Pecado y Confesión

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RESUMEN FUNDAMENTOS PARA UNA BUENA CONFESIÓN

I. LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS


1. Amarás a Dios sobre todas las cosas
2. No tomarás el nombre de Dios en vano
3. Santificarás las fiestas
4. Honrarás a tu padre y a tu madre
5. No matarás
6. No cometerás actos impuros
7. No robarás
8. No dirás falso testimonio ni mentirás
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros
10. No codiciarás los bienes ajenos.
Estos diez mandamientos se resumen en dos:
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas
2. y al prójimo como a ti mismo.

II. LOS MANDAMIENTOS DE LA SANTA MADRE IGLESIA


1. Oír misa entera los domingos y fiestas de precepto.
2. Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de muerte, y si se ha de
comulgar.
3. Comulgar por Pascua de Resurrección.
4. Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia.
5. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.

III. OBRAS DE MISERICORDIA


Corporales
- Visitar a los enfermos.
- Dar de comer al hambriento.
- Dar de beber al sediento.
- Dar posada al peregrino.
- Vestir al desnudo.
- Visitar a los encarcelados.
- Enterrar a los muertos.

Espirituales
- Enseñar al que no sabe.
- Dar buen consejo al que lo necesita.
- Corregir al que se equivoca.
- Perdonar al que nos ofende.
- Consolar al triste.
- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
- Rogar a Dios por los vivos y difuntos.

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IV. PECADOS CAPITALES


1. Lujuria
2. Gula
3. Avaricia
4. Pereza
5. Ira
6. Envidia
7. Soberbia

V. PECADOS SOCIALES
1. No realizarás manipulaciones genéticas.
2. No llevarás a cabo experimentos sobre seres humanos, incluidos embriones.
3. No contaminarás el medio ambiente.
4. No provocarás injusticia social.
5. No causarás pobreza.
6. No te enriquecerás hasta límites obscenos a expensas del bien común.
7. No consumirás drogas.

ORACIONES PARA IR A CONFESAR II1


(Y vino a Él un leproso que, rogándole de rodillas, le decía: Si quieres puedes limpiarme). Aquel hombre
se arrodilla postrándose en tierra lo que es señal de humildad y de vergüenza, para que cada uno se
avergüence de las manchas de su vida. Pero la vergüenza no ha de impedir la confesión: el leproso mostró
la llaga y pidió el remedio. Su confesión está llena de piedad y de fe. Si quieres, dice, puedes: reconoció
que el poder curarse estaba en manos del Señor. San Beda. Comentario sobre S. Marcos

1. ORACIÓN PARA ANTES DEL EXAMEN DE CONCIENCIA


Oh Señor y Dios de bondad Bien sé que Vos no queréis la muerte del pecador, sino que se convierta y
viva. Por mí, Dios mío, cargasteis con la Cruz, y desde ella me llamáis, aunque soy la criatura más ingrata
y pecadora: me llamáis, no para castigarme sino para perdonarme. Ayúdame Señor, para que haga con
fruto esta confesión y sane de la mortal dolencia que me causaron mis pecados ¡Oh Virgen Soberana!
Ayúdame, pues sois Madre y refugio de pecadores. No permitáis que el enemigo de mi alma impida lo que
yo tanto deseo. ¿Cómo podré decir las enormes culpas y maldades de mi desconcertada vida, si la gracia
de Dios no me asiste? Alcanzadme esta gracia, oh Virgen Santísima! Gloriosa Santa Magdalena, venid en
mi ayuda, y, si en el pecar os he imitado, siga vuestro ejemplo en confesar mis pecados, y en hacer
penitencia. Santo Ángel de mi Guarda, ayudadme en todo. ¡Oh Dios mío, quién pudiera con lágrimas de
sangre borrar tantas culpas!

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2. ORACIÓN DEL PENITENTE PARA DESPUÉS DEL EXAMEN DE CONCIENCIA
Padre lleno de clemencia, como el hijo pródigo que marchó hacia tu encuentro, te digo:
«He pecado contra Ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo». Cristo Jesús, Salvador del mundo, como al
ladrón al que abriste las puertas del paraíso te ruego: «Acuérdate de mí, Señor, en tu Reino». Espíritu
Santo, fuente de amor, confiadamente te invoco: «Purifícame y haz que camine como hijo de la luz».

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D e v o c i o n a r i o C a t ó l i c o . http://www.devocionario.com
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Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las
maldades de mi juventud; acuérdate de mí, Señor, con misericordia, por tu bondad. (Sal 24, 67.)
Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado, pues yo reconozco mí culpa, tengo siempre presente mi
pecado (Sal 50, 45).
Padre, he pecado contra Ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo. Ten compasión de este pecador. (Lc 15,19;
18-13).
Misericordia Dios mío por tu bondad. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa. ¡Oh Dios!, crea
en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme. Jesús, Hijo de Dios, apiádate de mí, que
soy un pecador.
Dios mío, con todo mi corazón me arrepiento del mal que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de
hacer.
Al pecar te he ofendido a Ti, que eres el supremo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las ocasiones
de pecado. Señor, por los méritos de la pasión de nuestro Salvador Jesucristo, apiádate de mí.

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3. ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA CONFESIÓN
Acabáis de decirme, Jesús, la consoladora palabra: Vete en paz, tus pecados te son perdonados. Me
habéis purificado con vuestra sangre de la lepra de mis pecados; me habéis sacado de las garras del
enemigo infernal; habéis roto los lazos de la muerte, abriéndome de nuevo el cielo. Vuestra paz y vuestra
alegría han vuelto otra vez a mi corazón y me atrevo a levantar con confianza los ojos hacia Vos. Por toda
la eternidad celebraré y cantaré vuestras bondades y finezas, en unión de los Ángeles y los Santos. Pero
me habéis dirigido también este severo aviso: "Ya has recobrado la salud, no vuelvas a pecar, no te suceda
otra cosa peor". Cuando dirijo mi vista a lo pasado, me siento tentado de abandonarme al desfallecimiento.
¡Tantas veces como he prometido corregirme! y ¡cuántas no he sido desleal a las más santas resoluciones!
Señor, yo soy flaco, y mi voluntad impotente contra la astucia del maligno y la violencia de las tentaciones.
Sostenedme con vuestra gracia, os Lo pido por el amor de vuestro Sacratísimo Corazón. Con vuestra
ayuda seré fuerte, con vuestra protección triunfaré siempre del enemigo. No me abandonéis en la lucha,
cubridme con el escudo de vuestra amorosa presencia en el momento del peligro, a fin de que no vuelva a
caer de nuevo en el pecado.
Concededme también, Señor Jesús, el cooperar con fidelidad y perseverancia a vuestra santa gracia, y ya
que mi voluntad está ahora firmemente resuelta, ¡oh, dulce Salvador mío! procuraré con todo empeño
corregirme sirviéndome de los medios necesarios al efecto: en particular rechazaré tales malos
pensamientos... en tanto me aperciba de su presencia en mi alma, oraré en las tentaciones y evitaré con
cuidado las ocasiones peligrosas...
Completad, Señor, la obra de la gracia que en mí habéis comenzado. Amén.

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PECADO Y CONFESIÓN

El sacramento de la penitencia, también llamado LA CONFESIÓN, es el sacramento instituido por Cristo,


que perdona los pecados cometidos después del bautismo y obtiene la reconciliación con la Iglesia, al pedir
perdón ante un sacerdote y recibir la absolución sacramental.

Pecado es todo acto, dicho, deseo, pensamiento u omisión contra la ley de Dios. Puede ser mortal o venial.
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EL PECADO MORTAL2

Destruye el principio vital de la caridad en el corazón del hombre, por una infracción grave de la ley Divina.
Aparta al hombre de Dios, que es su fin último.

Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones:


1. Violar uno de los mandamientos en materia grave.
2. Plena advertencia.
3. Perfecto consentimiento.

El pecado mortal, si no es borrado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino
de Dios y la muerte eterna del infierno.

EL PECADO VENIAL

Deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere. El pecado venial impide el progreso del alma; y quien
lo comete merece penas temporales. El pecado venial deliberado y que permanece sin arrepentimiento,
nos dispone rápidamente o poco a poco a cometer pecado mortal.

El pecado venial no rompe la alianza con Dios; no priva de la gracia santificante, de la amistad con Dios,
de la caridad, ni por lo tanto, de la bienaventuranza eterna.

POSIBLE ESQUEMA PARA LA CONFESIÓN

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Padre, hace (x tiempo) que me confesé y si cumplí la penitencia.

Mis pecados son estos: Acúsome padre que…

Me acuso también de todos los pecados que se me han olvidado, y que tenga sin perdonar.
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Cuando el padre me dé los consejos le digo: Si padre>> y cuando me diga la penitencia también le
digo: <<Si padre>>.

Mientras el padre me da la bendición rezo el Acto de Contrición.

Cuando el padre me diga: <<Vaya en paz>>, digo: <<Muchas gracias>>y me voy a rezar la penitencia (si
ya están repartiendo la comunión puedo comulgar y después rezo la penitencia).

Después de la confesión y de la comunión: tengo que ser mejor, mucho mejor.

CONDICIONES PARA UNA BUENA CONFESIÓN

A. Examen de conciencia: Que consiste en recordar todos los pecados que hemos cometido desde
la última confesión.
B. Arrepentimiento: Que consiste en sentir sincero dolor de haber ofendido a Dios; y detestar el
pecado. (Para alcanzar el arrepentimiento hay que pedírselo a Dios)

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C. Propósito de la enmienda: Que consiste en decidirse firmemente a no volver a pecar; en estar


dispuestos a evitar el pecado, cueste lo que cueste.
D. Confesión: Que consiste en decirle al Sacerdote todos los pecados que hemos descubierto en el
examen de conciencia.

Esta confesión de pecados debe ser:

Sincera: Es decir, sin querer engañar al Sacerdote, pues a Dios es imposible engañarlo.
Completa: Es decir, sin callarse ningún pecado
Humilde: Es decir, sin altanería ni arrogancia.
Prudente: Es decir, que debemos usar palabras adecuadas y correctas, y sin nombrar personas ni
descubrir pecados ajenos.
Breve: Es decir, sin explicaciones innecesarias y sin mezclarle otros asuntos.

E. Satisfacción: Que consiste en cumplir la penitencia que nos impone el sacerdote, con la intención
de reparar los pecados cometidos. Es obligatorio cumplir la penitencia, porque es parte del mismo
sacramento.

Con respecto al arrepentimiento y dolor que nos acompaña al confesarnos, vale la pena leer y tener
presente el siguiente testimonio:

Vino una vez a confesarse con San Vicente un hombre, que había cometido un gravísimo, y abominable
pecado: y después de haberle oído, lo mandó hacer siete años de penitencia. Estaba el hombre tan
lastimado, que le pareció poca la penitencia para tan grave pecado, y le dijo: Oh, padre mío, ¿y pensáis,
que con esto me podré salvar? Sí, hijo, —le dijo el Santo: ayuna solo tres días a pan, y agua. Lloraba el
pecador amargamente su culpa, y no acababa de creer, que con tan pequeña penitencia podía alcanzar
perdón de sus pecados: y vista su contrición, le tornó San Vicente a decir, que rezase sólo tres Pater
Noster, y tres Ave Marías; y en acabando de decir el primer Pater Noster, murió allí de puro dolor, y apareció
al Santo, y le dijo: que estaba en la gloria, sin haber pasado por el Purgatorio, por haberle tomado Dios
aquel dolor en cuenta por sus pecados.3

GUÍA PARA EL EXAMEN DE CONCIENCIA.4

Para facilitar el examen de conciencia, se presenta a continuación una guía en forma de preguntas.
Lea despacio y medite cada pregunta y, si lo desea, haga una lista de sus pecados, aunque es
preferible que no la utilice en la Confesión.

¿Cuánto tiempo hace que me confesé la última vez?

¿Cumplí completamente la penitencia que me impuso el Sacerdote?

¿Qué se me olvidó o que pecados graves callé en confesiones anteriores?

3
SAN VICENTE FERRER, CONFESOR. Tomado de La Leyenda de Oro para cada Día del Año – Vidas de Todos los Santos que venera la Iglesia –
Madrid-Barcelona, 1844 – Tomo II, Abril, Día 5. Pag. 21
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AMPLIACIÒN FUNDAMENTOS PARA UNA BUENA CONFESIÓN

LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS

PRIMERO. AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS


“Yo, el Señor, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto,
de la casa de la servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí.
No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos,
Ni de lo que hay abajo en la tierra. No te postraras ante ellas ni les darás culto” (Ex 20, 2-5; Dt 5, 6-9).
"¡Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor
y el primer mandamiento!" (Mt 22, 38-39).
“Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, solo a El darás culto” (Mt 4, 10).

» ¿Creo en Dios? ¿Doy testimonio de El? ¿Tengo en El una fe y una confianza firme y completa?

» ¿Dudo o rechazo como verdadero lo que Dios ha revelado en las Escrituras (La Sagrada Biblia)?

» ¿Me he desesperado, llegando a dudar de la bondad de Dios, de su justicia, de sus promesas y de


su misericordia?

» ¿He presumido de que Dios me salvará de todas maneras, aún sin conversión y sin mérito?

» ¿He sido indiferente, despreciando la acción y la fuerza de Dios en mi vida?

» ¿He respondido al amor de Dios con tibieza?

» ¿He cultivado un enfermizo orgullo propio, que me ha llevado a odiar a Dios?

» ¿Le he dedicado suficiente tiempo a Dios en la oración personal y comunitaria?

» ¿He hecho las cosas que requieren sacrificio, - con verdadero amor - y ofreciéndoselas al Señor?

» ¿He cumplido en todo o en parte, alguna promesa hecha a Dios o a su Iglesia?

» ¿He sido supersticioso, o sea que le he atribuido una importancia de algún modo mágico, a ciertas
prácticas legítimas o necesarias?

» ¿He creído y/o consultado y/o usado: supersticiones, hechicerías, brujería, magia, (incluso la blanca),
adivinos, quiromancia, “médium”, agüeros, horóscopos, cartas de naipe, “tazas de chocolate” y cosas
parecidas; al igual que riegos, sahumerios, talismanes, “pencas de sábila”, filtros, maleficios,
sortilegios, cábala, tarot, “carta astral”, alquimia, tabla ouija, santería, amuletos, vudú, gurúes,
shamanismo, numerología, espiritismo, “yo soy”, necromancia, cuarzos, piedras, mantras, etc., y todo
tipo de “objetos con poder” (Dt 18, 10-12; Jr 29, 8).

» ¿He honrado y/o reverenciado y/o adorado a una criatura (cualquiera que sea) en lugar de Dios?
Como por ejemplo al dinero, al poder (o a los poderosos) al placer, o a las cosas materiales (como
automóviles y pertenencias que se colocan por encima de todo, incluso de Dios).

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» ¿He puesto fe, o he practicado, o me he dejado llevar por grupos, sectas o movimientos no cristianos
o que mezclan la verdad de Jesucristo con otras ideologías que contienen verdades, pero algunas
mentiras muy disfrazadas por el demonio?. Por ejemplo: El poder mental, la reencarnación, la falsa
metafísica, el método Silva, el ocultismo, el espiritismo, la astrología, el tarot, la meditación
trascendental, el yoga, el gnosticismo, el i-chin, “los viajes astrales”, los gurús, el inside, el avance, la
dianética, la medicina holística, la parapsicología, la sofrología; la radiastesia, la homeopatía, la
acupuntura y la acuprensión cuando van acompañadas de prácticas esotéricas. También la hipnosis y
autohipnosis, las regresiones, la lectura del áurea, la terapia de olores y esencias florales, el
esoterismo, la teosofía, la masonería, el rosacrucismo, el budismo, el hare krishna, la “canalización de
espíritus o cháneling”, el tao, el feng sui y todo lo relacionado con el “new age” o la “nueva era”.
Igualmente son movimientos o sectas no cristianas los mormones y los testigos de Jehová que no
creen en Jesucristo como hijo de Dios (2Tim 4, 3-4; 1Tim 4, 1).

» ¿He tentado a Dios, o sea que lo he puesto a prueba, dudando de su palabra, o de su obra, o de su
bondad, o de su omnipotencia, o de su amor o poder?

» ¿He cometido sacrilegio? O sea que ¿he profanado o tratado indignamente los sacramentos y las
otras acciones litúrgicas, así como las personas (sacerdotes y religiosos) las cosas y los lugares
consagrados a Dios?

» ¿He tratado sacrílegamente la Eucaristía?

» ¿He comprado o vendido artículos religiosos bendecidos?

» ¿He sido ateo, o materialista práctico (agnóstico), he rechazado o negado la existencia de Dios?

» ¿He orado muy poco o casi nada, olvidándome de ofrecerle al Todopoderoso mi trabajo amoroso y
de darle gracias en oración al levantarme, al acostarme, y al recibir los alimentos?
» ¿Me he acercado indignamente a recibir algún sacramento?

SEGUNDO. NO JURAR SU SANTO NOMBRE EN VANO


“No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios” (Ex 20, 7; Dt 5, 11; Lv 19, 12).
“Se dijo a los antepasados: no perjurarás... pues yo digo que no juréis en modo alguno” (Mt 5, 33-34).

» ¿He empleado el nombre de Dios en cosas diferentes a Alabarlo, Bendecirlo y Glorificarlo?

» ¿He abusado del nombre de Dios, es decir, he usado inconvenientemente el nombre de Dios, o de
Jesucristo, o de la Santísima Virgen María, o de algún Santo?

» ¿He hecho promesas a otras personas en nombre de Dios, comprometiendo el honor, la fidelidad, la
veracidad y la autoridad divina? ¿He sido infiel a esas promesas?

» ¿He blasfemado; o sea que he proferido contra Dios –interior o exteriormente– palabras de odio, de
reproche, o de desafío? ¿He injuriado a Dios, faltándole al respeto en las expresiones?

» ¿He jurado en falso, sin necesidad, sin prudencia, o por cosas de poca importancia?

» ¿He perjurado, o sea que he hecho una promesa que no tengo intención de cumplir?

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» ¿He jurado hacer algún mal? ¿He tratado de reparar el daño que haya podido seguirse?

TERCERO. SANTIFICAR LAS FIESTAS


“Recuerda el día sábado (hoy domingo) para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus
trabajos, Pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios. No harás ningún trabajo” (Ex
20, 8-10; Dt 5, 12-15).
“El Sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado.
De suerte que el Hijo del Hombre también es Señor del sábado” (Mc 2, 27-28)

» ¿He trabajado o he hecho trabajar sin necesidad urgente en día de precepto?

» ¿He utilizado mi tiempo del día del precepto, en actividades indecorosas u otras diferentes al
compartir familiar y crecimiento espiritual? (Estudio de las Sagradas Escrituras, reflexión, meditación,
cultura, etc., que favorecen el crecimiento de la vida interior, familiar y cristiana).

» ¿He faltado deliberadamente a la celebración eucarística (La santa Misa) de algún domingo o día
festivo?

» ¿Me he distraído voluntariamente durante la Eucaristía, y/o he asistido físicamente, pero con el
“corazón y la mente en otro lugar”?

» ¿He observado la abstinencia los viernes de cuaresma? ¿He ayunado el miércoles de ceniza y el
viernes santo?

» ¿Me he confesado al menos una vez al año? ¿He hecho penitencia y ayuno por mis pecados?
» ¿He guardado la disposición del ayuno una hora antes del momento de comulgar?

» ¿Me he confesado lo antes posible, después de cometer algún pecado mortal?

» ¿He ayudado a la Iglesia en sus necesidades, en la medida que puedo?

Hasta aquí los mandamientos son referentes a nuestro AMOR a Dios.

En adelante, los mandamientos nos piden AMAR a los demás y a nosotros mismos

¡AMARÁS a tu prójimo como a ti mismo!

CUARTO. HONRAR A PADRE Y MADRE


“Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor tu Dios,
te va a dar” (Ex 20, 12).
“Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor; porque esto es justo”
“Honra a tu padre y a tu madre”, tal es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa: “para
que seas feliz, y se prolongue la vida sobre la tierra” (Ef 6, 1-3; Dt 5, 16).

Examen como HIJOS


» ¿He irrespetado a mis padres? ¿He tenido sinceras actitudes de gratitud y amor por ellos?
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» ¿He desobedecido a mis padres o superiores en cosas importantes?

» ¿He tenido un desordenado afán de independencia, que me lleva a recibir mal las indicaciones de
mis padres, simplemente porque me lo mandan? ¿Me doy cuenta que esta reacción está causada por
la soberbia?

» ¿Los he amenazado o maltratado de palabra o de obras, o les he deseado algún mal grave o leve?

» ¿He dejado de ayudarle a mis padres en sus necesidades espirituales o materiales, pudiéndolo hacer,
esforzándome?

» ¿Me enfado y peleo con mis hermanos y compañeros? ¿He dejado de hablarme con ellos, y no pongo
los medios necesarios para la reconciliación?

» ¿He dado mal ejemplo a mis hermanos o compañeros; y he sido egoísta o envidioso, queriendo
siempre sobresalir, tener razón, etc.

» ¿Me dejo llevar por el mal genio y me enfado con frecuencia sin motivo justificado?

» ¿Me he sentido responsable ante mis padres del esfuerzo que hacen para que yo me forme,
estudiando con intensidad, y cumpliendo con todo en el plantel educativo?

» ¿Respeto toda autoridad a la que estoy sometido, y miro a estos superiores como representantes de
Dios que los ha instituido ministros de sus dones? (Rm 13, 1-2).

Examen como PADRES


» ¿He degradado el amor conyugal a una simple e irresponsable procreación de hijos, sin importarme
ni hacer algo por la educación moral y la formación espiritual de dichos seres fecundados?

» ¿He dado mal ejemplo a mis hijos, no cumpliendo con mis deberes religiosos, familiares, o
profesionales?

» ¿He corregido a mis hijos siempre con firmeza, con justicia y con amor, por su bien?

» ¿He cumplido la responsabilidad de evangelizar a mis hijos desde la primera edad, enseñándoles los
misterios de la fe, mediante el testimonio de vida cristiana de acuerdo con el Evangelio?

» ¿He prevenido e instruido a mis hijos sobre las malas compañías, enseñándoles los peligros?

» ¿Los he forzado a recibir algún sacramento, sin la debida preparación?

» ¿He impedido que mis hijos sigan la profesión o vocación que Dios les indica y desea para ellos; les
he puesto obstáculos o los he aconsejado mal a propósito?

» ¿Permito que estudien o trabajen, en lugares donde corre peligro su alma o su cuerpo?

» ¿He tolerado escándalos o peligros morales o físicos entre las personas que viven en mi casa?

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» ¿Procuro hacerme amigo de mis hijos? ¿Les doy a conocer cómo es el origen de la vida,
acomodándome a su mentalidad y capacidad de comprensión?

» ¿En la familia, me enojo con facilidad, y me falta la amabilidad que expreso con extraños?

» ¿He reñido con mi cónyuge? ¿Ha habido malos tratos de palabra o de obra?

» ¿He abandonado parcial o totalmente a mi cónyuge y/o a mis hijos o padres?

» ¿He dejado de ayudar en las necesidades espirituales o materiales a las personas que me rodean;
pudiendo hacerlo –aun- con esfuerzo?

» ¿He procurado ganar lo suficiente, y no malgastarlo, para poder mantener dignamente a mi familia?

» ¿He elegido un establecimiento educativo, donde BIEN se nos ayuda, en la tarea de educar
cristianamente a nuestros(s) hijo(s)?

» ¿En el trabajo o en otra actividad, he ordenado o establecido cosas contrarias a la dignidad de las
personas y a la ley natural?

QUINTO. NO MATAR
“No mataras” (Ex 20, 13).
“Habéis oído que se dijo a los antepasados: “No mataras”; y aquel que mate, será reo ante el tribunal.
Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal” (Mt 5, 21-
22).

» La vida humana es sagrada. ¿He matado? ¿Me he atribuido el derecho de matar de modo directo y
voluntario a un ser humano; sea el que sea?

» ¿Le he hecho a alguna persona, algo, con intención de provocar indirectamente su muerte?

» ¿Le he negado la asistencia a cualquier persona en estado de peligro?

» ¿He llegado a herir a alguien? ¿He conducido irresponsablemente cualquier vehículo, colocando en
riesgo mi vida y la de los acompañantes?

» ¿He participado indirectamente y con conocimiento previo en cualquier acto donde se asesine alguna
persona, y no he puesto mi total empeño para prevenirlo?

» ¿He participado directa o indirectamente en algún aborto provocado? (Jr 1, 5). (Se incurre en
excomunión insofacto reservada al Obispo; o sea que es una forma como la Iglesia, manifiesta la
gravedad de este crimen).

» ¿He practicado la eutanasia, o sea, que he puesto fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o
moribundas, o he consentido o ayudado a ello por acción o por omisión?

» Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado..... ¿He intentado
suicidarme?. ¿He colaborado voluntariamente en el suicidio de alguien?

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» El escándalo es la actitud o el comportamiento que induce a otro a hacer el mal. El que escandaliza
se convierte en tentador de su prójimo; y puede ocasionarle la muerte espiritual..... Por acción o por
omisión... ¿He escandalizado a alguien arrastrándolo a una falta grave, o sea, haciéndolo pecar?

» ¿Considero mi cuerpo como un “valor absoluto”, llegando a sacrificar todo a él, o he llegado a idolatrar
la perfección física y el éxito deportivo en un relativo “culto al cuerpo”?

» ¿He abusado de la comida, del alcohol o licores, del tabaco o del cigarrillo, o de las medicinas?

» ¿He usado drogas o sustancias alucinógenas? ¿He producido, o traficado o negociado con
sustancias que incitan a prácticas graves, contrarias a la ley moral?

» ¿He utilizado mensajes subliminales para dominar la voluntad de las personas?

» ¿He puesto en peligro mi salud mental y espiritual, al querer distraerme con música que contiene
mensajes subliminales que incitan a prácticas de violencia, rebeldía, y otras contrarias al verdadero
amor que invita a practicar Jesucristo?
» ¿He participado directa o indirectamente en secuestros, actos de terrorismo o torturas?

» ¿He participado en amputaciones, mutilaciones, o esterilizaciones forzosas a personas inocentes?

» ¿He ayudado a los moribundos a permanecer dignamente sus últimos momentos, acompañándolos
en oración, y cuidando que reciban a tiempo los sacramentos?

» ¿Tengo en mi corazón un deseo de venganza por el mal que me han causado? (Mt 5, 22).

» ¿Siento odio, rencor o resentimiento por alguien; le he deseado el mal? ¿Quiero sanarme de esos
sentimientos? (Mt 5, 44-45)

» ¿He evitado todo conflicto, pelea o guerra, en la medida de mis capacidades?

SEXTO. NO COMETER ACTOS IMPUROS


“No cometerás adulterio” (Ex 20,14; Dt 5,17).
"Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio” Pues Yo os digo: Todo el que mira a una mujer
deseándola, Ya cometió adulterio con ella en su corazón" (Mt 5, 27-28).

» ¿Me he dejado dominar por las pasiones? (para dominar las pasiones se requiere primero que todo,
contar con la gracia de Dios, y hacer un esfuerzo reiterado en todas las etapas de la vida. Se requiere
también la obediencia a los mandamientos divinos, la práctica de las virtudes morales, y en especial,
la fidelidad en la oración)

» ¿He faltado a la castidad por lujuria? (deseo o goce desordenado del placer sexual) ¿Por
masturbación? ¿Por pornografía? (actores, comerciantes, publico).

» ¿He mal usado los adelantos tecnológicos como la Internet, para charlas impuras, y acciones que
llevan al vicio de la lujuria? ¿Me he percatado que a través del mal uso de estos medios hago pecar a
otros?

» ¿He fornicado? (Acto sexual entre hombre y mujer no vinculados en matrimonio sacramental)
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» ¿He manchado mi cuerpo en la prostitución? ¿Vendiendo o comprando placer? ¿Propicio la


prostitución o negocio con ella?

» ¿He forzado o agredido con violencia la intimidad sexual de una persona (incluso cónyuge) ¿He
cometido incesto? (Relación sexual o violación cometida por los padres o educadores con los niños a
su cargo) ¿He cometido “pedofilia”? (Relación sexual con niños)

» ¿He tenido relaciones carnales homosexuales? (Rm 1, 24–27; 1Co 6,10; 1Tim 1,10; Gn 19, 1-29).

» Si tengo tendencias homosexuales instintivas..... ¿He unido en oración mis dificultades al sacrificio
de la cruz de Cristo, buscando siempre la práctica de la castidad, mediante el dominio de sí mismo, y
ayudado mediante la gracia sacramental en la práctica constante de la comunión y demás
sacramentos?

ESPOSOS
» ¿He sido completamente fiel en mi matrimonio? (Mt 5,32; 19,6; Mc 10,11; 1Co 6, 9-10; 1Co 6, 9-10;
Os 2,7).

» ¿He roto, el libre contrato matrimonial con el divorcio? (Mc 10, 9).

» ¿He vivido en poligamia? ¿He dejado esas relaciones conyugales ilícitas? ¿Estoy cumpliendo con
los deberes contraídos con esa(s) mujer(es) y los hijos?

» ¿He tenido relaciones carnales cometiendo el grave incesto? (1 Co 5, 1 4-5; Lv 18, 7-20).

» ¿He vivido en unión libre? O ¿He vivido en concubinato o en unión a prueba?

» No tengo hijos, y ¿he evitado la fecundidad en mi matrimonio?

» ¿He usado métodos anticonceptivos diferentes a los que exige una continencia periódica (parar las
relaciones sexuales por pocos días) y una auto observación; permitiendo así utilizar el recurso de los
períodos infecundos? (son contrarios, por ejemplo: condones, pastas, espumas, óvulos, inyecciones,
y todo tipo de fármacos anti - ovulantes, etc.)

» ¿He usado o propiciado métodos anticonceptivos micro abortivos que obligan a salir del útero el feto
ya fecundado en las trompas? (por ejemplo: la “T”, la “S”, y demás objetos físicos que se introducen en
el útero).

» ¿He utilizado técnicas reprobables de fecundación artificial, o de esterilización directa (ligadura de


trompas, vasectomía)?

» ¿He practicado el onanismo? o ¿el coito interrupto? (ver Génesis 38, 9-10).

SÉPTIMO. NO ROBAR
“No robarás” (Ex 20, 15; Dt 5, 19). “No robarás” (Mt 19, 18).

» ¿He tomado, retenido o cogido injustamente cualquier bien ajeno, contra la voluntad razonable de su
dueño?

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» ¿He defraudado, engañado o estafado a alguien en algún negocio o actividad mercantil?

» ¿He pagado salarios injustos, que no estén de acuerdo al desempeño de la persona?

» ¿He elevado los precios de mis bienes, especulando con la ignorancia o las necesidades ajenas?

» ¿He participado de alguna manera en la corrupción, mediante la cual se trata de cambiar el proceder
correcto, por el que más convenga?

» ¿He trabajado mal?, ¿he robado tiempo en mi trabajo?, ¿he defraudado a mis patrones?

» ¿He defraudado físicamente al Estado, en los impuestos justos y razonables que se revierten en
beneficio de la comunidad? (ver justicia conmutativa y justicia distributiva 2409 – 2413 del nuevo
Catecismo de la Iglesia Católica)

» ¿He falsificado documentos o utilizado actos engañosos?

» ¿He despilfarrado mis bienes o los que he tenido a cargo? ¿He gastado en exceso o en cosas
suntuarias, buscando desmedido placer o prestigio?

» ¿He causado daño a las propiedades o bienes públicos o privados?

» ¿He incumplido promesas o contratos moralmente justos? ¿He faltado sin justa causa en contratos
comerciales, de compra o venta, de arriendo o de trabajo etc.?

» ¿He apostado injustamente, o he hecho trampas en juegos de azar, causando perjuicio?

» ¿He invertido en mascotas, sumas de dinero muy altas, que ayudarían a remediar mejor la miseria
humana?

» ¿He hecho sufrir inútilmente a algún animal? ¿He sacrificado sin necesidad la vida de algún animal?

» Al trabajar, ¿He colocado el lucro personal como la norma exclusiva y el fin único de mi actividad
económica; olvidándome de los derechos fundamentales de mis trabajadores o compañeros, y
olvidándome de realizar mi trabajo como servicio a los demás? “No podéis servir a Dios y al dinero” (Mt
6, 24; Lc 16, 13).

» ¿He ayudado con amor a los pobres? ¿He practicado las obras de misericordia y la caridad?

OCTAVO. NO LEVANTAR FALSO TESTIMONIO NI MENTIR


“No darás testimonio falso contra tu prójimo” (Ex 20, 16)
“sea vuestro lenguaje “Si, si”; “No, no”: que lo que pasa de aquí viene del maligno” (Mt 5, 37)
» ¿He dicho mentiras? ¿He dicho mentiras con la intención de engañar? (Ef 4, 25).

» ¿He dado un falso testimonio públicamente? (Pr 19, 9)

» ¿He cometido “perjurio”, o sea, he dicho bajo juramento cosas contrarias a la verdad?

» ¿He dañado la reputación de alguien, con actitudes o palabras injustas?


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» ¿He enjuiciado (o juzgado) un defecto moral del prójimo, incluso tácitamente, sin tener fundamento
suficiente para realizar dicho juicio?

» ¿He cometido “maledicencia”, o sea, que sin razón objetivamente válida, he manifestado los defectos
y faltas del prójimo a otras personas que no conocían dichos defectos? (Si 21, 28)

» ¿He calumniado, mediante palabras contrarias a la verdad, dañando la reputación de otros?

» ¿He halagado o adulado –a otra persona–, en la malicia de sus malos actos, y en la perversidad de
su conducta, haciéndome cómplice de vicios y pecados graves?

» ¿He faltado contra la verdad por vanagloria o jactancia; o por ironía?

» ¿He faltado, al revelar los secretos profesionales?; ¿O al no guardar las confidencias hechas bajo
secreto? (Si 22, 22).

» ¿He escuchado conversaciones contra la voluntad de los que la mantenían? ¿He abierto o leído
correspondencia u otros escritos contra la voluntad de sus dueños?

» ¿He hablado mal de los demás; con el pretexto de que me contaron o de que se dice por ahí?

NOVENO. NO CONSENTIR PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS, y NO DESEAR LA MUJER


DEL PRÓJIMO.
“No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo,
ni su siervo, ni su sierva, ni su buey ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo” (Ex 20, 17).
“El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón” (Mt 5, 28).

» ¿He aborrecido la concupiscencia de la carne, es decir, he rechazado ese deseo o apetito sensible
de la carne que lucha contra el espíritu? (Ga 5, 16-17 24; Ef 2, 3).

» ¿He orado para alcanzar de Dios la gracia de la pureza y la limpieza de corazón?

» ¿He luchado por la pureza de la mirada exterior e interior (imaginación); mediante el rechazo de toda
complacencia en los pensamientos impuros? “la vista despierta la pasión de los insensatos” (Sb 15, 5).

» ¿He faltado contra el pudor del cuerpo, que es modestia y discreción; así como contra el pudor de
los sentimientos?

» ¿Me he dejado llevar por las presiones de la moda, usando públicamente vestidos o prendas que
excitan sensualmente a personas del otro sexo, y causan miradas, deseos y/o pensamientos
indecorosos?
» ¿He participado de alguna manera en pornografía, o en actos o espectáculos exhibicionistas?

» ¿He mal usado el Internet, la televisión u otros medios de comunicación para charlas o “distracciones”
que llevan a deseos, pensamientos, y/o actos impuros?

» ¿He irrespetado y/o lesionado el pudor de niños o adolescentes?

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DÉCIMO. NO CODICIAR LOS BIENES AJENOS


“No codiciarás nada que sea de tu prójimo” (Ex 20, 17).
“Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mt 6, 21).

» ¿He codiciado o deseado enfermizamente los bienes ajenos?

» ¿He caído en la avaricia, o sea la pasión inmoderada por las riquezas materiales, y el poder sobre
ellas? “el ojo del avaro no se satisface con su suerte” (Si 14, 9)

» ¿He sentido envidia, o sea, he sentido como “tristeza” ante el bien o el triunfo de los demás, y un
deseo desordenado de poseer u obtener lo mismo, aunque sea en forma indebida?

» ¿He deseado un mal grave al prójimo?

» ¿He estado muy apegado a las cosas terrenales (dinero, vehículos, casas, terrenos, computadores
etc.) y ocupo casi todo mi tiempo en acumular esas “cosas materiales”?

GUÍA PARA EL EXAMEN MÁS BREVE

¿Has dudado o negado deliberadamente alguna de las verdades la Fe católica?

¿He practicado la superstición o el espiritismo?

¿He pronunciado palabras injuriosas contra Dios, con la intención de ofenderle?

¿He jurado con mentira o con duda de si era verdad? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse?

¿He murmurado externa o internamente contra el Señor cuando me ha ocurrido alguna desgracia?

¿He faltado a Misa los domingos o los demás días de precepto? ¿He dejado de cumplir, sin motivo
adecuado, el ayuno y la abstinencia en los días previstos por la Iglesia? ¿Me he confesado y he
comulgado al menos una vez al año?

¿He callado por vergüenza, en alguna Confesión anterior, algún pecado grave?

¿He comulgado alguna vez en pecado mortal?

¿He desobedecido a mis padres y familiares? ¿Los he tratado sin el respeto y el afecto que merecen?

¿He defraudado con mi conducta la confianza que han depositado en mí?

¿He dado mal ejemplo en cosas importantes a las personas que me rodean, sobre todo a mis amigos?

¿Evito que las diferencias de opinión en cuestiones políticas, profesionales, etc., degeneren en
indisposición, enemistad o incluso odio hacia las personas?

¿He causado un daño cierto a alguien en su persona o en sus legítimas propiedades?

¿He pedido perdón y he procurado reparar eficazmente el daño?


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¿He hablado mal de otros sin tener mayor fundamento que "se dice" o la mera suposición? ¿He
calumniado a alguien atribuyéndole acciones injuriosas que no ha cometido? ¿He descubierto ante los
demás defectos graves de otras personas? ¿Me he comportado con deslealtad descubriendo ante
otras personas, sin motivo serio y proporcionado, asuntos que me han sido comunicados privadamente,
por razón de mi trabajo o por amistad?

¿He practicado, aconsejado o facilitado el aborto?

¿Me he puesto voluntariamente en ocasión de ofender a Dios gravemente?

¿He sido causa de que otros pecasen por mi conversación, por mi modo de vestir, por mi conducta
desordenada, por mi consejo, etc.? ¿He tratado de reparar el escándalo?

¿Me dejo llevar por la pereza en el cumplimiento de mis deberes, particularmente en el trabajo?
¿Retraso o impido con mi conducta el trabajo de los demás?

¿Me embriagado o he comido con exceso? ¿He tomado droga? ¿He puesto en peligro mi vida y la vida
de los demás conduciendo imprudentemente, bien por exceso de velocidad o no hacerlo en las debidas
condiciones?

¿He utilizado la sexualidad en contra de los planes de Dios, ya sea conmigo o con otras personas?
¿Aprendo a dominarme y a controlar mis pasiones, o me dejo dominar por ellas? ¿He caído en pecados
gravemente contrarios a la castidad (masturbación, fornicación, relaciones prematrimoniales,
actividades pornográficas, prácticas homosexuales)? ¿Había circunstancias –de parentesco,
matrimonio, sexo– que agravasen esas acciones?

¿He utilizado a los demás buscando el placer sexual de modo egoísta, ya sea con la mirada, el
pensamiento o las conversaciones?

¿He buscado ese placer con las lecturas, las películas, la televisión, la radio, internet, o con mi
asistencia a espectáculos poco recomendables?

¿He tomado dinero o cosas que no son mías? ¿He restituido o reparado? ¿He engañado a otros
cobrando más de lo debido? ¿He malgastado el dinero haciendo gastos excesivos o innecesarios?

¿Doy limosna generosamente de acuerdo con mis posibilidades? ¿He rechazado ayudar a los demás
en sus necesidades, pudiendo hacerlo?

¿He dicho mentiras? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse de ellas?

¿Me dejo dominar por la envidia deseando inmoderadamente lo que otros son o poseen?

¿He prestado mi apoyo a programas de acción social y política inmorales y anticristianos? ¿Renuncio
por cobardía a defender a Cristo y a la Iglesia cuando son atacados en mi presencia?

¿Hago el propósito de plantearme más en serio mi vida cristiana, la formación de mi conciencia y mis
relaciones con Dios?

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OBRAS DE MISERICORDIA

Para realizar un examen de conciencia basado en las obras de misericordia, hay que tener en cuenta que
sobre el particular pecamos por omisión, es decir, habiendo estado en ocasión expresa de hacer la obra
de misericordia, no la hicimos.

¿Cuál es el efecto de las obras de misericordia en quien las practica?5


El ejercicio de las obras de misericordia comunica gracias a quien las ejerce. En el evangelio de Lucas
Jesús dice: “Dad, y se os dará”. Por tanto, con las obras de misericordia hacemos la Voluntad de Dios,
damos algo nuestro a los demás y el Señor nos promete que nos dará también a nosotros lo que
necesitemos.
Por otro lado, una manera de ir borrando la pena que queda en el alma por nuestros pecados ya
perdonados es mediante obras buenas. Obras buenas son, por supuesto, las Obras de Misericordia.
“Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos alcanzarán misericordia” (Mt.5, 7), es una de las
Bienaventuranzas.
Además las Obras de Misericordia nos van ayudando a avanzar en el camino al Cielo, porque nos van
haciendo parecidos a Jesús, nuestro modelo, que nos enseñó cómo debe ser nuestra actitud hacia los
demás. En Mateo se recogen las siguientes palabras de Cristo: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde
la polilla y el orín corrompen, y donde los ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde
ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro,
allí estará también vuestro corazón”. Al seguir esta enseñanza del Señor cambiamos los bienes temporales
por los eternos, que son los que valen de verdad.

Las obras de misericordia corporales: breve explicación


San Mateo recoge la narración del Juicio Final (Mt 25,31-16): “En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en
su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los
otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y los cabritos
a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de derecha: «Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del
Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me disteis de
comer, sediento y me disteis de beber, era forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me
vestisteis, enfermo y me visitasteis, encarcelado y fuisteis a verme». Los justos le contestarán
entonces: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o
encarcelado y te fuimos ver?». Y el rey les dirá: «Os aseguro que, cuando lo hicisteis con el más
insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicisteis». Entonces dirá también a los de la izquierda:
«Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve
hambriento y no me disteis de comer, sediento y no me disteis de beber, era forastero y no me
hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y encarcelado y no me visitasteis». Entonces
ellos le responderán: «Señor ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o
encarcelado y no te asistimos?» Y él les replicará: «Os aseguro que, cuando no lo hicisteis con uno de
aquellos más insignificante, tampoco lo hicisteis conmigo. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos
a la vida eterna»”.

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https://opusdei.org/es-es/article/obras-de-misericordia-jubileo/
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1) Dar de comer al hambriento y 2) dar de beber al sediento.


Estas dos primeras se complementan y se refieren a la ayuda que debemos procurar en alimento y otros
bienes a los más necesitados, a aquellos que no tienen lo indispensable para poder comer cada día.
San Juan Bautista, según recoge el evangelio de san Lucas, recomienda: «El que tenga dos túnicas que
las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga lo mismo» (Lc 3, 11).

3) Dar posada al peregrino.


En la antigüedad el dar posada a los viajeros era un asunto de vida o muerte, por lo complicado y arriesgado
de las travesías. No es el caso hoy en día. Pero, aún así, podría tocarnos recibir a alguien en nuestra casa,
no por pura hospitalidad de amistad o familia, sino por alguna verdadera necesidad.

4) Vestir al desnudo.
Esta obra de misericordia se dirige a paliar otra necesidad básica: el vestido. Muchas veces, se nos facilita
con las recogidas de ropa que se hacen en Parroquias y otros centros. A la hora de entregar nuestra ropa
es bueno pensar que podemos dar de lo que nos sobra o ya no nos sirve, pero también podemos dar de
lo que aún es útil.
En la carta de Santiago se nos anima a ser generosos: «Si un hermano o una hermana están desnudos y
carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, calentaos o hartaos”, pero no les dais
lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?» (St 2, 15-16).

5) Visitar al enfermo
Se trata de una verdadera atención a los enfermos y ancianos, tanto en el aspecto físico, como en hacerles
un rato de compañía.
El mejor ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parábola del Buen Samaritano, que curó al herido y,
al no poder continuar ocupándose directamente, confió los cuidados que necesitaba a otro a quien le ofreció
pagarle. (ver Lc 10, 30-37).

6) Visitar a los encarcelados


Consiste en visitar a los presos y prestarles no sólo ayuda material sino una asistencia espiritual que les
sirva para mejorar como personas, enmendarse, aprender a desarrollar un trabajo que les pueda ser útil
cuando terminen el tiempo asignado por la justicia, etc.
Significa también rescatar a los inocentes y secuestrados. En la antigüedad los cristianos pagaban para
liberar esclavos o se cambiaban por prisioneros inocentes.

7) Enterrar a los difuntos


Cristo no tenía lugar sobre el que reposar. Un amigo, José de Arimatea, le cedió su tumba. Pero no sólo
eso, sino que tuvo valor para presentarse ante Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús. También participó
Nicodemo, quien ayudó a sepultarlo. (Jn 19, 38-42)
Enterrar a los muertos parece un mandato superfluo, porque –de hecho- todos son enterrados. Pero, por
ejemplo, en tiempo de guerra, puede ser un mandato muy exigente. ¿Por qué es importante dar digna
sepultura al cuerpo humano? Porque el cuerpo humano ha sido alojamiento del Espíritu Santo. Somos
“templos del Espíritu Santo” (1 Cor 6, 19).

Las obras de misericordia espirituales: breve explicación


1) Enseñar al que no sabe
Consiste en enseñar al ignorante en cualquier materia: también sobre temas religiosos. Esta enseñanza
puede ser a través de escritos o de palabra, por cualquier medio de comunicación o directamente.
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Como dice el libro de Daniel, "los que enseñan la justicia a la multitud, brillarán como las estrellas a perpetua
eternidad" (Dan 12, 3b).

2) Dar buen consejo al que lo necesita


Uno de los dones del espíritu Santo es el don de consejo. Por ello, quien pretenda dar un buen consejo
debe, primeramente, estar en sintonía con Dios, ya que no se trata de dar opiniones personales, sino de
aconsejar bien al necesitado de guía.

3) Corregir al que se equivoca


Esta obra de misericordia se refiere sobre todo al pecado. De hecho, otra manera de formular esta obra
es: Corregir al pecador.
La corrección fraterna es explicada por el mismo Jesús en el evangelio de Mateo: “Si tu hermano peca,
vete a hablar con él a solas para reprochárselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano”. (Mt 18, 15-17)
Debemos corregir a nuestro prójimo con mansedumbre y humildad. Muchas veces será difícil hacerlo, pero,
en esos momentos, podemos acordarnos de los que dice el apóstol Santiago al final de su carta: “el que
endereza a un pecador de su mal camino, salvará su alma de la muerte y consigue el perdón de muchos
pecados” (St 5, 20).

4) Perdonar las injurias


En el Padrenuestro decimos: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden” y el mismo Señor aclara: “si perdonáis las ofensas de los hombres, también el Padre Celestial
os perdonará. En cambio, si no perdonáis las ofensas de los hombres, tampoco el Padre os perdonará a
vosotros” (Mt 6, 14-15).
Perdonar las ofensas significa superar la venganza y el resentimiento. Significa tratar amablemente a quien
nos ha ofendido.
El mejor ejemplo de perdón en el Antiguo Testamento es el de José, que perdonó a sus hermanos el que
hubieran tratado de matarlo y luego venderlo. “Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese el haberme
vendido aquí; pues para preservar vidas me envió Dios delante de vosotros” (Gen 45, 5).
Y el mayor perdón del Nuevo Testamento es el de Cristo en la Cruz, que nos enseña que debemos
perdonar todo y siempre: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. (Lc 23, 34).

5) Consolar al triste
El consuelo para el triste, para el que sufre alguna dificultad, es otra obra de misericordia espiritual.
Muchas veces, se complementará con dar un buen consejo, que ayude a superar esa situación de dolor o
tristeza. Acompañar a nuestros hermanos en todos los momentos, pero sobre todo en los más difíciles, es
poner en práctica el comportamiento de Jesús que se compadecía del dolor ajeno. Un ejemplo viene
recogido en el evangelio de Lucas. Se trata de la resurrección del hijo de la viuda de Naím: “Cuando se
acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda,
a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: No
llores. Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: Joven, a ti te digo:
Levántate. El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre”.

6) Sufrir con paciencia los defectos de los demás


La paciencia ante los defectos ajenos es virtud y es una obra de misericordia. Sin embargo, hay un consejo
muy útil: cuando el soportar esos defectos causa más daño que bien, con mucha caridad y suavidad, debe
hacerse la advertencia.

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7) Orar por vivos y difuntos


San Pablo recomienda orar por todos, sin distinción, también por gobernantes y personas de
responsabilidad, pues “Él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. (ver 1 Tim 2,
2-3).
Los difuntos que están en el Purgatorio dependen de nuestras oraciones. Es una buena obra rezar por
éstos para que sean libres de sus pecados. (ver 2 Mac 12, 46).

PECADOS CAPITALES6

1.- La Soberbia:
Opinión demasiado buena que tiene uno de sí mismo. Admiración excesiva del propio yo. El orgullo hace
que uno sea su propia ley, su propio juez en cuestiones de moral y su propio Dios. El orgullo engendra la
censura, la maledicencia, las frases hirientes y la difamación de la personalidad de otros, que infla más
nuestro “EGO”. El orgullo hace que califique uno de imbéciles a quienes no están de acuerdo con uno.
Preguntémonos:
- ¿Asumo actitudes de jactancia o vanagloria?
- ¿Me produce engreimiento que se hable de mi?
- ¿Soy acaso hipócrita?
- ¿Pretendo ser lo que no soy?
- ¿Soy terco?
- ¿Rehúso renunciar a mi voluntad o capricho?
- ¿Nunca doy mi brazo a torcer?
- ¿Soy voluntarioso/a? ¿Me causa resentimiento todo lo que contraría mi voluntad?
- ¿Me peleo cada vez que mis deseos son amenazados?
- ¿Soy desobediente? ¿Soy renuente a someterme a las decisiones de quienes legítimamente son
mis superiores?
- ¿Rehuso someterme a la Voluntad de Dios?

2.- La avaricia:
Apego desordenado a las riquezas. Perversión del derecho que Dios nos ha concedido de poseer cosas.
- ¿Quiero tener dinero como una finalidad en sí
- ¿Deseo tenerlo como un medio para lograr una finalidad, como satisfacer necesidades de mi espíritu
y de mi organismo?
- ¿Carezco de honradez? ¿Hasta qué grado y en qué forma?
- ¿Correspondo con toda honradez, con mi trabajo al pago que por desempeñarlo se me da?
- ¿Cómo empleo el dinero que gano?
- ¿Soy tacaño (a) con mi familia?
- ¿Siento apego al dinero en sí?
- ¿Hasta qué grado llega mi amor al lujo?
- ¿En qué forma ahorro dinero?
- ¿Me valgo de trampas ó no me detiene el hecho de que un negocio no sea limpio con tal de hacer
y ganar dinero?
- ¿Trato de engañarme a mí mismo (a) y cierro los ojos en casos como estos?
- ¿Le llamo ahorro a lo que sé que es tacañería?

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https://es.catholic.net/op/articulos/68827/como-hacer-una-buena-confesion#modal
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- Cuando se trata de negocios que pueden dejarme utilidades considerables, pero que obviamente
son de mala fe, ¿trato de justificarme diciendo que “son negocios de gran envergadura”?
- ¿Confundo lo que es un atesoramiento irrazonable, con lo que es asegurar el porvenir propio y de
mi familia?
- Si en la actualidad no tengo dinero, ni ningún bien económico, ¿qué me propongo hacer para llegar
a tenerlo?
- ¿Me valdría de medios poco limpios para lograrlo?

3.- La lujuria:
Afición desordenada a los placeres de la carne. Deseo excesivo de los placeres de la carne.
- ¿Soy culpable de Lujuria en cualquiera de sus formas?
- ¿Trato de justificarme cuando doy rienda suelta a mi apetito sexual, diciéndome que mis desmanes
son “necesarios para la salud” o la expresión de mi individualidad?
- ¿Tengo relaciones sexuales extra-maritales?
- Si soy casado, ¿me conduzco como un hombre o como una bestia? ¿Realmente creo que la lujuria
es amor?
- ¿Sé en el fondo de mí mismo que la lujuria no es amor y que el amor no se reduce al sexo?
- ¿Creo que la cuestión sexual no es mas que una parte del amor, una de las formas en que se
manifiesta y que moralmente se limita al matrimonio?
- ¿He cometido excesos de lujuria que hayan afectado a mi razón en alguna de las siguientes formas:
a.- ¿Pervirtiendo mi modo de ver y de entender, hasta hacer que no pueda discernir la verdad?
b.- ¿Menguando mi prudencia y por consiguiente dañando mi sentido de los valores, con el resultado
de cometer desatinos?
c.- ¿Amando mi egoísmo y como consecuencia, falta de consideración de mi parte?
d.- Debilitando mi voluntad hasta llegar a perder la facultad para tomar una decisión y convertirme
en un ser voluble?
- ¿Es posible que Dios, tal como lo concibo, le conceda lo que le pida a una persona relajada en sus
costumbres sexuales, dentro o fuera del matrimonio?
- ¿Aprobaría Dios mis hábitos sexuales?

4.- La envidia:
Disgusto o pesar del bien ajeno.
- ¿Me molesta que otros sean felices o tengan éxitos tal cómo si esa felicidad o ese éxito, fuese algo
que me lo hubiesen quitado a mí?
- ¿Me causan resentimiento aquellos que son más inteligentes que yo, porque envidio que lo sean?
- ¿Censuro lo que hacen otros porque para mis adentros, quisiera haberlo hecho yo, por el honor o
el prestigio que eso trae?
- ¿Soy envidioso al grado de tratar de menguar la personalidad de alguien intrigando insidiosamente
contra él?
- ¿Propago chismes?
- ¿Creo que son envidiosos aquellos que llaman hipócritas a quienes, aunque sujetos a error como
todo ser humano, tratan de cumplir con los preceptos de su religión? ¿ Soy culpable en ese sentido?
- ¿Califico de presumidos a quienes son bien educados o instruidos, porque les envidio esas
ventajas?
- ¿Es real el aprecio que manifiesto por otros?
- ¿Envidio a alguien por alguno de los motivos mencionados o por cualquier otro?

5.-La ira:
Cólera, enojo, apetito de venganza. Irritación, movimiento desordenado del alma ofendida. Molestia.
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- ¿Me dejo llevar por la ira?


- ¿Tengo arranques de cólera?
- ¿Siento deseos de venganza?
- ¿Juro que: “esto me lo pagarán”?
- ¿Recurro a la violencia?
- ¿Soy susceptible, sensitivo o impaciente con exceso?
- ¿Me molesto por cualquier cosa?
- ¿Murmuro o refunfuño?
- ¿Ignoro que la ira es un obstáculo para el equilibrio de la personalidad y para el desarrollo espiritual?
- ¿Me doy cuenta de que la ira rompe el equilibrio mental y, por consiguiente, impide juzgar
acertadamente?
- ¿Dejo que me maneje la ira, cuando sé que me ciega a los derechos de los demás?
- ¿Como puedo justificarme ni el más insignificante berrinche, cuando sé que la ira rompe la
concentración que necesito para poder cumplir con la voluntad de Dios?
- ¿Me contagia la ira de otros que por su debilidad se molestan conmigo?
- ¿Puedo esperar que la Serenidad de Dios llegue a mi alma, mientras ésta está sujeta a mis accesos
de ira, motivados a veces por insignificancias?

6.- La gula:
Falta de moderación con la comida o en la bebida. Abuso del placer que Dios ha conferido de comer y
beber lo que necesitamos para nuestra subsistencia.
- ¿Me debilito moral o intelectualmente debido a mis excesos con la comida o con la bebida?
- ¿Acostumbro a comer con exceso, esclavizándome así a los placeres de la mesa?
- ¿Creo que el hecho de comer o beber con exceso no afecta a la moral en mi vida?
- ¿He bebido o comido con tal exceso que haya vomitado, para luego seguir bebiendo o comiendo?
- ¿Bebo con tal exceso que esto llega a afectarme?

7.- La pereza:
Vicio que nos aleja del trabajo, del esfuerzo. Enfermedad de la voluntad que nos hace descuidar nuestro
deber.
- ¿Soy perezoso (a)?
- ¿Soy dado a la holganza o indiferente cuando se trata de cosas de orden material?
- ¿Soy tibio o descuidado en mis oraciones?
- ¿Desprecio la disciplina?
- ¿Prefiero leer una novela que algo que requiera un esfuerzo mental?
- ¿Soy pusilánime para llevar a cabo lo que moral o espiritualmente es difícil?
- ¿Soy descuidado (a)?
- ¿Siento aversión por lo que signifique esfuerzo?
- ¿Me distraen fácilmente las cosas de orden temporal de las que son espirituales?
- ¿Llega mi indolencia al grado de desempeñar descuidadamente mi trabajo?

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