El Compas y La Escuadra
El Compas y La Escuadra
El Compas y La Escuadra
S∴F∴U∴
RES∴ BEN∴ Y MER∴ LOG∴ SOL DEL ZIPA Nº 18
Establecida en 1938 y constituida bajo los auspicios de la M∴ Res∴ Gr∴ Log∴ de
Colombia con sede en Bogotá.
La Escuadra y el Compás
El compás y la escuadra son los 2 emblemas masónicos por excelencia, estas son las
herramientas que simbolizan el Cielo y la Tierra; con el compás se traza el círculo o
circunferencia figura geométrica que en todas las tradiciones es considerada como una
imagen del cielo y de lo celeste, con la escuadra se traza el cuadrado o bien la cruz que se
forma por la unión de 2 escuadras unidas por sus vértices respectivos inseparables de la idea
del cuaternario, así los cuatro elementos, los 4 puntos cardinales las cuatro estaciones, los
cuatro periodos cíclicos de la humanidad, las cuatro fases de la Luna, los cuatro periodos de
la vida humana, es decir la escuadra representa todo lo relacionado con la Tierra y lo terrestre,
el compás como ciencia del cielo y la escuadra como ciencia de la Tierra sintetizan los
misterios de la cosmogonía que son también los misterios del hombre comprendido en su
totalidad.
En un grabado hermético atribuido a Basilio Valentino aparece la figura del REBIS con un
compás en su mano derecha y una escuadra en la izquierda simbolizando así la unión del
cielo y de la Tierra, la unión entre lo superior y lo inferior entre el cielo y la Tierra se
representa en la masonería por la superposición y entrelazamiento del compás y la escuadra,
el primero con el vértice hacia arriba y el segundo hacia abajo semejando la estrella de David
o sello de Salomón; esta complementariedad que sin embargo mantiene un orden jerárquico
está señalada por la fórmula hermética lo de arriba es como lo de abajo y lo de abajo es como
lo de arriba.
Al hablar de la arquitectura indicamos la importancia que tiene la forma del cosmos físico
como modelo en el que se inspiran los antiguos constructores para la edificación de los
recintos sagrados y las viviendas humanas, y entre los principales instrumentos utilizados
para tal fin destacamos el compás y la escuadra, ambos son los símbolos respectivos del cielo
y de la Tierra y así se los contempla en diversas tradiciones o más precisamente iniciaciones
como el hermetismo, la masonería, y el taoísmo.
El circulo que dibuja el compás o su sustituto el cordel simboliza al cielo porque éste en
efecto tiene forma circular o abovedada cualquiera sea el lugar terrestre desde donde se lo
observe; a su vez el cuadrado que traza la escuadra simboliza a la Tierra, cuadratura que le
viene dada entre otras cosas por la fijación en el espacio terrestre de los 4 puntos cardinales
señalados por el Sol en su recorrido diario, además la Tierra siempre se ha considerado como
el símbolo de la estabilidad y la figura geométrica que mejor le corresponde es precisamente
el cuadrado o el cubo en la tridimensión.
Para la ciencia sagrada el compás designa la primera acción ordenadora del espíritu en el
seno de la materia caótica y amorfa del mundo, estableciendo así los límites arquetípicos del
mismo, es decir, creando un espacio vacío apto para ser fecundado por el verbo iluminador
o fiat lux; en el génesis bíblico la separación de las aguas superiores los cielos de las aguas
inferiores la Tierra dio nacimiento al cosmos cuya primera expresión fue la creación del
paraíso que como se sabe tenía forma circular. El compás es pues un instrumento que sirve
para determinar la figura más perfecta de todas, imagen sensible de la realidad celeste que es
precisamente lo que está simbolizando la cúpula o bóveda del templo. El compás es el
emblema de la inteligencia divina, del ojo de Dios que reside simbólicamente en el interior
del corazón del hombre, la luz del intelecto superior que disipa las tinieblas de la ignorancia
y nos permite acceder al interior de lo sagrado por ello mismo, el conocimiento de la ciencia
del compás implica una penetración en los arcanos más secretos y profundos del ser; sin
embargo, el conocimiento plenamente efectivo de esos misterios sería como la culminación,
si así pudiera decirse, del proceso mismo de la iniciación.
Pero en el momento de ponerse manos a la obra, la casa no se empieza por el tejado; el trabajo
comienza por abajo, en definitiva por los cimientos, por el conocimiento de las cosas
terrestres y humanas; aquí entra en función la ciencia de la escuadra tan necesaria para trazar
con orden y juicio los planos de base del edificio y su posterior levantamiento, dándole la
estabilidad y comprobando el perfecto tallado de las piedras que servirán de soporte y
fundamento a la bóveda, techo o parte superior. En el trabajo interno es imprescindible para
que éste siga un proceso regular y ordenado encuadrar todos nuestros actos y pensamientos
en la vía señalada por la tradición y la enseñanza, separando lo sutil de lo grueso. Es esto
precisamente lo que señala el Tao Te King, gracias a un conocimiento convenientemente
encuadrado, marchamos a pie ya no por la Gran Vía.
Recordaremos, en este sentido que en latín escuadra también se dice norma, que es también
una de las traducciones de la palabra sánscrita Dharma, ley o norma universal por la que son
regidos todos los seres y el conjunto de la manifestación cósmica. Podríamos entonces decir
que la escuadra es el compas terrestre, puesto que no es sino la aplicación en la Tierra y en
lo humano de los principios e ideas simbolizados por el compás.
Por otro lado, esta unión del círculo celeste y del cuadrado está en relación con el enigma
hermético de la la cuadratura del círculo y la circulatoria del cuadrante que sintetiza los
misterios completos de la cosmogonía; en efecto, en la ciencia del compás y en la ciencia de
la escuadra están contenidos la totalidad de los pequeños misterios cuyo recorrido es en
primer lugar horizontal, terrestre y posteriormente vertical, celeste.
Con todo esto queremos indicar que en realidad existe una aplicación filosófica de la
geometría que podríamos denominar geometría sagrada, que era perfectamente conocida por
los constructores medievales, los compañeros y masones operativos, como por todos aquellos
que se dedicaron a la arquitectura u orden del cosmos como medio de elevarse al
conocimiento de lo que el punto primordial simboliza; no en vano, ya platón hizo poner sobre
el frontispicio de su escuela que nadie entre aquí si no es geómetra, indicando así que sus
enseñanzas sólo podían ser comprendidas por quienes conocían el aspecto cualitativo y
esotérico de la geometría.
Desde otro punto de vista, el trabajo con el compás y la escuadra sintetiza igualmente todo
el proceso alquímico de la conciencia del que la edificación y construcción no es sino el
símbolo; de ahí que en algunos emblemas hermético alquímicos se ve al REBIS o andrógino
primordial sosteniendo en sus manos el compás y la escuadra, es decir, reuniendo en la
naturaleza humana las virtudes y cualidades del cielo y de la Tierra, armonizándolas en una
unidad indisoluble
Cordialmente,
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