Humanismo Antropocéntrico
Humanismo Antropocéntrico
Humanismo Antropocéntrico
al cosmomorfismo
Resumen
Abstract
Introducción
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Villoro advierte que el cambio no fue abrupto sino paulatino: “La nueva figura
del mundo no remplaza abruptamente a la antigua. La mayoría de la gente sigue
pensando en términos del Medioevo. Es apenas un grupo reducido de humanistas,
de artistas, de hombres de empresa y renovada virtù los que le abren camino, no sin
fuerte oposición del pensamiento antiguo” (1992, p. 10).
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Lo anterior nos hace pensar que ese ideal original del humanista,
concebido como “sujeto actor y responsable, en su conciencia ético-
religiosa, del mejoramiento de sí mismo, de lo humano y del mismo
mundo” (Belda, 2010, p. 638) con el pasar de los siglos fue desgastán-
dose. El sujeto ha ido perdiendo los lazos de solidaridad, sumido cada
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Si los nativos de América son hombres deben ser asimilados a la fe cristiana por
medio de la conversión voluntaria o forzosa y con ello anular una tradición cultu-
ral: o bien, si su humanidad es dudosa declarar simplemente que su servidumbre
está plenamente justificada, pues por derecho natural –como sostenía Ginés de
Sepúlveda– las bestias les deben obediencia a los hombres (citado en Pineda, 1995,
p. 229. Cursivas añadidas).
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que la contiene, sino el todo del ente desde el alma que lo contempla. El
alma es ahora un sujeto del cual todo puede ser correlato” (ibíd.). De esta
manera el alma pasa de ser una sustancia a ser un sujeto.
Ahora bien, según Villoro,
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teoría, el cuerpo está determinado por las leyes mecánicas, que a su vez
son determinadas por la naturaleza. En cambio, el alma (reconstituida
como la mente) tiene la capacidad de discernir, de distinguir entre lo
bueno y lo malo. Dicho de otra forma, el cuerpo está determinado por
propiedades fijas, sujetas a las leyes naturales y a las condiciones am-
bientales, y la mente permite al sujeto discernir, le da la capacidad de
conocimiento, así su intelecto le permite escapar del engaño. Esto le da
la supremacía a la humanidad sobre otros seres vivos carentes de razón y
de juicio. Descartes coincide con Platón en la idea de que la experiencia
sensible lleva al error y es el alma, ahora transformada en intelecto y
razonamiento, lo que hace de la persona “un ser supremo”.
Así, desde el siglo xvii con Descartes y hasta la Ilustración, el pensa-
miento y la razón se convierten en el baluarte supremo de la metafísica
del ser humano implícita en toda postura humanista como doctrina.
Este giro del alma al pensamiento, de la psyche a la mente, permea un
antropocentrismo que, basado en la confianza en la razón, no sólo se
apoderó de Europa sino que también fue exportado a otros continentes,
convirtiéndose en una forma de pensamiento hegemónico.
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a) La perspectiva invertida
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Los europeos nunca dudaron de que los indios tuvieran cuerpos (también los
animales los tienen); los indios nunca dudaron de que los europeos tuvieran almas
(también los animales y los espectros de los muertos las tienen): el etnocentrismo
de los europeos consistía en dudar de que los cuerpos de los otros contuvieran un
alma formalmente similar a las que habitaban sus propios cuerpos; el etnocentris-
mo indio, por el contrario, consistía en dudar de que otras almas o espíritus pu-
dieran estar dotadas de un cuerpo materialmente similar a los cuerpos indígenas
(p. 29).
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Multiculturalismo Multinaturalismo
Universalidad objetiva Universalidad objetiva
de la naturaleza: los cuerpos de los espíritus: las almas
Multiplicidad mostrada por la Diversidad subjetiva
particularidad subjetiva de las almas de la naturaleza: los cuerpos
Para esclarecer este esquema es preciso considerar que para estos in-
dios caribes y otros grupos actuales del Amazonas como los achuares,
los yudjá, las tribus del conjunto jíbaro ubicados entre Ecuador y Perú, los
cachinahua y los matsiguenga del Perú (por mencionar sólo algunos),
su universo está poblado por una serie de actuantes o sujetos en interac-
ción, ya sea visibles, como los humanos, no-humanos como animales, o
bien con seres invisibles, como son los dioses, los muertos o los espíritus
guardianes, todos ellos dotados de almas semejantes y son percibidos
como personas, “es decir, objetos intencionales o de dos caras (visible
e invisible), constituidos por relaciones sociales”, colectivas y recípro-
cas (Ibid., p. 35). Aunque las almas se conciban como semejantes, “La
forma como los humanos ven a los animales, a los espíritus y a otros
actuantes cósmicos es profundamente diferente de la forma como esos
seres los ven y se ven” (Ibíd.) En condiciones normales los humanos se
ven como humanos y a los animales como tales, sin embargo, tratán-
dose de los espíritus, las percepción de éstos no se da en condiciones
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Referencias
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Agradezco las observaciones de los dictaminadores que se hicieron al presente texto,
pues permitieron presentar un escrito mejor acabado. También agradezco los comentarios
de Federico Marulanda y de Adán Pando, que ayudaron a fortalecer los argumentos con
sus valiosas observaciones. Asimismo, asumo responsabilidad por todas las faltas que pu-
dieran presentarse en este artículo.
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