Libro Corte Internacional de Justicia

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Colección LETRAVIVA

CORTE
INTERNACIONAL
DE JUSTICIA
Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Rafael Badell Madrid
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA:
Caso 171: Guyana vs. Venezuela
Rafael Badell Madrid

Universidad Católica Andrés Bello


Montalbán. Caracas (1020). Apartado 20.332

Diseño y producción: abediciones


Diagramación: Isabel Valdivieso
Diseño de portada: Isabel Valdivieso

© Universidad Católica Andrés Bello


Primera edición 2024
Hecho el Depósito de Ley
Publicaciones UCAB
Depósito Legal: DC2024000140
ISBN: 978-980-439-154-5

Impreso en Venezuela
Printed in Venezuela
Por: Gráficas LAUKI, C. A.

Reservados todos los derechos.


No se permite reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de la información, ni
transmitir alguna parte de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado –electrónico,
mecánico, fotocopia, grabación, etc.–, sin el permiso previo de los titulares de los derechos de
la propiedad intelectual.
ÍNDICE

PRESENTACIÓN
César Augusto Carballo Mena...................................................................................... 9

I. INTRODUCCIÓN........................................................................................13
II. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA CORTE
INTERNACIONAL DE JUSTICIA.............................................................19
1. Régimen jurídico: Estatuto, Reglamento, Directivas Prácticas
y Resoluciones............................................................................................21

III. FUNCIONAMIENTO DE LA CORTE INTERNACIONAL


DE JUSTICIA: ASPECTOS ORGANIZATIVOS Y NOCIONES
FUNDAMENTALES.....................................................................................25
1. Composición de la Corte Internacional de Justicia.....................................25
1.1. Jueces.....................................................................................................25
1.2. Jueces ad hoc..........................................................................................32
2. Función contenciosa de la Corte Internacional de Justicia.........................35
2.1. De la competencia de la Corte Internacional de Justicia .......................35
2.1.1. Punto previo....................................................................................35
2.1.2. Competencia....................................................................................36
2.1.2.1. Medios ante hoc......................................................................36
2.1.2.2. Medios post hoc.......................................................................41
2.1.2.3. Competencia ratione personae ............................................... 42
2.1.2.4. Competencia ratione materiae.................................................43
2.1.2.5. Competencia ratione temporis................................................ 44
2.1.2.6. Admisibilidad.........................................................................45
2.2. Agentes (Artículo 42 del Estatuto; Artículo 42 del Reglamento)...........47
2.3. Notificaciones (Artículos 40.2 y 40.3 del Estatuto)...............................51
2.4. De los escritos de las partes (Artículo 46 del Reglamento;
Directiva Práctica II y Directiva Práctica III)........................................52
2.5. Orden del procedimiento mediante providencias de la CIJ
(Artículo 44 del Reglamento)................................................................52
2.6. Estructura de los procedimientos contenciosos ante
la Corte Internacional de Justicia ..........................................................53

5
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
6 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

2.6.1. Alegatos y defensas...........................................................................54


2.6.1.1. Fase escrita..............................................................................54
2.6.1.1.1. Memoria (Artículo 43 del Estatuto; Artículos
45 y 49 del Reglamento).................................................54
2.6.1.1.2 Contramemoria (Artículo 43 del Estatuto;
Artículos 45 y 49 del Reglamento).................................56
2.6.2. Fase oral...........................................................................................78
2.6.3. Pruebas (Artículos 50, 51 y 52 del Estatuto; Artículos
57, 62, 63, 64, 66, 71, 72, 79, 79bis, 79ter del Reglamento)............78
2.6.3.1. Pruebas de Venezuela en el caso de la controversia
con Guyana relativa a la nulidad o validez del
Laudo Arbitral de París.......................................................... 80
2.6.3.1.1. Pruebas referidas a la violación del debido proceso........ 80
2.6.3.1.2. Pruebas en relación al vicio de exceso de poder..............85
2.6.3.1.3. Pruebas relacionadas con el vicio de ultra petita.............87
2.6.3.1.4. Pruebas en relación a la falta de motivación................... 90
2.6.3.1.5. Pruebas referidas a la violación del deber
de imparcialidad.............................................................93
2.6.3.1.6. Evidencia cartográfica..................................................101
2.6.4. Procedimientos incidentales...........................................................149
2.6.4.1. Medidas provisionales (
Artículos 73 al 78 del Reglamento).......................................149
2.6.4.1.1. Trámite de las medidas provisionales............................150
2.6.4.1.2. Características.............................................................. 152
2.6.4.1.3. Las medidas provisionales en la jurisprudencia
de la Corte Internacional de Justicia............................. 155
2.6.4.1.4. Trámite del procedimiento incidental
de medidas provisionales iniciado a solicitud
de Guyana contra Venezuela en el caso del Laudo
Arbitral de París del 3 de octubre de 1899................... 159
2.6.4.1.5. ¿Es posible que Venezuela también solicite medidas
provisionales contra Guyana en el caso del Laudo
Arbitral de París del 3 de octubre de 1899?...................171
2.6.4.2. Excepciones preliminares (Artículos 79, 79bis y 79ter
del Reglamento)....................................................................181
2.6.4.3. Reconvención (Artículo 80 del Reglamento)........................185
2.6.4.4. Intervención de terceros (Artículo 62 del Estatuto;
Artículos 81 al 86 del Reglamento).......................................185
2.6.5. Terminación del proceso................................................................188
2.6.5.1. Sentencia (Artículos 56, 57, 58, 59, 60 y 61 del Estatuto).....188
2.6.5.1.1. Algunos comentarios sobre la eficacia de la justicia
internacional y el carácter obligatorio de las sentencias
de la Corte Internacional de Justicia.............................193
Índice
7

2.6.5.2. Desistimiento (Artículos 88 y 89 del Reglamento)...............194


3. Función consultiva de la Corte Internacional de Justicia..........................196
3.1. Consideraciones generales.................................................................196
3.2. Organismos de Naciones Unidas y organismos especializados
autorizados para solicitar opiniones consultivas...................................199
3.3. Procedimiento de las opiniones consultivas.........................................201
3.4. Procedimiento consultivo abreviado....................................................203
3.5. Algunos casos de interés..................................................................... 204
3.5.1. Opinión consultiva del 23 de julio de 1923. Caso
de Carelia Oriental (conflicto de interés)....................................... 204
3.5.2. Opinión consultiva dictada el 30 de marzo de 1950
sobre la interpretación de los Tratados de Paz
con Bulgaria, Hungría y Rumania................................................ 204
3.5.3. Solicitud de opinión consultiva presentada el 10 de noviembre
de 2023 por la Organización Internacional del Trabajo:
derecho a la huelga bajo el Convenio sobre la libertad sindical
y la protección del derecho de sindicación..................................... 206
4. Idiomas oficiales de la Corte Internacional de Justicia............................ 208

COMENTARIOS FINALES.................................................................................. 209

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS..................................................................... 211


César Augusto Carballo Mena*
PRESENTACIÓN

El 30 de enero de 2018, el secretario general de las Naciones Unidas, António
Guterres, declaró agotado el proceso de buenos oficios que dicha organización, desde
1990, impulsó para la solución pacífica de la controversia territorial entre la República
Bolivariana de Venezuela y la República Cooperativa de Guyana.
En consecuencia, invocando los términos del artículo IV.2 del Acuerdo de Ginebra
de 17 de febrero de 1966, celebrado por la República de Venezuela y el Reino Unido de
Gran Bretaña e Irlanda, en consulta con su colonia de Guayana Británica, próxima a
independizarse; el referido funcionario escogió a la Corte Internacional de Justicia como
el medio a ser utilizado para la resolución de dicha controversia.
Así, abiertas las esclusas de la heterocomposición de la controversia, la República
Cooperativa de Guyana optó por solicitar al tribunal internacional, el 29 de marzo de
2018, el juzgamiento y decisión de la misma en los términos siguientes:
• El Laudo Arbitral de Paris de 3 de octubre de 1899 es válido y vinculante
para las partes, en particular en lo atinente a las fronteras que éste y el
Acuerdo de 10 de enero de 1905 trazaron;
• Guyana disfruta de plena soberanía sobre el territorio que se extiende entre
el río Esequibo y el límite establecido por los mencionados Laudo de 1899
y Acuerdo de 1905;
• Venezuela debe retirarse inmediatamente y cesar su ocupación de la mitad
oriental de la isla de Anacoco, y de todos y cada uno de los territorios
reconocidos como territorio soberano de Guyana, de conformidad con los
reseñados Laudo de 1899 y Acuerdo de 1905;
• Venezuela debe abstenerse de amenazar o usar la fuerza en contra de
cualquier persona y/o empresa autorizada por Guyana o involucrada en
actividades económicas o comerciales en el territorio soberano de Guyana; y

* Doctor en Derecho. Especialista en Derecho del Trabajo. Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Jefe del Departamento de Derecho Social de la Facultad de Derecho
UCAB. Individuo de número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. ID ORCID. https://orcid.org/0000-
0002-7343-266X. carballomena@gmail.com.

9
LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
10 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

• Venezuela es internacionalmente responsable por las violaciones a la


soberanía y los derechos soberanos de Guyana, y de todos los daños que
consecuentemente sufra Guyana.
La vía judicial, encarnada en la Corte Internacional de Justicia, condujo a una nueva
y eventualmente terminal fase de la centenaria controversia entre Guyana y Venezuela.
La circunstancia apuntada reavivó, ostensiblemente, el debate interno acerca de
las legítimas pretensiones de Venezuela sobre el territorio Esequibo, impuso la pronta
confección, al margen de parcialidades partidistas o ideológicas, de un catálogo de
acciones orientadas a defender los altos intereses nacionales ante la Corte Internacional
de Justicia, e intensificó, quizá como nunca antes, las manifestaciones conflictivas de los
países en pugna.
La trascendencia, urgencia y complejidad técnica del tema -apenas esbozado en
los párrafos precedentes- exigieron que el Instituto de Investigaciones Jurídicas de
la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) ofreciese a la colectividad, y muy
especialmente a los expertos y actores políticos, un estudio sereno, agudo y oportuno
del origen, hitos, relevancia, y vigencia del diferendo del Esequibo para, a partir de tales
coordenadas, concebir los escenarios litigiosos probables y las líneas matrices de una
idónea estrategia procesal.
Para afrontar un reto de tal envergadura, tuvimos el privilegio de contar con la
experticia y compromiso del profesor de la UCAB -por más de cuarenta años-, individuo
de número y primer vicepresidente de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, y
querido amigo, Dr. Rafael Badell Madrid.
En efecto, atendiendo a su línea investigativa -La reclamación de Venezuela sobre el
territorio Esequibo1, “La controversia territorial del Esequibo a través de la cartografía”2,
Aspectos procesales del caso 171 de la Corte Internacional de Justicia”3, “Pruebas en la
reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo”4,“¿Es posible solicitar medidas
provisionales en el caso 171 de la Corte Internacional de Justicia?”5, “Consideraciones
sobre las excepciones preliminares propuestas por Venezuela en la Corte Internacional
de Justicia. Trámite procesal y sentencia que las resuelve”6, “Los padres jesuitas
Pablo Ojer Celigueta y Hermann González Oropeza en la reclamación del territorio
Esequibo”7,“Rómulo Betancourt en la reclamación del Esequibo”8, “La nulidad del
Laudo de París del 3 de octubre de 1899”9, y “Comentarios sobre la controversia con
Guyana”10- y, muy especialmente, a su bonhomía y compromiso con la UCAB, me
1 Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Serie Estudios No. 139, Caracas, 2023.
2 Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 173, Caracas, 2023.
3 Libro Homenaje al Dr. Humberto Romero-Muci, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 2023.
4 Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 172, Caracas, 2023.
5 Libro Homenaje al Dr. José Getulio Salaverría Lander, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 2023.
6 Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 170, Caracas, 2022.
7 Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 169, Caracas, 2022.
8 Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 168, Caracas, 2022.
9 Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 165, Caracas, 2021.
10 Libro Homenaje a Cecilia Sosa Gómez, Tomo I, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 2021.
Presentación
César Augusto Carballo Mena 11

permití proponer al Dr. Badell, en octubre de 2023, su designación como investigador-


asociado para el proyecto Análisis y divulgación de los aspectos jurídicos del diferendo del
Esequibo.
El maestro y amigo no sólo aceptó -de inmediato y entusiasmado- la tarea
encomendada, sino que, con rigor de relojería suiza, se comprometió a ensamblar
una primera obra sobre el régimen jurídico, composición, y funciones -jurisdiccional
y consultiva- de la Corte Internacional de Justicia, con especial examen -desde la
perspectiva de un abogado litigante de primer nivel11- de las vicisitudes y opciones
procesales derivadas de la controversia territorial que Guyana sometió, el 29 de marzo
de 2018, a su escrutinio.
Cumplida la palabra empeñada, me enorgullece presentar este nuevo libro del Prof.
Badell Madrid, intitulado La Corte Internacional de Justicia, forjado en el ámbito del
reencuentro virtuoso con el Instituto de Investigaciones Jurídicas UCAB, donde se
desenvolvió, en los inicios de su carrera profesional, como asistente y, luego, abogado
investigador.
Estoy seguro que esta obra, producto de la incombustible inspiración, indeclinable
compromiso, rigor académico, y feraz producción jurídica de su autor, será útil para
comprender, desde la perspectiva dual de legos y expertos, el alcance del diferendo
del Esequibo, los desafíos de su radicación en la Corte Internacional de Justicia, y los
escenarios que cabe esperar a partir de la jurisprudencia del alto tribunal y las iniciativas
de los actores en pugna.

11 Héctor Faúndez Ledesma, Prólogo al libro La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, Serie estudios N°
139, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 2023, p. 21.
Palacio de La Paz, sede de la Corte Internacional de Justicia. (La Haya, Países Bajos)
INTRODUCCIÓN
I
El 29 de marzo de 2018, la República Cooperativa de Guyana demandó a Venezuela
ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ)1, de conformidad con el parágrafo primero
del artículo 36 del Estatuto de la CIJ (Estatuto), el parágrafo primero del artículo 40
ejusdem, y el artículo 38 del Reglamento de la CIJ (Reglamento).
En esta demanda Guyana solicitó a la CIJ: (i) declarar la validez y efecto vinculante
del laudo de 1899 y el respeto del límite establecido en el Acuerdo de 1905; (ii) que
Venezuela retire la ocupación en la parte oriental de la isla de Anacoco y demás territorios
reconocidos por el Laudo Arbitral de París y el acuerdo de 1905; (iii) que Venezuela no
amenace ni utilice la fuerza para impedir el desarrollo de las actividades económicas de
Guyana en su territorio; y (iv) declarar la responsabilidad de Venezuela por la violación
de la soberanía de Guyana y, en consecuencia, por las lesiones a su derecho.
Inicialmente Venezuela no compareció al proceso y expresó su rechazo a la jurisdicción
de la CIJ. Tomando en consideración la posición asumida por Venezuela, la CIJ inició
un procedimiento incidental sobre jurisdicción que comenzó con una fase escrita en la
cual Guyana consignó sus alegatos en una memoria de cuatro tomos y Venezuela expresó
su rechazo a la jurisdicción de la CIJ mediante un memorándum y una carta.
En el memorándum del 28 de noviembre de 2019, el Ministro de Relaciones Exteriores
de Venezuela, Jorge Arreaza, rechazó la jurisdicción de la CIJ, descartó la posibilidad de
un arreglo judicial e insistió en solucionar la controversia a través de la negociación y
acudir a los medios políticos previstos en el Acuerdo de Ginebra. La misma posición fue
ratificada mediante carta del mismo Ministro de fecha 24 de julio de 2020.
Concluida la fase escrita, inició la etapa oral del procedimiento. La CIJ fijó y celebró
una audiencia pública el 30 de junio de 2020 a la que Venezuela no compareció, por lo
que se escucharon sólo los argumentos de Guyana respecto al asunto de la jurisdicción
de la CIJ.
Mediante sentencia del 18 de diciembre de 2020 la CIJ se declaró competente para
conocer la demanda, con fundamento en el parágrafo 2 del artículo IV del Acuerdo de
Ginebra de 17 de febrero de 1966.
En la referida decisión, con doce votos a favor y cuatro en contra, la CIJ decidió que
es competente para conocer la demanda presentada por la República Cooperativa de
1 International Court of Justice, “Application instituting proceedings”, de fecha 29 de marzo de 2018. Disponible en
https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-related/171/171-20180329-APP-01-00-EN.pdf.

13
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
14 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Guyana en la medida en que se refiere a la validez del Laudo Arbitral del 3 de octubre
de 1899 y a la cuestión conexa de la solución definitiva de la controversia sobre límites
terrestres entre la República Cooperativa de Guyana y la República Bolivariana de
Venezuela.
En la misma sentencia, de forma unánime, la CIJ decidió que no es competente
para conocer de las reclamaciones de la República Cooperativa de Guyana derivadas
de hechos ocurridos después de la firma del Acuerdo de Ginebra de fecha 17 de febrero
de 1966.2 Con esto la CIJ estableció una fecha crítica, esta es, el 17 de febrero de 1966,
cuando se firmó el Acuerdo de Ginebra.
Luego de la decisión del 18 de diciembre de 2020 por medio de la cual la CIJ se
declaró competente para conocer de la demanda, el 24 de julio de 2021, el Ministro
de Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, dirigió una carta al Presidente
de la CIJ, Abdulqawui Ahmed Yusuf, por medio de la cual insistió en las razones por
las cuales la CIJ no era competente para conocer del asunto. Venezuela ratificó los
argumentos expuestos en el memorándum enviado el 28 de noviembre de 2019 e insistió
en que el objeto del Acuerdo de Ginebra es superar la controversia sobre la validez del
Laudo Arbitral de París y sustituirla por un arreglo práctico aceptable para ambas partes.
La República Cooperativa de Guyana tenía hasta el 8 de marzo de 2022 para presentar
su Memoria y Venezuela hasta el 8 de marzo de 2023 para producir su correspondiente
contra memoria. El 8 de marzo de 2022, la República Cooperativa de Guyana presentó
su Memoria.
El 6 de junio de 2022, luego de consignado el Memorial por parte de la República
Cooperativa de Guyana -y cuando habían ya transcurrido casi tres meses del plazo para
que Venezuela consignara su contra memoria- Venezuela envió una comunicación a
la CIJ mediante la cual, de conformidad con el artículo 42 del Estatuto y el artículo
40 del Reglamento, designó Agente en el juicio por ante la CIJ al Embajador Samuel
Moncada Acosta, Representante Permanente de Venezuela ante la ONU y Co-Agentes al
Embajador Félix Plasencia González, Ex Ministro del Poder Popular para las Relaciones
Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela y a la profesora Elsie Rosales García.
El 7 de junio de 2022, Venezuela compareció por primera vez ante la CIJ y opuso
excepciones preliminares sobre la admisibilidad de la demanda de la República
Cooperativa de Guyana, de conformidad con lo establecido en el artículo 79 del
Reglamento. A consecuencia de ello, el 13 de junio de 2022, la CIJ dictó una providencia
por medio de la cual fijó un plazo hasta el 7 de octubre de 2022 para que la República
Cooperativa de Guyana presentara sus observaciones y alegatos sobre las objeciones
preliminares planteadas por Venezuela. Además, indicó la CIJ que la determinación del
procedimiento posterior sería dada a conocer en una futura decisión.

2 Véase International Court of Justice, “Judgment of 18 December 2020. Jurisdiction of the Court”, p. 42. Disponible
en: https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-related/171/171_20201218_JUD_01-00-EN.pdf
Rafael Badell Madrid
15

La República Cooperativa de Guyana presentó sus observaciones y alegatos escritos


sobre las objeciones preliminares planteadas por Venezuela y, de conformidad con lo
establecido en el parágrafo segundo del artículo 79ter del Reglamento, la CIJ llamó a las
partes a exponer sus alegatos en audiencias orales que se desarrollaron entre el 17 y 22
de noviembre de 2022.
A los representantes de Venezuela les correspondió exponer sus argumentos durante
la primera audiencia pública que tuvo lugar el jueves 17 de noviembre de 2022. De
igual manera, los representantes de la República Cooperativa de Guyana expusieron
sus argumentos sobre la improcedencia de las excepciones preliminares el viernes 18 de
noviembre de 2022. El lunes 21 de noviembre de 2022 Venezuela presentó su réplica a
los argumentos de la República Cooperativa de Guyana y el martes 22 de noviembre de
2022 la República Cooperativa de Guyana presentó su contrarréplica.

Corte Internacional de Justicia reunida en audiencia del 17 de noviembre de 2022 con ocasión de las excepciones
preliminares de admisibilidad opuestas por Venezuela

El 6 de abril de 2023 la CIJ dictó sentencia por medio de la cual resolvió la excepción
preliminar de inadmisibilidad de la demanda propuesta el 7 de junio de 2022 por la
República Bolivariana de Venezuela.3 En esa decisión incidental, la CIJ, en primer lugar,
declaró unánimemente admisible la excepción preliminar presentada por la República

3 International Court of Justice, “Judgment of 6 April 2023”. Disponible en: https://www.icj-cij.org/sites/default/files/


case-related/171/171-20230406-JUD-01-00-EN.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
16 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Bolivariana de Venezuela. Luego, con catorce votos a favor y el voto en contra del Juez
ad hoc Sr. Philippe Couvreur, la declaró sin lugar, es decir, improcedente.
Con catorce votos a favor y el voto en contra del Juez ad hoc Sr. Couvreur, la
CIJ ratificó que es competente para decidir sobre el fondo de las reclamaciones de la
República Cooperativa de Guyana, en la medida en que se encuentren dentro del ámbito
del párrafo 138, subpárrafo 1, de la sentencia del 18 de diciembre de 2020, mediante la
cual había ésta establecido su jurisdicción para conocer del caso.
Posteriormente, el 30 de octubre de 2023 Guyana presentó ante la CIJ una solicitud
de medidas provisionales contra Venezuela con ocasión de la convocatoria efectuada por
el gobierno venezolano para la celebración de un referéndum consultivo acerca de los
derechos de Venezuela sobre el territorio en disputa.
El procedimiento incidental para la indicación de medidas provisionales se sustanció
y se celebraron dos audiencias públicas en las que la CIJ escuchó los argumentos de
ambas partes. El 14 de noviembre de 2023 se celebró la primera audiencia pública y el
15 la segunda. Venezuela produjo sus argumentos en contra de las medidas solicitadas
por Guyana.
El 1 de diciembre de 2023, la CIJ dictó decisión sobre la solicitud de medidas
provisionales. En primer lugar, la CIJ ratificó, una vez más, su competencia para conocer
del caso, para lo cual citó en reiteradas ocasiones su sentencia del 18 de diciembre de
2020, por medio de la cual se declaró competente para resolver la controversia.
La CIJ concluyó que existe un riesgo de perjuicio irreparable y urgencia debido
a la tensión actual y las declaraciones de Venezuela, en razón de lo cual decidió, por
unanimidad, las siguientes medidas provisionales:
1. Venezuela debe abstenerse de ejecutar acciones que modifiquen la situación
actual del territorio en disputa.
2. Ambas partes deben evitar acciones que agraven o extiendan la disputa o la
hagan más difícil de resolver.
Rafael Badell Madrid
17

El juicio continúa y falta muy poco para el próximo 8 de abril del año 2024, cuando
vence el plazo establecido por la CIJ para que Venezuela presente la contramemoria
contentiva de sus alegatos, defensas y pruebas en relación a la nulidad del laudo de Paris
del 3 de octubre de 1899.
Hemos dicho en otras publicaciones, escritos y conferencias que el Laudo de París es
nulo de forma absoluta y por tal razón no tiene carácter definitivo ni es obligatorio, no
produce los efectos de la cosa juzgada y se considera un acto jurídicamente inexistente,
desde que fue dictado en violación a las normas del tratado de arbitraje que le dio origen,
fue dictado en contra del derecho internacional vigente para el momento en que se
produjo, asimismo se dictó en violación del debido proceso e incurriendo en el vicio de
exceso de poder y de ultra petita; además fue totalmente inmotivado y violó el deber de
imparcialidad de los árbitros.4
De manera que la contramemoria contentiva de los alegatos, defensas y pruebas en
relación a la nulidad del laudo de Paris del 3 de octubre de 1899, que le corresponde
presentar a Venezuela, es una oportunidad muy apropiada para demostrar esa nulidad.
Es, obviamente, ésta la ocasión para producir los argumentos de fondo en defensa de
sus intereses territoriales y las pruebas pertinentes. Luego vendrá la fase oral del juicio y
después transcurrirá algún tiempo hasta que la CIJ dicte la sentencia que resolverá este
delicado asunto que se ha prolongado por más de doscientos años.

4 Rafael Badell Madrid, La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, Serie Estudios No. 139, Caracas, 2023.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
18 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Por esta razón y en virtud de la importancia que tiene ahora para Venezuela la CIJ,
el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello, bajo
la dirección del profesor César Carballo Mena, estimó pertinente incorporar dentro
de sus líneas de investigación el estudio de la CIJ y su régimen jurídico -también
conocida como Corte Mundial- órgano principal de la Organización de Naciones
Unidas que tiene la misión de administrar justicia entre los Estados y donde se refleja
el trascendental compromiso de la comunidad internacional con la resolución pacífica
de los conflictos entre los Estados. Además, la CIJ es uno de los grandes referentes del
derecho internacional público5 que constituye un medio auxiliar del contencioso entre
Estados6, aunado a su importante labor consultiva.
El régimen jurídico que rige a la CIJ incluye su Estatuto, el Reglamento, las
Directivas Prácticas y las Resoluciones que dan forma a su actividad jurisdiccional. El
funcionamiento de este alto tribunal internacional, ubicado en el Palacio de La Paz en
La Haya en los Países Bajos, puede ser examinado desde varios aspectos.
Sobre este tema ya me he referido en otra oportunidad, pero pretendo ahora hacerlo
con mayor detalle7. En primer lugar, tendremos en cuenta su organización y composición
y, de otra parte, la regulación relativa a su competencia en razón de las personas, de la
materia y del tiempo, a modo de establecer el alcance y las limitaciones de los poderes
jurisdiccionales de la CIJ.
El asunto también es estudiado desde el aspecto procesal, es decir, de los
procedimientos que se sustancian ante la CIJ, teniendo en cuenta que estos procedimientos
se desenvuelven en dos fases, una escrita y otra oral.
La fase escrita comienza con la solicitud de inicio del procedimiento y pasa por
la presentación de alegatos, defensas y pruebas que son consignados bajo el principio
procesal de escritura; la parte oral se inicia en la fecha que al efecto fije la CIJ y una vez
que culmina el caso se entra en una etapa de deliberación lo que conduce a la terminación
del proceso mediante una sentencia obligatoria y definitiva.
Hay otros procedimientos que también se pueden sustanciar dentro del proceso
principal; son los denominados procedimientos incidentales de medidas provisionales,
las excepciones preliminares, la reconvención y la intervención de terceros.
Todo el régimen jurídico de la CIJ es estudiado aquí y adminiculado a la luz del caso
171: Guyana vs Venezuela.

5 Juan Fernando Pineda Arboleda, “Ambigüedades en la interpretación del Estatuto de la CIJ según los retos
jurídicoconceptuales en las versiones en español, inglés y francés”, Ratio Juris, vol. 16, núm. 33, Universidad Autónoma
Latinoamericana, 2021. pp. 645-662. Disponible en: https://doi.org/10.24142/raju.v16n33a13.
6 Ídem.
7 Rafael Badell Madrid, La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, Serie Estudios No. 139, Caracas, 2023.
II
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE
LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA

La CIJ es el órgano judicial más importante de la ONU y tiene dos funciones


fundamentales, una contenciosa y otra consultiva. A través de la función contenciosa se
resuelven las controversias entre Estados, teniendo como presupuesto el cumplimiento
de los criterios de atribución de competencia respecto del caso particular. La función
consultiva permite a la CIJ pronunciarse sobre cuestiones jurídicas que los propios
órganos de la ONU y agentes especializados sometan a su consideración.
La función consultiva se encuentra establecida en el artículo 65.1 del Estatuto en
los siguientes términos: “La Corte podrá emitir opiniones consultivas respecto de cualquier
cuestión jurídica, a solicitud de cualquier organismo autorizado para ello por la Carta de las
Naciones Unidas, o de acuerdo con las disposiciones de la misma”.
La CIJ tiene como antecedente a la Corte Permanente de Justicia Internacional (CPJI)
que fue creada en 1922 por la Sociedad de Naciones con el objetivo de brindar soluciones
de naturaleza judicial a las controversias entre Estados y también emitía dictámenes u
opiniones sobre cuestiones jurídicas.1
Sin embargo, la CPJI tuvo una corta duración debido a la segunda guerra mundial,
finalizando sus actividades en diciembre de 1939. A pesar de ello, estableció las bases
para el desarrollo de la actual CIJ que continúa con la labor de resolver controversias
entre Estados mediante un proceso judicial y de manera pacífica 2.
El estallido de la segunda guerra mundial en septiembre de 1939 tuvo consecuencias
negativas para la CPJI que ya venía experimentando un declive en su nivel de actividad
durante algunos años. Después de su última sesión pública el 4 de diciembre de 1939 y
su última orden, el 26 de febrero de 1940, la CPJI, de hecho, no se ocupó de más asuntos
judiciales y no se llevaron a cabo elecciones de jueces. En 1940, la CPJI se trasladó a

1 Conviene tomar en consideración que el arreglo judicial es un medio pacífico para solucionar controversias entre
Estados, y es precedido por otros mecanismos como la mediación, conciliación y arbitraje. En la evolución de estos
mecanismos desde el siglo XVIII, hubo tres arbitrajes internacionales emblemáticos que influyeron en su posterior
desarrollo. El primero fue el arbitraje entre Inglaterra y los Estados Unidos en 1794; luego el arbitraje entre Estados
Unidos y el Reino de España en 1795. El tercer arbitraje importante fue el Laudo Arbitral dictado en septiembre de
1872 en virtud de las reclamaciones del Alabama que se basó en el Tratado de Washington de mayo de 1871.
2 Véase Eduardo Rodríguez Veltzé y Farit Rojas Tudela, “Justicia en el ámbito internacional”, Revista Jurídica Derecho,
número 7, La Paz, 2017. Disponible en: http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2413-
28102017000200004&lng=es&nrm=iso Véase también Max Sorensen, Manual de derecho internacional público,
Fondo de Cultura Económica, México, 1973, pp. 648 y ss. “En 1940 el funcionamiento de la Corte llegó prácticamente
a su fin, a consecuencia del estallido de la guerra. Después de la guerra, la cuestión del establecimiento de una corte formó
parte del temario de la Conferencia de San Francisco”.

19
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
20 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Ginebra, dejando a un juez en La Haya. A pesar de la guerra, era necesario considerar el


futuro de la CPJI y la creación de un nuevo orden político internacional3.
En 1942, el secretario de Estado de los Estados Unidos de América y el secretario
de Relaciones Exteriores del Reino Unido e Irlanda se pronunciaron a favor del
restablecimiento de una corte internacional después de la guerra. El Comité Jurídico
Interamericano recomendó que la competencia de la CPJI se ampliara.
A principios de 1943, el Gobierno del Reino Unido e Irlanda tomó la iniciativa de
invitar a varios expertos a Londres para constituir un Comité Inter-aliado informal para
examinar el asunto. Este Comité, presidido por Sir William Malkin (Reino Unido),
celebró 19 reuniones con juristas de 11 países4.
En el informe, publicado el 10 de febrero de 1944, el Comité recomendó:
- Que el Estatuto de cualquier nueva corte internacional debería basarse en el
de la Corte Permanente de Justicia Internacional.
- Que la nueva corte debería conservar una jurisdicción consultiva.
- Que la aceptación de la competencia de la nueva corte no debería ser
obligatoria.
- Que la corte no debería tener competencia para tratar asuntos esencialmente
políticos5.
El 30 de octubre de 1943 China, la Unión Soviética, el Reino Unido y los Estados
Unidos de América emitieron una declaración conjunta reconociendo la necesidad de
establecer “una organización internacional general, basada en el principio de la igualdad
soberana de todos los Estados amantes de la paz y abierta a la membresía de todos esos Estados,
grandes y pequeños, para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales”6.
Esta declaración llevó a intercambios entre las Cuatro Potencias en Dumbarton
Oaks, Estados Unidos de América, y resultó en la publicación, el 9 de octubre de 1944,
de propuestas para el establecimiento de una organización internacional general, que
incluiría una corte internacional de justicia7.
Posteriormente, se convocó una reunión en Washington, en abril de 1945, de un
comité de juristas representando a cuarenta y cuatro Estados. Este Comité fue encargado
de preparar un proyecto de Estatuto para la futura corte internacional de justicia, para
presentarlo a la Conferencia de San Francisco que se reuniría de abril a junio de 1945
para redactar la Carta de las Naciones Unidas8.

3 Véase International Court of Justice, “History”. Disponible en: https://www.icj-cij.org/history.


4 Ídem.
5 Ídem.
6 Ídem.
7 Ídem.
8 Ídem.
Rafael Badell Madrid
21

El proyecto de estatuto preparado por el Comité se basó en el Estatuto de la CPJI y,


por lo tanto, no fue un texto completamente nuevo. Sin embargo, el Comité se sintió
obligado a dejar varias preguntas abiertas para que la Conferencia las decidiera: ¿Debería
crearse una nueva corte? ¿En qué forma se debería expresar la misión de la corte como el
principal órgano judicial de las Naciones Unidas? ¿Debería ser obligatoria la jurisdicción
de la corte y, de ser así, en qué medida? ¿Cómo se deberían elegir los jueces?9
Las decisiones finales sobre esos puntos y sobre la forma definitiva del Estatuto se
tomaron en la Conferencia de San Francisco en la que participaron cincuenta Estados.
En la Conferencia de San Francisco se decidió en contra de la competencia obligatoria y
a favor de la creación de una corte completamente nueva que sería un órgano principal de
las Naciones Unidas, al mismo nivel que la Asamblea General, el Consejo de Seguridad,
el Consejo Económico y Social, el Consejo de Administración Fiduciaria y la Secretaría,
y cuyo estatuto se anexaría a la Carta de las Naciones Unidas, formando parte integral
de la misma10.
La Carta de las Naciones Unidas estableció que el Estatuto de CIJ se basaba en el de
la CPJI. La CPJI se reunió por última vez en octubre de 1945 y resolvió transferir sus
archivos y efectos a la nueva CIJ, que, al igual que su predecesora, tendría su sede en el
Palacio de la Paz.
Todos los jueces de la CPJI renunciaron el 31 de enero de 1946 y la elección de los
primeros miembros de la CIJ tuvo lugar el 6 de febrero de 1946, en la Primera Sesión de
la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
En abril de 1946, la CPJI fue formalmente disuelta y la CIJ, reunida por primera
vez, eligió como su presidente al juez José Gustavo Guerrero (El Salvador), el último
presidente de la CPJI. La CIJ celebró una sesión pública inaugural el 18 de abril de 1946.
El primer caso que conoció la CIJ fue presentado en mayo de 1947 por el Reino
Unido e Irlanda contra Albania referido a los incidentes en el Canal de Corfú11.

1. RÉGIMEN JURÍDICO: ESTATUTO, REGLAMENTO, DIRECTIVAS


PRÁCTICAS Y RESOLUCIONES
La CIJ está regulada por dos instrumentos fundamentales, estos son: el Estatuto de
la Corte Internacional de Justicia (Estatuto) y el Reglamento de la Corte Internacional
de Justicia (Reglamento). Hay otras regulaciones importantes como son las Directivas
Prácticas de la Corte Internacional de Justicia (Directivas Prácticas) y las resoluciones
adoptadas por la CIJ, en especial, las relativas a la práctica judicial interna, dictadas con
arreglo al artículo 19 del Reglamento (Resoluciones).

9 Ídem.
10 Ídem.
11 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
22 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

El Estatuto es un anexo de la CNU y se considera parte integrante de ella12. El Estatuto


regula en el Capítulo I la organización de la CIJ; en el Capítulo II su competencia; en el
Capítulo III el procedimiento; en el Capítulo IV lo relativo a las opiniones consultivas
y, en el Capítulo V su reforma.
El parágrafo primero del artículo 30 del Estatuto establece “La Corte formulará un
reglamento mediante el cual determinará la manera de ejercer sus funciones. Establecerá, en
particular, sus reglas de procedimiento”.
El Reglamento de la CIJ, de fecha 14 de abril de 1978, entró en vigencia el 1 de
julio de 1978 y sustituyó al Reglamento del 6 de mayo de 1946. El Reglamento ha sido
modificado varias veces mediante enmiendas que entraron en vigor el 10 de mayo de
1972; 1 de febrero de 2001 (artículo 80), 14 de abril de 2005 (artículo 52); el 29 de
septiembre de 2005 (artículo 43); el 21 de octubre de 2019 (artículos 22, 23, 29, 76,
79; además, se agregaron los artículos 79bis y 79ter); y el 25 de junio de 2020 para
permitir la celebración de audiencias públicas y orales en forma telemática en virtud de
la pandemia ocurrida por el Covid-19.
Además del Estatuto y el Reglamento están las Directivas Prácticas de la CIJ que son
un complemento del Reglamento y de ninguna manera constituyen una modificación
del aquél. Sobre ello, la primera nota al pie de página de la Directivas Prácticas señala
expresamente: “La Corte adoptó las Directivas Prácticas I a VI el 31 de octubre de 2001 para
su uso por los Estados que comparecen ante él. La fecha de adopción o modificación posterior
de las Directivas Prácticas se indica en las notas a pie de página del presente documento. Las
Instrucciones Prácticas no suponen ninguna modificación del Reglamento de la Corte, sino
que son un complemento del mismo”13.
La Directivas Prácticas complementan el Reglamento mediante lineamientos
prácticos que facilitan la labor de la CIJ y aclaran aspectos del Reglamento que así lo
requieran según el criterio de la CIJ. Como se expresa en la publicación titulada The
International Court of Justice Handbook: “Por otra parte, desde octubre de 2001, la Corte
Internacional de Justicia ha emitido unas Directivas Prácticas para uso de los Estados que
comparecen ante él. Estas Directivas no suponen una modificación del Reglamento, sino que
lo complementan. Son el fruto de la constante revisión de los métodos de trabajo del Tribunal,
que responde a la necesidad de adaptarse al considerable crecimiento de su actividad en los
últimos años”14.
Las Directivas Prácticas I a VI fueron adoptadas por la CIJ en fecha 31 de octubre
de 2001. Actualmente hay un total de trece Directivas Prácticas. Esto quiere decir que
desde la fecha en que se adoptaron las primeras seis Directivas Prácticas se han adoptado
otras siete. En efecto, las Directivas Prácticas VII a la XIII fueron adoptadas en fechas
12 Ídem.
13 Véase Directivas Prácticas de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/en/practice-
directions.
14 Véase Corte Internacional de Justicia, The International Court of Justice Handbook, recuperado de los archivos de la web
oficial de la Corte Internacional de Justicia en el apartado de publicaciones. p. 18. Disponible en: https://www.icj-cij.
org/public/files/publications/handbook-of-the-court-en.pdf.
Rafael Badell Madrid
23

7 de febrero de 2002 (VII y VIII); 4 de abril de 2002 con enmienda de fecha 13 de


diciembre de 2006 (IX); el 13 de diciembre de 2006 (IXbis y IXter); el 11 abril de 2013
(IXquater); el 30 de julio de 2004 (X); el 30 de julio de 2004 con enmienda de fecha
13 de diciembre de 2006 (XI); el 30 de julio de 2004 (XII) y el 30 de enero de 2009
(XIII).
Las Directivas Prácticas son respuesta a la necesidad de adaptación de la CIJ que surge
como consecuencia de su actividad jurisdiccional y cumplen una función optimizadora
respecto de las funciones de la CIJ, siempre siguiendo las directrices del Estatuto y el
Reglamento.
También deben tenerse en cuenta las Resoluciones que desarrollan con mayor detalle
algunas disposiciones del Estatuto y del Reglamento. Especialmente, la Resolución 9
adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU, en fecha de 15 de octubre de 1946,
dictada de conformidad con parágrafo segundo del artículo 35 del Estatuto, que regula
la admisión de Estados que no son parte del Estatuto. También es relevante la Resolución
relativa a la Práctica Judicial Interna de la Corte, adoptada el 12 de abril de 1976 cuyo
fundamento es el artículo 19 del Reglamento.
FUNCIONAMIENTO DE LA CORTE
INTERNACIONAL DE JUSTICIA:

III
ASPECTOS ORGANIZATIVOS Y
NOCIONES FUNDAMENTALES

1. COMPOSICIÓN DE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA

1.1. Jueces
La CIJ está compuesta por quince jueces, cuya elección se lleva a cabo cada nueve
años por la Asamblea General de las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad. Ambos
órganos emiten votos de forma simultánea, pero por separado, requiriendo que cada
candidato obtenga mayoría absoluta en ambos para ser elegido, lo que en ocasiones
implica varias rondas de votación1.
Los jueces deben poseer una elevada integridad moral y cumplir con los requisitos
para ejercer las más altas funciones judiciales en sus respectivos países, o ser reconocidos
expertos en derecho internacional (Artículo 2 del Estatuto).
La composición de la CIJ impide que dos jueces sean nacionales del mismo Estado, y
en el caso de personas con doble nacionalidad, se considera su nacionalidad según donde
ejerzan ordinariamente sus derechos civiles y políticos.
En efecto, el artículo 3 del Estatuto indica que:
“1. La Corte se compondrá de quince miembros, de los cuales no podrá haber dos que
sean nacionales del mismo Estado.
2. Toda persona que para ser elegida miembro de la Corte pudiera ser tenida por
nacional de más de un Estado, será considerada nacional del Estado donde ejerza
ordinariamente sus derechos civiles y políticos.”
Los jueces de la CIJ desempeñan su cargo por nueve años, con la posibilidad de
reelección. El período inicial de algunos magistrados puede ser de tres o seis años,
determinado por sorteo (Artículo 13 del Estatuto).
“1. Los miembros de la Corte desempeñarán sus cargos por nueve años, y podrán ser
reelectos. Sin embargo, el periodo de cinco de los magistrados electos en la primera
elección expirará a los tres años, y el periodo de otros cinco magistrados expirará a los
seis años.
2. Los magistrados cuyos periodos hayan de expirar al cumplirse los mencionados
periodos iniciales de tres y de seis años, serán designados mediante sorteo que efectuará
1 Véase: Naciones Unidas, «Miembros de la Corte». Disponible en: https://www.un.org/es/icj/members.
shtml#:~:text=La%20Corte%20Internacional%20de%20Justicia,votan%20simultáneamente%20pero%20por%20
separado..

25
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
26 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

el Secretario General de las Naciones Unidas inmediatamente después de terminada


la primera elección.
3. Los miembros de la Corte continuarán desempeñando las funciones de sus cargos
hasta que tomen posesión sus sucesores. Después de reemplazados, continuarán
conociendo de los casos que hubieren iniciado, hasta su terminación.
4. Si renunciare un miembro de la Corte, dirigirá la renuncia al Presidente de la
Corte, quien la transmitirá al Secretario General de las Naciones Unidas. Esta
última notificación determinará la vacante del cargo.”
Las vacantes se llenan mediante el mismo procedimiento de la primera elección
(Artículo 14 del Estatuto), y el reemplazo de un magistrado se realiza por el resto del
período de su predecesor (Artículo 15 del Estatuto).
Con el objetivo de mantener la continuidad en la composición de la CIJ se realiza
una elección de un tercio de la CIJ cada tres años y los jueces pueden ser reelegidos.
En caso de fallecimiento o renuncia durante el mandato, se lleva a cabo una elección
extraordinaria para cubrir la vacante.
Las elecciones ocurren en Nueva York durante las sesiones anuales de la Asamblea
General2. Los jueces electos comienzan su mandato el 6 de febrero del año siguiente,
y posteriormente la CIJ elige en votación secreta a un Presidente y un Vicepresidente,
cuyos mandatos duran tres años, con posibilidad de reelección, y nombra a su Secretario
y otros funcionarios (Artículo 21 del Estatuto). La sede de la CIJ es La Haya, pero puede
reunirse en otro lugar según considere conveniente (Artículo 22 del Estatuto).
El Consejo de Seguridad participa en la elección de los miembros de la CIJ y todos
los Estados partes del Estatuto tienen derecho a proponer candidatos. Las propuestas
provienen de los grupos nacionales de la Corte Permanente de Arbitraje, con criterios
éticos y competencia reconocida en derecho internacional.
En efecto el artículo 4 del Estatuto señala que:
“1. Los miembros de la Corte serán elegidos por la Asamblea General y el Consejo de
Seguridad de una nómina de candidatos propuestos por los grupos nacionales de la
Corte Permanente de Arbitraje, de conformidad con las disposiciones siguientes.
2. En el caso de los Miembros de las Naciones Unidas que no estén representados
en la Corte Permanente de Arbitraje, los candidatos serán propuestos por grupos
nacionales que designen a este efecto sus respectivos gobiernos, en condiciones iguales a
las estipuladas para los miembros de la Corte Permanente de Arbitraje por el Artículo
44 de la Convención de La Haya de 1907, sobre arreglo pacífico de las controversias
internacionales.
3. A falta de acuerdo especial, la Asamblea General fijará, previa recomendación del
Consejo de Seguridad, las condiciones en que pueda participar en la elección de los
miembros de la Corte, un Estado que sea parte en el presente Estatuto sin ser Miembro
de las Naciones Unidas.”
2 Véase: Naciones Unidas, «Miembros de la Corte». Disponible en: https://www.un.org/es/icj/members.
shtml#:~:text=La%20Corte%20Internacional%20de%20Justicia,votan%20simultáneamente%20pero%20por%20
separado..
Rafael Badell Madrid
27

El Secretario General de las Naciones Unidas invita a los miembros de la Corte


Permanente de Arbitraje y a los grupos nacionales a proponer candidatos. Cada
grupo puede presentar hasta cuatro candidatos, con un máximo de dos de la misma
nacionalidad. Antes de proponer candidatos, se sugiere a cada grupo consultar con sus
instituciones legales y académicas (Artículo 5 y 6 del Estatuto).
El Secretario General de las Naciones Unidas elabora una lista alfabética de los
candidatos, que se presenta a la Asamblea General y al Consejo de Seguridad (Artículo
7 del Estatuto). Ambos órganos proceden de manera independiente en la elección,
teniendo en cuenta la representación de las grandes civilizaciones y sistemas jurídicos del
mundo (Artículo 8 y 9 del Estatuto).
Los candidatos son elegidos con una mayoría absoluta de votos en la Asamblea
General y el Consejo de Seguridad. En caso de empate, se prefiere al candidato de mayor
edad. Si quedan plazas vacantes después de la primera sesión de elecciones, se celebrarán
sesiones adicionales (Artículo 10 y 11 del Estatuto).
En situaciones excepcionales donde persistan vacantes, se puede establecer una
comisión conjunta para seleccionar candidatos por mayoría absoluta de votos. En caso
de falta de acuerdo, los miembros ya elegidos llenarán las plazas vacantes (Artículo 12
del Estatuto).
La composición de la CIJ incluye jueces de diversas nacionalidades y refleja la
distribución geográfica y legal, representa a diversas civilizaciones y sistemas jurídicos,
Además, la independencia de los jueces es fundamental, y una vez elegidos,
no representan a sus gobiernos ni a ningún otro Estado. Su única lealtad es con la
imparcialidad y con su conciencia.
Para garantizar la independencia, los jueces no pueden ejercer funciones políticas o
administrativas ni participar en asuntos en los que hayan intervenido previamente. En
los casos en que existen dudas respecto de la independencia de algún juez por alguna
de las razones antes mencionadas, la CIJ es la que debe decidir si ese juez debe –o no-
participar en un caso (Artículo 16 y 17 del Estatuto).
La intervención previa en un asunto por parte de un juez de la CIJ hace referencia,
por ejemplo, a casos en los que hayan sido asesores de alguna de las partes antes de ser
electos como jueces. En estos supuestos, el juez cuya imparcialidad está comprometida
debe inhibirse. Esto ocurrió con el juez británico Christopher Greenwood “quien en el
litigio sobre la delimitación marítima entre Perú y Chile, antes de ser designado juez,
había prestado sus servicios como asesor jurídico en ese asunto a Chile”3.
La remoción de algún juez de la CIJ requiere un juicio unánime de los demás
miembros (Artículo 18 del Estatuto). Además, los jueces de la CIJ gozan de privilegios
e inmunidades diplomáticos durante el ejercicio de sus funciones (Artículo 19 del
3 Edmundo Vargas Carreño, “La Corte Internacional de Justicia: su organización y competencia”, Revista Tribuna
Internacional, Vol. 3, número especial, Universidad de Chile, Santiago de Chile, 2014. p. 14.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
28 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Estatuto). Antes de asumir el cargo, cada magistrado jura ejercer sus atribuciones con
imparcialidad y conciencia (Artículo 20 del Estatuto).
La CIJ opera de manera continua, excepto durante las vacaciones judiciales, y los
miembros tienen derecho a licencias periódicas. La disponibilidad de los magistrados se
mantiene, salvo licencia, enfermedad o razones graves (Artículo 23 del Estatuto).
El 9 de noviembre de 2023 fueron electos cinco nuevos jueces, quienes comenzaron a
ejercer sus funciones el pasado 6 de febrero de 2024, por un período de nueve años, con
posibilidad de reelección. Los nuevos jueces son los siguientes:
1. Bogdan-Lucian Aurescu de Rumania, quien destacó al obtener 117
respaldos en la votación, convirtiéndose en el primer representante de su
país en la CIJ. Fue ministro de Relaciones Exteriores de Rumania en dos
ocasiones y desempeñó un importante papel en varios casos internacionales,
como el de la delimitación marítima en el mar Negro.
2. Hilary Charlesworth de Australia fue reelecta como juez de la CIJ, dado
que ya estaba ocupando el puesto desde 2021 con ocasión del fallecimiento
del juez James Richard Crawford, también australiano. La juez Hilary
Charlesworth, graduada de la Universidad de Melbourne, ha sido profesora
visitante en varias universidades.
3. Sarah Hull Cleveland, Estados Unidos de América, es profesora de derechos
humanos y constitucionales en la Universidad de Columbia. Fue consejera
y asistente jurídica experta en derecho internacional en el Departamento de
Estado.
4. Juan Manuel Gómez-Robledo Verduzco de México, el candidato más
votado, es embajador y Representante Permanente Adjunto de México ante
la ONU desde 2021. Posee un doctorado en Derecho y ha publicado trabajos
sobre la CIJ y el Estado de derecho global.
5. Dire Tladi de Sudáfrica, el primer juez sudafricano en la CIJ es profesor
de Derecho Internacional en la Universidad de Pretoria. Ha ejercido como
asesor legal del Ministerio de Relaciones Exteriores de Sudáfrica y representó
a su país en la Asamblea General de la ONU.
Rafael Badell Madrid
29

Gran Salón de Justicia del Palacio de La Paz en La Haya. Sesión de juramentación de los nuevos jueces de la Corte
Internacional de Justicia. 6 de febrero de 2024

Estos nuevos jueces se juramentaron el 6 de febrero de 2024, en sesión pública


celebrada en el Gran Salón de Justicia del Palacio de La Paz en la Haya, cuando dejaron
sus cargos la Presidente de la CIJ Joan E. Donoghue (Estados Unidos de América),
el Vicepresidente de la CIJ Kirill Gevorgian (Rusia), el juez Mohamed Bennouna
(Marruecos) y el juez Patrick Lipton Robinson (Jamaica).
La sesión pública de toma de posesión es un acto solemne en el cual inicia formalmente
el período de los jueces electos en la elección trienal. Se da cumplimiento así al artículo
20 del Estatuto, que indica que: “Antes de asumir las obligaciones del cargo, cada miembro
de la Corte declarará solemnemente, en sesión pública, que ejercerá sus atribuciones con toda
imparcialidad y conciencia.”
Este artículo 20 del Estatuto es complementado por el artículo 4 del Reglamento,
que contiene el contenido exacto de la declaración que deben hacer los jueces, junto con
otras disposiciones complementarias relacionadas con el momento en el que deberán
efectuarla y una excepción a este deber cuando se trata de jueces reelectos en períodos
consecutivos. En efecto, el artículo 4 del Reglamento prevé lo siguiente:
1. Todo miembro de la Corte deberá hacer, de acuerdo con el artículo 20 del
Estatuto, la declaración siguiente: “Declaro solemnemente que cumpliré mis
deberes y ejerceré mis atribuciones de juez, honrada y fielmente, con completa y
absoluta imparcialidad y con toda conciencia.”
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
30 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

2. Esta declaración se hará en la primera audiencia pública en la que el miembro


de la Corte esté presente. Esta audiencia tendrá lugar lo antes posible después de
que empiece su período de funciones y, si es necesario, se celebrará una audiencia
especial a este efecto.
3. Un miembro de la Corte reelegido renovará su declaración solamente si su
nuevo período de funciones no es consecutivo al anterior.
La referida sesión fue dirigida por el juez eslovaco Peter Tomka, quien actualmente
es el Senior Judge o juez decano de la CIJ. En este sentido tengamos en cuenta que el
artículo 3 del Reglamento establece el orden de precedencia de los jueces y los criterios
que deben tomarse en cuenta a tal efecto. La norma dispone lo siguiente:
1. En el ejercicio de sus funciones, los miembros de la Corte están en condiciones
de igualdad, independientemente de su edad, de la fecha de su elección o de su
antigüedad en la función.
2. Sin perjuicio de lo dispuesto en los párrafos 4 y 5 de este Artículo, la precedencia
de los miembros de la Corte se establecerá de acuerdo con la fecha en que entraron
en funciones conforme al Artículo 2 de este Reglamento.
3. Entre los miembros de la Corte que entraron en funciones en la misma fecha la
precedencia se establecerá por orden de edad.
4. Todo miembro de la Corte reelegido para un nuevo período de funciones que
sea consecutivo al anterior conservará su precedencia.
5. Durante sus mandatos respectivos el Presidente y el Vicepresidente de la Corte
tendrán precedencia sobre todos los demás miembros de la Corte.
6. El miembro de la Corte que, de acuerdo con los párrafos anteriores, tenga
precedencia inmediatamente después del Presidente y del Vicepresidente es
denominado, a los efectos de este Reglamento, “juez decano”. Si el juez decano
estuviera impedido de actuar será considerado como tal el miembro de la Corte
que le siga inmediatamente en precedencia y pueda actuar.
El mismo día 6 de febrero de 2024 y de acuerdo a la práctica de este alto órgano
jurisdiccional4, la CIJ dictó los comunicados de prensa números 2024/11 y 2024/12
mediante los cuales informó sobre la elección de Presidente y Vicepresidente de la CIJ,
respectivamente, por un período de tres años.
El nuevo Presidente de la CIJ, a partir 6 de febrero del 2024, es el juez libanés Nawaf
Salam, nacido en Beirut, Líbano, el 15 de diciembre de 1953, miembro de la CIJ desde
el 6 de febrero de 2018 y un jurista destacado en los ámbitos académico y profesional5.
4 International Court of Justice, “Presidency”. Disponible en: https://www.icj-cij.org/presidency.
5 El juez Nawaf Salam tiene un Doctorado de Estado en el Instituto de Estudios Políticos (Sciences Po) en París en
1992. En 1991, completó un LL.M. en la Facultad de Derecho de Harvard, seguido de una Licencia en derecho
de la Universidad Libanesa en Beirut en 1984. Obtuvo un Doctorado en Historia en la Universidad de la Sorbona
en París en 1979 y un Diploma de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París en 1974. Ha ocupado
varios cargos en la American University of Beirut, incluyendo Presidente del Departamento de Estudios Políticos y
Administración Pública y Profesor Asociado. Además, ha sido investigador visitante en la Facultad de Derecho de
Harvard y ha colaborado con instituciones académicas en París y otras partes del mundo. Ha dictado numerosos
cursos relacionados con el derecho internacional, las relaciones internacionales y la diplomacia. También es autor y
editor de numerosos libros, ensayos y artículos en una amplia variedad de temas jurídicos, políticos e internacionales.
Su profundo conocimiento y abundante producción académica son uno de los pilares de su reconocimiento nacional e
Rafael Badell Madrid
31

La nueva Vicepresidente es la juez Julia Sebutinde, nacida en Entebbe, Uganda, el


28 de febrero de 1954, miembro de la CIJ desde el 6 de febrero de 2012 y una jurista de
reconocido prestigio a nivel internacional6.
La diversidad de la CIJ se refleja en la presencia de jueces de distintas nacionalidades,
como Ronny Abraham de Francia, Abdulqawi Ahmed Yusuf de Somalia, Xue Hanqin de
China, Julia Sebutinde de Uganda, Dalveer Bhandari de India, Patrick Lipton Robinson
de Jamaica, Nawaf Salam de Líbano, Iwasawa Yuji de Japón, Georg Nolte de Alemania,
Hilary Charlesworth de Australia y Leonardo Nemer Caldeira Brant de Brasil7.
Venezuela ha tenido presencia en la CIJ durante dieciocho años, desde el año 1991
hasta el 2009, a través de dos eminentes juristas venezolanos. El primero de ellos fue el
Dr. Andrés Aguilar Mawdsley, quien fue juez de la CIJ desde el 6 de febrero de 1991
hasta el momento de su fallecimiento, acaecido en La Haya el 24 de octubre de 19958 por
lo cual no pudo completar el período de nueve años para el cual fue electo.
El 28 de febrero de 1996 se eligió al Dr. Gonzalo Parra-Aranguren para cumplir el
resto del período del Dr. Aguilar Mawdsley, el cual debía terminar el 5 de febrero de
2000. Luego, el Dr. Gonzalo Parra-Aranguren fue reelecto en las votaciones conjuntas
del Consejo de Seguridad y la Asamblea General del 3 de noviembre de 1999. De manera

internacional. En el ámbito diplomático, el Dr. Nawaf Salam se destacó como Embajador y Representante Permanente
de Líbano ante las Naciones Unidas en Nueva York desde julio de 2007 hasta diciembre de 2017. Durante su mandato,
representó a Líbano en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en 2010 y 2011. Además, desempeñó
roles significativos en la Asamblea General de la ONU y el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas,
dejando notar su compromiso con los asuntos globales. Como parte de sus responsabilidades diplomáticas, encabezó
delegaciones libanesas en diversas cumbres y conferencias internacionales, incluyendo la Cumbre sobre Cambio
Climático en París (2015), la Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo en Addis Abeba
(2015) y la Cumbre de Países Árabes y Sudamericanos en Lima (2012), entre otras. Además de su carrera diplomática,
el juez Nawaf Salam también destacó en la práctica profesional privada, ejerciendo como abogado en Beirut y Boston,
con un enfoque en litigios generales, derecho internacional público y privado, y transacciones internacionales. Su
experiencia en el ámbito legal, tanto nacional como internacional, complementa su trabajo en la arena diplomática
y académica. Para mayor detalle véase International Court of Justice, “Biography of Judge Salam”. Disponible en:
https://www.icj-cij.org/sites/default/files/2024-02/20240206_salam_en.pdf.
6 La juez Julia Sebutinde tiene una sólida formación académica, incluyendo un Doctorado en Derecho honoris causa
de la Universidad de Edimburgo, Reino Unido, otorgado en 2009 por su distinguido servicio en el campo de la
justicia internacional y los derechos humanos. Además, posee una Maestría en Derecho con Distinción de la misma
universidad, obtenida en 1990, así como una Licenciatura en Derecho de la Universidad Makerere en Uganda
completada en 1977. En cuanto a su carrera judicial, la Dra. Julia Sebutinde ha ocupado roles de alto nivel en múltiples
jurisdicciones. Fue Jueza de la Corte Especial para Sierra Leona desde 2005 hasta 2011, desempeñándose como
Presidenta de la Sala de Juicio II durante varios períodos, incluyendo juicios de alto perfil por crímenes de guerra.
Previamente, ejerció como Jueza de la Corte Superior de Uganda desde 1996 hasta 2011. Además, ha presidido varias
comisiones judiciales de investigación sobre corrupción y mala gestión en instituciones clave de Uganda. En el ámbito
académico, la juez Julia Sebutinde ha entrenadora en programas de formación en paz y resolución de conflictos, así
como conferencista y profesora en instituciones educativas y programas de capacitación legal en Uganda y a nivel
internacional. Además de su carrera judicial y académica, la Jueza Sebutinde ha desempeñado numerosos roles cívicos y
de liderazgo, incluyendo su trabajo como Canciller de la Universidad Internacional de Ciencias de la Salud en Uganda
y su participación en diversas asociaciones y comités relacionados con la ley, los derechos humanos y el desarrollo.
Como autora y conferencista, la Dra. Julia Sebutinde ha compartido su experiencia y conocimiento en una variedad de
temas relacionados con la justicia internacional, la reforma del sector de seguridad, la lucha contra la corrupción y la
promoción de los derechos de las mujeres. Para mayor detalle véase International Court of Justice, “Biography of Judge
Sebutinde”. Disponible en_ https://www.icj-cij.org/sites/default/files/2024-02/20240206_sebutinde_en_0.pdf.
7 Para consultar la lista actualizada de jueces actualmente en ejercicio de funciones ante la CIJ, véase: https://www.icj-
cij.org/current-members.
8 Gustavo Planchart Manrique, “Aguilar Mawdsley, Andrés”, Diccionario de Historia de Venezuela, Fundación Empresas
Polar. Disponible en: https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/a/aguilar-mawdsley-andres/.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
32 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

que el Dr. Parra-Aranguren ejerció funciones como juez de la CIJ desde el 6 de febrero
de 2000 hasta el 5 de febrero de 20099.

1.2. Jueces ad hoc


Los Estados partes en un conflicto determinado elevado a la consideración de la CIJ,
cuando no tenga ésta entre sus integrantes miembros de la nacionalidad de los mismos,
tienen derecho a designar un juez ad hoc. En efecto, el parágrafo tercero del artículo 31
del Estatuto establece:
“Si la Corte no incluyere entre los jueces del conocimiento ningún juez de la
nacionalidad de las partes, cada una de éstas podrá designar uno de acuerdo con el
párrafo 2 de este Artículo”.
De forma que las partes en este caso podrán designar a una persona para que tome
asiento en la CIJ en calidad de juez, elegida, preferiblemente, del grupo de individuos
que fueron previamente candidatos a la magistratura.
Cuando la parte decida ejercer su derecho a designar un juez ad hoc deberá, de
conformidad con el parágrafo primero del artículo 35 del Reglamento, notificar “su
intención a la Corte lo antes posible”. En ese mismo momento deberá incluir datos
relevantes del juez designado, como su nombre y nacionalidad, pero si no proporciona
esta información, la parte que designa al juez ad hoc deberá, con arreglo al parágrafo
primero del artículo 35 del Reglamento:
“…no más tarde de dos meses antes de la fecha fijada para la presentación de la
contramemoria, dar a conocer a la Corte el nombre y la nacionalidad de la persona
designada y facilitar una breve nota biográfica de la misma”.
La última parte del primer parágrafo del artículo 35 del Reglamento indica que “el
juez ad hoc puede ser de nacionalidad distinta de la Parte que lo designe”.
También existe la posibilidad de que ambas partes convengan en no designar juez ad
hoc, aun teniendo el derecho a hacerlo. En efecto, el parágrafo segundo del artículo 35
del Reglamento señala:
“Cuando una parte esté dispuesta a abstenerse de designar un juez ad hoc a condición
de que la otra parte haga lo mismo, lo notificará a la Corte y ésta informará a la otra
parte. Si la otra parte manifiesta su intención de designar un juez ad hoc o lo designa,
el Presidente podrá prorrogar el plazo concedido a la parte que anteriormente se había
abstenido de hacer una designación”.
Si una parte designa un juez ad hoc, la otra parte tiene derecho a ser notificada por el
Secretario de la CIJ. Asimismo, dentro de un plazo determinado por el Presidente de la

9 Para consultar la lista general de juristas que han servido a la CIJ como jueces, véase: https://www.icj-cij.org/all-
members. Véase Isidro Morales Paúl, “Discurso de orden de Isidro Morales Paúl en honor al Dr. Gonzalo Parra-
Aranguren con motivo de su elección como magistrado de la Corte Internacional de Justicia de La Haya (1996)”,
Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, No. 166, Caracas, 2021. pp. 243 y ss. Véase además: United
Nations, “General Assembly, in four rounds of voting, elects five members to International Court of Justice”,
GA/10777, 6 de noviembre de 2008. Disponible en: https://press.un.org/en/2008/ga10777.doc.htm
Rafael Badell Madrid
33

CIJ podrá formular las observaciones que considere pertinentes. Si no hay ninguna clase
de objeción respecto de la designación de un juez ad hoc y la CIJ tampoco tiene alguna,
se informará igualmente a las partes (Parágrafo tercero del artículo 35 del Reglamento).
Al examinar la regulación de los jueces ad hoc debe tenerse muy en cuenta la Directiva
Práctica VII que establece limitaciones a las personas que pueden ser designadas como
jueces ad hoc, tal es el caso de la persona que en los tres años previos a su nominación
haya servido como agente, abogado o consejero en otro caso de la CIJ. En efecto dispone
la Directiva Práctica VII:
“La Corte Internacional de Justicia considera que no redunda en interés de la buena
administración de la justicia que una persona actúe como juez ad hoc en un asunto
y que también actúe o haya actuado recientemente como agente, abogado o consejero
en otro asunto sometido a la Corte Internacional de Justicia. En consecuencia, las
partes, al elegir un juez ad hoc de conformidad con el artículo 31 del Estatuto y el
artículo 35 del Reglamento de la Corte, deben abstenerse de designar a personas que
estén actuando como agente, consejero o abogado en otro caso ante la Corte o que
hayan actuado en esa calidad en los tres años anteriores a la fecha de la designación.
Asimismo, las partes deberán abstenerse de designar como agente, consejero o abogado
en un caso ante la Corte a una persona que actúe como juez ad hoc en otro caso ante
la Corte”10.
Si existiere oposición de la otra parte o dudas de la CIJ respecto de la designación de
un juez ad hoc, será la propia CIJ la que decida la cuestión “una vez oídas las partes si fuese
necesario” (Parágrafo cuarto del artículo 35 del Reglamento).
En la controversia entre la República Cooperativa de Guyana y la República
Bolivariana de Venezuela sobre la nulidad o validez del Laudo Arbitral de París del 3
de octubre de 1899, inicialmente la República Cooperativa de Guyana designó juez ad
hoc a la Dra. Hilary Charlesworth. Sin embargo, en noviembre del 2021, la Dra. Hilary
Charlesworth fue electa juez de la CIJ con ocasión del fallecimiento del juez James
Richard Crawford ocurrido en La Haya el 31 de mayo de 202111, y, pot tanto, ha dejado
de ser juez ad hoc en este caso.
Le corresponde ahora a la Dra. Hilary Charlesworth culminar el período de nueve
años del Dr. James Crawford, de manera que estará dos años en el ejercicio del cargo,
pero no intervendrá en este caso desde que decidió inhibirse en obsequio del deber de
imparcialidad e independencia que deben cumplir los jueces de la CIJ. La República
Cooperativa de Guyana ha designado entonces para ejercer el cargo de juez ad hoc al Dr.
Rüdiger Wolfrum.
Venezuela, por su parte, designó como juez ad hoc ante la CIJ, de conformidad con
el artículo 31 del Estatuto de la CIJ y el artículo 35 del Reglamento, al jurista belga
Philippe Couvreur. El Dr. Couvreur es especialista en derecho internacional y fue
secretario de la CIJ en La Haya (2000-2019), cargo del que se jubiló el 1 de julio de 2019.
10 Véase Directivas Prácticas de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/en/practice-
directions.
11 United Nations News, “Veteran Australian judge Hilary Charlesworth elected to the International Court of Justice”,
publicado el 5 de noviembre de 2021. Disponible en: https://news.un.org/en/story/2021/11/1105002.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
34 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Los jueces ad hoc de ambas partes fueron juramentados el 17 de noviembre de 2022,


con fundamento en el artículo 20 del Estatuto, el cual establece que: “Antes de asumir las
obligaciones del cargo, cada miembro de la Corte declarará solemnemente, en sesión pública,
que ejercerá sus atribuciones con toda imparcialidad y conciencia”.
Esta disposición aplica también a los jueces ad hoc con base en el parágrafo sexto del
artículo 31 del Estatuto que indica lo siguiente: “Los jueces designados según se dispone en
los párrafos 2, 3 y 4 del presente Artículo, deberán tener las condiciones requeridas por los
Artículos 2, 17 (párrafo 2), 20 y 24 del presente Estatuto, y participarán en las decisiones de
la Corte en términos de absoluta igualdad con sus colegas”.
Hay otros jueces ad hoc que están actualmente en ejercicio de sus funciones en sus
respectivos casos, entre ellos se encuentran los siguientes: Djamchid Momtaz, designado
por la República Islámica de Irán en dos procesos distintos: Certain Iranian Assets
(Islamic Republic of Iran vs. United States of America) y Alleged Violations of the 1955
Treaty of Amity, Economic Relations, and Consular Rights (Islamic Republic of Iran
vs. United States of America).
En el caso Application of the International Convention for the Suppression of the
Financing of Terrorism and of the International Convention on the Elimination of All
Forms of Racial Discrimination (Ukraine vs. Russian Federation), Fausto Pocar fue
designado por Ucrania, mientras que Bakhtiyar Tuzmukhamedov lo fue por parte de la
Federación Rusa.
Gilbert Guillaume actúa como juez ad hoc en el caso Relocation of the United States
Embassy to Jerusalem (Palestine vs. United States of America), designado por Palestina.
En la disputa territorial entre Guatemala y Belice, Philippe Couvreur fue designado
por Guatemala y Donald M. McRae por Belice.
En el caso Application of the Convention on the Prevention and Punishment of the
Crime of Genocide (The Gambia vs. Myanmar), Gambia design a Navanethem Pillay y
Claus Kreß por Myanmar.
Mónica Pinto y Rüdiger Wolfrum son los jueces ad hoc en el caso Land and Maritime
Delimitation and Sovereignty over Islands (Gabon/Equatorial Guinea) designados por
Gabón y Guinea Ecuatorial, respectivamente.
Los casos Application of the International Convention on the Elimination of
All Forms of Racial Discrimination (Armenia vs. Azerbaijan) y Application of the
International Convention on the Elimination of All Forms of Racial Discrimination
(Azerbaijan vs. Armenia) cuentan con Yves Daudet representando nombrado por
Armenia y Abdul G. Koroma designado por Azerbaiyán,
En el caso Allegations of Genocide under the Convention on the Prevention and
Punishment of the Crime of Genocide (Ukraine vs. Russian Federation: 32 States
intervening), Yves Daudet fue designado por Ucrania. Finalmente, Giorgio Gaja por
Rafael Badell Madrid
35

Italia en el caso Questions of jurisdictional immunities of the State and measures of


constraint against State-owned property (Germany vs. Italy)12.

2. FUNCIÓN CONTENCIOSA DE LA CORTE INTERNACIONAL DE


JUSTICIA

2.1. De la competencia de la Corte Internacional de Justicia

2.1.1. Punto previo


En la doctrina de derecho internacional público los términos jurisdicción y
competencia no presentan distinción técnica. Así lo demuestra la obra de importantes
tratadistas en la materia, divididos en quienes se decantan por el término jurisdicción13
y aquellos que prefieren emplear el término competencia14. Realmente es posible emplear
ambos términos indistintamente15. En efecto:
“En los sistemas jurídicos nacionales, con una estructura compleja y jerarquizada de
tribunales, entre los que se distribuye la facultad de administrar justicia, teniendo en
cuenta la naturaleza del asunto, el lugar en que han ocurrido los hechos, el domicilio
de las partes, o el estatus de las personas que intervienen en el procedimiento judicial,
se distingue entre las nociones de jurisdicción y competencia. Etimológicamente, la
primera es la facultad de decir el Derecho (en términos abstractos), la segunda es la
facultad para resolver una controversia concreta. Pero, en Derecho Internacional,
en donde no hay una estructura compleja y jerarquizada de tribunales, y en donde
la competencia de éstos tiene su fundamento en el consentimiento de los Estados, esa
distinción -entre jurisdicción y competencia- carece de relevancia…”16.
Siendo entonces que no hay distinción entre estas dos expresiones para mantener la
uniformidad en el tratamiento de los temas relacionados con el funcionamiento de la
CIJ, utilizaremos la expresión “competencia” y no “jurisdicción”.

12 Para consultar la lista actualizada de jueces ad hoc actualmente en ejercicio de funciones ante la CIJ, véase: https://
www.icj-cij.org/current-judges-ad-hoc.
13 Max Sorensen, ob. cit., p. 650. Véase además: Mohamed Sameh Ahmed Mohamed, The Role of the International Court
of Justice as the Principal Judicial Organ of the United Nations, University of London, 1997. pp. 170 y ss. Disponible
en: https://etheses.lse.ac.uk/2566/1/U615515.pdf. Santiago Benadava, “La jurisdicción contenciosa de la Corte
Internacional de Justicia”, Revista de Derecho Público, No. 31-32, Facultad de Derecho de la Universidad de Chile,
1982. pp. 187–210. Disponible en: https://doi.org/10.5354/rdpu.v0i31/32.43827.
14 Alfred Verdross, Derecho Internacional Público, Aguilar, Madrid, 1976, pp. 505 y ss. Véase además: Héctor Faúndez
Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs. Venezuela, Academia
de Ciencias Políticas y Sociales – Editorial Jurídica Venezolana, Caracas, 2020. Jorge Cardona Llorens, “La
competencia de la Corte Internacional de Justicia en materia contenciosa, el principio de la competencia sobre la
competencia y la ejecución de las sentencias de la corte”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, No.
166, Caracas, 2021. pp. 393-404. Disponible en: https://acienpol.abcdonline.info/bases/biblo/texto/boletin/2021-5/
BolACPS_2021_166_393-404.pdf. Allan Brewer-Carías, Derechos de Venezuela sobre el territorio Esequibo, la nulidad
del laudo arbitral de 1899 y las falsedades en la memoria de Guyana ante la Corte Internacional de Justicia, Academia de
Ciencias Políticas y Sociales - Editorial Jurídica Venezolana, Caracas, 2023. pp. 97-102.
15 Georges Abi-Saab, Les Exceptions Préliminaires dans la Procédure de la Cour Internationale, Éditions A. Pedone, París,
1967, pp. 58 y ss.
16 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., pp. 265-266. El autor, como lo sugiere el título de su obra, se decanta por el término competencia.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
36 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

2.1.2. Competencia
El Capítulo II del Estatuto regula la competencia la CIJ y se refiere al principio
kompetenz-kompetenz, con fundamento en el cual la CIJ decide qué casos está
jurídicamente habilitada para conocer, de allí que éste sea un tema de fundamental
importancia en la comprensión del funcionamiento de la CIJ.
Es necesario ratificar que sólo los Estados podrán ser partes en asuntos ante la CIJ, de
manera que otros tipos de organizaciones y personas naturales no tendrán la condición
de partes en los procedimientos ante la CIJ. La CIJ siempre podrá solicitar y recibir de
organizaciones internacionales públicas información sobre asuntos objeto de litigio ante
la CIJ (Artículo 34 del Estatuto).
Ahora bien, para que un Estado pueda acudir a la CIJ es necesario que acepte la
competencia de la CIJ de manera previa y voluntaria. Este consentimiento puede ser
otorgado de varias formas, las cuales pueden clasificarse entre medios ante hoc y medios
post hoc17. A este tema dedicaremos las siguientes líneas.

2.1.2.1. Medios ante hoc


Los medios ante hoc son aquellos que permiten que los Estados manifiesten su
aceptación respecto de la competencia de la CIJ antes de que el conflicto surja. Esta
modalidad tiene lugar a través de acuerdos internacionales, específicamente, tratados
bilaterales o multilaterales con cláusulas de arreglo judicial. El fundamento jurídico
de este medio ante hoc se encuentra en el artículo 36.1 del Estatuto que establece lo
siguiente:
“1. La competencia de la Corte se extiende a todos los litigios que las partes le sometan
y a todos los asuntos especialmente previstos en la Carta de las Naciones Unidas o en
los tratados y convenciones vigentes”.
Un ejemplo emblemático fue el caso de Bosnia y Herzegovina contra Yugoslavia,
en el que Bosnia, tras su independencia, sucedió a la Convención para la Prevención y
Sanción del Delito de Genocidio que evidentemente tuvo un carácter pre-conflictual. El
artículo IX de la referida convención estableció que:
“Las controversias entre las Partes contratantes, relativas a la interpretación, aplicación
o ejecución de la presente Convención, incluso las relativas a la responsabilidad de
un Estado en materia de genocidio o en materia de cualquiera de los otros actos
enumerados en el artículo III, serán sometidas a la Corte Internacional de Justicia a
petición de una de las Partes en la controversia”18.
También es una muestra de este medio ante hoc el Acta General para el Arreglo
Pacífico de las Diferencias Internacionales adoptada en la ciudad de Ginebra el 28 de
septiembre de 1928 que remitía las diferencias de los Estados parte a la Corte Permanente
17 Mohamed Sameh Ahmed Mohamed, ob. cit.
18 Consultar texto en: https://www.ohchr.org/es/instruments-mechanisms/instruments/convention-prevention-and-
punishment-crime-genocide.
Rafael Badell Madrid
37

de Justicia Internacional, actualmente CIJ. En efecto, estableció el artículo XVII de la


referida convención lo siguiente:
“Todas las diferencias acerca de las cuales las partes discutieran un derecho recíproco,
se someterán, salvo las reservas eventuales previstas en el artículo 39, al Tribunal
Permanente de Justicia Internacional, a menos que las partes no llegaran a un
acuerdo, en los términos aquí previstos, para recurrir a un tribunal arbitral. Las
diferencias a que se hace referencia en el presente artículo comprenden principalmente
las que menciona el artículo 36 del Estatuto del Tribunal Permanente de Justicia
Internacional ”19.
Otro ejemplo es el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas suscrito en Bogotá
el 30 de abril de 1948 en el marco de la IX Conferencia Internacional Americana
en cumplimiento del artículo XXIII de la Carta de la Organización de los Estados
Americanos, cuyo artículo XXXI estableció lo siguiente:
“De conformidad con el inciso 2º del artículo 36 del Estatuto de la Corte Internacional
de Justicia, las Altas Partes Contratantes declaran que reconocen respecto a cualquier
otro Estado Americano como obligatoria ipso facto, sin necesidad de ningún convenio
especial mientras esté vigente el presente Tratado, la jurisdicción de la expresada Corte
en todas las controversias de orden jurídico que surjan entre ellas y que versen sobre:
a) La interpretación de un Tratado; b) Cualquier cuestión de Derecho Internacional;
c) La existencia de todo hecho que, si fuere establecido, constituiría la violación de
una obligación internacional; d) La naturaleza o extensión de la reparación que ha
de hacerse por el quebrantamiento de una obligación internacional”20.
Un tratado que la CIJ consideró que entraba en esta categoría es el del Acuerdo de
Ginebra del 17 de febrero de 1966 suscrito por Venezuela, el Reino Unido de Gran
Bretaña e Irlanda y la República Cooperativa de Guyana. En este caso se establecieron
medios escalonados de resolución de disputas, que iniciaban con la negociación entre las
partes a través de comisiones mixtas. Sin embargo, mediante el artículo IV del Acuerdo
de Ginebra las partes establecieron lo siguiente:
“(1) Si dentro de un plazo de cuatro años contados a partir de la fecha de este Acuerdo,
la Comisión Mixta no hubiere llegado a un acuerdo completo para la solución de
la controversia, referirá al Gobierno de Venezuela y al Gobierno de Guayana en
su Informe final cualesquiera cuestiones pendientes. Dichos Gobiernos escogerán sin
demora uno de los medios de solución pacífica previstos en el Artículo 33 de la Carta
de las Naciones Unidas.
(2) Si dentro de los tres meses siguientes a la recepción del Informe final el Gobierno
de Venezuela y el Gobierno de Guyana no hubieren llegado a un acuerdo con respecto
a la elección de uno de los medios de solución previstos en el Artículo 33 de la Carta
de las Naciones Unidas, referirán la decisión sobre los medios de solución a un órgano
internacional apropiado que ambos Gobiernos acuerden, o de no llegar a un acuerdo
sobre este punto, al Secretario General de las Naciones Unidas. Si los medios asi
escogidos no conducen a una solución de la controversia, dicho órgano, o como puede
ser el caso, el Secretario General de las Naciones Unidas, escogerán otro de los medios
estipulados en el Articule 33 de la Carta de las Naciones Unidas, y asi sucesivamente,
19 Consultar texto en: https://www.dipublico.org/3589/acta-general-para-el-arreglo-pacifico-de-las-diferencias-
internacionales-1928/.
20 Consultar texto en: https://www.oas.org/xxxvga/espanol/doc_referencia/Tratado_SolucionesPacificas.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
38 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

hasta que la controversia haya sido resuelta, o hasta que todos los medios de solución
pacifica contemplados en dicho Articule hayan sido agotados”.
El 18 de junio de 1970, durante el primer gobierno del Presidente Rafael Caldera,
se suscribió el Protocolo de Puerto España entre Venezuela, el Reino Unido de Gran
Bretaña e Irlanda y la República Cooperativa de Guyana. El Protocolo de Puerto España
fue suscrito cuatro años después de la adopción del Acuerdo de Ginebra, tiempo durante
el cual la Comisión Mixta no logró solucionar la controversia. La finalidad del Protocolo
de Puerto España fue suspender por un período de 12 años la aplicación del Acuerdo de
Ginebra, paralizando la controversia y retrasando la aplicación de los medios de solución
previstos en el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas21.
Finalizada la suspensión provocada por la aplicación del Protocolo de Puerto España,
según el parágrafo primero del artículo IV del Acuerdo de Ginebra, la comisión mixta
debía buscar una solución pacífica a la controversia. La no renovación del Protocolo de
Puerto España tuvo como efecto inmediato la reactivación del Acuerdo de Ginebra como
único instrumento para la solución pacífica de la controversia. En este sentido, el 1 de
julio de 1982 el gobierno venezolano propuso al gobierno de la República Cooperativa
de Guyana la realización de negociaciones directas con el fin de solucionar la disputa con
fundamento en el Acuerdo de Ginebra 22.
Una semana después, el 8 de julio de 1982 el Ministro de Relaciones Exteriores,
José Alberto Zambrano Velasco, durante la Convención de Gobernadores celebrada en
Ciudad Bolívar, se refirió a la actitud del gobierno venezolano con ocasión de la plena
reactivación del Acuerdo de Ginebra en los siguientes términos:
“El Acuerdo de Ginebra permite a las Partes un amplio margen de apreciación en
relación con los métodos a seguir para la solución del diferendo, y con la calificación
de “aceptable” para su solución. Sin embargo, esta libertad, por amplia que fuere,
tiene su límite en cualquier actitud contraria al espíritu y a los términos del Acuerdo.
A este respecto se estableció la previsión de que se debe buscar una solución “práctica”,
“aceptable para las dos Partes.” No es, pues, una solución cualquiera la que debe ser
buscada. Las Partes tienen la obligación estricta de no hacer nada, que represente
un obstáculo a tal búsqueda. En razón de esta obligación fundamental, el Acuerdo
estableció un sistema muy amplio de vías y medios para resolver el litigio. Nada
de lo expuesto autoriza, sin embargo, a una de las partes a presentar el problema
desde el principio, en forma que cierre toda posibilidad de buscar un compromiso,
como resultó de la actitud guyanesa durante la etapa de la Comisión Mixta, y a que
se detenga el desarrollo de las negociaciones, pues en este caso se obstaculiza de tal
manera la realización de los fines del Acuerdo, que ello realmente autoriza a pensar
que se le quiere dejar sin efecto”23.
El 2 de agosto de 1982 ocurrieron dos cosas importantes para la reclamación en el
marco del proceso de reactivación del Acuerdo de Ginebra. En primer lugar, el Ministro
de Relaciones Exteriores de Venezuela, José Alberto Zambrano Velasco, mediante
21 Véase Rafael Badell Madrid, La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, Serie Estudios No. 139, Caracas, 2023. pp. 237 y ss.
22 Ídem.
23 Ídem.
Rafael Badell Madrid
39

comunicación N° DG-401, informó el Secretario General de la ONU, Javier Pérez de


Cuéllar, que en fecha 18 de junio de 1982 el Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966
recobró plena vigencia. El segundo evento importante fue que la República Cooperativa
de Guyana no aceptó resolver la controversia mediante negociaciones directas -como lo
había propuesto Venezuela el 1 de julio de 1982- y sugirió resolver la disputa mediante
arreglo judicial de la CIJ24.
El 30 de agosto de 1982, mediante Nota GM–185, el gobierno de Venezuela rechazó
la sugerencia de arreglo judicial formulada por la República Cooperativa de Guyana
e insistió en una negociación de bases más amplias que hicieren posible solucionar
satisfactoriamente la controversia 25.
El 19 de septiembre de 1982, ante la falta de consenso respecto del medio de solución
de la controversia, el gobierno venezolano informó a la República Cooperativa de Guyana
y al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda que sometería la selección del medio de
solución de la controversia al Secretario General de Naciones Unidas26.
Ese mismo día, el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, José Alberto
Zambrano Velasco, mediante comunicación GM–N° 214, expresó al Secretario General
de Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, lo siguiente: “El Gobierno de Venezuela ha
llegado al convencimiento de que el organismo internacional más apropiado para señalar el
medio de solución es el Secretario General de O.N.U., quien aceptó esta responsabilidad por
nota del 04ABR1966, suscrita por U. Thant, y cuya actuación fue expresamente convenida
por las Partes en el texto mismo del Acuerdo de Ginebra”27.
El 29 de marzo de 1983 Venezuela y Guyana acordaron que fuera el Secretario
General de Naciones Unidas quien determinara el medio para solucionar el diferendo
territorial. Esta era una decisión válida contemplada en el Acuerdo de Ginebra. Visto este
acuerdo, el 31 de marzo de 1983 el Secretario General de Naciones Unidas, Javier Pérez
de Cuéllar, aceptó intervenir en la selección del medio de solución de la controversia,
de conformidad con el mandato del parágrafo segundo del artículo IV del Acuerdo de
Ginebra 28.
El Secretario General de Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, designó a varios
buenos oficiantes para que ayudaran a ambos países a resolver la disputa. Sin embargo,
las partes no lograron llegar a un acuerdo. Así transcurrió el tiempo y el 15 de diciembre
de 2016 el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, propuso incorporar
un elemento de mediación a los buenos oficios y advirtió que de fracasar este nuevo
método se establecería la CIJ como instancia para la resolución del conflicto29.

24 Ídem.
25 Ídem.
26 Ídem.
27 Ídem.
28 Ídem.
29 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
40 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Luego, el 23 de febrero de 2017, el nuevo Secretario de Naciones Unidas, Antonio


Guterres, teniendo en cuenta lo que ya había establecido su predecesor, Ban Ki-moon,
designó buen oficiante a Dag Nylander para que se hallara una solución a la controversia
territorial entre Venezuela y la República Cooperativa de Guyana, bajo la modalidad de
buenos oficios, con un elemento de mediación incorporado30.
Las funciones de Dag Nylander como buen oficiante duraron hasta el 30 de noviembre
de 2017, fecha límite fijada para evaluar los avances en la solución de la controversia. Tras
no demostrar resultados, Antonio Guterres decidió elegir el arreglo judicial mediante la
CIJ con base en el artículo IV.2 del Acuerdo de Ginebra y así lo expresó a ambas partes
mediante una carta de fecha 30 de enero de 201831.
Guyana demandó el 29 de marzo de 2018 y la posición de Venezuela fue rechazar la
competencia de la CIJ. Sin embargo, en virtud del principio kompetenz-kompetenz, la
CIJ decidió sobre su propia competencia mediante sentencia de fecha 18 de diciembre de
2020 y se declaró competente para conocer de la controversia.
La CIJ determinó que, a través del artículo IV.2 del Acuerdo de Ginebra, las partes
habían facultado al Secretario General de la ONU para seleccionar uno de los medios
previstos en el artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas, siendo uno de ellos el arreglo
judicial ante la CIJ32.
Luego, el 7 de junio de 2022, Venezuela compareció ante la CIJ y opuso excepciones
preliminares sobre la admisibilidad de la demanda de Guyana. La CIJ escuchó las
observaciones y alegatos, orales y escritos, de ambas partes y el 6 de abril de 2023 dictó
sentencia. En ese fallo la CIJ estableció que la demanda de Guyana es admisible y declaró
sin lugar la excepción preliminar presentada por Venezuela. Finalmente, en esa decisión
la CIJ ratificó que es competente para decidir sobre el fondo de las reclamaciones de
Guyana.
El 30 de octubre de 2023 Guyana presentó ante la CIJ una solicitud de medidas
provisionales contra Venezuela con ocasión de la convocatoria efectuada por el gobierno
venezolano para la celebración de un referéndum consultivo acerca de los derechos de
Venezuela sobre el territorio en disputa.
El 1 de diciembre de 2023 la CIJ decidió lo solicitado y en esa oportunidad ratificó su
competencia para resolver este asunto y en forma unánime decidió indicar las siguientes
medidas provisionales: (i) Venezuela debe abstenerse de ejecutar acciones que modifiquen
la situación actual del territorio en disputa y (ii) Ambas partes deben evitar acciones que
agraven o extiendan la disputa o la hagan más difícil de resolver.
La segunda forma de consentimiento ante hoc tiene lugar mediante la aceptación
de la cláusula opcional prevista en el artículo 36 del Estatuto de la CIJ que indica lo
siguiente:
30 Ídem.
31 Ídem.
32 Ídem.
Rafael Badell Madrid
41

“2. Los Estados partes en el presente Estatuto podrán declarar en cualquier


momento que reconocen como obligatoria ipso facto y sin convenio especial,
respecto a cualquier otro Estado que acepte la misma obligación, la jurisdicción de la
Corte en todas las controversias de orden jurídico que versen sobre:
a. la interpretación de un tratado;
b. cualquier cuestión de derecho internacional;
c. la existencia de todo hecho que, si fuere establecido, constituiría violación de
una obligación internacional;
d. la naturaleza o extensión de la reparación que ha de hacerse por el
quebrantamiento de una obligación internacional”. (Resaltado añadido)
Cuando un Estado se adhiere a la cláusula opcional la consecuencia es que se
entiende que ha aceptado unilateralmente la competencia de la CIJ. Esto permite que
los Estados que han aceptado la cláusula puedan demandar a otros Estados que también
han aceptado unilateralmente la competencia de la CIJ, sin necesidad de suscribir un
acuerdo previo entre ellos.

2.1.2.2. Medios post hoc


Los medios post hoc son aquellos que permiten que una vez surgido el conflicto los
Estados puedan aceptar someter sus diferencias a la CIJ. La primera vía es mediante
un acuerdo especial entre las partes, conocido como compromiso, en el que deciden
someter su disputa a la CIJ con el propósito de resolverla. Esto ocurrió en el caso de la
controversia entre Canadá y los Estados Unidos de América sobre la Delimitación de la
Frontera Marítima en el Golfo de Maine iniciado el 25 de noviembre de 1981, cuando
ambos países notificaron a la CIJ de un acuerdo especial que habían suscrito el 29 de
marzo de 1979 y que había entrado en vigor el 20 de noviembre de 1981, mediante el
cual sometían a la CIJ la cuestión de la delimitación de la frontera marítima que dividía
la plataforma continental y las zonas de pesca de las dos partes en la región del Golfo de
Maine33.
El segundo modo post hoc de aceptar la competencia de la CIJ es el forum prorogatum
o sumisión tácita. Esta vía de carácter implícito se basa en la conducta de las partes. Si un
Estado somete una disputa a la CIJ y la otra parte comparece sin objetar la competencia,
esto implica la aceptación implícita de la competencia de la CIJ. Esta forma de aceptación
tácita también puede derivar de actos anteriores al caso, como se vio en el caso del
Canal de Corfú, donde la CIJ consideró que la aceptación de Albania era voluntaria
e inequívoca, entendiendo que “el acuerdo de sumisión estuvo constituido por dos actos
expresos, separados y sucesivos: la solicitud del Gobierno británico que incoaba el caso en
contra de Albania ante la Corte y aceptaba la competencia del Tribunal en la especie, y la
carta dirigida al Tribunal por el Ministro de Relaciones Exteriores adjunto de Albania, en

33 El acuerdo especial bajo referencia puede ser consultado en la página oficial del caso ante la CIJ: https://www.icj-cij.
org/sites/default/files/case-related/67/9595.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
42 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

la cual expresaba que, a pesar de cierta irregularidad, su país estaba dispuesto a comparecer
ante la Corte”34.

2.1.2.3. Competencia ratione personae


La competencia ratione personae es la competencia jurisdiccional “por razón o la
índole de la persona, cuando ella decide la competencia judicial para entender en un caso
litigioso”35. En el contexto de la CIJ, la competencia ratione personae para conocer de un
determinado asunto permite a un Estado acudir en un caso contencioso ante ese órgano
jurisdiccional internacional.
El acceso a la CIJ se restringe a Estados miembros de la ONU y a los no miembros
que sean admitidos de acuerdo con el artículo 93.2 de la CNU, el cual establece que “Un
Estado que no sea Miembro de las Naciones Unidas podrá llegar a ser parte en el Estatuto de
la Corte Internacional de Justicia, de acuerdo con las condiciones que determine en cada caso
la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad” 36.
En principio, la CIJ es una instancia de la que disponen los Estados que son parte del
Estatuto. Sin embargo, tal y como lo establece el artículo 35 del Estatuto, la CIJ estará
abierta a otros Estados siempre que cumplan con las condiciones fijadas por el Consejo
de Seguridad de la ONU, en observancia de las disposiciones especiales de los tratados
vigentes.
El artículo 35 del Estatuto debe concordarse con el artículo 41 del Reglamento
que establece que: “La incoación de un procedimiento por un Estado que no es parte en el
Estatuto pero que ha aceptado la jurisdicción de la Corte en virtud del párrafo 2 del Artículo
35 del Estatuto, mediante una declaración hecha de acuerdo con una resolución adoptada
por el Consejo de Seguridad de conformidad con ese Artículo, deberá ir acompañada del
depósito de dicha declaración, a no ser que ésta haya sido depositada con anterioridad en la
Secretaría de la Corte. La Corte decidirá cualquier cuestión que se suscite sobre la validez o
efecto de tal declaración” (Resaltado añadido).
La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU a la que alude el artículo 41 del
Reglamento es la adoptada en fecha 15 de octubre de 1946, según la cual los Estados
que no forman parte del Estatuto pueden “tener acceso depositando ante el Registrador
de la Corte una declaración general o especial, es decir, una declaración extensiva a una
generalidad de casos, o a un caso o grupo de casos determinados”37.
Sin embargo, las condiciones impuestas no deben ocasionar que una de las partes
quede en posición de desigualdad ante la CIJ. Esta condición, junto a la aceptación del
Estatuto y del artículo 94 de la CNU han sido determinantes para admitir la competencia
de la CIJ respecto de un Estado que no es miembro del Estatuto38.
34 Santiago Benadava, ob. cit., p. 193.
35 Manuel Ossorio, Diccionario de ciencias jurídicas, políticas y sociales, Heliasta, Buenos Aires, 2005. p. 802.
36 Cfr. Max Sorensen, ob. cit., p. 650.
37 Ibíd., p. 651.
38 Ídem.
Rafael Badell Madrid
43

Las condiciones para ser parte del Estatuto que se mencionan en el artículo 93.2 de
la CNU fueron establecidas por la Asamblea General de la ONU en diciembre de 1946,
los requisitos fijados fueron: “aceptación del Estatuto, compromiso de cumplir las decisiones
de la Corte y contribución a los gastos de ella” 39.
Los Estados no miembros de la ONU con acceso a la CIJ que cumplan con las
condiciones para ser parte deberán contribuir con los gastos de dicho órgano jurisdiccional
con arreglo al artículo 35 del Estatuto.

2.1.2.4. Competencia ratione materiae


La competencia ratione materiae es la competencia del órgano “por razón de la
materia, por el fondo del asunto”40. En efecto, “se trata de las reglas de competencia de
jueces y tribunales”41. A su vez la competencia ratione materiae se subdivide en obligatoria
y convencional42. La competencia de la CIJ es obligatoria cuando se fundamenta en
el artículo 36.1 del Estatuto. Esta norma establece que la competencia de la CIJ es
extensiva a todos los litigios que las partes sometan a su conocimiento. Asimismo, la CIJ
es competente para conocer de los asuntos previstos en la CNU y en los demás tratados
y convenciones vigentes (Artículo 36 del Estatuto).
Por lo que se refiere a la competencia ratione materiae obligatoria, en virtud del
segundo parágrafo del artículo 36 del Estatuto, los Estados que forman parte del Estatuto
podrán manifestar su reconocimiento de la competencia de la CIJ como obligatoria ipso
facto sin que medie un convenio especial. Para ello se requiere, lógicamente, la misma
manifestación de voluntad del otro Estado involucrado en el asunto, el cual podrá versar
sobre:
“a. la interpretación de un tratado;
b. cualquier cuestión de derecho internacional;
c. la existencia de todo hecho que, si fuere establecido, constituiría violación de una
obligación internacional;
d. la naturaleza o extensión de la reparación que ha de hacerse por el quebrantamiento
de una obligación internacional ”.
El artículo 36.3 del Estatuto establece la denominada cláusula opcional que permite
a las partes someter su declaración reconociendo la competencia de la CIJ a una
condición de reciprocidad o una condición de tiempo. La condición de reciprocidad
implica que una parte declara aceptar la competencia de la CIJ, bajo la condición de
que la contraparte también lo haga. En cuanto a las condiciones de tiempo, una de las
partes declara aceptar la competencia de la CIJ, sólo si la contraparte la acepta dentro de
un período de tiempo determinado. Tales declaraciones no requieren ser idénticas. En
39 Hugo Llanos Mansilla, Teoría y práctica del Derecho Internacional Público, primera edición, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1980. p. 590.
40 Manuel Ossorio, ob. cit., p. 802.
41 Ídem.
42 Cfr. Max Sorensen, ob. cit., p. 651.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
44 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

efecto, la CIJ sostuvo en los casos Anglo-Iranian Oil Company del año 1952 y en el caso
Norwegian Loans del año 1957, no se requieren “declaraciones idénticas de ambas partes,
sino que ambas declaraciones deben conferir jurisdicción con respecto al conflicto sometido a
adjudicación”43.
Esta clase de declaraciones que fundamentan la competencia de la CIJ deberán
remitirse para su depósito al Secretario General de la ONU, quien enviará copias de esas
manifestaciones de voluntad a las partes del Estatuto y al Secretario de la CIJ (Artículo
36 del Estatuto, parágrafo cuarto).
Por otra parte, la competencia es convencional cuando las partes deciden someter el
asunto a la CIJ. En múltiples oportunidades la CIJ “declaró que su jurisdicción se basaba
en la voluntad de las partes, en su consentimiento para someterse a su jurisdicción”44. Eso
ocurrió durante la existencia de la Corte Permanente de Justicia Internacional, en el caso
Minorities Schools in Upper Silesia en el año 1922 y, entre otros, el caso Monetary Gold de
1954 resuelto por la actual CIJ45.
En el caso del Canal de Corfú la competencia de la CIJ fue convencional, desde que la
CIJ indicó “que aun cuando Albania, que no era parte del Estatuto, hubiera tenido derecho
a objetar la jurisdicción de la Corte en virtud de la iniciación unilateral del procedimiento
por el Reino Unido, no podía ya hacerlo, puesto que ella, en su carta a la Corte del 2 de
julio de 1947, expresó que había aceptado la recomendación del Consejo de Seguridad y la
jurisdicción de la Corte sobre este caso”46.
Otro ejemplo, bastante reciente, es el de la sentencia de 18 de diciembre de 2020,
mediante la cual la CIJ se declaró competente para conocer la controversia relativa al
caso 171 iniciado por la República Cooperativa de Guyana en contra de Venezuela en
los siguientes términos: “En cuanto a su competencia ratione materiae, el Tribunal recuerda
que el Artículo I del Acuerdo de Ginebra se refiere a la controversia que ha surgido entre las
partes del Acuerdo de Ginebra como resultado de la afirmación de Venezuela de que el Laudo
de 1899 sobre la frontera entre la Guayana Británica y Venezuela es nulo”47.

2.1.2.5. Competencia ratione temporis


La competencia ratione temporis se relaciona, en primer lugar, con el derecho
que tienen los Estados partes de acceder a la CIJ para el momento en que inicia el
procedimiento48. La competencia ratione temporis también se relaciona con la limitación

43 Véase con especial atención, Max Sorensen, ob. cit., p. 653. Asimismo lo habían establecido fallos de la CPJI como los
de los casos Phosphates in Morocco del año 1938 y Electricity Co. Of Sofia de 1939.
44 Ibíd., p. 652.
45 Ídem.
46 Ídem.
47 Sentencia de fecha 18 de diciembre de 2020 a través de la cual la Corte Internacional de Justicia se declaró competente
para conocer la controversia iniciada por la República Cooperativa de Guyana en contra de Venezuela de fecha 29 de
marzo de 2018. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/171/171_20201218_JUD_01-00-EN.
pdf.
48 Max Sorensen, ob. cit., p. 654.
Rafael Badell Madrid
45

en el tiempo del alcance de la competencia de la CIJ, la cual puede ser determinada por
las partes en el compromiso o posteriormente por la propia CIJ.
Tomando como ejemplo el caso de la controversia entre la República Cooperativa de
Guyana y Venezuela, la CIJ decidió por unanimidad en la sentencia sobre competencia
de fecha 18 de diciembre de 2020 que sólo es competente para decidir hechos anteriores
a la firma del Acuerdo de Ginebra de 17 de febrero de 1966 y los hechos posteriores
no serán valorados. La CIJ indicó que: “La controversia a la que se refiere el Acuerdo
de Ginebra es la que había cristalizado en el momento de la celebración del Acuerdo - El
Tribunal no tiene jurisdicción para conocer de las reclamaciones de Guyana derivadas de
hechos ocurridos después la firma del Acuerdo de Ginebra”49.

2.1.2.6. Admisibilidad
Un aspecto importante a considerar al estudiar la competencia contenciosa de la CIJ
es su distinción con el concepto de admisibilidad. Las diferencias entre ambos conceptos
han sido objeto de análisis por parte de la CIJ en varios casos específicos como el Caso
relativo a ciertas cuestiones de asistencia recíproca en asuntos criminales (Djibouti
vs. Francia), el Caso sobre actividades armadas en el territorio del Congo (Congo vs.
Ruanda) o el reciente Caso relativo a la nulidad o validez del Laudo Arbitral de París del
3 de octubre de 1899 (Guyana vs. Venezuela).
En sentido general y conforme lo hemos estudiado en puntos anteriores, la
competencia de la CIJ está relacionada con la aptitud del tribunal para conocer un
asunto y emitir un fallo vinculante para los Estados parte en la controversia. En cambio,
la admisibilidad está referida directamente al ejercicio de la competencia, es decir, al
empleo de la autoridad que confiere la existencia de competencia para tomar decisiones
en el caso particular50.
Cuando una de las partes pretende objetar la admisibilidad de una demanda ante la
CIJ, el mecanismo procesal adecuado para hacerlo son las excepciones preliminares. En
efecto, el artículo 79bis del Reglamento indica lo siguiente:
“1. Cuando la Corte no haya adoptado ninguna decisión en virtud del artículo
79, la impugnación de la competencia de la Corte o de la admisibilidad de la
demanda, o cualquier otra impugnación sobre la que se solicite una decisión antes
de continuar el procedimiento sobre el fondo, deberá formularse por escrito lo antes
posible y, a más tardar, dentro de los tres meses siguientes a la entrega del Memorial.
Cualquier objeción de este tipo realizada por una parte distinta de la demandada
deberá presentarse dentro del plazo fijado para la entrega del primer escrito de dicha
parte”. (Resaltado añadido)

49 Sentencia de fecha 18 de diciembre de 2020 a través de la cual la Corte Internacional de Justicia se declaró competente
para conocer la demanda presentada por la República Cooperativa de Guyana el 29 de marzo de 2018. Disponible en:
https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/171/171_20201218_JUD_01-00-EN.pdf.
50 Sara Thin, “Admissibility vs Jurisdiction in Guyana v Venezuela (ICJ), EJIL: Talk! Blog of the European Journal of
International Law, publicado el 25 de abril de 2023. Disponible en: https://www.ejiltalk.org/admissibility-vs-
jurisdiction-in-guyana-v-venezuela-icj/
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
46 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

La norma citada establece que el momento procesal oportuno para oponer


excepciones preliminares sobre la admisibilidad de la demanda es dentro del plazo fijado
para la entrega del primer escrito de la parte que propone la excepción.
El reciente caso de Guyana contra Venezuela sobre la nulidad o validez del Laudo
Arbitral de París ilustra perfectamente cuál es el trámite de las excepciones preliminares,
específicamente las relativas a la admisibilidad de la demanda. Recordemos que el 7 de
junio de 2022, cuando transcurría el lapso para la presentación de la Contramemoria,
Venezuela opuso ante la CIJ excepciones preliminares sobre la admisibilidad de la
demanda intentada por la República Cooperativa de Guyana, a objeto de resolver la
controversia mediante una solución negociada con arreglo a lo previsto en el Acuerdo de
Ginebra de fecha 17 de febrero de 1966.
En atención a las excepciones preliminares opuestas por Venezuela, la CIJ se
pronunció mediante una providencia de fecha 13 de junio de 2022. En la decisión se fijó
un plazo hasta el 7 de octubre de 2022 para que la República Cooperativa de Guyana
presentara sus observaciones a las excepciones preliminares opuestas por Venezuela, de
conformidad con la Directiva Práctica V según la cual “el plazo para la presentación por
la otra parte de un escrito con sus observaciones y alegaciones en virtud del artículo 79bis,
apartado 3, no excederá en general de cuatro meses a partir de la fecha de presentación de las
excepciones preliminares”.
También mediante la providencia de fecha 13 de junio de 2022, la CIJ se reservó
a través de una nueva decisión la determinación del procedimiento subsiguiente a la
consignación del escrito de observaciones de Guyana. En efecto la CIJ: “Fija el 7 de
octubre de 2022 como plazo para que la República Cooperativa de Guyana pueda presentar
una declaración escrita de sus observaciones y escritos sobre las objeciones preliminares
planteadas por la República Bolivariana de Venezuela; y se reserva el procedimiento posterior
para una nueva decisión”.
La representación de la República Cooperativa de Guyana presentó sus observaciones
sobre las excepciones preliminares sobre admisibilidad de la demanda opuestas por
Venezuela, luego de lo cual la CIJ acordó mediante Comunicado de Prensa N° 2022/57,
establecer las fechas y horarios para la celebración de audiencias públicas entre el jueves
17 y el martes 22 de noviembre de 2022.
Durante la ronda de audiencias públicas Venezuela formuló varias consideraciones
generales relativas a inadmisibilidad de la demanda de la República Cooperativa
de Guyana, debido a que un tercero indispensable, a saber, el Reino Unido de Gran
Bretaña e Irlanda, no es parte en el proceso ante la CIJ. La otra consideración general
de Venezuela fue respecto del efecto de res iudicata de la sentencia de la CIJ de fecha
18 de diciembre de 2020, que se restringe a la cuestión de la jurisdicción de la CIJ y no
abarca los aspectos relacionados con la admisibilidad de la demanda introducida por la
República Cooperativa de Guyana.
Rafael Badell Madrid
47

Con relación al argumento de que el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda es un


tercero indispensable en el proceso, Venezuela formuló las siguientes consideraciones
particulares: el principio del oro monetario, creado por la propia jurisprudencia de la CIJ
como fundamento de la excepción preliminar de admisibilidad opuesta por Venezuela;
la determinación de la responsabilidad del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda como
verdadero objeto del litigio y la relación del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda con
la controversia, tal como se deduce de los términos del Acuerdo de Ginebra.
En cuanto al argumento de Venezuela según el cual el efecto de res iudicata de
la sentencia de la CIJ de fecha 18 de diciembre de 2020 no impide la oposición de
excepciones preliminares de admisibilidad, los representantes insistieron especialmente
en la distinción entre competencia y admisibilidad, como términos que aluden a
cuestiones de distinta naturaleza jurídica con fundamento en la jurisprudencia de la CIJ.
Finalmente, el 6 de abril de 2023 las excepciones preliminares sobre admisibilidad
opuestas por Venezuela fueron declaradas sin lugar y la CIJ determinó que la demanda
de Guyana era admisible. Además, en ese mismo fallo la CIJ ratificó su competencia para
conocer el asunto de fondo.
Es importante destacar que la comprensión de la admisibilidad como la posibilidad
real de ejercicio de la competencia de la CIJ tiene ciertos elementos que han sido
discutidos, especialmente luego de lo ocurrido en el caso Guyana contra Venezuela. Uno
de ellos es que se hace posible la admisión de una excepción preliminar después de que la
CIJ ya ha tomado una decisión sobre su propia competencia. También se discute que los
desafíos de admisibilidad –que no son más que obstáculos al ejercicio de la competencia-
permiten cierta discrecionalidad a la CIJ para decidir si ejerce su competencia, guiada
por consideraciones de administración de justicia y autonomía jurisdiccional51.

2.2. Agentes (Artículo 42 del Estatuto; Artículo 42 del Reglamento)


La representación de los Estados partes en los procedimientos ante la CIJ es
ejercida por agentes, quienes, a su vez, podrán apoyarse en consejos o abogados. Las
partes deberán designar a los agentes que representarán sus intereses ante la CIJ, tal y
como lo establece el artículo 42 del Estatuto. Asimismo, el artículo 40 del Reglamento
señala que “todos los actos realizados en nombre de las partes después de haberse incoado un
procedimiento serán efectuados por agentes”52.
Los agentes cumplen una importante función en los procedimientos ante la CIJ como
representantes de los Estados que participan. Son los sujetos que desempeñan funciones
similares a las de un abogado ante tribunales internos de un Estado con la particularidad
de que actúan “…como si estuvieran al frente de una misión diplomática especial y tendrán
poderes para comprometer a un Estado soberano. Recibirá comunicaciones del Secretario
respecto al caso y le enviará a su vez toda la correspondencia y los alegatos debidamente
51 Ídem.
52 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
48 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

firmados o certificados. En las audiencias públicas, el agente presenta los alegatos en nombre
del gobierno al que representa. En general, el agente se encarga de todos los actos formales que
tiene que realizar el gobierno al que representa”53.
La forma y el momento procesal para establecer quienes serán los agentes de cada uno
de los Estados litigantes en el procedimiento está regulado en el numeral 2 del artículo
40 del Reglamento: “Cuando un procedimiento sea incoado mediante una solicitud, se
indicará el nombre del agente del demandante. El demandado informará a la Corte del
nombre de su agente al recibir la copia certificada conforme de la solicitud o lo antes posible
después de haberla recibido”54.
Los agentes, como representantes de los intereses del Estado al que representan ante
la CIJ no actúan solos, al contrario “A veces recibe la asistencia de coagentes, viceagentes
o subagentes, y siempre dispone de consejeros o abogados, cuyo trabajo coordina para que le
ayuden en la preparación de los alegatos y de la exposición de los mismos. Dado que no existe
ninguna autorización especial para que los abogados participen en los procesos ante la Corte
Internacional de Justicia, los consejeros o abogados no tienen que cumplir ninguna condición
para hacerlo, excepto ser nombrados a tal fin por un gobierno”55.
Varias disposiciones del Estatuto y del Reglamento regulan las funciones del agente
en los procedimientos ante la CIJ. En primer lugar, debe tenerse en cuenta el artículo
17 del Estatuto que establece determinados aspectos que limitan la participación de los
jueces de la CIJ como agentes. Dicha disposición establece:
“1. Los miembros de la Corte no podrán ejercer funciones de agente, consejero o
abogado en ningún asunto.
2. No podrán tampoco participar en la decisión de ningún asunto en que hayan
intervenido anteriormente como agentes, consejeros o abogados de cualquiera de las
partes, o como miembros de un tribunal nacional o internacional o de una comisión
investigadora, o en cualquier otra calidad.
3. En caso de duda, la Corte decidirá”.
Todos estos supuestos están fundamentados en el deber de imparcialidad y en el
deber de independencia que deben cumplir los jueces de la CIJ.
Con relación a las audiencias de la CIJ, el artículo 49 establece que este alto órgano
jurisdiccional tiene la potestad de pedir a los agentes de los Estados partes que aclaren o
consignen documentos específicos relacionados con el asunto. Así en la referida norma se
dispone: “Aun antes de empezar una vista, la Corte puede pedir a los agentes que produzcan
cualquier documento o den cualesquiera explicaciones. Si se negaren a hacerlo, se dejará
constancia formal del hecho”.

53 Corte Internacional de Justicia, “Funcionamiento de la Corte”, apartado sobre el procedimiento contencioso ante ese
órgano jurisdiccional internacional. Disponible en: https://www.un.org/es/icj/how.shtml
54 Ídem.
55 Ídem.
Rafael Badell Madrid
49

La terminación de la audiencia sólo tendrá lugar una vez haya finalizado la presentación
del caso por parte de los consejeros, abogados y, principalmente, los agentes. Con ello
queda claro que la función de los agentes es fundamental para la correcta defensa de los
intereses del Estado al que representan. Establece el artículo 54:
“1. Cuando los agentes, consejeros y abogados, conforme a lo proveído por la Corte,
hayan completado la presentación de su caso, el Presidente declarará terminada la
vista.
2. La Corte se retirará a deliberar.
3. Las deliberaciones de la Corte se celebrarán en privado y permanecerán secretas”.
La sentencia dictada por la CIJ para resolver la controversia deberá ser debidamente
notificada a los agentes de los Estados parte, quienes fungen como receptores de la
mayoría de las notificaciones que deban practicarse durante el proceso. En efecto, indica
el artículo 58 que “El fallo será firmado por el Presidente y el Secretario, y será leído en
sesión pública después de notificarse debidamente a los agentes”. En ocasiones, la CIJ debe
efectuar notificaciones en personas distintas a los agentes de los Estados partes. Esto
ocurre, por ejemplo, cuando se inicia un nuevo procedimiento y el Secretario de la CIJ
debe notificar a los Estados interesados y a los miembros de la ONU por conducto del
Secretario General de esa organización (Artículo 40 del Estatuto) y cuando se trata
de la interpretación de una convención en la que sean partes Estados que no están
participando en el procedimiento (Artículo 63 del Estatuto). Con relación a esta clase de
notificaciones rige lo dispuesto en el artículo 44:
“1. Para toda notificación que deba hacerse a personas que no sean los agentes,
consejeros o abogados, la Corte se dirigirá directamente al gobierno del Estado en cuyo
territorio deba diligenciarse.
2. Se seguirá el mismo procedimiento cuando se trate de obtener pruebas en el lugar
de los hechos”.
Por otra parte, las disposiciones del Estatuto sobre los agentes deben ser analizadas
junto las disposiciones del Reglamento que contienen un tratamiento más específico de
esta importante figura.
La primera disposición del Reglamento que trata la figura de los agentes es el artículo
31 del Reglamento. Dicha norma establece que los agentes son los sujetos procesales
llamados a dar cuenta al Presidente de la CIJ de la opinión del Estado que representan
sobre cuestiones procedimentales. En efecto, la norma dispone lo siguiente:
“En todo asunto sometido a la Corte el Presidente se informará de la opinión que
tengan cada una de las partes sobre las cuestiones de procedimiento. Los agentes de las
partes serán convocados a este efecto por el Presidente lo antes posible después de que
sean designados y ulteriormente siempre y cuando sea necesario”.
El parágrafo tercero del artículo 38 del Reglamento menciona también a los agentes
cuando señala que en los supuestos en los que el procedimiento ante la CIJ es iniciado
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
50 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

mediante solicitud formulada por un Estado el agente es, en principio, el sujeto que debe
firmar el original ese documento. El artículo establece:
“El original de la solicitud será firmado por el agente de la parte que la dirija o por
su representante diplomático en el país donde la Corte tiene su sede o por una persona
debidamente autorizada. Si la solicitud lleva la firma de una persona que no sea
el representante diplomático, la firma deberá ser legalizada por este último o por la
autoridad competente del ministerio de asuntos exteriores del demandante”.
Los agentes tienen también el deber de firmar el original de los alegatos escritos
consignados durante la fase escrita del procedimiento ante la CIJ. Todo ello a tenor del
parágrafo primero del artículo 52 del Reglamento:
“El original de cada alegato escrito será firmado por el agente y depositado en la
Secretaría de la Corte. Deberá ir acompañado de una copia certificada conforme
del alegato y de los documentos anexos al mismo, así como de las traducciones, para
comunicación a la otra parte de acuerdo con el párrafo 4 del Artículo 43 del Estatuto,
y del número de ejemplares adicionales requerido por la Secretaría de la Corte sin
perjuicio de que más tarde puedan pedirse más ejemplares si las necesidades así lo
exigiesen”.
La norma del artículo 52 del Reglamento contiene una nota a pie de página que
indica, que “se recomienda a los agentes de las partes que se informen en la Secretaría de la
Corte acerca del formato corriente para los alegatos escritos y en qué condiciones puede asumir
la Corte una parte del costo de la impresión”.
Otro aspecto importante es que durante la fase oral del procedimiento ante la CIJ
los agentes deberán formular las conclusiones finales que a bien tengan expresar ante los
jueces de ese alto tribunal sin recapitular la argumentación anterior. Asimismo, firmarán
la copia que será remitida a la contraparte, ello de conformidad con el artículo 60.2 del
Reglamento:
“Concluido el último alegato presentado durante el procedimiento oral por una
parte, su agente dará lectura a las conclusiones finales de la parte de que se trate sin
recapitular la argumentación. Se comunicará a la Corte y se transmitirá a la otra
parte copia, firmada por el agente, del texto escrito de las conclusiones finales”.
Conforme a lo previsto en el artículo 61, la CIJ puede formular preguntas a los agentes
de las partes, las cuales podrán ser contestadas en ese mismo momento o transcurrido el
plazo que al efecto fijen los jueces. La norma en cuestión, en efecto, establece:
“1. La Corte podrá, en cualquier momento antes o durante vistas, indicar los puntos o
problemas que desearía que trataran especialmente las partes o aquellos que considera
que han sido suficientemente discutidos.
2. La Corte podrá, durante las vistas, hacer preguntas a los agentes, consejeros y
abogados o pedirles aclaraciones.
3. Cada juez gozará de la misma facultad pero antes de ejercitarla dará a conocer su
intención al Presidente, que es a quien corresponde dirigir las vistas de acuerdo con el
Artículo 45 del Estatuto.
Rafael Badell Madrid
51

4. Los agentes, consejeros y abogados podrán contestar inmediatamente o dentro de un


plazo fijado por el Presidente”.
En materia de pruebas, los agentes tienen una importante tarea pues, son ellos
quienes, como regla, interrogan a los testigos y peritos. Así lo establece el artículo 65 del
Reglamento:
“Los testigos y peritos serán interrogados por los agentes, consejeros o abogados de las
partes bajo la autoridad del Presidente. El Presidente y los jueces podrán hacerles
preguntas. Antes de deponer, los testigos permanecerán fuera de la sala de audiencia”.
También es importante la figura de los agentes en los casos de intervención de
terceros Estados, quienes para participar en el proceso deberán consignar una petición
de permiso para intervenir. En estos casos deberá figurar en tal solicitud el nombre del
agente del Estado interviniente, ello de conformidad con la primera parte del numeral 2
del artículo 81 que expresa: “La petición indicará el nombre del agente”.
En cuanto a la sentencia definitiva, el artículo 95 dispone que entre los elementos que
debe contener el fallo pronunciado por la CIJ están los nombres de los agentes, consejeros
y abogados de los Estados parte en la controversia. Así lo establece expresamente el
artículo 95.1 del Reglamento que al efecto citamos:
“1. El fallo, cuyo texto indicará si ha sido dictado por la Corte o por una Sala,
contendrá: la fecha de su lectura; los nombres de los jueces que han participado en él;
los nombres de las partes; los nombres de los agentes, consejeros y abogados de las partes;
un resumen del procedimiento ; las conclusiones de las partes; las circunstancias de
hecho ; los fundamentos de derecho ; la parte dispositiva del fallo; la decisión, si la
hubiere, con respecto a las costas; la indicación del número y nombre de los jueces que
han constituido la mayoría; la indicación del texto del fallo que hará fe”. (Resaltado
añadido)
En cuanto al ejercicio de sus funciones, tanto los agentes como los consejeros
y abogados de cada una de las partes, tendrán las prerrogativas que requieran para
desempeñar su labor con plena libertad. En efecto, establece el artículo 42 del Estatuto:
“1. Las partes estarán representadas por agentes.
2. Podrán tener ante la Corte consejeros o abogados.
3. Los agentes, los consejeros y los abogados de las partes ante la Corte gozarán de
los privilegios e inmunidades necesarios para el libre desempeño de sus funciones”56.

2.3. Notificaciones (Artículos 40.2 y 40.3 del Estatuto)


Las notificaciones que deban hacerse durante el proceso que se tramita ante la
CIJ serán efectuadas en la persona de los agentes, consejeros o abogados de cada una
de las partes. Sin embargo, el artículo 44 del Estatuto establece que, para la práctica
de notificaciones en personas distintas a las nombradas anteriormente, la CIJ deberá

56 Véase Estatuto de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/statute-of-the-


court/statute-of-the-court-es.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
52 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

dirigirse al gobierno del Estado en el que deba diligenciarse la notificación. Ese mismo
mecanismo será utilizado cuando se persiga lo obtención de pruebas en el lugar de los
hechos. (Artículo 44 del Estatuto).
En cuanto a la iniciación del procedimiento mediante solicitud dirigida al Secretario
de la CIJ, los parágrafos segundo y tercero del artículo 40 establecen:
“2. El Secretario comunicará inmediatamente la solicitud a todos los interesados.
3. El Secretario notificará también a los Miembros de las Naciones Unidas por
conducto del Secretario General, así como a los otros Estados con derecho a comparecer
ante la Corte”.

2.4. De los escritos de las partes (Artículo 46 del Reglamento; Directiva


Práctica II y Directiva Práctica III)
Por lo que se refiere a la iniciación de procedimientos contenciosos ante la CIJ a
través de acuerdos especiales es necesario hacer referencia a las Directivas Prácticas de la
CIJ, especialmente a la Directiva Práctica I que establece:
“La Corte Internacional de Justicia desea desaconsejar la práctica del depósito
simultáneo de escritos en los asuntos presentados mediante acuerdo especial.
La Corte espera que los futuros acuerdos especiales contengan disposiciones sobre el
número y el orden de los escritos, de conformidad con el artículo 46, apartado 1, del
Reglamento de la Corte. Dichas disposiciones se entenderán sin perjuicio de cualquier
cuestión del caso, incluida la cuestión de la carga de la prueba.
Si el acuerdo especial no contiene disposiciones sobre el número y el orden de los escritos,
la Corte esperará que las partes lleguen a un acuerdo a tal efecto, de conformidad con
el artículo 46, apartado 2, del Reglamento de la Corte” 57.

2.5. Orden del procedimiento mediante providencias de la CIJ (Artículo 44


del Reglamento)
La CIJ tiene la facultad de dictar providencias (orders) con el fin de ordenar el
procedimiento con fundamento en el artículo 48 del Estatuto que establece lo siguiente:
“La Corte dictará las providencias necesarias para el curso del proceso, decidirá la forma y
términos a que cada parte debe ajustar sus alegatos, y adoptará las medidas necesarias para
la práctica de pruebas”.
La CIJ dicta providencias, por ejemplo, para determinar los lapsos dentro de los
cuales las partes pueden presentar su memoria y contramemoria. Así lo hizo en el caso de
la controversia entre la República Cooperativa de Guyana y Venezuela, cuando el 19 de
junio de 2018 dictó una providencia fijando los lapsos para la presentación de la memoria
y contramemoria relativas al procedimiento incidental sobre su propia competencia.
57 Véase “Practice Directions” en el portal web oficial de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.
icj-cij.org/en/practice-directions.
Rafael Badell Madrid
53

Mediante esa orden determinó que la República Cooperativa de Guyana tenía hasta el
18 de noviembre de 2018 para presentar su memoria y Venezuela tendría hasta el 19 de
abril de 2019 para la presentación de la contramemoria.
En el caso de la controversia entre la República Cooperativa de Guyana y Venezuela
se han dictado dos providencias más. Una el 8 de marzo de 2021, mediante la cual la
CIJ determinó los lapsos para la presentación de la memoria de la República Cooperativa
de Guyana y la contramemoria de Venezuela, esta vez sobre el fondo de la controversia.
De conformidad con esa providencia la CIJ determinó que la República Cooperativa
de Guyana tendría hasta el 8 de marzo de 2022 para presentar su memoria y Venezuela
tendría hasta el 8 de marzo de 2023 para la presentación de su contramemoria.
Una tercera providencia fue dictada el 13 de junio de 2022, luego de que Venezuela
iniciara un procedimiento incidental mediante la oposición de excepciones preliminares
relativas a la admisibilidad de la demanda de la República Cooperativa de Guyana. La
CIJ dictó esta tercera providencia a objeto de fijar el 7 de octubre de 2022 como último
día del lapso dentro del cual la República Cooperativa de Guyana podría presentar
su escrito de observaciones y alegaciones a las excepciones preliminares opuestas por
Venezuela.

2.6. Estructura de los procedimientos contenciosos ante la Corte


Internacional de Justicia
La sustanciación del proceso ante la CIJ está dividida en dos fases, una escrita y otra
oral. En estas fases los Estados parte en el proceso presentan sus argumentos de fondo
sobre la controversia existente entre ellos.
El proceso ante la CIJ puede iniciar de diversas maneras: (i) mediante la notificación
del compromiso o a través de una solicitud formulada por una de las partes y dirigida
al Secretario de la CIJ con indicación del objeto de la controversia y la identificación de
las partes (artículo 40.1 del Estatuto); (ii) a través de una solicitud formulada por una de
las partes y dirigida al Secretario de la CIJ con indicación del objeto de la controversia y
la identificación de las partes (artículo 40.1 del Estatuto); (iii) mediante la notificación
del compromiso suscrito por las partes mediante el cual se acepta la competencia de la
CIJ (artículo 40.1 del Estatuto) y (iv) mediante la remisión especial a la CIJ efectuada
con arreglo a lo dispuesto en un tratado o convención vigente, cuando la controversia
que se pretende dirimir ya ha sido conocida por otro órgano internacional (artículo 87
del Reglamento).
En cuanto al inicio de procesos ante la CIJ mediante remisión especial a la CIJ
efectuada con arreglo a un tratado o convención vigente, el artículo 87 del Reglamento
regula en el parágrafo segundo los requisitos formales que deben acompañar la solicitud
de iniciación de un procedimiento a través del mecanismo de remisión especial a la CIJ.
Dicha norma señala que:
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
54 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

“2. La solicitud incoando el procedimiento indicará la decisión o el acto del órgano


internacional interesado e irá acompañada de copia de la decisión o del acto; las
cuestiones suscitadas con respecto a esa decisión o acto, que serán enunciadas en
términos precisos en la solicitud, constituirán el objeto de la controversia ante la
Corte”.
Luego del inicio del proceso continúa la fase escrita en la cual el demandante
presenta una Memoria en la que expresa su alegatos y pretensiones y, en respuesta, el
demandado presenta una Contramemoria que contiene su defensa ante las pretensiones
del demandante.

2.6.1. Alegatos y defensas

2.6.1.1. Fase escrita

2.6.1.1.1. Memoria (Artículo 43 del Estatuto; Artículos 45 y 49 del Reglamento)


La memoria es el primer acto procesal de la fase escrita que contiene las pretensiones
del Estado demandante. Es el primer escrito en el que el demandante desarrolla con
detalle cada uno de sus argumentos. Es el segundo acto procesal del demandante en
los casos de iniciación del procedimiento ante la CIJ mediante solicitud (Application of
instituting proceedings).
Los argumentos del demandante expresados en la memoria deben contener la
exposición de hechos jurídicamente relevantes y el razonamiento jurídico que justifica
sus pretensiones. La norma fundamental que regula este acto procesal es el parágrafo
segundo del artículo 43 del Estatuto que indica lo siguiente:
“El procedimiento escrito comprenderá la comunicación, a la Corte y a las partes, de
memorias, contramemorias y, si necesario fuere, de réplicas, así como de toda pieza o
documento en apoyo de las mismas”.
El Reglamento, en el parágrafo primero del artículo 45, se refiere a la memoria y
contramemoria en los procedimientos iniciados mediante solicitud de la siguiente manera:
“En un procedimiento incoado mediante una solicitud, los alegatos escritos consistirán, por su
orden, en una memoria del demandante y en una contra memoria del demandado” 58.
En cuanto al contenido de la memoria, el parágrafo primero del artículo 49 del
Reglamento indica que: “1. La memoria contendrá una exposición de los hechos en que se
basa la demanda, los fundamentos de derecho y las conclusiones” 59.
A. Argumentos presentados por la República Cooperativa de Guyana contra
Venezuela con ocasión de la controversia relativa a la nulidad o validez del
Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899

58 Véase Reglamento de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/rules-of-


court//rules-of-court-es.pdf.
59 Ídem.
Rafael Badell Madrid
55

La República Cooperativa de Guyana, en su demanda de fecha 29 de marzo de 2018


y, con mayor detalle, en la memoria presentada el 8 de marzo de 2022, fundamentó sus
pretensiones en los siguientes argumentos:
El Laudo Arbitral de París es válido y vinculante para las partes por cuanto el
Tratado de Washington estableció en el artículo XIII que la decisión del tribunal
arbitral sería “un arreglo pleno, perfecto y definitivo” y que así debían considerarlo
las altas partes contratantes.
La validez del laudo fue ratificada por la ejecución de la decisión que se materializó
entre noviembre de 1900 y junio de 1904 con las labores de la comisión mixta
de demarcación. Todo lo anterior fue recogido el 10 de enero de 1905 por los
comisionados que suscribieron el Acuerdo de 1905.
Venezuela manifestó en todo momento su conformidad con el Laudo Arbitral de
París y con el Acuerdo de 1905.
Venezuela recibió con júbilo el Laudo Arbitral de París porque le había otorgado
las Bocas del Orinoco, el territorio más valioso en la disputa. Los representantes
de Guyana en la CIJ citan las palabras de José Andrade, Ministro Venezolano
en Londres:
“En verdad, la justicia brilló cuando, a pesar de todo, en la determinación de
la frontera el dominio exclusivo del Orinoco nos fue otorgado, que es el objetivo
principal que nos propusimos obtener a través del arbitraje. Lo considero bien, gasté
los humildes esfuerzos que dediqué personalmente a este fin durante los últimos seis
años de mi vida pública”.60
El memorándum póstumo de Severo Mallet-Prevost no fue invocado sino hasta
el año 1962. Este documento no contenía ninguna reclamación ni evidencia
conocimiento directo de la supuesta componenda.
Venezuela, había aceptado el Laudo Arbitral de París y luego cambió de posición
al respecto. Para Guyana ese cambio de parecer ocurrió, convenientemente,
mientras se desarrollaba la independencia de la República Cooperativa de
Guyana.
Luego de la apertura de los archivos del Reino Unido y los Estados Unidos
de América se examinó la información recabada. La República Cooperativa
de Guyana afirma que no hubo ninguna evidencia que respaldara la posición
venezolana sobre que el Laudo Arbitral de París es nulo e írrito.
La República Cooperativa de Guyana alega la violación de su soberanía e
integridad territorial en múltiples ocasiones por parte de Venezuela. Señala que
desde la independencia de Guyana han tenido lugar ocupaciones militares en el

60 Internacional Court of Justicia, “Guyana Application instituting proceedings”. Disponible en: https://www.icj-cij.org/
sites/default/files/case-related/171/171-20180329-APP-01-00-EN.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
56 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

territorio que les pertenece según el Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de
1899.
La República Cooperativa de Guyana indica una serie de hechos que a su
juicio han impedido el desarrollo económico de dicha nación, obstruyendo las
actividades de inversionistas en territorios que les pertenecen de conformidad con
el Laudo Arbitral de París.
El argumento (i) se refiere al carácter pleno, perfecto y definitivo del Laudo Arbitral
de París del 3 de octubre de 1899 con arreglo a lo establecido en el Tratado Arbitral de
Washington de 1897. Aunque en realidad, como veremos, el referido laudo jamás tuvo
tales caracteres debido a los múltiples vicios que presenta, los cuales tienen incidencia
directa sobre su eficacia jurídica.
Los argumentos (ii), (iii), (iv), (v) y (vi) están referidos a la supuesta aquiescencia de
Venezuela respecto del Laudo Arbitral de París. Estos argumentos, como se ha expuesto
detalladamente con anterioridad están alejados totalmente de la realidad que no es otra
que Venezuela nunca aceptó el Laudo de París y serán tratados en un mismo punto
debido a su cercana conexión entre sí.
El argumento (vii) es utilizado por la República Cooperativa de Guyana para insistir
en que Venezuela no recabó pruebas que sirvieran para demostrar que el Laudo Arbitral
de París es nulo durante las investigaciones efectuadas en los archivos británicos y
estadounidenses luego de su apertura.
El argumento (viii) guarda relación con la supuesta conducta de Venezuela de violar
la soberanía de la República Cooperativa de Guayana,
Por último, el argumento (ix) indica que la República Cooperativa de Guyana se
ha visto limitada en cuanto su desarrollo económico mediante la obstrucción de las
actividades de inversionistas en los territorios que le adjudicó el Laudo Arbitral de París.

2.6.1.1.2. Contramemoria (Artículo 43 del Estatuto; Artículos 45 y 49 del Regla-


mento)
La contramemoria es, en el curso ordinario de un procedimiento ante la CIJ, el
segundo acto procesal de la fase escrita, que contiene las defensas del Estado demandado
ante las alegaciones del Estado demandante expresadas en su memoria.
Los alegatos de defensa del demandante, expresados en la contramemoria, deben
contener la exposición de hechos jurídicamente relevantes y el razonamiento jurídico
mediante el cual el Estado demandado se resiste a la pretensión del Estado demandante.
La norma fundamental que regula este acto procesal es el parágrafo segundo del artículo
43 del Estatuto que indica lo siguiente:
“El procedimiento escrito comprenderá la comunicación, a la Corte y a las partes, de
memorias, contramemorias y, si necesario fuere, de réplicas, así como de toda pieza o
documento en apoyo de las mismas”.
Rafael Badell Madrid
57

El Reglamento, en el parágrafo primero del artículo 45, se refiere a la memoria y


contramemoria en los procedimientos iniciados mediante solicitud de la siguiente manera:
“En un procedimiento incoado mediante una solicitud, los alegatos escritos consistirán, por su
orden, en una memoria del demandante y en una contra memoria del demandado”61.
En cuanto al contenido de la contramemoria, el parágrafo segundo del artículo
49 del Reglamento indica que: “2. La contra memoria contendrá: el reconocimiento o
la negación de los hechos expuestos en la memoria; una exposición adicional de hechos, si
procede; observaciones relativas a los fundamentos de derecho expuestos en la memoria; una
exposición de fundamentos de derecho en respuesta; y las conclusiones”62.
En esta fase escrita queda fijado el thema decidendum y en virtud de ello las partes
no podrán producir nuevos documentos, salvo que éstos sean públicos y de fácil acceso
en general.
B. Posibles argumentos de Venezuela en una eventual contramemoria
Como lo sugiere el título de este punto, Venezuela había decidido no participar en
el proceso ante la CIJ, al menos no en los aspectos de mérito o de fondo. Antes, y por
el contrario, Venezuela había asumido la posición de no reconocer la competencia de la
CIJ para decidir este caso y sólo ha participado mediante la oposición de excepciones
preliminares dirigidas a cuestionar la admisibilidad de la demanda de Guyana.
Venezuela tiene ahora la oportunidad, hasta el 8 de abril de 2024, de presentar sus
argumentos de fondo, y siendo que la CIJ se ha declarado competente para emitir una
decisión sobre la controversia sería inexcusable que omitiere hacerlo. Aun cuando siempre
puede insistir en su posición de la incompetencia, Venezuela tiene que defenderse y
exponer los muy bien definidos y documentados elementos que evidencian que el
Laudo está gravemente viciado y, por ende, afectado de nulidad. Es entonces pertinente
considerar cuáles serían los posibles argumentos y contra argumentos que podría
presentar Venezuela en caso de decidir participar en la fase de méritos. A tal efecto en las
siguientes líneas consignamos algunos de los argumentos que, en buen derecho, servirían
a Venezuela para contradecir los principales argumentos que ha presentado Guyana.
B.1. Réplica al argumento (i) de Guyana según el cual el Laudo Arbitral
de París es válido y vinculante para las partes por cuanto el Tratado de
Washington estableció en el artículo XIII que la decisión del tribunal arbitral
sería “un arreglo pleno, perfecto y definitivo” y que así debían considerarlo
las altas partes contratantes
La realidad es totalmente contraria a lo sostenido por Guyana, por cuanto el Laudo
de París del 3 de octubre de 1899 no es un “arreglo pleno” ni es “perfecto” y por ende no
puede considerarse “definitivo”, como precisamente reconoció el Acuerdo de Ginebra,
suscrito por las partes.
61 Véase Reglamento de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/rules-of-
court//rules-of-court-es.pdf.
62 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
58 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

En efecto, el Laudo de París es nulo de forma absoluta y por tal razón no tiene
carácter definitivo ni es obligatorio, no produce los efectos de la cosa juzgada y se
considera un acto jurídicamente inexistente, desde que fue dictado en violación a las
normas del tratado de arbitraje que le dio origen, fue dictado en contra del derecho
internacional vigente para el momento en que se produjo, asimismo se dictó en violación
del debido proceso e incurriendo en el vicio de exceso de poder y de ultra petita;
además fue totalmente inmotivado y violó el deber de imparcialidad de los árbitros.
En el apartado de pruebas, que el lector podrá encontrar más adelante en este estudio,
analizamos detalladamente los elementos de convicción que sirven de base a cada uno de
los vicios del Laudo Arbitral de París.
Lo relevante en este punto es que los vicios del Laudo Arbitral de París generan la
pérdida de su carácter definitivo, porque no es posible resolver una controversia sobre la
base de la violación de los derechos de una de las partes y el irrespeto a los principios del
derecho internacional.
El efecto vinculante sólo opera cuando un laudo ha sido debidamente dictado. El
efecto de cosa juzgada y el principio de intangibilidad del laudo nunca han protegido al
Laudo Arbitral de París. La res iudicata es la condición que se atribuye a una sentencia
que supone que la decisión ha quedado definitivamente firme y no existe contra ella
recurso alguno. Debe tratase de una sentencia en todo el sentido de la palabra, es
decir, del producto del ejercicio de la función jurisdiccional con imparcialidad y con
cumplimiento de las reglas formales y sustanciales que la rigen.
El Laudo Arbitral de París no tiene la condición de res iudicata porque no cumple con
los requisitos mínimos de validez de un laudo arbitral. No hubo en su producción ejercicio
de función jurisdiccional, fue el producto de un acuerdo político, no hubo juzgamiento
de derecho y de allí sus múltiples vicios, por lo cual es un acto absolutamente nulo que
debe reputarse como inexistente y eso quedó reconocido tácitamente con la suscripción
del Acuerdo de Ginebra. Si el asunto hubiera estado dilucidado de forma definitiva
por una decisión arbitral considerada válida por las partes no se habría convenido en
suscribirlo.
La controversia en vía jurisdiccional sólo puede y tiene, si a esta vía recuren las partes,
que ser dilucidada por una autoridad que cumpla las garantías del debido proceso;
que se someta al derecho internacional vigente; que no incurra en el vicio de exceso de
poder; que no decida más allá del objeto de la controversia delimitado por las partes; que
explique las razones de hecho y de derecho que orientaron su decisión y que respete los
deberes de imparcialidad e independencia de quienes deciden.
El Laudo Arbitral de París que, de conformidad con el Tratado de Washington del 2
de febrero de 1897, debía ser un arreglo pleno, perfecto y definitivo nunca tuvo ninguna
de estas tres características, lo cual está absolutamente confirmado con la suscripción
del Acuerdo de Ginebra por Venezuela, el Reino Unido y la Colonia de la Guayana
Británica -hoy República Cooperativa de Guyana- el 17 de febrero de 1966, mediante el
Rafael Badell Madrid
59

cual se reconoce la existencia de una contención según la cual el Laudo Arbitral de París
es nulo e írrito y se insiste en la necesidad de alcanzar soluciones prácticas y mutuamente
satisfactorias. El Acuerdo de Ginebra confirma que Venezuela siempre ha cuestionado el
Laudo Arbitral de París y ratifica que el Laudo Arbitral de París no fue un arreglo pleno,
perfecto y definitivo; y que la parte demandante ha reconocido su nulidad e ineficacia,
de allí el reconocimiento a la necesidad de buscar nuevas soluciones.
Además, es evidencia incontestable que el Laudo Arbitral de París es un acto nulo
desde el momento en que se dictó, lo que equivale a su inexistencia jurídica, porque,
como afirma el Dr. Héctor Faúndez Ledesma: “Si es tan obvio que el laudo es válido, ¿por
qué Guyana ha recurrido a la Corte Internacional de Justicia para que confirme su validez
y no ha pedido, simplemente, que se ordene su ejecución?“63
B.2. Réplica a los argumentos (ii); (iii); (iv); (v) y (vi) de la República
Cooperativa de Guyana, referidos a la supuesta aquiescencia de Venezuela
respecto del Laudo Arbitral de París
El Laudo Arbitral de París no puede entenderse legítimamente ejecutado porque
Venezuela siempre se opuso, habida cuenta de la ilegitimidad misma del fallo arbitral.
Los actos de ejecución realizados fueron bajo la indebida coacción británica ante los
actos claros de Venezuela de pretender posponer la demarcación de los límites y la
ejecución de una decisión que consideraba írrita. Sin embargo, el Reino Unido exigió la
ejecución del laudo y amenazó con ejecutarlo unilateralmente si Venezuela se negaba a
participar. Siendo ello así el 22 de octubre de 1899, el Ministerio de Relaciones Exteriores
de Venezuela, dirigiéndose a Felipe de Aguerrevere, comisionado en la demarcación,
expresó respecto de la línea establecida por el tribunal arbitral que: “Se trata de una línea
establecida de hecho, sin ningún apoyo ni fundamento histórico, geográfico, ni político. En
consecuencia, y porque el laudo había sido abiertamente injusto con Venezuela, instruyó a los
comisionados venezolanos que refirieran todo al más severo procedimiento”.64
Luego en el mes de julio de 1900 la delegación inglesa en Caracas intimó al gobierno
venezolano a que enviara en su representación una comisión demarcadora a Punta
Playa y, de resistirse a este requerimiento, el Reino Unido procedería a la demarcación
unilateral. La presión ejercida por el Reino Unido amenazaba con causar mayores males
que los ya había generado el Laudo Arbitral de París.
El término para que Venezuela participara en la demarcación fue notificado por
el representante británico en Caracas a finales de julio. Se fijó el 3 de octubre de 1900
para que Venezuela participara en la demarcación, con la amenaza de proceder a una
demarcación unilateral de la frontera si ello no fuere así65.

63 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 688.
64 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer, Informe que los expertos venezolanos para la cuestión de límites con Guayana
Británica presentan al gobierno nacional, Ministerio de Relaciones Exteriores, Caracas, 1967. p. 22.
65 Ibíd., p. 21.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
60 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

El 8 de octubre de 1900 el representante británico envió otra notificación, esta vez


informó que el gobernador de la Guayana Británica había recibido instrucciones de
proceder a la demarcación y el 19 de octubre de 1900 ya se había levantado el primer
hito fronterizo en Punta Playa66. En esas condiciones se constituyeron las comisiones de
demarcación, que funcionaron entre 1900 y 1905.
A Venezuela no le quedó otra opción que aceptar la ejecución forzosa del laudo67.
En efecto: “Es cierto que Venezuela ejecutó el Laudo. Lo ejecutó por presión de Gran
Bretaña, porque el Cónsul Inglés en Caracas expresó en nota inquisitiva, que iba a iniciar
la demarcación del terreno y que la harían unilateralmente si Venezuela no participaba. De
inmediato iniciaron la demarcación por Punta de Barima. A Venezuela no le quedó más
recurso que concurrir a esa demarcación” 68. Según el informe elaborado por los jesuitas
Hermann González y Pablo Ojer “la participación de Venezuela en la demarcación de la
frontera revistió un carácter puramente técnico. A ello fue forzado el país por circunstancias
para él insuperables”69.
La evidencia de esta ejecución bajo coacción se presenta aún más patente cuando
en 1902, mientras las comisiones de demarcación procedían a la ejecución del laudo,
Venezuela sufría el bloqueo de sus costas y las amenazas de invasión por parte de
Alemania, Italia y del Imperio Británico. Además, a la exigencia de pago de la deuda
externa se unieron “…las reclamaciones que hacían los súbditos de esos países por los daños
que habían sufrido sus propiedades durante los frecuentes combates y escaramuzas entre las
montoneras, producto de la inestabilidad política de la época en el país”70.
Para la República Cooperativa Guyana, el hecho de que en 1905 se celebrara un
acuerdo para la determinación de la frontera, de conformidad con lo establecido por
el Laudo Arbitral de París, demuestra que se trató de una solución final. Afirman que
el Reino Unido había considerado la decisión como un arreglo definitivo, desde que
el tribunal dictó el Laudo Arbitral de París hasta la independencia de la República
Cooperativa de Guyana en 1966.
Según lo expuesto en la demanda interpuesta por la República Cooperativa Guyana,
entre 1899 y 1962 Venezuela expresó incondicionalmente su conformidad con el Laudo
Arbitral de París. Para la República Cooperativa Guyana no fue sino hasta 1962 cuando
Venezuela cambió su posición, en medio del proceso de independización de la Colonia
de la Guayana Británica.
La República Cooperativa de Guyana afirma que Venezuela intentó no reconocerla
como nuevo Estado independiente. Eso es totalmente falso desde que el Embajador

66 Ídem.
67 Manuel Donís Ríos, “La reclamación del territorio Esequibo: 1899-1966”, Boletín de la Academia Nacional de la
Historia, número 397, Caracas, 2016. p. 5.
68 Isidro Morales Paúl, “Análisis crítico del problema fronterizo «Venezuela-Gran Bretaña»”, Boletín de la Academia de
Ciencias Políticas y Sociales, número 91, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 1983. p. 189.
69 Ibíd., p. 28.
70Alexis Palencia Hernández, “Escuadra venezolana en tiempos de Castro”, en Tiempo y espacio, número 64, Universidad
Pedagógica Experimental Libertador, Caracas, 2015. p. 486. Disponible en http://ve.scielo.org/pdf/te/v25n64/art22.pdf.
Rafael Badell Madrid
61

Carlos Sosa Rodríguez ante la 130° reunión del XVI Período Anual de Sesiones de
la Asamblea General de las Naciones Unidas en fecha 22 de febrero de 1962, ratificó
la posición sostenida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela según la
cual un cambio de status de la colonia de la Guayana Británica no cambiaría la legítima
aspiración venezolana de obtener justicia71, cuestión que hizo en los siguientes términos:
“…reviste particular importancia para Venezuela el proceso de evolución política, mediante el
cual, pacíficamente, habrá de adquirir su independencia el pueblo de la Guayana Británica,
que comparte fronteras con el nuestro y cuyo destino de nación soberana, incorporada en el
plan de igualdad al concierto de los demás Estados del continente, propiciamos con genuino
sentimiento americano. En esta oportunidad, en que apoyamos plenamente el conocimiento
de los derechos que corresponden a la población de la Guayana Británica, no podríamos, sin
embargo, sin traicionar a nuestro propio pueblo venezolano, olvidarnos de sus derechos, de
sus reivindicaciones de fronteras, y silenciar en este foro mundial su legítimo reclamo de que
se rectifique una injusticia histórica”.72
Igualmente el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Marcos Falcón
Briceño, ante la 348° Sesión del Comité Político Especial de la XVII Asamblea de las
Naciones Unidas en fecha 12 de noviembre de 1962, ratificó el apoyo a la independencia
de la Guyana, ratificó asimismo la posición del Embajador Carlos Sosa Rodríguez
respecto de la reclamación e invocó la histórica postura venezolana de que el Laudo
Arbitral de París es nulo.73
En efecto indicó el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela Dr. Marcos Falcón
Briceño que: “También quiere ratificar Venezuela su franco apoyo a la independencia de
la Guayana Británica, y por ese motivo espera que en las conversaciones que desea tener con
el Reino Unido para buscar el mejor camino de una solución pacífica de esa controversia,
tengan plena participación también los representantes del gobierno de Guayana Británica“.74
Como señala el académico e historiador venezolano Manuel Donís Ríos: “Venezuela,
víctima del atropello e injusticia del Laudo de 1899, mantuvo su consecuente e ininterrumpida
posición anticolonialista, apresurándose a reconocer el nuevo Estado de Guyana mediante
Nota de fecha 26 de mayo de 1966“.75
De manera que es incontestable que Venezuela nunca demostró aquiescencia respecto
al Laudo Arbitral de París, pues desde muy temprano, habida cuenta de los atropellos
que tuvieron lugar desde la negociación del Tratado de Washington, ésta siempre ha
considerado que el Laudo Arbitral de París es una decisión injusta y con vicios que
acarrean su inexistencia jurídica. La controversia territorial nunca ha sido resuelta.

71 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer, ob. cit., p. 25.


72 Efraín Schacht Aristigueta, “Aspectos jurídicos y políticos del Tratado de Ginebra”, en Coord. Tomás Enrique Carrillo
Batalla, La reclamación venezolana sobre la Guayana Esequiba, Serie Eventos, 2, Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, Caracas, 2008. p. 33.
73 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer, ob. cit., p. 25.
74 Efraín Schacht Aristigueta, “Aspectos jurídicos y políticos del Tratado de Ginebra”, ob. cit., p. 33.
75 Manuel Donís Ríos, “La reclamación del territorio Esequibo: 1899-1966”, ob. cit., p. 11.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
62 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Venezuela se opuso a la ejecución del Laudo Arbitral de París desde el mismo 4 de


octubre de 1899, tan sólo un día después de conocerse la decisión, por Jesús María Rojas,
único abogado venezolano que formó parte del equipo de defensa de Venezuela en el
arbitraje de París y fueron de rechazo al laudo también las instrucciones dadas a Felipe de
Aguerrevere, miembro de la comisión de demarcación limítrofe, según las cuales la línea
fijada por el Laudo Arbitral de París fue una delimitación de hecho sin fundamentos
históricos y tampoco jurídicos.
La representación de la República Cooperativa de Guyana ante la CIJ considera una
“prueba contundente” de aquiescencia por parte de Venezuela, el hecho de que haya
participado en la comisión de demarcación de los límites entre ambos países en 1905.
Lo cierto es que tal participación fue producto de una indebida coacción. Ya
mencionamos el contexto económico, político, social y jurídico en el que se dictó el
Laudo Arbitral de París. Es cierto, Venezuela participó en la demarcación, pero no
porque aceptara el Laudo Arbitral de París, sino porque no tuvo alternativa. La amenaza
del Reino Unido en el sentido de que si Venezuela no participaba ejecutarían el laudo
unilateralmente, obligaba, cuando menos, a estar presente para evitar o reclamar ante
nuevas arbitrariedades. Además, Venezuela luego de la Revolución Liberal Restauradora
se encontraba convulsionada y débil. ¿Cómo negarse a la ejecución del laudo que le
condenaba ante una potencia como lo era el Reino Unido en aquel momento?
Insistimos en que para el momento en que se produjo la ejecución coactiva del Laudo
Arbitral de París, las costas venezolanas habían sido bloqueadas por buques de guerra
extranjeros. Estas acciones buscaban obligar a Venezuela al pago de la deuda pública
que había acumulado desde principios del siglo XIX con los hechos de la independencia,
además de la caída de los precios del café, un rubro muy importante para la economía
nacional desde 1811.
Existían varios factores que amenazaban al país, que se habían concertado en buena
medida para obtener ventajas de la debilidad de Venezuela en aquel momento. Varias
potencias se alinearon en este cometido. A lo anterior se une el hecho de que los Estados
Unidos de América mejoraron sus relaciones con el Reino Unido y retiraron su apoyo a
la causa venezolana.
Teniendo en cuenta esas condiciones, no es posible afirmar que Venezuela aceptó el
Laudo Arbitral de París. El mismo fue ejecutado bajo coacción, y Venezuela protestó en
todo momento y nunca aceptó estos resultados. Por ello, la supuesta aquiescencia alegada
por la República Cooperativa de Guyana ante la CIJ no es un argumento válido.
Hay que tener presente que la carga de la prueba de la aquiescencia recae en el
Estado que la alega. La prueba de la aquiescencia supone demostrar que la parte aceptó
la decisión -lo cual no ocurrió- o, en todo caso, que el silencio de un Estado -que no lo
hubo en el caso de Venezuela- es base suficiente para interpretar una voluntad concreta
de su parte.
Rafael Badell Madrid
63

Durante el gobierno del General Juan Vicente Gómez hubo muchos intentos por
parte del Reino Unido de ocupar territorios más allá de lo que el Laudo Arbitral de París
había establecido, con particular interés en las Bocas del Orinoco. Ante estos hechos,
nuevamente la respuesta del gobierno venezolano fue un rechazo contundente.
El Acuerdo de demarcación de 1905 nunca ha sido válido ni vinculante para
Venezuela. Aún más, ese documento no es realmente un acuerdo, es sólo un acta que
refleja la forma de ejecución del laudo; un documento puramente técnico elaborado
como consecuencia de la imposición unilateral de un laudo arbitral nulo desde su origen.
De conformidad con lo anterior, resulta incongruente invocar, como lo ha hecho la
República de Cooperativa Guyana, ciertos precedentes jurisprudenciales de la CIJ, tales
como los del caso del Templo Preah Vihear (Camboya c. Tailandia) resuelto mediante
sentencia de 15 de junio de 1962.76 La decisión se basó en que Camboya promovió
ante la CIJ un mapa del cual se deducía que el templo estaba en su territorio, aunque
Tailandia indicó que nunca lo había aceptado. Este es un claro caso en el que el concepto
de aquiescencia es clave para determinar quién será vencedor y quien resultará vencido
en el proceso.
El mapa invocado por Camboya nunca fue cuestionado por Tailandia y, aunque los
mapas no tienen el valor de títulos, constituyen prueba de las aspiraciones de las partes
por lo que la aceptación tácita del gobierno tailandés en el momento en que Camboya
reveló ese mapa fue suficiente para determinar que hubo aquiescencia. Por esta razón, la
CIJ determinó que el templo estaba ubicado en el territorio perteneciente a Camboya y
no en el de Tailandia.
Nuestro caso es totalmente opuesto al caso del Templo Preah Vihear, pues hay expresas
manifestaciones de la no aquiescencia. No es admisible el argumento de que Venezuela
sólo empezó a reclamar la nulidad del Laudo Arbitral de París desde 1966, cuando en
realidad la primera denuncia se formuló tempranamente, a escasas veinticuatro horas
luego de dictarse el Laudo Arbitral de París.
Recordemos los varios pronunciamientos venezolanos durante el siglo XX, que
llevaron a la firma del Acuerdo de Ginebra:
1. El 14 de octubre de 1938 el Dr. Carlos Álamo Ybarra, en su trabajo de
incorporación a la Academia de Ciencias Políticas y Sociales titulado
“Fronteras de Venezuela con la Guayana Inglesa”, estudió por primera vez
en forma sistemática y con rigor científico la controversia del Esequibo y
especialmente sus antecedentes. En su denso estudio, el Dr. Carlos Álamo
Ybarra refiere con a los títulos históricos y jurídicos que asisten a Venezuela
en la reclamación desde la llegada de los españoles al continente americano;
además aborda el autor el triste resultado de las deliberaciones del tribunal
arbitral de París plasmado en el Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de
76 Véase Corte Internacional de Justicia, Judgement of 15 June 1962. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/
case-related/45/045-19620615-JUD-01-00-EN.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
64 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

1899. El arbitraje no fue en aquella ocasión un medio pacífico para obtener


justicia conforme a las reglas de derecho, al contrario, como indicó el mismo
Dr. Álamo Ybarra “el arbitraje preconizado como medio plausible de arreglar
las desavenencias internacionales, fue la forma de ceder por las buenas lo que por
la fuerza se nos quería arrebatar”.77
2. En 1944, el Embajador de Venezuela en Washington, Diógenes Escalante,
“invocando el nuevo espíritu de equidad entre las naciones, exigió en 1944 la
reparación amistosa de la injusticia cometida por el laudo”.78
3. El 30 de junio de 1944, durante la sesión de la Cámara de Diputados del
Congreso de Venezuela el diputado José A. Marturet “ratificó la tradicional
posición de Venezuela ante el laudo, exigiendo la revisión de sus fronteras
con la Guayana inglesa”79 (Resaltado añadido).
4. El 17 de julio de 1944, el presidente del Congreso de Venezuela, Manuel
Egaña durante la sesión de clausura de ese órgano legislativo se pronunció en
respaldo de la posición del ejecutivo y dijo: “Y aquí quiero recoger y confirmar
el anhelo de revisión, planteado ante el mundo y en presencia del ciudadano
Presidente de la República por el Embajador Escalante y ante este Congreso,
categóricamente, por el Diputado Marturet; quiero recoger y confirmar, repito,
el anhelo de revisión de la sentencia por la cual el imperialismo inglés nos despojó
de una gran parte de nuestra Guayana”.80
5. El 18 de julio de 1944, las declaraciones de prensa de los miembros de
las Comisiones Permanentes de Relaciones Exteriores de las Cámaras
Legislativas, “quienes representaban a diferentes partidos políticos, se
manifestaron también sobre la necesidad de revisar el laudo de 1899”.81
6. El 30 de marzo de 1948 Rómulo Betancourt, quien encabezó la delegación de
Venezuela que asistió a la IX Conferencia Internacional Americana, expresó
que “Al propugnar el principio de autodeterminación de los pueblos coloniales
para decidir acerca de su propio destino no negamos en forma alguna el derecho
de ciertas naciones de América a obtener determinadas porciones de territorio
hemisférico que en justicia les pueda corresponder, ni renunciamos a lo que los
venezolanos, llegado el caso de una serena y cordial revalorización histórica
y geográfica de lo americano, pudieran hacer valer en pro de sus aspiraciones
territoriales sobre zonas hoy en tutelaje colonial y que antes estuvieron dentro de
nuestro propio ámbito”.82

77 Carlos Álamo Ybarra, Fronteras de Venezuela con la Guayana Británica, Academia de Ciencias Políticas y Sociales –
Editorial Élite, Caracas, 1938. p. 87.
78 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 23.
79 Ídem.
80 Ídem.
81 Ídem.
82 Ibíd., pp. 23-24.
Rafael Badell Madrid
65

7. En 1949 se publicó el Memorándum de Severo Mallet-Prevost “que reveló


las intimidades de la farsa de París”.83 Lo que ocasionó que los historiadores
venezolanos, bajo las instrucciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de
Venezuela, “se apresaron a buscar en los archivos británicos nuevos documentos
que irían aclarando aún más los detalles de aquella farsa. Se había cumplido
50 años y por primera vez se podían estudiar esos documentos en los archivos
públicos de Gran Bretaña”.84
8. En 1951, durante el gobierno del Presidente Interino Germán Suárez
Flamerich, el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Luís Gómez
Ruíz, durante la IV Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones
Exteriores de los Países Americanos, exigió “la rectificación equitativa de la
injusticia cometida por el Tribunal de Arbitraje”85. Por otra parte, y durante ese
mismo momento, el Encargado de la Cancillería, Rafael Gallegos Medina,
declaró ante la prensa caraqueña que: “La Cancillería nunca ha renunciado a
esa justa aspiración de los venezolanos”.86
9. En marzo de 1954 durante la X Conferencia Interamericana reunida en
Caracas, el consultor jurídico del Ministerio de Relaciones Exteriores,
Ramón Carmona, expresó lo siguiente “De conformidad con lo que antecede,
ninguna decisión que en materia de colonias se adopte en la presente Conferencia
podrá menoscabar los derechos que a Venezuela corresponden por este respecto ni
ser interpretada, en ningún caso, como una renuncia de los mismos”.87
10. En febrero de 1956 el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, José
Loreto Arismendi, “ratificó la tradicional posición venezolana acerca de los
límites con aquella colonia, en el sentido de que no sería afectada por ningún
cambio de status que en ese territorio limítrofe se produjera”.88
11. En marzo de 1960 el diplomático y diputado Rigoberto Henríquez Vera,
en el seno la Cámara de Diputados del Congreso de la República y delante
de una delegación parlamentaria del Reino Unido, señaló que: “Un cambio
de status en la Guayana Inglesa no podrá invalidar las justas aspiraciones de
nuestro pueblo de que se reparen de manera equitativa, y mediante cordial
entendimiento, los grandes perjuicios que sufrió la nación en virtud del injusto
fallo de 1899, en el cual privaron peculiares circunstancias ocasionando a nuestro
país la pérdida de más de sesenta mil millas cuadradas de su territorio”.89
12. En febrero de 1962 el Embajador de Venezuela ante la ONU, Dr. Carlos
Sosa Rodríguez, ratificó ante la Comisión de Administración Fiduciaria y
83 Ibíd., p. 24.
84 Ídem.
85 Ídem.
86 Ídem.
87 Ídem.
88 Ibíd., p. 25.
89 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
66 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Territorios no Autónomos de la ONU la posición sostenida por el Ministerio


de Relaciones Exteriores de Venezuela según la cual un cambio de status
de la colonia de la Guayana Británica no cambiaría la legítima aspiración
venezolana de obtener justicia.90
13. Durante las sesiones de fecha 28 de marzo y 4 de abril de 1962 de la Cámara
de Diputados del Congreso de Venezuela “después de oír las intervenciones
de los representantes de todos los partidos políticos en apoyo de la posición de la
Cancillería venezolana sobre el laudo, aprobó el siguiente acuerdo: `Respaldar
la política de Venezuela sobre el diferendo limítrofe entre la posesión inglesa y
nuestro país en cuanto se refiere al territorio del cual fuimos despojados por el
colonialismo; y, por otra parte, apoyar sin reservas la total independencia de la
Guayana Inglesa y su incorporación al sistema democrático de vida´”.91
14. El 12 de noviembre de 1962 Marcos Falcón Briceño, Ministro de Relaciones
Exteriores de Venezuela, ratificó ante la 348° Sesión del Comité Político
Especial de la XVII Asamblea de las Naciones Unidas la posición del
Embajador Carlos Sosa Rodríguez respecto de la reclamación e invocó la
histórica postura venezolana de que el Laudo Arbitral de París es nulo.92
15. Luego, durante el gobierno de Rómulo Betancourt, la reclamación
venezolana tomó una fuerza aún mayor, hasta que finalmente llegamos al
Acuerdo de Ginebra de 17 de febrero de 1966 mediante el cual se reconoció
la existencia de la contención venezolana según la cual el Laudo Arbitral de
París es nulo e írrito93.
16. De manera que Venezuela nunca ha abandonado la reclamación respecto de
la injusticia que sufrió cuando se dictó el Laudo Arbitral de París del 3 de
octubre de 1899.
B.2.1. El argumento del mayor beneficio para Venezuela
La República Cooperativa de Guyana ha sostenido que la disputa se resolvió
definitivamente mediante el Laudo Arbitral de París con el que -según ellos- Venezuela
obtuvo un mayor beneficio que el Reino Unido al otorgar a Venezuela toda la
desembocadura del río Orinoco y las tierras a ambos lados. Mientras que al Reino Unido
mediante sólo obtuvo el territorio al este que se extendía hasta el río Esequibo, que
entonces se consideraba menos valioso que el otorgado a Venezuela.
La República Cooperativa de Guyana argumentó en su demanda ante la CIJ que
Venezuela consideró la obtención de las bocas del Orinoco como un éxito y para
respaldar su afirmación citó las palabras de José Andrade, Ministro Plenipotenciario en
Londres por Venezuela, del 7 de octubre de 1899, quien señaló: “Grande en verdad fue
90 Ídem.
91 Ibíd., p. 25.
92 Ídem.
93 Al respecto véase: Rafael Badell Madrid, “Rómulo Betancourt en la reclamación del Esequibo”, Boletín de la Academia
de Ciencias Políticas y Sociales, número 168, Caracas, 2022.
Rafael Badell Madrid
67

el resplandor de la justicia cuando, a pesar de todo, en la determinación de la frontera se nos


concedió el dominio exclusivo del Orinoco, que es el principal objetivo que nos propusimos
obtener mediante el arbitraje. Considero bien empleados los humildes esfuerzos que a este fin
dediqué personalmente durante los últimos seis años de mi vida pública”.94
Sin embargo, lo señalado por el Ministro José Andrade no significó en modo alguno
celebración o alegría por parte de Venezuela. Cuando el Ministro Plenipotenciario
utilizó la expresión “a pesar de todo” dejó claro que el arbitraje tuvo irregularidades. El
Laudo Arbitral de París no fue una victoria para Venezuela, antes y por el contrario fue
una grave violación a su integridad territorial. Conservar las bocas del Orinoco no fue
producto de un beneficio otorgado por los árbitros. Más bien, quedó demostrado que
aunque los árbitros estuvieron parcializados y no hubo representación venezolana dentro
del tribunal, el Reino Unido no pudo arrebatar a Venezuela las bocas del Orinoco,
como sí lo hizo con esa gran expansión territorial que en derecho le pertenecía y cuya
importancia desde el punto de vista del valor es irrelevante.
Debemos tener presente que Venezuela sólo conservó las bocas del Orinoco porque
los árbitros Josiah Brewer y Weston Fuller aceptaron la componenda del presidente del
tribunal arbitral, Fiódor Fiódorovich Martens, quien les amenazó indicando que, si no
aceptaban tomar una decisión unánime, también perderían esa porción del territorio en
disputa.95 Todo esto consta en el memorándum de Severo Mallet-Prevost.96
Aunque, como veremos más adelante al analizar las pruebas referidas a la infracción
de los deberes de imparcialidad e independencia de los árbitros, el memorándum Severo
Mallet-Prevost no fue el único documento que relató estos hechos. También lo hizo L.
de la Chanonie en el tomo III de la Revue d’Europe cuando escribió:
“…el Sr. De Martens propuso entonces a los árbitros americanos, conceder a Venezuela,
en compensación por los territorios de la línea Schomburgk, la posesión absoluta del
Orinoco, retirando la frontera inglesa a unas veinte leguas del río; añadió que si los
árbitros de Venezuela no aceptaban este arreglo, votaría con los árbitros ingleses para
acabar de una vez, lo que aseguraría a Inglaterra la posesión de uno de los lados del
delta del Orinoco.” 97 (Transcripción parcial de la cita).
Poco importaba el valor del territorio otorgado pues el tribunal arbitral de París no
fue constituido para cumplir funciones de mediación ni conciliación. El procedimiento
que tuvo lugar en París tampoco era una transacción. Antes y por el contrario, se trataba
de un arbitraje de derecho en el que los árbitros debían investigar y cerciorarse de los
títulos jurídicos de cada una de las partes, cosa que no ocurrió.

94 Véase las páginas 15 y 16 de la demanda de la República Cooperativa de Guyana de fecha 29 de marzo de 2018.
Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/171/171-20180329-APP-01-00-EN.pdf.
95 Carlos Sosa Rodríguez, “El acta de Washington y el laudo de París”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, número 91, Caracas, 1983.
96 Otto Schoenrich, “Materia de excepcional importancia para la historia diplomática de Venezuela. La disputa de límites
entre Venezuela y La Guayana Británica”, en Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Vol. 14, No. 1-2-3-
4, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 1949.
97 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer, ob. cit., pp. 50-51.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
68 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

B.3. Réplica al argumento (vii) de la República Cooperativa de Guyana según


el cual Venezuela no recabó pruebas que sirvieran para demostrar que el
Laudo Arbitral de París es nulo durante las investigaciones efectuadas en los
archivos británicos y estadounidenses luego de su apertura
Es falso que Venezuela no haya recabado pruebas que confirmaran los vicios que
acarrean la nulidad del Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899. En efecto,
cuando la ONU aprobó la revisión de los archivos del Reino Unido, los padres jesuitas
Pablo Ojer Celigueta y Hermann González Oropeza se dedicaron a investigar esos
documentos98.
Las investigaciones de Pablo Ojer y Hermann González fueron efectuadas en dos
momentos. La primera etapa fue entre entre 1951 y 1956. Luego en febrero de 1963
viajaron a Londres para continuar la investigación sobre la reclamación del territorio
Esequibo en los archivos británicos. A los pocos días de llegar a Londres fueron
nombrados representantes venezolanos en calidad de expertos “para las discusiones
que habrían de celebrarse con los representantes de Gran Bretaña y la entonces colonia de
Guayana Británica, sobre la documentación que demuestra la nulidad del laudo de 1899”.99
Toda la información recabada por Ojer y González fue reunida en el Informe que los
expertos venezolanos para la cuestión de límites con Guayana Británica presentan al gobierno
nacional, publicado el 18 de marzo de 1965.100 Sin embargo, dada la importancia del
referido informe como réplica al argumento (vii) de la República Cooperativa de Guyana,
dedicaremos las siguientes líneas a destacar sus aspectos más relevantes.
El informe presentado por Ojer y González se refiere a los títulos de Venezuela sobre
el territorio Esequibo; los detalles de la controversia entre Venezuela y el Reino Unido
durante el siglo XIX; la falta de participación de Venezuela en la formulación del Tratado
de Washington de 1897 y las razones por las cuales el Laudo Arbitral de París es nulo.
Además, el informe incluye declaraciones de personajes que participaron en el arbitraje
de París, las reacciones de la prensa internacional y varios mapas que demuestran que el
procedimiento fue abiertamente violatorio de los legítimos derechos de Venezuela.
En cuanto a los títulos de Venezuela sobre el territorio Esequibo el informe señala
cómo España fue el Estado que descubrió y colonizó el territorio guyanés, labor que fue
reconocida por las demás potencias entre los siglos XV y XVI. Para el momento en que se
firmó el Tratado de Münster no existía ningún puesto holandés ubicado al oeste del río
Esequibo. Asimismo, los expertos jesuitas, Ojer y González, relatan que los holandeses
tuvieron sólo puestos insignificantes que duraron muy poco tiempo y que constituían
violaciones al Tratado de Münster.

98 Para un estudio del importante rol de los padres jesuitas Pablo Ojer Celigueta y Hermann González Oropeza, véase:
Rafael Badell Madrid, “Los padres jesuitas Pablo Ojer Celigueta y Hermann González Oropeza en la reclamación del
territorio Esequibo”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 169, Caracas, 2022.
99 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer, ob. cit., pp. 50-51.
100 Ídem.
Rafael Badell Madrid
69

Sostienen que cuando se firmó el Tratado de Londres en 1814, el Reino Unido obtuvo
el territorio de la Guayana Británica. Sin embargo, el límite con Venezuela siempre
estuvo situado en el río Esequibo. Esto consta en el Mapa de Cruz Cano, publicado por
Francisco de Miranda en 1799 con el beneplácito del gobierno británico.
Ojer y González indican en el informe que incluso cuando Venezuela formaba parte
de la República de Colombia, siempre se dio a conocer al Reino Unido que la frontera
con la Colonia de la Guayana Británica era la línea del río Esequibo. Estas afirmaciones
se encuentran respaldadas por las declaraciones diplomáticas de Francisco Antonio Zea
en 1821; José Rafael Revenga en 1823; José Manuel Hurtado en 1824 y Pedro Gual en
1825. Además, como indican los padres jesuitas en su informe, “España, al firmar en
Madrid el 30 de marzo de 1845 el Tratado de reconocimiento de la soberanía de nuestro país
sobre el territorio conocido bajo el antiguo nombre de la Capitanía General de Venezuela,
incluyó en ella la Provincia de Guayana, que limitaba al Este por el río Esequibo”.101
El informe contiene un estudio sobre la controversia anglo-venezolana donde se
expone el progresivo aumento de las pretensiones británicas luego de la publicación de la
primera línea Schomburgk en 1835 y el inicio formal de la controversia en 1840 con la
denominada pseudo-línea Schomburgk.
Según la información recabada por los expertos de los archivos confidenciales
británicos “tanto el Foreign Office como el Colonial Office rechazaron los argumentos de
Schomburgk en favor de su pseudo-línea de 1840. Aquellos dos Ministerios llegaron a la
conclusión de que el naturalista prusiano había mal interpretado los documentos históricos y
los había utilizado con parcialidad y sectarismo”.102
Además el informe relata que cuando Schomburgk fue comisionado nuevamente para
realizar labores de exploración de la frontera entre Venezuela y la Colonia de Guayana
Británica -con base en la línea de 1840- excedió las instrucciones que el gobierno le
había dado y “levantó postes, marcó arboles e hizo actos de posesión que dieron origen a
formales protestas por parte de Venezuela”103. Aún más, como indican Ojer y González,
“las minutas de lord Aberdeen en 1841 califican las acciones Schomburgk de prematuras y
afirman que siendo su comisión de survey (exploración) no tenía por qué tomar posesión”.104
En todo caso, de la revisión de los archivos británicos por parte de los expertos jesuitas
se deduce que “la documentación interna del Foreign Office, del Colonial Office y del
Gobierno de Demerara revela que la publicación de los mapas que llevaban aquella pseudo-
línea Schomburgk de 1840 tenía un carácter oficial y representaba la máxima reclamación
británica frente a Venezuela. Así conocemos hoy que fue bajo la dirección del Gobierno
británico y del Gobierno de Demerara como se prepararon los siguientes mapas: (a) El Mapa
del Memorándum del Foreign Office de 1857 acerca de la controversia con Guayana; (b)
El mapa del Memorándum, de C. Chalmers, Crown Surveyor of the Colony (1867); (c) El
101 Ibíd., p. 8.
102 Ídem.
103 Ibíd., p. 10.
104 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
70 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

mapa Schomburgk-Walker de 1872; (d) El mapa de Brown de 1875; (e) El mapa de Stanford
de 1875“105. Todos estos mapas permiten apreciar con meridiana claridad que el Reino
Unido reconoció desde 1840 hasta 1886 “como territorios venezolanos sin disputa todo el
alto Barima y todo el Cuyuní desde sus fuentes hasta la desembocadura del Otomong”.106
La presión de los intereses de la industria minera del Reino Unido hizo que las
aspiraciones británicas crecieran rápidamente. El Reino Unido “avanzó aún más sus
ambiciones colonialistas hasta cerca de Upata, a pocos kilómetros del Orinoco, con la llamada
línea de la máxima reclamación británica”.107
Las investigaciones de Ojer y González confirmaron que “Gran Bretaña rechazó las
constantes propuestas venezolanas para someter la cuestión a arbitraje porque su gobierno
consideraba que carecía de argumentos y que una decisión plenamente judicial había de serle
desfavorable”108 y por ello rechazó siempre resolver la disputa territorial con Venezuela
mediante un arbitraje.
Ojer y González explican los motivos por los cuales el Reino Unido cambió
constantemente de posición con relación a la frontera de la Colonia de la Guayana
Británica con Venezuela. Expresan que estos cambios se debieron a que el Reino Unido
nunca confió en sus títulos sobre el territorio en disputa.109 Por eso es que “las líneas
Aberdeen (1844), Granville (1881), Rosebery (1886) etc., responden a los intereses que en
cada época tenían los colonos de Guayana Británica”.110
Cuando el Reino Unido por fin aceptó resolver la controversia con Venezuela mediante
arbitraje luego de la intervención de los Estados Unidos de América, comenzaron las
negociaciones del Tratado Arbitral de Washington. Con relación a este tratado Ojer
y González indican respecto de Venezuela que “la actual investigación comprueba que
durante el curso de las negociaciones se le mantuvo marginada, particularmente en la fase
final y más importante. Consultada sobre la cláusula de la prescripción, se prosiguieron las
negociaciones a pesar y en contra de las objeciones de la Cancillería venezolana. Más aún,
Richard Olney acordó con Gran Bretaña la exclusión de Venezuela del Tribunal Arbitral”.111
Por lo que se refiere a la regla de la prescripción, incluida del artículo IV del Tratado
de Washington, el referido informe permite concluir que aun asumiendo la regla de la
prescripción de la forma incorrecta como fue interpretada por los ingleses, de ella no se
deduce la posibilidad de otorgar el enorme territorio que se adjudicó al Reino Unido.
En efecto, está demostrado en el mapa incluido en el informe que el territorio que
podía adquirir el Reino Unido mediante la regla de prescripción era mucho menor al
que el laudo le adjudicó finalmente. En el mapa, que veremos en el capítulo referido a
pruebas, se observa con claridad cuáles fueron los territorios ocupados por los ingleses
105 Ídem.
106 Ídem.
107 Ibíd., p. 11.
108 Ídem.
109 Ídem.
110 Ídem.
111 Ídem.
Rafael Badell Madrid
71

en 1840; después, entre 1886 y 1890 y, luego con posterioridad a 1890. De forma que la
cláusula de prescripción no era aplicable a un territorio tan vasto como el que finalmente
se adjudicó al Reino Unido, al contrario, la regla de prescripción sólo podía aplicarse
sobre una porción territorial considerablemente más pequeña.112
Sin duda, el territorio reflejado en el mapa es notablemente inferior al que se
le adjudicó al Reino Unido en el Laudo arbitral de París, pues, incluso en la peor
de las interpretaciones, eran estos los territorios a los que podía aplicarse la regla de
la prescripción. Por ello el Laudo arbitral de París aplicó erróneamente la regla de
prescripción en favor del Reino Unido, con lo que violó el artículo IV del tratado de
arbitraje y, en consecuencia, incurrió en el vicio de exceso de poder.
Otra violación grave de las obligaciones que el tratado imponía a los árbitros está
relacionada con la denominada primera línea Schomburgk de 1835, que no fue tomada
en cuenta por los jueces. Esta primera línea de Schomburgk “sólo se aparta de dicho río
como a unas 45 millas aproximadamente de la costa, en la confluencia de los Ríos Mazaruni
y Cuyuní con el Esequibo y desde ese punto forma una especie de bolsa, al oeste del Río
Esequibo, hasta el punto de la costa donde desemboca el Río Moroco”113. Antes y por el
contrario, el tribunal arbitral tomó en cuenta la línea expandida del mapa de Hebert de
1842, una línea sobre la cual existen importantes indicios de falsificación y alteración,
a saber:
“Venezuela tiene pruebas de que el Foreign Office británico no conoció esa línea hasta
junio de 1886. Ya esto es más que un grave indicio de que se trataba de una reciente
corrupción del mapa original que reposaba desde 1842 en el Colonial Office”.114
En cuanto a los vicios del Laudo Arbitral de París, el informe indica que “el primer
vicio del Laudo de 1899 consiste en que pretendió atribuir valor jurídico a una línea
adulterada por Gran Bretaña: la llamada línea expandida del mapa de Hebert de 1842”.115
La falta de motivación también fue denunciada en el informe como uno de los vicios
del Laudo Arbitral de París. Al respecto indicaron lo siguiente: “Estamos en capacidad de
afirmar que el Tribunal arbitral que dictó la sentencia en el conflicto fronterizo británico-
venezolano no cumplió su deber y, por lo tanto, al presentar una decisión sin la parte motiva
correspondiente, no procedió de acuerdo con las normas del derecho internacional. La decisión
del Tribunal Arbitral carece, en consecuencia, de validez en el derecho internacional, al
menos a partir de la fecha en la cual la invalidez es invocada”.116
Ojer y González señalaron en su informe que el Laudo Arbitral de París incurrió
también en el vicio de exceso de poder. En primer lugar, hay que tener presente, tal
y como apuntan los expertos cuyo informe comentamos que “el compromiso arbitral,

112 Ibíd., p. 15.


113 Véase Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit. Véase también Carlos Sosa Rodríguez, ob. cit., p.
122.
114 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 13.
115 Ídem.
116 Ibíd., p. 14.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
72 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

tal y como fue establecido en 1897, había previsto que la decisión debería basarse sobre los
principios de derecho y en particular sobre el principio del uti possidetis juris de 1810”.117
A pesar de los términos establecidos en el Tratado de Washington y como lo confirmó
el informe “la decisión del Tribunal arbitral no tuvo en cuenta ni el principio del uti possidetis
juris ni la estipulación contenida en la regla a) del Art. IV, y, aun en la interpretación más
favorable para la Gran Bretaña, el Tribunal se excedió en sus poderes, ya que no expuso las
razones por las cuales atribuyó a ese país el dominio sobre ese territorio durante los cincuenta
años anteriores a la sentencia, siendo lo único cierto que esos territorios, antes de 1810,
pertenecían a la Capitanía General de Venezuela, futuro Estado independiente”.118
Además, el Laudo Arbitral de París incurrió en el vicio de ultra petita desde que “el
Tribunal arbitral fue mucho más allá de sus facultades al decidir y regular una cuestión cuyo
examen no había sido previsto en el compromiso arbitral; es decir, decidió y reglamentó la
libre navegación de los ríos Barima y Amacuro”.119
Ojer y González ratificaron en su investigación que el Laudo Arbitral de París tuvo
otro vicio que “consiste en no haber sido una decisión de derecho, conforme a lo pactado sino
un compromiso”120. Así lo reconocen la prensa americana y europea; los miembros del
tribunal arbitral de París y los abogados de las partes.121
Los documentos revisados por Ojer y González en los archivos británicos indicaron
que “el laudo fue un compromiso obtenido por extorsión”,122 con la naturaleza de un negocio
político. Varias declaraciones coinciden en esta conclusión, entre ellas, las de Severo
Mallet-Prevost; George Buchanan; Perry Allen; Sir Richard Webster; Lord Russell; José
María Rojas; José Andrade; L. de la Chanonie; Georges A. Pariset; Caroline Harrison;
Charles Alexander Harris; A. L. Mason y R.J. Block.123
Ojer y González coincidieron con la opinión de varios expertos en materia de arbitraje
internacional entre Estados en que: “los autores y la práctica del derecho internacional
admiten en general la nulidad de las sentencias en dos casos: en el de la incompetencia del
juez (ausencia de un compromiso o de un tratado de arbitraje válido), o en el caso del exceso
de poder (extensión de la decisión sobre materias que no estaban incluidas en la convención
arbitral o judicial, o aplicación de reglas como las de la equidad, por ejemplo, que habían
sido explícita o implícitamente excluidas por las partes)” 124 .
En cuanto a la ejecución del Laudo Arbitral de París, Ojer y González insistieron en
que “si Venezuela concurrió con Gran Bretaña en la demarcación de la llamada frontera
del laudo, fue por la tremenda presión de las circunstancias, por evitarse mayores males” 125.

117 Ídem.
118 Ibíd., p. 16.
119 Ídem.
120 Ibíd., p. 17.
121 Ídem.
122 Ídem.
123 Ídem.
124 Ibíd., p. 16.
125 Ibíd., p. 22.
Rafael Badell Madrid
73

Además, señalaron que la participación de la comisión venezolana en la demarcación era


de carácter estrictamente técnico y “no implicaba el asentimiento a la supuesta sentencia
del Tribunal de Arbitraje”.126
Venezuela protestó el Laudo Arbitral de París desde que fue dictado. Los expertos
afirman en su informe que la primera reclamación oficial ante el Laudo Arbitral de
París la formuló José María Rojas quien fue el único abogado venezolano que formó
parte del equipo de defensa del país durante el arbitraje de París. El 4 de octubre de
1899, una vez dictado el Laudo Arbitral de París, protestó criticando severamente la
decisión señalando que se trataba de una decisión irrisoria y una manifiesta injusticia127.
El Presidente Ignacio Andrade también criticó el Laudo Arbitral de París e indicó que la
decisión “sólo había restituido a Venezuela una parte de su territorio usurpado” 128 .
La prensa venezolana reaccionó inmediatamente criticando el Laudo Arbitral de
París. En efecto, los expertos Ojer y González reportaron en su informe que el 17 de
octubre de 1899 el diario El Tiempo denunció la decisión arbitral129.
En una nota del 4 de diciembre de 1899, el Ministro Británico en Caracas para
ese momento, “expuso su criterio acerca de la justicia del llamado laudo“130. Ante esta
situación, el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela respondió algunos días
después e indicó que podía refutar los argumentos del Ministro Británico en Caracas131.
En atención a ello, el Ministerio de Relaciones Exteriores “llegó a la conclusión de que la
decisión arbitral contenía tales vicios que le autorizaban a invocar su invalidez. Decidió no
denunciarla por no poder enfrentarse a la formidable potencia de su adversario, pues ya no
contaba con el apoyo de los Estados Unidos, que habían venido a una entente con el Reino
Unido”132.
El acercamiento entre los Estados Unidos de América y el Reino Unido durante el
arbitraje de París se hizo más evidente con las palabras de la prensa inglesa un día después
de dictarse el Laudo Arbitral de París que decían lo siguiente: “No dudamos que los Estados
Unidos obliguen a Venezuela a aceptar el veredicto y que actuarán adecuadamente en caso de
que se presenten problemas con respecto al cumplimiento de la decisión”133.
La reclamación venezolana por el territorio Esequibo en algunos momentos de
nuestra historia no pudo ser planteada con toda la fuerza que merecía, pero esto tuvo sus
razones. En efecto, señala el informe, “la situación interna e internacional de Venezuela
en la primera mitad del siglo XX la forzaron a posponer la denuncia del laudo. Pero la
prensa, los autores venezolanos, los maestros venezolanos, ininterrumpidamente enseñaron a

126 Ídem.
127 Ibíd., p. 21.
128 Ídem.
129 Ídem.
130 Ídem.
131 Ídem.
132 Ídem.
133 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
74 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

las sucesivas generaciones que la frontera del laudo no correspondía a los legítimos derechos
de Venezuela” 134 .
El 5 de diciembre de 1899 el Ministro Británico en Caracas envió una nota al
gobierno del Reino Unido donde indicó que Venezuela tenía intenciones de postergar la
demarcación de la frontera establecida en el Laudo Arbitral de París135.
Según Ojer y González “en julio de 1900 el Ministro británico notificó al Gobierno
de Venezuela que si antes del 3 de octubre no enviaba la Comisión, procedería Gran
Bretaña sola a iniciar la demarcación. El 8 de octubre el mismo Ministro notificaba a la
Cancillería venezolana que el Gobernador de Guayana Británica había sido instruido para
que comenzara los trabajos de demarcación. El día 19 ya habían levantado los Comisarios
británicos el hito de Punta Playa. Venezuela, ante esta presión manifiesta, no tuvo otra
alternativa que la de proceder al envío de la Comisión demarcadora” 136 .
Según relata el informe, Venezuela desde 1915 hasta 1917 “insistió en vano ante la Gran
Bretaña para rehacer la demarcación de algunos sectores de la frontera, el Gobierno británico
se resistió a ello apoyándose en las dolorosas circunstancias bélicas por las que atravesaba su
país”137. Venezuela tuvo que aguardar por mejores condiciones para reclamar con toda la
fuerza que exigía una injusticia de aquella magnitud, pero la posición de rechazo hacia
el Laudo Arbitral de París había sido fijada desde el 4 de octubre de 1899 y se mantuvo,
como hemos señalado antes, durante todo el siglo XX mediante actuaciones concretas.
Según el informe, luego de las conversaciones entre los representantes del Reino
Unido y Venezuela “se produjo un acuerdo entre aquellos dos países, con la concurrencia
del Gobierno de Guayana Británica, en el sentido de que los tres Gobiernos examinarían
los documentos relativos a esta cuestión, y que informarían a las Naciones Unidas sobre los
resultados de las conversaciones. Así lo declaró, con autorización de las partes interesadas, el
Presidente del Comité Político Especial, señor Leopoldo Benítez (representante del Ecuador)
el 16 de noviembre de 1962”138.
El mes de noviembre de 1963, después de que se llegara a algunos acuerdos mediante
la vía diplomática “se reunieron en Londres los Ministros de Relaciones Exteriores de
Venezuela y del Reino Unido, Dr. Marcos Falcón Briceño y el honorable R. A. Butler,
respectivamente”139.
El 5 de noviembre de 1963 el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Marcos
Falcón Briceño, “presentó al Secretario de Asuntos Exteriores de Su Majestad Británica una
Aide-Memoire sobre los puntos de vista de Venezuela sobre el litigio”140. La conclusión de

134 Ibíd., p. 22.


135 Ibíd., p. 21
136 Ídem.
137 Ibíd., p. 22.
138 Ibíd., p. 26.
139 Ídem.
140 Ídem.
Rafael Badell Madrid
75

ese aide-memoire fue que: “La verdad histórica y la justicia exigen que Venezuela reclame la
total devolución del territorio del cual se ha visto desposeída”141.
El informe tiene un valor adicional y es que, tal como indica la primera página:
“Cada una de las afirmaciones contenidas en este Informe están respaldadas por sus
respectivos documentos, los cuales fueron presentados a Gran Bretaña en las conversaciones
entre expertos, durante las 15 sesiones que tuvieron lugar en Londres entre los meses de febrero
y mayo del año 1964“.142
El informe de Ojer y González es uno de los más contundentes elementos con los
que cuenta Venezuela para demostrar la nulidad del Laudo Arbitral de París. Al referirse
a este informe el Dr. Óscar García-Velutini recuerda que “la primera conclusión que
se formula en aquél es la de que Venezuela tuvo que aceptar el Tratado de Arbitraje de
1897 bajo presión indebida y engaño por parte de los Estados Unidos y de Gran Bretaña,
los cuales negociaron las bases del compromiso con exclusión del gobierno venezolano en
la última y decisiva fase de la negociación; y Venezuela, continúa el Informe, fue de tal
manera preterida, que Estados Unidos de Norte América y Gran Bretaña acordaron desde
el comienzo de la negociación que ningún jurista venezolano habría de formar parte del
tribunal de arbitraje“.143
De manera que insistimos en nuestro rechazo contundente respecto del argumento
(vii) de la República Cooperativa de Guyana según el cual Venezuela no recabó pruebas
de los archivos que fueron abiertos a mediados del siglo XX, pues lo cierto es que existen
abundantes pruebas que demuestran el carácter fraudulento del Laudo de París y su
nulidad absoluta.
B.4. Réplica argumento (viii) de la República Cooperativa de Guyana en
relación con la supuesta conducta de Venezuela de violar la soberanía de la
República Cooperativa de Guayana y al argumento (ix) según el cual ese
país se ha visto limitado en cuanto a su desarrollo económico mediante
la obstrucción de las actividades de inversionistas en los territorios que le
adjudicó el Laudo Arbitral de París
Estas pretensiones de la República Cooperativa de Guyana relativas a la violación
de su soberanía deben ser categóricamente rechazadas. Debemos recordar que
contrariamente a lo que ha indicado la República Cooperativa de Guyana, Venezuela ha
apoyado consistentemente las iniciativas de Guyana desde que comenzaron las gestiones
para obtener la independencia.
En ningún momento Venezuela ha violado la soberanía de la República Cooperativa
de Guyana. Antes y, por el contrario, la República Cooperativa de Guyana ha insistido
en otorgar concesiones y efectuar labores de exploración en territorios que corresponden

141 Ídem.
142 Ibíd., p. 1.
143 Oscar García-Velutini, Facultad, acción y efecto de arbitrar, Editorial Arte, Caracas, 1960. p. 17.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
76 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

a la zona en reclamación e incluso en espacios que pertenecen indiscutiblemente a


Venezuela.
Conviene recordar que el 22 de octubre de 2013, el Patrullero Oceánico de
Vigilancia Armada Bolivariana de nombre “Yekuana” interceptó al buque panameño
Teknik Perdana contratado por el gobierno de la República Cooperativa de Guyana y
la empresa petrolera Anadarko Petroleum Corporation que se encontraba realizando
labores de exploración sísmica en aguas venezolanas. La empresa petrolera Anadarko
Petroleum Corporation “confirmó que el buque había estado examinando el fondo del mar,
en preparación para una posible exploración de petróleo”.144
El buque Teknik Perdana se encontraba navegando “en espacio marítimo que
corresponde a la Zona Económica Exclusiva de Venezuela por encima del acimut 70º
(al RV 259°, a una velocidad de 7 nudos, en posición geográfica, latitud: 1Ø°20’3Ø“N
y longitud: Ø57°3Ø’Ø7“W)”145. Este hecho fue objeto de un pronunciamiento de la
Academia de Ciencias Políticas y Sociales de fecha 22 de octubre de 2013, el cual, entre
otros aspectos, manifestó que: “el Gobierno de Venezuela no puede contentarse con el acto
aislado y plausible de la interceptación del buque Teknik Perdana, sino que además está
obligado, constitucionalmente, a conminar al Gobierno de Guyana a revocar las concesiones
otorgadas en zonas de la exclusiva soberanía de Venezuela, y a expresarle formalmente que
Venezuela desconocerá cualquier acto jurídico y toda situación de hecho de cualquier país,
que contradiga su soberanía sobre los espacios marítimos”.
De manera que el buque Teknik Perdana no se encontraba efectuando labores de
exploración en territorio guyanés como quiso hacerlo ver el gobierno de la República
Cooperativa de Guyana; tampoco se trataba de espacios pertenecientes a la conocida zona
en reclamación, sino que eran territorios exclusiva e indiscutiblemente pertenecientes a
Venezuela. Como afirmó en su momento el Exembajador de Venezuela ante la ONU,
Emilio Figueredo, “la marina de guerra venezolana vio el barco en el delta del río Orinoco,
en la plataforma continental venezolana, donde Venezuela tiene derechos soberanos sobre los
recurso” 146 .
Debemos aclarar además que el incidente ocurrido con el buque panameño Teknik
Perdana no ha sido el único atentado contra la soberanía de Venezuela. En el año 2018, el
Patrullero Oceánico Kariña (O-14) de la Armada Nacional de Venezuela interceptó, de
nuevo, dos buques contratados por la transnacional petrolera Exxon Mobil que efectuaban
labores de exploración sísmica en espacios marinos pertenecientes a Venezuela.

144 Daniel Pardo, “El barco que revive el reclamo venezolano sobre la Guayana Esequiba”, en BBC News, publicado el
14 de octubre de 2013. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/10/131014_venezuela_guyana_
barco_disputa_dp.
145 Carlos Ayala Corao, “Palabras del Académico Carlos Ayala Corao, en la apertura del décimo encuentro sobre la
plataforma continental y la frontera marítima entre Guyana y Venezuela”, Héctor Faúndez Ledesma y Rafael
Badell Madrid (coords.), La controversia del Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y Sociales - Editorial Jurídica
Venezolana, Serie Eventos 34, Caracas, 2022. p. 562.
146 Daniel Pardo, “El barco que revive el reclamo venezolano sobre la Guayana Esequiba”, en BBC News, publicado el
14 de octubre de 2013. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/10/131014_venezuela_guyana_
barco_disputa_dp.
Rafael Badell Madrid
77

Los buques interceptados por la Armada Nacional Bolivariana fueron identificados


como el buque Ramform Tethys, abanderado de Bahamas, y el buque Delta Monarch,
abanderado de Trinidad y Tobago. Ambos buques fueron interceptados en la proyección
marítima del Delta del Orinoco, específicamente “el Ramford Tethys se encontraba en
las coordenadas Latitud 09° 17´ 4´N y Longitud 058°15´ 7´ W, y el Delta Monarch en las
coordenadas Latitud 09° 15´ 0´ y Longitud 058° 17´ 3´W ”147.
La empresa petrolera Exxon Mobil explicó en ese momento que contaba con el
permiso de la República Cooperativa de Guyana para efectuar las labores de exploración
sísmica. Sin embargo, esto no cambia en forma alguna el hecho de que se trataba de
espacios correspondientes a la proyección marítima del Delta del Orinoco, territorio que
es incuestionablemente venezolano.
El gobierno de Venezuela protestó estos hechos ante el Secretario General de Naciones
Unidas y ante el gobierno de la República Cooperativa de Guyana e indicó que “ante
esta inaceptable violación a la soberanía nacional que, mucho más allá de la controversia
territorial sobre la Guayana Esequiba, ha traspasado con esta inédita incursión todos los
límites, al pretender disponer de espacios marítimos de la proyección del Delta Amacuro, de
indudable soberanía venezolana”.148
Luego, en enero de 2021, la Armada Nacional de Venezuela detuvo a los buques
Nady Nayera y Sea Wolf que se encontraban en aguas pertenecientes a la proyección
marítima de Venezuela y consumaron el delito de pesca ilegal, motivo por el cual
resultaron aprehendidos sus tripulantes.
La detención de los tripulantes de los buques Nady Nayera y Sea Wolf dio lugar a
un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela de fecha 26 de
enero de 2021. El referido comunicado da cuenta de que el Ministro de Relaciones
Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, tuvo una videoconferencia con su homólogo
de Guyana, Hugh Todd, para abordar la actividad de custodia de la Armada Nacional
Bolivariana. Jorge Arreaza transmitió las preocupaciones de Venezuela sobre el manejo
del caso de pesca ilegal en aguas venezolanas por parte de Guyana, presentando pruebas
y coordenadas de localización. También entregó una nota de protesta rechazando las
difamaciones guyanesas tras la incursión no autorizada de barcos. Asimismo, dejó claro
que Venezuela repudia las acusaciones falsas y tergiversaciones de Guyana y reafirma
la custodia de sus aguas y muestra disposición al diálogo para abordar situaciones que
afecten la paz regional149.

147 Victoria Korn, “Venezuela intercepta dos buques de la Exxon y acusa a Guyana de violar su soberanía”, publicado en
Rebelión, 26 de diciembre de 2018. Disponible en: https://rebelion.org/venezuela-intercepta-dos-buques-de-la-exxon-
y-acusa-a-guyana-de-violar-su-soberania/.
148 Ídem.
149 MPPRE sostiene reunión telemática con Canciller de Guyana y entrega Nota de Protesta a Encargado de Negocios.
Disponible en: http://www.presidencia.gob.ve/Site/Web/Principal/paginas/classMostrarEvento3.php?id_
evento=17468.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
78 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

2.6.2. Fase oral


Una vez concluida la fase escrita, la CIJ fija la fecha de apertura de la fase oral
(Artículo 54 del Reglamento). Esta oportunidad será determinada por la CIJ, teniendo
en cuenta la prioridad requerida por el artículo 74 del Reglamento cuando se solicitan
medidas provisionales y otras circunstancias especiales como la urgencia del caso.
La fase oral ante la CIJ constituye una etapa fundamental en el procedimiento
judicial, establecido en el Estatuto de la CIJ y regido por sus normas procesales. Esta
etapa se encuentra claramente establecida en el artículo 43 del Estatuto, mencionado al
inicio del punto anterior, que establece que el procedimiento constará de dos fases: una
escrita y otra oral.
Durante la fase oral, las partes pueden presentar documentos adicionales con el
consentimiento de la otra parte o con la autorización de la CIJ. Esta autorización se
otorgará después de escuchar a las partes y si la CIJ considera que el documento es
necesario (Artículo 56 del Reglamento). Sin embargo, antes de la apertura de la fase oral,
cada parte debe comunicar al Secretario de la CIJ, en un tiempo suficiente, información
sobre cualquier evidencia que pretenda presentar, incluyendo la lista de testigos y
expertos. Durante la fase oral, las partes podrán llamar a testigos o expertos que figuren
en la lista comunicada previamente. Además, la CIJ puede, si lo considera necesario,
pedir a las partes que produzcan pruebas o den explicaciones adicionales (Artículos 57
y 62 del Reglamento).
El examen de testigos y expertos se efectúa bajo las directrices que al efecto determine
del Presidente de la CIJ. Las preguntas pueden ser realizadas por los agentes, consejeros,
y abogados de las partes, así como por el Presidente y los jueces. Después de cerrar la
fase oral, la CIJ se retirará para deliberar en privado, y las deliberaciones permanecerán
secretas (Artículo 54 del Estatuto).
En definitiva, la fase oral demuestra el equilibrio de los principios de escritura y
oralidad procesal en los juicios llevados ante la CIJ en su función contenciosa. La fase
oral es un elemento clave del arreglo judicial internacional y es allí donde las partes
presentan sus argumentos, pruebas y testigos. Las normas detalladas en el Estatuto
y el Reglamento garantizan que esta fase del proceso cumpla con la transparencia y
seguridad jurídica necesaria para dictar decisiones adaptadas a las exigencias del derecho
internacional.

2.6.3. Pruebas (Artículos 50, 51 y 52 del Estatuto; Artículos 57, 62, 63,
64, 66, 71, 72, 79, 79bis, 79ter del Reglamento)
La actividad probatoria ante la CIJ está regulada por varias normas del Estatuto.
La primera es la disposición contenida en el artículo 50 según el cual la CIJ podrá
Rafael Badell Madrid
79

“comisionar a cualquier individuo, entidad, negociado, comisión u otro organismo que ella
escoja, para que haga una investigación o emita un dictamen pericial”.
Cuando se reciban las pruebas, dentro del término que será fijado por la CIJ, ésta
tendrá la posibilidad de negarse a aceptar pruebas adicionales que las partes quieran
presentar. Sin embargo, si ambas partes están de acuerdo con la presentación de pruebas
adicionales la CIJ no podrá negarse a aceptarlas.
Una vez terminada la fase escrita del procedimiento ante la CIJ, queda fijado el thema
decidendum y en virtud de ello las partes no podrán producir nuevos documentos, salvo
que éstos sean públicos y de fácil acceso en general.
Al efecto véase lo dispuesto en artículo 56 del Reglamento que establece:
“Después del cierre del procedimiento escrito, no podrá producirse ningún documento
nuevo a la Corte por ninguna de las partes a no ser con el asentimiento de la otra parte
o de acuerdo con lo dispuesto en el párrafo 2 de este Artículo”.
De conformidad con el artículo 58 del Reglamento queda a discreción de la
CIJ decidir si se pronunciarán los alegatos primero o si, por el contrario, primero se
presentarán los medios de prueba. La norma establece:
“La Corte determinará si las partes deberán pronunciar sus alegatos antes o después de
la presentación de los medios de prueba; se reservará siempre, sin embargo, el derecho
de las partes a comentar las pruebas presentadas”150.
Los aspectos probatorios de una controversia ante órganos jurisdiccionales
internacionales tienen particularidades, una de ellas es la carga de la prueba. En efecto
“El concepto de carga de la prueba debe ser enfocado desde un ángulo diferente en el derecho
internacional, pues ante la Corte Internacional de Justicia, -por ejemplo- los sujetos, actor
y demandado, no siempre aparecen totalmente delineados, concretamente cuando se han
sometido a la jurisdicción de la Corte por acuerdo entre ellos”151.
De manera que, en ocasiones, temas probatorios, como la carga de la prueba, no
están perfectamente claros. La práctica de la CIJ ha sido la de considerar que la carga
probatoria corresponde tanto al Estado demandante como al Estado demandado.
Debe tenerse en cuenta lo ocurrido en el caso Dinamarca contra Noruega relativo al
Estatuto jurídico de la Groenlandia oriental que fue resuelto mediante sentencia de 5 de
septiembre de 1933 por la CPJI. Ese fallo de la CPJI es jurisprudencia vinculante para la
CIJ por la continuidad que existió entre ambos órganos jurisdiccionales internacionales.
En ese caso Noruega argumentó:
“…que en los actos legislativos y administrativos del siglo XIII en los que Dinamarca
se basa como prueba del ejercicio de su soberanía, la palabra “Groenlandia” no se
150 Ídem.
151 Alirio Abreu Burelli, “La prueba en los procesos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos” en Antônio
Augusto Cançado Trindade (Coord.), El sistema interamericano de protección de los derechos humanos en el umbral del
siglo XXI, Tomo I, Segunda edición, Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José, 2001. Disponible en:
http://ru.juridicas.unam.mx/xmlui/bitstream/handle/123456789/28023/la-prueba-en-los-procesos-ante-la-corte-
interamericana-de-derechos-humanos.pdf?sequence=2&isAllowed=y
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
80 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

utiliza en el sentido geográfico, sino que sólo significa las colonias o la zona colonizada
en la costa occidental”152.
Un cambio en el sentido que se otorga a la expresión “Groenlandia” constituye un
argumento en el que, por su excepcionalidad, la carga de la prueba corresponde a la parte
que lo alega:
“Este es un punto en el que la carga de la prueba recae sobre Noruega. El significado
geográfico de la palabra “Groenlandia”, es decir, el nombre que se utiliza
habitualmente en los mapas para denominar a toda la isla, debe considerarse como
el significado ordinario de la palabra. Si una de las partes alega que se le debe
atribuir un significado inusual o excepcional, es esa parte la que debe demostrar su
argumento”153.
Vale destacar que la actividad probatoria ante la CIJ está sujeta a una serie de normas
y procedimientos claramente definidos. El artículo 50 del Estatuto otorga a la CIJ la
facultad de comisionar investigaciones o dictámenes periciales a entidades designadas
por ella. La presentación de pruebas por parte de las partes está sujeta a restricciones
temporales y la CIJ puede rechazar pruebas adicionales, a menos que ambas partes estén
de acuerdo en su presentación.

2.6.3.1. Pruebas de Venezuela en el caso de la controversia con Guyana


relativa a la nulidad o validez del Laudo Arbitral de París
Venezuela tiene sólidas pruebas que demuestran los graves vicios de nulidad del
Laudo de París y cuenta con los títulos históricos y jurídicos que respaldan sus derechos
sobre el territorio controvertido154. La CIJ no debería ignorar las graves violaciones del
debido proceso; las erróneas interpretaciones del Tratado de Washington que conducen
al vicio de exceso de poder; la ausencia de motivación de una decisión tan importante
rompiendo con los principios reconocidos por el derecho internacional vigente para la
época; una decisión que fue más allá de la controversia delimitada en el Tratado de
Washington y que afectó los derechos de Brasil, un Estado no signatario del compromiso,
incurriendo en el vicio de ultra petita; y la violación del deber de imparcialidad de los
árbitros que consta en múltiples declaraciones y documentos vinculados con la disputa.

2.6.3.1.1. Pruebas referidas a la violación del debido proceso


El Laudo Arbitral de París es nulo por múltiples violaciones al Tratado de
Washington de 1897 y al derecho internacional vigente para el momento. En primer
lugar, es necesario enfatizar que conforme a los términos del Tratado de Washington y,
en particular a los artículos III y IV, se trataba claramente de un arbitraje de derecho y,
152 Corte Permanente de Justicia Internacional, “Judgement about Legal Status of Eastern Greenland Denmark vs. Norway”
de fecha 5 de septiembre de 1933. Disponible en: http://www.worldcourts.com/pcij/eng/decisions/1933.04.05_
greenland.htm
153 Ídem.
154 Al respecto véase en general Rafael Badell Madrid, “Pruebas en la reclamación de Venezuela sobre el territorio
Esequibo”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 172, Caracas, 2023.
Rafael Badell Madrid
81

como tal, los árbitros debían respetar la letra y espíritu del Tratado de Washington; a
la vez que estudiar, investigar y cerciorarse de los títulos de derecho de cada una de las
partes y adminicularlos al derecho internacional del momento.
Sin embargo, el Tribunal Arbitral de París no investigó ni se cercioró de la legitimidad
y legalidad de los títulos de Venezuela, todo lo contrario, los desechó en contravención
del artículo III del tratado de arbitraje que establecía:
“El Tribunal investigará y se cerciorará de la extensión de los territorios
respectivamente, o que pudieran ser legalmente reclamados por aquellas o éste,
al tiempo de la adquisición de la Colonia de la Guayana Británica por la Gran
Bretaña, y determinará la línea divisoria entre los Estados Unidos de Venezuela y la
Colonia de la Guayana Británica”155. (Resaltado añadido)
La expresión legalmente reclamados suponía que para resolver la controversia los
árbitros debían atenerse sólo a los títulos que las partes pudieran demostrar en derecho
y decidir conforme a los principios de derecho internacional vigentes para el momento.
Los árbitros tenían la obligación de analizar los títulos de las partes y considerar el
derecho aplicable al momento de la controversia, teniendo en cuenta que el alcance de
la misma se concretaba a los territorios que pudieran ser legalmente reclamados por las
partes.
Por su parte, la obligación de investigar y cerciorarse suponía que los árbitros debían
atender a los títulos de derecho de cada una de las partes y corroborar que efectivamente
eran susceptibles de ser considerados como pruebas de sus pretensiones. Esta obligación
se desprende también del artículo V del tratado conforme al cual los árbitros debían
examinar y decidir imparcial y cuidadosamente las cuestiones que se les hayan sometido.
En efecto, el artículo V del Tratado de Washington estableció:
“Los Árbitros se reunirán en París dentro de los sesenta días después de la entrega de los
argumentos impresos mencionados en el artículo VIII, y procederán a examinar y
decidir imparcial y cuidadosamente las cuestiones que se les hayan sometido
o se les presentaren, según aquí se estipula, por parte de los Gobiernos de los Estados
Unidos de Venezuela y de Su Majestad Británica respectiva” 156 (Resaltado añadido).
De los artículos citados se desprenden dos obligaciones para los árbitros. En primer
lugar, examinar las cuestiones que le hayan sido sometidas y, en segundo lugar, decidir
sobre ellas, de manera imparcial y cuidadosa. Sin embargo, no fue así. Los árbitros
decidieron con total arbitrariedad y sin tomar en cuenta ninguno de los títulos válidos
de Venezuela. La prueba de ello, que Venezuela podría alegar ante la CIJ, consta en
muchas fuentes documentales con las que queda claro que el tribunal no actuó conforme
a derecho, sino en base a inclinaciones políticas.
El tribunal violó sus obligaciones cuando dejó de tomar en cuenta las pruebas más
importantes de Venezuela, entre ellas, la carta de fecha 4 de marzo de 1842 de Henry
Light, gobernador de la Colonia de Guayana Británica, dirigida a Lord Stanley, Ministro
155 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 337.
156 Ibíd., p. 338.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
82 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

de Colonias. Esta era una prueba fundamental en favor de las pretensiones de Venezuela,
por cuanto el gobernador expresó que el Reino Unido no tenía reclamación alguna
sobre el río Amacuro, al oeste del río Barima. Con la carta quedó claro que incluso
el gobernador Henry Light tenía serias dudas sobre la legitimidad de la segunda línea
Schomburgk cuando escribió: “Yo creo que el señor Schomburgk asume que el Amacuro es
la frontera, solamente por razones de conveniencia”157.
Con este documento se puso de manifiesto, no sólo la falta de interés de los ingleses
en ocupar los territorios que abarcó la segunda línea Schomburgk, sino la inviabilidad de
tales ocupaciones que, según el gobernador, “sólo podrían ser ocupados a un costo de vidas
y dinero que no lo haría conveniente” 158.
Ese documento no fue tomado en cuenta por el tribunal arbitral. Venezuela sabía de la
existencia de esta carta pero desconocía su contenido. En su momento, los representantes
de Venezuela pidieron al tribunal que exigiera a los británicos que la revelaran, sin
embargo, basados en supuestas consideraciones de alta política se negaron a hacerlo.
Sólo se tuvo conocimiento de esa carta luego de que se abrieron los archivos
confidenciales ingleses. En ese momento se descubrió el contenido de ese y otros
documentos de gran valor probatorio que los árbitros dejaron de tomar en cuenta a
pesar del deber que tenían de acuerdo con el artículo V del Tratado de Washington de
“examinar y decidir imparcial y cuidadosamente las cuestiones que se les hayan sometido o
se les presentaren”.
En el procedimiento en curso ante la CIJ Venezuela tendrá la oportunidad de llevar
esa importante Carta del Gobernador Henry Light con la que se prueba que el Reino
Unido no tenía ningún interés en el territorio Esequibo. Si esto se realiza, estaríamos
haciendo valer los derechos que históricamente hemos tenido sobre el territorio en
disputa. Estaríamos llevando ante el principal órgano judicial de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) un importante documento que no fue evaluado por el
Tribunal Arbitral de París en 1899.
Otra violación grave de las obligaciones que el Tratado imponía a los árbitros está
relacionada con la denominada primera línea Schomburgk de 1835 que no fue tomada
en cuenta por los jueces. Esta primera línea de Schomburgk “sólo se aparta de dicho río
como a unas 45 millas aproximadamente de la costa, en la confluencia de los Ríos Mazaruni
y Cuyuní con el Esequibo y desde ese punto forma una especie de bolsa, al oeste del Río
Esequibo, hasta el punto de la costa donde desemboca el Río Moroco” 159. El tribunal arbitral,
por el contrario, tomó en cuenta la línea expandida del mapa de Hebert de 1842, una
línea sobre la cual existen importantes indicios de falsificación y alteración, a saber:

157 Ibíd. pp. 166-167. Carta del 4 de marzo de 1842, de Henry Light, Gobernador de la colonia de Guyana Británica, a
Lord Stanley, Ministro de Colonias inglés, Foreign Office, 80/108. Palabras traducidas por el autor citado.
158 Ídem.
159 Carlos Sosa Rodríguez, ob. cit., p. 122.
Rafael Badell Madrid
83

“Venezuela tiene pruebas de que el Foreign Office británico no conoció esa línea hasta
junio de 1886. Ya esto es más que un grave indicio de que se trataba de una reciente
corrupción del mapa original que reposaba desde 1842 en el Colonial Office” 160.
De otra parte, tengamos en cuenta también la regla “c” del artículo IV, que determina
además la aplicación del derecho internacional:
“Los Árbitros podrán reconocer y hacer efectivos derechos y reivindicaciones que se
apoyen en cualquier otro fundamento válido conforme al derecho internacional y en
cualesquiera principios de derecho internacional que los Árbitros estimen aplicables
al caso...”161.
De conformidad con lo establecido en los artículos citados, el arbitraje sería de
derecho y, como tal, los árbitros debían respetar la letra del Tratado de Washington de
1897, estudiar, investigar y cerciorarse de los títulos de derecho de cada una de las partes
y adminicularlo al derecho internacional del momento.
Contrariamente a todo lo expuesto, los árbitros decidieron con total arbitrariedad,
sin tomar en cuenta los títulos válidos de Venezuela y en abierta violación al debido
proceso y al derecho aplicable para el momento.
Ese derecho internacional vigente al momento de resolver la controversia estuvo
determinado por tres eventos de suma importancia que establecieron la modalidad y
reglas de procedimiento del arbitraje internacional.
El primero fue el Tratado de Washington de 1871 relativo al conocido caso Alabama,
que estableció las reglas para la solución de las reclamaciones con ocasión de los daños
causados por el corsario Alabama en la Guerra de Secesión y la infracción del deber de
neutralidad del Reino Unido. Este tratado arbitral fue determinante para la transición
del arbitraje discrecional al arbitraje de derecho.
El segundo evento que sirvió para configurar el derecho internacional que debían
aplicar los árbitros fue el Proyecto de Reglamento sobre Procedimiento Arbitral
Internacional elaborado por el Instituto de Derecho Internacional en 1875. En este
sentido es importante recordar las palabras de García-Velutini cuando indica que: “El
derecho natural ha jugado siempre un papel muy importante dentro del arbitraje y ha sido
la fuente de existencia para la elaboración de un cuerpo de reglas, que determinan sus líneas
generales” 162.
Ese cuerpo de reglas, que se alimenta del derecho natural, se haya reunido en buena
medida “en el Proyecto de reglamento del Instituto de Derecho Internacional y también en el
Convenio de La Haya de los años de 1875 y de 1899 respectivamente”163.

160 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 13.
161 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 338.
162 Oscar García-Velutini, ob. cit., pp. 15-16.
163 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
84 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Ese proyecto contuvo normas para la promoción del arbitraje internacional que
recogían los principios del arbitraje para el momento. Tengamos en cuenta, por ejemplo,
el artículo 18 del proyecto que estableció:
“El tribunal arbitral juzgará según los principios del derecho internacional, a menos
que el acuerdo le imponga normas diferentes o deje la decisión a la discreción de los
árbitros”164.
Es decir que, salvo pacto en contrario, no podían desconocerse los principios del
derecho internacional vigentes vinculantes para las partes. En ninguna parte del Tratado
de Washington se dispensó a los árbitros de la observancia de estos principios. Todo lo
contrario, de la redacción del tratado se desprendió que debía analizarse y aplicarse el
derecho, precisamente, el vigente para el momento y, dentro de ese derecho, los principios
generales del derecho internacional.
Finalmente, el tercer y último asunto importante para la evolución del arbitraje en la
época fue la Conferencia de La Haya organizada por el Zar Nicolás II, celebrada desde
el 15 de mayo al 3 de julio de 1899. Esta fue la primera instancia formal en la que se
discutieron las reglas de arbitraje.
En esta conferencia se trataron aspectos importantes sobre el arbitraje que
se concretaron en la Convención para el Arreglo Pacífico de las Controversias
Internacionales, principal resultado de aquella reunión165.
La importancia de la convención radica en efecto en que en ella se recogieron
los principios generales de derecho internacional, hasta el momento difusos, y se
sistematizaron las reglas que todo arbitraje debía cumplir. El fin de la convención quedó
claro en el artículo I que disponía:
“Con el fin de evitar en cuanto sea posible que los Estados recurran a la fuerza
en sus relaciones recíprocas, las Potencias signatarias convienen en hacer uso
de todos sus esfuerzos para asegurar el arreglo pacífico de las desavenencias
internacionales”166.
De allí que el arbitraje sea abordado por esta convención, por considerarse un
mecanismo de derecho idóneo para la resolución de controversias internacionales. Esto
quedó claro en el artículo 15 que estableció:

164 Instituto de Derecho Internacional, Projet de règlement pour la procédure arbitrale internationale, Session de La Haye,
1875, p. 5. Disponible en: https://www.idi-iil.org/app/uploads/2017/06/1875_haye_01_fr.pdf. Texto original del
artículo 18 del proyecto: “Le tribunal arbitral juge selon les principes du droit international, à moins que le compromis ne
lui impose des règles différentes ou ne remette la décision à la libre appréciation des arbitres”. Traducción libre.
165 Aurelio Bascuñán Montes, Tratados aprobados en la Conferencia Internacional de La Haya, Garnier Hermanos, París,
1900, pp. 11 y 18.
166 James Brown Scott (dir.), The proceedings of the Hague Peace Conference, elaborado por la Carnegie Endowment for
International Peace en Washington, Oxford University Press, Nueva York, 1920, p. 236. Disponible en: https://www.
loc.gov/rr/frd/Military_Law/pdf/HaguePeace-Conference_1899.pdf. Texto original del artículo: “With a view to
obviating, as far as possible, recourse to force in the relations between States, the signatory Powers agree to use their best
efforts to ensure the pacific settlement of international differences”. Traducción libre.
Rafael Badell Madrid
85

“El arbitraje internacional tiene por objeto la solución de los litigios entre los Estados,
por medio de jueces elegidos por los mismos y fundada en el respeto al
derecho” 167. (Resaltado añadido).
Toda solución proveniente del arbitraje, salvo pacto en contrario, debía estar fundada
en el derecho y no en consideraciones políticas. Es lo que ratificó luego el artículo 20:
“Con el fin de facilitar el uso inmediato del arbitraje para las controversias
internacionales que no hayan podido resolverse por la vía diplomática, las Potencias
signatarias se comprometen a organizar un Tribunal permanente de arbitraje,
accesible en cualquier tiempo y qué funcione, salvo estipulación contraria de las
Partes, conforme a las Reglas de procedimiento comprendido en la presente
Convención”168 (Resaltado añadido).
Esta disposición establece una clara distinción entre la solución de controversias a
través de la vía diplomática y el arbitraje, el cual constituye un arreglo de derecho, cuando
se refiere a la finalidad de facilitar el uso inmediato del arbitraje para las controversias
internacionales que no hayan podido resolverse por la vía diplomática diferenciando
claramente ambas vías, una política y otra jurídica.
La CIJ es la instancia más adecuada para reevaluar la interpretación y alcance del
Tratado de Washington de 2 de febrero de 1897 en la actualidad. Así, Venezuela tendría
la oportunidad de demostrar, como lo han hecho varios autores nacionales en sus valiosos
trabajos, que el Tribunal Arbitral de París falló en cuanto a la determinación del derecho
aplicable al fondo de la controversia, dejando de lado los principios que en ese momento
orientaban la práctica del derecho internacional y, en especial, el arbitraje.

2.6.3.1.2. Pruebas en relación al vicio de exceso de poder


El Laudo Arbitral de París es nulo por haber incurrido en el vicio de exceso de poder,
cuando aplicó erróneamente la regla de la prescripción en favor de Gran Bretaña, con lo
que violó el artículo IV del tratado de arbitraje que estableció que:
A. “Una posesión adversa o prescripción por el termino de cincuenta años constituirá
un buen título. Los árbitros podrán estimar que la dominación política exclusiva
de un Distrito, así como la efectiva colonización de él son suficientes para
constituir una posesión adversa o crear títulos de prescripción”169.
Dicha regla fue negociada por Richard Olney y Julián Pauncefote, Embajador de
Inglaterra en Washington, a espaldas del Ministro José Andrade, que fue excluido poco
a poco de las conversaciones para negociar los términos del tratado de Washington.

167 Ibíd. p. 238. “International arbitration has for its object the settlement of disputes between States by judges of their own
choice and on the basis of respect for law”.
168 Ibíd. p. 239. “With the object of facilitating an immediate recourse to arbitration for international differences which it
has not been possible to settle by diplomacy, the signatory Powers undertake to organize a Permanent Court of Arbitration,
accessible at all times and operating, unless otherwise stipulated by the parties, in accordance with the rules of procedure
inserted in the present Convention”.
169 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 337.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
86 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

En efecto, se hizo creer a Venezuela, a través del ministro José Andrade, por
explicación del Secretario de Estado de los EEUU, Richard Olney, que la mencionada
regla de prescripción sería aplicada solamente a ocupaciones efectivas anteriores a 1814
y que se refería sólo a un territorio muy pequeño entre los ríos Pomaron, Moruco y
Esequibo. De ser así ningún derecho tendría Gran Bretaña.
Sin embargo, para los ingleses la cláusula de prescripción sería aplicable a todas las
ocupaciones ocurridas cincuenta años antes de la fecha en la que se firmó el Tratado de
Washington, es decir, de 1897 hacia atrás. No se trataba en todo caso de un territorio
pequeño como se hizo creer al representante de Venezuela.
Esta desviada interpretación de la regla de prescripción fue la que se impuso, aun
cuando era contraria a lo que las partes habían pactado mediante el tratado de noviembre
de 1850, que tenía como finalidad que ambas partes no siguieran extendiendo sus
pretensiones mediante la usurpación indebida de territorios controvertidos.
Es curioso además -y también fue oportuno para Inglaterra- que se estableciera una
prescripción cincuentenaria que permitiría adquirir muchos más territorios en lugar
de fijar, al menos, una prescripción centenaria que era más acorde con los principios
del derecho internacional pero que, de otra parte, resultaba menos beneficiosa para los
ingleses por cuanto les impediría obtener un territorio tan vasto.
Tengamos en cuenta también que, para aplicar esta regla, el Reino Unido tenía que
probar que ocupaba esos territorios en forma pacífica y permanente. Esto nunca sucedió
y el tribunal arbitral nada dijo al respecto. Venezuela tiene la posibilidad de denunciar
esto ante la CIJ en su contramemoria, dejando claro que el Laudo Arbitral de París fue
dictado en violación de lo establecido en el Tratado de Washington cuando el tribunal
arbitral decidió simplemente presumir la ocupación pacífica y permanente del Reino
Unido, sin atender a ningún tipo de prueba.
De acuerdo a esa errónea interpretación se impuso el principio del uti possidetis facti
sobre el uti possidetis iuris, verdadero eje del problema170. Esto se hizo, bajo el argumento
de que el uti possidetis iuris, por ser un principio de derecho internacional americano, sólo
era aplicable entre los Estados de la región bajo conquista.
De manera que Gran Bretaña, al no ser parte de los Estados bajo dominio colonial,
sostuvo que este principio no tenía ninguna aplicación en el caso. La aplicación del
uti possidetis iuris habría beneficiado a Venezuela por cuanto había adquirido, según
este principio, todos los territorios que pertenecían a la Capitanía General de Venezuela
desde 1777. El principio americano del uti possidetis iuris tiene una relación estrecha con
nuestra tradición constitucional como nación que estuvo bajo la influencia española. Es
un acto abiertamente contrario a derecho desconocer este principio jurídico, beneficiando
exclusivamente al Reino Unido, quien carece de títulos jurídicos sobre el territorio en
disputa. La CIJ es la instancia adecuada para que Venezuela exprese su visión sobre este

170 Véase Isidro Morales Paúl, “Análisis crítico del problema fronterizo «Venezuela-Gran Bretaña»”, ob. cit., p. 192.
Rafael Badell Madrid
87

asunto y convenza a los magistrados de que una decisión ajustada a derecho implica la
valoración de este principio, presente en todas nuestras constituciones.
Pero, incluso, aplicando la regla de prescripción de esa forma incorrecta, de ella no
se deduce la posibilidad de otorgar el enorme territorio que se adjudicó a Gran Bretaña.
En efecto, está demostrado en el mapa incluido en el informe de los jesuitas Hermann
González y Pablo Ojer que el territorio que podía adquirir Inglaterra mediante la regla
de prescripción si no existieran los títulos jurídicos de Venezuela -como en efecto los hay-
era mucho menor al que el laudo le adjudicó finalmente. Sobre este punto volveremos
más adelante al examinar la evidencia cartográfica.
De lo anterior se deduce una verdad irrefutable, el Laudo Arbitral de París aplicó
erróneamente la regla de prescripción en favor de Gran Bretaña, con lo que violó el
artículo IV del tratado de arbitraje y, en consecuencia, incurrió en el vicio de exceso de
poder.

2.6.3.1.3. Pruebas relacionadas con el vicio de ultra petita


Es claro que conforme al artículo I del Tratado de Washington el tribunal arbitral
tenía la sola misión de “determinar la línea divisoria entre los Estados Unidos de Venezuela
y la Colonia de la Guayana Británica” 171. Asimismo, de acuerdo al artículo III, que ya
hemos citado varias veces -por cuanto fue violado de varias maneras- el tribunal debía
investigar y cerciorarse de la extensión de los territorios respectivamente, o que pudieran
ser legalmente reclamados y debía determinar la línea divisoria entre los Estados Unidos
de Venezuela y la Colonia de la Guayana Británica.
Es pertinente ratificar la consideración muy básica y elemental de que en los
arbitrajes internacionales existen límites que deben observar los árbitros. El primero es
el deber de atenerse al objeto de la controversia establecido en el tratado, lo cual limita
la competencia del tribunal y, el segundo, que el tribunal no puede pronunciarse sobre
aspectos que puedan involucrar a otros Estados no signatarios del compromiso.
El Laudo Arbitral de París de 1899 es nulo por la inobservancia por parte de los
árbitros de estos límites y, en consecuencia, por haber incurrido en el vicio de ultra petita.
Se incurrió en el vicio de ultra petita por cuanto decidió sobre el régimen de navegación
en los ríos Barima y Amacuro que nada tenía que ver con el objeto de la controversia
delimitado en el tratado.
De otra parte, se involucró y afectó con la decisión a Estados que no suscribieron el
tratado de arbitraje, pronunciándose sobre cuestiones limítrofes que no eran discutidas
en ese momento, como la frontera entre la Colonia de Guayana Británica y Brasil.
En efecto, el tribunal ignoró el límite objetivo cuando se pronunció sobre el régimen
de vías fluviales y dotó de carácter internacional las actividades de navegación en el río

171 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 336.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
88 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Barima y el río Amacuro, cuestión que no tenía cabida alguna en el tratado. Además,
lo ignoró cuando se pronunció sobre las tasas aduaneras entre los Estados en disputa, a
saber:
“Al fijar la mencionada línea de demarcación los Árbitros consideran y deciden que,
en tiempo de paz, los ríos Amacuro y Barima quedarán abiertos a la navegación de
los buques de comercio de todas las naciones, salvo todo justo reglamento y el pago de
derecho de faro u otros análogos, a condición que los derechos exigidos por la República
de Venezuela y por el Gobierno de la Colonia de la Guayana Británica con respecto
del tránsito de buques por las partes de dichos ríos que respectivamente les pertenecen,
se fijen a la misma tasa para los buques de Venezuela y los de la Gran Bretaña,
la cual no excederá a la que se exija de cualquiera otra nación. Queda también
entendido que ningún derecho de aduana podrá ser exigido, ya por la República de
Venezuela, ya por la colonia de la Guayana Británica, con respecto de mercaderías
transportadas en los buques, navíos o botes pasando por dichos ríos, pero los derechos
de aduana serán exigibles solamente con respecto de las mercaderías desembarcadas
respectivamente en el territorio de Venezuela y en el de la Gran Bretaña”172.
Conforme con lo anterior, el laudo violó también el límite subjetivo al afectar
Estados que no habían suscrito el tratado arbitral, por cuanto definió los límites de la
Colonia Británica de Guayana con respecto a Brasil y Surinam. El laudo de París afectó a
Brasil cuando adjudicó a Inglaterra el límite de los ríos Cotinga y Takutu, territorios que
eran objeto de disputa entre Gran Bretaña y Brasil. En efecto, el laudo señaló cuando
determinó la frontera:
“…y del Monte Roraima a la Fuente del Cotinga, y continuará por el medio de la
corriente de este Río hasta su unión con el Takutu, y seguirá el medio de la corriente
del Takutu hasta su fuente, y de este punto por línea recta al punto más occidental de
la Sierra Akarai…” 173
De hecho, cuando se firmó el Tratado de Washington en 1897 Brasil anticipó los
posibles efectos que podrían tener lugar con el laudo. Antes de ser dictado el laudo
arbitral de París de 1899, el gobierno del Brasil presentó una protesta contra la redacción
del Tratado de Arbitraje de 1897, específicamente sobre la generalidad del artículo III,
tras considerar que su contenido era propenso a comprometer negativamente los derechos
del Brasil en su litigio territorial con los británicos.
La protesta brasileña fue enviada al presidente del tribunal arbitral y también al
gobierno británico y venezolano. De forma que el laudo arbitral de París desmejoró
la situación del Brasil al adjudicarle a la Gran Bretaña tierras que estas dos naciones
discutían, ocasionando protestas formales de la Cancillería de Brasil.
En efecto, las consideraciones que Brasil hizo fueron correctas. Así lo corrobora el
contenido de la Circular del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil a las Misiones
Diplomáticas brasileñas de fecha 7 de diciembre de 1899 en Río de Janeiro. En aquel
documento se expresaba claramente la afectación y perplejidad que causó el laudo a
Brasil.
172 Ibíd., p. 343.
173 Ibíd., p. 342.
Rafael Badell Madrid
89

Se trata de una decisión que fijó como frontera entre los Estados Unidos de Venezuela
y Gran Bretaña el límite de los ríos Cotinga y Takutú, que eran objeto de litigio entre
Inglaterra y Brasil174. Esta violación de los límites de la controversia supuso que el
territorio venezolano se extendiera hasta territorios brasileños, incluyendo las vertientes
meridionales de la sierra Aracay objeto de litigio entre Brasil y Francia175.
Expresa la circular que con el laudo se violó el principio de derecho internacional
según el cual las sentencias arbitrales sólo pueden decidir sobre la base de lo que ha
sido pactado en el tratado de arbitraje. Tanto para Venezuela como para Inglaterra era
imposible acordar que su frontera pasara por los ríos Cotinga y Takutú, menos por la
sierra de Aracay. En efecto: “Venezuela no podría, porque su límite con Brasil está estipulado
en el Tratado de 5 de mayo de 1859 y excluye aquellas regiones, Gran Bretaña no podría,
porque aquel límite es el objeto del litigio que ella va a someter a arbitraje con Brasil”176.
Finalmente, la circular señaló que el tribunal arbitral de París con su decisión excedió
los límites de la competencia fijada en el Tratado de Washington, incurriendo en el vicio
de ultra petita cuando se pronunció sobre cuestiones “no reclamadas ni por Venezuela ni
por Gran Bretaña, atribuyendo a Venezuela la región amazónica que ella no disputa a Brasil
y atribuyendo a la Guyana Británica aun contra Venezuela, solamente la línea Schomburgk
en la parte reclamada contra Brasil”177.
Con relación a ello, en 1938 -hace más de ochenta años- el académico Dr. Carlos
Álamo Ybarra señaló que el laudo desmejoró “la situación del Brasil al adjudicarle a
la Gran Bretaña tierras que estas dos naciones discutían, lo cual engendró protestas de la
Cancillería de Rio de Janeiro, significadas en París y Londres”178.
Además, al afectar con la decisión a Estados que no habían suscrito el compromiso
arbitral, ésta violó un principio fundamental en materia de derecho arbitral internacional,
la relatividad de los laudos. Dicho principio, derivado de la naturaleza contractual del
arbitraje, es la traducción del principio de relatividad de los contratos, de origen civilista,
al campo del arbitraje internacional. Según este principio, además de los límites objetivos
de la controversia -no ir más allá de la materia controvertida- existen límites subjetivos
-no afectar con la decisión a sujetos no involucrados en el litigio- y con el laudo de París
ambos límites fueron transgredidos.
El hecho de ignorar las reglas del Tratado de Washington decidiendo asuntos sobre los
cuales no tenía competencia alguna, “constituyen en sí mismos nuevas causas de nulidad de
la sentencia”179. Así, es claro que al incurrir en el vicio de exceso de poder y, concretamente,
en el vicio de ultra petita, el laudo arbitral es un acto nulo. La comprobación de este vicio

174 Elbano Provenzali Heredia, “Cronología de una solidaridad. Documentos brasileños revelan los derechos de Venezuela
sobre la Guyana Esequiba”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 93-94, Caracas, 1983, pp.
76-77.
175 Ídem.
176 Ídem.
177 Ídem.
178 Carlos Álamo Ybarra, ob. cit., p. 87.
179 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 16.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
90 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

pasa por llevar ante los magistrados de la CIJ, como lo requiere también la demostración
de los demás vicios, el texto del Tratado de Washington del 2 de febrero de 1897.
Los magistrados deberán establecer cuál era el verdadero alcance del tratado, esto es,
determinar cuáles eran los poderes que las partes signatarias del compromiso habían
otorgado a los árbitros.

2.6.3.1.4. Pruebas en relación a la falta de motivación


La falta de motivación queda demostrada con el propio texto del laudo. No contiene
otra prueba más que los exiguos términos del laudo. El Tratado de Washington de
1897 y los principios generales del derecho internacional exigían, como presupuesto de
validez del laudo, que éste fuera dictado con arreglo a derecho. Esto suponía incluir en
la decisión la necesaria y suficiente motivación que permitiera conocer a las partes la
valoración de los árbitros respecto de cada uno de los títulos jurídicos presentados y la
explicación razonada de porqué decidieron de la forma como lo hicieron.
El deber de motivación se desprende, en primer lugar, del artículo III del Tratado de
Washington que estableció que el tribunal “investigará y se cerciorará de la extensión de
los territorios respectivamente, o que pudieran ser legalmente reclamados por las partes” 180. Si
el tribunal tenía la obligación de atender a los fundamentos legales de los títulos de cada
una de las partes, entonces debía dar cuenta de cómo lo había hecho.
Además, para el momento de la decisión era ya un principio de derecho internacional
que en los arbitrajes de derecho los laudos debían ser motivados. Así quedó plasmado con
el precedente de las reclamaciones del Alabama, donde los árbitros elaboraron un laudo
que explicó con detalles el razonamiento detrás de la decisión que tomaron.
El deber de motivación también fue recogido en el Proyecto de Reglamento sobre
Procedimiento Arbitral Internacional de 1875 elaborado por el Instituto de Derecho
Internacional, en su artículo 23, conforme al cual:
“El laudo arbitral será por escrito y estará motivado, salvo que el convenio arbitral
disponga otra cosa. Deberá ser firmado por cada miembro del tribunal arbitral.
Si una minoría se niega a firmar, bastará la firma de la mayoría, junto con una
declaración escrita de que la minoría se ha negado a firmar”181 (Resaltado añadido).
Esta disposición pone de manifiesto la importancia de la motivación según
los principios del derecho internacional para el momento de la disputa, que sólo era
dispensable en los casos en que las partes así lo convinieran. Pero en el arbitraje de París,
las partes jamás relevaron a los árbitros del deber de motivar.

180 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 337.
181 Instituto de Derecho Internacional, Projet de règlement pour la procédure arbitrale internationale, Session de La Haye,
1875. p. 5. Texto original del artículo: “La sentence arbitrale doit être rédigée par écrit et contenir un exposé des motifs sauf
dispense stipulée par le compromis. Elle doit être signée par chacun des membres du tribunal arbitral. Si une minorité refuse
de signer, la signature de la majorité suffit, avec déclaration écrite que la minorité a refusé de signer”.
Rafael Badell Madrid
91

Era claro que, para el momento de la controversia la motivación era una exigencia
de la costumbre -fuente de derecho internacional-, lo cual se recoge en el artículo 52
de la Convención para el Arreglo Pacífico de los Conflictos Internacionales, principal
resultado de la Convención de La Haya de 1899, el cual estableció:
“La sentencia arbitral, aceptada por la mayoría de los votos, deberá estar motivada.
Se redactará por escrito y la firmará cada uno de los miembros del Tribunal. Los
miembros que hayan quedado en minoría pueden, al firmar, hacer constar su
disentimiento”182.
El deber de motivación definitivamente se impuso en el artículo 52 de la Convención
para el Arreglo Pacífico de Controversias Internacionales emanada de la misma
convención. Los árbitros, que eran todos juristas reconocidos y de dilatada experiencia
en materia de derecho internacional y, en especial, de arbitraje, sabían de la vigencia de
esos principios de derecho internacional.
Venezuela tiene ahora una buena oportunidad ante la CIJ de establecer todos estos
hechos que son determinantes para entender que el Presidente del Tribunal Arbitral, el
jurista ruso Federico de Martens conocía muy bien el deber de motivación de los laudos
arbitrales, y si no lo conocían sería irrelevante en cuanto a la validez del laudo, desde
que se trata de un requisito que en derecho debe cumplir la decisión arbitral so pena de
nulidad.
Sin embargo, lo cierto es que los representantes de Venezuela ante la CIJ pueden
alegar y probar todos los hechos de los que se deduce la omisión dolosa del deber de
motivación. Ello incluye, desde luego, invocar el precedente del caso del Costa Rica
Packet, donde el jurista ruso Federico de Martens cumplió el deber de motivar el laudo.
Fecha
En todo caso la ausencia de motivación es per se causa de nulidad del laudo. La
principal consecuencia de alegar y probar estos hechos relativos a la falta de motivación
ante la CIJ sería establecer la nulidad del Laudo Arbitral de París por no atender al
derecho aplicable que se desprendía de los principios generales del derecho internacional.
Estos principios vinculaban a las partes y hacían nacer en los árbitros la obligación
de resolver la controversia con arreglo a derecho y no en forma arbitraria. Hoy, los
representantes de Guyana en la CIJ tratan de justificar la inmotivación del laudo
expresando que:
“A la luz de la publicación de voluminosas actas de las alegaciones de las partes y de
las copiosas pruebas presentadas al Tribunal Arbitral, y de acuerdo con la práctica de
la época, el propio laudo fue sucinto”183.

182 James Brown Scott (dir.), ob. cit., p. 244. Texto original del artículo: “The award, given by a majority of votes, must state
the reasons on which it is based. It is drawn up in writing and signed by each member of the tribunal. Those members who
are in the minority may record their dissent when signing”.
183 International Court of Justice, Memorial of Guyana, Volume I, in the case concerning to the Arbitral Award of 3
October 1899, 19 de noviembre de 2018. “In light of the publication of voluminous records of the arguments of the parties
and the copious evidence presented to the Arbitral Tribunal, and in line with practice at the time, the Award itself was
succinct”, p. 9.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
92 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Que se hayan publicado voluminosas actas no libera a los jueces de la obligación


de motivar la decisión. Ni la obligación derivada del precitado artículo III del Tratado
de Washington que implicaba tomar en cuenta todas las pruebas que constaban en
el expediente. Es poco el valor de esas voluminosas actas y de aquellas copiosas pruebas
cuando la documentación más contundente, que favorecía a Venezuela y que incluía
comunicaciones, notas diplomáticas, tratados y mapas fueron pruebas ignoradas o
silenciadas por el Tribunal Arbitral de París.
En verdad el laudo no fue sucinto ni tiene una motivación insuficiente, sencillamente
no tiene motivación alguna. No se deduce de él cuál fue la consideración para decidir.
Si el tribunal arbitral consideró como título la cesión de Holanda a Inglaterra
mediante el Tratado de Londres de 1814, tuvo entonces que haber señalado cómo llegó a
esa conclusión y exponer cuál fue la valoración de la prueba que realizó.
Como afirma Faúndez Ledesma, de conformidad con el artículo IV del Tratado: “…
había tres opciones para adjudicar todo o parte del territorio en disputa a una de las partes
en litigio, era natural y obvio que habría que indicar a partir de cuál de esas reglas se había
llegado a esa decisión, y porqué”184.
La primera opción era mediante la aplicación de la regla “a” del artículo IV que
estableció la posesión adversa o prescripción, que hemos analizado ya; la segunda
posibilidad era mediante la aplicación de la regla “b” del artículo IV según la cual los
árbitros podían “reconocer y hacer efectivos derechos y reivindicaciones que se apoyen en
cualquier otro fundamento válido conforme al derecho internacional”185 o principios del
derecho internacional siempre que no contravinieran la regla de la prescripción; la tercera
y última sólo podía darse en caso de ocupación por parte de súbditos en el territorio de la
otra parte, otorgando a tales ocupaciones “el efecto que, en opinión del Tribunal, requieran
la razón, la justicia, los principios del derecho internacional y la equidad del caso”186.
La representación de Venezuela ante la CIJ deberá demostrar que la aplicación de
las reglas del Tratado de Washington debía ser razonada en el laudo para que las partes
conocieran los verdaderos motivos de la decisión. Venezuela podrá invocar ante la CIJ las
reacciones de la prensa internacional luego de dictarse el Laudo Arbitral de París. A este
respecto tengamos en cuenta lo escrito en el diario La Voce della Veritá en fecha 29 de
octubre de 1899, poco tiempo después de conocerse el contenido del laudo:
“La Comisión, de hecho no tomó en cuenta los argumentos de las dos partes. No juzgó
sobre la base de los derechos, sino que arbitrariamente trazó lo que había de ser un
compromiso, el cual, sin embargo, concede la mayor parte al más fuerte. En efecto, a
Inglaterra le otorgaron cinco sextas partes y a Venezuela sólo una sexta parte, pero el
tribunal no se tomó la molestia de explicar sobre qué bases jurídicas se apoyaba esa
partición” 187.
184 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 115.
185 Ibíd., p. 337.
186 Ibíd., p. 338.
187 Véase en Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 52.
Rafael Badell Madrid
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Venezuela deberá exponer y ampliar el desarrollo respecto del vicio de inmotivación


que ha construido la doctrina venezolana desde el siglo pasado y probar de esta manera
que los árbitros ignoraron este deber y dictaron una sentencia en la que se establece el
límite entre dos Estados sin justificación legal alguna; cuestión que vicia la decisión y la
hace nula.

2.6.3.1.5. Pruebas referidas a la violación del deber de imparcialidad


El Laudo Arbitral de París es nulo, además, porque violó principios de derecho
internacional al haber faltado los árbitros al deber de neutralidad e imparcialidad,
desde que al menos el Presidente del Tribunal Arbitral, Federico de Martens, actuó
abiertamente de manera parcializada.
Hay muchas pruebas que evidencian que Federico de Martens manipuló y coaccionó
a los demás árbitros para obtener una decisión unánime, convirtiendo un laudo de
derecho en un arreglo político. Es un hecho que el ruso ejerció presiones indebidas sobre
el resto de los árbitros.
Los principios del derecho internacional en materia de arbitraje, vinculantes todos,
exigían que en la composición de los tribunales arbitrales se tomara en cuenta un
elemento indispensable, la imparcialidad e independencia de los árbitros.
El Tratado de Washington de 1897 en su artículo II, estableció la forma en la que
se designarían los árbitros. El tribunal estaría compuesto por un total de cinco juristas,
dos seleccionados “por Venezuela”, cuando en verdad, de antemano, fue el tratado el
que estableció quienes serían nombrados “uno por el Presidente de los Estados Unidos
de Venezuela, a saber, el Honorable Melville Weston Fuller, Justicia Mayor de los Estados
Unidos de América, y uno por los Justicia de la Corte Suprema de los Estados Unidos de
América, a saber, el Honorable David Josiah Brewer, Justicia de la Corte Suprema de los
Estados Unidos de América”188.
Los otros dos seleccionados por los miembros de la comisión judicial del Consejo
Privado de la reina Victoria, que fueron los juristas Lord Russell of Killowen y Sir Richard
Henn Collins. El Presidente del Tribunal Arbitral sería un quinto jurista seleccionado
por los otros cuatro árbitros189.
De conformidad con esta disposición del tratado, el Presidente del Tribunal
Arbitral, elegido por los árbitros ingleses y estadounidenses, fue el ruso Federico de
Martens, reconocido jurista con amplia experiencia en materia de arbitraje, pero quien
lamentablemente procedió con parcialidad y sin atenerse a la aplicación del derecho
como correspondía a sus funciones arbitrales.
Venezuela debe ratificar ante la CIJ lo establecido en el artículo V del Tratado de
Washington, por cuanto de allí es que se deriva el deber de imparcialidad según el cual
188 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., pp. 336-337.
189 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
94 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

los árbitros tenían que “examinar y decidir imparcial y cuidadosamente” las cuestiones
sometidas a su decisión.
La máxima de derecho internacional según la cual se impone el deber de imparcialidad
e independencia de los árbitros constaba asimismo en el precedente del artículo I del
Tratado de Washington de 1871 relativo al caso Alabama, según el cual las partes
elegirían un árbitro cada una, mientras que los otros tres serían árbitros extraños a la
controversia lo que suponía una mayor garantía de imparcialidad. Además, el artículo II
del mismo tratado de 1871 estableció la obligación de los árbitros de examinar y decidir
imparcial y cuidadosamente el asunto objeto de la controversia.
Sin embargo, contrariamente a lo establecido en el Tratado de Washington de 1897
y de los principios vigentes en materia de arbitraje internacional, la imparcialidad del
jurista ruso Federico de Martens fue dudosa desde el comienzo, dado que éste era un
funcionario activo de su país y ello asomaba la posibilidad de que estuviera influenciado
por los intereses de su nación, más que por la idea de la imparcialidad, como lo señaló
el Dr. Marcos Falcón Briceño al indicar que: “al mismo tiempo que es elegido Presidente
del Tribunal Arbitral, está asistiendo como Delegado de Rusia a las sesiones de la Primera
Conferencia Internacional de la Paz. Una conferencia importante porque allí se establecen
reglas sobre el arbitraje”190.
Con esta cita se evidencian dos cosas. De una parte, Federico de Martens era
representante de Rusia y actuaba movido por intereses políticos y, de otra parte, queda
claro que había participado en la Conferencia de La Haya de 1899 y que conocía todo lo
que allí se discutió. El Dr. Marcos Falcón Briceño observa también que “en el fondo de
De Martens había más que todo un hombre práctico, como él mismo decía, un político, de
manera que, y es natural, siendo un funcionario del imperio ruso, su pensamiento político
estuviera vinculado desde luego al pensamiento y a los intereses políticos de Rusia”191.
Llama la atención que, al ser una figura tan relevante en el foro arbitral internacional,
se conocían no sólo sus visiones políticas, sino también sus criterios sobre asuntos
controversiales relacionados con el arbitraje, lo que pudo haber inclinado a los
ingleses a elegirlo porque tenía una visión política del arbitraje y, además, sostenía,
muy convenientemente para el Reino Unido, la tesis de que los laudos no requerían
ser motivados. La visión que tenía el jurista ruso Federico de Martens respecto de la
motivación de las decisiones arbitrales sería reflejada en el laudo de París en 1899 carente
de motivación.
Además, Federico de Martens tenía una visión colonialista de las relaciones
internacionales. Para él, las potencias eran superiores a los pueblos salvajes o bárbaros,
como llamaba a los países menos desarrollados.

190 Ídem.
191 Marcos Falcón Briceño, “Orígenes de la actual reclamación de la Guayana Esequiba”, en Boletín de la Academia de
Ciencias Políticas y Sociales¸ número 91, Caracas, 1983, p. 48.
Rafael Badell Madrid
95

Esta consideración fue la que le llevó a favorecer al Reino Unido en el arbitraje de


París. Esta posición supremacista quedó plasmada en una de sus obras en la que expresó
lo siguiente: “Sin embargo, cabe preguntarse cuál de estas dos opiniones, tan divergentes
en sus puntos de partida y tan coherentes en sus conclusiones finales, es la verdadera. ¿Es
realmente cierto que una lucha entre Rusia e Inglaterra a orillas del Indo es una necesidad
absoluta y una fatalidad implacable? ¿Están estas dos grandes potencias civilizadas real e
inevitablemente obligadas por alguna ley inmutable a dar a los pueblos salvajes de Asia el
triste espectáculo de una lucha amarga y despiadada? ¿Es digno de la civilización europea,
de la que Inglaterra y Rusia son los únicos representantes en Asia Central, evocar los instintos
pervertidos de las hordas asiáticas y aprovecharse del odio salvaje que estos bárbaros sienten
hacia todas las naciones cristianas y civilizadas? ¿Se ha reflexionado seriamente sobre esta
cuestión?: quién se beneficiará, en última instancia, de esta lucha entre Inglaterra y Rusia;
¿cuál de estas dos potencias, victoriosas en los campos de batalla, estará en condiciones
de mantener bajo su dominio a todas las naciones asiáticas y a todas las tribus salvajes y
saqueadoras a cuya ayuda debe su éxito?”192.
También es un hecho conocido que Federico de Martens tenía ciertas afinidades
con Gran Bretaña al margen de su visión de las relaciones internacionales. Ciertamente,
tenía entre sus credenciales, además de haber ejercido la docencia por treinta años en la
Universidad de San Petersburgo, era profesor emérito y L.L.D de las universidades de
Cambridge y Edimburgo193. Dichas credenciales constan no sólo en la parte inicial del
Laudo Arbitral de París, también están en el preámbulo del caso Costa Rica Packet, al
que hemos aludido en líneas anteriores194.
Venezuela posee documentos, comunicaciones y notas de prensa que demuestran
que se trató de una componenda. Venezuela deberá promover todos estos elementos de
convicción ante la CIJ, especialmente este importante informe que reúne sistemáticamente
todas las pruebas de que Venezuela fue objeto de una grave injusticia. Algunos extractos
de estos documentos son:
1. La señora Caroline Harrison, esposa del presidente Benjamin Harrison en su
diario, fechado del 3 de octubre de 1899, afirmaba, refiriéndose a Inglaterra:
“Algo de lo que tomó ha concedido, pero en los alegatos se demostró que mucho no
lo poseía legalmente. Todos nos hallamos más bien furiosos. Rusia era el quinto en
el Tribunal, y es su diplomacia ponerse del lado de Inglaterra: la balanza de poder,
etc…”195.
2. En comunicación de Lord Russell, árbitro principal de Inglaterra, a Lord Salisbury,
fechada del 7 de octubre de 1899, refiriéndose a Federico de Martens, presidente del
tribunal arbitral:
192 Véase Federico de Martens, “La Russie et l’Angleterre dans l’Asie centrale”, Revista de Derecho Internacional y
Legislación Comparada, Instituto de Derecho Internacional, 1879.
193 Véase Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 97.
194 Ibíd., p. 342. “Su Excelencia Frederic de Martens. Consejero Privado. Miembro Permanente del Consejo del Ministerio de
Relaciones Exteriores de Rusia L. L. D. de la Universidad de Cambridge y Edimburgo”.
195 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 42.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
96 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

“…parecía que buscaba medios de llegar a líneas de compromiso, y pensaba que era
su deber lograr a toda costa, a ser posible, una decisión unánime. Más aún, lamento
verme en la obligación de decir que en entrevista privada intimó a Lord y Juez
Collins, en tanto que le urgía a reducir el reclamo británico, que si no lo hacíamos, él
se podría ver obligado, con el objeto de obtener la adhesión de los Árbitros venezolanos
a acordar una línea que podría no ser justa con Gran Bretaña. No me cabe duda de
que habló en sentido contrario a los Árbitros venezolanos, y temo que posiblemente
fue mucho peor el medio de incitarles a que aceptaran el laudo en su forma actual.
Sea lo que sea, huelga decir que el Sr. de Martens revelaba un estado de espíritu muy
intranquilo”196.
3. Comunicación de Severo Mallet-Prevost de fecha 26 de octubre de 1899, trece
días después de dictado el laudo, dirigida al profesor George L. Burr:
“Nuestros Árbitros fueron forzados a aceptar la decisión, y con estricto carácter
confidencial, no dudo en asegurarle a usted que los Árbitros británicos no se rigieron
por consideración alguna de Derecho o Justicia, y que el Árbitro ruso probablemente
fue inducido a adoptar la posición que tomó por razones totalmente extrañas a la
cuestión. Sé que esto sólo va a abrirle el apetito, pero al presente no puedo hacer otra
cosa. El resultado, a mi juicio, es una bofetada al Arbitraje”197.
4. Richard Olney al presidente Grover Cleveland el 27 de diciembre de 1899:
“No lo he vuelto a ver a usted después de la sentencia en el asunto de los límites de
Venezuela. A raíz de su regreso a Nueva York, el Sr. Mallet-Prevost, el abogado
más joven de Venezuela estaba ansioso de contarme cómo habían pasado las cosas y
por qué ocurrieron así. En una de mis visitas a Nueva York le invité a comer con el
resultado de que habló más y comió menos, y de que el tiempo que duró la comida fue,
más que de tomar alimentos y refrescos, de intensa ira y amargura de espíritu por el
procedimiento y decisión del Tribunal de Arbitraje. Me abstengo de entrar en detalles,
pues no me cabe duda de que usted se habrá enterado de ellos por otras fuentes. Lo
peor de todo, por lo visto, no es tanto la pérdida de territorio por parte de Venezuela,
cuanto el descrédito general del arbitraje. Según mi informante, tanto el Presidente
de la Corte, como Brewer se muestran contrarios al arbitraje como fórmula de resolver
controversias internacionales mientras no haya un procedimiento que garantice los
derechos de las Partes. El exsecretario John W. Foster, con quien comí el otro día, dijo
que Fuller y Brewer regresaron al país bastante enfermos de arbitraje”198.
Con esta carta quedó demostrado lo ocurrido en el tratado de arbitraje y reflejado
en el Laudo Arbitral de París de 1899, lo que lesionó una de las principales virtudes del
mecanismo del arbitraje internacional: la seguridad y confianza generada en las partes.
5. El diario del secretario privado de Lord Russell, J. R. Block, con fecha de 2 de
octubre de 1899, un día antes del laudo, contiene una frase contundente: “Venezuela. La
componenda de Martens nos ha dado la victoria. Archivos privados” 199.
De manera que, hoy con esta información y la recabada en la investigación de los
jesuitas Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta “se puede apreciar con más
claridad que el Laudo de 1899 no estuvo basado realmente en un análisis jurídico donde
196 Ídem.
197 Ídem.
198 Ibíd., p. 44.
199 Ídem.
Rafael Badell Madrid
97

haya existido unanimidad de criterio sino que más bien fue la consecuencia de un pacto entre
los integrantes del tribunal, quienes fueron fieles a sus intereses” 200.
Desde luego, el análisis probatorio de cara al procedimiento en curso ante la CIJ
impone el deber de reunir todos los elementos de convicción tendentes a demostrar
la nulidad del Laudo Arbitral de París. En este sentido, un documento de suprema
importancia es el memorándum póstumo de Severo Mallet-Prevost, uno de los abogados
que formó parte del equipo de juristas que defendió a Venezuela en el arbitraje de París.
Severo Mallet-Prevost, quien falleció el 10 de diciembre de 1948 en Nueva York,
designó como albacea al abogado Otto Schoenrich, socio de la firma de abogados a la
que pertenecía (Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle) y le encargó que publicara el
documento luego de su muerte.
El memorándum póstumo fue publicado en julio de 1949 en el American Journal
of International Law y en el Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales ese
mismo año, específicamente en el volumen 14, bajo el título “Materia de excepcional
importancia para la historia diplomática de Venezuela. La disputa de límites entre
Venezuela y la Guayana Británica”201.
De acuerdo con el memorándum, el abogado Severo Mallet-Prevost reconoce que
él y el expresidente Benjamín Harrison tuvieron conocimiento de la confabulación
que existió entre el Presidente del Tribunal Arbitral Federico de Martens y los árbitros
ingleses Lord Russell y Lord Collins designados por Inglaterra.
El abogado Severo Mallet-Prevost relata que Lord Russell siempre tuvo una actitud
reticente e inclinada en favor de Inglaterra, era del criterio de que los árbitros tienen una
vinculación política y consideraba que no era necesario que los arbitrajes internacionales
se ciñeran exclusivamente a fundamentos legales.
En una comida íntima organizada por Henry White, que ocupaba el cargo de
encargado de negocios de los Estados Unidos, en la ciudad de Londres coincidieron Lord
Russell, el juez Josiah Brewer y el abogado Severo Mallet-Prevost. Este último expresa en
su memorándum refiriéndose a Lord Russell:
“Me tocó sentarme a su lado, y en el curso de la conversación me aventuré a
expresar la opinión de que los arbitramentos internacionales deberían basar
sus decisiones únicamente sobre fundamentos legales. Lord Russell respondió
inmediatamente: ´Estoy enteramente en desacuerdo con usted. Pienso que los
arbitrajes internacionales deberían ser conducidos por vías más amplias y que
deberían tomar en consideración cuestiones de política internacional´. Desde
aquel momento comprendí que no podíamos contar con Lord Russell para
decidir la cuestión fronteriza sobre la base del derecho estricto”202.
Por otra parte, el abogado Severo Mallet-Prevost tuvo una percepción totalmente
distinta de Lord Collins, a quien conoció el primero de junio de 1899. Collins se mostró
200 William Dávila Barrios (ed.), Libro blanco: La reclamación venezolana del territorio Esequibo, Asamblea Nacional,
Caracas, 2020, p. 14.
201 Otto Schoenrich, ob. cit., 1949.
202 Véase el Memorándum de Severo Mallet-Prevost en Otto Schoenrich, ob. cit., p. 32.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
98 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

mucho más animado, dispuesto a indagar y, sobre todo, a comprender y analizar la


controversia y los títulos que fundamentaban las pretensiones de las partes. Sobre él,
reseña el abogado Severo Mallet-Prevost:
“Durante los discursos del Procurador General Sir Richard Webster y mío (los cuales
duraron 26 días) era completamente obvio que Lord Collins estaba sinceramente
interesado en darse cuenta totalmente de los hechos del asunto y en determinar la ley
aplicable a tales hechos. Él, por supuesto, no dio indicación acerca de cómo votaría en
la cuestión; pero toda su actitud y las numerosas preguntas que formuló eran críticas
de los alegatos británicos y daban la impresión de que se iba inclinando hacia el lado
de Venezuela”203.
Sin embargo, esas impresiones cambiaron radicalmente luego del receso de dos
semanas que tuvo lugar una vez concluidos los discursos del arbitraje de París. En ese
momento los árbitros ingleses viajaron a Inglaterra junto con el Presidente del Tribunal
Arbitral Federico de Martens.
Según consta en el memorándum, cuando Lord Collins volvió de Inglaterra a París
luego de aquellas vacaciones no era el mismo que se había marchado. Evidentemente
ocurrieron en Inglaterra varios hechos que desconocemos pero que, probablemente,
obedecían a intereses políticos de ambas potencias: Rusia e Inglaterra. Lo anterior no es
sólo una suposición nuestra, el mismo Severo Mallet-Prevost estaba convencido de que
algo había ocurrido:
“El señor Mallet-Prevost afirmó que él estaba seguro de que la actitud de los miembros
británicos y el miembro ruso del Tribunal Arbitral era el resultado de una negociación
entre Gran Bretaña y Rusia por el cual las dos Potencias indujeron a sus representantes
en el Tribunal a votar como lo hicieron, y Gran Bretaña probablemente dio a Rusia
ventajas en otra parte del globo”204.
Curiosamente, el 31 de agosto de 1907, un par de años después de la ejecución
coactiva del laudo de París, tuvo lugar un hecho que aumenta la posibilidad de que las
sospechas de Mallet-Prevost fueran verdaderas. Justo en esa fecha, se firmó el Tratado
Anglo-Ruso de Mutua Cordialidad que alivió las tensiones entre Rusia e Inglaterra en
Asia Central y mejoró las relaciones entre ambos países, con la convención tuvo lugar la
independencia de Afganistán, de Persia y de Tíbet.
Retomando el contenido del memorándum, la componenda de la que sospechaba
Mallet-Prevost se hace evidente cuando Federico de Martens se reunió con los árbitros
americanos -el Juez Josiah Brewer y el Juez Weston Fuller- para proponerles que si
aceptaban tomar una decisión unánime, Venezuela conservaría las Bocas del Orinoco,
pero si no lo hacían, el ruso se alinearía con los árbitros ingleses, cuestión que supondría
una peor situación para el Estado venezolano.
La República Cooperativa de Guyana ha sostenido ante la CIJ que el memorándum
de Severo Mallet-Prevost fue revelado muchos años después de dictarse el laudo y que,
además, es dudoso por las estrechas relaciones del abogado con el Estado venezolano
203 Ídem
204 Ibíd., p. 30.
Rafael Badell Madrid
99

que le premió incluso con la Orden del Libertador205. Todo esto para restar valor y
credibilidad al documento.
Sin embargo, el memorándum no es el único documento que pone de manifiesto los
vicios del laudo arbitral de París y los abusos que tuvieron lugar en el procedimiento.
Al contrario, las mayores protestas contra el laudo -como vimos- se dieron antes de
conocerse el memorándum de Severo Mallet-Prevost.
De hecho, L. de la Chanonie comentó en el número tercero del tomo III de la Revue
d’Europe publicada en marzo de 1900, lo mismo que luego se expresó en el memorándum
de Mallet-Prevost. En efecto, L. de la Chanonie señaló que:
“…el Sr. De Martens propuso entonces a los árbitros americanos, conceder a
Venezuela, en compensación por los territorios de la línea Schomburgk, la posesión
absoluta del Orinoco, retirando la frontera inglesa a unas veinte leguas del río;
añadió que si los árbitros de Venezuela no aceptaban este arreglo, votaría con los
árbitros ingleses para acabar de una vez, lo que aseguraría a Inglaterra la posesión de
uno de los lados del delta del Orinoco. La perplejidad de los árbitros americanos fue
grande, y su turbación profunda; al cabo de algunas horas de reflexión, juzgaron que
era necesario ante todo poner al gran río fuera de las garras de Inglaterra; prefirieron
aceptar un arreglo enojoso a no obtener nada, y finalmente, constreñidos por una
necesidad imperiosa, se adhirieron a la sentencia arbitral; he aquí la unanimidad
de los jueces tan cacareada por la prensa inglesa la cual la ha interpretado como una
prueba irrefutable de los indudables derechos de Gran Bretaña. La publicación dada
aquí a los debates secretos, pone las cosas en su punto. Una simple pregunta: si la
disputa, en vez de haberse planteado entre un pequeño Estado y una gran Potencia,
hubiera enfrentado a Inglaterra, Rusia, Francia o Alemania, ¿habría terminado en
tres días y con tanto desenfado, un conflicto que, en caso de necesidad, hallara en la
fuerza su legítimo recurso? Pero Venezuela no tiene el poder marítimo y militar que
permite hablar alto; no ha podido apoyar con las armas el rechazo de una decisión
no tanto arbitral cuanto arbitraria, cuya injusticia resultaba notoria. El derecho
internacional le abría el camino a una apelación platónica, herida de antemano de
esterilidad. … Pero eso se calló”206.
En este comentario de la prensa francesa se afirmó, cuarenta y nueve años antes de la
publicación del memorándum de Severo Mallet-Prevost, que el Presidente del Tribunal
Arbitral faltó al deber de imparcialidad a través de una componenda que perjudicó al
más débil, que era obviamente Venezuela.
Era tan evidente la falta al deber de imparcialidad, que la naturaleza de arreglo
político del Laudo Arbitral fue denunciada por la prensa en Inglaterra. El 11 de octubre
de 1899, apenas ocho días después de conocerse el laudo, la revista británica Punch, or
the London Charivari, publicó una ilustración de Lord Salisbury. En la caricatura se
205 International Court of Justice, “Memorial of Guyana”, Volume I, p. 13. “En la búsqueda de ese objetivo, Venezuela
se propuso impugnar la validez del Laudo que hasta entonces había respetado, afirmado y sostenido durante más de seis
décadas. Con este fin, Venezuela invocó un memorando secreto, supuestamente redactado en 1944 por Severo Mallet-
Prevost, un miembro menor del equipo legal de Venezuela en el arbitraje de 1899, con supuestas instrucciones de que no se
publicara hasta después de su muerte (que ocurrió en 1949). Se dice que el memorando fue redactado más de 45 años después
de los acontecimientos que supuestamente describía, y en el mismo año en que Venezuela entregó al Sr. Mallet-Prevost la
Orden del Libertador “en testimonio de la alta estima que el pueblo venezolano tiene y tendrá siempre de él.”
206 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., pp. 50-51.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
100 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

observa a Lord Salisbury, reconocidamente contrario al arbitraje, escapando con varios


documentos, incluida la línea Schomburgk y algunos otros mapas de minas y bosques
que habían obtenido gracias al laudo.

En la parte inferior de la imagen se lee: «Lord Salisbury (chuckling) “I like arbitration


- in the Proper Place!“» es decir, “Lord Salisbury (riendo entre dientes) y diciendo: “Me
gusta el arbitraje - ¡en el Lugar Apropiado!”207.
Por otra parte, el 18 de octubre de 1899, en el Idaho Daily Statesman, un diario de
Estados Unidos, se criticó fuertemente el arbitraje:
“El plan consistió en asegurar el apoyo del Sr. de Martens, Presidente del tribunal.
Esto se llevó a cabo por la intervención de los rusos quienes deseaban que él se pusiera
de lado de Gran Bretaña con el objeto de obtener el apoyo inglés para los planes rusos

207 Autor anónimo de “Peace and Plenty”, en Punch, or the London Charivari en fecha 11 de octubre de 1899. Ilustración
extraída de Andrés Eloy Burgos Gutiérrez (ed.), Memorias de Venezuela, número 34 enero-febrero 2016, Ministerio del
Poder Popular para la Cultura - Centro Nacional de la Historia, Caracas, 2016, p. 22.
Rafael Badell Madrid
101

en China. Todo esto se cumplió con el más absoluto secreto, sólo cuando los Árbitros
y se reunieron para el laudo, se aclaró la situación a los miembros americanos del
Tribunal. Vinieron a saber que la mayoría se había puesto de acuerdo sobre lo que se
había de hacer: otorgar a Gran Bretaña todo lo que reclamaba” 208.
A ello siguió la carta escrita por César Zumeta, publicada en el diario caraqueño El
Tiempo el 17 de octubre de 1899 con la que se dejó claro el efecto negativo que tuvo el
laudo en el foro arbitral internacional, creando una suerte de aversión al mecanismo:
“La decisión del Tribunal de París, de la cual ya habrá tenido usted la pena de
informar a sus lectores, parece haber asombrado a los amigos de Venezuela en el
exterior como si fuese una novedad inesperada. El ex-Presidente de los Estados Unidos,
Sr. Harrison, el Justicia Brewer, uno de los árbitros designados por Venezuela, el
abogado Sr. Mallet-Prevost, el mundo diplomático y hasta la prensa inglesa, declaran
que las naciones se cuidarán mucho en lo adelante de fiar la defensa de sus derechos a
Tribunales del carácter de éste que acaba de condenarnos”209.
De todos esos documentos, declaraciones y publicaciones de prensa se concluye
que no se trata sólo del memorándum de Severo Mallet-Prevost, sino que son muchos
los elementos de convicción en los que se revela que los árbitros faltaron al deber de
imparcialidad e independencia. Por ello, ratificamos que la representación del gobierno
de Venezuela para defender los intereses del país ante la CIJ deberá promover todas y cada
una de estas pruebas que revelan, con absoluta claridad, que los árbitros no cumplieron
con el deber de imparcialidad e independencia.

2.6.3.1.6. Evidencia cartográfica


El acervo probatorio de Venezuela no sólo está comprendido por las importantes
pruebas documentales, que sientan las bases de la narrativa histórica en que se fundamenta
la reclamación sobre el territorio Esequibo. También deben considerarse otro tipo de
evidencias documentales, que en atención a su propia naturaleza y los criterios que ha
sostenido la CIJ en su jurisprudencia, merecen comentarios especiales.
Se trata de la evidencia cartográfica que sustenta la histórica posición de Venezuela
respecto de sus derechos sobre el territorio Esequibo. Estos elementos de convicción,
adminiculados con el resto de pruebas que hemos mencionado en el capítulo anterior,
seguramente servirán para ilustrar el buen juicio de los jueces que forman parte de la
CIJ210.
Los mapas son documentos históricos que reflejan la visión del mundo de sus creadores.
Esa visión, no siempre objetiva, puede estar condicionada por la existencia de intereses
políticos o económicos211. Algunos mapas van más allá de ser simples expresiones de la

208 Ídem.
209 Ídem.
210 Sobre este particular puede consultarse Rafael Badell Madrid, “La controversia territorial del Esequibo a través de la
cartografía”, Revista de Derecho Público, número 173-174, enero-junio, Caracas, 2023.
211 Hyung K. Lee, “Mapping the Law of Legalizing Maps: The Implications of the Mapping the Law of Legalizing
Maps: The Implications of the Emerging Rule on Map Evidence in International Law”, Washington International Law
Journal, Vol. 14, N° 1, 2005. pp. 159 y ss.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
102 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

visión particular del sujeto que los realiza. Estos mapas son precisamente los que obtienen
cierto carácter “oficial”, los cuales usualmente no son elaborados unilateralmente, sino
que son producto de comisiones mixtas, correspondencia diplomática entre Estados o
son realizados para representar los términos de un tratado internacional212. Los mapas
son muy importantes y su valor probatorio dependerá de su estándar de su neutralidad,
de las intenciones del cartógrafo al momento de su elaboración. Es preciso verificar si se
trata de un cartógrafo confiable e independiente de la controversia.
En este sentido, consideramos pertinente examinar varios de los mapas más relevantes
para la reclamación venezolana. A tal efecto, podemos clasificarlos cronológicamente en
tres etapas diferentes: (i) La primera, antes de la Capitanía General de Venezuela, (ii) La
segunda etapa corresponde a la Capitanía General de Venezuela y (iii) la última a la etapa
republicana. Por último, incluimos una breve referencia al tratamiento jurisprudencial
de la CIJ en lo relativo al valor probatorio de este tipo de instrumentos cartográficos.
A. C. Mapas de Venezuela
C.1. Antes de la Capitanía General de Venezuela
C.1.1. Planisferio de Juan de la Cosa del año 1500
Para el año 1498 exploradores españoles descubrieron y colonizaron estos territorios.
Cristóbal Colón lo hizo durante su tercer viaje en el Golfo de Paria y el Delta del
Orinoco y, más tarde, en 1499 Alonso de Ojeda incursionó en la costa de Guayana y
conquistó más de mil kilómetros de costa guayanesa por las zonas del río Orinoco y el
río Amazonas213. Es claro que correspondían a España los títulos sobre estas tierras, así lo
había representado el Planisferio de Juan de la Cosa, el primer mapamundi que incluyó
a América y que data del año 1500214:
Esta representación cartográfica permite deducir que los descubrimientos realizados
por Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa pertenecen a la Corona Española. En efecto, Juan
Rodríguez de Fonseca propuso a los monarcas la comprobación de los descubrimientos
de Colón, enviando una misión liderada por Alonso de Ojeda, acompañado por Juan de
la Cosa y Américo Vespucio215. Juan de la Cosa había asistido a los tres viajes colombinos
y era reconocido como un buen cartógrafo, lo que indica su vinculación y contribución
a los descubrimientos españoles216.
212 Allan Brewer-Carías y Leon Henrique Cottin (Eds.), (eds.), Geographical Report of the U.S Presidential Commission
Appointed to Investigate Upon the True Divisional Line Between the Republic of Venezuela and British Guiana.
Reproduction of VOL 3 (Geographical) of the Report and Accompanying Papers of the Commission Appointed by the
President of the United States “to Investigate and report upon the True Divisional Line between the Republic of Venezuela
and British Guiana. Washington, 1897, Academia de Ciencias Políticas y Sociales - Editorial Jurídica Venezolana,
Caracas, 2023. p. 4.
213 Véase en general el recuento detallado de títulos históricos de Venezuela sobre el territorio en reclamación en la obra
del académico Dr. Carlos Álamo Ybarra, ob. cit. Véase también Rafael Sureda Delgado, Venezuela y Gran Bretaña.
Historia de una usurpación, Tomo I, Trabajo presentado a la ilustre Universidad Central de Venezuela para ascender,
en el escalafón docente, a la categoría de Profesor Asistente, Caracas, 1974. p. 26.
214 Ídem.
215 Jesús Varela Marcos (coord.), Juan de la Cosa: La Cartografía Histórica de los Descubrimientos Españoles, Universidad
Internacional de Andalucía, 2011. p. 73.
216 Ibíd., p. 74.
Rafael Badell Madrid
103

Durante el recorrido realizado por Ojeda y Cosa, se avistó tierra en un cabo


denominado Cabo de S. Dº, en la Guayana holandesa, y se siguió explorando la costa
hasta llegar a Paria 217. Estos descubrimientos corresponden a la costa noreste de América
del Sur, que incluye los actuales estados de Brasil, las tres Guayanas y Venezuela 218. O,
lo que es lo mismo, “lo descubierto por Alonso de Ojeda y Cosa en 1499, por Vicente
Yáñez Pinzón, en enero de 1500, lo que descubrió Diego de Lepe a continuación, y el
territorio o isla de Santa Cruz descubierta en marzo de este año por el portugués Álvarez
Cabral”219.
Además, en esta representación aparece una banderola de Castilla, que indica que
el Reino de España había tomado posesión sobre estos territorios, correspondiendo a
España los títulos de descubrimiento y de colonización efectiva de estos territorios. De
modo que este documento emblemático en la historia de la cartografía es la primera
pieza que ratifica los descubrimientos de la Corona Española en el territorio que, más
tarde, sería el de la Capitanía General de Venezuela y luego fue adquirido mediante el uti
possidetis iuris por la República de Venezuela.
Este mapa, en concordancia con los títulos españoles sobre la región, derivados del
descubrimiento, la colonización y, en general, de la información histórica de los viajes de
Cristóbal Colón y Alonso de Ojeda, ratifica la legítima posesión de estas tierras por parte
de España y demuestra la validez de la posterior cesión de los derechos sobre estas tierras
a Venezuela, con arreglo al principio del uti possidetis iuris.
Además, es pertinente tomar en consideración que el mapa fue elaborado por Juan de
la Cosa, quien, por razones cronológicas evidentes, no tenía ningún interés en la disputa
entre Venezuela y el Reino Unido, que habría de iniciarse muchos años después, durante
el siglo XX, por lo tanto, este mapa cumple el estándar de neutralidad al ser obra de un
cartógrafo confiable e independiente de la controversia.

217 Ídem.
218 Ibíd., p. 125.
219 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
104 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

C.1.2. Mapa de los ríos Amazonas, Esequivo o Dulce y Orinoco y de las


Comarcas Adyacentes de 1560
Este mapa anónimo, publicado en 1877 por el Instituto Geográfico y Estadístico
en Madrid, representa parte de las cuencas del río Amazonas y el Orinoco en la parte
septentrional de América de Sur. Se trata de una reproducción de un mapa manuscrito
que data aproximadamente del año 1560.
Rafael Badell Madrid
105

Una descripción más detallada de este mapa ha sido redactada y publicada por el
Instituto Geográfico Nacional, Servicio de Documentación Geográfica y Biblioteca de
España, la cual señala lo siguiente:
“Comprende parte de las cuencas del Amazonas y el Orinoco en el norte de América
del Sur. Representación sin marco, orientada al S., con una red de meridianos y
paralelos trazada cada grado en las latitudes y cada 1 ó 2 grados en las longitudes,
rotulada cada grado. Meridiano origen situado en la isla de Tenerife (ca.). Destaca
en rojo el Ecuador. En la parte superior se dispone el título y en la zona cercana al
ángulo inferior izquierdo la escala gráfica sin especificar las unidades. La orografía
se representa mediante montes de perfil. La hidrografía recoge la red principal
representada con doble margen y la secundaria sólo se refleja parcialmente. La
planimetría es muy escasa, casi inexistente, y refleja la división entre pueblos indígenas
(Arahuacos y Caribes) y aspectos de la exploración del terreno. La línea de costa y las
márgenes fluviales se realzan con franjas de color. La toponimia es escasa y se expresa
de forma manuscrita. Hay anotaciones manuscritas en todo el mapa. Este mapa es
una reproducción litográfica tardía de un mapa manuscrito de ca. 1560. En estos
años del s. XIX era común en multitud de disciplinas científicas o artísticas evocar
la gloria alcanzada en el pasado. El imperio colonial así como los descubrimientos y
exploraciones del Nuevo Mundo son parte de esa tradición” 220.
El historiador venezolano Manuel Donís Ríos señala que este mapa es una joya en
lo que se refiere a información sobre el territorio. Ello se debe fundamentalmente a
que en esta representación cartográfica aparece por primera vez la denominación de
Guyana y contempla las expediciones que los españoles habían efectuado en estos
territorios. Además, en la parte de la desembocadura de todos los ríos entre el Orinoco
y el Amazonas figura el nombre del cacique por medio del cual los españoles establecían
relaciones comerciales con los habitantes originarios221.
Este mapa fue presentado por Venezuela ante el Tribunal Arbitral de París y resultó
muy incómodo para los ingleses porque, según indica Donís Ríos, prácticamente los
forzó a reconocer que los españoles tenían para esa fecha un conocimiento total de la
región objeto de controversia y que, además, mantenían trato y entablaron relaciones de
comercio con los pobladores originarios de la zona.222 El mapa que comentamos puede
verse a continuación223:

220 Autor anónimo, “Mapa de los ríos Amazonas, Esequivo ó Dulce y Orinoco y de las Comarcas Adyacentes, Instituto
Geográfico Nacional, Servicio de Documentación Geográfica y Biblioteca, 1877-1560, España. Disponible en: https://
www.ign.es/web/catalogo-cartoteca/resources/pdfcards/card001559.pdf.
221 Véase Manuel Donís Ríos, “La controversia del Esequibo y los títulos territoriales”, Ciclo de Coloquios sobre
el Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y Sociales – Instituto de Derecho Público de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela, 18 de octubre de 2023. Disponible en: https://www.
youtube.com/watch?v=SA hVZiPnPUg&list=PLW l8-NrtB3x X PedzqY0FK _Q y_OTzbl0d-&index= 6&ab_
channel=InstitutodeDerechoP%C3%BAblicoUCV.
222 Ídem.
223 Fuente de la imagen utilizada: http://institutodeestudiosfronterizos1.blogspot.com/2008/09/los-lmites-de-la-
capitania-general-de.html.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
106 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Venezuela podría presentar este mapa ante la CIJ por varias razones. La primera es
que esta representación cartográfica constituye una prueba de que los españoles tenían
conocimiento detallado de la región entre los ríos Amazonas y Orinoco. Luego, la
indicación de relaciones comerciales y exploraciones españolas refuerza el argumento
de que España tenía presencia indiscutible y continuada en la región. Esta última
idea, en cotejo con las demás pruebas de ejercicio de soberanía por parte de España en
estos territorios, respalda los posteriores derechos de Venezuela sobre el territorio en
reclamación.
Además, la antigüedad del mapa y su independencia respecto de la controversia que
actualmente cursa ante la CIJ le dota de carácter neutral, lo que contribuye a destacar
su autenticidad. Por último, conviene tener presente que cuando Venezuela presentó
este mapa ante el Tribunal Arbitral de París en 1899 se generó una gran incomodidad
en los representantes del Reino Unido. Esto a su vez sugiere que esta representación
cartográfica tiene mucha fuerza y debería ser aprovechada, nuevamente, por Venezuela.
C.1.3. Mapa del primer viaje holandés a Guayana, elaborado por el holandés
Van Petten
El Mapa del primer viaje holandés a Guayana, elaborado por el holandés Van Petten,
es otra pieza cartográfica relevante para comprender la historia de la exploración en el
territorio Esequibo y la presencia europea en la región. A diferencia del mapa español
anteriormente mencionado, este mapa muestra la perspectiva y el conocimiento limitado
que tenían los holandeses sobre la zona en ese momento.
Al observar el mapa de Van Petten, puede notarse que se trata de una representación
menos detallada y precisa de la geografía de la región en comparación con el mapa español
anterior. Las líneas costeras y los ríos están dibujados de manera más generalizada, lo que
sugiere una falta de conocimiento geográfico profundo del área. Esto refuerza la idea de
Rafael Badell Madrid
107

que los holandeses estaban explorando y adquiriendo información sobre la zona durante
su primer viaje a Guayana.
La importancia de este mapa en la reclamación venezolana sobre el territorio Esequibo
radica es que demuestra la falta de conocimiento y presencia de los holandeses en la
región en comparación con España. Como se mencionó anteriormente, el mapa muestra
un nivel de detalle y conocimiento mucho mayor que el mapa de Van Petten. Esto
demuestra que la posición venezolana de que la reclamación británica sobre el territorio
Esequibo nunca estuvo respaldada por una ocupación legítima y un conocimiento
histórico serio de la región.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
108 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Este mapa es especialmente valioso porque permite apreciar que los holandeses
tenían un conocimiento bastante escaso de la región. Este hecho, en cotejo con los
mapas españoles presentados con anterioridad en este estudio, permitirían a Venezuela
argumentar ante la CIJ que la reclamación británica basada en la ocupación holandesa
carecía de un conocimiento preciso y detallado de la región. Ciertamente, la falta de
precisión en el mapa de Van Petten respalda la idea de que los holandeses estaban en las
primeras etapas de exploración y no tenían un control efectivo sobre el área.
La jurisprudencia pertinente de la CIJ indica que los mapas por sí mismos no
constituyen títulos territoriales. Sin embargo, Venezuela podría utilizar este mapa
adminiculado a sus legítimos títulos jurídicos e históricos -y a los demás mapas- para
argumentar que la presencia y el conocimiento holandés en la región eran limitados, lo
que debilita el fundamento de la reclamación británica.
C.1.4. Mapa “Amerique Meridional”, publicado por Nicolás Sansón en
1650
Este mapa fue elaborado por Nicolás Sansón, quien era seguidor de Hondius, Speed
y Gotfried y, al igual que ellos, ubicó Guiana en el interior. La única diferencia es que
Nicolás Sansón amplio la frontera sur de Guiana incluso más allá del Amazonas. Esto
mismo lo hizo Sansón con la línea que dividía Guiana de la región del Orinoco224.

224 Allan Brewer-Carías y Leon Henrique Cottin (Eds.), ob. cit., p. 21.
Rafael Badell Madrid
109

La separación de Guiana de la región del Orinoco como se observa en este mapa


-y en varios otros que forman parte de la historia cartográfica de la región- se debió
fundamentalmente a la distinción entre las tierras en las que había control efectivo de los
españoles y aquellas que no habían sido efectivamente exploradas225.
Las investigaciones realizadas por la Comisión designada por el Presidente de los
Estados Unidos de América, Grover Cleveland, para investigar y reportar la verdadera
línea divisoria entre la República de Venezuela y la Guayana Británica, indican que este
mapa de Nicolás Sansón, al igual que el mapa “Partie de Terre Ferme ou sont Guiane et
Caribane” de 1656, fue malinterpretado para intentar atribuirle un significado político
y hacerlo parecer la visión personal de Sansón respecto de la ubicación de la frontera
hispano-holandesa. Esta falacia ha sido reproducida en el tiempo por Blome en 1669, G.
Sanson en 1669, Jaillot en 1695, Vischer en 1700, Dankerts también alrededor de 1700,
Overton y R. y J. Ottens en 1740226.
Es muy importante tener en cuenta el informe de la Comisión designada por el
Presidente de los Estados Unidos, Grover Cleveland, desde que allí se señala con claridad
que el mapa fue malinterpretado para atribuirle un significado político. En atención a
ello, Venezuela podría hacer notar a los jueces de la CIJ que la interpretación del mapa
como una representación política es una falacia que se ha perpetuado a lo largo del
tiempo.
De manera que Venezuela debe estar preparada para rechazar, negar y contradecir
la validez de este mapa en caso de que fuera invocado por la República Cooperativa de
Guyana. Para hacerlo deberá recurrir al informe elaborado por la Comisión Cleveland
y sostener, sin vacilar, que se trata de un instrumento cartográfico sesgado y que, por lo
tanto, carece de neutralidad y precisión técnica.
C.1.5. Mapa “Partie de Terre Ferme ou sont Guiane et Caribane”, publicado
por Nicolás Sansón en 1656
Este mapa estuvo basado en el Mapa de Laet y se encuentra reseñado en el Reporte
elaborado por la Comisión designada por el Presidente de los Estados Unidos de
América, Grover Cleveland, para investigar y reportar la verdadera línea divisoria entre
la República de Venezuela y la Guayana Británica, como parte de los mapas de la primera
etapa cartográfica de la región. Este mapa fue comentado por Severo Mallet-Prevost en
el referido reporte, específicamente en el apartado de “Testimonios Cartográficos de los
Geógrafos”.

225 Ibíd., p. 22.


226 Ibíd., p. 30.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
110 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Las investigaciones realizadas por la Comisión designada por el Presidente de los


Estados Unidos de América, Grover Cleveland, para investigar y reportar la verdadera
línea divisoria entre la República de Venezuela y la Guayana Británica indican que este
mapa de Nicolás Sansón, al igual que el mapa “Amereique Meridional” de 1650, fue
malinterpretado para intentar atribuirle un significado político y hacerlo parecer la
visión personal de Sanson respecto de la ubicación de la frontera hispano-holandesa.
Esta falacia ha sido reproducida en el tiempo por Blome en 1669, G. Sanson en 1669,
Jaillot en 1695, Vischer en 1700, Dankerts también alrededor de 1700, Overton y R. y
J. Ottens en 1740227.
Esta representación cartográfica, al igual que el mapa “Amerique Meridional””,
publicado por Nicolás Sansón en 1650, tiene ciertas características que podrían servir a
Venezuela para argumentar ante la CIJ que carece de valor probatorio. En efecto, este
mapa también fue malinterpretado en el pasado y la persistencia del error durante el
transcurso del tiempo ratificaría que la interpretación histórica ha sido sesgada y no
refleja la realidad geográfica.

227 Ídem.
Rafael Badell Madrid
111

C.1.6. Mapa “Nueve Granade, Caracas et Guyanés” de 1750


El 13 de enero de 1750, Fernando VI de España y Juan V de Portugal, firmaron el
Tratado de Madrid que demarcó las fronteras entre las colonias suramericanas de España
y Portugal. Ese mismo año se publicó el siguiente mapa titulado “Nueve Granade,
Caracas et Guyanés”.
Este mapa es relevante desde que indica que el territorio situado al oeste del río
Esequibo era para ese momento denominado Guayana Española (Guyane Spagnole). De
él se deduce que los títulos de Venezuela sobre el territorio controvertido siempre han
sido suficientes y definitivos cuestión que se refleja en los mapas elaborados en distintas
épocas de nuestra historia.

Sabemos que los mapas por sí mismos no tienen valor de títulos y que su eficacia
se limita a demostrar las aspiraciones de las partes “y especialmente hacen prueba contra
aquél que los hubiera elaborado por su carácter unilateral“228.
En sentido similar, el Dr. Héctor Faúndez indica que “Los mapas oficiales no constituían
(ni constituyen) un título de dominio o de adquisición de territorio y, procediendo de parte
interesada, tampoco constituían (ni constituyen) un medio de prueba de la extensión de los
territorios bajo el dominio soberano de cada Estado; pero sí son un valioso medio de prueba
228 Gabriel Ruan Santos, “Los títulos de la reclamación por la Guayana Esequiba. Especial referencia a la cláusula de
prescripción”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 165 julio-septiembre 2021, Caracas, 2021.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
112 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

de la contraparte, para mostrar hasta dónde llegaban las pretensiones territoriales de quien,
alguna vez, exhibió esos mapas como oficiales“229.
Para 1750 no había sido creada la Capitanía General de Venezuela, pero sí se había
celebrado el Tratado de Münster el 24 de octubre de 1648, por medio del cual el Reino
de España cedió a Holanda los campamentos de Demerara, Berbice y Esequibo. Sin
embargo, todos los territorios objeto de cesión se encontraban al este del río Esequibo.
De lo anterior se concluye que todos los territorios ubicados al oeste del río
Esequibo pertenecían al Reino de España. Ello tiene por consecuencia que luego de su
independencia Venezuela sucedió al Reino de España en sus derechos sobre estas tierras.
Lo anterior incluye el espacio geográfico que se reputa en este mapa como Guayana
Española.
Luego, los holandeses intentaron establecer nuevos puestos en el río Cuyuní entre
1754 y 1772. Sin embargo, estos intentos fueron repelidos por los españoles “que habían
ampliado la ocupación con infinidad de pueblos y aldeas, a parte de las numerosísimas
misiones religiosas llegadas al territorio“ 230.
El 4 de junio de 1762, el Rey de Castilla, “expidió en Aranjuez un real título erigiendo
toda la Guayana en Comandancia separada, con inmediata subordinación al Virreinato de
Nueva Granada”.231 Luego, el 5 de mayo de 1768, se estableció mediante Real Cédula
que el límite sur de Guayana sería el río Amazonas y la separó de Nueva Andalucía 232.
Este mapa, bien utilizado por la representación de Venezuela ante la CIJ, serviría para
apoyar los argumentos y demás evidencia sobre los legítimos títulos de España sobre el
territorio en disputa, los cuales fueron cedidos posteriormente a nuestro país. En efecto,
la denominación de la región como Guayana Española en el mapa refuerza la posición
de Venezuela al sugerir una histórica consideración y denominación del territorio como
parte de los dominios de la corona española.
Desde luego esta representación cartográfica debe acompañar a los tratados
internacionales que sustentan la legítima reclamación venezolana sobre el territorio
controvertido. Entre ellos, el Tratado de Madrid de 1750, pero también la reacción de
los españoles entre 1754 y 1772 contra los intentos holandeses de ocupar el territorio.
También deberá tomarse en cuenta la emisión de un real título y una real cédula en 1762
y 1768, respectivamente, que respaldan la fijación de verdaderos límites oficiales.
De manera que este mapa, adminiculado con el resto de las pruebas –tal como lo
exige la jurisprudencia de la CIJ sobre el valor de los mapas-, constituye un elemento
229 Héctor Faúndez Ledesma, La competencia contenciosa de la Corte Internacional de Justicia y el caso Guayana vs.
Venezuela, ob. cit., p. 78.
230 Ibíd., pp. 30-31.
231 Ibíd., p. 17.
232 Allan Brewer-Carías, “La formación de la república y de su territorio en las constituciones del siglo XIX. Un legado
del proceso constitucional que comenzó con la Ley Fundamental de la República de Colombia promulgada por Simón
Bolívar, en Angostura, el 17 de diciembre de 1819”, en el Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número
164 abril-junio, Caracas, 2021.“En 1768 se agregó a la Provincia la Comandancia General del Orinoco y Río Negro, cuyos
linderos llegaban por el sur hasta el Amazonas”.
Rafael Badell Madrid
113

probatorio que refuerza la idea de que España, y posteriormente Venezuela, mantuvieron


un control continuo sobre el territorio en disputa.
C.1.7. Los tres mapas de Delisle (1700, 1703 y 1722)
William Delisle es considerado uno de los geógrafos con influencia decisiva en la
cartografía de Guayana luego de Nicolás Sansón. Su relevancia en la cartografía del
territorio de Guayana se deduce claramente de la revisión de tres mapas diferentes que
elaboró en los años 1700, 1703 y 1722, respectivamente.
Quizá el dato que mejor ilustra la importancia de los trabajos de William Delisle es
que sus mapas fueron la base de los trabajos de geógrafos posteriores como D’Anville,
Arrowsmith y, finalmente, del propio Robert Schomburgk 233.
A los efectos de determinar el valor de los mapas de William Delisle es fundamental
comprender su visión de la región y qué fue lo que realmente quiso plasmar en ellos.
El primer mapa de William Delisle fue publicado 1700, en el cual etiquetó toda
la región de Guayana como “Guiane ou Nle. Andalusie,” considerándola territorio
español. En mapa se observan cinco ciudades, dos españolas y tres indígenas. Además, se
evidencia la ausencia de asentamientos europeos al este de San Tomás:

233 Allan Brewer-Carías y Leon Henrique Cottin (eds.), ob. cit., p. 37.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
114 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

El segundo mapa de William Delisle publicado en 1703 muestra modificaciones


significativas respecto del primer mapa de 1700. La región de “Guiane ou Nle.
Andalusie” ya no confunde ambas áreas, y “Nle. Andalusie” se desplaza al oeste del
Orinoco. Guayana también sufre cambios, con partes cedidas a “Nou R de Grenade.”
También es necesario tomar en cuenta que este segundo mapa de William Delisle tiene
un bajo nivel de detalles, lo que puede servir para aclarar que la intención de William
Delisle no era trazar límites entre los territorios:

La importancia de los dos primeros mapas de William Delisle es que son claves para
comprender e interpretar correctamente el tercer mapa de William Delisle publicado en
1722. En este último mapa, William Delisle nombra “Terre Ferme” a la región del norte
de Sudamérica, identificando la parte occidental como “Castille d’or” y la parte oriental
como “Goyane.”:
Realmente William Delisle no dejó una explicación escrita de sus mapas, pero
frecuentemente se hace referencia a una “Introducción” en su “Atlas Nouveau”, que
confirma la interpretación de los límites como una simple separación entre las áreas
civilizadas y no civilizadas. Ese fue el motivo de los cambios efectuados por William
Delisle en estos tres mapas, los cuales no implican la intención de designar territorio
holandés en Guayana como erróneamente se ha pretendido hacer creer. Por lo tanto,
William Delisle no tuvo intención de establecer fronteras políticas mediante sus mapas.
El mapa de 1700, al etiquetar toda la región como territorio español, respalda la
posición de Venezuela. Sin embargo, el informe de la Comisión Cleveland da cuenta de
que los cambios en los mapas y el bajo nivel de detalles del mapa de 1703 indican que la
Rafael Badell Madrid
115

intención de Delisle no era establecer límites precisos, lo que podría interpretarse como
una ausencia de intenciones claras de establecer fronteras políticas en la región.
Si Guyana, por algún motivo, invocara alguno de estos mapas en el proceso ante
la CIJ, Venezuela podría sostener que la verdadera finalidad de estos mapas no era más
que reflejar una separación entre áreas civilizadas y no civilizadas. De esta manera, la
representación de Venezuela ante la CIJ atacaría la fiabilidad técnica del mapa al sugerir
que la representación no tenía implicaciones territoriales precisas.

C.1.8. Mapa de D’Anville “Amerique Meridionale” publicado en 1748


El mapa de Jean-Baptiste B. D’Anville titulado “Amerique Meridionale” y publicado
en 1748, está indudablemente relacionado con mapas anteriores, especialmente con los
importantes mapas elaborados y publicados por William Delisle que ya fueron tratados
en el punto anterior.
Lo primero que debemos tener presente es que este mapa, al igual que lo anteriores,
fueron realizados en un momento histórico en el que la cartografía en general y la
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
116 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

delimitación de fronteras en particular, eran asuntos de primer orden debido a los


procesos de colonización europea en el sur del continente americano:

Se ha reconocido que Jean-Baptiste B. D’Anville fue el autor de la línea de demarcación


que lleva su nombre. Sin embargo, las investigaciones evidencian que Jean-Baptiste B.
D’Anville copió la línea de Delisle en su propio mapa. Teniendo presente lo anterior, es
importante destacar que el Mapa de D’Anville de 1748, en el que apareció por primera
vez esta línea, no era un mapa específico de Guayana, sino un mapa general de América
del Sur234.
234 Allan Brewer-Carías y Leon Henrique Cottin (Eds.), ob. cit., p. 48.
Rafael Badell Madrid
117

La realidad es que no había certeza con relación a las fronteras del territorio de Guayana
en aquella época. Esto queda demostrado por la correspondencia intercambiada entre la
Cámara de Zeeland Chamber y el Gobernador holandés Storm van ‘s Gravesande, la
cual deja claro la falta de definición de las fronteras del referido territorio235.
En un punto anterior se analizaron los mapas de Nicolás Sansón y William Delisle.
Tal como se afirma en el Reporte elaborado por la Comisión designada por el Presidente
de los Estados Unidos de América, Grover Cleveland, para investigar y reportar la
verdadera línea divisoria entre la República de Venezuela y la Guayana Británica
publicado 1897, los trabajos de Sansón fueron correctamente comprendidos por sus
seguidores cercanos, pero malinterpretados por los más lejanos. William Delisle, por su
parte, fue poco comprendido debido a las numerosas malinterpretaciones de sus trabajos
por parte de Jean-Baptiste B. D’Anville236.
De manera que Jean-Baptiste B. D’Anville, a pesar de ser un prestigioso geógrafo,
copió la línea de límite de Delisle sin comprender su significado original. En efecto,
el hecho de simplemente copiar la línea de Delisle y atribuirles significado político
en un grave error que sigue teniendo repercusiones en el presente. Como señalamos
al referirnos a los trabajos de Delisle, la evidencia disponible indica que sus trazados
nunca obedecieron a fines políticos, la interpretación correcta es que tales las líneas de
Delisle sólo pretendían distinguir las áreas habitadas por quienes consideraban salvajes
y quienes no lo eran.
Por lo tanto, la línea de D’Anville pasó a la historia como una línea arbitraria, basada
en una mala interpretación y que no se fundamenta en una investigación histórica y
cartográfica sólida 237.
Lamentablemente la línea de D’Anville fue reproducida por varios cartógrafos
posteriores que no advirtieron este error y profundizaron al problema al propagarlo sin
cuestionarlo hasta llegar a los trabajos de Robert Hermann Schomburgk.
Este mapa en particular podría ser desacreditado por la representación de Venezuela
ante la CIJ con fundamento en los errores de interpretación de D’Anville respecto de los
trabajos de Delisle. Esta mala interpretación se tradujo en la atribución de significado
político a una demarcación realmente no tenía dicho carácter.
Al describir la línea de D’Anville como arbitraria y basada en malinterpretaciones,
se refuerza la idea de que no tiene una base legítima. De manera que este mapa no goza
de la fiabilidad técnica requerida por la jurisprudencia de la CIJ para ser valorado en
conjunto con otros elementos probatorios. En efecto, a pesar del prestigio de D’Anville,
las investigaciones de la Comisión Cleveland ponen de relieve los errores subyacentes de
esta representación cartográfica. Mal podría la CIJ otorgar algún valor a un documento

235 Ibíd., pp. 48-49.


236 Ibíd., p. 53.
237 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
118 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

que contiene errores interpretativos tan graves. La misma lógica aplica para los mapas
que, basados en este, reflejen los mismos vicios en su contenido.
C.2. Durante la Capitanía General de Venezuela
La Capitanía General de Venezuela fue creada mediante Real Cédula de 8 de
septiembre de 1777. Ese mismo año se dispuso la separación de las provincias de Cumaná,
Guayana y Maracaibo e Islas de Trinidad y Margarita del Virreinato y Capitanía General
del Nuevo Reino de Granada para incorporarlas a la Capitanía General de Venezuela 238.
Dos años después, en 1779, José de Ávalos, Intendente General de Venezuela, autorizó
al oficial José Felipe de Inciarte, para que desarrollara labores de reconocimiento y
población en la zona oriente del Bajo Orinoco239.
C.2.1. Mapa “Caracas and Guyanas” de 1790
En 1790 se publicó un nuevo mapa titulado “Caracas and Guyanas” al igual que el
mapa publicado en 1750, indica cuál era el territorio de la Guyana Española (Spanish
Guyana) cuya frontera oriental coincide, precisamente, con el río Esequibo.

Esta representación cartográfica tiene un gran valor al señalar cuales eran los
dominios del Reino de España para el momento. Este mapa fue realizado luego de la
celebración del Tratado de Münster de fecha 24 de octubre de 1648. Con ello queda
demostrado que ya para el año de realización de este mapa (1790) el Reino de España
había cedido a Holanda los campamentos de Demerara, Berbice y Esequibo; todos ellos
ubicados el este del río Esequibo.
238 Cfr. Irene Loreto González, Génesis del constitucionalismo en Venezuela, Centro de Investigaciones Jurídicas, Caracas,
2005. p. 74.
239 Cfr. Carlos Álamo Ybarra, ob. cit., p. 19.
Rafael Badell Madrid
119

C.2.2. Croquis del Mazaruni elaborado por Mariano Cervera, misionero


capuchino, en 1793
El Croquis del Mazaruni elaborado por el misionero capuchino Mariano Cervera en
1793 es una representación cartográfica valiosa que proporciona información detallada
sobre el río Mazaruni hasta su desembocadura en el río Esequibo.

Este croquis adquiere relevancia pues señala la presencia holandesa en el área


y al mismo tiempo ofrece datos sobre la exploración y ocupación de la región en ese
momento. Al trazar los cursos de los ríos y marcar la presencia holandesa en esa área, el
mapa proporciona una representación detallada de la geografía y los asentamientos en la
región en ese período.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
120 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

El hecho de que Mariano Cervera haya registrado la presencia holandesa únicamente


en el río Mazaruni es significativo. Esto sugiere que los holandeses estaban presentes y
ejercían cierto control en esa parte específica de la región de Guayana, pero nunca más
allá del río Esequibo.
Recordemos que en 1734, sesenta años antes, Don Carlos de Sucre, Gobernador de
Cumaná, provincia de la que Guayana formaba parte, convino con 1os prelados de las
comunidades religiosas en dividir la comarca en tres zonas misionales. La asignada a los
Padres Capuchinos incluía el territorio que se extiende desde la Boca Grande de Orinoco
hasta la colonia de Esequibo. Esto es particularmente importante porque las misiones
religiosas cumplen la función de ser instrumentos de ocupación efectiva, con lo que se
demuestra el ejercicio de soberanía sobre esos territorios240.
En relación a la importancia de este croquis en la reclamación venezolana sobre el
territorio Esequibo, este croquis respalda la afirmación de Venezuela de que los holandeses
tenían una presencia limitada en el área. Al mostrar que la presencia holandesa se
concentraba principalmente en el río Mazaruni, se pone en evidencia que su dominio no
se extendía de manera generalizada sobre el territorio adyacente al río Esequibo.
Lo anterior demuestra, a su vez, que los territorios que el Reino Unido adquirió
mediante el Tratado de Londres de 1814 no iban más allá del río Esequibo. Es decir que,
tal como lo hemos sostenido en este y otros estudios sobre el tema, los territorios que
cedió Holanda, esto es, los establecimientos de Demerara, Berbice y Esequibo, estaban
todos situados al este del río Esequibo y, en consecuencia, ni los holandeses ni los ingleses
tuvieron nunca derechos legítimos sobre la zona.
C.2.3. Mapa Geográfico de América Meridional del 1 de enero de 1799
elaborado por Juan de la Cruz Cano y Olmedilla
El 1 de enero de 1799, Francisco de Miranda publicó el mapa elaborado por Juan de
la Cruz Cano y Olmedilla, conocido como Mapa Geográfico de América Meridional,
en el que se estableció la frontera de la Capitanía y Guyana en el río Esequibo. Esto
contó con el patrocinio del Reino Unido y fue publicado en Londres241 por William
Faden, geógrafo real del rey Jorge III. Smith, en un artículo, llama al mapa de Cano el
equivalente sudamericano del mapa de Mitchell de las colonias británicas de 1755242:

240 De hecho, en la investigación cuya realización fue acordada por el Congreso de los Estados Unidos a instancia del
Presidente Grover Cleveland en fecha de 21 de diciembre de 1895 para investigar a profundidad todo lo relacionado
con la controversia entre Venezuela y el Reino Unido, fueron tomados en cuenta estos asentamientos misionales que,
como señalamos, fungen como instrumentos de ocupación efectiva del territorio en disputa.
241 Carlos Sosa Rodríguez, ob. cit., p. 121.
242 Véase Mapa Geográfico de América Meridional. Disponible en: https://www.davidrumsey.com/luna/servlet/detail/
RUMSEY~8~1~3373~330002:Mapa-Geografico-de-America-Meridion.
Rafael Badell Madrid
121

Los expertos jesuitas, Ojer y González, relatan que los holandeses tuvieron sólo
puestos insignificantes que duraron muy poco tiempo y que constituían violaciones al
Tratado de Münster. Sostienen que cuando se firmó el Tratado de Londres en 1814 el
Reino Unido obtuvo el territorio de la Guayana Británica. Sin embargo, el límite con
Venezuela siempre estuvo situado en el río Esequibo. Esto consta en el Mapa de Cruz
Cano, publicado por Francisco de Miranda en 1799 con el beneplácito del gobierno
británico.
C.3. Durante la etapa republicana
C.3.1. Carta de la República de Colombia dividida en 12 departamentos en
1824 elaborado por Agustín Codazzi
En el año 1840 los límites de la República de Colombia establecidos de conformidad
con el principio del uti possidetis iuris fueron representados gráficamente en la Carta de
la República de Colombia dividida en 12 departamentos en 1824, incluido en el Atlas Físico
y Político de la República de Venezuela elaborado por el coronel de ingenieros Agustín
Codazzi.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
122 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Los límites representados en la Carta de la República de Colombia dividida en


12 departamentos en 1824 comprendían los territorios de la provincia de Guayana y
en ellos se dejó constancia de cómo en algunas porciones de territorio existían para
aquel momento ocupaciones inglesas calificadas de usurpaciones como puede verse a
continuación:
En la Carta de la República de Colombia dividida en 12 departamentos en 1824, el
territorio de la República de Colombia fue establecido de conformidad con el principio
uti possidetis iuris y comprendía los territorios de la provincia de Guayana que llegaban
hasta el río Esequibo. Como observar Brewer-Carías, en dicha carta: “el territorio del
Cantón de Upata de la Provincia de Guayana se extiende hasta el río Esequibo, con exclusión
de la zona entre la desembocadura del río Moruco y el río Esequibo, que aparece en este
caso con la indicación de: “TERRITORIO QUE SE CONSIDERA USURPADO POR
LOS INGLESES,“ lo que se repite en la zona de la ribera Oeste de las nacientes del río
Esequibo.“ 243

Carta de la República de Colombia dividida en 12 departamentos en 1824. Tomado del Atlas Físico y Político de la República
de Venezuela elaborado por Agustín Codazzi244.

243 Ibíd., p. 146.


244 Cit. en Allan Randolph Brewer-Carías, “La formación de la república y de su territorio en las constituciones del
siglo XIX. Un legado del proceso constitucional que comenzó con la Ley Fundamental de la República de Colombia
promulgada por Simón Bolívar, en Angostura, el 17 de diciembre de 1819”, ob. cit., p. 143.
Rafael Badell Madrid
123

C.3.2. Mapas de John Arrowsmith (1832 y 1839)


John Arrowsmith es un geógrafo que también tiene un significado crucial en la
historia cartográfica del territorio Esequibo. Arrowsmith publicó su primer mapa
titulado “Part of a Map of Colombia” en el año 1832245:

A diferencia de otros geógrafos como Jefferys y Boucheuroeder, John Arrowsmith sí


conocía bien los trabajos de Cruz Cano, quien había representado con gran precisión la

245 Allan Brewer-Carías y Leon Henrique Cottin (eds.), ob. cit., pp. 62 y ss.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
124 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

posición relativa de los ríos Barima y Amacura, al igual que otros detalles del interior de
la región246.
En general, podríamos decir que John Arrowsmith mejoró las características
originales del Mapa de Cruz Cano utilizando datos más actualizados sobre la región.
De hecho, el mapa de John Arrowsmith “Map of British Guiana” publicado en 1839 es
considerado una fiel representación de la geografía de la región para esa época 247:

Los trabajos de John Arrowsmith estuvieron fuertemente influenciados por el trabajo


previo de su tío, Aaron Arrowsmith, que era seguidor de Cruz Cano. Por ese motivo,
John Arrowsmith, al igual que su tío, incluyo en el Map of British Guiana de 1839 una
primera línea de frontera en su mapa la cual otorgaba a los holandeses -y por consecuencia
a los británicos- únicamente el Distrito de Pomeroon248.

246 Ibíd., p. 63.


247 Ídem.
248 Ibíd., pp. 63-64.
Rafael Badell Madrid
125

No obstante, John Arrowsmith también en el Map of British Guiana de 1839


trazó una segunda línea ubicada un poco más al oeste, en la misma región en la que
Delisle, D’Anville, Jefferys y Bouchenroeder habían trazado sus respectivos límites249.
Es importante recordar que D’Anville, Jefferys y Bouchenroeder partieron de una base
errónea en sus trabajos al malinterpretar la obra de Delisle y atribuirles carácter político
a sus líneas.
Como muchos otros geógrafos, John Arrowsmith no dejó por escrito las razones
que justificaron las líneas que trazó. Por lo tanto, no es seguro si pretendía trazar una
nueva línea o si tan sólo tenía la intención de copiar una línea antigua. En todo caso, la
existencia de dos líneas de frontera en su Map of British Guiana de 1839 evidencia cierta
indecisión y genera serias dudas al momento de determinar el valor de esta representación
cartográfica 250.
Lo cierto es que John Arrowsmith no suministró información acerca de las supuestas
posesiones holandesas en la región y tampoco se basó en características naturales del
territorio. Por ejemplo, se ignora el río Cuyuni, las montañas de Imataca y demás
elementos naturales que podrían haber sido utilizados para determinar la frontera 251.
Por lo tanto, las líneas de Arrowsmith no pueden ser interpretadas como una nueva
propuesta de línea fronteriza. Al contrario, la evidencia sugiere que, en esencia, las líneas
de Arrowsmith son copia de las fronteras trazadas previamente por otros geógrafos
como Bouchenroeder, Jefferys, Thompson y D’Anville252, los cuales habían incurrido en
importantes errores.
C.3.3. Primera línea elaborada por Robert Hermann Schomburgk en 1835
En 1835, en nombre de la Royal Geographical Society de Londres y con el apoyo
de la Colonial Office, el geógrafo y naturalista Robert Hermann Schomburgk trazó la
primera línea de demarcación fronteriza entre Venezuela y Guayana Británica. Con este
trazado se fijó la frontera en el río Esequibo, aunque la línea “se aparta de dicho río como
a unas 45 millas aproximadamente de la costa, en la confluencia de los Ríos Mazaruni y
Cuyuní con el Esequibo y desde ese punto forma una especie de bolsa, al oeste del Río Esequibo,
hasta el punto de la costa donde desemboca el Río Moroco” 253. La referida demarcación
fronteriza puede apreciarse en el siguiente mapa:

249 Isidro Morales Paúl, “El juicio arbitral sobre la Guayana Esequiba de 1899 y la violación de los principios del debido
proceso en perjuicio de Venezuela”, en Tomás Enrique Carrillo Batalla, La reclamación venezolana sobre la Guayana
Esequiba, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Serie Eventos 2, Caracas, 2008. p. 343. Véase también Allan
Brewer-Carías y León Henrique Cottin (eds.), ob. cit., pp. 64. En la última obra citada se afirma que John Arrowsmith
ubicó correctamente el río Barima al este del Amacura, a diferencia de Bouchenroeder, quien había intercambiado sus
nombres. Esta confusión en los nombres llevó a un malentendido sobre la ubicación de un “Ancien Poste Hollandaise”
en el mapa de Bouchenroeder, que en realidad estaba en el río Amacura y no en el río Barima.
250 Allan Brewer-Carías y Leon Henrique Cottin (Eds.), ob. cit., pp. 65 y ss.
251 Ibíd., pp. 66-67.
252 Ibíd., p. 68.
253 Carlos Sosa Rodríguez, ob. cit., p. 122.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
126 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Esta primera línea Schomburgk estableció como frontera un territorio de 4.920 km2
más allá del río Esequibo, concretamente “en el área comprendida desde la costa, entre
las desembocaduras de los Ríos Esequibo y Moroco; la línea curva que sigue el curso del río
Moroco hasta llegar a la confluencia de los ríos Mazaruni y Cuyuní con el Esequibo y por
último el Río Esequibo aguas abajo hasta su desembocadura en el mar.“254
Sin embargo, como veremos más adelante, esta fue la menor de todas las pretensiones
británicas reflejadas mediante la cartografía. La razón más convincente es que, para 1835,
Schomburgk todavía no actuaba en representación de los intereses del Reino Unido.
Es importante destacar que, aunque es la menos agresiva en comparación con las
futuras delimitaciones inglesas, la primera línea Schomburgk fue construida sobre la
254 Ídem.
Rafael Badell Madrid
127

base de antiguas demarcaciones igualmente arbitrarias. En efecto, la primigenia línea


Schomburgk fue trazada considerando los mapas de Delisle que datan del 22 de marzo
del año 1700 que fueron malinterpretados “casi desde el principio por D’Anville (1748), un
individuo cuyo nombre e influencia fueron suficientes para perpetuar hasta hoy, los errores
por él introducidos” 255 .
Esta primera línea Schomburgk, a pesar de su importancia, no fue tomada en cuenta
por el Tribunal Arbitral de París en 1899. Esta omisión constituye una muestra de las
graves violaciones del Tratado Arbitral de Washington de 1897 por parte de los árbitros.
En lugar de someter a examen riguroso esta primera demarcación, el tribunal arbitral
prefirió dejarla de lado y tomar en cuenta la línea expandida del mapa de Hebert de
1842, sobre la cual existen importantes indicios de falsificación y alteración.
El informe de los expertos jesuitas Hermann González Oropeza y Pablo Ojer indica
que “el primer vicio del Laudo de 1899 consiste en que pretendió atribuir valor jurídico a
una línea adulterada por Gran Bretaña: la llamada línea expandida del mapa de Hebert
de 1842“256.
El error es mucho más evidente hoy, desde que “Venezuela tiene pruebas de que el
Foreign Office británico no conoció esa línea hasta junio de 1886. Ya esto es más que un grave
indicio de que se trataba de una reciente corrupción del mapa original que reposaba desde
1842 en el Colonial Office”257.
C.3.4. Mapa Político de la República de Venezuela en 1840 elaborado por
Agustín Codazzi
El Mapa Político de la República de Venezuela en 1840 también fue incluido en el
Atlas Físico y Político de la República de Venezuela. De él se deduce que la frontera oriental
de la República de Venezuela era el río Esequibo.
Aunque, al igual que en la Carta de la República de Colombia dividida en 12
departamentos en 1824, no se incluye el territorio de la ribera oeste de las nacientes del
río Esequibo y tampoco el territorio en el que se ubica la desembocadura de los ríos
Moruco y Esequibo, que aparecían en la Carta de la República de Colombia dividida en
12 departamentos en 1824 como “territorio que se considera usurpado por los ingleses“,
aunque en el Mapa Político de la República de Venezuela en 1840 ya no se observa dicho
señalamiento:

255 Isidro Morales Paúl, “El juicio arbitral sobre la Guayana Esequiba de 1899 y la violación de los principios del debido
proceso en perjuicio de Venezuela”, ob. cit., p. 342.
256 Ídem.
257 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 13.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
128 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Mapa Político de la República de Venezuela en 1840. Tomado del Atlas Físico y Político de la República de Venezuela
elaborado por Agustín Codazzi258.

Luego, mediante el Tratado de Paz y Reconocimiento de 1845, después de los


procesos de independencia, España renunció a todos los derechos que tenía sobre el
territorio venezolano. España reconoció a través de este tratado que la provincia de
Guayana formaba parte del territorio de la República.
Asimismo debe tenerse en cuenta la “Ley de 28 de abril de 1856 que estableció
la División Territorial de la Republica“259 que hemos comentado preliminarmente al
referirnos a la Ley de División Territorial de la República de Colombia de fecha 25
de junio de 1824, la cual fue su antecedente inmediato por cuanto esta última siguió
vigente hasta 1856.
Sobre la Ley de 28 de abril de 1856 que estableció la División Territorial de la
República aprobada y sancionada por parte del Congreso de la República de Venezuela
hay que destacar la norma del artículo 1° que dispuso lo siguiente:
“La ciudad de Santiago de León de Caracas, cuna del Libertador Simón Bolívar, es
la Capital de la República de Venezuela; y el territorio de ésta se divide en veintiuna
Provincias que se denominarán así: Cumaná, Maturín, Margarita, Barcelona,
Guayana, Amazonas, Apure, Caracas, Guárico, Aragua, Carabobo, Cojedes,

258 Ibíd., p. 143.


259 Esta ley de división territorial ha sido la primera y única que ha tenido Venezuela durante su historia en esa materia.
Rafael Badell Madrid
129

Portuguesa, Barinas, Barquisimeto, Yaracuy, Coro, Trujillo, Maracaibo, Mérida y


Táchira“ 260.
En realidad no sorprende el hecho de que se haya incluido dentro de las provincias
integrantes de la República de Venezuela a la Provincia de Guayana. Al contrario, ello es
la consecuencia natural de los títulos históricos y jurídicos que respaldaban la pertenencia
del territorio Esequibo a Venezuela desde los inicios de la República.
La Ley de 28 de abril de 1856 detalla aún más el territorio de la República y, desde
luego, especifica los cantones que componen la Provincia de Guayana que, conforme a lo
establecido en el artículo 7° de ese cuerpo normativo, estuvo formada por “ los cantones
Héres, Upata y Alto Orinoco; su capital Ciudad Bolívar“ 261. Esta misma norma del artículo
7° se subdividió en tres parágrafos que indican la división de cada cantón:
“Parágrafo Primero.- El cantón Héres se compone de las parroquias Ciudad Bolívar,
Panapana, Barcelonesa, Aripao, Borbón, Moitaco, La Piedra, Puruey, Antigua
Guayana, Piacoa y Curiapo; su cabecera Ciudad Bolívar.
Parágrafo Segundo.- El cantón Upata se compone de las parroquias Upata, Puerto
de Tablas, Cupapui, Pastora, San Antonio, Tumeremo, Gurí, Palmar, Miamo,
Caruachi, Tupuquen, Guasipati y Carapo; su cabecera Upata.
Parágrafo Tercero.- El cantón Alto Orinoco se compone de las parroquias Caicara,
Cuchibero, Altagracia y Urbana; su cabecera Caicara” 262.
De otra parte el artículo 8° ratificó que pertenecían a la Provincia de Guayana “ las
islas que forman el Orinoco, inclusive todas las del Delta superior e inferior, y las playas
denominadas de la manteca, inclusa la de Pararuma” 263.
C.3.5. Segunda Línea Schomburgk de 1840 representada en el Sketch Map
of British Guiana
Este mapa representa la evolución de las pretensiones británicas, aunque no deja
de ser un borrador de mapa que no tenía carácter definitivo, lo cual se deduce de la
palabra “Sketch” incluida en su nombre264. Es especialmente importante porque incluye
a la Segunda Línea Schomburgk de 1840, también conocida como pseudolínea de
Schomburgk, la cual fue elaborada bajo el auspicio del gobierno británico y usurpó más
de 142.000 kilómetros cuadrados de territorio venezolano partiendo de la boca del Río
Amacuro y siguiendo una dirección norte-sur hasta llegar al Roraima 265.

260 Ley de 28 de abril de 1856, que establece la División Territorial de la Republica aprobada y sancionada por parte del
Congreso de la República de Venezuela. Disponible en: https://docs.venezuela.justia.com/federales/leyes/ley-del-28-
de-abril-de-1856-que-establece-la-division-territorial-de-la-republica-de-venezuela.pdf
261 Ídem.
262 Ídem.
263 Ídem.
264 Véase Josmar Fernández, “La controversia del Esequibo y los títulos territoriales”, Ciclo de Coloquios sobre el
Esequibo, Academia de Ciencias Políticas y Sociales – Instituto de Derecho Público de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela, 18 de octubre de 2023. Disponible en: https://www.
youtube.com/watch?v=SA hVZiPnPUg&list=PLW l8-NrtB3x X PedzqY0FK _Q y_OTzbl0d-&index= 6&ab_
channel=InstitutodeDerechoP%C3%BAblicoUCV.
265 Véase Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 11. Véase también Isidro Morales Paúl, ob. cit.,
pp. 309 y ss.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
130 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Cuando el geógrafo Robert Hermann Schomburgk trazó esta segunda línea, basada
en el Mapa de Arrowsmith de 1832, fue más allá del trabajo cartográfico. En efecto,
en esa oportunidad levantó postes con las iniciales de la Reina Victoria, marcó árboles
e hizo actos de posesión en los territorios que abarcaba la línea, llegando hasta Punta
Barima en la misma desembocadura del río Orinoco.
Esta nueva línea trazada por Schomburgk fue rechazada por Venezuela e incluso por
el propio por el Foreign Office del Reino Unido y por la Colonial Office, por considerarla
sesgada y parcializada, aunque en verdad este trazado obedecía a órdenes del gobierno
británico con un claro interés en el potencial minero de la zona 266.
En 1840 Robert Schomburgk recibió la Gran Medalla de Oro de la Sociedad
Geográfica por su libro “A Description of British Guiana” y por sus informes científicos,
que fueron publicados un año después.
El 7 de septiembre de 1841 el Ministro de las Colonias, Lord Stanley, firmó una
minuta que indicaba “Los mapas en mi poder [Mapas de Schomburgk] no nos permiten
ver el curso seguido por el Sr. Schomburgk y él no presta facilidades para hacer un
trazado del mismo. Extractos de este informe deben comunicarse a la Real Sociedad
de Geografía, pero debe tenerse cuidado en no insertar acusaciones vagas contra el
Gobierno de Venezuela, las cuales, aunque posiblemente fundadas, carecen de la
autoridad suficiente y aunque la tuvieran quizás no proporcionarían ventaja alguna sí
se publicaran. El Sr. Schomburgk no proporciona ningún dato en que fundamentar la
frontera reclamada por él, que según él define una y otra vez, fundamenta los ‘indudables’
derechos de la Corona Británica”267.
En ese mismo momento, septiembre de 1841, Venezuela protestó estos hechos
y envió a Londres al diplomático Alejo Fortique, quien con la ayuda del historiador
Rafael María Baralt tenía la misión de aclarar la situación y alcanzar una solución.
El diplomático Alejo Fortique y el Secretario de Relaciones Exteriores de Inglaterra,
Lord Aberdeen, cruzaron al menos siete misivas entre noviembre de 1841 y enero de
1842. A través de ellas Alejo Fortique pidió a Lord Aberdeen la remoción de los postes
levantados por Robert Schomburgk; la eliminación de un puesto militar levantado en
territorio venezolano en el que se había izado la bandera británica y que se accediera a la
negociación de un tratado con el fin de fijar la frontera entre ambos territorios.

266 Véase Hermann González Oropeza y Pablo Ojer, ob. cit., p. 11. Véase también Isidro Morales Paúl, “El juicio arbitral
sobre la Guayana Esequiba de 1899 y la violación de los principios del debido proceso en perjuicio de Venezuela”, ob.
cit., pp. 309 y ss. El Dr. Morales Paúl indicó en su trabajo lo siguiente: “El Laudo Arbitral, prototipo de lo que no debe
ser un Laudo, siguió la falsa línea Schomburgk, que solo era una aspiración inglesa aparentemente trazada por quien copió
otros cartógrafos en la misión de complacer a su cliente y patrón”.
267 William Dávila Barrios (ed.), ob. cit., p. 135.
Rafael Badell Madrid
131

En el mapa esta línea es la que aparece en el número 2:


En respuesta a las referidas comunicaciones enviadas por el diplomático Alejo
Fortique, el Secretario de Relaciones Exteriores de Inglaterra, Lord Aberdeen, manifestó
no tener conocimiento del puesto militar y consideró que los postes levantados por
Robert Schomburgk no debían tener mayor importancia que unas líneas trazadas con
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
132 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

tinta en un mapa. El Secretario de Relaciones Exteriores inglés expresó que esto no debía
percibirse como el ejercicio de actos de soberanía.
Ante la insistencia de Alejo Fortique, quien defendió con vehemencia la posición
del gobierno venezolano, el 31 de enero de 1842 el gobierno inglés, por intermedio del
Secretario de Estado de las Colonias, Edward George Geoffrey Smith Stanley, instruyó al
gobernador de la Guayana Británica, Henry Light, la remoción de los postes levantados
por Robert Schomburgk 268. Al regresar a Londres, Robert Schomburgk fue nombrado
caballero el 26 de diciembre de 1844 y enviado como cónsul británico a Santo Domingo
el 25 de mayo de 1848269. No hay casualidades en esta historia.
C.3.6. Mapa Caracas and Guiana publicado en 1860
En cuanto a los elementos probatorios que llevan a la convicción de que Venezuela
siempre ha tenido legítimos derechos sobre el territorio en disputa no podemos ignorar la
importancia de un mapa publicado en 1860 bajo el título “Caracas and Guiana”:

Este mapa representa el territorio que correspondía al Reino de España y sobre esa
porción de espacio geográfico indica Spanish Guiana, en clara referencia a lo que antes
de la independencia de Venezuela era la Guayana Española.
Asimismo, señala expresamente que el territorio de la Guayana Holandesa, marcada
en el mapa como Dutch Guiana, comienza al este del río Esequibo. Ese territorio es el

268 Carlos Sosa Rodríguez, ob. cit., p. 122.


269 Fundación Empresas Polar, “Schomburgk, Robert Hermann”, Diccionario de Historia de Venezuela. Disponible en:
https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/s/schomburgk-robert-hermann/#author.
Rafael Badell Madrid
133

que había cedido el Reino de España a Holanda a través del Tratado de Münster del 24
de octubre de 1648.
C.3.7. Mapa de una parte de Venezuela y de la Guayana Británica
demostrativo del avance de las pretensiones inglesas en el territorio
venezolano, elaborado por T. Hayward Gignilliat publicado en 1896
El “Mapa de una parte de Venezuela y de la Guayana Británica demostrativo del
avance de las pretensiones inglesas en el territorio venezolano” elaborado por T. Hayward
Gignilliat y publicado en 1896 formó parte del Libro Amarillo de los Estados Unidos
de Venezuela que presentó el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Pedro
Ezequiel Rojas, ante el Congreso durante el mandato del Presidente Joaquín Crespo270.
Los resultados de la investigación de la comisión presidencial ratificaron el inmenso
valor de esta representación cartográfica.
En el Mapa se grafican las múltiples demarcaciones unilaterales del Reino Unido
y reflejaba el deseo del Reino Unido de abarcar mayores territorios en el mundo. La
leyenda, incluida al pie del documento: “En 1814 Inglaterra adquirió de los Holandeses
unas 20.000 millas cuadradas de tierra en Guayana. De 1839 a 1841 comisionó a Sir
Robert Schomburgk, sin conocimiento o anuencia de Venezuela, para trazar una línea que
abarcaba cerca de 60.000 millas cuadradas de territorio. Para 1885 dicho territorio había
ido extendiéndose a fuerza de alteraciones de la mencionada línea hasta medir 76.000 millas
cuadradas. El año siguiente creció de un salto hasta 109.000 millas cuadradas. Venezuela
nunca ha reconocido ninguna de estas líneas ni aun como señal de territorio en disputa”271.
El mapa elaborado por Thomas Heyward Gignilliat en 1896 demuestra como la
reclamación británica fue aumentando progresivamente, según los intereses del Reino
Unido. Las líneas trazadas por Robert Schomburgk eran cada vez más ambiciosas y
dejaron ver con claridad la insaciable geofagia británica. Aunque la línea Aberdeen
redujo esas pretensiones en 1844, en 1881 se adoptó la línea de Granville, que continuaba
expandiéndose hacia el oeste. Luego, en 1886, apareció la línea de Rosebery, que era aún
más insaciable que la anterior, seguida por la línea de Salisbury en 1890, que continuó
avanzando y formulando nuevas pretensiones territoriales en 1893272.

270 Véase en Andrés Eloy Burgos Gutiérrez (ed.), Memorias de Venezuela, número 34, enero-febrero 2016, Ministerio del
Poder Popular para la Cultura - Centro Nacional de la Historia, Caracas, 2016. p. 37.
271 Ídem.
272 Sobre esto véase el prólogo realizado por el Dr. Héctor Faúndez Ledesma a nuestra obra más completa sobre el tema en
Rafael Badell Madrid, La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, ob. cit.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
134 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Los resultados de la investigación de la comisión presidencial ratificaron el inmenso


valor del “Mapa de una parte de Venezuela y de la Guayana Británica demostrativo del
avance de las pretensiones inglesas en el territorio venezolano” elaborado por T. Hayward
Gignilliat publicado en 1896. Ese mapa formó parte del Libro Amarillo de los Estados
Unidos de Venezuela que presentó el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela,
Pedro Ezequiel Rojas, ante el Congreso durante el mandato del Presidente Joaquín
Crespo273.
En el Mapa están representadas las múltiples demarcaciones unilaterales del Reino
Unido y reflejaba el deseo del Reino Unido de abarcar mayores territorios en el mundo.
La leyenda, incluida al pie del documento: “En 1814 Inglaterra adquirió de los Holandeses
unas 20.000 millas cuadradas de tierra en Guayana. De 1839 a 1841 comisionó a Sir
Robert Schomburgk, sin conocimiento o anuencia de Venezuela, para trazar una línea que
abarcaba cerca de 60.000 millas cuadradas de territorio. Para 1885 dicho territorio había
ido extendiéndose a fuerza de alteraciones de la mencionada línea hasta medir 76.000 millas
cuadradas. El año siguiente creció de un salto hasta 109.000 millas cuadradas. Venezuela
nunca ha reconocido ninguna de estas líneas ni aun como señal de territorio en disputa”274.
273 Véase en Andrés Eloy Burgos Gutiérrez (ed.), ob. cit., p. 37.
274 Ídem.
Rafael Badell Madrid
135

C.3.8. Carta Corográfica de las regiones Cuyuni, Esequibo y Amacuro bajo


la supervisión de Manuel Cipriano Pérez de 1896
En 1896 se publicó la Carta Corográfica que muestra el despliegue de la Comisaría
General del Cuyuni y sus afluentes, así como la Comisaría General del Amacuro. Este
mapa es una reproducción exacta de la edición original de 1896 y fue reproducido
en 1962, formando parte de la Colección Fundación La Guayana Esequiba. Esta
representación cartográfica fue realizada bajo la supervisión de Manuel Cipriano Pérez,
basándose en información proporcionada por el General Francisco Chartier y otras
exploraciones encargadas por el Ministerio de Relaciones Interiores275.

Es importante destacar que este mapa tiene carácter oficial, respaldado por su
reproducción en la década de 1960 por el Ministerio de Obras Públicas a solicitud del
Ministerio de Relaciones Interiores276. A continuación, puede verse la representación
cartográfica que comentamos277:

275 Oscar J. Márquez, “La Evidencia Cartográfica de los Derechos de España y Venezuela hasta el Río Esequibo.
X. Parte”, entrada del lunes, 28 de abril de 2014, consultado el 23 de octubre de 2023. Disponible en: http://
cartografialaguayanaesequiba.blogspot.com/2014/04/.
276 Véase Josmar Fernández, “La controversia del Esequibo y los títulos territoriales”, Ciclo de Coloquios sobre el Esequibo,
Academia de Ciencias Políticas y Sociales – Instituto de Derecho Público de la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Políticas de la Universidad Central de Venezuela, 18 de octubre de 2023. Disponible en: https://www.youtube.com/
watch?v=SAhVZiPnPUg&list=PLWl8-NrtB3xXPedzqY0FK_Qy_OTzbl0d-&index=6&ab_channel=InstitutodeDer
echoP%C3%BAblicoUCV.
277 Oscar J. Márquez, “La Evidencia Cartográfica de los Derechos de España y Venezuela hasta el Río Esequibo. X. Parte”,
ob. cit.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
136 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Según lo establece la leyenda del mapa, ubicada en la parte superior derecha, además
de las estaciones venezolana de policía, en esta representación se ilustran la línea primitiva
de Schomburgk de 1840, la del Dr. Fortique de 1844, la de Lord Aberdeen en 1844, la
extrema pretensión británica de 1880, la línea del Dr. Rojas de 1881, la de Granville
de 1881, la de Lord Rosebery 1886, la línea alterada de Schomburgk, la denominada
línea “Caprichosa de arbitraje” de Lord Salisbury de 1890, la de Sanderson de 1890 y la
denominada línea “Caprichosa de arbitraje” de Lord Rosebery en 1893.
C.3.9. Mapa de la Región Limítrofe con la Guayana Británica, publicado
por la Dirección de Cartografía Nacional de la República de Venezuela.
Incluido en el informe de los expertos Hermann González Oropeza y Pablo
Ojer
Por lo que se refiere a la regla de la prescripción, incluida del artículo IV del Tratado
de Washington, el referido informe permite concluir que aun asumiendo la regla de la
prescripción de la forma incorrecta como fue interpretada por los ingleses, de ella no se
deduce la posibilidad de otorgar el enorme territorio que se adjudicó al Reino Unido.
En efecto, está demostrado en el mapa incluido en el informe que el territorio que
podía adquirir el Reino Unido mediante la regla de prescripción era mucho menor al
que el laudo le adjudicó finalmente. En el mapa se observa con claridad cuáles fueron los
territorios ocupados por los ingleses en 1840; después, entre 1886 y 1890 y, luego con
posterioridad a 1890.
De forma que la cláusula de prescripción no era aplicable a un territorio tan vasto
como el que finalmente se adjudicó al Reino Unido, al contrario, la regla de prescripción
sólo podía aplicarse sobre una porción territorial considerablemente más pequeña.278
Sin duda, el territorio reflejado en el mapa es notablemente inferior al que se
le adjudicó al Reino Unido en el Laudo arbitral de París, pues, incluso en la peor de
las interpretaciones, eran estos los territorios a los que podía aplicarse la regla de la
prescripción.
Por ello el Laudo arbitral de París aplicó erróneamente la regla de prescripción en
favor del Reino Unido, con lo que violó el artículo IV del tratado de arbitraje y, en
consecuencia, incurrió en el vicio de exceso de poder.

278 Hermann González Oropeza y Pablo Ojer Celigueta, ob. cit., p. 15.
Rafael Badell Madrid
137

C.3.10. Mapa preparado por la Colonial Office del Reino Unido para
ilustrar las instrucciones del gobierno británico dirigidas a sus dos árbitros
en París, a través de Sir Richard Webster
El Mapa preparado por la Colonial Office del Reino Unido fue utilizado por
el gobierno del Reino Unido para dar instrucciones a los árbitros británicos que
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
138 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

conformaron el Tribunal Arbitral de París. Este mapa revela una preocupante falta de
imparcialidad y evidente colusión que tuvo lugar durante el tribunal arbitral de 1899279.
Es alarmante que los árbitros seleccionados para resolver la disputa territorial
entre Venezuela y el Reino Unido no fueran imparciales. La justicia y la equidad son
fundamentales en cualquier proceso de arbitraje, pero en este caso, la presencia de una
indicación explícita sobre el territorio aurífero deseado por el Reino Unido demuestra
una clara inclinación hacia los intereses británicos. Esto comprometió la integridad del
tribunal y eliminó cualquier posibilidad de un juicio justo y objetivo.
Además, la colusión entre los abogados de parte y los árbitros es otro aspecto que
debe destacarse. El mapa ilustra una coordinación evidente entre los intereses británicos
y los árbitros designados para tomar la decisión final. Esta colusión viola los principios
fundamentales del arbitraje, que requieren que los árbitros sean imparciales y se guíen
únicamente por la evidencia y los argumentos presentados en el proceso. En lugar de
buscar la justicia y la equidad, parece que el objetivo principal era obtener la decisión
más favorable para el Reino Unido, sin importar las consecuencias para Venezuela.
Como resultado de esta falta de imparcialidad y colusión del tribunal arbitral,
Venezuela perdió el territorio controvertido, lo que representa una grave injusticia
histórica. La pérdida de un territorio de tal importancia para el desarrollo y la soberanía
del país tuvo un impacto duradero en nuestra nación que, aún hoy, continúa causando
graves consecuencias.
El proceso arbitral de 1899 fue un ejemplo claro de cómo los intereses políticos
y económicos pueden influir en los resultados legales, a expensas de la justicia, todo
bajo una visión colonialista de las relaciones internacionales según la cual los Estados
más fuertes podían imponerse sobre los Estados más débiles mediante la fuerza o una
aparente solución de derecho.

279 Para un estudio más detallado de los vicios del Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899 y, en particular, sobre
el vicio de nulidad por falta al deber de imparcialidad de los árbitros véase Rafael Badell Madrid, La reclamación
de Venezuela sobre el territorio Esequibo, ob. cit., pp. 172 y ss. En el mismo sentido véase Rafael Badell Madrid, “La
nulidad del Laudo de París del 3 de octubre de 1899”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número
165, Caracas, 2021.
Rafael Badell Madrid
139

C.3.11. Mapa utilizado por las autoridades británicas para instruir a sus
árbitros y abogados respecto de la decisión más favorable al Reino Unido
El Sketch Map of British Guiana también fue utilizado por las autoridades británicas
para transmitir instrucciones a sus abogados y árbitros, al igual que el Mapa preparado
por la Colonial Office que acabamos de analizar. Este mapa confirma la grave violación
del deber de imparcialidad e independencia por parte de los árbitros que conformaron
el Tribunal Arbitral de París en 1899. La violación del deber de imparcialidad e
independencia en este caso se deduce, entre otros elementos, del uso del Sketch Map of
British Guiana por parte de las autoridades británicas para transmitir instrucciones a sus
abogados y árbitros.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
140 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Es sorprendente y preocupante que este mapa estableció en julio de 1899, tres meses
antes que se dictara la decisión arbitral, una línea idéntica a la que posteriormente
determinó el Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899, tal como se deduce de la
nota al pie incluida en el mapa por los expertos Jesuitas Hermann González Oropeza y
Pablo Ojer.
Esto viene a confirmar las serias dudas que existen sobre la transparencia del proceso
y sugiere una colusión entre los árbitros que conformaron el tribunal y los abogados
designados por el Reino Unido para atender el caso280.
La existencia de este mapa implica que los árbitros nunca actuaron en respeto de
los deberes de imparcialidad e independencia, inherentes a toda función jurisdiccional.
Antes y por el contrario, la conducta de los árbitros revela una clara falta de transparencia
en el proceso arbitral que se verifica en dos claras situaciones: (i) mediante la componenda
con los abogados de una de las partes y (ii) al haber incurrido en prejuzgamiento respecto
del fondo del asunto, sin dar mayor relevancia a las pruebas ofrecidas por Venezuela.
La existencia de un mapa que representa una línea territorial análoga a la que
finalmente fue determinada en el Laudo Arbitral es un hecho intrigante. La función de
los árbitros en un proceso de arbitraje es analizar y evaluar objetivamente los argumentos
y la evidencia presentada por ambas partes. Sólo luego de los pasos antes señalados el
tribunal arbitral toma una decisión, que al tratase de un arbitraje en derecho debió estar
basada únicamente en el derecho aplicable y los hechos. Sin embargo, la existencia de
este mapa sugiere que los árbitros ya tenían una idea preconcebida de cómo debería ser
la línea territorial antes de iniciar el proceso arbitral.
Sin embargo, en este caso, el mapa revela una falta de transparencia y un acuerdo
entre las partes británicas y los árbitros para lograr una decisión favorable para el Reino
Unido, en detrimento de Venezuela.

280 Véase Otto Schoenrich, ob. cit. En el material citado se indica que: “El señor Mallet-Prevost afirmó que él estaba
seguro de que la actitud de los miembros británicos y el miembro ruso del Tribunal Arbitral era el resultado de una
negociación entre Gran Bretaña y Rusia por el cual las dos Potencias indujeron a sus representantes en el Tribunal a
votar como lo hicieron, y Gran Bretaña probablemente dio a Rusia ventajas en otra parte del globo”. Como expresamos
en Rafael Badell Madrid, La reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, ob. cit., p. 526: “El 31 de agosto de
1907, varios años después de la ejecución coactiva del Laudo Arbitral de París, tuvo lugar un hecho que respalda la
veracidad de las sospechas de Mallet-Prevost. En esa fecha, se firmó el Tratado Anglo-Ruso de Mutua Cordialidad
que alivió las tensiones entre Rusia y el Reino Unido en Asia Central y mejoró las relaciones entre ambos países; con
la convención tuvo lugar la independencia de Afganistán, de Persia y de Tíbet”. Así lo confirmó antes el Dr. Gros
Espiell cuando observó que: “La aproximación anglo-rusa, iniciada en 1895, de acuerdo a las ideas que Martens había
expuesto ya en 1879, se concretaría final y definitivamente en la Convención Relativa a Persia, Afganistán y Tibet,
firmada en San Petersburgo por Isvlasky, Ministro de Relaciones Exteriores del Imperio ruso y Nicolson, Embajador
inglés, el 31 de agosto de 1907”. Sobre esta última referencia véase in extenso Héctor Gros Espiell (trad.), Rusia e
Inglaterra en Asia Central, traducida y comentada por Héctor Gros Espiell, Ediciones de la Presidencia de la República,
Caracas, 1981.
Rafael Badell Madrid
141

D. Algunas decisiones relevantes de la Corte Internacional de Justicia sobre el


valor probatorio de los mapas
Sería difícil entender el funcionamiento de la CIJ en cuanto a la valoración de este
tipo de evidencia sin hacer referencia a su propia jurisprudencia. Bajo esta premisa,
vamos a referirnos al valor probatorio de los mapas en el derecho internacional público a
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
142 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

la luz de varias decisiones de la CIJ y alguna de la extinta Corte Permanente de Justicia


Internacional.
D.1. Sentencia del 15 de junio de 1962: Caso Camboya contra Tailandia
(Temple of Preah Vihear)
El 15 de junio de 1962, la CIJ resolvió el caso Caso Camboya contra Tailandia
(Temple of Preah Vihear), referido a la controversia entre Camboya y Tailandia sobre
el templo de Preah Vihear, en relación a la soberanía de este antiguo santuario, que se
encuentra en un promontorio de la cordillera de Dangrek, que sirve como frontera entre
ambos países.
La controversia se originó en los acuerdos de frontera realizados entre Francia y Siam
(actualmente Tailandia) entre 1904 y 1908; concretamente en la aplicación del Tratado
de 13 de febrero de 1904. Este tratado estableció una frontera cuya línea exacta debía ser
delineada por una Comisión Mixta Franco-Siamesa.
La zona en disputa, donde se ubica el templo de Preah Vihear, se basó en la
delimitación de la frontera que debía seguir la línea divisoria de las aguas en la cordillera
de Dangrek. Sin embargo, la Comisión Mixta nunca llegó a un acuerdo definitivo sobre
esta cuestión y, en lugar de ello, se elaboraron mapas por parte de funcionarios franceses
que incluían el templo en territorio camboyano.
La controversia se intensificó cuando entre 1934 y1935 se descubrió una discrepancia
entre la frontera indicada en estos mapas y la línea real de la divisoria de las aguas.
Tailandia continuó utilizando mapas que mostraban Preah Vihear en territorio
camboyano, pero argumentó que nunca había aceptado oficialmente estos mapas y que
la verdadera línea de división de aguas situaba el templo en su territorio. Es precisamente
este último punto el que guarda relación con la aquiescencia.
El fallo de la CIJ se centró en determinar si Tailandia había aceptado los mapas
que indicaban que Preah Vihear estaba en territorio camboyano. La CIJ concluyó
que, aunque en un principio los mapas no tenían carácter obligatorio, Tailandia había
aceptado implícitamente su validez al no objetarlos durante muchos años y al haberse
beneficiado del Tratado de 1904 basado en estos mapas.
Además, Tailandia había participado en el arreglo de la cuestión según lo dispuesto
en el Tratado y las partes habían interpretado que la línea fronteriza en los mapas
prevalecía sobre las disposiciones del Tratado. Por lo tanto, la CIJ respaldó la afirmación
de Camboya sobre la soberanía de Preah Vihear y ordenó a Tailandia retirar sus fuerzas
armadas y devolver las esculturas y objetos arqueológicos que habían sido retirados del
templo desde la ocupación tailandesa en 1954.
En ese caso la CIJ se pronunció, entre otros aspectos, sobre la aquiescencia respecto
de mapas que no fueron objetados en la oportunidad correspondiente. Para hacerlo,
tomó en consideración que la comunicación de los mapas por parte de las autoridades
Rafael Badell Madrid
143

francesas a las autoridades siamesas fue reconocida de forma clara y que, en todo caso,
exigían una protesta en caso de desacuerdo.
Además, en esta sentencia la CIJ reconoció expresamente el principio qui tacet
consentire videtur si loqui debuisset ac potuisset, como fundamento de la aquiescencia. En
efecto, la CIJ estableció lo siguiente:
“Tailandia ha alegado que esta comunicación de los mapas por parte de
las autoridades francesas fue, por así decirlo, ex parte, y que Tailandia no
pidió ni dio ningún reconocimiento formal de la misma. De hecho, como se
verá más adelante, no hay duda de que se hizo un reconocimiento de manera muy
definida; pero incluso si fuera de otra manera, está claro que las circunstancias
eran tales que exigían alguna reacción, dentro de un plazo razonable, por
parte de las autoridades siamesas, si deseaban estar en desacuerdo con
el informe o tenían alguna cuestión seria que plantear al respecto. No lo
hicieron, ni entonces ni durante muchos años, por lo que debe considerarse
que consintieron. Qui tacet consentire videtur si loqui debuisset ac potuisset”281.
(Resaltado añadido)
Recapitulando, el fallo de la CIJ en el caso Camboya contra Tailandia (Temple of
Preah Vihear) se pronunció respecto de la aquiescencia en relación con los mapas que
delineaban la frontera entre ambos países. Al efecto la CIJ destacó la importancia de
del principio qui tacet consentire videtur si loqui debuisset ac potuisset (el que calla, parece
consentir, si debió y pudo hablar). En este sentido, la CIJ consideró que las circunstancias
exigían una reacción por parte de las autoridades tailandesas si no estaban de acuerdo
con los mapas presentados, y al no hacerlo en un plazo razonable, se consideró que
habían consentido.
D.2. Sentencia del 24 de febrero de 1982: Caso Túnez contra Libia
(Continental Shelf )
En el caso relativo a la controversia sobre la plataforma continental, sostenida entre
Túnez y Libia, decidido mediante sentencia del 24 de febrero de 1982282, la CIJ reconoció
que los mapas son elementos fundamentales para tomar decisiones. Dado que el criterio
de la distancia era relevante en la definición de los límites de la plataforma continental y
la zona económica exclusiva, los mapas proporcionaron una representación visual de las
características geográficas. Al respecto la CIJ señaló que:
“Es importante destacar que el único propósito de la descripción que sigue es esbozar
el contexto, y no definir legalmente el área de delimitación ni expresar cómo la

281 Véase International Court of Justice, “Judgement of 15 June 162”, p. 21. Disponible en: https://www.icj-cij.org/sites/
default/files/case-related/45/045-19620615-JUD-01-00-EN.pdf. El texto original indica lo siguiente: “It has been
contended on behalf of Thailand that this communication of the maps by the French authorities was, so to speak, ex parte,
and that no forma1 acknowledgment of it was either requested of, or given by, Thailand. In fact, as will be seen presently,
an acknowledgment by conduct was undoubtedly made in a very definite way; but even if it were otherwise, it is clear that
the circumstances were such as called for some reaction, within a reasonable period, on the part of the Siamese authorities,
if they wished to disagree with the map or had any serious question to raise in regard to it. They did not do so, either then
or for many years, and thereby must be held to have acquiesced. Qui tacet consentire videtur si loqui debuisset ac potuisset.”
Traducción libre para este estudio.
282 International Court of Justice, Continental Shelf (Tunisia/Libyan Arab Jamahiriya), Judgment of 24 February 1982.
Disponible en: https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-related/63/063-19820224-JUD-01-00-EN.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
144 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Corte considera las diversas características geográficas con respecto a su impacto en


la situación legal. En la medida en que la definición de alguna característica pueda
llevar a una conclusión legal relevante para la decisión de la Corte, se proporcionará
la definición en el punto adecuado de esta Sentencia. De manera similar, el único
propósito del Mapa No. 1 adjunto a la presente Sentencia es ofrecer una
imagen general del contexto geográfico de la disputa, y no se atribuye ninguna
importancia particular a la elección de escala ni a la presencia o ausencia de
alguna característica geográfica específica”283. (Resaltado añadido)
La CIJ además sugirió que un método de equidistancia sería apropiado en principio,
siempre y cuando se tuvieran en cuenta las particularidades de la costa para evitar
distorsiones en la proporcionalidad entre las longitudes de la línea costera y las áreas
asignadas. En este contexto, los mapas adjuntos tuvieron un papel crucial al mostrar
una línea equidistante de las costas de ambos países, excluyendo las islas Kerkennah y
rodeando las elevaciones en bajamar.
Como conclusión de la sentencia del caso de la controversia sobre la plataforma
continental entre Túnez y Libia -y con ocasión del objeto de nuestro estudio- destaca la
importancia de los mapas en la delimitación de fronteras marítimas. La CIJ reconoció
que, en el contexto de esta disputa, los mapas desempeñaron un papel fundamental
al proporcionar una representación visual de las características geográficas relevantes,
especialmente en relación con la plataforma continental y la zona económica exclusiva.
En relación a los mapas la CIJ señaló que su propósito principal era ofrecer una
imagen general del contexto geográfico de la disputa. Además, resaltó que, aunque los
mapas no definían jurídicamente el área de delimitación, eran elementos esenciales para
comprender las características geográficas de la zona. Finalmente, este fallo permite
apreciar como los mapas desempeñaron un rol fundamental al ilustrar visualmente la
línea equidistante de las costas de ambos países, contribuyendo así a la toma de decisiones
basada en criterios geográficos y poniendo de relieve la necesidad de conocimiento
técnico-geográfico al momento de dirimir este tipo de controversias.
D.3. Sentencia del 12 de octubre de 1984: Caso Canadá contra Estados
Unidos (Golfo de Maine)
La controversia en el caso del Golfo de Maine284 se concretó en la delimitación
de la frontera marítima en la región del Golfo de Maine entre Canadá y los Estados
Unidos de América. Esta delimitación era fundamental debido a la importancia de la
zona en términos de plataforma continental y zonas de pesca. La CIJ, en su fallo, debía
determinar la línea exacta que dividiría estas áreas entre los dos países.
El caso comenzó a desarrollarse en la década de 1960, cuando comenzaron las
exploraciones petrolíferas en la región del Golfo de Maine. Sin embargo, la controversia
adquirió mayor relevancia en la década de 1970 cuando tanto Canadá como los Estados
283
284 International Court of Justice, Delimitation of the Maritime Boundary in the Gulf of Maine Area (Canada/United
States of America), Judgment of 12 October 1984. Disponible en: https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-
related/67/067-19841012-JUD-01-00-EN.pdf.
Rafael Badell Madrid
145

Unidos establecieron una zona exclusiva de pesca de 200 millas a lo largo de sus costas
y adoptaron regulaciones que definían los límites de la plataforma continental que
reclamaban. La disputa se centró principalmente en el Banco Georges, una zona rica en
recursos marinos que era objeto de disputa entre ambas naciones.
Este fallo demuestra que los mapas pueden llegar a ser elementos importantes para la
determinación de fronteras entre Estados. En efecto, en este caso los jueces de la CIJ se
valieron de numerosos mapas como evidencia para determinar la ubicación de la frontera
marítima. Aunque no hubo un pronunciamiento específico sobre el valor de los mapas,
como sí ocurrió algunos años después en el caso Burkina Faso contra Mali.
D.4. Sentencia del 22 de diciembre de 1986: Caso Burkina Faso contra Mali
La controversia entre Burkina Faso y Mali se remonta a octubre de 1983, cuando
ambos Estados presentaron un Acuerdo Especial para referir a una cámara de la CIJ la
cuestión de la delimitación de parte de su frontera terrestre. La cámara se constituyó en
abril de 1985. Sin embargo, a finales de 1985, se produjeron graves incidentes entre las
fuerzas armadas de ambos países, lo que llevó a que ambas partes presentaran solicitudes
paralelas a la Cámara para la indicación de medidas provisionales de protección. La
cámara indicó dichas medidas en enero de 1986.
En su fallo dictado el de 22 de diciembre de 1986, la cámara comenzó por determinar
la fuente de los derechos reclamados por las partes. Se señaló que, en este caso, se debían
aplicar los principios de la intangibilidad de las fronteras heredadas de la colonización
y el principio de uti possidetis juris, que otorga preeminencia al título legal sobre la
posesión efectiva como base de la soberanía y tiene como objetivo principal garantizar
el respeto a los límites territoriales existentes en el momento de lograr la independencia.
La cámara especificó que cuando esos límites no eran más que delimitaciones entre
diferentes divisiones administrativas o colonias, todas sujetas al mismo soberano, la
aplicación del principio de uti possidetis juris resultaba en su transformación en fronteras
internacionales. Además, la CIJ destacó el valor de principio del uti possidetis iuris,
que si bien tuvo su origen con ocasión de la independencia de las colonias españolas de
América ha sido reconocido como principio general del derecho internacional público.
En efecto la sentencia estableció lo siguiente:
“Dado que las dos Partes, como se señaló anteriormente, han solicitado expresamente
a la Cámara que resuelva su disputa sobre la base, en particular, del “principio de la
intangibilidad de las fronteras heredadas de la colonización”, la Cámara no puede
pasar por alto el principio de uti possidetis juris, cuya aplicación da lugar a este respeto
por la intangibilidad de las fronteras. Aunque no es necesario, para los fines del
presente caso, demostrar que este es un principio firmemente establecido del
derecho internacional en lo que respecta a la descolonización, la Cámara
desea enfatizar su alcance general, dada su importancia excepcional para
el continente africano y las dos Partes. En este sentido, cabe destacar que
el principio de uti possidetis parece haber sido invocado y aplicado por
primera vez en América Española, ya que este fue el continente que primero
presenció el fenómeno de la descolonización que implicaba la formación
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
146 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

de varios Estados soberanos en territorio que antes pertenecía a un solo


Estado metropolitano. Sin embargo, el principio no es una regla especial
que pertenezca únicamente a un sistema específico de derecho internacional.
Es un principio general que está lógicamente relacionado con el fenómeno
de la obtención de la independencia, dondequiera que ocurra. Su propósito
evidente es prevenir que la independencia y la estabilidad de los nuevos Estados se
vean amenazadas por luchas fratricidas provocadas por la disputa de las fronteras
tras la retirada del poder administrador”285. (Resaltado añadido)
Por lo que se refiere al valor probatorio otorgado a los mapas, la CIJ sostuvo que los
mapas son simplemente información y no constituyen títulos territoriales por sí solos.
Adicionalmente, la CIJ expresó que el valor de los mapas varía en cada caso y que su
fuerza puede incrementar cuando están acompañados de un texto oficial del cual forman
parte. A tal efecto indicó que:
“...los mapas simplemente constituyen información que varía en precisión de un caso
a otro; por sí mismos, y únicamente por virtud de su existencia, no pueden
constituir un título territorial, es decir, un documento dotado por el derecho
internacional de fuerza legal intrínseca con el propósito de establecer derechos
territoriales. Por supuesto, en algunos casos, los mapas pueden adquirir tal
fuerza legal, pero cuando esto ocurre, la fuerza legal no surge únicamente
de sus méritos intrínsecos: es porque dichos mapas caen en la categoría de
expresiones físicas de la voluntad del Estado o Estados involucrados. Este es
el caso, por ejemplo, cuando los mapas se anexan a un texto oficial del cual
forman parte integral. Excepto en este caso claramente definido, los mapas son
solo evidencia extrínseca de confiabilidad o falta de confiabilidad variable que puede
utilizarse, junto con otra evidencia de naturaleza circunstancial, para establecer o
reconstruir los hechos reales”286. (Resaltado añadido)
En el mismo sentido, la CIJ aclaró que los mapas son pruebas extrínsecas que, junto
con otras pruebas, se utilizan para determinar los hechos reales en las delimitaciones
fronterizas. Además, la CIJ estableció que el valor de los mapas radica en su fiabilidad
técnica y neutralidad con respecto a la controversia y las partes involucradas. En el fallo
se estableció lo siguiente:
“El peso real que se le atribuye a los mapas como evidencia depende de una serie
de consideraciones. Algunas de ellas están relacionadas con la confiabilidad
técnica de los mapas. Esto ha aumentado considerablemente, especialmente debido
al progreso logrado por la fotografía aérea y satelital desde la década de 1950. Sin
embargo, el único resultado es una representación más fiel de la naturaleza en el mapa
y una coincidencia cada vez más precisa entre ambos. La información derivada
de la intervención humana, como los nombres de lugares y características
geográficas (la toponimia) y la representación de fronteras y otros límites
políticos, no se vuelve por ello más confiable. Por supuesto, la confiabilidad de la
información toponímica también ha aumentado, aunque en menor medida, debido
a la verificación en el terreno; pero, en opinión de los cartógrafos, los errores aún son

285 International Court of Justice, Frontier Dispute (Burkina Faso/Republic of Mali), Judgment of 22 December 1986.
Disponible en: https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-related/69/069-19861222-JUD-01-00-EN.pdf.
286 Ídem.
Rafael Badell Madrid
147

comunes en la representación de fronteras, especialmente cuando se muestran en áreas


fronterizas de difícil acceso” 287. (Resaltado añadido)
Adicionalmente, la CIJ indicó que el valor de los mapas guarda relación con la
neutralidad de sus fuentes en relación con las partes involucradas en la controversia.
En el mismo sentido señaló que los mapas son elementos probatorios cuyo valor
depende, en buena medida, de otros elementos probatorios aportados por las partes y, en
consecuencia, no son susceptibles de invertir la carga de la prueba. Sobre este punto la
CIJ estableció lo siguiente:
“Otras consideraciones que determinan el valor de los mapas como evidencia se
relacionan con la neutralidad de sus fuentes con respecto a la disputa en cuestión y las
partes en esa disputa. Desde tiempos relativamente lejanos, las decisiones judiciales
han tratado los mapas con un considerable grado de precaución, aunque menos en
decisiones más recientes, al menos en lo que respecta a la confiabilidad técnica de
los mapas. Pero incluso cuando se presentan las garantías descritas anteriormente,
los mapas aún no pueden tener un valor jurídico mayor que el de una evidencia
corroborante que respalda una conclusión a la que un tribunal ha llegado por otros
medios no relacionados con los mapas. En consecuencia, excepto cuando los mapas
se encuentran en la categoría de una expresión física de la voluntad del Estado, no
pueden ser tratados por sí solos como evidencia de una frontera, ya que en ese caso
constituirían una presunción irrefutable, equivalente de hecho a un título legal. El
único valor que poseen es como evidencia de tipo auxiliar o confirmatoria, lo que
también significa que no pueden tener el carácter de una presunción refutable o juris
tantum que tenga el efecto de invertir la carga de la prueba”288.
Al examinar los mapas presentados en el caso en cuestión, la CIJ señaló que ninguno
de ellos puede proporcionar una ilustración oficial directa de los textos esenciales y
agregó que, aunque se han presentado numerosos mapas, ninguno muestra una línea
fronteriza clara. Sin embargo, la CIJ determinó que dos mapas en particular tenían
especial importancia: el mapa Blondel la Rougery y el mapa del Instituto Geográfico
Nacional (IGN) francés.
En relación con el mapa Blondel la Rougery, la CIJ determinó que los límites
administrativos indicados en él no tienen autoridad en sí mismos. En cuanto al mapa
del Instituto Geográfico Nacional, la CIJ estableció que, al haber sido trazado por un
organismo neutral y constituir una descripción visual de los textos disponibles y la
información obtenida en el territorio, esta representación cartográfica tenía un valor
probatorio significativo cuando no existen otras pruebas o estas no son suficientes para
indicar una línea exacta.
De la sentencia del caso de la controversia entre Burkina Faso y Mali, se infiere el
potencial valor de los mapas en el contexto de la delimitación de fronteras, el cual está
sujeto a determinadas condiciones. En efecto, la CIJ sostuvo que, si bien los mapas no
constituyen títulos territoriales por sí mismos, si son adminiculados con otras pruebas,
pueden ser útiles en la delimitación de fronteras.
287 Ídem.
288 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
148 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

La CIJ reconoció el valor casuístico de los mapas, indicando que su fuerza puede
incrementarse cuando, por ejemplo, están acompañados de un texto oficial del cual
forman parte. En particular, se extrae del fallo que los mapas son elementos probatorios
cuyo valor depende de consideraciones como su confiabilidad técnica, la neutralidad de
sus fuentes y su papel como evidencia auxiliar.
D.5. Sentencia del 17 de diciembre de 2002: Caso Indonesia contra Malasia
(Soberanía sobre Pulau Ligitan y Pulau Sipadan)
En el caso de la soberanía sobre Pulau Ligitan y Pulau Sipadan (Indonesia vs.
Malasia) referido a dos islas en el Mar de Célebes, la CIJ, en su sentencia de fondo del
17 de diciembre de 2002, señaló que no se incluyó ningún mapa en el Convenio de 1891
que reflejara oficialmente la voluntad de Gran Bretaña y los Países Bajos con respecto a
la extensión de la línea fronteriza mar adentro al este de la Isla de Sebatik.
Durante el proceso, se hizo referencia a dos mapas en particular: el mapa adjunto al
Memorando Explicativo del Gobierno de los Países Bajos y el mapa adjunto al Acuerdo
de 1915. Sobre el primero de los mapas mencionados la CIJ señaló lo siguiente:
“Tampoco puede la Corte aceptar el argumento de Indonesia con respecto al valor
legal del mapa adjunto al Memorándum Explicativo del Gobierno Holandés.
La Corte observa que ni el Memorándum Explicativo ni el mapa fueron transmitidos
por el Gobierno Holandés al Gobierno Británico, sino que simplemente fueron
enviados a este último por su agente diplomático en La Haya, Sir Horace Rumbold.
Este agente especificó que el mapa había sido publicado en el Diario Oficial de los
Países Bajos y formaba parte de un informe presentado a la Segunda Cámara de los
Estados Generales. Añadió que “el mapa parece ser la única característica interesante
de un documento que de otro modo no requiere comentarios especiales”. Sin embargo,
Sir Horace Rumbold no llamó la atención de sus autoridades sobre la línea roja
dibujada en el mapa entre otras líneas. El Gobierno Británico no reaccionó a
esta transmisión interna. En estas circunstancias, tal falta de reacción a
esta línea en el mapa adjunto al Memorándum no puede considerarse como
aquiescencia en esta línea.
Se desprende de lo anterior que el mapa no puede ser considerado ni como un
“acuerdo relativo a un tratado que se hizo entre todas las partes en relación
con la conclusión del tratado”, en el sentido del Artículo 31, párrafo 2 (a), de la
Convención de Viena, ni como un “ instrumento que fue hecho por una parte
en relación con la conclusión del tratado y aceptado por las otras partes
como un instrumento relacionado con ese tratado”, en el sentido del Artículo
31, párrafo 2 (b), de la Convención de Viena”289. (Resaltado añadido)
Después de examinar otros mapas presentados por las partes, la CIJ concluyó que,
en general, el material cartográfico presentado no era concluyente para interpretar el
artículo IV del Convenio de 1891. Al descartar los mapas que no eran concluyentes, la
CIJ indicó que:

289 International Court of Justice, Sovereignty over Pulau Ligitan and Pulau Sipadan (Indonesia/Malaysia), Judgment of 17
December 2002. Disponible en: https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-related/102/102-20021217-JUD-01-
00-EN.pdf.
Rafael Badell Madrid
149

“Durante las negociaciones, las partes utilizaron varios croquis o mapas esquemáticos
para ilustrar sus propuestas y opiniones. Algunos de estos croquis mostraban
líneas trazadas a lápiz a lo largo de ciertos paralelos que se extendían
hasta el margen. Dado que los informes que acompañaban a estos croquis
no proporcionan ninguna explicación adicional, la Corte considera que es
imposible deducir cualquier cosa de la longitud de estas líneas”290. (Resaltado
añadido)

La única excepción fue el mapa adjunto al Acuerdo de 1915, al que la


CIJ sí otorgó valor probatorio. Sobre este instrumento cartográfico en particular,
la CIJ expresó lo siguiente:
“La Corte considera que un examen del mapa anexo al Acuerdo de 1915
refuerza la interpretación de ese Acuerdo por parte de la Corte. La Corte
observa que este mapa, junto con el mapa anexo al Acuerdo de 1928, es el
único que fue acordado entre las partes en relación con la Convención de
1891. La Corte señala en este mapa que se muestra una extensión inicial hacia el sur
de la línea que indica la frontera entre las posesiones de los Países Bajos y los demás
Estados bajo protección británica más allá del punto final occidental de la frontera
definida en 1915, mientras que una extensión similar no aparece más allá del punto
situado en la costa este de Sebatik; ese último punto, con toda probabilidad, pretendía
indicar el lugar donde terminaba la frontera”291. (Resaltado añadido)
De manera que en este caso la CIJ destacó la relevancia de los mapas en la solución de
controversias territoriales y, al mismo tiempo, enfatizó la necesidad de que estos mapas
estén respaldados de otras pruebas que refuercen su coherencia respecto de la voluntad
de las partes. La sentencia recurrió a precedentes jurisprudenciales, como el caso Burkina
Faso contra Mali, para resaltar que los mapas por sí mismos no constituyen títulos y que,
en todo caso, su valor probatorio dependerá de las circunstancias particulares del caso.

2.6.4. Procedimientos incidentales

Es posible que las partes inicien procedimientos incidentales que


suspenden el curso normal del proceso y abren un iter procesal distinto para di-
rimir exclusivamente el punto incidental que se ha sometido a la consideración
de la CIJ. Entre los procedimientos incidentales, respetando el orden en que son
presentados en el Reglamento, están las solicitudes de medidas provisionales,
excepciones preliminares, reconvención e intervención de terceros en el proceso.

2.6.4.1. Medidas provisionales (Artículos 73 al 78 del Reglamento)


Las medidas provisionales son providencias cautelares generales o específicas,
precisamente provisionales, temporales y obligatorias, dictadas por la CIJ, de oficio o a

290 Ídem.
291 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
150 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

petición de una de las partes, siempre que las circunstancias lo requieran con el objeto de
preservar los derechos de las partes.
Las medidas provisionales tienen una especial importancia en el ámbito del
derecho internacional. En efecto, “la aparición y el desarrollo de sistemas jurisdiccionales
internacionales y comunitarios ha significado la recepción en estos sistemas del instituto de las
medidas cautelares”292. Las medidas provisionales se definen como “un incidente procesal
por el cual la CIJ indica unas medidas de carácter preventivo que encuentran fundamento
en el artículo 41.1 del Estatuto de la CIJ y cuyo objeto es la salvaguarda de los derechos
sobre los que la corte deberá decidir en el procedimiento en causa. Por ello, han de dictarlas
los tribunales que conocen del fondo de un asunto cuando a su juicio son objetivamente
necesarias” 293.
Otra definición que caracteriza perfectamente las medidas provisionales que puede
adoptar la CIJ y que deja claros sus fines y el alcance la protección derivada de ellas es
que son “aquellas acciones o abstenciones dispuestas por los jueces (y árbitros) internacionales
prima facie competentes en un asunto, en caso de urgencia, con el fin de preservar los derechos
de las partes contendientes o los bienes en litigio, así como la eficacia del propio proceso,
incluyendo la protección de los medios de prueba y las personas a él vinculadas, o de impedir
que se agrave o extienda la controversia, mientras esté pendiente la sentencia final o el proceso
principal” 294.

2.6.4.1.1. Trámite de las medidas provisionales


A. Estatuto de la Corte Internacional de Justicia
El Estatuto establece en el artículo 41 que la CIJ está facultada para dictar las
medidas provisionales, generales o específicas, que considere necesarias a objeto de
preservar los derechos respectivos de ambas partes en un caso, para evitar que se causen
daños irreparables durante el curso del procedimiento, siempre que las circunstancias lo
requieran. Es decir, la CIJ tiene el poder, de oficio o a instancia de parte, para dictar este
tipo de medidas preventivas.
En efecto, el parágrafo primero del artículo 41 establece:
“La Corte tendrá facultad para indicar, si considera que las circunstancias así lo
exigen, las medidas provisionales que deban tomarse para resguardar los derechos
de cada una de las partes”295.

292 Véase Héctor Gros Espiell, “Las medidas cautelares (provisionales) en los tribunales internacionales. El caso de la
Corte Internacional de Justicia y el medio ambiente”, Anuario Hispano-Luso-Americano de derecho internacional,
número 18, Imprenta Hispano-arábiga, Granada, 2007. p. 949.
293 Soledad García-Lozano, “La indicación de medidas cautelares por la Corte Internacional de Justicia: el asunto Breard.
(Paraguay c. Estados Unidos)”, Themis, número 40, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2000. p. 281.
294 Véase la conferencia dictada por Silvina González Napolitano, “Marco teórico y normativo de las medidas cautelares en
la CIJ” en el evento El caso Guyana con Venezuela y una eventual solicitud de medidas provisionales ante la CIJ organizado
por la Academia de Ciencias Políticas y Sociales en el marco del Ciclo de Coloquios sobre la controversia del Esequibo,
celebrado en fecha 18 de noviembre de 2021. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=dR58ycmkb50.
295 Véase Estatuto de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/statute-of-the-
court/statute-of-the-court-es.pdf.
Rafael Badell Madrid
151

Esta norma permite a la CIJ dictar, de oficio o a instancia de las partes, medidas
provisionales en cualquier momento durante el curso de un procedimiento, incluso antes
de que se haya iniciado el proceso.
El artículo 41 del Estatuto establece también que las partes y el Consejo de Seguridad
deben ser notificados inmediatamente de cualquier medida provisional otorgada por la
CIJ.
El artículo 41 del Estatuto de la CIJ, cuando establece la posibilidad de que la CIJ
otorgue medidas provisionales, no regula con detalle el procedimiento incidental de
solicitud de tales medidas. Es el Reglamento de la CIJ, que es el conjunto de normas
que gobiernan el funcionamiento de la Corte, el que establece de forma detallada todo el
procedimiento incidental de medidas provisionales.
B. Reglamento de la Corte Internacional de Justicia
El procedimiento incidental de medidas provisionales ante la CIJ está establecido
en la Sección D del Reglamento, concretamente en los artículos 73 al 78. Las normas
contenidas en esta sección desarrollan el artículo 41 del Estatuto.
De acuerdo con el artículo 73 del Reglamento, cualquier parte puede solicitar a
la CIJ por escrito medidas provisionales en cualquier momento durante el curso del
procedimiento, siempre que la solicitud esté relacionada con el caso en cuestión. La
solicitud debe especificar las razones, las posibles consecuencias si no se otorgan y las
medidas solicitadas. Además, la Secretaría de la CIJ debe transmitir de inmediato una
copia certificada a las demás partes involucradas en el caso.
La solicitud de medidas provisionales tiene prioridad sobre cualquier otro asunto,
de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 74 del Reglamento. Si la CIJ no está en sesión
cuando se realiza la solicitud, ésta se convocará inmediatamente para proceder a tomar
la respectiva decisión de manera urgente. Asimismo, se fijará la fecha para una audiencia
que permita a las partes estar representadas y formular observaciones antes del cierre de
las audiencias orales. Mientras tanto, el Presidente de la CIJ puede instar a las partes a
actuar de manera que cualquier medida provisional otorgada por la CIJ surta los efectos
correspondientes.
Los artículos 54 y 74 del Reglamento deben interpretarse de forma concordada.
El artículo 54 establece las normas para la apertura de las sesiones orales de la CIJ y al
respecto dispone que al fijar la fecha para la apertura de las sesiones orales, la CIJ debe
tener en cuenta la prioridad requerida por el artículo 74 del Reglamento en relación con
las solicitudes de medidas provisionales y cualquier otra circunstancia especial, incluida
la urgencia de un caso en particular. De forma que los artículos 54 y 74 del Reglamento
se complementan para garantizar que se tomen las medidas necesarias para proteger los
derechos de las partes y que se lleve a cabo un proceso justo y equitativo.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
152 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

En virtud del artículo 75 del Reglamento, la CIJ puede decidir de oficio, si las
circunstancias del caso lo requieren, conceder medidas provisionales de cumplimiento
obligatorio por alguna o todas las partes.
La CIJ puede otorgar las medidas provisionales requeridas por las partes o puede
otorgar medidas provisionales total o parcialmente distintas de las solicitadas, teniendo
en cuenta las circunstancias del caso y si llegara a negar alguna o todas las medidas
provisionales solicitadas, ello no impide que la parte que la pidió formule una nueva
solicitud basada en nuevos hechos o elementos distintos, tal y como lo permite el
artículo 75, párrafo 3 del Reglamento.
De igual forma, a solicitud de una de las partes o de oficio, la CIJ puede revocar o
modificar en cualquier momento, antes de la sentencia definitiva, cualquier decisión
sobre medidas provisionales que hubiere otorgado si considera que algún cambio en la
situación lo justifica. Cualquier solicitud de una de las partes que proponga la revocatoria
o modificación de alguna medida provisional debe especificar el cambio en la situación
que se considera relevante. Antes de tomar una decisión al respecto, la CIJ dará a las
partes la oportunidad de presentar sus observaciones, todo ello de conformidad con el
artículo 76 del Reglamento.
Según el artículo 77 del Reglamento, cualquier medida provisional otorgada por la
CIJ en virtud de los artículos 73 y 75, así como cualquier decisión tomada por la CIJ en
virtud del artículo 76, párrafo 1, se comunicará de inmediato al Secretario General de
las Naciones Unidas para su transmisión al Consejo de Seguridad, de conformidad con
el artículo 41, párrafo 2, del Estatuto.
Finalmente, el artículo 78 del Reglamento establece que la CIJ puede solicitar
información a las partes sobre cualquier cuestión relacionada con la aplicación de las
medidas provisionales que ha otorgado.
C. Requisitos para que la Corte Internacional de Justicia otorgue medidas
provisionales
Para que la CIJ otorgue medidas provisionales deben concurrir tres requisitos
esenciales. El primero de esos requisitos es que se haya verificado la competencia del
órgano jurisdiccional, al menos prima facie; el segundo requisito es que haya quedado
probada la relación que existe entre la medida provisional concreta que se solicita y los
derechos afectados, que deben ser objeto de litigio; y en tercer lugar se debe probar que
existe un riesgo que podría ser fatal e irreparable para los derechos de alguna de las
partes.

2.6.4.1.2. Características
A. Provisionalidad y temporalidad
La provisionalidad es una característica fundamental y común de las medidas
cautelares dictadas por la CIJ. Esto se debe a que estas medidas no son decisiones
definitivas y no resuelven el fondo de la controversia entre las partes. Su propósito es
Rafael Badell Madrid
153

preservar los derechos de las partes mientras se desarrolla el proceso ante la CIJ. De
hecho, las medidas provisionales se otorgan mediante providencias y no bajo la forma de
sentencias, que son precisamente las que resuelven definitivamente un asunto. Aunque
tanto las sentencias como las medidas provisionales tienen carácter obligatorio.
Una vez que se emite una sentencia definitiva en la controversia, la medida
provisional pierde su vigencia. Esto se debe a que la sentencia definitiva resuelve el fondo
del caso y establece las obligaciones y derechos de las partes. En ese sentido, la sentencia
definitiva genera el decaimiento de la medida provisional ya que ésta es la decisión final
y vinculante en la controversia.
Las medidas provisionales son necesarias y útiles para garantizar que la justicia se
imparta de manera eficaz. Muchos casos toman un tiempo considerable para resolverse y
pueden pasar años antes de que se dicte la sentencia de fondo. Las medidas provisionales
permiten a la CIJ tomar acciones inmediatas para proteger los derechos de las partes
involucradas mientras se tramita el procedimiento, de esta manera se puede garantizar
que no se produzcan daños irreversibles en tanto se sustancia el proceso y se dicta la
decisión final.
Las medidas provisionales son importantes en casos en los que una decisión
tardía puede tener consecuencias graves o irreparables. En el caso de que un Estado
esté llevando a cabo conductas que causen daños a otro Estado, la CIJ podría otorgar
medidas provisionales para detener esas conductas. Incluso, las medidas provisionales
pueden tener un impacto significativo en el resultado final de un caso, sobre todo, en lo
relacionado con la ejecución efectiva de la decisión final.
Además, las medidas provisionales tienen carácter temporal porque pueden ser
modificadas o retiradas en cualquier momento si las circunstancias lo justifican. En
efecto, el artículo 76 del Reglamento permite que las partes soliciten la revocatoria o
modificación de las medidas provisionales en caso de que se produzca un cambio en las
circunstancias.
Esta posibilidad da a las partes una mayor flexibilidad y les permite adaptarse a las
particularidades cambiantes del asunto. La solicitud debe incluir información detallada
sobre el cambio en la situación que se considera relevante, lo que ayuda a la Corte a
evaluar si la modificación o revocatoria es justificada.
Sin duda, el artículo 76 del Reglamento refuerza el carácter temporal de las medidas
cautelares al reconocer que estas medidas pueden ser modificadas o revocadas en
cualquier momento antes de que se dicte una sentencia definitiva sobre el fondo del
asunto.
B. Carácter preventivo o cautelar
La segunda característica de las medidas provisionales es su finalidad preventiva
o cautelar que, precisamente, busca evitar daños y disminuir los peligros que pueden
afectar negativamente los derechos de las partes. En los procedimientos ante la CIJ,
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
154 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

la finalidad preventiva de las medidas provisionales puede consistir en evitar que la


controversia se extienda más allá de los límites en que ha sido planteada originalmente.
El carácter cautelar de las medidas provisionales ayuda a prevenir que la controversia
exceda los límites originalmente establecidos por las partes. Tengamos presente que
la República Cooperativa de Guyana, mediante la explotación de recursos naturales,
ha perturbado los derechos de Venezuela incluso en territorios que no son objeto
de la disputa que se tramita en la CIJ, como es el caso de parte de la zona marítima
correspondiente al estado Delta Amacuro. Esta situación permite afirmar la necesidad
de medidas cautelares a fin de evitar que el conflicto exceda los límites originales. En
efecto: “De no dictarse medidas provisionales, el conflicto se agravará, extendiéndose a las
consecuencias derivadas de la explotación de recursos naturales por la parte actora en este
procedimiento judicial, y extendiéndose a espacios que originalmente no estaban en disputa,
como es el caso de parte de la zona marítima correspondiente al estado Delta Amacuro” 296 .
C. Obligatoriedad
La tercera característica de las medidas provisionales es la obligatoriedad. Es decir,
que las medidas provisionales tienen efecto vinculante. El carácter obligatorio de las
medidas provisionales fue reconocido mediante el criterio jurisprudencial sostenido por
la CIJ desde el año 2001 en el Caso La Grand297 en el que se solicitaron medidas
provisionales para proteger los derechos fundamentales de dos ciudadanos alemanes,
entre ellos, el derecho a la vida.
Con la sentencia que resolvió el Caso La Grand, la CIJ sostuvo por primera vez el
criterio según el cual las medidas provisionales otorgadas por ella “tendrían el mismo

296 Véase Héctor Faúndez Ledesma, “Medidas cautelares en el caso Guyana c. Venezuela” artículo publicado en El
Nacional en fecha 19 de noviembre de 2021. Disponible en: https://www.elnacional.com/opinion/medidas-cautelares-
en-el-caso-guyana-c-venezuela/.
297 Corte Internacional de Justicia, La Grand Case (Germany vs. United States of America) de fecha de 27 de junio de
2001. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/104/104-20010627-JUD-01-00-EN.pdf. El
Caso La Grand fue una controversia surgida tras una demanda de Alemania y Estados Unidos por la detención, juicio
y ejecución de pena de muerte de dos alemanes en detenidos por las autoridades del Estado de Arizona, violando el
derecho de los detenidos a ser informados sobre sus derechos e ignorando la notificación diplomática y, en consecuencia,
la protección diplomática prevista en el artículo 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de fecha 24
de abril de 1963. Disponible en: https://www.oas.org/legal/spanish/documentos/convvienaconsulares.htm. Artículo
36: “Con el fin de facilitar el ejercicio de las funciones consulares relacionadas con los nacionales del Estado que envía: a) los
funcionarios consulares podrán comunicarse libremente con los nacionales del Estado que envía y visitarlos. Los nacionales
del Estado que envía deberán tener la misma libertad de comunicarse con los funcionarios consulares de ese Estado y de
visitarlos; b) si el interesado lo solicita, las autoridades competentes del Estado receptor deberán informar sin retraso alguno
a la oficina consular competente en ese Estado cuando, en su circunscripción, un nacional del Estado que envía sea arrestado
de cualquier forma, detenido o puesto en prisión preventiva. Cualquier comunicación dirigida a la oficina consular por la
persona arrestada, detenida o puesta en prisión preventiva, le será asimismo transmitida sin demora por dichas autoridades,
las cuales habrán de informar sin dilación a la persona interesada acerca de los derechos que se le reconocen en este apartado;
c) los funcionarios consulares tendrán derecho a visitar al nacional del Estado que envía que se halle arrestado, detenido o
en prisión preventiva, a conversar con él y a organizar su defensa ante los tribunales. Asimismo, tendrán derecho a visitar a
todo nacional del Estado que envía que, en su circunscripción, se halle arrestado, detenido o preso en cumplimiento de una
sentencia. Sin embargo, los funcionarios consulares se abstendrán de intervenir en favor del nacional detenido, cuando éste se
oponga expresamente a ello. 2. Las prerrogativas a las que se refiere el párrafo 1 de este artículo se ejercerán con arreglo a las
leyes y reglamentos del Estado receptor, debiendo entenderse, sin embargo, que dichas leyes y reglamentos no impedirán que
tengan pleno efecto los derechos reconocidos por este artículo”.
Rafael Badell Madrid
155

carácter obligatorio, definitivo e inapelable de las sentencias” 298 , de conformidad con el


artículo 94 de la Carta de Naciones Unidas (CNU)299, en concordancia con los artículos
59 y de 60 del Estatuto300.
En el caso venezolano -como veremos adelante- se trata de los derechos de pueblos
históricos, derechos ambientales y el sensible asunto de la soberanía e integridad
territorial del Estado301.

2.6.4.1.3. Las medidas provisionales en la jurisprudencia de la Corte Interna-


cional de Justicia
A. El precedente de la Corte Permanente de Justicia Internacional
Las medidas provisionales fueron otorgadas por primera vez por la Corte Permanente
de Justicia Internacional (CPJI) en su providencia de 5 de diciembre de 1939, dictada
en el caso Electricity Company of Sofia and Bulgaria. La CPJI incluyó en su providencia
una medida que obligaba a Bulgaria a “asegurarse de que no se tomen medidas de ningún
tipo capaces de agravar o extender la disputa presentada ante el Tribunal”302. Sin embargo,
la providencia no ofrecía una explicación clara sobre las razones que llevaron a la CPJI a
otorgar esta medida y la CPJI no aclaró si consideraba que el poder para otorgar medidas
provisionales de carácter general era simplemente complementario al poder para otorgar
medidas destinadas a evitar un perjuicio irreparable a los derechos de las partes, esto es,
medidas provisionales de carácter específico.
Recordemos que la CPJI y CIJ son dos órganos jurisdiccionales internacionales
que tienen conexión histórica y jurídica. La CPJI, establecida en 1922 como parte del
Tratado de Versalles, fue la primera Corte Permanente Internacional creada para resolver
disputas entre Estados. Después de la Segunda Guerra Mundial, esta Corte se convirtió
en la CIJ bajo la Carta de las Naciones Unidas de 1945.
La CIJ ha seguido la jurisprudencia establecida por la CPJI en muchos aspectos,
incluyendo la interpretación de tratados y acuerdos internacionales y la aplicación del
298 Héctor Gros Espiell, “Las medidas cautelares (provisionales) en los tribunales internacionales. El caso de la Corte
Internacional de Justicia y el medio ambiente”, ob. cit., p. 952.
299 Véase Carta de las Naciones Unidas, firmada en fecha de 26 de junio de 1945 en San Francisco. Disponible en: https://
www.oas.org/36ag/espanol/doc_referencia/carta_nu.pdf. Artículo 94: “1. Cada Miembro de las Naciones Unidas
compromete a cumplir la decisión de la Corte Internacional de Justicia en todo litigio en que sea parte. 2. Si una de las partes
en un litigio dejare de cumplir las obligaciones que le imponga un fallo de la Corte, la otra parte podrá recurrir al Consejo
de Seguridad, el cual podrá, si lo cree necesario, hacer recomendaciones o dictar medidas con el objeto de que se lleve a efecto
la ejecución del fallo”.
300 Véase Estatuto de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/statute-of-the-
court/statute-of-the-court-es.pdf. Artículo 59: “La decisión de la Corte no es obligatoria sino para las partes en litigio y
respecto del caso que ha sido decidido”; Artículo 60: “El fallo será definitivo e inapelable. En caso de desacuerdo sobre el
sentido o el alcance del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las partes”.
301 Sobre la importancia de la adopción de medidas provisionales por la Corte Internacional de Justicia véase Soledad
García Lozano, “La sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 27 de junio de 2001 en el caso La Grand”,
Boletín mexicano de derecho comparado, número 109, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México,
2004. pp. 240-241.
302 Paolo Palchetti, “The ICJ and provisional measures to prevent the aggravation of a dispute”, Leiden Journal of
International Law, número 21, 2008, p. 624. Disponible en https://u-pad.unimc.it/retrieve/de3e5026-5492-83cd-
e053-3a05fe0a1d44/LJLarticolo.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
156 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

derecho internacional consuetudinario. El reconocimiento explícito de la continuidad de


la jurisprudencia de la CPJI se ha manifestado en varias decisiones de la CIJ, incluyendo
el caso de la Competencia de las Naciones Unidas en Asuntos de Apartheid (1962) y el caso
de la Plataforma Continental del Mar del Norte (1969).
B. Primera etapa de la jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia
Durante la primera etapa de su jurisprudencia, la CIJ otorgó con frecuencia medidas
de carácter general. En muchos casos, la CIJ incluyó en las partes dispositivas de sus
providencias que se otorgaban decisiones provisionales relacionadas con el deber de las
partes de “asegurarse de que no se tomen medidas de ningún tipo que puedan agravar o
extender la disputa presentada ante el Tribunal”303. Sin embargo, esas dispositivas parecían
ser modelos estándar que simplemente complementaban medidas más específicas304.
Entre las circunstancias que se tuvieron en cuenta para justificar la decisión de
conceder protección provisional, las providencias de la CIJ no se referían a la cuestión
del agravamiento de la disputa. El enfoque principal estaba en la preservación de los
derechos vinculados con el objeto del litigio. En consecuencia, el otorgamiento de
medidas provisionales por la CIJ estaba condicionado a requisitos específicos, es decir, la
urgencia y el riesgo de daño irreparable a los derechos en cuestión en el caso principal305.
En el caso de la Plataforma Continental del mar Egeo, se planteó la cuestión de si la
CIJ tenía el poder de otorgar medidas provisionales con el único propósito de evitar la
extensión o agravamiento de una disputa. Sin embargo, la CIJ no consideró necesario
examinar este asunto, ya que excluyó la posibilidad de que en ese caso hubiera un riesgo
real de agravamiento de la disputa 306.
En ese caso, la CIJ estuvo encargada de resolver la disputa de la delimitación
fronteriza entre Burkina Faso y la República de Mali. Ambas partes solicitaron medidas
provisionales con ocasión de acciones armadas en la zona en disputa. En su providencia
de fecha 10 de enero de 1986, la CIJ sostuvo que, al margen de las solicitudes presentadas
por las partes, la CIJ posee en virtud del artículo 41 del Estatuto el poder de otorgar
medidas provisionales con el fin de prevenir el agravamiento o la extensión del conflicto
cuando lo considere necesario307.
La intención de la CIJ era destacar la importancia de la cuestión del agravamiento
de un conflicto como circunstancia que podría justificar el otorgamiento de medidas
provisionales. La primera medida de carácter general otorgada ordenó a ambas partes
no tomar cualquier tipo de conductas que pudieran agravar o extender la disputa. La
posición adoptada por la CIJ en ese caso fue ratificada posteriormente en el caso de la

303 Cfr. Ídem.


304 Cfr. Ídem.
305 Cfr. Ídem.
306 Cfr. Ídem.
307 Cfr. Ibíd., p. 625.
Rafael Badell Madrid
157

Disputa de Límites Terrestres y Marítimos entre Camerún y Nigeria, así como en el caso de
las Actividades Armadas en el Territorio del Congo308 .
B.1. Caso LaGrand
El Caso LaGrand309, que comentamos al referirnos al carácter obligatorio de las
medidas provisionales otorgadas por la CIJ, se refiere a una disputa entre Estados Unidos
de América y Alemania ante la CIJ en 1999. Los hermanos alemanes LaGrand habían
sido condenados a muerte por un tribunal estadounidense debido a su implicación en un
asalto a mano armada en un banco que resultó en la muerte de dos empleados. La defensa
de los hermanos argumentó que no se les había proporcionado la asistencia consular
requerida por el artículo 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares. El
gobierno alemán presentó una demanda ante la CIJ alegando que los Estados Unidos de
América habían violado sus obligaciones consulares.
La CIJ ordenó a los Estados Unidos de América que suspendieran las ejecuciones
de los hermanos LaGrand hasta que la CIJ pudiera examinar el fondo del caso. Sin
embargo, Estados Unidos de América rechazó la obligatoriedad de la medida provisional
y se procedió a ejecutar a los hermanos. Alemania presentó una nueva demanda ante la
CIJ acusando a los Estados Unidos de América de violar la obligatoriedad de la medida
provisional otorgada por la CIJ.
La CIJ emitió su fallo en 2001, en el cual determinó que Estados Unidos violó sus
obligaciones internacionales al no cumplir con la medida provisional otorgada por la
CIJ. Adicionalmente, la CIJ señaló que las medidas provisionales son obligatorias y
vinculantes para todas las partes en un caso y que las partes tienen la obligación de
cumplir con ellas mientras se resuelve el fondo del caso.
La decisión de la CIJ en el caso LaGrand sentó un importante precedente en el
derecho internacional, al afirmar la obligatoriedad de las medidas provisionales dictadas
por la CIJ. Esto significa que las partes en un caso ante la CIJ tienen la obligación
de cumplir con cualquier medida provisional otorgada por la CIJ y que pueden ser
responsabilizadas por su incumplimiento.
B.2. Medidas provisionales de carácter general y medidas provisionales de
carácter específico
Las medidas provisionales pueden ser de carácter general o de carácter específico. Las
medidas provisionales generales son aquellas que tienen por objeto evitar el agravamiento
de la controversia manteniendo la situación en un status quo. Por otra parte, las medidas
provisionales de carácter específico son las que tienen por objeto tutelar y preservar
derechos concretos de las partes que son objeto de litigio.
Surge la duda respecto a si la CIJ puede ejercer su facultad de otorgar medidas
provisionales para prevenir el agravamiento de la disputa en los casos en que una parte
308 Cfr. Ídem.
309 Disponible en https://www.icj-cij.org/case/104.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
158 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

realiza conductas que aumentan la tensión de la controversia, pero que sin embargo
no constituyen una amenaza para los derechos de la otra parte310. Esto es, si la CIJ
puede otorgar medidas provisionales de carácter general en los casos en que no existen
fundamentos suficientes para otorgar medidas provisionales de carácter específico.
La jurisprudencia de la CIJ ha establecido que las medidas provisionales de carácter
general no pueden ser otorgadas individualmente, sino en conjunto con medidas
provisionales de carácter específico. Un ejemplo es el caso sobre la Aplicación de la
Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
Racial (Qatar vs. Emiratos Árabes Unidos)311. En ese caso, las medidas provisionales
tercera y cuarta solicitadas por los Emiratos Árabes Unidos tenían la finalidad de impedir
el agravamiento de la controversia mediante una medida provisional de carácter general.
Las medidas provisionales de carácter específico solicitadas en ese caso fueron declaradas
sin lugar y, en consecuencia, también lo fueron las medidas provisionales de carácter
general.
A pesar de que la CIJ ha admitido que tiene la facultad de otorgar medidas de carácter
general, independientemente de las solicitudes de medidas de carácter específico, nunca
ha basado el otorgamiento de medidas provisionales únicamente en la necesidad de
prevenir el agravamiento de la controversia. Antes y por el contrario, la CIJ siempre ha
requerido la existencia de un riesgo de daño irreparable a los derechos que son objeto del
conflicto312.
En el caso Pulp Mills on the River Uruguay (Uruguay vs. Argentina), Uruguay solicitó
a la CIJ tres medidas provisionales diferentes. La primera medida solicitada era específica
y exigía que Argentina tomara todas las medidas a su disposición para evitar o poner
fin a la interrupción del tránsito entre Uruguay y Argentina. Las otras dos medidas
eran generales y requerían que Argentina se abstuviera de tomar cualquier medida que
pudiera agravar la disputa y que se abstuviera de cualquier otra medida que pudiera
perjudicar los derechos de Uruguay en el caso313.
La CIJ, mediante providencia dictada el 23 de enero de 2007 durante la tramitación
del procedimiento del caso Pulp Mills on the River Uruguay314, rechazó la primera medida
de carácter específico porque consideró que no existía un riesgo de perjuicio irreparable
para los derechos de Uruguay objeto de litigio.
Con respecto a la segunda y tercera medida solicitada por Uruguay, la CIJ señaló
que en todos los casos en que había otorgado medidas provisionales de carácter general,
también se habían otorgado otras medidas de carácter específico. Por lo tanto, al no
310 Cfr. Paolo Palchetti, ob. cit., p. 634.
311 Corte Internacional de Justicia, “Providencia de fecha 14 de junio de 2019 en el caso contencioso relativo a la
Aplicación de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial (Qatar
c. Emiratos Árabes Unidos) relativa a la solicitud de indicación de medidas provisionales de parte de los Emiratos
Árabes Unidos”. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/172/172-20190614-ORD-01-00-
EN.pdf.
312 Cfr. Ibíd., p. 635.
313 Cfr. Ídem.
314 Disponible en https://www.icj-cij.org/sites/default/files/case-related/135/135-20070123-ORD-01-00-EN.pdf.
Rafael Badell Madrid
159

haber aceptado la primera medida provisional solicitada por Uruguay, no podía otorgar
medidas de carácter general315.

2.6.4.1.4. Trámite del procedimiento incidental de medidas provisionales


iniciado a solicitud de Guyana contra Venezuela en el caso del Laudo
Arbitral de París del 3 de octubre de 1899
El 30 de octubre de 2023 Guyana presentó ante la CIJ una solicitud de medidas
provisionales contra Venezuela con ocasión de la convocatoria popular efectuada por
el gobierno venezolano para la celebración de un referéndum consultivo acerca de los
derechos de Venezuela sobre el territorio en disputa. El procedimiento incidental para la
indicación de medidas provisionales se sustanció y se celebraron dos audiencias públicas
en las que los jueces de la CIJ escucharon los argumentos de ambas partes para formar
su juicio y tomar una decisión sobre esta incidencia.
A. Primera audiencia pública de fecha 14 de noviembre de 2023
El 14 de noviembre de 2023 la CIJ celebró la primera audiencia pública sobre la
solicitud de medidas provisionales presentada por Guyana en el caso del Laudo Arbitral
del 3 de octubre de 1899, en modalidad presencial en La Haya. La audiencia inició a
las 10 a.m. y concluyó a las 11.40 a.m. (hora de La Haya), tal como lo había previsto el
comunicado de la CIJ del 9 de noviembre de 2023.
La entonces Presidente de la CIJ, Joan Donoghue, abrió la sesión conforme al
artículo 74, párrafo 3, del Reglamento de la CIJ, para el argumento oral de la solicitud
de medidas provisionales de la República Cooperativa de Guyana en el caso relativo al
Laudo Arbitral del 3 de octubre de 1899 (Guyana vs. Venezuela). La jurisdicción de la
Corte se estableció bajo el artículo 36, párrafo 1, del Estatuto de la CIJ y el Artículo IV,
párrafo 2, del Acuerdo de 1966 entre Venezuela y el Reino Unido (Acuerdo de Ginebra).
La jurisdicción de la CIJ fue confirmada mediante la sentencia de 18 de diciembre de
2020.
Venezuela planteó una objeción preliminar el 7 de junio de 2022, que la CIJ rechazó
en una sentencia fechada el 6 de abril de 2023. El 30 de octubre de 2023, Guyana
presentó una solicitud de medidas provisionales, basada preocupaciones sobre un
“Referendo Consultivo” planeado por Venezuela, con el objetivo de anexarse el territorio
en disputa. El Secretario comunicó las medidas provisionales solicitadas por Guyana. Al
efecto señaló lo siguiente:
“Guyana sostiene que la Corte debería indicar las siguientes medidas provisionales,
que permanecerían en vigor hasta la emisión de la sentencia de la Corte sobre el fondo
del asunto:
1. Venezuela no deberá llevar a cabo el Referendo Consultivo planificado para el 3
de diciembre de 2023 en su forma actual;

315 Cfr. Paolo Palchetti, ob. cit., p. 635.


CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
160 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

2. En particular, Venezuela no deberá incluir las preguntas Primera, Tercera o


Quinta en el Referendo Consultivo;
3. Tampoco Venezuela deberá incluir en el “Referendo Consultivo” planificado, ni
en cualquier otro referendo público, ninguna pregunta que invada las cuestiones
legales que la Corte debe determinar en su sentencia sobre el fondo, incluyendo
(pero no limitado a):
a. la validez legal y el efecto vinculante del Laudo de 1899;
b. la soberanía sobre el territorio entre el río Esequibo y el límite establecido
por el Laudo de 1899 y el Acuerdo de 1905; y
c. la supuesta creación del Estado de “Guayana Esequiba” y cualquier medida
asociada, incluyendo la concesión de ciudadanía venezolana y tarjetas de
identidad nacional.
4. Venezuela no deberá tomar ninguna acción destinada a preparar o permitir el
ejercicio de la soberanía o el control de facto sobre cualquier territorio otorgado
a la Guayana Británica en el Laudo Arbitral de 1899.
5. Venezuela deberá abstenerse de cualquier acción que pueda agravar o extender
la disputa ante la Corte o dificultar su resolución.”
La Presidente dio la bienvenida a las delegaciones y fijó el cronograma para los
argumentos orales. Se recordó que la Directiva Práctica XI enfatiza la limitación de
los argumentos a criterios relevantes para medidas provisionales. Luego se le otorgó la
palabra a Guyana para la primera sesión.
A.1. Discurso del Agente de la República Cooperativa de Guyana. Sr. Carl
Greenidge
El Agente de Guyana, Mr. Greenidge, destacó la urgencia de la solicitud de medidas
provisionales debido a la amenaza existencial que Venezuela representa para más de dos
tercios del territorio de Guyana. Señaló que el referéndum programado por Venezuela
para diciembre de 2023 busca obtener un mandato popular para rechazar la jurisdicción
de la CIJ, socavando la autoridad del principal órgano judicial de las Naciones Unidas.
Advierte sobre los planes de Venezuela de crear un nuevo Estado que anexaría la región
de Esequibo de Guyana, más de dos tercios de su territorio, y otorgar ciudadanía
venezolana a la población.
Greenidge resaltó la amenaza existencial para los derechos de Guyana sobre la región
de Esequibo y la urgencia de medidas provisionales para prevenir pérdidas irreparables.
Además, destacó la confianza de Guyana en la CIJ como el único medio para lograr una
solución justa y vinculante. Se refirió a la necesidad de la CIJ de proteger los derechos de
Guyana y prevenir la inminente anexión de territorio guyanés por parte de Venezuela.
Rafael Badell Madrid
161

A.2. Guyana y la necesidad urgente de medidas provisionales para prevenir


daños irreparables a sus derechos en este caso. A cargo del Abogado de
Guyana Sr. Paul S. Reichler
El abogado de Guyana, Mr. Reichler, destacó la urgencia de la solicitud de medidas
provisionales para evitar daños irreparables a los derechos en disputa, especialmente la
integridad de su territorio nacional.
• Territorio en disputa
Se presentó un mapa que muestra la región de Esequibo, territorio en disputa desde
el Arbitraje de 1899. Destacó que la decisión de la CIJ sobre los derechos de Guyana en
esta región está en riesgo debido al referéndum planificado por Venezuela.
• Naturaleza del referéndum venezolano
Venezuela planea un referéndum el 3 de diciembre para obtener apoyo popular
a decisiones ya tomadas, como el rechazo del Arbitraje de 1899 y la negación de la
jurisdicción de la CIJ. Las preguntas están formuladas para garantizar un respaldo
abrumador a estas acciones.
• Preguntas deliberadamente sesgadas
Las preguntas del referéndum están diseñadas para obtener un mandato popular
a favor de las acciones ya decididas por Venezuela. El abogado destacó la intención de
Venezuela de rechazar el Arbitraje de 1899, la jurisdicción de la Corte y de crear un
nuevo estado venezolano en la región disputada.
• Preparativos militares de Venezuela
Se mencionó la construcción de una pista de aterrizaje militar en el lado venezolano
de la frontera, evidenciando los preparativos militares. Venezuela pretende utilizar sus
fuerzas armadas para defender la anexión planeada de la región en disputa.
• Carácter vinculante del referéndum

El abogado aseguró que, según su comprensión, el Tribunal Supremo


de Venezuela respaldó la constitucionalidad del referéndum programado para el
3 de diciembre y que, aunque los resultados no serán legalmente vinculantes, el
Gobierno tiene la intención de actuar de acuerdo con ellos.
• Acciones de Venezuela y resultados del referéndum
Se destacó que, independientemente de la legalidad de los resultados, Venezuela
ha anunciado su intención de actuar según ellos, utilizándolos como base para afirmar
sus derechos sobre el territorio en disputa, excluyendo los derechos de Guyana. Se
mencionan las acciones declaradas por Venezuela, como el rechazo del Arbitraje de 1899
y la incorporación del territorio en disputa a un nuevo estado venezolano.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
162 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

• Justificación de medidas provisionales


Se argumentó que se cumplen todos los elementos necesarios para indicar medidas
provisionales. Se destaca la jurisdicción clara de la Corte, la plausibilidad de los derechos
de Guyana basados en el Arbitraje de 1899 y acuerdos demarcatorios, y la certeza de
un perjuicio irreparable si Venezuela rechaza unilateralmente el arbitraje y procede a la
incorporación formal del territorio en disputa.
• Consideraciones adicionales
Se abordaron brevemente las preguntas dos y cuatro del referéndum, destacando la
retorcida interpretación de Venezuela del Acuerdo de Ginebra y las amenazas contra las
actividades económicas de Guyana en el área marítima. Se explicó por qué Guyana no
busca la protección de la CIJ en relación con la pregunta cuatro debido a la jurisprudencia
previa sobre la temporalidad de la jurisdicción.
• Desafíos de Venezuela al derecho internacional
Se resaltó la falta de conformidad de Venezuela con el derecho internacional y la
amenaza que representa para los derechos de Guyana. Se argumentó que Venezuela
muestra desprecio por la CIJ y el derecho internacional al rechazar su jurisdicción y al
buscar acciones que perjudiquen irreparablemente los derechos de Guyana.
A.3. Las medidas provisionales solicitadas por Guyana. A cargo del abogado
de Guyana Sr. Alain Pellet
a. Primera medida provisional
Guyana solicitó que la CIJ indique con fuerza jurídica obligatoria que Venezuela no
proceda con el referéndum consultivo planeado para el 3 de diciembre de 2023 en su
forma actual. Se destacó que esta solicitud no busca censurar la totalidad de la iniciativa
venezolana, sino evitar efectos irreparables contrarios al derecho internacional y al
mantenimiento de la paz y seguridad internacionales.
b. Segunda medida provisional
Venezuela insta a los votantes a respaldar el Acuerdo de Ginebra de 1966 como el
único instrumento legal válido para resolver la controversia territorial. Se reconoce que
este acuerdo es crucial para resolver el diferendo y se destaca que la solicitud se basa en
el respeto al derecho internacional.
c. Tercera y cuarta medida provisional
Se resaltó que la tercera y cuarta preguntas del referéndum plantean riesgos
significativos al desafiar la jurisdicción de la CIJ. Se mencionó la falta de competencia de
la CIJ en asuntos de delimitación marítima y se reitera la solicitud de que estas preguntas
no sean incluidas en el referéndum.
Rafael Badell Madrid
163

d. Quinta medida provisional


Se solicitó a la CIJ que indique con fuerza obligatoria hasta el pronunciamiento de la
sentencia que Venezuela no puede incluir en el referéndum ninguna pregunta que afecte
las cuestiones jurídicas bajo la competencia de la CIJ según el Acuerdo de Ginebra de
1966.
e. Consideraciones Finales
Se destacó la necesidad de evitar que Venezuela lleve a cabo acciones que puedan
comprometer la aplicación efectiva de la futura sentencia de la CIJ. Se señalaron las
conductas anteriores de Venezuela para obstaculizar el proceso y se mencionó la
importancia de las medidas provisionales para prevenir daños irreparables a los derechos
de Guyana.
A.4. Cierre de la audiencia
El representante de Guyana, el Sr. Greenidge, presentó las solicitudes de medidas
provisionales de Guyana, pidiendo que se impidan ciertas conductas/acciones por parte
de Venezuela, especialmente relacionadas con el referéndum consultivo planeado. Al
efecto las citamos nuevamente:
1. “Venezuela no deberá llevar a cabo el Referendo Consultivo planificado para el
3 de diciembre de 2023 en su forma actual;
2. En particular, Venezuela no deberá incluir las preguntas Primera, Tercera o
Quinta en el Referendo Consultivo;
3. Tampoco Venezuela deberá incluir en el “Referendo Consultivo” planificado, ni
en cualquier otro referendo público, ninguna pregunta que invada las cuestiones
legales que la Corte debe determinar en su sentencia sobre el fondo, incluyendo
(pero no limitado a):
a. la validez legal y el efecto vinculante del Laudo de 1899;
b. la soberanía sobre el territorio entre el río Esequibo y el límite establecido por el
Laudo de 1899 y el Acuerdo de 1905; y
c. la supuesta creación del Estado de “Guayana Esequiba” y cualquier medida
asociada, incluyendo la concesión de ciudadanía venezolana y tarjetas de
identidad nacional.
4. Venezuela no deberá tomar ninguna acción destinada a preparar o permitir el
ejercicio de la soberanía o el control de facto sobre cualquier territorio otorgado
a la Guayana Británica en el Laudo Arbitral de 1899.
5. Venezuela deberá abstenerse de cualquier acción que pueda agravar o extender
la disputa ante la Corte o dificultar su resolución.”
La Presidenta concluyó esta ronda de argumentos orales y anunció la continuación de
las audiencias al día siguiente para escuchar la presentación de la República Bolivariana
de Venezuela.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
164 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

B. Segunda audiencia pública de fecha 15 de noviembre de 2023


El 15 de noviembre de 2023 se celebró en la CIJ la segunda audiencia pública sobre la
solicitud de medidas provisionales presentada por Guyana en el caso del Laudo Arbitral
del 3 de octubre de 1899. En esta oportunidad los jueces escucharon los argumentos
orales de la representación de Venezuela. La audiencia inició a las 10 a.m. y concluyó a
las 11.40 a.m. (hora de La Haya), tal como lo había previsto el comunicado de la CIJ del
9 de noviembre de 2023.
B.1. Intervención inicial de la Vicepresidente de Venezuela, Sra. Delcy
Rodríguez
La Vicepresidente Ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, tomó la palabra y
destacó que su presencia no implicaba el reconocimiento de la jurisdicción de la CIJ
en la disputa territorial. Expuso la posición histórica de Venezuela de no someter la
resolución de disputas sobre sus intereses vitales a terceros. También mencionó que el
país no reconocía la jurisdicción obligatoria de la CIJ, en línea con la posición expresada
previamente 12 veces ante la ONU.
También defendió la independencia, soberanía y autodeterminación de Venezuela,
rechazando las acusaciones y medidas propuestas por Guyana. Argumentó que el intento
de impedir un referéndum consultivo en Venezuela era inaceptable y subrayó la posición
histórica del país expresada en el Acuerdo de Ginebra de 1966.
Además, destacó que la participación en el referéndum era un ejercicio de soberanía
y autodeterminación del pueblo venezolano, protegido por la Constitución y tratados
internacionales. Refutó la intervención externa y defendió la legalidad del referéndum
programado para el 3 de diciembre.
Esta intervención inicial también hizo referencia a preguntas previas de la CIJ sobre
el proceso referendario, destacando el respeto de Venezuela al Acuerdo de Ginebra y
la legalidad del referéndum, el cual además está respaldado por decisiones judiciales.
Luego se acusó a Guyana de ser el agresor, violando acuerdos, participando en acciones
internacionales contra Venezuela y beneficiándose del país mientras violaba sus
derechos. Se denunció el apoyo de Guyana a acciones de los Estados Unidos de América
y ExxonMobil en detrimento de Venezuela.
La Sra. Delcy Rodríguez concluyó su disertación afirmando que Venezuela no
aceptaría la agresión de Guyana contra su Constitución y solicitó a la CIJ que rechazara
la solicitud de medidas provisionales, considerándola un fraude procesal. Subrayó la
importancia del referéndum para demostrar la inalienable e incuestionable soberanía de
Venezuela sobre la región en disputa.
B.2. Intervención del Abogado Sr. Makane Moïse Mbengue
El consultor y abogado de Venezuela, Sr. Makane Moïse Mbengue, durante su
intervención ante la CIJ, abordó tres cuestiones clave. En primer lugar, resaltó algunas
Rafael Badell Madrid
165

deficiencias fundamentales en la solicitud de medidas provisionales presentada por


Guyana. Luego, argumentó que la CIJ debería rechazar en su totalidad esta solicitud sin
precedentes, ya que constituye una interferencia ilícita en el domaine réservé indiscutible
de Venezuela y, además, que la CIJ carece de jurisdicción prima facie para conocer la
solicitud de Guyana.
- Deficiencias de la solicitud de Guyana
El primer argumento presentado por el abogado Makane Moïse Mbengue estuvo
relacionado con las deficiencias de la solicitud de Guyana. En este sentido, señaló que
ninguno de los reclamos en la solicitud de medidas provisionales era nuevo para Guyana
o la CIJ. Temas como la invalidez del Laudo Arbitral del 3 de octubre de 1899, la
importancia del Acuerdo de Ginebra y la disputa sobre la jurisdicción de la CIJ ya eran
conocidos por ambas partes y por la propia CIJ desde hace mucho tiempo.
Destacó que el referéndum consultivo, que es el fundamento principal de la solicitud
de Guyana, fue anunciado por Venezuela hace más de dos años. De manera que Guyana
tuvo tiempo suficiente para plantear estas cuestiones, pero decidió mantenerse en silencio
hasta ahora. Argumentó que esto no era congruente con la esencia de una solicitud de
medidas provisionales.
Otra deficiencia señalada fue la oposición de Guyana a un referéndum interno en
Venezuela, un asunto que, según el abogado Makane Moïse Mbengue, no podía tener
un efecto perjudicial en el supuesto título de Guyana sobre el territorio en disputa.
Argumentó que Guyana malinterpretó profundamente el propósito de este ejercicio
democrático, acusando a Guyana de leer intenciones hipotéticas en el referéndum.
Además, se destacó que la solicitud de Guyana se basó en la premisa infundada
de que la CIJ ya había fallado a su favor en el fondo del caso. Precisamente por eso el
abogado Makane Moïse Mbengue argumentó que Guyana en realidad estaba pidiendo
a la CIJ que prejuzgara el fondo de la disputa, lo cual era contrario a la naturaleza y la
razón de ser de las medidas provisionales, así como a la función misma de la CIJ.
- Lo que Guyana solicita a la Corte es que interfiera con el domaine réservé de
Venezuela
El segundo argumento del consultor y abogado de Venezuela, Sr. Makane Moïse
Mbengue, estuvo relacionado con la interferencia de Guyana en el domaine réservé316 de
Venezuela.
El abogado Makane Moïse Mbengue destacó que el único objetivo de Guyana era
que la CIJ pusiera fin a una consulta nacional del pueblo venezolano de acuerdo con
la organización constitucional de Venezuela. Sin embargo, señaló una problemática
insalvable en la solicitud de Guyana: el área en cuestión sin duda cae dentro del

316 Domaine réservé (reserved domain) se refiere a los ámbitos de la actividad estatal que son asuntos internos o domésticos
de un Estado y que, por lo tanto, son de su jurisdicción o competencia interna. Vid. Karja S. Ziegler, “Domaine
réservé”, Max Planck Enclyclopedias of International Law. Traducción libre para este resumen.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
166 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

domaine réservé de Venezuela, y nada en el derecho internacional permite a Guyana


dictar a Venezuela, a través de la CIJ, cómo deben desempeñar sus funciones los órganos
constitucionales.
El abogado Makane Moïse Mbengue recordó que en el derecho constitucional es
práctica común llevar a cabo referendos, especialmente cuando están en juego los límites
o la extensión del territorio nacional. La búsqueda de la opinión popular sobre estos
asuntos pertenece, en principio, al domaine réservé de los Estados.
Además, el abogado hizo hincapié en que esta esencia fundamental está presente en
el Artículo 2, párrafo 7, de la Carta de las Naciones Unidas, que se refiere a “asuntos
que son esencialmente de la jurisdicción interna de cualquier Estado”. Argumentó que
Venezuela nunca ha aceptado ninguna limitación del derecho internacional sobre su
poder soberano para decidir si, cómo y cuándo consultar a su población mediante un
referéndum.
El abogado Makane Moïse Mbengue resaltó que la organización de este referéndum
claramente cae dentro del domaine réservé de Venezuela, y Guyana no invoca ninguna
base para limitar este dominio reservado. A su juicio, sería un asunto sin precedentes que
un Estado obligue a otro a renunciar a una consulta popular interna y que la CIJ indique
a un Estado que no consulte a su población sobre un asunto crucial.
Asimismo, hizo referencia al caso de Nicaragua contra Colombia en 2022, en el que
la CIJ no prestó atención a la solicitud de Nicaragua de que se ordenara a Colombia
garantizar que una sentencia de la Corte Constitucional de Colombia no obstaculizara
la ejecución del fallo de 2012 de la CIJ. Esto se debe a que la CIJ no puede interferir en
procesos constitucionales internos, y de manera similar, sería inconcebible que en este
caso la CIJ adoptara medidas provisionales que interfirieran con la realización de un
referéndum democrático, según lo solicitado por Guyana.
- La Corte carece de jurisdicción prima facie para atender la solicitud de
Guyana
El tercer argumento del abogado Makane Moïse Mbengue fue la falta de jurisdicción
prima facie de la CIJ para conocer la solicitud de Guyana. Al respecto indicó que, según
la jurisprudencia de la CIJ, no debería indicar medidas provisionales a menos que las
disposiciones invocadas por el solicitante parezcan, prima facie, proporcionar una base
sobre la cual la jurisdicción de la CIJ podría fundarse. Señaló que Guyana apenas tocó
este tema en su solicitud, presentando sólo un párrafo con su argumentación sobre este
punto.
El abogado Makane Moïse Mbengue también destacó que la decisión de la CIJ sobre
su jurisdicción sobre el fondo del caso es distinta de su jurisdicción prima facie para
tratar la solicitud de Guyana. Esto se debe a que el objeto de la solicitud de medidas
provisionales es fundamentalmente diferente.
Rafael Badell Madrid
167

Al efecto, el abogado Makane Moïse Mbengue se refirió a la jurisprudencia de la


CIJ establece que una solicitud incidental -como las medidas provisionales- no puede
transformar el caso en otro diferente. Guyana intenta hacer precisamente esto. Además,
hizo referencia al caso sobre el Laudo Arbitral de 31 de julio de 1989 entre Guinea-Bissau
y Senegal como un precedente aplicable, en el que la CIJ rechazó medidas provisionales
porque la disputa no se extendía a los derechos de las partes sobre las áreas marítimas
en cuestión.
Guyana, según el abogado Makane Moïse Mbengue, intenta extender la jurisdicción
de la CIJ más allá de lo previsto en su demanda original. Argumentó que el referéndum
es un asunto interno, punto que ya había ilustrado en su argumento sobre el domaine
réservé, y no está destinado producir la anexión del territorio en disputa. Por último,
insistió en que la CIJ debería rechazar la solicitud de medidas provisionales de Guyana,
ya que no hay un vínculo jurisdiccional entre las medidas solicitadas y la disputa en
cuestión.
- Conclusiones de la intervención del abogado Makane Moïse Mbengue
El abogado de Venezuela Makane Moïse Mbengue concluyó su intervención durante
la audiencia ante la CIJ expresando las siguientes conclusiones:
1. Guyana presentó una solicitud con varias deficiencias, principalmente
relacionadas con asuntos conocidos tanto por Guyana como por la CIJ desde
hace mucho tiempo.
2. La CIJ carece prima facie de jurisdicción sobre cada una de las medidas
solicitadas por Guyana. Entre las deficiencias específicas se identificaron las
siguientes:
• Guyana quiere una orden para que Venezuela no proceda con el referéndum
consultivo programado para el 3 de diciembre de 2023. Se argumentó que
esto constituye una interferencia sin precedentes en el domaine réservé de
otro Estado, y la celebración del referéndum está fuera del alcance de la
disputa según la definición hecha por la propia CIJ.
• Guyana insistió en que Venezuela no incluya las preguntas primera, tercera
o quinta en el referéndum. Se argumenta que, si no se justifican medidas
provisionales para evitar que se celebre un referéndum, es aún menos
adecuado modificar unilateralmente el alcance y contenido del referéndum.
• Guyana pidió una orden para garantizar que Venezuela nunca realice un
referéndum que incluya “cualquier pregunta que invada las cuestiones
legales que debe determinar la CIJ en su fallo sobre el fondo”. Esto se ubica
en el ámbito de lo hipotético y está no guarda relación con la jurisdicción de
la CIJ en este caso.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
168 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

• Guyana solicitó una orden para que Venezuela no tome ninguna acción
destinada a preparar o permitir el ejercicio de soberanía o control de facto
sobre cualquier territorio otorgado a la Guayana Británica en el Laudo
Arbitral de 1899. Se argumentó que Guyana históricamente ha alertado
sobre las supuestas intenciones de Venezuela con respecto al territorio en
disputa, pero la CIJ no tiene jurisdicción para otorgar medidas relacionadas
con intenciones hipotéticas que, de todos modos, no son plausibles.
• Guyana busca una orden de no agravamiento de la disputa. Se argumentó
que esta solicitud debe ser rechazada, ya que las condiciones para indicar las
medidas provisionales específicas solicitadas por Guyana no se cumplen, y la
CIJ no puede indicar medidas únicamente con respecto a la no exacerbación
de la disputa, que sería una medida de carácter general y abstracto.
En definitiva, el abogado Makane Moïse Mbengue concluyó que la CIJ debe rechazar
completamente la solicitud de medidas provisionales de Guyana, ya que estas medidas
infringen el domaine réservé de Venezuela y la CIJ carece prima facie de jurisdicción sobre
las medidas solicitadas.
B.3. Conclusiones generales de Venezuela a cargo del Agente Sr. Samuel
Moncada Acosta
El Agente de Venezuela, Sr. Samuel Moncada Acosta, presentó las siguientes
conclusiones durante su intervención ante la Corte Internacional de Justicia:
1. Describió la disputa sobre la Guayana Esequiba como la historia de un
territorio venezolano ilegalmente ocupado por una potencia colonial, el
Reino Unido, bajo la amenaza del uso de la fuerza, y cómo se cometió fraude
en la negociación del Tratado de Washington de 1897 y en el arbitraje que
permitió el robo territorial de Venezuela.
2. Señaló que, en 1966, el Reino Unido, la Guayana Británica y Venezuela
acordaron buscar una solución satisfactoria y mutuamente aceptable para el
arreglo práctico de esta controversia.
3. Enfatizó que, según el derecho internacional, no hay restricciones para la
realización de un referéndum sobre cuestiones esenciales para la vida de
una nación, como la integridad territorial de Venezuela sobre la Guayana
Esequiba.
4. Argumentó que las medidas provisionales solicitadas por Guyana para evitar
que Venezuela realice un referéndum sobre sus derechos sobre la Guayana
Esequiba violan el derecho internacional y son un intento de abusar de la CIJ
para intervenir en los asuntos internos de Venezuela.
5. Destacó que la convocatoria a un referéndum en Venezuela se basa en la
necesidad de hacer valer la verdad histórica y permitir que la voz del pueblo
venezolano se escuche sobre la Guayana Esequiba.
Rafael Badell Madrid
169

6. Solicitó a la CIJ, en nombre de Venezuela, que rechace la solicitud de


medidas provisionales presentada por Guyana.
B.4. Cierre de la audiencia

La Presidente de la Corte Internacional de Justicia en aquel momento,


juez Joan Donoghue, agradeció al Agente de Venezuela por su declaración, dan-
do por concluida la única ronda de argumentos orales de Venezuela y la ronda
de audiencias públicas.
Siguiendo la práctica habitual, solicitó a ambos Agentes que permanecieran a
disposición de la CIJ para proporcionar cualquier información adicional que esta pudiera
necesitar. Finalmente indicó que la CIJ emitirá su providencia sobre la solicitud de
medidas provisionales presentada por Guyana tan pronto como sea posible y se informará
a los Agentes de las Partes sobre la fecha en que la CIJ dará lectura a la decisión en una
sesión pública. Al no tener otros asuntos pendientes, la sesión fue declarada cerrada a las
11:15 a.m. (hora de La Haya).
C. Providencia dictada por la Corte Internacional de Justicia el 1 de diciembre
de 2023 por medio de la cual decidió sobre la solicitud de medidas
provisionales presentada por Guyana
La CIJ se reunió en sesión del 1 de diciembre de 2023, conforme lo establecido en la
comunicación oficial de fecha 28 de noviembre de 2023, para dar lectura a la decisión
sobre la solicitud de medidas provisionales solicitada por Guyana el 30 de octubre de
2023. La sesión inició a las 3:00 p.m. en hora de La Haya y finalizó antes de las 10:30
a.m.
La sesión fue dirigida por la Presidente de la CIJ para ese moemento, Juez Joan
Donoghue, quien inició realizando un breve recuento histórico de la controversia. Se
refirió a hechos ocurridos durante el siglo XX como la firma del Acuerdo de Ginebra y la
independencia de Guyana, hasta llegar a los hechos presentes.
La CIJ fue enfática en establecer que tiene competencia para conocer del caso. Al
efecto citó en reiteradas ocasiones la sentencia de fecha 18 de diciembre de 2020, por
medio de la cual la CIJ se declaró competente para resolver la controversia entre la
República Cooperativa de Guyana y la República Bolivariana de Venezuela relativa de la
nulidad o validez del Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899.
La CIJ recordó que Guyana, mediante su solicitud de medidas provisionales, busca
proteger su derecho a la soberanía sobre el territorio asignado por el laudo de 1899. Esto
a objeto de evitar que Venezuela tome acciones que modifiquen la situación actual antes
de la decisión final.
La CIJ se refirió al artículo 41 del Estatuto, el cual establece el poder cautelar de este
alto tribunal. En efecto, el artículo 41 del Estatuto indica:
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
170 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

“1. La Corte tendrá facultad para indicar, si considera que las circunstancias así lo
exigen, las medidas provisionales que deban tomarse para resguardar los derechos
de cada una de las partes.
2. Mientras se pronuncia el fallo, se notificarán inmediatamente a las partes y al
Consejo de Seguridad las medidas indicadas.”
En ejercicio de los poderes antes señalados, la CIJ se pronunció sobre las medidas
cautelares en el caso. Para fundamentar su decisión se pronunció sobre los criterios
tradicionalmente exigidos en su propia jurisprudencia.
En primer término, la CIJ destacó la existencia de un vínculo entre las medidas y
los derechos reclamados por Guyana. Luego, se indicó que a juicio de la CIJ se verificó
la existencia de un riesgo real e inminente relacionado con el potencial riesgo de que
Venezuela intenta ejercer administración y control sobre el territorio en disputa. Al efecto
se hizo especial énfasis en la pregunta número 5 del referendo consultivo organizado por
las autoridades venezolanas, relacionada con la creación del nuevo estado de Guayana
Esequiba, citada a continuación:
QUINTA: ¿Está usted de acuerdo con la creación del estado Guayana Esequiba y se
desarrolle un plan acelerado para la atención integral a la población actual y futura
de ese territorio que incluya entre otros el otorgamiento de la ciudadanía y cédula de
identidad venezolana, conforme al Acuerdo de Ginebra y el Derecho Internacional,
incorporando en consecuencia dicho estado en el mapa del territorio venezolano?
Tengamos presente que en su momento Guyana argumentó que el referéndum
venezolano podría llevar a la anexión del territorio, causando daño irreparable. Venezuela
respondió señalando que el referéndum no afectará los derechos de Guyana.
La CIJ concluyó que existe un riesgo de perjuicio irreparable y urgencia debido
a la tensión actual y las declaraciones de Venezuela, en razón de lo cual decidió, por
unanimidad, las siguientes medidas provisionales:
1. Venezuela debe abstenerse de ejecutar acciones que modifiquen la situación
actual del territorio en disputa.
2. Ambas partes deben evitar acciones que agraven o extiendan la disputa o la
hagan más difícil de resolver.
A pesar de que ambas medidas fueron indicadas en forma unánime, la Juez ugandesa
Julia Sebutinde y el Juez jamaiquino Patrick Robinson anexaron una declaración
separada y una opinión separada, respectivamente.
C.1. Declaración separada de la Juez Julia Sebutinde
En su declaración la Juez Sebutinde expresó su acuerdo con la concesión de medidas
provisionales a favor de Guyana, indicadas por la CIJ. Sin embargo, señaló que las
medidas no fueron suficientes para proteger plenamente los derechos plausibles de
Guyana. Argumentó que Guyana tenía dos derechos plausibles: el derecho a la soberanía
sobre el territorio en disputa, otorgado por el Laudo Arbitral de 1899, y el derecho, como
alternativa, a la resolución por parte de la CIJ de la disputa de límites entre Guyana y
Venezuela.
Rafael Badell Madrid
171

La Juez sostuvo que ambas reclamaciones eran plausibles y merecían reconocimiento


y protección. Criticó que las medidas provisionales indicadas por la CIJ no iban lo
suficientemente lejos para preservar estos derechos. En particular, destacó que la Corte
debería haber ordenado a Venezuela que se abstuviera de cualquier acción que pusiera en
peligro o modificara la soberanía de Guyana sobre el territorio en disputa.
La Juez argumentó que las declaraciones de funcionarios venezolanos indicaban una
intención de ejercer la soberanía sobre el territorio en disputa, más allá de simplemente
control y administración. También enfatizó la urgencia y el riesgo de perjuicio irreparable
para ambos derechos de Guyana.
Recapitulando, la declaración de la Juez Sebutinde respaldó la concesión de medidas
provisionales pero criticó la insuficiencia de las medidas indicadas por la CIJ para
proteger plenamente los derechos plausibles de Guyana, especialmente su derecho a la
soberanía sobre el territorio en disputa.
C.2. Opinión separada del Juez Patrick Robinson
En su opinión separada el Juez Robinson expresó acuerdo con la concesión de medidas
provisionales a favor de Guyana pero discrepó con ciertos aspectos del razonamiento de la
CIJ. Se mostró sorprendido por el razonamiento que afirmaba que Guyana administraba
y ejercía control sobre el territorio en disputa, ya que sostenía que desde 1966 Guyana
había ejercido soberanía sobre dicho territorio. Criticó que la medida no reconociera
adecuadamente la soberanía actual de Guyana y destacó que las medidas provisionales
no afectarían el fondo del caso.
Además, cuestionó la evaluación de la CIJ sobre las ambiciones de Venezuela en
el territorio en disputa. Señaló que había evidencia clara de la intención de Venezuela
de ejercer soberanía, no solo control, sobre el territorio en disputa, citando elementos
de la quinta pregunta del referéndum venezolano. Argumentó que la creación de un
nuevo estado, la concesión de la nacionalidad venezolana y la incorporación del territorio
disputado al mapa de Venezuela demostraban claramente la intención de Venezuela de
ejercer soberanía. Además, cuestionó la conclusión de la CIJ de que había un riesgo
serio de que Venezuela adquiriera control y administración, en lugar de soberanía, sobre
el territorio en disputa. En su opinión, el tribunal debería haber concluido que había
un riesgo serio de que Venezuela adquiriera y ejerciera soberanía sobre el territorio en
cuestión.

2.6.4.1.5. ¿Es posible que Venezuela también solicite medidas provisionales


contra Guyana en el caso del Laudo Arbitral de París del 3 de octubre
de 1899?
Desde antes que Guyana obtuviera su independencia se han estado violando los
derechos de Venezuela sobre el territorio Esequibo y su respectiva proyección marítima.
En efecto, se violaron los derechos de Venezuela en 1965 cuando Gran Bretaña
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
172 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

concedió derechos a una empresa canadiense para la explotación de un campo petrolero


en el distrito de Rupununi. Luego, en 2009, Guyana otorgó concesiones a Shell y
ExxonMobil para la explotación en el bloque Stabroek, en esta oportunidad también
hubo participación de la petrolera china Cnooc. En la actualidad, como hemos señalado
anteriormente, Guyana está impulsando, de nuevo, otro procedimiento de licitación
sobre territorio controvertido, lo que indica la inminente decisión de Guyana de otorgar
nuevos derechos en la industria petrolera a pesar de que no se ha resuelto la controversia.
Indudablemente, la explotación petrolera llevada a cabo por empresas transnacionales
a través de concesiones otorgadas por Guyana ha desencadenado y continúa provocando
severos perjuicios medioambiente. En efecto, esta situación ha desatado una serie de
problemas ambientales, incluyendo la contaminación de los océanos, la deforestación y
la degradación de ecosistemas terrestres y marinos.
La búsqueda de ganancias económicas a menudo ha primado sobre la conservación de
los recursos naturales. Por ello, resulta fundamental abordar la situación para garantizar
un equilibrio sostenible entre los derechos objeto de litigio ante la CIJ, el desarrollo
económico y la preservación del medio ambiente en la región. Además, la conducta que
ha venido sosteniendo Guyana, aunada a las concesiones que pretende otorgar en el
futuro inmediato, no sólo han generado el agravamiento controversia jurídica, sino que
han influido negativamente en las relaciones diplomáticas entre ambas naciones.
Si algo es cierto es que Guyana no tiene intención alguna de paralizar su desarrollo
económico. Todo lo contrario, mientras Guyana no tenga ningún obstáculo para
continuar con sus actividades, seguirá otorgando concesiones, explorando y explotando
hidrocarburos, aún en desmedro de los legítimos derechos de Venezuela sobre dichos
territoriales.
Conviene recordar que el territorio donde se plantean esas explotaciones es el que
es objeto de controversia y cursa por ante la CIJ en virtud de la demanda propuesta
el 29 de marzo de 2018 por Guyana, recibida por este alto órgano jurisdiccional, el
cual registró el proceso bajo el número de caso 171. Por esas razones resulta pertinente
efectuar un análisis sobre los distintos aspectos fácticos y jurídicos que justificarían una
posible solicitud de medidas provisionales por parte de Venezuela.
A. Aspectos fácticos
A.1. Procedimiento de licitación de Guyana
El 13 de septiembre de 2023, Guyana anunció públicamente las ofertas para 8
de los 14 bloques de exploración petrolera y de gas en el área marítima en disputa317.
Entre las empresas que han participado en la licitación se encuentran grandes petroleras

317 Reuters, “Guyana receives bids for eight oil and gas blocks, including from Exxon and Total”, 13 de septiembre de
2023. Disponible en: https://www.reuters.com/business/energy/guyana-receives-bids-eight-oil-gas-blocks-including-
exxon-total-2023-09-13/.
Rafael Badell Madrid
173

trasnacionales tales como ExxonMobil, CNOOC Ltd., Delcorp Inc., Hess Corp.,
Liberty Petroleum Corp., TotalEnergies, Qatar Energy y Petronas318.
En realidad, todo ello obedece a un procedimiento de licitación pública denominado
“2022 Guyana Licensing Round ”. Los términos y lineamientos de este proceso de
licitación fueron publicados por Ministerio de Recursos Naturales de la Guyana el 9 de
diciembre de 2022 y actualizados el 7 de septiembre de 2023319.
El calendario del procedimiento de licitación de Guyana tiene casi un año en
marcha. En efecto: La publicación de los términos y lineamientos del proceso ocurrió
el 9 de diciembre del 2022 y ese mismo día se publicó en la Official Gazette de Guyana
el anuncio con los bloques que serán objeto de la licitación junto con las cuotas de
participación.
El 12 de diciembre de 2022 se abrió el data room y se inició el procedimiento para
que los contratistas expresaran su interés y pagaran la respectiva cuota de participación.
También el 12 de diciembre de 2022 se abrió un período de consulta sobre los términos
y lineamientos generales del proceso, que cerró el 31 de enero de 2023. El 14 de marzo de
2023 se publicó un borrador del modelo de contrato y se inició un período de consulta
respecto de ese borrador que culminó el 28 de marzo de 2023.
En abril de 2023 se publicó la versión actualizada de los términos de referencia y del
modelo de contrato. El 12 de septiembre los contratistas enviaron sus ofertas, las cuales
están siendo evaluadas actualmente desde el 18 de septiembre hasta el 6 de octubre de
2023. Luego el 10 de octubre se abrirá una fase de negociación que culminará el 27
de octubre de 2023. Finalmente, el 1 de noviembre de 2023 Guyana adjudicará los
contratos a las contratistas que resulten seleccionadas en el proceso de licitación320.
Esta ronda de licencias consta de catorce bloques costa afuera para licitaciones. Se
trata de tres bloques de aguas profundas (Bloques D1, D2 y D3) y once bloques en aguas
poco profundas (Bloques S1, S2, S3, S4, S5, S6, S7, S8, S9, S10 y S11). En la siguiente
imagen puede observarse la superficie de cada bloque representada en kilómetros
cuadrados:

318 La Gran Aldea, “Venezuela reclama a Guyana licitaciones en aguas no delimitadas”, 28 de septiembre de 2023.
Disponible en: https://lagranaldea.com/2023/09/25/venezuela-reclama-a-guyana-licitaciones-en-aguas-no-
delimitadas/. Ver también Reuters, “Guyana receives bids for eight oil and gas blocks, including from Exxon and
Total”, 13 de septiembre de 2023. Disponible en: https://www.reuters.com/business/energy/guyana-receives-bids-
eight-oil-gas-blocks-including-exxon-total-2023-09-13/.
319 Véase Ministry of Natural Resources of Guyana, “2022 Guyana Licensing Round”. Disponible en: https://petroleum.
gov.gy/guyana-offshore-licensing-round-2022.
320 Véase Ministry of Natural Resources of Guyana, “2022 Guyana Licensing Round”. p. 3. Disponible en: https://
petroleum.gov.gy/guyana-offshore-licensing-round-2022.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
174 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Además, Guyana publicó un mapa, que se observa en la parte izquierda de la imagen


anterior, en el que detalló cuales son los bloques que están siendo sometidos al proceso de
licitación. El mapa denominado “Reference Map Showing The Guyana Offshore Licensing
Round 2022 Blocks for Tender” es el siguiente:
Rafael Badell Madrid
175

En cuanto a la duración de los contratos se estableció que, para los


bloques de aguas poco profundas, el período de exploración inicial puede
durar hasta cinco años, y si se aprueba la exploración, se otorga una licencia de
producción que dura 20 años. Si al final de estos 20 años el contratista desea
extender la licencia, debe negociarlo y presentar la solicitud con al menos un
año de anticipación a la fecha de vencimiento.

Para los bloques de aguas profundas, el período de exploración inicial


puede durar hasta diez años, y si se aprueba, se otorga una licencia de produc-
ción de 20 años. En este caso, la licencia de producción puede extenderse por
otros 10 años si se cumplen ciertas condiciones. Es importante destacar que la
extensión del período de exploración más allá del período inicial está sujeta a
que el contratista haya completado el programa de trabajo propuesto en el pe-
ríodo anterior y haya pagado la garantía bancaria asociada a dicho programa de
trabajo para el período siguiente. Sobre la duración de los contratos y sus fases
tengamos presente la siguiente imagen:

Lo anterior demuestra que Guyana no tiene el menor interés en resolver la controversia


sin fracturar las relaciones diplomáticas entre ambos países. En efecto, Guyana ha
tomado un camino que resulta contradictorio a su pretensión de resolver la controversia
a través del arreglo judicial ante la CIJ. Es paradójico que el Estado que inició el proceso
ante la CIJ sea el mismo que ha decidido ignorar la existencia de un territorio en disputa
y que ha dado prevalencia a sus intereses económicos en la exploración y explotación de
yacimientos petroleros que forman parte de la proyección marítima del territorio objeto
de la controversia.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
176 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

A.2. Protesta de Venezuela ante el ilegal e ilegítimo proceso de licitación


impulsado por Guyana
Visto el avance de Guyana en el procedimiento de licitación y la presentación pública
de las ofertas que recibió, Venezuela reaccionó en forma inmediata mediante la emisión
de varios comunicados oficiales del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Mediante un comunicado del 19 de septiembre de 2023, Venezuela rechazó
contundentemente la ilegal ronda de licitación de bloques petrolíferos impulsada por
Guyana, en virtud de que esta licitación tiene el objeto de disponer territorios pendientes
de delimitación entre Venezuela y Guyana, en violación del derecho internacional. Al
efecto citamos textualmente esta protesta efectuada por el gobierno venezolano:
“La República Bolivariana de Venezuela, rechaza enérgicamente la ilegal ronda
de licitación de bloques petrolíferos que actualmente lleva a cabo el Gobierno de la
República Cooperativa de Guyana (Blocks for tender for 2022 – Guyana Licensing
Round), ya que la misma pretende disponer de áreas marítimas pendientes de
delimitación entre ambos países.
El Gobierno de Guyana no posee derechos soberanos sobre estas áreas marítimas y en
consecuencia cualquier acción en sus límites es violatoria del Derecho Internacional,
mientras no sean llevadas a cabo a través de un acuerdo con Venezuela.
La República Bolivariana de Venezuela reitera que es inaceptable, y violatorio de sus
derechos soberanos cualquier concesión ilícita y arbitraria que Guyana otorgue, haya
otorgado o pretenda otorgar en las áreas en cuestión, y advierte que estas acciones no
generan ningún tipo de derechos a los terceros que participen en dicho proceso” 321.
Ese mismo día 19 de septiembre de 2023, Venezuela emitió un segundo comunicado
mediante el cual manifiesto su preocupación ante las declaraciones del Presidente de
Guyana, Mohamed Irfaan Ali, a través de las cuales su gobierno pretende arrogarse
facultades para efectuar un proceso de licitación sobre territorios que no le corresponden
en derecho y que son objeto de litigio ante la CIJ. Venezuela condenó la conducta de
Guyana y advirtió a las empresas que participen que tomará medidas para proteger sus
recursos. El texto del comunicado fue el siguiente:
“El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela deplora las declaraciones del
Presidente de la República Cooperativa de Guyana, Mohamed Irfaan Ali, mediante
las cuales su gobierno pretende arrogarse la facultad de convocar a un ilegal proceso
de licitación de bloques petrolíferos y gasíferos costa afuera en territorio marítimo no
delimitado, a pesar del legítimo reclamo de la República Bolivariana de Venezuela,
sobre la ilegalidad de una delimitación unilateral de facto que no es aceptable en el
derecho internacional.
El Gobierno de Guyana y sus elites gobernantes, continúan actuando con descaro,
como empleados de la Exxon Mobil, y han entregado su soberanía e independencia
esta empresa estadounidense, con la pretensión de adueñarse de recursos naturales
que no le pertenecen. Esta confabulación, además, financia una perversa campaña
diplomática, mediática y jurídica para despojar a la República Bolivariana de
Venezuela de sus legítimos derechos territoriales.
321 Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, “Venezuela rechaza ilegal ronda de licitación de bloques
petrolíferos realizada por el gobierno de Guyana”, 19 de septiembre de 2023. Disponible en: https://mppre.gob.ve/
comunicado/venezuela-rechaza-ilegal-ronda-licitacion-bloques-petroliferos-realizada-por-el-gobierno-guyana/.
Rafael Badell Madrid
177

Finalmente, el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, advierte a todas


las empresas que participen en el ilegal proceso de licitación convocado por Guyana,
que aplicará todas las medidas necesarias para evitar la explotación ilegítima de los
recursos naturales que pertenecen a nuestra nación.
¡El sol de Venezuela nace en el Esequibo!”322

Luego, el 27 de septiembre de 2023 Venezuela rechazó la declaración de


la embajadora de Guyana ante la ONU, Carolyn Rodrigues-Bricket, fechada el
26 de septiembre de 2023. Venezuela ratificó sus preocupaciones sobre la con-
troversia territorial con Guyana, que se remonta a 1899 y se refirió a la influen-
cia de Exxon Mobil en la política guyanesa. Además, Venezuela destacó que
sus pronunciamientos no amenazan la soberanía de Guyana y que ha actuado
históricamente con respeto al derecho internacional.

En ese mismo comunicado Venezuela señaló que las actividades uni-


laterales de Guyana en zonas marítimas pendientes de delimitación afectan las
zonas marítimas venezolanas. Venezuela considera que la postura de Guyana de
establecer una frontera marítima unilateral es contraria al derecho internacional.
Respecto a la controversia sobre la Guayana Esequiba, Venezuela insistió en que
el Acuerdo de Ginebra de 1966 constituye una hoja de ruta para la solución de
la disputa y mostró su disposición a participar en un encuentro de alto nivel
propuesto por la CARICOM. El texto del comunicado es el siguiente:
“La República Bolivariana de Venezuela rechaza, de manera contundente, que la
República Cooperativa de Guyana y en particular, la declaración de su embajadora
ante las Naciones Unidas, Carolyn Rodrigues-Bricket, fechada 26 de septiembre
de 2023, pretendan tergiversar y manipular ante la Comunidad Internacional,
el espíritu de los Comunicados Oficiales emitidos recientemente por la República
Bolivariana de Venezuela y el discurso pronunciado por el Canciller Yván Gil ante la
Asamblea General dela ONU el día 23 de septiembre de 2023.
Venezuela ratifica las palabras de su canciller, relativas al intervencionismo
estadounidense en la controversia territorial con Guyana, la cual es producto de
un despojo llevado a cabo por el Imperio Británico en el año 1899, invocando la
Doctrina Monroe e incluso tratando de militarizar la región, a través de la recurrente
realización de ejercicios militares con fines de intimidación, así como la protección de
acciones emprendidas por la transnacional Exxon Mobil, que de manera abierta se ha
convertido en el principal soporte financiero de la clase política guyanés.
Adicionalmente, y en aras de la transparencia, la República Bolivariana de Venezuela
señala lo siguiente:
1. Los pronunciamientos oficiales emitidos por el gobierno de la República Bolivariana
de Venezuela de ninguna manera se constituyen en una amenaza a la soberanía y la
integridad territorial de la República Cooperativa de Guyana.

322 Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, “Venezuela deplora declaraciones del presidente de Guyana
sobre licitación ilegal de bloques petroleros y gasíferos”, 19 de septiembre de 2023. Disponible en: https://mppre.gob.
ve/comunicado/venezuela-deplora-declaraciones-presidente-guyana-licitacion-ilegal-bloques-petroleros-gasiferos/.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
178 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

2. La actuación histórica de Venezuela ha demostrado su respeto por el Derecho


internacional y por el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales que son
precisamente hoy las salvaguardas que la asisten para preservar su integridad.
3. La República Bolivariana de Venezuela reitera su firme decisión de salvaguardar
su soberanía e integridad territorial, razón por la cual ratifica el contenido de los
Comunicados Oficiales emitidos los días 19, 20 y 23de septiembre de 2023, así como
el pronunciamiento del Canciller de la República Bolivariana de Venezuela ante
la Asamblea General de las Naciones Unidas, los cuales presentan los argumentos
del Estado venezolano en la justa y necesaria defensa de su seguridad e integridad
territorial.
4. Las actividades unilaterales de Guyana no son conformes con el derecho
internacional, por pretender llevarse a cabo en zonas marítimas pendientes de
delimitación y que afectan zonas marítimas venezolanas.
5. Al afirmar Guyana, entre otras irregularidades e ilegalidades, que «todas las
actividades que ha autorizado, incluso en su Bloque Stabroek, se han realizado, se
están realizando o se realizarán en zonas marítimas en las que sólo Guyana goza de
soberanía o de derechos soberanos exclusivos», pretende convertir de forma unilateral
su reclamación en una frontera marítima establecida. Esta postura es contraria al
derecho internacional y principios básicos del derecho aplicable a la delimitación
de fronteras marítimas, que establece que estas fronteras sólo pueden establecerse
mediante acuerdo entre los Estados interesados. En relación con la controversia sobre
la Guayana Esequiba, la República Bolivariana de Venezuela reitera que el Acuerdo
de Ginebra de 1966 traza una hoja de ruta convenida entre ambas partes para
alcanzar una resolución pacífica a la controversia, a través de la negociación política,
y, en ese sentido, ratifica su disposición de participar en un encuentro de alto nivel,
promovido por la Comunidad del Caribe (CARICOM), para, en un ambiente de
amistad, respeto mutuo y buena vecindad, continuar con las negociaciones previstas
en dicho instrumento jurídico.” 323
B. Aspectos jurídicos
B.1. Las medidas provisionales como mecanismo procesal de Venezuela para
contrarrestar la actuación de Guyana
Vistos los antecedentes fácticos del caso, es perfectamente razonable que Venezuela
evalúe seriamente la conveniencia de solicitar a la CIJ que conceda medidas provisionales,
específicas y generales, de conformidad con lo dispuesto en el numeral 1 del artículo 41
del Estatuto y 73 y siguientes del Reglamento.
Algunas personas han señalado que esto podría ser una estrategia errada, pues en
caso de que fuere declarada sin lugar por la CIJ, ello podría tenerse como una importante
derrota para Venezuela. Particularmente consideramos que por temor a una decisión
adversa no debemos renunciar a ejercer esta defensa que de ser exitosa podría tener
extraordinarios resultados inmediatos para el país.

323 Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, “Venezuela rechaza que Guyana pretenda tergiversar
y manipular su posición sobre el caso Esequibo”, 27 de septiembre de 2023. Disponible en: https://mppre.gob.ve/
comunicado/venezuela-rechaza-que-guyana-pretenda-tergiversar-y-manipular-su-posicion-sobre-el-caso-esequibo/.
Rafael Badell Madrid
179

La República Bolivariana de Venezuela podría solicitar a la CIJ que otorgue medidas


provisionales de carácter específico con la finalidad de paralizar las concesiones de
Guyana en el territorio disputado, a objeto de evitar los perjuicios causados en el territorio
por la explotación de recursos naturales. Ciertamente, la explotación petrolera realizada
por empresas trasnacionales mediante concesiones otorgadas por Guyana ha causado, y
sigue generando, graves daños al medio ambiente. Al respecto Faúndez Ledesma afirma:
“Las medidas requeridas no tienen el propósito de evitar un riesgo inminente, sino
evitar un daño muy concreto que se está produciendo en este momento, y que se viene
causando por lo menos desde 1965, cuando Gran Bretaña le otorgó concesiones a una
empresa canadiense para explotar un campo petrolero en el distrito de Rupununi;
luego, en 2009, se otorgó concesiones a Shell y Exxon para la explotación en el
denominado bloque Stabroek, en el que -más allá de líneas ideológicas- también tiene
participación la china Cnooc” 324.
Resulta necesario agregar a las palabras del Dr. Faúndez la situación de tensión entre
ambos países generada con ocasión del anuncio público –y descarado- de Guyana de las
ofertas que ha recibido en el marco del ilegítimo e ilegal procedimiento de licitación que
ha iniciado para otorgar concesiones a importantes trasnacionales petroleras dentro de la
proyección marítima del territorio en disputa.
En este escenario las medidas provisionales pueden servir para garantizar la
protección de derechos humanos que están siendo vulnerados como consecuencia de la
conducta de Guyana, una de las partes en litigio. Es el caso de los pueblos indígenas que
han resultado gravemente afectados por la explotación petrolera. Lo más grave es que
algunas de las actividades de explotación desarrolladas por Guyana no cuentan con la
aprobación de la Agencia de Protección Ambiental de Guyana.
Debe tenerse en cuenta la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas aprobada en sesión plenaria de la Asamblea General de la ONU en fecha 13 de
septiembre de 2007. En especial, conviene citar lo dispuesto por el artículo 29:
“1. Los pueblos indígenas tienen derecho a la conservación y protección del medio
ambiente y de la capacidad productiva de sus tierras o territorios y recursos.
Los Estados deberán establecer y ejecutar programas de asistencia a los pueblos
indígenas para asegurar esa conservación y protección, sin discriminación.
2. Los Estados adoptarán medidas eficaces para asegurar que no se almacenen ni
eliminen materiales peligrosos en las tierras o territorios de los pueblos indígenas
sin su consentimiento libre, previo e informado.
3. Los Estados también adoptarán medidas eficaces para asegurar, según sea necesario,
que se apliquen debidamente programas de control, mantenimiento y restablecimiento
de la salud de los pueblos indígenas afectados por esos materiales, programas que serán
elaborados y ejecutados por esos pueblos” 325.

324 Véase Héctor Faúndez Ledesma, “Medidas cautelares en el caso Guyana c. Venezuela” ob. cit.
325 Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas aprobada en sesión plenaria de la
Asamblea General de las Naciones Unidas en fecha 13 de septiembre de 2007. Disponible en: https://www.un.org/esa/
socdev/unpfii/documents/DRIPS_es.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
180 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Téngase en cuenta también que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU


en fecha de 8 de octubre de 2021 decidió que el “medio ambiente limpio, saludable
y sostenible es un derecho humano y exhortó a todos los Estados a trabajar juntos, en
conjunto con otros actores, para implementarlo”326. Esta resolución fue aprobada por un
total de 43 votos a favor y 4 abstenciones327. Igualmente se dijo que la Asamblea General
de la ONU discutiría pronto el tema para analizar la posibilidad de dictar una decisión
semejante.
El derecho ambiental es particularmente relevante en este caso. Es fundamental
la incidencia de la protección del medio ambiente a través de mecanismos de derecho
internacional. Conviene recordar que en materia de derecho ambiental rige el principio
precautorio. En este sentido, Blanco-Uribe Quintero afirma, refiriéndose al derecho
ambiental, que “como toda rama del Derecho, ella actúa curativamente, pero su gran
especialidad radica en su carácter primordialmente preventivo, dada la condición muchas
veces irreversible de los daños ambientales y la índole extracomercial de muchos de los bienes
ambientales”328.
Ya se han causado daños severos e irreparables en el territorio controvertido. Queda
en manos de la CIJ, bajo su buen criterio, determinar la necesidad de que se evite la
profundización de las innegables consecuencias negativas de la actividad de Guyana, en
aras de la protección de los derechos ambientales.
Estos elementos, de relevancia central en el caso de la controversia limítrofe entre la
República Bolivariana de Venezuela y Guyana deben ser considerados por la CIJ quien,
si dicta medidas provisionales para salvaguardar los derechos de Venezuela, estaría -por
vía de consecuencia- protegiendo bienes jurídicos esenciales para la humanidad, como
son el medio ambiente y los pueblos indígenas que “están ubicados en el más bajo estrato
social dentro de Guyana en el que apenas son considerados seres humanos” 329.
No sería la primera vez que la CIJ, mediante el otorgamiento de medidas provisionales,
protege los derechos e intereses de las partes en conflicto. La puesta en peligro de derechos
fundamentales como el derecho a la vida ha servido en el pasado como base para que este
órgano jurisdiccional conceda medidas provisionales330.

326 Organización de Naciones Unidas, “El Consejo de Derechos Humanos declara que tener un medio ambiente limpio
y saludable es un derecho humano” apartado de Noticias ONU, publicado el 8 de octubre de 2021. Disponible en:
https://news.un.org/es/story/2021/10/1498132.
327 Ídem. Las abstenciones fueron de Rusia, China, India y Japón.
328 Alberto Blanco-Uribe Quintero, La protección del ambiente y el contencioso administrativo, Editorial Sherwood,
colección cuadernos, Caracas, 1998. p. 17.
329 Claudio Briceño Monzón, José Alberto Olivar y Luis Alberto Buttó (coords.), La cuestión Esequibo. Memoria y
soberanía., Universidad Metropolitana, Caracas, 2016. p. 266.
330 Véase al respecto Corte Internacional de Justicia, “Application of the Convention on the Prevention and Punishment
of the Crime of Genocide (The Gambia vs. Myanmar)”. Disponible en: https://www.icj-cij.org/en/case/178. El
caso Gambia c. Myanmar inició el 11 de noviembre del año 2019 mediante la demanda de la República de Gambia
en contra de la República de la Unión de Myanmar tras el acontecimiento de actos genocidas en contra un grupo
protegido –los rohinyá- con lo que se violó la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
En fecha 23 de enero del año 2020 la Corte Internacional de Justicia indicó -por unanimidad- medidas provisionales
con el objeto de proteger los derechos de los rohinyá. Para determinar la necesidad de indicar medidas provisionales,
la Corte Internacional de Justicia verificó que se cumplieran dos requisitos esenciales: (i) relación o vínculo entre los
derechos reclamados y las medidas solicitadas y (ii) el peligro de que se produzca un daño irreparable (riesgo real e
inminente).
Rafael Badell Madrid
181

Con las actividades de explotación de recursos naturales y las serias afectaciones


que ellas implican se está perjudicando el derecho de Venezuela sobre el territorio
controvertido, desmejorando su condición, produciendo daños irreparables y, además,
dificultando el eventual ejercicio de soberanía de nuestra República en aquellos dominios
de resultar vencedores en el litigio.
Todos estos elementos desfavorables y perjudiciales a los derechos de Venezuela
sobre el territorio reclamado se agravan aún más por la falta de control de las
autoridades guyanesas en los 159.500 km2 objeto de la controversia. Estos problemas de
gobernabilidad se traducen en la proliferación de actividades como minería ilegal, trata
de personas, tráfico de drogas, contrabando y crimen organizado331.
En esas actividades ilícitas han participado activamente personas provenientes de
Brasil, involucrándose progresivamente en la región y aprovechando la falta de dominio
militar derivada de la escasa cantidad de funcionarios militares de Guyana. Ello ha sido
así, al menos con más fuerza, “desde la inauguración en septiembre de 2009 del puente
sobre el río Tacuctú ubicado al suroeste del Territorio Esequibo en la frontera con Brasil” 332 .
La República Cooperativa de Guyana, en contra de los derechos de Venezuela, ha
ejercido indebidamente soberanía además en territorios que pertenecen a Venezuela y
que no son objeto de litigio. Ese es un elemento importante que la CIJ debe considerar
para conceder medidas provisionales.
Además de esta medida específica, Venezuela podría solicitar providencias cautelares
de carácter general para asegurarse de que la zona en reclamación deje de ser objeto
de explotación, directa o indirecta, por parte de Guyana. Cabe sin duda plantear la
necesidad de una medida general a objeto de evitar el agravamiento de la controversia.

2.6.4.2. Excepciones preliminares (Artículos 79, 79bis y 79ter del


Reglamento)
Las excepciones preliminares son un mecanismo procesal de defensa que se otorga
a los Estados partes en el marco de los procedimientos contenciosos ante la CIJ. Las
excepciones preliminares se encuentran reguladas en el Reglamento, específicamente,
en la subsección 2, incluida en la sección D relativa a los procedimientos incidentales.
En el artículo 79 se establece la regulación de la excepción preliminar. Dicho artículo
fue enmendado y una nueva redacción entró en vigor a partir del 1 de febrero de 2001.
Luego, otra enmienda dio lugar a la creación de los artículos 79bis y 79ter que entraron
en vigor el 21 de octubre de 2019333.
331 Véase Claudio Briceño Monzón, José Alberto Olivar y Luis Alberto Buttó (coords.), ob. cit., p. 266.
332 Ídem.
333 Para un estudio de las excepciones preliminares bajo el prisma del caso de Guyana contra Venezuela relativo a la
nulidad o validez del Laudo Arbitral de París, véase Rafael Badell Madrid, “Consideraciones sobre las excepciones
preliminares propuestas por Venezuela en la Corte Internacional de Justicia. Trámite procesal y sentencia que las
resuelve”, Boletín de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, número 170, Caracas, 2022. En sentido similar véase:
Rafael Badell Madrid, “Comentarios sobre la controversia con Guyana” en Libro Homenaje a Cecilia Sosa Gómez,
Tomo I, Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 2021.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
182 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

El artículo 79 del Reglamento está compuesto de dos parágrafos y establece que


luego de la presentación de la demanda y tras las reuniones que el Presidente de la CIJ
debe sostener con cada una de las partes, es posible que la CIJ decida que los asuntos
relacionados con su propia competencia y con la admisibilidad de la demanda sean
resueltos separadamente. Todo lo anterior, siempre que existan circunstancias que lo
justifiquen (parágrafo primero).
En caso de que la CIJ decida dar inicio a este procedimiento incidental, las partes
deberán ceñirse a los lapsos establecidos por ese alto órgano jurisdiccional a tal efecto. Los
escritos de las partes deberán contener sus observaciones y alegatos. Deberán incluirse en
esos escritos las pruebas que fundamentan su posición, anexando los documentos que la
sustenten (parágrafo segundo). El artículo 79 del Reglamento dispone:
“1. Tras la presentación de la demanda y después de que el Presidente se haya reunido y
consultado con las partes, el Tribunal podrá decidir, si las circunstancias lo justifican,
que las cuestiones relativas a su competencia o a la admisibilidad de la demanda se
resuelvan por separado.
2. Cuando el Tribunal de Justicia así lo decida, las partes presentarán los escritos
relativos a la competencia o a la admisibilidad en los plazos y en el orden fijados por
el Tribunal de Justicia. Cada escrito contendrá las observaciones y alegaciones de
la parte, incluidas las pruebas en que se base, y adjuntará copias de los documentos
justificativos”.
Por su parte, el artículo 79bis, que entró en vigor a través de una enmienda el 21 de
octubre de 2019, establece varios aspectos relevantes relacionados con las excepciones
preliminares. Así, indica en su parágrafo primero que en los casos en que la CIJ no haya
tomado alguna decisión con relación de la posibilidad jurídica del artículo 79 sobre
excepciones preliminares, cualquier excepción respecto de la competencia, admisibilidad
de la demanda o cualquier otra que requiera ser decidida antes de entrar a conocer el
mérito de la controversia deberá presentarse por escrito.
En relación con lo anterior, el parágrafo primero del artículo 79bis establece un
período máximo de tres meses luego de la consignación de la memoria para presentar
dicho escrito. Incluso se aborda la posibilidad de que esas objeciones sobre competencia,
admisibilidad de la demanda y, en general, las que correspondan, sean formuladas por
una parte distinta a la demandada, fijando para ello el mismo término que para la
consignación del primer escrito de esa parte. En efecto:
“1. Cuando la Corte no haya adoptado ninguna decisión en virtud del artículo 79,
la impugnación de la competencia de la Corte o de la admisibilidad de la demanda,
o cualquier otra impugnación sobre la que se solicite una decisión antes de continuar
el procedimiento sobre el fondo, deberá formularse por escrito lo antes posible y, a
más tardar, dentro de los tres meses siguientes a la entrega del Memorial. Cualquier
objeción de este tipo realizada por una parte distinta de la demandada deberá
presentarse dentro del plazo fijado para la entrega del primer escrito de dicha parte”.
El parágrafo segundo del artículo 79bis del Reglamento exige que en las excepciones
preliminares se expongan sus fundamentos de hecho y de derecho. Además de ello,
Rafael Badell Madrid
183

junto a sus alegatos, la parte oponente deberá consignar una lista de documentos que les
sustenten, incluyendo las pruebas en las que se base. La referida norma dispone:
“2. La objeción preliminar deberá exponer los hechos y el derecho en los que se basa la
objeción, las alegaciones y una lista de los documentos que la apoyan; deberá incluir
cualquier prueba en la que la parte se base. Se adjuntarán copias de los documentos
justificativos”.
Los efectos procesales de la oposición de excepciones preliminares son indicados
el parágrafo tercero del artículo 79bis del Reglamento. Esta disposición señala que
la recepción de excepciones preliminares por parte de la Secretaría de la CIJ tendrá
como consecuencia la suspensión del procedimiento sobre el fondo de la controversia.
Ello implica que si la excepción preliminar es declarada con lugar el procedimiento se
extingue, pero si es declarada sin lugar el procedimiento continuará su curso y la CIJ
deberá fijar los lapsos para los actos procesales subsiguientes, de conformidad con lo
previsto en el parágrafo quinto del artículo 79ter del Reglamento.
Además, la CIJ deberá fijar el lapso correspondiente para la consignación del escrito
de la contraparte donde expondrá sus alegatos, observaciones y elementos probatorios
que correspondan. El parágrafo tercero del artículo 79bis del Reglamento indica:
“3. Cuando la Secretaría reciba una excepción preliminar se suspenderá el
procedimiento sobre el fondo y el Tribunal, o el Presidente si el Tribunal no está
reunido, fijará el plazo para que la otra parte presente un escrito con sus observaciones
y alegaciones, en el que se incluirán los elementos de prueba que la parte invoca. Se
adjuntarán copias de los documentos justificativos”.
El cuarto y último parágrafo del artículo 79bis establece la posibilidad de que las
partes acuerden que las excepciones preliminares sean resueltas conjuntamente con las
cuestiones de fondo. La norma dispone expresamente lo siguiente: “4. El Tribunal hará
efectivo cualquier acuerdo entre las partes para que una objeción presentada en virtud del
apartado 1 sea oída y resuelta en el marco del fondo”.
El artículo 79ter del Reglamento, compuesto de cuatro parágrafos, establece en el
primero de ellos que las excepciones preliminares sólo podrán oponerse con relación a
los asuntos que sean pertinentes. No específica cuáles son estos supuestos, sin embargo,
de la redacción de los artículos anteriormente descritos se deduce que, al menos,
podrán oponerse excepciones preliminares relativas a temas de competencia de la CIJ y
admisibilidad de la demanda. El parágrafo primero establece:
“1. Las alegaciones relativas a las excepciones preliminares o a las objeciones
presentadas en virtud del artículo 79, apartado 2, o del artículo 79bis, apartados 1
y 3, se limitarán a los asuntos que sean pertinentes para las cuestiones preliminares o
las objeciones”.
Seguidamente el parágrafo segundo del artículo 79ter del Reglamento establece que
la regla en cuanto al procedimiento incidental sobre excepciones preliminares será la
oralidad, sin perjuicio de la posibilidad que se otorga a la CIJ de decidir que sea resuelta
bajo una modalidad distinta. En efecto establece el parágrafo segundo “Salvo decisión en
contrario del Tribunal, el procedimiento ulterior será oral”.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
184 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

La CIJ podrá, de conformidad con el parágrafo tercero del artículo 79ter del
Reglamento y siempre que las circunstancias así lo requieran, ejercer su facultad de
solicitar a los Estados parte que aleguen todas las cuestiones de hecho y de derecho, así
como todos los elementos probatorios relacionados con las excepciones preliminares.
Dispone el artículo 79ter en su parágrafo tercero:
“3. El Tribunal, siempre que sea necesario, podrá solicitar a las partes que aleguen
todas las cuestiones de hecho y de derecho y que aporten todas las pruebas que tengan
relación con las cuestiones preliminares o las excepciones”.
Ante la presentación de excepciones preliminares, luego de oír a las partes, la CIJ
tendrá tres alternativas: la primera, declarar la admisión de las excepciones preliminares;
la segunda, rechazar su admisión; o la tercera posibilidad, declarar que, en atención a las
particularidades del caso, esa excepción no tiene carácter puramente preliminar. Así lo
contempla el parágrafo cuarto del artículo 79ter:
“4. Después de oír a las partes, el Tribunal se pronunciará sobre una cuestión
preliminar admitiéndola o rechazándola. No obstante, el Tribunal podrá declarar
que, en las circunstancias del caso, una cuestión o una excepción no tiene carácter
exclusivamente preliminar”.
El quinto y último parágrafo del artículo 79ter establece que las excepciones
preliminares serán resueltas mediante sentencias. Sin embargo, en caso de que la sentencia
no resuelva la cuestión preliminar de que se trate, la CIJ fijará los lapsos procesales del
procedimiento ulterior334. Como indica la referida norma:
“5. El Tribunal de Justicia decidirá en forma de sentencia. Si la sentencia no resuelve
el asunto, el Tribunal fijará los plazos para el procedimiento ulterior”.
Al analizar las excepciones preliminares es importante tener en cuenta que la CIJ
deberá fijar el lapso para que la contraparte formule sus observaciones en un período de
tiempo no superior a cuatro meses, esto, de conformidad con la Directivas Prácticas de
la CIJ, especialmente, la Directiva Práctica V que establece:
“Con el fin de acelerar el procedimiento relativo a las excepciones preliminares
formuladas por una de las partes en virtud del artículo 79bis, apartado 1, del
Reglamento de la Corte, el plazo para la presentación por la otra parte de un
escrito con sus observaciones y alegaciones en virtud del artículo 79bis, apartado 3,
no excederá en general de cuatro meses a partir de la fecha de presentación de las
excepciones preliminares” 335.

334 Es importante tener en cuenta la redacción de esta norma antes de la modificación del 21 de octubre de 2019. El
artículo 79ter no existía antes de esa fecha, la norma se encontraba establecida en el parágrafo séptimo del artículo
79 y expresaba: “La Corte, oídas las partes, decidirá por medio de un fallo, en el que aceptará o rechazará la excepción
o declarará que la excepción no tiene, en las circunstancias del caso, un carácter exclusivamente preliminar. Si la Corte
rechazara la excepción o declarara que no tiene un carácter exclusivamente preliminar, fijará los plazos para
la continuación del procedimiento” (Resaltado añadido). De esta manera, la práctica siempre ha consistido en
que cuando se rechazan las excepciones preliminares opuestas por un Estado parte, la CIJ fija los lapsos para los
subsiguientes actos procesales, que serán los mismos que estaban previstos antes de la suspensión del procedimiento
con ocasión de la apertura de la incidencia por excepciones preliminares.
335 Véase “Practice Directions” en el portal web oficial de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.
icj-cij.org/en/practice-directions.
Rafael Badell Madrid
185

2.6.4.3. Reconvención (Artículo 80 del Reglamento)


La reconvención o mutua petición es el derecho del demandado de formular
pretensiones contra la parte actora en el proceso, respecto de las cuales la autoridad
jurisdiccional deberá pronunciarse en la sentencia definitiva. Desde el punto de vista
táctico del litigio, la reconvención es un medio de ataque del que dispone la parte
accionada contra el demandante.
La reconvención en los procedimientos ante la CIJ no está regulada en el Estatuto,
sino en el Reglamento. A estos efectos, se imitó la regulación que se había dado a la
reconvención en el Estatuto de la Corte Permanente de Justicia Internacional. El
Reglamento de la CIJ regula la reconvención mediante una sola disposición, la del
artículo 80, que fue modificado el 1 de febrero de 2001 y establece lo siguiente:
“1. La Corte sólo podrá admitir una reconvención si es de su competencia y está
directamente relacionada con el objeto de la demanda de la otra parte.
2. La reconvención se formulará en el escrito de contestación a la demanda y figurará
como parte de las alegaciones contenidas en el mismo. Se mantendrá el derecho de la
otra parte a presentar su punto de vista por escrito sobre la reconvención, en un escrito
adicional, independientemente de cualquier decisión de la Corte, de conformidad
con el artículo 45, párrafo 2, de este Reglamento, relativa a la presentación de nuevos
escritos.
3. Cuando se plantee una objeción sobre la aplicación del apartado 1 o cuando la
Corte lo considere necesario, la Corte decidirá al respecto después de oír a las partes” 336 .
De manera que la reconvención, o mutua petición, en los procedimientos ante la
CIJ representa un recurso estratégico para la parte demandada, permitiéndole formular
pretensiones contra la parte actora. Aunque no está regulada en el Estatuto de la CIJ, el
artículo 80 del Reglamento establece condiciones específicas para su admisibilidad. La
CIJ solo aceptará una reconvención si está dentro de su competencia y está directamente
relacionada con el objeto de la demanda original. Esta disposición, modificada en 2001,
pone de manifiesto la necesidad de que se verifiquen ciertos parámetros de coherencia
entre las pretensiones planteadas. Además, el proceso de presentación y evaluación de la
reconvención sigue un procedimiento detallado que garantiza el derecho de ambas partes
a expresar sus puntos de vista al respecto, como ocurre en todos los procedimientos
incidentales previstos en el régimen jurídico de la CIJ. Así, en última instancia, la
decisión sobre la admisibilidad de la reconvención recae en la CIJ, la cual, en caso de
objeciones o dudas, resolverá después de escuchar a las partes involucradas.

2.6.4.4. Intervención de terceros (Artículo 62 del Estatuto; Artículos 81 al


86 del Reglamento)
Es posible que en los procedimientos ante la CIJ participen terceros Estados que
tengan interés en la controversia, por ello, el Estatuto establece en el artículo 62 la

336 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
186 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

posibilidad de intervención de esos Estados. Para ello se requiere que el Estado considere
que tiene un interés jurídico que podría ser afectado por la eventual decisión de la CIJ.
Ese Estado podrá presentar una solicitud de intervención que deberá decidir la CIJ
(Artículo 62 del Estatuto).
Conviene destacar que la intervención de terceros prevista en el Estatuto y Reglamento
no está referida en forma alguna a personas naturales ni jurídicas distintas a los estados.
En efecto, de conformidad con el parágrafo primero del artículo 34 del Estatuto, sólo los
Estados pueden ser partes en los procesos ante la CIJ. Con esta precisión se reitera que
únicamente los Estados, en tanto sujetos de derecho internacional público, tienen ius
standi o derecho de acceso a este alto órgano jurisdiccional.
En atención a esa posibilidad -un tercer Estado con interés jurídico que pueda
ser afectado por el fallo- el Estatuto prevé que cuando la controversia verse sobre la
interpretación de una convención del que sean partes Estados distintos a los litigantes,
el Secretario de la CIJ deberá notificar inmediatamente a todos los Estados interesados,
que serían principalmente, aquellos que también han suscrito la convención (Parágrafo
primero del artículo 63 del Estatuto).
La notificación del parágrafo primero del artículo 63 del Estatuto origina el derecho
a intervenir en el proceso de todos los Estados que la reciban. Sin embargo, la última
parte del parágrafo segundo del artículo 63 eiusdem establece que el Estado que ejerza tal
derecho será alcanzado por el efecto vinculante de la sentencia de interpretación. De lo
anterior se concluye que el Estado interesado y notificado que no decida intervenir en el
procedimiento no estará obligado a adoptar la interpretación de la convención contenido
en el fallo de la CIJ.
También con relación a las partes y sus intereses ante la CIJ debe mencionarse la
posibilidad de intervención de terceros en la controversia. En efecto, existe la posibilidad
de que un tercero con un interés vinculado a la controversia pueda participar. Sin
embargo, esta posibilidad no está abierta a cualquier sujeto de derecho, solamente lo está
para los Estados soberanos, a tenor del artículo 62 del Estatuto:
“ l. Si un Estado considerare que tiene un interés de orden jurídico que puede ser
afectado por la decisión del litigio, podrá pedir a la Corte que le permita intervenir.
2. La Corte decidirá con respecto a dicha petición”.
El momento procesal para presentar la solicitud de intervención ante la CIJ es -como
regla- lo más pronto posible antes de la culminación de la fase de procedimiento escrito.
Excepcionalmente podría admitirse una solicitud posterior a este momento. En efecto,
establece el artículo 81 del Reglamento:
“1. Una petición de permiso para intervenir fundada en el Artículo 62 del Estatuto,
firmada en la forma prevista en el párrafo 3 del Artículo 38 de este Reglamento,
deberá ser depositada lo más pronto posible antes del cierre del procedimiento escrito.
Rafael Badell Madrid
187

Sin embargo, en circunstancias excepcionales, la Corte podrá admitir una petición


presentada ulteriormente” 337.
En relación con el contenido de la solicitud de intervención de terceros Estados, el
numeral 2 del mismo artículo 81 del Reglamento establece:
“2. La petición indicará el nombre del agente. Deberá precisar el asunto a que se
refiere e indicar:
a) El interés de orden jurídico que, según el Estado que solicita intervenir, pudiera ser
afectado por la decisión en el asunto;
b) el objeto preciso de la intervención;
c) toda base de competencia que, según el Estado que solicita intervenir, existiría entre
él y las partes en el asunto.
3. La petición contendrá la lista de los documentos en apoyo, los cuales deberán
acompañarse”.
Recapitulando, la participación de terceros Estados en los procedimientos ante la
CIJ se encuentra regulada en el Estatuto, principalmente en los artículos 62 y 63. Los
Estados que consideren tener un interés jurídico que pueda ser afectado por la decisión
de la CIJ tienen el derecho de solicitar intervención, según lo establecido en el artículo
62 del Estatuto. Esta posibilidad se extiende especialmente cuando la controversia versa
sobre la interpretación de una convención en la que son partes Estados distintos a los
litigantes, notificando a todos los Estados interesados.
Es importante destacar que la notificación a un Estado interesado no impone
automáticamente la obligación de intervenir, permitiéndole decidir si participa en el
proceso. En el caso de intervenciones de terceros Estados, la CIJ evaluará y decidirá sobre
la solicitud, reconociendo la necesidad de un interés jurídico concreto y la pertinencia
de la intervención.
Además, el artículo 81 del Reglamento de la CIJ establece el momento procesal
para presentar la solicitud de intervención, generalmente antes del cierre de la fase de
procedimiento escrito, aunque circunstancias excepcionales podrían permitir solicitudes
posteriores. La solicitud debe contener información detallada, incluyendo el interés
jurídico, el objeto preciso de la intervención y cualquier base de competencia entre el
Estado solicitante y las partes en el asunto.
En conclusión, el Estatuto y el Reglamento reconocen que la complejidad de las
disputas que son sometidas a su conocimiento puede ameritar, en ciertos casos, la
intervención de partes adicionales a las que originalmente trabaron la litis. En este
sentido, el régimen jurídico de la CIJ prevé un mecanismo procesal para la intervención
de terceros Estados, asegurando que su participación esté fundamentada en un
interés jurídico legítimo, lo que a fin de cuentas es una exigencia general de la justicia
internacional y de la economía procesal en particular.
337 Véase Reglamento de la Corte Internacional de Justicia de fecha 14 de abril de 1978. Disponible en: https://www.icj-
cij.org/public/files/rules-of-court/rules-of-court-es.pdf.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
188 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

2.6.5. Terminación del proceso


La forma natural de terminación de los procesos de arreglo judicial ante la CIJ
mediante una sentencia definitiva que resuelve el fondo de la controversia planteada.
También es posible que el proceso extinga mediante una sentencia que declare que la
CIJ no tiene competencia para conocer del asunto cuya solución se pretendía o mediante
un arreglo directo entre las partes. Por último, también es posible que el proceso se
extinga por vía de desistimiento, el cual requiere la manifestación de voluntad de ambas
partes. Esta última vía es la que se utiliza cuando las partes han llegado a un acuerdo
extrajudicial que pone fin a la controversia.

2.6.5.1. Sentencia (Artículos 56, 57, 58, 59, 60 y 61 del Estatuto)


Antes de dictar la sentencia que resuelve definitivamente la controversia a través de un
mandato judicial, los jueces de la CIJ deben cumplir con las deliberaciones establecidas
en la Resolución sobre Práctica Judicial Interna. Luego de esas deliberaciones se procede
a la distribución de un anteproyecto de sentencia, que será entregado a cada uno de los
jueces para que, en forma de enmiendas, contribuya con sus observaciones por escrito.
Luego de que se formulan las enmiendas, el comité de redacción presenta un proyecto
para que sea discutido en una primera lectura. En esa oportunidad, los jueces que no
compartan el criterio mayoritario pueden emitir sus votos particulares, dentro de un
lapso de tiempo que será fijado por la CIJ.
Una vez examinadas las enmiendas se da una segunda lectura al proyecto de sentencia
con modificaciones incluidas y, otra vez, el Presidente de la CIJ preguntará si alguno de
los jueces quiere sugerir alguna modificación nueva. Asimismo, los jueces que deseen
modificar sus votos particulares, podrán hacerlo en la misma medida en que se hayan
insertado el cambio en el proyecto de sentencia. Sobre esto es importante el contenido
del artículo 7 de la Resolución sobre Práctica Judicial Interna:
“(i) Un anteproyecto de decisión se distribuye a los jueces, que pueden presentar
enmiendas por escrito. El comité de redacción, una vez examinadas estas enmiendas,
presenta un proyecto revisado para su discusión por la Corte en primera lectura.
(ii) Los jueces que deseen emitir votos particulares o disidentes ponen el texto a
disposición de la Corte una vez concluida la primera lectura y dentro de un plazo
fijado por la Corte.
(iii) El comité de redacción distribuye un proyecto modificado de la decisión para la
segunda lectura, en la que el Presidente pregunta si algún juez desea proponer otras
modificaciones.
(iv) Los Jueces que emitan votos particulares o disidentes sólo podrán introducir
modificaciones o adiciones en sus dictámenes en la medida en que se hayan introducido
cambios en el proyecto de decisión. Durante la segunda lectura, informan a la Corte
Internacional de Justicia de las modificaciones o adiciones a sus dictámenes que se
proponen realizar por ese motivo. La Corte Internacional de Justicia fijará un plazo
Rafael Badell Madrid
189

para la presentación de los textos revisados de los votos particulares o discrepantes,


cuyas copias se distribuirán a la Corte Internacional de Justicia”338.
Luego de la segunda lectura el Presidente de la CIJ instará a los jueces a dar a conocer
su voto definitivo sobre la decisión. Sobre la forma de emisión del voto y las decisiones
relativas a cuestiones separables, el artículo 8 de la Resolución sobre Práctica Judicial
Interna establece:
“(i) Al término de la segunda lectura o después de un intervalo adecuado, el Presidente
invitará a los Jueces a emitir su voto definitivo sobre la decisión o la conclusión de que
se trate, por orden inverso de antigüedad y en la forma prevista en el apartado v) del
presente artículo.
(ii) Cuando la decisión se refiera a cuestiones separables, la Corte procederá, en
principio, y salvo que las exigencias del caso concreto requieran un curso diferente, de
la siguiente manera, a saber
(a) cualquier juez podrá solicitar una votación separada sobre cualquiera de estas
cuestiones;
(b) siempre que la cuestión que se plantee a la Corte sea la de la competencia o la
admisibilidad de la demanda, toda votación separada sobre cuestiones concretas de
competencia o admisibilidad irá seguida (a menos que dicha votación haya puesto
de manifiesto alguna objeción preliminar fundada con arreglo al Estatuto y al
Reglamento de la Corte) de una votación sobre la cuestión de si la Corte puede entrar
en el fondo del asunto o, si ya se ha llegado a esa fase, sobre la cuestión global de si,
finalmente, la Corte es competente o la demanda admisible.
(iii) En los casos previstos en el párrafo (ii) del presente artículo, o en cualquier otro
caso en el que un juez lo solicite, la votación final sólo tendrá lugar después de un
debate sobre la necesidad de realizar votaciones separadas y, siempre que sea posible,
después de un intervalo adecuado tras dicho debate.
(iv) La Corte decidirá si las votaciones separadas previstas en el párrafo (ii) de este
Artículo deben ser registradas en la decisión.
(v) Cuando el Presidente le pida que haga constar su voto final en cualquier fase
del procedimiento, o que vote sobre cualquier cuestión relativa a la votación de la
decisión o conclusión de que se trate, lo hará únicamente por medio de una respuesta
afirmativa o negativa” 339.
Tras haber superado las distintas fases del procedimiento, que incluyen la formulación
y discusión del anteproyecto de sentencia, la CIJ deberá dictar su decisión sobre el fondo
de la controversia que, desde luego, tendrá en cuenta el derecho aplicable señalado en el
artículo 38, es decir:
“a. las convenciones internacionales, sean generales o particulares, que establecen
reglas expresamente reconocidas por los Estados litigantes;
b. la costumbre internacional como prueba de una práctica generalmente aceptada
como derecho;

338 Véase Resolución relativa a la Práctica Judicial Interna de la Corte (Reglamento de la Corte, artículo 19) adoptada el
12 de abril de 1976. Disponible en: https://www.icj-cij.org/en/other-texts/resolution-concerning-judicial-practice.
339 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
190 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

c. los principios generales de derecho reconocidos por las naciones civilizadas;


d. las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor competencia de
las distintas naciones, como medio auxiliar para la determinación de las reglas de
derecho, sin perjuicio de lo dispuesto en el Artículo 59”.
Ello será así, salvo que, con arreglo a la norma del parágrafo segundo del mismo
artículo 38 del Estatuto, las partes hayan facultado a la CIJ para decidir el asunto ex
aequo et bono, lo que no implica la pérdida de la naturaleza judicial característica del
procedimiento de la CIJ340.
Las decisiones de la CIJ tienen carácter definitivo y obligatorio. Con relación a esto,
la CNU en el parágrafo primero de su artículo 94 dispone que los Estados miembros
deben cumplir las decisiones de la CIJ. Concretamente señala dicha disposición que
“Cada Miembro de las Naciones Unidas compromete a cumplir la decisión de la Corte
Internacional de Justicia en todo litigio en que sea parte”341.
De manera que las sentencias dictadas por la CIJ tienen carácter definitivo y no están
en forma alguna sujetas a apelación. Tampoco es procedente en derecho la pretensión
de nulidad contra una sentencia de la CIJ. Todo lo anterior nos lleva a la conclusión de
que las sentencias de la CIJ están revestidas del efecto de res iudicata. Incluso en casos
donde se ha planteado una cuestión ya decidida como objeto de un nuevo litigio, la CIJ
se ha mantenido firme en no volver a considerar el mismo asunto. Ello fue así en el caso
Chorzow Factory (Alemania contra Polonia) resuelto por la CPJI y en los casos del Corfu
Channel (Reino Unido contra Albania) decidido mediante sentencia del 15 de diciembre
de 1949 y Haya de la Torre (Colombia contra Perú) decidido mediante sentencia del 13
de junio de 1950342.
El fallo emitido por la CIJ tendrá carácter definitivo y no podrá ser objeto de
apelación. Si existen problemas entre las partes respecto de la interpretación que deba
darse a la sentencia, la CIJ tiene la facultad de evaluarlo e interpretarlo para aclarar
cualquier aspecto que pueda generar confusión (Artículo 60 del Estatuto).
El parágrafo primero del artículo 61 del Estatuto permite la revisión de las sentencias
emitidas por la CIJ, pero sólo bajo un supuesto excepcional y es cuando la solicitud de
revisión del fallo:
“…se funde en el descubrimiento de un hecho de tal naturaleza que pueda ser factor
decisivo y que, al pronunciarse el fallo, fuera desconocido de la Corte y de la parte que
pida la revisión, siempre que su desconocimiento no se deba a negligencia”.
En caso de que la CIJ considere que debe proceder a la revisión de una sentencia
por la razón antes expuesta, dará inicio al procedimiento de revisión a través de una
resolución y, en ella deberán concurrir expresamente tres requisitos: la existencia del
nuevo hecho, el reconocimiento de que las características e implicaciones del nuevo

340 Véase Daniel Guerra Iñiguez, Derecho internacional público, segunda edición, Grafiunica, Caracas, 1976. p. 461
341 Véase Carta de las Naciones Unidas. Disponible en: https://www.oas.org/36ag/espanol/doc_referencia/carta_nu.pdf.
342 Véase Max Sorensen, ob. cit., p. 658.
Rafael Badell Madrid
191

hecho fundamentan la revisión y, por último, la declaratoria con lugar de la solicitud de


revisión de la sentencia (Parágrafo segundo del artículo 61 del Estatuto).
Sin embargo, aunque una de las partes solicite la revisión de la sentencia, la CIJ podrá
exigir como presupuesto de la revisión el cumplimiento de la sentencia objeto de revisión
(Parágrafo tercero del artículo 61 del Estatuto).
Para poder solicitar la revisión de una sentencia dictada por la CIJ existe un plazo
de seis meses desde la aparición de del nuevo hecho (Parágrafo cuarto del artículo 61
del Estatuto). La revisión de sentencias de la CIJ no será procedente cuando la parte
la solicite transcurridos diez años desde el momento de la emisión del fallo (Parágrafo
quinto del artículo 61 del Estatuto).
Teniendo en cuenta las disposiciones anteriores y el carácter definitivo e inapelable
de las sentencias es evidente que la CIJ es, ahora, el único lugar y la única instancia para
dirimir la controversia.
De conformidad con el artículo 60 del Estatuto sus sentencias son definitivas e
inapelables y son obligatorias para las partes. En efecto, “El fallo será definitivo e inapelable.
En caso de desacuerdo sobre el sentido o el alcance del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud
de cualquiera de las partes” 343.
La CIJ dictará el fallo con el que se resuelve la controversia en forma definitivamente
firme y deberá cumplir con los requisitos establecidos en el artículo 95 del Reglamento,
a saber:
“1. El fallo, cuyo texto indicará si ha sido dictado por la Corte o por una Sala,
contendrá: la fecha de su lectura; los nombres de los jueces que han participado en
él; los nombres de las partes; los nombres de los agentes, consejeros y abogados de las
partes; un resumen del procedimiento; las conclusiones de las partes; las circunstancias
de hecho; los fundamentos de derecho; la parte dispositiva del fallo; la decisión, si la
hubiere, con respecto a las costas; la indicación del número y nombre de los jueces que
han constituido la mayoría; la indicación del texto del fallo que hará fe. 2. Cualquier
juez podrá, si así lo desea, agregar al fallo su opinión separada o disidente; el juez
que desee hacer constar su acuerdo o disentimiento sin explicar los motivos podrá
hacerlo en la forma de una declaración. La misma regla se aplicará a las providencias
dictadas por la Corte. 3. Un ejemplar del fallo, debidamente firmado y ornado con
el sello de la Corte, se depositará en los archivos de la Corte y se transmitirá otro a
cada una de las partes. El Secretario enviará copias: a) al Secretario General de las
Naciones Unidas; b) a los Miembros de las Naciones Unidas; e) a los otros Estados que
tengan derecho a comparecer ante la Corte” 344.
343 Véase Estatuto de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/public/files/statute-of-the-
court/statute-of-the-court-es.pdf.
344 Ídem. Véase también Corte Internacional de Justicia, La Corte Internacional de Justicia. Preguntas y respuestas acerca del
principal órgano judicial de las Naciones Unidas, décima edición, Naciones Unidas, Nueva York, 2000. “El sello de la
Corte, que sirve para dar autenticidad a las versiones oficiales de las decisiones de la Corte y que figura en sus publicaciones,
representa un sol naciente cuyos rayos iluminan en el primer plano una figura de la Justicia que sostiene un par de balanzas
en una mano y una hoja de palma en la otra. Esta figura está sentada en un pedestal situado sobre un globo terráqueo
desplegado en dos esferas. La parte inferior está enmarcada por dos ramas de un laurel, que recuerdan el emblema de las
Naciones Unidas, cuyo órgano judicial principal es la Corte. El sello es el originario de la Corte Permanente de Justicia
Internacional, la predecesora de la Corte Internacional de Justicia, y fue diseñado en 1922 por el escultor danés J. C.
Wienecke”.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
192 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

A pesar de que la CIJ no tiene una segunda instancia para apelar un fallo emitido
por sus jueces, puede conocer en apelación de una decisión de otro órgano internacional
o, incluso, un laudo emanado de un tribunal arbitral si los Estados han convenido en
que ese acto pueda ser sometido a la CIJ “si uno de ellos alega que el laudo no se ajusta
al Derecho Internacional, puesto que tal desacuerdo constituye uno de los casos de
conflictos jurídicos señalados en el artículo 36”345.
En general, y esto también aplica a la sentencia definitiva, las decisiones de la CIJ se
definen por mayoría de votos de los jueces que estén presentes al momento de decidir. En
el supuesto de que no haya mayoría por empate durante la votación, el voto determinante
será el del Presidente o el del juez que haga sus veces en los supuestos de ausencia (Artículo
55 del Estatuto).
Los jueces de la CIJ deben cumplir con el deber de motivación de la sentencia y,
desde luego, incluir los nombres de cada uno de los jueces que hayan participado en la
decisión (Artículo 56 del Estatuto).
También es importante señalar que los jueces tendrán derecho a manifestar su
opinión disidente y ésta será agregada a la sentencia de conformidad con lo establecido
en el artículo 57 del Estatuto. Deberán firmar la sentencia tanto el Presidente como el
Secretario, luego el fallo será leído en una sesión pública a la cual debe preceder la debida
notificación de ese acto a los agentes de cada una de las partes (Artículo 58 del Estatuto).
La sentencia tendrá efecto vinculante que se restringe a las partes en litigio y sólo
con relación al aspecto que ha sido decidido. No abarcará otros aspectos que vayan más
allá de la controversia atendida por la CIJ ni podrá obligar a Estados que no hayan sido
partes en el procedimiento (Artículo 59 del Estatuto).
De forma que no hay duda sobre el carácter definitivo de las sentencias de la CIJ. Sin
embargo, en los que casos en los que no se verifique el cumplimiento voluntario del fallo,
¿cómo se procede a la ejecución forzosa de las sentencias dictadas por la CIJ?
En este sentido, la doctrina ha establecido que en cuanto a la ejecución forzosa de
los fallos de la CIJ, puede aplicarse el mismo tratamiento dado a los laudos arbitrales.
En efecto:
“El orden legal contemporáneo, carente de una organización centralizada de
instrumentos de fuerza que puedan utilizarse en ayuda de los órganos judiciales y
cuasijudiciales, presenta el mismo problema con respecto a la ejecución forzosa de las
sentencias judiciales y de los laudos arbitrales”346.
De manera que cobran importancia mecanismos como la autoayuda (self help)
que podría conducir, por ejemplo, a un embargo de bienes disponibles en el Estado
345 Véase Alfred Verdross, Derecho Internacional Público, Aguilar, Madrid, 1976, p. 565. El autor indica como ejemplo que
en el caso sobre Jurisdicción del Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional de India contra Pakistán
la CIJ “declaró, en su sentencia de 18 de agosto de 1972, que si un acuerdo internacional le confiere competencia para decidir
en apelación sobre la decisión de un órgano internacional en un litigio entre Estados, la CIJ también es competente para
entender de una apelación dirigida contra la decisión de ese órgano en cuanto a su propia competencia”.
346 Ídem.
Rafael Badell Madrid
193

que resultó victorioso en el procedimiento. También podrá recurrir a la cooperación


internacional, recurso de los tribunales internos y, por supuesto, al apoyo de las
instituciones internacionales347. En caso de incumplimiento, el parágrafo segundo del
artículo 94 dispone que:
“Si una de las partes en un litigio dejare de cumplir las obligaciones que le imponga
un fallo de la Corte, la otra parte podrá recurrir al Consejo de Seguridad, el cual
podrá, si lo cree necesario, hacer recomendaciones o dictar medidas con el objeto de
que se lleve a efecto la ejecución del fallo”.
Salvo otra disposición de la CIJ, cada parte deberá sufragar sus propias costas. De
manera que es distinto al ámbito del derecho interno, pues las costas no serán sufragadas
por la parte vencida (Artículo 64 del Estatuto).

2.6.5.1.1. Algunos comentarios sobre la eficacia de la justicia internacional y


el carácter obligatorio de las sentencias de la Corte Internacional de
Justicia
La cuestión del incumplimiento de fallos de la CIJ ha generado un debate constante
sobre la eficacia de la justicia internacional. Aunque las decisiones de la CIJ son
vinculantes, su implementación puede ser obstaculizada por diversos factores, ya sea
la imposibilidad de hecho y/o de derecho o la negativa arbitraria de un Estado. A estas
negativas se les denomina técnicamente bajo el nombre de desacato, que consiste en el
rechazo unilateral del Estado a la autoridad jurídica de la CIJ348. En las siguientes líneas
trataremos este delicado tema, haciendo referencia a algunos antecedentes fácticos en
relación con la jurisprudencia de la CIJ.
En el caso del Canal de Corfú (15 diciembre 1949) dos destructores británicos
destruidos por minas albanesas condujeron a un fallo que condenó al Reino Unido por
violación de soberanía. Aunque las decisiones de la CIJ son vinculantes, Albania rechazó
la sentencia, prolongando el conflicto por más de 40 años. La disputa finalmente se
resolvió en 1992 con un acuerdo bilateral. Otro caso fue el de Actividades militares y
paramilitares en Nicaragua (27 junio 1986) en el que los Estados Unidos de América
fueron condenados por la CIJ por violar la soberanía de Nicaragua. Estados Unidos
rechazó el fallo y se negó a cumplir. La Asamblea General de la ONU pidió la ejecución de
la sentencia, pero la falta de acción del Consejo de Seguridad y las limitaciones prácticas
dejaron sin efecto las decisiones de la CIJ, sin importar su carácter obligatorio349.
El caso de Personal diplomático de los EEUU en Teherán (24 mayo 1980) también
es un ejemplo importante. Irán incumplió obligaciones de proteger la embajada
estadounidense. La CIJ emitió una decisión sancionadora, pero el veto soviético en el
347 Ídem.
348 Fabián Cárdenas Castañeda y Viviana Herrera Ramírez, “Desenmascarando el tabú: la Corte Internacional de Justicia
y el incumplimiento a sus fallos”, en Rafael Prieto Sanjuán (ed.), Derecho Internacional de los Litigios, Pontificia
Universidad Javeriana, Bogotá, 2014, s/n. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/328582603_
Desenmascarando_el_Tabu_La_Corte_Internacional_de_Justicia_y_el_Incumplimiento_a_sus_Fallos.
349 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
194 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Consejo de Seguridad evitó medidas efectivas en la práctica. La decisión de la CIJ fue


dejada de lado tras negociaciones y presión internacional. En los emblemáticos casos
Avena (México vs. Estados Unidos de América) y LaGrand (Alemania vs. Estados
Unidos de América), los Estados Unidos de América violaron la Convención de Viena
sobre Relaciones Consulares al ejecutar ciudadanos extranjeros sin notificar a sus
consulados. A pesar de la indicación de medidas provisionales con carácter obligatorio
por parte de la CIJ, los ciudadanos extranjeros fueron ejecutados. De hecho, los Estados
Unidos de América se retiraron del Protocolo Adicional de la Convención de Viena sobre
Relaciones Consulares, cuestionando la obligatoriedad de las decisiones de la CIJ350.
En la Disputa Territorial entre Libia y Chad (1994), Chad ganó la Franja Aouzou,
pero Libia rechazó el fallo, aumentando la presencia militar en la zona. Negociaciones
y acuerdos mitigaron la tensión, pero la influencia libia persistió, revelando los límites
prácticos de la ejecución de las decisiones de la CIJ. También en el caso de la Delimitación
Terrestre y Marítima entre Camerún y Nigeria (2002), Nigeria aceptó parcialmente el
fallo de la CIJ debido a presiones internacionales. La ONU intervino para implementar
un acuerdo, facilitando el retiro de fuerzas y demarcación. Aunque Nigeria inicialmente
resistió, el apoyo de la comunidad internacional llevó al reconocimiento parcial del
fallo351.
Los casos citados demuestran lo compleja que puede llegar a ser la ejecución material
de las decisiones de la CIJ, lo que incluye sentencias definitivas y medidas provisionales
dictadas a objeto de proteger los derechos plausibles de las partes y evitar el agravamiento
de las disputas. En el análisis del funcionamiento de la CIJ no puede prescindirse
de un análisis ponderado que tome en consideración la estrecha relación entre las
consideraciones estrictamente jurídicas y las consideraciones políticas que, en definitiva,
son determinantes en la eficacia de la justicia internacional.

2.6.5.2. Desistimiento (Artículos 88 y 89 del Reglamento)


Una de las formas de terminación del procedimiento contencioso ante la CIJ es el
desistimiento que se encuentra regulado en los artículos 88 y 89 del Reglamento. El
artículo 88 establece la posibilidad de que en el marco de un procedimiento contencioso
ante la CIJ exista un desistimiento convencional que podrá ser mediante notificación
conjunta o separada de las partes. Dicha norma indica lo siguiente:
“1. Si en cualquier momento antes de que el fallo definitivo sobre el fondo sea
pronunciado, las partes, conjunta o separadamente, notificaran por escrito a la Corte
que están de acuerdo en desistir del procedimiento, la Corte dictará una providencia
tomando nota del desistimiento y ordenando la cancelación del asunto de que se trate
del Registro General”.
El parágrafo segundo del artículo 88 del Reglamento dispone que cuando se trate
de un desistimiento originado debido a un arreglo amistoso, las partes podrán atribuir a
350 Ídem.
351 Ídem.
Rafael Badell Madrid
195

la CIJ la facultad de hacer constar este hecho en la providencia de desistimiento incluso


pudiendo incluir los términos fijados en el arreglo. La norma dispone lo siguiente:
“2. Si las partes hubieran convenido en desistir del procedimiento por haber llegado
a un arreglo amistoso, la Corte, si las partes así lo desean, podrá hacer constar este
hecho en la providencia ordenando la cancelación del asunto del Registro General o
podrá indicar los términos del arreglo en la providencia o en un anexo a la misma”.
En caso de que la CIJ no se encuentre reunida, la providencia del desistimiento podrá
ser dictada por el Presidente de la CIJ. Así lo dispone el parágrafo tercero del artículo 88
del Reglamento:
“3. Si la Corte no estuviese reunida, el Presidente podrá dictar cualquier providencia
tomada de conformidad con este Artículo”.
El Reglamento establece en su artículo 89 la posibilidad de un desistimiento en la fase
inicial del procedimiento iniciado por solicitud. Los requisitos para que la solicitud sea
declarada con lugar inmediatamente son: (i) la consignación de un escrito ante la CIJ en
el que la parte actora desista de continuar con el procedimiento y (ii) que el demandado,
para el momento de la consignación de este acto procesal, no haya realizado ningún acto
en el procedimiento. Al efecto dispone el mencionado artículo 89 del Reglamento:
“1. Si, en el curso de un procedimiento incoado mediante una solicitud, el demandante
informara por escrito a la Corte que renuncia a continuar el procedimiento y si, en la
fecha de la recepción en la Secretaría de la Corte de este desistimiento, el demandado
no hubiera efectuado todavía ningún acto de procedimiento, la Corte dictará una
providencia tomando nota del desistimiento y ordenando la cancelación del asunto
de que se trate del Registro General. El Secretario enviará copia de dicha providencia
al demandado”.
En los casos en los que la parte demandada ya haya realizado actos en el proceso para
el momento de la consignación del escrito en el que se solicita el desistimiento, la CIJ
fijará un plazo para que la parte demandada se oponga al desistimiento. La consecuencia
jurídica de la no oposición del demandado implica la aceptación del desistimiento; pero
si se opone el procedimiento contencioso continuará su curso. El parágrafo segundo del
artículo 89 del Reglamento así lo regula:
“2. Si, en la fecha de la recepción del desistimiento, el demandado hubiera ya efectuado
algún acto de procedimiento, la Corte fijará un plazo dentro del cual el demandado
podrá declarar si se opone al desistimiento. Si en el plazo fijado no hubiera objetado
al desistimiento, éste se considerará aceptado y la Corte dictará una providencia
tomando nota del desistimiento y ordenando la cancelación del asunto del que se trate
del Registro General. Si hubiese objetado se continuará el procedimiento”.
Al igual que ocurre en los supuestos de desistimiento convencional, establece el
parágrafo tercero del artículo 89 del Reglamento lo siguiente:
“3. Si la Corte no estuviese reunida, las facultades que le confiere este Artículo podrán
ser ejercidas por el Presidente”.
En definitiva, la terminación del procedimiento contencioso ante la CIJ puede
ocurrir de diversas formas, siendo la sentencia definitiva la vía natural para resolver la
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
196 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

controversia en su fondo. No obstante, existen otras alternativas, como la declaración


de falta de competencia y el desistimiento. Este último modo de extinción del proceso
abarca también el arreglo amistoso entre las partes, que puede ser producto de una
transacción extrajudicial. En todo caso, los arreglos amigables, de conformidad con el
parágrafo segundo del artículo 88 del Reglamento, pueden ser homologados por la CIJ y
sirven de fundamento para que las partes soliciten el desistimiento convencional.
En efecto, el desistimiento puede ocurrir de manera convencional, mediante
notificación conjunta o separada de las partes, según el artículo 88 del Reglamento. En
caso de un desistimiento originado por un arreglo amistoso, la CIJ puede incluir los
términos del acuerdo en la providencia de desistimiento, actuando como si se tratara de
una transacción.
El artículo 89 del Reglamento, por su parte, contempla el desistimiento en la fase
inicial del procedimiento iniciado por solicitud, estableciendo requisitos y procedimientos
específicos al efecto.
Conviene resaltar que, en caso de que la CIJ no esté reunida, el Presidente tiene la
facultad de dictar providencias relacionadas con el desistimiento. Además, cuando el
demandado haya realizado actos en el proceso antes del desistimiento, se establece un
plazo para que pueda oponerse. En ausencia de oposición, la CIJ aceptará el desistimiento
y eliminará el asunto del Registro General, concluyendo así el procedimiento.

3. FUNCIÓN CONSULTIVA DE LA CORTE INTERNACIONAL DE


JUSTICIA

3.1. Consideraciones generales


Antes hemos indicado que la CIJ tiene una función contenciosa, que hemos
comentado en los puntos anteriores. Pero, sería imposible efectuar un análisis completo
acerca del funcionamiento de la CIJ sin examinar su igualmente importante función
consultiva.
Ante todo, conviene precisar que se ha discutido ampliamente en la doctrina sobre el
carácter judicial de la función consultiva352. Sin ánimo de profundizar en los pormenores
de esta marcada divergencia, es posible entender la función consultiva a partir de sus
características propias.
La función consultiva de la CIJ, también denominada competencia o jurisdicción
consultiva, es una institución autónoma, que sólo puede ser ejercida a solicitud de la
Asamblea General de Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad y ciertos órganos
autorizados con arreglo al artículo 96 de la CNU. El ejercicio de la jurisdicción
352 Carlos D. Esposito Massicci, La jurisdicción consultiva de la Corte Internacional de Justicia. Su valor en la determinación
del Derecho internacional y en la solución pacífica de controversias, Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, 1995. p.
32.
Rafael Badell Madrid
197

consultiva implica el desarrollo de un procedimiento especial previsto en el Estatuto y


el Reglamento, que tiene por objeto el dictamen de una opinión consultiva la cual, en
principio, no tiene carácter vinculante353.
Una de las claves para entender, en sentido práctico, la función consultiva de la
CIJ es comprenderla a partir de la función contenciosa. Recordemos que la función
contenciosa de la CIJ sólo está limitada a resolver controversias jurídicas entre Estados,
de conformidad con el artículo 36 del Estatuto. Esta premisa elemental excluye la
posibilidad de que la CIJ, siendo el principal órgano judicial de la ONU, pueda resolver
asuntos jurídicos propios de las actividades y relaciones de sus órganos internos.
De manera que la CIJ no podría, mediante su función contenciosa, “ejercer
funciones comparables a las de un tribunal constitucional o administrativo establecido
en muchos sistemas jurídicos nacional y, en general, no existe la posibilidad de una
revisión judicial de las decisiones dictadas o de los actos efectuados por los órganos
políticos o ejecutivos”354.
Con base en las afirmaciones anteriores, el Dr. Max Sorensen deja clara la utilidad
de la función consultiva de la CIJ al expresar que “sólo con el expediente de solicitar una
opinión consultiva es posible obtener un pronunciamiento de la Corte sobre la legalidad
de tales decisiones o actos”355, esto es, sobre la actividad de los más altos órganos
internos de la ONU (Asamblea General y Consejo de Seguridad) y demás organismos
especializados debidamente autorizados para solicitar opiniones consultivas.
Ahora bien, los procedimientos consultivos ante la CIJ están abiertos únicamente
a cinco órganos de las Naciones Unidas y a 16 agencias especializadas de la familia de
las Naciones Unidas u organizaciones afiliadas356. La Asamblea General y el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas pueden solicitar opiniones consultivas sobre cualquier
cuestión jurídica. Otros órganos de las Naciones Unidas y agencias especializadas
autorizadas solo pueden hacerlo en relación con cuestiones jurídicas que surjan dentro
del ámbito de sus actividades357.
Cuando la CIJ recibe una solicitud de opinión consultiva, debe reunir todos los
hechos relevantes y, por lo tanto, tiene la facultad de llevar a cabo procedimientos escritos
y orales, similares a los de casos contenciosos. En teoría, la CIJ podría prescindir de tales
procedimientos, pero nunca lo ha hecho por completo358.
Una vez presentada la solicitud, la CIJ elabora una lista de los Estados y organizaciones
internacionales que probablemente puedan proporcionar información sobre la cuestión
ante la CIJ. Estos Estados no se encuentran en la misma posición que las partes en
procedimientos contenciosos principalmente porque sus representantes ante la CIJ

353 Max Sorensen, ob. cit., p. 126.


354 Ibíd., pp. 126-127.
355 Ibíd., p. 127.
356 Véase ICJ, “How the Court Works”, Disponible en: https://www.icj-cij.org/how-the-court-works.
357 Ídem.
358 Ídem.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
198 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

no son conocidos como agentes y su participación en los procedimientos consultivos


no obliga a que la opinión de la CIJ les resulte vinculante. Por lo general, los Estados
mencionados son los miembros de la organización que solicitó la opinión. Sin embargo,
cualquier Estado no consultado por la CIJ puede solicitar ser incluido359.
No obstante, es raro que la CIJ permita la participación de organizaciones
internacionales distintas a la que solicitó la opinión en procedimientos consultivos.
De hecho, un dato interesante es que hasta el momento la CIJ ha rechazado todas las
solicitudes de partes privadas360.
Los procedimientos escritos son más breves que en casos contenciosos entre Estados y
las reglas que los rigen son relativamente flexibles. Los participantes en el procedimiento
consultivo pueden presentar declaraciones escritas, que a veces son objeto de comentarios
escritos por otros participantes. Aunque estas declaraciones y comentarios se consideran
confidenciales, generalmente se ponen a disposición del público al comienzo de los
procedimientos orales. Por lo general, se invita a los Estados a realizar declaraciones
orales en audiencias públicas361.
Los procedimientos consultivos concluyen con la lectura de la opinión consultiva en
una audiencia pública. Dichas opiniones son fundamentalmente consultivas, es decir, a
diferencia de las sentencias dictadas por la CIJ en ejercicio de su función contenciosa,
no son vinculantes. El órgano, agencia u organización solicitante permanece libre para
dar efecto a la opinión según lo considere adecuado o incluso optar por no hacerlo. Sin
embargo, ciertos instrumentos o reglamentos establecen que una opinión consultiva de
la Corte tiene fuerza vinculante. Este último es el caso de los convenios sobre privilegios
e inmunidades de las Naciones Unidas362.
A pesar de no tener efecto vinculante, las opiniones consultivas de la CIJ están
asociadas con su autoridad y prestigio. Por lo tanto, la decisión del órgano o agencia
correspondiente de respaldar una opinión normalmente se considera ajustada al derecho
internacional363.
La función consultiva de la CIJ es una herramienta importante para la solución pacífica
de las controversias internacionales que permite a los Estados y a las organizaciones
internacionales obtener una opinión jurídica sobre un asunto en particular. En principio,
las opiniones consultivas de la CIJ son dictámenes no vinculantes que se emiten a
petición de los órganos y organismos internacionales autorizados por su propio marco
regulatorio. Estas opiniones proporcionan una interpretación autorizada con arreglo a
los principios del derecho internacional y auxilia a los solicitantes a tomar decisiones
informadas sobre cuestiones jurídicas complejas.

359 Ídem.
360 Ídem.
361 Ídem.
362 Ídem.
363 Ídem.
Rafael Badell Madrid
199

3.2. Organismos de Naciones Unidas y organismos especializados


autorizados para solicitar opiniones consultivas
Como habíamos adelantado en las consideraciones generales, según el artículo 65
del Estatuto, únicamente ciertos órganos y organismos autorizados por la CNU pueden
solicitar opiniones consultivas a la Corte. En este sentido conviene citar el contenido del
artículo 96 de la CNU que establece lo siguiente:
a. La Asamblea General o el Consejo de Seguridad podrán solicitar de la
Corte Internacional de Justicia que emita una opinión consultiva sobre
cualquier cuestión jurídica.
b. Los otros órganos de las Naciones Unidas y los organismos especializados
que en cualquier momento sean autorizados para ello por la Asamblea
General, podrán igualmente solicitar de la Corte opiniones consultivas
sobre cuestiones jurídicas que surjan dentro de la esfera de sus actividades.
(Resaltado añadido)
De la lectura de esta norma queda claro que en primer lugar, la Asamblea General de
las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tienen la facultad
de solicitar opiniones consultivas a la CIJ. Estos dos órganos principales de las Naciones
Unidas pueden requerir la opinión de la Corte sobre cuestiones jurídicas relacionadas
con asuntos de importancia internacional.
Pero, además, existen otros órganos de Naciones Unidas y organismos especializados
autorizados por la Asamblea General de las Naciones Unidas que también pueden
solicitar opiniones consultivas a la CIJ. Estos órganos y organismos especializados deben
estar autorizados por la Asamblea General de Naciones Unidas para solicitar opiniones
consultivas sobre cuestiones jurídicas específicas dentro de sus respectivas áreas de
competencia.
Según la información disponible en los medios informativos oficiales de la CIJ,
a Asamblea General ha ejercido su derecho a solicitar opiniones consultivas en los
siguientes casos:
1. Condiciones de admisión de un Estado a la membresía en las Naciones
Unidas (Artículo 4 de la Carta)
2. Reparación por lesiones sufridas en el servicio de las Naciones Unidas
3. Interpretación de tratados de paz con Bulgaria, Hungría y Rumanía
4. Competencia de la Asamblea General para la admisión de un Estado a las
Naciones Unidas
5. Estado Internacional del África del Sudoeste
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
200 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

6. Reservas a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de


Genocidio
7. Efectos de las decisiones del Tribunal Administrativo de las Naciones Unidas
sobre Compensación
8. Procedimiento de votación sobre cuestiones relativas a informes y peticiones
sobre el Territorio del África del Sudoeste
9. Admisibilidad de audiencias de peticionarios por el Comité sobre el África
del Sudoeste
10. Ciertos gastos de las Naciones Unidas (Artículo 17, párrafo 2, de la Carta)
11. Sáhara Occidental
12. Aplicabilidad de la obligación de arbitraje según la Sección 21 del Acuerdo
de la Sede de las Naciones Unidas de 26 de junio de 1947
13. Legalidad de la amenaza o uso de armas nucleares
14. Consecuencias legales de la construcción de un muro en el Territorio
Palestino Ocupado
15. Conformidad con el derecho internacional de la declaración unilateral de
independencia con respecto a Kosovo
16. Consecuencias legales de la separación del Archipiélago de Chagos de
Mauricio en 1965
17. Consecuencias legales derivadas de las políticas y prácticas de Israel en el
Territorio Palestino Ocupado, incluido Jerusalén Este
18. Obligaciones de los Estados con respecto al cambio climático
El Consejo de Seguridad también ha ejercido su derecho de solicitar opiniones
consultivas en un caso específico denominado “Consecuencias legales para los Estados
de la presencia continua de Sudáfrica en Namibia (África del Sudoeste) a pesar de la
Resolución 276 (1970) del Consejo de Seguridad”.
Ahora bien, en cuanto a otros organismos de la Organización de las Naciones Unidas
que han sido autorizados por la Asamblea General para solicitar opiniones consultivas a
la CIJ se encuentran el Consejo Económico y Social, el Consejo de Tutela y el Comité
Interino de la Asamblea General. De esos tres organismos, hasta el momento sólo el
Consejo Económico y Social ha solicitado opiniones consultivas de la Corte en los
siguientes casos:
1. Aplicabilidad del Artículo VI, Sección 22, de la Convención sobre los
Privilegios e Inmunidades de las Naciones Unidas
2. Diferencias relacionadas con la inmunidad del proceso legal de un Relator
Especial de la Comisión de Derechos Humanos
Rafael Badell Madrid
201

Por otra parte, existen ciertos organismos y agencias especializadas que han sido
autorizados por la Asamblea General de Naciones Unidas para solicitar opiniones
consultivas. Entre ellos se encuentra la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
que recientemente ha solicitado una opinión consultiva sobre Derecho a la huelga según
el Convenio No. 87 de la OIT.
También pueden solicitar opiniones consultivas la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Organización Mundial
de la Salud (OMS), Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD),
Corporación Financiera Internacional (IFC), Asociación Internacional de Desarrollo
(AID), Fondo Monetario Internacional (FMI), Organización de Aviación Civil
Internacional (OACI), Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), Fondo
Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Organización Meteorológica Mundial
(OMM), Organización Marítima Internacional (OMI), Organización Mundial de la
Propiedad Intelectual (OMPI), Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo
Industrial (ONUDI) y la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
De las organizaciones mencionadas en el párrafo anterior, sólo algunas han ejercido
su derecho de solicitar opiniones consultivas a la CIJ. Es el caso de la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura que solicitó una opinión
consultiva en el caso “Sentencias del Tribunal Administrativo de la OIT sobre quejas
presentadas contra la UNESCO”. También la Organización Mundial de la Salud (OMS)
ha solicitado opiniones consultivas en los casos “Interpretación del Acuerdo del 25 de
marzo de 1951 entre la OMS y Egipto” y “Legalidad del uso por parte de un Estado de
armas nucleares en conflicto armado”.
Adicionalmente, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) también
solicitó una opinión consultiva a la CIJ en el caso “Sentencia N.º 2867 del Tribunal
Administrativo de la Organización Internacional del Trabajo sobre una queja presentada
contra el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola”. Por último, la Organización
Marítima Internacional también solicitó una opinión consultiva a la Corte sobre la
“Constitución del Comité de Seguridad Marítima de la Organización Consultiva
Marítima Intergubernamental”.

3.3. Procedimiento de las opiniones consultivas


El Capítulo IV del Estatuto de la CIJ está dedicado al tratamiento general del
régimen de las opiniones consultivas. La norma del artículo 65 del Estatuto confiere a
la CIJ la facultad de emitir opiniones consultivas sobre cuestiones jurídicas. Este poder
se fundamenta en la solicitud de organismos autorizados por la Carta de las Naciones
Unidas (Artículo 65, párrafo 1 del Estatuto).
En cuanto al procedimiento para a emisión de opiniones consultivas el primer paso
es la presentación de una solicitud por parte de alguno de los organismos autorizados por
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
202 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

la CNU. Esta solicitud de opinión consultiva debe ser presentada por escrito, de manera
precisa y acompañada de documentos que faciliten una comprensión completa de la
cuestión planteada (Artículo 65, párrafo 2 del Estatuto).
Una vez que inicia el proceso consultivo el Secretario, en un acto inmediato, notifica
a todos los Estados con derecho a comparecer ante la CIJ tan pronto como recibe la
solicitud de opinión consultiva (Artículo 66, párrafo 1 del Estatuto). Este acto de
transparencia subraya el compromiso de la CIJ de incluir a todos los Estados interesados
desde el inicio del procedimiento consultivo. Además, el Secretario se encarga de
notificar directamente a los Estados y organizaciones internacionales que puedan ofrecer
información relevante (Artículo 66, párrafo 2 del Estatuto). Luego, la CIJ se recibe
presentaciones escritas en un plazo determinado o para escuchar exposiciones orales en
una audiencia pública. (Artículo 66, párrafo 2 del Estatuto).
En particular, el artículo 104 del Reglamento prevé que todas las solicitudes de
opiniones consultivas deben ser transmitidas a la CIJ por el Secretario General de las
Naciones Unidas o, según corresponda, por el funcionario administrativo principal del
organismo autorizado para hacer la solicitud. En todo caso, las declaraciones escritas
presentadas a la CIJ deben ser comunicadas a los Estados y organizaciones que las hayan
presentado, facilitando un intercambio de información transparente (Artículo 105,
párrafo 1 del Reglamento).
El artículo 66 del Estatuto amplía la participación, permitiendo que cualquier Estado
con derecho a comparecer que no haya recibido la notificación especial exprese su deseo
de participar, bien sea presentando argumentos escritos o siendo escuchado.
De forma similar a lo que ocurre en los procedimientos contenciosos, la CIJ tiene
especial cuidado respecto de la transparencia de las actuaciones. En efecto, con arreglo
al artículo 106 del Reglamento, la CIJ puede decidir que las declaraciones escritas y
los documentos anexos sean accesibles al público durante o después de la apertura de
las audiencias públicas. Sin embargo, en caso de una consulta jurídica pendiente entre
Estados, primero se deben conocer las opiniones de esos Estados (Artículo 106 del
Reglamento). Esto destaca la importancia de garantizar un correcto equilibrio entre la
transparencia y la situación particular de las partes involucradas.
La fase final de los procedimientos consultivos en la regulación general del Estatuto
se encuentra en el artículo 67 del Estatuto, que establece que la CIJ pronunciará sus
opiniones consultivas en una audiencia pública. Esta disposición destaca el compromiso
de la CIJ con la transparencia al hacer públicos sus pronunciamientos y permitir que los
representantes de los Estados y organizaciones directamente interesados estén presentes.
La opinión consultiva debe cumplir con ciertos requisitos formales como fecha,
nombres de los jueces participantes, un resumen de los procedimientos, una declaración
de hechos, los fundamentos jurídicos en los que se basa, la respuesta a la consulta
planteada y la información sobre los jueces que constituyen la mayoría (Artículo 107,
párrafo 2 del Reglamento).
Rafael Badell Madrid
203

Este pronunciamiento será registrado en un documento oficial y distribuido a


diversas partes interesadas, incluyendo al Secretario General de las Naciones Unidas y
al organismo solicitante (Artículos 108 y 109 del Reglamento). Sin embargo, también
es posible que los jueces anexen opiniones individuales o declaren concurrencia o
disidencia, lo cual incrementa la complejidad y diversidad del procedimiento consultivo
(Artículo 107, párrafo 3 del Reglamento).
Finalmente, el artículo 68 del Estatuto contiene una cláusula de aplicación supletoria
de las normas relativas a procedimientos contenciosos. Esta disposición establece que la
CIJ se regirá por las disposiciones del Estatuto que rigen en asuntos contenciosos en la
medida en que las considere aplicables.
La norma del artículo 68 es complementada por el parágrafo primero del artículo
102 del Reglamento que establece que la CIJ aplicará en el ejercicio de sus funciones
consultivas, además de las disposiciones del Artículo 96 de la CNU364 y el Capítulo
IV del Estatuto, las normas de la Parte IV del Reglamento (Artículo 102, párrafo 1 del
Reglamento). Adicionalmente, de conformidad con el parágrafo 2 del artículo 102 del
Reglamento, la CIJ también se regirá por las normas del Estatuto y del Reglamento
aplicables en casos contenciosos en la medida en que las reconozca como aplicables, con
especial atención a si la solicitud de la opinión consultiva se relaciona con una consulta
jurídica pendiente entre dos o más Estados.
En este sentido, también debe tenerse en cuenta que con arreglo al tercer parágrafo
del artículo 102 del Reglamento cuando se solicite una opinión sobre una cuestión
jurídica pendiente entre Estados, se aplicará el Artículo 31 del Estatuto, junto con las
disposiciones del Reglamento que abordan la aplicación de dicho artículo. Es oportuno
tener en cuenta, como señalamos en el punto anterior sobre consideraciones generales
del procedimiento consultivo, que es común que la CIJ se apegue a las normas que rigen
los procedimientos contenciosos.

3.4. Procedimiento consultivo abreviado


El artículo 103 del Reglamento establece la posibilidad de un procedimiento
consultivo abreviado o acelerado en los casos en que el organismo autorizado por la
Carta de las Naciones Unidas para solicitar una opinión consultiva informe a la CIJ que
su solicitud requiere una respuesta urgente.
También es posible que un procedimiento consultivo se tramite en forma acelerada
cuando la propia CIJ determine que una respuesta pronta sería deseable. En este
último caso, la CIJ tomará todas las medidas necesarias para acelerar el procedimiento,
convocando lo antes posible a una audiencia para deliberar sobre la solicitud. El artículo
364 Artículo 96 de la Carta de las Naciones Unidas: “1. La Asamblea General o el Consejo de Seguridad podrán solicitar
de la Corte Internacional de Justicia que emita una opinión consultiva sobre cualquier cuestión jurídica. 2. Los otros
órganos de las Naciones Unidas y los organismos especializados que en cualquier momento sean autorizados para ello
por la Asamblea General, podrán igualmente solicitar de la Corte opiniones consultivas sobre cuestiones jurídicas que
surjan dentro de la esfera de sus actividades.”
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
204 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

103 del Reglamento pone de manifiesto, de nuevo, la capacidad de adaptabilidad de la


que dispone la CIJ para ajustar su procedimiento según las circunstancias y la urgencia
de la solicitud.

3.5. Algunos casos de interés

3.5.1. Opinión consultiva del 23 de julio de 1923. Caso de Carelia Oriental


(conflicto de interés)
El caso de Carelia Oriental fue un procedimiento consultivo resuelto por la Corte
Permanente de Justicia Internacional (CPJI), órgano que constituye el antecedente
inmediato de la CIJ, que se remonta al Tratado de Paz entre Finlandia y Rusia, firmado
en Dorpat el 14 de octubre de 1920. El tratado incluía ciertas disposiciones -artículos
10 y 11- que establecían la autonomía de la Carelia oriental, una región que había sido
objeto de disputa entre Finlandia y Rusia. Además, se incluyó una Declaración anexa de
la Delegación rusa sobre la autonomía de la Carelia oriental.
Sin embargo, Finlandia alegó que Rusia no había cumplido con sus obligaciones
en virtud de los artículos 10 y 11 y la Declaración anexa. En atención a ello presentó
una solicitud al Consejo de la Sociedad de Naciones para que requiriera a la CPJI que
emitiera una opinión consultiva sobre si estos compromisos constituían obligaciones
internacionales vinculantes para Rusia.
El Consejo de la Sociedad de Naciones aprobó la solicitud y la remitió a la CPJI para
su consideración. La CPJI examinó la cuestión y emitió una opinión consultiva en la
que concluyó que los artículos 10 y 11 y la Declaración anexa constituían compromisos
de carácter internacional que obligaban a Rusia a cumplir las disposiciones contenidas
en ellos-
A pesar de lo anterior, la CPJI “declinó contestar la solitud porque el problema
planteado se refería a una controversia pendiente en aquel momento, entre dos Estados,
uno de los cuales -Rusia- se negaba a participar en el procedimiento; además, porque
la solicitud implicaba una cuestión de hecho que no podía ser aclarada sin oír a ambas
partes”365.

3.5.2. Opinión consultiva dictada el 30 de marzo de 1950 sobre la


interpretación de los Tratados de Paz con Bulgaria, Hungría y
Rumania
Como indicamos antes, el parágrafo primero del artículo 65 del Estatuto establece
que “La Corte podrá emitir opiniones consultivas respecto de cualquier cuestión jurídica,

365 Max Sorensen, ob. cit., p. 661.


Rafael Badell Madrid
205

a solicitud de cualquier organismo autorizado para ello por la Carta de las Naciones
Unidas, o de acuerdo con las disposiciones de la misma”.
Pareciera, de la lectura de la norma citada, que la CIJ no está obligada
incondicionalmente a dictar opiniones consultivas en todos los casos366. Sin embargo, la
propia práctica de la CIJ ha definido mejor este asunto.
Una demostración de lo anterior es la opinión consultiva dictada por la CIJ el 30 de
marzo de 1950 relativa a la interpretación de los Tratados de Paz con Bulgaria, Hungría
y Rumania. En este caso la consulta se centró en el procedimiento a seguir con respecto
al arreglo de disputas entre los Estados signatarios de los Tratados de Paz de 1947
(Bulgaria, Hungría, Rumanía, por una parte, y los Estados Aliados, por otra)367.
En la primera opinión consultiva emitida el 30 de marzo de 1950, la CIJ afirmó que
los países que habían firmado un tratado que establecía un procedimiento arbitral para
la resolución de disputas relacionadas con la interpretación o aplicación de la convención
estaban obligados a designar a sus representantes ante las comisiones arbitrales prescritas
por el tratado. A pesar de esta opinión consultiva, los tres Estados que se negaron a
designar a sus representantes en las comisiones arbitrales no cambiaron su actitud. Se
les dio un plazo para cumplir con la obligación establecida en los tratados tal como los
había interpretado la CIJ368.
También en la opinión consultiva del 30 de marzo de 1950 la CIJ interpretó el
parágrafo primero de artículo 65 del Estatuto, comentado al inicio de este capítulo, y
formuló importantes consideraciones sobre del deber de emitir opiniones consultivas. En
este caso, la CIJ determinó que estaba en el deber de dar una opinión sobre las preguntas
I y II establecidas en la Resolución de la Asamblea General de octubre de 1949.
El pronunciamiento de la CIJ en este caso se debió a que su capacidad ejercer su
función consultiva fue objetada por los gobiernos de Bulgaria, Hungría y Rumanía.
Estos Estados alegaron que la solicitud de opinión fue una acción ultra vires por parte de
la Asamblea General, dado que –a su juicio- interfería asuntos propios de la jurisdicción
interna de los Estados.
La CIJ refutó estos argumentos y sostuvo que la solicitud se limitaba a obtener
aclaraciones de naturaleza legal sobre la aplicabilidad del procedimiento para la resolución
de disputas según los Tratados de Paz. Además, la CIJ destacó que la interpretación de
los términos de un tratado no se considera una cuestión propia de la jurisdicción interna
de un Estado, sino más bien una cuestión de derecho internacional, lo cual recae dentro
de la competencia material de la CIJ369.

366 Alfred Verdross, ob. cit., p. 565. En especial véase nota al pie número 24 de la obra citada.
367 International Court of Justice, “Interpretation of Peace Treaties with Bulgaria, Hungary and Romania”. Disponible
en: https://www.icj-cij.org/case/8.
368 Ídem.
369 Sobre este particular véase Alfred Verdross, ob. cit., p. 565. En específico, véase la nota al pie número 24 de la página
citada de la obra del Dr. Verdross.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
206 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

Además, la CIJ resaltó que su opinión es de carácter consultivo y no vinculante. Se


argumentó también que la CIJ, como un órgano de las Naciones Unidas, puede dar
una opinión consultiva que la organización considere deseable para obtener orientación
sobre la acción a tomar. Bajo este razonamiento, la CIJ concluye que las objeciones a su
competencia consultiva son infundadas y, por el contrario, afirmó no sólo que tenía el
poder, sino también el deber de responder a las preguntas 1 y II planteadas en este caso
específico370.
Luego, la CIJ fue consultada nuevamente para determinar si el Secretario General,
quien, según los términos de los Tratados, estaba autorizado para designar al tercer
miembro del tribunal arbitral en caso de falta de acuerdo entre las partes en relación con
esta designación, podía proceder a realizar esta designación, incluso si una de las partes
no había designado a su representante. Mediante una opinión consultiva adicional del 18
de julio de 1950, la CIJ respondió que este método no podía adoptarse porque resultaría
en la creación de una comisión de dos miembros, mientras que el tratado preveía una
comisión de tres miembros que tomaba decisiones por mayoría 371.

3.5.3. Solicitud de opinión consultiva presentada el 10 de noviembre de


2023 por la Organización Internacional del Trabajo: derecho a la
huelga bajo el Convenio sobre la libertad sindical y la protección
del derecho de sindicación
El 10 de noviembre de 2023 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) solicitó
a la CIJ que dicte urgentemente una opinión consultiva sobre la siguiente cuestión: “¿Está
protegido el derecho a la huelga de los trabajadores y sus organizaciones en virtud del
Convenio sobre la Libertad Sindical y la Protección del Derecho de Sindicación de 1948
(Núm. 87)?”. La solicitud se basa en varios fundamentos jurídicos y se ha presentado
de acuerdo con los artículos pertinentes de la Constitución de la OIT y la Carta de las
Naciones Unidas.
En efecto, la solicitud fue efectuada de conformidad con el artículo 37, párrafo 1,
de la Constitución de la OIT, el artículo 96, párrafo 2, de la Carta de las Naciones
Unidas, el artículo IX, párrafo 2, del Acuerdo entre las Naciones Unidas y la OIT,
y la Resolución sobre el Procedimiento para las Solicitudes a la Corte Internacional
de Justicia para Opiniones Consultivas adoptada por la Conferencia Internacional del
Trabajo el 27 de junio de 1949.
Especial comentario merece la mención del artículo 37, párrafo 1, de la Constitución
de la OIT como parte del fundamento jurídico de esta solicitud de opinión consultiva.
Ciertamente, las opiniones consultivas carecen -en principio- de carácter vinculante,

370 International Court of Justice, “Interpretation of Peace Treaties with Bulgaria, Hungary and Romania”. Disponible
en: https://www.icj-cij.org/case/8.
371 Ídem.
Rafael Badell Madrid
207

pero este caso en particular nos permite ilustrar bastante bien que, en algunos supuestos,
los dictámenes consultivos de la CIJ sí pueden resultar de obligatorio cumplimiento.
Aunque este procedimiento consultivo se encuentra en curso, la opinión consultiva
que dictará la CIJ en el futuro será de obligatorio cumplimiento para la OIT en virtud
del artículo 37, párrafo 1, de la Constitución de la OIT que establece lo siguiente: “Todas
las cuestiones o dificultades relativas a la interpretación de esta Constitución y de los
convenios ulteriormente concluidos por los Miembros en virtud de las disposiciones de
esta Constitución serán sometidas a la Corte Internacional de Justicia para su resolución.”
A la luz del artículo 37, párrafo 1, es aceptado que los redactores de la Constitución
de la OIT “encomendaron a la CIJ la tarea de emitir decisiones -no opiniones- para
resolver dificultades relacionadas con la interpretación. En consecuencia, al entrar
a formar parte de la Organización, todos los Estados Miembros aceptan el carácter
vinculante de las decisiones emitidas por la CIJ en respuesta a una solicitud presentada
por la Organización con arreglo al párrafo 1 del artículo 37”372. Como señala Alfred
Verdross “las partes o los signatarios de un tratado pueden obligarse de antemano en el
mismo a considerar como obligatoria la opinión de la CIJ”373.
La solicitud fue presentada con ocasión del desacuerdo constante en el seno de la
OIT sobre la interpretación del Convenio sobre la libertad sindical y la protección del
derecho de sindicación o Convenio No. 87, específicamente en relación con el derecho
a la huelga. Este desacuerdo ha generado preocupaciones sobre el funcionamiento de la
OIT y la credibilidad de su sistema normativo. La solicitud se fundamenta en el hecho de
que el derecho a la huelga se considera un corolario del derecho fundamental a la libertad
de asociación, según observaciones de los órganos de supervisión de la OIT.
Un aspecto de interés es que, en este caso, aun en sustanciación, la OIT solicitó a
la CIJ que acelere el procedimiento de opinión consultiva, lo cual –como dijimos al
comentar el procedimiento consultivo- es posible a la luz del procedimiento consultivo
abreviado previsto en el artículo 103 del Reglamento.
Adicionalmente, la OIT solicitó a la CIJ que permita la participación en las diligencias
consultivas de las organizaciones de empleadores y trabajadores que gozan de estatus
consultivo general con la OIT. Sobre esto último la OIT no citó ningún fundamento
normativo del Estatuto o el Reglamento de la CIJ.

372 Organización Internacional del Trabajo, “El efecto jurídicamente vinculante de las opiniones consultivas de la
Corte Internacional de Justicia”. Disponible en: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@ed_norm/@relconf/
documents/meetingdocument/wcms_900321.pdf.
373 Alfred Verdross, ob. cit., p. 566. Una cláusula similar puede observarse en el Convenio sobre privilegios e inmunidades
de las Naciones Unidas del 13 de febrero de 1946 o en el Convenio sobre privilegios e inmunidades de los organismos
especializados del 21 de noviembre de 1947.
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
208 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

4. IDIOMAS OFICIALES DE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA


El artículo 39 del Estatuto establece los idiomas oficiales de la CIJ que rigen también
el procedimiento ante ese órgano jurisdiccional, estos son, el francés y el inglés. El idioma
seleccionado por las partes determina el que utilizará la CIJ en la sentencia.
El mismo artículo 39 dispone que si no hay consenso entre las partes respecto
del idioma que utilizarán, éstas podrán presentar sus argumentos en el idioma de su
preferencia. En este supuesto, la CIJ dictará igualmente una sentencia en alguno de sus
dos idiomas oficiales, es decir, francés o inglés.
Asimismo, si una de las partes solicita a la CIJ que le permita utilizar otro idioma
distinto a los oficiales, ésta deberá autorizarlo. No encontramos razón para que el español
no haya sido establecido también como idioma oficial y esperamos que en cualquier
momento esta absurda omisión sea subsanada.
En cuanto a las traducciones que puedan solicitar las partes respecto de los escritos
presentados por ellas mismas o por su contraparte al otro idioma oficial de la CIJ deberá
tenerse en cuenta lo previsto en la Directiva Práctica IV que indica:
“Cuando una de las partes disponga de una traducción íntegra o parcial de sus propios
escritos o de los de la otra parte en la otra lengua oficial de la Corte, estas traducciones
deberán transmitirse de oficio a la Secretaría de la Corte. Lo mismo ocurre con los
anexos.
Estas traducciones serán examinadas por la Secretaría y comunicadas a la otra parte.
Esta última también será informada de la forma en que fueron preparadas”374.
A petición de Venezuela, según lo informó la presidenta de la CIJ al inicio de la
audiencia oral celebrada el 17 de noviembre, la CIJ acordó la traducción desde y hacia al
español además de los idiomas oficiales de la CIJ.

374 Véase Directivas Prácticas de la Corte Internacional de Justicia. Disponible en: https://www.icj-cij.org/en/practice-
directions.
COMENTARIOS FINALES
IV
La CIJ es el órgano judicial más importante de la ONU. La CIJ opera bajo un marco
regulatorio conformado por un Estatuto y un Reglamento, con Directivas Prácticas
que complementan y optimizan su función jurisdiccional. El Estatuto, anexo a la Carta
de las Naciones Unidas, refleja la influencia de la CPJI y el Reglamento establece las
reglas procedimentales y es modificado cada cierto tiempo para adaptarse a la creciente
actividad de la CIJ.
Las Directivas Prácticas, adoptadas desde 2001, optimizan la labor de la CIJ, y
las Resoluciones, como la que regula la admisión de Estados no partes, contienen un
tratamiento jurídico mucho más detallado de ciertos aspectos.
La CIJ tiene una estructura compleja y cuidadosamente diseñada en su composición
para garantizar la representación de los principales sistemas jurídicos del mundo y la
imparcialidad en sus funciones.
La independencia de los jueces es un pilar fundamental del funcionamiento de la CIJ,
dado que no representan a sus gobiernos ni a ningún otro Estado. La solvencia moral,
la experiencia en derecho internacional y la imparcialidad son requisitos indispensables
para ser juez de la CIJ.
La elección periódica de un tercio de la CIJ cada tres años, permitiendo reelecciones
y las recientes elecciones de cinco nuevos jueces dan cuenta de la capacidad de la CIJ para
gestionar los casos bajo estrictos estándares éticos sin sacrificar la continuidad requerida
para solucionar casos complejos.
Los jueces ad hoc, por su parte, aseguran la representación de las partes involucradas
cuando ninguno de los jueces de la CIJ es nacional de su Estado. Para lograr este
cometido, la CIJ sigue un proceso detallado que incluye la notificación temprana, la
posibilidad de objeciones y la participación en igualdad de condiciones.
La competencia de la CIJ, está regulada en el Capítulo II del Estatuto. Sólo los
Estados pueden ser partes en los procesos ante la CIJ, quedando excluidas las personas
naturales y otro tipo de organizaciones. Es fundamental que un Estado acepte previa
y voluntariamente la competencia de la CIJ para que pueda acudir a ella. Para hacerlo
dispone de medios ante hoc y post hoc para expresar este consentimiento, incluyendo
acuerdos internacionales, tratados bilaterales y la cláusula opcional contenida en
el artículo 36 del Estatuto. De manera que la competencia de la CIJ se basa en el

209
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
210 Caso 171: Guyana vs. Venezuela

consentimiento de los Estados, el cual puede ser expresado de diversas maneras, ya sea
antes o después de surgir el conflicto.
En el funcionamiento de la CIJ, además de los jueces, existen otros sujetos clave
para el desenvolvimiento del proceso. Se trata de los agentes, quienes cumplen un rol
crucial en la representación de los Estados partes en un proceso. Designados de acuerdo
con el artículo 42 del Estatuto, estos agentes actúan como representantes legales.
Según el artículo 40 del Reglamento la designación de agentes se establece al inicio del
procedimiento y su participación es esencial hasta la conclusión de la fase de audiencias.
Los agentes coordinan con consejeros y abogados, desempeñando un papel vital
en la preparación y presentación del caso. Además, la CIJ utiliza a los agentes como
receptores principales de las comunicaciones oficiales durante el proceso. Esto incluye
la notificación de sentencias, de acuerdo con el artículo 58, y otras comunicaciones
formales. La eficacia de las notificaciones está respaldada por el artículo 44 del Estatuto,
que establece procedimientos para casos en que se deben notificar a personas distintas
de los agentes.
Para gestionar el procedimiento la CIJ tiene la posibilidad de dictar providencias, las
cuales tienen fundamento en el artículo 48 del Estatuto y son esenciales para dirigir el
curso del proceso. A través de providencias la CIJ puede, por ejemplo, fijar lapsos para
la presentación de memoria y contramemoria o incluso indicar medidas provisionales de
obligatorio cumplimiento para las partes.
La función consultiva, también de gran relevancia, permite a ciertos órganos y
agencias internacionales solicitar opiniones jurídicas sobre cuestiones específicas,
brindando una interpretación autorizada según los principios del derecho internacional.
La utilidad de la función consultiva radica en la posibilidad de obtener pronunciamientos
de la CIJ sobre la legalidad de decisiones o actos de los órganos internos de la ONU y
otras entidades autorizadas.
Los procedimientos consultivos ante la CIJ están limitados a un número selecto
de órganos de las Naciones Unidas y agencias especializadas. Aunque las opiniones
consultivas no son vinculantes, su emisión está asociada con la autoridad y prestigio de
la CIJ, proporcionando a los solicitantes una base para tomar decisiones fundamentadas
sobre cuestiones jurídicas complejas. En definitiva, la función consultiva de la CIJ,
al igual que la función contenciosa, coadyuva a la solución pacífica de controversias
internacionales al emitir dictámenes no vinculantes que contienen opiniones
especializadas y fundamentadas en el derecho internacional vigente.
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