Derecho de Daños
Derecho de Daños
Derecho de Daños
La responsabilidad civil regula todo lo que tiene que ver con la reparación y prevención de los daños y estudia las
normas y principios que las regulan, porque en base a estos, si una persona sufre un daño habrá que determinar quién
tiene el deber de repararlo.
Cambio de paradigma:
Mas allá de que los presupuestos de la responsabilidad civil siempre fueron los mismos (antijuridicidad, nexo causal,
daño y factor de atribución), hubo un cambio de paradigma. El Código Civil consagraba un sistema de responsabilidad
subjetivo, donde únicamente se respondía si la conducta era reprochable en base a dolo o culpa. El sistema giraba en
torno al dañador y no del damnificado y, todo daño que no pudiera ser subjetivamente atribuido al autor debía ser, en
principio, soportado por la víctima. El esquema de conducta exigido era el de prever o evitar un daño, por ende,
cuando se trasgredía el deber de previsión (culpa inconsciente) o de evitación (culpa consciente) nacía un juicio de
reproche contra el autor. Hoy, con el CCyC hay una noción más amplia de daño en cuanto a los factores de atribución,
que antes eran solo subjetivos, y se incorporan factores de atribución objetivos. Además, una conducta puede causar
daños, aunque no esté expresamente prohibida por una norma. Pasamos de considerar a la responsabilidad civil como
una deuda de responsabilidad a considerarla como un crédito de indemnización, lo cual es un acierto, porque se pone
en el centro del sistema al acreedor de la indemnización, al damnificado sea directo o indirecto y los presupuestos de
la responsabilidad se fueron reestructurando a poner como centro de este instituto al daño.
Por otro lado, el Código Civil contenía una distinción entre lo que se conocía como responsabilidad civil contractual y
extracontractual: si el daño resultaba de la comisión de un hecho ilícito o, en otras palabras, de la violación del deber
general de no dañar, la responsabilidad se emplazaba en el ámbito de la responsabilidad extracontractual; en cambio,
cuando el daño derivaba del incumplimiento de un contrato o de una obligación en sentido amplio esa responsabilidad
se emplazaba en el ámbito de la responsabilidad contractual. La diferencia adquiría relevancia en los plazos de
prescripción para interponer la acción (contractual 10 años, extracontractual 2 años). Con el CCyC dejo de lado la idea
de dualidad de la responsabilidad civil para pasar a la unidad con un solo régimen de responsabilidad, unificando la
esfera contractual y la extracontractual. Así, su artículo 1716 dispone: "Deber de reparar. La violación del deber de no
dañar a otro, o el incumplimiento de una obligación, da lugar a la reparación del daño causado, conforme con las
disposiciones de este Código". En otras palabras, cualquiera sea la fuente del deber de reparar el daño, la
responsabilidad se rige, en principio, por las mismas reglas.
Sin embargo, subsisten algunas diferencias entre los distintos ámbitos de la responsabilidad, porque en la derivada del
incumplimiento de una obligación hay que tener en cuenta algunas especificidades resultantes de la existencia de un
vinculo previo entre acreedor y deudor, que liga a este ultimo a ejecutar una determinada prestación; además, por el
origen convencional de la obligación, pueden existir reglas especiales derivadas de la autonomía de la voluntad de las
partes. En cuanto a la configuración de la antijuridicidad, es la esfera extracontractual esta es atípica porque es ilícita
la violación del deber general de no dañar a otro, pero, en la esfera de las obligaciones, el daño se produce como
consecuencia de la infracción a la obligación especifica que ligaba al deudor a la ejecución de determinada conducta.
Si hay un vínculo preexistente que une a las partes, la responsabilidad de ellas nace en el momento en que se obligan y
se va a mantener durante dos etapas:
1. Etapa de deuda que va desde que nace la obligación hasta el momento de pago por cumplimiento voluntario
de la parte deudora;
2. Etapa de responsabilidad que es cuando se produce el incumplimiento de la deuda o si hay un cumplimiento
defectuoso. Desde ese momento, la prestación, que es el objeto de la obligación, se transforma en la de pagar
daños y perjuicios. Se adopta la tesis de la obligación perpetua, es decir que desde el mismo momento en que
se vinculan las partes nace la obligación que se mantiene siempre intacta, lo que va a mutar ante el
incumplimiento es el objeto de la obligación.
Por otra parte, y a diferencia de lo que sucede en la responsabilidad extracontractual, el incumplimiento de una
obligación no solo da lugar a la reparación del daño causado, sino que también genera el derecho del acreedor a exigir
la ejecución forzada de lo debido donde le bastara alegar el incumplimiento, sin necesidad de probar la concurrencia
de los presupuestos de la responsabilidad civil ni de un daño. El acreedor tiene el derecho subjetivo o facultad (tiene
acción) para exigir el cumplimiento de la prestación debida para satisfacer su interés. El pago es el cumplimiento de la
prestación debida y este se produce cuando el deudor despliega la acción que configura la prestación objeto de la
obligación que debe corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial del acreedor.
Mecanismos de los que dispone el acreedor:
730.- Efectos con relación al acreedor: Frente al incumplimiento del deudor, entramos en la etapa de la
responsabilidad civil, donde, con fuente en la obligación, el acreedor puede recurrir a varias opciones sin prelación
jerárquica:
1. Exigir la ejecución forzada directa: Emplear los medios para que el deudor le procure aquello a que se ha
obligado. Consiste en exigir el cumplimiento especifico o in natura de la obligación especifica. También
puede optar por exigir el cumplimiento especifico de la prestación a un tercero a costas del deudor.
2. Exigir la ejecución forzada indirecta: Va a haber un cambio de objeto porque el acreedor va a poder reclamar
la indemnización por equivalente. En virtud de esto, se entiende que la conducta del deudor debe ser
susceptible de valoración económica.
3. Reclamar los daños y perjuicios que se derivan del incumplimiento obligacional o contractual del deudor.
La diferencia entre la ejecución forzada indirecta y el reclamo por daños y perjuicios consiste en que para la ejecución
forzada indirecta lo único que necesita probar el acreedor es el incumplimiento y esto lo hace probando la causa de la
obligación, el titulo en virtud del cual reclama, y será el deudor quien tendrá la carga procesal de probar que cumplió o
que existe una imposibilidad de cumplimiento, y, caso contrario, el juez va a obligarlo a pagar el valor económico de
la prestación. En cambio, en caso de que el acreedor opte por reclamar los mayores daños, deberá además demostrar y
acreditar todos los presupuestos de la responsabilidad civil.
Funciones de la responsabilidad:
En muchos casos se afectan determinados bienes jurídicos cuyo valor no es material (la salud, la vida) y la reparación
se vuelve un poco difícil, por lo tanto, se establece un deber general de prevención. Del mismo modo, en la ley de
defensa al consumidor se aplica la figura de los daños punitivos (estaba prevista en el proyecto del CCyC, pero fue
eliminada), que es una suma de dinero que está por encima del daño efectivamente causado para que el proveedor se
abstenga de volver a cometer la acción dañosa en un futuro; pero, en realidad, esa sanción apunta a la prevención de
los daños, porque hay ciertos bienes jurídicos que se afectan de una determinada manera que es muy difícil revertir.
Entonces, si bien la principal finalidad de la reparación es la de revertir el estado de cosas al estado anterior al daño
causado, también puede ocurrir que, ante un determinado riesgo, puedan realizarse determinadas acciones que
prevengan los daños, como, por ejemplo, poner un semáforo en calles concurridas.
Art 1708.- Funciones de la responsabilidad: Las disposiciones de este Título son aplicables a la prevención del daño y
a su reparación.
- Función preventiva:
1710.- Deber de prevención del daño: Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa (acá entra la
flexibilidad de la norma) de:
a. Evitar causar un daño injustificado: Habrá cumplido cuando las medidas adoptadas, de buena fe y teniendo en
cuenta las circunstancias, sean adecuadas al fin propuesto, guardando proporción con la naturaleza específica
del daño y su magnitud.
b. Adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un
daño, o disminuir su magnitud (mitigar el daño); si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un daño
del cual un tercero sería responsable, tiene derecho a que este le reembolse el valor de los gastos en que
incurrió, conforme las reglas del enriquecimiento sin causa;
c. No agravar el daño, si ya se produjo.
Este deber está en cabeza del responsable del daño y de la propia víctima cuya culpa en evitar el agravamiento del
daño incide causalmente. En esta esfera también se proyecta el deber general de no dañar a otro.
1711.- Acción preventiva: Procede cuando una acción u omisión antijuridica hace previsible la producción de un
daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la concurrencia de ningún factor de atribución (porque
estamos hablando de la prevención del daño y no de su imputación; el factor de atribución es propio de la faz
resarcitoria). Si bien el código señala la acción, no señala cual es la vía y en ese sentido delega en las regulaciones
locales la ampliación de la normativa.
1712.- Legitimación: Están legitimados para reclamar quienes acreditan un interés razonable en la prevención del
daño.
1713.- Sentencia: La sentencia que admite la acción preventiva debe disponer, a pedido de parte o de oficio, en
forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer, según corresponda; debe ponderar los
criterios de menor restricción posible y de medio más idóneo para asegurar la eficacia en la obtención de la
finalidad.
1714.- Punición excesiva (función punitiva): Si la aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas,
penales o civiles respecto de un hecho provoca una punición irrazonable o excesiva, el juez debe computarla a los
fines de fijar prudencialmente su monto. El juez puede dejar sin efecto, total o parcialmente, la medida.
- Función resarcitoria:
1716.- Deber de reparar: La violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de una obligación, da
lugar a la reparación del daño causado, conforme con las disposiciones de este Código. Sea cual sea la órbita en la
cual se produzca el daño, en principio, las reglas que se aplican van a ser las mismas, salvo que la ley prevea una
excepción.
1717.- Antijuridicidad: Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijuridica si no está justificada.
Principios de la responsabilidad civil:
- Principio de la reparación plena o integral (Art 1740): Presupone una razonable equivalencia entre el daño
causado y la indemnización que va a recibir el damnificado, la cual no puede ser superior al daño sufrido
porque ello implicaría un enriquecimiento sin causa, pero tampoco puede ser inferior porque no sería una
reparación plena e integral. Antes de ser garantizado por el CCyC ya estaba previsto en la CN, de ahí que en
algunos casos se haya declarado de oficio la inconstitucionalidad de normas inferiores violatorias de este
principio. La extensión del resarcimiento esta dado en función de las consecuencias jurídicas posibles que se
derivan de un hecho (cuando se produce un hecho dañoso pueden darse muchas condiciones lesivas, pero no
se resarcen todas ellas, sino solo las jurídicamente posibles). El interés afectado es la medida de la acción (en
la medida que tengas interés vas a tener acción para reclamar).
- Principio general de no dañar a otro/ alterum non laedere: Existe por el mero hecho de convivencia en
sociedad el deber de respeto por el otro. Este principio tiene jerarquía constitucional (art. 19) y también se
encuentra receptado en el artículo 1716 donde se establece que la violación del principio de no dañar a otro, o
el incumplimiento de una obligación, da lugar a la reparación del daño.
- Principio de la prevención (1710): Toda persona tiene el deber de adoptar de buena fe, siempre que le sea
posible, las medidas necesarias para evitar un daño no justificado o para disminuir su magnitud o no
agravarlo, si ya se produjo.
- Principio de la individualización del daño: Hay que ver cómo afecta a cada persona en particular el haber
sido víctima del hecho dañoso, porque no todos sufren el daño de la misma manera, con la misma intensidad y
extensión, por lo cual, las consecuencias mediatas e inmediatas son distintas.
- Protección de los intereses fundamentales de la persona: El CCyC cuando regula los derechos
personalísimos establece que frente al ataque que estos sufren, el damnificado puede pedir la reparación de los
daños o la prevención. La idea es que a través de esto se alcance la tutela judicial efectiva.
- Protección acentuada de los débiles y vulnerables: En nuestro sistema existe una tutela diferenciada
respecto de ciertas personas. El articulo 75inc23 CN habla de las acciones positivas que se pueden tomar
cuando estamos frente de un determinado colectivo vulnerable.
- Protección de los intereses colectivos: Aparece una nueva categoría de intereses que son colectivos los
cuales se empezaron a proteger y reparar.
- Relatividad de los derechos subjetivos: No hay derechos absolutos. Alguien podría ejercer un derecho de
manera abusiva y así causar un daño y comprometer la responsabilidad civil de su autor.
- Necesidad de un factor de atribución en materia resarcitoria: Para hacer pesar sobre una determinada
persona el deber de reparar es necesario que exista una razón, motivo, fundamento por el cual esto tenga que
ser así, es decir, tiene que existir un factor de atribución objetivo o subjetivo.
- Principio del desmantelamiento de los efectos patrimoniales del ilícito: Puede ocurrir que una persona
cometa un hecho ilícito y con ello cause un daño que sabe que es menor que el beneficio que obtendrá por lo
que tiene un estímulo a causar dicho daño. A partir de este principio se entiende que en estos casos deben
encontrarse los mecanismos para desmantelar los efectos patrimoniales del ilícito y tener en cuenta esos
estímulos.
- Principio pacta sun servanda: Los contratos nacen para ser cumplidos, siempre y cuando se mantengan las
condiciones de la contratación.
- Principio de la buena fe y de la prohibición del ejercicio abusivo de los derechos: La buena fe es
fundamental en materia contractual porque las obligaciones y los contratos deben ser celebrados, cumplidos y
ejecutados de buena fe. Este principio está consagrado en el art. 9 del CCyC donde se establece que los
derechos deben ser ejercidos de buena fe y que las conductas contrarias a este principio son ilícitas. Además,
en su articulo 10 establece que no ampara el ejercicio abusivo de los derechos que se dan cuando contraríen
los fines del ordenamiento jurídico o excedan los limites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas
costumbres.
- In dubio pro victima: En caso de duda respecto de la interpretación del derecho o de la valoración de la
prueba se va a estar siempre a favor del damnificado.
ANTIJURIDICIDAD:
El principio alterum non laedere (no causar a otro un daño injusto) tiene raíz constitucional en el artículo 19 y el
CCyC establece en su artículo 1717 que “cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijuridica si no está
justificada”, debiendo entenderse eso en sentido amplio, es decir, como comprensivo no solo de los actos humanos,
sino también de los hechos de animales y cosas. La antijuridicidad es la contrariedad entre un hecho y el ordenamiento
jurídico considerado en su totalidad y es objetiva porque no importa la voluntariedad o involuntariedad del agente o su
culpabilidad. La antijuridicidad solo desaparece ante una causal de justificación que torna el acto licito. Lo antijuridico
es la conducta, no el daño, el cual es injusto, no antijuridico. Por ende, quien incumple una obligación u ocasiona un
daño injustificado por acción u omisión es responsable (art. 1749) y debe repararlo (art. 1716).
1719.- La asunción de riesgos: La exposición voluntaria por parte de la víctima a una situación de peligro no justifica
el hecho dañoso ni exime de responsabilidad, a menos que, por las circunstancias del caso, ella pueda calificarse como
un hecho del damnificado que interrumpe total o parcialmente el nexo causal. La asunción de riesgos debe emplazarse
en el terreno de la causalidad, no de la ilicitud y solo procederá la exoneración del responsable por el corte del nexo
causal por el hecho de la víctima. Quien voluntariamente se expone a una situación de peligro para salvar la persona o
los bienes de otro, tiene derecho, en caso de resultar dañado, a ser indemnizado por quien creo la situación de peligro,
o por el beneficiado por el acto de abnegación. En este último caso, la reparación procede únicamente en la medida del
enriquecimiento por el obtenido.
MORA:
Tiene que ver con el cumplimiento a término de la prestación y el cumplimiento de uno de los principios del pago que
es el plazo, la temporalidad. Para que se configure la mora se requiere la concurrencia de un elemento material, la
demora, que es el retardo del deudor en el cumplimiento de la obligación, y otro jurídico, que es la imputación jurídica
de ese incumplimiento al sujeto (un factor de atribución). Pertenece al género de los incumplimientos relativos de la
obligación que presupone una prestación exigible pero retardada en su ejecución temporal por causas imputables al
deudor, que todavía es posible y útil para satisfacer el interés del acreedor.
Sistemas de constitución en mora:
1. Mora automática: Por regla, la mora se produce por el mero transcurso del plazo fijado para el cumplimiento
de la obligación, sin necesidad de recurso o interpelación alguna.
2. Mora por interpelación: Para que el deudor se constituya en mora debe primero ser interpelado por el acreedor
a que realice el cumplimiento de la prestación debida. Pueden interpelar el acreedor; su representante legal o
convencional; la persona o el tercero designado para recibir el pago. La interpelación consiste en la exigencia
del pago y puede ser hecha judicial o extrajudicialmente. Los requisitos de la interpelación son:
a. Requisitos extrínsecos: La cooperación del acreedor.
b. Requisitos intrínsecos:
- Es un acto jurídico unilateral y recepticio que debe consistir en una exigencia categórica de pago, de modo
verbal imperativo. Como todo acto jurídico debe ser realizado por una persona capaz para que sea válido.
- El acreedor debe exigirle al deudor lo que este le debe y no otra cosa (requerimiento apropiado) y debe ser un
requerimiento posible.
- Debe ser un requerimiento circunstancial indicando el tiempo y lugar de pago para que el deudor sepa donde
tiene que cumplir.
- No está sujeta a forma alguna, salvo en algunos casos (contrato de alquiler), pero por razones probatorias
conviene hacerlo por un medio fehaciente.
La mora automática se exige en:
1. Las obligaciones de exigibilidad inmediata.
2. Las obligaciones sujetas a plazo determinado (no es necesaria la intervención judicial para establecer su
término) o indeterminado (se requiere intervención judicial para fijar el termino) cierto o incierto.
3. La mora legal: son casos en donde la propia ley es la que establece el plazo para constituirse en mora.
4. Mora automática en la obligación de resarcir un daño derivado de un hecho ilícito: En el momento en que una
persona se ve lesionada en consecuencia de una violación al deber general de no dañar y ese daño no es
reparado de manera inmediata se va a producir de manera automática la mora del deudor responsable. Este
caso está contemplado en el ámbito de la responsabilidad civil en el artículo 1748.
887.- Excepciones al principio de la mora automática. La regla de la mora automática no rige respecto de las
obligaciones:
a. Sujetas a plazo tácito; si el plazo no está expresamente determinado, pero resulta tácitamente de la naturaleza
y circunstancias de la obligación, incurrirá en mora en la fecha en que, conforme a los usos y la buena fe, debe
cumplirse.
b. Sujetas a plazo indeterminado propiamente dicho; si no hay plazo, el juez, a pedido de parte, lo debe fijar
mediante el procedimiento más breve que prevea la ley local, a menos que el acreedor opte por acumular las
acciones de fijación de plazo y de cumplimiento de la obligación, en cuyo caso el deudor queda constituido en
mora en la fecha indicada por la sentencia para el cumplimiento de la obligación. En caso de duda, se
considera que el plazo es tácito.
Presupuestos para que se configure la mora:
1. Es necesario que exista un deber jurídico especifico, derivado de una obligación en sentido estricto.
2. La prestación/obligación debe ser exigible.
3. Es necesaria la cooperación del acreedor para permitir al deudor cumplir en los términos de la relación
existente.
4. La prestación debe ser material y jurídicamente posible y el cumplimiento de esta siga revistiendo interés para
el acreedor, porque si esto no se diera estaríamos en el ámbito del incumplimiento absoluto o definitivo.
Requisitos de la mora del deudor:
1. Retardo o demora en el cumplimiento de la prestación, que debe serle atribuible en virtud de un factor de
atribución subjetivo u objetivo.
2. Que el deudor quede constituido en mora por: 1) interpelación del acreedor; 2) el mero transcurso del tiempo.
Mora del acreedor: El acreedor incurrirá en mora si el deudor le efectúa una oferta de pago respetando los requisitos
de identidad, integridad, puntualidad y localización del objeto de pago, y se rehúsa injustificadamente a recibirlo.
Efectos de la mora:
a. Acciones de responsabilidad: Frente a la mora del deudor, el acreedor tiene derecho a exigir la ejecución
forzada directa o específica, la ejecución forzada indirecta o por equivalente, o la indemnización por los daños
ocasionados por el incumplimiento. También el cumplimiento por un tercero a costas del deudor.
- Si vencido el plazo en que debía cumplir el deudor quiere pagar de forma atemporal deberá cumplir con la
prestación debida más el daño moratorio, porque si no se incumpliría con el principio de integridad del pago.
Solamente pierde el derecho a pagar si el acreedor hizo uso de la cláusula resolutoria o cuando la prestación
debida carece de utilidad para el acreedor.
- En los contratos bilaterales, cuando las partes deban cumplir simultáneamente, una de ellas puede suspender
el cumplimiento de la obligación a su cargo hasta que la otra cumpla u ofrezca cumplir (art.1031).
- Cuando hay obligaciones reciprocas, la parte inocente podrá pedir la disolución del vínculo con daños
(art.1083) y, la parte que incurre en mora no puede constituir en mora a la otra parte.
- La mora es un presupuesto para que sea operativa la cláusula penal moratoria (792)
- Si el deudor está en mora, no podrá eximirse por caso fortuito o imposibilidad de cumplimiento, a no ser que
esta sea indiferente para la producción del caso fortuito o de la imposibilidad de cumplimiento (mora
irrelevante).
- La mora actúa como un factor que provoca la perdida de la facultad de arrepentirse, también impide invocar la
teoría de la imprevisión.
Eximentes para el deudor:
a. Para eximirse de las consecuencias jurídicas derivadas de la mora, el deudor debe probar que no le es
imputable, cualquiera sea el lugar de pago de la obligación (art. 888).
b. Caso fortuito o fuerza mayor (art.1730) demostrando que no ha cumplido por un hecho imprevisible o que,
habiendo sido previsto, no ha podido evitarlo. El caso fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad, salvo
disposición en contrario.
c. El hecho de un tercero por quien no se debe responder, para eximir de responsabilidad, debe reunir los
caracteres del caso fortuito (art. 1731).
d. Imposibilidad de cumplimiento, cuando la obligación se extingue porque se torna objetivamente imposible su
cumplimiento por causa no imputable al obligado (art.1732). Hay obligaciones cuyo cumplimiento en plazo es
determinante para que el acreedor decida contratar y, el retardo en el cumplimiento equivale a la inejecución
definitiva.
1733.- Excepciones de las eximentes: Aunque ocurra el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento, el deudor es
responsable en los siguientes casos:
a. Si ha asumido el cumplimiento, aunque ocurra el caso fortuito o imposibilidad;
b. Si de una disposición legal resulta que no se libera por caso fortuito o imposibilidad de cumplimiento;
c. Si esta en mora, a no ser que sea mora irrelevante;
d. Si el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento sobreviene por su culpa;
e. Si el caso fortuito y, en su caso, la imposibilidad de cumplimiento que de el resulta, constituyen una
contingencia propia del riesgo de la cosa o la actividad;
f. Si esta obligado a restituir como consecuencia de un hecho ilícito.
La mora cesa si el deudor renuncia a valerse de los efectos de la mora de manera expresa o tácita, cuando se le da un
nuevo plazo para cumplir. También si existe pago o hay consignación y el pago debe ser integro, caso contrario, el
acreedor tiene derecho a rechazarlo.
DAÑO:
1737.- Concepto de daño: “Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento
jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia colectiva”. Esta definición
contempla los daños individuales y los colectivos y elimina la distinción entre daños de origen contractual o
extracontractual. No se indemnizan todos los daños, sino solo los que devienen jurídicamente relevantes
convirtiéndose en supuestos de daño reparable. El daño es el núcleo de todo el sistema de la responsabilidad civil, ya
que el fundamento del fenómeno resarcitorio es aquel daño que se valora como resarcible y no el acto que se califica
como ilícito; siendo esencial su presencia y su falta de justificación para que proceda la reparación del perjuicio. Por
ende, en su faz resarcitoria, la responsabilidad civil busca repartir justa y equitativamente los daños.
Posturas en torno al concepto de daño resarcible:
1. El daño como detrimento de un bien jurídico, entendiendo por tal a las cosas y a los bienes o derechos que no
son cosas, es decir, es el menoscabo que sufre una persona en sus bienes vitales naturales, ya sea en su
propiedad o en su patrimonio. Otros autores ampliaron esta definición, afirmando que también pueden verse
afectados bienes morales por lo que el daño no debe equipararse a la mera perdida pecuniaria. Si el hecho
vulnera un bien de significación económica es un daño patrimonial; si lesiona un bien sin carácter económico
es daño moral.
2. El daño como violación de un derecho subjetivo del damnificado que son el conjunto de facultades que
corresponden al individuo y que puede ejercitar para hacer efectivas las potestades jurídicas que las normas
legales le reconocen. El titular de ese derecho subjetivo posee un poder de actuar atribuido por la propia ley
para exigir que su interés sea satisfecho. Sin embargo, esta postura no contemplaba las situaciones donde se
afectaban intereses no reprobados por el ordenamiento jurídico que no conferían acción, por ejemplo, el
fallecimiento de una pareja con la que se convivía, pero no se estaba casado, pues, el supérstite no tenía un
derecho subjetivo para reclamar. El debate jurisprudencial sobre la cuestión llevo a una interpretación de daño
como afectación de un derecho subjetivo o interés jurídico.
3. El daño como lesión a un interés jurídico: El daño es la lesión a intereses jurídicos patrimoniales y
extrapatrimoniales, siendo patrimonial o moral según la índole del interés afectado. Basta que un interés no
esté reprobado por el ordenamiento jurídico para que se configure el daño y darle legitimación a la persona
para reclamar.
Elementos del daño resarcible:
1) Elemento material o sustancial constituido por el hecho físico que representa su núcleo interior;
2) Elemento formal proveniente de la norma jurídica, representado por la reacción suscitada en el ordenamiento
jurídico a consecuencia de la perturbación provocada en el equilibrio social y alteración perjudicial de un
interés jurídicamente tutelado.
Especies de daños:
- Actual o futuro: El actual ya ha sucedido; el futuro todavía no, aun cuando la causa generadora ya existe. Este
último puede ser cierto, que va a ocurrir inexorablemente o con alto grado de posibilidad; o incierto, que es
eventual, hipotético y no se indemniza. La posibilidad la juzga el magistrado.
- Patrimonial o extrapatrimonial: Según repercuta en el patrimonio de manera directa o indirecta. El daño
patrimonial directo comprende el lucro cesante (ganancias dejadas de percibir) y el daño emergente (la
perdida en los bienes, gastos en tratamiento); el indirecto comprende la incapacidad física o psíquica. El
extrapatrimonial repercute en los afectos, las emociones, incluyendo el daño al proyecto de vida.
- Moratorio y compensatorio: El daño derivado del cumplimiento tardío es moratorio; el compensatorio
corresponde a la inejecución definitiva.
- Previsible e imprevisible: El primero se da cuando, empleando la debida atención, se puede prever; es
imprevisible cuando no haya podido ser previsto.
- Daño del interés positivo: Tiene que ver con todos los rubros habría obtenido el acreedor si el contrato hubiera
sido celebrado.
- Daño al interés negativo/daño de confianza: Comprende los rubros indemnizatorios reflejan la compensación
de las perdidas o menoscabos que sufrió el acreedor como consecuencia de haber confiado en ese negocio.
Tiene en cuenta la situación en que estaba el acreedor antes de haber celebrado el contrato.
1738.- Aspectos indemnizatorios del daño. Se pueden reclamar los siguientes daños:
a. El daño emergente que consiste en la pérdida o disminución del patrimonio de la victima
b. El lucro cesante en el beneficio económico esperado de acuerdo con la probabilidad objetiva de su obtención.
En este caso, no se relaciona con los gastos efectuados o a ser efectuados en el futuro, sino que el menoscabo
patrimonial viene dado por las ganancias dejadas de percibir.
c. La pérdida de chances: En su faz patrimonial se indemniza la frustración de la oportunidad de obtener un
beneficio o de no realizar una erogación patrimonial. La diferencia es que en la perdida de chance esa
oportunidad no se tenia con seguridad, ni con una posibilidad objetiva elevada, sino que contiene un grado de
aleatoriedad mucho mayor. De todos modos, como el daño debe ser cierto, esa oportunidad perdida debe tener
objetivamente posibilidad de ocurrencia.
d. Incluye especialmente las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos de la víctima, de su
integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales legitimas y las que resultan de la
interferencia en su proyecto de vida.
1739.- Requisitos del daño resarcible: Para la procedencia de la indemnización debe existir un perjuicio directo o
indirecto, actual o futuro, cierto y subsistente al tiempo del resarcimiento, es decir, el mismo no debe haber sido
resarcido. La pérdida de chance es indemnizable en la medida en que su contingencia sea razonable y guarde una
adecuada relación de causalidad con el hecho generador. El daño debe ser cierto, que significa que debe existir, es
decir, ser real o efectivo y no meramente conjetural o hipotético; en ello se diferencia del daño eventual que es
meramente hipotético, de incierta realización y que ofrece escasas posibilidades de ocurrencia, por lo que no
corresponde su resarcimiento. Un daño también puede ser futuro sin que por ello deje de ser cierto, puesto que muchos
perjuicios pueden ser razonablemente previsibles que ocurrirán.
1740.- Principio de la reparación plena: “consiste en la restitución de la situación del damnificado al estado anterior al
hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie. La victima puede optar por el reintegro especifico, excepto que
sea parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero. En el caso
de daños derivados de la lesión al honor, la intimidad o la identidad personal, el juez puede, a pedido de parte, ordenar
la publicación de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del responsable”. El daño tiene que ser fijado al
momento de la decisión, es decir, cuando dicta sentencia y su cuantificación debe formularse en concreto, lo cual
viene a recoger el principio de individualización del daño.
1741.- Indemnización de las consecuencias no patrimoniales: “Esta legitimado para reclamar la indemnización de las
consecuencias no patrimoniales el damnificado directo. Si del hecho resulta su muerte o sufre gran discapacidad
también tienen legitimación a título personal, según las circunstancias los ascendientes, descendientes, el cónyuge y
quienes convivan con aquel, recibiendo trato familiar ostensible. La acción solo se transmite a los sucesores
universales del legitimado si es interpuesta por este”.
1742.- Atenuación de la responsabilidad. “El juez, al fijar la indemnización, puede atenuarla si es equitativo en
función del patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho. Esta facultad no
aplica en caso de dolo del responsable”. Así, a pesar de que el principio es que la reparación sea plena, la
indemnización puede ser atenuada por cuestiones de equidad y, también hay otras limitaciones dadas por la ley (ej: en
el caso de un despido laboral ya está predeterminado como determinar el monto indemnizatorio) o; las mismas partes
pueden acordar la cuantía del daño.
1744.- Prueba del daño: “El daño debe ser acreditado por quien lo invoca, excepto que la ley lo impute o presuma o
que surja notorio de los propios hechos”. Como regla el daño puede ser probado a través de cualquier medio
probatorio (inclusive a través de presunciones).
1745.- Indemnización por fallecimiento: En caso de muerte la indemnización debe consistir en:
a) Los gastos necesarios para asistencia y posterior funeral de la víctima. El derecho a repetirlos incumbe a quien
los paga, aunque sea en razón de una obligación legal;
b) Lo necesario para alimentos del cónyuge, conviviente, hijos menores de 21 con derecho alimentario, hijos
incapaces o con capacidad restringida, aunque no hayan sido declarados judicialmente; esta indemnización
procede aun cuando otra persona deba prestar alimentos al damnificado indirecto; el juez, para fijar la
reparación, debe tener en cuenta el tiempo probable de vida de la víctima, sus condiciones personales y las de
los reclamantes;
c) La pérdida de chance de ayuda futura como consecuencia de la muerte de los hijos; este derecho también
compete a quien tenga la guarda del menor fallecido. Esto en virtud de que la muerte del hijo menor de edad
puede constituir para sus padres la perdida de una chance económica, que se traduce en la frustración de una
expectativa de asistencia y apoyo futuro en la ancianidad.
1746.- Gastos presumidos- Indemnización por lesiones o incapacidad física o psíquica. En caso de lesiones o
incapacidad permanente, física o psíquica, total o parcial, la indemnización debe ser evaluada mediante la
determinación de un capital, de tal modo que sus rentas cubran la disminución de la aptitud del damnificado para
realizar actividades productivas o económicamente valorables, y que se agote al término del plazo en que
razonablemente pudo continuar realizando tales actividades. Se presumen los gastos médicos, farmacéuticos y por
transporte que resultan razonables en función de la índole de las lesiones o la incapacidad. En el supuesto de
incapacidad permanente se debe indemnizar el daño, aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea
remunerada. Esta indemnización procede aun cuando otra persona deba alimentos al damnificado.
El problema que se presentó consistía en establecer la suma de dinero destinada a borrar el perjuicio. En el fallo
Méndez, la Cámara concluyo que la incapacidad sufrida por el trabajador puede causarle daños en sus relaciones
sociales, deportivas, artísticas y otras, además de poder sufrir lo que se llama “posibilidad futura de ascenso en su
carrera”. En este caso se introdujeron cambios a la formula “Vuotto”, agregando una variable nueva para tener en
cuenta la posibilidad de desarrollo.
- Daño psíquico: Se configura mediante una alteración patológica de la personalidad, una perturbación del equilibrio
emocional que afecta toda el área del comportamiento, que se traduce en una disminución de las aptitudes para el
trabajo, y la vida de relación, y que, como toda incapacidad, debe ser probada en cuanto a su existencia y magnitud. El
art. 1746 admite una indemnización por incapacidad psíquica de la víctima.
- Daño moral: Es una aminoración de la subjetividad de la persona humana, una modificación disvaliosa del espíritu
que le es perjudicial en el desenvolvimiento de las capacidades de entender, querer o sentir que es consecuencia de la
afectación de un interés no patrimonial. Su modo de estar es diferente al que se encontraba el sujeto antes del hecho y
que le es desfavorable o anímicamente sustancial. En los bienes extrapatrimoniales, la reparación plena es más difícil
porque si alguien sufre en sus sentimientos el hecho no puede borrarse. La indemnización se orienta a que la víctima
tenga medios para tener una satisfacción que de alguna forma compense el daño sufrido.
Diferencia entre el daño moral y el daño psíquico: El daño moral es un daño extrapatrimonial y presumible (se prueba
a través de las presunciones). El daño psíquico es un daño patrimonial indirecto porque recae sobre la integridad
psicofísica de la víctima, que se encuentra en una situación de afectación a su salud mental (no puede salir a la calle,
no quiere manejar, tiene cuadro depresivo que afecta su concentración) y puede requerir un tratamiento. El daño
psíquico puede ser permanente o temporario y lo que lo caracteriza es que el quebranto es patológico; la víctima se ha
enfermado y debe probarse mediante pericia (no se presume). También se reconoce un rubro indemnizatorio que es el
del gasto de tratamiento psicológico.
- Daño estético: Algunas lesiones afectan la estética de la víctima que pueden llegar a mermar su capacidad de generar
ganancias (por ejemplo, una modelo que le queda una cicatriz en la cara) o bien, solo ser una lesión a sus sentimientos.
Este tipo de daño no es un rubro indemnizatorio autónomo, sino que puede ser considerado al calcular el resarcimiento
por incapacidad o el daño moral, si influye en las posibilidades patrimoniales presentes y futuras de la víctima; o en
sus padecimientos espirituales, respectivamente.
- Interferencia en el proyecto de vida: El art. 1737 contempla la interferencia al proyecto de vida como daño
resarcible. Solo el ser humano es capaz de formular proyectos. Si la persona padece una incapacidad permanente,
puede ver frustrado su proyecto de vida y dicho daño tiene que ser integrado a la incapacidad, si dicha frustración
tiene contenido patrimonial indirecto, o al daño moral, en caso de que solo afecte sus intereses espirituales. Este daño
puede ser a título de chance, pero debe ser previsible.
1747.- El resarcimiento del daño moratorio es acumulable al del daño compensatorio o al valor de la prestación y, en
su caso, a la clausula penal compensatoria, sin perjuicio de la facultad morigeradora del juez cuando esa acumulación
resulte abusiva.
1748.- El curso de los intereses comienza desde que se produce cada perjuicio.
- Clausula penal:
Además de la cuantificación legal o judicial del daño, este puede ser cuantificado convencionalmente por las partes
(vía más usada) quienes, en uso de las facultades de la autonomía de la voluntad del art. 959 del CCyC pueden
establecer, de forma anticipada al incumplimiento de la obligación, cuál será la prestación a realizar o el monto a
reparar ante la ocurrencia del daño. El art. 790 dispone que “la cláusula penal es aquella por la cual una persona, para
asegurar el cumplimiento de una obligación, se sujeta a una pena o multa en caso de retardo o de no ejecutar la
obligación”. Tiende a asegurar el cumplimiento de la obligación principal, a través del establecimiento de una pena
privada para el caso de incumplimiento absoluto o relativo. El fundamento de esto es que, los contratantes, en el
ejercicio de la libertad contractual y de su autonomía de voluntad, pueden generar sus propias reglas de
comportamiento, y deben someterse a lo pactado como a la ley misma, puesto que todo contrato válidamente
celebrado, es obligatorio para quienes lo realizan; y su contenido solo puede ser modificado o extinguido por acuerdo
de partes o en los supuestos en que la ley lo prevé (959).
Esta cláusula penal cumple una función de garantía a favor del acreedor, porque refuerza el cumplimiento y lo aliviana
de la carga probatoria del perjuicio, porque basta el incumplimiento total o la demora en el cumplimiento para que la
cláusula penal se torne operativa, ya que ello por si solo resulta ser una condición suficiente para tal fin (si el deudor
no puede demostrar el pago o la imposibilidad de cumplimiento, va a tener que cumplir con la pena). Además, el
acreedor se garantiza de que, si no se logra el cumplimiento esperado, por medio de la cláusula penal lograra una
liquidación de los daños padecidos, sin necesidad de acudir a una instancia judicial.
El sujeto pasivo de la cláusula penal puede ser el deudor (1790 y 801) o un tercero y en ese caso se aplican
análogamente las reglas de la fianza. El objeto de la cláusula penal puede ser el pago de una suma de dinero o
cualquier otra prestación que pueda ser objeto de las obligaciones, bien sea en beneficio del acreedor o de un tercero
(1791). También puede ser establecida en una prestación única (sucesiva, instantánea, fraccionada) o en una serie de
prestaciones escalonadas de progresiva agravación en relación con el grado de incumplimiento o duración del retraso,
pudiendo incluso pactarse en favor del acreedor o de un tercero.
Funciones:
a. Función compulsiva: Crea una motivación especial en el deudor, un incentivo que lo moviliza al
cumplimiento de la obligación principal, a fin de evitar la imposición de la pena prevista en ella. Esta función
emana del art. 790 y su finalidad de compeler al deudor sobresale cuando el monto establecido como pena es
notoriamente superior al del perjuicio que pudiera suscitarse ante el incumplimiento de la obligación
principal; el art. 792 establece que, si el deudor no cumple la obligación en el tiempo convenido, debe la pena.
b. Función indemnizatoria/resarcitoria: Fija de antemano el monto indemnizatorio para el caso de
incumplimiento absoluto y total de la obligación principal, por lo que, la pena, sustituye la obligación o la
desplaza, aunque no haya perjuicio para el deudor y aun cuando sea pactada a favor de un tercero. El monto
establecido en la cláusula no debe guardar necesariamente relación con el perjuicio que se estima se produzca
ante el incumplimiento de la obligación principal. Una vez ocurrido el incumplimiento previsto en la clausula
penal, el acreedor no está obligado a probar la existencia y entidad del daño sufrido, sino que tiene derecho a
reclamar la pena sin necesidad de acreditar haber experimentado perjuicio alguno, puesto que el efecto
sancionador derivado del mero incumplimiento hace innecesaria la tasación de daños al exonerar al acreedor
de toda prueba de los daños; así, la pena es exigible por el acreedor independientemente de que el
incumplimiento imputable al deudor haya provocado o no daños y perjuicios; y si los provocó,
independientemente de su cuantía y de su prueba. En cambio, sí resulta claro y evidente que la pena o multa
impuesta en la obligación suple la indemnización de los daños; por lo cual, una vez percibida por el acreedor,
este no tendrá derecho a reclamar ninguna otra indemnización, aun cuando acredite que la pena es insuficiente
para compensar la reparación de los daños sufridos (793).
Clasificación:
a. Compensatoria: Es fijada para prever las consecuencias del incumplimiento absoluto y definitivo (se debe ante
la no ejecución de la obligación), por lo tanto, la pena sustituye la indemnización por daños. Desde la mora
del deudor, el acreedor puede pedir el cumplimiento de la obligación principal o la pena como indemnización,
a su arbitrio, pero no ambas, pues, el acreedor no puede pretender acumular el monto de la pena previsto en la
cláusula penal compensatoria con la prestación incumplida y/o los daños sufridos, excepto que se haya
estipulado que el pago de la pena no extingue la obligación principal (797).
El deudor puede optar por eximirse de cumplir la obligación con el pago de la pena únicamente si se reservó
expresamente este derecho, es decir, como la cláusula penal es accesoria al negocio principal, el deudor no
puede optar por cumplir con el negocio principal optando por pagar la pena, salvo si se reservó ese derecho
previamente (796). El acreedor no está obligado a probar que ha sufrido perjuicios, ni el deudor puede
eximirse de satisfacerla, acreditando que el acreedor no sufrió perjuicio alguno (794).
b. Moratoria: Es prevista para el caso de incumplimiento relativo de la obligación, ya sea por simple retardo o
por cumplimiento irregular, parcial, de mora o de cumplimiento defectuoso. En este caso, la pena prevista en
la cláusula para el supuesto de incumplimiento se acumula a la prestación principal (797) o a la pena
compensatoria, si estuviera prevista (793). Al acreedor, pues, le bastará acreditar el retardo, la mora, o el
incumplimiento defectuoso de la prestación cuyo pago en tiempo y forma se pretendió asegurar con la
cláusula penal.
- Prueba: La ley no prevé una forma específica para la cláusula penal, pero entiende que como es accesoria de
un negocio principal, si establece una determinada forma para este negocio, la cláusula penal deberá observar
la misma forma.
Caracteres:
RELACION DE CAUSALIDAD:
1726.- Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo adecuado de causalidad con el
hecho productor del daño. Excepto disposición legal en contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las
mediatas previsibles. Para que se pueda adjudicar a una persona determinado resultado y deba reparar el daño, es
imprescindible la existencia de un nexo causal entre su accionar y la consecuencia dañosa; o bien entre la acción del
dependiente, o de la cosa de la cual se es dueño o guardián y dicha consecuencia. Sin embargo, no todo antecedente de
un resultado constituye su causa, sino que la condición debe asumir una entidad especial para producir ese resultado,
caso en el cual se eleva a la categoría de “causa jurídicamente relevante del perjuicio”.
- 1760.- Cosa suspendida o arrojada. Si de una parte de un edificio cae una cosa, o si ésta es arrojada, responden
los dueños y ocupantes.
- 1761.- Autor anónimo. Si el daño proviene de un miembro no identificado de un grupo determinado
responden solidariamente todos sus integrantes.
- 1762.- Si un grupo realiza una actividad peligrosa para terceros, todos sus integrantes responden
solidariamente por el daño causado por uno o más de sus miembros.
Presunciones de causalidad: A nivel de autoría, se presume que el autor material es el autor jurídico, por ejemplo, el
dueño o guardián de una cosa riesgosa o viciosa (art.1757). A nivel de adecuación, se presume que ciertos daños son
consecuencias inmediatas o mediatas previsibles, salvo prueba en contrario.
1728.- Previsibilidad contractual: (es un caso específico): “En los contratos se responde por las consecuencias que las
partes previeron o pudieron haber previsto al momento de su celebración, de acuerdo a los hechos que el deudor
conocía o debió conocer al obligarse. Cuando existe dolo del deudor, la responsabilidad se fija tomando en cuenta
estas consecuencias también al momento del incumplimiento”. Ello porque si se indemnizan consecuencias que no
resultaron previstas por las partes, o no pudieron ser razonablemente previstas, se alteraría la ecuación económica del
contrato, y se obligaría al deudor a un sacrificio mayor al que creyó asumir al celebrarlo. Lo que dispone el
mencionado artículo se refiere únicamente a los contratos paritarios, donde se supone que rige plenamente la
autonomía privada para delimitar las obligaciones asumidas por cada una de las partes y, por ello, de prever las
consecuencias del eventual incumplimiento. Este articulo dialoga con lo previsto por el art. 961, de acuerdo al cual el
contenido del contrato se extiende, no solo a lo expresamente previsto, sino también a lo que puede considerarse
comprendido “con los alcances en que razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y previsor”. De
ahí que la razonabilidad se constituye como el criterio de ponderación de lo que se considera previsible.
Así, pese a la unificación del sistema de responsabilidad, el CCyC mantiene una distinción en cuanto a la
determinación de las consecuencias resarcibles, ya que, según el art. 1728, adopta el parámetro de la previsibilidad
para la responsabilidad contractual, mientras que los arts. 1726 y 1727 determinan la regla de la relación de causalidad
adecuada para la orbita extracontractual.
Prueba de la relación de causalidad-reglas:
La carga de la prueba corresponde a quien la alega, excepto que la ley la impute o la presuma.
La prueba de la causa ajena o de imposibilidad de cumplimiento recae sobre quien la invoca (art. 1736).
El art. 375 CPCCN determina que la carga de la prueba le incumbe a la parte que afirme un hecho
controvertido y que cada una de las partes deberá probar el presupuesto de hecho de la norma o normas que
invocara como fundamento de su pretensión.
En ciertos casos, el juez, ante la imposibilidad de reconstruir los hechos, puede invertir la carga de la prueba.
Así lo dispone el articulo 1735.- “Facultades judiciales”: “No obstante, el juez puede distribuir la carga de la
prueba de la culpa o de haber actuado con la diligencia debida, ponderando cuál de las partes se halla en mejor
situación para aportarla. Si el juez lo considera pertinente, durante el proceso debe comunicar a las partes que
aplicará este criterio, de modo de permitir a los litigantes ofrecer y producir los elementos de convicción que
hagan a su defensa.”
Factores que pueden afectar la cadena causal:
- El hecho de la víctima: Cuando el accionar de la victima genera el resultado dañoso, la ley le hace cargar a
ella las consecuencias. El art. 1729 dispone que “la responsabilidad puede ser excluida o limitada por
incidencia del hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el contrato dispongan
que debe tratarse de su culpa, dolo o de cualquier otra circunstancia especial”. Incluso la acción involuntaria
del damnificado puede tener aptitud para causar la ruptura del nexo causal, porque no interesa la culpabilidad
a la hora de evaluar la causalidad.
- El hecho de un tercero: Si el resultado dañoso procede del obrar de un tercero con quien el demandado no
tiene vinculo alguno, tal tercero debe hacerse responsable por la reparación de los perjuicios causados a la
víctima. El art. 1731 dispone que “para eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el hecho de un tercero
por quien no se debe responder debe reunir los caracteres del caso fortuito”. El hecho de un tercero no exime
la responsabilidad, ambos van a ser codeudores solidarios frente a la víctima que va a poder reclamarle a
cualquiera de los dos.
- Caso fortuito o fuerza mayor: Caracteres: 1) imprevisibilidad; 2) inevitabilidad. El hecho que configura el
caso fortuito tiene que ser extraño o ajeno al presunto responsable y al riesgo propio de la cosa.
FACTORES DE ATRIBUCION:
Es el fundamento necesario por el cual se le atribuye a una determinada persona el deber de responder. Es un aspecto
exclusivo de la función resarcitoria de la responsabilidad civil. El art. 1721 dispone “La atribución de un daño al
responsable puede basarse en factores objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el factor de atribución es la
culpa”. En los factores subjetivos la culpabilidad del agente resulta determinante, es decir que interesa su conducta
culposa o dolosa.
1722.- Factor objetivo. El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los efectos de
atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la causa ajena, excepto disposición legal
en contrario.
Muchas veces son las cosas las que intervienen activamente en la producción de un daño, escapando en cierto modo
de la acción del hombre. Lo cierto es que cuando un factor objetivo de responsabilidad se halla en juego, generalmente
varios sujetos serán convocados a reparar los daños; algunos de ellos serán más solventes que otros y/o contarán con
cobertura asegurativa. De esta manera se proporciona una mejor protección a la víctima del perjuicio injusto porque
mejoran las chances de encontrar al menos un responsable solvente.
En los casos de responsabilidad objetiva, la antijuridicidad se presenta como un “posterius” porque a priori no hay
conducta reprochable, porque crear un riesgo implica un peligro en abstracto, no en concreto, es decir, la actividad
riesgosa es lícita, en tanto no esté expresamente prohibida en las leyes, y el deber de responder surge del resultado
final que será atribuible a quien actuo u omitió obrar con relación a determinada cosa o actividad, aun licita y que es el
titular de aquella cosa o actividad de causo un daño. Entonces, varia el momento de valoración de la antijuridicidad.
1723.- Cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo convenido por las partes, surge que el deudor debe
obtener un resultado determinado, su responsabilidad es objetiva. En el terreno contractual, la responsabilidad objetiva
se configura cuando el deudor no obtiene el resultado determinado o eficaz comprometido.
El CCyC prevé la aplicación de factores de atribución de responsabilidad objetivos para ciertos supuestos de
“responsabilidad directa”:
. - Responsabilidad por actos involuntarios (1750): El agente dañoso responde por “equidad” si el daño fue causado
por un “acto involuntario”. Al mismo tiempo se puede limitar la indemnización, también por razones de equidad.
. - Responsabilidad por el hecho de terceros:
1753.- El principal responde objetivamente por los daños que causen los que están bajo su dependencia, o las personas
de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con
ocasión de las funciones encomendadas. La falta de discernimiento del dependiente no excusa al principal. La
responsabilidad del principal es concurrente con la del dependiente.
1754.- Hecho de los hijos. Los padres son solidariamente responsables por los daños causados por los hijos que se
encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos, sin perjuicio de la responsabilidad personal y
concurrente que pueda caber a los hijos.
1756.- Los delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental, los tutores y los curadores son responsables por el
daño causado por quienes están a su cargo. Sin embargo, se liberan si acreditan que les ha sido imposible evitar el
daño; tal imposibilidad no resulta de la mera circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de su presencia. El
establecimiento que tiene a su cargo personas internadas responde por la negligencia en el cuidado de quienes,
transitoria o permanentemente, han sido puestas bajo su vigilancia y control.
. – Responsabilidad derivada de la intervención de cosas y ciertas actividades:
1757.- Hecho de las cosas y actividades riesgosas. Toda persona responde por el daño causado por el riesgo o vicio de
las cosas, o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o por las
circunstancias de su realización. La responsabilidad es objetiva. No son eximentes la autorización administrativa para
el uso de la cosa o la realización de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención. Una cosa es
riesgosa cuando tiene por sí misma una potencialidad para causar un daño. Lo que fundamenta la responsabilidad es
que si una persona introduce en la sociedad una cosa que tiene potencialidad para causar daño, tiene que asumir la
responsabilidad. Se aplica la teoría del riesgo creado y quedan subsumidos los siguientes supuestos:
a. Los daños causados por cosas que son riesgosas por su propia naturaleza.
b. Los daños causados por cosas que no son intrínsecamente riesgosas, pero producen un daño por la
intervención o participación activa del sujeto (ej automóvil).
c. Los daños causados por actividades riesgosas, que incluyen los derivados del riesgo empresario. Existe una
combinación de elementos humanos, mecánicos y materiales que generan el peligro.
1758.- Sujetos responsables: El dueño y el guardián son responsables concurrentes del daño causado por las cosas, es
decir, ambos responden por el total. Se considera guardián a quien ejerce, por si o por terceros, el uso, la dirección y el
control de la cosa o quien obtiene un provecho de ella. Estos no responden si prueban que la cosa fue usada en contra
de su voluntad expresa o presunta. En caso de actividades riesgosas o peligrosas responde quien la ejecuta; quien se
sirve de ella (obtiene un beneficio) por si o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación especial. Lo que
adopta el código es la teoría de la guarda intelectual, es decir que, el guardián es quien tiene el uso (guarda material),
la dirección (guarda jurídica), el control de la cosa, y tiene que ser autónomo.
1759.- El daño causado por animales queda comprendido en el artículo 1757.
. - Responsabilidad colectiva y anónima (1760 a 1761).
. - Supuestos especiales de responsabilidad que incluye la de los establecimientos educativos, la derivada de siniestros
viales, entre otros.
. - Garantía: Se atribuye a un sujeto el deber de procurar la inocuidad y velar por la seguridad ajena en el desarrollo de
ciertas actividades, con el compromiso de que si se producen daños en determinadas circunstancias, se afrontara su
resarcimiento. En esencia, supone la atribución de responsabilidad objetiva al principal o comitente, por daños
causados a terceros por sus subordinados. Pero la garantía también se halla presente en la responsabilidad de los
padres por los daños causados por sus hijos (1754) y en la de los titulares de establecimientos educativos
por perjuicios causados por alumnos menores de edad (1767). La reparación fundada en el deber de garantía requiere:
i) relación de dependencia; ii) hecho antijuridico del subordinado o tercero incorporado al cumplimiento de la
obligación; iii) que el daño sea causado en ejercicio o con ocasión de la funcion.
1724.- Factores subjetivos. Son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo. La culpa consiste en la omisión de
la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar.
Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o profesión. El dolo se configura por la producción
de un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.
En este caso, se trata de una atribución de responsabilidad basada en un reproche sobre la conducta del agente
dañador.
1725.- Valoración de la conducta. Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las
cosas, mayor es la diligencia exigible al agente y la valoración de la previsibilidad de las consecuencias. Cuando
existe una confianza especial, se debe tener en cuenta la naturaleza del acto y las condiciones particulares de las
partes. Para valorar la conducta no se toma en cuenta la condición especial, o la facultad intelectual de una persona
determinada, a no ser en los contratos que suponen una confianza especial entre las partes. En estos casos, se estima el
grado de responsabilidad, por la condición especial del agente.
Lo primero que hay que determinar es la imputabilidad de primer grado, es decir, si la persona obro de manera
voluntaria (con discernimiento, intención y libertad) y que existan hechos exteriores por los cuales se manifieste esa
voluntad. Luego, pasamos a analizar la imputabilidad de segundo grado, que tiene que ver con el reproche de conducta
propiamente dicho, es decir, juzgar si hubo culpa o dolo.
La culpa: En principio, la valoración de la culpa se realiza en concreto, pero también con ciertos grados de
abstracción, esto significa que cuando se analiza la conducta de la persona, para determinar si obro con culpa se va a
tener en cuenta la naturaleza de la obligación que asumió en ese momento y, además, las circunstancias de tiempo y
lugar. Se caracteriza por la ausencia de la intención de perjudicar a otro y por la falta de las diligencias adecuadas para
evitar la producción del daño. Puede asumir distintas formas:
- La imprudencia: Se obra precipitadamente, sin prever las consecuencias que pueden derivar de ese obrar
irreflexivo. Supone un exceso en la actuación del agente, que debió moderarse para evitar el daño.
- La negligencia: Omisión de cierta actividad que habría evitado el resultado dañoso. No se hace o se hace
menos de lo debido.
- La impericia: Infracciones profesionales típicas, siendo que todos los profesionales deben poseer los
conocimientos teóricos y prácticos pertinentes y obrar con previsión y ajuste a éstos.
En principio quien alega la culpa debe probarla, pero se prevén facultades judiciales para la distribución de la carga de
la prueba de la culpa o de haber actuado con la diligencia debida ponderando cuál de las partes se halla en mejor
situación para aportarla. El presunto culpable va a tener que probar la eximente de responsabilidad, en este caso será
que actuó con diligencia.
El dolo: Se asocia a la intención maligna de perjudicar a otro. El código reconoce dos acepciones de dolo: a) el dolo
como vicio de la voluntad como “aserción de lo falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o
maquinación que se emplee para la celebración del acto” que genera el deber de reparar de los responsables; b) el dolo
obligacional, referido al incumplimiento intencional de una obligación, que habilita la resolución del contrato. Las
consecuencias en caso de dolo son mas severas en materia de daños, pues, si bien en ocasiones los jueces pueden
atenuar las indemnizaciones por razones de equidad, ello resulta imposible si el agente del daño obro con dolo.
Además, en los contratos paritarios, si bien solo se responde por las consecuencias que las partes previeron o pudieron
prever al momento de su celebración, cuando existe dolo del deudor, la responsabilidad se fija tomando en cuenta
estas consecuencias también al momento del incumplimiento. Si bien por lo general no podrá probarse la intención de
dañar a otro como hecho psicológico, la prueba de indicios y las presunciones podrán resultar sugerentes de un obrar
doloso.
ACCIONES DE RESPONSABILIDAD:
1774.- Independencia. La acción civil y la acción penal resultantes del mismo hecho pueden ser ejercidas
independientemente. En los casos en que el hecho dañoso configure al mismo tiempo un delito del derecho criminal,
la acción civil puede interponerse ante los jueces penales, conforme a las disposiciones de los códigos procesales o las
leyes especiales.
1775.- Suspensión del dictado de la sentencia civil. Si la acción penal precede a la acción civil, o es intentada durante
su curso, el dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse en el proceso civil hasta la conclusión del proceso
penal, con excepción de los siguientes casos donde si podrá expedirse sin necesidad de esperar que se expida el juez
penal:
a. si median causas de extinción de la acción penal; Por ejemplo, si muere el imputado, la acción penal expira, pero la
acción civil puede continuar contra los herederos.
b. si la dilación del procedimiento penal provoca, en los hechos, una frustración efectiva del derecho a ser
indemnizado;
c. si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo de responsabilidad. Ello porque el juez
penal lo que va a valorar son conductas, en cambio; si lo que vamos a valorar en el caso de responsabilidad civil es
objetivo, ya no es relevante la conducta que haya tenido la persona.
1776.- Condena penal. La sentencia penal condenatoria produce efectos de cosa juzgada en el proceso civil respecto
de la existencia del hecho principal que constituye el delito y de la culpa del condenado.
El art. 29 del Código Penal establece que la sentencia condenatoria podrá ordenar la indemnización del daño material
y moral causado a la víctima, a su familia o a un tercero, fijándose el monto prudencialmente por el juez en defecto de
plena prueba. El juez penal solo va a poder hacer esto a petición de parte, no puede hacerlo de oficio. El articulo prevé
los casos de sentencia condenatoria, pero si la sentencia penal es absolutoria, vía interpretación se optó porque el juez
también pueda hacer prevalecer los daños civiles en caso de sentencia absolutoria.
1777.- Inexistencia del hecho, de autoría, de delito o de responsabilidad penal. Si la sentencia penal decide que el
hecho no existió o que el sindicado como responsable no participó, estas circunstancias no pueden ser discutidas en el
proceso civil. Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito penal o que no compromete la
responsabilidad penal del agente, en el proceso civil puede discutirse libremente ese mismo hecho en cuanto
generador de responsabilidad civil.
1778.- Excusas absolutorias. Las excusas absolutorias penales no afectan a la acción civil, excepto disposición legal
expresa en contrario.