Guia U2
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1) ORGANIZACIÓN. Las tres funciones del Estado –legislativa, administrativa y judicial– fueron
asumidas, según el momento histórico de que se trate, por un único depositario del poder público, o
por distintos sujetos que, de todos modos, formaban parte de una misma unidad política, religiosa o
familiar. A partir del movimiento denominado "constitucionalismo clásico", las tres funciones
mencionadas fueron asignadas a órganos (poderes) independientes para responder al objetivo
político de controlar la estructura de aquel poder, y de brindar un razonable y adecuado resguardo
a los derechos de los gobernados.
Nuestra Nación ha adoptado para su gobierno la forma representativa, republicana y federal (art. 1,
CN) y, como consecuencia de esta última, coexisten los gobiernos nacional y provincial. Por ello,
también lo hacen el Poder Judicial de la Nación, el provincial y el de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires; el primero administra la justicia federal y se ejerce en todo el país; el segundo
entiende en los asuntos que le competen dentro de los límites de cada provincia, y el último, dentro
de la mencionada ciudad. En otras palabras, en cada punto del país conviven dos jurisdicciones –la
federal y la local–, cada una de ellas en el ámbito de su competencia, en virtud de las pautas
establecidas en la Constitución nacional y las leyes complementarias.
Así, en el orden provincial, cada provincia cuenta con su Poder Judicial "local", que se organiza de
conformidad con su propia Constitución (art. 5, CN) para atender cuestiones de derecho común u
ordinario y, a su vez, existen tribunales federales que entienden en cuestiones de esa índole
(federal).
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Nuestro sistema de derechos se alimenta de dos fuentes: la interna de cada Estado y la
internacional; ambas se potencian para hallar en una u otra norma que, para cada caso en
concreto, sea más favorable a la persona humana y al sistema de derechos. Ambas fuentes
deben facilitar y promover la apertura del sistema, mediante el reconocimiento de derechos
implícitos; mientras que aquellos ya reconocidos son irreversibles, atento al principio de
progresividad (instrumento garantista de los derechos humanos y sociales de los trabajadores).
Desde este punto de vista, los Tribunales de Fuero del Trabajo, que integran la jurisdicción
proteccional o de acompañamiento, como organismos especializados, del Poder Judicial de la
Provincia de Corrientes, así como su organización, competencia y procedimiento, se rigen: en
principio, por las normas constitucionales sobre derechos humanos (fuente interna o internacional),
luego por los Tratados sobre Derechos Humanos que tienen rango supralegal, los convenios de la
Organización Internacional del Trabajo, la Declaración de la Organización Internacional del Trabajo
relativa a los Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo, la Declaración Socio-Laboral del
MERCOSUR, la Constitución la Provincia de Corrientes, la Ley N° 3540, la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Provincia y el Reglamento Interno de la Administración de Justicia –art. 31, CN–. Esta
solución debe adoptarse para la resolución de conflictos judiciales. En cada caso concreto
corresponde decidir, aplicando las normas constitucionales en primer lugar -prima ratio-, y luego
las normas de menor jerarquía. Desactivando estas últimas cuando se opongan a las primeras.
La Constitución de la Provincia de Corrientes dispone que “El Poder Judicial será ejercido por
un Superior Tribunal de Justicia, Cámaras de Apelaciones y demás Jueces Letrados de Primera
Instancia e Inferiores y por Jurados, cuando se establezca esa institución" (art. 178). Atribuye,
además, al STJ funciones jurisdiccionales y de superintendencia (arts. 187, 188 y ss.) y lo
constituye en cabeza del Poder Judicial. La Constitución ordena que “La justicia será administrada
públicamente y sin dilaciones” (art. 33) y que “Los poderes y funcionarios públicos no pueden
delegar, bajo pena de nulidad, las atribuciones que esta Constitución y las leyes les confieren” (art.
15).
La utilización del término "jurisdicción" debe quedar circunscripta a la potestad reservada por la
Constitución a uno de los poderes del Estado –el Judicial– para resolver conflictos de derecho entre
dos o más personas físicas o jurídicas, públicas o privadas. Este concepto debe quedar limitado a
la función pública de impartir justicia por medio de la iuris dictio, que equivale a "decir el derecho".
Normalmente, la función jurisdiccional es ejercida por el Poder Judicial, pero esto no excluye la
posibilidad de que otros órganos del Estado puedan tener asignadas funciones "jurisdiccionales".
Tal como enseña Palacio, la competencia es la capacidad o aptitud que la ley le reconoce a un
juez o tribunal para ejercer sus funciones con respecto a una determinada categoría de asuntos, o
en un ámbito territorial especifico, o durante una determinada etapa del proceso.
1.1) Competencia territorial. Para asignar la competencia territorial a un juez o tribunal, las leyes
nacionales y provinciales tienen en cuenta la proximidad del órgano judicial con el lugar de
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domicilio de las partes, el lugar del hecho, o el de celebración del contrato o el que corresponde al
cumplimiento de ciertas obligaciones. Este criterio de vecindad permite disminuir los costos
judiciales, facilita la producción de la prueba y torna más sencilla y menos onerosa la ejecución de
la sentencia. Así, en las causas que se promuevan en materia laboral será competente, a elección
del demandante: el juez del lugar del trabajo, el del domicilio del demandado, o el lugar donde
se hubiere celebrado el contrato. El que no tuviere domicilio fijo, podrá ser demandado en el
lugar de su última residencia (art. 7, LPLC). En la mayoría de los casos, la parte hiposuficiente
del contrato o de la relación de trabajo es la demandante en el proceso. Por ello se facilita el
acceso a la justicia permitiéndole escoger la competencia del juez. Por otra parte, en las causas
que se inicien por asociaciones profesionales por cobro de aportes, contribuciones o cuotas, será
competente el Juez del domicilio del demandado.
Cuando la demandada es una sociedad de las previstas por la ley 19.550 y se pretenda fundar
la competencia territorial en su domicilio legal, se debe tener en cuenta que, de acuerdo con los
términos del art. 11, inc. 2°, párr. 2°, es el que surge de sus estatutos y siempre que coincida con
el inscripto en la Inspección General de Justicia. Cualquier modificación estatutaria no inscripta es
inoponible a los terceros (art. 12), independientemente de la existencia (o no) del domicilio. Si la
demandada es una persona de existencia ideal no incluida en la ley de sociedades (ej., una
asociación civil), debe darse preeminencia al domicilio fijado en sus estatutos o en el instrumento
que autorizó su funcionamiento. Si no lo tiene fijado en el estatuto, se considera domicilio al lugar
donde esté ubicada su dirección o administración, pues éste es su asiento legal.
1.2) Competencia por conexidad. Juicios universales. El Juez que entienda en el proceso
principal, será competente para conocer en todos sus incidentes -conexos-, en las medidas
preparatorias, en la ejecución de sentencia, y de costas (art. 8, 1° párr. LPLC). Conexión
significa la vinculación, relación, enlace o nexo entre dos o más procedimientos que determina que
deben ser decididos por un mismo juez. La causa de desplazamiento de competencia por
conexidad está fundada en razones de interés público y de interés privado. Las primeras, tiende
a evitar el dictado de sentencias contradictorias entre asuntos que se relacionan entre sí. Por otro
lado, se funda en razones de economía procesal ya que se produce un ahorro de costos de
esfuerzos, evitando repetir los mismos actos, producir las mismas pruebas y requerir idéntica
actividad en tribunales diferentes.
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También está impuesto por razones que atienden al orden público ya que en los procesos
universales pueden verse afectados intereses de muchos sujetos que casi siempre están
indeterminados; resulta, por lo tanto, improrrogable e irrenunciable y, en consecuencia, debe ser
aplicado de oficio por el Tribunal. Cabe señalar, que el efecto del fuero de atracción, es transitorio,
puesto que está destinado a finalizar en el tiempo, cuando culmina el juicio sucesorio, es decir
luego de efectuada la partición judicial; o, en su caso, finiquitada la quiebra o el concurso.
1.4) Competencia por materia. En una misma circunscripción judicial existen diferentes fueros (ej.,
civil, comercial, laboral, penal). Para determinar el juez o tribunal que tiene que resolver el conflicto,
se debe estar a lo que prevea la ley de organización judicial que corresponda a ese distrito. En
nuestra disciplina, el art. 3, LPLC, define los supuestos de competencia material que habilitan la
intervención del fuero especial. Los jueces con competencia en lo laboral, entenderán en:
El supuesto ya está contenido en los incisos a y b. Pues si el inmueble o parte de él fue acordado
como beneficio o retribución complementaria de la remuneración, ello supone la existencia de un
contrato de trabajo o de una relación laboral (inc. a), por lo que la acción de restitución o desalojo
tiene base en normas legales, reglamentarias o convencionales del derecho del trabajo y de la
seguridad social (inc. b).
d) Las tercerías en los juicios de su competencia. (La disposición se funda en los principios
de concentración, celeridad y economía procesal, que hacen al concepto de proceso
justo -art. 18, CN-. Ello permite al juez que interviene en el proceso laboral la inmediatez
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respecto a las partes y el conocimiento directo de las probanzas rendidas en ambas
causas).
e) Los cobros de aportes, contribuciones y multas, fundados en disposiciones legales del
Derecho del Trabajo y Seguridad Social, de multas procesales y de impuestos a las
actuaciones judiciales respectivas. (Los procesos por cobros de aportes a las obras sociales
fueron sustraídos a la competencia provincial, por la ley nacional 23.660 y sus
modificatorias, que regula la actividad de las obras sociales).
f) Las causas que se promueven para obtener la declaración de un derecho laboral,
cuando el estado de incertidumbre respecto de una relación jurídica individual, de sus
modalidades o de su interpretación, cause o pudiere causar un perjuicio a quien tenga un
interés legítimo en determinarlo.
g) Las actuaciones de tutela sindical establecidas en los artículos 47 a 52 de la Ley 23. 551
de las asociaciones sindicales.
Por otra parte, la Ley N° 23.551 de Asociaciones Sindicales dispone la tutela sindical:
Artículo 47. Todo trabajador o asociación sindical que fuere impedido u obstaculizado en
el ejercicio regular de los derechos de la libertad sindical garantizados por la ley, podrá
recabar el amparo de estos derechos ante el tribunal judicial competente, conforme al
procedimiento sumarísimo establecido en el art. 498 del CPCyCN o equivalente de los
códigos procesales civiles provinciales, a fin de que éste disponga, si correspondiere, el
cese inmediato del comportamiento antisindical.
Artículo 48. Los trabajadores que, por ocupar cargos electivos o representativos en
asociaciones sindicales con personería gremial, en organismos que requieran
representación gremial, o en cargos políticos en los poderes públicos, dejaran de prestar
servicios, tendrán derecho de gozar de licencia automática sin goce de haberes, a la
reserva del puesto y ser reincorporado al finalizar el ejercicio de sus funciones, no
pudiendo ser despedidos durante el término de un (1) año a partir de la cesación de sus
mandatos, salvo que mediare justa causa de despido. El tiempo de desempeño de dichas
funciones, será considerado período de trabajo a todos los efectos, excepto para determinar
promedio de remuneraciones. Los representantes sindicales en la empresa elegidos de
conformidad con lo establecido en el art. 41 continuarán prestando servicios y no podrán ser
suspendidos, modificadas sus condiciones de trabajo, ni despedidos durante el tiempo que
dure el ejercicio de su mandato y hasta un año más, salvo que mediare justa causa.
Artículo 49. Para que surta efecto la garantía antes establecida se deberá observar los
siguientes requisitos: a) Que la designación se haya efectuado cumpliendo con los recaudos
legales; b) Que haya sido comunicada al empleador. La comunicación se probará mediante
telegramas o cartas documento u otra forma escrita.
Artículo 50. A partir de su postulación para un cargo de representación sindical,
cualquiera sea dicha representación, el trabajador no podrá ser despedido, suspendido
sin justa causa, ni modificadas sus condiciones de trabajo, por el término de seis (6)
meses. Esta protección cesará para aquellos trabajadores para cuya postulación no hubiere
sido oficializada según el procedimiento electoral aplicable y desde el momento de
determinarse definitivamente dicha falta de oficialización. La asociación sindical deberá
comunicar al empleador el nombre de los postulantes; lo propio podrán hacer los
candidatos.
Artículo 51. La estabilidad en el empleo no podrá ser invocada en los casos de cesación
de actividades del establecimiento o de suspensión general de las tareas del mismo.
Cuando no se trate de una suspensión general de actividades, pero se proceda a reducir
personal por vía de suspensiones o despidos y deba atenderse al orden de antigüedades,
se excluirá para la determinación de ese orden a los trabajadores que se encuentren
amparados por la estabilidad instituida en esta ley.
Artículo 52. Los trabajadores amparados por las garantías previstas en los arts. 40, 48 y
50, no podrán ser suspendidos, despedidos ni con relación a ellos podrán modificarse las
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condiciones de trabajo, si no mediare resolución judicial previa que los excluya de la
garantía, conforme al procedimiento establecido en el art. 47. El juez o tribunal interviniente,
a pedido el empleador, dentro del plazo de cinco (5) días podrá disponer la suspensión de la
prestación laboral con el carácter de medida cautelar, cuando la permanencia del
cuestionado en su puesto o en mantenimiento de las condiciones de trabajo pudiere
ocasionar peligro para la seguridad de las personas o bienes de la empresa.
La violación por parte del empleador de las garantías establecidas en los artículos citados
en el párrafo anterior, dará derecho al afectado a demandar judicialmente, por vía
sumarísima, la reinstalación de su puesto, con más los salarios caídos durante la
tramitación judicial, o el restablecimiento de las condiciones de trabajo.
Si se decidiere la reinstalación, el juez podrá aplicar al empleador que no cumpliere con la
decisión firme, las disposiciones del artículo 666 bis del Código Civil, durante el período de
vigencia de su estabilidad.
El trabajador, salvo que se trate de un candidato no electo, podrá optar por considerar
extinguido el vínculo laboral en virtud de la decisión del empleador, colocándose en
situación de despido indirecto, en cuyo caso tendrá derecho a percibir, además de
indemnizaciones por despido, una suma equivalente al importe de las remuneraciones que
le hubieren correspondido durante el tiempo faltante del mandato y el año de estabilidad
posterior. Si el trabajador fuese un candidato no electo tendrá derecho a percibir, además
de las indemnizaciones y de las remuneraciones imputables al período de estabilidad aún
no agotado, el importe de un año más de remuneraciones.
La promoción de las acciones por reinstalación o por restablecimiento de las condiciones de
trabajo a las que refieren los párrafos anteriores interrumpe la prescripción de las acciones
por cobro de indemnización y salarios caídos allí previstas. El curso de la prescripción
comenzará una vez que recayere pronunciamiento firme en cualquiera de los supuestos.
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recurrida afecte los alcances de una personería, radicado el expediente en sede judicial,
deberá darse traslado a las asociaciones afectadas, por el término de cinco (5) días.
Artículo 63. Los jueces o tribunales con competencia en lo laboral en las respectivas
jurisdicciones conocerán en: a) Las cuestiones referentes a prácticas desleales; b) Las
acciones previstas en el artículo 52; c) En las acciones previstas en el artículo 47. Estas
acciones se sustanciarán por el procedimiento sumario previsto en la legislación local.
Conforme al art. 2, Ley N° 27.348 complementaria de la Ley de Riesgos del Trabajo: “Una vez
agotada la instancia administrativa previa (de carácter obligatorio y excluyente de toda otra
intervención, para que el trabajador afectado, contando con el debido patrocinio letrado, solicite la
determinación del carácter profesional de su enfermedad o contingencia, la determinación de su
incapacidad y las correspondientes prestaciones dinerarias previstas en la Ley de Riesgos del
Trabajo), las partes podrán solicitar la revisión de la resolución ante la Comisión Médica
Central. El trabajador tendrá opción de interponer recurso contra lo dispuesto por la comisión
médica jurisdiccional ante la justicia ordinaria del fuero laboral de la jurisdicción provincial o de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según corresponda al domicilio de la comisión médica que
intervino”.
En los recursos que se interpongan contra las decisiones de los jueces de Primera Instancia
que entienden en materia de Seguridad Social;
En los recursos instituidos por las Leyes contra resoluciones de la autoridad administrativa
provincial, que sancionen las normas del Derecho de Trabajo y Seguridad Social.
Siguiendo el art. 2, Ley N° 27.348: “La decisión de la Comisión Médica Central será susceptible
de recurso directo, por cualquiera de las partes, el que deberá ser interpuesto ante los tribunales
de alzada con competencia laboral o, de no existir éstos, ante los tribunales de instancia única con
igual competencia, correspondientes a la jurisdicción del domicilio de la comisión médica
jurisdiccional que intervino. Los recursos interpuestos procederán en relación y con efecto
suspensivo, a excepción de los siguientes casos, en los que procederán con efecto devolutivo:
a) cuando medie apelación de la aseguradora de riesgos del trabajo ante la Comisión Médica
Central (art. 6°, apartado 2, punto c) de la ley 24.557); b) cuando medie apelación de la
aseguradora de riesgos del trabajo ante la Comisión Médica Central en caso de reagravamiento del
accidente de trabajo o de la enfermedad profesional.
Según las Leyes N° 6033 y 6079, en su art. 50, prevén la competencia judicial: “Las
resoluciones administrativas que dicte la Subsecretaría de Trabajo de la Provincia de Corrientes
con fundamento en la presente ley, y que prima facie causen un perjuicio real e inmediato a
cualquiera de las partes y que no pueda subsanarse a través de la continuación normal de la
negociación colectiva, serán recurribles ante la Cámara de Apelaciones en lo Laboral, sin
necesidad de agotar la vía administrativa”.
1.6) Competencia del Superior Tribunal de Justicia (art. 5, LPLC). Este conocerá en los
recursos que, conforme a esta Ley, se interpongan contra las sentencias de las Cámaras de
Apelaciones del Trabajo. El recurso previsto por la Ley 3540 es el de inaplicabilidad de ley (art.
102). Las decisiones dictadas en ejercicio de superintendencia son actos administrativos, y por
ende sujetas al control de constitucionalidad previsto por la Constitución nacional y por la
provincial. Por lo tanto, la reglamentación de una ley que desnaturalice el derecho allí contenido
debe ser declarada inconstitucional.
1.7) Competencia para medidas cautelares. En caso de urgencia, las medidas cautelares
podrán pedirse ante cualquier Juez con competencia laboral, prescindiendo de las normas que
establecen la competencia territorial. En este caso la causa quedará radicada ante el Juzgado del
Trabajo en turno, a última hora del día en que se promovió (art. 9, LPLC). Es la excepción al
principio de conexidad (art. 8) y a la competencia territorial (art. 7). Solo se justifica en caso de
urgencia – deberá ser acreditada prima facie –. La última parte de la norma ha sido derogada por la
asignación de competencias que dispuso el STJ Corrientes. Esta excepción deberá interpretarse de
manera restrictiva.
Es deber del Estado proveer a una administración de justicia y establecer órganos judiciales
personificados en la figura del juez, o Tribunal. Por ello, la jurisdicción es detentada por el
Estado en forma monopólica y, es consecuencia, de la prohibición que pesa sobre los particulares
de hacerse justicia por su propia mano. En consecuencia, la autodefensa encuentra un ámbito
limitadísimo de posibilidad jurídica, y sólo es permitida dadas ciertas condiciones excepcionales,
que la misma ley señala y precisa. Por otra parte, cabe destacar, que la realización directa y
voluntaria sólo es posible cuando los derechos subjetivos son disponibles. En caso de tratarse de
derechos indisponibles o que rozan disposiciones del orden público, debe intervenir
necesariamente la jurisdicción a fin de consolidar determinadas situaciones.
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normativas relativas a conflictos de derecho. Sólo se lo autoriza a resolver mediante sentencia, las
cuestiones concretas que les son sometidas y, eventualmente, hacer cumplir sus decisiones.
Pero es de hacer notar que la función jurisdiccional es mucho más amplia y no se limita al dictado
de la sentencia, sino que se ejerce a lo largo de todo el proceso a través de diferentes
manifestaciones (decretos, autos o sentencias interlocutorias y proveídos en general). Comprende
desde el acto inicial de simple admisibilidad formal de la demanda hasta la decisión final sobre el
fondo de la cuestión planteada.
Cabe señalar también, que el fin de la función jurisdiccional es la de proteger el orden jurídico
preestablecido. Por ello, al existir algún quiebre de ese orden sustantivo-formal es misión del
órgano judicial la de restablecerlo por medio del proceso judicial. El imperio de la ley se mantiene
por la función del órgano jurisdiccional que señala lo correcto o incorrecto en cada caso (legal-
ilegal).
Además, se les concede facultades para corregir errores materiales, aclarar conceptos oscuros o
suplir cualquier omisión que hubieren incurrido en su sentencia. Asimismo, pueden requerir en
cualquier momento, la comparecencia personal de las partes para intentar una conciliación. En el
deslinde de facultades de los jueces deben mencionarse las facultades ordenatorias que se
ejercen a lo largo del juicio y que se manifiestan por el proveimiento que efectúan los tribunales a
las peticiones de las partes o a las necesidades en el trámite o en casos excepcionales
oficiosamente. También, las facultades instructorias con el fin de facilitar su tarea tendiente a
esclarecer la verdad sobre sus dichos y ella puede sólo ejercitarse en la medida que no se quiebre
la igualdad de las partes. Asimismo, se les otorgan facultades disciplinarias que pueden ejercer a
lo largo del trámite y que, generalmente, se manifiestan con la imposición de multas u otras
sanciones a los litigantes que violenten las reglas de la lealtad y buena fe procesal.
En un mismo sentido, otros ordenamientos prevén diferentes atribuciones al respecto, por ejemplo,
el mencionado art. 63 de la Ley N° 23.551 sobre asociaciones sindicales; en los casos del art. 2 de
la Ley N° 27.348 complementaria de la Ley de Riesgo del Trabajo; y en la Ley 26 Orgánica de la
Administración de Justicia (Decreto 26/2000).
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De acuerdo con el régimen instituido por el CPCCC el juez tiene, durante el curso del proceso, dos
oportunidades para pronunciarse acerca de su competencia. La primera es la de la presentación
de la demanda: "Toda demanda —dice el art. 4º—, debe interponerse ante juez competente, y
siempre que de la exposición de los hechos resultase no ser de la competencia del juez ante quien
se deduce, deberá dicho juez inhibirse de oficio. Consentida o ejecutoriada la respectiva
resolución, se remitirá la causa al juez tenido por competente (aplicándose el art. 8, 1° párr. –
declinatoria–). En los asuntos exclusivamente patrimoniales no procederá la declaración de
incompetencia de oficio, fundada en razón del territorio”.
Todavía, a fin de facilitar un examen más amplio sobre dicho extremo, el art. 337, párr. 2º,
establece que "si no resultare claramente de ellas (las demandas) que son de su competencia,
mandarán que el actor exprese lo necesario a ese respecto". Pero tal declaración de oficio no
corresponde en el caso de la competencia territorial, pues ésta, como se ha dicho, puede ser
prorrogada de conformidad de partes siempre que se trate de controversias de exclusivo carácter
patrimonial. El art. 4º lo aclara al prescribir que "en los asuntos exclusivamente patrimoniales no
procederá la declaración de incompetencia de oficio, fundada en razón del territorio".
Conforme al art. 7, CPCCC, “las cuestiones de competencia sólo podrán promoverse por vía de
declinatoria, con excepción de las que se susciten entre jueces de distintas circunscripciones
judiciales, en las que también procederá la inhibitoria. En uno y otro caso, la cuestión sólo podrá
promoverse antes de haberse consentido la competencia que se reclama. Elegida una vía no
podrá en lo sucesivo usarse de otra”.
Cuando es alguna de las partes la que persigue una resolución fundada en la incompetencia del
juez, debe interponerla como excepción y alegar la competencia del otro juez. En otras
palabras, mediante esta medida, el demandado, puede presentarse ante el juez que lo citó y le
pide un pronunciamiento negativo acerca de su competencia.
Así, según el art. 8, 1° párr., “se sustanciará como las demás excepciones previas y, declarada
procedente, se remitirá la causa al juez tenido por competente”. En consecuencia, en los procesos
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ordinario y sumarísimo debe plantearse como excepción de incompetencia juntamente con la
contestación de la demanda o la reconvención, en su caso (art. 346 y 498, CPCCC).
b) INHIBITORIA. Se deduce ante el juez que se considera competente, para que le requiera al
magistrado donde tramita el juicio que declare su incompetencia y se lo remita. Aquí, entonces,
el demandado se presenta ante el juez que cree competente, pidiéndole que así lo declare y remita
un oficio o exhorto inhibitorio al juez que está conociendo en la causa a fin de que se abstenga de
continuar conociendo de ella. Asimismo, el 2° párr., art. 8, establece que, la inhibitoria “podrá
plantearse hasta el momento de oponer excepciones o de contestar la demanda si aquel
trámite no se hallare establecido como previo en el proceso que se trata”.
La cuestión de competencia por inhibitoria se inicia mediante escrito presentado ante el juez
que la parte entiende competente, en el cual corresponde formular una reseña de la demanda y
de los antecedentes susceptibles de justificar la competencia de aquél. Al referirse al
planteamiento y decisión de la inhibitoria, el art. 9º dispone que “si entablada la inhibitoria el
juez se declarase competente, librará oficio acompañando testimonio del escrito en que se hubiere
planteado la cuestión, de la resolución recaída y demás recaudos que estime necesarios para
fundar su competencia. Solicitará, asimismo, la remisión del expediente o, en su defecto, su
elevación al tribunal competente para dirimir la contienda. La resolución sólo será apelable si
se declarase incompetente, y la apelación se concederá al solo efecto devolutivo”.
En cuanto al trámite de la inhibitoria ante el juez requerido, una vez recibido el oficio o
exhorto, aquél se pronunciará aceptando o no la inhibición. En el primer caso, su resolución
será apelable y, una vez consentida o ejecutoriada, “remitirá la causa al tribunal requirente,
emplazando a las partes para que comparezcan ante él a usar de su derecho”. En cambio, “si
mantuviere su competencia enviará sin otra sustanciación las actuaciones al tribunal competente
para dirimir la contienda y lo comunicará sin demora al tribunal requirente para que remita las
suyas” (art. 10, CPCCC).
La ley 25.488 sustituyó, no obstante, dicha norma por otra en cuya virtud “las cuestiones de
competencia se sustanciarán por vía de incidente. No suspenden el procedimiento, al que
seguirá su trámite ante el juez que previno, salvo que se tratare de cuestiones de competencia en
razón del territorio”.
Modos de dirimir las cuestiones de competencia. Dispone el art. 11, CPCCC, que “dentro de
los cinco días de recibidas las actuaciones de ambos jueces, el Superior Tribunal resolverá la
contienda sin más sustanciación y las devolverá al que declare competente, informando al otro por
oficio o exhorto.
Si el juez que requirió la inhibitoria no remitiere las actuaciones dentro de un plazo prudencial
a juicio del Superior Tribunal, éste lo intimará para que lo haga en un plazo de diez a quince días,
según la distancia, bajo apercibimiento de tenerlo por desistido de su pretensión”.
Es preciso aclarar que la Corte Suprema es tribunal competente cuando la contienda se suscite
entre jueces que no tengan un órgano superior jerárquico común, quedando excluidas de su
competencia las cuestiones o conflictos que se planteen entre jueces nacionales de primera
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instancia, los que deben ser resueltos por la Cámara de que dependa el juez que primero hubiere
conocido. Asimismo, la Corte debe decidir sobre el juez competente en los casos en que su
intervención es necesaria para evitar una efectiva privación de justicia.
En consecuencia, la Corte Suprema tiene competencia para resolver los conflictos que se susciten
entre jueces o tribunales de distintas provincias, o entre jueces nacionales y provinciales.
En ejercicio de esa facultad, la Corte debe declarar la competencia del juez o tribunal que
realmente la tenga, aunque tal juez o tribunal no haya intervenido en la contienda.
Finalmente, el art. 13, CPCCC, dispone que “En caso de contienda negativa o cuando dos o más
jueces se encontraren conociendo de un mismo proceso, cualquiera de ellos podrá plantear la
cuestión de acuerdo con el procedimiento establecido en los artículos 9 a 12”. La remisión a esas
normas, sin embargo, debe entenderse en el sentido de que ellas son aplicables en cuanto sea
pertinente, pues algunas, como las referentes al régimen de recursos, a la suspensión de los
procedimientos, y al apercibimiento que puede formular el tribunal superior, no se adecuan a la
índole de este tipo de contienda.
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