Desarrollo Personalidad (Dllo Social)
Desarrollo Personalidad (Dllo Social)
Desarrollo Personalidad (Dllo Social)
ÍNDICE
0. INTRODUCCIÓN.
1.1. La socialización.
1.2. Teorías acerca de la socialización.
Teoría del aprendizaje social (Bandura).
Teorías cognitivas (Piaget, Brunner, Vygostky…)
Teoría etológica (Bowlby).
1.3. La preadaptación social.
1.4. El reconocimiento de sí mismo y de los demás.
1.5. Los agentes socializadores y los sistemas de socialización.
1.1. La socialización.
Existen distintos enfoques acerca del desarrollo social, los que más influencia
han tenido en la educación infantil son:
Considera que el niño/a desde que nace tiene una serie de necesidades
básicas (hambre, sed, sueño…) y que los adultos las satisfacen mediante
estímulos, estos se llaman reforzadores positivos primarios y los asociados de
forma constante con éstos son secundarios. Estos mecanismos de aprendizaje
asociativo justifican la conducta social del niño/a.
Estas teorías postulan que estamos preadaptados y que los niños/as toman de
todos los estímulos, los que les resultan más interesantes. El deseo de
mantener contacto con los objetos atractivos les conceden el rol de
reforzadores que influyen en la conducta mediante su presencia o ausencia.
Los adultos reforzarán unos tipos de conductas, la cuales irá conformando las
que serán socialmente aceptables.
Según Palacios (1994), el sistema perceptivo del neonato está preparado para
interactuar con las personas más significativas para él y para la interacción
social en general.
Para este autor, las modalidades sensoriales más importantes para adaptarnos
al ambiente que nos rodea son:
- Preadaptación del sistema perceptivo visual: los bebés prefieren los
estímulos con las características del rostro, los colores vivos, los
estímulos brillantes…
- Preadaptación del sistema perceptivo auditivo: muestran
preferencias sonoras, especialmente la voz humana.
- Preadaptación de otros sistemas perceptivos: todos los sentidos son
funcionales desde el momento del nacimiento, así como todos ellos se
afinan en el curso de las primeras semanas. El niño reconoce el olor y el
tacto de la madre y se habitúa a señales cinestésicas recibidas al ser
arropado, acunado… por ella.
Durante los primeros meses de vida el bebé mantiene la misma conducta entre
conocidos y desconocidos.
Entre los 3 y 6 años, los niños/as son capaces de expresar sus sentimientos se
encuentra en la denominada por Wallon (1954) “Etapa del personalismo”.
Dicha etapa está formada por varios subestadios:
- El periodo del negativismo: en este periodo se produce la construcción
de un yo autónomo y la afirmación de su personalidad, para lo cual
necesita oponerse al otro como medio de autoafirmación.
- El periodo de gracia: muestra se necesidad de afecto y aprobación de
los demás, por lo que intenta agradar con expresiones y conductas
simpáticas y divertidas.
- El periodo de imitación: imita a diferentes modelos, normalmente se
tiende a identificar con personas significativas y a reproducir sus
actuaciones.
Reconocimiento de sí mismo:
Según Félix López (1994), hacia los 9 ó 12 meses aparecen indicios de que el
niño se reconoce a sí mismo. Antes de dicho periodo, aunque los niños/as
reconocen objetos que les pertenecen y elementos parciales de su cuerpo,
reaccionan a su imagen como si fuera de otro/a.
Este proceso se relaciona con la construcción de la identidad personal,
puesto que es el concepto general de conocimientos, ideas, creencias,
actitudes… que tenemos acerca de nosotros mismos. Y abarca dos
dimensiones: la identidad sexual y la identidad de género. Estas identidades se
van construyendo desde los 2 a los 6 años aproximadamente.
Resaltar, que respecto a la imagen propia, sobre los dos años y medio, la
reconocen claramente y se inician en el uso de los pronombres personales.
El apego es el vínculo afectivo que establece el niño/a con las personas que
interactúan de forma privilegiada con él/ella. A través de este vínculo se
empieza a desarrollar otro, el de la amistad.
Según Bowlby (1998), en el desarrollo del apego se diferencias tres fases:
1. Sensibilidad social indiscriminada (0-2 m): El niño/a busca estímulos
sociales: rostro, tacto, voz…de las personas que le rodean, pero no se
sabe si las reconoce en cuanto a quienes son.
2. Sensibilidad social diferenciada (2-8 m): Discriminan entre unas
personas y otras, aceptando mejor los cuidados de quienes lo hacen
normalmente, aunque no implica el rechazo a los demás.
3. Apego centrado (8-24 m): Ponen de manifiesto conductas de preferencia
hacia determinadas personas y reaccionan con cautela y miedo ante los
desconocidos. Hacia los 2 años el vínculo de apego se consolida, junto a
nuevas capacidades lingüísticas que facilitarán la comunicación y el
entendimiento con las figuras de apego.
Resaltar, que diversas investigaciones muestran que los niños/as con apego
seguro tienen posteriormente mayor capacidad para solucionar problemas
(Frankel y Bates, 1990) y que parecen socialmente más competentes,
cooperadores, obedientes y se llevan mejor con sus compañeros/as (Jacobsen
y Wille, 1986).
Las relaciones y el encuentro con los iguales dan lugar a la amistad. Durante
los primeros años de vida las amistades suelen estar basadas en el juego, un
amigo es un compañero de juego, además son inconscientes y cambiantes.
A partir de los 3 años comienzan a adoptar un carácter más estable,
produciéndose cada vez más actividades colaborativas y juegos compartidos.
En un principio las actividades suelen ser diádicas, pero éstas darán paso cada
vez más a actividades grupales, donde el grupo va aumentando
progresivamente.
2.3. Proceso de aceptación:
Los niños/as cuyas familias poseen un bajo status sociocultural suelen mostrar
dificultades de adaptación a la escuela. Para explicar mejor éstas situaciones,
es decir, el riesgo social, debemos basarnos en la legislación actual.
Medidas de intervención:
La escuela no tiene asignadas actuaciones específicas ante las situaciones de
riesgo social ya que la aplicación de medidas es competencia de instituciones
sociales. La intervención que podemos realizar los docentes se concreta en:
- Control de asistencia para evitar el absentismo escolar.
- Fomento de hábitos de higiene y salud.
- Educación basada en la afectividad y en socialización.
- Adopción de medidas ante conflictos en la tutela del menor.
6. CONCLUSIÓN.
Por lo tanto, la escuela debe abrir ventanas hacia el mundo, para que exista
continuidad entre ella y los demás contextos, como defendía César Coll.
Creándose así “Una escuela por y para la vida”, por la apostaba Freinet y con
la que me siento totalmente identificada.
Referencias bibliográficas:
Referencias legislativas:
Referencias web:
- www.juntadeandalucia.es/educacion
- www.educared.net