Libro Corte Internacional de Justicia
Libro Corte Internacional de Justicia
Libro Corte Internacional de Justicia
CORTE
INTERNACIONAL
DE JUSTICIA
Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Rafael Badell Madrid
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA:
Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Rafael Badell Madrid
Impreso en Venezuela
Printed in Venezuela
Por: Gráficas LAUKI, C. A.
I. INTRODUCCIÓN........................................................................................13
II. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA CORTE
INTERNACIONAL DE JUSTICIA.............................................................19
1. Régimen jurídico: Estatuto, Reglamento, Directivas Prácticas
y Resoluciones............................................................................................21
5
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
6 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
* Doctor en Derecho. Especialista en Derecho del Trabajo. Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Jefe del Departamento de Derecho Social de la Facultad de Derecho
UCAB. Individuo de número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. ID ORCID. https://orcid.org/0000-
0002-7343-266X. carballomena@gmail.com.
9
LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
10 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
11 Héctor Faúndez Ledesma, Prólogo al libro La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, Serie estudios N°
139, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 2023, p. 21.
Palacio de La Paz, sede de la Corte Internacional de Justicia. (La Haya, Países Bajos)
INTRODUCCIÓN
I
El 29 de marzo de 2018, la República Cooperativa de Guyana demandó a Venezuela
ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ)1, de conformidad con el parágrafo primero
del artículo 36 del Estatuto de la CIJ (Estatuto), el parágrafo primero del artículo 40
ejusdem, y el artículo 38 del Reglamento de la CIJ (Reglamento).
En esta demanda Guyana solicitó a la CIJ: (i) declarar la validez y efecto vinculante
del laudo de 1899 y el respeto del límite establecido en el Acuerdo de 1905; (ii) que
Venezuela retire la ocupación en la parte oriental de la isla de Anacoco y demás territorios
reconocidos por el Laudo Arbitral de París y el acuerdo de 1905; (iii) que Venezuela no
amenace ni utilice la fuerza para impedir el desarrollo de las actividades económicas de
Guyana en su territorio; y (iv) declarar la responsabilidad de Venezuela por la violación
de la soberanía de Guyana y, en consecuencia, por las lesiones a su derecho.
Inicialmente Venezuela no compareció al proceso y expresó su rechazo a la jurisdicción
de la CIJ. Tomando en consideración la posición asumida por Venezuela, la CIJ inició
un procedimiento incidental sobre jurisdicción que comenzó con una fase escrita en la
cual Guyana consignó sus alegatos en una memoria de cuatro tomos y Venezuela expresó
su rechazo a la jurisdicción de la CIJ mediante un memorándum y una carta.
En el memorándum del 28 de noviembre de 2019, el Ministro de Relaciones Exteriores
de Venezuela, Jorge Arreaza, rechazó la jurisdicción de la CIJ, descartó la posibilidad de
un arreglo judicial e insistió en solucionar la controversia a través de la negociación y
acudir a los medios políticos previstos en el Acuerdo de Ginebra. La misma posición fue
ratificada mediante carta del mismo Ministro de fecha 24 de julio de 2020.
Concluida la fase escrita, inició la etapa oral del procedimiento. La CIJ fijó y celebró
una audiencia pública el 30 de junio de 2020 a la que Venezuela no compareció, por lo
que se escucharon sólo los argumentos de Guyana respecto al asunto de la jurisdicción
de la CIJ.
Mediante sentencia del 18 de diciembre de 2020 la CIJ se declaró competente para
conocer la demanda, con fundamento en el parágrafo 2 del artículo IV del Acuerdo de
Ginebra de 17 de febrero de 1966.
En la referida decisión, con doce votos a favor y cuatro en contra, la CIJ decidió que
es competente para conocer la demanda presentada por la República Cooperativa de
1 International Court of Justice, “Application instituting proceedings”, de fecha 29 de marzo de 2018. Disponible en
https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-related/171/171-20180329-APP-01-00-EN.pdf.
13
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
14 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Guyana en la medida en que se refiere a la validez del Laudo Arbitral del 3 de octubre
de 1899 y a la cuestión conexa de la solución definitiva de la controversia sobre límites
terrestres entre la República Cooperativa de Guyana y la República Bolivariana de
Venezuela.
En la misma sentencia, de forma unánime, la CIJ decidió que no es competente
para conocer de las reclamaciones de la República Cooperativa de Guyana derivadas
de hechos ocurridos después de la firma del Acuerdo de Ginebra de fecha 17 de febrero
de 1966.2 Con esto la CIJ estableció una fecha crítica, esta es, el 17 de febrero de 1966,
cuando se firmó el Acuerdo de Ginebra.
Luego de la decisión del 18 de diciembre de 2020 por medio de la cual la CIJ se
declaró competente para conocer de la demanda, el 24 de julio de 2021, el Ministro
de Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, dirigió una carta al Presidente
de la CIJ, Abdulqawui Ahmed Yusuf, por medio de la cual insistió en las razones por
las cuales la CIJ no era competente para conocer del asunto. Venezuela ratificó los
argumentos expuestos en el memorándum enviado el 28 de noviembre de 2019 e insistió
en que el objeto del Acuerdo de Ginebra es superar la controversia sobre la validez del
Laudo Arbitral de París y sustituirla por un arreglo práctico aceptable para ambas partes.
La República Cooperativa de Guyana tenía hasta el 8 de marzo de 2022 para presentar
su Memoria y Venezuela hasta el 8 de marzo de 2023 para producir su correspondiente
contra memoria. El 8 de marzo de 2022, la República Cooperativa de Guyana presentó
su Memoria.
El 6 de junio de 2022, luego de consignado el Memorial por parte de la República
Cooperativa de Guyana -y cuando habían ya transcurrido casi tres meses del plazo para
que Venezuela consignara su contra memoria- Venezuela envió una comunicación a
la CIJ mediante la cual, de conformidad con el artículo 42 del Estatuto y el artículo
40 del Reglamento, designó Agente en el juicio por ante la CIJ al Embajador Samuel
Moncada Acosta, Representante Permanente de Venezuela ante la ONU y Co-Agentes al
Embajador Félix Plasencia González, Ex Ministro del Poder Popular para las Relaciones
Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela y a la profesora Elsie Rosales García.
El 7 de junio de 2022, Venezuela compareció por primera vez ante la CIJ y opuso
excepciones preliminares sobre la admisibilidad de la demanda de la República
Cooperativa de Guyana, de conformidad con lo establecido en el artículo 79 del
Reglamento. A consecuencia de ello, el 13 de junio de 2022, la CIJ dictó una providencia
por medio de la cual fijó un plazo hasta el 7 de octubre de 2022 para que la República
Cooperativa de Guyana presentara sus observaciones y alegatos sobre las objeciones
preliminares planteadas por Venezuela. Además, indicó la CIJ que la determinación del
procedimiento posterior sería dada a conocer en una futura decisión.
2 Véase International Court of Justice, “Judgment of 18 December 2020. Jurisdiction of the Court”, p. 42. Disponible
en: https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-related/171/171_20201218_JUD_01-00-EN.pdf
Rafael Badell Madrid
15
Corte Internacional de Justicia reunida en audiencia del 17 de noviembre de 2022 con ocasión de las excepciones
preliminares de admisibilidad opuestas por Venezuela
El 6 de abril de 2023 la CIJ dictó sentencia por medio de la cual resolvió la excepción
preliminar de inadmisibilidad de la demanda propuesta el 7 de junio de 2022 por la
República Bolivariana de Venezuela.3 En esa decisión incidental, la CIJ, en primer lugar,
declaró unánimemente admisible la excepción preliminar presentada por la República
Bolivariana de Venezuela. Luego, con catorce votos a favor y el voto en contra del Juez
ad hoc Sr. Philippe Couvreur, la declaró sin lugar, es decir, improcedente.
Con catorce votos a favor y el voto en contra del Juez ad hoc Sr. Couvreur, la
CIJ ratificó que es competente para decidir sobre el fondo de las reclamaciones de la
República Cooperativa de Guyana, en la medida en que se encuentren dentro del ámbito
del párrafo 138, subpárrafo 1, de la sentencia del 18 de diciembre de 2020, mediante la
cual había ésta establecido su jurisdicción para conocer del caso.
Posteriormente, el 30 de octubre de 2023 Guyana presentó ante la CIJ una solicitud
de medidas provisionales contra Venezuela con ocasión de la convocatoria efectuada por
el gobierno venezolano para la celebración de un referéndum consultivo acerca de los
derechos de Venezuela sobre el territorio en disputa.
El procedimiento incidental para la indicación de medidas provisionales se sustanció
y se celebraron dos audiencias públicas en las que la CIJ escuchó los argumentos de
ambas partes. El 14 de noviembre de 2023 se celebró la primera audiencia pública y el
15 la segunda. Venezuela produjo sus argumentos en contra de las medidas solicitadas
por Guyana.
El 1 de diciembre de 2023, la CIJ dictó decisión sobre la solicitud de medidas
provisionales. En primer lugar, la CIJ ratificó, una vez más, su competencia para conocer
del caso, para lo cual citó en reiteradas ocasiones su sentencia del 18 de diciembre de
2020, por medio de la cual se declaró competente para resolver la controversia.
La CIJ concluyó que existe un riesgo de perjuicio irreparable y urgencia debido
a la tensión actual y las declaraciones de Venezuela, en razón de lo cual decidió, por
unanimidad, las siguientes medidas provisionales:
1. Venezuela debe abstenerse de ejecutar acciones que modifiquen la situación
actual del territorio en disputa.
2. Ambas partes deben evitar acciones que agraven o extiendan la disputa o la
hagan más difícil de resolver.
Rafael Badell Madrid
17
El juicio continúa y falta muy poco para el próximo 8 de abril del año 2024, cuando
vence el plazo establecido por la CIJ para que Venezuela presente la contramemoria
contentiva de sus alegatos, defensas y pruebas en relación a la nulidad del laudo de Paris
del 3 de octubre de 1899.
Hemos dicho en otras publicaciones, escritos y conferencias que el Laudo de París es
nulo de forma absoluta y por tal razón no tiene carácter definitivo ni es obligatorio, no
produce los efectos de la cosa juzgada y se considera un acto jurídicamente inexistente,
desde que fue dictado en violación a las normas del tratado de arbitraje que le dio origen,
fue dictado en contra del derecho internacional vigente para el momento en que se
produjo, asimismo se dictó en violación del debido proceso e incurriendo en el vicio de
exceso de poder y de ultra petita; además fue totalmente inmotivado y violó el deber de
imparcialidad de los árbitros.4
De manera que la contramemoria contentiva de los alegatos, defensas y pruebas en
relación a la nulidad del laudo de Paris del 3 de octubre de 1899, que le corresponde
presentar a Venezuela, es una oportunidad muy apropiada para demostrar esa nulidad.
Es, obviamente, ésta la ocasión para producir los argumentos de fondo en defensa de
sus intereses territoriales y las pruebas pertinentes. Luego vendrá la fase oral del juicio y
después transcurrirá algún tiempo hasta que la CIJ dicte la sentencia que resolverá este
delicado asunto que se ha prolongado por más de doscientos años.
4 Rafael Badell Madrid, La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, Serie Estudios No. 139, Caracas, 2023.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
18 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Por esta razón y en virtud de la importancia que tiene ahora para Venezuela la CIJ,
el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello, bajo
la dirección del profesor César Carballo Mena, estimó pertinente incorporar dentro
de sus líneas de investigación el estudio de la CIJ y su régimen jurídico -también
conocida como Corte Mundial- órgano principal de la Organización de Naciones
Unidas que tiene la misión de administrar justicia entre los Estados y donde se refleja
el trascendental compromiso de la comunidad internacional con la resolución pacífica
de los conflictos entre los Estados. Además, la CIJ es uno de los grandes referentes del
derecho internacional público5 que constituye un medio auxiliar del contencioso entre
Estados6, aunado a su importante labor consultiva.
El régimen jurídico que rige a la CIJ incluye su Estatuto, el Reglamento, las
Directivas Prácticas y las Resoluciones que dan forma a su actividad jurisdiccional. El
funcionamiento de este alto tribunal internacional, ubicado en el Palacio de La Paz en
La Haya en los Países Bajos, puede ser examinado desde varios aspectos.
Sobre este tema ya me he referido en otra oportunidad, pero pretendo ahora hacerlo
con mayor detalle7. En primer lugar, tendremos en cuenta su organización y composición
y, de otra parte, la regulación relativa a su competencia en razón de las personas, de la
materia y del tiempo, a modo de establecer el alcance y las limitaciones de los poderes
jurisdiccionales de la CIJ.
El asunto también es estudiado desde el aspecto procesal, es decir, de los
procedimientos que se sustancian ante la CIJ, teniendo en cuenta que estos procedimientos
se desenvuelven en dos fases, una escrita y otra oral.
La fase escrita comienza con la solicitud de inicio del procedimiento y pasa por
la presentación de alegatos, defensas y pruebas que son consignados bajo el principio
procesal de escritura; la parte oral se inicia en la fecha que al efecto fije la CIJ y una vez
que culmina el caso se entra en una etapa de deliberación lo que conduce a la terminación
del proceso mediante una sentencia obligatoria y definitiva.
Hay otros procedimientos que también se pueden sustanciar dentro del proceso
principal; son los denominados procedimientos incidentales de medidas provisionales,
las excepciones preliminares, la reconvención y la intervención de terceros.
Todo el régimen jurídico de la CIJ es estudiado aquí y adminiculado a la luz del caso
171: Guyana vs Venezuela.
5 Juan Fernando Pineda Arboleda, “Ambigüedades en la interpretación del Estatuto de la CIJ según los retos
jurídicoconceptuales en las versiones en español, inglés y francés”, Ratio Juris, vol. 16, núm. 33, Universidad Autónoma
Latinoamericana, 2021. pp. 645-662. Disponible en: https://doi.org/10.24142/raju.v16n33a13.
6 Ídem.
7 Rafael Badell Madrid, La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, Serie Estudios No. 139, Caracas, 2023.
II
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE
LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
1 Conviene tomar en consideración que el arreglo judicial es un medio pacífico para solucionar controversias entre
Estados, y es precedido por otros mecanismos como la mediación, conciliación y arbitraje. En la evolución de estos
mecanismos desde el siglo XVIII, hubo tres arbitrajes internacionales emblemáticos que influyeron en su posterior
desarrollo. El primero fue el arbitraje entre Inglaterra y los Estados Unidos en 1794; luego el arbitraje entre Estados
Unidos y el Reino de España en 1795. El tercer arbitraje importante fue el Laudo Arbitral dictado en septiembre de
1872 en virtud de las reclamaciones del Alabama que se basó en el Tratado de Washington de mayo de 1871.
2 Véase Eduardo Rodríguez Veltzé y Farit Rojas Tudela, “Justicia en el ámbito internacional”, Revista Jurídica Derecho,
número 7, La Paz, 2017. Disponible en: http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2413-
28102017000200004&lng=es&nrm=iso Véase también Max Sorensen, Manual de derecho internacional público,
Fondo de Cultura Económica, México, 1973, pp. 648 y ss. “En 1940 el funcionamiento de la Corte llegó prácticamente
a su fin, a consecuencia del estallido de la guerra. Después de la guerra, la cuestión del establecimiento de una corte formó
parte del temario de la Conferencia de San Francisco”.
19
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
20 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
9 Ídem.
10 Ídem.
11 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
22 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
III
ASPECTOS ORGANIZATIVOS Y
NOCIONES FUNDAMENTALES
1.1. Jueces
La CIJ está compuesta por quince jueces, cuya elección se lleva a cabo cada nueve
años por la Asamblea General de las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad. Ambos
órganos emiten votos de forma simultánea, pero por separado, requiriendo que cada
candidato obtenga mayoría absoluta en ambos para ser elegido, lo que en ocasiones
implica varias rondas de votación1.
Los jueces deben poseer una elevada integridad moral y cumplir con los requisitos
para ejercer las más altas funciones judiciales en sus respectivos países, o ser reconocidos
expertos en derecho internacional (Artículo 2 del Estatuto).
La composición de la CIJ impide que dos jueces sean nacionales del mismo Estado, y
en el caso de personas con doble nacionalidad, se considera su nacionalidad según donde
ejerzan ordinariamente sus derechos civiles y políticos.
En efecto, el artículo 3 del Estatuto indica que:
“1. La Corte se compondrá de quince miembros, de los cuales no podrá haber dos que
sean nacionales del mismo Estado.
2. Toda persona que para ser elegida miembro de la Corte pudiera ser tenida por
nacional de más de un Estado, será considerada nacional del Estado donde ejerza
ordinariamente sus derechos civiles y políticos.”
Los jueces de la CIJ desempeñan su cargo por nueve años, con la posibilidad de
reelección. El período inicial de algunos magistrados puede ser de tres o seis años,
determinado por sorteo (Artículo 13 del Estatuto).
“1. Los miembros de la Corte desempeñarán sus cargos por nueve años, y podrán ser
reelectos. Sin embargo, el periodo de cinco de los magistrados electos en la primera
elección expirará a los tres años, y el periodo de otros cinco magistrados expirará a los
seis años.
2. Los magistrados cuyos periodos hayan de expirar al cumplirse los mencionados
periodos iniciales de tres y de seis años, serán designados mediante sorteo que efectuará
1 Véase: Naciones Unidas, «Miembros de la Corte». Disponible en: https://www.un.org/es/icj/members.
shtml#:~:text=La%20Corte%20Internacional%20de%20Justicia,votan%20simultáneamente%20pero%20por%20
separado..
25
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
26 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Estatuto). Antes de asumir el cargo, cada magistrado jura ejercer sus atribuciones con
imparcialidad y conciencia (Artículo 20 del Estatuto).
La CIJ opera de manera continua, excepto durante las vacaciones judiciales, y los
miembros tienen derecho a licencias periódicas. La disponibilidad de los magistrados se
mantiene, salvo licencia, enfermedad o razones graves (Artículo 23 del Estatuto).
El 9 de noviembre de 2023 fueron electos cinco nuevos jueces, quienes comenzaron a
ejercer sus funciones el pasado 6 de febrero de 2024, por un período de nueve años, con
posibilidad de reelección. Los nuevos jueces son los siguientes:
1. Bogdan-Lucian Aurescu de Rumania, quien destacó al obtener 117
respaldos en la votación, convirtiéndose en el primer representante de su
país en la CIJ. Fue ministro de Relaciones Exteriores de Rumania en dos
ocasiones y desempeñó un importante papel en varios casos internacionales,
como el de la delimitación marítima en el mar Negro.
2. Hilary Charlesworth de Australia fue reelecta como juez de la CIJ, dado
que ya estaba ocupando el puesto desde 2021 con ocasión del fallecimiento
del juez James Richard Crawford, también australiano. La juez Hilary
Charlesworth, graduada de la Universidad de Melbourne, ha sido profesora
visitante en varias universidades.
3. Sarah Hull Cleveland, Estados Unidos de América, es profesora de derechos
humanos y constitucionales en la Universidad de Columbia. Fue consejera
y asistente jurídica experta en derecho internacional en el Departamento de
Estado.
4. Juan Manuel Gómez-Robledo Verduzco de México, el candidato más
votado, es embajador y Representante Permanente Adjunto de México ante
la ONU desde 2021. Posee un doctorado en Derecho y ha publicado trabajos
sobre la CIJ y el Estado de derecho global.
5. Dire Tladi de Sudáfrica, el primer juez sudafricano en la CIJ es profesor
de Derecho Internacional en la Universidad de Pretoria. Ha ejercido como
asesor legal del Ministerio de Relaciones Exteriores de Sudáfrica y representó
a su país en la Asamblea General de la ONU.
Rafael Badell Madrid
29
Gran Salón de Justicia del Palacio de La Paz en La Haya. Sesión de juramentación de los nuevos jueces de la Corte
Internacional de Justicia. 6 de febrero de 2024
internacional. En el ámbito diplomático, el Dr. Nawaf Salam se destacó como Embajador y Representante Permanente
de Líbano ante las Naciones Unidas en Nueva York desde julio de 2007 hasta diciembre de 2017. Durante su mandato,
representó a Líbano en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en 2010 y 2011. Además, desempeñó
roles significativos en la Asamblea General de la ONU y el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas,
dejando notar su compromiso con los asuntos globales. Como parte de sus responsabilidades diplomáticas, encabezó
delegaciones libanesas en diversas cumbres y conferencias internacionales, incluyendo la Cumbre sobre Cambio
Climático en París (2015), la Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo en Addis Abeba
(2015) y la Cumbre de Países Árabes y Sudamericanos en Lima (2012), entre otras. Además de su carrera diplomática,
el juez Nawaf Salam también destacó en la práctica profesional privada, ejerciendo como abogado en Beirut y Boston,
con un enfoque en litigios generales, derecho internacional público y privado, y transacciones internacionales. Su
experiencia en el ámbito legal, tanto nacional como internacional, complementa su trabajo en la arena diplomática
y académica. Para mayor detalle véase International Court of Justice, “Biography of Judge Salam”. Disponible en:
https://www.icj-cij.org/sites/default/files/2024-02/20240206_salam_en.pdf.
6 La juez Julia Sebutinde tiene una sólida formación académica, incluyendo un Doctorado en Derecho honoris causa
de la Universidad de Edimburgo, Reino Unido, otorgado en 2009 por su distinguido servicio en el campo de la
justicia internacional y los derechos humanos. Además, posee una Maestría en Derecho con Distinción de la misma
universidad, obtenida en 1990, así como una Licenciatura en Derecho de la Universidad Makerere en Uganda
completada en 1977. En cuanto a su carrera judicial, la Dra. Julia Sebutinde ha ocupado roles de alto nivel en múltiples
jurisdicciones. Fue Jueza de la Corte Especial para Sierra Leona desde 2005 hasta 2011, desempeñándose como
Presidenta de la Sala de Juicio II durante varios períodos, incluyendo juicios de alto perfil por crímenes de guerra.
Previamente, ejerció como Jueza de la Corte Superior de Uganda desde 1996 hasta 2011. Además, ha presidido varias
comisiones judiciales de investigación sobre corrupción y mala gestión en instituciones clave de Uganda. En el ámbito
académico, la juez Julia Sebutinde ha entrenadora en programas de formación en paz y resolución de conflictos, así
como conferencista y profesora en instituciones educativas y programas de capacitación legal en Uganda y a nivel
internacional. Además de su carrera judicial y académica, la Jueza Sebutinde ha desempeñado numerosos roles cívicos y
de liderazgo, incluyendo su trabajo como Canciller de la Universidad Internacional de Ciencias de la Salud en Uganda
y su participación en diversas asociaciones y comités relacionados con la ley, los derechos humanos y el desarrollo.
Como autora y conferencista, la Dra. Julia Sebutinde ha compartido su experiencia y conocimiento en una variedad de
temas relacionados con la justicia internacional, la reforma del sector de seguridad, la lucha contra la corrupción y la
promoción de los derechos de las mujeres. Para mayor detalle véase International Court of Justice, “Biography of Judge
Sebutinde”. Disponible en_ https://www.icj-cij.org/sites/default/files/2024-02/20240206_sebutinde_en_0.pdf.
7 Para consultar la lista actualizada de jueces actualmente en ejercicio de funciones ante la CIJ, véase: https://www.icj-
cij.org/current-members.
8 Gustavo Planchart Manrique, “Aguilar Mawdsley, Andrés”, Diccionario de Historia de Venezuela, Fundación Empresas
Polar. Disponible en: https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/a/aguilar-mawdsley-andres/.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
32 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
que el Dr. Parra-Aranguren ejerció funciones como juez de la CIJ desde el 6 de febrero
de 2000 hasta el 5 de febrero de 20099.
9 Para consultar la lista general de juristas que han servido a la CIJ como jueces, véase: https://www.icj-cij.org/all-
members. Véase Isidro Morales Paúl, “Discurso de orden de Isidro Morales Paúl en honor al Dr. Gonzalo Parra-
Aranguren con motivo de su elección como magistrado de la Corte Internacional de Justicia de La Haya (1996)”,
Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, No. 166, Caracas, 2021. pp. 243 y ss. Véase además: United
Nations, “General Assembly, in four rounds of voting, elects five members to International Court of Justice”,
GA/10777, 6 de noviembre de 2008. Disponible en: https://press.un.org/en/2008/ga10777.doc.htm
Rafael Badell Madrid
33
CIJ podrá formular las observaciones que considere pertinentes. Si no hay ninguna clase
de objeción respecto de la designación de un juez ad hoc y la CIJ tampoco tiene alguna,
se informará igualmente a las partes (Parágrafo tercero del artículo 35 del Reglamento).
Al examinar la regulación de los jueces ad hoc debe tenerse muy en cuenta la Directiva
Práctica VII que establece limitaciones a las personas que pueden ser designadas como
jueces ad hoc, tal es el caso de la persona que en los tres años previos a su nominación
haya servido como agente, abogado o consejero en otro caso de la CIJ. En efecto dispone
la Directiva Práctica VII:
“La Corte Internacional de Justicia considera que no redunda en interés de la buena
administración de la justicia que una persona actúe como juez ad hoc en un asunto
y que también actúe o haya actuado recientemente como agente, abogado o consejero
en otro asunto sometido a la Corte Internacional de Justicia. En consecuencia, las
partes, al elegir un juez ad hoc de conformidad con el artículo 31 del Estatuto y el
artículo 35 del Reglamento de la Corte, deben abstenerse de designar a personas que
estén actuando como agente, consejero o abogado en otro caso ante la Corte o que
hayan actuado en esa calidad en los tres años anteriores a la fecha de la designación.
Asimismo, las partes deberán abstenerse de designar como agente, consejero o abogado
en un caso ante la Corte a una persona que actúe como juez ad hoc en otro caso ante
la Corte”10.
Si existiere oposición de la otra parte o dudas de la CIJ respecto de la designación de
un juez ad hoc, será la propia CIJ la que decida la cuestión “una vez oídas las partes si fuese
necesario” (Parágrafo cuarto del artículo 35 del Reglamento).
En la controversia entre la República Cooperativa de Guyana y la República
Bolivariana de Venezuela sobre la nulidad o validez del Laudo Arbitral de París del 3
de octubre de 1899, inicialmente la República Cooperativa de Guyana designó juez ad
hoc a la Dra. Hilary Charlesworth. Sin embargo, en noviembre del 2021, la Dra. Hilary
Charlesworth fue electa juez de la CIJ con ocasión del fallecimiento del juez James
Richard Crawford ocurrido en La Haya el 31 de mayo de 202111, y, pot tanto, ha dejado
de ser juez ad hoc en este caso.
Le corresponde ahora a la Dra. Hilary Charlesworth culminar el período de nueve
años del Dr. James Crawford, de manera que estará dos años en el ejercicio del cargo,
pero no intervendrá en este caso desde que decidió inhibirse en obsequio del deber de
imparcialidad e independencia que deben cumplir los jueces de la CIJ. La República
Cooperativa de Guyana ha designado entonces para ejercer el cargo de juez ad hoc al Dr.
Rüdiger Wolfrum.
Venezuela, por su parte, designó como juez ad hoc ante la CIJ, de conformidad con
el artículo 31 del Estatuto de la CIJ y el artículo 35 del Reglamento, al jurista belga
Philippe Couvreur. El Dr. Couvreur es especialista en derecho internacional y fue
secretario de la CIJ en La Haya (2000-2019), cargo del que se jubiló el 1 de julio de 2019.
10 Véase Directivas Prácticas de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/en/practice-
directions.
11 United Nations News, “Veteran Australian judge Hilary Charlesworth elected to the International Court of Justice”,
publicado el 5 de noviembre de 2021. Disponible en: https://news.un.org/en/story/2021/11/1105002.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
34 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
12 Para consultar la lista actualizada de jueces ad hoc actualmente en ejercicio de funciones ante la CIJ, véase: https://
www.icj-cij.org/current-judges-ad-hoc.
13 Max Sorensen, ob. cit., p. 650. Véase además: Mohamed Sameh Ahmed Mohamed, The Role of the International Court
of Justice as the Principal Judicial Organ of the United Nations, University of London, 1997. pp. 170 y ss. Disponible
en: https://etheses.lse.ac.uk/2566/1/U615515.pdf. Santiago Benadava, “La jurisdicción contenciosa de la Corte
Internacional de Justicia”, Revista de Derecho Público, No. 31-32, Facultad de Derecho de la Universidad de Chile,
1982. pp. 187–210. Disponible en: https://doi.org/10.5354/rdpu.v0i31/32.43827.
14 Alfred Verdross, Derecho Internacional Público, Aguilar, Madrid, 1976, pp. 505 y ss. Véase además: Héctor Faúndez
Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs. Venezuela, Academia
de Ciencias Políticas y Sociales – Editorial Jurídica Venezolana, Caracas, 2020. Jorge Cardona Llorens, “La
competencia de la Corte Internacional de Justicia en materia contenciosa, el principio de la competencia sobre la
competencia y la ejecución de las sentencias de la corte”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, No.
166, Caracas, 2021. pp. 393-404. Disponible en: https://acienpol.abcdonline.info/bases/biblo/texto/boletin/2021-5/
BolACPS_2021_166_393-404.pdf. Allan Brewer-Carías, Derechos de Venezuela sobre el territorio Esequibo, la nulidad
del laudo arbitral de 1899 y las falsedades en la memoria de Guyana ante la Corte Internacional de Justicia, Academia de
Ciencias Políticas y Sociales - Editorial Jurídica Venezolana, Caracas, 2023. pp. 97-102.
15 Georges Abi-Saab, Les Exceptions Préliminaires dans la Procédure de la Cour Internationale, Éditions A. Pedone, París,
1967, pp. 58 y ss.
16 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., pp. 265-266. El autor, como lo sugiere el título de su obra, se decanta por el término competencia.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
36 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
2.1.2. Competencia
El Capítulo II del Estatuto regula la competencia la CIJ y se refiere al principio
kompetenz-kompetenz, con fundamento en el cual la CIJ decide qué casos está
jurídicamente habilitada para conocer, de allí que éste sea un tema de fundamental
importancia en la comprensión del funcionamiento de la CIJ.
Es necesario ratificar que sólo los Estados podrán ser partes en asuntos ante la CIJ, de
manera que otros tipos de organizaciones y personas naturales no tendrán la condición
de partes en los procedimientos ante la CIJ. La CIJ siempre podrá solicitar y recibir de
organizaciones internacionales públicas información sobre asuntos objeto de litigio ante
la CIJ (Artículo 34 del Estatuto).
Ahora bien, para que un Estado pueda acudir a la CIJ es necesario que acepte la
competencia de la CIJ de manera previa y voluntaria. Este consentimiento puede ser
otorgado de varias formas, las cuales pueden clasificarse entre medios ante hoc y medios
post hoc17. A este tema dedicaremos las siguientes líneas.
hasta que la controversia haya sido resuelta, o hasta que todos los medios de solución
pacifica contemplados en dicho Articule hayan sido agotados”.
El 18 de junio de 1970, durante el primer gobierno del Presidente Rafael Caldera,
se suscribió el Protocolo de Puerto España entre Venezuela, el Reino Unido de Gran
Bretaña e Irlanda y la República Cooperativa de Guyana. El Protocolo de Puerto España
fue suscrito cuatro años después de la adopción del Acuerdo de Ginebra, tiempo durante
el cual la Comisión Mixta no logró solucionar la controversia. La finalidad del Protocolo
de Puerto España fue suspender por un período de 12 años la aplicación del Acuerdo de
Ginebra, paralizando la controversia y retrasando la aplicación de los medios de solución
previstos en el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas21.
Finalizada la suspensión provocada por la aplicación del Protocolo de Puerto España,
según el parágrafo primero del artículo IV del Acuerdo de Ginebra, la comisión mixta
debía buscar una solución pacífica a la controversia. La no renovación del Protocolo de
Puerto España tuvo como efecto inmediato la reactivación del Acuerdo de Ginebra como
único instrumento para la solución pacífica de la controversia. En este sentido, el 1 de
julio de 1982 el gobierno venezolano propuso al gobierno de la República Cooperativa
de Guyana la realización de negociaciones directas con el fin de solucionar la disputa con
fundamento en el Acuerdo de Ginebra 22.
Una semana después, el 8 de julio de 1982 el Ministro de Relaciones Exteriores,
José Alberto Zambrano Velasco, durante la Convención de Gobernadores celebrada en
Ciudad Bolívar, se refirió a la actitud del gobierno venezolano con ocasión de la plena
reactivación del Acuerdo de Ginebra en los siguientes términos:
“El Acuerdo de Ginebra permite a las Partes un amplio margen de apreciación en
relación con los métodos a seguir para la solución del diferendo, y con la calificación
de “aceptable” para su solución. Sin embargo, esta libertad, por amplia que fuere,
tiene su límite en cualquier actitud contraria al espíritu y a los términos del Acuerdo.
A este respecto se estableció la previsión de que se debe buscar una solución “práctica”,
“aceptable para las dos Partes.” No es, pues, una solución cualquiera la que debe ser
buscada. Las Partes tienen la obligación estricta de no hacer nada, que represente
un obstáculo a tal búsqueda. En razón de esta obligación fundamental, el Acuerdo
estableció un sistema muy amplio de vías y medios para resolver el litigio. Nada
de lo expuesto autoriza, sin embargo, a una de las partes a presentar el problema
desde el principio, en forma que cierre toda posibilidad de buscar un compromiso,
como resultó de la actitud guyanesa durante la etapa de la Comisión Mixta, y a que
se detenga el desarrollo de las negociaciones, pues en este caso se obstaculiza de tal
manera la realización de los fines del Acuerdo, que ello realmente autoriza a pensar
que se le quiere dejar sin efecto”23.
El 2 de agosto de 1982 ocurrieron dos cosas importantes para la reclamación en el
marco del proceso de reactivación del Acuerdo de Ginebra. En primer lugar, el Ministro
de Relaciones Exteriores de Venezuela, José Alberto Zambrano Velasco, mediante
21 Véase Rafael Badell Madrid, La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, Serie Estudios No. 139, Caracas, 2023. pp. 237 y ss.
22 Ídem.
23 Ídem.
Rafael Badell Madrid
39
24 Ídem.
25 Ídem.
26 Ídem.
27 Ídem.
28 Ídem.
29 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
40 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
33 El acuerdo especial bajo referencia puede ser consultado en la página oficial del caso ante la CIJ: https://www.icj-cij.
org/sites/default/files/case-related/67/9595.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
42 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
la cual expresaba que, a pesar de cierta irregularidad, su país estaba dispuesto a comparecer
ante la Corte”34.
Las condiciones para ser parte del Estatuto que se mencionan en el artículo 93.2 de
la CNU fueron establecidas por la Asamblea General de la ONU en diciembre de 1946,
los requisitos fijados fueron: “aceptación del Estatuto, compromiso de cumplir las decisiones
de la Corte y contribución a los gastos de ella” 39.
Los Estados no miembros de la ONU con acceso a la CIJ que cumplan con las
condiciones para ser parte deberán contribuir con los gastos de dicho órgano jurisdiccional
con arreglo al artículo 35 del Estatuto.
efecto, la CIJ sostuvo en los casos Anglo-Iranian Oil Company del año 1952 y en el caso
Norwegian Loans del año 1957, no se requieren “declaraciones idénticas de ambas partes,
sino que ambas declaraciones deben conferir jurisdicción con respecto al conflicto sometido a
adjudicación”43.
Esta clase de declaraciones que fundamentan la competencia de la CIJ deberán
remitirse para su depósito al Secretario General de la ONU, quien enviará copias de esas
manifestaciones de voluntad a las partes del Estatuto y al Secretario de la CIJ (Artículo
36 del Estatuto, parágrafo cuarto).
Por otra parte, la competencia es convencional cuando las partes deciden someter el
asunto a la CIJ. En múltiples oportunidades la CIJ “declaró que su jurisdicción se basaba
en la voluntad de las partes, en su consentimiento para someterse a su jurisdicción”44. Eso
ocurrió durante la existencia de la Corte Permanente de Justicia Internacional, en el caso
Minorities Schools in Upper Silesia en el año 1922 y, entre otros, el caso Monetary Gold de
1954 resuelto por la actual CIJ45.
En el caso del Canal de Corfú la competencia de la CIJ fue convencional, desde que la
CIJ indicó “que aun cuando Albania, que no era parte del Estatuto, hubiera tenido derecho
a objetar la jurisdicción de la Corte en virtud de la iniciación unilateral del procedimiento
por el Reino Unido, no podía ya hacerlo, puesto que ella, en su carta a la Corte del 2 de
julio de 1947, expresó que había aceptado la recomendación del Consejo de Seguridad y la
jurisdicción de la Corte sobre este caso”46.
Otro ejemplo, bastante reciente, es el de la sentencia de 18 de diciembre de 2020,
mediante la cual la CIJ se declaró competente para conocer la controversia relativa al
caso 171 iniciado por la República Cooperativa de Guyana en contra de Venezuela en
los siguientes términos: “En cuanto a su competencia ratione materiae, el Tribunal recuerda
que el Artículo I del Acuerdo de Ginebra se refiere a la controversia que ha surgido entre las
partes del Acuerdo de Ginebra como resultado de la afirmación de Venezuela de que el Laudo
de 1899 sobre la frontera entre la Guayana Británica y Venezuela es nulo”47.
43 Véase con especial atención, Max Sorensen, ob. cit., p. 653. Asimismo lo habían establecido fallos de la CPJI como los
de los casos Phosphates in Morocco del año 1938 y Electricity Co. Of Sofia de 1939.
44 Ibíd., p. 652.
45 Ídem.
46 Ídem.
47 Sentencia de fecha 18 de diciembre de 2020 a través de la cual la Corte Internacional de Justicia se declaró competente
para conocer la controversia iniciada por la República Cooperativa de Guyana en contra de Venezuela de fecha 29 de
marzo de 2018. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/171/171_20201218_JUD_01-00-EN.
pdf.
48 Max Sorensen, ob. cit., p. 654.
Rafael Badell Madrid
45
en el tiempo del alcance de la competencia de la CIJ, la cual puede ser determinada por
las partes en el compromiso o posteriormente por la propia CIJ.
Tomando como ejemplo el caso de la controversia entre la República Cooperativa de
Guyana y Venezuela, la CIJ decidió por unanimidad en la sentencia sobre competencia
de fecha 18 de diciembre de 2020 que sólo es competente para decidir hechos anteriores
a la firma del Acuerdo de Ginebra de 17 de febrero de 1966 y los hechos posteriores
no serán valorados. La CIJ indicó que: “La controversia a la que se refiere el Acuerdo
de Ginebra es la que había cristalizado en el momento de la celebración del Acuerdo - El
Tribunal no tiene jurisdicción para conocer de las reclamaciones de Guyana derivadas de
hechos ocurridos después la firma del Acuerdo de Ginebra”49.
2.1.2.6. Admisibilidad
Un aspecto importante a considerar al estudiar la competencia contenciosa de la CIJ
es su distinción con el concepto de admisibilidad. Las diferencias entre ambos conceptos
han sido objeto de análisis por parte de la CIJ en varios casos específicos como el Caso
relativo a ciertas cuestiones de asistencia recíproca en asuntos criminales (Djibouti
vs. Francia), el Caso sobre actividades armadas en el territorio del Congo (Congo vs.
Ruanda) o el reciente Caso relativo a la nulidad o validez del Laudo Arbitral de París del
3 de octubre de 1899 (Guyana vs. Venezuela).
En sentido general y conforme lo hemos estudiado en puntos anteriores, la
competencia de la CIJ está relacionada con la aptitud del tribunal para conocer un
asunto y emitir un fallo vinculante para los Estados parte en la controversia. En cambio,
la admisibilidad está referida directamente al ejercicio de la competencia, es decir, al
empleo de la autoridad que confiere la existencia de competencia para tomar decisiones
en el caso particular50.
Cuando una de las partes pretende objetar la admisibilidad de una demanda ante la
CIJ, el mecanismo procesal adecuado para hacerlo son las excepciones preliminares. En
efecto, el artículo 79bis del Reglamento indica lo siguiente:
“1. Cuando la Corte no haya adoptado ninguna decisión en virtud del artículo
79, la impugnación de la competencia de la Corte o de la admisibilidad de la
demanda, o cualquier otra impugnación sobre la que se solicite una decisión antes
de continuar el procedimiento sobre el fondo, deberá formularse por escrito lo antes
posible y, a más tardar, dentro de los tres meses siguientes a la entrega del Memorial.
Cualquier objeción de este tipo realizada por una parte distinta de la demandada
deberá presentarse dentro del plazo fijado para la entrega del primer escrito de dicha
parte”. (Resaltado añadido)
49 Sentencia de fecha 18 de diciembre de 2020 a través de la cual la Corte Internacional de Justicia se declaró competente
para conocer la demanda presentada por la República Cooperativa de Guyana el 29 de marzo de 2018. Disponible en:
https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/171/171_20201218_JUD_01-00-EN.pdf.
50 Sara Thin, “Admissibility vs Jurisdiction in Guyana v Venezuela (ICJ), EJIL: Talk! Blog of the European Journal of
International Law, publicado el 25 de abril de 2023. Disponible en: https://www.ejiltalk.org/admissibility-vs-
jurisdiction-in-guyana-v-venezuela-icj/
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
46 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
firmados o certificados. En las audiencias públicas, el agente presenta los alegatos en nombre
del gobierno al que representa. En general, el agente se encarga de todos los actos formales que
tiene que realizar el gobierno al que representa”53.
La forma y el momento procesal para establecer quienes serán los agentes de cada uno
de los Estados litigantes en el procedimiento está regulado en el numeral 2 del artículo
40 del Reglamento: “Cuando un procedimiento sea incoado mediante una solicitud, se
indicará el nombre del agente del demandante. El demandado informará a la Corte del
nombre de su agente al recibir la copia certificada conforme de la solicitud o lo antes posible
después de haberla recibido”54.
Los agentes, como representantes de los intereses del Estado al que representan ante
la CIJ no actúan solos, al contrario “A veces recibe la asistencia de coagentes, viceagentes
o subagentes, y siempre dispone de consejeros o abogados, cuyo trabajo coordina para que le
ayuden en la preparación de los alegatos y de la exposición de los mismos. Dado que no existe
ninguna autorización especial para que los abogados participen en los procesos ante la Corte
Internacional de Justicia, los consejeros o abogados no tienen que cumplir ninguna condición
para hacerlo, excepto ser nombrados a tal fin por un gobierno”55.
Varias disposiciones del Estatuto y del Reglamento regulan las funciones del agente
en los procedimientos ante la CIJ. En primer lugar, debe tenerse en cuenta el artículo
17 del Estatuto que establece determinados aspectos que limitan la participación de los
jueces de la CIJ como agentes. Dicha disposición establece:
“1. Los miembros de la Corte no podrán ejercer funciones de agente, consejero o
abogado en ningún asunto.
2. No podrán tampoco participar en la decisión de ningún asunto en que hayan
intervenido anteriormente como agentes, consejeros o abogados de cualquiera de las
partes, o como miembros de un tribunal nacional o internacional o de una comisión
investigadora, o en cualquier otra calidad.
3. En caso de duda, la Corte decidirá”.
Todos estos supuestos están fundamentados en el deber de imparcialidad y en el
deber de independencia que deben cumplir los jueces de la CIJ.
Con relación a las audiencias de la CIJ, el artículo 49 establece que este alto órgano
jurisdiccional tiene la potestad de pedir a los agentes de los Estados partes que aclaren o
consignen documentos específicos relacionados con el asunto. Así en la referida norma se
dispone: “Aun antes de empezar una vista, la Corte puede pedir a los agentes que produzcan
cualquier documento o den cualesquiera explicaciones. Si se negaren a hacerlo, se dejará
constancia formal del hecho”.
53 Corte Internacional de Justicia, “Funcionamiento de la Corte”, apartado sobre el procedimiento contencioso ante ese
órgano jurisdiccional internacional. Disponible en: https://www.un.org/es/icj/how.shtml
54 Ídem.
55 Ídem.
Rafael Badell Madrid
49
La terminación de la audiencia sólo tendrá lugar una vez haya finalizado la presentación
del caso por parte de los consejeros, abogados y, principalmente, los agentes. Con ello
queda claro que la función de los agentes es fundamental para la correcta defensa de los
intereses del Estado al que representan. Establece el artículo 54:
“1. Cuando los agentes, consejeros y abogados, conforme a lo proveído por la Corte,
hayan completado la presentación de su caso, el Presidente declarará terminada la
vista.
2. La Corte se retirará a deliberar.
3. Las deliberaciones de la Corte se celebrarán en privado y permanecerán secretas”.
La sentencia dictada por la CIJ para resolver la controversia deberá ser debidamente
notificada a los agentes de los Estados parte, quienes fungen como receptores de la
mayoría de las notificaciones que deban practicarse durante el proceso. En efecto, indica
el artículo 58 que “El fallo será firmado por el Presidente y el Secretario, y será leído en
sesión pública después de notificarse debidamente a los agentes”. En ocasiones, la CIJ debe
efectuar notificaciones en personas distintas a los agentes de los Estados partes. Esto
ocurre, por ejemplo, cuando se inicia un nuevo procedimiento y el Secretario de la CIJ
debe notificar a los Estados interesados y a los miembros de la ONU por conducto del
Secretario General de esa organización (Artículo 40 del Estatuto) y cuando se trata
de la interpretación de una convención en la que sean partes Estados que no están
participando en el procedimiento (Artículo 63 del Estatuto). Con relación a esta clase de
notificaciones rige lo dispuesto en el artículo 44:
“1. Para toda notificación que deba hacerse a personas que no sean los agentes,
consejeros o abogados, la Corte se dirigirá directamente al gobierno del Estado en cuyo
territorio deba diligenciarse.
2. Se seguirá el mismo procedimiento cuando se trate de obtener pruebas en el lugar
de los hechos”.
Por otra parte, las disposiciones del Estatuto sobre los agentes deben ser analizadas
junto las disposiciones del Reglamento que contienen un tratamiento más específico de
esta importante figura.
La primera disposición del Reglamento que trata la figura de los agentes es el artículo
31 del Reglamento. Dicha norma establece que los agentes son los sujetos procesales
llamados a dar cuenta al Presidente de la CIJ de la opinión del Estado que representan
sobre cuestiones procedimentales. En efecto, la norma dispone lo siguiente:
“En todo asunto sometido a la Corte el Presidente se informará de la opinión que
tengan cada una de las partes sobre las cuestiones de procedimiento. Los agentes de las
partes serán convocados a este efecto por el Presidente lo antes posible después de que
sean designados y ulteriormente siempre y cuando sea necesario”.
El parágrafo tercero del artículo 38 del Reglamento menciona también a los agentes
cuando señala que en los supuestos en los que el procedimiento ante la CIJ es iniciado
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
50 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
mediante solicitud formulada por un Estado el agente es, en principio, el sujeto que debe
firmar el original ese documento. El artículo establece:
“El original de la solicitud será firmado por el agente de la parte que la dirija o por
su representante diplomático en el país donde la Corte tiene su sede o por una persona
debidamente autorizada. Si la solicitud lleva la firma de una persona que no sea
el representante diplomático, la firma deberá ser legalizada por este último o por la
autoridad competente del ministerio de asuntos exteriores del demandante”.
Los agentes tienen también el deber de firmar el original de los alegatos escritos
consignados durante la fase escrita del procedimiento ante la CIJ. Todo ello a tenor del
parágrafo primero del artículo 52 del Reglamento:
“El original de cada alegato escrito será firmado por el agente y depositado en la
Secretaría de la Corte. Deberá ir acompañado de una copia certificada conforme
del alegato y de los documentos anexos al mismo, así como de las traducciones, para
comunicación a la otra parte de acuerdo con el párrafo 4 del Artículo 43 del Estatuto,
y del número de ejemplares adicionales requerido por la Secretaría de la Corte sin
perjuicio de que más tarde puedan pedirse más ejemplares si las necesidades así lo
exigiesen”.
La norma del artículo 52 del Reglamento contiene una nota a pie de página que
indica, que “se recomienda a los agentes de las partes que se informen en la Secretaría de la
Corte acerca del formato corriente para los alegatos escritos y en qué condiciones puede asumir
la Corte una parte del costo de la impresión”.
Otro aspecto importante es que durante la fase oral del procedimiento ante la CIJ
los agentes deberán formular las conclusiones finales que a bien tengan expresar ante los
jueces de ese alto tribunal sin recapitular la argumentación anterior. Asimismo, firmarán
la copia que será remitida a la contraparte, ello de conformidad con el artículo 60.2 del
Reglamento:
“Concluido el último alegato presentado durante el procedimiento oral por una
parte, su agente dará lectura a las conclusiones finales de la parte de que se trate sin
recapitular la argumentación. Se comunicará a la Corte y se transmitirá a la otra
parte copia, firmada por el agente, del texto escrito de las conclusiones finales”.
Conforme a lo previsto en el artículo 61, la CIJ puede formular preguntas a los agentes
de las partes, las cuales podrán ser contestadas en ese mismo momento o transcurrido el
plazo que al efecto fijen los jueces. La norma en cuestión, en efecto, establece:
“1. La Corte podrá, en cualquier momento antes o durante vistas, indicar los puntos o
problemas que desearía que trataran especialmente las partes o aquellos que considera
que han sido suficientemente discutidos.
2. La Corte podrá, durante las vistas, hacer preguntas a los agentes, consejeros y
abogados o pedirles aclaraciones.
3. Cada juez gozará de la misma facultad pero antes de ejercitarla dará a conocer su
intención al Presidente, que es a quien corresponde dirigir las vistas de acuerdo con el
Artículo 45 del Estatuto.
Rafael Badell Madrid
51
dirigirse al gobierno del Estado en el que deba diligenciarse la notificación. Ese mismo
mecanismo será utilizado cuando se persiga lo obtención de pruebas en el lugar de los
hechos. (Artículo 44 del Estatuto).
En cuanto a la iniciación del procedimiento mediante solicitud dirigida al Secretario
de la CIJ, los parágrafos segundo y tercero del artículo 40 establecen:
“2. El Secretario comunicará inmediatamente la solicitud a todos los interesados.
3. El Secretario notificará también a los Miembros de las Naciones Unidas por
conducto del Secretario General, así como a los otros Estados con derecho a comparecer
ante la Corte”.
Mediante esa orden determinó que la República Cooperativa de Guyana tenía hasta el
18 de noviembre de 2018 para presentar su memoria y Venezuela tendría hasta el 19 de
abril de 2019 para la presentación de la contramemoria.
En el caso de la controversia entre la República Cooperativa de Guyana y Venezuela
se han dictado dos providencias más. Una el 8 de marzo de 2021, mediante la cual la
CIJ determinó los lapsos para la presentación de la memoria de la República Cooperativa
de Guyana y la contramemoria de Venezuela, esta vez sobre el fondo de la controversia.
De conformidad con esa providencia la CIJ determinó que la República Cooperativa
de Guyana tendría hasta el 8 de marzo de 2022 para presentar su memoria y Venezuela
tendría hasta el 8 de marzo de 2023 para la presentación de su contramemoria.
Una tercera providencia fue dictada el 13 de junio de 2022, luego de que Venezuela
iniciara un procedimiento incidental mediante la oposición de excepciones preliminares
relativas a la admisibilidad de la demanda de la República Cooperativa de Guyana. La
CIJ dictó esta tercera providencia a objeto de fijar el 7 de octubre de 2022 como último
día del lapso dentro del cual la República Cooperativa de Guyana podría presentar
su escrito de observaciones y alegaciones a las excepciones preliminares opuestas por
Venezuela.
60 Internacional Court of Justicia, “Guyana Application instituting proceedings”. Disponible en: https://www.icj-cij.org/
sites/default/files/case-related/171/171-20180329-APP-01-00-EN.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
56 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
territorio que les pertenece según el Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de
1899.
La República Cooperativa de Guyana indica una serie de hechos que a su
juicio han impedido el desarrollo económico de dicha nación, obstruyendo las
actividades de inversionistas en territorios que les pertenecen de conformidad con
el Laudo Arbitral de París.
El argumento (i) se refiere al carácter pleno, perfecto y definitivo del Laudo Arbitral
de París del 3 de octubre de 1899 con arreglo a lo establecido en el Tratado Arbitral de
Washington de 1897. Aunque en realidad, como veremos, el referido laudo jamás tuvo
tales caracteres debido a los múltiples vicios que presenta, los cuales tienen incidencia
directa sobre su eficacia jurídica.
Los argumentos (ii), (iii), (iv), (v) y (vi) están referidos a la supuesta aquiescencia de
Venezuela respecto del Laudo Arbitral de París. Estos argumentos, como se ha expuesto
detalladamente con anterioridad están alejados totalmente de la realidad que no es otra
que Venezuela nunca aceptó el Laudo de París y serán tratados en un mismo punto
debido a su cercana conexión entre sí.
El argumento (vii) es utilizado por la República Cooperativa de Guyana para insistir
en que Venezuela no recabó pruebas que sirvieran para demostrar que el Laudo Arbitral
de París es nulo durante las investigaciones efectuadas en los archivos británicos y
estadounidenses luego de su apertura.
El argumento (viii) guarda relación con la supuesta conducta de Venezuela de violar
la soberanía de la República Cooperativa de Guayana,
Por último, el argumento (ix) indica que la República Cooperativa de Guyana se
ha visto limitada en cuanto su desarrollo económico mediante la obstrucción de las
actividades de inversionistas en los territorios que le adjudicó el Laudo Arbitral de París.
En efecto, el Laudo de París es nulo de forma absoluta y por tal razón no tiene
carácter definitivo ni es obligatorio, no produce los efectos de la cosa juzgada y se
considera un acto jurídicamente inexistente, desde que fue dictado en violación a las
normas del tratado de arbitraje que le dio origen, fue dictado en contra del derecho
internacional vigente para el momento en que se produjo, asimismo se dictó en violación
del debido proceso e incurriendo en el vicio de exceso de poder y de ultra petita;
además fue totalmente inmotivado y violó el deber de imparcialidad de los árbitros.
En el apartado de pruebas, que el lector podrá encontrar más adelante en este estudio,
analizamos detalladamente los elementos de convicción que sirven de base a cada uno de
los vicios del Laudo Arbitral de París.
Lo relevante en este punto es que los vicios del Laudo Arbitral de París generan la
pérdida de su carácter definitivo, porque no es posible resolver una controversia sobre la
base de la violación de los derechos de una de las partes y el irrespeto a los principios del
derecho internacional.
El efecto vinculante sólo opera cuando un laudo ha sido debidamente dictado. El
efecto de cosa juzgada y el principio de intangibilidad del laudo nunca han protegido al
Laudo Arbitral de París. La res iudicata es la condición que se atribuye a una sentencia
que supone que la decisión ha quedado definitivamente firme y no existe contra ella
recurso alguno. Debe tratase de una sentencia en todo el sentido de la palabra, es
decir, del producto del ejercicio de la función jurisdiccional con imparcialidad y con
cumplimiento de las reglas formales y sustanciales que la rigen.
El Laudo Arbitral de París no tiene la condición de res iudicata porque no cumple con
los requisitos mínimos de validez de un laudo arbitral. No hubo en su producción ejercicio
de función jurisdiccional, fue el producto de un acuerdo político, no hubo juzgamiento
de derecho y de allí sus múltiples vicios, por lo cual es un acto absolutamente nulo que
debe reputarse como inexistente y eso quedó reconocido tácitamente con la suscripción
del Acuerdo de Ginebra. Si el asunto hubiera estado dilucidado de forma definitiva
por una decisión arbitral considerada válida por las partes no se habría convenido en
suscribirlo.
La controversia en vía jurisdiccional sólo puede y tiene, si a esta vía recuren las partes,
que ser dilucidada por una autoridad que cumpla las garantías del debido proceso;
que se someta al derecho internacional vigente; que no incurra en el vicio de exceso de
poder; que no decida más allá del objeto de la controversia delimitado por las partes; que
explique las razones de hecho y de derecho que orientaron su decisión y que respete los
deberes de imparcialidad e independencia de quienes deciden.
El Laudo Arbitral de París que, de conformidad con el Tratado de Washington del 2
de febrero de 1897, debía ser un arreglo pleno, perfecto y definitivo nunca tuvo ninguna
de estas tres características, lo cual está absolutamente confirmado con la suscripción
del Acuerdo de Ginebra por Venezuela, el Reino Unido y la Colonia de la Guayana
Británica -hoy República Cooperativa de Guyana- el 17 de febrero de 1966, mediante el
Rafael Badell Madrid
59
cual se reconoce la existencia de una contención según la cual el Laudo Arbitral de París
es nulo e írrito y se insiste en la necesidad de alcanzar soluciones prácticas y mutuamente
satisfactorias. El Acuerdo de Ginebra confirma que Venezuela siempre ha cuestionado el
Laudo Arbitral de París y ratifica que el Laudo Arbitral de París no fue un arreglo pleno,
perfecto y definitivo; y que la parte demandante ha reconocido su nulidad e ineficacia,
de allí el reconocimiento a la necesidad de buscar nuevas soluciones.
Además, es evidencia incontestable que el Laudo Arbitral de París es un acto nulo
desde el momento en que se dictó, lo que equivale a su inexistencia jurídica, porque,
como afirma el Dr. Héctor Faúndez Ledesma: “Si es tan obvio que el laudo es válido, ¿por
qué Guyana ha recurrido a la Corte Internacional de Justicia para que confirme su validez
y no ha pedido, simplemente, que se ordene su ejecución?“63
B.2. Réplica a los argumentos (ii); (iii); (iv); (v) y (vi) de la República
Cooperativa de Guyana, referidos a la supuesta aquiescencia de Venezuela
respecto del Laudo Arbitral de París
El Laudo Arbitral de París no puede entenderse legítimamente ejecutado porque
Venezuela siempre se opuso, habida cuenta de la ilegitimidad misma del fallo arbitral.
Los actos de ejecución realizados fueron bajo la indebida coacción británica ante los
actos claros de Venezuela de pretender posponer la demarcación de los límites y la
ejecución de una decisión que consideraba írrita. Sin embargo, el Reino Unido exigió la
ejecución del laudo y amenazó con ejecutarlo unilateralmente si Venezuela se negaba a
participar. Siendo ello así el 22 de octubre de 1899, el Ministerio de Relaciones Exteriores
de Venezuela, dirigiéndose a Felipe de Aguerrevere, comisionado en la demarcación,
expresó respecto de la línea establecida por el tribunal arbitral que: “Se trata de una línea
establecida de hecho, sin ningún apoyo ni fundamento histórico, geográfico, ni político. En
consecuencia, y porque el laudo había sido abiertamente injusto con Venezuela, instruyó a los
comisionados venezolanos que refirieran todo al más severo procedimiento”.64
Luego en el mes de julio de 1900 la delegación inglesa en Caracas intimó al gobierno
venezolano a que enviara en su representación una comisión demarcadora a Punta
Playa y, de resistirse a este requerimiento, el Reino Unido procedería a la demarcación
unilateral. La presión ejercida por el Reino Unido amenazaba con causar mayores males
que los ya había generado el Laudo Arbitral de París.
El término para que Venezuela participara en la demarcación fue notificado por
el representante británico en Caracas a finales de julio. Se fijó el 3 de octubre de 1900
para que Venezuela participara en la demarcación, con la amenaza de proceder a una
demarcación unilateral de la frontera si ello no fuere así65.
63 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 688.
64 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer, Informe que los expertos venezolanos para la cuestión de límites con Guayana
Británica presentan al gobierno nacional, Ministerio de Relaciones Exteriores, Caracas, 1967. p. 22.
65 Ibíd., p. 21.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
60 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
66 Ídem.
67 Manuel Donís Ríos, “La reclamación del territorio Esequibo: 1899-1966”, Boletín de la Academia Nacional de la
Historia, número 397, Caracas, 2016. p. 5.
68 Isidro Morales Paúl, “Análisis crítico del problema fronterizo «Venezuela-Gran Bretaña»”, Boletín de la Academia de
Ciencias Políticas y Sociales, número 91, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 1983. p. 189.
69 Ibíd., p. 28.
70Alexis Palencia Hernández, “Escuadra venezolana en tiempos de Castro”, en Tiempo y espacio, número 64, Universidad
Pedagógica Experimental Libertador, Caracas, 2015. p. 486. Disponible en http://ve.scielo.org/pdf/te/v25n64/art22.pdf.
Rafael Badell Madrid
61
Carlos Sosa Rodríguez ante la 130° reunión del XVI Período Anual de Sesiones de
la Asamblea General de las Naciones Unidas en fecha 22 de febrero de 1962, ratificó
la posición sostenida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela según la
cual un cambio de status de la colonia de la Guayana Británica no cambiaría la legítima
aspiración venezolana de obtener justicia71, cuestión que hizo en los siguientes términos:
“…reviste particular importancia para Venezuela el proceso de evolución política, mediante el
cual, pacíficamente, habrá de adquirir su independencia el pueblo de la Guayana Británica,
que comparte fronteras con el nuestro y cuyo destino de nación soberana, incorporada en el
plan de igualdad al concierto de los demás Estados del continente, propiciamos con genuino
sentimiento americano. En esta oportunidad, en que apoyamos plenamente el conocimiento
de los derechos que corresponden a la población de la Guayana Británica, no podríamos, sin
embargo, sin traicionar a nuestro propio pueblo venezolano, olvidarnos de sus derechos, de
sus reivindicaciones de fronteras, y silenciar en este foro mundial su legítimo reclamo de que
se rectifique una injusticia histórica”.72
Igualmente el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Marcos Falcón
Briceño, ante la 348° Sesión del Comité Político Especial de la XVII Asamblea de las
Naciones Unidas en fecha 12 de noviembre de 1962, ratificó el apoyo a la independencia
de la Guyana, ratificó asimismo la posición del Embajador Carlos Sosa Rodríguez
respecto de la reclamación e invocó la histórica postura venezolana de que el Laudo
Arbitral de París es nulo.73
En efecto indicó el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela Dr. Marcos Falcón
Briceño que: “También quiere ratificar Venezuela su franco apoyo a la independencia de
la Guayana Británica, y por ese motivo espera que en las conversaciones que desea tener con
el Reino Unido para buscar el mejor camino de una solución pacífica de esa controversia,
tengan plena participación también los representantes del gobierno de Guayana Británica“.74
Como señala el académico e historiador venezolano Manuel Donís Ríos: “Venezuela,
víctima del atropello e injusticia del Laudo de 1899, mantuvo su consecuente e ininterrumpida
posición anticolonialista, apresurándose a reconocer el nuevo Estado de Guyana mediante
Nota de fecha 26 de mayo de 1966“.75
De manera que es incontestable que Venezuela nunca demostró aquiescencia respecto
al Laudo Arbitral de París, pues desde muy temprano, habida cuenta de los atropellos
que tuvieron lugar desde la negociación del Tratado de Washington, ésta siempre ha
considerado que el Laudo Arbitral de París es una decisión injusta y con vicios que
acarrean su inexistencia jurídica. La controversia territorial nunca ha sido resuelta.
Durante el gobierno del General Juan Vicente Gómez hubo muchos intentos por
parte del Reino Unido de ocupar territorios más allá de lo que el Laudo Arbitral de París
había establecido, con particular interés en las Bocas del Orinoco. Ante estos hechos,
nuevamente la respuesta del gobierno venezolano fue un rechazo contundente.
El Acuerdo de demarcación de 1905 nunca ha sido válido ni vinculante para
Venezuela. Aún más, ese documento no es realmente un acuerdo, es sólo un acta que
refleja la forma de ejecución del laudo; un documento puramente técnico elaborado
como consecuencia de la imposición unilateral de un laudo arbitral nulo desde su origen.
De conformidad con lo anterior, resulta incongruente invocar, como lo ha hecho la
República de Cooperativa Guyana, ciertos precedentes jurisprudenciales de la CIJ, tales
como los del caso del Templo Preah Vihear (Camboya c. Tailandia) resuelto mediante
sentencia de 15 de junio de 1962.76 La decisión se basó en que Camboya promovió
ante la CIJ un mapa del cual se deducía que el templo estaba en su territorio, aunque
Tailandia indicó que nunca lo había aceptado. Este es un claro caso en el que el concepto
de aquiescencia es clave para determinar quién será vencedor y quien resultará vencido
en el proceso.
El mapa invocado por Camboya nunca fue cuestionado por Tailandia y, aunque los
mapas no tienen el valor de títulos, constituyen prueba de las aspiraciones de las partes
por lo que la aceptación tácita del gobierno tailandés en el momento en que Camboya
reveló ese mapa fue suficiente para determinar que hubo aquiescencia. Por esta razón, la
CIJ determinó que el templo estaba ubicado en el territorio perteneciente a Camboya y
no en el de Tailandia.
Nuestro caso es totalmente opuesto al caso del Templo Preah Vihear, pues hay expresas
manifestaciones de la no aquiescencia. No es admisible el argumento de que Venezuela
sólo empezó a reclamar la nulidad del Laudo Arbitral de París desde 1966, cuando en
realidad la primera denuncia se formuló tempranamente, a escasas veinticuatro horas
luego de dictarse el Laudo Arbitral de París.
Recordemos los varios pronunciamientos venezolanos durante el siglo XX, que
llevaron a la firma del Acuerdo de Ginebra:
1. El 14 de octubre de 1938 el Dr. Carlos Álamo Ybarra, en su trabajo de
incorporación a la Academia de Ciencias Políticas y Sociales titulado
“Fronteras de Venezuela con la Guayana Inglesa”, estudió por primera vez
en forma sistemática y con rigor científico la controversia del Esequibo y
especialmente sus antecedentes. En su denso estudio, el Dr. Carlos Álamo
Ybarra refiere con a los títulos históricos y jurídicos que asisten a Venezuela
en la reclamación desde la llegada de los españoles al continente americano;
además aborda el autor el triste resultado de las deliberaciones del tribunal
arbitral de París plasmado en el Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de
76 Véase Corte Internacional de Justicia, Judgement of 15 June 1962. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/
case-related/45/045-19620615-JUD-01-00-EN.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
64 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
77 Carlos Álamo Ybarra, Fronteras de Venezuela con la Guayana Británica, Academia de Ciencias Políticas y Sociales –
Editorial Élite, Caracas, 1938. p. 87.
78 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 23.
79 Ídem.
80 Ídem.
81 Ídem.
82 Ibíd., pp. 23-24.
Rafael Badell Madrid
65
94 Véase las páginas 15 y 16 de la demanda de la República Cooperativa de Guyana de fecha 29 de marzo de 2018.
Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/171/171-20180329-APP-01-00-EN.pdf.
95 Carlos Sosa Rodríguez, “El acta de Washington y el laudo de París”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, número 91, Caracas, 1983.
96 Otto Schoenrich, “Materia de excepcional importancia para la historia diplomática de Venezuela. La disputa de límites
entre Venezuela y La Guayana Británica”, en Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Vol. 14, No. 1-2-3-
4, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 1949.
97 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer, ob. cit., pp. 50-51.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
68 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
98 Para un estudio del importante rol de los padres jesuitas Pablo Ojer Celigueta y Hermann González Oropeza, véase:
Rafael Badell Madrid, “Los padres jesuitas Pablo Ojer Celigueta y Hermann González Oropeza en la reclamación del
territorio Esequibo”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 169, Caracas, 2022.
99 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer, ob. cit., pp. 50-51.
100 Ídem.
Rafael Badell Madrid
69
Sostienen que cuando se firmó el Tratado de Londres en 1814, el Reino Unido obtuvo
el territorio de la Guayana Británica. Sin embargo, el límite con Venezuela siempre
estuvo situado en el río Esequibo. Esto consta en el Mapa de Cruz Cano, publicado por
Francisco de Miranda en 1799 con el beneplácito del gobierno británico.
Ojer y González indican en el informe que incluso cuando Venezuela formaba parte
de la República de Colombia, siempre se dio a conocer al Reino Unido que la frontera
con la Colonia de la Guayana Británica era la línea del río Esequibo. Estas afirmaciones
se encuentran respaldadas por las declaraciones diplomáticas de Francisco Antonio Zea
en 1821; José Rafael Revenga en 1823; José Manuel Hurtado en 1824 y Pedro Gual en
1825. Además, como indican los padres jesuitas en su informe, “España, al firmar en
Madrid el 30 de marzo de 1845 el Tratado de reconocimiento de la soberanía de nuestro país
sobre el territorio conocido bajo el antiguo nombre de la Capitanía General de Venezuela,
incluyó en ella la Provincia de Guayana, que limitaba al Este por el río Esequibo”.101
El informe contiene un estudio sobre la controversia anglo-venezolana donde se
expone el progresivo aumento de las pretensiones británicas luego de la publicación de la
primera línea Schomburgk en 1835 y el inicio formal de la controversia en 1840 con la
denominada pseudo-línea Schomburgk.
Según la información recabada por los expertos de los archivos confidenciales
británicos “tanto el Foreign Office como el Colonial Office rechazaron los argumentos de
Schomburgk en favor de su pseudo-línea de 1840. Aquellos dos Ministerios llegaron a la
conclusión de que el naturalista prusiano había mal interpretado los documentos históricos y
los había utilizado con parcialidad y sectarismo”.102
Además el informe relata que cuando Schomburgk fue comisionado nuevamente para
realizar labores de exploración de la frontera entre Venezuela y la Colonia de Guayana
Británica -con base en la línea de 1840- excedió las instrucciones que el gobierno le
había dado y “levantó postes, marcó arboles e hizo actos de posesión que dieron origen a
formales protestas por parte de Venezuela”103. Aún más, como indican Ojer y González,
“las minutas de lord Aberdeen en 1841 califican las acciones Schomburgk de prematuras y
afirman que siendo su comisión de survey (exploración) no tenía por qué tomar posesión”.104
En todo caso, de la revisión de los archivos británicos por parte de los expertos jesuitas
se deduce que “la documentación interna del Foreign Office, del Colonial Office y del
Gobierno de Demerara revela que la publicación de los mapas que llevaban aquella pseudo-
línea Schomburgk de 1840 tenía un carácter oficial y representaba la máxima reclamación
británica frente a Venezuela. Así conocemos hoy que fue bajo la dirección del Gobierno
británico y del Gobierno de Demerara como se prepararon los siguientes mapas: (a) El Mapa
del Memorándum del Foreign Office de 1857 acerca de la controversia con Guayana; (b)
El mapa del Memorándum, de C. Chalmers, Crown Surveyor of the Colony (1867); (c) El
101 Ibíd., p. 8.
102 Ídem.
103 Ibíd., p. 10.
104 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
70 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
mapa Schomburgk-Walker de 1872; (d) El mapa de Brown de 1875; (e) El mapa de Stanford
de 1875“105. Todos estos mapas permiten apreciar con meridiana claridad que el Reino
Unido reconoció desde 1840 hasta 1886 “como territorios venezolanos sin disputa todo el
alto Barima y todo el Cuyuní desde sus fuentes hasta la desembocadura del Otomong”.106
La presión de los intereses de la industria minera del Reino Unido hizo que las
aspiraciones británicas crecieran rápidamente. El Reino Unido “avanzó aún más sus
ambiciones colonialistas hasta cerca de Upata, a pocos kilómetros del Orinoco, con la llamada
línea de la máxima reclamación británica”.107
Las investigaciones de Ojer y González confirmaron que “Gran Bretaña rechazó las
constantes propuestas venezolanas para someter la cuestión a arbitraje porque su gobierno
consideraba que carecía de argumentos y que una decisión plenamente judicial había de serle
desfavorable”108 y por ello rechazó siempre resolver la disputa territorial con Venezuela
mediante un arbitraje.
Ojer y González explican los motivos por los cuales el Reino Unido cambió
constantemente de posición con relación a la frontera de la Colonia de la Guayana
Británica con Venezuela. Expresan que estos cambios se debieron a que el Reino Unido
nunca confió en sus títulos sobre el territorio en disputa.109 Por eso es que “las líneas
Aberdeen (1844), Granville (1881), Rosebery (1886) etc., responden a los intereses que en
cada época tenían los colonos de Guayana Británica”.110
Cuando el Reino Unido por fin aceptó resolver la controversia con Venezuela mediante
arbitraje luego de la intervención de los Estados Unidos de América, comenzaron las
negociaciones del Tratado Arbitral de Washington. Con relación a este tratado Ojer
y González indican respecto de Venezuela que “la actual investigación comprueba que
durante el curso de las negociaciones se le mantuvo marginada, particularmente en la fase
final y más importante. Consultada sobre la cláusula de la prescripción, se prosiguieron las
negociaciones a pesar y en contra de las objeciones de la Cancillería venezolana. Más aún,
Richard Olney acordó con Gran Bretaña la exclusión de Venezuela del Tribunal Arbitral”.111
Por lo que se refiere a la regla de la prescripción, incluida del artículo IV del Tratado
de Washington, el referido informe permite concluir que aun asumiendo la regla de la
prescripción de la forma incorrecta como fue interpretada por los ingleses, de ella no se
deduce la posibilidad de otorgar el enorme territorio que se adjudicó al Reino Unido.
En efecto, está demostrado en el mapa incluido en el informe que el territorio que
podía adquirir el Reino Unido mediante la regla de prescripción era mucho menor al
que el laudo le adjudicó finalmente. En el mapa, que veremos en el capítulo referido a
pruebas, se observa con claridad cuáles fueron los territorios ocupados por los ingleses
105 Ídem.
106 Ídem.
107 Ibíd., p. 11.
108 Ídem.
109 Ídem.
110 Ídem.
111 Ídem.
Rafael Badell Madrid
71
en 1840; después, entre 1886 y 1890 y, luego con posterioridad a 1890. De forma que la
cláusula de prescripción no era aplicable a un territorio tan vasto como el que finalmente
se adjudicó al Reino Unido, al contrario, la regla de prescripción sólo podía aplicarse
sobre una porción territorial considerablemente más pequeña.112
Sin duda, el territorio reflejado en el mapa es notablemente inferior al que se
le adjudicó al Reino Unido en el Laudo arbitral de París, pues, incluso en la peor
de las interpretaciones, eran estos los territorios a los que podía aplicarse la regla de
la prescripción. Por ello el Laudo arbitral de París aplicó erróneamente la regla de
prescripción en favor del Reino Unido, con lo que violó el artículo IV del tratado de
arbitraje y, en consecuencia, incurrió en el vicio de exceso de poder.
Otra violación grave de las obligaciones que el tratado imponía a los árbitros está
relacionada con la denominada primera línea Schomburgk de 1835, que no fue tomada
en cuenta por los jueces. Esta primera línea de Schomburgk “sólo se aparta de dicho río
como a unas 45 millas aproximadamente de la costa, en la confluencia de los Ríos Mazaruni
y Cuyuní con el Esequibo y desde ese punto forma una especie de bolsa, al oeste del Río
Esequibo, hasta el punto de la costa donde desemboca el Río Moroco”113. Antes y por el
contrario, el tribunal arbitral tomó en cuenta la línea expandida del mapa de Hebert de
1842, una línea sobre la cual existen importantes indicios de falsificación y alteración,
a saber:
“Venezuela tiene pruebas de que el Foreign Office británico no conoció esa línea hasta
junio de 1886. Ya esto es más que un grave indicio de que se trataba de una reciente
corrupción del mapa original que reposaba desde 1842 en el Colonial Office”.114
En cuanto a los vicios del Laudo Arbitral de París, el informe indica que “el primer
vicio del Laudo de 1899 consiste en que pretendió atribuir valor jurídico a una línea
adulterada por Gran Bretaña: la llamada línea expandida del mapa de Hebert de 1842”.115
La falta de motivación también fue denunciada en el informe como uno de los vicios
del Laudo Arbitral de París. Al respecto indicaron lo siguiente: “Estamos en capacidad de
afirmar que el Tribunal arbitral que dictó la sentencia en el conflicto fronterizo británico-
venezolano no cumplió su deber y, por lo tanto, al presentar una decisión sin la parte motiva
correspondiente, no procedió de acuerdo con las normas del derecho internacional. La decisión
del Tribunal Arbitral carece, en consecuencia, de validez en el derecho internacional, al
menos a partir de la fecha en la cual la invalidez es invocada”.116
Ojer y González señalaron en su informe que el Laudo Arbitral de París incurrió
también en el vicio de exceso de poder. En primer lugar, hay que tener presente, tal
y como apuntan los expertos cuyo informe comentamos que “el compromiso arbitral,
tal y como fue establecido en 1897, había previsto que la decisión debería basarse sobre los
principios de derecho y en particular sobre el principio del uti possidetis juris de 1810”.117
A pesar de los términos establecidos en el Tratado de Washington y como lo confirmó
el informe “la decisión del Tribunal arbitral no tuvo en cuenta ni el principio del uti possidetis
juris ni la estipulación contenida en la regla a) del Art. IV, y, aun en la interpretación más
favorable para la Gran Bretaña, el Tribunal se excedió en sus poderes, ya que no expuso las
razones por las cuales atribuyó a ese país el dominio sobre ese territorio durante los cincuenta
años anteriores a la sentencia, siendo lo único cierto que esos territorios, antes de 1810,
pertenecían a la Capitanía General de Venezuela, futuro Estado independiente”.118
Además, el Laudo Arbitral de París incurrió en el vicio de ultra petita desde que “el
Tribunal arbitral fue mucho más allá de sus facultades al decidir y regular una cuestión cuyo
examen no había sido previsto en el compromiso arbitral; es decir, decidió y reglamentó la
libre navegación de los ríos Barima y Amacuro”.119
Ojer y González ratificaron en su investigación que el Laudo Arbitral de París tuvo
otro vicio que “consiste en no haber sido una decisión de derecho, conforme a lo pactado sino
un compromiso”120. Así lo reconocen la prensa americana y europea; los miembros del
tribunal arbitral de París y los abogados de las partes.121
Los documentos revisados por Ojer y González en los archivos británicos indicaron
que “el laudo fue un compromiso obtenido por extorsión”,122 con la naturaleza de un negocio
político. Varias declaraciones coinciden en esta conclusión, entre ellas, las de Severo
Mallet-Prevost; George Buchanan; Perry Allen; Sir Richard Webster; Lord Russell; José
María Rojas; José Andrade; L. de la Chanonie; Georges A. Pariset; Caroline Harrison;
Charles Alexander Harris; A. L. Mason y R.J. Block.123
Ojer y González coincidieron con la opinión de varios expertos en materia de arbitraje
internacional entre Estados en que: “los autores y la práctica del derecho internacional
admiten en general la nulidad de las sentencias en dos casos: en el de la incompetencia del
juez (ausencia de un compromiso o de un tratado de arbitraje válido), o en el caso del exceso
de poder (extensión de la decisión sobre materias que no estaban incluidas en la convención
arbitral o judicial, o aplicación de reglas como las de la equidad, por ejemplo, que habían
sido explícita o implícitamente excluidas por las partes)” 124 .
En cuanto a la ejecución del Laudo Arbitral de París, Ojer y González insistieron en
que “si Venezuela concurrió con Gran Bretaña en la demarcación de la llamada frontera
del laudo, fue por la tremenda presión de las circunstancias, por evitarse mayores males” 125.
117 Ídem.
118 Ibíd., p. 16.
119 Ídem.
120 Ibíd., p. 17.
121 Ídem.
122 Ídem.
123 Ídem.
124 Ibíd., p. 16.
125 Ibíd., p. 22.
Rafael Badell Madrid
73
126 Ídem.
127 Ibíd., p. 21.
128 Ídem.
129 Ídem.
130 Ídem.
131 Ídem.
132 Ídem.
133 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
74 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
las sucesivas generaciones que la frontera del laudo no correspondía a los legítimos derechos
de Venezuela” 134 .
El 5 de diciembre de 1899 el Ministro Británico en Caracas envió una nota al
gobierno del Reino Unido donde indicó que Venezuela tenía intenciones de postergar la
demarcación de la frontera establecida en el Laudo Arbitral de París135.
Según Ojer y González “en julio de 1900 el Ministro británico notificó al Gobierno
de Venezuela que si antes del 3 de octubre no enviaba la Comisión, procedería Gran
Bretaña sola a iniciar la demarcación. El 8 de octubre el mismo Ministro notificaba a la
Cancillería venezolana que el Gobernador de Guayana Británica había sido instruido para
que comenzara los trabajos de demarcación. El día 19 ya habían levantado los Comisarios
británicos el hito de Punta Playa. Venezuela, ante esta presión manifiesta, no tuvo otra
alternativa que la de proceder al envío de la Comisión demarcadora” 136 .
Según relata el informe, Venezuela desde 1915 hasta 1917 “insistió en vano ante la Gran
Bretaña para rehacer la demarcación de algunos sectores de la frontera, el Gobierno británico
se resistió a ello apoyándose en las dolorosas circunstancias bélicas por las que atravesaba su
país”137. Venezuela tuvo que aguardar por mejores condiciones para reclamar con toda la
fuerza que exigía una injusticia de aquella magnitud, pero la posición de rechazo hacia
el Laudo Arbitral de París había sido fijada desde el 4 de octubre de 1899 y se mantuvo,
como hemos señalado antes, durante todo el siglo XX mediante actuaciones concretas.
Según el informe, luego de las conversaciones entre los representantes del Reino
Unido y Venezuela “se produjo un acuerdo entre aquellos dos países, con la concurrencia
del Gobierno de Guayana Británica, en el sentido de que los tres Gobiernos examinarían
los documentos relativos a esta cuestión, y que informarían a las Naciones Unidas sobre los
resultados de las conversaciones. Así lo declaró, con autorización de las partes interesadas, el
Presidente del Comité Político Especial, señor Leopoldo Benítez (representante del Ecuador)
el 16 de noviembre de 1962”138.
El mes de noviembre de 1963, después de que se llegara a algunos acuerdos mediante
la vía diplomática “se reunieron en Londres los Ministros de Relaciones Exteriores de
Venezuela y del Reino Unido, Dr. Marcos Falcón Briceño y el honorable R. A. Butler,
respectivamente”139.
El 5 de noviembre de 1963 el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Marcos
Falcón Briceño, “presentó al Secretario de Asuntos Exteriores de Su Majestad Británica una
Aide-Memoire sobre los puntos de vista de Venezuela sobre el litigio”140. La conclusión de
ese aide-memoire fue que: “La verdad histórica y la justicia exigen que Venezuela reclame la
total devolución del territorio del cual se ha visto desposeída”141.
El informe tiene un valor adicional y es que, tal como indica la primera página:
“Cada una de las afirmaciones contenidas en este Informe están respaldadas por sus
respectivos documentos, los cuales fueron presentados a Gran Bretaña en las conversaciones
entre expertos, durante las 15 sesiones que tuvieron lugar en Londres entre los meses de febrero
y mayo del año 1964“.142
El informe de Ojer y González es uno de los más contundentes elementos con los
que cuenta Venezuela para demostrar la nulidad del Laudo Arbitral de París. Al referirse
a este informe el Dr. Óscar García-Velutini recuerda que “la primera conclusión que
se formula en aquél es la de que Venezuela tuvo que aceptar el Tratado de Arbitraje de
1897 bajo presión indebida y engaño por parte de los Estados Unidos y de Gran Bretaña,
los cuales negociaron las bases del compromiso con exclusión del gobierno venezolano en
la última y decisiva fase de la negociación; y Venezuela, continúa el Informe, fue de tal
manera preterida, que Estados Unidos de Norte América y Gran Bretaña acordaron desde
el comienzo de la negociación que ningún jurista venezolano habría de formar parte del
tribunal de arbitraje“.143
De manera que insistimos en nuestro rechazo contundente respecto del argumento
(vii) de la República Cooperativa de Guyana según el cual Venezuela no recabó pruebas
de los archivos que fueron abiertos a mediados del siglo XX, pues lo cierto es que existen
abundantes pruebas que demuestran el carácter fraudulento del Laudo de París y su
nulidad absoluta.
B.4. Réplica argumento (viii) de la República Cooperativa de Guyana en
relación con la supuesta conducta de Venezuela de violar la soberanía de la
República Cooperativa de Guayana y al argumento (ix) según el cual ese
país se ha visto limitado en cuanto a su desarrollo económico mediante
la obstrucción de las actividades de inversionistas en los territorios que le
adjudicó el Laudo Arbitral de París
Estas pretensiones de la República Cooperativa de Guyana relativas a la violación
de su soberanía deben ser categóricamente rechazadas. Debemos recordar que
contrariamente a lo que ha indicado la República Cooperativa de Guyana, Venezuela ha
apoyado consistentemente las iniciativas de Guyana desde que comenzaron las gestiones
para obtener la independencia.
En ningún momento Venezuela ha violado la soberanía de la República Cooperativa
de Guyana. Antes y, por el contrario, la República Cooperativa de Guyana ha insistido
en otorgar concesiones y efectuar labores de exploración en territorios que corresponden
141 Ídem.
142 Ibíd., p. 1.
143 Oscar García-Velutini, Facultad, acción y efecto de arbitrar, Editorial Arte, Caracas, 1960. p. 17.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
76 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
144 Daniel Pardo, “El barco que revive el reclamo venezolano sobre la Guayana Esequiba”, en BBC News, publicado el
14 de octubre de 2013. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/10/131014_venezuela_guyana_
barco_disputa_dp.
145 Carlos Ayala Corao, “Palabras del Académico Carlos Ayala Corao, en la apertura del décimo encuentro sobre la
plataforma continental y la frontera marítima entre Guyana y Venezuela”, Héctor Faúndez Ledesma y Rafael
Badell Madrid (coords.), La controversia del Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y Sociales - Editorial Jurídica
Venezolana, Serie Eventos 34, Caracas, 2022. p. 562.
146 Daniel Pardo, “El barco que revive el reclamo venezolano sobre la Guayana Esequiba”, en BBC News, publicado el
14 de octubre de 2013. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/10/131014_venezuela_guyana_
barco_disputa_dp.
Rafael Badell Madrid
77
147 Victoria Korn, “Venezuela intercepta dos buques de la Exxon y acusa a Guyana de violar su soberanía”, publicado en
Rebelión, 26 de diciembre de 2018. Disponible en: https://rebelion.org/venezuela-intercepta-dos-buques-de-la-exxon-
y-acusa-a-guyana-de-violar-su-soberania/.
148 Ídem.
149 MPPRE sostiene reunión telemática con Canciller de Guyana y entrega Nota de Protesta a Encargado de Negocios.
Disponible en: http://www.presidencia.gob.ve/Site/Web/Principal/paginas/classMostrarEvento3.php?id_
evento=17468.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
78 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
2.6.3. Pruebas (Artículos 50, 51 y 52 del Estatuto; Artículos 57, 62, 63,
64, 66, 71, 72, 79, 79bis, 79ter del Reglamento)
La actividad probatoria ante la CIJ está regulada por varias normas del Estatuto.
La primera es la disposición contenida en el artículo 50 según el cual la CIJ podrá
Rafael Badell Madrid
79
“comisionar a cualquier individuo, entidad, negociado, comisión u otro organismo que ella
escoja, para que haga una investigación o emita un dictamen pericial”.
Cuando se reciban las pruebas, dentro del término que será fijado por la CIJ, ésta
tendrá la posibilidad de negarse a aceptar pruebas adicionales que las partes quieran
presentar. Sin embargo, si ambas partes están de acuerdo con la presentación de pruebas
adicionales la CIJ no podrá negarse a aceptarlas.
Una vez terminada la fase escrita del procedimiento ante la CIJ, queda fijado el thema
decidendum y en virtud de ello las partes no podrán producir nuevos documentos, salvo
que éstos sean públicos y de fácil acceso en general.
Al efecto véase lo dispuesto en artículo 56 del Reglamento que establece:
“Después del cierre del procedimiento escrito, no podrá producirse ningún documento
nuevo a la Corte por ninguna de las partes a no ser con el asentimiento de la otra parte
o de acuerdo con lo dispuesto en el párrafo 2 de este Artículo”.
De conformidad con el artículo 58 del Reglamento queda a discreción de la
CIJ decidir si se pronunciarán los alegatos primero o si, por el contrario, primero se
presentarán los medios de prueba. La norma establece:
“La Corte determinará si las partes deberán pronunciar sus alegatos antes o después de
la presentación de los medios de prueba; se reservará siempre, sin embargo, el derecho
de las partes a comentar las pruebas presentadas”150.
Los aspectos probatorios de una controversia ante órganos jurisdiccionales
internacionales tienen particularidades, una de ellas es la carga de la prueba. En efecto
“El concepto de carga de la prueba debe ser enfocado desde un ángulo diferente en el derecho
internacional, pues ante la Corte Internacional de Justicia, -por ejemplo- los sujetos, actor
y demandado, no siempre aparecen totalmente delineados, concretamente cuando se han
sometido a la jurisdicción de la Corte por acuerdo entre ellos”151.
De manera que, en ocasiones, temas probatorios, como la carga de la prueba, no
están perfectamente claros. La práctica de la CIJ ha sido la de considerar que la carga
probatoria corresponde tanto al Estado demandante como al Estado demandado.
Debe tenerse en cuenta lo ocurrido en el caso Dinamarca contra Noruega relativo al
Estatuto jurídico de la Groenlandia oriental que fue resuelto mediante sentencia de 5 de
septiembre de 1933 por la CPJI. Ese fallo de la CPJI es jurisprudencia vinculante para la
CIJ por la continuidad que existió entre ambos órganos jurisdiccionales internacionales.
En ese caso Noruega argumentó:
“…que en los actos legislativos y administrativos del siglo XIII en los que Dinamarca
se basa como prueba del ejercicio de su soberanía, la palabra “Groenlandia” no se
150 Ídem.
151 Alirio Abreu Burelli, “La prueba en los procesos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos” en Antônio
Augusto Cançado Trindade (Coord.), El sistema interamericano de protección de los derechos humanos en el umbral del
siglo XXI, Tomo I, Segunda edición, Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José, 2001. Disponible en:
http://ru.juridicas.unam.mx/xmlui/bitstream/handle/123456789/28023/la-prueba-en-los-procesos-ante-la-corte-
interamericana-de-derechos-humanos.pdf?sequence=2&isAllowed=y
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
80 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
utiliza en el sentido geográfico, sino que sólo significa las colonias o la zona colonizada
en la costa occidental”152.
Un cambio en el sentido que se otorga a la expresión “Groenlandia” constituye un
argumento en el que, por su excepcionalidad, la carga de la prueba corresponde a la parte
que lo alega:
“Este es un punto en el que la carga de la prueba recae sobre Noruega. El significado
geográfico de la palabra “Groenlandia”, es decir, el nombre que se utiliza
habitualmente en los mapas para denominar a toda la isla, debe considerarse como
el significado ordinario de la palabra. Si una de las partes alega que se le debe
atribuir un significado inusual o excepcional, es esa parte la que debe demostrar su
argumento”153.
Vale destacar que la actividad probatoria ante la CIJ está sujeta a una serie de normas
y procedimientos claramente definidos. El artículo 50 del Estatuto otorga a la CIJ la
facultad de comisionar investigaciones o dictámenes periciales a entidades designadas
por ella. La presentación de pruebas por parte de las partes está sujeta a restricciones
temporales y la CIJ puede rechazar pruebas adicionales, a menos que ambas partes estén
de acuerdo en su presentación.
como tal, los árbitros debían respetar la letra y espíritu del Tratado de Washington; a
la vez que estudiar, investigar y cerciorarse de los títulos de derecho de cada una de las
partes y adminicularlos al derecho internacional del momento.
Sin embargo, el Tribunal Arbitral de París no investigó ni se cercioró de la legitimidad
y legalidad de los títulos de Venezuela, todo lo contrario, los desechó en contravención
del artículo III del tratado de arbitraje que establecía:
“El Tribunal investigará y se cerciorará de la extensión de los territorios
respectivamente, o que pudieran ser legalmente reclamados por aquellas o éste,
al tiempo de la adquisición de la Colonia de la Guayana Británica por la Gran
Bretaña, y determinará la línea divisoria entre los Estados Unidos de Venezuela y la
Colonia de la Guayana Británica”155. (Resaltado añadido)
La expresión legalmente reclamados suponía que para resolver la controversia los
árbitros debían atenerse sólo a los títulos que las partes pudieran demostrar en derecho
y decidir conforme a los principios de derecho internacional vigentes para el momento.
Los árbitros tenían la obligación de analizar los títulos de las partes y considerar el
derecho aplicable al momento de la controversia, teniendo en cuenta que el alcance de
la misma se concretaba a los territorios que pudieran ser legalmente reclamados por las
partes.
Por su parte, la obligación de investigar y cerciorarse suponía que los árbitros debían
atender a los títulos de derecho de cada una de las partes y corroborar que efectivamente
eran susceptibles de ser considerados como pruebas de sus pretensiones. Esta obligación
se desprende también del artículo V del tratado conforme al cual los árbitros debían
examinar y decidir imparcial y cuidadosamente las cuestiones que se les hayan sometido.
En efecto, el artículo V del Tratado de Washington estableció:
“Los Árbitros se reunirán en París dentro de los sesenta días después de la entrega de los
argumentos impresos mencionados en el artículo VIII, y procederán a examinar y
decidir imparcial y cuidadosamente las cuestiones que se les hayan sometido
o se les presentaren, según aquí se estipula, por parte de los Gobiernos de los Estados
Unidos de Venezuela y de Su Majestad Británica respectiva” 156 (Resaltado añadido).
De los artículos citados se desprenden dos obligaciones para los árbitros. En primer
lugar, examinar las cuestiones que le hayan sido sometidas y, en segundo lugar, decidir
sobre ellas, de manera imparcial y cuidadosa. Sin embargo, no fue así. Los árbitros
decidieron con total arbitrariedad y sin tomar en cuenta ninguno de los títulos válidos
de Venezuela. La prueba de ello, que Venezuela podría alegar ante la CIJ, consta en
muchas fuentes documentales con las que queda claro que el tribunal no actuó conforme
a derecho, sino en base a inclinaciones políticas.
El tribunal violó sus obligaciones cuando dejó de tomar en cuenta las pruebas más
importantes de Venezuela, entre ellas, la carta de fecha 4 de marzo de 1842 de Henry
Light, gobernador de la Colonia de Guayana Británica, dirigida a Lord Stanley, Ministro
155 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 337.
156 Ibíd., p. 338.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
82 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
de Colonias. Esta era una prueba fundamental en favor de las pretensiones de Venezuela,
por cuanto el gobernador expresó que el Reino Unido no tenía reclamación alguna
sobre el río Amacuro, al oeste del río Barima. Con la carta quedó claro que incluso
el gobernador Henry Light tenía serias dudas sobre la legitimidad de la segunda línea
Schomburgk cuando escribió: “Yo creo que el señor Schomburgk asume que el Amacuro es
la frontera, solamente por razones de conveniencia”157.
Con este documento se puso de manifiesto, no sólo la falta de interés de los ingleses
en ocupar los territorios que abarcó la segunda línea Schomburgk, sino la inviabilidad de
tales ocupaciones que, según el gobernador, “sólo podrían ser ocupados a un costo de vidas
y dinero que no lo haría conveniente” 158.
Ese documento no fue tomado en cuenta por el tribunal arbitral. Venezuela sabía de la
existencia de esta carta pero desconocía su contenido. En su momento, los representantes
de Venezuela pidieron al tribunal que exigiera a los británicos que la revelaran, sin
embargo, basados en supuestas consideraciones de alta política se negaron a hacerlo.
Sólo se tuvo conocimiento de esa carta luego de que se abrieron los archivos
confidenciales ingleses. En ese momento se descubrió el contenido de ese y otros
documentos de gran valor probatorio que los árbitros dejaron de tomar en cuenta a
pesar del deber que tenían de acuerdo con el artículo V del Tratado de Washington de
“examinar y decidir imparcial y cuidadosamente las cuestiones que se les hayan sometido o
se les presentaren”.
En el procedimiento en curso ante la CIJ Venezuela tendrá la oportunidad de llevar
esa importante Carta del Gobernador Henry Light con la que se prueba que el Reino
Unido no tenía ningún interés en el territorio Esequibo. Si esto se realiza, estaríamos
haciendo valer los derechos que históricamente hemos tenido sobre el territorio en
disputa. Estaríamos llevando ante el principal órgano judicial de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) un importante documento que no fue evaluado por el
Tribunal Arbitral de París en 1899.
Otra violación grave de las obligaciones que el Tratado imponía a los árbitros está
relacionada con la denominada primera línea Schomburgk de 1835 que no fue tomada
en cuenta por los jueces. Esta primera línea de Schomburgk “sólo se aparta de dicho río
como a unas 45 millas aproximadamente de la costa, en la confluencia de los Ríos Mazaruni
y Cuyuní con el Esequibo y desde ese punto forma una especie de bolsa, al oeste del Río
Esequibo, hasta el punto de la costa donde desemboca el Río Moroco” 159. El tribunal arbitral,
por el contrario, tomó en cuenta la línea expandida del mapa de Hebert de 1842, una
línea sobre la cual existen importantes indicios de falsificación y alteración, a saber:
157 Ibíd. pp. 166-167. Carta del 4 de marzo de 1842, de Henry Light, Gobernador de la colonia de Guyana Británica, a
Lord Stanley, Ministro de Colonias inglés, Foreign Office, 80/108. Palabras traducidas por el autor citado.
158 Ídem.
159 Carlos Sosa Rodríguez, ob. cit., p. 122.
Rafael Badell Madrid
83
“Venezuela tiene pruebas de que el Foreign Office británico no conoció esa línea hasta
junio de 1886. Ya esto es más que un grave indicio de que se trataba de una reciente
corrupción del mapa original que reposaba desde 1842 en el Colonial Office” 160.
De otra parte, tengamos en cuenta también la regla “c” del artículo IV, que determina
además la aplicación del derecho internacional:
“Los Árbitros podrán reconocer y hacer efectivos derechos y reivindicaciones que se
apoyen en cualquier otro fundamento válido conforme al derecho internacional y en
cualesquiera principios de derecho internacional que los Árbitros estimen aplicables
al caso...”161.
De conformidad con lo establecido en los artículos citados, el arbitraje sería de
derecho y, como tal, los árbitros debían respetar la letra del Tratado de Washington de
1897, estudiar, investigar y cerciorarse de los títulos de derecho de cada una de las partes
y adminicularlo al derecho internacional del momento.
Contrariamente a todo lo expuesto, los árbitros decidieron con total arbitrariedad,
sin tomar en cuenta los títulos válidos de Venezuela y en abierta violación al debido
proceso y al derecho aplicable para el momento.
Ese derecho internacional vigente al momento de resolver la controversia estuvo
determinado por tres eventos de suma importancia que establecieron la modalidad y
reglas de procedimiento del arbitraje internacional.
El primero fue el Tratado de Washington de 1871 relativo al conocido caso Alabama,
que estableció las reglas para la solución de las reclamaciones con ocasión de los daños
causados por el corsario Alabama en la Guerra de Secesión y la infracción del deber de
neutralidad del Reino Unido. Este tratado arbitral fue determinante para la transición
del arbitraje discrecional al arbitraje de derecho.
El segundo evento que sirvió para configurar el derecho internacional que debían
aplicar los árbitros fue el Proyecto de Reglamento sobre Procedimiento Arbitral
Internacional elaborado por el Instituto de Derecho Internacional en 1875. En este
sentido es importante recordar las palabras de García-Velutini cuando indica que: “El
derecho natural ha jugado siempre un papel muy importante dentro del arbitraje y ha sido
la fuente de existencia para la elaboración de un cuerpo de reglas, que determinan sus líneas
generales” 162.
Ese cuerpo de reglas, que se alimenta del derecho natural, se haya reunido en buena
medida “en el Proyecto de reglamento del Instituto de Derecho Internacional y también en el
Convenio de La Haya de los años de 1875 y de 1899 respectivamente”163.
160 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 13.
161 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 338.
162 Oscar García-Velutini, ob. cit., pp. 15-16.
163 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
84 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Ese proyecto contuvo normas para la promoción del arbitraje internacional que
recogían los principios del arbitraje para el momento. Tengamos en cuenta, por ejemplo,
el artículo 18 del proyecto que estableció:
“El tribunal arbitral juzgará según los principios del derecho internacional, a menos
que el acuerdo le imponga normas diferentes o deje la decisión a la discreción de los
árbitros”164.
Es decir que, salvo pacto en contrario, no podían desconocerse los principios del
derecho internacional vigentes vinculantes para las partes. En ninguna parte del Tratado
de Washington se dispensó a los árbitros de la observancia de estos principios. Todo lo
contrario, de la redacción del tratado se desprendió que debía analizarse y aplicarse el
derecho, precisamente, el vigente para el momento y, dentro de ese derecho, los principios
generales del derecho internacional.
Finalmente, el tercer y último asunto importante para la evolución del arbitraje en la
época fue la Conferencia de La Haya organizada por el Zar Nicolás II, celebrada desde
el 15 de mayo al 3 de julio de 1899. Esta fue la primera instancia formal en la que se
discutieron las reglas de arbitraje.
En esta conferencia se trataron aspectos importantes sobre el arbitraje que
se concretaron en la Convención para el Arreglo Pacífico de las Controversias
Internacionales, principal resultado de aquella reunión165.
La importancia de la convención radica en efecto en que en ella se recogieron
los principios generales de derecho internacional, hasta el momento difusos, y se
sistematizaron las reglas que todo arbitraje debía cumplir. El fin de la convención quedó
claro en el artículo I que disponía:
“Con el fin de evitar en cuanto sea posible que los Estados recurran a la fuerza
en sus relaciones recíprocas, las Potencias signatarias convienen en hacer uso
de todos sus esfuerzos para asegurar el arreglo pacífico de las desavenencias
internacionales”166.
De allí que el arbitraje sea abordado por esta convención, por considerarse un
mecanismo de derecho idóneo para la resolución de controversias internacionales. Esto
quedó claro en el artículo 15 que estableció:
164 Instituto de Derecho Internacional, Projet de règlement pour la procédure arbitrale internationale, Session de La Haye,
1875, p. 5. Disponible en: https://www.idi-iil.org/app/uploads/2017/06/1875_haye_01_fr.pdf. Texto original del
artículo 18 del proyecto: “Le tribunal arbitral juge selon les principes du droit international, à moins que le compromis ne
lui impose des règles différentes ou ne remette la décision à la libre appréciation des arbitres”. Traducción libre.
165 Aurelio Bascuñán Montes, Tratados aprobados en la Conferencia Internacional de La Haya, Garnier Hermanos, París,
1900, pp. 11 y 18.
166 James Brown Scott (dir.), The proceedings of the Hague Peace Conference, elaborado por la Carnegie Endowment for
International Peace en Washington, Oxford University Press, Nueva York, 1920, p. 236. Disponible en: https://www.
loc.gov/rr/frd/Military_Law/pdf/HaguePeace-Conference_1899.pdf. Texto original del artículo: “With a view to
obviating, as far as possible, recourse to force in the relations between States, the signatory Powers agree to use their best
efforts to ensure the pacific settlement of international differences”. Traducción libre.
Rafael Badell Madrid
85
“El arbitraje internacional tiene por objeto la solución de los litigios entre los Estados,
por medio de jueces elegidos por los mismos y fundada en el respeto al
derecho” 167. (Resaltado añadido).
Toda solución proveniente del arbitraje, salvo pacto en contrario, debía estar fundada
en el derecho y no en consideraciones políticas. Es lo que ratificó luego el artículo 20:
“Con el fin de facilitar el uso inmediato del arbitraje para las controversias
internacionales que no hayan podido resolverse por la vía diplomática, las Potencias
signatarias se comprometen a organizar un Tribunal permanente de arbitraje,
accesible en cualquier tiempo y qué funcione, salvo estipulación contraria de las
Partes, conforme a las Reglas de procedimiento comprendido en la presente
Convención”168 (Resaltado añadido).
Esta disposición establece una clara distinción entre la solución de controversias a
través de la vía diplomática y el arbitraje, el cual constituye un arreglo de derecho, cuando
se refiere a la finalidad de facilitar el uso inmediato del arbitraje para las controversias
internacionales que no hayan podido resolverse por la vía diplomática diferenciando
claramente ambas vías, una política y otra jurídica.
La CIJ es la instancia más adecuada para reevaluar la interpretación y alcance del
Tratado de Washington de 2 de febrero de 1897 en la actualidad. Así, Venezuela tendría
la oportunidad de demostrar, como lo han hecho varios autores nacionales en sus valiosos
trabajos, que el Tribunal Arbitral de París falló en cuanto a la determinación del derecho
aplicable al fondo de la controversia, dejando de lado los principios que en ese momento
orientaban la práctica del derecho internacional y, en especial, el arbitraje.
167 Ibíd. p. 238. “International arbitration has for its object the settlement of disputes between States by judges of their own
choice and on the basis of respect for law”.
168 Ibíd. p. 239. “With the object of facilitating an immediate recourse to arbitration for international differences which it
has not been possible to settle by diplomacy, the signatory Powers undertake to organize a Permanent Court of Arbitration,
accessible at all times and operating, unless otherwise stipulated by the parties, in accordance with the rules of procedure
inserted in the present Convention”.
169 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 337.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
86 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
En efecto, se hizo creer a Venezuela, a través del ministro José Andrade, por
explicación del Secretario de Estado de los EEUU, Richard Olney, que la mencionada
regla de prescripción sería aplicada solamente a ocupaciones efectivas anteriores a 1814
y que se refería sólo a un territorio muy pequeño entre los ríos Pomaron, Moruco y
Esequibo. De ser así ningún derecho tendría Gran Bretaña.
Sin embargo, para los ingleses la cláusula de prescripción sería aplicable a todas las
ocupaciones ocurridas cincuenta años antes de la fecha en la que se firmó el Tratado de
Washington, es decir, de 1897 hacia atrás. No se trataba en todo caso de un territorio
pequeño como se hizo creer al representante de Venezuela.
Esta desviada interpretación de la regla de prescripción fue la que se impuso, aun
cuando era contraria a lo que las partes habían pactado mediante el tratado de noviembre
de 1850, que tenía como finalidad que ambas partes no siguieran extendiendo sus
pretensiones mediante la usurpación indebida de territorios controvertidos.
Es curioso además -y también fue oportuno para Inglaterra- que se estableciera una
prescripción cincuentenaria que permitiría adquirir muchos más territorios en lugar
de fijar, al menos, una prescripción centenaria que era más acorde con los principios
del derecho internacional pero que, de otra parte, resultaba menos beneficiosa para los
ingleses por cuanto les impediría obtener un territorio tan vasto.
Tengamos en cuenta también que, para aplicar esta regla, el Reino Unido tenía que
probar que ocupaba esos territorios en forma pacífica y permanente. Esto nunca sucedió
y el tribunal arbitral nada dijo al respecto. Venezuela tiene la posibilidad de denunciar
esto ante la CIJ en su contramemoria, dejando claro que el Laudo Arbitral de París fue
dictado en violación de lo establecido en el Tratado de Washington cuando el tribunal
arbitral decidió simplemente presumir la ocupación pacífica y permanente del Reino
Unido, sin atender a ningún tipo de prueba.
De acuerdo a esa errónea interpretación se impuso el principio del uti possidetis facti
sobre el uti possidetis iuris, verdadero eje del problema170. Esto se hizo, bajo el argumento
de que el uti possidetis iuris, por ser un principio de derecho internacional americano, sólo
era aplicable entre los Estados de la región bajo conquista.
De manera que Gran Bretaña, al no ser parte de los Estados bajo dominio colonial,
sostuvo que este principio no tenía ninguna aplicación en el caso. La aplicación del
uti possidetis iuris habría beneficiado a Venezuela por cuanto había adquirido, según
este principio, todos los territorios que pertenecían a la Capitanía General de Venezuela
desde 1777. El principio americano del uti possidetis iuris tiene una relación estrecha con
nuestra tradición constitucional como nación que estuvo bajo la influencia española. Es
un acto abiertamente contrario a derecho desconocer este principio jurídico, beneficiando
exclusivamente al Reino Unido, quien carece de títulos jurídicos sobre el territorio en
disputa. La CIJ es la instancia adecuada para que Venezuela exprese su visión sobre este
170 Véase Isidro Morales Paúl, “Análisis crítico del problema fronterizo «Venezuela-Gran Bretaña»”, ob. cit., p. 192.
Rafael Badell Madrid
87
asunto y convenza a los magistrados de que una decisión ajustada a derecho implica la
valoración de este principio, presente en todas nuestras constituciones.
Pero, incluso, aplicando la regla de prescripción de esa forma incorrecta, de ella no
se deduce la posibilidad de otorgar el enorme territorio que se adjudicó a Gran Bretaña.
En efecto, está demostrado en el mapa incluido en el informe de los jesuitas Hermann
González y Pablo Ojer que el territorio que podía adquirir Inglaterra mediante la regla
de prescripción si no existieran los títulos jurídicos de Venezuela -como en efecto los hay-
era mucho menor al que el laudo le adjudicó finalmente. Sobre este punto volveremos
más adelante al examinar la evidencia cartográfica.
De lo anterior se deduce una verdad irrefutable, el Laudo Arbitral de París aplicó
erróneamente la regla de prescripción en favor de Gran Bretaña, con lo que violó el
artículo IV del tratado de arbitraje y, en consecuencia, incurrió en el vicio de exceso de
poder.
171 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 336.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
88 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Barima y el río Amacuro, cuestión que no tenía cabida alguna en el tratado. Además,
lo ignoró cuando se pronunció sobre las tasas aduaneras entre los Estados en disputa, a
saber:
“Al fijar la mencionada línea de demarcación los Árbitros consideran y deciden que,
en tiempo de paz, los ríos Amacuro y Barima quedarán abiertos a la navegación de
los buques de comercio de todas las naciones, salvo todo justo reglamento y el pago de
derecho de faro u otros análogos, a condición que los derechos exigidos por la República
de Venezuela y por el Gobierno de la Colonia de la Guayana Británica con respecto
del tránsito de buques por las partes de dichos ríos que respectivamente les pertenecen,
se fijen a la misma tasa para los buques de Venezuela y los de la Gran Bretaña,
la cual no excederá a la que se exija de cualquiera otra nación. Queda también
entendido que ningún derecho de aduana podrá ser exigido, ya por la República de
Venezuela, ya por la colonia de la Guayana Británica, con respecto de mercaderías
transportadas en los buques, navíos o botes pasando por dichos ríos, pero los derechos
de aduana serán exigibles solamente con respecto de las mercaderías desembarcadas
respectivamente en el territorio de Venezuela y en el de la Gran Bretaña”172.
Conforme con lo anterior, el laudo violó también el límite subjetivo al afectar
Estados que no habían suscrito el tratado arbitral, por cuanto definió los límites de la
Colonia Británica de Guayana con respecto a Brasil y Surinam. El laudo de París afectó a
Brasil cuando adjudicó a Inglaterra el límite de los ríos Cotinga y Takutu, territorios que
eran objeto de disputa entre Gran Bretaña y Brasil. En efecto, el laudo señaló cuando
determinó la frontera:
“…y del Monte Roraima a la Fuente del Cotinga, y continuará por el medio de la
corriente de este Río hasta su unión con el Takutu, y seguirá el medio de la corriente
del Takutu hasta su fuente, y de este punto por línea recta al punto más occidental de
la Sierra Akarai…” 173
De hecho, cuando se firmó el Tratado de Washington en 1897 Brasil anticipó los
posibles efectos que podrían tener lugar con el laudo. Antes de ser dictado el laudo
arbitral de París de 1899, el gobierno del Brasil presentó una protesta contra la redacción
del Tratado de Arbitraje de 1897, específicamente sobre la generalidad del artículo III,
tras considerar que su contenido era propenso a comprometer negativamente los derechos
del Brasil en su litigio territorial con los británicos.
La protesta brasileña fue enviada al presidente del tribunal arbitral y también al
gobierno británico y venezolano. De forma que el laudo arbitral de París desmejoró
la situación del Brasil al adjudicarle a la Gran Bretaña tierras que estas dos naciones
discutían, ocasionando protestas formales de la Cancillería de Brasil.
En efecto, las consideraciones que Brasil hizo fueron correctas. Así lo corrobora el
contenido de la Circular del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil a las Misiones
Diplomáticas brasileñas de fecha 7 de diciembre de 1899 en Río de Janeiro. En aquel
documento se expresaba claramente la afectación y perplejidad que causó el laudo a
Brasil.
172 Ibíd., p. 343.
173 Ibíd., p. 342.
Rafael Badell Madrid
89
Se trata de una decisión que fijó como frontera entre los Estados Unidos de Venezuela
y Gran Bretaña el límite de los ríos Cotinga y Takutú, que eran objeto de litigio entre
Inglaterra y Brasil174. Esta violación de los límites de la controversia supuso que el
territorio venezolano se extendiera hasta territorios brasileños, incluyendo las vertientes
meridionales de la sierra Aracay objeto de litigio entre Brasil y Francia175.
Expresa la circular que con el laudo se violó el principio de derecho internacional
según el cual las sentencias arbitrales sólo pueden decidir sobre la base de lo que ha
sido pactado en el tratado de arbitraje. Tanto para Venezuela como para Inglaterra era
imposible acordar que su frontera pasara por los ríos Cotinga y Takutú, menos por la
sierra de Aracay. En efecto: “Venezuela no podría, porque su límite con Brasil está estipulado
en el Tratado de 5 de mayo de 1859 y excluye aquellas regiones, Gran Bretaña no podría,
porque aquel límite es el objeto del litigio que ella va a someter a arbitraje con Brasil”176.
Finalmente, la circular señaló que el tribunal arbitral de París con su decisión excedió
los límites de la competencia fijada en el Tratado de Washington, incurriendo en el vicio
de ultra petita cuando se pronunció sobre cuestiones “no reclamadas ni por Venezuela ni
por Gran Bretaña, atribuyendo a Venezuela la región amazónica que ella no disputa a Brasil
y atribuyendo a la Guyana Británica aun contra Venezuela, solamente la línea Schomburgk
en la parte reclamada contra Brasil”177.
Con relación a ello, en 1938 -hace más de ochenta años- el académico Dr. Carlos
Álamo Ybarra señaló que el laudo desmejoró “la situación del Brasil al adjudicarle a
la Gran Bretaña tierras que estas dos naciones discutían, lo cual engendró protestas de la
Cancillería de Rio de Janeiro, significadas en París y Londres”178.
Además, al afectar con la decisión a Estados que no habían suscrito el compromiso
arbitral, ésta violó un principio fundamental en materia de derecho arbitral internacional,
la relatividad de los laudos. Dicho principio, derivado de la naturaleza contractual del
arbitraje, es la traducción del principio de relatividad de los contratos, de origen civilista,
al campo del arbitraje internacional. Según este principio, además de los límites objetivos
de la controversia -no ir más allá de la materia controvertida- existen límites subjetivos
-no afectar con la decisión a sujetos no involucrados en el litigio- y con el laudo de París
ambos límites fueron transgredidos.
El hecho de ignorar las reglas del Tratado de Washington decidiendo asuntos sobre los
cuales no tenía competencia alguna, “constituyen en sí mismos nuevas causas de nulidad de
la sentencia”179. Así, es claro que al incurrir en el vicio de exceso de poder y, concretamente,
en el vicio de ultra petita, el laudo arbitral es un acto nulo. La comprobación de este vicio
174 Elbano Provenzali Heredia, “Cronología de una solidaridad. Documentos brasileños revelan los derechos de Venezuela
sobre la Guyana Esequiba”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 93-94, Caracas, 1983, pp.
76-77.
175 Ídem.
176 Ídem.
177 Ídem.
178 Carlos Álamo Ybarra, ob. cit., p. 87.
179 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 16.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
90 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
pasa por llevar ante los magistrados de la CIJ, como lo requiere también la demostración
de los demás vicios, el texto del Tratado de Washington del 2 de febrero de 1897.
Los magistrados deberán establecer cuál era el verdadero alcance del tratado, esto es,
determinar cuáles eran los poderes que las partes signatarias del compromiso habían
otorgado a los árbitros.
180 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 337.
181 Instituto de Derecho Internacional, Projet de règlement pour la procédure arbitrale internationale, Session de La Haye,
1875. p. 5. Texto original del artículo: “La sentence arbitrale doit être rédigée par écrit et contenir un exposé des motifs sauf
dispense stipulée par le compromis. Elle doit être signée par chacun des membres du tribunal arbitral. Si une minorité refuse
de signer, la signature de la majorité suffit, avec déclaration écrite que la minorité a refusé de signer”.
Rafael Badell Madrid
91
Era claro que, para el momento de la controversia la motivación era una exigencia
de la costumbre -fuente de derecho internacional-, lo cual se recoge en el artículo 52
de la Convención para el Arreglo Pacífico de los Conflictos Internacionales, principal
resultado de la Convención de La Haya de 1899, el cual estableció:
“La sentencia arbitral, aceptada por la mayoría de los votos, deberá estar motivada.
Se redactará por escrito y la firmará cada uno de los miembros del Tribunal. Los
miembros que hayan quedado en minoría pueden, al firmar, hacer constar su
disentimiento”182.
El deber de motivación definitivamente se impuso en el artículo 52 de la Convención
para el Arreglo Pacífico de Controversias Internacionales emanada de la misma
convención. Los árbitros, que eran todos juristas reconocidos y de dilatada experiencia
en materia de derecho internacional y, en especial, de arbitraje, sabían de la vigencia de
esos principios de derecho internacional.
Venezuela tiene ahora una buena oportunidad ante la CIJ de establecer todos estos
hechos que son determinantes para entender que el Presidente del Tribunal Arbitral, el
jurista ruso Federico de Martens conocía muy bien el deber de motivación de los laudos
arbitrales, y si no lo conocían sería irrelevante en cuanto a la validez del laudo, desde
que se trata de un requisito que en derecho debe cumplir la decisión arbitral so pena de
nulidad.
Sin embargo, lo cierto es que los representantes de Venezuela ante la CIJ pueden
alegar y probar todos los hechos de los que se deduce la omisión dolosa del deber de
motivación. Ello incluye, desde luego, invocar el precedente del caso del Costa Rica
Packet, donde el jurista ruso Federico de Martens cumplió el deber de motivar el laudo.
Fecha
En todo caso la ausencia de motivación es per se causa de nulidad del laudo. La
principal consecuencia de alegar y probar estos hechos relativos a la falta de motivación
ante la CIJ sería establecer la nulidad del Laudo Arbitral de París por no atender al
derecho aplicable que se desprendía de los principios generales del derecho internacional.
Estos principios vinculaban a las partes y hacían nacer en los árbitros la obligación
de resolver la controversia con arreglo a derecho y no en forma arbitraria. Hoy, los
representantes de Guyana en la CIJ tratan de justificar la inmotivación del laudo
expresando que:
“A la luz de la publicación de voluminosas actas de las alegaciones de las partes y de
las copiosas pruebas presentadas al Tribunal Arbitral, y de acuerdo con la práctica de
la época, el propio laudo fue sucinto”183.
182 James Brown Scott (dir.), ob. cit., p. 244. Texto original del artículo: “The award, given by a majority of votes, must state
the reasons on which it is based. It is drawn up in writing and signed by each member of the tribunal. Those members who
are in the minority may record their dissent when signing”.
183 International Court of Justice, Memorial of Guyana, Volume I, in the case concerning to the Arbitral Award of 3
October 1899, 19 de noviembre de 2018. “In light of the publication of voluminous records of the arguments of the parties
and the copious evidence presented to the Arbitral Tribunal, and in line with practice at the time, the Award itself was
succinct”, p. 9.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
92 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
los árbitros tenían que “examinar y decidir imparcial y cuidadosamente” las cuestiones
sometidas a su decisión.
La máxima de derecho internacional según la cual se impone el deber de imparcialidad
e independencia de los árbitros constaba asimismo en el precedente del artículo I del
Tratado de Washington de 1871 relativo al caso Alabama, según el cual las partes
elegirían un árbitro cada una, mientras que los otros tres serían árbitros extraños a la
controversia lo que suponía una mayor garantía de imparcialidad. Además, el artículo II
del mismo tratado de 1871 estableció la obligación de los árbitros de examinar y decidir
imparcial y cuidadosamente el asunto objeto de la controversia.
Sin embargo, contrariamente a lo establecido en el Tratado de Washington de 1897
y de los principios vigentes en materia de arbitraje internacional, la imparcialidad del
jurista ruso Federico de Martens fue dudosa desde el comienzo, dado que éste era un
funcionario activo de su país y ello asomaba la posibilidad de que estuviera influenciado
por los intereses de su nación, más que por la idea de la imparcialidad, como lo señaló
el Dr. Marcos Falcón Briceño al indicar que: “al mismo tiempo que es elegido Presidente
del Tribunal Arbitral, está asistiendo como Delegado de Rusia a las sesiones de la Primera
Conferencia Internacional de la Paz. Una conferencia importante porque allí se establecen
reglas sobre el arbitraje”190.
Con esta cita se evidencian dos cosas. De una parte, Federico de Martens era
representante de Rusia y actuaba movido por intereses políticos y, de otra parte, queda
claro que había participado en la Conferencia de La Haya de 1899 y que conocía todo lo
que allí se discutió. El Dr. Marcos Falcón Briceño observa también que “en el fondo de
De Martens había más que todo un hombre práctico, como él mismo decía, un político, de
manera que, y es natural, siendo un funcionario del imperio ruso, su pensamiento político
estuviera vinculado desde luego al pensamiento y a los intereses políticos de Rusia”191.
Llama la atención que, al ser una figura tan relevante en el foro arbitral internacional,
se conocían no sólo sus visiones políticas, sino también sus criterios sobre asuntos
controversiales relacionados con el arbitraje, lo que pudo haber inclinado a los
ingleses a elegirlo porque tenía una visión política del arbitraje y, además, sostenía,
muy convenientemente para el Reino Unido, la tesis de que los laudos no requerían
ser motivados. La visión que tenía el jurista ruso Federico de Martens respecto de la
motivación de las decisiones arbitrales sería reflejada en el laudo de París en 1899 carente
de motivación.
Además, Federico de Martens tenía una visión colonialista de las relaciones
internacionales. Para él, las potencias eran superiores a los pueblos salvajes o bárbaros,
como llamaba a los países menos desarrollados.
190 Ídem.
191 Marcos Falcón Briceño, “Orígenes de la actual reclamación de la Guayana Esequiba”, en Boletín de la Academia de
Ciencias Políticas y Sociales¸ número 91, Caracas, 1983, p. 48.
Rafael Badell Madrid
95
“…parecía que buscaba medios de llegar a líneas de compromiso, y pensaba que era
su deber lograr a toda costa, a ser posible, una decisión unánime. Más aún, lamento
verme en la obligación de decir que en entrevista privada intimó a Lord y Juez
Collins, en tanto que le urgía a reducir el reclamo británico, que si no lo hacíamos, él
se podría ver obligado, con el objeto de obtener la adhesión de los Árbitros venezolanos
a acordar una línea que podría no ser justa con Gran Bretaña. No me cabe duda de
que habló en sentido contrario a los Árbitros venezolanos, y temo que posiblemente
fue mucho peor el medio de incitarles a que aceptaran el laudo en su forma actual.
Sea lo que sea, huelga decir que el Sr. de Martens revelaba un estado de espíritu muy
intranquilo”196.
3. Comunicación de Severo Mallet-Prevost de fecha 26 de octubre de 1899, trece
días después de dictado el laudo, dirigida al profesor George L. Burr:
“Nuestros Árbitros fueron forzados a aceptar la decisión, y con estricto carácter
confidencial, no dudo en asegurarle a usted que los Árbitros británicos no se rigieron
por consideración alguna de Derecho o Justicia, y que el Árbitro ruso probablemente
fue inducido a adoptar la posición que tomó por razones totalmente extrañas a la
cuestión. Sé que esto sólo va a abrirle el apetito, pero al presente no puedo hacer otra
cosa. El resultado, a mi juicio, es una bofetada al Arbitraje”197.
4. Richard Olney al presidente Grover Cleveland el 27 de diciembre de 1899:
“No lo he vuelto a ver a usted después de la sentencia en el asunto de los límites de
Venezuela. A raíz de su regreso a Nueva York, el Sr. Mallet-Prevost, el abogado
más joven de Venezuela estaba ansioso de contarme cómo habían pasado las cosas y
por qué ocurrieron así. En una de mis visitas a Nueva York le invité a comer con el
resultado de que habló más y comió menos, y de que el tiempo que duró la comida fue,
más que de tomar alimentos y refrescos, de intensa ira y amargura de espíritu por el
procedimiento y decisión del Tribunal de Arbitraje. Me abstengo de entrar en detalles,
pues no me cabe duda de que usted se habrá enterado de ellos por otras fuentes. Lo
peor de todo, por lo visto, no es tanto la pérdida de territorio por parte de Venezuela,
cuanto el descrédito general del arbitraje. Según mi informante, tanto el Presidente
de la Corte, como Brewer se muestran contrarios al arbitraje como fórmula de resolver
controversias internacionales mientras no haya un procedimiento que garantice los
derechos de las Partes. El exsecretario John W. Foster, con quien comí el otro día, dijo
que Fuller y Brewer regresaron al país bastante enfermos de arbitraje”198.
Con esta carta quedó demostrado lo ocurrido en el tratado de arbitraje y reflejado
en el Laudo Arbitral de París de 1899, lo que lesionó una de las principales virtudes del
mecanismo del arbitraje internacional: la seguridad y confianza generada en las partes.
5. El diario del secretario privado de Lord Russell, J. R. Block, con fecha de 2 de
octubre de 1899, un día antes del laudo, contiene una frase contundente: “Venezuela. La
componenda de Martens nos ha dado la victoria. Archivos privados” 199.
De manera que, hoy con esta información y la recabada en la investigación de los
jesuitas Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta “se puede apreciar con más
claridad que el Laudo de 1899 no estuvo basado realmente en un análisis jurídico donde
196 Ídem.
197 Ídem.
198 Ibíd., p. 44.
199 Ídem.
Rafael Badell Madrid
97
haya existido unanimidad de criterio sino que más bien fue la consecuencia de un pacto entre
los integrantes del tribunal, quienes fueron fieles a sus intereses” 200.
Desde luego, el análisis probatorio de cara al procedimiento en curso ante la CIJ
impone el deber de reunir todos los elementos de convicción tendentes a demostrar
la nulidad del Laudo Arbitral de París. En este sentido, un documento de suprema
importancia es el memorándum póstumo de Severo Mallet-Prevost, uno de los abogados
que formó parte del equipo de juristas que defendió a Venezuela en el arbitraje de París.
Severo Mallet-Prevost, quien falleció el 10 de diciembre de 1948 en Nueva York,
designó como albacea al abogado Otto Schoenrich, socio de la firma de abogados a la
que pertenecía (Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle) y le encargó que publicara el
documento luego de su muerte.
El memorándum póstumo fue publicado en julio de 1949 en el American Journal
of International Law y en el Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales ese
mismo año, específicamente en el volumen 14, bajo el título “Materia de excepcional
importancia para la historia diplomática de Venezuela. La disputa de límites entre
Venezuela y la Guayana Británica”201.
De acuerdo con el memorándum, el abogado Severo Mallet-Prevost reconoce que
él y el expresidente Benjamín Harrison tuvieron conocimiento de la confabulación
que existió entre el Presidente del Tribunal Arbitral Federico de Martens y los árbitros
ingleses Lord Russell y Lord Collins designados por Inglaterra.
El abogado Severo Mallet-Prevost relata que Lord Russell siempre tuvo una actitud
reticente e inclinada en favor de Inglaterra, era del criterio de que los árbitros tienen una
vinculación política y consideraba que no era necesario que los arbitrajes internacionales
se ciñeran exclusivamente a fundamentos legales.
En una comida íntima organizada por Henry White, que ocupaba el cargo de
encargado de negocios de los Estados Unidos, en la ciudad de Londres coincidieron Lord
Russell, el juez Josiah Brewer y el abogado Severo Mallet-Prevost. Este último expresa en
su memorándum refiriéndose a Lord Russell:
“Me tocó sentarme a su lado, y en el curso de la conversación me aventuré a
expresar la opinión de que los arbitramentos internacionales deberían basar
sus decisiones únicamente sobre fundamentos legales. Lord Russell respondió
inmediatamente: ´Estoy enteramente en desacuerdo con usted. Pienso que los
arbitrajes internacionales deberían ser conducidos por vías más amplias y que
deberían tomar en consideración cuestiones de política internacional´. Desde
aquel momento comprendí que no podíamos contar con Lord Russell para
decidir la cuestión fronteriza sobre la base del derecho estricto”202.
Por otra parte, el abogado Severo Mallet-Prevost tuvo una percepción totalmente
distinta de Lord Collins, a quien conoció el primero de junio de 1899. Collins se mostró
200 William Dávila Barrios (ed.), Libro blanco: La reclamación venezolana del territorio Esequibo, Asamblea Nacional,
Caracas, 2020, p. 14.
201 Otto Schoenrich, ob. cit., 1949.
202 Véase el Memorándum de Severo Mallet-Prevost en Otto Schoenrich, ob. cit., p. 32.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
98 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
que le premió incluso con la Orden del Libertador205. Todo esto para restar valor y
credibilidad al documento.
Sin embargo, el memorándum no es el único documento que pone de manifiesto los
vicios del laudo arbitral de París y los abusos que tuvieron lugar en el procedimiento.
Al contrario, las mayores protestas contra el laudo -como vimos- se dieron antes de
conocerse el memorándum de Severo Mallet-Prevost.
De hecho, L. de la Chanonie comentó en el número tercero del tomo III de la Revue
d’Europe publicada en marzo de 1900, lo mismo que luego se expresó en el memorándum
de Mallet-Prevost. En efecto, L. de la Chanonie señaló que:
“…el Sr. De Martens propuso entonces a los árbitros americanos, conceder a
Venezuela, en compensación por los territorios de la línea Schomburgk, la posesión
absoluta del Orinoco, retirando la frontera inglesa a unas veinte leguas del río;
añadió que si los árbitros de Venezuela no aceptaban este arreglo, votaría con los
árbitros ingleses para acabar de una vez, lo que aseguraría a Inglaterra la posesión de
uno de los lados del delta del Orinoco. La perplejidad de los árbitros americanos fue
grande, y su turbación profunda; al cabo de algunas horas de reflexión, juzgaron que
era necesario ante todo poner al gran río fuera de las garras de Inglaterra; prefirieron
aceptar un arreglo enojoso a no obtener nada, y finalmente, constreñidos por una
necesidad imperiosa, se adhirieron a la sentencia arbitral; he aquí la unanimidad
de los jueces tan cacareada por la prensa inglesa la cual la ha interpretado como una
prueba irrefutable de los indudables derechos de Gran Bretaña. La publicación dada
aquí a los debates secretos, pone las cosas en su punto. Una simple pregunta: si la
disputa, en vez de haberse planteado entre un pequeño Estado y una gran Potencia,
hubiera enfrentado a Inglaterra, Rusia, Francia o Alemania, ¿habría terminado en
tres días y con tanto desenfado, un conflicto que, en caso de necesidad, hallara en la
fuerza su legítimo recurso? Pero Venezuela no tiene el poder marítimo y militar que
permite hablar alto; no ha podido apoyar con las armas el rechazo de una decisión
no tanto arbitral cuanto arbitraria, cuya injusticia resultaba notoria. El derecho
internacional le abría el camino a una apelación platónica, herida de antemano de
esterilidad. … Pero eso se calló”206.
En este comentario de la prensa francesa se afirmó, cuarenta y nueve años antes de la
publicación del memorándum de Severo Mallet-Prevost, que el Presidente del Tribunal
Arbitral faltó al deber de imparcialidad a través de una componenda que perjudicó al
más débil, que era obviamente Venezuela.
Era tan evidente la falta al deber de imparcialidad, que la naturaleza de arreglo
político del Laudo Arbitral fue denunciada por la prensa en Inglaterra. El 11 de octubre
de 1899, apenas ocho días después de conocerse el laudo, la revista británica Punch, or
the London Charivari, publicó una ilustración de Lord Salisbury. En la caricatura se
205 International Court of Justice, “Memorial of Guyana”, Volume I, p. 13. “En la búsqueda de ese objetivo, Venezuela
se propuso impugnar la validez del Laudo que hasta entonces había respetado, afirmado y sostenido durante más de seis
décadas. Con este fin, Venezuela invocó un memorando secreto, supuestamente redactado en 1944 por Severo Mallet-
Prevost, un miembro menor del equipo legal de Venezuela en el arbitraje de 1899, con supuestas instrucciones de que no se
publicara hasta después de su muerte (que ocurrió en 1949). Se dice que el memorando fue redactado más de 45 años después
de los acontecimientos que supuestamente describía, y en el mismo año en que Venezuela entregó al Sr. Mallet-Prevost la
Orden del Libertador “en testimonio de la alta estima que el pueblo venezolano tiene y tendrá siempre de él.”
206 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., pp. 50-51.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
100 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
207 Autor anónimo de “Peace and Plenty”, en Punch, or the London Charivari en fecha 11 de octubre de 1899. Ilustración
extraída de Andrés Eloy Burgos Gutiérrez (ed.), Memorias de Venezuela, número 34 enero-febrero 2016, Ministerio del
Poder Popular para la Cultura - Centro Nacional de la Historia, Caracas, 2016, p. 22.
Rafael Badell Madrid
101
en China. Todo esto se cumplió con el más absoluto secreto, sólo cuando los Árbitros
y se reunieron para el laudo, se aclaró la situación a los miembros americanos del
Tribunal. Vinieron a saber que la mayoría se había puesto de acuerdo sobre lo que se
había de hacer: otorgar a Gran Bretaña todo lo que reclamaba” 208.
A ello siguió la carta escrita por César Zumeta, publicada en el diario caraqueño El
Tiempo el 17 de octubre de 1899 con la que se dejó claro el efecto negativo que tuvo el
laudo en el foro arbitral internacional, creando una suerte de aversión al mecanismo:
“La decisión del Tribunal de París, de la cual ya habrá tenido usted la pena de
informar a sus lectores, parece haber asombrado a los amigos de Venezuela en el
exterior como si fuese una novedad inesperada. El ex-Presidente de los Estados Unidos,
Sr. Harrison, el Justicia Brewer, uno de los árbitros designados por Venezuela, el
abogado Sr. Mallet-Prevost, el mundo diplomático y hasta la prensa inglesa, declaran
que las naciones se cuidarán mucho en lo adelante de fiar la defensa de sus derechos a
Tribunales del carácter de éste que acaba de condenarnos”209.
De todos esos documentos, declaraciones y publicaciones de prensa se concluye
que no se trata sólo del memorándum de Severo Mallet-Prevost, sino que son muchos
los elementos de convicción en los que se revela que los árbitros faltaron al deber de
imparcialidad e independencia. Por ello, ratificamos que la representación del gobierno
de Venezuela para defender los intereses del país ante la CIJ deberá promover todas y cada
una de estas pruebas que revelan, con absoluta claridad, que los árbitros no cumplieron
con el deber de imparcialidad e independencia.
208 Ídem.
209 Ídem.
210 Sobre este particular puede consultarse Rafael Badell Madrid, “La controversia territorial del Esequibo a través de la
cartografía”, Revista de Derecho Público, número 173-174, enero-junio, Caracas, 2023.
211 Hyung K. Lee, “Mapping the Law of Legalizing Maps: The Implications of the Mapping the Law of Legalizing
Maps: The Implications of the Emerging Rule on Map Evidence in International Law”, Washington International Law
Journal, Vol. 14, N° 1, 2005. pp. 159 y ss.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
102 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
visión particular del sujeto que los realiza. Estos mapas son precisamente los que obtienen
cierto carácter “oficial”, los cuales usualmente no son elaborados unilateralmente, sino
que son producto de comisiones mixtas, correspondencia diplomática entre Estados o
son realizados para representar los términos de un tratado internacional212. Los mapas
son muy importantes y su valor probatorio dependerá de su estándar de su neutralidad,
de las intenciones del cartógrafo al momento de su elaboración. Es preciso verificar si se
trata de un cartógrafo confiable e independiente de la controversia.
En este sentido, consideramos pertinente examinar varios de los mapas más relevantes
para la reclamación venezolana. A tal efecto, podemos clasificarlos cronológicamente en
tres etapas diferentes: (i) La primera, antes de la Capitanía General de Venezuela, (ii) La
segunda etapa corresponde a la Capitanía General de Venezuela y (iii) la última a la etapa
republicana. Por último, incluimos una breve referencia al tratamiento jurisprudencial
de la CIJ en lo relativo al valor probatorio de este tipo de instrumentos cartográficos.
A. C. Mapas de Venezuela
C.1. Antes de la Capitanía General de Venezuela
C.1.1. Planisferio de Juan de la Cosa del año 1500
Para el año 1498 exploradores españoles descubrieron y colonizaron estos territorios.
Cristóbal Colón lo hizo durante su tercer viaje en el Golfo de Paria y el Delta del
Orinoco y, más tarde, en 1499 Alonso de Ojeda incursionó en la costa de Guayana y
conquistó más de mil kilómetros de costa guayanesa por las zonas del río Orinoco y el
río Amazonas213. Es claro que correspondían a España los títulos sobre estas tierras, así lo
había representado el Planisferio de Juan de la Cosa, el primer mapamundi que incluyó
a América y que data del año 1500214:
Esta representación cartográfica permite deducir que los descubrimientos realizados
por Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa pertenecen a la Corona Española. En efecto, Juan
Rodríguez de Fonseca propuso a los monarcas la comprobación de los descubrimientos
de Colón, enviando una misión liderada por Alonso de Ojeda, acompañado por Juan de
la Cosa y Américo Vespucio215. Juan de la Cosa había asistido a los tres viajes colombinos
y era reconocido como un buen cartógrafo, lo que indica su vinculación y contribución
a los descubrimientos españoles216.
212 Allan Brewer-Carías y Leon Henrique Cottin (Eds.), (eds.), Geographical Report of the U.S Presidential Commission
Appointed to Investigate Upon the True Divisional Line Between the Republic of Venezuela and British Guiana.
Reproduction of VOL 3 (Geographical) of the Report and Accompanying Papers of the Commission Appointed by the
President of the United States “to Investigate and report upon the True Divisional Line between the Republic of Venezuela
and British Guiana. Washington, 1897, Academia de Ciencias Políticas y Sociales - Editorial Jurídica Venezolana,
Caracas, 2023. p. 4.
213 Véase en general el recuento detallado de títulos históricos de Venezuela sobre el territorio en reclamación en la obra
del académico Dr. Carlos Álamo Ybarra, ob. cit. Véase también Rafael Sureda Delgado, Venezuela y Gran Bretaña.
Historia de una usurpación, Tomo I, Trabajo presentado a la ilustre Universidad Central de Venezuela para ascender,
en el escalafón docente, a la categoría de Profesor Asistente, Caracas, 1974. p. 26.
214 Ídem.
215 Jesús Varela Marcos (coord.), Juan de la Cosa: La Cartografía Histórica de los Descubrimientos Españoles, Universidad
Internacional de Andalucía, 2011. p. 73.
216 Ibíd., p. 74.
Rafael Badell Madrid
103
217 Ídem.
218 Ibíd., p. 125.
219 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
104 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Una descripción más detallada de este mapa ha sido redactada y publicada por el
Instituto Geográfico Nacional, Servicio de Documentación Geográfica y Biblioteca de
España, la cual señala lo siguiente:
“Comprende parte de las cuencas del Amazonas y el Orinoco en el norte de América
del Sur. Representación sin marco, orientada al S., con una red de meridianos y
paralelos trazada cada grado en las latitudes y cada 1 ó 2 grados en las longitudes,
rotulada cada grado. Meridiano origen situado en la isla de Tenerife (ca.). Destaca
en rojo el Ecuador. En la parte superior se dispone el título y en la zona cercana al
ángulo inferior izquierdo la escala gráfica sin especificar las unidades. La orografía
se representa mediante montes de perfil. La hidrografía recoge la red principal
representada con doble margen y la secundaria sólo se refleja parcialmente. La
planimetría es muy escasa, casi inexistente, y refleja la división entre pueblos indígenas
(Arahuacos y Caribes) y aspectos de la exploración del terreno. La línea de costa y las
márgenes fluviales se realzan con franjas de color. La toponimia es escasa y se expresa
de forma manuscrita. Hay anotaciones manuscritas en todo el mapa. Este mapa es
una reproducción litográfica tardía de un mapa manuscrito de ca. 1560. En estos
años del s. XIX era común en multitud de disciplinas científicas o artísticas evocar
la gloria alcanzada en el pasado. El imperio colonial así como los descubrimientos y
exploraciones del Nuevo Mundo son parte de esa tradición” 220.
El historiador venezolano Manuel Donís Ríos señala que este mapa es una joya en
lo que se refiere a información sobre el territorio. Ello se debe fundamentalmente a
que en esta representación cartográfica aparece por primera vez la denominación de
Guyana y contempla las expediciones que los españoles habían efectuado en estos
territorios. Además, en la parte de la desembocadura de todos los ríos entre el Orinoco
y el Amazonas figura el nombre del cacique por medio del cual los españoles establecían
relaciones comerciales con los habitantes originarios221.
Este mapa fue presentado por Venezuela ante el Tribunal Arbitral de París y resultó
muy incómodo para los ingleses porque, según indica Donís Ríos, prácticamente los
forzó a reconocer que los españoles tenían para esa fecha un conocimiento total de la
región objeto de controversia y que, además, mantenían trato y entablaron relaciones de
comercio con los pobladores originarios de la zona.222 El mapa que comentamos puede
verse a continuación223:
220 Autor anónimo, “Mapa de los ríos Amazonas, Esequivo ó Dulce y Orinoco y de las Comarcas Adyacentes, Instituto
Geográfico Nacional, Servicio de Documentación Geográfica y Biblioteca, 1877-1560, España. Disponible en: https://
www.ign.es/web/catalogo-cartoteca/resources/pdfcards/card001559.pdf.
221 Véase Manuel Donís Ríos, “La controversia del Esequibo y los títulos territoriales”, Ciclo de Coloquios sobre
el Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y Sociales – Instituto de Derecho Público de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela, 18 de octubre de 2023. Disponible en: https://www.
youtube.com/watch?v=SA hVZiPnPUg&list=PLW l8-NrtB3x X PedzqY0FK _Q y_OTzbl0d-&index= 6&ab_
channel=InstitutodeDerechoP%C3%BAblicoUCV.
222 Ídem.
223 Fuente de la imagen utilizada: http://institutodeestudiosfronterizos1.blogspot.com/2008/09/los-lmites-de-la-
capitania-general-de.html.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
106 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Venezuela podría presentar este mapa ante la CIJ por varias razones. La primera es
que esta representación cartográfica constituye una prueba de que los españoles tenían
conocimiento detallado de la región entre los ríos Amazonas y Orinoco. Luego, la
indicación de relaciones comerciales y exploraciones españolas refuerza el argumento
de que España tenía presencia indiscutible y continuada en la región. Esta última
idea, en cotejo con las demás pruebas de ejercicio de soberanía por parte de España en
estos territorios, respalda los posteriores derechos de Venezuela sobre el territorio en
reclamación.
Además, la antigüedad del mapa y su independencia respecto de la controversia que
actualmente cursa ante la CIJ le dota de carácter neutral, lo que contribuye a destacar
su autenticidad. Por último, conviene tener presente que cuando Venezuela presentó
este mapa ante el Tribunal Arbitral de París en 1899 se generó una gran incomodidad
en los representantes del Reino Unido. Esto a su vez sugiere que esta representación
cartográfica tiene mucha fuerza y debería ser aprovechada, nuevamente, por Venezuela.
C.1.3. Mapa del primer viaje holandés a Guayana, elaborado por el holandés
Van Petten
El Mapa del primer viaje holandés a Guayana, elaborado por el holandés Van Petten,
es otra pieza cartográfica relevante para comprender la historia de la exploración en el
territorio Esequibo y la presencia europea en la región. A diferencia del mapa español
anteriormente mencionado, este mapa muestra la perspectiva y el conocimiento limitado
que tenían los holandeses sobre la zona en ese momento.
Al observar el mapa de Van Petten, puede notarse que se trata de una representación
menos detallada y precisa de la geografía de la región en comparación con el mapa español
anterior. Las líneas costeras y los ríos están dibujados de manera más generalizada, lo que
sugiere una falta de conocimiento geográfico profundo del área. Esto refuerza la idea de
Rafael Badell Madrid
107
que los holandeses estaban explorando y adquiriendo información sobre la zona durante
su primer viaje a Guayana.
La importancia de este mapa en la reclamación venezolana sobre el territorio Esequibo
radica es que demuestra la falta de conocimiento y presencia de los holandeses en la
región en comparación con España. Como se mencionó anteriormente, el mapa muestra
un nivel de detalle y conocimiento mucho mayor que el mapa de Van Petten. Esto
demuestra que la posición venezolana de que la reclamación británica sobre el territorio
Esequibo nunca estuvo respaldada por una ocupación legítima y un conocimiento
histórico serio de la región.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
108 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Este mapa es especialmente valioso porque permite apreciar que los holandeses
tenían un conocimiento bastante escaso de la región. Este hecho, en cotejo con los
mapas españoles presentados con anterioridad en este estudio, permitirían a Venezuela
argumentar ante la CIJ que la reclamación británica basada en la ocupación holandesa
carecía de un conocimiento preciso y detallado de la región. Ciertamente, la falta de
precisión en el mapa de Van Petten respalda la idea de que los holandeses estaban en las
primeras etapas de exploración y no tenían un control efectivo sobre el área.
La jurisprudencia pertinente de la CIJ indica que los mapas por sí mismos no
constituyen títulos territoriales. Sin embargo, Venezuela podría utilizar este mapa
adminiculado a sus legítimos títulos jurídicos e históricos -y a los demás mapas- para
argumentar que la presencia y el conocimiento holandés en la región eran limitados, lo
que debilita el fundamento de la reclamación británica.
C.1.4. Mapa “Amerique Meridional”, publicado por Nicolás Sansón en
1650
Este mapa fue elaborado por Nicolás Sansón, quien era seguidor de Hondius, Speed
y Gotfried y, al igual que ellos, ubicó Guiana en el interior. La única diferencia es que
Nicolás Sansón amplio la frontera sur de Guiana incluso más allá del Amazonas. Esto
mismo lo hizo Sansón con la línea que dividía Guiana de la región del Orinoco224.
224 Allan Brewer-Carías y Leon Henrique Cottin (Eds.), ob. cit., p. 21.
Rafael Badell Madrid
109
227 Ídem.
Rafael Badell Madrid
111
Sabemos que los mapas por sí mismos no tienen valor de títulos y que su eficacia
se limita a demostrar las aspiraciones de las partes “y especialmente hacen prueba contra
aquél que los hubiera elaborado por su carácter unilateral“228.
En sentido similar, el Dr. Héctor Faúndez indica que “Los mapas oficiales no constituían
(ni constituyen) un título de dominio o de adquisición de territorio y, procediendo de parte
interesada, tampoco constituían (ni constituyen) un medio de prueba de la extensión de los
territorios bajo el dominio soberano de cada Estado; pero sí son un valioso medio de prueba
228 Gabriel Ruan Santos, “Los títulos de la reclamación por la Guayana Esequiba. Especial referencia a la cláusula de
prescripción”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 165 julio-septiembre 2021, Caracas, 2021.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
112 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
de la contraparte, para mostrar hasta dónde llegaban las pretensiones territoriales de quien,
alguna vez, exhibió esos mapas como oficiales“229.
Para 1750 no había sido creada la Capitanía General de Venezuela, pero sí se había
celebrado el Tratado de Münster el 24 de octubre de 1648, por medio del cual el Reino
de España cedió a Holanda los campamentos de Demerara, Berbice y Esequibo. Sin
embargo, todos los territorios objeto de cesión se encontraban al este del río Esequibo.
De lo anterior se concluye que todos los territorios ubicados al oeste del río
Esequibo pertenecían al Reino de España. Ello tiene por consecuencia que luego de su
independencia Venezuela sucedió al Reino de España en sus derechos sobre estas tierras.
Lo anterior incluye el espacio geográfico que se reputa en este mapa como Guayana
Española.
Luego, los holandeses intentaron establecer nuevos puestos en el río Cuyuní entre
1754 y 1772. Sin embargo, estos intentos fueron repelidos por los españoles “que habían
ampliado la ocupación con infinidad de pueblos y aldeas, a parte de las numerosísimas
misiones religiosas llegadas al territorio“ 230.
El 4 de junio de 1762, el Rey de Castilla, “expidió en Aranjuez un real título erigiendo
toda la Guayana en Comandancia separada, con inmediata subordinación al Virreinato de
Nueva Granada”.231 Luego, el 5 de mayo de 1768, se estableció mediante Real Cédula
que el límite sur de Guayana sería el río Amazonas y la separó de Nueva Andalucía 232.
Este mapa, bien utilizado por la representación de Venezuela ante la CIJ, serviría para
apoyar los argumentos y demás evidencia sobre los legítimos títulos de España sobre el
territorio en disputa, los cuales fueron cedidos posteriormente a nuestro país. En efecto,
la denominación de la región como Guayana Española en el mapa refuerza la posición
de Venezuela al sugerir una histórica consideración y denominación del territorio como
parte de los dominios de la corona española.
Desde luego esta representación cartográfica debe acompañar a los tratados
internacionales que sustentan la legítima reclamación venezolana sobre el territorio
controvertido. Entre ellos, el Tratado de Madrid de 1750, pero también la reacción de
los españoles entre 1754 y 1772 contra los intentos holandeses de ocupar el territorio.
También deberá tomarse en cuenta la emisión de un real título y una real cédula en 1762
y 1768, respectivamente, que respaldan la fijación de verdaderos límites oficiales.
De manera que este mapa, adminiculado con el resto de las pruebas –tal como lo
exige la jurisprudencia de la CIJ sobre el valor de los mapas-, constituye un elemento
229 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 78.
230 Ibíd., pp. 30-31.
231 Ibíd., p. 17.
232 Allan Brewer-Carías, “La formación de la república y de su territorio en las constituciones del siglo XIX. Un legado
del proceso constitucional que comenzó con la Ley Fundamental de la República de Colombia promulgada por Simón
Bolívar, en Angostura, el 17 de diciembre de 1819”, en el Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número
164 abril-junio, Caracas, 2021.“En 1768 se agregó a la Provincia la Comandancia General del Orinoco y Río Negro, cuyos
linderos llegaban por el sur hasta el Amazonas”.
Rafael Badell Madrid
113
233 Allan Brewer-Carías y Leon Henrique Cottin (eds.), ob. cit., p. 37.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
114 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
La importancia de los dos primeros mapas de William Delisle es que son claves para
comprender e interpretar correctamente el tercer mapa de William Delisle publicado en
1722. En este último mapa, William Delisle nombra “Terre Ferme” a la región del norte
de Sudamérica, identificando la parte occidental como “Castille d’or” y la parte oriental
como “Goyane.”:
Realmente William Delisle no dejó una explicación escrita de sus mapas, pero
frecuentemente se hace referencia a una “Introducción” en su “Atlas Nouveau”, que
confirma la interpretación de los límites como una simple separación entre las áreas
civilizadas y no civilizadas. Ese fue el motivo de los cambios efectuados por William
Delisle en estos tres mapas, los cuales no implican la intención de designar territorio
holandés en Guayana como erróneamente se ha pretendido hacer creer. Por lo tanto,
William Delisle no tuvo intención de establecer fronteras políticas mediante sus mapas.
El mapa de 1700, al etiquetar toda la región como territorio español, respalda la
posición de Venezuela. Sin embargo, el informe de la Comisión Cleveland da cuenta de
que los cambios en los mapas y el bajo nivel de detalles del mapa de 1703 indican que la
Rafael Badell Madrid
115
intención de Delisle no era establecer límites precisos, lo que podría interpretarse como
una ausencia de intenciones claras de establecer fronteras políticas en la región.
Si Guyana, por algún motivo, invocara alguno de estos mapas en el proceso ante
la CIJ, Venezuela podría sostener que la verdadera finalidad de estos mapas no era más
que reflejar una separación entre áreas civilizadas y no civilizadas. De esta manera, la
representación de Venezuela ante la CIJ atacaría la fiabilidad técnica del mapa al sugerir
que la representación no tenía implicaciones territoriales precisas.
La realidad es que no había certeza con relación a las fronteras del territorio de Guayana
en aquella época. Esto queda demostrado por la correspondencia intercambiada entre la
Cámara de Zeeland Chamber y el Gobernador holandés Storm van ‘s Gravesande, la
cual deja claro la falta de definición de las fronteras del referido territorio235.
En un punto anterior se analizaron los mapas de Nicolás Sansón y William Delisle.
Tal como se afirma en el Reporte elaborado por la Comisión designada por el Presidente
de los Estados Unidos de América, Grover Cleveland, para investigar y reportar la
verdadera línea divisoria entre la República de Venezuela y la Guayana Británica
publicado 1897, los trabajos de Sansón fueron correctamente comprendidos por sus
seguidores cercanos, pero malinterpretados por los más lejanos. William Delisle, por su
parte, fue poco comprendido debido a las numerosas malinterpretaciones de sus trabajos
por parte de Jean-Baptiste B. D’Anville236.
De manera que Jean-Baptiste B. D’Anville, a pesar de ser un prestigioso geógrafo,
copió la línea de límite de Delisle sin comprender su significado original. En efecto,
el hecho de simplemente copiar la línea de Delisle y atribuirles significado político
en un grave error que sigue teniendo repercusiones en el presente. Como señalamos
al referirnos a los trabajos de Delisle, la evidencia disponible indica que sus trazados
nunca obedecieron a fines políticos, la interpretación correcta es que tales las líneas de
Delisle sólo pretendían distinguir las áreas habitadas por quienes consideraban salvajes
y quienes no lo eran.
Por lo tanto, la línea de D’Anville pasó a la historia como una línea arbitraria, basada
en una mala interpretación y que no se fundamenta en una investigación histórica y
cartográfica sólida 237.
Lamentablemente la línea de D’Anville fue reproducida por varios cartógrafos
posteriores que no advirtieron este error y profundizaron al problema al propagarlo sin
cuestionarlo hasta llegar a los trabajos de Robert Hermann Schomburgk.
Este mapa en particular podría ser desacreditado por la representación de Venezuela
ante la CIJ con fundamento en los errores de interpretación de D’Anville respecto de los
trabajos de Delisle. Esta mala interpretación se tradujo en la atribución de significado
político a una demarcación realmente no tenía dicho carácter.
Al describir la línea de D’Anville como arbitraria y basada en malinterpretaciones,
se refuerza la idea de que no tiene una base legítima. De manera que este mapa no goza
de la fiabilidad técnica requerida por la jurisprudencia de la CIJ para ser valorado en
conjunto con otros elementos probatorios. En efecto, a pesar del prestigio de D’Anville,
las investigaciones de la Comisión Cleveland ponen de relieve los errores subyacentes de
esta representación cartográfica. Mal podría la CIJ otorgar algún valor a un documento
que contiene errores interpretativos tan graves. La misma lógica aplica para los mapas
que, basados en este, reflejen los mismos vicios en su contenido.
C.2. Durante la Capitanía General de Venezuela
La Capitanía General de Venezuela fue creada mediante Real Cédula de 8 de
septiembre de 1777. Ese mismo año se dispuso la separación de las provincias de Cumaná,
Guayana y Maracaibo e Islas de Trinidad y Margarita del Virreinato y Capitanía General
del Nuevo Reino de Granada para incorporarlas a la Capitanía General de Venezuela 238.
Dos años después, en 1779, José de Ávalos, Intendente General de Venezuela, autorizó
al oficial José Felipe de Inciarte, para que desarrollara labores de reconocimiento y
población en la zona oriente del Bajo Orinoco239.
C.2.1. Mapa “Caracas and Guyanas” de 1790
En 1790 se publicó un nuevo mapa titulado “Caracas and Guyanas” al igual que el
mapa publicado en 1750, indica cuál era el territorio de la Guyana Española (Spanish
Guyana) cuya frontera oriental coincide, precisamente, con el río Esequibo.
Esta representación cartográfica tiene un gran valor al señalar cuales eran los
dominios del Reino de España para el momento. Este mapa fue realizado luego de la
celebración del Tratado de Münster de fecha 24 de octubre de 1648. Con ello queda
demostrado que ya para el año de realización de este mapa (1790) el Reino de España
había cedido a Holanda los campamentos de Demerara, Berbice y Esequibo; todos ellos
ubicados el este del río Esequibo.
238 Cfr. Irene Loreto González, Génesis del constitucionalismo en Venezuela, Centro de Investigaciones Jurídicas, Caracas,
2005. p. 74.
239 Cfr. Carlos Álamo Ybarra, ob. cit., p. 19.
Rafael Badell Madrid
119
240 De hecho, en la investigación cuya realización fue acordada por el Congreso de los Estados Unidos a instancia del
Presidente Grover Cleveland en fecha de 21 de diciembre de 1895 para investigar a profundidad todo lo relacionado
con la controversia entre Venezuela y el Reino Unido, fueron tomados en cuenta estos asentamientos misionales que,
como señalamos, fungen como instrumentos de ocupación efectiva del territorio en disputa.
241 Carlos Sosa Rodríguez, ob. cit., p. 121.
242 Véase Mapa Geográfico de América Meridional. Disponible en: https://www.davidrumsey.com/luna/servlet/detail/
RUMSEY~8~1~3373~330002:Mapa-Geografico-de-America-Meridion.
Rafael Badell Madrid
121
Los expertos jesuitas, Ojer y González, relatan que los holandeses tuvieron sólo
puestos insignificantes que duraron muy poco tiempo y que constituían violaciones al
Tratado de Münster. Sostienen que cuando se firmó el Tratado de Londres en 1814 el
Reino Unido obtuvo el territorio de la Guayana Británica. Sin embargo, el límite con
Venezuela siempre estuvo situado en el río Esequibo. Esto consta en el Mapa de Cruz
Cano, publicado por Francisco de Miranda en 1799 con el beneplácito del gobierno
británico.
C.3. Durante la etapa republicana
C.3.1. Carta de la República de Colombia dividida en 12 departamentos en
1824 elaborado por Agustín Codazzi
En el año 1840 los límites de la República de Colombia establecidos de conformidad
con el principio del uti possidetis iuris fueron representados gráficamente en la Carta de
la República de Colombia dividida en 12 departamentos en 1824, incluido en el Atlas Físico
y Político de la República de Venezuela elaborado por el coronel de ingenieros Agustín
Codazzi.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
122 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Carta de la República de Colombia dividida en 12 departamentos en 1824. Tomado del Atlas Físico y Político de la República
de Venezuela elaborado por Agustín Codazzi244.
245 Allan Brewer-Carías y Leon Henrique Cottin (eds.), ob. cit., pp. 62 y ss.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
124 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
posición relativa de los ríos Barima y Amacura, al igual que otros detalles del interior de
la región246.
En general, podríamos decir que John Arrowsmith mejoró las características
originales del Mapa de Cruz Cano utilizando datos más actualizados sobre la región.
De hecho, el mapa de John Arrowsmith “Map of British Guiana” publicado en 1839 es
considerado una fiel representación de la geografía de la región para esa época 247:
249 Isidro Morales Paúl, “El juicio arbitral sobre la Guayana Esequiba de 1899 y la violación de los principios del debido
proceso en perjuicio de Venezuela”, en Tomás Enrique Carrillo Batalla, La reclamación venezolana sobre la Guayana
Esequiba, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Serie Eventos 2, Caracas, 2008. p. 343. Véase también Allan
Brewer-Carías y León Henrique Cottin (eds.), ob. cit., pp. 64. En la última obra citada se afirma que John Arrowsmith
ubicó correctamente el río Barima al este del Amacura, a diferencia de Bouchenroeder, quien había intercambiado sus
nombres. Esta confusión en los nombres llevó a un malentendido sobre la ubicación de un “Ancien Poste Hollandaise”
en el mapa de Bouchenroeder, que en realidad estaba en el río Amacura y no en el río Barima.
250 Allan Brewer-Carías y Leon Henrique Cottin (Eds.), ob. cit., pp. 65 y ss.
251 Ibíd., pp. 66-67.
252 Ibíd., p. 68.
253 Carlos Sosa Rodríguez, ob. cit., p. 122.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
126 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Esta primera línea Schomburgk estableció como frontera un territorio de 4.920 km2
más allá del río Esequibo, concretamente “en el área comprendida desde la costa, entre
las desembocaduras de los Ríos Esequibo y Moroco; la línea curva que sigue el curso del río
Moroco hasta llegar a la confluencia de los ríos Mazaruni y Cuyuní con el Esequibo y por
último el Río Esequibo aguas abajo hasta su desembocadura en el mar.“254
Sin embargo, como veremos más adelante, esta fue la menor de todas las pretensiones
británicas reflejadas mediante la cartografía. La razón más convincente es que, para 1835,
Schomburgk todavía no actuaba en representación de los intereses del Reino Unido.
Es importante destacar que, aunque es la menos agresiva en comparación con las
futuras delimitaciones inglesas, la primera línea Schomburgk fue construida sobre la
254 Ídem.
Rafael Badell Madrid
127
255 Isidro Morales Paúl, “El juicio arbitral sobre la Guayana Esequiba de 1899 y la violación de los principios del debido
proceso en perjuicio de Venezuela”, ob. cit., p. 342.
256 Ídem.
257 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 13.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
128 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Mapa Político de la República de Venezuela en 1840. Tomado del Atlas Físico y Político de la República de Venezuela
elaborado por Agustín Codazzi258.
260 Ley de 28 de abril de 1856, que establece la División Territorial de la Republica aprobada y sancionada por parte del
Congreso de la República de Venezuela. Disponible en: https://docs.venezuela.justia.com/federales/leyes/ley-del-28-
de-abril-de-1856-que-establece-la-division-territorial-de-la-republica-de-venezuela.pdf
261 Ídem.
262 Ídem.
263 Ídem.
264 Véase Josmar Fernández, “La controversia del Esequibo y los títulos territoriales”, Ciclo de Coloquios sobre el
Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y Sociales – Instituto de Derecho Público de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela, 18 de octubre de 2023. Disponible en: https://www.
youtube.com/watch?v=SA hVZiPnPUg&list=PLW l8-NrtB3x X PedzqY0FK _Q y_OTzbl0d-&index= 6&ab_
channel=InstitutodeDerechoP%C3%BAblicoUCV.
265 Véase Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 11. Véase también Isidro Morales Paúl, ob. cit.,
pp. 309 y ss.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
130 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Cuando el geógrafo Robert Hermann Schomburgk trazó esta segunda línea, basada
en el Mapa de Arrowsmith de 1832, fue más allá del trabajo cartográfico. En efecto,
en esa oportunidad levantó postes con las iniciales de la Reina Victoria, marcó árboles
e hizo actos de posesión en los territorios que abarcaba la línea, llegando hasta Punta
Barima en la misma desembocadura del río Orinoco.
Esta nueva línea trazada por Schomburgk fue rechazada por Venezuela e incluso por
el propio por el Foreign Office del Reino Unido y por la Colonial Office, por considerarla
sesgada y parcializada, aunque en verdad este trazado obedecía a órdenes del gobierno
británico con un claro interés en el potencial minero de la zona 266.
En 1840 Robert Schomburgk recibió la Gran Medalla de Oro de la Sociedad
Geográfica por su libro “A Description of British Guiana” y por sus informes científicos,
que fueron publicados un año después.
El 7 de septiembre de 1841 el Ministro de las Colonias, Lord Stanley, firmó una
minuta que indicaba “Los mapas en mi poder [Mapas de Schomburgk] no nos permiten
ver el curso seguido por el Sr. Schomburgk y él no presta facilidades para hacer un
trazado del mismo. Extractos de este informe deben comunicarse a la Real Sociedad
de Geografía, pero debe tenerse cuidado en no insertar acusaciones vagas contra el
Gobierno de Venezuela, las cuales, aunque posiblemente fundadas, carecen de la
autoridad suficiente y aunque la tuvieran quizás no proporcionarían ventaja alguna sí
se publicaran. El Sr. Schomburgk no proporciona ningún dato en que fundamentar la
frontera reclamada por él, que según él define una y otra vez, fundamenta los ‘indudables’
derechos de la Corona Británica”267.
En ese mismo momento, septiembre de 1841, Venezuela protestó estos hechos
y envió a Londres al diplomático Alejo Fortique, quien con la ayuda del historiador
Rafael María Baralt tenía la misión de aclarar la situación y alcanzar una solución.
El diplomático Alejo Fortique y el Secretario de Relaciones Exteriores de Inglaterra,
Lord Aberdeen, cruzaron al menos siete misivas entre noviembre de 1841 y enero de
1842. A través de ellas Alejo Fortique pidió a Lord Aberdeen la remoción de los postes
levantados por Robert Schomburgk; la eliminación de un puesto militar levantado en
territorio venezolano en el que se había izado la bandera británica y que se accediera a la
negociación de un tratado con el fin de fijar la frontera entre ambos territorios.
266 Véase Hermann González Oropeza y Pablo Ojer, ob. cit., p. 11. Véase también Isidro Morales Paúl, “El juicio arbitral
sobre la Guayana Esequiba de 1899 y la violación de los principios del debido proceso en perjuicio de Venezuela”, ob.
cit., pp. 309 y ss. El Dr. Morales Paúl indicó en su trabajo lo siguiente: “El Laudo Arbitral, prototipo de lo que no debe
ser un Laudo, siguió la falsa línea Schomburgk, que solo era una aspiración inglesa aparentemente trazada por quien copió
otros cartógrafos en la misión de complacer a su cliente y patrón”.
267 William Dávila Barrios (ed.), ob. cit., p. 135.
Rafael Badell Madrid
131
tinta en un mapa. El Secretario de Relaciones Exteriores inglés expresó que esto no debía
percibirse como el ejercicio de actos de soberanía.
Ante la insistencia de Alejo Fortique, quien defendió con vehemencia la posición
del gobierno venezolano, el 31 de enero de 1842 el gobierno inglés, por intermedio del
Secretario de Estado de las Colonias, Edward George Geoffrey Smith Stanley, instruyó al
gobernador de la Guayana Británica, Henry Light, la remoción de los postes levantados
por Robert Schomburgk 268. Al regresar a Londres, Robert Schomburgk fue nombrado
caballero el 26 de diciembre de 1844 y enviado como cónsul británico a Santo Domingo
el 25 de mayo de 1848269. No hay casualidades en esta historia.
C.3.6. Mapa Caracas and Guiana publicado en 1860
En cuanto a los elementos probatorios que llevan a la convicción de que Venezuela
siempre ha tenido legítimos derechos sobre el territorio en disputa no podemos ignorar la
importancia de un mapa publicado en 1860 bajo el título “Caracas and Guiana”:
Este mapa representa el territorio que correspondía al Reino de España y sobre esa
porción de espacio geográfico indica Spanish Guiana, en clara referencia a lo que antes
de la independencia de Venezuela era la Guayana Española.
Asimismo, señala expresamente que el territorio de la Guayana Holandesa, marcada
en el mapa como Dutch Guiana, comienza al este del río Esequibo. Ese territorio es el
que había cedido el Reino de España a Holanda a través del Tratado de Münster del 24
de octubre de 1648.
C.3.7. Mapa de una parte de Venezuela y de la Guayana Británica
demostrativo del avance de las pretensiones inglesas en el territorio
venezolano, elaborado por T. Hayward Gignilliat publicado en 1896
El “Mapa de una parte de Venezuela y de la Guayana Británica demostrativo del
avance de las pretensiones inglesas en el territorio venezolano” elaborado por T. Hayward
Gignilliat y publicado en 1896 formó parte del Libro Amarillo de los Estados Unidos
de Venezuela que presentó el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Pedro
Ezequiel Rojas, ante el Congreso durante el mandato del Presidente Joaquín Crespo270.
Los resultados de la investigación de la comisión presidencial ratificaron el inmenso
valor de esta representación cartográfica.
En el Mapa se grafican las múltiples demarcaciones unilaterales del Reino Unido
y reflejaba el deseo del Reino Unido de abarcar mayores territorios en el mundo. La
leyenda, incluida al pie del documento: “En 1814 Inglaterra adquirió de los Holandeses
unas 20.000 millas cuadradas de tierra en Guayana. De 1839 a 1841 comisionó a Sir
Robert Schomburgk, sin conocimiento o anuencia de Venezuela, para trazar una línea que
abarcaba cerca de 60.000 millas cuadradas de territorio. Para 1885 dicho territorio había
ido extendiéndose a fuerza de alteraciones de la mencionada línea hasta medir 76.000 millas
cuadradas. El año siguiente creció de un salto hasta 109.000 millas cuadradas. Venezuela
nunca ha reconocido ninguna de estas líneas ni aun como señal de territorio en disputa”271.
El mapa elaborado por Thomas Heyward Gignilliat en 1896 demuestra como la
reclamación británica fue aumentando progresivamente, según los intereses del Reino
Unido. Las líneas trazadas por Robert Schomburgk eran cada vez más ambiciosas y
dejaron ver con claridad la insaciable geofagia británica. Aunque la línea Aberdeen
redujo esas pretensiones en 1844, en 1881 se adoptó la línea de Granville, que continuaba
expandiéndose hacia el oeste. Luego, en 1886, apareció la línea de Rosebery, que era aún
más insaciable que la anterior, seguida por la línea de Salisbury en 1890, que continuó
avanzando y formulando nuevas pretensiones territoriales en 1893272.
270 Véase en Andrés Eloy Burgos Gutiérrez (ed.), Memorias de Venezuela, número 34, enero-febrero 2016, Ministerio del
Poder Popular para la Cultura - Centro Nacional de la Historia, Caracas, 2016. p. 37.
271 Ídem.
272 Sobre esto véase el prólogo realizado por el Dr. Héctor Faúndez Ledesma a nuestra obra más completa sobre el tema en
Rafael Badell Madrid, La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, ob. cit.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
134 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Es importante destacar que este mapa tiene carácter oficial, respaldado por su
reproducción en la década de 1960 por el Ministerio de Obras Públicas a solicitud del
Ministerio de Relaciones Interiores276. A continuación, puede verse la representación
cartográfica que comentamos277:
275 Oscar J. Márquez, “La Evidencia Cartográfica de los Derechos de España y Venezuela hasta el Río Esequibo.
X. Parte”, entrada del lunes, 28 de abril de 2014, consultado el 23 de octubre de 2023. Disponible en: http://
cartografialaguayanaesequiba.blogspot.com/2014/04/.
276 Véase Josmar Fernández, “La controversia del Esequibo y los títulos territoriales”, Ciclo de Coloquios sobre el Esequibo,
Academia de Ciencias Políticas y Sociales – Instituto de Derecho Público de la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Políticas de la Universidad Central de Venezuela, 18 de octubre de 2023. Disponible en: https://www.youtube.com/
watch?v=SAhVZiPnPUg&list=PLWl8-NrtB3xXPedzqY0FK_Qy_OTzbl0d-&index=6&ab_channel=InstitutodeDer
echoP%C3%BAblicoUCV.
277 Oscar J. Márquez, “La Evidencia Cartográfica de los Derechos de España y Venezuela hasta el Río Esequibo. X. Parte”,
ob. cit.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
136 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Según lo establece la leyenda del mapa, ubicada en la parte superior derecha, además
de las estaciones venezolana de policía, en esta representación se ilustran la línea primitiva
de Schomburgk de 1840, la del Dr. Fortique de 1844, la de Lord Aberdeen en 1844, la
extrema pretensión británica de 1880, la línea del Dr. Rojas de 1881, la de Granville
de 1881, la de Lord Rosebery 1886, la línea alterada de Schomburgk, la denominada
línea “Caprichosa de arbitraje” de Lord Salisbury de 1890, la de Sanderson de 1890 y la
denominada línea “Caprichosa de arbitraje” de Lord Rosebery en 1893.
C.3.9. Mapa de la Región Limítrofe con la Guayana Británica, publicado
por la Dirección de Cartografía Nacional de la República de Venezuela.
Incluido en el informe de los expertos Hermann González Oropeza y Pablo
Ojer
Por lo que se refiere a la regla de la prescripción, incluida del artículo IV del Tratado
de Washington, el referido informe permite concluir que aun asumiendo la regla de la
prescripción de la forma incorrecta como fue interpretada por los ingleses, de ella no se
deduce la posibilidad de otorgar el enorme territorio que se adjudicó al Reino Unido.
En efecto, está demostrado en el mapa incluido en el informe que el territorio que
podía adquirir el Reino Unido mediante la regla de prescripción era mucho menor al
que el laudo le adjudicó finalmente. En el mapa se observa con claridad cuáles fueron los
territorios ocupados por los ingleses en 1840; después, entre 1886 y 1890 y, luego con
posterioridad a 1890.
De forma que la cláusula de prescripción no era aplicable a un territorio tan vasto
como el que finalmente se adjudicó al Reino Unido, al contrario, la regla de prescripción
sólo podía aplicarse sobre una porción territorial considerablemente más pequeña.278
Sin duda, el territorio reflejado en el mapa es notablemente inferior al que se
le adjudicó al Reino Unido en el Laudo arbitral de París, pues, incluso en la peor de
las interpretaciones, eran estos los territorios a los que podía aplicarse la regla de la
prescripción.
Por ello el Laudo arbitral de París aplicó erróneamente la regla de prescripción en
favor del Reino Unido, con lo que violó el artículo IV del tratado de arbitraje y, en
consecuencia, incurrió en el vicio de exceso de poder.
278 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 15.
Rafael Badell Madrid
137
C.3.10. Mapa preparado por la Colonial Office del Reino Unido para
ilustrar las instrucciones del gobierno británico dirigidas a sus dos árbitros
en París, a través de Sir Richard Webster
El Mapa preparado por la Colonial Office del Reino Unido fue utilizado por
el gobierno del Reino Unido para dar instrucciones a los árbitros británicos que
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
138 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
conformaron el Tribunal Arbitral de París. Este mapa revela una preocupante falta de
imparcialidad y evidente colusión que tuvo lugar durante el tribunal arbitral de 1899279.
Es alarmante que los árbitros seleccionados para resolver la disputa territorial
entre Venezuela y el Reino Unido no fueran imparciales. La justicia y la equidad son
fundamentales en cualquier proceso de arbitraje, pero en este caso, la presencia de una
indicación explícita sobre el territorio aurífero deseado por el Reino Unido demuestra
una clara inclinación hacia los intereses británicos. Esto comprometió la integridad del
tribunal y eliminó cualquier posibilidad de un juicio justo y objetivo.
Además, la colusión entre los abogados de parte y los árbitros es otro aspecto que
debe destacarse. El mapa ilustra una coordinación evidente entre los intereses británicos
y los árbitros designados para tomar la decisión final. Esta colusión viola los principios
fundamentales del arbitraje, que requieren que los árbitros sean imparciales y se guíen
únicamente por la evidencia y los argumentos presentados en el proceso. En lugar de
buscar la justicia y la equidad, parece que el objetivo principal era obtener la decisión
más favorable para el Reino Unido, sin importar las consecuencias para Venezuela.
Como resultado de esta falta de imparcialidad y colusión del tribunal arbitral,
Venezuela perdió el territorio controvertido, lo que representa una grave injusticia
histórica. La pérdida de un territorio de tal importancia para el desarrollo y la soberanía
del país tuvo un impacto duradero en nuestra nación que, aún hoy, continúa causando
graves consecuencias.
El proceso arbitral de 1899 fue un ejemplo claro de cómo los intereses políticos
y económicos pueden influir en los resultados legales, a expensas de la justicia, todo
bajo una visión colonialista de las relaciones internacionales según la cual los Estados
más fuertes podían imponerse sobre los Estados más débiles mediante la fuerza o una
aparente solución de derecho.
279 Para un estudio más detallado de los vicios del Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899 y, en particular, sobre
el vicio de nulidad por falta al deber de imparcialidad de los árbitros véase Rafael Badell Madrid, La reclamación
de Venezuela sobre el territorio Esequibo, ob. cit., pp. 172 y ss. En el mismo sentido véase Rafael Badell Madrid, “La
nulidad del Laudo de París del 3 de octubre de 1899”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número
165, Caracas, 2021.
Rafael Badell Madrid
139
C.3.11. Mapa utilizado por las autoridades británicas para instruir a sus
árbitros y abogados respecto de la decisión más favorable al Reino Unido
El Sketch Map of British Guiana también fue utilizado por las autoridades británicas
para transmitir instrucciones a sus abogados y árbitros, al igual que el Mapa preparado
por la Colonial Office que acabamos de analizar. Este mapa confirma la grave violación
del deber de imparcialidad e independencia por parte de los árbitros que conformaron
el Tribunal Arbitral de París en 1899. La violación del deber de imparcialidad e
independencia en este caso se deduce, entre otros elementos, del uso del Sketch Map of
British Guiana por parte de las autoridades británicas para transmitir instrucciones a sus
abogados y árbitros.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
140 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Es sorprendente y preocupante que este mapa estableció en julio de 1899, tres meses
antes que se dictara la decisión arbitral, una línea idéntica a la que posteriormente
determinó el Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899, tal como se deduce de la
nota al pie incluida en el mapa por los expertos Jesuitas Hermann González Oropeza y
Pablo Ojer.
Esto viene a confirmar las serias dudas que existen sobre la transparencia del proceso
y sugiere una colusión entre los árbitros que conformaron el tribunal y los abogados
designados por el Reino Unido para atender el caso280.
La existencia de este mapa implica que los árbitros nunca actuaron en respeto de
los deberes de imparcialidad e independencia, inherentes a toda función jurisdiccional.
Antes y por el contrario, la conducta de los árbitros revela una clara falta de transparencia
en el proceso arbitral que se verifica en dos claras situaciones: (i) mediante la componenda
con los abogados de una de las partes y (ii) al haber incurrido en prejuzgamiento respecto
del fondo del asunto, sin dar mayor relevancia a las pruebas ofrecidas por Venezuela.
La existencia de un mapa que representa una línea territorial análoga a la que
finalmente fue determinada en el Laudo Arbitral es un hecho intrigante. La función de
los árbitros en un proceso de arbitraje es analizar y evaluar objetivamente los argumentos
y la evidencia presentada por ambas partes. Sólo luego de los pasos antes señalados el
tribunal arbitral toma una decisión, que al tratase de un arbitraje en derecho debió estar
basada únicamente en el derecho aplicable y los hechos. Sin embargo, la existencia de
este mapa sugiere que los árbitros ya tenían una idea preconcebida de cómo debería ser
la línea territorial antes de iniciar el proceso arbitral.
Sin embargo, en este caso, el mapa revela una falta de transparencia y un acuerdo
entre las partes británicas y los árbitros para lograr una decisión favorable para el Reino
Unido, en detrimento de Venezuela.
280 Véase Otto Schoenrich, ob. cit. En el material citado se indica que: “El señor Mallet-Prevost afirmó que él estaba
seguro de que la actitud de los miembros británicos y el miembro ruso del Tribunal Arbitral era el resultado de una
negociación entre Gran Bretaña y Rusia por el cual las dos Potencias indujeron a sus representantes en el Tribunal a
votar como lo hicieron, y Gran Bretaña probablemente dio a Rusia ventajas en otra parte del globo”. Como expresamos
en Rafael Badell Madrid, La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, ob. cit., p. 526: “El 31 de agosto de
1907, varios años después de la ejecución coactiva del Laudo Arbitral de París, tuvo lugar un hecho que respalda la
veracidad de las sospechas de Mallet-Prevost. En esa fecha, se firmó el Tratado Anglo-Ruso de Mutua Cordialidad
que alivió las tensiones entre Rusia y el Reino Unido en Asia Central y mejoró las relaciones entre ambos países; con
la convención tuvo lugar la independencia de Afganistán, de Persia y de Tíbet”. Así lo confirmó antes el Dr. Gros
Espiell cuando observó que: “La aproximación anglo-rusa, iniciada en 1895, de acuerdo a las ideas que Martens había
expuesto ya en 1879, se concretaría final y definitivamente en la Convención Relativa a Persia, Afganistán y Tibet,
firmada en San Petersburgo por Isvlasky, Ministro de Relaciones Exteriores del Imperio ruso y Nicolson, Embajador
inglés, el 31 de agosto de 1907”. Sobre esta última referencia véase in extenso Héctor Gros Espiell (trad.), Rusia e
Inglaterra en Asia Central, traducida y comentada por Héctor Gros Espiell, Ediciones de la Presidencia de la República,
Caracas, 1981.
Rafael Badell Madrid
141
francesas a las autoridades siamesas fue reconocida de forma clara y que, en todo caso,
exigían una protesta en caso de desacuerdo.
Además, en esta sentencia la CIJ reconoció expresamente el principio qui tacet
consentire videtur si loqui debuisset ac potuisset, como fundamento de la aquiescencia. En
efecto, la CIJ estableció lo siguiente:
“Tailandia ha alegado que esta comunicación de los mapas por parte de
las autoridades francesas fue, por así decirlo, ex parte, y que Tailandia no
pidió ni dio ningún reconocimiento formal de la misma. De hecho, como se
verá más adelante, no hay duda de que se hizo un reconocimiento de manera muy
definida; pero incluso si fuera de otra manera, está claro que las circunstancias
eran tales que exigían alguna reacción, dentro de un plazo razonable, por
parte de las autoridades siamesas, si deseaban estar en desacuerdo con
el informe o tenían alguna cuestión seria que plantear al respecto. No lo
hicieron, ni entonces ni durante muchos años, por lo que debe considerarse
que consintieron. Qui tacet consentire videtur si loqui debuisset ac potuisset”281.
(Resaltado añadido)
Recapitulando, el fallo de la CIJ en el caso Camboya contra Tailandia (Temple of
Preah Vihear) se pronunció respecto de la aquiescencia en relación con los mapas que
delineaban la frontera entre ambos países. Al efecto la CIJ destacó la importancia de
del principio qui tacet consentire videtur si loqui debuisset ac potuisset (el que calla, parece
consentir, si debió y pudo hablar). En este sentido, la CIJ consideró que las circunstancias
exigían una reacción por parte de las autoridades tailandesas si no estaban de acuerdo
con los mapas presentados, y al no hacerlo en un plazo razonable, se consideró que
habían consentido.
D.2. Sentencia del 24 de febrero de 1982: Caso Túnez contra Libia
(Continental Shelf )
En el caso relativo a la controversia sobre la plataforma continental, sostenida entre
Túnez y Libia, decidido mediante sentencia del 24 de febrero de 1982282, la CIJ reconoció
que los mapas son elementos fundamentales para tomar decisiones. Dado que el criterio
de la distancia era relevante en la definición de los límites de la plataforma continental y
la zona económica exclusiva, los mapas proporcionaron una representación visual de las
características geográficas. Al respecto la CIJ señaló que:
“Es importante destacar que el único propósito de la descripción que sigue es esbozar
el contexto, y no definir legalmente el área de delimitación ni expresar cómo la
281 Véase International Court of Justice, “Judgement of 15 June 162”, p. 21. Disponible en: https://www.icj-cij.org/sites/
default/files/case-related/45/045-19620615-JUD-01-00-EN.pdf. El texto original indica lo siguiente: “It has been
contended on behalf of Thailand that this communication of the maps by the French authorities was, so to speak, ex parte,
and that no forma1 acknowledgment of it was either requested of, or given by, Thailand. In fact, as will be seen presently,
an acknowledgment by conduct was undoubtedly made in a very definite way; but even if it were otherwise, it is clear that
the circumstances were such as called for some reaction, within a reasonable period, on the part of the Siamese authorities,
if they wished to disagree with the map or had any serious question to raise in regard to it. They did not do so, either then
or for many years, and thereby must be held to have acquiesced. Qui tacet consentire videtur si loqui debuisset ac potuisset.”
Traducción libre para este estudio.
282 International Court of Justice, Continental Shelf (Tunisia/Libyan Arab Jamahiriya), Judgment of 24 February 1982.
Disponible en: https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-related/63/063-19820224-JUD-01-00-EN.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
144 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Unidos establecieron una zona exclusiva de pesca de 200 millas a lo largo de sus costas
y adoptaron regulaciones que definían los límites de la plataforma continental que
reclamaban. La disputa se centró principalmente en el Banco Georges, una zona rica en
recursos marinos que era objeto de disputa entre ambas naciones.
Este fallo demuestra que los mapas pueden llegar a ser elementos importantes para la
determinación de fronteras entre Estados. En efecto, en este caso los jueces de la CIJ se
valieron de numerosos mapas como evidencia para determinar la ubicación de la frontera
marítima. Aunque no hubo un pronunciamiento específico sobre el valor de los mapas,
como sí ocurrió algunos años después en el caso Burkina Faso contra Mali.
D.4. Sentencia del 22 de diciembre de 1986: Caso Burkina Faso contra Mali
La controversia entre Burkina Faso y Mali se remonta a octubre de 1983, cuando
ambos Estados presentaron un Acuerdo Especial para referir a una cámara de la CIJ la
cuestión de la delimitación de parte de su frontera terrestre. La cámara se constituyó en
abril de 1985. Sin embargo, a finales de 1985, se produjeron graves incidentes entre las
fuerzas armadas de ambos países, lo que llevó a que ambas partes presentaran solicitudes
paralelas a la Cámara para la indicación de medidas provisionales de protección. La
cámara indicó dichas medidas en enero de 1986.
En su fallo dictado el de 22 de diciembre de 1986, la cámara comenzó por determinar
la fuente de los derechos reclamados por las partes. Se señaló que, en este caso, se debían
aplicar los principios de la intangibilidad de las fronteras heredadas de la colonización
y el principio de uti possidetis juris, que otorga preeminencia al título legal sobre la
posesión efectiva como base de la soberanía y tiene como objetivo principal garantizar
el respeto a los límites territoriales existentes en el momento de lograr la independencia.
La cámara especificó que cuando esos límites no eran más que delimitaciones entre
diferentes divisiones administrativas o colonias, todas sujetas al mismo soberano, la
aplicación del principio de uti possidetis juris resultaba en su transformación en fronteras
internacionales. Además, la CIJ destacó el valor de principio del uti possidetis iuris,
que si bien tuvo su origen con ocasión de la independencia de las colonias españolas de
América ha sido reconocido como principio general del derecho internacional público.
En efecto la sentencia estableció lo siguiente:
“Dado que las dos Partes, como se señaló anteriormente, han solicitado expresamente
a la Cámara que resuelva su disputa sobre la base, en particular, del “principio de la
intangibilidad de las fronteras heredadas de la colonización”, la Cámara no puede
pasar por alto el principio de uti possidetis juris, cuya aplicación da lugar a este respeto
por la intangibilidad de las fronteras. Aunque no es necesario, para los fines del
presente caso, demostrar que este es un principio firmemente establecido del
derecho internacional en lo que respecta a la descolonización, la Cámara
desea enfatizar su alcance general, dada su importancia excepcional para
el continente africano y las dos Partes. En este sentido, cabe destacar que
el principio de uti possidetis parece haber sido invocado y aplicado por
primera vez en América Española, ya que este fue el continente que primero
presenció el fenómeno de la descolonización que implicaba la formación
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
146 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
285 International Court of Justice, Frontier Dispute (Burkina Faso/Republic of Mali), Judgment of 22 December 1986.
Disponible en: https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-related/69/069-19861222-JUD-01-00-EN.pdf.
286 Ídem.
Rafael Badell Madrid
147
La CIJ reconoció el valor casuístico de los mapas, indicando que su fuerza puede
incrementarse cuando, por ejemplo, están acompañados de un texto oficial del cual
forman parte. En particular, se extrae del fallo que los mapas son elementos probatorios
cuyo valor depende de consideraciones como su confiabilidad técnica, la neutralidad de
sus fuentes y su papel como evidencia auxiliar.
D.5. Sentencia del 17 de diciembre de 2002: Caso Indonesia contra Malasia
(Soberanía sobre Pulau Ligitan y Pulau Sipadan)
En el caso de la soberanía sobre Pulau Ligitan y Pulau Sipadan (Indonesia vs.
Malasia) referido a dos islas en el Mar de Célebes, la CIJ, en su sentencia de fondo del
17 de diciembre de 2002, señaló que no se incluyó ningún mapa en el Convenio de 1891
que reflejara oficialmente la voluntad de Gran Bretaña y los Países Bajos con respecto a
la extensión de la línea fronteriza mar adentro al este de la Isla de Sebatik.
Durante el proceso, se hizo referencia a dos mapas en particular: el mapa adjunto al
Memorando Explicativo del Gobierno de los Países Bajos y el mapa adjunto al Acuerdo
de 1915. Sobre el primero de los mapas mencionados la CIJ señaló lo siguiente:
“Tampoco puede la Corte aceptar el argumento de Indonesia con respecto al valor
legal del mapa adjunto al Memorándum Explicativo del Gobierno Holandés.
La Corte observa que ni el Memorándum Explicativo ni el mapa fueron transmitidos
por el Gobierno Holandés al Gobierno Británico, sino que simplemente fueron
enviados a este último por su agente diplomático en La Haya, Sir Horace Rumbold.
Este agente especificó que el mapa había sido publicado en el Diario Oficial de los
Países Bajos y formaba parte de un informe presentado a la Segunda Cámara de los
Estados Generales. Añadió que “el mapa parece ser la única característica interesante
de un documento que de otro modo no requiere comentarios especiales”. Sin embargo,
Sir Horace Rumbold no llamó la atención de sus autoridades sobre la línea roja
dibujada en el mapa entre otras líneas. El Gobierno Británico no reaccionó a
esta transmisión interna. En estas circunstancias, tal falta de reacción a
esta línea en el mapa adjunto al Memorándum no puede considerarse como
aquiescencia en esta línea.
Se desprende de lo anterior que el mapa no puede ser considerado ni como un
“acuerdo relativo a un tratado que se hizo entre todas las partes en relación
con la conclusión del tratado”, en el sentido del Artículo 31, párrafo 2 (a), de la
Convención de Viena, ni como un “ instrumento que fue hecho por una parte
en relación con la conclusión del tratado y aceptado por las otras partes
como un instrumento relacionado con ese tratado”, en el sentido del Artículo
31, párrafo 2 (b), de la Convención de Viena”289. (Resaltado añadido)
Después de examinar otros mapas presentados por las partes, la CIJ concluyó que,
en general, el material cartográfico presentado no era concluyente para interpretar el
artículo IV del Convenio de 1891. Al descartar los mapas que no eran concluyentes, la
CIJ indicó que:
289 International Court of Justice, Sovereignty over Pulau Ligitan and Pulau Sipadan (Indonesia/Malaysia), Judgment of 17
December 2002. Disponible en: https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-related/102/102-20021217-JUD-01-
00-EN.pdf.
Rafael Badell Madrid
149
“Durante las negociaciones, las partes utilizaron varios croquis o mapas esquemáticos
para ilustrar sus propuestas y opiniones. Algunos de estos croquis mostraban
líneas trazadas a lápiz a lo largo de ciertos paralelos que se extendían
hasta el margen. Dado que los informes que acompañaban a estos croquis
no proporcionan ninguna explicación adicional, la Corte considera que es
imposible deducir cualquier cosa de la longitud de estas líneas”290. (Resaltado
añadido)
290 Ídem.
291 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
150 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
petición de una de las partes, siempre que las circunstancias lo requieran con el objeto de
preservar los derechos de las partes.
Las medidas provisionales tienen una especial importancia en el ámbito del
derecho internacional. En efecto, “la aparición y el desarrollo de sistemas jurisdiccionales
internacionales y comunitarios ha significado la recepción en estos sistemas del instituto de las
medidas cautelares”292. Las medidas provisionales se definen como “un incidente procesal
por el cual la CIJ indica unas medidas de carácter preventivo que encuentran fundamento
en el artículo 41.1 del Estatuto de la CIJ y cuyo objeto es la salvaguarda de los derechos
sobre los que la corte deberá decidir en el procedimiento en causa. Por ello, han de dictarlas
los tribunales que conocen del fondo de un asunto cuando a su juicio son objetivamente
necesarias” 293.
Otra definición que caracteriza perfectamente las medidas provisionales que puede
adoptar la CIJ y que deja claros sus fines y el alcance la protección derivada de ellas es
que son “aquellas acciones o abstenciones dispuestas por los jueces (y árbitros) internacionales
prima facie competentes en un asunto, en caso de urgencia, con el fin de preservar los derechos
de las partes contendientes o los bienes en litigio, así como la eficacia del propio proceso,
incluyendo la protección de los medios de prueba y las personas a él vinculadas, o de impedir
que se agrave o extienda la controversia, mientras esté pendiente la sentencia final o el proceso
principal” 294.
292 Véase Héctor Gros Espiell, “Las medidas cautelares (provisionales) en los tribunales internacionales. El caso de la
Corte Internacional de Justicia y el medio ambiente”, Anuario Hispano-Luso-Americano de derecho internacional,
número 18, Imprenta Hispano-arábiga, Granada, 2007. p. 949.
293 Soledad García-Lozano, “La indicación de medidas cautelares por la Corte Internacional de Justicia: el asunto Breard.
(Paraguay c. Estados Unidos)”, Themis, número 40, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2000. p. 281.
294 Véase la conferencia dictada por Silvina González Napolitano, “Marco teórico y normativo de las medidas cautelares en
la CIJ” en el evento El caso Guyana con Venezuela y una eventual solicitud de medidas provisionales ante la CIJ organizado
por la Academia de Ciencias Políticas y Sociales en el marco del Ciclo de Coloquios sobre la controversia del Esequibo,
celebrado en fecha 18 de noviembre de 2021. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=dR58ycmkb50.
295 Véase Estatuto de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/statute-of-the-
court/statute-of-the-court-es.pdf.
Rafael Badell Madrid
151
Esta norma permite a la CIJ dictar, de oficio o a instancia de las partes, medidas
provisionales en cualquier momento durante el curso de un procedimiento, incluso antes
de que se haya iniciado el proceso.
El artículo 41 del Estatuto establece también que las partes y el Consejo de Seguridad
deben ser notificados inmediatamente de cualquier medida provisional otorgada por la
CIJ.
El artículo 41 del Estatuto de la CIJ, cuando establece la posibilidad de que la CIJ
otorgue medidas provisionales, no regula con detalle el procedimiento incidental de
solicitud de tales medidas. Es el Reglamento de la CIJ, que es el conjunto de normas
que gobiernan el funcionamiento de la Corte, el que establece de forma detallada todo el
procedimiento incidental de medidas provisionales.
B. Reglamento de la Corte Internacional de Justicia
El procedimiento incidental de medidas provisionales ante la CIJ está establecido
en la Sección D del Reglamento, concretamente en los artículos 73 al 78. Las normas
contenidas en esta sección desarrollan el artículo 41 del Estatuto.
De acuerdo con el artículo 73 del Reglamento, cualquier parte puede solicitar a
la CIJ por escrito medidas provisionales en cualquier momento durante el curso del
procedimiento, siempre que la solicitud esté relacionada con el caso en cuestión. La
solicitud debe especificar las razones, las posibles consecuencias si no se otorgan y las
medidas solicitadas. Además, la Secretaría de la CIJ debe transmitir de inmediato una
copia certificada a las demás partes involucradas en el caso.
La solicitud de medidas provisionales tiene prioridad sobre cualquier otro asunto,
de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 74 del Reglamento. Si la CIJ no está en sesión
cuando se realiza la solicitud, ésta se convocará inmediatamente para proceder a tomar
la respectiva decisión de manera urgente. Asimismo, se fijará la fecha para una audiencia
que permita a las partes estar representadas y formular observaciones antes del cierre de
las audiencias orales. Mientras tanto, el Presidente de la CIJ puede instar a las partes a
actuar de manera que cualquier medida provisional otorgada por la CIJ surta los efectos
correspondientes.
Los artículos 54 y 74 del Reglamento deben interpretarse de forma concordada.
El artículo 54 establece las normas para la apertura de las sesiones orales de la CIJ y al
respecto dispone que al fijar la fecha para la apertura de las sesiones orales, la CIJ debe
tener en cuenta la prioridad requerida por el artículo 74 del Reglamento en relación con
las solicitudes de medidas provisionales y cualquier otra circunstancia especial, incluida
la urgencia de un caso en particular. De forma que los artículos 54 y 74 del Reglamento
se complementan para garantizar que se tomen las medidas necesarias para proteger los
derechos de las partes y que se lleve a cabo un proceso justo y equitativo.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
152 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
En virtud del artículo 75 del Reglamento, la CIJ puede decidir de oficio, si las
circunstancias del caso lo requieren, conceder medidas provisionales de cumplimiento
obligatorio por alguna o todas las partes.
La CIJ puede otorgar las medidas provisionales requeridas por las partes o puede
otorgar medidas provisionales total o parcialmente distintas de las solicitadas, teniendo
en cuenta las circunstancias del caso y si llegara a negar alguna o todas las medidas
provisionales solicitadas, ello no impide que la parte que la pidió formule una nueva
solicitud basada en nuevos hechos o elementos distintos, tal y como lo permite el
artículo 75, párrafo 3 del Reglamento.
De igual forma, a solicitud de una de las partes o de oficio, la CIJ puede revocar o
modificar en cualquier momento, antes de la sentencia definitiva, cualquier decisión
sobre medidas provisionales que hubiere otorgado si considera que algún cambio en la
situación lo justifica. Cualquier solicitud de una de las partes que proponga la revocatoria
o modificación de alguna medida provisional debe especificar el cambio en la situación
que se considera relevante. Antes de tomar una decisión al respecto, la CIJ dará a las
partes la oportunidad de presentar sus observaciones, todo ello de conformidad con el
artículo 76 del Reglamento.
Según el artículo 77 del Reglamento, cualquier medida provisional otorgada por la
CIJ en virtud de los artículos 73 y 75, así como cualquier decisión tomada por la CIJ en
virtud del artículo 76, párrafo 1, se comunicará de inmediato al Secretario General de
las Naciones Unidas para su transmisión al Consejo de Seguridad, de conformidad con
el artículo 41, párrafo 2, del Estatuto.
Finalmente, el artículo 78 del Reglamento establece que la CIJ puede solicitar
información a las partes sobre cualquier cuestión relacionada con la aplicación de las
medidas provisionales que ha otorgado.
C. Requisitos para que la Corte Internacional de Justicia otorgue medidas
provisionales
Para que la CIJ otorgue medidas provisionales deben concurrir tres requisitos
esenciales. El primero de esos requisitos es que se haya verificado la competencia del
órgano jurisdiccional, al menos prima facie; el segundo requisito es que haya quedado
probada la relación que existe entre la medida provisional concreta que se solicita y los
derechos afectados, que deben ser objeto de litigio; y en tercer lugar se debe probar que
existe un riesgo que podría ser fatal e irreparable para los derechos de alguna de las
partes.
2.6.4.1.2. Características
A. Provisionalidad y temporalidad
La provisionalidad es una característica fundamental y común de las medidas
cautelares dictadas por la CIJ. Esto se debe a que estas medidas no son decisiones
definitivas y no resuelven el fondo de la controversia entre las partes. Su propósito es
Rafael Badell Madrid
153
preservar los derechos de las partes mientras se desarrolla el proceso ante la CIJ. De
hecho, las medidas provisionales se otorgan mediante providencias y no bajo la forma de
sentencias, que son precisamente las que resuelven definitivamente un asunto. Aunque
tanto las sentencias como las medidas provisionales tienen carácter obligatorio.
Una vez que se emite una sentencia definitiva en la controversia, la medida
provisional pierde su vigencia. Esto se debe a que la sentencia definitiva resuelve el fondo
del caso y establece las obligaciones y derechos de las partes. En ese sentido, la sentencia
definitiva genera el decaimiento de la medida provisional ya que ésta es la decisión final
y vinculante en la controversia.
Las medidas provisionales son necesarias y útiles para garantizar que la justicia se
imparta de manera eficaz. Muchos casos toman un tiempo considerable para resolverse y
pueden pasar años antes de que se dicte la sentencia de fondo. Las medidas provisionales
permiten a la CIJ tomar acciones inmediatas para proteger los derechos de las partes
involucradas mientras se tramita el procedimiento, de esta manera se puede garantizar
que no se produzcan daños irreversibles en tanto se sustancia el proceso y se dicta la
decisión final.
Las medidas provisionales son importantes en casos en los que una decisión
tardía puede tener consecuencias graves o irreparables. En el caso de que un Estado
esté llevando a cabo conductas que causen daños a otro Estado, la CIJ podría otorgar
medidas provisionales para detener esas conductas. Incluso, las medidas provisionales
pueden tener un impacto significativo en el resultado final de un caso, sobre todo, en lo
relacionado con la ejecución efectiva de la decisión final.
Además, las medidas provisionales tienen carácter temporal porque pueden ser
modificadas o retiradas en cualquier momento si las circunstancias lo justifican. En
efecto, el artículo 76 del Reglamento permite que las partes soliciten la revocatoria o
modificación de las medidas provisionales en caso de que se produzca un cambio en las
circunstancias.
Esta posibilidad da a las partes una mayor flexibilidad y les permite adaptarse a las
particularidades cambiantes del asunto. La solicitud debe incluir información detallada
sobre el cambio en la situación que se considera relevante, lo que ayuda a la Corte a
evaluar si la modificación o revocatoria es justificada.
Sin duda, el artículo 76 del Reglamento refuerza el carácter temporal de las medidas
cautelares al reconocer que estas medidas pueden ser modificadas o revocadas en
cualquier momento antes de que se dicte una sentencia definitiva sobre el fondo del
asunto.
B. Carácter preventivo o cautelar
La segunda característica de las medidas provisionales es su finalidad preventiva
o cautelar que, precisamente, busca evitar daños y disminuir los peligros que pueden
afectar negativamente los derechos de las partes. En los procedimientos ante la CIJ,
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
154 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
296 Véase Héctor Faúndez Ledesma, “Medidas cautelares en el caso Guyana c. Venezuela” artículo publicado en El
Nacional en fecha 19 de noviembre de 2021. Disponible en: https://www.elnacional.com/opinion/medidas-cautelares-
en-el-caso-guyana-c-venezuela/.
297 Corte Internacional de Justicia, La Grand Case (Germany vs. United States of America) de fecha de 27 de junio de
2001. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/104/104-20010627-JUD-01-00-EN.pdf. El
Caso La Grand fue una controversia surgida tras una demanda de Alemania y Estados Unidos por la detención, juicio
y ejecución de pena de muerte de dos alemanes en detenidos por las autoridades del Estado de Arizona, violando el
derecho de los detenidos a ser informados sobre sus derechos e ignorando la notificación diplomática y, en consecuencia,
la protección diplomática prevista en el artículo 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de fecha 24
de abril de 1963. Disponible en: https://www.oas.org/legal/spanish/documentos/convvienaconsulares.htm. Artículo
36: “Con el fin de facilitar el ejercicio de las funciones consulares relacionadas con los nacionales del Estado que envía: a) los
funcionarios consulares podrán comunicarse libremente con los nacionales del Estado que envía y visitarlos. Los nacionales
del Estado que envía deberán tener la misma libertad de comunicarse con los funcionarios consulares de ese Estado y de
visitarlos; b) si el interesado lo solicita, las autoridades competentes del Estado receptor deberán informar sin retraso alguno
a la oficina consular competente en ese Estado cuando, en su circunscripción, un nacional del Estado que envía sea arrestado
de cualquier forma, detenido o puesto en prisión preventiva. Cualquier comunicación dirigida a la oficina consular por la
persona arrestada, detenida o puesta en prisión preventiva, le será asimismo transmitida sin demora por dichas autoridades,
las cuales habrán de informar sin dilación a la persona interesada acerca de los derechos que se le reconocen en este apartado;
c) los funcionarios consulares tendrán derecho a visitar al nacional del Estado que envía que se halle arrestado, detenido o
en prisión preventiva, a conversar con él y a organizar su defensa ante los tribunales. Asimismo, tendrán derecho a visitar a
todo nacional del Estado que envía que, en su circunscripción, se halle arrestado, detenido o preso en cumplimiento de una
sentencia. Sin embargo, los funcionarios consulares se abstendrán de intervenir en favor del nacional detenido, cuando éste se
oponga expresamente a ello. 2. Las prerrogativas a las que se refiere el párrafo 1 de este artículo se ejercerán con arreglo a las
leyes y reglamentos del Estado receptor, debiendo entenderse, sin embargo, que dichas leyes y reglamentos no impedirán que
tengan pleno efecto los derechos reconocidos por este artículo”.
Rafael Badell Madrid
155
Disputa de Límites Terrestres y Marítimos entre Camerún y Nigeria, así como en el caso de
las Actividades Armadas en el Territorio del Congo308 .
B.1. Caso LaGrand
El Caso LaGrand309, que comentamos al referirnos al carácter obligatorio de las
medidas provisionales otorgadas por la CIJ, se refiere a una disputa entre Estados Unidos
de América y Alemania ante la CIJ en 1999. Los hermanos alemanes LaGrand habían
sido condenados a muerte por un tribunal estadounidense debido a su implicación en un
asalto a mano armada en un banco que resultó en la muerte de dos empleados. La defensa
de los hermanos argumentó que no se les había proporcionado la asistencia consular
requerida por el artículo 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares. El
gobierno alemán presentó una demanda ante la CIJ alegando que los Estados Unidos de
América habían violado sus obligaciones consulares.
La CIJ ordenó a los Estados Unidos de América que suspendieran las ejecuciones
de los hermanos LaGrand hasta que la CIJ pudiera examinar el fondo del caso. Sin
embargo, Estados Unidos de América rechazó la obligatoriedad de la medida provisional
y se procedió a ejecutar a los hermanos. Alemania presentó una nueva demanda ante la
CIJ acusando a los Estados Unidos de América de violar la obligatoriedad de la medida
provisional otorgada por la CIJ.
La CIJ emitió su fallo en 2001, en el cual determinó que Estados Unidos violó sus
obligaciones internacionales al no cumplir con la medida provisional otorgada por la
CIJ. Adicionalmente, la CIJ señaló que las medidas provisionales son obligatorias y
vinculantes para todas las partes en un caso y que las partes tienen la obligación de
cumplir con ellas mientras se resuelve el fondo del caso.
La decisión de la CIJ en el caso LaGrand sentó un importante precedente en el
derecho internacional, al afirmar la obligatoriedad de las medidas provisionales dictadas
por la CIJ. Esto significa que las partes en un caso ante la CIJ tienen la obligación
de cumplir con cualquier medida provisional otorgada por la CIJ y que pueden ser
responsabilizadas por su incumplimiento.
B.2. Medidas provisionales de carácter general y medidas provisionales de
carácter específico
Las medidas provisionales pueden ser de carácter general o de carácter específico. Las
medidas provisionales generales son aquellas que tienen por objeto evitar el agravamiento
de la controversia manteniendo la situación en un status quo. Por otra parte, las medidas
provisionales de carácter específico son las que tienen por objeto tutelar y preservar
derechos concretos de las partes que son objeto de litigio.
Surge la duda respecto a si la CIJ puede ejercer su facultad de otorgar medidas
provisionales para prevenir el agravamiento de la disputa en los casos en que una parte
308 Cfr. Ídem.
309 Disponible en https://www.icj-cij.org/case/104.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
158 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
realiza conductas que aumentan la tensión de la controversia, pero que sin embargo
no constituyen una amenaza para los derechos de la otra parte310. Esto es, si la CIJ
puede otorgar medidas provisionales de carácter general en los casos en que no existen
fundamentos suficientes para otorgar medidas provisionales de carácter específico.
La jurisprudencia de la CIJ ha establecido que las medidas provisionales de carácter
general no pueden ser otorgadas individualmente, sino en conjunto con medidas
provisionales de carácter específico. Un ejemplo es el caso sobre la Aplicación de la
Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
Racial (Qatar vs. Emiratos Árabes Unidos)311. En ese caso, las medidas provisionales
tercera y cuarta solicitadas por los Emiratos Árabes Unidos tenían la finalidad de impedir
el agravamiento de la controversia mediante una medida provisional de carácter general.
Las medidas provisionales de carácter específico solicitadas en ese caso fueron declaradas
sin lugar y, en consecuencia, también lo fueron las medidas provisionales de carácter
general.
A pesar de que la CIJ ha admitido que tiene la facultad de otorgar medidas de carácter
general, independientemente de las solicitudes de medidas de carácter específico, nunca
ha basado el otorgamiento de medidas provisionales únicamente en la necesidad de
prevenir el agravamiento de la controversia. Antes y por el contrario, la CIJ siempre ha
requerido la existencia de un riesgo de daño irreparable a los derechos que son objeto del
conflicto312.
En el caso Pulp Mills on the River Uruguay (Uruguay vs. Argentina), Uruguay solicitó
a la CIJ tres medidas provisionales diferentes. La primera medida solicitada era específica
y exigía que Argentina tomara todas las medidas a su disposición para evitar o poner
fin a la interrupción del tránsito entre Uruguay y Argentina. Las otras dos medidas
eran generales y requerían que Argentina se abstuviera de tomar cualquier medida que
pudiera agravar la disputa y que se abstuviera de cualquier otra medida que pudiera
perjudicar los derechos de Uruguay en el caso313.
La CIJ, mediante providencia dictada el 23 de enero de 2007 durante la tramitación
del procedimiento del caso Pulp Mills on the River Uruguay314, rechazó la primera medida
de carácter específico porque consideró que no existía un riesgo de perjuicio irreparable
para los derechos de Uruguay objeto de litigio.
Con respecto a la segunda y tercera medida solicitada por Uruguay, la CIJ señaló
que en todos los casos en que había otorgado medidas provisionales de carácter general,
también se habían otorgado otras medidas de carácter específico. Por lo tanto, al no
310 Cfr. Paolo Palchetti, ob. cit., p. 634.
311 Corte Internacional de Justicia, “Providencia de fecha 14 de junio de 2019 en el caso contencioso relativo a la
Aplicación de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial (Qatar
c. Emiratos Árabes Unidos) relativa a la solicitud de indicación de medidas provisionales de parte de los Emiratos
Árabes Unidos”. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/172/172-20190614-ORD-01-00-
EN.pdf.
312 Cfr. Ibíd., p. 635.
313 Cfr. Ídem.
314 Disponible en https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-related/135/135-20070123-ORD-01-00-EN.pdf.
Rafael Badell Madrid
159
haber aceptado la primera medida provisional solicitada por Uruguay, no podía otorgar
medidas de carácter general315.
316 Domaine réservé (reserved domain) se refiere a los ámbitos de la actividad estatal que son asuntos internos o domésticos
de un Estado y que, por lo tanto, son de su jurisdicción o competencia interna. Vid. Karja S. Ziegler, “Domaine
réservé”, Max Planck Enclyclopedias of International Law. Traducción libre para este resumen.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
166 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
• Guyana solicitó una orden para que Venezuela no tome ninguna acción
destinada a preparar o permitir el ejercicio de soberanía o control de facto
sobre cualquier territorio otorgado a la Guayana Británica en el Laudo
Arbitral de 1899. Se argumentó que Guyana históricamente ha alertado
sobre las supuestas intenciones de Venezuela con respecto al territorio en
disputa, pero la CIJ no tiene jurisdicción para otorgar medidas relacionadas
con intenciones hipotéticas que, de todos modos, no son plausibles.
• Guyana busca una orden de no agravamiento de la disputa. Se argumentó
que esta solicitud debe ser rechazada, ya que las condiciones para indicar las
medidas provisionales específicas solicitadas por Guyana no se cumplen, y la
CIJ no puede indicar medidas únicamente con respecto a la no exacerbación
de la disputa, que sería una medida de carácter general y abstracto.
En definitiva, el abogado Makane Moïse Mbengue concluyó que la CIJ debe rechazar
completamente la solicitud de medidas provisionales de Guyana, ya que estas medidas
infringen el domaine réservé de Venezuela y la CIJ carece prima facie de jurisdicción sobre
las medidas solicitadas.
B.3. Conclusiones generales de Venezuela a cargo del Agente Sr. Samuel
Moncada Acosta
El Agente de Venezuela, Sr. Samuel Moncada Acosta, presentó las siguientes
conclusiones durante su intervención ante la Corte Internacional de Justicia:
1. Describió la disputa sobre la Guayana Esequiba como la historia de un
territorio venezolano ilegalmente ocupado por una potencia colonial, el
Reino Unido, bajo la amenaza del uso de la fuerza, y cómo se cometió fraude
en la negociación del Tratado de Washington de 1897 y en el arbitraje que
permitió el robo territorial de Venezuela.
2. Señaló que, en 1966, el Reino Unido, la Guayana Británica y Venezuela
acordaron buscar una solución satisfactoria y mutuamente aceptable para el
arreglo práctico de esta controversia.
3. Enfatizó que, según el derecho internacional, no hay restricciones para la
realización de un referéndum sobre cuestiones esenciales para la vida de
una nación, como la integridad territorial de Venezuela sobre la Guayana
Esequiba.
4. Argumentó que las medidas provisionales solicitadas por Guyana para evitar
que Venezuela realice un referéndum sobre sus derechos sobre la Guayana
Esequiba violan el derecho internacional y son un intento de abusar de la CIJ
para intervenir en los asuntos internos de Venezuela.
5. Destacó que la convocatoria a un referéndum en Venezuela se basa en la
necesidad de hacer valer la verdad histórica y permitir que la voz del pueblo
venezolano se escuche sobre la Guayana Esequiba.
Rafael Badell Madrid
169
“1. La Corte tendrá facultad para indicar, si considera que las circunstancias así lo
exigen, las medidas provisionales que deban tomarse para resguardar los derechos
de cada una de las partes.
2. Mientras se pronuncia el fallo, se notificarán inmediatamente a las partes y al
Consejo de Seguridad las medidas indicadas.”
En ejercicio de los poderes antes señalados, la CIJ se pronunció sobre las medidas
cautelares en el caso. Para fundamentar su decisión se pronunció sobre los criterios
tradicionalmente exigidos en su propia jurisprudencia.
En primer término, la CIJ destacó la existencia de un vínculo entre las medidas y
los derechos reclamados por Guyana. Luego, se indicó que a juicio de la CIJ se verificó
la existencia de un riesgo real e inminente relacionado con el potencial riesgo de que
Venezuela intenta ejercer administración y control sobre el territorio en disputa. Al efecto
se hizo especial énfasis en la pregunta número 5 del referendo consultivo organizado por
las autoridades venezolanas, relacionada con la creación del nuevo estado de Guayana
Esequiba, citada a continuación:
QUINTA: ¿Está usted de acuerdo con la creación del estado Guayana Esequiba y se
desarrolle un plan acelerado para la atención integral a la población actual y futura
de ese territorio que incluya entre otros el otorgamiento de la ciudadanía y cédula de
identidad venezolana, conforme al Acuerdo de Ginebra y el Derecho Internacional,
incorporando en consecuencia dicho estado en el mapa del territorio venezolano?
Tengamos presente que en su momento Guyana argumentó que el referéndum
venezolano podría llevar a la anexión del territorio, causando daño irreparable. Venezuela
respondió señalando que el referéndum no afectará los derechos de Guyana.
La CIJ concluyó que existe un riesgo de perjuicio irreparable y urgencia debido
a la tensión actual y las declaraciones de Venezuela, en razón de lo cual decidió, por
unanimidad, las siguientes medidas provisionales:
1. Venezuela debe abstenerse de ejecutar acciones que modifiquen la situación
actual del territorio en disputa.
2. Ambas partes deben evitar acciones que agraven o extiendan la disputa o la
hagan más difícil de resolver.
A pesar de que ambas medidas fueron indicadas en forma unánime, la Juez ugandesa
Julia Sebutinde y el Juez jamaiquino Patrick Robinson anexaron una declaración
separada y una opinión separada, respectivamente.
C.1. Declaración separada de la Juez Julia Sebutinde
En su declaración la Juez Sebutinde expresó su acuerdo con la concesión de medidas
provisionales a favor de Guyana, indicadas por la CIJ. Sin embargo, señaló que las
medidas no fueron suficientes para proteger plenamente los derechos plausibles de
Guyana. Argumentó que Guyana tenía dos derechos plausibles: el derecho a la soberanía
sobre el territorio en disputa, otorgado por el Laudo Arbitral de 1899, y el derecho, como
alternativa, a la resolución por parte de la CIJ de la disputa de límites entre Guyana y
Venezuela.
Rafael Badell Madrid
171
317 Reuters, “Guyana receives bids for eight oil and gas blocks, including from Exxon and Total”, 13 de septiembre de
2023. Disponible en: https://www.reuters.com/business/energy/guyana-receives-bids-eight-oil-gas-blocks-including-
exxon-total-2023-09-13/.
Rafael Badell Madrid
173
trasnacionales tales como ExxonMobil, CNOOC Ltd., Delcorp Inc., Hess Corp.,
Liberty Petroleum Corp., TotalEnergies, Qatar Energy y Petronas318.
En realidad, todo ello obedece a un procedimiento de licitación pública denominado
“2022 Guyana Licensing Round ”. Los términos y lineamientos de este proceso de
licitación fueron publicados por Ministerio de Recursos Naturales de la Guyana el 9 de
diciembre de 2022 y actualizados el 7 de septiembre de 2023319.
El calendario del procedimiento de licitación de Guyana tiene casi un año en
marcha. En efecto: La publicación de los términos y lineamientos del proceso ocurrió
el 9 de diciembre del 2022 y ese mismo día se publicó en la Official Gazette de Guyana
el anuncio con los bloques que serán objeto de la licitación junto con las cuotas de
participación.
El 12 de diciembre de 2022 se abrió el data room y se inició el procedimiento para
que los contratistas expresaran su interés y pagaran la respectiva cuota de participación.
También el 12 de diciembre de 2022 se abrió un período de consulta sobre los términos
y lineamientos generales del proceso, que cerró el 31 de enero de 2023. El 14 de marzo de
2023 se publicó un borrador del modelo de contrato y se inició un período de consulta
respecto de ese borrador que culminó el 28 de marzo de 2023.
En abril de 2023 se publicó la versión actualizada de los términos de referencia y del
modelo de contrato. El 12 de septiembre los contratistas enviaron sus ofertas, las cuales
están siendo evaluadas actualmente desde el 18 de septiembre hasta el 6 de octubre de
2023. Luego el 10 de octubre se abrirá una fase de negociación que culminará el 27
de octubre de 2023. Finalmente, el 1 de noviembre de 2023 Guyana adjudicará los
contratos a las contratistas que resulten seleccionadas en el proceso de licitación320.
Esta ronda de licencias consta de catorce bloques costa afuera para licitaciones. Se
trata de tres bloques de aguas profundas (Bloques D1, D2 y D3) y once bloques en aguas
poco profundas (Bloques S1, S2, S3, S4, S5, S6, S7, S8, S9, S10 y S11). En la siguiente
imagen puede observarse la superficie de cada bloque representada en kilómetros
cuadrados:
318 La Gran Aldea, “Venezuela reclama a Guyana licitaciones en aguas no delimitadas”, 28 de septiembre de 2023.
Disponible en: https://lagranaldea.com/2023/09/25/venezuela-reclama-a-guyana-licitaciones-en-aguas-no-
delimitadas/. Ver también Reuters, “Guyana receives bids for eight oil and gas blocks, including from Exxon and
Total”, 13 de septiembre de 2023. Disponible en: https://www.reuters.com/business/energy/guyana-receives-bids-
eight-oil-gas-blocks-including-exxon-total-2023-09-13/.
319 Véase Ministry of Natural Resources of Guyana, “2022 Guyana Licensing Round”. Disponible en: https://petroleum.
gov.gy/guyana-offshore-licensing-round-2022.
320 Véase Ministry of Natural Resources of Guyana, “2022 Guyana Licensing Round”. p. 3. Disponible en: https://
petroleum.gov.gy/guyana-offshore-licensing-round-2022.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
174 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
322 Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, “Venezuela deplora declaraciones del presidente de Guyana
sobre licitación ilegal de bloques petroleros y gasíferos”, 19 de septiembre de 2023. Disponible en: https://mppre.gob.
ve/comunicado/venezuela-deplora-declaraciones-presidente-guyana-licitacion-ilegal-bloques-petroleros-gasiferos/.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
178 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
323 Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, “Venezuela rechaza que Guyana pretenda tergiversar
y manipular su posición sobre el caso Esequibo”, 27 de septiembre de 2023. Disponible en: https://mppre.gob.ve/
comunicado/venezuela-rechaza-que-guyana-pretenda-tergiversar-y-manipular-su-posicion-sobre-el-caso-esequibo/.
Rafael Badell Madrid
179
324 Véase Héctor Faúndez Ledesma, “Medidas cautelares en el caso Guyana c. Venezuela” ob. cit.
325 Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas aprobada en sesión plenaria de la
Asamblea General de las Naciones Unidas en fecha 13 de septiembre de 2007. Disponible en: https://www.un.org/esa/
socdev/unpfii/documents/DRIPS_es.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
180 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
326 Organización de Naciones Unidas, “El Consejo de Derechos Humanos declara que tener un medio ambiente limpio
y saludable es un derecho humano” apartado de Noticias ONU, publicado el 8 de octubre de 2021. Disponible en:
https://news.un.org/es/story/2021/10/1498132.
327 Ídem. Las abstenciones fueron de Rusia, China, India y Japón.
328 Alberto Blanco-Uribe Quintero, La protección del ambiente y el contencioso administrativo, Editorial Sherwood,
colección cuadernos, Caracas, 1998. p. 17.
329 Claudio Briceño Monzón, José Alberto Olivar y Luis Alberto Buttó (coords.), La cuestión Esequibo. Memoria y
soberanía., Universidad Metropolitana, Caracas, 2016. p. 266.
330 Véase al respecto Corte Internacional de Justicia, “Application of the Convention on the Prevention and Punishment
of the Crime of Genocide (The Gambia vs. Myanmar)”. Disponible en: https://www.icj-cij.org/en/case/178. El
caso Gambia c. Myanmar inició el 11 de noviembre del año 2019 mediante la demanda de la República de Gambia
en contra de la República de la Unión de Myanmar tras el acontecimiento de actos genocidas en contra un grupo
protegido –los rohinyá- con lo que se violó la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
En fecha 23 de enero del año 2020 la Corte Internacional de Justicia indicó -por unanimidad- medidas provisionales
con el objeto de proteger los derechos de los rohinyá. Para determinar la necesidad de indicar medidas provisionales,
la Corte Internacional de Justicia verificó que se cumplieran dos requisitos esenciales: (i) relación o vínculo entre los
derechos reclamados y las medidas solicitadas y (ii) el peligro de que se produzca un daño irreparable (riesgo real e
inminente).
Rafael Badell Madrid
181
junto a sus alegatos, la parte oponente deberá consignar una lista de documentos que les
sustenten, incluyendo las pruebas en las que se base. La referida norma dispone:
“2. La objeción preliminar deberá exponer los hechos y el derecho en los que se basa la
objeción, las alegaciones y una lista de los documentos que la apoyan; deberá incluir
cualquier prueba en la que la parte se base. Se adjuntarán copias de los documentos
justificativos”.
Los efectos procesales de la oposición de excepciones preliminares son indicados
el parágrafo tercero del artículo 79bis del Reglamento. Esta disposición señala que
la recepción de excepciones preliminares por parte de la Secretaría de la CIJ tendrá
como consecuencia la suspensión del procedimiento sobre el fondo de la controversia.
Ello implica que si la excepción preliminar es declarada con lugar el procedimiento se
extingue, pero si es declarada sin lugar el procedimiento continuará su curso y la CIJ
deberá fijar los lapsos para los actos procesales subsiguientes, de conformidad con lo
previsto en el parágrafo quinto del artículo 79ter del Reglamento.
Además, la CIJ deberá fijar el lapso correspondiente para la consignación del escrito
de la contraparte donde expondrá sus alegatos, observaciones y elementos probatorios
que correspondan. El parágrafo tercero del artículo 79bis del Reglamento indica:
“3. Cuando la Secretaría reciba una excepción preliminar se suspenderá el
procedimiento sobre el fondo y el Tribunal, o el Presidente si el Tribunal no está
reunido, fijará el plazo para que la otra parte presente un escrito con sus observaciones
y alegaciones, en el que se incluirán los elementos de prueba que la parte invoca. Se
adjuntarán copias de los documentos justificativos”.
El cuarto y último parágrafo del artículo 79bis establece la posibilidad de que las
partes acuerden que las excepciones preliminares sean resueltas conjuntamente con las
cuestiones de fondo. La norma dispone expresamente lo siguiente: “4. El Tribunal hará
efectivo cualquier acuerdo entre las partes para que una objeción presentada en virtud del
apartado 1 sea oída y resuelta en el marco del fondo”.
El artículo 79ter del Reglamento, compuesto de cuatro parágrafos, establece en el
primero de ellos que las excepciones preliminares sólo podrán oponerse con relación a
los asuntos que sean pertinentes. No específica cuáles son estos supuestos, sin embargo,
de la redacción de los artículos anteriormente descritos se deduce que, al menos,
podrán oponerse excepciones preliminares relativas a temas de competencia de la CIJ y
admisibilidad de la demanda. El parágrafo primero establece:
“1. Las alegaciones relativas a las excepciones preliminares o a las objeciones
presentadas en virtud del artículo 79, apartado 2, o del artículo 79bis, apartados 1
y 3, se limitarán a los asuntos que sean pertinentes para las cuestiones preliminares o
las objeciones”.
Seguidamente el parágrafo segundo del artículo 79ter del Reglamento establece que
la regla en cuanto al procedimiento incidental sobre excepciones preliminares será la
oralidad, sin perjuicio de la posibilidad que se otorga a la CIJ de decidir que sea resuelta
bajo una modalidad distinta. En efecto establece el parágrafo segundo “Salvo decisión en
contrario del Tribunal, el procedimiento ulterior será oral”.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
184 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
La CIJ podrá, de conformidad con el parágrafo tercero del artículo 79ter del
Reglamento y siempre que las circunstancias así lo requieran, ejercer su facultad de
solicitar a los Estados parte que aleguen todas las cuestiones de hecho y de derecho, así
como todos los elementos probatorios relacionados con las excepciones preliminares.
Dispone el artículo 79ter en su parágrafo tercero:
“3. El Tribunal, siempre que sea necesario, podrá solicitar a las partes que aleguen
todas las cuestiones de hecho y de derecho y que aporten todas las pruebas que tengan
relación con las cuestiones preliminares o las excepciones”.
Ante la presentación de excepciones preliminares, luego de oír a las partes, la CIJ
tendrá tres alternativas: la primera, declarar la admisión de las excepciones preliminares;
la segunda, rechazar su admisión; o la tercera posibilidad, declarar que, en atención a las
particularidades del caso, esa excepción no tiene carácter puramente preliminar. Así lo
contempla el parágrafo cuarto del artículo 79ter:
“4. Después de oír a las partes, el Tribunal se pronunciará sobre una cuestión
preliminar admitiéndola o rechazándola. No obstante, el Tribunal podrá declarar
que, en las circunstancias del caso, una cuestión o una excepción no tiene carácter
exclusivamente preliminar”.
El quinto y último parágrafo del artículo 79ter establece que las excepciones
preliminares serán resueltas mediante sentencias. Sin embargo, en caso de que la sentencia
no resuelva la cuestión preliminar de que se trate, la CIJ fijará los lapsos procesales del
procedimiento ulterior334. Como indica la referida norma:
“5. El Tribunal de Justicia decidirá en forma de sentencia. Si la sentencia no resuelve
el asunto, el Tribunal fijará los plazos para el procedimiento ulterior”.
Al analizar las excepciones preliminares es importante tener en cuenta que la CIJ
deberá fijar el lapso para que la contraparte formule sus observaciones en un período de
tiempo no superior a cuatro meses, esto, de conformidad con la Directivas Prácticas de
la CIJ, especialmente, la Directiva Práctica V que establece:
“Con el fin de acelerar el procedimiento relativo a las excepciones preliminares
formuladas por una de las partes en virtud del artículo 79bis, apartado 1, del
Reglamento de la Corte, el plazo para la presentación por la otra parte de un
escrito con sus observaciones y alegaciones en virtud del artículo 79bis, apartado 3,
no excederá en general de cuatro meses a partir de la fecha de presentación de las
excepciones preliminares” 335.
334 Es importante tener en cuenta la redacción de esta norma antes de la modificación del 21 de octubre de 2019. El
artículo 79ter no existía antes de esa fecha, la norma se encontraba establecida en el parágrafo séptimo del artículo
79 y expresaba: “La Corte, oídas las partes, decidirá por medio de un fallo, en el que aceptará o rechazará la excepción
o declarará que la excepción no tiene, en las circunstancias del caso, un carácter exclusivamente preliminar. Si la Corte
rechazara la excepción o declarara que no tiene un carácter exclusivamente preliminar, fijará los plazos para
la continuación del procedimiento” (Resaltado añadido). De esta manera, la práctica siempre ha consistido en
que cuando se rechazan las excepciones preliminares opuestas por un Estado parte, la CIJ fija los lapsos para los
subsiguientes actos procesales, que serán los mismos que estaban previstos antes de la suspensión del procedimiento
con ocasión de la apertura de la incidencia por excepciones preliminares.
335 Véase “Practice Directions” en el portal web oficial de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.
icj-cij.org/en/practice-directions.
Rafael Badell Madrid
185
336 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
186 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
posibilidad de intervención de esos Estados. Para ello se requiere que el Estado considere
que tiene un interés jurídico que podría ser afectado por la eventual decisión de la CIJ.
Ese Estado podrá presentar una solicitud de intervención que deberá decidir la CIJ
(Artículo 62 del Estatuto).
Conviene destacar que la intervención de terceros prevista en el Estatuto y Reglamento
no está referida en forma alguna a personas naturales ni jurídicas distintas a los estados.
En efecto, de conformidad con el parágrafo primero del artículo 34 del Estatuto, sólo los
Estados pueden ser partes en los procesos ante la CIJ. Con esta precisión se reitera que
únicamente los Estados, en tanto sujetos de derecho internacional público, tienen ius
standi o derecho de acceso a este alto órgano jurisdiccional.
En atención a esa posibilidad -un tercer Estado con interés jurídico que pueda
ser afectado por el fallo- el Estatuto prevé que cuando la controversia verse sobre la
interpretación de una convención del que sean partes Estados distintos a los litigantes,
el Secretario de la CIJ deberá notificar inmediatamente a todos los Estados interesados,
que serían principalmente, aquellos que también han suscrito la convención (Parágrafo
primero del artículo 63 del Estatuto).
La notificación del parágrafo primero del artículo 63 del Estatuto origina el derecho
a intervenir en el proceso de todos los Estados que la reciban. Sin embargo, la última
parte del parágrafo segundo del artículo 63 eiusdem establece que el Estado que ejerza tal
derecho será alcanzado por el efecto vinculante de la sentencia de interpretación. De lo
anterior se concluye que el Estado interesado y notificado que no decida intervenir en el
procedimiento no estará obligado a adoptar la interpretación de la convención contenido
en el fallo de la CIJ.
También con relación a las partes y sus intereses ante la CIJ debe mencionarse la
posibilidad de intervención de terceros en la controversia. En efecto, existe la posibilidad
de que un tercero con un interés vinculado a la controversia pueda participar. Sin
embargo, esta posibilidad no está abierta a cualquier sujeto de derecho, solamente lo está
para los Estados soberanos, a tenor del artículo 62 del Estatuto:
“ l. Si un Estado considerare que tiene un interés de orden jurídico que puede ser
afectado por la decisión del litigio, podrá pedir a la Corte que le permita intervenir.
2. La Corte decidirá con respecto a dicha petición”.
El momento procesal para presentar la solicitud de intervención ante la CIJ es -como
regla- lo más pronto posible antes de la culminación de la fase de procedimiento escrito.
Excepcionalmente podría admitirse una solicitud posterior a este momento. En efecto,
establece el artículo 81 del Reglamento:
“1. Una petición de permiso para intervenir fundada en el Artículo 62 del Estatuto,
firmada en la forma prevista en el párrafo 3 del Artículo 38 de este Reglamento,
deberá ser depositada lo más pronto posible antes del cierre del procedimiento escrito.
Rafael Badell Madrid
187
338 Véase Resolución relativa a la Práctica Judicial Interna de la Corte (Reglamento de la Corte, artículo 19) adoptada el
12 de abril de 1976. Disponible en: https://www.icj-cij.org/en/other-texts/resolution-concerning-judicial-practice.
339 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
190 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
340 Véase Daniel Guerra Iñiguez, Derecho internacional público, segunda edición, Grafiunica, Caracas, 1976. p. 461
341 Véase Carta de las Naciones Unidas. Disponible en: https://www.oas.org/36ag/espanol/doc_referencia/carta_nu.pdf.
342 Véase Max Sorensen, ob. cit., p. 658.
Rafael Badell Madrid
191
A pesar de que la CIJ no tiene una segunda instancia para apelar un fallo emitido
por sus jueces, puede conocer en apelación de una decisión de otro órgano internacional
o, incluso, un laudo emanado de un tribunal arbitral si los Estados han convenido en
que ese acto pueda ser sometido a la CIJ “si uno de ellos alega que el laudo no se ajusta
al Derecho Internacional, puesto que tal desacuerdo constituye uno de los casos de
conflictos jurídicos señalados en el artículo 36”345.
En general, y esto también aplica a la sentencia definitiva, las decisiones de la CIJ se
definen por mayoría de votos de los jueces que estén presentes al momento de decidir. En
el supuesto de que no haya mayoría por empate durante la votación, el voto determinante
será el del Presidente o el del juez que haga sus veces en los supuestos de ausencia (Artículo
55 del Estatuto).
Los jueces de la CIJ deben cumplir con el deber de motivación de la sentencia y,
desde luego, incluir los nombres de cada uno de los jueces que hayan participado en la
decisión (Artículo 56 del Estatuto).
También es importante señalar que los jueces tendrán derecho a manifestar su
opinión disidente y ésta será agregada a la sentencia de conformidad con lo establecido
en el artículo 57 del Estatuto. Deberán firmar la sentencia tanto el Presidente como el
Secretario, luego el fallo será leído en una sesión pública a la cual debe preceder la debida
notificación de ese acto a los agentes de cada una de las partes (Artículo 58 del Estatuto).
La sentencia tendrá efecto vinculante que se restringe a las partes en litigio y sólo
con relación al aspecto que ha sido decidido. No abarcará otros aspectos que vayan más
allá de la controversia atendida por la CIJ ni podrá obligar a Estados que no hayan sido
partes en el procedimiento (Artículo 59 del Estatuto).
De forma que no hay duda sobre el carácter definitivo de las sentencias de la CIJ. Sin
embargo, en los que casos en los que no se verifique el cumplimiento voluntario del fallo,
¿cómo se procede a la ejecución forzosa de las sentencias dictadas por la CIJ?
En este sentido, la doctrina ha establecido que en cuanto a la ejecución forzosa de
los fallos de la CIJ, puede aplicarse el mismo tratamiento dado a los laudos arbitrales.
En efecto:
“El orden legal contemporáneo, carente de una organización centralizada de
instrumentos de fuerza que puedan utilizarse en ayuda de los órganos judiciales y
cuasijudiciales, presenta el mismo problema con respecto a la ejecución forzosa de las
sentencias judiciales y de los laudos arbitrales”346.
De manera que cobran importancia mecanismos como la autoayuda (self help)
que podría conducir, por ejemplo, a un embargo de bienes disponibles en el Estado
345 Véase Alfred Verdross, Derecho Internacional Público, Aguilar, Madrid, 1976, p. 565. El autor indica como ejemplo que
en el caso sobre Jurisdicción del Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional de India contra Pakistán
la CIJ “declaró, en su sentencia de 18 de agosto de 1972, que si un acuerdo internacional le confiere competencia para decidir
en apelación sobre la decisión de un órgano internacional en un litigio entre Estados, la CIJ también es competente para
entender de una apelación dirigida contra la decisión de ese órgano en cuanto a su propia competencia”.
346 Ídem.
Rafael Badell Madrid
193
359 Ídem.
360 Ídem.
361 Ídem.
362 Ídem.
363 Ídem.
Rafael Badell Madrid
199
Por otra parte, existen ciertos organismos y agencias especializadas que han sido
autorizados por la Asamblea General de Naciones Unidas para solicitar opiniones
consultivas. Entre ellos se encuentra la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
que recientemente ha solicitado una opinión consultiva sobre Derecho a la huelga según
el Convenio No. 87 de la OIT.
También pueden solicitar opiniones consultivas la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Organización Mundial
de la Salud (OMS), Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD),
Corporación Financiera Internacional (IFC), Asociación Internacional de Desarrollo
(AID), Fondo Monetario Internacional (FMI), Organización de Aviación Civil
Internacional (OACI), Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), Fondo
Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Organización Meteorológica Mundial
(OMM), Organización Marítima Internacional (OMI), Organización Mundial de la
Propiedad Intelectual (OMPI), Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo
Industrial (ONUDI) y la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
De las organizaciones mencionadas en el párrafo anterior, sólo algunas han ejercido
su derecho de solicitar opiniones consultivas a la CIJ. Es el caso de la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura que solicitó una opinión
consultiva en el caso “Sentencias del Tribunal Administrativo de la OIT sobre quejas
presentadas contra la UNESCO”. También la Organización Mundial de la Salud (OMS)
ha solicitado opiniones consultivas en los casos “Interpretación del Acuerdo del 25 de
marzo de 1951 entre la OMS y Egipto” y “Legalidad del uso por parte de un Estado de
armas nucleares en conflicto armado”.
Adicionalmente, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) también
solicitó una opinión consultiva a la CIJ en el caso “Sentencia N.º 2867 del Tribunal
Administrativo de la Organización Internacional del Trabajo sobre una queja presentada
contra el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola”. Por último, la Organización
Marítima Internacional también solicitó una opinión consultiva a la Corte sobre la
“Constitución del Comité de Seguridad Marítima de la Organización Consultiva
Marítima Intergubernamental”.
la CNU. Esta solicitud de opinión consultiva debe ser presentada por escrito, de manera
precisa y acompañada de documentos que faciliten una comprensión completa de la
cuestión planteada (Artículo 65, párrafo 2 del Estatuto).
Una vez que inicia el proceso consultivo el Secretario, en un acto inmediato, notifica
a todos los Estados con derecho a comparecer ante la CIJ tan pronto como recibe la
solicitud de opinión consultiva (Artículo 66, párrafo 1 del Estatuto). Este acto de
transparencia subraya el compromiso de la CIJ de incluir a todos los Estados interesados
desde el inicio del procedimiento consultivo. Además, el Secretario se encarga de
notificar directamente a los Estados y organizaciones internacionales que puedan ofrecer
información relevante (Artículo 66, párrafo 2 del Estatuto). Luego, la CIJ se recibe
presentaciones escritas en un plazo determinado o para escuchar exposiciones orales en
una audiencia pública. (Artículo 66, párrafo 2 del Estatuto).
En particular, el artículo 104 del Reglamento prevé que todas las solicitudes de
opiniones consultivas deben ser transmitidas a la CIJ por el Secretario General de las
Naciones Unidas o, según corresponda, por el funcionario administrativo principal del
organismo autorizado para hacer la solicitud. En todo caso, las declaraciones escritas
presentadas a la CIJ deben ser comunicadas a los Estados y organizaciones que las hayan
presentado, facilitando un intercambio de información transparente (Artículo 105,
párrafo 1 del Reglamento).
El artículo 66 del Estatuto amplía la participación, permitiendo que cualquier Estado
con derecho a comparecer que no haya recibido la notificación especial exprese su deseo
de participar, bien sea presentando argumentos escritos o siendo escuchado.
De forma similar a lo que ocurre en los procedimientos contenciosos, la CIJ tiene
especial cuidado respecto de la transparencia de las actuaciones. En efecto, con arreglo
al artículo 106 del Reglamento, la CIJ puede decidir que las declaraciones escritas y
los documentos anexos sean accesibles al público durante o después de la apertura de
las audiencias públicas. Sin embargo, en caso de una consulta jurídica pendiente entre
Estados, primero se deben conocer las opiniones de esos Estados (Artículo 106 del
Reglamento). Esto destaca la importancia de garantizar un correcto equilibrio entre la
transparencia y la situación particular de las partes involucradas.
La fase final de los procedimientos consultivos en la regulación general del Estatuto
se encuentra en el artículo 67 del Estatuto, que establece que la CIJ pronunciará sus
opiniones consultivas en una audiencia pública. Esta disposición destaca el compromiso
de la CIJ con la transparencia al hacer públicos sus pronunciamientos y permitir que los
representantes de los Estados y organizaciones directamente interesados estén presentes.
La opinión consultiva debe cumplir con ciertos requisitos formales como fecha,
nombres de los jueces participantes, un resumen de los procedimientos, una declaración
de hechos, los fundamentos jurídicos en los que se basa, la respuesta a la consulta
planteada y la información sobre los jueces que constituyen la mayoría (Artículo 107,
párrafo 2 del Reglamento).
Rafael Badell Madrid
203
a solicitud de cualquier organismo autorizado para ello por la Carta de las Naciones
Unidas, o de acuerdo con las disposiciones de la misma”.
Pareciera, de la lectura de la norma citada, que la CIJ no está obligada
incondicionalmente a dictar opiniones consultivas en todos los casos366. Sin embargo, la
propia práctica de la CIJ ha definido mejor este asunto.
Una demostración de lo anterior es la opinión consultiva dictada por la CIJ el 30 de
marzo de 1950 relativa a la interpretación de los Tratados de Paz con Bulgaria, Hungría
y Rumania. En este caso la consulta se centró en el procedimiento a seguir con respecto
al arreglo de disputas entre los Estados signatarios de los Tratados de Paz de 1947
(Bulgaria, Hungría, Rumanía, por una parte, y los Estados Aliados, por otra)367.
En la primera opinión consultiva emitida el 30 de marzo de 1950, la CIJ afirmó que
los países que habían firmado un tratado que establecía un procedimiento arbitral para
la resolución de disputas relacionadas con la interpretación o aplicación de la convención
estaban obligados a designar a sus representantes ante las comisiones arbitrales prescritas
por el tratado. A pesar de esta opinión consultiva, los tres Estados que se negaron a
designar a sus representantes en las comisiones arbitrales no cambiaron su actitud. Se
les dio un plazo para cumplir con la obligación establecida en los tratados tal como los
había interpretado la CIJ368.
También en la opinión consultiva del 30 de marzo de 1950 la CIJ interpretó el
parágrafo primero de artículo 65 del Estatuto, comentado al inicio de este capítulo, y
formuló importantes consideraciones sobre del deber de emitir opiniones consultivas. En
este caso, la CIJ determinó que estaba en el deber de dar una opinión sobre las preguntas
I y II establecidas en la Resolución de la Asamblea General de octubre de 1949.
El pronunciamiento de la CIJ en este caso se debió a que su capacidad ejercer su
función consultiva fue objetada por los gobiernos de Bulgaria, Hungría y Rumanía.
Estos Estados alegaron que la solicitud de opinión fue una acción ultra vires por parte de
la Asamblea General, dado que –a su juicio- interfería asuntos propios de la jurisdicción
interna de los Estados.
La CIJ refutó estos argumentos y sostuvo que la solicitud se limitaba a obtener
aclaraciones de naturaleza legal sobre la aplicabilidad del procedimiento para la resolución
de disputas según los Tratados de Paz. Además, la CIJ destacó que la interpretación de
los términos de un tratado no se considera una cuestión propia de la jurisdicción interna
de un Estado, sino más bien una cuestión de derecho internacional, lo cual recae dentro
de la competencia material de la CIJ369.
366 Alfred Verdross, ob. cit., p. 565. En especial véase nota al pie número 24 de la obra citada.
367 International Court of Justice, “Interpretation of Peace Treaties with Bulgaria, Hungary and Romania”. Disponible
en: https://www.icj-cij.org/case/8.
368 Ídem.
369 Sobre este particular véase Alfred Verdross, ob. cit., p. 565. En específico, véase la nota al pie número 24 de la página
citada de la obra del Dr. Verdross.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
206 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
370 International Court of Justice, “Interpretation of Peace Treaties with Bulgaria, Hungary and Romania”. Disponible
en: https://www.icj-cij.org/case/8.
371 Ídem.
Rafael Badell Madrid
207
pero este caso en particular nos permite ilustrar bastante bien que, en algunos supuestos,
los dictámenes consultivos de la CIJ sí pueden resultar de obligatorio cumplimiento.
Aunque este procedimiento consultivo se encuentra en curso, la opinión consultiva
que dictará la CIJ en el futuro será de obligatorio cumplimiento para la OIT en virtud
del artículo 37, párrafo 1, de la Constitución de la OIT que establece lo siguiente: “Todas
las cuestiones o dificultades relativas a la interpretación de esta Constitución y de los
convenios ulteriormente concluidos por los Miembros en virtud de las disposiciones de
esta Constitución serán sometidas a la Corte Internacional de Justicia para su resolución.”
A la luz del artículo 37, párrafo 1, es aceptado que los redactores de la Constitución
de la OIT “encomendaron a la CIJ la tarea de emitir decisiones -no opiniones- para
resolver dificultades relacionadas con la interpretación. En consecuencia, al entrar
a formar parte de la Organización, todos los Estados Miembros aceptan el carácter
vinculante de las decisiones emitidas por la CIJ en respuesta a una solicitud presentada
por la Organización con arreglo al párrafo 1 del artículo 37”372. Como señala Alfred
Verdross “las partes o los signatarios de un tratado pueden obligarse de antemano en el
mismo a considerar como obligatoria la opinión de la CIJ”373.
La solicitud fue presentada con ocasión del desacuerdo constante en el seno de la
OIT sobre la interpretación del Convenio sobre la libertad sindical y la protección del
derecho de sindicación o Convenio No. 87, específicamente en relación con el derecho
a la huelga. Este desacuerdo ha generado preocupaciones sobre el funcionamiento de la
OIT y la credibilidad de su sistema normativo. La solicitud se fundamenta en el hecho de
que el derecho a la huelga se considera un corolario del derecho fundamental a la libertad
de asociación, según observaciones de los órganos de supervisión de la OIT.
Un aspecto de interés es que, en este caso, aun en sustanciación, la OIT solicitó a
la CIJ que acelere el procedimiento de opinión consultiva, lo cual –como dijimos al
comentar el procedimiento consultivo- es posible a la luz del procedimiento consultivo
abreviado previsto en el artículo 103 del Reglamento.
Adicionalmente, la OIT solicitó a la CIJ que permita la participación en las diligencias
consultivas de las organizaciones de empleadores y trabajadores que gozan de estatus
consultivo general con la OIT. Sobre esto último la OIT no citó ningún fundamento
normativo del Estatuto o el Reglamento de la CIJ.
372 Organización Internacional del Trabajo, “El efecto jurídicamente vinculante de las opiniones consultivas de la
Corte Internacional de Justicia”. Disponible en: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@ed_norm/@relconf/
documents/meetingdocument/wcms_900321.pdf.
373 Alfred Verdross, ob. cit., p. 566. Una cláusula similar puede observarse en el Convenio sobre privilegios e inmunidades
de las Naciones Unidas del 13 de febrero de 1946 o en el Convenio sobre privilegios e inmunidades de los organismos
especializados del 21 de noviembre de 1947.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
208 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
374 Véase Directivas Prácticas de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/en/practice-
directions.
COMENTARIOS FINALES
IV
La CIJ es el órgano judicial más importante de la ONU. La CIJ opera bajo un marco
regulatorio conformado por un Estatuto y un Reglamento, con Directivas Prácticas
que complementan y optimizan su función jurisdiccional. El Estatuto, anexo a la Carta
de las Naciones Unidas, refleja la influencia de la CPJI y el Reglamento establece las
reglas procedimentales y es modificado cada cierto tiempo para adaptarse a la creciente
actividad de la CIJ.
Las Directivas Prácticas, adoptadas desde 2001, optimizan la labor de la CIJ, y
las Resoluciones, como la que regula la admisión de Estados no partes, contienen un
tratamiento jurídico mucho más detallado de ciertos aspectos.
La CIJ tiene una estructura compleja y cuidadosamente diseñada en su composición
para garantizar la representación de los principales sistemas jurídicos del mundo y la
imparcialidad en sus funciones.
La independencia de los jueces es un pilar fundamental del funcionamiento de la CIJ,
dado que no representan a sus gobiernos ni a ningún otro Estado. La solvencia moral,
la experiencia en derecho internacional y la imparcialidad son requisitos indispensables
para ser juez de la CIJ.
La elección periódica de un tercio de la CIJ cada tres años, permitiendo reelecciones
y las recientes elecciones de cinco nuevos jueces dan cuenta de la capacidad de la CIJ para
gestionar los casos bajo estrictos estándares éticos sin sacrificar la continuidad requerida
para solucionar casos complejos.
Los jueces ad hoc, por su parte, aseguran la representación de las partes involucradas
cuando ninguno de los jueces de la CIJ es nacional de su Estado. Para lograr este
cometido, la CIJ sigue un proceso detallado que incluye la notificación temprana, la
posibilidad de objeciones y la participación en igualdad de condiciones.
La competencia de la CIJ, está regulada en el Capítulo II del Estatuto. Sólo los
Estados pueden ser partes en los procesos ante la CIJ, quedando excluidas las personas
naturales y otro tipo de organizaciones. Es fundamental que un Estado acepte previa
y voluntariamente la competencia de la CIJ para que pueda acudir a ella. Para hacerlo
dispone de medios ante hoc y post hoc para expresar este consentimiento, incluyendo
acuerdos internacionales, tratados bilaterales y la cláusula opcional contenida en
el artículo 36 del Estatuto. De manera que la competencia de la CIJ se basa en el
209
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
210 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
consentimiento de los Estados, el cual puede ser expresado de diversas maneras, ya sea
antes o después de surgir el conflicto.
En el funcionamiento de la CIJ, además de los jueces, existen otros sujetos clave
para el desenvolvimiento del proceso. Se trata de los agentes, quienes cumplen un rol
crucial en la representación de los Estados partes en un proceso. Designados de acuerdo
con el artículo 42 del Estatuto, estos agentes actúan como representantes legales.
Según el artículo 40 del Reglamento la designación de agentes se establece al inicio del
procedimiento y su participación es esencial hasta la conclusión de la fase de audiencias.
Los agentes coordinan con consejeros y abogados, desempeñando un papel vital
en la preparación y presentación del caso. Además, la CIJ utiliza a los agentes como
receptores principales de las comunicaciones oficiales durante el proceso. Esto incluye
la notificación de sentencias, de acuerdo con el artículo 58, y otras comunicaciones
formales. La eficacia de las notificaciones está respaldada por el artículo 44 del Estatuto,
que establece procedimientos para casos en que se deben notificar a personas distintas
de los agentes.
Para gestionar el procedimiento la CIJ tiene la posibilidad de dictar providencias, las
cuales tienen fundamento en el artículo 48 del Estatuto y son esenciales para dirigir el
curso del proceso. A través de providencias la CIJ puede, por ejemplo, fijar lapsos para
la presentación de memoria y contramemoria o incluso indicar medidas provisionales de
obligatorio cumplimiento para las partes.
La función consultiva, también de gran relevancia, permite a ciertos órganos y
agencias internacionales solicitar opiniones jurídicas sobre cuestiones específicas,
brindando una interpretación autorizada según los principios del derecho internacional.
La utilidad de la función consultiva radica en la posibilidad de obtener pronunciamientos
de la CIJ sobre la legalidad de decisiones o actos de los órganos internos de la ONU y
otras entidades autorizadas.
Los procedimientos consultivos ante la CIJ están limitados a un número selecto
de órganos de las Naciones Unidas y agencias especializadas. Aunque las opiniones
consultivas no son vinculantes, su emisión está asociada con la autoridad y prestigio de
la CIJ, proporcionando a los solicitantes una base para tomar decisiones fundamentadas
sobre cuestiones jurídicas complejas. En definitiva, la función consultiva de la CIJ,
al igual que la función contenciosa, coadyuva a la solución pacífica de controversias
internacionales al emitir dictámenes no vinculantes que contienen opiniones
especializadas y fundamentadas en el derecho internacional vigente.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ABI-SAAB, Georges, Les Exceptions Préliminaires dans la Procédure de la Cour Interna-
tionale, Éditions A. Pedone, París, 1967,
ABREU BURELLI, Alirio, “La prueba en los procesos ante la Corte Interamericana
de Derechos Humanos” en Antônio Augusto Cançado Trindade (Coord.), El
sistema interamericano de protección de los derechos humanos en el umbral del siglo
XXI, Tomo I, Segunda edición, Corte Interamericana de Derechos Humanos,
San José, 2001. Disponible en: http://ru.juridicas.unam.mx/xmlui/bitstream/
handle/123456789/28023/la-prueba-en-los-procesos-ante-la-corte-interamerica-
na-de-derechos-humanos.pdf?sequence=2&isAllowed=y
AHMED MOHAMED, Mohamed Sameh, The Role of the International Court of Justice
as the Principal Judicial Organ of the United Nations, University of London, 1997.
Disponible en: https://etheses.lse.ac.uk/2566/1/U615515.pdf.
ÁLAMO YBARRA, Carlos, Fronteras de Venezuela con la Guayana Británica, Academia
de Ciencias Políticas y Sociales – Editorial Élite, Caracas, 1938.
AYALA CORAO, Carlos, “Palabras del Académico Carlos Ayala Corao, en la apertu-
ra del décimo encuentro sobre la plataforma continental y la frontera marítima
entre Guyana y Venezuela”, Héctor Faúndez Ledesma y Rafael Badell Madrid
(coords.), La controversia del Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y Sociales
- Editorial Jurídica Venezolana, Serie Eventos 34, Caracas, 2022.
BADELL MADRID, Rafael, La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo,
Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Serie Estudios No. 139, Caracas, 2023.
_____ “La controversia territorial del Esequibo a través de la cartografía”, Boletín de la
Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 173, Caracas, 2023.
_____ “Aspectos procesales del caso 171 de la Corte Internacional de Justicia”, Libro
Homenaje al Dr. Humberto Romero-Muci, Academia de Ciencias Políticas y So-
ciales, Caracas, 2023.
_____ “Pruebas en la reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo”, Boletín de
la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 172, Caracas, 2023.
211
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
212 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
_____ “¿Es posible solicitar medidas provisionales en el caso 171 de la Corte Internacio-
nal de Justicia?”, Libro Homenaje al Dr. José Getulio Salaverría Lander, Academia
de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 2023.
_____ “Consideraciones sobre las excepciones preliminares propuestas por Venezuela
en la Corte Internacional de Justicia. Trámite procesal y sentencia que las resuel-
ve”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 170, Caracas,
2022.
_____ “Los padres jesuitas Pablo Ojer Celigueta y Hermann González Oropeza en la
reclamación del territorio Esequibo”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas
y Sociales, número 169, Caracas, 2022.
_____ “Rómulo Betancourt en la reclamación del Esequibo”, Boletín de la Academia de
Ciencias Políticas y Sociales, número 168, Caracas, 2022.
_____ “La nulidad del Laudo de París del 3 de octubre de 1899”, Boletín de la Academia
de Ciencias Políticas y Sociales, número 165, Caracas, 2021.
_____ “Comentarios sobre la controversia con Guyana” en Libro Homenaje a Cecilia
Sosa Gómez, Tomo I, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 2021.
BASCUÑÁN MONTES, Aurelio, Tratados aprobados en la Conferencia Internacional de
La Haya, Garnier Hermanos, París, 1900.
BENADAVA, Santiago, “La jurisdicción contenciosa de la Corte Internacional de Justi-
cia”, Revista de Derecho Público, No. 31-32, Facultad de Derecho de la Universi-
dad de Chile, 1982. Disponible en: https://doi.org/10.5354/rdpu.v0i31/32.43827.
BLANCO-URIBE QUINTERO, Alberto, La protección del ambiente y el contencioso
administrativo, Editorial Sherwood, colección cuadernos, Caracas, 1998.
BREWER-CARÍAS, Allan, Derechos de Venezuela sobre el territorio Esequibo, la nulidad
del laudo arbitral de 1899 y las falsedades en la memoria de Guyana ante la Corte
Internacional de Justicia, Academia de Ciencias Políticas y Sociales - Editorial
Jurídica Venezolana, Caracas, 2023.
BREWER-CARÍAS, Allan y COTTIN, Leon Henrique (eds.), Geographical Report of
the U.S Presidential Commission Appointed to Investigate Upon the True Divisional
Line Between the Republic of Venezuela and British Guiana. Reproduction of VOL
3 (Geographical) of the Report and Accompanying Papers of the Commission Appoin-
ted by the President of the United States “to Investigate and report upon the True Di-
visional Line between the Republic of Venezuela and British Guiana. Washington,
1897, Academia de Ciencias Políticas y Sociales - Editorial Jurídica Venezolana,
Caracas, 2023.
Rafael Badell Madrid
213
BRICEÑO MONZÓN, Claudio, José Alberto Olivar y Luis Alberto Buttó (coords.),
La cuestión Esequibo. Memoria y soberanía., Universidad Metropolitana, Caracas,
2016.
BROWN SCOTT, James (dir.), The proceedings of the Hague Peace Conference, elabora-
do por la Carnegie Endowment for International Peace en Washington, Oxford
University Press, Nueva York, 1920. Disponible en: https://www.loc.gov/rr/frd/
Military_Law/pdf/HaguePeace-Conference_1899.pdf
BURGOS GUTIÉRREZ, Andrés Eloy (ed.), Memorias de Venezuela, número 34, ene-
ro-febrero 2016, Ministerio del Poder Popular para la Cultura - Centro Nacional
de la Historia, Caracas, 2016.
CÁRDENAS CASTAÑEDA, Fabián y HERRERA RAMÍREZ, Viviana, “Desen-
mascarando el tabú: la Corte Internacional de Justicia y el incumplimiento a
sus fallos”, en Rafael Prieto Sanjuán (ed.), Derecho Internacional de los Litigios,
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2014, s/n. Disponible en: https://www.
researchgate.net/publication/328582603_Desenmascarando_el_Tabu_La_Cor-
te_Internacional_de_Justicia_y_el_Incumplimiento_a_sus_Fallos.
CARDONA LLORENS, Jorge, “La competencia de la Corte Internacional de Jus-
ticia en materia contenciosa, el principio de la competencia sobre la compe-
tencia y la ejecución de las sentencias de la corte”, Boletín de la Academia de
Ciencias Políticas y Sociales, No. 166, Caracas, 2021. pp. 393-404. Disponible
en: https://acienpol.abcdonline.info/bases/biblo/texto/boletin/2021-5/BolA-
CPS_2021_166_393-404.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA, Estatuto de la Corte Internacional de
Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/statute-of-the-court/
statute-of-the-court-es.pdf.
_____ Reglamento de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.
icj-cij.org/public/files/rules-of-court//rules-of-court-es.pdf.
_____ Directivas Prácticas. Disponible en: https://www.icj-cij.org/en/practice-direc-
tions.
_____ Resolución relativa a la Práctica Judicial Interna de la Corte (Reglamento de la
Corte, artículo 19) adoptada el 12 de abril de 1976. Disponible en: https://www.
icj-cij.org/en/other-texts/resolution-concerning-judicial-practice.
______ The International Court of Justice Handbook, recuperado de los archivos de la
web oficial de la Corte Internacional de Justicia en el apartado de publicaciones.
Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/publications/handbook-of-
the-court-en.pdf.
______ “History”. Disponible en: https://www.icj-cij.org/history.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
214 Caso 171: Guyana vs. Venezuela
DÁVILA BARRIOS (ed.), William, Libro blanco: La reclamación venezolana del territo-
rio Esequibo, Asamblea Nacional, Caracas, 2020.
DE MARTENS, Federico, “La Russie et l’Angleterre dans l’Asie centrale”, Revista de
Derecho Internacional y Legislación Comparada, Instituto de Derecho Internacio-
nal, 1879.
DONÍS RÍOS, Manuel, “La reclamación del territorio Esequibo: 1899-1966”, Boletín de
la Academia Nacional de la Historia, número 397, Caracas, 2016.
ESPOSITO MASSICCI, Carlos D., La jurisdicción consultiva de la Corte Internacional
de Justicia. Su valor en la determinación del Derecho internacional y en la solución
pacífica de controversias, Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, 1995.
FALCÓN BRICEÑO, Marcos, “Orígenes de la actual reclamación de la Guayana Es-
equiba”, en Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales¸ número 91,
Caracas, 1983.
FAÚNDEZ LEDESMA, Héctor, “Medidas cautelares en el caso Guyana c. Venezuela”,
El Nacional, 19 de noviembre de 2021. Disponible en: https://www.elnacional.
com/opinion/medidas-cautelares-en-el-caso-guyana-c-venezuela/.
_____ La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana
vs. Venezuela, Academia de Ciencias Políticas y Sociales – Editorial Jurídica Ve-
nezolana, Caracas, 2020.
FUNDACIÓN EMPRESAS POLAR, “Schomburgk, Robert Hermann”, Diccionario
de Historia de Venezuela. Disponible en: https://bibliofep.fundacionempresaspo-
lar.org/dhv/entradas/s/schomburgk-robert-hermann/#author.
GARCÍA LOZANO, Soledad, “La sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 27
de junio de 2001 en el caso La Grand”, Boletín mexicano de derecho comparado,
número 109, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México,
2004.
_____ “La indicación de medidas cautelares por la Corte Internacional de Justicia: el
asunto Breard. (Paraguay c. Estados Unidos)”, Themis, número 40, Pontificia
Universidad Católica del Perú, Lima, 2000.
GARCÍA-VELUTINI, Oscar, Facultad, acción y efecto de arbitrar, Editorial Arte, Ca-
racas, 1960.
GONZÁLEZ OROPEZA, Hermann y OJER CELIGUETA, Pablo, Informe que los
expertos venezolanos para la cuestión de límites con Guayana Británica presentan al
gobierno nacional, Ministerio de Relaciones Exteriores, Caracas, 1967
GROS ESPIELL, Héctor, “Las medidas cautelares (provisionales) en los tribunales in-
ternacionales. El caso de la Corte Internacional de Justicia y el medio ambiente”,
Rafael Badell Madrid
215