Proceso Declaración Pertenencia Inmueble
Proceso Declaración Pertenencia Inmueble
Proceso Declaración Pertenencia Inmueble
MEDELLÍN
2019
23 de septiembre de 2019
Firma
El proceso de declaración de pertenencia en inmuebles carentes de
antecedentes registrales
RESUMEN
1
Tatiana Arboleda Álvarez, identificada con cedula de ciudadanía 1.037.639.110, abogada
especialista en Derecho Privado de la Universidad Pontificia Bolivariana. Correo electrónico:
tatianarboleda-1995@hotmail.com.
en los términos de la Ley 200 de 1936 (Congreso de la República, 1936),postura
esta última a la cual se adhiere la autora.
ABSTRACT
In this paper I am at identifying the scope and impact of the Courts’ precedent on
acquisitive prescription in unregistered real estates in Colombia, and which position
is accordance with the principles and legality control performed by public instrument
registrar with the sentence of acquisitive prescription.
For the development of the topic, I will study the regulation of vacant properties and
the changes introduced by the Colombian Constitutional Court (cfr. T-488, 2014)
with respect to acquisitive prescription of unregistered buildings; the arguments
raised by the minority position of the Colombian Supreme Court of Justice according
to which the Constitutional Court’s T-488 of 2014 decision is not applicable because
it is contrary to current regulation of the Law 200 of 1936 (Congress of the Colombian
Republic, 1936) will also be described and upheld by the author.
Finally, the function assigned by the Colombian Constitutional Court to the Register
of Public Instruments, which refers to the registration of the judicial decisions of the
declaration of ownership of unregistered real estates, in accordance with Law 1579
of 2012 (Congress of the Colombian Republic, 2012), will be analyzed as well.
The developed research is qualitative with a hermeneutic approach and the method
used is inductive with respect to the collection and systematization of information,
and deductive in its interpretation and discussion.
INTRODUCCIÓN
Para el año 1912, se expidió el Código Fiscal o ley 110 de 1912 (Congreso de la
República de Colombia), el cual partió de la consideración de que esta clase de
bienes pertenecen a la Nación y reafirmó el concepto o principio de
imprescriptibilidad del domino de los baldíos. No obstante lo anterior, el fin
primigenio, con respecto a los bienes baldíos, consistente en su adjudicación en
aras de incentivar el desarrollo agrario y económico del país, se ha mantenido a lo
largo de las diferentes regulaciones en esta materia, como se puede observar en la
ley 47 de 1926 (Congreso de Colombia), la cual tuvo como propósito fomentar la
colonización de los baldíos e introdujo la reglamentación para hacerlo, como se
evidencia en el artículo primero, al señalar: “Toda persona puede adquirir, como
colono o cultivador, título de propiedad sobre los terrenos baldíos (…)”.
En primer lugar, se consideraba un bien baldío toda tierra que, estando dentro de
los límites territoriales del Estado, carece de otro dueño. Lo anterior con fundamento
en el artículo 675 del Código Civil.
En segundo lugar, los bienes baldíos estaban destinados a ser adjudicados por la
Nación a los particulares que cumplieran determinados requisitos, a excepción de
los bienes que constituían reserva territorial del Estado. Y, en tercer lugar, los bienes
baldíos eran imprescriptibles.
En este orden de ideas, con respecto a los bienes baldíos según la regulación
actual, se puede referir que son aquellas tierras que se encuentren ubicadas dentro
de los límites territoriales y que carezcan de otro dueño; por consiguiente,
pertenecen a la Unión, según lo contempla el artículo 675 del Código Civil, artículo
que conserva su vigencia frente a la definición de los bienes baldíos y que
concuerda con lo señalado en la Constitución Política de Colombia en su artículo
102, el cual dispone que el territorio, junto con los bienes públicos, pertenecen a la
Nación (cfr. T-293 de 2016).
Lo anterior implica una carga de la prueba en cabeza del Estado para desvirtuar la
presunción; de igual forma, esta teoría se apoya en la presunción consagrada en el
artículo 762 del Código Civil, la cual reza que el poseedor es reputado dueño
mientras otra persona no justifique serlo. Otro de los fundamentos es la posibilidad
de demandar ante personas indeterminadas, como lo fue contemplado en el artículo
407 del Código de Procedimiento Civil y el artículo 375 del Código General del
Proceso.
Con base en los precedentes argumentos, durante mucho tiempo el operador
jurídico ordenó la apertura del folio de matrícula inmobiliaria y falló a favor de los
particulares que solicitaron la declaratoria de prescripción adquisitiva sobre predios
rurales carentes de antecedentes registrables, (STC 4306, 1993 y 5448, 2000).
Vale la pena resaltar otro tipo de interpretación que acoge de alguna forma las dos
teorías anteriores. No obstante, esta interpretación no alcanza el grado de postura,
como quiera que no ha tenido un desarrollo jurisprudencial y doctrinal robusto. La
interpretación señalada en un salvamento de voto indicó que la presunción,
entendida como la primera postura explicada en líneas anteriores, era válida hasta
que se expidió la ley 160 de 1994 (Congreso de Colombia), la cual, en su artículo
48, modificó la carga de la prueba de la naturaleza privada de un predio agrario,
pues le impone al particular la carga de demostrar que el bien rural es privado,
mientras que antes se encontraba exento de hacerlo, siempre y cuando se
acreditara la explotación económica en los términos del artículo 1º de la ley 200 de
1936, por lo que ahora la carga de la prueba no está en cabeza del Estado, sino,
del particular, quien tan solo podrá demostrar la titularidad del bien rural allegando
el título originario expedido por el Estado, título que no haya perdido su eficacia
legal, o los títulos debidamente inscritos otorgados con anterioridad a la vigencia de
la ley 160 de 1994, en los que consten las tradiciones de dominio por un lapso no
menor del término que señalan las leyes para la prescripción extraordinaria
(STC7660, 2016), esto es, diez años.
A pesar de las diferentes posturas para determinar la forma de adquirir y acreditar
la calidad de un bien rural carente de antecedentes registrables, en la actualidad no
hay consenso ni unanimidad frente a cuál es la interpretación y aplicación correcta
de la norma jurídica y que se compagine con los fines de nuestro ordenamiento
jurídico, lo que ha generado en una disparidad de fallos judiciales y una
indeterminación para el particular agricultor que explota económicamente un predio
rural carente de antecedentes registrables, discusión que, parece, no tendrá fin
hasta que la Agencia Nacional de Tierras logre clarificar la naturaleza de esta clase
de bienes.
La providencia T-488 de 2014, debe considerarse como una sentencia hito (López,
2006, pág. 32), toda vez que, con la misma se modificó la jurisprudencia y la ley o,
por lo menos, la forma de interpretar esta última, en lo que se refiere a la
prescripción adquisitiva de inmuebles carentes de antecedentes registrales, como
se adelantó en la Introducción de este artículo. dichos inmuebles, por muchos años,
fueron adquiridos por usucapión, pues, al ser poseídos por un particular, se
presumía su naturaleza de fundo privado y, acreditados los elementos axiológicos
de la pretensión, se declaraba la pertenencia sobre el bien y, como consecuencia
se ordenaba al registrador de instrumentos públicos del municipio, donde se
encontraba ubicado el bien, la apertura del folio de matrícula inmobiliaria.
2
El índice Gini, es una medida de desigualdad creada por el estadístico Corrado Gini; se utiliza como un
indicador del grado de concentración de la propiedad, cuanto más cercano a uno se encuentre, más
concentrada está la propiedad, y cuanto más cercano a cero, mejor distribuida está la tierra.
Además de los anteriores planteamientos, en desarrollo del caso, concreto la Corte
Constitucional resaltó que, en casos especiales, es posible desconocer una orden
judicial y que el registrador debe realizar un análisis formal del instrumento y
negarse al registro, si es del caso. Sobre este punto volveremos en desarrollo del
último objetivo específico, el 4º.
Así las cosas, con fundamento en los puntos expuestos en la sentencia, la Corte
Constitucional dejó sin efecto todas las providencias proferidas desde el auto
admisorio en el proceso de declaración de pertenencia; ordenó, además, la
vinculación del INCODER al proceso para que hiciera las manifestaciones a las que
hubiere lugar; ordenó al INCODER realizar un proceso de clarificación de la
propiedad sobre el inmueble, a fin de determinar si el bien había salido o no del
dominio del Estado y, por último, compulsar copias para investigar al juez que
declaró la prescripción sobre el bien.
3
En cumplimiento de la sentencia la Superintendencia de Notariado y registro profirió el concepto 251 del
13 de noviembre de 2014.
1ª. Los inmuebles carentes de antecedentes registrales, con independencia que
sean explotados o no por particulares, se presumen baldíos.
Dicho precepto desconoce la presunción de la ley 200 de 1936 (Congreso de la
República, 1936); además del articulo 407 del Código vigente para la época del
proferimiento de la sentencia Decreto 1400- (Presidente de la República, 1970),
y la ley 1576 de 2012 (Congreso de Colombia, 2012). Entonces, pese a utilizar
la expresión presunción, lo que llevaría a pensar que admite prueba en contrario
por ser iuris tantum, veremos posteriormente que probarlo es imposible, lo que
conlleva a concluir que la prescripción sobre tales bienes es imposible.
2ª No existe una base de datos en la que se identifique cuáles son los bienes
baldíos de la Nación, si bien con la ley 160 de 1994 (Congreso de
Colombia,1994) se pretendió ejecutar un programa de desarrollo rural. Empero,
más de 20 años después lo mismo no ha sido posible, debido a la concentración
de la tierra y la inexacta información sobre los problemas que aun aquejan a
nuestro sistema. Aunque, la sentencia T- 488 de 2019 ordenó al INCODER,
ahora Agencia Nacional de Tierras, la elaboración de un sistema para clarificar
las tierras en Colombia y determinar cuáles eran baldías, lo propio no ocurrió y,
fue por ello y por la controversia suscitada en la comunidad jurídica que la Corte
Constitucional se vio obligada a proferir los Autos 222 de 2016 y 040 de 2017,
como respuesta al traslado otorgado a la Agencia Nacional de Tierras (antes
INCODER); el 12 de enero de 2016 se remitió un documento en la que dicha
Institución indicaba que había iniciado con el plan desde el año 2015, pero que
solo hasta el año 2025 sería posible la clarificación de las tierras de la Nación.
4
La respuesta dada por la Agencia Nacional de Tierra, el 8 de agosto de 2018, al derecho de petición
enviado con objeto de la presente investigación, es el radicado 20181030661971.
5
Estas sentencias de tutela proferidas por la Corte son un ejemplo de unas cuantas que en segunda instancia
han dejado sin efectos declaratorias de pertenencias. Se exponen solo estas, por la dificultad que genera
rastrear la información en todos los Juzgados y Tribunales de Colombia.
3º ARGUMENTOS DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA EN LA SENTENCIA
STC 1776 DE 2016 Y DE UN SECTOR DE LA DOCTRINA
La Sala Civil Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Tunja, resolvió,
acudiendo al carácter subsidiario de la acción de tutela, por cuanto si lo que se
pretendía era una vinculación, como Litis consorte necesario al proceso, se contaba
con el recurso extraordinario de revisión. Ante la negativa de protección
constitucional, el accionante interpuso el recurso de alzada, bajo los mismos
lineamientos del libelo genitor.
La Corte Suprema de Justicia, en segunda instancia, hizo un recuento
jurisprudencial de las sentencias proferidas por la sala en casos fáctica y
jurídicamente similares, en los cuales, pese a haberse revocado providencias,
siguiendo la orientación de la T-488 de 2014, resaltó que la protección se había
otorgado para permitir la intervención procesal de la entidad pública. Sin que se
haya afirmado que los inmuebles en litigio sean baldíos o no, la salvaguarda de
derechos se generaba para la vinculación del INCODER al proceso, pero defiriendo
en el juez la facultad de valorar si el predio, materia de usucapión, revestía o no la
calidad de baldío.
Puede suceder que en relación con el bien exista total certeza por parte del
Registrador sobre la ausencia de registro de dichos derechos reales en
cabeza de alguna persona y en ese orden de ideas no tenga ninguna
dificultad para expedir el certificado negativo respectivo donde conste
que "no aparece ninguna" persona como titular "de derechos reales
sujetos a registro". Caso en el cual podrá admitirse la demanda en
contra de personas indeterminadas y darse curso a la actuación en los
términos señalados en el Código de Procedimiento Civil. (subrayas fuera de
texto).
Y es que tal entender, como se ha reiterado a lo largo de este escrito, había sido
aplicado de vieja data en innumerables sentencias, verbi gratia, la sala de casación
civil, en sentencia del 31 de octubre de 1994, al respecto:
Así, por lo tanto, es craso error decir que, porque en el certificado de libertad
no aparece ningún titular de derechos reales, entonces fuerza concluir que el
bien es baldío porque no ha salido del patrimonio del Estado. Quienes
razonan así le hacen un flaco servicio a la justicia y al derecho. Ni siquiera
cuando el proceso se adelanta con presencia del Estado puede
argumentarse de esa forma, puesto que la negativa de la declaración de
pertenencia con apoyo en la presunción de baldío del artículo 2º de la ley 200
de 1936 solo puede fundarse cuando el prescribiente no ejerce la posesión
económica del inmueble materia de declaración judicial, pues en este caso el
demandante tendrá que desvirtuar la presunción de baldío por cualquiera de
los medios indicados en el artículo 3º de la citada ley.
Precisamente, para evitar que siempre se dijera que los predios eran baldíos,
fue por lo que se expidió la ley 200, que para casos dudosos sobre la
naturaleza del bien instituyó presunciones que deben mirarse de acuerdo con
las reglas probatorias establecidas con el Código General del Proceso, y no
con criterios tan elementales como los de afirmar que como no existen
derechos reales, entonces, sin más ni más, el bien sin lugar a dudas es un
baldío, pues como se sabe, el certificado de tradición y libertad soló es un
anexo para la admisión de la demanda y de ninguna manera constituye
prueba de la calidad de propiedad privada de un predio determinado. Si ello
ocurre, es suficiente que la demanda se dirija indeterminadamente, pues la
posesión no exige la existencia de un dueño con quien disputarse el de
dominio; ni menos que los bienes se encuentren inscritos o que el
demandante esté respaldado por títulos inscritos. En efecto, bastará para
demandar la posesión económica del predio que se presuma la propiedad
privada y nada más, a menos, claro está, que se trate de tierras no
susceptibles de ocupación. (Torrado, 2017, págs. 429,430)
Así pues, el debate no ha sido pacifico; se han defendido las posturas sobre la
forma de determinar naturaleza de los bienes carentes de antecedentes registrales
con argumentos que podrían considerarse válidos. No obstante, me adhiero
completamente a esta última tesis, por considerarla ajustada más fielmente al
régimen de principios, valores, fines y reglas vigentes en el ordenamiento jurídico
colombiano, por los siguientes argumentos:
1º Por ser coherente con la ley 200 de 1936, como se explicó anteriormente, y
aceptar la existencia histórica de fundos privados.
De igual forma, el registro inmobiliario en Colombia está regido por los principios de
legalidad, buena fe, especialidad y rogación (T – 356 de 2018), los cuales tienen
una incidencia no solo en la seguridad del tráfico comercial y jurídico, sino que
además determinan la adquisición de derechos en algunos casos y contribuye a la
protección de los intereses legítimos de los asociados mediante la publicidad de la
titularidad del dominio.
El principio de legalidad, goza de una doble condición, por un lado, es el principio
rector del ejercicio del poder y del otro, es el principio rector del derecho
sancionador. Con respecto a la función del principio de legalidad como ejercicio de
poder, se entiende que no existe facultad, función o acto que puedan desarrollar los
servidores públicos que no esté prescrito, definido o establecido en forma expresa,
clara y precisa en la ley. Este principio exige que todos los funcionarios del Estado
actúen siempre sujetándose al ordenamiento jurídico que establece la Constitución
y la ley (C – 710 de 2001).
Para quienes defienden la postura que los funcionarios de registro solo tienen una
potestad de revisar desde el aspecto formal los actos sometidos a registro, se basan
en la sentencia de unificación del Consejo de Estado, del 13 de mayo de 2014,
Magistrado Ponente el Doctor Mauricio Fajardo Gómez, donde señaló que “(…) el
examen y calificación que efectúa la sección jurídica de las Oficinas de Instrumentos
Públicos, no puede ir más allá de verificar la naturaleza del acto y su registrabilidad
y proceder de conformidad (…)”
Pese a que comúnmente se defendía la decisión del juez que declaraba la acción
de pertenencia y ordenaba la apertura del folio de matrícula inmobiliaria, en la
sentencia T – 488 de 2014, se refrendó la decisión del Registrador de Instrumentos
Públicos al señalar que dicha labor constituye un servicio público en el que se debe
realizar un examen al instrumento a registrar, con el fin de comprobar si reúne las
exigencias formales de ley, de acuerdo al principio fundamental de legalidad que
rige el sistema registral en Colombia.
Se les indica a los registradores que en estos casos deben proceder tal y como
lo describe el artículo 18 de la Ley 1579 y dar aviso de la situación a la Dirección
Territorial del INCODER correspondiente, así como a la Procuraduría
Ambiental y Agraria y a la Superintendencia para la Protección, Restitución y
Formalización de Tierras. En caso de que el juez no responda o insista en
la inscripción, debe el registrador correspondiente hacer una nota
devolutiva, contentiva de un acto administrativo, mediante la cual niegue la
inscripción de la sentencia de pertenencia, haciendo uso de la motivación
expuesta por esta Corporación en la sentencia T-488. (Subraya y negrilla fuera
de texto)
El acto administrativo o nota devolutiva debe cumplir con una serie de requisitos
señalados en la misma sentencia T – 488 de 2014, los cuales son a saber, acreditar
una debida motivación, notoriedad, grave amenaza, facultad legal, oportunidad y
velar por el cumplimiento del derecho de contradicción; sobre este último, vale la
pena señalar que, frente la nota devolutiva, proceden los recursos de reposición y
apelación.
De igual manera, hay una clara violación a los derechos fundamentales de acceso
a la administración de justicia, que, de acuerdo con lo señalado por la misma Corte
Constitucional, en el acceso a la administración de justicia no solo se trata de admitir
una demanda y dar inicio a un proceso, también se trata de dar cumplimiento al fallo
judicial, de lo contrario, se vería truncado el derecho al acceso a la justicia por la no
ejecución de una sentencia en firme (T – 554 de 1992).
Por otro lado, debe recordarse que el Estado colombiano suscribió la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, que, de acuerdo al Bloque de
Constitucionalidad, goza de la misma jerarquía que nuestra Constitución Política de
Colombia y, por lo tanto, es de obligatorio cumplimiento. Al respecto, el artículo 25
de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos consagra la especial
protección sobre el cumplimiento de los fallos judiciales al señalar que
CONCLUSIONES
1. Los bienes baldíos han sido definidos como toda tierra que, estando dentro de
los límites territoriales del Estado, carece de otro dueño, de igual manera, la
naturaleza de esta clase de bienes es la de corresponder a un bien fiscal, que
son aquellos que la Nación conserva con el fin de traspasarlos a particulares que
cumplan con ciertos requisitos establecidos por la ley, caso en el cual, se
adquieren por el modo de la adjudicación, la cual requiere que haya una previa
ocupación.
2. Con la expedición de la ley 200 de 1936, se creó la presunción legal a favor del
particular, consistente en que todos los bienes carentes de antecedentes
registrales que fueran explotados económicamente, se considerarían privados y
no baldíos, correspondiéndole al Estado desvirtuar dicha presunción; por el
contrario, los bienes que no tuvieran una explotación económica por particulares,
se presumirían baldíos y le correspondería al particular desvirtuar dicha
presunción.
3. Con respecto a los bienes carentes de antecedentes registrales y que son
explotados económicamente, no es clara la forma de adquisición, pues de
presumirse que son bienes privados, la forma de adquisición sería la
prescripción adquisitiva, pero de presumirse que son bienes baldíos, el modo de
adquisición sería la adjudicación.
4. Dos teorías se desarrollaron con el fin de aclarar el modo de adquisición de un
bien carente de antecedentes registrales: la teoría, que fue mayoritariamente
aceptada durante muchos años, fue la de entender la presunción, consagrada
en el artículo 1º de la ley 200 de 1936, de que se presume de propiedad privada
y no un bien baldío, aquel bien que fuera explotado económicamente por parte
de particulares; no obstante, a partir de la sentencia T – 488 de 2014, dicha
postura cambió radicalmente al entender que la presunción, de que trata la ley
200 de 1936, se refería a una explotación económica equivalente a una
ocupación que, a lo sumo, permitiría eventualmente solicitar la adjudicación del
bien baldío.
5. A pesar del cambio de posición jurisprudencial de la Corte Constitucional,
algunos magistrados de la Corte Suprema de Justicia continuaron defendiendo
la tesis de la sentencia STC 1776 de 2016, según la cual, ante la explotación
económica de un bien carente de antecedentes registrales, se presume privado;
por consiguiente, se puede adquirir por el modo de la prescripción adquisitiva,
posición que ha generado una disparidad de fallos judiciales frente a una misma
situación de hecho.
6. La sentencia T-488 de 2014 contraría el ordenamiento jurídico colombiano, en
tanto desconoce normas que aún se encuentran vigentes, como las leyes 200
de 1936 y 1579 de 2012. Además, desconoce principios importantes, como el
de seguridad jurídica, en tanto ordena a la Agencia Nacional de Tierras
interponer tutelas, para lograr la revocatoria de sentencias de declaración de
pertenencia, que fueron proferidas de conformidad con la jurisprudencia y
legislación vigentes.
7. La Agencia Nacional de Tierras (Antes INCODER) no lleva un control de los
baldíos de la Nación, lo cual, además de crear incertidumbre, genera
incongruencia en las actuaciones del Estado, pues los municipios, aún sin tener
certeza de la Naturaleza del bien, otorgan código catastral a los fundos con
efectos tributarios.
8. El Registrador de Instrumentos Públicos, ante la solicitud del juez de inscribir la
sentencia que declara la pertenencia sobre un bien carente de precedente
registral, y que ordena la apertura de un folio de matrícula inmobiliaria, deberá
negar la solicitud por considerar que el bien es presumiblemente baldío, sin
importar que el juez haya ratificado su decisión; igualmente deberá emitir nota
devolutiva con base en la sentencia T – 488 de 2014.
9. La función asignada al Registrador de Instrumentos Públicos riñe con el principio
de legalidad, toda vez que el funcionario con fundamento en una sentencia de la
Corte Constitucional, puede obrar en contravía del artículo 18 de la ley 1579 de
2012, el cual señala que el funcionario de registro debe inscribir la sentencia, en
caso de existir ratificación del juez sobre su decisión, norma que no ha sido
declarada inexequible, exequible condicionalmente o derogada.
10. La negativa del Registrador de Instrumentos Públicos de inscribir la sentencia,
que declara la pertenencia sobre un bien carente de antecedentes registrales,
viola los derechos fundamentales de acceso a la administración de justicia,
ejecución de las sentencias en firme, cosa juzgada y va en contravía de
postulados internacionales, como lo es el artículo 25 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, la cual tiene un rango constitucional.
BIBLIOGRAFÍA
Ministerio del Interior. (29 de mayo de 2017). Decreto 902. Por el cual se adoptan
medidas para facilitar la implementación de la Reforma Rural Integral
contemplada en el Acuerdo Final en materia de tierras, específicamente el
procedimiento para el acceso y formalización y el Fondo de Tierras. Bogotá.
Superintendencia de Notariado y Registro (13 de noviembre de 2014) Directriz 251.
Sentencias de declaración judicial de pertenencia sobre terrenos
presuntamente baldíos y acciones a seguir. Cumplimiento sentencia T – 488 de
9 de Julio de 2014. Bogotá.
Convención Americana sobre Derechos Humanos (7 al 22 de noviembre de 1969)
Pacto de San José. Costa Rica, San José.