Awaken My Hearrt
Awaken My Hearrt
Awaken My Hearrt
Cross
Awaken my heart
Saddle creek, TX: the Whitmores
Book four
Kat Baxter
Emily
Hay momentos en los que un hombre quiere algo más que una
cerveza fría para pasar la noche. Momentos en los que ni siquiera el
consuelo de una buena conversación es suficiente para calmar las
partes inquietas del alma de un hombre.
Las partes inquietas que quieren causar problemas, buscar
pelea, dar puñetazos a algo, conducir demasiado rápido y aullar al
viento.
Me esfuerzo por enterrar esas partes rebeldes de mí mismo. Soy
un hombre hecho y derecho, con cuatro hijos y nietos adultos. Soy un
jodido maldito pilar de la comunidad.
Soy demasiado viejo y demasiado arraigado a mis costumbres
para ceder a cualquiera de esos impulsos.
A pesar de eso, hay algo en el aire esta noche que me hace beber
mi cerveza demasiado rápido y mi mente se desvía de la conversación.
Vuelvo a centrar mi atención en Grant, mi mejor amigo desde hace
cuarenta años y el hombre que está sentado frente a mí.
—Al menos ahora tu hijo tiene la opción de un médico de
cabecera en lugar de seguir viéndome a mí. — dice Grant. —Pone
nerviosos a mis otros pacientes.
Me río pensando en Garrett, que sigue intentando ir al pediatra
como si no fuera un adulto. —Felicity lo está poniendo en forma.
Grant me da un golpe en la espalda. — ¿Qué se siente tener a
tus cuatro hijos comprometidos o casados? Ya terminaste.
Eso es lo que todos me dicen. He criado a mis hijos y ahora he
terminado. Pero no sé qué demonios significa eso para mi futuro. Debe
ser por eso que siento esta profunda inquietud.
Porque esta no era la forma en que se suponía que fuera. Hace
más de quince años que se fue; debería estar acostumbrado a la nueva
Verlo ahí de pie con esos malditos calzoncillos de Star Wars hace
que me salten las lágrimas y no puedo ni empezar a entenderlo. Esto
es más que un rollo de una noche, aunque él lo haya llamado así. No
puede ofrecerme nada más. Y no me atrevería a pedírselo. Los
hombres no quieren a una mujer rota como yo a largo plazo.
Hay una marcada mancha húmeda en sus calzoncillos. Se los
baja, liberando su enorme polla. Quiero decir que tiene sentido que
sea grande. Proporcionado y todo eso. Pero joder, qué polla más
grande.
Me paso los dedos por el centro húmedo.
—Parece que estabas goteando. — le digo. —Es bueno que estés
ansioso. — ¿Qué estoy diciendo? No hables, Emma. Nunca hables
durante los momentos sexys. Debería ser una regla.
—Me corrí como un adolescente mientras comía tu deliciosa raja.
— ¿En serio?— Respiro. —Eso es muy sexy.
—Me alegro de que pienses eso. Yo mismo me alegro de estar
duro otra vez. — Se acerca, arrastrando su enorme cuerpo sobre el
mío. —Te vas a sentir tan bien, Spicy. Como un maldito sueño.
Spicy. Me ha estado llamando así esta noche. Y no lo odio, ni
siquiera un poco.
Se clava en mi entrada y empuja lentamente dentro de mí.
Levanto las piernas a ambos lados de sus caderas, abriéndome a él.
Subo y bajo los dedos por su espalda, disfrutando de su peso, que me
aprieta contra el sofá. Me encanta su pecho ligeramente peludo
rozando mis pezones sensibles.
—Joder. — gime mientras avanza unos centímetros. Finalmente,
toca fondo. —Tan húmedo y apretado, querida. Te sientes como el
cielo. Por favor, dime que puedo moverme.
Fin…