiva del espacio (De Groot et al.,
2012), en especial si se articula con una visión de gestión basada en ecosistemas.
En el análisis del cambio ambiental es útil establecer referentes. Un concepto adecuado
en el caso de la biodiversidad es el de integridad ecosistémica, que se refiere al estado del
ecosistema que surge de su capacidad para autoorganizarse en concordancia con los factores
fisicoquímicos y procesos biológicos locales. Por lo tanto, es un parámetro natural para medir
la condición de desarrollo que presenta un ecosistema en un lugar y tiempo determinados,
pues en ausencia de alteración humana los ecosistemas tienden a alcanzar pleno desarrollo con
configuraciones estructurales y funcionales bastante predecibles. A partir de este concepto es
posible construir índices sugestivos del estado de conservación o vitalidad de un ecosistema.

Estrategia para medir el cambio ambiental global

Si partimos de que ya se han valorado los efectos que puede ocasionar el cambio climático
sobre la biodiversidad de Veracruz, ahora lo que interesa es responder: ¿cómo hacer frente a los
desafíos del cambio ambiental y obtener los beneficios que proporciona la biodiversidad para
el bienestar de la gente? La respuesta a esta pregunta es en apariencia simple: manteniendo
la integridad de los ecosistemas de Veracruz. La complejidad para lograr esto surge de la
necesidad de crear capacidades para concebir y poner en práctica un desarrollo basado en la
gestión apropiada de los ecosistemas, pues solo así se podrán articular en el estado políticas
socioeconómica y ambientalmente congruentes con un desarrollo en verdad sustentable.
Para ello, los funcionarios gubernamentales y los ciudadanos necesitan disponer del mejor
conocimiento posible para tomar decisiones basadas en evidencia y emprender esfuerzos para
dar una mayor coherencia a las políticas públicas involucradas en la conducción del desarrollo.
Eso significa conocer de manera oportuna los cambios que presentan los ecosistemas y las

Veracruz, una década ante el cambio climático 59


implicaciones sobre la provisión de servicios ecológicos, de tal forma que se puedan alinear
las políticas públicas hacia el manejo sustentable de los recursos naturales, al mismo tiempo
que se procura la satisfacción de las necesidades de los veracruzanos.
La gestión basada en ecosistemas requiere contar con mecanismos para evaluar en qué
estado se encuentra la funcionalidad e integridad de los ecosistemas. La Comisión Nacional
para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) y el Instituto de Ecología
(INECOL) en colaboración crearon un índice de integridad ecosistémica, que ofrece un valor
numérico en una escala que va de 0 (degradado) a 100 (conservado), para estimar el grado
de conservación de un ecosistema, a partir de atributos estructurales y funcionales basados
en redes bayesianas (Garcia et al., 2017). La infraestructura que se está llevando a cabo para
la generación anual de este indicador permitirá producir información sobre el estado del
capital natural del que depende el desarrollo, con suficiente resolución temporal y espacial
para orientar las políticas públicas y que este sea congruente con el mantenimiento de los
ecosistemas del estado en funcionamiento. Ahora se aprecia que el descuido de omitir al
ecosistema en el diseño de las políticas de mejoras es en parte causa del escenario ambiental
que prevalece en Veracruz, donde la falta de monitoreo ha ocasionado que las existencias,
reservas o stock de capital natural hayan reducido notablemente.

Resultados y discusión

Debido a las condiciones de temperatura y humedad, en el estado de Veracruz se distribuyen


20 de las 31 zonas de vida (definidas según Holdridge (1967) existentes en México (Figura 1).
Por desgracia, la integridad de estas zonas de vida se ha degradado a cerca del 43 % (Figuras 2
y 3). En algunos casos, como el de la estepa templada fría (zona de vida 9 en la Figura 1) y la
selva húmeda tropical (zona de vida 17), la poca superficie que ocupan en el estado (127 km2
y 231 km2 respectivamente) y los bajos valores de integridad ecosistémica (38 %), sugieren que
estos contingentes biológicos están en alto riesgo de desaparecer. Asimismo, es importante
señalar que ecosistemas con gran extensión en nuestro estado también han experimentado
una amplia reducción. Tal es el caso de la selva húmeda subtropical (zona de vida 18), cuya
superficie de 33 150 km2 ha disminuido a valores que alcanzan en promedio 60 % en el índice
de integridad (Figura 3).

60 Veracruz, una década ante el cambio climático


Figura 1. Distribución espacial de las zonas de vida de Holdridge para el estado de Veracruz

Zonas de vida: 1 y 2. Desiertos polares, 6. Tundra muy húmeda, 8. Floresta espinosa subtropical, 9. Estepa
templada fría, 15. Bosque seco subtropical, 16. Bosque seco templado cálido, 17. Selva húmeda tropical, 18.
Selva húmeda subtropical, 19. Bosque húmedo templado frío, 21. Bosque boreal húmedo, 22. Selva muy húmeda
subtropical, 23. Bosque muy húmedo templado cálido, 24. Bosque muy húmedo templado frío, 25. Bosque
boreal muy húmedo, 26. Selva pluvial tropical, 27. Selva pluvial subtropical, 28. Selva muy húmeda tropical, 29.
Bosque pluvial templado cálido y 31. Bosque boreal pluvial.

Fuente: Preparación propia de los autores. Clasificación de zonas de vida de acuerdo con Holdridge (1967)
y nomenclatura de acuerdo con la Organización Internacional de Investigación Científica Multidisciplinaria
(http://www.iiasa.ac.at/).

Figura 2. Integridad ecosistémica porcentual para el estado de Veracruz en 2014

Fuente: Preparación propia de los autores. Ver etiquetas de zonas de vida en Figura 1.

Veracruz, una década ante el cambio climático 61


Figura 3. Superficie e integridad ecosistémica en 2014 de las zonas de vida de Holdridge
para el estado de Veracruz

Fuente: Preparación propia de los autores. Ver etiquetas de zonas de vida en Figura 1.

En general, la condición en la que se encuentran los ecosistemas presentes en Veracruz


es preocupante (Figura 4), tanto por el desafío que ejerce ahora el cambio climático como por
la presión humana que los ha alterado en demasía. Podríamos pensar que es probable que gran
parte de ellos estén muy cerca de sobrepasar los límites que permiten su autorregeneración a
través de procesos funcionales inherentes a cada tipo. Dada esta situación, hoy resulta de alto
riesgo tomar decisiones en las que sitios con relativamente poca integridad sean transformados
por completo bajo el argumento de que si son sitios que ya se encuentran deteriorados es
mejor aprovecharlos. La situación actual de degradación nos obliga a actuar de manera más
estratégica y prudente, en especial si consideramos los escenarios más plausibles de cambio
climático.
En cada decisión debemos tener presente que no solo son importantes los sitios con
alto nivel de integridad sino también aquellos que aún tienen el potencial de ser fuentes
de regeneración de algún tipo de ecosistema y, por supuesto, aquellos que por estar muy
cercanos a perderse en su totalidad, ya sea dentro del estado, la región, el país e incluso el
planeta, requieren de un cuidado especial. Para esto, usar el índice de integridad ecosistémica
es congruente con las recomendaciones hechas por las instancias internacionales como
ONU medioambiente, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza, en lo que se refiere a diseñar estrategias

62 Veracruz, una década ante el cambio climático


de adaptación al cambio climático basadas en ecosistemas.8 Incluso, puede ser utilizado como
un proxy que estima las existencias de capital natural en un lugar y tiempo determinados.
Extendiendo esta idea se puede apreciar que dicho índice puede ser útil para la contabilidad
de la dinámica del desarrollo documentado a través de las cuentas nacionales.

Figura 4. Integridad ecosistémica para el estado de Veracruz en 2014

El número cero indica nula integridad y el 100 plena.


Fuente: Preparación propia de los autores.

Hasta hace poco México no contaba con un marco conceptual y una herramienta
metodológica que permitiera evaluar la condición de los ecosistemas con un alto nivel de
resolución. Pero gracias a los avances tecnológicos y a los arreglos institucionales para la
obtención y procesamiento de más y mejores datos (Garcia et al., 2017), el país tiene hoy
la capacidad para evaluar esta condición mediante la plataforma informática que se está
desarrollando en la CONABIO.
En este sentido, el programa Integralidad Gamma (i-Gamma) iniciado en el INECOL
en colaboración con la CONABIO, y al que algunas otras instituciones se han sumado recién,
busca construir opciones para identificar de forma oportuna el cambio ambiental y realizar
intervenciones de política pública más eficaces y eficientes. A partir del marco conceptual
en torno a la integridad ecosistémica y de la información que se está produciendo, será

8
https://goo.gl/UsLfke

Veracruz, una década ante el cambio climático 63


posible diseñar medidas de mitigación y adaptación más certeras. Por un lado, la obtención
de datos sobre estructura y función de los ecosistemas será fuente importante de información
para la elaboración de inventarios sobre la acumulación de carbono y responder con ello
a compromisos internacionales enfocados a la mitigación del cambio climático. En cuanto
a adaptación, la plataforma permitirá, por ejemplo, identificar con mayor precisión las
zonas importantes para la protección, por ejemplo, contra huracanes. Hasta ahora, el papel
de resguardar los ecosistemas ante estos eventos se ha llevado a cabo con base en tipos de
ecosistemas, principalmente manglares. No obstante, se ha encontrado que la presencia de
otros tipos de vegetación, como las selvas secas tropicales y las selvas húmedas, también
está relacionada con menores daños a la infraestructura de interés humano causados por
tormentas tropicales (Pérez et al., 2018). Lo anterior permite sugerir que no es el tipo de
vegetación per se el que tiene un efecto de protección, sino las características estructurales
que lo conforman. Consideramos que con esta plataforma será posible determinar cuáles
son esas particularidades e identificar su distribución espacial para delimitar, identificar y
diseñar intervenciones de adaptación mediante protección o restauración ecológica en sitios
vulnerables.
Los modelos de distribución potencial ante condiciones de cambio climático han sido
herramientas útiles para predecir alteraciones importantes en la flora y en la fauna de los
ecosistemas veracruzanos. Sin embargo, pronosticar de qué manera las modificaciones en la
distribución afectarán la estructura y función de los ecosistemas y cómo esto repercute en las
acciones encaminadas a la mitigación y adaptación ante el cambio climático, son preguntas
difíciles de responder dada la complejidad inherente a estos sistemas.
En este sentido, la plataforma de información que está impulsando el programa
i-Gamma puede ser de gran ayuda en al menos dos sentidos. Por un lado, permitirá dar
seguimiento a los cambios en integridad y su interacción con políticas de mitigación y
adaptación. Por otro lado, también podría utilizarse para formular escenarios con distintos
parámetros de forzamiento radiativo y con ello analizar en qué grado las nuevas condiciones
de cambio climático alterarán la integridad de los ecosistemas. Pensamos que con su uso será
posible dar seguimiento a las predicciones de modelos, evaluar su confiabilidad y, con base
en ese conocimiento, elaborar un manejo adaptativo en donde la obtención de información
permitirá mejorar no solo los modelos, sino también las decisiones que tomemos. Cabe
resaltar que, si deseamos que las acciones de adaptación y de mitigación del cambio climático
sean exitosas a largo plazo, estas deben tener en cuenta la capacidad de regeneración de
los ecosistemas, la que depende de manera inversa del grado de degradación que han

64 Veracruz, una década ante el cambio climático


experimentado. A partir de estos conceptos tendrán que surgir las propuestas de adecuaciones
que convienen realizar al PVCC.

Mitigación y adaptación al cambio climático

La variación del uso de suelo, la sobreexplotación de recursos naturales y la contaminación


son reconocidas entre las causas principales de la pérdida de biodiversidad que sufre el estado,
lo mismo que el cambio climático asociado con las actividades humanas. Bajo escenarios de
cambio climático, los pronósticos para la situación de la biodiversidad a nivel mundial son
desalentadores (IPCC, 2007; Day et al., 2008). En Veracruz habrá reacomodos de las especies
de forma individual y con ello cabe esperar la formación de nuevos tipos de vegetación y la
desaparición de algunas de las configuraciones actuales. Desde ahora es posible observar que
ya se están presentando algunas modificaciones importantes en la vegetación, como es el
caso de los bosques perennes de manglares con nuevas distribuciones en el Golfo de México
(Yáñez et al., 2009).

Política pública basada en evidencia: una propuesta

El PVCC establece una serie de acciones relacionadas con las medidas de mitigación
y adaptación al cambio climático sobre el tema de biodiversidad, algunas de las cuales la
plataforma i-Gamma podrá atender directamente o facilitar su ejecución o seguimiento, tales
como: establecer un sistema de rastreo continuo e información para la toma de decisiones sobre
cambio climático y biodiversidad del estado, orientar políticas de restauración y reforestación,
programas de monitoreo, protección forestal y vigilancia sobre cambio de uso del suelo en el
estado, fortalecer la capacidad institucional de los municipios veracruzanos para responder
al cambio climático e identificar áreas de conectividad ambiental y de rehabilitación de
ecosistemas degradados.

Conclusiones-recomendaciones

Evaluaciones recientes indican que el cambio climático puede convertirse en el principal factor
de pérdida de biodiversidad, el cual, combinado con el aumento en la intensidad de uso del
suelo podría alterar la capacidad de los ecosistemas para funcionar de manera autorregulada.

Veracruz, una década ante el cambio climático 65


El cambio climático no solo afectará la distribución de las especies, también puede disminuir la
diversidad genética y modificar la red de interacciones en las comunidades biológicas, lo cual
con probabilidad alterará la provisión de muchos servicios que suministran los ecosistemas
y, en consecuencia, afectará la salud y el bienestar de la población (McMichael et al., 2006).
Así pues, los impactos del cambio climático se pueden percibir a partir de variaciones en los
patrones de distribución y abundancia de las especies o como alteraciones en el funcionamiento
de los ecosistemas. Tal sería el caso de la dispersión de semillas por la imposibilidad de ser
realizada por la fauna o bien la pérdida de polinizadores que no permitirá la renovación de
la vegetación y el funcionamiento de ecosistemas y agroecosistemas. Ambos cambios están
entrelazados y representan una severa amenaza para la viabilidad de los sistemas económicos
y sociales.
En Veracruz, como en el resto del país, se aprecia que existe escasa accesibilidad a
información apropiada y oportuna sobre la condición actual de los ecosistemas y los cambios
ocasionados por las intervenciones humanas. Esto limita el impacto de las acciones que se
diseñan para la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. A su vez, esto
ocasiona altos costos ambientales, sociales y económicos, que afectan la calidad de vida
de los veracruzanos y obstaculizan la identificación e implementación de alternativas de
desarrollo. La búsqueda de un desarrollo sustentable es la mejor manera de enfrentar los
desafíos del cambio climático, así como las otras dimensiones del cambio ambiental global
que ha originado la humanidad.
La necesidad por desarrollar nuevos enfoques analíticos que auxilien a equilibrar las
múltiples y con frecuencia contradictorias metas públicas y privadas de desarrollo es urgente,
al mismo tiempo que se mantiene la integridad de los ecosistemas. Ante la creciente presión
de las actividades humanas sobre ellos es crucial evaluar la condición en la que se encuentran,
como una opción para propiciar su conservación y un manejo responsable. La capacidad
de estimar la condición de los ecosistemas es fundamental, pues prácticamente toda acción
humana implica su modificación. Por lo tanto, proponemos que el concepto de integridad
ecosistémica que se ha ilustrado en este ensayo es un instrumento innovador que puede ayudar
a medir el impacto de las actividades humanas con suficiente exactitud como para monitorear
su evolución a lo largo del tiempo y de la geografía veracruzana.
Proponemos las siguientes recomendaciones:
• Veracruz, con una degradación del 43 % de su capital natural, requiere con urgencia
conservar los atributos estructurales y funcionales de los ecosistemas que permiten
su autorregulación.

66 Veracruz, una década ante el cambio climático


• Apoyarse en la Estrategia de Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad
en Veracruz, pues ofrece una visión a largo plazo que identifica acciones y actores
que deben encargarse coordinadas de diseñar políticas para conservar y usar de
forma sustentable el capital natural de la entidad.
• Construir una visión holística de desarrollo sustentable que permita hacer frente a
las nuevas condiciones que el cambio climático impone en el estado, e integrarla
a un diseño de políticas públicas que reconozca que las opciones de desarrollo del
estado dependen en alto grado de las existencias de capital natural presente.
• Incorporar el concepto de integridad ecosistémica como noción clave para el
mantenimiento del capital natural y su posibilidad de aprovechamiento para un
desarrollo sustentable.
• Reconocer la dependencia entre la oferta de servicios ambientales y la integridad
funcional de los ecosistemas e incorporar esta visión en los esquemas de
valoración, planeación y regulación hacia un enfoque de gestión ambiental basada
en ecosistemas.
• Desarrollar las capacidades y acuerdos institucionales para aprovechar el acceso
y uso de la plataforma i-Gamma, así como generar programas de difusión y
capacitación sobre el uso de la plataforma.

Veracruz, una década ante el cambio climático 67


Agua y cambio climático

Eric Houbron, Michel Canul Chan, Gloria Inés González López,


Abril Rodríguez Guzmán, Elena Rustrián Portilla
Facultad de Ciencias Químicas de Orizaba, Universidad Veracruzana
ehoubron@uv.mx, mcanul@uv.mx, giglzlz2@hotmail.com, abrilrg708@gmail.com, erustrian@uv.mx

Víctor Hugo Buendía Diaz


Coordinación para la Sustentabilidad de la Universidad Veracruzana
vbuendia@uv.mx

Resumen

En este texto se analizan las causas de por qué, como consecuencia del cambio climático,
se verá disminuido el escurrimiento superficial y la recarga de acuíferos y, por lo tanto,
la disponibilidad de agua, lo que se sumará al estrés hídrico que producirá el crecimiento
poblacional y económico previsto para finales de este siglo. Por ejemplo, un efecto esperado por
el cambio climático se dará en la producción de alimentos, ya que, al elevarse la temperatura,
la evapotranspiración también aumenta, y con ello los cultivos son sometidos a un mayor
estrés térmico, impactando de manera drástica su rendimiento.

Preámbulo

El agua está en el centro del desarrollo sostenible y resulta fundamental para el crecimiento
socioeconómico, los ecosistemas saludables y la supervivencia humana. Este recurso resulta
vital al momento de reducir la carga mundial de enfermedades, mejorar la salud, el bienestar

68 Veracruz, una década ante el cambio climático


y la productividad de las poblaciones, así como para la producción y la preservación de una
serie de beneficios y servicios de los que gozan las personas. También, el recurso hídrico está
en el corazón de la adaptación al cambio climático (CC), sirviendo de vínculo crucial entre
el sistema climático, la sociedad humana y el medio ambiente. El agua puede suponer un
desafío serio para el desarrollo sostenible, pero gestionada de manera eficiente y equitativa
puede jugar un papel facilitador clave en el fortalecimiento de la resiliencia de los sistemas
sociales, económicos y ambientales a la luz de cambios rápidos e imprevisibles.
En la actualidad, vivimos escenarios inéditos que nos obligan a replantear los
principios en que se basa nuestro desarrollo. Por un lado, tenemos un clima global cambiante,
consecuencia de la degradación ambiental por la actividad humana a lo largo de muchas
décadas, pero que también es causa de potenciales hambrunas y migraciones por catástrofes
naturales. Por otro lado, tenemos inequidad y pobreza a pesar de un aumento global del
nivel de vida gracias al progreso económico. Así, conciliar estos aspectos es el objetivo de un
desarrollo sostenible (Strange y Bayley, 2012).

¿Quién nació primero, el huevo o la gallina?

En efecto, cuando hablamos de agua y CC: ¿cuál de los dos impacta en el otro? Una gestión
inadecuada del recurso hídrico genera gases de efecto invernadero (GEI), los cuales acentúan el
calentamiento global, y después provoca variaciones climáticas (CC) que tienen repercusiones
sobre el mismo recurso hídrico.

El culpable es el cambio climático

En la mente popular se requiere siempre una explicación y en este caso un responsable para
todos los fenómenos observados. Hoy en día, frente a las consecuencias de un huracán, unas
inundaciones, una sequía, es común escuchar que el responsable es el CC. Lo que los científicos
ya explicaron. Sin embargo, es poco común oír una reflexión popular madura sobre la parte
de responsabilidad de las actividades del hombre en los fenómenos climatológicos extremos
observados.
Como bien lo mencionan Romo et al. (2009), en nuestra vida moderna, la relación
que mantenemos con el agua resulta ser bastante superficial. Rara vez pensamos en ella de
forma profunda, salvo cuando el servicio de agua se suspende en casa, cuando mi ciudad se

Veracruz, una década ante el cambio climático 69


inunda o cuando me da diarrea por agua contaminada. Solo entonces vemos lo necesaria que
es, es algo que necesitamos tener a nuestro alcance, si es que queremos sobrevivir y disfrutar
de confort.
Nuestra forma de vida ocasiona buena parte de los problemas ambientales y la sociedad
en conjunto recibe las consecuencias. Podemos considerar que la cuestión general que hasta
ahora se ha vivido en materia ambiental es que la mayoría de la gente no sabe cómo actuar
efectivamente ante situaciones como un tiradero de basura que contamina tanto el aire como
los cuerpos de agua, o bien la deforestación de un bosque que provee servicios ambientales,
como la captura de agua para nutrir los manantiales, la retención de suelos o la captura de
dióxido de carbono (CO2) que ayuda a contrarrestar los efectos del calentamiento global. Si
posicionamos esto en el contexto cotidiano de la gente, pocos relacionan las consecuencias del
consumismo sobre la degradación del ambiente, la extracción forzada de todos los recursos
naturales, la generación permanente de residuos de todos tipos, los efectos sobre los ciclos
biogeoquímicos, el calentamiento global, el CC y, por ende, la degradación de las condiciones
de vida en nuestro entorno.
La relación de la civilización occidental con el agua proviene de un conjunto de usos
desproporcionados de este vital líquido. Por ejemplo: para fines de usos urbanos e industriales
el consumo del agua está basado en la premisa de que los humanos podemos usarla sin
discriminación como agente para “limpiar”, tanto en actividades cotidianas como industriales
y sociales.
En la cultura occidental, el agua, como el resto de los elementos de la naturaleza, es
concebida como un recurso que nos pertenece, como una sustancia que ha sido despojada
de todas sus propiedades ecológicas, electromagnéticas, arquetípicas y creativas, como una
mercancía. En otras palabras, el agua es tan solo la molécula H2O, una sustancia inodora,
incolora e insípida, un recurso que solo adquiere valor al ser utilizado con fines productivos
por los seres humanos. Por último, de manera muy reduccionista y cándida, el planeta tierra es
el vil almacén de recursos naturales disponibles para las necesidades del hombre, además del
tiradero de todos los residuos urbanos, tóxicos, peligrosos, de manejo especial y radioactivos,
sin olvidar al CC como único responsable de las condiciones extremas en las cuales tenemos
que sobrevivir.
Por todo lo expuesto, es de suma importancia describir de manera simple pero
objetiva las relaciones entre agua y CC, colocando las actividades antropogénicas en medio
de esta reflexión. El objetivo de este capítulo es presentar un escenario en el que se examinen
sucesivamente el CC, el problema del agua dulce, el agua residual, el clima y los sistemas

70 Veracruz, una década ante el cambio climático


biofísicos, los cuales están interconectados de manera compleja. Por consiguiente, la variación
de uno de esos factores podría inducir un cambio en cualquiera de los demás. Los asuntos
relacionados con el agua dulce son críticos a la hora de determinar vulnerabilidades clave,
tanto a nivel regional como sectorial, por lo que la relación entre el CC y los recursos de agua
dulce es fundamental para la sociedad humana y tiene implicaciones para las demás especies
vivas.

El agua es vida

El agua es indispensable tanto para el desarrollo socioeconómico como para la salud de los
ecosistemas; sin embargo, al abrir la llave de agua no parece ser tan preciada. ¿Es en verdad
necesario interesarse en un recurso que todos consideramos gratuito, o casi, y sobre todo
inagotable?
El agua, de preferencia de buena calidad, no solo es necesaria para el bienestar de
la sociedad, es indispensable para la sobrevivencia. Las recomendaciones oficiales de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) hacen referencia a 50 litros de agua por día por
persona, pues si bien un ser humano puede sobrevivir casi un mes sin alimento, no lo hará
más de una semana sin agua.
De la misma manera que el agua regula la temperatura de la tierra, también regula la
temperatura corporal de los seres vivos y elimina las toxinas del cuerpo. Dos litros de agua
diarios son indispensables para vivir de manera sana. Eso representa un volumen de agua
ingerida de 75 000 litros a lo largo de una vida.
No solo los humanos requerimos de agua, sino más bien todos los seres vivos, nuestro
ambiente y los ecosistemas dependen de esta disponibilidad. El agua es un componente
esencial para la vida, la salud de nuestros cuerpos, para los ecosistemas y la salud de nuestro
ambiente.

El agua en cifras

Nuestro planeta se ganó el nombre de planeta azul porque el agua dulce y salada ocupa más
del 70 % de su superficie, por lo que se estima que la cantidad presente en la tierra es de 1 386
millones de km3 (CONAGUA, 2016). La mayor parte del líquido (97.5 %) se encuentra bajo
una forma salada en los océanos, mientras que 2 % está en los glaciares y los casquetes polares.
El último porcentaje se reparte entre las aguas subterráneas, los lagos, los mares interiores,

Veracruz, una década ante el cambio climático 71


los arroyos y los ríos. Se estima que solo 0.77 % se encuentra como agua dulce accesible al
ser humano y faltaría sumar a la cuenta 0.001 % de este maravilloso volumen, bajo la forma
de vapor de agua atmosférica. Aunque podría parecer un valor modesto, este vapor de agua
transportada por las nubes juega un papel importante en la regulación del clima. Primero,
participando en el efecto invernadero natural y después alimentando de forma permanente
el ciclo de las precipitaciones. Es el gran ciclo del agua. El stock atmosférico de vapor, tan
crucial para el equilibrio del clima, es garantizado por la evaporación de todas las superficies
de agua del planeta: los océanos, por supuesto, pero también los suelos o la transpiración de
los vegetales (evapotranspiración).
Es importante resaltar que la disponibilidad natural media per cápita de agua en
México era, en el año 1950, de 18 035 m3/hab./año y en 2013 pasó a 3 982 m3/hab./año
(PNH 2014-2018); cifra calificada como baja por el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo en comparación con otros países (Figura 1). Si bien parte de esta reducción de la
disponibilidad se debe principalmente al aumento de la población, la cual se incrementó de
25.8 a 118.4 millones, para el periodo de 1950 a 2013, no debemos olvidar que las demandas
de agua son cada vez más importantes, por lo que se genera un desfase entre la disponibilidad
y la demanda.

Figura 1. Disponibilidad natural media per cápita de agua en algunos países (m3/hab./año)

Fuente: FAO, 2009. Base de datos AQUASTAT. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y
la Agricultura.

72 Veracruz, una década ante el cambio climático


El hombre en el gran ciclo del agua

El agua es el principal componente del cuerpo humano, el cual que posee 75 % de agua al
nacer y cerca del 60 % en edad adulta. Cerca del 65 % del líquido se encuentra en el interior de
las células y el resto circula en la sangre y baña los tejidos. Es imprescindible para la existencia
del ser humano, ya que no puede estar sin beber agua más de cinco o seis días, sin poner en
riesgo su vida; por ello, el acceso a dicho recurso potable para la sobrevivencia ocupa una
posición especial en el ciclo biogeoquímico del agua.
El agua es un recurso finito indispensable para la salud pública, los ecosistemas, la
biodiversidad, la producción de alimentos, la industria, la energía y el desarrollo económico,
principalmente. El vital líquido está presente en todas las actividades del hombre, ya sea
para subsistir o producir e intercambiar bienes y servicio. En el mundo, y en específico en
México, los usos del agua se reparten máxime en cuatro actividades: la agricultura (76.3 %),
el abastecimiento público (14.6 %), la industria (4.3 %) y la producción de energía (4.8 %).
Para el periodo 2006 a 2015 la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA, 2016) reporta
que 61.1 % del agua utilizada para uso consuntivo proviene de fuentes superficiales (ríos,
arroyos y lagos), mientras que 38.9 % restante corresponde a fuentes subterráneas (acuíferos),
representando un volumen total de 85.7 km3. Tras el primer uso de estas aguas, el volumen
extraído es desechado con un grado de contaminación variable e impacta de forma directa en
el medio ambiente y, en consecuencia, en nuestra calidad de vida.
La sociedad civil en contadas ocasiones relaciona sus actividades diarias con
el consumo de agua y de energía. Para producir, la sociedad, la industria y la agricultura
consumen grandes cantidades de agua, lo cual es indisociable al consumo de energía para
extraerla y transportarla, así como a la generación y descarga de aguas residuales. Al
momento de adquirir un bien o un servicio, todavía es poco común incorporar las huellas
hídrica y energética en los criterios de adquisición. Por lo tanto, al no definir un valor real
a los recursos naturales y tampoco visualizar sus participaciones en nuestra vida diaria es
poco probable encontrar un comportamiento ambientalmente responsable o un consumo
consciente. En otras palabras, las actividades antropogénicas afectan de un modo directo los
ciclos biogeoquímicos, en particular el del agua y el del carbono, ambos relacionados en su
totalidad a la generación de gases de efecto invernadero y al CC.
Para incidir en la formación de comunidades, en el Plan Nacional Hídrico 2014-2018
(PNH 2014-2018) del Gobierno de la República Mexicana están reflejadas no solo las estrategias
y líneas de acción para las políticas públicas, sino también la conciencia colectiva del agua

Veracruz, una década ante el cambio climático 73


de los mexicanos y las aspiraciones del camino por seguir para llegar a la gestión integrada y
la adecuada gobernanza de los recursos hídricos. Por ello es fundamental recabar y sintetizar
las conceptualizaciones de la sociedad en relación con el agua como un recurso escaso y
no renovable, estratégico y a la vez fundamental para respaldar el crecimiento económico y
social, además de servir como motor para el desarrollo sustentable local, regional, nacional
y global.

Agua y el cambio climático

Agua residual

Las principales fuentes de contaminación de agua en México, según Arreguín et al.


(2016), tienen su origen en los residuos líquidos y sólidos que se arrojan a los sistemas de
alcantarillado, a ríos y lagos, así como en las descargas de los centros urbanos y las industrias
a las áreas agrícolas. Se estima que en la actualidad se generan en México 431.7 m3/s de aguas
residuales municipales y no municipales, de las cuales reciben tratamiento 40.5 % y 15.85 %,
respectivamente. El impacto de estas descargas se refleja en los cuerpos receptores y, por ende,
sobre el cuadro y calidad de vida de los humanos.
La demanda bioquímica de oxígeno a cinco días (DBO5) y la demanda química en
oxigeno (DQO) son indicadores del grado de contaminación de las aguas residuales, mediante
los cuales se determina la cantidad de oxigeno necesario para mineralizar por completo la
materia orgánica en CO2.
El agua residual doméstica se caracteriza por contener los residuos de un conjunto
urbano, que incluyen las heces y orina humanas, los asociados al aseo personal y los generados
en la cocina y la limpieza de la casa. Suelen contener gran cantidad de materia orgánica
y microorganismos, así como restos de jabones, detergentes y grasas. Según lo reportado
por Metcalf & Eddy Inc. (2004), el agua residual urbana (ARU) presenta una concentración
promedio en DQO de 500 mg/l, lo que se traduce en un requerimiento de 500 mg de oxígeno
para cada litro de agua residual para mineralizar toda la materia orgánica y cerrar el ciclo del
carbono.
Algunas actividades antropogénicas (Del Real Olvera et al., 2011; Alvarado et al.,
2008; Houbron et al., 2016) pueden generar aguas residuales con mayor carga contaminante,

74 Veracruz, una década ante el cambio climático


por ejemplo la industria quesera (2 000 hasta 70 000 mg DQO/l), las destilerías (190 000 mg
DQO/l) y la industria cervecera (2,000 mg DQO/l).
Un cuerpo de agua limpia a 20 ºC presenta una disponibilidad en oxígeno máxima de
9 mg/l. Por ello, al descargar agua residual (AR) doméstica o agroindustrial sin tratamiento
previo a un cuerpo receptor sano, además de afectar su calidad, podemos evaluar la
desproporción entre la demanda y la disponibilidad de oxígeno y las consecuencias asociadas,
por lo regular catastróficas, para el medio ambiente y de gran impacto para el CC.

Eutrofización

La eutrofización es un proceso complejo y natural que generalmente ocurre en los lagos de


montaña sobre periodos equivalentes a milenios, y que se puede sintetizar por un taponamiento
por el fondo de un cuerpo de agua (Houbron, 2010). Sin embargo, cuando se observa en ríos,
lagos de baja altitud y lagunas, la situación es preocupante, pues en este caso se trata de una
sucesión de procesos y características de un cuerpo receptor contaminado.
Este complejo fenómeno se genera cuando un AR se vierte sin tratamiento en un
cuerpo de agua sano y no contaminado. Estas descargas traen diversas cantidades de materia
orgánica (DQO y DBO5) y nutrientes tales como nitrógeno y fósforo. La presencia de estos
compuestos y de energía solar permite a las algas fotosintéticas desarrollarse en la superficie
del cuerpo de agua, y así se reduce la transferencia del oxígeno desde la atmósfera hacia la
fase líquida del cuerpo receptor. En paralelo, la presencia de materia orgánica favorece el
desarrollo microbiano en el seno de la columna de agua y eso ocasiona que todo el oxígeno
disuelto presente sea utilizado para la oxidación de esta materia orgánica (carbono exógeno).
En consecuencia, la falta de oxígeno provoca la muerte de todos los organismos aerobios, como
los peces. En este momento empieza la sedimentación y la acumulación en el fondo tanto de
los organismos vegetales como de los peces. Las condiciones de anoxia permiten el inicio de
fermentación del sedimento, constituido en su mayor parte de materia orgánica, y entonces se
liberan gases como los que desprenden los vapores del ácido sulfhídrico, amoniaco, metano
y dióxido de carbono. Estos gases, una vez liberados a la atmósfera, generan olores fétidos y
participan ampliamente al efecto invernadero.
Además de la degradación de la calidad del cuerpo de agua, la descarga sin tratamiento
previo de las aguas residuales a los ríos genera una producción y liberación sin control de
metano a la atmósfera. Por estequiometría, cada kilogramo de materia orgánica tiene el
potencial de generar 350 l de metano, es decir, que las AR de una ciudad de 100 000 habitantes,

Veracruz, una década ante el cambio climático 75


a razón de 150 l de estas por habitante y una concentración promedio en DQO de 500 mg/l
representan un potencial de producción y liberación a la atmósfera de 2 625 m3 de metano.
Es de suma importancia señalar que el metano tiene un efecto invernadero hasta 32
veces superior al del CO2 y que el consumismo con que se comportan en la actualidad nuestras
sociedades, así como la suma de todas las actividades antropogénicas, son generadoras de
contaminación y, por ende, de producción en condición no controlada de gases de efectos
invernadero (GEI).

Producción de GEI

De la producción de los GEI, 2.8 % provienen de los desechos y tratamiento de las aguas
residuales; sin embargo, la mayor parte de la materia orgánica sólida o líquida depositada al
medio ambiente se hace de manera no controlada, por lo cual, la transformación anaeróbica
de la materia orgánica genera sin control GEI, como el CH4, el cual tiene una capacidad de
absorción del calor 70 veces superior a la del CO2.
Sobre un ciclo de 100 años, aunque naturalmente una molécula de metano se destruye
con mayor rapidez que el CO2 en la atmósfera (casi 10 años son requeridos para el CH4
y 100 años para el CO2), sería, por un lado, más fácil y eficiente reducir la generación de
residuos mediante la concientización del consumo consciente y, por otro lado, convertir la
materia orgánica de las aguas residuales y residuos sólidos orgánicos mediante, por ejemplo,
un proceso de digestión anaerobia en condición controlada y transformar por medio de la
combustión el CH4 producido en CO2. Tras observar el elemento agua del antropoceno hacia
el CC, en los apartados siguientes se propone observar la otra mitad del gran ciclo y cuáles
son las consecuencias del CC sobre nuestro cuadro de vida.

Cambios climáticos en relación con el agua (IPCC-VI)

En respuesta a una propuesta de la Secretaría del Programa Mundial sobre el Clima-Agua


(PMCAgua), el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)
redactó un documento técnico sobre el CC y el agua, el sexto de la serie de documentos
técnicos del IPCC (Bates et al., 2008).

76 Veracruz, una década ante el cambio climático


El clima, el agua dulce y los sistemas biofísicos y socioeconómicos están interconectados
de manera compleja, por consiguiente, la variación de uno de esos factores podría inducir un
cambio en cualquiera de los demás. Los asuntos relacionados con el agua dulce son críticos
a la hora de determinar vulnerabilidades clave, tanto a nivel regional como sectorial, por ello,
la relación entre el CC y los recursos de agua dulce es fundamental para la sociedad humana,
y tiene implicaciones para las demás especies vivas. El agua está relacionada con todos los
componentes del sistema climático global (atmósfera, hidrosfera, criosfera, superficie terrestre
y biosfera). Por ende, el CC impacta al agua mediante diversos mecanismos.
El calentamiento climático observado en los últimos años está correlacionado con
las variaciones de diversos componentes del ciclo y de los sistemas hidrológicos tales como
cambios en las pautas, intensidades y valores extremos de precipitación, fusión generalizada
de la nieve y del hielo, aumento del vapor de agua atmosférica, incremento de la evaporación
y variaciones de la humedad del suelo y de la escorrentía.
Los registros de observaciones y las proyecciones climáticas aportan evidencia
abundante de que los recursos de agua dulce son vulnerables y pueden resultar gravemente
afectados por el CC, con muy diversas consecuencias para las sociedades humanas y los
ecosistemas.

Precipitación y vapor de agua

Las tendencias de la precipitación terrestre han sido analizadas con base en diversos conjuntos
de datos y grupos de trabajo reconocidos. Las simulaciones mediante modelos climáticos
concuerdan en plantear para el siglo XXI un aumento de la precipitación en latitudes altas
(muy probable) y parte de los trópicos, y una disminución en algunas regiones subtropicales y
en latitudes medias y bajas (probable). Fuera de esas áreas, el signo y magnitud de los cambios
varían de un modelo a otro, dando lugar a una incertidumbre considerable respecto de los
cálculos de lluvias. Así pues, las proyecciones de las variaciones futuras de la precipitación
son más fiables para unas regiones que para otras, pues los modelos concuerdan menos a
medida que disminuye la escala espacial.
En todo el mundo se ha observado un aumento de los episodios de lluvia intensa (por
ejemplo, por encima de 95 %), incluso en lugares donde la cantidad total ha disminuido,
asociado a un incremento de vapor de agua en la atmósfera, que se corresponde con el
calentamiento señalado. Estudios teóricos y de modelización del clima sugieren que en

Veracruz, una década ante el cambio climático 77


un clima cada vez más cálido por el ascenso de GEI, se esperaría un mayor número de
precipitaciones extremas respecto de su valor medio.
El contenido de vapor de agua de la troposfera se ha elevado en los últimos decenios,
en consonancia con el calentamiento examinado y con una humedad relativa casi constante.
Dado que es probable que el calentamiento advertido de la temperatura de la superficie del
mar sea en gran parte antropogénico, podría pensarse que esta influencia ha contribuido al
acrecentamiento del vapor de agua atmosférico sobre los océanos.

Nieve y hielo terrestres

La criosfera (constituida por la nieve, el hielo y el suelo congelado) almacena en tierra firme
cerca del 75 % del agua dulce del planeta. En el sistema climático tanto esta como su evolución
están vinculados de manera compleja al balance de energía en la superficie, al ciclo hídrico y
a la variación del nivel del mar.
Las proyecciones indican, con un nivel de confianza alto, que las reservas de agua
almacenada en los glaciares y en la capa de nieve disminuirán durante este siglo, reduciendo
la disponibilidad de agua durante los periodos calurosos y secos. Esto debido a un cambio
estacional del caudal fluvial, a un aumento de las aportaciones invernales, al total anual y a
reducciones de los caudales menores en regiones dependientes del deshielo en las principales
cordilleras montañosas, en las que en la actualidad vive más de la sexta parte de la población
mundial.
Al calentarse el clima durante el siglo XXI, los glaciares y casquetes de hielo perderán
masa a causa del predominio del deshielo estival sobre el aumento de la precipitación invernal.
Según los resultados de simulaciones a 11 glaciares, situados en diversas regiones del mundo,
su volumen disminuiría 60 % de aquí al año 2050 (Schneeberger et al., 2003).

Nivel del mar

El promedio mundial del nivel del mar ha aumentado entre mediados del siglo XIX y mediados
del XX. El incremento estimado fue de 1.7 ± 0.5 mm/año en el siglo XX, 1.8 ± 0.5 mm/año
durante 1961-2003, y 3.1 ± 0.7mm/año entre 1993 y 2003. En términos espaciales el cambio
es muy poco uniforme, ya que, por ejemplo, durante 1993-2003 el ritmo de ascenso fue en
algunas regiones varias veces superior al promedio mundial, mientras que en otras los niveles
del mar descendieron.

78 Veracruz, una década ante el cambio climático


En cuanto a la estimación de las aportaciones al cambio del nivel del mar a largo plazo
hay imprecisiones. En el periodo 1993-2003, la contribución de la dilatación térmica (1.6 ±
0.5 mm/año), de la pérdida de masa de glaciares y casquetes de hielo (0.77 ± 0.22 mm/año)
y de la pérdida de masa de los casquetes de hielo de Groenlandia (0.21 ± 0.07 mm/año) y de
la Antártida (0.21 ± 0.35 mm/año), ascendió en total a 2.8 ± 0.7 mm/año. En ese periodo, la
suma concuerda con el aumento del nivel del mar señalado, y estos valores caen o se ubican
dentro del margen de incertidumbre de las observaciones.
El aumento del nivel del mar podría afectar a las regiones costeras, aunque su
atribución no es clara todavía. El incremento mundial experimentado desde 1975 por los
valores extremos del nivel del agua está relacionado tanto con el aumento medio del nivel del
mar como con la variabilidad climática interdecadal en gran escala (Woodworth y Blackman,
2004).

Evapotranspiración

La evapotranspiración real (ETR) es la cantidad de agua, expresada en mm/día, que es


evaporada desde la superficie del suelo y transpirada por la cubierta vegetal. En general,
cuando se analiza esta suma se hace referencia a la cifra que se obtiene en un balance de
humedad en el suelo; sin embargo, existen muy pocas mediciones directas en las áreas
terrestres de nuestro planeta.
El Tercer Informe de Evaluación (TIE) indica que la ETR aumentó durante la segunda
mitad del siglo XX en la mayoría de las regiones secas de Estados Unidos de América y
Rusia (Golubev et al., 2001), debido a una notable disponibilidad de humedad en la superficie,
vinculada al aumento de la precipitación y a una mayor demanda de humedad atmosférica
por efecto del ascenso de temperatura.
Las variaciones dependen no solo del aporte de humedad sino también de la
disponibilidad de energía y del viento en superficie, así como de los efectos directos de
la elevación de CO2 atmosférico sobre la fisiología de las plantas. Todo incremento de la
evapotranspiración tiene como consecuencia la generación de un déficit de humedad del
suelo.

Veracruz, una década ante el cambio climático 79


Humedad del suelo

La humedad del suelo es una fuente de inercia térmica, debido a su capacidad calorífica y
al calor latente necesario para su evaporación. Por esa razón se ha sugerido que la humedad
del suelo controla en gran medida, por ejemplo, la temperatura y la precipitación estivales.
Los cambios en cuanto a la humedad del suelo dependen de la variación del volumen y de
las fechas no solo de la precipitación, sino también de la evaporación (que puede resultar
afectada por cambios en la vegetación).
Las proyecciones del contenido medio anual de humedad del suelo con frecuencia
indican disminuciones en las áreas subtropicales y en la región mediterránea, frente a
aumentos en el África oriental, en el Asia central y en otras regiones con mayores niveles
de precipitación, lo mismo que en latitudes altas, en las que se reduce la cubierta de nieve.
Aunque la magnitud de los cambios es incierta en muchos casos, es coherente en muchas de
esas regiones. Los resultados estacionales arrojan pautas de variaciones similares.

Escorrentía y caudal fluvial

Para mediados del siglo XXI las proyecciones indican que, como consecuencia del CC, la
escorrentía fluvial promedio anual y la disponibilidad de agua aumentarían en latitudes altas
y en algunas áreas tropicales húmedas, y disminuirían en ciertas regiones secas de latitudes
medias y en regiones tropicales secas. Con un alto nivel de confianza se considera que muchas
áreas semiáridas y áridas (por ejemplo, la cuenca mediterránea, el oeste de Estados Unidos de
América, el sur de África o el nordeste de Brasil), en particular, están expuestas a los efectos
del CC, y podrían experimentar una disminución de los recursos hídricos como consecuencia.

Pautas de variabilidad en gran escala

El sistema climático presenta cierto número de tendencias de variabilidad preferentes que


influyen directamente en los elementos del ciclo hidrológico. Los climas regionales pueden
experimentar un desfase debido a la acción de esas “teleconexiones”, las cuales con frecuencia
se asocian a sequías y crecidas, así como a otros cambios que afectan de forma considerable
a los seres humanos. Una “teleconexión” queda definida mediante un patrón espacial y una
serie cronológica que describe variaciones de su magnitud y fase.

80 Veracruz, una década ante el cambio climático


Un resumen de los efectos observados del CC respecto de los servicios hidrológicos se
presenta en la Tabla 1.

Tabla 1. Efectos observados del cambio climático,


junto con sus impactos observados/posibles respecto de los servicios hidrológicos
Efecto observado Impactos observados/posibles
Aumento de la temperatura • Disminución de la disponibilidad del agua en cuencas alimentadas
atmosférica por glaciares en retracción.
• Disminución del contenido de oxígeno disuelto, pautas de mezclado
Aumento de la temperatura
y capacidad de autodepuración.
superficial del agua
• Mayor número de floraciones de algas.
Aumento del nivel de mar • Salinización de los acuíferos costeros.
• Variación de la disponibilidad del agua, debida a los cambios de
Cambios en las pautas de
precipitación y a otros fenómenos similares (por ejemplo: recarga de
precipitación
las aguas subterráneas, evapotranspiración).
Aumento de la variabilidad • Mayor dificultad para controlar las crecidas y para utilizar los
interanual reservorios durante la estación de crecidas.
• Menor disponibilidad de agua.
Aumento de la
• Salinización de los recursos hídricos.
evapotranspiración
• Disminución del nivel freático.
• Las crecidas afectan a la calidad del agua y a la integridad de la
Aumento de la frecuencia infraestructura hidrológica.
e intensidad de fenómenos • Acentuación de la erosión fluvial, introduciendo así diversos tipos
extremos de contaminante en los recursos hídricos.
• Las sequías afectan a la disponibilidad y calidad del agua.
Fuente: Bates et al., 2008.

Jiménez et al. (2010) consideran que del IPCC-VI los puntos siguientes son de suma
importancia para México:

• Efectos del CC en los recursos hídricos.


• Estudios de los efectos del CC en México.
• Regionalización de proyecciones climáticas en México de precipitaciones y temperatura
en superficie.
• Efectos del CC en el ciclo hidrológico.
• Efectos del CC en la evapotranspiración de los cultivos en México.
• Repercusiones del CC en la agricultura de riego (maíz, café, etcétera).
• Impactos en la productividad de los cultivos.
Estos autores muestran, a partir de escenarios de CC, la disminución de la disponibilidad
hídrica en México, ocasionada por precipitaciones menores en gran parte del territorio, así

Veracruz, una década ante el cambio climático 81


como por la mayor evaporación de suelo, y la perdida tanto de vegetación natural como
de suelo, pero además como producto de los incrementos en la demanda de agua. Los
autores señalan el elevado incremento en la demanda de agua por la agricultura y a la vez la
disminución de la recarga natural de los acuíferos. En este contexto advierten que el principal
reto consistirá en incorporar los efectos del CC en la planeación y gestión de los recursos
hídricos, de manera que se puedan afrontar los efectos negativos, pero también aprovechar
los positivos.
Para México se han realizado análisis sobre el posible impacto del CC en el recurso
agua de algunas cuencas hidrológicas (Mundo y Martínez, 1994; Mendoza y Villanueva,
1997; Magaña y Conde, 2000). En la misma línea, Raynal y Rodríguez (2007) en el estudio
“Posibles escenarios de impacto del cambio climático sobre la evapotranspiración potencial
(ET) en la cuenca del río Conchos, México”, encontraron que para un incremento de la
temperatura de 1 °C la evapotranspiración aumentará entre 3 y 3.5 % con respecto al valor
actual, generando un déficit de humedad del suelo de entre 9 y 40 %; mientras que para un
3 °C la ET subirá entre 8.8 y 10 %, acrecentándose el déficit de humedad del suelo de 27.5 a
116 %.
En cuanto a Veracruz, en un estudio para la zona central encontraron que los escenarios
de CC sugieren disminuciones en las precipitaciones, con rangos que van del 10 al 20 %
respecto de los valores observados, y que la temperatura se elevará desde 1 °C al año 2020
hasta los 4 °C para el 2050, en promedio, lo cual repercutirá en la capacidad de infiltración
de agua disponible para los cultivos de la región y ocasionará una mayor vulnerabilidad para
la producción agrícola. Pereyra et al. (2008a), al establecer el balance hídrico para las cuatro
regiones hidrológicas de la entidad, destacan que para conocer el estado que guardan los
recursos hídricos es necesario hablar del ciclo hidrológico, término que incluye los procesos
de evaporación desde el suelo, mar o aguas continentales, condensación de humedad en
nubes, precipitación, acumulación en el suelo o cuerpos de agua y reevaporación.
Pereyra et al. (2011) afirman que un aumento en ETR causará un déficit en la humedad
del suelo, lo que, aunado a la disminución de la precipitación, hará más crítica la demanda
de agua, que de por sí ya lo es durante los meses de estiaje (marzo a mayo), por lo que se
requerirá de una buena administración del recurso por parte de la CONAGUA, así como
planear el almacenamiento del escurrimiento excedente durante la época de lluvia.

82 Veracruz, una década ante el cambio climático


El cambio climático y los recursos hídricos, por sistemas y sectores (IPCC-VI)

Según los expertos del IPCC es importante proyectar los impactos del CC por sistemas y
sectores productivos. A continuación se presenta un resumen de lo concretado en el VI reporte
técnico, donde se plasmaron los impactos o consecuencias que enfrentan siete sectores ante
el CC y los recursos hídricos.

Ecosistemas y biodiversidad

La temperatura y los regímenes de humedad son algunas de las variables clave que determinan
la distribución, crecimiento, productividad y reproducción de plantas y animales. Los
cambios hidrológicos pueden influir en las especies de diversas maneras, pero los procesos
mejor conocidos son los que relacionan la disponibilidad de humedad con los umbrales
intrínsecos que gobiernan los procesos metabólicos y reproductivos (Burkett et al., 2005). Las
modificaciones del clima previstas para los próximos decenios tendrán efectos diversos sobre
la disponibilidad de humedad, en forma de alteraciones de los periodos de aparición y del
volumen de los caudales fluviales, disminuciones del nivel de agua en numerosos humedales,
extensión de los lagos de termokarst (lagos de deshielo de un glaciar) del Ártico o mengua de
la disponibilidad de agua de niebla en los bosques de montaña tropicales. Las proyecciones de
cambio hidrológico tendrán implicaciones sobre la biodiversidad mundial.
Las respuestas de los ecosistemas a las variaciones implican a menudo complejas
interacciones entre procesos bióticos y abióticos. Los agregados de especies en comunidades
ecológicas reflejan el hecho de que esas interacciones y respuestas no siempre son lineales, lo
que agrava la dificultad de proyectar resultados ecológicos específicos. Dado que la cronología
de las respuestas no siempre es sincrónica en especies pertenecientes a diferentes grupos
taxonómicos, podría sobrevenir un desacoplamiento entre especies y fuentes de alimentación,
una alteración de las relaciones simbióticas u otras interacciones positivas entre especies o
cambios en la competencia entre estas. Debido a una conjunción de respuestas diferenciales
entre especies e interacciones que en teoría podrían establecerse en cualquier punto de una red
alimentaria, algunas de las comunidades ecológicas actuales podrían con facilidad disgregarse
en el futuro (Root y Schneider, 2002; Burkett et al., 2005).
Los cambios hidrológicos generarían impactos directos o indirectos sobre los principales
tipos de ecosistemas, tales como los lagos y cursos de agua, humedales de agua dulce, en las
costas y estuarios, en los ecosistemas de montaña, y sobre los bosques, sabanas y pastizales.

Veracruz, una década ante el cambio climático 83


Agricultura y seguridad alimentaria, uso de la tierra y silvicultura

La productividad de los sistemas agrícolas, forestales y piscícolas depende en su mayoría de


la distribución temporal y espacial de la precipitación y de la evaporación, así como de la
disponibilidad de recursos de agua dulce para el riego, en especial de cultivos.
El agua desempeña un papel crucial en la producción local, regional y mundial de
alimentos. Por una parte, más de 80 % de las tierras agrícolas del mundo dependen de la
lluvia, por lo cual la productividad de los cultivos está sujeta a la precipitación suficiente para
satisfacer la demanda evaporativa y la consiguiente distribución de humedad del suelo (FAO,
2006).
Allí donde esas variables están limitadas por el clima, la producción agrícola es muy
vulnerable al CC (FAO, 2006). Por otra parte, la producción mundial de alimentos depende
del agua, no solo en forma de precipitación, sino también, fundamentalmente, en forma de
recursos hídricos disponibles para el riego. De hecho, las tierras de regadío, que representan
solo 18 % de las tierras agrícolas mundiales, producen mil millones de toneladas de cereales al
año, que simbolizan casi la mitad del suministro mundial total; ello se debe a que los cultivos
de regadío producen, en promedio, entre dos y tres veces más que los cultivos dependientes
de la lluvia (FAO, 2006).
Mientras que un déficit excesivo de agua se traduce en vulnerabilidad de la producción,
un exceso de agua también puede tener efectos no deseados sobre la productividad de los
cultivos, ya directamente (por ejemplo, afectando a las propiedades del suelo y dañando el
crecimiento vegetal), ya indirectamente (por ejemplo, impidiendo o retrasando las labores
agrícolas necesarias). Los episodios de precipitación intensa, la humedad excesiva del suelo y
las crecidas interfieren en la producción de alimentos y en los medios de subsistencia rurales
a nivel mundial (Rosenzweig et al., 2002).
Durante los próximos decenios, las presiones socioeconómicas darán lugar a una mayor
competitividad entre las necesidades de riego y la demanda de los sectores no agrícolas, que
podría reducir la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos necesarios para la alimentación
y aumentando todavía más la vulnerabilidad de algunas regiones por efecto del CC.
Los ecosistemas forestales ocupan cerca de 4 000 millones de hectáreas de tierras, una
superficie comparable al conjunto de las utilizadas por cultivos y pastizales. De esas tierras,
solo unos 200 millones de hectáreas están destinadas a la producción forestal comercial en
todo el mundo (FAO, 2006). Los bosques son determinantes para el suministro, la calidad
y la cantidad de agua, tanto en los países desarrollados como en vías de desarrollo. Su

84 Veracruz, una década ante el cambio climático


importancia como cuencas de captación de agua puede aumentar de manera sustancial en los
próximos decenios a medida que escaseen los recursos de agua dulce. Se sabe que los bosques
contribuyen al ciclo hídrico regional, por lo que los cambios de uso de la tierra podrían afectar
en gran medida a los climas locales y regionales (Harding, 1992; Lean et al., 1996). Por otra
parte, la protección de los bosques puede ser beneficiosa, ya que reduciría las sequías y las
crecidas, en particular en los trópicos (Kramer et al., 1997; Pattanayak y Kramer, 2000).
La repoblación forestal y la reforestación podrían intensificar la humedad, disminuir
la temperatura y acrecentar las lluvias en las regiones afectadas (Harding, 1992; Blyth
et al., 1994); la deforestación, en cambio, puede reducir la lluvia a nivel local y elevar las
temperaturas. En un futuro cercano, la alteración de la demanda y disponibilidad de agua por
efecto del CC afectará en gran medida a las actividades agrícolas, a la seguridad alimentaria,
a la silvicultura y a las pesquerías.

Salud humana

La salud humana, que abarca el bienestar físico, social y psicológico, depende de la


adecuación del suministro de agua potable y de la seguridad del medio ambiente. Los seres
humanos están expuestos al CC tanto directamente, a merced de las pautas meteorológicas
(fenómenos extremos más intensos y frecuentes), como indirectamente, en virtud de
los cambios experimentados en relación con el agua, el aire, la calidad y cantidad de los
alimentos, los ecosistemas, la agricultura, los medios de subsistencia y la infraestructura.
Dado el considerable número de personas que podrían verse afectadas por la malnutrición
y la escasez de agua, estas podrían ser las consecuencias sanitarias más importantes del CC.
La salud de la población ha mejorado de forma notable los últimos 50 años, aunque sigue
existiendo un importante desequilibrio sanitario en y entre los países. La salud deficiente agrava
la vulnerabilidad y reduce la capacidad de adaptación al CC tanto de las personas como de las
comunidades. Las poblaciones con altas tasas de enfermedades y de discapacidad afrontan con
menos éxito los estreses de cualquier tipo, en particular los relacionados con el CC.
El Programa Conjunto OMS/UNICEF de Monitoreo del Abastecimiento de Agua y
del Saneamiento estima en la actualidad que 1 100 millones de personas (17 % de la población
mundial) no tienen acceso a recursos hídricos, entendiéndose por tal la disponibilidad de un
mínimo de 20 litros de agua por persona y día procedentes de una fuente de agua mejorada
situada a menos de un kilómetro. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra en 1.7

Veracruz, una década ante el cambio climático 85


millones de muertes por año la carga total de enfermedad, debido a un suministro de agua
inadecuado y a un saneamiento e higiene deficientes.
En las regiones afectables, la concentración de riesgo vinculada a la inseguridad tanto de
los alimentos como del agua podría agravar en particular los impactos de cualquier fenómeno
meteorológico extremo (crecidas o sequías) sobre las viviendas afectadas. La vulnerabilidad
a las inundaciones es menor cuando existe una infraestructura para la eliminación de los
desechos sólidos, para la gestión de las aguas de desecho y para el suministro de agua potable.
La falta de agua para usos higiénicos determina, en la actualidad, una gran parte de
la carga de enfermedad mundial; de esta, una pequeña parte no cuantificada es imputable
a la variabilidad climática o a los fenómenos meteorológicos extremos. La escasez de agua
está asociada a una multiplicidad de consecuencias adversas para la salud, entre ellas las
enfermedades relacionadas con la contaminación del agua por materias fecales y otras
sustancias peligrosas (parásitos), lo cual se ve reflejado en los niveles elevados de mortalidad
y morbilidad infantil ocasionadas por la diarrea en países de bajos ingresos.
El CC agravará con seguridad la escasez de agua, pero es difícil evaluar en qué se
traducirá esta situación a nivel doméstico, en términos de disponibilidad de agua y, por
consiguiente, en términos de salud e higiene. La gestión de los drenajes y de las aguas pluviales
derivadas de fenómenos extremos es importante en las comunidades urbanas de bajos
ingresos, ya que la obstrucción del alcantarillado puede ocasionar inundaciones y facilitar la
propagación de enfermedades transmitidas por vectores y del sistema digestivo (Parkinson y
Butler, 2005). También hay evidencia de que los desastres relacionados con el clima afectan a
la salud mental de las personas, tales como la ansiedad y depresión prolongadas.
El clima influye en la distribución espacial, en la intensidad de transmisión y en la
estacionalidad de las enfermedades transmitidas por vectores como el paludismo, dengue
(mosquito Aedes aegypti), zika y chikungunya, así como por el caracol de agua (por ejemplo,
la esquistosomiasis). Ciertos padecimientos, como la helmintiasis, se transmiten mediante
el consumo de productos que provienen de cultivos regados con aguas contaminadas o de
desecho. La utilización de aguas fecales y residuales para el riego, que es una práctica común,
tiende a ser una fuente de transmisión de enfermedades de transmisión fecal-oral.
En la actualidad, un poco más del 10 % de la población mundial consume productos
de cultivos regados con aguas de desecho sin tratamiento previo. De acuerdo con el panorama
antes mencionado, el aumento de la escasez de agua y de la demanda de alimentos, sumado
a condiciones sanitarias deficientes, favorecerá la utilización de agua de baja calidad. Para

86 Veracruz, una década ante el cambio climático


controlar estos problemas será necesario elaborar programas de tratamiento de aguas de
desecho y planificar su reutilización.

Abastecimiento de agua y saneamiento

El acceso a un agua salubre hoy en día está considerado como un derecho humano universal;
sin embargo, el mundo se está enfrentando con problemas cada vez mayores para la prestación
del servicio de distribución de agua, en particular en los países en desarrollo. Ello se debe a
varias razones, no del todo vinculadas al CC. La falta de agua disponible, una demanda cada
vez más importante e irregular como consecuencia del aumento de la población en áreas
concentradas, el crecimiento de la urbanización, la mayor intensidad de uso de agua para
mejorar el bienestar general, y la necesidad de optimizar la gobernanza del agua, son variables
que dificultan en demasía la prestación satisfactoria de los servicios de abastecimiento de agua.
En este contexto, el CC representa solo una carga adicional para los servicios de
abastecimiento de agua potable y para cualquier otra organización que preste servicios
hidrológicos con miras a satisfacer las necesidades de sus clientes. Aunque a nivel local es difícil
identificar las consecuencias del CC, los efectos observados y las proyecciones constituyen un
buen punto de partida para preparar el futuro.
Con base en lo observado, la disponibilidad menor de agua podría ser consecuencia de:
a) La disminución del caudal en cuencas alimentadas por glaciares en retracción,
y mayor duración y frecuencia de las estaciones secas.
b) La disminución de las precipitaciones estivales, que conlleva un menor
volumen de agua almacenada en reservorios alimentados por ríos estacionales
(Du Plessis et al., 2003).
c) La variabilidad interanual de la precipitación, y cambios estacionales del flujo
fluvial.
d) La disminución del nivel de las aguas subterráneas no costeras.
e) El aumento de la evapotranspiración por efecto de una mayor temperatura del
aire, de una mayor duración del periodo de crecimiento y de un mayor uso de
agua de riego.
f) La salinización (Chen et al., 2004).

En lo que se refiere a los servicios hidrológicos, las poblaciones más afectadas por el
CC serán las situadas en las cuencas de África, región del Mediterráneo, Oriente Próximo, sur

Veracruz, una década ante el cambio climático 87


de Asia, norte de China, Australia, Estados Unidos, centro y norte de México, nordeste de
Brasil, y costa occidental de América del Sur, que ya padecen estrés hídrico. Los sectores más
expuestos a este peligro serán los habitantes de diversas megalópolis, de áreas rurales muy
dependientes del agua subterránea, de islas pequeñas, y de cuencas alimentadas por glaciares
o por el deshielo de nieve (más de una sexta parte de la población mundial vive en cuencas
sustentadas por agua de deshielo) (Alcamo y Henrichs, 2002; Ragab y Prudhomme, 2002).
A excepción de un pequeño número de países industrializados, el consumo de agua
está aumentando en todo el mundo, debido al crecimiento demográfico y económico, a la
evolución de los estilos de vida y al incremento de los servicios de abastecimiento de agua
potable. Es importante implementar programas de uso de agua eficientes en las regiones en que
es probable que disminuya la reserva, ya que podrían ser necesarias grandes inversiones para
conseguir un suministro adecuado o la construcción de nuevos depósitos de almacenamiento
o hacer uso de fuentes alternativas de agua. La disminución de su consumo podría retrasar, e
incluso eliminar, la necesidad de infraestructura adicional. Una de las maneras más rápidas
de incrementar la disponibilidad de este recurso consistiría en minimizar las pérdidas de las
redes de abastecimiento urbanas y de los sistemas de riego. Otras alternativas que atenuarían
la necesidad de nuevos suministros son la captación de agua de lluvia y la reutilización
controlada. La protección de los recursos hídricos es una estrategia importante y eficaz, en
términos de costo, para resolver los problemas de calidad del agua en el futuro.
Aunque ya es una práctica común en ciertos países, resultan necesarias nuevas
metodologías para la gestión de la calidad del agua en todo el mundo. Una de ellas consiste
en la implementación de planes de salubridad hídrica (PSH) que permitan evaluar y gestionar
de forma integral los riesgos desde la cuenca de captación hasta el consumidor, como se
propuso en la Organización Mundial de la Salud (WHO por sus siglas en inglés, 2005).
Además, convendría examinar con periodicidad el diseño y funcionamiento de las plantas de
tratamiento de agua de abastecimiento y de desecho, en particular en áreas vulnerables, a fin
de asegurar, incluso mejorar, su fiabilidad y capacidad para hacer frente a unas variaciones de
flujo de magnitud incierta.
Como otras posibles soluciones al problema del agua de desecho, será necesario
concebir estrategias que permitan a los sistemas de alcantarillado y plantas de tratamiento
hacer frente a caudales cada vez mayores y más variables. Por ejemplo, la utilización de
sistemas descentralizados, la construcción de sistemas de alcantarillado independientes, el
tratamiento de los reboses combinados del alcantarillado (es decir, la mezcla de aguas de
desecho y escorrentía en las ciudades) o la inyección de agua de lluvia en el subsuelo. Dado el

88 Veracruz, una década ante el cambio climático


costo elevado que conlleva la ampliación de capacidad de las plantas de tratamiento de aguas
de desecho urbanas, convendría recurrir a métodos de financiación adecuados que tengan en
cuenta las condiciones locales. En las áreas rurales, la cobertura de los saneamientos suele
ser muy reducida, por lo que es necesario formular planes de actuación a nivel local basados
en tecnologías de bajo costo, atendiendo a las condiciones locales y con participación de la
comunidad.

Asentamientos e infraestructura

Los cambios respecto de la disponibilidad de agua, su calidad, las características de la


precipitación, y la probabilidad y magnitud de las crecidas desempeñarán un papel importante
en la materialización de los efectos del CC sobre los asentamientos humanos y la infraestructura
(Klein et al., 2003; Sherbinin et al., 2007).
Los lugares del planeta en que más peligra el suministro de agua dulce por efecto
del CC son las islas pequeñas, los países áridos y semiáridos en desarrollo, las regiones que
obtienen el agua dulce de ríos alimentados por la fusión de los glaciares o por el deshielo
estacional, los países con una alta proporción de tierras bajas costeras y las megalópolis
costeras, en particular la región de Asia y el Pacífico (Alcamo y Henrichs, 2002; Ragab y
Prudhomme, 2002).
El aumento de la densidad de población en los lugares de alto riesgo, como las áreas
costeras y ribereñas, es muy probable que agrave la vulnerabilidad a los efectos hídricos del
CC, en particular, a los daños ocasionados por crecidas y tempestades, y a la degradación
de la calidad del agua por efecto de la intrusión salina. De igual manera, es posible que
los asentamientos cuya economía esté muy vinculada a actividades sensibles al clima y
dependientes del agua, como la agricultura de regadío, el turismo acuático o el esquí sobre
nieve, sean particularmente vulnerables al impacto del CC sobre los recursos hídricos (Elsasser
y Burki, 2002; Hayhoe et al., 2004). Asimismo, la infraestructura asociada a los asentamientos
abarca edificios, redes de transporte, instalaciones costeras, infraestructura de abastecimiento
de agua y de agua de desecho y redes de distribución de energía eléctrica.

Economía: seguros, turismo, industria, transporte

El clima y los recursos hídricos afectan a varios sectores económicos secundarios y terciarios,
como los seguros, la industria, el turismo o el transporte. Los efectos hídricos del CC sobre

Veracruz, una década ante el cambio climático 89


esos sectores podrían ser positivos o negativos, pero los fenómenos meteorológicos extremos
y otros cambios abruptos tienden a afectar a los sistemas humanos con mayor fuerza que los
cambios graduales, en parte porque se dispone de menos tiempo para adaptarse a ellos.
Las pérdidas experimentadas a nivel mundial ponen de manifiesto el rápido aumento
de los costos por efecto de fenómenos meteorológicos extremos desde los años 70. En el
sector financiero, los riesgos relacionados con el CC son contemplados cada vez más en
determinados sectores “susceptibles”, como las centrales hidroeléctricas, la irrigación y
la agricultura, incluso el turismo (UNEP/GRID-Arendal, 2002). En este último sector, la
disponibilidad de agua podría modificarlo en sentido positivo o negativo, pues por ejemplo,
más nieve atraería a más turistas en las montañas y más calor a más amantes de las playas
(Braun et al., 1999; Uyarra et al., 2005).
Los seguros diversifican el riesgo y coadyuvan a la adaptación, mientras que la gestión
de los fondos de aseguramiento tiene implicaciones respecto de la mitigación. De todo lo
expuesto, con una visión hacia el final del presente siglo, de no adoptarse medidas mundiales
de mitigación suficientes, el incremento de la temperatura puede alcanzar hasta 5 ºC tan solo
en nuestro país, con efectos en potencia desastrosos para el medio ambiente y las actividades
productivas (Jiménez et al., 2010).
Es de esperarse una combinación negativa de la disminución de disponibilidad hídrica,
ocasionada por menos precipitaciones en la mayor parte del país, mayor evaporación del agua
presente en el suelo y pérdida tanto de vegetación natural como de suelo e incremento de la
demanda de agua, en especial para el riego, el cual consume 77 % de los recursos hídricos
en uso en México. Los autores señalan el elevado incremento en la demanda de agua por la
agricultura y a la vez la disminución de la recarga natural de los acuíferos sobreexplotados y
los que en la actualidad están en equilibrio. El estrés térmico ocasionado por el calentamiento
global disminuirá la productividad de los cultivos más importante del país, lo que alterará
también su ciclo fenológico. El aumento de la temperatura incrementará y en consecuencia
la tendencia a la eutrofización en lagos y embalses. El reto principal consiste en incorporar
los efectos del CC en la planeación y gestión de los recursos hídricos, por lo que, en términos
generales, el sector hídrico de México deberá realizar un enorme y costoso esfuerzo de
adaptación, en el que serán necesarios cambios profundos en instancias institucionales y
legales que impacten en una gestión más eficiente y sustentable de los recursos hídricos.

90 Veracruz, una década ante el cambio climático


Ecogestos para el ambiente

Tras haber visto en detalle que el agua y el CC están interrelacionados, que nuestro planeta
alberga un tejido de vida interconectada llamado ecosistema, del cual el hombre forma
parte y depende de él para sobrevivir, y que estos se encuentran en peligro, amenazando en
consecuencia nuestro modo de vida, surge una pregunta; ¿qué se puede hacer? Si pertenecemos
a la especie sapiens tenemos que reaccionar. Existen muchos gestos para evitar que empeore la
situación y prepararnos a los cambios que están por venir.
A continuación, se enlistan algunos de los gestos posibles. Proporcionar tal lista puede
parecer moralista; sin embargo, el objetivo no es apuntar con el dedo, sino más bien informar
sobre las alternativas de soluciones. En general, estos ecogestos no son limitantes, al contrario,
podrían ser benéficos para la salud y la economía familiar. Muchas veces solo se requiere ir
un poco más allá de las costumbres, salir de la zona de confort hacia una nueva zona de
aprendizaje; en otras palabras, transformase para transformar al mundo.

• Consumir agua con moderación y evitar los desperdicios.


• Reducir el consumo de energía.
• Alimentarse sanamente, consumir productos regionales y limitar el consumo de
carne.
• Limitar la producción de residuos sólidos o líquidos.
• Adoptar reflejos ecológicos en el trabajo y en el hogar.
• Practicar actividades ecológicas.
• Fomentar y practicar el consumo consciente.
• Asumir compromisos en la vida pública.
• Calcular y reducir el impacto propio al ambiente (huella ecológica).

Conclusión

Como lo mencionan Martínez y Patiño (2012), el CC afectará en esencia los recursos hídricos
disponibles en el mundo. Las series históricas, consideradas hasta ahora como representativas
del ciclo hidrológico local, no serán suficientes para la gestión futura del agua, por lo que será
necesario contar con mejores modelos basados en escenarios de CC. Estos autores resumen que
en las latitudes en las que se ubica México, los efectos esperados del CC serán un incremento

Veracruz, una década ante el cambio climático 91


importante de temperaturas (superior a 3 °C) y una disminución en los niveles de precipitación
(superior al 15 % en promedio nacional anual). Como consecuencia, se verá disminuido el
escurrimiento superficial y la recarga de acuíferos y, por lo tanto, la disponibilidad de agua,
lo que se sumará al estrés hídrico que producirá el crecimiento poblacional y económico
previsto para finales de este siglo.
En la cuenca del río Conchos (principal río del estado de Chihuahua), por ejemplo, se
esperan disminuciones en su escurrimiento de cerca del 23 %. Otro efecto esperado será en la
producción de alimentos, ya que, al elevarse la temperatura, la evapotranspiración también
aumenta, y con ello los cultivos son sometidos a un mayor estrés térmico, impactando de
manera drástica su rendimiento. Así, a la luz de estos resultados se recomienda diseñar
y priorizar acciones de adaptación a los efectos del CC en las regiones hidrológicas más
vulnerables de México, y con ello el planteamiento de políticas públicas que permitan a las
futuras generaciones contar con las condiciones mínimas de sustentabilidad hídrica en el país.

92 Veracruz, una década ante el cambio climático


El sector agropecuario: causante y mitigante

Carlos R. Cerdán Cabrera, Gustavo Ortiz Ceballos, Paulo Cesar Parada


Posgrado en Ciencias Agropecuarias, Facultad de Ciencias Agrícolas,
Universidad Veracruzana
ccerdan@uv.mx, gusortiz@uv.mx, cepala1@hotmail.com

Mario J. Gómez Martínez


Laboratorio de Ecoagricultura, Grupo de Investigación en Sistemas Agroforestales Pecuarios, Facultad
de Ingeniería Agronómica, Universidad del Tolima, Colombia

Resumen

México será uno de los países más afectados por el cambio climático y Veracruz, debido
a su ubicación en el Golfo de México, podría ser uno de los estados que más sufran por
el aumento en la frecuencia y severidad de eventos climáticos extremos. Los sistemas de
producción agropecuarios de la entidad veracruzana están basados en el monocultivo y
la ganadería extensiva, por lo que son considerados sistemas de baja resiliencia y de alta
vulnerabilidad ante los impactos del cambio climático. Las estrategias que se proponen
para enfrentar los efectos del cambio climático sugieren el transito del enfoque basado en
el monocultivo y ganadería extensiva a otro sustentado en acciones de diversificación e
implantación de prácticas agroecológicas, que contribuyan a la mitigación y adaptación al
cambio climático. Estas modificaciones son claves para incrementar la resistencia y resiliencia
de los sistemas agropecuarios y, al mismo tiempo, para mejorar su productividad y capacidad
de autosostenerse. Se destaca la importancia de generar planes regionales de adaptación y
mitigación al cambio climático, utilizando datos climáticos locales y considerando el contexto
productivo y socioeconómico para así poder recomendar las mejores prácticas agrícolas y

Veracruz, una década ante el cambio climático 93


pecuarias. El documento concluye con una lista de recomendaciones y acciones que deberían
ser tomadas en cuenta para avanzar en la adaptación del sector agropecuario al cambio
climático.

Antecedentes

El potencial agropecuario, forestal y pesquero de Veracruz es indiscutible, ya que es una de las


entidades con mayor riqueza natural, pues encontramos prácticamente todos los ecosistemas
de México. De hecho, entre Veracruz, Chiapas y Oaxaca, conforman la región con mayor
biodiversidad del país; asimismo, sobresale por su vocación agropecuaria, forestal y pesquera.
Del total de su superficie, casi dos millones de hectáreas (27.4 %) se dedican a la agricultura,
3.3 millones (46.9 %) a la ganadería, 1.3 millones (17.8 %) se encuentra bajo cobertura
forestal y el resto a otros usos (9.1 %). El estado ha ocupado primeros lugares nacionales
en la producción de cítricos, caña de azúcar, café, arroz, piña, chayote, limón persa, mango,
papaya, maíz, frijol, haba, vainilla, plátano, copra, entre otros cultivos importantes para la
alimentación de la población nacional, para exportación y materia prima que permite el
abastecimiento de agroindustrias (Plan Sectorial Estatal de Veracruz, 2006-2008).
No obstante, el estado adolece de viejas cuestiones que se agudizaron a partir de la
década de los 80 del siglo pasado, cuando el gobierno federal cambió su política hacia el
campo retirando los subsidios y cerrando instituciones claves del sector. Estos problemas
seculares son: la creciente improductividad de los suelos, impactos como consecuencia de los
periodos de sequías, inundaciones o pérdidas por fenómenos meteorológicos que se presentan
con mayor frecuencia, los altos costos de los insumos de producción, la falta de tecnificación
y nuevos brotes de plagas y enfermedades. Por lo general, estas dificultades técnicas han sido
enfrentadas con el uso intensivo de los medios de producción (“tecnificando el campo”) y
mediante prácticas de manejo que afectan los recursos naturales; por ejemplo, perforando
pozos para riego a cada vez mayor profundidad, aumentando las dosis de fertilizantes,
utilizando pesticidas (fungicidas, herbicidas, nematicidas, etcétera) de cada vez mayor
concentración o complejidad en las moléculas de sus principios activos, cambiando el uso
de suelo de áreas boscosas a cultivos intensivos, incrementando la superficie de agricultura
protegida (invernaderos, casa-sombras, macrotúneles, etcétera). Este modelo de producción
tiene múltiples repercusiones ambientales: suelos erosionados y con menor fertilidad, baja
productividad agrícola, agrobiodiversidad reducida y amenazada, agotamiento de los mantos

94 Veracruz, una década ante el cambio climático


freáticos y aguas superficiales contaminadas, cobertura forestal eliminada o degradada y
pérdida de ecosistemas originales.
La situación problemática de la producción agropecuaria trasciende los aspectos
técnicos-ambientales porque estos se vinculan estrechamente con factores económicos,
sociales, históricos e institucionales haciéndola aún más compleja. Algunos de estos
factores son la falta de oportunidades para acceder al financiamiento para la producción,
descapitalización del sector productivo agropecuario, insuficiente asistencia técnica, bajo
nivel de adopción de la tecnología, poco apoyo a la investigación agropecuaria, atomización
de la tierra, ausencia de canales de comercialización, desintegración de los eslabones de
la cadena productiva, insuficiente desarrollo de la infraestructura rural relacionada con la
producción y transformación de los productos agropecuarios, alta migración de la población
rural, inseguridad, envejecimiento y feminización del medio rural y baja rentabilidad de la
actividad agropecuaria. Todos estos factores, en conjunto, se traducen en baja productividad y
pobreza (moderada y extrema) presentándose con más énfasis en la población asentada en las
regiones de montaña de Veracruz, donde se encuentran los más altos índices de marginación
del estado (CONAPO, 2019). Se añade a este difícil panorama del sector agropecuario del
estado, su vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático (IPCC, 2013). Por lo anterior,
la problemática del sector debe ser atendida mediante soluciones integrales enfocadas a
mejorar su productividad y que propicien una mayor resiliencia ante los impactos del cambio
climático.
Considerando el contexto del sector agropecuario antes explicado, el presente
documento analiza la vulnerabilidad del sector agropecuario de la entidad ante el cambio
climático y agrega una serie de recomendaciones generales para el diseño de planes de
mitigación y adaptación a los eventos extremos del clima.
Con base en las estadísticas gubernamentales oficiales reportadas en el Atlas
Agroalimentario 2017, México es el duodécimo país productor de alimentos a nivel mundial.
Dentro de esta importancia internacional, Veracruz sobresale por ser el que dedica más
superficie a la agricultura (más de dos de las 24 millones de hectáreas productivas del país).
Si a esta cantidad se le suman las más de 3.7 millones de hectáreas dedicadas a la actividad
ganadera, nos damos cuenta de que entre 75 y 85 % del territorio se encuentra dedicado a
actividades agrícolas o pecuarias (Ellis et al., 2010). Dicha extensión se encuentra con diferente
nivel de riesgo ante el cambio climático, tanto por su ubicación como por las características
propias del monocultivo y la ganadería extensiva que dominan en el estado.

Veracruz, una década ante el cambio climático 95


Producción agrícola

Los principales cultivos, ordenados por su porcentaje dentro de la producción nacional, son
piña, toronja, naranja, caña de azúcar, limón, café, tabaco, plátano, arroz, papaya, sandía
y palma aceitera (Tabla 1). Destaca la concentración de la superficie dedicada a la piña, ya
que solo se reporta en tres municipios (Isla, Juan Rodríguez Clara y José Azueta), con una
superficie aproximada de 32 000 hectáreas, que producen 52 % de las piñas de México (y
prácticamente 1.5 % de las del mundo). Si se agrupan la toronja, el limón y la naranja en la
categoría cítricos una gran proporción de la producción se concentra en el centro y norte del
estado.

Tabla 1. Principales cultivos producidos en Veracruz, en relación con la producción nacional,


para el año 2018
Lugar en la producción Porcentaje producido Toneladas
Cultivo
nacional respecto del total nacional producidas
Piña 1º 66.3 % 875 839
Toronja 1º 52.1 % 258 997
Naranja 1º 43.3 % 2 368 501
Caña de azúcar 1º 33.1 % 19 987 541
Limón 1º 30.8 % 716 955
Café 2º 23.2 % 192 341
Tabaco 2º 13.6 % 1 373
Plátano 3º 12.3 % 325 564
Arroz 4º 11.9 % 26 969
Papaya 4º 10.2 % 104 479
Sandía 4º 8.6 % 91 174

Fuente: Elaboración propia con datos consultados en el Servicio de Información Agropecuaria y Pesquera
(SIAP, 2018).

En cuanto a los cultivos que podrían sembrarse en Veracruz encontramos el cacao y la


palma de aceite. Algunos estudios señalan el potencial de diversas regiones de la entidad para
ambos, debido principalmente a las condiciones agroecológicas óptimas para la producción
(Espinoza et al., 2015; SAGARPA, 2017). Se trata de dos productos con mucho potencial
para ser promovidos, pero contrastantes en su relación con el cambio climático, así como
con la conservación de la diversidad biológica. Por un lado, la palma de aceite se produce
en plantaciones que requieren superficies grandes, lo cual significa favorecer la deforestación
de las pocas selvas que quedan. La zona más viable señalada es el sur del estado, donde aún
quedan unas 600 000 hectáreas remanentes de selva alta y mediana, en específico en las
regiones de Los Tuxtlas y el Uxpanapa (Ellis et al., 2010), que corren el riesgo de ser sustituidas

96 Veracruz, una década ante el cambio climático


por el monocultivo de palma de aceite. Estas acciones de deforestación incrementarían las
emisiones de dióxido de carbono y otros gases a la atmósfera. En cambio, la producción de
cacao en México se realiza sobre todo en sistemas agroforestales; esto significa que el cultivo
se asocia con otros árboles. Se ha reportado que el centro y norte de la entidad tienen un
alto potencial para la siembra de cacao. Si se promueve sustituyendo cultivos con menos
cobertura arbórea (caña, potreros o cítricos, por ejemplo), la producción de cacao en sistemas
agroforestales sería una acción de mitigación para el cambio climático.
Recientemente se ha difundido la instalación de una planta procesadora de café soluble
en Veracruz. Aunque no hay información oficial, las notas periodísticas mencionan que esta
requerirá de entre 20 000 y 80 000 hectáreas de Coffea canephora (café robusta) (Moreno, 2018).
Dependiendo de cómo y dónde se establezcan estas hectáreas será su relación con el cambio
climático; si es en zonas planas, bajas y que se encuentran con menor cobertura arbórea
(por ejemplo, donde hay cañaverales menores a 700 m s. n. m.) entonces los efectos serán
positivos, ya que este cultivo, según como sea manejado, puede almacenar, después de 10 años,
alrededor de 50 toneladas de carbono por hectárea (Dossa et al., 2008). Esto sería secuestro
de carbono adicional, ya que hoy en día la actividad cañera es emisora de dióxido de carbono
(CO2), pues por las quemas realizadas para su cosecha se emiten alrededor de nueve toneladas
de CO2 equivalentes por hectárea, que considerando toda la huella de carbono puede llegar a
más de 17 toneladas por hectárea (Reinosa et al., 2018). Sin embargo, si estas nuevas hectáreas
plantadas con café robusta sustituyeran a los cafetales arábigos de zonas medias (de entre 700
a 1 000 m s. n. m.) se tendrían emisiones de CO2 por deforestación y cambio de uso de suelo.
En la actualidad, los cafetales arábigos de la región centro de la entidad tienen almacenado,
solo en la biomasa aérea, un promedio de 65 toneladas de CO2 por hectárea (Ortiz, 2004).
Existen otros cultivos que también son importantes para el estado. Claramente en
cada uno de ellos se deberá revisar en específico cuáles son las mejores prácticas agrícolas
para mitigar y adaptarse al cambio climático. Por ejemplo, Veracruz es el quinto productor
nacional de papa, soya y manzanas (SIAP, 2018), pero son sistemas de cultivo muy vulnerables
al cambio climático. También es el séptimo productor de copra, cultivo que está aumentando
en superficie debido a la obtención de aceite de coco. El octavo productor de ajonjolí, así
como de mango (aunque destaca por ser el primer productor de mango manila). Además,
produce más de un millón y cuarto de toneladas de maíz, lo que lo ubica como el noveno a
nivel nacional (SIAP, 2018).
Los anteriores son los cultivos de mayor importancia por su aporte a la economía y
dieta nacional; no obstante, existen miles de productores que tienen diferentes unidades de

Veracruz, una década ante el cambio climático 97


producción, donde se encuentran diversos cultivos. El que no sean importantes a nivel estatal,
no quiere decir que no enfrenten retos debido al cambio climático.
En suma, Veracruz destaca por su producción agrícola, ya sea por el volumen de
producción o por la superficie dedicada a algunos de los sistemas agrícolas. Actualmente
existen miles de veracruzanos que día a día enfrentan desafíos en el manejo de sus cultivos a
causa de los efectos del cambio climático. La Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA-2017)
del INEGI reporta que 74.7 % de los productores de México ha manifestado tener pérdidas
en la cosecha o de animales por causas climáticas, en orden de importancia: sequías (45 %),
vientos (32 %), humedad excesiva (26 %), granizo (16 %), heladas (14 %), bajas temperaturas
(13.5 %), inundaciones (11 %) e incendios naturales (2 %).

Producción ganadera

La producción ganadera es quizá la actividad más importante de la entidad, debido a la


superficie dedicada a los pastizales, pues se estima que existen 3 600 000 hectáreas dedicadas
a la ganadería extensiva; esto es más de la mitad de la superficie del territorio. Obviamente,
somos el primer productor de ganado vacuno del país, obteniéndose para el año 2017 más
de 250 000 toneladas de carne (12.5 % del total nacional) (SIAP, 2018), operadas en los más
de 76 rastros que existen en el estado. Aunado a esto, Veracruz produce 11.7 % de la carne
porcina a nivel nacional.
Existen otras dos actividades pecuarias que también se encuentran amenazadas por el
cambio climático en las que Veracruz destaca: la producción de gallinas (2º lugar nacional) y
la producción de miel (4º lugar nacional); actividades importantes en cuanto a la economía,
pero no en superficie. La primera porque la mayoría de las gallinas crecen en ambientes
controlados (patios a pequeña escala, granjas a gran escala), y la segunda porque la mayoría
de la producción de miel del estado es una actividad trashumante, que se caracteriza porque
los productores de miel sitúan las colmenas siguiendo la época de floración de diversos
cultivos presentes en el estado.
Por último, aunque no es una actividad pecuaria como tal, Veracruz destaca a nivel
nacional en la producción de pescados y mariscos, en especial atún (5º lugar), mojarra (6º),
sardina (6º), pulpo (7º) y camarón (8º) (SIAP, 2018). Estas actividades son extractivas, por lo
general fuera de la superficie continental, donde se desconocen aún qué efectos pueda tener el

98 Veracruz, una década ante el cambio climático


cambio climático. Sin embargo, debe considerarse, tanto por ser una actividad económica, la
cual sufrirá consecuencias, como por el impacto en la dieta nacional.

Cambio climático en Veracruz

De acuerdo con estudios realizados, se prevé que la frecuencia de precipitaciones intensas o


la cantidad de lluvias totales, derivadas de precipitaciones intensas, siga incrementando en
muchas zonas del planeta durante el siglo XXI (IPCC, 2014; Moreno y Urbina, 2008). Para
el sureste mexicano se sugiere una reducción de aproximadamente 5 % en la precipitación
anual durante el presente siglo, la cual ocurriría sobre todo en invierno y verano, mientras
que en otoño podrían presentarse ligeros incrementos. Asimismo, la temperatura ascendería
entre 0.88 °C y 4 °C (Cavazos et al., 2013; INECC, 2014). Para el estado de Veracruz se ha
detectado el incremento en la frecuencia de días calurosos y disminución de los días frescos
(Vázquez et al., 2008; Figura 1).

Figura 1. Tendencias de anomalías anuales de eventos extremos de precipitación (a y b) y de temperatura


(c y d) de la zona Xalapa-Coatepec, periodo 1985-2016

Fuente: Información del SMN.

Veracruz, una década ante el cambio climático 99


El sector agrícola ante el cambio climático

Como ya fue señalado con anterioridad, el uso del suelo del estado es principalmente ganadero
(47 %) y agrícola (27 %). La mayoría de sus sistemas de producción agrícola presentan alta
vulnerabilidad ante los impactos del cambio climático porque están basados en el monocultivo.
Azus (2012), al evaluar el impacto de la variabilidad climática en la producción agrícola en
diversos estados costeros de México, demuestra que existe una relación significativa –a largo
plazo– entre la producción agrícola de dichos estados y las temperaturas máximas y mínimas,
así como en los modos de variabilidad climática estudiadas. Aunque no hay una explicación
simple de la forma en que estas variaciones climáticas influyen en el sistema agrícola, algunos
autores como Rosenzweig y Hillel (2018) sugieren que los impactos negativos se manifiestan
por un incremento en el tipo y abundancia de las plagas y enfermedades asociadas con las
temperaturas más bajas o más altas de lo normal; así, se espera mayor aporte de nutrientes y
acumulación de los mismos en el suelo como consecuencia en la modificación de los patrones
de la lluvia, intensificación de los procesos de degradación de los suelos como resultado de
una mayor humedad retenida o de temperaturas más altas de lo normal durante mayores
periodos, repercusiones en el ciclo de vida de los cultivos y en sus etapas fenológicas (periodos
de floración, maduración de frutos, estrés hídrico, entre otros), impactos sobre organismos
polinizadores, mayor oxigenación de las raíces de algunos cultivos por aumento de la actividad
de organismos excavadores (lombrices, hormigas, etcétera), entre otros factores que deberán
ser estudiados para tipos específicos de cultivo en diferentes regiones del estado.
Una de las estrategias para enfrentar el cambio climático es desarrollar sistemas
agrícolas que demuestren mayor resiliencia, para ello es necesario romper con el enfoque
de monocultivo de los sistemas agrícolas, introduciendo estrategias de diversificación e
implantación de prácticas agroecológicas. Esto permitirá restituir procesos ecológicos
naturales tales como el reciclaje óptimo de nutrientes y acumulación de materia orgánica,
activación biológica del suelo, flujos cerrados de energía, conservación de agua y suelo y
balance de las poblaciones de plagas y enemigos naturales; todos ellos procesos claves para
incrementar la resistencia y resiliencia de los agroecosistemas al cambio climático, además de
mejorar su productividad y capacidad de autosostenerse.
La dependencia a los sistemas de producción de monocultivos homogéneos ya no
es social, económica y ecológicamente deseable, ya que estos sistemas comprometen la
biodiversidad, utilizan los recursos de manera ineficiente, son muy dependientes de energía
fósil, imprimen una huella ecológica inmensa, son susceptibles a plagas y en demasía

100 Veracruz, una década ante el cambio climático


vulnerables a la variabilidad climática (Thiessen et al., 2015). Otra causa subyacente del
cambio climático local o regional, y que a la larga incide en el global, se asocia con el cambio
de uso de suelo de bosques y sistemas agroforestales a sistemas con poca o nula cobertura
arbórea, como son los monocultivos, los pastizales y los desarrollos urbanos. Esta variación
de uso de suelo a escala local puede tener efectos en el microclima de un hábitat mucho más
drásticos que el cambio climático a escala global.
De manera oficial, en el estado de Veracruz los impactos del cambio climático en
la agricultura se han reportado desde 2010, con la publicación de la Ley de Mitigación y
Adaptación ante los Efectos del Cambio Climático, así como en 2011 cuando se estableció el
Consejo Veracruzano para la Mitigación y Adaptación al Cambio Climático. En la Agenda
Sectorial de Cambio Climático del Estado de Veracruz 2012-2016 para la Secretaría de
Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (SEDARPA) y para la Secretaría del Medio Ambiente,
se enumeran diversas acciones puntuales, orientadas tanto a la mitigación de emisiones como
a prácticas de adaptación; sin embargo, debido al saqueo gubernamental la mayoría de esas
acciones establecidas a la fecha no han sido ejecutadas.

El sector ganadero

Los impactos ambientales procedentes de la ganadería son indirectos y directos (McCarthy et


al., 2001). Además, estos difieren de manera sustancial entre ganadería de baja escala, común
en países subdesarrollados, y la producción ganadera industrializada, frecuente en países
desarrollados (Mohammed y Awan, 2012). Es frecuente encontrar casos de contaminación
terrestre cuya fuente principal es la descarga de nutrientes, materia orgánica, patógenos y
residuos farmacológicos a los cuerpos dulceacuícolas y costeros procedentes de sistemas
ganaderos basados en el pastoreo o estabulados (Singh et al., 2017). Asimismo, los animales
y sus excreciones emiten gases (principalmente metano) que inciden en el cambio climático.
Otra causa del impacto de la ganadería es la emisión de gases por la conversión de bosques
y selvas a zonas de pastoreo y tierras de cultivo destinadas a la producción de alimentos
para el ganado, con lo cual se transforman y moldean paisajes enteros y reducen los hábitats
naturales (Mondal y Reddy, 2018).
Se estima que el sector ganadero a nivel mundial es responsable del 18 % de las
emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), del 37 % de las emisiones de metano (CH4)
y del 65 % de las emisiones de óxido nitroso (N2O) (Mohammed y Awan, 2012). Las de este

Veracruz, una década ante el cambio climático 101


último GEI continuarán en aumento en las próximas décadas, debido a que las tierras de
pastoreo se expanden de forma apresurada en la mayoría de las regiones, y todo apunta a que,
a corto plazo, la propagación de este sector se basará cada vez más en los cultivos forrajeros
(Mohammed y Awan, 2012). En México, la ganadería bovina aporta en mayor medida a las
emisiones de metano generadas por el manejo de estiércol, que fueron para el 2015 de casi
71 000 toneladas de CO2, equivalentes al 10 % de las emisiones del país (INECC, 2018b). Lo
mismo ocurrirá en los cuerpos de agua y en la dinámica hídrica, donde el impacto será muy
marcado, a razón de que el sector pecuario consume 8 % del agua del planeta, principalmente
para la irrigación de los cultivos forrajeros (FAO, 2006).
Aunque la producción ganadera podría considerarse como una causa del cambio
climático, también es, al mismo tiempo, una “víctima” por efectos directos e indirectos
(Singh et al., 2017). Por ejemplo, entre los efectos directos están la alteración en el rango de la
temperatura que causa estrés calórico, induciendo en el ganado cambios de comportamiento y
alteraciones metabólicas, que al final afectan la salud del animal, la eficiencia de la alimentación,
el crecimiento, las tasas de reproducción y la producción de leche (Sirohi y Michaelowa,
2007). En ocasiones extremas, los hatos ganaderos mueren por eventos climáticos intensos de
corta duración, como olas de calor y huracanes (Bett et al., 2017).
Asimismo, alteraciones climáticas en la temperatura y los regímenes de lluvia pueden
provocar la propagación de enfermedades y parásitos a nuevas regiones, o aumentar su
incidencia, afectando con severidad la productividad ganadera (Bett et al., 2017). Hoy en día,
a nivel mundial, se estima que las enfermedades del ganado reducen la productividad 25 %,
siendo los ganaderos más pobres quienes tendrán mayores pérdidas (CIAT-CCAFS, 2015).
Los efectos indirectos de los cambios provocados por el clima en el rendimiento animal se
deben sobre todo a alteraciones en el entorno nutricional (Sirohi y Michaelowa, 2007). Los
cambios en el clima afectarían la calidad y cantidad del forraje producido, lo que se reflejaría
en la disponibilidad y el precio de los recursos alimenticios del ganado.
En general, el efecto de la temperatura en la producción ganadera es multifactorial
(Singh et al., 2017), lo que hace que su estudio sea complejo. No hay suficiente información
que describa los procesos clave implicados en la causa de la enfermedad (Bett et al., 2017),
además, se carece de suficientes datos fiables del clima y el padecimiento a largo plazo, la
influencia del mercado y otros aspectos socioeconómicos y demás mecanismos que afectan la
producción ganadera (Patz et al., 2005).

102 Veracruz, una década ante el cambio climático


Estrategias de resiliencia

Es necesario contar con programas de medición ininterrumpida de variables climáticas, con


amplia cobertura espacial y periodicidad adecuada. Esto permitirá generar bases de datos
confiables, accesibles y públicas que contribuyan a tomar decisiones desde el ámbito local,
además de que los datos climáticos locales permitirán una mejor orientación de programas y
políticas públicas.
Las instancias correspondientes encargadas del desarrollo agropecuario del estado
deberán priorizar el establecimiento de diseños de sistemas de producción agroecológica.
Esto significa diseñar agroecosistemas complejos, los cuales, a diferencia del monocultivo,
deben basarse en modelos de producción agrosilvopastoriles, establecimiento de policultivos,
sistemas agroforestales, silvopastoriles, polifrutales, entre otros. Este tipo de agroecosistemas,
al integrar una diversidad de plantas y animales en una dinámica genética, espacial y temporal,
aseguran la multifuncionalidad de las especies y, por lo tanto, contribuyan a una mayor
resiliencia al cambio climático (Nichols et al., 2015). Debido a su complejidad, estos además
tienen una mayor producción de biomasa, así como mayor autorregulación ecológica en
comparación con los monocultivos (Vázquez et al., 2012). Aunado a esto, los agroecosistemas
complejos también, a escala de cuencas, favorecen la heterogeneidad de la matriz del paisaje
(De Schutter, 2010) restaurando procesos ecológicos. Cuanto mayor es la diversidad vegetal
de los agroecosistemas, mayor será su capacidad para amortiguar los problemas de plagas
y enfermedades (Altieri, 1995), así como los cambios en los regímenes de precipitación y
temperatura (Folke, 2006).

Recomendaciones

Los efectos del cambio climático no son uniformes en Veracruz, por lo tanto, se deben
generar planes regionales de adaptación y mitigación, utilizando datos climáticos locales
y considerando el contexto productivo y socioeconómico local, para así poder recomendar
las mejores prácticas agrícolas y pecuarias. En términos generales, el manejo agroecológico,
las estrategias de diversificación y la producción agroforestal y silvopastoril son elementos
claves para disminuir su vulnerabilidad, para incrementar sumideros de carbono y reducir sus
emisiones.

Veracruz, una década ante el cambio climático 103


Un tema transversal entre productores es su capacitación en temas que les permita
enfrentar los impactos del cambio climático. Debe divulgarse, en términos apropiados, entre
todos los productores del estado qué es el cambio climático, cuáles son sus efectos en la
producción y cuáles podrían ser las estrategias de adaptación; por ejemplo: métodos que
mejoren la conservación y fertilidad de los suelos, prácticas para manejar la materia orgánica
y evitar la erosión y mantener humedad (adaptación), así como el aumento de carbono
en suelos (mitigación) y técnicas que hagan hincapié en el manejo agroecológico de los
sistemas agropecuarios. Existen numerosas iniciativas locales a lo largo del estado, donde los
productores han desarrollado por sí solos estrategias adecuadas de manejo, las cuales deben
usarse como ejemplos, pero cuidando de no caer en generalizaciones.
Las políticas públicas han sido tradicionalmente de corto plazo, es decir, los
programas cambian cada sexenio y las reglas de operación cada año. En contraparte, se deben
propiciar modificaciones en las reglas de operación para que se privilegie el establecimiento
de agroecosistemas con técnicas agroecológicas que mejoren su resiliencia ante los efectos
del cambio climático. Esos agroecosistemas, debido a que su establecimiento es tardado y
paulatino, por lo general se excluyen de las reglas de operación de los programas de gobierno.
En el sexenio que recién inicia (2018-2024) el programa Sembrando Vida parece propiciar
prácticas adecuadas para disminuir la vulnerabilidad; sin embargo, aún es pronto para evaluar
su eficiencia.
Asimismo, es necesario definir políticas públicas que afronten la pobreza de manera
eficiente y efectiva y que estén orientadas a fortalecer la agricultura familiar, de pequeña
escala, misma que es además la que mayor potencial tiene para enfrentar el cambio climático
global, con mejoras del suelo, de las fuentes de agua y en general del entorno rural. También
es fundamental que estén enfocadas en evitar la deforestación de los relictos de vegetación
original y que fomenten el uso “agroforestal” de los suelos agropecuarios.
Para el sector ganadero en particular, debido a los excesos de precipitación durante
el periodo de lluvias y la escasez durante la sequía, se recomienda aprovechar la biomasa
vegetal (creación de bancos forrajeros), así como, cuando sea posible, crear infraestructura que
permita el almacenamiento de agua y acompañar a los productores ganaderos en el diseño
de sistemas agrosilvopastoriles que permitan restaurar la matriz del paisaje de los grandes
potreros, reducir emisiones de CO2 y preservar otros servicios ambientales.

104 Veracruz, una década ante el cambio climático


Sector salud en Veracruz y cambio climático

Edith Rodríguez Romero


Instituto de Salud Pública, Universidad Veracruzana
edrodriguez@uv.mx

Rosa Aurora Azamar Arizmendi, Olga Lidia Maza Benavides,


Fredy Severo Mendoza Palmero y Claudia Alejandra Cárdenas Belmonte
Dirección de Protección contra Riesgos Sanitarios, Servicios de Salud de Veracruz
razamar.dprs@gmail.com, lidia_maza@hotmail.com, fmendoza.dsa@gmail.com, clau_alejandr@hotmail.com

Resumen

El cambio climático y los efectos negativos de este en la salud humana son un tema conjunto que
repercute de forma significativa en la salud pública. En general, las mediciones de temperatura
ambiental están aumentando en estrecha correlación con las enfermedades sensibles al clima,
destacan la deshidratación, insolación, golpe de calor, enfermedades transmitidas por vectores,
meningitis, infecciones respiratorias, alergias, enfermedades zoonóticas, transmitidas por los
alimentos, cáncer de piel y las enfermedades crónicas, entre otras. Aunque muchos países
están preocupados por atender esta problemática, también existen vacíos que señalan las
deficiencias en acciones para la adaptación al cambio climático, en especial en el sector salud.
En este trabajo se presenta el panorama de los efectos ante el aumento de temperatura en la
salud; se describen las acciones logradas a través de los programas que han incluido el tema
de cambio climático y salud, además de que se enlistan las acciones que faltan por hacer en
salud, por último se mencionan los pasos por seguir o acciones propuestas en materia de
cambio climático y salud. Aunque se han obtenido logros importantes en este tema en el
estado de Veracruz, debido a la vulnerabilidad que presenta ante el cambio climático aún

Veracruz, una década ante el cambio climático 105


faltan diversas acciones de adaptación y mitigación por realizar ante los escenarios futuros
que no muestran un panorama favorable.

Antecedentes

El clima y la salud son bienes públicos y el cambio climático (CC) no solo está afectando
nuestros ecosistemas, sino también la seguridad alimentaria e hídrica, además, de manera
importante, perjudica la salud humana y su bienestar general, por una relación compleja con
otros sectores. Atender el CC, así como la salud, desde los Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS), impactan no solo a los puntos 3 (salud y bienestar) y 13 (acción por el clima) de estos,
pues todos están supeditados e interrelacionados para su atención integral (Figuras 1 y 2).

Figura 1. Objetivos de Desarrollo Sostenible

Fuente: CEPAL.

106 Veracruz, una década ante el cambio climático


Figura 2. Salud humana y bienestar

Fuente: CEPAL.

Esta relación compleja per se de salud/bienestar-cambio climático genera cobeneficios,


ya que ambos dependen del cumplimiento de los otros 15 ODS. Desde la Cumbre de París
el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas
en inglés), ha impulsado iniciativas de adaptación al CC en todos los sectores, incluyendo
salud, sin olvidar las de mitigación ya establecidas (UNFCCC, 2015). Es hasta la Cumbre
de Marrakech COP22 donde los ministros de salud reconocieron el problema y decidieron
ponerla como prioritaria en el marco de acciones ante el CC (UNFCCC, 2017).
En México, la inclusión de salud en los comunicados de CC ante el IPCC es
contundente. La relación compleja salud y CC no ha sido percibida; sin embargo, es claro que
este sector requiere más de un proceso de adaptación, por lo cual en la Estrategia Nacional
ante Cambio Climático se refieren acciones específicas al respecto (INECC, 2108a). En el
estado de Veracruz, los efectos en salud del CC se evidenciaron desde el Programa de Cambio
Climático 2009 de esta entidad federativa (Tabla 1), donde se enmarcaron las acciones que
este sector debería realizar (PVCC, 2009).

Veracruz, una década ante el cambio climático 107


Tabla 1. Acciones de salud del Programa Veracruzano de Cambio Climático
Acciones Importancia
Establecimiento de programas de control de vectores transmisores de enfermedades
Alta
relacionadas con el cambio climático.
Desarrollo de una campaña de comunicación y concientización de riesgos a la salud
Alta
por efectos del cambio climático.
Inclusión en el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemilógica de indicadores de
Media
cambio climático.
Integración de inventarios biológicos a efecto de que los vectores puedan
Media
monitorearse y determinar el riesgo de transmisión de enfermedades por regiones.
Realización de investigaciones sobre distribución, frecuencia y factores de riesgo de
Media
enfermedades ante escenarios de cambio climático.
Fuente: PVCC, 2009.

Durante casi 10 años, los avances en acciones de salud ante el CC han ido desde eventos
en salud sensibles al clima que afectan a nuestro estado (mediante investigaciones puntuales
sobre enfermedades transmitidas por vector, en especial dengue, y la variabilidad climática),
el establecimiento de un índice de vulnerabilidad en salud ante el CC a nivel municipal, hasta
el paso principal para la generación de un Plan de Acción para la Adaptación al Cambio
Climático en Salud.
En el presente documento se plasman los nuevos retos en salud ante el CC, el panorama
de los efectos en salud atribuidos al CC, la vulnerabilidad de estos en el estado de Veracruz,
la capacidad de respuesta del sector salud ante el CC, ¿qué falta hacer? y, ¿cómo se debe
enfrentar el CC y salud?

Nuevos retos en salud

El CC es una preocupación más de los sistemas de salud, sobre todo en lo que respecta a la
salud y bienestar de las personas. Este, en especial, interactúa e interfiere con las condiciones
e infraestructuras ambientales y sociales, y puede agravar los efectos que provoca en la salud;
lo que lo hace una relación compleja. Hacer frente a los efectos en salud por el CC requiere
comprenderlo e integrarlo con otros factores que influyen en los cambios ambientales a escala
global, como las condiciones sociales y económicas, la pérdida del hábitat, la degradación del
medio ambiente y la alteración de los ecosistemas.

108 Veracruz, una década ante el cambio climático


Los impactos en salud por CC pueden ser de tres formas:
• Impactos directos: por la presencia de ondas de frío-calor, eventos hidrometeorológicos
extremos, radiación solar, etcétera.
• Impactos mediados por el ecosistema: como el caso de las enfermedades transmitidas
por vector, como dengue, malaria y otras. Contaminación del aire, agua y alimentos.
• Impactos mediados por instituciones humanas: nutrición, salud ocupacional, salud
mental, conflictos y violencia (ONU, 2017).

Los efectos directos, como calor, precipitaciones, inundaciones y tormentas, entre


otros, y la interacción con otros factores, como las condiciones ambientales, la infraestructura
social, la capacidad de respuesta del sistema de salud pública y las medidas de adaptación,
influyen de manera directa en las repercusiones. En los últimos años el calentamiento general
ha provocado un aumento en la mortalidad relacionada con el calor y una mayor transmisión
de enfermedades, como respuesta directa del CC. Como consecuencias indirectas están la
producción de alimentos, las tasas de migración, y la capacidad de trabajo de las personas
en condiciones meteorológicas extremas. Las proyecciones para el 2030 prevén un aumento
de la desnutrición, paludismo, enfermedades diarreicas y la mortalidad causada por el calor.
Es importante mencionar que se esperan cambios en la distribución espacio temporal
de las enfermedades y problemas nuevos relacionados con la salud, los cuales se verán
agravados debido a la fragilidad de las estructuras sociales y económicas.
Ante el CC las temporadas de transmisión de numerosas enfermedades se extenderán
en tiempo y alcance geográfico, lo que incrementará los riesgos, en especial para las
poblaciones más vulnerables. Lo anterior lo vemos ejemplificado en el caso de padecimientos
que avanzan hacia el hemisferio norte debido al aumento de las temperaturas y las alteraciones
del comportamiento de los patrones de lluvias y fenómenos hidrometeorológicos extremos de
los últimos años.
Factores determinantes como: densidad demográfica, corrientes migratorias y
condiciones sociodemográficas son parte importante en la distribución de las enfermedades.
En afecciones transmitidas por vector, la atención se centra en la distribución de estas,
descuidando la dinámica de casos y, sobre todo, los nichos ecológicos que se están ampliando
como consecuencia del CC. Los costos de atención de los padecimientos atribuibles al CC
son considerables y deberán ser evaluados ante escenarios futuros del mismo y grupos de
población más afectados.

Veracruz, una década ante el cambio climático 109


Existe la posibilidad de movilidad humana atribuida al CC, la cual es una afectación
indirecta, pues exacerba la pérdida de los medios de subsistencia, el desarraigo cultural,
etcétera, y puede repercutir en la salud mental y física de las personas.
Los trastornos transmitidos por el agua originan malnutrición por vectores y a
consecuencia de desastres, son de los más estudiados. Sin embargo, las enfermedades
emergentes y los cambios en la distribución geográfica son motivo de preocupación, pues
requieren de medidas de adaptación urgente.
Otras afecciones sensibles al clima son: meningitis, enfermedades respiratorias,
alergias, enfermedades zoonóticas (gripe aviar o porcina, rabia), enfermedades transmitidas
por los alimentos (salmonelosis), enfermedades bacterianas y enfermedades crónicas
(cardiovasculares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y asma) relacionadas
con el incremento de contaminación del aire, que derivan en mortalidad en grandes ciudades
y otros efectos en salud como lesiones, infecciones bacterianas y problemas de salud mental,
como el trastorno por estrés postraumático (ONU, 2017).

Efectos atribuidos al cambio climático

Veracruz muestra tendencia ascendente en padecimientos relacionados con el CC. De las


enfermedades transmitidas por vectores (ETVS), hasta 2013, solo había dengue clásico y
forma hemorrágica. En 2014 se presentaron casos de fiebre chikunguña o chikungunya y en
2016 fiebre por virus del Zika; las enfermedades diarreicas agudas (EDAS) y las infecciones
respiratorias agudas (IRAS) continúan como principales causas de morbilidad y últimamente
por temperaturas extremas, apareció el “golpe de calor”, entre otras afecciones.
En 2012 la Dirección de Protección contra Riesgos Sanitarios (DPRS) (Departamento
de Emergencias Radiológicas, Físicas y Sanitarias) estimó el riesgo de manera cualitativa
en alto, medio y bajo, por jurisdicción sanitaria, para inundaciones, huracanes, tormentas
tropicales, granizadas, sequías, heladas, derrumbes, deslaves, golpe de calor y tsunamis. Esto
parece ser resultado del aumento de temperatura a través de más de seis décadas; después de
50 años la temperatura ambiental promedio aumentó, mientras que la precipitación refleja
una clara ruptura del patrón establecido por décadas. Es posible una correlación en el presente,
por lo que de no implementar acciones para mitigar estos efectos, las tendencias seguirán en
aumento.

110 Veracruz, una década ante el cambio climático


De manera adicional, los costos económicos, sociales y ambientales generados por
eventos hidrometeorológicos en Veracruz durante las últimas dos décadas, asociando CC y
salud, obligan a tomar medidas urgentes. Si bien se tienen implementados programas con
planes de acción, en materia de salud se debe privilegiar la prevención. Se estima que en
México los costos por prevenir desastres naturales podrían ser hasta 38 veces menores que en
remediación y restauración. En el Figura 3 se muestran las temperaturas máximas y mínimas
que registró el informe climatológico del 27 de septiembre de 2016.
A partir del año 2014, la Unidad de Inteligencia Epidemiológica de los Servicios de
Salud de Veracruz registra los eventos derivados de temperaturas extremas, sequías y ondas de
calor, con la denominación de efectos del calor y de la luz, con el siguiente comportamiento.

Figura 3. Mapas del estado de Veracruz con ilustración de las temperaturas máximas y mínimas

Fuente: Secretaría de Protección Civil del Estado de Veracruz.

Veracruz, una década ante el cambio climático 111


Tabla 2. Eventos derivados de temperaturas extremas, sequías y ondas de calor. Distribución de casos de
efectos de calor y de la luz, por jurisdicción sanitaria durante el periodo 2014-2016
Número Jurisdicción sanitaria 2014 2015 2016
I Pánuco 10 2 12
II Tuxpan 5 1 1
III Poza Rica 6 33 12
IV Martínez de la Torre 1 2 8
V Xalapa 0 0 3
VI Córdoba 36 0 3
VII Orizaba 5 0 3
VIII Veracruz 8 0 17
IX Cosamaloapan 8 0 3
X San Andrés Tuxtla 3 0 4
XI Coatzacoalcos 24 5 2
Total 106 43 68
Fuente: SESVER. Unidad de Inteligencia Epidemiológica 2016.

Los resultados observados son reflejo de las líneas de acción planteadas en la Estrategia
Nacional de Cambio Climático Visión 10-20-40, que se refiere a la instrumentación de
mecanismos de medición, reporte y verificación, con lo cual aún no puede plantearse alguna
conclusión (INECC, 2018a).

La vulnerabilidad en salud

El CC modifica los sistemas del planeta, propiciando vulnerabilidad inherente o resultante


para determinadas áreas (Lampis, 2013); por ejemplo, se sabe de vulnerabilidad en salud,
ambiental, forestal, agrícola, alimentaria, por inundaciones y sequías, social, entre otras. En
general, el resultado negativo de la fragilidad de cualquier sistema termina afectando la salud
humana. Es primordial revisar esta premisa con el objetivo de reforzar la inclusión de esta en
las políticas públicas (PP).
La vulnerabilidad debe considerarse como eje principal en las PP porque forma parte
fundamental para la adaptación al mismo. Un sustento importante es el informe del Panel
Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC), donde se mencionó
que la temperatura en el planeta alcanzará el umbral de 1.5 ºC, por encima de los niveles
preindustriales para 2030, lo que acelerará el riesgo de sequías extremas, incendios forestales,

112 Veracruz, una década ante el cambio climático


inundaciones y escasez de alimentos para millones de personas (IPCC, 2018). Problema que
atañe a muchas entidades de México, como Veracruz.
Por lo anterior, la tendencia catastrófica (Tabla 2) será difícil de detener; las áreas
serán afectadas, en particular en la salud. Es impostergable que la población adquiera con
urgencia medidas de adaptación para disminuir los riesgos, lo cual debe iniciar a nivel local,
por ser más factible. Esta acción es independiente de que siga el efecto negativo del CC global
porque no haya sido posible detener las emisiones de gases de efecto invernadero como lo
estima el IPCC.
La vulnerabilidad en salud por CC significa abordar la situación de las enfermedades
sensibles al clima y su relación con las variables de temperatura ambiental, precipitación
pluvial y humedad relativa, principalmente, descritas anteriormente.
Veracruz presenta alta vulnerabilidad; según la Secretaría de Medio Ambiente
(SEDEMA) la causa principal es el incremento reciente de las emisiones de gases de efecto
invernadero. De manera histórica, en Veracruz hay pocas acciones que estudien con profundidad
el tema del CC y la vulnerabilidad, pues es relativamente nuevo, aunque se han implementado
proyectos en materia de CC y vulnerabilidad; por ejemplo, en las agendas municipales para
atender este problema se plasmaron los ejes estratégicos: agua, biodiversidad, sociedad,
educación, salud, seguridad alimentaria, energía, economía, infraestructura y gobernanza.
De acuerdo con los lineamientos y elementos para la construcción de dichas agendas, de los
212 municipios 61 (29 %) están en nivel elevado de vulnerabilidad climatológica, cuatro en
muy alta vulnerabilidad, 57 en alta vulnerabilidad por los efectos del CC (29 %) y 90 con poco
riesgo (Figura 4). Se deben diseñar políticas públicas que incluyan la gestión de acciones para
mitigación y adaptación al CC, en las que el eje central sea la sensibilización y capacitación
de los funcionarios involucrados en la toma de decisiones, pretendiendo con ello lograr un
compromiso con miras a la gestión de recursos financieros para la activación de programas
exclusivos que atiendan el problema generado por CC.
De acuerdo con el inventario de GEI para el periodo 2004-2008, coordinado por la
Universidad Veracruzana, en Veracruz las emisiones de bióxido de carbono (CO2), en el año
2004, representan 3.5 % del total nacional, comparadas con el inventario nacional realizado en
2002 (INECC); emisiones que en potencia provienen de la generación de energía, agricultura,
ganadería y desechos (PVCC, 2009).
En salud pública, la perturbación de la vegetación originaria avanzó en más de 85 %.
Cerca de 400 especies de flora están amenazadas, más del 25 % de ellas son endémicas de
Veracruz, lo cual refuerza el argumento de que el daño a los ecosistemas está deteriorando la

Veracruz, una década ante el cambio climático 113


calidad y disponibilidad de los servicios ambientales que mejoran la vida de la población de
la entidad (Silva, 2018).
La vulnerabilidad por CC es un tema complejo, ya que para su determinación es difícil
elegir indicadores. Conde y Palma (2005) describen el proceso para analizar la vulnerabilidad
y CC, y cuestionan por qué no se hacen predicciones, sino escenarios climáticos proyectados
a cierto tiempo, lo cual es una alternativa para direccionar las estrategias. Estos autores
plantean que el riesgo climático para Veracruz se convertirá en desastre, además de que
generan escenarios identificando las zonas más vulnerables por la incidencia climática. En
general, plantean fortalecer el sistema de alerta temprana, medida de adaptación y de utilidad
para los municipios vulnerables; urge el reforzamiento en el estado (Conde y Palma, 2005).
En Veracruz se ha documentado la incidencia de enfermedades y padecimientos
sensibles al clima, destacan las EDAS, IRAS, ETV, por temperaturas extremas, ondas de
calor, diabetes mellitus, entre otras. Las estadísticas recientes demuestran que al menos las
tres primeras figuran entre las 10 principales en los últimos 10 años; de las otras se observa
un incremento significativo. Para atenderlas, Servicios de Salud de Veracruz (SESVER), en
colaboración con otras instituciones del sistema estatal, conformó un grupo de trabajo y
realizó en 2017 una investigación sobre la vulnerabilidad en salud ante el CC, tomando como
eje de análisis las EDAS, IRAS y ETV (dengue). Para ello se modelaron los niveles de riesgo
con un índice de vulnerabilidad estructurado por indicadores epidemiológicos, climáticos
y sociodemográficos. El modelo de índice se implementó en el ámbito de cada uno de los
212 municipios que se distribuyen en las 11 jurisdicciones sanitarias de SESVER (SESVER,
2017).
Como producto para la gestión de políticas públicas, se obtuvo la estratificación en
niveles de vulnerabilidad para las enfermedades mencionadas a nivel municipal y jurisdiccional;
resultados que se muestran de forma gráfica en mapas con colores semaforizados.

114 Veracruz, una década ante el cambio climático


Figura 4. Mapa de Veracruz donde se muestran los niveles de vulnerabilidad por municipio usando los
índices de EDAS

Fuente: Centro de Ciencias de la Tierra, Universidad Veracruzana, 2017.

Este trabajo permite diseñar estrategias y acciones para la adaptación al CC, en su


mayoría eficaces para la prevención y control de las enfermedades sensibles al clima, lo que se
traduce en una administración pública adecuada. Es importante enfatizar la importancia de
las políticas públicas en materia de CC y salud para Veracruz. El mensaje del IPCC advierte
las áreas puntuales que, en caso de ser afectadas, generarán epidemias, estrés financiero, lucha
por territorios no vulnerables, modificación de nichos ecológicos, emergencia de patógenos y
enfermedades, entre otros.
Aunque en el estado, el CC y la vulnerabilidad en salud ya son incluidos en las políticas
públicas, se debe destacar la importancia del Programa Cambio Climático de la Dirección de
Protección contra Riesgos Sanitarios en SESVER (SESVER, 2018), la Agenda del Instituto
de Ecología (INECOL) frente al IPCC-2013 y COP21 2015 (INECOL, 2018), las Agendas
Sectoriales de Cambio Climático 2018 de la Secretaría del Medio Ambiente del Estado de
Veracruz (SEDEMA).

Veracruz, una década ante el cambio climático 115


Capacidad de respuesta del Sector Salud

Existen dos hechos fundamentales relacionados con los efectos en salud atribuidos al CC,
algunos prevenibles, y para ambos existen programas para su prevención y control. La
Secretaría de Salud Federal estableció el Programa de Acción Específico 2013-2018 para
atenderlos, de observancia obligatoria federal, estatal y municipal: Prevención y Control de
Dengue y Enfermedad de Chagas, Programa de Atención de Urgencias Epidemiológicas y
Desastres, Prevención y Control del Paludismo, Enfermedades Respiratorias y Enfermedades
Diarreicas (CENAPRECE, 2018).
No obstante, ninguno de los anteriores analiza el componente climático que permita
establecer tendencias actuales y futuras ante los escenarios de CC. Es esencial que el sector
salud sea consciente de la probabilidad de las crisis que se avecinan ante las enfermedades
emergentes atribuidas al CC, tomando en cuenta todos los factores que contribuyen en su
propagación, entre ellos los determinantes sociales de la salud.
En muchos países de Latinoamérica, incluido México, los sistemas de salud son
fragmentados, con grandes inequidades en el acceso y calidad en la atención, además de
ineficientes e indiferentes a las necesidades de salud, por lo que poco abonan a la prosperidad
y progreso de los países.
La inversión en el sector salud determina su cobertura y calidad de atención. En este
sentido, México aumentó en su sistema de salud de 2.4 % a 3.2 % del Producto Interno
Bruto (PIB), entre 2003 y 2013; sin embargo, con esto no ha logrado mejorar la salud de la
población ni se ha traducido en un desempeño óptimo del sistema, como se hubiera deseado.
Asimismo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) limita el crecimiento
a 2 % a los presupuestos operacionales en todos los sectores del gasto federal, sin analizar el
egreso y la eficiencia del sector salud, lo que dificulta incrementar de manera significativa
los recursos al sistema de salud; en comparación con otros países de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), como Francia y el Reino Unido, que
realizan estudios regulares del gasto en salud. Esto permite responder de forma adecuada al
desarrollo del servicio público, y al mismo tiempo controlar el gasto excesivo (OCDE, 2016).
Ante los escenarios de CC y sus efectos en salud, la vulnerabilidad será la falta de
incremento porcentual del PIB a los sistemas de salud que afectan en su capacidad de respuesta
actual y futura; sin embargo, frente a este contexto deberán establecerse dichos aumentos.
Para Veracruz el presupuesto estatal en salud 2018 fue de $8 425 200 000.00
(SEFIPLAN, 2018) distribuido en 18 programas presupuestales, entre ellos prevención y

116 Veracruz, una década ante el cambio climático


control de enfermedades (las sensibles a la variabilidad climática y al CC). No obstante, no
hubo asignación de recursos para la prevención y atención a los eventos en salud atribuidos
al CC, etiquetados ex profeso.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS)
asigna, mediante convenios, recursos para proyectos prioritarios destinados a realizar acciones
sobre CC; en especial para actividades de investigación, capacitación y difusión. En 2018 el
recurso para Veracruz fue de $365 079.00 (DOF, 2018).

¿Qué falta y qué sigue en cambio climático y salud?

Aunque en el tema de CC y salud, Veracruz es una entidad con más adelantos, faltan muchas
cosas por hacer, por lo que enunciamos como prioritarias las siguientes:
• Escenarios de CC para calcular el índice de vulnerabilidad futura: hemos avanzado en
reconocer y conocer la vulnerabilidad actual, por lo que debemos seguir trabajando
de manera interdisciplinaria en los escenarios de CC para calcular la vulnerabilidad
futura, que sustente los Programas de Adaptación al CC en Salud (Lampis, 2013).
• Alinear los programas de salud existentes a zonas vulnerables, de acuerdo con la
vulnerabilidad presente y futura: como expresamos con anterioridad, existen programas
de salud que atienden la mayor parte de las enfermedades sensibles al clima. Estos
deben ser alineados de acuerdo con los escenarios de CC actuales y futuros; con lo
anterior estaremos actuando en verdad en la adaptación al mismo.
• Introducción del componente de salud en los Planes de Acción Climática Municipal
(adaptación): si bien las acciones de mitigación al CC son globales, las de adaptación
deben ser locales, lo cual incluye a la célula principal de la administración pública.
Los municipios a través de la SEDEMA realizan Planes de Acción Climática que les
permiten realizar labores al respecto y obtener recursos; sin embargo, no incluyen el
componente de salud.
• Capacitación para la adaptación al CC en salud a nivel municipal: una de las primeras
acciones de adaptación es el conocimiento de los efectos en salud ante el CC, sobre todo
para los tomadores de decisiones, ya que para resolver un problema primero tenemos
que conocerlo y reconocerlo y es fundamental la capacitación a nivel municipal; de
esto se derivarán las políticas públicas para enfrentarlo desde el nivel local.

Veracruz, una década ante el cambio climático 117


¿Qué sigue?

La salud se ha integrado a la adaptación del CC de manera tardía y los demás sectores nos
llevan la ventaja; sin embargo, en el estado hay mucho camino recorrido. A nivel nacional y
estatal se consideran prioritarias las siguientes acciones:
• Homogeneizar la evaluación de la vulnerabilidad en salud actual y futura en todos
los estados del país. Si bien en otros sectores así ocurre en salud no es así; lo
anterior con la finalidad de tener puntos claros de comparación que nos permitan
tomar mejores decisiones de manera uniforme.
• Incorporar a la agenda política nacional y estatal el CC, en especial el componente
salud. Si no existe voluntad política tampoco habrá asignación de recursos que
permitan una verdadera adaptación.
• Generar presupuesto específico para:
- Investigación en adaptación al CC y salud.
- Políticas públicas específicas de adaptación al CC y salud a nivel nacional,
estatal y municipal.
La falta de políticas públicas de CC y salud y la asignación de recursos para
investigación se convierten en una vulnerabilidad.
• Fortalecer el grupo de trabajo de CC y salud con la participación de otras instancias
y dependencias. El trabajo en CC y salud debe ser interdisciplinario; en Veracruz
esto ha sido una fortaleza, pero debe ampliarse la participación a otros sectores,
como agricultura y nutrición, en el tema de seguridad alimentaria, turismo en la
pérdida de playas de uso recreativo, etcétera.
• Participación en las Redes de Cambio Climático. Existen redes de difusión de
CC en diferentes sectores. Hay países y regiones más adelantados en aspectos
de mitigación y adaptación, cuyos ejemplos pueden servir para el desarrollo de
estrategias en los menos desarrollados.
• Realizar acciones de adaptación sin olvidar oportunidades de mitigación de
GEI y de la huella ecológica. Al sector salud se le ha encasillado en el rubro de
adaptación al CC; sin embargo, las actividades que se realizan en cada hospital,
centro de salud y oficinas administrativas tienen una carga a través de su huella
ecológica y generación de GEI, que afecta en la mitigación. Si bien la adaptación
es la parte que se requiere trabajar más en salud, la mitigación también debe serlo

118 Veracruz, una década ante el cambio climático


en ese sector, mediante compras consolidadas, programas de reducción de energía
y otros.
• Armonizar y ampliar iniciativas sobre “hospitales inteligentes” (seguros, verdes y
saludables). Casi siete de cada 10 hospitales de América Latina y el Caribe están
ubicados en áreas de gran riesgo de desastres, lo cual puede dejarlos fuera de
servicio en caso de un huracán, un terremoto o una inundación.
Ante esto y con el objetivo de que estos centros de atención puedan seguir
funcionando durante emergencias de este tipo, así como de mitigar su impacto
sobre el medio ambiente, la Organización Mundial de la Salud/Organización
Panamericana de la Salud (OMS/OPS) puso en marcha un proyecto para crear
hospitales seguros, “verdes” e “inteligentes”.
Un hospital o unidad de salud es “inteligente” cuando combina su seguridad
estructural y operacional con intervenciones favorables para el medio ambiente, con
una relación de costo-beneficio razonable, por lo que en nuestro estado requerimos
de una evaluación sobre la seguridad de nuestros establecimientos de salud ante los
escenarios futuros a CC y, en cuanto a su construcción y mantenimiento, disminuir
en la medida de lo posible la generación de GEI (OMS, 2018).

Falta mucho por hacer e investigar en CC y salud, y pareciera que estamos llegando
tarde, pero las acciones realizadas de mitigación y adaptación en otros sectores tienen un
impacto tal que benefician o perjudican de forma directa a la salud humana, por lo tanto,
actuar ahora permitirá una mejor calidad de vida ante el inaplazable CC.

Veracruz, una década ante el cambio climático 119


Ciudades y cambio climático

Irving R. Méndez Pérez


Centro de Ciencias de la Tierra, Universidad Veracruzana
irmendez@uv.mx

Resumen

Se presentan algunos datos actuales y proyecciones hacia el 2030 o 2050 sobre algunos
impactos del cambio climático en ciudades veracruzanas, tomando en cuenta la isla urbana
de calor, las ondas de calor, el confort térmico y las necesidades de enfriamiento de manera
artificial. Se prevé que Veracruz y Coatzacoalcos incrementarán en más de 200 kWh sus
consumos eléctricos por habitante para llegar a la confortabilidad térmica, a través de sistemas
de aire acondicionado.

Antecedentes

De manera histórica las variaciones climáticas han influenciado o provocado el desarrollo,


declive o desaparición de civilizaciones. De hecho, la aparición de los homínidos
(Australophitecus afarensis) fue a raíz de la presencia de un periodo de glaciación que condicionó
a que los primates tuvieran que bajar de los árboles y empezaran a caminar en dos patas en
busca de alimento (Fagan, 2008).
Las variaciones climáticas ocurridas a lo largo de nuestra historia se han producido
por causas naturales (variabilidad de la actividad solar o por erupciones volcánicas, etcétera).
En la actualidad estamos en un periodo interglaciar (un calentamiento global) que lleva cerca
de 12 000 años. Sin embargo, es preocupante que durante los últimos 50 años se presente

120 Veracruz, una década ante el cambio climático


una celeridad excepcional de la concentración de dióxido de carbono atmosférico (CO2)
y otros gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global. Desde la época
preindustrial (1750) hacia el 2015, la concentración del CO2 aumentó alrededor de 280 ppm a
400 ppm, asociados principalmente al consumo de combustibles de origen fósil (IPCC, 2014).
El 70 % de las emisiones de CO2 a nivel mundial se producen en las ciudades,
conclusión a la que se llegó en la Primera Conferencia de Ciencias del Cambio Climático y
Ciudades del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en
marzo de 2018. Las ciudades son motores de desarrollo socioeconómico. Generan cerca del
80 % del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, producen más del 70 % de los gases de efecto
invernadero del mundo (GEI) y utilizan 80 % de la energía del mundo (UN-HABITAT, 2016).
El Quinto Informe de Evaluación del IPCC señala que las ciudades son en particular
vulnerables a los efectos del cambio climático. Entre los riesgos destacan la precipitación
extrema, las inundaciones continentales y costeras, la sequía y el estrés térmico a causa del
aumento de la temperatura, la contaminación del aire, entre otros (IPCC, 2014).
En octubre 2018, en el Informe especial del IPCC, Calentamiento global de 1.5 °C se concluye
que en la mayoría de los casos en ausencia de adaptación, el calentamiento de 2 °C presentará
mayores riesgos para las áreas urbanas que el calentamiento de 1.5 °C, dependiendo de la
vulnerabilidad de la ubicación (ya sea costera o no), de los sectores de infraestructura (por
ejemplo energía, agua, transporte), niveles de pobreza y la combinación de asentamientos
formales e informales.
En este Informe especial se señala que el calentamiento futuro y la expansión urbana
podrían llevar a un “estrés por calor” más extremo. Con un calentamiento de 1.5 °C se
expondrían más de 350 millones de personas a un calor mortal hacia el 2050, mientras que
si se considera un incremento de 2 °C, ciudades como Karachi (Pakistán) y Kolkata (India)
podrían esperar condiciones anuales equivalentes a las “ondas de calor” mortales presentadas
en 2015. Se espera hacia el 2050 un aumento sustancial en la ocurrencia de olas de calor
letales en combinación con la “isla urbana de calor”. Se proyecta que el incremento de la
población y el tamaño de la ciudad aumentarán la isla de calor urbana hasta 30 % respecto
del 2010.
En este texto se mostrarán algunos temas analizados en el Informe especial que se
resaltaron en el párrafo anterior (isla urbana de calor, ondas de calor y estrés por calor o
confort térmico). Algunos resultados se proyectan hacia la mitad de este siglo en ciudades
veracruzanas, considerando los incrementos térmicos por cambio climático.

Veracruz, una década ante el cambio climático 121


Isla urbana de calor

El clima de las ciudades puede cambiar por factores locales como la topografía, la estructura
urbana, el uso de suelo y, en especial, por el calor generado por la misma ciudad. El proceso de
urbanización por lo general consiste en que las superficies naturales se recubren de materiales
como concreto, asfalto, metal, que tienen una conductividad térmica mayor, provocando
que se reduzca la evapotranspiración y aumente el almacenamiento y transferencia del calor
sensible, ocasionando una mayor temperatura que en los alrededores; esto se le conoce como
isla urbana de calor (IUC).
Hacia 1980, la intensidad máxima de la IUC para la ciudad de Xalapa era de 6 °C
(Barradas, 1987), mientras que en el puerto de Veracruz alcanzaba los 3 °C (Jáuregui, 1986).
Ocho años después Xalapa llegaba a los 7 °C como intensidad máxima (Tejeda y Acevedo,
1988). Para 1998 se determinó la intensidad media de 1.5 °C (Cervantes et al., 2001). Utilizando
la diferencia promedio de temperaturas medias mensuales entre el Observatorio Urbano de
Coatzacoalcos y la estación rural de La Cangrejera para el periodo 1995-2001 se obtuvo una
intensidad promedio de 1.1 °C. Entre julio y agosto de 2012 se alcanzaron los 7 y 8 °C de
intensidad máxima de la IUC en el centro de la ciudad con respecto a la línea de costa (Rivera
et al., s. f.). Parada (2013) reportó para Poza Rica una intensidad máxima de 7 °C entre julio
y septiembre de 2012.
Según Jáuregui (1986) la intensidad máxima (ICmax) de la IUC en ciudades tropicales,
en °C, se estima a partir del número de habitantes de la zona urbana (P) como:

Ecuación 1

Tejeda et al. (2011) consideran que la IUC no se presenta en toda la zona urbana,
sino que del centro se diluye hacia la periferia, de modo que el promedio espacial se puede
estimar dividiendo entre 2. Para obtener un promedio temporal, considerando
su variación diaria, y en el ciclo anual la intensidad media se divide entre 3, de modo que la
intensidad media de la IUC se puede estimar como:

Ecuación 2

122 Veracruz, una década ante el cambio climático


Con la ecuación 2 se calculó el incremento de temperatura para la IUC para cada
una de las ciudades veracruzanas mayores a 200 000 habitantes hacia la década del 2030 (ver
Tabla 1). Se ocupa el año 2030, ya que es cuando de forma aproximada se cumple el horizonte
temporal de 1 °C de calentamiento medio planetario, además de que el Consejo Nacional
de Población (CONAPO) proyecta que a partir de ese año la población nacional tendrá un
crecimiento casi nulo hasta el año 2042, cuando empezará a decrecer ligeramente (CONAPO,
2006).

Tabla 1. Incremento de la isla urbana de calor (°C) para ciudades veracruzanas mayores a 200 000
habitantes hacia el 2030
Habitantes (2030) Incremento °C hacia
Ciudad
según el CONAPO el 2030
Córdoba 223 000 0.4
Poza Rica 217 000 0.4
Coatzacoalcos 356 000 0.5
Xalapa 514 000 0.6
Veracruz 627 000 0.6

Fuente: Elaboración del autor.

Estrada et al. (2017) hacen proyecciones de incrementos de temperatura por IUC para
1692 ciudades del mundo hacia 2050 y 2100. Encontraron que para ciudades medianas el
incremento promedio de la IUC hacia el 2050 será de 0.84 °C.

Ondas de calor

Una onda de calor puede ser definida como un periodo prolongado con temperaturas altas
por encima del promedio, que modifican el estilo de vida y pueden acarrear problemas de
salud pública. No existe una definición cuantitativa que sea universal, debido a que varía de
acuerdo con el sitio y la época del año en que ocurre. Para la Ciudad de México el umbral
establecido por algunos investigadores es de 30 °C, mientras que para Mexicali es de 42 °C.
Con técnicas estadísticas se ha encontrado que para la ciudad de Veracruz una onda de calor
se presenta si se rebasan los 34 °C de temperatura ambiente o los 31 °C en Xalapa o los 28 °C
en Altotonga.

Veracruz, una década ante el cambio climático 123


De acuerdo con el Grupo de Trabajo I del Quinto Informe de Evaluación del IPCC,
reafirmado por el Informe Especial sobre el Calentamiento Global de 1.5 °C, es muy probable
que las ondas de calor ocurran con mayor frecuencia y duren más, y prácticamente seguro
que este incremento seguirá hasta finales de este siglo XXI; además de que el número y la
intensidad de los días calurosos han aumentado de forma notable en los últimos tres decenios.
Las cinco olas de calor más cálidas registradas en los últimos 500 años se presentaron
a partir del 2000. La onda de calor europea del 2003 ha sido la más mortífera con alrededor de
70 000 defunciones (IPCC, 2012), seguida de Rusia 2010 con 55 000 muertes, 11 000 de ellas
en Rusia (Barriopedro et al., 2011). De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial
(WMO, 2013) el número de muertes asociadas a ondas de calor para el periodo 2001-2010 se
incrementó 2 300 % comparado con la década anterior de 1991-2000.
Mora et al. (2017) mencionan que en la actualidad cerca del 30 % de la población
mundial, al menos 20 días por año, está expuesta a condiciones de temperatura y humedad
que superan el umbral para la salud. Para finales del siglo XXI se espera que el porcentaje se
incremente hasta 74 % de la población, si las emisiones continúan sin control. De acuerdo
con este estudio, los estados costeros del Golfo de México, la Península de Yucatán y el sur
de México serán las regiones en las que se espera un incremento en el número de días por
encima del umbral mortal.
La expresión más extrema de daño a la salud asociada a las altas temperaturas es la
muerte por golpe de calor. Algunos estudios han demostrado que la mortalidad durante las
olas de calor es más alta en las zonas urbanas (Kovats y Hajat, 2008; Stone et al., 2010).
Utilizando el procedimiento propuesto por el Grupo de Expertos en Detección e
Índices de Cambio Climático (ETCCDI), con datos de Livneh et al. (2015), se calcularon los
golpes de calor y frío para el periodo 1979-2012. En tres décadas se contabilizaron 480 días
con golpe de calor en Xalapa, es decir, un promedio de 14 días por año, mientras que en Poza
Rica alrededor de 19 días en promedio por año.
De acuerdo con Díaz et al. (2014), con datos oficiales del INEGI sobre la mortalidad
en México durante el periodo 2002-2010, encontraron 393 personas fallecidas a causa del
calor natural excesivo, destacando que la mayor parte fue en la zona noroeste del país, seguido
del Golfo de México. Veracruz ha registrado, durante el periodo 2002-2010, 33 defunciones.
Con un escenario de calentamiento global medio, Coumou et al. (2013) proyectaron
que el número de registros mensuales de ondas de calor será más de 12 veces más hacia el
2040 en comparación con los registros actuales.

124 Veracruz, una década ante el cambio climático


Necesidades de enfriamiento

La combinación de las proyecciones de que las ondas de calor ocurran con mayor frecuencia,
con más intensidad y duración, junto con una mayor intensidad de la IUC y una mala calidad
del aire, en definitiva dan por resultado que el mayor impacto será en el bienestar y deterioro
en la salud, en particular en personas con complicaciones respiratorias o cardiacas.
Tejeda y Jáuregui (2004), utilizando datos termohigrométricos del periodo 1960-1990,
hacen una valuación bioclimática del estrés térmico a lo largo de la costa veracruzana hasta
la alta meseta del Eje Neovolcánico. Con apoyo de bioclimogramas realizan una descripción
general de las condiciones bioclimáticas de Veracruz, Xalapa y Perote. Señalan que los veranos
en la costa, como en la planicie adyacente, prevalece un ambiente de tibio a caluroso y en
invierno, condiciones de neutralidad; mientras que las tardes calurosas de verano en Xalapa
se mitigan en cierta medida por la llegada de la brisa marina que avanza por la planicie
costera hasta llegar al pie del monte de la capital y, por último, en la parte de transición entre
el trópico húmedo y el altiplano se encuentra Perote con un ambiente bioclimático frío y seco.
Una manera indirecta de indagar el bienestar térmico humano es a través de los índices
de confort térmico. Estos surgieron de la necesidad de estimar los efectos combinados entre el
cuerpo humano y el ambiente sobre las respuestas fisiológicas y sensoriales de las personas, a
fin de expresarlo a través de un valor único.
Estudios de bioclima humano del siglo XX coinciden en que la temperatura ambiente,
humedad atmosférica, la radiación solar más la emitida por los alrededores y el viento, son
los principales elementos ambientales en la sensación térmica humana (Auliciems y De Dear,
1986). Dado que al interior de una edificación tanto el viento como la radiación solar pueden
controlarse, son suficientemente útiles índices que dependen solo de la temperatura y de la
humedad relativa.
Entre los índices que están sujetos a estas dos variables podemos mencionar el Índice
de Temperatura Efectiva, Temperatura Aparente, Índice de Calor y Humidex. El índice
Humidex tiene distintas aplicaciones, como por ejemplo en estudios de cambio climático
(Oleson et al., 2015; Orosa et al., 2014), ondas de calor (Stewart et al., 2017; Lee et al., 2016);
ambientes urbanos (Roshan et al., 2017, Charalampopoulos et al., 2013) y en el sector eléctrico
(Yildiz et al., 2017; Miller et al., 2017).
Utilizando el índice Humidex se calcularon las condiciones bioclimáticas ante
escenarios de cambio climático hacia mediados de este siglo y sus consecuencias de necesidades

Veracruz, una década ante el cambio climático 125


de enfriamiento para algunas zonas metropolitanas veracruzanas, que en el 2010 tuvieran
medio millón o más de habitantes, entre las que encontramos: Veracruz, Xalapa y Poza Rica.
A partir de información climatológica observada de las temperaturas y humedades
máximas y mínimas de la base de datos CLICOM del periodo 1980-2009, fueron estimados
los datos horarios de la temperatura y humedad siguiendo el procedimiento de Tejeda (1991)
y Tejeda y Rivas (2001), tomando en cuenta la aclimatación por medio de la temperatura
preferente. A los valores medios mensuales del escenario base 1980-2009 se sumaron los
incrementos de las salidas del modelo HADGEM2-ES con un forzamiento de 8.5 W/m2 para
el horizonte de tiempo en los que se alcanzó un incremento en la temperatura media global
(∆T) de 2 °C. Para convertir las salidas del índice bioclimático a unidades energéticas se usaron
los resultados del trabajo de De Buen (2017), quien a las distintas tarifas eléctricas domésticas
les asigna consumos anuales de electricidad por confort. Se realizaron los escenarios posibles
con la IUC, el cual se ponderó a partir de la población futura de cada zona metropolitana,
según las proyecciones del CONAPO.
Para mediados de este siglo se proyecta para Veracruz un incremento anual del
consumo para enfriamiento de 132 % con respecto al escenario base, considerando el efecto
del calentamiento por la urbanización; mientras que para Poza Rica se espera un incremento
de 155 %. Xalapa requiere en el periodo base (1980-2009) 1 GWh para enfriamiento, pero
considerando el calentamiento global y urbano se espera que necesite alrededor de 9 GWh
para estar en confortabilidad. En el caso de necesidades de calefacción, para Xalapa se
espera 46 % de decremento de necesidades anuales para calefacción con respecto al escenario
base. Ante un contexto de calentamiento global de 2 °C más IUC, se proyecta que Veracruz
incremente en más de 200 kWh ante necesidades de enfriamiento por habitante, para estar
en confortabilidad. Haciendo una comparación, Mexicali tendrá un incremento de más de
600 kWh.

Comentarios finales

Bajo condiciones de cambio climático global es de esperarse un aumento en la demanda


de consumos energéticos en las ciudades por el uso de sistemas de aire acondicionado para
enfriar espacios cerrados, principalmente en áreas urbanizadas, lo que a su vez contribuirá a
una mayor emisión de GEI; mientras que algunas urbes que a la fecha prescinden de estos
sistemas, los tendrán que incorporar.

126 Veracruz, una década ante el cambio climático


De acuerdo con Jáuregui (1986) para el verano de mediados de este siglo, alrededor de
49 millones mexicanos que ahora no utilizan sistemas de aire acondicionado, los requerirán
para estar en condiciones de confort entre media mañana y media tarde. Es muy probable
que las urbes de los países en vías de desarrollo con un rápido crecimiento demográfico y una
urbanización no planificada sean las más afectas por el cambio climático, provocando, entre
otras cosas, un acceso limitado a los servicios básicos urbanos y, sobre todo, una baja calidad
de vida.
Un tema importante al que no se le ha puesto la debida atención son los migrantes o
desplazados a consecuencia del cambio climático. Se recomienda la lectura “Groundswell.
Preparing for Internal Climate Migration” financiada por el Banco Mundial. En esta se
proyecta que hacia el 2050, alrededor de 1.7 millones de mexicanos se desplazarán de las
costas del Golfo de México y del Pacífico hacia la Meseta Central.
Algunas propuestas de adaptación en torno a urbes y edificaciones son:
a) Fomentar el cumplimiento del código de construcción sostenible para el sector
de vivienda (CONAVI, 2010) y de las Normas Oficiales Mexicanas emitidas
con el propósito de reducir los consumos de energía para climatización de
edificios: la NOM-018-ENER-2011 (Aislantes térmicos para edificaciones.
Características y métodos de prueba), y la NOM-020-ENER-2011 (Eficiencia
energética en edificaciones), así como las Normas Técnicas Mexicanas de
carácter voluntario (NMX-AA-164-SCF1-2013: Edificación Sustentable-
criterios y requerimientos ambientales mínimos; NMX-AA-171-SCFI-2014:
Requisitos y Especificaciones de desempeño ambiental de establecimientos de
hospedaje) y adecuar a Veracruz la NMX-AA-SCFI-157-2012 de Requisitos
y especificaciones de sustentabilidad para la selección del sitio, diseño,
construcción, operación y abandono de sitios de desarrollos inmobiliarios
turísticos en la zona costera de la Península de Yucatán.
b) La atenuación de la isla urbana de calor requiere de una mayor densidad de
áreas verdes. La ya mencionada norma NMX-AA-164-SCF1-2013 (Edificación
Sustentable…) establece que el porcentaje de áreas libres debe ser mayor al
valor mínimo establecido por la regulación local en 10 %.
c) En la norma de edificación en las líneas de costa debe propiciarse la ventilación.
Esa atenuación de la intensidad de la isla urbana de calor, sobre todo en los
entornos urbanos en los que se dificulta la ventilación, tendría un efecto no

Veracruz, una década ante el cambio climático 127


solo en el ahorro energético sino también en la disminución de la intensidad de
olas de calor.
d) Impulsar la publicación de la reforma al Reglamento de la Ley de Construcciones
Públicas y Privadas del Estado de Veracruz, la cual integra criterios de
sustentabilidad para las nuevas edificaciones que se lleven a cabo en el estado.

128 Veracruz, una década ante el cambio climático


Desastres, hidrometeoros extremos y cambio climático

Ana Cecilia Travieso Bello y Carolina A. Ochoa Martínez,


Facultad de Economía, Universidad Veracruzana
Centro de Ciencias de la Tierra, Universidad Veracruzana
atravieso@uv.mx, caochoa@uv.mx

Resumen

Los fenómenos hidrometerológicos son los que detonan el mayor número de desastres en
México. Veracruz destaca porque ocupa el primer lugar en número de declaratorias de
desastres y en recursos económicos asignados por el Fondo de Desastres Naturales. Esto
se debe principalmente a la frecuente exposición a lluvias intensas, ciclones tropicales e
inundaciones que se combinan con las condiciones de vulnerabilidad del territorio. El
incremento de la temperatura y la precipitación que muestran los escenarios climáticos
regionales a 2030 y 2050 podrían aumentar la periodicidad y magnitud de los desastres. Por
tanto, es prioritario atender la vulnerabilidad para reducir los riesgos y adaptarse a las nuevas
condiciones climáticas. Los escasos recursos destinados a la prevención, unidos al rezago de
protección civil y a la necesidad de actualizar los instrumentos de planeación y prevención en
la entidad, plantean un gran reto para la integración de la gestión del riesgo y la adaptación
al cambio climático.

Antecedentes

El riesgo de desastre es un proceso social que se caracteriza por la coincidencia espaciotemporal


de eventos físicos en potencia peligrosos, y elementos socioeconómicos expuestos a

Veracruz, una década ante el cambio climático 129


estos en condición de vulnerabilidad (Narváez et al., 2009). En México, los fenómenos
hidrometeorológicos son los eventos físicos que detonan el mayor número de desastres y se
espera que en condiciones de cambio climático, se incremente su frecuencia e intensidad.
El cambio climático en México se ha agravado por el cambio ambiental global que se
caracteriza por el crecimiento poblacional, la urbanización, la acidificación de los océanos,
los desechos sólidos y líquidos, así como la destrucción de la biodiversidad (Oswald, 2011).
Este conlleva interacciones complejas y variación en las probabilidades de diversos impactos
que afectan a la población, infraestructura, sistemas productivos y ecosistemas. Por tanto,
debe ser considerado un problema vinculado a la seguridad y desarrollo, por los impactos
negativos costosos en todo tipo de economías, sectores productivos y grupos sociales (Zapata,
2011).
En particular, el estado de Veracruz por su ubicación geográfica, diversidad de
climas y la extensión de su costa, se encuentra expuesto de manera recurrente a fenómenos
hidrometeorológicos que con frecuencia ocasionan desastres, situación que puede agravarse
por el impacto del cambio climático. Por ello, este trabajo analiza los impactos y costos de los
desastres asociados a fenómenos hidrometeorológicos en el estado de Veracruz, discute las
posibles implicaciones de los escenarios climáticos regionales a 2030 y 2050 en los desastres
futuros y se emiten recomendaciones dirigidas a la gestión integrada del riesgo y la adaptación
al cambio climático.

Riesgos, desastres y cambio climático

El desastre tiene lugar cuando uno o más agentes perturbadores severos o extremos, de origen
natural, antropogénico o provenientes del espacio exterior, causan daños que por su magnitud
exceden la capacidad de respuesta de la comunidad afectada. Este se considera la concreción
de un riesgo, que resulta de la interacción de la vulnerabilidad y la presencia de un agente
perturbador (Lavell, 2003; Cámara de Diputados, 2018). Los fenómenos hidrometeorológicos
son los agentes perturbadores estudiados en este trabajo, que detonan desastres en zonas
vulnerables, los cuales podrían agravarse con el cambio climático. Además, se reconoce que
los desastres se relacionan con las prácticas humanas inadecuadas, que representan el déficit
en el desarrollo. Las modalidades de desarrollo de los países, con impacto diferenciado en la
sociedad, contribuyen al crecimiento de la vulnerabilidad y del riesgo, por tanto, estos son
procesos construidos socialmente (Lavell, 2003; Narváez et al. 2009).

130 Veracruz, una década ante el cambio climático


En México, el manejo de los riesgos se realiza con el enfoque de gestión integral de
riesgos, establecido en la Ley General de Protección Civil (Cámara de Diputados, 2018), que
considera el conjunto de acciones dirigidas a la identificación, análisis, evaluación, control
y reducción de los riesgos, donde participan los distintos niveles de gobierno y sectores de
la sociedad, con el fin de combatir las causas estructurales de los desastres y fortalecer las
capacidades de resiliencia o resistencia de la sociedad.
La gestión integral de riesgo requiere de instrumentos financieros, por ello México
cuenta con el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), desde 1996. En sus inicios este
fondo solo apoyaba la rehabilitación de infraestructura afectada por desastres naturales. Sin
embargo, en la actualidad incluye dos programas complementarios: el FONDEN para la
reconstrucción y el Fondo para la Prevención de Desastres Naturales (FOPREDEN). No
obstante, el primer programa es el más importante en cuanto a la asignación de recursos; para
acceder al mismo, se requiere una declaratoria de desastre publicada en el Diario Oficial de la
Federación (SHCP, 2010).
Por otra parte, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas
en inglés) en su reporte especial “Gestión de los Riesgos de Eventos Extremos y Desastres
para Promover la Adaptación al Cambio Climático” señaló que existe suficiente evidencia
que muestra cambios en algunos extremos, la confiabilidad varía entre las distintas regiones y
diferentes extremos, pues dependen de la calidad y cantidad de los datos. Además, argumentó
con un alto nivel de confianza que la severidad de los impactos de los extremos del clima
depende en demasía del nivel de vulnerabilidad y de la exposición a dichos eventos (IPCC,
2012). Por lo tanto, entender los efectos e impactos del cambio climático se ha convertido en
un tema prioritario en el desarrollo local y regional de programas de detección de riesgos y
vulnerabilidades sociales, así como en la preparación de acciones de prevención y respuestas
efectivas de protección civil (Ochoa, 2017).
En la actualidad, es recomendable que la gestión del riesgo y la adaptación al cambio
climático se integren de forma holística, para disminuir la vulnerabilidad de la sociedad y
articularse con medidas de mitigación, con el fin de reducir las causas que generan el cambio
climático y el riesgo existente, evitando la construcción de factores nuevos de riesgo (Quintero
et al., 2012).

Veracruz, una década ante el cambio climático 131


Resultados y discusión

En este apartado se analizan los impactos y costos de los desastres asociados a fenómenos
hidrometeorológicos en el estado de Veracruz; después, se presentan los escenarios climáticos
a escala regional al 2030 y 2050 y se discuten las posibles implicaciones en los desastres
futuros. Por último, se plantean los retos que implican la integración de la gestión del riesgo y
la adaptación al cambio climático.

Impactos y costos

El registro de las declaratorias de desastres asociadas a fenómenos hidrometeorológicos,


inestabilidad de laderas y deslaves, emitidas por entidad federativa, durante el periodo
2004-2013, reveló que Veracruz ocupó el primer lugar nacional y obtuvo en este periodo el
mayor monto de los recursos FONDEN reconstrucción autorizados, en comparación con
los otros estados de la república. Estos hallazgos muestran la recurrencia de los fenómenos
hidrometeorológicos en esta entidad federativa y su impacto, ya que las declaratorias de
desastre se emiten cuando se requiere acceder al Fondo de Desastres Naturales para la
reconstrucción de los daños sufridos en las viviendas y en la infraestructura pública, que
exceden la capacidad de los gobiernos municipales y estatales.
En particular, la Secretaría de Gobernación emitió para el periodo 1999-2015 un
total de 77 declaratorias de desastre para el estado de Veracruz, asociadas solo a ciclones
tropicales, lluvias severas, inundaciones y lluvias severas con inundación. En este lapso, todos
los municipios resultaron afectados al menos en una ocasión y los que tuvieron un mayor
número de declaratorias de desastres fueron Las Choapas, Minatitlán y Tuxpan con 17,
mientras que Misantla, Nautla y Nanchital registraron 16 (Arévalo y Travieso, 2016).
Por otra parte, el análisis de la Serie Impacto Socioeconómico de los Principales Desastres
Ocurridos en México, que publica cada año el Centro Nacional de Prevención de Desastres
(CENAPRED) y la Secretaría de Gobernación (SEGOB), mostró que para el periodo 1999-
2017 los fenómenos que detonaron mayores daños en México fueron los hidrometeorológicos,
con excepción del año 2017, donde los sismos alcanzaron el primer lugar nacional. Veracruz
aparece en la mayoría de los años de dicho periodo (1999, 2003, 2005, 2007, 2008, 2009,
2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015 y 2016) en la lista de los 10 desastres anuales con el
mayor monto de daños y pérdidas, los cuales se asocian principalmente a ciclones tropicales,
lluvias e inundaciones. El año más crítico fue 2010, debido a los impactos del huracán Karl

132 Veracruz, una década ante el cambio climático


y la tormenta tropical Matthew, que afectaron un número significativo de municipios de la
entidad.
El análisis de las precipitaciones en el estado de Veracruz, en 35 estaciones
representativas para el periodo 1961-2010 (Ochoa, 2017), reveló que los valores máximos
mensuales se presentan en los meses de septiembre (45.7 %), julio (43 %), junio (8.6 %) y
agosto (3 %). Esto se debe a que la época de lluvias en la entidad ocurre de junio a octubre,
coincidiendo en parte con la temporada ciclónica (junio-noviembre), donde el periodo más
crítico es de julio a septiembre (GEV, 2017). Estas condiciones climáticas interaccionan con
la vulnerabilidad, la cual depende de las circunstancias sociales, políticas y económicas del
territorio, que conforman distintos niveles de debilidad o falta de resistencia a determinados
grupos sociales. El resultado de esta interacción es el riesgo, mientras que el desastre deriva
del riesgo no manejado (Narváez et al., 2009).
La comparación del monto anual de los daños y pérdidas por fenómenos
hidrometeorológicos con el monto autorizado por el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN)
para la reconstrucción en el estado de Veracruz, durante el periodo 2003-2012, mostró que
los daños se concentraron principalmente en la infraestructura económica (sector eléctrico,
infraestructura carretera y urbana), social (vivienda, educación, salud, infraestructura
hidráulica) y en menor medida en los sectores productivos (agropecuario, comercio e industria,
servicios y turismo). Los montos autorizados variaron de un año a otro ($107 354-15 446 663
millones) en función de la magnitud del desastre. Sin embargo, con excepción del año 2008,
los daños que se estimaron por año superaron los montos autorizados por el FONDEN para
la reconstrucción. Unido a lo anterior, al menos una parte de los recursos FONDEN llegaron
al año siguiente de ocurrido el desastre (López y Travieso, 2016).
Estos resultados contrastan con el escaso presupuesto asignado a Veracruz en el
FOPREDEN, ocupando el lugar 22 a nivel nacional, mientras que en el FONDEN tiene
el primer lugar (INECC-SEMARNAT, 2012). Esta situación exacerba la vulnerabilidad,
surgiendo un nuevo escenario de riesgo, modificado por la ocurrencia del desastre y su gestión,
así como por las presiones dinámicas, derivadas de las condiciones de desarrollo preexistentes
al desastre (Narváez et al., 2009).

Escenarios de cambio climático

Los escenarios climáticos a escala regional al 2030 y 2050 para Veracruz (Palma et al., 2012)
muestran en las proyecciones mensuales de temperatura para el mes más cálido (mayo)

Veracruz, una década ante el cambio climático 133


incrementos en la temperatura de 0.6-1 °C al 2030 y de 1.2-1.8 °C para el 2050. En el caso de
la precipitación, dos de los tres modelos empleados (HADGEM1 y ECHAM5) coinciden en
que septiembre correspondería con el mes más lluvioso, con 4 y 12 % más de precipitación,
respecto de la climatología; mientras que marzo, al mes de menor lluvia, con 11 % menos
respecto de la climatología.
Por otra parte, el cálculo de índices relacionados con la precipitación, propuestos por el
Grupo de Expertos en Detección e Índices, para 35 estaciones del estado, mostró una tendencia
hacia el aumento de los días húmedos en 58.8 % de las estaciones y 64.7 % presentaron una
tendencia al aumento de precipitación total anual (PTA). Sin embargo, en el rango de altitud
de 300 a 1 500 m s. n. m. se observó una tendencia a la disminución de la PTA en 70 % de las
estaciones. Además, solo 23.5 % de las estaciones mostró una tendencia negativa con respecto
a la intensidad diaria de lluvia. Para el caso de la PTA mayor al percentil 95, 61.8 % de las
estaciones mostraron una tendencia al aumento, de las cuales solo 12.5 % se encuentran entre
los 101 y 500 m s. n. m. (Ochoa, 2017).
Los incrementos en la temperatura mostrados en escenarios climáticos al 2030 y
2050 para la entidad podrían favorecer el desarrollo de ciclones tropicales, que requieren una
temperatura superficial del mar de 26 °C para su generación y desarrollo. Estos fenómenos tal
vez aumentarán su frecuencia e intensidad. Unido a lo anterior, el incremento de precipitación
en septiembre podría propiciar inundaciones con una mayor frecuencia, intensidad y duración.
Además, se debe considerar que en la actualidad Veracruz ocupa el tercer lugar nacional
con 6.8 % de la población total del país (INEGI, 2015) y se ha proyectado un aumento al 2050
(CONAPO, 2012). Esta situación implica un incremento en la demanda de infraestructura y
servicios, así como en la vulnerabilidad. Por tanto, ante los escenarios de cambio climático
podrían aumentar el número y la magnitud de los desastres, así como el costo de estos.

Gestión de riesgos

El ascenso en el número de desastres, así como la magnitud y costos, en contraste con el escaso
presupuesto asignado a la prevención en el estado, plantean un gran reto para la gestión integral
del riesgo. Además, los escenarios climáticos al 2030 y 2050 podrían conducir al aumento de
los desastres, por lo que se debe priorizar la adaptación a estas nuevas condiciones.
Sin embargo, la protección civil en la entidad presenta rezagos, ya que existe una
percepción general de visión reactiva, falta de continuidad en los programas de protección civil

134 Veracruz, una década ante el cambio climático


por cambios en las administraciones municipales y estales, así como limitación de recursos
humanos y financieros (GEV, 2017).
Por otra parte, los atlas de riesgo municipales están desactualizados y pocos municipios
cuentan con un Programa de Acción Climática Municipal. Cabe mencionar que estos
instrumentos están sustentados en el ámbito federal por la Ley General de Protección Civil y
la Ley General de Cambio, mientras que la entidad tiene la Ley Número 856 de Protección
Civil y la Reducción del Riesgo de Desastres para el Estado de Veracruz de Ignacio de la
Llave, el Programa Estatal de Protección Civil (GEV, 2017) y la Ley Estatal de Mitigación
y Adaptación ante los Efectos del Cambio Climático. Además, cuenta con la Secretaría de
Protección Civil y la Secretaría de Medio Ambiente del Estado de Veracruz, esta última
con una Unidad de Cambio Climático. Por tanto, las leyes, instrumentos e instituciones que
estudian los riesgos y desastres son diferentes de las que atienden el tema de cambio climático,
tanto a nivel federal como estatal, lo cual limita de manera sustancial la integración de la
gestión del riesgo y la adaptación al cambio climático.

Conclusiones y recomendaciones

Veracruz se encuentra expuesto de forma recurrente a ciclones tropicales, lluvias intensas


e inundaciones que detonan con frecuencia desastres costosos. Esto se refleja en el mayor
número de declaratorias de desastres, así como en la asignación del monto más elevado del
FONDEN reconstrucción a nivel nacional. Esta situación contrasta con los escasos recursos
destinados a la prevención.
Además, los escenarios climáticos a escala regional al 2030 y 2050 muestran incrementos
en la temperatura y la precipitación, situación que podría aumentar a futuro la frecuencia,
magnitud y costo de los desastres. Por tanto, es prioritario combatir las causas estructurales
de los desastres, atender la vulnerabilidad y fortalecer la resiliencia de la sociedad, con el fin
de reducir los riesgos actuales, evitar la construcción social de riesgos futuros y adaptarse a las
nuevas condiciones climáticas.
Se recomienda articular las leyes e instrumentos relacionados con la gestión integral
del riesgo, mitigación y adaptación al cambio climático, así como la coordinación estrecha
entre las distintas dependencias de gobierno en estas materias y los diversos sectores sociales.
Asimismo, se debe incrementar de forma sustantiva la inversión en prevención, con
énfasis en los instrumentos de planeación y prevención, la capacitación de funcionarios de

Veracruz, una década ante el cambio climático 135


los distintos niveles de gobierno en materia de prevención y atención de emergencias, la
comunicación efectiva de los riesgos asociados a fenómenos hidrometeorológicos y cambio
climático, así como de la gestión integral; esto como base para el desarrollo de una cultura de
protección civil y de adaptación al cambio climático.
De manera particular se recomienda actualizar los atlas de riesgo municipales y
elaborar los programas de acción climática municipal, estrechamente vinculados, bajo
el enfoque holístico de gestión integral de riesgos y cambio climático. Estos instrumentos
deben ser de consulta obligada para la toma de decisiones informadas y la planificación del
desarrollo.

136 Veracruz, una década ante el cambio climático


Protección civil

Saúl Miranda Alonso y Ramón Pérez Molina


Secretaría de Protección Civil, Veracruz
saul.malo@gmail.com, rampermoli@gmail.com

Carolina A. Ochoa Martínez y Carlos M. Welsh Rodríguez


Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana
caochoa@uv.mx, cwelsh@uv.mx

Resumen

La protección contra eventos amenazadores recae en primera instancia sobre cada uno de los
ciudadanos. De manera adicional, las instituciones que se dedican al monitoreo, previsión,
apoyo en el desastre y en la recuperación de las comunidades dedican su esfuerzo a mantener
sus servicios a la par o por delante de las necesidades de protección de los ciudadanos y sus
bienes, según el evento y la zona. En la Secretaría de Protección Civil Veracruz (SPCVER)
se enfrentan los retos de prevenir y proteger a los ciudadanos por inundaciones relámpago
en ciudades, inundaciones por desbordes de ríos, ríos de lodo, ondas de calor y frentes fríos,
remoción de material en masa en laderas de montaña, mareas de tormenta y erosión costera,
entre otros. Estos eventos aumentarán en frecuencia y magnitud con el calentamiento global,
por lo que se deben fortalecer las capacidades actuales de apoyo a la población para estar a la
par con las exigencias negativas del cambio climático.

Veracruz, una década ante el cambio climático 137


Prefacio

La amenaza por fenómenos meteorológicos extremos se está exacerbando con el cambio


climático, como lo señalan los modelos globales de clima desde hace décadas. En la
actualidad, en promedio se tiene menos precipitación en Veracruz, pero en las montañas
llueve más con tormentas de menor duración, con fuertes escurrimientos que arrastran el
suelo fértil produciendo ríos dañinos de lodo y desprotegiendo el suelo en la cuenca alta,
mientras en la cuenca baja se registran sequías más acentuadas y frecuentes. Ochoa Martínez
(2017) señala que existe una tendencia al aumento en el número de días húmedos y días en
extremo húmedos en el estado en las zonas centro y norte, al mismo tiempo que en la zona
sur existe una disminución de ellos. Asimismo, es probable que los frentes fríos y ondas de
calor estén cambiando en frecuencia, intensidad y/o duración, tal como lo señala el Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés)
(2012).
Este panorama desalentador está concatenado al efecto humano negativo en el medio
ambiente con los cambios de uso de suelo y las emisiones a la atmósfera de gases de efecto
invernadero, entre otros agravios que los humanos realizan buscando las ganancias rápidas,
sin importar el daño al medio ambiente y al prójimo.
A continuación se discuten las principales actividades y la problemática de la Secretaría
de Protección Civil de Veracruz (SPCVER) relacionadas con la hidrometeorología y el efecto
que les está imprimiendo el cambio climático y lo que se puede esperar para el futuro.

El pronóstico meteorológico

El pronóstico meteorológico es la llave detonadora de la atención a las contingencias


hidrometeorológicas en protección civil. La veracidad y oportunidad con que se den las
alertas es el reto principal técnico y de difusión para un accionar eficiente de los sistemas de
prevención y rescate. La confiabilidad de los pronósticos se vio favorecida con el desarrollo
tecnológico, a través del advenimiento de las computadoras y los satélites. Los modelos
numéricos de computadora son la base indiscutible de un buen pronóstico. Si un modelo se
inicializa con datos medidos insuficientes o de mala calidad el pronóstico es deficiente.
En México, la cantidad y calidad de los datos meteorológicos disponibles al público
recae en el Servicio Meteorológico Nacional de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA),

138 Veracruz, una década ante el cambio climático


principalmente, con 188 estaciones meteorológicas automáticas y sinópticas (EMAS)9 y 77
observatorios meteorológicos dotados con personal técnico.
Además, opera la base de clima con carácter de oficial en México mediante el sistema
CLICOM (Clima Computarizado). Esta base de datos contiene la información registrada en
la red de estaciones convencionales; cuenta con 360 estaciones meteorológicas para el estado
de Veracruz para el periodo 1922-2010, de las cuales se encuentran operando 193 (Ochoa,
2017).
Por experiencia de los operativos que utilizan estos datos, se considera que el número de
estaciones es insuficiente. Mejor calidad y cantidad de datos medidos en tierra (observatorios
meteorológicos y EMAS) y más radiosondeos (mediciones en altura) implican mejores
pronósticos globales o hemisféricos que proporcionan los datos iniciales para los modelos
regionales (como el WRF), en beneficio de mejores pronósticos meteorológicos locales.
La conjunción de los equipos de previsión del tiempo y de manejo de emergencias
en la misma institución y edificio (SPCVER) ha resultado muy provechosa y eficiente en
el apoyo oportuno a la población antes, durante y después de los eventos meteorológicos.
De manera adicional, en dicha secretaría se ha implementado para Veracruz el modelo de
pronóstico del tiempo regional (WRF) en forma operativa, se activa dos veces al día, y se está
en proceso de evaluar y mejorar los resultados al comparar contradatos medidos.
El pronóstico del tiempo se atiende 24/7 por meteorólogos de profesión y con
gran experiencia, la difusión al público es por redes sociales, radio y televisión, internet,
con traducción al náhuatl y señas mexicanas. Con el probable advenimiento de eventos en
potencia más dañinos, cualquier mejora en la difusión de los pronósticos/alertamientos es
muy necesaria. Los grupos de emergencias y dictaminadores de estructuras se capacitan y
equipan de forma continua, lo mismo que el personal de la Secretaría para incrementar la
confiabilidad y eficiencia de los servicios que otorgan a la protección de la población en
prevención de un sistema atmosférico/hídrico futuro más eficiente.

Imágenes de satélites

En los años 60, con la llegada de las imágenes de satélites de órbita geoestacionaria, esto es,
que siempre están sobre el mismo punto de la superficie de la tierra, aunque a 36 000 km
de altura, se pudo dar seguimiento en tiempo real a los sistemas hidrometeorológicos de
9
https://smn.cna.gob.mx/es/observando-el-tiempo/estaciones-meteorologicas-automaticas-ema-s

Veracruz, una década ante el cambio climático 139


mediana y gran escala, como los ciclones tropicales. Esta herramienta fue actualizada por
la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos, además
se aumentó su resolución. Está disponible al público y se instaló en SPCVER un sistema
para despliegue automático de las imágenes. Sin estas imágenes de satélite que se actualizan
cada cinco minutos (GOES 16) se estaría a ciegas con relación al seguimiento de fenómenos
atmosféricos extremos. El sistema tiene aplicaciones adicionales que ya se utilizan para
monitorear la evolución de las costas veracruzanas, expuestas al aumento del nivel del mar
por el cambio climático, entre otras variables.
En años anteriores se contaba con acceso a un sistema con diversos canales para diferentes
tipos de imágenes (visible, infrarrojo, etcétera) que podían ser manipuladas de acuerdo con las
necesidades del usuario –en este caso, personal del Centro de Estudios y Pronósticos Meteorológicos
de SPCVER–, pero por cuestiones de presupuesto y cambio de satélite, principalmente, ya
no se cuenta con esta herramienta. Hoy en día, se han identificado y obtenido acceso libre a
distintas fuentes en internet tales como el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), la
Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), y la Agencia Espacial Europea
(ESA), previo registro, para acceder a diferentes colecciones de imágenes de distintos satélites.
Estas imágenes se usan diario para diagnosticar y seguir la evolución de los sistemas atmosféricos
con potencial de riesgo para la población.

Atlas de riesgos

En SPCVER se cuenta con un Atlas de Riesgos que se actualiza de forma continua.10 El


instrumento incluye bases de datos a diferentes escalas tales como: tipos de eventos, eventos
dañinos registrados, infraestructura, cartografía, entre mucha más información de utilidad.
A través de este sistema y mediante el uso de capas de información, el usuario puede generar
mapas e información específica, de acuerdo con las necesidades particulares. Cabe señalar
que para tener acceso se requiere previo registro, creando un usuario y contraseña.

10
Disponible al público en http://atlasriesgos.proteccioncivilver.gob.mx/atlas

140 Veracruz, una década ante el cambio climático


Modelación numérica

La simulación por computadora es una herramienta excelente para diagnosticar y pronosticar


los fenómenos atmosféricos. Con el aumento de la capacidad de las computadoras y su
abaratamiento, su capacidad para resolver problemas técnico/científicos está al alcance
de instituciones como la Secretaría de Protección Civil. Las ecuaciones matemáticas que
representan los fenómenos físico/atmosféricos que nos afectan son conocidas y simuladas por
la física de Newton y por ecuaciones empíricas. La adaptación de estas se realiza por procesos
numéricos que permiten representar, con cierta incertidumbre, eventos como el tiempo a futuro,
inundaciones, procesos costeros, entre otros. El estado actual de la modelación numérica de
fenómenos naturales extremos dista mucho de ser concluyente, pues carece de la confiabilidad
y el detalle apropiado deseados para ofrecer un mejor servicio; en la actualidad son solo guías
generales de posibles acontecimientos que deben ser evaluados por los usuarios de este tipo de
herramientas, principalmente previsores con experiencia. Asimismo, se necesitan mediciones
en el lugar, la sabiduría popular y el historial físico de los sitios en riesgo.
La SPCVER se encuentra a la espera de obtener equipo de cómputo tipo estación de
trabajo para acoplar estos modelos a las condiciones veracruzanas e irlos calibrando contra
datos medidos. La calibración y el óptimo funcionamiento es un proceso que lleva años,
pero que sin lugar a dudas mejoraría la validez y oportunidad de los alertamientos. Hoy en
día la alteración humana del clima hace más apremiante la inclusión de los nuevos patrones
físico-atmosféricos: ciclones tropicales, frentes fríos, ondas del este, ondas de calor, sistemas
locales de mesoescala, brisas, suradas, entre otros, para un mejor pronóstico del tiempo por
los modelos.

Monitoreo costero

El deshielo de los glaciares debido al calentamiento global en todo el planeta está teniendo
consecuencias dañinas e impredecibles. Para los océanos significa un aumento del nivel del
mar nocivo para grandes extensiones de costas; los más vulnerables, como algunas islas en
el Pacífico, han tenido que buscar acomodo para su población en tierra firme. Para Veracruz
ha significado un aumento de nivel de unos nueve centímetros en 50 años medidos por el
Instituto de Geofísica de la UNAM.11 Una consecuencia directa para la población costera
11
http://www.mareografico.unam.mx/portal/, consultada en abril de 2019.

Veracruz, una década ante el cambio climático 141


es la pérdida de playa que ha motivado demandas de apoyo para vivienda y para el sector
restaurantero y hotelero.
La SPCVER mide desde hace cinco años perfiles de playa en dos zonas de Costa
Esmeralda, municipio de Tecolutla. Los resultados mostraron en los primeros tres años una
oscilación en la ganancia/pérdida de sedimentos costeros, pero en el último año y medio solo
se ha medido pérdida de playa, como es el caso de la Barra de Chachalacas. Estos datos de
gran precisión son aislados, tal que en la actualidad trabajamos con aerofotografía de hace
unos 10-20 años e imágenes de satélite de alta resolución de la Secretaría de Marina (SEMAR)
y de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SAGARPA) para su comparación.

Deslaves

Los deslizamientos en laderas son procesos de evolución del relieve y se manifiestan en


aumento produciendo decesos y afectando viviendas. En Veracruz es de suma importancia
generar información confiable para formular alertamientos oportunos para reducir el riesgo.
Se propone instrumentar una zona piloto con sensores de movimiento (acelerómetros e
inclinómetros) y transmisión a tiempo actual para monitorear zonas de deslaves de alto riesgo,
lo que permitirá tomar medidas preventivas inmediatas. Además, se pueden implementar
modelos numéricos de computadora para pronosticar deslaves basados en acumulados de
lluvias, pronóstico del tiempo y la geología del terreno, aplicando también el Sistema de Alerta
Temprana (SIAT-Laderas) del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED)
y el mapa de riesgos de SPCVER. La primera propuesta de proyecto se presentó al Fondo
Nacional para la Prevención de Desastres Naturales (FOPREDEN) y está en proceso de
reestructuración; la información producida sería transmitida en los diferentes medios de
comunicación que utiliza SPCVER.
Por primera vez en la historia de Veracruz, en 2013 el gobierno federal emitió una
Declaratoria de Desastre Natural por la ocurrencia de movimiento de laderas para 13
municipios del estado, ya que se incrementó 4.7 veces respecto del año anterior. Hoy en día
se tienen cuantificadas unas 1 400 familias en zonas de riesgo que deberían ser reubicadas
en vivienda más robusta como especifica el Principio Rector (k) del Marco de Sendai para la
Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030.

142 Veracruz, una década ante el cambio climático


Discusión y recomendaciones

Para atenuar los efectos producidos por el aumento del nivel del mar, el creador de Microsoft,
Bill Gates, y el anterior secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, entre otros,
lanzaron la Comisión Global de Adaptación que implica que ya estamos dentro de la fase de
adaptación en paralelo con la de mitigación.
Los problemas hidrometeorológicos se están presentando más frecuentes y potentes
con el cambio climático. El Programa Veracruzano ante el Cambio Climático (PVCC) indica
que, para el Golfo de México, el escenario de cambio climático global más probable es aquel
que, en resumen, prevé que a lo largo de este siglo los eventos extremos del clima (sequías,
lluvias abundantes, huracanes más intensos) se acentuarán (PVCC, 2009). El Marco de Sendai
para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 da pautas para estar mejor preparados
para la mitigación de los efectos negativos y para la adaptación.
En este se prioriza la información y educación de la población sobre los eventos
futuros posibles. Se espera que se fortifiquen los procesos en la ejecución de protocolos
de protección civil con acceso a equipo estándar, como camionetas 4 x 4, de búsqueda y
rescate, y de atención médica en el sitio de la contingencia. También resulta imprescindible la
obtención de equipo con nuevas tecnologías: drones, espectrómetros, entre otros, para uso en
las emergencias. Los drones se usan para búsqueda y rescate, evaluación de una inundación o
zona de desastre en general, para fotografías que acompañen la solicitud de una Evaluación
de Daños y Análisis de Necesidades (EDAN) y de este modo recibir el pronto apoyo federal.
Con un espectrómetro portátil se puede identificar el rango de propagación de una sustancia
tóxica, al igual que sustancias tóxicas en el aliento de un accidentado.
Los pronósticos internacionales de los modelos globales a mediano y largo plazo han
resultado, en general, acertados, aunque sin detalle en el pronóstico del calentamiento global
y cambios en los patrones hídrico atmosféricos. El aumento de la variabilidad climática,
mostrada por los datos de récords de temperatura máxima que publica la Organización
Meteorológica Mundial, hace evidente que las estimaciones proyectadas se están adelantando.
En Veracruz se está experimentando un aumento de ondas de calor y sequías, tormentas más
severas y de menor duración con más deslaves y ríos de lodo, e incremento del nivel del mar
con más pérdida de playas, como se ha reportado a la SPCVER.
Derivado del Programa Veracruzano de Desarrollo se creó el Centro de Estudios y
Pronósticos Meteorológicos de la SPCVER; además, para cumplir con lo establecido en el

Veracruz, una década ante el cambio climático 143


Programa Veracruzano de Desarrollo 2011-2016, en materia de políticas relacionadas con el
cambio climático, se establece la Secretaría de Medio Ambiente en 2011.
De esta manera, los sistemas de protección civil en Veracruz se han forjado en la
atención de emergencias con carencias limitantes. Por fortuna la situación va mejorando,
aunque todavía se está lejos de contar con personal suficiente y equipo moderno para atender
a esta entidad con población, en su mayoría rural, diseminada en montañas y costas. El
cambio climático está presentando nuevos y más potentes retos para las organizaciones de
protección civil. Invertir en prevención y fortalecimiento de las instituciones que apoyan a
la ciudadanía en los desastres es muy recomendable desde el sentido humano y económico.
En cálculos del Banco Mundial, a un dólar destinado a la reducción del riesgo de desastres le
corresponden de cuatro a siete de ahorro en la reparación de los daños.
Existen necesidades particulares, que contribuirían a la mejora de los servicios
climáticos dentro de la SPCVER, como lo es considerar en el presupuesto de la entidad el costo
por el uso de imágenes de satélite, modelos climáticos que provean información detallada,
como el Weather Research and Forecasting (WRF), contar con variables como temperatura,
viento en superficie y en diferentes niveles, precipitación, por mencionar algunas.
En el caso particular de México existen serios problemas en la red de estaciones
meteorológicas, que son las captadoras de los elementos básicos para informar a los modelos
y procedimientos de pronóstico, tales como: temperatura, humedad, precipitación, presión,
radiación solar, etcétera (Macías, 2012), y Veracruz no es la excepción, por lo que un
incremento en el número de estaciones meteorológicas sería de gran ayuda.
Cabe señalar que aunque existe la Ley Número 869 de Fomento a la Investigación
Científica y Tecnológica del Estado de Veracruz, no cuenta con la representación de las
Secretarías de Medio Ambiente y Protección en el Consejo Directivo con voz y voto, por
tratarse de dos dependencias muy relacionadas con las principales problemáticas que afectan
a los veracruzanos y que deben tener necesidades en la materia; entre las que pudieran tener
es evidente que requieren de la participación ciudadana informada.
La profesionalización de las instituciones de gobierno resulta muy provechosa, pues
los problemas cotidianos de la operatividad no solo son desconocidos para la academia, sino
también les resultan de poco interés, ya que la solución requiere trabajo arduo de varios años
que con dificultad va a redituar en publicaciones y libros que necesitan para cumplir con las
exigencias de un Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) más orientado a la
ciencia básica y no a resolver problemas específicos de la población.

144 Veracruz, una década ante el cambio climático


Educación para el cambio climático:
Consideraciones para su abordaje

Laura O. Bello Benavides y Gloria Elena Cruz Sánchez


Instituto de Investigaciones en Educación, Universidad Veracruzana
labello@uv.mx, gcruz@uv.mx

Resumen

El cambio climático (CC) impacta en las condiciones climáticas, socioecológicas y económicas


de las poblaciones. El estado de Veracruz no escapa a esta situación, pues es una de las
regiones con mayor vulnerabilidad al CC. Para desplegar acciones de adaptación y mitigación
múltiples ciencias intervienen: climatología, ecología, ciencias sociales, etcétera. En este
documento se presenta una serie de ejes sobre educación ambiental (EA) acerca del CC que
orienten políticas públicas estatales acerca de tales acciones, enfocadas a la reducción de la
vulnerabilidad frente a este fenómeno. Para ello se recuperan documentos que establecen
marcos de trabajo y legislación en materia de CC: Acuerdo de París, Ley General de Cambio
Climático y Ley Estatal de Mitigación y Adaptación ante los Efectos del Cambio Climático del
Estado de Veracruz. Además de estudios realizados acerca de percepciones sobre el fenómeno
y acciones de educación para el CC en el estado de Veracruz y directrices curriculares de
educación básica y media superior formuladas por la Secretaría de Educación Pública. Al
final se concluye con una serie de recomendaciones y ejes por considerar para el diseño de
estrategias de educación y comunicación frente al CC desde la EA formal e informal.

Veracruz, una década ante el cambio climático 145


Preámbulo

El cambio climático (CC) se considera un problema ambiental que impacta de forma inmediata
en las condiciones del clima en todo el planeta (IPCC, 2014), cuya influencia humana, directa
o indirecta, en términos de alteración de la composición de atmósfera global por emisiones
antropogénicas de gases de efecto invernadero (GEI). Sin embargo, es ante todo un problema
político y económico. Las causas subyacen en políticas energéticas y económicas acerca del uso
de combustibles fósiles y en la generación de energías alternativas. Acuerdos internacionales
se han desarrollado desde 1988 con la creación del Panel Intergubernamental de Cambio
Climático (IPCC) que aglutina investigaciones acerca del fenómeno y emite ejes de acción
dirigidos a quienes toman las decisiones.

Directrices

El Acuerdo de París es relevante en educación ambiental (EA), pues destaca la importancia de


esta en los procesos de formación, sensibilización y participación por parte de las sociedades
en las acciones de mitigación, con especial énfasis en los de adaptación y, de manera particular,
para aquellos países en desarrollo; el caso de México. En el artículo 7 se expresa la importancia
de la generación de conocimiento científico, la sistematización de experiencias de enseñanza
y la articulación con políticas públicas. También se destaca, en el artículo 8, la relevancia de
lo educativo en materia de preparación para situaciones de emergencia, la gestión del riesgo y
la resiliencia de las comunidades, los medios de vida y los ecosistemas. El artículo 11 explicita
la importancia de la educación y la comunicación en el despliegue de acciones eficaces tanto
de adaptación como de mitigación. De manera concreta, en el artículo 12, queda patentada la
necesidad de adoptar estrategias de educación orientadas a la sensibilización y participación
de la población en acciones de mitigación y adaptación al CC.
Esta legislación es relevante pues, por una parte, se reconoce la importancia de las
tareas educativas y de comunicación en las acciones tanto de mitigación como de adaptación
y, de esta manera, se involucra a todos los sectores de la población desde una visión que
reconoce las diferencias de cada población en términos de sus características contextuales
(sociales, culturales, políticas, geográficas, etcétera). Además, se dota de responsabilidad a
cada parte para incorporar lo educativo, sistematizar estas tareas y, en consecuencia, emitir
reportes que sean la base para avanzar en acciones pertinentes frente al CC.

146 Veracruz, una década ante el cambio climático


La Ley General de Cambio Climático (LGCC) en su más reciente modificación, a
través del artículo 2 garantiza el derecho a un ambiente sano. El principio de concurrencia
con los tres niveles de gobierno señala las atribuciones para desplegar acciones de mitigación y
adaptación ante el CC (artículo 5). En lo relacionado con educación destaca la importancia de
“fomentar la educación, investigación, desarrollo y transferencia de tecnología e innovación y
difusión en materia de adaptación y mitigación al cambio climático” y “Establecer las bases
para la concertación de la sociedad” (LGCC, 13-07-2018: 2). La tarea de la educación es
clara: se debe promover la cultura y educación en lo relacionado con el CC en todos los
niveles educativos, además de su comunicación con el fin de sensibilizar a toda la población
acerca de las causas e impactos. Esta tarea se debe diseñar y realizar de manera vinculada con
el gobierno federal, estatal y municipal (LGCC, 2018).
Otro elemento relevante en materia de educación es la conceptualización de:
I. Adaptación. “Medidas y ajustes en sistemas humanos o naturales, como
respuesta a estímulos climáticos, proyectados o reales, o sus efectos, que pueden
moderar el daño, o aprovechar sus aspectos beneficiosos” (LGCC, 13-07-2018: 2).
II. Política nacional de adaptación. “Proceso de identificación de necesidades
de adaptación al mediano y largo plazo, y de desarrollo e implementación de
estrategias, programas y acciones para atenderlas” (LGCC, 13-07-2018: 4).
III. Resiliencia. “Capacidad de los sistemas naturales o sociales para recuperarse o
soportar los efectos derivados del cambio climático” (LGCC, 13-07-2018: 5).

En lo relacionado con la investigación y tecnología en acciones de mitigación y


adaptación destaca no solo la legislación para su desarrollo, transferencia y vinculación con las
políticas públicas sobre CC. Asunto especial representa el inventario, cuya elaboración estará
a cargo del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), en colaboración
con las entidades federativas y municipios.
En resumen, dos ejes relacionados con educación atraviesan el Acuerdo de París y la
LGCC: (1) la educación dirigida a la población, cuyo propósito son las acciones de mitigación
y adaptación al CC a través de la conciencia de las causas y efectos; y (2) la generación de
conocimiento científico y tecnología por parte de las Instituciones de Educación Superior
(IES) y organismos especializados en materia de CC, mitigación y adaptación.
Por su parte, Veracruz desde 2010 cuenta con la Ley Estatal de Mitigación y Adaptación
ante los Efectos del Cambio Climático (LEMACC). Precepto que respondió a acuerdos y
legislación vigente en la primera década del siglo XXI. En cuanto a educación, se patenta su

Veracruz, una década ante el cambio climático 147


importancia con la presencia del Secretario de Educación como miembro del Consejo Estatal
y su tarea en la formulación de programas de educación y comunicación sobre CC en el
territorio veracruzano; sin establecer grado y forma de participación. A la luz de legislaciones
actuales, se advierten diferencias conceptuales en relación con el Acuerdo de París y la LGCC
sobre adaptación, mitigación y vulnerabilidad. Se advierten, además, ausencias relacionadas
con conceptos como: riesgo, resiliencia, inventario, fondo y política nacional de adaptación,
principalmente.
Queda clara la necesidad de alinear la LEMACC con la LGCC y el Acuerdo de
París. Para ello, en lo relacionado con educación, es necesario considerar también el grado
de conocimiento que la población tiene acerca del CC, sus causas e impactos, además del
grado y características de incorporación del CC en el currículo de la educación básica y media
superior. En el siguiente apartado se exponen resultados de investigaciones que exploran este
asunto y que dan luz acerca de directrices educativas frente a las acciones de mitigación y
adaptación ante el CC.

Lo que saben y hacen los veracruzanos

Con el propósito de exponer datos acerca del conocimiento sobre el CC de la población


veracruzana, se muestran de manera diferenciada en población urbana, periurbana y rural.
Por último, se analizan los tres bloques de datos.
Estudios realizados con estudiantes de la Universidad Veracruzana acerca de lo que
saben sobre CC, revelan que reconocen el origen antrópico del fenómeno, así como sus
consecuencias a nivel planetario. Sin embargo, el conocimiento de sus impactos a nivel nacional
y en el estado es precario, pues se limita a las afectaciones por hidrometeoros (González y
Maldonado, 2013). Investigaciones en población estudiantil de nivel Medio Superior revelan
datos similares (Bello, 2017a). Ambos coinciden en señalar que la población estudiantil tiene
una visión reducida del fenómeno tanto de los impactos señalados, como de inacción. Esto
es: expresan que quienes tienen las facultades para actuar son los políticos y el gobierno. A tal
inacción se suma el desconocimiento de actividades tanto de mitigación como de adaptación
que pueden desplegar.
La población adulta periurbana que habita en zonas de riesgo y que ha enfrentado
consecuencias por hidrometeoros (de la que se tiene información sobre percepción de riesgo y
vulnerabilidad ante estos asuntos) revela desconocer mecanismos de fortalecimiento de redes

148 Veracruz, una década ante el cambio climático


inter e intracomunitarias, con instancias gubernamentales para gestionar el riesgo y reducir
la vulnerabilidad, antes, durante y después del impacto de hidrometeoros. Asimismo, esta
población es receptora de información limitada acerca de los impactos y cómo enfrentarlos,
ya que la principal es la que reciben de la radio y la televisión. Por último, tales estudios
identifican ausencia de acciones comunitarias pertinentes y oportunas para enfrentar dichos
eventos (Ávila, 2015). Redes inter e intracomunitarias débiles, sistema de alerta temprana
ineficiente, reflejo de carencias en comunicación y educación frente a los impactos del CC,
también están presentes en otras comunidades, como Cotaxtla y José Cardel (González y
Maldonado, 2017).
Otro sector de la población veracruzana de la que se tiene información sobre
conocimiento de CC es la rural, que vive en situación de vulnerabilidad frente al CC. Un
estudio con gente de las cuencas del río Jamapa y Pixquiac revela que están conscientes de
afectaciones locales, como aspectos fenológicos, variaciones en las temporadas de lluvias e
intensidad de estas, alteración en la producción de especies endógenas, etcétera, pero sin
asociarlos al CC ni a las acciones que pueden desplegar para adaptarse. Asimismo, actividades
de mitigación que realizan como no quemar basura, no las asocian al fenómeno del CC
sino a la contaminación atmosférica. Están ausentes tareas como reforestación, cuidado del
ecosistema y recuperación de cultivos locales. Ello incide en la alta vulnerabilidad social de
estas comunidades en el sentido de la limitada participación, tanto en términos individuales
como colectivos para gestionar la adaptación al CC (Maldonado et al., 2017). Datos similares
se presentan en comunidades vulnerables de los municipios de La Antigua y Nicolás Bravo,
donde 64.15 % de la población del estudio expresa no haber recibido información sobre
gestión de riesgo ante hidrometeoros, además de que la redes intracomunitarias con el sector
gubernamental son precarias y deficientes (Travieso et al., 2018).
Conocimientos precarios acerca de acciones de mitigación y adaptaciones, tanto
individuales como colectivas, son el común denominador en los tres sectores de la población
veracruzana analizada. Asimismo, comunicación limitada a afectaciones globales y con un
abanico pobre de acciones que la gente puede realizar es lo que caracteriza la información
de la que se apropia la población. Asunto que desemboca en redes inter e intracomunitarias
débiles en lo relacionado con impactos del CC.

Veracruz, una década ante el cambio climático 149


Educación formal

La educación formal es un espacio pertinente y necesario para la sensibilización y gestión de


acciones frente al CC. En este apartado se exponen los espacios de oportunidad curricular
en educación básica (EB) y media superior (EMS) para tratar lo educativo en materia de
CC. El diseño curricular del que se desprenden los planes y programas de estudio de EB
está formulado con base en criterios pedagógicos propicios para incorporar lo educativo en
materia de CC. La relación global-local, así como los criterios de relevancia y pertinencia
explicitados en el currículo dan cabida a diversos problemas socioambientales (SEP, 2017a).
Se plantea como uno de los propósitos de la EB la comprensión de los problemas nacionales
y locales y la importancia del aprovechamiento pertinente de los recursos. Aunque el estudio
del CC no se explicita como contenido (eje) curricular, uno de los 11 rasgos del perfil de
egreso es: “Muestra responsabilidad por el medio ambiente” está orientado a la identificación
y gestión de problemas ambientales y la sustentabilidad.
Otro espacio de oportunidad es el enfoque por competencias orientado a coadyuvar “a
la conformación de naciones y regiones fundadas en el bienestar de las personas, las sociedades
y el medioambiente” (SEP, 2017a: 96). Aquí se plantea que a través de este enfoque los
estudiantes respondan a problemas como el CC de manera resiliente, innovadora y sustentable.
Todo lo expresado se materializa en la “autonomía curricular”, espacio para analizar cinco
ámbitos educativos, tres de ellos, “nuevos contenidos relevantes”, “conocimientos regionales”
y “proyectos de impacto social”, incorporan de manera explícita al CC, acciones de mitigación
y adaptación, educación ambiental y medio ambiente. Asimismo, en los contenidos de
Ciencias Naturales se explicita el CC (SEP, 2017a). El enfoque de Ciencia, Tecnología,
Sociedad y Ambiente (CTSA) orienta el despliegue de las tareas educativas relacionadas con
los temas ambientales, incluido el CC.
Por lo que respecta a la EMS el currículo vigente da continuidad al de EB; los mismos
principios pedagógicos orientan los propósitos y tareas educativas. En lo relacionado con el CC
se incorpora en uno de los cinco campos disciplinares del currículo: Ciencias Experimentales
en sus diversos niveles de organización, en los aprendizajes clave, contenidos específicos y
aprendizajes esperados. En el resto de los campos disciplinares su incorporación es periférica,
esto es, se incluye como un tópico del desarrollo sustentable y la responsabilidad social como
componte del perfil de egreso del estudiante (SEP, 2017b).
En el actual currículo de EMS se observa el mismo fenómeno que en el anterior: 1) una
incorporación heterogénea, uno de los cinco campos disciplinares lo incluye como contenido

150 Veracruz, una década ante el cambio climático


explícito por estudiar en las materias; y 2) visión parcializada, con énfasis en la dimensión
ecológica, carente de una perspectiva compleja del fenómeno y ausente de experiencias
educativas que articulen conocimientos del CC con acciones de mitigación y adaptación que
se pueden desplegar en lo individual y colectivo (Bello et al., 2017b).
En el currículo de ambos niveles educativos está claro que el CC no es asunto central de
las tareas educativas; sin embargo, sí está asentado su planteamiento recuperando conceptos
como resiliencia, acciones de mitigación y adaptación (para el caso de EB), responsabilidad
social, principalmente. Ello desde el enfoque de CTSA.
La formación académica en lo relacionado con el CC es asunto central para la
implementación de planes y programas de estudio en EB y EMS. Los programas oficiales de
formación docente han sido diseñados e implementados con énfasis en habilidades docentes
para el abordaje de contenidos desde el enfoque de competencias. Ausencia en la formación
tanto de contenidos como de enfoques educativos y pedagógicos en lo relacionado con
asuntos ambientales, en particular CC, es una de las constantes en los programas oficiales de
formación docente (INEE, 2015, 2017).

Ley Estatal de Cambio Climático en el Estado de Veracruz. Mínimos imprescindibles

Legislación internacional y nacional: Acuerdo de París, LGCC, marco curricular de EB y


EMS, condiciones de contribución de impacto del CC en Veracruz y de vulnerabilidad, junto
con estudios acerca de la dimensión social del mismo, configuran los asuntos por considerar
para formular ejes en materia de educación por tomar en cuenta para el diseño de políticas
públicas acerca del CC. A continuación, se describen agrupados en: a) Educación formal,
b) Educación informal y c) Educación acerca del CC como eje transversal en el sector
gubernamental, empresarial y organizaciones civiles.

a) Educación formal
Programa de educación para el cambio climático en EB y EMS

La EB y EMS son el espacio educativo para que la población joven veracruzana adquiera
la formación necesaria en lo relacionado con el CC. Aquí es asunto central trascender de la
apropiación de conocimientos sobre el mismo a una educación para la acción acerca del CC.
Para ello es necesario recuperar los espacios curriculares (explicados en la sección anterior)

Veracruz, una década ante el cambio climático 151


desde las instancias oficiales: Secretaría de Educación en el Estado de Veracruz y el Consejo
Interinstitucional Veracruzano para la Educación (CIVE) para diseñar experiencias educativas
sobre CC que partan de lo global a lo regional, con énfasis especial en acciones de adaptación
al fenómeno en aquellos aspectos con mayor vulnerabilidad en el territorio veracruzano.
El propósito de las tareas educativas para EB y EMS ha de orientarse al desarrollo de
competencias que articulen conocimiento puntual del CC y de sus impactos en el estado, con
acciones tanto individuales como comunitarias de mitigación y adaptación. Esto es, saber
cómo:
I. Reducir GEI a través de prácticas de consumo pertinentes,
II. Actuar frente a hidrometeoros, antes, durante y después de estos impactos,
III. Desarrollar prácticas de cuidado de la salud ante enfermedades agudizadas por
el CC,
IV. Desarrollar prácticas socioambientales de adaptación al CC,
V. Lograr el cuidado y recuperación de ecosistemas y reforestación, principalmente.

En resumen, que los jóvenes tengan claridad en que sus acciones son relevantes en
las medidas de respuesta al CC. El enfoque de CTSA, resiliencia social y ecociudadanía es
adecuado para dichas tareas educativas.

Programa de formación docente en materia de CC

En esta tarea es de especial relevancia la formación docente en temas de educación ambiental


y CC, desde el enfoque de ecociudadanía y de estrategias educativas orientadas a la resiliencia
social. Para ello, es central, por una parte, incluir en los programas oficiales de formación
docente estos contenidos en los que se ponga en perspectiva su importancia. Por otra parte, es
necesario que estos programas sean elaborados ad hoc, esto es, que se tomen en cuenta tanto
las condiciones de CC en el estado de Veracruz, como las necesidades y condiciones de los
docentes en lo relacionado con su ejercicio académico.

Programa de Estudios sobre CC en IES

Es necesario que las IES en la entidad e Institutos de Investigación le otorguen centralidad a


estudios e investigación básica y aplicada sobre CC, en lo relacionado con mitigación así como
en adaptación. En la actualidad, la Universidad Veracruzana desarrolla estas actividades a

152 Veracruz, una década ante el cambio climático


través del Programa de Estudios sobre Cambio Climático de la Universidad Veracruzana
(PVCCUV), por lo que se precisa dar continuidad a estos estudios y vincularlos con las políticas
públicas en materia de CC, a fin de que se traduzcan en programas y acciones de respuesta al
mismo. De manera particular, en lo relacionado con la dimensión social del CC es necesario
profundizar en estudios que den cuenta de la manera en la que la población veracruzana
se apropia y actúa (o no) en lo que respecta a este tema, lo mismo que investigaciones con
enfoque participativo acerca de vulnerabilidad, riesgo, medidas resilientes de mitigación y
adaptación, principalmente, y con base en datos científicos diseñar estrategias educativas
y de comunicación. Así como estrategias de intervención educativa para cada sector de la
población.
En el mismo tenor, en los programas de estudio de formación de las ofertas educativas
que imparten las IES, es necesario incorporar temas de CC orientados a vincularlos con el
perfil de egreso de los estudiantes para que incidan en un ejercicio profesional, que tome
en cuenta acciones de respuesta. También es precisa la formación especializada en CC de
profesionistas en climatología, agronomía, economía, biología, ciencias sociales, etcétera.
La vinculación entre las IES, la Secretaría de Educación en el estado de Veracruz
orientada a la investigación educativa en lo relacionado con el CC, formulación y desarrollo
de programas educativos sobre este tema son tarea central para que la población estudiantil
veracruzana se apropie de manera pertinente de conocimientos que detonen acciones de
respuesta.

b) Educación no formal

La educación no formal está dirigida a la población urbana, periurbana y rular, principalmente


adulta, con especial énfasis en aquella que es más vulnerable a los efectos del CC.

Educación y comunicación en población urbana

Se precisan programas de educación y de comunicación ad hoc que estén orientados, por


una parte, al conocimiento de los impactos del CC en la región y, por otra, a las acciones,
esto es, a la manera en la que la población puede actuar en lo individual y colectivo para
mitigar y adaptarse al CC. Los medios de comunicación más empleados por estas son las
vías adecuadas para la ejecución de las campañas de comunicación, además de difusión de
información acerca de esta problemática y sus impactos. Para ello es necesario establecer

Veracruz, una década ante el cambio climático 153


vínculos entre los gobiernos municipales y las secretarías encargadas de la gestión de estos
programas: Secretaría de Protección Civil (SPC), Secretaría de Medio Ambiente (SEDEMA),
Secretaría de Salud del Estado de Veracruz (SESVER), Comisión del Agua del Estado de
Veracruz (CAEV), principalmente, para el desarrollo y seguimiento de estas tareas.

Educación y comunicación en población periurbana

Las estrategias de educación y comunicación han de diseñarse con enfoque de resiliencia


social basada en el fortalecimiento de redes inter e intracomunitarias. Esto es, que las
comunidades, más allá de conocer el riesgo y vulnerabilidad frente a embates del CC,
aprendan a gestionarlos con actividades relacionadas con la elaboración colectiva de mapas
de riesgo, conocimiento y uso de recursos materiales y humanos (saber y desarrollar formas
de organización y cooperación comunitaria), para actuar frente a riesgos puntuales que
enfrentan, así como el cuidado de ecosistemas, con especial énfasis en los bosques. Para ello
se requiere que cuenten con los apoyos de los niveles de gobierno involucrados: Secretaría
de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesca (SEDARPA), SPC, CAEV, SEDEMA,
SESVER, gobierno municipal, principalmente, y que se desarrollen formas de comunicación
y cooperación efectivas.

Educación y comunicación en población rural

El programa para este sector de la población ha de desarrollarse con el mismo enfoque


de resiliencia social basada en el fortalecimiento de redes inter e intracomunitarias y en el
conocimiento de los riesgos y vulnerabilidad que cada localidad enfrenta. El énfasis para
esta población está en el desarrollo de estrategias de autogestión y conformación de redes
intracomunitarias con las secretarías involucradas en lo relacionado con el CC. El peso mayor
ha de orientarse a las acciones de adaptación en la salud, alimentación, cuidado de ecosistemas,
reforestación, reconocimiento de saberes locales y reducción de vulnerabilidad. También las
tareas de educación deben tener como propósito el fortalecimiento de la autogestión de las
comunidades, es decir, que sepan a qué instancias gubernamentales acudir y que a su vez estas
otorguen el apoyo necesario.

154 Veracruz, una década ante el cambio climático


c) Educación acerca del CC como eje transversal en el sector gubernamental, empresarial y
organizaciones civiles

La complejidad, importancia y urgencia de desplegar acciones pertinentes de mitigación y


adaptación desemboca en la participación necesaria de todas las secretarías gubernamentales
relacionadas con el CC y sus impactos: SEDARPA, SPC, CAEV, SEDEMA, SESVER,
Secretaría de Desarrollo Económico, principalmente, y de los tres niveles de gobierno.
Además de la formación sobre el tema dirigido al sector empresarial, las organizaciones no
gubernamentales (ONG) y asociaciones que trabajan temas ambientales en la entidad.

Educación y comunicación en dependencias gubernamentales

En lo relacionado con educación es prioritario un programa de formación y actualización en


CC a funcionarios de los diversos niveles de todas las dependencias de gobierno involucradas
en las acciones de mitigación y adaptación, de manera diferenciada en función del nivel y
grado de acción y función en estos asuntos. Para las instituciones con participación directa,
el programa se enfocará en fortalecimiento de cuadros especializados y conocimiento de
la importancia de las estrategias de comunicación y adaptación con enfoque en resiliencia.
También es prioritario incorporar a su personal experto en el tema y/o gestionar estudios de
posgrado afines a los impactos del CC.
Para el resto de las dependencias gubernamentales, el programa debe estar orientado,
en una primera etapa, al conocimiento de los impactos del CC en el estado, en concreto en la
región en la que se ubica la dependencia (estado y/o municipio), con énfasis en aquellos puntos
que se desarrollan en el organismo. También es necesario incluir en el programa estrategias
que vinculen la información con acciones, individuales y colectivas, que tales instituciones
pueden gestionar en la urbe que atienden. En una segunda etapa, el programa se enfocará
en la formación del personal para el diseño y ejecución de talleres/cursos y estrategias de
comunicación dirigidos a la población que cada corporación atiende en los asuntos de los que
se encarga (turismo, salud, agricultura, etcétera) que son impactados por el CC. El enfoque
educativo y de comunicación ha de ser el de la resiliencia social, a través del fortalecimiento
de redes inter e intracomunitarias.

Veracruz, una década ante el cambio climático 155


Educación y comunicación en organizaciones civiles y ONG

El programa de educación y comunicación para estos organismos se ha de diseñar desde el


mismo enfoque de resiliencia social y ecociudadanía. Dado que estas organizaciones son ya
sensibles a temas ambientales, el énfasis en el programa ha de estar en el conocimiento puntual
de impactos del CC en el territorio veracruzano y zona en la que desarrollan sus actividades,
de las acciones que pueden gestionar y el fortalecimiento de redes de colaboración con el
sector gubernamental.

Educación y comunicación con sector industrial y empresarial

Es prioritario formar en temas de CC, tanto en acciones de mitigación como de adaptación a


este sector de la población. La orientación de resiliencia social ha de considerar el conocimiento
e impacto del CC en reducción de GEI, uso de energías y materiales alternativos, estrategias
de adaptación. Además de estrategias de vinculación con dependencias gubernamentales,
IES, ONG y población civil, para el desarrollo y fortalecimiento de acciones conjuntas frente
a impactos del CC.

Reflexiones finales

La reflexión principal es que el CC es un problema cuya dimensión política es fundamental


en el diseño y gestión de políticas públicas pertinentes, pues son la vía para mitigarlo y
enfrentar sus impactos. En este sentido, es determinante que, en primera instancia, los
gobiernos le otorguen al CC la importancia y urgencia en las acciones que a este competen
en las tareas mencionadas. Este debe configurarse como problema prioritario que requiere
de la participación conjunta de múltiples instancias gubernamentales y de los tres niveles de
gobierno. Los informes y acuerdos internacionales son un referente para dicha tarea.
La legislación y acuerdos nacionales y estatales requieren del conocimiento profundo
de los efectos del CC a nivel nacional y regional. El caso del estado de Veracruz es particular
por ser un territorio de impacto, como ya quedó expuesto; es por ello que se necesita fortalecer
la investigación y el conocimiento desde las diferentes ciencias involucradas.
Además, la investigación de la dimensión social del CC ha de orientarse, por una parte,
al conocimiento de la manera en la que la población se apropia y actúa en lo relacionado con

156 Veracruz, una década ante el cambio climático


el tema. Por otra, al diseño de estrategias de comunicación y de educación para la gestión de
la resiliencia social, la reducción de la vulnerabilidad y el fortalecimiento de las comunidades,
a través de redes de colaboración entre población, agencias gubernamentales y organismos
involucrados.
En conclusión, las ciencias básicas y aplicadas acerca del CC precisan ser vinculadas
al diseño de políticas públicas fundamentadas en el saber científico. Estamos hablando de
generación y aplicación del conocimiento con fines precisos que desemboquen en acciones
tanto de mitigación como de adaptación ante esta problemática en el territorio veracruzano.

Veracruz, una década ante el cambio climático 157


La economía veracruzana:
Una aproximación empírica

Rogelio Javier Rendón Hernández


Facultad de Economía, Universidad Veracruzana
rrendon@uv.mx

Resumen

En Veracruz, al igual que en todas las regiones del planeta, se manifiesta la relación entre el
cambio climático y el funcionamiento del sistema económico a través de costos que el primero
genera incidiendo de forma negativa en el bienestar de la población, por lo que es necesaria
la elaboración de políticas públicas y económicas que aminoren el daño. El presente trabajo
tiene por objetivo aproximarse al análisis empírico de los costos que el cambio climático
genera en los sectores principales de la economía veracruzana, además de resaltar la necesidad
inmediata de realizar estudios a profundidad para la entidad y la toma de decisiones en cuanto
a acciones de mitigación y adaptación del cambio climático para Veracruz y sus regiones.

Preliminares

Uno de los objetivos que se plantea toda sociedad es el crecimiento económico porque permite
no solo mayor producción de bienes y servicios para la población, sino que además fomenta
la generación de empleo, aumenta el nivel de ingreso y, por lo tanto, contribuye al bienestar
de la población. Son diversos los determinantes del crecimiento económico, por ejemplo: la
tecnología, el capital humano, la tasa de ahorro, la cultura, la salud, así como el clima y los
recursos naturales, entre otros factores tangibles e intangibles.

158 Veracruz, una década ante el cambio climático


El clima y los recursos naturales pueden ser considerados causa y efecto del crecimiento
económico; sin embargo, cuando se consideran como efecto, se ha observado en las últimas
décadas que, en el desarrollo de las actividades económicas cotidianas, el ser humano incide de
forma negativa en ellos. Ya lo planteaban Meadows et al., 1972: 11-12: “la población mundial
[…] utiliza a tasa acelerada los recursos naturales disponibles, causa daños con frecuencia
irreparables al medio ambiente y pone en peligro el equilibrio ecológico global […]” es decir,
contribuye al cambio climático.
El cambio climático ha generado diversos problemas no solo de carácter ambiental,
sino también económico, como lo señala un número considerable de estudios e investigaciones
al respecto: Tejeda y Rodríguez, 2007; Calva, 2012; Boyd e Ibarrarán, 2011; Galindo y
Caballero, s/f; Carvajal, 2013; Greenpeace, 2010 y Galindo, 2009. Este último señala que
el cambio climático genera costos económicos importantes para la economía mexicana, de
comportamiento creciente, no lineales y no siempre de carácter monetario, que plantean
riesgos y generan incertidumbre. Esos costos, de acuerdo con Boyd e Ibarrarán (2011) se
reflejarán en la economía, vía cantidad y calidad de recursos disminuidos. Lo que implica
menor productividad y un deterioro en el nivel de vida de la población, afectando más a
quienes menos tienen, por lo que es necesario actuar inmediatamente para evitar seguir
dañando al ambiente.
Con base en lo anterior, y desde la perspectiva económica, el presente trabajo tiene
por objetivo identificar y describir los costos que el cambio climático genera en los principales
sectores de la economía veracruzana, con la finalidad de que sirva de base para el diseño de
políticas públicas eficaces frente al cambio climático en la entidad.

Economía del cambio climático

Por las causas antropogénicas del cambio climático, así como por sus efectos sobre el sistema
económico, en las últimas cinco décadas, a partir del trabajo pionero de W. Nordhaus, se han
empleado las técnicas de análisis económico al estudio de los aspectos económicos y sociales
del cambio climático, por su influencia sobre el ritmo de crecimiento y desarrollo económicos,
lo mismo que en la economía de los países. Esto con la finalidad de identificar los factores
económicos sobre los que se puede incidir con acciones de mitigación y/o adaptación al
cambio climático a través del diseño, implementación, seguimiento y evaluación de políticas

Veracruz, una década ante el cambio climático 159


públicas, derivando así de la rama de la economía la denominada economía del cambio
climático.
Desde el enfoque económico, el cambio climático representa una externalidad negativa
global (Stern, 2007, en Galindo y Caballero, s/f), porque la atmósfera es un bien público
que se utiliza sin incurrir en ningún costo económico y acumula gases de efecto invernadero
producido por diversas actividades económicas (Galindo y Caballero, s/f). De igual manera,
los estudiosos afirman que el análisis económico del cambio climático tiene las siguientes
características:
• El cambio climático es un fenómeno global que se manifiesta de manera muy
heterogénea por regiones con efectos asimétricos importantes.
• El cambio climático es un fenómeno de largo plazo con un elevado nivel de
incertidumbre.
• El cambio climático contiene un nivel de riesgo elevado y, en este sentido, se convierte,
desde el punto de vista del análisis económico, en un proceso que debe administrarse
de manera apropiada.

El análisis económico del cambio climático –continúan los autores Galindo y Caballero–,
no obstante estas características y limitaciones, resulta, desde la óptica de la política pública y de
la sociedad en general, un instrumento fundamental. Permite identificar opciones y alternativas
para construir estrategias de desarrollo sostenible y proteger para las generaciones futuras nuestros
recursos naturales y ecosistemas más allá de su valor económico.
Con base en la teoría económica se pueden establecer las relaciones entre agentes
económicos y las actividades que realizan, identificando las causas y consecuencias del cambio
climático en la economía de un país. Así, el actual modelo de producción de un gran número de
países en el mundo (con sistemas que incluyen economías, en su mayoría, de mercado, social
de mercado, mixtas, entre otras variantes) se basa en el sector externo, a través de las relaciones
comerciales y financieras entre países; un contexto de globalización en el que los procesos de
planeación, producción, distribución, venta y consumo de las mercancías está fragmentado entre
diferentes regiones del planeta buscando minimizar costos. Esta división, por lo general, implica el
uso ineficiente e irracional de los recursos con que cuenta cada región, explotándolos sin criterios
de sustentabilidad y generando problemas, como agotamiento de los recursos, degradación del
ambiente, contaminación, desempleo, insuficientes o nulos ingresos, pobreza, enfermedades, bajo
nivel educativo, distribución desigual de la riqueza, delincuencia, y, por consiguiente, mínimo
crecimiento económico.

160 Veracruz, una década ante el cambio climático


Lo anterior condiciona y caracteriza el desarrollo de las actividades económicas de
los países o regiones (ocasionando gases de efecto invernadero (GEI), no solo en la forma de
producir, sino en la generación de costos o en el incremento de los mismos, lo cual resulta en
la inaccesibilidad de la población a tal producto o servicio, y en la disminución del bienestar.
Esos gastos, aunque son generados por una región, se manifiestan en las diferentes zonas del
planeta, aunque no de forma homogénea:

[…] los efectos del cambio climático afectan mayormente a los sectores más pobres
del orbe, en especial aquellos que se encuentran ubicados en zonas de alto riesgo,
como pueden ser los países [regiones] de baja altitud y otros países insulares pequeños,
los países con zonas costeras bajas, zonas áridas y semiáridas o zonas expuestas a
inundaciones, sequía y desertificación, y los países en desarrollo [o regiones con bajo
índice de desarrollo económico] con ecosistemas montañosos frágiles, lo que genera
que su capacidad de adaptación sea más limitada (Corado de Paz, 2017: 19 ).

Los más afectando son los individuos en vulnerabilidad que viven en comunidades rurales,
en situación de pobreza y pueblos indígenas. “De ahí que la comunidad internacional haya
reconocido los efectos adversos del cambio climático, principalmente en la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kyoto” (Idem).

Los costos económicos del cambio climático

Los costos económicos del cambio climático presentes y futuros, así como sus implicaciones
han sido analizados por diversos autores (Carvajal, 2013) (Galindo y Caballero, s/f). Boyd e
Ibarrarán (2011) realizaron un estudio sobre los impactos y costos del cambio climático en
nuestro país, los cuales se concretan en una menor cantidad y calidad de recursos, la cual
se deriva de la inercia en el uso de los recursos y servicios ambientales, característica del
crecimiento económico del país y del contexto socioeconómico; considerando que la sequía
es el efecto esperado más importante del cambio climático.
Para Galindo y Caballero (s/f) los costos del cambio climático originados de los
impactos directos, de los procesos de adaptación a las nuevas condiciones climáticas y de los de
mitigación requeridos, implican una restricción presupuestal adicional y la necesidad
de buscar alternativas de crecimiento, que consisten en un desarrollo sostenible (ver Tabla 1 de
la “Introducción” a este libro).

Veracruz, una década ante el cambio climático 161


Stern (2007, en Galindo y Caballero, s/f) estima que los costos de la inacción implican
perder entre 5 y 13 % del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que los de mitigación llegan
a solo 1 %, aunque con un rango de variación de entre -2 y 5 %. Para México, los costos del
cambio climático alcanzan al 2100, con una tasa de descuento del 4 %, alrededor del 6.2 % del
PIB y llegan hasta el 30 % con una tasa del 0.5 %, sin considerar impactos adicionales, como
eventos extremos, costos relacionados con la biodiversidad y la vida humana por la ausencia
de un mercado. Boyd e Ibarrarán al respecto determinan que:

En principio, el cambio climático implica una reducción del PIB […] equivalente a
1.1 por ciento anual. Asimismo, se reducen la inversión y el acervo final de capital
mientras se reduce la producción de los sectores primarios. Este costo tiene un claro
efecto en bienestar que, además, es regresivo al reducir proporcionalmente más el
bienestar de los grupos de menores ingresos debido a que su consumo se centra
fuertemente en bienes agropecuarios […] los sectores productivos más afectados son
la agricultura en más de 11 por ciento, la ganadería en 10 por ciento y el sector forestal,
en 15 por ciento; pero en general todos los sectores productivos sufren caídas debido
a su relación con estos sectores primarios. Solamente el sector petrolero muestra un
pequeño incremento en su producción, debido a su vocación exportadora y, mientras
más importaciones son requeridas en el sector agrícola para contrarrestar el efecto
negativo de la sequía, se exporta más petróleo para tener divisas y poder financiar estas
importaciones. Finalmente, por el lado del consumo, para 2030 el consumo de todos
los sectores se ve reducido, sobre todo el de los productos alimenticios (2011: 125-126).

Para el cálculo de los costos económicos del cambio climático se han utilizado diferentes
modelos econométricos que consideran las principales variables y parámetros relacionados
con el clima, modelos de evaluación integrada, modelos económicos utilizados en el informe
Stern, entre otros. Galindo et al. afirman que:

[…] los métodos de estimación de impactos económicos en los sectores de agricultura,


el sector hídrico, el sector salud, la biodiversidad, son variados y todos conllevan un
nivel importante de incertidumbre y son sensibles a la elección de los supuestos, sin
embargo, permiten realizar escenarios sobre los potenciales impactos del cambio
climático y, en algunos casos permite la estimación de diversas actividades de
adaptación (2014: 6).

La economía veracruzana

Como ya se ha mencionado, los efectos y costos económicos del cambio climático son
heterogéneos en las diferentes regiones, por lo que para poder dimensionarlos, así como para

162 Veracruz, una década ante el cambio climático


diseñar políticas públicas de mitigación y adaptación, es necesario conocer las características
económicas de la región de que se trate; para el caso que nos ocupa es la economía veracruzana.
Veracruz tiene una extensión territorial de 71 820 km² que equivale al 3.66 % de la
superficie total del país, ocupando así el puesto número 11 entre los estados que conforman la
república mexicana, de acuerdo con su extensión, y está dividido en 212 municipios. En 2015,
según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), tenía una población
total de 8 127 832 habitantes; el último conteo (2010) registrado y revisado reveló que en
la entidad había un total de 644 559 hablantes de alguna lengua indígena, y una tasa de
desocupación del 3.26 % al segundo trimestre de 2018 (Tabla 1).

Tabla 1. Sectores económicos del Sistema de Cuentas Nacionales de México en Veracruz


Servicios de
Agricultura, Servicios esparcimiento,
43
ganadería, profesionales, culturales y
11 y Comercio 54 71
aprovechamiento científicos y deportivos, y
46
forestal, pesca y caza técnicos otros servicios
recreativos
Servicios de
alojamiento
48 Transportes, Dirección de
temporal y de
21 Minería y correos y 55 corporativos y 72
preparación
49 almacenamiento empresas
de alimentos y
bebidas
Servicios de
apoyo a los
Electricidad, agua y Otros servicios,
negocios, de
suministro de gas por Información en excepto
22 51 56 manejo de 81
ductos al consumidor medios masivos actividades del
desechos y
final gobierno
servicios de
remediación
Servicios
Servicios Actividades del
23 Construcción 52 financieros y de 61 93
educativos gobierno
seguros
Servicios
inmobiliarios y Servicios de
31- Industrias
53 de alquiler de 62 salud y de
33 manufactureras
bienes muebles e asistencia social
intangibles

Fuente: Elaboración propia con base en el documento Estructura económica de Veracruz de Ignacio de la Llave en
síntesis, INEGI, 2016.

Veracruz, una década ante el cambio climático 163


En lo que respecta a los indicadores económicos de coyuntura, en 2016 el PIB de la
entidad fue de $889 894 millones a precios corrientes, generado por 19 sectores de actividad.12
Según cifras oficiales del INEGI13 la economía veracruzana creció 2.72 % en términos reales
entre 2003 y 2014 ubicándose en la posición 19 a nivel nacional al crecer 0.1 % por arriba
del promedio nacional. Tomando como referencia el año 2014 se tiene que las actividades
primarias contribuyen al PIB local con 4.8 %, las secundarias con 36.7 % y las terciarias
con 58.5 %. A pesar de que la participación del sector primario fue mayor que el promedio
nacional (3.3 %), a nivel estatal las industrias manufactureras son las que definen la actividad
productiva del estado, dado que representan 18.4 % de la economía y han posicionado al
estado en el séptimo lugar a nivel nacional, por su participación en el PIB manufacturero del
país (5.3 %).
Considerando la estructura económica por sectores, los ocho más importantes por su
participación en el PIB (81.5 %) son: industrias manufactureras (18.4 %), comercio (15.9 %),
servicios inmobiliarios (13.5 %), construcción (8.8 %), transportes (7.8 %), minería (6.9 %),
servicios educativos (5.3 %) y agropecuario y forestal (4.8 %). En cuanto a su comportamiento
a través del tiempo, el INEGI ofrece información para el periodo 2003-2014 con tasas de
crecimiento anual, lo que permite distinguir que las actividades mineras son las que más
han crecido, seguidas por los servicios financieros y de seguros.14 Mientras que las que
disminuyeron su participación son las industrias manufactureras y el sector agropecuario y
forestal 1.2 % y 0.93 %, aunque la tasa de crecimiento siga siendo positiva.
Centrándonos en las industrias manufactureras (Tabla 2), se tiene que, de los 12
subsectores que las integran, el más importante por su contribución al PIB (48 %) es el 324-
326 fabricación de productos derivados del petróleo y carbón; industria química, industria
de plástico y de hule, mostrando un crecimiento del 1.9 % durante el periodo 2003-2014.
Los subsectores que le siguen son 311, industria alimentaria (27.5 %) y 331-332, industrias
metálicas básicas (14.3 %); es decir, gran parte de actividades del sector manufacturero están
concentradas en la industria alimentaria y derivados del petróleo, industria química e industria
del plástico, las cuales se interrelacionan con el resto de los sectores.

12
El INEGI clasifica las actividades de acuerdo con el Sistema de Clasificación Industrial de América del
Norte (SCIAN, 2007).
13
Este apartado se basa en la información publicada por el INEGI, Estructura económica de Veracruz de
Ignacio de la Llave en síntesis, 2016.
14
A precios constantes 2008.

164 Veracruz, una década ante el cambio climático


Tabla 2. Subsectores de la industria manufacturera del Sistema de Cuentas Nacionales de México
311 Industria alimentaria
312 Industria de las bebidas y del tabaco
Fabricación de insumos textiles y acabado de textiles; fabricación de productos textiles, excepto
313-314
prendas de vestir
Fabricación de prendas de vestir; curtido y acabado de cuero y piel, fabricación de productos de
315- 316
cuero, piel y materiales sucedáneos
321 Industria de la madera
322-323 Industria del papel; impresión e industrias conexas
Fabricación de productos derivados del petróleo y carbón; industria química; industrias del
324-326
plástico y de hule
327 Fabricación de productos a base de minerales no metálicos
331-332 Industrias metálicas básicas; fabricación de productos metálicos
Fabricación de maquinaria y equipo; fabricación de equipo de computación, comunicación,
medición y de otros equipos, componentes y accesorios electrónicos; fabricación de accesorios,
333-336
aparatos electrónicos y equipos de generación de energía eléctrica; fabricación de equipo de
transporte
337 Fabricación de muebles, colchones y persianas
339 Otras industrias manufactureras

Fuente: Tomado de INEGI, Estructura económica de Veracruz de Ignacio de la Llave en síntesis, 2016: 13.

Los costos

Los efectos del cambio climático no distinguen fronteras entre países ni al interior de estos,
ignorando el sistema y/o sector económico en los que se hayan originado algunos de los
factores que contribuyen al cambio climático, sean de carácter natural o antropógenos; más
aún si en la región de que se trate se realizan actividades económicas que producen, de manera
colateral GEI, los efectos pueden exacerbarse por las acciones de otras regiones geográficas.
En el caso de Veracruz, el cambio climático puede tener una serie de efectos de
índole no solo ambiental sino económico, debido a la vulnerabilidad que posee derivada
de la situación geográfica, la extensión de litoral, variedad de regiones con clima propio,
asentamientos humanos (tanto urbanos como rurales) en zonas de riesgo, superficie con
posibilidad de inundaciones, extensión de tierras boscosas, tipo y clase de cultivos, así como
la población ocupada en los sectores de actividad económica que reciben los impactos del
cambio climático.

Veracruz, una década ante el cambio climático 165


Aunque es evidente lo anterior, en el estado (a diferencia de otras entidades de México)
no se han realizado suficientes estudios y análisis de carácter económico, aplicando técnicas y
modelos existentes, que permitan calcular en específico los costos en cada uno de los sectores
económicos por su efecto en el PIB, el empleo y otras variables. Esto puede deberse a la falta
o insuficiencia de información en la estimación de emisión de GEI y de otros aspectos. Cabe
mencionar que el estudio detallado se está considerando en una etapa siguiente del análisis,
que permita tomarse como referencia en la implementación de acciones de mitigación y
adaptación del cambio climático en Veracruz y/o sus regiones.
No obstante, los sectores y los costos económicos implícitos se pueden identificar de
manera empírica –que es el objetivo del presente ensayo–, aunque para su estimación puntual
sea necesario tener presente la limitación que ocasiona el grado de incertidumbre respecto a
los cambios del clima y a la presencia de eventos extremos.
Con base en las características que definen el perfil económico de Veracruz es posible
tener un panorama general que permita identificar, salvo el análisis detallado y específico,
los costos económicos del cambio climático. Estos pueden ser utilizados como referencia
para el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas con acciones específicas,
que conduzcan a la mitigación o adaptación del cambio climático en el estado; donde aún
sin un estudio riguroso se observan los efectos del mismo en la economía al disminuir el
tipo, cantidad y calidad de bienes (principalmente de origen agrícola y pecuario) disponibles
para el consumo. Sumado a ello tenemos el abandono del campo por baja productividad,
rentabilidad, producción en cultivos que dependen de la precipitación pluvial, motivando a la
emigración hacia otras regiones del país o el extranjero, con la problemática que la movilidad
ocasiona.
Cabe señalar que, aunque para fines de registro del INEGI u otras instituciones, las
actividades económicas se agrupan de acuerdo con una clasificación específica. Así, tales
actividades se interrelacionan siendo causa y efecto del cambio climático y de sus costos,
generando desequilibrios sectoriales y efectos multiplicadores, que en la mayoría de los casos
se convierten en externalidades negativas a los procesos de producción, incidiendo de manera
directa en el PIB.
En principio, se puede afirmar que los tres sectores (primario, secundario y terciario)
en el estado de Veracruz son impactados por el aumento de la temperatura, la escasez de agua
y, por lo tanto, la presencia de sequías de mayor duración e intensidad inherentes al cambio
climático, aunque en diferente magnitud, en función del uso de los factores productivos y los
agentes económicos que participan en el proceso de producción.

166 Veracruz, una década ante el cambio climático


En el sector primario, los costos en que se incurre son directamente sobre el volumen de
producción agrícola, de temporal o de riego, provocando escasez de productos con posibilidad
de insuficiencia alimentaria, alentando las importaciones y contribuyendo al desempleo en el
sector. La falta de agua como insumo eleva los costos de producción que el productor traslada
al precio final, lo cual es causa de un proceso inflacionario por el tipo de bien de que se trata.
Aunque la actividad pesquera en el estado no presenta un alto desarrollo, es fuente de
empleo directo e indirecto, además de ingreso para cientos de familias, por lo que un aumento
de la temperatura en los mares, océanos y nivel del mar disminuiría el volumen de pesca con
resultados similares a los de la actividad agrícola.
Veracruz cuenta con vasta superficie de árboles maderables, que ante los efectos del
cambio climático merma su producción, pero además intensifica el cambio climático, al igual
que el cambio de uso de suelo por los costos generados en este sector y el agrícola.
En otro de los siete sectores más importantes en el estado, el de industrias
manufactureras, 11 de los 12 subsectores que lo integran utilizan insumos directamente del
sector primario, por lo que los costos en este último se transmiten a la manufactura vía precios,
disponibilidad de insumos y materia prima, reduciendo la producción total y aumentando las
importaciones de productos sustitutos. El subsector 333-336: fabricación de maquinaria y
equipo; fabricación de equipo de computación, comunicación, medición y de otros equipos,
componentes y accesorios electrónicos; fabricación de accesorios, aparatos electrónicos y
equipos de generación de energía eléctrica; fabricación de equipo de transporte, también tiene
costos, pero por el uso de energía más cara. De tal manera que, igual que al resto de la
industria manufacturera, el costo del cambio climático se vería reflejado en el aumento de
precios de bienes y servicios de consumo final, desempleo en ese ramo y disminución de la
tasa de crecimiento del sector que más contribuye al PIB.
Respecto al comercio y los transportes, el impacto está en la reducción de la demanda
de sus servicios por el aumento en los costos de producción; mientras que el sector de servicios
inmobiliarios tiene efectos por el cambio en el uso de suelo o por la vulnerabilidad que tienen
algunas áreas por su ubicación y propensión a inundaciones. En cuanto al sector de servicios
educativos, no tiene impactos directos. Por último, en lo que corresponde a construcción y
minería, el cambio climático aumenta su vulnerabilidad al utilizar insumos provenientes de
la explotación del suelo y subsuelo, así como del uso de agua.

Veracruz, una década ante el cambio climático 167


Conclusiones y recomendaciones

El presente ensayo proporciona una visión general de los sectores económicos afectados en
potencia por el cambio climático en Veracruz, mediante un análisis empírico. También se
argumentó que la economía del estado, al igual que la de otras entidades de México, no
está exenta de los efectos del cambio climático y de los costos implícitos que, aunque son
heterogéneos por sector de actividad económica, afectan a todos con el común denominador
de que el principal perjuicio es: la disminución del nivel de bienestar de la población.
En el presente documento se presentaron de forma empírica los impactos y efectos
económicos y sociales potenciales, reforzando el planteamiento de que es urgente e
impostergable tomar decisiones y actuar con medidas precisas que contribuyan a disminuir
los costos mencionados, además de realizar acciones que conduzcan a controlar la emisión de
GEI en la entidad. Para diseñar e implementar tales acciones es necesario realizar un análisis
más detallado, así como calcular los costos económicos utilizando alguno de los modelos
existentes y/o construir uno específico que incorporen el riego e incertidumbre que caracteriza
al cambio climático global para la entidad. De tal manera que, con base en los resultados, sea
posible identificar con claridad los efectos en los diferentes sectores y actividades económicas,
lo mismo que en la sociedad en general, para que se diseñen políticas públicas y económicas
eficaces, en lo que respecta a la mitigación y adaptación del cambio climático en Veracruz.
Esa estimación, que por el momento no se considera en el presente ensayo, es una
actividad por desarrollar si se pretende contribuir a la preservación del ambiente y garantizar
el uso racional de los factores productivos, así como la eficiencia económica, porque de esta
manera se identificará la problemática generada y las alternativas de solución, que incluyan
instrumentos económicos y financieros. Así, se tendrá información específica del costo en
términos del PIB, cuánto del presupuesto se requiere destinar a la implementación de políticas,
el costo-beneficio y/o costo-efectividad de estas, además de identificar cuáles son los sectores
económicos más vulnerables respecto del cambio climático sobre los que es necesario actuar.
Por último, es requisito y recomendación que en este proceso participen de forma
activa y coordinada el gobierno, instituciones de educación superior, centros de investigación,
organismos no gubernamentales y la sociedad en general. Todos con un mismo objetivo:
reducir los daños provocados por el cambio climático con miras a un mayor desarrollo y
bienestar de la población actual y de las generaciones futuras.

168 Veracruz, una década ante el cambio climático


Nuevo marco jurídico sobre el cambio climático

Tania García López


Universidad Veracruzana
tagarcia@uv.mx

Resumen

La Convención Marco sobre el Cambio Climático o Acuerdo de París, firmada por México
en el año 2016, ha supuesto importantes cambios en el marco jurídico mexicano para la
protección de la atmósfera. Dichos cambios, si bien han sido incorporados plenamente por
la legislación nacional, todavía no han sido incorporados en algunos de los estados, como es
el caso de Veracruz. Este trabajo estudia las principales reformas que se han dado en la Ley
General de Cambio Climático y reflexiona sobre las transformaciones necesarias en el marco
jurídico veracruzano para adecuarse a estas.

Antecedentes

En el año 2015 se adoptó en París la Convención Marco sobre el Cambio Climático, la cual,
se abrió a la firma de los países en abril de 2016 y se estructura bajo la técnica de la “asimetría
convencional”, la cual se basa en diferenciar las obligaciones de los Estados. Dicha técnica
se basa, a su vez, en el principio de responsabilidad común pero diferenciada. Este principio
parte de la base de la responsabilidad compartida por todos en materia ambiental, acentuando que
no todos tenemos el mismo nivel o grado de responsabilidad, ya que este depende de diferentes
factores.

Veracruz, una década ante el cambio climático 169


En 1972, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano celebrada
en Estocolmo, ya se incluía dentro de la Declaración Final, un principio que evocaba la idea
de apoyar de manera económica a los países menos desarrollados en la tarea de proteger el
medio ambiente, así como la necesidad de proporcionarles, para tal fin, más asistencia técnica y
financiera (artículo 12). Sin embargo, el artículo 24 señalaba expresamente: “Todos los países,
grandes o pequeños, deben ocuparse con espíritu de cooperación y en pie de igualdad15 de
las cuestiones internacionales relativas a la protección y mejoramiento del medio”.
De conformidad con la Resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de las
Naciones Unidas: “Todos los Estados gozan de igualdad soberana. Tienen iguales derechos e
iguales deberes y son por igual miembros de la comunidad internacional, pese a sus diferencias
de orden económico, social, político o de otra índole” (Rodríguez, 2002: 59).
Hoy por hoy, sin embargo, y como pone de relieve Rodríguez Carrión:

[…] se ha suavizado en gran medida la ficción de la igualdad soberana de los Estados,


que si bien queda como propósito o aspiración constitucional internacional, es limitada
por la existencia de normas jurídicas que reconocen la privilegiada situación política
de algunos Estados y, en este sentido, parecen abocadas a mantener las situaciones
de desigualdad política, junto a normas que establecen medidas de discriminación
positiva para la efectiva consecución de la igualdad de todos los Estados, como son
las normas que matizan el contenido de los derechos y deberes económicos de los
distintos Estados, o aquellas otras que toman en consideración las circunstancias
geográficas desventajosas de los Estados (Idem).

En los trabajos previos a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y
Desarrollo de 1992, así como en la propia Resolución de la Asamblea General (1989) invitando
a dicha Conferencia, se reconocía que: “Las medidas que deben adoptarse internacionalmente
para proteger y mejorar el ambiente deben tener en cuenta los desequilibrios existentes en las
modalidades mundiales de producción y de consumo”; además de que: “la responsabilidad
de controlar, reducir y eliminar los atentados contra el medio ambiente debe incumbir a los
países que los causan de tal forma que guarde relación con los daños causados y esté en
función de sus respectivas capacidades y responsabilidades”.
Durante los trabajos de la Conferencia de Río estuvieron presentes, en todo momento,
los puntos de vista de los países menos desarrollados, los cuales sostenían que la Comunidad
Internacional debía reconocer que la pobreza es causa y efecto de la degradación del medio
ambiente local y que el progreso de los países industrializados había descansado en la

15
Las negritas de énfasis son de la autora de este apartado.

170 Veracruz, una década ante el cambio climático


deforestación y sobreexplotación de los recursos naturales. Al obrar de esta manera, esos
países habrían contraído una “deuda ecológica” con el mundo, que implica la obligación de
apoyar un desarrollo de los demás que no deteriore todavía más el delicado equilibrio del
medio ambiente (Comisión de Desarrollo y Medio Ambiente de América Latina y el Caribe,
1996: 44).
De esta manera, los países más ricos deberían admitir la necesidad de soportar de
forma equitativa el esfuerzo económico de la prevención y el control de la contaminación. El
reparto de la carga económica debería reflejar esa deuda ambiental acumulada, de la cual, los
países ricos serían responsables.
A partir de este momento, el tema toma un cariz en su totalidad original, en la medida
en que se pretende establecer una desigualdad jurídica de los Estados como punto de partida de
los derechos y obligaciones que van a adquirir los sujetos internacionales en los acuerdos por
adoptar con posterioridad; cuestión esta sin parangón en el Derecho Internacional Público.
El principio n° 7 de la Declaración de Río establece con claridad el principio de
responsabilidad común, pero diferenciada, al disponer: “Los Estados deberán cooperar
con espíritu de solidaridad mundial para conservar, proteger y restablecer la salud y la
integridad del ecosistema de la Tierra. En vista de que han contribuido en distinta medida a
la degradación del medio ambiente mundial, los Estados tienen responsabilidades comunes
pero diferenciadas”.
En la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible, celebrada en Johannesburgo,
además de reafirmarse de manera general los principios de la Declaración de Río, se señala
que “sigue siendo válido el principio de la responsabilidad común pero diferenciada”. Por
su parte, la Declaración de “Río+20” expresa: “Reafirmamos todos los principios de la
Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en particular, entre otros, el
de las responsabilidades comunes pero diferenciadas, enunciado en su principio 7” (2012).
A partir de la Conferencia de Río se empiezan a plasmar en los tratados internacionales las
consecuencias de este principio, a saber: las diferencias en las obligaciones contraídas por los
sujetos de la comunidad internacional. Es precisamente en el ámbito de la protección de la
atmósfera, donde encontramos un mayor número de disposiciones basadas en este principio.
La Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 1992
constituye un claro ejemplo de estructuración bajo el principio de responsabilidad común
pero diferenciada. Esta Convención establece desde su artículo número 1 una distinción entre
objetivos generales aplicables a todos los países y obligaciones específicas reservadas solo
para los países desarrollados.

Veracruz, una década ante el cambio climático 171


El artículo 3, que establece los principios que guiarán la Convención, hace referencia a:
“las responsabilidades comunes pero diferenciadas de las Partes” sobre la base de la equidad
y de conformidad con sus respectivas capacidades.
El Protocolo complementario a esta Convención, el Protocolo de Kioto de la
Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (1997), cuantifica en el
Anexo B las limitaciones o reducciones de una serie de sustancias, enumeradas en el Anexo
A, para cada país. Los compromisos adoptados por cada país se encuentran especificados
y diferenciados de acuerdo con sus niveles de emisión de 1990; hay algunos que, incluso,
pueden aumentar sus emisiones.16

Compromisos de México ante el Acuerdo de París

El Acuerdo de París de 2015 sobre Cambio Climático enuncia el principio, ya desde el preámbulo,
al señalar que este tratado se basa en los principios de equidad y de las responsabilidades
comunes pero diferenciadas, a la luz de las distintas circunstancias nacionales (CMNUCC,
2015). Además, reconoce las necesidades y contextos especiales de los países en desarrollo,
con relación a los efectos adversos del cambio climático y de sus necesidades de financiación
y transferencia de tecnología.
En el artículo 2 se reafirma el principio y se señala que su aplicación tendrá que reflejar
“la equidad y el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y las capacidades
respectivas, a la luz de las diferentes circunstancias nacionales” (Artículo 2, CMNUCC, 2015).
El Acuerdo de París se basa en una serie de “contribuciones determinadas a nivel
nacional” (NDC por sus siglas en inglés), las cuales establece cada país, precisamente con
base en este principio y de acuerdo con “sus capacidades respectivas” y “circunstancias
nacionales”.
En este sentido, hay quien apuntó que la única forma de conseguir ese acuerdo fue
creando una “arquitectura legal” que reconociese las diferentes categorías de países, sus
diferentes contribuciones al cambio climático y, por ende, sus distintas obligaciones en
relación con la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero (Stern, 2015).
En el año 2016 México firmó y ratificó el Acuerdo de París, además de presentar
sus Contribuciones Determinadas a nivel Nacional. En lo que se refiere a la mitigación, los

16
Australia, Islandia y Noruega.

172 Veracruz, una década ante el cambio climático


compromisos adoptados por el país se centran en reducir 22 % de las emisiones de gases de
efecto invernadero entre los años 2020 y 2030 y 51 % de las emisiones de carbono negro.17
En cuanto al componente de adaptación, este se integra por tres ejes: sector social
con nueve acciones; infraestructura energética y de sectores productivos con seis acciones; y
Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) con seis acciones.

La Ley General de Cambio Climático y la distribución de competencias

Derivado de los nuevos compromisos internacionales, México ha realizado diversas reformas


en la Ley General de Cambio Climático (LGCC) (2012); la última de ellas publicada en julio
de 2018, en la que se incluyeron las siguientes disposiciones:
1. Dentro del artículo 2. VII se añade el objetivo de la “transición hacia una
economía resiliente a los fenómenos hidrometeorológicos extremos asociados
al cambio climático” y se añade un párrafo VIII que señala, también como
propósito de la ley:

Establecer las bases para que México contribuya al cumplimiento del Acuerdo de
París que tiene entre sus objetivos mantener el aumento de la temperatura media
mundial por debajo de 2º C, con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir con
los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 15º C, con respecto a los
niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos
y los efectos del cambio climático (Artículo 2, LGCC, 2018).

2. Dentro del artículo 3 se añaden las definiciones de: Acuerdo de París,


contaminantes climáticos de vida corta, contribuciones determinadas a nivel
nacional, carbono negro, CORSIA, Panel Intergubernamental de Expertos
sobre Cambio Climático (IPCC), Política Nacional de Adaptación y Sistema de
alerta temprana.
3. El artículo 7, que detalla las competencias de la Federación también sufrió
cambios, en concreto dentro del párrafo III, relativo a la facultad de formular,
conducir y publicar las contribuciones determinadas a nivel nacional, así como
llevar a cabo su instrumentación, seguimiento y evaluación. Asimismo, el

17
De acuerdo con el artículo 3 de la Ley General de Cambio Climático, el carbono negro es el “material
particulado producido por la combustión incompleta de combustibles fósiles o de biomasa, y que
contribuye al calentamiento global como contaminante climático de vida corta”.

Veracruz, una década ante el cambio climático 173


párrafo IV añade la facultad de elaborar, actualizar, publicar y aplicar la política
nacional de adaptación.
4. El artículo 15, que se refiere al Instituto Nacional de Ecología y Cambio
Climático (INECC) añadió, dentro del párrafo V, que este organismo colaborará
en la elaboración de las contribuciones determinadas a nivel nacional.
5. En cuanto a los principios de política ambiental, incluidos dentro del artículo
26, se incluye en el párrafo XIII el principio de responsabilidad común pero
diferenciada. También se añaden: “[…] el respeto a los derechos humanos,
el derecho a la salud, los derechos de los pueblos indígenas, las comunidades
locales, los migrantes, los niños, las personas con discapacidad y las personas
en situación de vulnerabilidad y el derecho al desarrollo, así como la igualdad
de género, el empoderamiento de la mujer y la equidad intergeneracional”
(Artículo 26, LGCC, 2018).
Estos deberán respetarse de forma irrestricta al adoptar medidas para hacer
frente al cambio climático.
6. En lo que se refiere al capítulo relativo a adaptación se añade un párrafo primero
dentro del artículo 28, que establece que la federación debe elaborar una Política
Nacional de Adaptación en el marco del Sistema Nacional de Cambio Climático.
7. En cuanto al capítulo III, referente a mitigación, el artículo 31 añadió, tras la
reforma, que la política nacional de mitigación deberá considerar: “[…] las
contribuciones determinadas a nivel nacional para el cumplimiento de los
objetivos del Acuerdo de París, el acceso a los recursos financieros, la transferencia
de tecnología y el desarrollo de capacidades, así como cualquier otro tratado
internacional suscrito por el Estado mexicano en materia de cambio climático”
(Artículo 31, LGCC, 2018).
Además, se añade que dicha política: “[…] debe cuidar que la línea base a
comprometer por México no limite el crecimiento económico del país, y en
la elaboración de dicha línea deben participar los sectores productivos, en
coordinación con los organismos nacionales que intervengan en la política
económica” (Artículo 31, LGCC, 2018).
8. Dentro de las atribuciones de la Comisión Intersecretarial de Cambio
Climático, el artículo 47 fracción IV añade la aprobación de las contribuciones
determinadas a nivel nacional y el párrafo VI le otorga facultades para participar
en la elaboración e instrumentación de la Política Nacional de Adaptación.

174 Veracruz, una década ante el cambio climático


9. En cuanto a las atribuciones del Consejo de Cambio Climático, este, de
acuerdo con el artículo 57. IV, será quien dará seguimiento a las contribuciones
determinadas a nivel nacional.
10. Por lo que se refiere a los instrumentos de planeación, el artículo 58 suma la
Política Nacional de Adaptación y las contribuciones determinadas a nivel
nacional a la Estrategia Nacional, al Programa y a los programas de las entidades
federativas.
11. Dentro de este mismo capítulo, el artículo 63 se refiere a la contribución
nacionalmente determinada, y al proceso a través del cual se adopta; mientras que
el artículo 64 añade, tras la reforma, que las acciones y objetivos de adaptación
y mitigación tendrán como año límite el 2050, con metas intermedias de corto
y mediano plazo.
12. En cuanto al capítulo V, que se refiere al Inventario de GEI (gases de efecto
invernadero), se reforma el artículo 74 para detallar que los lineamientos y
metodologías para la elaboración de dicho informe son los establecidos en
el Acuerdo de París, la Convención, la Conferencia de las Partes y el Grupo
Intergubernamental de Cambio Climático.
13. Por lo que toca al Registro de emisiones generadas por fuentes fijas y móviles,
establecido dentro del capítulo VIII, el artículo 87 exige, tras la reforma, que
este debe hacerse público.
14. En lo que se refiere a los instrumentos económicos, el artículo 94 se reforma
para incluir la obligatoriedad de establecer, por parte de la Secretaría, con la
participación y consenso de la Comisión, el Consejo y la representación de los
sectores participantes, un sistema de comercio de emisiones. Se cambia, entonces,
dentro del artículo, la expresión “podrá establecer” por “se establecerá” y se
añade que la Secretaría “elaborará y publicará las reducciones alcanzadas en
toneladas de CO2e y el porcentaje que representa en relación con las emisiones
nacionales, así como el costo de implementación” (Artículo 94, LGCC, 2018).
El artículo 95, por su parte, establece las bases para el intercambio de derechos
de emisión con otros países.
15. Por último, el artículo 98, que se refiere a la evaluación de la política nacional
de cambio climático, se modifica para remitirse a los mecanismos de evaluación
periódica establecidos dentro del Acuerdo de París.

Veracruz, una década ante el cambio climático 175


Competencias de los estados y de los municipios

El listado de competencias estatales y municipales en esta materia, de acuerdo con la LGCC


es muy extenso. Según este cuerpo legal las facultades de los estados y de los municipios son
las Tablas 1 y 2.

Tabla 1. Competencias de los estados en materia de lucha contra el cambio climático

Competencias para
Competencias Competencias de Competencias de
Competencias de gestión la elaboración de
normativas vigilancia y control participación
políticas públicas
Regular las acciones 1. Gestionar y administrar 1. Establecer 1. Formular, 1. Celebrar
de mitigación fondos locales para criterios y conducir y convenios de
y adaptación al apoyar e implementar procedimientos evaluar la coordinación
cambio climático, acciones en la materia; para evaluar política estatal con la
de acuerdo con la 2. Fomentar la y vigilar el en materia de federación,
Estrategia Nacional investigación científica cumplimiento del cambio climático entidades
y el Programa en las y tecnológica, el programa estatal en concordancia federativas y los
materias siguientes: desarrollo, transferencia en la materia y con la política municipios y
1. Preservación, y despliegue de establecer metas nacional; demarcaciones
restauración, tecnologías, equipos e indicadores 2. Incorporar en territoriales de
manejo y y procesos para la de efectividad sus instrumentos la Ciudad de
aprovechamiento mitigación y adaptación e impacto de de política México, para la
sustentable de al cambio climático; las acciones de ambiental, implementación
los ecosistemas 3. Establecer las bases mitigación y criterios de de acciones para
y recursos e instrumentos adaptación que mitigación y la mitigación y
hídricos de su para promover el implementen, y adaptación adaptación, y
competencia; fortalecimiento 2. Vigilar, en el al cambio 2. Promover la
2. Seguridad de capacidades ámbito de su climático; participación
alimentaria; institucionales y competencia, el 3. Elaborar e corresponsable
3. Agricultura, sectoriales para cumplimiento instrumentar de la sociedad
ganadería, enfrentar al cambio de la LGCC su programa en la adaptación
desarrollo climático; y los demás en materia y mitigación, de
rural, pesca y 4. Diseñar y promover ordenamientos de cambio conformidad con
acuacultura; el establecimiento y que de ella se climático, lo dispuesto en
4. Educación; aplicación de incentivos deriven, así como promoviendo las leyes locales
5. Infraestructura que promuevan la sancionar su la participación aplicables.
y transporte ejecución de acciones incumplimiento. social,
eficiente y para el cumplimiento escuchando
sustentable; del objeto de la ley; y atendiendo
6. Ordenamiento 5. Gestionar y administrar a los sectores
territorial de los fondos estatales para público, privado
asentamientos apoyar e implementar y sociedad en
humanos y las acciones en la general;
desarrollo urbano materia; 4. Desarrollar
de los centros 6. Dirigir e instrumentar estrategias,
de población en acciones de mitigación programas
coordinación con y adaptación al cambio y proyectos
sus municipios o climático, de acuerdo integrales de
delegaciones; con la Estrategia mitigación de
Nacional y el Programa emisiones de
en las materias gases de efecto
siguientes: invernadero

176 Veracruz, una década ante el cambio climático


7. Recursos a) Preservación, para impulsar
naturales y restauración, el transporte
protección manejo y eficiente y
al ambiente aprovechamiento sustentable,
dentro de su sustentable de público y
competencia; los ecosistemas y privado;
8. Residuos de recursos hídricos de 5. Realizar
manejo especial; su competencia; campañas de
9. Protección civil, b) Seguridad educación e
y alimentaria; información
10. Prevención y c) Agricultura, para sensibilizar
atención de ganadería, a la población
enfermedades desarrollo rural, sobre los
derivadas de pesca y acuacultura; efectos adversos
los efectos del d) Educación; del cambio
cambio climático. e) Infraestructura y climático;
transporte eficiente 6. Elaborar e
y sustentable; integrar, en
f) Ordenamiento colaboración
territorial de los con el INECC,
asentamientos la información
humanos y de las categorías
desarrollo urbano de fuentes
de los centros emisoras de su
de población en jurisdicción, para
coordinación con su incorporación
sus municipios o al Inventario
delegaciones; Nacional de
g) Recursos naturales Emisiones y
y protección al en su caso,
ambiente dentro de integrar el
su competencia; inventario estatal
h) Residuos de manejo de emisiones,
especial; conforme a
i) Protección civil, y los criterios e
j) Prevención y indicadores
atención de elaborados por la
enfermedades federación en la
derivadas de los materia, y
efectos del cambio 7. Elaborar,
climático; publicar y
7. Convenir con los actualizar el
sectores social y privado atlas estatal
la realización de de riesgo, en
acciones e inversiones coordinación con
concertadas hacia el los municipios
cumplimiento de su o delegaciones,
programa. conforme a los
criterios emitidos
por la federación.

Fuente: LGCC, 2018.

Veracruz, una década ante el cambio climático 177


Tabla 2. Competencias de los municipios

Competencias para
Competencias Competencias de Competencias de
Competencias de gestión la elaboración de
normativas vigilancia y control participación
políticas públicas
Expedir las 1. Gestionar y Vigilar y promover, 1. Formular, conducir 1. Participar en
disposiciones administrar recursos en el ámbito de y evaluar la política el diseño y
legales necesarias para ejecutar acciones su competencia, municipal en aplicación de
para regular las de adaptación y el cumplimiento materia de cambio incentivos que
materias de su mitigación ante el de la LGCC, sus climático en promuevan
competencia cambio climático, y disposiciones concordancia con la acciones para el
previstas en la 2. Realizar acciones reglamentarias y los política nacional y cumplimiento
LGCC. para enfrentar al demás ordenamientos estatal; del objeto de la
cambio climático que deriven de ella. 2. Formular e LGCC;
en congruencia con instrumentar 2. Coadyuvar con
el Plan Nacional políticas y acciones las autoridades
de Desarrollo, la para enfrentar al federales y
Estrategia Nacional, cambio climático estatales en la
el Programa, el en congruencia con instrumentación
Programa estatal en el Plan Nacional de la Estrategia
materia de cambio de Desarrollo, Nacional, el
climático y con las la Estrategia programa y el
leyes aplicables, en las Nacional, el programa estatal
siguientes materias: Programa, el en la materia;
a. Prestación del Programa estatal en 3. Coordinarse y/o
servicio de materia de cambio asociarse para
agua potable y climático y con las una eficiente
saneamiento; leyes aplicables, implementación
b. Ordenamiento en las siguientes de sus facultades
ecológico local y materias: legales, con
desarrollo urbano; a. Prestación del acuerdo de sus
c. Recursos servicio de ayuntamientos y
naturales y agua potable y 4. Suscribir
protección al saneamiento; convenios de
ambiente de su b. Ordenamiento coordinación
competencia; ecológico local o concertación
d. Protección civil; y desarrollo con la sociedad
e. Manejo de urbano; en materia
residuos sólidos c. Recursos de cambio
municipales; naturales y climático que,
f. Transporte protección entre otros
público de al ambiente elementos
pasajeros eficiente de su incluirán las
y sustentable competencia; acciones,
en su ámbito d. Protección lugar, metas y
jurisdiccional. civil; aportaciones
e. Manejo de financieras que
residuos corresponda
sólidos realizar a cada
municipales; parte.
f. Transporte
público de
pasajeros
eficiente y
sustentable
en su ámbito
jurisdiccional;

178 Veracruz, una década ante el cambio climático


3. Fomentar la
investigación
científica y
tecnológica,
el desarrollo,
transferencia
y despliegue
de tecnologías,
equipos y procesos
para la mitigación
y adaptación al
cambio climático;
4. Desarrollar
estrategias,
programas y
proyectos integrales
de mitigación al
cambio climático
para impulsar el
transporte eficiente
y sustentable,
público y privado;
5. Realizar campañas
de educación e
información, en
coordinación con
el gobierno estatal
y federal, para
sensibilizar a la
población sobre los
efectos adversos del
cambio climático;
6. Promover el
fortalecimiento
de capacidades
institucionales y
sectoriales para
la mitigación y
adaptación, y
7. Elaborar e integrar,
en colaboración
con el INECC, la
información de
las categorías de
Fuentes Emisoras
que se originan en
su territorio, para
su incorporación al
Inventario Nacional
de Emisiones,
conforme a
los criterios e
indicadores
elaborados por la
federación en la
materia.

Fuente: LGCC, 2018.

Veracruz, una década ante el cambio climático 179


La Ley Estatal de Cambio Climático del estado de Veracruz

La Ley Número 878 Estatal de Mitigación y Adaptación ante los Efectos del Cambio
Climático para el Estado de Veracruz fue expedida en 2010, dos años antes que la LGCC y
cinco antes de la firma del Acuerdo de París, por lo cual no se basa en dichos ordenamientos
jurídicos. La distribución de competencias prevista en esta, tanto para el estado como para
los municipios, no concuerda con la analizada en la LGCC y, aunque hace mucho énfasis
en la coordinación de acciones, en la participación pública y en la información, cuestiones
previstas también en la LGCC y en el Acuerdo de París, es necesario adecuarla a estas
normas jurídicas, de preferencia, a través de una nueva ley que incorpore y desarrolle las
numerosas facultades ya expresadas en el apartado anterior y que plasme, al mismo tiempo,
las tendencias internacionales y nacionales respecto del principio de responsabilidad común
pero diferenciada.

Resultados y discusión

El Acuerdo de París ha supuesto, sin duda, cambios en el marco jurídico internacional


relativos a la lucha contra el cambio climático que México ha adoptado a nivel interno de
manera amplia.
Tras la más reciente reforma de la LGCC se incorporan todos los principios que deben
regir la protección de la atmósfera a nivel nacional. Así, el precepto de responsabilidad común
pero diferenciada debiera generar una carga desigual para los estados de la república, la cual
reconociese la contribución desigual que en materia de emisiones han hecho, a través de la
historia, las entidades federativas.
Veracruz, a través de su actual ley estatal de cambio climático, no refleja su capacidad
de adaptación ni los retos en materia de mitigación de emisiones ni la posibilidad de poner en
marcha nuevos instrumentos que permitan generar políticas y recursos, para que se reconozca
la deuda energética histórica de otros estados hacia una entidad en la que se ha generado
una buena parte de la energía que se consume en el país desde hace años, así como las
externalidades ambientales que su producción han dejado para la población.
Por otra parte, la enorme capacidad de adaptación de Veracruz basada en ecosistemas,
que es uno de los grandes ejes temáticos del Acuerdo de París, a través de sus cientos de
kilómetros de zonas costeras, muchas de las cuales albergan manglares de gran relevancia,

180 Veracruz, una década ante el cambio climático


tampoco es incluida en este ordenamiento estatal. Al contrario, en la entidad, la tasa de
deforestación, incluso en esas regiones, sigue siendo alta, lo cual es, además, una tendencia
generalizada en todos los países de América Latina, como han puesto de relieve diversos
autores (Curtis et al., 2018: 1108-1111).
Así las cosas, es necesaria la elaboración de una nueva ley estatal de cambio climático
para Veracruz, que refuerce y enfatice dichos aspectos y que sea más enérgica en cuanto a su
postura frente a los retos y las oportunidades que el cambio climático genera.
Aunado a lo anterior, y ya desde una óptica institucional, no debemos perder de vista
que la LGCC prevé la creación de delegaciones del INECC en los estados. Así, el artículo
14 dispone: “Artículo 14. El INECC tendrá su domicilio en la Ciudad de México, pudiendo
establecer delegaciones regionales o estatales necesarias para cumplir su objeto de acuerdo
con la disponibilidad presupuestal” (LGCC, 2018).
La creación de una delegación del INECC, de acuerdo con lo previsto por la LGCC,
muy posterior a la ley estatal, como ya hemos señalado, ayudaría enormemente a mejorar
la gestión y las políticas públicas estatales en la materia, redundando, por ende, en el
mejoramiento de la estrategia general de acción climática en el país.

Conclusiones y recomendaciones

Primera. La Convención Marco sobre el Cambio Climático de 2015 o Acuerdo de París


descansa en el principio de responsabilidad común pero diferenciada, de acuerdo con el cual
no todos tenemos el mismo nivel de responsabilidad en materia ambiental, lo cual se traduce
en obligaciones diferenciadas. Dicho principio se ha incluido en la Ley General de Cambio
Climático, tras la reforma de 2018, como uno de los principios de la política nacional en
materia de cambio climático.
Segunda. Las reformas a la LGCC de 2018 incorporan los compromisos adquiridos
por México en virtud del Acuerdo de París, y establecen la obligatoriedad de crear un mercado
de certificados de emisión negociables, además de la posibilidad de que estos certificados se
compren y vendan en otros países.
Tercera. El listado de competencias estatales y municipales en esta materia, de acuerdo
con la Ley General de Cambio Climático es muy extenso e incluye facultades normativas, de
gestión, de vigilancia y control, para la elaboración de políticas públicas y de participación.

Veracruz, una década ante el cambio climático 181


Cuarta. La Ley Número 878 Estatal de Mitigación y Adaptación ante los efectos del
Cambio Climático para el Estado de Veracruz fue expedida en 2010, dos años antes que la
Ley General de Cambio Climático y cinco antes de la firma del Acuerdo de París, por lo
cual no se basa en dichos ordenamientos jurídicos. La distribución de competencias prevista,
tanto para el estado como para los municipios, no concuerda con la contenida en la LGCC y,
aunque hace mucho énfasis en la coordinación de acciones, en la participación pública y en
la información, cuestiones previstas también en la LGCC y en el Acuerdo de París, se aleja
mucho de estos ordenamientos, además de que no descansa en el principio de responsabilidad
común pero diferenciada.
Quinta. Es necesario adoptar en Veracruz una nueva ley que incorpore y desarrolle las
numerosas facultades que, de acuerdo con la LGCC, tienen los estados y los municipios en
materia de cambio climático, que plasme las tendencias internacionales respecto del principio
de responsabilidad común pero diferenciada y que incorpore las modificaciones de la LGCC
tras la reforma de esta.
Es recomendable crear una delegación del INECC en Veracruz, que refuerce la
política estatal en materia de cambio climático y ayude a la consecución de los objetivos de
las políticas públicas nacionales y estatales.

182 Veracruz, una década ante el cambio climático


Ante el cambio climático, justicia climática

Ana Cecilia Conde Álvarez


Centro de Ciencias de la Atmósfera, UNAM
conde@unam.mx

Resumen

Algunos autores señalan que estamos llegando a los límites planetarios, y que otras trayectorias
de desarrollo social y económico son posibles. En paralelo a las negociaciones internacionales
para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para aumentar las capacidades de
adaptación del cambio climático observado, diversas organizaciones de científicos, sociedad
civil, jóvenes, pueblos originarios y mujeres, impulsan el concepto de justicia climática como
alternativa para enfrentar este problema. En específico, esta posición sostiene que, si bien el
cambio climático es un proceso de cambios atmosféricos y ambientales, debe verse, por sus
causas y efectos, como un asunto político y ético. Emergen entonces análisis de las causas
y consecuencias políticas de ese proceso, relacionadas con la devastación de los recursos
naturales por grupos o sectores dominantes, que de suyo son inequitativos, así como el análisis
de aumento de desigualdades tanto económicas como sociales que lo originan y lo agudizan.
En la Agenda de Medio Ambiente 2018-2024 del gobierno entrante en diciembre de 2018,
se delinean elementos de una nueva política ambiental que pueden ser consistentes con la
justicia climática, en particular a partir del enfoque biocéntrico que describe.

Veracruz, una década ante el cambio climático 183


Preliminares

Diversos estudios ya apuntan a la grave situación que acarrea la pérdida de biodiversidad y


de suelos fértiles (asociada al cambio en el ciclo de nitrógeno y al cambio de uso de suelo)
y el proceso de cambio climático global, que son los tres procesos que han rebasado los
llamados límites planetarios (Figura 1; Rockstöm et al., 2009; Steffen et al., 2018). Los tres
se retroalimentan, por lo que es urgente que las políticas ambientales los estudien de forma
integral.

Agradecimientos

Agradezco al cuerpo académico CA-057 Desarrollo del Capitalismo Contemporáneo de


la Facultad de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y al
proyecto PAPIIT IN110318 de la UNAM.

Figura 1. Diagrama de los límites planetarios ante diversos causantes de deterioro ambiental, como la
pérdida de biodiversidad, el límite del flujo bioquímico y el cambio climático

Fuente: Esquema basado en la figura 6 de Rockström, J. et al., 2009.

184 Veracruz, una década ante el cambio climático


El llamado Acuerdo de París (UNFCCC, 2015) entró en vigor en noviembre de 2016,
con la ratificación de más de 100 países. En el preámbulo de este se establece lo que podría
ser una guía para el abordaje integral mencionado:

Observando la importancia de garantizar la integridad de todos los ecosistemas,


incluidos los océanos, y la protección de la biodiversidad, reconocida por algunas
culturas como la Madre Tierra, y observando también la importancia que tiene para
algunos del concepto de “justicia climática”, al adoptar medidas para hacer frente al
cambio climático […].

Entre otros aspectos relevantes, el Acuerdo establece un límite para el aumento de la


temperatura global: “muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales, y de
seguir esforzándose por limitar el aumento de la temperatura a 1.5 ºC”. Cabe señalar que el
aumento de temperatura registrado en el último reporte del Panel Intergubernamental sobre
el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés, 2013) fue de 0.85 °C.
En octubre de 2018, en respuesta a ese límite de temperatura acordado, el IPCC presentó
el Reporte Especial en Calentamiento Global de 1.5 °C (SR1.5, 2018). En este se señala que es
probable que se alcance ese 1.5 °C entre los años 2030 y 2052, si se continúan las emisiones de
gases de efecto invernadero a la tasa actual. Eso significaría que la humanidad tendría menos de
35 años para actuar, lo que acentúa la importancia de acrecentar la ambición de reducción de
emisiones, por un lado, pero también de aumentar las capacidades nacionales y regionales para
enfrentar los impactos negativos que con seguridad traerá ese ascenso de temperatura.
Asociados a esos aumentos de temperatura (tanto en continentes como en océanos), se
incrementarán los eventos extremos de temperatura y las precipitaciones, así como las sequías
y el déficit de disponibilidad de agua. El punto central es que aún hay margen de acción y no
se rebasarían umbrales críticos si se mantiene la temperatura global por debajo de los 2 °C.
Los impactos en los ecosistemas terrestres, costeros y marinos, incluyendo la pérdida y
extinción de especies, pueden ser menores si el ascenso de temperatura global fuera de 1.5 °C
en lugar de 2 °C, lo que permitiría, por ejemplo, conservar más servicios ecosistémicos para
la humanidad. También se proyectan mayores impactos en la salud, seguridad alimentaria y
desarrollo económico.
Todos esos riesgos asociados a ese aumento de temperatura dependen de la magnitud,
tasa de calentamiento, posición geográfica y niveles de desarrollo y vulnerabilidad. Por ello,
requerimos acrecentar nuestras capacidades de adaptación tanto a nivel nacional y como
regional (Figura 2).

Veracruz, una década ante el cambio climático 185


Figura 2. Comparación entre los posibles impactos con incrementos de temperatura global de 1.5 °C y 2 °C

Fuente: Schleussner et al., 2016.

186 Veracruz, una década ante el cambio climático


Trayectorias futuras según el reporte especial

Según el Reporte Especial (SR1.5, 2018), existen diferentes trayectorias de desarrollo para
limitar el aumento de temperatura global. Estas requerirán de una rápida y ambiciosa transición
en energía, en el uso de la tierra, en la urbanización, en la infraestructura (incluyendo transporte
y construcción), y en los procesos industriales. Estos cambios no tendrían precedentes en
términos de escala e implicarían reducciones drásticas de las emisiones en todos los sectores,
así como una amplia gama de opciones de mitigación y un aumento significativo de inversiones
financieras para su desarrollo. Sería necesario que las emisiones netas globales de dióxido de
carbono (CO2) de origen humano disminuyeran en 2030 alrededor de 45 % respecto de los
niveles de 2010, y seguir así hasta alcanzar el “cero neto” aproximadamente en 2050. Según
el IPCC (2018) eso significaría que se necesitaría compensar cualquier emisión remanente por
medio de remover CO2 de la atmósfera.
En el reporte se plantean diferentes estrategias de mitigación (Figura 3) que pueden
lograr las reducciones de emisiones netas que se requerirían para seguir una trayectoria
que confine al calentamiento global a 1.5 °C. Todas las trayectorias descritas utilizan la
eliminación de dióxido de carbono (CDR, por sus siglas en inglés), pero la cantidad varía
según las trayectorias, al igual que las contribuciones relativas de bioenergía con captura y
almacenamiento de carbono (BECCS por sus siglas en inglés) y remociones en la agricultura,
silvicultura y otros usos de la tierra (AFOLU por sus siglas en inglés).

Figura 3. Ejemplos de trayectorias de reducción de emisiones de CO2

Fuente: Traducción de figura SPM.3b del SR1.5 [http://report.ipcc.ch/sr15/pdf/sr15_spm_final.pdf].

Veracruz, una década ante el cambio climático 187


Visión crítica de las trayectorias del IPCC

El Reporte Especial del IPCC es un documento de suma importancia para la toma de


decisiones a nivel internacional y nacional. Apunta no solo a los posibles impactos si la
temperatura global rebasa los 1.5 °C propuestos en el Acuerdo de París, sino que también
establece trayectorias posibles de desarrollo social y económico que pueden o no reducir la
pobreza y ser consistentes con un desarrollo sostenible. Sin embargo, se han levantado voces
críticas ante las posibles soluciones planteadas a ese reporte especial. Por ejemplo, Silvia
Ribeiro (2018a, 2018b) señala:

[…] el informe falla en las propuestas sobre los caminos a tomar, ya que no cuestiona el
statu quo económico ni la inequidad global sobre quienes han provocado y deben hacer
inmediatamente una fuerte reducción de emisiones. Por evitar cuestionar los temas de
fondo, incluye en sus propuestas tecnologías de alto riesgo, como las de geoingeniería,
que no son ninguna solución e incluso podrían empeorar el desequilibrio climático.

A la par de la presentación del reporte especial del IPCC, se publicó un manifiesto por parte
de 110 organizaciones sociales, científicos y activistas ambientales, señalando los peligros
de implementar geoingenierías en la solución del problema ambiental que supone el cambio
climático.18
En esencia, las geoingenierías (incluidas en tres de los escenarios propuestos en el
reporte especial del IPCC, Figura 3) a las que se refiere el manifiesto están relacionadas con
las tecnologías asociadas a la CDR, y con las de BECCS. En ambos casos, dichas tecnologías
son fuertemente impulsadas por diversas compañías e industrias, pero aún se encuentran en
una fase teórica. Disminuir la entrada de radiación solar entrante en el planeta (lo que en
principio bajaría la temperatura global), mediante cuerpos reflejantes o generación de nubes
que jueguen ese papel, o enterrar los excedentes de CO2, partiendo de que la tierra es inerte, y
no un ecosistema, pueden desatar procesos para los que no conocemos aún las consecuencias.
De manera alternativa a las geoingenierías, la organización CLARA (Dooley
y Stabinsky, 2018) plantea incrementar el papel del sector del uso de la tierra en acciones
climáticas ambiciosas, que salvaguarden los derechos sobre la tierra, la biodiversidad y la
soberanía alimentaria. La preservación de estos derechos, la restauración y los enfoques

18
Al respecto véanse:
http://www.geoengineeringmonitor.org/wp-content/uploads/2018/10/HOME_manifesto-ES.pdf
https://tinyurl.com/yakb6ghb

188 Veracruz, una década ante el cambio climático


agroecológicos, combinados con reducciones drásticas en las emisiones de gases de efecto
invernadero de otros sectores, pueden cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
En síntesis, se trata de proponer alternativas ya existentes, probadas, y que antepongan
las necesidades de las personas y del planeta mismo. Las respuestas se deben dar en un marco
de equidad, siguiendo lo planteado en el Acuerdo de París, esto es, que preserven la justicia
climática.
El informe describe los procesos de transformación de ahora hasta el 2040 para hacer que
la tierra y los bosques sean un sumidero neto de carbono, en lugar de una fuente de emisiones
antropogénicas, como ocurre por la exacerbada explotación actual. Este documento tiene tres
secciones principales: la primera, “fortalecimiento de los derechos territoriales de pueblos
indígenas y comunidades locales”; la segunda, “restauración de bosques y otros ecosistemas”;
ambas demuestran cómo la mejora de los derechos y la integridad del ecosistema contribuyen
a resolver el cambio climático. Mientras la tercera, “transformando la agricultura”, deja en
claro las profundas modificaciones requeridas tanto en el modelo de agricultura industrial
como en el comportamiento sobre la dieta y el consumo. El sector agropecuario es un gran
contribuyente de gases de efecto invernadero, tiene un gran consumo del agua disponible, y es
fuente de cambios de uso del suelo con gran pérdida de su fertilidad asociada. Sin embargo,
también es uno de los sectores más vulnerables a los cambios climáticos globales, sobre todo
en países cuya población depende en gran medida de cosechas cada vez más inciertas.
En cuanto al fortalecimiento de los derechos territoriales (Figura 4), el informe señala:

[…] las tierras indígenas representan aproximadamente el 40 % de todas las tierras


naturales restantes en el planeta. […] En muchas áreas, los pueblos indígenas y las
comunidades locales están resistiendo el avance de la frontera agrícola y la minería.
La “deforestación evitada” ya es reconocida en la literatura científica como uno de los
enfoques de mitigación de menor costo […] (SR1.5, 2018: 3).

Veracruz, una década ante el cambio climático 189


Figura 4. Almacenamiento de carbono en bosques de pueblos indígenas y comunidades locales

Fuente: Dooley y Stabinsky, 2018.

De manera sobresaliente, el informe señala que el uso responsable de los bosques, la


expansión natural de estos y la restauración de los ecosistemas forestales (Figura 5), pueden
contribuir hasta con la mitad del secuestro (sumidero) de gases de efecto invernadero (medido
en CO2 equivalente) que se plantean en el informe (8.67 de 14.77 Gt de CO2 equivalente).
Asimismo, se plantean emisiones evitadas, por la vía de detener la deforestación y la
restauración de turberas (tipo de humedal) y pastizales. Esto evitaría cerca de 1.53 Gt de CO2
al año, principalmente en Europa, Rusia e Indonesia.

190 Veracruz, una década ante el cambio climático


Figura 5. Acciones de mitigación por emisiones evitadas y secuestro de carbono,
asociado a los ecosistemas

Fuente: Dooley y Stabinsky, 2018.

En cuanto a la sección “transformando la agricultura”, el informe supone un tránsito


a la agroecología, ya que el sistema agropecuario es el que mayores emisiones aporta. Así, en
este sector se pueden reducir las emisiones en el mismo proceso de la producción y en el uso
de fertilizantes sintéticos. Existen bioregiones donde es posible la agroforestería, empleando
especies perennes, así como posibilidades de cultivos de huerta y otros sistemas de uso mixto,
que también pueden conducir a grandes aumentos de las reservas de carbono (Figura 6).

Veracruz, una década ante el cambio climático 191


En cuanto a las emisiones evitadas en la ganadería, el informe adopta el enfoque
“mucho menos, pero mucho mejor” carne y productos lácteos, con una producción integrada
a nivel de paisaje y con una mayor diversidad agrobiológica de los sistemas de cultivo y
ganadería. Además, se incluye en este rubro la reducción del desperdicio de alimentos, que la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (mejor conocida
como FAO) estima hasta en 40 % de lo cosechado (Ribeiro, 2018b), así como la disminución
en los transportes de alimentos, aumentando la producción y el consumo local. En el reporte
se plantean diferentes estrategias de mitigación (Figura 3) que pueden lograr las reducciones
de emisiones netas que se requerirían para seguir una trayectoria que confine al calentamiento
global a 1.5 °C.
En dicha Figura P1 es un escenario en el que las innovaciones sociales, comerciales y
tecnológicas dan como resultado una menor demanda de energía hasta 2050, mientras que los
niveles de vida aumentan, especialmente en el sur global. Un sistema de energía permite una
rápida descarbonización del suministro de energía. La forestación es la única opción de CDR
considerada; no se utilizan combustibles fósiles con CCS ni BECCS. P2: escenario con un
amplio enfoque en la sostenibilidad, que incluye intensidad energética, desarrollo humano,
convergencia económica y cooperación internacional, así como cambios hacia patrones de
consumo saludables y sostenibles, innovación tecnológica con bajas emisiones de carbono y
sistemas de tierras bien administrados con una aceptación social limitada para BECCS. P3:
escenario intermedio en el que el desarrollo social, así como el tecnológico, siguen patrones
históricos. Las reducciones de emisiones se logran principalmente al cambiar la forma en que
se producen la energía y los productos, y en menor grado por las reducciones en la demanda.
P4: escenario de uso intensivo de recursos y energía en el que el crecimiento económico y
la globalización llevan a la adopción generalizada de estilos de vida intensivos en gases de
efecto invernadero, incluida la alta demanda de combustibles para el transporte y productos
pecuarios.
Las reducciones de emisiones se logran principalmente a través de medios tecnológicos,
haciendo un fuerte uso de CDR a través del despliegue de BECCS. Todas las trayectorias
descritas utilizan la eliminación de dióxido de carbono (CDR, por sus siglas en inglés), pero
la cantidad varía según las trayectorias, al igual que las contribuciones relativas de Bioenergía
con Captura y Almacenamiento de Carbono (BECCS, por sus siglas en inglés) y remociones
en la Agricultura, Silvicultura y otros Usos de la Tierra (AFOLU, por sus siglas en inglés).

192 Veracruz, una década ante el cambio climático


Figura 6. Reducción de emisiones por transformaciones en la agricultura

Fuente: Dooley y Stabinsky, 2018.

Agenda de medio ambiente 2018-2024

El 26 de junio, antes de las elecciones presidenciales de 2018, el equipo de Andrés Manuel


López Obrador presentó ante diversos medios de comunicación la agenda ambiental de ese
partido.19 En esta se describe la posición de esta camarilla con respecto al Acuerdo de París

19
https://www.jornada.com.mx/2018/06/26/sociedad/032n2soc

Veracruz, una década ante el cambio climático 193


(UNFCCC, 2015) y sobresale el hecho de que se basa de forma primordial en un enfoque
llamado biocéntrico, que le aporta una dimensión ética a las propuestas ambientales planteadas.
Este enfoque se centra en la naturaleza, en el respeto a la vida, por lo que considera que la
especie humana es una parte más de esta, y no por encima de ella. Hay ya diversos análisis
sobre este enfoque (Conde, 2018), y con seguridad en los años siguientes se seguirán dando
debates y análisis del mismo concepto, en particular del seguimiento de los compromisos
establecidos en la misma.
Esta agenda cuenta con 10 ejes transversales: desarrollo integral sustentable, perspectiva
de derechos humanos, perspectiva de género y principio intergeneracional, gobernanza
democrática, participación ciudadana, gobierno basado en evidencia científica, transparencia,
rendición de cuentas, eficiencia presupuestal, y transversalidad ambiental.
Además, plantea el tema “justicia ambiental”, que se puede considerar como nodal
para sus ejes transversales y temáticos, pues precisamente este tema le da una dimensión ética
y política, es decir, consistente con lo que se plantea como “justicia climática”. Este concepto
abarca la inclusión en la toma de decisiones de todas las personas como parte de sus derechos
humanos, considerando una perspectiva de género, el respeto a los pueblos originarios, la
importancia de la participación de los jóvenes, y el combate a todas las desigualdades sociales.
De manera acertada, la agenda alude al artículo 4o de la Constitución de México: “toda
persona tiene derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar. El Estado
garantizará el respeto a este derecho. El daño y deterioro ambiental generará responsabilidad
para quien lo provoque”.
La violencia ejercida sobre los defensores de este derecho, incluidos los derechos al
agua, los suelos y los bosques, en particular a los territorios indígenas, es un aspecto que esta
agenda resalta como urgente de atender, incluyendo, además de su protección, la atención de
sus legítimas demandas.
También señala de forma acertada que en México se tiene como freno al ejercicio de la
“justicia ambiental”, la falta de aplicación de la normatividad, la corrupción y la desatención
de las autoridades responsables.

194 Veracruz, una década ante el cambio climático


Justicia climática

Diversos autores y organizaciones sociales, incluso fundaciones como la de Mary Robinson,


Justicia Climática,20 están impulsando el desarrollo de la teoría y la práctica de la Justicia
Climática. En cuanto al concepto, la justicia climática plantea:

[…] garantizar un trato justo y la ausencia de cualquier tipo de discriminación contra


los impactos negativos del cambio climático. Si bien es cierto que tanto individual
como colectivamente estamos desarrollando nuestra capacidad para responder al
cambio climático, en forma de estrategias de adaptación y mitigación, las dimensiones
de la justicia ambiental, la igualdad de trato en la formulación de políticas e incluso
en la misma definición de “grupos vulnerables” son a menudo no rigurosamente
establecidos (Saraswat y Kumar, 2015: 67).

Además, se buscan nuevas formas de gobernanza, que impliquen la participación de las


comunidades y sociedad en general con las estructuras del estado.
Se trata entonces de realizar acciones, estrategias y cambios estructurales que permitan
el estudio integral de los grandes problemas ambientales, considerando a las comunidades y
sociedad civil como los grandes actores transformadores. Como escribe Vitón (2017), citando
a Klein (2015):

La lucha por la justicia climática aquí, en Estados Unidos, y en todo el mundo, no


es solamente una lucha contra la [mayor] crisis ecológica de todos los tiempos, sino
que es la lucha por una nueva economía, un nuevo sistema energético, una nueva
democracia, una nueva relación con el planeta y entre nosotros, una lucha por la
tierra, el agua y la soberanía alimentaria, por los derechos indígenas, por los derechos
humanos y por la dignidad de todas las personas.[…] Estamos todos unidos en esta
batalla, que no es una batalla solamente por conseguir una reducción en las partes por
millón de CO2 en la atmósfera, sino también por transformar nuestras economías y
reconstruir el mundo que queremos hoy.

Conclusiones-recomendaciones

El reporte especial del IPCC (SR1.5, 2018) fue producto de la interacción de especialistas
de los tres grupos de trabajo, por lo que se incluyeron los aspectos físicos, los relacionados

20
https://www.mrfcj.org/

Veracruz, una década ante el cambio climático 195


con impactos, vulnerabilidad y adaptación de los diferentes sectores y regiones planetarias,
contemplando los aspectos de biodiversidad, suelos, salud, seguridad alimentaria, entre otros,
así como las posibles trayectorias económicas ante diversas acciones de mitigación. También
analizó la reducción de la pobreza y la alineación de las acciones propuestas con los objetivos
de desarrollo sostenible.
Ante el énfasis que en algunos aspectos se dieron en ese reporte a las geoingenierías,
diversas organizaciones de la sociedad civil y científicos comprometidos emitieron una
visión crítica (por ejemplo, Dooley y Stabinsky, 2018), que debe ser atendida y estudiada a
profundidad. En particular, lo descrito en el informe impulsado por la organización Climate
Land Ambition and Rights Alliance (CLARA) es consistente con lo planteado hasta ahora en
la Agenda de Medio Ambiente 2018-2024. En cualquier caso, estos dos instrumentos apuntan
a un estudio integral de los procesos de pérdida de biodiversidad, conservación y restauración
de suelos, y reducción del proceso de cambio climático, que señalamos que han rebasado ya
los límites planetarios.
Será fundamental dar seguimiento al cumplimiento presentado por la Agenda de
Medio Ambiente 2018-2024, en el marco de las trayectorias de desarrollo planteadas por el
IPCC, y por estudios como el realizado por la organización CLARA. En particular, se debe
seguir con detenimiento la preservación de la biodiversidad y la fertilidad de los suelos, así
como los compromisos adquiridos por el país en el combate al cambio climático, en el marco
de la justicia climática.

196 Veracruz, una década ante el cambio climático


Reflexión final

Sara Ladrón de Guevara


Rectora de la Universidad Veracruzana

Vista desde la distancia de la Luna, lo asombroso de la Tierra, lo que te deja


boquiabierto, es que está viva. Las fotografías muestran la superficie seca
y castigada de la Luna en primer plano, seca como un hueso viejo. Arriba,
flotando libremente debajo de la membrana húmeda y reluciente de un
brillante cielo azul, aparece la Tierra naciente, lo único exuberante que hay en
esta parte del cosmos.

Lewis Thomas, Las vidas de la célula

En su libro Storms of my Grandchildren. The Truth about the Coming Climate Catastrophe and our
Last Chance to Save Humanity, el climatólogo de la NASA Jame Hansen (2009) nos dice:

El planeta Tierra, la creación, el mundo en el que la civilización se desarrolló, el


mundo con las normas climáticas que conocemos, con su geografía costera estable,
está en peligro, un peligro inminente. La urgencia de la situación solo se cristalizó
a lo largo de los últimos años. Ahora tenemos pruebas evidentes de la crisis […].
La sorprendente conclusión es que la continuación de la explotación de todos los
combustibles fósiles de la Tierra no solo amenaza a millones de especies en el planeta,
sino también la supervivencia de la humanidad misma. Y los plazos son más cortos
de lo que pensamos.

Por su parte, en su libro Comment les Riches Détruisent la Planète, el periodista y escritor
Hervé Kempf nos refiere los acontecimientos del desastre que se avecina: más allá de cierto
umbral, que podría alcanzarse mucho más rápido de lo previsto, el sistema climático podría
explotar de manera irreversible. Ya no se puede excluir un cambio súbito y brutal, que haría
subir la temperatura varios grados, a un nivel insoportable. “El sistema mundial que rige
actualmente a la sociedad humana –precisa Kempf– se opone de manera ciega a los cambios

Veracruz, una década ante el cambio climático 197


que es indispensable esperar si se quiere conservar para la existencia humana su dignidad y
su promesa”.
Michael Löwy, finalmente, resume en una imagen por demás inquietante y preocupante
la situación que en la actualidad guarda lo que él mismo llama la Madre Tierra: “el diluvio del
siglo XXI corre el riesgo de tomar la forma, como aquel de la mitología bíblica, de un ascenso
inexorable de las aguas, que ahogará bajo las olas las ciudades costeras de la civilización
humana”.
“¿Cuál es, entonces, la solución alternativa?”, se pregunta el propio Löwy (2011) en
su libro Ecosocialismo. La alternativa radical a la catástrofe ecológica capitalista. Y a continuación
pasa revista a toda una serie de corrientes y movimientos sociales que buscan hacer frente a
esta situación.
Nos habla, por ejemplo, de la corriente del decrecimiento, es decir, de aquel
pensamiento político, económico y social que aboga por una disminución regular controlada
de la producción económica con miras a establecer una nueva relación de equilibrio entre el
ser humano y la naturaleza, así como entre los propios seres humanos entre sí. Uno de sus
principales representantes, Serge Latouche, señala que la consigna del decrecimiento tiene
como meta insistir en abandonar el objetivo del crecimiento por el crecimiento mismo.
El sociólogo brasileño también nos habla de la corriente universalista, representada
por la revista Décroissance, que defiende la extensión de la gratuidad, el predominio del valor de
uso por encima del valor de cambio, la reducción del tiempo de trabajo y de las desigualdades
sociales, la ampliación de lo “sin fines de lucro”, la reorganización de la producción de
acuerdo con las necesidades sociales y la protección del medio ambiente.
El también autor de Kafka, soñador insumiso (Löwy, 2007) también se refiere a Stéphane
Lavignotte, quien hace un balance del debate entre los “objetores del crecimiento” y los
ecosocialistas. Así, para Lavignotte el desafío es combinar la lucha por el interés ecológico de
la clase de la mayoría, esto es, de los no propietarios del capital, y la política de las minorías
activas por un cambio cultural radical. En otras palabras, lograr una “composición política”
que reuniría a todos aquellos que saben que un planeta y una humanidad habitables son
contradictorios con el capitalismo y el productivismo, y que buscan el camino para salir de
este sistema inhumano.
Löwy (2011), por último, también da cuenta de la corriente del ecosocialismo, de
la que él es uno de sus principales exponentes. Esta corriente, en palabras de nuestro autor,
“es una proposición radical que no solo apunta a una transformación de las relaciones de
producción, a una mutación del aparato productivo y de los modelos de consumo dominantes,

198 Veracruz, una década ante el cambio climático


sino también a crear un nuevo paradigma de civilización, en ruptura con los fundamentos de
la civilización capitalista/industrial occidental moderna”.
Para el sociólogo brasileño, en pocas palabras, “solamente una acción colectiva y
democrática permitiría, al mismo tiempo, responder a las necesidades sociales reales, reducir
el tiempo de trabajo, suprimir las producciones inútiles y perjudiciales, [y] reemplazar las
energías fósiles por la solar”.
Es en este contexto en el que bien podemos ubicar la jornada que hoy nos convoca y
nos congrega. En lo personal, desearía y apostaría por que el documento que hoy presenta
la Universidad Veracruzana forme parte de esa acción colectiva y democrática a que hace
alusión Löwy, de esa acción que busca poner un freno al cambio climático, restañar las heridas
que nuestra especie le ha infligido a la Tierra, y sentar las bases para una salida digna y viable
a esa crisis de humanidad que vive la población entera de nuestro planeta.

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Veracruz, una década ante el cambio climático coordinado por Adalberto Tejeda Martínez,
Beatriz del Valle Cárdenas, Carlos M. Welsh Rodríguez, Carolina A. Ochoa Martínez e Irving
R. Méndez Pérez se publicó en octubre de 2020 por la Editora de Gobierno del Estado de
Veracruz, siendo Gobernador del Estado Cuitláhuac García Jiménez y Director General de la
Editora de Gobierno, Israel Hernández Roldán. Coordinación y edición: Víctor Manuel Marín
González. Cuidado de la edición: María Elena Contreras Costeño. Formación: Dalila Islas
Ladrón de Guevara. Portada: Gladys Patricia Morales Martínez.

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