1961 Hirschman

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LA ESTRATEGIA DEL DESARROLLO ECONÓMICO

Author(s): Albert O. Hirschman


Source: El Trimestre Económico , Julio-Septiembre de 1983, Vol. 50, No. 199(3), NUMERO
ESPECIAL 50 aniversario (Julio-Septiembre de 1983), pp. 1331-1424
Published by: Fondo de Cultura Económica

Stable URL: https://www.jstor.org/stable/23395856

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LA ESTRATEGIA DEL DESARROLLO ECONÓMICO1

Albert O. Hirschman

I Introducción

Como vimos en el capítulo i, las mayores decepciones de los dos


nios últimos, a propósito de los acontecimientos del Tercer Mundo, h
ocurrido en el campo político. Mientras que el crecimiento económic
fluctuado entre lo regular y lo excelente, por lo menos en términos d
expansión total, el desempeño político ha fluctuado entre lo apenas t
rable y lo desastroso. Para entender la interrelación existente entre e
arrollo económico y el desarrollo político resulta obviamente necesar
que "traspasemos" las fronteras disciplinarias tradicionales entre la e
nomía y la ciencia política. Sin embargo, los economistas y los politó
gos de los países industriales avanzados no se han visto fuertemente a
dos hacia esta clase de actividad, quizá por efecto de su estricto a
tramiento unidisciplinario, de modo que las contribuciones inicial
deben a científicos sociales latinoamericanos como Fernando Henr
Cardoso y Guillermo O'Donnell. Algunos de mis propios esfuerzo
este campo aparecen en el siguiente grupo de ensayos.
Las repercusiones políticas del desarrollo económico constituye
tema central de los ensayos de este grupo (capítulos il y iv de esta vers
y también forman una parte importante del tercero. Escribí "La camb
te tolerancia de la desigualdad del ingreso en el curso del desarr
económico" (capítulo n) a principios de los años setenta, cuando
nomistas y gobernantes estaban criticando duramente la desigual dis
bución de los frutos del crecimiento económico en los países m
desarrollados. En el capítulo i [no incluido aquí] aparece ya una
plicación de esta preocupación más o menos repentina: sugerí qu
desencanto desatado por el surgimiento del autoritarismo en algunos
ses importantes del Tercer Mundo hizo que los analistas examinara
desempeño económico con un espíritu más crítico. Se consideró al au
tarismo como la causa de una nueva preocupación por la distribución
la riqueza dentro de los países en desarrollo. Por supuesto, es más con
cida la secuencia causal inversa: los regímenes autoritarios se establec

1 "La estrategia del desarrollo económico" forma parte del libro de Hirschman Essa
Trespassing. Economies to Polines and beyond, Cambridge University Press, que publica
fecha próxima el Fondo de Cultura Económica. El autor sugirió que esta parte de su
(capítulos 3, 4 y 5) podría incluirse en uno de los números de aniversario de El Trimestr
Económico [versión al castellano de Eduardo L. Suárez],
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1332 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

de ordinario para reprimir la protesta social, la que a su vez se ali


ta de la creciente concentración del ingreso que ocurre en el curso
crecimiento económico. Evidentemente hay algo de cierto en esto, per
capítulo ii trata de demostrar que la secuencia real es más complic
la relación entre el crecimiento económico, el aumento de la desigual
y la inestabilidad política dista mucho de ser directa o lineal, debi
lo que llamo el "efecto de túnel". En el contexto especial de la Améri
Latina se exploran en el capítulo iv las posibles conexiones causale
tre las fases o etapas del crecimiento económico y el surgimiento de
regímenes autoritarios. En la sección 2 de ese capítulo se presta atenc
especial a los factores ideológicos.
Ambos capítulos atribuyen un papel importante a ciertos deseq
brios que surgen en el curso del desarrollo, de modo que se relacionan
aunque vagamente, con el tema principal de La estrategia del desarro
económico (1958).® El capítulo ni representa una extensión más direc
de La estrategia, donde se introdujo el concepto de los "enlaces h
adelante y hacia atrás" como un mecanismo fundamental para el desa
llo y la industrialización. En este ensayo se consideran varios otros e
tos de enlace, en particular por lo que toca a los productos primar
que han constituido desde hace largo tiempo las exportaciones principa
de los países de la periferia. Se afirma que los patrones del desarr
económico, social y aun político de estos países puede iluminarse a
nudo mediante un examen atento de la constelación de efectos de enlace
característicos de estos productos.

II. Cambiante tolerancia de la desigualdad del ingreso


EN EL CURSO del DESARROLLO ECONÓMICO3

En el estudio del desarrollo económico y político se encuentra en


una drástica revisión de valores. Tal revisión nos ha sido impue
una serie de desastres ocurridos en países donde el desarrollo

2 El capítulo rv representa también un nuevo enfoque de mi artículo "The Political


of Import-Substituting Industrialization in Latin America" (publicado en el Quarter
nal of Economies de 1968, reproducido en A Bios for Hope), que a su vez puso al día
varias proposiciones acerca del proceso de industrialización que se habían introduc
estrategia [existe versión al castellano en la Serie de Lecturas de El Trimestre Eco
núm. 5, Desarrollo y América Latina. Obstinación por la esperanza, pp. 88-123].
3 Publicado originalmente en The Quarterly Journal of Economies 87, noviembre
pp. 544-565, con un apéndice matemático escrito por Michael Rothschild que no se r
aquí, así como en el World Development 1, diciembre de 1973, pp. 29-36. Se repro
con permiso de John Wiley & Sons, Inc.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1333

marchar vigorosamente. La guerra civil de Nigeria y la sangrienta


de Paquistán son sólo los ejemplos más notorios de tales "desa
desarrollo".
Como resultado, con creciente frecuencia leemos pronunciamientos
acerca de la bancarrota de la "antigua" economía del desarrollo, con el
acento cargado en las tasas de crecimiento, la industrialización y la asis
tencia internacional, y acerca de la necesidad de una doctrina enteramen
te nueva que haga hincapié en la distribución del ingreso, el empleo y la
confianza en sí mismo.4
Este ensayo no pretende contener la marea antes citada, que sin duda
representa una reacción y una respuesta sanas ante los problemas actua
les. Sin embargo, se basa en el sentimiento intenso y el recuerdo firme
de un observador participante en el sentido de que el entusiasmo intelec
tual despertado por el tema del desarrollo económico durante los años
cincuenta y principios de los sesenta reflejaba algunos elementos de espe
ranza auténtica que existían a la sazón en muchos países en desarrollo.
Lo que no se percibió correctamente fue la naturaleza precaria y transi
toria de esa temprana fase de esperanza y aun de exuberancia. Así pues,
este ensayo es un esfuerzo por entender lo que estaba bien y lo que estaba
mal. Nos moveremos en un nivel bastante abstracto; examinaremos varios
campos distintos de la economía, y en ocasiones nos alejaremos de la
experiencia y el interés inmediatos que originaron el ensayo.

1. El agrado por los progresos de otros: Introducción del efecto del túnel

Empezaré por enunciar claramente mi proposición básica. En las pri


meras etapas del desarrollo económico rápido, cuando las desigualdades
de la distribución del ingreso entre diversas clases, sectores y regiones pue
den aumentar considerablemente, es posible que haya una gran toleran
cia de tales disparidades por parte de la sociedad. En la medida en que
surja, esta tolerancia acomodará las desigualdades crecientes en una for
ma casi providencial, pero es como un crédito que debe pagarse en cierta
fecha. Se concede con la esperanza de que finalmente se reducirán de
nuevo tales disparidades. Si esto no ocurre habrá inevitablemente pro
blemas y quizá un desastre.

4 Véase un pronunciamiento de esta clase, particularmente vigoroso, en Mahbub ul Haq,


"Employment and Income Distribution in the 1970s: A New Perspective", International Develop
ment Review, diciembre de 1971, pp. 9-13. Véase también el capítulo i de Albert O. Hirschman,
Essays in Trespassing..., op. cit., pp. 21-23.

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1334 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

Para hacer plausible esta proposición argumentaré en primer térm


por analogía. Supongamos que voy conduciendo por un túnel de d
rriles, ambos en la misma dirección, y que de pronto me topo co
grave embotellamiento. Ningún automóvil se mueve en ninguno
carriles, hasta donde yo puedo ver (que no es muy lejos). Me encuen
en el carril izquierdo y me siento abatido. Después de un rato empi
a moverse los automóviles del carril derecho. Naturalmente me animo
bastante porque sé que el congestionamiento ha sido roto y que pronto
llegará el momento del avance de mi carril. Aunque todavía no me muevo
me siento mucho mejor que antes porque espero avanzar pronto. Pero
supongamos que mi esperanza se ve frustrada y sólo el carril derecho
continúa avanzando; en ese caso, junto con quienes se encuentran en mi
carril, sospecharé que hay una complicación, y muchos de nosotros nos
pondremos furiosos en algún momento y estaremos dispuestos a corregir
esa intolerable situación mediante la acción directa (como la de cruzar
ilegalmente la línea doble que separa los dos carriles).
Es fácil traducir esta situación al lenguaje de la economía del bien
estar. El bienestar de un individuo depende del estado actual de su sa
tisfacción (o de su ingreso, como una aproximación), y de su expectativa
de satisfacción (o del ingreso) futura(o). Supongamos que el individuo
tiene muy escasa información acerca de su ingreso futuro, pero que en
algún momento mejoran su posición económica o social algunos de los
parientes, vecinos o conocidos. Ahora tiene algo en que basarse: esperan
do que oportunamente le llegará su turno, se sentirá satisfecho por los
progresos de otros. . . durante algún tiempo. Convendrá referirnos a esta
satisfacción inicial como el "efecto del túnel".
Esta es una proposición simple y, según creo, inmediatamente per
suasiva. Deberá formularse con mayor cuidado para determinar las con
diciones en las que funcione o no funcione, pero espero que se me permi
tirá utilizarla y subrayar su novedad. El efecto del túnel opera porque
los avances de otros proveen información acerca de un ambiente externo
más benigno; la recepción de esta información produce satisfacción, y
esta satisfacción supera, o por lo menos palia, la envidia. Señalada des
de antaño como el más malo de los siete pecados capitales porque, al
revés de la lujuria, la gula, la soberbia, etcétera, no provee ningún placer
inicial a quienes la padecen, la envidia es sin embargo una emoción hu
mana poderosa. Así lo revelan los escritos de antropólogos, sociólogos y
economistas, quienes han proclamado, en general independientemente,
que si tú mejoras en materia de ingreso o posición social mientras yo

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1335

permanezco en el mismo sitio me sentiré peor que antes porque


clinado mi posición relativa.
En la economía se ha elaborado a este respecto la "hipótesis d
greso relativo", según la cual el bienestar de un individuo varía inv
mente con el ingreso o el consumo de las personas con quienes se a
En sociología se ha estudiado profusamente este tema con el título
"privación relativa". Este término se usa a veces para denotar to
traso de los logros reales frente a las expectativas, pero su signific
predominante se refiere a los sentimientos experimentados por un
sona o grupo de personas que se están quedando atrás de otras o qu
a otras emparejárseles en materia de ingreso, influencia y posición
Por último los antropólogos, menos inclinados al uso de jergas,
sin ambages de la envidia provocada por los progresos aislados
individuos en comunidades pequeñas y pobres; consideran muchas
tuciones tales como las fiestas, los regalos, el nombramiento de los
para puestos honorarios que representan una carga financiera, com
canismos sociales destinados a disminuir el efecto potencialmente de
tor de la envidia sobre los lazos personales y la cohesión social.7

5 James S. Duesenberry, Income, Saving and Theory of Consumer Behavior, Cambridg


Harvard University Press, 1949, cap. m. Se encuentra una clara exposición diagram
Harvey Leibenstein, "Notes on Welfare Economies and the Theory of Democracy", Ec
Journal, 72, junio de 1962, pp. 300-305. Leibenstein considera tres formas paralelas en
individuos pueden establecer comparaciones entre su ingreso y el de los demás: "1J
paraciones puras de Pareto, en las que cada individuo toma en cuenta su propio ingres
gún otro; 2) las comparaciones de 'la parte del pastel', donde cada individuo toma en c
la distribución del ingreso desde un punto de vista relativo pero no en la magnitud abs
su ingreso, y 3) la 'comparación de transacción de Pareto', donde los individuos to
cuenta la magnitud absoluta de su ingreso y su posición de ingreso relativa" (p. 3
"comparación pura de Pareto", donde no disminuye la utilidad de un individuo ante
ramiento de la fortuna de su vecino, mientras no cambie su propio ingreso, es un caso lim
en este esquema. Aquí no cabe la posibilidad de una interacción positiva entre mi ut
la de mi vecino.
6 Véase una excelente reseña y bibliografía en Thomas F. Pettigrew, "Social Evaluation The
ry: Convergences and Applications", Nebraska Symposium on Motivation, 1967, Lincoln, Un
versity of Nebraska Press, 1967, en particular pp. 261-273. El concepto fue introducido por S. A
Stouffer y sus colaboradores en el conocido estudio monumental sobre el soldado norteamerican
en la segunda Guerra Mundial, The American Soldier, vol. 1, Adjustement Düring Army Life
Princeton, N. J., Princeton University Press, 1949. Véase la nota 19, p. 1341. Véase también u
desarrollo del concepto en su significado más estrecho y más útil en W. G. Runciman, Relativ
Deprivation and Social Justice, Londres, Routledge and Kegan Paul, 1966. Ted Robert Gur
utiliza ampliamente el significado más lato, que prácticamente equipara la privación relativa
a cualquier forma de descontento, en Why Men Rebel, Princeton, N. J., Princeton Universit
Press, 1970.
7 Véase el capítulo 7, titulado "El temor a la envidia", de George M. Foster, Tzintzuntzan:
Mexican Peasants in a Changing World, Boston, Little, Brown [existe versión al castellano del
fce] ; también Frank Cancian, Economies and Prestige in a Maya Community, Cambridge, Mass.,
Harvard University Press, 1963, pp. 135 y passim.

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1336 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

Este es sin duda un conjunto impresionante de escritos convergent


y se han reunido datos muy abundantes en su apoyo. Pero es posible
la aplicación excesiva de esta línea de razonamiento e investigación h
generado una incapacidad profesional para percibir el efecto de túne
su importancia en diversos contextos.
Un recurso preliminar para despertar de nuevo la percepción e
inversión de los signos del fenómeno estudiado. Supongamos que mi
cino o conocido, en lugar de mejorar su posición, experimenta un vio
to retroceso tal como la pérdida de su empleo mientras yo conservo
mío: ¿experimentaré ahora lo contrario de la privación relativa, e
cir, la satisfacción del enriquecimiento relativo? Esto es improbable,
una parte, porque la envidia, sin dejar de ser un pecado mortal, e
sentimiento muy amable en comparación con la Schadenfreude, la aleg
causada por la desgracia de los demás, o sea la emoción que deberí
tervenir para que me sintiese feliz en tal situación. La razón más imp
tante es el efecto del túnel en reversa: otra vez tomaré lo que está oc
rriendo con mi vecino como una indicación de lo que me puede depar
el futuro, de modo que me sentiré aprensivo y preocupado, o sea
que antes, como mi vecino. Esta reacción es bien conocida en el inicio
la difusión de las depresiones.8
Ocurrirá sin duda la reacción contraria cuando la economía exp
mente un ascenso cíclico. Ahora la noticia de que algún conocido
está recuperando su empleo mientras yo estoy todavía desempleado m
produce un placer superior a cualquier envidia posible, porque el hech
parece una confirmación de que se aproximan tiempos mejores tambi
para mí. Esto se asemeja a la situación de los países que experimen
una oleada vigorosa de desarrollo.
Mientras perdure el efecto del túnel todos se sienten mejor, tanto q
nes se vuelven más ricos9 como quienes no lo hacen. Por lo tanto
concebible que todos los miembros de la sociedad prefieran cierta
tribución desigual de los nuevos ingresos, generada por el crecimient
económico, a una distribución igualitaria. En este caso, el aumento
la desigualdad del ingreso no sería sólo políticamente tolerable sino t
bién eminentemente deseable desde el punto de vista del bienestar so

2. Algunas pruebas
Pero esta posible consecuencia del efecto del túnel es una curiosod
8 Sin embargo, véase la nota 24 de este capítulo.
9 Sin embargo, véase la sección 3 de este capitulo.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1337

teórica, mientras que el efecto mismo no lo es. En varios países ha impre


sionado a observadores cuidadosos. Resulta interesante el hecho de que a
menudo haya sido descubierto por investigadores que estaban buscando
el fenómeno contrario, como el descontento efervescente y el fervor revo
lucionario entre los pobres urbanos, quienes se sorprendieron y a veces
se decepcionaron profundamente ante su hallazgo. Los comentarios si
guientes sobre una encuesta por muestreo realizada hace más de diez años
en las favekts de Río de Janeiro constituirán nuestro primer ejemplo:

Una forma de determinar el sentimiento de participación del favelado en lo


que está ocurriendo en el país es observar el grado en que percibe el creci
miento económico nacional como generador de ganancias reales para él. Cuan
do se les preguntó, en febrero de 1961, si las cosas habían mejorado, habían
permanecido igual o habían empeorado para él durante los últimos cinco
años, casi uno de cada dos favelados contestó que su situación actual es peor.
Otros tres de cada diez consideraron que su situación permaneció más o
menos igual... La sensación general de que las cosas no han mejorado no
tablemente para ellos no ha creado entre los favelados ninguna gran desilu
sión de la idea de la industrialización como un camino hacia la prosperi
dad. El favelado no niega que el crecimiento industrial de la nación haya
producido beneficios para personas como él; sólo afirma que su propia si
tuación no ha cambiado apreciablemente. Por lo tanto, cuando se les pregun
tó, inmediatamente después de la pregunta anterior, si el crecimiento de la
industria había beneficiado a personas como ellos, la mayoría contestó en
sentido afirmativo. Pero su explicación se expresaba casi enteramente en tér
minos de la expansión de las oportunidades de empleo para otros: amigos,
conocidos, o simplemente otros brasileños.10

También a principios de los sesenta un conocido politólogo mexicano


acuñó el término "factor de esperanza" para explicar lo que para enton
ces constituía un periodo asombrosamente largo de estabilidad política en
su país.11 Aun después de que esta experiencia se vio sacudida por los
acontecimientos de 1968 y la matanza de Tlatelolco, otro observador es
cribió:

Aunque son limitadas las perspectivas del progreso individual, hay una ra
zón para encontrar menos desencanto con el proceso de desarrollo entre las
personas de clase baja de todos los sectores en relación con lo que podría
esperarse. Dadas la rápida difusión de la educación y el aumento de la mi
gración, hay varios conductos relativamente fáciles para lograr el progreso
10 Frank Bonilla, "Rio's Favelas: The Rural Slum within the City", American Universities
Field Staff Reports Service, vol. 8 (3), Nueva York, 1961, pp. 8-9.
11 Pablo González Casanova, La democracia en Mexico, Mexico, Era, 1965, edición popular,
página 133.

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1338 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

personal. Por lo tanto, aun cuando un individuo no haya podido obtener


empleo nuevo o no haya mejorado en general su ingreso o su posición,
probable que conozca a una o varias personas que hayan sido afortunadas
estos sentidos..

El contraste entre la situación objetiva de ingresos bajos, malas condi


ciones de trabajo y privación general por una parte, y la actitud subjetiva
de la esperanza por la otra, se observó también como algo característico
en Puerto Rico a fines de los años cincuenta:

Sugerimos que los puertorriqueños se sienten mucho mejor que lo indicado


por los hechos objetivos de los ingresos, la educación y las ocupaciones...
Los puertorriqueños perciben las marcadas desigualdades existentes. Pero no
se sienten particularmente depreciados por ellas, y sin duda no se sienten
aplastados por ellas; en efecto, en algunos sentidos, sus concepciones de la
vida y de su bondad han parecido omitir a menudo la situación objetiva...
en todos los aspectos visibles, estas personas de todos los niveles están llenas
de esperanzas del futuro.18

En un artículo que se ocupa del continente, dos sociólogos latinoame


ricanos captan la esencia de estas situaciones al afirmar que . .los pa
trones de la movilidad social diferida, aunque míticos hasta cierto punto,
no dejan de ser eficaces".14
Por último, citaremos algunas observaciones personales reveladoras
de la atmósfera general de los países donde se "rompió" de pronto el
desarrollo capitalista al estilo de mediados del siglo. Tales observaciones
provienen de una antropóloga norteamericana que recuerda su estancia en
Venezuela, en un artículo donde hace un relato amable de un viaje re
ciente a Cuba:

Reflexioné sobre lo que había visto en Cuba, y acerca de Venezuela, y acerca


de mi propio país... Recordé que al estar en Venezuela creí advertir por pri
mera vez algo acerca de mi propio país que no había visto antes : el idealismo
inherente a lo que había tomado [en los Estados Unidos] por materialismo
y búsqueda individual. Vi que para los venezolanos, para quienes apenas se
había iniciado el desarrollo económico... la democratización del consumo ma

12 David Barkin, "La persistencia de la pobreza en Mexico: un análisis económico estructu


ral", Comercio Exterior, Banco Nacional de Comercio Exterior, México, agosto de 1971, p. 673
(cursivo de Hirschman).
13 Melvin M. Tumin y Arnold Feldman, Social Class and Social Change in Puerto Rico,
Princeton, N. J., Princeton University Press, 1961, pp. 165-166.
14 Fernando Henrique Cardoso y Jorge Luis Reyna, "Industrialization, Occupational Struc
ture, and Social Stratification in Latin America", Cole Blasier (comp.), Constructive Change
in Latin America, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 1968, p. 51.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1339

terial y la apertura de oportunidades —para quienes fuesen capaces de


vecharlas— constituían una idea en verdad excitante y liberadora.15

Este pasaje tiene un interés particular, primero, porque capta s


blemente el sentimiento de la exuberante fase inicial del desarrollo en la
que opera el efecto del túnel, y segundo porque ilustra al mismo tiempo
la considerable resistencia de los intelectuales amantes de la justicia so
cial a percibir el efecto: se necesita mucha honestidad para hablar de
esta deplorable "conciencia falsa" o de esa vulgar atmósfera de frontera
como de una "idea excitante y liberadora". Además, los científicos socia
les viven en una atmósfera intensamente competitiva donde la envidia y
la "privación relativa" prevalecen mucho más que la esperanza provoca
da por el progreso de otro, y aunque vacilamos para utilizar estos argu
mentos ad homines, quizá nos ayuden a explicar el hecho de que el efecto
del túnel, ampliamente advertido, no haya sido examinado en una forma
sistemática en la teoría económica o en la sociología.

3. Las consecuencias para la integración y la revolución


Se impone aquí una breve digresión. Las diversas descripciones del
"factor de la esperanza" mencionadas en la sección anterior sugieren
fuertemente que el tema de este ensayo se funde con un tema familiar
para los sociólogos políticos: el efecto de la movilidad social sobre la
estabilidad política y la integración social. Esta relación se ha examinado
habitualmente desde el punto de vista de las reacciones de quienes expe
rimentan la movilidad social, mientras que nosotros hemos considerado
hasta ahora a quienes se han quedado atrás. En lo tocante a la movilidad
ascendente, el economista, con su conmovedora simpleza, tenderá a pen
sar que no hay ningún problema: ya que están mejor que antes es pro
bable que estas personas se sientan también más contentas con el mundo
que las rodea. Sin embargo, la historia social ha demostrado que las cosas
son mucho más complicadas: como observó Tocqueville, quienes experi
mentan la movilidad ascendente no se convierten de inmediato, necesaria
mente, en pilares de la sociedad sino que pueden mostrarse descontentos
y subversivos por largo tiempo. La razón principal de este desarrollo
sorprendente es el fenómeno de la movilidad parcial y truncada: quienes
experimentan la movilidad social, quienes pueden haber ascendido por
una de las dimensiones de la posición social, tal como la riqueza, descu

15 Lisa Peattie, "Cuban Notes", Massachusetts Review, otoño de 1969, pp. 673-674.

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1340 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

bren que varios obstáculos, rigideces y prácticas discriminatorias conti


núan obstruyendo su ascenso a lo largo de otras dimensiones, así como
su aceptación total por parte de las élites tradicionales, de modo que
pesar de todos sus esfuerzos y realizaciones sienten que en realidad "no
la están haciendo".16 Los beneficiarios de la movilidad social se integra
rán plenamente, o serán "cooptados", sólo cuando la movilidad social con
tinúe durante largo tiempo, de modo que se mine sustancialmente el sis
tema de estratificación tradicional.
La discriminación contra los nouveaux riches por parte de las élites
antiguas no es en modo alguno la única razón para que quienes experi
mentan la movilidad social critiquen la sociedad en la que viven y pro
gresan. Una interpretación más generosa señalaría la posibilidad de que
las convicciones acerca de la justicia social, una vez formadas, adquieran
su propia vida y poder de permanencia, de modo que no sean necesaria
mente destruidas cuando se hayan resuelto los apremiantes problemas
del bienestar material, y de ningún modo antes del transcurso de un
lapso razonable.
Esta dinámica de quienes experimentan la movilidad social es así lo
contrario de lo que se ha sugerido aquí para quienes se quedan atrás:
durante una primera fase, paradójica en general, la frustración y la con
tinua alienación son el destino de los arribistas, mientras que quienes no
experimentan la movilidad obtienen satisfacción de la expectativa de un
pronto mejoramiento de las cosas. Esta conclusión, ya mencionada aquí,
puede sostenerse porque quienes no experimentan la movilidad sólo per
ciben el aumento de las fortunas de quienes sí experimentan tal movilidad
e ignoran por completo sus nuevos problemas. En una segunda fase pue
de ocurrir un cambio simétrico: quienes experimentan la movilidad so
cial se integran, mientras que quienes no la experimentan pierden su es
peranza anterior de unirse a la marea ascendente y se convierten en
enemigos del orden existente. Pero es muy improbable que el inicio de
la segunda fase coincida para ambos grupos. Resultará obvio que la no
coincidencia de estos dos cambios será la norma. Es posible que quienes
ascienden por la escala social se integren, mientras que los retrasados es
tán experimentando todavía el efecto del túnel. Más interesante aún es

16 Véase una reseña excelente, que presta una atención particular a este problema, en Gino
Germani, "Social and Political Conséquences of Mobility", N. Smelser y S. M. Lipset (comps.),
Social Structure and Mobility in Development, Chicago, Aldine, 1966, pp. 371 ss. Por supues
to, también es posible que las aspiraciones, una vez despertadas, superen a las realizaciones,
pero esta explicación del descontento de los que ascienden es mucho menos convincente que la
mencionada en el texto.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1341

la posibilidad de que los estancados pasen de la esperanza al de


mientras que los ascendentes todavía se encuentran descontentos
ro que esta última situación contiene gran potencialidad de di
sociales. Su posible presentación podría constituir incluso una te
la revolución.17 Sin embargo, en este punto dejaré el asunto e
de los historiadores porque debo volver al efecto del túnel y su r

4. De la satisfacción a ta indignación
Como señalamos antes, la satisfacción ante los progresos de o
riva del efecto del túnel, no de la benevolencia o el altruismo si
cálculo frío de las expectativas: espero que pronto llegue mi t
avanzar. En algún momento la frustración de la expectativa hará
ponga furioso", es decir, que me convierta en un enemigo del or
blecido. Este cambio de partidario a enemigo se produce sólo por
del paso del tiempo: ningún hecho externo particular desata este
mático. En este sentido, la teoría del conflicto social propuest
enteramente distinta de la hipótesis de la "curva J" que atribuy
das revolucionarias a una disminución repentina del crecimiento e
co tras un largo periodo ascendente.18 No hay duda de que tal d
ción aumenta la probabilidad de la conmoción, pero no es en mod
indispensable. Por providencial y útil que sea el efecto del túnel
sentido (porque acomoda las desigualdades casi inevitables que su
el curso del desarrollo), también es traicionero: los gobernant
ciben necesariamente ningún aviso acerca de su declinación y ag
to, es decir, acerca del tiempo en que deban esperar un clima
nión pública y popular radicalmente diferente; por el contrario,
atraídos hacia la complacencia por la fácil etapa inicial cuan
parecen estar disfrutando el proceso que más tarde será vehemen
denunciado y condenado como un proceso en el que "los ricos se
' • 99 19
mas ricos .

17 Casi satisface el criterio sugerido por el historiador francé


surgimiento de las situaciones revolucionarias, o sea que "la gran
en un rechazo total de la sociedad existente y del orden de cosa
A Second Identity: Essays on France and on French History, Londr
1969, pp. 272-273.
18 James C. Davies, "Toward a Theory of Revolution", Amer
27, febrero de 1962, pp. 5-19.
19 Nos vemos tentados a sugerir una reinterpretación, de acuerd
los famosos y paradójicos hallazgos acerca de la moral de las fuerz
durante la segunda Guerra Mundial. Aunque las promociones de tie
mucho más frecuentes en la fuerza aérea que en la policía milit

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1342 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

Es probable que las invenciones y las inversiones semánticas sean el


mejor preludio del cambio. Por ejemplo, en los años cincuenta se utilizó
ampliamente el término pôle de croissance (polo de crecimiento), acuña
do por François Perroux, para referirse a la creciente industrialización d
las ciudades de los países en desarrollo. En algún momento del decen
siguiente esta expresión, que sugería la irradiación del crecimiento, ced
su lugar a un nuevo término, el del "colonialismo interno", que ahor
practican estas mismas ciudades en relación con sus zonas de influencia
económica.

5. El efecto del túnel: Determinantes sociales, históricos, culturales e


institucionales de su vigor

¿En cuál clase de sociedades surge y cobra fuerza el efecto del túnel?
¿Cuáles son las condiciones en las que perdurará durante un periodo con
siderable o, por lo contrario, decaerá rápidamente y se convertirá en lo
contrario, o sea en la decepción, la alienación y la indignación ante la in
justicia social? La respuesta a este interrogante es decisiva para el realis
mo de nuestra hipótesis y para determinar su utilidad empírica y heu
rística.
Para que el efecto del túnel sea fuerte (o aun para que exista), el
grupo que no avanza debe ser capaz de simpatizar, por lo menos durante
algún tiempo, con el grupo que sí avanza. En otras palabras, es necesario
que los dos grupos no estén divididos por barreras infranqueables, o que
se experimenten como tales. Así pues, la fluidez o la rigidez de las líneas
que separan las clases influirá obviamente sobre la intensidad del efecto
del túnel.
Pero la estratificación de acuerdo con la clase social es una distinción
de escasa utilidad para nuestros fines. Por desigual que sea el crecimien
Stouffer y sus colaboradores reveló mayor frustración por las promociones en la primera que
en la última. Este hallazgo ha sido el origen y uno de los baluartes principales de la teoría de
la privación relativa. En el estudio se sostiene que las promociones de la fuerza aérea, frecuen
tes por comparación con las de otras ramas, se quedan atrás de las expectativas y las aspira
ciones despertadas dentro de la fuerza por las promociones de quienes hacían carreras rápidas.
Otros científicos sociales han propuesto después algunas explicaciones diferentes, pero es proba
ble que no se haya prestado atención suficiente a la dimensión del tiempo. La encuesta se rea
lizó ya bien avanzada la guerra, en 1944. ¿No es acaso probable que si la encuesta se hubiese
realizado antes se hubiese confirmado la expectativa de sentido común de que la moral de la
promoción fuera más alta en la fuerza aérea que en la policía militar? Al principio de la gue
rra es muy probable que los rápidos ascensos de algunos hayan reforzado la moral de acuerdo
con el efecto del túnel; sólo más tarde, cuando los diversos miembros de la fuerza aérea alcan
zaron su nivel y no pudieron llegar hasta donde habían pensado, ocurrió la frustración. Véase
S. A. Stouffer y otros, The American Soldier, op. cit., pp. 250 ss.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1343

to económico todo avance vigoroso tenderá a significar ganancia


pleos nuevos y mejores para los miembros de varias clases diferen
lo tanto, podríamos concluir que el efecto del túnel entrará siem
acción porque dentro de cada clase social quienes no están av
simpatizan inicialmente con quienes sí lo hacen. Pero esto no
necesariamente si cada clase está integrada por grupos étnicos o
sos implicados de manera diferente en el proceso del crecimient
tanto, el contraste entre las sociedades muy unidas y las socieda
segmentadas es particularmente importante para nuestros fines
sociedades segmentadas, si el avance económico se identifica con
po étnico o lingüístico particular, o con los miembros de una re
una región particulares, es improbable que quienes se quedan
atrás experimenten el efecto del túnel: casi desde el inicio del p
tarán convencidos de que el grupo que avanza está obteniendo un
ta ventaja explotadora sobre ellos. Por lo tanto, el grupo inmóvi
formularse el pronóstico contrario al implicado por el efecto del
resultas del avance del otro grupo el grupo inmóvil esperará
tuación empeore. En la sección siguiente examinaremos la posibi
esta reacción. En todo caso observamos que las sociedades muy
tadas evitarán, o debieran evitar, las estrategias de desarrollo
políticamente viables en otras partes, donde opera el efecto del t
En términos más concretos, la senda del desarrollo capitalista
particularmente inadecuada para las sociedades muy segmenta
intenta allí requerirá un grado de coerción mucho mayor que en
ses bastante unitarios donde el desarrollo capitalista logró sus tr
históricos. Por otra parte, el rechazo del camino capitalista n
una opción bien probada, pues es improbable que la centralizació
toma de decisiones, típica de los sistemas socialistas, funcione b
sociedades segmentadas.20
Una variante de una sociedad segmentada donde el progreso e
co se identifica en gran medida con un segmento interno es la d
ciedad donde los extranjeros crean o aprovechan la mayor par
nuevas oportunidades económicas. De nuevo, el efecto del túnel
rará en tal situación. Cuanto mayor sea el papel del capital ex
y del personal extranjero calificado en el proceso de desarrollo,
será la esperanza de una participación eventual por parte de la p
20 Véase un argumento detallado en el estudio particular de la toma centralizad
tralizada de decisiones en una sociedad segmentada (los ferrocarriles frente a las ca
Nigeria) en mi obra Development Projects Observed, Washington, D. C., Brooki
pp. 139-148.

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1344 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

nacional, incluidas grandes partes de las élites nacionales. Por lo tant


habrá una baja tolerancia de las consiguientes desigualdades del ingre
y la necesidad de coerción para mantener la estabilidad social y políti
será correspondientemente grande, aun en una etapa temprana del proc
En las sociedades moderadamente homogéneas donde los naciona
son propietarios de la mayor parte de los recursos puede ser muy gran
la tolerancia de las desigualdades económicas porque no hay ninguna
rrera lingüística, étnica o de otra clase que impida a quienes se que
atrás simpatizar con quienes "la están haciendo". Parece de nuevo
"a quien tiene, Dios le dará más", pues el país que disfruta las vari
ventajas de una ciudadanía no segmentada obtiene así ventaja adici
de poder desarrollarse sin tener que imponer las restricciones graves
quizá invalidantes que derivan de la necesidad de hacer que todas las p
ciones de la comunidad avancen aproximadamente al mismo paso.
Por otra parte, la mayor tolerancia de la desigualdad que se advier
en estos países más homogéneos tiene un precio real y quizá terrible. C
sabemos, cuanto mayor sea la tolerancia será mayor el margen par
reversión que se produce cuando se agota el efecto del túnel (a menos q
se corrijan a tiempo las desigualdades). En esta forma llegamos a
conclusión un tanto contraria a la intuición: cuanto más homogéneo s
el país más tenderá hacia el conflicto social violento en el curso del d
arrollo, a menos que sus líderes sean extraordinariamente perspicaces
hábiles.21 De nuevo debo dejar que los historiadores determinen si pu
tener algún sentido empírico esta proposición puramente deductiva;
embargo, podría mencionarse que una parte de la información que ap
la hipótesis podría provenir de la alienación prolongada de la clase baj
como la que se observa en la Argentina, Francia e Italia, y no de l
volución efectiva o de una lucha civil similar.
Se define de ordinario la homogeneidad nacional en términos de ca
racterísticas tales como la unidad de la raza, el idioma y la religión. Pero

21 Esta tesis es similar a la que puede formularse acerca de las consecuencias económicas del
tamaño de los países. La bibliografía del desarrollo económico ha hecho hincapié —con razón—
en las ventajas del tamaño, sobre todo en conexión con la industrialización por sustitución de
importaciones; el tamaño grande significa también la posibilidad de que una gran región atra
sada se quede atrás en forma acumulativa e irremediable a medida que la región progresista
absorbe durante largo tiempo la virtual totalidad del crecimiento industrial del país y desarro
lla una agricultura moderna además. En un país pequeño no puede surgir con tanta facilidad
una escisión tan amplia, prolongada y peligrosa, porque en la mayoría de las circunstancias
debe filtrarse el crecimiento económico a las regiones más pobres, so pena de detenerse. En
tre los países de crecimiento rápido y de crecimiento lento se establece una distinción seme
jante, con importantes consecuencias para el vigor diferenciado del efecto del túnel. En el
capítulo IV, pp. 1417-1418, se examina brevemente este caso.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1345

es posible que el agente homogeneizador más eficaz sea una experie


histórica intensa compartida por todos los miembros de un grupo.
guerras y las revoluciones pueden ser de ordinario tales experienci
modo que el efecto del túnel es con frecuencia más potente en las
dades que salen de una guerra o una revolución. El resultado pue
un irónico ciclo histórico: las revoluciones estallan a menudo para
dicar cierta clase de desigualdad, pero después de tal revolución y a
sa de ellas la sociedad habrá adquirido una tolerancia especialmen
vada de las nuevas desigualdades que surjan. Una ilustración part
mente pertinente es la Revolución mexicana y su "traición" subsec
a través del desarrollo muy desigual de los últimos decenios. De
modo es probable que la herencia igualitaria, o mejor dicho de "nac
iguales", de los Estados Unidos —la salida colectiva de Europa co
yugos feudales y sus conflictos de clases— haya allanado el camino
la aceptación prolongada de enormes disparidades económicas en
ciedad norteamericana.
Es probable que el carácter más o menos unitario de un país sea el
criterio más importante para la evaluación del vigor y la duración pro
bables del efecto del túnel. Pero hay también otras distinciones interesan
tes. Por ejemplo, puede afirmarse que la fortaleza de los lazos familiares
tiene un efecto directo sobre estas cuestiones. En muchos casos los pro
gresos de otros generarán esperanzas para nuestros hijos, más que para
nosotros mismos. El pronóstico de que mis hijos tendrán una vida mejor
que la mía debe mejorar mi propio bienestar en todo caso, pero lo hará
con fuerza particular si espero que mis hijos adultos vivirán conmigo,
para compartir los gastos de la casa, y que finalmente me cuidarán en
la edad anciana. Así pues, desde este punto de vista los arreglos fami
liares tradicionales facilitan la operación del efecto del túnel y tienen
cierta capacidad de promoción del desarrollo.22
A condición de que no se encuentre muy segmentada, la sociedad "tra
dicional" se encuentra generalmente en una posición mejor que la socie
dad moderna para aprovechar el efecto del túnel. Los miembros de las
sociedades tradicionales están típicamente conectados entre sí por una
densa red de obligaciones mutuas y flexibles: no está nada claro lo que

22 Véanse otros argumentos de esta clase en mi libro A Bios for Hope: Essays on Develop
ment and Latin America, Nueva Häven, Yale University Press, 1971, capítulo 14 [publicado en
español por el F ce en la Serie de Lecturas núm. 5], La proposición que apareec en el texto
acerca de los arreglos familiares es un caso especial de una proposición más general: el efecto
del túnel será más fuerte cuanto más débil sea la preferencia por el ingreso presente al ingreso
futuro, es decir, cuanto menor sea la tasa de descuento.

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1346 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

se debe ni cuándo deba pagarse. Por lo tanto, cuando progresan algun


miembros de tal sociedad es probable que sus obligaciones se amplíen
muchos de quienes se quedan atrás esperan verse beneficiados a su
bido tiempo y en alguna medida a resultas de sus derechos prexisten
sobre los afortunados, así sean imprecisos. La Rochefoucauld señaló e
efecto en una máxima que en general es la formulación más fina que
encontrado del efecto del túnel: "El sentimiento inmediato de alegría q
experimentamos cuando nuestros amigos tienen suerte... es un efecto
de nuestra esperanza de ser afortunados también, o de obtener alg
ventaja de su buena fortuna."23
Debemos distinguir también entre diversas "teorías del éxito"
prevalecen de ordinario en sociedades o culturas diferentes. Si los
gresos individuales se atribuyen primordialmente al azar, el éxito de
demás ocasionará el efecto del túnel, porque la próxima vez que lle
la fortuna puedo ser yo el afortunado. Por lo tanto, la creencia de qu
mundo está gobernado por el azar, de ordinario considerada tan dañin
para el desarrollo sostenido, tiene cierta utilidad en la medida en
se considere el efecto del túnel un recurso valioso, aunque algo voláti
para una economía que trata de crecer. En cambio, si el éxito de o
tiende a atribuirse desde el principio al nepotismo, el favoritismo, o p
ticas similares injustas, no habrá ningún sentimiento inicial de satisf
ción anticipada entre quienes no participan en la división del botín.
También es concebible, aunque quizá no muy probable, que el éx
de los demás se atribuya a sus méritos y cualidades superiores, tales co
la laboriosidad en el trabajo. Quienes quedan fuera sólo se culparán
tonces a sí mismos por su estancamiento. En consecuencia, podrían si
plemente respetar a los miembros más afortunados de su comunidad,
podrían envidiarlos por estar más ricamente dotados, o tratar de imita
redoblando su propio esfuerzo. En este caso el resultado sería indeter
nado y necesitaríamos más información.24

23 Maximes, 582. Thomas Hobbes señaló el fenómeno contrario por la misma época
dolor que causa una calamidad ajena se denomina lástima, y se produce por la idea de
una calamidad semejante puede ocurrimos a nosotros mismos... Cuando se trata de cala
des que se derivan de un desastre, los mejores hombres sienten menos lástima, y an
misma calamidad tienen menos lástima aquellos que se sienten menos amenazados por
Leviatán, fce, 1980, parte X, cap. 6, p. 47. La Rochefoucauld y Hobbes captaron estas idea
su búsqueda de una ciencia rigurosa, aunque desagradable, de la naturaleza humana. Lo
agradable de los hallazgos casi se convirtió en una prueba de rigor y verdad para ellos. N
ralmente, no se les ocurrió que en las situaciones estudiadas el egocentrismo tiene la virt
de superar la envidia y la Schadenfreude, respectivamente.
24 La teoría de la atribución, una rama relativamente nueva de la psicología social
tratado de arrojar alguna luz sobre esta esfera del comportamiento humano. Se han reali

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1347

Otra posibilidad es que el éxito de los demás se atribuya a sus def


tos, más que a sus cualidades. A menudo racionalizamos nuestro prop
fracaso en los términos siguientes: "No me gustaría avanzar imitand
conducta (despiadada, carente de principios, servil, etcétera)". Esta c
de atribución del éxito no tiene consecuencias muy diferentes, en lo
cante al efecto del túnel, de las que derivan de la explicación centrad
en los méritos de quienes ascienden. Por supuesto, permite que quien
no avanzan se conformen con su propia posición. Pero también po
ocurrir que la próxima vez modifiquen su conducta y sean un poco m
despiadados, sin principios, serviles, etcétera, que antes. En la me
en que resulta más fácil ser servil y carente de principios que digno
laborioso la atribución del éxito de los demás a sus defectos más bien
que a sus cualidades puede facilitar en realidad la operación del efecto
del túnel.
Una distinción relacionada con estas teorías del éxito se basa en las
diversas formas de organización en que se percibe la generación de los
progresos individuales. Tales percepciones dependen fundamentalmente
del sistema de toma de decisiones. Si se percibe la toma de decisiones
como algo descentralizado en gran medida es probable que los progresos
individuales se atribuyan al azar, o quizás al mérito (o el demérito).
Cuando se sabe que la toma de decisiones está centralizada tales progre
sos se atribuirán al favoritismo injusto, o bien al mérito. Por lo tanto, en
la medida en que no se piense en el mérito, la toma descentralizada de
las decisiones, que permite la explicación por el azar del éxito de los
demás, resulta más favorable para la operación plena del efecto del tú
nel. En efecto, esta es una de las características de las economías de mer
cado. Los sistemas económicos de toma centralizada de las decisiones han

algunos experimentos para estudiar el grado en que los espectadores culpan de los accidentes
a quienes participan en ellos y no a la mala suerte. Aparentemente el espectador recurre de
ordinario a lo que se ha llamado la "atribución defensiva": busca alguna buena razón para
que el accidente sea la culpa peculiar de uno de los participantes paira asegurarse de que la
desgracia no pudiera ocurrirle a él. (Sólo si no puede encontrarse ninguna buena razón, es de
cir, si la persona que podría ser culpada se asemeja al espectador y se comporta en gran me
dida como él, tenderá éste a exonerarse y a echar la culpa a la mala suerte). Por otra parte,
si otra persona experimenta un hecho afortunado el espectador tenderá a acreditarlo al azar
más bien que al mérito, obteniendo así alguna esperanza de que le pase algo similar a él. Ade
más de ser poco halagüeños para la naturaleza humana, estos hallazgos introducen una asime
tría en la operación del efecto del túnel: este efecto será más fuerte hacia adelante que hacia
atrás; es decir, la expectativa de participar eventualmente en los progresos de los demás será
más pronunciada que la expectativa de seguir a los demás en sus retrocesos. Véase una con
firmación experimental de esta asimetría, y algunas referencias a otras investigaciones realiza
das en este campo, en Jerry I. Shaw y Paul Skolnick, "Attribution of Responsibility for a
Happy Accident", Journal of Personality and Social Psychology, 18, 1971, pp. 380-383.

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1348 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

aparecido de ordinario a causa de las desigualdades excesivas exist


en los sistemas descentralizados. Resulta interesante observar que t
sistemas centralizados no tratarán de ser más igualitarios sólo porq
quieran así sino también porque se ven obligados a hacerlo: la ce
zación de la toma de decisiones los priva en gran medida de la toler
de la desigualdad a disposición de los sistemas más descentralizados.
Se aplican consideraciones similares cuando un sistema econó
dado evoluciona hacia una mayor centralización o descentralización.
ejemplo, es de esperarse que disminuya la tolerancia de la desigu
cuando una economía capitalista se vuelve más oligopólica y burocra
da. De ordinario se ha atribuido el origen del sentimiento popul
la mayor concentración de la riqueza que en ocasiones ha caract
do tal periodo. Pero la tolerancia de la desigualdad puede declinar au
tal concentración, simplemente porque quienes quedan excluidos de
greso ya no perciben tal exclusión como una mala suerte temporal
como un efecto inevitable, o aun calculado, del "sistema".

6. Una reacción posible: La aprensión ante los progresos de los d


Una idea básica de este ensayo sostiene que los cambios del ing
de B generan algunos cambios en el bienestar de A, no sólo porq
ya cambiado la posición relativa de A en la escala de ingresos sin
que los cambios ocurridos en la fortuna de B afectarán el pronóstic
formula A de su propio ingreso futuro. El caso principal consid
hasta ahora es el efecto del túnel: B avanza y esto hace que A pronos
un mejoramiento de su propia posición. También hemos mencion
situación diametralmente opuesta: un deterioro de la situación de B
que A sienta aprensión acerca de su propia situación, como ocurre e
caso de una depresión que se difunde. ¿Podrá concebirse un caso mi
En otras palabras, ¿podría A llegar a sentir, en ciertas circunsta
que un progreso de B tiende a afectar negativamente su propio biene
En realidad este tipo de pronóstico no es tan descabellado: tende
formularse en una sociedad cuyos miembros estén convencidos d
participan en un juego de suma cero porque los recursos existen en
tidades estrictamente limitadas. George Foster ha llamado la "im
del bien limitado" a esta representación de la realidad social que
opinión caracteriza a muchas sociedades campesinas de todo el mund
Supongamos que prevalece la imagen en una comunidad y que en cie

25 Tzintzuntzan, op. cit., cap. 6.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1349

momento varios de sus ciudadanos (el grupo B) mejoran su posi


mientras que el ingreso del resto de los habitantes (grupo A) perm
constante. Por supuesto, una conclusión que puede obtenerse de tal
arrollo es la eliminación de la imagen por parte de A y B. Pero
gamos que la comunidad se aferra fuertemente a la imagen a ca
las experiencias del pasado: entonces podrá conservarse la imag
cartando lo ocurrido como algo puramente transitorio. Y si el prog
del grupo B parece irreversible, la imagen sólo podrá conservarse p
pronóstico de que pronto declinará la fortuna de A.26
Es posible que hayamos encontrado aquí una explicación mejo
fenómeno descrito por Foster y otros autores como el "predomini
envidia" en las sociedades campesinas.27 Bien puede ocurrir que cua
progresa B no se sienta infeliz A por efecto de la envidia sino p
está preocupado; de acuerdo con su visión del mundo, espera un pr
empeoramiento de su propia situación. En otras palabras, no pad
por la presencia de la privación relativa sino porque espera la priva
absoluta.
La reinterpretación de la envidia institucionalizada que se su
aquí se relaciona estrechamente con el efecto del túnel. En una soc
que no ha experimentado un crecimiento sostenido el surgimiento d
situación en la que un grupo de personas está mejorando su pos
económica mientras que otro grupo permanece estancado se experi
tará tal vez como esencialmente inestable: no han aumentado los recursos
disponibles, y en ese caso el grupo A sufrirá inevitablemente una decli
nación para compensar el ascenso de B; o alguna ganancia accidental ha
aumentado los recursos totales, en cuyo caso el grupo A obtendrá pronto
la parte que le corersponde de esa ganancia. Por lo tanto, tenderá a pre
verse uno o el otro de estos dos resultados más bien que la continuación
de la situación actual. Por supuesto, la elección del resultado afectará
grandemente el curso del conflicto social en esa sociedad. A menudo es
tará estrechamente equilibrada la decisión, como en el filo de una navaja,

26 Una razón de este pronóstico podría ser el sentimiento de A en el sentido de que B, a


resultas del aumento de su riqueza, adquirirá también más poder, un bien que se adquiere ge
neralmente a expensas de los demás, y que esta redistribución del poder, además de ser en
sí misma algo objetable para A, tendrá con el tiempo un efecto adverso sobre su posición
económica. Tal sentimiento tenderá a surgir particularmente si B está en una posición sustan
cialmente mejor que la de A. Oskar Margenstern ha señalado esta situación como una limita
ción de la doctrina del óptimo de Pareto. Véase su ensayo "Pareto Optimum and Economic
Organization", Norbert Kloten y otros (comps.), Systeme und Methoden in den Wirschajts—
und sozialwissenschaften, Tubinga, J. C. B. Mohr, 1964, p. 578.
27 Tzintzuntzan, op. cit., pp. 153-155.

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1350 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

ya que depende de la percepción que tiene A de las causas del prog


inicial de B. Esta percepción dependerá de los factores reseñados brev
mente en la sección anterior. Pero ahora se observa que la opción
quienes se quedan atrás no es sólo entre una expectativa de compa
los progresos de los demás y el estancamiento sino entre la expectati
del progreso y la del retroceso. Es posible que esta situación, y el
rácter equilibrado de la decisión entre estas expectativas, explique
gran dificultad del pronóstico del conflicto social.

7. Observaciones finales

El argumento anterior sugiere ciertas observaciones a modo de co


clusión. El crecimiento y la equidad de la distribución del ingreso, si
consideran como las dos principales tareas económicas de un país,
drán resolverse en secuencia cuando el país esté bien provisto del efe
del túnel. Si el efecto del túnel es débil o nulo, a causa de las estruct
sociales, políticas o psicológicas existentes, las dos tareas tendrán
realizarse al mismo tiempo, lo que constituye una empresa difícil
probablemente requiera instituciones totalmente diferentes de las ap
piadas para el caso secuencial.28 Para empeorar las cosas, quizá resu
imposible saber por adelantado si un país dado se encuentra bien dota
o no con el efecto del túnel: como vimos en la sección anterior es posi
que sólo el propio desarrollo aclare las cosas.
De acuerdo con la distinción que acabamos de establecer, podem
hablar de dos clases de "desastres del desarrollo". La primera cara
riza las sociedades que han tratado de desarrollarse mediante una e
tegia que implique el surgimiento de desigualdades nuevas o la am
ción de las existentes; pero en vista de su estructura estas sociedades
debieran intentar nunca semejante estrategia. Es probable que Nigeri
el Paquistán constituyan ejemplos de esta situación. La otra clase
desastre del desarrollo ocurre en los países donde la estrategia anteri

28 Los politólogos han descrito en estos términos las dificultades que afrontan los Est
nuevos en el siglo xx. Mientras que los países de la Europa Occidental dispusieron de v
siglos para resolver, uno tras otro, los diversos problemas de la modernización y la construcc
nacional —identidad territorial, autoridad, participación de las masas, etcétera—, las nac
nuevas los afrontan todos al mismo tiempo. Véase Samuel P. Huntington, Political Ord
Changing Societies, Nueva Häven, Yale University Press, 1968, cap. 2, y Stein Rokkan
mensions of State Formation and Nation-Building", Charles Tilly (comp.), The Formation
States in Western Europe, Princeton, N. J., Princeton University Press, 1975, pp. 562-600. D
wart A. Rustow explora varias rutas secuenciales alternativas en A World of Nations, Was
ton Brookings, 1967, cap. 4.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1351

se ve excelentemente apoyada por el efecto del túnel durante algún tiem


po, pero donde los grupos gobernantes y los elaboradores de políticas no
advierten que la válvula de seguridad implicada por el efecto dejará de
funcionar por algún tiempo. Esta situación ha caracterizado creciente
mente a varios países latinoamericanos: el Brasil y México han experi
mentado ya algunos desastres,29 y hay muchos indicios de nuevas expe
riencias en este sentido.
En contraste con la mayoría de las representaciones convencionales,
el proceso de desarrollo aparece aquí expuesto a la crisis, y tal vez al
desastre, aun después de prolongados periodos de avance. La concep
ción propuesta aquí asigna inevitablemente un papel decisivo a la po
lítica. Son obvias sus implicaciones para la evolución política de los
países donde opera el efecto del túnel. Mientras sea vigoroso el efecto el
país en desarrollo será relativamente fácil de gobernar. Aun podrá exhi
bir una sorprendente aptitud para las formas democráticas, las que por
desgracia serán efímeras porque el efecto del túnel declinará después
de cierto tiempo y la injusticia social ya no pasará inadvertida ni será
tolerada. Como primera reacción se utilizarán entonces los poderes coer
citivos del Estado para restringir la participación y acallar la protesta y
la subversión. Pueden concebirse sin dificultad algunos programas más
constructivos de respuesta a la crisis, pero su presentación real parece
extraordinariamente difícil.

III. El desarrollo desde el punto de vista de los enlaces


GENERALIZADOS, CON REFERENCIA ESPECIAL A LOS BIENES BÁ

1. Perspectiva histórica de la teoría del desarrollo económico


El desenvolvimiento de la economía del desarrollo durante los últi
mos veinticinco años ilustra una de las diferencias básicas entre las cien
cias naturales y las ciencias sociales. En las ciencias naturales, como lo
ha señalado Thomas Kuhn, la formulación de un nuevo paradigma es
seguida de un largo periodo en que se acepta plenamente el paradigma
29 Aquí se hace referencia al establecimiento de un régimen autoritario en el Brasil en
1964, y en particular a su fase altamente represiva, iniciada en 1968 (que duró hasta cerca de
1973), y al aplastamiento militar del movimiento estudiantil mexicano de 1968, conocido tam
bién como "la matanza de Tlatelolco".
30 Reproducido de Economic Development and Cultural Change, 25, Suplemento 1977, pp. 67
98, con permiso de The University of Chicago Press. © 1977 por la Universidad de Chicago.
Todos los derechos reservados. El Suplemento contiene ensayos en honor de Bert F. Hoselitz.
31 Véase una reseña más amplia en el cap. i de la versión original.

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1352 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

y los esfuerzos de la "ciencia normal" se concentran en su verificac


aplicación y nueva expansión. En cambio, en las ciencias sociale
enunciación de un nuevo paradigma no sólo origina esfuerzos simila
sino que a menudo es seguida casi de inmediato por un persisten
que de reservas, críticas y franca demolición que forma parte en g
medida de la ciencia social normal. Esta situación explica el clim
lectual peculiar de las ciencias sociales: aquí casi no tiene ningun
babilidad de surgir la creencia confiada en un genuino crecimiento a
lativo del conocimiento, tan característico de las ciencias naturales.
La historia de la economía del desarrollo desde 1950 es un ejem
de esta situación: es una historia de progreso si se define el avance
lectual como la pérdida gradual de la certeza, la proyección gradu
la medida de nuestra ignorancia, antes oculta por una certeza inicia
se hacía aparecer como paradigma. El propósito principal de este
tulo no es la descripción de la desintegración progresiva del paradig
inicial sino la utilización de un enfoque crítico específico que se elab
en el curso de esta desintegración y para tal fin. Sin embargo, si se
re extender tal enfoque, es posible que un breve relato del movimie
de ideas en cuyo interior se desarrolló resulte un prólogo útil.
Desde el punto de vista de la historia intelectual una de las fe
importantes —aunque casi nunca se menciona— para el surgimiento
la economía del desarrollo fue la publicación, en 1948-1949, de d
tículos definitivos de Paul Samuelson sobre la teoría pura del comer
internacional.32 Los artículos en cuestión demostraban que con base
ciertos supuestos en gran medida tradicionales (ausencia de movimi
de los factores, costos de transporte nulos, etcétera), podría espe
que el libre comercio igualara los precios absolutos de los factores —
sólo los precios relativos— en los diversos países que comercian, de
que el comercio internacional podría funcionar así como un sust
perfecto del movimiento de los factores productivos a través de las f
teras nacionales. Por supuesto la teoría clásica del comercio inter
nal ha enseñado desde largo tiempo que el comercio puede gener
nancias mutuas para todos los países participantes, pero los resul
de Samuelson eran mucho más fuertes y señalaban el comercio com
fuerza potencial para la igualación de los ingresos en todo el mundo
Este brillante remate teórico de la teoría clásica y la neoclási

32 Paul A. Samuelson, "International Trade and the Equalization of Factor Prices"


omic Journal 58, junio de 1948, pp. 163-184, e "International Factor-Price Equalization
Again", Ibid., 59, junio de 1949, pp. 181-197.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1353

colocó justamente cuando se estaba agudizando la conciencia de una des


igualdad internacional de los ingresos persistente y creciente. Mientras
que en la secuencia de la revolución científica de Kuhn se supone que
los hechos acumulados refutan gradualmente el paradigma, aquí la teo
ría contribuyó a la contradicción al alejarse decididamente de los he
chos. En consecuencia, los hallazgos de Samuelson —a pesar de que
se han presentado con las debidas reservas acerca de la naturaleza poco
realista y exigente de los supuestos en los que descansa— actuaron como
un bumerán devastador para la teoría tradicional y su pretensión de
utilidad en la explicación de los problemas del mundo real. Los desafíos
presentados por la misma época por Raúl Prebisch y Hans Singer eran
mucho menos pulidos que la teoría de Samuelson y fueron de inmediato
refutados con razonamientos estadísticos y analíticos, pero alcanzaron
cierto grado de credibilidad porque se tomaron estos problemas en serio
y en vista de la herida que la teoría clásica se había infligido a sí misma.
Pero la economía occidental escapó a la acusación de ser incompeten
te para resolver los problemas del subdesarrollo gracias a sus avances en
otra de sus ramas. La incipiente teoría del crecimiento, en su versión de
Harrod-Domar, llenó la brecha y aportó durante algún tiempo un para
digma muy necesario para el entendimiento y quizá el remedio de la po
breza de Asia, África y la América Latina. Se convirtió en un artículo
de fe, reforzado por la recuperación y el crecimiento rápidos de la pos
guerra (tal como se entendía a la sazón), tanto en la Europa Occidental
como en la Europa Oriental, que el crecimiento dependía decisivamente
de la inyección de una cantidad adecuada de capital, nacional o extran
jero. Una generación de planeadores y funcionarios de la ayuda extran
jera llegó a creer en la realidad y maniobrabilidad de la propensión al
ahorro y la razón de capital-producto, y se aferró a esta fe durante un
periodo sorprendentemente largo, por la sencilla razón de que la repre
sentación del mundo en términos de estos conceptos resultaba esencial para
su posición de expertos: tal era "el único juego en la ciudad".
Poco después de la elaboración del modelo de crecimiento de Harrod
Domar y de su primera aplicación a los países subdesarrollados apare
ció una variante revolucionaria o radical de la misma teoría. En un in
fluyente artículo publicado en 1952 Paul Baran sostuvo que el crecimien
to económico era imposible en estos países sin una revolución social: el
capital privado era explotador; las élites nacionales, parasíticas o com
pradoras, no podían ni querían invertir productivamente, y la ayuda ex
tranjera sólo servía para fortalecer la estructura del poder existente,

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1354 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

opuesta al crecimiento. Esta representación de la realidad no rechazab


la lógica del paradigma ortodoxo, que había colocado a la inversión d
capital productivo como el motor principal; pero sostenía que las carac
terísticas sociopolíticas de los países pobres y sus relaciones con los cen
tros de la expansión capitalista-imperialista hacían inadecuada e impr
ductiva la inversión de capital en esos países.33
Entre la tesis, que considera seguro el desarrollo si se inyecta capital
en las cantidades adecuadas, y la antítesis, que considera imposible e
desarrollo en vista de la situación social y política, había amplio campo
para actitudes intermedias. En efecto, las dos actitudes extremas parecie
ron poco satisfactorias cuando se acumularon datos sobre el desarroll
económico efectivo de la periferia.
Los primeros intentos de alejamiento de las simplezas excesivas de
modelo de crecimiento paradigmático mostraban que el monto de la i
versión no depende sólo del ingreso total ganado durante el periodo pre
cedente sino también de la distribución del ingreso, un concepto casi ta
familiar para los economistas como el del flujo del ingreso total. Lo no
table —aunque ha pasado inadvertido— es que las dos aportaciones prin
cipales que se presentaron sobre este punto en 1955 y 1956 llegaron
conclusiones opuestas. En el ensayo de Walter Galenson y Harvey Le
benstein se sostenía que cuanto mayor fuera la intensidad de capital de
la nueva producción mayor sería la participación de las ganancias en
subsecuente corriente de ingresos, y por lo tanto sería mayor la reinve
sión de ganancias en el periodo siguiente. El otro artículo, escrito po
Robert Baldwin, sugería que una distribución igualitaria del ingreso pro
piciaría el crecimiento rápido porque los mercados internos alcanzarían
entonces con mayor facilidad el tamaño necesario para el establecimient
y la operación rentable de industrias de bienes de consumo.84 Es claro qu
los dos conjuntos de autores pensaban en circunstancias diferentes: G
lenson y Leibenstein pensaban en un proceso de industrialización que ya
se ha iniciado con vigor, mientras que Baldwin estaba evaluando la c
pacidad relativa de países que operaban en una etapa muy anterior para
atraer industrias de bienes de consumo básico. Desde este ángulo las dos
teorías ya no son contradictorias, pues es posible y aun probable que los

38 Paul A. Baran, "On the Political Economy of Backwardness", Manchester School of


Economies and Social Studies 20, enero de 1952, pp. 66-84.
34 Walter Galenson y Harvey Leibenstein, "Investment Criteria, Productivity and Economi
Development". Quarterly Journal of Economies 69, agosto de 1955, pp. 343-370; Robert E
Baldwin, "Pattems of Development in Newly Settled Regions", Manchester School of Economie
and Social Studies 24, mayo de 1956, pp. 161-179.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1355

patrones de distribución del ingreso que apoyan el crecimiento r


sean diferentes en etapas distintas del desarrollo. En efecto, la histo
económica de los Estados Unidos durante el siglo xrx, con excepción
sur, se asemeja mucho al patrón de Baldwin en primer término, y l
al de Galenson-Leibenstein, ya que pasa de una distribución del ingr
relativamente igualitaria a otra altamente concentrada, mientras qu
desarrollo industrial no se detiene.
Los ensayos mencionados resultaron valiosos por cuanto atacaron la
agregación excesiva del paradigma reinante, pero continuaron subrayan
do el lado del ingreso de la economía. Ya no se hizo depender el ritmo
del desarrollo económico del ingreso total sino de la forma en que se
dividiera el ingreso entre diferentes grupos. Las sugerencias de que puede
surgir del lado de la producción una influencia determinante del creci
miento provocaron una ruptura más radical con el paradigma. Bert Ho
selitz y otros sociólogos adoptaron este punto de vista cuando examinaron
las condiciones necesarias para el surgimiento del espíritu de empresa.
Como economista preferí suponer simplemente una insuficiencia de la
motivación empresarial y buscar luego en forma sistemática las constela
ciones de fuerzas productivas que impulsarían a los tomadores de decisio
nes privadas o públicas a "hacer algo" mediante presiones especiales, es
decir, presiones más intensas que las recibidas por el tomador de decisio
nes racionales de la teoría económica tradicional.35
Una sugerencia de esta clase fue que el desarrollo se acelera median
te la inversión en proyectos e industrias poseedores de fuertes efectos de
enlace hacia adelante o hacia atrás.36 Sostuve que la toma de decisiones
empresariales en el sector privado y en el sector público no se determina
sólo por la atracción del ingreso y de la demanda sino que responde a
factores de impulso especiales, tales como los enlaces, que emanan del
lado del producto.
Los enlaces hacia atrás y hacia adelante han pasado a formar parte
del lenguaje de la economía del desarrollo. Cuando observo este éxito
35 Véase una exploración de presiones "adicionales" similares en el campo del cambio tec
nológico en Natan Rosenberg, "The Direction of Technological Change; Inducement Mecha
nisms and Focusing Devices", Economic Development and Cultural Change 18, octubre de 1969,
pp. 1-24. [Otro disentimiento del análisis ortodoxo, que se presentó hace tiempo del lado de la
oferta, está implícito en la tesis estructuralista de la inflación, como se señala en la sección i
del cap. 6, no incluido en esta versión.]
36 Véase mi Strategy of Economic Development, Nueva Häven, Conn., Yale University Press,
1958, cap. 6. La primera descripción rudimentaria de esta idea apareció en un ensayo escrito
en 1954 y reproducido como cap. 1 de A Bias for Hope: Essays on Development and Latin
América, Yale University Press, 1971, pp. 59-61 [version en castellano en Lecturas, núm, 5,
Fondo de Cultura Económica].

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1356 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

desde el punto de vista de la sociología del conocimiento sospecho que


debe mucho al hecho de que yo presenté los enlaces como algo estrecha
mente ligado al análisis del insumo-producto, es decir al cuerpo técnico
del conocimiento económico existente. Así parecían más operativos, me
nos difusos, que la industria propulsora de Perroux o el sector líder de
Rostow, por ejemplo. En realidad el análisis del insumo-producto es por
su propia naturaleza sincrónico, mientras que los efectos de enlace ne
cesitan tiempo para desenvolverse. Esta diferencia básica ha perjudicado
varios intentos ingeniosos de medición total, transversal, de los efectos
de enlace, para probar así "la hipótesis de los enlaces".87 Es probable
que los usos más ilustrativos del concepto se encuentren en varios estudios
de orientación histórica que prestan estrecha atención a la secuencia del
desarrollo de países individuales.88
Ahora quiero proponer algunas extensiones y generalizaciones del con
cepto de los enlaces en varias direcciones. Consideraré en primer término
los procesos que a causa de sus semejanzas con la variedad de hacia atrás
y hacia adelante también merecen ser llamados enlaces y en efecto han
recibido ya ese nombre. Luego sugeriré un concepto más del enlace y
lo utilizaré para examinar ciertas secuencias de desarrollo. Por último,
en el curso de algunas observaciones metodológicas discutiré entre otras
cosas la relación entre el enfoque del enlace generalizado y las tesis de
los productos básicos y del desarrollo del subdesarrollo, así como su afi
nidad con lo que llamaré el micromarxismo.
Debo hacer aquí un breve comentario personal sobre la razón de que
haya escrito este ensayo. Durante varios años he reunido notas, referen
cias e ideas sobre los temas que vamos a examinar, y he impartido algu

37 Werner Baer e Isaac Kerstenetzky, "Import Substitution and Industrialization in Brazil",


American Economic Review 54, mayo de 1964, pp. 411-425; Pan A. Yotopoulos y Jeffrey B.
Nugent, "A Balanced Growth Version of the Linkage Hypothesis", Quarterly Journal of Eco
nomies 87, mayo de 1973, pp. 157-172. El último artículo provocó un simposio regular sobre la
medición del efecto de enlace con aportaciones de Prem S. Laumas, Michel Boucher, James
Riedel, Leroy P. Jones, y una «réplica de Yotopoulos y Nugent en el Quarterly Journal of Eco
nomies 90, mayo de 1976, pp. 308-343. El ensayo de Jones es particularmente digno de mención
porque resuelve al fin el problema de la medición de los efectos de enlace totales (directos e
indirectos) hacia adelante.
88 Albert Fishlow, American Railroads and the Transformation of the Ante-Bellum Economy,
Cambridge, Mass., Harvard Univetrsity Press, 1965; Judith Tendier, Electric Power in Brazil:
Entrepreneurship in the Public Sector, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1968; Mi
chael Roemer, Fishing for Growth: Exported Development in Peru, 1950-1967, Cambridge,
Mass., Harvard University Press, 1970; Scott R. Pearson, Petroleum and the Nigérian Economy,
Stanford, Calif., Stanford University Press, 1970. Véase también Richard Weisskoff y Edward
Wolff, "Linkages and Leakages: Industrial Tracking in an Enclave Economy", Economic Devel
opment and Cultural Change 25, julio de 1977, pp. 607-628.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1357

nos seminarios al respecto. Siempre que su tratamiento adecuado r


ría una gran cantidad de investigaciones nuevas que finalmente se
ran en un libro. Pero esa investigación y ese libro se suspendían añ
año porque nuevos intereses reclamaban porciones crecientes de m
po, o porque la tarea parecía formidable. Luego llegó la invitació
aportar un ensayo a una celebración especial. En ese momento
escribir un artículo, y no un libro, acerca de las cuestiones que he v
rumiando. Por lo tanto, las páginas siguientes deben leerse como u
quejo y un adelanto de lo que podría haber sido el libro, o de lo
davía podría ser.

2. Los efectos de enlace. Nuevas variedades y algunas interacciones

He definido los efectos de enlace de una línea de productos com


fuerzas generadoras de inversiones que se ponen en movimiento, a t
de las relaciones insumo-producto, cuando son inadecuadas o inexis
las instalaciones productivas que aportan insumos a esa línea o u
sus productos. Los enlaces hacia atrás conducen a nuevas inversion
instalaciones proveedoras de insumos y los enlaces hacia adelante c
cen a nuevas inversiones en instalaciones usuarias del producto.
a) El consumo y los enlaces fiscales. Presenté el concepto de enl
pensando sobre todo en la industria y la industrialización porque a
dían concebirse enlaces de considerable diversidad y profundidad h
atrás y hacia adelante. Pero el concepto tenía también aplicaciones
a la producción primaria, donde pronto se hizo evidente su conexi
trecha con la tesis de los productos básicos. Esta tesis, elaborad
Harold Innis y luego desarrollada por algunos economistas e hist
res económicos canadienses, ha tratado de demostrar que el crecim
de un país "nuevo" se determina concretamente por los product
marios específicos que exporta a los mercados mundiales. Es un int
por descubrir en detalle cómo "una cosa conduce a otra" a través d
requerimientos y la influencia del bien básico, desde los medios de
porte y los patrones de asentamiento hasta la iniciación de nuevas
dades económicas. Por supuesto, el concepto original de los enlaces
capta un aspecto de este proceso global, el que se relaciona más
mente con la adquisición y la elaboración del propio bien básico
el concepto puede abarcar algunos aspectos adicionales importan
cuanto se amplía adecuadamente mediante la inclusión del ingre
una parte, los nuevos ingresos ganados en el proceso de la producc

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1358 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

la exportación del bien básico pueden gastarse inicialmente en impor


ciones; pero estas importaciones, una vez que alcancen un volumen su
ciente, podrían ser sustituidas eventualmente por industrias nacionale
ha llamado con razón "enlace de consumo" al mecanismo indirecto me
diante el cual el producto básico origina en esta forma ciertas industrias
de sustitución de importaciones,89 en cambio, los enlaces hacia atrás y
hacia adelante más directos podrían incluirse bajo el rubro de "enlaces
de producción". Una característica notable de los enlaces de consumo es
la posibilidad de que sean negativos y no simplemente débiles o inexis
tentes. Ahora se reconoce ampliamente que durante la primera fase de
expansión de las exportaciones de los países de la periferia no se observa
como efecto importante la creación de industrias nuevas para satisfacer
la creciente demanda de consumo sino la destrucción de las actividades
artesanales establecidas cuando se retira de tales actividades mano de
obra para la producción de bienes básicos y cuando las nuevas importa
ciones de bienes de consumo compiten eficazmente con ellas.40 En este
punto, entre otros, el enfoque del enlace y la tesis del bien básico entran
en contacto con la tesis del desarrollo del subdesarrollo que discutire
mos brevemente más adelante.
Otra forma importante en que una cosa puede conducir a otra es a
través de la capacidad del Estado para gravar la corriente de ingresos
que reciben del bien básico diversas partes, en particular los dueños de
las minas y las plantaciones. Si el Estado grava con impuestos estos in
gresos y canaliza las recaudaciones hacia la inversión productiva, podre
mos hablar de enlaces fiscales del bien básico, por oposición a los enlaces
físicos (o de producción) más directos que describí en La estrategia del
desarrollo económico.41

89 Por Melville H. Watkins en su conocido ensayo "A Staple Theory of Economic Growth",
Canadian Journal of Economies and Political Science 29, mayo de 1963, pp. 141-158. En el
cap. 7 de La estrategia describí el mismo fenómeno —la "absorción" mediante la industrializa
ción de categorías sucesivas de importaciones crecientes en el curso del crecimiento encabezado
por las exportaciones—, pero no lo caractericé como un enlace.
40 Staffan B. Linder, Trade and Trade Policy for Development, Nueva York, Praeger Pub
lishers, 1976, pp. 143-149 y 171-172; Stephen H. Hymer y Stephen A. Resnick, "A Model of
an Agrarian Economy with Non-agricultural Activities", American Economic Review 59, sep
tiembre de 1969, pp. 493-506; Stephen A. Resnick, "The Decline of Rural Industry under Ex
port Expansion: A Comparison among Burma, Phillipines, and Thailand, 1870-1938", Journal
of Economic History 30, marzo de 1970, pp. 51-73.
41 Véase Pearson, Petroleum, pp. 46-50 passim. Cuando los ingresos provenientes del bien
básico van a las manos de grupos nacionales que ahorran una porción considerable, un sistema
de banca nacional centralizada podrá lograr una reorientación de la corriente de ingresos se
mejante a la que logra el enlace fiscal. De acuerdo con una comunicación de Juan Linz este
"enlace bancario" ha tenido cierta importancia en España y ha servido para canalizar fondos

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1359

Una evaluación comparativa de la existencia, el vigor y la confiab


dad de estos diversos efectos de enlace aplicables a diferentes bienes
sicos en diversos ambientes socioeconómicos, puede ayudarnos a enten
el proceso del crecimiento en los países de la periferia durante el per
del crecimiento encabezado por las exportaciones. Una ventaja consid
ble de este enfoque es que señala desde el principio la posibilida
experiencias de características diferentes, de acuerdo con distintas c
telaciones de enlaces.
b) Condiciones favorables para el enlace fiscal. Por supuesto, la cons
telación más favorable sería aquella en que el bien básico estuviera do
tado al mismo tiempo de fuertes enlaces de producción, de consumo y fis
cales. Por desgracia no es probable que se presente esta situación ideal:
una breve reflexión sugiere que a menudo sólo se puede tener una clase
de enlace a costa de otra. Por ejemplo, los enlaces fiscales han resultado
vigorosos en las actividades mineras y petroleras que tienen todas las ca
racterísticas del' "enclave". Pero el enclave se define por su ausencia de
conexión con el resto de la economía, es decir, por la ausencia de otras
clases de enlaces. Es precisamente debido a esta ausencia de enlaces que
el enclave se convierte en un objetivo obvio y relativamente fácil de las
autoridades fiscales. Siendo un cuerpo extranjero, a menudo propiedad
de extranjeros además, el enclave tiene pocos defensores de sus intereses
en cuanto tiene el Estado la voluntad y la autoridad de desviar hacia sus
propios fines una porción de la corriente de ingresos que allí se origina.
Consideremos, por otra parte, una actividad productiva dotada de
numerosos contactos directos con el resto de la economía a causa de la
existencia de fuertes enlaces hacia atrás y hacia adelante, o más simple
mente porque se realiza en la región central de un país, por productores
íntimamente ligados a una densa red de distribuidores y habitantes ur
banos. Es claro que con tantos amigos en la corte no es probable que
esta actividad se vea sometida a una tributación especial y cuantiosa. Re
cordamos aquí la situación de los países cultivadores de café, como el
Brasil y Colombia. En ambos países el café ha sido decisivo para la crea
ción de patrones de asentamiento, redes de transportación y enlaces de
consumo, pero ha generado una aportación fiscal sólo muy tarde en su
historia como bien básico de exportación, y entonces sólo como resultado
casual de políticas económicas originalmente dirigidas hacia fines muy
de los exportadores de cítricos y de minerales hacia el sector industrial. Otra nota: no es ab
soluta la oposición señalada entre el enlace fiscal y el enlace físico, pues es enteramente con
cebible que un gobierno utilice las recaudaciones provenientes de una actividad económica dada
para establecer una industria conectada, hacia atrás y hacia adelante, con esa actividad.

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1360 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

diferentes y a veces aun opuestos. Tanto en África como en la América


Latina algunas políticas adoptadas para ayudar a los cultivadores de café
cacao y otros productos básicos, aislándolos de los precios deprimido
del mercado mundial, se convirtieron más tarde en instrumentos que per
mitieron el cobro de impuestos a los mismos cultivadores, y estas recau
daciones fiscales se dedicaron luego parcialmente al financiamiento d
actividades de desarrollo.42
Si es cierto que los enlaces fiscales suelen asociarse a la falta de en
laces físicos y de consumo, y viceversa, nos preguntamos luego cuál con
junto de dotaciones de enlaces es más favorable. La respuesta es comple
ja, ya que depende de la rapidez y el vigor con que tiendan a aparecer
los diversos enlaces. Aquí sólo podremos examinar algunos de los fac
tores pertinentes para tal comparación.
El enlace fiscal depende de la disposición y la capacidad de los go
biernos nacionales para gravar los ingresos originados en la minería y
las empresas similares de tipo de enclave, o para participar de algún
otro modo en tales ingresos. Esta propensión a gravar y a convertirse en
dueño se ha fortalecido notablemente desde que la descolonización y
otros desarrollos políticos han establecido el Estado en Asia, África y la
América Latina como un actor dotado de cierta autonomía. En consecuen
cia, las perspectivas de desarrollo de los países dotados de recursos na
turales no renovables son ahora muy diferentes de lo que eran bajo el
colonialismo y la primera expansión capitalista.
Como he sugerido antes, el enlace fiscal tiene mayores probabilida
des de surgir cuando son extranjeros los dueños de los recursos del en
clave, por la misma razón de que se grava con mayor facilidad un enclave
que una actividad dotada de una densa red de enlaces: es más fácil gra
var a una compañía extranjera que a los ciudadanos nacionales que ade
más de ser dueños de los recursos probablemente serán también adminis
tradores o "dueños" del gobierno. Por ejemplo, las minas de nitrato y
de cobre de Chile, propiedad de extranjeros, hacían aportaciones cuantio
sas al Estado chileno durante los primeros decenios de este siglo, mien
tras que las grandes plantaciones de cacao ecuatorianas, de propiedad na
cional, crearon una bonanza que beneficiaba primordialmente a un pu
ñado de familias de Guayaquil que controlaban el gobierno ecuatoriano
desde París, donde se habían asentado para gastar sus fortunas en forma
agradable y rápida.43

Véase también la p. 1373.


No se ha escrito aún la historia de este episodio. Mis fuentes son las conversaciones sos

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1361

Pero la parte chilena de esta historia nos hace recordar que la cap
cidad para gravar el enclave no es una condición suficiente para un cre
cimiento económico vigoroso. Para que el enlace fiscal se convierta e
un mecanismo de desarrollo eficaz debe combinarse la capacidad par
gravar con la capacidad para invertir productivamente. Aquí reside pre
cisamente la debilidad del enlace fiscal por comparación con los enlaces
más directos de producción y consumo. En el último caso las líneas
producción existentes o las importaciones que pueden sustituirse señala
las tareas que deberán emprenderse en seguida, mientras que no exis
tal orientación cuando se capta una porción de la corriente de ingre
ganada en el enclave para irrigar otras esferas de la economía. De aq
surge la posibilidad de una inversión defectuosa o de una gran filtració
en el proceso: por ejemplo, es posible que los fondos captados sólo gene
ren un crecimiento de la burocracia. En estos términos ha sido analizad
la experiencia chilena con los nitratos y el cobre antes de 1930,44 mien
tras que una revisión del auge del guano peruano abortado a mediad
del siglo xix ha señalado como principal culpable a las inversiones f
rroviarias mal aplicadas.46 Por mucho que se inclinen ahora los gobi
nos a gravar la corriente de ingresos originada por el bien básico de ex
portación, el éxito del enlace fiscal continúa afectado por dificultad
similares. Repetimos que esto ocurre no porque se "derrochen" siempre
los fondos en manos de los gobiernos sino porque las tareas asumid
por los gobiernos mediante el enlace fiscal son intrínsecamente más di
fíciles que las que suele asumir el capital privado, en unión con los e
laces físicos y de consumo.
Mientras se requieran la capacidad para gravar y la capacidad par

tenidas con el profesor Frank Fetter y con algunos descendientes de los plantadores de cac
de Guayaquil: sus padres y sus abuelos hubieron de retornar al Ecuador tras haber sido arr
nados por la plaga de la escoba de bruja que destruyó las plantaciones de cacao, así como p
la depresión de los años treinta.
44 Aníbal Pinto, Tres ensayos sobre Chile y América Latina, Buenos Aires, Solar, 197
pp. 71 55. En un ensayo escrito por Carmen Carióla y Osvaldo Sunkel se demuestra que
minería de los nitratos produjo considerables enlaces no fiscales: "La expansión salitrera y
repercusiones sobre la economía agraria en el periodo 1880-1930", octubre de 1974, Proyect
de Historia Económica del Comité Conjunto para Estudios Latinoamericanos (Consejo de
vestigación en Ciencia Social y Consejo Norteamericano de Sociedades Ilustradas).
45 Véase Shane J. Hunt, "Growth and Guano in Nineteenth-Century Peru", ensayo pa
discusión núm. 34, Programa de Investigación del Desarrollo Económico, Universidad de Pr
ceton, febrero de 1973. Este ensayo se escribió en parte como una refutación de la opinión
terior, expuesta en el cap. 2, "Peru in the Guano Age", del libro de Jonathan V. Levin, T
Export Economies, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1960, en el sentido de que
recaudaciones provenientes del guano se disiparon en gran medida en importaciones de l
y remisiones de utilidades.

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1362 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

invertir productivamente para que el enlace fiscal pueda ser considerad


como un mecanismo eficaz, será fácil afirmar que estas dos habilidades
deben ser adquiridas por el Estado al mismo tiempo. Habiendo subraya
do tanto la probabilidad como las formas del crecimiento desequilibrado
yo me abstendría de esa clase de consejo y examinaría en cambio los
problemas y las ventajas relativas de los caminos de crecimiento des
equilibrados más probables. Se puede distinguir, como lo hice en La e
trategia. .., entre una secuencia ordenada o tolerante y una secuencia de
ordenada o compulsiva.46
Podemos afirmar que la vía desequilibrada es más ordenada cuan
do la capacidad para gravar se desarrolla antes que la capacidad par
invertir y se recaudan ingresos fiscales antes de que las autoridades haya
preparado un conjunto bien considerado y mesurado de proyectos de in
versión. En los casos extremos de este desequilibrio gran parte del ingres
se acumula en forma de divisas, como ocurre ahora en los países p
queños que son grandes productores de petróleo. En las situaciones d
menor abundancia, como la de Chile a principios de este siglo, la de
proporción entre el ingreso que se recibe y la capacidad para invertirlo
productivamente en la economía nacional tenderá a reflejarse en el cre
cimiento de la burocracia, los servicios sociales más abundantes y co
frecuencia poco realistas, el gasto en armamentos y otras inversiones d
desperdicio y en la balanza de pagos en un incremento de las import
ciones de bienes de consumo. El problema de este desequilibrio es que no
se corrige por sí solo: la burocracia, los servicios sociales y aun las i
versiones públicas improductivas pueden expandirse durante un tiempo
considerable, y es escasa la presión que se ejerce sobre el gobierno para
que desarrolle sus capacidades empresariales. Por lo que toca a la expa
sión de la burocracia y de los servicios sociales, existe por lo menos l
posibilidad de que las mayores importaciones de bienes de consumo que
generará probablemente esta expansión se traduzca finalmente en la for
mación de algunos enlaces de consumo. En esta forma el gasto de las
recaudaciones fiscales en tales fines "improductivos" puede ser un m
menor que su gasto en proyectos de inversión supuestamente productivos
que se convierten en fracasos.
En el otro modelo la motivación del gobierno para desarrollar algún
sector de la economía distinto del de los bienes básicos supera su capaci
dad para captar impuestos provenientes de las exportaciones. El resu
tado obvio de esta situación es una inflación inducida por el gasto def
46 Hirschman, Strategy, pp. 78-83, 86-96 passim.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1363

citario o la expansión crediticia. Aunque está erizada de peligros sociale


y políticos esta clase de situación de desequilibrio contiene por lo meno
cierto estímulo hacia el equilibrio a un nivel más alto: la propia inf
ción puede actuar como un argumento poderoso en favor de la gene
ción de mayores recursos fiscales y la obtención de financiamiento
tranjero. Esta vía desequilibrada más compulsiva caracteriza los país
cuyos bienes básicos de exportación están en manos de empresarios
cionales que saben resistirse a la tributación. La experiencia brasileña d
los años cincuenta constituye una ilustración típica de esta situación.
Hasta aquí el enlace fiscal se restringe a la participación directa del
Estado en la corriente de ingresos generada por el sector exportador. E
Estado puede obtener ingresos en una forma más indirecta mediante la
imposición de aranceles a las manufacturas importadas por un país que
ve expandirse su comercio de exportación de productos primarios. Esta
extracción indirecta ha sido el procedimiento más comúnmente emplead
para que el Estado obtenga ingresos, y en efecto ha sido la base de las f
nanzas públicas en la etapa inicial del crecimiento encabezado por las ex
portaciones siempre que el Estado ha sido demasiado débil frente a l
productores de bienes básicos, para insistir en un enlace fiscal directo. E
general los ingresos recaudados de manera indirecta han pagado una ex
pansión de las funciones y los servicios gubernamentales. También han
servido a menudo para proveer inversiones de infraestructura para la m
yor expansión de las exportaciones primarias; en esta forma han acent
do el carácter colonial de las economías en cuestión, mientras que las in
versiones financiadas con el enlace fiscal directo se han emprendido de
ordinario para el propósito contrario, es decir, para diversificar la eco
mía contra el producto básico de exportación dominante.47
c) Los enlaces hacia adelante como desventajas. Aunque menos pr
blemáticos que los enlaces fiscales, los enlaces de la producción y
consumo no son en modo alguno del todo directos y uniformemente co
fiables. En mi tratamiento original de este tema señalé la relación entre
tamaño del mercado y el tamaño económico de la planta como la var
ble fundamental que despertaría el espíritu de empresa privado o públi
que se necesita para aprovechar las oportunidades de inversiones de
laces hacia atrás y hacia adelante, y de sustitución de importaciones. Si
embargo, la reflexión y la observación posteriores han puesto en claro

47 Véase Thomas B. Bknberg y Stephen A. Resnick, Colonial Development: An Econom


trie Study, Nueva Häven, Conn., Yale University Press, 1975.

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1364 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

que también intervienen otras variables que ayudan a explicar la rapidez


diferente de la aparición de estas inversiones.
Una de tales variables es el grado de "enajenación" tecnológica de
las nuevas actividades económicas en relación con las actividades ya exis
tentes. En un ambiente donde los enlaces hacia atrás se originan primor
dialmente entre los propietarios-administradores de la actividad existente
es de esperarse que tales enlaces sean débiles si el insumo requerido pro
viene de una industria cuyo proceso y cuya técnica sean totalmente des
conocidos para estos administradores. Así pues, es posible que la dinámi
ca del enlace se frustre a causa de las dificultades de un salto tecnológico
cuya magnitud difiere entre las diversas industrias: es mayor en el caso
de los textiles, por ejemplo, que en los casos de las industrias de la me
talurgia y la química.48
En el caso de las materias primas agrícolas e industriales es casi siem
pre grande la magnitud del salto tecnológico para el enlace hacia atrás
porque en las condiciones modernas la técnica de cultivo del trigo, el café
o la caña de azúcar tiene muy poco en común —excepto por lo que toca a
las semillas o la recolección— con la técnica de la fabricación de las
herramientas o los fertilizantes sintéticos utilizados como insumos por los
cultivadores. Lo mismo se observa en muchos de los enlaces hacia ade
lante que en potencia son tan importantes para el desarrollo económico
dependiente de productos básicos. El molido, la refinación y otras indus
trias de procesamiento suelen ser extraños para el bien básico desde el
punto de vista tecnológico. Es probable que la razón principal de la difi
cultad del establecimiento de industrias de enlace hacia atrás y hacia ade
lante a partir de los productos básicos no sea la existencia de menores
efectos de enlace en la agricultura que en la industria —como sostuve
originalmente— sino que tales enlaces apuntan en gran medida hacia
industrias cuyas tecnologías son extrañas para el cultivador del producto
básico.49 En consecuencia, estas industrias se desarrollan durante largo
tiempo en el exterior, donde además suelen estar protegidas con el co
nocido patrón arancelario que propicia altas tasas efectivas.

48 He explicado este asunto más extensamente en "The Political Economy of Import-subs


tituting industrialization in Latín America", 1968, reproducido en Bios for Hope. En el caso
de la agricultura la enajenación tecnológica se combina a menudo con otros obstáculos para
los enlaces hacia atrás o hacia adelante buscados por los propios productores; entre estos obs
táculos se encuentran la necesidad de grandes cantidades de capital por efecto de los reque
rimientos de la escala y la falta de acceso al mercado y de conocimientos de comercialización.
49 Por supuesto hay algunas excepciones: en muchas zonas donde se cultiva el café los
sacos en que se transportan las vainas están hechos con las fibras de agaves cultivados por el
agricultor en los bordes de sus plantaciones de café.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1365

Por supuesto, las industrias de procesamiento se han establecido cer


ca de las áreas de cultivo cuando han sido indispensables para la prepa
ración del producto cosechado que se destina a los mercados mundiales.
La existencia de enlaces hacia adelante de esta clase ha dependido más de
las características técnicas inmutables del producto que de la elección em
presarial. Un ejemplo obvio es la caña de azúcar, que, a fin de maximizar
el rendimiento de azúcar, debe ser molida a la mayor brevedad posible des
pués de la recolección, y que es demasiado voluminosa para transportarla
a grandes distancias. Un ejemplo más apropiado aún es el transporte de
plátanos en cajas de cartón, iniciado durante los años sesenta. Antes se
transportaba siempre la fruta en racimo, de modo que el plátano era pro
bablemente el bien básico de exportación de menor valor agregado des
pués de la cosecha. El embarque en cajas generó ventajas considerables
en términos de velocidad de carga y descarga; además ahorró espacio de
carga y peso, debido en parte al hecho de que el peso del tallo inútil re
presenta cerca de 15 °/o del total. Además, la labor de empaque de los
plátanos en cajas de cartón proveyó empleo en los países exportadores, y
la necesidad de las cajas implicó un estímulo para sus industrias de pulpa
y papel. Pero la decisión de utilizar las cajas derivó exclusivamente de
la necesidad de encontrar algún procedimiento para evitar el maltrato
de la fruta durante el transporte, luego de que la ruda variedad Gros
Michel fue sustituida por la variedad Cavendish, más delicada. A su vez,
el uso de esta última variedad había resultado necesario ante la destructi
va enfermedad de Panamá, contra la cual no tenía defensa la variedad
Gros Michel a pesar de los esfuerzos de control prolongados y caros.80
La reacción normal y muy justificada ante esta historia es lamentar
la incapacidad de los países en desarrollo para aprovechar oportunidades
tan sencillas, obvias y útiles de los enlaces hacia adelante, excepto en con
diciones de necesidad tecnológica inevitable, y para buscar arreglos ins
titucionales y alicientes económicos que faciliten la percepción y el apro
vechamiento de tales oportunidades. Pero el ejemplo anterior de la caña
de azúcar indica una moraleja diferente: en virtud de que las operacio
nes de procesamiento y los enlaces hacia adelante en general tienden a
ser tecnológicamente extraños al bien básico, cuando estas operaciones
surgen a causa de requerimientos inevitables de la tecnología de un bien
básico de exportación tienden a ser emprendidas y controladas por gru
50 Véase R. E. Evenson, J. P. Houck Jr. y V. W. Ruttan, "Technological Change and Agri
cultural Trade: Three Examples —Sugarcane, Bananas, and Rice", The Technology Factor in
International Trade, R. Vernon (comp.), Nueva York, Columbia University Press, para la Ofi
cina Nacional de Información Económica, 1970, pp. 442451.

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1366 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

pos distintos de los cultivadores del bien básico, quienes se ven así re
gados más firmemente a su papel agrícola. El cultivador de caña de a
car o de arroz que entrega su cosecha a la refinería de azúcar o a
lino de arroz que están en manos de "otros" queda efectivamente separ
de todas las actividades económicas posteriores relacionadas con su
ducto. Desde este punto de vista empieza a observarse, paradójicamen
que resulta preferible la menor existencia posible de estos enlaces ha
adelante en el caso de los bienes básicos. Es posible que resulten
favorables las condiciones para el desarrollo de la iniciativa empresar
entre los cultivadores del bien básico cuando éste requiere sólo unas
tas operaciones sencillas, tales como el secado y ensacado a fin de pre
rarlo para el mercado, y cuando no tiene que recurrirse al transport
no. Por ejemplo, cuanto mayor sea el valor del bien básico por un
de peso más le convendrá al cultivador, o a un miembro de su famili
llevarlo al mercado. En ausencia de industrias refinadas de enlace hacia
adelante, basadas en tecnología extranjera y probablemente administra
das por empresarios ajenos, el propio cultivador del bien básico puede
participar en las operaciones no industriales más accesibles hacia adelan
te, tales como la transportación, el comercio y las finanzas; el cultivador
o un miembro de su familia pueden especializarse en estas funciones, y a
partir de una base fuerte en este renglón podrá contribuir eventualmente
al desarrollo industrial mediante el aprovechamiento de las oportunidades
de enlaces de consumo que puedan aparecer tras el auge del bien básico.
Esto corresponde sustancialmente a la historia de la expansión comercial,
urbana, y aun industrial, por la vía de la sustitución de importaciones, que
siguió a las exportaciones de café en las regiones de Sao Paulo y Antio
quia del Brasil y Colombia. También se aplica a la falta de desarrollo
acumulativo que ha caracterizado la carrera de bienes básicos, tales como
la caña de azúcar, el cacahuate y el algodón: en estos casos las industrias
ajenas de enlace hacia adelante de la refinación y el molido, o la necesi
dad de una transportación especializada —y por tanto ajena— a causa de
la distancia y el volumen del bien básico (cacahuate), impidió al pro
ductor agrícola toda nueva participación en esas industrias.51
He señalado que el enlace fiscal tiene mayores probabilidades de apa
51 Durante las discusiones anteriores algunos observadores señalaron que la especialidad en
la producción de bienes básicos para la exportación condujo en muchas zonas subdesarrolladas
a un desarrollo no acumulativo, "de una sola vez". Esta posibilidad intermedia —que es una
realidad en muchos países— se ha olvidado a medida que se ha centrado la discusión en las
opciones: empobrecimiento o desarrollo acumulativo. Véase en particular H. Myint, Economic
Theory and the Underdeveloped Countries, Londres, Oxford University Press, 1971, caps. 3 y
4 (publicados originalmente como artículos en 1954).

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1367

recer cuando un bien básico es un enclave verdadero y por lo tan


rece de otros enlaces de cualquier clase. Ahora vemos también qu
ausencia de un enlace —un enlace hacia adelante tecnológicamente
plejo y por tanto ajeno— crea condiciones favorables para otra clase
enlace, más difuso, a medida que los cultivadores de bienes básico
arrollan la iniciativa empresarial necesaria para el crecimiento acum
tivo del comercio y otras actividades económicas alrededor de tales
nes. Forzando las cosas sólo un poco podríamos afirmar que los en
fiscales y de consumo tienen mayores probabilidades de aparecer en
sencia de algunos otros enlaces.

3. Enlaces: Una definición más amplia y una nueva subdivisión

Los diversos enlaces y sus interacciones han asumido ya un carác


y una importancia nuevos. Vemos ahora que constituyen una estruc
capaz de generar caminos alternativos hacia el desarrollo o el subdes
11o para los diversos exportadores de bienes básicos. En otras palabr
algunas de las características principales del desarrollo de un país en
periodo del crecimiento encabezado por las exportaciones pueden des
birse en términos de los enlaces derivados de su bien básico. Por lo ta
cabe preguntarse por qué ocurre esto y cómo podrá desarrollarse en
yor medida la estructura.
Los enlaces constituyen gran parte de la experiencia del desarr
por una razón que ya ha sido señalada: el desarrollo es esencialm
el indicador de la forma en que una cosa conduce a otra, y los en
son ese indicador desde un punto de vista específico. Los enlaces se c
tran en ciertas características inherentes a las actividades productiva
ya están en proceso en cierto momento. Dadas sus características
actividades empujan —o más modestamente invitan— a algunos o
dores a asumir nuevas actividades. Siempre que así ocurra existirá u
lace entre la actividad existente y la nueva. Todos nuestros enlaces a
riores caben en esta definición.
Con esta generalización del concepto del enlace puede sugerirse u
nueva subdivisión. Por una parte hay situaciones en las que los mism
operadores económicos que ya participan en la actividad existent
impulsados a emprender la actividad adicional; este es el enlace de
a los participantes, o "enlace interno". Por otra parte, es posible que
impulso para la realización de actividades nuevas no lo experime
tanto quienes participan en la actividad existente como otros agentes

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1368 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

ejemplo, la actividad existente podría ser realizada por operadores


nómicos nacionales, mientras que la actividad nueva sería asumida
extranjeros o por el Estado. Este es el enlace a través de agentes exte
res, o "enlace externo".
Excepto por lo que toca al enlace fiscal, que es un enlace externo p
definición, la nueva subdivisión se superpone a todas las categoría
enlaces antes mencionadas. En particular, los enlaces hacia adelan
hacia atrás pueden ser externos o internos. En este último caso no
contramos en presencia de la integración vertical. Con esta nueva ter
nología podemos presentar una formulación compacta de diversas pr
siciones acerca de los patrones de desarrollo y generar hipótesis nuev
en el proceso. Por ejemplo: a) si la actividad es tecnológicamente a
a la actividad existente el enlace interno afrontará grandes dificultad
b) los países que se industrializan en el siglo xx tienden a mostrar
preferencia particularmente marcada por los enlaces internos sobre
enlaces externos; así surge la conjetura de que c) el proceso de indust
lización de estos países afronta problemas especiales y quizá discontin
dades siempre que los pasos siguientes del proceso de desarrollo re
ren, o se cree que requieren, una inyección masiva de tecnología ajen
Un uso más general de las nuevas categorías de enlaces es el exame
de las ventajas y las desventajas de cada una de ellas para el desarr
Por ejemplo, el enlace externo tiene la ventaja de movilizar agentes n
vos y de impedir una concentración excesiva de la riqueza y el po
económicos, mientras que el enlace interno tiene la ventaja de desarro
las iniciativas empresariales de los agentes más antiguos y permit
abandono de sus actividades actuales. Es probable que el balance de est
ventajas y desventajas en cada caso revele mucho acerca de los dive
perfiles del desarrollo y acerca de las oportunidades perdidas o ap
chadas. En la discusión siguiente revisaremos otras variedades de los
laces internos y externos.
a) El enlace interno: invitación a la movilidad espacial. Existe un e
lace siempre que una actividad origina presiones económicas o de
clase que conducen a la realización de una actividad nueva. Pero ¿c

e2 La proposición a) apareció antes en este ensayo: la proposición b) se encuentra en


ensayo "Political Economy oí Import-substituting industrialization in Latin America"
proposición c) desempeña un papel importante en el análisis que hace Guillermo O'Donne
los fundamentos económicos del autoritarismo burocrático en la América Latina. Véase su
tículo "Reflexiones sobre las tendencias generales de cambio en el Estado burocrático-aut
rio", mimeografiado, Buenos Aires, cedes, agosto de 1975. Apareció una versión en inglé
poco modificada, en Latin American Research Review 13, 1978, pp. 3-38.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1369

se define la novedad? Hasta ahora, como en los casos de los enlace


cia adelante y hacia atrás, se ha entendido la novedad como una
nueva de actividad productiva y, específicamente, como una activ
que genera un producto nuevo. Con el concepto de enlace más am
podría definirse también una actividad nueva como aquella que ge
el mismo producto que antes pero se realiza en un lugar nuevo. P
tanto puede afirmarse que existe un enlace interno cuando ciertas c
terísticas de la actividad existente imponen o invitan a algunos de sus
radores, o a todos ellos, a trasladarse a otro lugar aunque no planeen,
lo menos al principio, emprender una actividad nueva.
Las observaciones de Clifford Geertz sobre Indonesia hacen una a
tación considerable al análisis de esta clase de proceso.63 El producto
arroz javanés, que vive en medio de campos cuidadosamente prepara
durante muchas generaciones, se aferra a su parcela de tierra con la
yor tenacidad. Geertz ha contrastado la inmovilidad resultante del a
cultor javanés con la movilidad de los cultivadores de las islas exteri
quienes desarrollan de ordinario la agricultura de roza y quema. R
taron de aquí dos patrones de explotación colonial muy diferente
Java pudo obligarse al cultivador de arroz a dedicar una parte de su
rra al cultivo de la caña de azúcar para entregarla a las refinería
propiedad holandesa, mientras que en las islas exteriores los coloniza
res no pudieron utilizar este sistema conveniente de producción indir
Por el contrario, establecieron y administraron sus propias plantaci
de café, té y caucho. Así pues, el modo de producción agrícola prexist
tuvo consecuencias importantes para la forma de la explotación colo
en Java el colonizador penetró virtualmente en cada uno de los hoga
campesinos, mientras que en las islas exteriores se hizo sentir median
creación de enclaves. Estas diferencias determinaron también las diferen
cias observadas en la descolonización: en Java se tradujo en un retorno al
cultivo del arroz de la mayor parte de la tierra dedicada a la caña de
azúcar; en cambio, las plantaciones de las islas exteriores se expropiaron
pero continuaron produciendo los mismos cultivos, en su mayor parte
para la exportación, como antes.
Las características señaladas por Geertz ayudan sobre todo a entender
los patrones específicos de la colonización y la descolonización, pero tam
bién son importantes para la determinación de las perspectivas del des
arrollo. La tenacidad con la que se aferra a su tierra el cultivador de
53 Clifford Geertz, Agricultural Involution: The Processes of Ecological Change in Indone
sia, Berkeley, University of California Press, 1963.

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1370 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

arroz javanés se debe en parte a su esperanza de que cierto cuidado


cional en el mantenimiento de las terrazas, los pozos de riego y los m
tículos protectores de las plantas, al igual que los esfuerzos espec
en materia de escarda y otras actividades semejantes, logren aument
los rendimientos en la medida necesaria para alimentar a su crecient
milia. Mientras que la planta de arroz, con su infraestructura refina
ha recibido a través de los siglos, y todavía recibe y necesita, "una at
ción tierna, amorosa", también ha respondido y responde a tal cuida
casi indefinidamente. En términos económicos esto equivale a afirmar
la productividad marginal del trabajo utilizado en el cultivo del ar
declina muy lentamente y que quizá se percibe con una pendiente
cendente menor aún de la que en realidad tiene. Estas características
contribuido a la inmovilidad del cultivador de arroz javanés y a la
mulación enorme de la población en el campo. También ayudan a ent
der la facilidad con que han aprovechado los extranjeros, sobre todo
chinos, las oportunidades existentes en la isla para el comercio y otr
servicios.
Un producto o bien básico con las características opuestas sería aq
cuya producción por unidad de insumo de mano de obra disminuyera
pidamente a medida que se provee más mano de obra. En el caso d
producto no puede absorberse en el área de asentamiento un aume
demográfico en el campo, de modo que tal fenómeno tenderá a gener
una rápida migración a las ciudades o la apertura de tierras nue
Un ejemplo de tal situación son los cultivos de árboles tales com
café y el cacao, que una vez plantados sólo requieren —además d
recolección— una cantidad moderada y no muy variable de poda
carda (el fertilizante es primordialmente un insumo de capital).
Además, en algunos casos el café ha producido el agotamiento
suelo, lo que hace declinar inesperadamente la productividad de la ma
de obra sin ningún aumento de su insumo. En el Brasil existe un con
te notable entre el agotamiento del suelo de las plantaciones de café
Valle de Paraíba, cerca de Río de Janeiro, en la segunda mitad de
glo xix, y la productividad constante durante un siglo de las tierras
ras de la zona da mata del nordeste. Así se explica en parte por qu
barones del azúcar del nordeste nunca participaron en otras actividad
económicas, mientras que los plantadores de café de las cercanía
Río, a pesar de su expectativa y su intención clara de convertirse en
ños de plantaciones sedentarias que les produjeran una vida de ocio
vieron obligados a mirar más allá, establecer plantaciones nuevas e

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1371

estado de Sao Paulo y, en el proceso, a emprender tareas de tran


ción, comunicación y comercio."
La lección implícita en estos ejemplos no es que la erosión sea
para el desarrollo, aunque tal puede ser su efecto si hay tierras
que puedan abrirse al cultivo en zonas muy cercanas a las erosion
lección es más bien que el juicio de valor profundamente arra
el mundo occidental, según el cual la agricultura sedentaria const
avance enorme frente a las formas de vida más móviles, debe se
nado cuando se aplica fuera de su contexto original, la revolució
tica. Por lo menos no es cierto que cuanto más sedentaria es mej
lo vemos en la comparación de los cultivadores migrantes de caf
de Colombia, el Brasil, Nigeria y Ghana, con las situaciones e
producto básico encajó perfectamente en el modo de producción
existente.65 Esta última condición es característica de la caña de azúcar en
Java, como acabamos de decirlo, así como del algodón en Egipto, el ca
cahuate en el norte de Nigeria, quizá el café en Uganda, etcétera. En estas
situaciones el producto básico es cultivado por un campesinado bien asen
tado que le hace lugar en la tierra que antes no se cultivaba o se dedicaba
a cultivos alimentarios y las técnicas de cultivo son similares a las que ya
se usan.58 El producto básico encaja dentro del patrón existente de produc
ción, asentamiento y habilidad con un mínimo de perturbación y también
con un mínimo de desarrollo acumulativo. Dependiendo de las circuns
tancias sociales, demográficas y políticas el resultado para los cultivado
res varía ampliamente, desde el patrón javanés de empobrecimiento hasta
el desarrollo "de un solo golpe". Cualquiera que sea el resultado efectivo

64 Pedro Calmon, Historia do Brasil, Säo Paulo, Companhia editora nacional, 1947, 4, pá
ginas 384-386, citado en Warren Dean, "The Planter as Entrepreneur: The Case of Sao Paulo",
Hispanic American Historical Review 46, mayo de 1966, p. 146.
65 Este es el factor subrayado por Robert Baldwin en un artículo donde examina, sobre
todo en el caso de África, por qué los bienes básicos de exportación no han conducido a un
crecimiento acumulativo. La opción —o mejor dicho, el dilema— que describe se plantea
entre los enclaves mineros, donde existe una escala de habilidades pero que sólo está al alcance
de una población muy pequeña, y los bienes básicos agrícolas que no permiten la adquisición de
habilidades nuevas. En mi opinión Baldwin exagera la importancia de la adquisición de habili
dades específicas y olvida el incremento de la competencia general, la versatilidad y el empuje
empresarial que pueden derivar de la migración y la movilidad geográfica. Cuando el factor
decisivo es la movilidad más bien que la adquisición de habilidades parece más brillante la
perspectiva del desarrollo (véase Robert E. Baldwin, "Export Technology and Developmnt
from a Subsistence Level", Economic Journal 73, marzo de 1963, pp. 80-92).
56 Véanse los datos de Ghana y Nigeria en Polly Hill, Migrant Cocoa Farmers of Southern
Ghana, Cambridge, Cambridge University Press, 1963, y Sara S. Berry, Cocoa, Custom, and So
cio-Economic Change in Rural Western Nigeria, Londres, Oxford University Press, 1973, pp 75
78, donde se indican varias de las ventajas que tienen los migrantes sobre los agricultores locales.

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1372 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

la iniciativa del desarrollo acumulativo debe originarse en otra parte, es


decir en un enlace externo.
b) El enlace externo: la provisión de bienes públicos por el Estado. A
primera vista parecería mucho pedir que nuestro enfoque hiciera alguna
aportación a este tema. No hay dificultad para advertir cómo pueden
contribuir las características específicas de los bienes básicos de exporta
ción a la propensión y la capacidad de los propios cultivadores de bienes
básicos para realizar nuevos movimientos de desarrollo. Pero ¿cómo po
drían relacionarse tales características con el comportamiento de otros ac
tores, tales como las clases comerciales e industriales, los inversionistas
extranjeros o el Estado? En realidad recordaremos que un tipo de com
portamiento de desarrollo por parte del Estado, su propensión a gravar
el bien básico, se ha relacionado ya con características de los bienes bá
sicos tales como la falta de enlaces directos con el resto de la economía.
Por supuesto, esperamos que un Estado con mentalidad de desarrollo haga
algo más que cobrar impuestos. Como lo he señalado, un Estado que sólo
sepa cómo gravar un bien básico puede encontrarse muy lejos de una con
tribución eficaz al desarrollo.
Es en efecto concebible que la participación contraria sea un conducto
mejor para que el Estado adquiera capacidad para promover el desarro
llo. En otras palabras, en lugar de gravar a los cultivadores de los bienes
básicos, es posible que el Estado se vea impulsado de algún modo a ayu
darlos. Si esto ocurre entrará un actor nuevo al escenario del desarrollo.
Este podría ser otro caso del desarrollo de un solo golpe: es concebible
que el Estado se encargue de una tarea específica para la que se encuen
tre peculiarmente dotado, y que este sea el final de la historia. Pero es
posible también, y probable en ciertas circunstancias, que el Estado —por
haber intervenido con éxito en un sector de la economía— adquiera la
capacidad y la inclinación necesarias para hacerse cargo de los avances
de otros sectores o de la economía en general."
Así pues, ¿cuáles son las condiciones en que el Estado se verá impul
sado a tales actividades de asistencia? Es muy probable que esto ocurra
en relación con los servicios requeridos por los cultivadores de bienes
básicos, cuya obtención individual, o aun cooperativa, les resulta difícil
o imposible. Estas condiciones señalan hacia el dominio de los bienes
públicos que debe dar el Estado, porque éste es el único que puede
hacerlo.

87 Véase Judith Tendier, 'Technology and Economic Development: The Case of Hydros vs.
Thermal Power", Political Science Quarterly 80, junio de 1965, pp. 236-253.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1373

Hay muchos bienes públicos o semipúblicos de esta clase, bien con


cidos, desde la energía, los transportes y el riego, hasta la educación
salud pública. A menudo designados como "infraestructura", com
fuesen condiciones necesarias para las actividades más directamente
ductivas, estos bienes se han dado más frecuentemente en respue
demandas urgentes emanadas de tales actividades y de su necesid
consolidación, su mayor rentabilidad y su nueva expansión.68
En el caso de los bienes básicos los más importantes de tales bi
públicos son la transportación y el riego, así como el control de enfe
dades y plagas. Este último es particularmente típico del fenóme
enlace aquí descrito: una característica del bien básico —su suscep
dad a la enfermedad y la infestación—, combinada con el hecho de q
el éxito en la erradicación o el control requiere una acción correctiv
un área grande, significa que siempre que están implicados muchos
ductores tal acción sólo puede emprenderla una autoridad dotada
cultades coercitivas. Esta fue precisamente la situación que cond
una expansión del papel del gobierno en Egipto, a fines del siglo
cuando se vio amenazado el algodón, el principal producto básico del
por la infestación del gusano rosado. De acuerdo con un estudio reci
esta expansión del papel del gobierno ocurrió a pesar de que "se o
en gran medida a la inclinación de muchos de los administradore
tánicos, en particular de Lord Cromer.. .69 Naturalmente, cuando la
pansión del papel del Estado ocurre en condiciones coloniales en que
colonizadores tienen una imagen clara de su responsabilidad y sus
tes, se frenarán gravemente los efectos acumulativos que de otro m
pudieran esperarse de tal participación nueva del Estado en la econom
En el caso del riego, la hipótesis de que el Estado puede orientarse
hacia el desarrollo y el servicio público a resultas de la práctica
aportación de ciertos servicios públicos útiles para los productores d
nes básicos, se enfrenta a la conocida tesis de Wittfogel de que las o
de riego organizadas por el Estado son uno de los determinantes del
potismo oriental" en sus diversas formas.60 Este conflicto de hipótesi
permite apreciar que la tesis de Wittfogel sólo tiene plausibilidad en
cunstancias muy especiales, es decir, cuando el riego resulta esencial p

58 Fishlow (véase la nota 38) presenta una demostración particularmente clara de q


ferrocarriles norteamericanos se construyeron paso a paso en esta forma y no "adelant
demanda".
59 E. R. J. Owen, Cotton and the Egypttan Economy, 1820-1914, Londres, Oxford Unive
Press, 1969, p. 215.
60 Karl Wittfogel, Oriental Despotism, Nueva Häven, Conn., Yale University Press, 19

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1374 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

el cultivo de productos alimenticios básicos, de modo que el Estado y la


sociedad intervienen conjuntamente porque el Estado asume la función vi
tal de la construcción, la administración y el mantenimiento de las obras
de riego. Por otra parte, en las numerosas situaciones en que el Estado
ha operado durante largo tiempo como una entidad administrativo-buro
crática y luego emprende una actividad de riego con el objetivo relativa
mente modesto de mejorar el ingreso de los cultivadores del bien básico,
esta nueva actividad estatal puede significar que una burocracia que de
otro modo sería en gran medida parásita adquiere un componente favo
rable para el desarrollo. Este componente puede llegar a exhibir ciertos
rasgos tecnocráticos, pero es improbable que tenga la propensión o el
poder para desarrollar un estilo autocrático.61
Un enlace particularmente interesante, que conduce del bien básico y
sus características a la acción estatal destinada a dar un servicio que
los productores no pueden proveer por sí mismos, es la estabilización de los
precios. Mediante la política de la tasa de cambio o la institución de jun
tas de comercialización, el Estado puede separar, dentro de ciertos lími
tes, el precio internacional de un bien básico de su precio interno; aun
puede manipular el precio internacional del bien básico si el país produ
ce una porción suficientemente grande de la oferta total, de modo que
tenga cierto poder monopólico en los mercados mundiales. En el caso de
los bienes básicos cultivados por muchos productores surgirá una necesi
dad especial y un clamor por este tipo de intervención estatal siempre que
el bien básico se vea sujeto a violentas declinaciones del precio. Estas
condiciones señalan a los cultivos de árboles tropicales tales como el café
y el cacao. En virtud del lapso de cinco años que debe transcurrir entre
la siembra y la primera cosecha plena es particularmente probable que la
oferta se desfase en relación con la demanda, al estilo de la telaraña. De
igual modo, una vez plantados, los árboles continuarán produciendo aun
que no se utilicen fertilizantes, podas ni escardas, así que la respuesta de
la oferta ante los precios bajos es pequeña a corto plazo. Por último, el
hecho de que el número de productores sea de ordinario muy grande hace
improbable su participación en una acción correctiva organizada, excepto
para unirse en un grupo de interés que solicite insistentemente la ayuda
estatal.
Estas características y la vulnerabilidad especial resultante de los pre
cios del café y el cacao ante las perturbaciones del mercado mundial se

61 Véase Albert O. Hirschman, Development Projects Observed, Washington, D. C., Broofc


ings Institution, 1967, pp. 166-168.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1375

han considerado desde hace largo tiempo como algo indeseable. Vemos
ahora que tienen ciertas ventajas compensatorias en vista de la acción es
tatal que pueden desatar. La ayuda prestada por el Estado a través de
los diversos arreglos que acabamos de mencionar es en cierto sentido exac
tamente lo opuesto de la extracción de ingresos provenientes del bien bá
sico que hemos llamado el enlace fiscal. (En efecto, los bienes básicos
que tienen mayores probabilidades de desatar el enlace fiscal —los en
claves minerales y petroleros— tienen menores probabilidades de conver
tirse en receptores de la asistencia de estabilización porque de ordinario
responden ante las declinaciones de los precios con grandes reducciones
de la producción.) Sin embargo, en forma irónica y dialéctica, una vez
que el Estado ha provisto asistencia de estabilización también habrá esta
blecido el marco institucional y quizás habrá adquirido la mentalidad
que le permita obtener ingresos fiscales del bien básico en algún momen
to futuro, cuando se recuperen los precios. Y en ese momento el bien
básico estará tan indefenso contra la tributación estatal —a causa de la
baja elasticidad-precio de la oferta— como lo estaba antes contra la baja
de los precios del mercado mundial.
Así pues, la asistencia para la estabilización de los precios es una
variedad de particular interés de la intervención estatal desde el punto
de vista de la forma en que una cosa conduce a otra. Mientras que ca
tegorías de la asistencia tales como el control de las enfermedades y el
riego pueden dar al Estado una nueva inclinación hacia las actividades
de desarrollo, la estabilización de precios provee la inclinación y, en al
gún momento futuro, el mecanismo institucional para satisfacerla.

4. Observaciones adicionales, en su mayor parte metodológicas

a) La naturaleza del enfoque de enlaces generalizados. No hace mu


cho tiempo que una teoría nueva del consumo trató de explorar detrás
de los bienes de consumo individuales que han ocupado desde largo tiem
po atrás el centro de la teoría tradicional. La nueva teoría consideraba
cada bien como un conjunto de cualidades (en el caso de las naranjas,
por ejemplo, su dulzura, jugosidad, suavidad y apariencia), y a cada
consumidor como demandante de diversas combinaciones de tales cuali
dades.62 Este enfoque produjo varios resultados nuevos e interesantes. De
igual modo, los metalurgistas han dejado de pensar en los metales como

82 Kelvin Lancaster, Consumer Demand: A New Approach, Nueva York, Columbia Univer
sity Press, 1971.

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1376 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

materiales discretos, provistos por la naturaleza. Por lo contrario, han


identificado cada metal como un conjunto de propiedades (tales como
la dureza, la porosidad, la conductividad, etcétera), y han elaborado en
forma sistemática aleaciones y sucedáneos para obtener combinaciones
de las propiedades que se demanden para diversos y diferentes propósitos
industriales63
La concentración en los enlaces para delinear las perspectivas de des
arrollo de diversos exportadores de bienes básicos tiene algo en común
con estos enfoques. Es un esfuerzo por examinar bienes básicos tales como
la caña de azúcar, el café, el arroz o el tabaco, a fin de identificar algu
nas características generales de estos productos que afectan y condicionan
la clase de desarrollo experimentado por los países especializados en
ellos. No es nueva tal búsqueda de criterios de clasificación significati
vos. Los geógrafos económicos y otros investigadores han agrupado en
ocasiones los bienes básicos en diversas categorías naturales o botánicas
para mostrar que las diferencias de los destinos económicos y sociopolí
ticos pueden hacerse inteligibles en esta forma.
Este tipo de esquema —productos minerales, productos agrícolas tro
picales, productos agrícolas templados— ha sido adoptado por Fernando
Henrique Cardoso y Enzo Faletto en un ensayo trascendente que se ocupa
del desarrollo económico y político de la América Latina.64 La integra
ción del análisis económico con el análisis sociológico y político, y la
demostración de que podrían establecerse diferencias características en
tre las experiencias de desarrollo o subdesarrollo de diversos grupos de
países latinoamericanos, convirtieron este ensayo en una obra señera. Sin
embargo, si queremos establecer las propiedades generales de los bienes
básicos que tienden a impartir características distintivas al proceso de
desarrollo no debemos tomar prestadas estas propiedades de algún cam
po ajeno, como la botánica o la climatología, sino observar las propie
dades que surgen del propio proceso de desarrollo y realizar luego el
análisis en términos de estas propiedades. Para evaluar las perspectivas
de desarrollo de un país el conocimiento de que su bien básico de expor
tación está dotado de cierta constelación de enlaces es obviamente más

63 Anthony Scott, "The Development of the Extractive Industries", Canadian Journal of


Economies and Political Science 28, febrero de 1962, p. 81.
64 Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto, Dependencia y desarrollo en América Latina,
México, Siglo XXI Editores, 1969. Se encuentra otro desarrollo importante de esta tipología en
Osvaldo Sunkel y Pedro Paz, El subdesarrollo latinoamericano y la teoña del desarrollo, Mé
xico, Siglo XXI, 1970, pp. 317-343. Véase una buena reseña de la bibliografía relacionada en
Norman Girvan, "The Development of Dependency Economies in the Caribbean and Latin Ame
rica: Review and Comparison", Social and Economic Studies 22, marzo de 1973, pp. 1-33.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1377

revelador que la información de que el bien básico es un producto ag


la tropical.
El sistema sugerido aquí permite traducir la información técnica a
un lenguaje que señale directamente las posibilidades de desarrollo. Por
ejemplo, tanto la disponibilidad de pozos artesianos como la adición de
una carretera a una vía férrea tienden a propiciar la sustitución de un
enlace externo por un interno cuando los agricultores instalan sus propios
pozos artesianos y envían su producto al mercado en sus propios camio
nes, en lugar de tener que recurrir a los sistemas de riego y de ferrocarril
administrados por el Estado.85 Pueden vislumbrarse de inmediato varias
consecuencias como un posible subproducto de estas sustituciones: podría
aumentar el espíritu de empresa en el sector privado, concentrarse el
ingreso y complicarse la obtención del ingreso fiscal. Todo está bien has
ta aquí, pero todavía hay mucho margen para el enriquecimiento de este
lenguaje y para una modificación sustancial de las hipótesis generadas
hasta ahora en el proceso. En este ensayo encontramos antes un buen ejem
plo de una modificación que ya ha ocurrido: en el caso de los bienes
básicos vimos que los enlaces hacia adelante que implican un procedi
miento industrial considerable actúan como obstáculos para el desarro
llo, en lugar de estimularlo, porque tienden a ser tecnológicamente ex
traños, y por tanto a congelar a los productores del bien básico en su ac
tividad agrícola.
Se sigue de aquí una advertencia general: las diversas características
de los bienes básicos y sus enlaces consiguientes han sido tomados de la
observación de la realidad histórica, aunque se presentan en un sistema
aparentemente integrado, muy bien ordenado. Por lo tanto sólo constitu
yen un arreglo útil del conocimiento que tenemos hasta ahora de los me
canismos del desarrollo. La proliferación de los enlaces desde la propo
sición inicial del concepto nos hace esperar la continuación de este pro
ceso de adquisición de conocimientos. Es entonces muy importante que
consideremos los esquemas anteriores como algo inconcluso y que los uti
licemos sobre todo para fines heurísticos mientras permanecemos recep
tivos a nuevas informaciones.
b) Relación con las tesis del bien básico y del desarrollo del subdes
arrollo. El enfoque presentado aquí tiene varios puntos de contacto con
otros intentos de explicación de la experiencia de desarrollo de los países
de la periferia en el periodo de crecimiento encabezado por las exporta

63 Véanse este y otros contrastes entre la carretera y el ferrocarril relacionados con el des
arrollo (en Nigeria) en mi libro Development Projects Observed, pp. 139-148.

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1378 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

ciones. Será evidente ya la estrecha relación entre el enfoque de los en


laces y la tesis del bien básico. El primero es esencialmente un esfuerzo
por dotar a las instituciones dispersas de la segunda de un marco concep
tual que permita una exploración más sistemática, con la advertencia an
terior en el sentido de que el marco propuesto aquí no debe tomarse com
un esquema de explicación exhaustiva.
Convendrá examinar ahora la relación entre el enfoque presentado
aquí y otra interpretación sugerida en los últimos años y conocida con
el nombre de tesis del "desarrollo del subdesarrollo". A primera vist
parece difícil concebir un contraste mayor entre el enfoque de los enla
ces y los escritos neomarxistas de un André Gunder Frank, por ejemplo
autor de la frase anterior,68 porque el "desarrollo del subdesarrollo" sig
nifica esencialmente que una cosa no ha conducido a otra en los paíse
de la periferia, que en efecto las cosas han marchado allí de lo malo
lo peor. La repercusión del capitalismo y el imperialismo sobre la per
feria ha sido la obtención de excedente, y en el proceso, el empobrec
miento del pueblo, la destrucción de la industria local, el agotamiento del
suelo y el subsuelo, y la castración y la corrupción de las élites naciona
les. El desarrollo capitalista ocurrido bajo la forma de la industrializ
ción se atribuye exclusivamente a la falta de contacto con el centro imp
rialista por parte de ciertas regiones privilegiadas y durante ciertos pe
riodos excepcionales.67
Desde el punto de vista del enfoque de los enlaces, algunas de la
afirmaciones de esta clase de tesis no resultan particularmente sorpren
dentes. En lo que hemos dicho está implícito que el contacto con el centro
capitalista a través de las exportaciones de bienes básicos puede signif
car para los países de la periferia una población empobrecida con recur
sos naturales agotados. Este sería el caso en la medida en que el bien bá
sico particular no estuviera activando el enlace fiscal, estuviera dotad
sólo de enlaces hacia adelante tecnológicamente extraños, y condujera a
la desaparición de la industria y la artesanía local por efecto de la com
petencia de los bienes de consumo importados, en lugar de generar e

66 André Gunder Frank, "The Development of Underdevelopment", Monthly Review 18,


septiembre de 1969, pp. 17-31, y Capitalism and Underdevelopment in Latin America, Nuev
York, Monthly Review Press, 1967. Véase también Samir Amin, L'Accumulation à têchell
mondiale, Paris, Anthropos, 1971.
67 Véanse las críticas formuladas contra estas tesis desde la izquierda y/o la periferia, en
Fernando Henrique Cardoso, As Contradiçôes do Desenvolvimento Associado, Estudos cebrap,
Sao Paulo, cebrap, abril-junio de 1974, publicado también como el cap. 1 de su libro Autorita
rismo e Democratizaçâo, Río de Janeiro, Paz e Terra, 1975, y Bill Warren, "Imperialism and
Capitalist Industrialization", New Left Review, núm. 81, septiembre/octubre de 1973, pp. 3-45

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1379

laces de consumo. Aun cuando exista el enlace fiscal, si el Estado


capaz de invertir productivamente el ingreso que absorbe es posibl
la situación consiguiente no sea mejor que la existente cuando el in
generado por el bien básico va a dar en gran medida a manos de lo
pietarios absentistas. Muchas de las proposiciones de este ensayo in
la posibilidad de combinaciones de circunstancias particularmente
tunadas: se propone el enlace fiscal en ausencia de los enlaces ha
lante y hacia atrás, pero es enteramente concebible que no apa
enlaces físicos ni fiscales durante un periodo prolongado. En tal vi
aunque este enfoque se originó en un intento por entender cómo pue
rrir el desarrollo, también puede explicar la ausencia de desarrollo
existencia de periodos de "desarrollo del subdesarrollo". Este en
considera la posibilidad del empobrecimiento, y en este sentido dif
diametralmente de la teoría clásica del comercio internacional, que
peor de los casos puede concebir una ganancia nula derivada d
mercio internacional para cualesquiera de los países participantes.
Al mismo tiempo, este enfoque de los enlaces considera las p
dades del desarrollo, en particular las que pueden escapar a la inten
de los operadores explotadores y de las autoridades responsables de
arrollo del subdesarrollo. La mayor parte de los enlaces reseñad
—enlaces de consumo, la obtención de ingreso fiscal proveniente de
básico, o la aportación de control de plagas y estabilización de precio
parte del Estado— son hechos no buscados originalmente por los
dores de la producción del bien básico. Este enfoque permite en
tales hechos potencialmente positivos como algo ya contenido en un
explotadora precedente. Por lo tanto, podemos considerarlo más au
camente dialéctico que la tesis del desarrollo del subdesarrollo, que
te por completo la conexión íntima entre las diversas fases de lo qu
entenderse como un proceso dinámico.68
Uno de los grandes méritos de la tesis del desarrollo del subdesa
llo ha sido la crítica devastadora y definitiva del concepto de "soci
tradicional", una construcción ahistórica endémica en gran part
bibliografía del desarrollo, que supuestamente prevaleció donde

88 No tratamos de sugerir aquí que la historia del desarrollo tenga siempre un fina
que tras un periodo de explotación llegará seguramente el turno del desarrollo. Con fr
se encuentra la secuencia opuesta, de una oleada de desarrollo a un periodo de estancam
explotación, como he tratado de demostrarlo al examinar los efectos positivos y nega
la inversión extranjera (véase "How to Divest in Latín America, and Vhy", Bios fo
cap. 11). Lo que se requiere es un análisis que pueda explicar los movimientos en ambo
dos. Véase también el cap. 2 de este trabajo [no incluido en esta versión].

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1380 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
■KT"

que no se hubiera afianzado el desarrollo dinámico.69 Es muy lamenta


que algunos de los críticos de esta construcción la hayan sustituido por
idea igualmente ahistórica de una declinación uniforme supuestament
experimentada por todos los países que quedan fuera del centro cap
lista-imperialista, o que experimentarán mientras no se liberen del y
imperialista o neoimperialista.
c) De los enlaces al micrornarxismo. Habiendo tomado mi distan
de la teorización neomarxista contemporánea acerca de la periferia, so
tendré ahora que mi enfoque tiene cierto grado de semejanza intelect
con el sistema marxista. Para tal propósito debemos aclarar primero l
naturaleza de las propiedades o características de los bienes básicos
originan ciertos enlaces.
Algunos de los enlaces, como los de hacia atrás y hacia adelante,
conectan directamente con las condiciones técnicas de la producción d
bien básico. Por supuesto, el cambio tecnológico afectará el número y
clases de tales enlaces, pero no ocurrirá lo mismo con el cambio so
y político. Si consideramos en cambio los enlaces fiscales surgirá d
mediato la importancia del contexto político. Para que ocurra en efect
el enlace fiscal es necesario que el Estado genere la voluntad y la capa
dad de captar algunos de los recursos explotados en su territorio, p
reinvertirlos en otra parte de la economía. Por lo tanto, el enlace fisc
no se manifiesta en el petróleo como cierto porcentaje de azufre sino q
se asocia con tal producto en ciertas circunstancias históricas. Pero
importante es que el enlace fiscal no se presenta sólo porque el Est
se vuelva moderno, autónomo, orientado hacia el desarrollo o antimpe
lista. Por varias razones conectadas con su modo de producción —la fa
de enlaces físicos más la probabilidad de la propiedad extranjera
cierto periodo histórico— la presencia del petróleo predispone al Esta
a desarrollar la propensión a cobrar impuestos en una medida mucho
yor de lo que ocurriría si su bien básico fuera algún producto agrí

69 Por supuesto, el argumento de que el atraso y la pobreza de la periferia no son un "


tado de la naturaleza" sino que se relacionan estrechamente con el desarrollo y el enriq
miento del centro es mucho más antiguo que la tesis de desarrollo del subdesarrollo de A
Frank, y en efecto está implícito en la teoría de la acumulación primitiva de Marx. Aun
el pillaje o la explotación, el contacto económico estrecho entre las regiones o los países a
zados y los menos avanzados pueden generar vías de desarrollo y empobrecimiento acumu
vamente divergentes a causa de los efectos de "estela" o de "polarización", como señaló Gun
Myrdal en Economic Theory and Under-developed Régions, Londres, Duckworth, 1957, y c
indiqué en La estrategia..., cap. 10. Se encuentra una crítica anterior a los conceptos d
"sociedad tradicional" y la "modernización" en Fernando Henrique Cardoso, Empresario in
trial e desenvolvimento económico, Sao Paulo, Difusao Européia do Livro, 1964, pp. 65-72.
se también el capítulo 1, sección IV, de este trabajo [no incluido aquí].

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1381

cultivado por muchos agricultores nacionales en su propia tierr


región central del país. En esta forma pueden rastrearse algunas in
cias que van desde el producto y su tecnología —es decir, desde las
zas productivas"— hasta una forma específica del desarrollo económ
y ciertos hechos sociopolíticos, como el nacionalismo y la tributació
definen esa forma.
Es obvio que existe aquí algo que guarda una afinidad conside
con el marxismo y el materialismo histórico, pero la diferencia es
bién notable. El pensamiento marxista se ha centrado tradicionalm
en muy pocas constelaciones de fuerzas productivas —como los mo
producción feudal o capitalista— que dominan en amplias zonas
ficas y persisten durante largos periodos; se supone que estas macr
das derivan ciertas configuraciones sociales y políticas. El enfoq
los enlaces también parte de los rasgos característicos de la tecn
y los procesos productivos para el entendimiento de los hechos soc
pero lo hace a escala mucho menor, en detalle mucho mayor, y en u
co temporal mucho más limitado. Por lo tanto, el "micromarxismo
dría ser un término adecuado para este intento de demostración de
forma del desarrollo económico, incluidos sus componentes sociales
líticos, puede imputarse a las actividades económicas específicas
país.
Marx y los marxistas más perspicaces avanzaron en la dirección mi
croeconómica cuando se ocuparon de hechos específicos y experiencias de
ciertos países. Marx, en particular, osciló entre la gran generalización
con la que caracteriza toda una época o un proceso y el análisis discri
minante de los hechos donde aparecen en ricos detalles las diferencias
entre los países y los subperiodos. Un ejemplo pertinente para nuestros
fines se encuentra en el prefacio de El capital, donde encontramos al prin
cipio, repetida con frecuencia, la afirmación de que "el país industrial
mente más desarrollado no hace sino mostrar a quienes lo siguen por la
escalera industrial la imagen de su propio futuro". Aquí parece sugerir
Marx que el desarrollo industrial capitalista tiene que mostrar caracte
rísticas y etapas uniformes en todos los países, por mucho que tarden en
empezar a subir la "escalera". Pero más adelante observamos que Marx
tenía una percepción muy aguda de las diferencias pequeñas y decisivas.
En el párrafo siguiente (que aparentemente no leen nunca quienes citan
la frase anterior) pronostica Marx una vía muy diferente para Alemania
y la Europa continental en relación con Inglaterra, debido a la ausencia
de leyes fabriles y en general a diversos residuos sociales y políticos del

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1382 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

feudalismo que ya no existían en Inglaterra. En esta forma presenta M


algunos elementos para un análisis comparado que matiza consider
mente, y en efecto contradice, la generalización de la que partió.70
Resulta notable —y característicamente antimarxista— que Marx
tinguiera entre Inglaterra y Alemania de acuerdo con ciertos elemen
de las instituciones jurídicas y la herencia histórica de Alemania. Al
yectar las probables diferencias del desarrollo histórico apela Marx a
diferencias en la "superestructura", al mismo tiempo que percibe apa
temente la infraestructura —el desarrollo industrial bajo el capitalism
como algo idéntico para Inglaterra y Alemania. En este sentido lo
servadores posteriores del desarrollo capitalista comparado habría
ser más marxistas que Marx. Al explicar las diferencias entre el patr
de desarrollo de Inglaterra y el de los países que llegaron después, co
Alemania y Rusia, Gerschenkron, por ejemplo, no invocó los residuo
las experiencias históricas anteriores de estos dos últimos países;
bien se concentró en las diversas tasas de desarrollo de la agricultura
la industria durante el periodo de la expansión industrial y en los pa
les diferentes de la producción de bienes de consumo y de bienes de
pital.71 Examinando algunos países de industrialización más reciente
he tratado de demostrar que el patrón "de etapas rígidas" de la indus
lización con sustitución de importaciones, la importancia de los extra
ros en el proceso y la prolongada ausencia de toda producción indust
para la exportación podrían explicar en gran medida ciertas caracterí
cas distintivas del desarrollo político de estos países, tales como la de
dad de la burguesía nacional.72
Resulta característico de este enfoque micromarxista la derivación
algunas diferencias importantes del desarrollo sociopolítico a partir
algunas diferencias relativamente pequeñas, y difíciles de percibir al p
cipio, en la estructura de las "fuerzas productivas" dentro de lo que se
considerado generalmente una fase histórica uniforme o un modo de
ducción homogéneo. En cuanto al periodo de industrialización pod
hacerse muchas otras observaciones semejantes.73 Pero el micromarxis
se aplica sobre todo cuando examinamos el desarrollo de los paíse
70 Véase también el capítulo 1, sección i [no incluido en esta versión].
71 Alexander Gerschenkron, Economic Backwardness in Historical Perspectives, Cambr
Mass., Harvard University Press, 1962.
72 "The Political Economy of Import-substituting Industrialization in Latin America",
for Hope.
73 Véase, por ejemplo, Cardoso, "As contradiçôes" ; O'Donnell, "Reflexiones", y James R.
Kurth, "The Political Conséquences of the Product Cycle: Industrial History and Political Out
comes", International Organization 33, invierno de 1979, pp. 1-34.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1383

la periferia durante el periodo del crecimiento encabezado por las expor


taciones, que para la mayoría de estos países ocupa la segunda mitad del
siglo xix y los dos o tres decenios iniciales del siglo XX y que en algunos
casos perdura todavía. El centro capitalista asignó a los países de la peri
feria el papel de proveedores de materias primas agrícolas y minerales, y
la mayoría de ellos se especializó en una o muy pocas líneas de produc
ción individuales. Dadas las diferencias considerables entre las caracte
rísticas y los enlaces de diferentes bienes básicos es probable que las fuer
zas productivas prevalecientes en estos países fueran más heterogéneas
durante la etapa del crecimiento encabezado por las exportaciones que en
cualquier otro periodo histórico anterior o posterior. No es así sorpren
dente que el enfoque micromarxista resulte particularmente aplicable y
revelador en esta etapa.
d) Un enigma final. Existe una bibliografía que tiene mucho en co
mún con el enfoque de los enlaces generalizados, o micromarxistas, pre
sentado aquí. Además de los escritos de Harold Innis y otros defensores
de la tesis del bien básico, esta bibliografía está integrada por un gru
po de obras muy dispersas y a menudo impresionistas que se concentran
en un producto —o dos productos, con mayor frecuencia—, generalmente
de un solo país, para derivar de allí buena parte de la fortuna, la desdi
cha, y la historia general del país. El representante típico de este género
es la obra de Ortiz, Cuban Counterpoint,74 donde se examina en términos
líricos, desde todos los ángulos posibles, el contraste entre el tabaco be
nefactor y la caña de azúcar perniciosa. Tales comparaciones de la actua
ción opuesta de dos bienes básicos han resultado intelectualmente atracti
vas; se han intentado algunas descripciones similares, aunque menos ba
rrocas, para la caña de azúcar frente al café en el Brasil, el tabaco fré
té al café de Colombia, y la caña de azúcar frente a los cultivos de ár
boles en Indonesia.78

N 74 Fernando Ortiz Fernández, Contrapunto cubano del tabaco y el azúcar, La Habana, Jesús
Montero, 1940; la versión inglesa, con un prefacio de B. Malinowski, se titula Cuban Counter
point: Tobacco and Sugar, Nueva York, Knopf, 1947. La obra en español fue reditada por el
Consejo Nacional de Cultura en 1963. Se encuentra un tratamiento relacionado, centrado prin
cipalmente en el azúcar, en Ramiro Guerra y Sánchez, Sugar and Society in the Caribbean,
prefacio de Sidney W. Mintz, Nueva Häven, Conn., Yale University Press, 1964. La edición
española original de esta influyente obra se publicó en 1927.
78 Celso Furtado, The Economic Growth of Brazil, Berkeley, University of California Press,
1963, pp. 123-126; Luis Eduardo Nieto Airteta, Economía y cultura en la historia de Colombia,
Bogotá, Ediciones Tercer Mundo, 1962, primera edición publicada en 1942, y en particular su
obra El café en la sociedad colombiana, Bogotá, Breviarios de orientación colombiana, 1958;
William Paul McGreevey, An Economic History of Colombia, 1845-1930, Cambridge, Cambridge
University Press, 1971, capítulo 9, y Geertz, Agricultural Involution.

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1384 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

Resultará obvio que he aprovechado en gran medida esta bibliogra


y sus observaciones. Sin embargo ella tiene una característica muy g
ral que despierta la sospecha intelectual: en casi todas estas comparac
nes de parejas se asigna a un bien básico el papel del villano total, mi
tras que el otro bien básico es el héroe total (la excepción es el tratam
to que hace Geertz de la caña frente a los cultivos de árboles en Indo
sia, donde la caña es el villano pero no hay un héroe verdadero). En C
la caña de azúcar es el villano y el tabaco es el héroe; en Colombi
tabaco es el malo mientras que el café es el bueno, y en el Brasil es o
vez la caña de azúcar el villano mientras que el café es el mucha
bueno (¡adviértase que el ordenamiento de los tres bienes básicos r
tante de estas tres comparaciones por pares es transitivo!). En todas es
comparaciones se examinan los bienes básicos desde una gran div
dad de ángulos, y uno de los bienes básicos supera claramente al o
Se observa la misma clase de convergencia de puntos positivos en un
rección y puntos negativos en otra dirección cuando examinamos las
vidades económicas distintas de los bienes básicos desde el punto de v
de su contribución indirecta al desarrollo económico, distinta de su p
ducción. Los estudios realizados por Judith Tendier, de la energía tér
ca frente a la energía hidroeléctrica y de la generación frente a la d
bución de energía en el Brasil y la Argentina, acumularon un número
presionante de argumentos que demostraban la superioridad general
la energía hidroeléctrica sobre la energía térmica y de la generación
bre la distribución. Mis propias observaciones sobre la convenienc
lativa de la carretera y el ferrocarril en Nigeria después de su indep
dencia, concluyeron que las carreteras y el transporte en camiones e
regularmente superiores a los ferrocarriles desde gran número de pu
tos de vista diversos.78
Por supuesto es posible que esta extraña convergencia se deba
guna percepción selectiva de la realidad, provocada esta última, a su v
por las cuestiones básicas que se planteen. Veamos un ejemplo: el a
del café ocurrido en el Brasil en el siglo xix generó sin duda el surgim
to de Sao Paulo y más tarde el predominio de esa ciudad como cen
industrial, mientras que el cultivo de la caña de azúcar en el nordeste
país, desde el siglo xvi, casi no dejó otra cosa que el área deprimida m
populosa de la América Latina. Este contraste nos impulsa a encon
numerosas razones para alabar el café y culpar a la caña de azúcar.
76 Tendier, Electric Power in Brazil, y "Technology and Economic Development: The
of Hydro vs. Thermal Power"; véase también mi libro Development Projects Observed
nas 139-148.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1385

Sin embargo, debemos considerar la posibilidad de que el fenóm


de la convergencia no sea simplemente algo impuesto por nuestra
a una realidad recalcitrante por la razón que acabamos de dar:
bemos descartar la hipótesis de la posible "existencia del fenómeno
naturaleza" sólo porque podamos concebir buenas razones psicol
para que nos inclinemos a creer en tal existencia.
Es obvio que puede existir el fenómeno de la convergencia. La
piedades que hemos encontrado pertinentes para el análisis de los e
del desarrollo —por ejemplo, la ausencia o la presencia de enla
cia adelante refinados, tecnológicamente extraños; el precio alto o
por unidad de peso; la productividad marginal del trabajo que d
en forma gradual o acelerada, y la respuesta rápida o lenta de la of
ante los cambios del precio— podrían combinarse en un bien básico
propiciar la acumulación de puntos positivos o negativos. Por ejem
naturaleza botánico-económica de muchos cultivos de árboles tropi
es tal que dichos cultivos sobresalen en cada una de las dimensio
tes mencionadas. Desde muchos puntos de vista el cultivo del café
timulado el desarrollo en varios países: ha alentado a los cultiva
individuales para que emigren o asuman tareas empresariales fu
cultivo del café; ha conducido a la formación de fuertes grupos de
sión de los cultivadores y a la intervención consiguiente del Estado
estabilizar los precios; en virtud de la respuesta lenta de la oferta
cambio del precio, finalmente ha podido gravarse al cafeticultor den
cierto contexto histórico y sociopolítico. Pero ¿cuál es la probab
de que hayan existido en realidad tales conspiraciones? Para resp
a este interrogante resultará reveladora una breve incursión a un pe
histórico y un hecho diferentes: el surgimiento de la esclavitud m
en el Nuevo Mundo. Parece evidente que varias características del c
de la caña de azúcar —el trabajo duro y en gran medida no califica
los climas tropicales, la disponibilidad de tierras vacantes cerca
plantaciones, la necesidad de mantener unida la fuerza de traba
rante la estación ociosa y la posibilidad de utilizar esa fuerza, inclu
mujeres y niños, en tareas menores— se unieron al "hambre de azú
de la Europa posterior al Renacimiento para crear una afinidad esp
entre la caña de azúcar y la esclavitud.77 Es obvio que la caña de az

77 H. J. Nieboer, Slavery as an Industrial System, La Haya, Martinus Nijhoff, 1900,


422; Sidney W. Mintz, "Foreword", Guerra, Cambridge Economic History of Europ
bridge, Cambridge University Press, 1967, 4, pp. 290-291, 311-314; Evsey D. Domar, "T
ses of Slavery or Serfdom: A Hypothesis", Journal of Economic History 30, marzo d

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1386 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

no creó la esclavitud pero puede sugerirse confiadamente que la escla


tud no se habría extendido tanto como lo hizo después del siglo xvi s
ese bien básico particular y su conjunto de características peculiares.
cierta forma se confirma esta hipótesis por la ausencia de la esclavit
en Nueva Inglaterra, la que seguramente se debió en gran medida
carencia de oportunidades para aprovechar la esclavitud, o sea los sue
pobres y el clima inclemente de esa región, que la volvían inadec
para la introducción de algún bien básico cultivado por esclavos y la
legaron a la agricultura de subsistencia, operada por pequeños pr
tarios.
Generalizando a partir de este ejemplo histórico podemos conjetur
que el surgimiento de un nuevo modo de producción se conecta estre
mente con la disponibilidad, en el momento oportuno, de una activid
económica específica que tenga una fuerte afinidad con ese modo
medida mucho mayor que la advertida más tarde, cuando el modo se
vuelto ubicuo y dominante, de manera que parece independiente d
actividad y en efecto se ha vuelto independiente. Quizá podamos dem
trar que esta clase de relación —donde una actividad económica es
fica es la comadrona de un nuevo modo de producción, como decía Ma
prevaleció también entre la industria textil y la Revolución Industri
nuestra conjetura es correcta, la aparición de un nuevo modo de prod
ción constituiría una prueba directa de que debe haber intervenido u
actividad dotada de esa afinidad múltiple especial, intelectualmente s
pechosa, con el modo de producción: de otra manera no habría po
triunfar el nuevo modo de producción.
Habiendo justificado la posible existencia del fenómeno de la c
vergencia debo matizar el argumento en dos sentidos diferentes. En
mer lugar, puede exagerarse fácilmente la conexión entre las caracte
ticas de un bien básico específico y el ambiente sociopolítico. En virt
de su dependencia de las condiciones técnicas de la producción esa con
xión se liga estrechamente con un momento y un lugar particulares.
hemos señalado que ciertos cambios de técnica relativamente pequ
—por ejemplo la sustitución de un sistema de administración central
el riego de pozos artesianos— pueden modificar sustancialmente lo
peles y las relaciones sociales existentes. Uno de los méritos del enfo
de los enlaces generalizados o micromarxistas es el hecho de que in
al analista a estar siempre alerta ante las "novedades" tecnológicas

pp. 18-32; Keith Aufhauser, "Slavery and Technological Change", Journal of Economic Hi
34, marzo de 1974, pp. 36-50, y los pasajes de Ortiz y de Tocqueville allí citados.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1387

pueden tener considerables repercusiones económicas y sociopolític


suma, es posible que la producción cafetera de Colombia tenga ahor
significado social y de desarrollo enteramente diferente del que te
en el futuro en Uganda.
Por otra parte no existe necesariamente una correspondencia de
a uno entre un bien básico y "su" ambiente sociopolítico. Aunque r
extraño es posible que un bien básico que haya desempeñado un
tante papel de refuerzo en relación con un ambiente social y polític
desempeñe de nuevo este papel en un ambiente completamente dis
Un ejemplo notable de tal repetición de la actuación en circunst
radicalmente modificadas ha sido en los últimos años el del cultivo de
caña de azúcar en Cuba: algunas de las mismas características que crea
ron alguna vez la afinidad entre la caña y la esclavitud —la gran inci
dencia de mano de obra no calificada y la naturaleza estacional de la
demanda de mano de obra— hacían ahora del cultivo en cuestión la ac
tividad económica ideal para la demostración periódica del espíritu co
munal y de la dignidad del trabajo físico cuando hombres y mujeres jó
venes abandonan sus actividades urbanas durante la estación de la reco
lección para ayudar durante periodos breves en los campos. Así como la
caña de azúcar incrementó la extensión de la esclavitud ahora estaba for
taleciendo el socialismo en Cuba, ya que permitía a ese país la realiza
ción de experimentos y la exploración de campos vedados a otros países
socialistas.
"El lino aparece como antes. No ha cambiado una sola de sus fibras,
pero una nueva alma social se ha introducido en su cuerpo." Esta frase
de El capital parece muy aplicable a este punto, pero el aspecto descon
certante del asunto aparece, en un contexto muy diferente, en un pasaje
de Pascal: "Así como todas las cosas hablan de Dios a quienes lo cono
cen, y así como lo revelan a quienes lo aman, estas mismas cosas lo ocul
tan a quienes no lo conocen."78 En otras palabras, los mismos datos em
píricos pueden corroborar y aun alentar interpretaciones opuestas del
mundo. Del mismo modo el mismo bien básico, sus características y su
modo de producción pueden apoyar inesperadamente dos arreglos socia
les y dos regímenes políticos totalmente diferentes. Por lo tanto, en este
punto asume mi micromarxismo un giro antimarxista. Porque en la ter
minología marxista he venido diciendo que un conjunto idéntico de fuer

78 Karl Marx, Das Kapital, Viena, Verlag fur Literatur und Politik, 1932, i, p. 785 [version
en castellano del fce], y Blas Pascal, carta a su hermana, fechada el 1® de abril de 1648,
Oeuvres completes, París, NRF-Pléiade, 1969, p. 484.

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1388 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

zas productivas podría ser compatible con más de un conjunto de rel


ciones de producción, y aun podría favorecer una relación de colusión,
de refuerzo mutuo.
En realidad este hallazgo es favorable porque estoy muy lejos de
pretender el establecimiento de una nueva clase de reduccionismo o d
terminismo. No he sostenido que un bien básico determinará el ambient
sociopolítico en alguna forma única y exhaustiva, sino que en cada época
imprimirá ciertos patrones propios en el ambiente que se presente, y que
el estudio del proceso de impresión es posible y útil. También convendr
señalar la existencia de diferentes grados de afinidad o compatibilida
entre ciertas actividades económicas específicas por una parte y algunas
variedades de ambientes sociopolíticos por la otra. En un extremo de la
escala hemos examinado las actividades que se encuentran en la relación
de colusión y refuerzo recíproco con tal ambiente que acabamos de seña
lar. Y aunque la misma actividad puede mantener tal relación con m
de un ambiente sociopolítico, existen en el otro extremo de la escala al
gunas actividades económicas que tienen una compatibilidad muy escasa
con ciertos ambientes sociopolíticos; por ejemplo ciertas legumbres y fru
tas que requieren gran cuidado parecen mal adaptados a la agricultur
colectivista.
Pero el argumento en defensa del fenómeno de la convergencia me
ha llevado demasiado lejos. La exploración sistemática de estas cuestiones
requeriría un trabajo mucho más extenso. El objetivo principal de est
ensayo ha sido la exploración de las líneas de compatibilidad de los bi
nes básicos, no con los regímenes sociopolíticos sino con el desarroll
económico en un periodo histórico dado, y dentro de los patrones socia
les y políticos característicos de ese periodo. Y apenas hemos iniciad
la discusión de este tema, como señalé en la sección inicial.

IV. El giro hacia el autoritarismo en la América Latina y la


BÚSQUEDA DE SUS DETERMINANTES ECONÓMICOS79

1. Introducción: Las esperanzas del siglo xviii y las realidades del


siglo XX

El "desarrollo económico de las zonas subdesarrolladas" surgió como


un nuevo campo de estudio a fines de los años cuarenta y principios de
los cincuenta. La tarea era verdaderamente formidable, pero dos desarro
78 Publicado originalmente en David Collier (comp.), The New Authoritarianism in Latin
America, © 1979 por Princeton University Press, pp. 61-98. Patrocinado por el Comité Conjun

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1389

líos concurrentes hacían esperar el éxito. Se pensaba que los ava


teóricos de la economía del crecimiento, aunados a varias percepc
nuevas sobre la naturaleza específica de las economías subdesarrollad
proveían a los economistas las herramientas que necesitaban para
rar con eficacia a los gobiernos que desearan llevar a sus países
camino de expansión económica rápida. En segundo lugar, el éxit
Plan Marshall en la Europa Occidental parecía confirmar la posibi
de una rápida transformación económica de las economías no socialis
si se daban dos condiciones: 1 ) cantidades apropiadas de ayuda ext
que complementaran la formación de capital nacional, y 2) la planeac
benéfica, "indicativa", que complementara las señales del mercado pa
asegurar la inversión productiva de los recursos de capital dispon
Veinticinco años después se ha evaporado en gran medida ese
mismo inicial, por varias razones. El crecimiento ha sido consider
pero no ha superado en modo alguno la división del mundo en el "N
rico y el "Sur" subdesarrollado. Además, en el propio Sur se han
dido los frutos del crecimiento con mayor desigualdad de lo que
bía esperado. Y hay otra razón para el desencanto, a menudo omi
cada vez se pone más en claro que el esfuerzo por alcanzar el crecimie
ya tenga éxito o no, trae consigo desastrosos efectos secundarios
terreno político, desde la pérdida de las libertades democráticas a m
de regímenes autoritarios, represivos, hasta la violación total de los
rechos humanos elementales. Muchos economistas, cómodamente ins
dos en su disciplina siempre en expansión, no querían saber nada
posibilidad de tales conexiones entre los sucesos económicos y los po
cos.80 Otros manifestaron su desencanto con el desarrollo político bu
do puntos débiles en el desempeño económico de los regímenes odiad
como el supuesto "estancamiento estructural" o la distribución regr
del ingreso.81 Sólo unos cuantos economistas se perturbaron tanto p
curso de los acontecimientos que estaban ansiosos por determinar si
la búsqueda del desarrollo económico lo que había generado el des
político, pero descubrieron que carecían de las herramientas concept
necesarias para la investigación del problema.

to para Estudios Latinoamericanos del Consejo de Investigación en Ciencias Sociales y


sejo Norteamericano de Sociedades Ilustradas. Reproducido con permiso de Princeton Un
sity Press.
80 Debemos señalar la excepción del ensayo profundo de John Sheahan, "Market-Oriented
Economic Policies and Political Repression in Latin America", Economic Development and Cul
tural Change 28, enero de 1980, pp. 267-291.
81 Véase una extensión de este punto en el capítulo 1, sección v [no incluido aquí].

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1390 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

Mi propia reacción fue una búsqueda en la historia, y más espe


camente en la historia de las ideas. En virtud de que mis contemporá
habían arrojado escasa luz sobre las conexiones entre el crecimiento e
nómico y el desastre político decidí estudiar a los filósofos polític
los economistas políticos de los siglos xvn y xvin para descubrir lo q
hubieran dicho acerca de las probables consecuencias políticas de l
pansión económica que a la sazón ocurría ante sus ojos. Este retir
pasado me llevó a escribir The Passions and the Interests: Politica
guments for Capitalism be fore Its Triumph, Princeton, 1977 [versión
pañola del Fondo de Cultura Económica, 1980]. La idea más sorpren
te, casi extraña, que encontré —y cuya intrincada genealogía se traza
el libro— fue la especulación de que la expansión del comercio, d
industria y de la economía de mercado serviría para restringir, por
versas razones y a través de diversos mecanismos, las "pasiones" d
berano, de modo que conducirían a un gobierno menos arbitrario y m
humanitario. El crecimiento económico generaría restricciones que t
narían con los abusos del poder, las exacciones injustas y, en sum
"despotismo". Dicho en términos positivos, una economía de mercado
yante sería la base de un orden político donde se aseguraría el ejercic
de los derechos y las libertades individuales. O como lo diría Tocquev
en forma epigramática: "Una liga estrecha y una relación necesaria e
ten entre estas dos cosas: libertad e industria".82 La esperanzada doct
de ayer y la cruda realidad de hoy no podrían distar más, y la frase
Tocqueville parecería ser más aplicable a la experiencia actual de la Am
rica Latina si se leyera así: "Una liga estrecha y una relación nece
existen entre estas dos cosas: tortura e industria". Este contraste entre los
dos asertos o entre la expectativa y la realidad puede ser útil como punto
de partida de nuestra argumentación.
En primer lugar debería observarse que el contraste no lo es tanto en
tre las esperanzas europeas y las decepciones latinoamericanas. No sólo
hubo gran cantidad de decepciones en Europa sino que esperanzas simi
lares a las expresadas por los pensadores europeos del siglo xvn al xix
pueden encontrarse en la América Latina de fines del siglo xix y princi
pios del xx. La idea de que una economía en expansión e industrializada
podría moderar los excesos de ambición de poder y de pasión política
figura, en términos generales, en una obra clásica de la historia econó

82 A través de esta sintética formulación Tocqueville en realidad presto un flaco servicio a


la doctrina prevaleciente, que entonces procedió a criticar. Véase Passions and Interests, pági
nas 122-124.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1391

mica de Colombia que comenta el periodo de consolidación políti


expansión económica subsecuente a la terminación en 1902 de la Gue
Civil de los Mil Días en los términos siguientes:

En última instancia la tase de esta política (de protección industrial) no


real o principalmente económica. El estímulo (fomento) que se daba a
empresas industriales era un elemento, y muy importante, en el camb
dirección que Reyes y el grupo que lo rodeaba querían imprimir a la v
política y social del país. Lo importante era encontrar una vía para red
la intensidad de la lucha política interna que se había hecho insoportable
gurarse de que la política no absorbería todas las energías y la atenció
la nación... La fórmula de los radicales se había invertido: la libertad ya
nos traería progreso; por el contrario: podría esperarse y suponerse qu
progreso nos trajera libertad.83

Otro escritor colombiano expresó con firmeza la idea de que una


nomía en expansión e inserta en el mercado mundial podría servir de
trol de las pasiones políticas, no sólo para una planta industrial crec
sino con referencia de la producción acrecentada de un bien básico d
portación tal como el café.

[En la época anterior a la cafetalera los encargados de la política] eran


cos y románticos porque no podían aún remitirse a un bien cuya produc
está en continuo incremento. Era una época de niñez y de juego. El café
rá madurez y seriedad. No permitirá a los colombianos seguir jugando a
te alcanzo" con la economía nacional. El absolutismo ideológico desapare
y se anunciará la época de moderación y sobriedad... El café es incompa
con la anarquía.84

Es de particular interés que la participación de Colombia en la


nomía mundial a través del comercio internacional del café se considera
aquí definitivamente como una vía para imponer a la política interior y
a la toma de decisiones una muy necesaria disciplina, más bien que como
una amenaza a la autonomía del país y que como una manifestación de
su "dependencia".
La historia, por supuesto, ha frustrado las esperanzas que expresan
estos elocuentes pasajes. En mi libro he tratado de explicar algunas de las
88 Luis Ospina Vázquez, Industria y protección en Colombia, 1810-1930, Medellín, E. S. F.,
1955, pp. 326-327. El autor continúa diciendo que del desarrollo industrial, con sus favorables
consecuencias políticas de "orden y libertad", también se esperaba que hiciera al país menos
vulnerable a los ataques contra su soberanía territorial y política, asunto que obviamente pre
ocupaba mucho a Colombia después de la pérdida de Panamá.
84 Luis Eduardo Nieto Arteta, El café en la sociedad colombiana, Bogotá, Breviarios de
orientación colombiana, 1959, pp. 34-35. Este ensayo, de publicación postuma, se escribió en 1947.

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1392 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

razones de que las idénticas optimistas expectativas de figuras del


glo xviii tales como Montesquieu y Sir James Steuart hayan permanec
insatisfechas en los países industriales.85 Recurriendo a algunos de los
ticos de sus ideas, tales como Adam Ferguson y Tocqueville, demo
que las características mismas de la "economía moderna", que se s
nía que constituían un baluarte contra el despotismo, podrían, desde
perspectiva apenas diferente, justificar algo muy cercano a esa aborr
ble forma de gobierno. Así que el punto principal y el profundo cono
miento de Montesquieu y Steuart, tanto como el de los recién cita
autores colombianos, señalaban que una economía más compleja era
delicado mecanismo con exigencias propias que no debe alterarse ofic
samente. En la mente de Montesquieu (o de Nieto Arteta) esta alterac
podría emanar sólo del gobierno o de su cabeza, el caprichoso sob
no. Pero el argumento tiene diversas facetas; citándome a mí mis
"si es verdad que se debe considerar la economía, entonces la cuestión
no sólo la de impedir las acciones imprudentes del príncipe sino la
reprimir también las del pueblo para limitar su participación; en sum
la de contrarrestar cualquier cosa que pudiera interpretarse por algún
economista como una amenaza para el funcionamiento perfecto de es
licado reloj." 86
Las principales explicaciones "económicas" del gobierno autorita
en la América Latina siguen ahora estos lineamientos. Se afirma qu
economía y su crecimiento tienen ciertas exigencias intrínsecas que a
ces pasan completamente por alto los gobernantes, los gobernados, o
bos. Cuando esto ocurre se vuelve factible un cambio de régimen; en
últimos tiempos tal cambio ha significado un avance en la dirección d
un gobierno más autoritario.87
En estas explicaciones —que examinaremos pronto en mayor d
lle— se hace hincapié en las características estructurales de la econom
y en las condiciones complejas e imperativas para su continuo crecim
to. Estas son las exigencias que deben acatarse: los deferenda. El prob
ma surge de la colisión entre estos deferenda y los que supuestam
deben tener la deferencia y que a veces se rehúsan a respetar la discip
del "reloj delicado". En tal virtud, la diferencial propensión a defe

85 Passions and Interest, pp. 117-128.


88 P. 124. Sir James Steuart utilizó reiteradamente la metáfora del reloj en su análisis
la economía moderna en expansión.
87 Han ocurrido algunos cambios de régimen en la dirección contraria, los que a menud
han explicado en forma similar. Algunos ejemplos importantes son el derrocamiento de Perón
1955 y el de Rojas Pinilla en 1957.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1393

de los elaboradores de políticas podría ser un elemento importante de la


historia que estamos tratando de entender. Los gobernantes latinoameri
canos han mostrado a veces una propensión a deferir particularmente es
casa. A veces parecen regocijarse en la violación de las restricciones más
elementales del sistema económico. La mejor expresión de esta actitud es
el conocido consejo que dio Perón a Carlos Ibáñez, el Presidente de Chi
le, en 1953:

Querido amigo: Concédale al pueblo, sobre todo a los trabajadores, todo lo que
sea posible. Cuando le parezca que ya les está dando demasiado, concédales
más. Entonces verá los resultados. Todos tratarán de asustarlo con el espectro
de un desastre económico. Pero todo es mentira. No hay nada más elástico
que la economía, algo que todos temen mucho porque nadie la entiende.88

Una negativa similar a creer en la existencia del "reloj delicado" y


una impaciencia similar con cualesquiera de sus restricciones se hicieron
evidentes en las políticas económicas y monetarias mal consideradas y
frustradas de varios países latinoamericanos en los últimos decenios. Es
probable entonces que no se trate de que la economía plantee en algún
momento ciertos problemas particularmente difíciles para los gobernan
tes. Más bien, es posible que los gobernantes quieran probar, de cuando en
cuando, la "elasticidad" de la economía con total desenfado y simplemen
te rebelándose contra las restricciones en las que Sir James Steuart, al
igual que Nieto Arteta, depositaron sus esperanzas para el término del
despotismo y del mal gobierno (una expresión cuyo significado varía des
de la mala administración hasta la corrupción).
En realidad Sir James Steuart nos da una clave para esperar tal
rebeldía. Señala Steuart la contradicción entre el poder creciente que
espera recibir el soberano a medida que se expande la economía y el
aumento simultáneo de las restricciones sobre el uso de tal poder; y las
restricciones se originan precisamente en la creciente vulnerabilidad de
la economía, es decir, en la inexistencia de esa elasticidad afirmada por
Perón. Añade Steuart que el estadista, colocado frente a esta situación
desconcertante, "mira a su derredor con asombro", pero concluye que al
final se someterá a las restricciones inesperadas e irritantes porque "se
encuentra tan atado por las leyes de su economía política que toda trans

88 Citado de Alejandro Magnet, Nuestros vecinos argentinos, Santiago de Chile, 1956, p. 14,
por Fredrick B. Pike, "Freedom or Reform in Latín America", ensayo ocasional, Centro de
graduados para Estudios Sudamericanos, Universidad Vanderbilt, Nashville, Tennessee, agosto de
1963, p. 3.

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1394 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

gresión a tales leyes lo meterá en nuevas dificultades".89 Es obvio qu


Sir James Steuart no vislumbró al moderno soberano latinoamericano
que afrontando la misma contradicción se negará a "someterse a las le
yes de su economía política" y no se desanimará por la perspectiva de
"nuevas dificultades".
A fin de subrayar la naturaleza del responsable de la política más
bien que la naturaleza de los problemas que afrontan Steuart intentó lo que
parece ser una interpretación personal y por tanto más bien obsoleta. Pero
podemos dar a tal interpretación un sabor de ciencia social más moder
na. La recurrente ilusión de los gobernantes acerca de la "elasticidad" o
la invulnerabilidad de la economía podría relacionarse con varias carac
terísticas de la industrialización tardía de la América Latina. En primer
lugar, se esperaba que la industrialización no sólo aumentara el ingreso
y el empleo sino que además redujera la dependencia, que "transfiriera
los centros de decisión" del exterior y así generara una autonomía mayor
para los gobernantes. Además, aunque el desarrollo hacia afuera —el
desarrollo basado en la exportación de productos primarios— había ocu
rrido bajo la égida del laissez-faire, se consideraba ahora que esa fase
junto con la ideología que le había servido de fundamento, había llegado
ya a un final ignominioso. En cambio, se suponía que la nueva fase de
industrialización requería un alto grado de orientación e intervención por
parte de un Estado activista. Así pues, el "estadista" —según el término
de Sir James Steuart— no sólo esperaba volverse más poderoso sino que
además se sentía justificado por la nueva ideología reinante para utilizar
su poder al máximo. Por último, es posible que lo inesperado de los pri
meros éxitos de la fase "fácil" de la industrialización con sustitución de
importaciones haya generado una sobrestimación de la "elasticidad" de la
economía. Esta fue la hipótesis que presenté en un ensayo anterior:

... la fase "exuberante" de la sustitución de importaciones se vio acompaña


da por políticas públicas extravagantes que sobrestimaron gravemente la to
lerancia de la economía para diversas aventuras, ya fuese la redistribución
del ingreso por decreto, la construcción de una capital nueva, u otras locu
ras. .. podría conjeturarse que, en sus estilos muy diferentes, Perón, Kubits
chek, Rojas Pinilla y Pérez Jiménez fueron víctimas de las ilusiones de la
invulnerabilidad económica alentadas por los sorprendentes éxitos iniciales y
la rápida penetración de la industria en un ambiente supuestamente hostil.90

89 Véanse algunas referencias y un tratamiento más extenso en Passions and Interests, pá


ginas 81-87.
90 "The Political Economy of Import-Substituting Industrialization in Latin America", Qitar

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1395

El punto de vista que presento aquí puede relacionarse con el en


de Guillermo O'Donnell sobre los fenómenos económicos que se enc
tran detrás del ascenso del autoritarismo en la América Latina.91 Este
ensayo, cuya tesis principal examinaremos en la sección siguiente, hace
gran hincapié en el carácter imprevisible de la política económica de la
América Latina antes del establecimiento de los regímenes autoritarios,
y lo considera como un obstáculo importante para la acumulación y la
planeación de la inversión a largo plazo. O'Donnell conecta la fase "su
perior" de la industrialización, en la que deben producirse insumos in
termedios y bienes de capital, con una mayor necesidad de la previsión.
Pero es obvio que cierto grado de previsión es necesario para cualquier
clase de desarrollo en los países donde los agentes económicos privados
toman gran parte de las decisiones de ahorro, inversión y producción.
Así pues, en la medida en que O'Donnell identifica la falta de una pre
visión mínima de la política económica como un factor importante del
retraso del desarrollo y el establecimiento de regímenes autoritarios, nos
invita a buscar las razones de esta falta. Esto es lo que he tratado de ha
cer aquí desde una perspectiva diferente.
Ya puedo sostener que mi reciente incursión al pensamiento de los
siglos xvii y xvm no se debió por entero al deseo de escapar de una reali
dad desagradable. Esa expedición al pasado ideológico ha producido por
lo menos una aportación al entendimiento del giro de la América Latina
hacia el autoritarismo. Me ha llevado a subrayar la escasa propensión de
los gobernantes a rendirse ante las restricciones económicas normales. Esto
contrasta con las explicaciones más comunes, las que han subrayado las
tareas económicas extraordinariamente difíciles que se han planteado. Pero
no quiero sugerir que estas últimas explicaciones sean totalmente erró
neas. En efecto, una discusión en términos de las explicaciones tradiciona
les ocupará la mayor parte de este ensayo. Hacia el final volveré breve
mente al argumento que acabo de presentar.

2. Argumentos económicos: Las exigencias específicas de la


industrialización como determinantes del autoritarismo

a) La conjetura de la "profundización" de O'Donnell. Más de un si

terly Journal of Economies 82, febrero de 1968, reproducido en mi libro A Bias for Hope: Es
says on Development and Latin America, Nueva Häven, Yale University Press, 1971, p. 100.
81 Guillermo O'Donnell, "Reflexiones sobre las tendencias generales de cambio en el Estado
Burocrático-autoritario", mimeograíiado, Buenos Aires, cedes, agosto de 1975. Se encuentra una
versión inglesa, un poco diferente, en Latin American Research Review 13, 1978, pp. 3-38.

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1396 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

glo después de Marx la proposición general de que el cambio polít


importante puede explicarse mejor por los factores económicos no re
ta particularmente novedosa ni enteramente convincente. Sin embargo
posible que se genere todavía un gran interés intelectual —y con j
razón— cuando se demuestra o se alega que un giro específico de la m
rea política se origina en una característica precisa del terreno econó
co subyacente. El ensayo de Guillermo O'Donnell que acabamos de
cionar es un buen ejemplo. Su tesis principal es que el surgimient
regímenes autoritarios en los principales países latinoamericanos desd
los años sesenta se debe en gran medida, aunque indirectamente,
dificultades de "profundización" que tienden a afectar el proceso de i
dustrialización. Se define la "profundización" como el establecimie
a través de enlaces hacia atrás, de industrias de insumos intermedios
de bienes de capital en cuanto se establecen las industrias de la "últim
etapa" que producen bienes de consumo o de demanda final.92 Escrita
1974-1975 y presentada ante diversos auditorios durante 1975, esta t
logró dominar la discusión en muy breve tiempo. Naturalmente, e
rreno intelectual estaba bien preparado para la tesis de O'Donnell
la idea del "agotamiento de la sustitución de importaciones", una f
que había sido más o menos corriente en las discusiones económica
rante más de diez años.83 Sólo se necesita dar un paso para relacionar
supuestas dificultades de la industrialización con sustitución de impo
ciones (isi) de la América Latina con el surgimiento de regímenes
ritarios en varios países. En efecto, el meollo de la idea puede encontra
en otra parte sin muchas explicaciones, como si no necesitara ningun
Pero la formulación de O'Donnell, que había anunciado en su obra
terior,95 resultó particularmente rica, oportuna y persuasiva.
Dado que he participado en el debate sobre el proceso de industria
92 Utilizaré aquí el término "profundización" en el sentido que le da O'Donnell. Los
nomistas deberán entender que tal sentido es diferente del de la "profundización del cap
que se refiere a una expansión de la producción lograda en unión de un incremento de
zón capital-mano de obra, por oposición a la "ampliación del capital", que logra tal expans
sin incrementar la intensidad del capital
93 Por lo menos desde el conocido artículo de Maria da Conceiçao Tavares sobre "Rise a
Decline of Import Substitution in Brazil", Economic Bulletin for Latin America 9, marzo
1964, pp. 1-65.
84 Un buen ejemplo es el análisis que hace Celso Lafer del sistema político brasileño,
de se invoca varias veces el "agotamiento del modelo de sustitución de importaciones" pa
plicar la crisis de la "república populista" y la instalación de un nuevo régimen político.
Lafer, O sistema politico brasileiro, Sao Paulo, Perspectiva, 1975, pp. 69-76.
®s Ya en su libro Modernización y autoritarismo, Buenos Aires, Paidós, 1972, pp. 17
relacionaba O'Donnell las dificultades del logro de la "integración vertical" y el establecim
de "industrias básicas" con la tendencia hacia el autoritarismo.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1397

zación, tengo naturalmente ciertos sentimientos acerca de la tesis de O


nell.89 Estos sentimientos son ambivalentes. Peor aún: ahora advierto
mis propios escritos han sido ambiguos.
Por una parte, el propósito fundamental de mi artículo de 1968 f
el cuestionamiento de la idea del "agotamiento" de la isi. Por lo t
experimento una reacción crítica inmediata ante una tesis que atrib
un resultado político muy importante a un fenómeno económico cuy
tencia misma traté de poner en duda.
Sin embargo, al sostener que la isi no estaba necesariamente destin
a terminar en toda la América Latina en ausencia de un cambio estructural
profundo, señalé también que a) la industrialización de la América Latina
tenía un carácter más secuencial, "de etapas bien definidas", que la in
dustrialización de los países avanzados; b) que existen varias resistencias
a la dinámica del enlace hacia atrás, es decir, a la "profundización" (así
como varios caminos para superarlas), ye) que existe en efecto una fase
"exuberante" o "particularmente fácil de la sustitución de importaciones
cuando el proceso manufacturero se basa por entero en la importación de
materiales y maquinaria, mientras que la importación del artículo se man
tiene firme y efectivamente vedada por los controles".87
En conjunto estas observaciones podrían apoyar la idea de que la pro
fundización de la estructura industrial hacia los insumos intermedios y
los bienes de capital representaría después de todo un umbral decisivo.
Acabo de expresar las razones íntimas por las que me puede gustar o
disgustar la tesis de O'Donnell. Pero no se trata evidentemente de que la
tesis concuerde con ideas y opiniones expresadas antes por mí sino de que
sea verdadera o falsa; o más modestamente, de que sea una generaliza
ción sostenible, en vista de los datos históricos que poseemos.
Robert Kaufman y José Serra tratan de contestar esta cuestión básica
en otra parte.88 Estos autores ponen en duda el fundamento empírico de
la tesis de O'Donnell en lo que respecta a países tan decisivos como el
Brasil y Chile. Sólo en la Argentina es verosímil que las dificultades de
la profundización de la estructura industrial, y la necesidad de superar

96 O'Donnell se refiere generosamente a mi obra al principio de su propia investigación,


"Reflexiones", p. 11. Mi artículo 'The Political Economy of Import-Substituting Industrializa
tion in Latín America" se basó en los caps. 6 y 7 de The Strategy of Economic Development,
Nueva Häven, Yale University Press, 1958; Nueva York, Norton, 1978, y en los conceptos de
los enlaces hacia atrás y hacia adelante introducidos allí. Otras ideas relacionadas se encuen
tran en el capítulo III de este trabajo.
87 Bias, p. 99.
88 Véanse sus ensayos en David Collier (comp.), The New Authoritarianism in Latín Americity
donde se publicó originalmente este capítulo.

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1398 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

las mediante la importación de una tecnología extranjera compleja a tra


vés de empresas multinacionales, se hayan experimentado como proble
mas reales antes del primer intento de implantación de un régimen aut
ritario (el frustrado golpe de Onganía, de 1966) ;99 pero en otros países
resulta difícil el establecimiento de correspondencias similares.
Por lo tanto, parecería que el esfuerzo de O'Donnell por explicar los
acontecimientos políticos sobre la base de los fenómenos económicos est
afrontando problemas. Su tesis debe ser descartada o reformulada. Qui
siera aconsejar el segundo camino: la búsqueda de O'Donnell debe se
ampliada y no abandonada. Como todos sabemos, algunos factores pura
mente políticos, y en particular las relaciones ante la Revolución cubana
—el "gran temor" de los grupos gobernantes latinoamericanos, la disem
nación de las tácticas guerrilleras en la izquierda y la determinación de
los Estados Unidos de impedir una "segunda Cuba"— han contribuid
poderosamente a la instalación de regímenes autoritarios en un país lati
noamericano tras otro desde 1958. Pero la búsqueda del desarrollo ec
nómico ha sido un tema tan dominante durante los últimos treinta año
por toda la América Latina, que la existencia de una conexión sistemátic
entre el curso de una búsqueda —sus éxitos y sus fracasos por una parte,
las grandes tendencias políticas por la otra— tiene un atractivo intelec
tual en sí misma. La razón de la gran aceptación de la tesis de O'Donnell
es precisamente ese atractivo. Ahora examinaré otras razones para el est
blecimiento de tal conexión.
Pero antes debemos hacer una observación metodológica. Para esta
blecer una conexión entre algunos acontecimientos desconcertantes —co
mo el cambio de régimen hacia el autoritarismo en varios países— y
algún factor causal subyacente, tal como la dificultad de "profundizar"
la estructura productiva, no basta demostrar que tal factor procedió sis
temáticamente a los diversos cambios de régimen. Hay necesidad de
demostrar una conexión plausible, significativa, entre las dos series de he
chos. En el caso que ahora nos ocupa esta necesidad es particularmen
te fuerte porque a resultas del pensamiento marxista de nuestra época la
apelación a las causas económicas de los fenómenos no económicos lleva
consigo una aureola excesiva de plausibilidad a priori. O'Donnell está
claramente consciente de estas cuestiones: no conecta directamente la

89 En los caps. 14 y 15 de su conocido libro La economía argentina, México-Buenos Aires,


Fondo de Cultura Económica, publicado por primera vez en 1963, Aldo Ferrer se refirió a
la "falta de integración" de la industria argentina como uno de los obstáculos principales para
un crecimiento económico satisfactorio en su país. La "integración industrial" de Ferrer tiene un
significado muy similar al de la "profundización" de O'Donnell.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1399

instalación de regímenes autoritarios con el "agotamiento" de l


como se hace en las presentaciones más "vulgares". Por el contra
utiliza como un eslabón intermedio de la cadena causal la carencia
necesidad de previsión antes mencionadas. Además, en cierto punto
de demostrar que su causa se convirtió en una motivación para l
tores afirmando que los diversos golpes militares procedieron a) d
entendimiento de que las perturbaciones políticas y sociales que debí
apaciguarse eran causadas en parte por las crisis inflacionarias
balanza de pagos recurrentes, y b) de la conciencia de que estas c
derivaban a su vez de la falta de integración vertical de las estructu
nacionales.100 El hecho de que O'Donnell escribiera esto revela qu
tía —con razón— la necesidad de probar su tesis con algo más qu
mero establecimiento de la existencia de una secuencia temporal que
duce de la causa alegada por él al establecimiento de regímenes
ritarios.
La proposición a) es correcta sin duda: se acepta generalmente
las altas tasas inflacionarias y las crisis recurrentes de balanza de pa
son a la vez síntomas y factores de la desintegración sociopolítica; e
sible que los autores de la política económica y del golpe buscaran
sas más profundas de estos males; pero si lo hicieron no pudieron h
atribuido los males a la falta de un proceso de profundización qu
existía siquiera como un problema en varios de los países en cuestión
Este es un buen punto de partida para el esfuerzo antes anunciad
ampliar la búsqueda de O'Donnell. Si no es válida la tesis de la pr
dización, ¿hay algo que pueda sustituirla dentro de la esfera de
arrollo económico? ¿Cuáles son los problemas económicos y las i
gías que se utilizaron en la interpretación de tales problemas y q
forma directa o indirecta han hecho a los países "maduros" para
talación de regímenes autoritarios? Si se plantea la cuestión en esta
ma se están examinando los problemas económicos como tales y el m
en que han afectado la conciencia de diversos grupos sociales y polít
En lo que sigue me ocuparé de ambas cosas.
b) La transición a políticas económicas más ortodoxas. Existe
candidato serio para el papel atribuido por O'Donnell a la profun
ción. Éste es la necesidad de un conjunto de políticas económicas má
todoxas después de implantar durante algún tiempo la isi median
combinación bien conocida, pero muy poco ortodoxa, de inflación, s
valuación de la moneda, estrictos controles cuantitativos de la impo
ioo "Reflexiones", p. 16.

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1400 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

ción, y cierto financiamiento externo en forma de ayuda y de cap


privado.101 Como se ha señalado a menudo, esta combinación de polít
tuvo la virtud de lograr una transferencia de ingreso de los exportado
tradicionales de productos primarios al sector industrial en expansión
de hacerlo así indirectamente, aun en forma tortuosa, sin gravar efec
mente a los exportadores. Desde el punto de vista del Estado el arreg
funcionó mejor y durante mayor tiempo en algunos países (como el
sil) que en otros (como la Argentina), en gran medida porque la ca
dad de los exportadores tradicionales para trasladarse a actividade
castigadas difirió grandemente de un país a otro. Tal capacidad fue m
cho mayor en el caso de los ganaderos argentinos que en el de los caf
cultores brasileños y colombianos por la sencilla razón de que el gana
al contrario de lo que ocurre con los cafetales, puede ser sacrificado, y
go pueden invertirse en actividades no castigadas los ingresos derivad
de su venta.102 Pero finalmente se metió en dificultades en todas pa
este patrón particular de promoción de la industrialización, porque e
zaron a fallar una tras otra las varias condiciones esenciales para su f
cionamiento total: las exportaciones tradicionales perdieron terreno
gunas más pronto que otras, como señalamos antes) ; la inflación resu
difícil de contener dentro de límites razonables; los recursos destina
originalmente a la industrialización se desviaron hacia otros fines (co
la construcción de Brasilia), y en parte a resultas de estos acontecimi
tos, los proveedores de capital y de ayuda externos se pusieron nervio
El estancamiento de la industrialización que ocurrió en diversos pa
ses en momentos diferentes durante los años cincuenta y sesenta se d
más a tales dificultades que a algún "agotamiento" de la isi, es de
a alguna barrera intrínseca que impedía la continuación de la expansi
industrial. Lo que ocurrió fue que la isi se desarrolló bajo un pat
institucional que representaba a la vez una brillante invención social
evadir los obstáculos estructurales, tales como la dificultad de gravar
rectamente a los exportadores de productos primarios y la debilidad
101 En la bibliografía existente en inglés se ha designado con frecuencia a las dos f
como "orientada hacia afuera" y "orientada hacia adentro", respectivamente. Me disgusta
terminología a causa del juicio de valor positivo que se asigna a la fase "orientada hacia
ra", por comparación con la fase supuestamente nociva "orientada hacia adentro" (adviér
que el desarrollo hacia adentro tiene en español una connotación positiva porque en lugar
la autarquía y la introversión evoca la imagen de la apertura del interior y del merca
terno). Mis propios juicios de valor acerca de estas dos fases se harán evidentes en el
de las páginas siguientes. Pero, aparte de eso, la "orientación hacia afuera" se refiere
un aspecto de las políticas nuevas, el de la tasa de cambio, los aranceles, etcétera, y omit
nuevas políticas fiscales y de tasas de interés que pueden ser igualmente importantes.
ira YéaSe un refinamiento de este punto en Bios for Hope, pp. 11-12.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1401

la burguesía nacional. Como ocurre con frecuencia, la invención era


brillante cuanto menos consciente o planeada fuera —es decir du
sus primeras fases— y perdió su eficacia en cuanto algunos goberna
advirtieron lo que había venido ocurriendo. Como ocurre en los mitos
demuestran los peligros de arrebatar secretos a los dioses, los gobern
abusaron de su conocimiento recién descubierto y aplicaron con exc
fórmula mágica que había dado antes tan excelentes dividendos.103
Además, a medida que declinaba la eficacia del patrón instituci
original para la promoción de la isi surgían varias oportunidades nu
a resultas de la industrialización, aunque a menudo éstas pasaba
advertidas durante largo tiempo. Dado que la economía mundial
pandía rápidamente surgían posibilidades de exportación para alg
de las manufacturas nuevas (y para los productos primarios no trad
nales), pero no podían percibirse porque la sobrevaluación de la tasa
cambio hacía aparecer poco competitivos los precios internos.104 En
gundo lugar, la inversión industrial podía financiarse cada vez más
las ganancias obtenidas por las industrias nuevas, de modo que pudo
cindirse de las transferencias intersectoriales que habían servido orig
mente para este propósito. Por último, y sobre todo en los países
grandes, la industrialización y la expansión del mercado interno sent
las bases económicas para la ampliación del impuesto al ingreso y
que el Estado y las agencias estatales contrataran préstamos en un m
cado de capital incipiente.
A resultas de estos nuevos desarrollos y oportunidades pudo pens
en la eliminación del patrón original para la promoción de la isi, ya
riorado. Esto significaba el establecimiento y el mantenimiento de un
de cambio no sobrevaluada, combinado con una utilización mayor de
impuestos directos para el financiamiento del gasto público, de prec
realistas para los servicios públicos y de los mercados de capital,
gar de recurrir al financiamiento inflacionario y a las ganancias der
das de las operaciones con divisas.
Esta especie de transición a un conjunto de políticas económicas m
ortodoxas, orientadas hacia el mercado —en lo que sigue me refer
veces simplemente a "la transición"—, no se logró sin dificultad,

103 Véase, por ejemplo, "The Goldfish", Russian Fairy Tales, recopilación de A. Afan
Nueva York, Pantheon, 1973, pp. 528-532.
104 Marcelo Diamand y Daniel Schydlowsky han señalado esta situación. Véase Diam
Doctrinas económicas, desarrollo e independencia, Buenos Aires, Paidós, 1973, caps. 10 y
Schydlowsky, "Latin American Trade Policies in the Seventies: A Prospective Appraisal"
terly Journal of Economies 86, mayo de 1972.

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1402 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

había gran número de intereses creados en el arreglo anterior. En algu


nos casos —tanto en la América Latina como en otras partes—, la tra
sición ocurrió en forma discontinua, combinando la devaluación con el
desmantelamiento rápido de ciertos controles de cambios y la promulga
ción, en breve intervalo, de diversas reformas en los campos de la tr
butación, los precios de los servicios públicos y los mercados de capital.
Estas características de la transición —la oposición de varios círculo
poderosos y la necesidad probable de algunos cambios discontinuos en
la política económica— parecen convertirla en candidato excelente para
sustituir la "profundización" como el problema económico básico qu
condujo a la instalación de regímenes autoritarios.
Antes de considerar esta hipótesis convendrá examinar sus diferen
cias con la conjetura de O'Donnell. En "Reflexiones..." menciona O'Do
nell reiteradamente la necesidad de las exportaciones de manufacturas,
como si tales exportaciones formaran parte de la "profundización" (por
ejemplo, p. 17). Pero esto no es legítimo, por lo menos sin muchas otras
explicaciones. El giro hacia las exportaciones de manufacturas significa
ante todo que algunas industrias existentes adquieren nuevos mercados
para sus productos: representa un ensanchamiento, más bien que un
profundización. Y, como demuestra Serra, este ensanchamiento ocurrió
en el Brasil después del advenimiento del autoritarismo, junto con un in
cremento del coeficiente de importación de varios productos industriales
básicos, es decir, exactamente lo contrario de la profundización. Por úl
timo, la transición que he venido señalando comprende varias otras polí
ticas aparte de la promoción de exportaciones, y éstas —la reforma fis
cal y del mercado de capital, entre otras— tienen también muy poco qu
ver con la profundización.
Sin embargo, desde cierto punto de vista podría sostenerse que la pro
fundización y la exportación de manufacturas se relacionan estrechamen
te: una tasa de cambio sobrevaluada castiga no sólo la exportación de
manufacturas sino también el enlace hacia atrás, o sea el proceso de pro
fundización. La razón es sencilla. La sobrevaluación de la moneda na
cional significa que las importaciones permitidas por la maquinaria del
control resultan atractivamente baratas. Dado que se concede prioridad a
las importaciones de bienes de capital en la asignación de divisas es
casas, el bajo costo interno de la maquinaria importada tenderá a frenar
la manufactura interna de bienes de capital, así como la sobrevaluación
desalienta las exportaciones. Por lo tanto, el establecimiento de un tipo
de cambio realista puede ser importante para el desarrollo, a su debido

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1403

tiempo, de una industria nacional de bienes de capital. Pero este


efecto no deliberado (y de ordinario muy demorado) de la transición
Los problemas económicos y la consiguiente modificación de la p
tica económica delineados aquí se vuelven más claramente distintos d
profundización en cuanto nos ocupamos de los aspectos ideológicos. C
señalamos antes, los problemas económicos de los que estaban más co
cientes los "responsables de la política y de los golpes" eran, primer
inflación, y segundo el desequilibrio de la balanza de pagos, sobre to
cuando surgía la amenaza del agotamiento de las reservas de divisas.
responsables del giro de la política latinoamericana hacia el autor
mo, en parte bajo el efecto de estas dos crisis, tenían ciertas nociones
ca de los problemas políticos y económicos que a su vez eran respons
de la urgencia inmediata. Pero hasta donde yo sé, la falta de prof
zación desempeñó un papel muy secundario, si acaso, en tales nocion
con la posible excepción de la Argentina.
La inflación se atribuyó en primer término a la incompetencia, e
rroche y la incapacidad para resistir las presiones populistas por part
los gobiernos anteriores al golpe. Pero también se creía en la existen
de factores más profundos, más "estructurales". En todos los regím
autoritarios los puestos más importantes en el terreno de la política
nómica fueron ocupados al principio por un cierto tipo de person
que profesaba una confianza mayor en las fuerzas del mercado y den
ciaba, y prometía corregir, algunas de las distorsiones más graves d
precios relativos que eran el legado habitual de la inflación, sobre to
en lo tocante a los tipos de cambio, las tasas de interés y las tarifas
los servicios públicos. Estos gobernantes estaban respondiendo primor
mente a una influencia ideológica contraria a la planeación, contrari
la isi y contraria a las enseñanzas de la cepal. Como es bien sabid
componente más absolutista de este movimiento fue un grupo de ec
mistas latinoamericanos que habían realizado sus estudios de posg
en la Universidad de Chicago, en cuyo departamento de economía ha
prevalecido durante largo tiempo las concepciones estrictas del neo la
faire.
Pero también influyeron en el mismo sentido otras fuerzas aparente
mente menos doctrinarias. Desde mediados hasta fines del decenio de
1960 las políticas que habían servido para promover la isi fueron criti
cadas en detalle por un grupo de economistas que en su mayor parte per
tenecían a los países desarrollados y contaban con el apoyo influyente de
organismos tales como la Institución Brookings, el Banco Mundial y la

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1404 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.105 El p


cipal concepto técnico desarrollado en estos diversos informes, acom
dos de una gran producción de artículos en las revistas profesionales,
la "tasa de protección efectiva", que puede diferir sustancialmente d
tasa nominal definida en las tarifas aduanales.106 Relacionando el aran
con el valor agregado, y no con el valor total del artículo protegido,
tasa efectiva expresa la protección real concedida por las aduanas al p
ductor nacional, es decir, la medida en que los costos de su propia op
. ción manufacturera puede superar los niveles de la competencia mun
Dada la etapa típica de la industrialización de los países en desarr
en que la sustitución de importaciones de bienes de consumo ocurre
cho tiempo antes de la sustitución de importaciones de bienes interme
y de capital, los que importaban y pagaban aranceles bajos, las tasa
protección efectivas para los bienes de consumo de estos países er
menudo un múltiplo de las tasas nominales, ya elevadas.
La tasa efectiva puede reducirse mediante dos procedimientos pri
pales: uno es la reducción de las tasas nominales sobre los bienes
consumo de producción nacional; el otro es el incremento de las t
aplicables a los insumos intermedios y la maquinaria: mientras que es
bienes no se produzcan en el país pero sean necesarios para la industr
nacional pagan de ordinario tasas bajas o nulas. Un aumento de t
tasas es inevitable en cuanto se inicia la producción nacional de e
bienes. Así pues, la profundización de la estructura industrial es otro
cedimiento para la reducción de las tasas de protección efectivas. Des
luego es un procedimiento más indirecto que la reducción franca de
tasas nominales. Sin embargo, habríamos esperado que por lo men
gunas de las numerosas publicaciones sobre el tema le hubiesen prest
atención. Pero no se encuentra tal sugerencia, excepto por su artícul

ios Véase Harry G. Johnson, Economic Policies Toward Less Developed Countries, W
ington, D. C., Brookings, 1967. Este libro se escribió como un análisis crítico de la pri
conferencia de la unctad de 1964. La ocde patrocinó un gran proyecto de investigación d
políticas de industrialización y comercio exterior, que se ocupó del Brasil, la India, Mé
Paquistán, Filipinas y Formosa. El resultado principal del proyecto fue el libro de Ian Li
Tibor Scitovsky y Maurice Scott, Industry and Trade in Same Developing Countries, publ
para la ocde por la Oxford University Press en 1970. Este informe general resultó a men
mucho más crítico de la isi que los estudios de países en los que supuestamente se basó. E
ea particularmente evidente cuando lo comparamos con el estudio de Joel Bergsman, Braz
dustrialization and Trade Policies, ocDE-Oxford University Press, 1970. Otro estudio mon
tal, patrocinado por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, es el de B
Balassa y colaboradores, The Structure of Protection in Developing Countries, Baltimore
Johns Hopkins University Press, 1971.
106 El cálculo preciso de las tasas efectivas requería estadísticas del insumo-producto,
que se estaban elaborando paxa varios países en desarrollo a mediados de los años sesenta.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1405

portante que sí se ocupó del asunto,107 de modo que todo el peso de la


crítica de la isi tomó una sola dirección: si quieres reducir las inef¡cien
cias de la asignación (incluyendo horrores tales como el del "valor agre
gado negativo") resultantes de los altos niveles de la protección efectiva
debes reducir tus tasas nominales. A través de este consejo unilateral de
política económica la bibliografía de la protección efectiva revelaba su
sesgo de oposición a la industrialización. También se hizo evidente que
la profundización no formaba parte del clima ideológico que prepara
ba el terreno para las políticas de transición: lógicamente, los analistas
de la protección efectiva debieron haber recomendado, por lo menos oca
sionalmente, la profundización de la estructura industrial, pero nunca
lo hicieron porque tal recomendación no encajaba en sus premisas e in
tenciones ideológicas. Es claro que esa bibliografía no atacaba la indus
trialización porque había logrado muy poco sino porque se pensaba que
había llegado demasiado lejos.
¿Debemos proclamar entonces que la aparición de los regímenes au
toritarios en la América Latina se ligó a la necesidad de realizar en cierta
etapa la transición a un conjunto de políticas económicas más ortodoxas?
A primera vista esta explicación parece concordar con algunos de los
hechos observados y con las declaraciones e ideologías de los gobernan
tes. En efecto, los gobiernos autoritarios que han llegado al poder han
adoptado a menudo el nuevo conjunto de políticas con grandes fanfarrias
y se han aferrado a él con obstinación extraordinaria aun cuando distase
mucho de tener éxito. En esta forma se ha creado la impresión de que se
requiere un gobierno autoritario para realizar la transición. Sin embargo,
un examen más detenido suscita considerables dudas a este respecto.
El hecho es que la transición se ha realizado en varios casos, o se está
realizando, sin la presencia de un régimen autoritario. Colombia es tal
vez la ilustración más clara. Aquí se han tomado varias medidas típicas
de la transición. Primero los subsidios a la exportación y luego las mi
nidevaluaciones han logrado promover nuevas exportaciones agrícolas e
industriales; se ha reducido el nivel medio de la protección; han aumen
tado considerablemente las tasas de interés, de modo que la mayoría de
las transacciones crediticias ya no se realiza a tasas de interés real ne
gativas, y se ha promulgado una reforma sustancial del impuesto al in
greso. Todo esto ocurrió sin el establecimiento previo de un régimen au
toritario. En Chile, antes de Allende, las políticas de la transición —so

107 Véase Max Corden, "The Structure of a Tariff System and the Effective Protection
Rate", Journal of Political Economy 74, junio de 1966, p. 229.

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1406 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

bre todo en lo que respecta al establecimiento de tipos de cambio má


realistas a través de minidevaluaciones y subsidios a la exportación—
hicieron su aparición en los años sesenta, durante la administración de
Frei. El Brasil es obviamente el país cuya historia reciente encaja mejor
en la hipótesis de que se requiere un régimen autoritario para realizar l
transición. Pero ahora observamos que esto es así sólo porque el autor
tarismo llegó muy temprano al Brasil. Las políticas que parecen debidas
al cambio de régimen en el Brasil, ocurrido en 1964, fueron adoptada
posteriormente en otras partes bajo diversos auspicios políticos.
c) La aceleración del crecimiento industrial mediante la intensific
ción de la desigualdad del ingreso. Examinaré brevemente una tercera c
nexión posible entre el desarrollo económico y la instalación de regíme
nes autoritarios. Tal conexión puede darse a partir de diversos escritos,
sobre todo de autores brasileños.108 En sus términos más escuetos esta es
la tesis: cuando los países en proceso de industrialización, que poseen la
distribución del ingreso típica de la América Latina, pasan a la fas
de intensificación de la producción nacional de automóviles y de otro
bienes de consumo durables su política tiende a girar hacia el autoritari
mo y la represión.
No es una idea realmente nueva que los patrones sectoriales del cr
cimiento económico tienen alguna relación con la naturaleza del régimen
político. Por ejemplo, el enunciado siguiente suena a la vez familiar y
plausible: un gobierno que desee dedicar todos sus recursos de inversión
a los armamentos y los bienes de capital para la industria pesada deb
mantener bajo el consumo, de modo que tenderá a ser más represivo que
un gobierno que permite que una parte del crecimiento de la economía
asuma la forma de un aumento del consumo. Este tipo de razonamiento
se ha utilizado a menudo para explicar el mantenimiento de políticas au
toritarias en la Unión Soviética, y en cierto momento muchos analistas
ligaron las perspectivas de una liberalización política de ese país a lo
cambios de las políticas económicas que favorecieran la expansión de las
industrias de bienes de consumo, por tanto tiempo demorada. Los acont
cimientos no han confirmado estas conjeturas, ya que se producen ahor
más bienes de consumo en la Unión Soviética, mientras que la naturaleza
autoritaria del régimen soviético no se desvanece ostensiblemente. En con
secuencia, no se ha escuchado mucho este argumento a últimas fechas.
Se ha propuesto para la América Latina una variante interesante de

108 Algunas partes de este argumento aparecen en el libro de Celso Furtado, Análise d
"Modelo" brasileiro, Río de Janeiro, Civilizaçâo brasileira, 1972.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1407

la idea. Aquí no se imputa la política represiva y autoritaria a la compren


sión del consumo agregado, destinado a posibilitar una expansión del sec
tor de bienes de capital. Más bien se hace hincapié en la expansión des
igual del consumo, desigual con respecto a las clases de artículos y a las
clases de artículos y a las categorías de consumidores.
El argumento se desenvuelve como sigue: en una etapa del desarrollo
industrial al estilo de Occidente el procedimiento más expedito para alen
tar un crecimiento económico rápido es la expansión de las industrias de
automóviles y de bienes de consumo durables, ayudada esta última por un
auge en la construcción de viviendas de las clases medias y altas, el que
puede hacer por sí mismo una aportación importante al crecimiento eco
nómico total. Mientras se oriente primordialmente al mercado interno esta
clase de expansión sólo podrá ocurrir si existe un grupo adecuado de fa
milias de ingresos medios y altos que deseen sostener el auge de los bie
nes de consumo durables (y de viviendas) mediante nuevas compras. Dado
que sólo los ricos están en posición de adquirir los automóviles, las ca
sas o los apartamentos, y muchos de los bienes de consumo durables, el
aumento del ingreso que acompaña a la expansión económica deberá ca
nalizarse hacia ellos. Las secciones más pobres están muy alejadas de la
posibilidad de ser clientes de las industrias de expansión y sólo "desper
diciarían" todo aumento de sus ingresos en arroz y frijol; por lo tanto,
debe impedirse que aumente su ingreso, sobre todo en vista de que estos
productos tienen una oferta inelástica. Pero se requiere represión política
y autoritarismo para alcanzar ese tipo de perfil del consumo (llamado
también desarrollo excluyente y concentrador). Hay algo inquietante en
estas proposiciones. Pero dos observaciones críticas se imponen de in
mediato :

i) Ninguno de los regímenes autoritarios de la América Latina se


estableció para implantar la estrategia de crecimiento que acaba
mos de bosquejar. Como en el caso de la profundización, la idea
de esa clase de estrategia nunca constituyó una motivación efec
tiva para los generales y los políticos que establecieron esos re
gímenes.
ii) Como en el caso de la transición a políticas más ortodoxas, los
auges mayores o menores de las industrias automotrices y de bie
nes de consumo durables han ocurrido en varios países latinoame
ricanos durante los últimos veinte años, antes y después del esta
blecimiento de regímenes autoritarios, y también en su ausencia.

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1408 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

Sin embargo, el argumento anterior tiene un aspecto convincente


cuanto describe bien lo que ha venido ocurriendo durante varios año
el Brasil, el país que ha experimentado el auge más notable en la
ducción de automóviles y de bienes de consumo durables. Desde m
dos de los años sesenta hasta cerca de 1973 la política económica b
leña ha canalizado en efecto enormes cantidades de crédito al consumo
para las compras de automóviles y de bienes de consumo durables a
quienquiera que pudiera demostrar que era un cliente serio; ha ampliado
las diferencias de sueldos y salarios, y ha mantenido los salarios en el
extremo más bajo de la escala, por lo menos hasta 1974. Es probable que
estas políticas no se hubiesen podido implantar tan abiertamente en au
sencia de un gobierno "fuerte".
Así pues, no tenemos aquí una explicación económica del autoritaris
mo sino una explicación política de un giro del desarrollo económico bra
sileño: la existencia previa de un gobierno autoritario facilitó una políti
ca económica fuertemente orientada hacia la expansión de una categoría
especial del consumo. Podrían decirse muchas otras cosas acerca de las
consecuencias económicas y de política económica de los regímenes auto
ritarios, pero no es el tema de este ensayo, que se ocupa de sus determi
nantes económicos.

3. La insistencia en la ideología: ¿Una sobredosis de problemas


propuestos?

Habiendo encontrado deficientes la conjetura de la "profundización"


de O'Donnell y las dos hipótesis posibles, ¿regreso con las manos vacías de
la expedición de la sección anterior? No lo creo. Por el contrario, sobre la
base de tal expedición podemos sugerir que la relación entre los proble
mas económicos insolutos y el cambio de régimen tiene una naturaleza
diferente. Me parece poco prometedora la búsqueda de una sola dificul
tad económica estructural específica que se encuentre detrás del ascenso
del autoritarismo en la América Latina. Pero es obvio que una relación
entre el surgimiento de regímenes autoritarios y la conciencia generali
zada de que el país afronta graves problemas económicos (los que pueden
diferir de un país a otro) y que no es capaz de resolverlos.108 Cuanto
mayor y más generalizado sea el sentimiento de incapacidad para la so
109 En mi libro Joumeys Toward Progress: Studies of Economic Policy-Making in Latin
America, Nueva York, Twentieth Century Fund, 1963, y The Norton Library, 1973, pp. 229
238, examino el proceso mediante el cual llega a definirse cierto estado de cosas como un pro
blema que la política debe resolver o aliviar.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1409

lución de los problemas mayor será la propensión a implantar un c


de régimen, así como la disposición de grandes grupos a acepta
quizás alentarlo. Y cuanto mayor sea el número de los problemas, r
o imaginarios, insolutos en el momento del establecimiento de un
no autoritario, mayores serán la tentación y la justificación para q
gobierno se instale en el poder durante un largo periodo, y mayor
rán las probabilidades de que tal gobierno se legitime, siempre
gunos de estos problemas puedan resolverse o aliviarse. Si el asu
plantea en esta forma general podremos rescatar algo de las divers
pótesis examinadas. Es posible que la conciencia de los problem
la profundización (en la Argentina, por ejemplo) y de la tradici
el Brasil, por ejemplo) haya contribuido en ambos países al cam
régimen en la dirección autoritaria y, aún más, a la determinación
nuevos regímenes autoritarios de permanecer en el poder y a su pot
lidad de legitimación. Pero con esta formulación cambia la natu
de nuestra investigación, porque la atención ya no se enfoca tanto
problemas ocultos que debe detectar el ojo penetrante de algún cie
social como en las tareas que proponen a una sociedad, abierta y
mente, los voceros influyentes que se encuentran dentro o fuera d
tema establecido.
Esto me impulsa en una dirección nueva. A menudo se da po
tada la existencia de cierta proporcionalidad estricta entre los prob
experimentados por una sociedad y los problemas que le propon
intelectuales, gobernantes y otras personas influyentes. Pero este
to puede ser cuestionado. Es concebible que la articulación de lo
blemas y la elaboración de las propuestas para su solución se int
quen a veces en forma completamente independiente de lo que ocu
efecto en la economía y la sociedad. Es obvio que tal aumento autó
de la proposición de problemas y soluciones podría tener important
secuencias políticas; y ahora voy a sostener, como una antítesis a l
ción anterior, que un fenómeno de esta clase se ha manifestado clar
te en la América Latina durante los últimos decenios.
Hace algunos años afirmé que me parecía muy valiosa la escuela del
pensamiento estructuralista de la América Latina y su búsqueda de los
problemas "profundos" —como ciertas condiciones de la tenencia de la
tierra— que se encontraban detrás de los problemas superficiales de la in
flación y el desequilibrio de la balanza de pagos. Argumenté que en esta
forma el problema superficial actúa como un faro y ayuda a la detección
temprana de males sociales que resultarían mucho más difíciles de curar

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1410 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

si se descuidan durante largo tiempo.110 Sin embargo, desde el punto d


vista del presente ensayo parece ser que la estrategia estructuralista de la
solución de problemas puede exagerarse y probablemente se ha exagerado
en los últimos decenios las sociedades latinoamericanas han estado su
tas a una batería incesante y sin precedentes de proposiciones de reforma
estructurales. Es como si la inflación del nivel de precios hubiese produ
cido en el terreno ideológico una inflación en la generación de "remedio
fundamentales". Cuando las políticas así propuestas quedan considerable
mente por encima de las capacidades de una sociedad se genera con f
cilidad un sentimiento generalizado de frustración.
Hablamos ahora de la contrapartida del notable fermento, la excit
ción y la creatividad notables que han constituido un rasgo tan marcado
del escenario intelectual latinoamericano durante los últimos treinta años
Fue en este periodo que la ciencia social latinoamericana obtuvo un am
plio reconocimiento por su vitalidad, aunque no alcanzara los triunfo
de la bibliografía latinoamericana contemporánea. Se generaron constan
temente ideas nuevas que a menudo llegaron a ser temas dominantes en
las discusiones internacionales. La contribución sobresaliente de los lati
noamericanos al análisis de los problemas de los países pobres se recono
ció, por ejemplo, en la nominación de Raúl Prebisch como primer secre
tario de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Des
arrollo (unctad).
Pero estas realizaciones tenían otra cara que sólo ahora puede perci
birse en retrospectiva, algo de naturaleza similar a la de otros periodos
semejantes de fermento intelectual, desde la Ilustración francesa hasta el
extraordinario florecimiento cultural ocurrido en Viena a fines del siglo
pasado y principios del actual. Esta otra cara era la frustración resultante
de la ampliación de la brecha entre la realidad de las sociedades latino
americanas y las tareas que se les proponían.
Observando en retrospectiva la secuencia de estas tareas vemos que
se propusieron en orden de dificultad creciente. La tarea proclamada po
cos años después de la segunda Guerra Mundial fue la industrialización,
cuando ya estaban bien avanzados los esfuerzos en esta dirección. Como
una actividad en marcha la industrialización era una tarea claramente al
alcance de las sociedades latinoamericanas. Pero esta tarea relativamen
te fácil se vio complementada pronto, en los años cincuenta, por la pro
puesta de la planeación que no provino sólo de la cepal sino de algunos

no Véanse otros comentarios sobre la tesis estructural en el cap. 8, sección I [de la versión
original].

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1411

círculos del "establecimiento" tan impecables como el Banco Mun


poderosamente apoyada por fondos prestables. Se suponía que l
neación del desarrollo económico fijaría las metas de la economía en
conjunto y del crecimiento equilibrado de sus diversos sectores, y q
dicaría la forma en que podrían alcanzarse estas metas mediante
versión coordinada en el sector público y en el sector privado. Esta
una tarea más compleja, que además se oponía a la esencia de gran pa
de la estructura institucional del gobierno y la sociedad latinoam
nos. En muchos países se hicieron intentos por establecer agencias d
neación y elaborar documentos de planeación, pero la medida en
estos esfuerzos influyeron sobre el curso de la acción gubernamenta
del desarrollo económico difirió ampliamente entre los países y fluc
mucho de un periodo a otro, aun dentro de los países donde hubo al
efecto. Extrañamente, las agencias de planeación que se habían fund
para impartir mayor estabilidad a la acción gubernamental en el cam
económico padecieron en carne propia una gran inestabilidad, ya
fluctuaron entre los grandes brotes de actividad y de influencia rea
ta la somnolencia y la impotencia casi totales. Finalmente se logró c
consolidación de las nuevas estructuras burocráticas; pero sus logros
ron sin duda modestos en comparación con las ambiciosas ideas
habían inspirado su creación.
La siguiente tarea proclamada —a principios de los años sesen
fue una empresa más ambiciosa aún: la integración económica de
diversas economías latinoamericanas. Se señaló con razón que los p
latinoamericanos no podrían alcanzar un desarrollo industrial eficien
pleno si actuaban aisladamente, dadas las limitaciones de sus merc
y las economías de escala. Se iniciaron enormes negociaciones int
bernamentales y se establecieron maquinarias y burocracias internac
nales muy completas. Los autores de los acuerdos no se conformaron
la meta de una unión aduanera: pensaron que las diferencias entr
América Latina y la Europa Occidental hacían imperativo intentar la
fícil tarea de asignar industrias a diversos países sobre la base
complementación. Diez o quince años más tarde los diversos esfuerzo
prendidos —el Mercado Común Centroamericano, la Asociación L
americana de Libre Comercio y el Pacto Andino— habían obtenid
gros muy desiguales, pero todos ellos habían quedado muy lejos d
metas originales.
En términos generales pueden considerarse relativamente "no ant
nicas" las tareas de la industrialización, la planeación y la integra

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1412 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

Como metas de la política económica no amenazan explícitamente a n


guna clase o sector importante de la sociedad y pueden presentarse c
favorables para todos a largo plazo. Pero habiendo obtenido un éxito
vez más escaso en estas tareas sucesivamente proclamadas, los intelec
les latinoamericanos llamaron a la batalla, a mediados y a fines d
años sesenta, en el terreno de tareas antagónicas que implicaban u
den de dificultad muy diferente: ahora se proclamaba ampliamente,
un ataque final, que la América Latina debía resolver sus problemas m
diante la redistribución interna de la riqueza y el ingreso, y median
superación de la "dependencia", es decir, mediante el reordenamiento
sus relaciones económicas internacionales en algo que sólo podría ser
proceso de conflicto con las grandes potencias, en particular con los
tados Unidos. Como era de esperarse no ha sido muy impresionan
respuesta a esta última llamada a la acción, tan exigente.
Debemos recordar de nuevo un mito antiguo, ahora para señalar c
extraño era en realidad el proceso que acaba de describirse. Todos
cen la historia del vagabundo o pretendiente de la mano de la hija
rey a quien se le plantean preguntas cada vez más difíciles o se le im
nen tareas cada vez más complejas como condición para la concesión d
premio ambicionado. En estas historias las preguntas más fáciles deb
ser resueltas antes de plantear la siguiente pregunta más difícil. En
bio, en la América Latina se presentaron de continuo, al Estado y
sociedad, tareas nuevas y más difíciles, independientemente de qu
hubiese realizado o no la tarea anterior. Casi parecería que cuanto me
satisfactoria hubiera sido la realización de una tarea anterior mayor
la dificultad adicional de la tarea siguiente y más rápido su plan
miento.

Es posible que este extraño proceso de escalamiento ideológico hay


contribuido a ese sentimiento generalizado de encontrarse en una sit
ción desesperada que es la condición previa de un cambio radical d
gimen. Algunos países latinoamericanos se vieron más expuestos a
sensación que otros durante los últimos años. Entre los países gra
es probable que Colombia y Venezuela se hayan visto menos afect
por el clima ideológico que acabamos de describir. En Colombia ex
una tradición de consciente aislamiento intelectual frente a las corrientes
ideológicas externas, así como la convicción de que los grandes problemas
del país pueden ser manejados de algún modo por los sabios miembros
de la élite política del país. Venezuela, gracias a su riqueza petrolera,
constituía evidentemente un caso especial, ya que las ideas elaboradas

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1413

en los países (y por los ciudadanos de países) permanentemente su


a presiones inflacionarias y de balanza de pagos resultaban aquí
chosas a primera vista.111 Resulta interesante que estos dos países h
sido hasta ahora los más resistentes a la oleada autoritaria.
He plasmado con cierta renuencia los pensamientos de las páginas
precedentes, aunque sólo sea porque pueden ofender a algunos de mis
amigos más queridos. Sin embargo, cuando una serie de hechos desastro
sos golpean al cuerpo político debe revisarse la responsabilidad de to
dos, incluidos los intelectuales.112 Habiendo hecho precisamente eso debo
apresurarme a añadir algunas reservas. Por principio de cuentas no re
sulta fácil determinar cuáles conclusiones de política económica debieran
sacarse en consecuencia. Es obvio que resultaría tonto desear que no hu
biera ocurrido el florecimiento del pensamiento social latinoamericano
de los últimos decenios porque este pensamiento pudo haber contribuido
a un clima ideológico de frustración que a su vez puede tener cierta
responsabilidad por algunos hechos políticos deplorables. En otras pala
bras, sería ridículo llegar a la conclusión de que los intelectuales deben
dejar de ser intelectuales y abstenerse de analizar los problemas de sus
países. Sin embargo, podríamos sugerir que tales intelectuales deben co
brar mayor conciencia de su responsabilidad, la que es mayor cuanto ma
yor sea la autoridad que puedan llegar a alcanzar en sus países. Debido
a esta autoridad el proceso que en el terreno de la ciencia y la tecnología
se conoce como la prolongada secuencia de la invención a la innovación
ocurre a menudo, en la América Latina, con gran celeridad en el terreno
de las ideas económicas, sociales y políticas. Cuando el pensamiento so
cial se convierte tan rápidamente en intentos de ingeniería social una gran
incidencia de experimentos fallidos es el precio que a menudo se paga
por la influencia ejercida por los intelectuales.
Mi segunda reserva se refiere al peso que debe darse a las observa
ciones anteriores. Al hacer hincapié en los desarrollos ocurridos en el
terreno ideológico, no quiero sugerir que tales desarrollos deban susti
tuir por completo las explicaciones del giro hacia el autoritarismo que

111 Quizá resulte significativo en este sentido el hecho de que el grupo de economistas po
líticos de la cepal que se reunió alrededor de Raúl Frebisch y elaboró las diversas doctrinas
de la cepal en los años cincuenta no incluía ningún colombiano o venezolano prominente. Véan
se algunas observaciones sobre el aislamiento relativo de Colombia frente a las corrientes del
pensamiento en la ciencia social latinoamericana en Francisco Leal Buitrago, "Desarrollo, sub
desanrollo y ciencias sociales", F. Leal Buitrago y otros, El agro en el desarrollo colombiano,
Bogotá, Punta de Lanza, 1977, pp. 27-28.
112 Véanse otros comentarios sobre este tema en los caps. 6 y 7 de este trabajo [no inclui
dos aquí].

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1414 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

se concentran en alguna falla de la estructura o la política económica


En efecto, parece probable que detrás de la notable actividad intelectual
de los últimos decenios se encuentren algunos factores económicos y po
líticos "reales" que pudiera considerar un análisis más global. En la s
guiente sección de este ensayo, la última, se hace un esfuerzo en esta di
rección.

4. Un marco más general: La función empresarial, la función de la


reforma y su interacción

Las notas siguientes son exploratorias y fragmentarias. Tratan de su


gerir que el marco conceptual que se va a proponer parece prometedor.
Para no tener que meditar todo ex nihilo principiaré con la observación
ya casi obvia de que el crecimiento económico genera desequilibrios y
desigualdades. Lo hace así en muchas dimensiones: en La estrategia d
desarrollo económico subrayé los desequilibrios sectoriales y geográfico
pero las crecientes desigualdades sociales y del ingreso constituyen una
parte importante de este cuadro. Con el transcurso del tiempo surgirán
ciertas presiones para corregir algunos de estos desequilibrios, porque la
continuación del crecimiento requiere tal corrección en algún momento y
porque los desequilibrios traen consigo tensiones, protestas y acciones s
ciales y políticas. Esta formulación conduce de inmediato a la definición
de las dos tareas o funciones principales que deben realizarse en el cu
so del proceso de crecimiento y también, como veremos en seguida,
una apreciación de varias formas típicas en las que el proceso en su con
junto puede incurrir en problemas económicos o políticos.
La primera de las dos tareas es la función desequilibradora, la fun
ción empresarial, o la función de acumulación, como la llama Jame
O'Connor en The Fiscal Crisis of the State.1™ Esta función puede ser d
empeñada por la empresa privada nacional, por el capital extranjero, po
el Estado, o por cualquier combinación de tales agentes. En algún m
mento posterior a la realización de esta función los sectores y las regione
que se han quedado atrás tratarán de recuperar el terreno perdido, y bu
carán reformas sociales para mejorar el bienestar y la posición de los gru
pos descuidados o explotados, y para una redistribución de la riqueza y
ingreso en general. Esta es la función "equilibradora", distributiva, o de
reforma. Como la función empresarial, la función de reforma puede se

113 Nueva York, St. Martin's Press, 1973. Por lo que toca a mi definición de las funciones
desequilibradoras y equilibradoras véase la sección "The Two Functions of Government" de Th
Strategy of Economic Development, pp. 202-205.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1415

realizada por actores diversos, es decir por las propias partes in


das mediante la acción colectiva o por el Estado ("la reforma d
arriba").114
La medida en que estas dos funciones se realicen y coordinen resulta
decisiva para los resultados económicos y políticos del proceso de creci
miento. Algunos de los problemas que pueden surgir son imputables sin
duda a ciertas características de las dos funciones consideradas por sí so
las.115 Pero esta formulación trata de señalar la interacción de ambas fun
ciones, que es tal vez más decisiva.
Desde una perspectiva fría se advierte sin dificultad que la función
de reforma desempeña un papel esencial en el sostenimiento del creci
miento tras un impulso poderoso, aunque desequilibrador, de los empre
sarios. Así lo vemos en los famosos ejemplos históricos de las experien
cias de reforma relativamente afortunadas, como la Ley de Reforma de
1832 en Inglaterra, el Nuevo Trato en los Estados Unidos y los logros
de Lázaro Cárdenas en México. Pero estos ejemplos ilustran también que,
con la posible excepción de los desequilibrios sectoriales,116 quienes reali
114 El término función de legitimación, utilizado por O'Connor, parece innecesariamente res
trictivo ya que sólo se refiere a las realizaciones de esta función a cargo del Estado. Además,
el término en cuestión es engañoso: implica algo acerca del objetivo que persiguen los actores
cuando realizan la actividad reformista; sin embargo, muy a menudo está muy lejos de sus
mentes la búsqueda de una "legitimación" para el Estado, aun cuando ese sea el resultado. Y
ahora una nota breve sobre mi propia terminología: preferí hablar de la junción empresarial,
y no de la función de acumulación, porque al hacer referencia a quienes la realizan resulta
menos extraño el término empresarios que el término acumuladores (o capitalistas), sobre todo
en un contexto de desarrollo. En cuanto al término de función de reforma, lo preferí al de
función distributiva (o redistributiva) porque este último, como la función de legitimación de
O'Connor, implica que sólo el Estado puede realizarla. El término de función de reforma no
me satisface por completo, porque no parece incluir las acciones o las políticas correctivas des
tinadas a ayudar a un sector económico retrasado a que alcance a los otros sectores en el pro
ceso de crecimiento. Pero un término más inclusivo, como el de función "correctiva", habría
sido demasiado chato. El término función de reforma tiene además la ventaja de que podemos
llamar simplemente "reformadores" a quienes la realizan. Pero el uso de este término en el
texto no implica que estas personas sean "reformistas" en el sentido de que se hayan compro
metido con alguna idea de la revolución; en mi opinión se incluye aquí a quienquiera que esté
decidido a corregir los desequilibrios y las injusticias que hayan surgido en el curso del cre
cimiento, cualesquiera que sean las consecuencias; en otras palabras, pueden ser empresarios,
agencias estatales, reformistas, tratantes de reformas o revolucionarios.
118 Por lo que respecta a la función empresarial (en aislamiento) véase Fernando Henrique
Cardoso, Empresario Industrial e Desenvolvimento Económico, Sao Paulo, Difusáo Européia do
Livro, 1964, y "The Industrial Élite", S. M. Lipset y A. Solari, Élites in Latin America, Nueva
York, Oxford University Press, 1976, pp. 94-116. Véanse algunos estudios de casos particulares
de la función de reforma (en aislamiento) en mi libro Journeys Toward Progress.
116 Los empresarios advierten los desequilibrios sectoriales por el surgimiento de escaseces
y elevaciones de los precios relativos, y si los mercados de capital funcionan correctamente la
manifestación de esta clase de desequilibrio es el inicio de su curación, con la participación de
los empresarios responsables del desequilibrio. En el caso del desequilibrio regional la correc
ción es mucho menos oportuna y previsible, y mucho más política. En ausencia de incentivos

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1416 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

zan la función empresarial no advierten de ordinario la incipiente nece


sidad de la acción complementaria y a menudo se oponen fuertemente a
la realización de la función de reforma. Por supuesto esa función tiene
sus propios actores o realizadores interesados, ya se ejecute desde arriba
o desde abajo, pero su aparición en escena en el momento oportuno y con
el vigor preciso no se coordina confiablemente con la función empresa
rial y su realización. En efecto, mientras que la realización de ambas
funciones (en alguna secuencia adecuada) puede ser "objetivamente"
esencial para el proceso de crecimiento, sus protagonistas son con fr
cuencia adversarios acérrimos, y quizás así deba ser hasta cierto punto,
para que logren sus propósitos respectivos.
Ahora trataré de enunciar algunas características de la función em
presarial y de la función de reforma en la América Latina, y alguna
características de su interacción, por comparación con las de los paíse
industriales avanzados. Más adelante examinaremos algunas diferencia
importantes entre los países latinoamericanos.
Veamos en primer término el vigor de la función empresarial. Aquí
nos encontramos en un terreno muy familiar. Tal vigor depende de la
atracción de las oportunidades de inversiones rentables y del empuje de
las fuerzas ideológicas. Alexander Gerschenkron ha demostrado memora
blemente el ímpetu poderoso de la ideología, derivada de fuentes diver
sas tales como el saintsimonismo en Francia y el marxismo en la Rusia
de fines del siglo xix, en el caso de los países europeos de industrializ
ción tardía.117 Además, el esfuerzo por establecer industrias con las que
pudieran conquistarse luego posiciones de liderazgo en los mercados mun
diales de manufacturas se aconsejó, percibió y estimó como parte de la
competencia por el poder nacional; además, el deseo de recuperar tale
posiciones tras una derrota militar tenía matices de cruzada nacional
Aunque la pérdida de las provincias norteñas por parte de México y de
Panamá por parte de Colombia ejercieron sobre estos países un efect
similar de "concentración de la mente", las fuerzas ideológicas que im
pulsaron la industrialización de la América Latina no tuvieron en genera
tal potencia. Pero a resultas de la Gran Depresión y de la segunda Guerr
Mundial surgió en la América Latina una gran desdicha y una medit
ción profunda sobre su papel económico en el mundo. Este esfuerzo cul

fuertes, patrocinados por el Estado, es improbable que el desequilibrio sea corregido por qui
nes lo provocaron. Lo que decimos del desequilibrio regional se aplica con mayor fuerza aú
a las desigualdades sociales o del ingreso que surgen o se agrandan en el curso del crecimiento
117 Economic Backwardness in Historical Perspective, Cambridge, Mass., Harvard Universit
Press, 1962, pp. 22-26.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1417

minó después de la guerra con el manifiesto de 1949 de Prebisch y


llamado a la industrialización. Los llamados subsecuentes a la plane
ción y la integración pueden considerarse (con ciertas reservas) impuls
ideológicos adicionales para el desarrollo industrial. En el Brasil Kubits
chek y varios de sus aliados ideológicos, políticos e institucionales in
ciaron en los años cincuenta una campaña particularmente decidida
temporalmente afortunada para forjar una ideología nacional del d
arrollo y la industrialización.
Pero aquí interviene otra peculiaridad de la secuencia latinoamer
cana: el impulso dado a la industrialización en la posguerra sólo dur
cerca de un decenio, después de lo cual apareció una fase ideológica muy
diferente en la que predominaron los llamados a la redistribución. L
más interesante es que estos llamados provenían esencialmente de l
mismos círculos que habían propugnado antes una afirmación vigoro
de la función empresarial. Estos círculos estaban convencidos de que el
desarrollo requería ahora la redistribución más bien que la continu
acumulación según los lineamientos tradicionales.
Así pues, las fuerzas ideológicas que se encontraban detrás de la
función empresarial eran más débiles en la América Latina que en Euro
pa. Pero desde el punto de vista de los resultados políticos es tal vez má
importante el hecho de que en la América Latina algunas voces intel
tuales importantes que antes habían apoyado la función empresarial se
reunían ahora tras la bandera de la reforma. Ahora se denunciaban los
antiguos objetivos del desarrollo y la industrialización, y el término de
arrollismo —antes un emblema de honor y progreso— se convirtió e
forma extraña pero efectiva en sinónimo de oprobio.118 Podrían encon

118 Puede señalarse la misma reversión en el caso de la industrialización, que tras un brev
periodo de alabanza se vio rodeada de términos que denotaban desprecio o problemas inmine
tes. Surgió una serie de metáforas extravagantes, con connotaciones despectivas o pesimista
Constantemente se alega qu<* 3a industrialización ha llegado a un "estancamiento", ha desemb
cado en un "callejón sin salida", aun en un "callejón sin salida cromado", y se afirma que pad
ce de "agotamiento" y de "estrangulamiento extetrno", un término usado rutinariamente para h
cer referencia a las dificultades de balanza de pagos que acompañan de ordinario a una fuert
oleada industrial. Veamos el caso de la "industrialización con sustitución de importaciones
un término ya consagrado que casi parece libre de valor. Es obvio que toda industrialización,
con la única excepción de la inglesa, ha sido sustitutiva de importaciones hasta cierto punto
¿Entonces por qué se escogió este término para describir la industrialización latinoamerican
¿Podría ser porque sutilmente minimiza tal esfuerzo? Como sabemos, una sustitución o Ersat
no es nunca tan buena como lo sustituido. Además, el término en cuestión implica, errón
mente en el caso de la mayoría de las industrias nuevas, una ausencia total de ajuste creador
y de capacidad para resolver problemas. Conviene advertir que la crítica a la isi proveniente
de la América Latina y de la izquierda apareció aproximadamente al mismo tiempo que la crít
ca a la "industrialización orientada hacia adentro", originada primordialmente dentro de los p

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1418 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

trarse sin duda varias razones para este cambio; una razón partic
mente importante fue tal vez el liderazgo asumido por el capital ext
jero en el curso del proceso de industrialización. En todo caso este
bio no se observa ni en Europa ni en Norteamérica —por lo menos n
observa durante las primeras etapas de la industrialización—, don
apoyo a la función empresarial estuvo lejos de evaporarse cuando
reció la función de reforma. Aquí las dos funciones tenían partid
ideológicos distintos. A lo sumo —como ocurrió con cierto tipo de ke
sianismo— hubo un apoyo simultáneo para ambas funciones.
En la América Latina la mutación ideológica que acabamos de
minar —el retiro del apoyo intelectual a una función y su concesi
la otra— se hizo particularmente evidente en Chile, la Argentina
Brasil. Algunos grupos sociales fuertemente arraigados se quedaro
estos países sin protección ideológica, o sea en una posición incómoda
quizá precaria. Es posible que así se explique la disposición de estos
pos a recurrir a la fuerza a fin de recuperar el apoyo ideológico perd
Porque, como señaló Rousseau en su Ensayo sobre el origen de las
guas, la fuerza es un sustituto de la "elocuencia" y la "persuasión"
Podemos formular varias observaciones acerca de las diferencias t
picas que separan a los países latinoamericanos en lo tocante a nues
dos funciones y su interrelación. Es evidente, por ejemplo, que la
ción de reforma surge en fechas completamente distintas y con retr
muy diferentes tras el surgimiento de la función empresarial
Desde luego podemos empezar a explicar estas diferencias examina
do la propiedad de las actividades y los recursos económicos que es
apoyando la mayoría de la función empresarial. Si esa propiedad e
tranjera es de esperarse que el apoyo ideológico de la función emp
rial sea particularmente débil, de modo que las demandas de reforma
de redistribución se escucharían más pronto y con mayor fuerza que
la propiedad del sector económico dinámico estuviera en manos nacio
les. En Chile, por ejemplo, la propiedad extranjera de las minas d
tratos (y más tarde de las minas de cobre) hizo que surgieran pro
algunas demandas de los grupos de clase media para que se gravar
los inversionistas extranjeros y para un fortalecimiento consiguiente
ses desarrollados, como se señaló (pp. 1398 y 1401). Sobre la conjugación de las críticas fo
ladas contra la industrialización desde la izquierda y la derecha véase el capítulo 1, secció
119 En los tiempos antiguos, cuando la persuasión tomó el lugar de la fuerza pública, la
cuencia era necesaria. ¿Qué sería bueno ahora, cuando la persuasión es sustituida po
fuerza pública?" (capítulo 20). Según Rousseau la fuerza prescinde de la elocuencia. Pe
también es posible que el alejamiento de la elocuencia (es decir, del apoyo ideológico)
tribuya a la aplicación de la fuerza.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1419

aparato estatal.120 Por otra parte, un esfuerzo de redistribución ante


y más decidido, tras la iniciación del desarrollo económico encabe
por las exportaciones, ocurrió en el Uruguay, donde algunos compone
importantes del sector económico dinámico (tierras, ganado vacuno,
nado lanar) estaban en manos de nacionales. En Venezuela, donde
plotación de los recursos petroleros estaba en manos extranjeras,
por efecto de la actitud prevaleciente después de la segunda Guerra
dial, se demandó menos la redistribución que la realización o la p
ción estatal de funciones empresariales que complementaran las funci
de los extranjeros o rivalizaran con ellas. Por lo tanto, debemos busc
otros criterios para entender la cronología de las tendencias reform
en relación con las actividades empresariales.
Cuando tratamos de entender el porqué pueda haber un prolonga
apoyo ideológico a la función empresarial en una sociedad record
el influyente concepto de la hegemonía de Gramsci,121 quien af
que, hasta el momento en que se imponga una ideología contrar
eficaz, la ideología de la clase gobernante impregna y configura
sión del mundo de las otras clases y los otros grupos de la sociedad,
la de los más explotados: en esto, más bien que en la fuerza bruta, r
de la esencia de la estabilidad de los arreglos sociales y políticos. Cua
gobiernan los capitalistas es de presumir que su hegemonía se reflej
en el hecho de que todas las clases de la sociedad apoyan el crecimien
económico capitalista, aunque tal crecimiento favorezca a algunas cla
grupos y regiones más que a otras. Pero ¿por qué ocurre esto? S
Gramsci la hegemonía es una noción muy importante para la polític
volucionaria. Pero tiende a tratarla más bien como un axioma y
contrario de Maquiavelo en el caso del Estado— no dice mucho d
procesos por los cuales se establece, mantiene o pierde la hegemonía
En el capítulo n traté de examinar algunos de estos procesos d
cierto punto de vista particular. Sostuve allí que, durante una fas
cial de desarrollo económico rápido, aun quienes se quedan atrás s
tirán alentados y tenderán a apoyar durante algún tiempo el orden

12° Véanse varios escritos de Aníbal Pinto, por ejemplo su libro Tres ensayos sobre C
y América Latina, Buenos Aires, Solar, 1971, pp. 67 ss.
121 Thomas R. Bates hace una reseña de las notas y observaciones de Gramsci sobr
tema, muy dispersas, en "Gramsci and the Theory of Hegemony", Journal of the Hist
Ideas 36 (1975), pp. 351-366. Véase también Perry Anderson, "The Antinomies of An
Gramsci", New Left Review 100, noviembre de 1976 a enero de 1977, pp. 5-80.
122 Explicar "cómo se adquieren [los Estados], cómo se mantienen, y cómo se pierden
intención de Maquiavelo en El príncipe, según lo define el propio autor en una carta fa
enviada a Francesco Vettory el 10 de diciembre de 1513.

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1420 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

tente porque tienen la esperanza de que les llegue su turno; esta toler
cia de la desigualdad (el "efecto del túnel") durará más tiempo cua
los que se quedan atrás puedan simpatizar con quienes avanzan e
terreno social y económico. Así, la tolerancia será relativamente fug
la función de reforma hará pronto su aparición en las sociedades don
se restrinja el progreso económico a un grupo particular, percibido por
demás como algo distinto y cerrado. Este argumento puede explic
aparición temprana de la función de reforma en Chile y el Uruguay,
que el grupo de grandes terratenientes uruguayos que prosperaron du
te el periodo del crecimiento encabezado por la exportación era tan a
a la clase media urbana como los extranjeros dueños de minas chilena
Sostuve también que el hecho de compartir una experiencia histór
—como la guerra, la revolución o la realización de reformas impo
tes— puede actuar como una fuerte influencia homogeneizadora sobr
sociedad de modo que, tras tales hechos, el escenario queda prepa
para el desarrollo muy desigual y para una tolerancia prolongada de
desigualdad, quizá particularmente en los países donde la reducción o
eliminación de las desigualdades constituyó uno de los objetivos pr
pales de la revolución o la reforma. Cuando la igualdad se proclama c
la esencia de la nacionalidad, y cuando se superan supuestamente las
rreras y las escisiones sociales, el retorno de la desigualdad pasará in
vertido durante largo tiempo, o se tolerará por largo tiempo después
la percepción. México, después de Cárdenas, es un buen ejemplo: tras
fachada de los logros de la Revolución el desarrollo se realizó aqu
una forma muy desigual, pero la estabilidad política se mantuvo
lume hasta el levantamiento estudiantil de 1968.
Algo que no se señaló en el capítulo n es que la tolerancia de la des
igualdad puede ser mayor cuando el crecimiento es rápido que cuando
es lento. Esto puede parecer sorprendente: normalmente son mayores las
desigualdades cuanto más rápido es el crecimiento. Pero con el crecimien
to rápido son más evidentes el cambio económico y la transformación fí
sica concomitante del país y sus ciudades, de modo que la expectativa o
la posibilidad de mejoramiento se comunica convincentemente a diversos
grupos e individuos. Es concebible que este efecto de comunicación del
crecimiento rápido pueda superar a su efecto desnivelador, con el resul
tado paradójico de que el país donde la desigualdad haya aumentado más
estará sujeto a menores presiones reformistas. Sería interesante un exa
men de la historia reciente del Brasil y la Argentina a la luz de esta pro
posición.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1421

La aparición temprana o tardía de las presiones reformistas en rela


ción con las fuerzas empresariales es un tema de interés intrínseco consi
derable. Nos vemos tentados a establecer una relación entre ese hecho y
el derrumbe de los regímenes pluralistas en los términos siguientes: si la
reforma aparece "demasiado pronto" paralizará las fuerzas empresaria
les ("matará a la gallina de los huevos de oro"), y esto generará estanca
miento, descontento y un esfuerzo por asegurar el proceso de acumula
ción y crecimiento mediante un régimen autoritario. Si la reforma apa
rece "demasiado tarde" las presiones que la impulsan, contenidas durante
largo tiempo, explotarán con violencia y conducirán a la misma configu
ración política antes mencionada, a menos que haya ocurrido una revo
lución triunfante (presuntamente con su propio sello autoritario). Pero
este resultado no nos satisface: dado que ningún país tiende a lograr la
cronología precisa, parece que no hay escape posible del autoritarismo en
el desarrollo capitalista. Es claro que deben considerarse otros factores.
Los candidatos obvios son las identidades de los vehículos de las dos
funciones. Como vimos al inicio de esta sección, tanto la función empre
sarial como la reformista son esenciales para el éxito del desarrollo bajo
auspicios capitalistas, aun desde el punto de vista de los intereses del
propio proceso a largo plazo. Al mismo tiempo, sin embargo, es impro
bable que los reformadores aparezcan como "ayudantes" de los grupos
empresariales. Cuando aparecen en el escenario pueden estar llenos de
odio contra tales grupos, quienes reciprocarán el sentimiento. El rompi
miento de las reformas pluralistas podría relacionarse con el grado y la
naturaleza de esta hostilidad entre los protagonistas de las dos funciones.
Este enfoque me lo sugirió lo que es casi la doctrina recibida acerca
de la política colombiana: que la estabilidad política y el mantenimien
to de un pluralismo limitado en ese país han dependido de la capacidad
de algunos elementos de la élite perdurable del país (la "oligarquía")
para asumir el papel de reformadores mientras otros continuaban sus
actividades empresariales. A menudo se generó gran hostilidad entre los
dos grupos, y hubo algunos "accidentes" graves: la violencia a fines de
los años cuarenta y durante lbs años cincuenta, y la dictadura de Rojas
Pinilla (1953-1957). Pero es notable la resistencia de las formas plura
listas durante el periodo crítico de los años treinta o durante la oleada
autoritaria actual, y es probable que tenga algo que ver con la capacidad
de la élite para asegurar cierta realización mínima de ambas funciones
mediante su fragmentación en dos grupos. La comunicación entre los dos
grupos se obstruyó a menudo, pero nunca se cortó por completo, debido

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1422 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

en parte a la existencia de relaciones personales y en parte al hecho de qu


después de algún tiempo resultó obvio que los reformadores no eran en
modo alguno revolucionarios, cualquiera que fuese su fraseología, sin
que estaban actuando en el mejor interés de sus hermanos.
En Venezuela las dos funciones se realizan en forma muy diferente,
pero el resultado ha sido similar, por lo menos durante los últimos veint
años. Aquí son el Estado y su burocracia, más bien que un grupo "pr
vado" dominante de la economía y del Estado, los que realizan ambas
funciones. En virtud de que la riqueza del Estado se basa en el petróleo
los grandes impulsos hacia la iniciación de nuevas actividades económ
cas se originaron en esa industria, al igual que los esfuerzos por mejorar
servicios sociales tales como los de salud y educación, por mejorar el equ
librio regional y la reforma agraria, y similares esfuerzos reformistas.
Había aquí escasa probabilidad de que la actividad de una parte de l
burocracia paralizara la actividad de la otra parte. Resultaba relativamen
te fácil un entendimiento con el sector privado, porque obviamente el E
tado era un socio importante en casi todas las actividades económicas de
peso. Con esto basta por lo que respecta a los dos grandes regímenes plu
ralistas que sobreviven en la América Latina. ¿Qué diremos de los otros?
Hay una distinción antigua, y todavía útil, entre la reforma "desde aba
jo" y la reforma "desde arriba". El prototipo de la "reforma desde arri
ba" ha sido desde hace largo tiempo la institución de diversos programa
de seguridad social en Alemania, en el decenio de 1880, por parte de
Bismarck. Es probable que a resultas de esta experiencia histórica ejem
plar se haya establecido firmemente la idea de que la reforma desde arr
ba estabiliza el orden político, por lo menos a corto plazo, e impide e
desorden social y político que se produciría si se implantaran las refor
mas gracias a las acciones decididas de los trabajadores o de otros grupos
de peticionarios.
Debe revisarse a fondo esta idea a la luz de la experiencia latino
americana.123 Dada la debilidad de los sindicatos y de las organizaciones
masivas similares la reforma desde arriba (combinada a menudo con l
movilización desde arriba) ha sido la regla más bien que la excepció
en este continente, pero en muchos casos se ha generado la inestabilidad y
finalmente la desintegración política, seguida del autoritarismo. Es posibl
que una razón de este fenómeno sea el hecho de que los grupos sociales
128 En realidad sólo hay necesidad de demostrar que la reforma desde arriba no gener
estabilidad en la América Latina, ni siquiera a corto plazo; a largo plazo tampoco lo hizo e
Alemania, como se ha demostrado en varios estudios que conectan el advenimiento del naciona
socialismo con las políticas internas de Bismarck.

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ESTRATEGIA DEL DESARROLLO 1423

reformistas que se apoderan a veces del Estado no simpatizan en absolu


con las élites tradicionales, nacionales y extranjeras, que se encargan de
la función empresarial y a su vez están decididas a no ceder nada si pue
den evitarlo. Por lo tanto, las élites reformistas no consideran que las
formas intentadas en estas condiciones ayuden a mejorar el funcionamie
to del sistema, ni las élites empresariales las aceptan con el espíritu de
"renunciar a algo para no perderlo todo". Además, en virtud de que no
han sido forjadas en un enfrentamiento directo entre clases contrarias
(como ocurriría con la "reforma desde abajo"), las reformas impuest
desde arriba resultan a menudo poco realistas, fáciles de congelar, y
veces poco útiles para los supuestos beneficiarios. El resultado puede se
el peor de ambos mundos: la enervación de los empresarios combina
con una ausencia de avances reales de los grupos discriminados que l
reformas tratan de ayudar.
Parece útil la concepción del proceso de desarrollo de la Améric
Latina como el desenvolvimiento secuencial de las funciones empresaria
les y las reformistas. El cambio del apoyo ideológico de las dos func
nes, su cronología recíproca y la identidad de grupo de los reformador
en relación con la de los empresarios nos han ayudado a entender la in
teracción entre el desarrollo económico y la política, aunque es evident
que estamos lejos de una teoría unificada. Una de las ventajas del en
que delineado aquí es la reunión de los factores "estructurales" e "id
lógicos" en una forma que no está presente en los intentos de explicación
considerados antes en este ensayo.
El marco conceptual sugerido aquí puede utilizarse también para e
tablecer contacto con algunas de las proposiciones anteriores de este en
sayo. Por ejemplo, es posible que el estancamiento o desencuentro —un
término muy adecuado, acuñado en la Argentina— entre la élite empre
sarial y la élite reformista actúe como una invitación irresistible para qu
los intelectuales presenten sus propias propuestas y soluciones. Por lo ta
to, es posible que tal estancamiento sea responsable del fermento intele
tual de los últimos decenios, examinado en la sección 3.
Desde nuestra perspectiva nueva también podremos entender mejor l
introducción de este ensayo, donde hicimos hincapié en las políticas qu
exageran la "elasticidad" de la economía. Vemos ahora que en la medida
en que tales políticas sean implantadas por reformadores es posible que
no se basen en percepciones erróneas sino que partan de incompatibilid
des básicas con la perspectiva y los valores de otras élites. En esta form
tales políticas resultan menos caprichosas y más inteligibles.

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1424 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

5. Resumen

Este capítulo se ha convertido en una especie de reseña crítica de las


posibles explicaciones del giro hacia el autoritarismo en la América La
tina. Además de las interpretaciones puramente económicas hemos presen
tado otras que subrayan la ideología, la política, la cultura y aun la per
sonalidad. Al final se ha bosquejado un marco más general que incluye
las fuerzas económicas, políticas, sociales e ideológicas. Creo que cada
uno de los intentos de explicación puede aportar algo al entendimiento
del desagradable fenómeno estudiado.
Pueden formularse dos tipos de críticas a mi modo de proceder: pri
mero, que he explorado mi tema desde demasiados ángulos, que he sido
excesivamente ecléctico; segundo, que al proveer un número tan grande
de explicaciones he hecho aparecer el autoritarismo como algo completa
mente inevitable y quizás aun justificado en la América Latina.
La primera crítica no me molesta realmente: prefiero ser ecléctico
que reduccionista, y resulta difícil saber dónde se encuentra el punto
medio ideal entre estos dos supuestos vicios. En cambio, la segunda cr
tica es un asunto grave. Por fortuna es una crítica errónea en virtud de un
teorema fundamental acerca del mundo social que puede formularse como
sigue: en cuanto un fenómeno social ha sido plenamente explicado por
diversos enfoques convergentes, de modo que se entiende en su majestuo
sa inevitabilidad y quizás aun en su permanencia, se desvanece. Percib
por primera vez la existencia de esta ley básica hace treinta años, en una
conferencia sobre Francia, cuando se presentaron y demostraron convin
centemente todas las razones del retraso industrial y económico de ese
país, en el momento preciso en que Francia iniciaba su notable moderni
zación y recuperación económica de la posguerra.124 Podrían ofrecerse
muchos otros ejemplos de la operación del teorema. Los lectores deberán
adivinar por qué ocurren así las cosas. Si encuentran difícil la prueba de
mi teorema quizá les ayude saber que Hegel expresó la misma idea, en
forma menos paradójica y más bella, cuando escribió: "el buho de Mi
nerva sólo extiende sus alas al caer la noche".
Se sigue de aquí que cuanto más completas y variadas sean nuestras
explicaciones del establecimiento de los regímenes autoritarios en la Amé
rica Latina más pronto terminaremos con ellos.

124 Véanse las minutas de la conferencia en Edward M. Earle (comp.), Modem France,
Princeton, Princeton University Press, 1951.

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