Art 3 Tugores Racionalidad Vs Intereses
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Art 3 Tugores Racionalidad Vs Intereses
IntroduccIn
La crisis iniciada a finales de la primera dcada del siglo XXI tendr en los libros de
Historia probablemente una presencia anloga a la que estall en 1929 y se extendi
durante prcticamente toda la dcada siguiente. Entre otros paralelismos, por la
multiplicidad y complejidad de sus causas, por haber larvado su simiente en una etapa
previa de prosperidad en que parecan haberse superado los ciclos econmicos, por las
interacciones con cambios geopolticos de alcance y que conducen a profundos cambios
econmicos, sociales y polticos.
Si el estudio acerca de las races de la Gran Depresin ha generado debates que han
durado dcadas, con una pluralidad de interpretaciones que dificulta hablar de que
conocemos ya sus causas reales y profundas, probablemente algo similar pueda estar
sucediendo con los anlisis de la Gran Recesin2 que estalla en 2007-2008. Con todo,
este artculo trata de revisar algunas de las principales explicaciones de la crisis
resaltando la necesidad y oportunidad de extraer las lecciones adecuadas para tratar de
afrontar las fragilidades que nos condujeron a ella. Y tiene dos hilos conductores: por
una parte, que ello slo puede hacerse desde las interacciones entre economa y poltica,
ahora de alcance global. Y, por otro lado, que la ausencia de actuaciones que vayan
realmente a corregir el fondo de esas fragilidades, resultado a menudo de los poderosos
intereses que las bloquean, genera un escenario especialmente inestable, sin que pueda
decirse que aprendemos las lecciones de la experiencia, sino ms bien lo contrario.
Dicho de otra forma, para entender y afrontar los retos que plantea el binomio
globalizacin + crisis, necesitamos recuperar la Economa Poltica, ante las evidencias
del elevado precio que supone una ortodoxia cada vez ms interesadamente sesgada y
jtugores@ub.edu
Adems de esta extendida denominacin se utilizan otras que destacan el carcter singular de la actual crisis
en enfoques comparativos de inters con orientaciones diversas: por ejemplo, la Great Credit Crisis en Almunia
et al.(2010) o Great Crisis en Hufbauer y Suominen (2010).
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Este papel de determinadas influyentes concepciones del anlisis econmico es analizada en Johnson (2009)
y en Tugores (2009).
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Aunque la recesin global ha tenido un efecto de reducir los dficits exteriores en economas como Estados
Unidos o Espaa, se tratara de que a este efecto automtico se le aadiesen medidas estructurales que
impidiesen que una eventual recuperacin volviese a reabrir desequilibrios insostenibles.
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Los comunicados oficiales del G20 explicitan estos aspectos fundamentales de un Marco para una crecimiento
fuerte, equilibrado y sostenible. Y los informes semestrales del FMI abundan en esta necesidad de
re-equilibrio, aunque la atencin se ha desviado primero hacia la infravaloracin del renminbi chino y
posteriormente a la guerra de divisas.
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Un matizado anlisis de los desequilibrios exteriores desde la ortodoxia es el de Blanchard y Milesi-Ferretti
(2009), en que el actual consejero econmico principal del FMI matiza sustancialmente sus anteriores
posicionamientos ms optimistas/tranquilizadores.
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Dooley et al. (2009) actualiza el anlisis de los autores que acuaron esta formulacin. La denominacin se
explica por la eventual similitud entre la complementariedad de intereses entre Estados Unidos y Europa en el
Bretton Woods original (I) y la comentada a continuacin entre Estados Unidos y China en los tiempos recientes.
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Bibow (2010) es una interesante referencia al respecto.
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El captulo III de FMI (2010 b) se refiere a los usos y abusos de las agencias de rating, especialmente referidos
ahora a las evaluaciones de calidad y riesgo de la deuda pblica.
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Incluso desde la presidencia del Banco de la Reserva Federal de San Francisco, Janet Yellen (2009) reivindica
el mensaje de Minsky, preterido por el anlisis ortodoxo durante dcadas.
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de morosidad se iban elevando, en los segmentos subprime, pero asimismo en los prime,
contagiados por unas prcticas y unos incentivos y retribuciones que forman parte
esencial de la respuesta a la pregunta de Stiglitz (2009) acerca de quin mat la
economa (norte)americana?... luego resucitada con cargo al bolsillo de los
contribuyentes.
La lucidez y honestidad de Rajan y la complacencia errnea de Geithner tuvieron sus
ilustrativas y contrapuestas recompensas. Rajan dejaba los cargos ejecutivos a final de
2005. Geithner se converta en secretario el Tesoro de la administracin Obama.
Coincidencia o mensaje para quienes aspirasen a progresar dentro de la profesin?.
Como se atribuye a uno de sus antecesores, Michael Mussa, la verdad es slo uno de los
intereses especiales en liza y no precisamente el mejor financiado. Un caso
paradigmtico de contraposicin entre racionalidad e intereses, aparentemente resuelta
a favor de stos
Cul ha sido el entorno en que han sido posible estos resultados?. El sucesor de
Rajan al frente del departamento de investigacin del FMI, Simon Johnson, acu en
2009 la expresin the quiet coup11 para describir sus experiencias en primera persona
acerca de los mecanismos mediante los cules los poderosos de Wall Street ejercan su
influencia sobre los procesos de toma de decisiones en las polticas nacionales e
internacionales. La denominacin de golpe de estado silencioso enmarca desde los
cambios legislativos para desmantelar las prudentes regulaciones establecidas tras la
Gran Depresin hasta las manipulaciones y descalificaciones hacia cualquier
planteamiento, acadmico o sociopoltico, que osase desafiar los intereses de unas lites
financieras que encontraban a menudo en formalizaciones acadmicas asimismo
consideradas de lite (excelencia) las coartadas para tratar de legitimar sus
planteamientos.
Los resultados fueron la acumulacin de unos riesgos sistmicos12 generalizados que
estallan desde 2008 con los efectos conocidos. Pero el poder de esos lobbies se evidencia
tanto en su capacidad para obtener rescates con cargo a los recursos pblicos, como,
ms recientemente, en su capacidad para oponerse y conseguir eliminar los aspectos
ms exigentes de las nuevas propuestas de regulacin y supervisin, adems de
descafeinar el resto, como se ha evidenciado en las tramitaciones de propuestas de
reforma financiera tanto en Estados Unidos como en la Unin Europea as como en las
sugerencias que emanan del Banco Internacional de Pagos o del Financial Stability Board.
El ttulo de un artculo de Persaud (2010), El Imperio contraataca es bastante ms que
un fcil recurso.
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Ramcharan (2010) indica cmo entre 1976 y 2007 el 1% superior de las rentas de Estados Unidos pas de
absorber el 9% del total de la renta a percibir el 24%.
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Pasar del elogio a la elega de las clases medias ha sido una de las caracterizaciones de este proceso.
Las posiciones de Rajan han logrado suscitar reacciones en contra tanto de por parte del FMI que de forma
polticamente correcta se prest a ser sede de una presentacin de las ideas de su antiguo consejero econmico
principal pero poco despus (octubre 2010) organizaba una conferencia en que se pondran en solfa sus
planteamientos como de Krugman y Wells que reaccionan ante eventuales responsabilidades y/o
complacencias de la administracin Clinton al respecto en la primera etapa de la expansin que finalmente, ya
en la era Bush, condujo a la crisis.
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Un resumen compacto es Ramcharan (2010) que resume sus anlisis y experiencias en el departamento de
frica del FMI pero que se basa asimismo en datos recientes de la concentracin de rentas en Estados Unidos.
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Un debate que desborda el objeto de este texto es en qu medida el sistema productivo ms concentrado en
grandes corporaciones requiere unas cpulas altamente cualificadas pero en cambio unos niveles intermedios
ms disciplinados que creativos, generando unos requerimientos de formacin mucho ms piramidales que
explicaran la pasividad (seamos polticamente correctos) de las lites polticas y econmicas ante la degradacin
de la calidad en amplios segmentos del sistema educativo especialmente el pblico.
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morIr de xIto?
Un aspecto con menor presencia en la literatura acadmica es el papel de los
considerados demasiado acrticamente modelos de xito. Los casos de China y
Alemania, pases que lideran los rankings de supervit por cuenta corriente (y por tanto,
con algunos ajustes, de capacidad de financiacin) se ha convertido en paradigma de
potencial exportador y de una revalorizada nocin de competitividad. La conocida
asimetra de los ajustes en la economa financiera internacional, segn la cual la presin
para efectuar correcciones es mayor para los pases con dficit que para los que tienen
supervit18, que se traduce en la mayor capacidad de los pases superavitarios para
incumplir las recomendaciones inicialmente pactadas en el G20, contribuye a convertir
en referentes de fortaleza ejemplar a esos pases.
Pero no es oro todo lo que reluce. Un supervit persistente supone que el pas est
gastando (absorbiendo en la jerga) menos bienes y servicios de los que produce de
modo que, ejercera una presin contractiva y deflacionista a menos que otros pases
estuviesen haciendo lo contrario. El papel de Estados Unidos como consumidor de ltima
instancia a escala global, sobre todo de productos asiticos, o la forma ms que
benevolente con que Alemania financiaba a los pases deficitarios de Europa, son
evidencias de una corresponsabilidad en la gestacin de los desequilibrios y la crisis que
es injusto tratar de convertir como hacen de forma llamativa destacados lderes
alemanes y de forma ms sutil desde China - en una asimetra entre
superavitarios-virtuosos y deficitarios-viciosos a la hora de distribuir los costes de los
ajustes19.
De nuevo ha sido Rajan quien, desde la ortodoxia, ha alertado acerca de los riesgos
y fragilidades que derivan de retricas de lo que denomina supercompetitividad, una
variante moderna de mercantilismo que resulta especialmente contraproducente en
momentos en que la contraccin a escala mundial de la demanda debera revalorizar
ms las actitudes y medidas orientadas a la reactivacin de la demanda que a continuar
generando excesos de oferta bajo la coartada del indicador de xito que supone
mantener (prcticamente) los supervits previos a la crisis. En una lnea similar de
neomercantilismo, la acumulacin de reservas por parte de algunos pases - mucho ms
all de las razones necesidades de colchn de seguridad - nos retrotrae a experiencias
histricas en que claramente esos comportamientos tuvieron efectos contractivos a
escala mundial, al evidenciarse su dimensin de polticas de empobrecer al vecino.
Ya en 1994 Paul Krugman alert acerca de la obsesin peligrosa en que poda
convertirse la competitividad. Por varias razones que recuperan actualidad en el actual
Cabe recordar cmo uno de los objetivos de algunas propuestas de Keynes en la conferencia de Bretton
Woods fue precisamente reducir esas asimetras, aumentando la corresponsabilidad en el retorno a equilibrios
sostenibles en las cuentas exteriores.
19 En una analoga de cierta fortuna, haber estar prestando enormes cantidades a las cigarras impedira a las
hormigas contraponer de forma maniquea su virtud a la eventual disipacin de las cigarras.
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escenario. Por un lado, porque a menudo los indicadores de competitividad que tienden
a sacralizarse son por construccin juegos de suma cero por ejemplo las cuotas sobre
exportaciones mundiales o las posiciones en rankings olvidando que la razn
fundamental que legitima el comercio y las finanzas internacionales es desde los
argumentos con que Adam Smith y David Ricardo rebatan a los mercantilistas de viejo
cuo convertirse en fuentes de ganancias mutuamente ventajosas, es decir juegos
de suma positiva. Insistir en presentar como referencias modlicas patrones que
resaltan dimensiones de suma cero contribuye a enrarecer el clima de cooperacin
internacional con el riesgo de que, como en los aos 1930, acaben en un juego de suma
negativa.
Otros aspecto delicado de una obsesin peligrosa por la competitividad es olvidar
que son abundantes los mecanismos de complementariedad entre ese objetivo y la
cohesin social (desde un sistema educativo de calidad a comportamientos cooperativos
entre los agentes sociales) como muestran las destacadas posiciones de pases nrdicos
europeos que visibilizan la compatibilidad entre una razonable competitividad y
sociedades con estados de bienestar amplios. Y una razn adicional para recelar de una
presunta ejemplaridad de la supercompetitividad son las evidencias de la facilidad y
frecuencia con que esta nocin es capturada por grupos de presin poderosos para
sesgar a su favor las polticas pblicas.
La mencionada asimetra entre la capacidad para presionar a pases con dficit
(menor si se trata del emisor de moneda de reservamientras dura este status) y la
dificultad para hacerlo a los pases superavitarios acenta el peligro de la dinmica
comentada en esta seccin. Las propuestas para reorientar la demanda hacia
componentes internos en China, pese a que mejoraran la calidad de vida de amplios
segmentos de la poblacin, o recomendaciones para un ajuste ms simtrico de los
desequilibrios en Europa (con Alemania reconociendo que su papel en la gestacin de
los problemas de las economas del Sur tiene que corresponderse con su contribucin a
un ordenado retorno al equilibrio) encuentra en los intereses de los beneficiarios de los
modelos de xito obstculos que pueden estar sesgando de forma contractiva la
dinmica del conjunto de la economa mundial. Resulta interesante para los estudiosos
de dnde se sita el poder al inicio de la segunda dcada del siglo XXI que ni siquiera
los objetivos establecidos en las cumbres del G20 consigan efectividad frente a estos
modelos.
Problemas InstItucIonales
Se han hecho referencias a dinmicas de captura de procesos de decisiones de los
poderes pblicos por parte de grupos de inters poderosos. Ello conduce a plantear el
problema de la calidad institucional o efectividad con que las instituciones promueven y
defienden los intereses colectivos. Cabe recordar que las instituciones, adems de sus
dimensiones jurdicas y sociopolticas, tienen importantes aspectos econmicos. Por un
lado, resolver los inevitables conflictos distributivos que aparecen en todas las
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sociedades. Por otra parte, generar los incentivos adecuados para que el potencial
creativo de las sociedades prospere adecuadamente.
Por ello ha sido empobrecedora la forma maniquea en que - antes, durante y despus
de estallar la crisis - se ha abordado la relacin entre mercados y gobiernos. Antes de la
crisis con la creciente hegemona de una retrica de desregulacin que condujo, como
ha expresado claramente Daron Acemoglu, a equiparar de forma equivocada el mercado
libre con el mercado sin ningn tipo de regulacin. Los fundamentos institucionales de
los mercados derivan de la necesidad de un marco legal, social y poltico como
condiciones esenciales para que los mercados puedan llevar a acabo sus tareas de
asignacin de recursos. Pocas veces ha sido ms cierto afirmar que los peores enemigos
de algo suelen ser los que se presentan como sus ms acrrimos defensores: cuando
nos referimos a los mercados debemos recordar que stos son unos bienes pblicos
que requieren regulacin, supervisin y un marco institucional solvente y slido. En caso
contrario, como nos recuerda asimismo Acemoglu (2009) nos encontramos con que nada
acota los comportamientos oportunistas que acaban destruyendo las presuntas
propiedades de eficiencia de los mercados, como ha sucedido a gran escala en el camino
hacia la crisis.
Y tras el inicio de la crisis, la captura de las intervenciones de los poderes pblicos,
con cargo al bolsillo de los contribuyentes, ha sido clamorosa. Desde quienes pedan una
mora en las leyes de mercado hasta quienes ocultaban su responsabilidad en la crisis
para presentarse como vctima necesitada de apoyo pblico, normalmente escudado en
rehenes como los clientes de entidades financieras o los trabajadores de sectores
conducidos a la crisis por falta de inversiones y previsiones razonables. Una gestin de
la crisis en gran medida orientada mucho ms a perpetuar el statu quo que a efectuar
las modificaciones que hubiese sido ms sensato y con menor costes social haber
afrontado en pocas de bonanza, aunque probablemente el entorno de crisis est
propiciando una distribucin ms regresiva de los costes de los ajustes.
Asimismo otra responsabilidad de las instituciones es la defensa de los intereses a
medio y largo plazo de la sociedad, superando las visiones cortoplacistas con creciente
hegemona en los comportamientos del sector privado, como ha mostrado en buena
medida el camino hacia la crisis. El papel de la pretericin de las dimensiones
intertemporales e intergeneracionales desde la bsqueda de rentabilidad a corto plazo
hasta la infravaloracin de las implicaciones medioambientales - en los comportamientos
que condujeron a la crisis merecera un artculo aparte. Llamativamente slo aparecen
estas dimensiones en el discurso ms ortodoxo cuando encaja con poderosos intereses,
como a la hora de traspasar al sector privado coberturas de pensiones.
Pero en la actualidad los debates acerca del papel y las responsabilidades de las
instituciones deben incluir tambin los mbitos supranacionales. La muy citada asimetra
entre una globalizacin econmica cada vez con menos lmites frente a la lentitud de los
avances en la supranacionalizacin de las dimensiones sociales y polticas que deberan
modularla, tiene en la dimensin institucional retos especiales. Una forma de expresar
las deficiencias al respecto es sealar cmo repetidamente se constata que tenemos
instituciones internacionales pero todava no instituciones globales, adecuadas a las
nuevas realidades.
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La Staff Position Note del FMI de 19 de febrero de 2010 sobre capital inflows: the role of controls fue
considerada por Rodrik un cambio de posicin trascendental, aunque pronto la cpula del FMI diluy su alcance.
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Recurdese la referencia del Manifiesto Comunista ya en 1848 acerca de la puesta en marcha de energas
productivas mucho ms grandiosas y colosales que todas las generaciones pasadas juntas.quin en los siglos
pasados pudo sospechar siquiera que en el regazo de la sociedad fecundada por el trabajo humano yaciesen
soterradas tantas energas y elementos de produccin?.
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hacia 1700 China supona el 22,3% del PIB mundial22, una cifra que, segn las
proyecciones del mismo autor, recuperara en el ao 2030 (asumiendo entonces un claro
liderazgo frente al 17,3% de Estados Unidos o el 13% de Europa occidental. Las recientes
proyecciones de la OECD (2010) amplan incluso la magnitud de un proceso que sera
ms ponderado calificar de retorno al centro de la economa mundial ms que de
emergencia.
Probablemente los futuros libros de Historia sealarn como principal resultado de
la crisis iniciada al final de la primera dcada el siglo XXI una profunda redistribucin del
poder econmico y poltico a favor de las economas emergentes y en contra de las
(hasta ahora) avanzadas. Pero los cambios importantes de poder no son neutrales en
trminos de valores y principios. Algunas de las ms importantes economas emergentes
no destaca por su democracia poltica, ni por el respeto a los derechos humanos, ni por
sus compromisos en materia de polticas sociales. Incluso, en ocasiones, ms bien todo
lo contrario. Es cierto que a esta realidad se le contraponen aspectos como la capacidad
para afrontar retos con esfuerzo y sacrificio o, en algunos casos, la asuncin de
compromisos colectivos, al tiempo que se critica el debilitamiento de esos valores en las
economas occidentales en los ltimos tiempos. En todo caso, los cambios profundos en
la distribucin del poder econmico y poltico se traducen en exportaciones no slo de
mercancas y flujos financieros sino adems de valores, con el riesgo de que en las
prioridades globales de un futuro ya iniciado ni la democracia poltica ni los derechos
humanos y sociales tengan ni siquiera nominalmente la misma posicin que hasta
ahora en los pases considerados avanzados
Por otra parte, los datos ya comentados acerca de los incrementos en las
desigualdades en la distribucin de la renta mostraran cmo las nuevas reglas globales
estaran siendo la coartada para reconvertir a la baja logros en materia de proteccin
social y estado del bienestar, al tiempo que se propicia difundir la nocin de que la
democracia poltica y por tanto los votantes y los gobiernos que surgen del sufragio
universal van perdiendo inexorablemente mrgenes de maniobra frente a las nuevas
realidades y poderes globales. Llama la atencin cmo, tras los momentos iniciales de
la crisis en que los propios grupos que haban tenido una retrica de libre mercado
propiciando desregulaciones o dudaron en formular una interesada conversin a
variantes del keynesianismo para obtener acceso a los recursos pblicos y cubrir as sus
excesos y errores, se ha vuelto a producir con camalenica rapidez un retorno a la
ortodoxia ms ntida ahora bajo el manto de la consolidacin fiscal De forma
llamativa, tras unos momentos iniciales de la crisis en que se hablaba de la necesidad
de que los poderes pblicos disciplinasen a los mercados financieros, desde hace algn
tiempo slo se oye hablar de lo inexorable de que sean los mercados financieros los que
disciplinen las polticas econmicas de los gobiernos, con severas sanciones en forma
de diferenciales de inters o simplemente la prdida de acceso a financiacin de los
poderes pblicos que no acaten esa disciplina.
Vase un resumen de los datos de Maddison en Tugores (2010) y las previsiones del FMI en las bases de
datos asociadas a FMI (2010 a).
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consIderacIones fInales
Aunque el alcance de esta primera gran crisis global del siglo XXI es un debate
apenas iniciado, algunos aspectos merecen ya atencin por su trascendencia y por las
consecuencias de diferir el anlisis y las polticas. Una confluencia de factores
explicativos, desde unos desequilibrios externos en mximos histricos hasta unas
pautas de comportamiento en los sistemas financieros que, interesadamente, olvidaban
las ms bsicas lecciones de la Historia, desde unos aumentos de las desigualdades
propiciados por unas nuevas reglas globales que agravaban las asimetras respecto a la
capacidad de respuesta, debilitando las polticas pblicas y la calidad de las instituciones
hasta la adopcin de unos modelos de xito que prioriza(ba)n unas concepciones de la
competitividad convertida en un fin en s misma contrapuesta y antepuesta a otras
consideraciones, todo ello conforma unas dinmicas de fragilidad a las que una parte
importante del anlisis econmico ortodoxo se ha prestado a servir de coartada pese a
las evidencias de hacia dnde nos han conducido.
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