Jelin Elizabeth Posta

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El título del borrador de este capítulo era «»¿Qué es la memoria?).

La dificultad, señalada por colegas', está en que un título así invita a dar una definición
única y unico del significado de la palabra.
Aun cuando lógicamente no haya contradicción, hay una tensión entre preguntarse sobre
lo que la memoria es y proponer pensar en procesos de construcción de memorias, de
memorias en plural, y de disputas sociales acerca de las memorias, su legitimidad so-cial y
su pretensión de «. En principie/; hay dos posibilidades de trabajar con esta categoría:
como herramienta teórico-metodológica, a partir de conceptualizaciones desde distintas
disciplinas y áreas de trabajo, y otra, como categoría social a la que se refieren los actores
sociales, su uso social y político, y las conceptualizaciones y creencias del sentido común.

TRADICIONES INTELECTUALES, TRADICIONES DISCIPLINARIAS

La memoria, en tanto facultad psíquica con la que se recuerda» o la recordar: y recovecos


de la memoria y el olvido’.
Por su parte, el psicoanálisis se ha preguntado, sobre el otro lado del misterio, centrando
1a; atención en el papel del inconsciente en la, explicación de olvidos; huecos, vacíos 7
repeticiones que el yo consciente no puede controlar.

Instituciones y culturas. De inmediato y sin solución de continuidad, el pasaje de lo


individual a lo social e interactivo se impone. Quienes tienen memoria y recuerdan son
seres huma-por ejemplo, las investigaciones experimentales en el campo de la psicología
copnitivaindican que la memoria autobiográfica tiene mayor durabilidad que otras, y que es
más densa cuanto más dramita es la experiencia vivida o cuando es reinterpretada por el
sujeto en términos emocionales. [Mencionado por Winter y Sivan -¿Cómo pensar lo- social
en los procesos de memoria? Aquí posible construir dos modelos estilizados, que
reproducen los debates entre tradiciones sociológicas clásicas. La figura de Maurice
~albwachs ocupa el centro de esta, escena, a partir de sus trabajos sobre 10s marcos
sociales; de la memoria y la memoria colectiva. Sus temas han producido muchas lecturas
y relecturas, así como análisis. LOS puntos de debate son varios: si Halbwachs deja o no
espacio para individualidades en el campo de la memoria colectiva, si en realidad se
puede hablar de o se trata de mitos y creencias colectivas, donde la memoria no tiene
lugar - 'L 1
NO es nuestra intención entrar en ese debate ni ofrecer una nueva lectura de Halbwachs.
Hay un punto clave en su pensamiento, y es la noción de marco o cuadro social. Las
memorias individuales están siempre enmarcadas socialmente. Estos marcos portadores
de la representación general de la sociedad, de, sus necesidades y valores.

Esta perspectiva permite tomar las memorias colectivas no sólo como datos , sino también
centrar la atención-sobre

10s procesos de su construcción. Esto implica dar lugar a distintos actores sociales y a las
disputas y negociaciones de sentidos del pasado en escenarios di-versos . También
permite dejar abierta a la investigación empírica la existencia o no. de memorias
dominantes, /' hegemónicas, Únicas u . , Hay otra distinción importante para hacer en los
procesos de memoria: lo activo y lo pasivo. Pueden existir restos y rastros almacenados,
saberes reconocibles, guardados pasivamente, in-formación archivada en la mente de las
personas, en registros, en archivos públicos y privados,. en formatos electrónicos y en
bibliotecas. Son huellas de un pasado que han llevado a algunos analistas a hablar de una
. Pero éstos son reservorios pasivos, que deben distinguirse del uso, del trabajarle la
actividad humana en relación con ellos. En el plano individual, los psicólogos cognitivistas
ha-. .
-9 la distinción entre el reconocimiento y la evocación, y señalan que las huellas mnémicas
del primer tipo tienen mayor perdurabilidad que las del segundo. Llevado al plano social, la
existencia de archivos y centros de documentación, y aun el conocimiento y la información
sobre el pasado, sus huellas en distintos tipos de soportes reconocidos, no garantizan su
evocación.

MEMORIA E IDENTIDAD

En su análisis del sentido de la muerte del capitán Cook en Hawai, Sahlins muestra cómo
«Cook~ra una tradición para los hawaianos antes de ser un hecho». Algo análogo ha sido
planteado en relación a la llegada de los españoles a México.
y rememorar algo del propio pasado es lo que sostiene la identidad. La relación es de
mutua constitución en la subjetividad, ya que ni las memorias ni la identidad son.

Son los momentos en que puede haber una vuelta reflexiva sobre el pasado,
representaciones y revisionismos, que siempre implican también cuestionar y redefinir la
propia identidad grupal.
l LAS MEMORIAS. LOS OLVIDOS.
La vida cotidiana está constituida fundamentalmente por rutinas, comportamientos
habituales, no reflexivos, aprendidos y repetidos. El pasado del aprendizaje y el presente
de la memoria se convierten en hábito y en tradición, entendida como, Son parte de la vida
.
No hay nada en el ejercicio cotidiano de estas memorias.
Se asocia la práctica cotidiana con el recuerdo de algún accidente en la rutina aprendida o
de algún avatar infantil en el proceso de aprendizaje personal.. , Estos comportamientos,
claramente socialmente en la familia, en la clase y en las tradiciones de otras
instituciones,, son a la vez individuales - 1 y sociales. Están incorporados de manera
singular para cada persona. Al mismo tiempo, son compartidos y repetidos por todos, los
miembros de un grupo social. Hábitos del vestir y de la mesa, formas dq saludar a
hombres y a mujeres, a extraños y a cercanos, manejos corporales en público y en
privado, formas de expresión de los sentimientos.

Son las situaciones donde la represión y la disociación como mecanismos psíquicos que
provocan interrupciones

Y huecos traumáticos en la narrativa. Las repeticiones y dramatizaciones traumáticas son;


mientras que las memorias narrativas son construcciones sociales comunicables a otros .
En todo esto, el olvido y el silencio ocupan un lugar central.
Toda narrativa del pasado implica una selección. La memoria es selectiva; la memoria total
es imposible. Esto implica un primer tipo de olvido, que responde a la borradura de hechos
y procesos del pasado, producidos en el propio devenir histórico. La paradoja es que si
esta supresión total es, exitosa, su mismo éxito impide su comprobación. A menudo, sin
embargo, pasados que parecían olvidados fue una página gloriosa de nuestra historia, que
no ha sido jamás escrita, y que jamás
10 será»-9.
El tema del olvido se desarrolla en profundidad en Ricoeur, 2000. La caracterización que
sigue la tomamos de Ricoeur, 1999, donde hace un planteo resumido de lo desarrollado en
el libro posterior.
'.' En el año 2000 se desarrolló en el Reino Unido un juicio relacionado i' J, selectivos a
partir de la eliminación de pruebas documentales.
Sin embargo, los recuerdos y memorias de protagonistas y testigos no pueden ser
manipulados de la misma manera. En este sentido, toda política de conservación y de
memoria, al seleccionar huellas para preservar, conservar o conmemorar, tiene implícita
una voluntad de olvido.
~sto incluye, por supuesto, a 10s propios historiadores e investigadores que eligen qué
contar, qué representar o qué escribir en un relato.
LO que el pasado deja son huellas, en las ruinas y marcas materiales, en las huellas del
sistema neurológico humano, en la dinámica psíquica de las personas, en el mundo
simbólico.
a menos que sean evocadas y ubicadas en un marco que les dé sentido.

Como lo planteó en su momento Renan

El olvido, e incluso diría que el error histórico son un factor esencial en la creación de una
nación, y de aquí que el progreso de los estudios históricos sea frecuentemente un peligro
para la nacionalidad.

1 945 organiza el olvido de la deportación. Los deportados retornan cuan-do las ideologías
ya están establecidas, cuando la batalla por la memoria ya comenzó, cuando la escena
política ya está armada: están de más».

I DISCURSO Y EXPERIENCIA

Fué pasado? Son individuos y grupos en interacción con otros, agentes activos que
recuerdan, y a menudo intentan transmitir y aun imponer sentidos del pasado a otros. Esta
caracterización debe acompañarse con un reconocimiento de la pluralidad de. Para
quienes vivieron un evento o experiencia, haberlo vivido puede ser un hito central de su
vida y su memoria. Si se trató de un acontecimiento traumático, más que recuerdos lo que
se puede vivir es un hueco, un vacío, un silencio o las huellas de ese trauma manifiestas
en conductas o aun patologías actuales
? En el sentido común, la experiencia se refiere a las vivencias directas, inmediatas,
subjetivamente captadas de la realidad. Pero una reflexión sobre el concepto de indica que
ésta no depende directa y linealmente del evento o acontecimiento, sino que está
mediatizada por el lenguaje y por el marco cultural interpretativo en el que se expresa, se
piensa y se conceptualiza.
Estas luchas implican, por parte de los diversos actores, estrategias para o
«institucionalizar» una narrativa del pasado.

En segundo lugar, si toda experiencia está mediada y no es

- «pura» o directa, se hace necesario repensar la supuesta distancia y diferencia entre los
procesos de recuerdo y olvido autobiográficos y los procesos socioculturales compartidos
por la mediación de mecanismos de transmisión y apropiación simbólica. Aun aquellos que
vivieron el acontecimiento deben, para poder transformarlo en experiencia, encontrar las
palabras, ubicarse en un marco cultural que haga posible la comunicación y la transmisión.
Esto lleva a reconceptualizar lo que en el sentido común se de-nomina , es decir, el
proceso por el cual se construye un conocimiento cultural compartido ligado a una visión
del pasado.
¿De qué hablamos cuando hablamos de memorias? 37 -legados, en aprendizajes y en la
conformación de tradiciones, se torna entonces una tarea analítica significativa.

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