Procedimiento

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Procedimiento

En cuanto al procedimiento el art. 414 CCyC establece que “deducida la

oposición el oficial público la hace conocer a los contrayentes. Si alguno de

ellos o ambos admite la existencia del impedimento legal, el oficial público lo

hace constar en acta y no celebra el matrimonio. Si los contrayentes no lo

reconocen, deben expresarlo ante el oficial público dentro de los tres días

siguientes al de la notificación; éste levanta un acta, remite al juez competente

copia autorizada de todo lo actuado con los documentos presentados y

suspende la celebración del matrimonio. El juez competente debe sustanciar y

decidir la oposición por el procedimiento más breve que prevea la ley local.

Recibida la oposición, da vista por tres días al Ministerio Público. Resuelta la

cuestión, el juez remite copia de la sentencia al oficial público”.

El procedimiento a los fines de tramitar la oposición es sencillo.

Puede acaecer que el o los contrayentes reconozcan la existencia del

impedimento dirimente, y en tal caso, el oficial público labra un acta en la que

deja constancia y no procede a celebrar el acto.

En caso de que los contrayentes no reconozcan el impedimento, tienen

tres días desde que fueron notificados para expresar sus razones y luego de

labrada un acta por el oficial público se remite todo lo actuado al juez

competente quien correrá vista al Ministerio público y luego resolverá. Todo

será por el procedimiento más breve previsto por la ley local.


Modalidades extraordinarias de celebración

Las modalidades extraordinarias son situaciones de excepción las que

requieren algún tipo de flexibilidad en atención a su particular supuesto factico.

Encontramos dos supuestos que hacen a la modalidad extraordinaria de

celebración:

1) el matrimonio en artículo de muerte; y

2) el matrimonio a distancia.

Matrimonio en artículo de muerte

Reza el art. 421 CCyC: “Matrimonio en artículo de muerte. El oficial

público puede celebrar matrimonio con prescindencia de todas o de alguna de

las formalidades previstas en la Sección 1ª, cuando se justifica que alguno de

los contrayentes se encuentra en peligro de muerte, con el certificado de un

médico y, donde no lo hay, con la declaración de dos personas. En caso de no

poder hallarse al oficial público encargado del Registro del Estado Civil y

Capacidad de las Personas, el matrimonio en artículo de muerte puede

celebrarse ante cualquier juez o funcionario judicial, quien debe levantar acta

de la celebración, haciendo constar las circunstancias mencionadas en el

artículo 420 con excepción del inciso f) y remitirla al oficial público para que la

protocolice”.

Este supuesto habilita a prescindir de los requisitos establecidos por la

ley en atención a que se ha acreditado una circunstancia de excepción y es el

peligro de muerte de la persona que pretende contraer matrimonio.


Finaliza el art. 421 en estudio con la hipótesis que no se encuentre en el

lugar un oficial publico encargado del Registro Civil para poder celebrar

matrimonio, en cuyo caso podrá hacerlo un juez o funcionario judicial.

Evidentemente, es un supuesto de excepción el que quedará sujeto a la prueba

a rendirse en el caso concreto.

Matrimonio a distancia

El matrimonio a distancia es aquel en el cual el contrayente ausente

expresa su consentimiento personalmente, en el lugar en que se encuentra,

ante la autoridad competente para celebrar matrimonios, según lo previsto en

este Código en las normas de derecho internacional privado (art. 422 CCyC).

Esta modalidad de celebración de matrimonio deviene de la Convención

de Nueva York (ley 18.444), a la que Argentina adhirió.

En este sentido, se expresa que es un supuesto de excepción, en que el

requisito del consentimiento prestado de manera personal es otorgado a

distancia, ante autoridad competente previo acreditarse de que las

circunstancias son excepcionales, y con ello se justifica el procedimiento de

excepción y que no existen impedimentos matrimoniales.

Siguiendo a la doctrina en este punto se afirma que la norma se conecta

con el art. 2623 que expresa que “Se considera matrimonio a distancia aquel

en el cual el contrayente ausente expresa su consentimiento, personalmente,

ante la autoridad competente para autorizar matrimonios del lugar en que se

encuentra. La documentación que acredite el consentimiento del ausente sólo

puede ser ofrecida dentro de los noventa días de la fecha de su otorgamiento.


El matrimonio a distancia se considera celebrado en el lugar donde se preste el

consentimiento que perfecciona el acto. La autoridad competente para celebrar

el matrimonio debe verificar que los contrayentes no están afectados por

impedimentos legales y decidir sobre las causas alegadas para justificar la

ausencia”.

Prueba del matrimonio

El art. 423 del CCyC regula la prueba del matrimonio. Sabido es que un

matrimonio se acredita a través de acta de celebración, su testimonio, copia o

certificado, o con la libreta de familia expedidos por el Registro de Estado Civil

y Capacidad de las Personas.

Continúa la norma manifestando que cuando existe imposibilidad de

presentarlos, la celebración del matrimonio puede probarse por otros medios,

justificando esta imposibilidad.

La posesión de estado, por si sola, no es prueba suficiente para

establecer el estado de casados o para reclamar los efectos civiles del

matrimonio. Si existe acta de matrimonio y posesión de estado, la

inobservancia de las formalidades prescriptas en el acto de celebración no

puede ser alegada contra la existencia del matrimonio.

Esta artículo no ofrece mayores inconvenientes: al contrario, confirma la

solución del derogado Código de Vélez, en el sentido de que el matrimonio se

prueba con acta de celebración, su testimonio expedido por el Registro Civil o

con la libreta de familia. Esta es la regla general.


No obstante, podría suceder que no existiese prueba documental en

virtud de que (a modo de ejemplo) se haya destruido la partida por un siniestro

en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, o por ser tan

antigua dicha documental no se encuentra, o puede acaecer un eventual

extravío, etc. En estos supuestos supletoriamente podrá probarse el

matrimonio apelando a otros medios de prueba si se justifica debidamente la

imposibilidad.

Nulidad del matrimonio. Doctrina de la especialidad

El capítulo 6 del Título I (Matrimonio) del libro Segundo (Relaciones de

Familia) regula la nulidad del matrimonio.

Habrá nulidad del acto jurídico matrimonial, cuando dicho acto contenga

algún vicio (art. 409 CCyC) que impida su total validez y eficacia; o se hayan

celebrado pese a la existencia de algún impedimento (art. 403 CCyC) previsto

por la ley.

Evidentemente, la nulidad del acto jurídico lo privará de sus efectos

propios, aunque, con un régimen particular en determinados supuestos donde

se pruebe que alguno de los contrayentes o ambos han actuado de buena fe.

Una cuestión fundamental que presenta en el Libro Primero el CCyC es

que regula la nulidad absoluta y nulidad relativa, además de la nulidad total y

parcial (arts. 386 a 389 CCyC). Se deja de lado una antigua discusión entre

actos nulos y anulables.


Por su parte, en el Libro Segundo, se regula la nulidad matrimonial (art.

424 y ss.).

Resulta de vieja data la discusión y elaboración doctrinaria respecto de

la teoría de la especialidad en materia de nulidades matrimoniales o al

contrario, la corriente jurídica que afirmaba que el sistema de nulidades al acto

matrimonial podía ser a través de la aplicación de las reglas generales de la

nulidad de los actos jurídicos.

De manera breve, un sector doctrinario sostenía que las disposiciones

del derogado Código Civil de Vélez referidas a la nulidad de los actos jurídicos,

son extensivas a la nulidad de los matrimonios.

Con posterioridad, se planteó la teoría de la especialidad del régimen de

nulidades matrimoniales, en la que se afirmaba que no existía nulidad de

matrimonio sin precepto que la establezca.

Durante mucho tiempo la doctrina argentina debatió estas dos posturas

(especialidad vs. sistema general de los actos jurídicos).

Se considera que el CCyC recepta prioritariamente la teoría de la

especialidad, regulando el sistema de nulidades en un capítulo especial de

manera clara y concisa. Por lo tanto, no existirá nulidad matrimonial, sin haber

recorrido y articulado previamente por un proceso judicial que termine en una

sentencia declarando la nulidad del acto.

La declaración de nulidad lógicamente exige la promoción de la acción

judicial respectiva. Esto se prevé en el artículo 715 CCyC (reglas que hacen a

los procesos de familia), donde se establece que ningún matrimonio puede ser

tenido por nulo sin sentencia que lo anule, dictada en proceso promovido por
parte legitimada para hacerlo. A su vez, este sistema especial de nulidades

matrimoniales hace que, aunque el acto se declare nulo, se produzcan

determinados efectos.

Clasificación de las nulidades matrimoniales

Las nulidades previstas por el sistema especial de nulidades

matrimoniales se clasifican en nulidades absolutas (art. 424 CCyC) y nulidades

relativas (art. 425 CCyC).

Es importante destacar que las modificaciones realizadas por el CCyC

en materia de nulidad hacen al principio de realidad, en atención a que la

nueva normativa de esta manera, se coloca a la altura de las circunstancias en

consonancia con una sociedad contemporánea.

Nulidad absoluta: causales y legitimados

El art. 424 CCyC regula los supuestos de nulidad absoluta. “Es de

nulidad absoluta el matrimonio celebrado con alguno de los impedimentos

establecidos en los incisos a), b), c), d) y e) del artículo 403. La nulidad puede

ser demandada por cualquiera de los cónyuges y por los que podían oponerse

a la celebración del matrimonio”.

Por lo tanto, se mantienen los supuestos de nulidad absoluta respecto a

los impedimentos clásicamente nominados de “parentesco, crimen y ligamen”.


El parentesco

La nulidad del matrimonio se prevé para los supuestos en que se haya

contraído entre parientes en línea recta en todos los grados, cualquiera sea el

origen del vínculo; hermanos bilaterales y unilaterales, cualquiera sea el origen

del vínculo; afinidad en línea recta en todos los grados.

Condenado

La nulidad del matrimonio se prevé para la hipótesis en que se celebre el

matrimonio entre el condenado como autor, cómplice o instigador del homicidio

doloso de uno de los cónyuges, y el cónyuge supérstite.

El matrimonio anterior subsistente

La nulidad del matrimonio se prevé para la hipótesis en que un cónyuge

se casa manteniendo subsistente un matrimonio anterior, con otra persona.

Aclara la normativa que dicha nulidad puede ser demandada por

cualquiera de los cónyuges y por los que podían oponerse a la celebración del

matrimonio.

Es importante señalar que el Titulo VIII (Procesos de Familia) bajo el

Capitulo 2 (Acciones de estado de Familia), prevé en el art. 714 CCyC la

caducidad de la acción de nulidad del matrimonio por la muerte de uno de los

cónyuges. Reza el artículo que “la acción de nulidad del matrimonio no puede

ser intentada después de la muerte de uno de los cónyuges, excepto que:


a) Sea deducida por un cónyuge contra el siguiente matrimonio contraído por

su cónyuge; si se opusiera la nulidad del matrimonio del cónyuge demandante

se debe resolver previamente esta oposición;

b) Sea deducida por el cónyuge supérstite de quien contrajo matrimonio

mediando impedimento de ligamen y se haya celebrado ignorando la

subsistencia del vínculo anterior;

c) Sea necesaria para determinar el derecho del demandante y la nulidad

absoluta sea invocada por descendiente o ascendientes.

La acción de nulidad de matrimonio deducida por el Ministerio Público

solo puede ser promovida en vida de ambos esposos”.

Nulidad relativa: causales y legitimados

El art. 425 CCyC regula los supuestos de nulidad relativa. Prescribe

dicha normativa: “Es de nulidad relativa:

a) el matrimonio celebrado con el impedimento establecido en el inciso f) del

artículo 403; la nulidad puede ser demandada por el cónyuge que padece el

impedimento y por los que en su representación podrían haberse opuesto a la

celebración del matrimonio. En este último caso, el juez debe oír al

adolescente, y teniendo en cuenta su edad y grado de madurez hace lugar o no

al pedido de nulidad.

Si se rechaza, el matrimonio tiene los mismos efectos que si se hubiera

celebrado con la correspondiente dispensa. La petición de nulidad es


inadmisible después de que el cónyuge o los cónyuges hubiesen alcanzado la

edad legal.

b) el matrimonio celebrado con el impedimento establecido en el inciso g) del

artículo 403. La nulidad puede ser demandada por cualquiera de los cónyuges

si desconocían el impedimento.

La nulidad no puede ser solicitada si el cónyuge que padece el impedimento ha

continuado la cohabitación después de haber recuperado la salud; y en el caso

del cónyuge sano, luego de haber conocido el impedimento.

El plazo para interponer la demanda es de un año, que se computa, para el que

sufre el impedimento, desde que recuperó la salud mental, y para el cónyuge

sano desde que conoció el impedimento.

La nulidad también puede ser demandada por los parientes de la persona que

padece el impedimento y que podrían haberse opuesto a la celebración del

matrimonio. El plazo para interponer la demanda es de tres meses desde la

celebración del matrimonio. En este caso, el juez debe oír a los cónyuges, y

evaluar la situación del afectado a los fines de verificar si comprende el acto

que ha celebrado y cuál es su deseo al respecto.


c) el matrimonio celebrado con alguno de los vicios del consentimiento a que se

refiere el artículo 409. La nulidad sólo puede ser demandada por el cónyuge

que ha sufrido el vicio de error, dolo o violencia. La nulidad no puede ser

solicitada si se ha continuado la cohabitación por más de treinta días después

de haber conocido el error o de haber cesado la violencia. El plazo para

interponer la demanda es de un año desde que cesa la cohabitación”.

De esta manera el CCyC, establece los supuestos de nulidad relativa:

1. Falta de edad legal para contraer matrimonio;

2. Falta de salud mental; y

3. Vicios del consentimiento.

Aquí yace una de las reformas más significativas en materia de nulidad

matrimonial: en primer lugar, la eliminación de la impotencia como causal de

nulidad del matrimonio.

El art. 425 regula los supuestos de nulidad relativa y a la par también

contiene reglas relativas a la legitimación activa para interponer la acción; los

plazos de caducidad y las reglas de procedimiento en atención a principios

constitucionales (derecho a ser escuchados de los adolescentes conforme su

edad y grado de madurez y valoración de deseos y discernimiento en personas

con padecimientos mentales).


Falta de edad legal (art. 403, inciso f)

En primer lugar, el inciso a) del art. 425 CCyC prescribe que es de

nulidad relativa el matrimonio celebrado mediando impedimento de falta de

edad legal.

Establece la legitimación activa refiriendo al cónyuge que padece el

impedimento. Obsérvese aquí, que el CCyC no utiliza el termino “incapaz”, sino

persona que padece el impedimento superando así la tensión entre sistema de

capacidad – incapacidad y respeta el principio de autonomía progresiva

receptado en toda la normativa civil.

Se mantiene al igual que el derogado CC, la legitimación en cabeza de

las personas que podrían haberse opuesto a la celebración.

Prevé el artículo 425 CCyC, que para el caso de que la nulidad sea

solicitada por los representantes de la persona impedida, el juez debe oír al

adolescente y teniendo en cuenta su edad y grado de madurez hacer o no

lugar a la nulidad.

Este aspecto resulta trascendental, en atención a los principios

constitucionales y normas tales como la ley 26.061 que ordenan a los jueces

atender a la capacidad progresiva de niños, niñas y adolescentes.

Se recepta de manera contundente, el derecho de niñas, niños y

adolescentes a ser oídos en todo proceso judicial o administrativo en que sus

intereses estén en juego, como también el principio de capacidad progresiva el

que pone el acento en la “competencia” a fin de comprender el acto que se

trate, mas no en la edad biológica o cronológica solamente.


En este inciso se elimina la circunstancia de que aun estando bajo la

menor edad, hubieren concebido.

Si se rechaza la nulidad, el matrimonio tiene los mismos efectos que si

se hubiera celebrado con la correspondiente dispensa judicial.

En cuanto a la caducidad de la acción de nulidad, la norma dispone que

la petición de nulidad es inadmisible después de que el cónyuge o los

cónyuges hubiesen alcanzado la edad legal.

Falta permanente o transitoria de salud mental (art. 403, inciso g)

El inciso b) del art. 425 CCyC establece que será susceptible de nulidad

relativa el supuesto del impedimento de falta permanente o transitoria de la

salud mental.

La particularidad es que otorga legitimación a ambos cónyuges, si

desconocían el impedimento.

Prevé el CCyC:

a. que la nulidad no puede ser solicitada por el cónyuge con falta permanente o

transitoria de la salud mental, si recupera su salud y continua cohabitando. Se

establece un plazo para interponer la demanda, de un año desde que el

impedido readquirió su salud.

b. que la nulidad no puede ser solicitada por el cónyuge sano desde que

conoció el impedimento. Se establece un plazo para interponer la demanda, de

un año desde que el cónyuge sano conoció el impedimento.


c. que la nulidad puede ser solicitada por los parientes del impedido. El plazo

de caducidad para interponer la acción es de tres meses desde la celebración

del matrimonio. El juez debe oír a los cónyuges y evaluar la situación del

afectado a los fines de verificar si comprende el acto que ha celebrado y cuál

es su deseo al respecto.

En este sentido y parafraseando los Fundamentos del anteproyecto se

ha afirmado “para la causal de falta permanente o transitoria de salud mental

que impide tener discernimiento para el acto matrimonial se establece que

cualquiera de los cónyuges que desconocía el impedimento puede peticionar la

nulidad, excepto que hayan continuado la cohabitación después de haber

recuperado la salud el que sufre el impedimento, o luego de conocido el

impedimento por parte del cónyuge sano”.

Vicios del consentimiento (art. 409 CCyC)

En el supuesto de vicios del consentimiento, prescribe la norma que

solamente puede ser demandada por el cónyuge que sufrió el error, dolo o

violencia.

Debe haber interrumpido la cohabitación en el termino de 30 días de

haber cesado la violencia o conocido el error y el plazo de caducidad para

interponer la demanda es de un año desde que cesa la cohabitación.

Este plazo para interponer la demanda de un año, es diferente del

régimen del CC derogado.


Ejercicio de la acción

A fin de lograr una herramienta que ayude a la comprensión se expondrá

el sistema de legitimaciones a fin de solicitar la nulidad.

Así, en el supuesto de nulidad absoluta, están legitimados para iniciar la

acción cualquiera de los cónyuges y los que hubiesen podido oponerse a la

celebración del matrimonio (art. 411 CCyC: cónyuge, ascendientes,

descendientes y hermanos de alguno de los futuros esposos, Ministerio

Público.

En cuando a la nulidad relativa: en caso de que la nulidad verse sobre la

falta de edad legal para contraer matrimonio, tiene legitimación activa para

ejercer la acción el cónyuge que padece el impedimento y los que en su

representación podrían haberse opuesto a la celebración del matrimonio; en el

supuesto de falta permanente o transitoria de salud mental, los legitimados

activos son cualquiera de los cónyuges si desconocían el impedimento y

también por los parientes de la persona que padece el impedimento y que

podrían haberse opuesto a la celebración del mismo.

En el caso de que se haya celebrado el matrimonio viciado el

consentimiento por violencia, error o dolo, la nulidad puede ser demandada por

el cónyuge que haya sufrido el vicio de error, dolo o violencia.

Caducidades

Respecto a las caducidades, puedo enumerar:


1. en el supuesto de falta de edad legal, la petición es inadmisible después de

que el cónyuge o los cónyuges hubiesen alcanzado la edad legal.

2. en cuanto a la falta de salud mental, la nulidad no puede ser solicitada si el

cónyuge que padece el impedimento ha continuado la cohabitación después de

haber recuperado la salud; y en el caso del cónyuge sano, luego de haber

conocido el impedimento.

Aquí aparece una novedad que pone un limite temporal, cerrando la

posibilidad de dejar de manera indeterminada la acción de nulidad: el plazo

para interponer la demanda es de un año, que se computa, para el que sufre el

impedimento, desde que recuperó la salud mental, y para el cónyuge sano

desde que conoció el impedimento.

Es decir, se conjugan dos momentos a fin de articular la acción de

nulidad por esta causa: cuando el que acciona es el cónyuge sano, debe haber

cesado la cohabitación luego de conocido el impedimento y tiene desde ese

momento un año para iniciar la acción.

En el supuesto del cónyuge que padece el impedimento, debe haber

cesado la cohabitación una vez recuperada la salud, y luego se establece el

termino de un año como plazo máximo para iniciar la acción.

El CCyC establece en este supuesto que los parientes de la persona que

padece el impedimento se encuentran también legitimadas para iniciar la

acción (recordemos que podrían haberse opuesto a la celebración), y tienen un

plazo a fin de interponer la demanda de tres meses desde la celebración del

matrimonio.
Por lo tanto, en este supuesto especial, también se recorta el plazo si los

que accionan por nulidad son los parientes del cónyuge que padece del

impedimento.

3. En el caso de que el impedimento que causa la nulidad sean los vicios del

consentimiento, la nulidad solo puede ser demandada por el cónyuge que ha

sufrido el vicio si ha cesado la cohabitación dentro del plazo de treinta días de

haber conocido el error o haber cesado la violencia. El plazo para interponer la

demanda también es de un año desde que cesa la cohabitación.

En definitiva, habrá que computar los treinta días desde que se tuvo

conocimiento del error o ceso la violencia y el año a computar desde este plazo

a fin de interponer la demanda.

Pasados estos términos legales, los cónyuges podrán habilitar la via del

divorcio para disolver el vínculo, mas no la nulidad.

En el caso de que alguno de los cónyuges exceda este plazo de treinta

días, la nulidad se vería confirmada; y si transcurre más tiempo que el año para

iniciar la acción esta se vería prescripta.

Efectos de la nulidad matrimonial

Declarada por sentencia una nulidad matrimonial, se producen

determinados efectos los que impactan en los cónyuges habiendo buena fe o

mala fe.
La regulación del CCyC ha establecido de manera expresa definiciones

sobre la buena fe en la celebración del matrimonio.

La buena fe consiste en la ignorancia o error de hecho excusables y

contemporáneos a la celebración del matrimonio sobre el impedimento o la

circunstancia que causa la nulidad, o en haberlo contraído bajo la violencia del

otro contrayente o de un tercero (art. 427 CCyC).

A su vez, el CCyC prevé un primer efecto en relación a los terceros: que

la nulidad del matrimonio y la buena o la mala fe de los cónyuges no perjudica

los derechos adquiridos por terceros que de buena fe hayan contratado con los

cónyuges.

En definitiva, la sentencia de nulidad de los actos jurídicos es declarativa

y proyecta sus efectos con carácter retroactivo al día de la celebración del acto.

Ahora bien, que sucede con el matrimonio, dependerá de la presencia

de la mala fe o buena fe de los cónyuges.

Esto caracteriza el sistema de especialidad de las nulidades

matrimoniales, no siguiendo en materia de efectos la regla general.

La figura del “matrimonio putativo” propia del derecho canónico, significa

que en caso de que uno o ambos cónyuges hayan tenido buena fe-ignorancia

respecto de alguno de los impedimentos matrimoniales, ese matrimonio surtirá

efectos como si fuese valido para ese cónyuge o ambos cónyuges, hasta la

declaración de nulidad.
Efectos de la buena fe de ambos

Reza el art. 428 CCyC: “Si el matrimonio anulado ha sido contraído de

buena fe por ambos cónyuges produce todos los efectos del matrimonio válido

hasta el día en que se declare su nulidad.

La sentencia firme disuelve el régimen matrimonial convencional o legal

supletorio. Si la nulidad produce un desequilibrio económico de uno ellos en

relación con la posición del otro, se aplican los artículos 441 y 442; el plazo se

computa a partir de la sentencia que declara la nulidad”.

Este supuesto prevé los efectos de la nulidad del matrimonio cuando

ambos cónyuges han actuado de buena fe. Es decir, ambos desconocían la

existencia de un impedimento o vicio cuando se celebraron las nupcias. En

este caso el matrimonio producirá efectos hasta el día en que se declare la

nulidad a través de la sentencia judicial.

En materia de régimen patrimonial del matrimonio prevé el art. 428

CCyC que se disuelve el régimen convencional (el de separación de bienes) o

el legal supletorio (el de comunidad de ganancias). En este ultimo supuesto,

conforme las reglas del sistema tradicional de ganancialidad, se dividirán los

bienes por mitades. Si los cónyuges optaron por régimen de separación de

bienes, cada uno se llevará sus bienes conforme lo dispone el art. 505 y ss.

CCyC.
Si la nulidad produce desequilibrio en uno de los cónyuges, podrá

reclamar la compensación económica, figura novedosa en nuestro sistema

jurídico tendiente a mitigar el desequilibrio económico producido a uno de los

cónyuges como causa de la ruptura. Es decir, la causa fuente de dicha figura

deviene del desequilibrio producido por la ruptura en virtud del matrimonio.

Otro efecto es el del apellido, regulado en el art. 67 del CCyC. Así dicha

norma prevé que cualquiera de los cónyuges puede optar por usar el apellido

del otro, con la preposición “de” o sin ella. La persona divorciada o cuyo

matrimonio ha sido declarado nulo no puede usar el apellido del otro cónyuge,

excepto que, por motivos razonables, el juez la autorice a conservarlo.

Efectos de la buena fe de uno de los cónyuges

Establece el art. 429 CCyC: “Si uno solo de los cónyuges es de buena

fe, el matrimonio produce todos los efectos del matrimonio válido, pero sólo

respecto al cónyuge de buena fe y hasta el día de la sentencia que declare la

nulidad.

La nulidad otorga al cónyuge de buena fe derecho a:

a) solicitar compensaciones económicas, en la extensión mencionada en los

artículos 441 y 442; el plazo se computa a partir de la sentencia que declara la

nulidad;

b) revocar las donaciones realizadas al cónyuge de mala fe;


c) demandar por indemnización de daños y perjuicios al cónyuge de mala fe y a

los terceros que hayan provocado el error, incurrido en dolo, o ejercido la

violencia.

Si los cónyuges hubieran estado sometidos al régimen de comunidad, el de

buena fe puede optar:

i) por considerar que el matrimonio ha estado regido por el régimen de

separación de bienes;

ii) por liquidar los bienes mediante la aplicación de las normas del régimen de

comunidad;

iii) por exigir la demostración de los aportes de cada cónyuge a efectos de

dividir los bienes en proporción a ellos como si se tratase de una sociedad no

constituida regularmente”.

Esta norma regula el supuesto en que uno solo de los cónyuges es de

buena fe. En relación a ese cónyuge, el matrimonio producirá sus efectos tal

como si fuese un matrimonio valido hasta el día de la sentencia que declare la

nulidad.

Así, el articulo establece la posibilidad de reclamar compensaciones

económicas (441 y 442 CCyC) si se dan los requisitos de desequilibrio


económico provocado por el matrimonio y su posterior ruptura, revocar

donaciones que hubiese hecho al otro cónyuge y demandar los daños y

perjuicios en caso de que el cónyuge de mala fe o terceros hayan inducido en

error, dolo o violencia.

A su vez, como en el régimen anterior, si el régimen patrimonial del

matrimonio es el de comunidad, el cónyuge de buena fe podrá optar por:

liquidarla conforme las normas propias del sistema mencionado; considerar que

el régimen ha estado regido por las normas del sistema separatista o proceder

como si existiese una sociedad de hecho debiendo acreditar los aportes de

cada cónyuge y su consecuente liquidación.

Efecto de la mala fe de ambos cónyuges

Este ultimo supuesto presupone que ambos cónyuges han actuado de

mala fe. Es decir, a sabiendas que existía impedimento lo mismo han celebrado

el matrimonio.

El art. 430 CCyC dice: “el matrimonio anulado contraído de mala fe por

ambos cónyuges no produce efecto alguno.

Las convenciones matrimoniales quedan sin efecto, sin perjuicio de los

derechos de terceros.

Los bienes adquiridos hasta la nulidad se distribuyen, si se acreditan los

aportes, como si fuese una sociedad no constituida regularmente”.


En este supuesto el matrimonio no produce efecto alguno. Se reputa

como si nunca hubiese existido, distribuyéndose los bienes (en caso de existir)

como si fuese una sociedad de hecho.

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