Monografia La Cruz de Cristo Como Fundam

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UNIVERSIDAD ADVENTISTA DEL PLATA

FACULTAD DE TEOLOGÍA
Libertador San Martín, Entre Ríos, Argentina

La cruz de Cristo como fundamento de las doctrinas de la Iglesia Adventista del Séptimo
Día

Monografía
realizada en cumplimiento
de los requisitos de la materia
Monografía de Investigación

por
Juan Gabriel López

Junio 2020
2

Contenido

CAPITULO I .............................................................................................................................. 3
Título .......................................................................................................................................... 3
Presentación del tema ................................................................................................................. 3
Bibliografía introductoria ........................................................................................................... 3
Definición del área de estudio .................................................................................................... 4
Antecedentes del problema ........................................................................................................ 4
Planteamiento del problema ....................................................................................................... 6
Revisión bibliográfica ................................................................................................................ 7
Propósito del estudio ................................................................................................................ 11
Objetivos específicos................................................................................................................ 11
Declaración de hipótesis........................................................................................................... 11
Justificación del estudio ........................................................................................................... 11
Definición de términos ............................................................................................................. 12
Delimitación del estudio........................................................................................................... 13
Limitaciones del tesista ............................................................................................................ 13
Metodología ............................................................................................................................. 14
CAPITULO II .......................................................................................................................... 14
Breve introducción a la confección histórica de las creencias fundamentales IASD. ............. 14
Breve descripción de los acontecimientos contemporáneos al congreso de la AG en 1888 d.C.
............................................................................................................................................. 17
Aproximaciones al desarrollo de la salvación en la historia del cristianismo .......................... 22
Breve descripción de las experiencias y enseñanzas obtenidas del congreso de Minneapolis 27
La creencia fundamental de La Experiencia de la Salvación y su relación con el cuerpo
doctrinal de la IASD. ........................................................................................................... 31
CAPITULO III ......................................................................................................................... 34
BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................................... 36
3

CAPITULO I

Título

La cruz de Cristo como fundamento de las doctrinas de la Iglesia Adventista del

Séptimo Día.

Presentación del tema

Después de la revisión bibliográfica externa y posterior consulta del material

propuesto por la cátedra, se optó por la elección de un tema que responde a las necesidades

actuales de la Iglesia; y no solo esto, sino que penetra hasta lo más profundo de la vida del

ser humano, a saber, la espiritualidad.

La cruz de Cristo es la gran atracción del universo; es donde todo hombre debiera

aproximarse a fin de morir temporalmente, para vivir eternamente. El calvario, es el lugar

donde todo ser humano debería anclar sus pensamientos, acciones y sentimientos. En ese

elemento de tortura, el madero, es donde bien se encuentra el verdadero manantial que puede

saciar la sed natural e inagotable de algo que no se posee. Lo único que puede dar paz al

hombre marcescible, es el conocimiento y aceptación de Cristo Jesús; y su relevación

suprema, es en su crucifixión. Como expresa el apóstol Pablo, la médula del conocimiento

y de la vida misma no puede ser otra que “Cristo crucificado” (1Co 2:2).

Bibliografía introductoria

Una vez analizada una cantidad considerable de bibliografía, se ha optado por hacer

uso de fuentes de información en su mayoría pertenecientes a la Iglesia Adventista cuyos

autores serán revelados en la revisión de la bibliografía. Esto ocurre naturalmente, debido a

que el tema a tratar tiene lugar en la historia y el presente de nuestra Iglesia.


4

Vale destacar que, de cada fuente, se ha seleccionado diversos archivos de gran

trascendencia a la hora de clarificar el camino a recorrer. Las mismas, se presentadas a

continuación:

 https://egwwritings.org/
 https://www.adventistarchives.org/
 https://www.ministrymagazine.org/
 https://adventistdigitallibrary.org/
 https://www.adventistbiblicalresearch.org/es
 https://catalogobiblioteca.uap.edu.ar/ebsco/a-teol
 https://www.academia.edu/
 https://b-ok.cc/
 http://elrincondelteologo.blogspot.com

También será considerado dentro de la bibliografía, el Tratado de Teología

Adventista, el libro de las 28 Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, y el libro

Preguntas Sobre Doctrinas.

Definición del área de estudio

Después de considerar y analizar lo presentado por el material de estudio brindado

por la materia, el área en la que estará principalmente centrada esta investigación, será en la

de Teología Sistemática.

La misma, abarca el estudio de las creencias y la necesidad de obtener conclusiones

para aplicar las enseñanzas de la Biblia a la vida actual. Se aplica cuando los miembros y la

comunidad necesitan una respuesta bíblica acerca de situaciones contemporáneas.

Antecedentes del problema

La teología vinculada con la cruz de Cristo siempre ha sido de gran atracción para el

investigador. Se entiende que la experiencia de Cristo en la cruz es el centro de las Escrituras,

y debería ser el eje de la vida de todo cristiano. Es el punto de equilibrio brindado por el

cielo, a fin de que se pueda tener una vida que se mida con la vida de Dios.
5

No es de extrañar, que, ante semejante desafío atravesado por la iglesia en el congreso

de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día (AG1) en Minneapolis en el

año 1888 d.C., haya sido este precioso gesto de amor el que haya desatado las ligaduras que

oprimían los corazones de los creyentes de antaño.

Según lo que se puede percibir, solo las Escrituras eran la fuente de toda verdad y

conducta. En aquel momento de la historia de la iglesia donde reinó la incertidumbre, la

tensión, y una cada vez más creciente angustia, fue el estudio del gran sacrificio de amor

hecho por Jesús y plasmado fidedignamente en la Palabra de Dios, el que abrió paso a través

de la oscuridad para que brille la justicia de Cristo en cada corazón. Fue a través de la

dirección del Espíritu Santo y el férreo estudio de la Biblia, cómo los pioneros lograron

sobreponerse a las vicisitudes de la vida para fortalecer y orientar gran parte de las doctrinas

de la Iglesia Adventista.

Hoy en día, nuestra querida Iglesia no está exenta de grandes peligros y falencias. El

enemigo de las almas está interesado especialmente en la distracción y la ruina del remanente

de Dios en este mundo. Así como en el siglo XIV los primeros adventistas lucharon contra

el legalismo y la falsa doctrina de la salvación por obras, hoy en día, debemos superar los

embates de la falsa teología de liberación y sentimentalismo que crece cada día más en

nuestro mundo. Esta espuria doctrina, propone que como Cristo pagó las demandas del

Decálogo, ya no hay necesidad de obedecer a Dios. Cualquier estudioso de las Escrituras

bien sabe que esta falaz doctrina carece de total sustento bíblico.

En la cruz, se puede ver el punto exacto entre fe y obras. Es en donde aprendemos

que por una fe y comunión viva con el Salvador, podremos obtener como resultados unas

obras dignas de la vida eterna. La Iglesia Adventista, con la Biblia en la mano y el poder del

1
Abreviatura comúnmente aceptada para denominar la Asociación General de los Adventistas del Séptimo
Día.
6

Espíritu en el corazón, debe contarle y mostrarle por experiencia al mundo que, si bien Cristo

murió, las demandas de la Ley divina siguen vigentes y Dios “no dará por inocente la

culpable” (Nm 14:18).

Planteamiento del problema

Profundizando levemente en el planteamiento, lo que se buscará realizar, es aprender

cómo el sacrificio de Cristo, conocido a través del estudio sistemático de las Escrituras, logró

ser de utilidad vital para fortalecer y encaminar la fe práctica de la Iglesia en el momento del

congreso de la AG llevado adelante en Minneapolis, en el año 1888 d.C. En aquel entonces,

como algo se ha comentado a lo largo del presente documento, la fe de muchas personas

estaba en juego. Esto ocurría, debido al interés excesivo en las obras (Ley) y a la predicación

de las doctrinas distintivas, en lugar de entender que tales doctrinas y su cumplimiento son

el resultado de la fe en el sacrificio salvífico de Jesús.

Una vez obtenido este conocimiento, se procederá a utilizarlo para ser comparado

con la situación que atraviesa nuestra Iglesia en el mundo que le toca vivir. En el presente,

la Iglesia está navegando por una realidad que se acerca al otro extremo, a saber, que las

personas hacen uso del sacrificio expiatorio de Cristo, para continuar en sus pecados y restar

importancia a la santa Ley de Dios.

A modo de conclusión, todo tenderá a satisfacer las demandas de la pregunta

problema. Sin más preámbulo, el anhelo sincero y ferviente del investigador, será dar

respuesta a la pregunta de:

¿Cómo influyó el debate en torno a la justificación por la fe en la AG de la IASD2

en el año 1888, y cómo puede hacerlo en nuestros días?

2
Siglas que referencian a la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
7

Revisión bibliográfica

Robert W. Olson plantea que la conferencia general de la Iglesia celebrada en

Minneapolis en el año 1888 fue un punto crucial para el desenlace de la historia del

adventismo. El mismo, destaca la tremenda confrontación entre dos grupos dentro la iglesia,

quienes discutían sobre diversos puntos doctrinales; pero, sin titubeos a la hora de hablar, el

autor deja bien en claro que el mayor punto de controversia, fue el tema de la justificación

por la fe. Esta disputa, radicaba principalmente en la interpretación de los pasajes de Gálatas

3:19-25, siendo tan tensa la discusión, hasta el extremo de dudar de la misma inspiración del

don profético en Elena White.3

George Knight4 menciona que los adventistas, a fines de la década de 1880, deberían

enfrentar con seriedad una gran crisis. Este aspecto, se debía principalmente a que los

adventistas deseaban resaltar aspectos característicos del adventismo, pero estaban

separándose peligrosamente de los aspectos centrales de la teología, como es el tema de la

justificación por la fe. En relación con este gran tema de la justicia de Cristo, el autor destaca

que uno de los aspectos que más influyó en el abandono progresivo de este tema, fue que,

como las otras denominaciones también creían en la justificación por la fe, entonces no sería

tan importante dicho tema al momento de evangelizar.

Continuando con el mismo autor5, encontramos en consonancia que lo mencionado

anteriormente, que los adventistas en torno a la década de 1880 ya poseían su base doctrinal

y profética, entonces su gran anhelo era el de convertir al resto de la cristiandad hacia la

peculiar y bíblica fe adventista. Como se puede observar, la intención no era negativa en sí

misma, sino que, por causa de las debilidades humanas y la astucia de Satanás, el remanente

3
Robert Olson, “1888 Issues, outcomes & lessons”, Ministry 61.2 (1988): 4-9.
4
George Knight, Nuestra Identidad (Colonia Navarte, México: Gema Editores, 2008), 105, 106.
5
George Knight, Nuestra Iglesia (Colonia Navarte, México: Gema Editores, 2008), 101, 102.
8

de Dios había dejado a un lado el gran tema de la justicia de Cristo. Un detalle no menor

descrito por el autor, es que la iglesia no solamente atravesó crisis internas, sino que el

ambiente nacional que se estaba viviendo desde la década de 1860 en los Estados Unidos de

América, era de conflicto debido al deseo del establecimiento de la ley dominical con la

intención de “proteger la santidad del domingo”.

Daniells, afirma en relación a los acontecimientos en torno al congreso de la AG, que

aquellos eventos fueron un gran mensaje de despertamiento. Es más, dicho autor, titula el

mensaje obtenido después de aquella conferencia, como el “Mensaje de la Justicia por la

Fe”. Daniells, puntualiza en las repercusiones de dicho mensaje, expresando que el mensaje

mismo y la forma en que fue dado causó una profunda y duradera impresión en las mentes

de pastores y del pueblo, que el transcurso del tiempo no pudo borrar de la memoria dicha

impresión. 6

Robert Wieland se aventura a profundizar más en relación al mensaje de la

justificación por la fe, y presenta una postura por demás de interesante, al exponer el

siguiente razonamiento. Si el mensaje de la justicia de Cristo dado por Dios a su pueblo en

el año 1888 es el mismo que el defendido por Lutero, entonces qué diferencia presenta la

proclamación del evangelio por parte de la Iglesia Adventista; y, adentrándose más aún, qué

razón habría entonces para que después de 1844 surgiera un nuevo movimiento, una iglesia

remanente.7

Sin embargo, lo mencionado anteriormente no fue lo más destacable de dicho autor.

Wieland, junto con su colega Donald K. Short, en el año 1951 presentaron una interpretación

notablemente llamativa y radical relacionada a los hechos ocurridos en Minneapolis. Tales

autores, expusieron en su documento de más de 200 páginas lo que se podría resumir en tres

6
Arthur Daniells, Cristo, nuestra justicia (CreateSpace Independent Publishing Platform, 2015)
7
Robert Wieland, The 1888 Message, an Introduction (Tennessee: Southern Publishing Association,
1980), 62.
9

grandes tópicos, a saber: la iglesia cometió un pecado por ocasión de la sesión de la

Conferencia General de 1888 en rechazar el mensaje de la justificación por la fe; la iglesia

jamás se arrepintió de ese pecado; y, tal vez el más controversial de ellos, es que al ser la

iglesia una entidad corporativa, la iglesia hoy no recibirá la Lluvia Tardía hasta que entre en

un arrepentimiento corporativo por la rebelión manifestada en Minneapolis.8

Arnold Wallenkampf expone una visión un tanto más analítica y desmenuzada de los

hechos que rondan el congreso de la AG. En las sesiones previas, según el citado autor, los

miembros intentaron limar las asperezas en lo referido a cuestiones proféticas y del gran

tema de la justificación por la fe. Como bien conocemos los sucesos posteriores, en dicha

reunión no se logró dar solución a los conflictos planteados. En relación a la justicia por la

fe en Cristo, Wallenkampf sostiene que dicho punto de controversia fue el tema real de todo

el congreso. El mismo plantea una división de interpretaciones por parte de diversos

pastores, en la que se discutía acerca de qué tipo de ley habla Pablo en gálatas 3: 24.9

Enoch de Olivera, presenta en su libro acerca de la historia de los presidentes de la

iglesia adventista, cómo veían las otras denominaciones a los adventistas. Dicho autor,

nombra que, por causa de la ausencia de énfasis en los grandes temas del evangelio, los

adventistas fueron rotulados como legalistas y judaizantes –predicadores de la ley de Moisés

como medio para la salvación. Citando al autor, bien podría resumirse los eventos

relacionados al congreso de 1888, cuando él menciona que “los relámpagos del Sinaí

ofuscaban con frecuencia los fulgores del Calvario”. 10

Richard W. Schwarz y Floyd Greenleaf alegan en su escrito, que, si bien en torno a

la veintena de 1880 existía un realce en las predicaciones y publicaciones concernientes al

sábado en la Ley, también dan a entender que esto ocurrió en gran medida, debido a la tarea

8
Robert Wieland y Donald Short, 1888 Re-examined (Publicación personal, 1950).
9
Arnold Wallenkampf, Lo que todo adventista debe saber sobre 1888 (Buenos Aires: ACES, 1989), 16.
10
Enoch de Olivera, La mano de Dios al timón (Buenos Aires: ACES, 1987), 97.
10

de volver a resaltar el día de reposo de Dios durante tantos años olvidado. Sin embargo,

dicha actitud y deseo de alumbrar la completa Ley de Dios, centró tanto sus esfuerzos en

dichos tópicos, hasta llegar al punto en que se habían convertido en lo que ellos tanto

desacreditaban con sus predicaciones, a saber, unos legalistas que buscaban la salvación por

las propias obras humanas, olvidando a Jesucristo.11

Mervyn Maxwell, en la revista Ministry, realiza un análisis por demás de interesante

acerca de algunos acontecimientos concernientes al congreso de la Iglesia en Minneapolis,

pero destaca aspectos fuertemente ligados a la actualidad, al mencionar que el “mensaje de

1888” debería ser también el que prediquemos en nuestros días. Sin entrar demasiado en los

pormenores del artículo, el autor cita a Elena White, y menciona el fuerte vínculo entre la

justificación por la fe y el triple mensaje angélico; y destaca, al igual que muchos otros

autores, la grieta que dividió a la mayor parte de los participantes de dichas conferencias

tocante a dicho tópico.12

Ribamar Diniz, enfatiza que el año 1888 d.C, para el pueblo adventista, es tan

importante como el año 1844 d.C. Según Diniz, el acontecimiento del congreso de la AG

estuvo caracterizado por dos grupos dentro de la iglesia, uno denominado “lado

conservador” y el otro, el “lado liberal”. Según las palabras del mencionado autor, la iglesia,

en aquel entonces contaba con una base doctrinal, y gran parte de sus dirigentes no estaba a

favor de que unos muchachos fueran los que pusieran en tela de juicio lo que se había

fundado previamente. Más allá del desarrollar principalmente el estudio de este capítulo en

las confrontaciones, Diniz deja en claro que el congreso de Minneapolis fue una verdadera

demostración de que Dios estaba a el control de su iglesia.13

11
Richard W. Schwarz y Floyd Greenleaf, Portadores de luz, Historia de la Iglesia Adventista del Séptimo
Día (Buenos Aires: ACES, 2012), 175.
12
Mervyn Maxwell, “What is the 1888 message”, Ministry 61.2 (1988): 15-18.
13
Ribamar Diniz y Tecio Alvez, 150 años de conducción divina (Cochabamba, Bolivia: 2013), 50, 51.
11

Propósito del estudio

La presente investigación tiene como principal propósito extraer enseñanzas

aplicables en nuestros días, provenientes de la experiencia vivida por la IASD en torno al

congreso de Minneapolis en el año 1888 d.C, a fin de realzar la vitalidad y vigencia de la

justificación por la fe.

Objetivos específicos

1. Conocer lo comprendido y reacciones de la IASD en relación a la justificación

por la fe en torno al congreso de la CG de 1888.

2. Realizar un estudio bíblico-teológico de los textos bíblicos prominentes

vinculados con la justificación por la fe.

3. Presentar el concepto de justificación por la fe a la luz de los escritos de Elena

White.

4. Analizar la comprensión de la IASD, en publicaciones actuales, respecto al

concepto de la justificación por la fe.

Declaración de hipótesis

La verdadera justificación por la fe en Cristo Jesús, da como resultado el

cumplimiento de la Ley de Dios por parte del creyente.

Justificación del estudio

Como justificación del estudio se puede afirmar que el gran tema de la justicia de

Cristo en el creyente, en el tiempo del congreso de Minneapolis, evitó el legalismo como

resultado de la falsa creencia de la salvación por obras; en nuestros días, la misma

justificación por la fe es la que puede salvar al creyente de la corriente de liberalismo

presente en nuestros días.


12

Del mismo modo que en los tiempos circundantes a las últimas décadas del siglo

XIX, nuestra iglesia se encuentra inmersa en un mundo de pecado, donde cuyo príncipe es

Satanás y hará todo lo posible para destruirla. Hoy en día, en el mundo cristiano, lo que

gobierna no es el legalismo, sino el liberalismo. La teoría de que Cristo pagó nuestro rescate

en la cruz y el hombre está exento de responsabilidades, es una creciente constante en nuestro

tiempo, y la iglesia adventista no se encuentra ajena al peligro de adoptar éste tipo de doctrina

no bíblica.

Finalmente, se entiende también, que de aportar un estudio relacionado a la

importancia de la justificación de Cristo en la persona y, por ende, en la vida de la iglesia,

se estará cumpliendo uno de los objetivos de Dios al enviar a su hijo a pagar nuestro rescate,

a saber, reflejar su imagen e invitar a todos los no creyentes a que conozcan a Dios.

Definición de términos

El presente trabajo de investigación cuenta con diversos términos propios de la

temática en estudio, que bien sería necesario definirlos previamente.

Iglesia Adventista del Séptimo Día es una denominación religiosa cristiana cuyos

orígenes oficiales se registran en los Estados Unidos de América, en el año 1863. La misma,

alega que su único credo es la Biblia.

Espíritu Santo es la tercera persona de la divinidad o triunidad. La IASD interpreta

que el texto bíblico, en toda su extensión, presenta claramente que Dios son tres personas; a

saber, Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo. Comparten una unidad indivisible,

coexistente y eterna.

El congreso de la AG es un evento que la iglesia adventista celebra a nivel mundial,

en nuestro tiempo, cada cuatro años. En dichos congresos se resuelven cuestiones que están

vinculadas con el funcionamiento de la iglesia a nivel mundial.


13

Justificación por la fe es el término que hace referencia a la “condición” que adopta

una persona cuando conoce a Cristo, y ejerce fe en Él como su salvador personal.

Delimitación del estudio

Como primer aspecto fundamental a ser aclarado, es que el estudio se limita a conocer

exclusivamente lo relacionado a la justificación por la fe dentro de lo ocurrido en un evento

histórico de la iglesia adventista.

En segundo lugar, es importante mencionar, que cuando se propone dentro de los

objetivos lo denominado como “análisis bíblico”, se aspira a que el mismo no sea un análisis

bíblico-lingüístico técnico y profundo, sino más bien, una aproximación modesta al texto

bíblico original.

Finalmente, se desea especificar que, a fin de cumplir con los propósitos establecidos

en la materia “Monografía de Investigación”, solamente se buscará dar solución al primero

de los objetivos planteados en el presente trabajo, ya que la resolución por completo del

anteproyecto escapa a los alcances de los requisitos de la cátedra.

Limitaciones del tesista

Dentro de las limitaciones del tesista, lo primero que se desea mencionar, es que

existe mayor cantidad de información en relación a la temática, pero se encuentra

principalmente en idioma inglés el cual no es dominado en su totalidad por parte del alumno.

En segundo aspecto, es imprescindible expresar que el autor no cuenta, por el

momento, con el conocimiento debido de la lengua presentada por texto bíblico original. Por

tal motivo, es que se realizará un abordaje superficial en lo referido al texto original,

priorizando el método de estudio sistemático antes que el estudio técnico de la lengua

original.
14

Metodología

La presente investigación se llevará adelante en el ámbito bibliográfico y teológico,

ya que para el cumplimiento de los objetivos del mismo será necesario realizar un análisis

del texto bíblico y de la bibliografía relacionada a la historia de nuestra iglesia.

Comenzando con la descripción de la metodología adoptada por el investigador, el

capítulo 1 del presente trabajo consiste en la presentación de los aspectos formales de dicho

estudio.

El capítulo 2 consistirá en el estudio de la bibliografía relacionada a la historia de la

Iglesia Adventista, a fin de extraer información que permita conocer el contexto, y creencias

y reacciones de la IASD en relación a la justificación por la fe en torno al congreso de la AG

de 1888 d.C. También se presentará el desarrollo de la doctrina de la salvación en la historia

del cristianismo y se expondrá la comprensión de la justificación por la fe por parte de

adventismo. Finalmente se vinculará esta creencia con el resto del cuerpo doctrinal.

Continuando con la metodología del presente trabajo, en el capítulo 3 se presentarán

las conclusiones de la presente monografía de investigación.

CAPITULO II

Breve introducción a la confección histórica de las creencias fundamentales IASD.

«Los Adventistas del Séptimo Día aceptamos la Biblia como nuestro único credo y

sostenemos una serie de creencias fundamentales basadas en las enseñanzas de las

Sagradas Escrituras.»14 El preámbulo de la declaración de las creencias fundamentales de

los Adventistas del séptimo día comienza rezando tales palabras, mencionando con claridad

que el único fundamento de la fe es la Biblia, y que el sistema doctrinal está compuesto por

14
Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Creencias de los
adventistas del Séptimo Día (Buenos Aires: ACES, 2007) 5.
15

creencias y no por dogmas inmutables, a fin de poder revisar y perfeccionar las doctrinas

conforme el Espíritu Santo revele con mayor claridad la voluntad de Dios.

Sin embargo, no siempre primó este pensamiento entre el pueblo adventista. En los

comienzos, dentro del grupo de adventistas guardadores del sábado existió discordia en

temática de organización de un credo formal como iglesia. Se levantaron no pocos

individuos alegando que organizar formalmente una administración eclesiástica y un sistema

de creencias sistemático era lo mismo que autodefinirse como “Babilonia”, en el sentido

simbólico del término.

Más allá de los conflictos internos que siempre se hicieron presentes en el avance de

la causa de Dios, al remitirse a los inicios del establecimiento del credo formal de la iglesia

Adventista del Séptimo Día, la historia registra que el nacimiento del sistema de doctrinas

comenzó naturalmente con el crecimiento del cuerpo de creyentes, incluso antes que la

iglesia contara con un nombre oficial.

Durante este proceso, Schwarz & Greenleaf15 expresan que el proceso de

consolidación de creencias contempló tanto el aprendizaje de errores pasados, como un

estudio profundo de las Escrituras. También es importante destacar la guía divina siempre

presente no solo en una persona, sino en muchas, recordando que Dios no revelará toda su

verdad a un solo individuo. Otro aspecto notable, fue la vitalidad del don profético presente

en Elena de White, a través de quién el Espíritu estuvo dispuesto a orientar y corroborar la

luz recibida por los pioneros de la iglesia. Finalmente, es importante mencionar que todo el

proceso de crecimiento doctrinal contó con la aceptación en comunidad y no se estableció

autoritariamente por un grupo selecto.

15
Richard W. Schwarz y Floyd Greenleaf, Portadores de luz, Historia de la Iglesia Adventista del Séptimo
Día (Buenos Aires: ACES, 2012), 160-170.
16

En relación a los eventos involucrados al establecimiento del sistema de creencias

fundamentales de la IASD, sus inicios fueron de lo más importante y determinante, debido

a que fue en aquel entonces que se sentaron las bases para la construcción del fundamento

de nuestra fe, a saber, las Escrituras a través de doctrinas. George Knight16 menciona que

el desarrollo doctrinal no fue instantáneo, sino que se fue concertando con el correr de los

años, y conllevó mucho diálogo, oración, y estudio de las Escrituras.

Una mención esencial tiene que ver con las doctrinas pilares del adventismo

sabatario, las cuales consistían en el santuario, el sábado, la inmortalidad del alma, el don

profético, pero no en el tema central de las Escrituras, es decir, la justificación por la fe. Esto

se presentó de este modo, principalmente debido a que las doctrinas distintivas son las que

marcan diferencia con el resto de las denominaciones cristianas, pero no ocurre lo mismo

con el tema en común de la salvación por fe en Cristo. Es interesante notar que la doctrina

de la justificación por la fe, al no contar con un lugar prioritario dentro de las predicaciones

y pensamientos adventistas del séptimo día, lentamente fue perdiendo importancia en las

experiencias prácticas diarias de los que se identificaban con la IASD.

En la medida en que el tiempo transcurrió, circundando el final del siglo XIV, la

iglesia Adventista publica por primera vez un documento denominado “sinopsis de nuestra

fe” que abarcaba 25 proposiciones a modo de credo. Más adelante, en el año 1889 d.C. dicho

documento fue revisado y ampliado a 28 secciones, y desde el año 1905 hasta el 1914 d.C.

apareció en el anuario denominacional. Al seguir la línea histórica del desarrollo de las

creencias de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, se encuentra que, por los mismos motivos

naturales del crecimiento eclesial, es que en el año 1931 d.C. se publica por primera vez una

declaración de 22 creencias fundamentales que permaneció hasta la conferencia de la

16
George Knight, Nuestra Iglesia (Colonia Navarte, México: Gema Editores, 2008), 69-91.
17

Asociación General de 1980 d.C., donde fue reemplazada por un documento que contenía

27 párrafos y fue publicado bajo el nombre de “Creencias Fundamentales de los Adventistas

del Séptimo Día”.

Como se ha mencionado, la IASD considera que posee doctrinas y no dogmas por el

motivo de que el Espíritu Santo puede revelar una comprensión mejor de los principios de

la fe con el correr del tiempo. Esto se experimentó específicamente y últimamente en el

congreso de la CG celebrado en el año 2005 d.C., donde se revisó el postulado de 1980 d.C.

y se decidió por exponer con mayor profundidad una creencia, presentándola en una nueva

sección. Por tal motivo, en la actualidad, la IASD cuenta con 28 creencias fundamentales

cuyo desarrollo comenzó en el año 1844 d.C. y aún sigue en vistas de perfeccionamiento

conforme el Espíritu de Dios lo crea conveniente.

Breve descripción de los acontecimientos contemporáneos al congreso de la AG en

1888 d.C.

Harto conocido es que la vida de cualquier organización jamás se desarrolla en el

aislamiento absoluto, sino que la realidad de cada una de ellas se encuentra afectada por el

entorno en el que vive y su historia transcurrida. La IASD no fue la excepción y también se

encontró severamente afectada por pensamientos y conductas que surgieron o se

acrecentaron en torno al congreso celebrado en Minneapolis.

En materia de religión se puede mencionar que, como en todas las épocas de la

historia de la humanidad, existieron creencias que se apartaron de la verdad y atentaron

contra la salud del remanente de Dios. A fines del siglo XIV, de la mano con distintos

avances tecnológicos y sociales, el movimiento adventista del séptimo día sufrió ciertas

inclinaciones respeto a su filosofía original y eso afectó considerablemente en el accionar de

la iglesia al extremo de peligrar la identidad de la misma.


18

Knight menciona que «las variantes respuestas de los nuevos avances introducirían

progresivamente en medio del protestantismo evangélico una cuña que acabaría por dividir

el movimiento en un ala fundamentalista y otra modernista»17. Esto afectó a todo el mundo

cristiano al causar una profunda disociación entre los creyentes, separándolos casi

irremediablemente entre los que sostenían ideas conservadoras, y los que se identificaban

con el “liberalismo protestante”.

Si bien la IASD se posicionó indudable y rápidamente con el conservadurismo, la

realidad contemporánea influyó en el pensamiento adventista. Dos eran las grandes filosofías

que reinaban sobre las denominaciones cristianas a fines del siglo XVI, consistiendo la

primera de ellas en la “gracia barata” que atribuía toda la responsabilidad a Cristo eximiendo

al ser humano de sus decisiones trascendentes; mientras que, por otro lado, gobernó el

pensamiento que la Ley era el componente vital dentro de la religión verdadera y su práctica

humana incuestionable era el fin último del cristianismo.

Entonces, considerando este panorama cada vez más asfixiante, el adventismo del

séptimo día adoptó una posición que se alejaba de su esencia. Ante la necesidad de combatir

la teología liberal y la conformidad con el mundo, y a su vez, desprenderse del resto de las

denominaciones conservadoras, desgraciadamente comenzó a centrar su teología y

experiencia de vida en la predicación de las doctrinas distintivas, dando énfasis en la

importancia medular de las mismas y su cumplimiento inmediato, dejando de lado el

verdadero sentido del cristianismo, a saber, Jesucristo y su justicia.

En lo referido al contexto inmediato de la IASD en las décadas que precedieron y

también siguieron al congreso de Minneapolis y el gran dilema de la justificación por la fe,

la iglesia no solo tuvo que lidiar contra factores externos, sino internos. La iglesia adventista

17
George Knight, Introducción a los Escritos de Elena de White (Florida, Buenos Aires: ACES, 2000) 443-
450.
19

mantuvo una lucha aguerrida contra distintas herejías que se levantaban aún de su propio

pueblo. Un ejemplo de esto fueron las que menciona Douglass18, donde se encuentra un

abanico de creencias erróneas que atentaban contra el bienestar doctrinal del cuerpo de

creyentes.

Entre las ideas de estos hermanos que aseveraban tener “nueva luz”, se presentaron

los temas de la “impecabilidad”, una creencia que sostenía un grupo de fieles en New

Hampshire quienes aseguraban que, a través de la fe en Jesús, la naturaleza del hombre

podría cambiar produciendo un ser humano que se encontraba en una “santificación perfecta

y que estaba por encima de la posibilidad de pecar.”19 Junto con estas tergiversaciones de

la verdad, apareció la “doctrina del ocio”, que interpretaba el mensaje divino de manera

equivocada alegando que no era necesario trabajar. Elena de White respondió rotundamente

ante esta postura recordando que «la razón y el juicio no debían ceder su lugar a las

impresiones, especificando que “Dios dispuso que los seres creados por él debían

trabajar”.»20

Sin la intención de ahondar en detalles que exceden a la presentación de esta

monografía, se puede mencionar que dentro de las creencias con las cuales estaba luchando

la IASD, se encontraba la teoría de que la verdadera religión consistía en ruido y excitación;

la fijación de fechas para la venida de Cristo; el movimiento de la carne santificada, que

entendía la existencia de la posibilidad de recibir la «“carne santificada” que Jesús tenía

para, de ese modo, estar preparados para la traslación»21; el tan antiguo panteísmo, el cual

concebía que Dios estaba presente en todos lados, ya que «todo manifiesta la presencia de

18
Hebert Douglass, Mensajera del Señor (Florida, Buenos Aires: ACES, 2000).
19
Elena de White en, Hebert Douglass, Mensajera del Señor (Florida, Buenos Aires: ACES, 2000) 194.
20
Ibíd.
21
Hebert Douglass, Mensajera del Señor (Florida, Buenos Aires: ACES, 2000) 198.
20

Dios, porque la naturaleza y Dios son idénticos.»22; y finalmente, dentro de los conceptos

equivocados que causaron el mayor daño dentro de las filas del adventismo del séptimo día,

se encontraba la errada comprensión de la naturaleza y obra del Espíritu Santo y con ellos la

“crisis del santuario”, el cual, al ser comprendido de forma distorsionada fungía como base

para aberraciones cada vez peores.

Como último tópico de la realidad que experimentaba la IASD en los años que

cercaban el congreso previamente mencionado, también regían aspectos sociales del mundo

contemporáneo que en mayor o menor medida afectaban el bienestar de la iglesia. Entre

estas realidades se puede mencionar el movimiento “pro-temperancia”23 que, si bien el

centro del mismo radicó en la abstinencia de las bebidas alcohólicas, el perseguir la

perfección humana en todas las aristas posibles era un pensamiento y actitud predominante.

No solo se crean organizaciones contra la lucha de la producción y consumo de bebidas

alcohólicas, sino que, en el afán por alcanzar una perfección física y moral, las personas

dedican todas sus energías y gran parte de sus recursos para llegar hasta el congreso de los

Estados Unidos, y lograr imponer por medio de leyes los propósitos que se habían fijado.

Más allá de las reformas en cuanto a la abolición de la esclavitud; el cese del consumo

de alcohol; un mejor trato a los ciegos, sordos, incapacitados mentales, prisioneros; la

igualdad de los sexos y razas, se presenta un gran preocupación y esmero en el mejoramiento

de las condiciones sanitarias de la nación estadounidense. En relación a este aspecto, se

vivenció «un progreso sin precedentes en todos los campos de la salud»24, debido a los

grandes padecimientos que azotaban el país. Junto a esto, se comienzan a especializar en

materia de formación profesional de médicos, enfermeros y demás personal de salud, a fin

22
Ibíd, 200.
23
George Knight, Introducción a los Escritos de Elena de White (Florida, Buenos Aires: ACES, 2000) 443-
450.
24
Íbid, 127.
21

de combatir la condición de salud deplorable en la que se encontraba gran parte del pueblo

de los EE.UU. Es válido nombrar que, en éste período de fines del siglo XIX, se crean

sanatorios, hospitales, clínicas, todo esto con el objetivo de alcanzar una mejor salud.

Finalmente, dentro de todos los ramos que sufrieron el empuje del reformismo en

torno al año 1880 d.C., no se puede dejar de mencionar el avance que tuvo lugar en materia

educativa. Knight menciona que al «igual que en el campo de la salud, el mundo de la

educación pasó por una profunda transformación entre 1865 y 1915 d.C.»25, y este proceso

lejos estuvo de ser pasivo. Aguerrida fue la lucha por la conformación del currículo

estudiantil, ya que los encargados de su definición, bien entendían que a través de sus

decisiones afectarían directamente a la formación de las futuras generaciones. Si bien tanto

la IASD como Elena de White esgrimieron sus plumas en favor de la Escrituras como

fundamento de la educación, la guerra se fue perdiendo lentamente contra las creencias

evolucionistas que adoptaban las instituciones educativas de aquel entonces.

Este aspecto suele considerarse de poca monta, pero el paradigma sobre el cual se

sostiene la educación es un elemento vital. Las sociedades están conformadas por individuos,

los cuales gran parte de lo que son es el resultado de lo experimentado en los centros

educativos a lo largo de su vida. El evolucionismo emergente de los escritos de Charles

Darwin, esencialmente sostenían que “no hay Dios” y que el hombre por sí mismo es capaz

de dar respuesta a toda incógnita existencial.

Como conclusión del presente apartado, se desea mencionar que conocer el contexto

tanto secular como religioso en que se llevó a cabo el congreso de Minneapolis, es de gran

importancia para comprender con mayor grado de detalle los comportamientos y,

posiblemente pensamientos, que poseían los participantes de aquel evento. Si bien eso nunca

25
George Knight, Introducción a los Escritos de Elena de White (Florida, Buenos Aires: ACES, 2000) 133.
22

será comprendido con exactitud, las experiencias no son aisladas, sino que se ven afectadas

por el entorno en que se vive, y eso determina en parte el accionar humano.

Entonces, se puede ver que lo mencionado brevemente con anterioridad, ha sido de

influencia en la realidad de las personas que vivieron en aquella época. Las ansias de

perfección; los esfuerzos humanos por alcanzar el ideal en no pocos los aspectos de la vida;

los avances en la tecnología, ciencia, salud y educación; las reformas varias experimentadas

y las luchas por las convicciones que se poseían, han tenido lugar en el rumbo que adopto la

IASD en aquel tiempo.

En relación con la doctrina de la justificación por la fe, se puede decir que lo

comentado con antelación ha influido para que gran parte del adventismo del séptimo día

considere en demasía la Ley de Dios y su cumplimiento por parte del ser humano, y más aún

al entender que la letra era lo que separaba al adventismo sabatario del resto de las

denominaciones. Tristemente, al considerar la Ley de Dios como elemento puramente

distintivo para con otras denominaciones, y la centralización de la voluntad del hombre que

todo lo puede como centro del perfeccionamiento humano, se fue apagando la luz que

emanaba del Calvario y el Hombre de la cruz estuvo en vísperas de la extinción dentro de la

vida de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Aproximaciones al desarrollo de la salvación en la historia del cristianismo

En el siguiente apartado se presentará de manera concisa una visión general del

concepto de justificación a lo largo de la historia del cristianismo. Conocer una aproximación

a lo considerado por la justicia de Cristo es importante, porque de ese modo se podrá

comprender un tanto mejor cómo es que se llega a las filosofías y creencias predominantes

a finales del siglo XIX, donde tuvo lugar el renombrado congreso de Minneapolis. La

historia forma una parte estructural en la formación las ideas, credos y doctrinas, entonces

bien se haría en aumentar el saber en relación al proceso histórico de la doctrina bajo estudio.
23

El concepto fundamental de justificación por la fe se altera notablemente en la época

de los Padres Apostólicos, incluyendo la Carta de Bernabé, 1 y 2 de Clemente, el Pastor de

Hermas y las Cartas de Ignacio. En el siglo II d.C., luego de la extinción de los testigos

oculares y generaciones más cercanas a la vida de Jesucristo, comienza a trocarse el papel

esencial de Jesús en la justificación por los esfuerzos humanos, siendo Cristo desplazado por

los preconceptos del mismo, y «la fe se reemplaza por seguir un ejemplo»26. Uno de los

principales teólogos del siglo II d.C. que contribuyó decididamente en la alteración de la

creencia en la cruz de Cristo, fue Ireneo de Lyon, quién enseñó que la salvación no proviene

del sacrificio vicario de Jesús, sino solo por su vida encarnada. Esto sostiene la creencia de

que «Dios se convirtió en lo que somos humanamente para que nosotros pudiéramos llegar

a ser lo que él es divinamente.»27 El hombre llega a ser dios en la tierra, misma propuesta de

la serpiente en el Edén.

Continuando con el transcurso de los siglos, la creencia de la justicia de Cristo no se

acercó a lo mencionado en las Escrituras, sino que lejos estuvo de ser esa la realidad.

Tertuliano, teólogo de la Iglesia Occidental del siglo III d.C., introdujo varias enseñanzas

que atentaban contra la salvación otorgada por Jesús. Una de ellas fue la creencia del pecado

original. El teólogo antes mencionado, presentó la doctrina de que la santificación se efectúa

mediante el arrepentimiento, pero también a través del sufrimiento, ayuno, oraciones y

limosnas. Como se puede apreciar, lentamente se fue realzando el papel de las obras humanas

y menguando la gracia de Cristo.

Sin embargo, el siglo III d.C. no solo tuvo como actor principal a Tertuliano, sino

también a Orígenes. Este erudito de Alejandría, a través de sus enseñanzas, comienza a sentar

26
Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Tratado de
Teología Adventista (ACES: Buenos Aires, 2009) 341.
27
Ireneo de Lyon, Contra las Herejías, en Tratado de Teología Adventista (ACES: Buenos Aires, 2009)
341.
24

las bases para la creencia del infierno y del tormento humano, al considerar en la ecuación

de la salvación al mismo Satanás. El sostenía que el sacrificio de Cristo no fue para hacernos

justos ante Dios, sino a fin de pagar un rescate al diablo. Entonces, lo mejor que el ser

humano podía hacer no era amar a Dios y creer en Cristo, sino rehuir el infierno para evitar

el tormento eterno.

La historia continúa y el siglo IV d.C., al igual que los siglos posteriores no hicieron

otra cosa que añadir confusión a la doctrina de la salvación. Atanasio argüía que la salvación

no provenía del sacrificio de Cristo a través de la fe, sino mediante un proceso de

santificación humana que llevaba al hombre a un estado de deificación en el cual era

semejante a Dios. Pelagio, teólogo establecido en Roma, esgrimía la creencia de que los

seres humanos son básicamente buenos, y a pesar del pecado de Adán, pueden elegir bien y

no pecar. Esto tenía fundamento en la idea de que «Dios no deseaba ordenar algo imposible

porque es justo»28, lo cual es lógico, pero deja de lado la justicia de Cristo y asegura que el

hombre, «si así lo desea, puede guardar los mandamientos sin pecar.»29 La salvación

proviene de la obediencia netamente humana. En el otro extremo del conflicto con Pelagio,

se encontraba Agustín. El erudito católico dio a conocer la creencia de que «la gracia de

Dios es irresistible»30, y se basa en la predestinación por parte de Dios, siendo él quién

determina cuales de todos los seres humanos pecadores recibirá la gracia sobrenatural. Esto

significa que solo es salva la persona que Dios quiere.

En la edad media, dos fueron los grandes estudiosos de las Escrituras y la tradición,

que influyeron en el entendimiento del pensamiento cristiano en relación a la salvación. El

primero de ellos fue Anselmo, arzobispo de Canterbury, quien, en el siglo XI d.C., presentó

28
Pelagio, Epístola a Demetrio, 16; en Tratado de Teología Adventista (ACES: Buenos Aires, 2009) 343.
29
Kelly, en Tratado de Teología Adventista (ACES: Buenos Aires, 2009) 343.
30
Agustín, La Corrección y la Gracia (NPNF-1 5:485-487).
25

el concepto de salvación con influencias de la época como la relación entre el siervo y su

señor, dando a entender que el sacrificio intercesor de Jesús, no fue un acto de amor salvador

y reparador, sino una ofrenda con el fin único de aplacar la ira de Dios, su señor. El segundo

de los pensadores influyentes en la salvación de la raza humana, fue Abelardo. El monje

francés, en el siglo XII, también influenciado grandemente por las corrientes de pensamiento

de su entorno, dio como respuesta al tema de la justificación explicando que la misma

consistía en «encender la llama del amor de Dios en el corazón humano por causa de la

cruz.»31. Si bien se entiende la importancia del amor en el acto salvador por parte de Dios,

Abelardo no ofrece una teoría de cómo la cruz manifiesta el amor de Dios, se contenta con

anunciar que el amor que se demostró en la cruz es la referencia central de la fe, quitando en

sí al Autor de tal acto de amor.

Avanzando a través del tiempo se hace presente la época de la Reforma Protestante,

y los grandes teólogos que más tuvieron participación en el desarrollo de la justificación por

la fe, fueron Martín Lutero y Juan Calvino. El primero de ellos sostenía que, si bien la

salvación se obtiene solo por fe, solo por gracia y solo por Cristo, y la fe debe ser un don de

Dios que él obra en favor de la humanidad, «esto conlleva la idea de predestinación, y Lutero

creía firmemente en ella.»32. Calvino, por su parte, aceptó la base del pensamiento

reformador, pero estrechó aún más la relación entre justificación y santificación declarando

que ambas son otorgadas el creyente como resultado de su unión con Jesús. A su vez, y

duplicando el error de Lutero, Calvino creía en la doble predestinación. Esto puede leerse en

su declaración, al afirmar que «no todos los hombres fueron creados con las mismas

31
Abelardo, Comentario a los Romanos, 3.26; 5.5; en Tratado de Teología Adventista (ACES: Buenos
Aires, 2009) 345.
32
Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Tratado de
Teología Adventista (ACES: Buenos Aires, 2009) 346.
26

posibilidades, sino que para algunos es preordenada la vida eterna y para otros la

condenación eterna.»33.

Como contrapartida de las propuestas de la Reforma, el catolicismo romano en el

Concilio de Trento (1545-1563 d.C.), defendió sus dogmas y atacó las alternativas

presentadas por los reformadores, aduciendo que «una persona justificada debe creer que

está seguramente predestinada para la salvación, y que esa persona no puede pecar o perder

la gracia.»34. De este modo se aprecia la justificación como algo intrínseco, dando a entender

que Dios en lugar de declarar justo al hombre, lo hace justo; trayendo esta propuesta bajo

sus alas la consideración de impecabilidad por parte del ser humano, algo ajeno a las

enseñanzas de las Escrituras.

Finalmente, en el siglo XIII d.C., considerado arminiano35 en su postura teológica,

Juan Wesley brinda un concepto de justificación por la fe con tintes de creencias presentadas

por los reformadores de siglos pasados, pero se aventura aún más y alega que «mediante la

santificación, el ser humano es salvo del poder y la raíz del pecado y es restaurado a la

imagen de Dios. La santificación tiene como resultado, aún en esta vida, la perfección del

creyente, la completa santificación.»36. Doctrina fundamental para la consideración de que

el hombre puede dejar de pecar por sí mismo y erradicar el pecado de la naturaleza humana.

De ese modo se acerca el tiempo del congreso de Minneapolis celebrado a finales del

siglo XIX, y mientras la iglesia transcurría diversos tipos de crisis, la creencia de la

33
Juan Calvino, Institución de la Religión Cristiana, 3.21.5.
34
Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Tratado de
Teología Adventista (ACES: Buenos Aires, 2009) 347.
35
Corriente de creencias basadas en los estudios de Jacobo Arminio. El mismo sostenía doctrinas que
contemplaban, por ejemplo, la predestinación, pero no basada en un decreto divino sino en la presciencia
de Dios.
36
Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Tratado de
Teología Adventista (ACES: Buenos Aires, 2009) 348.
27

justificación por la fe se veía influenciada por estos y otros pensamientos presentes en mundo

y la historia, que atentaban contra un claro “así dice Jehová”.

Breve descripción de las experiencias y enseñanzas obtenidas del congreso de

Minneapolis

En relación al presente apartado, el autor de la presente monografía hará los esfuerzos

necesarios para presentar de forma breve y concisa las experiencias y aprendizajes que,

según mencionan diferentes autores, ha experimentado la Iglesia Adventista en el congreso

de la Asociación General celebrado en la ciudad de Minneapolis, EE. UU, en el año 1888

d.C.

«Deben producirse reformas, porque ha habido debilidad y ceguera espirituales en el

pueblo que fue bendecido con gran luz y preciosas oportunidades y privilegios. Como

reformadores, habían salido de las iglesias denominacionales, pero ahora juegan un papel

semejante al que habían desempeñado las iglesias. Esperábamos que no habría necesidad

de otra salida. Aunque procuraremos mantener la “unidad del Espíritu” en el vínculo de

la paz, con la pluma y la voz no cesaremos de protestar contra el fanatismo.»37

Luego de presentar esta cita escrita por Elena de White, testigo presencial, pionera

de la Iglesia y sierva de Señor, tal vez sería suficiente para comprender la intensidad que se

vivenció en aquel encuentro. Tal fue la magnitud del conflicto dentro de las filas del

adventismo sabatista, que la sierva de Dios declaró que en un momento pensó que no habría

necesidad de abandonar otra iglesia. En otras palabras, la autora expresa que, si la IASD no

cambiaba de parecer y volvía a incluir a Cristo como la cabeza de la iglesia, tendría que dejar

la iglesia Adventista del Séptimo Día.

37
Elena de White, The Ellen G. White 1888 Materials (1889) 356-357.
28

En relación a la experiencia del congreso, Maxwell declara que trágicamente «Cristo

era una doctrina, pero no ya un amigo personal para muchos adventistas como una vez

había sido.»38. Jesús, lentamente estaba dejando de ser una persona presente en la vida de la

iglesia, para confinarse en una fría doctrina con tanta vida como un puñado de letras en un

libro. Haber perdido de vista a Cristo para muchos de los adventistas no debe haber sido una

grata experiencia, ya que quitar al Redentor del mundo del timón de la iglesia y de la vida,

siempre traerá como resultado el naufragio de cualquier corazón.

El autor antes mencionado da a conocer en palabras de Elena de White quién,

escribiendo bajo inspiración divina, expresó en breves palabras lo que significó el congreso

para muchas personas que amaban a Jesús con toda su mente, alma, y fuerzas. Ella mencionó

que había sido «instruida (por Dios) a declarar que la terrible experiencia del congreso de

Minneapolis es uno de los capítulos más tristes de la historia de los creyentes en la verdad

presente»39. Bien se puede apreciar en dichas palabras lo que significó aquella experiencia.

No se puede comprender realmente los pensamientos y sentimientos que se deben haber

hecho presentes en la vida de la iglesia en ese tiempo. La misma fe de las personas estaba en

juego, y muchos no tenían en quién confiar.

En estrecha relación con lo expuesto, Diniz y Alves revelan que el mayor conflicto

que atravesó la iglesia en aquel tiempo, fue la acusación externa de que «los seres humanos

son salvados únicamente por las obras.»40. Si bien técnicamente esto no es así y nunca lo

fue, se puede considerar que hubo momentos en la historia de la IASD en que gran parte de

sus miembros distaron mucho de predicar acerca de la justicia de Cristo, y se avocaron a

38
Mervyn Maxwell, Dilo al Mundo, (Florida: Asociación Publicadora Interamericana, 1976) 220.
39
Elena G. de White, Carta 179 (1902), en Mervyn Maxwell, Dilo al Mundo, (Florida: Asociación
Publicadora Interamericana, 1976) 220. El agregado entre paréntesis es del autor del libro citado.
40
Ribamar Diniz y Tecio Alves, 150 Años de Conducción Divina (1863-2013) (Cochabamba, Bolivia:
Centro de Estudio Elena G. de White, 2013) 49.
29

resaltar la pisoteada Ley de Dios, olvidando en oratoria y práctica la preciosa gracia y justicia

de Jesús.

Sumado a esta presión contextual que se evidenciaba, también existió tensión en el

seno del adventismo, principalmente entre dirigentes de experiencia para con algunos líderes

más jóvenes. Este conflicto tuvo su raíz en la interpretación de la Ley en Gálatas 3: 19-25, y

no fue fácil desatar el nudo que se había formado respecto a la interpretación de este pasaje

bíblico. Mucho tiempo, esfuerzo, y lágrimas demandó la aceptación del mensaje que Dios

envió a su iglesia en ese tiempo mediante los jóvenes pastores Waggoner y Jones.

Finalmente, se puede aseverar que, a pesar de que dicho congreso ha suscitado una cantidad

sorprendente de posturas diversas, también fue una demostración del verdadero don

profético en acción a través de Elena de White, y una real «demostración de que Dios estaba

en el control de su iglesia.»41.

A fin de ampliar un tanto más lo experimentado en los tiempos del congreso de

Minneapolis, Schwartz menciona que existió impacto en todas las áreas de la iglesia pero,

citando a W.C. White, una cosa es segura, las experiencias pesaron severamente en la índole

personal, expresando que «algunos sentían que había sido una bendición para sus vidas;

otros, que marcó el comienzo de un período de oscuridad, y que los malos efectos de lo que

se había hecho en el congreso nunca serían borrados.» 42.

Así como las decisiones eclesiales marcaron un antes y un después en el rumbo de la

IASD, las elecciones personales causaron un punto de inflexión en la vida de las personas.

Muchos de los presentes en aquel entonces optaron por humillar su corazón, y a través del

estudio de las Escrituras y ferviente oración, permitieron que el Espíritu Santo guíe sus

41
Ribamar Diniz y Tecio Alves, 150 Años de Conducción Divina (1863-2013) (Cochabamba, Bolivia:
Centro de Estudio Elena G. de White, 2013) 51.
42
W.C. White, en Richard W. Schwarz y Floyd Greenleaf, Portadores de luz, Historia de la Iglesia
Adventista del Séptimo Día (Buenos Aires: ACES, 2012), 182.
30

mentes hacia la verdad y finalmente aceptaron el mensaje de la justificación por la fe.

Mientras tanto, otros persistieron en la dureza de su corazón y en el ensalzamiento del

orgullo, y continuaron rechazando la justicia de Cristo acercándose apresuradamente al fin

eterno, cuyo resultado es el único cuando el ser humano elige rechazar a Jesús.

A modo de conclusión del presente apartado, y como reflexión final acerca de las

experiencias y aprendizajes que se pueden extraer de lo vivido en Minneapolis, Knight cita

a Elena de White, testigo presencial de aquel entonces, donde la escritora expresa en claras

palabras lo que la iglesia tuvo que atravesar en dicho tiempo.

La autora menciona que Dios tenía que enviar un mensaje precioso para su pueblo, y

que ese mensaje «tenía que presentar en forma más destacada ante el mundo al sublime

Salvador, el sacrificio por los pecados del mundo entero. Presentaba la justificación por la

fe en el Garante; invitaba a la gente a recibir la justicia de Cristo que se manifiesta en la

obediencia a todos los mandamientos de Dios. Muchos habían perdido de vista a Jesús.

Necesitaban dirigir sus ojos a su divina persona, a sus méritos, a su amor inalterable por la

familia humana […]. El mensaje de evangelio de su gracia tenía que ser dado a la iglesia

con contornos claros y distintos, para que el mundo no siguiera afirmando que los

adventistas hablan mucho de la Ley, pero no predican a Cristo, ni creen en él.»43

En las palabras de Elena de White, se pueden apreciar al menos tres conclusiones:

La primera de ellas, es que el transcurso de la historia revela que Dios está al control de su

pueblo, y que nadie es indispensable para el avance del Reino de los Cielos. En segundo

lugar, la justicia de Cristo es un regalo que solo proviene de él, y el ser humano no puede

hacer más que aceptar la gracia divina. Y, finalmente, aceptar esta justicia que solo proviene

43
George Knight, Introducción a los Escritos de Elena de White (Florida, Buenos Aires: ACES, 2000) 84.
31

de Jesús y manteniendo una vida de comunión con él, dará como resultado la obediencia de

la Ley de Dios, por amor a su autor.

La creencia fundamental de La Experiencia de la Salvación y su relación con el

cuerpo doctrinal de la IASD.

La presente monografía de investigación tuvo origen en el pensamiento de que la

doctrina de la salvación, que involucra definidamente la justificación por la fe, es una

creencia notablemente influyente en la vida del cristiano. Entonces, al estudiar las Escrituras

y conocer a Jesús, se entiende que algo cambia en la concepción de la vida por parte de la

persona que experimenta tal conocimiento. Como se ha mencionado con anterioridad, el

objetivo fundamental de este estudio no es cuestionar y/o profundizar meramente en la

doctrina de la justicia de Cristo, sino en obtener un conocimiento de dicha creencia y,

complementándolo con las experiencias de Minneapolis antes mencionadas, lograr obtener

una aplicación para el tiempo actual. Para tal fin es necesario expresar brevemente la doctrina

de la salvación por parte de la IASD.

A modo introductorio, se debería mencionar que la soteriología44 adventista no se

puede concebir en completitud, si el pensamiento se desprende del marco del gran conflicto

universal que exponen las Escrituras y de la centralidad del plan de salvación plasmado en

el Santuario Celestial. Los adventistas, al explicar la solución que Dios puso en acción para

este conflicto, lo hacen entendiendo que el telar de la salvación no tiene una sola hebra de

diseño humano (Ef 2:8). Por medio de la gracia, un regalo divino, Dios ubica al pecador que

44
Estudios acerca de la salvación del hombre.
32

acepta a Cristo como su salvador, «en un nuevo estatus y en una correcta relación con Dios,

y que como consecuencia de esa relación los transforma a la imagen de Cristo»45.

Al aceptar a Jesús como su salvador y recibir el don de la salvación, Cristo llama a

los que creen en él para que anden en una nueva vida (Ro. 6:4), porque el hombre está dañado

y es bueno para él que, al colaborar con Jesús, pueda retornar a ideal de Dios para su creación.

Conservar una comunión íntima con Jesús dará como resultado que el ser humano manifieste

los frutos del Espíritu (Gá. 5:22), y obedezca la ley de Dios (Ro. 8:4; Ap. 14:12) como un

servicio de amor; esta «es la verdadera prueba del discipulado»46. Los adventistas del

séptimo día han incluido estos dos elementos bajo la justificación por la fe.

Elena de White, pionera de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y persona en la

cual, según entiende dicha iglesia en consonancia con los parámetros mencionados por la

Biblia, el Espíritu Santo obró el don de la profecía, manifestó que «la justicia exterior da

testimonio de la justicia interior. La justicia por la cual somos justificados es imputada; la

justicia por la cual somos santificados es impartida. La primera es nuestro título al cielo;

la segunda, y nuestra idoneidad para el cielo.»47 Tal vez lo más importante que se puede

desprender de esta categórica declaración, es que no existe la justificación verdadera

separada de la santificación posterior resultante.

En relación a la completitud de la enmienda del pecado por parte de Dios, la

justificación por la fe no tendría sentido sin considerar la obra total de Cristo. La IASD

considera a la luz de las Escrituras, que la obra de expiación, o eliminación por completo del

pecado, consiste en el acto sacrificial de Jesús en la cruz y también su ministerio sacerdotal

45
Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Tratado de
Teología Adventista (ACES: Buenos Aires, 2009) 348.
46
Elena de White, El Camino a Cristo (Florida, Buenos Aires: ACES, 2000) 60.
47
Elena de White, Review and Herald, junio 4, 1895.
33

en el Santuario celestial (Dn 8: 14 cf. He 9: 23). En esta actividad intercesora por parte de

Jesús, se lleva adelante el “juicio investigador” previo a su segundo advenimiento en donde

se revela quiénes son los que pertenecen al verdadero pueblo de Dios, y cuyos pecados

fueron borrados definitivamente a través de la fe en la obra perfectamente abarcadora de

Jesús.

Ahora bien, una mención importante a destacar en relación a la crisis teológica que

atravesó la IASD en Minneapolis, es que el adventismo sabatario entiende que no basta con

aseverar creer en Jesús como evidencia de la completa justificación por la fe, sino que

ciertamente el hecho de creer en Cristo y ser justo, traerá como resultado la obra entre el

Espíritu y el creyente, para ser una nueva criatura en Jesucristo (2 Co 5: 17). Como

consecuencia del “juicio investigador” nombrado con antelación, cuando el Señor Jesús

retorne, su veredicto y su recompensa estarán con él y se entregarán cuando todo se reúnan

ante el trono de Dios (Ap 20: 11-15).

Entonces, cuando la actividad salvífica de Dios haya terminado y sea restaurada la

imagen de Cristo en la raza humana, entonces no sólo los habitantes de este mundo sino los

de todo el universo, para quienes la redención de este mundo ha sido un libro de texto,

confesarán que lo que las Escrituras declararon es la verdad: “Dios es amor” (1 Jn 4: 8)

La relación existente entre la justificación por la fe y el resto del cuerpo doctrinal

adventista es estrecha y compleja, por lo que el desarrollo de los puntos de contacto entre

ésta creencia y cada una de las restantes escapa a la resolución del presente trabajo.

Solamente se desea mencionar que, cuando el Espíritu Santo «trae a nuestro interior el

“consumado es" del Calvario, y aplica a nosotros la única experiencia de aceptación de la

humanidad por parte de Dios. El “consumado es” de la cruz invalida cualquier intento
34

humano de lograr aceptación»48. Esto demuestra que el aceptar a Cristo comienza con un

conocimiento consiente de él, y ese conocimiento solamente vendrá como consecuencia del

estudio racional y experimental de las Escrituras. Entonces, comprender y vivir lo expuesto

por la Palabra de Dios y esbozado en 28 creencias fundamentales, coexiste con la experiencia

de la salvación y la justificación por la fe.

CAPITULO III

Conclusiones.

«Quitar la cruz al cristiano, es como borrar el sol que ilumina el día, y quitar la luna y las

estrellas del firmamento por la noche.»49

Considerando lo presentado anteriormente en relación a la historia de la IASD

tocante al congreso de Minneapolis y el gran mensaje de la justicia de Cristo, es que se puede

conocer con cierta precisión la facilidad con que el ser humano puede perder de vista a Jesús,

la finalidad de la Ley (Ro 10: 4), y volcarse al mero formalismo del cumplimiento vacío de

una serie de mandamientos, dejando de lado la esencia del cristianismo genuino, a saber, el

amor a Dios y al hombre.

Sin embargo, las personas no están exentas de caer del otro lado del camino de la

confusión, y comenzar a creer que la aceptación de Cristo como su salvador genera una

inmunidad al pecado o condición de impecabilidad inherente al ser humano. En el tiempo

actual prevalece la creencia universal de que Dios ama al pecador y con eso es suficiente. Si

bien es completamente cierto que Dios ama incondicionalmente al hombre, hay que ser

48
Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Creencias de los
adventistas del Séptimo Día. (Buenos Aires: ACES, 2007) 146.
49
Elena de White, Manuscrito 50 (1900).
35

precavidos de no transformar la obra salvífica de Jesús en una “gracia barata” que no produce

nada en el hombre, eximiéndolo de su exclusiva responsabilidad.

El texto bíblico expone que, cuando una persona elige libremente creer en Jesús como

su salvador personal, se le imputa la justicia de Cristo haciéndolo apto para comparecer ante

Dios Padre (Zac 3). Se le imputa una condición de aptitud que ganó Jesús mediante su vida

sin pecado en la tierra y su sacrificio expiatorio. Por consiguiente y continuando con la

segunda parte de la justificación por la fe, una vez que la persona se apropia de los méritos

del Salvador y mantiene una relación con él, comienza el proceso de santificación (1 Co 1:

30) donde se verán los frutos de un carácter que se va transformando a semejanza del de

Jesús, gracias a la obra del Espíritu Santo y a la decisión del hombre (2 Co 3: 18).
36

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