40 Días en El Desierto
40 Días en El Desierto
40 Días en El Desierto
¿Qué motivó a Jesús a pasar 40 días y 40 noches de solitud, oración y ayuno en el desierto de
Judea? El paisaje desértico era mayormente inhabitable y estaba lleno de peligros para
cualquiera que se atreviera a aventurarse en el por un tiempo. El peligro del calor sofocante del
día y el frío extremo de la noche, o el peligro de los animales silvestres y los escorpiones, además
de la escasez de comida y agua.
Para Israel, el pueblo escogido de Dios, y muchos de sus líderes, el desierto era un lugar de
prueba, encuentro y renovación. Cuando los Israelitas fueron liberados de la esclavitud en
Egipto, erraron por el desierto 40 años. Este se consideró como un tiempo de purificación y
preparación para entrar en la tierra prometida. Moisés subió al monte del Señor en el desierto
del Sinaí y permaneció ahí 40 días y 40 noches en oración y ayuno (Éxodo 24:18). Elías, después
de ser alimentado con el pan del cielo, atravesó el desierto durante 40 días hasta el monte de
Dios (1 Reyes 19:8). Jesús estuvo sin nada qué comer en el desierto durante 40 días para
prepararse para la misión que el Padre lo había enviado a cumplir.
¿Por qué escogió Jesús un lugar tan árido y solitario para un periodo largo e intenso de oración y
ayuno? Mateo, Marcos y Lucas nos dicen en sus evangelios que Jesús fue conducido por el
Espíritu Santo en el desierto. Marcos lo dice enfáticamente: “A continuación, el Espíritu le
empuja al desierto” (Marcos 1:12).
¿Qué obligaba a Jesús a buscar la solitud, lejos de su familia y amigos por tan largo periodo? ¿Fue
simplemente para probarse a sí mismo y prepararse para la misión? ¿O acaso estaba
permitiéndose ser tentado por Satanás? La palabra tentar normalmente se entiende como
persuadir a alguien a que haga algo malo o prohibido. En este caso, la palabra bíblica se usa
también con el significado de probar y purificar a alguien para ver si está listo para una tarea.
Nosotros probamos a los pilotos aéreos para ver si están preparados para volar bajo cualquier
condición, incluyendo tiempos de turbulencia y poca visibilidad. Así mismo, Dios prueba a sus
siervos para ver si están preparados y listos para ser usados por él
En muchas ocasiones Dios probó a Abraham para probar su fe y fortalecer su esperanza en las
promesas de Dios. Abraham obedeció voluntariamente incluso cuando Dios le pidió sacrificar a
Isaac, el hijo de la promesa. Cuando los Israelitas fueron probados duramente en Egipto por más
de 400 años, no se olvidaron de Dios. Mantuvieron la palabra de Dios y recordaron su promesa
de que los llevaría a la liberación de sus enemigos.
Cuando Satanás tienta a Jesús a convertir las piedras en pan, Jesús le responde con las palabra de
las Escrituras: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”
(cita de Deuteronomio 8:3; ver también Mateo 4:4). Jerónimo, el gran maestro bíblico que vivió
cerca del desierto de Judea (347-420 DC), comenta sobre este pasaje:
El Señor respondió de esta manera, pues era su propósito vencer al diablo con humildad y no con
poder… la respuesta del Salvador indica que el fue tentado como hombre: “No solo de pan vide
el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Así que si alguien no se alimenta de
la palabra de Dios, no vivirá.
¿De dónde obtuvo Jesús la fuerza para sobrevivir las duras condiciones del desierto y la
seducción del tentador? Se alimentó de la palabra de Dios y encontró fortaleza en hacer la
voluntad de su Padre. Satanás va a tentarnos y hará lo mejor que pueda para que escojamos
nuestra voluntad sobre la voluntad de Dios. Si él no puede hacer que renunciemos a nuestra fe o
que pequemos mortalmente, entonces tratará de hacernos tomar decisiones que nos lleven,
poco a poco, lejos de lo que Dios quiere para nosotros.
Jesús fue tentado como nosotros y venció al pecado, no por su esfuerzo humano, sino por la
gracia y la fuerza que su Padre le dio. El tuvo que renunciar a su voluntad por la voluntad de su
Padre. El tuvo éxito porque quería agradar a su Padre y confiaba en que su Padre le daría la
fuerza para superar los obstáculos que surgieran en el camino. Lucas dice que Jesús estaba “lleno
del Espíritu Santo” (Lucas 4:1). Cuando fue tentado por el diablo, Jesús no trató de luchar contra
su adversario únicamente con su fuerza humana. El confiaba en el poder que le daba el Espíritu
Santo. Jesús vino para derrocar al maligno que nos tenía cautivos en el pecado y en el miedo a la
muerte (Hebreos 2:14). Su obediencia a la voluntad de su Padre y su disposición a abrazar la cruz
reversaron la maldición de la desobediencia de Adán. Su victoria sobre el pecado y la muerte
ganaron para nosotros no solo el perdón de nuestros pecados sino la adopción como hijos e hijas
de Dios.
“Señor Jesús, tu palabra es vida y gozo para mi. Lléname de tu Espíritu Santo para que yo pueda
tener la fortaleza y el coraje para abrazar tu voluntad en todas las cosas y renunciar a cualquier
cosa que se le oponga”.
LA ARMADURA DE DIOS
1. El cinturón de la verdad
Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad...
(Efesios 6:14 a)
2. La coraza de la justicia
...protegidos por la coraza de justicia...
(Efesios 6:14 b)
4. El escudo de la fe
Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual
pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno.
(Efesios 6:16)
5. El casco de la salvación
Tomen el casco de la salvación...
(Efesios 6:17 a)
La importancia de la oración
Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos.
Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los
santos.
(Efesios 6:18)